Servicio Cántabro de Salud Hospital Universitario Marqués de Valdecilla Servicio de Farmacología Clínica Avda. de Valdecilla s/n, 39008 Santander Tfno: 942 – 20 33 70 BOLETÍN DE TERAPÉUTICA Boletín 30: Mayo 2007 SUMARIO 1. DIFERENCIAS DE GENERO CARDIOVASCULARES Vol. 4– N º 3 EN LA PRESCRIPCIÓN EN ENFERMEDADES DIFERENCIAS DE GÉNERO EN LA PRESCRIPCIÓN EN ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES. El interés por las enfermedades cardiovasculares en general y, más en concreto en la mujer, ha aumentado significativamente en los últimos años, debido a que la enfermedad cardiovascular es la principal causa de muerte tanto en hombres como en mujeres [1]. Aunque las enfermedades cardiovasculares son igual de importantes en hombres y mujeres, se han demostrado diferencias de género en sus manifestaciones clínicas y en su progresión. Estas diferencias pueden ser cruciales tanto en el manejo clínico como en el desarrollo de tests diagnósticos y de opciones terapéuticas específicas de género [1]. Durante décadas las mujeres no han estado representadas en los ensayos clínicos o lo han estado de forma insuficiente. Solo recientemente se ha incrementado su participación en estos estudios, lo que ha permitido demostrar diferencias en la respuesta a la terapia farmacológica en función del género en la enfermedad cardiovascular [2, 3]. Sin embargo, la mayoría de las recomendaciones en mujeres siguen estableciéndose en función de datos indirectos como análisis de subgrupos, análisis post hoc o meta-análisis [3]. I. ¿POR QUÉ LAS MUJERES RESPONDEN DE FORMA DIFERENTE A LOS FÁRMACOS CARDIOVAS-CULARES? No es raro que las mujeres respondan de forma diferente a los tratamientos de las enfermedades cardiovasculares. Las causas pueden ser fisiológicas, farmacocinéticas y farmacodinámicas. Las mujeres tienen menor índice de masa corporal y menor tamaño de los órganos, lo que se traduce en volúmenes de distribución más pequeños que en los hombres (excepto para los fármacos lipofílicos, en los que es mayor porque las mujeres tienen un mayor porcentaje de grasa corporal) [2]. El filtrado glomerular y el aclaramiento de creatinina también son menores en la mujer [2]. En la Tabla 1, se recogen las características relacionadas con el género y con el sistema cardiovascular que podrían explicar las diferencias de respuesta [2,4]. Tabla 1. Diferencias de género en parámetros cardiovasculares [2] Parámetro Mujer Tamaño Menor que en el varón cardíaco Fc en reposo 3-5 latidos más Duración del Menor que en el varón. Varía con el ciclo cardíaco ciclo menstrual y es más largo durante la menstruación. Inter. QT Más largo que en el varón corregido Tiempo de Más corto que en el varón recuperación del NS NS: nodo sinusal. Fc: frecuencia cardíaca. Además, hay diferencias en la actividad de los enzimas metabolizadores. Muchos fármacos cardiovasculares se metabolizan mediante el citocromo P450 (CYP). Mientras las isoformas CYP1A2, CYP2D6 y posiblemente CYP2E1 tienen mayor actividad en el hombre, la mujer metaboliza más deprisa a través del CYP3A4 [2,4]. Por último, el género femenino es un factor de riesgo para el desarrollo de efectos adversos, ya que el riesgo se sufrirlos es 50-70% mayor que en el hombre. Las causas de este mayor riesgo aún se desconocen, pero se postulan factores hormonales e inmunológicos, además de las comentadas [5]. diferencias farmacocinéticas ya II. β -BLOQUEANTES Se han descrito diferencias específicas de género de tipo farmacocinético con β-bloqueantes (β-B) selectivos y no selectivos. Por ejemplo, las concentraciones plasmáticas de propanolol, (β-B no selectivo) y metoprolol (β-B selectivo) son un 80% y un 100%, respectivamente, mayores en las mujeres que en los hombres. Esto se atribuye a la mayor expresión y actividad en el hombre de la enzima CYP2D6 (responsable del metabolismo de ambos fármacos) por la acción inductora de la testosterona. Las mayores concentraciones hacen que la frecuencia cardiaca y la TA sistólica disminuyan más en las mujeres [2]. En cuanto a los objetivos clínicos, como la prevención secundaria con β-B tras IAM, los resultados de los estudios son contradictorios, probablemente porque la muestra de mujeres ha sido insuficiente. Un meta-análisis de 5 ensayos con metoprolol tras IAM, que incluyó 5.474 pacientes (4.353 hombres y 1.121 mujeres), demostró una reducción de la mortalidad comparable en hombres y mujeres [6]. En insuficiencia cardiaca, tres ensayos (MERIT-HF, COPERNICUS y CIBIS II) apoyan que la eficacia de los β-B en hombres tiende a ser mayor que en las mujeres cuando se analizan por separado [7-9]. Sin embargo, cuando los tres estudios se analizan juntos mediante un meta-análisis que incluye más de 8.900 mujeres, también se demuestra una reducción significativa de la mortalidad en mujeres [2]. En conclusión: las mujeres muestran en general niveles plasmáticos de β-bloqueantes más elevados, con mayor reducción de la TA y menores incrementos de la frecuencia cardiaca durante el ejercicio. En cuanto a la reducción de la mortalidad tras infarto de miocardio o fallo cardíaco, los βbloqueantes producen beneficios similares en hombres que en mujeres [2]. III. ANTAGONISTAS DEL CALCIO También con los antagonistas del calcio se han descrito diferencias farmacocinéticas entre hombres y mujeres. La mayoría de estos fármacos tienen un primer paso importante y son sustratos del CYP3A4. Las mujeres, con mayor actividad del CYP3A4, tienen un aclaramiento mayor que produce niveles plasmáticos menores de estos fármacos [1, 4]. En cuanto a la repercusión sobre objetivos clínicos, en el Amlodipine Cardiovascular Community Trial (ACCT) se observó que el amlodipino dosificado en función del peso de los pacientes reducía la TA más en las mujeres que en los hombres [10]. Sin embargo, en otros ensayos de los antagonistas del calcio como antihipertensivos, en los que se han incluido un número comparable de hombres y mujeres no se han encontrado diferencias entre géneros en cuanto al pronóstico [4]. En conclusión: A pesar de las diferencias de género en la farmacocinética de los antagonistas del calcio, la repercusión los efectos parece muy discreta. La reducción en la TA es mayor en las mujeres, pero no se han encontrado diferencias en la morbilidad ni en la mortalidad por enfermedad cardiovascular [2]. IV. DIGOXINA Un estudio post-hoc del ensayo DIG (Digitalis Investigation Group), que estudiaba los efectos de la digoxina en pacientes con insuficiencia cardiaca, determinó claras diferencias de efectos relacionadas con el género [11]. La mortalidad fue significativamente mayor en las mujeres tratadas con digoxina que en el grupo placebo (33,1% vs. 28,9%). La mayor mortalidad se atribuyó a niveles excesivos de digoxina ya que, a pesar de que las dosis de digoxina eran más bajas, las concentraciones séricas fueron mayores que las encontradas en el hombre [11]. Un segundo análisis refrendó esta hipótesis, ya que también se demostró que en los hombres con niveles séricos de digoxina altos había una mayor mortalidad que en los que los tenían bajos [12]. Se ha discutido si la mayor mortalidad observada en pacientes de ambos sexos con niveles altos de digoxina se debía a efectos arritmogénicos. Algunos autores proponen que puede haber diferencias de género en el manejo del sodio y del calcio celular. Así, un menor número de bombas de Na en la membrana del miocito, podría predisponer a arrítmias fatales en las pacientes con insuficiencia cardíaca [2]. Otro punto crucial es la terapia hormonal sustitutiva. Un subanálisis del estudio HERS (Heart and Estrogen-Progestin Replacement Study), que investigó su efecto en prevención secundaria de enfermedades cardiovasculares, evidenció que las mujeres con esta terapia que recibieron además digoxina presentaron mayor número de eventos coronarios en el primer año de estudio [13]. Como la terapia con digoxina no fue un criterio de aleatorización, se desconoce si las mujeres que la recibían estaban más enfermas y por tanto si su estado basal explicaría esa mayor incidencia de eventos coronarios. De los datos disponibles se puede asumir que hay evidencia de que la digoxina incrementa la mortalidad en mujeres con insuficiencia cardiaca crónica que se atribuye a que en las mujeres se manejan niveles de digoxina más altos [11, 12]. V. ANTIARRÍTMICOS Se han descrito diferencias en la repolarización miocárdica entre hombres y mujeres que pueden explicar diferencias en los efectos de los anti-arrítmicos. En 1920 se publicó que las mujeres presentaban un intervalo QT corregido más largo que los hombres. El intervalo QT es de igual longitud en ambos sexos en la infancia y se acorta tras la pubertad en el varón joven con altos niveles de andrógenos lo que sugiere la posible responsabilidad de los esteroides sexuales [2]. La incidencia del síndrome del QT largo adquirido es más frecuente en las mujeres. Este síndrome puede ser inducido por muchos fármacos además de por los antiarrítmicos. La prolongación del QT asociada con algunos antiarrítmicos y que puede producir torsade de pointes también se observa con más frecuencia en las mujeres [2,4]. Existen diferencias farmacocinéticas/ farmacodinámicas específicas de género que podrían ser responsables de la mayor incidencia de intervalos QT largos. Por ejemplo, las concentraciones séricas de procainamida pueden ser hasta un 30% mayores en las mujeres que en los hombres [2]. Por otra parte, el análisis de una base de datos con más de 3000 pacientes a los que se administró sotalol para el tratamiento de arritmias ventriculares o supreventriculares, indicó que las mujeres tenían mayor riesgo de presentar torsade de pointes que los hombres (4,1 % vs. 1%), independientemente de la dosis y del intervalo QT basal [14]. El ensayo SWORD (Survival with oral D-sotalol Study) que estudiaba la eficacia del sotalol en pacientes con infarto previo, se interrumpió de forma prematura por elevada mortalidad. El género femenino fue un factor de riesgo primario del exceso de mortalidad en el grupo tratado con sotalol [15]. pero la repercusión de este hecho sobre el pronóstico aún no está clara [2, 4]. VI. ACIDO ACETIL-SALICILICO Existen diferencias farmacocinéticas específicas de género para el ácido acetilsalicílico (AAS). La biodisponibilidad de este fármaco es mayor en las mujeres, debido a un menor primer paso hepático. Esta menor capacidad metabólica se ha atribuido a que las mujeres tienen menor capacidad de conjugarlo con glicina y glucuronico que los hombres. Por el contrario, los datos in vitro sugieren una mayor capacidad del AAS para inhibir la agregación plaquetaria en los hombres que en las mujeres que se ha atribuido a la influencia de la testosterona [2]. Debido quizás a estos efectos contrapuestos, no está claro si estas diferencias de género tienen relevancia clínica. En prevención secundaria, el AAS reduce la incidencia de infarto de miocardio, ictus y muerte cardiovascular en un 25% tanto en hombres como en mujeres. En el tratamiento agudo del infarto de miocardio el beneficio del AAS se ha demostrado tanto en hombres como en mujeres [16]. En prevención primaria, las cosas son menos claras en las mujeres que en los hombres. En un análisis reciente del Women´s Health Study, que incluía a 39.876 mujeres mayores de 45 años, se encontró que el AAS redujo significativamente el riesgo de ictus (24%), pero no tuvo influencia sobre el riesgo de infarto de miocardio ni sobre la mortalidad. Sólo fue eficaz en la prevención primaria de eventos cardiacos en el subgrupo de mayores de 65 años [17]. En prevención secundaria de enfermedades cardiovasculares, la eficacia del tratamiento con ácido acetilsalicílico se ha demostrado tanto en hombres como en mujeres, pero en la prevención primaria de infarto de miocardio el beneficio es menos claro en las mujeres [2,4]. VII. ESTATINAS Aunque la amiodarona es menos pro-arritmogénica, las mujeres presentan torsade de pointes con el doble de frecuencia que los hombres, pero no se dispone de datos validados sobre que el pronóstico sea menos favorable en las mujeres. Por ejemplo, los estudios EMIAT (European Myocardial Infarction Arrhythmia Trial) y CAMIAT (Canadian Myocardial Infarction Arrhythmia Trial) incluyeron un porcentaje de mujeres muy bajo (16 y 18% respectivamente) y no analizaron los datos en función del género [2]. En general las concentraciones plasmáticas de las estatinas en mujeres son más altas que en el hombre. Estas diferencias se han considerado irrelevantes por lo que no se contempla un ajuste en las dosis [2, 18]. Sin embargo, la cerivastatina produjo niveles un 30% mayores en mujeres y la incidencia de miopatias y rabdomiolisis que provocó su retirada fue más frecuente en mujeres delgadas y ancianas [2]. En conclusión: la frecuencia de torsade de pointes, como expresión de un efecto proarritmogénico de los antiarrítmicos se observa con más frecuencia en las mujeres que en hombres, En los estudios de prevención secundaria las estatinas redujeron el riesgo de mortalidad global y cardiovascular de forma comparable en hombres y mujeres [18]. Sin embargo, en prevención primaria, no se ha demostrado una reducción significativa del riesgo, lo que ha motivado cierta controversia. Probablemente, la falta de eficacia se deba a falta de poder estadístico y la falta de significación por falta de poder estadístico no es equivalente a falta de eficacia [18-20]. Bibliografía 1. 2. Se han descrito concentraciones plasmáticas de diversas estatinas mayores en las mujeres que en los hombres y, aunque no existen recomendaciones para ajustar la dosis, no puede descartarse que puedan contribuir a una mayor incidencia de miopatías. Los estudios en prevención secundaria han revelado efectos beneficiosos comparables en hombres y mujeres, pero los beneficios en prevención primaria en las mujeres están por aclarar [18]. VIII. CONCLUSIONES Los datos anteriores ponen de manifiesto diferencias en la respuesta a los tratamiento cardiovasculares entre hombres y mujeres, así como la necesidad de que la eficacia y seguridad de los tratamientos farmacológicos en patología cardiovascular se estudie tanto en los hombres como en las mujeres [2,4,18]. Para que las recomendaciones sobre las mujeres sean sólidas hace falta que los ensayos tengan en consideración los siguientes aspectos en su diseño y en su análisis [2]: Una muestra suficiente que asegure un adecuado reclutamiento de mujeres y un poder estadístico suficiente. Estudiar y analizar los datos desde aspectos hormonales como terapia hormonal concomitante (anticonceptivos orales y terapia hormonal de reemplazo). Valorar la dosificación de las mujeres y permitir una adaptación de la dosis al peso. Incorporar las diferencias de género en farmacodinamia y en índices de complicación ya conocidas al análisis. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. Stramba-Badiale M, Priori SG. Gender-specific prescription for cardiovascular diseases?. Eur Heart J 2005; 26:1571-2. Jochmann N, Stangl K, Garbe E, et al. Female-specific aspects in the pharmacotherapy of chronic cardiovascular diseases. Eur Heart J 2005; 26:1585-95. Ridker PM, Buring JE, Rifai N, et al. 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