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No es temprano para hablar de Cooperstown, por Efraín
Ruiz Pantin
Efraín Ruiz Pantin · Friday, December 28th, 2012
“Es muy temprano para hablar de eso”, comenzó a responder Miguel Cabrera cuando
le hicieron una pregunta sobre el Salón de la Fama. “Para eso hay que jugar 18, 20
temporadas”, dijo acompañado por Luis Aparicio, el único venezolano con placa en
Cooperstown. “No pienso en eso. Pienso en el próximo año”. Es la clásica respuesta
del Jugador Más Valioso de la Liga Americana. Nunca le ha gustado hablar de él
mismo, ni de sus logros. Lo normal, si se le toca el punto, es que desvíe la
conversación o se salga del tema con rapidez. No se le puede culpar. Por más que se
trate de un trabajo, la meta de un pelotero es ganar juegos y eso sólo se hace en
equipo. La labor de Cabrera es hacer lo posible porque su equipo sume triunfos, no
andar pendiente del Salón de la Fama.
Pero que Cabrera no quiera hablar de Cooperstown no quiere decir que nosotros no
podamos hacerlo. Es cierto, esta de 2012 fue ‘apenas’ su décima temporada en las
mayores. Sólo que, vaya casualidad, el primer requisito para que un jugador sea al
menos considerado por los periodistas de la Asociación de Cronistas del Beisbol de
Estados Unidos (la BBWAA, por sus siglas en inglés) para optar al Salón de la Fama es
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disputar un mínimo de 10 campañas en Grandes Ligas. Tenemos entonces la excusa
perfecta. Decir que el maracayero tiene números que indican el camino correcto hacia
Cooperstown es una perogrullada. Tiene un average de por vida de .318, .395 de
promedio de embasado, 321 jonrones, 386 dobles, 1.802 hits, 961 carreras anotadas y
1.123 carreras empujadas. Si bien ninguno de esos números totales alcanzan los
niveles clásicos de inmortalidad (3.000 hits, 500 cuadrangulares, etc.), recordemos
que sólo tiene 29 años. Sumemos ahora la Serie Mundial con los Marlins en 2003, el
premio al Jugador Más Valioso, apariciones en las boletas del MVP en cada
temporada, siete Juegos de Estrella, cuatro Bates de Plata, dos títulos de bateo, dos de
empujadas, dos de jonrones, otro de dobles y la primera Triple Corona desde 1967.
Si ya sabemos que tiene méritos, el próximo paso sería preguntarnos si el tercera base
de los Tigres de Detroit es un Salón de la Fama. Esa pregunta, hoy, no puede
responderse. No sabemos. Lo sabremos cuando acabe su carrera. Lo que sí podemos
revisar es qué paso lleva en ese camino y cómo se compara con esos jugadores que ya
fueron inmortalizados. Para esto vamos a tomar prestada una idea creada hace más de
20 años por Bill James. Se llama el “Hall of Fame Monitor”, aunque aquí le llamaremos
el “Observador”. El concepto es muy simple. “Los peloteros que entran al Salón de la
Fama tienden a hacer ciertas cosas”, explica James sobre los bateadores en The Bill
James Handbook. “Tienden a batear .300, empujar 100 carreras, jugar en el Juego de
Estrellas, ganar el Guante de Oro, premios MVP, liderar la liga en average y jugar
para equipos ganadores. Mientras más de esas cosas haga un pelotero, mayor es la
probabilidad de entrar al Salón de la Fama. La pregunta que nos hacemos es
‘¿Cuántas de las cosas que han hecho los jugadores del Salón de la Fama ha logrado
este pelotero?’”.
Que quede claro: “El Observador” es sólo un indicador, una curiosidad. Un juguete
que por razones obvias no puede tomar en cuenta factores subjetivos, no
cuantificables o extra deportivos que ya han dejado fuera de Cooperstown a jugadores
con méritos de sobra. Nadie pretende que sea la forma de elegir. Lo que hace es
sumar. El espacio no permite explicar todo lo que considera. Pero es algo así. Un
MVP, como el que ganó Cabrera, le da 8 puntos. Cada Juego de Estrellas son tres
puntos. Cada temporada bateando sobre .300 son 2,5 puntos. Si consigue 50 jonrones,
10 puntos. Una zafra de 100 impulsadas, tres puntos. La idea es que si usted hace algo
reconocido será recompensado. Como sabemos qué lograron aquellos que ya están en
el Salón de la Fama, conocemos cuál es el puntaje que obtuvieron. Una vez sabido eso
se puede comparar con los activos. En general, alguien que acumule entre 100 puntos
y 130 puntos tiene cierta posibilidad, aunque no demasiada, de entrar al Salón de la
Fama. Por encima de 130 es casi seguro que lo hará, porque casi todos los que suman
130 están en Cooperstown, de acuerdo a las comparaciones que hace “El
Observador”, cuyos rankings y explicación detallada pueden encontrarse en
www.baseball-reference.com.
Miguel Cabrera, de acuerdo a “El Observador”, tiene 174 puntos. No sólo son mucho
más de los 130 que se consideran como una cifra sólida para entrar, sino superior a lo
que suman inmortales como Joe Morgan (172), Reggie Jackson (170) y Ernie Banks
(170). Luis Aparicio, por ejemplo, terminó con 150. En el listado de todos los tiempos,
que domina Stan Musial con 454, Cabrera ya está en el puesto 61. Impresionante. Hay
otros métodos que también le ubican muy bien. El “Hall of Fame Standard” no
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considera premios y lideratos, sólo números, y también está basado en puntos. El
promedio de los peloteros exaltados es 50. Miguel ya tiene 46. James también inventó
algo llamado la “Prueba Tinta Negra”. Aquí se valoran los lideratos (que normalmente
se denotan en negritas, de allí el nombre). Ganar el de jonrones, por ejemplo, suma
cuatro unidades. Cabrera, con 30, ya supera la media de los miembros de
Cooperstown (27). ¿De verdad es tan temprano para empezar a pensar en el Salón de
la Fama?
***
Texto publicado en Meridiano
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on Friday, December 28th, 2012 at 8:38 am and is filed under
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