despido indirecto. incumplimiento del contrato de

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DESPIDO INDIRECTO. INCUMPLIMIENTO DEL CONTRATO DE TRABAJO
POR PARTE DEL EMPLEADOR
Corte suprema 3668-2014, de 27 de noviembre de 2014.
Vistos:
En estos autos RUC N° 1340020332-0 y RIT O-31-2013, del Juzgado de Letras de Casablanca,
doña Loretto Ester Serrano Umaña y doña Norma Angelina Román Rodríguez, dedujeron
demanda de despido indirecto y cobro de prestaciones laborales en contra del rector y
representante del colegio Caernarfon College, don John Keith Eason Baillie, a fin que se declare
que la relación laboral terminó por despido indirecto conforme a lo dispuesto en el artículo
171 del Código del Trabajo en relación con el artículo 160 N° 7 del mismo cuerpo legal, y que
sea condenado al pago de las indemnizaciones sustitutiva del aviso previo y por años de
servicio, esta última con el incremento legal, gratificaciones adeudadas, y cotizaciones
previsionales y de salud, entre otras prestaciones de legitimidad pasiva del demandado. En
subsidio, opuso excepción de falta de requisitos legales para incurrir en la causal del N° 7 del
artículo 160 del Código del Trabajo, sosteniendo que los hechos relatados en la demanda no
pueden configurar un incumplimiento de carácter grave de las obligaciones que imponen los
respectivos contratos de trabajo.
El tribunal de la instancia, en la audiencia preparatoria de 29 de agosto de 2013, rechazó la
excepción de falta de legitimidad pasiva.
En la sentencia definitiva, de veinticinco de octubre del año dos mil trece, se estableció la
existencia de incumplimientos relacionados con el pago de remuneraciones y cotizaciones
previsionales, que fueron calificados de menor gravedad. En consecuencia, se acogió la
demanda sólo en cuanto se condenó al demandado a pagar a las actoras gratificaciones
adeudadas, rechazándose en lo demás y entendiéndose que la relación laboral terminó por
renuncia de las trabajadoras, sin costas.
En contra de la referida sentencia, la parte demandante interpuso recurso de nulidad,
alegando la causal del artículo 478 letra b) del Código del Trabajo en relación con el artículo
456 del mismo cuerpo legal. En subsidio, invocó la causal de infracción de ley establecida en el
artículo 477 del Código Laboral, en relación con los artículos 171, 160 N° 7, 162 y 163 del
referido código; y en subsidio, por vulneración del artículo 454 N° 7 del estatuto laboral.
La Corte de Apelaciones de Valparaíso, conociendo del recurso de nulidad reseñado, por
resolución de quince de enero del año dos mil catorce, escrita a fojas 33 y siguientes de estos
antecedentes, lo rechazó.
En contra de la resolución que falló el recurso de nulidad, la parte demandante dedujo recurso
de unificación de jurisprudencia solicitando que esta Corte lo acoja, anule la sentencia
impugnada, dicte la correspondiente de reemplazo que decida que la relación laboral terminó
por despido indirecto, y ordene el pago de las indemnizaciones legales y las prestaciones
adeudadas.
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A fojas 108, el demandado compareció ante esta Corte y formuló observaciones al recurso de
unificación de jurisprudencia interpuesto.
Se ordenó traer estos autos en relación.
Considerando:
Primero: Que de conformidad con lo dispuesto en los artículos 483 y 483-A del Código del
Trabajo, el recurso de unificación de jurisprudencia procede cuando, respecto de la materia de
derecho objeto del juicio, existieren distintas interpretaciones sostenidas en uno o más fallos
firmes emanados de tribunales superiores de justicia. La presentación respectiva debe ser
fundada, incluir una relación precisa y circunstanciada de las distintas interpretaciones
respecto del asunto de que se trate sostenidas en las mencionadas resoluciones y que haya
sido objeto de la sentencia contra la que se recurre y, por último, se debe acompañar copia
fidedigna del o de los fallos que se invocan como fundamento.
Segundo: Que la parte demandante hizo alusión a los antecedentes de la causa y planteó que
la materia de derecho objeto del presente recurso se refiere a la correcta interpretación y
aplicación del artículo 171 del Código del Trabajo en relación con el artículo 160 N° 7 del
mismo cuerpo legal. En particular, tal objeto consiste en determinar que tanto el no pago o
retardo reiterado en el pago de las cotizaciones previsionales como el retraso en el pago de las
remuneraciones, constituye incumplimiento grave de las obligaciones que impone el contrato
de trabajo, aun cuando dichas cotizaciones hayan sido declaradas.
Al efecto, esta Corte ordenó traer los autos en relación respecto de las sentencias
acompañadas recaídas en causas roles N° 418-2007 y N° 1.184-2010, de la Corte de
Apelaciones de Concepción y de esta Corte Suprema, respectivamente.
Tercero: Que la recurrente sustentó su arbitrio en que la interpretación efectuada por los
Ministros de la Corte de Apelaciones de Valparaíso ha sido errada, en cuanto estimaron que el
incumplimiento del empleador, respecto de las cotizaciones previsionales y las
remuneraciones, no reviste la gravedad suficiente para hacer aplicable el artículo 171 del
Código del Trabajo, en relación con el artículo 160 N° 7 del mismo cuerpo legal, al considerar la
capacidad económica del demandado.
Afirma la impugnante que dicha interpretación se aparta de la que ha sostenido esta Corte
Suprema en el ingreso N° 1.184-2010 caratulado “Carcey Leiva Marisol con Universidad La
República”, en sentencia de 20 de abril de 2010, en la que, de acuerdo a su concepto, en un
caso similar, se ha sentado la correcta doctrina en el sentido que la omisión del empleador de
enterar la cotización previsional ante la institución previsional respectiva puede revestir la
gravedad suficiente, cuando el empleador sea contumaz en su conducta. Del mismo modo, se
ha establecido que el retraso en el pago de las remuneraciones constituye también un
incumplimiento de las obligaciones que impone el contrato.
Asimismo, señala que lo resuelto en la presente causa por la Corte de Apelaciones de
Valparaíso, difiere del criterio sustentado por la Corte de Apelaciones de Concepción en el
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ingreso N° 418-2007, caratulado “González Fariña Héctor Enrique con Serv. Cap. y Negocios
Ltda.”.
Agrega que también se ha determinado en los fallos que acompaña, que el hecho de estar
pasando el empleador por dificultades económicas no justifica las conductas mencionadas, y
no resta gravedad a los incumplimientos, debido a que el riesgo económico de la empresa no
puede ser traspasado al trabajador.
Cuarto: Que de la lectura del fallo dictado por esta Corte en el ingreso N° 1.184-2010, de 20 de
abril de 2010, que está agregado a fojas 95 y siguientes, mediante el cual se acogió el recurso
de casación en el fondo interpuesto por la demandante en contra de la sentencia dictada por
la Corte de Apelaciones de Santiago y en sentencia de reemplazo se acogió la demanda por
despido indirecto, se desprende que se trata de la demanda interpuesta por una trabajadora
quien se desempeñó como bibliotecaria en contra de la Universidad La República, a fin que se
declare que la empleadora incurrió en la causal establecida en el artículo 160 N° 7 del Código
del Trabajo y se ordene el pago de las prestaciones que señala. El recurso de casación se fundó
en infracción de los artículos 7, 10 N° 4, 171, 160 N° 7 y 162 del Código del Trabajo,
relacionados con el Decreto Ley N° 3.500 y con los artículos 19 N° 18 de la Constitución Política
de la República, y 1545, 1546 y 1698 del Código Civil. Esta Corte, en el motivo segundo de la
mencionada sentencia, aludió a los hechos establecidos en la sentencia impugnada, esto es,
que la demandante se desempeñó desde el 3 de marzo de 1997 y puso término a su contrato
el día 13 de diciembre de 2007 por la causal de incumplimiento grave de las obligaciones,
fundada en el retardo en el pago de las remuneraciones durante el año 2007 y en la falta de
pago de las cotizaciones previsionales y de salud; una de las remuneraciones del año 2007 fue
pagada el día 11 del mes siguiente y otras dos, el día 7; las cotizaciones previsionales del mes
de noviembre de 2006 no fueron pagadas ni declaradas y las de enero y mayo a diciembre de
2007 fueron solamente declaradas. Luego, en el motivo undécimo, determinó que la omisión
del empleador de enterar la cotización previsional ante la institución de seguridad social
respectiva, constituye un incumplimiento de la obligación que impone el contrato de trabajo,
consistente en el pago íntegro y oportuno de la remuneración de su trabajador. Enseguida, en
el considerando undécimo, razonó que ese incumplimiento puede revestir la gravedad
suficiente cuando el empleador sea contumaz en su conducta, concluyendo que es lo que
acontece en el caso analizado. Del mismo modo, en el motivo décimo quinto, coligió que el
retraso en el pago de las remuneraciones constituye un incumplimiento de las obligaciones
que impone el contrato, ya que aceptar el atraso en el pago de la contraprestación de los
servicios implica traspasar al trabajador el riesgo de la empresa. Por otra parte, estableció en
el motivo décimo tercero que el hecho que el artículo 19 del Decreto Ley Nº 3.500 permita a la
parte empresarial sólo declarar las cotizaciones al organismo previsional, no deja de configurar
un incumplimiento a las obligaciones que impone el contrato de trabajo, en razón de que la
remuneración no ha sido pagada en forma íntegra y oportuna.
En el mismo sentido, invocó lo decidido en sentencia dictada con fecha 5 de noviembre de
2007, por la Corte de Apelaciones de Concepción en el ingreso N° 418-2007 y que se lee a fojas
85 y siguientes, por la que se revocó la de primera instancia en la parte que rechazaba la
demanda por despido indirecto deducida contra la ex empleadora y, en su lugar, la acogió,
condenando a la demandada a pagar las indemnizaciones correspondientes. Lo anterior, por
cuanto la mencionada Corte de Apelaciones concluyó que la demandada infringió las
obligaciones que le imponía el contrato de trabajo, particularmente de pagar las
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remuneraciones, pagarlas íntegramente y no mediante cuotas o abonos y de declarar y pagar
las cotizaciones previsionales correspondientes; asimismo calificó de grave tal inobservancia.
Al efecto, el aludido tribunal, en el motivo quinto del fallo mencionado, asentó que las
remuneraciones debían pagarse el primer día hábil de cada mes; la remuneración de
noviembre de 2005 se pagó parcialmente mediante cuatro abonos entre el 2 y el 22 de
diciembre de 2005; la remuneración de diciembre de 2005 se pagó parcialmente con tres
abonos entre el 13 y el 24 de enero de 2005, y no se pagó la remuneración del mes de enero
de 2006. A continuación, determinó que el no pago de remuneraciones, el atraso en su pago o
el no pago en las fechas estipuladas en el contrato de trabajo, son incumplimientos que
revisten gravedad, por cuanto la obligación principal del empleador es el pago de la
remuneración, que incide directamente en la subsistencia del trabajador y de su familia. Por
otra parte, en el razonamiento séptimo, estableció que el demandado declaró pero no pagó las
cotizaciones previsionales del actor correspondientes a los períodos junio y julio de 2005 y
enero de 2006. Acto seguido, estimó que el no pago de las cotizaciones previsionales produce
en el actor perjuicios, tanto en el ámbito previsional como en el otorgamiento de las
prestaciones de salud, sin perjuicio de considerar que le fueron descontadas de sus
remuneraciones. Igualmente, consideró que la obligación de remunerar es de aquellas
esenciales del contrato de trabajo, tanto por ser uno de los requisitos exigidos por el artículo
7° del Código del Trabajo como por el carácter alimenticio que representa; y que el pago de las
cotizaciones previsionales constituye una obligación proveniente del contrato de trabajo.
Además, razonó en el motivo duodécimo que la alegación fundada en los problemas de
liquidez económica de la empresa, no pueden ser considerados porque de acuerdo al principio
de ajenidad de los riesgos, los problemas económicos transitorios que afecten al empleador no
pueden perjudicar al trabajador que ha desempeñado sus funciones conforme al contrato de
trabajo. En cuanto a la gravedad del incumplimiento, discurrió en el razonamiento décimo
cuarto que: “los incumplimientos por parte de la demandada de los deberes impuestos en el
contrato de trabajo no cabe sino calificarlos de graves por revestir un efecto perjudicial
importante en el ámbito laboral, turbando en su esencia el acatamiento de las obligaciones
contractuales y habida consideración que la conducta del empleador importa infracción a las
normas protectoras de las remuneraciones en lo que respecta a las garantías relativas a su
pago y a las referidas a los descuentos por cotizaciones de seguridad social”.
Quinto: Que, al contrario de los fallos indicados, la sentencia recurrida en la presente causa,
interpretando la normativa contenida en los artículos 160 N° 7, 162, 163 y 171 del Código del
Trabajo, decidió que la de la instancia no incurrió en los vicios denunciados. Al efecto, en su
considerando séptimo, tuvo presente que “estando calificado por el sentenciador que los
incumplimientos que fundaron la demanda no son graves, no es posible entender que se
infringe la norma del artículo 171 del Código del Trabajo, ya que no se produce la hipótesis
prevista en la norma que autoriza al trabajador a poner término al contrato de trabajo, sólo
cuando se producen incumplimientos de esas características, por lo que tampoco se produce
la infracción a las demás normas citadas”. Asimismo, tuvo en consideración en el motivo
noveno, a mayor abundamiento: “…que el juzgador en el fundamento décimo del fallo da seis
razones para estimar que los incumplimientos del empleador no alcanzaron la gravedad
necesaria para estimar que era procedente el despido indirecto, con lo cual el fallo contiene la
adecuada fundamentación exigible a una sentencia para respaldar la decisión de rechazar la
demanda”. Por su parte, en los razonamientos octavo y noveno de la sentencia recurrida de
nulidad, el juez de la instancia estableció la existencia de incumplimientos relacionados con el
pago de remuneraciones y cotizaciones previsionales, y en el motivo décimo determinó que
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tales incumplimientos no alcanzan la gravedad necesaria para acoger la demanda, en atención
a los problemas económicos por los que atravesó el demandado durante los años 2011 y 2012,
quien no negó las acreencias, a la actitud de colaboración adoptada por los apoderados, y al
hecho que las actoras compartieran las mismas dificultades que el resto de los profesores y los
parientes del demandado; además, en razón de que las demandantes trabajan actualmente en
otros colegios desde principio del año 2013, quienes lograron el pago preferente de sus
lagunas previsionales a raíz de la presente demanda, y “porque a lo imposible nadie está
obligado”. En cuanto a la falta de declaración de cotizaciones previsionales dentro de plazo
legal, consideró que no configura un incumplimiento contractual, porque es una situación que
se encuentra regulada administrativamente y que acarrea sanciones de esa índole.
Sexto: Que de lo expuesto se infiere que concurre en el caso la similitud fáctica necesaria
entre la sentencia impugnada y las resoluciones de los ingresos N° 418-2007 de la Corte de
Apelaciones de Concepción y N° 1.184-2010 de esta Corte, tenidas a la vista, y queda de
manifiesto la existencia de distintas interpretaciones de Tribunales Superiores de Justicia sobre
una misma materia de derecho, a saber, la configuración de la causal establecida en el artículo
160 Nº 7 del Código del Trabajo en caso que el empleador no pague oportunamente las
cotizaciones previsionales y las remuneraciones del trabajador, y que habilite a este último
para poner término a la relación laboral que lo liga con aquél. En otras palabras, si el retardo
reiterado o no pago de las cotizaciones previsionales, aun cuando hayan sido declaradas, y el
retraso en la solución de las remuneraciones, constituyen o no incumplimientos graves de las
obligaciones que impone el contrato de trabajo, que autoricen al trabajador a poner término al
contrato de trabajo por la causal del N° 7 del artículo 160 del Código del Trabajo, en relación
con lo previsto en el artículo 171 del mismo cuerpo legal.
Séptimo: Que, ante la contradicción constatada y para una apropiada solución de la
controversia, resulta necesario determinar y aplicar la correcta doctrina sobre la materia.
Por consiguiente, el conflicto se circunscribe a analizar los hechos establecidos en la sentencia
de que se trata, para los efectos de estimar o no configurada la causal prevista en el artículo
160 N° 7 del Código del Trabajo y, de esta manera, acceder a la acción de despido indirecto
intentada por las demandantes.
Octavo: Que, en primer lugar, para esclarecer si el incumplimiento en el pago de las
cotizaciones previsionales de las trabajadoras vulnera las obligaciones contractuales asumidas
por el empleador, es necesario tener presente lo dispuesto en los artículos 7° y 10 del Texto
Laboral, que disponen: "Contrato individual de trabajo es una convención por la cual el
empleador y el trabajador se obligan recíprocamente, éste a prestar servicios personales bajo
dependencia y subordinación del primero, y aquél a pagar por estos servicios una
remuneración determinada”, y “El contrato de trabajo debe contener, a lo menos, las
siguientes estipulaciones:…4.- monto, forma y período de pago de la remuneración
acordada;…".
Noveno: Que, por su parte, las contraprestaciones en dinero y las adicionales en especie
avaluables en dinero que debe percibir el trabajador del empleador, por causa del contrato de
trabajo, se entiende por el legislador como "remuneración", según lo preceptúa el artículo 41
del mencionado Código del Trabajo, salvo las excepciones legales que el mismo texto
contempla.
Décimo: Que, el referido cuerpo legal, en su capítulo VI, del Libro I, contiene una serie de
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normas destinadas a proteger las remuneraciones; así, el artículo 58, impone, entre otras, la
siguiente obligación: “El empleador deberá deducir de las remuneraciones los impuestos que
las graven, las cotizaciones de seguridad social…”.
Undécimo: Que tal descuento a la remuneración de un trabajador para los efectos de la
seguridad social, es obligatorio según lo estipula el artículo 17 del Decreto Ley Nº 3.500, al
indicar: "Los trabajadores afiliados al Sistema, menores de sesenta y cinco años de edad si son
hombres, y menores de sesenta años de edad si son mujeres, estarán obligados a cotizar en su
cuenta de capitalización individual el diez por ciento de sus remuneraciones y rentas
imponibles…”.
Duodécimo: Que, además, el mismo cuerpo legal al establecer el nuevo sistema de pensiones,
el de las Administradoras de Fondos de Pensiones o de capitalización individual, en su artículo
19 estipula que: “Las cotizaciones establecidas en este Título deberán ser declaradas y pagadas
por el empleador … en la Administradora de Fondos de Pensiones a que se encuentre afiliado
el trabajador, dentro de los diez primeros días del mes siguiente a aquel en que se devengaron
las remuneraciones y rentas afectas a aquéllas…”. El inciso segundo de la misma disposición
agrega: “Para este efecto, el empleador deducirá las cotizaciones de las remuneraciones del
trabajador…”.
Décimo tercero: Que, como se puede advertir, la cotización previsional es un gravamen que
pesa sobre las remuneraciones de los trabajadores, el cual es descontado por el empleador
con la finalidad de ser enterado ante el órgano previsional al que se encuentren afiliados sus
dependientes, junto al aporte para el seguro de cesantía que le corresponde a él mismo
sufragar, dentro del plazo que la ley fija.
Décimo cuarto: Que con todo lo antes expresado, se puede concluir que la omisión del
empleador de enterar dicha cotización ante la institución previsional respectiva, constituye un
incumplimiento de la obligación que impone el contrato de trabajo, consistente en el pago
íntegro y oportuno de la remuneración de su trabajador.
Décimo quinto: Que, en el sentido antes manifestado, tal incumplimiento reviste la gravedad
suficiente cuando el empleador es contumaz en su conducta, lo que acontece en el caso de
autos, según quedó determinado por el juez del grado como un hecho del juicio.
Décimo sexto: Que, por otra parte, el hecho que el indicado artículo 19 del Decreto Ley Nº
3.500 permita al empleador, una vez deducidas las cotizaciones de las remuneraciones de los
trabajadores, no pagarlas oportunamente al organismo previsional sino declararlas, no deja de
configurar un incumplimiento de las obligaciones que impone el contrato de trabajo, porque
representa una forma de facilitar su cobro, a cambio de disminuir la carga accesoria de
carácter pecuniario que tal atraso conlleva. Sin embargo, en ese caso, la remuneración no ha
sido pagada íntegra ni oportunamente.
Décimo séptimo: Que, en este mismo sentido, y por lo anterior es necesario expresar que esta
facultad del empleador de declarar las cotizaciones previsionales sin pagarlas al ente
previsional, sólo deviene en generar obligaciones entre éstos, como se advierte de la lectura
de esa norma, sin intervención del trabajador involucrado.
Décimo octavo: Que, asimismo, el retraso en el pago de las remuneraciones constituye un
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incumplimiento de las obligaciones que impone el contrato, sobre todo de naturaleza laboral,
por cuanto el sueldo equivale al sustento del dependiente y por el cual ha ofrecido su fuerza
laboral al empleador, quien está obligado a realizar el pago en la forma y con la periodicidad
acordadas, con independencia de su situación financiera, ya que aceptar el atraso en el pago
de la contraprestación de los servicios, implica, en último término, traspasar al trabajador el
riesgo de la empresa que es propio del empleador.
Décimo noveno: Que, por lo reflexionado, yerran los sentenciadores de la Corte de
Apelaciones de Valparaíso en el presente caso al estimar que el no pago reiterado de las
cotizaciones previsionales y el retardo en el pago de las remuneraciones de las actoras no
constituye un incumplimiento grave de las obligaciones que impone el contrato de trabajo al
demandado sino uno de menor gravedad, y, a resultas de lo cual, consideran que no se
configura la causal prevista en el artículo 160 N° 7 del Código del Trabajo. Sobre esta premisa,
el recurso de nulidad planteado por la parte demandante, fundado en la causal del artículo 477
del Código del Trabajo, por infracción a los artículos 160 N° 7, 162, 163 y 171 del Código del
Trabajo, con influencia en lo dispositivo del fallo, debió ser acogido y anulada la sentencia del
grado, procediendo a dictar sentencia de reemplazo, toda vez que la inobservancia del
empleador configura la mencionada causal de término del contrato, cuestión que habilita a las
demandantes a ejercer la acción prevista en el artículo 171 del Código del Trabajo.
Vigésimo: Que, atendido lo razonado y concluido, y habiendo determinado la interpretación
que esta Corte estima acertada respecto de la materia de derecho objeto del juicio, el
presente recurso de unificación de jurisprudencia deberá ser acogido, e invalidada la sentencia
del grado, procediendo a dictar, acto seguido y en forma separada, la correspondiente
sentencia de reemplazo.
Por estas consideraciones, disposiciones legales citadas y en conformidad, además, con lo
preceptuado en los artículos 483 y siguientes del Código del Trabajo, se acoge el recurso de
unificación de jurisprudencia deducido por la parte demandante a fojas 61, en relación con la
sentencia de quince de enero del año dos mil catorce, dictada por la Corte de Apelaciones de
Valparaíso, que se lee a fojas 33 y siguientes de estos antecedentes, que no hizo lugar al
recurso de nulidad interpuesto en contra de la sentencia de veinticinco de octubre de dos mil
trece, emanada del Juzgado de Letras de Casablanca, en autos Rit O-31-2013, Ruc
1340020332-0, que rola a fojas 1 y, en su lugar, se declara que esta última sentencia es nula,
debiendo dictarse acto seguido y sin nueva vista, pero separadamente, la respectiva sentencia
de reemplazo en unificación de jurisprudencia.
Se previene que la Ministra señora Muñoz no comparte los motivos décimo sexto y décimo
séptimo de esta sentencia.
Redacción a cargo del Ministro señor Ricardo Blanco Herrera.
Regístrese.
N° 3.668-2014.
Pronunciado por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros señor Ricardo
Blanco H., señora Andrea Muñoz S., señor Carlos Cerda F., y los Abogados Integrantes señores
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Jorge Baraona G., y Ricardo Peralta V. Santiago, veintisiete de noviembre de dos mil
catorce.
Autoriza la Ministra de Fe de la Excma. Corte Suprema.
En Santiago, a veintisiete de noviembre de dos mil catorce, notifiqué en Secretaria por el
Estado Diario la resolución precedente.
Pago de factura No es posible excepcionarse a cobro de copia de factura en incumplimiento
contractual que no digan relación con falta de entrega de la mercaderia.
Corte Suprema 8529-2014, de 26 de noviembre de 2014.
Santiago, veintiséis de noviembre de dos mil catorce.
En cumplimiento a lo previsto en el artículo 785 del Código de Procedimiento Civil, se dicta la
siguiente sentencia de reemplazo.
VISTOS:
Se reproduce la sentencia apelada de primera instancia, con excepción de su motivo vigésimo
tercero.
Y SE TIENE EN SU LUGAR Y ADEMÁS PRESENTE:
Lo razonado en los basamentos quinto, sexto y octavo al décimo de la sentencia de casación
que antecede y, también, que:
1.- Como ha quedado asentado por el juez a quo, las facturas que invoca la ejecutante se
relacionan con contratos celebrados entre esa parte y la demandada durante los meses de
junio y julio del año 2008, en virtud de los cuales ésta compro a aquélla cerdos vivos, para su
posterior procesamiento y comercialización, objeto que no pudo verificarse por presentar esos
productos un nivel de contaminación de dioxinas que imposibilitaba su consumo.
También es un hecho de la causa que la autoridad sanitaria nacional, en razón de lo resuelto
por su facturade productos cárnicos a ese país, iniciando una investigación que demostró que
la contaminación provenía, entre otras, de la planta de producción de la ejecutante y no de la
planta faenadora de la ejecutada;
2.- Asimismo, en el informe pericial agregado a fojas 1379 y siguientes, se concluye que las
partes del juicio mantuvieron una relación comercial, a lo menos, desde el mes de enero del
año 2006, sin presentar problemas y que sólo con ocasión de los hechos alegados por la
demandada, a mediados del año 2008, se registran contablemente facturas impagas. En este
mismo sentido declara el testigo de la actora, don Mario Dussert Astorga, dando cuenta, a
fojas 1180, que “…a Faenadora El Milagro se le vende hace muchos años, no habiendo nunca
habido (sic) reclamos por carnes decomisadas no aptas para el consumo humano”.
Y si bien en la etapa de discusión la ejecutante omitió referirse a la relación comercial
existente entre las partes –circunscribiendo su postulado únicamente al mérito ejecutivo que,
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en su concepto, correspondía asignarle a las facturas- tal hecho ha sido expresamente
reconocido en su escrito de apelación de fojas 1534;
3.- El señalado informe pericial también concluye que la actividad principal y primordial de la
demandada es la exportación de productos de cerdo a los mercados habilitados al efecto, para
uso y consumo humano, de lo cual tenía conocimiento la vendedora, registrándose en las
órdenes de compra de las facturas sub lite que lo transado corresponde a ventas de cerdos
vivos para exportación, con un precio asimilado a esa condición, coligiendo el experto, a fojas
1438, que “ambas (partes) conocen, o deben hacerlo, de todas las obligaciones y estándares
propios del negocio, entre ellos, los referidos a las exigencias fitosanitarias, tanto a nivel
nacional como internacional y, en el caso del Tranque, la calidad y aptitud sanitaria de sus
cerdos así como la prevención y control de su contaminación, por saber que los mismos se
compran para ser destinados y usados como alimento humano”.
Esto último es refrendado por la confesión del representante de la ejecutante, el que, aun
cuando afirma a fojas 1234 que su empresa entrega los cerdos, y quien los compra “sabe el
destino que le da”, reconoce que esos animales “obviamente son aptos para el consumo
humano”;
4.- Que de los antecedentes probatorios recién mencionados, concordantes con los
presupuestos fácticos asentados en la causa, cabe desprender, al tenor de lo que disponen los
artículo 426 del Código de Procedimiento Civil y 1712 del Código Civil, presunciones graves,
precisas y concordantes, suficientes, a juicio del tribunal, para formar el convencimiento legal
de que los contratos que dan origen a las facturas de autos tuvieron por objeto la compraventa
de cerdos vivos, aptos para el consumo humano, para su posterior faenamiento y venta al
mercado extranjero, destino final que la vendedora no podía desconocer, atendidas las
relaciones comerciales mantenidas con su compradora;
5.- En su recurso de apelación, la ejecutante plantea, en síntesis, tres líneas argumentales que
ameritarían revocar lo resuelto y acoger su acción ejecutiva. Se refieren a la idoneidad de las
facturas como título ejecutivo, a la improcedencia de atribuirle haber incumplido la obligación
de otorgar la posesión pacífica de la cosa vendida y a la teoría de los riesgos.
Corresponde hacerse cargo de cada una de esas alegaciones;
6.- En lo que hace al primer cuestionamiento, expone la demandante que las facturas
constituyen títulos ejecutivos –por cumplir los requisitos contemplados en los artículos 3°, 4° y
5°, letras a, b, c y d, de la Ley N° 19.983, resaltando que la infundada objeción que la contraria
opuso en la gestión preparatoria no se refirió a ninguna de las causales contempladas en ese
estatuto legal-, contienen una obligación actualmente exigible –por haber vencido el plazo
convenido para su pago- determinada y líquida;
7.- Al respecto, conviene recordar, como ya lo ha declarado repetidamente este tribunal de
casación, que pese a que el artículo 3º de la ley N° 19.983 dispone que se tendrá por
irrevocablemente aceptada la factura si no se reclama en contra de su contenido dentro de los
ocho días siguientes a su recepción, o en el plazo que las partes hayan acordado, el que no
puede exceder de treinta días, lo cierto es que, luego de haber sido recibida conforme y de no
haber sido reclamada o devuelta según el procedimiento que determine la ley, más tarde y de
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acuerdo con lo que dispone el artículo 5º, letra d), es decir, ya en la etapa de notificación de
cobro, será factible desconocer la entrega de la mercadería o la prestación del servicio, toda
vez que el precepto permite que, puesta la factura en conocimiento del obligado a su pago
mediante notificación judicial, éste oponga, en el procedimiento de notificación de cobro dos
incidentes, a saber: i) falsificación material de la factura, o guía de despacho o del recibo de las
mercaderías o del servicio prestado; ii) Falta de entrega de mercadería o prestación de
servicio.
De esta forma, el legislador ha acotado las causales de la actividad impugnadora del deudor,
dejándola circunscrita a las referidas alegaciones de falsificación material o falta de entrega o
prestación. Todo, sin perjuicio de las excepciones que pueda oponer a la ejecución, en su
oportunidad, si correspondiere.
Y si en dicho estadio procesal el requerido no impugna la factura o, haciéndolo, su alegación es
desestimada, como acontece en el caso de autos, nada impide plantear esas cuestiones en el
procedimiento ejecutivo, según las reglas generales del Título I del Libro III del Código de
Procedimiento Civil.
Es decir, tras haber operado un mecanismo de reconocimiento o verificación de condiciones
mínimas habilitantes para actuar ejecutivamente, puede el ejecutante proceder
compulsivamente respecto de lo reconocido, lo que no obsta a que el ejecutado, dentro del
contradictorio del juicio ejecutivo, oponga el amplísimo repertorio de las excepciones a que se
refiere el artículo 464 del Código de Procedimiento Civil.
Dicha conclusión se ve reforzada por el hecho que la finalidad de la gestión preparatoria difiere
del juicio ejecutivo, ya que las excepciones que aquélla contempla tienen por fin impugnar la
copia de la factura para que ésta no tenga la suficiencia necesaria que permita el pago
perentorio de la obligación que contiene, en cambio, las excepciones del juicio ejecutivo
tendrán un objeto distinto, pudiendo oponer el abanico de aquéllas a que se refiere el artículo
464 del citado estatuto jurídico;
8.- En cuanto al negocio causal que dio origen a las facturas, aduce la ejecutante que el fallo no
pudo reprocharle no haber otorgado “la posesión pacífica de la cosa vendida”, puesto que ello
se relaciona con la obligación de saneamiento de la evicción, materia propia del procedimiento
especial que el legislador considera frente a tal asunto. Alega que su parte sí entrego las
partidas de cerdos comprometidas y recrimina, en fin, que tampoco puede imputársele no
haber entregado el goce pacífico y tranquilo de la cosa, pues ello constituye un vicio
redhibitorio, materia también sometida a un tratamiento especial, añadiendo que no es
efectivo que los cerdos estuviesen contaminados con dioxina al momento de su entrega sino
que, a la luz de la normativa vigente a ese entonces, eran sanos, puesto que la autoridad vino a
normar una situación carente de regulación recién con la dictación de la resolución N° 499, de
16 de agosto del año 2008, en forma posterior a la entrega de lo convenido;
9.- Como ya se expresó precedentemente, admitiendo que en el caso de autos el requisito de
actual exigibilidad del título ejecutivo pueda también extenderse a la ausencia de mora
recíproca, es decir, al incumplimiento contractual, no cabe duda que éste debe relacionarse
con algunas de las situaciones relacionadas con el negocio causal que la propia Ley 19.983
regula como motivo de impugnación de una factura, como son la falta de entrega de la
mercadería o de la prestación del servicio, pues de otro modo, si se permitiera alegar
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cuestiones diversas de las señaladas, se entrabaría el cumplimiento de los objetivos de esta
ley, cual es establecer un procedimiento expedito tanto para ceder el crédito contenido en una
factura como para otorgar mérito ejecutivo a este instrumento, de forma que el acreedor o a
quien se le haya transferido el crédito contenido en el documento, pudiese efectuar el cobro
judicial del mismo, mediante un juicio ejecutivo. Tal afirmación encuentra sustento, además,
en la historia fidedigna de su establecimiento, debiendo recordarse el contenido del Mensaje
del Presidente de la República al Presidente de la Cámara de Diputados, con el que se inició la
tramitación del proyecto de la Ley 19.983, conforme al cual se fijaron como objetivos del
proyecto de ley: a).- consagrar en forma específica un sistema de cesión del crédito contenido
en la factura; b).- facilitar el cobro de la factura al emisor, sea vendedor o prestador de
servicios o al cesionario del crédito respectivo; y c).- la creación de una gestión judicial
preparatoria destinada a “asegurarse que la factura y el recibo de los bienes y servicios no
sean falsos”.
De acuerdo con lo expresado, no parece razonable extender o afincar, en principio, el
incumplimiento contractual que potencialmente tendría la aptitud de afectar la exigibilidad del
pago de una factura, a circunstancias extrañas a la falta de entrega de la mercadería o de la
prestación del servicio;
10.- Pues bien, analizando los argumentos planteados por la ejecutada para fundamentar la
procedencia de la excepción del N° 7 del artículo 464 del Código de Procedimiento Civil a la luz
de lo reflexionado en los razonamientos que anteceden, es dable concluir que su alegación sí
se relaciona con la falta de entrega de las mercaderías, puesto que aun cuando esgrima que no
le fue otorgada la posesión útil de la cosa, no debe olvidarse que el artículo 1828 del Código
Civil dispone que “el vendedor es obligado a entregar lo que reza el contrato”, y ello, en el caso
de autos, corresponde a partidas de cerdos aptas para el consumo humano, de lo cual
indefectiblemente ha de concluirse que ese deber, al menos en lo que hace a los contratos que
originan las facturas de autos, no aparece satisfecho, de acuerdo a las probanzas rendidas;
11.- A su turno, la circunstancia de haber dictado el Servicio Agrícola y Ganadero la Resolución
499/2008 con posterioridad a la entrega de los animales no puede esgrimirse como causal de
justificación para estimar que la demandante vendió cerdos sanos, por no existir, en ese
entonces, regulación a ese respecto.
En efecto, si se considera que esa mercadería no pudo comerciarse por superar los 2
picogramos de dioxina por gramo de grasa, hecho que consta en los antecedentes del proceso
y que, por lo demás, no ha sido controvertido y que, a su turno, la relación comercial habida
entre las partes imponía a la demandante el conocimiento de que los productos vendidos sería
comercializados en el extranjero, no puede desatenderse el testimonio de don Diego Ramírez
Álvarez, quien, en su calidad de supervisor regional de exportaciones pecuarias, informa a
fojas 1144 vuelta que la norma zoosanitaria de la Unión Europea sólo permite el ingreso de
carne de cerdo menor o igual a un picogramo, imposición que la demandante debía estar en
condiciones de conocer, pues era una obligación y estándar propio del negocio, como concluye
el perito en su informe.
Con todo, con el mérito de la copia del recurso de amparo económico interpuesto en contra de
la Ministra de Salud ante la Corte de Apelaciones de Santiago en causa rol N° 6915-2008, el
conocimiento a que se refiere el experto, de presunto muta a real, pues en esa presentación,
dirigida a dejar sin efecto la Resolución Exenta N° 499, de 14 de agosto de 2008, los
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recurrentes, entre los que se encuentra la ejecutante, exponen que ese acto administrativo
impugnado se origina en la detección en la República de Corea de productos “con un valor
superior de dioxina al aceptado por dicho país, que es de 2 picogramos de dioxina por gramo
de grasa”, añadiendo que “es necesario que la Sra. Ministra tome conocimiento de que Corea
hoy limita como máximo 2 picogramos de dioxina por gramo de grasa, hace un año atrás
aceptaba 4 picogramos…. Hasta el mes de agosto del año 2007 Corea aceptaba hasta 5
picogramos de dioxina y las muestras que se detectaron en el examen efectuado en el
extranjero fue de un valor de 3.9 picogramos”, declaraciones que son suficientes para concluir
que la demandante estaba en cabal conocimiento de la norma de restricción de ingreso en el
país de destino de los productos que vendió a la ejecutada, parámetros que la disposición
nacional sólo vino a reiterar en nuestro territorio;
12.- En consecuencia, en lo que hace a las dos primeras alegaciones de la apelante, la
impugnación no podrá tener acogida;
13.- En cuanto al último cuestionamiento, la actora afirma que en virtud de lo previsto en los
artículos 675 y 703 del Código Civil, afirma que los cerdos vendidos fueron entregados a la
demandada, quien se hizo dueña de ellos, por lo que, al tenor del artículo 1550 del mismo
texto legal, es esa parte quien debe soportar los riesgos de la cosa;
14.- Basta decir, para desestimar este reproche, que en la especie, no ha sido materia de
discusión quién debe soportar los riesgos de la cosa vendida. La excepción opuesta a la
ejecución se refiere únicamente a la inexigibilidad de los títulos invocados por la actora, en
razón de su incumplimiento contractual, determinándose, conforme a los razonamientos que
anteceden, que la ejecutante persigue un pago que encuentra su origen en un contrato
bilateral que a ella misma le imponía un deber, de vender cerdos aptos para el consumo
humano, que las probanzas rendidas en juicio impiden constatar;
15.- Por lo demás, tal como lo plantea la impugnante, la obligación contenida en un título
ejecutivo de dar, hacer o no hacer, debe reunir determinados requisitos para que tenga el
mérito de autorizar su cumplimiento compulsivo, a saber: que sea válida, cierta, actualmente
exigible, líquida o liquidable y que no esté prescrita, requisitos que el legislador reclama con el
objeto de no dejar duda acerca de la existencia del derecho contenido en el instrumento.
De conformidad a lo que se viene razonando, en el caso particular de autos se encuentra
ausente el supuesto de la certeza, pues las facturas encuentra su origen en un contrato que,
de acuerdo al mérito de las probanzas rendidas aparece, a lo menos, imperfectamente
cumplido por la ejecutante, circunstancia que autoriza a su contratante a invocar la excepción
prevista en el artículo 1552 del Código Civil en esta sede y así enervar la acción ejecutiva, sin
perjuicio de lo que se pueda determinar en el respectivo procedimiento declarativo de
derechos, toda vez que los títulos que fundan la ejecución se originan en un contrato bilateral
que, como tal, establece derechos y obligaciones recíprocas para las partes contratantes, cuyo
cumplimiento constituye una materia que debe resolverse, previamente, en el procedimiento
pertinente, de modo que la excepción del artículo 464 Nº 7 del Código de Procedimiento Civil
opuesta por la ejecutada, debe ser acogida.
Y visto además lo dispuesto en los artículos 186 y siguientes del Código de Procedimiento Civil,
se confirma la sentencia apelada de treinta de abril de dos mil doce, que rola a fojas 1476 y
siguientes.
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Se previene que la Ministra señora Maggi concurre a la decisión de confirmar la sentencia
apelada sin compartir los argumentos desarrollados en el basamento noveno del fallo que
antecede.
Regístrese y devuélvase, con sus agregados.
Redacción a cargo del Ministro Señor Silva G. y de la prevención, su autora.
Nº 8529-14.
Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema por los Ministros Sres. Nibaldo Segura P.,
Patricio Valdés A., Guillermo Silva G., Sra. Rosa Maggi D. y Sr. Juan Fuentes B.
No firma el Ministro Sr. Valdés, no obstante haber concurrido a la vista del recurso y acuerdo
del fallo, por estar en comisión de servicios.
Autorizado por la Ministra de fe de esta Corte Suprema.
En Santiago, a veintiséis de noviembre de dos mil catorce, notifiqué en Secretaría por el Estado
Diario la resolución precedente.
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