Integración y Globalización en los Países del Tercer Mundo

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Integración y Globalización en los Países del Tercer Mundo
Ponencia presentada en la XIII Jornadas Franco Latinoamericanas de Derecho
Comparado, Valencia - Venezuela
Henry Rafael Henríquez Machado
Colaboración Especial
Resumen
El crecimiento económico de los países viene determinado por la magnitud de su intercambio
comercial, el cual a su vez es influenciado por factores tan disímiles como las ventajas
compartidas, la capacidad de producción, la calidad y la protección jurídica, e involucra no
sólo riqueza e inversión, sino también un régimen jurídico cónsono con las nuevas tendencias
en el mercado, a la globalización no se le escapa la conformación de un orden legal que
regule su proceso con criterio de unidad internacional en aras de la consolidación de la
economía de los pueblos.
Para nadie es un secreto que el fin primordial de todo este proceso de globalización que se
vive en el mundo entero, nace de la común y sencilla aspiración de vivir mejor, de crecer, que
por Ley Natural nos es común a todos los hombres y qué mejor herramienta que el Derecho, a
través de sus fines axiológicos, para dirigirnos a esa meta; sin embargo, en la búsqueda del
sistema correcto, es evidente, que hemos fallado; y hoy nos damos cuenta que todos
queremos integrarnos con todos, al punto que buscamos afanosamente formar parte de cuanto
Tratado. Convenio, Unión, Pacto, Grupo, Asociación, Protocolo y cualquier otro tipo de
documento con ribetes integracionista y/o globalizador, sin importar mucho el compromiso
que implica y la preparación, no sólo económica, sino jurídica, política y social del país.
Palabras Claves: Integración - Globalización - Unilateralismo - Población.
Abstract
The economic growth of the countries, is determined by the magnitude of their commercial
interchange which is influenced by dissimilar factors such as: shared advantages, production
capacity, quality and juridical protection. It involves not only the wealth and investmente but
also a juridical régime in armony with the new tendency of the market. Globalization does
not escape from the conformacion of a legal order to regule its process with a criterion based
on internacional unity in order to consolidate the economy of people.
It is not a secret the main goal of all this process of globalization lived by the entire world, is
originated by the common and simple aspiration, desire, tolive better, to grow. Which is by
natural law common to all human beings. The best tool to achieve this goal, is the right
through its axiomatic ends. Today, we realize, how we all want to integrate with everyone, to
the point of participating in any treaty, union, pact, group, association, or any other kind of
document, without considering the compromise that implies the preparacion of the country
not only economically, but also juridical, political and social.
Key words: integration - globalization - population - unilateral.
I. El Problema Planteado
El crecimiento económico de los países viene determinado por la magnitud de su intercambio
comercial, el cual a su vez es influenciado por factores tan disímiles como las ventajas
compartidas, la capacidad de producción, la calidad y la protección jurídica, e involucra no
sólo riqueza e inversión, sino también un régimen jurídico cónsono con las nuevas tendencias
del mercado, a la globalización no se le escapa la conformación de un orden legal que regule
su proceso con criterio de unidad internacional en aras de la consolidación de la economía de
los pueblos. Sin embargo todo intercambio involucra dos o más partes y tal premisa deja
colar la impresión de que si no siempre, algunas veces, una de esas partes se verá en desigualdad de condiciones, con el agravante de que esa desigualdad la sufrirá sólo esa parte, es
decir, no hay riesgo compartido, y de haber percance, siempre será esa parte quien responda,
situación esta que define el UNILATERALISMO que hasta ahora ha predominado en el
comercio internacional, dejando a los países pequeños en total indefensión ante los embates
del fuerte, no sólo económico, sino político y militar.
En este orden de ideas, el papel del abogado se hace de un protagonismo esencial en el
proceso de integración, en tanto y en cuanto este no sólo debe procurar una sana aplicación de
la norma, sino hacerla viva, coherente, real y accesible a quien en principio se beneficiará con
ella, vale decir, la población.
Para nadie es un secreto que el fin primordial de todo este proceso de globalización que se
vive en el mundo entero, nace de la común y sencilla aspiración de vivir mejor, de crecer, que
por Ley Natural nos es común a todos los hombres; y qué mejor herramienta que el Derecho,
a través de sus fines axiológicos, para dirigirnos a esa meta; sin embargo en la búsqueda del
sistema correcto, es evidente, que hemos fallado; y hoy nos damos cuenta que todos
queremos integrarnos con todos, al punto que buscamos afanosamente formar parte de cuanto
Tratado, Convenio, Unión, Pacto, Grupo, Asociación, Protocolo y cualquier otro tipo de
documento con ribetes integracionista y/o globalizador, sin importar mucho el compromiso
que implica y la preparación, no sólo económica, sino jurídica, política y social del país. En
fin, que nos hayamos ante la crisis de soledad de nuestros países, pues no quieren estar solos,
y afanosamente buscan integrarse, vender su mejor imagen con la idea de resultar atractivos a
sus posibles socios comerciales; se someten a grandes sacrificios con el fin de brindar la
imagen de economía MACRO; actualizan su legislación con la idea de regular nuevas figuras
jurídicas de impretermitible importancia en todo proceso sano de globalización, sin contar
con la estructura mínima necesaria para su correcta aplicación y sano ejercicio, manteniendo
con ello el vicio de Leyes vigentes que no se cumplen, o pero aún, anteponen el factor
político al cumplimiento de la Ley. En definitiva, nuestros países quieren integrarse como
sea, con quien sea, pero integrarse; para qué, o de qué manera se obligarán, eso no importa.
Tal actitud viciada y anómala del proceso de globalización más política que económica, de
difícil o imprecisa ejecución, lo cual les hace pertenecer a la categoría de constituciones de
papel, preconizada por Loewenstein.
El proceso macroeconómico en el que se revierte la actualidad venezolana presenta al
observador más despistado ciertas interrogantes, que no dudas, las cuales lejos de crear
expectativas producen desaliento. ¿Está la economía venezolana preparada para la
competencia?, ¿los instrumentos legales venezolanos son cónsonos con la interacción
económica a que se verá sometido nuestro mercado? ¿Las estructuras económico jurídicas
soportarán la fuerte carga que el libre comercio vaticina?. Está claro que quien desea
competir, antes se prepara, perfecciona sus virtudes, afina su capacidad, lo que es igual, se
genera todo un proceso de avanzada que brinde las condiciones mínimas de eficiencia y que
garantice dividendos, nunca al revés, competir y a partir de la competencia perfeccionar, esto
más que estúpido es suicida, sin embargo, es lo que hacemos.
El Estado ha olvidado su juricidad o razón de ser: la gente, convirtiéndose en protector de
estructuras, cuando no prostituyéndose en la defensa de intereses subalternos.
De manera que los nuestros son países de sueños de integración latinoamericana, de libre
comercio y no arancel, integración sin proceso ideológico, pero con gran contenido
mercantilista en el más puro estilo de David Hume y David Ricardo, proceso económico con
Balanza de Pagos desfavorable cuando no deficitaria.
La característica más importante de este proceso de integración es la carencia de un
planteamiento filosófico, esta basado más en un sueño histórico que en puntos concurrentes o
voluntades acertadas en pos de un camino compartido que genere riqueza y bienestar a una
población siempre marginada. Por ello este proceso y fiebre integracionista, antiguo en
concepción y nuevo en discusión, mide sus resultados en millones de dólares y no en
continuidad o crecimiento, es decir, la gente para el mercado y no el mercado para la gente.
II. Sistema de Integración Latinoamericana
Desde finales de la Segunda Guerra Mundial y como consecuencia de la noción de progreso
imperante en el nuevo orden mundial, los países latinoamericanos iniciaron un prometedor
proceso de búsqueda de alianzas comerciales, entendiendo con ello su posición regional y
solidaridad en una etapa de crecimiento común, sin embargo, tal idea, devino en proceso
sustancialmente apócrifo y por ende inconcluso. Aun cuando el Pacto Andino (nacido en la
década de los 60) se mantiene, la mayoría de los Tratados, Convenios y/o Sistemas que
nacieron al efecto, han desaparecido y cual ciclo biológico han muerto unos para darle paso a
otros.
El Pacto Andino
Nace en 1969, con la finalidad de promover la integración de los países andinos y propiciar
un desarrollo económico mancomunado, inicialmente integrado por CHILE, PERÚ,
ECUADOR, COLOMBIA Y BOLIVIA, integrándose VENEZUELA en 1973;
posteriormente en 1976, CHILE se retiró del Grupo Andino. El Pacto Andino ha iniciado una
nueva etapa en su desarrollo orientada a consolidar y profundizar el proceso de integración
subregional, así como a mejorar cualitativa y cualitativamente la participación de los países
andinos en la economía mundial, sin embargo, hasta ahora, todo queda en intenciones, por
cuanto los actuales integrantes del Grupo Andino, no han madurado su comercio recíproco, el
mismo es incipiente, cuando no inexistente, excepto, el caso Venezuela-Colombia, quienes
han dado un fuerte respaldo al proceso de integración, convirtiéndose casi en un apartado del
Grupo. Sin embargo, a nivel formal el Pacto Andino ha completado su etapa normativa e
institucional, aún cuando en la praxis es poco efectivo.
El Grupo de los Tres (G3)
Nace en 1991, integrado por COLOMBIA, MEXICO y VENEZUELA se vislumbró como un
importante mecanismo de integración comercial, el Tratado fue ideado bajo el mismo
esquema del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el proceso de
discusión y acuerdo final fue bastante lento, sin embargo formalmente cubrió las expectativas
creadas en su formulación, aún cuando no se ha concretado gran cosa como se esperaba, por
cuanto i) Colombia y Venezuela estrecharon aún más sus nexos comerciales originados en el
Pacto Andino, a pesar de que México poco a poco trata de relacionarse con aquellos, ii) Su
adhesión al Tratado de Libre Comercio de América del Norte es mucho más estratégico y iii)
La crisis económica que vive la nación azteca no permite en sí misma mayores iniciativas.
Sin embargo, esta unión comercial con México, implica para Venezuela y Colombia, la
posibilidad de un contacto comercial más estrecho con los Estados Unidos de Norteamérica y
Canadá y consecuentemente su posible inclusión en el Tratado de Libre Comercio de
América del Norte (TLCAN), al cual aspiran a ingresar TODOS los países de Latinoamérica.
Mercado Común del Sur (Mercosur):
Nace el Asunción, Paraguay, el 21 de marzo de 1991, integrado por ARGENTINA, BRASIL,
PARAGUAY y URUGUAY, es si se quiere el sistema de integración más sano y efectivo
llevado en América Latina, hoy día los países miembros practican un serio e interesante
intercambio comercial que les vislumbra como un auténtico mercado común, el de mayor
trascendencia en la región y como consecuencia de ello la casi totalidad de los países
suramericanos quieren ingresar al MERCOSUR, al punto que se ha planteado la posibilidad
de un acuerdo entre Mercosur y Pacto Andino e igualmente, se menciona la posibilidad del
ingreso de Chile y Venezuela al Mercado Común del Sur.
En agosto de 1994 los miembros de Mercosur se reunieron en la Cumbre Presidencial de
Buenos Aires, y se planteó la posibilidad de crear el Acuerdo de Libre Comercio
Sudamericano (ALCASA), lo que plantea la competencia de dos bloques económicos en la
misma región.
Así las cosas, Mercosur sigue su camino, hacia la total integración y unión aduanera, aún
cuando se han planteado inconvenientes entre Argentina y Brasil, propios de todo proceso de
integración.
Comunidad del Caribe (Caricom)
Integrada por las islas angloparlantes del Caribe y Venezuela, para ésta última constituye un
Tratado de presencia estratégica en las islas del Caribe, a fin de mantener su presencia, y
controlar un mercado cautivo para sus productos, sin embargo a nivel de la Balanza
Comercial, Caricom, no genera ingresos para Venezuela. Igualmente su sistema de
integración pareciera más político que económico.
Asociación Latinoamericana de Integración
Suplanta a la fallida Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC), está
integrada por la casi totalidad de los países del área, y su finalidad esencial consiste en
promover la integración comercial, cultural y científica entre los países latinoamericanos,
funge de organismo de consulta y propende a la formalización de Tratados de crecimiento
económico entre sus miembros, no posee gran peso en el quehacer económico actual de la
región.
Las anteriores constituyen distintas iniciativas de integración latinoamericana, lo cual no
quiere decir que sean todas; en general Latinoamérica tiene vocación de integración y poca
determinación para concretar, de hecho entre otros existen los siguientes convenios de
integración:
ALADI, PACTO SUBREGIONAL ANDINO, MERCOSUR, MERCADO COMUN DE
AMERICA LATINA, CARICOM. TRATADOS DE LIBRE COMERCIO: MEXICOCOSTA
RICA,
MEXICO-BOLIVIA,
CHILE-BOLIVIA,
CHILECOLOMBIA,
ARGENTINA-BRASIL; además de relaciones extrarregionales, tales como con la
Comunidad Económica Europea, que se ha hecho en bloque (Pacto Andino y Mercosur) e
individualmente, con los países asiáticos.
Esta fiebre integracionista crece en tal medida que se presagia el surgimiento de otros "grupos
de integración", sin embargo, la proliferación de éstos, lejos de generar movilidad en el
mercado de la región, sólo tiene una fuerza inicial en declive, de manera que el intercambio
comercial de la región aún se circunscribe en gran medida a las relaciones bilaterales.
Es que nuestros países no han asumido el proceso de integración como un medio de
supervivencia en el mercado mundial, sino como una moda, y por ende asumen esa actitud
snob de propiciar y generar cambios, mas no ejecutarlos.
III. Integración y Legalidad
Todo proceso de integración implica un orden que viene dado por un sistema jurídico que
señale las condiciones y peculiaridades del intercambio, el cual debe tomar en cuenta el
ordenamiento jurídico de los países signatarios o en su defecto inspirarlo. En el caso
específico venezolano a partir de los múltiples Tratados que se han celebrado ha surgido una
legislación económica dirigida a regular las particularidades de ese nuevo orden, empero en
algunos casos, esas leyes están apartadas de la realidad, por cuanto las mismas no han surgido
de realidades virtuales del país, lo cual genera y profundiza la conciencia de impunidad que
impera en Venezuela. Y es que el proceso de integración no es un problema de leyes, éstas
sólo regulan situaciones, establecen parámetros, todo al servicio del fin último: el bien
común.
Por otro lado, nuestro proceso de integración ha sido regulado desde un punto de vista
MACRO, olvidando que debemos ir de lo particular a lo general y no a la inversa, vale decir,
de qué sirve construir, edificar todo un sistema jurídico complejo y extenso para llegar a la
firma del tratado y luego quedar en un estado de letargo que muy poco influya en la Balanza
de Pagos de nuestros países.
Nuestra integración debe ser diseñada bajo nuestros propios parámetros, ventajas y
desventajas, nunca adaptada de realidades ajenas a nuestra identidad cultural. Pues de lo
contrario el proceso de integración latinoamericano seguirá anteponiendo el factor político al
cumplimiento de la Ley. Razón ésta de vital importancia para comprender la lentitud de
nuestra integración.
IV Globalización e Integración
Para nuestras economías es un contrasentido hablar de globalización sin antes haber
remontado la necesaria integración, Latinoamericana en bloque puede entrar con fuerza
tremenda en el mercado, de hecho, per se, constituye un mercado importante que de
consolidarse y desarrollarse a través de la integración, tendría importancia en el mercado
globalizado, entendiendo por este el sistema comercial liderizado por la Unión Europea,
Japón, los Tigres y Dragones de Asia y los Estados Unidos de Norteamérica; a cada país por
su cuenta le resultaría gravoso el remontar la cuesta, no así conformados como un mercado
común. Nuestra prioridad en estos próximos cinco años ha de ser consolidar nuestra
integración comercial y de esta manera propiciar el crecimiento sostenido de nuestros países,
así como el fortalecimiento de nuestras economías.
Tal proceso no es fácil, si bien es cierto que poseemos una misma raíz cultural; religiosa,
idiomática e histórica, sin embargo nuestros intentos de unión siempre han resultado
conflictivos e infructuosos, empero el interés común de crecer ha de conducirnos, si no
racional, instintivamente por el camino seguro de la integración.
V. Integración y Tercer Mundo
La noción de tercer mundo no es real, dicho concepto no se identifica con nuestra realidad,
sin embargo, se adecua a nuestros gobernantes. En ellos está establecido el tercer mundo, en
sus obstinados y egoístas intereses que anteponen el interés particular al general. De manera
que son ellos los que generan subdesarrollo con su mentalidad dividida en parcelas y el
profundo temor a la audiencia. Con gobiernos huérfanos de planes a largo plazo e
improvisados programas de gobierno; de seguro que hay tercer mundo, pero este radica en
nuestros gobernantes, que se constituyen en una clase enquistada alrededor de los órganos de
poder y temerosos de cualquier tipo de cambio pues implicaría un sacrificio demasiado alto.
La integración lamentablemente ha sido vista por nuestros gobernantes desde una óptica
única y exclusivamente política, dejando atrás la verdadera magnitud de dicho proceso. Los
pueblos, no son del primero, del segundo tercer o cuarto mundo, sino que como afirmaba
Luis Beltrán Prieto Figueroa: "No hay pueblos subdesarrollados, lo que hay son pueblos
subcapacitados".
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