Acoso laboral y salud psicosomática. El caso de científicos de alto rendimiento en universidades estatales mexicanas Veronika Sieglin Desde hace mucho tiempo existen reportes sobre el uso de la violencia en el trabajo. Sobre todo en el siglo XIX y la primera parte del XX los superiores inmediatos de los trabajadores tuvieron amplias competencias para despedirlos, disminuir su sueldo y/o maltratarlos físicamente. Si bien el Estado, los sindicatos y las empresas han tomado desde entonces diversas acciones para acotar ciertas formas de la violencia interpersonal en el trabajo, (como por ejemplo, los castigos corporales) (Roscigno, Hodson y López, 2006), no por ello el lugar de trabajo se ha hecho más pacífico. La violencia ha mutado adaptando nuevas formas. Desde la década de los años noventa, la violencia interpersonal – llamada mobbing (en el mundo europeo), bullying (estudios anglosajones), acoso simbólico y psicológico (estudios hispanos), hostigamiento laboral, abuso emocional (LutgenSandvik, 2003) o victimización en el trabajo, entre muchos otros más –se ha convertido en objeto de estudios sistemáticos sobre todo en Europa y Norteamérica pero también a lo largo de la década pasada en América Latina. En términos muy generales puede decirse que a diferencia de conflictos „normales‟ en el trabajo que se presentan de forma repentina, son de poca duración y representan actos singulares, el acoso laboral (término que utilizamos en adelante) constituye una forma de agresión interpersonal que es ejercida de modo sistemático, persistente (con una duración no menor a seis meses) y repetida por uno o varios individuos – ya sea del mismo nivel jerárquica que la persona agredida (agresión horizontal) o de nivel superior (agresión vertical 1) o inferior – con una intención clara de dañar a la víctima: estigmatizándola, aislándola, presionándola, atormentándola, intimidándola y vulnerándola emocional, social y en ocasiones también materialmente (Salin, 2003; 1 Según Lutgen-Sandvik (2003:474), en la mayoría de los casos el acoso laboral es iniciado por un superior de la víctima. Harvey et al, 2006; Hodson, Roscigno y López, 2006; Topa, 2006; Parzefall y Salin, 2010). La investigación del acoso laboral se volcó en un principio sobre el perfil psicosocial de las víctimas y los victimarios. Posteriormente se reconoció también la importancia de las condiciones contextuales que facilitan y permiten en una organización el acoso laboral (Lutgen-Sandvik, 2003; Harvey et al, 2006; Hodson, Roscigno y López, 2006; Roscigno, Hodson y López, 2009; Parzefall y Salin, 2010). Muchos estudios sobre la incidencia del acoso en la vida laboral de los trabajadores se enfocan en la industria y los servicios. Según Topa y colegas (2007:90), 40% de las muestras revisadas se realizaron entre trabajadores industriales, 20% entre empleados administrativos y 22% entre trabajadores del sector salud. Sólo 1% de las muestras se enfocó en trabajadores del sector educativo. Dentro de ellos los estudios sobre científicos de alto nivel constituyen una excepción. Ello puede atribuirse, en parte, al hecho que este sector representa una ínfima minoría en el total de la población económicamente activa; y que, por la otra, los científicos desempeñan un trabajo que suele ser relacionado, por el imaginario común, con mayores niveles de autonomía e independencia. Se trata de elementos que son identificados por diversos estudios, centrados en las relaciones interpersonales, como mecanismos protectores contra el acoso. En esta ponencia analizaremos la incidencia del acoso laboral en investigadores nacionales que trabajan en universidades estatales. Nos interesa analizar: (a) la incidencia del acoso; (b) los ámbitos de la actividad profesional a los que se dirigen los actos hostiles; (c) diferencias de vulnerabilidad al acoso según las características sociodemográficas de los científicos (género, edad) y sociolaborales (antigüedad, disciplina científica, nivel en el Sistema Nacional de Investigadores y pertenencia a una institución académica determinada). Por último analizaremos el impacto del acoso laboral en la salud psicofísica de los investigadores nacionales. El acoso laboral en instituciones académicas Salin (2003:1217ss) propuso distinguir entre factores que motivan, otros que precipitan y un tercer grupo que posibilita el acoso en una organización. Estos últimos incrementan la probabilidad del acoso laboral en una organización. Entre estos factores se encuentran: estructuras jerárquicas pronunciadas y acentuadas diferencias de poder, elevados niveles de autoritarismo, gran distancia social entre las posiciones sociolaborales y políticas organizacionales, altos niveles de injusticia organizacional, estilos de liderazgo inadecuadas, estructuras organizacionales poco transparentes, deficiencias de gestión, una cultura organizacional conformista así como estructuras normativas insuficientes y/o ineficaces para prevenir y castigar el recurso a la violencia interpersonal (Peralta, 2004:115; Topa, Depolo y Morales, 2006:89; Mesequer et al, 2007:226). De igual forma el debilitamiento de las representaciones sindicales a lo largo de las última tres décadas aumentaron la vulnerabilidad de los individuos frente a la organización y incrementan el riesgo de sufrir acoso (Roscigno, Hodson y López, 2009)Una gran parte de las instituciones de las universidades estatales mexicanas cumplen estas características. Entre los factores motivantes (Salin, 2003:1222; Topa, Depolo y Morales,2006: ) figuran: una intensa competencia entre los trabajadores por recursos, elevados niveles de politización de las relaciones sociales y burocratismo así como elevados niveles de insensibilidad y tolerancia organizacionales hacia el uso de la violencia en el trabajo. Esta circunstancias convierten el acoso laboral en una opción racional para la consecución de ciertos objetivos de los individuos (ascenso en el escalafón; acceso a recursos y otros beneficios materiales y simbólicos) ya que los riesgos que corre un agresor (una eventual sanción) son estimados menores que los beneficios que puede obtener. En el caso de las universidades iberoamericanas, la transición del modelo remunerativo tradicional (un salario estable que se incrementaba por concepto de antigüedad) a un modelo mixto donde una parte sustancial del sueldo es asignado en función del desempeño laboral ha dado lugar a una intensa competencia entre los profesores en muchas universidades iberoamericanas. A ello se deben agregar además las diferencias y desigualdades institucionales en cuanto al acceso a espacios de trabajo, equipo y materiales. Según un estudio entre 548 profesores universitarios en España (Justicia, Benítez y Fernández, 2006:301), los afectados de acoso identificaron como estructuras motivantes del acoso: las luchas por el poder (61.5%), las políticas universitarias (38.5%) y la competitividad generalizada en el profesorado (36.8%). Según Salin (2003:1217 y 1224), el acoso se desencadena por ciertos acontecimientos que elevan los niveles de estrés en la organización, generan inconformidad y/o preocupación, elevan la irritabilidad individual y colectiva y por ende la disposición violenta (Hodson, Roscigno y López, 2006). La agresión se descarga contra aquellos sujetos que por sus destrezas, habilidades, conocimientos o su desempeño y su productividad laboral se convierten en una amenaza a un trabajador (Guevara cit. en Peralta, 2003:9); o quienes se resisten a participar en redes clientelares al interior de las instancias universitarias donde se intercambian favores administrativos y académicos a cambio de lealtades políticas (Martínez y Cruz, 2008:262). De igual forma, un elevado nivel de insatisfacción laboral – como se detectó en un estudio de Schluter y Valdéz (2001) en el caso de dos universidades mexicanas – combinado con episodios de estrés intenso pueden ser detonadores de conflictos interpersonales prolongados entre docentes. La extensión del acoso en las comunidades universitarias resulta muy variable. En un estudio sobre universidades en países nórdicos (cit. por Justicia, Benítez y Fernández, 2006: 295) se encontró que 17% de los académicos sufrieron de acoso. Una muestra en una universidad española (Justicia, Benítez y Fernánde z, 2005) estableció que 11% estaban afectados. Un estudio posterior de los mismos autores en otras dos instituciones académicas observó que por lo menos 22% de los académicos habían experimentado una vez en su vida laboral agresiones simbólicas y psicológicas en el trabajo (Justicia, Benítez y Fernández, 2006:299). Estas diferencias se pueden atribuir en parte a diferencias en las culturas organizacionales, pero también a los diferentes instrumentos de recopilación que subyacen a las investigaciones y que dificultan las comparaciones entre las muestras. Desacuerdo existe también en la identificación de grupos sociodemográficos vulnerables. Por ejemplo, muchos autores asignan mayores niveles de vulnerabilidad a individuos con comparativamente menos poder y autoridad (Salin, 2003:1219; Hodson, Roscigno y López, 2006:386; Topa, Morales y Gallastegui, 2006:766). Esto es el caso de trabajadores nuevos que por su reducida antigüedad cuentan con poco capital social al interior de una organización; pero también para jóvenes o trabajadores inexpertos. Sin embargo, no hay coincidencia en cuanto a una mayor vulnerabilidad de mujeres. A pesar de las múltiples evidencias con relación a los tratos discriminatorios que reciben las mujeres en la ciencia y los que dificultan sus carreras (Goldberg, 2010), las muestras sobre acoso laboral no son coincidentes. Justicia, Benítez y Fernández (2006:299) observaron en universidades españolas diferencias estadísticamente significativas sólo para el grupo de profesores numerarios (5% de los varones y 15.1% de mujeres sufrieron de acoso), mas no en el caso de profesores no numerarios y personal administrativo. Es posible que el grado de vulnerabilidad de las mujeres con relación al acoso laboral dependa de la (in)existencia de políticas y programas de igualdad y equidad de género y de la existencia y eficacia de estructuras institucionales protectoras contra abusos y discriminación en las universidades. Una revisión de las páginas web de 32 universidades estatales mexicanas arrojó que sólo 9 cuentan en la actualidad con defensorías del trabajador contra acoso y discriminación. Las estrategias concretas que son puestos en marcha para acosar a un trabajador dependen de la fuente del acoso (descendente, ascendente o horizontal) y de las culturas organizacionales concretas. En el acoso descendente, los agresores pueden exacerbar las facultades que les infiere su posición dentro de la jerarquía de mandos en contra de las víctimas para obstaculizar su desarrollo profesional dentro de la organización: bloqueos al escalafón, supervisión del trabajo y evaluaciones del desempeño laboral abusivas, negación de recursos y medios de trabajo al igual que capacitación, ocultamiento de información, exclusión de grupos de trabajo o inclusión forzada, marginación de órganos colegiados, sobrecarga de trabajo o reducción de la carga laboral asignada constituyen sólo algunos ejemplos del arsenal bélico lanzado en contra de trabajadores subordinados (Salin, 2003:1215; Peralta, 2004; Mesequer et al, 2007). Mesequer y colegas (2007:226) propusieron diferenciar entre: acoso organizativo (relacionado con la organización del trabajo), acoso centrado en el rendimiento (evaluaciones injustas, obstrucción de las posiblidades de desarrollo profesional) y el acoso personal con el fin de lastimar la reputación social de un individuo dentra de la organización (Topa, Morales y Gallastegui, 2006:768) y de infligirle sufrimiento emocional (Peralta, 2004:112). Estas últimas estrategias imperan en mayor grado en el acoso horizontal y ascendente . Atacan la integridad psicosocial del individuo en el contexto organizacional. Hay pocos estudios que analizan la diferenciación de las estrategias de acoso según el género. En el caso de universitarios españoles, Justicia y colegas (2006:300) detectaron para profesoras universitarias un mayor abuso mediante la sobrecarga laboral y las burlas a su persona. Un consenso muy amplio existe en cuanto a los daños psicofísicos causados a los individuos afectados. En cuanto a la salud mental el acoso acarrea elevados niveles de estrés y trastornos de ansiedad, trastornos emocionales (sentimiento de fracaso, depresión, impotencia, frustración, irritabilidad, disminución de la autoestima y autoconfianza), trastornos cognitivos (problemas de concentración atención y memoria) que se articulan también en el plano somático por medio de trastornos del sueño, dolencias musculo-esqueléticas y trastornos funcionales (gastritis, colitis nerviosa). Padecimientos psicofísicos ya existentes pueden ser agraviados a raíz de una experiencia de acoso (Peralta, 2004:117;Giraldo, 2005:209; Justicia, Benítez y Fernández, 2006:302; Martínez-Lugo, 2006:27; Topa, Morales y Gallasteguia, 2006:767; Topa, Depolo y Morales, 2007:91). Otros estudios revelaron mayores niveles de burnout, en particular agotamiento emocional, en las víctimas de acoso (Aldrete, Pando, Aranda y Torres, 2006:54). Los estudios sobre el impacto diferenciado del acoso en hombres y mujeres no son coincidentes. Algunos investigadores no encontraron mayores agravios psicofísicos en mujeres (Maguña y Sánchez, 2008:358), mientras que otros detectaron un mayor impacto del acoso en mujeres (Aldrete, Pando, Aranda y Torres, 2006:54; Justicia, Benítez y Fernández, 2006:303). Sin embargo, es preciso tener en cuenta que también en otros estudios sobre condiciones de trabajo y salud se han detectado menores niveles de bienestar psicofísica de las mujeres en comparación con los varones (Rojas, Zapata y Grisales, 2008:205; Tena, Estrada y Jiménez, 2010:70). Objetivos del estudio El presente estudio pretende indagar en una muestra de profesores universitarios que laboran en diversas universidades estatales mexicanas y son miembros del Sistema Nacional de Investigadores (SNI, niveles 1-3) (a) la incidencia del acoso laboral; (b) las áreas del desarrollo profesional afectadas por las estragias de acoso; (c) el impacto del acoso en la salud psicofísica de los profesores. Muestra El estudio se realizó en una muestra de 268 investigadores nacionales que pertenecen a 14 universidades estatales. 41.6% son mujeres con una edad promedia de 47.7 años y una antigüedad media de 16.6 años (tabla 1). 57.8% de los encuestados son hombres con un promedio de edad de 49.1 años y una antigüedad media de 17.6 años. Más de 81% de los hombres están casados, el resto se conforma de solteros (7.7%) y divorciados o viudos (8.4%). En el caso de las mujeres predominaron también las casadas (58%), pero más de una cuarta parte son solteras y 15% son divorciadas o viudas. Diferencias interesantes también se observan en la adscripción disciplinaria: aproximadamente un tercio de mujeres y hombres se asientan en las ciencias sociales y casi una cuarta parte en las ciencias naturales. Sin embargo, las mujeres rebasaron por mucho (29%) a los varones (14%) en las humanidades, mientras que los hombres predominaron (24%) en el área de las ciencias de la salud, biología y biotecnología (mujeres: 13.5%). Tabla 1: Características sociodemográficas y laborales de la muestra Mujeres Hombres Población muestrada 268 personas No. de universidades estatales de adscripción Estado civil (%): Soltero/a Casado/a o en unión libre Divorciado/a o viudo/a Media de edad (años) 14 Min.: 30 41.6 57.8% 26.8 58.0 15.2 47.7 7.7 81.3 8.4 49.5 Max: 73 Media de antigüedad (años) Categoría laboral (%) Prof. Asociado Titular A Titular B Titulares C y D Personal no docente Contrato laboral (%) Definitividad Contrato anual Contrato semestral Otro N.C. Disciplina científica de adscripción: Ciencias sociales Humanidades Ciencas de la salud, biología y biotec. Ciencias naturales y matemáticas otras Sueldo mensual medio ($ M.N.) Media de estímulos salariales al mes ($ M.N.) 16.6 17.6 12.6 16.1 23.2 38.4 9.8 8.3 18.7 17.4 47.7 6.5 79.5 9.8 8.9 1.8 79.4 11.0 5.8 2.5 1.2 32.4 28.8 13.5 24.3 0.9 31.7 13.8 24.1 23.4 6.9 18,516 8,475 19,206 7,630 80% aproximadamente de hombres y mujeres contaron al momento de la encuesta con definitividad laboral. En cuanto a la ubicación en el escalafón institucional se observan diferencias de género que han sido detectados y descritos desde hace mucho tiempo por los estudios feministas. Un mayor porcentaje de hombre (47.7%) que mujeres (38.4%) se encuentra en los niveles más altos del escalafón (titularidad C y D). 16% y 23% de las mujeres son titulares A y B frente a 18.7% y 17.4% respectivamente de los varones. Un mayor porcentaje de mujeres se ubica en los niveles bajos del escalafón (profesor asociado: 12.6% frente a 8.3% de varones) y como personal no docente (9.8% vs. 6.5% de hombres). Ambos géneros perciben un ingreso mensual total (sueldo base y estímulos a la productividad docente) de poco menos de 27 mil pesos. Diseño del instrumento El instrumento fue desarrollado por un equipo de 5 investigadoras y 2 tesistas de doctorado y se integra por 203 reactivos que se distribuyen entre 8 áreas temáticas: una batería de preguntas sobre datos sociodemográficos (4 items), académicos (25 items) y laborales (5 items); una adaptación del Geneva Appraisal Questionnaire para evaluar las actitudes de los individuos frente a conflictos laborales (22 items); baterías de preguntas sobre: redes de apoyo (11 items); autoeficacia (10 items), salud psicofísica (39 items) y características de las familias y relaciones familiares (24 items) así como una batería sobre clima organizacional (34 items) y acoso laboral (29 items). La escala sobre acoso laboral (alpha de Cronbach = .912) consiste de una 29 reactivos en escala de tipo Lickert. La escala de trastornos psicosomáticos (alpha de Cronbach = .897) se integra por 14 trastornos comúnmente ligados a estrés intenso (trastornos de sueño, cansancio inexplicable, desánimo, irritabilidad, ansiedad, dolores musculares, nauseas, colitis, gastritis, cefaleas, temblores y taquicardias). Con base en el patrón de investigadores nacionales del Consejo Nacional de Investigadores se construyó el universo total de investigadores nacionales en universidades estatales. El cuestionario fue enviado por vía electrónica a todos los investigadores nacionales (niveles 1-3) en universidades estatales. Se obtuvo un 12.% de respuestas. La base de datos que subyace a esta ponencia se integra por los primeros 268 encuestas recopiladas y capturadas en una base de datos de SPSS. La escala explora el acoso vertical en cinco diferentes ámbitos de la actividad y experiencia laboral de los profesores: el reconocimiento de logros (3 reactivos), la docencia (4 reactivos – asignación de tesistas, participación en comités colegiados, carga docente), la productividad científica (5 reactivos – asignación de infraestructura de trabajo), los sistemas de remuneración (3 reactivos - escalafón, estímulos económicos) y la integridad psicosocial (8 reactivos – maltrato verbal y procesos de estigmatización). A través de un análisis factorial se obtuvieron 6 factores que agrupan las diversas conductas de acoso. En su conjunto explican el 64.5% de la varianza. Resultados El hostigamiento laboral vertical se enfoca a cinco ámbitos de la vida profesional en la academia: el ámbito simbólico del reconocimiento de las aportaciones y logros de los profesores en la ciencia; la docencia; la infraestructura de trabajo que conforma la base material imprescindible para el trabajo científico; la remuneración y la integridad psicofísica de los sujetos. Sin embargo, los actos de acoso no se distribuyen de manera uniforme entre dichos ámbitos. Dado que el acoso no constituye un medio de interacción social en el trabajo legítimo, en el caso del acoso vertical los agresores aprovechan las facultades que sus funciones administrativos les confieren para infringir daños a sus víctimas. La forma predominante de acoso en las universidades estatales consiste en el regateo de las aportaciones y logros científicos y académicos de los individuos: 41% de los investigadores nacionales consideran que su institución se empeña a ignorar de forma permanente o con mucha frecuencia sus logros profesionales; 15% siente que sus superiores siempre o muy seguido los minimizan y 8.9% sufren siempre o habitualmente piratería académica de parte de sus supervisores (gráfica 1). Gráfica 1: Conductas de acoso a la identidad académica (% de investigadores afectados - respuestas "siempre" y "frecuentemente") 50 41 40 Ignorar logros % 30 20 Minimizar logros 15.3 8.9 10 0 Estrategias de acoso a la identidad académica Piratería académica El desarrollo de las actividades docentes constituye el segundo blanco más importante en las universidades estatales: 19% de los investigadores nacionales no cuentan con tesistas; 16.8% son excluidos de la participación en cuerpos colegiados de su centro de trabajo. 10.5% se sienten agredidos por la asignación de una carga docente excesiva mientras 9.7% se encuentran marginados de la impartición de clases (gráfica 2). Gráfica 2: Conductas de acoso a actividades docentes (% de investigadores afectados - respuestas "siempre" y "frecuentemente") 19 20 16.8 No asignar tesistas 10.5 15 9.7 Excluir de comités colegiados 10 % Sobrecarga docente 5 Marginación de docencia 0 Estrategias de acoso docente Un tercer grupo de estrategias de hostigamiento laboral busca mermar la productividad científica de los profesores de la que depende su permanencia y sus posibilidades de ascenso en el Sistema Nacional de Investigadores. Los profesoresinvestigadores son privados de una infraestructura de trabajo adecuada. 16.8% no contaron en sus laboratorios con los instrumentos y materiales básicos para el desarrollo de sus investigaciones. A 15.7% nunca se les actualizó el equipo de cómputo; a 5.6% respectivamente las autoridades les habían quitado su cubículo de trabajo o les bloquearon el acceso al laboratorio y a 3.8% les habían despedido colaboradores con tal de perjudicar al titular del proyecto de investigación (gráfica 3). Gráfica 3: Conductas de acoso a la productividad científica (% de investigadores nacionales afectados - respuestas "siempre" y "frecuentemente") 20 16.8 Privar de instrumentos de laborat. Básicos 15.7 No actualizar equipo de cómputo % 15 10 Quitar cubículo 5.6 5.6 3.8 5 Bloquear acceso a laboratorio 0 Despedir colaboradores Un cuarto grupo de acciones de hostigamiento tuvo por fin infringir un daño económico en las víctimas (gráfica 4). 11.6% se sintieron bloqueados por sus superiores en el escalafón; 3.8% habían tenido que cambiar la dependencia de adscripción en contra de su voluntad y 1.8% sufrió la retención de sus percepciones salariales durante meses. Se trataba comúnmente de un castigo adicional al forzado cambio de dependencia de adscripción ya que en algunas universidades los trámite de baja de un profesor en una dependencia y la alta en otra de la misma universidad se alargan hasta por doce meses, lapso en el cual el profesor no obtuvo su salario. Gráfica 4: Conductas de acoso remunerativo (% investigadores afectados - respuestas "siempre" y "frecuentemente") 11.6 12 10 Bloquear escalofón % 8 6 Cambiar de dependencia 3.8 4 Retener salario 1.8 2 0 Acoso material A diferencia de las estrategias de acoso anteriores que se enfocaron en dificultar y subvertir la organización del trabajo científico (sobrecargando o marginando de clases, no asignación de tesistas, negando la disposición de una infraestructura de trabajo adecuada, forzar cambios de dependencia, etc.), algunas acciones tienen por objetivo socavar el bienestar psicosocial de las víctimas (gráfica 5). Los gritos, insultos, amenazas, acusaciones injustas y la puesta en circulación de rumores acerca de la víctima entre colegas y estudiantes afirman y reproducen el desbalance de poder entre víctima y victimario y buscan mantener o incrementar la vulnerabilidad de la persona agredida lesionando su relación con el entorno (por ejemplo, a través de los rumores o tratos irrespetuosos frente a terceros atacando así la imagen pública de la víctima) y consigo mismo (gráfica 5). Hasta 6% de los investigadores nacionales enfrentan en su trabajo este tipo de ataques a su persona de parte de sus superiores. Gráfica 5: Conductas de acoso a la integridad psicosocial (% de investigadores afectados) 6 5.9 6 5 % 4 Cortar comunicación 4.1 3.7 Estigmatización 3.4 Trato grosero Acusación injusta 3 2.3 2.2 Amenazas 1.5 2 Amonestación pública Gritar 1 Avergonzar 0 Formas de acoso A diferencia del acoso vertical que puede construir las hostilidades aprovechando de manera informal la elasticidad interpretativa de políticas y códigos normativos de la institución, el acoso ejercido por colegas (acoso horizontal) utiliza medios que afectan principalmente la integridad psicosocial de los profesores (gráfica 6). Al igual que en el acoso horizontal, la agresión de parte de colegas se dirige, en primera instancia, a menguar la imagen académica de las víctimas en la comunidad universitaria. 30.4% de las víctimas reportaron que sus colegas mostraron siempre o muy frecuentemente una resistencia feroz a reconocer sus logros y contribuciones académicos y 14.6% se vieron expuestos a la minimización de sus frutos académicos. Las demás estrategias de acoso tuvieron una menor importancia: sólo 6.2% sufrieron por la puesta en circulación de discursos estigmatizantes; 5.4% habían experimentado actos de piratería académica de parte de sus colegas y 3.8% se vieron expuestos a la „ley de hielo‟. Gráfica 6: Acoso horizontal, (% investigadores afectados - respuestas "siempre" y "frecuentemente") 35 30.4 30 Ignorar logros académicos 25 20 Minimizar logros académicos Generar rumores 14.6 Piratería académica 15 Cortar la comunicación 10 6.2 5.4 3.8 5 0 En comparación con el acoso vertical, el de pares tiene lugar en el entorno informal de las organizaciones entendido como un sistema de comunicación, interacción e intercambio sólo marginalmente regulado por la normatividad institucional y en mayor grado por los intereses y normas de acción y valores de los actores (Gupta, 2007). Esta es la razón del por qué las estrategias utilizadas en el acoso entre pares resultan relativamente poco diversificadas y se centran principalmente en la manipulación de la imagen pública de la persona acosado, su aislamiento social y su bienestar psicofísico. En el caso de los investigadores nacionales, 30.4% estaban conscientes de los esfuerzos de los pares por ignorar y 14.6% por minimizar sus logros y aportaciones académicos. 6.2% se sintieron acosados por los rumores que los colegas hacían circular acerca de aspectos de su personalidad, su forma de trabajo y de interacción. 5.4% lamentaron un asalto constante de colegas a ideas y proyectos de investigación con el fin de arrebatarles la autoría principal. 3.8% se vieron constantemente marginados de la comunicación. Por medio de un análisis factorial se obtuvieron 6 factores que en su conjunto explican el 64.5% de la varianza. Cada factor conforma una estrategia que se apoya en diferentes conductas interrelacionadas y que en su conjunta sirven a una finalidad en común (tabla 2). El factor de mayor peso es el acoso vertical a la integridad psicosocial que explica el 36.4% de la varianza y que combina la estigmatización de la víctima de parte de superiores con conductas que vulneran su dignidad insultándolas, amenzándolas, gritándolas, reprimíendoles, cortándoles la comunicación, impidiendo el acceso a su lugar de trabajo y despidiendo sus colaboradores. Esta estrategia de acoso vertical aprovecha todas las facultades que un puesto de mando dentro de la burocracia académica confiere a una persona. Se trata de un claro intento de aniquilamiento psicosocial. Es de suponer que esta estrategia es ideada en respuesta a la imposibilidad del acosador de despedir a la víctima. Al no poder borrar la presencia física de la víctima en el lugar de trabajo, el deseo de exterminio se traslada al ámbito simbólico. Aprovechando las asimetrías de poder, el victimario intenta socavar los pilares de la autoconfianza, autoestima y autovalor de la víctima. Se sobreentiende que se trata de una estrategia de acoso en extremo cruel. Tabla 2: Estrategias de acoso Nombre del factor Acoso vertical a la integridad psicosocial Nos. de Conductas variables 10 Acoso horizontal a la identidad académica 3 Acoso vertical a la consolidación académica 5 Superiores: Discursos estigmatizantes , trato grosero, gritan, amenazan, ley de hielo, inculpan injustamente, reprimen, avergüenzan; impiden acceso a laboratorio; despiden colaboradores Colegas: Ignoran y/o minimizan logros académic os, ley de hielo; Superiores: Ignoran y/o minimizan logros académicos; bloquean el escalafón; no actualizan equipo de cómputo; no proporcionan herramienta % de % acula vari- mulado anza 36.387 36.387 9.003 45.390 5.937 51.328 Marginación social en el trabajo (acoso vertical y horizontal) 5 de oficina Superiores 4.919 56.247 Sobrecargan con clase; excluyen de comités de posgrado; quitan cubículo, obligan a cambiar la dependencia de adscripción; Colegas : piratería académica Piratería académica (acoso vertical y horizontal) 3 Superiores: Suspenden salario; piratería académica Colegas: Estigmatizan; 4.586 60.833 Acoso vertical a docencia 2 Superiores: 3.673 64.506 Marginan de actividades docentes; no asignan asesoría de tesis En segundo lugar está el acoso horizontal a la identidad académica (9.0% de la varianza). Se trata de ataques sistemáticos de colegas que tienen por fin borrar la presencia simbólica de un académico en la comunidad universitaria inmediata. Los victimarios ignoran y/o minimizan sistemático y continuamente los éxitos académicos de la víctima (su ingreso y ascenso en el Sistema Nacional de Investigadores, por ejemplo; premios y reconocimientos otorgados por otras instituciones) al tiempo que suspenden la comunicación con ella. Esta estrategia se relaciona muy probablemente con elevados niveles de competencia intersubjetivas que se articulan a través de rivalidades y celos entre académicos. El acoso vertical a la identidad académica tiene un núcleo hermenéutico propio: los logros académicos de los demás colegas son vividos por los agresores como una amenaza a su propio estatus sociolaboral y académico. Ante la imposibilidad de interrumpir la carrera académica de la víctima, los agresores arropan los logros de un determinado individuo con un manto de silencio. Esta forma de proceder articula al mismo tiempo la percepción de las limitaciones propias de los agresores en cuanto a su desarrollo académico y puede comprenderse como una estrategia de autoprotección irracional que combina tanto creencias mágicas (hacer desaparecer un peligro ignorando o minimizándolo) con conductas racionales orientadas a generar un daño . Una intención similar persigue también el acoso a la consolidación académica gestada de parte de los superiores (5.9% de la varianza). A diferencia de las acciones desplegadas para tales fines por parte de colegas, los superiores aprovechan algunas facultades y privilegios de acción que les confiere su puesto de mando. Además de su indisposición de reconocer los logros académicos de de la víctima, los agresores intentan subvertir la productividad científica de los afectados privándolos de infraestructura de trabajo adecuada (renovación de equipo de cómputo; suministro de material de oficina) y manipula r la motivación de los afectados bloqueando su avance en el escalafón. La marginación social en el trabajo (4.9% de la varianza) y la piratería académica (4.6% de la varianza) son estrategias que implican la colaboración entre superiores y colaboradores en la gestión y puesta en marcha del acoso. Para marginar a un profesor en su entorno laboral, los superiores le asignan una carga docente muy elevada al tiempo que lo excluyen de la participación en órganos colegiados. Estas formas de acoso reducen las posibilidades de interacción con el entorno y aíslan paulatinamente el afectado de la comunidad universitaria. Por no estar involucrado en la discusión de problemas y la búsqueda de soluciones, la víctima no tiene literalmente nada que decir. La cancelación del cubículo y la expulsión del centro de trabajo constituyen fases más avanzadas de esta misma estrategia de acoso. La vulnerabilidad elevada de la víctima frente al acoso vertical es aprovechada y agravada a través de actos de piratería académica de parte de colegas que pueden desarrollarse aprovechando la falta de apoyo de los superiores hacia el colega marginado, o bien, con la anuencia de los mismos. La piratería académica de parte superiores se sostiene en la colaboración con los pares, sólo que en este caso los colegas legitiman el atropello del superior difundiendo rumores que desacreditan a la víctima. La última estrategia de acoso afecta las actividades docentes (3.7% de la varianza). Aquí se combina la marginación de la carga docente con la exclusión o reducción extrema de asesorías de tesis. Ambos actos generan perjuicios materiales y académicas a las víctimas. En caso de no tener suficiente carga docente, la víctima no puede competir por complementos salariales (estímulos a la productividad académica). La insuficiente producción de tesis de postgrado pueden afectar su estatus en el Sistema Nacional de Investigadores. Además, sobre todo en el ámbito de las ciencias naturales muchos proyectos de investigación requieren de tesistas que se encargan de partes sustanciales del trabajo científico. En suma, de las seis estrategias de acoso encontradas en tres la autoría recae en un superior, en dos los superiores se apoyan en la participación activa de pares y una recae únicamente en pares. Estos hallazgos demuestran que una separación estricta entre acoso vertical y horizontal existe para fines analítica pero en no pocos casos ambos son complementarios. La incidencia del acoso en las universidades estatales parece ser bajo. 94.4% de los encuestados se ubicaron en el rango bajo de la escala. 4.1% en el rango medio y únicamente 1.5% en el rango alto. A diferencia de otros estudios que reportan una mayor afectación de las mujeres en c uanto al acoso laboral, en el presente este hallazgo no se confirmó. Se observa que en la media del acoso total los varones puntean ligeramente más alto que las mujeres, sin embargo, estas diferencias no son estadísticamente significativas (tabla 3). Tampoco se encontró una relación estadísticamente significativa entre acoso y antigüedad en el trabajo. Tabla 3: Medias de acoso, según género Estrategia de acoso Puntaje (min.- Mujeres Hombres max.) 10-50 13.55 13.83 Acoso horizontal a la identidad académica 3-15 6.73 6.08 Acoso vertical a la consolidación académica 5-25 10.55 11.23 Marginación social en el trabajo (acoso vertical y horizontal) Piratería académica (acoso vertical y horizontal) 5-25 7.94 7.90 3-15 4.68 4.32 Acoso vertical a docencia 2-10 3.96 3.69 28-140 42.26 43.76 Acoso vertical a la integridad psicosocial Acoso Total Exposición al acoso laboral y el impacto en la salud La literatura ha documentado ampliamente el impacto del acoso en la salud de las personas agredidas (Peralta, 2004;Giraldo, 2005; Aldrete, Pando, Aranda y Torres, 2006; Justicia, Benítez y Fernández, 2006; Martínez-Lugo, 2006; Topa, Morales y Gallasteguia, 2006:; Topa, Depolo y Morales, 2007. Ello se confirma también en el presente estudio. Todas las estrategias de acoso influyen negativamente el bienestar psicofísico (medida en función de la presencia de 15 trastornos asociados al estrés en una escala Lickert) de las víctimas (tabla 2). Sin embargo, no todas las estrategias generan el mismo impacto. El acoso de parte de pares genera el mayor agravio en la salud de las víctimas. Le siguen las estrategias de acoso donde colaboran pares y superiores (piratería académica en beneficio de superiores y la marginación social). Menos dañinos resultan las formas de acoso gestados exclusivamente de superiores. Tabla 4: Correlación entre diferentes estrategias de acoso y la salud psicofísica de investigadores nacionales en universidades estatales (correl. bivariada de Spearman) Estrategias de acoso Acoso horizontal a la identidad académica (h) Piratería académica de parte de superiores (v + h) Marginación social (v + h) Acoso a la integridad psicosocial (v) Acoso a la consolidación académica (v) Acoso a la docencia (v) p r -.433** .000 -.293** .000 -.284** -.267** .000 .000 -.244** .000 -.155* *sign. al .05 **sign. al 01 .015 Resumen En el presente estudio se detectó que aproximadamente 4 de cada 10 académicas se encuentran expuestos a por lo menos una conducta sistemática de acoso en el trabajo. Sin embargo, si se analiza la articulación de diferentes conductas en una estrategia de acoso, la incidencia del fenómeno baja mucho. Solamente 5.6% de los académicos están expuestos a una actividad media e intensa de un conjunto de agresiones durante su estancia en el trabajo. Este dato contrasta con otros estudios como el de Justicia Benítez y Fernández ( 2005) quienes encontraron 11% de personas afectados y en un estudio posterior 22% (Justicia, Benítez y Fernández, 2006. El acoso no afecta en mayor grado a las mujeres en comparación con los hombres. Las diferencias encontradas entre los géneros no guardan una relación estadísticamente significativa. El acoso perjudica considerablemente la salud de las víctimas. Esto se confirmó también en el presente estudio. Por lo común, las estrategias de acoso ejecutadas por pares son más dañinos para la salud psicofísica de los afectados que el acoso de parte de superiores. Bibliografía Aquino, Karl y Kristin Byron. “Dominating Interpersonal Behavior and Perceived Victimization in Groups: Evidence for a Curvilinear Relationship”. Journal of Management, 28 (1, 2002): 69–87. 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