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ANDREA BRANZI Y LA
“CITTÀ SENZA ARCHITETTURA”
De la No-Stop City a los modelos de urbanización débil
PABLO MARTÍNEZ CAPDEVILA / UPM / 2014
X CONCURSO BIENAL DE TESIS DE ARQUITECTURA ARQUIA/TESIS
ÍNDICE DE LA TESIS
1 INTRODUCCIÓN: LA “CITTÀ SENZA ARCHITETTURA”
2 FLORENCIA RADICAL: ENTRE EL MARXISMO Y EL POP
2.1 Florencia años 60
2.2 La Facoltà di Architettura
2.3 Italia: los años 60 y 70
2.4 Política y neovanguardias
2.5 Marxismo, ortodoxia y ambigüedades políticas
2.6 El “Gran Rechazo”
2.7 Pop Art, arquitectura pop
2.8 Contracultura
3 ANTECEDENTES DE LA “CITTÀ SENZA ARCHITETTURA"
3.1 Megaestructuras estudiantiles. 1963-64
3.2 Del brutalismo a la arquitectura pop. 1966-67
3.3 Bombas contra l’interieur burgués. 1966-68
3.4 Las cajas desnudas del “racionalismo exaltado”. 1967-68
3.5 Ensayos de desmaterialización. 1968-69
3.6 Discorsi per Immagini: utopías metropolitanas reprimidas. 1969
4 LA NO-STOP CITY: CIUDAD INFINITA E INTERIOR
4.1 El proyecto y su desarrollo. 1969-71
4.2 La ciudad interior: tecnología, disolución y realismo
4.3 Arquitectura política: utopía, anatemas y ambigüedad
4.4 La ciudad como fábrica y como “condición”
4.5 Entre lo físico y lo inmaterial, entre lo urbano y lo rural
4.6 Pop y privacidad: ¿ciudad sin ciudad y sin vivienda?
4.7 Arquitectura negativa y “estructuras en licuefacción”
4.8 El canto del cisne de Archizoom
5 EL FIN DEL RADICAL: MILÁN Y EL NUOVO DESIGN
5.1 La relación con la modernidad y con la disciplina
5.2 El Radical y la Tendenza: Branzi vs. Scolari. 1973-74
5.3 La Global Tools, el fin del Radical y el traslado a Milán 1973-74
Andrea Branzi y la "città senza architettura"
5.4 Teoría y práxis del diseño: el Nuovo Design 1974-1984
5.5 Hacia una subjetividad posfordista: La Casa Calda
6 POSMODERNIDAD, NATURALISMO Y ECOLOGÍA
6.1 La posmodernidad filosófica y el pensamiento débil. 1979-1983
6.2 La relectura ecológica de la No-Stop City y el “naturalismo integral”
6.3 Una posmodernidad naturalista: lo neoprimitivo. 1985-87
6.4 La ecología de lo artificial. 1988-91
6.5 El papel del paradigma ecológico
6.6 La Quarta Metropoli: modelos urbanos teóricos 1988-90
6.7 Paradojas de una modernidad incompleta: La Terza Italia
6.8 Hacia los modelos de urbanización débil
7 LOS MODELOS DE URBANIZACIÓN DÉBIL: AGRONICA Y EINDHOVEN
7.1 Agronica, metrópolis simbiótica. 1995
7.2 La hibridación ciudad-campo
7.3 De la ciudad interior a la exterior: hipertrofia y dispersión
7.4 Pensiero debole, arquitectura débil
7.5 El Master Plan para el Strijp Philips de Eindhoven. 2000
7.6 Naturaleza, posmodernidad y capitalismo
7.7 El laboratorio italiano: revolución y contrarrevolución
7.8 Liberación y disolución
8 MODELOS PARA EL SIGLO XXI
8.1 De la sostenibilidad ambiental a la estética
8.2 La modernidad débil y difusa. 2006
8.3 Modelos urbanos alegóricos
8.4 La arquitectura de la ciudad sin arquitectura
8.5 Teoría y disolución
CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFÍA
ANEXOS
Entrevista a Andrea Branzi
Por una nueva Carta de Atenas
X Concurso bienal de tesis de arquitectura Arquia/Tesis 2015
Archizoom: No-Stop City (1971)/ A. Branzi: Agronica (1995)/ A. Branzi: Pineta di Architettura (2007)
INTRODUCCIÓN: LA “CITTÀ SENZA ARCHITETTURA”
Andrea Branzi (Florencia 1938) fue uno de los miembros fundadores de Archizoom Associati, uno
de los principales representantes de la arquitectura radical italiana de los 60 y 70. La actividad del
grupo fue muy intensa y variada a lo largo de su corta vida (desde 1966 a 1974) y alcanzó su cénit
con el proyecto que les dio a conocer internacionalmente, la No-Stop City desarrollada entre los
años 1970 y 1971. El Radical alcanzó su momento de máxima plenitud y reconocimiento internacional con la exposición en el MoMA Italy, the new Domestic Landscape, en verano de 1972, para ir
decayendo desde entonces hasta poderse dar por terminado alrededor de 1975. Tras la disolución
de Archizoom, Andrea Branzi se traslada a Milán para dedicarse de forma prioritaria al diseño. En
este ámbito participa en colectivos como CDM, Alchimia o Memphis y en la escuela de posgrado
Domus Academy. Se convierte así en uno de los principales referentes del Nuovo Design, corriente
que tuvo una gran influencia internacional durante los años 80 y 90 y que, en muchos sentidos,
puede entenderse como una continuación en el ámbito del diseño de la experiencia radical.
Además ha sido colaborador habitual de medios como Casabella, Domus, Lotus, Modo o Interni, y
destacado protagonista de las últimas Bienales de Arquitectura de Venecia en las que ha presentado muchas de sus propuestas.
El tema de estudio de esta tesis son las propuestas urbanas que Andrea Branzi ha desarrollado
durante los últimos cincuenta años, centrándose especialmente en la No-Stop City (1970-71) y los
“modelos de urbanización débil”, inaugurados con Agronica en 1995 y que ha seguido desarrollando desde entonces. Se trata de proyectos que, aun habiendo evolucionado con claridad, han
mantenido constante a lo largo del tiempo una propuesta de disolución de la arquitectura de
notable consistencia que puede describirse con la fórmula “città senza architettura” acuñada por
él mismo y que se ha utilizado como elemento vertebrador del análisis. Esa idea ya aparece con
claridad en la primera publicación de la No-Stop City en Casabella, donde el grupo había afirmado
que “El fin último de la Arquitectura Moderna es la ‘eliminación’ de la propia arquitectura”, una
profecía que Branzi parece empeñado en explorar desde entonces.
Como es obvio, este proceso de disolución no implica la efectiva desaparición de la disciplina,
sino un replanteamiento radical de la naturaleza y el papel de la misma que se ha desarrollado a lo
largo del tiempo a través de una serie de temas: la arquitectura abstracta, neutra y anticompositiva, la independencia entre forma y función, la pérdida de importancia de la envolvente y la forma
acabada o la arquitectura evolutiva que se reconfigura en el tiempo. En última instancia, se trata
de un concepto reactivo: por disolución de la arquitectura se entiende todo aquello que socava la
concepción canónica del objeto arquitectónico occidental, que se consolida y teoriza durante el
Renacimiento. Aunque muchos otros arquitectos han socavado dicho canon, lo que se considera
especialmente significativo de las propuestas urbanas de Andrea Branzi es que engloban la práctica totalidad de las estrategias de disolución y que se trata, además, de una investigación llevada a
cabo de forma sistemática y largamente madurada desde hace cincuenta años, ya que los primeros signos de esta puesta en crisis aparecen incluso en sus proyectos de estudiante como la Città
Estrusa de 1964. Además, esta agenda contra la disciplina no se limita a la puesta en duda del
objeto arquitectónico sino que se basa en una idea tal vez de mayor calado: la de la crisis del rol de
la arquitectura en la sociedad contemporánea. Mientras en la ciudad tradicional el edificio es el
elemento central que articula normativamente las distintas escalas de lo construido y el principal
responsable de la configuración física y simbólica de lo social, en el discurso de Branzi pierde esta
centralidad: aquello que para él configura principalmente el hábitat humano es una alianza entre
Andrea Branzi y la "città senza architettura"
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F4 - Archizoom Associati: Veduta di città (estudios previos de la No-Stop City,1970)
“objetos y territorios” en la que el papel protagonista lo desempeña la pequeña escala de los
objetos y bienes de consumo y la gran escala de lo territorial, las redes y los flujos. Una situación
que relega la arquitectura a un papel secundario, subordinado.
De este proceso de disolución emerge, inevitablemente, un nuevo tipo de ciudad. La ciudad sin
arquitectura es una ciudad en la que la forma urbana se ha perdido o se ha convertido en superflua, en la que se ha disuelto la zonificación funcional, cuyos espacios interiores se hallan en un
proceso de permanente reprogramación que ignora las tipologías, que trasciende la división entre
lo urbano y lo agrícola y que es un espacio de flujos y servicios más que de representación. La
crisis de la ciudad tradicional implica, en última instancia, un cambio en la naturaleza misma de
lo urbano que pasa de considerarse un lugar físico, construido, a convertirse en una condición
inmaterial y virtualmente omnipresente que se despliega independientemente de su soporte
material.
Como puede apreciarse en el índice, la tesis presta especial atención a los dos contextos en los
que estas propuestas urbanas se proponen: la Florencia Radical de los 60 y el Milán del Nuovo
Design de los 80 en adelante. También se analiza el riquísimo (y cambiante) sustrato cultural,
ideológico y referencial de la obra de Branzi y su intensa actividad teórica, plasmada en innumerables artículos y varios libros, que le ha llevado a ser uno de los principales portavoces e ideólogos
tanto del Radical como del diseño milanés, a enfrentarse decididamente a la Tendenza y su “teorema nostálgico” y a proponer conceptos como la “ecología de lo artificial” o la “modernidad débil
y difusa” o manifiestos cómo la “Carta del diseño de Munich” o la “Nueva Carta de Atenas”.
La tesis incorpora, por lo tanto, todos aquellos elementos que se han considerado necesarios
para entender sus planteamientos urbanos y arquitectónicos y su evolución en el tiempo, prestando especial atención a la estrecha y apasionante relación que en su obra mantienen proyecto,
teoría y contexto. A pesar de ello, por razones de claridad y espacio, el presente resumen se centra
en los tres capítulos dedicados a sus modelos urbanos. Por los mismos motivos se han eliminado
también las notas bibliográficas.
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X Concurso bienal de tesis de arquitectura Arquia/Tesis 2015
En relación a la oportunidad de la investigación, hay que señalar que en los últimos años ha
resurgido el interés por la obra de Branzi y se han multiplicado sus apariciones internacionales,
con frecuencia ligadas a exposiciones sobre su obra. Sin embargo, aunque existe una considerable
bibliografía sobre Archizoom y algunos trabajos sobre su actividad como diseñador, a día de hoy
no existe ningún trabajo crítico que suponga un repaso panorámico de sus cincuenta años de
trayectoria desde la óptica de la arquitectura y la ciudad. De hecho, los modelos de urbanización
débil, su sustrato y como éstos se relacionan con la No-Stop City, es decir, más de la mitad de la
tesis, apenas han recibido atención crítica, más allá de los textos de su autor.
LA NO-STOP CITY: CIUDAD INFINITA E INTERIOR
Aunque en la obra del grupo ya habían aparecido previamente algunos síntomas de disolución de
la arquitectura,1 es en la No-Stop City (1970-71) donde esta tendencia se manifiesta con mayor
claridad y contundencia. Y de forma más intencionada y explícita: uno de sus objetivos era, de
hecho, “… liberar al hombre de la arquitectura como estructura formal”.
El proyecto se plantea como una especie de restitución arquitectónica del influente artículo de
Manfredo Tafuri “Per una Critica dell’ideologia architettonica” y está muy marcado, también, por
las corrientes de la nueva izquierda como el Operaismo de Mario Tronti. Estas y otras figuras
relevantes del marxismo italiano habían decretado por entonces una condena intransigente y
explícita de las utopías y propuestas visionarias, entendidas como reformistas y, por tanto, legitimadoras del sistema económico. Archizoom, en esta misma línea, quiere eliminar la arquitectura
entendida como una superestructura ideológica, es decir, mistificadora del capital mediante un
proyecto “radicalmente realista” que no aspire a formular una metrópoli futura o alternativa sino
a la crítica de la ciudad existente. El objetivo es desvelar lo que se esconde tras las estructuras
formales de la ciudad como “objeto natural,” fruto de equilibrios supuestamente inevitables: un
sistema en el que se ha producido la total integración en el sistema económico de la sociedad, que
se organiza a través del plan según el modelo de la fábrica. Lo que se formula, por tanto, es una
ciudad plenamente coherente con las lógicas implacables del capital bajo la forma de un soporte
homogéneo que, al no oponer ninguna resistencia al ciclo producción-consumo, está dirigido a
acelerarlo. La No-Stop City plasma cómo sería el sistema en su desarrollo último, un estado de
exasperación que, en línea con los principios operaistas, haría enloquecer “el cerebro del sistema” y
provocaría su crisis definitiva. El proyecto es, en este sentido, ambiguo porque, de hecho, persigue
mejorar y optimizar el sistema que aspira a subvertir. Puede considerarse, por lo tanto, una representación ideal de la metrópoli capitalista perfecta, pero también, paradójicamente, un modelo
marxista o, por lo menos, la precondición que podría dar paso, en un futuro, a una genuina
metrópoli socialista.
La idea de que la proletarización y mercantilización universal implicarían, irremediablemente,
el colapso del capitalismo y de que este estado de apogeo sería un paso previo indispensable para
una sociedad socialista no es en absoluto nueva y aparece ya en los textos de Marx y Engels. Lo
más novedoso del proyecto es que establece un sutil paralelismo entre el proceso que lleva al
colapso del capitalismo y el destino de la propia arquitectura. En la primera publicación del
proyecto el grupo afirma: “El fin último de la Arquitectura Moderna es la ‘eliminación’ de la propia
1
Especialmente en proyectos como el Centro Nazionale dell’Artigianato en la Fortezza da Basso, Florencia (1967-68), el
Concurso para el pabellón italiano de la Expo de Osaka 70’ (1968) o sus Discorsi per Immagini (1969)
Andrea Branzi y la "città senza architettura"
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F5/ F6 - Archizoom Associati: Diagramma abitativa omogeneo (1970) / No-Stop City, Residential wood (1971)
arquitectura”. Archizoom había constatado como la iluminación y climatización artificiales
habían permitido a fábricas, aparcamientos o supermercados alcanzar profundidades construidas
ilimitadas e independizarse del exterior. El proyecto parte de una idea muy sencilla: extender esta
tecnificación al resto de funciones y, en última instancia, a toda la ciudad, y lo hace mediante un
aparato constructivo también muy sencillo: una estructura reticular e isótropa de pilares y ascensores que sostienen forjados continuos, e instalaciones de climatización, iluminación, redes
eléctricas y de información alojadas en falsos techos modulares y (presumiblemente) bajo un
suelo técnico, nada más. Sus límites y la forma que definen se entienden como triviales y sin
ninguna trascendencia. Se configura, así, un edificio cóncavo, neutro y potencialmente infinito, un
mínimo común denominador que permite albergar el máximo de funciones vitales.
La eliminación de la arquitectura que plantea la No-Stop City es el fruto paradójico de su maximización, de hecho, no se produce debido a una “ausencia” de arquitectura sino, más bien, a un
“exceso” de la misma: a medida que la arquitectura crece, ocupándolo todo homogéneamente,
pierde la mayoría de características que definen el objeto arquitectónico canónico y que dependen de su finitud y su heterogeneidad: la forma, la fachada, la jerarquía, el carácter compositivo, la
capacidad representativa e iconográfica, la especialización funcional y, en última instancia, la
propia condición de objeto. En este sentido, el proyecto puede interpretarse como una aplicación
literal de una de las tres leyes del materialismo dialéctico, la que estipula el paso de los cambios
cuantitativos a los cualitativos. La radicalización de la tecnificación del ambiente y el aumento
ilimitado de la profundidad construida configuran un nuevo tipo de hábitat que convierte el
edificio tradicional en algo superfluo e innecesario. Un horizonte de consumación y desaparición
que se presenta, por tanto, como una consecuencia inevitable, como el resultado del despliegue
ilimitado de la misma racionalidad y el mismo aparato técnico que habían propiciado el desarrollo de la arquitectura moderna. Más en general el proyecto puede leerse como la exacerbación de
una “ideología del plan” tendente a la simplificación, la homogeneización y la eficiencia. El proceso
que lleva a la disolución de la arquitectura, basado en la radicalización de sus principios y en su
hipertrofia, es, por tanto, idéntico al postulado para el capitalismo.
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X Concurso bienal de tesis de arquitectura Arquia/Tesis 2015
La voluntad de proponer un proyecto radicalmente realista tuvo una enorme importancia para
su formalización y explica algunas diferencias sustanciales respecto a otras propuestas de las
neovanguardias de los 60 y 70. Mientras muchos de estos proyectos se basaban en una tecnología
llevada al límite de lo verosímil y cercana, a veces, a la ciencia ficción, la No-Stop City parece querer
huir de cualquier alarde o especulación, y manifiesta un absoluto realismo técnico: la tecnología
desplegada se limita a aquella que llevaba ya tiempo disponible, se utilizaba habitualmente en
oficinas o supermercados y no planteaba, por lo tanto, desafío alguno. En este sentido, el proyecto
no propone nada nuevo y es la aplicación de dos tipos constructivos muy asentados ya entonces,
el sistema Dom-ino y la bürolandschaft. No se quiere, por tanto, forzar la tecnología y llevarla a sus
límites sino, simplemente, extender sin límites el ámbito de aplicación de la tecnología consolidada. De hecho, desde el punto de vista de lo construido, la única diferencia sustancial entre las
imágenes interiores del proyecto y cualquier oficina paisaje genérica es que la fachada ha desaparecido en el horizonte. Un realismo que, como se aprecia en los dioramas, se extiende a lo que este
entrono genérico contiene: muebles, cocinas, tiendas de campaña, sacos de dormir, vehículos de
marcas existentes, envases de productos reconocibles, etc. Sorprendentemente, nada en estas
imágenes es nuevo per se. En realidad, la novedad no radica en lo que se utiliza, sino en la hipertrofia del espacio y en una sintaxis en la que los elementos se relacionan entre sí ignorando los
límites establecidos entre público y privado, interior y exterior, artificial y natural, trabajo, ocio o
descanso. Todo se funde en un continuum que ignora el papel de demarcación y mediación entre
esferas distintas que tradicionalmente ha estado asignado a la arquitectura. La No-Stop City se
adhiere, por tanto, a la realidad y lo verosímil, al tiempo que los reconfigura radicalmente para
producir un escenario inverosímil: como si se tratase de un détournement situacionista, se aprovecha la familiaridad del espectador con unos elementos reconocibles para potenciar la sorpresa
causada por el modo inusual de combinarlos. El resultado es un escenario insólito y que produce
extrañeza, una imagen a la vez cercana y ajena, realista y fantástica, divertida y turbadora.
Archizoom sigue así el llamamiento del marxismo italiano a “mantener fija la mirada en el presente”, es decir, a evitar tanto las actitudes nostálgicas como las futuristas, congelando un determinado momento técnico y material. Al mismo tiempo, sin embargo, da forma a una propuesta
ambigua y desconcertante que no está libre de una cierta dimensión visionaria, pues sugiere que
las condiciones para una radical transformación del hábitat ya se dan, es decir, que el futuro ya
está aquí. En la No-Stop City, los objetos transportables y en continua renovación son los que
conforman, más que ninguna otra cosa, el hábitat humano, quedando la arquitectura reducida al
papel mínimo de puro fondo para los objetos y la vida. Algo especialmente patente en las imágenes interiores en las que toda la carga iconográfica se ha transferido a la pequeña escala, produciendo el total vaciamiento semántico y la absoluta inexpresividad de lo construido. Un hábitat
radicalmente disociado entre la estabilidad inexpresiva de lo construido y la caducidad hiperexpresiva de lo mueble.
La centralidad, económica, iconográfica y sociológica del mundo de los objetos es un ingrediente central de la propuesta coherente con la influencia del Pop Art que había sido tan importante
en la obra previa del grupo, especialmente en los proyectos fin de carrera de Branzi y Morozzi. No
parece casual que el famoso collage de Richard Hamilton, Just what is it that makes today's homes
so different, so appealing? aparezca ilustrando varios escritos de Branzi a lo largo de los años. Lo
que vemos es, en muchos aspectos, una premonición de la ciudad interior y sin arquitectura que
Archizoom propondría quince años más tarde. No sólo porque se trata de una escena construida a
partir de objetos de consumo sino porque el entorno que los acoge es un interior completamente
Andrea Branzi y la "città senza architettura"
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F7 / F8 / F9 - Archizoom Associati: Paesaggio interno (1971) / Concurso para la Universitá degli Studi, diorama
exterior (1970) / No-Stop City, fotomontaje (1971)
superfluo. Hamilton, al presentarnos en su collage la mercantilización de todas las esferas de la
vida, incluyendo el tiempo libre y la intimidad, nos presenta un hogar que, disuelto en el mercado,
ha dejado de serlo. El proyecto lleva este proceso un paso más allá: en muchas de las imágenes la
casa, como entorno delimitado y ámbito de privacidad, ha desaparecido y ha sido sustituida por
muebles y equipos diseminados que permiten habitar en cualquier punto de esta ciudad interior.
Parece como si la interiorización del espacio público implicase la desaparición del tradicional
espacio interior, el de la intimidad. Sin embargo, precisamente porque el hogar se ha disuelto en el
espacio público, puede pensarse que lo que se ha producido no es tanto la desaparición de la
vivienda, sino un proceso en el que la ciudad se ha “domesticado”, convirtiéndose toda ella en una
especie de hogar expandido. Esta característica, unida a la presencia de personajes de aspecto
neo-primitivo, sugiere una existencia nómada que es, por definición, antiurbana. Al cuestionar la
vivienda y el sedentarismo como categorías esenciales de lo urbano, se pone en crisis también la
propia ciudad, por lo menos tal y como la conocemos.
Así pues, la intención del grupo de liberar al hombre de la arquitectura, no sólo anula la división
entre ésta y la ciudad, sino que produce una disolución generalizada que se extiende al conjunto
del hábitat humano, desde lo más íntimo a lo territorial. Del mismo modo que la disolución por
hipertrofia del edificio implica, al mismo tiempo, que todo es arquitectura y nada es arquitectura,
podría afirmarse que todo es hogar y nada es hogar e, incluso, que todo es ciudad y nada es ciu-
10
X Concurso bienal de tesis de arquitectura Arquia/Tesis 2015
dad. La crisis de estas categorías es coherente con la visión de un capitalismo que se ha desbordado, ocupa todo el territorio y coloniza todas las parcelas de la vida.
La metrópoli deja de ser un ‘lugar’ para convertirse en una ‘condición’; es precisamente esta
condición, de hecho, la que se hace circular de manera homogénea en el fenómeno social a
través del Consumo. La dimensión futura de la Metrópoli coincide con la del propio Mercado.
Para el grupo, lo urbano se estaba transformando en una condición desligada de la ciudad física,
virtualmente omnipresente y a la que nada le es externo. Así pues, en la No-Stop City late ya un
proceso generalizado de licuefacción y una nueva condición urbana definida por flujos económicos y de información que son, por naturaleza, irrepresentables. Unos fenómenos que Archizoom
probablemente intentaba captar en una de las últimas imágenes de escala territorial que producen antes de disolverse: el Gazebo a scala paesaggistica de 1972.
LOS MODELOS DE URBANIZACIÓN DÉBIL: AGRONICA Y EINDHOVEN
Tras la disolución de Archizoom en 1974, Branzi se traslada a Milán y se convierte en uno de los
principales protagonistas e ideólogos del Nuovo Design milanés. Abandona la militancia política, al
tiempo que incorpora tempranamente las formulaciones de la posmodernidad filosófica de
Lyotard y Vattimo. En 1988, recogiendo también el “naturalismo integral” de Pierre Restany y las
ideas del teórico del diseño Ezio Manzini, propone el término “ecología de lo artificial”. Una
propuesta teórica que implica no tanto la incorporación de la sostenibilidad medioambiental, sino
la reformulación de las relaciones entre el hombre y la esfera de lo artificial a partir de la búsqueda
de unos equilibrios inestables. La ecología se utiliza, por tanto, como modelo operativo dirigido a
permitir gestionar la enorme complejidad del mundo contemporáneo.
En Agronica (1995), su primer “modelo de urbanización débil,” Branzi constata que la revolución electrónica y la enorme complejidad de la metrópoli contemporánea habrían ahondado el
divorcio entre forma y función. Los lugares pierden su identidad funcional, tipológica y estilística,
las construcciones pasarían a formar parte de un sistema territorial “metabólico” en el que los
programas se disuelven y recombinan de forma novedosa de acuerdo con una sociedad en permanente renovación. Agronica es una propuesta de hibridación entre lo rural y lo urbano que está
muy alejada de idealizaciones arcádicas o pintorescas. La agricultura, en la visión de Branzi, no se
entiende como una reserva de recursos morales o estéticos, sino como un universo tecnológico
avanzado y flexible que da lugar a organizaciones territoriales difusas y carentes de función
representativa. Una realidad compatible con lo urbano y plenamente integrada en un sistema
económico unitario y carente de oposición. Si la agricultura es capaz de adaptarse y sacar el
máximo partido de la mutabilidad inherente al entorno natural, estos proyectos la utilizan como
modelo para adaptarse a unas condiciones económicas que se presentan cómo análogas.
En el proyecto los campos están pautados por una retícula de pilares cilíndricos que sirve de
soporte para un variado catálogo de elementos como paneles solares, antenas, diafragmas, pérgolas, umbráculos o plataformas que flotan sobre el suelo. Se trata de un sistema constructivo
modular que busca la máxima ligereza constructiva y que minimiza el contacto con el terreno. De
este modo se transmite una sensación de adaptabilidad y reversibilidad: el sistema podría aparecer, ampliarse o desmantelarse sin apenas afectar a los campos de cultivo. El territorio está también colonizado por unas piezas que alojan todo tipo de funciones y que están inspiradas en
sistemas industriales de almacenamiento vertical, unos “edificios” libres de connotaciones arqui-
Andrea Branzi y la "città senza architettura"
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F10/ F11/ F12- Andrea Branzi: Agronica (1995)
tectónicas, tipológicas o simbólicas que actúan como contenedores genéricos. El divorcio entre
forma y función es patente en el dibujo “ábaco de parte de los elementos del sistema híbrido de
viviendas” que muestra posibles configuraciones de estos contenedores, muchas de ellas absurdas: más que resolver funcionalmente cada una de las situaciones apuntadas, se diría que lo que
quiere afirmarse es un estado de absoluta indiferencia, o licuefacción, funcional.
En el año 2000 Branzi propone el Master Plan para el Strijp Phillips, en Eindhoven. El proyecto
es muy similar a Agronica y, a pesar de representar una situación más urbana, se plantea como un
“parque agrícola atravesable” configurado por un prado pautado por un tartán de circulaciones y
por un sistema reversible de edificios. Los textos del proyecto dejan clara su plena aceptación de
los nuevos paradigmas económicos, de hecho el proyecto se plantea como un “territorio para la
new economy”, es decir, “… un territorio protegido predispuesto para las nuevas empresas características de la economía posindustrial.”
En la apertura del texto de Agronica se define el proyecto como una utopía parcial o incompleta. Mientras la No-Stop City, a pesar de su ambiguo carácter a la vez realista y especulativo, aún
podía leerse en términos de utopía clásica, es decir, como un escenario único y totalizador, los
modelos de urbanización débil se plantean como estructuras que niegan ese estado final de
perfección. Si la primera todavía reflejaba (por lo menos en su aparato construido) el panorama
único, homogéneo y ordenado propio de la modernidad, los modelos de urbanización débil parecen una traslación directa del panorama fragmentado propio de la posmodernidad tal y como la
formula Lyotard, es decir, como decaimiento de los metarrelatos y proliferación de pequeños
relatos desprovistos de sentido histórico, de ese telos que animaba el proyecto moderno. Y son
también plenamente coherentes con una nueva concepción del tiempo propiamente posmoderna
que, según Gianni Vattimo, estaría marcada por una especie de inmovilidad ahistórica. Una
poshistoria que no se entiende como algo congelado e inmutable, sino como una condición en la
12
X Concurso bienal de tesis de arquitectura Arquia/Tesis 2015
que conviven el cambio y la renovación en el corto plazo con una sustancial inmovilidad en el
largo plazo. De hecho, un motivo del interés de Branzi por la agricultura es que ésta obedece a un
tipo de temporalidad cíclica que es muy distinta de la que tradicionalmente han encarnado la
arquitectura y el urbanismo. Mientras que el resultado de la concepción lineal de la historia
habrían sido edificios que, de algún modo, congelaban el tiempo y se ubicaban en un espacio
metahistórico, a Branzi:
... por el contrario, me interesa introducir la variable del tiempo en la arquitectura y considerar
lo efímero como un valor positivo. En Agronica la forma de la arquitectura es variable e indefinida, en el sentido de que es el producto de un sistema abierto que no describe un edificio sino
un espacio relacional, circunstancial y mutable, integrado con otras lógicas, como las de la
agricultura.
El resultado son edificios que, en lugar de detener el tiempo, reflejan su paso. Una concepción que
se manifiesta en los distintos ciclos que se solapan en estos proyectos: el de las estaciones, el de
obsolescencia de los objetos o el de reprogramación de los contenedores funcionales. Una dispersión de temporalidades en la que el gran ausente es el tiempo histórico, ese tiempo unitario y
dirigido propio de la modernidad. A partir de los 80 el discurso de Branzi se enmarca, de hecho, en
un cuadro general tensionado entre una estabilidad “fría” de fondo (del largo plazo, de lo general)
y una inestabilidad “caliente” aparente (del corto plazo, de lo particular). Dentro de este marco
general, su intención parece consistir en convertir la arquitectura en un epifenómeno de la permanente renovación del sistema transfiriéndola de la estabilidad que rige lo “macro” a la inestabilidad de lo “micro”.
Un aspecto destacable de estas propuestas es la radicalización de la dialéctica figura-fondo,
característica que comparten con la No-Stop City. Por una parte, tanto la irreal planeidad del
terreno y la omnipresente retícula de postes en Agronica como la regularidad del prado y el tartán
en Eindhoven, parecen dirigidas a remarcar su carácter de fondos perfectos, esto es, homogéneos,
continuos y estables. Por otra parte, el resto de elementos forman un conjunto heterogéneo que
ocupa este fondo de modo discontinuo, irregular y transitorio; de hecho, su disposición aparentemente aleatoria y espontánea parece dirigida a subrayar el carácter provisional y transformable
de esta o cualquier otra ocupación. Una polarización persistente entre fondo y figura que puede
cobrar sentido si se interpreta en el marco de ese cuadro general tensionado entre la estabilidad
general y la inestabilidad de lo particular. Así, mientras el fondo supondría una representación
conceptual de un capitalismo globalizado libre de obstáculos, contenciones y alternativas, las
figuras serían una representación concreta de la pluralidad, caducidad y contingencia en los que
ese mismo capitalismo se manifiesta efectivamente. Una disociación coherente, también, con el
tiempo estático del largo plazo y el tiempo acelerado del corto plazo.
A pesar de estas similitudes, existe una diferencia sustancial respecto a la No-Stop City: el paso
de una ciudad interior a una exterior. Para analizar esta transición debe tenerse en cuenta que la
condición interior del proyecto de Archizoom presentaba aspectos contradictorios. Por una parte,
como hemos visto, el grupo había formulado en sus textos el paso a una condición urbana omnipresente e inmaterial (y por lo tanto desligada de la ciudad física) que era coherente con los
postulados de McLuhan a los que aludía el grupo en sus textos. Por otra parte, el proyecto sigue
identificando lo urbano con la ciudad física, no parece reconocer ninguna condición “urbana” a su
exterior rural y radicaliza la dialéctica ciudad-campo mediante su carácter introvertido y una
separación que se produce de forma tajante, sin dar lugar a la más mínima transición, mediación
Andrea Branzi y la "città senza architettura"
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F13 - Andrea Branzi et al.: Master Plan para el Strijp Philips, Eindhoven (2000)
o hibridación entre ambos mundos. De hecho, Branzi había llevado a cabo posteriormente una
relectura del proyecto dirigida a superar esta contradicción al afirmar que éste habría abolido “… a
diferencia de la ciudad tradicional, cualquier correlación o contradicción con la naturaleza,
convirtiéndose ella misma en naturaleza”. Una reinterpretación que, evidentemente, no podía
basarse en lo construido, sino en los paisajes interiores configurados por artefactos y objetos: la
No-Stop City plantearía una hibridación entre ciudad y naturaleza, no porque se desdibujen lo
límites físicos que las separan, sino porque la ciudad asume en su interior lógicas y características
propias del mundo natural transformándose en una especie de ecosistema funcional. Si, como ya
afirmaba Archizoom, la condición omnipresente del mercado y de la información implicaba la
pérdida de sentido de conceptos como exterior y naturaleza, la propia concavidad artificial de la
No-Stop City , que plasma un estado simultáneo de consumación y agotamiento de la modernidad,
puede entenderse más como un residuo paradójico de lo anterior, que como una profecía. En este
sentido, Agronica o Eindhoven pueden interpretarse no tanto como un contramodelo sino, más
bien, como un aggiornamento de la No-Stop City, dirigidos a superar algunas de las contradicciones
del proyecto original. Una evolución que extiende a todo el territorio un nuevo tipo de espacio
urbano, difuso e híbrido, que ya estaba presente, aunque reprimido y contenido, en el interior de
esta ciudad cóncava.
Lo que se mantiene, en cualquier caso, a lo largo de los años es la resistencia de Branzi a formular la arquitectura en términos de objeto arquitectónico canónico, es decir, cerrado, acabado y
estable. Es muy significativo que las estructuras de estos modelos, incluso aquellas más asimilables a la arquitectura, se presenten invariablemente como objetos abiertos al paisaje, una permeabilidad en la que hacen hincapié los textos: “Una serie de infraestructuras, nuevo ‘mobiliario’
que aloja espacios y funciones y que puede prescindir de los buques urbanos, forman diafragmas
osmóticos para filtrar y hacer habitables sectores del espacio”. Si la disolución de la arquitectura
planteada en la No-Stop City era el resultado de una hipertrofia de la propia arquitectura que
implicaba la pérdida de su condición de objeto, la disolución de la arquitectura que se produce en
Agronica o Eindhoven es el resultado de una “ausencia de arquitectura” basada en la conversión
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X Concurso bienal de tesis de arquitectura Arquia/Tesis 2015
del edificio en algo análogo al mueble, esto es, en objeto más pequeño, ligero, transformable y
efímero que el edificio tradicional, y también en su condición, al menos conceptualmente, abierta.
Mientras el proyecto de Archizoom planteaba una arquitectura a la vez omnipresente y trivial, un
mero fondo para una ciudad conformada funcional y simbólicamente por objetos, los modelos
débiles llevan el proceso un paso más allá: no es que la arquitectura se haya jibarizado, contrayéndose para recuperar la escala y características propias del edificio, sino que el fondo cóncavo en el
que se había convertido ha desaparecido, como disolviéndose en el aire. Las construcciones que
ahora colonizan el territorio no presentan, de hecho, ninguna similitud con aquel contenedor
microclimatizado, sino que representan la evolución de los muebles que poblaban su interior.
El debilitamiento de la arquitectura, que se había centrado entonces en socavar algunas de las
características del edificio canónico, llega en Agronica a sus últimas consecuencias. En la visión de
Branzi, el hábitat estaría constituido por “objetos y territorios”, un entorno polarizado entre lo
micro y lo macro del que ha desaparecido esa escala intermedia que encarna la arquitectura.
MODELOS PARA EL SIGLO XXI
Andrea Branzi sigue en activo por lo que nos hallamos ante una trayectoria abierta. En los últimos
años su “ciudad sin arquitectura” se ha enmarcado en lo que el arquitecto denomina una “modernidad débil y difusa” y se ha plasmado en propuestas como Giardino Interno (2004), Architettura/agricultura (2005), Pineta di Architettura (2007), Agricoltura Residenziale (2008) o Strade leggere
(2010), entre otras. Un buen ejemplo de su evolución última es la obra Città Reale: modello teorico
della Civiltà merceologica (2010), una alegoría de esa “civilización objetual” a la que Branzi se ha
referido a menudo bajo la forma de lo que parece un centro urbano conformado por objetos de
consumo. Se trata de un manifiesto de la importancia de la esfera de lo perecedero, de lo superfluo
y del conjunto de la pequeña escala que, para Branzi, constituye una dimensión antropológica
irrenunciable. Mediante la presencia de figuritas de personajes de ficción o deidades orientales se
refleja, también, una difusa dimensión animista de los objetos y, más en general, una especie de
condición panteísta propia de la civilización del consumo. Es obvio que aquí no nos hallamos ante
ninguna propuesta de ciudad sino ante una representación sublimada de una nueva condición
urbana.
La evolución que representan estas propuestas se basa, en buena parte, en la radicalización de
tendencias que ya estaban presentes previamente. Mientras la No-Stop City era una utopía única, y
Agronica o Eindhoven utopías parciales, estas últimas obras parecen plantear una ulterior fragmentación del proyecto. En la mayoría de los casos son cristalizaciones limitadas, representaciones que se ciñen a características aisladas de la nueva condición urbana descrita por Branzi. Da la
impresión de que la ciudad contemporánea se ha convertido para él en una realidad inaprehensible e irrepresentable que sólo puede abordarse aislando algunas de sus características. Características que, en ocasiones, sólo pueden reflejarse de forma altamente metafórica o, más bien, alegórica.
La marcada dimensión teórica y especulativa de la obra de Branzi parece, también, haberse
intensificado en los últimos años, al menos en lo referente a sus propuestas urbanas. Si nos centramos en la conexión entre aquello que se propone y el modo de proponerlo, el formato ha ido
derivando hacia una forma de expresión cada vez más conceptual y abstracta, más desligada de lo
concreto. La obra de Branzi radicaliza así una tendencia que ya era muy clara en la de Archizoom:
Andrea Branzi y la "città senza architettura"
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F14 - Andrea Branzi: La città reale: modello teorico di città merceologica (2010)
entenderla como un laboratorio conceptual y autónomo separado de la práctica y dirigido a
avanzar ideas que puedan ser desarrolladas por otros. Nos hallamos por lo tanto ante una disolución de la arquitectura que se produce, también, mediante la radicalización de su dimensión
intelectual y que la transforma en pura productora de conceptos.
Se ha producido igualmente un cierto viraje estético. Por supuesto, la belleza ha estado siempre
presente en la obra del arquitecto, pero no así en su discurso, de hecho, la estética era una categoría ausente, e incluso proscrita, de la retórica de Archizoom en concordancia con sus apelaciones a lo cuantitativo, lo racional y lo político. Significativamente, una de las acusaciones de Branzi
hacia los arquitectos de la Tendenza había sido que estos se centraban en la búsqueda de una
calidad estética que sería, irremediablemente, “un mito burgués”. Lo estético, sin embargo, se iría
incorporando progresivamente a su discurso a partir de los textos sobre diseño de los ochenta, en
los que se defendía una dimensión cualitativa con la que se quería establecer una relación más
rica entre el hombre y los objetos. A partir de los años noventa lo estético asume un papel cada
vez más estructural y legitimador: “Creo que este nuevo fenómeno significa que la estética del
mundo, sus cualidades formales y expresivas, es el gran problema político de hoy en día. […]
Como el premio Nobel Joseph Brodsky dijo, una refutación estética es siempre, también, una
refutación política”. Esta analogía parece dirigida a reforzar el papel de la estética, equiparándolo
al papel legitimador y estructural que la política había tenido en la obra de Archizoom. La creciente centralidad de lo estético en su discurso tiene una clara plasmación en muchas de sus últimas
obras, que no parecen ser ya una representación más o menos abstracta de un proyecto concreto,
sino una expresión sublimada de un concepto que se materializa en un tipo de maquetas que
renuncian a cualquier voluntad de verosimilitud, han adquirido una dimensión poética cada vez
más explícita y son más asimilables a instalaciones artísticas.
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X Concurso bienal de tesis de arquitectura Arquia/Tesis 2015
CONCLUSIONES
Mediante sus propuestas urbanas Andrea Branzi lleva casi cincuenta años explorando la disolución de la arquitectura. Un proceso que desde la No-Stop City ha sido el principal invariante de su
larga carrera, aquello que en mayor medida permite dar consistencia, continuidad y sentido al
conjunto de su obra. En relación a la centralidad y persistencia de esta agenda “contra la arquitectura” es muy reveladora la interacción que mantienen en su obra contexto, teoría y praxis, que no
pueden reducirse a relaciones lineales de causalidad entre ellas sino que pueden interpretarse,
también, como epifenómenos del fenómeno principal (la disolución de la disciplina), respecto al
que ocupan una posición subalterna y, hasta cierto punto, instrumental. Esto no excluye que a lo
largo de los años el contexto haya influido en Branzi: es obvio que así ha sido, especialmente en la
etapa florentina. Tampoco implica que su discurso teórico esté dirigido, únicamente, a la legitimación de un resultado proyectual preestablecido, algo que sería sin duda una visión reductiva.
Pero sí podemos afirmar que la forma en el que opera selectivamente con el contexto y sus formulaciones teóricas parecen dirigidos a que su proyecto de fondo, que en lo esencial queda fijado en
su etapa radical, pueda desarrollarse y adaptarse en cada momento a la contemporaneidad, al
mismo tiempo que le permiten legitimar retroactivamente los planteamientos originales y mantener su vigencia.
Tal vez la metáfora del bucle sea la más adecuada para describir una trayectoria en la que conviven permanencia y cambio y que tiene mucho de circular, de trazar distintas trayectorias en el
interior de un marco que permanece constante. Por una parte, la obra de Branzi refleja el paso de
los estertores de la modernidad arquitectónica y lo político a la posmodernidad y la ecología como
modelo para operar en ella y, actualmente, parece dirigida a buscar en lo estético un horizonte de
sentido para el proyecto. Por la otra, parece estar cerrando, una y otra vez, un círculo que empezó
a trazar hace casi cincuenta años y que, en lo esencial, no ha cambiado de objetivo: liberar al
hombre de la arquitectura. Una deriva lampedusiana en la que es necesario que algunas cosas
cambien para que todo siga, en muchos aspectos, igual.
Sus propuestas urbanas pueden interpretarse, así, como versiones de un único metaproyecto, el
de una “ciudad sin arquitectura”, que, una vez desencadenado, tiene algo de autónomo y se basa
en el paulatino despliegue de unas lógicas ya presentes en la No-Stop City, en la progresiva radicalización de su potencial disolvente para la arquitectura y la ciudad. Del mismo modo que este
proyecto llevaba a sus últimas y absurdas consecuencias muchos temas de la modernidad arquitectónica, empujándola a un “estado terminal”, los modelos de urbanización débil parecen hacer
lo propio con la posmodernidad y la sociedad posfordista que se anunciaban ya en sus interiores.
Mediante la exacerbación de la fragmentación, la heterogeneidad, la flexibilidad, lo evolutivo o lo
difuso, Branzi ahonda en la crisis de la disciplina en lugar de mitigarla.
Precisamente porque la "città senza architettura" nace de un antagonismo hacia la disciplina
que arranca en su etapa radical, son tan significativos aquellos años 60 y 70 en los que Italia fue
un laboratorio especialmente fértil para el nacimiento de nuevas formas políticas, filosóficas,
estéticas y, por supuesto, arquitectónicas. Y fue también un ámbito en el que tanto el “gran rechazo” como su cooptación tras la "contrarrevolución" de los 80 se verificaron con especial intensidad. Si por una parte mucho de aquel ethos antiautoritario se incorporó a la conciencia colectiva
de forma duradera, por la otra acabó teniendo un papel legitimador muy importante en la reforma
estructural del propio capitalismo que ya estaba en marcha. Un proceso que la trayectoria de
Branzi, que se inicia encuadrada en el ámbito de la izquierda extraparlamentaria operaista y
Andrea Branzi y la "città senza architettura"
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F15/ F16 - Andrea Branzi: Cielo e terra:
modello teorico del mondo degli umani
(2010) / Giardino interno (2004)
F15 / F16 - Andrea Branzi: Cielo e terra:
modello teorico del mondo degli umani
(2010) / Giardino interno (2004)
continua como renovador del design milanés y gurú del "empresariado de masas", ilustra de modo
ejemplar.
Fue precisamente en la Piana de Florencia, principal escenario de la actividad de Archizoom,
donde según la literatura económica surgió a finales de los 50 uno de los núcleos más tempranos,
representativos y exitosos de la revolución posfordista que se extendería después al conjunto de la
"Tercera Italia". Un fenómeno que ha popularizado expresiones como “especialización flexible”,
“descentralización productiva” o “economía difusa” y que se ha ligado en el país a conceptos
territoriales como los de “ciudad territorio”, “difusión urbana” o “campo urbanizado”, plenamente
coherentes con el discurso de Branzi.
Cuando, acerca de su adaptación de la No-Stop City para el concurso de la Universitá degli Studi,
el grupo afirmaba que lo que realmente les habría gustado proponer habría sido “un banco de
niebla que vagase por la llanura entre Florencia y Pistoia”, parece como si estuviesen intuyendo
que precisamente en esa llanura se había iniciado un proceso de fragmentación y disolución
mucho más general que afectaría a la economía, la sociedad y la cultura así como a la propia
disciplina y a la trayectoria vital y profesional de sus miembros. En gran medida, uno de los grandes hallazgos de Archizoom fue detectar la inevitabilidad e implicaciones del proceso que se
iniciaba entonces y ser capaces de darle “forma” arquitectónica.
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X Concurso bienal de tesis de arquitectura Arquia/Tesis 2015
Un aspecto muy destacable de la obra de Branzi es su marcado carácter contradictorio, algo
evidente en la No-Stop City que, al tiempo que intenta reflejar una condición urbana omnipresente
y desligada de su soporte físico, nace de la hipertrofia de dicho soporte físico, que aspira a trascender la dialéctica ciudad campo pero ignora su exterior rural, que es, a la vez, comunista y
consumista, utópico y distópico, opresivo y liberador, realista y onírico, etc. Más en general, Branzi
rechaza la pretensión moderna de formular un proyecto totalizador y ordenado, pero es evidente
que él parece perseguir un objetivo similar al buscar, en lo ecológico, lo débil o lo estético, un
marco que permita mantener el proyecto como una actividad omniabarcante capaz de producir
sentido y dirigida a un estado, al menos transitorio, de equilibrio y armonía.
Aunque algunas de estas contradicciones no son seguramente voluntarias, se tiene la impresión de que la ambigüedad y la paradoja no son accidentes de su discurso, sino ingredientes
inseparables de éste, elementos estructurales de la obra del arquitecto que la atraviesan de principio a fin, y que en ellos reside, de hecho, una gran parte del interés, la trascendencia y el espesor
cultural de su obra. Un carácter contradictorio que el arquitecto parece a veces propiciar y que se
manifiesta en muchas de sus expresiones (“arquitectura sin arquitectura” o “ciudad sin ciudad”)
o en los paradójicos nombres de algunas de sus propuestas (parking residencial, bosque residencial, armario habitable, interior urbanístico…). Parte de este carácter es inevitable pues deriva de
la clara voluntad de disolver fronteras o límites entre esferas distintas (entre ámbitos escalares
distintos, entre ámbitos profesionales distintos, entre ciudad y campo, artificial y natural, interior
y exterior, etc.). Pero esta querencia por lo contradictorio parece también una consecuencia de un
rasgo personal de Branzi: su marcado carácter heterodoxo. Algo que explica que nunca haya
encajado del todo en los distintos ámbitos en los que se ha ubicado, ya sea el marxismo en los 60 y
primeros 70, la ecología a partir de los 80 o los distintos ámbitos de la posmodernidad.
Uno de los aspectos más meritorios de Branzi es que, a pesar de la variedad y fragmentación de
su producción, de su evolución a lo largo del tiempo y su carácter a menudo contradictorio, ha
sido capaz de articular una obra consistente, significativa y reconocible. Algo que se debe al
proyecto de fondo y al carácter circular de su trayectoria que hemos comentado, unos elementos
vertebradores sin los cuales nos hallaríamos, probablemente, ante una obra inconexa, desarticulada y sin sentido. Pero la consistencia e identidad de su trabajo se debe también a dos aspectos
de la disciplina que escapan a su proceso de disolución y no son en absoluto menores: su carácter
de actividad intelectual y especulativa y su marcada dimensión estética.
Dos facetas que son, curiosamente, cruciales para definir la disciplina: tanto porque la primera
explica su nacimiento como profesión en el Renacimiento como porque ambas siguen constituyendo, a día de hoy, lo que la diferencia de otras actividades estrictamente técnicas ligadas a la
construcción. Paradójicamente, lo que Branzi conserva y defiende de la profesión es aquello en lo
que en gran medida radica su especificidad disciplinar. En realidad, la disolución de la arquitectura que se defiende no estipula un tipo de edificio, o de no edificio, concreto sino que anuncia para
la disciplina un panorama plural y virtualmente ilimitado, un ámbito que es, por lo menos, tan
variado y apasionante como aquel por el que la disciplina ha transitado hasta ahora.
La centralidad que Andrea Branzi le asigna a la dimensión intelectual y estética de la arquitectura hace pensar que, más que a desmantelarla, aspira en realidad a una refundación, a llevarla a
un estado que sería, en cierta forma, más puro, más sublimado y más perfecto. Una arquitectura
“otra” hecha de conceptos y de belleza de la que el edificio fuera poco más que un vestigio, poco
más que una nube que apenas nos separe del afuera.
Andrea Branzi y la "città senza architettura"
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F17 - Andrea Branzi y Toyo Ito: Fórum para la música, la danza y la cultura visual, Gante, Bélgica (2004)
F18 - Archizoom Associati: Gazebo a scala territoriale (1972)
AJUSTES PARA LA PUBLICACIÓN DE LA TESIS EN LA COLECCIÓN ARQUIA
La tesis original, que incluye una amplia bibliografía y dos anexos, tiene una extensión de 320
páginas. Aunque se maquetó originalmente en A4, tanto los márgenes como el tamaño y tipo de
letra utilizados deberían permitir adaptarlo al formato de 22x24 cm. de la colección manteniendo
aproximadamente ese número de páginas que es similar al de algunos de los títulos ya publicados.
A pesar de ello la tesis podría reducir considerablemente su extensión si fuese necesario. De los
siete capítulos centrales de la tesis, tres se centran en los modelos urbanos y los otros cuatro
analizan los contextos en los que surgen, las distintas corrientes y figuras que han influido en el
arquitecto y otros proyectos o formulaciones teóricas de Archizoom y Branzi. Estos capítulos,
podrían acortarse sensiblemente. También podría limitarse el número de notas al pie, acortar la
bibliografía y reducir el número o el tamaño de las ilustraciones. El anexo de la "nueva Carta de
Atenas", reproducido con la autorización de Branzi, podría eliminarse pues es un texto que ya se
ha publicado en otras ocasiones. Por el contrario, opino que la entrevista al arquitecto italiano
debería mantenerse ya que sería un muy buen complemento para el libro y, a día de hoy, sólo se
han publicado otras dos en castellano, ambas sobre diseño y en revistas de este ámbito.
Los archivos informáticos de la tesis incorporan toda la información necesaria (textos, imágenes, notas al pies, pies de foto) y pueden exportase fácilmente a cualquier otro programa de
maquetación. La mayoría de imágenes tienen buena calidad y definición para el tamaño habitual
en la colección y podrían utilizarse directamente en el libro. Además, la práctica totalidad del
material grafico, tanto de Archizoom como de Branzi, está depositado en tan sólo tres archivos
por deseo de sus autores: el Centro Studi e Archivio della Communicazione de la Università degli
Studi de Parma, el Centro Georges Pompidou de Paris y el FRAC de Orleans. Algo que debería
facilitar la gestión de los derechos si fuera necesario, pues se trata de instituciones públicas dirigidas a la difusión cultural. Por todo ello, y más allá de la oportunidad editorial a la que aludía en la
introducción, estimo que esta tesis podría adaptarse con facilidad tanto al formato como a la línea
editorial de la colección Arquia/Tesis.
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X Concurso bienal de tesis de arquitectura Arquia/Tesis 2015
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