APUNTES 2 DE KANT Archivo

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KANT
RESUMEN DE
“KANT Y EL GIRO CRÍTICO DEL PENSAMIENTO
OCCIDENTAL”
Giovanni Reale y Dario Antisieri
KANT
1.- LA VIDA, LA OBRA Y LA EVOLUCIÓN DEL PENSAMIENTO
DE KANT
1.1 La vida de Kant
Kant nació en Kaliningrad en 1724 en el seno de una modesta familia.
Su padre guarniceronero y su madre ama de casa tuvieron una familia muy
numerosa, de la cual seis hijos murieron muy jóvenes. Kant considera a sus
padres como modelos de honradez y probidad, reconicendo haber recibido de
ellos una educación excelente.
Su madre hizo nacer en él un profundo sentimiento ante la belleza de la
naturaleza, alentando su amor por el conocimiento. También educó a su hijoen
una corriente radical del protestantismo, en una formación escolar del mismo
sello. Aunque más tarde cuestionaría estas formas, quedaron en él ciertas
actitudes de fondo sectarias.
Kant tuvo que trabajar como preceptor para ganarse la vida. No
obstante, a pesar de su difícil situación, Kant estudió muchísimo, obteniendo en
1755 el doctorado y trabajando como encargado en la Universidad, hasta que
en 1770 consiguió la cátedra universitaria. Se mostró completamente adverso a
cualquier forma de arribismo, confiando la carrera de forma exclusiva a las
propias fuerzas. Le interesaban el saber y la investigación, no la carrera, la
fama o las riquezas.
Los años entre 1770 y 1781 constituyen el momento decisivo. Surgió la
Crítica de la Razón Pura, a la que siguieron Crítica de la Razón Práctica y
Crítica del Juicio.
Los útlimos años de la vida del filósofo se vieron perturbados por dos
acontecimientos:
Ó El ascenso al trono de Federico Guillermo II con posiciones
reaccionarias a Kant
Ó Una interpretación no correcta de sus pensamientos imposible de
detener.
KANT
1.2 El itinerario espiritual de Kant en los escritos PRECRÍTICOS
Kant luchó durante toda su vida para dar un fundamento científico a la
metafísica, concibiendo la Crítica misma con esta finalidad, aunque sus
resultados llevaran a otros puertos.
En la universidad, Kant estuvo muy interesado en las enseñanzas de su
profesor de lógica y metafísica, núcleos de interés alrededor de ls cuales giran
los temas de la mayoría de los escritos precríticos. Así pues, en Kant se fue
consolidando la convicción de que la nueva ciencia obligaba a separarla de la
metafísica.
Él, amante de la metafísica, consideraba que había que replantearla a
fondo, reestructurándola metodológicamente, con objeto de conseguir el rigor y
la concreción de resultados que ya había logrado la física.
En 1755 en Principiorum primorum cognlitionis mataphysicae nova
delucidatio Kant se propone una revisión de los principios básicos de la
metafísica, aceptando la tesis según la cual hay dos principios
Ó El de identidad, al cual está subordinado el de no contradicción.
Ó El de razón suficiente.
En 1762 se produce un giro en la línea evolutiva del pensamiento
kantiano, probablemente relacionado con la lectura de las obras de Hume. Así
pues, Kant señala que la lógica formal tradicional no es una lógica de lo real,
porque permanece encerrada en lo formal y por lo tanto no capta el ser. Por
consiguiente, el principio de identidad no se halla en condiciones de explicar el
fundamento real de las cosas.
Lo posible no sólo es lo que no es contradictorio: esto no es más que la
condición formal de la posibilidad; en efecto, lo posible supone que también
existan realmente los elementos no contradictorios, que en cierto sentido son
materia de la posibilidad. Es imposible pues que nada sea posible, ya que el
ser es la condición sin la cual no se da lo posible, existe algo que es
“absolutamente necesario”, en breves palabras: lo posible supone la existencia
de Dios.
KANT
1.3 La gran iluminación de 1769 y la “Memoria”de cátedra de
1770
Esta gran iluminación que él denominaba su “revolución copernicana” le
permitirá superar el racionalismo y el empirismo el dogmatismo y el
escepticismo y abrirá una nueva en la filosofía.
De mundi sensibilis atque intelligibilis forma et princippis se presenta como una
metafísica entendida como un conocimiento de los principios del puero
intelecto. Kant, en primer ligar se propuso establecer la diferencia que existe
entre :
Conocimiento sensible
Constituido por la receptividad del sujeto, que en cierto modo se ve afectado
por la presencia del objeto. El conocimiento sensible representa las cosas
como se le aparecen al sujeto y no como son en sí.
Conocimiento inteligible
Facultad de representar aquellos aspectos de las cosas que, por su misma
naturaleza no se pueden representar mediante los sentidos. “Posibilidad”,
“existencia”, “necesidad” y otros semejantes son conceptos propios del
intelecto y que no proceden de los sentidos. La metafísica se basa en estos
conceptos.
Todo conocimiento sensible tiene lugar además en el espacio y en el tiempo
¿Qué son pues estos dos? Kant afirma que son la forma de la sensibilidad, a
través de las cuales el sujeto capta sensiblemente las cosas. No se trata de
que el sujeto se adecue al objeto cuando lo conoce, sino al revés: el objeto es
el que se adecua al sujeto. Ésta es la gran iluminación de Kant que veremos
desplegarse en la Crítica de la Razón pura.
KANT
2.- LA “CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA”
2.1 El problema crítico.
A Kant le costó doce años esta meditación. Descubrió que la naturaleza
del conocimiento científico, el conocimiento verdadero, consiste en ser una
síntesis a priori. Por consiguiente, si se consigue establecer cuál es la
naturaleza de la síntesis a priori, podrá solucionarse por qué son posibles las
ciencias, y se podrá decidir si es posible o no una metafísica en cuanto a
ciencia, y en el caso de que no sea posible, por qué la razón humana se siente
irresistiblemente atraída por las cuestiones metafísicas.
Así pues, el conocimiento científico consta de juicios universales. Un
juicio consiste en la conexión entre dos conceptos, uno de los cuales (A) ssirve
al sujeto, y el otro (B), de predicado.
Ó Juicio analítico: el concepto que actúa como predicado (B) puede estar
contenido en el concepto que actúa como sujeto (A). Por ejemplo “todo
cuerpo es extenso” en efecto, el predicado (extenso) explica lo que se
entiende por sujeto (cuerpo)
Juicio analítico es un juicio que formulamos a priori, sin
necesidad de apelar a la experiencia, es universal y
necesario, pero no amplía el conocer
Ó Juicio sintético: el concepto que actúa como predicado (B) puede no
hallarse implícito como sujeto (A). Ejemplo: “todo cuerpo es pesado”, el
concepto “pesado” no se obtiene por un mero análisis del concepto
cuerpo, como el caso del aire o del fuego.
Juicio sintético amplía el conocer, diciendo algo nuevo del
sujeto. Son los que formulamos basándonos en la
experiencia, es decir, los juicios experimentales. Por esto
son a posteriori
Ó Juicio contitutivo: por ejemplo, en la geometría, el concepto de línea
“más corta” es algo del todo añadido y no puede obtenerse a través de
un análisis del concepto “línea recta”. Para ello, aquí hay que recurrir a
la intuición
Juicio constitutivo, son los juicios sintéticos a priori,
basados en la intuición
KANT
2.2 La revolución copernicana de Kant
La matemática, en cuanto ciencia que determina a priori y no
empíricamente, se construyó durante los griegos. Antes, durante los egipcios
tuvo que avanzar a través de ensayos inseguros. Tales se vio iluminado por
una gran luz, comprendió que no debía seguir paso a paso lo que veía en la
figura, comprendió que se trataba de una creación de la mente humana y que
no dependía más que de ella.
Lo mismo sucedió con la física, que surgió como ciencia por obra de una
revolución, el desplazamiento del punto focal de la investigación física desde
los objetos hasta la razón humana.
En cambio la metafísica se constata un perpetuo avanzar en tinieblas y
una gran confusión, permaneciendo en una fase precientífica. Kant, mediante
una revolución que él mismo definió como “revolución copernicana” consiguió
responder a estos interrogantes. Consideró que no es el sujeto el que al
conocer descubre las leyes del objeto, sino al revés, el objeto es el que se
adapta, cuando es conocido, a las leyes del sujeto que le recibe desde el punto
de vista cognoscitivo.
Transcendental
“Llamo trascendental a todo conocimiento que tiene relación no con los objetos,
sino con nuestro modo de conocer los objetos, en la medida en que debe ser
posible a priori”
El transcendental es pues la condición de cognoscibilidad de los objetos
(condición de la intuibilidad y de la pensabilidad de los objetos)
Para la metafísica clásica, los transcendentales eran las condiciones del
ser en cuanto tal, es decir, aquellas condiciones cuya eliminación suponía la
eliminación del objeto mismo. Después de la revolución kantiana, ya no se
puede hablar de condiciones del objeto en sí, sino únicamente de condiciones
del objeto en relación con el sujeto.
KANT
2.3 La estética transcendental
Nuestro conocimiento se divide en dos ramas, conocemos por los
sentidos y por el intelecto. Sin embargo Kant admite “que probablemente
brotan de una raíz común desconocida para nosotros”. A través de los
sentidos, los objetos nos son dados, mientras que a través del intelecto son
pensados.
Kant llama estética a la doctrina a cerca de los sentidos y de la
sensibilidad, no en el sentido en que hoy se utiliza la palabra, sino como
aisthesis, sensación.
La estética transcendental es pues la doctrina que estudia las
estructuras de la sensibilidad, el modo en el que el hombre
recibe las sensaciones y se forma el conocimiento sensible
Para comprender la estética transcendental hay que comenzar por una
serie de aclaraciones terminológicas:
Ó La sensación pura es la acción que el objeto produce sobre el
sujeto, modificándolo. Por ejemplo: sentir frío o calor.
Ó La sensibilidad es la facultad que tenemos de recibir las
sensaciones
Ó La intuición es el conocimiento inmediato de los objetos
Ó El fenómeno es el objeto de la intuición sensible, que significa
manifestación. En él Kant distingue materia y forma.
− Materia, la que es dada por las sensaciones que el objeto
produce en nosotros, pudiendo ser sólo a posteriori.
− La forma, no viene de las sensaciones ni de la experiencia,
sino del propio sujeto
Ó Kant llama intuición empírica al conocimiento sensible en el que
están presentes de manera concreta las sensaciones.
Ó Intuición pura a la forma de la sensibilidad considerada con
exclusión de la materia. Estas son dos: espacio y tiempo. Para
Kant estos ya no son determinaciones ontológicas de los objetos,
sino que se convierten en modos y funciones propias del sujeto.
Por consiguiente no debemos salir de nosotros mismos para
conocerlos, sino que a priori los tenemos en nosotros mismos.
Así pues otros seres racionales, diferentes a los hombres, podrían
captar las cosas de una manera no espacial y no temporal;
nosotros captamos las cosas según una determinación espacial y
KANT
temporal sólo porque nuestra sensibilidad está configurada de
este modo.
Así pues, el espacio y el tiempo no son algo inherente a las cosas
como condición suya, sino que únicamente son formas de nuestra
intuición sensible.
“Lo que pueda existir en los objetos en sí y separados […] de nuestros
sentidos, nos resulta enteramente desconocido. No conocemos más que
nuestro modo de percibirlos”
“Los objetos, tal como son en sí, sólo pueden ser captados por un intelecto
originario (Dios) en el acto mismo en que los configura. Por tanto, nuestra
intuición -precisamente en la medida que no es originaria- es sensible”
2.4 La analítica transcendental
2.4.1 La lógica kantiana y sus divisiones
Además de la sensibilidad, el hombre posee una segunda fuente de
conocimientos: el intelecto. Sin sensibilidad no se nos daría ningún objeto, y sin
intelecto, no podría pensarse ninguno. Estas dos facultades no pueden
intercambiar sus funciones, el conocimiento sólo puede surgir de su unión.
Pero no por eso hay que confundir sus partes:
Ó La estética, sensibilidad en general sobre la que que Kant hace una
distinción análoga a cuando hablaba de las intuiciones:
a. Intuiciones puras son las formas del espacio y del tiempo
b. Intuiciones empíricas, son aquellas en que las sensaciones se
mezclan con el espacio y el tiempo.
Ó La lógica o ciencia del intelecto
a. Lógica general: prescinde de los contenidos, no considerando
el origen de los conceptos, sino que se limita a estudiar las
leyes y los principios en general del pensamiento.
b. Lógica trascendental: estudia el origen de los conceptos y se
ocupa de aquellos que no provienen de los objetos, sino que
provienen a priori del intelecto, y que sin embargo se refieren a
priori a los objetos mismos.
2.4.2 Las categorías y su deducción
La sensibilidad es intuitiva; el intelecto, es discursivo. Por eso, los
conceptos del intelecto no son intuiciones, sino funciones. La función propia de
los conceptos consiste en unificar, en ordenar algo múltiple bajo una
representación común. Por lo tanto, el intelecto es la facultad de juzgar, porque
unificar bajo una representación común algo múltiple es juzgar. La función
unificadora del intelecto Kant la llama síntesis.
KANT
Para Aristóteles las categorías son modos de ser, para Kant se
convierten en modos de funcionar el pensamiento. Así pues las categorías
kantianas no son contenidos, sino formas sintetizadoras. Kant considera que
pensar es juzgar, entonces tendrá que haber tantas formas del pensamiento
puro como formas del juicio haya, llegando a distingue entre doce formas de
juicio [ver tabla]
Al igual que las cosas, para ser conocidas de modo sensible deben
someterse a las formas de la sensibilidad, para ser pensadas deben someterse
a las leyes del intelecto y el sujeto, al pensarlas, las ordena y las determina
conceptualmente, según los modos que son propios de pensamiento.
2.4.3 El “yo pienso”
El concepto de objeto se había concebido tradicionalmente como aquello
que está enfrente y se opone al sujeto. Para Kant, el fundamento del objeto
está en el sujeto. Kant introduce la figura retórica de la “apreciación
trascendental” y del “yo pienso”.
Del “yo pienso” , Kant afirma que debe permanecer idéntico o se
convertiría en un “yo variopinto”, por lo que el punto focal no es el “yo”
individual de un sujeto, sino la estructura del pensar común a todos los sujetos.
Esta representación que puede darse antes de cualquier pensamiento se llama
intuición, y posee una relación con el “yo pienso”. Esta representación es un
acto de la espontaneidad y no puede ser considerado como perteneciente a la
sensibilidad. Debe ser llamada “apreciación pura” o “apreciación originaria” y
hay que distinguirla de la empírica, pues el “yo pienso” es una e idéntica en
todas las conciencias.
La unificación pues, no está en los objetos y no puede considerársela
como algo que éstos consiguen mediante la percepción, se trata únicamente
de una función del intelecto, el cual no es más que la facultad de unificar a
priori y de someter a la unidad.
¿Cómo son posibles los juicios sintéticos a priori? Kant responde que
son posibles porque poseemos las formas puras de la intuición del espacio y
del tiempo a priori, y además porque nuestro pensamiento es actividad
unificadora y sintetizadora.
2.5 La analítica de los principios
Las intuiciones son sólo sensibles y el intelecto no intuye, de aquí surge
el problema de la mediación entre la intuición y los conceptos primeros. La
solución de Kant al respecto considera que el espacio es la forma de intuición
de todos los fenómenos externos, mientras que el tiempo es la forma de la
intuición de todos los fenómenos internos. Sin embargo, los fenómenos
externos, una vez aprendidos, se convierten en internos para el sujeto. En
consecuencia el tiempo es “la única condición general según la cual puede
aplicarse a un objeto la categoría”. El esquema transcendental se convierte
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pues en una determinación a priori del tiempo, de modo que todas las
categorías se le puedan aplicar con comodidad.
Como ejemplo el propio Kant enuncia que al representar un perro, se
tiene una simple imagen; pero si a ésta imagen se le quita algunas de sus
peculiaridades y se la considera como una representación de un cuadrúpedo,
entonces se tendrá un nesquema.
Así pues, se puede enunciar
transcendentales como categorás.
que
existen
tantos
esquemas
Principio de la transcendentalidad de la física newtoniana
Si la naturaleza es el orden de conexión de fenómenos, la totalidad de
los principios que se derivan de las categorías representa todo el conjunto de
conocimientos a priori que podemos tener sobre la naturaleza.
Kant denomina “metafísica de la naturaleza” al estudio del conjunto de
principios que constituyen las condiciones de la ciencia natural.
2.6 Distinción entre fenómeno y noúmeno
El conocimiento científico es universal y necesario, pero es fenoménico.
Ésto es pertenece a un ámbito restringido que está rodeado por un ámbito
mucho más vasto.
El noúmeno puede entenderse de dos modos:
1. Noúmeno en sentido negativo es la cosa en sí, abstrayendo de
nuestro modo de intuirla.
2. Noúmeno en sentido positivo sería en cambio, el objeto de una
intuición intelectiva.
Por consiguiente, no podemos conocer positivamente el noúmeno,
porque “se halla completamente fuera de nuestra facultad cognoscitiva”. Sólo
un intelecto superior al humano podría conocer mediante la intuición intelectual.
2.7 La dialéctica transcendental
2.7.1 La concepción kantiana de la dialéctica
La palabra “dialéctica” fue acuñada por los pensadores antiguos y
durante este tiempo ha asumido diversos significados. Kant habla de “dialéctica
transcendental” en connotación negativa, utilizando el término en un sentido
nuevo ligado con su revolución copernicana.
Se llama dialéctica transcendental a la crítica del intelecto y de la
razón con respecto a su utilización más allá de lo físico.
KANT
En conclusión:
1. El pensamiento humano se limita desde el punto de vista cognoscitivo al
horizonte de la experiencia.
2. Posee una tendencia natural a ir más allá de la experiencia,
respondiendo a una necesidad específica del espíritu.
3. Fuera del marco de la experiencia posible el espíritu humano cae
fatalmente en el error.
4. Las ilusiones y errores en los que cae el espíritu humano tienen cierta
lógica específica.
5. En la última parte de la Crítica de la Razón Pura, Kant estudia con
exactitud cuántos y cuáles son estos errores y las razones por los que
son cometidos.
6. Kant denominó “dialéctica” a estos errores y estas ilusiones de la razón.
2.7.2 Ideas de la razón en un sentido kantiano
Para Kant la razón es el intelecto en la medida en que va más allá del
horizonte de la experiencia posible, el espíritu humano no puede dejar de ir
más allá de la experiencia, porque esto constituye una necesidad estructural.
La razón es la facultad que impulsa sin pausa al hombre más allá de lo finito,
para que busque los fundamentos supremos y últimos.
Para Kant pensar es juzgar, considerando que puede deducir la tabla de
los conceptos puros del intelecto. En cambio, la razón es la facultad de
silogizar, y del mismo modo deduce de la tabla de los silogismos la de
conceptos puros de la razón, que llama “ideas”, volviendo a utilizar el término
procedente de Platón. No obstante dentro del contexto kantiano la idea cambia
de significado.
Para Kant hay tres ideas que se deducen de los tres tipos existentes de
silogismo:
Psicología racional
El alma es la primera de las tres ideas de la razón. El hecho de que
parte del “yo pienso” sólo me da la conciencia del pensamiento, pero no
conocemos el sustrato nouménico de nuestro “yo”. Nos conocemos sólo como
fenómenos, pero se nos escapa el sustrato ontológico.
Cosmología racional
La segunda idea de la razón es el mundo, no entendido como conjunto
de fenómenos regulados por leyes, sino como totalidad ontológica. Las
ilusiones trascendentales en que cae la razón desde la consideración
fenomenológica del mundo hasta la nouménica, provocan una serie de
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antinomias, ya que fuera de la experiencia estos conceptos giran en el vacío.
Ejemplo:
Tesis: El mundo tiene un comienzo, y además, por lo que respecta al espacio,
está encerrado dentro de unos límites.
Antítesis: El mundo no tiene un comienzo ni unos límites espaciales, sino que
es infinito, tanto espacial como temporalmente.
Teología racional
La tercera idea de la razón es Dios como ser absolutamente
incondicionado y al mismo tiempo condición de todas las cosas. En este caso
Dios es ideal porque es modelo de todas las cosas, las cuales en cuanto
copias, permanecen infinitamente alejadas de él, pero es el ser del que a su
vez dependen todos los seres, la perfección absoluta.
Las prueba ontológicas a priori son las famosas de san Anselmo,
Descartes o Leibniz, pero Kant descubre ciertas carencias. Así pues “sólo se
aplica al mundo sensible, pero fuera de éste carece de sentido”
La prueba cosmológica, que parte de la experiencia Kant la resume así
“si existe algo, debe existir también un ser absolutamente necesario”
2.7.3 Uso normativo de las ideas de la razón
Las ideas tienen un uso normativo; son esquemas que sirven para
ordenar la experiencia y para otorgarle la máxima unidad posible, se aplican
como reglas para sistematizar de manera orgánica los fenómenos:
a) Como si todos los fenómenos que afectan al hombre dependieran
de un único principio (alma)
b) Como si todos los fenómenos de la naturaleza dependieran
unitariamente de los principios inteligibles
c) Como si la totalidad de las cosas dependiera de una inteligencia
suprema.
Las ideas, por tanto, sirven como principios heurísticos: no ensanchan
nuestro conocimiento a cerca de los fenómenos, sino que se limitan a unificar
el conocimiento.
La Crítica de la Razón Pura concluye reiterando el principio según el
cual las fronteras de la experiencia posible son infranqueables desde el punto
de vista científico.
KANT
3.- LA “CRÍTICA DE LA RAZÓN PRÁCTICA”
Recordamos del apartado anterior que Kant llama “pura” a la razón que
no está mezclada con nada empírico y en la medida en que es capaz de obrar
a priori. Pero la razón humana no es únicamente razón teórica, sino también
razón práctica. El objetivo de esta nueva obra no es el de criticar a la razón
pura práctica en la misma forma que la obra precendente criticó la razón pura
teórica. Ahora le bastará a Kant con demostrar que existe una razón pura
práctica que puede mover y determinar la voluntad.
La crítica de la razón práctica tiene la obligación de disuadir a la razón
empíricamente condicionada de la pretensión de suministrar, ella sola, el
fundamento exclusivo para determinar la voluntad. Tenemos, pues, una
relación exactamente inversa a la que se halló en el uso especulativo de la pura
razón.
3.1 La ley moral como imperativo categórico
Sólo pueden existir principios morales válidos para todos los hombres si
existe una razón práctica basada en principios prácticos.
Principios prácticos son las reglas generales de la voluntad de las
que dependen numerosas reglas prácticas particulares
Por ejemplo: “cuida tu salud” sería un principio práctico, mientras que
“haz deporte” sería una regla específica.
A su vez los principios prácticos se pueden dividir en:
Ó Máximas: principios prácticos que sólo se aplican a los sujetos
individuales y que son subjetivos. Por ejemplo “véngate de todas las
ofensas que recibas”, que sólo es válido para aquel que las sostiene.
Ó Imperativos: principios prácticos objetivos válidos para todos. Que a
su vez pueden ser divididos en:
a) Imperativos hipotéticos: cuando determinan la voluntad para
alcanzar determinados objetivos. Por ejemplo “si quieres puedes
aprobar el curso”. Aunque tener o no el deseo de alcanzar ese fin
es algo que depende del actuante.
b) Imperativo categórico: es la voluntad como voluntad,
prescindiendo de los efectos que pueda lograr. Éstos son para
Kant las leyes morales, de los que hay que determinar tres
factores: esencias, fórmulas y condiciones.
KANT
3.1.1 La esencia del imperativo categórico
El imperativo categórico (ley moral) no puede consistir en mandar
determinadas cosas, la ley moral no depende como otras del contenido. Kant
llama “ley material” a aquella que depende del contenido. Si subordinamos la
ley moral a su contenido, caeremos, según Kant, en el empirismo y en el
utilitarismo.
La esencia cosiste pues en que tenga validez en virtud de su forma de
ley, siendo tal porque posee una validez universal, sin excepciones. Kant
califica así que no es moral lo que se hace, sino la intención con que se hace.
Sucede al revés con las leyes de los Estados, que mandan hacer algo,
pero no pueden obligar a hacerlo con una intención determinada por parte del
que tiene la obligatoriedad de realizarla.
Por todo ello, Kant afirma que la ley moral sólo puede ser formal y no
material, afirmando que nuestra moralidad no depende de las cosas que
queremos, sino del principio por el cual las queremos.
3.1.2 La formulas del imperativo categórico
”Actúa de modo que la máxima de tu voluntad tenga siempre validez, al mismo
tiempo, como principio de una legislación universal”
“Actúa de modo que consideres a la humanidad, tanto en tu persona como en
la persona de todos los demás, siempre como fin y nunca como simple medio”
“Actúa de modo que la voluntad, con su máxima, pueda considerarse como
legisladora universal con respecto a sí misma”
3.1.3 La libertad como condición y fundamento de la ley moral
La existencia de la ley moral no necesita ser justificada o demostrada.
Kant afirma que se impone como un hecho de la razón, y este hecho sólo se
puede explicar si se admite la libertad. Así pues adquirimos conciencia de la
libertad precisamente porque antes que nada tenemos conciencia del deber.
La libertad es la independencia de la voluntad con respecto a la ley
natural de los fenómenos
KANT
3.2 El principio de autonomía moral
Si definimos la libertad como la independencia de la voluntad con
respecto a la ley natural con independencia de los contenidos de la ley moral,
nos encontramos con su sentido negativo. En cambio, si añadimos la voluntad,
es capaz también de determinarse en sentido positivo. A este aspecto positivo
Kant lo llama “autonomía”.
Hay que señalar que toda ética que se base en la búsqueda de la
felicidad es heterónoma (que no permite el desarrollo de la voluntad) porque
introduce fines materiales. La búsqueda de la felicidad contamina la pureza de
la intención. En cambio, la moral evangélica no es eudemonista, porque
proclama la pureza del principio moral.
No debemos actuar para conseguir la felicidad, sino que debemos actuar
únicamente por puro deber. Sin embargo, al actuar por puro deber, el hombre
se vuelve digno de felicidad, lo cual tiene consecuencias muy importantes
3.3 El bien moral y el tipo de juicio
Las éticas prekantianas se dedicaban a determinar qué era el bien moral
y el mal moral. Deducían la ley que prescribe obrar el bien y evitar el mal. Para
Kant “el concepto de lo bueno y lo malo no deben ser determinados antes de la
ley moral, sino únicamente después de ésta”.
Kant utiliza como esquema el concepto de “naturaleza”. Tomemos la
acción concreta que nos disponemos a realizar y supongamos que la máxima
en la que se inspira tiene que convertirse en ley necesaria de una naturaleza
en la que nosotros mismos estuviésemos obligados a vivir. Este esquema nos
revela de inmediato si nuestra acción es moral o no lo es.
3.4 El rigorismo y el himno kantiano al deber
teniendo presente lo dicho hasta ahora, según Kant no basta con que
una acción se haga de acuerdo con la ley, podría ser meramente legal pero no
moral. Para ser moral, la voluntad debe partir de la base de la acción.
La ley moral, enfrentándose a las inclinaciones y a las pasiones, se
impone a ellas, se trata de un fundamento intelectual y racional, suscitado por
la razón misma.
En un ser perfecto la ley moral es ley de santidad, mientras que en un
ser finito es deber.
KANT
3.5 Los postulados de la primacía de la razón práctica con
respecto a la razón pura
Aquel mundo inteligible y nouménico que huía ante la razón pura, y que
sólo se le presentaba como ideas de la razón, se vuelve accesible por la vía de
la práctica.
Los postulados “no son dogmas teóricos, sino supuestos, con una
perspectiva necesariamente práctica”. Así pues en ellos reside el hecho de que
nos vemos obligados a admirarlos para poder explicar la ley moral y su
ejercicio.
1. El hombre se descubre como perteneciente a dos mundos: por un lado,
como fenómeno, se reconoce en cuanto determinado y sujeto a la
causalidad mecánica; por el otro, en cambio, se descubre como ser
inteligente y libre, en virtud de la ley moral.
2. La virtud, junto con la felicidad que le corresponde, constituye el bien
sumo. Pero la búsqueda de la felicidad jamás engendra la virtud;
tampoco la búsqueda de la virtud da origen por sí misma a la felicidad.
Por lo menos, esto no es lo que ocurre en este mundo, que no está
regido por leyes morales, sino por leyes mecánicas. Sin embargo, la
búsqueda de la virtud convierte a las personas en dignas de felicidad, y
resulta absurdo ser dignos de felicidad y no ser felices.
3. Para Kant la inmortalidad y la otra vida son un aproximarse cada vez más
a la santidad, un continuo incremento en la dimensión de la santidad. El
sumo bien exige la “perfecta adecuación de la voluntad a la ley moral”
KANT
4.- LA “CRÍTICA DEL JUICIO”
La Crítica de la Razón Pura se ocupó de la facultad teórico y en ella se
llegó a la conclusión de que la esfera de la experiencia es el ámbito que domina
la razón. La naturaleza se caracteriza por la causalidad mecánica y el intelecto
humano impone su ley a los fenómenos.
La Crítica de la Razón Práctica se dedicó a la libertad, a objetos como
cosas en sí, suprasensibles, que no se pueden conocer sólo teóricamente.
En la Crítica del Juicio se propone llevar a cabo una mediación entre
ambos mundos y aprehender de algún modo su unidad.
4.1 El juicio
El juicio según Kant es la facultad de subsumir lo particular en lo
universal. Dándose dos casos posibles:
1. Pueden darse tanto lo particular como lo universal
2. Es posible que sólo esté dado lo particular y que haya que buscar lo
universal. En este caso, el juicio se llama “reflexivo”, porque este
“universal que se debe hallar” no es una ley a priori del intelecto,
sino un “principio de la reflexión sobre los objetivos para los cuales
nos falta objetivamente una ley”
El juicio reflexivo sobre objetos determinados teóricamente para
hallar y descubrir el acuerdo que existe entre ellos con el sujeto.
El concepto de fin no es un concepto teórico, sino algo enraizado en una
necesidad y en un aspecto estructural del sujeto. La naturaleza concebida de
manera finalista viene a coincidir con la finalidad moral, porque la finalidad hace
que la naturaleza pierda su rigidez mecanicista y posibilita su acuerdo con la
libertad. Podemos hallar el finalísimo en la naturaleza de dos maneras
diferentes.
4.1.1 El juicio estético sobre la naturaleza
La existencia del juicio estético plantea dos problemas.
1. Lo bello, según Kant, no puede ser una propiedad objetiva de las
cosas, sino algo que nace de la relación entre el objetivo y sujeto.
La imagen del objeto referida al sentimiento de placer, medida por
éste y valorada con arreglo a él, da lugar al juicio de gusto. Por lo
que bello es lo que agrada de acuerdo con el juicio de gusto, y ello
implica cuatro características:
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Ó Es bello el objeto de un “placer sin interés” de los sentidos
y que tampoco se halla vinculado en lo útil económico ni
con el bien moral.
Ó Es bello lo bello universal, porque es válido para todos los
hombres.
Ó “Lo bello nos da una impresión de orden, de armonía”. No
puede hacerlo el fin egoísta de la satisfacción de una
necesidad nuestra, tampoco el fin utilitario.
Ó “Lo bello es aquello que es reconocido, sin concepto, como
objeto de un placer necesario” de una necesidad subjetiva
y no lógica que se impone a todos los hombres.
2. El fundamento del juicio estético es el “libre juego y la armonía de
nuestras facultades espirituales” (la armonía entre la
representación y nuestro intelecto). Por tanto “este juicio subjetivo
[…] precede al placer que provoca el objeto y es fundamento de
este placer”
4.1.2 Ordenamiento de la naturaleza
Lo sublime es afín a lo bello, porque también agrada por sí mismo, la
diferencia reside en el hecho de que lo bello se refiere a la forma del objeto,
mientras que lo sublime también se refiere a lo que carece de forma e implica
la representación de lo ilimitado. Lo bello provoca un placer positivo, mientras
que lo sublime provoca un placer negativo.
“Lo verdaderamente sublime no puede estar contenido en una forma
sensible, sino que hace referencia exclusivamente a las ideas”
“Sublime es aquello que, por el mero hecho de poderlo pensar, da
testimonio de una facultad del ánimo superior a toda medida de los
sentidos”
Así pues, la finalidad del juicio estético es una finalidad sin objetivo, una
finalidad sólo para el sujeto. En cambio, el juicio teleológico se considera
finalidad de la naturaleza.
4.2 Conclusión
No sabemos cómo es en sí la naturaleza, ya que sólo la conocemos
fenoménicamente. Sin embargo, no podemos dejar de considerarla organizada
de acuerdo con un fin.
Como conclusión a la que llega la Crítica del Juicio es que la realización
del fin moral del hombre es el objetivo de la naturaleza, y que “según los
principios de la razón existen suficientes motivos […] para que el juicio reflexivo
KANT
no sólo considere al hombre como fin de la naturaleza, al igual que todos los
seres organizados, sino como objetivo último de ésta sobre la tierra, de modo
que en relación con él todas las demás cosas naturales constituyen un sistema
de fines”
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