MANUAL DE BUENAS PRÁCTICAS

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MANUAL DE BUENAS PRÁCTICAS
Monitoreo Comunitario
Contenido
Presentación
2
Gobernanza
3
Asamblea general
4
Consejos de principales
5
Sistemas de cargos
6
Rendición de cuentas
7
Reglamentos
7
Monitoreo comunitario
9
Integración de comités de monitoreo
comunitario
10
Incorporación de jóvenes y mujeres
12
Capacitación
13
Identificación del o los recursos naturales a
monitorear
14
Tipo de monitoreo
15
Organización del monitoreo
17
Uso de instrumentos de monitoreo
18
Procesamiento de datos
19
Acompañamiento técnico
20
Financiamiento
21
Para concluir
23
Presentación
El monitoreo comunitario es un tema del que se ha investigado y escrito poco, de hecho, el proyecto Fortalecimiento
de capacidades para el monitoreo comunitario en los
bosques de México, que es un esfuerzo colaborativo entre
la Alianza México REDD+ y los proyectos “Gobernanza Local
para REDD+” y “Fortalecimiento REDD+ y Cooperación
Sur-Sur México-Noruega”, ambos implementados por la
CONAFOR, puede considerarse como uno de los primeros
ejercicios sistemáticos que promueven esta actividad, aun
cuando varias comunidades de la Sierra Juárez de Oaxaca y
el ejido La Trinidad, de Chihuahua, tienen una importante
experiencia en este campo.
Este manual de buenas prácticas de monitoreo comunitario
fue elaborado con base en la información proporcionada por
los ocho núcleos agrarios que participan en la fase piloto del
Proyecto, experiencias que a esta fecha no han sido documentadas ni sistematizadas. Por lo tanto, las fuentes de
información privilegiadas fueron los actores que cotidianamente realizan esta labor en sus recursos naturales, como
las autoridades locales, integrantes de los comités de monitoreo comunitario, asesores técnicos en los ejidos y comunidades, así como distintas personas que están a cargo y se
relacionan con el Proyecto de Fortalecimiento de monitoreo
comunitario; de ellos se obtuvieron invaluables saberes, que
esperamos se vean reflejados en este documento. Cabe
comentar que existe una ventana de oportunidad muy importante para mejorar este texto, en donde se puedan acopiar
documentos relevantes sobre cada una de estas experiencias y emprender un proceso de investigación de mayores
dimensiones.
Agradecemos ampliamente la colaboración de la Unión de
Comunidades Productoras Forestales Zapotecos–Chinantecos
(UZACHI), al presidente de su Consejo de Administración,
Carlos Pérez Herrera, y a Eusebio Roldán Félix, Director
Técnico de la organización. También a José Victoriano Juárez
Juárez, Gerardo López Hernández y Adán Martínez Martínez,
Presidentes de los Comisariados de los Bienes Comunales de
Santiago Xiacuí, Santiago Comaltepec y La Trinidad, respec-
tivamente, así como a Abel Martínez Martínez, técnico comunitario de esta última localidad.
Asimismo, a quienes apoyaron este proyecto desde el ejido
La Trinidad, Chihuahua: Noel Chávez Velázquez, Gerente
de la Consultoría Conformo, y a Gamaliel Ríos Zavala,
Gerente de Administración de la Empresa Forestal.
Del ejido Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo, participaron
José Antonio Arreola Palacios, Prestador de Servicios Técnicos Forestales de la consultoría Uyoolche, A.C., y a Karen
Flota Núñez y Emiliano Yam Pat, integrantes del Comité de
Monitoreo Comunitario.
También colaboraron, del ejido Barranca del Calabozo,
Jalisco, J. Jesús Torres Reinaga, Presidente del Comisariado Ejidal, y David Rivas Gómez, integrante del Comité de
Monitoreo Comunitario.
Del ejido 20 de Noviembre, Campeche, Alberto Villaseñor
Farías, Prestador de Servicios Técnicos Forestales de la
consultoría DICOS, A.C., y Daniel Dzib Mukul, Coordinador
de la Brigada de Monitoreo Comunitario.
Igualmente Humberto González Parra, Coordinador del Área
Forestal de la Consultoría Bioasesores, A.C., del ejido San
Agustín, Yucatán.
Agradecemos también el apoyo prestado a José Manolo
Canto Vergara, Coordinador del componente de Monitoreo,
Reporte y Verificación en The Nature Conservancy, de la
Alianza México REDD+, y a Lizeth Hernández Ávila, Coordinadora de la Alianza México REDD+ en Chihuahua.
Del Proyecto Fortalecimiento REDD+ y Cooperación Sur-Sur
México-Noruega, a Lucio Santos Acuña, Gabriela Alonso
Mendieta, Jorge Eduardo Morfín Ríos, José María Michel
Fuentes y Gonzalo Sánchez Santos.
Finalmente, nuestro agradecimiento al proyecto Gobernanza
Local para REDD+, a Sofía García Sánchez, Coordinadora
General, Ismael Novoa Leyva y Mayra Colmenarez Zepeda.
Este documento fue posible gracias al apoyo financiero del
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
2
Gobernanza
La gobernanza es un aspecto esencial del monitoreo comunitario. Si no existen mecanismos de funcionamiento apropiados en
el interior de un ejido o comunidad, difícilmente podrá prosperar la implementación de prácticas de monitoreo con el sello de
una amplia participación comunitaria. Las experiencias de los diferentes ejidos y comunidades corrobora este dicho, especialmente la de aquéllas que pertenecen a pueblos originarios, como es el caso de las de la Sierra Juárez de Oaxaca y la península de Yucatán.
Los factores clave que definen en gran parte la gobernanza dentro de un ejido o comunidad agraria, se obtienen a partir de
un apropiado funcionamiento de sus órganos de gobierno, así como de la naturaleza de las interacciones que se dan entre
los diferentes miembros, tales como:
Asamblea general, grupos relevantes dentro de cada ejido o comunidad (consejos de principales o “caracterizados”, ancianos,
líderes de opinión), comités de ciudadanos, comisariados ejidales o de bienes comunales, consejos de vigilancia y otras instituciones locales que pueden o no estar en la normatividad, pero que igualmente son funcionales en los diferentes núcleos agrarios.
Transversalmente se cuentan otros factores que permiten equilibrios dentro de los predios, como la existencia de reglas verbales y escritas; así como, de manera destacada, la naturaleza de sus usos y costumbres, que determina las relaciones de
solidaridad, apoyo mutuo y pertenencia, básicos para una vida interna armoniosa.
3
Asamblea General
La Ley Agraria la define como la máxima autoridad de un
núcleo agrario; es el espacio donde se discuten y analizan los diferentes problemas del ejido o la comunidad y
de donde surgen las decisiones más importantes que
rigen la relación de los ejidatarios o comuneros entre sí
y con el territorio donde viven, trabajan y del que son
poseedores.
De manera general, en los ejidos y comunidades del
Proyecto piloto se observó una periodicidad constante en
la celebración de asambleas generales, lo cual es un
requisito indispensable para la toma de decisiones, y
sobre todo, esta circunstancia dice mucho sobre la intención y voluntad de sus miembros para llegar a acuerdos
en beneficio de la colectividad.
Las asambleas tienen periodicidades diversas –uno, dos
o tres meses entre una y otra- aunque la mayoría celebra
asambleas extraordinarias para tratar asuntos específicos
urgentes. Hay sin embargo, diferencias respecto de la
asistencia de los ejidatarios o comuneros a este tipo de
reuniones. En algunas, como en los bienes comunales
de la Sierra Juárez de Oaxaca se alcanzan asistencias
hasta de 80 por ciento de los padrones de comuneros.
En otros casos, como el del ejido San Agustín, Yucatán,
que tiene un padrón de 367 ejidatarios, a las asamb l e a s
4
sólo asisten los ejidatarios que viven en el poblado donde
se realiza la asamblea, pues los demás caseríos se localizan a tres o cuatro horas de la sede y eso inhibe la
asistencia. En este caso, la dispersión de los miembros
del núcleo agrario es un factor relevante, no sólo para
lograr el quórum que exige la normatividad para la
validez legal de las asambleas, sino para la socialización
de información y la toma de decisiones con una base
participativa amplia y consensuada, ideal para la realización de gestiones efectivas.
Sin embargo, hay que destacar que la asistencia de
ejidatarios y comuneros a las asambleas generales, si
bien alcanza para tomar decisiones en primera convocatoria, no siempre es suficiente para generar los consensos necesarios que permitan la ejecución de acciones
efectivas.
Este es un asunto de primer orden que debe ser considerado en el interior de los ejidos y comunidades que lo
requieran, es decir, la toma de decisiones en la asamblea es un proceso que debe fortalecerse, particularmente en un contexto donde cada vez es más frecuente la
pérdida de autoridad de esta instancia comunitaria, y lo
es más tratándose de un proceso donde están en juego
los recursos naturales de los ejidatarios y
comuneros, que es el patrimonio con el que
cuentan.
Consejos de Principales
En las cuatro comunidades que integran la UZACHI, así como en los ejidos Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo, y
La Trinidad, Chihuahua, se observaron instancias de integración colectiva, que aunque sólo tienen una función
deliberativa, ésta parece muy útil para hacer eficiente y eficaz la toma de decisiones que se produce en las asambleas generales. A éstas se les conoce como consejos de principales, consejos de “caracterizados”, “líderes de
opinión”, grupo de ancianos o consejo directivo.
Una de las funciones principales es cuando hay un problema, un trabajo o cualquier actividad que realizan, tratan de
llevar una propuesta concreta, llevar un punto determinado con posibles soluciones que agilicen los procesos dentro de
la asamblea, para que no estén divagando, sino que ya lleven más o menos una orientación de cómo solucionar determinado problema o un proyecto (…) y cuáles serían los pros y los contras, es más que nada eso, tratar de agilizar los procesos y que ya vaya a un análisis antes de que se vaya a asamblea. (Carlos Pérez Herrera, UZACHI)
Su función es simple, pero muy relevante, y consiste en analizar y reflexionar sobre los problemas del núcleo agrario, sobre todo los asuntos delicados, con la finalidad de elaborar propuestas más concretas que eviten o disminuyan
la dispersión de las discusiones que con frecuencia se presentan en las asambleas.
Existe un grupo de ciudadanos que le llaman consejo consultivo o cuerpo de apoyo, estas personas son nombradas por
la asamblea, por la misma comunidad. Cuando las autoridades comunales o municipales tenemos un asunto difícil,
entonces citamos a los del cuerpo de apoyo para que en una reunión de manera conjunta se comente el asunto que las
autoridades no pueden resolver y del que necesitan voces de apoyo, voces de mando; entonces, entre todos se saca una
propuesta de solución. Ocho elementos son los del consejo consultivo, los que participan digamos dando luces a ambas
autoridades tanto comunal como municipal, para poder sacar la problemática que se presenta. (Gerardo López Hernández, Santiago Comaltepec, Oax.)
En todos los casos, quienes integran estos consejos son personas con experiencia, reconocimiento social y que se
han ganado el respeto de quienes integran el núcleo agrario. “Quienes integran el consejo directivo son de las
personalidades más respetables y con más experiencia dentro del ejido, por lo cual son personas pues muy respetables, con mucha veracidad de palabra”. (Lizeth Hernández Ávila, ejido La Trinidad, Chih.)
La experiencia de las comunidades de la UZACHI ejemplifica las diferentes opciones sobre la integración de los
consejos:
Los miembros de los consejos son electos en asamblea (con lo que adquieren mucha legitimidad
para emitir sus recomendaciones) como un órgano colegiado deliberativo.
Buscan la representatividad, por ejemplo en la integración incluyen a personas de experiencia,
profesionistas y jóvenes, hombres y mujeres.
La asamblea les da autoridad para que los propios integrantes se renueven cuando lo crean
necesario, pero deben informar a la asamblea cuando se realicen cambios.
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Sistemas de cargos
Los sistemas de cargos se relacionan con servicio a la comunidad en la realización de funciones públicas de diferentes niveles de responsabilidad para beneficio de la localidad (topiles, policías, comités de escuela, vocal de comité).
Son cargos obligatorios para todos los miembros de la comunidad. Los sistemas de cargos fortalecen la gobernanza
porque promueven la solidaridad y el apoyo mutuo al interior de la comunidad, les da identidad y pertenencia, contribuyendo a mantener estabilidad en el tejido social comunitario. No todos los ejidos y comunidades que participan
en el Proyecto cuentan con este factor de gobernanza, pues persiste en mayor medida entre las comunidades
descendientes de pueblos originarios.
En las comunidades de la Sierra de Oaxaca, el sistema de cargos se aplica en los distintos ámbitos de la vida pública, no sólo en la cuestión agraria, sino también en el ayuntamiento, lo que le imprime otro carácter a esta institución
convirtiéndola en un verdadero órgano de servicio a la población; los recursos públicos que llegan a través de las
transferencias federales se aplican plenamente a las obras públicas de las localidades.
Los cargos que se desempeñan aquí son gratuitos, por servicio comunitario. Desde que un joven cumple su mayoría de
edad empieza a participar en la vida comunitaria y a desempeñar cargos como topiles, comandantes, secretarios. Por el
lado del municipio, no se rige aquí de acuerdo con la norma constitucional de los tres años, pues no hay remuneración
en cuanto a los servicios. Las personas no tienen las posibilidades de desempeñar este servicio por tres años, por lo que
la comunidad ha llegado a un acuerdo de que sea por año y medio. Por el lado del comisariado, nosotros estamos
también dentro del bloque de los cargos. (Gerardo López Hernández, Santiago Comaltepec, Oax.)
6
Rendición
de cuentas
Rendición
de cuentas
Es una práctica fundamental de la gobernanza, ya que
cuando se aplica, genera entre los ejidatarios y comuneros confianza y credibilidad en las personas, y en sus
propias autoridades e instituciones. Prácticamente en
todos los núcleos agrarios del Proyecto piloto, se
observaron prácticas de rendición de cuentas, usualmente de manera básica pero efectiva, como la información ante la asamblea general de ejidatarios o
comuneros. Esta aseveración adquiere mayor trascendencia cuando el núcleo agrario opera proyectos en los
que se administran recursos financieros y se operan
empresas comunitarias.
Las comunidades de la UZACHI son las que están a la
vanguardia en las prácticas de rendición de cuentas, ya
que forman parte de sus formas de gobierno, y por la
constancia con que se realizan, se han institucionalizado. Esto les ha permitido reducir al mínimo la posibilidad de desviación de recursos, y al contrario, la rendición de cuentas, al ser un proceso que implica el
escrutinio de grupos amplios de comuneros, potencia la
eficacia de sus acciones y la aplicación de los recursos.
En el caso de los asuntos agrarios y de recursos naturales, el consejo de vigilancia cumple plenamente con
el trabajo que le es encomendado en la legislación
agraria, y que en la mayoría de los núcleos agrarios no
se realiza: la vigilancia de las acciones que realiza el
comisariado ejidal o de bienes comunales. Este órgano
de vigilancia aplica auditorías periódicamente y le da
seguimiento al trabajo que realiza el comisariado, ya
sea semanal, quincenal o mensual.
Entendemos que el consejo de vigilancia, a lo mejor ante
las dependencias no está muy reconocido, pero ante la
comunidad tiene mucha autoridad, es al que se le tiene
que dar cuentas si se actúa bien o mal. O si nosotros
estamos actuando mal (el comisariado de bienes comu-
nales) en el momento en que ellos decidan se hará una
asamblea. (José Victoriano Juárez Juárez, Santiago
Xiacuí, Oax.).
El mismo esquema se proyecta en el órgano técnico de
las cuatro localidades (UZACHI), donde existe un
consejo de vigilancia, y además el consejo de administración se presenta ante las asambleas generales cada
vez que éstas soliciten la información, para rendir cuentas de los trabajos que realizan.
Actualmente, la rendición de cuentas es una práctica que
genera confianza y credibilidad en las instituciones o
personas que la realizan. En las comunidades de la
UZACHI es una práctica consustancial de sus usos y
costumbres que se aplica en los diferentes niveles de sus
estructuras sociales y de gobierno, en asambleas, del
gobierno municipal hacia los ciudadanos, de sus organizaciones económicas hacia los comuneros. Las comunidades de la UZACHI "presentan una característica importante en su forma de gobierno local: han desarrollado una
práctica de consulta y rendición de cuentas directa con
los ciudadanos; en el que la figura de la asamblea se
constituye una de las autoridades máximas. (Reporte de
análisis FODA).
Reglamentos
La mayor parte de los núcleos agrarios del Proyecto,
cuentan con un reglamento interno ejidal o estatuto
comunal. Este hecho revela en gran medida la disposición de los miembros de una comunidad para ordenar
y coordinar el funcionamiento, así como las relaciones
de los miembros del núcleo agrario, lo cual es una
condición básica para emprender un proyecto relevante,
como el monitoreo comunitario. Si bien es cierto que
algunos de éstos se elaboraron a partir de la realización
de ejercicios de planeación, como los ordenamientos
territoriales comunitarios o programas de manejo fores-
7
tal, lo cierto es que también contienen la visión de lo que ejidatarios y comuneros desean para su predio.
Sin embargo, la aplicación de reglas no ha sido fácil por diferentes motivos (se establecieron las reglas, pero no los
mecanismos para favorecer la instrumentación) e incluso algunos núcleos lo atribuyen a algunos problemas de
actualización de estos documentos jurídicos.
Aun con esto, han tenido la capacidad para atender los asuntos que se presentan sobre la marcha e incluso en algunas ocasiones son “más funcionales los acuerdos tomados en las asambleas, pues han tenido un mayor seguimiento
por parte de las asambleas” (Ejido Barranca del Calabozo, documento de sistematización).
En las localidades de la Sierra Juárez les ha funcionado un sistema de reglamentación escrito que incluye los derechos y obligaciones de los comuneros, así como las acciones que pueden ser sancionadas, combinado con instituciones sólidas dotadas de autoridad para analizar, deliberar y sancionar aquellos casos que no están dentro de la
reglamentación escrita.
Hay otras [reglas] que no están escritas y que conforme se van dando, las autoridades son las encargadas de ver qué sanción, o si es un delito o no, si es algo
que se deba sancionar, hay cosas que están directamente al juicio o criterio de
cada autoridad, pero la mayor parte si están escritas, y las que no están escritas,
a veces van a asamblea, o pasan por el consejo consultivo, de caracterizados,
pero más que nada es decisión del comisariado o del agente, que se remontan a
casos parecidos para tomar una decisión. (Carlos Pérez Herrera, UZACHI).
En general, las reglas internas dentro de los ejidos o comunidades se
aplican de diversas maneras, utilizando también distintos mecanismos. Independientemente de la efectividad y efectos de su aplicación, tal vez lo más trascendente
es que detrás de este conjunto de reglas, escritas o no, hay una conciencia de ejidatarios y comuneros por acordar y diseñarse para sí mismos la regulación que desean,
según sus condiciones específicas. Sin duda, para la gobernanza de los núcleos es un
aliciente.
Cuando el reglamento se autorizó, se dio a conocer a la asamblea. Entonces la asamblea conoce todas
las obligaciones, hasta dónde podemos actuar como comuneros o representantes. No ha habido necesidad de sacarlo y decir, “sabes, cometiste una falta y aquí en el reglamento estás incumpliendo.” En el caso
administrativo, sí ha habido necesidad de sacarlo en alguna ocasión para saber las responsabilidades de
cada uno de los integrantes. (José Victoriano Juárez Juárez, Santiago Xiacuí, Oax.).
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Monitoreo comunitario
Acercamiento, promoción
De acuerdo con las experiencias, el monitoreo comunitario puede tener varias motivaciones. En la mayoría de los
casos fue la necesidad de cumplir con los requerimientos de programas de manejo, inventarios o los apoyos de
servicios ambientales que tenían lugar en los ejidos y comunidades; en otros, fue la promoción realizada desde instituciones gubernamentales y no gubernamentales relacionadas con el uso, conservación y aprovechamiento de los
recursos naturales.
La promoción del monitoreo comunitario debe ser un proceso cuidadoso, bien llevado, que permita llevar a buen
puerto esta importante iniciativa ante la asamblea. Los primeros acercamientos deben incluir, además de reuniones
con las autoridades locales, diálogo con el cuerpo de asesores o el equipo técnico del núcleo agrario. Esto tiene su
lógica, porque en los ejidos y comunidades la confianza se genera a partir de la entrega de resultados positivos y
de años de trabajo con los dueños de los recursos, por lo que hay un respeto natural hacia estos profesionales por
sus conocimientos especializados. El acercamiento no debe ser entonces directo con las asambleas, sino que ha
de tener la mediación de los asesores, pues éstos conocen el lenguaje, la utilidad y la importancia de un monitoreo.
Las experiencias indican que no es fácil convencer a ejidatarios y comuneros, sobre todo porque los beneficios de
un monitoreo no son directos y regularmente se observan hasta el mediano o largo plazo. Por lo tanto, la sensibilización, concientización o convencimiento de los miembros de un núcleo agrario se convierte en una etapa clave
para determinar la factibilidad social de este tipo de trabajo.
Se le tiene que explicar a la comunidad que no es un proyecto que dejará luego un recurso, sino que es un proyecto a largo plazo,
para que identifiquemos cómo está creciendo nuestro bosque. Nuestra gente afortunadamente es muy consciente de eso, se le
dice, “sabes qué, de esto se tratan los monitoreos y entonces es para largo plazo”, y la asamblea decide “sabes qué, se sigue o
no se sigue o ahí párenle”. (Adán Martínez Martínez, La Trinidad, Oax.).
En la UZACHI, no obstante que llevan más de 20 años haciendo monitoreo, la fase de sensibilización sigue siendo
muy relevante en su estrategia y es un trabajo continuo.
La sensibilización ha sido una parte muy difícil con las comunidades para el monitoreo y la ejecución de los programas de
manejo. La sensibilización abarca diferentes etapas: con la asamblea, a través de talleres con los comuneros; y con las autoridades. Con esto tratamos de concientizar a los ciudadanos y comuneros para fortalecer los programas de manejo, el monitoreo
forestal maderable, de fauna y de otros recursos. (Eusebio Roldán Félix, UZACHI)
9
Integración de comités de monitoIntegración de comités de
reo comunitario.
monitoreo comunitario
La integración de comités, grupos o brigadas de monitoreo se organiza de acuerdo con las condiciones específicas de cada ejido o comunidad; no hay recetas para
su integración. Sin embargo, sí hay una práctica que
debe tomarse con mucha seriedad: la designación y
validación de los comités de monitoreo comunitario
debe hacerse en una asamblea general, de manera
abierta y a la vista de todos.
Es posible integrar un comité e incluso realizar un
monitoreo, pero sin el aval de la asamblea, éste nacerá
con una gran debilidad. Las decisiones de la asamblea
dan legitimidad a los procesos, son la parte central del
monitoreo comunitario, que en esencia debe ser participativo y por lo tanto estrictamente apegado a lo que
determine la asamblea. Si bien, la asamblea es la
máxima autoridad en la toma de decisiones, entonces
entre más fuerte sea una asamblea, más fuerte y legítimo será el comité de monitoreo.
La integración de los comités también requiere que se
realice mediante convocatoria abierta y de manera
voluntaria. En este punto hay que mencionar que el
trabajo de monitoreo es una actividad redituable a largo
plazo; pero los ejidos y comunidades del país tienen un
condicionamiento a recibir beneficios inmediatos, y casi
siempre su participación en proyectos de este tipo lo
condicionan a recibir una remuneración. Es por eso
que inicialmente la integración de un equipo de
monitoreo no es tan fácil, y ante la falta de
recursos financieros, es necesario un intenso
trabajo de sensibilización sobre los beneficios que podrán obtenerse en el largo
plazo.
Cada uno de los ejidos o comunidades resolvió de manera
diferente este dilema. En
algunos casos, los comités se integraron
con personas
q u e
10
ya se ocupaban en actividades del bosque y formaban parte de otras comisiones de trabajo (programas de manejo,
servicios ambientales); en otros, se propuso que fueran los integrantes del consejo de principales los que se encargaran del monitoreo, y excepcionalmente se encontraron personas que se integraron a los trabajos del comité de
monitoreo.
En asamblea se dijo, quién quiere entrar. Y pues siempre hay gente entusiasta, o sea, uno de ellos es Don Santos García, es un
tipo que hizo punta y ha estado presente en el monitoreo desde el principio, es un viejo ya grande, pero muy entusiasta y muy
comprometido con su actividad, le gusta la fauna, la flora, le gusta el monte, y pues eso lo hace interesante, hace vivo al monitoreo, y de ahí ya se colgaron otros chavos. (Humberto González, ejido San Agustín).
La gran experiencia de la UZACHI en la integración de brigadas de monitoreo a lo largo de más de 20 años les
ha permitido profesionalizar esta práctica con la habilitación de técnicos comunitarios originarios de la región para
que desempeñen su trabajo de manera permanente y estén en constante capacitación.
La designación del técnico comunitario se decide en asamblea general, la UZACHI les recomienda un perfil que deben cumplir,
que tengan un poquito de estudios, que hayan trabajado antes en el monte, que sea una persona responsable y que se comprometa con los trabajos. Con lo del técnico comunitario se empezó hace 25 años, pero era muy diferente, o sea, nomás lo nombraban, pero ahora se ha tratado de que permanezcan y que tenga un perfil específico. (Carlos Pérez Herrera, UZACHI).
El análisis FODA de la organización especifica que "La estructura técnica de la UZACHI presenta la figura de ‘Técnicos comunitarios’ (nombrados por la asamblea de comuneros de cada comunidad) como una instancia que favorece el enlace entre la dirección técnica de la UZACHI y las comunidades en los aspectos operativos del manejo
de sus recursos naturales".
11
Incorporación de jóvenes y mujeres
Durante décadas, la participación de jóvenes y mujeres
en actividades de los ejidos y comunidades fue muy
limitada, principalmente por las costumbres y la cultura
de las poblaciones localizadas en zonas rurales mexicanas. Sin embargo, gradualmente comienzan a reconocerse los talentos y capacidades de estos jóvenes y
mujeres, así como sus aportaciones, en distintas actividades de los núcleos agrarios.
En la integración de los comités de monitoreo, los
ejidatarios y comuneros han volteado a ver a los jóvenes y las mujeres para que se incorporen a los trabajos. En algunos núcleos, se ha combinado la participación de los ejidatarios adultos con la de los jóvenes,
especialmente donde los ejidatarios tienen conciencia
de que en el futuro sus hijos tomarán la estafeta.
Los jóvenes son los que ahora se interesan más
y qué bueno que se están involucrando, porque
el día de mañana que no estén los ejidatarios de
edad adulta, ellos son los que van a tomar las
riendas del ejido. Qué bueno que se vayan
incorporando desde ahora, de lo que tienen y
cómo hay que cuidarlo. (José Antonio Arreola
Palacios, ejido Felipe Carrillo Puerto)
La participación de los hijos e hijas de ejidatarios es
muy apropiada porque a ellos se les facilita el uso de
equipo especializado y de cómputo.
Se forma la brigada y pues afortunadamente nos
han venido a capacitar, y los chavos le agarran
de volada. Ahorita están cuatro en la brigada, el
más grande tendrá como 28 años, son puros
jóvenes y el que anda como jefe de brigada
tendrá sus 22 años. (Abel Martínez Martínez, La
Trinidad, Oax).
También se aprovecha que muchos jóvenes que viven
en los núcleos agrarios, estudian carreras afines al
cuidado de los recursos naturales. Es el caso del ejido
12
La Trinidad, Chih., cuya asamblea decidió involucrar a
los jóvenes del Colegio de Estudios Científicos y
Tecnológicos del Estado de Chihuahua en los trabajos
de monitoreo.
Las comunidades de la Sierra Juárez de Oaxaca involucran a los jóvenes y las mujeres en sus sistemas de
cargos, incluso en los consejos de ancianos y de
caracterizados. Es una manera de reconocer las capacidades de estos sectores y de hacerlos partícipes en
las diferentes actividades, y hoy en la UZACHI participan como técnicos primordialmente jóvenes, hombres y
mujeres, de las propias localidades.
Capacitación
Los trabajos del comité de monitoreo comunitario
requieren de ciertas condiciones, entre ellas, la instalación o fortalecimiento de capacidades de sus integrantes. La capacitación cubre las necesidades de información y conocimientos de una comunidad y del comité en
función del recurso natural que quieren monitorear.
Evidentemente, debe haber un proceso de análisis
participativo detrás de esta elección, y la capacitación
es un paso posterior para el desarrollo de habilidades y
competencias entre los miembros de los comités que no
las tienen y para fortalecer a aquellos comités que ya
cuentan con alguna experiencia en el monitoreo comunitario.
De acuerdo con las experiencias de las comunidades
del Proyecto, los casos exitosos de capacitación reúnen
varias circunstancias como:
Un acertado acompañamiento de parte
del equipo asesor técnico.
Vinculación
con
universidades
o
centros de investigación, por medio de
convenios de colaboración.
El aval y respaldo irrestrictos de la
asamblea.
Apropiadas prácticas de gobernanza.
La capacitación para el monitoreo tiene dos vertientes:
una está dirigida a fortalecer los sistemas de gobernanza de los núcleos agrarios, así como a sensibilizar a los
poseedores de los recursos sobre el monitoreo comunitario. El proceso de sensibilización se dirige tanto a las
asambleas generales como a los integrantes de los
comités de monitoreo para identificar los recursos naturales del núcleo agrario, el tipo de monitoreo y sus
posibles beneficios.
La segunda vertiente aborda los aspectos técnicos del
monitoreo, según los recursos seleccionados, a saber:
árboles, fauna, flora, agua, biodiversidad, entre otros.
Esta vertiente incluye el aprendizaje del uso de instru-
13
mentos y equipo como:
Geo posicionador satelital (GPS)
Cinta diamétrica
Cinta métrica
Cuerdas compensadas
Taladro de Pressler
Clinómetro
Identificación
de los
recursos
Identificación
del o los recursos
naturales
a monitorear.
a monitorear
El paso previo a la identificación del o los recursos que
serán monitoreados es el diagnóstico, el cual se obtiene
de manera participativa, es decir, con la intervención,
las opiniones y los saberes de todos los ejidatarios o
comuneros; esto permite contar con información sobre
las necesidades locales y las áreas de oportunidad para
detonar, fortalecer o acompañar procesos de desarrollo
comunitario.
Llenado de formatos
Laboratorio portátil (kit de monitoreo
de agua)
Uso de plataforma electrónica Tablet
En la impartición de las capacitaciones se deben considerar factores como la comunicación y didáctica, ya que
es la parte medular del proceso formativo, basándose
principalmente en la implementación de: dinámicas,
conceptos teóricos sustentados, prácticas y hacer uso
del sentido común. Otra de las claves para realizar un
proceso de monitoreo comunitario es el conocimiento
local y respeto de las costumbres de los núcleos agrarios en el aprovechamiento sus los recursos naturales.
El desarrollo de capacidades es tan importante, que por
ejemplo en la UZACHI es parte de una cultura, que les
ha llevado a abrir una oficina específica para atender
necesidades de capacitación, formación e información,
promoviendo pláticas sobre cultura forestal en las
escuelas de la región, pero también de llevar a cabo
programas de capacitación en diferentes materias con
las empresas forestales, autoridades comunitarias y a
los comuneros.
14
Los ejidos y comunidades agrarias cuentan con diferentes fuentes para elaborar su diagnóstico, entre ellas los
documentos de sus proyectos en ejecución o de los
ejercicios realizados de planeación (evaluaciones rurales participativas, estudios de ordenamiento territorial
comunitario). Sin embargo, la información más importante la proporcionan los propios ejidatarios y comuneros, quienes conocen con detalle las necesidades y
potencialidades de su territorio.
Así, por ejemplo, en el ejido 20 de Noviembre su
interés fue conocer los efectos del aprovechamiento
forestal en su bosque (disturbios) y con ello cumplían
también con un requisito de su programa de manejo
forestal. En el caso del ejido La Trinidad inicialmente
surgió por la presencia recurrente de incendios forestales que afectaban el recurso forestal maderable; con el
Tipo de monitoreo
monitoreo, al cuantificar el material combustible, les
permitió tomar medidas de prevención.
captura de carbono monitorean las reforestaciones para
ver el crecimiento de los árboles.
Por su parte, en el ejido Felipe Carrillo Puerto decidieron
el monitoreo de la calidad del agua de un proyecto
ecoturístico certificado, ya que éste les genera ingresos
a los ejidatarios. Otros temas de monitoreo identificados
fueron de fauna y crecimiento de los árboles de maderas
preciosas.
Para seleccionar el tipo de monitoreo es determinante la
participación de los ejidatarios y comuneros en los espacios donde se analiza el diagnóstico, para tener claros
los objetivos y propósitos de la actividad y sobre todo,
un mayor respaldo de quienes toman las decisiones.
Entran en juego, en esta reflexión, factores como:
Cuando se vio la necesidad de crear un comité, se
cabildeó con la asamblea y se dio el visto bueno
para continuar los trabajos. Se identificaron cuáles
eran las áreas de interés del ejido para llevar a
cabo el monitoreo, y surgió el tema del agua, ya
que es muy importante para ellos por sus proyectos de ecoturismo, fue entonces que el proyecto
México-Noruega facilitó una capacitación con
personas del Global Water Watch, a fin de tener la
certificación de los compañeros y que pudieran
efectuar estos monitoreos. (José Manuel Canto)
Los recursos naturales con que cuentan, y si de éstos hacen algún tipo de
aprovechamiento.
La UZACHI comenzó sus monitoreos como una actividad
de sus programas de manejo, sin embargo, en las
asambleas de los bienes comunales adoptaron el acuerdo de hacer monitoreos más extensivos para conocer la
producción de los bosques, y a partir del proyecto de
Los recursos humanos y financieros que
destinarán al monitoreo.
Los proyectos de corto y mediano plazo.
Sus intereses como núcleo agrario.
Su cultura de respeto a la naturaleza.
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En algunos casos fue necesario apoyar el análisis para la identificación del recurso a monitorear mediante talleres
y cursos dirigidos tanto a las personas que integrarían el comité como a las asambleas generales. En otros casos
se debió al seguimiento de los planes de manejo forestales dando seguimiento a ciertos protocolos pero que en los
núcleos agrarios se apropiaron por el beneficio que les deja el monitoreo de sus recursos.
Los monitoreo que realizan los ejidos y comunidades de la iniciativa piloto son los siguientes:
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Organización del monitoreo
La organización y coordinación de actividades para el
monitoreo se hace de acuerdo a las condiciones específicas de cada núcleo agrario, que incluyen:
Número de integrantes del comité.
Recursos financieros con que cuentan.
Instrumentos y material de monitoreo.
La mayoría de los ejidos y comunidades ha procurado
incluir en las brigadas de monitoreo a las autoridades
locales, a personas que conocen muy bien el territorio,
al equipo técnico asesor del predio y a jóvenes de la
comunidad. Esta fórmula, además de ser representativa
de los núcleos agrarios, les ha permitido adquirir
funcionalidad y eficiencia en los trabajos, por ejemplo:
En el ejido La Trinidad, al comité de monitoreo
comunitario lo integra el Consejo Directivo. El
comité y la asamblea incluyeron en las brigadas
a jóvenes estudiantes del CECyTECH, de tal
manera que hay 5 brigadas de tres personas, de
las cuales dos son mujeres y un hombre.
En el ejido Felipe Carrillo Puerto el comité de
monitoreo está integrado por 15 personas
(ejidatarios e hijos de ejidatarios), en los que
destaca la participación de una mujer, dentro de
este comité formaron dos brigadas para el monitoreo de cuatro sitios en la laguna.
En el ejido 20 de Noviembre el comité de monitoreo se integra por cinco personas quienes se
organizan y forman dos brigadas para el monitoreo de disturbios del aprovechamiento, crecimiento de árboles y diámetros.
El ejido San Agustín se designó a un comité de
monitoreo de 7 personas, entre ellos un ejidatario y 6 jóvenes.
En el ejido Barranca del Calabozo, formaron el
comité de monitoreo con 7 ejidatarios que decidieron participar de manera voluntaria, y que han
promovido el involucramiento de personas jóvenes.
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En la UZACHI integraron un grupo focal, en éste
se involucran comuneros de cada comunidad, la
dirección técnica de la organización y un investigador aliado del Universidad de la Sierra Juárez.
Integración de Brigadas en la UZACHI
“En la asamblea se pide autorización para el inicio de los inventarios y de la toma de datos, nosotros escogemos al personal
porque debe tener ciertos perfiles, por ejemplo para el caso del
peón, llevamos a un machetero que nos ayuda a hacer las
líneas, a establecer el sitio, a cortar las estacas; pero el que
anota, el que lleva los equipos de medición debe tener más o
menos nivel de bachillerato. Bueno, es lo que buscamos, le
damos una lista a los comisariados de bienes comunales al
iniciar la planeación de un inventario forestal o de un monitoreo: “necesitamos dos jefes de brigada que cumplan cierto
perfil, que sepan manejar números, hacer cuentas, que vean
bien, que escriban bien. Y también personal que dará apoyo, de
ese no se requieren ciertos perfiles pero si de los jefes de
brigada”.
Como tal, un comité de monitoreo no ha habido, cada que se
requiere se integra, y lo que siempre buscamos es por ejemplo
que el personal que hizo inventario el año pasado se integre
también este año, porque ya tienen ciertos conocimientos, pero
cuando no están disponibles las mismas personas, entonces
buscamos a nuevos jóvenes para que se integren en la cuestión
de la toma de datos de campo, la cuestión de monitoreo comunitario.
De manera directa tenemos que dirigirnos a las autoridades
comunitarias para una primera reunión de planeación y ver la
cuestión de presupuesto y la cuestión del número de personal
operativo para monitoreo e inventario. Ahí les entregamos la
lista de requerimientos: cinco jefes de brigadas que tengan
cierto perfil, que maneje números, tome datos, a lo mejor que
tenga bachillerato. Además cuatro personas de apoyo, hablamos de un cuerpo de 20 personas para 5 brigadas, pero en ese
orden se elige. Ya en la capacitación podríamos hacer cambios,
si los que propuso el comisariado no nos funcionan.” (Eusebio
Roldán Félix, UZACHI).
Uso de instrumentos de
monitoreo
Uso de instrumentos de monitoreo.
La práctica del monitoreo requiere de uso de equipo e
instrumentos especializados; inicialmente este tipo de
destrezas y habilidades están con los grupos de aseso-
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res técnicos que trabajan en los núcleos agrarios, pero
estos conocimientos también son requeridos por los
integrantes de los comités de monitoreo y las autoridades ejidales o de bienes comunales, entre otros actores
locales.
El uso apropiado de instrumentos para el monitoreo por
ejidatarios y comuneros puede derivarse de aprendizajes tanto en talleres y cursos de capacitación como del
aprendizaje empírico.
En las comunidades de la UZACHI se han apropiado
del uso de instrumentos de monitoreo, y buscan constantemente su actualización. Es importante, para lograr
estos aprendizajes, una permanencia más o menos
constante de quienes forman los grupos o comités de
monitoreo comunitario.
La incorporación de jóvenes en las brigadas facilita la
adquisición de habilidades para el uso de los instrumentos de monitoreo, aunque los ejidatarios y comuneros adultos integrados a los comités no han tenido
problemas para el aprendizaje.
En el proyecto Fortalecimiento de capacidades para el
monitoreo comunitario en los bosques de México, la
Alianza México REDD+ diseñó una plataforma electrónica de apoyo al monitoreo comunitario que busca ser
útil para recabar información y generar datos locales
sobre sus recursos naturales que son de interés para
las comunidades. Este proyecto se llevó a cabo en las
ocho localidades piloto de ese proyecto.
En las capacitaciones que se hicieron por primera vez, esta herramienta [tableta] no fue tan
sencillo utilizarla, pero MREDD fue facilitando el
acceso a esta herramienta, es decir, como desde
el inicio los propios comités decidieron lo que
iban a monitorear, lo que era de su interés, entonces con base en eso también las tablets fueron
adaptándose a esas necesidades y fueron simplificando la herramienta hasta hacerla más accesible al ejido. (Sofía García Sánchez, Gobernanza
local para REDD+).
Procesamiento de datos
Es uno de los momentos del monitoreo en donde la intervención del equipo técnico de asesores tiene una mayor
responsabilidad, ya que se encarga de procesar la información a efecto de traducirla a un lenguaje sencillo, y junto
con ejidatarios y comuneros, encontrar su utilidad.
Uno de los propósitos del monitoreo comunitario es que las asambleas reciban, comprendan, analicen y hagan suyos
los datos, una vez que fueron procesados por los técnicos, esto con el objetivo de que tengan la información
suficiente y necesaria para que puedan tomar las mejores decisiones de manera informada sobre la gestión de su
territorio.
Los técnicos les desciframos los datos y entre todos los interpretamos. Nosotros [los técnicos] más bien servimos para
las cuestiones técnicas, o sea, los diámetros, las alturas, la pérdida de suelo… una vez que se obtiene la información,
les hacemos la información más digeribles para que ellos la entiendan. (ejido La Trinidad, Chihuahua).
Sin embargo, el procesamiento de los datos es una función que aún recae en mayor medida en los asesores técnicos, pero cada vez más los comités de monitoreo –integrados por ejidatarios, comuneros, hijos de éstos, y avecindados- aprenden esta fase del proceso. En cada uno de los núcleos agrarios del Proyecto hay avances importantes,
sobre todo en la presentación de la información ante la asamblea, pues es una tarea que se ha asignado al comité
o brigada de monitoreo.
El asesor técnico realiza la interpretación de datos y el comité presenta gráficas de los resultados del monitoreo a la
asamblea, si es necesario el asesor intervine. (ejido 20 de Noviembre, Campeche).
La UZACHI ha desarrollado una forma de trabajo en donde hay una intensa capacitación a jefes de brigada, originarios de las comunidades donde se realiza el monitoreo, para que conozcan con cierto detalle la información técnica
y puedan interpretarla. Los técnicos de la UZACHI son el segundo nivel para procesar los datos, y a partir de ahí,
se obtiene información que les será útil a los comuneros para la toma de decisiones.
Uno de los obstáculos que han encontrado los técnicos asesores y los comités de monitoreo es cómo transmitir la
información ante la asamblea, a efecto de que sea bien comprendida e interpretada, y ésta realmente sea un insumo
importante para la toma de decisiones. Es éste un
problema grave considerando que los ejidatarios y
comuneros regularmente no manejan este tipo
de información. La estrategia que algunos han puesto en práctica es la
repetición constante a efecto de que
gradualmente se comprendan los
datos y la información.
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A nosotros como técnicos se dificulta a veces poder bajar
la información al nivel que ellos la requieren porque la
mayoría de los ejidatarios no saben ni leer ni escribir,
entonces cuando viene un proyecto que es un poco
complicado de explicar, cuando ven un proyecto de
carbono y todos esos elementos técnicos, es difícil que
ellos lo entiendan a la primera. Entonces, lo que se ha
hecho es explicarles una vez y todas las veces que sea
necesario para que lo vayan entendiendo y así es como
van aceptando las cosas que se están haciendo. (José
Antonio Arreola Palacios)
Entre las áreas de oportunidad que presentan casi
todos los ejidos y comunidades destaca que no están
documentando su experiencia en el monitoreo comunitario. Aunque en general sí elaboran actas de asamblea, oficios de gestión, minutas de acuerdos, relatorías
de talleres; también es importante que acopien todos
los documentos relativos al monitoreo y especialmente
que dejen constancia de sus experiencias. Esto último
no lo están haciendo, y es importante dejar un seguimiento documental para la memoria del núcleo agrario.
20
Acompañamiento técnico
Acompañamiento Técnico
¿Podrían los ejidos y comunidades por sí solos gestionar el monitoreo comunitario de sus recursos naturales?, es una pregunta clave para vislumbrar la factibilidad y sostenibilidad de este tipo de procesos.
Sin duda, los equipos técnicos de asesores son fundamentales para poner en práctica un monitoreo comunitario y hacerse cargo de algunas de las etapas donde
es esencial su participación, como en la promoción
inicial del monitoreo, en su ejecución y particularmente
en la toma de datos y en el análisis e interpretación de
éstos.
El monitoreo comunitario es una actividad que por
definición busca el involucramiento de grupos amplios
de ejidatarios y comuneros; esto incluye que conozcan
y hagan suyas varias de las etapas de esta actividad.
Este principio participativo del monitoreo comunitario da
un nuevo significado a la relación tradicional entre el
técnico asesor y los ejidatarios o comuneros, en donde
el primero tenía un papel protagónico en prácticamente
todas las etapas.
Entre los núcleos agrarios del Proyecto, esa relación
tiene diferentes modalidades, pero en la mayoría de los
casos, los asesores técnicos están promoviendo una
participación más activa y directa de los poseedores de
los recursos, no sólo en la toma de decisiones, sino en
el trabajo de monitoreo mediante la socialización de
conocimientos técnicos.
Un caso especial es el de la región serrana de Oaxaca,
donde la UZACHI tiene como misión ser un órgano
técnico al servicio de los cuatro núcleos agrarios que la
integran. Es un modelo de asesoría y acompañamiento
técnico muy bien diseñado, y que se diferencia de
aquellos esquemas donde prevalecía el personal técnico sobre los comuneros. La UZACHI es integrada por
profesionales especializados, que están sujetos a un
riguroso sistema de rendición de cuentas. Pocas actividades se realizan en la UZACHI, sin que hayan sido
avaladas o autorizadas por las asambleas de comuneros de cada localidad.
Hoy, toda la plantilla técnica de la UZACHI se compone
de personas originarias de las localidades socias –profesionistas hijos e hijas de comuneros-, y eso marca
también una gran diferencia porque hay un mayor compromiso con los pueblos a los que sirven.
En el caso del monitoreo, sí es importante estar en
coordinación con ellos (la UZACHI), porque por ejemplo
hay especies de plantas que a lo mejor no identificamos,
entonces tenemos que pedir su apoyo porque ahí en la
UZACHI hay personal que se dedica a eso, ellos tienen
especialidad en biología, una maestría, “sabes qué, yo
reconozco estas plantas y sé sus nombres científicos”.
Entonces en ese sentido se tiene que trabajar en común
acuerdo con la organización. (Abel Martínez Martínez, La
Trinidad, Oax.)
Financiamiento.
Financiamiento
Una de las etapas más importantes del monitoreo
comunitario es sin duda el financiamiento, ya que no es
posible realizar este tipo de trabajos si no existe este
componente. Hasta ahora, no ha sido fácil solventar los
gastos que genera este proceso, y más bien se han
improvisado esquemas para la obtención de recursos,
sin que a la fecha se tenga una vía sistemática y recurrente.
Se trata de un asunto complejo que concierne tanto a
ejidatarios y comuneros, como a instituciones gubernamentales, agencias internacionales y organizaciones no
gubernamentales. De hecho, en gran medida la resolución del problema de los recursos para el monitoreo se
encuentra en la alineación de los objetivos de los
diferentes actores, y ahí se localiza un área de oportunidad importante, sin dejar de mencionar la enorme
responsabilidad que tienen los núcleos agrarios para
ser punta de lanza en la gestión.
Hay que reconocer que en muchos ejidos y comunidades aún persiste la inercia de recibir los apoyos externos de una manera paternalista, y cuando es así, no es
viable invertir recursos en el monitoreo comunitario,
porque se iniciaría un proceso que, una vez que se
dejen de recibir los recursos, se vendría abajo.
La apropiación del monitoreo comunitario que hagan
ejidos y comunidades empleando sus capacidades
internas, como la autogestión, es uno de los requisitos
para que el proceso tenga éxito y sea sostenible financieramente, y esto se lográ mejorando las prácticas de
gobernanza y fomentando la sensibilización de ejidatarios y comuneros sobre la importancia de sus recursos
naturales.
Los núcleos agrarios han ensayado diferentes maneras
de cubrir los gastos que se generan en el monitoreo;
hasta hoy, la mayoría lo ha hecho con recursos propios,
como la aportación de jornales, gastos de vehículos,
21
alimentación y adquisición de equipo especializado, a
efecto de cumplir con los requerimientos de algunos
programas institucionalizados como los programas de
manejo, inventarios, servicios ambientales, aprovechamientos, entre otros.
Los integrantes del comité de monitoreo requieren recursos financieros para cubrir viáticos,
gastos de papelería y sus honorarios; además, el
equipo e instrumental para realizar algunos
monitoreos es costoso, por lo que el financiamiento puede convertirse en un cuello de botella.
Los comités de monitoreo comunitario necesitan
de un incentivo económico para motivar su
participación y asegurar el sustento de sus
familias. (Incidencia Social, ejido Barranca del
Calabozo).
En otras ocasiones, los ejidos y comunidades han
recibido apoyos específicos y temporales –de parte de
organizaciones no gubernamentales- para cubrir la
impartición de talleres de sensibilización y promoción,
fortalecimiento de prácticas de gobernanza, especialización de comités de monitoreo y hasta pago de jornales y la compra de equipo especializado. Este tipo de
apoyos ha resultado muy útil para impulsar el trabajo de
monitoreo en varios núcleos agrarios.
Una tercera vía han sido las alianzas y convenios de
colaboración que se establecen con universidades y
centros de investigación locales y nacionales, como son
los casos del ejido San Agustín, las comunidades de la
Sierra Juárez de Oaxaca y el ejido La Trinidad de
Chihuahua.
El monitoreo nos cuesta caro, no es fácil llegar a
una asamblea y decirles que de la utilidad que se
obtiene, se destinará 10% para monitoreo, es
muy complicado. Y es que el recurso que se
genera por el aprovechamiento, las comunidades
lo canalizan a carreteras, pavimentaciones, agua
potable, salud, educación, Es por eso que como
organización buscamos apoyo de instituciones
financiadoras como la Alianza México REDD+,
instituciones de investigación, UNSIJ, Instituto
Tecnológico del Valle de Oaxaca, Instituto Tecnológico de Oaxaca, la UACH, la UNAM que nos
envían especialistas para apoyarnos en las
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diferentes necesidades de monitoreo que
tenemos. (Eusebio Roldán Félix, UZACHI).
El financiamiento del monitoreo comunitario es todavía
un tema pendiente, del que aún se requiere aprender
mucho. Y aunque no hay recetas para la gestión de
recursos, sí hay diferentes propuestas concebidas
desde los propios núcleos agrarios del Proyecto orientadas a alcanzar la sostenibilidad del trabajo de monitoreo, entre ellas, destinar en el mediano plazo un
porcentaje de las utilidades de los aprovechamientos
maderables o de otros proyectos comunitarios, incentivar las alianzas y colaboración con universidades y
centros de investigación, y la gestión de recursos ante
diferentes dependencias y organismos nacionales e
internacionales.
La consecución de recursos dependerá más de la fortaleza interna de cada núcleo agrario que de la disposición del apoyo externo, y así debe entenderse en el
interior de los ejidos y comunidades.
Para concluir
La historia del monitoreo comunitario en los ejidos y comunidades agrarias de México apenas
comienza a escribirse. Con este primer acercamiento, elaborado a partir de las aportaciones de
quienes hacen el monitoreo, queda la certeza de que aún falta mucho por documentarse sobre esta
práctica.
Este documento no pretende ser un lineamiento para la integración de comités de monitoreo, ni
tampoco pretende establecer consideraciones sobre cómo hacer este trabajo. Su propósito es más
simple: presentar las diferentes maneras en que ocho núcleos agrarios del país realizan sus monitoreos, de esta forma ratificar la existencia de capacidades y talentos en el interior de los núcleos
agrarios.
Las experiencias señalan la relevancia de las prácticas de gobernanza para que pueda ser factible
el monitoreo comunitario. Han obtenido mejores resultados, los ejidos y comunidades que tienen
bien afianzados los componentes básicos que facilitan tener un buen gobierno comunitario, entre
ellos:
Las asambleas generales, con periodicidad constante, asistencia regular y participación
activa; destacan aquellas que registran sus acuerdos dándole seguimiento, analizan y toman
sus decisiones bajo reglas democráticas como el respeto y tolerancia entre los miembros.
La integración de consejos con personas destacadas en los poblados (principales, caracterizados, profesionistas, personas de respeto) aportan sus conocimientos y experiencia para
facilitar, eficientar y mejorar la toma de decisiones.
Los sistemas de cargos permiten una convivencia armoniosa en el interior de los ejidos o
comunidades, porque promueven la solidaridad, el apoyo mutuo y la cooperación de las personas. Donde no se tienen, es pertinente promover la participación colectiva en beneficio de
la comunidad, como faenas, jornales, fiestas cívicas y religiosas, entre otros.
Entre las prácticas de gobernanza también destaca la existencia de acuerdos o consensos
en torno a las reglas básicas de convivencia y funcionamiento del núcleo agrario o poblado,
éstas pueden ser escritas o no escritas. Todos los ejidos y comunidades consultados cuentan
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con sus reglamentos internos o estatutos comunales.
La rendición de cuentas es esencial para la gobernanza, ya que genera confianza y legitimidad entre autoridades y pobladores; hay ejidos o comunidades cuyos sistemas se basan
sólo en el escrutinio de la asamblea, otros que tienen sistemas más complejos que involucran a las asambleas, consejos de vigilancia y revisiones periódicas de los actos de las
autoridades locales. La socialización de información es la piedra angular de cualquier sistema de rendición de cuentas.
El monitoreo comunitario se presenta como una acto que retroalimenta e interactúa con las prácticas de gobernanza en el interior de los núcleos agrarios; si bien, las principales decisiones que
dan luz verde al monitoreo provienen de las asambleas generales, su práctica depende en parte
de factores como su reglamentación, usos, costumbres y rendición de cuentas, la organización y
desarrollo del monitoreo comunitario puede convertirse en elemento de reflexión en el interior de
los núcleos agrarios para mejorar su gobernanza. No hay que perder de vista algunos factores
que se observaron en las experiencias consultadas:
El comité de monitoreo comunitario es el instrumento que designa la asamblea general para
hacer este trabajo. Sin embargo, hay etapas previas que pueden facilitar el convencimiento
de los poseedores de los recursos y darle fortaleza a ese instrumento:
La fase de sensibilización es relevante para explicar la dimensión de las actividades de monitoreo y los beneficios de mediano y largo plazos. Aquí se incluyen acercamientos con el
equipo de asesores técnicos y actores clave en el interior del núcleo agrario.
La convocatoria para la integración del comité debe ser abierta, a la vista de todos. Los
casos en que se incorporan jóvenes y mujeres, han dado muy buenos resultados, más
cuando en la integración del comité también hay adultos experimentados, la combinación
contribuye a la preparación del relevo generacional en los núcleos agrarios.
No es redundante decir que los comités de monitoreo deben ser designados en asamblea
general, ésta fiscalizará cada una de las actividades que realice. Entre mayor sea el respaldo de la asamblea, más fuerte y legítimo será el comité.
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La capacitación es una condición para la eficacia y eficiencia del trabajo de monitoreo; ésta
tiene dos vertientes: una está dirigida a fortalecer los sistemas de gobernanza de los
núcleos agrarios, así como a sensibilizar a los poseedores de los recursos sobre el monitoreo comunitario. La segunda vertiente aborda los aspectos técnicos del monitoreo, según los
recursos seleccionados, a saber: árboles, fauna, flora, agua, biodiversidad, entre otros.
El monitoreo comunitario puede iniciarse a partir de cumplir requisitos de los programas
institucionales, pero cada vez hay un mayor convencimiento e iniciativa para la conservación
de los recursos naturales. En cualquiera de los casos, arroja mejores resultados si el monitoreo se vincula con otras actividades productivas del núcleo agrario, generando beneficios
adicionales y fortaleciendo el desarrollo comunitario.
El monitoreo comunitario es una apuesta al fortalecimiento de la propiedad social de los recursos,
a motivar la organización interna de los núcleos agrarios, al respeto de
sus instituciones y autoridades locales así como al cumplimiento de reglas mínimas de interacción
social y de los dueños del bosque con su territorio.
El monitoreo comunitario fortalece los saberes ancestrales de los ejidatarios y comuneros, pero
también produce cambios en sus actitudes para orientarlos hacia la autogestión de sus territorios.
Son muchos los retos que están por delante, pero ya se dieron los primeros pasos.
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