TESIS DOCTORAL “FUNCIONAMIENTO PSICOSOCIAL DE LOS CUIDADORES INFORMALES DE PACIENTES CON ENFERMEDAD DE ALZHEIMER: SOBRECARGA EMOCIONAL, MALESTAR PSÍQUICO Y CALIDAD DE VIDA” NOELIA DURÁN GÓMEZ Departamento Terapéutica Médico-Quirúrgica 2016 Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida “El enfermo es un ser humano de carne y hueso que sufre, piensa y sueña.” Miguel de Unamuno. “Y es que, en efecto, la vida «pesa» siempre, porque consiste en un llevarse y soportarse y conducirse a sí misma. Sólo que nada embota como el hábito y de ordinario, nos olvidamos de ese peso constantemente, que arrastramos y somos; pero cuando una ocasión menos sólita se presenta, volvemos a sentir el gravamen”. José Ortega y Gasset Noelia Durán Gómez 3 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida AGRADECIMIENTOS Noelia Durán Gómez 4 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida Toda tesis es un trabajo colectivo, la suma de esfuerzos y conocimientos de muchos, que sin embargo, aparecen firmados por una individualidad. Es por esto, que esta tesis es justo que comience dando las gracias a todos cuantos han colaborado en ella, y en primer lugar, a cada uno de los cuidadores, sin los cuales nada habría sido posible. Ellos, que se encontraban viviendo momentos durísimos y sin apenas tiempo para sí mismos, nunca tuvieron inconveniente en compartir su dolor y experiencias conmigo, e incluso me manifestaron siempre su agradecimiento por “estar con ellos”. A los profesores directores de esta tesis Dr. Diego Peral pacheco y Dr. Juan Diego Pedrera Zamorano, por ayudarme y dirigirme en todo momento. A mis queridos amigos, compañeros del Departamento de Enfermería, Macarena, Jorge, Fernando y Mª. Ángeles, quienes han estado a mi lado siempre animándome cuando flaqueaban las fuerzas, y prestándome sus consejos siempre que han sido necesarios. A mis queridos profesores Yolanda Gañan Presmanes y Domingo Macías Rodríguez. Cuando llegué aquí, siendo una joven profesora novel, en vuestra labor en el Decanato de nuestra Facultad, aprendí de vosotros gran parte de lo que ahora poseo y que mucho se puede conseguir a base de esfuerzo, de respeto y de trabajo duro diario. A los profesores de esta Facultad, mis compañeros y mentores que me han enseñado la rigurosidad y disciplina en el trabajo y la honestidad en la investigación y en el quehacer diario de un profesor. A mis compañeros de Atención Primaria, de los muchos y diferentes Centros de Salud, con los que he compartido no solo trabajo, sino también ilusiones y esperanzas. Sin ellos este trabajo no hubiera sido posible. Gracias sobre todo por vuestro ánimo inagotable, cercanía y apoyo, y por contribuir a hacer tan gratificante la labor en la atención a nuestros pacientes y sus cuidadores. Noelia Durán Gómez 5 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida Mi más sincero agradecimiento también para este equipo decanal, a mi querido Decano, Prof. Juan Manuel Moreno Vázquez, a mi inagotable, consejera y metódica compañera de fatigas Prof. Mª. Ángeles Tormo García y mi inestimable Prof. Beatriz Arias Carrasco. Habéis supuesto para mí un pilar fundamental y vuestro apoyo y respeto han significado una fuente inagotable de ayuda para mi. Os agradezco vuestra energía y afán por mejorar cada día. Y finalmente, no quiero olvidarme de mi gran familia; a mis padres, por ensenarme todo lo que sé; a mis hermanos por ser mi apoyo incondicional. Y por ultimo a dos personas importantísimas en mi vida, Andrés, por ser el orden dentro de mi caos y compartir conmigo todos los momentos de mi vida y a mi hijo, Andrés Ángel, por se ser la alegría y el motor de cada día. Gracias a los dos por darme fuerza, paz y amor. Noelia Durán Gómez 6 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida ABREVIATURAS Noelia Durán Gómez 7 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida ABREVIATURAS ABVd: Actividades Básicas de la vida diaria AFA: Asociación de Familiares de Alzheimer. AIVd: Actividades instrumentales de la vida diaria. CPI: Cuidador principal informal. CVRS: Calidad de vida relacionada con la salud. EA: Enfermedad de Alzheimer GDS: Global Demencia Scale. MOS-SSS: Medical Outcomes Study Social Support Survey NPI-Q: Neuropsyquiatric Iventory Questionnaire Nº: Número. OMS: Organización Mundial de la Salud. PGC-IADL: Philadelphia Geriatric Centr-Instrumental Activities Daily Living PHQ-15: Patient Health Questionnaire RE: Rol emocional. RF: Rol físico. SF-36: Short-Form 36 Health Survey, en español, Cuestionario de Salud SF-36. SG: Salud general. SM: Salud mental. V: Vitalidad. Noelia Durán Gómez 8 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida ÍNDICE Noelia Durán Gómez 9 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida ÍNDICE 1. INTRODUCCIÓN ............................................................................... Pág.14 1.1.- Descripción del contexto: envejecimiento, demencia, dependencia, cuidador familiar ....................................................................................... Pág.15 1.2.- Situación actual: contexto mundial de la Enfermedad de Alzheimer y red de soporte familiar .................................................................................. Pág.23 1.3.- Estudios psicosociales tradicionales y sobre la carga del cuidador ......... Pág.28 1.4. Trastornos depresivos, rol de cuidador de pacientes con Alzheimer, otros trastornos neuropsiquiátricos y estrategias de afrontamiento ................. Pág.38 1.5.- Calidad de vida relacionada con la salud (CVRS) ................................... Pág.43 1.6.- Intervenciones psicosociales en cuidadores de pacientes con Alzheimer y medidas de apoyo necesarias ................................................. Pág.45 2. OBJETIVOS ...................................................................................... Pág.54 2.1.- Objetivo general ..................................................................................... Pág.55 2.2.- Objetivos específicos .............................................................................. Pág.55 3. MATERIAL Y MÉTODOS .................................................................. Pág.56 3.1.- Tipo de estudio........................................................................................ Pág.57 3.2.- Sujetos de estudio ................................................................................... Pág.57 3.3.- Criterios de inclusión y de exclusión ........................................................ Pág.57 3.4.- Instrumentos ........................................................................................... Pág.58 3.5.- Variables ................................................................................................. Pág.75 3.6.- Procedimiento ......................................................................................... Pág.77 4. RESULTADOS .................................................................................. Pág.79 4.1.- Características sociodemográfica de la muestra de estudio .................... Pág.80 4.1.1.- Perfil sociodemográfico paciente con Enfermedad de Alzheimer ....... Pág.80 4.1.2.- Perfil sociodemográfico de los cuidadores principales informales ...... Pág.82 4.2.- Características y situación clínica del paciente con Enfermedad de Alzheimer ................................................................................................... Pág.83 4.3.- Análisis del proceso de cuidados y relación cuidador-paciente .............. Pág.86 4.4.- Estudio de factores: carga del cuidador, malestar psíquico y calidad de vida ............................................................................................................ Pág.97 4.4.1.- Factores de influencia en la presencia de sintomatología depresiva en los CPI…………………………………………………….….……Pág.97 Noelia Durán Gómez 10 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida 4.4.2.- Factores de influencia en la carga del cuidador ................................. Pág.98 4.4.3.- Factores de influencia sobre la CVRS ............................................... Pág.99 5. DISCUSIÓN..................................................................................... Pág.101 6. CONCLUSIONES ............................................................................ Pág.122 7. LIMITACIONES DEL ESTUDIO ...................................................... Pág.125 8. PROPUESTAS DE APLICABILIDAD Y LÍNEAS FUTURAS DE INVESTIGACIÓN ...................................................................... Pág.127 9. BIBLIOGRAFIA............................................................................... Pág.131 10. ANEXOS ......................................................................................... Pág.146 Noelia Durán Gómez 11 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida INDICE DE TABLAS Tabla 1. Factores psicosociales que influyen sobre la carga de cuidados ....... Pág.30 Tabla 2. asas de prevalencia de sintomatología depresiva en cuidadores de enfermos de Alzheimer............................................................................... Pág.38 Tabla 3. Repercusiones de la morbilidad psíquica .......................................... Pág.41 Tabla 4. Consecuencias de la no detección de morbilidad psíquica ................ Pág.42 Tabla 5. Instrumentos utilizados ...................................................................... Pág.58 Tabla 6. Contenidos de los dominios del SF36................................................ Pág.74 Tabla 7. Variables de estudio ......................................................................... Pág.75 Tabla 8. Perfil sociodemográfico CPI .............................................................. Pág.82 Tabla 9. Síntomas neuropsiquiátricos del paciente NPI-Q ............................... Pág.85 Tabla 10. Prevalencia de síntomas neuropsiquiátricos del paciente NPI-Q ..... Pág.86 Tabla 11. Características de los CPI: dedicación, tiempo libre y ayuda .......... Pág.88 Tabla 12. Frecuencia de respuestas por item (%) en la Entrevista de Carga del Cuidador .................................................................................................... Pág.91 Tabla 13. Dimensiones de la entrevista de carga ........................................... Pág.93 Tabla 14. Resultados PHQ de los CPI............................................................ Pág.93 Tabla 15. Apoyo social de los CPI .................................................................. Pág.95 Tabla 16: Dimensiones apoyo social CPI ........................................................ Pág.96 Tabla 17. CVRS: dominios del SF-36 .............................................................. Pág.96 Noelia Durán Gómez 12 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida ÍNDICE DE FIGURAS Figura 1. Efectividad de una intervención psicosocial...................................... Pág.47 Figura 2. Estado civil paciente con EA ............................................................ Pág.80 Figura 3. Nivel de estudios paciente con EA ................................................... Pág.80 Figura 4. Número de hijos paciente con EA .................................................... Pág.81 Figura 5. Lugar de residencia paciente con EA ............................................... Pág.81 Figura 6. Estadiaje/intensidad de la demencia ............................................... Pág.83 Figura 7. Otras enfermedades crónicas........................................................... Pág.84 Figura 8. Dependencia ABVd .......................................................................... Pág.84 Figura 9. Dependencia AIVd ........................................................................... Pág.84 Figura 10. Tiempo que llevan cuidando ........................................................... Pág.86 Figura 11. Tiempo libre disponible ................................................................... Pág.87 Figura 12. Ayuda recibida por otra persona en los cuidados ........................... Pág.87 Figura 13. Convivencia cuidador-paciente y situación actual........................... Pág.88 Figura 14. Calidad relación paciente-CPI antes de cuidar ............................... Pág.89 Figura 15. Calidad relación paciente-CPI después de cuidar .......................... Pág.89 Figura 16. Calidad de salud autopercibida CPI en los últimos 3 meses ........... Pág.90 Figura 17. Carga de cuidados CPI .................................................................. Pág.90 Figura 18. Presencia de sintomatología depresiva en los CPI ......................... Pág.94 Figura 19. Puntuaciones medias por dominios SF-36, .................................... Pág.97 Figura 20. CVRS según la carga de cuidados ................................................. Pág.99 Figura 21. CVRS según la presencia de sintomatología depresiva ............... Pág.100 Figura 22. CVRS según el apoyo social percibido ......................................... Pág.100 Noelia Durán Gómez 13 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida 1. INTRODUCCIÓN Noelia Durán Gómez 14 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida 1.INTRODUCCIÓN 1.1.- DESCRIPCIÓN DEL CONTEXTO: ENVEJECIMIENTO-DEMENCIADEPENDENCIA-CUIDADOR FAMILIAR “ En tiempos de retos impredecibles para la salud, ya sea a causa del cambio climático, de nuevas enfermedades infecciosas o de la próxima bacteria que se haga resistente a los antibióticos, una tendencia es segura: el envejecimiento de la población se está acelerando en todo el mundo. Por primera vez en la historia, la mayoría de las personas pueden aspirar a vivir hasta entrados los 60 años y más. Esto tiene profundas consecuencias para la salud y para los sistemas de salud, su personal y su presupuesto” (Margaret Chan, OMS 2015). Dos factores clave influyen en el envejecimiento de la población. El primero es el aumento de la esperanza de vida: en promedio, las personas de todo el mundo ahora viven más tiempo. Aunque una pequeña parte de este aumento mundial se debe al mayor índice de supervivencia de las personas de edad avanzada, gran parte responde a un mayor índice de supervivencia a edades menores. Este fenómeno ha acompañado el desarrollo socioeconómico sin precedentes que se ha registrado a nivel mundial durante los últimos 50 años (OMS, 2015). Existe una fuerte relación entre el nivel de desarrollo socioeconómico de un país y los patrones de mortalidad en el curso de la vida. De esta manera, otra tendencia ha contribuido considerablemente al aumento de la esperanza de vida, en especial en entornos de ingresos altos: el aumento de la supervivencia en la vejez. El cambio que se ha producido en los últimos años en la pirámide poblacional de los países occidentales ha dado lugar a variados fenómenos, como es el aumento de la población en edad geriátrica y una mayor supervivencia de personas con enfermedades crónicas y discapacidades físicas y/o psíquicas, lo cual también implica un aumento en la necesidad de personas que se dediquen a brindar cuidados en el ambiente familiar. Este progresivo envejecimiento de las sociedades industriales, conlleva un aumento de las patologías edad-dependientes y en concreto, el caso de las demencias (Jofré y cols., 2010). La demencia es un síndrome clínico caracterizado por un déficit adquirido en más de un dominio cognitivo, que representa una pérdida respecto al nivel previo y que reduce de forma significativa la autonomía funcional. La demencia cursa frecuentemente con síntomas conductuales y psicológicos, también denominados Noelia Durán Gómez 15 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida síntomas conductuales y emocionales o síntomas neuropsiquiátricos (Viñuelas y cols., 2009; Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad, 2011). Dentro de las demencias, la más frecuente es la enfermedad de Alzheimer (EA), seguida de la demencia vascular, aunque en las series necrópsicas se observa frecuentemente su coexistencia (Toledo, 2011). La EA es una demencia progresiva y degenerativa del cerebro en la que tiene lugar una alteración de las funciones intelectuales. Se caracteriza por la aparición de cambios psicológicos y de comportamiento, por el deterioro lento de las capacidades emotivas y por la pérdida del recuerdo. Estas alteraciones llegan a incapacitar al paciente tanto en el ámbito social como laboral. Todos estos déficits conducen a que la persona pueda perder toda la memoria y el funcionamiento mental en las etapas finales de la enfermedad. La EA es un síndrome con una serie de síntomas esenciales y de alteraciones psicológicas y del comportamiento. Los síntomas psicológicos y conductuales contribuyen, en gran medida, a la sobrecarga de los cuidadores y al ingreso precoz del paciente en residencias. En el 80% de los casos aparecen de manera concomitante, oscilante, múltiple y diversa (Toledo, 2011). La dependencia en estos pacientes puede entenderse, por tanto, como el resultado de un proceso que se inicia con la aparición de un déficit en el funcionamiento corporal como consecuencia de una enfermedad. Este déficit comporta una limitación en la actividad. Cuando esta limitación no puede compensarse mediante la adaptación del entorno, provoca una restricción en la participación que se concreta en la dependencia de la ayuda de otras personas para realizar las actividades de la vida cotidiana. Estas actividades de la vida diaria, son aquellas actividades que una persona debe poder realizar diariamente para poder vivir de forma autónoma, integrada en su entorno habitual y cumpliendo su rol social. Aunque son múltiples las formas en que los diversos autores (Úbeda, 2009) han definido y clasificado estas actividades, es habitual diferenciar entre las actividades básicas de la vida diaria (ABVD) y las actividades instrumentales de la vida diaria (AIVD). a) Actividades básicas de la vida diaria (ABVD): Son las actividades imprescindibles para poder subsistir de forma independiente. Entre ellas se incluyen las actividades de autocuidado (asearse, vestirse y desnudarse, poder ir solo al servicio, poder Noelia Durán Gómez 16 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida quedarse solo durante la noche, comer...) y de funcionamiento básico físico (desplazarse dentro del hogar) y mental (reconocer personas y objetos, orientarse, entender y ejecutar instrucciones y/o tareas sencillas). b) Actividades instrumentales de la vida diaria (AIVD): Son actividades más complejas que las ABVD y su realización requiere de un mayor nivel de autonomía personal. Se asocian a tareas que implican la capacidad de tomar decisiones e implican interacciones más difíciles con el medio. En esta categoría se incluyen tareas domésticas, de movilidad, de administración del hogar y de la propiedad, como poder utilizar el teléfono, acordarse de tomar la medicación, cortarse las uñas de los pies, subir una serie de escalones, coger un autobús, un metro o un taxi, preparar la propia comida. En España, la inmensa mayoría de personas dependientes, y en especial en las demencias, son cuidadas por su familia. Este cuidado se acostumbra a denominar cuidado informal o familiar, que es el que se presta por parientes, amigos o vecinos en el ámbito doméstico. Se define el apoyo informal como "el cuidado y atención que se dispensa de manera altruista y gratuita a las personas que presentan algún grado de discapacidad o dependencia, fundamentalmente por sus familiares y allegados, pero también por otros agentes y redes distintos de los servicios formalizados de atención" (Úbeda, 2009). Por el contrario, se suele entender por cuidado formal aquel que procede de las instituciones y lo prestan los profesionales, es decir, aquellas personas formadas para ello y que reciben una retribución económica por el hecho de cuidar. El cuidado informal es un conjunto difuso de redes (familia, amigos, etc.) que suele caracterizarse por su reducido tamaño, por existir afectividad en las relaciones y por realizar el cuidado no de manera ocasional, sino mediante un compromiso de cierta permanencia o duración. El cuidado familiar nace del hecho de que el espacio familiar es el contexto principal donde la enfermedad se presenta y se resuelve. Es en la familia donde se inician los procesos de enfermedad y los itinerarios que seguirán los enfermos y sus familiares: el/los diagnósticos, las demandas profesionales y a proveedores (medicina tradicional, alternativa, etc.), diversos administración de medicamentos. Según Durán, en 2004, los cuidados familiares se centran en prestar servicios de infraestructura básica de ayuda a la salud (alimentación, Noelia Durán Gómez 17 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida higiene, relaciones sociales,...), servicios relacionados directamente con la enfermedad y la discapacidad (compañía, transporte, aplicación de tratamientos, acompañamiento en el proceso de morir,...) y gestión con los servicios sanitarios (trámites, compra de medicamentos,...). El cuidado informal se encontraría en la parte no visible de un iceberg, constituyendo la parte más importante y sólida en la prestación de cuidados. Los servicios formales (hospitales, centros de atención primaria, servicios sociosanitarios, atención profesionalizada, etc.) participan de forma minoritaria en el cuidado continuado de las personas dependientes que viven en la comunidad y representan sólo la punta de este iceberg del sistema de atención a la salud. Según Zabalegui y cols., en 2007, sobre una revisión sistemática de la literatura en- marcada en la Red Temática Investigación en Cuidados a personas mayores, RIMARED, describe que el 43% de los artículos sobre dicha temática se centra en cuidados a personas mayores con enfermedades neurodegenerativas o accidentes cerebrovasculares. El tipo de cuidados que prestan se centra en cuatro áreas: soporte emocional, servicios básicos (actividades de la vida diaria y actividades instrumentales de la vida diaria), actividades para el sistema de salud formal y soporte económico. Los cuidadores españoles se sitúan entre los suecos y los del Reino Unido en cuanto al número de horas dedicadas al cuidado (unas cinco horas al día). A pesar de que el hecho de cuidar a otras personas puede ser considerado como una actividad enriquecedora y solidaria, son pocos los estudios que hacen referencia a este aspecto del cuidar (Boerner y cols., 2004). Algunos autores manifiestan que las consecuencias positivas del cuidado en el cuidador son: la satisfacción que genera el poder ayudar, saber que se está proporcionando un buen cuidado, y por lo tanto existe un sentimiento de sentirse útil y la relación cercana con la persona receptora de cui- dados (Marks y cols., 2002). Si bien es cierto que un importante porcentaje de cuidadores de pacientes con demencia, experimentan fuertes tensiones y alteraciones emocionales, es preciso afirmar que estos cuidadores muchas veces presentan una gran resistencia e incluso experimentan efectos positivos en el cuidado. Las situaciones de los cuidadores informales son variadas y no en todas las ocasiones se ve comprometido el bienestar emocional. De hecho, si el cuidador tiene recursos adecuados y buenos Noelia Durán Gómez 18 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida mecanismos de adaptación, la situación de cuidar al familiar no tiene por qué ser necesariamente una experiencia frustrante y hasta pueden llegar a encontrarse ciertos aspectos gratificantes (López y cols., 2005). Los aspectos positivos y negativos del cuidado de un enfermo no son dos elementos contrapuestos e incompatibles, no son dos puntos opuestos de un continuo, sino que la investigación ha encontrado que estos dos aspectos pueden coexistir en los cuidadores, aunque eso sí, tienen distintos factores predictores de su ocurrencia. Resulta difícil definir los aspectos positivos del cuidador, la satisfacción con el cuidado o la ganancia del cuidador. Falta una conceptualización clara de este constructo, pero se puede decir que los aspectos positivos del cuidado son algo más que la ausencia de malestar, y representan las ganancias subjetivas percibidas, el crecimiento personal experimentado, que se encuentran por el hecho de ser cuidador (López y cols., 2005). Los cuidadores sienten satisfacción por ayudar a sus familiares, el hecho de ayudar les hace sentirse más próximos a ellos, sienten que realmente disfrutan estando con el familiar, responsabilizarse de sus familiares les ayuda a incrementar su autoestima, da un mayor sentido a sus vidas y sienten que los momentos placenteros de su familiar les producen también a ellos . En muchos de ellos hay un sentimiento de reciprocidad, es decir, se alegran de poder devolver al familiar las atenciones que estos han tenido previamente con ellos. De alguna manera sienten que han crecido como personas como resultado de su experiencia como cuidadores. Sin embargo, la mayoría de estudios se centran en el hecho de que cuidar a un familiar dependiente no está exento de repercusiones en su salud y calidad de vida. La presencia de un miembro que precisa de cuidados, genera una nueva situación familiar que puede provocar importantes cambios dentro de la estructura familiar y en los roles y patrones de conducta de sus integrantes. Estos cambios pueden precipitar crisis que ponen en peligro la estabilidad de la familia, pudiendo afectar a todos sus componentes, especialmente al cuidador principal, que es el miembro de la familia que soporta la mayor parte de la sobrecarga física y emocional de los cuidados (López y cols., 2009). Existen muchos estudios, nacionales e internacionales, que ponen de manifiesto las repercusiones que ocasiona el hecho de cuidar en la vida del cuidador. Estas repercusiones son fundamentalmente de cuatro tipos: sobre la salud física, sobre la salud psicológica, en la vida cotidiana y en la vida laboral. Noelia Durán Gómez 19 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida Dichos trabajos se han realizado en cuidadores de diferente tipología de personas dependientes: ancianos, enfermos con patologías crónicas, y enfermedades neurodegenerativas, cáncer, enfermos de SIDA, niños pluridiscapacitados, etc. A algunos de estos trabajos se va a hacer referencia a continuación. La sobrecarga que soporta el cuidador, una vez superados los recursos disponibles, puede repercutir de forma negativa sobre su salud, siendo numerosos los trabajos publicados en los que se reflejan dichas repercusiones negativas, destacando por su frecuencia las referidas al malestar psíquico (principalmente ansiedad y depresión), aunque también se han descrito repercusiones importantes en otras esferas como la salud física, el aislamiento social, la falta de tiempo libre, la calidad de vida o el deterioro de la situación económica (Ribas y cols., 2000; Roca y cols., 2000; Schultz y cols., 2003). En cuanto a los efectos sobre la salud física, diferentes estudios apuntan a que un número importante de cuidadores (entre un 30 y un 75%) refieren que su salud se ha deteriorado desde que cuidan (Úbeda, 2009). Se describen problemas osteoarticulares, vasculares, una elevada prevalencia de problemas crónicos y síntomas no específicos que provocan en los cuidadores la aparición de limitaciones en su capacidad funcional para realizar algunas tareas cotidianas. Otros autores señalan que , a pesar de que la sobrecarga psíquica predomina sobre la física, los cuidadores familiares de enfermos con demencia refieren síntomas físicos, como dolores óseos y síntomas digestivos, que no presentaban antes de cuidar a su familiar y en muy pocos casos habían solicitado ayuda a su médico de familia (López y cols., 2009). En un estudio realizado en Barcelona (Roca y cols., 2000) sobre las repercusiones del cuidar en la salud y calidad de vida de los cuidadores familiares de personas dependientes, se identifica que los cuidadores presentan fundamentalmente los siguientes problemas: dolores de espalda, cansancio y alteraciones del sueño. Estos percibían una peor salud en el caso de cuidar a personas con alteraciones en la salud mental y enfermedades neurodegenerativas. Además, el número de problemas de salud percibidos por los cuidadores era mayor conforme aumentaba el nivel de dependencia de la persona cuidada. Noelia Durán Gómez 20 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida Por otro lado, el riesgo de morbilidad psíquica se evidenció en cuidadores de pacientes atendidos en hospitalización a domicilio, presentando manifestaciones de ansiedad, depresión y alto índice de esfuerzo. Estas manifestaciones son mayores cuanto mayor es el grado de dependencia física y deterioro mental del paciente y también cuanto mayor es el tiempo que lleva cuidando el cui- dador (Moral y cols., 2003). Así mismo, las experiencias y vivencias de los cuidadores de personas con procesos de larga duración hacen referencia a la gran inseguridad y ansiedad que les genera cuidar a sus familia- res y un temor a realizar actividades que requieren competencias técnicas como la aspiración de secreciones, el control de la medicación, etc. Sienten una profunda soledad y un abandono de si mismas y sus necesidades, también tristeza, abatimiento e inestabilidad emocional (Gil y cols., 2005). Cuidar a personas con enfermedades neurodegenerativas, como la demencia tipo Alzheimer, produce en el cuidador síntomas depresivos, ansiedad y mayor impacto sobre su salud en comparación a otros cuidadores que atienden a otro tipo de personas dependientes (Artaso y cols.,2003). En otro estudio se detectó un nivel de sobrecarga con riesgo de claudicación en el 65% de los cuidadores de enfermos crónicos, terminales o con demencia (Ubiergo y cols., 2005). Las cuidadoras de personas con enfermedades neurodegenerativas consideran que desempeñar este trabajo afecta de forma importante su salud, el uso que hacen de su tiempo, su vida social y su situación económica (Mateo y cols., 2000); Zarit (1982) especifica que una de las razones por las cuales el cuidado a enfermos que sufren demencia afecta al cuidador es porque este tipo de enfermos presentan conductas especialmente estresantes, como gritos, agresiones físicas, discusiones, etc. Algunos autores (Pérez y cols., 1996) hablan del "síndrome del cuidador", como un conjunto de manifestaciones físicas (cefaleas, insomnio, alteraciones del sueño, dolores osteoarticulares), psíquicas (estrés, ansiedad, irritabilidad, temor a la enfermedad, sentimientos de culpa por no atender convenientemente al enfermo), alteraciones sociales (aislamiento, abandono, soledad, pérdida del tiempo libre), problemas laborales como absentismo, bajo rendimiento, pérdida de puesto de trabajo. Este síndrome puede incluir también alteraciones familiares con un incremento de la tensión familiar, discusiones frecuentes que desembocan en conflictos conyugales o familiares y problemas económicos tanto por la pérdida de ingresos como por el aumento de gastos. Noelia Durán Gómez 21 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida Según estos autores la aparición del síndrome del cuidador está relacionada con aspectos del propio cuidador (conocimientos que posee para cuidar, economía de la familia, la edad y la salud de la persona cuidadora, el tiempo que dedica a cuidar, la posibilidad de descanso y las relaciones con la persona cui- dada), aspectos relacionados con la persona cuidada (nivel de dependencia, duración y gravedad del problema, sintomatología asociada a la discapacidad, comportamiento de la persona cuidada) y aspectos relacionados con el soporte recibido (familiares, vecinos, amigos, profesionales sanitarios y sociales, etc.) Respecto a los sentimientos que les genera el hecho de cuidar a un familiar dependiente, las cuidadoras consideran que es “su obligación moral” (90,6%) y “les dignifica como personas” (78,9%). El 51% de los cuidadores declaran que “no les queda más remedio que cuidar a esa persona” y el 47% que “económicamente no puede plantearse otra situación”. Hay una proporción importante de la población cuidadora (21%) que declara sentirse atrapada en “un callejón sin salida” y, en igual proporción, quienes sienten que cuidar a esa persona es una “carga excesiva para ellos”. Ambos sentimientos son compartidos por el mismo grupo de cuidadores, es decir, aquellos que se sienten atrapados sien- ten también que soportan una carga excesiva. Este sentimiento de excesiva carga que supone el cuidado de esa persona crece cuando el cuidador es de edad avanzada y cuando las tareas de ayuda tienen gran intensidad. Las personas cuidadoras se sienten apoyadas y reconocidas por sus familiares; lo más frecuente (42%) es que compartan con los más próximos las preocupaciones y problemas que el cuidado del familiar les genera en el transcurso de su vida cotidiana. Tres de cada cuatro cuidadoras declara que sus familiares reconocen la atención prestada en un alto grado. En algún caso, se describe que existen relaciones conflictivas entre las diversas personas de la familia que participan en el cuidado así como con la persona cuidada y el impacto emocional es mayor en mujeres que en varones cuidadores (Bover, 2006). Las variables que presentan una mayor asociación con la carga de los cuidadores de personas mayores dependientes son: el tiempo de duración de los cuidados, la capacidad funcional de la persona cuidada para realizar las actividades básicas e instrumentales de la vida diaria, el deterioro mental y la severidad de los problemas de conducta del enfermo, la satisfacción del cuidador y la calidad de la relación entre cuidador y persona cuidada (Montorio y cols., 1998). En un Noelia Durán Gómez 22 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida metaanálisis de 176 estudios sobre la salud de los cuidadores de enfermos con demencia se han encontrado menos efectos sobre la salud física que sobre la salud psicológica y los problemas de salud del cuidador están más relacionados con los comportamientos del enfermo que con el nivel de dependencia y la intensidad de los cuidados. La mala salud de los cuidadores también está relacionada con una mayor edad de éstos, un bajo nivel socioeconómico y poco soporte social (Pinquart y cols., 2007). Así mismo, aparecen como factores asociados a la afectación de la salud de los cuidadores: el tiempo que llevan cuidando y el aislamiento social del cuidador (Cannuscio y cols.., 2004), ser familiar de primer grado (cónyuge), los trastornos de conducta del enfermo y las dificultades cognitivas del cuidador siendo esta asociación más fuerte cuando la utilización de servicios formales es escasa. También los cuidadores depresivos de personas con demencia presentan peor salud que los cuidadores no depresivos (O ́Rourke y cols., 2007). Por todo lo anterior, entendemos, que las principales funciones del cuidador informal son las de ejercer de representante, tomar decisiones, y ser un proveedor práctico y de apoyo social. Por su parte, esta dedicación presenta como principales repercusiones la física, la psicológica, la social, la financiera y la espiritual. 1.2.- SITUACIÓN ACTUAL: CONTEXTO MUNDIAL DE LA ENFERMEDAD DE ALZHEIMER Y RED DE SOPORTE FAMILIAR Todos los estudios epidemiológicos han confirmado que la edad es el principal factor de riesgo para el desarrollo de una demencia; de manera que tanto la prevalencia como la incidencia prácticamente se duplican cada 5 años a partir de los 65 años de edad. Dado el incremento de la esperanza de vida y el progresivo envejecimiento de la población en los países desarrollados y en vías de desarrollo, se comprende que la demencia represente un enorme reto para los sistemas de salud públicos de esas sociedades Actualmente, tenemos en el mundo cerca de 900 millones de personas de 60 años y más. Se proyecta que entre el 2015 y el 2050 el número de adultos mayores aumentará a un ritmo diferente según el país de procedencia; el incremento para los países de altos y medianos recursos será menor (56%) en comparación al gran aumento que tendrán los países de medianos y bajos recursos (185%) y al de los países de bajos recursos (239%). El aumento de la esperanza de Noelia Durán Gómez 23 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida vida está contribuyendo a que este incremento de adultos mayores se produzca con mayor rapidez, lo que conlleva al aumento de la prevalencia de enfermedades crónicas como la demencia. Tal como este grupo de edad crece se espera también un incremento de las personas que servirán de cuidadores para miembros de la familia afectados por demencia o por cualquier otro tipo de enfermedad crónica que lleve asociado un alto grado de incapacidad (Alzheimer´s Disease International, 2015). Según el Informe Mundial sobre la Enfermedad de Alzheimer (Alzheimer´s Disease International, 2015), se estima que hoy en día en el mundo entero existen 46.8 millones de personas con demencia y durante el año 2015 se producirán 9.9 millones de casos. Los cálculos establecen que se presenta un nuevo caso de demencia cada tres segundos y se proyecta que este número se duplique cada 20 años, alcanzando los 74.7 millones en el 2030 y los 131.5 millones en el 2050. Estas cifras calculadas recientemente significan un aumento de un 12%-13% más de las informadas en el Informe Mundial del año 2009. Existe también consenso internacional en que la enfermedad de Alzheimer es la demencia más frecuente (60-70% de los casos, seguida de la demencia vascular 12,5-25%) (Qiu y cols., 2007). Las estimaciones de prevalencia de demencia en personas de 60 años y mayores, van del 4.6% en Europa Central al 8.7% en África del Norte y el Medio Este; por ello, la estimación para cualquier otra región cae entre el 5.6% y el 7.6%. Cuando comparamos las estimaciones realizadas en el 2009, la prevalencia actual es mayor en el Este de Asia y África. El 58% de las personas con demencia vive en países clasificados por el Banco Mundial como aquellos de bajos y medianos ingresos. Este informe revela un incremento en el impacto de la enfermedad en países de ingresos bajos y medianos (LMICs, en sus siglas en inglés). Se estima que el 58% de todas las personas que actualmente viven con demencia en el mundo residen en estos países, un porcentaje que se espera que aumente hasta alcanzar el 68% en el año 2050, debido principalmente al incremento y al envejecimiento de la población. El informe también refleja que en el año 2050, casi la mitad de las personas con demencia en el mundo vivirán en Asia. La distribución, por regiones, de los casos nuevos de demencia es: 4,9 millones (49% del total) en Asia; 2,5 millones (25%) en Europa; 1,7 millones (18%) en las Américas; y, 0,8 millones (8%) en África. Si comparamos esta distribución con la Noelia Durán Gómez 24 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida reportada en el año 2012 observamos que, las cifras actuales representan un incremento de la proporción de casos nuevos en Asia, Las Américas y África; en cambio en Europa las cifras están disminuyendo. La incidencia de demencia aumenta exponencialmente con el aumento de la edad, duplicándose cuando la edad se incrementa en 6,3 años. El incremento va del 3,9 por 1.000 años persona a la edad de 60-64 años al 10,4 por 1.000 años persona a la edad de 90 años y más. Casi todas las proyecciones que se dan respecto a la ‘epidemia de demencia’ a la que nos enfrentamos asumen que la prevalencia de demencia respecto a la edad género específicamente no cambiará con el tiempo, y que el envejecimiento por sí mismo impulsará los incrementos proyectados. No debemos esperar que las tendencias proyectadas sean las mismas para todas las regiones del mundo, ni siquiera para los diferentes grupos poblacionales de un mismo país; esto ha sido demostrado con los cambios en las cifras de enfermedades cardiovasculares, obesidad, diabetes y cáncer. La considerable variación en las tendencias para estas enfermedades crónicas reflejan los diferentes grados de desarrollo en la mejora de la salud pública, en el acceso a servicios de cuidados de la salud y en el fortalecimiento de sistemas y servicios para una mejor detección, tratamiento y control de estas condiciones (Alzheimer´s Disease International, 2015). En los diferentes estudios de los últimos años, en España, entre el 10 y el 14.9% de la población mayores de 60 años se encuentra afectada por trastornos cognitivos, de los que el 60-70% corresponde a la enfermedad de Alzheimer (Lobo A y cols., 1995; Boada-Rovira M, 1998). Esta enfermedad causa estrés a los pacientes, sus cuidadores y su familia, pero además supone un enorme gasto para los sistemas de salud. Estudios más recientes calculan que la prevalencia de las DD y las demencias vasculares se duplica cada 4-5 años a partir de los 65 años de edad. Según las distintas estimaciones, en España habrá un incremento de la población del 22,9% para el año 2025, lo cual representará un incremento del 81% de personas con más de 60 años, siendo esperable una prevalencia de demencia más elevada. La incidencia de la EA aumenta exponencialmente a partir de los 65 años (1,5 casos/1.000 personas-año), llegando a 69,2 casos/1.000 personas-año en las personas con edades superiores a los 90 años en nuestro medio. La incidencia en mujeres es superior a la de los hombres (Toledo, 2011). Aunque no disponemos de datos específicos en Extremadura, tras una inferencia estadística y el manejo de prevalencias en la población de España, cabe Noelia Durán Gómez 25 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida suponer que en Extremadura existen actualmente unos 15.000 casos con demencia degenerativa en diferentes estadios de gravedad medidos con la GDS (Castellanos y cols, 2007). Por tanto, las demencias en general y la enfermedad de Alzheimer como entidad más representativa de las mismas, constituyen un problema de asistencia creciente en la sociedad actual. Ésta es un tipo de demencia caracterizada por una afección precoz de la memoria seguida de un deterioro cognitivo de otras funciones superiores. En este contexto se genera un gran desequilibrio entre las demandas sanitarias generadas por la creciente patología psicogeriátrica, en particular la demencia, y los recursos disponibles. Esta situación contribuye en gran medida a que la mayor parte de los ancianos enfermos psíquicos sean atendidos en sus casas, de modo que se produce una mayor implicación de las familias en su cuidado. Surge así el concepto de «sobrecarga» del cuidador informal, que hace referencia de forma general a los efectos de los cuidados sobre los familiares. Burns y cols. (2000), distinguieron entre carga «objetiva» o cambios comportamentales y de autonomía del paciente, con los problemas prácticos que llevan consigo, y la carga «subjetiva» o reacción emocional del cuidador.Los cuidados de salud informales constituyen la principal respuesta de la sociedad ante los problemas de salud, especialmente en este tipo de patologías crónicas. Entre el 70 y el 80% de los enfermos de Alzheimer españoles están en su domicilio, y la mayoría son asistidos por cuidadores informales que no reciben contribución económica por la prestación de los cuidados (Durán,1988; Durán, 1991; Durán, 2004). Algunos autores como Verbeer y cols., en 2012, explican que la tendencia actual de los países europeos es aumentar los recursos para los cuidados en el hogar e incrementar los servicios comunitarios para retrasar lo máximo posible la institucionalización. Wilson, en 1989, define al cuidador principal como aquel individuo procedente del sistema de apoyo informal del enfermo, bien sea familiar o amigo, y que comprende las siguientes características: Asume las principales tareas de cuidado, con la responsabilidad que ello acarrea. El cuidador principal es percibido por los restantes miembros de la familia como el responsable de asumir el cuidado del enfermo. No es remunerado económicamente por la realización de dichas tareas de cuidado. Noelia Durán Gómez 26 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida Antes de seleccionar como cuidador a cualquier persona, ésta debe haber realizado un mínimo de 6 semanas a 3 meses en tareas de cuidado. Otra de las muchas definiciones que se le ha otorgado al término cuidador principal, definen a éste como: aquel individuo que dedica la mayor parte tiempo -medido en número de horas al día- al cuidado de dicho enfermo (Dwyer y cols., en 1994) El cuidador principal informal se define como la persona encargada de ayudar en las necesidades básicas e instrumentales de la vida diaria del paciente durante la mayor parte del día, sin retribución económica por ello. El cuidado diario de un familiar enfermo de Alzheimer supondrá un estrés emocional y físico importante para el cuidador (Pérez y cols., 1996; Mateo y cols., 2000; Badia y cols., 2004). La figura del cuidador informal de un paciente con demencia, refiere a un individuo (familiar, amigo o vecino) que pertenece a la red de apoyo social del enfermo y que dedica la mayor cantidad de tiempo a su cuidado. No recibe retribución económica alguna por las tareas que realiza y, si es un familiar, es percibido por los miembros restantes como el único responsable del cuidado (Tartaglini y cols., 2006, 2007). La mayor parte de la responsabilidad es asumida por una sola persona dentro de cada familia, que generalmente es una mujer. Aunque toda la familia se ve afectada, en la mayoría de los casos es sólo un individuo el que asume el cuidado. Esta persona generalmente es un integrante de la familia, quien toma el rol de cuidador/a y quien, a su vez, requiere adaptarse a las demandas del cuidado (Jofré y cols., 2010). Tradicionalmente, son las mujeres en quienes recae la atención del cuidado de los miembros de la familia, no importando la edad de la persona que demanda atención. Parte del rol femenino ha sido asumir responsabilidad por el cuidado de los enfermos de la familia al interior del hogar, lo que, en ciertas sociedades, conlleva dificultades frente a la posibilidad de esta población de insertarse de modo igualitario en el ámbito laboral, social y económico de la sociedad (Jofré y cols., 2010). Pero por otra parte, algunos autores afirman que la familia se está convirtiendo en un sistema de cuidados cada día más frágil debido, por una parte, a una mayor demanda de cuidados, y por otra, a los cambios demográficos de las Noelia Durán Gómez 27 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida familias, que conllevan una menor disponibilidad de cuidadores familiares (Bover, 2006). Por tanto, estos datos probablemente irán cambiando por la progresiva transformación de la sociedad. La incorporación creciente de la mujer al trabajo, el descenso de natalidad, el cambio en las relaciones intrafamiliares... harán -ya lo van haciendo- que cada vez sean más los cuidadores que tengan que compatibilizar el desempeño de una profesión con el cuidado del familiar, que cada vez haya más cuidadores de género masculino y de una edad cada vez más avanzada. De hecho algunos autores (Bover, 2006) creen necesario distinguir en la actualidad entre el cuidador tradicional y el moderno-urbano. El primero es aquel que se va adoptando su rol de forma progresiva, a medida que los mayores envejecen y van requiriendo cuidados, y generalmente ejercido por mujeres como una extensión más de sus actividades domésticas. El segundo es un cuidador que asume su rol cuando el mayor enferma, creándose una relación con el mayor dependiente que no existía con anterioridad y que genera numerosos conflictos y tensiones. 1.3.- ESTUDIOS PSICOSOCIALES TRADICIONALES SOBRE LA CARGA DEL CUIDADOR Cuidar es una tarea con una doble vertiente, en la que el cuidador primero debe conocer las necesidades de la persona mayor y después saber cómo satisfacer esas necesidades. En función de la naturaleza del problema, cuidar puede requerir una pequeña cantidad de trabajo o una gran tarea, puede ser algo breve o que no se sabe cuándo va a finalizar. Cuando es una gran tarea o se prolonga durante mucho tiempo puede ser una rutina diaria que ocupa gran parte de los recursos y de las energías del cuidador. De hecho, la vida del cuidador en la mayoría de las ocasiones se organiza en función del enfermo, y los cuidados atencionales tienen que hacerse compatibles con las actividades de la vida cotidiana. Incluso en ocasiones, especialmente en las enfermedades crónicas y degenerativas, no son las atenciones las que se adaptan al horario de los cuidadores sino que todo el horario se adapta en función del enfermo al que se atiende: horario laboral, de comidas, de vacaciones... (Alonso y cols., 2004). Llegando algunos cuidadores a tener que abandonar sus trabajos por la incompatibilidad que conlleva trabajar fuera de casa y atender a su familiar enfermo; o a trasladarse de su propio hogar al del familiar enfermo para poder atenderle mejor. Ofrecen cuidados silenciosos, muchas veces durante una gran Noelia Durán Gómez 28 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida cantidad de años, día tras día, noche tras noche... todo el tiempo que parezca preciso. Los cuidadores, en la práctica totalidad de las ocasiones, además de una atención instrumental de mayor o menor intensidad, prestan una atención emocional al familiar mayor del que están pendientes: le hacen compañía, escuchan sus inquietudes, se encargan de supervisar que el mayor “se encuentre bien”, “a gusto”, “todo lo tranquilo que pueda”, etc. (Roca y cols., 2000; Mateo y cols., 2000). El cuidador es un elemento sociosanitario esencial, es un recurso de importancia cada vez mayor, ya que desarrolla una importante función que permite conservar y mantener funcionalmente el mayor tiempo posible a los mayores, facilitando la integración en su entorno, estimulando las funciones que todavía están conservadas, y supliendo las capacidades pérdidas por otras, aumentando la supervivencia y viabilidad funcional de los mayores en la comunidad (Artaso y cols., 2001). Gran parte de la investigación sobre cuidados informales se ha centrado en el análisis de las consecuencias que tiene sobre la cuidador el hecho de atender la salud de sus familiares y el impacto y la angustia correspondiente que le produce asumir los cuidados de un familiar. Este proceso de percepción del impacto de los cuidados y la angustia (distress) que se le asocia es lo que se denomina sobrecarga de la cuidador. La sobrecarga hace referencia a la valoración que hace la/el cuidadora/or de los estresores que se asocian con el cuidar y su impacto, al conjunto de estresores primarios y secundarios asociados a los cui dados, al grado de implicación de los cuidadores en los cuidados, a las consecuencias que se derivan de cuidar sobre sus vidas (Zarit, 1996). Desde hace dos décadas se viene investigando sobre la carga del cuidador de pacientes con enfermedades crónicas. Se define la carga de cuidado (Folkman, 1997) (traducción del término inglés "caregiver burden" como "la extensión por la cual el cuidador se preocupa por dificultades relacionadas con la función de cuidar que entran en conflicto, por ejemplo, con el trabajo, las actividades en la comunidad, las finanzas o con metas personales". Los estudios tradicionales sobre la carga del cuidador de pacientes con enfermedades crónicas (además de demencias, se han estudiado en otras enfermedades como cáncer y SIDA), muestran que el incremento o la disminución Noelia Durán Gómez 29 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida de dicha carga tienen que ver con variables asociadas con el cuidador por un lado, y con las variables asociadas al sujeto al que va dirigida dicho cuidado (Tabla 1). Entre las características del cuidador sobresalen: salud física, apoyo social, religiosidad, satisfacción con el papel de cuidador y mecanismo de afrontamiento. Entre las segundas cabe destacar gravedad de la enfermedad y tipo de relación con el cuidador. Tabla 1. Factores psicosociales que influyen sobre la carga de cuidado Factor psicosocial Características del cuidador Efecto sobre carga de cuidado Buena salud física Apoyo social Religiosidad Satisfacción rol de cuidador Mecanismos de afrontamiento Disminuye carga Disminuye carga Disminuye carga Disminuye carga Gravedad enfermedad Relación cuidador Aumenta carga Disminuye carga una relación cercana Algunos disminuyen carga, otros aumentan Características del que recibe cuidado (Lobo y cols., 1995) El cuidado informal de la salud ha sido abordado desde diferentes perspectivas, poniendo de manifiesto la importante contribución económica y social que brinda la familia y, en especial, el cuidador principal como sistema de soporte en la relación de dependencia y ayuda. Soportar estos cuidados provoca en el cuidador una gran carga de trabajo, y afectación emocional y física, así como una disminución de las interacciones sociales y problemas económicos (Mittelman y cols., 1996; Arroyo-Anlló y cols., 1999). Concretamente en los últimos años, la comunidad científica está muy interesada en conocer el impacto que ejercen los problemas de salud del paciente, sobre la familia. Por tal motivo, se han desarrollado numerosos trabajos empíricos que demuestran, por ejemplo, que el cuidar a una persona mayor con discapacidades es un proceso estresante, que aumenta el riesgo de problemas físicos y mentales y tiende a restringir la vida social del cuidador a la relación Noelia Durán Gómez 30 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida “cuidador-cuidado” (Bruce y cols., 2005; Muela y cols., 2002;Tartaglini y cols., 2006). De este modo, se han desarrollado líneas de investigación orientadas a identificar aquellas variables que podrían mediar o modular el efecto del estrés sobre el cuidador. Como resultado, se han hallado diversos factores que desempeñan un importante papel en este ámbito. El impacto social y psicológico sobre las familias que cuidan a estos pacientes ha sido ampliamente debatido en la literatura. Los familiares cuidadores de enfermos de Alzheimer presentan con frecuencia reacciones desadaptativas, sentimientos de soledad, e incapacidad de enfrentarse o soportar la labor de proveer cuidados, deterioro de las relaciones personales, sociales, laborales y tiempo libre, como consecuencia del estrés mantenido que supone cuidar a un familiar dependiente en distintos grados con dicha enfermedad. La familia tiene que afrontar tres problemas: el impacto afectivo, la necesidad de prestar un cuidado integral al enfermo y la convivencia con la enfermedad y con el enfermo víctima de la misma. Ante estas circunstancias debe reaccionar reordenando la vida familiar, adaptándola a las necesidades del enfermo en cada momento y a las posibilidades personales, laborales, sociales y económicas de los familiares/cuidadores.El proceso de cuidar a un anciano con demencia en su domicilio es complejo, genera un estrés crónico y afecta en mayor o menor medida a la salud física y mental de los cuidadores (Burns y cols., 2000). En este proceso son múltiples los factores que intervienen, por lo que existe una gran variabilidad en la capacidad de los cuidadores para hacer frente a la situación. Pearlin y cols., en 2000, hipotetizaron un sistema que engloba de forma esquemática las relaciones entre los factores de base (características socioeconómicas, historia del cuidador), los estresores primarios (deterioro cognitivo y funcional, problemas conductuales, sobre-carga y deprivación relacional del cuidador) y secundarios (tensión intrapsíquica y tensión en el papel), media-dores (estrategias de afrontamiento, apoyo social) y los niveles de estrés. Algunos estudios (Hooker y cols.,1994) propusieron la inclusión de la personalidad como mediador. La bibliografía sobre el tema ha estudiado fundamentalmente la influencia en el cuidador informal de los estresores primarios y ha concluido que son los trastornos de conducta del paciente, más que el deterioro cognitivo y funcional, los que determinan una mayor sobrecarga con los cuidados (Artaso y cols., 2001; Clybyrn y cols., 2000;Garre-Olmo y cols., 2000; Harwood y cols., 2000; Coen y cols., 1997;Bédard y cols., 1997). No obstante, existe una gran variabilidad en la Noelia Durán Gómez 31 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida influencia de estos estresores en la salud de cuidador, en función del sentimiento de control de la situación que tiene el cuidador, que englobaría tanto su propio control emocional como su capacidad de entender y manejar los trastornos conductuales y funcionales del paciente (Vernooij y cols., 1996; McNaughton y cols. 1995; Brashares y cols.,1994). Este sentimiento de control estaría mediatizado tanto por el apoyo social Atienza y cols., 2001) como por las estrategias de afrontamiento utilizadas por el cuidador (Gignac y cols., 1996; Saad y cols., 1995), las cuales pueden estar condicionadas por el nivel de neuroticismo del cuidador informal (Hooker y cols., 2000). Miller y cols., en 1990 y Zarit en 1996 diferencian entre sobrecarga personal, referida a la valoración que hace la cuidadora del grado en que sus actividades personales se encuentran limitadas, y sobrecarga interpersonal, que refleja la percepción que tiene la cuidadora de las conductas problemáticas de la persona que cuida. Ambos autores han diferenciado entre sobrecarga objetiva, conceptualizada como el grado de dedicación a los cuidados y como impacto de los cuidados en la vida de la cuidadora; y sobrecarga subjetiva, que se refiere a la forma en la que la cuidadora responde a la situación de cuidados, se define como el sentimiento psicológico que se asocia al hecho de cuidar y se relaciona con el grado en que la cuidadora se siente agotada y percibe dificultades para manejar la situación de cuidados. En 1990, Dillehay y cols., consideran que la definición y operacionalización de cuidador principal es necesaria. Nos puede servir para estudiar y entender la sobrecarga que están experimentando los cuidadores y nos ha servido de base para elaborar nuestras hipótesis de partida del presente estudio. Cuando se operacionaliza el término “Sobrecarga” se manifiesta cuenta la heterogeneidad de este concepto. Según lo muestran las diferentes investigaciones recogidas por Zarit y cols., en 1991, y que exponemos a continuación: - Se refiere a la evaluación de los cuidadores acerca de las conductas que realizan, así como la percepción de la evolución de la enfermedad de sus familiares dementes. - La percepción de los cuidadores al experimentar el conflicto de roles posiblemente debido a su progresiva mayor implicación en la tarea de cuidado. - La evaluación que hace el mismo cuidador de la posible influencia de las tareas de cuidado que realiza, sobre su vida y bienestar 32 Noelia Durán Gómez Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida personal Por otra parte, los especialistas en la perspectiva familiar sistémica, entre ellos Rolland (1989) consideran que para entender cómo se comporta una familia es necesario investigar acerca de su historia pasada, en la que subyacen unos valores, creencias, mitos, crisis y una manera determinada de comunicarse tanto a nivel verbal como afectivo. Siguiendo esta argumentación, nos puede servir una técnica utilizada en terapia familiar, esto es, la construcción de un Genograma (Ochoa de Alda, 1995) mediante el cual podemos estudiar el tipo de relaciones que establecen los miembros de una familia. Según la A.F.A. (Asociación de Familiares de Alzheimer)(1994), el sistema familiar en su conjunto padece la enfermedad de Alzheimer, en el caso de que ésta se produzca. Por ello, cuando la familia conoce el diagnóstico de su familiar afectado, AFA (1994) aconseja que dicha familia en su conjunto o el cuidador/res del afectado por la demencia, se in- forme sobre tal enfermedad así como de su evolución: fases clínicas, sintomatología más característica, precauciones que deben de tomar, necesidades asistenciales y algún consejo práctico para el cuidado de estas personas enfermas. En lo que se refiere a las fases de la enfermedad, por un lado coincidimos con Bermejo en 1995, en que es una práctica necesaria la de crear una gradación de las demencias -las tres fases establecidas de forma clínica- para poder establecer su pronóstico, posible evolución así como evaluar su tratamiento y requerimientos sociales y familiares de dicha enfermedad; pero por otro lado, también consideramos al igual que otros autores (Danner y cols. 1993; Perlado y cols., 1995;Buckwalter y cols., 1995) que cada paciente evoluciona a un ritmo y de un modo distinto a otro paciente afectado por la misma enfermedad de Alzheimer. En general, cada paciente lleva su propio curso de enfermedad y un enfermo de Alzheimer puede presentar toda la sintomatología descrita en cada una de las fases clínicas de la enfermedad, o puede solamente presentar una parte de dicha sintomatología y/o manifestar otros síntomas distintos que no se encuadren en cada una de las fases descritas y que cualquier otro enfermo de Alzheimer no presente nunca. En definitiva creemos que, cuando un miembro de la familia padece la enfermedad de Alzheimer, todos los restantes miembros de ésta van a tener que Noelia Durán Gómez 33 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida aportar algo de su vida personal. Por tanto, conviene buscar la situación que sea más acertada para cada familia en concreto. La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (1995), considera que con frecuencia una de las hijas suele constituirse en cuidadora principal, aunque otros familiares o cuidadores la ayuden. Es muy importante evitar desde el principio que el nuevo rol establecido cuidador-demente le absorba hasta el extremo de que la persona cuidadora vea invadida su vida privada, y esto le provoque tanta sobrecarga que no pueda llevar a cabo de forma eficaz su tarea de cuidado. Para poder cuidar bien al familiar afectado por la demencia, es necesario que el cuidador se encuentre descansado y tranquilo emocionalmente, porque sólo de esta forma el tiempo de cuidado que le dedique a su familiar será efectivo y de calidad. Muchas veces, y aunque resulte paradójico, no siempre están dispuestos los cuidadores de los enfermos de Alzheimer a reconocer el sufrimiento emocional que padecen. Es relativamente frecuente que el cuidador niegue soportar un peso superior a sus fuerzas, y se oponga a que alguien dude de su capacidad física y psíquica para ocuparse del cuidado de su familiar (Perlado, 1995). Y creemos que precisamente los cuidadores son las personas que más ayuda necesitan de todo tipo (emocional, psicológica, etc.) porque dichos cuidadores son las “segundas víctimas” del Alzheimer, como se las ha venido llamando (Perlado, 1995). La A.F.A. (1994), nos relata las principales características que padece el cuidador principal de un enfermo de Alzheimer: 1. Está expuesto continuamente a una gran sobrecarga tanto física como emocional. 2. El cuidador (o cuidadores) suele asumir la responsabilidad absoluta del enfermo en todo lo que concierne a su medicación y tarea de cuidado, en general. 3. Debido al vínculo de dependencia que crea el familiar afecto de demencia con su cuidador, este último va perdiendo poco a poco su independencia. 4. El cuidador se olvida de sí mismo, no tomándose el tiempo libre que necesita para descansar; los hobbies o aficiones que tenía los abandona, deja de comunicarse con los amigos, etc. Es decir, acaba paralizando durante algunos años su proyecto de vida. Noelia Durán Gómez 34 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida Por lo expuesto anteriormente, vemos que el cuidador principal puede llegar a tener importantes trastornos psicológicos, a no ser que cambie su forma de vida. Por tanto, deberá solicitar ayuda a sus familiares para que estos últimos se ocupen del cuidado del enfermo al menos durante algunas horas al día. De esta forma, podrá tomarse su tiempo de descanso, dedicarse a sus aficiones y, entonces, posiblemente le sea más llevadera esta enfermedad. Consideramos que la enfermedad de Alzheimer es un asunto de la familia, en su conjunto, y todos tienen su papel y responsabilidad en el cuidado de su familiar enfermo. Sería óptimo que existiese entre los familiares una comunicación abierta, con el propósito de repartir a cada miembro de la familia sus respectivas tareas de cuidado y, de esta forma asegurar que el peso del cuidado del enfermo no recaiga sobre un solo cuidador, el “cuidador principal”, que generalmente suele asumir toda la responsabilidad de cuidado. En algunos estudios de cuidadoras informales de pacientes crónicos, se encontró que entre los síntomas percibidos se destacan cefaleas, cansancio, dorsalgias, sensación de depresión, insomnio, dolores articulares y fatigas. Se identificaron problemas psicoafectivos, donde el mayor porcentaje se derivaba del rol cuidador (34%) y el 12% se originaba a partir del sentimiento de culpabilidad por delegar funciones del cuidado. Todos los CPI describieron pérdida de amistades, cambios de hábitos de vida, sentimientos negativos por la persona que cuidan, conflictos de rol hacia la familia, abandono de las actividades laborales, deterioro en las comunicaciones conyugales y descuido en la imagen corporal. Respecto al estado de salud, el 57% percibía su salud física como regular; el 65% describía su salud emocional como regular; el 39% percibía su estado de salud cognitivo como regular y el 63% percibía su estado de salud social como bueno (Jofré y cols., 1995). Escudero y cols., en 2001 realizaron un estudio observacional, descriptivo y transversal con 32 cuidadores mediante una entrevista presencial domiciliaria. Los resultados del estudio ratifican que los Noelia Durán Gómez 35 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida cuidadores informales son fundamentalmente mujeres. Se observa un grupo de cuidadores más jóvenes (hijos), con un ligero incremento de hombres. Los autores plantean que cuidar a familiares dependientes o con enfermedades crónicas supone estados de nerviosismo, falta de descanso, problemas para dormir, dificultad para relacionarse socialmente, dolores físicos y necesidad de vacaciones. Establecen que las familias son solidarias con los dependientes y los mantienen en el hogar, señalando que las principales razones para cuidar de sus familiares son el cariño y el deber. A pesar de que los cuidadores mayoritariamente cuentan con ayudas informales que provienen de su red de relaciones familiares y sociales, existe un porcentaje que manifiesta no disponer de las mismas. Con relación a las ayudas que les gustaría recibir del sistema formal, aceptan lo que reciben sin cuestionamientos. Es importante destacar que los cuidadores perciben que las ayudas se dirigen fundamentalmente a los dependientes y no a ellos. En este sentido del apoyo social de los CPI, en los últimos años ha aumentado considerablemente el número de investigaciones sobre el impacto del apoyo social sobre este proceso. Existen números estudios que demuestran que un bajo nivel de apoyo social influye negativamente sobre el estado de salud dando lugar a síntomas orgánicos, psíquicos y psicosomáticos (De la Revilla y cols.,2005), pero sobre todo interviniendo en el curso de los problemas psicosociales, ya que la presencia de apoyo social se considera como un factor muy importante para prevenir o actuar, por un mecanismo tampón o amortiguador, frente el efecto negativo de los acontecimientos vitales estresantes. El concepto apoyo social intenta contemplarse como un conjunto de dimensiones que recogen aspectos cuantitativos y cualitativos. El componente cuantitativo o estructural del apoyo social se refiere al abanico e interconexión de recursos que lo posibilitan, y como indicador se utiliza el número de personas o el tamaño de la red social que comprenden sus contactos. El apoyo social cualitativo, con un carácter más multidimensional, se refiere al sentimiento positivo o negativo que Noelia Durán Gómez 36 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida adquieren las funciones básicas de las relaciones interpersonales en la persona que lo recibe (De la Revilla y cols.,1991; De la Revilla y cols.,2005; Costa y cols., 2007). Otros estudios, apuntan además, que el fenómeno de la dependencia puede ser bidireccional. Está claro que el paciente dependiente necesita de su cuidador, pero a veces también se desarrolla un proceso de dependencia del cuidador respecto del familiar al que cuida. Muchos cuidadores se aíslan de la red social, viven sólo y exclusivamente para el familiar al que cuidan, transformando la díada cuidador-mayor dependiente en un sistema cerrado (Brodaty, y cols., 2003). Cada vez son más los enfermos con demencia y sus cuidadores son sin ningún género de duda los más estudiados y mejor conocidos. El cuidado de estos enfermos dura una media de entre 8 y 15 años y diariamente los cuidadores dedican entre 10 y 15 horas a atender a su familiar (Badia y cols.., 2004). En parte por ello habitualmente se ha considerado a los cuidadores de personas con demencia como un grupo singular, especialmente afectado emocional y físicamente por la situación de cuidado. Determinados estudios, han medido la sobrecarga con la escala de Zarit para estimar la probabilidad de desarrollar un trastorno psiquiátrico a 40 cuidadores de pacientes con Alzheimer, en la que en su mayoría correspondían a hijas de los enfermos, se encontró que un puntaje de 63 o más de sobrecarga es un predictor de distrés psicológico en los cuidadores (Martin y cols., 2002). Así, nos encontramos que los CPI son una población de riesgo para sufrir determinados trastornos psiquiátricos menores de los que sobresalen los cuadros depresivos. Ello determinada que, en algunos casos, se ponga en riesgo su trabajo como cuidador y la calidad de vida del mismo, y por ello la necesidad de mayor inversión de los sistemas de salud en la atención de la diada paciente y cuidador. Noelia Durán Gómez 37 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida 1.4.- TRASTORNOS DEPRESIVOS , "ROL" DE CUIDADOR DEL PACIENTE CON ALZHEIMER, OTROS TRASTORNOS NEUROPSIQUIÁTRICOS Y ESTRATEGIAS DE AFRONTAMIENTO Muchos estudios demuestran que existe una relación positiva entre la sobrecarga del cuidador y los resultados de una medición de depresión. Los hallazgos indican que los cuidadores más sobrecargados también son los que tienen mayor riesgo de desarrollar sintomatología afectiva (ansiedad o depresión). Es decir, la depresión y la ansiedad se correlacionan significativamente con la sobrecarga. En este sentido, se ha mostrado que intervenciones psicológicas breves resultan ser eficaces para disminuir la sintomatología afectiva, y que un programa de intervención debe ser multidimensional y abarcar aspectos tanto físicos como psicológicos e instrumentales (Singer y cols., 2005). De entre todas las posibles variables que pueden afectar al proceso de cuidado, es la presencia de determinados cuadros depresivos en el cuidador la que mayor atención ha recibido en este tipo de investigaciones, y sobre todo, en lo que respecta al cuidador del paciente con Alzheimer. Éstos se consideran una población de riesgo para dicho tipo de trastorno psíquico. Esta relación, se encuentra también para aquellos cuidadores que nunca han sido diagnosticados de depresión antes de asumir el "rol" o papel de cuidador (Dura y cols., 1991). La proporción de prevalencia de síntomas depresivos es alta en cuidadores fundamentalmente extraídos de la población general y se coloca en un mínimo del 38% y un máximo del 83% (Tabla 2). Tabla 2: Tasas de prevalencia de sintomatología depresiva en cuidadores de enfermos de Alzheimer Autor Año Lugar Pacientes/centros Casos% Cohen y Eisdorfer 1988 EEUU 53 Barusch 1988 EEUU Cuidores no recibían apoyo comunitario Cuidadores en la comunidad Drinka y cols. 1989 EEUU Centro geriátrico 83 Gallagher y cols. 1989 EEUU Cuidadores buscaban ayuda médica 46 Kiecolt-Glaser y cols. 1991 EEUU Cuidadores frente controles emparejados sociodemográficamente 38 Baumgarten y cols. 1992 Canadá Cuidadores frente a no cuidadores 38 67 (Baumgarten y cols., 1992; Drinka y cols. 1987; Cohen y cols., 1988; Barusch , 1988; Gallagher y cols., 1989; Kiecolt-Glaser y cols., 1991) Noelia Durán Gómez 38 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida Aunque podemos considerar las proporciones intermedias alrededor del 40% (Cohen y cols., 1988; Barusch, 1988; Gallagher y cols. 1989; Kiecolt-Glaser y cols., 1991), las que más se acercan a la realidad actual, ya que las diferencias encontradas se deben a distintos problemas metodológicos de estos estudios. Dado que las funciones de cuidador van asociadas en muchos de los casos a personas mayores de 65 años, también se ha asociado a una mayor mortalidad del cuidador (Schulz y cols., 1999). Normalmente las mujeres informan de mayor prevalencia de sintomatología depresiva, aunque parece que los hombres ocultan dicha sintomatología. Diferencias en mecanismos de afrontamiento podrían explicar la diferencia de sintomatología encontrada entre ambos géneros de cuidadores en los autocuestionarios sobre carga del cuidador y depresión (Clyburn y cols. 2000). Además de la presencia de sintomatología depresiva, los otros dos factores más estudiados en su asociación con la carga del cuidador han sido la presencia de conductas molestas del paciente y la ausencia de apoyo social (Mittelman y cols., 1996). Basándonos en una investigación de Bergman-Evans, e n 1994, se observó una menor sobrecarga en el cuidador principal cuando éste recibía el apoyo social de sus familiares allegados, vecinos, etc. mientras que los que no recibían apoyo social eran más propensos a padecer depresión y a sentir angustia. Haley y cols., en 1987, observaron que el mejor predictor de la depresión se daba cuando el cuidador evaluaba el nivel de deterioro del enfermo. Por tanto, se refiere a la sobrecarga subjetiva experimentada por el cuidador y no tanto a la objetividad de tal declive. En ciertos estudios parece claro que no es tanto la cantidad de apoyos sociales, es decir, la cantidad de personas que ayudan al cuidador, como la satisfacción con el apoyo social, la que explica una menor afectación emocional en los cuidadores (Vitaliano y cols., 1991; Mittelman y cols., 1995). Así, los cuidadores más satisfechos con su red social experimentan unos menores niveles de depresión, sin que manifestaciones específicas del apoyo social como son el número de visitas, llamadas telefónicas o de ayuda de otros familiares y amigos se asocien significativamente con unos menores niveles de depresión del cuidador principal. Por el contrario, quienes consideran que el apoyo social que reciben es insuficiente presentan un mayor consumo de psicofármacos. En este mismo sentido, las investigaciones que diferencian entre apoyo social instrumental (contar con un segundo cuidador) y apoyo social emocional (contar con relaciones de confianza), encuentran que es este último tipo de apoyo y no el primero el que se asocia con unos menores niveles de depresión (Zunzunegui y cols., 1999; Noelia Durán Gómez 39 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida Zunzunegui y cols., 2002). La cantidad de relaciones sociales es menos importante que su calidad, y la ausencia de apoyo emocional, afectivo, es mejor predictor de problemas que otros tipos de apoyos. Percibir cariño por parte de los demás, tener personas con quienes poder compartir sus problemas... actúa como un amortiguador del estrés que provoca la situación de cuidado Pero, las relaciones entre cuadros depresivos y papel de cuidador no son unívocas, sino que van a estar afectada por las variables mediadoras a las que aludíamos anteriormente. Las investigaciones psicosociales sobre dichas variables han puesto de manifiesto cuatro conjuntos de variables con respecto al CPI: Salud física. Esta puede estar deteriorada por el exceso de trabajo que supone tener al cuidado una persona a cargo, además, de las obligaciones cotidianas. Pero sobre todo, debe tenerse en cuenta cuando el cuidador pertenece a un rango de edad, en donde, se va a dar un deterioro de la misma. Ello conlleva un menoscabo de la fuerza y energía que son necesarias para realizar las funciones de cuidado (Haley y cols., 1987). Recursos psicológicos. Se consideran de forma general aquellas variables que conforman la personalidad del cuidador y que van a modular la forma y la disponibilidad en dispensar cuidado (Hooker y cols., 1992). Así, rasgos de optimismo frente a rasgos de pesimismo, se ha encontrado (Billing y cols., 2000) que pueden influir en la ausencia o presencia de rasgos depresivos en el cuidador; también, aspectos de espiritualidad o religiosidad (McKee y cols., 1992) sirven para neutralizar los rasgos depresivos. Por otra parte, para el papel de cuidador, se han estudiado determinados mecanismos de afrontar problemas que son más útiles (Haley y cols., 1987; Hooker y cols. 1992; McKee y cols., 1992; Folkman, 1997; Billings y cols., 2000) como: la estrategia de resolución de problemas y la reevaluación positiva del mismo. Recursos sociales. La asociación, ya clásica, entre disponibilidad de agentes sociales (núcleo familiar o de amistades) para hacer frente a situaciones estresantes cotidianas constituye un factor protector frente a rasgos ansiosos-depresivos en sujetos de la población general. Se considera que tener un núcleo familiar o de amistades con las que compartir las dificultades son un factor de prevención de problemas Noelia Durán Gómez 40 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida depresivos. Dicho factor es aún más importante cuando se realiza el papel de cuidador principal (por ser más vulnerables a padecer una sintomatología depresiva). Concretamente, en el caso de agentes sociales que son profesionales de la salud, su disponibilidad, es aún mas esencial en el contexto social del cuidador primario, ya que éstos va a ser una fuente de apoyo psicocosocial para el mismo (Gallo, 1990). Hay otros aspectos sociológicos como por ejemplo el nivel económico, en particular el tipo de sueldo, que pueden afectar al papel de cuidador. d) Sucesos estresantes. De forma general todos aquellos sucesos vitales negativos del cuidador (como por ejemplo, la muerte de un ser querido), que hayan sucedido en la vida del cuidador, en el último o anteriores años, van a mermar los recursos psicosociales disponibles para su papel del cuidador (Russo y cols., 1995). Pero, específicamente, se consideran como importantes, todos los nuevos cambios negativos que supone la progresión de la enfermedad de la persona a la que se cuida, sobre todo los reajustes en cuanto a las necesidades instrumentales del que realiza el cuidador (Haley y cols., 1989; Vitaliano y cols. 1991;). Este malestar psíquico en los cuidadores, manifestado mediante síntomas depresivos, conduciría a un peor funcionamiento en diversas áreas, que a su vez reduce el reforzamiento social y la autoestima, lo que a su vez, aumenta el malestar emocional. Además este malestar emocional se asocia consistentemente con percepciones negativas sobre la propia salud individual de cada cuidador. Evidentemente, el malestar psíquico del cuidador y la no detección de trastornos depresivos repercute sobre distintos ámbitos (Tabla 3 y 4). Tabla 3. Repercusiones de la morbilidad psíquica 1. Para los cuidadores: - Desventaja social. - Desventajas biológicas. - Insatisfacción por los errores en el diagnóstico y en el manejo 2.- Para el sistema sanitario y la sociedad en general: •Altos costes. •Enorme repercusión en el uso de los servicios. •Organización de los servicios. •Distribución de los recursos. - Necesidades de formación Noelia Durán Gómez 41 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida Tabla 4. Consecuencias de la no detección de morbilidad psíquica Mayor duración de trastornos emocionales Mayor número de quejas somáticas Mayor número de visitas al médico Mayor número de pruebas diagnósticas Mayor número de tratamientos sintomáticos Menor probabilidad de recibir tratamiento especializado Aumento del coste económico Peor pronóstico de trastornos emocionales Determinados estudios (Aldana y cols., 2012), apuntan en relación a las alteraciones psicológicas, se ha encontrado que los cuidadores familiares sufren distintos grados de depresión, ansiedad, conflictos familiares (pérdida de su autoestima y disminución de su autoeficacia, y finalmente agresividad hacia el paciente u otras personas. Los cuidadores de personas mayores dependientes en numerosas ocasiones tienen que hacer frente a un amplio abanico de problemas. Las dificultades son numerosas e importantes. Algunas se pueden modificar y otras no. Quizás por ello los cuidadores utilicen distintas estrategias de afrontamiento. En ocasiones tratan de afrontar activamente los problemas, mientras que en otras su estrategia es la evitación. Se ha comprobado que tratar de realizar un análisis lógico de la situación o una búsqueda de solución a los problemas que se plantean se relaciona con mejores niveles del estado de ánimo de los cuidadores (Haley y cols., 1987). Afrontar activamente los problemas se asocia con menores niveles de depresión (Goode y cols.., 1998; Haley y cols.., 1996), mientras que la utilización de la evitación como estrategia de afrontamiento se asocia con mayores niveles de depresión (Haley y cols., 1996), mayores niveles de ansiedad, mayores problemas de salud mental general y con una mayor interferencia de la salud sobre las actividades de la vida cotidiana (Vedhara y cols., 2001). Parece claro que el uso de la evitación no disminuye, sino que incrementa, los problemas de salud mental de los cuidadores; mientras que afrontar activamente los problemas contribuye a una disminución de los problemas de salud mental del cuidador. Huir deliberadamente del problema puede contribuir a una disminución Noelia Durán Gómez 42 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida inicial del malestar, pero finalmente sólo consigue su ampliación. No obstante, pese a que la evitación no parece recomendable como estrategia de afrontamiento, la eficacia de los distintos tipos de afrontamiento, puede depender tanto de la naturaleza de los estresores como del nivel de malestar emocional que presente el cuidador (McKee y cols.., 1997; Morris y Morris, 1993; Muela, Torres y Peláez, 2002). 1.5.- CALIDAD DE VIDA RELACIONADA CON LA SALUD (CVRS). El aumento de la dependencia del paciente produce un aumento en el grado de esfuerzo del cuidador que repercute en su salud y bienestar, y en definitiva, afecta a su calidad de vida relacionada con la salud, hasta el punto que el hecho de ser cuidador se ha relacionada con una mayor mortalidad (Schulz y cols., 1999). Algunos estudios refuerzan la diferencia conceptual que existe entre sobrecarga y calidad de vida, y sugieren que la última puede mejorar incluso cuando existe sobrecarga en los cuidadores, y que la investigación sobre la salud de los CPI, debe complementarse con medidas de la calidad de vida o de aspectos relacionados (Moral y cols., 2003; Argimon y cols., 2003). Con respecto a la CVRS, no hay una definición universalmente aceptada, por lo que encontramos diversas definiciones, como “la medida en que se modifica el valor asignado a la duración de la vida en función de la percepción de limitaciones físicas, psicológicas, sociales y de disminución de oportunidades a causa de la enfermedad, sus secuelas, el tratamiento y/o las políticas de salud” (Patrick y Erikson, 1993), o “la percepción subjetiva de las influencias del estado de salud actual, los cuidados sanitarios, y la promoción de la salud sobre la capacidad del individuo para lograr y mantener un nivel global de funcionamiento que permite seguir aquellas actividades que son importantes para el individuo y que afectan a su estado general de bienestar” (Naughton y cols., 1996). Según Schalock y cols., en 2003,la calidad de vida es un constructo multidimensional que incluye el bienestar emocional, las relaciones interpersonales, el bienestar material, el desarrollo personal, el bienestar físico, la autodeterminación, la inclusión social y los derechos. Por otra parte, el concepto de calidad de vida relacionada con la salud agrupa elementos que forman parte del individuo, así como aquellos que, externos al individuo, interaccionan con él y pueden llegar a cambiar su estado de salud (Badía y cols., 2004). La calidad de vida relacionada con la salud es un concepto que refleja las actitudes y conductas físicas, emocionales y sociales de un individuo, Noelia Durán Gómez 43 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida relacionado con su estado de salud previo y actual. Por lo tanto, la calidad de vida relacionada con la salud traduce la influencia que la salud tiene sobre las actitudes y el comportamiento en la vida diaria de las personas. Este concepto depende de la subjetividad del individuo, de forma que, a iguales estados de salud, pueden corresponder percepciones diferentes de calidad de vida, y por lo tanto diferentes capacidades para realizar aquellas actividades importantes para el individuo. La calidad de vida a la que se refieren las publicaciones biomédicas en general es la ‘calidad de vida relacionada con la salud’ (CVRS). La CVRS como concepto incluye juicios de valor de la persona sobre su estado de salud y el apoyo recibido por su entorno. La CVRS se determina mediante escalas o cuestionarios que pueden ser genéricos o específicos de trastornos concretos. Los cuestionarios genéricos sirven más para evaluar grupos o poblaciones; los específicos son a priori más útiles para valorar cambios. En la demencia, la determinación de la CVRS, por una parte, está limitada por los trastornos cognitivos y, por otra, debe incorporar elementos externos en relación con las actividades y conductas positivas remanentes. La evaluación de la CVRS en demencia es factible en modo similar a otros trastornos, aunque en fases avanzadas la evaluación personal del paciente se sustituya por la impresión de un informador fiable Baquero y cols., 2009). Como síntesis, podemos basarnos en cuatro conceptualizaciones básicas de CVRS: “primero, la calidad de las condiciones de vida de una persona; segundo, la satisfacción experimentada por la persona con dichas condiciones vitales; tercero, la combinación de los dos componentes anteriores; y cuarto, esta combinación ponderada por la escala de valores, aspiraciones y expectativas personales”. A pesar de este carácter individual de la CVRS, la relatividad histórico-cultural y socioeconómica así como la variabilidad de los distintas etapas de la vida influyen en ella (Minayo y cols., 2000). Así, para la OMS, la calidad de vida es “la percepción del individuo de su situación en la vida, dentro del contexto cultural y de valores en que vive, y en relación con sus objetivos, expectativas, estándares y preocupaciones” (WHOQOL Group, 1993). Es evidente que la enfermedad y su tratamiento pueden afectar el bienestar físico, psicológico, social y espiritual. De esta forma, la CVRS de la persona enferma es la resultante de la interacción del tipo de enfermedad y su evolución, la personalidad, valores, creencias e historia del paciente; el grado de cambio que se produce en su vida, el soporte social recibido y percibido, los mecanismos de afrontamiento y la etapa de la vida en que se produce la enfermedad. La CVRS Noelia Durán Gómez 44 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida representa el impacto de la enfermedad sobre la percepción y satisfacción del paciente con su propia salud, y tiene en cuenta sus expectativas, prioridades, motivaciones y aspiraciones en el proceso de toma de decisiones en salud (Schwartzmann, 2003). Una calidad de vida ‘alta’ y ‘óptima’ implicaría un intelecto sin alteraciones, carecer de todo tipo de problemas mentales, un puesto de trabajo satisfactorio, estar rodeado de amigos y familia- res, la seguridad económica, un hogar agradable, tener la sensación de plena felicidad, etc. Esta ‘alta CV’ está alejada de la realidad de la demencia, cuya definición comporta deterioro cognitivo y/o conductual. Aunque las diferencias entre la CV ‘ideal’ y la CV ‘real’ son muy notables, los equipos y/o profesionales de- dicados al diagnóstico y tratamiento de las personas con demencias tienen la obligación de fijar como uno de sus principales objetivos conseguir mejorar la CV tanto de los enfermos como de sus principales cuidadores. Esto es fácil de afirmar, pero muy difícil de resolver y de cuantificar (Aguilar, 1998). La CVRS es, por tanto, un constructo dinámico y multidimensional, que depende tanto de los aspectos objetivos como subjetivos de la salud, que engloban la calidad de vida y el grado de satisfacción del paciente de su propia salud, aportando un resultado de salud que se centra en la persona y no en los meros aspectos biomédicos y clínicos de la enfermedad (Soto y Failde, 2004; Bakas y cols., 2012). Si bien la incorporación de las medidas de calidad de vida relacionadas con la salud representa uno de los avances más importantes en materia de evaluaciones en salud, no existe aún la claridad suficiente respecto a una base conceptual compartida. En referencia a estudios sobre la calidad de vida de los cuidadores familiares, algunos autores señalan la importancia de utilizar mar- cos teóricos que guíen la investigación y de que el instrumento de medida debe estar fundamentado en la teoría (Raina y cols.., 2004). 1.5.- NTERVENCIONES PSICOSOCIALES SOBRE LOS CUIDADORES DE PACIENTES CON ALZHEIMER Y MEDIDAS DE APOYO NECESARIAS Para que el cuidador principal pueda mantener un buen nivel de calidad de vida se debe aliviar la sobrecarga y sus repercusiones de forma efectiva. La sobrecarga puede ser reducida de forma indirecta con el tratamiento de la enfermedad o directamente con programas de intervención sobre el propio Noelia Durán Gómez 45 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida cuidador. Las intervenciones de apoyo al cuidador son eficaces para la prevención y tratamiento de su excesiva carga. Son programas con actividades y evaluaciones periódicas de las cuales sus acciones que desarrollan son de psicoeducación grupal o individual, grupos de apoyo, contacto telefónico o por Internet, implicación de la familia, programas educativos, resolución de problemas, y facilitación de recursos disponibles. Dado el coste para los servicios sanitarios que supone la institucionalización del paciente con Alzheimer de una parte y la pérdida para la familia con un paciente con esta enfermedad sobre todos en sus fases iniciales e intermedias por otra, así como, la importancia del apoyo a los cuidadores de pacientes con Alzheimer se está produciendo un gran avance en el desarrollo de programas de intervención psico-educativa a los cuidadores familiares de estos pacientes, en los países desarrollados, recogidos en la literatura científica. Así, grupos de apoyo, consejo psicológico individualizado, centros de día, ayuda domiciliaria profesionalizada, suelen estar disponibles para que el cuidador disponga de un apoyo profesional en sus tareas de cuidado a largo plazo. Se ha comprobado (Mittelman y cols., 1996) que programas de mejora de la calidad de vida del cuidador del paciente de Alzheimer que vive en familia, retrasan la institucionalización del paciente con el consecuente ahorro para los sistemas sanitarios y que determinados cuidados dispensados a domicilio o determinados planteamientos educacionales y de apoyo social más cercanos a la comunidad repercuten en un menor uso de servicios hospitalarios de corta y larga estancia, lo que supone un ahorro del coste sin menoscabo de el servicio prestado a los pacientes (Biurrun 2001; Newens AJ y cols. 1995; Whitlach CJ y cols., 1991; Montorino I y cols., 1995). Mittelman y y cols., en 1996, realizaron un ensayo clínico (Gráfico 1) con asignación de sujetos al azar a un grupo control y otro experimental en donde el primero recibía el tratamiento usual y el segundo se aumentaba el apoyo social a los cuidadores (básicamente por disponibilidad de grupos de apoyo y de consejo psicológico individualizado). Se encontraron diferencias significativas en cuanto al retraso en la institucionalización del paciente en el grupo experimental que lo hacía más tarde que los que fueron asignados al grupo control. Noelia Durán Gómez 46 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida Grupo tratamiento (n=103) Grupo control (n=103) Diagnóstico inicial y orientación Mayor apoyo psicosocial (1) Sesiones familiares, grupos de apoyo, sesiones individuales. Apoyo psicosocial usual Figura 1. Efectividad de una intervención psicosocial (Mittelman y cols 1996) Las revisiones acerca de las experiencias de apoyo a los cuidadores aportan perspectivas diversas. En la revisión sistemática de evidencia científica 9 de 11 estudios muestran que las intervenciones de apoyo en los cuidadores son beneficiosas y aun más efectivas si se combinan el apoyo emocional, apoyo educativo y recursos que si solamente se trato uno (Zabalegui y cols., 2008). En esta revisión de ensayos clínicos de 15 artículos con grupo experimental y grupo control se afirma que las intervenciones en los cuidadores tienen efectos significativos sobre la sobrecarga de un 40%, la ansiedad 50% y la depresión 90%. Otra revisión sistemática sobre estudios observacionales mostró que las intervenciones terapéuticas sobre los cuidadores de personas con demencia tenían una moderada eficacia sobre la ansiedad, depresión o sobrecarga. Existía discrepancia entre la percepción de los investigadores y la de las familias que la valoraban como muy positiva(Thompson y cols., 2000; Gitlin y cols., 2001; Gitlin y cols., 2003;Brodaty y cols., 2003; Teri y cols., 2005;Gallaguer y cols., 2007;) Con las intervenciones individualizadas y realizadas en el domicilio del cuidador se obtuvieron mejores resultados, ya que se adaptaban mejor a sus circunstancias concretas. Resumiendo lo que la evidencia científica afirma, es que la carga se minimiza o se soporta mejor si existe soporte interno y externo y si los distintos protagonistas gozan de tiempo para su propio cuidado y para seguir mejorando en su labor de Noelia Durán Gómez 47 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida cuidar. El mejor tratamiento de la sobrecarga es su prevención y ésta se logra y ejerce a través de la información, educación, soporte profesional, red social y familiar sólida y obtención de recursos. Después de revisar la literatura referente a las intervenciones de apoyo al cuidado informal, se entiende que éstas corresponden al conjunto de medidas adoptadas para facilitar, por un lado, la permanencia de la persona dependiente en la comunidad garantizando unos cuidados de calidad, y por otro lado, a aquellas dirigidas a aminorar el impacto que supone para la familia el cuidado de un familiar dependiente. En cuanto a las medidas de apoyo, Carretero y cols. en 2006, distingue fundamentalmente dos tipos medidas. De un lado, el apoyo proporcionado por la red informal, es decir, familiares y amigos, y de otro, el apoyo formal proporcionado por las instituciones. El apoyo procedente de familiares y amigos se traduce fundamentalmente en actividades que abarcan desde las visitas frecuentes a la persona dependiente y al cuidador, la ayuda instrumental de atención directa a la persona que re- quiere los cuidados y el apoyo emocional. En cuanto a los servicios formales de apoyo sanitario y social en España, existen, básicamente, los Programas de Atención Domiciliaria procedentes de los servicios de Atención Primaria y hospitalaria, los Servicios de Atención Domiciliaria, procedentes de los servicios sociales de los ayuntamientos, los Centros de Día que proporcionan asistencia social y sanitaria durante el día y los centros residenciales, que prestan atención, en régimen de ingreso durante las 24 horas del día a las personas dependientes, bien de forma temporal o de larga estancia. Estos servicios también se denominan, fundamentalmente en la litera- tura internacional, servicios de respiro, ya que su finalidad es aliviar al cuidador de forma periódica o temporal de su responsabilidad y de las demandas de cuidado. También se deben tener en cuenta, por su labor de apoyo a las personas dependientes y a sus cuidadores, las asociaciones de afectados y de familiares existentes, los grupos de voluntarios y de autoayuda, a pesar de que estas agrupaciones no se pueden considerar propiamente como servicios formales. Algunos estudios , básicamente dirigidos a cuidadores de enfermos con demencia, Noelia Durán Gómez 48 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida corroboran que el apoyo procedente de estos servicios formales influye sobre el bienestar del cuidador, aliviando o disminuyendo su sobrecarga, favorecen la continuidad de la asistencia del cuidador familiar en el domicilio y evitan la institucionalización prematura de la persona dependiente (Fernández y cols., 2001). También en una revisión sistemática sobre modelos de intervención comunitaria en personas dependientes y en sus cuidadores se pone de manifiesto que existe cierta evidencia de que cuidados de respiro o descanso para el cuidador producen cierto beneficio en la salud física y mental y en la disminución de la carga de los mismos, mostrándose éstos muy satisfechos con los programas de respiro (Mason y cols., 2007). Sin embargo, algunos autores señalan que la relación entre el uso de los servicios formales y la menor carga del cuidador es todavía compleja, ya que estos servicios no alcanzan un papel tan predominante como para ser capaces de disminuir de forma significativa la sobrecarga del cuidador (Tárrega y cols., 2000). En un estudio sobre cuidadores de personas mayores, éstos manifiestan que los servicios de ayuda a domicilio tienen poca cobertura y no dan respuesta a sus necesidades, sin embargo están muy satisfechos (Carretero y cols., 2006). En este sentido, estos autores, afirman que la provisión del Servicio de Atención Domiciliaria procedente de los servicios sociales municipales no alivia de forma significativa la sobrecarga experimentada por los cuidadores familiares. Señala que una de las razones de su falta de efectividad puede ser que la ayuda es poco frecuente y presta muy pocas horas de servicio a la semana, proporcionando por lo tanto muy poco alivio a los cuidadores; otra razón que sugiere a la falta de efectividad de este servicio es que éste no cubre todas las necesidades que presentan las personas dependientes y sus cuidadores. Algunos de los servicios formales citados y otras instituciones desarrollan intervenciones o programas de apoyo a los cuidadores. Algunos de estos programas se han diseñado a partir de asociaciones de afectados de Alzheimer. Otros programas se han llevado a cabo desde los servicios sanitarios y sociales y existen experiencias que han nacido como iniciativas de grupos de profesionales. A algunas de estas intervenciones, y a los resultados obtenidos se va a hacer referencia, brevemente, a continuación. Se han descrito, tanto a nivel nacional como internacional, diversos tipos de Noelia Durán Gómez 49 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida intervenciones de apoyo a los cuidadores de personas dependientes, esencialmente enfermos con demencia, con el fin de mejorar los cuidados al enfermo y la salud del cuidador. Muchas de las intervenciones realizadas se refieren a intervenciones educativas, mejoras en las estrategias de comunicación, y de solución de problemas, consejo individual y grupal, uso del teléfono, modificaciones en el hogar, etc. Algunos estudios demuestran la eficacia de estas intervenciones en forma de disminución de la prevalencia de la ansiedad y/o depresión del cuidador, en la reducción de la sobrecarga del mismo, y en el retraso de la institucionalización del enfermo (Brodaty y cols., 2003; Graff y cols., 2007; Guerrero y cols., 2008; López y cols., 2007; Mittelman, Roth, Clay y Haley, 2007; Chee, y cols., 2007). Otros autores describen los beneficios de un programa piloto de formación del cuidador de enfermos con demencia, llevado a cabo a través de un servicio de enfermería especializada. El programa de formación pretendía capacitar al cuidador en pautas de manejo para los trastornos de conducta del enfermo, en estrategias de autocuidado del cuidador y en la utilización de los recursos sociosanitarios. Los resultados demuestran un cambio en la reacción de los cuidadores ente los problemas conductuales y un incremento en el cuidado de sí mismos, pero no se aprecia una disminución significativa de la sobrecarga percibida por el cuidador (Sánchez y cols., 2001). Sin embargo, otros autores consideran que no se ha encontrado una reducción significativa de la sobrecarga de los cuidadores que han participado en programas de apoyo (entrenamiento de los cuidadores, educación, uso del teléfono, etc.) (Mackenzie y cols., 2007). Así, Alonso y colaboradores realizaron un estudio con el objetivo de evaluar la sobrecarga de los cuidadores tras el desarrollo de un programa educativo. Se comparó la carga antes y después de la intervención sin que la diferencia fuera estadísticamente significativa, aunque sí fue valorada esta experiencia positivamente tanto por parte de los cuidadores como de los profesionales (Alonso y cols., 2004). En otras dos revisiones sistemáticas tampoco se aprecia un beneficio notable en la sobrecarga de los cuidadores posterior a un programa de apoyo (Brodath y cols., 2003; Thompson y cols., 2000). Noelia Durán Gómez 50 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida Igualmente, en un estudio realizado con el objetivo de evaluar la existencia de una relación entre el soporte de enfermería a domicilio y la claudicación del cuidador informal, no se han encontrado diferencias estadísticamente significativas entre la satisfacción del cuidador informal sobre el soporte de enfermería y el riesgo de claudicación de éste, a pesar de que se observa un alto nivel de satisfacción de los cuidadores por el soporte recibido (Ubiergo y cols., 2005) . En resumen, la literatura científica revisada respecto a este tema aporta resultados contradictorios, lo cual indica que, si bien la necesidad y utilidad de las intervenciones de apoyo al cuidador es incuestionable, aún no está bien demostrada. Argimón en 2004, señala que la calidad metodológica de los ensayos clínicos es escasa y no permite afirmar categóricamente que las intervenciones de apoyo a los cuidadores no sean eficaces. Sigue afirmando que en la mayoría de estudios la muestra es muy reducida y se contemplan variables de respuesta diferentes; así mismo, el tiempo de seguimiento ha sido corto. También Losada en 2005 afirma que, para evaluar la eficacia de las intervenciones de apoyo a los cuidadores, es importante poder identificar los contenidos y procedimientos que conforman un programa de intervención, el tiempo dedicado al aprendizaje por parte de los cuidadores, la adecuación en la selección de la variable respuesta, el control de variables externas al estudio y en definitiva poder mejorar el diseño de los estudios. En un meta-análisis llevado a cabo por Pinquart y Sörensen, en 2006, entre los estudios realizados a tal efecto desde 1982 hasta 2005, recoge que las intervencions realizadas sobre los CPI hasta tuvieron pequeños efectos pero significativos sobre la carga, la depresión, el bienestar subjetivo, la capacidad/ conocimiento y síntomas de la persona a quien cuida. Sólo las intervenciones de múltiples componentes reducen el riesgo de institucionalización. Las intervenciones psicoeducativas que requieren la participación activa de los cuidadores tuvieron los efectos más amplios: efectos de la terapia cognitivo-conductual, el apoyo, el asesoramiento, la formación del receptor de cuidados, y las intervenciones de múltiples componentes fueron más determinantes en la disminución de la carga del cuidador. Noelia Durán Gómez 51 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida La mayoría de las intervenciones siempre han sido las intervenciones psicosociales dirigidas a disminuir la depresión del cuidador y la carga. En un estudio que incluyó a 694 cuidadores que recibieron intervenciones durante 12 meses, para determinar los cambios en la depresión y la carga, determinaron que no había resultados concluyentes con respecto a la naturaleza de las intervenciones para cuidadores de pacientes con EA y que debe ser objeto de investigaciones futuras (McGinnis y cols.,2006). En cambio otras investigaciones llevadas a cabo con CPI más recientes, sobre 300 cuidadores, mediante el uso de un programa educativo, concluye que éste fue eficaz en la mejora de la competencia del CPI y puede haber frenado el aumento previsto de la carga asociada con el cuidado de las personas con una demencia progresiva (Devor y Renvall, 2008). Pero para ello es necesario según otros autores, realizar una adecuada valoración del riego de los CPI como una herramienta de evaluación que se puede utilizar en la investigación, y la configuración de la comunidad clínica para orientar, establecer prioridades y objetivos necesarios áreas de apoyo para los cuidadores de pacientes con demencia (Czaja y cols, 2009). En los últimos años, se ha llevado a cabo intervenciones de naturaleza muy diversa, como el empleo de programas de entrenamiento y ejercicio físico (areróbico), y su beneficio en la atenuación de la carga del cuidador (Stella y cols., 2011), programas de intervención con ejercicio físico en domicilio sobre pacientes con EA para mejorar la situación del paciente y repercutir beneficiosamente sobre el cuidados (Suttanon y cols., 2012) y su sobrecarga. En cualquier caso, y al margen de la calidad metodológica de las intervenciones (Argimón, 2004), se considera que la efectividad de las actuaciones de apoyo a los cuidadores y a sus familiares dependientes, está vinculada a la organización y desarrollo presente y futuro de los servicios sociales y sanitarios. Así, los últimos estudios a este respecto exploran nuevas posibilidades como el uso de las tecnologías y novedosas oportunidades para las intervenciones para mejorar la calidad y el acceso a la atención médica, como aplicaciones de telemedicina para apoyar a los cuidadores familiares de demencia que proporcionan cuidados en el hogar (Williams y cols, 2013) o el uso de la gestión de casos, las nuevas tecnologías, las visitas domiciliarias de enfermería y los esfuerzos hacia la integración de los servicios existentes en un diseño holístico (Chiati y cols., 2013), y finalmente experiencias a través de diseños de programas basados en webs Noelia Durán Gómez 52 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida totalmente automatizadas y psicoeducativas (como la denominada “Diapason”) inspirada en un enfoque cognitivo, desde los diferentes servicios sanitarios y sociales, dinámica y personalizada, en la que los cuidadores no descartaron su interés en este tipo de intervención, y satisfacía sus necesidades (CristanchoLacroix y cols., 2015). Este trabajo se sitúa en el contexto de las perspectivas futuras del apoyo informal y de las consecuencias en los principales cuidadores y en la dinámica familiar, y por ende, en las relaciones intergeneracionales y bienestar del paciente con enfermedad de Alzheimer. Por otra parte, este estudio va dirigido a la reflexión y a la necesidad de ayuda demandada por los enfermos de Alzheimer y sus cuidadores principales como forma de prevenir la institucionalización, marginalización social y manipulación del paciente que sufre este tipo de demencia. Actualmente, se están desarrollando programas de ayuda domiciliaria para pacientes con Alzheimer. Citados programas tienen como objetivo el cuidado del paciente en un contexto comunitario. Los profesionales sanitarios implicados en dichos programas deben hacerse cargo de educar al cuidador sobre aspectos físicos, psíquicos y sociales, siendo estos últimos, a menudo obviados, en la relación de ayuda profesional de la salud-cuidador. Noelia Durán Gómez 53 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida 2. OBJETIVOS. Noelia Durán Gómez 54 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida 2.- OBJETIVOS. 2.1.- OBJETIVO GENERAL Teniendo en cuenta la variedad de factores psicosociales que afectan a los CPI de pacientes con enfermedad de Alzheimer, hemos seleccionados los más relevantes y aquellos que puedan ser analizados en nuestra Comunidad Autónoma. Nos hemos planteado estudiar el funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida. De entre los factores psicosociales elegidos nos han parecido pertinentes aquellos que al profesional de la salud que está en contacto con los CPI y con los EA le puedan ser de más utilidad y los más recogidos en la literatura científica sobre este tema. 2.2.- OBJETIVOS ESPECÍFICOS - Describir los perfiles sociodemográficos del Alzheimer y su paciente con enfermedad de cuidador principal informal, así como, los factores del entorno familiar. - Determinar la carga emocional y de trabajo de los CPI, estudiando la influencia de diversos factores que se asocian con el aumento o disminución de la carga del cuidador, generalmente relacionada con el grado evolutivo de la enfermedad y otros factores. - Identificar las consecuencias de cuidado, la presencia de morbilidad psíquica o malestar psíquico en el cuidador, y en particular, el nivel de sintomatología depresiva de los mismos. - Caracterizar la red de apoyos y recursos de los CPI, determinando el apoyo social percibido. - Analizar las repercusiones que tiene el rol de cuidador, en lo relativo a la influencia de diversos factores en la carga sobre su calidad de vida en las esferas física, psíquica y social, determinando los factores predictores de la calidad de vida de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer. - Establecer la posible asociación entre las variables: perfiles sociodemográficos del paciente y cuidador, carga del cuidador, malestar psíquico, sintomatología depresiva, apoyo social percibido y calidad de vida. Noelia Durán Gómez 55 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida 3. MATERIAL Y MÉTODOS Noelia Durán Gómez 56 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida 3. MATERIAL Y MÉTODOS 3.1. TIPO DE ESTUDIO. Se llevó a cabo un estudio descriptivo-analítico observacional transversal en una muestra de 350 cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer. 3.2. SUJETOS DE ESTUDIO. Los sujetos de estudio son cuidadores de pacientes con enfermedad de Alzheimer. La captación de los participantes fue por muestreo no probabilístico intencional o de conveniencia, a través de la Asociación de Familiares de Alzheimer y las consultas de Enfermería de los Centros de Salud de las diferentes áreas sanitarias que componen nuestro Servicio Extremeño de Salud, cumpliendo los criterios de inclusión y exclusión. A todos se les entregó un consentimiento informado que firmaron voluntariamente (Anexo 1). 3.3. CRITERIOS DE INCLUSIÓN Y DE EXCLUSIÓN. Criterios de inclusión. - Ser cuidadores principales informales de pacientes con EA de la Comunidad Autónoma de Extremadura. - Los pacientes incluidos en el estudio debían tener al menos un diagnóstico psiquiátrico de demencia degenerativa tipo Alzheimer o certeza clínica razonable de la misma. - Ser cuidadores principales informales de pacientes no institucionalizados. - El tiempo de prestación de cuidados por parte del cuidador debía ser superior a un año realizando de forma ininterrumpida esta función, entendiéndose como CPI al encargado de ayudar en las necesidades básicas e instrumentales de la vida diaria al paciente en la mayor parte del día sin recibir retribución económica por ello. En el caso de que existiera más de un cuidador se incluyó únicamente el principal (aquel sobre el que recae la mayor responsabilidad y gestión del cuidado). - Ausencia de trastornos psiquiátricos y/o consumo de psicofármacos en el cuidador. Noelia Durán Gómez 57 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida Criterios de exclusión. Ser cuidador formal del paciente con EA. Ser cuidadores principales informales de pacientes institucionalizados. Llevar menos de 1 año realizando de forma ininterrumpida la función de cuidador principal informal. Aquellos casos en los que, por cualquier motivo, no se pudo identificar al cuidador principal Presencia de trastornos psiquiátricos y/o consumo de psicofármacos en el cuidador. Falta de consentimiento informado. 3.4 INSTRUMENTOS. Los instrumentos utilizados se muestran en la tabla 5 y se describen a continuación. Tabla 5. Instrumentos utilizados Instrumentos Aspectos a evaluar Historia clínica del paciente con EA Datos relativos a la enfermedad (datos clínicos del paciente) Cuestionario diseñado para recogida Datos sociodemográficos del paciente de información del paciente y cuidador Datos sociodemográficos del cuidador Datos de proceso de cuidados y relación Índice de Katz. Capacidad funcional básica (ABVD) Escala PGC-IADL. Capacidad funcional instrumental (AIVD) Cuestionario NPI-Q Trastornos psiquiátricos y conductuales en el paciente Entrevista de carga del cuidador de Zarit. Carga del cuidados Cuestionario PHQ Salud del cuidador Inventario de Depresión de Beck Presencia de sintomatología depresiva Cuestionario MOS-SSS Apoyo social del cuidador Cuestionario CVRS SF-36 . Historia clínica del Calidad de vida relacionada con la salud paciente. Los datos que se recogieron fueron: estadiaje/intensidad de la demencia (leve, moderada, grave), comorbilidad: otras enfermedades crónicas y tratamiento farmacológico general. El estadiaje de la demencia se llevó a cabo mediante la Global Deterioration Scale (GDS) (Reisberg y Noelia Durán Gómez 58 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida cols., 1982), que evalúa la intensidad de la demencia en siete niveles, que van desde el GDS 1 (ausencia de alteración cognitiva) hasta el GDS 7 (defecto cognitivo muy grave). El presente estudio sólo incluyó a pacientes situados en los estadios GDS 4 (defecto cognitivo modera do), 5 (defecto cognitivo moderadograve) y 6 (defecto cognitivo grave). Se establecieron tres grupos catalogados como demencia leve (GDS 4), demencia moderada (GDS 5) y demencia grave (GDS 6). . Cuestionario de elaboración propia para el CPI. El cuestionario para el CPI del enfermo de Alzheimer consta de un total de 20 ítems, formulados en distintos tipos de preguntas recogidas en páginas de tamaño DIN-A4 y que se estructura del modo siguiente. Cuestionario que recoge información sobre el paciente: 5 ítems. Cuestionario del cuidador: 15 ítems En lo que se refiere al diseño del cuestionario, se divide fundamentalmente en tres partes, en las que se recogen los datos de perfiles sociodemográficos del cuidador y del paciente con EA, así como, relativos a la relación cuidador-paciente y proceso de cuidados. En él se incluían: Datos del paciente: sexo, edad, estado civil, nivel de estudios y nº de hijos, Datos de cuidador: sexo, edad, estado civil, nivel de estudios, nº de hijos, parentesco con la persona cuidada, rol laboral. Datos del proceso de cuidados y relación con el cuidador: tiempo que lleva cuidando, tipo de convivencia con el enfermo, actitud hacia la institucionalización del paciente, calidad percibida de la relación con la persona cuidada antes y después de la prestación de cuidaos (más de 1 año), nivel de salud autopercibida. En la redacción de las preguntas se intentó utilizar un lenguaje sencillo, con frases simples y con una estructura gramatical lo más sencilla posible. Se procuró que cada pregunta tuviera una única interpretación posible, evitando preguntas ambiguas, sin utilizar términos vagos y sin formular preguntas sesgadas ni inculpadoras sino neutras (Escribá, 1996). No se pidió excesiva precisión en las fechas, ni se formularon dos preguntas en una. Se evitó la formulación de las preguntas en forma negativa y se cuidó de que las alternativas de respuesta fueran Noelia Durán Gómez 59 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida mutuamente excluyentes. Sobre el orden de las preguntas, se empezó con la recogida de las principales variables sociodemográficas, que son las más fáciles de cumplimentar y que nos sirvieron para que el entrevistado cogiera agilidad y confianza en el cuestionario, ya hay que tener siempre presente la comodidad tanto para el que responde como para el encuestador. En este sentido, nos hemos basado en las recomendaciones de (Sudman y cols., 1991) a la hora de agrupar las diferentes preguntas según el tipo de variable que exploraba (variables de convivencia, tiempo y duración de cuidado, relación previa, etc.). En relación al formato del cuestionario, teniendo en cuenta las necesidades del encuestado, se escogió un tamaño y tipo de letra grande. Otro aspecto que se consideró fue dejar suficiente espacio entre las diferentes preguntas, quedando bien diferenciadas unas de las otras. El carácter confidencial de la información recogida en los cuestionarios hizo necesario el diseño de una primera página en la que constaran los datos de identificación del individuo, unas breves instrucciones para informar a los participantes de los objetivos del estudio y su duración, el carácter voluntario y la confidencialidad de los resultados y por último o documento de consentimiento informado que sería firmado por cada participante, mayor de edad, en caso de confirmar su voluntad de realizar el cuestionario. Índice de Katz. Fue diseñado como una escala de valoración de las actividades de la vida diaria (AVD), basada en la evaluación funcional exhaustiva de pacientes con fractura de cadera, clasificándolos y buscando en ellos factores pronósticos. Intentaron desde el principio delimitar y definir el concepto de dependencia en una función. Se publicó, por primera vez, como “Indice de Katz” (Katz y cols., 1963), y se aplicó a pacientes con fractura de cadera, siguiéndolos durante meses. El índice de Katz, junto con el de Barthel, es uno de los más ampliamente utilizados y más cuidadosamente evaluados (Kuriansky y Gurland , 1976; Kane y Kane, 1981; Ribera y Cruz, 1997; Baztán y cols., 1994; Montorio , 1994; De la Serna, 2000; Mc Dowell y Newel, 1996; Valderrama y Pérez del Molino, 1997). Se trata de una escala sencilla cuyos grados reflejan niveles de conducta en seis funciones sociobiológicas. Su carácter jerárquico permite evaluar de forma sencilla el estado funcional global de forma ordenada, comparar individuos y grupos y detectar cambios a lo largo del tiempo. Fue desarrollado en pacientes ancianos y con enfermadades crónicas muy Noelia Durán Gómez 60 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida heterogéneas y validada en nuestro medio (Cruz, 1991). Es el patrón estándar con el que habitualmente se compara la validez concurrente de otras escalas de valoración funcional (Valderrama y Pérez del Molino, 1997; Madruga y cols., 1992; González y cols., 1991). Es una escala heteroadministrada. Consta de seis elementos y evalúa las AVD proporcionando un índice de autonomía-dependencia en un breve tiempo de administración (unos veinte minutos) (Montorio, 1994). Estos seis ítems están organizados jerárquicamente según la secuencia en que los pacientes pierden y recuperan la independencia para realizarlos, lo cual, a juicio de los autores, refleja una organización primaria biosocial del individuo, independiente de influencias externas como el aprendizaje y el entorno cultural. El índice así considerado constituye una escala tipo Guttman, que se ha mostrado altamente replicable, con unos coeficientes de replicabilidad entre 0.94 y 0.97 (Katz y cols., 1963; Montorio I, 1994). Está formada por los siguientes ítems: alimentación, continencia, vestirse, traslados, uso del retrete y baño. La escala puede puntuarse de dos formas: de forma jerárquica, de modo que el paciente puede ser finalmente clasificado en 7 grupos denominados por letras (A-G), o de forma dicotómica, otorgando 0 ó 1 puntos a cada ítem según el sujeto sea dependiente o independiente respectivamente, clasificando al individuo en siete posibles grupos, esta vez numéricos: 0-6. Es importante señalar el concepto de independencia (Cruz, 1991) de este índice, que es distinto del utilizado por otros autores. Se considera independiente a una persona que no precisa ayuda o utiliza ayuda mecánica, y dependiente a aquella que necesita ayuda de otra persona, incluyendo la mera supervisión de la actividad por otro; cuando se puntúa de forma dicotómica, al grado intermedio de dependencia se les otorga 1 punto en el caso del baño, el vestido y la alimentación, y 0 puntos en el caso de ir al retrete, traslado sillón-cama y continencia de esfínteres. El índice de Katz se utiliza ahora ampliamente para describir el nivel funcional de pacientes o poblaciones, predecir la necesidad de rehabilitación y la decisión de localización del paciente, comparar el resultado de diversas intervenciones, seguimiento evolutivo y del resultado del tratamiento y con propósitos docentes. Es la escala de ABVD más ampliamente difundida y ha sido recomendada por varios organismos y conferencias de consenso, (Kane y Kane, 1981; Ribera y Cruz, 1997; Baztán y cols., 1994) para la evaluación funcional de demencia tipo Noelia Durán Gómez 61 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida Alzheimer. Es una escala sencilla, breve y que no requiere de un entrevistador especialmente entrenado, lo que la convierte en un instrumento de valoración útil en diferentes ámbitos de trabajo, incluida la Atención Primaria. Las siete categorías en las que clasifica el índice de Katz a los pacientes evaluados son: A. Independiente para comer, contener esfínteres, levantarse, ir al servicio, vestirse y bañarse. B. Independiente para todas estas funciones excepto una. C. Independiente para todas, excepto bañarse y una función adicional. D. Independiente para todas, excepto bañarse, vestirse y una función adicional. E. Independiente para todas, excepto bañarse, vestirse, ir al servicio y una función adicional. F. Independiente para todas, excepto bañarse, ir al servicio, levantarse y una función adicional. G. Dependiente en las seis funciones. Otros: Dependiente en, al menos, dos funciones, pero no clasificable como C, D, E ó F. Propiedades psicométricas Fiabilidad: Posee una buena reproducibilidad intraobservador, aunque es mejor en los pacientes menos deteriorados, encontrándose en todos los estudios coeficientes de correlación (r) entre 0.73 y 0.98 (Sager, 1993; Nebot y cols., 1993; San José, 1993; Salva y cols., 1994). La reproducibilidad interobservador también es alta. Inicialmente su autor encontró diferencias en un máximo de una de cada 20 evaluaciones (Katz S y cols., 1963); en otros estudios realizados posteriormente, esta cualidad métrica de la escala mostró valores semejantes (Valderrama y Pérez del Molino, 1997; Madruga y cols., 1992; González y cols., 1991; Sánchez y cols., 1993). La consistencia interna del índice y la jerarquía de los ítems han sido corroboradas en múltiples estudios (Katz S y cols., 1963; Valderrama E y Pérez del Molino J, 1997,Álvarez M y cols., 1992). Validez: Desde su publicación ha sido utilizado como patrón oro respecto al que comparar la validez concurrente de otros índices de valoración funcional más recientes (Valderrama y Pérez del Molino, 1997; González y cols., 1991). Es difícil contrastarlo con un criterio externo, pero cabe señalar que tiene valor predictivo sobre la estancia media hospitalaria, la institucionalización y la mortalidad a corto y Noelia Durán Gómez 62 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida largo plazo, siendo en ello ligeramente superior al índice de Barthel cuando se aplica en pacientes crónicos. Escala Philadelphia Geriatric Center-Instrumental Activities of Daily Living (PGC-IADL). Esta escala fue desarrollada en el Centro Geriátrico de Filadelfia, de ahí que también sea conocida como Philadelphia Geriatric Center – Instrumental Activities of Daily Living (PGC – IADL). Publicada en 1.969 (Lawton y Brody, 1969), como resultado de estudios sobre la organización y complejidad de las diferentes áreas de la conducta humana. Fue construida específicamente para población anciana, institucionalizada o no. Su objetivo es evaluar las capacidades funcionales de los ancianos según diferentes niveles de competencia, en particular la autonomía física e instrumental en actividades de la vida diaria. Evalúa la capacidad para realizar tanto las ABVD (actividades básicas de la vida diaria) como las AIVD (actividades instrumentales) de forma que la podemos utilizar para completar la información sobre la capacidad funcional del anciano que hayamos podido obtener al realizar el índice de Katz o de Barthel. Es una escala heteroadministrada, (Montorio, 1994) que está diseñada para ser aplicada por asistentes sociales, enfermeras u otro personal de trato directo con los ancianos (se recomienda un breve entrenamiento a los evaluadores, que consiste principalmente en tres aspectos: presentación, observación y coloquio antes y después de la evaluación). El tiempo requerido para su cumplimentación es muy breve, aproximadamente cinco minutos. El sistema de puntuación está basado en la información obtenida tanto a partir del propio sujeto (en el caso de que su capacidad cognitiva esté intacta) como de personas allegadas o del personal, si es un anciano institucionalizado. Consta de 8 ítems que valoran las siguientes AIVD: utilizar el teléfono, realizar compras, preparar comidas, realizar tareas domésticas, utilización de transporte, responsabilidad en la toma de medicamentos y capacidad para manejar dinero. Cada uno de los 8 ítems de que consta la escala tiene cuatro posibles respuestas a las que se asigna el valor numérico 1 ó 0. El entrevistador debe seleccionar una de estas respuestas en cada ítem. La puntuación final es la suma del valor de todas las respuestas y oscila entre 0 (máxima dependencia) y 8 (independencia total). Noelia Durán Gómez 63 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida Propiedades psicométricas Fiabilidad: Su consistencia interna (Montorio, 1994) viene avalada por la relación jerárquica mostrada en el cumplimiento en el cumplimiento de las actividades evaluadas entre sí, y de éstas en relación con las ABVD. En el estudio original el coeficiente de Pearson de fiabilidad interobservador fue de 0.85. Validez: Tiene una buena validez concurrente (Montorio I, 1994) con otras escalas de AVD y con escalas de valoración cognitiva como el MMSE. También se ha determinado una adecuada validez concurrente con respecto a la Escala de Clasificación Física, Cuestionario de Estado Mental (MSQ), pruebas de orientación y memoria y la Escala de Apreciación de la Conducta. Desde su creación ha servido de modelo a escalas posteriores de AIVD (Baztán JJ y cols., 1994) que han mejorado sus cualidades métricas (Barberger-Gateau y cols., 1992), etc), pese a lo cual sigue siendo la escala más recomendada para la valoración de AIVD. Neuropsychiatric Inventory Questionnaire (NPI-Q). El NPI (Neuropsychiatric Inventory) estudia los trastornos psiquiátricos y conductuales del paciente (Cumming y cols., 1994). El NPI consiste en una entrevista estructurada basada en las respuestas que proporciona el cuidador principal del paciente. Está dirigida a evaluar los síntomas neuropsiquiátricos y la respuesta conductual al tratamiento en los pacientes con demencia, y por tanto, valorar la frecuencia y gravedad de las alteraciones psicopatológicas en pacientes con demencia. Este instrumento ha demostrado una buena fiabilidad test-retest y una buena fiabilidad interevaluadores. Como respuesta a la necesaria brevedad en la evaluación, se ha validado una versión breve del NPI, denominada Neuropsychiatric Inventory Questionaire (NPIQ) (Kaufer et el, 2000), que ha sido también validada en nuestro medio por Boada y cols. en 2002 . El NPI-Q ha sido desarrollado con el propósito de ser un instrumento de utilización rutinaria clínica, que pueda ser administrado en poco tiempo y lo suficientemente válido y fiable como para proporcionar una información adecuada de la conducta del paciente afectado de demencia analiza los mismos 12 síntomas neuropsiquiátricos que el NPI. La versión final en castellano se compone de dos páginas, donde se presentan 12 ítems referentes a los 12 síntomas neuropsiquiátricos establecidos en la versión del NPI. Se acompañan de las instrucciones necesarias para completar el cuestionario y la forma de valorar tanto la presencia y gravedad del síntoma, como el grado en que afecta al cuidador su presencia. La pregunta de cribado ha de ser Noelia Durán Gómez 64 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida contestada como presente o no en la conducta del enfermo. Si la respuesta es negativa, el cuidador/informador ha de contestar el siguiente ítem; si por lo contrario la respuesta es afirmativa y, por tanto, el paciente presenta la conducta/alteración enunciada, el cuidador ha de valorar la gravedad de la conducta establecida mediante la escala llamada de gravedad y en qué grado el referido trastorno afecta al cuidador, mediante la llamada escala de estrés, distress en el NPI (Kaufer y cols., 1998). Cada una de las 12 subescalas evalúa los cambios conductuales y psicológicos que ocurren más comúnmente en los pacientes con demencia: delirios, alucinaciones, agitación/agresividad, depresión, ansiedad, euforia, apatía/indiferencia, desinhibición, irritabilidad/labilidad emocional, actividad motora aberrante, alteraciones del sueño y alteraciones del apetito. Evalúa cada síntoma neuropsiquiátrico en los aspectos de la gravedad del síntoma y el agotamiento que produce en el cuidador. La escala de gravedad puntúa de 1 a 3 (leve, si el cambio es evidente, pero no significativo y de fácil manejo = 1; moderada, si el cambio es significativo, pero no drástico, y se hace más difícil controlar la situación = 2; grave, si el cambio es drástico, muy marcado, y no se puede manejar la situación = 3). La escala de estrés o agotamiento relacionado con el síntoma va del 0 al 5 (si no existe afectación = 0; mínima, poca afectación, no le representa un problema = 1; leve, sin demasiada afectación, si es de fácil control = 2; moderada, bastan-te afectación, si no siempre puede controlarlo = 3; grave, si es mucha la afectación y tiene dificultades para arreglárselas = 4; muy grave, si la afectación es extrema y el problema le vence = 5). De esta forma se puede obtener una puntuación total de la escala NPI-Q respecto a los trastornos de conducta, sumando los valores de la escala de gravedad. La escala va desde 0 pun-tos (ausencia absoluta de trastornos neuropsiquiátricos) hasta un máximo de 36 puntos. A la vez, la escala de estrés, distress, del cuidador que se obtiene sumando los valores de esta escala, que puede ir desde 0 puntos, que indica que o no presenta síntomas neuropsiquiátricos o, si los presenta, no comportan carga afectiva para el cuidador, hasta los 60 puntos, en el caso extremo, que indicarían la máxima afección emocional en el cuidador derivada de la presencia, en su máxima afección, de la totalidad de los síntomas neuropsiquiátricos analizados. Una puntuación compuesta para cada subescala se obtiene multiplicando la frecuencia por la gravedad, con un máximo de 12 puntos. Se pueden obtener puntuaciones NPI-Q totales referidas a la Noelia Durán Gómez 65 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida frecuencia (máximo: 60 puntos), a la gravedad (máximo: 36 puntos) y a la compuesta (máximo: 144 puntos). Propiedades psicométricas: La versión en castellano del NPI-Q demuestra una buena fiabilidad test-retest, así como una buena validez convergente con la escala NPI, tanto en su puntuación total como por dominios de la escala, así como en la escala distress, aquí denominada estrés del cuidador (afección emocional que le produce al cuidador el o los síntomas o conductas presentes) (Boada y cols., 2002). La escala de gravedad del NPI-Q presenta una alta correlación, tanto con la escala de severidad del NPI como con la escala compuesta por severidad y frecuencia, no afectándose el índice de correlación según el grado de demencia (una vez estratificada la muestra en MMSE mayor o menor de 18 puntos). La prevalencia de los síntomas/conducta presentados difieren en un 6,7% según si se utiliza para la detección el NPI o el NPI-Q, siendo mayor en algunos dominios para el NPI-Q y menor en otros. Este hecho es consistente con el 5% aproximado de falsos positivos observados en la pregunta de cribado de la escala NPI-Q. Caregiver Burden Interview (Escala de Sobrecarga del Cuidador) de Zarit. Se trata de una escala que mide la sobrecarga emocional del cuidador familiar. El Caregiver Burden Interview de Zarit fue diseñada por este autor (Zarit y cols., 1980) para valorar la vivencia subjetiva de sobrecarga sentida por el cuidador principal de pacientes con demencia. Aunque la versión original constaba de 29 ítems, la más extendida es la de 22 (Zarit y cols., 1982). Se encuentra validada en nuestro medio (Martín y cols., 1996; Montorio y cols., 1998). La evaluación de la sobrecarga en el cuidador mediante este instrumento está basada en el enfoque de la teoría general del estrés (uno de los tres puntos de vista más utilizados), según la cual el cuidador debe enfrentarse con factores estresantes y su respuesta a los mismos se ve distorsionada por el impacto emocional y la posible utilización de soporte familiar y estrategias de manejo (Zarit y cols., 1989). Se trata de cuestionario autoaplicado de 22 ítems, que exploran los efectos negativos sobre el cuidador en distintas áreas de su vida: salud física, psíquica, actividades sociales y recursos económicos, siendo una escala entre las de mayor difusión internacional (Vitaliano y cols., 1991). Explora los diferentes tipos de responsabilidad del cuidador: conflicto de 66 Noelia Durán Gómez Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida “rol”, responsabilidad emocional o sentimientos negativos, eficacia del cuidador y culpa. Cada cuestión se evalúa mediante una escala tipo Likert con 5 posibles respuestas que van desde nunca a casi siempre y que puntúan entre 1 y 5. La puntuación total es la suma de todos los ítems y el rango, por lo tanto oscila entre 22 y 110. En la validación española (Martín y cols., 1996) se proponen los siguientes puntos de corte: 22-46: No sobrecarga, 47-55: Sobrecarga leve y 56-110: Sobrecarga intensa, con una sensibilidad del 84,6% y una especificidad del 85,3% para el primero y del 89,7% y 94,2% respectivamente para el segundo. Siguiendo otros estudios (Gilberto y cols., 2012) se realizó una adaptación de la Escala de Zarit, de tal forma que en la escala se pueden constituir dos sub-dimensiones: Sobrecarga Subjetiva: integrada por los siguientes 10 ítems: 1-2-3-46-10-11-12-13-17. Sobrecarga Objetiva: conformada por los siguientes 6 ítems: 7-15- 16-19-20-21. Así mismo, otros autores (Jofré y cols., 2010) consideran la construcción de 4 dimensiones en la escala que explicarían como afecta la tarea de cuidar a otros a distintos aspectos del CPI: impacto del cuidado, relaciones interpersonales, expectativa de autoeficacia y dependencia. Propiedades psicométricas Fiabilidad: La consistencia interna arroja un coeficiente alfa de Cronbach de 0,91. La validez de constructo también queda demostrada en la versión española. La fiabilidad test-retest tras tres meses es de 0,86. Validez: Existe una correlación directa y significativa entre las puntuaciones de la Escala de Zarit y las del GHQ, Indice de Katz, Escalas de Trastornos del Comportamiento y de Memoria/Orientación y la Intención de Institucionalización. No se aprecia correlación entre la duración de la relación de cuidados y la sobrecarga. El análisis factorial de la estructura demuestra la existencia de tres factores principales subyacentes (sobrecarga, rechazo y competencia). Noelia Durán Gómez 67 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida Los índices de consistencia interna (Alfa de Cronbach) son de un α= 0,94 para la sub-escala subjetiva y un α= 0,85 para la subescala objetiva. En la medida que la persona obtenga una puntuación más alta, se asume que reporta mayores niveles de sobrecarga. Cuestionario Patient Health Questionnaire (PHQ). El PHQ-15 fue diseñado por Kroenke y cols en 2002, como una medida de la intensidad o severidad de los síntomas somáticos y para la identificación de pacientes potenciales de desarrollar sintomatología clínicamente manifiesta, y que pudiera ser utilizado en población general. Deriva del PRIME-MD, más concretamente del Patient Health Questionnaire (PHQ) que es una versión autoadministrada del PRIME-MD (Spitzer y cols, 1999). Es autoadministrado y consta de 15 ítems, 13 de ellos se encuentran en la subescala de síntomas somáticos del PHQ y los dos últimos pertenecen al módulo de depresión del PHQ. Las 13 primeras cuestiones investigan el grado de preocupación que han producido en el paciente cada una de ellas (nada, un poco, mucho) y se puntúan como 0-12. Las dos últimas establecen un marco temporal de dos semanas e investigan también el grado de preocupación en el paciente (nada, algunos días, más de la mitad de los días) y se puntúan de igual modo que las anteriores. La puntuación total es la suma de las puntuaciones de todos los ítems. Los autores recomiendan la utilización del PHQ-15 de forma independiente del PHQ completo. La validación española del cuestionario PHQ-15 fue realizada por Ros y cols. en 2010. Las posibles opciones de respuesta a cada uno de los 15 ítems son: “nada” o ausencia del problema físico (0 puntos), “un poco” o presencia del problema (1 punto), o “mucho” o mucha presencia del problema (2 puntos). Mediante el sumatorio de las puntuaciones de los 15 ítems se obtiene una puntuación global cuyo rango oscila entre 0 y 30 puntos. La severidad de los síntomas somáticos se han establecido, de una forma pragmática, cuatro categorías: 0-4 (mínima), 5-9 (baja), 10-14 (media) y 15-30 (alta). Dada la frecuente coexistencia de síntomas somáticos y depresión, los Noelia Durán Gómez 68 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida autores analizaron en profundidad este punto, concluyendo que los síntomas depresivos y somáticos tenían diferentes efectos. Así la severidad de los síntomas somáticos se relaciona con la percepción general de salud, el dolor corporal y el funcionamiento físico. Por el contrario, la severidad de los síntomas depresivos se correlaciona más con el funcionamiento social y la salud mental. Al tratarse de un instrumento autoadministrado no puede distinguir entre síntomas médicamente explicables o inexplicables. Su principal utilidad es la cuantificación de la severidad de los síntomas somáticos y no el diagnóstico de trastornos somatomorfos. Propiedades psicométricas: - Fiabilidad: La consistencia interna es adecuada (alfa de Cronbach 0.8) Cada uno de los ítems muestra moderada correlación con el resto. - Validez: El aumento en la puntuación del PHQ-15 muestra una fuerza asociación con una peor puntuación en las seis subescalas del SF-20. Existe una marcada asociación entre la puntuación del PHQ-15 y varias medidas sanitarias: número de jornadas de incapacidad, número de visitas médicas y dificultad en relacionar su sintomatología. La validez discriminante se demostró gracias a los efectos diferenciales en casos de síntomas somáticos o depresivos. La fiabilidad del cuestionario en la validación española obtuvo un valor de coeficiente Alfa de Cronbach de 0,78, que osciló entre 0,76 y 0,781 para el análisis por ítems excluyendo cada uno de los 15 ítems estudiados. En cuanto a la validez, se obtuvieron con correlaciones con escala MADRS (Montgomery-Asberg Depression Rating Scale entre moderadas y altas (r=0,3-0,7) y diferencias entre grupos de pacientes. Beck Depresión Inventory BDI (Inventario de Depresión de Beck) .Es una escala autoaplicada de 21 ítems que evalúa un amplio espectro de síntomas depresivos. El Inventario de Depresión de Beck (Beck Depression Inventory, BDI) (Beck y cols., 1961) fue desarrollado inicialmente como una escala heteroaplicada de 21 items para evaluar la gravedad (intensidad sintomática) de la depresión, conteniendo cada ítem varias Noelia Durán Gómez 69 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida frases autoevaluativas que el entrevistador leía al paciente para que este seleccionase la que mejor se adaptase a su situación; sin embargo, con posterioridad su uso se ha generalizado como escala autoaplicada. Esta versión fue adaptada al castellano y validada por Conde y cols., en 1976, y ha sido durante mucho tiempo la versión más conocida en nuestro país. En 1979 Beck y cols., dan a conocer una nueva versión revisada de su inventario, validada en nuestro medio por Sanz y cols. en 1998, siendo ésta la más utilizada en la actualidad. En la versión revisada de 1979 se sistematizan 4 alternativas de respuesta para cada ítem, que evalúan la gravedad/intensidad del síntoma y que se presentan igualmente ordenadas de menor a mayor gravedad. El marco temporal hace referencia al momento actual y a la semana previa. Ni la numeración de las alternativas de respuesta, ni los enunciados de los distintos ítems deben aparecer en el formato de lectura del cuestionario, ya que al dar una connotación clínica objetiva a las frases pueden influir en la opción de respuesta del paciente. Su contenido enfatiza más en el componente cognitivo de la depresión, ya que los síntomas de esta esfera representan en torno al 50 % de la puntuación total del cuestionario, siendo los síntomas de tipo somático / vegetativo el segundo bloque de mayor peso; de los 21 ítems, 15 hacen referencia a síntomas psicológico-cognitivos, y los 6 restantes a síntomas somático-vegetativos (Schotte y cols., 1997). El paciente tiene que seleccionar, para cada item, la alternativa de respuesta que mejor refleje su situación durante el momento actual y la última semana. La puntuación total se obtiene sumando los valores de las frases seleccionadas, que van de 0 a 3. El rango de la puntuación obtenida es de 0-63 puntos. Como otros instrumentos de evaluación de síntomas, su objetivo es cuantificar la sintomatología, no proporcionar un diagnóstico (Kendall PC y cols., 1987). Los puntos de corte usualmente aceptados (Beck y cols., 1988) para graduar la intensidad / severidad son los siguientes: No depresión: 0-9 puntos Depresión leve: 10-18 puntos Noelia Durán Gómez 70 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida Depresión moderada: 19-29 puntos Depresión grave: 30 puntos A efectos de cribado o detección de casos en población general el punto de corte ha sido establecido por Lasa y cols., en el año 2000 en 13 puntos. Se trata posiblemente del cuestionario autoaplicado más citado en la bibliografía. Utilizado en pacientes con diagnóstico clínico de depresión, proporciona una estimación adecuada de la gravedad o intensidad sintomática, y es ampliamente utilizado en la evaluación de la eficacia terapéutica por su sensibilidad al cambio y en la investigación para la selección de sujetos. Posee así mismo una adecuada validez para el cribado o detección de casos en población general, pero en pacientes médicos su especificidad es baja. Propiedades psicométricas Fiabilidad: sus índices psicométricos han sido estudiados de manera casi exhaustiva, mostrando una buena consistencia interna (alfa de Cronbach 0,76 – 0,95). La fiabilidad test oscila alrededor de r = 0,8, pero su estudio ha presentado dificultades metodológicas, recomendándose en estos casos variaciones a lo largo del día en su administración. Validez: En pacientes psiquiátricos se han encontrado valores entre 0,55 y 0,96 (media 0,72) y en sujetos no psiquiátricos entre 0,55 y 0,73 (media 0,6). Su validez predictiva como instrumento diagnóstico de cribado ha sido recientemente estudiada en nuestro país (Conde y cols., 1976) en una amplia muestra de población general de entre 18 y 64 años de edad, con buen rendimiento: sensibilidad 100 %, especificidad 99 %, valor predictivo positivo 0.72, y valor predictivo negativo 1 (punto de corte 13). Anteriormente se había estudiado en distintos grupos de pacientes médicos con criterios dispares en cuanto al punto de corte, por lo que los resultados no eran homogéneos. Cuestionario MOS-SSS, Medical Outcomes Study Social Support Survey. Es uno de los instrumentos de que disponemos en la práctica diaria es el cuestionario de apoyo social M.O.S. (Grupo de Estudio para analizar diferentes estilos de práctica médica de la atención primaria), realizado en EEUU en 1991 (Sherbourne y Stewart, 1991). Se trata de un cuestionario breve y multidimensional, permitiendo investigar tanto los aspectos cuantitativos (red social) como los cualitativos (dimensiones del apoyo social). Permite conocer la red familiar y extrafamiliar y medir cuatro dimensiones del apoyo social, confidencial/emocional, instrumental, interacción social positiva y afectivo. Mantiene la ventaja de su Noelia Durán Gómez 71 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida brevedad y sencillez, que permite su aplicación en las consultas de los centros de salud. El cuestionario de apoyo social MOS-SSS (Sherbourne y Stewart, 1991) consta de 20 ítems. Excepto el primero, todos los demás se miden en una escala tipo Likert con 5 opciones de respuesta, que se puntúan de 1 (nunca) a 5 (siempre). A mayor puntuación, más alto es el nivel de apoyo social percibido. Con el primer ítem se evalúa el apoyo estructural o cuantitativo (p. ej., número de amigos íntimos y familiares cercanos), mientras que con los 19 restantes se miden 4 dimensiones de apoyo social funcional o cualitativo: a) apoyo emocional/informacional, como expresión de afecto y comprensión empática, guía de consejo e información (formado por 8 ítems: 3; 4; 8; 9; 13; 16; 17, y 19); b) interacción social positiva, como la disponibilidad de otras personas para reunirse, divertirse o pasarlo bien (formado por 4 ítems: 7; 11; 14, y 18); c) apoyo afectivo, con demostraciones reales de amor, cariño o empatía (formado por 3 ítems: 6; 10, y 20), y d) apoyo instrumental, es decir, la provisión de ayuda material o tangible que se pueda recibir (formado por 4 ítems: 2; 5; 12, y 15). Se puede obtener un índice global de apoyo social formado por la suma de las puntuaciones de los 19 ítems que forman el apoyo funcional. En la adaptación española del cuestionario (De la Revilla y cols., 2005) la estructura factorial del MOS-SSS se agrupa en 3 factores y se definen tres componentes del apoyo social: a) apoyo emocional/informacional; b) apoyo afectivo, y c) apoyo instrumental. Los ítems que formaban la dimensión original del factor interacción social positiva quedan repartidos entre los factores de apoyo emocional/informacional (se añaden los ítems 11 y 14) y apoyo afectivo (se añaden los ítems 7 y 18). Propiedades psicométricas: En la validación española, se usó el coeficiente alfa de Cronbach para medir la consistencia interna de la escala, y en los tres factores se obtuvieron valores cercanos a 1 (consistencia máxima), que permite establecer que la escala es consistente. Cuestionario de salud SF-36 (SF36 Health Survey). El cuestionario de salud SF-36 (SF-36 Health Survey) es uno de los instrumentos genéricos más utilizados en todo el mundo para la evaluación de la calidad de vida relacionada con la salud. Se trata de un instrumento genérico que proporciona un perfil del estado de salud, útil para evaluar la CVRS en la población general y en subgrupos Noelia Durán Gómez 72 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida específicos, comparar la carga de diversas enfermedades, valorar el estado de salud de pacientes individuales, evaluar los aspectos de la salud afectados y detectar los efectos en la salud producidos por un amplio rango de factores diferentes. Está compuesta por una escala genérica, compuesta por 36 ítems que valoran tanto los estados positivos como los negativos de salud y resumen el estado de salud en ocho dimensiones. Se encuentra adaptado en nuestro país por Alonso y cols. En 1995 y la validez de la versión española ha sido analizada por Ayuso-Mateos y cols. en 1999. Tiene 8 dominios diferentes (función física [FF], rol físico [RF], dolor corporal [DC], salud general [SG], función social [FS], rol emocional [RE], salud mental [SM] y vitalidad [V]) y un ítem adicional de transición sobre el cambio en el estado de salud general respecto al año anterior, con un total de 36 preguntas que evalúan tanto estados positivos como negativos de la salud. El análisis de las respuestas se basa en el cálculo para cada dominio, con una escala de entre 0 (el peor estado de salud) y 100 (el mejor estado de salud), previa codificación, agregación y transformación de los ítems que componen cada dominio (Ware y Sherbourne, 1992; Vilagut et al, 2008), que se muestra a continuación (Tabla 6). Noelia Durán Gómez 73 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida Tabla 6. Contenido de los dominios del SF36 Dimensión N ítems Función física 10 Rol físico 4 Dolor corporal Salud general Vitalidad 2 Función social 2 Rol emocional 3 Salud mental 5 Ítem de transición de salud Total 8 1 Peor puntuación Muy limitado para realizar cualquier actividad física, incluido bañarse o ducharse (origen físico) Problemas con el trabajo u otras actividades diarias (origen físico) Dolor muy intenso y extremadamente limitante Considera mala la propia salud y cree imposible que empeore Se siente cansado y exhausto continuamente Su salud física o emocional no le permite, con gran frecuencia, relacionarse socialmente Problemas con el trabajo u otras actividades diarias (origen emocional) Sentimiento de angustia y depresión continuamente 5 4 Considera su salud mucho peor ahora que hace 1 año 36 0 Mejor puntuación Puede realizar todo tipo de actividades físicas, incluidas las más vigorosas, sin limitaciones Ausencia de problemas con el trabajo u otras actividades físicas diarias (origen físico) Ningún dolor. Sin repercusión Considera su propia salud como excelente Se siente muy dinámico y enérgico continuamente Su salud física o emocional le permite relacionarse socialmente de un modo normal Ausencia de problemas con el trabajo u otras actividades físicas diarias (origen emocional). Sentimiento de felicidad, tranquilidad y calma continuamente Considera su salud general mucho mejor ahora que hace 1 año 100 Disponemos de los valores poblacionales de referencia en España, de la versión española del SF36, para la población en general según grupos de edad y sexo (Alonso y cols., 1998) y también de los valores poblacionales de referencia para la población adulta de más de 60 años (López-García y cols., 2003). Propiedades psicométricas Fiabilidad: Posee una elevada consistencia interna (0.8 para todas las escalas, salvo para “función social” que es 0.76) (Vilagut y cols., 2005). El coeficiente de correlación intraclase es de 0.85. La validez test-retest con dos semanas de diferencia es de 0.8 para función física, vitalidad y percepción general de salud y de 0.6 para función social. Si la comparación se realiza con 6 meses de diferencia, los valores oscilan entre 0.6 y 0.9, excepto para el dolor, que desciende hasta 0.43. Validez: Se ha mostrado sensible al cambio en varios estudios. Los valores psicométricos de la adaptación al español, son similares a los Noelia Durán Gómez 74 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida originales, salvo la fiabilidad de la dimensión “función social”, que es algo menor. La validación española ha encontrado valores consistentes y superponibles a los de la escala original. 3.5. VARIABLES Las variables objeto de estudio se sintetizan en la tabla 7. Tabla 7. Variables de estudio VARIABLE UNIDAD/VALORES FORMA DE MEDICIÓN VARIABLES SOCIODEMOGRÁFICAS PACIENTE Sexo Hombre/Mujer Cuestionario Edad Años Cuestionario Estado civil Soltero/Casado/Separado o divorciado/Viudo Cuestionario Número de hijos Número de hijos/as Cuestionario Nivel de estudios Sin estudios/Estudios primarios/Estudios Cuestionario secundarios/Bachiller-FP/Estudios Universitarios VARIABLES CLÍNICAS DEL PACIENTE Estadiaje/intensidad Puntuación escala GDS: GDS 4 (demencia leve), demencia GDS GDS 5 (demencia moderada) y GDS 6 (demencia Hª clínica grave) Comorbilidad : otras Comorbilidad: ninguna, 1, 2-4 y más de 4 Hª clínica/Cuestionario Nº de medicamentos Hª Clínica/Cuestionario Puntuación índice Katz Cuestionario Puntuación escala PGC-IADL Cuestionario Puntuación total y puntuación subescalas Cuestionario NPI-Q enfermedades crónicas Tratamiento farmacológico general Capacidad básica: funcional dependencia actividades básicas vida diaria Capacidad funcional instrumental: dependencia actividades instrumentales vida diaria Tratornos psiquiátricos y conductuales del paciente VARIABLES SOCIODEMOGRÁFICAS DEL CUIDADOR Sexo Hombre/Mujer Cuestionario Edad Años Cuestionario Estado civil Soltero/Casado-Pareja/Separado o Cuestionario divorciado/Viudo Noelia Durán Gómez 75 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida Tabla 7. Variables de estudio Número de hijos Número de hijos/as Cuestionario Nivel de estudios Sin estudios/Estudios primarios/Estudios Cuestionario secundarios/Bachiller-FP/Estudios Universitarios Parentesco con el Hijo/Cónyuge (esposo-pareja)/Otros Cuestionario Tareas del hogar/Trabajo remunerado más de Cuestionario paciente Rol laboral 6h/Trabajo remunerado menos de 4h/Jubilado/ Desempleado/Estudiante VARIABLES RELATIVAS AL PROCESO DE CUIDADOS Y RELACIÓN DEL CUIDADOR CON EL PACIENTE Tiempo que lleva Años dedicado al cuidado del paciente Cuestionario Más de 4 h al día/Entre 2 y 4 horas al día/Menos Cuestionario cuidando Tiempo libre disponible de 2 h al día/Ningún tiempo disponible Ayuda otra recibida por persona en Más de 4 h al día/Entre 2 y 4 horas al día/Menos el de 2 h al día/Ninguna el Antes no, pero según la necesidad de cuidados Cuestionario cuidado del paciente Convivencia con enfermo Cuestionario si/No, sólo se desplaza para su cuidado/Siempre ha convivido en el domicilio de la persona cuidada Actitud No/Alguna vez lo ha pensado/Cree totalmente institucionalización del necesario Cuestionario paciente Calidad percibida de su Muy relación algunos antes de buena, cuidar problemas Calidad percibida de su Muy relación algunos en la actualidad (durante el tiempo que lleva de salud satisfactoria/Buena/Regular, problemas/Muy buena, mala con mala con Cuestionario muchos satisfactoria/Buena/Regular, problemas/Muy con con Cuestionario muchos problemas cuidando) Calidad Muy buena/Buena/Regular/Mala/Muy mala Cuestionario Puntuación y puntuación subescalas Cuestionario de Zarit Síntomas percibidos 2-4 últimas semanas Cuestionario sobre salud autopercibida Carga objetiva y subjetiva de cuidados Sintomatología percibida del cuidador Sintomatología PHQ Puntuación total y categorización en la escala Cuestionario de Beck Apoyo social percibido Puntuación total y subescalas Cuestionario MOS-SSS CVRS Puntuación total y dominios de la escala Cuestionario SF-36 depresiva Noelia Durán Gómez 76 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida 3.7. PROCEDIMIENTO En primer lugar, se realizó una búsqueda bibliográfica de estudios que incluyeran en su investigación el tema objeto de investigación. Se consultaron bases de datos bibliográficas electrónicas internacionales (MedLine-PubMed, ISI Wok, Scopus, Cochrane Library, DARE), nacionales (Centro Superior de Investigaciones CientíficasÍndice Médico Español [CSIC-IME], Índice Bibliográfico Español en Ciencias de la Salud [IBECS], Medicina en Español [MEDES], Medibooks) y fuentes de literatura gris, como Google Scholar, diversas páginas web y libros de texto. Los criterios de búsqueda fueron flexibles para recuperar el mayor número de publicaciones. La búsqueda en MedLine-PubMed se elaboró conjugando con los operadores booleanos «or» y «and» los descriptores Medical Subject Heading (MeSH): «alzheimer´s disease», «dependency», «comorbidity», «neuropsychiatric symptoms», «caregiver», «informal caregiver», «burden», «caregiver burden», «family caregiving», «caregiver support», «caregiver depression», «depression symptoms», «caregiver distress», «general health», «social support», «somatic symptoms», «intervention caregivers», «quality life». Los términos que resultaron más eficaces en la búsqueda en MedLine-PubMed fueron posteriormente utilizados para revisar las restantes bases de datos y sitios web. La búsqueda se complementó con la revisión manual de las listas de referencias bibliográficas de las publicaciones clave identificadas. La depuración de las publicaciones recuperadas se efectuó mediante el análisis de títulos y resúmenes para descartar duplicaciones e información no relevante. Una vez identificadas las publicaciones que potencialmente serían revisadas, se valoraron los textos completos correspondientes que demostraran una orientación hacia el objetivo de estudio. La selección de los artículos se realizó priorizando las publicaciones realizadas en España y en el resto de Europa. En el caso de no disponer de información suficiente referente a Europa, se amplió la selección a los estudios realizados en Estados Unidos y Canadá. En 2009 se solicita la a aprobación del Comité Ético de Investigación Clínica del Complejo Hospitalario Universitario de Badajoz. Por una parte, tras contactar con la AFA, a los cuidadores se les invitaba a participar en el estudio, cumplimentando una serie de cuestionarios. En primer lugar se explicó el propósito y características del estudio al cuidador y se le entregó el consentimiento informado (Anexo 1), así como, los cuestionarios a cumplimentar, en ocasiones presencialmente (según visita concertada al Centro de Salud o visita domiciliaria del profesional de Enfermería correspondiente) y en otras tras envío al Noelia Durán Gómez 77 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida domicilio correspondiente y su posterior devolución una vez cumplimentado. La recogida de los datos de la historia clínica del paciente se realizaba a través de los Centros de Salud de referencia del paciente y cuidador. Se realizó la revisión de la historia clínica para la recogida de los datos necesarios y se procedió a la agrupación y codificación de los datos de manera confidencial y anónima, de acuerdo a la Declaración de Helsinki, la ley 14/2007 de investigación biomédica, la ley 41/2002 básica reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica, y la ley orgánica 15/1999 de protección de datos de carácter personal. Posteriormente, se realizó el análisis estadístico con el programa informático IBM® SPSS® Statistics versión 19. En primer lugar se realizó un estudio descriptivo de todas y cada una de las variables tanto del paciente como del cuidador principal informal. Trabajamos con un intervalo de confianza del 95% (IC=95%) y un nivel de significación de p<0,05. Los métodos estadísticos utilizados fueron la t de Student para la comparación de medias entre una variable cuantitativa y una cualitativa de dos categorías, las pruebas Anova y Bonferroni para la comparación de medias entre una variable cuantitativa y una cualitativa de más de dos categorías, y la correlación bivariada para dos variables cuantitativas. Noelia Durán Gómez 78 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida 4. RESULTADOS Noelia Durán Gómez 79 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida 4. RESULTADOS 4.1.- CARACTERÍSTICAS SOCIODEMOGRÁFICAS DE LA MUESTRA DE ESTUDIO. 4.1.1.- PERFIL SOCIODEMOGRÁFICO DE LOS PACIENTES CON EA. El perfil sociodemográfico y características de los pacientes con EA se muestran en las Tabla 8. La edad media de los pacientes fue de 73,2±5.6 años. El 8.3% (n=29) tenían menos de 65 años, un 36% (n=126) entre 66 y 75 años, el 41,7% (n=146) entre 76 y 85 años y un 14% (n=49) más de 85 años. Un 38,6% (n=135) eran varones y el 61,4% (n=215) mujeres. Mayoritariamente eran casados/as en un 62,6% (n=219) y viudos en un 34,8% (n=122) (Figura 2). Con respecto al nivel de estudios, un 34,9% (n=122) no había cursado ningún tipo de estudios, un 53.1% (n=186) estudios primarios, un 4.6% (n=16) graduado escolar, un 3.7% (n=13) bachiller o FP y un 3.7% (n=14) estudios universitarios (Figura 3). Con respecto al número de hijos, un 14% (n=49) tenía un solo hijo, un 23,4%(n=82) tenía dos, un 30,9% (n=108) tres y un 31,7% (n=111) cuatro hijos o más. (Figura 4). Noelia Durán Gómez 80 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida El lugar de residencia habitual del paciente con EA fue en el 66,9% (n=234) de los casos en el domicilio particular, mientras un 33,1% (n=116) residía de manera habitual en el domicilio del propio CPI. Noelia Durán Gómez 81 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida 4.1.2.- PERFIL SOCIODEMOGRÁFICO DE LOS CUIDADORES PRINCIPALES INFORMALES. En la tabla 8, se muestra una descripción de las características sociodemográficas de los cuidadores principales informales. El 78% (n=273) de los cuidadores son mujeres, mayoritariamente de estado civil casado/a (72,9%; n=255) y soltero/a (21.7%; n=76), con estudios universitarios (13.4%; n=47), bachiller o FP (14.0%; n=49), graduado escolar (30,6%; n=107), estudios primarios (31.4%; n=110), , o sin estudios (10,6%; n=37). Con respecto a la edad de los CPI, un 64% (n=224) tenía menos de 65 años, un 24,3% (n=85) entre 66 y 75 años y un 11.7% (n=41) entre 76 y 85 años. Tabla 8. Perfil sociodemográfico CPI n % Sexo Hombre Mujer Edad < 65 años 66-75 años 76-85 años >85 años Estado Civil Soltero/a Casado/a Viudo/a Otros Nivel educativo Estudios Universitarios: Licenciaturas Estudios Universitarios: Diplomaturas Bachiller/FP Graduado Escolar Estudios primarios Ninguno Parentesco Hijo /a Marido / Mujer Otros familiares Trabajo Ama de casa / jubilado/a Trabajo fuera de casa más de 6h Trabajo fuera de casa menos de 4 h Noelia Durán Gómez 82 77 273 22,0 78,0 224 85 41 0 64,0 24,3 11.7 0 76 255 10 9 21.7 72.9 2.9 2.6 14 34 14 107 110 37 3.7 9.7 14.0 30,6 31.4 10,6 196 136 18 56.0 38.9 5.1 240 81 29 68,6 23,2 8,3 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida La relación de parentesco más frecuente de los cuidadores fue el de hijo/a (56.%, n=196) mientras que el 38.9% (n=136) eran cónyuges (maridos/esposas). Con respecto al rol laboral un 68.6% (n=240) permanecen en casa ejerciendo roles de amas de casa o bien jubilados/as mientras que un 31.5% (n=110) tiene obligaciones laborales con trabajo remunerado fuera de casa de más de 6 horas un 23.2% (n=81) y de 4 horas o menos, un 8.3% (n=29). 4.2- CARACTERÍSTICAS Y SITUACIÓN CLÍNICA DEL PACIENTE CON ENFERMEDAD DE ALZHEIMER Con respecto a las variables clínicas del paciente, el 14,6%% (n=51) de la muestra tenía puntuaciones en la escala GDS, de 4, correspondientes con una intensidad de demencia leve, un 41,4% (n=145) con una puntuación GDS 5 de demencia moderada y un 44% (n=154) con una intensidad GDS 5 de demencia severa (Figura 6). Un 90,2% (n=316) padecía al menos otra enfermedad crónica concomitante (excluyendo EA) y un 91.2% (n=319) consumía uno o más fármacos de forma habitual (Figura 7). Noelia Durán Gómez 83 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida El 57,7% (n=202) de los EA tenían una dependencia total con respecto a las actividades básicas de la vida diaria, no realizando ninguna de esta actividades de forma independiente, y el 83.4% (n=292) de los EA tampoco realiza ninguna de las actividades instrumentales de la vida diaria. Con respecto a la puntuación total del NPI-Q en relación a la valoración de la escala de estrés o frecuencia (%) de los síntomas, así como la gravedad, por dominios en la escala, se muestran en la tabla 9. Noelia Durán Gómez 84 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida Tabla 9. Síntomas neuropsiquiátricos del paciente NPI-Q Frecuencia y gravedad Síntomas Frecuencia estrés o agotamiento Gravedad (%) neuropsiquiátricos del síntoma (%) 0 1 2 3 4 5 0 1 2 3 1. Delirios 76,3 0 0 14,3 9,4 0 76,3 0 14,3 9,4 2. Alucinaciones 75,7 0 4,9 19,4 0 0 75,7 4,9 19,4 0 3. Agitación/agresión 47,7 0 24,0 18,9 9,4 0 47,7 24,0 18,9 9,4 4. Depresión/disforia 38,0 0 19,4 38,0 4,6 0 38,0 19,4 38,0 4,6 5. Ansiedad 38,0 0 33,4 14,3 14,3 0 38,0 33,4 14,3 14,3 6. Exaltación/euforia 71,4 0 9,7 18,9 0 0 71,4 9,7 18,9 0 7. Apatía/indiferencia 14,3 0 28,6 37,7 14,6 4,9 14,3 28,6 37,7 19,4 8. Desinhibición 47,7 4,6 14,6 23,7 9,4 0 47,7 19,1 23,7 9,4 9. Irritabilidad/labilidad 42,9 0 24,3 23,4 9,4 0 42,9 24,3 23,4 9,4 10. Conducta motora 47,7 0 19,1 14,0 19,1 0 47,7 0 9,7 14,0 anómala 11. Sueño 76,3 0 0 9,7 14,0 0 76,3 0 9,7 14,0 12. Apetito/alimentación 38,3 0 14,6 23,4 23,7 0 38,3 14,6 23,4 23,7 La escala de estrés o agotamiento relacionado con el síntoma va del 0 al 5 (si no existe afectación = 0; mínima, poca afectación, no le representa un problema = 1; leve, sin demasiada afectación, si es de fácil control = 2; moderada, bastan-te afectación, si no siempre puede controlarlo = 3; grave, si es mucha la afectación y tiene dificultades para arreglárselas = 4; muy grave, si la afectación es extrema y el problema le vence = 5). La escala de gravedad puntúa de 1 a 3 (leve, si el cambio es evidente, pero no significativo y de fácil manejo = 1; moderada, si el cambio es significativo, pero no drástico, y se hace más difícil controlar la situación = 2; grave, si el cambio es drástico, muy marcado, y no se puede manejar la situación = 3; si el síntoma no existe=0) De los 12 dominios de la escala, la apatía/indiferencia fue el de mayor prevalencia (85,8%), seguido de ansiedad y depresión en el mismo porcentaje (62%) y el trastorno de conducta alimentaria (apetito/alimentación) en un 61,7%. Se obtuvo también una prevalencia mayor del 50% en los dominios de irritabilidad/labilidad, agitación/depresión, desinhibición y conducta motora anómala. Los dominio de menos prevalencia fueron deliorios, alucinaciones, exaltación/euforia y los trastornos del sueño (Tabla 10) Noelia Durán Gómez 85 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida Tabla 10. Prevalencia de síntomas neuropsiquiátricos del paciente NPI-Q Síntomas neuropsiquiátricos: cambios conductuales y psicológicos 1. Delirios Valor (%) NPI 83 (23,7) 2. Alucinaciones 85 (24,3) 3. Agitación/agresión 184 (52,5) 4. Depresión/disforia 217 (62,0) 5. Ansiedad 217 (62,0) 6. Exaltación/euforia 100 (28,6) 7. Apatía/indiferencia 300 (85,8) 8. Desinhibición 183 (52,3) 9. Irritabilidad/labilidad 201 (57,4) 10. Conducta motora anómala 183 (52,2) 11. Sueño 82 (23,4) 12. Apetito/alimentación 216 (61,7) Valor: número de individuos que contestan sí al dominio (%) 4.3- ANÁLISIS DEL PROCESO DE CUIDADOS Y RELACIÓN CUIDADORPACIENTE Con respecto al tiempo que lleva dedicado al cuidado del paciente, sólo un 16% (n=56) llevaba menos de 2 años, un 34% (n=119) entre 2 y 5 años, un 36% (n=126) entre 5 y 10 años y un 14% (n=49) más de 10 años (Figura 10). Noelia Durán Gómez 86 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida El tiempo de dedicación de los CPI al cuidado del EA fue elevado puesto que el 26.3% (n=92) declaró no disponer de ningún tiempo libre al día debido a sus tareas de cuidado, disponiendo además sólo de entre 2 y 4 horas un 29.1% (n=102) y menos de 2 horas un 34% (n=119). Además, un 20.9% (n=73) declaró no recibir ningún tipo de ayuda “extra” de otro familiar o bien de tipo formal (ayuda sociosanitaria como atención domiciliaria o centro de día) a lo largo del día, un 30.9% (n=108) menos de 2 horas al día, mientras recibir una ayuda que oscila entre 2 y 4 horas diarias supuso un 19,4% (n=68). (Figuras 11 y 12). Las características principales de los CPI en cuanto a dedicación y ayuda en el proceso e cuidados se muestra en la tabla 11. Noelia Durán Gómez 87 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida Tabla 11. Características de los CPI: dedicación, tiempo libre y ayuda N % Menos de 2 años 56 16.0 Entre 2 y 5 años 119 34.0 Entre 5 y 10 años 126 36,0 Más de 10 años 49 14.0 Años que lleva cuidando Tiempo libre disponible diario para actividades propias de ocio Más de 4 horas al día 37 10,6 Entre 2 y 4 horas al día 102 29,1 Menos de 2 horas al día 119 34,0 Ningún tiempo libre al día 92 26,3 Ayuda que recibe (otro familiar, ayuda domiciliaria, centro de día) Más de 4 horas al día 101 28,9 Entre 2 y 4 horas al día 68 19,4 Menos de 2 horas al día 108 30,9 Ninguna ayuda al día 73 20,9 Si analizamos como ha cambiado la situación respecto a la convivencia del CPI con el enfermo o el mantenimiento de la misma, se observó que un 33,4% de los CPI (n=117) se habían visto obligados a modificar su lugar de residencia habitual desde el momento que el paciente necesitó cuidados más continuos, un 38,3% (n=134) se desplaza al domicilio particular del paciente y un 28,3% (n=99) siempre ha residido en el mismo domicilio que el paciente (Figura 13). Noelia Durán Gómez 88 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida Para estudiar, los posibles cambios en la relación habitual familiar del CPI con el paciente, analizamos la calidad de la relación CPI-paciente con EA percibida por el cuidador antes del inicio del proceso de cuidados y dependencia para los mismos del paciente y después. Obtuvimos que un 66,4% (n=234) consideraba una tipología de relación muy buena y satisfactoria, un 28,6% (n=100) la percibía como buena, mientras que un 9,1% (n=32) la calificaba como regular con una serie de problemas. En el momento del estudio, y tras el tiempo que los cuidadores llevaban ejerciendo su rol como CPI, obtuvimos que tras ese proceso de cuidados y dependencia del paciente el porcentaje de los CPI que calificaban esta relación como muy buena y satisfactoria era del 33,4 (n=117), buena un 38% (n=133), regular con algunos problemas un 19,4% (n=68) y una relación muy mala con muchos problemas un 9,1% de la muestra (n=32) (Figuras 14 y 15). El nivel de calidad y salud de vida autopercibida por los CPI considerando como referencia los últimos 3 meses, reveló que más del 50% (un 56,6%;n=198), definía ésta como regular, frente a un 43,4% que la calificaba como buena. Noelia Durán Gómez 89 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida Sobre la posible iniciativa del CPI de considerar la posible institucionalización del paciente en un centro de distinta naturaleza, pero para su internamiento de larga estancia, un 62% (n=217) manifestó no haber considerado nunca esa posibilidad, un 18,9% alguna vez lo había pensado, mientras que un 19,1 (n=67) de los CPI creía totalmente necesario la institucionalización del paciente con EA a su cargo. El nivel de carga de los CPI revela el elevado tiempo de dedicación y su repercusión en la percepción de la carga de cuidados. Según la escala de Zarit, un 8.6% (n=30) de los CPI no tenía sobrecarga (puntuaciones entre 22 y 46), el 16.9% (n=59) manifestaba una carga entre leve y moderada (puntuaciones entre 47-55) y el 74.6% (n=261) (puntuaciones entre 56-110) experimenta un nivel de sobrecarga de cuidado intenso (Figura 17). Noelia Durán Gómez 90 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida Los resultados correspondientes a las frecuencias de respuestas por ítems (%) en la Entrevista de Carga de los CPI en cada una de las cinco categorías de respuesta posibles de todos los elementos que componen el instrumento de evaluación de la carga, así como el porcentaje acumulado de las dos categorías que indican una mayor frecuencia de ocurrencia (“frecuentemente” y “siempre”) se recogen en la tabla 12. Tabla 12: Frecuencia de respuestas por item (%) en la Entrevista de Carga del Cuidador 1 2 3 4 5 4-5(acum.) 1. El familiar pide más ayuda de la necesaria 20.6 20.6 28.0 13.1 17.8 30.9 2. Insuficiente tiempo propio 8.4 4.7 29.0 38.3 19.6 57.9 3. Agobio/estrés por compatibilizar 4.7 7.5 26.2 32.7 29.0 61.7 4. Se siente avergonzado por su familiar 66.4 21.5 9.3 1.9 0.9 2.8 5. Se siente enfadado cerca de su familiar 24.3 16.8 43.0 15.0 0.9 16.9 6. Vida familiar afectada negativamente 18.7 17.8 37.4 19.6 6.5 26.1 7. Miedo por el futuro de su familiar 0.9 4.7 19.6 45.8 29.0 74.8 8. Pensar que el familiar depende de él o ella 0.0 0.0 4.7 13.1 82.2 95.3 9. Se siente tenso y agotado cerca de su 6.5 15.9 40.2 21.5 15.9 37.4 10. Deterioro de la salud por tener que cuidar 20.6 17.8 28.0 22.4 11.2 33.6 11. Falta de intimidad 15.9 12.1 29.9 24.3 17.8 42.1 12. Vida social afectada negativamente 11.2 12.1 20.6 21.5 34.6 56.1 13. Distanciamiento de las amistades 59.8 18.7 16.8 1.9 2.8 4.7 14. Ser considerado como único cuidador 0.0 0.0 4.7 13.1 82.2 95.3 15. Problemas económicos para cuidar 30.8 15.0 29.9 12.1 12.1 24.2 16. Incapacidad para cuidar mucho más 22.4 21.5 32.7 18.7 4.7 23.4 17. Pérdida de control sobre su vida 19.6 23.4 30.8 14.0 12.1 26.1 18. Desea dejar el cuidado a cargo de otra 26.2 31.8 30.8 11.2 0.0 11.2 8.4 17.8 58.9 10.3 4.7 15.0 20. Podría cuidar mejor a su familiar 17.8 32.7 34.6 11.2 3.7 14.9 21. Debería hacer más por su familiar 27.1 22.4 27.1 14.0 9.3 23.3 Entrevista de carga responsabilidades familiar posible tiempo persona 19. Se siente indeciso/inseguro/a sobre lo que debe hacer con su familiar Noelia Durán Gómez 91 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida 22. Grado de carga experimentado 6,9 6.9 34.6 29.1 22.6 51.7 globalmente (se siente muy sobrecargado) 1= Nunca 2= Rara vez/Casi nunca 3= Algunas veces 4= Bastantes veces/Frecuentemente 5= Siempre Atendiendo al último valor (porcentaje acumulado) se observa la elevada frecuencia de situaciones tales como “pensar que le considera la única persona que le puede cuidar”, “pensar que el familiar depende de él o ella” “miedo por el futuro del familiar”, “agobio/estrés por intentar compatibilizar responsabilidades”, “insuficiente tiempo propio”, “afectación de la vida social negativamente”, o “falta de intimidad”, mientras que por el contrario, situaciones tales como “sentirse avergonzado por su familiar”, “distanciamiento de las amistades”, “desear dejar a otra persona el cuidado”, “sentirse inseguro sobre lo que debe hacer con su familiar” o “sentir que podría cuidar mejor a su familiar”, tienen una más baja frecuencia. Las puntuaciones obtenidas para las dos subdimensiones de la carga de los CPI: subjetiva y objetiva, obtuvimos las siguientes puntuaciones: 1. La media de sobrecarga subjetiva (ítems:1-2-4-6-10-11-12-13-17) fue de 34,85± 5,4. 2. La media de la sobrecarga objetiva (Ítems 7-15-16-19-20-21) fu de de 15,35 ± 4,8 Los resultados correspondientes a las frecuencias de respuestas por ítems (%) en la Entrevista de Carga de los CPI y las diferentes áreas en la entrevista de evaluación de la carga en cada una de las cinco categorías de respuesta posibles de todos los elementos que componen el instrumento de evaluación de la carga, permite explorar el impacto de cuidar sobre el CPI, las relaciones interpersonales, expectativas de autoeficacia y dependencia. Encontramos que las dimensiones más afectadas son el impacto del cuidado y las relaciones interpersonales. Los resultados correspondientes con estas cuatro áreas se muestran en la tabla 13. Noelia Durán Gómez 92 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida Tabla 13. Dimensiones de la entrevista de carga Factor Ítems Media %Varianza 1. Impacto del CPI 1-2-3-8-10 18,96±2,56 6,59 2.Relaciones interpersonales 5-9-11-12-16 13,85±3,84 14,75 3.Expectativas de autoeficacia 19,20 3,78±1,38 1,90 4. Dependencia 13 3,53±1,1 1,25 Los síntomas físicos principales percibidos por la muestra de CPI y molestias presentadas, entendidos como problemas de salud, al menos durante las 4 últimas semanas se reflejan el la tabla 14 Tabla 14. Resultados PHQ de los CPI Síntomas percibidos Intensidad (%) 1 Nada 1. Dolor de estómago 2 Presencia 3 Mucho %(acum.) 2-3 42,9 52,6 4,6 57,2 2. Dolor de espalda 28 48,6 23,4 72 3. Dolor en brazos, piernas y 4,6 38,3 57,1 95,4 76,3 18,9 4,9 23,8 5. Dolor de cabeza 28,3 48,3 23,4 71,7 6. Dolor torácico (zona pecho) 80,9 14,3 4,9 19,2 7. Mareos 52,3 33,7 14 47,7 8. Desmayos 86 9,4 4,6 14 9. Palpitaciones o sentir el corazón 52 38,6 9,4 48 10. Falta de respiración 56,9 29,1 14 43,1 11. Dolor o problema durante sus 71,4 28,6 0 28,6 32,9 58 9,1 67,1 13. Náuseas, gases o indigestión 52 38,6 9,4 48 14. Sentirse cansado o con pocas 9,4 48,3 42,3 90,6 articulaciones 4. Dolor menstrual o molestias asociadas a la menstruación (sólo mujeres) (n=213) acelerado relaciones sexuales 12. Estreñimiento, ir suelto de vientre o diarrea energías Noelia Durán Gómez 93 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida 15. Problemas de sueño 4,9 47,7 47,4 95,1 19. Se siente indeciso/inseguro 8.4 17.8 58.9 15.0 sobre lo que debe hacer con su familiar La sintomatología física percibida por el cuidador con mayor frecuencia son los problemas de sueño en un 95,1% (n=333), seguido del dolor en brazos, piernas y articulaciones en un 95,4%, fatiga (sentirse cansado o con pocas energías) en un 90,6% de los casos, dolor de espalda en un 72%, dolor de cabeza en un 71,7%, estreñimiento o diarrea en un 67,1%, palpitaciones o sentir el corazón acelerado un 48%, mareos un 47,7% y falta de respiración un 43,1 %. La carga emocional del trabajo de cuidar de los CPI, que afecta a su calidad de vida, está reflejada en parte por la presencia de síntomas depresivos, que en nuestra muestra de cuidadores podemos considerar importante, dado que un 71,7% (n=251) manifiesta síntomas depresivos. Un 28.3 % (n=99) tenía ausencia de sintomatología depresiva (puntuaciones entre 0-9), pero un 43,4% (n=152) presentaba síntomas depresivos ligeros (puntuaciones entre 10-18), mientras que un 19.4% (n=68) moderada (puntuaciones entre 19-29) y un 8,9% grave (n=8) (puntuaciones entre 30-63) (Figura 18). Noelia Durán Gómez 94 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida El apoyo social estudiado en la muestra reveló dos aspectos: el apoyo estructural o cuantitativo (referente al número de amigos íntimos y familiares cercanos del CPI) se sitúo en torno a una media de 3,82±1,63 y el apoyo cualitativo, en los diferentes ítems del apoyo social, indicó los siguientes datos (Tabla 15) Tabla 15: Apoyo social de los CPI Entrevista de carga 1 2 3 4 5 45(acum.) 1. Alguien que le ayude cuando tenga que estar en la 4,9 9,4 38,6 37,4 9,7 47,1 cama 2. Alguien con quien contar cuando necesita hablar 4,9 14,0 29,1 47,1 4,9 52,0 3. Alguien que le aconseje cuando tenga problemas 4,9 0 28,9 56,6 9,7 66,3 4. Alguien que le lleve al médico cuando lo necesita 9,7 19,4 18,9 42,6 9,4 52,0 5. Alguien que le muestre apoyo y afecto 4,9 28,6 28,9 23,7 14,0 37,7 6. Alguien con quien pasar un buen rato 4,9 24,0 28,6 24,0 18,6 42,6 7. Alguien que le ayude a entender su situación 4,9 19,1 33,4 24,0 18,6 42,6 8. Alguien en quien confiar y hablar de sus 9,7 24,0 33,4 14,3 18,6 32,9 9. Alguien que le abrace 4,9 18,6 43,7 9.4 23,4 32,8 10. Alguien con quien pueda relajarse 4,9 18,9 38,3 19,1 18,9 38,0 11. Alguien que le prepare la comida si no puede 4,9 28,6 23,7 24.0 18,9 42.9 12. Alguien cuyo consejo desee 14,3 24,3 38,0 9,4 14,0 23,9 13. Alguien con quien quiera hacer cosas que le 4,9 38,3 19,1 18,9 18,9 37,8 9,7 19,4 33,4 18,6 18,9 37,5 15. Alguien con quien pueda compartir sus temores o 9,7 14,3 38,3 23,7 14,0 37,7 9,7 4,9 47,7 23,7 14,0 37,7 17. Alguien con quien divertirse 9,7 14,3 24,0 28,6 23,4 52,0 18. Alguien que le aconseje como resolver sus 9,7 4,9 47,7 23,7 14,0 37,7 9,7 14,3 24,0 28,6 23,4 52,0 preocupaciones ayuden a olvidar sus problemas 14. Alguien que le ayude en sus tareas domésticas problemas más íntimos 16. Alguien que le aconseje como resolver sus problemas personales problemas personales 19. Alguien que comprenda sus problemas 1= Nunca 2= Rara vez/Casi nunca 3= Algunas veces 4= Bastantes veces/Frecuentemente 5= Siempre Noelia Durán Gómez 95 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida Esto determinó que el apoyo cualitativo en sus tres dimensiones o componentes del apoyo, fuese en la escala de puntuación una media de 32,34±8,99 para el apoyo emocional/informacional, 16,52±4,94 para el apoyo afectivo y 13,01±13,01±3,70 3,70 para el apoyo instrumental, siendo la media del índice de apoyo social 65,78±18,89. Los resultados obtenidos indican una mayor percepción de apoyo emocional/informacional, frente a las dimensiones afectiva e instrumental (Tabla 16). Tabla 16: Dimensiones apoyo social CPI Factor Media %Varianza 1. Apoyo emocional/informacional 32,34±8,99 80,93 2.Relaciones interpersonales 16,52±4,94 24,49 3.Expectativas de autoeficacia 13,01±3,70 13,75 Índice global apoyo social 65,78 65,78±18,89 Con respecto a la CVRS, representadas por las puntuaciones del cuestionario SF36, encontramos que el dominio con peor valoración fue el de dolor corporal seguido de la vitalidad. El mejor valorado fue el rol emocional seguido de la salud salud general y salud mental (Tabla 17). ordenados de mayor a menor puntuación media de ambos grupos, tenemos: RE > SG > SM > FF> FS> DRF > V > DC. El resto de dominios tanto los referentes a la salud física como a la salud psicosocial mantuvieron valoraciones semejantes (Tabla 17 y Figuras 19). Tabla 17. CVRS: dominios del SF-36 Media FF RF DC SG FS RE SM V 71,42 ± 70,30 ± 62,25 ± 78,9 ± 70,85 ± 79,23 ± 78,21 ± 68,9 ± 30,92 28,12 28,61 21,74 28,80 28,75 23,68 27,14 Noelia Durán Gómez 96 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 FF RF DC SG FS RE SM V Total Figura 19. Puntuaciones medias por dominios SF36 4.4.- ESTUDIO DE FACTORES: CARGA DEL CUIDADOR, MALESTAR PSÍQUICO Y CALIDAD DE VIDA 4.4.1.- Factores de influencia en la presencia de sintomatología depresiva en los CPI. La presencia de sintomatología depresiva en la muestra de estudio mostró una relación estadísticamente significativa con las variables estadiaje/intensidad de la demencia (GDS 5 y GDS 6), una mayor dependencia del paciente para las ABVd y AIVd (p<0,001). La sintomatología depresiva en los CPI también se asoció con la variable tiempo libre disponible (p<0.003), aumentando la presencia de los síntomas a medida que se disponía de un menor tiempo libre. El tiempo diario dedicado al cuidado (p<0.001) influye también sobre la presencia de sintomatología depresiva de los CPI en el proceso de cuidados, observándose que a una mayor dedicación de los CPI al cuidado de su familiar le corresponden la presencia de este síntoma. Así mismo, una menor ayuda recibida (otros familiares, ayuda sociosanitaria: atención a domicilio y centros de día), de menos de 2 horas/día o ninguna incrementan la presencia de síntomas depresivos. La variable tiempo libre disponible (p=0,04), se asoció con una mayor presencia de síntomas depresivos, aumentando los mismos a medida que se disponía de un menor tiempo libre. Noelia Durán Gómez 97 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida 4.4.2.- Factores de influencia sobre la carga del cuidador. Con respecto a la carga de los CPI se evidenció una mayor carga sobre las dimensiones impacto del cuidado y relaciones interpersonales. La carga emocional de los CPI mostro una relación estadísticamente significativa con el nivel de dependencia del paciente (p<0.002), de tal forma que a medida que se incrementaba la intensidad de la relación de dependencia pacientecuidador, en relación a la dependencia del paciente en la realización de las actividades básicas e instrumentales de la vida diaria, le correspondían mayores puntuaciones en la percepción de la carga por parte de los CPI. También se asoció un mayor nivel de sobrecarga (p<0.005) con respecto a la fase de la enfermedad en la que se encontraba el paciente, observándose que a mayor estadiaje/intensidad de la demencia (GDS 5 y GDS 6) le corresponden mayores niveles de carga de cuidados percibida por los CPI. La presencia de síntomas psiquiátricos y conductuales en el paciente se asoció con mayores niveles de sobrecarga (p=0,033). Al estudiar la relación entre la carga emocional y el nivel de estudios del cuidador encontramos que aun menor nivel de estudios le corresponde un mayor nivel de carga en el proceso de cuidados (p<0.002). La carga emocional de los CPI mostró una relación estadísticamente significativa con la variable tiempo libre disponible (p<0.003), aumentando la carga a medida que se disponía de un menor tiempo libre. El tiempo diario dedicado al cuidado (p<0.001) influye también sobre el nivel de carga de los CPI en el proceso de cuidados, observándose que a una mayor dedicación de los CPI al cuidado de su familiar le corresponden mayores puntuaciones de sobrecarga. Así mismo, una menor ayuda recibida (otros familiares, ayuda sociosanitaria: atención a domicilio y centros de día), de menos de 2 horas/día o ninguna incrementan la carga de los CPI. Al estudiar la influencia del nivel de carga y la prevalencia de sintomatología depresiva, encontramos también una relación estadísticamente significativa (p<0.005), evidenciándose una mayor prevalencia de esta sintomatología en los CPI con sobrecarga moderada e intensa. Así, la disponibilidad de tiempo libre y de ayuda extra en el cuidado del paciente disminuyen la probabilidad de la presencia de sintomatología depresiva y se asocian a una menor carga emocional. Un pero nivel salud percibida por los CPI se asoció con una mayor sobrecarga de cuidados, frente al apoyo social percibido que se correlacionó con Noelia Durán Gómez 98 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida unos menores niveles de sobrecarga de cuidados, de tal forma que a más apoyo social percibido disminuían las puntuaciones de sobrecarga del cuidador (p=0,02). Separando por dominios o dimensiones del apoyo social observamos que una mayor carga de cuidados se asoció con la dimensión apoyo emocional/informacional. 4.4.3.- Factores de influencia en la CVRS. Mayores puntuaciones de carga de cuidados se asociaron a una pero CVRS principalmente en los dominios de salud general (p=0,001) y vitalidad (p=0,042). Atendiendo a existencia de sobrecarga de cuidados, fue significativa para los dominios SG (p=0,001) y V (p=0,042). Se observó así que los CPI que perciben mayor sobrecarga de cuidados tienen una peor CVRS en los dominios mencionados (Figura 20). 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 FF RF DC SG Sí FS RE SM V No Figura 20. CVRS según la sobrecarga de cuidados Se encontró una relación significativa entre la presencia de síntomas depresivos y los dominios referentes a la salud psicosocial del SF-36 (FS, RE, SM y V) (p=0,001), y con el dominio DC (p=0,009). Se observó así una peor CVRS en la presencia de depresión para los dominios descritos (Figura 21). Noelia Durán Gómez 99 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 FF RF DC SG FS Sí No RE SM V Figura 21. CVRS según la presencia sintomatología depresiva En el caso de la diferencia de los pacientes con mayores puntuaciones de apoyo social, esta fue significativa para los dominios RF (p=0,024), FS (p=0,001) y SM (p=0,021). Siendo las medias de los que tienen un apoyo social bajo menor que los que tienen un apoyo social adecuado, observamos que los primeros tienen una CVRS peor para los dominios significativos (Figura 22). 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 FF RF DC SG FS Bajo RE SM V Normal Figura 22: CVRS según el apoyo social percibido. Noelia Durán Gómez 100 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida 5. DISCUSIÓN Noelia Durán Gómez 101 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida 5. DISCUSIÓN El cuidado de los EA dependientes en el medio familiar supone una serie de cambios personales, sociales y económicos que se conocen como consecuencias o efectos del cuidado y que han sido objeto de una amplio número de investigaciones (Montorio I y cols., 1998; Gruffydd y Randle, 2006). Las investigaciones sobre factores psicosociales en los proceso de cuidado abre un campo sobre el conocimiento científico acerca de los complejos sistemas comunicativos entre el profesional de la salud el paciente y sus cuidadores familiares. Factores como la presencia de apoyo social o en la línea del tipo de personalidad del cuidador (tipo de mecanismos de afrontamiento, religiosidad o satisfacción con el papel del cuidador) afecta directamente al proceso de cuidado. El presente estudio ha permitido conocer las características sociodemográficas de los CPI que tienen un EA a su cargo, así como, el impacto de los cuidados prestados sobre la salud psíquica del cuidador, al igual que las características sociodemográficas y clínicas del paciente. Las personas con EA receptoras de cuidados estudiadas presentan un nivel grave de dependencia para las actividades básicas de la vida diaria y un nivel severo de dependencia para las actividades instrumentales de la vida diaria. Ello significa que estas personas no podrían permanecer en el domicilio sin la ayuda de otra persona (Durán, 2004;. Hoe y cols., 2006). En cuanto al nivel de dependencia para las actividades instrumentales de la vida diaria, las personas cuidadas presentan una dependencia total o muy grave, lo que significa que no pueden realizar por sí mismas las actividades que requieren un mayor nivel de autonomía, ya que implican interacciones más difíciles con el medio (tareas domésticas, administración del hogar, usar el teléfono, tomar la medicación, preparar comida, etc.). Por ello, las personas receptoras de cuidados estudiadas necesitan ayuda, en muchas ocasiones, a lo largo de todo el día (Hoe y cols., 2006). Se debe tener en cuenta que los índices que miden el nivel de dependencia del enfermo para realizar las actividades de la vida diaria, sin embargo, no miden determinados comportamientos asociados, en muchas ocasiones, a la patología neurodegenerativa o mental del enfermo y que obligan a un tipo de cuidados o atención especial que va más allá de proporcionar una ayuda para realizar las Noelia Durán Gómez 102 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida actividades de la vida diaria, como por ejemplo, tener que estar en alerta para evitar que el enfermo, si presenta desorientación, salga a la calle y se pierda, haga desaparecer objetos de valor como dinero, documentos, etc. A la luz de los resultados obtenidos, se puede resumir que las personas que reciben cuidados son esencialmente mujeres, de edad avanzada, con un nivel grave de dependencia y un estadiaje/intensidad de la demencia, que podemos considerar en fase moderada y grave de la enfermedad. Si se tienen en cuenta las tendencias demográficas y por lo tanto la asociación entre edad-dependenciademencia, el futuro que se presenta es preocupante tanto para el sistema formal como para el sistema informal de atención. Todo ello significa que la demanda de cuidados de estos pacientes con EA no descenderá. Será todavía más urgente desarrollar un sistema eficaz de atención a las necesidades de estas personas y sus cuidadores (Úbeda, 2009). El perfil de los CPI observado en este estudio no difiere de los comunicados en otros estudios previos (Badia X y cols., 2004, Vallés MN y cols., 1998, Roig y cols., 1998), en los cuáles se había tipificado como mujer, ama de casa, familiar cercana del enfermo (hija o esposa) y con un nivel de estudios primarios y/o graduado escolar, convive con el enfermo, la mayor parte de los cuidados de salud los proporciona a cierta distancia, dispone de poca ayuda para cuidarlo, mantiene unas relaciones agradables con la persona que recibe los cuidados y percibe su estado de salud como regular (García y cols., 2004). Estos resultados ponen de manifiesto que existen unas cargas diferenciadas entre hombres y mujeres. Desde épocas muy tempranas en la evolución de la cultura humana, han sido las mujeres las principales depositarias y transmisoras de conocimientos para el cuidado de la salud en el núcleo familiar. Estos conocimientos han sido forjados en prácticas muy antiguas y transmitidas de manera predominante de madres a hijas y de vecina a vecina (Herrera, 2007). Esta realidad responde a modelos patriarcales de familia y sociedad, en los que se aboca la responsabilidad del cuidado a las mujeres. Las mujeres son asignadas al ámbito doméstico y proveen con su trabajo, no pagado, el cuidado de familiares enfermos (Bover, 2004; Robira y col., 2007; Úbeda, 2009). Según estos autores, si las mujeres están mejor preparadas para el cuidado es, porque los hombres no lo han practicado. El papel masculino ha sido tradicionalmente la toma de decisiones sobre aspectos fundamentales de la vida del enfermo que luego recaerán sobre la mujer cuidadora. Algunos autores señalan que en un futuro Noelia Durán Gómez 103 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida cercano estos cuidadores que cuidan a sus familiares dependientes con enfermedades neurodegenerativas, tendrán un mayor nivel de estudios, mejores condiciones de trabajo y de vida y van a preferir pagar a un sistema de cuidados formales que convertirse en cuidador informal. Por lo tanto el género de los cuidadores estudiados se escribe “en femenino singular” confirmando lo que estos autores han señalado. Es interesante precisar el término singular, ya que el 20,9% de los cuidadores estudiados no disponen de ayuda para cuidar, es decir, cuidan casi en “solitario”. Estas cuidadoras familiares constituyen un grupo de riesgo susceptible de padecer enfermedades psíquicas y en ocasiones son consideradas como pacientes “ocultos” (Segura JM y cols., 1998; Díez J y cols., 1995; Allegri y cols.,2006). Quien realiza la labor de cuidar a sus familiares en el hogar es una mujer, generalmente hija, esposa y/o hermana en edades en las cuales ellas mismas deberían ser objeto de acciones preventivas para evitar el desarrollo de enfermedades crónicas, físicas o psicológicas, derivadas de la sobrecarga que significa estar presente para otro, considerando además que un alto porcentaje lleva ejerciendo está tarea desde hace más de 5 años y más, sin haber recibido en muchas oportunidades la formación para brindar estos cuidados, que les ocupan una gran cantidad de horas del día, de lunes a domingo, en forma paralela a sus otras actividades de dueña de casa, ya que además la mayoría vive en pareja, esto probablemente se explica por los roles que tradicionalmente han sido asignados a las mujeres, cultural y socialmente (García-Calvente y cols., 2007; Jofré V y cols., 2010). No hay que olvidar que el apoyo social y la red social con que cuenta el cuidador son factores protectores de sobrecarga que, cuando fallan, aumentan el riesgo de depresión, los deseos de abandonar los cuidados, los conflictos internos entre la familia y la mala calidad de vida del cuidador (Ekwall y cols., 2007). La percepción de ser insustituibles o imprescindibles en el cuidado que prestan queda reflejada en que un 95,3% de los CPI, que manifestó no saber quién podría cuidar al familiar enfermo en caso que ellos no pudieran hacerlo. Es posible que esta respuesta sea debida a la falta de información sobre los recursos existentes para ayudar a las personas que necesitan cuidados y cuya familia no los puede proporcionar o a la poca confianza que tienen en el sistema formal. Es interesante resaltar que uno casi cada cuatro cuidadores considera que sus relaciones con la persona cuidada son difíciles, afirmación que puede poner de Noelia Durán Gómez 104 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida manifiesto que, a pesar de esta dificultad de entendimiento, prevalece el sentido de responsabilidad del cuidado en las situaciones de enfermedad o desprotección que aún tienen las familias de nuestro contexto (Bazo y Domínguez, 1995). La media de edad de los cuidadores entrevistados es similar a la que describen otros autores (Moral y cols., 2003;García y cols., 2004). Es importante destacar que la media de edad hallada es de 54.6 años; un 64% tienen entre menos de 65 años y un 37% tienen más de 70 años. En las respuestas al cuestionario, exceptuando a un 43,4% de los cuidadores que perciben un estado de salud bueno, aparece que más de la mitad de ellos consideran que su estado de salud es regular (56,6%). Estos datos, unidos, aportan una visión preocupante ya que los cuidadores ejercen su labor en unas condiciones de salud no precisamente óptimas (Nunnemann y cols., 2012; Conde-Sala y cols., 2013) El 61,7% de los cuidadores conviven con el enfermo y el 50% lleva más de 5 años cuidando. Uniendo estos dos factores (convivencia y tiempo cuidando), se puede suponer que, al cuidador, el hecho de cuidar le supone renunciar a una parte de su propia vida. El coste de oportunidad, es decir, la mejor alternativa que se desecha, en este caso, lo que se deja de hacer u obtener por el hecho de cuidar, puede llegar a ser muy elevado. Según el cuidado informal tiene un alto coste de oportunidad ya que, entre otros bienes, se puede perder el trabajo o dejar de conseguirlo. Únicamente el 31,5% de los CPI trabajan fuera del hogar. Estos resultados pueden dar a entender que no hay que olvidar que tres de cada cuatro de los CPI estudiados no trabajan fuera del hogar y esto va unido a la imposibilidad de obtener unos ingresos económicos y a una realización personal a través de un trabajo remunerado. El trabajo realizado por el cuidador en el hogar tiene la característica de no tener valor, porque no está remunerado, o sea no tiene precio de mercado. Si se tienen en cuenta los cambios que está sufriendo la sociedad y la familia, con la creciente incorporación de la mujer al mercado laboral, se reducirá drásticamente la disponibilidad de fuerza de trabajo a tiempo completo dedicada al cuidado y basada en el aporte de la mujer. Por lo tanto la disponibilidad futura de cuidadores familiares está en riesgo (Úbeda, 2009). Este conjunto de cuidados permiten a la persona dependiente continuar viviendo en su propia comunidad. De no ser así, la institucionalización sería una de las alternativas para este tipo de personas que, por sí solas, no son capaces de Noelia Durán Gómez 105 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida cuidarse. Sin embargo, en nuestro estudio, esto se había considerado sólo en un 38% de la muestra. Estos datos pueden poner de manifiesto un deseo o aceptación de mantener en el hogar a la persona que necesita atención.La decisión de ingresar a un familiar en una residencia u otro tipo de institución es difícil para la familia y habitualmente provoca muchos sentimientos de culpa en los cuidadores. El 95.3% se considera único cuidador posible. Éste aspecto señalado, debe tener en cuenta que el deseo y responsabilidad de cuidar puede hacer sentir al cuidador que está asumiendo un rol insustituible y cuidar es una forma de expresar la solidaridad familiar y/o un deber y por lo tanto considera una obligación hacerlo. En cualquier caso, conviene recordar que Durán, ya en 1999, afirma que las familias constituyen un sistema invisible de atención a la salud, previo, paralelo y complementario al sistema de servicios formales, sin el cual el sistema sanitario llegaría al colapso (Chi y cols., 2014; Kang y cols., 2014;Haro y cols., 2014; Villars y cols., 2014; D´Onofrio y cols., 2015; Peña-Longobardo y Oliva, 2015). Los resultados del presente estudio evidencian la vulnerabilidad de los CPI a padecer determinados problemas psíquicos, como la depresión, lo que algunos autores han definido como el “síndrome del cuidador” (Thompson C y Briggs M, 2000; Flórez JA, 2000; Pérez JM y cols., 1996; Gruffydd y Randle, 2006; Cotelo y cols, 2015), que recoge un aumento de la vulnerabilidad a problemas físicos como síntomas inespecíficos (astenia), cefaleas, alteraciones del sueño, infecciones cutáneas; aumenta la tasa de enfermedades psíquicas como sentimientos de cansancio, tristeza, ansiedad/depresión, irritabilidad, sentimientos de culpabilidad por no poder atender convenientemente al enfermo; alteraciones sociales como aislamiento, pérdida del tiempo libre; problemas laborales como absentismo, bajo rendimiento; conflictos familiares; problemas económicos, caso de reducción de los ingresos o aumento de los gastos, o problemas legales, derivados de asumir la responsabilidad legal (tutela/curatela) del beneficiario (Pérez JM y cols., 1996; Allegri y cols., 2006; Rian y cols., 2012; Richardson y cols., 2013; Hayashi y cols., 2013; Brodaty y cols., 2014; Cole y cols.2014; Chi y cols., 2014; Kang y cols., 2014;Haro y cols., 2014; Villars y cols., 2014; D´Onofrio y cols., 2015; PeñaLongobardo y Oliva, 2015). Concretamente, las cifras de prevalencia de sintomatología depresiva están alrededor de un 40% en este tipo de población con un rango entre 38% y 83%, según los estudios consultados (Santiago P y cols.; 1999; Rubio ML y cols., 1995; Morales JA y cols., 2000; García MC y Torío J, 1996 Moral MS y cols., 2003; Allegri Noelia Durán Gómez 106 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida y cols., 2006; Chi y cols., 2014), en nuestro caso fue del 76.1%, incluyéndose desde una sintomatología ligera a grave, pero en nuestro caso, solamente sería sintomatología moderada y grave un 28.3%. Aunque el número de cuidadores del género femenino es prevalente y consistente con lo encontrado en otras muestras (Stuckey JC y cols., 1996; Allegri y cols., 2006; Chi y cols., 2014), ello no influye sobre la presencia de sintomatología depresiva. Normalmente las mujeres informan de mayor prevalencia de sintomatología depresiva, aunque parece que los hombres ocultan dicha sintomatología; esta situación no ha ocurrido en nuestro estudio. Diferencias en mecanismos de afrontamiento podrían explicar la diferencia en sintomatología encontrada entre ambos géneros de cuidadores en los autocuestionarios sobre carga del cuidador y sintomatología depresiva. Por otra lado, cabe destacar que un 28.3% de los CPI, no presentan dichos síntomas, con lo que en parte de nuestra muestra, el cuidar a otros esta sirviendo para aumentar la autoestima, ya que cuidar a alguien y ser útil, tiene este efecto psicológico. Esto puede ser también uno de los factores que influyen sobre el hecho de que el cuidador con más edad (aquellos que están en la vejez) presenta menor sintomatología depresiva y puede hacer mejor su trabajo en el ámbito de nuestro estudio (muestra extraída de ciudades pequeñas y pueblos donde el aislamiento social para estas personas es menor que en grandes ciudades). Algunos autores describen que unas relaciones difíciles entre el enfermo y el cuidador son predictoras de depresión en el cuidador (Mahonay y cols, 2005). Así mismo, en otro estudio que analizaba los factores predictores asociados al impacto positivo que puede ocasionar cuidar, el análisis de regresión múltiple probaba que la satisfacción en los cuidadores estaba asociada con las relaciones afectivas entre el cuidador y la persona cuidada y con el hecho de ser cuidador por propia iniciativa, es decir, de forma voluntaria (López y cols., 2005). Se podría decir que la "carrera de cuidador" no es normalmente deseada, elegida ni prevista y el cuidador carece de los derechos y privilegios unidos a lo que llamamos carrera profesional. Pero lo que claramente influye sobre la sintomatología depresiva son factores psicosociales, tales como la disponibilidad de tiempo libre y ayuda extra, con lo que la necesidad de ayuda domiciliaria o centros de día para poder apoyar el trabajo que vienen realizando los cuidadores informales es necesaria y casi ausente en nuestra área. Noelia Durán Gómez 107 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida Concretamente, en el caso de agentes sociales que son profesionales de la salud, su disponibilidad, es aún mas esencial en el contexto cercano del cuidador primario, ya que éstos va a ser una fuente de apoyo psicocosocial para el mismo. Para una alta proporción de CPI, atender a un enfermo con demencia tiene un impacto sobre el uso que hace del tiempo (26.3% ningún tiempo libre y 34% menos de 2 horas al día) y las relaciones familiares y sociales que puede establecer. La falta de tiempo para dedicarlo a realizar actividades personales, a sí mismos e incluso al desempeño de otras responsabilidades, es una situación que ha sido descrita en otros estudios (Vallés MN y cols., 1998; Conde-Sala y cols., 2013; Richardson y cols., 2013; Hayashi y cols., 2013; Brodaty y cols., 2014; Cole y cols.2014; Kamiya y cols., 2014; Kang y cols., 2014;Haro y cols., 2014; Villars y cols., 2014; D´Onofrio y cols., 2015; Peña-Longobardo y Oliva, 2015). La implicación que las limitaciones en el uso del tiempo tiene en términos del coste/oportunidad que supone dedicarse a cuidar a un enfermo de este tipo es reflejada por diversos autores (Kosberg y cols., 1990). Además, es necesario tener en cuenta que, según diversos estudios, la ausencia de apoyo social se muestra como un predictor de resultados negativos en la salud psicológica de los cuidadores principales, y que el apoyo social protege frente al impacto negativo de cuidar sobre la salud del cuidador. El fuerte impacto que cuidar a una persona con demencia tiene sobre el uso del tiempo del cuidador principal explica el éxito de los programas de respiro, que ofrecen a los CPI la oportunidad de tener tiempo libre de las tareas de atención al beneficiario, y le permite emplear ese tiempo en fortalecer las relaciones sociales, tiempo personal e incluso desarrollo laboral (Almberg B, 1997). La ayuda social prestada a estos CPI era, en el 20.9% de los casos, inexistente. La escasa ayuda recibida procede generalmente de la propia familia. Estos hechos ya han sido constatados en otros estudios, encontrándose una mayor frecuencia de depresiones en los casos en que el apoyo era bajo (Rubio ML y cols., 1995; Cortés M, 1993; Vallés MN y cols., 1998; Allegri y cols., 2006; Chi y cols., 2014). El apoyo social, tanto informal como formal, permite combatir el aislamiento como consecuencia de su disminución en sus relaciones sociales y en la disponibilidad de tiempo libre. Noelia Durán Gómez 108 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida La disponibilidad de agentes sociales para hacer frente a situaciones estresantes cotidianas sabemos que es un factor protector frente a rasgos ansiosos-depresivos en sujetos de la población general. Se considera que tener un núcleo familiar o de amistades con las que compartir las dificultades son un factor de protección de problemas depresivos. Dicho factor es aún más importante cuando se realiza el papel de cuidador primario (por ser más vulnerables a padecer una sintomatología depresiva). Por otra parte, los datos del presente estudio ponen de manifiesto también el elevado tiempo de dedicación y la carga de cuidados percibida de los CPI con respecto a los EA. La carga del cuidador depende de las repercusiones del hecho de cuidar y de las estrategias de afrontamiento y apoyo con que se cuenta. Con respecto a este concepto de carga, a pesar de que se han desarrollado una serie de escalas para medir objetivamente esa carga, hemos seleccionado la Escala de Sobrecarga del Cuidador, ya que diversos estudios muestran que su utilidad radica en que permiten discriminar a las personas con un mayor riesgo o más necesidades y, asimismo, sirven como predictor de institucionalización, y aunque, la calidad de vida y la carga del cuidador están claramente relacionadas, la carga predice mejor la futura institucionalización del paciente (Stuckey JC y cols., 1996; Conde-Sala y cols., 2013; Richardson y cols., 2013; Hayashi y cols., 2013; Brodaty y cols., 2014; Cole y cols.2014; Kamiya y cols., 2014; Kang y cols., 2014;Haro y cols., 2014; Villars y cols., 2014; D´Onofrio y cols., 2015; PeñaLongobardo y Oliva, 2015). Al contrario que otros estudios (Gallicchio L y cols., 2002) en los que se observaba una mayor carga percibida por los CPI mujeres, no se ha encontrado relación entre la carga percibida y el sexo del cuidador. El primer resultado con el que nos encontramos en nuestro trabajo es que el 79% de las cuidadoras experimentan una sobrecarga intensa que son hijas bien hijas o cónyuges del paciente. Estas dos variables se han relacionado con un incremento de la sobrecarga (Conde-Sala y cols., 2013; Richardson y cols., 2013; Hayashi y cols., 2013; Brodaty y cols., 2014; Cole y cols.2014; Kamiya y cols., 2014; Kang y cols., 2014;Haro y cols., 2014; Villars y cols., 2014; D´Onofrio y cols., 2015; Peña-Longobardo y Oliva, 2015 De igual manera, cabe preguntase si es posible cuidar a un familiar con Noelia Durán Gómez 109 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida demencia sin experimentar sobrecarga. La experiencia de cuidar a un familiar con demencia supone mayor estrés que cuidar a un anciano con patología física (Conde-Sala y cols., 2013). Esto podría deberse a que el cuidador de un enfermo con demencia se ve obligado a introducir mayores cambios en su estilo de vida que el cuidador de un anciano que no la presenta, a la mayor limitación social en la vida de estos cuidadores y a las alteraciones específicas de la relación interpersonal cuidador-enfermo en el caso de los pacientes con demencia, como el deterioro del nivel de intimidad y la disminución de la gratificación por parte del receptor de los cuidados. Pero, al igual que en el estudio de la presencia de sintomatología depresiva, lo que claramente influye sobre la carga de cuidados en los CPI, son también factores psicosociales, tales como la disponibilidad de tiempo libre y ayuda extra. La responsabilidad de trabajo que soporta el cuidador del paciente con Alzheimer es alta, ya que tiene a su cargo un familiar al que dedica la mayoría del día a su cuidado y, por otro lado, es muy escasa la ayuda y el apoyo que recibe desde los servicios de salud. En este sentido, en nuestra muestra y con respecto al perfil del cuidador nos encontramos a hijas o hijos que tienen que atender un padre o madre enfermo y que tendría otras responsabilidades familiares a su cargo o el de marido o mujer del paciente con una edad avanzada que cuida de su pareja. Llama la atención que el 79.5% de los cuidadores reconocía recibir ayuda significativa de otros familiares o de tipo formal, pero un 20.9% no recibía ningún tipo de ayuda ni familiar ni formal. En el estudio EUROCARE (Schneider J y cols., 1999), en el que se analizaron los factores asociados a la sobrecarga en los distintos países de la Unión Europea, la baja tasa de ayuda formal en España aparecía como uno de los factores de mayor estrés para los cuidadores de enfermos con demencia, mientras que la gran cantidad de ayuda informal (siempre en comparación con el resto de países) suponía un factor protector. Algunos estudios de intervención sobre cuidadores añaden en su planteamiento la búsqueda de los recursos sociales más adecuados para cada paciente. Parece claro que en nuestro país este asesoramiento individualizado podría mejorar los resultados de este tipo de programa. Es cierto que los recursos sociales son escasos, pero también lo es que existe una insuficiente derivación de pacientes/cuidadores hacia los recursos sociales disponibles. Aunque los estudios sobre la carga del cuidador son bastante frecuentes en la bibliografía internacional, en nuestro país, Martín y cols en 1996, han validado el Noelia Durán Gómez 110 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida test de Sobrecarga del Cuidador. Los resultados del test en nuestros pacientes arrojan unos porcentajes de sobrecarga superiores a los encontrados en el trabajo citado. La población del estudio realizado en Pamplona incluía a cuidadores de pacientes ancianos con trastornos psiquiátricos diversos, mientras que nuestra población, más homogénea, estaba formada por cuidadores de pacientes con enfermedad de Alzheimer. Al comparar las diferencias porcentuales más importantes entre los diversos ítems, encontramos que las más significativas se encuentran en los referentes a la escasez de tiempo, al deterioro de las relaciones sociales y al agobio producido por los cuidados, todos ellos con una importante mayor incidencia en nuestros cuidadores. Diversos estudios han demostrado que, al comparar a los cuidadores de pacientes con demencia (y entre ellas la de tipo Alzheimer) con los de pacientes con otras enfermedades, los primeros son los que presentan una mayor sobrecaga (Nagatomo I y cols., 1999; Leionen E y cols., 2001). También, hemos relacionado la carga percibida por el cuidador y el nivel de dependencia del paciente, tal y como se ha observado en estudios previos (Badía X y cols., 2004). Sin embargo, otros estudios (Garre-Olmo J y cols., 2000), confirman que el nivel de dependencia de los EA no ha mostrado ser un buen predictor de carga percibida por el cuidador. Esto puede explicarse, en primer lugar, por el hecho de que los pacientes con mayor deterioro son los que llevan más tiempo con la enfermedad, con lo que el CPI llevará seguramente más tiempo cuidando al paciente. El hecho de que el CPI lleve más tiempo al cuidado del EA puede estar relacionado con una mayor adaptación a los cuidados prestados, que se traduce en una menor carga percibida a pesar del deterioro en el estado del EA (este hecho explicaría porqué en nuestro estudio no hemos encontrado relación entre la carga de los CPI y el tiempo que llevan cuidando). Otra explicación a la ausencia de relación entren el deterioro del EA y la carga del CPI podría ser que un mayor deterioro del paciente se relaciona con una disminución de su actividad (menos agitación, menos alteración del comportamiento, etc.), lo cual puede traducirse en menos carga para el CPI (Fuh JL y cols., 2001; Nagaratnam N y cols., 2001). Al relacionar algunas variables con la magnitud de cuidados realizados y el impacto del cuidar que sufren los cuidadores observamos elevada intensidad de de la dimensión impacto de cuidar en su calidad de vida. Esto puede estar en consonancia, con otros estudios, que ponen de manifiesto que los cuidadores de personas con enfermedades neurodegenerativas como la EA realizan más Noelia Durán Gómez 111 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida cuidados y presentan mayores repercusiones en su calidad de vida que los cuidadores de personas que presentan otro tipo de patologías. (Coen y cols., 1996; Sacristán y Álvarez, 2004; Graff y cols., 2007; Villars y cols., 2014). Si la salud del cuidador se resiente, éste se convertirá en un enfermo secundario. Algunos autores alertan de que el cuidado a personas muy dependientes o con demencia y cuyo cuidador manifiesta múltiple síntomas puede conducir a comportamientos po- tencialmente agresivos por parte del cuidador (Beach y cols., 2005). El hecho de que la persona receptora de cuidados padezca una enfermedad neurodegenerativa y/o un elevado grado de dependencia debe alertar de que los cuidadores requieren una atención y apoyo más urgente por parte de los profesionales sociosanitarios, ya que si la salud de los cuidadores se resiente hasta el extremo de perder la capacidad de cuidar a su familiar, puede ocurrir que la persona dependiente deba ser institucionalizada por claudicación familiar. Si bien en este estudio no se ha podido disponer de datos sobre la calidad de la relación existente entre el cuidador y la persona cuidada antes de que diera comienzo la prestación de cuidados, éste sería un dato interesante para interpretar los resultados, ya que el tipo de relación manifestada puede estar mediatizada por diversos aspectos. Los resultados hallados en este estudio muestran una correlación positiva entre cuidados prestados y repercusiones en la calidad de vida del cuidador, es decir, que a medida que aumentan los cuidados, aumentan los problemas percibidos por los cuidadores. Ello indica que la intensidad de los cuidados está asociada a la carga que experimenta el cuidador. Probablemente y como ya se ha comentado con anterioridad, la intensidad de cuidados está asociada fundamentalmente con el nivel de dependencia de la persona cuidada. Por lo tanto, es posible que sea el nivel de dependencia la variable moduladora de la intensidad de cuidados prestados (Úbeda, 2009). Una de las claves más importantes en la comprensión de la problemática psicopatológica de estos "cuidadores" (rumiación psíquica por sí mismo, no pide la ayuda de otros para satisfacer sus impulsos) es que la enfermedad es progresiva y aunque los síntomas iniciales son leves, lentamente se van haciendo más intensos hasta el punto de que el enfermo es incapaz de realizar las actividades de la vida cotidian. Finalmente, el paciente se puede encontrar totalmente incapacitado y llega el momento en que no puede quedarse solo; incluso, el paciente no puede hablar, Noelia Durán Gómez 112 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida ni siquiera comunicar sus necesidades básicas. Esta naturaleza progresiva de la enfermedad y la incapacidad para realizar las tareas cotidianas plantea graves problemas psicológicos, éticos y morales del "cuidador principal", a la familia y a la propia sociedad (Flórez, 2000). Así pues, la repercusión que sobre los aspectos personales, familiares, sociales y sanitarios tiene la enfermedad de Alzheimer hace que, junto al síndrome de inmunodeficiencia adquirida, sea una de las enfermedades que mayor cantidad de recursos está destinando tanto al estudio de los mecanismos bioquímicos como a los factores que la desencadenan, así como a la búsqueda de terapéuticas eficaces que permitan prevenir su aparición o retrasar el curso de la enfermedad. Algunos estudios han descrito un posible sesgo metodológico en la información del nivel de dependencia del EA, ya que se ha obtenido de la valoración subjetiva proporcionada por el cuidador (Cohen, 1996). Se ha descrito que en la valoración por parte del CPI se obtienen habitualmente descripciones de la capacidad funcional del paciente mejores que las realizadas por los profesionales sanitarios (Argüelles S y cols., 2001). Otra limitación a tener en cuenta es un posible sesgo de selección, ya que todos los CPI pertenecían a alguna AFA, sin que se haya obtenido información de los cuidadores no asociados, que podrían estar menos motivados por su papel de CPI o tener una carga percibida menor. Algunos estudios consideran que este elevado tiempo de dedicación, malestar psíquico y carga percibida por los CPI, repercutiría en la necesidad que sienten éstos de asociarse (en nuestro estudio proceden todos de Asociaciones Familiares de Enfermos de Alzheimer). En comparación con otros países europeos como Francia o Alemania, el coste sanitario de la EA en España se reduce a la mitad, ahorro que repercute en el aumento de las horas de dedicación de las familias, en lo que España triplica tanto a Alemania como a Francia. Además, parece que los cuidadores no frecuentan de manera especial nuestras consultas y que la mayor parte de su enfermedad no es diagnosticada (Díez J y cols., 1995; Conde-Sala y cols., 2013). Pero, a pesar del elevado impacto en el estado de salud del CPI por los cuidados prestados al EA, la recepción de ayudas de tipo sociosanitario o de Noelia Durán Gómez 113 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida entrenamiento o formación es escasa. La mayor parte de las ayudas, aunque principalmente informativas y de soporte psicológico, proviene de las Asociaciones Familiares de Enfermos de Alzheimer a las que pertenecen los CPI. La recepción de un mayor número de ayudas podría tener un impacto beneficioso en algunos de los aspectos que definen el «síndrome del cuidador», como se ha observado en algunos estudios previos (Sorensen y cols., 2002; Hebert y cols., 2003) . Sin embargo, se precisa de más estudios para definir cuáles son las intervenciones más efectivas en la mejora de la calidad de vida del cuidador. La enfermedad de Alzheimer "dinamita" el equilibrio psíquico del individuo y la estructura de su personalidad, y eso es precisamente lo que hace de esta enfermedad un auténtico "caballo de batalla" para el médico, el cuidador, los familiares y el sistema sociosanitario. La desinhibición sexual y social, la conducta agresiva, los trastornos cognitivos y de las actividades de la vida diaria producen las alteraciones emocionales típicas que integran lo que llamamos el "síndrome del cuidador". El impacto de la enfermedad de Alzheimer en la familia es tan intenso que se produce un desajuste psíquico origen de más tensión y estrés para el individuo. Igualmente, el cuidador sufre las consecuencias que se producen en la estructura, dinámica y contexto familiar. En efecto, cambios referidos fundamentalmente a dificultades económicas, modificaciones en los hábitos de vida, sentimientos de inseguridad y de no saber qué hacer cara al futuro y en relación a las conductas problemáticas desencadenan la angustia del cuidador. De otro lado, la alteración en la comunicación entre los miembros de la familia, los efectos físicos (agotamiento) y psíquicos (autoculpabilizaciones, angustia-depresión, frustración, sensación de estrés, etc.), las variaciones en los nuevos papeles familiares y en las responsabilidades, así como la disminución de los contactos sociales (desocialización) y la inhibición de la conducta sexual habitual, son factores psicosociales que explican e ilustran suficientemente el estrés crónico del CPI. El profesional sanitario ha de estar atento a uno de los principales riesgo del CPI como su posible aislamiento social. Esta circunstancia le lleva a la creencia de que es él/ella quien debe cargar con todos los problemas del paciente, en vez de compartirlos con los demás. Esta falta de apoyo social y emocional del cuidador principal le puede producir un sentimiento de culpabilidad que le lleva a un estado de desesperación y depresión profunda. Él es la "muleta" en la que el enfermo se apoya para sobrellevar las cargas físicas y Noelia Durán Gómez 114 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida psíquicas que le acarrea su enfermedad. Por el contrario, cuando se mantiene y potencia la interacción (familia, parientes, amigos, vecinos), cuando se generan emociones positivas y simétricas, cuando hay una adecuada distribución de responsabilidades, cuando se disfruta de la autonomía y de la propia vida, el CPI se siente especialmente protegido contra lo s síntomas depresivos y contra el impacto psicofisiológico negativo y deletéreo del estrés crónico (Flórez, 2000; Conde-Sala y cols., 2013; Richardson y cols., 2013; Hayashi y cols., 2013; Brodaty y cols., 2014; Cole y cols.2014;Haro y cols., 2014; Villars y cols., 2014; D´Onofrio y cols., 2015; Peña-Longobardo y Oliva, 2015). El paciente afectado es un eslabón más en una cadena de relaciones que dibujan un microcosmos en el que el cuidador familiar tiene la responsabilidad de velar y cuidar al enfermo. El calor del contexto familiar hace las veces de una segunda piel tejida con palabras y actitudes de cariño que repercute favorablemente en su bienestar. Estas situaciones extremas exigen muchos sacrificios y pueden hacer de los familiares del enfermo unos potenciales enfermos paralelos o "pacientes ocultos" que demandan una especial atención como cuidadores. Asimismo, estos pacientes enmascarados exhiben un cuadro plurisintomático que afecta a todas las áreas de la personalidad; su frustración es tan intensa que el cuidador puede abandonar las labores implícitas a su papel. Así pues, la losa de responsabilidades que integran su función cotidiana muchos años le hace vulnerable para padecer morbilidad física (alteraciones neurológicas, gastrointestinales, endocrinas, etc.) y psíquicas (depresión, ansiedad-angustia, agresividad, inestabilidad emocional, etc.). Precisamente, este derrumbamiento psicosomático de la persona sobre la que recaen los cuidadores del enfermo, le imposibilitan un equilibrio psicofisiológico adecuado y, además, le hacen víctima del cansancio y de la impotencia, terminando con el síndrome del "cuidador quemado". El papel implícito al cuidador principal suele implicar a medio-largo plazo un estado de "insuficiencia relacional", es decir, aislamiento social y emocional. La terapia de grupo es el tratamiento de elección para amortiguar este estrés crónico, potenciando estrategias realistas de lucha, promoviendo diálogos abiertos con el CPI y proporcionando recursos psicológicos (y otros) para resolver los múltiples problemas que se plantean al cuidar un enfermos de Alzheimer (Flórez , 2000). Se han descrito numerosos tipos de intervenciones con cuidadores de Noelia Durán Gómez 115 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida pacientes con demencia con el fin de mejorar los cuidados al paciente y el autocuidado de los cuidadores (Burgeois M y cols., 1996). Algunos estudios demuestran la eficacia de estas intervenciones psicoeducativas, tanto individuales como grupales (Mittelman y cols., 1996; Knight y cols., 1993; Marriot y cols., 2000; Hepburn y cols., 2001). La medición de la eficacia en estos estudios se ha basado en el retraso de la institucionalización del paciente, la disminución de la prevalencia de ansiedad y/o depresión entre los cuidadores y la reducción de la sobrecarga de los cuidadores. Sin embargo, en un metaanálisis reciente (Brodaty H y cols., 2003), aunque se describen los efectos beneficiosos de las intervenciones psicosociales, no se apreciaba un beneficio específico en la sobrecarga de los cuidadores. Igualmente, una revisión sobre este tipo de intervenciones concluye que no se pueden establecer recomendaciones, dada la insuficiente bibliografía existente (Thompson C y Briggs M, 2000). Recientemente y relacionado con las posibles intervenciones en CPI, se ha realizado un estudio, basado en un programa de intervenciones con CPI españoles, denominado ALOIS (Allonso A y cols., 2004). En este interesante estudio de Allonso y cols. no se ha encontrado una reducción significativa de la sobrecarga de los cuidadores que han participado en el programa ALOIS. Este resultado coincide con el de 2 revisiones sistemáticas recientes en las que no se ha observado ninguna evidencia concluyente de las intervenciones de apoyo basadas en la tecnología como, por ejemplo, el uso del teléfono o el ordenador, en la educación y/o el entrenamiento de los cuidadores, o en estrategias multifacéticas/multidimensionales muy especializadas de entrenamiento de los cuidadores (Brodaty H y cols., 2003; Thompson C y Briggs M, 2000). El problema para juzgar en conjunto estos datos es la diversa metodología utilizada en los distintos trabajos, que incluye diferentes test de carga del cuidador, períodos más o menos largos de observación y, por supuesto, distintos tipos de intervenciones. Algunos autores proponen las escalas de calidad de vida (Argimon JM y cols., 2003, Vinyoles E y cols., 2001) como instrumentos más sensibles para medir los cambios que se producen en los cuidadores tras este tipo de intervenciones. ¿Se debe interpretar estos resultados como que las intervenciones que podemos efectuar sobre los cuidadores de pacientes con demencia no tienen Noelia Durán Gómez 116 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida ningún efecto? Aunque las revisiones pueden sugerir esta interpretación, la escasa calidad metodológica de los ensayos clínicos efectuados no permite afirmar categóricamente que las intervenciones para apoyar a los cuidadores de enfermos de Alzheimer y otras demencias no son eficaces. En la mayoría de los estudios se ha incluido a pocos pacientes, no muestran las garantías suficientes de que los grupos son comparables en todas las cointervenciones y contemplan variables de respuesta diferentes (Gitlin y cols., 2001; Teri y cols., 2oo5; Gallager y cols., 2007; Mason y cols., 2007; Zabalegui y cols., 2008; Czaja y cols., 2009., Stella y cols., 2011; Suttanton y cols., 2012; Williamson y cols., 2013; Chiachi y cols., 213; Cristancho Lacroix y cols., 2015). Hay estudios que se encuentran en desarrollo o en la fase de análisis que pueden contribuir de manera importante a esclarecer la eficacia de las intervenciones dirigidas a los cuidadores de pacientes con demencia. De éstos cabe destacar el proyecto REACH (Recursos para Incrementar la Salud del Cuidador del Paciente con Enfermedad de Alzheimer),un ensayo multicéntrico que evalúa diversas intervenciones psicosociales y su impacto en la salud y el bienestar iniciado en 2003 (Wisniewski SR y cols., 2003). Los pacientes con enfermedad del Alzheimer tienen una expectativa media de vida de 7-10 años después del diagnóstico y, dada la naturaleza cambiante de los cuidados necesarios para una persona con una enfermedad de estas características, las investigaciones futuras deberán dirigirse a evaluar el impacto de la enfermedad en el cuidador a largo plazo, e incluso después de que el paciente haya fallecido. En este sentido, se ha observado que más del 40% de los cuidadores presentaba síntomas clínicos de depresión durante los últimos meses de vida del paciente, y un 30% tenía puntuaciones en los cuestionarios que sugieren un riesgo de depresión un año después de la muerte del paciente (Schulz R y cols., 2003). Estos porcentajes son más elevados que los observados en los cuidadores de pacientes con otras enfermedades terminales. Hay multitud de factores que explican este hecho, pero los principales son que los cuidadores se enfrentan a una enfermedad de larga duración, con trastornos de conducta asociados, que en los estadios finales causa al paciente una gran dependencia. En conclusión, los datos del presente estudio han permitido definir el perfil de Noelia Durán Gómez 117 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida los CPI de EA y han evidenciado el impacto de los cuidados prestados por el CPI en sus problemas de salud psíquica, y en definitiva, en su calidad de vida. Se ha puesto de manifiesto el elevado tiempo de dedicación de los CPI y la carga que padecen. Es importante para los clínicos ser conscientes de esta carga para poder incorporar el abordaje del CPI en el tratamiento global de un EA. A pesar del impacto negativo observado en el estado de salud de los CPI, el número de ayudas recibidas parece insuficiente. El mayor conocimiento del perfil del CPI y de los factores que influyen en la carga percibida puede ayudar a diseñar posibles intervenciones de mejora de su CVRS y reducir el citado «síndrome del cuidador». Son necesarios más estudios para valorar exactamente qué tipo de intervenciones son las que más pueden ayudar a mejorar la CVRS del cuidador de un EA. Los elevados índices de sobrecarga obtenidos deben sensibilizarnos para la búsqueda de los instrumentos de apoyo más adecuados para los cuidadores. Por tanto, los ensayos clínicos futuros deberán examinar intervenciones evaluadas y publicadas previamente, e incorporar variables de resultado que sean compartidas por otros estudios y que sean de fácil interpretación por todas las partes interesadas, pero particularmente por los cuidadores (Schulz R y cols., 2002). Además, estos programas deberían incluir ya el SF-36 como instrumento de evaluación de la calidad de vida del cuidador principal informal. En este sentido, los profesionales sociosanitarios tienen una importante responsabilidad en la atención en el domicilio a las personas dependientes y a sus cuidadores. Por una parte, éstos tienen un papel decisivo en la prestación de cuidados directos a la persona dependiente. Por otra parte, tienen un papel relevante en el cuidado al cuidador, que abarca diferentes vertientes. Por un lado, la realización de cuidados personales y del entorno de la persona dependiente con EA para descargar al cuidador de la intensidad de cuidados. Por otro, capacitar a los cuidadores para que estos puedan afrontar la tarea de cuidados de la mejor forma posible, con actividades de enseñanza y de uso de medidas de autoprotección. Estas actividades educativas podrían incluir la información y la formación en habilidades y estrategias conductuales para el manejo de situaciones conflictivas, que Losada ha demostrado su eficacia para reducir la sobrecarga en cuidadores de enfermos con demencia (Losada y col., 2004; Conde-Sala y cols., 2013). Dentro de los servicios de salud, es importante resaltar el papel de las Noelia Durán Gómez 118 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida enfermeras, ya que éstas son las que mantienen un contacto más directo y continuado con las familias que cuidan a un miembro enfermo o dependiente en el hogar. A pesar de que la atención domiciliaria está cada día más extendida y da una mayor cobertura a la población necesitada, todavía parece ser insuficiente. El posicionamiento de los profesionales hacia la atención en el domicilio debe cambiar y pasar a ocupar un espacio mayor en la organización de las actividades. También el cuidador debe ocupar el espacio que le corresponde como cliente de los servicios de salud, formando “un todo” junto con el enfermo o la persona dependiente. Una vez más, se hace necesario mencionar la importancia que tiene la mirada del profesional hacia el núcleo de atención compuesto por el enfermo de EA-cuidador principal informal-familia. Como se ha señalado con anterioridad, es fundamental que el posicionamiento del profesional sea mirar al cuidador como a un cliente o usuario que requiere, a su vez unos cuidados y no únicamente como un recurso del sistema sanitario (García, 2000; Kamiya y cols., 2014). Para finalizar estas consideraciones, se quiere insistir en que las medidas de apoyo a las personas dependientes y sus cuidadores familiares procedentes de los sistemas formales públicos no deberían hacerse esperar si no se quiere poner en riesgo la continuidad del cuidado familiar. Es importante decir que, sin duda, la familia sigue siendo el principal sistema de provisión de cuidados. En ella, la desorientación y el estrés aumentan cuando sienten que por parte de los profesionales sanitarios (médicos, psicólogos, enfermeras, etc.) no se les proporciona información ni apoyo (socioemocional e instrumental) para cumplir su función de cuidadores. De ahí que el apoyo social percibido sea un instrumento psicológico fundamental para contrarrestar el impacto del estrés del cuidador. Merece la pena, por tanto, concienciar al profesional sanitario, a la sociedad y a la Administración acerca de esta función sociosanitaria insustituible que realiza el cuidador y la familia de los enfermos dementes. La prevención y provisión de todo tipo de ayudas y programas específicos no sólo es necesaria, sino urgente. Los cuidadores ocupan un lugar muy importante en la política sanitaria y social de una comunidad (Prigerson, 2003) y las futuras investigaciones deben centrarse en identificar las intervenciones que pueden prevenir o limitar el deterioro de la salud mental y la pérdida de calidad de vida de los cuidadores. De ello Noelia Durán Gómez 119 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida depende no sólo la salud de los cuidadores, sino también la de los pacientes por ellos atendidos y, probablemente, la de nuestro sistema sanitario. Definir las estrategias más adecuadas para cada tipo de paciente/cuidadores será probablemente una tarea compleja. Dado que el bienestar del enfermo depende muy estrechamente del bienestar del cuidador, resulta obvio que uno de los objetivos de la política sanitaria en el tema de la demencia, y específicamente en la de tipo Alzheimer, en nuestra Comunidad Autónoma, deben contemplar el apoyo, ayuda profesionalizada, vigilancia y formación del cuidador en los aspectos concretos que le afectan y preocupan, con la finalidad de proteger y mantener su figura, no sólo por la mayor supervivencia de estos enfermos en el seno o entorno familiar -el paciente con demencia puede vivir con la familia en las fases inicial y moderada siempre y cuando se den unas condiciones básicas que aseguren su mantenimiento y cuidado-, sino también por el abaratamiento de costes que supone mantener un paciente en casa y con un funcionalismo aceptable frente a una costosa institucionalización, que supone un acontecimiento traumático para el sujeto con demencia en las fases iniciales aumentando la merma funcional e intelectual. En cuanto al apoyo formal o remunerado, es importante en la fase moderadagrave. Tienen el inconveniente de no poder ser accesibles a todos los pacientes y de su limitación temporospacial e incluso afectiva. Podemos clasificarlos (Perlado F, 1995; Fernández-León A, 1995) según la duración y según el lugar. Con respecto a la duración se trata de los recursos temporales o de “respiro” para superar un problema físico, psíquico o social, tanto del cuidador como del paciente y con una duración máxima de 3 meses. Dentro del análisis de este apoyo institucional al cuidador no podemos olvidarnos del papel del equipo sanitario responsable de los pacientes con demencia tipo Alzheimer que debe ser multidisciplinario (médicos especialistas y de atención primaria, DUE, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, logopedas, asistentes sociales, etc.), conexionado y con objetivos comunes, y en este equipo debe estar integrado el cuidador. Pero el cuidador no es sólo un elemento más de este equipo sino que también es un paciente, por lo que el manejo de los sujetos con demencia debe incluir no sólo el tratamiento de éstos sino también el apoyo y tratamiento, si precisan, de estos cuidadores (Pérez del Molino y cols., 1993). Por Noelia Durán Gómez 120 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida ello se ha propuesto también la inclusión de un “cuidador de cuidadores” “especialista en apoyo a los cuidadores” (Conde-Sala y cols., 2013) que detecte los cuidadores más vulnerables y les ofrezca programas de entrenamiento y manejo del estrés, lo que significaría un reconocimiento del derecho de los cuidadores a la ayuda y apoyo institucional. El terapeuta ocupacional desempeña un importante papel de apoyo tanto al paciente como al cuidador en una triple función, educativa, asistencial y terapéutica. El papel de vigilancia de los cuidadores se ha atribuido a las enfermeras comunitarias integradas en el seno de un equipo de atención primaria Creemos, que a través de este equipo multidisciplinario y mediante la prevención, detección precoz, apoyo y tratamiento en la relación equipo-paciente-familia y la asistencia profesional se van a poder detectar precozmente los síntomas y signos que constituyen el síndrome, para dar no sólo la señal de alarma sino enfocarlo y tratarlo correctamente. Noelia Durán Gómez 121 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida 6. CONCLUSIONES Noelia Durán Gómez 122 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida 6. CONCLUSIONES Las conclusiones del presente estudio se detallan a continuación: - Los datos obtenidos han permitido definir el perfil sociodemográfico de los CPI de EA. El perfil del cuidador familiar es el de una mujer, de mediana edad, hija del enfermo o cónyuge, con estudios primarios incompletos, que no trabaja fuera del hogar, convive con el enfermo, no dispone de mucha ayuda para cuidarlo, cuyas relaciones con él son agradables y perciben un estado de salud regular. - Se evidencia el impacto de los cuidados prestados por el CPI en sus problemas de salud psíquica, principalmente mediante la presencia de sintomatología depresiva, y en definitiva, en su calidad de vida. Los cuidadores familiares manifiestan que cuidar les provoca problemas físicos, manifestaciones psicológicas, dificultades en la gestión de su tiempo y relaciones sociales. La magnitud de cuidados y la afectación en la calidad de vida de los cuidadores aumenta a medida que aumenta en nivel de dependencia de la persona cuidada. - Las variables más predictivas de sobrecarga en el cuidador son el nivel de dependencia del paciente, el tiempo libre disponible, el tiempo dedicado al cuidado y la ayuda recibida. - Los elevados índices de sobrecarga obtenidos deben sensibilizarnos para la búsqueda de los instrumentos de apoyo más adecuados para los cuidadores.El tiempo de dedicación de los CPI y la carga que padecen, es un importante aspecto para los distintos niveles asistenciales para poder incorporar el abordaje del CPI en el tratamiento global de un EA. Noelia Durán Gómez 123 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida - El mayor conocimiento del perfil del CPI y de los factores que influyen en la carga percibida puede ayudar a diseñar posibles intervenciones de mejora de su CVRS y reducir el citado «síndrome del cuidador». Son necesarios más estudios para valorar exactamente qué tipo de intervenciones son las que más pueden ayudar a mejorar la CVRS del cuidador de un EA. - Los resultados presentados proveen una base para futuras investigaciones, que permitan explorar otras características y su relación con la sobrecarga de la tarea de cuidar. Es preciso evidenciar que el ser cuidador no esta definido por el enfermo a quien cuida, sino que por la actividad que supone ser cuidador. Noelia Durán Gómez 124 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida 7.LIMITACIONES DEL ESTUDIO Noelia Durán Gómez 125 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida 7.LIMITACIONES DEL ESTUDIO Este estudio presenta algunas limitaciones que merecen señalarse: - El diseño transversal para evaluar la calidad de vida de los cuidadores familiares, no permite establecer causalidad entre cuidado familiar y efectos sobre la calidad de vida, sino únicamente relacionar ambos factores y cuantificar la magnitud del efecto. A pesar de que el modelo predictivo utilizado tiene una fuerza estadística importante, sería interesante plantear futuros estudios con un diseño longitudinal. - Los cuidadores familiares estudiados, pertenecientes a una zona geográfica con un nivel socioeconómico medio-bajo, se caracterizan por su escasa cualificación, reflejada por su bajo nivel de estudios y de empleo. Es posible, por lo tanto, que exista un sesgo de selección de los participan- tes. Sin embargo, los resultados obtenidos no difieren esencialmente de los hallados en otros trabajos en los que se ha utilizado una muestra más representativa de la población. Noelia Durán Gómez 126 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida 8.- PROPUESTAS DE APLICABILIDAD Y LÍNEAS FUTURAS DE INVESTIGACIÓN Noelia Durán Gómez 127 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida 8.- PROPUESTAS DE APLICABILIDAD Y LÍNEAS FUTURAS DE INVESTIGACIÓN Los cambios demográficos generarán en un futuro una demanda de cuidados superior a la que existe actualmente. Esta demanda puede variar, no únicamente en cantidad sino en calidad, ya que pueden variar las aspiraciones de apoyo por parte de las personas dependientes y sus familias. La opinión de las familias cuidadoras se debería tener en cuenta a la hora de planificar y desarrollar servicios y planes individualizados de atención, ya que son quienes mejor conocen las necesidades de la persona que cuidan y las propias. En la práctica asistencial se plantea se debería adoptar en la práctica asistencial un enfoque de atención centrado en la familia. Este viene dado, por una parte, por el abandono del modelo biomédico y de intervención unidireccional, y por otra, por la adopción de un modelo integral en el que los problemas individuales de la persona, enferma o sana, se observen en el marco del grupo familiar y en la participación de las personas implicadas en el proceso de cuidados. Unido a este punto, se hace necesario también que los profesionales adopten un posicionamiento ante los cuidadores familiares, con una visión de cliente o usuario y no únicamente como un recurso para el profesional o para evitar el consumo del sistema sociosanitario. Aunque los cuidadores familiares van a seguir ejerciendo, con mucha probabilidad, su labor en el ámbito doméstico, es de justicia que pierdan su invisibilidad y se ponga de manifiesto su labor y sus necesidades de atención. Un primer nivel de atención a las personas con demencia y a sus cuidadores sería actuar de forma temprana valorando sus necesidades, identificando sus niveles de carga de cuidados percibida y la aparición de síntomas físicos y psicológicos ligados a la misma. De este modo se evitaría un abordaje tardío cuando se presenta la urgencia de una situación crítica, que en este caso es poco eficaz ya que la situación de cuidados se ha vuelto insostenible para el cuidador. Noelia Durán Gómez 128 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida También se hace necesario replantear la política de distribución de recursos de los servicios sanitarios, de forma que, desde la Atención Primaria de Salud, la atención profesional en el domicilio de las personas con demencia de Alzheimer y sus cuidadores principales informales tenga un mayor peso que el actual. Ello significa que debería existir una mayor disponibilidad de profesionales sanitarios, especialmente enfermeras, que prestaran atención domiciliaria. Desde la Atención Primaria de Salud, el soporte al cuidado familiar se podría concretar en diversas estrategias: En primer lugar, aumentar y flexibilizar los horarios y actividades de los servicios de atención domiciliaria. En segundo lugar, plantear actividades de promoción de la salud y educativas en conocimientos, actitudes y habilidades que conduzcan a un mejor manejo de la situación de cuidados. En tercer lugar, formar al cuidador para que sea capaz de autocuidarse: disponer de una buena condición física y emocional, que sepa identificar síntomas de sobrecarga, afrontar sentimientos negativos y saber pedir ayuda. En cuarto lugar, tener presente que los profesionales que trabajan en la Atención Primaria de Salud es un colectivo idóneo para promover iniciativas de solidaridad colectiva, como la promoción de grupos de autoayuda, voluntariado o asociaciones. Estos grupos sirven para reducir el aislamiento, proporcionar apoyo práctico, aportar una mayor comprensión del proceso de la enfermedad y ayudar a las personas dependientes y a sus familias a ser más conscientes de sus propias necesidades. En quinto lugar, reconocer las iniciativas de los cuidadores de pacientes con EA, dado que éstos disponen de una riqueza y diversidad de formas de cuidado que muchas veces son olvidadas o infravaloradas por los profesionales. En relación a la investigación sería de interés continuar investigando en la efectividad de las diferentes alternativas de soporte a los cuidadores principales Noelia Durán Gómez 129 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida informales. Este aspecto ha sido investigado de forma algo confusa, utilizando medidas de resultados tan dispares que hacen difícil evaluar el impacto de dichas intervenciones. En nuestro país, la mayoría de diseños de investigación en este campo son de tipo observacional y transversal en el tiempo, siendo más escasos los estudios longitudinales o de seguimiento y los ensayos cínicos aleatorios. Sería deseable introducir este tipo de diseños ya que pueden aportar una mayor información de causa-efecto y un mayor control sobre las variables confusoras. Es necesario continuar investigando en el perfeccionamiento de los instrumentos de medida de la calidad de vida de los cuidadores familiares con la integración de diferentes disciplinas implicadas en la evaluación de los cuidados famiiares. Las familias con personas,con enfermedades neurodegenerativas como la EA, a su cargo deberían reivindicar el desarrollo y/o la implementación de políticas públicas de soporte en nuestra Comunidad. La participación en asociaciones es una forma de expresar sus deseos y, a la vez, de escuchar y compartir los de otras familias. Las familias deberían reconocer que necesitan ayuda. Dejarse ayudar por su familia extensa y amigos y ser capaces de pedir ayuda antes de detectar signos de agotamiento. A su vez, solicitar información y formación profesional, en caso de no tenerla, para poder afrontar mejor el cuidado y no temer acudir a los servicios sanitarios y sociales, en caso de no haber recibido, todavía, atención en el domicilio. Los cuidadores familiares no deben olvidarse de sí mismos: cuidar sus propios descansos, permitiéndose un merecido descanso fuera del contacto directo con el familiar enfermo o dependiente. Evitar el aislamiento, ser capaz de delegar tareas a otros familiares, amigos o personal contratado, si es el caso. Las familias cuidadoras deberían exigir que se tenga en cuenta su opinión basada en la experiencia e implicarse en la planificación de servicios de los cuales ellas y sus familiares dependientes son las principales destinatarias, con el fin de que las ayudas obtenidas estén en consonancia con sus necesidades y deseos. Noelia Durán Gómez 130 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida 9.BIBLIOGRAFÍA Noelia Durán Gómez 131 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida 9.BIBLIOGRAFÍA Abanto JJ, Martínez T. La ayuda a domicilio en Zaragoza: Valoración cualitativa y cuantitativa. Rev Esp Geriatr Geronto 1991; 26: 197-202. Abanto J Las residencias, ¿centro de servicios para los ancianos? Residential 1995; 1: 39-45. Asociación de Familiares de Alzheimer (AFA). En casa tenemos un enfermo de Alzheimer. Bilbao: AFA; 1994. Aguilar-Barberá, M. Estudios de calidad de vida en el marco de las demencias. Rev Neurol 1998; 28(Supl 1): 80-4. Aldana G, Guarino L. Sobrecarga, afrontamiento y salud en cuidadoras de pacientes con demencia tipo Alzheimer. 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ANEXOS Noelia Durán Gómez 146 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida ANEXO 1. CONSENTIMIENTO INFORMADO CONSENTIMIENTO INFORMADO Nombre y Apellidos…………………………………DNI………………….. Teléfono........................... Cuestionario de preguntas relacionadas con factores psicosociales y de calidad de vida del proceso de cuidado Objetivos: Acepto participar voluntariamente realizando los cuestionarios referentes al estudio, “Factores psicosociales y de calidad de vida en el proceso de cuidados en la demencia tipo Alzheimer”. Este trabajo tiene como objetivo estudiar las dificultades instrumentales y emocionales en la vida diaria de una persona que cuida a un enfermo de Alzheimer, siendo responsable del mismo Noelia Durán Gómez, Profesora de la Universidad de Extremadura. Tel:924289466 Ext: 6915 Procedimiento: Se realizan preguntas recogidas en los siguientes cuestionarios: Datos sociodemográficos y clínicos del paciente con Alzheimer al que se cuida y del propio cuidador. Índice de Barthel y PGC Cuestionario NPI-Q Escala de “Zarit” Cuestionario PHQ Cuestionario de Beck Cuestionario MOS-SSS Cuestionario SF-36 Uso confidencial: Todos los datos obtenidos de esta batería son totalmente confidenciales, serán analizados anónimamente y utilizados con los fines a los que presto el consentimiento informado. Solo yo y el equipo investigador tendrá acceso a los mismos, estarán protegidos de cualquier uso indebido y su nombre será escrito aparte de los cuestionarios a cumplimentar. Consentimiento libre con conocimiento de causa: La naturaleza y propósito de este estudio me han sido explicadas y si quisiera una vez terminado el estudio podré preguntar más acerca del mismo. Tengo la libertad de poder retirarme en cualquier momento sin necesidad de dar explicaciones. Participo en el la realización del cuestionario " factores psicosociales y de calidad de vida del proceso de cuidado", reconociendo que lo hago bajo mi propia responsabilidad. Soy consciente de la información incluida en este formulario, comprendo los procedimientos y consiento libremente en contestar al cuestionario. …………………………………. a………. de………………….de……… Firma Noelia Durán Gómez 147 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida ANEXO 2 CUESTIONARIO SOCIODEMOGRÁFICO CUADERNILLO DE CUESTIONARIOS Esta información debe ser dada por aquella persona que es responsable del cuidado del familiar. El presente cuadernillo de cuestionarios es la base para la valoración de los problemas más comunes cuando una persona está cuidando a otra con una enfermedad. Por ello, es fundamental, que respondas al mismo con absoluta sinceridad y exactitud, para que los resultados de nuestra investigación puedan reflejar la realidad diaria de tu gran trabajo como cuidador. Lógicamente, toda la información que tú proporciones tendrá carácter confidencial y sólo será utilizada con fines de investigación. Si tienes algún problema para rellenarlo puedes pedirle ayuda a un familiar o amigo. DATOS SOCIODEMOGRÁFICOS Y DE LA ENFERMEDAD. Por favor, contesta a continuación las siguientes preguntas relacionadas con el cuidador y persona a la que se cuida: A.- Datos de la persona a la que se cuida: 1. Sexo: - Varón. - Mujer. 2 Indique la edad de su familiar ___________ 3. Estado civil: a) Soltero/a. b) Casado/pareja. c) Viudo/a. d) Separado/divorciado. 4. Nivel de estudios: 7. Ninguno/sin estudios. 8. Escolaridad <6 años. 9. Estudios primarios(Graduado Escolar). 10. Estudios medios (bachiller, FP) . 11. Estudios superiores (Universitarios) 5. Indique el número de hijos que tiene________ 6. Lugar donde vive su paciente: En su domicilio particular. Vive con usted en su domicilio Noelia Durán Gómez 148 Tesis doctoral Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida B) Datos de cuidador: cómo cuidador de su familiar responda a las siguientes cuestiones sobre usted mismo. Sexo: - Varón. - Mujer. 2. Indique su edad:____________ 3. Estado civil: e) Soltero/a. f) Casado/pareja. g) Viudo/a. h) Separado/divorciado/Otros. 4. Nivel de estudios: 12. Ninguno/sin estudios. 13. Escolaridad <6 años. 14. Estudios primarios (Graduado Escolar). 15. Estudios medios (bachiller, FP) . 16. Estudios superiores (Universitarios) 5. Indique el número de hijos que tiene usted_________ 6. Parentesco/relación con la persona a la que se cuida: (1) Hijo/a (2) Marido/Mujer/Pareja (3) Otros. Especificar:_______________ 7. Además de su trabajo como cuidador/a realiza otro tipo de trabajo: (4) Realiza tareas del hogar (5) Es jubilado/a (6) Está desempleado (7) Es estudiante (8) Tiene trabajo remunerado fuera de casa más de seis horas al día (9) Tiene trabajo remunerado fuera de casa menos de cuatro horas. 8. ¿Convive usted y su propia familia (si la tiene) con el enfermo? - Antes no pero a raíz de tener que cuidarlo sí convivimos juntos. - No, sólo me desplazo para su cuidado. - Siempre he vivido en el mismo domicilio que la persona que cuido. 9. ¿Cuántos años lleva usted cuidando a su paciente? Indique el número de años_____________ 10. Recibe ayuda de alguien en el cuidado de su familiar: - Si - No. 11.- En los tres meses últimos ¿cuántos días recibiste ayuda de una persona para cuidar a tu familiar? Nº de días_______ Noelia Durán Gómez Tesis doctoral 149 Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida 12. En los últimos tres meses ¿Cuántas horas pasa la persona que le ayuda diariamente con el cuidado de tu familiar? Nº de horas al día_____ 13. ¿Sabe quién cuidaría a su familiar en el caso de que usted no pudiera? - No lo sé. - Sí. Indique quién_______________________ 14. ¿Podría indicarnos cuál era la relación con su familiar antes de que comenzará a necesitar cuidados? - Muy buena, satisfactoria - Buena. - Regular, con algunos problemas. - Muy mala con muchos problemas. 15. ¿Podría indicarnos como es en la actualidad su relación con el familiar que cuida? - Muy buena, satisfactoria. - Buena. - Regular, con algunos problemas. - Muy mala con muchos problemas. 16. ¿Cuánto tiempo libre tiene disponible diariamente para actividades de ocio (ir al cine, reunirse con los amigos, ir de compras, hacer deporte)? 1. No tengo ningún tiempo libre 2. Si tengo tiempo libre Indique el número de horas al día____ 17. En los últimos tres meses ¿Cómo definiría usted su salud actual desde que está al cargo de este cuidado?: - Buena. - Muy buena. - Regular - Mala. - Muy mala. Noelia Durán Gómez Tesis doctoral 150 Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida ANEXO 3. ÍNDICE DE KATZ Comida: Independiente. Capaz de comer por sí solo en un tiempo razonable. La comida puede ser cocinada y servida por otra persona Necesita ayuda para cortar la carne, extender la mantequilla... pero es capaz de comer sólo Dependiente. Necesita ser alimentado por otra persona Lavado (baño) Independiente. Capaz de lavarse entero, de entrar y salir del baño sin ayuda y sin supervisión Dependiente. Necesita algún tipo de ayuda o supervisión Vestido Independiente. Capaz de ponerse y quitarse la ropa sin ayuda Necesita ayuda. Realiza sin ayuda más de la mitad de estas tareas en un tiempo razonable Dependiente. Necesita ayuda para las mismas Arreglo Independiente. Realiza todas las actividades personales sin ayuda alguna, los complementos necesarios pueden ser provistos por alguna persona Dependiente. Necesita alguna ayuda Deposición (Valórese la Continente. No presenta episodios de incontinencia semana Accidente ocasional. Menos de una vez por semana o necesita ayuda para colocar previa) enemas o supositorios. Incontinente. Más de un episodio semanal Micción (Valórese la Continente. No presenta episodios. Capaz de utilizar cualquier dispositivo por si solo ( semana botella, sonda, orinal ... ). previa) Accidente ocasional. Presenta un máximo de un episodio en 24 horas o requiere ayuda para la manipulación de sondas o de otros dispositivos. Incontinente. Más de un episodio en 24 horas Ir al retrete Independiente. Entra y sale solo y no necesita ayuda alguna por parte de otra persona Necesita ayuda. Capaz de manejarse con una pequeña ayuda; es capaz de usar el cuarto de baño. Puede limpiarse solo Dependiente. Incapaz de acceder a él o de utilizarlo sin ayuda mayor Transferencia (traslado cama/sillón) Independiente. No requiere ayuda para sentarse o levantarse de una silla ni para entrar o salir de la cama. Mínima ayuda. Incluye una supervisión o una pequeña ayuda física. Gran ayuda. Precisa ayuda de una persona, pero es capaz de mantenerse sentado solo. Dependiente. Necesita una grúa o el alzamiento por dos personas. Es incapaz de permanecer sentado Deambulación Independiente. Puede andar 50 metros o su equivalente en casa sin ayuda supervisión. Puede utilizar cualquier ayuda mecánica excepto un andador. Si utiliza una prótesis, puede ponérsela y quitársela solo. Necesita ayuda. Necesita supervisión o una pequeña ayuda física o utiliza andador. Independiente en silla de ruedas. No requiere ayuda ni supervisión 10 Dependiente Subir y bajar escaleras Independiente. Capaz de subir y bajar un piso sin ayuda ni supervisión de otra persona. Necesita ayuda física o supervisión para hacerlo. Dependiente. Es incapaz de salvar escalones 0 Noelia Durán Gómez Tesis doctoral 5 0 5 0 10 5 0 5 0 10 5 0 10 5 0 10 5 0 15 10 5 0 15 10 5 10 151 Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida La incapacidad funcional se valora como: Noelia Durán Gómez * Severa: 45 puntos. * Grave: 45 - 59 puntos. * Moderada: 60 - 80 Puntuación Total: puntos. * Ligera: 80 - 100 puntos. Tesis doctoral 152 Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida ANEXO 4. ESCALA PGC-IADL Puntuación Capacidad para usar el teléfono: - Utiliza el teléfono por iniciativa propia - Es capaz de marcar bien algunos números familiares - Es capaz de contestar al teléfono, pero no de marcar - No es capaz de usar el teléfono Hacer compras: - Realiza todas las compras necesarias independientemente - Realiza independientemente pequeñas compras - Necesita ir acompañado para hacer cualquier compra - Totalmente incapaz de comprar Preparación de la comida: - Organiza, prepara y sirve las comidas por sí solo adecuadamente - Prepara adecuadamente las comidas si se le proporcionan los ingredientes - Prepara, calienta y sirve las comidas, pero no sigue una dieta adecuada - Necesita que le preparen y sirvan las comidas Cuidado de la casa: - Mantiene la casa solo o con ayuda ocasional (para trabajos pesados) Realiza tareas ligeras, como lavar los platos o hacer las camas Realiza tareas ligeras, pero no puede mantener un adecuado nivel de limpieza Necesita ayuda en todas las labores de la casa No participa en ninguna labor de la casa Lavado de la ropa: - Lava por sí solo toda su ropa - Lava por sí solo pequeñas prendas - Todo el lavado de ropa debe ser realizado por otro Uso de medios de transporte - Viaja solo en transporte público o conduce su propio coche - Es capaz de coger un taxi, pero no usa otro medio de transporte - Viaja en transporte público cuando va acompañado por otra persona - Sólo utiliza el taxi o el automóvil con ayuda de otros - No viaja Responsabilidad respecto a su medicación: - Es capaz de tomar su medicación a la hora y con la dosis correcta - Toma su medicación si la dosis le es preparada previamente - No es capaz de administrarse su medicación Manejo de sus asuntos económicos - Se encarga de sus asuntos económicos por si solo - Realiza compras cada día, pero requiere ayuda para grandes compras, bancos, etc - Incapaz de manejar el dinero MÁXIMA PUNTUACIÓN: 100 (90 SI VA EN SILLA DE RUEDAS) GRADO DE DEPENDENCIA <20 TOTAL 20-35 GRAVE 40-55 MODERADO >= 60 LEVE 100 INDEPENDIENTE Noelia Durán Gómez Tesis doctoral 153 Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida ANEXO 5. ESCALA DE ZARIT/ENTREVISTA DE CARGA En este cuestionario hay varias preguntas para contestar. Por favor, lee con atención cada una ellas. Señala la palabra que consideres más cercana a la realidad diaria de tener a un familiar enfermo a tu cargo. 1.-¿Con que frecuencia sientes que tu familiar es dependiente de ti?. Nunca Raramente Algunas veces Frecuentemente Siempre 2.-¿Con que frecuencia sientes que tu familiar espera que cuides de él/ella como si tu fueras la única persona de la que él/ella pueda depender?. Nunca Raramente Algunas veces Frecuentemente Siempre 3.-¿Con que frecuencia sientes miedo de lo que le sucederá a tu familiar en el futuro?. Nunca Raramente Algunas veces Frecuentemente Siempre 4.-¿Con que frecuencia te sientes presionado entre cuidar de tu familiar y otras responsabilidades familiares o laborales? Nunca Raramente Algunas veces Frecuentemente Siempre 5.- ¿Con que frecuencia te sientes agotado/a cuando estas alrededor de tu familiar?. Nunca Raramente Algunas veces Frecuentemente Siempre 6.-¿Con que frecuencia sientes que no tienes suficiente tiempo para ti mismo/a por el tiempo que tu gastas en cuidar de tu familiar?. Nunca Raramente Algunas veces Frecuentemente Siempre 7.-¿Con que frecuencia sientes que no tienes suficiente dinero para cuidar de él/ella, además del resto de tus gastos?. Nunca Raramente Noelia Durán Gómez Tesis doctoral 154 Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida Algunas veces Frecuentemente Siempre 8.- ¿Con que frecuencia sientes que el familiar pide mas ayuda de la que necesita? Nunca Raramente Algunas veces Frecuentemente Siempre 9.-¿Con que frecuencia sientes que deberías hacer mas por tu familiar?. Nunca Raramente Algunas veces Frecuentemente Siempre 10.-¿Con que frecuencia sientes que la situación con tu familiar esta afectando actualmente tus relaciones con otros miembros de tu familia o amigos de forma negativa? Nunca Raramente Algunas veces Frecuentemente Siempre 11.-¿Con que frecuencia te sientes inseguro acerca de cómo actuar con tu familiar? Nunca Raramente Algunas veces Frecuentemente Siempre 12.-¿Con que frecuencia sientes que podrías hacer un mejor trabajo al cuidar de el/ ella?. Nunca Raramente Algunas veces Frecuentemente Siempre 13.-En general, ¿con que frecuencia te sientes sobrecargado/ a por tener que cuidarlo?. Nunca Raramente Algunas veces Frecuentemente Siempre 14.-¿Con que frecuencia sientes que no tienes tanta privacidad como te gustaría por cuidar de tu familiar?. Nunca Raramente Algunas veces Frecuentemente Siempre Noelia Durán Gómez Tesis doctoral 155 Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida 15.-¿Con que frecuencia sientes que tu vida social se ve alterada por cuidar de tu familiar?. Nunca Raramente Algunas veces Frecuentemente Siempre 16.-¿Con que frecuencia sientes que eres incapaz de cuidar de tu familiar por mas tiempo?. Nunca Raramente Algunas veces Frecuentemente Siempre 17.-¿Con que frecuencia te sientes tenso/a cuando estas cerca de tu familiar?. Nunca Raramente Algunas veces Frecuentemente Siempre 18.-¿Con que frecuencia sientes que tu salud se ha alterado a causa de la dedicación a tu familiar?. Nunca Raramente Algunas veces Frecuentemente Siempre 19.-¿Con que frecuencia te sientes avergonzado por el comportamiento de tu familiar?. Nunca Raramente Algunas veces Frecuentemente Siempre 20.-¿Con que frecuencia deseas dejar el cuidado de tu pariente a otra persona?. Nunca Raramente Algunas veces Frecuentemente Siempre 21.-¿Con que frecuencia sientes que has perdido el control de tu vida desde que empezaste a cuidarlo/ a?. Nunca Raramente Algunas veces Frecuentemente Siempre 22.-¿Con que frecuencia te sientes a disgusto por hacer amigos /as como consecuencia del cuidado de tu familiar?. Nunca Raramente Algunas veces Frecuentemente Siem Noelia Durán Gómez Tesis doctoral 156 Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida ANEXO 6. CUESTIONARIO SOBRE LA SALUD DEL PACIENTE (PHQ-15) Sus contestaciones a las preguntas de este cuestionario nos ayudarán a comprender los diferentes problemas que usted pueda tener. Por favor, conteste a todas las preguntas poniendo una cruz en la casilla correspondiente. 1.- Durante las últimas 4 semanas, ¿cuánto le han molestado cada uno de los siguientes problemas? No me ha molestado nada Me ha molestado un poco Me ha molestado mucho a) Dolores de estómago b) Dolores de espalda c) Dolores de brazos, piernas o articulaciones d) Dolores o problemas menstruales si es mujer e) Dolores de cabeza f) Dolores en el pecho g) Mareos h) Desmayos o lipotimias k) Dolor o problemas durante las relaciones sexuales l) Estreñimiento, retortijones o diarrea m) Náuseas, gases o indigestión n) Sentirse cansado o con pocas energías o)Problemas de sueño i) Taquicardias (corazón acelerado) j) Dificultades para respirar Noelia Durán Gómez o pulso Tesis doctoral 157 Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida ANEXO 7. CUESTIONARIO MOS-SS Las siguientes preguntas se refieren al apoyo o ayuda de que usted dispone: 1.- Aproximadamente, ¿Cuántos amigos íntimos o familiares cercanos tiene usted? (personas con las que se siente a gusto y puede hablar acerca de todo lo que se le ocurre) Escriba el nº de amigos íntimos y familiares cercanos: _______ ; _______ Todos buscamos a otras personas para encontrar compañía, asistencia u otros tipos de ayuda ¿Con qué frecuencia dispone usted de cada uno de los siguientes tipos de apoyo cuando lo necesita? NUNCA 2. Alguien que le ayude cuando tenga que estar en la cama 3. Alguien con quien pueda contar cuando necesita hablar 4. Alguien que le aconseje cuando tenga problemas 5. Alguien que le lleve al médico cuando lo necesita 6. Alguien que le muestre amor y afecto 7. Alguien con quien pasar un buen rato 8. Alguien que le informe y le ayude a entender una situación 9. Alguien en quien confiar o con quien hablar de sí mismo y sus preocupaciones 10. Alguien que le abrace 11. Alguien con quien pueda relajarse 12. Alguien que le prepare la comida si no puede hacerlo 13. Alguien cuyo consejo realmente desee 14. Alguien con quien hacer cosas que le ayuden a olvidar sus problemas 15. Alguien que le ayude en sus tareas domésticas si está enfermo 16. Alguien con quien compartir sus temores o problemas más íntimos 17. Alguien que le aconseje como resolver sus problemas personales 18. Alguien con quien divertirse 19. Alguien que comprenda sus problemas 20. Alguien a quien amar y hacerle sentirse querido Noelia Durán Gómez ALGUNAS VECES 3 MAYORÍA DE LAS VECES 4 SIEMPRE 1 POCAS VECES 2 1 2 3 4 5 1 2 3 4 5 1 2 3 4 5 1 2 3 4 5 1 2 3 4 5 1 2 3 4 5 1 2 3 4 5 1 1 2 2 3 3 4 4 5 5 1 2 3 4 5 1 2 3 4 5 1 2 3 4 5 1 2 3 4 5 1 2 3 4 5 1 2 3 4 5 1 2 3 4 5 1 2 3 4 5 1 2 3 4 5 Tesis doctoral 5 158 Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida ANEXO 8. CUESTIONARIO NPI-Q Responda el siguiente cuestionario basado en cambios ocurridos desde que la persona a la que cuida empezó a experimentar problemas de memoria: Marque “No” sólo si los síntomas no ocurren en la actualidad Marque “Sí” sólo si los síntomas ocurren en la actualidad Para cada ítem marcado con “Sí”: a) Relación de GRAVEDAD con el síntoma o síntomas (cómo afecta al paciente): 1: Leve (cambio evidente, pero no es significativo, fácil manejo de la situación) 2: Moderada (cambio significativo, pero no drástico, se hace más difícil controlar la situación) 3: Grave (cambio drástico, muy marcado, no se puede manejar la situación) Consulte si tiene alguna duda o precisa ayuda DELIRIOS ¿Cree el paciente en cosas que no son ciertas como por ejemplo que otras personas quieren robarle o quieren hacerle daño? ¿Dice que miembros de su familia no son quien dicen ser, o que su casa no es su casa? Sí No GRAVEDAD: 1 2 3 ALUCINACIONES ¿El paciente ve cosas o personas inexistentes o dice que escucha voces o ruidos inexistentes? ¿Habla con personas que no están realmente presentes? Sí No GRAVEDAD: 1 2 3 AGITACIÓN / AGRESIÓN ¿El paciente insulta o se molesta con su cuidador con facilidad? ¿Se niega a cooperar o recibir ayuda en actividades como por ejemplo bañarse o vestirse? Sí No GRAVEDAD: 1 2 3 DEPRESIÓN / DISFORIA ¿El paciente está triste o bajo de moral? ¿Llora? Sí No GRAVEDAD: 1 2 3 ANSIEDAD ¿El paciente está nervioso, inquieto, no puede relajarse, o está excesivamente tenso? ¿Dice que tiene como un nudo en el estómago, o se inquieta cuando se separa de usted? Sí No GRAVEDAD: 1 2 3 EXALTACIÓN / EUFORIA ¿Parece el paciente estar demasiado alegre? se refiere a una alegría anormal, excesiva, diferente a cómo ha sido siempre Sí No GRAVEDAD: 1 2 3 APATÍA / INDIFERENCIA ¿El paciente parece poco interesado, poco motivado para Noelia Durán Gómez Tesis doctoral 159 Funcionamiento psicosocial de los cuidadores informales de pacientes con enfermedad de Alzheimer: sobrecarga emocional, malestar psíquico y calidad de vida hacer cosas, menos activadoque de costumbre, incluso habla menos? Sí No GRAVEDAD: 1 2 3 DESINHIBICIÓN ¿El paciente actúa impulsivamente, dice cosas que normalmente no se dicen o se hacen en público?. Cosas que incluso pueden hacerle sentir “vergüenza” Sí No GRAVEDAD: 1 2 3 IRRITABILIDAD /LABILIDAD ¿Está irritable o se molesta con facilidad? ¿Tiene “arranques” repentinos de mal Humor o ira que no corresponden a su carácter habitual? ¿Se muestra impaciente? Sí No GRAVEDAD: 1 2 3 CONDUCTA MOTORA ANÓMALA ¿El paciente se dedica a repetir actos como dar vueltas por la casa, abrir cajones o armarios, o hacer otras cosas repetitivamente con la ropa, con los dedos o con otros objetos? Sí No GRAVEDAD: 1 2 3 SUEÑO ¿Tiene dificultad para conciliar el sueño?, ¿se despierta durante la noche? (no tener en cuenta si se levanta para ir al baño y vuelve a dormir), ¿se levanta demasiado temprano? ¿Esto le lleva a dormir excesivamente durante el día? Sí No GRAVEDAD: 1 2 3 APETITO / ALIMENTACIÓN ¿El paciente ha perdido o ganado apetito y/o peso, o ha cambiado de gustos en las comidas? Sí No Noelia Durán Gómez GRAVEDAD: 1 2 3 Tesis doctoral 160