integracion economica espaola

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INTEGRACION ECONOMICA ESPAÑOLA:
DEL PLAN DE ESTABILIZACION AL EURO
Saturnino Aguado
Universidad de Alcalá
Introducción
La economía española suele presentarse a menudo, a principios del Siglo XXI, como
modelo de economía integrada en el conjunto de la economía mundial 1 . El camino ha
sido, sin embargo, largo. Todo empezó, básicamente, en 1959, cuando la economía
española emprendió un Plan de Estabilización y Liberalización, que se considera el
germen de la actual situación de amplia integración económica española.
Félix Varela Parache puede ser considerado, sin lugar a dudas, uno de los mayores
patrocinadores, con sus escritos y con su labor formadora, durante años, de sucesivas
promociones de economistas, de la corriente de opinión favorable a una mayor
integración de la economía española en la economía mundial.
La Integración Económica entre países consta de cuatro fases claramente diferenciadas:
la formación de un Area de Libre Comercio, la extensión de la misma a una Unión
Aduanera, la constitución de un Mercado Común y la etapa final de formación de una
Unión Económica y Monetaria.
El presente artículo pretende centrarse en el efecto beneficioso de las dos fases extremas
de tal esquema de Integración sobre la economía española: El Libre Comercio y la
Moneda Unica Europea 2 . El artículo consta de dos partes. En la primera, se presentará
sucintamente la historia de la exitosa Integración Comercial de la economía española.
En la segunda, se explicarán los aspectos financieros y monetarios de la inserción de
España en la economía mundial, con especial énfasis en la entrada de España en el
Euro.
Integración Comercial
España es un caso clarísimo de éxito económico. Se suele poner mucho énfasis en los
beneficios que le ha reportado a la economía española su pertenencia a la Unión
Europea 3 , pero el proceso empezó hace mucho tiempo, a finales de los años 50, cuando
España empezó a aprovecharse de los beneficios de la integración comercial y
financiera, o de lo que, hoy en día, se podría redenominar las ventajas de la
globalización.
El año clave fue 1959, en el que se acometió en España un Plan de Estabilización y
Liberalización, bajo los auspicios del, tantas veces en los últimos tiempos denostado,
Fondo Monetario Internacional (FMI). Anteriormente a dicho año, y por más de dos
1
Véase, entre otros, el trabajo de Aninat (2001).
Sirva, también, este trabajo como pequeño homenaje a Rudi Dornbusch, quien en su último libro
(Dornbusch, 2000) planteó, con certera claridad, las ventajas de la libertad de mercado y de la solvencia
monetaria.
3
En particular, se suele resaltar la importancia de los distintos fondos europeos recibidos por España.
Para comentar debidamente la importancia de los mismos, convendría decir que en el año 2002 la
aportación neta de la UE a la economía española supuso el equivalente a un 1,2 por ciento del PIB
español. Así mismo, dichas ayudas supusieron, en dicho año, dos décimas de crecimiento del PIB
español, que habría que comparar con una tasa de crecimiento del PIB de un 2%.
2
2
décadas 4 , los sucesivos gobiernos del General Franco habían venido desarrollando
políticas económicas basadas en la autarquía y en la sustitución de importaciones. Tales
políticas autárquicas resultaron ser un fracaso total, creando importantes problemas
inflacionarios en nuestro país, así como una economía en permanente estado de
estancamiento. La Renta per Cápita de España del año 1935 no se consigue recuperar
hasta el año 1952, y en este año el comercio exterior de España era todavía un tercio del
nivel registrado en 1931 5 .
La situación se deterioró dramáticamente en el año 1959, cuando el nivel de reservas era
prácticamente cero y España no podía hacer ningún pago en moneda extranjera, ni
siquiera para pagar sus importaciones alimentarias 6 .
El crecimiento de la economía española en las últimas cuatro décadas ha sido posible,
en gran parte, como consecuencia del proceso de liberalización e integración iniciado en
1959. Proceso que podemos dividir en cuatro fases, y que condujo a una conveniente
desregulación y desintervención de la economía española, con la consecuente
exposición de la producción doméstica a la competencia extranjera.
Los cuatro episodios de liberalización resultan ser: el primer momento de liberalización
de 1959-66, que se inicia con el Plan de 1959; el episodio de 1970-1975, que comienza
con el Acuerdo Preferencial entre España y la entonces CEE; el episodio 1977-1980 que
se origina con el comienzo de la democracia tras la muerte del General Franco; y,
finalmente, la situación actual tras la entrada de España en la Unión Europea en 1986.
La Primera Fase Liberalizadora, 1959-1966
El Plan de Liberalización y Estabilización de Julio de 1959 contenía decisiones muy
importantes respecto al sector exterior de la economía española. En primer lugar, se
acometió una importante devaluación que fijó el tipo de cambio de la peseta con el dólar
en 60 pesetas por dólar 7 . En segundo lugar, se eliminó el sistemas anterior de tipos de
cambio múltiples y se estableció un tipo único.En tercer lugar, y seguramente más
importante aún, se acometió un plan de liberalización del sector exterior que afectó
rápidamente al 50 por ciento de las importaciones del país. En Junio de 1960 se
aprobaron una nueva Ley Arancelaria y una nueva Ley de Inversiones Extranjeras que
permitieron mayores facilidades e incentivos para la inversión extranjera en España.
El indicador de apertura económica de la economía española 8 creció en este período
más de 5 puntos porcentuales, pasando del 15% en 1959 al 20,2% en 1966.
4
Parafraseando a la década perdida de los 80 en América latina, podría decirse que las décadas de los 40
y los 50 en España resultarían ser también "décadas perdidas".
5
Para una estupenda historia, breve y completa, del desarrollo económico de España en aquellos años,
véase Spitaller y Galy (1992).
6
La situación resultó ser tan dramática hasta el punto que, para el ingreso en las organizaciones del Banco
Mundial y el FMI, España tuvo que recurrir a un préstamo del banco neoyorquino Manufacturers
Hannover Trust (véase De la Dehesa (1991)).
7
Veáse el pionero análisis de aquella y otras posteriores devaluaciones realizado por Guitián (1976).
Sobre la liberalización de los movimientos de capital, véase Varela y Guitián (2000).
8
(Exportaciones + Importaciones)/ PIB.
3
El Segundo Episodio Liberalizador
Tras años de muy difíciles negociaciones con la entonces Comunidad Económica
Europea (CEE), España finalmente firmó el 29 de Junio de 1970 un Acuerdo
Preferencial con la CEE, haciéndose efectivo el 1 de Octubre de aquel año.
Mientras tanto, la segunda parte de la década de los 60 venía presentando importantes
problemas macroeconómicos. Alrededor de 1966, el ciclo económico expansivo que se
inicia en 1960 empieza a perder vigor, la inflación empieza a ser un importante
problema y surgen tensiones deficitarias en la balanza de pagos (a pesar de los
importantes ingresos en concepto de servicios, principalmente turismo, así como por
remesas de emigrantes 9 ). Todo ello condujo al Gobierno a diseñar en Noviembre de
1967 un nuevo programa económico que, entre otras cosas, incluyó una segunda
devaluación de la peseta de un 16,7 por ciento.
El Acuerdo Preferencial con la CEE de 1970 incluyó importantes medidas
liberalizadoras del comercio exterior, como la progresiva eliminación de las
restricciones cuantitativas al comercio (de modo que en 1976 solamente el 5% del total
de importaciones españolas de la CEE estaban sujetas a cuotas) e importantes
reducciones arancelarias que hicieron que el 60 por ciento de las importaciones
españolas procedentes de la CEE se vieran afectadas por tales reducciones de aranceles.
El índice de apertura pasó del 27,4% en 1970 al 30,8% en 1975 (un aumento de 3,4
puntos porcentuales).
El Tercer Episodio Liberalizador
Coincidente con el advenimiento de la democracia en España, este tercer episodio
también coincide con momentos de turbulencia macroeconómica que produjeron, entre
otras medidas, dos devaluaciones de la peseta - en 1976 y 1977 -, y los denominados
Pactos de la Moncloa encaminados a controlar drásticamente la inflación en España.
Por lo que se refiere al proceso de liberalización del sector exterior, se prosiguen las
disminuciones de aranceles y el desmantelamiento del sistema de cuotas, ayudados por
dos acontecimientos en la escena internacional. Por un lado, en 1979, España firma un
Acuerdo Comercial con los países miembros de la entonces E.F.T.A. (Asociación
Europea de Libre Comercio). Por otra parte, en Julio de 1980, concluye exitosamente la
Ronda Tokyo del G.A.T.T. y el Gobierno español aprueba una reducción arancelaria
que se extiende a todos los países miembros del G.A.T.T..
El indicador de apertura económica de la economía española pasa, en ese período, del
30,95 del año 1977 al 33,8% de 1980.
9
El saldo de la Balanza de Servicios era, en 1958, de 80 millones de dólares pasando, en 1966, a 1009
millones, mientras que las remesas de emigrantes eran, en 1958, 53 millones de dólares pasando, en
1966, a un montante de 417 millones de dólares (multiplicándose, ambas rúbricas de la Balanza de Pagos,
por tanto, por un factor de, aproximadamente, diez).
4
La Cuarta Etapa Liberalizadora: De la entrada de España en la CEE a la actualidad
La entrada de España en la CEE el 1 de Enero de 1986 inicia el último, y más
importante, episodio de liberalización comercial de la economía española reciente. Los
aranceles para los productos provenientes de la actual Unión Europea se redujeron a
cero y España adoptó el Arancel Externo Común para los productos provenientes de
terceros países. Ello, unido al ambiente internacional favorable al libre comercio,
propiciado por la conclusión de la Ronda Uruguay y la creación de la OMC, así como el
diseño de políticas comerciales favorecedoras del libre comercio, tanto por parte de la
Unión Europea como por parte de Estados Unidos, ha permitido que España sea hoy en
día uno de los países con economía más abierta de la OCDE 10 . El índice de apertura
económica de España ha crecido desde 1986 casi 20 puntos porcentuales, pasando de
37,5%, el año de la entrada en la CEE, al 56% en 1999.
Podemos decir, parafraseando a Aninat (2001) que el caso de España es una caso
estrella 11 . Otros importantes factores han contribuido al éxito, entre ellos, como después
comentaremos, la entrada de la peseta en 1989 en el Sistema Monetario Europeo y la
posterior entrada de España en el Euro en 1999, pero no cabe duda de que gran parte del
éxito reciente de la economía española se debe a su cada vez mayor integración (medida
a través del indicador de apertura) en la economía mundial.
Mucho se ha escrito últimamente sobre los efectos y las consecuencias de la integración
económica mundial bajo el referente de una sóla palabra, la Globalización 12 . En
particular, gran parte de la discusión se viene centrando en los efectos que la
Globalización provoca sobre la convergencia entre países ricos y pobres, así como en la
distribución de la renta dentro de los países.
Por lo que se refiere a la evidencia empírica, trabajos recientes presentados en De la
Dehesa (2003) parecen confirmar la presunción teórica de que la productividad, los
salarios y las rentas de muchos ciudadanos de países pobres están claramente
convergiendo con los del Primer Mundo.
España se presenta, junto con otros muchos países (Irlanda, Chile...), como un caso
clarísimo de lo anterior. El crecimiento de su renta per cápita, hasta los 18.000 euros
actuales de principios del Siglo XXI, ha sido impresionante, e igualmente, y
obviamente, lo ha sido el crecimiento de los salarios, tal y como se aprecia en la Tabla
1, donde se observa la clara relación existente entre apertura económica, output y
salarios de las tres últimas décadas de la economía española.
10
Para el análisis detallado de los efectos tras la entrada de España en la CEE, véase Viñals (1992).
España es, tras Japón, el país que más ha multiplicado, en los últimos 50 años, su renta per cápita.
España ha conseguido multiplicar por cinco la renta per cápita en ese período, mientras que Japón lo ha
hecho por nueve.
12
Para un resumen del debate reciente sobre la Globalización, véase Bhalla (2002), Aguado (2003) y De
la Dehesa (2003,2000).
11
5
Tabla 1
España: Las Tres Ultimas Décadas
Apertura (%)
PIB (1995=100)
Salarios (1995=100)
1971
28,0
51,5
3,8
1975
31,0
63,7
8,6
1980
33,8
69,6
26,8
1986
37,5
77,5
55,0
1994
44,5
97,4
95,4
1999
55,8
114,2
115,5
______________
Fuente: FMI, Estadísticas Financieras Internacionales - Anuario 2001.
Integración Monetaria
Dentro del proyecto más amplio de unificación europea, España ha alcanzado, hoy en
día, el mayor grado posible de integración monetaria y financiera: España ha
abandonado su propia unidad monetaria y posee ahora lo que podemos denominar una
moneda global, el Euro.
Tampoco fue fácil, en 1999, acceder al Euro. En 1998, hubo que cumplir los siguientes
requisitos de convergencia estipulados en el Tratado de Maastricht:
-
Estabilidad de Precios: La tasa anual de inflación no podía exceder más del 1,5
por ciento de la inflación media de los tres países con menor inflación.
-
Convergencia de Tipos de Interés: Los tipos de interés de los bonos a 10 años no
podían exceder en más de dos puntos porcentuales a los tipos de interés de los
tres países con menor inflación.
-
Dos Condiciones de Sostenibilidad de la Posición Financiera de los Gobiernos:
a) El ratio Déficit Fiscal/PIB no podía superar el 3 por ciento.
b) El ratio Deuda Pública/PIB no podía exceder el 60 por ciento, salvo que su
evolución fuera decreciente y acercándose al 60%.
-
Estabilidad Cambiaria: Ausencias de devaluaciones y mantenimiento de los
tipos de cambio dentro de los márgenes de fluctuación del Mecanismo de
Cambios durante los últimos dos años.
6
Veamos brevemente las razones que subyacen a los Criterios de Convergencia. Las
razones detrás de los criterios de inflación y de convergencia de tipos de interés son las
mismas. Si dos países quieren tener la misma moneda, o, a los mismos efectos, si un
país quiere utilizar la moneda de otro país, tendrán que tener, lógicamente, los mismos
tipos de interés 13 . Teniendo en cuenta que los tipos de interés se descomponen en los
tipos de interés reales más las tasas de inflación, de ello se deduce que las tasas de
inflación han de ser aproximadamente iguales.
Respecto a los criterios de sostenibilidad de la posición financiera de los gobiernos, la
razón por la cual se exigen déficits públicos bajos recae en la presión alcista que sobre
los tipos de interés provocarían los altos déficits públicos en un país, mientras que el
resto de países estarían persiguiendo la convergencia de tipos de interés. Además, si un
país tuviera altos déficits públicos ello contrarrestaría los esfuerzos anti-inflacionarios
de los demás países, pues tales déficts fiscales en ese país tenderían a provocar un
déficit de balanza de pagos global en toda la euro-zona, que presionarían al euro a la
baja y que tenderían a provocar más inflación en la zona.
Del mismo modo, la exigencia de que los ratios Deuda Pública/PIB no excedan un
cierto límite radica en el hecho de que, si los ratios fueran altos, los altos pagos por
intereses podrían producir, a su vez, subsecuentes altos déficits fiscales en esos países.
Respecto a los valores exactos del 3 y del 60 por ciento, se podrían haber elegido otros
valores para los Criterios de Maastricht, pero, en todo caso, dentro de una política de
contención de la inflación, esos mismos valores se deberían haber fijado a niveles más
bien bajos 14 .
La razón de ser del quinto criterio de Maastricht, el relativo a la estabilidad del tipo de
cambio, radica en el deseo de evitar devaluaciones de última hora, por parte de los
países miembros, quienes, beneficiándose de tales devaluaciones competitivas,
perjudicarían a los restantes países miembros del euro.
Durante la década de los 90, España realizó grandes esfuerzos para conseguir la
necesaria convergencia en inflación.El objetivo de inflación se consiguió en 1998 tras
una serie de acontecimientos, entre los que cabe destacar la entrada, en 1989, de la
peseta en el Sistema Monetario Europeo – por cierto con una benefactora apreciación de
la peseta frente al Marco Alemán, al fijarse el tipo de cambio en 65 Pesetas por Marco.
Igualmente, hay que destacar en la lucha contra la inflación de los años 90, la
importante política monetaria restrictiva ejecutada durante toda la década, así como su
conjunción con una política fiscal restrictiva a finales de los 90.
¿Cuáles son los aspectos positivos y los negativos del Euro para un país como España?
El primero, y más obvio, ha resultado ser la eliminación de las recurrentes crisis
cambiarias y de balanza de pagos que España vino sufriendo desde 1959, tras la
incorporación al FMI, con la consiguiente devaluación de la peseta, mencionada
13
Esta es, por cierto, la misma restricción que han de afrontar los países que accedan a la UE en 2004 y
que quieran ingresar en el euro o, si se quiere, “euroizarse”, así como aquellos países que, en su caso, y
sobre todo en América Latina, quisieran dolarizarse.
14
Para una clara exposición de los problemas que acarrea la financiación de los déficits públicos, ver Ball
y Mankiw (1996).
7
anteriormente. Al no contar ya con una moneda propia, desaparece, por tanto, cualquier
posibilidad de devaluación, y, por otra parte, igualmente desaparecen las perniciosas
salidas de capital que, usualmente, surgen previas a toda devaluación.
Otra clarísima ventaja, mencionada más arriba, ha sido la del logro de la convergencia
en tasas de inflación y en tipos de interés, con el resto de los países de la Eurozona, en
particular con Alemania, país ancla del anterior Sistema Monetario Europeo y que,
todavía hoy, puede considerarse en el contexto del Euro. La Tabla 2 muestra, a
continuación, el importante proceso de convergencia en inflación y tipos de interés que
ha tenido lugar, en las dos últimas décadas, entre España y Alemania:
Tabla 2
Tipos de Interés e Inflación
España
1980
Tipos de Interés* 15,96
Inflación**
31,9
1985
13,37
56,8
1990
14,68
77,7
1995
11,04
100,0
2000
5,36
113,8
Alemania
1980
1985
1990
Tipos de Interés* 8,50
6,87
8,88
Inflación**
66,2
80,1
85,7
(*) Tipos de Interés de los Bonos del Gobierno
(**) Indice de Precios al Consumo (1995=100)
1995
6,50
100,0
2000
5,24
107,0
Fuente: FMI, Estadísticas Financieras Internacionales, Anuario 2001.
El advenimiento del euro consiguió, por tanto, eliminar prácticamente el diferencial de
riesgo-país de España frente al resto de los países de la Eurozona. Tal acontecimento ha
resultado ser crucial a la hora de explicar, en una gran parte, la importante bajada en los
tipos de interés en España, que se observa en la Tabla 2, y que continúa todavía más a
principios de la década del 2000, explicando, en parte, el consiguiente boom económico
reciente en nuestro país 15 .
En relación con la temática fiscal, la tremenda bajada de tipos de interés ha propiciado
una clara ventaja a España a la hora de provocar la reducción del déficit fiscal, pues al
dismininuir, de manera importante, el servicio de la deuda pública, ello ha contribuido a
hacer más llevadero en nuestro país el ajuste entre ingresos y gastos del Sector Público.
15
Puede decirse que gran parte del boom inversor y del crecimiento económico reciente español de los
últimos 4-6 años se debe a estos considerables descensos en los tipos de interés, así como a la importante
moderación salarial acaecida en esos años en nuestro país.Véase los más recientes análisis del FMI sobre
España en IMF (2003).
8
El esfuerzo de ajuste fiscal se observa, a continuación, en la Tabla 3, donde, de nuevo,
aparecen los datos referidos a Alemania, a efectos comparativos.
Tabla 3
Déficits Fiscales y Deuda Pública
España
Déficit Fiscal*
Deuda/PIB**
1980
-4,0%
14,0%
1985
-6,0%
40,0%
1990
-4,3%
44,8%
1995
-7,1%
64,2%
2000
-0,3%
60,6%
Alemania
1980
1985
Déficit Fiscal*
-2,0%
-1,0%
Deuda/PIB**
16,0%
22,0%
(*) Límite de Maastricht = 3%
(**) Límite de Maastricht = 60%
1990
-2,1%
43,8%
1995
-3,3%
58,3%
2000
+1,3%
60,2%
Fuente: FMI, Estadísticas Financieras Internacionales, Anuario 2001.
Otra clara ventaja del euro, a veces no tenida demasiada en cuenta, aunque cada vez
más, si comparamos nuestra situación con la muchos países emergentes, es la
eliminación de lo que se ha venido en llamar el “pecado original” que acucia a países
emergentes, pero del cual España ha quedado prácticamente inmune, a partir de la
incorporación al Euro en 1999. El problema del “pecado original” se refiere a los
problemas en los que suele incurrir un país emergente o periférico a la hora de financiar
sus déficits por cuenta corriente en los mercados internacionales, por el mero hecho de
no disponer, como moneda nacional, de una moneda internacional de reserva, solvente y
fiable, como pueden ser el dólar USA, el yen o el euro. Como consecuencia de ello, los
países emergentes encuentran grandes dificultades a la hora de poder financiar sus
déficits, en comparación con las facilidades financieras que, por el mero hecho de ser
países emisores del dólar, del euro y del yen, encuentran los países centrales del
sistema. No habría que remontarse muy atrás, para encontrar la última vez que España
se encontró en tal situación. Corría el año 1992 y España no pudo, entonces, encontrar
financiación para un déficit por cuenta corriente del orden del 3% respecto al PIB,
mientras que, a comienzos de la década del 2000, estando el desequilibrio externo
español en una situación muy similar, España no está encontrando grandes problema
para encontrar la necesaria financiación, gracias al euro.
Además, y como última ventaja a resaltar, aparte de las ya mencionadas sobre la
estabilidad de precios y los bajos tipos de interés, la entrada de España en el euro ha
reforzado, todavía más, el importante y creciente proceso de integración comercial
española, mencionado en el primer apartado de este trabajo. Ello como consecuencia, en
parte, de los importantes ahorros en costes de transacción que la llegada del euro ha
9
reportado respecto al comercio intracomunitario con una serie de países que ya estaban,
entre sí, altamente integrados 16 .
En relación con los costes del Euro para España, nuestro país ha perdido, ciertamente y
lógicamente, soberanía económica al renunciar a las políticas monetaria y de tipo de
cambio, como herramientas de la política económica. La literatura económica sobre los
“choques asimétricos” resalta muy bien los problemas que podría afrontar nuestro país a
la hora de afrontar un acontecimiento económico que afecte única y particularmente a
España, sin poder acudir a esas dos herramientas de política. En todo caso, este
problema de pérdida de soberanía económica conviene matizarlo recordando los
grandes beneficios, mencionados más arriba, del logro del control de la inflación en
nuestro país, así como de la convergencia en tipos de interés con la Eurozona. Además,
y en relación con la posibilidad de los mencionados “choque asimétricos” para nuestro
país, no hay que olvidar el importante papel que la política fiscal española podría jugar
para contrarrestar los choques desfavorables, así como resaltar también la existencia de
los importantes fondos europeos de Desarrollo Regional y de Cohesión que, en el
transcurso de los últimos tiempos, han resultado ser tan beneficiosos para nuestro país a
la hora de lograr la deseada convergencia real con Europa.
Por otra parte, conviene también mencionar la existencia de otra amplia literatura
económica que reconoce limitaciones importantes al uso nacional de las mencionadas
políticas monetaria y de tipo de cambio. Con respecto a esta última, existe cierto
consenso en que muchas veces una devaluación puede acabar generando una mayor
inflación en el país que pretendía con ella el logro de una mejoría en su competitividad
de cara a la corrección de sus problemas de balanza de pagos. Ello podría implicar que
en el futuro, más o menos inmediato, la economía española deberá, claramente,
solucionar su actual problema de falta de competitividad ya sea a través de la
contención salarial, utilizada con profusión en los últimos años, o a través de
incrementos en la productividad.
Conclusiones: De la Autarquía al Euro.
Este artículo ha presentado, de una manera sucinta pero a la vez completa, el interesante
caso de España en el contexto de lo que actualmente se ha venido en denominar el
proceso de Globalización Económica. España ha pasado, en algo más de ocho lustros
(¡poco menos de dos generaciones!), de ser un país profundamente autárquico a ser uno
de los países de la OCDE más abiertos. En el aspecto monetario y cambiario,
igualmente, España ha pasado a formar parte de un área monetaria como la del euro,
que implicaría el grado máximo de integración económica entre países y, para nuestro
país, el uso de lo que podría llamarse una moneda global –el euro 17 .
16
Bergten (1999) presenta la interesante evidencia del comercio entre Canadá y Estados Unidos, donde el
volumen de comercio entre las provincias de Canadá es más de 20 veces el de Canadá con Estados
Unidos, a pesar de 20 años de la existencia de un Area de Libre Comercio entre ambos países y a pesar de
la proximidad geográfica, el idioma común y la similar cultura entre ambos países, infiriendo que el uso
de una moneda común podría redundar en un importante incremento de comercio entre esos países socios.
17
En un cierto sentido, y técnicamente hablando, la que podríamos denominar “euroización”, ocurrida en
países periféricos en Europa puede compararse de manera muy similar con la adopción del Dólar
(Dolarización) ocurrida en algunos países latinoamericanos. Como muy bien ha planteado Dornbusch
(1999): " La lección es obvia: la periferia europea debe adoptar el Euro. Y, en el mismo espíritu,
Latinoamérica debería seguir el ejemplo de Argentina con su Caja de Conversión o, directamente,
10
La economía española podemos entenderla, por otra parte, a principios del Siglo XXI,
como una economía meramente regional, plenamente integrada en la economía europea,
cuyo reto más importante probablemente habrá de plantearse, en el futuro, en términos
de la relación con los Estados Unidos de América, de tal modo que gran parte del éxito
o fracaso relativo entre ambos bloques económicos dependerá de la evolución de la
productividad a ambos lados del Atlántico.
dolarizarse.El tiempo de los experimentos ha terminado; ahora es el momento de entender a la solvencia
monetaria como la mejor estrategia para el desarrollo económico....La experiencia europea, de muy
diversas maneras, sugiere los beneficios que tal estrategia reportaría a Latinoamérica".
11
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