Más de 1.400 multas en los tres años de ordenanza `antibotellón`

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El Comercio
Más de 1.400 multas en los tres años de
ordenanza 'antibotellón'
Vigilancia policial en la plaza de Arturo Arias en 2013, cuando se puso en marcha la
ordenanza. / JOAQUÍN PAÑEDA
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Cimavilla sigue liderando las sanciones por
incumplir la norma de Convivencia aprobada en
2013
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OLAYA SUÁREZ
GIJÓN
19 septiembre 201608:21
Hace tres años el mapa de ocio de la ciudad comenzaba a cambiar. La plaza del
Lavaderu era vallada por la Policía Local como una primera medida para evitar el
temido botellón y, pese a algunas protestas iniciales de parte de los usuarios por el
cambio de paso, a día de hoy vecinos y hosteleros aplauden la ordenanza que tiene por
objetivo conseguir ese difícil equilibrio entre el descanso de unos y la diversión de
otros. Desde la entrada en vigor en julio de 2013 de la Ordenanza Municipal de
Protección de la Convivencia Ciudadana y Prevención de Actuaciones Antisociales han
sido tramitadas 1.422 denuncias relacionadas con el consumo de bebidas alcohólicas en
la calle. La tendencia en los últimos tiempos es descendente, aunque desde el área de
Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento no bajan la guardia para conseguir erradicar por
completo esta práctica ilegal que en otras ciudades españolas se ha convertido en un
auténtico quebradero de cabeza.
En los primeros ocho meses de 2016, los agentes de la Policía Local han interpuesto
304 sanciones por hacer botellón en la vía pública, según los datos a los que ha tenido
acceso EL COMERCIO. La mayoría de ellas (244) se centraron en las zonas de
Poniente y Cimavilla. El barrio alto y los espigones del Puerto Deportivo siguen
contando de forma residual durante las noches de los fines de semana con grupos de
jóvenes que se reúnen en torno a una, o varias, botellas de alcohol. En El Llano se
impusieron 30 denuncias, diez en El Coto, nueve en la parroquia de Somió, cinco en
Pumarín, tres en La Arena, tres en Roces, una en el Polígono de Pumarín y otra en el
barrio de El Natahoyo.
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«Se ha reducido el botellón, pero no hay que bajar la guardia»
La cuantía de una multa 'antibotellón' se sitúa entre los 100 y los 800 euros, teniendo en
cuenta el baremo de las sanciones municipales entre leves, graves y muy graves. La
mayor parte de los infractores deben abonar 150 euros y de ser menor de edad, la
obligación recae en sus padres o tutores.
La mayor parte de los infractores pagan 150 euros y si son menores la multa es para los
padres La Policía Local mantiene un dispositivo especial de vigilancia en los puntos
más conflictivos
El 43% del total en 2013
Desde julio a diciembre de 2013, el año de la puesta en marcha de la norma, los policías
tramitaron 408 denuncias al respecto. Supusieron el 43,33% del total de infracciones
detectadas por incumplimiento de una ordenanza que engloba además otros
comportamientos incívicos, como orinar en la calle, provocar daños en mobiliario
urbano o arrancar flores de la vía pública.
A lo largo de 2014, los agentes impusieron 606 multas (lo que supuso el 54,30% del
total de incumplimientos de la orden municipal, que se saldó con 1.116 trámites). En
2015 hubo una notable reducción de las sanciones por 'botellón': 104 durante los doce
meses (40,15% del total de la ordenanza de Convivencia). Los ocho primeros meses de
este año se ha producido un repunte al respecto, con 304 ciudadanos multados. La
Policía Local ha puesto en marcha un dispositivo especial de vigilancia en los puntos
más conflictivos para evitar que se vuelva a la tónica anterior, cuando la plaza del
Lavaderu se convertía los fines de semana en escenario de reunión de cientos de
personas que acudían al lugar con sus propias bebidas.
Mal recibido
El anuncio de la persecución del botellón por parte del área de Seguridad Ciudadana del
Ayuntamiento no fue recibido en un primer momento con agrado por una representación
del gremio de hosteleros de Cimavilla, alegando que les restaría clientela. Sin embargo,
pasado el tiempo son muchos los que agradecen que la tranquilidad haya vuelto a la
zona y que el ocio vaya más allá del alcohol. Desde grupos ciudadanos como el
movimiento de la fábrica de La Tabacalera se han puesto en marcha iniciativas
culturales para dar vida al barrio más allá de los botellones.
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