La Avalancha : revista ilustrada. Año 10, n. 221 (24 mayo 1904)

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Pamplona 24 de Mayo de 1904
PLANCHA
Dirección y Administración:
BIBLIOTECA CATÓLICO-PROPAGANDISTA
Tejería. 40, 2.% izquierda, PAMPLONA
ANO X
DIFUSIÓN GRATUITA DE BUENAS LECTURAS
CATÓLICOS Y LIBERALES
Ó EL CUENTO DE NUNCA ACABAR
á un Párroco gran amigo de la caridad y
gran enemigo, por tanto, del maldito respeto
humano:
—¿Sabe usted que mi suegro se muere y que mi
suegra no quiere que se confiese, sin duda para que no
se entere de ello?
•
. . .
Y contestó el sacerdote:
' •
—Nada me extraña; en veinte años que llevo do Párroco he visto marcharse muchas almas al Infierno, por
el cariño de sus parientes.
Pues leotor amado, quienquiera qno seas, (y perdóname que hoy te hable en primera persona, á lo cual no
soy aficionado) yo no soy Párroco, ni tengo más cura de
almas quu la que da el santo saermnonto del Matrimonio cuando va seguido, como en el caso de autos, de media docena de hijos; pero sin haber recibido órdenes, ni
siquiera menores, ni aun la orden de caballería que recibió D. Quijote de las manos nada limpias del socarrón
posadero, voy á decirte lo siguiente:
—En diez y ocho años que llevo de escribir en periódicos, y siempre por misericordia de Dios en periódicos
antiliberales y en los que más se distinguieron por la pureza de su doctrina y la confesión pública de Jesucristo;
en tales diez y ocho años, día por día y semana por semana he visto á muchos católicos marcharse por el plano
inclinado de la tnesticería á los profundos infiernos del
liberalismo y la revolución; pero eso sí, siempre pretextando que lo hacían para salud do la patria y hasta líevados por la más excelente caridad, es decir, por puro
cariño, como contestaba el Párroco del cuento. Pues bien;
cada vez que el diablo arma de nuevo su lazo y so color
do patriotismo y amor á la religión y para evitar mayores males invita á la unión de los católicos con los liberales, sea agarrados al faldón de Pidal, sea cogidos de la
íevita de Maura, recuerdo la respuesta del buen Párroco
N. 221
y recuerdo igualmente un librito de pocas páginas y mucha sustancia, repetidas veces aprobado por Roma, que
se titula El liberalismo ee pecado, que allá en los capítulos
3G y 37 dice entre otras cosas estas: «la unión entre católicos y liberales menos avanzados para el fin común de
contener á la revolución más radical y desencadenada»
es «sueño dorado ó candorosa ilusión de algunos; de otros,
empero, pérfida asechanza couque sólo pretendieron (y
hanlo logrado en parte) desunirnos y paralizarnos. ¿Qué
hemos de pensar pues do tales conatos unionistas los que
deseamos sobre todo interés, el de nuestra santa Religión?»
«En tesis general hemos de pensar que no son buenas
ni recomendables tales uniones » «Pueden sin embargo darse de esto algunos rarísimos casos» y «cuando así
convenga, deben tenerse en cuenta las siguientes bases:
1.a No partir del principio de una neutralidad ó conciliación entre lo que son principios ó intereses esencialmente opuestos, cuales son los católicos y los liberales
2.a Mucho menos se conceda al grupo liberal la honra
de capitanearnos con su bandera
Más claro: únanse
ellos á nosotros; nunca nosotros á ellos
3.a Nunca se crea con esto dejar establecidas bases
para una acción constante y normal»
«Y sin embargo es este el sueño dorado, la eterna ilusión de muchos de nuestros hermanos. Creen éstos que
lo que lo importa principalmente á la verdad es que sean
muchos sus defensores y amigos. Número paréceles sinónimo de fuerza: para ellos sumar aunque sean cantidades
heterogéneas, es siempre multiplicar la acción; así como
restar es siempre disminuirla.»
«¡Ah! no, no, amigos míos: preferible es á un ejército
de esos una sola compañía, un solo pelotón de bien armados soldados que sepau bien lo que defienden y contra
quién lo defienden y con qué verdaderas arraas lo deben
defender. Dénos Dios de esos, que son los que han hecho
siempre y han de hacer en adelante algo por la gloria de
su Nombre, y quédese el diablo coa los otros, que como
verdadero desecho se los regalamos.»
Hasta aquí el ilustre autor de El liberalismo es pecado,
110
LA AVALANCHA
libro verdaderamente inspirado y para el cual no pasan años.
Ahora bien, ó mejor dicho, ahora mal; mira y remira
lector querido, quienquiera que seas, qué condiciones y
circunstancias se ofrecen en este nuevo ataque de caridad
liberal, ó on este nuevo cuento de la buena pipa de la
unión de los católicos con los liberales mansos, para luchar contra los fieros. Distingue lo que es en unos candorosa ilusión y en otros pérfida asechanza; repara en que
este nuevo llamamiento alrededor de Maura que ha visto
la luz ¡mal pecado! en las columnas de periódicos que se
llaman católicos y hasta a n ti liberales, es tan absoluto, tan
rendido, tan sin ninguna de esas condiciones prudentes
que para casos extremos pone El lihfíraJdamo ea pecado,
que más que unión y alianza, sería rendición y entrega
y apostasía maldita; y á la luz de todas estas verdades,
acaba pensando cómo es verdad que tales llamamientos,
concordias, empresas y políticas son del gusto del diablillo, que es quien salo ganando á cada anuncio y recomendación de tales gollerías.
¡Válgame la benditísima Virgen María en este año
mariano por excelencia en que celebramos el glorioso
aniversario de la proclamación del dogma do la Inmaculada! Si la mitad del trabajo que muchos grandes y chicos se toman en hacer renegar á los católicos tradicionalistas para que vayan á fundirse en el mar sin fondo
del liberalismo católico, lo tomasen en concertar á loa
católicos que no quieren resellarse con la bestia, otra
sería la suerte de nuestra amadísima y pobre y desventurada patria, y otro gallo le cantara á la causa de la
Religión en España!
ESTANISLAO.
NOMBRAMIENTO DE CENSOR
StL Exorno, é limo. Sr. Obispo de esta diócesis, doe
7£ tor D. Fr. José López Mendoza ha tenido á bien
i
- nombrar Censor eclesiástico de LA AVAEAXCHA y
de cuantos escritos publique nuestra Bibliuleca CatólicoPropagandista, á D. Justo Gofii é Izura, doctor en Sagrado Teología y Derecho canónico y catedrático del Seminario conciliar de Pamplona.
Este nombramiento lo hizo el Prelado el día 12 de Abril
último, á la sazón en que el Sr. Coñi q'uedaba enfermo
de alguna gravedad, dolencia de la cual aún no se ha
restablecido totalmente. Esa circunstancia ha sido la caufa de que todavía, al escribir estas líneas, na haya tomado posesión del cargo, lo cual trata de hacer de un momento á otro.
El doctor Goñi ocupa el tercer lugar en el número do
orden de los censores eclesiásticos de la JiibJinteca Católico-Propagandista, desdo que se constituyó bajo reglamento aprobado por el Diocesano, po'r haber bajado al sepulcro los que le precedieron, varónos ambos de muy grata
y perdurable memoria: el Iltre. Sr. doctor D. Dámaso Logaz, canónigo Lectoral de Pamplona, y el doctor D. Mariano Pérez Goyena, catedrático del Seminario conciliar
de esta diócesis.
Las dotes de ciencia y virtud que adornan al nuevo
Censor de LA AVALANCHA garantizan que esta seguirá
publicando, como hasta aquí, la sana doctrina católica, y
son á la vez augurio de que nuestra modesta rovista, bajo
la tutela da tan buen consejero, ensanchará cada vez más
sus dominios en la conquista de corazones y almas para
Cristo y su Iglesia, por medio de sus números gratuitamente difundidos.
i
AOTU PROFRIO
EDICIÓN VATICANA DE LOS LIBROS LITÚRGICOS
CONTENIENDO LAS MELODÍAS GREGORIANAS
Con nuestro Mota proprio del 22 de Noviembre de
1903, y por el subsiguiente decreto publicado por nuestra
Orden por la Congregación de los Sagrados Ritos el 8 de
Enero de 1904-, habíamos restituido á la Iglesia Romana
su antiguo canto gregoriano, aquel canto que ella había
heredado de los Padres, que ha guardado celosamente en
sus Códigos litúrgicos, y que estudios más recientes han
conducido felizmente á su primitiva pureza. A fin, sin
embargo, de cumplir como es conveniente la obra empezada, y de facilitar á nuestra Iglesia Romana y á todas
las Iglesias del mismo rito el texto común de las melodías
litúrgicas gregorianas, habíamos decretado emprender
con los tipos de nuestra Tipografía Vaticana la publicación de los libros litúrgicos que contienen el canto de la
sacrosanta Iglesia Romana por Nos restaurado.
Y porque todo proceda con plena inteligencia do todos
los quo son ó soan llamados por Nos á ofrecer el tributo
de sus estudios á un trabajo de tanta importancia, y el
trabajo se haga con la debida inteligencia y.prontitud,
establecemos las normas siguientes:
a) Las melodías de la Iglesia, llamadas gregorianas,
serán restablecidas en su integridad y pureza según la fe
de los Códigos más antiguos, y para ello se tendrá especial cuidado también en la legítima tradición contenida
en los Códigos durante varios siglos y del uso práctico
de la actual liturgia.
b) Por Nuestra especial predilección hacia la Orden
de San Benito, reconociendo los trabajos hechos por los
Monjes Benedictinos en la restauración de las genuinas
melodías de la Iglesia Romana, especialmente los de la
Congregación de Francia y del Monasterio de Solestnes,
queremos que para esta edición, la redacción de las partes que contengan el canto sea confiada do manera especial á los Monjes de la Congregación de Francia y al Monasterio de Solesmes.
Ü) Los trabajos así preparados serán somotidos al
examen y á la revisión de la Comisión especial romana,
por Nos recientemente y á este fiu constituida. Ella tiene
la obligación del secreto jurado para todo lo que se refiero á la compilación de los textos y al curso de la impresión; la cual obligación deberá extenderse también á las
otras personas do fuera de la Comisión que sean llamadas á prestar sus trabajos al mismo fin. Deberá además
proceder en su examen con la mayor diligencia, no permitiendo quo so publique nada de que no se pueda dar
razón conveniente y suficiente, oyendo en los casos dudosos el parecer de otras personas, fuera do la Comisión
y de la reducción, que sean reconocidas peritas en esta
clase de estudio y capaces de dar un parecer autorizado.
Que si en.la revisión de las melodías ocurriesen dificultades por razón de texto litúrgico, la Comisión deberá
consultar á la otra Comisión historico-litúrgica, ya precedentemente instituida cerca do Nuestra Congregación do
loa Sagrados Ritos, de manera que ambas procedan de
acuerdo en aquellas partes del libro que tengan un objeto común á ambas.
d) La aprobación que ha de darse por Nos y por
Nuestra Congregación de los Sagrados Ritos, será de tal
naturaleza, quo á nadie será lícito ya aprobar libros litúrgicos si estos, aun en las partes que contengan el canto, no están del todo conformes con la edición publicada
por la Tipografía Vaticana bajo Nuestros auspicios ó,
por lo menos, á juicio de la Comisión, no sean de tal
manera conformes, que las variantes introducidas so demuestro provenir de la autoridad de otros buenos Códigos gregorianos.
e) La propiedad literaria de la edición Vaticana quod:i reservada á la Santa Sede. A los editores y tipógrafos
LA AVALANCHA
de todas las naciones que lo pidan, y que bajo determinadas condiciones ofrezcan segura garantía de saber realizar bien el trabajo, concederemos la gracia de poderla
reproducir libremente como mejor les agrade, de hacer
extractos y de esparcir por todas partes las copias.
Así, con la ayuda de Dios, confiamos poder restituir á
la Iglesia la unidad de su canto tradicional, de manera
que corresponda á la ciencia, á la historia, al arte y á la
dignidad del culto litúrgico, á lo menos en cuanto consienten los estudios actuales, y reservando á Nos y á nuestros sucesores la facultad de disponer de otra manera.
Dado en Roma junto á San Pedro el 25 de Abril de
1904, íiesta de San Marcos Evangelista, año primero de
Nuestro Pontificado.
PÍO, PAPA X.
(Continuación)
Cuando Clemencia vino A casa dn su tía, como su belleza era tan notable, tuvo una brillante acogida. Una
voz general se levantó para celebrarla; por ocho días no
se habló en Sevilla sino de la hermosura y candor de la
monjita de Cortegana; en fin, fue uno de esos gritos unánimes y espontáneos de admiración, que arranca la verdad casi por sorpresa á un
mundo, para el que la alabanza es comola limosna del avaro, escasa y de maln gana.
Eu cambio, la acogida que
recibió en casa de su tía fue
poco cordial. Pero en la primera edad, si no está la naturaleza viciada, hay tan pocas pretensiones, y el alegre
y bondadoso carácter de Ja
inocente niña era tan opuesto á ser exigente, que lejos
de notar esa falta de cordialidad, no hubo en su corazón
sino gratitud y contento.
Poco á poco, y como ultra
una gota de agua por un ladrillo, fue como cayeron á
manera de gotas de hiél en
el corazón de Clemencia las
muestras de indiferencia, de
desvío y hasta de desden que
fue recibiendo.
Singular es la influencia
que ejerce en nuestro sentir
la luz en que se ponen las cosas y las personas; singular
es, repetimos, la independencia de ideas, que pasa en el
trato casi á contradicción con las ajenas y la subordinación de impresiones, que llega casi hasta el propio anonadamieuto.
Hemos observado bastante el mundo, y siempre hemos
visto esta poderosa influencia, aun en el seno de las familias; y añadiremos que es esto á tal punto cierto y ge-
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neral, que sólo la fuerza de la reflexión y el poder del
convencimiento al ver la injusticia saltar á los ojos, nos
han impedido á veces, ya en bien, ya en mal, ceder á este
irresistible impulso, á este general contagio,
Así fue" que, á pesar del entusiasmo con que fue acogida aquella encantadora aparición, aquella sonriente
rosa, aquella azucena que abría BU puro cáliz y despedía
sus fragancias, sin saber ni el cómo ni el por qué, esta
radiante imagen pasó á su segundo término, se deslustró,
se empañó, cual si sobre ella se hubiese corrido un velo.
Bastó que Constancia murmurase con aspereza: «¡Cosas
de Clemencia!»; bastó que alguna infantil sencillez, hija
de su falta da trato, escapase de sus inocentes labios, y
llamase sobre los de Alegría una sonrisa burlona; bastó
que su tía le dijese alguna vez con impaciencia: «Calla,
hija, por Dios.. ¡calla!», para dar ese impulso de baja
que la sociedad se apresuró á seguir, repitiendo cuando
se hablaba de ella: «¿Clemencia? Sí, bonita es; es una infeliz; ni pincha ni corta».
¡Cuan verdüd es que sólo somos en la sociedad, lo que
nos quieren hacerl
La pobre niña, humillada y rechazada, lloró y dudó
de sí. ¡Triste privilegio de las almas superiores! No trató
de combatir; sino que por un impulso de bondad y un
instinto de dignidad se apresuró á colocarse de motu proprio en el lugar en que conoció que querían colocarla,
para evitar que la empujasen á él- Todos los lugares eran
buenos para la modesta niña, siempre que en ellos no
alcanzasen á herirla.
¡Cuántas veces en el mundo se ve un brillante, inapreoiado por la injusticia y la malevolencia, entre tanto que
se engarza en oro y se ostenta un mal pedazo de vidrio!
¡Cuantas violetas florecen y mueren á la sombra! ¡Triste
justicia humana, cuya balanza se inclina al soplo ligero
del albedrío, al impertinente fallo de la pedante medianía, ó al venenoso tiro de la envidia!
Clemencia se convenció de que aquel primer entusiasmo que había inspirado bahía sido una benévola bienvenida en obsequio de su tía, y que cada cosa había vuelto
á su lugar.
Si hay algo que enternezca profundamente, es el ver
sufrir injusticias, no con resignación y paciencia, sino
HÍn graduarlas de tales; es el
ver la humildad, que ignora
su mérito, y la bondad, que
quita á los abrojos sus espinas, esto es, á los procederes
hostiles sus malas causas.
Si alguna vez un desabrimiento ó una dureza la hacían llorar, bastaba una palabra ó una mirada benévola
para consolarla, secar sus lágrimas y traer la sonrisa á
sus labios. Esto lo hallaba á
veces en su tía, que á pesar
de su displicente carácter,era
en el fondo bondadosa, y al
ver llorar á su sobrina, el día
que estaba de mal humor se
impacientaba; pero el día
que lo estaba de bueno, le daba lástima, y entonces le dirigía la palabra con agrado,
ó la obsequiaba con algún regalito; lo que hacía rebosar
de gratitud el corazón de
aquella niña, porque la. gratitud en loa corazones sanos
y generosos os como el saltadero de agua, que sólo necesita una rendija para brotar
puro y vivaz.
Pocos días después de la escena que dejamos referida
en el primer capítulo, estaba un día á la prima noche la
marquesa más apurada y displicente que nunca. Ya había
echado varias trepes á las niñas, guardando Constancia
•f :
LA AVALANCHA
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un frío y obstinado silencio, contestando Alegría con
atrevida falta de respeto, y vertiendo lágrimas Clemencia, cuando entró con paso firme su gigantesca amiga
D.a Eufrasia, que todas las noches iba allá á tomar el
chocolate y á hacerle la partida de tresillo.
—¿Ya estás hipando, mujer'?—dijo al entrar, en tono
de reconvención.—¿Qué tenemos ahora?
-¡Qué he de tener! Un hijo loco, derrochador, que me
espeta hoy una letra de París de treinta rail reales.
—Tú tienes la culpa. ¿Por qué le pagas las trampas?
Mientras más le pagues, más hará. El derrochar es como
la sed de la hipocresía; mientras más se bebe, más sed
se tiene.
—Tengo—prosiguió la marquesa—las hijas más mal
criadas, indóciles y desobedientes...
—Tú tienes la culpa, pues no sabes mantener la disciplina en tu casa.
—Esa Constancia, que.es la más díscola, la más indómita...
—•Con pan y agua se ponen más suaves que guantes
las rebeldes.
—¡Calla, mujer, si tieno diez y nueve años!...—observó
la marquesa.
—Pan y agua son manjares de todas edades,—repuso
la riera militara.
—Tengo—prosiguió la marquesa—á esa Alegría, que
no piensa más que en divertirse: todo el día mp ha estado moliendo para que la lleve á paseo. ¡Para paseos
estaba yol
—No accedas. ¡Bien hecho! Las niñas, recogidas; que
el buen pafio en el arca se vende.
—El buen paño en el arca so pica,—replicó con aire
desvergonzado Alegría.
—¡Calla, cuellisacada!—le dijo su madre.—¡Ay, Eufrasia! Tengo.., tongo una sobrina llorona; por todo llora!
¿Me querrás decir, Clemencia, compotita de manzana,
por qué estás llorando?
•—Tía,—repuso Clemencia, enjugándose los ojos,—porque me habéis dicho que callo y no tomo cartas en vuestros altercados con mis primas por no daros la razón; y
no es por eso, sino porque pienso que no debo meterme
eu eso, pues mis primas m enfadarían; y también porque
os aseguro, señora, que no sé qué decir.
—Pues aprende de D.a Eufrasia,—le dijo al paño Alegría,—que como dice la copla, bien podrá no tener nunca
mucho que contar, pero sí tiene siempre mucho que decir.
—No se hace caso de las lágrimas de las niñas: ese es
el modo de que no vuelvan á llorar esas Magdalenitas de
mírame y no me toques,—opinó D.a Eufrasia.
—Y lo peor de todo as-—prosiguió la marquesa—que
Juan se me va; no parece sino que le picó la mosca; no
hay quién le detenga.
—Ya eso lo sabía yo,—repuso D.a Eufrasia, que efectivamente sabía cuanto pasaba en las casas que visitaba;
sobre todo, lo perteneciente á la esfera interior.
—¿Tú? ¿Y cómo?
—Porque la novia fue á casa de la jefa, donde sirve
una hermana suya, para que se empeñara con su señora
á fin de que á Juan le dieran una serenía. (1)
—¿Y la obtuvo?
—Sobre la marcha.
*
"
— A Juan, que es dormilón,—dijo riéndose Alegría,—
le sucederá lo que á aquel otro sereno amigo de su comodidad, que dormía toda la noche muy descansado en
su cama, con sólo el cuidado de abrir de cuando en cuando la ventana, sacar la gaita y cantar la hora.
—Pero no te apures, marquesa, no te apures,—dijo
D.a Eufrasia;—yo te tengo un criado pintiparado.
---¿De veras, mujer?—exclamó la marquesa.—¡Cuánto
lo celebraría! El ramo de criados está perdido. ¿Es de tu
confianza? ¿Me respondes de él?
—Respondo,—contestó D.tt Eufrasia, bajando su voz
á los más ^profundos abismos de su robusta entonación.
—¿Le conoces?
—¿Si le conozco? Veinte años le he tenido de asistente.
Es un criado como hay pocos, y está hecho á mis mañas.
Esto de estar hecho ú las mafias de D.a Eufrasia aterró
A las muchachas; pero satisfizo grandemente á la marquesa, la que no obstante siguió preguntando:
-¿Bebe?
—Agua.
:
' , •
—¿Es enamorado?
—No mira más cara de mujer que la de Isabel II.
•
—¿Es
fiel?
'•
—Como el sello.
"
• •
—¿Tiene buen genio?
'
, ,
—Es un tórtolo.
'
—¿Fuma?
—En la vida de Dios.
-• • v
• '
—¿Es aseado?
\
•,.-*:
— Como el oro.
—¿Y entiende?
• • "*"••—De todo.
'
•
— Varaos,—dijo consolada la marquesa,—esta es una
suerte que Dios me depara en medio de mis aflicciones.
¡Ay, Eufrasia! ¡Siempre te apareces como tabla de salvación en mis mayores apuros!
e; de
famíro
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fcyW«j
{Continuará.)
(1) Lo hiciesen sereno.
O^LEFISODIOS Dñ LA VIDA DE SAN FRANCISCO
En sus jornadas (te apóstol,
dundo» abundan los peligros,
detúvose el Santo Padre
en el lugar de Amboíno.
Visitando las aldeas
donde quedaban vestigios
de antigua fe, reparando
las iglesias y edificios
donde el culto sacrosanto
do Dios no estaba extinguido.
Llevado de sua fervores,
guiado por sus instintos
puso una cruz en la playa;
con el fin santo y divino
de que Lodo navegante
en sus penas y peligros
tuviera aquel faro hermoso,
aquel venerado símbolo
allí, á su vista, inspirando
plegarias al Infinito.
Mas ranclas supersticiones
logran abrirse camino,
y ya la gente comienza
á consultar á los Ídolos
en sus jienas y quebrantos,
sus apuros y delirios.
Por una grande sequía
vieronao al fin afligidos
y al ídolo consultaron
y le adoraron rendidos
hasta que una mujer santa
estas palabras les dijo:
«Qué! ¿pedís agua al demonio,
siendo su poder tan ínfimo?
pedidla á Dios, Roy del cielo,
que es su poder infinito.
¿Olvidáis yá la promesa
del Santo Padre Francisco?
Todo cuanto lo pidamos
á Dios, nos dará de fijo
si tenemos fo y es bueno
todo aquello que pedimos.
Venid: ía Cruz de la playa
dará el bien apetecido.»
Corren todos a la playa,
cesan quejas y gemidos
y ante la Uru/. ya postrados
todos se humillan contritos.
«¡Señor! claman, escuchadnos:
vednos tristes y afligidos:
por vuestra pasión y muerte
no olvidéis á vuestros hijos.»
AI punto rasgan su seno
las nubes del cíelo empíreo,
la lluvia riega los campos,
crece en sus cauces el río,
y oí pueblo clama ¡Milagro!
en vista do aquel prodigio.
Hubo una posto en Manar
de la qiifl todos morían:
reinó el pánico en el pueblo,
que ea muy amable la vida,
y se contaban por cientos
ios atacados ó victimas.
En ocasión tan penosa
llegó eí buen Padre á la villa,
y allí fue el rogarle todos,
pues era tan aflictiva
su situación, socorriese
á los maneses. ¡Cuan vivas
fueron allí sus instancias!
¡Con qué angustiosa porfía
redoblaron sus clamores,
sabiendo, como sabían
sin dudarlo, quo sus ruegos
podían salvar la isla!
La compasión llena el pecho
de Javier. Ante su vista,
está un pueblo que solloza,
está un pueblo quo suspira;
pálidos rostros le hablan;
ojos llorosos lo miran;
manosquetiemblanle imploran.
Al ver esto, por trea días
estuvo orando sin tregua
a Dios, cuya santa ira
quiso aplacar: quo fuú oído
¿ C * ' ' • " " * * •*•'•• * . " " 7 V - . -
LA AVALANCHA
loa sucesos lo confirman.
Cesi') la peste; cesaron
los clamores; la alegría
avivó la fe, y el pueblo
cambió de aspecto y de vida.
Todos fueron bautizados
por aquella mano misma
que ahuyentó de sus miserias
la espantosa pesadilla.
A otros aparece on sueños
y les cura su dolencia.
Por gratitud, los de Ñapóles
grandes funciones celebran
en su honor, y por patrono
le proclaman con gran fiesta.
Do sus milagros por mar
mucho las historias cuentan.
Por los mares do la China
Hay en la ciudad de Nápolea navegaba hacia Bengala
una iglesia rica y bella,
Miguel de Silva, que era
donde del santo Javier
mercader de alta prosapia.
hay una imagen perfecta.
Altérase el mar de pronto
Varios devotos reparan
y la furia con que ataca
que, en ocasiones diversas,
a la nave, va moslraudo
cambia la imagen de aspecto,
el peligro que amenaza.
ya sombría, ya risueña.
Hoto el mástil y las volas
sin cesar, variando siempre,
desprendidas y rasgadas;
asombrados la contemplan.
todo en desorden; las gentes,
Fue el cardenal-arzobispo
temerosas y angustiadas,
llamado para que viera
dan voces, ofrecen votos
por ai mismo aquel prodigio,
y estimulan la esperanza:
y las crónicas nos cuentan
invocan á San Francisco,
que ante su vista la imagen
y al punto la mar se calma.
tras formó se do manera
Notan todos el prodigio,
que pasó de muy tranquila
nuevamente al Santo llaman,
á una angustiosa tristeza;
y nuevamente los mares
sus ojos clavó llorosos
ceden de su furia insana.
en el techo de la iglesia,
Se repite la experiencia,
como implorando del cielo
y por brevo espacio callan
favores para la tierra;
por ver sí de nuevo vuelve
después o! dulco semblante
el mar á encrespar sus aguas:
mostró amarguísima pena,
asi sucede; las olas
brilló su pálida fronte
con nueva furia amenazan;
como la luna serena,
ya no hay duda, y asi vuelven
do enojo y de descontento
á invocar ftl que les salva.
dando inequívocas muestras.
De entonces los navegantes
Todos vieron las señales
de aquellas tierras lejanas
asombrosas y diversas,
procuran, al embarcarse,
siendo ya el común sentir
llevar consigo una estampa
unánime de que oran
de el Santo, que les proteja,
señales de algún conflicto
y de la que no se apartan.
que se acercaba. Ya ruegan
En un viaje que hizo á Cioa
al Santo que les inspire,
y de cuyo viaje habla
los ampare y los proteja.
el Santo, de una tormenta
Corrió el tiempo, y ol olvido
dice fue tan extremada
cubrió con su sombra intensa
que el espacio de tros días
lo pasado; todo vuelve
duró, y que nada aplacaba.
á seguir su marcha eterna:
Juguete ya de los vientos
el mal devorando victimas,
y de aquellas olas bravas
la humanidad, siempre ciega,
la nave, ya descendía
sin acudir ni acogerse
e-rugiendo su débil máquina
a la divina clemencia.
entre el silbido del viento
No tardó en verse ol castigo
y los quejidos de alarma.
comprobando la experiencia,
Él pánico en los semblantea
pues una peste terrible
deja su huella marcada.
de Ñapóles se hizo dueña.
Perder caudal y riqueza
Centenares de personas
es cosa muy secundaria
' fueron victimas de ella, \
en tal ocasión, y todos
y ya el pánico invadía
la vida piden con ansia.
a la ciudad toda entera.
Sólo Javier no se arredra
Viéndose, en fin, atacado
en medio de la borrasca;
un ciudadano, defensa
á todos exhorta, a todos
buscó en Javier; y poniendo
impone con sus palabras,
una imagen que conserva
suplicándolos que nieguen,
sobre su peclio, curado
que esfuercen su confianza.
se ve al punto. De esta nueva
Después, ante un Crucifijo
corre veloz la noticia
se postró, que en si guardaba,
on todo Ñapóles, vuclft
y la oración fervorosa,
por la ciudad que, angustiada, brotó de su hermosa alma.
busca al dolor una tregua.
Todos atentos lo miran,
Las imágenes del Santo
hasta que ven se levanta
son buscadas como perlas,
y corta un trono pequeño
y con el aceite mismo
de cimbria de su sotana,
que en la lámpara se encierra y lo arroja ni mar, diciendo
para alumbrar de su imagen
con voz dulce y reposada:
la fa'¿ amada y excelsa,
«Dios Padre, compadeceos
gon curados a millares,
de este pueblo que os ama
pues el prodigio no cesa.
y de mí.» Calmóse al punto
D. José María de Urquijo é Ibarra
NOTAS BIOGRÁFICAS
Es vizcaíno: nuuió en Bilbao el año 1872. En el Instituto de dicha villa estudió el bachillerato, con sobresaliente en todas las asignaturas y en el grado.
de aquel mar la furia insana
y en la extensión do loa marea
creció más y más su fama.
Cuentan que en guerras ardía
la provincia de (Jlulabe,
logrando sus enemigos
que, en mal hora, se secasen
las fuentes de la ciudad;
y cuando el Santo lo sabe
se acerca al Rey, convencido
de que habla de salvarle
Su fe se enciendo; recuerda
la promesa hermosa y grande
del Salvador, la que dice
que al que creo le os muy fácil
cambiar do asiento á Io3 montes
y conmover lo inmutable.
Convertir todo aquel pueblo
á la vista del palpable
prodigio, que ya su fe
da por hecho, hace que hable
con elocuencia divina,
irresistible, y no en balde.
Prometo el Roy convertirse
con su pueblo, y el salvaje
cuntió, pues el peligro
es misionero admirable.
So alza la Cruz redentora,
póstrase ol Santo al instante
y de su pura conciencia,
de su corazón que arde
brota el ruego, la oración
que vuela al Eterno Padre.
El peligro os eminente;
no saben cómo salvarse,
pues son menos en conjunto
que los que van á atacarles.
Implora el Santo el favor
del Cielo con rostro gravo;
sus lágrimas, hilo á hilo,
van surcando su semblante;
llora y ruega; mas de pronto
le ven todos levantarse
y acercarse al enemigo
solo, inerme, bravo, grande.
Lea arenga, les exhorta,
llega al fin á amenazarles
con el castigo del Cielo
3i insisten en atacarles,
y los bárbaros vacilan,
no se atreven á acercarse
porque aseguran que ven
brotar del dulce semblante
luces extrañas, destellos
que nunca vieron en nadie,
algo que les intimida
y no saben explicarse.
Los primeros retroceden
y llegan otros delante,
y de miedo y de terror
se repiten las señales;
asi uims y otros después
quieren hacer un avance,
huyendo al Un todos juntos
temerosos y cobardes.
Después, aquel pobre Hoy
viendo el milagro palpable
se convirtió, y asi el Santo,
conquistador incansable,
pueblos, provincias, regiones
á su Rey quiso alcanzarle.
Por eso los elementos
a su voz so ven quietarse;
los marinos, de tas olas
ven extinguirse ol coraje;
las tempestades más fuertes
á su nombro ae deshacen;
los vientos templan sns iras,
bien como potro indomable
118
que al domador se rebela
sin que consiga arrojarle;
y asi, siempre vencedor,
prosigue siempre el combato.
En una desierta isla,
y en una muy pobre choza,
solo, y sin ningún auxilio
material, Javiei soporta
de la muerte los estragos
v naturales congojas
Éu un catuü fue llevado
á media legua de Ooa,
á una pobrístma ermita
solitaria y silenciosa.
Alli está como dormido,
con esa hermosa aureola
de santidad que da al cuerpo
puro y celestial aroma.
Blanco, deslumbrante el rostro
como la luz de la aurora;
suaves los finos cabellos
que la hermosa frente adornan.
Mil rumores 613 levantan
al ver mecerse en las ondas
el pobre bajel que trae
el Santo cuerpo, en la popa,
rodeado de brillantes
y numerosas antorchas.
Multitud de embarcaciones
por hacerle honor le escoltan;
las salvas de artillería,
las músicas con sus notaa,
las flámulas, gallardetes,
la multitud que se agolpa
á festejarle, los llantos
y gemidos que trastornan,
de aquel amor sobrehumano
muestra son que no se borra.
Más que un mísero cadáver,
Rey parece á quien se honra
después de largas batallas
ó tras de grandes victorias.
La ciudad, toda en el muelle
le aguarda, y allí transportan
á los enfermos que piden
al gran Su uto los socorra.
Los brazos alzan al cielo,
claman con voz congojosa,
y de fe y amor ios salmos
con potente voz entonan.
El Virrey, los del Consejo,
la muchedumbre que adora
su recuerdo, van formando
gran falange, numerosa.
Marchan los niños delante
con verde oliva simbólica
en las manos y las frentes
adornadas con coronas,
con estandartes é insignias
después la clerecía toda.
Los hijos de San Ignacio,
que UmioH cantos entonan,
en hombros llevan el cuerpo.
¡Dulce curga que conforta!
La riqueza dfi la Judia,
las pobres calles adorna; <
los suelos, con ricas telas,
los balcones, con herniosas
colgaduras, y en el niro,
nubes de ricos aromas,.
que con los ramos y flores,
van saturando la atmósfera.
Las campanas que repican
la artillería (|ue arroja
por sus cien bocas de fuego,
su estampido con voz ronca
todo pregona el triunfo
del gran hijo de Lovoln.
FRANCISCA SARASATE.
En el Colegio de Estudios superiores de Deusto, dirigido por los Padres de la Compañía de Jesús, cursó la
carrera de Derecho, cuyas asignaturas aprobó en Salamanca con nota do sobresaliente. En la licenciatura y
doctorado de Derecho alcanzó igual honrosa calificación.
Como dato interesante en su carrera puede recordarse el
magnífico examen que hizo de Derecho penal y que le
valió que los examinadores le otorgaran, como extraordinaria recompensa, la nota de hisobn'satimte, expresión
114
LA AVALANCHA
del admirable ejercicio con que probó su suficiencia en
aquella asignatura.
Terminada su carrera, su actividad incansable puesta
siempre al servicio de la buena causa, se desplegó en
esas obras de acción católica que le han conquistado la
admiración de los suyos y el respeto de todos.
Alma del Patronato de Obreros de Bilbao, bien puede
decirse que no hay empresa realizada por esta institución
salvadora que no vaya asociada ¡i su nombre. Él ha fundado el Patronato de Sestao y las sociedades de socorros
mutuos de este pueblo y Baracaldo. Sus admirables discursos pronunciados en estos centros, unidos á la labor
asidua realizada en favor del obrero, son glorioso pedestal sobre el que se alza el buen nombre del Sr. Urquijo,
al que la clase proletaria ama como á su padre, porque
en él tiene su verdadero padre y defensor.
De su talento organizador no hay que hablar. La peregrinación á Lourdes, la que llevó á Roma de patronos y
LA CORONA DE FLORES (1)
•
t
Egt-ce vrai?—Oui mala qu'importe?
BALZAC.
I
;É alegría tan pura y sincera regocijaba aquella
\ mañana el corazón de Enriqueta! Apenas la aurora teñía el cielo de purpúreos celajes, cuando saltó
del lecho presurosa y corrió á examinar las lujosas galas
con que iba á, embellecer su cuerpo aquel día tan dichocho de su primera comunión. Nada había omitido la previsión de su cariñosa madre; allí estaban las botas blancas de cartera, el vestido do raso, el amplio y vaporoso
velo, la escarcela de encaje, los guantes, el devocionario
con tapas de marfil, el rosario do nácar, la vela rizada y
la corona de flores, blancas como
NAVARRA
la nieve, puras é
inmaculadas como el corazón de
Enriqueta.
A las,nueve de
la mañana, la capilla de las Hermanas parecía
una antesala de
la gloria. En el altar, bajo rico dosel de terciopelo
azultachonadode
estrellas, destacábase la imagen de
María sonriendo
amorosamente,
rodeada do nuVALLE DE ELORZ.—Vista general de Torres.
bes, ángeles y mi(7>e fohgrafla del socio 2>. jfquilino Sarda l>eán)
llares de cirios
que inundaban el
santo lugar de luz deslumbradora. Doce niñas, ó, mejor
obreros, las dos que lia conducido á Tierra Santa, hablan
dicho, doce ángeles en carne humana se acercaron por
mejor que cualquier frase encomiástica y ponderativa.
vez primera al celeste Convite para recibir en su pecho
De estas peregrinaciones que tanto llamaron la atenal Cordero sin mancilla, al amante Jesús, Criador y Reción por su piedad y organización, la de patronos y obredentor de sus almas,
ros, en la que iban en fraternal armonía señoras y criaCuando terminó ¡iquol acto conmovedor, la madre de
das, caballeros y trabajadores, mereció de Su Santidad
Enriqueta, llena de emoción y entusiasmo, abrazó á su
León XIII las siguientes elocuentísimas palabras: «He
hija sollozando, y exclamó:
ahí resuelta la cuestión social.»
• —¡Hija mía! ¡Nunca te olvides de este día!
Modesto, como todos los hombres de valer, hn encon—¡No, mamá! ¡Jamás se borrará de mi mente!
trado manera de eludir la aceptación de aquellas recompensas con que repetidas veces se han querido premiar
II
sus méritos indiscutibles. Prefirió una devota medalla,
con que le obsequió el Santo Padre León XIII, á un tijQ.ué fugaz y efímera es la felicidad en la tierra!
tulo nobiliario que se le quiso otorgar.
La pobre Enriqueta ha visto hace dus días espirar á su
En el campo político ha llevado á cabo la más grande
madre entre sus brazos, y con la vida de aquella santa
empresa que pueda acometerse en estos tiempos: unió almujer huyeron también los consuelos y alegrías de su
rededor de su persona á todos los partidos católicos milicorazón.
tantes en Bilbao, y juntos los llevó á la lucha y á la vicEnriqueta está yá muy lejos de los días tranquilos de
toria. El ejemplo dado en aquellas elecciones generales
la niñez. A las seductoras formas de la infancia, han susrepercutió en toda España y levantó el espíritu de los catituido las severas y simpáticas líneas de la mujer que ha
tólicos, harto abatido y entibiado.
penetrado yá en ese misterioso período de la existencia
Consecuencia de aquella unión admirable fue la glorioen que huyen las ilusiones y surgen los desengaños, y en
sa jornada de Begofia, en que los peregrinos, alentados y
el que la casualidad ó la malicia han desgarrado por comdirigidos por el valiente diputado por Bilbao, arrollaron
pletd el sonrosado velo de la inocencia.
á la turba sectaria, llegando vencedores, á costa de su
Huérfana, y sin recursos, Enriqueta trabaja con todo
sangre, á los pies de la Virgen do Bogoña.
aquel ardor del que temo la pobreza, y columbra allá en
Para afirmar y consolidar la unión de los católicos el
lontananza á la fatídica miseria, obscureciendo el horiSr. Urquijo ha trabajado sin descanso, dejando con el
zonte de la vida con sus negras y pavorosas alas.
discurso que pronunció en el frontón Euskalduna, á raíz
Todavía no ha resonado en sus oídos una frase do hade su elección, un programa hermosísimo que ningún
lago; todavía la seducción no le ha presentado su áurea
buen vascongado puede rechazar.
copa rebosando placer; todavía el libertinaje no ha puesto á su virtud el primer lazo cubierto de fragantes y purSu intervención en los debates del Congreso, sobria y
purinas rosas. Pero ¡ay!, si un día comienza la lucha, su
oportuna, le ha conquistado la fama de orador elocuente,
misma soledad y aislamiento será su perdición
discreto, dueño de su palabra y poseedor de sólidos coUn día Enriqueta entró sofocada y anhelante en su
nocimientos. Hoy es el Diputado por Bilbao, más que
una esperanza, una consoladora realidad en quien tienen
puestos sus ojos los católicos vizcaínos.
(1) El asuntó de este relato es rigurosamente histórico.
115
LA AVALANCHA
habitación. Un hombre apuesto y bizarro le había ofrecido con ternura un porvenir risueño, una felicidad perpetua, una cuantiosa fortuna á cambio de una palabra de
gratitud, de una mirada de cariño.
Ella no quería ser mala
¡Qué horror!
Pero era
tan insinuante la voz de aquel hombre, tan simpática
¡Dios mío! ¿Qué iba á ser de ella tan sola?
La miseria, quizá el hospital.... ¿La engañaría?.... ¡Imposible!....
Además, ¡era tan poco lo que pedía!
III
La semilla del mal piendió en el corazón de Enriqueta. No se acordó de Dios, abandonóse á sus propias fuerzas, y la seductora tentación, llenando de tinieblas el espíritu, desplegó en su alma el negro estandarte de la
victoria.
Según un convenio vergonzoso, había llegado el momento de abandonar para siempre aquella inorada, en la
que penetró un día con la fíente erguida y radiante, y de
la cual salía hoy abrumada por el peso de la culpa y del
remordimiento.
Trémula, agitada y nerviosa abrió el cajón de la vieja
cómoda para ponerse la mantilla. Enredado con el velo
salió un envoltorio de papel que cayó á sus píos.
Enriqueta lo levantó maquinaimente, y al romper la
cubierta, apareció á sus ojos, mustia y arrugada como la
virtud de su alma, triste y simpática como una evocación
del pasado, la corona de ñores de su primera comunión....
su extravío, como lloró en un tiempo la Magdalena arrepentida
IV
Al día siguiente, en el templo vecino, después do una
confesión dolorosa, una joven humilde recibía el Pan de
los ángeles, dando gracias incesantes á la Providencia
que la había arrancado de la perdición por medio de una
corona de flores.
•
P. A. J.
EXPLOSIVOS
¿Hablaban ustedes de regeneración?
Pues vean lo que recorto de un periódico:
«Lft sesión celebrada por el Ayuntamiento de Barcelona el
dia 17 de los corrientes, fue bastante agitada y borrascosa.
Durante cuatro horas seguidas se discutió sobre la entrega
de 5.000 pesetas, hecha por el gremio de vapores á un concejal
republicano, según se dice
para ciertas cosas de carácter
irregular.
Por fin se convino en llevar el asuuto a los Tribunales, porque la moralidad del concejal republicano Sr. Zurdo no se vela
clara.
¿Pero es zurdo ese concejal republicano?
WARR A, f •*
A su vista, el recuerdo de días mejores en que ella era
pura é inocente como un ángel, y los santos consejos de
su madre cruzaron por su mente como un rayo de sol entre las nubes.
Enriqueta sintió que un torrente de lágrimas acudía &
sus ojos, y cayendo de rodillas lloró, lloró amargamente
¡Pues cuidado si fuera ambidestro y manejara cou habilidad
entrambas manos! ¿Quó dejarla ese señor para regenerar el pueblo ó la situación obrera?»
¡Qué había de dejarl Piedras para apedrear conventos
y distraer á las gentes con objeto de que no se percaten
de au actividad.
•
. •
LA AVALANCHA
116
Y luego
luego
¡Moralidad, mucha moralidad, es
lo que piensan regalarnos ciertos políticosl
¡Cualquiera lea hace casol
**#
Creo que la mayoría de los lectores de esta revista estarán convencidísiraos, como yo lo estoy, de que la asociación del Apostolado de la Oración de Burgos, y la de
igual clase de Hinojosa, al comprometerse á no leer ciertos periódicos hicieron una obra digna de todo católico
que quiera merecer este calificativo y creo que no habrá
un individuo siquiera que, perteneciendo á sociedades
análogas, no está dispuesto á hacer lo propio.
Sin embargo, ¡qué perezosillos nos mostramos siempre
para poner el mas pequeño obstáculo ante el avance de
los sectarios! Todo se vuelven proyectos, consultas y estudios ante el temor de que una medida radical y eficaz, tomada en provecho del triunfo de los católicos, sea mal recibida por el enemigo, por esoa periódicos sectarios que
merced á nuestra apatía se han abierto paso entre el ejér^
cito llamado de Cristo, pero que proporciona recursos á
loe sectarios.
¡No se escandalicen, carísimos lectores, ante estas mis
afirmaciones! Ahí tienen los que gusten leer la Pastoral
colectiva que han publicado algunos periódicos y pueden
ver en ella cómo se expresan los respetabilísimos Prelados, y comprender si ha llegado ó no la hora de hacer algo práctico, útil y provechoso.
Supongo, y ¡ojalá no rae equivoque! que entre los lectores de LA AVALANCHA no habrá uno siquiera que contribuya con cinco céntimos al sostenimiento de periódicos que como el Heraldo de Madrid, Imparcial, Diario
Universal, Correspondencia, etc., etc., disparatan de temporal así que se les presenta ocasión; pero si hay todavía
algún candido que viviendo en el limbo no se atreva á
secundar lo hecho por los antes citados centros del «Apostolado de la Oración», ponga la mano sobre el corazón,
mire si estima en algo su dignidad de hija amante y sumiso de la Iglesia y vea si pueden tolerarse, sin aplicarles
el oportuno correctivo, sueltecitos como el siguiente:
"Comentarios de Bonafoux
La Preusa se ensaña con el cardenal Merry del Val.
La Morgan Zeitung, de Vieua, dice que el primer acto importante del Papa ha sido un fracaso, debido a su secretario de
Estado, Merry del Val, quien le ha hecho un flaco servicio,
Le Matin dice que lo ocurrido responde á que el alma simple,
piadosa 6 ignorante del Papa escogió como colaborador a un español (sic).»
Esto se dice y esto se propaga con el dinero de los católicos, y periódicos como Heraldo de Madrid se recrean
en hacerse eco, sin protesta alguna, de esas noticias eu
las cuales se llama ignorante al Pontífice Pío X, atribuyéndole una «alma simple».
¿Qué menos puede exigirse á uu individuo que esté
alistado en una congregación piadosa, como lo ea la del
citado Apostolado, que el compromiso de no leer periódicos en loa que así se trata al Padre común de los fieles,
al mismísimo Vicario de Jesucristo?
Se dirá que no es Heraldo quien lo dice; pero ¿por
dónde nos lo han contado sin protestar siquiera de la
manera irrespetuosa conque se trata á Pío X?
JJS
J j i ¡JC
Pero vean en cambio cómo las gastan cuando se trata
de encumbrar ó glorificar á la mujer más frivola y deacocada de estos tiempos, que se pasa la vida haciendo
de marimacho.
<Luisa Mlohel
La famosa Luisa Míchel resucitó gloriosamente eu la sala de
las Sociedades sabias.
Numeroso público la aclamó delirante;
El elemento femenino la besó las manos y, arrodillándose, la
cortó como reliquias pedazos de la toquilla.
La oradora habló pintoresca y místicamente.
Los periódicos, iucluso los más tildados de reaccionarios, la
tratan respetuosamente al hablar de ella.»
Les digo á ustedes que cuando leo semejantes estupideces y barbaridades y sueño con que hay socios del
Apostolado y de algunas otras congregaciones católicas
que se van diariamente á comprar ciertos periódicos por
temor á que se agote la edición antes de que llegue á
ellos la noticia escandalosa y el relato del crimen repugnante
quisiera despertar; pero no puedo, desgraciadamente.
¡Que Dios nos ilumine!
#* #
¿Saben ustedes que ahora rae doy cuenta de que rae
he puesto un tantico serio para tratar con explosivos?
Confío en que sabrán dispensarme mi mal humor, pues
creo que el asunto no es para tomarlo en broma.
¡Cualquiera se ríe ante el proceder de algunos periódicos, el apoyo que les prestan los católicos y los escrúpulos de otra buena parte de éstosl
Es preciso que nos desengañemos de que con paliativos
nos van consumiendo.
¡Hasta cuándo, Señor, vamos á vivir en el limbo!
PELA...GATOS.
Asamblea Nacional de la Buena Prensa
Teniendo en cuenta razones muy atendibles relacionadas con el viaje del Rvrao. Sr. Arzobispo de Sevilla á
Roma, la Comisión organizadora de la «Asamblea» ha
acordado aplazar la celebración de la misma á los días
15, 16, 17 y 18 de Junio, primeros utiíizables después
del regreso de la peregrinación á Roma.
**#
Instrucciones para los señores socios
Loa señores socios que deseen asistir á la Asamblea
disfrutarán de la rebaja del cincuenta por ciento en todas
las lineas españolas, para lo cual deberán presentar en
las estaciones respectivas una tarjeta de identidad y dos
cupones, uno para el viaje de ida y otro para el de vuelta, que la Junta organizadora expedirá á cuantos socios
los pidan.
Los anteriores documentos, que no se expedirán hasta
primero de Junio, deberán estar pedidos para esa fecha
á la Secretaría de la Junta, Cuna, 16. Los que se hubieren inscrito directamente en Sevilla, po;iráu pedir sus
documentos, ya directamente, ó, lo que es mejor, raediante los distintos centros de inscripciones establecidos
en toda España. Los que se hubieren inscrito por medio
de dichos centros, deberán pedir necesariamente sus documentos por medio de ellos.
La Junta se encargará de proporcionar hospedajes á
los señorea socios que quieran utilizar sus servicios;
habiéndose fijado tres tipos, de cinco, de diez y de quince pesetas. Las peticiones do esta índole deberán estar
presentadas en la Secretaría de la Junta para primero
de Junio.
Los diplomas, que resultan una verdadera obra de
arte, se mandarán cuando estén terminados por medio
de los centros de que se hayan servido los socios para
inscribirse.
DISCURSO DEL SR. CAMP10N <
PRONUNCIADO EN LOS JUEGOS FLORALES DE 1RÚN
(Conclusión)
Un escritor de mucho talento, observador agudísimo,
Mr. Maurice Talraeyr, notando que lo primero que busca
la gente del pueblo al desplegar el periódico, es el folletón, se dedicó á leer los que publican los periódicos populares. El resultado de su labor investigadora, abundan-
LA AVALANCHA
tísiinamente documentada, fue: que el folletón, á partir
de El ifudío Errante y los Misterios de París, y acabando
por los esperpentos de Bouvier, Héctor Franco, Boulabert, etc., pinta, sistemáticamente, á los curas, monjas,
frailea y católicos prácticos de toda clase y condición, como á verdaderos monstruos, autores de crímenes espantosos y reos de vicios degradantes. Sabéis, señores, para
quién reservan los folletones lab bengalas y los aromas
de la apoteosis? Para las madres-solteras: ¡inesperados y
sugestivos ejemplos de virtud!
El efecto útil de la instrucción popular objeto de tan
sonoros ditirambos, no excede del de multiplicar indefinidamente el número de lectores de gacetillas inútiles, folletones inmorales y artículos políticos. La montaña aborta el ridículo ratoncillo de la fábula
Mas ya sabéis,
seflores, que la ciencia moderna ha demostrado ser los
ratones los más activos inoculadores do la peste. Cómo,
pues, nos ha de maravillar que la reacción contra la superstición escolar, há treinta anos iniciada por Herbert
Spencer, se abra camino entre los sociólogos, por más
que los de España continúan editando las pruebas de ese
borroso cliché?
Vanamente los encomiastas de la instrucción propagan
la fantástica panacea, fingiendo exclusivo afán por la cultura y moralización del pueblo. Incurran otros en la bobería de creerles, que yo, á Dios gracias, estoy, hace
afína, al tanto de sus propósitos é intenciones verdaderas.
La ciencia, la cultura, la moralización, á la mayoría de
ellos, no les importa un ardite. La prueba nos la suministra el hecho de que, cuando las escuelas y centros de
enseñanza, los regentan colectividades que suelen serles
antipáticas, las órdenes religiosas, pongo por ejemplo, si
se atreven, los cierran, y si no, les ponen cuantas trabas
y obstáculos imaginan. El fin verdadero de los falsos
apóstoles de la instrucción es político y no científico, ora
porque suponen que los escasos conocimientos comunicados predispondrán la inteligencia de los favorecidos á recibir ciertas ideas mediante la prensa, ora porque siendo
universal la tendencia de los Estados modernos á apoderarse de la enseñanza, esperan idéntico resultado de la
influencia oficial.
De hecho, la instrucción escolar viene siendo mero instmmcntum ragni. Enumeraré sus especies, como si se presentasen aisladas en la práctica, prescindiendo de sus frecuentes combinaciones. Donde la conquista militar anexionó nuevos territorios, la escuela se dedica á !a conquista moral de ellos: á despolonizfir polacos, á teñir de
inglés á irlandeses, etc. Donde la nacionalidad resulta de
la federación ó conglomeración de otras nacionalidades
más chicas y de razas diversas antiguamente separadas,
la escuela se pone al servicio de la fracción nacional resuelta A ejercer la hegemonía sobre las demás; al servicio
de los alemanes en el Imperio austríaco, al de loe castellanos en la Monarquía española, etc. Por último, donde
todas las resistencias regionalistas fueron vencidas, y murieron, para siempre, las almas locales, la escuela es el
conducto por donde se distribuyen las ideas políticas,
filosóficas, religiosas y sociales {entiéndase auti-religiosas
y Hnti-sociales) del partido ó partida apoderado del Gobierno. Ejemplo, Francia, cuyas escuelas son órganos auxiliares, pública y oficialmente declarados, de la conquista jacobina.
El Estado docente, es decir, el Estado que monopoliza
la enseñanza y ensena la doctrina do su gusto, para mantener, según dice, la unidad moral de la patria, falsificación inepta de la unidad católica desarraigada
He
aquí, señores, la última palabra, el remate y paradero de
tanta hipócrita declamación sobre la ciencia y la libertad
de la ciencia y la libertad de enseñanza de la ciencia; una
verdad oficial, promulgada por políticos de profesión desde el sinaí del presupuesto. ¡A la hora misma en que el
Estado declara la licitud de todas las opiniones y de todas las propagandas, de todas las creencias y de todas
las in-crmnciab; sin otro argumento á favor de esa monstruosa inhibición que el enunciado por los labios de Pilatos al preguntar á N. S. Jesucristo: Quid est varitas? «qué
cosa es verdad?»
117
El Estado docente requiere la transformación del maestro, delegado y suplente técnico del padre de familia, en
funcionario público, ó sea, la completa subordinación del
maestro al poder, ó en otros términos, á la política: abstracción que el ministro, el gobernador, el inspector, el
cacique cuidan de concretar. Esto lo tenemos en España,
y parte de lo otro, también, y el resto vendrá á su hora.
Para saber cómo hemos de vestirnos en la estación próxima, basta mirar los figurines de París.
IV
Perdonadme, señores, la cansada extensión de mi discurso, que es, á pesar de ella, mera indicación de ideas,
sin su debido ulterior desarrollo. Y aun cuando parezca,
acaso, que estos razonamientos pertenecen á un tema general y no euskaro, os aseguro que no me olvidé un momento siquiera del que palpitaba en mis primeras palabras: la deseuskarización del phís por medio de la escuela.
¿Cuál es la actitud que los patriotas euskaldunas han
de udoptar respecto á lu enseñanza castellana á que vive
sometido nuestro país? Combatirla por todos los medios,
incluso el extremo, donde quepa racionalmente, del absenteísmo escolar, limitándonos al cumplimiento estricto
de las leyes vigentes, sin facilitar su implantación ni extender aus efectos, y reclamar tenazmente, por medio
de las corporaciones provinciales y de la representación;
en Cortes, la enseñanza primaria bilingüe, por lo menos,
procurando, mientras se obtiene y el Estado no lo prohiba, la apertura de escuelas libres donde se enseñe en baakuenze.
El ahsenteísmo escolar y la observancia, á regañadientes y en cantidad mínima, de la legislación escolar vigente, que yo preconizo, supuestos los perjuicios que, temporalmente, irrogaría á la difusión de las primeras letras,
habrán de parecer inadmisibles á muchos de nuestros
conterráneos, impresionados por los sofismas de moda.
La escuelo-manía, ó como se diga, es idea grata en nuestro país, no lo ignoro, y contradecirla se presta á fáciles
ataques y diatribas. Vengan en buena hora. Pocos de los
que me zahieran me aventajarán, prácticamente, en
amor á la cultura de la inteligencia y del corazón. El único castigo que les impondría yo, consistiría en que trocasen la lectura de sus periódicos por la de mis libros. Pero en üu, debía de hacerme cargo de la opinión reinante
y he procurado prevenirla reduciendo á más exactos límites los beneficios de la escuela y desnudando á la instrucción de sus lentejuelas y oropeles de teatro.
Desearía sobre todo que esa opinión, ciertamente bien
intencionada, se convenciese de que la necesidad primera do un pueblo es la existencia. La ignorancia de loa vivos fácilmente se disipa; la de loa muertos es la irredimible. Por qué, pues, si la escuela destruye nuestra personalidad no la hemos de repeler como se rechaza un veneno? Por qué, pues, si la escuela es el instrumentum regni
por excelencia, no nos hemos de apoderar de ella, para
establecer el reinado de Euskarin? Esto, de consuno, dictan el sentido común y el patriotismo. H E DICHO.
NUESTROS GRABADOS
Vista general de Torres.— El primer vulle que
cruza la carretera de Pamplona á Sangüesa es el de Elorz,
que comienza por esta parte BU Noáiu y se halla situado
al sur de la capital, en la vertiente norte do la sierra de
Alaiz. Lo componen la villa de Tiebas y doce lugares, entre ellos Torres, que es do los mus céntricos, á la derecha
y muy próximo de la citarla carretera y á la izquierda del
riachuelo llamado como dicho valle. Según el último censo publicado tiene 119 habitantes y 29 edificios.
La iglesia de Torres está dedicada á 8. Pedro, apóstol,
y es párroco propio de olla D. Martín Osacáin Inda, desde el ti de Septiembre do 1883. La desempeñó iuLerinauieiile desde el 23 de Abril de 1880 hasta que la obtuvo
118
LA AVALANCHA
en propiedad. Torres es la residencia del módico titular
del valle de Elorz. Actualmente ejerce ese cargo el joven
pamplonés D. Joaquín Blanco y Sagaseta de Uúrdoz, para el que fue nombrado el 2 de Agosto de 1902.
El príncipe de Viana D. Carlos dio á perpetuo este
pueblo en 1448 á mosen Bertrán de Ezpeleta, vizconde
de Valderro, su consejero y chamberlán de la princesa de
Viana.
Romería á Ujué en i.° de Mayo de 7904.—Entre las varias peregrinaciones ó romerías que anualmente
y en distintas épocas marchan al antiquísimo y popular
santuario de Ntra. Sra. de Ujué, descuella la conocida
con el nombre de «los cruceros» que desde Tafalla lo verifica el domingo siguiente á la fiesta do S. Marcos (25 de
Abril), cuyo origen data de más de diez siglos (pues se
asegura viene desde el tiempo de la irrupción de los moros) como un voto de gracias á la Virgen por haber libertado á los cristianos del yugo de los secuaces del falso
Mahoma. Desde varios pueblos concurren á ella peregrinos y romeros entunicados, con capillo que Ie3 cubre el
rostro, cruces al hombro y cuerdas ceñidas al talle semejando nazarenos.
A las dos de la madrugada empiezan ese día las campanas de la parroquia de Sta. María de Tafalla á convocar los fieles para las misas que hasta las cuatro se celebran en ella, hora en que ya se hallan reunidos en dicho
templo todos los peregrinos. Dirígeseles entonces una
breve plática y luego emprenden la marcha de uno en
fondo, acompañados por las corporaciones eclesiástica y
municipal. Pasan por S. Martín de Unx (á 11 kilómetros,
de Tafalla), donde son recibidos por las autoridades y
pueblo, y antes de llegar á Ujué se les agregan núcleos
de otras localidades. Todo Ujuó sale á su encuentro; celébrase la función religiosa de costumbre, y terminada divídense los romeros en fracciones de amigos ó parientes
para disponer las comidas, en las que suele reinar la más
envidiable y fraternal armonía.
Por la tarde, á la hora designada reúnanse de nuevo
en la iglesia, y después de algún ejercicio devoto comienza la salida que, como la marcha, se verifica yendo las
autoridades y rezando el rosario y otras devociones. En
S. Martín se detienen y son obsequiados por sus vecinos
con la característica franqueza ribera, llegando á la noche
á Tafalla, qué los recibe con iluminaciones y aplausos.
El grabado de este número representa la llegada á
Ujud leí domingo 1.° de Mayo de este año, á las ocho y
media de la mañana) de la procesión de los cruceros engrosada con los de otros puntos y peregrinaciones de Pitillas, Murillo del Fruto y Muriílo del Cuende con sus
respectivos párrocos y varios estandartes y pendones, en
el sitio denominada «el alto de la Cruz», distante algo
más de un kilómetro de la villa, y desde donde se da vista á ella; no siendo fácil describir el efecto fantástico y
conmovedor que producía su paso, pues sólo viéndola se
puede creer tanta austeridad y rigor de parte de los concurreuted. Algunos iban descalzos; varias cruces asustaban por su peso, y vimos á dos romeros que, arrastrando
cada uno sujetas á los pies dos largas y pesadas cadenas,
recorrieron los casi 40 kilómetros de distancia que hay de
Tafalla á Ujué y viceversa.
Recibidos á la entrada del pueblo y del modo indicado,
se dirigieron á la iglesia pasando por debajo de dos bonitos arcos triunfales. En seguida se cantó uu hermoso himno compuesto para estelado, mientras un sacerdote dio
la sagrada comunión y celebró la misa rezada. A las diez
se celebró la solemne oficiando de preste el párroco de
Sta. María de Tafalla y arcipreste de Ürba D. Ricardo Jiménez, ayudado por los párrocos de Pitillas y Murillo el
Cuende, y pronunciando D. Fortunato Morras una breve
y bella plática de circunstancias. A las tres de la tarde se
rezó el rosario, cantáronse unos motetes y responsos, y
salieron para sus pueblos respectivos las procesiones.
Como este año coincidió la romería de los «cruceros»
con la del «apostolado», no estarán de más algunas noticias sobre esta, única de su clase en España.
Hace unos tres siglos se fundó en Tafalla una devota
hermandad conocida con el nombre de «El Apostolado»,
y de su seno salen doce hermanos, cada uno de los. cuales
representa un Apóstol. Se reúnen á las once ú once y media de la noche del 30 de Abril en el templo de Sta. María de dicha ciudad, uniformes como los «cruceros», con
un farolito y un báculo, pero sin cruz, y al dar las doce
elevan á Dios una breve oración y en seguida (precedidos
de su capellán que representa al Divino Maestro guiando
á sus discípulos) emprenden la marcha cruzando silenciosamente la ciudad uno tras otro; y antes de verificarlo del
todo, se detienen casi en las afueras para escuchar una
plática del padre espiritual que los acompaña. Terminado
ese acto, que tiene lugar ante el numeroso concurso que
acude á despedirlos, continúan la marcha entre las sombras de la noche, muchas veces lluviosa, sin serles permi- ,
tido pronunciar ni una palabra: solamente en caso de
grave peligro se permite á cada hermano articular un
«Ave María Purísima» en demanda de auxilio, el cual es
prestado por el más inmediato y aun por todos si el caso
lo reclama. Así llegan, en ayuno natural, á Ujué, donde
se confiesa el que no lo ha hecho (pues este acto es obligatorio) y todos comulgan después de asistir á la misa
que celebra su capellán, desayunan y emprenden su camino de regreso á Tafalla. A unos tres cuartos de legua
de Ujué tienen preparado el almuerzo en un corral. Prosiguen su marcha, y al llegar á S. Martín de Unx se descalzan y con los pies desnudos caminan las dos leguas
que hay hasta Tafalla, en donde precisamente han de entrar á las doce en punto del día, siendo esperados por un
gentío inmenso. Marchan seguidamente á la iglesia de
Recoletas, donde el capellán que les ha acompañado pronuncia otra sentida plática y se reparte entre los doce un,,
panecillo llamado «de los Apóstoles».
Los iudividuos que ingresan en esta hermandad se imponen la obligación de hacer la anterior visita á la Virgen
de Ujué durante diez años, pasados los cuales quedan jubilados y son cubiertas sus vacantes por los inscriptos
que se hallan en turno.
REVUELTA
A u d i e n c i a pontificia.—D. Carlos de Borbón y su
esposa D.11 María Berta llegaron á Roma el sábado 14
del corriente, siendo inmediatamente recibidos por Su
Santidad en larga audiencia.
Al día siguiente, domingo, oyeron la misa de Su Santidad, recibiendo la sagrada comunión de sus augustas
manos. Después fueron recibidos otra vez por Pío X.
Han fallecido recientemente los señores Prelados de
Salamanca, Rdo. P. Fr. Tomás de la Cámara y de Orense,
Dr. D. Pascual Carrascosa y Gabaldón.
El primero se distinguió por sus dotes de orador brillante y publicista tan erudito como galano, y el segundo
por sus obras piadosas en favor del desvalido, pues además de la fundación de cocinas económicas y un hermoso asilo que estaba levantando para sacerdotes pobres,
tenía en proyecto la construcción de una barriada de
casas para obreros.
R. í. P.
Maeatroe demoledores.—El periódico católico
Diario de Lérida se lamenta de que por aquella región,
hay maestros de escuela republicanos que constituyen.
119
LA AVALANCHA
una plaga para los pueblos que los padecen. Confunden
la República con la impiedad y la inmoralidad sistemáticas, que procuran por lo general inculcar á sus alumnos,
introduciendo á la vez en loa pueblos hondas y graves
perturbaciones.
Ya es hora que las autoridades pongan mano á esos
funcionarios que, en vez de cumplir con sus deberes, son
focos de anarquía práctica y convierten sus funciones docentes en facciosa propaganda y demoledora labor; pero
nada teman nuestros lectores: esos son los prohombres
del día y no hay cuidado de que nadie les moleste. |Si
fueran algunos Religiosos, ya sería otra cosai
B u e n a lección.—Hace algún tiempo, fueron despedidas de uno de los hospitales de Burdeos todas las Hermanas de la Caridad, y el mismo señor alcalde anunció
la provisión de las plazas vacantes, que habían de proveerse por oposición mediante un examen de higiene, cirugía elemental, nociones de farmacia y de.química, arte
de vendajes, anatomía, etc.
Presentáronse al examen 36 Hermanas hospitalarias y
de ellas 10 obtuvieron la nota de «bien» y 20 la de «muy
bien», viéndose precisado el señor alcaide á confesar que,
si no por manera sobrenatural, era imposible que aquellas 3b" mujeres, que se pasaban la vida trabajando ain
tiempo para estudiar, hubiesen hecho un examen ante el
cual los mismos enemigos de la Religiosas se vieron precisados á confesar la superioridad notabilísima sobre las
demás aspirantes laicas, que fueron preparadas sin otro
fin que el de dar una lección á lae pobrecitas monjas.
U n n u e v o compañero.—Hemos recibido el número 3 de una revista titulada La Asociación popular,
órgano de las ligas y corporaciones católico-obreras en la
provincia de Huesca.
Gustosos establecemos el cambio y le deseamos prosperidad y fuerzas para pelear en el terreno á que las ne^
cesidades de la época nos han llevado.
|8ea á mayor gloria de Dios!
Leccione» que aprender.—A 5Ü.010 ascendían,
hace pocos días, las cuotas entregadas al Comitó de defensa social para subvenir á las fiestas religiosas que el
actual Ayuntamiento de Barcelona se ha negado á subvencionar, faltando á compromisos solemnemente contraídos por aquella ciudad.
Tollas estas lecciones deben aprendárselas muy bien
los católicos pnra impedir en las elecciones que tales maestrillos se coloquen nuevamente en ocasión de dárselas;
pero mucho nos tememos que cuando llegue la hora nos
coja desprevenidos y... menos mal si nos coge confesados.
BIBLIOTEGA GATÚLIGO-PROPAGANDISTA
CORRESPONDENCIA CON LOS SEÑORES SOCIOS
ABONO POR SUSCRIPCIÓN
Goñi.—D. B. L
Fin de
Donamaría.—D. M. A. , .
»
Alio.—D. E. A
»
Mendaza.—D. M. G. . . .
>
Artajona.—D. D. A. . . .
»
Villava.—D. A. I
»
Aoiz.—D. M. C
»
Urroz.—D. B. G
»
Atízala.—D. J. S
»
Madrid.—D. J. A. de la C. .
»
•Oama.—Iltre. Sr. D. P. N. I.
»
Azcoitia.—D. M. G. . . .
»
Estella.—D. A. L
»
Astráin.—D. N. C. . . .
»
Villava.—D. F. A. . . .
»
Martilla.—D. N. A. . . .
»
Roncesvalles.—D. J. I. . .
»
Zarauz.—D. L. O. . . .
»
Estella.—D. M. M. . . .
»
Lecároz.—D. L. P. . . .
»
Aibar.—D. E. P
»
Navoscués.— D. C. T. . .
i
Muru-Astráin.—D. R. M. .
• »
Arrieta.—D. J. 1
*
Valcarloa.—D. C U . . . .
»
Sangüesa.—D. E. O. . . .
»
Sangüesa.—D. G. L. A. . . »
Arraiza.—D. T. A. . . .
»
Artajona.—D. a J. A. . . .
»
Lerin.—D. M. B
»
Villava.—D. M. S. . , .
»
Lodosa.—D. A. G. G. . .
>
Zunzarren.—D. L. A. . .
»
Zazpe.—D. J. A. . . . .
»
Huarte.—D. T. O
»
Ezcay.—D. J. G
»
Diciembre
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.Diciembre
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Dicitsmbre
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Oiáurri'/.—D. L. V. . . .
Fin de
Yaben.—D. M. II. . . .
>
Murillo el Fruto. -1). A. U. »
Lumbier.—D. J. G. I. . .
»
Sorlada,—D. E. A. . . .
»
Ayega.—D. C E
»
Bargota.—D. L. F. D. . .
»
Estella.—D. E. L
»
Arguedíis.—D. F. J. S. . .
»
Lete.—D. A. D
»
Isaba.—D. a S. L
»
Afiorbe. D. M. M. de M. .
*
Oiga.—D. P. G
»
Pamplona.—iltre.Sr.D.P.R.
i
Huesca — Iltre. Sr. D. B. G.
i
Oteiza.—D. F. I
»
Caparroso.—D. J. C. G. .
*
Villiiva. —D. J. A. . . .
»
Lecároz.—D. J. Z. . . .
»
Lecároz.—D. .1. I
»
Pamplona.—D. I. I. . . .
».
Peralta.—D. L de V. . .
»
Urroz, I).ft A. L
»
Berrioplano.—I). B. G. . .
»
Villava.—D. A Z. . . .
»
Vitoria.—D. L. V
»
Aizcorbe.—D, F. L. . . .
»
Sangüesa.—D. Jfi. N. . . .
»
Artozqui.—D. J. G. . . .
>
Urdánoz.—D. E. U. . . .
»
Mirafuentes.—D. L. U. . .
»
Ostiz.—D. C A. . . . .
»
Irurita.—D. a M. E. . . .
»
Lecároz.—D. J. P. . . .
»
Urdax.—D. C. T
»
Urdax.—D. f t J.T
»
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PAMPLONA.—Imprenta y Librería, de unco y García, callo da la Estafeta, numero bl.
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