1 honorable xiii legislatura constitucional del estado libre y

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HONORABLE XIII LEGISLATURA CONSTITUCIONAL
DEL ESTADO LIBRE Y SOBERANO DE QUINTANA ROO.
P R E S E N T E.-
MAESTRO EN DERECHO FIDEL GABRIEL VILLANUEVA RIVERO, MAGISTRADO PRESIDENTE DEL
TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA Y DEL CONSEJO DE LA JUDICATURA DEL ESTADO, CON
FUNDAMENTO A LO DISPUESTO POR EL ARTÍCULO 68, FRACCIÓN V, DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA
DEL ESTADO LIBRE Y SOBERANO DE QUINTANA ROO, VENGO A SOMETER A SU CONSIDERACIÓN LA
PRESENTE INICIATIVA DE DECRETO, DE CONFORMIDAD A LA SIGUIENTE:
EXPOSICIÓN DE MOTIVOS
En un Estado Democrático de Derecho, la revisión del marco jurídico, así como su adecuación, viene a ser una
práctica recurrente, donde se hace necesario adaptar y responder a la realidad social imperante. Por ello, la
reforma al Código Civil y Código de Procedimientos Civiles del Estado que se pone a consideración, atiende de
manera oportuna a las demandas ciudadanas, y resulta acorde con el ofrecer y generar una mejor administración
e impartición de justicia en Quintana Roo.
La propuesta de reforma al artículo 69 del Código de Procesal que nos ocupa, encuentra sustento en la necesidad
de que las personas con padecimiento de alguna discapacidad visual puedan acceder a todo tipo de actividad
procesal, específicamente en lo que concierne a las notificaciones de los diversos acuerdos, así como también
para que puedan poder obtener copia de los diversos documentos que obran en los expedientes en los que sean
parte; además, no puede pasar desapercibida la tendencia, no digamos mundial, sino nacional respecto al trato y
a la protección de los derechos de ese grupo vulnerable de ciudadanos; ya que de no tomar en consideración
tales circunstancias, produciría ante la sociedad un efecto negativo, además de que ya es un clamor que, en la
impartición de justicia, se permita el apoyo de cualquier medio tecnológico que se tenga al alcance, para poder
obtener, como en este caso, las copias señaladas en líneas anteriores, y con ello sea de utilidad en el ejercicio de
sus derechos.
En otro contexto, resulta también necesario incrementar una de las medidas de apremio existentes, como lo es el
monto en las multas, con el propósito de que el juez pueda hacer cumplir sus determinaciones; ya que si bien es
cierto que el Código Adjetivo de la materia contempla diversas medidas, sin embargo éstas han resultado
insuficientes para que las personas a las que se les aplican lleguen a cumplir cabalmente, con las diversas
determinaciones que surjan en los asuntos de carácter jurisdiccional en los que se ven sometidos; esto es, que no
han surtido verdaderos efectos tales medios de apremio, ni cumplen con el objetivo, específicamente en las multas
impuestas por el bajo monto que se encuentra establecido en nuestra legislación actual; en consecuencia, resulta
por demás necesario el establecimiento de un nuevo tabulador en las multas, más acorde a la realidad actual,
conforme al artículo 89, fracción I; ya que esto permitirá que los diversos órganos jurisdiccionales del Estado
puedan hacer cumplir cabalmente sus determinaciones.
Por lo que hace la caducidad de la instancia, misma establecida en el artículo 131 del Código de Procedimientos,
la cual operara en virtud de ocho meses de inactividad procesal, a partir del emplazamiento hasta la citación a
sentencia, se hace necesario reformar este precepto, toda vez que los archivos, tanto de los juzgados como el
archivo general del Tribunal, se encuentran saturados de expedientes de la materia civil, mismos que no se han
enviado al archivo definitivo, puesto que en la mayoría de los casos resulta casi imposible emplazar a la parte
demandada; o dicho de otro modo, jurídicamente la ley procesal, no da margen a que proceda la caducidad a
partir del primer acuerdo, como sí está previsto en la materia mercantil; es por lo que en términos de lo
considerado en el citado numeral que ahora se propone reformar, así como contemplar este supuesto a fin de que
opere la caducidad a partir del primer acuerdo que se dicte, ya que de esta manera no sólo se obligará a las
partes a impulsar el procedimiento, agilizando los trámites procesales, sino que también se podrán archivar la gran
diversidad de expedientes que, por diversas circunstancias, no han sido emplazados, así como tampoco que los
actores de esos juicios no han demostrado su interés jurídico para que sus juicios avancen.
En el caso del artículo 353 del Código Procesal, en la actualidad sostiene lo siguiente:
“Artículo 353.- Las partes tendrán la obligación de presentar sus propios testigos. Sin embargo, cuando
realmente estuvieren imposibilitados para hacerlo, lo manifestarán así bajo protesta de decir verdad al juez y
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pedirán que los cite. El juez ordenará la citación con apercibimiento de arresto hasta de treinta y seis horas o
multa de veinte días de salario mínimo de la Zona Económica, que aplicará al testigo que no comparezca sin
causa justificada, o que se niegue a declarar.”
“En caso de que el señalamiento de domicilio de algún testigo resulte inexacto o de comprobarse que se solicitó
su citación con el propósito de retardar el procedimiento, se impondrá al promovente una multa hasta de veinte
días de salario mínimo de la zona económica, sin perjuicio de que se denuncie la falsedad en que hubiere
incurrido.”
Por lo que debe mencionarse que cada día resulta más difícil brindar agilidad y prontitud a las diversas audiencias
que se ventilan en los Juzgados Civiles y Familiares del Estado, en virtud de que las partes afectan la fluidez del
procedimiento con diversos distractores procesales, sin que tengan una sanción efectiva, aduciendo la
imposibilidad para presentar a sus testigos, lo cual retrasa considerablemente el proceso.
En este tenor es urgente establecer las herramientas jurídicas que permitan al juez darle celeridad al
procedimiento, como lo es la adición que se propone, para que después de aplicar todas las medidas de apremio
que la ley contempla, sino se pudiera obtener la declaración de los testigos propuestos, se declarará desierta la
misma.
Ahora bien, hoy en día, la sociedad requiere que la impartición de la justicia en materia familiar, específicamente
en donde intervienen menores de edad, se regule, entre otros principios, con el de la racionalidad, simplificación y
eficacia, por lo que se estima necesario adecuar el Códigos Civil del Estado, mismo que prevé el actuar del
juzgador ante situaciones en los que se discute la obligación de proporcionar alimentos a dichos menores y el
derecho de conocer su origen biológico (ascendencia).
Por tal motivo, se requiere de una administración de justicia vanguardista que se sustente en la simplificación de
trámites que los gobernados realizan ante las autoridades judiciales del Estado de Quintana Roo, y que a su vez
les confiera seguridad jurídica, para estar acorde a las exigencias del desarrollo social que se requiere.
Esa innovación judicial sólo se logra con la adecuación del marco normativo jurídico aplicable, es decir, del Código
Civil del Estado de Quintana Roo, por lo que es preciso adaptarlo a las necesidades reales de la sociedad en la
que vivimos. Para ello, es necesario inicialmente citar los ordenamientos y preceptos legales que deben tomarse
en cuenta al proponerse las modificaciones a dichos ordenamientos, a fin de lograr una armonía con las reformas
a proponer.
La Constitución Política de los Estados Unidos, en su artículo 4º, párrafos primero, segundo, sexto, séptimo y
octavo respectivamente establece: “El varón y la mujer son iguales ante la ley. Esta protegerá la organización y el
desarrollo de la familia. Toda persona tiene derecho a decidir de manera libre, responsable e informada sobre el
número y espaciamiento de sus hijos. Los niños y las niñas tienen derecho a la satisfacción de sus necesidades
de alimentación, salud, educación y sano esparcimiento para su desarrollo integral. Los ascendientes, tutores y
custodios tienen deber de preservar estos derechos. El Estado proveerá lo necesario para propiciar el respeto de
a la dignidad de la niñez y el ejercicio pleno de sus derechos. El Estado otorgará facilidades a los particulares para
que se coadyuven al cumplimiento de los derechos de la niñez.”
Asimismo, dispone el artículo 133 de la Constitución: “Esta Constitución, las leyes del Congreso de la Unión que
emanen de ella y todos los Tratados que estén de acuerdo con la misma, celebrados y que se celebren por el
Presidente de la República, con aprobación del Senado, serán la Ley Suprema de toda la Unión. Los jueces de
cada Estado se arreglarán a dicha Constitución, las leyes, los tratados, a pesar de las disposiciones en contrario
que pueda haber en las Constituciones o las leyes de los Estados”.
Igualmente, la Constitución Política del Estado de Quintana Roo, en su artículo 13, establece en lo conducente: “El
Estado garantiza la igualdad jurídica respecto de sus habitantes sin distinción de origen, sexo, condición o
actividad social. Todo varón y mujer serán sujetos de iguales derechos y obligaciones ante la ley. Toda familia
tiene derecho a disfrutar de vida digna y decorosa. La ley establecerá los instrumentos y apoyos necesarios a fin
de alcanzar tal objetivo, en concordancia y coordinación con las leyes federales sobre la materia.”
Por su parte, la Convención sobre los Derechos del Niño, dispone en sus artículos 3, 6, 7, 8, 9, 18, 19 y 27 lo
siguiente:
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“Artículo 3.- 1. En todas las medidas concernientes a los niños que tomen las instituciones públicas o privadas de
bienestar social, los tribunales, las autoridades administrativas o los órganos legislativos, una consideración
primordial a que se atenderá será el interés superior del niño. 2. Los Estados Partes se comprometen a asegurar
al niño la protección y el cuidado que sean necesarios para su bienestar, teniendo en cuenta los derechos y
deberes de sus padres, tutores u otras personas responsables de él ante la ley y, con ese fin, tomarán todas las
medidas legislativas y administrativas adecuadas. 3. Los Estados Partes se aseguraran de que las instituciones,
servicios y establecimientos encargados del cuidado o la protección de los niños cumplan las normas establecidas
por las autoridades competentes, especialmente en materia de seguridad, sanidad, número y competencia de su
personal, así como en relación con existencia de una supervisión adecuada.”
“Artículo 6.- 1.- Los Estados Partes reconocen que todo niño tiene el derecho intrínseco a la vida. 2.- Los Estados
Partes garantizarán en la máxima medida posible la supervivencia y el desarrollo del niño.”
“Artículo 7.- 1.- El niño será inscrito inmediatamente después de su nacimiento y tendrá derecho desde que nace
a un nombre, a adquirir una nacionalidad y, en la medida de lo posible, a conocer a sus pares y a ser cuidado por
ellos. 2.- Los Estados Partes velarán por la aplicación de estos derechos de conformidad con su legislación
nacional y las obligaciones que hayan contraído en virtud de los instrumentos internacionales pertinentes en esta
esfera, sobre todo cuando el niño resultara de otro modo apátrida.
“Artículo 8.- Los Estados Partes se comprometen a respetar el derecho del niño a preservar su identidad,
incluidos la nacionalidad, el nombre y las relaciones familiares de conformidad con la ley sin injerencias ilícitas. 2.Cuando un niño se privado ilegalmente de alguno de los elementos de su identidad o de todos ellos, los Estados
Partes deberán prestar la asistencia y protección apropiadas con miras a restablecer rápidamente su identidad.”
“Artículo 9.- 1. Los Estados Partes velarán por que el niño no sea separado de sus padres contra la voluntad de
éstos, excepto cuando, a reserva de revisión judicial, las autoridades competentes determinen, de conformidad
con la ley y los procedimientos aplicables, que tal separación es necesaria en el interés superior del niño. Tal
determinación puede ser necesaria en casos particulares, por ejemplo, en los casos en que el niño sea objeto de
maltrato o descuido por parte de sus padres o cuando éstos viven separados y debe adoptarse una decisión
acerca del lugar de residencia del niño. 2. En cualquier procedimiento entablado de conformidad con el párrafo 1
del presente artículo, se ofrecerá a todas las partes interesadas la oportunidad de participar en él y de dar a
conocer sus opiniones. 3. Los Estados Partes respetarán el derecho del niño que esté separado de uno o de
ambos padres a mantener relaciones personales y contacto directo con ambos padres de modo regular, salvo si
ello es contrario al interés superior del niño.”
"Artículo 18.- 1. Los Estados Partes pondrán el máximo empeño en garantizar el reconocimiento del principio de
que ambos padres tienen obligaciones comunes en lo que respecta a la crianza y el desarrollo del niño. Incumbirá
a los padres o, en su caso, a los representantes legales la responsabilidad primordial de la crianza y el desarrollo
del niño. Su preocupación fundamental será el interés superior del niño.”;
“Artículo 19.- 1. Los Estados Partes adoptarán todas las medidas legislativas, administrativas, sociales y
educativas apropiadas para proteger al niño contra toda forma de perjuicio o abuso físico o mental, descuido o
trato negligente, malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual, mientras el niño se encuentre bajo la
custodia de los padres, de un representante legal o de cualquier otra persona que lo tenga a su cargo.”
“Artículo 27.- 1. Los Estados Partes reconocen el derecho de todo niño a un nivel de vida adecuado para su
desarrollo físico, mental, espiritual, moral y social. 2. A los padres u otras personas encargadas del niño les
incumbe la responsabilidad primordial de proporcionar, dentro de sus posibilidades y medios económicos, las
condiciones de vida que sean necesarias para el desarrollo del niño.”
Así también, el artículo 8, fracciones II y V, de la Ley para la Protección de los Derechos de las Niñas, Niños y
Adolescentes del Estado de Quintana Roo, establece:
ARTÍCULO 8°. Las niñas, niños y adolescentes del Estado de Quintana Roo, tienen, entre otros, los siguientes
derechos:
II.- A la identidad y certeza jurídica
a).- A la identidad, tomando como base el conjunto de atributos y derechos de la personalidad conforme a lo
previsto en la legislación civil;
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b).- A ser registrados después de su nacimiento, con un nombre y apellidos propios, de conformidad con lo
establecido en la legislación civil;
c).- A solicitar y recibir información sobre su origen, sobre la identidad de sus padres y a conocer su origen
genético;
d).- A recibir un trato digno y apropiado cuando sean víctimas de cualquier tipo de ilícito o cuando ellos mismos
cometan infracciones; y
e).- A recibir el apoyo de las autoridades competentes, en lo relativo al ejercicio y respeto de sus derechos, a
través de las instituciones creadas para tal efecto, como son: el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia
del Estado de Quintana Roo, el Tribunal Superior de Justicia del Estado, las Procuradurías competentes, el
Consejo Tutelar, la Comisión de Derechos Humanos y los Sistemas DIF Municipales.
V.- A la alimentación
A poseer, recibir o tener acceso a los satisfactores necesarios, considerando alimentos, bienes, servicios y
condiciones humanos o materiales, que posibiliten su desarrollo armónico e integral en el ámbito físico, intelectual,
social o cultural.
De los preceptos legales citados, se estima que debe ponderarse el derecho que tienen los menores de conocer
su identidad, y de la importancia de ese derecho fundamental, no sólo radica en la posibilidad de que conozcan su
origen biológico (ascendencia), sino de que ese conocimiento deriva el derecho del menor, constitucionalmente
establecido, para que sus ascendientes satisfagan sus necesidades de alimentación, vivienda, salud, educación y
sano esparcimiento, por un desarrollo integral; además de que ello puede implicar el derecho a una nacionalidad
determinada.
Partiendo de esto, se concluye que el Derecho interviene y regula las relaciones familiares, en las que
encontramos fundamentalmente deberes jurídicos, que hacen referencia a lo íntimo, a lo personal y que no tienen
un contenido económico; aunque igualmente se integra con obligaciones de contenido económico hacia sus
respectivos derechos. Por lo que a esta relación jurídica-familiar se incorporan obligaciones y derechos, y como la
relación es permanente, es conveniente que los progenitores, en su relación familiar, puedan regular y modificar
esos deberes, derechos y obligaciones que surgieron del hecho jurídico de la concepción, gestación y nacimiento,
o del acto jurídico de la adopción, según sea el caso.
A saber, el Derecho Civil rige las relaciones jurídicas del hombre desde su nacimiento hasta la muerte, en las
materias íntimamente relacionadas con su propio ser, independientemente de los papeles que hayan de
desempeñar en la comunidad, esto fue ordenado originalmente desde la época romana por Gayo y después por
Justiniano, quien lo organizó en tres partes. Las personas, las cosas y las acciones. Esto es, los sujetos y objetos
del Derecho y las formas de hacer valer éstos últimos, en los casos de su violación o incumplimiento de las
obligaciones nacidas de las relaciones entre los sujetos respecto a los objetos.
De más está destacar la importancia, y por ende, la amplitud del Derecho de Familia, ya que éste constituye el
Derecho de la vida cotidiana, tanto en su connotación biológica más estricta, cuanto se refiere a las relaciones
primarias del sujeto, desde antes de su concepción, pues dependerá del estatus de sus padres su futuro en el
campo jurídico, ya como hijo de matrimonio, ya sea como hijo extramatrimonial, pues de los vínculos filiales y
matrimoniales puede decirse que nadie está exento, dado que es la familia el primer grupo en el que el hombre,
social por naturaleza, se encuentra inmerso en sus efectos, como lo es la ayuda mutua que se deben tanto los
parientes y cónyuges, siendo la forma normal de cumplirla, como lo es la obligación de darse alimentos, misma a
la que se considera como algo natural, fundada en un principio elemental de solidaridad humana, por lo cual
tienen derecho a ellos quienes carecen de lo necesario, así como la obligación de darlos quienes tienen la
posibilidad económica para satisfacerlos, ya sea total o parcialmente.
Para ello es necesario contar con las medidas adecuadas que permitan recibir los alimentos a los que tienen
derecho a ello, sobre todo tratándose de menores, aún cuando la posibilidad económica del obligado a darlos sea
incierta, pues ante todo, se encuentra la supervivencia del acreedor alimentario quien no se encuentra capaz de
satisfacer sus propias necesidades, contrario al obligado, quien lo procreó con el pleno conocimiento de lo que
implica el hecho jurídico de la concepción y el nacimiento, y por tal razón debe responder de las obligaciones que
surgen colateralmente.
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Bajo tales circunstancias se concluye que:
a) El concepto de los alimentos comprende todo lo consignado en el artículo 845 del Código Civil del Estado. Su
fundamento siempre será el mismo al derivarse de la solidaridad que existe entre este parentesco que
permanece toda la vida, de donde resulta recíproca esa obligación entre padres e hijos y éstos deberán darlos
a los padres cuando los necesiten. Puede decirse que los problemas que puedan tener de los padres no los
libera de sus responsabilidades alimentarias, dentro de la relación jurídica paterno-filial que permanecen, en
tanto se ejerza la patria potestad. Sin embargo, la obligación alimentaria perdurara durante todo el tiempo de
vida de los familiares a quienes la ley obliga a darlos.
b) Por el vínculo matrimonial se genera la obligación de los cónyuges de darse alimentos, en tanto que por el
vínculo paterno-filial se genera la obligación de los padres de dar alimentos a sus hijos, derivado del artículo
839 del Código Civil del Estado, por lo cual la responsabilidad recae en ambos, lo que no implica que
necesariamente deban proporcionarlos en igual cuantía, pues no puede soslayarse que no tendrán las mismas
necesidades, y por ello tendrán la obligación de contribuir, en la proporción de sus bienes e ingresos y a las
necesidades de sus hijos, a la subsistencia y educación de éstos.
c) En el derecho civil mexicano existen dos maneras autorizadas para que el obligado a dar alimentos pueda
cumplir con su obligación: 1. A través de una pensión en efectivo o, 2. Incorporando al acreedor a su hogar.
Si la pensión alimentaria se cumple a través de una pensión en efectivo, ésta debe ser realmente en efectivo y no
en especie, por lo que el obligado no podrá liberarse ofreciendo alimentar al acreedor, ni éste deberá presentarse
al domicilio de aquél u otro lugar que se le señale para tomar sus alimentos. Tampoco puede pretender que se le
dé determinado capital, pues las pensiones son periódicas, en general mensuales o quincenales.
Si la pensión se cumple incorporando al acreedor al hogar del deudor, debe ser en el hogar de éste y no otro o
equivalente. Forma de cumplimiento que se da cuando se trata de menores o incapacitados, ya que ello implica
cierta dependencia.
En caso de conflicto sobre la forma de suministrar los alimentos, la resolución corresponde al juez de lo familiar.
d) En la determinación de las pensiones el juez según su prudente arbitrio decidirá cual será el importe de las
pensiones que corresponde al que tenga derecho de recibirlo, para lo cual debe tomarse en cuenta que
deberán ser suficientes para el sostenimiento de la vivienda y alimentación de los miembros de la familia,
comprendiendo todos los conceptos previstos en el artículo 845 del Código Civil vigente.
Para fijar las pensiones deben seguirse los criterios establecidos en la ley, que tratan de impedir abusos o daños
entre acreedor y deudor, teniendo el juez la facultad de negar la homologación cuando detecta que la pensión
acordada es notoriamente baja, en relación a las posibilidades económicas del deudor, o bien perjudicial a éste
por ser excesiva a su capacidad económica.
En nuestro actual Código Civil del Estado, si bien, existen normas que establecen la obligación alimentaria de
quien está obligado a dar alimentos, quien tiene derecho a percibirlos y las medidas necesarias que deben
tomarse para dar los alimentos, se dan algunas lagunas u obscuridades, sobre todo para el caso de ajustar alguna
norma a la realidad social, ya que cuando esto sucede, nos tenemos que ir a la interpretación jurídica. Es por ello
que, a fin de tener normas más acordes a los casos concretos, resulta necesario proponer adiciones, con el objeto
de hacerlos más claros y obviando cualquier laguna legal; de tal manera que los juzgadores, al aplicarlos, se
encuentren con ninguna o con la menor dificultad de su interpretación.
Así tenemos el caso del artículo 839 del Código sustantivo que establece la obligación de los padres y los
ascendientes más próximos de dar alimentos a los hijos; sin embargo, ésta disposición si bien establece la
obligación alimentaria a favor de los hijos, se genera la pregunta de hasta cuando un padre puede dar alimentos a
los hijos, pues no puede soslayarse que de acuerdo al artículo 998 de ese Código, quienes ejerzan la patria
potestad deben alimentar a quienes estén sujetos a ella, custodiarlos, protegerlos, educarlos y proveerles un
ambiente adecuado libre de violencia familiar, de lo cual se entiende que la obligación de dar alimentos resulta
mientras el acreedor alimentario se encuentre sujeto a la patria potestad, misma que se pierde por virtud de la
mayoría de edad, en la que éste se emancipa, de acuerdo al artículo 1018, fracción III, del Código Civil del
Estado; no obstante que el artículo 855, fracción II, del mismo código, dispone que cesa la obligación de dar
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alimentos, cuando el alimentista deja de necesitarlos, y es aquí donde nace la interrogante de cuando un hijo deja
de necesitar los alimentos.
En este sentido, si partimos de las articulaciones del Código Civil en nuestro Estado, que deben atender a la
función de la institución de los alimentos, la contraposición que nace respecto de que la obligación de dar
alimentos es mientras el acreedor se encuentre sujeto a la patria potestad de los padres, que es hasta la edad de
dieciocho años, o que éstos tienen derecho a recibirlo hasta que dejen de necesitarlos; si se toma en cuenta que
los alimentos, además de la comida, el vestido, la habitación y la asistencia médica, en casos de enfermedad, los
gastos para la educación escolar del acreedor alimentario, hasta proporcionarles algún oficio, arte o profesión
honestos y adecuados a sus capacidades, y circunstancias personales, debe concluirse que la obligación de los
padres de dar alimentos a sus hijos no se extingue necesariamente cuando los acreedores alimentarios alcanzan
la mayoría de edad, y que estos últimos conservan ese derecho, siempre que se satisfagan los requisitos
contenidos en el aludido Código. Ello es así porque la evolución del mercado laboral y de las estructuras familiares
y sociales, hace que los ciclos educacionales que deben cumplirse para estar en aptitud de desarrollar gran
cantidad de profesiones y oficios, se prolonguen más allá de la mayoría de edad; por lo que si el sentido de la
institución alimentaria es garantizar a las personas la posibilidad de atravesar una etapa económicamente inactiva
en la que se alleguen de los recursos necesarios que les darán una base para desarrollar sus planes de vida, es
evidente que admitir como límite infranqueable la mayoría de edad de los acreedores haría nugatorio su derecho
de obtener lo necesario para desempeñar una profesión u oficio, amenazando así la funcionalidad de una
institución que pretende satisfacer las necesidades reales de una de las partes de la relación jurídica, siempre en
proporción con las posibilidades concretas de la otra.
Sin embargo éste derecho debe ser limitado y condicionado, pues se debe de igual manera impedir demandas
caprichosas o desmedidas, como lo es exigir que el acreedor alimentario curse un grado de escolaridad acorde
no sólo con su edad, sino con todas sus condiciones particulares; excluyendo de la obligación alimentaria la
provisión del capital necesario para ejercer el oficio, arte o profesión que el acreedor escoja; pues ello relevan del
deber de proporcionar alimentos cuando no se cuenta con los medios, y previniendo que éstos dejarán de
administrarse cuando el acreedor no los necesite.
Así también, debe establecerse la situación de alimentos, para el caso de que el acreedor alimentista se encuentra
en estado de capacidades diferentes o sufran alguna enfermedad, que lo imposibilitan de por vida para poder
desempeñar algún oficio o profesión.
De ahí que la intención en la aplicación del artículo 839 del Código Civil, deba ser lo más literal, y por ello es
razonable que deba sufrir una reforma en su disposición, con el fin de no encontrarse con obstáculos si a la
jurisdicción del juzgador llegasen asuntos que deben ventilar la cuestión de si el mayor de edad tiene derecho o no
a los alimentos.
Es importante destacar que el Código Civil del Estado de Puebla, establece ya disposición expresa respecto de los
hijos que han alcanzado la mayoría de edad, y que se encuentren estudiando una carrera, mismo que dispone:
Artículo 499.- Los descendientes que al adquirir la mayoría de edad estén estudiando una carrera, tienen derecho
a recibir alimentos, hasta que obtengan el título correspondiente, si realizan sus estudios normalmente y sin
interrupción.
La reforma planteada, encuentra sustento, en la jurisprudencia que interpreta artículos del Código de Jalisco, que
prevén la institución de alimentos, con rubro y contenido siguiente:
ALIMENTOS. LA OBLIGACIÓN DE PROPORCIONARLOS POR CONCEPTO DE EDUCACIÓN NO SE
EXTINGUE NECESARIAMENTE CUANDO LOS ACREEDORES ALIMENTARIOS ALCANZAN LA MAYORÍA
DE EDAD (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE JALISCO).
La articulación de las disposiciones legales que integran el régimen de alimentos previsto en el Código Civil del
Estado de Jalisco debe atender a las funciones de dicha institución, por ser de orden público e interés social. Por
ello, ante la contraposición existente entre el artículo 439 del citado ordenamiento legal -según el cual, respecto de
los menores, los alimentos comprenden, además de la comida, el vestido, la habitación y la asistencia médica, en
casos de enfermedad, los gastos para la educación de jardín de niños, primaria y secundaria del acreedor
alimentario y para proporcionarle algún oficio, arte o profesión honestos y adecuados a sus capacidades,
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potencialidades y circunstancias personales- y el artículo 434 del mencionado Código -el cual dispone que la
obligación de los padres de dar alimentos a sus hijos termina cuando éstos llegan a la mayoría de edad, excepto
tratándose de incapaces-, esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación concluye que la
obligación de proporcionar alimentos por concepto de educación no se extingue necesariamente cuando los
acreedores alimentarios alcanzan la mayoría de edad, y que estos últimos conservan ese derecho, siempre que se
satisfagan los requisitos contenidos en el aludido Código. Ello es así porque la evolución del mercado laboral y de
las estructuras familiares y sociales, hace que los ciclos educacionales que deben cumplirse para estar en aptitud
de desarrollar gran cantidad de profesiones y oficios, se prolonguen más allá de la mayoría de edad, por lo que, si
el sentido de la institución alimentaria es garantizar a las personas la posibilidad de atravesar una etapa
económicamente inactiva en la que se alleguen de los recursos necesarios que les darán una base para
desarrollar sus planes de vida, es evidente que admitir como límite infranqueable la mayoría de edad de los
acreedores haría nugatorio su derecho de obtener lo necesario para desempeñar una profesión u oficio,
amenazando así la funcionalidad de una institución que pretende satisfacer las necesidades reales de una de las
partes de la relación jurídica en proporción con las posibilidades concretas de la otra. Además, se trata de un
derecho legalmente limitado y condicionado, pues los artículos 439, 445 y 451 del Código Civil del Estado de
Jalisco evidencian la voluntad del legislador de impedir demandas caprichosas o desmedidas, en tanto que:
exigen que el acreedor alimentario curse un grado de escolaridad acorde no sólo con su edad, sino con todas sus
condiciones particulares; excluyen de la obligación alimentaria la provisión del capital necesario para ejercer el
oficio, arte o profesión que el acreedor escoja; relevan del deber de proporcionar alimentos cuando no se cuenta
con los medios para ello, y prevén que éstos dejarán de administrarse cuando el acreedor no los necesite.
Registro: 172101, Instancia: Primera Sala, Jurisprudencia, Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, XXVI, Julio de 2007, Materia(s): Civil, Tesis: 1a./J. 58/2007, Página: 31
Mención aparte, pero relacionado con el artículo anterior, merece el diverso 845, en el que se establece el rubro
que comprenden los alimentos, pero que puede producir cierta confusión en su aplicación; como por ejemplo en el
rubro de la gestación, pues puede entenderse que aún respecto de las hijas el obligado solidario tiene obligación
de apoyar en los gastos que se generen en el embarazo y el parto; otra confusión se crea al no distinguir a quien
se le va a proporcionar oficio, arte o profesión honesta y adecuado a su sexo, tomando en consideración que la
obligación alimentaria es recíproca, es por ello que debe quedar establecido plenamente con quien el deudor
alimentario tiene obligación y hasta cuando tiene obligación, tomando en cuenta la reforma del artículo 839,
Otro artículo que requiere de modificación es el 845 Bis, pues si bien en él se establece que la persona que tenga
conocimiento sobre la necesidad de otro de recibir alimentos, no menos cierto es que tiene la facultad de dar aviso
únicamente al Ministerio Público o el Juez de lo Familiar, para que ejerciten lo que en sus facultades corresponda,
cuando que en el Estado existe otra Institución que, como protectora de los menores, también tiene derecho y
obligación a que conozca de la necesidad y ejercitar lo que le compete de acuerdo a sus atribuciones. Además
este numeral es limitado al establecer que las personas antes mencionadas ejerciten lo que a su facultad
corresponda, sobre todo tratándose de los juzgadores quienes tienen amplias facultades, e incluso actuar de oficio
en los casos en que se encuentre sujetos menores de edad, de acuerdo a lo dispuesto en los artículos 880 y 881
del Código de Procedimientos Civiles del Estado.
El anterior motivo encuentra sustento, en que por virtud de no establecer la amplitud de las facultades en la
disposición, los jueces solamente se limitan a dar seguimiento a lo solicitado por las partes, sin que actúen
conforme a sus atribuciones.
Razón por lo cual, lo conveniente es establecer con precisión las personas que deben tener conocimiento de las
necesidades de otros y el alcance de sus facultades para actuar en tales casos.
Otro artículo que requiere de análisis, es el 849 BIS, en el cual se establece qué personas tienen la presunción de
necesitar alimentos, como lo son los menores, las personas con capacidades diferentes, los sujetos a estado de
interdicción y el cónyuge que se dedique al hogar, gozan de la presunción de necesitar alimentos. Norma de la
cual se entiende la intención del legislador de proteger a las personas económicamente débiles; sin embargo sería
más claro que se deje la salvedad del deudor alimentario de probar lo contrario; es decir, que sus acreedores
alimentistas no los necesitan, con el fin de evitar condenas injustas a los deudores alimentarios, de tal suerte que
si éste prueba que sus acreedores no necesitan los alimentos, o cuentan con la capacidad económica para
solventarlos, no tendrán obligación de otorgarlos, a menos que las posibilidades económicas del acreedor sean
mínimas, de tal manera que sean insuficientes para satisfacer sus propias necesidades.
Respecto del mismo ordenamiento, pero por cuanto a la disposición contenida en el 849 TER, se establece acerca
de la circunstancia cuando no sean comprobables el salario y los ingresos del deudor, por lo cual el juez familiar
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resolverá con base a la capacidad económica y nivel de vida que el deudor y sus acreedores alimentarios hayan
llevado en los dos últimos años. Ordenamiento del cual se aprecia la intención del legislador de garantizar, en todo
momento, los alimentos, pues ante todo, debe prevalecer la presunción de quien los necesita por encima de la
posibilidad económica del deudor alimentario, quien ante la relación filial, tiene la obligación de proporcionarlos,
sobre todo cuando se trate de menores de edad o incapaces, que por su corta de edad no tienen la capacidad de
adquirirlos por sus propios medios, o que por su incapacidad no puedan ejercer algún arte u oficio para satisfacer
tales necesidades.
Es por ello que, ante la facultad del juzgador de fijar la pensión alimenticia, aún cuando no se compruebe la
capacidad económica del deudor, si bien es correcto que se tome en cuenta la capacidad económica del deudor
alimentario y el nivel de vida del acreedor alimentario de los últimos dos años anteriores al reclamo de los
alimentos, no debe soslayarse que, al presentarse el caso de que no se aprecie con claridad, la capacidad del
deudor alimentario, tanto en primera o segunda instancia, para fijar de manera objetiva el monto de la pensión
alimenticia, conforme a los artículos 880 y 881 del Código de Procedimientos Civiles del Estado, están obligados a
recabar oficiosamente los elementos que les permitan establecer la capacidad económica y el nivel de vida a que
se refiere el mencionado numeral 849 Ter. Además quien cuente con la información relativa deberá
proporcionarla, ello en términos del artículo 845 Bis del señalado Código Civil, y una vez hecho lo anterior,
realizará un estimado del ingreso mensual del deudor alimentario, respecto del cual fijará un porcentaje como
monto de la pensión alimenticia.
En el artículo 849 TER, puede advertirse que la intención del legislador es garantizar el derecho de los acreedores
alimentarios de recibir de quienes tienen obligación a proporcionar alimentos en todo momento, necesarios para
su subsistencia, siendo que en el caso de los menores, para su adecuado desarrollo y preparación, les permita en
su momento procurarse a sí mismos esos satisfactores, de acuerdo a lo dispuesto por el numeral indicado, el cual
literalmente dice: “Cuando no sean comprobables el salario o los ingresos del deudor alimentario, el Juez de lo
Familiar resolverá con base en la capacidad económica y nivel de vida que el deudor y sus acreedores
alimentarios hayan llevado en los dos últimos años.”
Sin embargo, debe considerarse que, al estar previsto por el legislador, el modo de proceder para el supuesto de
falta de comprobación de ingresos, partiendo de la capacidad económica y nivel de vida antes indicados, es
necesario que el juzgador verifique si los elementos probatorios indispensables para determinar los extremos de
que se trata obran en las constancias procesales; y de no ser así, se allegue de los mismos, tanto por encontrarse
implícita esa atribución al establecerse la mencionada forma de resolver en la hipótesis de referencia, como por
contar con las facultades previstas en los artículos 880 y 881 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito
Federal, en los términos siguientes: „Artículo 880. Todos los problemas inherentes a la familia se consideran de
orden público, por constituir aquella la base de la integración de la sociedad.‟. „Artículo 881. El Juez de Primera
Instancia estará facultado para intervenir de oficio en los asuntos que afecten a la familia, especialmente
tratándose de personas menores de edad, de alimentos y violencia familiar, decretando las medidas que tiendan a
preservarla familia y protegerla así como a sus miembros, tutelando el derecho a un ambiente adecuado para el
desarrollo y el bienestar de los miembros del núcleo familiar y su patrimonio. En todas las controversias en que
esté inmerso el interés superior del menor, el juez deberá escucharlos, pudiendo contar con la presencia de los
padres y del Oficial de Menores de Edad, a criterio del juez. “Artículo 882. (…) En todos los asuntos de orden
familiar los Jueces están obligados a suplir la deficiencia de las partes en sus planteamientos de derecho.‟
Conforme a esos preceptos, es dable para el órgano judicial en materia familiar, tratándose de los alimentos para
menores, actuar oficiosamente recabando pruebas para fijar el monto de la pensión alimenticia. Así, lo ha
estimado, en una interpretación sistemática de ambos dispositivos legales, este Tercer Tribunal Colegiado en
Materia Civil, en la tesis I.3o.C.283 C, consultable en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena
Época, Tomo XV, febrero de dos mil dos, página 758, que se reitera y establece: „ALIMENTOS PARA MENORES.
CUANDO NO SE ALLEGARON LOS ELEMENTOS SUFICIENTES AL JUICIO PARA DETERMINAR LA
PROCEDENCIA DE ESE DERECHO O FIJAR EL MONTO DE LA PENSIÓN POR ESE CONCEPTO, EL
JUZGADOR DEBE SUPLIR, INCLUSO, LA FALTA DE RECLAMACIÓN DE ESE DERECHO Y LOS
ARGUMENTOS QUE TIENDAN A CONSTITUIRLO, ASÍ COMO RECABAR LAS PRUEBAS NECESARIAS AL
RESPECTO (LEGISLACIÓN DEL DISTRITO FEDERAL)."
Por lo tanto, debe considerarse determinar en ley el actuar del juzgador, conforme a las normas antes transcritas,
para el caso de que, en las constancias de autos, no se desprenda la capacidad económica del deudor y el nivel
de vida del acreedor, con el fin proteger en lo mayormente posible a los acreedores, sobre todo tratándose de
menores, alcance que debe establecerse no solo en su actuar oficioso, sino en el tiempo en que debe hacerlo a fin
de evitar inútiles actuaciones a la actora; esto es, de probar desde el procedimiento y no mandar a la actora a
ejecución de sentencia para probar la capacidad del deudor.
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Ante esa visión, se considera que, sin dejar de atender lo dispuesto en el artículo 849 del Código Civil del Estado,
se debe para los casos en que ha quedado acreditado el derecho y la necesidad de percibir alimentos, pero no la
capacidad económica del deudor, entendida ésta como el salario que percibe el deudor alimentario por el
desempeño de alguna labor, tomando en cuenta la capacidad económica de aquél, referida como el caudal de
bienes inmuebles o muebles que tenga el deudor, independientemente que le genere o no alguna percepción por
concepto de rentas, o en su caso, y a falta de los dos anteriores, su aptitud, posibilidad o talento para trabajar.
Es importante mencionar que esta propuesta, respecto a que se considere la riqueza del deudor alimentario,
encuentra similar aplicación el Código Civil vigente en el Estado de Nuevo León en su 311 que literalmente
dispone:
Art. 311.- Los alimentos han de ser proporcionados a la posibilidad del que debe darlos y a la necesidad del que
debe recibirlos.
(ADICIONADO, P.O. 13 DE OCTUBRE DE 2000)
Determinados por convenio o por el Juez en cantidad fija, los alimentos tendrán un incremento automático mínimo
equivalente al aumento porcentual del salario mínimo general diario vigente en la zona económica correspondiente
al deudor, salvo que el deudor alimentario demuestre que sus ingresos no crecieron en igual proporción, en este
caso, el incremento en los alimentos se ajustará al que realmente hubiese obtenido el deudor.
(ADICIONADO, P.O. 13 DE OCTUBRE DE 2000)
Cuando no sean comprobables el salario o los ingresos del deudor alimentario, el Juez estimará las ganancias de
éste con base en los signos exteriores de riqueza que demuestre.
Así también respecto de la propuesta anterior, es de advertirse que ha quedado establecido por la Primera Sala de
la Suprema Corte de Justicia de la Nación los lineamientos para fijar el monto de la pensión relativa y, en caso de
no contar los juzgadores con pruebas fehacientes que demuestren la capacidad económica del deudor alimentario
y el nivel de vida del acreedor alimentario, deberán los jueces recabar oficiosamente los elementos que le
permitan establecer los estatus mencionados, criterio cuyo rubro es:
ALIMENTOS. PARA DETERMINAR EL MONTO DE LA PENSIÓN CUANDO NO SE HAYAN ACREDITADO LOS
INGRESOS DEL DEUDOR ALIMENTARIO, DEBE ATENDERSE A LO DISPUESTO EN EL ARTÍCULO 311 TER
DEL CÓDIGO CIVIL PARA EL DISTRITO FEDERAL. El citado artículo prevé expresamente el supuesto de la
falta de comprobación del salario o los ingresos del deudor alimentario y establece los lineamientos para fijar el
monto de la pensión relativa, consistentes en la capacidad económica y el nivel de vida que aquél y sus
acreedores alimentarios hayan llevado durante los dos últimos años. En congruencia con lo anterior y en virtud de
que las controversias sobre alimentos son una cuestión de orden público y de interés social, cuando no se hayan
acreditado los ingresos del deudor alimentario, los juzgadores -en primera o segunda instancia- deben atender a lo
dispuesto en el artículo 311 Ter del Código Civil para el Distrito Federal, y en el caso de no contar con los
elementos necesarios para fijar objetivamente el monto de la pensión, conforme a los artículos 940 y 941 del
Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, están obligados a recabar oficiosamente los elementos
que les permitan establecer la capacidad económica y el nivel de vida a que se refiere el mencionado numeral 311
Ter, además, quien cuente con la información relativa debe proporcionarla en términos del artículo 323 del
señalado Código Civil; y una vez hecho lo anterior realizar un estimado del ingreso mensual del deudor
alimentario, respecto del cual fijara un porcentaje como monto de la pensión alimenticia. Novena Época, Registro:
170406, Instancia: Primera Sala, Jurisprudencia, Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, XXVII,
Febrero de 2008, Materia(s): Civil, Tesis: 1a./J. 172/2007, Página: 58
En referencia al artículo 852 de ese Código, toda vez que el Estado es el garante principal de los derechos de los
menores de edad, a través de sus instituciones tanto administrativas como judiciales, se estima que debe
contemplarse a la Procuraduría de la Defensa del Menor y la Familia, en el ejercicio del aseguramiento de los
alimentos, ya que así lo establece el artículo 1º, fracción XIV, de la Ley Orgánica del Sistema para el Desarrollo
Integral de la Familia del Estado de Quintana Roo, al disponer
Artículo 1.- (…) XIV.- Promover ante los Tribunales del Estado todo tipo de juicios en los que, a criterio
discrecional del propio Sistema, se vean afectados los derechos de menores, ancianos y minusválidos, respetando
en todos los casos las funciones o atribuciones que las leyes encomienden a otras Dependencias o Instituciones.
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Por este motivo el artículo en mención debe reformarse, siendo que, por otra parte, se destaca que sería fácil para
un deudor alimentario, tratándose de los padres hacia los hijos menores de edad, deshacerse de su obligación, si
el descendiente incurre en alguna conducta viciosa, cuando aquél no realizó conductas que ayudaran a encaminar
a su vástago, mediante el auxilio de instituciones privadas, públicas o centros de integración social, con el objeto
de regenerar al viciado integrándolo a la sociedad, pues ante todo, la obligación de los padres no sólo requiere el
dar los alimentos que se encuentran contenidos en el artículo 845 del Código Civil, sino también darles principios
morales y sociales, mismo que les garanticen una vida digna en un entorno saludable y favorable para su pleno
desarrollo personal y emocional.
Por ello, la obligación de los padres va más allá de otorgar los alimentos, de tal manera que deben cumplirla
haciendo de los hijos sujetos socialmente sanos y en la mayor manera posible velar porque se alejen de
conductas negativas y viciosas, de tal modo que, si aún con todo el apoyo dado, incurren en alguna de ellas, la
obligación para con ellos no termine simplemente por esa razón, sino que harán todo lo posible para regenerarlos,
educándolos como mujeres u hombres dignos de vivir en sociedad.
Por otra parte, respecto a la fracción V de ese numeral, es menester precisar la edad que debe ser considerada
para el que abandona la casa del obligado alimentario, por causas injustificables, pues no es lo mismo un
acreedor alimentista menor de catorce años que todavía requiere de bases más sólidas en cuanto a su formación
educativa y moral, que un menor que sobrepasa dicha edad y que ya puede tener un criterio más formado.
Por tales razones se estima que, en lugar de la hipótesis prevista en la fracción I, debe considerarse que la
obligación alimenticia debe cesar cuando sobrevenga alguna incapacidad física o mental. Y por cuanto hace a la
fracción V, debe precisarse la edad del acreedor alimentista que abandone el hogar, siendo éste menor a catorce
años.
De igual modo debe considerarse reformar el artículo 860, a fin de proponer una mejor opción para garantizar los
alimentos, debiéndose establecer al fideicomiso como una opción más, en razón de que dicha institución es un
tanto más segura para el cumplimiento de los alimentos, porque quien los promueve no se vería en la dificultad de
acudir ante el Juzgador a manifestar constantemente el incumplimiento en que pudiera incurrir el deudor
alimentario; con base a ello deberá establecerse que, el tiempo para otorgarse la garantía consistente en el
depósito de cantidad bastante para cubrir los alimentos, debe ser mínimo de un año.
Finalizando las propuestas al capítulo de los alimentos, se considera la reforma a los numerales 860 y 865, en
razón de que se han dado circunstancias en que los patrones, empresa o cualquier institución privada se resiste a
cumplir, en tiempo y forma, al descuento que ordenan los Jueces por concepto de pensión alimenticia; más aún
cuando ese descuento se ordena que sea entregado directamente a la acreedora. Por ello, a fin de hacer
expedito y eficaz el cumplimiento alimenticio, a lo cual deben contribuir tales empresas, se sugiere que el importe
sancionado por el Juzgador, lo depositen directamente ante el Fondo de Mejoramiento de Administración de
Justicia del Poder Judicial.
Por lo antes expuesto, tengo a bien someter a la consideración del Poder Reformador del Estado, por conducto de
esta Honorable Soberanía, la siguiente:
INICIATIVA DE DECRETO QUE REFORMA, MODIFICA Y ADICIONA LOS ARTÍCULOS 69, 89, 131 Y 353 DEL
CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS CIVILES PARA EL ESTADO LIBRE Y SOBERANO DE QUINTANA ROO; Y
LOS ARTÍCULOS 839, 845, 845 BIS, 849 BIS, 849 TER, 852, 855, 860 Y 865 DEL CÓDIGO CIVIL PARA EL
ESTADO LIBRE Y SOBERANO DE QUINTANA ROO.
CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS CIVILES PARA EL ESTADO
LIBRE Y SOBERANO DE QUINTANA ROO
Artículo 69.- El Tribunal está obligado a expedir a costa de las partes, sin demora alguna, copia fotostática de los
documentos o resoluciones que obren en autos, así como también podrán obtener copias del expediente
valiéndose de cualquier otro medio tecnológico, bastando que las partes lo soliciten verbalmente, sin que se
requiera decreto judicial, dejando constancia en autos de su recepción.
10
De igual manera las partes, o las personas autorizadas para oír y recibir notificaciones, que padezcan alguna
discapacidad de naturaleza visual, tendrán todas las facilidades y medios tecnológicos que estén a su alcance
para obtener las copias referidas en el párrafo anterior.
Para obtener copia certificada de cualquier documento que obre en juicio, la parte interesada debe solicitarlo en
comparecencia o por escrito, requiriéndose decreto judicial, y cuando se pidiere copia o testimonio de parte de un
documento o pieza, el contrario tendrá derecho de que a su costa se adicione con lo que crea conducente del
mismo documento o pieza. Cuando la parte interesada solicite copia certificada de uno o varios documentos
completos, en ningún caso se dará vista a la contraria. Al entregarse las copias certificadas, el que la reciba debe
dejar en autos razón y constancia de su recibo.
Artículo 89.- …..
I.- La multa hasta por la cantidad equivalente a 120 días de salario mínimo general vigente en el Estado.
II.- doble multa en caso de reincidencia.
III.- El auxilio de la fuera pública y la fractura de cerraduras si fuere necesario;
IV.-El cateo por orden escrita;
V.-El arresto hasta por 36 horas.
…..
Artículo 131.- La caducidad tiene por finalidad en la primera instancia dejar sin efecto el proceso pero no la acción
y en la segunda convertir en firmes las resoluciones recurridas. La caducidad de la instancia operará de pleno
derecho cualquiera que sea el estado del juicio, desde el primer auto que se dicte en el mismo y hasta antes de la
citación para oír la sentencia definitiva, cuando concurra cualquiera de las siguientes circunstancias:
a) Que hayan transcurrido seis meses, contados a partir del día siguiente a aquel en que surtió efectos la
notificación de la última resolución dictada; y
b) Que no hubiere promoción de cualquiera de las partes, dando impulso al procedimiento para su trámite,
solicitando la continuación para la conclusión del mismo. Entendiéndose por meses los periodos comprendidos
de treinta días
Artículo 353.- …..
La prueba se declarara desierta si el testigo no es presentado por el oferente o si ejecutado los medios de apremio
antes mencionados, no se logra dicha presentación. Excepto cuando sea por causa justificada.
…..
…...
CÓDIGO CIVIL PARA EL ESTADO LIBRE Y SOBERANO
DE QUINTANA ROO
Artículo 839.-…..
Los hijos al adquirir la mayoría de edad tendrán derecho a recibir los alimentos siempre y cuando estén
estudiando una carrera, pero lo será hasta la obtención del título correspondiente sin interrupción, salvo que sean
frenados por causas suficientes que justifiquen la obstrucción. Si se encuentran estudiando una carrera aún
acorde a su edad, pero no viven honestamente, viven en concubinato con diversa persona o hayan tenido familia
cesara la obligación alimentaria del deudor.
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En caso de que el acreedor alimentista, se encuentre imposibilitado para adquirir por sus propios medios algún
trabajo con motivo de ser una persona con capacidades diferentes o enferma, tendrá derecho a recibir los
alimentos con una duración vitalicia.
Artículo 845.- Los alimentos comprenden la comida, el vestido, la habitación y la asistencia en caso de
enfermedad. En el caso de la cónyuge o concubina deberá comprender los gastos que generen el embarazo y el
parto. En el caso de los menores comprenderá además los gastos necesarios para su preparación académica y
para proporcionarle algún oficio, arte o profesión honesta y circunstancias personales, sin que ello, implique la
obligación de suministrar recurso económico, adicional alguno orientado al establecimiento y desarrollo de su
oficio, arte o profesión. Para el caso de que el acreedor alimentista cumpla la mayoría de edad, se estará lo
dispuesto en el artículo 839 segundo párrafo.
Artículo 845 BIS.- Toda persona que tenga conocimiento sobre la necesidad de otro a recibir alimentos y pueda
aportar los datos de quienes estén obligados a proporcionarlos, podrá solicitar únicamente la intervención del
Ministerio Publico, de la Procuraduría adscrita al Sistema Integral de la Familia o el Juez de lo Familiar de manera
indistinta, a efecto de que dichos funcionarios, en uso de sus facultades resuelvan lo que en derecho corresponda,
pudiendo incluso los jueces actuar en uso de las atribuciones que al efecto le fue instituido en los artículos 880 y
881 del Código de Procedimientos Civiles del Estado.
Artículo 849 BIS.- Los menores, las personas con capacidades diferentes, los sujetos a estado de interdicción y el
cónyuge que se dedique al hogar gozan de la presunción de necesitar alimentos. Salvo que se demuestre lo
contrario.
Artículo 849 TER.- Cuando no sean comprobables el salario o los ingresos del deudor alimentario, el juez de lo
familiar resolverá en la definitiva con base en su capacidad económica de riqueza o la capacidad para
desempeñar algún trabajo y nivel de vida que el deudor y sus acreedores alimentarios hayan llevado en los dos
últimos años. En el caso de no contar con los elementos necesarios para fijar objetivamente el monto de la
pensión, conforme a los artículos 880, 881 y 882 del Código de Procedimientos Civiles para el Estado, están
obligados a recabar oficiosamente los elementos que le permitan establecer los estatus antes citados, y una vez
hecho lo anterior, realizar un estimado del ingreso mensual del deudor alimentario, respecto del cual fijará un
porcentaje como monto de la pensión alimenticia, al resolver el fondo del asunto.
Artículo 852.- Tienen acción para pedir los alimentos, así como su aseguramiento:
I.-…..
II.-…..
III.-…..
IV.-…..
V.- ….
VI.- La procuraduría de la defensa del menor y la familia, de acuerdo a las facultades establecidas en la Ley
Orgánica del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia del Estado de Quintana Roo.
Artículo 855.- …..
I.- Cuando el que la tiene le sobrevenga alguna incapacidad física o mental o carezca de medios para cumplirla;
II.- …..
III.- …..
IV.- …..
Respecto de menores de edad que se encuentren inmersos en conductas viciosas, cesará la obligación
alimentaria, siempre y cuando el deudor alimentario pruebe que hizo lo posible para que el vicioso se regenere,
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mediante el apoyo de instituciones privadas y públicas o centros de integración social y aún así persistió en dicha
conducta;
V.- Cuando el alimentista menor de catorce años, sin consentimiento del que debe dar los alimentos, abandona la
casa de éste por causas injustificables.
Artículo 860.- Los alimentos podrán asegurarse mediante hipoteca, prenda, fideicomiso o fianza para cubrirlos de
cuando menos un año, secuestro de bienes o frutos y embargo de sueldos, salarios, participaciones, comisiones,
depósito en efectivo ante el Fondo de Mejoramiento de la Administración de Justicia, debiéndose elegir el que en
cada caso resulte más adecuado.
Artículo 865.- Incurren en las mismas sanciones establecidas en los dos artículos anteriores, quienes se resistan
a acatar en tiempo y forma las correspondientes órdenes judiciales de descuento, que deben depositarse ante el
fondo de mejoramiento de administración de justicia del poder judicial, o auxilien al obligado a ocultar, o a
disimular sus bienes o a eludir de cualquier otro modo el cumplimiento de las obligaciones alimenticias.
TRANSITORIOS
PRIMERO. El presente Decreto entrará en vigor el día de su publicación en el Periódico Oficial del Estado.
SEGUNDO. Se derogan todas las disposiciones que se opongan a las contenidas en el presente Decreto.
Chetumal, Quintana Roo, a 22 de mayo de 2012.
EL MAGISTRADO PRESIDENTE DEL TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA Y DEL CONSEJO DE LA
JUDICATURA DEL ESTADO DE QUINTANA ROO.
M. EN D. FIDEL GABRIEL VILLANUEVA RIVERO
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