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Conocer la arquitectura tradicional para valorizarla
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Conocer la arquitectura tradicional para valorizarla
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Conocer la arquitectura tradicional para valorizarla
La arquitectura tradicional
mediterránea
Territorio, paisaje y arquitectura
tradicional
Hablar del Territorio Mediterráneo es referirnos a una diversidad
de paisajes donde el mar y la montaña constantemente dialogan
y se dan la mano, en una formación geográfica donde hallamos
un conjunto de diversidades territoriales, donde se contrasta los
parajes feraces con los desérticos, los montañosos con los llanos,
los agrestes con las planicies, las mesetas con las riberas, las
marinas con los espacios interiores, y donde la mano del hombre
ha conformado lo urbano y lo rural.
Un espacio, el mediterráneo, donde la actividad humana a lo largo
de los siglos ha utilizado y conformado este territorio, dejando
marcas, señales, hitos, referencias, frutos de su desarrollo
histórico. Ciudades, villas, aldeas, caseríos, casas de campo,
asentamientos temporales, cabañas, tiendas, refugios, etc., con
disposiciones, espacios y organizaciones diversas, son las formas
de habitación que ha empleado el hombre en este territorio. A
ellas se suman otras disposiciones no residenciales, desagregadas
de la habitación y vinculadas a usos productivos: agrarios,
ganaderos, silvícolas, preindustiales, etc., o a otras necesidades y
servicios colectivos y privados.
La malla de viarios, tanto para vehículos como peatonales o
pecuarios, junto a las aguas naturales, ayudadas de puertos,
muelles, atracaderos, etc., permiten enlazar y comunicar
asentamientos y lugares, y constituyen, además de la red
hidráulica, creada artificialmente aprovechando los recursos
hídricos del territorio, la organización del propio espacio del
terrazgo y del montazgo, con sus divisiones y límites, y otros
diversos elementos edificados dispersos, un conjunto territorial
estructurado con aquellos asentamientos y disposiciones. Todo
ello como resultado y reflejo de una interacción prolongada, a
través de diferentes épocas históricas y sociedades, entre el
hombre, la naturaleza y el medio ambiente físico.
Y como testimonio, de la relación del desarrollo de comunidades,
individuos y su medio ambiente, es la creación y conformación de
paisajes en espacios territoriales de interés cultural, que se han
venido en denominar Paisajes Culturales. Territorios de nuestro
ámbito geográfico, donde, sin lugar a dudas, la arquitectura
tradicional tiene un significativo papel en su materialización y
personalización.
Hay que aclarar que, al margen de la especializaciones
profesionales, urbanística, arquitectónica o ingenieril, entendemos
la arquitectura en un sentido territorial, siguiendo la definición
que nos dio William Morris en la segunda mitad del siglo XIX,
como el conjunto de las alteraciones realizadas en la superficie
terrestre al servicio de las necesidades humanas. Definición amplia
I. El conocimiento
José Luis García Grinda
Doctor arquitecto
Catedrático del Departamento de Composición Arquitectónica
en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid
(Universidad Politécnica de Madrid), España.
1
Paisaje de asentamiento rural con aterrazados de cultivo: Estellecs (España)
que aborda y se liga con el concepto arquitectónico de Paisaje
Cultural, donde se incluyen los asentamientos, en sus distintos
niveles de tamaño y complejidad, los distintos edificios, las
diferentes infraestructuras y los tratamientos diversos que puede
presentar los espacios no edificados urbanos y campestres.
Así cuando hablamos de arquitectura tradicional mediterránea la
casa constituye el corazón y símbolo del conjunto de esta
arquitectura, organizada, tanto en asentamientos urbanos, como
especialmente rurales. Se concibe como lugar y eje de la vida y
actividades tradicionales, y siguiendo las palabras de Viollet-leDuc, en el conjunto de la arquitectura, es lo que mejor caracteriza
las costumbres, los gustos y los usos, es decir el modo de vida y
sentir, de un pueblo. En su propio solar y parcela se puede
acompañar de edificaciones o partes de ellas que responden a los
distintos usos y necesidades productivas artesanales y
agropecuarias y/o comerciales que desarrolla. A la vez en la propia
heredad o propiedad privada, pero separada de la casa, o en
suelos de propiedad comunal, pueden aparecer desagregadas este
tipo de edificaciones de carácter muy amplio, que contribuyen a
definir de manera decidida las características propias de la
arquitectura tradicional de cada comarca o territorio. La casa en
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I. El conocimiento
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tal sentido no es tan sólo una estructura física, sino una institución
creada para un complejo grupo de fines, donde su construcción se
puede calificar como un fenómeno cultural. Así no es raro que, en
la arquitectura tradicional, el concepto y la denominación de casa
no sólo se use para identificar el lugar de habitación, sino también
al conjunto de la heredad y propiedades a ella vinculada,
concibiéndola como un lugar simbólico de convivencia y
producción.
Estas arquitecturas auxiliares son un conjunto de naturaleza
muy diversa, fundamentalmente de uso agropecuario o para
apoyo de dichas actividades productivas, que se aíslan de la casa,
bien por razones funcionales o de propiedad, como cuadras,
corrales, hornos, graneros, silos, pajares, secaderos, almacenes,
eras, bodegas, palomares, colmenares, refugios, etc. Así como
aquellas que responden a estos mismos usos agropecuarios pero
que adquieren un carácter de uso y propiedad colectiva, como
algunos graneros, refugios, apriscos de ganado mayor y menor,
etc., pudiendo distinguir en estas últimas organizaciones las de
tipo estante y las trashumantes.
Otro grupo distinto de arquitecturas contribuye a dotar a los
lugares de ciertos equipamientos o servicios públicos a la
comunidad, adoptando con cierta frecuencia formas y
organizaciones tradicionales, pudiendo singularmente formar
parte del programa de la casa.. En ocasiones estos elementos
arquitectónicos eran propiedad de los concejos o de asociaciones
y hermandades colectivas y además contribuían a dotar de rentas
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Conocer la arquitectura tradicional para valorizarla
La arquitectura tradicional mediterránea.
Territorio, paisaje y arquitectura tradicional.
a los mismos, para apoyar el desarrollo de sus actividades. Van
desde los diferentes tipos de fuentes, pozos, cisternas, aljibes,
depósitos y suministros de agua para consumo humano, animal y
de riego, como lavaderos, abrevaderos, pilones, albercas, paludes
o lavajos, acueductos, acequias, regueras, etc., y las
construcciones y los mecanismos que permiten extraer o elevar
aquella desde las corrientes naturales y pozos, como presas,
azudes, caces, cigüeñales, norias, ruedas de agua, ceñiles, etc.,
por servicios como la fragua, el herradero, el horno, etc. Las que
sirven de apoyo a las actividades de la caza, como apostaderos,
cazaderos, pozos de osos, lobos u otras alimañas, etc. Pasando
por las arquitecturas de las propias instituciones de tipo civil y
religioso, como la casa de concejo, con distintos equipamientos
añadidos destinados a la enseñanza, la justicia, el abastecimiento
alimentario, el comercio, el hospedaje, la sanidad, el deporte, la
Casa del Languedoc y La Provence (Francia), con palomar, dibujo de Viollet Le Duc.
Caseríos de la Axarquía (España), basados en la producción moderna de la uva
pasa.
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Alquézar (España), Al kassar, villa fundada en el siglo XIII bajo el castillo del siglo X
de origen árabe.
.
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La arquitectura tradicional mediterránea.
Territorio, paisaje y arquitectura tradicional.
fiesta, etc., como escuelas, cárceles, picotas, árboles de concejo,
mercados, zocos, tiendas, lonjas, almudís, alhóndigas, fondouk o
khan, alfolíes, pósitos, cillas, tercias, ventas, posadas, mesones,
albergues, baños, hospitales, casas de pobres, hospicios, boleras,
frontones, etc., complementados por la actividad privada en
algunos casos, pasando por los específicamente religiosos, como
iglesias, mezquitas, sinagogas, oratorios, santuarios, cruceros,
humilladeros, cementerios, etc.
La arquitectura de carácter preindustrial dedicada a la elaboración
de productos, que puede estar incluida en alguno de los bloques
anteriores, como los molinos de sangre, hidráulicos o de viento,
las almazaras de aceite, los lagares, los molinos de papel y de
azúcar, las ferrerías, los mazos de cobre, las serrerías hidráulicas,
los batanes, las salinas, los hornos de cerámica, de vidrio, de
fundición, de cal o de yeso, los distintos talleres artesanales, los
Casa de campo aislada, masía en Cassà de la Selva (España)
Paisaje de terrazas de cultivo la Alpujarra, Ohanes (España)
I. El conocimiento
telares, las curtidurías, las tenerías, los tintes, las herrerías, etc. Las
de tipo extractivo como minas, canteras, hornos, lavaderos de
mineral, etc. Hasta las organizaciones y elementos de
determinadas infraestructuras viarias, como calzadas, caminos
carretales o peatonales, vías pecuarias, sendas, o los puentes,
pontones, pasaderas, alcantarillas, etc., o los sistemas de riego, o
los vinculados a las actividades marineras y pesqueras, como
puertos, muelles, astilleros, atracaderos, pesqueras, viveros, etc.,
junto con los tratamientos del espacio público, como
pavimentaciones, escaleras, rampas, cubiertas, pérgolas, bancos,
vegetaciones, o elementos de formación y cierre del espacio
agropecuario, como bancales, tapias, sebes, cercas, vallas,
cancillas, etc., o su propia organización intencionada, que
podemos ver ejemplificada en espacios tan expuestos como
ciertos oasis africanos, donde el palmeral se convierte en un techo
solar, debajo del cual se levantan los árboles frutales, y el nivel
inferior se convierte en una huerta, alimentada por la estructura
de sus acequias, cerrándose con densas empalizadas vegetales,
realizadas con hojas de palmera, que lo protegen de las arenas del
desierto.
A estas organizaciones hay que añadir los espacios públicos
conformados por ellas, que adquieren, tanto en el ámbito urbano
como rural, una notable complejidad, definidos y articulados por
edificios y distintos elementos significativos, con usos
especializados vinculados a distintas actividades públicas, cívicas y
religiosas, representativas, comerciales, festivas, productivas, de
acceso, etc., en plazas, avenidas, paseos, jardines, calles, callejas,
fondos de saco, callejones de aguas, atrios, fuentes, abrevaderos
y lavaderos, campas, eras, encrucijadas, vados, etc.
Es decir todo un conjunto de arquitecturas que van desde
organizaciones de cierta complejidad organizativa y constructiva,
que requieren para su construcción la participación de artesanos o
artífices especializados, a las de carácter más elemental que
La humanización del Paisaje: Bentarique (España)
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I. El conocimiento
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La arquitectura tradicional mediterránea.
Territorio, paisaje y arquitectura tradicional.
directamente construye cada vecino sólo o con ayuda de los
demás. En definitiva, un conjunto diverso y complejo que dota a
nuestro territorio mediterráneo de una identidad propia, donde
junto a la especificidad local se refleja las relaciones culturales en
las formas arquitectónicas que adquieren, fruto de los distintos
intercambios históricos, y en el que cada pieza aparente menor,
acaba conformando el carácter de estos diferentes Paisajes
mediterráneos que auténticamente se pueden calificar de
Culturales.
La Carta del Patrimonio Vernáculo Construido redactada por
ICOMOS en 1999, como continuación de la de Venecia, nos
acerca de modo sintético, en su Introducción, a la caracterización
de esta producción cultural, donde tímidamente se plantea esta
visión territorial:
La escala humana en los paisajes rurales: caserío en Santa María de Nieva (España)
Salobreña (España), asentamiento griego en antigua isla acompañada por los cultivos
de caña de origen árabe, núcleo árabe y cristiano coronado por la alcazaba.
Caseríos agrarios, Ecija (España)
Santuario de Sidi ali El-Mekki (Túnez)
52
“- El Patrimonio Tradicional o Vernáculo construido es la expresión
fundamental de la identidad de una comunidad, de sus relaciones
con el territorio y al mismo tiempo, la expresión de la diversidad
cultural del mundo.
- El Patrimonio Vernáculo construido constituye el modo natural y
tradicional en que las comunidades han producido su propio
hábitat. Forma parte de un proceso continuo, que incluye cambios
necesarios y una continua adaptación como respuesta a los
requerimientos sociales y ambientales.”
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La arquitectura tradicional mediterránea.
Territorio, paisaje y arquitectura tradicional.
Valores de la arquitectura tradicional mediterránea
La arquitectura tradicional mediterránea se puede caracterizar
como un producto de carácter preindustrial, inserto tanto en el
medio urbano como particularmente en el medio rural, donde
hasta bien avanzado el siglo XIX los fenómenos urbanos estaban
dominados por la ruralidad de su entorno, basada en su
producción y evolución en el mecanismo de la tradición y por
tanto vinculada a un territorio concreto.
El proceso de diseño y construcción de esta arquitectura se basa
en unos modelos con ajustes y variantes, en función de las
experiencias, necesidades y posibilidades individuales. Dicha
I. El conocimiento
variación hace que en muchas ocasiones se puede hablar de
modelos de carácter abierto, sólo caracterizados por la presencia
de ciertos elementos, formas o partes significativas comunes.
Incluso algunos autores consideran la no existencia propiamente
de tipos, que contrasta con las llamadas arquitecturas vernáculas
primitivas, productos de sociedades escasamente estratificadas y
limitado desarrollo económico y social, donde los tipos son más
cerrados y constantes. Las formas utilizadas por estas últimas se
hacen presentes en el ámbito mediterráneo sobre todo en forma
de refugios, cabañas, chozos, tiendas, adoptando organizaciones
elementales que conviven con las arquitecturas tradiconales más
complejas.
Los modelos son el resultado de la colaboración de muchas
personas durante generaciones, tanto de los que usaron como de
los que construyeron los edificios, y en ese sentido se puede hablar
de que no hay propiamente diseñadores, pues todos conocen
dichos modelos. Sin embargo muy habitualmente participan en su
construcción artífices especializados, por sus conocimientos más
detallados, tanto en el conjunto de la arquitectura concreta, como
en las partes más complejas o especializadas de su construcción.
Albañiles, canteros, tapiadores, techadores, carpinteros, herreros,
etc., son algunos de los trabajadores especializados que participan
en ellas, y que con cierta frecuencia incorporan detalles y
conocimientos extraídos de las arquitecturas históricas propias de
Sección de palomar, especializado en tierras cerealistas, Fromista (España)
Almacén y casa agraria, Valle del Mejerda (Túnez)
Noria, lavadero, abrevadero y reguera, dispuestos en línea, Pozo de los Frailes
(España)
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diseñadores, incluso interpretando e integrando determinados
aspectos para singularizar o individualizar lo construido.
La forma arquitectónica se ajusta por tanto a unos problemas
dados, a unas necesidades específicas y a los medios disponibles,
sin que existan unos esfuerzos estéticos conscientes, aunque con
cierta frecuencia en algunos edificios se ofrezca algún tratamiento
diferenciador decorativo que los identifique y signifique, cuando
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Conocer la arquitectura tradicional para valorizarla
La arquitectura tradicional mediterránea.
Territorio, paisaje y arquitectura tradicional.
las posibilidades económicas lo hacen posible. Se basa en la idea
de que una tarea común debe realizarse del modo más simple,
directo y menos molesto posible, en una sociedad ligada a la
tradición y donde los cambios ocurren dentro de una herencia
común dada y una jerarquía de valores, reflejada en los tipos de
edificios. Su forma se caracteriza por ser un producto de uso que
no de cambio, donde está presente su capacidad de agregación y
Maquinaria de la ferrería de Compludo (España)
Almazara troglodita, Galípolli (Italia)).
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Molino hidráulico de cubo, adaptado a la escasa escorrentía, Huebro (España)
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La arquitectura tradicional mediterránea.
Territorio, paisaje y arquitectura tradicional.
Rueda de agua agraria en el río Orontes, Shaizar (Siria)
Los espacios públicos protegidos por pórticos, como adaptación para ser empleados
como espacio de convivencia y comercio, Ciudadela (España)
I. El conocimiento
su naturaleza abierta y flexible, donde se permita fácilmente la
modificación y con naturaleza crecedera. Y en tal sentido se
concibe como algo sencillo, claro, fácilmente entendible, donde la
tradición se expresa como una forma de control colectivo, también
en el propio campo de la arquitectura, como forma de respeto
hacia los demás y el propio entorno. La menor presencia de la
tradición y un mayor desarrollo económico se relaciona con la
mayor evolución individual y diversidad de la casa, reflejado
significativamente en la diferenciación y especialización progresiva
del espacio de habitación y trabajo, particularmente a partir de
época bajomedieval, con aparición de estancias diferenciadas de
estar, dormir o comer e incluso de verano y de invierno.
Las relaciones culturales históricas, a través del Mare Nostrum,
quedan con cierta frecuencia impresas en la arquitectura
tradicional por la presencia de elementos y organizaciones que
vinculan arquitecturas de diferentes y relativamente distantes
áreas geográficas mediterráneas, matizando la exclusiva
especificidad local de sus organizaciones y elementos. Así la
llamada, en España, teja cerámica curva árabe, elemento creado
como evolución a partir de la tegula romana, recibe en el norte de
África el significativo nombre de teja andalusí, como fruto de la
llegada a estos territorios, especialmente en los siglos XVI y XVII,
de los moriscos expulsados de la Península Ibérica, mientras que
su presencia diferenciada en otros territorios mediterráneos la
hace recibir apelativos locales.
Grupo de molinos de viento en el puerto de Rodas (Grecia)
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I. El conocimiento
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Conocer la arquitectura tradicional para valorizarla
La arquitectura tradicional mediterránea.
Territorio, paisaje y arquitectura tradicional.
Emplea esta arquitectura en su construcción los materiales locales,
piedra, tierra, madera u otros materiales vegetales, donde se
establece una estrecha relación con el medio y el lugar. Esta
utilización de los materiales a mano se realiza en una operación
que relaciona directamente economía y esfuerzo con durabilidad,
de acuerdo con la tecnología y conocimientos constructivos
disponibles. Su uso se realiza conforme a una jerarquía de calidad
y durabilidad del material, en función de la capacidad económica
y el papel simbólico y funcional de lo construido. Así no es raro
que se preserve para la fachada principal los materiales de mayor
durabilidad y coste, mientras se destina al resto de fachadas o a
partes o edificios auxiliares, zonas o partes de menor importancia
simbólica, los materiales de menor coste y durabilidad. Desde
luego el empleo de los materiales locales es lo que determina una
mayor continuidad temporal a los diferentes tipos edificatorios,
matizada por la evolución, en los que tampoco se debe olvidar
determinados cambios significativos producidos por distintos
fenómenos, como puede ser la sustitución de elementos de origen
vegetal en cubiertas y estructuras vistas por temor a los incendios,
en épocas relativamente recientes en muchos lugares de nuestro
territorio. Singularmente se puede reseñar el transporte desde la
Antigüedad de algunos materiales singulares, tanto en viajes
terrestres como ribereños y marítimos, como algunas maderas,
piedras y mármoles que llegan de punta a punta del espacio
Un cierre y un techo protector para el ganado, majada en Sesnández (España)
La sencillez y limpieza de los detalles: Desagüe de terraza, Arcos de la Frontera
(España)
La recogida del agua de lluvia en un clima seco: Aljibe rural, Los Almagros
Influencias clasicistas en la arquitectura tradicional: Casa menorquina
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La arquitectura tradicional mediterránea.
Territorio, paisaje y arquitectura tradicional.
I. El conocimiento
mediterráneo. La calceranita de la impresionante cantera tunecina
de El Haouaria, activa desde épocas púnica y romana, era cargada
directamente en los barcos que penetraban en las grutas creadas
en el borde del mar. O la madera de la Serranía de Cuenca era
transportada, en el siglo X, por los ríos hasta alcanzar la costa
levantina española y los puertos árabes de Denia y Valencia, donde
era utilizada para la construcción de barcos y edificios y exportada
hasta Egipto.
Trabaja con el lugar, tanto en la propia adaptación de los
asentamientos, buscando las mejores orientaciones y preservando
los terrenos fértiles, como en la propia organización de la casa,
donde se juega con el conocimiento específico del microclima, con
empleo de sencillos sistemas pasivos, basados en los espesores y
colores de las fábricas y la distinta disposición, tamaño y cierre de
los huecos, buscando la protección frente a los agentes
meteorológicos adversos, la forma general del edificio y de las
cubiertas, con distintas respuestas diferenciadas a climas húmedos
o secos: cubiertas inclinadas y aleros pronunciados o las cubiertas
en terraza o terrados. Tampoco faltan los sistemas específicos de
calefacción, donde notables cocinas cumplen dicho papel a la vez
que articulan a su alrededor la vida interna de la casa. O el ejemplo
hispánico de la gloria, sistema calefactor heredero del hipocausto
romano, como respuesta adaptada en áreas frías deforestadas,
donde un hogar cerrado sin apenas oxígeno permite la lenta
combustión de productos menudos como la paja. O el empleo de
la ventilación creando corrientes interiores o disponiendo
chimeneas que hacen salir el aire caliente de las estancias
inferiores, elemento que hallamos en las áreas cálidas del norte del
norte de África y Extremo Oriente, haciendo pasar por ellas el aire
más frío de las zonas bajas y orientadas al septentrión, como
adaptaciones específicas donde las condiciones climáticas son
adversas. O la incorporación de elementos de vegetación natural
en fachadas o patios, para la consecución de un mejor confort
climático con su sombra y humedad, complementados con
elementos constructivos que incrementan sus efectos.
Presta atención incluso a la experiencia específica de algunos
lugares frentes a fenómenos naturales, como los terremotos o
sismos, dando lugar a disposiciones constructivas que intentan
defenderse de sus efectos destructivos, como las dobles
estructuras paralelas de fachada y cubierta, con apoyo
independiente de esta última para evitar su derrumbe, basadas en
la flexibilidad de las estructuras de madera, presentes en Levante
en ejemplos griegos o turcos, precisamente en correspondencia
con el encuentro entre las placas Euroasiática y de Anatolia. O
mediante la incorporación de rótulas flexibles dispuestas
horizontalmente a lo largo de los muros de fábrica o dispuestas en
las esquinas de la edificación, creadas con carreras y piezas
ortogonales de madera. Soluciones que están presentes en
Revocos coloreados en viviendas trogloditas evolucionadas: Barrio de la Chanca
de Almería (España)
Equipamiento complementario para la casa: Horno comunal, Zalduendo (España)
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Tuiles incurvées arabes provenant des tuiles romaines, couvertures et canaux aux
formes différentes, hameau de Quintana (Espagne).
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Conocer la arquitectura tradicional para valorizarla
La arquitectura tradicional mediterránea.
Territorio, paisaje y arquitectura tradicional.
diversos ejemplos de la arquitectura del norte de África, y que
vemos incluso empleadas en la arquitectura de tradición turca del
núcleo marítimo egipcio de Roseta, en una clara exportación
histórica.
Así uno de los valores contemporáneos, puestos frecuentemente
de manifiesto, de la arquitectura popular mediterránea es
precisamente el de servir de referencia, por estas inteligentes y
sencillas adaptaciones climáticas, como ejemplo de la nueva
arquitectura bioclimática, donde pasividad constructiva se
combina con el ajuste al soleamiento, y la creación de sistemas
donde se incorporan ventilación, creación de sombras y humedad,
y sistemas calefactores complementarios donde la biomasa es el
recurso energético normalmente utilizado, como métodos de
mejora del confort en respuesta a las condiciones del clima
empleados por esta arquitectura.
Aunque tampoco falta, en las diversas y ricas arquitecturas
mediterráneas, soluciones que podríamos calificar como
anticlimáticas, donde se muestran otras presencias y donde no se
olvida la relación con el lugar. Las casas de La Alpujarra, asentadas
en el sur de Andalucía en la zona montañosa de Granada y
Almería, emplean como elemento característico un tejado en
forma de terraza, que aparentemente no es la solución más
idónea en este territorio de montaña donde las precipitaciones
son abundantes y no falta la nieve en invierno, llegando alcanzar
algunos asentamientos más de 1.500 m de altitud. Esta
disposición, junto a una organización de casas compactas, donde
no se hacen presentes los patios, es en realidad la pervivencia
cultural de viviendas de origen bereber que se pueden relacionar
con las del Atlas marroquí. La construcción y adecuado
funcionamiento de estas terrazas se basa en la utilización de una
Elementos vegetales: Cerca delimitadora y protectora del oasis de Douz (Túnez)
Madera y piedra: Forjado de la Alpujarra, Pampaneira (España)
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El ladrillo: Influencias mudéjares en Nezta (Túnez)
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La arquitectura tradicional mediterránea.
Territorio, paisaje y arquitectura tradicional.
I. El conocimiento
arcilla impermeable, de color amoratado, con una parte
importante de manganeso, llamada launa, asentada en varias
capas sobre un enlosado sujeto con vigas de madera. En su
disposición se conforman como un espacio complementario al uso
del espacio público, muy limitado debido a la dificultad orográfica
en la disposición de los asentamientos, como fruto de la
adaptación a las fortísimas pendientes de las laderas donde se
asientan, utilizándose las terrazas como lugar de trabajo al aire
libre y como tendedero y secadero de productos.
Junto al sabio juego de adaptación y respeto al lugar, el empleo de
técnicas constructivas de carácter artesanal maduradas a lo largo
del tiempo, donde el uso controlado de los materiales locales y la
reutilización de todo elemento constructivo útil, aprovechando
cualquier construcción anterior, convierte la arquitectura
tradicional en un elemento que se puede encuadrar en las pautas
del desarrollo sostenible. Y sin lugar a dudas en ella se plasma y se
conserva el conocimiento, acumulado y transmitido a lo largo de
generaciones, de la enorme diversidad de las técnicas
constructivas históricas basadas en las distintas variedades y
características de los materiales locales empleados. Un saber
tradicional conjunto que se puede considerar como un verdadero
legado cultural del conocimiento constructivo histórico en el
ámbito mediterráneo, patrimonio de carácter inmaterial que se
suma al propio de su realidad material, con unas utilidades claras
aplicables a la recuperación y restauración del conjunto de la
arquitectura histórica. Saber constructivo que en ocasiones se tiñe
de ingenuidad, al ser empleadas soluciones no estrictamente
ortodoxas técnicamente, pero que ofrecen una frescura e incluso
un primitivismo que las convierte en algo atractivo.
Materiales locales y técnicas tradicionales de carácter artesanal
constituyen en sí mismo además un importante potencial
económico, como se pone de manifiesto cuando se ponen en
marcha procesos recuperadores y rehabilitadores de esta
arquitectura, generadores de mano de obra cualificada,
constituyendo una bolsa de empleo en zonas incluso donde no
existen las alternativas de trabajo de carácter industrial, como en
gran parte del mundo rural mediterráneo.
Sin lugar a dudas la atracción que ha supuesto la arquitectura
tradicional a los arquitectos modernos, como inspiradora de sus
lenguajes, guarda relación directa con el tratamiento simple y
racional que ofrece en muchas soluciones, en una relación directa
entre forma, función y realidad construida. Esta sencillez en el
tratamiento de sus formas que sólo buscan responder a unas
necesidades concretas o a la solución directa a un problema,
confiere a la arquitectura tradicional un concepto de belleza
formal completamente moderno, donde la razón de apodera del
binomio forma-función. No es extraño que maestros del
movimiento moderno como Frank Lloyd Wright, Le Corbusier o
Alvar Alto hayan bebido de sus fuentes. O figuras más recientes
como Hassan Fathy o Barragán han empleado formas
Las transmisiones e influencias culturales: Balcón protegido con celosía, traslación
del ajimez árabe en la arquitectura colonial de las islas Canarias, Icod de Los Vinos
(España)
La piedra: Puntos de atraque o nerois en el puerto de L´Escala (España)
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Conocer la arquitectura tradicional para valorizarla
La arquitectura tradicional mediterránea.
Territorio, paisaje y arquitectura tradicional.
I. El conocimiento
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constructivas y plásticas en sus nuevas arquitecturas con un deseo
claro de acercarse y relacionarse con aquella. Los volúmenes
puros, cúbicos y blancos de ciertas arquitecturas tradicionales
mediterráneas han servido de referencia a buena parte de la obra
arquitectónica moderna a partir de los años 20 del siglo XX. O los
eclecticismos regionalistas en algunos países han generado una
alternativa a dicha modernidad, en el mismo momento histórico,
con arquitecturas donde se mezclaban motivos trasladados desde
modelos tradicionales, en la búsqueda de una arquitectura
nacional frente a la internacionalización del movimiento moderno.
O como antecedentes de ello, los llamados pioneros del
Movimiento Moderno, como el movimiento inglés Arts and Crafts,
Cocina de gloria y trébede en una casa troglodita, sección, Castrojeriz (España)
Cocina de gloria y trébede montañesa (España), dibujo de Leonardo Rucabado,
comienzos siglo XX
La utilización climática de la vegetación: Naranjo en el patio de una casa rural
andalusí, Testour (Túnez)
Caserío con terrado en la Alpujarra, Trévelez (España)
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La arquitectura tradicional mediterránea.
Territorio, paisaje y arquitectura tradicional.
El patio urbano como regulador climático, generador de sombra y ventilación,
Arcos de la Frontera (España)
Calle cubierta por saledizos en la Alpujarra, Pampaneira (España)
I. El conocimiento
a partir de la segunda mitad del siglo XIX, tuvieron como
inspiración los edificios vernáculos de época medieval para la
generación de una nueva arquitectura, basada en la producción
artesanal. Y aún anteriormente y conviviendo con la arquitectura
neoclásica, en la época de la Ilustración Europea se buscó y se
utilizó frecuentemente las construcciones tradicionales, en la
búsqueda de modelos pintorescos y rústicos, donde primase la
diversidad y variedad de sus elementos frente a la rígida norma
clásica, para la creación de arquitectura de divertimento o placer
en jardines y mansiones de campo.
Hoy parte de la arquitectura contemporánea continua
acercándose a la arquitectura popular como símbolo de lo local,
con una mirada impregnada por la sostenibilidad y las soluciones
bioclimáticas y ecológicas, frente a otros lenguajes
internacionalizados o descontextualizados, buscando la
especificidad y la vinculación de la arquitectura con el lugar, en un
mundo globalizado donde a menudo se busca la identidad en lo
local como forma de reconocerse.
No cabe duda también que la arquitectura tradicional
mediterránea se ha hecho y se está haciendo un hueco en su
consideración como parte del patrimonio cultural construido, bien
formando parte de cascos históricos o en conjuntos
arquitectónicos singulares, bien en ejemplos singulares, o en su
vertiente de bien etnográfico, al constituir un legado histórico de
nuestras formas de vida, en un proceso no exento de dificultades
Terrazas y chimeneas alpujarreñas, Capileira (España)
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I. El conocimiento
Herramienta 1
Conocer la arquitectura tradicional para valorizarla
La arquitectura tradicional mediterránea.
Territorio, paisaje y arquitectura tradicional.
1
La reutilización de los materiales pétreos antiguos: Bosra (Siria)
Un lavadero creado con elementos reutilizados, Arcos de la Frontera (España)
Soluciones directas y racionales, como paradigma de la belleza moderna: Lucainena
de las Torres (España)
La simplicidad volumétrica formal, como inspiradora de la arquitectura moderna:
cementerio de Casabermeja (España)
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Herramienta 1
Conocer la arquitectura tradicional para valorizarla
La arquitectura tradicional mediterránea.
Territorio, paisaje y arquitectura tradicional.
y olvidos. Y como patrimonio cultural tiene además un
significativo potencial económico, complementando el resto del
patrimonio edificado y natural, como recurso de conocimiento y
ocio. Pero tampoco es menos cierto que en una parte de los países
mediterráneos ha dejado de producirse ya hace algunas décadas y
en el resto aunque hoy sigue viva se puede considerar, empleando
símiles naturalistas, una especie en trance de desaparición.
Las casas cúbicas y blancas inspiradoras del lenguaje moderno arquitectónico: Casa
rural de Ibiza..
The Swiss Cottage, casa de recreo con cubierta de paja diseñada por John Nash,
principios del siglo XIX, inspirándose en la arquitectura tradicional, en la búsqueda de
lo pintoresco, contrapuesta a la rigidez de la arquitectura neoclásica del momento,
Caher (Irlanda)
I. El conocimiento
Rehabilitación y espacio rural mediterráneo
1
El espacio rural es el ámbito de mayor fragilidad, en la presencia
de la arquitectura tradicional mediterránea, donde se producen
fenómenos de abandono y transformación destructiva
relacionados con la influencia creciente del medio urbano, la
consiguiente emigración y abandono de los asentamientos rurales
y los cambios culturales y económicos asociados a la globalización.
La introducción masiva de materiales industriales, ajenos a la
práctica constructiva tradicional, la incorporación de tipos
arquitectónicos exógenos, junto a las nuevas demandas y
necesidades referidas al hábitat y los cambios productivos que se
están produciendo en este medio rural, a lo que se suma el
abandono de una parte del hábitat, en el contexto de la
transformación y pérdida de los valores colectivos e individuales
tradicionales rurales, hacen auténticamente que la arquitectura
tradicional esté en grave peligro de desaparición en dicho ámbito
espacial.
Desde luego no sólo hablamos de la casa, sino también de una
gran parte de la arquitectura auxiliar, especialmente la vinculada a
los procesos productivos tradicionales, que quedan fuera de uso
debido a la creciente industrialización y a la modificación de los
aprovechamientos agropecuarios y silvícolas, así como las que se
conforman como equipamiento en atención a las diversas
necesidades colectivas. En definitiva lo transformado o en peligro
de transformación sustancial es el conjunto de esta arquitectura
entendida y estructurada en forma de paisaje rural.
La rehabilitación como mecanismo de recuperación de la
arquitectura tradicional, por tanto no sólo debe fomentarse en los
asentamientos de tipo urbano, sino muy particularmente debe
extenderse al conjunto del medio rural, en sus distintas escalas,
desde el conjunto del territorio, donde cobran especial
importancia los instrumentos de ordenación territorial vinculados
a la sostenibilidad, pasando por los asentamientos de distinto
rango y tamaño, sus espacios públicos, hasta llegar a la escala
individualizada de cada edificio y tratamiento arquitectónico
detallado, donde se debe prestar atención tanto a la casa, como
al resto de las arquitecturas auxiliares. Es decir la rehabilitación se
debe entender como una técnica recuperadora compleja, donde
se preste atención a las arquitecturas en sus diferentes escalas y
complejidades, que debe integrarse dentro de una visón o incluso
de un programa integral de desarrollo local sostenible, donde
serán imprescindibles la confluencia de visiones y experiencias
disciplinares de carácter múltiple y la participación de la población.
Junto a la formación de técnicos y constructores, en las técnicas
concretas rehabilitadoras, será clave para el futuro de esta
arquitectura el necesario reconocimiento por los usuarios como
una parte de su cultura e identidad, pues sólo aquello que se
conoce y valora va a ser conservado y transmitido a las
generaciones futuras. Siendo necesario campañas de explicación y
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I. El conocimiento
1
divulgación donde se muestren además los ejemplos rehabilitados
a la población, ejerciendo las rehabilitaciones cuidadosas un papel
demostrativo en el medio rural mejor que mil discursos o textos,
que permitan entender que una arquitectura como la tradicional
inteligentemente rehabilitada puede dar unos niveles de
habitabilidad que respondan a las expectativas y requerimientos
contemporáneos. En ellas debe reivindicarse el papel de los
artífices locales conocedores de las técnicas tradicionales
constructivas, que pueden transmitir sus conocimientos
específicos a través de experiencias concretas de rehabilitación,
incorporando sus saberes a la necesaria formación de futuros
constructores rehabilitadores.
La arquitectura tradicional se constituye en un auténtico
recurso cultural y económico, base de un adecuado desarrollo
sostenible, siendo su rehabilitación una de las palancas del
mismo en estas comunidades rurales, frente a los modelos de
nueva urbanización y construcción, evitando la ocupación de
suelos agrarios. La creciente presión turística y los nuevos usos
a ella vinculados han de utilizarse inteligentemente, tanto para
canalizarlos en la dirección de potenciar la rehabilitación de dicha
arquitectura, como para evitar inadecuadas transformaciones
ambientales y socioculturales de las comunidades locales.
Hemos señalado en distintas ocasiones, en alguna de las
primeras experiencias españolas en este campo, como los
alojamientos turísticos rurales pueden tener su propio signo de
marca diferenciador, a nivel de cada territorio o comarca, al
recuperar y rehabilitar arquitecturas tradicionales. Su
integración en programas de desarrollo sostenible es la clave
para determinar la capacidad de acogida ambiental y
sociocultural de cada territorio, de tal modo que se guarde un
equilibrio entre visitantes y población local, dada la limitación
y fragilidad de sus recursos. Una actividad, la turística que debe
ser una pieza más dentro de las actividades económicas locales,
sin que se convierta necesariamente en un monocultivo, aunque
puede actuar de palanca activadora que ponga en movimiento el
resto en áreas deprimidas. Turismo de calidad, disperso y no
concentrado en el territorio, conservador de los recursos locales,
rehabilitador del patrimonio, de gestión local, son algunas de las
cualidades básicas que debiera tener para ser realizado con
parámetros de sostenibilidad y no suponer una actividad
incompatible con la recuperación de la arquitectura tradicional.
La consideración específica de patrimonio cultural lleva
necesariamente su valoración arquitectónica relativa en el
conjunto de los ejemplares conservados, donde existen
diferentes niveles de calidad y durabilidad, y que debe matizar
los diferentes esfuerzos de actuación. La acción rehabilitadora
implica la transformación y destrucción parcial de los
ejemplares a rehabilitar para permitirles una nueva vida, y la
clave es cuáles son las partes y elementos que deben ser
completamente preservados y cual debe ser el grado tolerable
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Herramienta 1
Conocer la arquitectura tradicional para valorizarla
La arquitectura tradicional mediterránea.
Territorio, paisaje y arquitectura tradicional.
La rehabilitación urbana, recuperando los revocos de color, Villajollosa (España)
La reconstrucción de piezas arquitectónicas tradicionales significativas desaparecidas,
como recurso turístico: Casa marismeña del Rocío con cubierta de cañizo, en el
Parque Nacional de Doñana (España)
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Herramienta 1
Conocer la arquitectura tradicional para valorizarla
La arquitectura tradicional mediterránea.
Territorio, paisaje y arquitectura tradicional.
I. El conocimiento
1
Rehabilitación de un conjunto hidráulico rural como recurso turístico. Sección de
molino y ferrería hidráulica en Teixois, dentro de un programa de desarrollo rural
realizado en los años 80.
Arquitecturas y actividades tradicionales rehabilitadas como museo vivo: Molino de
papel de Capellades, productor de papel artesanal (España), sección transversal.
de transformación, a fin de evitar la pérdida de su identidad. A
la vez existirán ejemplos que deben ser, por su singularidad
arquitectónica, histórica, etnográfica, funcional, paisajística,
etc., objeto de estricta restauración y conservación,
integrándose en las políticas de restauración arquitectónica,
con utilizaciones compatibles con su conservación integral, que
permitan explicar de modo concreto los modos de vida
tradicionales a los que han servido o sirven, dentro de las que
no debe descartarse en algunos elementos territoriales el de su
estricto papel paisajístico. O incluso puedan ser objeto de
reconstrucción e interpretación, en el caso de ejemplos
significativos desaparecidos, que puedan ser importantes en la
historia y cultura de un territorio concreto.
Es algo obvio que muchos ejemplares deberán ser objeto de
renovación y sustitución, por motivos de conservación y
obsolescencia. El debate en estos casos será el determinar
cuales deben ser las características de la nueva arquitectura, en
la que se debe de buscar la conservación e integración de
ciertos rasgos tipológicos y constructivos caracterizadores,
atendiendo a las experiencias de adaptación climática y a los
valores de sostenibilidad, sin necesidad de realizar falsas
folklorizaciones ni falsificaciones de la arquitectura tradicional.
Hay que recordar que, como todo producto humano, la
arquitectura tradicional no es producto que ha permanecido de
manera inalterable en el tiempo, sino que ha sido objeto
también de evolución, matizada en su lentitud transformadora
por la tradición. En ella es posible encontrar líneas evolutivas,
con la incorporación de algunas innovaciones excepcionales,
donde la nueva arquitectura puede insertarse de manera
integrada sin que necesariamente su presencia signifique la
destrucción de la imagen de los lugares y del paisaje rural.
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I. El conocimiento
Herramienta 1
Conocer la arquitectura tradicional para valorizarla
La arquitectura tradicional mediterránea.
Territorio, paisaje y arquitectura tradicional.
Estas arquitecturas en definitiva constituyen un legado histórico
de nuestras formas de vida, necesitando en gran parte de los
países mediterráneos una atención específica que permita su
valoración y rehabilitación y eviten el proceso de destrucción y
desaparición a que está normalmente sometida. En este sentido
parece necesario en estos comienzos del siglo XXI extender
operaciones pilotos de rehabilitación, aplicadas al territorio rural,
eligiendo asentamientos y tipos arquitectónicos significativos de
carácter ejemplificador, permitiendo completar e intensificar los
esfuerzos en su recuperación habitualmente emprendidos en
núcleos históricos de carácter urbano.
1
La arquitectura tradicional como alojamiento turístico: Hotel en una casa troglodita
de Matmata (Túnez)
La rehabilitación de arquitecturas tradicionales destinada a alojamientos turísticos
rurales: Cottages de paja como bed and breakfast, Adare (Irlanda)
La rehabilitación entendida como operaciones globales arquitectónicas y territoriales,
desde el territorio, sus elementos constitutivos, los asentamientos, sus casas y
edificaciones, los elementos del espacio público y su integración con los elementos
naturales, etc. Baget (España).
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Herramienta 1
Conocer la arquitectura tradicional para valorizarla
Arquitecturas tradicionales
mediterráneas: valores colectivos
I. El conocimiento
Michel Polge
Arquitecto Urbanista en jefe del Estado
Director Técnico en la Agencia Nacional para el Hábitat (ANAH),
Francia
El binomio valores de uso, valor patrimonial tiene aires de
conflicto, de elección exclusiva, de debate maniqueísta. Podría ser
relevado por otro viejo conflicto (francés): ingeniero contra
arquitecto, o incluso “substituidor” contra conservador. No
sacaremos nada en claro de estos debates entrando en clave
ideológica. Si por el contrario, se abre la cuestión con otros
enfoques como continuidad, reparabilidad, mejora…, se
contempla el parque antiguo a partir de lo que es: existente,
utilizado, reutilizable. A partir de ese momento se puede trabajar
sobre el margen de adaptación del parque, sobre su valor cultural
y sobre las condiciones de su durabilidad.
1.1 El siglo en que el Mediterráneo se reabre
Deir el Qamar (Líbano)
La segunda mitad del siglo XIX es un período bisagra. El
Mediterráneo se convierte en un eje comercial activo después de
muchos siglos, durante los cuales los conflictos limitaron los
intercambios. A partir del Renacimiento, con la colonización de
América, el comercio atlántico suplantó al comercio mediterráneo
y los intercambios en el Mediterráneo se confinan principalmente
en los “grandes bloques”: Mediterráneo otomano, Mediterráneo
europeo, aun estando limitados por los conflictos entre o a al
interior de dichos bloques. Para bien o para mal, los intercambios
humanos y comerciales se reactivan en el Mediterráneo en el siglo
XIX debido a la influencia creciente de Europa sobre el sur del
Mediterráneo, influencia que va pareja con el retroceso de la
potencia otomana tanto hacia el norte como hacia el sur. Los
occidentales colonizan y desarrollan los intercambios comerciales
y llegan a abrir este callejón sin salido que era el Mediterráneo, a
través del canal de Suez, devolviéndole un interés como vía
comercial que va más allá de sus capacidades económicas
intrínsecas. A fines del siglo XIX se “mundializa” de nuevo y la
Europa de la industria le difunde sus modelos, evolución que no
se detiene con la descolonización.
Hasta el siglo XIX, los conocimientos se difunden mediante los
hombres que los transportan, lentamente, los adaptan a los
recursos locales, a los materiales, a los conocimientos preexistentes. La arquitectura renacentista andaluza, tanto la
“erudita” como la “popular”, es un ejemplo remarcable del
sincretismo técnico. Y, por supuesto, esta situación no se limita a
Andalucía: los españoles transportan después sus propios
conocimientos a América, los franceses retoman ejemplos de la
estereotomía española por su cuenta y los desarrollan, etc. Pero a
partir de los productos manufacturas, la producción se difunde a
gran escala. Se necesitan fábricas para producirlos, ya que la
producción de los inicios de la industria está allí donde hay carbón,
pero la difusión se hace a todos los niveles, a menudo a través de
ingenieros y comerciantes. Aquellos que localmente quieran
producir tan sólo han de de aprender como hacerlo. A partir de
entonces, hay una “globalización”, “mundialización” de modelos
constructivos y arquitectónicos, a una escala tal como no se había
dado nunca desde el Imperio romano, gran difusor, en todo caso,
de modelos. La producción industrial vuelve este proceso de
uniformidad aun más radical.
1.2 Del destino paradójico de la teja de Marsella
A partir de los años 1850 y durante varios decenios, partían barcos
comerciales desde Marsella llenos de tejas “mecánicas”, cargadas
en el fondo de las bodegas como lastre y después vendidas en los
puertos. Así desde Argel, Beirut, Estambul hasta Odessa se
cubrieron tejados con este nuevo material. Se cubrieron casas con
tejas “de Marsella” mientras que hasta ese momento no se había
tenido necesidad, más aun en países donde se usaban
tradicionalmente las azoteas. ¿Por qué? Sin duda por múltiples
razones, las menos de las cuales son técnicas: las tejas de Marsella
no representaban para el sur del Mediterráneo un “progreso” en
el sentido de que no era un material que substituyese a otro sin
necesitar profundos cambios en la manera de hacer. Estructuras
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I. El conocimiento
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Canal de Suez (Egipto)
realizadas en Beirut antes de la Guerra de 1914-1918 muestran
claramente que no había tradiciones locales de carpintería
adaptadas a este nuevo material, ni que se dominase el empleo de
este material exógeno (pendientes mínimas…). De hecho, la teja
de Marsella ha sido empleada en los puertos del sur como
decoración. Sin duda se trataba de apropiarse de un “signo” de
una arquitectura extranjera venida de los países ricos y potentes
del momento. El cemento, el ladrillo industrial, la carpintería
metálica, nuevas técnicas aparecerán, sin respeto hacia las
habilidades y conocimientos preexistentes: estas novedades
importadas definen “en vacío” la arquitectura tradicional: es esta
la manera como se hacía “antes” y es la que desaparece…
1.3 Del auge de los productos manufacturados
Desde el momento en que el Mediterráneo se encontró de nuevo
en circuitos comerciales potentes superando el área tradicional de
intercambios, el fenómeno de la industria pudo jugar de lleno. La
industria producía materiales de construcción en masa, a buen
precio y con la capacidad de transportarlos lejos y deprisa: trenes,
barcos… Con los productos manufacturados inundando el
mercado, se pone en marcha otro proceso: el artesano, como
actor local del edificio, pierde poco a poco sus propias habilidades
“plurales” para desaparecer o convertirse en un aplicador de estos
materiales industriales. La industria busca como eliminar todo
obstáculo en el empleo de estos productos: una instalación
compleja es uno de dichos obstáculos. Hacen falta, por tanto,
productos simples de emplear y de instalar, pero empleados a gran
escala para tener una gran producción: son necesarias grandes
empresas, con una mano de obra sin alta calificación y muy
especializada. Al inverso del mundo del artesanado tradicional.
Los modos de construcción tradicional, es decir, artesanales y muy
locales, no habrían podido resistir si no es a condición de ser
percibidos como valorizadores… pero no lo eran. Como esto se
produjo ya en el interior de los países industrializados, los países
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Herramienta 1
Conocer la arquitectura tradicional para valorizarla
Arquitecturas tradicionales mediterráneas: valores colectivos
de nueva “conquista” por parte de los productos manufacturados
veían, en primer lugar, como las arquitecturas locales se
mestizaban para ir desapareciendo poco a poco, con un
movimiento de la ciudad hacia el campo. La idea de que la
producción edificada preindustrial tiene un valor en si misma es
una idea tardía, una idea “distanciada”, en ningún caso la idea de
aquellos que la habitaban cuando era aun floreciente: ya fueran
los ricos que buscaban la novedad como un signo visible de su
riqueza, o los pobres que rechazaban aquello que les parecía signo
material de su condición. A partir de ese momento y durante
decenios, la arquitectura tradicional se convierte en motivo de
postal y de artistas atraídos por lo pintoresco antes de ser
desestructurada bajo el pico de los nuevos urbanistas.
No debemos juzgar este fenómeno a posteriori. En efecto, hoy en
día vemos la arquitectura tradicional con una distancia
considerable. Existen varias generaciones entre aquellos que la
produjeron y nosotros, y ya no tenemos la “religión del progreso”
de los ingenieros y los arquitectos de los años 1850-1970. Por otra
parte, lo que queda de esta arquitectura tradicional es la mejor
parte: lo que fue construido como “gama baja” con pocos medios
o habilidades, ha desaparecido, como desaparecerá la parte peor
construida de la arquitectura de la era industrial. Por último,
tenemos a veces la tendencia a ver el pasado y sus “signos
materiales” como una especie de civilización maravillosa, casi un
paraíso perdido. Estas sociedades pasadas estaban, sin duda, llena
de encanto… pero para una parte ínfima de la población. De la
misma manera oponer las “virtudes” del artesanado a los “vicios”
de la industria evidentemente no tiene ningún sentido. Por tanto,
la arquitectura tradicional subsistente debe interesarnos por sus
valores de uso, sus capacidades de adaptación al medio y su valor
testimonial. Pero todo ello no tendría ningún sentido si lo
promoviéramos oponiéndolo a lo que ha sido hecho después.
2.1 Qué significa arquitectura tradicional
Lo que normalmente calificamos como arquitectura tradicional se
caracteriza por diversos aspectos:
Es una arquitectura de artesanos: sus modelos son los de “a la
manera de”, modelos físicamente cercanos y visibles. Es por
tanto una arquitectura “tópica”.
Es una arquitectura sin arquitectos. Éstos se reservaban los únicos
encargos importantes: monumentos, palacios… Los arquitectos
utilizaban modelos “eruditos”, de libros y de tratados: son por
esencia “utópicos” en el sentido etimológico de la palabra.
Es una arquitectura que emplea recursos (materiales) extraídos
o producidos localmente: es también por esta razón una
arquitectura “tópica”.
Es una arquitectura que, por razones culturales y económicas,
evoluciona muy lentamente. De aquí la idea, evidentemente falsa,
de que la arquitectura tradicional es inmutable e intemporal.
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Herramienta 1
Conocer la arquitectura tradicional para valorizarla
Arquitecturas tradicionales mediterráneas: valores colectivos
Es una arquitectura más rural que urbana porque lo urbano es
por naturaleza más abierto a la innovación, a la novedad, a los
intercambios, a los mestizajes.
Es una arquitectura generalmente olvidada en las historias de la
arquitectura, mucho más abiertas a la arquitectura de
arquitectos y a la arquitectura monumental, a la arquitectura
erudita, es decir, a las arquitecturas del poder.
Por tanto, para ser exactos, sería mejor hablar de modos productivos
preindustriales y de modos productivos industriales, más que de
arquitectura tradicional… En espera del “post-industrial”, que,
esperamos, sabrá tener en cuenta los dos procesos en provecho de
lo que ya se llama desarrollo sostenible.
La arquitectura tradicional –es más justo decir las arquitecturas
tradicionales- es, por tanto, el resultado de procesos productivos de
la era preindustrial. Como tal existe, no como voluntad, sino como
resultado de estos procesos. El mismo hecho de hablar de
arquitecturas tradicionales, de inventar este concepto, supone que
hay una ruptura histórica con estos modelos productivos. Hablar de
arquitectura tradicional es de esta manera un concepto moderno,
cómodo, aunque sea simplificador. Si existe una arquitectura
tradicional, es que existe una que no lo es, hemos visto que la
arquitectura que sigue a la ruptura debido a la producción
manufacturada y a su difusión de masas es efectivamente otra. Pero
incluso antes de esta época, la producción de la edificación estaba
sujeta a tensiones, a evoluciones que oponían la arquitectura
“erudita” a la arquitectura “popular” (o incluso entre “arquitectura
I. El conocimiento
de arquitecto” y “arquitectura de artesano”, sin que evidentemente
estas definiciones dejen de ser juicios de valor).
Por tanto, para ser exactos, sería mejor hablar de modos
productivos preindustriales y de modos productivos industriales,
más que de arquitectura tradicional… En espera del “postindustrial”, que, esperamos, sabrá tener en cuenta los dos
procesos en provecho de lo que ya se llama desarrollo sostenible.
2.2 Del interés otorgado a la arquitectura tradicional
Habitualmente las respuestas son diversas y contradictorias:
El “patrimonial” se interesa en el valor como testimonio de los
“signos físicos de la historia”. Por ejemplo, la ley francesa sobre
los monumentos históricos hace referencia explícitamente al
“interés público desde el punto de vista de la historia del arte”.
Es ante todo un enfoque cultural.
El “nostálgico” es crítico con respecto a la sociedad moderna,
admirativo ante los modos de vida antiguos medianamente
idealizados. En este caso, se trata de conservar lo que subsiste,
resguardarlo, preservarlo de las tecnologías. Su discurso es más
bien el de la “belleza” que el de la “verdad” del patrimonio. Su
propósito a menudo se mezcla de “identitarismo” reivindicando
los signos de sociedades locales antiguas, lamentando la
uniformidad aparente del mundo actual y girando la vista hacia
el patrimonio con la pasión de encontrar aquello que constituye
la diferencia. Es una posición más idealista.
El “comercial” ha comprendido que el patrimonio era
potencialmente una mercancía de masas.
El “funcionalista” ve en la edificación antigua sus valores de
uso y trabaja sobre las necesidades para que esta edificación
antigua responda a criterios de calidad contemporánea
vinculados a la dimensión económica. El “funcionalista”
aparece cuando desaparece la ilusión de la tabula rasa previa
para construir la ciudad de mañana. Es una posición realista.
Los enfoques “patrimonial” y “funcionalista” son los dos
enfoques “positivos” a priori, susceptibles de abordar de manera
razonada la cuestión del patrimonio edificado, de su conservación,
de sus transformaciones, de su rehabilitación y de su mejora.
Estos dos enfoques no son a priori contradictorios sino
complementarios, ya que se aproximan a la noción de valor de uso
y a la noción de valor cultural. Esto es aun más cierto si se añade
la noción de “desarrollo sostenible” que permite decir: más vale
rehabilitar que construir, más vale mejorar que rehacer, más vale
lo duradero que lo efímero, lo económico que lo costoso, las
energías renovables que las energías fósiles, etc.
Y, sin embargo, las cosas no transcurren tan bien como
deberían…
Mosaico hidráulico de principios de siglo XX de la empresa Escofet (España)
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El enfoque “nostálgico” o “identitario” parece, a priori, una
actitud reactiva poco constructiva. Desgraciadamente, este
enfoque del patrimonio se insinúa a menudo en los enfoques
“positivos” (especialmente los de “patrimonial”) mezclando el
enfoque auténticamente histórico del patrimonio y el enfoque
esteticista, peligroso en la medida en que es muy subjetivo.
El enfoque puramente comercial concierne ante todo al turismo.
Aquí, sobra decir que el turismo es evidentemente una buena cosa
dadas sus consecuencias económicas, de allí que no destruya
aquello de lo cual se sirve.
Si hay que hacer un alegato a favor de la rehabilitación de las
arquitecturas tradicionales del Mediterráneo y de otras partes, es
el de que se conjugan bien los diferentes enfoques “positivos”: el
enfoque cultural/patrimonial y el enfoque funcionalista/valores de
uso. Se trata, por tanto, de idear conjuntamente “conservación”
y “mejora”, sin sobrevalorar, olvidar ni negar los enfoques
económicos. Una política de rehabilitación que costase más cara
que la obra nueva sería un sinsentido económico. Lo edificado
sirve en primer lugar para habitarlo, trabajar, vivir, no para ser
contemplado. Así mismo, una política de rehabilitación que tan
sólo produjera viviendas, lugares de trabajo, etc., claramente
menos adaptados a la vida modera que la obra nueva se
condenaría por si misma en el tiempo. Por tanto, es necesario
saber conservar y mejorar al mismo tiempo. Es posible que la base
de estos dos enfoques sea el desarrollo sostenible. Hoy en día
todos sabemos que el sobre-consumo de recursos y de riquezas,
tal como se practica en estos momentos, no tiene futuro.
2.3 Un ejemplo de conflicto entre “patrimoniales”
y “funcionalistas”: las ventanas
En las operaciones de rehabilitación en Francia, a menudo las ventanas
son un objeto de crispación cuando se trata de remplazarlas.
Por cierto, ¿Porqué remplazar las ventanas?
La primera razón es su deterioro, por falta de mantenimiento o
concepción inicial deficiente o simplemente por el desgaste natural. En
este caso parece normal –al menos en Francia- tirar la vieja carpintería
y poner una nueva. La idea de reparar una ventana antigua mediante
una obra habitual no se le ocurriría a nadie. Recuerdo haber visto como
preciosas ventanas del siglo XVIII iban a parar al contendedor
simplemente porque nadie habría tenido la idea de buscar, suponiendo
que existiera en la región en cuestión, un carpintero que supiera
rehacer la parte inferior (vierteaguas, travesaño inferior), aunque
tuviera que poner una segunda ventana nueva posterior para mejorar
las prestaciones térmicas.
La segunda razón es la de economizar energía. Tendríamos mucho
que decir sobre la manera de abordar la economía de energía para
lo antiguo. Las soluciones técnicas están aun más debatidas, pero
no es el lugar para entrar en este debate. Baste tan sólo recordar
que la economía de energía es un reto público de primera línea en
todas partes, que la vivienda existente es muy a menudo un “mal
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Herramienta 1
Conocer la arquitectura tradicional para valorizarla
Arquitecturas tradicionales mediterráneas: valores colectivos
alumno” desde este punto de vista (como mínimo en Francia) y
que las ventanas son por definición una parte de los trabajos que
no por ello debería ser desatendida.
Hay tan sólo dos soluciones: la producción de nuevas energías o la
mejora de las prestaciones de lo existente. Por tanto se remplaza, a
falta de saber repararlas y reforzarlas, las ventanas existentes de calidad
(por ejemplo con dobles ventanas). De repente, el debate en lugar de
centrarse sobre las “buenas soluciones técnicas” para reparar/reforzar
se centra en la estética de la apariencia: colocar maderas pequeñas,
poner madera… El reflejo “madera” es el más automático, pero
¿estamos seguros de que la madera que utilizamos hoy en día para
hacer ventanas, en función de los productos de tratamiento de
contienen, y por su fuente de origen conocido o no, es tan
automáticamente “desarrollo sostenible” como pretendemos? ¿No
sería necesario ir un poco más lejos en este enfoque?
Estamos llegando al final del ejercicio: es fácil ver que la cuestión
estética es menor, aunque colocada en primer plano, y que la
verdadera cuestión técnica y patrimonial se deja finalmente de lado a
falta de soluciones técnicas adaptadas. A nuestro entender, son tan
sólo los daneses los que han abordado esta cuestión con un enfoque
más centrado en desarrollo sostenible: conservar y reparar ventanas
existentes con una cadena de producción para llevarlo a cabo y
reforzar las obras para obtener mejores prestaciones.
Este ejemplo muestra, en todo caso, como el debate sobre la
rehabilitación se puede falsear fácilmente en el momento en que se
contrapone en vez de conjugar el enfoque patrimonial y el enfoque
“valores de uso”. Vemos también que hay que buscar, en este caso
como en muchos de los desafíos técnicos en rehabilitación, soluciones
de compromiso, en el buen sentido del término, dejando de lado las
cuestiones estéticas para definiciones subjetivas. En el ejemplo citado,
las buenas preguntas son:
¿Es la ventana existente un elemento de interés patrimonial (por su
antigüedad, por la técnica utilizada)? Y, por tanto, ¿cómo repararla
y conservarla?
En este caso, ¿cómo mejorar la prestación térmica y acústica:
reforzando las obras? ¿Con una doble ventana? En este caso,
¿cómo tratar las cuestiones conexas (ventilación…)?
Si no se guarda la ventana original ¿qué debería substiturla y,
sobretodo, qué material?
Así, planteándonos estas preguntas, la cuestión estética retoma su
lugar habitual: secundario. El que, por otra parte, ha sido siempre. Un
tratado de arquitectura antigua no abordaría la cuestión de las
ventanas y de su diseño si no es como lo haría un ingeniero imbuido
de racionalismo. Las verdaderas cuestiones para un carpintero
tradicional, ya hubiese trabajado para un arquitecto o para un cliente
modesto, era: ¿Cómo tener la mayor luz posible (capacidad de utilizar
vidrios muy transparentes y de grandes medidas para limitar las
maderas pequeñas y que sean además a un precio abordable)? ¿Cómo
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Conocer la arquitectura tradicional para valorizarla
Arquitecturas tradicionales mediterráneas: valores colectivos
tener las hojas de la puerta más grandes y menos deformable posible?
¿Cómo conseguir que la obra sea estanco a la lluvia y el viento (por
ejemplo, invención de bocas de lobo o rebajos en el siglo XVIII)? La
belleza de estas ventanas tradicionales no era otra que la capacidad
para, poco a poco, fabricar productos racionales, con buenas
prestaciones y duraderos. La lección está más aquí que en su supuesta
estética. Retomando la cuestión de este modo, evitaríamos los
sucedáneos de ventanas a la antigua que, demasiado a menudo, se
ven hoy en día en los barrios protegidos y que no satisfacen ni al
historiador ni al técnico.
3. La arquitectura tradicional,
¿qué provecho tiene hoy en día?
De lo que acabamos de explicar se pueden retener diversas
razones para rehabilitar la arquitectura tradicional.
En primer lugar, y es su valor más reconocido tanto por los
“eruditos” como por el gran público, tiene un valor de testimonio,
un valor patrimonial: conservarla es guardar una memoria.
Guardar una memoria no por nostalgia o por manía identitaria,
sino porque es una necesidad humana que se ha de inscribir en el
tiempo y, para que así sea, de guardar los signos, de guardar las
huellas físicas. Es justamente por haber comprendido este hecho
que los conquistadores buscan como destruir no sólo a la gente
sino también a los monumentos y a las ciudades. La destrucción
de Varsovia fue un drama emblemático desde este punto de vista.
Pero la arquitectura corriente no puede servir sólo de testimonio.
No puede ser como cáscaras vacías conservadas como objetos de
museo. Hay monumentos para este fin, en el sentido primero del
término. La arquitectura es, ante todo, funcional y sin ello no
puede ser legitimada.
Ahora bien, la legitimidad del mantenimiento y de la rehabilitación
de los barrios antiguos, nos viene mostrada por el fracaso de las
Gokçuogen (Turquía)
I. El conocimiento
políticas de renovación urbana posteriores a la Segunda Guerra
Mundial. No ha sido necesario demasiado tiempo para constatar
que la destrucción sistemática de centros antiguos en provecho de
barrios totalmente nuevos no era sino la ilusión peligrosa de que
bastaba con rehacer todo de nuevo para obtener un mundo
mejor. Esta utopía, en el sentido etimológico de la palabra
(recordemos que en los años 1950, los urbanistas pensaban que
era necesario construir para 30 años y luego de nuevo destruir y
reconstruir aun mejor) se tropezó rápidamente con la realidad y en
primer lugar a la dificultad económica de esta vía, sin necesidad de
hablar de las reacciones humanas. La reacción ha sido tan vital, que
se ha llegado muy a menudo al exceso inverso: querer guardar todo,
condenar sin recurso al hormigón –curiosa confusión ideológica
entre las formas y los materiales-, hacer un pastiche de la ciudad y las
arquitecturas antiguas, como si la ciudad no fuera más que un
decorado abstracto (por lo demás, el error del pastiche es el
mismo que el de los antiguos partidarios de la tabula rasa: creer
que la forma es generadora del contenido). Saber rehabilitar, es
también saber demoler, por lo tanto, saber escoger.
Por tanto, pongamos sin tapujos la economía en el centro de
nuestras preocupaciones: mejorar a un coste abordable, con la
idea de duración, es evidentemente más aceptable que rehacer de
nuevo sin cesar, abandonando lo que ayer aun era útil y puede
serlo todavía a condición de que se faciliten los medios.
Pero entonces no basta con conservar, hace falta también mejorar.
La edificación tradicional ha traducido con los medios de épocas
sucesivas las necesidades de estas épocas. Estas necesidades no
son inmutables, sobretodo teniendo en cuenta que nadie
aceptaría vivir actualmente en las condiciones de hace 2 ó 3 siglos,
si puede tener acceso a lo que nuestra época puede hacer mejor.
Mejorar es tomar en cuenta las necesidades, siempre cambiantes,
en materia de seguridad, salud, economía, energías y recursos. La
arquitectura antigua no es una producción ideal platónica que
necesita ser redescubierta y revaluada. El higienismo no está
muerto con las utopías urbanas del siglo pasado, todavía y
siempre la producción edificada, ya se trate de obra nueva o
rehabilitación, debe aportar el aire y la luz, mejorar las condiciones
de vida de los habitantes y adaptarse, y en las ciudades
mediterráneas aun más que en otras. La rehabilitación es un
proyecto, no un “revival”.
Y, por último, la arquitectura tradicional puede aportarnos
lecciones. Sin por ello idealizarla, se constata que en aquello que
tiene de mejor ha sabido tratar “a lo económico” cuestiones
técnicas para las cuales nuestras soluciones moderas funcionan
pero a gran coste. Se han sabido utilizar los materiales locales con
provecho, se ha sabido ventilar las casas de los países cálidos sin
exceso de climatización, también a menudo se han sabido
anteponer las habilidades humanas a la rareza y la escasez de los
materiales. Aquí, hay lecciones a aprender, sin copiar servilmente
y sabiendo extraer la mejor de las experiencias pasadas..
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I. El conocimiento
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Los valores culturales y sociales
del Patrimonio Cultural en Palestina:
¿valores de quién?,
¿de los profesionales
o de los propietarios?
Herramienta 1
Conocer la arquitectura tradicional para valorizarla
Suad Amiry
Dr. en arquitectura
Directora del Riwaq-Centre for Architectural Conservation,
Rammallah, Palestina (A.N.P.)
Farhat Muhawi
Arquitecto
Arquitecto asociado de Arco Office, Rammallah, Palestina (A.N.P.)
Introducción
El patrimonio cultural en Palestina es rico y diverso. Además de
sus numerosos monumentos religiosos, como la Cúpula de la
Roca, la Iglesia de la Natividad, el Santo Sepulcro y la mezquita
Ibrahimi, Palestina posee un gran número de valiosos
monumentos históricos procedentes de diferentes períodos y
estilos arquitectónicos. Destacaremos los edificios públicos
mamelucos del siglo XIII en Jerusalén. Así mismo, Palestina
dispone de centros históricos como la antigua ciudad de
Jerusalén, Hebrón, Nablus o Belén. Además, los pueblos
palestinos con su arquitectura rural de una gran belleza añaden
variedad y riqueza a este patrimonio.
Los monasterios del desierto, situados en las vertientes
orientales, ilustran otra tipología (“throne village architecture”)
que se refiere a los palacios feudales de los siglos XVIII y XIX de
la Palestina rural. Los caravanserrallos a lo largo de las rutas
comerciales históricas, además de los lugares santos dispersados
(maqamat) y las granjas de piedra seca magníficamente
construidas en las colinas de Palestina, también ilustran la
variedad y riqueza de un patrimonio cultural que ha sido
confiado al pueblo palestino.
La ciudad vieja de Jerusalén fue incluida en la Lista de Patrimonio
Mundial de la UNESCO en 1981. Además, en junio de 2005 el
Ministro de Turismo y Antigüedades preparó una lista tentativa
de veinte espacios de patrimonio cultural y natural de valor
universal y destacado potencial en Palestina, a través de un
proceso consultivo que implicó a expertos palestinos de diversas
instituciones de patrimonio cultural1.
Como en otros muchos países del tercer mundo, la protección
del patrimonio cultural en Palestina afronta numerosos
obstáculos y retos que hace que su protección (dejando a un
lado su desarrollo) sea una tarea extremadamente difícil. Las
dificultades pueden ser diversas, desde la falta de marco legal
apropiado, la falta de recursos humanos cualificados en muchas
áreas de patrimonio cultural (conservación, dirección,
documentación, planificación, etc.) y la ausencia de una política
nacional para la protección, hasta la falta de presupuesto.
La escasez de terreno en las Áreas A y B2 son consecuencia del
Acuerdo de Oslo de 1993. La falta de una autoridad eficiente en
el ámbito de patrimonio cultural, además de la caótica y no
72
Al Nabi Mousa de camino a Jericho [John Torday, Riwaq Photo Archive (RPA)]
planificada extensión urbana que tuvo lugar en los últimos diez
años, dejó el patrimonio cultural en Palestina bajo continuas
amenazas de destrucción. Así mismo, el patrimonio cultural no
se ha propuesto aún como prioridad en la agenda nacional y
todavía es visto como responsabilidad más que como un factor
de desarrollo económico y social.
Los valores culturales y sociales: ¿valores de quién?,
¿de los profesionales o de los propietarios?
Este artículo trata de arrojar alguna luz sobre la cuestión de los
valores sociales y culturales (u otros) del patrimonio cultural en el
caso de Palestina. Intenta abordar las razones del gran desacuerdo
existente entre los expertos profesionales de patrimonio cultural y
los profanos y propietarios de este patrimonio, respecto a los
valores estéticos, históricos, científicos y sociales de las
convenciones y cartas internacionales, tales como la Convención
de UNESCO de 1972 y la Carta de Burra. ¿Es esta diferencia en
países en vías de desarrollo, tales como Palestina, mucho mayor
que la que hay en los países desarrollados occidentales? Y si es
que sí, ¿por qué? Y, ¿cuáles son los prerrequisitos para salvar la
diferencia?
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Herramienta 1
Conocer la arquitectura tradicional para valorizarla
Los valores culturales y sociales del Patrimonio Cultural en Palestina:
¿valores de quién?, ¿de los profesionales o de los propietarios?
Al Nabi Mousa sur la route de Jéricho [John Torday, RPA]
Valle de Artas [John Torday, RPA]
Mar Muerto-Jericó [John Torday, RPA]
I. El conocimiento
Si asumimos que reconocer el valor del patrimonio cultural es la
primera precondición o prerrequisito para su protección, entonces
la pregunta se convierte en ¿qué valores y para quién?
Es verdad que el patrimonio cultural (para nosotros, los
especialistas y profesionales) deberían estar protegido por méritos
propios dado que representa la memoria colectiva y la historia de
una nación, comunidad o grupo de gente, y forma un importante
componente de su identidad. Sin embargo, no parece ser de
relevancia, incluso para los ciudadanos palestinos, cuyo
patrimonio cultural ha sido el principal objeto de erradicación y
destrucción del actual conflicto político con el Estado de Israel.
Como resultado de la creación del Estado de Israel en 1948, así
como de la política continuada de Israel después de 38 años de
toma de posesión de más tierras desde Cisjordania, los palestinos
han perdido una gran cantidad de su patrimonio cultural. Cabe
destacar la erradicación de cientos de pueblos y la demolición de
muchos centros históricos. Más importante ha sido la sistemática
judaización de las tierras (manifestada en la construcción de más
asentamientos), que ocasiona un cambio dramático del carácter
de la tierra y del paisaje y de los asentamientos humanos, que
pasan de tener un carácter árabe a tener uno occidentalizado3.
La pregunta relevante es: ¿estas dramáticas pérdidas hacen que
los palestinos valoren más las restantes partes de su patrimonio
cultural? Los autores de este artículo sostienen que la
sorprendente y triste respuesta es: NO.
Esto, por supuesto, se manifiesta en la diaria alarma de
destrucción que se ve en los centros históricos de todas las
ciudades y pueblos palestinos. También se manifiesta en la sede de
la Muqata. del fallecido Presidente Arafat en Ramallah, que ha
sido testigo de acontecimientos históricos, tales como el propio
Arafat. ¿Cómo ha sido tan fácilmente destrozado o “limpiado” y
no se ha dejado rastro de aquella memoria colectiva? Lo mismo
sucede en Egipto donde la casa de la mayoría de cantantes de
baladas en la historia del Mundo Árabe, como la Villa de Um
Kulthum, fue demolida en el Cairo con muy poca atención o
consideración para protegerla.
Estos tristes ejemplos hacen que nosotros como profesionales
pensemos: ¿bajo qué circunstancias o condiciones o, más aun,
qué necesita la gente para valorar su patrimonio cultural?
¿Cómo podemos hacer que la gente crea en los valores del
patrimonio cultural cuando las necesidades diarias básicas de los
propietarios del patrimonio cultural no se cubren bajo la
ocupación militar israelí?
Teniendo en cuenta que una discusión más prolongada está más
allá del alcance y la longitud de este artículo, los autores escogen
hacer las preguntas pertinentes contestarlas necesariamente.
Esto nos lleva al concepto más complejo de lo privado versus lo
público: ¿cómo los conceptos de espacio privado/propiedad y el
espacio público/propiedad pública juegan en este marco? ¿Cómo
se relaciona el carácter sagrado de la propiedad privada con los
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Herramienta 1
Conocer la arquitectura tradicional para valorizarla
Los valores culturales y sociales del Patrimonio Cultural en Palestina:
¿valores de quién?, ¿de los profesionales o de los propietarios?
I. El conocimiento
1
económico del patrimonio cultural los ciudadanos de los países en
vías de desarrollo empiezan a valorar su patrimonio
arquitectónico, por ejemplo cuando el patrimonio cultural se
convierte en un recurso económico de ingresos.
intereses y valores públicos? Y, en consecuencia, ¿a quién
pertenece este patrimonio? ¿Cómo el concepto de ciudadanía o
falta de la misma juega un papel en la protección? ¿Cuál es el
papel de los gobiernos en la correcta protección del derecho
público? Y ¿cuál es exactamente el papel de los gobiernos, central
y local? Y, particularmente en el caso de Palestina, ¿cómo la
ausencia de clase media juega un papel positivo o negativo en
este tema (cuestiones de ramificación)?
Finalmente, nos gustaría decir que tan sólo a través del valor
1 Para más información ver: Inventory of Cultural and Natural Heritage Sites of
Potential Outstanding Universal Value in Palestine, junio 2005. Palestinian
National Authority, Ministry of Tourism and Antiquities, Department of Antiquities
and Cultural Heritage.
2 Áreas A: área que estaba bajo la seguridad y el control administrativo de la
Autoridad Nacional Palestina (A.N.P.) después del proceso de paz de Oslo. Áreas
B: solamente bajo control administrativo de la A.N.P.
3 Para más información véase: Benvenisti, Meron. Sacred Landscape: the Buried
History of Holy Land since 1948. Berkeley: University of California Press, 2000.
Beit Wazan [Mia Grondahl, RPA]
Nablus [Rula Halawani, RPA]
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Herramienta 1
Conocer la arquitectura tradicional para valorizarla
El patrimonio arquitectónico:
adaptaciones, explotación
y mantenimiento
I. El conocimiento
Abdelaziz Badjadja
Arquitecto
Profesor de Arquitectura de la Universidad de Constantine,
Argelia
1
Hoy en día, el patrimonio arquitectónico antiguo despierta en la
mayor parte de gente un sentimiento de indiferencia, incluso de
hostilidad, ya que los edificios construidos en el pasado ya no
responden a las necesidades o los gustos “arquitectónicos” del
momento. El edificio antiguo, debido a su decrepitud, no debe
caer en el desuso, sino dejar paso al interés y a la toma de
conciencia de su valor cognitivo y emocional. La necesidad de
asegurar la conservación del patrimonio cultural debe encontrar
una amplia comprensión y acceder a la sensibilidad de todas las
esferas sociales.
Sin embargo, el interés que despierta la salvaguarda de esta
preciosa y amenazada herencia no expresa ninguna tendencia a
abandonar en su favor las necesidades actuales. Al contrario, es la
consecuencia de los cambios operados en la mentalidad, las
inclinaciones y las aspiraciones del hombre contemporáneo. La
conservación de los edificios antiguos debe inscribirse en una
campaña de mayor envergadura teniendo por objetivo la
protección y la mejora del marco de vida de la persona.
Explotaciones abusivas
Zaouya Sidi Abderrahmane. Constantine.
Debido a su desarrollo acelerado y a la creciente densidad de su
población, las ciudades han sufrido una profunda alteración
tanto en su estructura figurativa como constructiva. Las
construcciones predominantes con función de vivienda acusan
cambios importantes: la planta baja y los niveles medios se han
convertido, en su mayoría, en actividades comerciales o
artesanales.
Estas explotaciones abusivas son imputables a las condiciones
socio-económicas de los habitantes. Las familias tienen bajos
ingresos, los jóvenes a menudo no tienen empleo pero desean
acceder a un determinado status social, y, finalmente, la
apertura del mercado ofrece posibilidades interesantes frente a
la demanda y a las necesidades de una creciente población.
Estas modificaciones efectuadas realizadas, muchas veces, sin la
concertación de un profesional son a menudos perjudiciales para
la edificación. En efecto, la elección de una nueva función
cuando se muestra necesaria es infinitamente más sutil de
efectuar, ya que posee un determinado número de cuestiones de
fondo: ¿cómo conservar el carácter arquitectónico del edificio
cuando hay un cambio de función?
Así pues, los trabajos de adaptación a la nueva función (pasar de
vivienda a comercio) conducidos, muchas veces, sin el concurso
del arquitecto se enfrentan al edificio. Este enfrentamiento se
sitúa a diferentes niveles:
Alteración de la estructura figurativa y del perfil urbano
El carácter arquitectónico del edificio queda borrado ante las
aportaciones exigidas por la nueva función. Los trabajos de
adaptación han enmascarado o desnaturalizado su disposición y
su decoración. Esta actitud que consiste en modernizar según el
gusto del momento mediante una completa alteración sin tener
en cuenta el carácter de la construcción, se traduce por unos
duros enfrentamientos irremediables:
Modificación de las aberturas de fachada
Supresión de molduras (bandas, cornisas, apoyos,
hornacinas…)
Nueva distribución sin tener en cuenta la disposición de las
fachadas
Utilización del hormigón que substituye a lo existente
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I. El conocimiento
Herramienta 1
Conocer la arquitectura tradicional para valorizarla
El patrimonio arquitectónico: adaptaciones, explotación y mantenimiento
Rehabilitación de la parte inferior de la fachada mediante
revoco, no permitiendo al muro, generalmente de piedra, su
respiración
Sustitución de las carpinterías antiguas por otras modernas
Utilización de iluminación artificial ostentosa (neón, anuncios)
Empleo excesivo de materiales modernos (losas, mármol,
revestimientos murales diversos, vitrinas y expositores en
aluminio…) caracterizados por un policromado y una textura
que contrasta considerablemente con los materiales
tradicionales envueltos en una patina que les confiere una
belleza vehiculante de las habilidades humanas seculares.
1
Desestabilización de la estructura de carga
La rehabilitación implica la resolución de un determinado número
de parámetros que permitan una explotación óptima del
emplazamiento. Generalmente los trabajos se centran en:
Constantine (Algeria)
La ampliación de la superficie
La inserción de nuevos equipamientos interiores
El aumento de las alturas bajo techo
La iluminación y la aireación de los volúmenes interiores
El tratamiento de los espacios
La reparación de las redes de saneamiento que han quedado
inapropiadas
El conjunto de estas operaciones cuando son llevadas a cabo sin
la opinión de un profesional en la materia desembocan en
soluciones, a menudo, aberrantes amenazando, así, la estabilidad
de la obra.
Son practicadas aberturas importantes (vitrinas, ventanas…)
sobre elementos portantes verticales, y/o sobre portantes
horizontales (barreras para el paso de una escalera, trampilla de
acceso al nivel superior…).
Los pisos están sobrecargados (depósitos de mercancías,
aparatos diversos…).
Los desórdenes existentes no son tratados sino ignorados y
escondidos. Se recurre, por ejemplo, a revestimientos murales
(loza, papel pintado) para tapar las manifestaciones inestéticas
de las enfermedades como los abotargados, manchas negras
debidas a la humedad, etc.
Dar Meharsi. Constantine (Algeria)
Falta de mantenimiento
Los ocupantes de las viviendas de los viejos centros son en gran
medida inquilinos y mantienen a menudo relaciones mínimas con
los propietarios. Su nivel cultural (poco o sin instrucción), asociado
a su nivel socio-económico (clase social de origen rural que tiene
su modo de apropiación del espacio y caracterizado por una
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Patio en el casco antiguo. Constantine (Algeria)
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Herramienta 1
Conocer la arquitectura tradicional para valorizarla
El patrimonio arquitectónico: adaptaciones, explotación y mantenimiento
familia numerosa y de bajos ingresos) constituyen factores
determinantes en su actitud negativa y perniciosa con respecto
al marco edificado, desvalorizado por viejo, degradado y exiguo.
Su entorno de vida que se resume, a veces, a una habitación con
una tasa de ocupación elevada, está poco cuidado incluso
totalmente abandonado. Las razones de este comportamiento
son imputables a:
La ignorancia y la negligencia. Los ocupantes no consideran ni
tan sólo las lesiones como enfermedades graves y evolutivas, ni
tampoco sospechan la amplitud de los daños posteriores.
Falta de medios. Los trabajos engendrados por los desórdenes
implican sumas de dinero, del cual no disponen los ocupantes.
La actitud es voluntaria en la esperanza de hacerse atribuir una
vivienda.
La situación de adquisición de la vivienda, siendo inquilinos, no
se sienten concernidos por la revisión. Por lo que se refiere al
propietario, éste o se encuentra ausente o no tiene los medios
o está en litigo con los copropietarios o los vecinos medianeros
(la entremezcla de construcciones define difícilmente las partes
sobre las cuales cada cual deba intervenir).
Este estado de cosas da como resultado que, prácticamente, nadie
asuma los cuidados del edificio que se traduce, por un lado, en la
falta de mantenimiento y, por el otro, en un uso abusivo.
No hay que desatender el mantenimiento de una construcción, ya
que permite evitar los desordenes más o menos graves. Un edificio
está sometido incondicionalmente a un proceso de envejecimiento
debido a múltiples agentes externos que van minando y limitando
su solidez en el tiempo. También debemos tratar preventivamente
las diferentes partes susceptibles de causar desórdenes: revisión de
I. El conocimiento
cubiertas y bajantes, protección de la albañilería para el
mantenimiento de los revocos o de las juntas, tratamiento de la
madera…
El uso inapropiado o abusivo también puede ser la causa de
enfermedades graves y evolutivas, como, especialmente, la
sobrecarga del piso (reservas de agua, amontonamiento de
objetos en una pequeña superficie), el esfuerzo excesivo de
determinados elementos de la estructura (obstrucción de
montantes de refuerzo y de tirantes), y el cumplimiento
inadecuado de tareas domésticas (repetidamente coladas con
grandes cantidades de agua provocando a la larga la pudrición de
los elementos de madera, sobre todo a nivel de apoyos).
Finalmente, en el caso de que alguien se ocupe de los cuidados,
los desórdenes son tratados superficialmente, se atacan a los
síntomas y no a las causas: taponamiento de fisuras, repicado de
los revocos despegados y reparación parcial, colocación de
tablones sobre pavimentos flechados para encontrar la
horizontalidad del nivel.
Sin embargo, un edificio o un conjunto arquitectónico bien
conservado constituye para los habitantes de una ciudad una
lección de buenas maneras, de espíritu cívico y de exigencia
cultural, el símbolo de una comunidad. A partir de este núcleo,
que no debe ser ni un museo ni un cuerpo extraño, deriva todo el
ambiente de la ciudad.
Casbah. Constantine (Algeria)
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1
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I. El conocimiento
1
Sobre los valores bioclimáticos
en la rehabilitación de la arquitectura
tradicional del Mediterráneo.
Herramienta 1
Conocer la arquitectura tradicional para valorizarla
Xavier Casanovas
Arquitecto técnico
Director del proyecto europeo RehabiMed (Colegio de
Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Barcelona) y profesor
del Departamento de Construcciones Arquitectónicas II de la
Escuela Superior de la Edificación de Barcelona (Universidad
Politécnica de Cataluña), España
Ramon Graus
Arquitecto
Profesor del Departamento de Composición Arquitectónica
de la Escuela Politécnica Superior de la Edificación de Barcelona
(Universidad Politécnica de Cataluña), España
La arquitectura tradicional que podemos encontrar en la cuenca
mediterránea es, aun en nuestros días, de una riqueza
extraordinaria. Es el fruto y el reflejo de unas sociedades
acostumbradas a los intercambios intensos y que ha tomado
forma lentamente, precisamente gracias a estos intercambios.
Pero desde el primer momento hemos de advertir que esta es una
arquitectura que está desapareciendo porque fue producida desde
una lógica que llamamos pre-industrial, donde las cosas pasaban
poco a poco, donde las formas de la arquitectura se destilaban
con el paso de generaciones y donde la sabiduría constructiva se
transmitía de padres a hijos de familias de constructores (solíamos
llamarlos “maestros”, en árabe “maalem”).
Las sociedades que habitan el Mediterráneo han cambiado, por
tanto, profundamente desde la llegada del fenómeno de la
industrialización, perfeccionada por enésima vez con lo que hoy
en día llamamos globalización. Las comunidades que construyeron
y habitaron plenamente esta arquitectura se han perdido o se
están desintegrando y otras lógicas interactúan en esta
arquitectura (las migraciones, la reconversión en segunda
residencia, la ghettización, la gentrificación, la pérdida de valor
inmobiliario ante su substitución por nuevos edificios, etc.1).
Nuestra mirada melancólica y romántica sobre esta arquitectura a
veces no nos deja ver que sus habitantes han de poder
“transformarla” para “adaptarla” a sus necesidades y también a los
sueños de los tiempos actuales. Intentaremos mostrar aquí la
riqueza, en su vertiente bioclimática, de esta arquitectura y
reflexionaremos sobre las posibilidades de rehabilitarla aprovechando
sus grandes potencialidades y con el respeto que se merece.
La casa es un lugar del Mediterráneo
Si bien podemos atrevernos a hablar de arquitectura tradicional
mediterránea2, acto seguido hemos de insistir en su gran
diversidad. Si nos atenemos a los aspectos climáticos, el
Mediterráneo se caracteriza por un clima templado que se altera
rápidamente hacia el sur pasando a un clima cálido seco o bien se
78
Pasajes cubiertos en el Cairo (Egipto).
modifica rápidamente hacia un clima frío cuando aumenta la
continentalidad y la altitud del lugar3.
Su arquitectura tradicional respondía a un equilibrio entre las
diversas necesidades de sus habitantes (el uso del edificio, la
economía de subsistencia), los materiales de construcción
disponibles y, evidentemente, la protección ante el medio natural.
En primer lugar hay que tener en cuenta que la arquitectura
tradicional toma formas radicales e ingeniosas, sobre todo cuando
las condiciones del medio son muy severas. Por ejemplo, las casas
pudientes del Cairo, en Egipto, habían desarrollado el “malqaf”,
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Herramienta 1
Conocer la arquitectura tradicional para valorizarla
Sobre los valores bioclimáticos en la rehabilitación de la arquitectura tradicional
del Mediterráneo.
I. El conocimiento
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El malqaf de El Set Wasela (Egipto) y esquema de su funcionamiento que permite la
ventilación de las estancias.
una especie de tragaluz, proveniente de las zonas cálidas de
Persia, para captar la brisa del Nilo y hacerla pasar por las
principales estancias de la vivienda, ventilándolas. O, en diversos
lugares cálidos secos del Mediterráneo, pero con temperaturas
bastante frías en las noches (Matmata en Túnez, Capadocia en
Turquía, Guadix o Paterna en la península Ibérica, Matera en Italia)
se ensayaron hábitats troglodíticos, es decir, viviendas bajo un
subsuelo fácilmente excavable para aprovechar la inercia térmica
del terreno.
En los climas de montaña, más fríos, la cocina (también núcleo
energético) se dispone en el centro de la casa con unas paredes
que también apelan a la inercia térmica, pero en este caso para
Viviendas enterradas en Paterna (España) y en Matmata (Túnez).
Logements enterrés à Paterna (Espagne).
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I. El conocimiento
Herramienta 1
Conocer la arquitectura tradicional para valorizarla
Sobre los valores bioclimáticos en la rehabilitación de la arquitectura tradicional
del Mediterráneo.
1
Casa aislada del pre-Pirineo en Guixers (España), la chimenea y el desván.
evitar que el calor salga demasiado rápidamente hacia fuera. En la
mayoría de los países mediterráneos acostumbran a ser casas
desarrolladas en altura (dos o tres plantas) donde el ganado se
disponía en una planta baja semienterrada para aprovechar su
calor en invierno (mientras en verano era enviado a pastar a los
prados de montaña y el interior permanecía fresco) y donde la
cosecha se secaba en la parte alta de la casa, en un sobradillo
ventilado y ésta se convertía en un excelente aislante.
Ahora bien, cuando el clima se modera y el sustrato cultural es
intenso entonces la repetición de un modelo concreto de
arquitectura está más ligado a la cultura de una sociedad que al
clima en si mismo. Fijémonos, por ejemplo, en la configuración de
Patio de una kasbah en ksar Tamnougalt (Marruecos).
Patio de Dar Ben Abadía en Túnez (Túnez).
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Herramienta 1
Conocer la arquitectura tradicional para valorizarla
Sobre los valores bioclimáticos en la rehabilitación de la arquitectura tradicional
del Mediterráneo.
una casa con patio, allí donde el clima es desértico el patio es
estrecho y alto (por ejemplo el ksar Tamnougalt en el Sur del Atlas
de Marruecos4), recoge el aire frío de la noche y conserva el
espacio fresco durante una buena parte del día, ventila pero no
deja entrar el sol ni la arena. Pero en otras soluciones el clima es
más benigno, el patio se ensancha pero se mantiene sin una clara
función bioclimática, porque el patio también está enraizado a la
cultura de la intimidad de una casa que mira hacia adentro, como
es toda la cultura del Islam.
Por otro lado hay que desconfiar de la palabra “tradición”. Un
edificio tradicional, lo es ¿desde cuándo y ligado a qué? Por
ejemplo, en todo el Mediterráneo las líneas entre la arquitectura
tradicional y la culta son ambiguas y difusas. La casa “tradicional”
libanesa, conocida como “casa con sala central” o “casa de tres
arcos”5 no deja de tener una estructura y un funcionamiento muy
parecido a las casas de la “tierra firme” veneciana, de la masía
catalana o de la casa otomana por excelencia con sofá central.
De todo lo que hemos indicado hasta el momento, se puede
deducir que la arquitectura tradicional mediterránea es
mayoritariamente la que está emplazada en zonas de clima
templado. Pero los condicionantes que comporta el clima
templado, como dice Rafael Serra, “no son más que los de otros
tipos de climas con menos dureza, pero con la característica
esencial de que pueden presentarse todos al mismo tiempo.
Son el “problema del frío” en invierno, que puede ser seco o
húmedo, una distinción que no es importante en climas más
extremos pero sí que lo es en éstos. El “problema del calor” en
verano (seco o húmedo), casi tan intenso como en otros climas
aunque dure relativamente pocos días. Finalmente, el
“problema del tiempo cambiante” de épocas intermedias,
cuando se pueden presentar excesos de frío o de calor en
periodos de tiempo cortos”6.
El saber emplazarse y los espacios intermedios
No vamos a descubrir a nadie que la arquitectura tradicional tiene
una sabiduría particular a la hora de emplazarse en el territorio.
Hay que empezar por aquí. A una arquitectura mal emplazada
respecto del sol, que es el gran dictador, difícilmente se le
encuentran virtudes bioclimáticas. Pero emplazarse bien también
quiere decir esconderse o aprovechar los vientos, orientar cada
una de las estancias según su uso de día o de noche, etc.
En este epígrafe hemos de insistir en la idea expuesta más arriba,
en el sentido de que cuanto más severo es un clima más radicales
son las soluciones. Ponemos también unos ejemplos: un “ksar” es
un pueblo fortificado de los valles del Sur del Atlas de Marruecos
que se defiende del calor, del frío y de la arena agrupando las
casas una al lado de la otra y mirando de reducir el número de
fachadas que intercambian calor con el exterior. En cambio, una
casa de payés del pre-Pirineo es un edificio que se puede disponer
a los cuatro vientos y que se asienta sobre la vertiente soleada de
I. El conocimiento
1
Ksar Tamnougalt (Marruecos).
Porcentaje de huecos en las fachadas de una casa aislada del pre-Pirineo en Guixers
(España), fachadas a mediodía, levante, norte y poniente.
Escalonamiento de casas sobre la pendiente natural en Berat (Albania).
Saquito de arena que en la tradición libanesa fija las puertas para permitir la
ventilación cruzada de las estancias.
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I. El conocimiento
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Vestibule d’une maison de Lefkara (Chypre).
Cobertizo vegetal con jazmines en Jesús Maria (España).
Galerías en una casa de Bda (Siria)
La vegetación dentro del Riad Berebere de Marrakech (Marruecos).
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Conocer la arquitectura tradicional para valorizarla
Sobre los valores bioclimáticos en la rehabilitación de la arquitectura tradicional del
Mediterráneo.
la montaña y abre su puerta de acceso en la cara protegida de los
vientos fríos.
En este mismo sentido, el asentamiento de las poblaciones sobre
la vertiente de una montaña siempre se ha llevado a cabo de
manera en que las calles se dispongan a cota (es decir, siguiendo
una curva de nivel), y donde el edificio delantero semi-entierra la
planta baja y no tapa el sol al edificio posterior con acceso por la
calle superior. Estos tipos de disposiciones acostumbran a
garantizar lo que ahora llamamos una ventilación cruzada. Éste es
un concepto desarrollado por el ideario del Movimiento Moderno,
pero que ya se había practicado ampliamente en la arquitectura
tradicional mediterránea. Un buen ejemplo podemos encontrarlo
en la costumbre libanesa de disponer unos saquitos con arena en
cada puerta para evitar que se cierren y permitir que esta
ventilación entre por delante y detrás del edificio.
Sin embargo, en un clima templado como el nuestro, la
arquitectura tradicional busca el cobijo, las vistas agradables, las
brisas del mar mediante lo que podríamos llamar unos “espacios
intermedios” entre el interior y el exterior que generan
microclimas agradables según la época del año y hora del día. La
diversidad de estos espacios es la que proporciona una
singularidad muy especial a la arquitectura tradicional
mediterránea.
Las propias calles cubiertas o la entrada con soportal de la casa
son el primer espacio de este tipo. Construido de manera sólida o
bien con cañas o elementos vegetales, como parras o jazmines, da
la bienvenida al visitante y protege al propietario cuando se sienta
delante de la puerta de casa a dejar pasar las horas, o arreglar una
herramienta del campo, etc. Es éste un elemento clave que hace
posible, climáticamente, hacer vida en la calle y permite la
sociabilidad tan característica de los lugares mediterráneos.
Un espacio parecido y propio de toda la arquitectura de la cuenca
es la galería, un espacio elevado y con soportales, habitualmente
con columnas que sostienen unas arcadas que sirven de
distribuidor a una serie de piezas pero al mismo tiempo es
suficientemente grande para poder estar, para secar la cosecha. En
Cataluña también recibe el nombre de “solana” (espacio exterior
soleado) que no es otra cosa que el “riwaq” árabe o el “iliakos”
griego.
Un caso particular del Próximo Oriente es el llamado “iwan”
proveniente de Persia. Se trata prácticamente de una habitación a
la que falta la pared de una de las fachadas. Es por tanto un
espacio cubierto pero al aire libre, multifuncional y, en ocasiones,
las piezas laterales se abren al iwan que sirve de espacio de
distribución. La estructura más simple es la de dos habitaciones
con iwan central, pero se puede ir complicando con
yuxtaposiciones, patios, etc., hasta llegar a agregaciones bastante
complejas.
Un elemento muy simple pero de gran eficacia es el alero, un
voladizo del tejado que le da sombra en verano y que permite la
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Herramienta 1
Conocer la arquitectura tradicional para valorizarla
Sobre los valores bioclimáticos en la rehabilitación de la arquitectura tradicional del
Mediterráneo.
I. El conocimiento
1
Tribunas en una casa en Gjirokastra (Turquía).
Las edificaciones de Ait Larbi en el valle del Dades se confunden con el paisaje
próximo (Marruecos).
entrada del sol en invierno, aprovechando la trayectoria variable
del sol que en esta época es más bajo. Un espacio parecido pero
más sofisticado es la tribuna, esa pequeña habitación que se
puede cerrar con respecto a las otras salas de la casa y que da al
exterior a través de un cerramiento de vidrio, un lugar para pasar
las horas de invierno y que aprovecha el efecto invernadero para
calentarse y trasladar parte del calor retrasado a las estancias
contiguas. Un ejemplo claro son las tribunas del Ensanche de
Barcelona, pero estamos hablando de un elemento claramente
ligado con la tradición y que podemos encontrar por todas partes
y de forma muy abundante en la arquitectura de Turquía.
Y aquí llegamos al patio, el ejemplo paradigmático de los espacios
intermedios “dentro-fuera” de la arquitectura tradicional
mediterránea. Ya hemos comentado más arriba su comportamiento
bioclimático y los fuertes vínculos culturales que han garantizado su
permanencia en la cuenca. Sólo hay que añadir que en cada lugar,
sus proporciones en planta y en sección saben encontrar la
respuesta más adecuada al clima de cada local. Así, a partir de la
casa con peristilo de la tradición helenística, se suceden las
adaptaciones del patio, pensamos en la domus romana, en los
patios de los palacios góticos catalanes de ciudad y,
evidentemente, con la apropiación de la tradición del patio ("west
ed-dar", el "centro de la casa" en árabe) por parte de la cultura
del Islam y la radicalización de su uso tan sólo de puertas adentro.
Es precisamente en esta cultura donde el patio encuentra su
máxima aplicación junto con la vegetación y el agua. Así el agua
es introducida en forma de fuente o de pequeño estanque
creando un microclima algo húmedo. Por otra parte, esta mejora
ambiental también procura la introducción de la vegetación en su
interior, pensamos en los "riad" de Marrakech.
Los materiales del lugar, la transpiribilidad y la inercia térmica
El mundo de la construcción pre-industrial se caracteriza por un
bajo coste de la mano de obra y en cambio un coste muy elevado
del transporte de los materiales de construcción hasta la obra.
Por tanto, es natural que se intenten aprovechar los materiales
más próximos al emplazamiento o aquellos más fáciles de
explotar. Así, la tierra, la piedra de cada lugar, el mortero de cal o
de yeso y la madera se convierten en los materiales omnipresentes
en la construcción. Algunos materiales provenientes del mundo
agrario, como la paja, se han utilizado como buen aislamiento
térmico en multitud de soluciones.
Cabe destacar como esta misma economía de subsistencia
configura el paisaje de un territorio. Los tonos de la tierra y de la
piedra para construir las casas se maridan con los colores de las
colinas de los alrededores y se insertan en el paisaje de una
manera inseparable.
Al mismo tiempo, esta construcción preferentemente masiva de
tierra o de piedra (tapia, adobe, tabicado común, etc.) se
caracteriza por aprovechar su inercia térmica para garantizar
espacios interiores confortables. Así, las superficies expuestas a los
rayos solares absorben calor, pero, dado que las paredes gruesas
de piedra o de tierra lo transmiten lentamente, los interiores se
mantienen frescos durante el día. Después, las paredes actúan
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I. El conocimiento
Herramienta 1
Conocer la arquitectura tradicional para valorizarla
Sobre los valores bioclimáticos en la rehabilitación de la arquitectura tradicional del
Mediterráneo.
1
Tribuna con una amplio repertorio de filtros en Sidi Bou Said (Túnez).
como almacenes de calor, y lo transmiten al interior, manteniendo
la temperatura agradable durante toda la noche.
Este fenómeno que hemos explicado para las paredes también es
aplicable a los terrados tradicionales. Recordemos que el terrado
era un techo plano de vigas de madera cubierto por una capa de
un palmo de tierra que hacía de cubierta a la vez que se convertía
en una estancia más en según que épocas del año (entonces se
convertía en dormitorio, cocina, lugar para el secado de la
cosecha, etc.). Encontramos este tipo de terrados en el Atlas
magrebí, en las montañas del Líbano, en las Alpujarras andaluzas
y más antiguamente en toda la franja del Pirineo7 o en los Alpes
marítimos.
Hemos de insistir también en la transpirabilidad de estas paredes,
es decir, la capacidad de humedecer y secarse y de equilibrar la
humedad ambiente exterior con la interior. Todo ello ha sido
posible gracias a una cultura de revestimientos transpirables como
son el yeso, los enfoscados de mortero de cal o de tierra, y las
pinturas a la cal.
Los filtros de la luz
Finalmente, la arquitectura tradicional mediterránea se caracteriza
por una riqueza infinita de soluciones que permiten dotar de
filtros a las aberturas del edificio (puertas, ventanas, balcones) y así
responder a las variaciones de nuestro clima templado con el triple
objetivo de aislar térmicamente, de dar sombra y de ventilar.
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Protección solar con cortinas en la Kasbah de Argel (Argelia).
Abrir un agujero en una fachada siempre había sido un trabajo
delicado. La tentación de abrir una abertura grande era fuerte,
pero la prudencia aconsejaba hacerla más pequeña. Pensemos
que utilizar el vidrio (aislarse del exterior, introducir luz y ver a
través de él) era un lujo en todas estas sociedades y por tanto era
necesario un especial ingenio para abrir el máximo de ventana sin
desequilibrar los ahorros térmicos. De esta manera, si
antiguamente las aberturas sólo tenían un postigo de madera con
una mirilla (una pequeña abertura con un pequeño postigo
practicable), poco a poco se va incorporando una abertura más
amplia protegida por papel parafinado y sólo bastante más tarde
se incorpora el vidrio.
Éste es un buen ejemplo para comprender que la arquitectura
tradicional no es algo inmutable, sino que está en plena evolución
a medida que absorbe, lo que podríamos llamar
“modernizaciones”. Sin ningún género de duda, la adaptabilidad
es uno de los mejores valores de esta arquitectura y lo ha ido
demostrando al largo de los tiempos. Tan sólo la incorporación de
unas tecnologías alejadas de la escala humana ha sido capaz de
provocar un efecto de ruptura al que, aun hoy, la arquitectura
tradicional mediterránea se resiste como una alternativa más
sostenible y respetuosa con el entorno.
El repertorio de soluciones es amplísimo. Por ejemplo, en Cataluña
una abertura de ventana podía tener el marco y la hoja practicable
de la ventana, por fuera se podría proteger con una
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Herramienta 1
Conocer la arquitectura tradicional para valorizarla
Sobre los valores bioclimáticos en la rehabilitación de la arquitectura tradicional del
Mediterráneo.
contraventana, por el interior el postigo delante del vidrio
graduaba la luz y finalmente, los visillos y cortinas domesticaban
el sol y dotaban de intimidad al interior.
De la misma forma, el Mediterráneo está lleno de diferentes tipos
de persianas, elementos siempre móviles y graduables que
permiten en cada momento controlar la intensidad lumínica del
espacio interior. Éste es el caso de la sencilla persiana de cuerda
que con sus diversas posiciones, totalmente desplegada, recogida,
medio recogida y sujetada por encima de la barandilla del balcón,
ayuda a controlar el ambiente interior. O bien, es el caso de más
compleja persiana llamada “veneciana” o también “mallorquina”
según el lugar, una especie de celosía compuesta por unos
pequeños listones orientables sobre un bastidor también móvil. En
este caso se pueden graduar con precisión la luz y el aire que
penetran en la estancia. Abierta del todo, cerrada totalmente y los
infinitos intermedios que muestran las imágenes que acompañan el
artículo (enviar la luz hacia el techo, enviar la luz hacia el suelo,
permitir la mirada hacia fuera, etc.).
Por otro lado, en las sociedades del Islam, se fusionan las necesidades
de clima, donde hay que filtrar la potencia de un sol explosivo, y a la
vez la cultura del velo, de ver la calle sin ser visto. En este contexto
adquiere protagonismo la “mashrabiyya”, una celosía de madera
trabajada que ocupa grandes aberturas y que deja pasar el aire y una
luz muy tamizada a la vez que permite la visión hacia el exterior.
Buena parte de la abertura es fija pero dispone de unos bastidores
practicables también con enrejado de madera.
Una rehabilitación consciente
La rehabilitación de un edificio, más que incorporar “gadgets”
bioclimáticos, ha de ser sensible con estos elementos de la
“tradición” que hemos descrito. Pensemos que una rehabilitación
consciente al menos no debería jugar en contra e ignorarlos.
Ahora bien, también hemos de aceptar que estos sistemas pasivos
de control ambiental tienen sus límites. Pensemos que por si solos
garantizan unos niveles de confort razonables, pero si deseamos
tener una temperatura constante de 20ºC y un 50% de humedad
cuando en el exterior estamos a 35ºC y un 30% de humedad sólo
se podrá llegar con sistemas activos. Este hecho tampoco es nuevo,
en la casa tradicional cuando hace frío se enciende la chimenea, que
no es más que un sistema artificial de producción de calor.
Así, un proyecto de rehabilitación ha de poner en la balanza las
necesidades de un programa (el encargo de un cliente), los valores
de la arquitectura que hay que rehabilitar (culturales,
arquitectónicos, también bioclimáticos) y el conocimiento del
estado actual del edificio. Recordemos que en el método
RehabiMed se insiste en la necesidad de conocer antes de actuar,
es decir, que es necesaria una cuidadosa diagnosis (también de los
equilibrios térmicos) del edificio antes de emprender su
rehabilitación. Por tanto, hay que entender como funciona el
edificio y rehabilitarlo y modernizarlo entendiéndolo.
I. El conocimiento
1
Recuperación de un antepecho que permite la ventilación en una azotea de Hebrón
(Palestina).
Por lo que hemos ido avanzando ya se deduce que nos
decantamos por una rehabilitación que, fomentada en la
construcción y los mecanismos de control ambiental tradicionales,
prueba a adaptar las condiciones del edificio a las necesidades
actuales, pero sigue sensible a trabajar con la inercia térmica
frente al aislamiento sin criterio (por ejemplo, en un edificio de
paredes gruesas se puede hiperaislar la cara norte y decidirse por
aislar menos o no aislar alguna de las caras soleadas y aprovechar
su inercia térmica), mantener la transpirabilidad de las paredes
(por ejemplo, utilizar enfoscados de cal y pinturas transpirables a
la cal o al silicato frente los revestrimientos de cemento portland y
las pinturas plásticas que rompen este equilibrio higrotérmico),
Vista exterior e interior de la “mashrabiyya” El Set Wasela (Egipto).
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I. El conocimiento
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Conocer la arquitectura tradicional para valorizarla
Sobre los valores bioclimáticos en la rehabilitación de la arquitectura tradicional del
Mediterráneo.
respetar los espacios intermedios (por ejemplo, evitar la
apropiación especulativa de todo espacio intermedio con
carpinterías metálicas) y conservar los filtros solares tradicionales
(por ejemplo, evitar la sustitución sistemática de carpinterías por
soluciones simplistas de aluminio o PVC) y sólo después de haber
integrado estos parámetros preguntarse por las necesidades reales
de introducir sistemas activos de control ambiental (ya sea una
calefacción, ya sea un aire acondicionado).
Una vez que el edificio ha sido rehabilitado es ocupado por las
personas que han de vivir en él. Ya hemos avanzado al principio
del artículo que la sociedad que produjo esta arquitectura ha
desaparecido, por lo cual el nuevo usuario no conoce como
“hacer funcionar” el edificio. Nos parece que lo que hay que hacer
es explicarle como utilizarlo mediante un pequeño manual de uso
y mantenimiento que se le entregará a la finalización de la obra.
Así, la persiana “mallorquina”, como si se tratara de un pequeño
electrodoméstico, tendría unas pequeñas instrucciones de uso que
optimizarían su funcionamiento.
Llegados aquí, ya se entiende que, por ejemplo, es un esfuerzo
mantener una ventana de madera ante las soluciones de bajo
mantenimiento que ofrece el mercado o bien ante la comodidad
de una persiana de aluminio estándar con mando eléctrico, pero
pensamos que precisamente es en estos aspectos donde se
muestra una rehabilitación consciente de la arquitectura
tradicional mediterránea.
1
1 CASANOVAS, Xavier (dir.): Réhabiliter l'architecture traditionnelle
méditerranéenne. Symposium régional. Marseille, le 23, 24 et 25 septiembre
2005, Col·legi d'Aparelladors i Arquitectes Tècnics de Barcelona. Barcelona, 2005.
2 NOURISSIER, Gilles; REGUANT, Joan; CASANOVAS, Xavier; GRAZ, Christophe:
Arquitectura tradicional mediterránea. Ecole d'Avignon, Col·legi d'Aparelladors i
Arquitectes Tècnics de Barcelona, Ecole des arts et métiers traditionnels de
Tétouan. Barcelona, 2002.
3 FOLCH, Ramon (dir.): Mediterrània: territori i paisatge. Atles Ambiental de la
Mediterrània. Institut Català de la Mediterrània, Institut Cartogràfic de Catalunya,
Estudi Ramon Folch. Barcelona, 1999.
Las múltiples posibilidades de la persiana con lamas móviles de madera en el Eixample
de Barcelona (España).
86
4
BADIA, Jordi; CUSIDÓ, Oriol; GRAUS, Ramon; MANRIQUE, Emili; NOY, Martí;
VILLAVERDE, Montserrat: [V. bilingüe castellà-francès, Marruecos presahariano.
Hábitat y patrimonio - Le Maroc présaharien. Habitat et patrimoine. UNESCO,
Col.legi d'Aparelladors i Arquitectes Tècnics de Barcelona. Barcelona, 1998. Trad.
de Marinette Luria].
5
HUSSEINI, Fréderic; NOURISSIER, Gilles; CASANOVAS, Xavier (dirs.): Manuel pour
l'entretien et la réhabilitation de l'Architecture Traditionnelle Libanaise. École
d'Avignon, Projet Corpus Levant. Avignon, 2004.
6
SERRA FLORENSA, Rafael: Les energies a l’arquitectura. Principis del control
ambiental arquitectònic (1993). Edicions UPC (2ª edición). Barcelona, 1995, pp.
200-219.
7
CASANOVAS, Xavier: "I tetti piani nel Pirineo catalano", CATALDI, Giancarlo (a
cura di): Attualità del primitivo e del tradizionale in architettura. Atti del Convegno
Internazionale 'Le ragione dell'abitare', Prato, 8-9 gennaio 1988. Alinea Editrice.
Florencia, 1989. pp. 135-141.
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Herramienta 1
Conocer la arquitectura tradicional para valorizarla
Arquitectura tradicional y clima en Túnez
Durante siglos, nuestros ancestros han ido adquirido unas
determinadas habilidades en el ámbito de la construcción,
basadas en un conocimiento intuitivo del medio circundante
y del clima. Sus técnicas de construcción, así como los
materiales utilizados, se han ido escogiendo con la inquietud
de adaptar la vivienda al clima. Esta inquietud es aun más
remarcable en las zonas con clima caluroso (en este caso, el
sur de Túnez).
Es por ello que la arquitectura troglodita aparece como una
respuesta adecuada a las presiones climáticas bastante duras
de ciertas regiones del Sur. Este tipo de hábitat es por
definición el conjunto de las viviendas situadas bajo tierra y
que resulta de la utilización de cavidades naturales o también
de excavaciones voluntarias. La condición principal de este
tipo de vivienda reside en la presencia de un terreno blando
libre de humedad.
Este tipo de hábitat constituye una excelente respuesta a los
climas excesivos. El hábitat enterrado nos permite evitar el
calor intenso del verano y el frío glacial del invierno gracias al
aumento de la inercia térmica debido a la presencia misma
del suelo. Sobre todo teniendo en cuenta que la noción de
fachada
exterior
está
ausente,
lo
cual
limita
considerablemente el ahorro de calor en verano y la pérdida
de calorías en invierno.
De esta manera, las máximas de temperatura diaria son
totalmente ignoradas. Las máximas anuales de las
temperaturas exteriores son la única magnitud que tiene
influencia sobre el ambiente interior.
Las propiedades térmicas de este hábitat varían según:
La naturaleza del suelo que puede ser más o menos inerte o
aislante
El espesor de las paredes de la vivienda
La exposición respecto al sol
En el Sur tunecino, observamos, rápidamente, dos tipos de hábitat
troglodita, que difieren según la naturaleza del suelo: el primero
en la región de Matmata y el segundo en la de Chénini.
1. La vivienda troglodita en Matmata
En Matmata, la vivienda tradicional se resumía en las viviendas
construidas alrededor de un pozo central, bastante profundo, y que
puede llegar a veces a una profundidad cercana a los diez metros.
Las piezas de la vivienda son excavadas alrededor de dicho patio,
I. El conocimiento
Radhia BEN M’BAREK
Arquitecto
Arquitecto principal – especializada en arquitectura
del patrimonio
1
Túnez, Túnez
algunas veces sobre dos niveles y organizadas en apartamentos
complejos que comprenden habitaciones, despensas, establos…
El acceso al patio de distribución se hace a través de un túnel en
pendiente que sale al nivel exterior a algunas decenas de metros más
alejado. Algunos están equipados con una cisterna, excavada bajo el
patio, para recoger las aguas pluviales.
El interés de las habitaciones subterráneas alrededor de un patio son
el resultado de la aridez del clima: además de la presencia de la
inercia térmica del suelo, la disminución de las fachadas expuestas al
sol se fuerza al máximo ya que el patio permite aumentar el alcance
de la sombra. Lo cual permite, también, aprovechar al máximo el
resplandor terrestre (que enfría las paredes de roca del patio). El aire
fresco en el fondo del patio disminuye sensiblemente la temperatura
del aire ambiente.
2. La vivienda troglodita en Chénini
En Chénini, otro tipo de vivienda troglodita, situado en la
pendiente de la colina, se ha llevado a cabo cavando la tierra bajo
capas de rocas duras, que hacen las veces de losas de las
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I. El conocimiento
1
Herramienta 1
Conocer la arquitectura tradicional para valorizarla
Arquitectura tradicional y clima en Túnez.
cubiertas. Estas viviendas presentan menos ventajas que las de
Matmata, pero parecen ser relativamente más competitivas,
teniendo en cuenta la imposibilidad de cavar verticalmente a
causa de un suelo rocoso.
De esta manera, la vivienda troglodita ilustra el papel de la inercia
térmica del suelo natural en el establecimiento de ambientes
interiores y se muestra como el hábitat más adecuado para climas
calurosos, relativamente secos y presentando una amplitud
térmica anual importante.
Para estos hábitats, los cálculos han mostrado que el desfase de la
onda térmica anual era de cerca de seis meses.
Sin embargo, ya se trate de arquitectura troglodita o de otro tipo,
en la construcción de una arquitectura bioclimática intervienen
otros factores y elementos, y nuestros ancestros han adoptado
diferentes posibilidades para obtener un máximo de confort y para
responder mejor a las exigencias de los ocupantes de los espacios
en las regiones calurosas y, por tanto, conseguir una arquitectura
confortable.
Veamos como ejemplo la arquitectura vernacular de Djerba,
basada en viviendas más bien aisladas, con patio central y muros
gruesos, implantadas en la vegetación. El conjunto es llamado “El
Menzel”. La utilización de techos de bóvedas y cúpulas es muy
abundante. La casa tradicional Djerbiana se caracteriza por la
presencia de una o más habitaciones sobrealzadas con respecto a
otros espacios y situadas en los ángulos de la casa. Esta habitación
(llamada “Ghorfa”) contiene una pequeña abertura (en la parte
superior del espacio) que permite una ventilación natural.
Se puede también citar la arquitectura vernacular de Tozeur,
donde los palmerales juegan el papel de filtro para el aire caliente
y los rayos solares. La edificación está implantada en el borde
norte de los palmerales para protegerse de los vientos
provenientes del sur, cargados de arena. Por lo que respecta a las
fachadas, bastante particulares, y que caracterizan esta región de
Túnez, están realizadas en ladrillo macizo, de forma imbricada
para obtener voladizos que favorezcan un máximo de zonas de
sombra.
En cuanto a los espacios exteriores de las ciudades antiguas, han
sido también objeto de una cierta preocupación respecto a su
confort climático. Por este motivo la edificación de los “Sabats” ha
venido en respuesta a esta cuestión permitiendo la creación de
zonas de sombras y la reducción de rayos solares sobre las
fachadas de las casas.
Esta misma preocupación se ha manifestado en el interior de las
casas donde la solución de “construcción alrededor de un patio”
ha permitido disponer siempre de una zona sombría que, a lo
largo del día, permite un mínimo de rayos solares sobre las
diferentes fachadas de la construcción.
Térmicamente, el patio funciona como un pozo de frescor ya que
el aire fresco no puede escaparse y se estanca refrescando las
habitaciones que se abren sobre el mismo. Las paredes rocosas del
patio absorben el aire caliente de los espacios interiores, y el de las
paredes rocosas soleadas, emitiéndolo, y por tanto enfriándolas.
Este frescor es transmitido seguidamente al interior de los
espacios. El patio constituye, por tanto, un elemento “regulador”
ya que se beneficia toda la vivienda.
Finalmente, podemos afirmar que nuestros ancestros han tenido
en cuenta muchos factores y elementos para conseguir una
arquitectura que responda a su confort climático, en este caso:
Matmata, Túnez
Matmata, Túnez
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La forma de las cubiertas
En verano, el sol ilumina prioritariamente la cubierta. Las paredes
este y oeste reciben la mitad de rayos recibidos por la cubierta. Es
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Herramienta 1
Conocer la arquitectura tradicional para valorizarla
Arquitectura tradicional y clima en Túnez.
I. El conocimiento
por ello que las formas de las cubiertas se muestran importantes
para el confort de la vivienda.
Y dependiendo de sus formas, las bóvedas y cúpulas están menos
expuestas a los rayos solares y al viento. Por este motivo la
utilización de este tipo de cubierta ha ayudado a disminuir el
impacto de los rayos solares a nivel de las cubiertas y
seguidamente al espacio interior mismo.
Las aberturas
Minimizar las aberturas hacia el exterior es uno de los puntos a
tener en consideración. Algunas fachadas se limitan a una puerta
de entrada encima de la cual hay una abertura (agujero de
ventilación).
Este tipo de concepción y organización de aberturas asegura una
buena ventilación que proporciona a la habitación un confort
interior permanente. La posición alta de las aberturas facilita la
evacuación del aire caliente. De esta manera el aire fresco entra
por las puertas y se evacua por los agujeros superiores. Ello
permite tener un sistema de ventilación natural.
Los materiales de construcción
La piedra: para la construcción de paredes y bóvedas
El yeso: utilizado como argamasa
La cal; utilizada generalmente para los revoques
Kairouan, Túnez
Estos tres materiales principales en la construcción tradicional
presentan una buena resistencia a la conducción del calor. Lo cual
permite un ambiente fresco en el interior.
La envoltura maciza
Para las construcciones tradicionales, el espesor de las paredes
varía entre 50 y 70 cm, y puedo incluso llegar a 1 m. Esto
proporciona una transmisión lenta del calor.
Por otra parte los volúmenes compactos permiten limitar los
efectos del calor: así el ensamblaje de una habitación (y
construcciones) a sus vecinas, permite una protección del calor,
minimizando las paredes expuestas.
El color
La utilización de revestimientos claros para la cubierta, el suelo y
las paredes permite minimizar la absorción de rayos solares. Es por
ello que encalar o pintar en un color claro (sobre todo blanco)
favorece una mejor reflexión de los rayos solares.
Túnez, Túnez
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I. El conocimiento
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Herramienta 1
Conocer la arquitectura tradicional para valorizarla
Una herramienta para desarrollar el
uso de energía solar en la cuenca
mediterránea: el Atlas de Radiación
Solar Europeo (ESRA)
École des Mines de Paris
Este atlas ofrece un instrumento único dedicado al conocimiento
y la explotación de los recursos solares en la cuenca mediterránea.
Es una poderosa herramienta para arquitectos, ingenieros,
meteorólogos, agrónomos, autoridades locales, profesionales del
turismo, así como también investigadores y estudiantes. Cubre el
período 1981-1990.
Ofrece un conocimiento fundamental de la radiación solar
disponible a nivel de suelo, que es de una importancia primordial
para la vida y el clima (incluyendo el océano) puesto que es un
recurso principal de la Tierra con diferencia.
El Atlas coordinado por K. Scharmer y J. Greif, publicado por Les
Presses de l'Ecole des Mines como The European Solar Radiation
Atlas - vol. 1: Fundamental and maps, describe el recorrido del Sol
a través del cielo, sus variaciones a lo largo del año y con la
posición geográfica. Se tratan las interacciones de la radiación
solar con la atmósfera y sus componentes (neblina, calima, nubes,
etc.) y la separación de la radiación en directa y difusa. La
importancia de la radiación solar en varios dominios se presenta
con énfasis en ingeniería solar, donde la energía solar es utilizada
para proveer electricidad en sistemas fotovoltaicos, para
proporcionar agua caliente o para calentar las casas.
Se describen técnicas e instrumentos de medida de la radiación del
suelo. También son utilizadas imágenes satélite. Ello se combina
con medidas del suelo para proporcionar una visión sinóptica de
la distribución de la radiación solar en Europa. También se
describen la estructura de la base de datos y sus principales
aplicaciones.
Aquí se presentan 4 de los 26 mapas a color (diez años de
promedio 1981-1990) que describen la radiación solar, en sus
partes directa y difusa, donde se muestran claramente los cambios
en cada período del año.
El valor del atlas puede ser útilmente extendido utilizándolo
conjuntamente con el volumen complementario y CD-Rom
denominado The European Solar Radiation Atlas - vol. 2: database
and exploitation software, también publicado por Les Presses de
L'Ecole des Mines. La base de datos ofrece conocimiento espacial
(cada 10 km aproximadamente) y temporal para diferentes escalas
de tiempo (desde medios climatológicos –más de 700 estacionesa valores cada hora –7 estaciones–) de los recursos solares:
irradiación (global y sus componentes), duración de la luz del sol,
así como de las temperaturas del aire, precipitaciones, presión del
vapor de agua y presión del aire en una serie de estaciones. El
software utiliza la base de datos tanto en modo de “mapa” como
de una “estación”, a elección del usuario. Una vez la estación ha
sido seleccionada, el programa busca todos los datos disponibles
para esta estación. El software incluye algoritmos que cubren los
siguientes campos: geometría solar, propiedades ópticas de la
atmósfera, estimación cada hora de la irradiación de la inclinación
bajo cielos despejados, estimación de valores de irradiación solar
(que van desde valores diarios a valores cada hora, conversión de
superficies horizontales a superficies tituladas), irradiación
espectral, emisión luminosa, excelentes descripciones de
temperatura y otras cantidades estadísticas (momentos centrales,
extremos, probabilidad, probabilidad acumulada y curvas de
utilidad). Además, los gráficos pueden mostrarse en 2 o 3
dimensiones. Y algunos estudios de diferentes aplicaciones en
ingeniería solar también pueden ser ejecutados.
Este atlas se ha realizado a petición de la Comisión Europea, por
un equipo liderado por la compañía GET (Jülich, Alemania), y
comprende el Deutsche Wetterdienst (Hamburgo, Alemania),
Armines / Ecoles des Mines de Paris et de Nantes (Francia),
Instituto Nacional de Engenharia e Tecnologia Industrial (Lisboa,
Portugal), la Technical University of Lyngby (Dinamarca), el World
Radiation Data Centre (San-Petersburgo, Rusia), y el Institut Royal
de Météorologie (Bruselas, Bélgica), John Page (Sheffield, Reino
Unido) y Robert Dogniaux (Bruselas, Bélgica) actuando como
asesores.
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Herramienta 1
Conocer la arquitectura tradicional para valorizarla
Una herramienta para desarrollar el uso de energía solar en la cuenca mediterránea:
el Atlas de Radiación Solar Europeo (ESRA)
I. El conocimiento
1
Irradiación global en el plano horizontal. Media mensual de sumatorios diarios.
Promedio de diez años. Marzo.
Irradiación global en el plano horizontal. Media mensual de sumatorios diarios.
Promedio de diez años. Junio.
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I. Knowledge
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Herramienta 1
Conocer la arquitectura tradicional para valorizarla
Una herramienta para desarrollar el uso de energía solar en la cuenca mediterránea:
el Atlas de Radiación Solar Europeo (ESRA)
1
Irradiación global en el plano horizontal. Media mensual de sumatorios diarios.
Promedio de diez años. Septiembre.
Irradiación global en el plano horizontal. Media mensual de sumatorios diarios.
Promedio de diez años. Diciembre.
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