Paralaje Nº6 (2011) Ensayo Flavio Teruel ______________________________________________________________________________________________ EL CONCEPTO DE CULTURA EN EL PENSAMIENTO FILOSÓFICO DE ENRIQUE DUSSEL Flavio Teruel∗ Recibido el 12 de Mayo de 2011 Aceptado el 27 de Julio de 2011 RESUMEN La cultura es una de las constantes preocupaciones filosoficas de Enrique Dussel. Sus interpretaciones en torno a ésta han sufrido importantes transformaciones que presentan al menos cuatro momentos. Señalaremos los aspectos centrales de cada momento así como la cuestión del reconocimiento de la Alteridad en cada uno de ellos. Descriptores: cultura latinoamericana - cultura popular - filosofía de la cultura - filosofía latinoamericana - Enrique Dussel ∗ Profesor en Filosofía por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo (Argentina). Doctorando en Filosofía por la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina). Becario CONICET. Profesor en la Universidad Tecnológica Nacional-Facultad Regional Mendoza y en la Universidad del Aconcagua. E-mail: [email protected]. 82 Paralaje Nº6 (2011) Ensayo Flavio Teruel ______________________________________________________________________________________________ 1. Introducción Una de las preocupaciones iniciales y constantes de la labor filosófica de Enrique Dussel es la problemática de la cultura y, en particular, de la cultura latinoamericana. Desde sus primeros escritos de 1964, ha expresado la importancia de una reconstrucción total de la historia mundial para «descubrir el lugar de América Latina» en el proceso de desarrollo de la humanidad desde su germen y, con ello, responder a la pregunta acerca del «origen, desarrollo y contenido» de la cultura latinoamericana. Ahora bien, sus interpretaciones en torno a esta problemática han sufrido transformaciones importantes.1 En efecto, Dussel parte de un modelo de análisis substancialista y eurocéntrico, apoyado en la obra del filósofo francés Paul Ricoeur (1913-2005), para luego desembarazarse de él. La crisis y superación de esta visión será posible, fundamentalmente, gracias a la recepción de la obra de Emmanuel Levinas (1906-1995), pero también por la crítica al desarrollismo de la Teoría de la Dependencia. El devenir de tales transformaciones presenta al menos cuatro momentos: a) la cultura latinoamericana «fuera de la historia de las culturas», b) la cultura latinoamericana dominada y excluida, c) la cultura popular entendida como la cultura del bloque social de los oprimidos y d) el diálogo intercultural en el marco de la trans-modernidad. Nuestro interés es señalar los aspectos centrales de cada momento así como también la cuestión del reconocimiento de la Alteridad en cada uno de ellos. En el presente escrito y para tales propósitos nos ceñiremos principalmente a la obra de Dussel Filosofía de la cultura y la liberación, publicada en 2006 y que reúne su producción sobre este tópico de los últimos cuarenta años.2 Cristián Parker al referirse al problema de la cultura en los pensadores latinoamericanos, ubica a Enrique Dussel entre los continuadores de la vertiente preocupada por la identidad cultural latinoamericana; junto con Arturo Andrés Roig, Francisco Miró Quesada y Leopoldo Zea, entre otros. Y señala un elemento que trataremos de explicar en las páginas que siguen. En efecto, para Parker la problemática de la cultura, en relación con el pensamiento latinoamericano y, en especial, con Enrique Dussel, se liga a la tarea de la liberación de los pueblos latinoamericanos oprimidos social, económica, religiosa y culturalmente.3 1 O como señala el mismo Enrique Dussel en el prólogo al libro de Pedro Enrique García Ruíz: (Filosofía de la liberación. Una aproximación al pensamiento de Enrique Dussel, Editorial Dríada, México, 2003) la apertura de un nuevo horizonte hermenéutico. 2 No es, sin embargo, la primera vez que aparecen reunidos en un volumen los trabajos de Dussel en torno a la filosofía de la cultura. Con anterioridad, una obra publicada en 1997 y en portugués reunía estos trabajos: Oito ensayos sobre cultura latino-americana e libertação (1997). 3 PARKER, Cristián, “Cultura” en: SALAS ASTRAIN, RICARDO, Pensamiento crítico latinoamericano, vol. I, Ediciones Universidad Católica Silvia Henríquez, Santiago, 2005, p. 91. 83 Paralaje Nº6 (2011) Ensayo Flavio Teruel ______________________________________________________________________________________________ 2. La cultura latinoamericana «fuera de la historia» El modelo teórico a partir del cual Dussel realiza hacia 1964 sus investigaciones en torno al problema de la cultura latinoamericana es la hermenéutica ricoeuriana. En efecto, dicha influencia ha sido determinante en el interés inicial de Dussel por comprender la cultura latinoamericana: el ser latinoamericano y su lugar en la historia. Las obras de Ricoeur más significativas en este aspecto fueron: “Civilización universal y cultura nacional” publicada en Historia y verdad (1990), y “La simbólica del mal”, publicada en Finitud y culpabilidad (2004), en donde compara la narrativa prometeica (culturas indoeuropeas) y la adámica (culturas semitas).4 Hasta fines de la década del 60, Dussel permanecerá en está tradición filosófica. En este primer momento de análisis sobre la cultura latinoamericana pueden notarse rasgos eurocéntricos. A él pertenecen los ensayos escritos dentro del universo de significación ricoeuriana, como por ejemplo: “Iberoamérica en la historia universal” (1965), “Cultura, cultura latinoamericana y cultura nacional” (1968) y “Para una filosofía de la cultura, civilización, núcleo de valores, ethos y estilo de vida” (1968). Ensayos previos a la constitución de la filosofía de la liberación, i. e., ensayos en los que la metafísica de la Alteridad aún no era el tema central. Las obras filosóficas que Dussel produce en este periodo son: El humanismo helénico (1961), El humanismo semita (1969) y El dualismo en la antropología de la cristiandad (1968). A través de ellas, la intención era elaborar una antropología latinoamericana a partir de la hermenéutica de los símbolos míticos de las culturas helénica, semita y cristiana. La influencia de Ricoeur se evidencia claramente hacia 1964, cuando Dussel se plantea como objetivo hallar los fundamentos últimos de los elementos que constituyen la estructura intencional del mundo latinoamericano; en términos ricoeurianos, el núcleo ético-mítico; dado que la cultura era entendida como el contenido valorativo-mítico de una nación o conjunto de ellas. Para tal propósito es necesario situar a América Latina en la historia universal;5 i. e., no es posible explicar la historia de un pueblo sin tener el correlato de una historia universal. En efecto, para Dussel, la historia de América Latina enmarcada -por así decirlo- en la historia universal, haría posible tomar conciencia del papel que nos tocaría desempeñar en dicha historia;6 de lo contrario, ese rol no estaría claro. La raíz de este problema la enuncia Leopoldo Zea en su obra América en la historia (1957) al afirmar que América Latina se hallaba justamente «fuera de la historia».7 Nuestro filósofo tenía entonces por objetivo buscar los fundamentos últimos de los elementos que constituyen la estructura del mundo latinoamericano. Explicar la estructura intencional, i. e., el núcleo ético-mítico de un grupo exige un permanente 4 Ibíd., p. 11. Ibíd., p. 25. 6 Ibíd., p. 87. 7 DUSSEL, Enrique, “Autopercepción intelectual de un proceso histórico”, en Enrique Dussel; un proyecto ético y político para América Latina, Revista ANTHROPOS, Proyecto A ediciones, Barcelona, 1998, n. 180, p. 18. 5 84 Paralaje Nº6 (2011) Ensayo Flavio Teruel ______________________________________________________________________________________________ abrir el horizonte del pasado hacia un pasado aún más remoto que lo fundamente. Explicar la historia de un pueblo es imposible sin una historia universal que muestre su contexto, sus proposiciones, su sentido. En efecto, es necesario no sólo sobrepasar las fronteras de las historias nacionales sino incluso ciertos límites históricos producto de periodizaciones que responden a diversas posiciones políticas e ideológicas como las siguientes: a) revolucionarios, para quienes el tiempo mítico está ubicado en el futuro; b) tradicionalistas, para quienes el tiempo mítico está situado en el proceso de Independencia; c) colonialistas o hispanistas, quienes sitúan el tiempo mítico en la conquista de América y d) indigenismo, quienes lo sitúan antes de la conquista8. Este proceso es entendido hacia 1965 en su ensayo “Iberoamérica en la historia universal” como desmitificación. Definido como la destrucción de los particularismos que impiden la auténtica comprensión de un fenómeno, el cual sólo puede y debe ser comprendido teniendo en cuenta los horizontes que lo limitan: en último término, la historia universal.9 Mitificar es, contrariamente, pretender explicar la historia de un pueblo a partir de algunos hechos relevantes otorgándoles un valor absoluto. Así entonces hay -para Dussel- una conciencia cultural formada a partir de un relato histórico mitificado. Ese permanente “abrir” impide la mitificación y sitúa al pensador como ser histórico ante el hecho histórico siempre continuo e ilimitado.10 Dussel resume su propósito de aquel entonces en la siguiente afirmación: “La obsesión11 era no dejar siglo sin poder integrar en una visión tal de la Historia Mundial que nos permitiera poder entender el “origen”, el “desarrollo” y el “contenido” de la cultura latinoamericana.”12 Se trata, en efecto, de explicar las conexiones con su pasado remoto y su futuro próximo. Los tres momentos históricos que identificaba nuestro autor por entonces eran: a) América pre-hispánica, las culturas americanas que se originaron antes de la Conquista; b) Hispanoamérica, la civilización que floreció entre los siglos XVIXVIII; y c) Latinoamérica, conglomerado de naciones nacidas en el movimiento emancipador del siglo XIX. En Hipótesis para el estudio de Latinoamérica en la historia universal (1966), Dussel intenta cumplir con su propósito de elaborar una historia de las culturas a partir del núcleo ético-mítico de cada una de ellas y situar a América Latina en el proceso del desarrollo de la humanidad desde su origen.13 En Hipótesis para una historia de la Iglesia en América Latina (1967), afirma Dussel que se ve plasmada una filosofía de la cultura en el nivel religioso de América Latina. Al respecto 8 DUSSEL, Enrique, Filosofía de la cultura y la liberación, UACM, México, 2006, pp. 79-84. Ibíd., p. 78. 10 Filosofía de la cultura y la liberación, ed. cit., p. 82. 11 Esa misma obsesión sigue estando presente aún hoy. En el año 2007 publica el primer tomo de su Política de la Liberación cuyo subtítulo reza: Historia mundial y crítica. 12 Filosofía de la cultura y la liberación, ed. cit., p. 28. 13 Ibíd., p. 25. 9 85 Paralaje Nº6 (2011) Ensayo Flavio Teruel ______________________________________________________________________________________________ comenta: “(...) se trata de una primera reinterpretación de una historia religiosa desde el punto de vista de la historia mundial de las culturas”.14 La cultura es una de las dimensiones de la existencia humana intersubjetiva e histórica; un complejo de elementos que constituyen un sistema concreto de significación, i. e., un mundo.15 La intención dusseliana consistía en realizar una hermenéutica de la cultura, i. e., una develación de su significación oculta. El discurso interpretativo de Dussel se articula en torno a una serie de categorías centrales, entre ellas: “civilización”, “ethos”, “núcleo ético-mítico”, “valores”, “estilo de vida” y “cultura”. Todas ellas dentro del universo semántico de Ricoeur. Intentemos a continuación un breve recorrido por las mismas. La categoría “civilización” hace referencia a un sistema de instrumentos inventados por el hombre, transmitido y acumulado progresivamente a través de la historia de la especie, de la humanidad entera.16 La civilización o sistemas de instrumentos tiene diversos niveles de profundidad: a) la ya dada a la mano de los hombres: el clima, la vegetación, la topografía; b) obras propiamente humanas: los caminos, las casas, las ciudades y todos los útiles incluyendo máquinas y herramientas y c) útiles intencionales: las técnicas y las ciencias, que permiten la invención y acumulación sistemática de los otros instrumentos exteriores. Todos estos elementos constituyen un cosmos, un sistema, i. e., poseen un sentido. La civilización es universalizable. “Todo grupo social -afirma Dussel- adopta una manera de manipular los instrumentos, un modo de situarse ante los útiles”.17 Los extremos a partir de los cuales se dan los modos de situación ante los útiles son: la pura objetividad de la civilización y la pura subjetividad de la libertad. Por su parte, la categoría “ethos” se refiere al modo de situarse por parte de un individuo o grupo humano ante los útiles. Su característica central es la incomunicabilidad, en efecto: “El ethos es en gran parte incomunicable, permaneciendo siempre dentro del horizonte de una subjetividad (o de una intersubjetividad regional o parcial)”.18 Dichos sistemas no son transmisibles sino asimilables. Es decir, para vivirlos es necesario, previamente, adaptarse o asimilarse al grupo que los integra en su comportamiento.19 El ethos depende del núcleo objetivo de valores.20 El “núcleo ético-mítico” se refiere al sistema de valores que posee un grupo inconsciente o conscientemente aceptado y no críticamente establecido.21 Según Ricoeur, es el fondo cultural de un pueblo identificado fundamentalmente en las 14 Ibíd., p. 26. Ibíd., p. 93. 16 Ibíd., p. 94. 17 Ibíd., p. 96. 18 Ibíd., p. 97. 19 Ibíd., p. 98. 20 Ibíd., p. 100. 21 Ibíd., p. 98. 15 86 Paralaje Nº6 (2011) Ensayo Flavio Teruel ______________________________________________________________________________________________ imágenes y los símbolos del mismo22. El núcleo ético-mítico es entendido como el núcleo creador de las grandes civilizaciones. En efecto, el filósofo francés afirmaba en su obra Historia y verdad23 que para comprender una civilización hay que ir a lo más profundo de la misma, a lo que se mantiene oculto por otras manifestaciones, como por ejemplo la simbología mítica. La definición que brinda Dussel acerca de la cultura tiene que ver entonces con el entramado de las categorías ya aludidas. “Cultura es el conjunto orgánico de comportamientos predeterminados por actitudes ante los instrumentos de civilización, cuyo contenido teleológico está constituido por valores y símbolos del grupo, es decir, estilos de vida que se manifiestan en obras de cultura y que transforma el ámbito físicoanimal en un “mundo”, un mundo cultural.”24 La civilización es universalizable, en tanto que la cultura sólo puede comprenderse si uno se incorpora a la comunidad que la vive. La cultura es intransmisible.25 Las estructuras intencionales de la cultura latinoamericana deben ser buscadas en los símbolos, mitos y estructuras religiosas. Esto explica también las obras filosóficas que en el periodo comprendido entre los años 1964 a 1969 produce Dussel.26 3. La cultura latinoamericana dominada y excluida Hacia 1969, la preocupación del filósofo nacido en La Paz gravita en torno al choque entre los mundos europeo y amerindio (caribe, azteca, chibcha, inca, etc.); es decir, el enfrentamiento entre dos mundos: la dominación y destrucción del mundo amerindio por la conquista en nombre del cristianismo. Este problema pone en crisis el modelo ricoeuriano de interpretación sobre el fenómeno de la cultura y con él las interpretaciones del Dussel en torno a la cultura latinoamericana.27 En efecto, el modelo hermenéutico fenomenológico de Ricoeur era válido para analizar una sola cultura considerada en sí misma y sin relación a otra, pero no para analizar el enfrentamiento asimétrico entre varias culturas: una dominante y las otras dominadas. De allí que el modelo explicativo del filósofo francés entre en crisis para Dussel y se torne necesaria su superación. En efecto, hacia fines de 1960 se conjugan tres elementos que serán los detonantes de una ruptura (¿o la apertura de un nuevo horizonte hermenéutico?) en la reflexión filosófica de nuestro autor. Nos referimos a: 1) el surgimiento de las ciencias sociales críticas en América Latina, en particular la 22 GARCÍA RUÍZ, Pedro Enrique, Filosofía de la Liberación. Una aproximación al pensamiento de Enrique Dussel, Editorial Dríada, México, 2003, p. 31. 23 RICOEUR, Paul, Historia y verdad, Ediciones Encuentro, Madrid, 1990, p. 259. 24 Filosofía de la cultura y la liberación, ed. cit., p. 101. 25 Ibíd., p. 151. 26 Ibíd., p. 3. 27 DUSSEL, Enrique, Apel, Ricoeur, Rorty y la filosofía de la liberación, con respuestas de Karl-Otto Apel y Paul Ricoeur, Universidad de Guadalajara, México, 1993, p. 140 y Dussel, Enrique, “Autopercepción intelectual de un proceso histórico”, ed. cit., p. 19. 87 Paralaje Nº6 (2011) Ensayo Flavio Teruel ______________________________________________________________________________________________ Teoría de la Dependencia; 2) la lectura de la obra del filósofo de origen lituano Emmanuel Levinas, Totalidad e infinito. Ensayo sobre la exterioridad; y 3) los movimientos populares y estudiantiles, en particular el Cordobazo de 1969. Todo ello confluirá en una nueva interpretación sobre la cultura latinoamericana.28 “Había entonces asimetrías de dominación en el plano mundial: a) una cultura (la “civilización” de Ricoeur), la occidental, metropolitana, eurocéntrica dominaba y pretendía aniquilar todas las culturas periféricas, y b) las culturas poscoloniales (América Latina desde el comienzo del siglo XIX y Asia y África con posterioridad a la llamada II Guerra Mundial) escindidas internamente entre 1) grupos articulados a los imperios de turno, élites “ilustradas” cuyo domino significaba dar la espalda a la ancestral cultura regional, y 2) la mayoría popular afincada en sus tradiciones, y defendiendo (frecuentemente de manera fundamentalista) lo propio contra lo impuesto desde una cultura técnica, económicamente capitalista.”29 Y en el mismo sentido agrega Dussel: “Se trataba, no de una mera cuestión terminológica sino conceptual, que permitía escindir el concepto “substancialista” de cultura y comenzar a descubrir sus fracturas internas (dentro de cada cultura) y entre ellas (no solo como “diálogo” o “choque” intercultural, sino más estrictamente como dominación y explotación de una sobre otras). La asimetría de los actores había que tenerla en cuenta en todos los niveles.”30 En los inicios de la década del 80 y en su obra Historia general de la Iglesia en América Latina criticará su propio culturalismo y, con él, a Ricoeur. Dicho culturalismo le impedía ver las asimetrías entre los sujetos (una cultura domina a otra, una clase a otra, un país a otro, un sexo a otro, etc.). De allí su visión ingenua, conservadora y apologética de la cultura latinoamericana que manifiestan sus obras primeras.31 Hacia 1973, puede notarse ya la recepción del pensamiento levinasiano en la obra de Dussel en categorías tales como: “Otro”, “negatividad metafísica negada”, “cara-acara”, “exterioridad”, entre otras. Levinas permite la irrupción del Otro a través de la experiencia originaria del cara-a-cara. La cuestión entonces puede ser ahora formulada desde la dialéctica del opresor/oprimido. Afirma Dussel que previo a la conquista y a su proceso de exterminio hubo un mundo otro que el europeo. El mismo fue reducido a un ente a disposición de la civilización del “centro” por la lógica de la dominación. “Lo amerindio es el Otro, negatividad metafísica negada.”32 El amerindio tenía un mundo, i. e., un sistema concreto de significación. La exterioridad del amerindio frente al europeo fue dominada, lo que constituyó el primer proceso de alienación en América. El amerindio es interiorizado en la totalidad hispano-americana y puesto al servicio del dominador como mano de obra. Esta 28 Filosofía de la cultura y la liberación, ed. cit., p. 30. Ibíd., pp. 29-30. 30 Ibíd., p. 29. 31 Apel, Ricoeur, Rorty y la filosofía de la liberación, ed. cit, p. 143. 32 Filosofía de la cultura y la liberación, ed. cit., p. 187. 29 88 Paralaje Nº6 (2011) Ensayo Flavio Teruel ______________________________________________________________________________________________ dominación es acometida en función de un proyecto histórico: el de enriquecer al español a través del oro y la plata del indio.33 Por otra parte, la teoría del desarrollo afirmaba que los países subdesarrollados poseen un modelo económico defectuoso respecto del modelo de los países desarrollados. De modo que los países subdesarrollados deben imitar en este sentido a los desarrollados y, por lo tanto, progresar y desarrollarse hasta identificarse con ellos. A partir de la década del 60 se produce la crisis del modelo de desarrollo.34 En efecto, la cuestión es ahora planteada de manera tal que los países desarrollados y los países subdesarrollados no conforman realidades independientes, antes bien, son parte de una misma totalidad: el mercado internacional Los países subdesarrollados constituyen la periferia de esa totalidad, en tanto que los desarrollados constituyen el centro de la misma. La Teoría de la Dependencia mostraba la asimetría económica entre “centro” y “periferia”; dos categorías que pasan a ser centrales para todo posible análisis sobre la problemática. La tesis fuerte de esta teoría afirmaba que la dominación del Norte condicionaba el subdesarrollo del Sur.35 En efecto, los países del “centro” desarrollado son desarrollados porque han usufructuado de la explotación de los países coloniales. La importancia de esta teoría la expresa Dussel del modo siguiente: “Esta visión permite rehacer la historia y descubrir que desde el origen del mundo moderno hay una injusticia radical.”36 La teoría de la dependencia le ha permitido a la Filosofía de la Liberación tomar conciencia de la exterioridad de América Latina respecto del centro europeo.37 Una exterioridad que se asienta en una injusticia. La misma se inicia, según la tesis dusseliana, con el origen de la modernidad a partir de la conquista y colonización de América.38 La Filosofía de la Liberación se constituye como una filosofía crítica de la cultura y su interés es articularse a los intereses del bloque social de los oprimidos. La dependencia desde el punto de vista económico es: “Simplemente el hecho de que ciertos países, en concreto nordatlánticos, han podido autoexpandirse porque se han apropiado de ciertos bienes de las colonias, produciéndose así una acumulación originaria que después se reproducirá, primeramente, con las grandes industrias del lujo, como son el tejido, el perfume y una serie de industrias secundarias que reproducen enormemente el capital. Esta primera acumulación esta bañada con la sangre del indio, esta envuelta en los “cueros de los esclavos del África”, y 33 Ibíd., pp. 188-189. Los argumentos que dan cuenta de esta crisis provienen de Raúl Prebisch, André Gunder Frank, Enzo Faletto, Fernando Henrique Cardoso, Helio Jaguaribe, Theotonio dos Santos, Franz Hinkelammert y Samir Amin. 35 “Autopercepción intelectual de un proceso histórico”, ed. cit., p. 20. 36 Filosofía de la cultura y la liberación, ed. cit., p. 196. 37 Hay aquí una resignificación de la categoría levinasiana de “exterioridad”. El Otro puede ser entendido como todo un bloque socio-histórico-político, v. gr., América Latina. 38 DUSSEL, Enrique, 1492. El encubrimiento del Otro. Hacia el origen del “mito de la Modernidad”, Plural editores, La Paz, 1994, p. 21. 34 89 Paralaje Nº6 (2011) Ensayo Flavio Teruel ______________________________________________________________________________________________ de los chinos de la “guerra del opio”. Son pueblos enteros los que han sido “cambiados” e inmolados al dios oro.”39 ¿Por qué es esto importante para la problemática de la cultura? Pues porque la lógica de la dependencia desde el punto de vista económico tiene su correlato en la dependencia cultural. El hombre moderno europeo se constituye a partir de la conquista de América. Ese hombre es previo al ego cogito cartesiano y es denominado por Dussel como ego conquiro.40 Ese sujeto moderno europeo forma parte de una cultura particular que niega todo otro particularismo cultural y se arroga como la cultura universal. En nombre de ese particularismo sostenido como universal es que se da el proceso de dominación cultural respecto de la exterioridad de las otras culturas.41 La Filosofía de la Liberación ha denominado a esta relación como pedagógica.42 En el proceso de dominación cultural o pedagógica, el centro -portador de una cultura imperial- proyecta, mediante una pedagogía de la dominación, en la propia conciencia del dominado su cultura como la única, negando así la cultura del Otro. La contraparte es el proceso de desvalorización de su cultura propia que acontece en el colonizado.43 En este mecanismo de dominación cultural Dussel observa los siguientes momentos: a) cultura imperial, en tanto que la cultura del centro dominador que impone su particularismo y b) la cultura colonial, la que se desdobla en: b.1) cultura colonial ilustrada y b.2) cultura popular.44 Así, pues, Dussel describe dos proyectos culturales contrapuestos: 1) el proyecto cultural vigente, de la oligarquía cultural ilustrada o grupo dominador que se impone en la totalidad del sistema; y 2) el proyecto de liberación cultural popular, como el proyecto futuro al que tiende el pueblo oprimido. 4. Cultura popular latinoamericana En un artículo publicado en la revista Nuestra América en el año 1984, cuyo título es: “La «cuestión popular»”45, Dussel se defiende de la acusación de populista que le realizara Horacio Cerutti Guldberg en su obra Filosofía de la Liberación Latinoamericana (1983), argumentando que la cuestión popular pende de la relación entre el capital central desarrollado y el capital periférico subdesarrollado. En efecto, dada la imposibilidad de que un país periférico subdesarrollado llegue a ser central en el capitalismo46, se manifiesta la contradicción absoluta y concreta en dicho sistema, 39 Filosofía de la cultura y la liberación, ed. cit., p. 168. 1492. El encubrimiento del Otro, ed. cit., pp. 40-47. 41 Filosofía de la cultura y la liberación, ed. cit., p. 200. 42 DUSSEL, Enrique, Filosofía ética de la liberación. Presupuestos de una filosofía de la liberación, tomo 1, 3ª ed., Ediciones La Aurora, Buenos Aires, 1987, 199 pp. 128 y 137 y ss. 43 Filosofía de la cultura y la liberación, ed. cit., pp. 201-202. 44 Ibíd., p. 200. 45 DUSSEL, Enrique, “La «cuestión popular»”, en Nuestra América, Centro Coordinador y Difusor de Estudios Latinoamericanos, México, a. IV, n. 11, 1984, pp. 15-27. 46 El capital central desarrollado, afirma Dussel, posterga su derrumbe gracias a la obtención de 40 90 Paralaje Nº6 (2011) Ensayo Flavio Teruel ______________________________________________________________________________________________ esto es, el enfrentamiento del capital global mundial (capital central y capital periférico) con el trabajo asalariado de los países periféricos subdesarrollados.47 Dicha contradicción se vive en la periferia como crisis permanente y explotación creciente. “Siendo las clases oprimidas de la periferia -afirma Dussel- las que sufren esta expoliación de manera necesaria, son ellas igualmente las que se transforman en el sujeto revolucionario por excelencia de la historia universal.”48 La categoría “pueblo”, para Dussel, no es identificable con la de “clase”, puesto que esta se define al interior de un determinado modo de producción y apropiación. “Pueblo” designa un bloque social y lo constituyen tanto a) los grupos sociales que guardan exterioridad con respecto al capitalismo como tal como b) los grupos sociales que guardan exterioridad aun con respecto a los oprimidos dentro del horizonte nacional49. Ahora bien, dicho bloque social es además, y por sobre todo, un sujeto colectivo e histórico de resistencia y cambio contra el capitalismo dependiente latinoamericano, i. e., un sujeto revolucionario. La categoría “pueblo” es, para nuestro filósofo, una categoría interpretativa y analítica. En tal sentido, el pueblo oprimido por el sistema o la totalidad puede ser: a) toda la “nación” con respecto al “centro”; b) el trabajador o la clase trabajadora con respecto a una burguesía ilustrada nacional; c) una juventud negada en tanto que ella es indeterminación o “resto escatológico” y que no está comprometida con el sistema; d) las provincias o lo federal con respecto a las capitales nacionales. El rasgo común y fundamental de estos cuatro significantes es la exterioridad.50 Esto es, todos los sentidos dados se sitúan más allá de la totalidad del sistema. A partir de esa exterioridad el pueblo crea una cultura.51 La cultura popular es entendida por Dussel como cultura de resistencia. Dice al respecto: “La cultura popular, lejos de ser una cultura menor, es el centro más incontaminado e irradiativo de resistencia del oprimido contra el opresor.”52 En esta afirmación puede apreciarse la valoración que otorga a la cultura popular. También la hallamos en el siguiente pasaje: “Para crear algo nuevo hay que tener una palabra nueva, la cual irrumpe desde la exterioridad. Esa exterioridad es el pueblo mismo que parece que está del todo en el sistema y en realidad es extraño a él.”53 Una intuición temprana de la Filosofía de la Liberación dusseliana es el hecho de que las categorías “pobre” y “pueblo” están ligadas. En efecto, tanto uno como el otro consistían en: a) el oprimido como oprimido y b) el ganancia extraordinaria y la transferencia de plusvalor de la periferia al centro. Mientras que el capital periférico subdesarrollado, al no tener otro capital dependiente del cual obtener plusvalor por transferencia, aumenta la extracción de plusvalor del trabajo vivo, del trabajo asalariado, del trabajo subsumido por el capital global mundial a través del capital periférico. (Cf. "La «cuestión popular»", ed. cit., p. 15.) 47 “La «cuestión popular»”, ed. cit., p. 16. 48 Ibíd., p. 21. 49 Ibíd., pp. 23-24. 50 Filosofía de la cultura y la liberación, ed. cit., p. 206. 51 Ibíd., p. 214. 52 Ibíd., p. 219. 53 Ibíd., p. 219. 91 Paralaje Nº6 (2011) Ensayo Flavio Teruel ______________________________________________________________________________________________ oprimido como exterioridad en su doble significación de pobres desocupados o pobres expulsados del sistema, i. e., como ejército de reserva.54 Dussel contrapone dos proyectos: uno, el proyecto cultural vigente y dominante cuyo sujeto es identificado en la oligarquía cultural ilustrada; el otro, el proyecto de liberación cultural cuyo sujeto es el pueblo concreto y oprimido. Las características de la cultura popular en tanto cultura de resistencia y oposición55 son las siguientes: a) es revolucionaria: contra la cultura proletaria (del dogmatismo abstracto de la izquierda); b) es popular: cultura nacional (del populismo); c) es antiliberal: contra la cultura conservadora (del liberalismo y positivismo); d) es anticonservadora: contra la cultura conservadora (del conservadurismo); e) es antiibérica: contra los hispanistas; f) es indigenista: contra el indigenismo integracionista. Dussel identifica al pueblo como el bloque social de las clases oprimidas capaz de llevar adelante el proceso de liberación.56 Dicho de otro modo, el pueblo es el sujeto histórico de la cultura más auténtica: la cultura popular latinoamericana. Y es identificado como el sujeto de la liberación.57 La cultura popular ha sido interpretada por el autor de Filosofía de la liberación como el punto de partida de una liberación cultural posible en tanto que cultura revolucionaria, teniendo como ejemplo las revoluciones cubana y nicaragüense.58 Los momentos de la experiencia cultural que señala son los siguientes: a) cultura imperial; b) cultura ilustrada; c) cultura de masas; d) cultura nacional y e) cultura popular: la noción clave para una liberación cultural.59 “Lo popular, en cambio, era todo un sector social de una nación en cuanto explotado u oprimido, pero que guardaba igualmente cierta “exterioridad”. Oprimidos en el sistema estatal, alterativos y libres en aquellos momentos culturales simplemente despreciados por el dominador, como el folklor, la música, la comida, la vestimenta, las fiestas, la memoria de sus héroes, las gestas emancipatorias, las organizaciones sociales y políticas, etcétera.”60 La categoría de “pueblo”, recapitulando, es definida por Dussel como el sujeto histórico de la cultura revolucionaria como bloque social de los oprimidos cuando cobre conciencia subjetiva de su función histórico-revolucionaria. 54 “La «cuestión popular»”, ed. cit., p. 26. Ibíd., p. 266. 56 Ibíd., p. 257. 57 Ibíd., p. 268. 58 DUSSEL, Enrique, Oito ensaios sobre cultura latino-americana e libertaçao (1965-1991), Paulinas, São Paulo, 1997, p. 5. 59 Filosofía de la cultura y la liberación, ed. cit., pp. 34-35. 60 Ibíd., p. 36. 55 92 Paralaje Nº6 (2011) Ensayo Flavio Teruel ______________________________________________________________________________________________ 5. Diálogo intercultural en el marco de la transmodernidad Un último momento se abre a partir de la categoría «trans-modernidad». Dicha categoría en el discurso filosófico de Enrique Dussel se presenta como superación del concepto «post-modernidad». El pensamiento post-moderno centra su crítica a la Modernidad como dominación de la subjetividad del cogito, como crítica de la razón instrumental, como crítica de la universalidad abstracta desde la “diferencia”, como crítica del pensamiento fuerte.61 Pero dicha crítica no pone en cuestión la centralidad del eurocentrismo. Y más aún no es capaz de pensar la posibilidad de que las culturas excluidas y negadas puedan contribuir en la construcción de una sociedad y cultura por venir, más allá de la cultura Moderna tanto europea como norteamericana. “Lo “post” de la Post-modernidad no le quita su eurocentrismo; se presupone como obvio que la Humanidad futura alcanzará las mismas características como “situación cultural” que la Europa o Estados Unidos postmodernos, en la medida que se “modernicen” por el proceso de “globalización” ya iniciado, irreversible e inevitable.”62 Para Dussel, la centralidad geopolítica y económica de Europa y la Modernidad no son fenómenos sincrónicos. En efecto, Europa llega a ser “centro” después de ser “moderna”.63 Europa comenzó a ser centro del sistema-mundo -según la denominación de Immanuel Wallerstein64 y que Dussel adopta para referirse justamente a la centralidad geopolítica y económica europea- desde la revolución industrial, que en el plano cultural produce el fenómeno de la Ilustración. Así, según nuestro filósofo: “La hegemonía central e ilustrada de Europa no tiene sino dos siglos (1789-1989).”65 Las culturas universales y milenarias como la china y otras del extremo oriente (como la japonesa, coreana, vietnamita, etcétera), la indostánica, la islámica, la bizantino-rusa, y aún la bantú o la latinoamericana (de diferente composición e integración estructural) guardan una “exterioridad” respecto de la Modernidad europea.66 Puesto que no son modernas, tampoco dichas culturas pueden ser postmodernas; entendida la post-modernidad como la etapa final de la cultura moderna europea-norteamericana.67 De allí, el concepto de «trans-modernidad» para situarlas más allá de la modernidad europea-norteamericana como radical novedad: “Exterioridad alterativa de los siempre Distinto”.68 La definición que brinda Dussel reza como sigue: “«Trans-modernidad» indica todos los aspectos que se sitúan “masallá” (y también “anterior”) de las estructuras valoradas por la cultura moderna 61 DUSSEL, Enrique, Hacia una filosofía política crítica, Desclée de Brouwer, Bilbao, 2001, p. 403. Ibíd., p. 404. 63 Filosofía de la cultura y la liberación, ed. cit., p. 46. 64 WALLERSTEIN, Immanuel, El moderno sistema mundial, 3 vol., Siglo XXI Editores, México, 19981999. 65 Ibíd., p. 47. 66 Ibíd., pp. 47-48. 67 Ibíd., p. 48. 68 Ibíd. 62 93 Paralaje Nº6 (2011) Ensayo Flavio Teruel ______________________________________________________________________________________________ europeo-norteamericana, y que están vigentes en el presente en las grandes culturas universales no-europeas.”69 El diálogo intercultural con intención de trans-modernidad debe partir del reconocimiento de la situación de asimetría existente. Entre los aspectos de este diálogo, nuestro autor señala los siguientes: a) la afirmación de la exterioridad despreciada, i. e., la autovaloración de la propia cultura despreciada por la modernidad europea70; b) la crítica interna de la propia tradición desde los supuestos hermenéuticos de la propia cultura71; c) la estrategia de resistencia cultural a partir de la tarea hermenéutica sobre los textos constitutivos de la propia cultura72; d) el diálogo intercultural entre los críticos de su propia cultura, i. e., aquellos que la recrean desde los supuestos críticos de la propia tradición cultural, cuyo primer momento debe ser un diálogo intercultural sur-sur y, posteriormente, un diálogo intercultural sur-norte73. “El diálogo, entonces, entre los creadores críticos de sus propias culturas no es ya moderno ni posmoderno, sino estrictamente “trans-moderno”, porque, como he indicado, la localización del esfuerzo creador no parte del interior de la Modernidad, sino desde su exterioridad. Esa exterioridad, no es pura negatividad. Es positividad de una tradición distinta a la Moderna. Su afirmación es novedad y desafío a la misma Modernidad.”74 La trans-modernidad constituye, entonces, la posibilidad de la afirmación creativa en la construcción de una cultura humana futura desde la exterioridad excluida y negada por la Modernidad. 6. A modo de conclusión Para finalizar intentaremos una breve recapitulación de lo expuesto. Dussel parte de una obsesión por “situar” América Latina en la historia mundial para dar cuenta de la pregunta sobre el origen, desarrollo y contenido de la cultura latinoamericana. Tal cuestionamiento le exigió reconstruir totalmente la visión de dicha historia mundial. Sin embargo, la metodología de análisis utilizada no puede dar cuentas de las asimetrías entre las culturas. . Superar esta limitación hizo posible una nueva visión crítica de las culturas periféricas. En efecto, para nuestro autor, la Modernidad, el colonialismo, el sistema-mundo y el capitalismo son aspectos de una misma realidad simultánea y mutuamente constituyente.75 Dussel logra así ir más allá de la visión sustancialista de la cultura latinoamericana característica de su primera época (19641973). El reconocimiento del sujeto de la liberación es posible a partir de la identificación de una cultura dominadora y otras culturas dominadas. Es, en efecto, el 69 Ibíd., p. 49. Ibíd., pp. 50-51. 71 Ibíd., pp. 52-54. 72 Ibíd., pp. 55-56. 73 Ibíd., pp. 56-58. 74 Ibíd., p. 59. 75 Ibíd., pp. 39-40. 70 94 Paralaje Nº6 (2011) Ensayo Flavio Teruel ______________________________________________________________________________________________ pueblo el portador de una creatividad cultural que emana desde la exterioridad del sistema dominador; la misma que Dussel denomina “cultura popular latinoamericana”. Finalmente, el diálogo intercultural debe partir de la clara conciencia de la asimetría cultural existente en procura de la formulación de proyectos trans-modernos más allá del capitalismo y la Modernidad. BIBLIOGRAFÍA DUSSEL, Enrique, -“Elementos para una filosofía política latinoamericana”, en Revista de Filosofía Latinoamericana y Ciencias Sociales, Ediciones Castañeda, Buenos Aires, n. 1, 1975. _______, -“La «cuestión popular»”, en Nuestra América, Centro Coordinador y Difusor de Estudios Latinoamericanos, México, a. IV, n. 11, 1984. _______, -Filosofía ética de la liberación. Presupuestos de una filosofía de la liberación, tomo 1, 3ª ed., Ediciones La Aurora, Buenos Aires, 1987. _______, -Apel, Ricoeur, Rorty y la filosofía de la liberación, con respuestas de Karl-Otto Apel y Paul Ricoeur, Universidad de Guadalajara, México, 1993. _______, -1492. El encubrimiento del Otro. Hacia el origen del “mito de la Modernidad”, Plural editores, La Paz, 1994. _______, -Oito ensaios sobre cultura latino-americana e libertaçao (1965-1991), Paulinas, São Paulo, 1997. _______, -“Autopercepción intelectual de un proceso histórico”, en Enrique Dussel; un proyecto ético y político para América Latina, Revista ANTHROPOS, Proyecto A ediciones, Barcelona, n. 180, 1998. _______, -Hacia una filosofía política crítica, Desclée de Brouwer, Bilbao, 2001. _______, -Filosofía de la cultura y la liberación. Ensayos, UACM, México, 2006. GARCÍA Enrique, RUÍZ, Pedro Filosofía de la Liberación. Una aproximación al pensamiento de Enrique Dussel, Editorial Dríada, México, 2003. 95 Paralaje Nº6 (2011) Ensayo Flavio Teruel ______________________________________________________________________________________________ PARKER, Cristián, “Cultura” en: SALAS ASTRAIN, RICARDO, Pensamiento crítico latinoamericano, vol. I, Ediciones Universidad Católica Silva Henríquez, Santiago, 2005. RICOEUR, Paul, -Historia y verdad, Ediciones Encuentro, Madrid, 1990. _______, -Finitud y culpabilidad, Trotta, Madrid, 2004. 96