5. Marroquíes y Búlgaros en Riaza

Anuncio
5. MARROQUÍES Y BÚLGAROS EN RIAZA (SEGOVIA)
En la zona de Riaza encontramos un grupo de familias de origen marroquí
que llevan ya asentadas en esta zona desde principios y mediados de los años
ochenta; más recientemente, desde finales de 1999 y principios del 2000,
también se documenta la llegada a esta comarca de población búlgara. Las
características sociodemográficas y culturales de ambos colectivos son significativamente diferentes, como también lo son las actitudes de la población
local hacia cada uno de ellos. En las páginas siguientes nos detendremos a
analizar los aspectos más significativos de ambos movimientos migratorios.
5.1. Flujos migratorios desde Bulgaria
5.1.1. El inicio del movimiento migratorio: Bulgaria
Los movimientos migratorios iniciados desde Bulgaria tienen un carácter
reciente y coyuntural motivado por el colapso de las estructuras socialistas
en 1989 y la progresiva e incompleta transición hacia una economía de mercado y hacia políticas democráticas. Pensamos que esta emigración tiene un
carácter coyuntural porque la integración de la República de Bulgaria en las
estructuras occidentales, tales como la OTAN en 2004 y en la UE, prevista
para 2007, amortiguará los efectos de la crisis social, política y económica,
favoreciendo y redundando positivamente en un mayor desarrollo de las
economías de este estado.
Los primeros movimientos migratorios datan de mediados de los años
noventa, cuando el desmantelamiento de la estructura económica socialista
sumió al país en una profunda crisis que, en primer lugar, afectó a aquellos
grupos profesionales con títulos académicos técnicos medios o superiores y
con amplia experiencia laboral, que fueron destituidos de sus puestos de trabajo y no encontraron un empleo acorde con su formación y con sus
demandas salariales1. En un primer momento, este grupo no tropezó con
demasiadas dificultades para encontrar un nuevo empleo en los estados de
Europa Occidental pero, a medida que los centros públicos iban cerrando
1
Muchos de ellos fueron despedidos por su estrecha vinculación con la denominada Nomenklatura Komunista, mientras que otros lo fueron porque los institutos de investigación en los que
trabajaban cerraron por falta de apoyo del sector público y una baja o nula inversión privada.
243
sus puertas, un número cada vez mayor de profesionales de alta cualificación decidió emigrar al extranjero. En un principio, se dirigieron hacia Bélgica y Alemania, pero las políticas más proteccionistas de la recién unificada Alemania para con los compatriotas de la extinta República Democrática y las políticas de control de la migración ilegal en Bélgica han ido desplazando estos movimientos hacia los confines más meridionales de Europa, como Italia y España. Grecia, debido a su proximidad geográfica, ha
constituido un destino “tradicional” de la emigración búlgara. Actualmente
se documenta una importante relocalización de empresas griegas en Bulgaria, especialmente en el sector textil, que emplean a un buen número de
mujeres; como señalan algunas de ellas, las malas condiciones laborales
“largas jornadas de trabajo, bajos salarios y un trato poco respetuoso [...] no
nos decían ni los buenos días”, pueden constituir un buen incentivo para
emigrar “me marché porque mi marido ya había venido y me habían dicho
que aquí se trabajaba mejor”.
El lento e inacabado proceso de restitución de las tierras a sus antiguos
propietarios ha motivado asimismo un nuevo éxodo rural2 hacia los centros
urbanos más dinámicos como la capital Sofia, Veliko Turnovo y Burgas, pero
también hacia el extranjero. Por ello, una buena parte de quienes emigraron
en un primer momento a Segovia proceden del área rural, y se han asentado
en las zonas rurales, donde comenzaron a trabajar en granjas agropecuarias,
en la hostelería y más recientemente en la construcción y en los transportes.
La mayoría de la población búlgara es de origen eslavo y de religión ortodoxa, aunque existe un 9% de población turca y un 4% de población roma,
las cuales residen en las zonas más empobrecidas de la república y son las
que más han sufrido los efectos de la crisis durante los cinco últimos años3.
Como consecuencia, la mayoría de la población búlgara residente en Segovia es eslava, ortodoxa o atea, si bien durante los últimos dos años (2002 y
2003) se documenta la llegada de población pomak (búlgaros musulmanes)
procedente del Sur de Bulgaria4.
2
El éxodo rural anterior tuvo lugar en los años cincuenta y sesenta con motivo de la política modernizadora del presidente Todor Zhivkov.
3
Uno de los aspectos que diferencian a estas minorías es el constituir familias con un elevado número de hijos, algo que la mayoría eslava no ve con buenos ojos y critica duramente.
4
Como veremos en el capítulo siguiente, esta población pomak así como la de etnia Roma
muestra cierta preferencia por los núcleos urbanos, como Valladolid o Burgos.
244
5.1.2. Llegada y asentamiento de población búlgara a Riaza
La llegada de la población búlgara a Segovia tiene, como se desprende de
los comentarios anteriores, un carácter reciente que se caracteriza por un
crecimiento muy rápido y un incremento anual también muy alto. Así, mientras que en 1996 tan sólo se documentan 9 residentes búlgaros, en 2003 se
documentan 1.992, que constituyen el 33% del total de la población extranjera residente en Segovia y la nacionalidad más numerosa en la provincia
(Tabla 162).
Tabla 162. Evolución de la población búlgara en Castilla y León y en
Segovia (datos del Ministerio del Interior a diciembre de cada año, a
excepción de los de agosto de 2002)
Castilla y León
Segovia
1996
1997
1998
1999
2000
2001
44
146
302
545
1.183
2.316
9
40
83
212
472
723
245
Ag. 2002
1.204
2002
2003
3.648
5.825
1.254
1.992
Gráfico XI: Evolución de la población búlgara en Segovia y en Castilla y León (1996-2003)
6.000
5.000
Castilla y León
4.000
León
3.000
2.000
1.000
0
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
Aunque ya a partir del año 1999 y del 2000 comienza a sentirse un
importante crecimiento de la población búlgara en Segovia, el incremento
más elevado se documenta en 2002 y 2003, cuando se registra un total de
530 y 738 nuevos residentes. La concentración de población búlgara residente en Segovia se manifiesta cuando observamos que ésta constituye el
34% de la que reside en Castilla y León y el 8% de la que reside en el Estado. Podemos hablar, por lo tanto, de una importante concentración de
población búlgara en Segovia, del mismo modo que nos referíamos a la concentración de población caboverdiana en León.
Asimismo, hay que tener en cuenta las elevadas frecuencias de población búlgara en el ámbito de Castilla y León, de modo que, tanto entre la
población regularizada como entre la empadronada, la población búlgara es
la más numerosa en la provincia y en la Comunidad, con cifras que superan
a la portuguesa que, tradicionalmente ha constituido la más numerosa. Las
frecuencias elevadas de población búlgara empadronada en Castilla y León
sólo son superadas por las de la Comunidad de Madrid y la Valenciana,
mientras que entre la población búlgara regularizada sólo en la Comunidad
246
de Madrid las cifras son más elevadas5. Podemos hablar, por lo tanto, de una
concentración de población búlgara en Castilla y León, y especialmente en
las provincias de Segovia y de Valladolid.
Como se observa en la Tabla 163, la población búlgara se ha asentado
principalmente en la zona rural de Segovia (sólo el 40% reside en la capital
de la provincia), donde se encuentra bastante dispersa, no pudiéndose establecer una concentración geográfica tan específica como la que comentábamos para la caboverdiana y la pakistaní en la provincia de León. Destacan, no obstante, los municipios de Cuéllar (con 98 residentes), Riaza (73),
Carbonero (45) y Mozoncillo (43).
Tabla 163. Localización de la población búlgara en la provincia de
Segovia (agosto 2002)
Mujeres Varones
205
267
Cantalejo
24
75
Caballar
1
1
Cabezuela
1
9
Cantalejo
10
29
Fuenterrebollo
1
1
Muñoveros
4
6
Puebla de Pedraza
1
San Miguel de Bernuy
1
3
San Pedro de Gaíllos
2
6
Sauquillo de Cabezas
1
6
Torreiglesias
4
Turegano
1
7
Veganzones
2
2
SEGOVIA
Total
472
99
2
10
39
2
10
1
4
8
7
4
8
4
Carbonero El Mayor
Mujeres Varones
60
118
Total
178
Aguilafuente
5
6
Aldea Real
1
1
2
Cabañas de Polendos
-
1
1
Cantimpalos
1
8
9
Carbonero el Mayor
14
31
45
Escalona del Prado
4
8
12
Escarabajosa de Cabezas
2
5
7
Fuentepelayo
4
12
16
Mozoncillo
Navalmanzano
Pinarnegrillo
11
21
22
43
5
1
16
-
21
1
5
Ello implicaría que en la Comunidad Valenciana el índice de irregularidad de la población búlgara es muy elevado (de hecho, más de las tres cuartas partes de la población búlgara
residente en la C.A. de Valencia no está regularizada). Asimismo, es en esta Comunidad donde
el porcentaje de población extranjera irregular es el más elevado del estado (cifrándose en torno
al 61%). Las frecuencias más elevadas de población irregular se documentan en las Comunidades de Madrid, Valenciana, Cataluña y Andalucía, por este orden. Por lo tanto, observamos
que es en la zona del Levante donde existe el número más elevado de población irregular, vinculado especialmente a la agricultura intensiva en invernaderos.
247
Mujeres Varones
1
5
Tabanera la Luenga
Yanguas de Eresma
Total
6
Campo de San Pedro
Mujeres Varones
2
3
Total
5
Castillejo de Mesleón
1
1
Cedillo de la Torre
-
1
1
-
1
2
2
1
3
4
48
96
144
Chañe
1
1
2
Cerezo de Abajo
1
Cuéllar
33
65
98
Corral de Ayllón
1
8
15
23
Fresno de Cantespino
-
Mata de Cuéllar
-
1
1
Remondo
1
-
1
Samboal
2
5
7
Arcones
-
2
2
San Martín y Mudrián
1
-
1
Matabuena
4
3
7
Sanchonuño
-
7
7
Navafría
1
-
1
Vallelado
2
2
4
Palazuelos de Eresma
1
1
2
6
Cuéllar
Gomezserracín
Fuentes de Fuentidueña
Riaza
San Ildefonso-La Sierra
2
1
21
52
73
20
23
43
7
24
31
Prádena
3
3
Aldeasoña
1
1
2
San Ildefonso
3
-
3
Cozuelos de Fuentidueña
-
2
2
Santiuste de Pedraza
-
3
3
Fuentepiñel
1
1
2
Santo Tomé del Puerto
3
3
6
Fuentesoto
1
2
3
Torre Val de San Pedro
1
1
2
Fuentidueña
-
1
1
Torrecaballeros
3
7
10
Laguna de Contreras
-
1
1
Trescasas
Lastras de Cuéllar
1
1
Segovia Rural
1
-
1
10
30
40
Olombrada
2
8
10
Abades
1
-
1
Sacramenia
1
4
5
Adrada de Pirón
1
1
2
1
Torrecilla del Pinar
-
2
2
Armuña
-
1
Valtiendas
-
2
2
Bernuy de Porreros
-
3
3
10
29
39
Brieva
-
2
2
Nava de la Asunción
Bernardos
1
1
2
Espirdo
1
5
6
Coca
2
2
4
Garcillán
4
5
9
Fuente de Santa Cruz
-
2
2
Muñopedro
1
1
2
Nava de la Asunción
1
8
9
Sangarcía
-
6
6
Navas de Oro
-
1
1
Valseca
-
2
2
Nieva
1
2
3
Valverde del Majano
Rapariegos
-
2
2
Santa María la Real de Nieva
5
10
15
Santiuste de San Juan Bautista
-
1
1
27
64
91
1
5
6
Riaza-Ayllón
Ayllón
Sepúlveda
2
4
6
12
24
36
Barbolla
1
3
4
Boceguillas
5
2
7
Castro de Fuentidueña
1
Pradales
-
248
1
2
2
Mujeres Varones
Total
Mujeres Varones
Total
Pradales
-
2
2
Navas de San Antonio
-
3
3
Santa Marta del Cerro
-
1
1
Villacastín
1
1
2
Sepúlveda
5
15
20
Zarzuela del Monte
1
-
1
1
5
6
435
769
1.204
Valleruela de Pedraza
-
1
1
11
14
25
Espinar (El)
5
10
15
Ituero y Lama
1
-
1
Navas de Riofrío
3
-
3
Villacastín-El Espinar
Desconocido
TOTAL
El primer grupo importante de población búlgara empezó a llegar con el
cambio de siglo cuando, tras una década de cambios y de profundas transformaciones en todos los aspectos de la vida social y económica, se perdieron las expectativas en una pronta mejora de la situación económica y laboral de Bulgaria. Asimismo, como se verá más adelante, el propio desarrollo
de la economía española, la necesidad de mano de obra en las zonas rurales para las explotaciones pecuarias, la “proximidad cultural” con la población española que manifiesta una buena parte de la población búlgara, la
vida más barata en España respecto a otros estados de la UE, constituyen
todos ellos aspectos que motivaron el inicio de los movimientos migratorios
hacia esta zona a partir del año 1999.
La biografía migratoria de muchos búlgaros asentados en la zona rural de
Riaza comienza en su país de origen con relatos migratorios de vecinos,
parientes o amigos sobre el mundo de oportunidades y posibilidades laborales y económicas en los estados de la UE. Tanto para profesionales como
para obreros industriales especializados o miembros de cooperativas agrícolas, la reconversión económica de los años 90 los ha dejado sin trabajo o
con unos salarios “con los que apenas se puede vivir”. Con el deseo de
mejorar su nivel de vida y el de sus hijos, en ocasiones se ven obligados a
vender algunas pertenencias personales, “vendí el sofá de cuero que me
había regalado mi madre cuando me casé”, a alquilar la casa, o a pedir dinero prestado a familiares o vecinos.
El grupo de “pioneros” que primero llegó a la zona de Riaza a finales de
249
la década de los noventa era, en su mayor parte, un grupo de varones adultos, de entre 25 y 30 años de edad, casados y con responsabilidades familiares a las que no podían hacer frente en su país natal. Procedían de las
zonas rurales de los distritos de Pleven y Vidin en la zona Norte del país. En
esta zona rural de la provincia de Segovia comenzaron a trabajar en explotaciones pecuarias en condiciones de soledad y de aislamiento hasta que,
pasados unos dos o tres años, dependiendo de lo que tardaran los papeles,
reagruparon a sus esposas e hijos. Mientras que los varones llegaron en
situación irregular y en autobuses “piratas”, llenos de inmigrantes, las esposas han llegado con los papeles en regla y, sobre todo si había hijos pequeños, han preferido hacer el viaje en avión.
A partir de 2001 se observa que no sólo los varones-cabezas de familia
procedentes de la zona rural han iniciado el movimiento migratorio, sino
que, desde ese año, el movimiento migratorio se ha extendido, tanto en lo
que respecta al origen social (migran también mujeres y el matrimonio conjuntamente), como laboral (profesionales técnicos) y geográfico (áreas urbanas). Asimismo, también se han documentado algunos casos de varones búlgaros que inician la migración con sus hijos mayores de 18 años con el objetivo de encontrar trabajo (hecho que nos da una idea de la media de edad
elevada de la población búlgara que está emigrando a Segovia). Esta expansión o extensión social de los flujos migratorios procedentes de Bulgaria
puede relacionarse con la pérdida de confianza en las instituciones políticas
como los agentes garantes de la prosperidad económica (como habría sido
el caso durante los años socialistas); por otra parte, las inversiones de fondos europeos para el desarrollo económico para preparar la futura entrada
de Bulgaria en la UE (e.g. Programa PHARE) no parece que de momento esté
generando mayor confianza en las instituciones públicas.
En el caso de que el movimiento migratorio lo inicie uno de los cónyuges, la migración suele ser escalonada, reagrupando primero al cónyuge y
posteriormente a los hijos; también se observan casos de mujeres que tramitan la reagrupación únicamente para los hijos e hijas. Si es la pareja o el
matrimonio quien inicia conjuntamente la migración, lo más habitual es
dejar a los hijos al cuidado de los abuelos hasta que tengan trabajo y vivienda y puedan tramitar la reagrupación familiar. Aunque no en forma de “reagrupación” familiar, otros parientes (hermanos, primos), amigos y vecinos,
continuarán el ciclo migratorio.
250
En todos los casos, varones y mujeres vienen con la intención de trabajar, tanto por motivos económicos (necesitan los ingresos) como socioculturales (son herederos de una tradición socialista en la que trabajaban ambos
sexos). Si bien los varones que proceden de la zona rural de Bulgaria se han
asentado preferiblemente en la zona rural de la provincia y los que proceden de las zonas urbanas e industriales se han asentado en la capital de la
provincia como obreros especializados6 (especialmente en el sector de la
construcción), el desarrollo del sector servicios en la zona rural de Segovia,
especialmente de hostelería (vinculada al turismo de temporada o estacional), ha generado importante demanda de mano de obra que atrae no sólo
a la población búlgara de origen rural, sino también a la más urbana que
encuentra trabajo en estos sectores.
Los datos estadísticos corroborarían estas características (Tabla 164). En
primer lugar, el bajo número de permisos de carácter permanente (31 de trabajo y 25 de residencia), y de familiar de residente comunitario (3) indicaría
el carácter reciente de la inmigración búlgara a Segovia. En segundo lugar,
el elevado número de permisos de trabajo (757), respecto a los de residencia (430), indicaría un bajo desarrollo de los procesos de reagrupación familiar, lo cual es consecuente con tratarse de una población que acaba de llegar y que está empezando a asentarse en la región.
6
Como veremos más adelante, esta población urbana que está emigrando en la actualidad
prefiere asentarse en las zonas urbanas, de ahí que se documente un crecimiento muy elevado
de la población búlgara en el municipio de Valladolid.
251
Tabla 164. Permisos de la población búlgara en la provincia de Segovia
por sexo (agosto 2002)
Tipo de Permiso
Documento Unificado de Trabajo y Residencia
Autorización a trabajar por arraigo
Trabajo Tipo B Inicial Cuenta Ajena
Trabajo Tipo B Renovado Cuenta Ajena
Trabajo Tipo C Cuenta Ajena
Trabajo Tipo D Inicial Cuenta Propia
Trabajo Tipo E Cuenta Propia
Trabajo Permanente
Residencia No Lucrativa
Exención visado residencia
Residencia Inicial
Residencia Inicial Renovada
Residencia Ordinario
Residencia Permanente
Residencia Temporal
Residencia Temporal 1ª Renovación
Residencia Temporal 2ª Renovación
Residencia Temporal Inicial
Tarjeta de Familiar de Residente Comunitario
Familiar Residente Comunitario Cuenta Ajena
Familiar Residente Comunitario No Lucrativo
Otros
Autorización Regreso
Total
Mujeres
227
1
67
92
60
7
204
5
10
28
6
8
50
31
6
60
1
1
3
3
435
Varones
530
174
211
119
1
1
24
226
8
12
13
4
17
91
16
1
64
2
2
11
11
769
Total
757
1
241
303
179
1
1
31
430
13
22
41
10
25
141
47
7
124
3
2
1
14
14
1.204
El elevado número de varones (769) respecto al de mujeres (435) podría
también relacionarse con la reciente llegada de este colectivo, al ser los
varones quienes primero iniciaron el movimiento migratorio con mayor frecuencia que las mujeres. Sin embargo, estas diferencias entre varones y
mujeres no son muy elevadas teniendo en cuenta el carácter reciente de esta
migración y el poco tiempo transcurrido desde su llegada7. Si bien es cierto
7
Si comparamos los porcentajes de varones respecto de las mujeres entre la población
marroquí y la búlgara, observamos que entre la población búlgara el porcentaje de mujeres (el
36%) es más elevado que entre la marroquí (el 33%), lo cual indica que si la diferencia entre
el número de varones y el de mujeres se debiera únicamente a cuestiones de arraigo, los porcentajes de las mujeres entre la población marroquí tendrían que ser más elevados y estar más
equilibrados con los de los varones.
252
que hay más varones que mujeres búlgaras que inician el movimiento migratorio, ya mencionamos que en los últimos dos años también encontramos
mujeres con su propio proyecto migratorio o que emigran junto con el esposo. Es relevante, no obstante, destacar que en la zona rural los varones constituyen una proporción significativamente más elevada (el 69% de la población búlgara residente en las áreas rurales) que en la zona urbana (donde los
varones sólo constituyen el 57%). Estas diferencias en el número y proporción
de mujeres y de varones búlgaros en las zonas rurales y en las urbanas
podrían relacionarse con dos hechos documentados en nuestro trabajo de
campo. En primer lugar, con el hecho de que las mujeres búlgaras encuentran
mayores posibilidades de inserción laboral en el servicio doméstico en la zona
urbana y, en segundo lugar, porque en la zona rural hay una mayor demanda
de mano de obra masculina (en las granjas pecuarias y en la construcción).
La irregularidad, esto es, la población que está empadronada pero que no
está regularizada, afecta de manera importante a la población búlgara que
reside en la provincia de Segovia. Así, observamos que, de acuerdo con los
datos de que disponemos para la población regularizada y empadronada
(Tabla 165), a enero de 2004 existiría elevado número de población búlgara
(1.722) que sólo está empadronada. No obstante, si comparamos los datos de
2002 y los de 2004, observamos que la proporción de población búlgara en
situación irregular ha descendido de un 61% en 2002 a un 46% en 2004.
Tabla 165. Población búlgara empadronada y regularizada en la provincia
de Segovia por sexo
dic.-01
Mujeres
Varones
Total
723
Regularizada
ago.-02
dic.-02
435
769
1.204
1.254
dic.-03
1.992
Empadronada
ene.-02
ene.-04
855
1.684
1.020
2.030
1.875
3.714
La pirámide de edad de la población búlgara empadronada en la provincia (enero 2002 y 2004), indica que buena parte de la población búlgara tiene entre 35 y 40 años de edad, una media relativamente alta para tratarse de un colectivo que está en los primeros momentos del movimiento
migratorio. Vemos asimismo que, en relación con los datos del año 2002, el
253
grupo de edad que más se ha incrementado es el comprendido entre los 20
y los 25 años. Este incremento de población joven puede relacionarse con
la pérdida de perspectivas y de optimismo en que la situación económica
vaya a cambiar en Bulgaria.
GRÁFICOS XII y XIII: Población búlgara empadronada en Segovia (enero 2002 y 2004)
Padrón enero 2002
75 y más
Mujeres
Varones
60-64
45-49
30-34
15-19
0-4
400
200
0
200
400
Padrón enero 2004
75 y más
60-64
Mujeres
Varones
45-49
30-34
15-19
0-4
400
200
0
200
400
5.2. Flujos migratorios desde Marruecos
5.2.1. El inicio del movimiento migratorio: Marruecos
Como en los casos de la población caboverdiana y pakistaní, una de las
causas fundamentales de la emigración de población marroquí es el bajo
desarrollo industrial y económico del país como consecuencia de su pasado
colonial. La pesca es quizás el sector más próspero, no tanto por su explotación directa, sino por la venta de licencias de pesca a flotas extranjeras. La
emigración de los años sesenta y setenta tenía como destino Francia, la anti-
254
gua metrópoli colonial y los países más industrializados de Europa Occidental, como Holanda y Alemania; sin embargo, muchos de quienes se dirigían
a estos estados se quedaron en España al encontrar perspectivas laborales
favorables. De hecho, la proximidad geográfica de Marruecos con España es
uno de los principales factores que inciden en el elevado número de población marroquí residente en el estado español, no tanto porque éste sea el destino final, sino porque al ser zona de paso8 muchos deciden probar suerte en
el camino y, en ocasiones, asentarse de forma más o menos definitiva.
A diferencia de la población pakistaní que emigró al Bierzo, que es fundamentalmente de origen rural, una buena parte de la población marroquí
que reside en Riaza procede de ciudades del Norte de Marruecos (e.g. Alhucemas), aunque en varias ocasiones estas familias eran de origen campesino
y habían emigrado a estas ciudades desde las zonas rurales más próximas.
Este proceso de éxodo rural y concentración de la población en las grandes
ciudades (Rabat, Casablanca, Marrakesh) comenzó en la década de los años
treinta y se generalizó en la segunda mitad del siglo XX como consecuencia
de la explosión demográfica de los años sesenta y setenta. Este éxodo rural
dejó las explotaciones agrícolas sin mano de obra, hecho que, junto con la
escasa mecanización, influyó en la baja productividad de las mismas y en la
emigración de esta población empobrecida de origen rural. Otro aspecto
que ha influido en la emigración de población marroquí, aunque en mucha
menor escala, ha sido la política de falta de libertad de expresión llevada a
cabo por Hassan II, que motivó la salida de intelectuales del país bajo el
temor de represalias de encarcelamiento.
Como veremos en las páginas siguientes, la mayor parte de la población
marroquí que reside en Riaza lleva varios lustros asentada en la zona,
habiendo obtenido muchos de ellos la nacionalidad española. No obstante,
no podemos hablar de un movimiento migratorio de carácter coyuntural
porque la situación económica en Marruecos no parece que vaya a cambiar
en la próxima década y porque, como observamos en las estadísticas a nivel
provincial y de la Comunidad, la población marroquí es una de las que más
se ha incrementado desde 1996.
8
Hay que ser cautos, por tanto, con las noticias alarmistas sobre inmigrantes en pateras porque no todos los que llegan a territorio español tienen esta meta, sino que España es la frontera Schengen natural para la población marroquí y, en general, para la africana.
255
5.2.2. Llegada de población marroquí a Riaza
Si bien entre la población búlgara destacábamos su concentración en
esta provincia de Segovia respecto a la que reside en Castilla y León (el
34%) y en el Estado (el 8%), entre la población marroquí también observamos una cierta concentración en lo que respecta al ámbito de la Comunidad Autónoma (el 22%) aunque en relación con el ámbito estatal la
presencia de la población marroquí en Segovia tan sólo constituye el
0,3%.
La población marroquí residente en Castilla y León y en Segovia ha
experimentado un crecimiento constante desde 1996 hasta 2003 que se
cifra en 4.324 nuevos residentes para el ámbito de la Comunidad, y en
1.017 para el ámbito provincial de Segovia (Tabla 166 y Gráfico XIV),
siendo el año 2003 el que registra el incremento más elevado (997 y 264
nuevos residentes en Castilla y León y en Segovia respectivamente).
256
Tabla 166. Evolución de la población marroquí regularizada en Segovia y
en Castilla y León
1996
1997
1998
1999
2000
2001
Castilla y León
823
1.272
1.732
2.269
2.637
3.249
Segovia
126
275
373
535
621
657
Ag. 2002
879
2002
2003
4.150
5.147
879
1.143
Gráfico XIV: Evolución de la población marroquí regularizada en Segovia y en Castilla y
León (1996-2003)
6.000
Castilla y León
5.000
León
4.000
3.000
2.000
1.000
0
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
La población marroquí regularizada en la provincia de Segovia se concentra en la zona Sur de la provincia, especialmente en los municipios de
Segovia (290), Prádena (83), Riaza (59), Boceguillas (44), Cuéllar (29), Cantalejo (24), Villacastín (24) y El Espinar (23). Respecto a la distribución geográfica de la población marroquí y de la búlgara por la provincia de Segovia, observamos que la población marroquí se localiza fundamentalmente
en la franja colindante con la provincia de Madrid (que englobaría las Zonas
de Acción Social de Villacastín, San Ildefonso y Riaza); por el contrario, la
población búlgara se localiza en la zona Norte/Noroeste de la provincia (en
las Zonas de Acción Social de Cuéllar, Carbonero el Mayor y Cantalejo), y
en Riaza. Únicamente en los municipios de Cantalejo, Escalona, Cuéllar,
Riaza y El Espinar encontramos frecuencias elevadas de búlgaros y de
marroquíes. En otros municipios no hemos observado esta conjunción ya
que, o bien predominan los búlgaros, o bien los marroquíes (Tabla 167).
257
Tabla 167. Distribución de la población marroquí en la provincia de
Segovia por sexo (agosto 2002)
Mujeres Varones
98
192
Cantalejo
13
33
Cabezuela
1
2
Cantalejo
3
21
Cobos de Fuentidueña
1
Cubillo
3
4
San Pedro de Gaíllos
2
2
Torreiglesias
1
2
Turégano
1
Veganzones
2
1
Carbonero el Mayor
12
18
Cantimpalos
1
Escalona del Prado
10
9
Mozoncillo
2
7
Navalmanzano
1
Cuéllar
13
25
Chañe
1
Cuéllar
11
18
Gomezserracín
2
5
Remondo
1
Fuentes de Fuentidueña
2
Fuentepiñel
1
Fuentidueña
1
Nava de la Asunción
9
18
Bernardos
5
3
Coca
2
Domingo García
4
Migueláñez
1
3
Ortigosa de Pestaño
1
Santa María La Real de Nieva
3
5
Riaza-Ayllón
38
69
Aldealengua de Santa María
1
2
Ayllón
3
6
Campo de San Pedro
6
10
Castillejo de Mesleón
1
Cerezo de Arriba
1
SEGOVIA
Total
290
46
3
24
1
7
4
3
1
3
30
1
19
9
1
38
1
29
7
1
2
1
1
27
8
2
4
4
1
8
107
3
9
16
1
1
Corral de Ayllón
Fresno de Cantespino
Maderuelo
Riaza
Sequera de Fresno
San Ildefonso-La Sierra
Aldealengua de Pedraza
Arcones
Casla
Matabuena
Palazuelos de Eresma
Pedraza
Prádena
San Ildefonso
Santiuste de Pedraza
San Cristóbal de Segovia
Total Segovia Rural
Adrada de Pirón
Anaya
Bernuy de Porreros
Garcillán
Lastras del Pozo
Lastrilla (La)
Marazuela
Marugán
Sangarcía
Valseca
Valverde del Majano
Sepúlveda
Barbolla
Boceguillas
Duruelo
Fresno de la Fuente
Grajera
Sepúlveda
Ventosilla y Tejadilla
258
Mujeres Varones
1
2
1
2
4
21
38
3
5
54
97
1
1
1
6
8
6
7
6
9
5
1
23
60
1
3
5
6
2
7
30
1
3
1
3
4
3
6
2
1
2
1
2
1
2
5
26
45
3
1
17
27
3
4
5
1
4
1
4
1
Total
3
1
6
59
8
151
1
2
14
13
15
6
83
4
11
2
37
1
3
4
4
9
2
1
2
3
1
7
71
4
44
3
9
5
5
1
Mujeres Varones
Villacastín-El Espinar
Total
Mujeres Varones
Total
17
49
66
Otero de Herreros
3
5
8
Espinar (El)
5
18
23
Villacastín
6
18
24
Ituero y Lama
-
2
2
Zarzuela del Monte
1
-
1
Monterrubio
2
5
7
4
10
14
Navas de Riofrío
-
1
1
291
588
879
Desconocido
TOTAL
Los primeros movimientos migratorios de población marroquí que inciden en la presencia de este colectivo en la zona se iniciaron en la década
de los setenta y tenían como destino los países ricos del centro de Europa,
“pero en el viaje”, como indica un interlocutor, “nos quedamos en Riaza.
Uno que conocí en el tren me dijo que en Riaza buscaban a gente, vine y
me quedé”. Estos primeros flujos migratorios de población marroquí a la
provincia de Segovia se originaron fundamentalmente en la zona rural del
Norte de Marruecos (e.g. Alhucemas) y tuvieron como destino el área rural
de la provincia porque es en estos años setenta y ochenta cuando la zona de
la Sierra segoviana comienza a desarrollarse como zona turística y vacacional (especialmente para la población madrileña), y cuando comienza a sentirse la falta de mano de obra en la construcción, en el sector primario de la
ganadería y en las industrias cárnicas y lecheras derivadas (mataderos,
embutidos). Por el contrario, para los marroquíes que llegan en la actualidad, Riaza constituye una zona de paso hasta encontrar algo mejor (salario,
condiciones laborales), preferiblemente en núcleos urbanos más grandes.
Tanto en las décadas anteriores como en la actualidad son también los
varones quienes inician el movimiento migratorio y únicamente cuando se
han alcanzado cierta estabilidad laboral y nivel de vida relativamente óptimo se reagrupa a la familia; de ahí el número más elevado de varones que
de mujeres9. En Riaza, a principios de los años 1980 llegaron unas diez familias que se han asentado en la zona y constituyen un grupo estable. La
9
Pensamos que el traslado excepcional de las hijas que alcanzan la pubertad a Marruecos
a residir con otros familiares, no constituye un elemento significativo en la composición de la
población marroquí.
259
mayor parte tiene permisos permanentes y varios varones han conseguido la
nacionalidad, aunque para sus esposas e hijos (incluso los nacidos en España) la obtención de la nacionalidad es un proceso más difícil y, como consecuencia, más lento.
Los datos estadísticos de la población marroquí regularizada y empadronada en la provincia de Segovia y en el municipio de Riaza corroborarían
estas apreciaciones. Así, observamos que entre la población marroquí regularizada en la provincia de Segovia a agosto de 2002, destaca el elevado
número de varones (588) respecto del de mujeres (291), hecho que se explicaría en relación con el modelo específico de migración entre la población
marroquí que privilegia la salida del varón como cabeza de familia y responsable del bienestar de todos sus miembros.
La distribución de los permisos de residencia y de trabajo permanentes
indicaría el arraigo de gran parte de la misma (Tabla 168), mientras que las
frecuencias algo más elevadas de marroquíes con permiso de residencia
(446) que con permiso de trabajo (407) serían indicativas del éxito de la reagrupación familiar. El elevado porcentaje de permisos de carácter permanente10 el 40% de la población marroquí residente tiene un permiso permanente (el 24% de residencia y el 16% de trabajo), documentaría la presencia prolongada de marroquíes en la provincia, indicando que una buena
parte de la población marroquí instalada en Segovia llegó hace al menos 10
años y que el proceso de reagrupación familiar ha tenido cierto éxito, a juzgar por el relativamente elevado número de población con permiso de residencia permanente.
10
Estas elevadas frecuencias de permisos permanentes entre la población marroquí contrastan con las que se observan entre la población búlgara, donde sólo un 5% tiene un permiso permanente (un 2% de residencia y un 3% de trabajo).
260
Tabla 168. Permisos de la población marroquí regularizada en la provincia
de Segovia por sexo (agosto 2002)
Tipo de Permiso
Mujeres
Varones
Total
43
365
407
Trabajo Tipo B Inicial Cuenta Ajena
14
95
108
Trabajo Tipo B Renovado Cuenta Ajena
17
67
84
Trabajo Tipo C Cuenta Ajena
5
69
74
Trabajo Tipo D Renovado Cuenta Propia
-
3
3
Trabajo Tipo D Inicial Cuenta Propia
-
1
1
Trabajo Permanente
7
130
137
446
Documento Unificado de Trabajo y Residencia
Residencia No Lucrativa
232
214
Residencia Hijos nacidos en España
3
2
5
Residencia Inicial
32
21
53
Residencia Inicial Renovada
16
7
23
Residencia Ordinario
18
15
33
Residencia Permanente
99
109
208
Residencia Temporal
4
25
29
Residencia Temporal 1ª Renovación
19
12
31
Residencia Temporal 2ª Renovación
13
9
22
Residencia Temporal Inicial
28
14
42
1
1
2
Residente Comunitario Cuenta Ajena
-
1
1
Residente Comunitario No Lucrativo
1
0
1
5
15
Tarjeta Comunitaria
Tarjeta Familiar Residente Comunitario
10
Familiar Residente Comunitario Cuenta Ajena
Familiar Residente Comunitario No Lucrativo
Otros
Autorización de Regreso
Total
1
1
10
4
14
5
4
9
5
4
9
291
589
879
Respecto a la incidencia de la irregularidad entre la población marroquí,
observamos que, tanto en 2002 como en 2004, la población empadronada
presenta frecuencias muy similares a la regularizada: en 2002 la población
marroquí regularizada es algo más elevada que la empadronada (la diferencia se cifra en 137), mientras que en 2004 la empadronada supera a la regularizada en 32 residentes (Tabla 169).
261
Tabla 169. Población marroquí regularizada y empadronada en la
provincia de Segovia por sexo
dic.-01
Mujeres
Varones
Total
657
Regularizada
ago.-02
dic.-02
291
588
879
879
Empadronada
ene.-02
ene.-04
242
747
500
428
742
1.175
dic.-03
1.143
La pirámide de población muestra, en primer lugar, las diferencias en las
frecuencias de varones y mujeres y, en segundo lugar, observamos que en
estos dos casos el grupo que más se ha incrementado es el de los varones entre
los 20 y los 30 años de edad. Destaca asimismo el incremento de los menores de 4 años, lo cual indicaría que en Segovia la población marroquí constituye una población arraigada que tramita con éxito la reagrupación familiar.
GRÁFICOS XV y XVI: Población marroquí empadronada en Segovia (enero 2002 y 2004)
Padrón enero 2002
70-74
60-64
Mujeres
Varones
50-54
40-44
30-34
20-24
10-14
0-4
150
100
50
0
50
0
50
Padrón enero 2002
75 y más
60-64
Mujeres
Varones
45-49
30-34
15-19
0-4
150
100
50
262
5.3. Inserción laboral e integración social
Como ya mencionamos en la introducción, la inserción laboral entre la
población extranjera en la provincia de Segovia está articulada en torno al
desarrollo característico de la economía de la región, que se asienta sobre la
base del turismo y, en menor medida, sobre las explotaciones ganaderas. No
obstante, es obvio que, como en otras regiones, existen otros factores que
también desempeñan importante papel en la inserción laboral de los extranjeros, tales como su formación profesional, su conocimiento del idioma, sus
pautas culturales, arraigo y, desde luego, su estatus jurídico (con papeles o
sin papeles; o dicho de otro modo, que estén o no autorizados a trabajar).
5.3.1. Contexto local
La estructura social y económica local constituye un aspecto fundamental en la distribución geográfica y en los modelos de asentamiento entre la
población extranjera. Como elemento característico del desarrollo económico en la provincia de Segovia destaca la orientación turística de la economía.
En la capital, la oferta se dirige hacia un turismo cultural (monumentos históricos y museos) que enlaza con el turismo rural, ofertando parques naturales
junto con la práctica de deportes de temporada, como el esquí en la estación
de la Pinilla, cerca de Riaza. Existe un turismo que suele acudir por estancias
cortas (de fin de semana o de puente), así como un turismo de temporada
entre quienes tienen una segunda residencia en la zona (habitualmente
madrileños). Este tipo de economía genera empleos en el sector terciario, fundamentalmente el de la hostelería, pero también en el servicio doméstico y de
limpieza, y en el sector de la construcción (de hoteles y segundas residencias).
Asimismo, la afluencia de turistas a la zona ha generado una nueva actitud
frente a lo tradicional, que ha llevado a la restauración de edificios civiles y
religiosos y, como consecuencia, tambien ha incrementado la demanda de
mano de obra especializada en este sector de la construcción.
Otros aspectos sociales y económicos que también se documentan en
otras provincias de Castilla y León ya mencionadas en la Introducción a esta
Parte II, tales como la media de edad alta y envejecimiento de la población
local, la demanda de mano de obra especializada y la segmentación laboral por diferencias de género, también influyen en el sector de la producción
y en la categoría profesional a las que se incorpora la población extranjera.
263
5.3.2. Inserción laboral
Si bien el contingente de trabajadores fijado para la provincia de Segovia no ha satisfecho las expectativas ni de la población extranjera ni de los
propios empresarios, que fijaron un número más elevado de puestos de trabajo que los dispuestos en el contingente, las ofertas de trabajo especificadas en el mismo son indicativas de la distribución sectorial y por ocupación
de la población extranjera en la provincia de Segovia: en el sector primario
para trabajar como peón ganadero, en el sector de la construcción y en el
de empleados domésticos. Ya comentamos en la introducción que no deja
de ser paradójico que al mismo tiempo que existen grandes dificultades para
encontrar trabajadores que se ajusten a las demandas de trabajo cualificado,
existen inmigrantes con la preparación y cualificación necesaria (en este
caso de nacionalidad búlgara) para los empleos ofertados, pero que debido
a su situación jurídica de irregularidad no pueden acceder a ellos.
El proceso de inserción laboral de la población búlgara y marroquí está
articulado en torno a varios ejes. En primer lugar se debe señalar que el tipo
de desarrollo económico de la provincia genera mayores oportunidades en
la zona rural que en la urbana porque, además del desarrollo del sector terciario vinculado al turismo, en las áreas rurales existe la posibilidad de trabajar en el sector primario de la agricultura y la ganadería, fundamentalmente en granjas de explotación intensiva o como pastores. Asimismo, en
las zonas rurales la influencia de la economía informal es más elevada que
en las zonas urbanas debido, en primer lugar, al desarrollo del sector servicios (e.g. hostelería) en determinados enclaves rurales como Riaza, sector
que constituye uno de los sectores privilegiados de los trabajos sin contrato;
y en segundo lugar porque, como ya comentamos en la Parte II de este estudio, el control de la inspección de trabajo es menos estricto en las zonas
rurales que en las urbanas.
Un segundo factor que incidiría en la inserción laboral de estos dos
colectivos es su situación legal; en otras palabras, que estén o no regularizados y el tipo de permisos del que son titulares. Respecto a la situación de
regularidad/irregularidad, la mayor parte de la población marroquí que reside en la zona de Riaza está regularizada y en muchos casos ha obtenido la
nacionalidad y/o disfruta de un permiso de trabajo de carácter permanente
y de contratos indefinidos. Por el contrario, entre la población búlgara hay
264
mayor número de personas en situación irregular, lo cual incidiría en una
mayor relevancia de la economía informal entre este colectivo (Tabla 170).
Asimismo, el hecho de que la mayor parte de la población búlgara disfruta
de un permiso de tipo inicial también incidiría en una mayor segmentación
laboral entre este colectivo porque este tipo de permiso no permite cambiar
de sector laboral ni de provincia durante el tiempo de vigencia.
Tabla 170. Población empadronada y regularizada en Riaza (agosto 2002)
Empadronada
Búlgara
Regularizada
Marroquí
Búlgara
Marroquí
45
21
21
Mujeres
88
Varones
124
68
52
38
Total
212
113
73
59
Como muestran los datos de la Tabla 170, a agosto de 2002 en el municipio de Riaza sólo un 34% de la población búlgara que estaba empadronada estaba regularizada, mientras que entre la población marroquí este
porcentaje ascendía al 52%. En el municipio de Segovia, por el contrario, la
proporción de marroquíes sin regularizar (el 40% de los empadronados) era
mayor que entre la población búlgara (el 26%). Ello puede deberse a que la
población búlgara que está llegando en la actualidad a la provincia accede
a las zonas rurales como primer destino (trabajando en el campo en granjas
de ganado, como pastores o en la agricultura intensiva), y una vez que ha
renovado el permiso es probable que piense en un traslado a la zona urbana así como un cambio en el sector laboral. Por el contrario, la población
marroquí que está llegando en la actualidad prefiere como primer destino la
zona urbana, a excepción de quienes vienen ya con algún contacto para trabajar en el campo.
La perspectiva de género constituiría el tercer factor que afecta en la
inserción laboral de la población búlgara y la marroquí en lo que se refiere
al sector laboral en el que se trabaja, a la relevancia de la economía informal y a las actitudes culturales diferentes hacia el trabajo de la mujer fuera
del hogar familiar. En primer lugar, hay que considerar que el mercado laboral local está muy segmentado en cuanto al sexo de los trabajadores, existiendo profesiones y trabajos muy femeninos (e.g. servicio doméstico), y
265
otros muy masculinos (e.g. construcción). En segundo lugar, el hecho de que
muchas mujeres marroquíes hayan llegado a Riaza como consecuencia de
procesos de reagrupamiento familiar no las autoriza a realizar actividades
lucrativas porque habitualmente son titulares de un permiso de residencia,
pero no de un permiso de trabajo. En tercer lugar, hay que tener en cuenta
la tradición sociocultural entre la población búlgara y la marroquí. Así,
mientras que entre la población marroquí tradicionalmente las mujeres no
suelen trabajar fuera de casa y raramente han accedido a la escuela secundaria, mucho menos a la universitaria, entre la población búlgara la mayoría de las mujeres realizaban un trabajo remunerado en su país de origen11
y tienen mayor formación laboral.
En nuestro trabajo de campo hemos podido constatar que en la zona
urbana las mujeres marroquíes sienten menos presión de su comunidad de
origen para trabajar fuera de casa. Ello se debe a que tradicionalmente la
mujer marroquí debe pedir permiso al marido para trabajar y en la zona
rural la propia comunidad marroquí puede significar un obstáculo para que
la mujer realice una actividad lucrativa, ya que ésta puede llegar a considerarse como una actividad emancipadora y, como consecuencia, una razón
de la pérdida de autoridad del marido, de deshonra del núcleo familiar y de
pérdida de la identidad cultural. Por ello, la única forma de inserción laboral para las mujeres marroquíes en Riaza ha sido como empleadas de hogar,
nunca en la hostelería o en otros sectores que requirieran una presencia visible en el espacio público. Ya mencionamos en la introducción que muchas
de estas familias marroquíes que residen en Riaza proceden originariamente de la zona rural, donde el modelo de familia patriarcal y la sumisión de
la mujer a la autoridad del marido constituye la única forma posible de organizar la vida familiar. Como señalaba un interlocutor de Riaza, “¡Cómo voy
a dejar que trabaje mi mujer! Van a pensar que no tiene suficiente con lo
que yo le doy”.
Por lo tanto, lo más habitual es que las mujeres marroquíes permanezcan
en la casa trabajando como amas de casa. Esta situación puede alcanzar
incluso una justificación teológica, como cuando se invocan versos del
11
De hecho, todas las mujeres búlgaras que hemos entrevistado tenían un trabajo en Bulgaria: en una fábrica, maestras, incluso una arquitecta con catorce años de experiencia.
266
Corán cuya interpretación establecería las obligaciones de los esposos.
Como afirma un interlocutor: “el hombre tiene toda la obligación de mantener a la mujer, desde el principio hasta el final. La mujer, aunque trabaje
o tenga herencia, no tiene obligación de pagar ni en casa ni su propia ropa
[...] mejor que se quede en casa a cuidar de los chicos”.
Para estas mujeres el acceso al servicio doméstico es también más difícil
que para las búlgaras, no sólo por la presión de la propia comunidad marroquí, que no ve con buenos ojos que la mujer trabaje fuera de casa, sino también por la percepción local sobre sus “modelos de limpieza”. Respuestas
como “no limpian como nosotras”, “no se relacionan directamente con los
hombres de la casa”, indican una percepción negativa no sólo hacia el trabajo de la mujer marroquí sino también implícitamente sobre su condición
de mujer. De hecho, algunos programas de integración social de la población
extranjera han incluido cursos de preparación para el servicio doméstico.
Obviamente, la representación positiva que también se hace de las mujeres
búlgaras favorece su inserción laboral, incluido el servicio doméstico12.
Un hecho bien diferente lo constituye la sociedad búlgara, que considera muy favorablemente el trabajo de la mujer fuera del hogar, tanto por los
ingresos económicos que pueda aportar como por el aspecto de promoción
personal, y como consecuencia familiar, que este trabajo puede acarrear.
Por ello, pero también como consecuencia de su mayor formación y experiencia laboral y profesional, las mujeres búlgaras tienen abiertas mayores
posibilidades de inserción laboral, aunque ésta sea frecuentemente en aquellos sectores en los que se constata mayor irregularidad, el sector terciario de
servicios: doméstico, limpieza y hostelería. En el municipio de Segovia se
observa mayor heterogeneidad en los sectores laborales abiertos a mano de
obra femenina, porque algunas mujeres búlgaras se han incorporado al sector de la construcción (se menciona el caso excepcional de una mujer gruista), al industrial (fábricas de derivados cárnicos) y al de los servicios (supermercados).
12
La oferta de mano de obra en el servicio doméstico también incluye a un nutrido grupo
de mujeres latinoamericanas, especialmente ecuatorianas, que cuentan con la ventaja de conocer el idioma y compartir otras prácticas culturales.
267
Todo ello implica que existen diferencias importantes entre la inserción
laboral de las mujeres búlgaras, habitualmente en la hostelería, y de las
mujeres marroquíes, habitualmente en casas particulares (limpiando y cuidando a personas mayores). Entre los varones búlgaros y los marroquíes las
diferencias principales en cuanto a su inserción laboral están relacionadas
con la mayor cualificación profesional de los búlgaros y con el mayor arraigo de los marroquíes. Así, los búlgaros acceden más fácilmente a sectores
especializados del sector de la construcción y en los talleres (automóviles,
soldaduras, reparaciones eléctricas) del pequeño parque industrial que se
localiza en las proximidades de Riaza, en la carretera a Ayllón. En contrapartida, los varones marroquíes cuentan con la ventaja de haber llegado
antes a la zona y disfrutar de permisos de trabajo de carácter permanente y
en muchos casos de contratos de trabajo indefinidos.
La cualificación profesional de la población búlgara y marroquí influye
de manera oblicua o tangencial en la inserción laboral de estos colectivos
porque, independientemente de su formación, cualificación y experiencia
profesional al menos durante los primeros tres o cuatro años trabajan en
puestos de cualificación inferior a la capacitación profesional. No obstante,
la mayor cualificación profesional entre la población búlgara13, tanto varones como mujeres, facilita su posterior inserción como profesionales especializados, especialmente en los municipios más grandes como Segovia.
Los varones, tanto marroquíes como búlgaros, trabajan en las granjas de
ganado, como pastores, en pequeñas industrias y empresas de derivados
cárnicos, en talleres mecánicos de un pequeño polígono industrial situado a
la salida del pueblo en dirección a Soria, en la construcción y sólo algunos
búlgaros en la hostelería (por la proximidad de la estación de esquí, y de las
hoces del Duratón y Riaza). En el sector agrícola hay mucha demanda en el
sector de temporada de la fresa (ya que aquí se plantan las fresas que luego
13
Herederos de una tradición socialista con educación gratuita y obligatoria extensiva a
todos los sectores poblacionales, los búlgaros que residen en Segovia tienen como mínimo de
6 a 10 años de escolarización, siendo lo más usual que también tengan alguna formación profesional especializada y cualificada, por ejemplo como electricistas, maquinistas, soldadores,
fontaneros.
268
se cultivan en los invernaderos almerienses)14. La construcción es un sector
que emplea tanto a búlgaros como marroquíes. Sin embargo, mientras que
entre la población marroquí suele tratarse de mano de obra sin cualificar
(peón), la búlgara también se integra con mayor facilidad en la rama profesional del sector: electricista, fontanero, mecánico.
Para concluir este apartado referido a la inserción laboral de marroquíes
y búlgaros en Riaza queremos subrayar la relevancia que tiene el imaginario local sobre el Otro Inmigrante en este contexto local. La dimensión peyorativa de algunos términos lingüísticos como el de moro, la tradición y representación histórica del musulmán como invasor, la propaganda actual contra el Islam identificándolo con fundamentalismo religioso, generan prejuicios y estereotipos de la población local hacia la marroquí, que no favorecen ni su inserción laboral ni su integración social.
Esta percepción estigmatizada de la población local hacia la marroquí
está facilitando una especie de reemplazo profesional de los marroquíes por
los búlgaros. En la actualidad, los empresarios prefieren emplear a la población búlgara antes que a la marroquí, en parte porque viene más formada y
en parte porque el imaginario local considera a esta población como más
cercana culturalmente y, por lo tanto, más fácil de “asimilar”. Algunos de los
comentarios que nos han sido expuestos abarcan desde la afirmación de que
“los marroquíes no son constantes; pueden dejar de ir a trabajar y no decir
nada”; hasta la afirmación de que “son vagos, llegan tarde. Son como menos
responsables”. Por el contrario, para la población búlgara todo son halagos:
“trabajan muy bien”, “son muy constantes”, “aprenden pronto el idioma”,
“vienen muy formados”.
En nuestro trabajo de campo hemos documentado el proceso de movilidad social ascendente que representa para la población búlgara con permiso de trabajo renovado el traslado a un centro urbano o a un municipio más
grande donde su cualificación laboral pueda ser tenida más en cuenta y
donde los salarios son habitualmente más elevados. Por el contrario, la
población marroquí asentada en la zona rural que tiene reagrupada a su
14
No deja de ser simbólica de un mundo globalizado lo que podríamos denominar “la ruta
migratoria de la fresa”: plantada por búlgaros y marroquíes en Segovia, es recogida por marroquíes y subsaharianos en Almería, al tiempo que los tubos de riego a goteo se fabrican en Bulgaria y se exportan a España.
269
familia y con hijos en edad escolar muestra más reticencias al traslado de
domicilio.
5.3.3. Integración social
A pesar de que la población marroquí lleva instalada en la zona mucho
más tiempo que la búlgara y que la mayor parte de las familias que viven en
Riaza son conocidas por la población local, participando muchas de ellas
en las actividades organizadas desde las instituciones y otros colectivos culturales, la población local sigue mostrando cierto recelo hacia la comunidad
marroquí que no muestra hacia la búlgara. Para la comunidad local, acostumbrada tradicionalmente a cierta homogeneidad cultural y a establecer
una cierta vigilancia implícita en el comportamiento y actitudes de sus
miembros, la llegada y asentamiento de unas gentes que se escapan a esta
vigilancia constituye un elemento de temor que se traduce en una manifiesta hostilidad hacia la población marroquí15: “se juntan siempre en la esquina de la calle”; “no se relacionan con nadie”; “viven en su mundo”. Estas
afirmaciones bien pudieran ser ciertas porque la población marroquí que
vive en Riaza se organiza dentro de redes sociales compuestas casi exclusivamente de marroquíes.
El desarrollo de estas redes sociales no responde tanto a un empeño personal o individual como a una parte del propio proceso de migración, donde
el mantenimiento de las tradiciones, de las formas de vida, de las actitudes
y de las creencias constituyen una parte muy importante para la preservación de la identidad individual y social. Rezar juntos en el local que tienen
15
Nos podíamos preguntar hasta qué punto esta vigilancia está integrada dentro de las prácticas culturales de la propia población local como una herencia del franquismo cuyo éxito, o
al menos parte del mismo, está relacionado con la vigilancia entre vecinos, entre casas, entre
familias. Por otra parte, la vigilancia sobre las “buenas costumbres” y actitudes del grupo no se
limita únicamente a la que lleva a cabo la población local respecto de la inmigrada. Varios
interlocutores opinan que la propia comunidad extranjera también puede llevar a cabo estas
funciones de vigilancia, como por ejemplo para evitar que se viole la prohibición sobre beber
alcohol. En algunos casos, determinadas prácticas culturales se reafirman y cobran mayor relevancia, como por ejemplo desplazarse hasta Marruecos para festejar la ceremonia de mayoría
de edad de los hijos e hijas. Como sucede con otras comunidades en la diáspora se manifiesta
un cumplimiento más estricto de determinadas prácticas rituales y ceremoniales en respuesta
al temor de perder la identidad o para mantener una proximidad simbólica con sus parientes y
su “grupo”.
270
alquilado a la salida de Riaza y que hace las veces de mezquita, celebrar
fiestas religiosas entre familias, organizar conjuntamente los viajes a Marruecos o encargar entregas de paquetes, cartas o dinero, facilita la cohesión de
la comunidad mediante lazos simbólicos y rituales que sirven para reforzar
esa idea de comunidad. Asimismo, la idea de formar una asociación de
marroquíes en Riaza (con el nombre de Assuna, “Somos porque rezamos”),
parece que está teniendo éxito y, en el momento de redactar este manuscrito, se están iniciando las gestiones con el Ayuntamiento local para su formalización.
Las redes sociales constituyen un elemento fundamental entre la población marroquí como un mecanismo de apoyo que articula no sólo la relación entre inmigrados (migrar solo o migrar con la familia), sino también las
relaciones con la población local (encontrar vivienda y trabajo). Estas redes
sociales pueden constituir una variable crucial de selectividad en las primeras etapas del movimiento migratorio, al movilizar lealtades y solidaridades
entre parientes, familias, vecinos o compatriotas. De hecho, en casi todos
los casos, además de la familia nuclear en el domicilio familiar en Riaza
también residía un hermano, o un tío u otro pariente que acababa de llegar
o bien de Marruecos o bien de otro destino migratorio anterior. En teoría,
esta situación suele interpretarse como una fase transitoria “hasta que
encuentre algo mejor”, “hasta que vengan su esposa e hijos”, aunque no se
suele especificar en términos concretos de semanas, meses o años.
El desarrollo de estas redes sociales es también fundamental para la
población búlgara, no sólo en la vivienda, sino también para organizar viajes a Bulgaria, para enviar cartas, regalos y dinero, y también como elementos de socialización entre iguales: “para hablar mi lengua”, “ellos me
entienden mejor, estamos todos en la misma situación”.
La reagrupación familiar, como núcleo fundamental de estas redes sociales, constituye un elemento positivo en la integración de la comunidad inmigrada, tanto de la marroquí como de la búlgara, porque la familia, aún en la
actualidad16, sigue constituyendo el núcleo fundamental de socialización,
16
Pensamos que no existe una crisis de la familia como tal, sino una crisis de la familia
nuclear tradicional.
271
sobre todo entre la comunidad marroquí, para quien la familia constituye la
única manera de vivir en sociedad17.
En Riaza, la mayoría de la población búlgara y marroquí vive en pisos
del alquiler, aunque se constata que algunas familias de marroquíes, muy
pocas (probablemente no más de tres), son dueñas de la vivienda. Aunque
no se puede hablar de una concentración de la población marroquí o búlgara en una zona específica del municipio de Riaza, en uno de los pocos
edificios de apartamentos de Riaza (la mayoría son viviendas unifamiliares)
residen cuatro familias marroquíes.
Entre la población marroquí es habitual que regresen a su país durante el
mes de vacaciones de verano, y puesto que Marruecos tampoco está tan
lejos, también procuran ir en Semana Santa aprovechando las vacaciones
escolares. Por el contrario, los búlgaros que llevan unos dos o tres años
asentados en la zona prefieren visitar su país en Navidades porque consideran las fechas más entrañables (no hay que olvidar que la reagrupación familiar es aún baja y que muchos de estos búlgaros no tienen parientes directos
en la zona) y en muchos casos organizan el viaje entre varios y se turnan
para conducir18.
La población local no acaba de ver con buenos ojos que exista esta otra
comunidad paralela, con la que no mantiene apenas contacto (son excepcionales los casos de amistad con la población local), y se interpreta, si no
como una amenaza directa, sí como un desafío a la supuesta homogeneidad
cultural local19. En Riaza, la población local y la marroquí forman dos grupos distintos que interactúan de forma paralela y sólo muy ocasionalmente
desarrollan vínculos de amistad o de parentesco.
Como indica Lomnitz, “la familia es el núcleo del capital social requerido para la supervivencia física y la reproducción social del grupo [...] representa la red social principal para la
supervivencia” (Lomnitz 2001, 177).
17
Entre la población magrebí no es tan habitual compartir el coche para ir a Marruecos,
puesto que la organización del viaje se lleva a cabo entre los miembros del grupo familiar. Sin
embargo, sí que se pueden llevar encargos para vecinos (habitualmente dinero).
18
19
Como hemos visto en el capítulo anterior, en la zona minera de El Bierzo esta hostilidad
hacia el otro se traslada a la población pakistaní. En el imaginario de la sociedad local, la
población musulmana concentraría lo que podríamos denominar “la esencia negativizada del
otro”, como todo lo que nosotros no somos y lo que no podemos llegar a ser.
272
La mayor parte de las relaciones sociales entre ambos grupos (marroquíes-población local) son laborales, como compañeros de trabajo o como
empresario/trabajador. Fuera del ámbito laboral, únicamente la escuela
constituye otro espacio de intercambio entre ambos grupos. Bien como
alumnas o como madres que llevan y traen a los hijos, la escuela constituye un espacio de visibilidad para las mujeres marroquíes porque, al no trabajar o hacerlo en el servicio doméstico, no tienen muchas ocasiones de
participar en el espacio público, lo cual a su vez repercute en mayores dificultades e incluso rechazo para socializar con la población local debido al
desconocimiento del idioma, de las pautas culturales, de la estructura social
y de todo un saber local o “saber común” (el local knowledge al que se refiere Clifford Geertz) que únicamente se adquiere socializando con otros
miembros de la comunidad. Como observa el presidente de la asociación de
extranjeros de Segovia, “ahora hay familias enteras de extranjeros con bastantes niños, lo que beneficia la integración de este colectivo, pues la relación de los pequeños en los centros educativos abre las puertas para que los
mayores se conozcan”. En Riaza, por ejemplo, la escuela primaria se ha
podido mantener abierta gracias a los niños extranjeros (búlgaros y marroquíes) que viven en el pueblo.
Entre la población búlgara la integración social tiene muchos canales
abiertos, y el primero de ellos es su rápida inserción laboral, que facilita la
comunicación con la sociedad local tanto para varones como para mujeres.
De hecho, en nuestras visitas a Riaza y Segovia no hemos escuchado
comentarios peyorativos hacia la población búlgara; más bien al contrario,
partiendo de algún caso de explotación laboral, se les tiende a victimizar y
a ponerlos como ejemplo de las injusticias sociales (“el pobre hombre estuvo trabajando un mes y no le pagaron”; “era maestro, y ahora trabaja de
peón”), algo que no hemos escuchado respecto a los marroquíes.
Para la población búlgara existe también un espacio privilegiado de
socialización entre la población local que está vetado a los musulmanes: los
bares y cafés. La participación en estos espacios favorece la comunicación
entre ambas comunidades e incrementa la visibilidad del colectivo en el
espacio público (algo que raramente sucede entre los marroquíes).
Las políticas locales públicas desarrolladas para mejorar las condiciones
de vida de la población extranjera también pueden influir en su integración
273
social. Además de las variables ya mencionadas (del empleo, la escuela, la
familia y el establecimiento de redes sociales horizontales), el desarrollo de
estrategias de integración por parte de las administraciones locales debe
considerar no sólo los factores situacionales y culturales, sino también los
personales.
Desde las instituciones públicas y desde las organizaciones sin ánimo de
lucro, se han organizado cursos de español para la población extranjera con
el objetivo de mejorar sus posibilidades de inserción laboral e integración
social. Algunos de estos cursos son específicos para mujeres porque en
casos excepcionales algunas mujeres marroquíes no podían participar en un
grupo mixto, pero también y sobre todo porque la distancia entre los pueblos es grande y se da el caso de mujeres marroquíes que viven en pueblos
muy pequeños sin poder relacionarse con nadie, y en estos casos la clase
debe ser individualizada20.
En los cursos de castellano organizados desde el programa de Educación
de Adultos del Ayuntamiento de Riaza, de los cuales se matricularon 49
extranjeros (13 marroquíes, 34 búlgaros y dos armenios), de los cuales todos
menos cinco vivían en Riaza. Estos cursos de castellano son muy importantes para la población extranjera porque el desconocimiento del idioma,
aparte de limitar la relación social, también supone un límite en otras cuestiones más prácticas, tales como la tramitación de papeles, la explotación
laboral al no entender la legislación o el contrato que ha firmado, el desconocimiento de sus derechos como trabajador o como empadronado en un
ayuntamiento, etc.
También en el municipio de Segovia se han organizado cursos de castellano, y en el año 2001 la Asociación de Inmigrantes Arabes Salame pidió a
la subdelegación del gobierno la dotación de un servicio de traductores de
ruso y árabe. Coincidiendo con el proceso abierto de regularización por
arraigo, este servicio se pensó para agilizar los trámites en la cumplimentación de las solicitudes21.
20
En estos casos, los cursos tienen lugar en el domicilio de una de estas mujeres. En el año
2002, la tercera edición de este programa de alfabetización para mujeres, ha habido dos módulos de 20 alumnas cada uno.
21
Desconocemos si esta iniciativa ha tenido la continuidad deseada.
274
En el municipio de Campo de San Pedro, muy cerca de la localidad de
Riaza, se abrió en diciembre de 2001 la “Oficina de atención al inmigrante”, que se integra dentro de una política más amplia de “Integración de los
inmigrantes como nuevos pobladores del mundo rural”. Esta oficina está
gestionada por la asociación sin ánimo de lucro CODINSE y cuenta con la
colaboración del INEM en aplicación de los fondos Leader Plus. Como en la
mayoría de las asociaciones que trabajan con población inmigrante (Cáritas
y Cruz Roja, por ejemplo), ofrecen servicios de información y asesoramiento, bolsa de empleo, información sobre vivienda, apoyo teórico para carnet
de conducir y clases de castellano.
Otras actividades que se han llevado a cabo en la zona de Riaza, con el
objetivo de implicar a la comunidad local y a la inmigrante en la vida social
del municipio, incluyen las Jornadas sobre Interculturalidad organizadas
conjuntamente con el CPR de la zona (Centro de Profesores y Recursos), y
un programa de “danzas del mundo” (promovida por ERETIL, un grupo de
educadores de tiempo libre).
Desde las asociaciones que trabajan con inmigrantes se señala la relativa rapidez con la que ambos grupos aprenden la lengua castellana y el alfabeto latino, a pesar de que tanto el búlgaro como el árabe tengan alfabetos
distintos.
5.4. Resumen
La emigración búlgara y la marroquí se encuentran en dos momentos o
fases distintas. La marroquí es una población arraigada en la zona rural de
la provincia, que llegó a finales de los años setenta y principios de los
ochenta y que en algunas ocasiones se ha nacionalizado española. Por el
contrario, la búlgara sería una inmigración reciente que empieza a crecer a
partir del año 1999; estaría por tanto en una fase de llegada y de asentamiento22. Sin embargo, a pesar del arraigo, la población local manifiesta más
22
Por supuesto, estos diferentes momentos o fases en la historia migratoria no pueden
tomarse al pie de la letra porque la llegada de, por ejemplo, marroquíes de una forma continuada hace que en este colectivo siempre encontremos individuos que están en momentos o
fases diferentes.
275
recelo hacia la población marroquí que hacia la búlgara. Este recelo podría
deberse a la falta de espacios públicos compartidos que facilitaran la comunicación entre ambas comunidades.
Entre la población marroquí es el varón cabeza de familia quien inicia el
movimiento migratorio a una edad joven (entre los 18 y 25 años de edad),
y sólo pasados unos dos o tres años se reagrupa a la esposa y los hijos. Por
el contrario, entre la población búlgara las mujeres también inician el movimiento migratorio, muchas veces con sus esposos, pero también solas. Tanto
hombres como mujeres búlgaras tienen una media de edad más alta cuando inician la migración, entre 25 y 35 años de edad, pero también encontramos algún caso de varones y de mujeres de más de 40. Aparte de estas
diferencias en cuanto a la composición por sexo y por edad, la población
búlgara y la marroquí presentan diferencias en cuanto a la formación escolar, la cualificación y experiencia profesional que favorecen la inserción
sociolaboral de la búlgara (están más formados, son profesionales y tienen
experiencia).
La inserción laboral no resultó un problema para la población marroquí
hasta finales de los años noventa “porque había trabajo de sobra y no se
ponían tantas trabas”, explica un interlocutor. El mayor problema para la
población búlgara y marroquí que está llegando en los últimos dos años es
el de la falta de una autorización para trabajar23, esto es, la irregularidad.
Hasta los años 2000 y 2001, la población marroquí se ha instalado preferentemente en la zona rural donde había buenas perspectivas laborales.
Por el contrario, parece que en los últimos tiempos prefieren asentarse en
En noviembre de 2002, el gobierno inició una nueva política para agilizar la contratación
de trabajadores extranjeros, basada en la apertura de “ofertas de empleo nominativas” (separadas de las genéricas, que serían las del contingente anual): “una vez que el inmigrante ha firmado el contrato de trabajo en el país de origen y el Consulado le ha concedido el visado, éste
tendrá el efecto propio de un permiso de trabajo, lo que contribuirá a agilizar los trámites...”.
Parece que existen, sin embargo, algunas limitaciones, como que el empresario tiene que acreditar “que la selección se ha realizado por empresas u organizaciones que tengan firmados convenios de colaboración con centros públicos de formación, entre otros requisitos” (ABC, 25-112002; énfasis añadido). Como esta política no funcionó, tres años más tarde se ha iniciado un
proceso extraordinario de regularización en el que se vincula la regularidad a la existencia de
un contrato de trabajo.
23
276
municipios más grandes donde, además de existir una mayor demanda de
mano de obra (al menos teóricamente), también existiría un mayor abanico
de recursos sociales. Lo mismo podría decirse de la población búlgara que
está llegando en los últimos tres años.
Ninguno de nuestros interlocutores ha mostrado deseos de volver a su país,
al menos no en un momento cercano. Entre las familias marroquíes que
están asentadas en Riaza, las razones tienen que ver con la escolarización
de los hijos y el hecho de que el cabeza de familia tenga un permiso de trabajo permanente (sino la nacionalización), y un contrato de trabajo indefinido. Una de las razones esgrimidas por los búlgaros para no volver a su país
es que allí no hay expectativas ni laborales ni económicas de ningún tipo y
que los salarios tan bajos no permiten un nivel de vida adecuado; por lo
tanto, aunque los principios sean duros, la mayoría piensa en quedarse (al
menos unos años). Asimismo, aunque no se mencionen de forma explícita,
el orgullo personal es también un factor importante en retrasar la vuelta: volver sin haber ganado dinero es un estigma que todos tratan de evitar. Por
ello, aunque no tengan muchas posibilidades económicas mandan a casa
todo lo que pueden para ayudar a la familia, pero también para demostrar
(o demostrarse a sí mismos) que el viaje ha merecido la pena.
277
Descargar