Poder Judicial de la Nación Córdoba, de abril de dos mil trece. VISTOS: los autos caratulados: “BORTIS, Carlos Agustín y otros p.ss.aa. Estrago culposo agravado por la muerte de personas (art. 189 segundo párrafo del Código Penal), en calidad de coautores (art. 45 del Código Penal)”, -Expte. B-3/12-, ingresados a conocimiento de este Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 2 de la ciudad de Córdoba, con fecha 08 de agosto de 2012, se reúnen los integrantes del Tribunal, señores Jueces de Cámara José Fabián ASIS, Carlos Julio LASCANO y José Vicente MUSCARA, actuando como Presidente el primero de los nombrados, y en presencia de la señora Secretaria de Cámara, Dra. Carolina SARMIENTO, para dictar sentencia en la causa que se le sigue al señor Carlos Agustín BORTIS, de nacionalidad argentina, nacido el 11 de febrero de 1951 en Pilar, Provincia de Santa Fe, hijo de Domingo Bortis y de Isolina USO OFICIAL Rosa Picco, de estado civil casado, Ingeniero Mecánico Electricista-Electrónico, domiciliado en ex Ruta Nº 36, km. 612 de Río Cuarto, Provincia de Córdoba, D.N.I. N° 8.071.647; José Luis PINCINI, de nacionalidad argentina, nacido el 3 de noviembre de 1951 en Río Cuarto, Provincia de Córdoba, hijo de Luis Alberto Pincini y de Judith Antonia Velázquez, de estado civil casado, Ingeniero Agromecánico, domiciliado en Pasaje Pacheco de Melo Nº 1979 de Río Cuarto, Provincia de Córdoba, D.N.I.Nº 10.252.126; Sergio Fabián ANTONELLI, de nacionalidad argentina, nacido el 20 de junio de 1963 en Huinca Renancó, Provincia de Córdoba, hijo de Norberto Antonelli y de Clide Ilda Alberici, de estado civil casado, Ingeniero Mecánico Electricista, domiciliado en calle María Olguín Nº 230 de Río Cuarto, Provincia de Córdoba, D.N.I.Nº 16.354.603; Miriam Palmira María FERRARI, de nacionalidad argentina, nacida el 9 de marzo de 1960 en la localidad de Ucacha, Provincia de Córdoba, hija de Nadir Adolfo Ferrari y de Palmira Lucía Caffaratti, de estado civil casada, Ingeniera Química, domiciliada en calle 3 Nº 649, Bº Villa Golf Club de Río Cuarto, D.N.I.Nº 13.242.999; Edith Matilde DUCROS, de nacionalidad argentina, nacida el 4 de noviembre de 1954 en Río Cuarto, Provincia de Córdoba, hija de Manuel Antonio Ducros y de Edith Dominga Bruni, de estado civil soltera, Ingeniera Química, domiciliada en calle Alsina Nº 652 de Río Cuarto, Provincia de Córdoba, D.N.I.Nº 11.347.800; Liliana Gladis RUETSCH, de nacionalidad argentina, 1 nacida el 29 de enero de 1960 en la localidad de Dalmacio Vélez, Provincia de Córdoba, hija de Abel Ruetsch y de Gladis Viale, de estado civil casada, de profesión Ingeniera Química, domiciliada en calle 7 Nº 521 Villa Golf Club de Río Cuarto, D.N.I. Nº 21.405.180; todos ellos sin antecedentes penales computables, conforme los respectivos informes del Registro Nacional de Reincidencia y Estadística Criminal; siendo sus abogados defensores los Dr. José María Sagarraga (en representación de Sergio Fabián Antonelli); Dr. José Luis Abrile y Dr. José A. Buteler (Carlos Agustín Bortis); Dr. Jorge Alberto Valverde (Edith Matilde Ducros, Miriam Palmira María Ferrari y José Luis Pincini); Dr. Daniel R. Tartaglia y Dra. Mariela Pérez (Liliana Gladis Ruetsch), actuando como Fiscal el Dr. Maximiliano Hairabedian. La requisitoria fiscal de elevación de la causa a juicio, efectuada por el Fiscal Federal Guillermo R. Lega, obrante a fs.5901/5985, atribuye a Carlos Agustín BORTIS, José Luis PINCINI, Sergio Fabián ANTONELLI, Miriam Palmira María FERRARI, Edith Matilde DUCROS y Liliana Gladis RUETSCH, la comisión de los siguientes hechos: “RELACIÓN DE LOS HECHOS: a) Introducción: Se investiga en autos el incendio ocurrido el día 5 de diciembre de 2007, a partir de las diez horas aproximadamente, en el interior de la Planta Piloto de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Río Cuarto, al explotar 13 tambores que contenían 2.600 litros de HEXANO, que se encontraban allí almacenados. Dicho solvente (hexano) era utilizado por el Grupo de Investigación y Desarrollo de Productos Oleaginosos –GIDPO-, dependiente del Departamento de Tecnología Química de esa Facultad, integrado al momento del hecho por los Ingenieros Miguel Ángel Mattea, Gladys Baralla, Damián Aldo Cardarelli y Liliana Gladis Ruetsch, cuyo trabajo de extensión consistía en la extracción de aceite oleaginoso con uso de solvente, a raíz de un ConvenioMarco realizado entre la FUNDACIÓN UNRC y la Empresa DE SMET SAIC de Buenos Aires. Que esa mañana del hecho, se realizaba la última experiencia del proyecto y se encontraban en la Planta Piloto todo el Grupo de trabajo GIDPO además del alumno Juan Andrés Politano, Sebastián Murello –de la empresa DE SMET- y Diego Bonazza –de la empresa VERDU que fuera contratada por DE SMET SAIC- para realizar trabajos de armado del proyecto diseñando y armando los equipos preparándolos para la experiencia que se llevaría a cabo a partir de las 18:00 hs. Para ello, se pone en funcionamiento una 2 Poder Judicial de la Nación bomba centrífuga que hace circular por la cañería del sistema una mezcla de 30% de aceite con 70% de hexano denominada “miscela” entre ésta y el tanque de preparado para su depósito en tambores de 200 lts., que se encontraban en una fila de trece (13) sobre la pared interior norte junto al portón de la Planta Piloto, para ser utilizados en horas de la tarde en la última experiencia de extracción de aceite. Aproximadamente a las 10:00 horas, en circunstancias que nadie de los que trabajaban en el proyecto se encontraban frente a lo que se había armado, se produce un derrame de esa sustancia, la que habría salido de la citada bomba colocada junto a la pared interior norte, en proximidades de la esquina con la pared interior oeste. Ante ello, llegan al lugar Politano y Bonazza, el primero intentó colocar una manga corrugada con un extractor sobre el derrame para absorber los gases que emanaban de la miscela y sacarlos al exterior, en tanto Bonazza USO OFICIAL corrió hasta el tablero de mando ubicado en el centro de la planta para desconectar la bomba y detener el derrame. En esos momentos, se hacen presente en las inmediaciones del lugar, los Ingenieros Mattea, Cardarelli y Baralla, quienes se encontraban en el cubículo N° 3 de la planta alta y Liliana Giacomelli junto a Carlos Alberto Ravera que provenían del Laboratorio 11. En dicha ocasión escucharon un ruido característico de una combustión, cuyo origen podría ser del sector de los autoclaves, por cuanto uno de ellos se encontraba encendido y el fuego se proyectó hacia la zona del derrame, resultando lesionados todos los que estaban en el lugar, esto es, Mattea, Cardarelli, Baralla, Giacomelli, Ravera, Politano, Murello y Bonazza, quienes intentaron salir cuando comenzaron a sucederse las explosiones de los tambores. También empezaron a salir alumnos y docentes que se encontraban en aulas y laboratorios adyacentes al lugar del hecho. Como consecuencia del siniestro se provocó serias lesiones y el posterior fallecimiento de Juan Andrés Politano, Carlos Alberto Ravera, Damián Aldo Cardarelli, Liliana Giacomelli, Gladys Baralla y Miguel Angel Mattea. lesiones y/o Además resultaron con quemaduras de diversa consideración Cecilia Pagliero, Diego Bonazza, Sebastián Antonio Murello, Laura Potes, Iván Rafael Braida, Jorge Daghero y Liliana Gladis Ruetsch. Las autoridades universitarias al momento del hecho 05/12/2007 eran: Oscar Spada –Rector-, Juan Busso –Vicerector-; Diego Carlos Moitre –Decano de la 3 Facultad de Ingeniería con licencia- Carlos Agustín Bortis –Vicedecano de dicha Facultad y Presidente de la FUNDACIÓN UNRC- Miriam Palmira María Ferrari y Edith Matilde Ducros –Directora y Vicedirectora del Departamento de Tecnología Química- y el Dr. Miguel Ángel Mattea –Director y responsable del Grupo GIDPO. b) Antecedentes: Con el fin de realizar una ordenada exposición de todos los aspectos y circunstancias relevantes (en especial de la estructura legal existente en la Universidad al momento del suceso) comenzaré por una breve noticia de siniestros anteriores ocurridos en el campus, según la información que se dispone. En la tarde del 20 de septiembre de 2004, tuvo lugar un incendio con un foco en el sector del bosque autóctono, otro en la planta de tratamiento cloacal y otro cerca de la calle interior que conduce al área de Deportes, interviniendo la Sociedad de Bomberos Voluntarios de Río Cuarto para sofocarlos. Aparentemente intencional, no pudo individualizarse a los posibles autores por lo que la causa “U.N.R.C. COMUNICA INCENDIO”, Expte. Nº 28-U-2004, del Juzgado Federal, se archivó mediante Resol. Nº 553 del 27/12/04. En fecha 23 de noviembre de 2005 se produce una explosión en el sector del horno pirolítico del Departamento de Patología Animal la Facultad de Agronomía y Veterinaria, cuya investigación dio lugar a los autos caratulados: “UNRC S/ EXPLOSIÓN”, Expte. N° 11-U-2005, del registro del Juzgado Federal de Río Cuarto. Según las explicaciones proporcionadas por el Ingeniero José Luis Pincini, Secretario de Coordinación Técnica y Servicios, la explosión aparentemente habría sido producto de un escape de gas, en momentos en que se hallaban los operarios realizando una purga en el horno incinerador. También hubo un tercer siniestro en el comedor universitario del que no se obtuvieron antecedentes. Como consecuencia de los accidentes ocurridos en el comedor universitario y en la Facultad de Agronomía y Veterinaria fue creada la Comisión de Higiene y Seguridad mediante Resolución Rectoral Nº 598 del 28 de noviembre de 2005 (fs. 1187/8), que está integrada por el Secretario de Coordinación Técnica y Servicios, José Luis Pincini y los Secretarios Técnicos de las distintas facultades de la U.N.R.C., entre ellos Sergio Fabián Antonelli de la Facultad de Ingeniería quienes recibirían fondos del Consejo Superior para ser utilizados en las cuestiones inherentes. Dicha comisión inició actividades solicitando un relevamiento de las facultades sobre las necesidades más urgentes y se habría pedido a Bomberos Voluntarios 4 Poder Judicial de la Nación de Río Cuarto y a dos profesionales (docentes de la U.N.R.C.) en materia de Seguridad e Higiene en el Trabajo su intervención para obtener información necesaria al respecto. Resalto aquí que el expediente 11-U-2005 se encuentra reservado como prueba en las presentes actuaciones, a pedido de esta parte según fs. 3179 y aceptado por S.S. según decreto de fs. 3178bis.c) Informe de la Sindicatura General de la Nación –SIGEN-: Elaboró en julio de 2007 año un informe sobre el funcionamiento interno de la Universidad Nacional de Río Cuarto que puntualizaba falencias diversas, entre ellas en la seguridad (fundamentalmente de la Facultad de Ingeniería), y señalaba baja receptividad en las autoridades para aplicar medidas correctivas. Se trata del Informe Nº 130/07GSIS, cuyas copias constituyen en la actualidad las fs. 1573/1592 (fs. 274/93 del 2º cuerpo “para agregar” del sumario PFA 383/07). Entre las fallas detectadas en las diferentes áreas se USO OFICIAL puntualiza: “El Departamento de Higiene y Seguridad del Trabajo se encuentra inactivo, ya que no cuenta con responsable ni con recursos humanos y materiales afectados a su funcionamiento”. Más adelante el informe señala que se tomaron medidas para conformar la comisión de Higiene y Seguridad y que la Nación aprobó un subsidio de 700 mil pesos que a la fecha del suceso de autos no se hizo efectivo. d) El escenario del suceso: La Facultad de Ingeniería dicta diversas carreras, entre ellas Ingeniería Química. La enseñanza teórica impartida a los alumnos de estas carreras universitarias es complementada con tareas de investigación y prácticas en laboratorios. Tales son los Laboratorios de Electricidad, Media Potencia, Materiales y Máquinas Térmicas e Hidráulicas, los Grupos de Electrónica Aplicada y Mecánica Computacional, el Instituto de Protecciones de Sistemas Eléctricos de Potencias y la Planta Piloto de Ingeniería Química, según la información institucional brindada por la Universidad en su sitio web. A los fines de su ordenamiento académico, la Facultad de Ingeniería está dividida en cuatro departamentos: Ciencias Básicas, Mecánica, Electricidad y “Tecnología Química”. Este último departamento se encuentra asentado prácticamente en su totalidad en el edificio de la Planta Piloto, ubicado a unos 300 metros del ingreso principal al campus de la UNRC. La mayoría de los docentes de la carrera de Ingeniería Química tienen en la Planta Piloto sus oficinas de estudio y de trabajo. Algunos tienen también ahí los laboratorios donde 5 realizan sus investigaciones y dan clases a los cursos superiores. Físicamente se trata de un gran edificio de cemento de forma rectangular, con sus lados más alargados en dirección norte -sur, paralelo a la calle de ingreso al campus. Allí, frente a esa calle (sector este), se encuentra la entrada principal a la Planta. Accediendo por esta encontramos a derecha e izquierda dos aulas y más adelante la nave principal. En al costado sur de la Planta se encuentra el taller y los laboratorios de química 9, 10 y 11. Hay además otro laboratorio (12) y dos oficinas en el sector noreste del edificio. Dentro de la nave principal hay una escalera por la que se accede al primer piso en donde se encuentran las aulas y los laboratorios de física. Estos ocupan todo el sector sur y tiene dos ingresos: uno por dentro de la Planta Piloto y otro por una escalera metálica ubicada en el frente del edificio. La estructura básica de la construcción es del tipo prefabricado pretensado, con divisorios internos realizados con materiales diversos (mamparas metálicas con vidrios y policarbonato alveolar, mampostería común y papelería liviana). El frente del edificio está orientado hacia el este, donde se encuentran la puerta de ingreso del personal y una escalera fija de evacuación. La edificación tiene un portón de metal corredizo, de aproximadamente 5 x 7 mts. orientada hacia el norte y un portón más pequeño orientado hacia el sur. Desde el portón norte se accede directamente a la planta baja del edificio, constituido por una gran nave donde se halla el sector en que se produjo el siniestro. Entrando por este portón hacia la derecha (noroeste) se hallaba instalado el equipo que originó la tragedia. El piso de la Planta Piloto es de cemento alisado tipo industrial y baldosas en aulas, laboratorios y oficinas. Las instalaciones eléctricas son trimonofásicas y la distribución por el interior de la Planta se realizaba desde un tablero general con fusibles y llaves térmicas en forma aérea por cañerías entubadas antiexplosivas, entubada en cañerías metálicas comunes (uso doméstico) y sobre bandejas portacables. Además existen otras redes de provisión de agua tratada, de aire comprimido, gas natural y otras diversas –informe técnico pericial de fs. 954/75 “investigación igneológica”). e) Grupos de investigación: Los grupos de investigación que trabajaban en la Planta Piloto son: -Equipo Interdisciplinario de Proyectos Ambientales (EIPA). -Centro de Investigación y Transferencia de Tecnología (CITTEC). -Grupo de Ingeniería de las Reacciones. -Grupo de Investigación y Desarrollo en Productos Oleaginosos (GIDPO). 6 Poder Judicial de la Nación Grupo de Secado- BIOTEC. El Grupo de Investigación y Desarrollo en Productos Oleaginosos (GIDPO): Fue creado por Resol. Nº 014/93 del Consejo Directivo de la Facultad de Ingeniería el 10 de marzo de 1993.-El grupo de trabajo GIDPO se encontraba compuesto por Dr. Miguel Ángel Mattea, Ingeniera Gladys Baralla, Dr. Damián Aldo Cardarelli, Dr. Claudio Ceballos, Jorge Daghero, Dra. Liliana Giacomelli, Ing. Química Miriam Martinello, Dra. Cecilia Pagliero, María del Carmen Prámparo y Liliana Gladis Ruetsch cumpliendo funciones en la Planta Piloto de la Facultad de Ingeniería (Anexo I organización y reglamentación de su funcionamiento fs. 440/41).-Una de las líneas de investigación del GIDPO estaba relacionada con la extracción y el refinamiento de aceites y grasas, procesos en los cuales industrialmente se utiliza hexano. El grupo había estado investigando un método conocido como “extracción supercrítica”, que utiliza anhídrido USO OFICIAL carbónico u otros solventes no inflamables, en vez de hexano, usando altas presiones para la extracción de productos naturales oleaginosos (ver fs. 1081/3 información emanada de internet aparentemente del Dr. Mattea). f) La Fundación de la Universidad Nacional de Río Cuarto: Se trata de una persona jurídica creada para promover actividades de enseñanza e investigación científica a nivel de la comunidad educativa y promover el conocimiento y la cultura en la Universidad Nacional de Río Cuarto (conforme el estatuto respectivo, obrante a fs. 394/400). Dirigida y administrada por un Consejo de Administración integrado por ocho miembros, la mayoría de los cuales (seis) son designados por el Rector de la U.N.R.C. El Consejo de Administración debe, conforme el estatuto, reunirse mensualmente y además toda vez que sea citado por los miembros que pueden convocar a reunión (art. 10). Está facultado para celebrar convenios de colaboración científico técnicos con personas o entidades públicas o privadas, organismos del Estado o Universidades con fines de investigación, capacitación, realización de experiencias e intercambio de información científica (art. 13). Con fecha 27 de mayo de 1994 la Fundación y la Universidad Nacional de Río Cuarto celebraron un convenio entre sí (con cinco años de duración y renovación automática salvo expresa disposición en contrario), para promover, desarrollar y transferir conocimiento científico, tecnológico y cultural, conforme las modalidades establecidas al efecto (fs. 403/4). Así la Universidad 7 autorizaba a las Facultades y Secretarías a proyectar con la Fundación planes anuales de las actividades conjuntas, que debían ser ratificadas por las autoridades competentes (arts. 2 y 3). En cuanto a la promoción de la investigación científica, la Universidad Nacional de Río Cuarto organizaría y supervisaría los proyectos a través de la Secretaría de Ciencia y Técnica y/o la Facultad competente, aportando instalaciones e instrumental existente; en tanto que la Fundación financiaría el proyecto adquiriendo bienes de capital puestos a disposición de la Universidad y oportunamente donados a esta y subsidiando a los responsables del proyecto para atender gastos operativos y contrataciones de personal extraordinarios. En materia de servicios a terceros, el art. 4° del Convenio señalaba que la Fundación contrataría los trabajos, que se realizarían con participación de docentes e investigadores de la Universidad. En la evaluación de los proyectos el Consejo de Administración de la Fundación podía requerir la intervención (además de sus miembros), del Secretario de Extensión y Desarrollo de la U.N.R.C., del Decano de la facultad afín al proyecto y del responsable del mismo. Este tiene la obligación de informar periódicamente al Consejo sobre la marcha de la investigación y destino de los fondos asignados. Según el art. 7° las acciones respectivas deben formalizarse mediante la firma previa de protocolos y/o contratos específicos (los llamados “convenios marco” y “protocolos de trabajo”). g)Tratativas previas e inicio de las investigaciones –Convenio Fundación-De Smet: Conforme resulta de la investigación practicada, el Dr. Miguel Ángel Mattea, habría comenzado en el mes de septiembre del año 2007 conversaciones vía telefónica y mediante correo electrónico con Aníbal Demarco, Gerente de Producto de la empresa DE SMET S.A.I.C., con el fin de formalizar un convenio marco entre la Fundación U.N.R.C. y dicha empresa para crear programas de cooperación para la ejecución conjunta de estudios, asesoramientos y proyectos de investigación, desarrollo tecnológico, etc. con un año de duración, con renovación automática. Estos convenios marco usualmente tienen origen en la relación de las empresas con integrantes del equipo de trabajo, para lo cual se formalizan con la aprobación de la Fundación UNRC, para la posterior intervención del Decano de la Facultad y luego la autorización del inicio de las actividades, previa celebración de un protocolo de trabajo en el cual se detallan las mismas puntualmente. Conforme explicara Carlos Alberto Juni (fs. 659/61 declaración testimonial en sede 8 Poder Judicial de la Nación prevencional), presidente de la Empresa DE SMET, ésta históricamente estaba dedicada a la fabricación de plantas industriales para la elaboración de productos del agro, como extracción de azúcar, grasas, etc. además de proporcionar tecnología. En Argentina esta última es la actividad que más prosperó. El crecimiento generado instaló la demanda de personal técnico y/o especializado, lo que propició la relación de la industria con los centros investigativos y de formación. Entiende que la U.N.R.C. es el centro de investigación más importante de Sudamérica en estos rubros y señala que el contacto entre ambas ha sido muy fluido dado la realización de cursos o seminarios de capacitación para profesionales asociados a la materia. Los contactos entre Demarco y Mattea tendían a interesar al grupo dirigido por éste en la realización de ensayos para lograr una mejora en las variables de extracción de aceites de “flake” de soja. Sobre la base legal del citado USO OFICIAL convenio marco, se concretarían distintos proyectos de investigación con el Grupo de Investigación y Desarrollo de Proyectos Oleaginosos (GIDPO), para lo cual se redactarían protocolos de trabajo en los que se realizaría un detalle minucioso de los diversos aspectos del proyecto a realizar. Aparentemente el Convenio Marco (fs. 684/5) ya había sido conformado por ambas partes, según los documentos presentados para su análisis por la empresa De Smet (ver fs. 678/9). Se consensuó el Protocolo de Trabajo Nº 17 (fs. 682/3), según el cual la firma DE SMET realizaría el aporte de recursos materiales, que serían adecuación de equipamiento, materia prima, lámina de soja y hexano, de dinero en efectivo, de asignación de recursos humanos: siendo los ingenieros Javier Boretti y Sebastián Antonio Murillo y el Arquitecto Daniel Bonazza dependiente de la empresa Verdu S.A., quien realizaría el replanteo de las cañerías de las instalaciones de la Planta (ver fs.882/88 declaración testimonial del propio Bonazza ante la preventora). La firma por ambas partes del Convenio marco no se habría concretado, aunque en la carpeta secuestrada en la Planta Piloto por el Principal Daniel Nieto Ferreyra (fs. 254/256) consta el Convenio Marco (fechado el 30 de octubre de 2007) en el que se designa como representante de la Fundación al Dr. Miguel Mattea y a Javier Boretti como representante de la Empresa, y el Protocolo de Trabajo Nº 026/2007 que lleva la misma fecha designa como responsable de la ejecución del plan de trabajo al Dr. Miguel Mattea. Ambos 9 aparecen con las firmas del Ing. Carlos Bortis, Presidente de la Fundación. Para mediados de noviembre el GIDPO ya había iniciado los trabajos, contándose con el apoyo del alumno (becario) Juan Andrés Politano, de 21 años y ayudante de 2º de la Cátedra de Operaciones I. y los mentados Boretti y Murello. Como la Empresa no estaba inscripta legalmente como operadora del tipo de solventes a utilizarse (hexano) pidió a la empresa Aceitera General Deheza (AGD), que sí lo estaba, que aportara al grupo de trabajo trece (13) tambores de hexano de 200 lts. c/uno con un total de 2600 lts. del producto. Fue así como la firma GAFOR, a través de la empresa de transporte “Expreso Oliva”, remite el 23 de noviembre del 2007 el producto en forma directa a la Planta Piloto de la Universidad, no habiéndose identificado a la persona que lo recibiera. (ver fs. 869/73declaración del preventor Héctor Oscar Gómez y constancias del allanamiento al domicilio de calle Pasaje Fernández al 3400 de esta ciudad donde funciona la empresa Expreso Oliva S.R.L.). Los tambores fueron luego estibados dentro de la Planta Piloto. Así fue como comenzaron los distintos ensayos del proyecto. Fueron cuatro en total: el ultimo programado para el día 5 de diciembre de 2007, en cuya fecha, pasadas las 18.00 horas, terminaría la última etapa. Como medidas de seguridad se colocó una cinta perimetral en el sector norte de la Planta, se dispuso mantener el portón abierto y el extractor prendido todo el día, colocar una cinta perimetral que impidiera el acceso desde la planta alta al sector de la planta y hacer reuniones para prevenir a las personas que acceden a la Planta que se trabajaría con solventes inflamables para que tomaran las precauciones tales como no fumar o no utilizar teléfonos celulares. h) - Naturaleza y funcionamiento del equipo instalado por el GIDPO: Describo ello en base a los testimonios brindados al respecto: A fs. 875/9 la Ingeniera Liliana Gladis Ruetsch, en aquélla oportunidad en calidad de testigo y su declaración en sede prevencional, miembro del GIDPO y docente en la Planta Piloto relata el proceso de extracción de aceites: “El proceso consta de trece (13) tambores conteniendo miscela (aceite y hexano) a distintas concentraciones conectados a un caño colector. Cada tambor tiene su válvula de cierre a los fines de trabajar con el tambor que posea la concentración indicada o necesaria para cada etapa de extracción. Antes de comenzar el proceso de extracción y a los efectos de ajustar la concentración del tanque elegido, se bombeaba con la bomba identificada en el Plano como “P31” (al lado se 10 Poder Judicial de la Nación hallaba la bomba P32 la que tenía poca presión y se usaría en caso de ser necesario) al tanque de pesado. Allí se pesaba y con la misma bomba se llevaba al tanque de preparado, en éste tanque se medía la concentración de lo que se había enviado y se agregaba aceite crudo por una válvula ubicada en un lateral superior de dicho tanque a través de un embudo portátil de plástico. A través de la misma bomba se recirculaba la miscela para producir la mezcla. (Cabe agregar que el tanque de preparado posee un mezclador en su interior que no era usado en razón de que el motor no era antiexplosivo, que si bien no fue desmontado, no estaba conectado). Una vez realizada la mezcla y siempre con la misma bomba, se retornaba la miscela al tanque desde donde había provenido en un principio. Este proceso se repetía con las cinco concentraciones a preparar (se usan dos tanques por concentración). Una vez listas las mezclas se tomaba desde los tanques de mayor USO OFICIAL concentración con la bomba y se enviaba al tanque de preparado, allí se recirculaba para calentar a través de un intercambiador de placas que funciona con vapor de agua hasta los 55 grados (termómetro ubicado en tanque de preparado). Una vez lograda ésta temperatura se bombeaba la miscela hasta el extractor. Allí dentro y una vez pasado el lecho de semillas era recogido abajo con la bomba “P15” (ubicada debajo del extractor) y previo enfriado en un intercambiador (agua de torre) retornaba al mismo tanque desde donde había sido sacado. Este proceso se iba repitiendo con las restantes concentraciones cada vez más bajas (más hexano y menos aceite) y la última etapa se realizaba con hexano puro tomado desde un tanque sostenido en la pluma y bombeado (por P31) al tanque de preparado donde realizaba la misma etapa ya descripta, se enfriaba e iba a un tambor entre los 13 (que se encontraba vacío)”. Por su parte, Javier Boretti en aquélla oportunidad en calidad de testigo y su declaración en sede prevencional, Ingeniero Mecánico Aeronáutico, dependiente de la empresa DE SMET dedicado a obras de montaje mecánico de plantas industriales de procesamiento de extracción de aceites, que colaboraba en el proyecto, expresa a fs. 656/8: “Una vez instalados los elementos necesarios para realizar los ensayos, a saber trece (13) tambores de 200 litros vacíos interconectados con cañerías de acero roscadas y soldadas a dos bombas existentes que llevan el fluido hacia el denominado tanque de pesado (conectado a las cañerías mediante 11 mangueras nuevas aptas para hidrocarburos con abrazaderas de ambos lados (esta conexión es necesaria que sea elástica a fin de que dicho tambor pueda tener movimiento para realizar el pesado) o al tanque de preparado, desde allí por cañerías de acero se llegaba con éstos al extractor para poder ejecutar los ensayos. Desde éste a través de una bomba se retornaba la miscela (luego del lavado) a los tanques donde se encontraban originalmente la solución. También a solicitud del grupo de trabajo se instaló sobre la ventana contigua a las bombas existentes, un extractor de aire para ventilación de la zona. Para explicar el funcionamiento de lo dicho anteriormente, los tambores contenedores (13) poseían miscela (solventes o hexano más aceites) en la cantidad que requería el ensayo. En el extractor se encontraban las láminas de soja (“flake”) y allí era donde la miscela producía la extracción de aceite que retornaba a los tambores contenedores. Ante esta finalización realizaron ensayos con agua a los fines de detectar y eliminar eventuales pérdidas. Luego a requerimiento del Dr. Mattea y su grupo se realizó una experiencia previa con miscela de isopropanol dando las mismas el normal funcionamiento de la instalación. El día 22 de octubre de 2007 (debe ser noviembre) realizan el primer ensayo formulando las miscelas con hexano y aceite después de las 14 hs y alrededor de las 19/20 hs se comenzaba con el lavado culminando bien elevada la noche entre las 23 y las 02. hs. ya que realizaron tres ensayos en diferentes días, siendo el último el día jueves 29 de noviembre. El cuarto ensayo se iba a realizar el día del incidente. A fs. 686/7, Aníbal Álvaro Demarco, Ingeniero electromecánico, empleado de DE SMET, cuenta que las medidas de seguridad para los ensayos de la Planta Piloto serían evaluadas y puestas en práctica por la GIDPO. La empresa se encargaría de realizar materialmente las adecuaciones de la instalación al igual que entregar los insumos que fueran requeridos para las experiencias. Las transformaciones sufridas por la Planta Piloto por la realización de estos trabajos son comentadas a fs. 621 por Nancy Edith Reartes, docente del Departamento de Tecnología Química, en estos términos: “.. fue notando en la Planta Piloto la presencia de personal que no pertenecía al ámbito laboral de ésta, quienes trabajaban en un montaje y armado de estructuras y equipos que nunca habían estado allí, viéndolos relacionados en esta actividad con el grupo de trabajo del Dr. Mi 12 Poder Judicial de la Nación guel Mattea. Al transcurrir los días se había montado prácticamente otra planta Piloto dentro de la que existió siempre”. I) El hexano, un producto tóxico e inflamable: El hexano es un líquido incoloro con un olor algo desagradable, muy parecido al del petróleo. Junto con el aroma de las oleaginosas de las que extrae los aceites, es el responsable del olor característico que se percibe cerca de las fábricas de aceite. Técnicamente es un hidrocarburo, compuesto formado únicamente por átomos de hidrógeno y de carbono, y se lo obtiene del petróleo. Algo de hexano se encuentra en los combustibles y se lo usa mayormente en la extracción de aceites de semillas, como disolvente y en la fabricación de adhesivos, lacas, cementos y pinturas. Es sumamente inflamable y volátil y por sus propiedades como solvente es un producto de uso común en los laboratorios químicos y se lo venía utilizando en la Universidad, aunque en pequeñas cantidades. El vapor es más USO OFICIAL denso que el aire y puede extenderse a ras del suelo; con peligro de una posible ignición en punto distante. Reacciona con oxidantes fuertes, originando peligro de incendio y explosión. Las mezclas vapor/aire son explosivas. A la fecha del siniestro según estimación hecha por el bombero De Olmos a la prensa en la Planta Piloto había entre 15 y 18 tambores de hexano. j) El incendio y las explosiones: En la mañana del 5 de diciembre, encontrándose presentes en la Planta Piloto los miembros del GIDPO, además de Politano y Murello y habiéndose integrado Bonazza, comienzan a laborar en los equipos y el material asignado para la experiencia a realizarse ese día. Del testimonio prestado por Diego Bonazza surge que éste y el estudiante Juan Politano a primera hora se pusieron a trabajar en la preparación del canasto con semilla que se utilizaría durante el proceso de extracción, mientras se hacía recircular esta miscela para su mezclado utilizando la bomba centrífuga (P3/), ubicada en el ángulo noroeste de la Planta, más próxima al extractor). Luego Bonazza se desplaza hacia el taller (ángulo suroeste) a fin de conseguir teflón para acondicionar un caño que debía colocar en la parte superior del extractor. También Politano se retiró del sector. A media mañana, alrededor de las 10.00 hs., María Ángel Fernández, ayudante del Laboratorio N° 11 (Área de Microbiología Industrial) de la planta baja del edificio, abre el autoclave (dispositivo empleado para esterilizar material de laboratorio, que requiere el uso de vapor de agua a alta presión y temperatura), más 13 grande de los dos que se encuentran detrás de la escalera central, delante del Laboratorio Nº 9, colocando el material a esterilizar en su interior, cerrando el artefacto y prendiendo el mechero que se halla en la parte inferior del tanque con un encendedor. Pocos minutos después de las diez horas, se produce un fuerte ruido que al escucharlo Liliana Gladys Ruetsch, quien se encontraba en la Oficina Nº 3 de la planta alta charlando con Mattea, Cardarelli y Baralla, se asoma al balcón y observa un derrame de miscela en el sector del tanque de pesado, con un diámetro aproximado de unos dos metros y con un volumen que calcula que no superaba los diez litros, por lo que los del grupo bajaron a controlar la situación. También María Ángel Fernández, que se hallaba conversando con Bettera (docente de Microbiología Industrial ) en esos momentos en el Laboratorio Nº 11, escucha un fuerte golpe y observa el derrame de un líquido verde. Al advertir lo que sucedía, regresan al lugar Politano y Bonazza, (que había escuchado un sonido fuerte en el sector de la bomba, seguido de un ruido como de derrame de sustancia líquida). Allí Politano habría intentado colocar una manga corrugada con un extractor sobre el líquido derramado a fin de colocar los gases que emanarían de la miscela y sacarlos al exterior, mientras Bonazza, notando que por sobre la bomba P3/1 se producía un derrame de miscela, corrió hacia el tablero de mando que se encuentra en el centro de la planta para desconectar la bomba y detener el derrame. Apaga la bomba observando la disminución del líquido expulsado hasta cesar. En esos momentos se habrían hecho presentes en el sector Mattea, Cardarelli y Baralla, quienes venían de la planta alta, y Giacomelli y Ravera provenientes del laboratorio 11. Pero las tentativas de remediar la situación resultaron infructuosas por la gran velocidad con que el vapor de hexano se desplazó en sentido norte-sur sin hallar obstáculos en su desplazamiento por tratarse de un ambiente único y aparentemente favorecido por el tiraje que realizaba una de las cubiertas de las aberturas del techo que habría retirado como parte de los trabajos de reparación de membrana Hugo Mario Mercado, albañil que se desempeña como empleado contratado para mantenimiento por la Secretaría de Coordinación Técnicas y Servicios de la U.N.R.C. Como consecuencia de ello, la corriente de aire formalizada en el lugar durante el incendio tuvo una dinámica de flujo hacia esa abertura y sustenta una movilización de aire en sentido norte-sur, con arrastre de los vapores de solvente hacia el sector posterior, 14 Poder Judicial de la Nación hasta llegar a la zona en que se encontraba el autoclave encendido, en donde la mezcla entra en ignición (ver pericia de la Superintendencia Federal de Bomberos). Aquí corresponde agregar que conforme los dichos de Jacobo Carlos Mattana, estudiante contratado para hacer tareas de mantenimiento que estaba en el taller, al escuchar el ruido salió detrás de Politano y su acompañante y al llegar al centro del salón recibe órdenes del Ing. Cardarelli de abrir ambos portones del taller. Hecho esto sale por el portón sur y ya en el exterior escucha la primera explosión. Fue así como Ruetsch, que se disponía a bajar la escalera, observa una llamarada proveniente del autoclave, que se extiende hacia arriba y hacia el norte, alcanzando al grupo antes referido y a Sebastián Murello, que también estaba en la zona. En relación al suceso de la llamarada coinciden también los testimonios de Mariana Isabel Juy y Darío Gustavo Gómez, microbiólogos que USO OFICIAL se hallaban en el Laboratorio Nº 9. También Jorge Daghero, Ingeniero Químico que estaba en la Oficina Nº 9, dice que el fuego se originó aparentemente desde el lado sur del salón de la Planta y que observó una “bola de fuego” que de inmediato ocupó todo el ámbito del salón. Este fenómeno ha sido explicado por los expertos (ver por ejemplo el informe de la Superintendencia Federal de Bomberos de la Policía Federal Argentina a fs. 1128/70) indicando que al momento del siniestro el portón principal estaba abierto y que soplaba viento desde el norte, cuadrante este, hacia donde se encuentra orientado el mismo, lo que favoreció el ingreso de una masa de aire, que al incidir sobre los vapores de hexano (altamente inflamables) los transportan hasta una fuente térmica próxima provocando su ignición. Luego se produce el fenómeno denominado “flash over”: los gases se inflaman rápidamente en retroceso. En este punto también son de interés las explicaciones dadas al respecto por la Sociedad de Bomberos Voluntarios Río Cuarto. De esta forma se generalizó el incendio en la totalidad de la nave central, alcanzando al grupo de personas que se encontraban en el sector intentando solucionar el problema. Luego se producen las explosiones de los tambores que los testigos escucharon (aproximadamente cinco o seis) que los técnicos llaman “BLEVE”. Este tipo de explosión ocurre en tanques que almacenan gases licuados a presión, en los que por ruptura o fuga del tanque, el líquido del interior entra en ebullición y se incorpora masivamente al vapor en expansión. 15 Si el vapor liberado corresponde a un producto inflamable, se genera una bola de fuego también en expansión. En una BLEVE la expansión explosiva tiene lugar en toda la masa de líquido evaporada súbitamente. La causa más frecuente de este tipo de explosiones es debida a un incendio externo que envuelve al tanque presurizado, lo debilita mecánicamente, y produce una fisura o ruptura del mismo (Dirección de Bomberos de la Policía de la Provincia de Córdoba, informe a fs. 951/75). El desarrollo posterior del siniestro, que afectó gran parte de las instalaciones de la Planta Piloto hasta que los bomberos pudieron extinguirlo, aparece descripto en los informes periciales y se observa con claridad en las fotografías obtenidas posteriormente y que conforman el Anexo “C” que preparara la Policía Federal Argentina. Mientras esto sucedía en la nave central, la casi totalidad de las personas que se encontraban en las dependencias de la planta baja, al ver lo que sucedía salieron al exterior por la puerta principal, con excepción de Marcelo David Flores, Darío Gustavo Gómez, María Isabel Juy y Joaquín Orejas, que se encontraban en el laboratorio Nº 9 y debieron salir al exterior por la ventana de éste, una vez que desde afuera rompieron las rejas. A la par que, en la planta alta y en el aula de física se hallaba un grupo de alumnos rindiendo examen y en su mayoría éstas personas lograron egresar del edificio por la escalera externa, luego que ésta fuera abierta por una persona que llegó con la llave. El docente Claudio Daniel Ceballos, quién se encontraba en su oficina atendiendo una consulta de la alumna Mainardi, junto con ésta debieron descolgarse hacia el exterior por la ventana. Mientras tanto, Liliana Gladis Ruestch, que había debido refugiarse del incendio en la oficina Nº 3 rompe el vidrio de la ventana exterior y se tira afuera. La misma actitud asumió Alexis Nahuel Vicentin, docente que se hallaba en el laboratorio Nº 10 y que debió romper los vidrios y la reja que protegen su ventana, empleando para ello una banqueta que tenía a mano. k) – Las víctimas del suceso: Como consecuencia de las quemaduras recibidas durante el incendio, fallecieron con posterioridad a su internación hospitalaria: Juan Andrés Politano, el 6 de diciembre de 2007 (fs. 4, acta de defunción a fs. 2405/06); Liliana Mercedes Giacomelli de Ceballos, el 7 de diciembre de 2007 (fs. 9, acta a fs. 1227, acta de defunción a fs. 2329); Carlos Alberto Ravera, el 12 de diciembre de 2007 (fs. 38vta, 806, acta de defunción a fs. 2424); Damián Aldo Cardarelli el 14 de diciembre de 2007 (fs. 64, acta de defunción a fs. 2328); 16 Poder Judicial de la Nación Gladys Zulema Baralla de Simone, el 22 de diciembre de 2007 (fs. 121, 1075, acta de defunción a fs. 2327); Miguel Angel Mattea, el 26 de diciembre de 2007 (fs. 124, Acta de defunción a fs. 2326). Asimismo resultaron con quemaduras de diversa consideración: Cecilia Pagliero ( acta fs. 147/49); Diego Bonazza (acta fs. 147/49); Sebastián Antonio Murello (fs. 38 y 154); Laura Potes (acta fs. 147/49); Iván Rafael Braida ( acta fs. 147/49); Jorge Daghero ( acta fs. 147/49 y fs. 994)); Liliana Gladis Ruetsch (fs. acta fs. 147/49); L) Deficiencias en materia de seguridad: Informe del Departamento de Delitos Ambientales de la P.F.A. (fs. 1044/1072): Constituye un relevamiento que ordenara el Juzgado Federal de Río Cuarto sobre la forma en que operaba la Planta Piloto, la adecuación de las instalaciones en materia de seguridad para el desarrollo de los procesos industriales que allí se llevaban a cabo y disposición de los residuos generados por aquéllos, como también USO OFICIAL si los mismos se encuentran alcanzados por la legislación vigente en materia de residuos peligrosos (decreto de fs. 61 y oficio de fs. 63). Brinda una descripción física del estado de cosas hallado en la Planta, de los dispositivos que se usaban para extraer aceite a partir del grano vegetal y dando noticia del proceso respectivo conforme algunos testigos. Señala que el material líquido, mezclas de aceite y hexano y el hexano en estado puro, estaban dispuestos en tambores metálicos de 200 lts. c/u, colocados de manera horizontal sobre una estructura metálica de cuatro patas, con un aparato para izar tambores. En relación al hexano componente esencial del proceso antes referido, indica que se trata de un líquido incoloro volátil, de olor característico, inflamable, que el vapor que genera es más denso que el aire y puede extenderse a ras del suelo con posible ignición en punto distante. Puede reaccionar con oxidantes fuertes, originando peligro de incendio y explosión. Que no debe exponerse a llamas abiertas o chispas, recomendándose utilizar sistemas estancos en los procesos en que ello sea posible, con ventilación adecuada en los locales y el equipo eléctrico y las instalaciones de iluminación deben estar conectadas a tierra y deben ser antideflagrantes. Deben usarse herramientas manuales antichispas y ropa protectora en caso de derrame. El almacenamiento debe realizarse en locales antifuego, con buena ventilación, alejados de fuentes de calor y de productos oxidantes. El suelo será impermeable y formará cubeta estanca para que en caso de derrame el líquido quede 17 retenido. Señalan el incumplimiento del art. 145 del Decreto 351/79 de la Ley de Seguridad e Higiene en el Trabajo, en cuanto a que el almacenamiento, manipulación o proceso de este tipo de sustancias debe hacerse en lugares aislados, con personal adiestrado y capacitado para su manejo y adoptando las máximas medidas de seguridad. También incumplimiento del art. 149 del referido decreto en cuanto no existían en la Planta Piloto dispositivos de alarma acústicos y visuales a fin de advertir a los trabajadores en caso de riesgo. Además la falta de ventilación y dispositivos de seguridad que eviten el escape de elementos nocivos a los lugares de trabajo próximos y al medio ambiente exterior. Señalan la inexistencia de pulsadores de emergencia antiexplosivos que permitan detener el funcionamiento eléctrico y mecánico de todos los sectores de riesgo dentro de la Planta. Destaca el incumplimiento del art. 160 de dicho Decreto, en cuanto a la protección contra incendios y la subdivisión en sectores diversos, conforme las tareas que en ellos se realizan con las protecciones específicas para cada uso, desde que el espacio es común para el desarrollo de diferentes actividades. Remarca la existencia de diversos equipos en infracción al art. 162 (dispositivos generadores de calor e incluso de llama). Así, dentro del mismo espacio que ocupa la Planta existen dos autoclaves para esterilización, con quemador sin compartimiento estanco, ubicados a unos treinta metros de los tambores. A doce metros hay un vehículo eléctrico experimental, a igual distancia un horno eléctrico, a menor distancia todavía un dispositivo de secado con estufas eléctricas conectadas a la red. No hay cartelería de advertencia. Destacan también el incumplimiento del art. 164 al excederse el límite establecido en cuanto a la cantidad de líquido inflamable de primera categoría (en la que se encuentra el hexano) que en ningún caso puede superar los 200 lts. Estiman que al producirse el siniestro había depositados alrededor de 1820 lts. de inflamable. Indican que en la Planta no se han respetado las normas de los arts. 95 a 102 con respecto a los locales con riesgos eléctricos especiales. Así constatan que solamente una parte de la instalación eléctrica tiene características antideflagrantes. Aproximadamente a unos nueve (9) metros del sector de los tambores observan la presencia de dos tableros eléctricos de entrada, cuyas tapas no son estancas acorde la normativa, con fusibles capaces de generar chispas o arco voltaico. Se visualiza por toda la nave innumerable cantidad de cables aéreos y conexiones eléctricas. Destacan que 18 Poder Judicial de la Nación muchos de los aparatos y dispositivos existentes aparecen conectados con fichas machohembra. Tal es el caso del aparato extractor de gases puesto en el sector y atado con alambres (ver foto de fs. 1056), que posee un cable que partiendo del mismo corre de forma aérea y se conecta mediante ficha macho a un tablero con varias fichas hembra. Señalan la existencia de aparatos y dispositivos eléctricos que no cumplen con la condición de “antiexplosivo” o “antideflagrante”. En cuanto a la “cama” de tambores indican que no hay conexión a tierra para evitar chispas ante corrientes estáticas. Tampoco las luminarias tienen características antiexplosivas. No existen carteles sobre seguridad ni salidas de emergencia. No hay baldes de arena en la proximidad del sector donde se operan los productos inflamables. Informe del INTI CÓRDOBA nº O.T.55154 (fs. 1102/1106): Está referido a la prueba de hermeticidad (o estanqueidad) de las USO OFICIAL instalaciones existentes en la Planta Piloto para el transporte y utilización de gas licuado en dicha dependencia, que alimenta a los laboratorios, oficinas, taller y cocina de aquélla. Se efectuó en todas las conexiones visibles de la cañería mediante solución de agua y jabón, utilizándose dos manómetros para medir la presión. Se detectaron un total de once (11) pérdidas –correspondientes a un inadecuado sellado o ajuste de las conexiones- en los sectores controlados aunque ninguna de ellas corresponde a la zona central del siniestro puesto que el trazado de la cañería no pasa por allí. Evaluación de condiciones de seguridad e higiene hecha por la Superintendencia Federal de Bomberos (fs. 1128/63): Indica que el área de experimentación no presenta una sectorización adecuada, teniendo en cuenta la existencia de materiales inflamables en volúmenes considerables. En el sector se encontraba dispuesta una batería de tambores conformando una línea de abastecimiento dentro del sistema con las mismas sustancias inflamables, que operaban a través de cañerías, mangueras y otros modos de operar el proceso industrial. Había entonces una vinculación directa entre los diferentes sectores de la Planta y el área referida, sin barreras que pudieran interferir un posible escape o derrame de fluidos peligrosos y consecuente incendio. Observan la existencia de algunos dispositivos y maquinarias que eran antiexplosivos, junto con otros que no: tableros eléctricos, estufas eléctricas, etc; presencia de equipos que funcionan a llama libre, alimentados a gas, tales como 19 autoclaves, estufas, mecheros, etc. En relación a las condiciones de seguridad e higiene en la Planta Piloto y en cuanto a la protección preventiva y la protección pasiva (evitación de incendios y su propagación), indican que para realizar trabajos de traslado, manipulación y procesamiento de elementos peligrosos e inflamables se deben adoptar todas las precauciones del caso. Estas actividades son incompatibles con las tareas administrativas y docentes y deben hacerse en espacios debidamente sectorizados, con muros y paredes resistentes al fuego. En el área coexistían tambores de depósito en volumen del orden de 1200 lts. junto con el circuito de experimentación y el resto de la Planta. Los recipientes no habían sido especialmente diseñados para el fin, siendo los mismos tambores de 200 lts. provistos por el proveedor de la sustancia. Los continentes, que no eran recipientes especiales sino tambores comunes y corrientes, necesariamente tuvieron que ser sometidos a un proceso de adaptación con la realización de orificios y colocación de accesorios, lo que hace presumir la existencia de puntos débiles o carencias de estanqueidad. Constatan presencia de luminarias comunes (no antiexplosivas), tableros eléctricos y cableados aéreos. No hay pasillos de circulación demarcados en el área de experimentación. No están delimitados los sectores peligrosos. Hay depósito de armarios metálicos y existencia de materiales combustibles varios en el pasillo que linda a la escalera en planta baja. No hay señales de prohibición, advertencia, obligatoriedad e informativas. Existen tableros eléctricos sin señales de seguridad (atención, riesgo de choque eléctrico). Uso de calzado no apto para utilizarse en áreas peligrosas. Falta de señalización de los medios de escape (salidas, escalera, salida de emergencia). Falta de chapas balizas en correspondencia con los matafuegos existentes. Las cañerías de gas y electricidad en algunos sectores no cumplen con los colores reglamentarios. No hay luminarias de emergencia. El conducto evacuador de gases del calefón es antirreglamentario. Estufa eléctrica y mechero Bunsen alimentados por gas mediante conducto antirreglamentario. Cables eléctricos a la vista con empalmes. Tablero precario. Tubos de nitrógeno y oxígeno en los laboratorios sin mecanismos de sujeción. Acopio de tambores de aceite y otros en el lateral izquierdo del edificio. Baranda discontinua en área de ingreso a escalera auxiliar metálica. Realización de tareas de impermeabilización sin cumplir las normas seguras de procedimiento preestablecidas (véase testimonio del albañil contratado a tales efectos a fs. 1004/5)… 20 Poder Judicial de la Nación Consideraciones acerca de la acreditación y circunstancias del hecho: El hecho materia de la presente investigación ocurrió el 5 de diciembre de 2007, aproximadamente a las 10:00 0horas en la Planta Piloto de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Río Cuarto al producirse un incendio tras la explosión de 13 tambores allí almacenados conteniendo la cantidad de 200 lts. cada uno, haciendo un total de 2.600 litros de Hexano. Como consecuencia del siniestro se produce la muerte de seis personas, provoca además heridas a otras personas e importantes daños materiales. Que de los elementos obrantes en la causa se determina que el Grupo GIDPO (Grupo de Investigación y Desarrollo de Productos Oleaginosos), por intermedio de su Director, Dr. Miguel Ángel MATTEA inició en setiembre del año 2007, tratativas para realizar un trabajo de extensión consistente en la extracción de aceite de oleaginosas mediante el uso de solvente con la Empresa DE USO OFICIAL SMET SAIC de Buenos Aires, por intermedio del señor Aníbal DE MARCO –Gerente de Producto-; tal surge de los correos electrónicos obrantes a fs. 678/685, aportados a la prevención por su Presidente Carlos Alberto JUNI, ratificados en esta sede a fs. 2602/2604.- Esta clase de colaboración se instrumenta en la UNRC a través de dos modalidades: por la propia Universidad o a través de la FUNDACION de la UNRC, esta última modalidad fue la instrumentada para el citado proyecto o trabajo.- Que el proyecto se canalizó por intermedio de la FUNDACIÓN U.N.R.C. (persona jurídica creada para promover actividades de enseñanza e investigación científica a nivel de la comunidad educativa y promover el conocimiento y la cultura en la Universidad Nacional de Río Cuarto (ver fs. 394/400). Luego de intercambio de correos electrónicos entre las partes se elaboró un CONVENIO-MARCO por el término de un año y el Protocolo de TRABAJO N° 26 entre la citada Empresa y la FUNDACION U.N.R.C. con fecha 30/10/2007. En ambos documentos la FUNDACION U.N.R.C. es representada por su Presidente Carlos BORTIS –Vicedecano de la Facultad de Ingeniería a cargo del Decanato por licencia de su titulary la Empresa DE SMET por Aníbal DEMARCO. Dentro del CONVENIO aludido y en su cláusula segunda se designa al Dr. Miguel MATTEA como representante de la FUNDACION y a Javier BORETTI en representación de la Empresa.-Entre las cláusulas del PROTOCOLO de TRABAJO N° 26 (nueve), transcribo sus partes fundamentales: 21 PRIMERA - Objetivos: La FUNDACION a través del GIDPO dependiente del Departamento de Tecnología Química de la Facultad de Ingeniería de la UNRC realizará experiencias de extracción de aceites; SEGUNDA - Responsable: el Dr. Miguel MATTEA, Director del GIDPO será responsable de la ejecución del plan de trabajo; TERCERA Cronograma: el trabajo se desarrollará entre el 30/10/2007 y el 30/11/2007 y contempla: Participación en el diseño y ejecución; adecuación Planta Piloto; realización de ensayos previos; análisis químicos y experiencias de extracción con HEXANO; CUARTA - Aportes de la FUNDACION: la FUNDACION a través del GIDPO se compromete a realizar las actividades utilizando la infraestructura de la UNRC; la FUNDACION se encargará de la tramitación administrativa de los fondos aportados por La Empresa; QUINTA - Aportes de la Empresa: La Empresa se compromete a aportar $ 10.000.- y elementos que mejoren las instalaciones existentes con el único fin de realizar las experiencias mencionadas, temporalmente; SEXTA – Vigencia: El protocolo regirá a partir de su firma por las partes y tendrá una duración hasta la conclusión del plan de trabajo acordado previamente; SEPTIMA – Informe: La Fundación a través del GIDPO, elevará a la Empresa un informe final con los resultados del estudio a los 7 días de finalizadas las experiencias; OCTAVA – Confidencialidad: la Fundación se compromete a mantener la confidencialidad de los resultados y mantendrá reserva sobre información de carácter confidencial suministrada por La Empresa, y; NOVENA – Jurisdicción: rige la cláusula novela del CONVENIOMARCO (negociaciones de buena fe – jurisdicción de Tribunales Federales de Río Cuarto). Así, la firma DE SMET SAIC aportó recursos humanos: Javier BORETTI; Sebastián MURELLO (fs. 2246/48 y 2979/2980); Diego BONAZZA de la Empresa VERDU (fs. 1028/1034 y 2810/2811) y personal de la Firma EMIRT (ver testimonio de Walter CABRERA de fs. 3057/58). También la Empresa aportó materiales tales como: la cantidad de trece (13) tambores de 200 litros cada uno de hexano, lo que hacen un total de 2600 litros; aceite de soja crudo y láminas de soja, que hacían falta para la experiencia.- Al no estar inscripta la UNRC ante el Registro de Generadores y Operadores de Residuos Peligrosos como operadora de solventes del tipo del HEXANO (fs. 1833/1862), DE SMET solicitó a ACEITERA GENERAL DEHEZA S.A., que en carácter de comodato, le aporte al Grupo GIDPO el solvente de que se trata y los otros elementos. La ACEITERA GENERAL 22 Poder Judicial de la Nación DEHEZA S.A. adquirió el hexano a la firma GAFOR de Buenos Aires (ver fs. 126/140) y, por indicación de DE SMET, lo despachan directamente a la U.N.R.C. por intermedio de Transporte “OLIVA Hnos.”, mientras que los otros insumos se enviaron en forma separada (ver testimonio de Miguel Vicente FERRERO, apoderado de ACEITERA GENERAL DEHEZA S.A. de fs. 920/921 y fs. 2809). El hexano fue recibido en la U.N.R.C. por “J. Boretti - 17555200”, y el resto de los materiales por “Darío Peralta”, tal surge de la documentación aportada por el apoderado de ACEITERA GENERAL DEHEZA S.A. (fs. 1078 y 1079) y del reconocimiento de JUNI, Presidente de DE SMET, de la existencia de un Ing. BORETTI en los tres primeros ensayos (fs. 2602/2604). Los tambores fueron colocados en el interior de la Planta Piloto (ver declaraciones de SOSA VASCONI fs. 2774; MAGNOLI fs. 2832, VILLAFAÑE fs. 2833 y CEBALLOS fs. 2754/2756, entre otros). USO OFICIAL Respecto de otros materiales utilizados para la experiencia (ver declaraciones de BONAZZA fs. 1920/1925 y fs. 2810/2811): “había cañerías de acero al carbono y galvanizadas, trajo algunas válvulas grandes, un caudalímetro de la Empresa DE SMET, y algunas válvulas y accesorios fueron adquiridos en comercios, la mayoría de General Deheza por estas personas que construyeron las cañerías, como también materiales que había en la Planta Piloto y materiales del taller de la Planta…”.Se destaca que el ingreso de semejante cantidad de hexano no se hizo constar, ni asentar, ni verificar o controlar dentro del establecimiento universitario. -Las experiencias de trabajo que trataba el CONVENIO MARCO y el PROTOCOLO N° 26 celebrado entre la Fundación U.N.R.C. y la firma privada DE SMET S.A.I.C., comenzaron con antelación a que dichos documentos estuvieran firmados por ambas partes, incumpliéndose con la cláusula sexta, atento que para mediados de noviembre de 2007 el proyecto había sido puesto en marcha por parte del Grupo GIDPO, bajo la dirección del Dr. Miguel MATTEA, contándose con la ayuda del alumno Juan Andrés POLITANO y los empleados BORETTI y MURELLO de la firma DE SMET S.A.I.C. y personal de la Firma VERDU (BONAZZA) y de la empresa “EMIRT”, también contratada por DE SMET S.A.I.C. (ver declaración del Sr. Walter CABRERA, de fs. 3057/58). Que los ensayos comenzaron aproximadamente a partir del día 20/11/07, y culminarían el día 05/12/2007, después de las 18:00 horas cuando realizarían la última 23 etapa del proyecto, para ello también se había modificado el interior de la Planta Piloto. Al respecto el Informe de fs. 3103/3114 de la DIVISION APOYO TECNOLOGICO JUDICIAL de la Policía Federal Argentina, se indica que en el CD identificado como “NOTEBOOK” se encontró un archivo donde se hacen referencias a un trabajo con harina de soja y Hexano en donde se consigna los puntos a analizar de la experiencia realizada el 22 de noviembre de 2007 y el 27 del mismo mes y año; hecho que resulta evidente al ser trabajos efectuados antes de la firma del Convenio Marco y Protocolo N° 26.- Las medidas de seguridad adoptadas por el grupo de trabajo dirigido por el Dr. MATTEA (GIDPO) consistió en colocar una cinta perimetral en el sector Norte de la Planta Piloto, mantener el portón abierto y el extractor prendido todo el día, la colocación una cinta perimetral impidiendo el acceso desde la planta alta a ese sector y hacer reuniones a fin de prevenir que se trabajaría con solventes inflamables para que se tomaran las precauciones pertinentes (no fumar, no hablar por celular, etc.); estas circunstancias, se encuentran corroboradas en autos por los distintos testimonios que hacen alusión a las mismas. Que el Departamento de Tecnología Química, por intermedio de su Directora Miriam FERRARI, convocó a una reunión para el 15/11/2007, en la cual el Dr. MATTEA informaría acerca del proyecto y medidas de seguridad que se implementarían, como así también que se trabajaría después de las 18:00 horas, pero esto no se cumplió atento que el siniestro ocurrió a media mañana del 05/12/2007. La existencia de la reunión encuentra respaldo en la documental –mail- acompañada por el Ing. OREJAS a fs. 2513. Asimismo, el mismo profesional al momento de declarar en sede prevencional acompaña los correos electrónicos que le enviara al Dr. MATTEA, como resultado de esa reunión y en relación a la experiencia que realizaría el GIDPO, en los cuales le sugiere, entre otras consideraciones, “revisar las cuestiones de seguridad”. La fecha del correo electrónico es 18/11/2007. Dicho Ingeniero al testimoniar en el Juzgado manifiesta que la reunión tendría que haber sido reglamentaria, antes del inicio del proyecto para aprobarlo o no (fs. 2270/2272). En relación a que se estaba trabajando en la mañana del 05/12/2007, ha quedado acreditado por el testimonio del Ing. MURELLO, entre otros, quien manifestó que llegó a las 09:00 horas del 05/12/2007 y con BONAZZA pusieron a recircular una bomba para tomar muestra, actividad ordenada el día anterior por Miguel MATTEA (fs. 24 Poder Judicial de la Nación 2246/2248 y 2979/2980).- Una síntesis de las condiciones de seguridad en que se trabajaba en la Planta Piloto permite afirmar que si bien su diseño inicial pudo haber contemplado un plan determinado, el posterior crecimiento desordenado de la carrera de Ingeniería Química, con aumento de los proyectos de investigación y consecuente agregación de instalaciones de todo tipo, llevó a una situación de desorden total, generalizándose la comisión de infracciones a las normas de seguridad, a la vista y paciencia del Organismo que debía velar por su cumplimiento. Se llega así al momento del suceso con una estructura peligrosa de por sí, constituida por un área única de experimentación en donde se desarrollaban diversos proyectos sin adecuada sectorización ni barreras que pudieran interferir un posible escape o derrame de fluidos peligrosos y consecuente incendio y explosión, a pocos metros de las oficinas donde se hacía el trabajo administrativo y de las USO OFICIAL aulas donde se dictaban clases y se tomaban exámenes.-Ello con instalaciones eléctricas con deficiencias de todo tipo, que han sido remarcados por los expertos en la materia, y con instalaciones de transporte de gas con deficiencias en el tendido y pérdidas en algunos sectores y con la presencia de equipos que funcionan a llama libre, alimentados a gas, tales como autoclaves, estufas, mecheros, etc. En este marco se inserta la presencia del hexano -en cantidades que exceden largamente el máximo admitido por las reglamentaciones- en el sector asignado dentro de la nave central, para su utilización posterior en un circuito experimental construido con materiales poco seguros y sin adecuada ventilación.-Aunadas una y otra condiciones se producen el incendio y las explosiones.-El siniestro ocurrido el día 05/12/2007 en la Planta Piloto de la Facultad de Ingeniería de la U.N.R.C., provocó en días subsiguientes el fallecimiento de: Miguel Ángel MATTEA; Gladis Zulema BARALLA; Damián Aldo CARDARELLI; Liliana Mercedes GIACOMELLI; Juan Andrés POLITANO y Carlos Alberto RAVERA, cuyas actas de Defunción y resultados de las autopsias están agregadas en autos.- También en el evento resultaron lesionadas varias personas, obrando sus historias clínicas y/o constancias médicas, según el siguiente detalle: Sebastián MURELLO (fs. 2163/82); Diego BONAZZA (fs. 1981/2026 y 2183/2184), Iván BRAIDA (fs. 1904); Jorge DAGHERO (fs. 994 y test. de fs. 1297/1298) y Cecilia PAGLIERO (fs. 1974/1978 y 2185/2186). También Liliana Gladis 25 RUETSCH (fs. 158 y 275); y Laura POTES (fs. 2776.- Las posibles causas del siniestro, sus consecuencias; estado en que quedó la Planta Piloto de la Facultad de Ingeniería de la U.N.R.C., y consideraciones sobre sus condiciones de Higiene y Seguridad previstas en la Ley N° 19.587 de Seguridad e Higiene en el Trabajo y su Decreto Reglamentario N° 351/79, se acreditan con los INFORMES aportados y requeridos al Departamento Técnico Investigativo de la Policía Federal Argentina, a la Dirección de Bomberos de la Policía de la Provincia de Córdoba, Departamento Delitos Ambientales de la Policía Federal Argentina, Departamento Técnico Investigativo-Superintendencia Federal de Bomberos de Policía Federal Argentina; Sociedad de Bomberos Voluntarios de RIO CUARTO); los del Instituto Nacional de Tecnología Industrial – INTI- sobre “Estado Cañería Gas”; “bombas centrífugas y cañerías adyacentes” –del proyecto del GIDPO- y sobre el solvente HEXANO; el de Superintendencia de Riesgos de Trabajo –Acta de Inspección de fecha 06/12/2007-Asimismo obra en autos información relacionada con el solvente HEXANO (Manual de Protección c/Incendio NATIONAL FIRE PROTECTION ASSOCIATION, Etiquetado de tambores, Ficha Internacional Seguridad Química s/Hexano (“Hexano”: formula química n-Hexano C6-H14, Masa Molecular: 86.2, solvente altamente inflamable, las mezclas vapor/aire son explosivas, se requiere adoptar medidas tendientes a evitar estas situaciones, principalmente, evitar llamas, no producir chispas, no fumar, ventilación adecuada, equipo eléctrico y de alumbrado a prueba de explosiones, almacenamiento a prueba de incendios, separado de oxidantes fuertes y mantenido en un lugar fresco y bien cerrado). Las distintas pericias se ordenaron a efectos de acreditar aspectos específicos de las instalaciones de la Planta Piloto con posterioridad al siniestro y a fin de poder determinar las posibles causas del evento.- Las mismas fueron realizadas por el INSTITUTO NACIONAL DE TECNOLOGÍA INDUTRIAL – I.N.T.I. sobre las siguientes cuestiones: estudios Metalográfico - Instalaciones Eléctricas-Autoclave, Seguridad e Higiene en el Trabajo, Bombas Centrífugas, y también el Informe del Departamento Técnico Investigativo-Superintendecia de Bomberos de la Policía Federal Argentina, (informe pericial de fs. 3909/3915, complementario del obrante a fs. 1130/70).-Surge de los mismos que el hecho ocurrido habría sido producto por la falla de alguna de las piezas o componentes de una instalación dispuesta en forma temporaria en la Planta Piloto de la 26 Poder Judicial de la Nación UNRC para una prueba específica. Sumado a ello la posterior dificultad para controlar el incendio en razón de las graves y crónicas falencias en materia de seguridad e higiene en esa área de riesgo dentro del establecimiento universitario.-Asimismo indica que el hecho se habría originado a raíz de una pérdida de hexano almacenado dentro de la Planta Piloto para la realización de las pruebas del Grupo GIDPO.- Dicho solvente, de extrema peligrosidad, se expande en forma de gas y posteriormente se propaga a nivel del suelo, que se vio favorecido por una corriente de aire que provenía de la puerta corrediza que se encontraba abierta, se presume que el avance de aquél habría alcanzado alguna de las autoclaves o mecheros del tipo bundsen que se hallaban encendidos en la Planta en razón de ensayos realizados por otros grupos de trabajo que operaban en el lugar.- Nuevamente entiendo acorde referirme a las condiciones de seguridad.- falencias en la Planta Piloto USO OFICIAL queda acreditado por distintas documental recogida como ser las actas del Departamento de Tecnología Química, nota del Ing. WILLNECKER de fs. 1690, ratif. a fs. 2236/2238 en donde se refiere a “caos y desorden”, “emanaciones tóxicas y/o explosivas”, en relación a un proyecto de biodiesel; acta N° 35 de fecha 10/10/2007 -fs. 1716/1717- surge que unos de los temas a tratar era la “seguridad en la Planta Piloto”. También acreditan los testimonios obrantes en la causa como ser los de: Ing. RUETSCH (fs. 1285/1286); Ing. BETTERA (fs. 1289/1290); Ing. DAGHERO (fs. 1297/1298); Ing. CAMPETELLI (fs. 1299/1300); Ing. WILLNECKER (fs. 2236/2238); Ing. OREJAS (fs. 2270/2272); Ing. PRAMPARO (fs. 2583/2584); Ing. REARTES (fs. 2895/2897); Ing. MAFFRAND (fs. 2914/2915, entre otros.- Todo estos testimonios dan cuenta de la falta de medidas de seguridad, de la peligrosidad de la experiencia del GIDPO, de la falta de información respecto a medidas a tomar en caso de posibles siniestros y manifiestan cierto desconocimiento respecto de los responsables en materia de seguridad en la Planta Piloto. Se da cuenta también de las condiciones en que se hallaba la Planta Piloto, de los riesgos potenciales que planteaba la investigación del Gidpo, de la falta de información y medidas de emergencia en caso de posibles siniestros y del desconocimiento general acerca del área respectiva de seguridad u de sus responsables dentro del establecimiento universitario.-Asimismo, constan también en autos otros hechos ocurridos en distintos 27 ámbitos de la Universidad Nacional de Río Cuarto que ponen en evidencia la falta de observación de normas o la falta de implementación de medidas de prevención en materia de seguridad. Por ejemplo, con motivo de los hechos ocurridos en el Comedor Universitario, (ver testimonio de Adrián Rodolfo AVALOS fs. 2902) y en el Área del Horno Incinerador de la Facultad de Agronomía y Veterinaria (ver Expte. N° 11-U-2005 “U.N.R.C. s/Explosión” reservado en Secretaria) la creación en el ámbito de la U.N.R.C de una Comisión de Higiene y Seguridad (Res. N° 598/05), que al momento de los hechos, estaba presidida por el Ing. José Luis PINCINI.- También sobre la U.N.R.C. obra el Informe de la Sindicatura General de la Nación –SIGEN-: Informe de Evaluación del Sistema y Control Interno 2006 (fs. 1573/1596), recibido en la U.N.R.C. con fecha 03/09/2007 (fs. 2768), determinándose entre otras consideraciones que “El Departamento de Higiene y Seguridad del Trabajo se encuentra inactivo, ya que no cuenta con responsable ni con recursos humanos y materiales afectados a su funcionamiento” e informa que por Res. N° 598/05 se conformó dicha Comisión de Higiene y Seguridad a la cual se le asignó responsabilidades y un presupuesto de $ 100.000 para ejecutar acciones. El funcionamiento de la Comisión de Higiene y Seguridad, integrada por el Ing. PINCINI en su calidad de Secretario de Coordinación Técnica y Servicios y por el Ing. Sergio Fabián ANTONELLI, como Secretario Técnico de la Facultad de Ingeniería; ha quedado acreditado que dicha Comisión no cumplía con sus funciones específicas. Ello se ve reflejado en el testimonio de la Ing. REARTES (fs. 2895/97), quien manifestó saber que había una Comisión de Higiene y Seguridad que estaba trabajando a nivel institucional, pero nada especial en relación al Departamento de Tecnología Química; que conocía a ANTONELLI y PINCINI y sabía que la Comisión había contratado a profesionales en Seguridad e Higiene; que la Planta Piloto no era visitada y/o controlada por personas pertenecientes a Seguridad e Higiene. A fs. 2901 la docente REYNOSO –microbiólogamanifestó que se solicitó a la Comisión de Higiene y Seguridad en la persona de PINCINI la inscripción de la U.N.R.C. como Generadora de Residuos Peligrosos; que los reclamos ante la falta de acondicionamiento del nuevo edificio al que se trasladaban se hacían ante PINCINI como Secretario de Coordinación Técnica y Servicios. A fs. 2914/2915 el Ing. MAFFRAND manifestó no haber recibido ninguna notificación por escrito ni firmado 28 Poder Judicial de la Nación documento relacionado con medidas de higiene y seguridad en el trabajo; en igual sentido testimonian la Ing. PRAMPARO (fs. 2583/2584), el Ing. GALIMBERTI (fs. 2924); la Ing. MARTINELLO (fs. 2942/2943) y la Ing. CATTALANO (fs. 3041/3042). A su vez el Ing. Jorge BARRAL en su declaración de fs. 3684/3688 dice desconocer la existencia de un Departamento de Higiene y Seguridad, que si existía él no lo conocía. Del conjunto de las constancias incorporadas al respecto, no surge que se hayan materializado y solucionado el total de las funciones que como tal le correspondían a la Comisión de Higiene y Seguridad de la Universidad. Si bien es cierto que se implementaron algunas medidas planteadas durante el año 2006 (evaluación del sistema de gas, relevamientos de áreas, contratación de personal especializado, inscripción como generadora de residuos peligrosos); que en el transcurso del año 2007 no se realizaron reuniones por distintos USO OFICIAL motivos y que sobre la base del Informe de Bomberos Voluntarios del año 2006 cuya conclusión es “Riesgo Alto”; sobre la sugerencia de los ingenieros contratados se iniciaron procesos licitatorios (extintores, salidas de emergencias, readecuación instalaciones luz y gas, cursos manejo de matafuegos, se comenzaron los trámites para la inscripción ante la Agencia Córdoba Ambiente; etc.); nada fue suficiente para evitar el siniestro o, en su caso, la rápida acción sobre el mismo, tendientes a minimizar sus efectos.-Es dable destacar que la experiencia de tipo “piloto”, es una escala intermedia entre la denominada “laboratorio” y la escala de tipo “industrial” y se ha podido establecer que la capacidad de la Planta Piloto era la de escala “piloto” en atención a los planos de la misma.-La experiencia pretendida por el Grupo GIDPO y DE SMET SAIC habría excedido con creces las capacidades de la Planta Piloto de la UNRC, estando por encima de las experiencias habituales de laboratorio llevadas hasta entonces con pequeñas cantidades de solvente como el Hexano y además contraviniendo características de seguridad manifiestas en dicho establecimiento.- En resumen, los organismos competentes dentro de la U.N.R.C., a la hora de mantener un adecuado control sobre Higiene y Seguridad en el Trabajo y, puntualmente, sobre la seguridad en la Planta Piloto de la Facultad de Ingeniería, no han sido lo suficientemente idóneos, ni han adoptado las medidas básicas de seguridad para evitar el siniestro de que se trata. Estimo necesario 29 recalcar que se cuenta en autos con documentación vinculada al hecho materia de análisis, tales como: ESTATUTO UNIVERSITARIO, Creación de la FUNDACION U.N.R.C., Convenio entre la FUNDACION U.N.R.C. y la UNIVERSIDAD NACIONAL de RIO CUARTO, Acta Designación del Ing. BORTIS como Presidente de la FUNDACIÓN U.N.R.C., Resoluciones de designación autoridades de la Facultad de Ingeniería – Decano: Ing. MOITRE, Vicedecano: Ing. BORTIS-, y del Departamento de Tecnología Química – Directora: Ing. FERRARI, Vicedirectora: Ing. DUCROS-, Reglamentación de Funcionamiento y Estructura de los Departamentos de la Facultad de Ingeniería –entre ellos el de Tecnología Química, Res. Designación del alumno Juan Andrés POLITANO como Ayudante de segunda rentado en el Departamento de Tecnología Química de la Facultad de Ingeniería de la U.N.R.C. que se encontraba “afectado” al proyecto del GIDPO, Resolución Administrativa de puesta en marcha de la Planta Piloto, Resolución Administrativa que dispone la creación del GIDPO -depende del Departamento de Tecnología Química-, su Organización y Reglamentación, Resolución que ordena la Creación de la Comisión de Higiene y Seguridad y sus funciones específicas, Res. sobre la designación del Secretario de Coordinación Técnica y Servicios: Ing. PINCINI y Resol. que designa al Secretario Técnico de la Facultad de Ingeniería: Ing. ANTONELLI, ambos integrantes de la Comisión de Higiene y Seguridad, Resol. que dispone la contratación de Rogelio FERRARIO, Bombero Voluntario de esta ciudad, para asesoramiento; Resol. que ordena la contratación de Ing. ECHANDIA e Ing. CHIARAMELLO y Licenc. ECHANDIA, para cumplir tareas ante la Comisión de Higiene y Seguridad, Resol. N° 203/07 que dispone la licencia del Ing. MOITRE como Decano de la Facultad de Ingeniería, y Resol. 163/07 que dispone su reintegro al cargo de Decano con fecha 01/12/2007, el reemplazo del Ing. MOITRE por el Vicedecano Ing. BORTIS, se encuentra prescripto en el art. 33° del Estatuto Universitario el que, en su parte pertinente, dispone: “El Decano y Vicedecano … pueden ser reelectos. Aquél, o éste en su reemplazo, representan a la Facultad y al Consejo Directivo”.- Cabe recordar que las resoluciones administrativas dictadas en los diferentes estamentos de la U.N.R.C. acreditan la calidad y rol que cumplían los imputados en la presente causa. Asimismo, y respecto de la relación de la FUNDACIÓN U.N.R.C. con la Empresa DE SMET SAIC, se encuentran reservados en Secretaria los originales del 30 Poder Judicial de la Nación CONVENIO-MARCO y del PROTOCOLO N° 26, que avalaban el proyecto de investigación denominado EXPERIENCIAS DE EXTRACCION DE ACEITES A PARTIR DE SEMILLAS VEGETALES, llevado adelante por el Grupo GIDPO. En ese proyecto participaron por la Empresa DE SMET SAIC los Ingenieros DEMARCO, BORETTI y MURELLO. A ellos debe agregarse el arquitecto BONAZZA de la Firma VERDU y operarios de la Firma EMIRT –contratados por DE SMET SAIC-.-Esta intervención de profesionales y empleados de firmas privadas vinculadas al proyecto, surge de la Resolución N° 061/A/1994 de la Inspección de Sociedades Jurídicas del Gobierno de Córdoba, mediante la cual se crea la FUNDACIÓN U.N.R.C. la que, en su art. 4° inc. “b” le permite celebrar convenios con instituciones públicas y/o privadas de la República e Internacionales, tendientes al cumplimiento del objeto de la FUNDACION U.N.R.C., que USO OFICIAL es promover, apoyar y fomentar la investigación científica y tecnológica en la U.N.R.C. (ver art. 3° de la citada Resolución).- expuesto acredita que el proyecto tuvo sustento institucional y apoyo por parte de la FUNDACION U.N.R.C. presidida por el Ing. BORTIS, posibilitando de esta forma, que sus autoridades pudieran tener conocimiento de las tareas desplegadas por el Grupo GIDPO.- Por otro lado, los integrantes de la Firma DE SMET SAIC tampoco pueden desconocer los lineamientos mínimos en materia de seguridad que deberían haberse adoptado en un proyecto de semejante envergadura, en donde su peligrosidad no podía soslayar el riesgo que implicaba para las personas que trabajaban en el proyecto y de las demás que habitualmente concurrían a la Planta Piloto. -Se puede apreciar que del resultado de las pericias, se colige que las condiciones de Seguridad e Higiene en la Planta Piloto no eran las adecuadas para semejante proyecto, ni para otros desarrollados en dicho lugar (fs. 4026). Así la parte eléctrica montada para el proyecto del GIDPO, no cumplía con los recaudos mínimos para tornar seguro la realización del trabajo con 2.600 litros de hexano. Las cañerías de gas y sus conexiones tenían pérdidas, hecho que torna evidente la falta de controles adecuados en materia de seguridad de la Planta. La pericia metalográfica destaca que parte de los materiales utilizados no reunían la calidad de ser antideflagrantes, hecho que se agrava por la inclusión dentro de la propia Planta del tren de tambores donde se almacenaba la miscela. Las autoclaves, una de ellas 31 se encontraba encendida a la hora aproximada de los hechos. Si bien de los informes requeridos no se ha podido determinar con exactitud el “punto de origen del derrame” y el “elemento generador” que provocó el siniestro, no impide tener por acreditado con un alto grado de probabilidad, las negligencias e inobservancias de aquellas pautas mínimas de seguridad que hubieran permitido contener y controlar el derrame y evitar sus consecuencias posteriores. Lo expresado y el cúmulo de pruebas e indicios colectados en la causa que permiten llegar a esta conclusión.-es dable resaltar el resultado de la pericial METALOGRÁFICA, que en parte expresa: “…No es posible determinar en forma fehaciente las causas que motivaron el derrame, debido a que los elementos que posiblemente pudieron haber fallado, ocasionando el comienzo del siniestro, se encuentran totalmente destruidos…. sólo se pudieron hacer hipótesis…. podrían existir diversas hipótesis de falla, ninguna de las cuales pudo ser demostrada fehacientemente...” (fs. 4005). Lo expuesto demuestra que a pesar de las múltiples medidas ordenadas tendientes a determinar la causa del siniestro, no se ha podido lograr dicho objetivo, quedando envuelto el punto generador del evento en el terreno de lo hipotético. Aun así, las pruebas colectadas son suficientes para demostrar la concurrencia de factores humanos y materiales que contribuyeron a que el siniestro se desatara con las lamentables consecuencias de víctimas fatales y daños materiales ya expresados.-Por otra parte, también debe señalarse la insuficiencia de las medidas de control dentro del ámbito universitario, ya que de la misma manera que ingresa al predio un alumno, un docente, un no docente, etc., se introducen al campus, sin ningún tipo de verificación, restricción, ni asiento escrito o constancia del ingreso, la cantidad de 2.600 litros de HEXANO. p) acerca de las personas responsables :Miguel Ángel Mattea: Doctor en Ingeniería Química, era el jefe del equipo de investigadores que trabajaba con hexano en la Planta Piloto de Ingeniería. Egresó de la U.N.R.C. con el título de grado en 1980. Doctorado en Ingeniería Química en la Universidad Nacional del Sur, cuatro años más tarde. Luego realizó un pos doctorado en la Universidad de Minnesotta, Estados Unidos, entre 1985 y 1986. Era investigador independiente del CONICET desde enero de 2005 y profesor titular exclusivo en Ciencias de Aplicación-Operaciones Unitarias I desde noviembre de 1996. Fue Decano de la Facultad de Ingeniería. Por tratarse Mattea del autor y director del proyecto de 32 Poder Judicial de la Nación investigación cuyos trabajos –como se ha visto- fueron la causa directa del trágico siniestro que se investiga, por su título de Doctor en Ingeniería Química, por sus estudios de post-doctorado, por la cantidad de proyectos de investigación que dirigió y por su extenso currículo en que su actuación como Decano de la Facultad de Ingeniería no es un dato menor, a la hora de establecer responsabilidades debe partirse de la idea de que Mattea conocía a la perfección la peligrosidad de los materiales e instalaciones utilizados en el referido proyecto y asumió el riesgo en su plenitud. Este investigador inició y desarrolló un curso causal sin cuya existencia no puede concebirse el siniestro producido el 5 de diciembre de 2007. Su enorme prestigio científico fue un factor decisivo para que la empresa DE SMET, iniciara las negociaciones con la Fundación, para que ésta aprobara el proyecto de investigación y se iniciaran rápidamente los trabajos pese a que no se había USO OFICIAL formalizado el instrumento legal respectivo. Además nubló el juicio de los integrantes del Departamento de Tecnología Química cuando se trató de lograr una mayor seguridad en el desarrollo de los trabajos en la reunión convocada al efecto. Todos los antecedentes que se conocen permiten afirmar que sabía acabadamente del alto potencial riesgoso del proyecto; es más: desoyó todas las advertencias que le fueran formuladas al respecto y ocultó la envergadura del peligro que la realización de los trabajos implicaban para la vida y salud de las personas. Al haber fallecido en el trágico suceso, no se inició acción penal a su respecto.- Carlos Bortis: Por su carácter de Vicedecano de la Facultad de Ingeniería a la época del hecho, nos habla tanto de su excelencia como del prestigio alcanzado entre sus pares. Siendo Presidente del Consejo de la Fundación de la Universidad Nacional de Río Cuarto es responsable de la aprobación del proyecto celebrado entre el Grupo GIDPO y la Empresa DE SMET SAIC, suscribiendo en calidad de Presidente de la Fundación de la Universidad Nacional de Río Cuarto el convenio Marco y el Protocolo de Trabajo N° 026/2007, ambos de fecha 30/10/2007. Dicho Protocolo de Trabajo N° 026/2007 establecía que la Fundación de la UNRC, a través de la Unidad Ejecutora GIDPO, dependiente del Departamento de Tecnología Química de la Facultad de Ingeniería de la UNRC y a pedido de la Empresa DE SMET SAIC, realizaría un conjunto de experiencias de extracción de aceite a partir de semillas vegetales. Dicho 33 plan de trabajo tendría lugar bajo la responsabilidad del Director del GIDPO Dr. Miguel Mattea y utilizaría la infraestructura de la Universidad, sin perjuicio del aporte de elementos de mejora de las instalaciones existentes por parte de la Empresa. Al haber participado en la suscripción de tales documentos, no podía ignorar que el proyecto implicaba la manipulación de una sustancia altamente volátil como el hexano y en un volumen muy por encima del empleado habitualmente en la Planta Piloto. Por tratarse el hexano de un solvente altamente inflamable, su manejo demandaba, indudablemente, la adopción de una serie de medidas de seguridad, no obstante permitió la puesta en marcha de la misma, sin resolver previamente el marco legal del contrato, autorizando la puesta en marcha de la experiencia, no obstante los vicios formales del acuerdo.-La celebración del contrato con DE SMET y de su concreción y puesta en marcha antes de que se formalizara el instrumento respectivo, contrariando la expresa disposición al respecto del convenio que vincula a la Fundación con la Universidad Nacional de Río Cuarto y la omisión de las normas de Seguridad e Higiene colocó al personal que desempeñaba tareas en la Planta Piloto en una situación de riesgo, inclusive dicho peligro alcanzaba también a edificios cercanos como el Jardín maternal, distante a 30 mts. de la Planta.- Conocía los riesgos implicados, y no obstante ello dio las autorizaciones necesarias para que se siguiera adelante el proyecto. Este obrar imprudente constituye su contribución causal al suceso, encuadrando la misma en la figura de estrago culposo agravado por muerte de personas (art. 189 del C.P.).-José Luís Pincini y Sergio Fabián Antonelli: El primero como Secretario de Coordinación Técnica y Servicios de la Universidad Nacional de Río Cuarto y el segundo como Secretario Técnico de la Facultad de Ingeniería, ambos miembros de la Comisión de Higiene y Seguridad de la UNRC, creada mediante la Resolución Rectoral Nº 598 del 28 de noviembre de 2005, son responsables de que todas las instalaciones, maquinarias, dispositivos o procedimientos que se utilizan en los puestos de trabajo existentes en la Universidad respeten las leyes, decretos y demás reglamentaciones que se ocupan de proteger la vida e integridad psicofísicas de las personas que se desempeñan en aquellos. En especial, de la Ley 19.587 (Higiene y Seguridad en el Trabajo) y de la Ley 24.051 (Residuos Peligrosos). Así se desprende con claridad de las respectivas misiones y funciones.-En su calidad de miembros de la 34 Poder Judicial de la Nación Comisión de Higiene y Seguridad Pincini y Antonelli tenían a su cargo el relevamiento de potenciales peligros y la disminución de tales riesgos. En el caso del Pincini, su competencia comprendía el conjunto de todas las instalaciones universitarias y en el caso del Antonelli, dicha competencia recaía sobre el predio de la Facultad de Ingeniería, en la que se haya la Planta Piloto dependiente de la misma. Además la citada Comisión contaba con recursos necesarios para llevar adelante los objetivos planteados institucionalmente.La falta de supervisión e intervención de las instalaciones de la Facultad de Ingeniería surge de los testimonios brindados a fs. 2583, 2942 y 3041 de los que se colige que el predio de la Facultad de Ingeniería y la Planta Piloto no fue registrado ni inspeccionado por la comisión de Higiene y Seguridad de la UNRC. También el SIGEN concluye que la comisión de Higiene y Seguridad “se encuentra inactivo”, sin perjuicio de otras tareas de USO OFICIAL relevamiento llevadas a cabo por otros profesionales en las instalaciones universitarias, fueron insuficientes en el marco de un plan general de seguridad.- Si cualquiera de ellos hubiesen relevado el predio e instalaciones universitarias, tomando contacto con la Planta Piloto y las experiencias que el Grupo GIDPO estaba realizando allí, los nombrados habrían conocido de los riesgos implicados y habrían tomado los recaudos necesarios para la disminución del peligro existente o haber tenido la posibilidad de evitar el siniestro.Tenían pleno conocimiento de la existencia de normas de aplicación obligatoria en materia de seguridad y era su rol controlar si aplicación en lugares en donde pudieran realizarse actividades peligrosas, pues pesaba sobre ellos la competencia específica de vigilancia y observación de las normas de seguridad.- Su incumplimiento de estas obligaciones durante los últimos años generó la concreción de un escenario donde los procedimientos y materiales involucrados en los trabajos de investigación a que nos refiriéramos anteriormente, facilitaran y potenciaran los efectos del incendio y posteriores explosiones. Además tenían conocimiento de la existencia del material de alto riesgo utilizado en las investigaciones que llevaba adelante el GIDPO y debieron haber impedido que dicho material se estibara y utilizara en las condiciones en que se lo hizo en la Planta Piloto. Todo lo cual encuadra en la figura de estrago culposo agravado, prevista en el art. 189 del C.P.-Mirian Palmira María Ferrari y Edith Matilde Ducros: Al momento del hecho se 35 desempeñaban como Directora y Vicedirectora respectivamente del Departamento de Tecnología Química de la Facultad de Ingeniería de la UNRC, por lo que revestían la calidad de funcionarias públicas (ver Res. del Consejo directivo de dicha Facultad Nº 001/07). Es de destacar que el Grupo GIDPO dependía orgánicamente de dicho Departamento, de conformidad a la Resolución del Consejo Directivo de la Facultad Nº 014/93 de fecha 10/03/1993 de creación del GIDPO, lo que implica una dependencia jerárquica de sus miembros con relación a las autoridades del citado Departamento.- Así, las actividades de investigación desarrolladas por el Grupo GIDPO debían contar con la aprobación de las autoridades del Departamento de Tecnología Química de la Facultad Res. del Consejo Directivo Nº 148/94-. Las funciones que debía cumplir Miriam Ferrari en su rol de Directora, entre otras se encontraba la de supervisión de las actividades de los institutos y laboratorios del departamento, en tanto que a la Vicedirectora Edith Ducros le correspondían funciones de colaboración con el Director en el desempeño de dicha tarea y las restantes encomendadas por reglamento, así como la colaboración con las autoridades ejecutivas de la Facultad en el desarrollo de las tareas de extensión y servicios en que participa el Departamento.- Ambas tenían la obligación de supervisar las actividades del Grupo GIDPO, dicha exigencia recaía sobre las funcionarias respecto de los proyectos emprendidos por los diversos laboratorios y grupos de trabajo dependientes del Departamento. Ambas tenían conocimiento respecto del tipo de proyecto que se estaba llevando a cabo por parte del GIDPO en la Planta Piloto. Está probado en autos el conocimiento que tenían las procesadas respecto del peligro que traía aparejado –por superar la escala laboratorio- a raíz del volumen de hexano que su desarrollo suponía.- En su calidad de Ingenieras Químicas con conocimientos específicos en la materia, no podían ser ajenas a los riesgos de un proyecto que superaba altamente los alcances de los que se desarrollaban comúnmente los equipos de trabajo en la Planta Piloto.-Si bien Ferrari y Ducros se habrían percatado de las implicancias del proyecto del GIDPO, al punto de haber sometido la cuestión seguridad a conocimiento y consideración del Departamento en la reunión convocada al efecto del 15/11/2007; dicha reunión se realizó por inquietud de algunos docentes investigadores que trabajaban en dependencias de la Planta Piloto, a causa de la presencia de gente extraña dentro de la misma y de las modificaciones de 36 Poder Judicial de la Nación instalaciones y aparatos que estaban disponiendo en la P.P. Así lo expresan los testigos Orejas y Montenegro.- Además obra en autos copia del correo electrónico cursado el 14/11/2007 por Ferrari a Ducros y a los Ing. Giacomelli, Orejas, Montenegro, Cardarelli, Catalana, Mattea mediante el cual se convoca a esa reunión con el objeto de tratar el tema de la seguridad dentro de la Planta Piloto. En dicha reunión informativa, el Ingeniero Mattea no dio mayores precisiones respecto de la investigación a su cargo, ni habría tranquilizado a sus colegas respecto de los riesgos implicados en los ensayos, excepto por algunas medidas de seguridad que se adoptarían. Surge de la reunión las observaciones y preocupación de los docentes que asistieron, por lo que Joaquín Orejas le solicita a Mattea una descripción de las tareas planificadas, a lo que Mattea respondió que bastaba con que el Grupo GIDPO supiera que se iba hacer y cómo, lo que derivó en la intervención de Raúl USO OFICIAL Montenegro hacia las Directoras del Departamento con la cuestión referida a quién sería el responsable de los riesgos del experimento, manifestando las imputadas que ellas no asumirían las eventuales consecuencias, solo se limitaron a generar la reunión para la información respecto de la experiencia que se llevaría a cabo en la Planta Piloto y receptar inquietudes.- Tras ello ni Ferrari ni Ducros tomaron alguna ninguna, ni canalizaron los reparos efectuados por Orejas y Montenegro, lo que se traduce en una omisión del deber de cuidado. Lo dicho tiene vinculación directa con la función de control y coordinación que en su calidad de Directora y Vicedirectora tenían respecto de los trabajos y actividades que realizaban los grupos dependientes de ese Departamento y se traduce en la falta de cuidado en la ejecución del mandato de las nombradas y la posibilidad física de la realización de la debida conducta. Todo lo cual encuadra en la figura de estrago culposo agravado, prevista en el art. 189 del C.P.- Javier Boretti: Dependiente de la Empresa DE SMET SAIC, participó en la experiencia del Grupo GIDPO, éste, dependiente del Departamento de Tecnología Química de la Facultad de Ingeniería de la U/NRC, a través de diversas intervenciones, entre ellas la contratación de servicios de otras empresas (como la firma EMIRT) y la colaboración en los ensayos realizados, concerniente en las modificaciones que debían hacerse en las instalaciones de la Planta Piloto a efectos de ejecutar el trabajo, respecto a las cuales habría retransmitido 37 instrucciones impartidas por Mattea y los demás miembros del GIDPO (así lo corroboran las testimoniales de Cabrera, Murello y Bonazza.- Según la documentación aportada por el apoderado de la Aceitera General Deheza S.A. el hexano (13 tambores) fue recibido en la Planta Piloto por J, Boretti.- Boretti se puso a disposición del GIDPO y colaboró en la ejecución del proyecto en lo referente al levantamiento y acondicionamiento en las instalaciones necesarias para los ensayos en representación de la empresa DE SMET ejecutando obras y modificaciones introducidas en la Planta Piloto. Su intervención en las obras consistió en la colaboración en la supervisión del armado de la línea de trabajo por la que circularía la miscela, recibiendo instrucciones de Mattea y de los otros investigadores del equipo y transmitiéndoselas a los operarios de la tarea (ver declaraciones de fs. 3057 Cabrera, fs. 2246 Murello, fs. 2810 Bonazza –arquitecto de la empresa Verdu S.A., fs. 1285 Liliana Ruetsch y fs. 2602 Carlos Juni).- Si bien el acusado no fue parte responsable de la investigación en sí misma, tomó parte –en representación de DE SMET SAIC- en la ejecución de obras y modificaciones introducidas en la Planta participando en la secuencia de la experiencia.- Conocía las características y condiciones que tenía el lugar, ya que tuvo intervención en la modificación de la Planta Piloto y en las experiencias en general con una sustancia altamente volátil en un lugar inapropiado, no observando las normas de seguridad más elementales para el caso.- Siendo representante de DE SMET (empresa dedicada a la instalación de equipos de extracción de aceites), en su condición de Ingeniero que participó en el proyecto, debió formularse observaciones y reparos al Profesor Mattea, respecto a la seguridad y objetar la continuidad del trabajo en tales condiciones. Pero es del caso resaltar que omitió realizar la conducta debida para la evitación del resultado, no obstante su capacidad de realizarla a pesar de tener conocimientos superiores al común de la gente y así haber cumplido con el deber de cuidado.- Su participación en la investigación coloca al encartado en la posibilidad cierta de por lo menos comunicar o alertar a DE SMET sobre las condiciones y modalidades o inconvenientes en que el proyecto se estaba realizando, para que la empresa adoptara medidas de seguridad apropiadas o bien suspender la prosecución del trabajo. El aporte de Boretti en la ejecución del proyecto consistió en una cooperación, su intervención en el experimento lo sitúa en una posición de garante, tanto que habría a sumido la 38 Poder Judicial de la Nación colaboración y el control de los ensayos y un transmisor directo de las instrucciones impartidas por el Dr. Matea a los operarios. De tal modo omitió realizar la conducta debida para el impedimento del resultado del hecho ajeno, no obstante su capacidad de realizarla. En consecuencia su accionar fue la de partícipe secundario del hecho que se le imputara como la figura de estrago culposo agravado, prevista en el art. 189 del C.P.Liliana Gladis Ruestch: Es Ingeniera Química, formaba parte del Grupo GIDPO dirigido, coordinado y supervisado por el Dr. Mattea -conformado por la imputada, los ingenieros Cardarelli Baralla y el alumno Politano- y encartada participaba en la extracción de aceite por solvente –hexano-, por tanto conocía que la experiencia con la cantidad de hexano que se introdujo en la Planta debía realizarse en un sitio adecuado, extremando los cuidados y medidas de seguridad a fin de evitar riesgos sobre los bienes públicos y USO OFICIAL personas.- Su profesión le da el conocimiento de la peligrosidad de la manipulación de solventes sabiendo del riesgo que implicaba almacenar los tambores de hexano dentro de la Planta y a escasos metros de fuentes de calor incompatibles con la peligrosidad del mismo y no se tomaron las medidas de seguridad para evitar cualquier el hecho dañoso.del Grupo GIDPO a cargo del Dr. Mattea existía una división de tareas y cada uno tenía un rol determinado, si bien la tarea de Ruetsch era tomar muestras de las mezclas de distintas concentraciones de aceite-hexano para analizarlas en el laboratorio y transcribir sus resultados, ello significa que tuvo contacto con el tren de tambores conteniendo la mezcla y participó en la experiencia que llevaba adelante el grupo dentro de la Planta que adolecía de seguridad para el proyecto, infringiendo así normas de cuidado que de haberlas advertido o cumplido habrían evitado la causación del resultado. Su conducta tuvo incidencia en el evento riesgoso y peligroso que causó la muerte de personas.- Si bien Ruestch no habría tenido responsabilidad en el armado y montaje de la estructura, sí tuvo contacto durante el curso de los ensayos del tren de tambores que contenían la miscela.-El proyecto del Grupo GIDPO fue llevado adelante por todos los integrantes, quienes eran conocedores de sus características e implicancias y por tanto estaban en situación de poder advertir y cuestionar condiciones de seguridad. No escapa a su conocimiento que el trabajo llevado a cabo por el equipo implicaba el manejo de hexano en un volumen muy 39 superior al habitualmente empleado en el común de los proyectos desarrollados en la Planta Piloto; como tampoco desconocía la libre circulación de personas en el lugar o las proximidades de edificios tales como el jardín maternal.- Estaba interiorizada de la situación en que tenía lugar la investigación de la que participaba, por tanto estaba a su alcance la posibilidad de manifestar reparos e impulsar cualquier tipo de medidas de seguridad para evitar el hecho dañoso. todo lo cual encuadra en la figura de estrago culposo agravado, prevista en el art. 189 del C.P.- Como colofón de las conductas de los aquí procesados y sobre los que estimo viable el presente requerimiento de elevación a juicio, lo expuesto ya sea por el Juez Federal de Río Cuarto como por la Excma. Cámara Federal de Apelaciones Sala B, en las distintas resoluciones que habilitaron los procesamiento y confirmación de los mismos, expresan motivaciones más que suficientes, las que comparto en un todo y doy por reproducidas en su totalidad sin perjuicio de los señalamientos efectuados en el presente dictamen, para esta etapa del proceso permitiéndose de esa forma transitan a la etapa de juicio oral. La responsabilidad de los procesados se debe en muchas ocasiones a la actitud negligente, consistiendo la misma en no realizar actos idóneos tendientes a prevenir un accidente de consecuencias graves como lamentablemente ocurrió aquí, siendo ello previsible, por a modo de ejemplo, la planta piloto donde se encontraban los tambores y demás elementos en la forma y condiciones que estaban, un lugar apropiado para ello no contando tampoco con las condiciones de seguridad mínima que la ley y reglamentación de la Universidad amparan estos casos. No se actuó con el deber objetivo de cuidado que las circunstancias del caso requerían”. Destacando que no se encuentran sometidos a juzgamiento en el presente proceso, Miguel Ángel Matea y Javier Boretti. Por otra parte, el requerimiento de elevación a juicio, de fs. 5822/5848, efectuada por los Querellantes, Dres. Claudio Orosz y Eugenio Biafore, en representación de la Asociación Gremial Docente de la Universidad Nacional de Río Cuarto, atribuye a Carlos Agustín BORTIS, José Luis PINCINI, Sergio Fabián ANTONELLI, Mariam Palmira María FERRARI y Edith Matilde DUCROS, la comisión del siguientes hechos: “Que el día 05 de diciembre del 2007, siendo aproximadamente las 10hs. explotaron 13 tambores que contenían hexano ubicados, de manera irregular, en la planta piloto de la facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Río Cuarto, 40 Poder Judicial de la Nación ubicada en Ruta Nacional 36 Km 601 de esta ciudad. Se denomina planta piloto porque allí se realizan experiencias científicas “a escala”, para poder luego ser extrapoladas a nivel industrial. Que el Hexano estaba siendo utilizado por el Grupo GIDPO –Grupo de Investigación y Desarrollo de Productos Oleaginosos- dependiente del Departamento de Tecnología Química de la mencionada facultad en la última experiencia de un proyecto de extracción de aceites con el uso de dicho solvente, como un trabajo de extensión por intermedio de un acuerdo marco con la empresa De Smet SAIC canalizado a través de la Fundación Universidad Nacional de Rio Cuarto. Que la firma De Smet, una multinacional de origen belga cuya actividad comercial es la de fabricar plantas –máquinas- para la producción de aceites, detergentes y biodiesel, había impulsado esa investigación científica con hexano a llevarse a cabo por docentes investigadores de la Universidad Nacional de USO OFICIAL Río Cuarto. A esos fines se había acordado verbalmente con la Fundación de la Universidad Nacional de Río Cuarto el protocolo de trabajo a seguir, sin que el mismo hubiera sido firmado aún por las partes (si por la Fundación) y autorizado por las autoridades de la UNRC el día de la explosión. El GIDPO estaba integrado en el momento de la deflagración por los Ing. Mattea, Baralla, Cardarelli y Ruetsch, el alumno Juan Andrés Politano, afectado a ese proyecto, Sebastián Murello de la empresa De Smet SAIC y Diego Bonazza de la empresa Verdu contratado por la empresa mencionada. Que con los fines de la experiencia, la firma en cuestión había enviado a la UNRC trece tambores con hexano (solvente derivado del petróleo potencialmente riesgoso), y los mismos habían sido receptados y depositados en el lugar donde ocurrió la explosión (dentro de la planta piloto de la Facultad de Ingeniería). Que las instalaciones no eran las adecuadas para recibir, almacenar y acumular dichos barriles, en tanto dicho espacio físico no tenía las condiciones edilicias necesarias para dar la seguridad necesaria para su uso y manipulación, como así también su contacto directo con aulas y laboratorios de experimentación donde funcionan mecheros, autoclaves (es como “una olla a presión” con un quemador a gas debajo, que se utiliza para esterilizar elementos de laboratorio), resistencias eléctricas, calefactores, etc; lo tornaba potencialmente peligroso si en la planta se experimentaba con compuestos químicos combustibles. Máxime si se trata de 41 hexano, solvente cuya volatilidad es muy alta. Que la SIGEN, en un informe comunicado a las autoridades de la UNRC resaltó la ausencia de políticas de seguridad que fueron desoídas. De acuerdo a los informes recabados, todo edificio en donde se trabaje con extractores por solventes, debería reunir ciertos requisitos mínimos de seguridad: el piso debería estar lustrado y ser tipo bombé, es decir con caídas hacia los costados, con desagües en sus lados que, en casos de derrame, lleven el solvente a depósitos que pongan fuera de peligro a quienes se encuentren trabajando con dichos elementos. Asimismo en la partes inferiores de cada costado del edificio no debería haber paredes sino columnas para permitir la ventilación, teniendo en cuenta que algunos solventes (ej: el hexano) son más pesados que el aire y que por ello se asientan y movilizan al ras del suelo. Que, de acuerdo a lo expuesto, ha sido la omisión de conductas debidas y exigibles, el incumplimiento del deber de garante exigido legalmente, las que incrementaron innecesaria e ilícitamente el riesgo propio de esta experiencia lo que posibilitó una situación de inseguridad ambiental, industrial y física, al que solo le faltara el desencadenante que ocurrió el fatídico 5 de diciembre de 2007 a las 10,00 hs. Ese desencadenante resultó ser que ese día y hora fijados, se puso en funcionamiento una bomba centrífuga para que circulara por la cañería del sistema una mezcla denominada miscela (30%aceite y 70% hexano aproximadamente) entre ésta y el tanque de preparado para su depósito en tambores de 200 litros, los que se encontraban en una fila de trece sobre la pared interior norte junto al portón de la planta piloto, para su posterior utilización en horas de la tarde en la experiencia de extracción de aceites. Que a media mañana, aproximadamente a las 10 hs. y cuando nadie de los que trabajaban en dicho proyecto se encontraban frente al armado efectuado para la experiencia, se produce un derrame de esa sustancia, la que habría salido de la bomba centrífuga que se encontraba colocada junto a la pared inferior norte, cerca de la esquina con la pared interior oeste, ante ello concurren al lugar Politano y Bonazza, intentando el primero colocar una manga corrugada con un extractor sobre el derrame a fin de absorber los gases que emanaban de la miscela y sacarlos al exterior, mientras el segundo corrió hacia el tablero de mando que se encontraba en el centro de la planta a fin de desconectar la bomba y detener el derrame. En esos momentos venían de la planta alta, se hicieron presentes en las inmediaciones los 42 Poder Judicial de la Nación Ing. Mattea, Cardarelli, Baralla, Giacomelli y Ravera. Se escucha un ruido característico de una combustión, que pudo tener su origen en el sector de los autoclaves, ya que uno se encontraba encendido, y el fuego se proyectó hacia la zona del derrame y comenzaron a sucederse las explosiones de los tambores arriba mencionados. Como consecuencia de dicha explosión fallecieron seis personas: el alumno Juan Andrés Politano y los docentes Liliana Giacomelli, Carlos Ravera, Damián Cardarelli, Miguel Mattea y Gladis Baralla. Asimismo sufrieron lesiones más leves Cecilia Pagliero, Laura Potes, Iván Rafael Braida, Jorge Daghero, Liliana Ruetsch, Sebastián Murello y Diego Bonazza entre otros. Que quienes con su omisión de cumplimiento de los deberes, reglamentos y cuidados debidos a su cargo, incrementaron y sobrepasaron los límites de riesgo permitidos para este tipo de experimentos, se encuentran el Presidente de la Fundación UNRC y Vice Decano de la USO OFICIAL Facultad de Ingeniería Carlos Bortis, las directora y vicedirectora del Departamento de Tecnología Química de la Facultad de Ingeniería, Miriam Palmira María Ferrari y Edith Matilde Ducros, respectivamente; José Luis Pincini, Secretario de Coordinación Técnica y Servicios de la UNRC; Sergio Fabián Antonelli, Secretario técnico de la Facultad de Ingeniería e integrante de la Comisión de Higiene y Seguridad de la misma facultad, como también el Ingeniero Javier Boretti, empleado de la firma De Smet, quien además de las conductas omisivas que más abajo se mencionaran, contribuyó al incremento del riesgo que devino en el estrago, mediante la coordinación, supervisión y colaboración en el montado de la instalación donde se produjo la experiencia. Ellos omitieron efectuar los controles necesarios a los fines de corroborar el cumplimiento de lo dispuesto por los arts. 1º y 2º de la ley 19.587 de Higiene y Seguridad en el trabajo, los arts. 145, 149, 160, 162, y 164 del decreto reglamentario de la mencionada ley; como lo dispuesto por la ley 24-051 de Residuos Peligrosos y sus reglamentaciones, permitiendo que entre el 15 y 20 de noviembre de 2007 se instalara dentro de la planta piloto dependiente del Departamento de Tecnología Química de la Facultad de Ingeniería de la UNRC, una planta de extracción de aceite a base del solvente hexano, para lo que se modificó el interior de dicha planta, se colocaron 13 tambores en línea horizontal, conteniendo el solvente mencionado o mezclado con aceite (miscelas) apoyados sobre una estructura metálica e interconectados 43 a un caño colector por una tubería con bombas y válvulas, que a su vez se conectaba con un tanque de preparado y un extractor hacia donde se las transportaba por medio de bombas, todo en el marco del convenio arriba reseñado. Los tambores fueron provistos por la empresa De Smet SAIC, sin que exista constancia de su ingreso a los predios de la propia Universidad. Fueron colocados sobre una estructura metálica ubicada a la derecha del portón corredizo de la planta que da al norte, en paralelo a la pared que da hacia ese punto cardinal. En el marco de esta experiencia, se produce el derrame supra relatado el 5 de diciembre de 2007 a las 10 hs. aproximadamente con los resultados letales y lesivos que se mencionan”. Conforme al sorteo oportunamente efectuado, la emisión de los votos se hará en el orden allí establecido, planteándose el Tribunal, las siguientes cuestiones a resolver: Primera: ¿Resulta procedente el planteo de nulidad absoluta formulado por el representante del Ministerio Público, con la adhesión de los representantes de la querellante particular?; Segunda: ¿Se encuentran acreditados los hechos y son sus responsables los imputados Carlos Agustín BORTIS; José Luis PINCINI; Sergio Fabián ANTONELLI; Miriam Palmira María FERRARI; Edith Matilde DUCROS y Liliana Gladis RUETSCH? Tercera: En su caso: ¿qué calificación legal corresponde encuadrar los mismos? Cuarta: En su caso, ¿qué sanción corresponde imponer, y procede la imposición de costas? I- A LA PRIMERA CUESTIÓN PLANTEADA EL SEÑOR VOCAL DR. JOSE FABIAN ASIS DIJO: Finalizados los alegatos, el Señor Fiscal General, Dr. Maximiliano Hairabedian, efectuó un planteo de nulidad absoluta -que como tal resulta oponible en cualquier etapa del procesodel sobreseimiento dictado durante la instrucción, de Javier Boretti, perteneciente a la firma De Smet. La nulidad que solicita el señor Fiscal se refiere tanto a la resolución de la Cámara Federal de Apelaciones, como la resolución dictada en consecuencia por el Juzgado Federal de Río Cuarto que dispone ese sobreseimiento por extinción de la acción penal. Entiende el Fiscal que si bien la resolución atacada se encuentra firme, el pedido de nulidad solicitado se basa en el concepto de “cosa juzgada írrita”. En cuanto a los motivos, explicó que durante todo el debate y principalmente al momento de efectuar su alegato, sostuvo que entre los principales responsables de la tragedia se encontraba personal de la empresa De Smet quien tuvo a su cargo el montaje de la estructura en la cual se realizó la 44 Poder Judicial de la Nación experiencia, que falló, y había recibido e introducido el hexano en la Planta Piloto que fue el principal elemento riesgoso en los hechos sucedidos. Así, explicó que si bien no ahondó en la responsabilidad de la empresa De Smet atento que sus representantes no se encontraban sentados en el banquillo de los acusados, luego de haber escuchado el exhaustivo y pormenorizado análisis del doctor Valverde de la responsabilidad causal que tuvo en la tragedia la recepción e introducción del hexano, en condiciones de extrema inseguridad, se preguntó cómo podía ser que un sobreseimiento tan injusto no tenga algún mecanismo que permita su revisión, más allá que el principio “non bis in ídem” es una garantía que impide revisar un sobreseimiento firme a favor de un imputado. Injusticia notoria porque resulta que uno de los principales responsables fue quien supervisó e hizo hacer una estructura que fue la que falló y produjo la pérdida del hexano, introdujo el USO OFICIAL solvente sin la autorización correspondiente a los fines de su manipulación, tal como lo manifestaron Boretti y Juni (Presidente de De Smet S.A., quien reconoció institucionalmente que fue la empresa quien introdujo el solvente). Si bien es cierto que existiendo un sobreseimiento por prescripción, si verdaderamente está prescripto, no importa la justicia o la injusticia de la responsabilidad del imputado porque si no hay acción la responsabilidad no puede ser analizada. Pero ocurre que la injusticia no radica en la responsabilidad de un sobreseído por prescripción, lo cual si no puede ser revisado, sino que sostiene, radica en que el hecho al momento del sobreseimiento no estaba realmente prescripto, ese es el error jurídico que torna írrita la cosa juzgada. Así señaló que la acción penal no estaba prescripta, porque el art. 67 del Código Penal -que no fue analizado ni en la resolución de la Cámara , ni en la del Juzgado Federal que sobreseyó- claramente señala que la prescripción se suspende para los casos en que haya imputados funcionarios públicos, por delitos cometidos en ejercicio de la función, para cualquiera de ellos mientras se encuentren desempeñando un cargo público, y además señala que dicho artículo extiende esta causal de suspensión de la prescripción pués opera para todos los intervinientes en el hecho, sean o no funcionarios. Por ello, sostiene, la injusticia no reside en si era más o menos responsable Boretti sino en que se lo sobreseyó en contra de las prescripciones del art. 67 del Código Penal. La acción penal aún está vigente, por lo cual amerita una revisión. 45 Señaló el Fiscal General que no está prevista en el Código Procesal Penal la revisión por cosa juzgada írrita y menos aún en contra del imputado, pero la doctrina más destacada permite que aún ante la falta de un procedimiento previsto, pueda ser revisada la justicia en dos casos: primero cuando hubo dolo en la decisión -que resaltó no es el caso-; y segundo cuando hay un grosero error sustantivo. Expresó que en este aspecto coincide la doctrina civilista; en materia penal, ante el principio “non bis in ídem” la misma Corte Suprema admite excepciones (casos “Mazzeo” y “Simón)” al decir que la cosa juzgada puede ceder en algunos casos, y existe un fallo de la Cámara Nacional de Casación Penal, Sala I, causa “Pini”, en el que se deja abierta la puerta para casos en que se demuestre una injusticia intolerable. Finalmente solicitó la remisión de los antecedentes, aun cuando el planteo de nulidad sea rechazado, a fin que se investigue a personas de la empresa De Smet que no hayan sido imputadas y ofreció por escrito el planteo efectuado. Corrida vista a las partes del planteo de nulidad del Fiscal General, la querella particular se adhirió a dicho planteo, y los abogados defensores solicitaron ser eximidos de contestar la vista conferida en virtud de no ejercer ellos representación legal del señor Boretti. Respecto a la nulidad articulada por el señor Fiscal General, debemos señalar que si bien la resolución que ataca constituye una expresión del ejercicio de la jurisdicción y ha adquirido las cualidades de inmutabilidad e inimpugnabilidad, entendemos que los vicios que la misma adolece y que han sido calificados por el señor Fiscal como “intolerables” por apoyarse en graves errores jurídicos, exigen excepcionalmente la revisión de una resolución pasada en autoridad de la cosa juzgada. Ello es así desde que los defectos invocados, en los que se apoya la resolución definitiva atacada, son de aquéllos que permiten revisar la situación de un sujeto erróneamente sobreseído y en consecuencia el pronunciamiento que así lo resuelve adquiere el matiz de “írrito”. Uno de los vicios sobre los cuales procede la cosa juzgada írrita es el que deriva de la violación del debido proceso y en el caso, se apoya en la falta de fundamentación y consideración sobre las causales de desincriminación que conducen a la procedencia o improcedencia del sobreseimiento por prescripción, en el caso concreto, en la existencia de una causal de suspensión de los plazos de la prescripción prevista en el art. 67 del CP, 2° párrafo, según la cual “la prescripción se suspende en los casos de delitos cometidos en el ejercicio de la función pública, para todos los que hubieren participado, 46 Poder Judicial de la Nación mientras cualquiera de ellos se encuentre desempeñando un cargo público”, circunstancia que era ostensible al momento del dictado de la resolución que ataca el representante del Ministerio Público y que, más allá que el impugnante pudo deducir el remedio que pretende con anterioridad, el vicio que se alega impide sostener la inmutabilidad de la resolución de sobreseimiento por tributo al mero formalismo. El intento tardío de obtener la revocación de un fallo argumentando cosa juzgada írrita debe ser analizado a la luz de criterios restrictivos y entendemos que el caso es de los excepcionales admitidos por la jurisprudencia. La pretensión del Fiscal constituye el ejercicio de una potestad penal del Estado frente a decisiones que la limitan en un modo contrario a Derecho y su legitimidad radica en la necesidad de tutelar ciertos valores fundamentales para la vida en común. La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha insistido en que la obligación de investigar USO OFICIAL y castigar sea tomada por el Estado como algo que le es inherente, y no puede ser satisfecha de cualquier manera. No basta para cumplir con ella la mera iniciación del proceso penal sino que se requiere un proceso llevado a cabo de modo tal que la investigación se agote. Más aún, para determinar el cumplimiento e incumplimiento de este deber es irrelevante que el proceso haya concluido mediante una resolución firme, aún cuando ésta haya sido consentida. En casos graves y de especial trascendencia como los que se juzgan, se impone la necesidad de impedir que la acción pública se vea condicionada o restringida a ejercer el derecho de remediar la situación que se considera injusta e intolerable. Si se comprueba que la sentencia de sobreseimiento es contraria a Derecho o arbitraria, corresponde al órgano jurisdiccional proceder a realizar un control efectivo y a procurar su corrección, ya que no estamos ante una resolución firme que produzca los efectos que regularmente trae consigo un acto de esta naturaleza. Respecto al momento procesal en que se plantea la impugnación y la competencia de este Tribunal para resolverlo, cabe señalar que la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha señalado que “la falta de un procedimiento ritual expresamente previsto no podría en modo alguno ser obstáculo para que los Tribunales tengan la facultad de comprobar la nulidad insanable de los actos de referencia” (Fallos 279:54). Por otra parte, las actuaciones se encuentran radicadas ante este Tribunal, que asume la tarea de juzgar a aquéllos por los cuales se requirió juzgamiento y entre los que se 47 encontraba Boretti, beneficiado, posteriormente por la resolución del Juzgado Federal, que dicta el sobreseimiento por prescripción de la acción penal en crisis. Por ello entendemos que corresponde a este Tribunal asumir la competencia de revisar el pronunciamiento del inferior, declarar su invalidez y remitir a la instrucción para que se continúe la investigación. En los autos “Moreira, Tristán Armando y otros p.ss.aa de defraudación a la Administración Pública (Expte M-2-05), resolución del 13.03.2013, este Tribunal tuvo oportunidad de expedirse sobre el tema que nos convoca señalando: «Los plazos de prescripción se suspenden en los casos cometidos en el ejercicio de la función pública para todos los que hubiesen participado mientras cualquiera de ellos se encuentra desempeñando un cargo público, no corresponde efectuar diferenciación alguna en punto al origen o a la calidad de las funciones publicas que se ejercitan, puesto que la norma se encuentra enderezada a actuar como reaseguro del correcto ejercicio de dichas labores vinculadas con la “res pública” en el sentido laxo del término. En este sentido, se ha sostenido que: “….la suspensión de los plazos de prescripción de la acción penal en el caso de delitos cometidos por funcionarios públicos, se basa en el afán moralizador y de transparencia en el ejercicio de la función pública respecto de aquellos para quienes existe una mayor rigurosidad en virtud de su vinculación con el Estado.” (ST Entre Ríos, Sala penal 5/11/03 “Liggerini De Martella”, citado en “Código Penal y normas complementarias. Análisis doctrinal y jurisprudencial”, 2B, David Baigún y Eugenio R. Zaffaroni, ed. Hammurabi, Buenos Aires, 2007, Pág. 250); lo que también puede inferirse de los arts. 1, 2 y 3 de la Ley de Ética en el ejercicio de la función pública N° 25.188». Por todo ello, entendiendo que la resolución dictada por el Juez Federal de Río Cuarto con fecha 19.06.2012, conculca el valor justicia ínsito en la noción de derecho, no corresponde sostener su inmutabilidad por apoyarse en un vicio sustancial derivado de la violación del debido proceso. En consecuencia, corresponde hacer lugar al planteo formulado por el señor Fiscal General, y declarar la nulidad absoluta a insubsanable de la Resolución n° 374 de fecha 19 de junio de dos mil doce, dictada por el Juez Federal de Río Cuarto en autos “Incidente de prescripción de la acción penal interpuesto por los doctores Luis. M. Bonetto y Martín Antiga a favor de Javier Boretti en Expte. n° 69-A-97” en cuanto dispone “Declarar extinguida la acción penal que se sigue en contra de Javier Boretti y dictar sobreseimiento a su favor (Cfme. Art. 48 Poder Judicial de la Nación 59 inc. 3, 62, 63, 67 del CP y art. 334, 335, 336 inc. 1° correlativos y concordantes del C.P.P.N) en relación al delito por el cual fuera oportunamente indagado y procesado (art. 189 -segundo párrafo-y art. 46 del CP)”, y remitir al instructor copia de las partes pertinentes a los fines de que se continúe la investigación. (arts. 123,336, 166 y 168 del CPPN). A LA PRIMERA CUESTIÓN PLANTEADA EL SEÑOR VOCAL DR. CARLOS JULIO LASCANO DIJO: que adhería a las consideraciones efectuadas por el señor Vocal preopinante haciéndolo en el mismo sentido. A LA PRIMERA CUESTIÓN PLAtNTEADA EL SEÑOR VOCAL DR. JOSE VICENTE MUSCARA, DIJO: que adhería a las consideraciones efectuadas por el señor Vocal José Fabián asís, pronunciándose en idéntico sentido. USO OFICIAL II. A LA SEGUNDA CUESTIÓN PLANTEADA EL SEÑOR VOCAL DR. JOSÉ FABIÁN ASÍS DIJO: el Tribunal se constituyó en audiencia oral y pública a los fines de resolver la situación procesal de Carlos Agustín BORTIS; José Luis PINCINI; Sergio Fabián ANTONELLI; Miriam Palmira María FERRARI; Edith Matilde DUCROS y Liliana Gladis RUETSCH, imputados del delito de estrago culposo agravado por la muerte de personas (art. 189, segundo párrafo del Código Penal, en calidad de autores (art. 45 del Código Penal). Los requerimientos de elevación de la causa a juicio transcriptos precedentemente, cumplen el requisito establecido en el art. 399 del Código de Procedimientos en Materia Penal, en lo que hace a la enunciación de los hechos y circunstancias que fueran materia de acusación, encontrándose, de esta manera, debidamente conformada la plataforma fáctica del juicio. II- Corresponde, entonces, resolver en definitiva sobre la existencia de los hechos juzgados y la responsabilidad de los mismos. III- Al momento de ejercer su defensa material en esta audiencia, luego de explicada la acusación y las pruebas existentes en su contra, el imputado Carlos Agustín BORTIS, hizo uso de su derecho de declarar. Ratificó todas sus declaraciones anteriores. Negó enfáticamente los hechos que se le imputan y cualquier tipo de responsabilidad directa e indirecta en los mismos. Al respecto señaló que la acusación le reprocha haber celebrado un convenio marco y un protocolo, pero que en realidad los mismos no habían 49 sido celebrados ya que no tenían las firmas de ambas partes, requisito indispensable para su validez. Señaló también, respecto de lo sucedido, que la Ingeniera Baralla, el día 15 de noviembre de 2007, le solicita una reunión en la cual le comenta que había una firma - De Smet- que le requería colaboración en un proyecto, por lo que a través de la Fundación se debía comenzar a tramitar el convenio marco y el protocolo. Es así que por la doble función que revestía en ese momento, atento la licencia del Decano de la Facultad, Ingeniero Moitre, quien estaba de licencia desde el mes de septiembre, le manifestó que hasta que el Decano no se reincorpore, los convenios y protocolos no se podían celebrar. Que la tarde del 15 de noviembre, el Ingeniero Mattea le reenvía borradores del convenio marco y del protocolo de trabajo, los que sin abrir remite a la Fundación. Que Moitre se reincorpora el día 1° de diciembre y que por ello el día 3 de diciembre lo llaman nuevamente para que se retomaran los contactos con la empresa a través de la Fundación, acercándole entonces el contador Martinat los documentos preliminares, los que firma y entrega a la Ingeniera Baralla. Si la empresa firmaba y refrendaba los términos, se confeccionarían otros documentos que serían firmados por el Decano, para recién a partir de allí poder comenzar la realización de las tareas pertinentes. Con lo cual, dijo, el grupo no debió comenzar ninguna actividad con antelación a la firma de los convenios. Resaltó que en ese momento no tenía conocimiento que hubieran empezado a realizarse las tareas de investigación, y que tampoco tenía conocimiento del ingreso de 2600 litros de hexano. Expresó que la Fundación sólo se dedicaba a tareas administrativas y contables; que recién el día tres de diciembre vuelve a retomar el tema e inicializa los documentos. Continuó manifestando que, con anterioridad a los sucesos, no conocía a la empresa De Smet, que la magnitud y su envergadura de multinacional la supo luego de los sucesos y que tampoco tenía conocimiento de la existencia de un Departamento de Seguridad e Higiene, más allá de la figura en sí. Afirmó que daba clases en dos materias, dos veces por semana, una de ellas en el primer cuatrimestre dentro de la Planta Piloto; que en noviembre y en diciembre no concurrió a dicha planta; que una de las funciones que surgen del reglamento del Departamento de Tecnología era la supervisión de las tareas de los grupos de investigación. En relación a si sabía por qué el protocolo refiere que es la Fundación la que realiza el experimento, Bortis respondió que es un estándar de redacción de documentos que tenían 50 Poder Judicial de la Nación en la Fundación, ya que el protocolo lo elaboraban los grupos que iban a trabajar en el proyecto. Manifestó que la Facultad de Ingeniería tenía cuatro departamentos, y que uno de ellos era el encargado de supervisar las actividades de investigación. Que al momento de los hechos, el convenio se había “inicializado” no firmado, lo cual significaba que se trataba de un documento preliminar, firmado por él más allá del fin. En cuanto a la pregunta sobre si había leído el Protocolo Nª 26, respondió que no y que se limitó a consultarle al Contador quien le manifestó que todo estaba en regla. Ante la pregunta sobre por qué el convenio tenia fecha de comienzo de la actividad el 30 de octubre de 2007, si él había referido tener conocimiento recién el 15 de noviembre, respondió que el Contador se basó en el documento enviado por Mattea y que, seguramente sin intención alguna, arrastró la fecha que tenía hacia el documento confeccionado por la Fundación. Refirió también no USO OFICIAL haber tenido conocimiento sobre el informe que hizo SIGEN sobre las condiciones de Seguridad e Higiene de la UNRC y de la Planta Piloto. Finalmente, al preguntársele sobre qué tipo de trabajos se realizaban normalmente en la Planta Piloto, respondió que la Planta Piloto efectuaba normalmente trabajos en nivel de escala de laboratorio, con utilización de pequeñas cantidades de hexano -300 o 400ml-. En cuanto a si conocía qué tipo de medidas de precaución o preventivas se tomaron para la utilización del hexano, refirió la utilización de barbijos, guantes, anteojos, pero que no lo puede precisar con exactitud, porque no recuerda los términos del protocolo, solo que figuraba la utilización de hexano, pero no la cantidad, declarando que leyó el Protocolo el día 5 de diciembre después del trágico suceso, cuando el Contador le acercó una copia del mismo. IV- Por su parte, los imputados José Luis Pincini, Sergio Fabián Antonelli, Mirian Palmira María Ferrari, Edith Matilde Ducros y Liliana Gladis Ruetsch, manifestaron su voluntad de abstenerse de declarar, ratificando las declaraciones indagatorias prestadas durante la instrucción: José Luis PINCINI, a fs. 4934/4936, negó los hechos imputados y explicó que no tuvo ningún tipo de responsabilidad en la producción del siniestro, que no estuvo a su alcance realizar acto alguno que lo pudiera impedir. Desconocía que el proyecto se estaba desarrollando. Dijo que el declarante era Secretario de Coordinación Técnica y Servicios; de esta Secretaría dependía el Departamento de Seguridad e Higiene, el cual jamás funcionó (fs. 4934). 51 Concurría a la Planta Piloto excepcionalmente y por cuestiones administrativas, nunca para realizar relevamientos o inspecciones relacionadas con la seguridad, ya que no era experto en el tema. La Comisión tenía como finalidad actuar como nexo entre las distintas áreas de la Facultad y las dependientes del Rectorado, gestionando los fondos que tenía la Comisión y que fueran necesarios para las tareas que los expertos determinaran necesarias para aumentar la seguridad e higiene. Sostuvo que fue informado que la planta piloto era un lugar seguro para las actividades habituales, que la Comisión de Seguridad e Higiene que integraba cumplió sus obligaciones y el objetivo para la cual fue creada, y que el accidente ocurrió porque se trataba de una experiencia de envergadura industrial. Todo ello sumado a que la experiencia de GIDPO no fue aprobada por la Facultad, atento que no informó el proyecto ni la cantidad de hexano a utilizar. Sergio Fabián ANTONELLI, se abstuvo de declarar. Miriam Palmira María FERRARI, a fs. 4909/4910, declaró que negaba de manera absoluta la imputación que le fuera endilgada. Manifestó que no tuvo responsabilidad en el evento; que es cierto que en esa época cumplía el rol de Directora del Departamento de Tecnología Química de la Facultad de Ingeniería. Expresó que no tuvo participación en las reuniones del grupo GIDPO para planificar el trabajo; que los grupos de investigación de la Universidad Nacional de Río Cuarto trabajan de manera autónoma los proyectos, jamás el Departamento analizó ni avaló ningún proyecto, ya que pasan directamente a la Facultad, sea Decano, Vicedecano o Consejo. Que conforme al reglamento 148/94, ella atiende cuestiones académicas y administrativas, que su cargo no encuadra ni como “empleador” (por la responsabilidad que establece la Ley de Higiene y seguridad en el trabajo, Nº 19.587) ni como “funcionaria pública”. Afirmó que, atendiendo a las consultas e inquietudes que le hacían los miembros de Departamento, convoca a una reunión para que el Dr. Mattea explicara las actividades; que tomó conocimiento del volumen del hexano utilizado, con posterioridad al siniestro. Dijo que en la reunión, luego de un intercambio de ideas, la mayoría de los presentes decidió implícitamente que el proyecto continuara. Por ello, sostiene que ninguna responsabilidad le cupo, ya que actuó conforme el art. 20 del reglamento. Manifestó que en la fecha que tuvo lugar la reunión no había ingresado el hexano, por lo que los asistentes de la reunión no pudieron conocer las cantidades que se manipularían; que no hubo nada que ella pudiera hacer o estuviera 52 Poder Judicial de la Nación obligada a hacer para evitar la tragedia. Edith Matilde DUCROS, a fs. 4906/4908, negó de manera absoluta los hechos imputados y manifestó que no tiene ninguna responsabilidad ni por acción ni por omisión. Expresó que desconocía el convenio, que no tenía, dentro de sus responsabilidades como Subdirectora, el control de los proyectos de los distintos grupos de la facultad ni de los convenios con terceros, aun cuando participara la Fundación, ni manejo de fondos. Los proyectos pasaban directamente a las autoridades de la Facultad, el Decano, Vicedecano, Secretario o Consejo. En una oportunidad se trató un proyecto de Biodiesel y en esa oportunidad se impidió su desarrollo (la autoría del proyecto era de los alumnos). Que en la reunión informativa realizada el 15 de noviembre de 2007, luego de la explicación dada por el Dr. Mattea y de un intercambio de ideas entre los presentes, la gran mayoría aceptó que el proyecto continuara, razón por la cual la Dirección del Departamento USO OFICIAL no hubiera podido evitar su prosecución aunque lo hubiera querido. Reconoció que la única omisión que existió fue no haber labrado el acta pertinente respecto de lo ocurrido en la reunión. Sostuvo que en ésta no se dieron a conocer las cantidades de hexano a utilizar y que a esa fecha dicho solvente no había ingresado a la Planta Piloto. Manifestó que la Directora y la Vicedirectora del Departamento no tienen obligación de implementar medidas de seguridad, porque las características de su cargo son otras; que no hubo nada que pudiera hacer para evitar la tragedia. Liliana Gladys RUETSCH, a fs. 4962/4963, manifestó que al momento de ingresar a la U.N.R.C. la Planta Piloto ya estaba instalada y destinada a la extracción de aceites por solventes y contaba con un tanque exterior para el depósito de hexano con capacidad de aproximadamente 3.000 litros, lo que hace suponer que la planta estaba preparada para trabajar con esos volúmenes de solvente. Que en la experiencia con De Smet la batería de tanques instalada en el interior de la planta por la mencionada empresa, no cumplía la función de tanque de depósito de hexano, sino que eran lo que se llama “tanques pulmón” que contenían miscelas (mezcla hexano-aceite) en distintas concentraciones cada uno de ellos, para llegar al resultado óptimo de concentración para la mejor extracción de aceite a nivel industrial. También sostuvo que ella no tuvo participación ni tenía jerarquía para objetar las tareas; que las medidas de seguridad no eran su responsabilidad. Afirmó que ella tenía asignada la tarea de muestreo, 53 es decir, tomaba muestras en pequeñas botellas de aproximadamente 100 ml. y las analizaba en el laboratorio. V- Que la prueba incorporada oportunamente se compone de: TESTIMONIALES: CAMPETELLI, Norbeto Gabriel (fs. 204/206, 1299/1300); BETTERA, Carlos Eduardo (fs. 240/241, 938/939 pol.; 940/941;1289/1290 jud.); CEBALLOS, Claudio Daniel (fs. 312/316 pol; 2754/2756 jud.); CEBALLOS, Viviana Gabriela (fs.882/vta. pol; 2912 jud); FERRARIO, Rogelio (fs. 159/vta. pol; 2585; 5177/5178 jud.); MARTINELLO, Miriam Alejandra (fs. 1725/1726 pol; 2942/2943, 3352, 5126/5128 jud.); MONTENEGRO, Raúl Alberto (fs.152, 1723/1724 pol; 1291/1293 jud.); MURELLO, Sebastián Antonio (fs.2246/2248 pol; 2979/2980, 2965/2966 jud.); OREJAS, Joaquín Aníbal (fs. 409/410, 1364/1371 pol; 2270/2272 jud.); RIGONAT, Rosa Inés (fs.3020 jud.); SPADA, Oscar Federico (fs. 5257/5259,5260/5268,3894); CANTERO GUTIERREZ (fs.2315/2316vta.–jud.-); BARRAL, Jorge Raúl (fs.3684/3688 –jud.-); TESTIMONIOS INCORPORADOS POR SU LECTURA: ANUNZIATA, Jorge Daniel (fs. 426/vta., 688, –pol-; 2841 –jud); BOLOGNA, María Cristina(fs.3418/3421 –jud-); BRAIDA, Iván Rafael (fs.1730/1733 –pol-; 2940/vta.-jud-); CABRERA, Walter Omar ( fs.3057/3058vta. –jud-); CATTALANO, Estela Mary (fs. 1932/1933 –pol.- y 3041/3042 – jud.); FERNANDEZ, María Ángel (fs.212/vta., 861/862, 1321/1323–pol-; 2752/vta. Jud); ECHANDIA, Gustavo Adolfo (fs. 5239/5242 –jud-); DEMARCO, Aníbal Álvaro (fs. 686/687 –pol-, 2608/2610vta. -jud-); MAFRAMD, Carlos Jorge (fs. 874/vta. –pol-; 2914/2915vta. –jud-); LIMA, Ricardo Alberto (fs. 5096/vta. –jud); JUNI, Carlos Alberto (fs. 659/661 –pol.-; 2602/2604 –jud-); GALIMBERTI, Pablo Daniel (fs. 995/996 –pol-; 2924/vta. –jud); FERRERO, Miguel Vicente (fs. 920 undecies/921 -pol.-, 2809-jud-); NIETO FERREYRA, Daniel (fs. 254/255, 256/vta., 258/vta., 260/vta., 420/vta., 654/vta., 794/795, 895/896vta. 916/vta., 929/930,931, 932, 1019/1019, 1040/1041vta., 1084, 1220/vta.,1318/vta,1360/1361, 1727/17281810/vta., 1919/vta., 1963/vta., 2198/vta., 2213/2215, 3275/vta.,3281/vta.,–pol-; 2556 –jud-); PRAMPARO, María del Carmen (fs. 153, 614/vta. –pol-2583/2584; 5129/5131 –jud-); REARTES, Nancy Edith (fs.621/622 pol; 2895/2897 jud.); POTES, Laura Beatriz (fs. 237, 390–pol-; 2776, 5123/5125 –jud.); PAGLIERO, Cecilia Liliana (fs. 1735/1737 –pol.-, 2274/2275. –jud-); REYNOSO, María Marta 54 (fs. 2901 –jud); ROVERE, Roberto Luis (fs. 328 –pol; 2348/2349, 2834, Poder Judicial de la Nación 5171/5175 –jud-); VARELA, Pablo Gerardo (fs. 5139/5140 –jud-); TORRES DEMICHELIS, Juan Ariel( fs. 208,1330/1332–pol;275jud.),WILLNECKER, Alberto Argentino (fs. 2236/2238, 2497., -pol- 5095–jud-); ALANIZ, Gerardo Nicolás (fs. 3009 – jud-); ARIAS, Flavio Gastón (fs. 387/vta.-pol-; 2808/vta. –jud-); AVALOS, Adrián Roberto (fs. 2902 –jud-); BALBARREY, Natalia Inés (fs. 215/vta. –pol-; 2930/vta. –jud-); BERTAZZO, Federico Luis (fs.2378/vta.-jud.); BONETTO, Agostina (fs.2957 –jud-); BOWER, Walter Miguel (fs.414/vta. –pol-; 2899 –jud-); CAILLABA GALLEGUILLO, Esteban Federico (fs.239–pol-;2807–jud-); CHELI, Juan Carlos ( fs.652/vta. pol-; 3096/3097 –jud.-);CHO, Luis Agustín (fs.199/200-pol-; 2824 –jud-); CHOLAKY PEREZ, Carmen Gloria (fs. 2347/vta. jud-); DE OLMOS, Javier Fernando (fs. 2950/2951 –jud-); DOMINGUEZ, Lucas (fs. 1928/1930 –pol-; 3040 –jud-); DONOLO, Danilo Silvio (fs. USO OFICIAL 3402/vta. jud.); DUARTE, Néstor Horacio (fs.177/vta., 306/307, 793/vta.–pol-; 2558 – jud.); FERNANDEZ BUSTOS, Ángel Dean (fs. 221/vta. –pol-; 2931/vta. –jud); FERNANDEZ, Adriana del Carmen (fs. 211/vta. –pol-; 2842/vta. –jud.); FLORES, Marcelo David (fs.172/vta. –pol-; 2667/vta. –jud.-); GARCIA, Enrique Hugo(fs.202/vta. – pol-, 2542 –jud.-); GARCIA, Marcelo Sebastián (fs. 880/vta. –pol-; 2893 –jud); GARNICA, Javier Hernán: 238/vta. –pol-; 2813/vta. –jud-); GOMEZ, Darío Gustavo (fs.173vta., 326/327, –pol-; 2668 –jud-); GOMEZ, Héctor Oscar (fs. 411/vta., 423/vta., 869/vta.-pol-; 3220 –jud-); GONZALEZ, Sebastián Darío (fs. 2960/vta. –jud-); GONZALEZ, Walter Gerardo (fs. 196/197, 289/290, 308/309vta., 1678/vta.,1740vta., 1829/vta., 1867/vta., 1967/vta.,2224bis/2226, 2488/2489, 3287/vta., 3526,–pol-; 2557 – jud.-);HASENEY, Leonardo Andrés (fs. 217/vta. –pol-; 3044 –jud-); JUY, María Isabel (fs. 319/320vta. –pol-; 2814 –jud-); LIBOA, Edgar José Pascual (fs.154 -pol-; 2261/2262, 2750 –jud-); LICHOTOP, Walter (fs. 1818/1919 –pol-; 3021 .-jud-); LUCERO, Martín Andrés (fs. 3010/vta. –jud-); MACHADO, Mario Alcides (fs. 218/vta. –pol-); MAGNOLI, Leonardo Ezequiel (fs.867/vta., 2832 –jud-); MANSILLA, Natalia Paola (fs. 999/vta. –pol-; 3019 –jud); MARRO, Guillermo Ramón (fs. 2959/vta. –jud-); MARTINAT, Germán Darío (fs. 3403/3404 –jud.-); MASSERA, Mariana Mabel (fs. 415/416 –pol-; 2843/2844 –jud-); MATTANA, Jacobo Carlos (fs. 1035/1037 -pol-; 2941vta. –jud); MEDAGLIA, Daniel 55 Atilio (fs. 911/vta., 1215/vta. –pol-3136 –jud); MERCADO, Hugo Mario (fs. 1004/1005 – pol-; 2923 –jud-); MEYER, Juan Manuel (fs.1965/vta., 2881/vta. –jud-); MONGE, Juan Bernardo (fs. 5108/5109 –jud-); MORALES Marcelo Jorge (fs. 203 –pol-, 2541 –jud); NICOLA, María Teresa (fs. 887/vta. 2894 –jud-); PIÑEDA, Héctor Eduardo (fs. 164/vta. – pol-; 2666/vta. –jud); PIZARRO, Jonathan Matías (fs. 222/vta. –pol-; 2775/vta. –jud-); RAINERO Marcelo David (fs. 3007/vta.; -jud); REYES GIMENEZ, Antonio (fs. 3008/vta. –jud-); ROIG, Ricardo Juan (fs. 438/vta. –pol-; 2900); SAN MARTIN, Lidia Fabián (fs. 3350/3351 –jud-); SCILINGO, Nilda Carmen (fs. 653/vta. –pol-; 3098/3099 –Jud.-); SEQUALINO, Lucas Germán (fs. 2958 –jud-); SILVA, Enrique Ezequiel (fs. 2955/vta. – jud-); SOSA VASCONI, Andrés Nicolás (fs. 997/998 –pol-; 2774/vta. –jud-); SOSA, María Valentina (fs. 615/vta. –pol-; 2812/vta. –jud-); VERDU, José Luis (fs. 1663 –pol-); 2757/vta. –jud-); VICARIO, Jorge Eduardo (fs. 990/991vta.-pol-; 2922 –jud-); VILLAFAÑE, Luis Enrique (fs. 868/vta. –pol; 2833/vta. –jud-); VISENTIN, Alexis N (fs.214/vta. –pol; 2751/vta. –jud-); VOUILLAT MARTINEZ, Edgardo M. (fs. 2953/vta. – jud-); VOUILLAT, Edgardo Julio (fs. 2954/vta. –jud-); DOCUMENTAL E INSTRUMENTAL: Informes del Registro Nacional de Reincidencia de los imputados obrantes a fs. 6311/32; AUTOS FUNDADOS, ORDENES Y ACTAS: Auto fundado que ordena registro y secuestro de efectos relacionados con las víctimas (fs. 7, 8); Auto fundado que ordena el registro del puesto de guardia y secuestro de libro de guardia (fs. 14,15); Orden de registro del puesto de guardia ubicado al ingreso de la U.N.R.C. y posterior secuestro de los libros de guardia y demás elementos (fs. 424,424vta.425vta.); Auto fundado que dispone el allanamiento del domicilio sito en calle Paraguay N° 610, piso 12° de la ciudad Autónoma de Buenos Aires con el objeto de proceder al secuestro de la documentación: Copia de los convenios celebrados entre la empresa DE SMET y la Fundación de la U.N.R.C, orden de allanamiento (fs. 2447/2448, 2446/vta.,2438/243); Solicita Órdenes de allanamiento para Expreso Oliva y verificación de computadoras (fs.42,41, 612); Autos y decreto fundado de allanamiento al Expreso OLIVA (fs. 44/vta, 1211) y su aclaratoria (fs. 54/vta), orden de allanamiento (fs. 44/vta, 121154vta 1219, 1217,1218); Orden de allanamiento a la empresa Expreso OLIVA y documentación secuestrada – factura de Expreso Oliva 56 N° 0001-00930039, duplicado, de fecha Poder Judicial de la Nación 22/11/2007 por traslado de 13 tambores de 200 lts, hoja de ruta que da cuenta de la remisión por parte de la empresa Gafor a AGD desde Capital Federal a Río 4 y copia remito N° 0002-0000072 de fecha 19/11/2007 (fs. 870,870vta.872,873); Auto fundado que ordena la extracción de todo tipo de correo electrónico sobre efectos secuestrados ordenes de Extracción de correo Electrónico y de todo tipo de datos información en relación a DISCOS y computadoras (fs.807/810,47/vta.); Acta de extracción de archivos de las computadoras de RAVERA y RUETSCH (fs.2490/vta. 2491/2494);Orden de Registro y Secuestro–de efectos y documentos obrantes en la planta piloto de la U.N.R.C. (fs. 253), (fs. 256/258) –Convenio Marco y Protocolo de Trabajo N° 026/2007 (fs. 253,256/258, 292/vta. 293); Acta del retiro de elementos de la Planta Piloto de la UNRC (fs. 310/311, 1362/1363,1679/vta, 1729, 1741,1830, 1968, 2199, 2339/2341,2350/2351, 3248, USO OFICIAL 3255/3256, 3530/3531); Acta del retiro de tambores del interior de la Planta Piloto y posterior traslado a la empresa Atanor (fs.421); Acta de secuestro de la computadora notebook de Sebastián Antonio MURELLO (fs.655); Acta de muestras en la Planta Piloto de la UNRC (fs.796/797); Acta del secuestro de las bombas centrifugas y cañería (fs.1085);Acta de inspección ocular de los lugares donde se encontraban las bombas extractoras, lugar de los autoclaves, instalaciones eléctricas y tableros efectuando tomas fotográficas (fs.3276/vta); Orden de allanamiento a la empresa Expreso Oliva S.R.L. de la ciudad autónoma de Buenos Aires (fs. 920 quinquies/sexies) y –remito n° N° 00020000072 de fecha 19/11/2007- (fs.920 quater, fs. 920sexies, 920quinquies/sexies); Acta de recepción y de desintervención del material para peritar (fs. 911, 912/913); Solicitud de medidas y auto fundado de Inspección y Secuestro, levantamiento de secreto fiscal (fs. 1269 1271, 1273,1279/vta.); Acta de secuestro de fecha 14/01/2008 de tres CPU alojadas en el Laboratorio N° 10 (fs. 1868/vta); Acta que da cuenta de la realización de prueba de estanqueidad (fs.1020/1021,1042); Copia del auto fundado que da origen a la inspección y posterior secuestro en la sede de la Fundación de la U.N.R.C. (fs.1958/1961); Orden de inspección y posterior secuestro para la sede de la Fundación de la U.N.R.C. (fs.1962); Acta de secuestro de fecha 22/01/2008, llevada a cabo en la Fundación de la U.N.R.C. donde se secuestra copia impresa del Convenio Marco celebrado entre la Fundación 57 UNRC, y la empresa DE SMET; Protocolo de Trabajo N° 026/2007 (fs.1964/vta); Acta de extracción de copias de DVD contenidos en el sobre identificado como PA 5 (fs. 2917); Acta de extracción de archivos de las computadoras secuestradas del laboratorio 10 (fs.2216/2217vta. 2218); Acta que da cuenta de pruebas de funcionamiento de los autoclaves y otras medidas (fs.3282); Acta de Inspección Ocular en la Planta Piloto de fecha 03/03/2010, en la que se constituyó la Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba (fs.4603); DOCUMENTAL REMITIDA POR EL RECTOR DE LA UNRC –OSCAR FEDERICO SPADA-, A SABER :Nómina de los docentes y alumnos que se encontraban en la planta piloto de la UNRC el día del hecho (fs. 331/332); Detalle y facturas de compras de productos químicos año 2007 (fs. 334/347); Res. 027/94 del Consejo Directivo de la Facultad de Ingeniería que aprueba el proyecto de planificación de la puesta en marcha de la Planta Piloto y su anexo (fs.351/356); Res. 014/93 del Consejo Directivo de la Facultad de Ingeniería que aprueba la creación del GIDPO y su anexo (fs.357/362); Res. 141/95 del Consejo Directivo de la Facultad de Ingeniería que aprueba la creación del EIPA (fs.363/367); Resolución 044/01 del Consejo Directivo de la Facultad de Ingeniería que aprueba la creación del GIR (fs.368/373); Resolución 093/04 del Consejo Directivo de la Facultad de Ingeniería que aprueba la creación del CITTEC (fs. 374/377); Resolución 118/05 del Consejo Directivo de la Facultad de Ingeniería que aprueba la creación del BIOTEC (fs.378/380); Resolución 133/06 del Consejo Directivo de la Facultad de Ingeniería que autoriza el dictado del seminario “prevención de accidentes en la planta piloto” (fs. 381/386); DOCUMENTAL APORTADA POR DIEGO MOITRE, DECANO DE LA FACULTAD DE INGENIERÍA DE LA UNRC, Estatuto de la Fundación de la Universidad Nacional de Río Cuarto(fs.395/400); Fotocopia de la Resolución de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica habilitando Fundación de la U.N.R.C. (fs. 401/402);Convenio entre la Fundación de la U.N.R.C. y la UNRC (fs.403/404); Convenio Marco (fs.405/406); Protocolo de Trabajo N° 026/2007 (fs.407/408); Informe remitido por el Secretario de Extensión y desarrollo de la UNRC en relación Grupo GIDPO (fs.439); Anexo1: docentes integrantes (fs. 440/441); Anexo 2: expedientes relacionados con actividades desarrolladas (fs.442/445); Anexo 3: listado de protocolos de trabajo (fs.446/478); Anexo 4: Resolución que regula la vinculación de la UNRC y la sociedad 58 Poder Judicial de la Nación (fs.479/482vta); Anexo 5: instructivos para la presentación de programas y proyectos de extensión (fs.483/ 499); Anexo 6: Identificación de programas y proyectos (fs.500/522); Anexo 7: Identificación de plan de trabajo para becarios (fs.523/527); Proyectos en desarrollo en Planta Piloto de la Facultad de Ingeniería de la U.N.R.C, especialmente el P.I.P 2004 N° 6341 “Conicet” elaborado por Miguel Ángel Mattea (fs. 528/610, 604/610); Documentación remitida en relación a las medidas de Seguridad Industrial del Proyecto de la Planta Piloto de la Facultad de Ingeniería “Capítulo V” (fs. 4085); Informe de la Facultad de Ingeniería, en relación a la designación de la encartada RUETSCH (fs. 4876, 4875); Informe de la Facultad de Ingeniería en relación a Proyectos financiados por el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología (fs. 3030/3035); DOCUMENTACIÓN E INFORMES REMITIDOS POR LA FACULTAD DE INGENIERÍA Y LA FUNDACIÓN USO OFICIAL UNRC: en relación al Ingeniero RAVERA (fs.1620/1623); Convenio específico entre la U.N.R.C. y la Sociedad de Bomberos Voluntarios de Río cuarto (fs.1625/vta.); Resolución N° 598 de fecha 28/11/2005 que dispone la creación de una Comisión de Higiene y Seguridad y la conformación de un fondo de Higiene y seguridad, la ratificación por parte del Consejo Superior N° 178 (fs. 1628,1629); Resoluciones N° 030/2007 y 217/2007 en relación a la Distribución Presupuestaria y sus anexo (fs. 1630/1633, 1634/1637); Resolución Rectoral N° 276 del 03/10/1990 (art. 3° crea en el ámbito de la Secretaría de Coordinación Técnica y Servicios de la U.N.R.C. el Departamento de Higiene y Seguridad, Resolución Rectoral N°481/2006 de fecha 09/08/2006mediante la cual se los contrata ECHANDIA y CHIARAMELLO, con el objeto de que los mismos presten a la Comisión de Higiene y Seguridad el asesoramiento necesario para la realización de unplan general de Higiene y Seguridad (fs. 1377); Resoluciones Rectorales N° 590 de fecha 19/09/2006 y N° 847 de fecha 13/06/2007, mediante las cuales se contrata a la licenciada Ana Belén ECHANDIA con el fin de contar con profesionales especialistas en Seguridad e Higiene para concretar un programa sobre dicho tema (fs.1378); Resolución N° 912/2007 de fecha 03/08/2007 en relación a la contratación del Señor Rogelio FERRARIO para asesoramiento sobre roles de incendio, planes de evacuación capacitación de personal y todo lo atinente a seguridad dentro del ámbito de la U.N.R.C. (fs.1380); Resolución N° 1164/2007 de fecha 59 19/10/2007 que dispone la contratación por Locación de Servicios Personales a las Ingenieras Nancy E. REARTES y Miryam MASSERA para llevar adelante un sistema de Gestión de Residuos Peligrosos de la U.N.R.C. (fs. 1381); Resolución N° 253/07, de fecha 30/10/2007, designando a POLITANO como Ayudante de segunda rentado y resoluciones que reglamentan la designación en ese cargo (fs.1305,1306/1309vta); Resolución del Consejo Directivo N° 148/94, de fecha 02/12/1994 respecto de la Reglamentación de Funcionamiento de los Departamentos y la estructura de los Departamentos y la Estructura de los mismos, pertenecientes a la Facultad (fs.1907/1915vta.), Informe de la Directora del Dpto. de Química (Miriam Ferrari) respecto del mantenimiento del equipamiento de la Planta Piloto y de reparación de Bombas (fs. 2212, 3743); Documentación remitida por Facultad de Ingeniería respecto del Ingeniero Diego MOITRE, sobre licencias y reintegro en las funciones de Decano de la Facultad de Ingeniería (fs.3719/3720); Documentación remitida por la Fundación de la U.N.R.C. respecto de la designación de BORTIS y su renuncia (fs.3721/3722); Estatuto Universitario de la U.N.R.C. agregado y copia de la resolución que designa al Decano y Vicedecano de la Facultad de Ingeniería de la U.N.R.C. (fs. 2298,2299/2300); Resolución del Consejo Directivo N° 001/07 en la que designa FERRARIS y DUCROScomo Directora y Subdirectora del Departamento de Tecnología Química, período 15/03/07 al 15/02/08 (fs.2407/2408); DOCUMENTACIÓN APORTADA POR LA U.N.R.C.: Res. C.S. N° 093/1999 que prueba el régimen de Apoyo a la Investigación Científica y Tecnológica, y su anexo (fs.428/437); Resoluciones remitidas por las distintas Secretarías de la U.N.R.C.: Secretaría General: Resolución C.S. N° 237/90, Providencia Resolutiva N° 010/90; Res. N° 236/90; Resolución Rect. N° 745/94; Res. CS N° 029/92, Res. Rect. N° 674/91; Res. Rect. N° 110/87; Res. CS Prov. N° 35/84 (fs.1382/1439); Secretaría Ciencia y Técnica: Res. Rect. N° 280/81;Res. C.S. Prov. N° 61/85; Res. Rect. N° 028/87; Res. C.S. N° 259/90 (fs. 1474/1498); Secretaría Económica: Res. C.S. N° 260/90 (fs.1494/1498); Secretaria Coordinación Técnica y Servicios: Res. C.S. N° 276/90 Res. C.S. N° 013/90; Res. Rect. N° 566/98; Res. Rect. N° 056/96;Res C.S. N° 122//02 (fs. 1440/1473); Secretaría Extensión y Desarrollo Res. C.S. N° 126/05; Res. C.S. N° 281/90 (fs.1499/1512); Secretaría Académica: Res. C.S. N° 055/02; Res Rect. N° 103/89; Res. Rect. N° 103/89;Res. Rect. N° 566/98 (fs.1516/1535); Secretaría de Bienestar: 60 Poder Judicial de la Nación Res. C.S. Prov. N° 39/84; Res. C.S. N° 277/90; Res. Rect. Normalizador N° 055/84; Res. Rect. N° 421/93; Res. C.S. N° 024/06 (fs.1536/1562); Resolución N° 055/2002 de fecha 28/05/2002, que aprueba el Organigrama Funcional de la Secretaría Académica de la U.N.R.C. y de las distintas Unidades que la conforman (fs.1517/1520,1521/1532); Resolución N° 103 de fecha 19/04/1989, en relación a la creación del Consejo de Coordinación Académica (fs.1533/1535); Resoluciones y organigrama que acompaña la Secretaría de Bienestar, entre las que se destaca la N° 39/1984 en relación a la creación de un Jardín Maternal para los hijos de docentes, no docentes, y estudiantes (fs.1536/1562); Actas del Departamento de Tecnología Química a Cargo de la Liliana Giacomelli, y notas remitidas a la misma respecto de la seguridad de la Planta Piloto principalmente el informe remitido por el Ing. WILLNECKER (fs.1680/1717,1690); Resoluciones N° 004/2005 de USO OFICIAL fecha 05/05/2005 que designa en el cargo de secretario de Coordinación Técnica y Servicios a PINCINI; y N° 027/05 de fecha 05/05/2005 sobre la designación del Sr. Ingeniero ANTONELLI, como Secretario Técnico de la Facultad de Ingeniería (fs.2379); Documentación acompañada por la “Comisión de Higiene y Seguridad”, destacando principalmente planos de pasarela peatonal, puertas y escalera de emergencia, inicio de trámites de inscripción como Generadores de Residuos Peligrosos, Fondos, y copias de las reuniones asentadas en un cuaderno sobre los distintos temas que se trataban (fs.2788); Informe del Vicerrector de la U.N.R.C. respecto al informe sobre Evaluación del Sistema de Control Interno (IESCI) generado por la Sindicatura General de la Nación (SIGEN), tomando como base los informes emitidos por la Unidad de auditoría Interna (UAI) (fs.2789/2796); Informe del rector de la U.N.R.C presentado ante el Consejo superior el 23/06/2008 Expte. 69-A/2008 (fs. 3381); Resoluciones del Consejo Superior de la U.N.R.C. N° 157 y 260 c/Anexo I (referidas a creación de “Servicio de Higiene, Seguridad, y Ambiente Laboral”) (fs.3679); Informe del Director de Asuntos Jurídicos de la U.N.R.C. (fs. 3229); Informe del Departamento Sumarios de la U.N.R.C. respecto del Sumario Administrativo (fs.3313); Propuesta de Trabajo sobre Higiene y Seguridad en el Trabajo para la Planta Piloto realizada por el Ing. Luis TURIELLO –en el marco del PROMEI aprobado por Res. C.D. N° 040/05) (fs. 644/650); Protocolos de trabajo suscriptos entre la 61 UNRC y la Fundación UNRC desarrollados por los docentes del GIDPO –abril 2004 a julio 2007) (fs.812/860); Informe del Subsecretario de Coordinación Técnica y Servicios en relación a la instalación de gas y planos de la Planta Piloto (fs.988); Nómina de los docentes que trabajaban en la planta piloto remitida por la facultad de Ingeniería (fs.1002/1003); Nota remitida por la Dirección del Departamento Sumarios de la UNRC (fs.2989); DOCUMENTACIÓN ACOMPAÑADA POR TESTIGOS Y ABOGADOS: Documentación acompañada por el testigo Gabriel CAMPETELLI en relación a mail que le envió a Nancy Reartes sobre clasificación de zonas peligrosas de Planta Piloto (fs.392); Documentación acompañada por el testigo Alberto CANTERO GUTIERREZ, en relación al Proyecto de Resolución dirigido a la Cámara de Diputados de la Nación respecto de reconocimientos Post Morten de las víctimas (fs.2317); Documentación acompañada por el testigo Stella Maris CATTALANO y Joaquín Aníbal OREJAS, más precisamente mail dando cuenta que los Dres. Mattea y Cardarrelli informarían a los miembros del Departamento sobre los trabajos que se estaban realizando en la Planta Piloto (fs.1934, 2513); Informe acompañado por el testigo Gustavo Adolfo ECHANDIA (fs.5295); Documentación acompañada por el testigo Sebastián MURELLO -curriculum vitae(fs.2973/2978); Documentación acompañada por la testigo Nancy Edith REARTES, a saber: Res. N° 1164, en relación a la contratación por locación de servicios personales de la misma por parte de la U.N.R.C., mails solicitando planillas con datos requeridos por la agencia Córdoba ambiente 1833/1864);Documentación sobre legalizada Residuos acompañada por Peligrosos el testigo (fs.623/640, Carlos JUNI (fs.662/685); Documentación aportada por el testigo Miguel Vicente FERRERO (fs. 922/925vta., 1077/1079); Documentación acompañada por el testigo Jorge Daniel ANUNZIATA, respecto de Proyectos financiados por la Agencia Nacional de Promoción científica y Tecnológica- Proyectos del CONICET y facturas del corriente año (fs.689/793); Documentación acompañada por el testigo Javier Fernando DE OLMOS en relación al HEXANO, a saber Fichas Internacionales de Seguridad Química (fs.2952 ); Documentación acompañada por el testigo Carlos Eduardo BETTERA –croquis- (fs.940/941); E-mail acompañado por el Dr. Aspitía en relación a perdidas en la cañería de gas (fs.3184);DEMAS DOCUMENTAL: Acta inicial del Sumario N° 375/07 (fs.147/149); 62 Poder Judicial de la Nación Comunica novedad (fs.150/151, 1648/vta, 1746/1747, 2281); Constancias, certificados de actuario y comunicados de fallecimiento en relación a Juan Andrés POLITANO, Liliana GIACOMELLI, Carlos Alberto, RAVERA, Damián CARDARELLI, Gladis Zulema BARALLA, Miguel Mattea (fs. 210,9, 249, 38 ,806, 64,943, 1075 124, 1086); Constancias e Informes del estado de salud de los heridos (fs.31,38, 220, 294,1738/39, 1904); Partidas de defunción remitidas por el Director del Registro Civil, en relación a las personas fallecidas como consecuencia del siniestro ocurrido en la Universidad de Río Cuarto: Miguel Ángel MATTEA, Gladys Zulma BARALLA; Damián Aldo CARDARELLI; Liliana Mercedes, GIACOMELLI, Andrés POLITANO; Carlos Alberto RAVERA (fs.2328,2327, 2328, 2329,2405, 2424); Historias Clínicas y certificados médicos en relación a Sebastián MURELLO; Miriam Alejandra MARTINELLO, Cecilia Liliana USO OFICIAL PAGLIERO; de Diego BONAZZA (fs. 1878/1897,2971, 1972,1973,1974/1978, 1980/2126); Copias de las Historias Clínicas remitidas por el Nuevo Hospital Río Cuarto respecto de los pacientes Liliana GIACOMELLI; Gladis BARALLA; Damián CARDARELLI; Juan Andrés POLITANO; Sebastián MURELLO; Diego BONAZZO; Cecilia PAGLIERO; Miguel Ángel MATTEA; Jonathan PIZARRO; Carlos RAVERA,(fs.2143/2146,2147/2155,2156,2157,2158,2184,2185,2186,2187,2184,2185/218 6,2187/2190, 2191/2192); Certificado médico en relación a Jorge Daniel DAGHERO (fs.994); Constancias de la instrucción (fs.209, 250, 651, 881, 933, 937, 1817, 1941/1943); Informe de GAFOR Comercio de Productos Químicos y Papeles Sucursal Argentina (fs.140vta); Fotocopias de la Factura N° 200000009450 de fecha 6/11/2007 de la empresa Exxon Móvil Chemicals expedida a Gafor por la compra de Hexano (fs.126/128); Remito N° 0002-0000072 de fecha 19/11/2007 donde se efectúa el transporte con destino a la empresa Aceitera Gral. Deheza de Córdoba (fs.130); Factura N° 0002-00000770 de fecha 19/11/2007 expedida a nombre de la Aceitera Gral. Deheza por la cantidad de 2600 litros de ESSO-HEXANO- (fs. 323/324); Planos de la Planta Piloto y de las Instalaciones de la U.N.R.C. y los remitidos (fs.156/157, 877/879, 2925, 2927); Planos de refacción de Planta Piloto (fs.2985); Información obtenida en internet de la Empresa DE SMET S.A. (fs.270/274); Copia del Convenio MARCO fechado el 30/10/2007 y del Protocolo de 63 Trabajo N° 026/2007 (fs.280/281, 282/283); Nota periodística de La Voz del Interior (fs.303); Informe de la empresa VERDU S.A –construcciones y montajes industriales(fs.1675); Informe de la Municipalidad de Las Higueras (fs.865); Informe de la Dirección de Residuos Peligrosos de la Dirección Nacional de Control Ambiental, que da cuenta que la U.N.R.C. no se encuentra inscripta en ese Registro Nacional de Generadores y operadores de residuos peligrosos (fs.897); Fajas de secuestro extraídas agregado (fs.917); Informe de la Agencia Córdoba Ambiente (fs.978/980); Informe de la Dirección Nacional de Planificación y Control del Tráfico ilícito de drogas y precursores químicos (fs.983/985, 1598/1601); Nota registrada por Radio Universidad Río Cuarto (fs. 1009/1011;1023); Publicación en Internet de un artículo de autoría de Miguel MATTEA sobre “Extracción de productos naturales a partir de especies vegetales” en la que hacer referencia al riesgo del HEXANO (fs.1081/1083); Informe y organigrama elaborado por la Delegación Delitos Federales y Complejos dependiente de la Policía Federal Argentina (fs.1087/1092);Informe de Evaluación del Sistema de control Interno 2006 de la “Sindicatura General de la Nación” respecto de la U.N.R.C., y oficio que da cuenta de la fecha en que fue remitido a la Universidad el Informe 130/07: (fs.1573/1595, 1876, 2768); Informes de Presidente de la Empresa DE SMET SAIC (fs.1751); Fotocopias del convenio marco (fs.1752/vta.); Fotocopias de protocolo de trabajo N° 17 (fs. 1753/vta.); Del procedimiento para evaluar tiempos de lavado en harina de soja (fs.1754/1763); sobre acompañando los Curriculum vitae de BONAZZA, BORETTI y DEMARCO (fs. 3017); Informe de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (fs.1764/1797); Informe remitido por la Asociación Argentina de Grasas y Aceites ASAGA (fs.5198/5199); Informe elevado al Rector de la U.N.R.C. por el Ing. Gustavo ECHANDIA -reservado en Secretaría- (fs.5294/5295); Informes del Banco Credicop respecto de las extracciones bancarias de la Fundación de la Universidad de Río Cuarto Macro (fs.2131,2134, 2135/2140); Muestras Fotográficas obtenidas del Laboratorio 10 de la Planta Piloto; de las tareas de refacción y aislamiento de un sector de la Planta Piloto y de la planta de extracción supercrítica y plano que da cuenta de su ubicación (fs.2201/2207,3288/3300, 3309,3310); Informe de Banco Nación en relación a las cuentas de MATTEA y CARDARRELLI (fs.2277/2278); Informe de CONEAU (fs.2279 2420/2421); Informes del Registro Civil (fs.2330, 2406); CD con imágenes de la Planta 64 Poder Judicial de la Nación Piloto agregado (fs.2354); Informe de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable (fs.2360); Certificado del actuario (fs.2367, 4867,4464, 4473); Informe del actuario (fs.2390); Planos planta baja y planta alta para refacciones en Planta Piloto (fs.2387); Informe de la U.N.R.C. en relación a la medición realizada de la distancia entre el Edificio Planta Piloto y el Jardín Maternal e informe de la Directora del Jardín que da cuenta de la cantidad de niños que asisten al mismo (fs.2506, 2508); Nota remitida por la División de Investigaciones Preliminares dependiente de la Policía Federal Argentina, respecto a una cuenta corriente que posee la Fundación U.N.R.C. en el Banco Macro (Cta. N° 31500210010003597), (fs.2519); Cuadernillo de información sobre los antecedentes, conducta y concepto e informe ambiental en relación a BORTIS; PINCINI; FERRARI; DUCROS; ANTONELLI; RUETSCH, (fs. 2620, 2623, 3011,2627, 2630, 2634,2634, 2637, USO OFICIAL 3012, 2641, 2644, 2648, 2651, 2654, 4815, 4806,4809, 4812); Informe de la Aceitera Gral. Deheza en relación a la utilización industrial del HEXANO para la obtención de aceites vegetales (fs. 2661/2663); Curriculum Vitae en relación a Miguel MATTEA y Damián CARDARELLI; CARDARELLI Gladys Zulema BARALLA (fs.4976, 4065/4070, 4060/4064);CD que contiene fotografías de la planta de extracción de aceites montada por el GIDPO (fs.3810); Fotografías tomadas en la planta de ATANOR, donde se encuentran depositados los tambores que fueran retirados de la Planta Piloto (fs.3928/3931) Impresiones de “telediario digital” (fs. 3064/3066); Contrato de Prevención art. N° 45249 de la U.N.R.C. (fs. 3080/3081); Copia de la Hoja de Seguridad de HEXANO, remitido por ESSO Petrolera Argentina S.R.L.(fs. 3083); Informe del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social en la que remite copia de las denuncias efectuadas ante ese organismo por la ART contra el empleador en el marco de las “EMPRESAS del GRUPO BASICO” y copia de registros de siniestros denunciados relativos a la empleadora; copia del memorando elaborado por la Subgerencia de Prevención y documentación adjuntareservado en secretaría (fs.3085/3086, 3115); Documentación remitida por ASOCIART reservada en secretaría (fs. 3087); Plano que identifica donde están instalados los AUTOCLAVES y propuesta alternativa para el resguardo de los mismos (fs.3161, 3177/3178); Documentación acompañada por el Dr. VALVERDE, en relación a la 65 Comisión de Higiene y Seguridad (fs.5003); Informes del Registro Nacional de Reincidencia en relación a loso encartados BORTIS; PINCINI, FERRARI, DUCROS, ANTONELLI; RUETSCH y su actualización ordenada por el Tribunal en el decreto de citación a juicio (fs. 2569. 2572,2575, 2578, 2581, 4770 6184);Material Secuestrado: Cajacon tres muestras de HEXANO,-resguardadas en la AgenciaCórdoba ambienteconformelo informado a (fs. 4902); DOCUMENTACIÓN Y DEMÁS ELEMENTOS RESERVADOS EN SECRETARÍA, DESTACANDO PRINCIPALMENTE: Carpetas C1“Planificación de la Puesta en marcha de la Planta Piloto. Carpeta C-2, Planos Instalación de GAS; Anexo A: Fotografías elementos personales; Anexo B: Notas periodísticas sobre siniestro; Anexo C: Fotografías sobre interior-exterior de la Planta Piloto; Sobre con Bibliorato conteniendo documentación secuestrada en Planta Piloto P.B y Cúbilo 3 que contiene entre otros los Originales del Convenio Marco y Protocolo de Trabajo N° 26; Sobre c/libros de guardia -dos-; Sobre con material aportado por medios de prensa –cinco; Sobre PA 5 –dos- DVD; Sobre con un ejemplar del diario El Puntal de fecha 17/02/2008 (fs.2311); Planos Instalación Eléctrica Planta Piloto; Legajo Facultad de Ingeniería PROMEI; Proyecto de Mejoramiento de la enseñanza en Ingeniería; Expediente 11-U2005 UNRC s/Explosión (fs. 3179); Sobre y documentación Superintendencia Riesgo de Trabajo; Sobre ASOCIART; Sobre Liberty; Sobre con documentación UNRC; Caja con Legajos Personales de MATTEA, BARALLA, GIACOMELLI, CARDARELLI, y POLITANO; Planos Planta Piloto solicitados por el INTI; Bibliorato con documentación PROYECTO PLANTA PILOTO y Planos de Planta Piloto; Expte. Administrativo UNRC N° 88969 (fs. 4089); Caja conteniendo documentación producida por la Dirección de Recursos Humanos –Legajos personales-; Dirección Salud y Secretaría de Coordinación Técnica y Servicios dependientes de la U.N.R.C. conforma nota de remisión (fs. 3116/vta.); Resultado de las autopsias en relación a los fallecidos POLITANO, RAVERA, MATTEA, BARALLA, CARDARELLI y GIACOMELLI (fs. 2504); Legajo Personal original de la docente Liliana Gladis RUETSCH que consta de 100 fojas útiles remitido por el Rector de la UNRC (fs. 4903, 4921);INFORMES TECNICOS, PRELIMINARES Y PERICIALES: Informe preliminar elaborado por el Departamento Técnico Investigativo de la Policía Federal Argentina en relación a la Planta Piloto de la UNRC (fs. 17/26); Información 66 Poder Judicial de la Nación relacionada a la seguridad y protección ambiental en relación al HEXANO obtenida de internet (fs. 225/232); Informe Técnico en relación al HEXANO, elaborado por el INTI (fs. 1806/1809); Informe del INTI en relación a las pericias (fs. 3566/3567, 3636); Informe Técnico de relevamiento efectuado por “ASTORI” en relación al estado actual de la estructura de la Planta Piloto (fs. 2946); Informe Técnico elaborado por la División Apoyo Tecnológico Judicial dependiente de la P.F.A –CPU- (fs. 914/917); Informe Pericial efectuado por la Dirección Bomberos de la Policía de la Provincia de Córdoba, en relación al origen del fuego en la Planta Piloto de la Facultad de Ingeniería de la U.N.R.C. (fs. 618, 954/975, 1604/1607, 1613, 317/342); Informe Técnico producido por el Departamento de Delitos Ambientales de la P.F.A.; (fs. 1044/1073, 343/371); Informe Técnico del Departamento Técnico Investigativo de la Superintendencia Federal de Bomberos, respecto USO OFICIAL de las condiciones de Seguridad e Higiene de la Planta Piloto, (fs.1130/1176; 3910/3915, 372/424); Informe Técnico realizado por la División Apoyo Tecnológico Judicial dependiente de la P.F.A (fs. 2197); Informe técnico Pericial elaborado por la División Laboratorio Químico de la P.F. A., efectuado sobre información contenida en 2 Cds, y 5 DVD respecto a “Información sobre Planes y/o Ejecución de Seguridad e Higiene” (fs. 3104/3112; 3113); Informes Periciales en relación a Instalaciones Eléctricas, Autoclave, Metalográficas, y de Medidas de Seguridad,-y sus anexos- de fecha 12/012/08 (fs. 3668); Informe N° O.T. 56047 (19 fojas); -Informe de Ensayo N° 07-1276 (15 fojas); -Dos láminas conteniendo fotografías; Ampliación de la pericial metalográfica (fs.4005,4023); Informes técnicos periciales N° O.T. 55154 de fecha 26/10/2007, en relación a las cañerías de gas ubicadas en la Planta Piloto (fs.1102/1107,1652/1662); Informe Técnico Pericial sobre dos bombas centrífugas y cañerías utilizadas para la circulación de micelas (fs. 3514/3524); Pericia sobre Higiene y Seguridad en el Trabajo, N° O.T. 56765, (fs.4026); Informe pericial producido por el INTI N° 56047 y 07-1276realizado por el Ing. Montamat en relación a la instalación eléctrica, autoclaves bombas, válvulas y cañeríasde la planta piloto (fs. 3668; 3669; 3748/3750); Copias fieles de las resoluciones del Juzgado Federal de Río cuarto, Secretaría Laboral, homologando los acuerdos realizados entre los familiares de las víctimas del hecho que se ventila en esta causa, con la Universidad Nacional de Río 67 Cuarto y Aseguradores de Caución S.A. Compañía de Seguros, Fs. 6374/6400; Artículo periodístico de la Voz del Interior del 9 de diciembre de 2007 titulado “Nunca dudamos de la seguridad de la planta” fs. 6416/9; Fotocopias certificadas de la Resolución del Consejo Directivo Nº 148/94 y sus anexos, referente a Reglamentación de Funcionamiento y Estructura de los Departamentos y sus modificatorias fs. 6432/6500; Informe del Rector de la Universidad Nacional de Río Cuarto en relación a las actuaciones administrativas iniciadas a raíz del hecho acaecido en fecha 5/12/2007, en relación a protocolos de seguridad en la Planta Piloto de la Facultad de Ingeniería de la U.N.R.C., en relación a informes que hubiera realizado el grupo GIDPO, respecto a autorizaciones que podría haber realizado la U.N.R.C. con relación a los hechos que se investigan en esta causa, y en relación a pasos a seguir para efectuar una experiencia como la realizada por el grupo GIDPO entre los meses de noviembre y diciembre de 2007, todo lo cual obra a fs. 6511/6844; contestación de oficio del Tribunal por parte del gerente de asuntos legales del Conicet de fs. 6880/1; Copias certificadas de Protocolos de Trabajo suscriptos entre la Fundación de la U.N.R.C. y el Decano de la Facultad de Ingeniería de la U.N.R.C., entre el Grupo GIDPO y empresas privadas de fs. 7008/7048; Documentación acompañada por los testigos Orejas y Cantero Gutiérrez conforme actas de fecha 12 y 13 de marzo respectivamente y la inspección ocular de la Planta Piloto de la UNRC., conforme acta del día 14 de marzo del corriente año. VI-Seguidamente, abriendo la etapa de los alegatos brindaron sus conclusiones los abogados querellantes por la Asociación Gremial Docente de la Universidad Nacional de Río Cuarto, Dres.Claudio Orosz y Eugenio Biafore, quienes sostuvieron la acusación y solicitaron se condene a los imputados Carlos Agustín Bortis a la pena de cinco años de prisión, José Luis Pincini y Sergio Fabián Antonelli, a la pena de cuatro años, y a Miriam Palmira María Ferrari y Edith Matilde Ducros a la pena de tres años de ejecución condicional, por considerar a los acusados como coautores del delito de estrago culposo agravado por la muerte de seis personas, conforme lo dispuesto por el art. 189 2do. párrafo y 45 del Código Penal. Asimismo solicitaron la absolución de la imputada Liliana Gladis Ruetsch. A los fines de fundamentar las condenas solicitadas, comenzó exponiendo el Dr. Claudio Orosz, y lo hizo haciendo un relato de cómo sucedieron los hechos aquel 5 de diciembre de 2007, hechos que han sido totalmente 68 Poder Judicial de la Nación probados, como así también la presencia en la Planta Piloto de los13 tambores de hexano, que habían sido remitidos sin que las autoridades tuvieran conocimiento, recibidos por Boretti, y almacenados en un espacio físico no acondicionado para ello, tornándolo potencialmente peligroso. Mencionó el informe de la SIGEN recibido el 3 de septiembre de 2007, del cual surge que todas las políticas de seguridad habían sido desoídas por las autoridades, por ejemplo, las características de los pisos que debían ser lustrados, desagües a los lados, tendría que haber habido columnas en lugar de paredes a fin que se permita la ventilación. Atento que todas estas características no eran reunidas en la Planta Piloto, entiende la querella que existe una omisión de conductas exigibles y un incumplimiento del deber de garante que incrementó el riesgo, tenían deberes a su cargo, los cuales omitieron desencadenando los hechos. Afirma que quien incumplió los deberes del cargo, USO OFICIAL fue el presidente de la Fundación de la UNRC, Ingeniero Bortis. Pero sostiene que también tenían responsabilidades la Directora y Vicedirectora del Departamento de Tecnología Química, Miriam Ferrari y Edith Ducros, responsabilidades otorgadas por las resoluciones existentes y de las que dependía el GIDPO. También omitieron sus responsabilidades los integrantes de la Comisión de Seguridad e Higiene, la cual fue creada por eventos anteriores, lo cual indicaba el no cumplimiento de las normas de seguridad. Estas personas eran José Luis Pincini y Sergio Antonelli. Ellos no cumplieron con las leyes y reglamentaciones de la ley 19587 de Higiene y Seguridad en el Trabajo y ley nº 24051 sobre Residuos Peligrosos. Ellos son los que permitieron que entre el 15 de noviembre y el 5 de diciembre de 2007 se instalara una planta de extracción de aceite a base de hexano, para lo que se modificó la Planta Piloto, con la utilización de tambores de hexano provistos por la empresa De Smet, y colocados en una estructura metálica. El hecho se encuentra plenamente probado, el incendio propiamente dicho, por fotos, testimonios y pericias, certificados de defunción, autopsias. Las tratativas para el trabajo de extensión, comenzaron en septiembre de 2007, y esto ha quedado acreditado con el secuestro de los correos electrónicos existentes entre Mattea y Demarco, y ratificados por testigos como Carlos Juni. No cabe ninguna duda del porqué se hacía este convenio entre DeSmet y el GIDPO, era por el prestigio del grupo, en cuya cabeza estaba Mattea. Manifestó también en relación a la 69 Fundación, que era la vía más rápida para lograr la efectivización de las experiencias, y por ello se elaboró un Convenio Marco y un Protocolo de Trabajo Nº 26, firmado por Bortis, representando a la Fundación de la UNRC quien en ese momento se desempeñaba además como Decano de la Facultad de Ingeniería de la UNRC, la cual contrataba a la empresa De Smet en nombre de la UNRC, lo designaba al Ingeniero Mattea como responsable, fijaba los plazos, y especificaba que había que adecuar la Planta Piloto lo cual debía efectuarlo De Smet, extendiendo el cronograma de trabajo desde el 30 de octubre de 2007 hasta el 30 de noviembre del mismo año. Los aportes que debía realizar De Smet eran en cuanto a máquinas e insumos (13 tambores de hexano) y en cuanto a los aportes humanos, la colaboración del Ingeniero Boretti, Murello y Bonazza. La retribución para la Universidad de un proyecto que produciría en caso de dar resultado positivo, fortunas para los empresarios, era diez mil pesos ($10000). Señaló además, que la Planta Piloto no estaba inscripta en el Registro de Residuos Peligrosos y que la empresa De Smet no estaba inscripta ni habilitada para transportar un solvente altamente peligroso como el hexano, razón por la cual es comprado a la Aceitera General Deheza, y transportado por la empresa de mudanzas “Oliva”. Los testimonios, dice, indican claramente que el destino que era la Aceitera, cambia y termina siendo la Planta Piloto, recibiendo Boretti los 13 tambores de hexano, lo cual no queda registrado en ningún lugar de la Facultad. Es decir que la experiencia comienza a efectuarse sin las correspondientes autorizaciones y habilitaciones. Estas leyes, manifiesta el querellante, deben ser conocidas por los hoy imputados, que son funcionarios públicos con deberes a su cargo. Estas leyes tienen que ver con la carrera que habían elegido en su vida profesional. Ha quedado demostrado que por las condiciones previas era imposible controlar una deflagración como la ocurrida, porque no estaban dadas las condiciones de seguridad e higiene necesarias. Las condiciones de la Planta Piloto eran lamentables, tal como lo indican los diferentes informes y pericias realizadas en dicho lugar. Incluso el incendio se vio favorecido por el viento norte - las puertas estaban abiertas-. También quedó demostrado que ese día, un investigador de otro grupo de trabajo encendió una autoclave porque entendía que a esa hora no se efectuarían tareas manipulando el hexano, y que fue en esa autoclave donde se inició el fuego. También quedó probado y se pudo observar en la Inspección ocular, que las instalaciones eléctricas 70 Poder Judicial de la Nación no tenían medidas antiexplosivas, que también había un calefón y una cocina, incluso, refiere el querellante que un testigo manifestó haber tomado mate esa mañana, con lo cual la cocina se encendía. Las actas del propio Departamento de Tecnología Química, dan cuenta de la necesidad de aprobar un plan global de seguridad y de adoptar medidas de emergencia para el caso de un siniestro, recordando, dice, que había habido incidentes anteriores en el comedor universitario y en la Facultad de Agronomía. Esta preocupación existía. Había una falta de información sobre cuestiones de seguridad y los responsables son los mismos directivos de la Universidad. En cuanto a la finalidad de la Planta Piloto, ha quedado claro que la misma había sido creada para trabajos en escala un poco mayor que la de laboratorio, pero menor a la escala industrial. La experiencia llevada a cabo por el GIDPO excedía con creces la escala de Planta Piloto. Como si fuera poco, sostiene, la USO OFICIAL creación de dicha Planta preveía la utilización de hexano, el cual debía ser almacenado externamente, en un tanque previsto para ello, pero contrariamente, almacenaron los trece (13) tambores en el interior de la Planta. Si bien los antecedentes de accidentes menores previos, habían llevado a que en el año 2005 se creara una Comisión de Higiene y Seguridad, la cual conforme las testimoniales recabadas y la prueba documental incorporada, en el año 2007 se encontraba inactiva. Los responsables de dicha Comisión eran los imputados Pincini y Antonelli. El informe de la SIGEN comunicaba estas situaciones pero eran desoídas por la Universidad. Por ello, sostiene el Dr. Orosz que es obvio que esta Comisión omitió cumplir con sus funciones, no hicieron nada de lo que debían hacer para evitar el desarrollo de estudios no autorizados. La experiencia se comenzó a realizar en noviembre de 2007. El día 5 de diciembre se iba a efectuar la última de las cuatro programadas. Pero comenzó la experiencia sin la firma del Convenio y Protocolo, por el prestigio del Dr. Matea y de su equipo, y por la situación de descontrol por parte de la estructura jerárquica, tal el caso del Rector, Decano y Vicedecano. Pese a los reclamos sólo hubo una reunión de carácter informativa, en la cual sólo se logró que el Ingeniero Mattea no diera detalles sobre la experiencia y que las titulares del Departamento de Tecnología Química manifestaran “si pasa algo no es responsabilidad nuestra”. De los testimonios recibidos surge que pese a las objeciones que recibieron en dicha reunión, 71 Ferrari y Ducros, por parte de los Ingenieros Orejas y Montenegro, no hicieron nada. También quedó demostrado que de las cuatro experiencias en tres oportunidades se recirculó miscela antes de las 18 horas, horario establecido por Mattea a los fines de trabajar cuando no hubiera otra gente en la Planta, Todos estos deberes y obligaciones, expresa, surgen de las leyes, reglamentos y estatutos y marca claramente que existía una serie de obligaciones a cargo de funcionarios y que, por haberlas omitido, permitieron que se pergeñara y comenzara una experiencia que claramente superó el nivel de escala piloto y que por no disminuir el riesgo o impedirlo culminó con la explosión y muerte de seis personas y las lesiones en tantas otras. Continuó alegando el Dr. Eugenio Biafore, también en calidad de querellante, quien se refirió a la participación puntual de cada uno de los imputados en el hecho. Así comenzó manifestado que la normativa en juego tiene consecuencias y sanciones penales. Al respecto refirió normas de prevención del riesgo de trabajo que deben aplicarse tanto a Instituciones Públicas como Privadas - ley 19587.-, en la cual el legislador establece que se deberá evitar el riesgo, a través de mecanismos técnicos. Cumplir normas de seguridad es una obligación de orden público, y como funcionarios públicos, pone en cabeza del empleador prevenir eficazmente, lo cual implica una obligación de resultado y no de medio, es decir, tomar las previsiones necesarias para evitar el riesgo inminente de determinadas situaciones. Las pericias acreditan que si se hubieran cumplido las condiciones de los arts. 17 y 18 de la ley, no se hubieran producido los hechos hoy juzgados. Las autoridades debieron pedir la clausura de la Planta piloto. En cuanto a la participación de cada uno de los imputados, comenzó analizando la situación de Carlos Agustín Bortis, quien ocupaba doble cargo de autoridad, Decano y Presidente de la Fundación como Vicedecano, por ello tiene una obligación primaria que no puede de ninguna manera ser eximida. Lo primero que se debería haber preguntado Bortis es si estaban dadas las condiciones necesarias en la Planta Piloto para llevarse a cabo esa experiencia. Bortis firmó el Convenio Marco y el Protocolo 26, solo él lo firmó, lo que le permitió conocer sobre quiénes harían el experimento, De Smet -aunque dijo no conocerla, debiera haber preguntado entonces-; conoció qué grupo lo haría– GIDPO-; conoció qué tipo de experiencia era –extracción de aceite de semillas vegetales- , dónde se efectuaría el experimento -en la Planta Piloto-; qué tipo de experimento era y que se 72 Poder Judicial de la Nación utilizaría hexano. Todo esto constaba en el protocolo, entonces lo conoció. Por su doble funcionalidad él debió saberlo. Ahora bien, Bortis dice no haberlo sabido, y en este caso el “no saber” cuando por su función debió saber, juega un papel esencial en la figura del delito culposo, no solo de la normativa a cumplir sino de las circunstancias en las cuales se produce luego el resultado. La omisión es lo que se le imputa, porque de haberlo sabido y haberse preguntado sobre las consecuencias de esta experimentación, hubiera evitado que se produzca. Manifestó también que es irrelevante la distancia existente entre las Oficinas de Decanato y la Planta Piloto porque la distancia física no puede implicar distancia en la responsabilidad. También es irrelevante a la hora de acreditar el conocimiento, si la firma del protocolo fue el día 3 de diciembre como sostiene el propio Bortis o el 30 de octubre de 2007 como manifestó Cantero Gutiérrez, porque el día 15 de noviembre de 2007 Bortis USO OFICIAL conoció y lo reconoció -por Baralla- que el experimento se iba a llevar adelante. Por ello, Bortis debió interrumpir esa experiencia. En cuanto a la participación y responsabilidad de José Luis Pincini y Sergio Fabián Antonelli, como integrantes de la Comisión de Higiene y Seguridad. El conocimiento les era exigido por la misma normativa que los designó en su cargo -Resolución 598/05-, la cual establece como tarea específica que debe relevar la exposición a riesgos y sus causas, debe proponer las medidas para evitar o administrar el riesgo, debe formular un plan de higiene y seguridad y a la vez debe administrar un fondo para su realización. Esto no se hizo, el propio Rovere al prestar su declaración testimonial dijo que -en su carácter de integrante de dicha Comisión- nunca inspeccionó la Planta Piloto ni a la Facultad de Ingeniería. La Comisión nunca relevó ni por si ni por terceros. Pudo haber pedido asesoramiento de terceros pero la tarea de relevar le corresponde a la Comisión. Al respecto, se oyó en la audiencia diversos testimonios sobre cómo llegaron los distintos asesoramientos de terceros a los fines de colaborar con la Comisión. El bombero Ferrario dijo que hablaba con el rector Spada pero no con la Comisión. Turello dijo no haber tenido relación con la Comisión. Los propios docentes efectuaban tareas de seguridad. Así el testigo Ceballos manifestó que esa mañana llegó con su esposa, fallecida en estos hechos, con baldes que nunca se llegaron a llenar de arena. Ese tipo de aportes hacía el Promei a través de los docentes. La Comisión debió hacer un plan general y 73 llevarlo a cabo, porque se trata de acciones para cumplir y para evitar el riesgo. De haberse relevado la Planta Piloto, se hubieran modificado las cuestiones respecto al gas, electricidad, motores, puntos de ignición; no había plan de evacuación, no se realizó un solo curso que reuniera a todas las personas que allí trabajaban y que les indicara qué hacer en el caso que en la Planta se produjera un incendio. Estamos convencidos, sostiene el querellante, que si esta Comisión hubiera efectuado un relevamiento, se hubiera evitado el accidente. La responsabilidad de la Comisión respecto de sus deberes es esencial porque su mandato era conocer; nada peor aducir que no se conocía cuando su obligación era conocer. Testigos innumerables refirieron no conocer la existencia de esa Comisión, como la Ingeniera Potes, el Ingeniero Barral, entre otros, y los que la conocían no sabían cómo funcionaba (Orejas, Montenegro, Bettera). Esta comisión tenía el deber de asesorar y era quien debió decir: “no se hace esta experiencia”. Esto se les imputa a los Ingenieros Pincini y Antonelli, no haber cumplido con sus obligaciones, porque se trata de un delito de omisión, de un deber no solo asignado por un reglamento propio, sino por una ley general en función del lugar que ocupaban. En cuanto a las docentes, Directora y Vicedirectora del Departamento de Tecnología Química, Miriam Ferrari y Edith Matilde Ducros, sostiene el Dr. Biafore que su responsabilidad finca en la propia resolución que las nombra en esos cargos, y por ello tenían la tarea de dirigir, controlar y supervisar el GIDPO, la actividad y los planes. Se trató de darle un carácter administrativo al rol de la Directora y Vicedirectora del departamento, pero estas posiciones subjetivas frente a un reglamento no exculpan ni pueden ser soslayadas cuando se adquiere una responsabilidad que indica por escrito que hay que controlar a los grupos y a los laboratorios. Ha sido definitoria para la querella, la existencia de la reunión del día 15 de noviembre de 2007, llamada por ellas mismas (Ferrari y Ducros) y que tenía como objetivo la seguridad en la Planta Piloto. Era para que Mattea diera a conocer normas de seguridad especiales, lo cual quiere decir que entonces había idea de que esta experiencia era “especial”. Nadie toma medidas especiales, como trabajar después de las 18 horas, o que no se realizaría la experiencia si había en el lugar otros grupos. Las medidas de seguridad sugeridas “dan escalofríos”, no eran admisibles ante la presencia de 2600 litros de hexano -no fumar, poner un vallado amarilloy quizás por eso, sostiene el querellante, la preocupación de los Ingenieros Orejas y 74 Poder Judicial de la Nación Montenegro, pero lamentablemente esa reunión no tenía carácter estatutario sino informativo, por lo tanto había una decisión de la Directora y Vicedirectora para que la experiencia siguiera adelante, era el respeto y temor reverencial al Ingeniero Mattea, pero eso no excusa el cumplimiento de la normativa. Finalmente y en relación a la Ingeniera Liliana Ruesth, sostiene que no hay posibilidad de atribuirle responsabilidad por no revestir el carácter de funcionaria pública y como tal ser garante del cumplimiento de la norma. Por ello, no tenía las atribuciones para responder respecto de las normas de Higiene y Seguridad, la ley de Riesgo de Trabajo y la Ley de Residuos Peligrosos. Culmina el Dr. Orosz calificando legalmente la conducta de los imputados en calidad de coautores de la figura típica de estrago culposo agravado por el resultado de la muerte de seis personas, conforme los arts. 189 segundo párrafo y 45 del Código Penal. En las figuras culposas, el USO OFICIAL autor infringe un deber de cuidado, de obrar con prudencia y diligencia, y en el caso de actividades reglamentadas con observancia de las normas respectivas, más aún cuando se trata de tareas que ponen en riesgo bienes jurídicos y que como resultado de su infracción se produzca una lesión efectiva. En este caso la infracción del deber de cuidado ha determinado la creación de un peligro típicamente relevante. Esta infracción o esta culpa puede ser con o sin representación. En este caso el riesgo está jurídicamente desaprobado y ese riesgo cumple los requisitos de la doctrina porque es el que en definitiva termina causando el resultado. Se trata de una omisión impropia, porque es una infracción del deber o de posición del garante que se centra jurídicamente en cuando el actor omite un deber jurídico frente a la sociedad para que el bien no sea lesionado. Esta omisión impropia indica que había un deber de obrar y se produjo una ausencia de esa actividad requerida t exigible, todo lo cual ha quedado absolutamente probado. El que delega responsabilidad en otro, no se exime de tal responsabilidad. Siempre queda un resabio de la misma. Los que alegan desconocimiento técnico como defensa, debe informarse adecuadamente de las característica o exigencias de la acción y decidir actuar o no en función de las posibilidades, o bien abstenerse de llevar a cabo la acción. La existencia del daño es enorme, se trata de la muerte de seis personas, lo cual debe tenerse en cuenta a la hora de valorar las pautas de los arts. 40 y 41 del Código Penal en cuanto a las circunstancias agravantes y atenuantes de la 75 pena. Había deberes fundamentales que cumplir y han sido omitidos. En cuanto a las circunstancias atenuantes manifestó que tiene en cuenta que ninguno de ellos tiene antecedentes penales, han comparecido a juicio, han estado a disposición de la Justicia en todo momento. Refirió también que conforme ha quedado claramente señalado y demostrado en el debate, hay dos ausentes entre los imputados, uno de ellos –el Decano Moitre- que logró el sobreseimiento, y como éste se encuentra firme la aplicación del principio constitucional “non bis in ídem” lo favorece. Sostuvo que falta el Rector Spada, que es tan responsable de este hecho como los hoy imputados. Por lo tanto, solicitó expresamente se corra vista al Ministerio Público Fiscal porque ha continuado ejerciendo funciones como funcionario público y en consecuencia existen causales que suspenden el curso de la prescripción respecto a él, con lo cual la acción penal respecto a él está pendiente. Por tal motivo solicitó se corra la vista a los fines que se inicie una investigación a los fines de deslindar o establecer responsabilidades penales. En cuanto a las penas, solicitaron para la aplicación de los tratamientos penitenciarios, en el caso del Ingeniero Carlos A. Bortis, la pena máxima legal, 5 años de prisión; para José Luis Pincini y Sergio F. Antonelli, 4 años de prisión; y para Miriam Ferrari y Edith Ducros, la pena de 3 años de prisión en forma de ejecución condicional. VII- A su turno, el señor Fiscal General Subrogante, Dr. Maximiliano Hairabedian, manifestó que ha quedado debidamente acreditada la existencia de los hechos, remitiéndose a la fijación de los mismos conforme la acusación leída al comienzo del debate. Manifestó que no hace falta demostrar el incendio, la explosión, las lesiones y muertes ocurridas el día 5 de diciembre de 2007, en virtud que han sido de una envergadura tal que forma parte del patrimonio de común conocimiento de la sociedad, por lo que sería un absurdo querer negar algo que es de público y notorio conocimiento. Lo que si resta probar son las causas que provocaron que el 5 de diciembre de 2007, en horas de la mañana, se sucedieran los hechos hoy juzgados. Estas causas pueden dividirse en dos grupos: mecánicas o físicas, ubicadas temporalmente en un momento anterior a los hechos; y otras mediatas más lejanas en el tiempo relacionadas con factores humanos. Conforme surge de la prueba reunida, quedó claro que hubo un derrame de un material inflamable – hexano- que se produce en la estructura montada por la empresa privada, el cual despide un vapor inflamable, más pesado que el 76 Poder Judicial de la Nación aire y que se desliza al ras del piso, avivado por el viento norte. Este vapor atraviesa el salón y llega al extremo sur en donde estaba encendido un autoclave que servía para esterilización y se produce entonces una lengua de fuego que por efecto de los gases se conduce hasta donde estaban almacenados los 13 tambores de hexano produciendo las explosiones, lesiones y muertes. Esta es la hipótesis que el señor Fiscal General sostiene, porque hay dos motivos para desechar lo que dijeron los testigos bomberos, Ferrario y Palacio, en cuanto a que el derrame se produjo en momentos que se cae uno de los tambores de hexano al ser manipulado con una pluma, y que el fuego se inicia no en el autoclave sino en una bomba de secado que estaba cerca de los tambores. Las posiciones de Ferrario y Palacio no se compadecen con las pruebas de la causa y la fundamentación científica, pues entiende el Señor Fiscal que reviste mayor peso la otorgada por el INTI y USO OFICIAL Policía Federal Argentina, la cual además es apoyada por testimoniales como el del Ingeniero Montenegro, quien en su oportunidad dijo haber sentido un ruido metálico al cual definió como “golpe de ariete”, y que escuchó que salía un líquido a presión, presión que no existe al caerse un barril. Bettera, por su parte, dijo que sintió un ruido como un “chiflido”, como algo que sale a presión de una manguera. Ceballos, quien se encontraba en el lugar y en el momento de los hechos, dijo que el daño fue en la estructura metálica, pero que el fuego se inició en el autoclave, entendiendo así por qué su mujer estaba tan quemada si ella estaba cerca del autoclave en el sector opuesto a donde se produjo el derrame. Bonazza, el testigo más directo, identifica que fue en la estructura montada por la empresa para la cual él trabajaba, en una de las bombas, donde se produce un vapor tóxico, y advirtió neblina en el sector (vapor de hexano), oyendo luego en otro sector un ruido similar a cuando se tira kerosene al fuego (cuando el vapor llega al autoclave y se prende fuego), señalando que lo que le produjo la quemadura fue más el calor que el fuego. Así planteada la mecánica de los hechos, se refirió a las fallas humanas, anteriores en el tiempo, y que responden al incumplimiento de deberes de cuidado que tenían personas en función de sus roles. Señaló al respecto causas sistémicas, que eran un incumplimiento de normas, decretos, reglamentos, leyes principalmente las de Higiene y Seguridad y de Riesgo de Trabajo. Nadie puede discutir que no estaban dadas las condiciones para 77 realizar ese experimento, afirmó, pero se permitió el ingreso de hexano a un lugar que no estaba adecuado para recibirlo, una Universidad, colocándoselo en el interior de un lugar donde había otras personas que no habían sido capacitadas para casos de emergencia, frente a donde funcionaba un jardín de infantes. Además ha quedado acreditado que dicho lugar no tenía medidas de seguridad en lo más mínimo, ni siquiera baldes de arena, que se trataba de un lugar cerrado donde se almacenaban 2600 litros de hexano durante más de un mes, pero no había precauciones tomadas para evitar fuentes ígneas de calor. No había ventilación, estaba prendido el autoclave y había otras fuentes de calor (bombas de secado, mecheros, estufas de cuarzo cerca de los tambores), como lo dijeron los testigos reiteradamente, señalando a Bettera que prendía la pava para tomar mate, ésto es una evidente causal de la tragedia, señaló el Dr. Hairabedian. Tampoco había un interruptor de electricidad que permitiera producir el corte ni bien se produjera el derrame para apagar el autoclave, tampoco había alarma sonora para evacuar rápido el lugar, los sectores no estaba subdivididos, no había sistema de evacuación del líquido inflamable en caso de producirse un derrame. La Planta Piloto era un “caos”, así lo refirieron varios testigos, por la superposición de tareas y falta de seguridad e información; por ello pasó lo que pasó. Hubo otras causas también, evidentemente una falla en la estructura montada por la empresa De Smet, pese a que como se dijo en la audiencia, se efectuaron dos pruebas anteriores, que no se pudo demostrar cuál fue por el estado deteriorado por el fuego en que quedaron las cosas, pero que al momento de la inspección ocular saltaba a la vista la precariedad de la estructura, montada por una empresa multinacional, había tramos sin abrazaderas sino que las mangueras estaban atadas con alambre, llamando la atención del Fiscal que no haya explotado antes. Dentro de las fallas humanas señaló la evidente inexperiencia tecnológica, por parte del grupo GIDPO. Hubo una previsibilidad, debe tenerse en cuenta señaló, la responsabilidad reglamentaria de los imputados, y que había personas que estaban en la Universidad, con formación, y que lo estaban previendo. Es un delito de imprudencia porque fue claramente previsible. Así lo afirmó el Fiscal en virtud de los elocuentes testimonios de los Ingenieros Orejas y Montenegro, quienes hicieron sus objeciones, las cuales fueron desatendidas, Campetelli quien dijo que cuando recorrió la Planta Piloto y vio esa cantidad de hexano en el lugar, personas trabajando con fuentes ígneas, y por eso 78 Poder Judicial de la Nación salió aterrado; Viviana Ceballos dijo que ayudó a su cuñada Liliana Giacomelli a subir a la ambulancia y que ésta manifestó : “Hijos de puta, les dije que esto iba a pasar, que íbamos a volar todos. Por qué carajo vine”. En cuanto a quiénes son los responsables y qué pruebas tiene la Fiscalía al respecto, manifestó que los responsables directos no están en el juicio como acusados, refiriéndose principalmente al Ingeniero Mattea, quien sostiene se equivocó terriblemente, los hechos son innegables y la empresa De Smet, sobreseída en la instrucción, que sin haber firmado el convenio, actuó. En relación a esto, manifestó su intención de neutralizar de antemano el planteo de las defensas técnicas que la culpa de los “otros” pueda quitar o restar responsabilidad a los acusados. Para ello señaló que hay grados de responsabilidad y de culpa. En el caso de Bortis, manifestó que por su posición institucional, como Presidente de la Fundación, fue quien firmó el convenio vergonzoso e USO OFICIAL intentó ocultarlo, dejando a su suerte a las víctimas. Fue quien inició el trámite para que el experimento se inicie. Como Decano de la Facultad de Ingeniería y máxima autoridad de la misma, no podía desconocer las fallas existentes en el lugar. La posición defensiva de Bortis, en cuanto a no haber sabido nada, no puede prosperar. El convenio que Bortis firmó consta de pocas páginas, por lo cual le parece raro que no lo haya leído y lo haya firmado sin leer; aquél establece que la ejecución del proyecto o experimento está a cargo de la Fundación, representada por el GIDPO, no es entonces intermediario. También manifestó el Señor Fiscal que Bortis sostuvo que el convenio tenía una redacción estándar, pero la cláusula segunda habla de hexano y la cláusula ocho se refiere a la confidencialidad, lo cual significa guardar un secreto, pero si él no sabe, ¡cómo puede guardar secreto de lo que no sabe?, enfatizó el Fiscal. Refirió también que Bortis “borra con palabras lo que firmó con la mano”. Prosiguió manifestando que es imposible que Mattea haya comenzado con el experimento sin la autorización de Bortis, que Mattea no realizó ninguna actividad clandestina, ya que para llevar a cabo esa experiencia tuvo que ingresar a la Universidad una empresa privada, la cual entró material, montó una estructura que ocupaba buena parte de la Planta Piloto, se introdujeron 13 tambores con 2600 litros de hexano, había gente trabajando en el lugar, frente a las oficinas del Decanato. Allí, en la Planta Piloto, se dictaban clases. Es más sostiene, que un alumno declaró que en clase un docente les dijo 79 “tengan cuidado que están trabajando con hexano”. Todo ello -sostiene el Fiscal- indica que Bortis tenía conocimiento de la experiencia que Mattea llevaba a cabo en la Planta Piloto, Mattea no actuó ocultando nada, sino que actuó como alguien que tiene autorización para hacerlo. La empresa dijo que era práctica de la UNRC comenzar los trabajos antes que se firmen los convenios, y esto se refleja en los dichos del testigo Curi, quien coincide con Daghero y Barral, en cuanto a que se iniciaban las actividades y luego se terminaban de formalizar los convenios. En cuanto al ocultamiento de la firma del convenio, alegó el Fiscal que institucionalmente quisieron hacer creer que todo había sido una “locura del GIDPO y de Mattea, que la UNRC no tenía idea de la experiencia. Afirma que el Fiscal que si bien es entendible que Bortis no se autoincrimine, pero fue la Universidad en conjunto, la que quiso ocultar. Cantero Gutiérrez expresó claramente que al otro día del hecho, cuando se encuentra con Bortis, éste le reconoce la firma del convenio y que le manifestó que no lo había dado a conocer. Moitre dijo que Bortis, al preguntarle sobre lo sucedido, le informó que había firmado un convenio de trabajo para una empresa privada. Pero, dice el Fiscal, supongamos que Bortis firmó sin saber nada, sin leer, esto es también una irresponsabilidad, ni siquiera toma conocimiento de lo que firma, asume una “ceguera voluntaria”, él es el responsable porque era la máxima autoridad, a lo mejor por la superposición de las tareas que tenía, era el “hombre orquesta”, firmaba sin importarle qué firmaba teniendo la obligación de informarse. Esto es, dice, “imprudencia por asunción”. Continuó su alegato, refiriéndose a las imputadas Ferrari y Ducros. Así comenzó manifestando que se las acusa por no haber supervisado la tarea del Grupo GIDPO y no haber tomado las medidas de seguridad necesarias. Al respecto señala que las imputadas en su descargo, manifestaron no tener tal responsabilidad, aduciendo que el rol del Departamento era simplemente administrativo, de coordinar reuniones y tareas de docentes. Al respecto, el Fiscal señaló el plano del deber ser conforme a las reglamentaciones y estatutos como la Resolución 14/93-, que fija al grupo bajo la órbita jerárquica del Departamento de Tecnología Química y la Resolución 48/94 que marca funciones, las más importantes en su art. 6, “coordinar y controlar las actividades académicas”, “coordinar y supervisar los planes de extensión”; en el art. 13, se establece que el Director del Departamento dirige. Por ello, dice el Fiscal, “me basta la reglamentación para 80 Poder Judicial de la Nación dar por acreditada su responsabilidad”. Sostuvo también que pese a que ellas manifestaron no tomar medidas de seguridad por no corresponderles, el testimonio de Turiello dice lo contrario, ya que manifestó haber sido contratado por Ferrari y Ducros, razón por la cual cabe preguntarse: ¿si no les correspondía el tema de seguridad por qué contrataban personal para mejorar la seguridad?. También señaló en este aspecto el testimonio de Nancy Reartes, quien al consultarle a Ferrari por qué ese experimento tan riesgoso no se hacía en enero cuando no hay tanta gente, ella le respondió “viste cómo son los tiempos de las empresas”. También remarcó lo que dijo el testigo Lima, en cuanto a que después del hecho, se le quitó al Departamento de Tecnología Química la responsabilidad de supervisar, con lo cual, sostiene el Fiscal, “no se puede quitar lo que no se tiene”. Asimismo reconoció una solidaridad demostrada por testigos que tienen afecto para los imputados, pero el USO OFICIAL Tribunal, dijo, no puede soslayar que no solo las reglamentaciones y normativas le imponían al Departamento la tarea de supervisar, sino los hechos en sí mismos. La ingeniera Martinello llegó a negar que la reunión del 15 de noviembre fuera para tratar el tema de seguridad, un absurdo, quiso ayudar a los imputados. Montenegro dijo “donde no se respetan los reglamentos, no hay reglas para nadie”. Manifiesta el Fiscal que quedó acreditado que nadie se oponía a Mattea, lo cual es comprensible, pero ésta confianza no quita que deban responder penalmente, porque había indicios de que se estaba actuando imprudentemente, aquí el principio de confianza no excluye responsabilidad, aunque puede ser un atenuante a la hora de fijar la pena. A pesar de la reunión las Ingenieras Ferrari y Ducros nada hicieron, no elevaron notas de reclamo a las autoridades, no le pidieron a Mattea informe sobre lo que hacía para poder tomar medidas, estaban allí mudas y no le exigieron nada. Finalmente, en cuanto a la responsabilidad de Pincini y Antonelli, como integrantes de la Comisión de Higiene y Seguridad, sostuvo que ante los testimonios coincidentes en que no vieron a los integrantes de la Comisión hacer ningún tipo de relevamiento, algunos hasta desconocer la existencia de la Comisión, el Fiscal manifestó que debía tratarse de una “comisión fantasma”. Por la reglamentación Pincini es responsable de la estructura, debe responder por la integridad de los bienes y personas de la Facultad, pero la Planta Piloto no fue relevada. En su defensa, Pincini dijo desconocer lo 81 que hacían en la Planta y que habían contratado especialistas como Echandía para que efectuaran informes. Pero sostiene el Fiscal que la contratación de especialistas no exime a la Comisión de su responsabilidad. Es claro que no se tomaron las medidas para minimizar los riesgos y evitar resultados. Echandía también dijo que sólo hablaba con Pincini, y su contratación no era para suplir la función de seguridad sino asesorar, entonces los que debían supervisar la seguridad de la Planta Piloto era Pincini y Antonelli, remarcó el Fiscal. Como prueba de ello señaló los testimonios de Barral, Turiello, Degregorio, quienes desconocían la existencia de esa comisión, y Reartes quien dijo que cuando necesitó inscribir a la Facultad en materia de residuos peligrosos no obtuvo respuesta de los Secretarios Técnicos. Está probada la responsabilidad como miembros de la comisión y no cumplieron. Finalmente en cuanto a Liliana Gladys Ruetsch, manifestó que no se ha podido acreditar con certeza que haya tenido participación en los hechos, razón por la cual sostiene, no debe ser acusada. Que conforme las reglamentaciones, no tenía ninguna obligación legal de cuidado, que su rol se limitaba a tomar muestras pero que no estaba vinculada a la parte mecánica del experimento. En cuanto a la calificación legal de los hechos, ratificó la fijada en la pieza acusatoria, estrago culposo agravado por la muerte de personas, conforme el art. 189 segundo párrafo del Código Penal. En relación a las penas, solicitó para Carlos Agustín Bortis, tres años de prisión de cumplimiento efectivo; para José Luis Pincini y Sergio Fabián Antonelli, la pena de tres años de prisión de ejecución condicional; para Miriam Palmira Ferrari la pena de dos años de prisión de ejecución condicional; para Edith Matilde Ducros, la pena de un año y seis meses de prisión de ejecución condicional; y para Liliana Gladys Ruetsch, la absolución, todos en el grado coautoría como lo establece el requerimiento fiscal de elevación a juicio. VIII.Posteriormente, efectuó su alegato el Dr. José Luis Abrile, quien ejerciendo la defensa técnica del imputado Carlos Agustín Bortis, comenzó manifestando que considera que los argumentos del Fiscal no están correctamente fundados en la prueba incorporada en el proceso. Comenzó diciendo que Bortis no ocultó el convenio, que el mismo puso en conocimiento de Spada y Moitre la existencia de los borradores del convenio, agregando que lo dijo el propio testigo Cantero: por eso, sostiene, es un error achacarle el ocultamiento del mismo a Bortis. Continuó su alegato señalando que todos y cada uno de 82 Poder Judicial de la Nación los hechos que Bortis refirió en su defensa material, tienen el debido respaldo probatorio. En el primer hecho Bortis refiere que el día 15 de noviembre de 2007 Baralla se apersonó para comunicarle que Mattea quería hacer un trabajo de extensión con una empresa y lo quería hacer a través de la Fundación. Que Mattea envía un mail con los borradores confeccionados y Bortis los reenvía sin abrir a la Fundación. Estos hechos, sostiene, están totalmente probados, lo reconocen Boretti y Demarco, quienes manifestaron que Mattea redactó los borradores. Además existe en el expediente un correo electrónico de fecha 8 de noviembre que da cuenta que Mattea le envía los proyectos a la firma De Smet para que se comenzara a analizarlos, lo cual además es ratificado por el contador Martinat, todo está con respaldo probatorio, lo cual demuestra que Bortis no faltó a la verdad. El segundo hecho que Bortis afirma, esto es que el trámite se inició cuando se reincorporó Moitre, es USO OFICIAL respaldado por cuanto Bortis le advirtió a la Ingeniera Baralla que no se iban a poder iniciar los trámites hasta que se reintegrara Moitre. Ello se prueba, dice el defensor, por dos vías, una el testimonio del contador Martinat quien señala con certeza que el trámite se inició cuando ya estaba Moitre, los primeros días de diciembre. Y la segunda vía, es el secuestro de los borradores en poder del grupo GIDPO, lo cual indica que no tuvo tiempo de remitirlos a la empresa De Smet. En un tercer hecho, Bortis declara que cuando firmó los borradores no le dio importancia a la fecha porque justamente eran “borradores”. No hay duda que eran borradores, sostiene el defensor, y para ello citó el testimonio del contador Martinat, en el cual once veces menciona la palabra “borradores”, y ello justifica por qué Bortis no le dio importancia a las fechas. El único testigo que señala que los borradores fueron firmados a una fecha distinta a lo dicho por el contador Martinat es el ingeniero Cantero. Es falso que Bortis haya ocultado la firma de los borradores, enfatizó. Pero no solamente desmiente a Cantero el testimonio de Martinat, también Carmen Cholaky Pérez y Rovere, quienes manifiestan, a fs. 2347/8 que no escucharon decir a Bortis lo que Cantero dice que dijo. La fecha en que se inició el trámite - los primeros días de diciembre-, echa por tierra lo de la doble función de Bortis, y el único que podía autorizar ese convenio era el ingeniero Moitre una vez que se firmara entre la Fundación y la empresa; en consecuencia, sostiene la defensa, está debidamente probada la fecha. El cuarto hecho a que 83 refiere la defensa de Bortis, es cuando señala el imputado que nadie le informó que el GIDPO había comenzado sus tareas sin autorización, ni imaginó Bortis que Mattea pudiera comenzar un proyecto sin la autorización de la Facultad. Nadie puso en conocimiento de las autoridades, ni del Decanato ni del Consejo, el comienzo del proyecto, sólo las autoridades del Departamento de Tecnología Química reunían esa información. Continuó aseverando que no hay un solo testimonio que diga que vieron a Bortis en la Planta Piloto. Está probado que Bortis no dio clases en el segundo cuatrimestre en el interior de dicha Planta. Sobre el prestigio del Ingeniero Mattea basta ver su curriculum y por qué De Smet contrataba sus servicios. El Dr. Abrile refirió que si Mattea antirreglamentariamente inició un trabajo sin las autorizaciones, el responsable es el investigador, ya que está probado que no era normal que se iniciaran los trabajos sin contar con las autorizaciones reglamentarias. También había una cuestión económica, ya que los fondos para sustanciar la experiencia eran liberados recién cuando se autorizaba la misma. Entonces, cómo iba a creer Bortis que se había iniciado la experiencia, si los fondos no habían sido liberados porque no estaba firmado el convenio. Como quinto hecho señala la defensa, Bortis declaró que no surgía de los borradores, ni la cantidad de hexano a utilizar ni las adecuaciones que debían realizarse en el Planta Piloto. Basta la prueba documental, la simple lectura de los borradores. Está probado que la Universidad no estaba autorizada a comprar grandes cantidades de hexano, y Bortis sabía que si se lo hacía, era en pequeñas cantidades. Por eso, sostiene el defensor, el grupo GIDPO hizo trampa, lo cual fue reconocido por Boretti y Ferrero. Pero lo que en realidad dice Bortis es que de los borradores no surgía que Mattea fuera a desarrollar una experiencia que pusiera en riesgo o peligro su propia vida, la de sus compañeros y alumnos. Como sexto hecho, el Dr. Abrile señaló que nadie le advirtió a Bortis de los peligros de la experiencia que realizaba el GIDPO, pues se entera luego del incendio; nadie lo alertó de los peligros ni le hizo saber de la reunión del 15 de noviembre que fue una mera reunión informativa, y que toda la información quedó encapsulada entre los docentes del Departamento de Tecnología Química, únicos convocados. Así se pregunta el defensor que si según el testimonio de Orejas, él se opuso en la reunión a la continuidad del proyecto y que advirtió a Mattea por mail de la peligrosidad del hexano, ¿por qué nadie alertó de ello a las autoridades?. El defensor se contesta: fue porque fueron convencidos por Mattea, 84 Poder Judicial de la Nación prestigioso en la materia, y en trabajar con hexano. Quienes más saben en Química, dijo, aceptaron y confiaron en las medidas de seguridad informadas por Mattea, sobre todo en que se iban a realizar las experiencias después de las 18 horas. Ese fue el motivo por el cual no reaccionó la comunidad educativa, remarcó. No sólo no advirtieron a Bortis, a los Secretarios, al Consejo Directivo, tampoco se lo advirtieron al decano Moitre, quien estuvo todos los días en la Universidad como docente porque estaba de licencia como Decano; éste dijo que hubiera esperado un mail, una simple conversación que lo alertara. También valoró la defensa el testimonio de Martinello quien dijo que no le había informado nada a Bortis porque no había visto en la Planta nada que le llamara la atención; entonces, dice Abrile, si a Martinello que pertenecía al GIDPO, nada le llamó la atención qué se le puede reprochar a los aquí acusados. Bortis realmente no sabía que en la Planta Piloto se almacenaban 2600 USO OFICIAL litros de hexano, los expertos y los que más saben en Ingeniería Química confiaron en que las medidas de seguridad eran suficientes. Sostiene el defensor que Mattea ocultó la verdadera envergadura de la experiencia. El ocultamiento con el que actuó el GIDPO y la celeridad hizo que las autoridades no tomaran conocimiento de las cosas. Otro hecho, el séptimo, se refiere a que Bortis manifestó que la Fundación sólo efectuaba el control administrativo o contable y que la Facultad el control técnico y la firma de los convenios. En este aspecto, señala la defensa técnica como prueba el testimonio del contador Martinat -quien describe que a él le enviaban los proyectos de convenio y él los controlaba y corregía- , al igual que el testimonio de Donol, que indica que el control administrativo lo hacia el Decano y el control técnico el Director de la investigación. Como octavo hecho, refiere lo manifestado por Bortis a que con anterioridad al 5 de diciembre no se habían registrado accidentes en la Planta Piloto, y que si los hubo fue algo menor. Estos dichos observó el Dr. Abrile- no han sido desvirtuados, y ha quedado claro que la Planta Piloto tenía las medidas de seguridad necesarias para experiencias normales pero no para las de la envergadura que efectuaba el GIDPO. Otro hecho, el noveno, es que nadie, ninguna autoridad le impuso al GIDPO que haga la experiencia que proponía De Smet. Fue Mattea quien elaboró el borrador y pactó los honorarios, prueba de ello son los mails entre Mattea y Demarco, sostiene. Él pactó con sus pares las medidas de seguridad y luego las violó. 85 Finalmente, el Dr. Abrile cerró su alegato refiriéndose al requerimiento de elevación de la causa a juicio, el cual posee errores graves que quedaron evidenciados con la prueba analizada. En primer lugar señala que Bortis, como Presidente de la Fundación es el responsable del proyecto, esto es falso, pues ni el convenio ni el protocolo se hicieron. Bortis no autorizó ni debió autorizarlo porque la autoridad competente para ello era el Decano, con lo cual Moitre debió autorizar ese proyecto. Como segundo error señala el que Bortis como Presidente de la Fundación suscribió el Convenio Marco y el Protocolo de Trabajo. Otro error: Bortis no firmó pues no hubo convenio, lo único que hubo fue un borrador que no alcanzó esa categoría pues De Smet no lo firmó. Tercer error, es falso que conociera la cantidad de hexano, y eso no surge de ningún lado. Cuarto error, se afirma que Bortis autorizó la puesta en marcha de la experiencia, no existe autorización. Quinto error, señala que la empleadora era la UNRC y era quien había creado la Comisión de Seguridad, quien tenía a su cargo el cumplimiento de las reglas de seguridad. Lo cierto es que Bortis no tenía facultad de revisión. Finalmente pidió la absolución de su defendido. IX.- A su turno el Dr. José A. Buteler, también ejerciendo la defensa del imputado Carlos Agustín Bortis, se refirió a los aspectos jurídicos de la defensa. Comenzó manifestando que comparte con el señor Fiscal la circunstancia que la causalidad física del acontecimiento el hecho ocurrido el día 5 de diciembre estuvo en el efecto disparador de la ignición que supuso el autoclave. En cuanto a las causas sistémicas enumeradas por el representante del Ministerio Público Fiscal y en relación a las consideraciones efectuadas de las causas determinantes del estrago con el resultado conocido, sostuvo que es tarea del Tribunal cerrar un tipo penal abierto, es sin lugar a dudas el que señala que “por imprudencia o negligencia causare la muerte de personas”, señalando en este aspecto la gran diferencia que tiene el segundo párrafo de la calificante con otras figuras penales calificantes o agravadas del Código Penal Argentino, señalando al respecto que en el caso del art. 189 dice “causare la muerte” y no “resultare la muerte” (art. 106 en el caso de omisión de auxilio) y tampoco dice “resultare la muerte” como en el caso de las torturas como factor de agravación. Sostuvo así que, incorporar este incumplimiento de las causas sistémicas e incluirlo en el hecho objeto de investigación, es una violación abierta al principio de Derecho Penal de acto, de hecho, es difuminar responsabilidades que pudieron ser en su 86 Poder Judicial de la Nación momento, responsabilidades funcionales, académicas. En esta Universidad Pública como en todas las Universidades Públicas, se trabajó desde el punto de vista normativo conforme a las posibilidades y a las circunstancias en cuanto al modus operandi. Señaló también que hoy no forma parte del hecho a fin de tener en cuenta para atribuir responsabilidad penal, la circunstancia de que la Planta Piloto no se ajustaba a disposiciones legales en cuanto a las normas de higiene y seguridad. Lo que si debe formar parte, resaltó la defensa, es la operación del GIDPO a partir del ingreso de los 13 tambores de hexano, y de la instalación mediocre de la estructura en la Planta Piloto donde se almacenó el material, hasta el 5 de diciembre, refiriéndose a la valoración de la prueba efectuada anteriormente por el Dr. Abrile, de donde quedó claro que Bortis no autorizó, no podía autorizar, impidió de la única forma que él podía impedir no dándole tratamiento desde el 15 de noviembre hasta el USO OFICIAL 4 de diciembre, a la petición -solicitada telefónicamente por Baralla- sobre la operatividad del grupo GIDPO. De acuerdo al Derecho Penal de acto, sostuvo, no se puede hacer historia de lo que no sucedió ni elaboraciones conjeturales. Lo que no se puede descartar, es la violación por parte de Mattea de lo que él mismo se había comprometido frente al grupo que asistió a la reunión del 15 de noviembre, convocada por el Departamento de Tecnología Química. Eso fue lo que, sostiene el Dr. Buteler, causó el estrago. El GIDPO no estaba apto para efectuar esa tarea encomendada por la empresa De Smet. Vaya a saber por qué el GIDPO empezó la mañana del 5 de diciembre a recircular la miscela, se preguntó la defensa. Puede haber sido todo imprudente, pero hubo una comunidad científica que recibió una información en esa reunión del 15 de noviembre, y solo hubo dos objeciones, por parte de Orejas y Montenegro. Si ellos hubieran dado aviso a las autoridades no hubiese ocurrido el accidente. Lo que causó el accidente fue el autoclave, encendida, porque el Director del equipo, responsable por el convenio de la operación ejecutiva, decidió no cumplir con lo que había pactado (iniciar las actividades después de las 18 horas). No se puede buscar causalidad en todas las condiciones porque no todas tienen el mismo valor, sino que hay que ver cómo fue la estructura modal del hecho que provocó el resultado. Acá sucedió lo que sucedió porque estaba prendido el autoclave, remarcó. Continuó expresando que el rigorismo formal es la garantía de todos nosotros, no 87 se trata de ver la reparación pecuniaria ni la responsabilidad administrativa funcional, sino de dispensar lo más grave que tiene el Estado que es la reacción punitiva. Hoy hay que juzgar lo que pasó, y lo que determinó normativamente en orden a la imputación objetiva dentro de la equivalencia de condiciones. En este hecho, sostuvo, la prudencia y la estricta aplicación de los principios del Derecho Penal de hecho o de acto y de máxima taxatividad normativa, debe estarse estrictamente al límite semántico, citando el fallo “Acosta” de abril de 2005. Al respecto señaló que el límite semántico en este caso es “causó” ¿causó qué, el 5 de diciembre? Lo cierto es que Bortis no autorizó, no conoció qué se estaba operando por parte del grupo GIDPO en contra de lo que él había hecho: disponer en un acto de no suscribir hasta que no se reintegre el decano Moitre que era a quien le correspondía el rol de autorizar el proyecto. Obró con el principio de confianza. No hubo indicios de que debía desconfiar como para controlar lo que no debía porque no era su función, la cual estaba delegada dentro del esquema organizativo. Ni Campetelli ni Montenegro, avisaron o pusieron en conocimiento los riesgos. No se revirtió el proceso de vuelta de obligación de control. Es el caso en que los jueces tienen que legislar porque tienen que cerrar el tipo penal abierto y hoy con la teoría político-constitucional de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en cuanto a los principios que deben condicionar la reacción punitiva del Estado, es clara la exigencia que el hecho en el cual se reparta o distribuya responsabilidades, o se dispense mediante absoluciones, debe serlo en el marco del hecho que sucedió el 5 de diciembre de 2007, por el incumplimiento de las propias medidas comprometidas y que originaron en el caso concreto, el peligro. En el Derecho Penal, en la teoría de la imputación objetiva, uno de los requisitos es crear uno el peligro para el bien jurídico protegido. Lo que se debe juzgar acá es lo que pasó y por qué paso. Pasó por el autoclave, remarca el defensor, y ahí debe ceñirse la responsabilidad penal. Finalmente expresó no entender el pedido del Fiscal de solicitar una pena de cumplimiento efectivo, fundamentado en el agravante en cuanto a la actitud asumida por el Ingeniero Bortis, posterior al hecho. Ha quedado acreditado que Bortis no ocultó el borrador del convenio, se lo dijo al Rector y Decano. Asimismo, expresó que en el caso que el Tribunal no compartiera el criterio de la defensa, la valoración de la condena debería ser de condicionalidad, basada en la personalidad moral del condenado. Es el caso típico, en el 88 Poder Judicial de la Nación supuesto de imponer una condena, de evitar los daños que produce una condena de corto cumplimiento, sometiéndolo a las reglas de conducta que establece el sistema penal. Por eso ratificó el pedido de absolución efectuado por el codefensor Dr. Abrile. X.Posteriormente hizo uso de la palabra el Dr. José María SAGARRAGA, por la defensa técnica del imputado Sergio Fabián Antonelli. Comenzó su alegato manifestando que no se determinó la responsabilidad penal desde el punto de vista técnico, si bien se analizó detalladamente la prueba y se hizo una minuciosa valoración de los hechos. Se refirió a las causas que provocaron el estrago culposo, causas que como refirió el Fiscal, pueden ser mecánicas o mediatas o sistemáticas, refiriéndose a las atribuidas al incumplimiento de los deberes de cuidado de los acusados. Manifestó que -a su criterio- no se hizo una correcta valoración de la prueba a efectos de encuadrar los hechos por los cuales su defendido USO OFICIAL estaría dentro de las prescripciones del art. 189 segundo párrafo, C.P., ya que, conforme lo manifiesta, Antonelli viene acusado en calidad de autor e imputado como coautor. En este sentido debemos ser cuidadosos, señala, porque la norma determina la calidad de autor para quien causare el estrago. Autor es aquella persona que se adecua al típico aporte determinante para que el resultado acontezca, no debe considerarse cualquier contribución, quiere decir que la conducta de su defendido debe adecuarse al tipo haciendo el aporte determinante para que el resultado acontezca. Así lo refirió la defensa. Continuó alegando que el Derecho Penal es riguroso, y que no se está analizando el incumplimiento de las normas de seguridad e higiene; ese incumplimiento no acarrean sanción penal, puede acarrear sanción administrativa, pero no la sanción del Estado en una pena. Además hay un factor adicional, ya que a Antonelli no se le atribuye una acción (autor es quien lleva a cabo una acción), sino que se le atribuye una omisión, y omisión es un no actuar exigido por la ley, es decir la acción debe estar exigida por una norma jurídica. El Fiscal dice que entre las causas inmediatas está el derrame de una sustancia que habría ingresado con anterioridad al 5 de diciembre de 2007, hexano, y ese derrame que se produce en una estructura montada por una empresa privada, cuyo vapor atraviesa la Planta Piloto, y ese gas llega hasta el extremo sur, contactando un autoclave encendido y produciendo el fuego, el que llega hasta los tanques y se produce la explosión; en este aspecto señala, quiere ser estricto, porque la 89 figura típica exige causar la acción determinante, y el aporte determinante para causar el estrago no fue la conducta de su defendido. La causa inmediata es la introducción de trece tambores con sustancia altamente inflamable y peligroso para llevar a cabo la experiencia con parámetros industriales. Por ello, sostiene que para dictar pronunciamiento condenatorio hace falta demostrar la participación punible. Se deberá analizar si efectivamente la conducta de su defendido ha sido una causa determinante, y para ello se deberá acreditar que su omisión fue un factor determinante en el estrago que se le atribuye. Lo que aparece como acontecimiento de envergadura y extraordinario e imprevisible, no es el incumplimiento de los deberes de cuidado de su defendido, esa causa mediata aparece irrelevante desde el punto de vista jurídico; la causa inmediata fue el derrame y la decisión de ingresar a la UNRC. 13 tambores de hexano, pues éste es el aporte específico que altera todo el análisis para fundar la responsabilidad penal. Roxin dice que si no existe la creación de un riesgo se excluye la imputación, pero el riesgo no ha sido creado, la decisión de ingresar el hexano fue la causa precisa. Además esa decisión y acción de ingresar hexano y depositarlo y almacenarlo en el interior de la Planta Piloto, montarlo sobre una estructura construída por una empresa contratista, para realizar un experimento de naturaleza industrial, porque sostiene, se indagó reiteradamente a Daghero a fin de determinar las diferentes escalas, y según lo declarado por Boretti, esos 2600 litros de hexano fueron ingresados a los fines de realizar un experimento de naturaleza industrial. Esto es fundamental, señala la defensa técnica, para determinar cuáles eran los deberes de cuidado de Antonelli para determinar si su incumplimiento generó un riesgo. Por su naturaleza y destino, la Planta Piloto fue construida para desarrollar experiencias cuyo máximo de hexano permitido eran 500 litros, cantidad que entra en el tanque de almacenamiento que está en el exterior de la Planta. Y la acción llevada a cabo por quien produce la causa que da origen a la deflagración, saca de lo previsible, la naturaleza de la acción que se le exige a Antonelli. Es decir que la acción estaba fuera de todo cálculo previsible de las normas de seguridad e higiene y de todos los secretarios que integraban esa Comisión, los cuales no son especialistas ni expertos, sino que la Comisión estaba integrada por los secretarios de los diferentes departamentos que como tales carecen igual que Antonelli, de conocimiento para determinar procesos donde se incluyen elementos de origen químico. Ni siquiera 90 Poder Judicial de la Nación Ceballos, que es Doctor en Química, tomó conocimiento del riesgo que representaban los 13 tambores de hexano. En la misma Planta Piloto, de los Ingenieros Químicos y de todo el Departamento de Tecnología Química, expertos con mucha antigüedad en la docencia, resaltó, solamente dos de ellos -Orejas y Montenegro-, solicitaron algún tipo de explicación, motivo por el cual se llevó a cabo la famosa reunión del 15 de noviembre convocada por la Directora y Vicedirectora del Departamento, en la que Mattea se negó a dar explicaciones de la experiencia, al punto que nadie sabía qué era lo que iba a hacer Mattea. También señaló que se podría argumentar que había confianza generada por los antecedentes académicos y jurídicos del ingeniero Mattea. En ese aspecto, señaló que el testigo Martinello refirió que nunca antes había sucedido nada, que todo estaba bien, que no había motivos para cambiar nada. La UNRC funcionaba con el desorden y caos USO OFICIAL permitido, tolerado. La vida misma es eso, refiere la defensa. La introducción de verdaderos elementos de riesgo y la confianza en quien tiene a su cargo el elemento peligroso. Se manejaban por principios de confianza, ese es el riesgo permitido del que hablan los autores. Confiaban en quien tenía el elemento peligroso -el hexano fue introducido por Mattea- y es él quien no quiere dar explicaciones, se pactan reglas de seguridad y es él mismo quien luego las viola. Se introduce el hexano de manera clandestina, en el campus no hay vallas para detener el ingreso y revisar qué se entra. Se contrata para su traslado, un transporte de encomiendas o mudanzas, “Oliva Hermanos”, el cual no llama la atención porque ingresa constantemente a la Universidad, ingresando materiales, equipos etc., de modo que no podría haberse generado la sospecha de que se estaba ingresando por la guardia un elemento peligroso, el cual se deja en el interior de la Planta Piloto y aquéllos que estaban capacitados para determinar el peligro no lo advirtieron; sin embargo, señala, se le reprocha a Antonelli el no haber tenido los cuidados necesarios, o advertido el peligro y riesgo que no generó ni creó. Se le reprocha haber causado el estrago por no haber efectuado el relevamiento. Pero sí lo había hecho, sostiene la defensa, a través de la Comisión quien había contratado a Chiaramelo, Echandia, Turiello (quedó acreditado con su testimonio en la audiencia, que su pago salió por Secretaría Técnica, y además corroborado por el testimonio de Barral). La puerta de emergencia que 91 se colocó en la Planta Piloto, fue por indicación de la Comisión. Las tareas de esta planta no abarcaban un riesgo que fueran a poner en peligro la vida de las personas que allí trabajaban; no fue previsible ese riesgo ni para Echandia, ni Turiello, ni Ferrario, especialistas en seguridad, no había riesgo por lo que habitualmente se hacía en la Planta Piloto, hablamos de peligros advertibles y previsibles; en el delito culposo hace falta el conocimiento y aquí señala, no hay un solo elemento de prueba para acreditar con el grado de certeza requerido que su defendido Antonelli conociera el riesgo, de modo que en el curso causal de producción del resultado queda una sola causa que es la inmediata. Lo que se le exigía por ley era la disminución de los riesgos previsibles. Nadie supo a ciencia cierta, qué hacía Mattea y su grupo. Los que no sabían terminaron imputados, y los que sí, inmolados en su propio riesgo. Antonelli no generó el riesgo que provoca el resultado. Ese riesgo es precisamente la experiencia que lleva adelante el GIDPO. Por lo tanto la conducta de Antonelli no encuadra en las previsiones del art. 189 segundo párrafo, C.P. Por ello entiende que corresponde absolver de culpa y cargo a su defendido Sergio Antonelli. XI.La Dra. Mariela PEREZ, en defensa de la imputada Liliana Gladis RUETSCH, refirió que se adhiere a los pedidos de absolución oportunamente solicitados tanto por la querella como por el representante del Ministerio Público Fiscal, y en consecuencia invocó la doctrina de la Excma. Corte Suprema de Justicia de la Nación aplicada en los fallos “Tarifeño” y “Marcilese”, en los cuales la jurisprudencia emanada fue conteste en admitir que en materia criminal la garantía consagrada por el art. 18 de la Constitución Nacional exige la observancia de las formas sustanciales del juicio relativas a la acusación, defensa, pruebas y sentencia dictadas por los Jueces Naturales y que en tal sentido, el dictado de una sentencia condenatoria sin que medie acusación por parte del Ministerio Público, viola dicha garantía. Más allá de ello, el juzgador en esta etapa no puede suplantar al Ministerio Público Fiscal en su rol sin quebrantar el juego de equilibrio entre las partes y por lo tanto el principio de igualdad ante la Ley. Refirió así que la Doctrina de la Corte Suprema de la Nación tiene un rol nomofiláctico por lo que los Tribunales inferiores deben respetar la doctrina pacífica en este caso. En tal sentido, manifestó su adhesión al pedido absolución de su asistida, la Ingeniera Liliana Gladis Ruetsh. XI.- Concluyendo los alegatos, el Dr. Jorge Alberto VALVERDE, en ejercicio de la defensa técnica de los imputados José Luis 92 Poder Judicial de la Nación Pincini, Miriam Palmira Ferrari y Edith Matilde Ducros, comenzó manifestando haber quedado absorto con el cuantum de las penas solicitadas tanto por la querella como por el Representante del Ministerio Público Fiscal, máxime cuando se está juzgando a un grupo de docentes -sin ningún tipo de antecedentes penales- por un delito culposo. Asimismo, refirió compartir con el Señor Fiscal que se encuentra debidamente acreditada la existencia material del hecho en cuanto al incendio, explosiones, víctimas fatales y lesionados, compartiendo además, la tesis de cómo se produjo el siniestro en virtud de las pericias e informes emitidas por Inti y Policía Federal Argentina, expresando que la pérdida de solvente lógicamente fue por una falla estructural. Pero manifestó disentir por cuanto no se ha podido acreditar la responsabilidad penal que se le atribuye a los imputados, en virtud que, si la causa del siniestro fue una falla en la estructura de los equipos montados para la USO OFICIAL realización del proyecto, y como consecuencia de esa falla se produce el derrame del combustible que luego por la acción del viento tomará ignición con el autoclave encendido, produciendo la lengua de fuego y el posterior incendio y explosión, no se puede atribuir responsabilidad a los que no tuvieron participación en los montajes de esa estructura. La otra causa principal por la que se produce el siniestro, señaló, es la existencia del autoclave el cual se encontraba encendido, cuya responsabilidad solo es atribuible al Ingeniero Mattea que dejó de cumplir los compromisos asumidos en la reunión del 15 de noviembre, ya que había quedado claro que se iba a trabajar en otro horario, después de las 18 horas, ya que los demás grupos de trabajos no se encontrarían en ese horario en la Planta Piloto, y que en consecuencia no habría ningún autoclave encendido que pudiese producir ignición. De la propia hipótesis sostenida en la acusación se desprende que el siniestro no se produjo por ninguna deficiencia de seguridad por omisiones que se pretenden atribuir a sus asistidos, sino a fallas estructurales y a la falta de cumplimiento de un compromiso asumido, como así también a quien permitió el ingreso clandestino del hexano en el predio de la Universidad. Las omisiones atribuidas a los imputados no tuvieron ningún tipo de relación con el siniestro, ya que no se juzga lo que pudo ocurrir, sino lo que verdaderamente ocurrió el 5 de diciembre de 2007. Se ha centrado la investigación en esas posibles fallas de seguridad y no se puso el acento en la génesis del suceso, pero, como 93 queda acreditado, bajo ningún aspecto a estas personas se les puede atribuir acciones u omisiones que puedan determinar los hechos. El defensor dijo: “estamos en el mundo del revés, se desvincula y no se investiga a quienes sabían y se solicitan condenas a quienes no sabían ni debían saber”. Sostuvo así que ninguna de las fallas y falencias determinadas antes tuvieron entidad para causar el siniestro. Si los 2600 litros de hexano no hubieran estado en la Planta Piloto el siniestro no se hubiera producido con el resultado que hoy se lamenta. No se ha investigado a quienes fueron los verdaderos responsables, quienes realizaron maniobras clandestinas y violaron todo tipo de normas vigentes, para que el hexano ingresara en la UNRC, la cual no estaba habilitada ni legalmente autorizada para operar con hexano. Al respecto, manifestó que la ley 24051 y su decreto reglamentario disponen la obligatoriedad de la inscripción en dicho registro para poder operar con este tipo de solventes y reunir ciertos requisitos previos. La empresa De Smet tampoco se encontraba inscripta en dicho registro y, por ende, tampoco estaba autorizada para operar con hexano. Por ello fue la Aceitera General Deheza el actor principal que operó para lograr el ingreso de dicho combustible en la Universidad y esto, señaló, estaba claro desde los albores de la investigación. Continuó su alegato referenciando cuál fue la maniobra para lograr vulnerar el orden jurídico. Así señaló que existió una primera parte, la cual se perfecciona cuando Aceitera General Deheza, quien sí estaba habilitada para manipular el solvente, compra el hexano a su nombre, lo cual está plenamente acreditado con los correspondientes remitos de entrega de los 13 tambores y la factura de compra a su nombre. La segunda etapa consiste en la contraorden en el destino del hexano y el cambio de transportista a una empresa de mudanzas –Oliva Hnos.- a los fines de que el ingreso de dicho material no llame la atención en la guardia de la UNRC. Cabe destacar, insistió, que esta empresa de mudanzas, Oliva Hnos., tampoco está habilitada para transportar solvente, razón por la cual, sostiene, este cambio de transporte se hizo maliciosamente con la finalidad de que no se dieran cuenta del ingreso del hexano en la Universidad. Pero las maniobras no culminan aquí, señala el defensor, el hexano es descargado por Boretti, quien así lo reconoció, y almacenado en la Planta Piloto, lugar indicado por el ingeniero Mattea. Llamándole la atención que el propio Boretti, el día del siniestro, 5 de Diciembre de 2007, se encontraba trabajando en la Aceitera General Deheza. Todo lleva a decir que es 94 Poder Judicial de la Nación inimaginable presumir que un docente de la jerarquía del Dr. Mattea, investigadores reconocidos a nivel internacional podía llegar a violar las leyes vigentes para llevar adelante un proyecto de investigación, y llegamos a la conclusión, señala el Dr. Valverde, que las maniobras realizadas para ingresar el hexano, fueron totalmente clandestinas, razón por la cual su presencia no podía presumirse porque era ilegal y extraordinaria. El ingreso del solvente a la Planta Piloto tampoco fue puesto en conocimiento de ninguna autoridad, ni del Departamento de Tecnología Química ni de la Comisión de Seguridad e Higiene. Por ello, sostiene, se acredita que era imposible que funcionarios o docentes ajenos al grupo GIDPO pudieran conocer o presumir la presencia del hexano, más aún cuando el convenio o protocolo entre la Fundación y la empresa De Smet jamás fue aprobado por las autoridades pertinentes, por lo cual, no estaba vigente. El hermetismo con el cual el grupo USO OFICIAL Gidpo llevaba a cabo ese proyecto está acreditado, ninguna autoridad ni docente podía conocer la magnitud del proyecto y consecuente peligro, lo cual se desprende de la totalidad de los testimonios que coincidieron que se trató de un hecho extraordinario que llegó hasta cambiar el fin de la Planta Piloto. Es decir que era imposible conocer o sospechar lo que estaba ocurriendo, la magnitud del proyecto y lo que se estaba realizando. Resulta llamativo que se haya desvinculado a los directivos de las distintas empresas que estuvieron trabajando en la Planta Piloto, armando estructuras del proyecto y montajes, ellos también fueron partícipes y conocían de la presencia del hexano. Si se hubiera contado con una información más precisa del Ingeniero Mattea, se podrían haber previsto medidas de seguridad. Finalmente, concluyó que el siniestro fue consecuencia de una falla tecnológica la cual no puede atribuírsele a sus asistidos, quienes aún si hubieran estado obligados por ley, no se los podría obligar a actuar si no sabían, ellos no podían ni presumir la cantidad de hexano. Por el ilegal accionar de aquéllos que no están imputados se pretende responsabilizar a los si imputados. En relación a Pincini manifestó que el plexo probatorio acredita que no le cabe ningún tipo de responsabilidad, que si bien integraba la Comisión de Seguridad e Higiene, era un integrante más y no su titular, ya que la misma estaba conformada por otros miembros en una estructura horizontal, donde nadie tenía responsabilidad de dirección, salvo el Consejo Superior, y añadió que ninguno de sus 95 integrantes eran especialistas de seguridad e higiene, por ello se requirió la contratación de especialistas en seguridad e higiene, como Echandia, Chiaramelo, Reartes. Por ello, sostuvo que es erróneo pretender atribuirle responsabilidad a Pincini por el solo hecho de ocupar ese cargo. La posición exculpatoria encuentra pleno aval en esa resolución 598/05, la cual crea esa Comisión de Seguridad e Higiene la cual dependía del Consejo Superior, por lo que la seguridad no estaba a cargo de la Secretaría de Coordinación Técnica. Los integrantes de la comisión tenían una responsabilidad horizontal, tomaban las decisiones sus miembros. Si por integrar esa comisión es responsable por haber incumplido sus deberes, el plexo probatorio acredita que no le cabe responsabilidad alguna, ya que como ninguno de los miembros eran especialistas en seguridad se contrataron especialistas. Del art. 2 de la resolución 598/05, surge la facultad que tenían los integrantes de la comisión para contratar gente especializada en el tema y eso fue lo que hicieron, requirieron designación de expertos en quienes delegaron las funciones, mal podían relevar, controlar y determinar qué medidas de seguridad debían tomar, pues lógicamente antes debían saber que necesidades había y los expertos debían determinarlas. Se contrataron expertos, está acreditado, hay resoluciones agregadas a la causa 481, 846, entre otras, y esto indica que la comisión se reunía, las resoluciones están y existen y los expertos se contrataron y todos esos contratos eran onerosos para la Universidad, y se encontraban vigentes a la fecha del siniestro. En los considerandos dice textualmente que los contratados prestan asesoramiento para un plan general de seguridad e higiene para todo el ámbito de la Universidad, es decir que la comisión dependía de estos expertos para dar cumplimiento a las otros funciones del reglamento, se dependía de los expertos y éstos hicieron relevamientos no sólo en la Planta Piloto sino en toda la Universidad; así lo sostuvo Ferrario quien dijo que, en el momento del relevamiento, la Planta Piloto era segura para los trabajos que habitualmente se hacían, estos expertos de seguridad, que hoy se pretende decir que omitieron cumplir sus funciones, siguieron trabajando hasta el año pasado. Su relevamiento fue cinco o seis meses antes del hecho, por eso lo importante del ocultamiento de la entrada de hexano a la Planta Piloto y que se le haya cambiado su finalidad. Jamás con anterioridad en dicha planta había ocurrido absolutamente nada. Ninguna de las fallas de seguridad causaron el siniestro, sino el ingreso clandestino del hexano, cambiando la finalidad de la planta y vulnerando el uso 96 Poder Judicial de la Nación jurídico de lo que rodea su uso. No hay indicio de conocimiento del peligro por parte de algún integrante de la Universidad, excepto los del grupo GIDPO. Pincini no tenía conocimiento del ingreso clandestino de los 2600 litros de hexano. En relación a la situación de las ingenieras Edith Ducros y Miriam Ferrari, cuyas posiciones exculpatorias encuentran pleno aval en el plexo probatorio, señaló la necesidad de efectuar un análisis especial en cuanto a la situación de Edith Matilde Ducros, quien ejercía el cargo de Subdirectora del Departamento de Tecnología Química, porque la resolución 184/94 establece que la Subdirectora únicamente está a cargo de la dirección en situaciones de ausencia y reemplazo del director y quien ejercía la titularidad era la Ingeniera Miriam Palmira Ferrari. Entonces la función de la Vicedirectora, simplemente era colaborar con la Dirección, no resolver o tomar decisiones. Los testimonios corroboran todo lo que han USO OFICIAL dicho las directoras en su descargo. Sus funciones eran académicas y de coordinación y no tenían a su cargo el control de seguridad, ni la obligación o facultad para controlar la seguridad dentro de la Facultad y Planta Piloto; no tenían facultad para suspender ningún proyecto. El Departamento tenía solo función administrativa, la directora y la vice no saben ni participan de los proyectos. No tenían poder de policía y de eso se les pretende responsabilizar. Según el Señor Fiscal debían organizar y supervisar. Pero en el Departamento se toman decisiones por consenso y simple mayoría. Deviene en absurdo pretender que esa supervisación sea sobre cómo iba a ser el proyecto, en qué iba a consistir, si quien estaba haciendo el proyecto era el Dr. Mattea, con amplio reconocimiento y prestigio internacional. Las tareas de supervisión se refieren a otra cosa, no a controlar al grupo GIDPO. Si no está establecido en la ley, no hay omisión. Cumplieron con sus funciones de autoridad y en función de ello, convocaron a una reunión, la del 15 de noviembre, para pedir explicaciones de qué se estaba haciendo, esa era su función. La mayoría dispuso la continuación del proyecto. Concluyó su alegato afirmando que no existió omisión de parte de ninguno de los imputados que representa, que a ninguno les pueda caber responsabilidad penal porque no conocieron el riesgo por el ocultamiento malicioso del solvente utilizado. No existe omisión que genere responsabilidad penal a los imputados, sino en todo caso, una confianza reverencial que le tenían al Ingeniero Mattea, 97 nadie podía dudar o sospechar que no iba a cumplir sus compromisos y que iba a ser partícipe de violar leyes para llevar a cabo un proyecto de investigación. Ninguna omisión achacable a sus representados fueron determinantes para la producción del suceso, sino que lo determinante en la producción de los hechos fue la falla de la estructura montada y el encendido del autoclave a raíz del incumplimiento efectuado por el propio Dr. Mattea en relación a sus compromisos asumidos en la reunión. En relación a la figura penal del estrago culposo, citó doctrina y jurisprudencia de la cual se desprende que la conducta y la omisión debe haber sido determinante del resultado y las fallas que se pretenden atribuir por la omisión de sus deberes no fueron causa determinante. Concluye refiriendo que conociendo la personalidad del Dr. Miguel Mattea, hoy estaría diciendo que él fue el único responsable de la tragedia sucedida. Por todo ello, solicita la absolución de sus representados, Miriam Ferrari, José Luis Pincini y Edith Matilde Ducros. XI.-En la oportunidad de escuchar la última palabra, antes de dictar sentencia, los imputados manifestaron no tener nada más que agregar a todo lo visto y oído. XII- Descriptos los hechos, sintetizada la posición exculpatoria, relacionada la prueba colectada y las conclusiones de las partes, corresponde ingresar al fondo de la cuestión para analizar los extremos fácticos de la imputación delictiva, en cuanto a la existencia de los hechos, y, en su caso, la participación penalmente responsable de los encartados. Escuchamos primeramente el testimonio del señor Norberto Gabriel Campetelli, Ingeniero MecánicoElectricista, quien manifestó conocer a los imputados por ser colegas de la Facultad. En cuanto a su conocimiento de los hechos, refirió que en aquel entonces realizaba actividad docente en dicha Facultad, a unos 300 o 400 mts. aproximadamente del lugar donde sucedió la tragedia. Conocía la Planta Piloto desde que se construyó y había ido en varias oportunidades a la misma, teniendo conocimiento de los experimentos que allí se efectuaban. Que el 3 de diciembre de 2007 fue consultado a través de un colega, el Ingeniero Ravera, por una reforma que efectuarían a raíz de haber recibido un refuerzo presupuestario para mejoras en las instalaciones eléctricas, respondiendo el deponente que no podía emitir opinión hasta tanto ir al lugar, razón por la cual, “el día 4 de diciembre, se presentó en dicha Planta, junto con Reartes (miembro del Departamento, aclarando que en aquel momento pensó que era una autoridad del mismo y que al sucederse los hechos se 98 Poder Judicial de la Nación enteró que las autoridades eran Ferrari y Ducros –Directora y Vicedirectora, respectivamente, del Departamento de Tecnología Química-), con el fin de inspeccionar el lugar para un posterior asesoramiento”. En dicha oportunidad, en la que estaban presentes los Ingenieros Reartes y Ravera, “pudo advertir una sobrecarga eléctrica en la instalación de un equipo, un tablero de baja tensión que no estaba en buenas condiciones de mantenimiento –tenía perforaciones en la tapa-, y vio los tambores -10 o 12 comunicados por una tubería- dispuestos en forma horizontal, y que al preguntar sobre los mismos, le respondieron que algunos tenían hexano puro y otros miscela (mezcla de aceite y solvente) y que se utilizaban para una experiencia”. Ante ello, les advirtió sobre la peligrosidad de tener ese solvente y en esas cantidades almacenado, sobre todo que la instalación eléctrica debía ser la adecuada ya que sólo una parte de la misma tenía cañería antiexplosiva, pero el USO OFICIAL resto era cañería convencional. Ante ello, al ser las instalaciones eléctricas antiexplosivas una especialidad, ofreció pasar los datos de una persona capacitada para hacer la clasificación de las zonas peligrosas de la Planta Piloto, lo que así hizo ese mismo día 4 de diciembre de 2007, a las 16.07, según surge del correo electrónico enviado por Gabriel Campetelli a Nancy Reartes, donde le indicó el nombre de Maximiliano Centurión al igual que sus números de teléfono fijo y celular, agregado a fs. 244 de autos. En relación a la actividad que allí se desarrollaba, manifiesta el testigo que durante la charla que mantuvo con la ingeniera Nancy Reartes en la Planta Piloto, tomó conocimiento de la experiencia que allí se realizaba, de su peligrosidad, por lo cual y al consultarle a la Ingeniera -quién era Representante Técnica por la Universidad ante la Agencia Córdoba Ambiente- sobre por qué no denunciaba las condiciones de trabajo en dicha Planta, a fin que clausuren el lugar, ella respondió que ya se lo había comunicado al Ingeniero Pincini quien le contestó “no se puede hacer nada”. Continúa su relato diciendo haber quedado preocupado por la situación y por lo que podía ocurrir. Luego, al ser consultado por el señor Fiscal sobre cómo era la planta en cuanto al orden de funcionamiento, el testigo respondió que en ese momento no había nada en funcionamiento, salvo dos personas que se encontraban manipulando dos tambores con un aparejo hidráulico. Luego se enteró que uno de ellos era Politano. Que fue en ese momento que planteó la necesidad de que existiera una persona que organizara todo 99 el lugar y en la cual recayera la responsabilidad en forma directa, que establezca un orden, un sistema de seguridad y cuidado, incluso para cuando concurriesen visitantes a la Planta (refiriéndose a la utilización de anteojos, casco, protectores auditivos etc.) como así también a las medidas de evacuación a seguir ante un incidente. El testigo Campetelli expresó que la sensación de preocupación manifiesta se la transmitió a sus colegas y a su jefe. Agregó que cuando planteó a los Ingenieros Reartes y Ravera la peligrosidad de trabajar con instalaciones eléctricas convencionales, le dijeron que el Grupo había planteado ello en la reunión del Departamento, y que se habían tomado medidas extremas como por ejemplo, que las experiencias se realizaban de noche y que en esos momentos el lugar era cercado. Recordó también haber visto otra fuente de calor, un autoclave que estaba encendido, a la vista, a 30 o 40 metros de los tambores con hexano, sin que hubiera una pared ni nada que los aíslara, circunstancia que también refirió habérsela comunicado a la Ingeniera Reartes. Finalmente y al ser consultado sobre si le consta que el ingeniero Bortis tuviera conocimiento de que el proyecto se había puesto en funcionamiento antes de suscribirse el protocolo o convenio, respondió que no, pero que si se conoció luego que se había avanzado en las tareas de investigación sin que se formalizaran los convenios atento que Bortis estaba cumpliendo una doble función como Decano y como Presidente de la Fundación y no podía así “celebrar un convenio con él mismo”. Al respecto recordó que unos días después del accidente, al retirarse del velorio de la ingeniera Giacomelli, el Ingeniero Cantero –ex Rector de la UNRC- le comentó que quien tenía pleno conocimiento de la actividad que se estaba desarrollando en la Planta Piloto y de la existencia de los tambores con hexano, era el Ingeniero Bortis. Agregando al final: “Recuerdo y tengo indignación porque siento que se querían sacar responsabilidades de encima, estaba claro que Bortis sabía lo que se hacía en la Planta Piloto”. Luego, oímos el testimonio de Javier Boretti, Ingeniero Mecánico Aeronáutico, empleado de la empresa De Smet desde hace aproximadamente diez años, quien declaró haber colaborado con el GIDPO en ensayos de las experiencias que se hacían en la Planta Piloto y que su relación no era en forma directa sino a través de la empresa De Smet. Declaró haber participado en tres experiencias allí realizadas a modo de espectador, previo a lo cual se había entrevistado con el Ingeniero Mattea para ponerse a su disposición, ante lo cual charlaron de la necesidad de dichas 100 Poder Judicial de la Nación experiencias y de cómo ejecutarlas. Fue en esa oportunidad que le mostró la Planta Piloto, y luego efectuó otra visita más con el fin de ver los recursos existentes para adecuar la planta para las experiencias. En este punto aclaró que él no efectuó ninguna adecuación sino que dicha tarea estuvo a cargo de Bonazza, que trabajaba para la empresa Verdu, y que justamente fue bajo su dirección que los tambores de hexano fueron colocados en la posición adecuada para la circulación de la miscela, sobre una plataforma, y se efectuó la instalación de una bomba. Luego de ello, se realizaron los ensayos de rigor para verificar si había estanqueidad. Que si bien la empresa De Smet fue la encargada de realizar la adecuación, él no estuvo presente salvo cuando se hicieron las pruebas hidráulicas. Refiere la existencia de 13 tambores de hexano, que él personalmente los recibió, pero quienes lo descargaron fueron de la empresa Emirt y los del camión (Empresa Oliva). No había USO OFICIAL persona alguna perteneciente al GIDPO para recibirlos. Los bajaron los de la empresa contratista, en el portón verde dentro de la Planta Piloto, por orden del Dr. Mattea quién había acordado que se bajaran allí, y que nadie objetó que él siendo espectador los hubiera recibido. El horario establecido para la experimentación era a partir de las 18 horas, las miscelas se comenzaban a preparar a partir de las 14,30 hs. El horario lo fijaba el GIDPO, a través del Dr. Mattea. El día de los hechos se encontraba en la Aceitera General Deheza haciendo un trabajo de su empresa. Sabe a través de Murello que el día anterior al hecho se habían preparado las miscelas, pero no en qué horarios. También manifestó que conforme su experiencia, el montaje que se efectuaba en la Planta Piloto era una instalación bajo escala de nivel experimental, de bajo proceso. Consultado sobre las medidas de seguridad para el manejo de hexano, respondió no saber por no ser especialista en seguridad industrial, razón por la cual no le correspondía verificar la seguridad de la experiencia. En cuanto al Convenio o Protocolo, manifiesta haber tomado conocimiento luego de sucedidos los trágicos hechos. En la práctica la empresa tenía el rol de ponerse a disposición de la Universidad, que contaba con la Planta Piloto para que pudieran efectuar la experiencia en cuestión de recursos y apoyo. La empresa busca a la Universidad, justamente por la existencia de dicha Planta y su experiencia científica, ellos eran los especialistas en el tema. Luego refirió que le causó sorpresa el resultado trágico del 5 de diciembre, que bajo ningún 101 aspecto esperaba que ello sucediera y que estaba totalmente confiado de que estaba todo bajo control. En cuanto a las tareas de instalación de las adecuaciones, manifestó que no participó en la compra de materiales sino en contratar a la empresa Emirt para tal fin. Para ello, Bonazza y otros empleados de la empresa verificaron qué materiales no eran provistos por la Universidad y eran comprados por otro lado. Era el arquitecto Bonazza quien indicaba a la empresa Emirt lo que debía llevar, por ejemplo una bomba centrífuga. Boretti manifestó ser mecánico aeronáutico y trabajar hace diez años en la empresa De Smet, la cual tiene domicilio en la Provincia de Buenos Aires. Que tiene grandes clientes como Bunge, Aceitera General Deheza, AGD y Noble, la mayoría perteneciente al mercado aceitero y hace cuatro años algunas del mercado biodiesel, a quienes se les realiza la provisión y montaje de la planta industrial o modificación de plantas existentes. De Smet contrata empresas de terceros para realizar la tarea de montaje de plantas, ya que no tiene servicio de montaje propio. Solo provee la tecnología para las plantas industriales, diseño de equipos y proceso, pero en cuestiones de seguridad se siguen normas NFPA36, que son procedimientos o buenas prácticas de seguridad. Lo que recomiendan estas prácticas, lo desconoce, pero lo hacen en todo el mundo, sugiriendo buenas prácticas, que no las conoce en detalle, pero hablan que tiene que haber lugares restringidos, no puede haber presencia de fuego a menos de treinta metros de la planta, hablan de la “trampa de hexano” y de las temperaturas máximas de calefacción permitidas. Resalta que ellos hacen el montaje de equipos en el lugar, pero no controlan que estos equipos cumplan las medidas de seguridad. Que cuando a él le asignan una tarea para verificar in situ que ese tercero cumpla con las tareas de seguridad, no se les pide que vean esas prácticas, sino que la instalación esté bien. Afirma que en el proceso de montaje no hay riesgo, que aparece recién cuando la Planta está operativa, en funcionamiento y ante la presencia del hexano. Declara que la planta debe ser aprobada antes de ponerse en marcha, lo cual está a cargo de entes nacionales, provinciales o municipales, no de De Smet y que desconoce cuáles son estos entes. También manifestó que la empresa buscó a la Universidad para hacer estas experiencias por su prestigio y por contar justamente con una Planta Piloto, con científicos capacitados y profesionales prestigiosos. Que el Ingeniero Demarco fue quien le informó que se pusiera en contacto y a disposición del Dr. Mattea, que era quien 102 le aportaría los medios Poder Judicial de la Nación económicos necesarios para realizar unos ensayos que habían hablado entre ellos. Luego de la primera reunión, bajaron a la planta y se evaluó que iba a hacer falta personal para adecuar la planta a las necesidades de las experiencias, por lo que se pone en contacto con la empresa Emirt para empezar los trabajos que hicieran falta. Generalmente se contactaba con el ingeniero Demarco para que se autorizaran los montos. Con Mattea hablaron de la parte científica de la extracción de aceite, a él le aportó mucho, se habló de la célula, fue muy interesante; después bajaron a la planta, se vio lo que tenían, las bombas, el extractor, y había que hacer una adecuación, por la experiencia que se estaba por realizar se debían poner más tambores, se debía optimizar la extracción de aceites por medio del extractor. Con optimizar quiere significar que el proceso de extracción tiene un proceso determinado, querían bajar el aceite residual que queda en las láminas de soja, y ahorrar tiempo, se USO OFICIAL pretendía que el tiempo fuera el óptimo para lavar las semillas. Tiene conciencia que el hexano es peligroso, pero él no habló del tema de seguridad con Mattea, la cuestión de seguridad estaba a cargo de la Universidad, ellos tenían una Planta Piloto y se suponía que estaba autorizada; él fue contratado para adecuar la planta para hacer la experiencia, pero en ningún momento se habló de la seguridad. Sabían que había una sustancia de riesgo y que se debían tomar algunas medidas. El dicente, personalmente, mientras estuvo en la planta y en los ensayos no advirtió riesgos; las experiencias empezaban cerca de las 18 hs., y duraban hasta las 12 de la noche o 1 de la mañana. En las experiencias que participó no hubo dificultades, se desarrollaron con total normalidad. Las experiencias que se realizaban, una vez efectuadas debían ser evaluadas en el laboratorio, hasta que se produjo la explosión no se pudo hacer ningún análisis. Refirió haber visto alguna vez gente que no participaba en el grupo GIDPO, pero que estaban en otro sector de las oficinas, en los laboratorios, a una distancia de treinta o cuarenta metros. Las experiencias fueron con hexano, la que hubo con agua era para garantizar la estanqueidad. Hubo pruebas de instalación en las que se utilizó isopropanol, y luego las tres experiencias con hexano, en realidad se iban hacer cuatro pero esta última no se llegó a hacer. El número de experiencias estaba acordado con Demarco; Mattea podría haber suspendido las experiencias si hubiera querido, él era el “dueño de casa”. La miscela es una mezcla de 103 aceite de oleaginosas, en este caso soja, con hexano; el isopropanol es similar al alcohol; ambos sirven para el proceso de extracción pero se diferencia del hexano, porque el alcohol no es miscible con el agua, con lo cual no se recupera demasiado, mientras que el hexano al mezclarse con el agua se puede llegar a recuperar casi un 99%. A nivel industrial siempre se utiliza hexano. El isopropanol se utiliza como prueba piloto. El objetivo era un desarrollo tecnológico, para luego ofrecerlo a los clientes, era una investigación que si daba buenos resultados se pasaría a los clientes. Consultado sobre el término “estanqueidad” explicó que luego de toda adecuación mecánica, se debe verificar que no hayan quedado cosas flojas que signifiquen pérdidas o fuga de hexano. Para ello se llena la bomba con agua y se pone a recircular. Si no se verifican fugas es porque la planta está bien. El riesgo de fuga existe solo cuando se está en el proceso de extracción. Si no está funcionando, no hay riesgos. Era incompatible hacer esta experiencia y realizarse simultáneamente otras en el mismo lugar, desconoce si ese día del hecho había otros trabajando. Que sí observó equipos eléctricos y otras fuentes de combustión como unos mecheros que había en los laboratorios existentes en el lado opuesto donde se encontraba el hexano, a unos 30 o 40 metros, sin ninguna pared ni barrera de contención que separe uno de otros. También advirtió que había un autoclave, que se utiliza para esterilización, y que -en principio- las instalaciones eléctricas era adecuadas, es decir, las cañerías eran de acero (para poder utilizar el hexano), las bombas antiexplosivas. Finalmente manifestó que la primera experiencia se realizó 15 o 20 días antes de la tragedia, y que toma conocimiento del Convenio Marco luego del siniestro. Que no tuvo conocimiento de ninguna reunión previa a los hechos, para informar sobre medidas de seguridad. No vio “trampa de hexano” (cuya necesidad quedó planteada), ni “válvulas de alivio”. Si había un termómetro. La UNRC era prestigiosa y principalmente el ingeniero Mattea era una eminencia a nivel nacional e internacional. Continuó la audiencia con el testimonio de Diego BONAZZA, quien en aquel entonces era empleado de la empresa Verdu, contratada a su vez por la Empresa De Smet para realizar las tareas de adecuación en la Planta Piloto, encontrándose presente en dicha Planta el día del siniestro. Al respecto señaló que un mes antes comenzó a realizar tareas para el montaje, se hicieron pruebas, adecuaciones; que la primera prueba se realizó con agua y la otra con alcohol; que luego se pidió instalar un extractor de gases, del cual se 104 Poder Judicial de la Nación encargó el grupo GIDPO. El diseño fue acordado con Boretti, ya estaba hecho, solo había que “emprolijarlo”, por tal motivo concurrió por primera vez a la Planta donde se encontraron con Mattea y realizaron juntos el recorrido por la misma. Boretti era el contacto con Mattea. En el comienzo de las pruebas, se utilizó agua para verificar pérdidas advirtiendo una, la cual se ajustó y reparó. Luego, al efectuar la prueba con el alcohol, no se detectaron pérdidas. En relación al día del siniestro, relató que llegó a la Planta Piloto junto con Murello, alrededor de las 8 horas y esperó a que abrieran el portón (generalmente las llaves las tenían la Ingeniera Liliana Giacomelli o el ingeniero Cardarelli), ingresaron juntos, Murello se fue hacia arriba con Mattea y él se quedó abajo. Más tarde Murello bajó y le dijo que ponga a recircular la bomba para hacer la mezcla. Luego llegó Juan Politano, y juntos decidieron ir hasta el depósito a buscar una pieza que necesitaban. En ese momento USO OFICIAL escuchan la explosión, un ruido fuerte. Al llegar a la mitad del edificio observan el derrame en el sector de la bomba P/31 del lado izquierdo. Recordó haber sido quien apagó la misma, para que no perdiera más líquido. Remarcó que Politano intentaba extraer los gases. Que él le gritó que saliera de ese lugar y que en el instante en que bajaba Mattea, se da vuelta y observa detrás las llamas altas. Por tal motivo, salió corriendo hacia el portón y en ese momento se produce la explosión. Se le prendió fuego la remera, se la alcanzó a sacar, lo metieron bajo la ducha, luego lo llevaron a una ambulancia para atenderlo. Quedó internado durante 15 días, se quemó el 54% de su cuerpo, y tuvo siete meses de recuperación en la ciudad de Buenos Aires. No puede olvidar todo lo sucedido. Refirió conocer mucho a Juan Politano atento la relación laboral que los unía. Refirió también que no hubo ningún problema con ninguna unión, no había nada flojo, sino que para llenar el extractor y ponerlo en funcionamiento se sacaba una pieza la cual luego se volvía a colocar. El teflón que fue a buscar al depósito con Politano era para eso, pero no llegaron a ponerlo porque se produjo la explosión. La empresa De Smet puso la bomba y la parte de arriba del extractor. Para el armado debía utilizarse bomba antiexplosiva y cuya parte era correcta. Las instalaciones estaban acondicionadas para una Planta Piloto, y para esta experiencia se le agregó altura al extractor, una bomba P15 y los tambores. Manifestó haber estado en carácter de supervisor en otras plantas pilotos y haber efectuado las mismas tareas que se 105 realizan en una planta industrial con relación a las medidas de seguridad y que en ese momento no tuvo conciencia de lo que podía ocurrir con 13 tambores de hexano. Refirió que se trataba de una prueba en pequeña escala pero de gran peligrosidad. Las instrucciones siempre se las daba Boretti, nunca tuvo contacto con nadie de la Universidad. Manifestó que los tambores de hexano estaban todos dentro de la Planta Piloto. Que no supo ni escuchó objeciones sobre el riesgo de esos tambores en la planta. Que tampoco supo de ninguna reunión con personal y alumnos por el tema de seguridad. Respecto de las medidas de seguridad, señaló que había algunos carteles de seguridad que indicaban por ejemplo, “no fumar”, “peligro”; que había vallas en la puerta y en el estacionamiento. Recordó haber visto un autoclave y mecheros porque allí funcionaba también un laboratorio, pero que el mismo no funcionaban cuando se hacían las pruebas. En cuanto al hecho recordó que ese día había mucho viento que entraba por el portón y que seguramente fue lo que arrastró los gases despedidos por el derrame, hasta donde se hizo la llama que luego vio. A continuación, prestó testimonio el Ingeniero Químico Jorge Daniel DAGHERO, quien en la fecha de los trágicos hechos se encontraba presente en el lugar atento que se desempeñaba como docente de la UNRC. Expresó que ese día, alrededor de las 10 horas, se encontraba en su oficina de la Planta Piloto cuando sintió un ruido que no puede definir, como una manguera que se zafa o una pérdida, y junto con un compañero que estaba a su lado, salieron hacia el balcón que daba a la sala de procesos; no sabían bien qué pasaba, hasta que se inició el incendio y a partir de ese momento hubo mucha confusión. Explicó que salió corriendo por un pasillo interno, se expuso a la temperatura que había allí, abrió una puerta del aula contigua a la sala en la planta alta y rompió con el pie el vidrio de una puerta y luego salió por el hueco, bajó las escaleras externas y se dirigió a la guardia de salud. Agrega el testigo que sufrió quemaduras en la cara, frente, nariz, orejas y sus manos, siendo la derecha la más afectada, habiéndose recuperado de las lesiones sufridas. Con relación al grupo GIDPO, dijo que lo conocía, que era un grupo de investigación que pertenecía el Departamento de Tecnología Química y su Director era el Dr. Mattea. Que en la Planta Piloto además había otros grupos que trabajaban independientemente. Señaló que aproximadamente quince o veinte días antes de la explosión había observado personas ajenas a la Universidad, de una empresa, que 106 Poder Judicial de la Nación realizaron una instalación para un experimento que desarrollaría el grupo GIDPO, del cual sólo se sabía que se llevaría a cabo durante la noche cuando no hubiera personal afectado, docentes y alumnos. Por tal motivo un grupo de docentes solicitó una reunión a través de la Dirección del Departamento, para interiorizarse sobre los trabajos y experiencias que se iban a efectuar y del tema de la seguridad en dicha Planta. A esa reunión asistieron cerca de diez personas, entre las que se encontraba el testigo, la Directora y Vicedirectora del Departamento, y los doctores Mattea, Cardarelli y Joaquín Orejas. Relató que conversaron sobre la preocupación por la seguridad de la Planta Piloto y la envergadura de los trabajos que allí se desarrollaban. Que el Dr. Orejas objetó cómo se manejaría el tema de trabajar con el hexano, hubo una discusión, el Dr. Mattea mencionó que se iba a trabajar con hexano sin precisar las cantidades y refirió que los equipos destinados al experimento USO OFICIAL estaban preparados con sistemas antiexplosivos y que además se trabajaría fuera de los horarios habituales, cuando ya no hubiere personas ajenas al proyecto. Manifestó también que si bien se aclararon algunas dudas, todos los presentes tenían cierto temor ante la envergadura del proyecto en virtud que entendía que dicha Planta no se encontraba preparada para efectuar tareas con hexano. Recordó que la zona de trabajo estaba flanqueada con cintas de seguridad, que en la planta pudo observar unos tambores, alguno de ellos con rótulo que decía “hexano”, ratificando lo expresado al respecto en la declaración brindada a fs. 1297 de autos. Agregó que el Departamento de Tecnología Química funcionaba en el mismo edificio de la Planta Piloto, que al frente se encontraba la Facultad de Ingeniería, y en el primer piso estaba el Decanato. La sede de la Fundación de la UNRC quedaba en otro sector de la ciudad de Río Cuarto. Remarcó el testigo que el Decano y el Vicedecano debieron tener conocimiento de lo que sucedía en la Planta Piloto porque eran autoridades de la Universidad, y como tales, estaban interiorizados de los proyectos que se llevaban adelante, conocían los grupos de trabajo de Tecnología Química y las líneas de investigación. Asimismo, declaró que en algunas oportunidades las actividades de experimentación comenzaban a realizarse antes que estuviera formalmente aprobado el proyecto, ello en función de agilizar los tiempos y poder avanzar, pero que esta circunstancia se daba con conocimiento de las autoridades, que se “toleraba” esa situación, 107 ya que los desfasajes en la actividad de investigación y el trámite formal eran algo habitual, nada se hacía a escondidas. Recordó que como docente e investigador realizó varios experimentos los cuales ponía en conocimiento del Decanato. Que se realizaban distintos tipos de prueba, unos con sistema externo y otros como trabajos de investigación, que debían ser aprobados por la Universidad para que se financiara el proyecto por la Secretaría de Ciencia y Técnica, que era quien aprobaba y financiaba los mismos. Refiere que en los últimos años desarrolló experiencias en extracción de productos naturales, en los que pudo haber utilizado hexano u otros solventes a escala laboratorio. Precisó que en escala de laboratorio, se utiliza hasta un litro de material o solvente; a nivel “piloto,” de veinte litros en adelante y a nivel “industrial”, miles de litros. Con relación al proyecto desarrollado por el grupo GIDPO dijo que a su criterio entendía que la empresa pretendía optimizar el proceso que se realizaba a gran escala para mejorar las condiciones, haciendo un ensayo a escala “piloto”, para reducir costos, Como beneficios para el grupo liderado por el Dr. Mattea menciona que pretendía ganar experiencia en el manejo de tecnología, desarrollo y aporte de información a la industria para la resolución de problemas. Entiende que los detalles y condiciones del proyecto quedarían fijados en el convenio firmado por la empresa con el Grupo y la Fundación y que el hecho que se adelantaran experiencias a la firma de los convenios, probablemente no era conocido por los responsables de la Fundación. Con respecto a las normas de seguridad anteriores al suceso del 5 de diciembre de 2007, manifestó que no se cumplían en dicha planta y mencionó una puerta de emergencia prácticamente clausurada, manifestando que ante una emergencia sólo se podía salir por la puerta. Recordó que había un equipo trabajando desde la Secretaría de Coordinación Técnica, tratando de coordinar acciones para mejorar las condiciones de seguridad pero no estaban ligadas a este proyecto que provocó el siniestro. Recordó que la Ingeniera Liliana Giacomelli, una de las víctimas, formaba parte del Departamento e integraba una Comisión de Seguridad ligada a una actividad más interna de Departamento, y fue quien se ocupó de comprar elementos de seguridad. La Ingeniera Ruetsch tenía su oficina en la Planta Piloto contigua a la del dicente, y la pudo ver el día del accidente. La Ingeniera Reartes formaba parte de un grupo de investigación e integraba la Comisión de Seguridad. Finalmente concluyó que ninguno de los integrantes de la reunión del 15 de 108 Poder Judicial de la Nación noviembre se opuso a que continuara el proyecto y que los Directores del Departamento podían no tener injerencia sobre cómo y cuándo se desarrollaban los proyectos ni cuándo se debían suspender los mismos. Resaltó que si la experiencia se hubiese realizado después de las 18 hs., tal como debía ser, el resultado hubiese sido distinto. El testigo Carlos Eduardo BETTERA, microbiólogo, docente de la Universidad Nacional de Río Cuarto, en el laboratorio número once de la Planta Piloto; tenía una antigüedad de diez años. Declaró que el día 5 de diciembre del año 2007 llegó a la Universidad, junto con su esposa e hija a quien dejaron en el jardín de infantes que funciona frente a la misma, y se dirigieron a la Planta Piloto. Que su esposa –microbióloga- se dirigió al Departamento y él al laboratorio donde trabajaba. En el lugar se encontró con Liliana Giacomelli y Carlos Ravera, quienes hacían trabajos de investigación. Que mientras conversaban sintieron un ruido que lo USO OFICIAL describe como un golpe, un resoplido como cuando sale aire de una manguera. En ese momento, se preguntaron qué había sido ese ruido y salieron junto con Ravera detrás de Liliana Giacomeli. Se veía todo como si hubiese una especie de neblina y como entraba el sol por el portón no se podía identificar qué sucedía. Recordó que cuando traspasan la puerta del laboratorio Liliana comentó: “si eso es hexano acá volamos todos a la mierda”. Cuando estaban tratando de saber qué sucedía, escuchó que alguien dijo “es una pérdida de hexano”, se volvió corriendo e indicó que en todos los laboratorios apagaran todos los mecheros. Luego se levantó una columna de fuego, a un lado del portón, se acumuló el polvo en una parte del techo y se produjo una llamarada, entonces salió corriendo, se dirigió al último laboratorio donde estaba su señora, Marcela, quien le preguntó qué sucedía; le respondió que “explotó todo”, esperaron, pasaron tres o cuatro explosiones, salieron de allí, siguió derecho por el pasillo y ya no la vio. Relata que volvió al centro de la planta y observó que frente a los laboratorios había una pared de fuego, era muy difícil ver y entre medio de las llamas vio a Liliana, estaba toda encendida, se tropezó con un caño y cayó, no encontró matafuegos ni algún elemento para combatir el fuego, entonces usó su camisa para apagarle las llamas en las piernas, luego la pudieron levantar y ponerla debajo del agua, después la llevaron afuera de la planta. Se escuchaban los gritos de unos chicos que estaban en el laboratorio. Continuó deponiendo el testigo e indicó en el plano exhibido 109 en la audiencia el lugar donde observó por primera vez el fuego, el laboratorio donde se encontraba conversando con Giacomelli y Ravera. Recordó el testigo que días anteriores observó cintas amarillas colocadas en la Planta y que Ravera le indicó que las mismas significaba que mientras estuvieran colocadas no se podía encender ningún aparato. Agregó que formalmente no recibían información de las experiencias que se desarrollaban en la planta y que lo que se conocía era por conversaciones y contacto con docentes y becarios. Refirió que no recibió capacitación para situaciones de emergencia, pero que se estaba empezando a trabajar en la compra de materiales como baldes con arena, duchas, lavaojos. Refirió que el Dr. Mattea era un referente a nivel internacional en las tareas que desarrollaba. Con respecto a la tarea que realizaba el Ingeniero Carlos Ravera dijo que era un técnico profesional dependiente del CONICET; actuaba como un “encargado general” y tenía a su cargo el mantenimiento de equipos y algunas actividades de la Planta Piloto, las cuales consistían en poner en marcha la caldera, revisar las bombas o arreglar algún equipo en caso de rotura. Aclaró que Ravera trabajaba junto con la Ingeniera Nancy Reartes en uno de los prácticos de una materia que ella dictaba en la Planta Piloto. Recordó haber visto en algunas ocasiones a las autoridades de la Facultad. Posteriormente, declaró Claudio Daniel CEBALLOS, Doctor en Ciencias Químicas y docente de la UNRC. Manifestó que ese día llegó junto con su señora, Liliana Giacomelli, quien también trabajaba en dicha Universidad, alrededor de las 9:30 hs. Que ella tenía que llevar el material de seguridad y precaución que había comprado para la acreditación de la carrera de Ingeniería Química (botiquines, baldes, cadenas, etc.). Al llegar a la Planta Piloto, ella se queda en la planta inferior en el laboratorio de “Leipa”, charlando con Ravera, y él subió a la planta alta. En ese instante una alumna le pide la revisión de un examen, con lo cual se dirigió hacia una esquina norte a buscar el mismo, cuando escucha un fuerte ruido, similar al de un fusible, vieron el derrame del líquido que corría debajo del extractor. Ingresó nuevamente a su oficina y comentó con otros docentes sobre qué podría haber sucedido. Luego se sintieron gritos, explosiones, abrió la puerta y advirtió una gran bola de fuego, humo negro por lo cual cerró la puerta y a modo de prevención se colocó un guardapolvo mojado. El calor subía, los gritos y llantos aumentaban, se veía gente corriendo y decidió bajar a buscar a su esposa Liliana. No la encontraba. Vio a Ravera y Mattea quemados. Luego le indicaron 110 Poder Judicial de la Nación que Liliana estaba en la ambulancia. No la pudo reconocer por las quemaduras que tenía. Subió a la ambulancia hasta que los llevaron al Hospital. En cuanto a qué conocimientos tuvo con anterioridad a los hechos narrados, manifestó que el Ingeniero Cardarelli le había referido sobre la experiencia a realizar, porque le solicitaron unos equipos prestados para la extracción. Agregó que cuando él consultó sobre la magnitud de la experiencia, Cardarelli le manifestó que la empresa De Smet estaba encargada y que era garantía porque prestaba un servicio de extensión y seguramente había pasado por la oficina de la Fundación. Nunca tuvo conocimiento de los detalles de dicha experiencia. Se veía personas que estaban soldando, estibando tambores, pero no conocía el contenido de los mismos. En cuanto a la finalidad de la experiencia, manifestó saber que se trataba de un ensayo, de un proceso de extracción de aceite de semilla de soja. Recién cuando al comienzo de la investigación USO OFICIAL judicial se constituyó como querellante en la causa, pudo tener acceso a algunos detalles como que el plan de trabajo era una experiencia de una escala amplia, muy superior a lo que se acostumbraba a realizar en la Planta Piloto, las experiencias de extracción a escala laboratorio se han hecho varias veces, pero siempre utilizando como solvente el isopropanol. Las cantidades de hexano utilizadas eran a escala industrial. Manifestó que su esposa y él habían renunciado al grupo por diferencias de criterios personales (sobre cómo llevar a cabo los trabajos, metodología a utilizar, o por no tener línea definida de trabajo). Dentro de la Universidad, hay grupos de investigación propiamente dicha, grupos de ciencias básicas y otros de ciencias aplicadas, hay grupos que se dedican únicamente a la extensión, GIDPO habla de investigación y desarrollo. Las autoridades de la Universidad tenían conocimiento de este proyecto. Había un protocolo firmado y se trabajaba conforme a él. Hubo una reunión informativa, a la cual asistió su esposa y en la que hubo oposición a dicho proyecto, pero también se habló de la importancia del mismo. Remarcó que fue más significativo de lo que se había dicho y que él desconocía el plan de trabajo que se ejecutaba, pero ese plan debía ser parte de la gestión, pues trabajaban en la Planta Piloto muchos alumnos. La cuestión de la gestión es muy importante. Por ello, refirió que su esposa Liliana había abordado la cuestión de seguridad y hablado con la Ing. Reartes e hicieron gestión en la Provincia para habilitar la caldera la cual manipulaba Ravera pese a 111 no tener el título de calderista y tener un impedimento en sus piernas para movilizarse. Su esposa era la responsable de comprar elementos para reforzar las medidas de seguridad de los alumnos de la Universidad, no para actividades de terceros, los cuales compró el día anterior al siniestro. Pero los baldes, por ejemplo, comprados el día anterior y llevados esa mañana, obviamente no se alcanzaron a llenar con arena. Respecto del Protocolo, relató haber creído en un principio que estaba correctamente firmado, pero luego de los hechos y al prestar declaración en la Policía Federal Argentina, tomó conocimiento que solo tenía la firma del ingeniero Bortis, autoridad de la UNRC. Manifestó también que era posible que el grupo dirigido por el Ingeniero Mattea realizara el experimento sin conocimiento de las autoridades. Que Bortis como Presidente de la Fundación y Vicedecano en ese momento por licencia del Dr. Moitre, debería haberlo sabido. Esa dualidad le permitía a Bortis hacer todas las averiguaciones necesarias para asegurar el trabajo. La cadena de mandos se debería haber establecido más allá de la reunión del Departamento. Bortis iba a la Planta Piloto porque como docente daba clases allí. Y como Vicedecano siempre acompañaba a las visitas que querían conocer la Planta. Refirió también el testigo que el hexano tiene características particulares y que De Smet –por ser la empresa más importante en producción y venta de equipos de extracción- se suponía que daba garantía en cuanto a que conocían las medidas y detalles de seguridad en la realización de la experiencia, como la elección del lugar para llevar a cabo el experimento. La Universidad y el grupo GIDPO depositaron confianza en De Smet. Las primeras inspecciones a la Planta Piloto deberían haber sido efectuadas por De Smet y analizar si el ámbito era el adecuado para esa experiencia. Continuó declarando que tenía conocimiento de la creación de una Comisión de Seguridad pero que desconocía los alcances de la misma; que dicha comisión estaba integrada por el Ingeniero Pincini y Secretarios Técnicos de las facultades. Recordó que en la Planta Piloto se efectuaron arreglos de pintura, techos, reparación de claraboya, con lo cual la Planta había sido asiduamente visitada. Remarcó así, que se podrían haber tomado recaudos para que el derrame no hubiese terminado en una deflagración. Es ahí donde las medidas de seguridad cobran importancia. Hubo una rotura de un caño, evidentemente porque salía y corría líquido. La rotura es difícil de determinar una vez producido el derrame. Las personas que venden plantas de extractores deberían conocer qué se debe 112 Poder Judicial de la Nación hacer como una fuente, una delimitación por la peligrosidad y explosividad del material. No hubo conocimiento, no se comunicaron las medidas que se debían tomar incluso para los bomberos que asistieron a sofocar el incendio, ya que el hexano no se debe apagar con agua. El hexano tiene características muy particulares, es más liviano que el agua, flota y es extremadamente volátil, los vapores son más pesados que el aire. La Policía Federal ha sido muy clara y muy precisa e identificó la causa de la explosión: un autoclave encendido por otro grupo de trabajo. Los vapores de hexano son más pesados que el aire y el viento norte permitió la combustión con el hexano derramado y luego con los tambores. El hexano es más inflamable que la nafta, es de grado 3, entre el uno y el 6 %, mezclado con el aire es altamente explosivo. Sostiene el testigo que existen unas normas NFPA de EEUU, sobre medidas de seguridad, las cuales deberían tenerse en cuenta y considerarse para que no USO OFICIAL vuelvan a ocurrir tragedias como la del 5 de diciembre. Las medidas de seguridad se debieron tener en cuenta al firmar el protocolo. Recordó que al sentir la explosión alguien gritó que podía ser hexano o miscela y que en ese momento Juan Politano trató de ejecutar maniobras para evacuar el derrame y detener el fuego, pero los vapores bajaron y viajaron hasta la autoclave. La experiencia se tenía que llevar a cabo después de las 18 horas y en ese momento nadie sabía que se estaba realizando. Como trabajador de la planta piloto no fue capacitado en cuestiones de seguridad o evacuación. En ese momento se gritó que se apagasen todas las cosas con fuego. Las zonas de peligro de explosión no estaban pintadas ni marcadas ni señaladas. Además en el momento de la explosión, había otros elementos de ignición encendidos, diferentes al autoclave, como los mecheros del laboratorio y las estufas de secado y la instalación eléctrica que no era antiexplosiva. Hay cuestiones de cuidado y capacitación que no se tuvieron en cuenta. Antes de la tragedia, se presentaron en la Facultad los ingenieros Chiaramello y Echandía, para saber qué cosas se utilizaban y donde se guardaban, hicieron una clasificación y calificación de las cosas existentes en la Planta Piloto. Para Liliana era importante la seguridad de las actividades que se realizaban con los estudiantes. Ellos son docentes de la asignatura de Seguridad e Higiene dentro del Departamento de Química. La reunión del 15 de noviembre fue convocada por la Dirección del Departamento y podían participar todos los docentes sin distinción de cargos. Era una 113 reunión informativa de las experiencias a realizar. El testigo ratifica el croquis de fs. 316 realizado por él. Finalmente, concluyó que los tanques de hexano eran comunes, con una capacidad de 200 lts., estibados en forma horizontal con pendiente, sobre la pared norte. Que sabía que iba a llegar hexano, pero no qué cantidad ni cuándo. Luego oímos el testimonio de Viviana Gabriela CEBALLOS, técnica del laboratorio del área de Salud de la Universidad de Río Cuarto. Respecto del hecho, señaló que ese día se encontraba en su lugar de trabajo, con la puerta cerrada. Que escuchó un ruido y le dijeron que había sido un accidente en la Planta Piloto y salió corriendo porque su hermano y cuñada trabajaban allí. Al llegar pudo ver a su hermano a través de una ventana de un primer piso y que le gritaban que se tirase, que iban a tratar de amortiguarle la caída. Expresó que escuchó una voz que la llamaba, se dio vuelta y vio que traían a una persona. Era Liliana, su cuñada, no la reconoció porque estaba quemada. Que la trasladaban a la ambulancia. tranquilizó y acompañó mientras la Recordó y resaltó que en ese momento Liliana estaba totalmente consciente y que dijo “hijos de puta, les dije que esto iba a pasar. Que eso no podía estar ahí, que iba a explotar todo. Para qué carajo vine!. Recordó que le pidió que hablase con su hermano para que se hiciera cargo de sus dos hijas ya que estaba consciente. El testigo Rogelio FERRARIO, empleado en la Sociedad de Bomberos Voluntarios de Río Cuarto, refirió que el día 5 de diciembre del año 2007, estaba en una oficina de la Universidad retirando unos planos para una tarea de relevamiento de todos los sistemas de seguridad del campus de la UNRC. Cuando circulaba en su camioneta por el campus, por la calle que pasa frente al portón de la Planta Piloto – a unos 20 mts.- escuchó un ruido y al observar el portón vio una llama chica que salía debajo del mismo, razón por la cual descendió del vehículo y se dirigió al lugar para buscar un matafuegos el cual no llegó a alcanzar por la explosión. Al acercarse, los gases del ambiente se encendieron y salió un muchacho corriendo de la planta y volvió a entrar, que el dicente le gritó que no entrara y cuando él se acercó se prendió la primera nube de combustible con lo cual regresó a la camioneta y por radio solicitó unidades al Cuartel de Bomberos. Luego observó nuevamente salir al muchacho con la ropa ardida en llamas, quien se cayó en la puerta y procedió a auxiliarlo. Cree que este muchacho ingresó para cerrar una llave del lugar donde se encontraba el tambor con la miscela que se había derramado, porque ingresó cerca del 114 Poder Judicial de la Nación lugar donde se encontraban los tambores. De inmediato, ingresó al lugar y retiró dos tambores que estaban cercanos a las llamas, pidió que evacuaran el jardín infantes e indicó que cortaran el sistema eléctrico y el gas en la planta; luego entró por otra puerta y recién pudo observar la otra gente afectada a quienes ayudaron a salir. Precisa el testigo que cuando entró por el portón donde había una llama más baja, se oían las explosiones de los tambores al abrirse y evaporarse. No tenía poder de extinción para intervenir en esa situación. El fuego duró muy poco tiempo en menos de un minuto y medio se evaporó todo el producto y el fuego cesó. Relata el testigo que luego de este episodio fue designado por el señor Juez Federal para realizar un peritaje que obra en la causa, determinando que hubo un derrame de miscela y aceite bajo la cama de los tambores instalados en la Planta Piloto y recordó que el fuego se inició después que se oyó el ruido a metal. Esto lo pudo determinar USO OFICIAL por las marcas en el piso y la pared que deja el combustible líquido inflamable al derramarse. Estas marcas se encontraron en la cama abajo de los tambores, del lado derecho del portón en la punta, localizando más marcas en el sector de la pared donde se ubicaba la cama de tambores y advirtiendo que el sistema eléctrico estaba cerca de allí. Luego expresó que de acuerdo a sus conocimientos, el punto de ignición del hexano son 36 grados - menos que una chispa de cigarrillo-. Por otra parte, refiere que no está de acuerdo con las conclusiones de las otras pericias con relación a que el punto de inicio del fuego haya sido el autoclave. También refirió que en el año 2004 firmó un convenio con vigencia hasta diciembre del año 2012, con el señor Spada, Rector de la Universidad Nacional de Río Cuarto, para realizar un relevamiento sobre el sistema de seguridad. Al respecto señaló que ocho meses antes al siniestro habían relevado el edificio de la Planta Piloto, donde constataron algunos matafuegos, maquinaria diversa y un camión eléctrico –con batería y paneles solares-. Además contemplaron la posibilidad de abrir una salida para atrás, y afirmó que no había tambores de combustible líquido almacenado, sí observaron en los laboratorios botellas de un litro o setecientos cincuenta centímetros ubicados en armarios o arriba de la mesada. Para su tarea tuvieron en cuenta la normativa y reglamentos de la Ley de Seguridad e Higiene en el Trabajo, las normas NFPA e IRAM; sin embargo, Ferrario circunscribe el trabajo al área de seguridad relacionada con incendio y evacuación. 115 También precisó que informó por escrito al Rectorado de la Universidad, los relevamientos, salidas de emergencia, planes de evacuación, indicó los lugares posibles de alto riesgo, y que al momento del relevamiento en la Planta Piloto no advirtió riesgo potencial de explosión. Luego, el testigo Fernando FERDEGHINI, de profesión Ingeniero Electrónico, quien se desempeña en el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), con una antigüedad de veintiún años, manifestó que junto a otros profesionales realizaron un informe técnico a pedido del INTI Córdoba, orientado a determinar si el material eléctrico de la planta piloto era apto para trabajar en una atmósfera explosiva. Señaló que se pudo determinar como consecuencia de las investigaciones y pericias, que en la Planta Piloto no existía una clasificación de áreas que indicara cuáles eran áreas peligrosas. Agregó que se relevaron los equipamientos eléctricos los que no tenían protección para trabajar en una atmósfera explosiva. Además en el lugar constataron, una bomba y dos motores, uno de los cuales estaba instalado incorrectamente. Luego oímos el testimonio prestado por Alberto Raúl CANDIA, Licenciado Químico y Principal Químico de La Policía Federal Argentina, con una antigüedad de treinta y un años. Declaró que fue convocado por la Policía Federal Argentina, Delegación Río Cuarto, para realizar un informe junto con el señor Ricardo Dona sobre las condiciones del procedimiento productivo en el lugar donde se produjo el estrago. Al respecto señaló no recordar la conclusión de dicho informe, el cual luce a fs. 1044-1075 y le fue exhibido, cuya firma reconoce en el mismo. Asimismo, refirió que en dicho informe se menciona que no habrían estado dadas las condiciones para trabajar con el hexano acopiado en dicho lugar. Recordó que se trataba de un lugar grande, observándose evidencias de haberse producido un estrago importante. Que supo que en ese lugar, de condiciones precarias en cuanto a la seguridad, se realizaban experiencias con este tipo de material combustible y explosivo, razón por la cual, tendría que tener mayor control sobre la peligrosidad de los mismos, en especial el hexano. A continuación el testigo Néstor Daniel DEGREGORIO, Oficial de Policía en el Escalafón de Bomberos que trabaja en la División de Coordinación Judicial del Departamento Central de Buenos Aires, declaró haber efectuado una inspección sobre las condiciones de Seguridad e Higiene del lugar, y por disposición de la Secretaría del Juzgado Federal de Río Cuarto, realizó un informe técnico sobre las posibles causas del 116 Poder Judicial de la Nación incendio. Respecto de ese informe señaló que no se había implementado un Servicio de Higiene y Seguridad ni un plan de evacuación ante una emergencia. Que se observaron instalaciones eléctricas en algunos sectores, cuyos empalmes estaban a la vista. No había planillas de constancias de entrega de materiales de protección personal. Se observó un calefón instalado en forma antirreglamentaria. La sectorización de la planta no era adecuada, las oficinas, aulas y laboratorios se encontraban en el mismo lugar que la planta de proceso. Sobre los elementos idóneos para operar en caso de accidentes producidos por manipular hexano, concretamente ante un incendio, refirió que el calzado debe ser el adecuado, botas con suela de goma para evitar chispas y se deben utilizar además guantes y cascos. En cuanto al lugar físico donde se manipula el hexano, expresó que debe ser un ambiente bien ventilado, con techos corredizos, con pendientes y que la instalación USO OFICIAL eléctrica tiene que ser antiexplosiva y los materiales antichispas. Prosiguió su deposición señalando que una vez producido el fuego por combustión de hexano, puede extinguirse con agua, pero es mejor que se utilice espuma, pero es más caro. Se le exhibe el informe de fs. 828, el cual ratifica y reconoce su firma. A su turno, el testigo Luis Alberto TURIELLO, Ingeniero Mecánico Electricista y Laboral, que trabaja en la Fuerza Aérea y en forma particular, declaró que previo al 5 de diciembre de 2007, realizó algunos trabajos profesionales en el ámbito de la UNRC, concretamente en la Facultad de Ingeniería, y que en la Planta Piloto había efectuado un relevamiento en el año 2005 a pedido de las Ingenieras Giacomelli y Prámparo atento que no estaban de acuerdo con las actividades que se realizaban allí, por cuestiones de ruidos y organización. Como consecuencia, se tomaron fotos del lugar y se confeccionó un escrito sobre el estado de situación de la Planta Piloto y se efectuó una propuesta de trabajo que no se efectivizó. Se hizo una capacitación, en función de lo que se veía y cómo funcionaría después la Planta Piloto. Era una cuestión de orden, la instalación eléctrica no cumplía con las especificaciones técnicas de seguridad. En las fotos se advertía un equipo extintor destruido y que las instalaciones eléctricas no eran las adecuadas conforme los requerimientos. Señaló que, al efectuar el informe, no tuvo contacto con personal especializado de Higiene y Seguridad de la Planta Piloto. Que dicho informe lo cobró recién un año después, por cuestiones de falta de presupuesto. Consultado 117 sobre si supo u observó que se trabajara con material inflamable, respondió que sí, a nivel laboratorio, y que los tambores que había en ese momento, estaban vacíos. También señaló la presencia de un autoclave desconectado pero que obstruía el acceso al equipo extintor, pero que no vio mecheros ni otros artefactos con fuentes de calor. Dijo que la instalación eléctrica no era antichispas, de tipo estanca o para evitar que las fichas de conexión o interruptores generen chispas. Por ello, en el plan de trabajo que realizó, recomendó verificar dicha instalación y controlar normas de seguridad, trabajar sobre análisis carga de fuego y equipo extintor apropiado, señalando que para ello primero se hace un estudio de carga de fuego (todo lo que hay que se pueda quemar), se lo transforma a tantos kg. de madera -desde cortinas, madera, piso, hasta las sillas-, se calcula lo que equivale en tantos kg. de material combustible, se fija la escala y se establece el equipo extintor necesario. Así la escala A: materiales sólidos; escala B materiales combustibles o solventes. En la Planta Piloto, dada la magnitud del tamaño del lugar y la presencia de grupos simultáneos de trabajo, eran escasos los elementos de extinción de fuego. Al ser consultado si hubiera trabajado tranquilo –en cuanto a lo que refiere de la seguridad física y de su salud- en esas condiciones, contestó que no, aclarando que lo que vio al momento de efectuar el relevamiento en la Planta Piloto no entrañaba riesgo directo, no había cantidad de solvente, se dictaban clases. En relación al trabajo que efectuó, señaló que lo cobró mucho tiempo después, exhibió la factura Nº 223 - Universidad Nacional de Rio Cuarto, de fecha 22.03.07 por $ 2.400, fue la ingeniera Reartes quien le gestionó el cobro. De acuerdo a la inspección realizada en aquel momento, puede decir que la Planta Piloto estaba en condiciones de ser utilizada con fines educativos pero, que para realizar actividades de extensión e investigación y extracción de aceite vegetal con solvente, merece un estudio particular. Puede asegurar que no estaban demarcadas las zonas de seguridad y que tampoco había cartelería que indicara zonas de emergencia. Que luego de presentado el informe del relevamiento en la Planta Piloto, habló con Bortis sobre la posibilidad de darle continuidad al trabajo y extenderlo en cuanto a las normas de seguridad a otras facultades y zonas de la Universidad. Continuó prestando declaración Diego Carlos Alberto MOITRE, Ingeniero Mecánico Electricista, quien se desempeña en la UNRC, Facultad de Ingeniería, como profesor titular con dedicación exclusiva, con treinta años de antigüedad. En relación 118 Poder Judicial de la Nación a los hechos suscitados el testigo declaró que fue Decano de la referida Universidad desde el mes de abril del año 1996 hasta el primero de febrero de 2008, fecha en la cual se le aceptó la renuncia. Expresó que estuvo de licencia en el cargo de Decano -sin goce de haberes- durante los meses de septiembre, octubre y noviembre del año 2007, el viernes 30 de noviembre el Consejo Directivo de la Facultad de Ingeniería aceptó su reintegro, asumió funciones el 3 de diciembre, y el 4 del citado mes el Consejo Superior lo autorizó a reincorporarse a su cargo. Acerca de lo acontecido el 5.12.2007, dijo que encontrándose en su oficina sintió un ruido y pudo observar por una de las ventanas una columna de humo que salía de la Planta Piloto, por lo cual indicó a una secretaria que llamara a los bomberos. Se dirigió corriendo al lugar y al cruzar la calle vio una lengua de fuego en el portón derecho de la planta. Que los docentes le decían que había ocurrido un accidente debido a USO OFICIAL un trabajo del grupo GIDPO con una empresa de Rosario o con la Aceitera General Deheza. Fue un momento de gran conmoción, trató de ayudar a la gente que salía. Que en el momento del siniestro Bortis no estaba en la Universidad, que no sabe en qué momento del día 5 llegó. Que no puede precisar si al día siguiente le preguntó a Bortis sobre qué actividad de docencia vinculada a laboratorio, actividad de investigación o de extensión, vinculación o servicios, se desarrollaba en la planta, porque no recordaba previo a su licencia haber otorgado la autorización. Que Bortis le respondió que había iniciado el trámite a través de la Fundación de la Universidad para la firma de los documentos que correspondían a un Convenio y Protocolo de Trabajo entre la Fundación, la empresa y el grupo GIDPO. Dijo que no recordaba si le dio precisiones sobre la actividad o si se utilizaría para la experiencia hexano y en su caso las cantidades; que el Ingeniero Bortis le dio a entender que se había iniciado el proceso en la Fundación que iba a conducir a la firma de los documentos, además le dijo que le había advertido al Ingeniero Mattea o Baralla que no podían firmarlo porque en ese momento el Decano de la Facultad de Ingeniería y el Presidente de la Fundación eran la misma persona física, por ello sólo se podía avanzar con parte del trámite. Consultado el testigo sobre la firma de Bortis en el Convenio y Protocolo dijo que entendía era para indicarle que conocía esa parte de la actividad y que había iniciado el trámite en la Fundación y agregó que Bortis no le dijo que 119 el GIDPO le había solicitado el inicio del trámite. También sostuvo que las tareas de instalaciones que se realizaron en la Planta, las personas de empresas privadas que allí trabajaron y la utilización de solventes peligrosos, eran todas actividades que solo podían efectuarse con la autorización del Decano y desconoce en los hechos quién dio la citada autorización. Por otra parte señaló que el grupo GIDPO dependía orgánicamente del Departamento de Tecnología Química y se emplea como sinónimos grupo de trabajo, investigación o desarrollo. Que tuvo conocimiento del informe de la Sindicatura General de la Nación –SIGEN- en el año2007, que se mencionaban problemas de seguridad en la Facultad de Ingeniería, que se realizó en base a las tareas del auditor interno de la Universidad –contador Becerra-, y que entendió que las observaciones se referían a las condiciones del sector de Registro de Alumnos, realizándose la obra de ampliación en el año 2007. Luego agregó que si un informe de la SIGEN hubiera llegado al Decanato el 3 de septiembre cuando él estaba de licencia, el Ingeniero Bortis debería tener conocimiento. Por otra parte, Moitre declaró que el Decano no hacía un control permanente de los docentes. Que si algún docente hubiera autorizado el ingreso a la Universidad de personas ajenas a la misma para realizar trabajos, tales como una estructura o montaje, era porque tenía autorización del Decano. Agregó que luego del suceso indagó en la Facultad si por algún medio –nota, correo electrónico, llamada telefónica- se anoticiaba de esta irregularidad, pero no obtuvo ninguna constancia. Refirió que en el año 2005/2006, en el Departamento de Tecnología Química, la Directora fue Liliana Giacomelli y la Vicedirectora, Nancy Reartes, quienes durante su gestión presentaron un Sub-Proyecto de Higiene y Seguridad que fue aprobado por el Consejo Directivo e incorporado en el Proyecto General confeccionado para las carreras de Ingeniería, Mecánica Electricista y Química de la UNRC, con motivo de la convocatoria efectuada en la Ley de Educación Superior. También dijo el testigo que la oficina de Bortis se ubica al lado de la suya en el primer piso de la Facultad de Ingeniería y en los períodos en que fue Decano, el señor Bortis cumplía la función de Vicedecano de la Facultad de Ingeniería. Que en varias oportunidades concurrió a la Planta Piloto a reuniones del Departamento y para hablar con algún docente, no advirtiendo deficiencias edilicias en la planta. Que la Planta Piloto no estaba en condiciones para manipular 2600 litros de solvente, concretamente, hexano. Continuó 120 Poder Judicial de la Nación relatando que durante su licencia como Decano retomó su cargo docente y dictaba clases de algunas materias en la Planta Piloto. En relación al informe practicado por el Ingeniero Turiello dijo que tomó conocimiento con posterioridad al 5 de diciembre de 2007, cuando se le entregó el informe del PROMEI –Proyecto de Mejoramiento de la Enseñanza en Ingeniería- y se le informó que a raíz de las inspecciones se sugirió un plan para comprar equipamiento a través de recursos que otorgaba este proyecto y se había otorgado un subsidio por la suma de $10000. Que la Dra. Giacomelli, como había sido Directora del Departamento, estaba trabajando en el tema y en la compra de equipamiento. Sostuvo que tenía la certeza que en la Planta Piloto se desarrollaban actividades en escala laboratorio, no con escala industrial. Que con posterioridad al año 2004 se creó la Comisión de Higiene y Seguridad por Resolución Rectoral y aprobación del Consejo Superior. En el año 2005 o USO OFICIAL 2006 se sugirió la contratación de personal docente de la Facultad como Ingenieros especialistas en Higiene y Seguridad a los Ingenieros Echandía y Chiaramello, y en relación al tema de residuos peligrosos a las Ingenieras Nancy Reartes y Massera. Agregó que desconoce el trabajo que se realizó, que era un plan general y no recibió informes parciales de avance. En ese momento el Secretario Técnico era el Ing. Antonelli, quien estaba al tanto de la actividad. Con relación a las puertas de ingreso a la Facultad, dijo que había dos puertas y una a la que llamaban “principal” por la cual se accede directamente a la Planta Piloto, en la cual estaba una guardia que no llevaba registro de las personas y o vehículos que ingresan al predio, que sólo evacuaban consultas. Con respecto a la reunión realizada en el Departamento de Tecnología Química en el mes de noviembre, no tuvo conocimiento de la misma y lo que sabe es en función de lo leído en el expediente. Que Mattea realizaba tareas de investigación en la Planta Piloto. Explicó que había mecanismos para aprobar administrativamente las tareas de investigación y extensión. Con respecto a las tareas de extensión, precisó que había dos mecanismos formales en el año 2007. El primero mediante Resolución del Consejo Superior Número 117 de vinculación directa de la Universidad con la sociedad, debía firmarse un convenio con la Universidad y la empresa que solicitaba la tarea y daba tres mecanismos: convenio con protocolo de trabajo, contrato con terceros –con una duración menor o superior a los tres meses-, convenios menores a un 121 año firmaba el Rector y superiores a un año también firmaba el Rector con autorización previa del Consejo Superior. El protocolo se firmaba por el Decano de la Facultad de Ingeniería y el representante legal de la empresa. El segundo mecanismo era a través de la Fundación, el antecedente es un Convenio Marco entre la UNRC y la Fundación. Explicó que las autoridades de la Facultad y las Secretarías podían hacer planes de trabajo, conjuntos y materializarlos mediante firma previa a los protocolos o un convenio entre la Fundación y la Empresa con un protocolo para autorizar el uso de las instalaciones y en ese caso debía firmar el Decano con la Fundación. La empresa aportaba el dinero para hacer los trabajos de extensión. Brindó detalles administrativos, como que el formato del convenio y protocolo de trabajo era estándar, que se podía establecer una cláusula sobre la propiedad intelectual, los costos por el uso del equipamiento de la Universidad, honorarios profesionales de los docentes y becarios. La Fundación se encargaba del pago de gastos, costos y honorarios, entendiendo escaso el monto en este caso, de diez mil pesos por la tarea a desarrollarse. Agregó que la posibilidad de tercerizar la actividad de la Universidad a empresas privadas fue a partir del año 1994, que cuantitativamente se desarrollaban más convenios por el mecanismo establecido mediante la Fundación. Señaló que en algunos aspectos el trámite era más ágil. No recordó haber conversado con el Rector de la Universidad sobre el informe de la SIGEN, sí que las cuestiones de seguridad eran preocupación de las autoridades. Recordó que hubo un siniestro con un horno de la Facultad de Veterinaria y un suceso en el Comedor Universitario y cree que como respuesta de las autoridades se creó la Comisión de Higiene y Seguridad, de la cual desconoce el reglamento interno y la jerarquía entre los miembros que la integran. Consultado sobre si le hubiesen sometido ese convenio como Decano, con esos elementos –cantidad de hexano, modificación de la planta piloto- hubiera autorizado la realización de este proyecto, respondió que no estaba claro en la documentación que conoció, la magnitud de lo que se iba hacer. Sin embargo, dijo que no lo hubiera firmado y, en su caso, hubiera solicitado más información a la Dirección del Departamento, al director del grupo de investigación u otro asesoramiento. Dijo además que el GIDPO dependía orgánicamente del Departamento de Tecnología Química y éste a su vez del Consejo Directivo y del Decano. Luego aporta el siguiente orden jerárquico: Consejo Superior, Rectorado, Consejo Directivo, Decano, 122 Poder Judicial de la Nación Vicedecano, Director de Departamento y Subdirectores, grupo de investigación y ubica a la Asamblea Universitaria en la parte superior de la pirámide. Por su parte, menciona como autoridad externa de la Fundación de la UNRC al Consejo Superior de la Universidad. Con relación a la Comisión de Higiene y Seguridad, creada en el 2005 e integrada –entre otrospor el Secretario técnico, Ingeniero Antonelli, hacía recomendaciones técnicas con respecto a deficiencias en la Planta Piloto o la UNRC, las mismas eran vinculantes porque para eso había sido creada, era de cumplimiento obligatorio. A continuación el testigo Alberto Enrique BONET, Ingeniero Electricista, Electrónico e Ingeniero Laboral, quien trabaja en relación de dependencia en el Instituto Nacional de Tecnología Industrial –INTI-, hace aproximadamente 40 años. Comenzó su declaración manifestando que las instalaciones eléctricas no son ni han sido las adecuadas para el tipo de trabajo que se estaba realizando. USO OFICIAL El material utilizado para la experiencia era hexano, que es un combustible altamente explosivo. La posibilidad de una pérdida de dicho líquido explosivo, genera una atmósfera que es potencialmente explosiva, de manera que todas las instalaciones eléctricas, tanto de motores, iluminación, toma corrientes, interruptores, contactores etc., deben ser adecuados para el tipo de atmósfera en el cual se iban a utilizar y desarrollar la experiencia. Remarcó que el tipo adecuado de toda la instalación eléctrica debió ser totalmente antiexplosivo, lo cual no se cumplía en dichas instalaciones al momento de efectuar la pericia técnica. En relación a las instalaciones de gas, manifestó que no puede ser utilizado gas, que es un combustible que genera “llama”, ya sea en un autoclave, en un calefactor, mechero de laboratorio, porque el gas también es un combustible altamente explosivo que al generar en su uso una llama totalmente expuesta como puede ser la de una calefactor, mechero o autoclave, se contrapone con la seguridad que debe corresponder a las instalaciones del tipo de prueba que se estaban realizando en la Planta Piloto. Es totalmente incompatible la utilización del hexano con la presencia de aparatos de llama expuesta, por los riesgos que ello implica. Instalaciones de gas no debieron existir directamente en la Planta Piloto. El autoclave existente podría haber estado correctamente instalado, pero eso no fue así, porque no tenía una válvula de seguridad. Y aunque hubiera estado correctamente instalado, no debió existir nunca compartiendo un mismo espacio físico donde se efectuaban pruebas con 123 hexano. Tampoco debían existir estufas a gas, ni eléctricas ni ningún elemento generador de temperatura o con llama expuesta atento la incompatibilidad con el uso del combustible hexano, altamente explosivo, que allí se manipulaba. Con respecto a los motores, el único adecuado para el uso que se hacía en la Planta Piloto debe ser de características antiexplosivas y allí solo había un solo aparato con esas características, el resto no cumplía con las mismas. Sostuvo que un motor forma parte de una instalación eléctrica pero se aplica el concepto que ninguna cadena es más fuerte que el eslabón más débil, es decir que un solo elemento que no hubiera sido antiexplosivo, es suficiente para descalificar totalmente la instalación eléctrica. Hubo algún motor que tenía esa característica de antiexplosivo pero el resto de la instalación no. En relación a cómo era la estructura montada en la Planta Piloto y en qué condiciones estaba, respondió que con respecto a los soportes de los tambores de hexano respondió que no es experto en estructura ni diseño con lo cual se abstiene de dar opinión. Concluyó reconociendo su firma y el informe de fs. 4026. A continuación depuso el testigo Daniel Gustavo MONTAMAT, Ingeniero Mecánico Aeronáutico, quien trabaja en el Instituto Nacional de Tecnología Industrial – INTI-, desde el año 1990. Comenzó su declaración manifestando que avala el informe emitido en su oportunidad por el grupo INTI, en el cual trabajó con un grupo de personas (reconociendo su firma en el mismo. –fs. 1102/1107, 4005, 3667 y siguientes). Que dicho informe fue consensuado con todo el equipo de trabajo y que en el mismo consta todo lo que se pudo observar en el momento de efectuar el trabajo. Luego, el testigo Marcelo Fabián PALACIOS, Comisario de la División Bomberos de la Policía de la Provincia de Córdoba. Relató que fue comisionado, como Perito de Incendios de la División Bomberos, para efectuar una pericia en la explosión que se generó en la UNRC, en diciembre de 2007. Que en dicho lugar realizaron tareas de investigación del hecho en sí, a través de la inspección ocular del lugar, donde se pudo observar dentro del galpón de amplias dimensiones, una zona mayormente afectada por el incendio. Para determinar las causas de un incendio, deben vincularse la zona de inicio del fuego con la mayormente afectada por el fuego. En este caso, esta zona se encontraba en el sector norte del inmueble, al ingreso del mismo pasando por un portón metálico de dos hojas. En esa zona se establece a través de los vestigios dejados por el fuego en su avance, la zona de inicio del fuego. Se tomaron 124 Poder Judicial de la Nación muestras de sustancias para enviar a la Dirección Policía Judicial de la Policía de la Provincia de Córdoba. Se estaba trabajando con elementos altamente inflamables como el hexano y alcoholes etílicos. Las conclusiones fueron que la zona de inicio del incendio se determinó por el lugar donde mayor daño había, en donde se pudo observar un tandem con tambores metálicos dispuestos sobre una estructura metálica e interconectados entre sí con cañerías. Y se advertía que uno de estos tambores, que se encontraba al costado del portón de ingreso, había sido manipulado o se lo había estado maniobrando porque se observó una pluma para levantar el mismo del piso, seguramente porque se quería suplir un tambor del tandem por éste con más líquido. Dicho tambor estaba tirado en el piso y en el interior del mismo se podía observar la marca que indica en qué situación estaba el tambor al iniciarse el fuego –porque deja una marca al costado de la estructura metálica- y en cómo quedó al USO OFICIAL terminar el fuego. Próximo a esto, se encontraba un horno de secado donde había dentro unas partículas como escamas que podían ser de algún tipo de cereal eliminada luego de un proceso. Este horno de secado consistía en dos tambores metálicos de las mismas características que el de los de combustible, unidos entre sí, con una parte que tenía una especie de tapa con un caño que salía y la otra con una tapa que se levantaba y se observaban los elementos que se disecaban y debajo de esto, para calefaccionar estos tambores, había dos estufas tipo cuarzo, conectadas con un sistema muy precario, no adecuado, todas la conexiones sobre la estufa estaban expuestas. Se llega a la conclusión que -al haber habido algún tipo de maniobra desafortunada al intentar reemplazar el tambor conteniendo hexano- los vapores combustibles emanados por esta sustancia altamente inflamable, tomaron contacto con la superficie caliente de las velas de la estufa a cuarzo, que emanan una alta temperatura (el hexano según ficha técnica es un elemento muy inflamable que emana vapores combustibles a los 24 grados bajo cero lo cual al contacto con una fuente térmica, se inflama, se prenden fuego). Existen límites de inflamabilidad, superior e inferior, esto quiere decir que sobre o bajo los mismos, no se produce la explosión. Normalmente los vapores inflamables generan deflagraciones, no explosión como comúnmente se lo llama. Entre una y otra la diferencia es la propagación. La velocidad de propagación de un vapor inflamable es menor a la velocidad de propagación 125 de la explosión de un artefacto explosivo. De todas formas los daños en ambos casos son considerables. Los efectos que genera una explosión normalmente son proyecciones de elementos contenidos dentro de los ambientes, contracciones mecánicas (el hexano es más pesado que el aire, según la ficha técnica el aire pesa 1 y el hexano 1.3), por eso tiende siempre a desplazarse en los niveles inferiores de los recintos. Por ese motivo, sostiene que se llega a la conclusión que la fuente térmica que generó la deflagración fue una fuente muy próxima, y no como se sostuvo que la fuente térmica era un mechero encontrado en el laboratorio, el cual está lejos a una distancia considerable, no menos de 25 mts.. Tiene que haber sido una fuente próxima como la estufa de secado. En el informe figuran dos zonas donde hubo fuego, aisladas del sector delantero donde se observaban mayormente los daños. Para ello explicó que la propagación del fuego se manifiesta de tres formas, por conducción (contacto directo con la materia), por radiación (propagación de las ondas calóricas a través del aire) y por convección (a través de las moléculas del aire en forma ascendente). Por eso es que esos dos puntos distantes que se indican en el informe y que son independientes, se han producido por ese efecto de convección al irradiar ese calor proyectado por el techo del edificio y ha quemado otros elementos combustibles los que cayeron sobre una mesa y computadoras. Hay que diferenciar bien la zona donde se establece el inicio del fuego que es donde se produce el incidente con el tambor de hexano y la proximidad del horno de secado, que se diferencian con los otros dos puntos, que se generaron a través del efecto convectivo que han afectado elementos o sustancias combustibles y han caído sobre la mesa y computadoras. El fuego en su avance genera una serie de marcas las cuales nos permiten determinar el punto de inicio del fuego. Normalmente se vincula el sector de mayor afectación y la mayor fuente térmica próxima y cuáles fueron las formas de propagación del fuego, nos indica desde dónde salió y a dónde fue. A esto debe agregársele luego los testimonios de quienes estuvieron en el lugar y los datos que puedan aportar. Recuerda haber entrevistado a alguien que comentó que en el momento del incidente estaban manipulando uno de los tambores con una pluma, pero cree que eso no lo volcó en el informe. Finalmente refiere que si el fuego se hubiese iniciado en la zona sur habría daños superficiales de fuego que él no los vio. Consultado sobre si, además de la estufa de secado, advirtió otro elementos o puntos ígneos cercanos para 126 Poder Judicial de la Nación producir fuego, contestó que sí, que había un autoclave un poco más alejado, en el sector oeste. Las instalaciones eléctricas estaba bien dispuestas sobre bandejas y portacables, los cortocircuitos se deben haber producido a posteriori del incendio. A continuación prestó declaración la testigo Miriam Alejandra MARTINELLO, Ingeniera Química, quien sucedió al Ingeniero Bortis en el Vicedecanato de la Facultad de Ingeniería, en el período 2008/2010. En relación a los hechos señaló que ese día se encontraba en su oficina de la Planta Piloto y que alrededor de la 10 horas sintió ruidos extraños, como si fuera un “blup”, una especie de burbuja, y luego se oyeron las explosiones. Comenzó a entrar humo que la asfixiaba y al no poder salir por la puerta decidió tirarse por la ventana. Manifestó que si bien tenía conocimiento del trabajo que se realizaba en la Planta Piloto, no tenía idea de los detalles y la envergadura del mismo, ni de la cantidad de hexano que se estaba USO OFICIAL manipulando. De todo ello se enteró después. Si bien había visto los tachos de hexano colocados en forma horizontal, no sabía a qué escala estaban trabajando. Señaló que con posterioridad al hecho, hablaron sobre el tema todas las personas integrantes del Departamento, los de la Facultad y refirió no constarle que las autoridades de la Facultad, a nivel Decanato, supieran sobre el experimento que se realizaba en la Planta Piloto, señalando que era muy horizontal la manera de trabajar, la organización. Al respecto manifestó que en el caso que cualquier docente que quería realizar una experiencia con terceros ajenos a la Universidad, lo podía hacer pero debía seguir las pautas del convenio y protocolo de acuerdo, en el cual se asentaba el tipo de trabajo a realizar, si había algún intercambio de dinero, etc., el cual se firma entre la Facultad, la Fundación y la empresa; preguntada si se podía hacer la experiencia a espaldas de la Facultad, respondió que de hecho eso era posible porque fue así, de acuerdo a la urgencia, si bien el trámite no era lento. Era posible que durante tantos días se realizaran esas experiencias, se ingrese tanta cantidad de hexano sin que las autoridades lo supieran, porque uno confiaba en los investigadores y docentes, en que no iban a hacer nada extraño. Se confiaba en la idoneidad de la gente que allí trabajaba. Se trabajó durante muchos años de esa forma sin problemas mayores, siempre funcionaba bien, a todos les resultaba práctico que funcionara así, no había un control exhaustivo por parte de las autoridades. El Departamento de Tecnología 127 tenía solo actividad administrativa: pedir informes docentes, planes de actividades, decidir gastos. El Departamento no tenía ninguna participación directa en los proyectos y experimentos. Previo al accidente recibió un mail sobre una reunión que se convocaba para coordinar las otras actividades de la Planta Piloto, pero ella no asistió. Se podía ver lo que se hacía en la Planta Piloto porque todo ocupaba un espacio importante. En esta “horizontalidad” a la cual se refirió, manifestó que cada grupo debía hacerse cargo de las cuestiones de seguridad, hoy ya se modificó este sistema y se deben confeccionar planillas, control de las mismas, todo debe estar formalmente autorizado. Es inevitable que se tome conciencia cuando pasan cosas así. Recordó que el día de los hechos había una cinta amarilla delimitando el portón y la escalera, la del portón ya estaba puesta. Refirió la existencia de una Comisión de Seguridad e Higiene, que trabajaba en cuestiones de seguridad y salidas de emergencia, integrada por los Secretarios de Coordinación Técnica de la Universidad y de la Facultad, Ingenieros Pincini y Antonelli. Señaló que ella era autoridad en el momento de la explosión, Secretaria de Investigación y Postgrado, y que su tarea, básicamente, era coordinar todas las carreras de postgrado. Para investigación, recibía los proyectos de propuesta de trabajo y los elevaba al Decano, los de extensión no pasaban por su responsabilidad; los departamentos dependían directamente del Consejo Directivo o el Decano, no había instancia intermedia. No era función de los departamentos aprobar los proyectos, en los hechos era así, la normativa era general, emanó del Consejo Directivo, se actualizaba el anexo, que establecía la normativa sobre las funciones del Departamento de Tecnología Química, en forma muy general, una línea que tenía que ver con todas las actividades dentro de los grupos de la Planta Piloto. Las tareas de coordinar y supervisar la tarea de los diferentes grupos dentro de la Planta piloto, a veces no se hacían porque funcionaba de esa manera, funcionaba bien, no había objeción de nadie, nadie pedía control. Como docentes no podíamos comprar más de 200 lts. de hexano, para ello se necesitaba una licencia de autoridad nacional. En el GIDPO Mattea era el jefe, después si él no estaba, nadie lo sucedía jerárquicamente, todos tenían las mismas funciones, todos los miembros tenían las mismas tareas y responsabilidades. En relación al informe de la Sigen, manifestó que se enteró luego. Nunca antes le llegó. En cuanto al sistema de protección especial de los equipos para trabajar con hexano, dijo que había bombas antiexplosivas y un 128 Poder Judicial de la Nación depósito exterior de hexano. De Smet no puso el hexano en ese depósito. Luego supo que el proyecto era simular una extracción con operación continua, por eso no deben haber colocado el tambor en el depósito. Lo que se estaba haciendo allí excedía el límite para el cual estaba preparada la Planta Piloto. Luego Joaquín Aníbal OREJAS, Ingeniero Químico y Doctor en Ingeniería Química, Profesor Titular desde el año 1993 en la UNRC, en el Departamento de Tecnología Química, comenzó su testimonio relatando que el día 14 de noviembre de 2007 recibe un correo electrónico enviado por las autoridades del Departamento, convocando a una reunión para informar sobre los trabajos que se estaban efectuando en la Planta Piloto, a la cual asistieron los miembros de Departamento (unas diez o doce personas). Fue una reunión bastante desordenada, nadie puso objeciones al proyecto que Mattea y el GIDPO estaban desarrollando, salvo él y Montenegro, porque USO OFICIAL había cosas que no le cerraban, atento que si bien no es especialista en cuestiones de seguridad, tenía experiencia. Al ver que el proyecto se iba a realizar igual le envió al Dr. Mattea un correo electrónico, expresándole su preocupación, en cuanto a la electricidad estática, respondiéndole Mattea que ya lo habían previsto y analizado la energía de luminosidad, junto con la empresa De Smet. Es en ese momento que el testigo toma conocimiento de la intervención de esta empresa, lo tranquilizó atento la profesionalidad y experiencia de la misma. Recordó que había visto gente trabajando en la planta un mes antes de la reunión, personas con overol azul cortando hierros y trabajando en la Planta Piloto. Recordó que cuando en la reunión le propuso a Mattea que hiciera un esquema del proceso y explicara cómo se iba a trabajar, Mattea se molestó y que muchos de sus compañeros no estaban de acuerdo con que él lo cuestionara. Se hablaba de que no se podía detener un proyecto tan importante. El testigo expresó que Mattea comentó someramente que iba a hacer recircular miscelas y extracción de aceites, que habló de tambores de hexano, ante lo cual él le consultó sobre quiénes iban a manejar los mismos, respondiéndole Mattea que los tambores los iban a manejar ellos. Agregó que entonces el dicente le sugirió que contratara gente acostumbrada a manejar y manipular hexano. Recordó que le dijeron que se habían efectuado pruebas de pérdidas y fugas, con agua y que le habría advertido a Mattea que era muy probable que cuando descargue el hexano, la composición pase por una 129 mezcla explosiva. Que al consultarle por el sensor de atmósfera, Mattea le contestó que tenían uno pero que estaba roto. Que sobre la cantidad de hexano no se habló. Y que para la cantidad que luego resultó que había en la Planta Piloto, un matafuego y una ducha lavaojos era inútil, no alcanzaba. Expresó el testigo que al finalizar la reunión le dijo a Mattea que él no aprobaba las condiciones de seguridad y que el proyecto no debía seguir adelante. Que ante ello, Mattea le respondió que se quedara tranquilo, que se iban a colocar cintas amarillas y trabajar después de las 18 horas. Reconoció haber manifestado que el Departamento debería haber convocado a una reunión reglamentaria para tratar previamente, si el proyecto se aprobaba o no. El Departamento es autoridad para convocar a este tipo de reuniones. También recordó que en la reunión informativa no se habló sobre la zona o área de flamabilidad a la cual hizo referencia luego en el mail que le envió a Mattea. Las cuestiones de seguridad, no eran atendidas en aquel entonces, probablemente por una cuestión presupuestaria. Recordó que en mayo del 2008, Cantero Gutiérrez distribuyó copia del convenio firmado por Bortis con fecha 30 de octubre de 2007. Con relación a los trabajos de extensión, hizo referencia a la existencia de una Resolución del Consejo Superior del año 1994, que cada facultad debía reglamentar, en la cual se fijan las obligaciones y deberes de cada parte. Manifestó saber que Liliana Ruestch estuvo en trámites tratando de conseguir la copia del convenio. También señaló que en la industria hay estándares técnicos de seguridad que se respetan, por eso le llamó la atención que De Smet, por la cantidad de hexano que utilizaba en dicha planta, no lo hubiera tenido en cuenta y colocado el mismo en otro lugar. Evidentemente lo que técnicamente falló es no haber sabido evaluar la magnitud de las consecuencias. El GIDPO trabajaba con una empresa, De Smet, que tenía experiencia en seguridad y estándares técnicos. Visto a la distancia a la Universidad no debió entrar ni un solo tambor de hexano. De acuerdo al sentido común, las autoridades del Departamento, eran la Directora y Vicedirectora. Pero las decisiones también se tomaban por la mayoría de los votos. Si el Departamento llegaba a la conclusión que la experiencia no se debía hacer, no se haría. Las autoridades del Departamento tenían facultades para exigir al director del proyecto que diera las explicaciones del caso. La manera en que se trabajaba en la Planta Piloto era muy desordenada. Fue un antes y un después cómo se trabaja ahora, estaban previstas antes las 130 Poder Judicial de la Nación leyes, pero no se han terminado de limar los vicios; si las autoridades de la Universidad hubieran impulsado las cuestiones de seguridad como se hace ahora, esto no hubiera pasado. No hay que perder de vista que fue un proyecto en equipo, la más indicada para decir cómo se armó el proyecto y cómo se trabajaba es la Ingeniera Ruetsch. Tratándose de un combustible como el hexano, para transportarlo hay una legislación vigente, por ello no es normal y prudente que trece tambores de hexano se transporten en un camión de mudanza. A continuación, el testigo Raúl Alberto MONTENEGRO, Ingeniero Químico, relató que los primeros días de noviembre pudo observar que en la Planta Piloto se estaban efectuando trabajos de índole mecánica por personas que no conocían, lo cual generó inquietud. También se hablaba que el GIDPO iba a realizar experimentos y que mientras éstos se efectuaran no se podrían realizar otros trabajos, preocupando aún más a la gente USO OFICIAL porque había quienes sus trabajos los debían efectuar durante 24 horas. A raíz de ello, los miembros del Departamento convocaron a una reunión informal, en la cual el Dr. Mattea, informó que, en función de un convenio, se iba a llevar adelante una experiencia a escala piloto con una empresa privada. Se habló de algunas medidas de seguridad, como instalar un extractor de gases de hexano y que se trabajaría después de las 18 hs. Ante esas explicaciones el criterio mayoritario fue “no poner palos en la rueda a los compañeros que están trabajando”, remarcando que si bien algunos se retiraron conformes él no lo estuvo. Recordó que había pedido que se delimitaran responsabilidades. Sostiene que tenía sentido común lo que se explicaba, era claro que tanto el GIDPO como Mattea especialmente eran responsables, pero lamentablemente sus compañeros no llegaron a entender que una cosa es el sentido común y otra es la consecuencia legal para evitar una situación como la ocurrida. Deberían haberse especificado las responsabilidades y consecuencias legales. Recuerda que pidió que se hiciera una nota la cual nunca se realizó. Las medidas de seguridad eran las adecuadas al menos para lo que se debía hacer en la Planta Piloto, para lo que estaba proyectada. El problema fue que no se conoció la magnitud de la experiencia. Nadie sabía de la existencia de 2600 litros de hexano. La Planta Piloto estaba planeada para que cuando se trabajara con hexano, éste se almacenara en un tanque exterior. La Planta Piloto al momento de la reunión estaba preparada para realizar un proyecto a escala “laboratorio” o 131 “piloto”, no a escala “industrial”. Agregó: “En un proyecto anterior se había decidido que no se podía trabajar con hexano, no sé por qué se volvió a trabajar con ese solvente”. Recordó que el extractor se estaba modificando, en cuanto a la capacidad y en altura, se readaptó la cañería, que había tambores parados y otros acostados formando una batería de tanques horizontales. Con relación a la seguridad, Mattea mencionó un extractor de vapores. Pero ante una pérdida de líquidos, como ocurrió, no había nada previsto. Había un detector de vapores y la medida de trabajar después de las 18 hs. En relación a este horario, recalcó que si bien estaba dispuesta la medida, había grupos que seguían trabajando aún pasadas las 18 horas, lo cual da cuenta de la falta de comprensión de la magnitud de la experiencia. Recordó también que había solicitado se consigne por escrito las medidas que el GIDPO iba a realizar, porque estaba muy preocupado por la asignación de responsabilidades. La Directora y Vice del Departamento dijeron que ellas no tenían responsabilidad sino el grupo GIDPO, eso era de sentido común pero no legal. Se confiaron mucho en la experie3ncia de una empresa de nivel como De Smet. Manifestó que en ese momento por reglamento nadie podía detener el proyecto. La evaluación o factores de riesgo de trabajo con hexano dependen de cómo se utilice el equipo y de las temperaturas en que se trabaja. En cuanto a qué fue lo que causó el derrame de hexano, refirió que fue un problema netamente mecánico, que se oyó un ruido metálico y luego un chorro. No fue un problema eléctrico, sino en la descarga de la bomba porque salía con presión. Refirió que sospecha que se debió a un fenómeno que se denomina “golpe de ariete”. No cree que se haya debido a la caída de un tambor de hexano, porque de ser así solamente se derramaría. Finalmente manifestó que si bien cualquier persona tiene la posibilidad de poner “algo” en conocimiento de la autoridad, eso no significa que tengan la obligación de hacerlo. Si una alta autoridad se hubiera puesto firme para oponerse a un trabajo realizado por el Dr. Mattea, el proyecto se podría haber suspendido. La convocatoria a reuniones es en función de las facultades de coordinación, podría pedirla, no exigirla. No toman conocimiento del reglamento, en cuanto a organizar y supervisar. A posterior, el testigo Alberto CANTERO GUTIERREZ, Profesor emérito y ex Rector de la UNRC, declaró que el 5 de diciembre de 2007, oportunidad en la que era legislador nacional, tomó conocimiento de la tragedia ocurrida en la Planta Piloto, ante lo cual solicitó la colaboración del avión sanitario para el 132 Poder Judicial de la Nación traslado de los docentes afectados a la ciudad de Córdoba. Recordó que se puso a disposición del Rector de la UNRC, el Ingeniero Spada, como docente, investigador y ex rector. Refirió que en la UNRC hay un sentido de entrega, de pertenencia, de amistad entre todos, por lo que había mucha conmoción y confusión que se manifestaba en el desconocimiento de lo ocurrido ni un marco de convenio que indicara lo que se hacía. Que le preguntó al ingeniero Bortis si había un convenio institucional para realizar dichos trabajos y que le respondió que sí que lo había firmado el 30 de octubre. Ante ello, le planteó por qué no se informaba a la gente, a los familiares y que Bortis le respondió que ya lo había puesto en conocimiento de Diego Moitre y el Rector Spada. Que insistió que era importante que eso se supiera, que apareciera el marco de un convenio atento el estado de dolor y conmoción existente. Eso permitiría dar una cobertura institucional que transmita USO OFICIAL tranquilidad a la gente que allí trabajaba. Interesado que ese convenio apareciera, averiguó dónde se guardaba la carpeta de convenios –los guardaba la Ing. Baralla-, e indicó a la Policía Federal para que los secuestre. El domingo a la mañana, acompañando al sepelio de los miembros de la comunidad universitaria, tomó conocimiento que habían aparecido los convenios y que estaban en mano de la Justicia, lo cual lo tranquilizó porque entonces había cobertura institucional sobre los trabajos realizados. Recién cuando se abrió el secreto de sumario, tuvo acceso a dicho convenio, advirtiendo que estaba inicializado pero no concluido, pero que ello no lo invalida. Señaló que solicitó un apoyo de solidaridad, pidió fondos para reparar lo que se había destruido y otro para complementar y dar seguridad a la Ciudad Universitaria. En relación al convenio, recordó que Bortis le explicó que no estaba todo firmado debido a su doble condición de presidente de la Fundación y Decano a cargo. Refirió que envió un correo electrónico a la Comunidad Universitaria poniendo en conocimiento el convenio pero no se terminaba de asumir todo institucionalmente. Esta situación la sabía el Decano y el Consejo Superior. El Consejo no lo convoca y repudian sus dichos, entonces esperó que se levantara el secreto de sumario ya que si en verdad existía el convenio, el encuadre era diferente. En relación al proyecto llevado a cabo en la Planta Piloto, recordó que fue el hijo del Dr. Mattea quien le refirió que hacían un experimento en la Planta Piloto a nivel industrial y tuvieron que entrar mayor cantidad de 133 solvente. A su turno oímos el testimonio de Oscar Federico SPADA, Ingeniero, quien se desempeña en la UNRC, Facultad de Ingeniería, como docente a cargo del Programa CEPRES, que al momento de los hechos era Rector de la referida Universidad. Acerca de lo acontecido el 5.12.2007, dijo que encontrándose en una reunión en la Secretaría de Coordinación Técnica, escuchó una explosión que provenía de la Planta Piloto y se dirigió hasta allí. Que el conocimiento de lo sucedido con relación a las causas del siniestro lo tiene a través del sumario administrativo que se realizó en la Universidad y los pedidos de informes elaborados a pedido de la Justicia Federal. Relató que al llegar al lugar pudo observar las llamas, ayudó a Claudio Ceballos y a otras personas heridas al salir de la planta, escuchó comentarios de las personas sobre cómo se había generado el incendio y que en dicha Planta se estaba llevando a cabo un trabajo de investigación. Posteriormente habló con Moitre para decidir hacer una reunión con los decanos, quien le manifestó que no tenía conocimiento sobre lo que podía haber sucedido. A la tarde se hizo una conferencia de prensa en la cual el Ingeniero Moitre dio explicaciones al respecto y el dicente manifestó que se iba a iniciar una investigación sumaria y trasladar los heridos a la ciudad de Córdoba. Recordó el testigo que el día del hecho, cuando se acercó a la Planta Piloto conversó sobre lo sucedido con el Ingeniero Moitre quien no tenía claridad de lo acontecido. También dijo que ninguna autoridad le mencionó que estuviera involucrada una empresa ajena a la Universidad, que se enteró de este dato después de dos o tres días por comentarios en la Universidad y de la sumariante y mediante los informes elaborados por el Área Jurídica para informar al Consejo Superior de la UNRC. Así, averiguó que en la Planta se hizo una instalación, que se estaba trabajando con hexano y que se había producido un derrame y que la restante información estaba en el marco de un peritaje. Indicó también que en la UNRC para realizar una experimentación prolongada, el montaje de una estructura en la Planta Piloto y la incorporación de material inflamable a la citada planta, se requiere un convenio marco que llega al Rector y al Consejo Superior. Expresó que se realiza un informe para analizar el alcance del Convenio, los compromisos que asume la Universidad, si interviene la UNRC o grupos de investigación y en esa etapa se evalúa el convenio desde el punto de vista legal. Que existen algunas áreas de investigación y extensión en las cuales se requiere un aval. Además señaló que hay otra vía, los 134 Poder Judicial de la Nación convenios que se realizan a través de la Fundación de la UNRC, que quien firma un convenio debe informarlo a las autoridades. En relación a si en el ámbito universitario se estila un procedimiento de informalidad administrativa por el cual a veces se da curso de ejecución antes que se cumplimente el trámite administrativo del convenio, dijo que en algunos casos, cuando asume la responsabilidad quien lleva adelante el proyecto, se da esa informalidad. Refirió también que en el año 1990 cuando se arma la estructura de la Universidad se creó el Departamento de Higiene y Seguridad mencionando como tareas del mismo asesorar en la materia y efectuar un relevamiento universitario. En los meses de octubre o noviembre del año 2005 se creó la Comisión de Higiene y Seguridad, que el dicente elaboró la resolución ad referendum del Consejo Superior que la aprobó. Precisó que la Comisión dependía del Consejo Superior y detalló como funciones de la misma, USO OFICIAL comenzar un relevamiento, brindar apoyo en el marco de cambios o modificaciones, la posibilidad de consultar y contratar miembros expertos en Higiene y Seguridad para proponer un plan de higiene y seguridad para la UNRC. Asimismo dijo que la citada Comisión estaba integrada por la Secretaría General, Secretaría de Coordinación Técnica y por el Secretario Técnico de las distintas Facultades, la organización era horizontal y manejaba su presupuesto. Con respecto al relevamiento de la Universidad -inclusive la Planta Piloto- relató el testigo que a mediados de 2007 firmó una resolución para la contratación de tres expertos en Higiene y Seguridad y el técnico bombero, Ferrario, además de otros expertos para un relevamiento sobre residuos peligrosos, e hizo una presentación en la Agencia Córdoba Ambiente. Continuó señalando que al respecto, una vez practicados los informes los pasó al Consejo Superior de la UNRC y luego los adjuntó a requerimiento de la Justicia Federal. Manifestó también que tuvo conocimiento del informe de la Sindicatura General de la Nación del año 2006 –SIGEN-, habiendo sido informado del mismo en el mes de julio del 2007. Que el informe tenía cincuenta puntos y en cuatro puntos se hacía referencia a la Seguridad e Higiene en la Universidad, el primero se refería a la sección del Registro de Alumnos –en enero de 2007 se aprobó la licitación para la obra de refacción-; el segundo se refiere al Departamento de Higiene y Seguridad de la Universidad que no estaba puesto en vigencia efectuando la aclaración favorable que 135 había una Comisión en marcha desde el año 2005; el tercero sobre los roles en caso de incendio -comenzaron los trabajos con los bomberos-; y el cuarto por problemas de electricidad. También dijo que a finales de 2010 se firmó un convenio con la Secretaría de Políticas Universitarias para trabajar en forma mancomunada con respecto al informe de la SIGEN, y relató que en el mes de noviembre de 2007 con la mencionada Secretaría se firmó un proyecto sobre salidas de emergencia, luces de emergencia y elementos de seguridad para la Universidad. Que durante su último período la Universidad tenía sistema de cobertura de riesgos de trabajo. En el año 2007 tuvo conocimiento que Ferrario había revisado las condiciones de la Planta Piloto la cual estaba bien para las tareas que se desarrollaban al momento del relevamiento, que luego del suceso de diciembre del mismo año Ferrario continuó trabajando en la Universidad. También refirió respecto que dicha Universidad tiene tres ingresos, con una guardia que funciona durante las veinticuatro horas, la cual tiene por funciones dar información a las personas que no pertenecen a la Universidad –por ejemplo en épocas de congresos-; control vehicular -cada vehículo y su recorrido debía registrarse en una planilla –; se controlaban además vehículos de la Universidad –kilómetros realizados-, y se llevaba un Libro de Actas donde se registraban las novedades. Sobre el ingreso de camiones al predio universitario dijo el testigo que la guardia podía pararlos o revisar el contenido de los mismos, y cuando se realizaban obras de construcción los camiones de la empresa constructora entraban y salían. Finalmente el testigo refirió que tuvo conocimiento del ingreso de los tambores de hexano a la Planta Piloto por medio del sumario administrativo, que el día 15 de noviembre visitó la Planta Piloto, por un breve lapso de tiempo, con motivo de la visita de un investigador experto de Cuba, que estuvo acompañado por los Ingenieros Anunziata y Martinello, los Decanos de las Universidades de Ciencias Exactas, Veterinaria y Humanas, y mencionó que el Ingeniero Bortis no estaba presente. Finalmente, el testigo Jorge Raúl BARRAL, Ingeniero Mecánico Electrónico, quien trabaja en la UNRC, Facultad de Ingeniería, Secretaría de Post Grado desde hace aproximadamente veintiséis años, refirió que encontrándose en su oficina dentro de la Facultad, la mañana del 5 de diciembre oyó las explosiones que se producían en la Planta Piloto. Que luego, a través de los medios de comunicación y de conversaciones mantenidas 136 con otras personas, pudo tomar más Poder Judicial de la Nación conocimiento de los hechos acontecidos. Manifestó que asumió el Decanato luego de los hechos en virtud de que el Decano, Ingeniero Moitre, y el Vicedecano, Ingeniero Bortis, renunciaron a sus cargos al haber sido imputados en la presente causa. Asumió el 30 de enero de 2008, y comenzó a efectuar averiguaciones y gestiones tendientes a salvar el año lectivo y a verificar que a raíz de los hechos acontecidos, la Facultad de Ingeniería tuviera las condiciones de seguridad necesarias, para lo cual se buscó asesoramiento profesional que hasta ese entonces no había ni en la Facultad ni en la Universidad. Había mucho desconocimiento al respecto. Se contrata al ingeniero Filippi quien luego de una primera revisión detecta en varios laboratorios fallas de seguridad, los cuales son inhabilitados (problemas en las instalaciones eléctricas deficientes, en cuanto a la circulación, ventilación y presencia de materiales tóxicos). También se solicitó un relevamiento de proyectos de USO OFICIAL extensión, trabajos de investigación y transferencia, para ver qué grupos estaban involucrados para lo cual se pidió informes a la Fundación, tales como los protocolos celebrados en los dos últimos años. Se verificaron la existencia de una serie de convenios y se detectó una serie de irregularidades en la Facultad. Al respecto señaló que el Presidente de la Fundación firmaba un protocolo con la Facultad y otro con la empresa, uno espejo. Lo que estaba en la Fundación no constaba en la Facultad. Algunos de los protocolos no se hallaron pese a que las actividades si se habían desarrollado. Por tal motivo, manifiesta que fue personalmente a la Fundación a fin de recabar la documentación faltante, logrando así obtener a los protocolos de las actividades. Refirió también que los protocolos habitualmente tienen una retención por parte de la Fundación, del 8 %, según la Resolución 117/04 que analiza las actividades de vinculación con el medio, con terceros. Se puede firmar un convenio marco y protocolo y de eso se retiene un 20 %. La Fundación toma la resolución del Consejo Superior y pone que va a retener en función de esa resolución (un 20 % para la Universidad y un 3 % para la Fundación para gastos). Esa firma de convenios no debió tomarse por la Fundación porque la Resolución 117 lo prohíbe, atento que el 100% debía ingresar a la tesorería de la Universidad, la Fundación no debía hacer esa retención. Obviamente que los que trabajan no se fijaban en cuestiones reglamentarias, sino que obraban conforme a lo que se indicaba, esta maniobra irregular fue detectada por la 137 auditoría interna. Uno como empleado de la Universidad tiene que cumplir las normas de la misma y del área en que se está trabajando. También se solicitó información a la Tesorería de la Universidad para ver si los montos retenidos se correspondían con los protocolos celebrados por la Fundación con los diferentes organismos externos. La Tesorería informa los montos entrados y las fechas en que fueron girados, pero que no sabe si corresponde a los protocolos, entonces se solicita esta información a los Decanos que son quienes firman esos convenios y protocolos, respondiendo que no consta esa documentación. Surgen irregularidades de giros a otros organismos, y revisando la documentación se verifica la existencia de al menos dos notas del Rector Spada solicitándole al Decano Bortis que gire 30000 pesos a la Municipalidad en el 2006 y 30000 pesos en el año 2007 de los montos obtenidos por la retención del 20%. Campetelli recaba información y allí están los montos y detalles de a quiénes se giraron los mismos. En cuanto a la seguridad, señaló la existencia de una ley nacional que dice que el responsable de la seguridad es el empleador. La base documental es muy importante y en la UNRC la cadena de mandos desde el superior hasta el operario no existía. Hoy se hacen planillas y firman los responsables de cada trabajo. Continuó declarando que se crea el área de Higiene y Seguridad. No había capacitación en el uso de matafuegos, del mapa de evacuación; la concientización lleva tiempo y había mucho por hacer. Depende del grado de información que pusiera el responsable del grupo, se decía si se hacía o no la investigación. En cuanto a los fondos del PROMEI señaló que se manejaban desde el Decanato y desde los Departamentos, venían luego de un proceso de evaluación, cuyo fin era un programa de mejoramiento del área de Ingeniería. Así, una parte fue utilizada para el mejoramiento y seguridad de la Planta Piloto y se le pagó al ingeniero Turiello por sus servicios. También manifestó que antes del incendio, Baralla había solicitado medidas de seguridad a las autoridades del Departamento de Coordinación Técnica, igual que lo hizo Liliana Giacomelli. En cuanto a la Comisión de Seguridad, señaló que estaba integrada por los Secretarios Técnicos, y que cree que también por algún especialista en el tema de seguridad como Echandía. De acuerdo a los testimonios escuchados y relatados supra en forma coincidentes, se acreditó que con fecha 05 de diciembre de 2007, hacia las 10:00 horas, en la Planta Piloto de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Río 138 Poder Judicial de la Nación Cuarto, se produjo un incendio al explotar 13 tambores que contenían hexano en un total de 2.600 litros, los que se encontraban allí almacenados. Que el solvente mencionado estaba siendo utilizado por el Grupo GIDPO -Grupo de Investigación y Desarrollo de Productos Oleaginosos- dependiente del Departamento de Tecnología Química de esa Facultad e integrado al momento del evento por los Ingenieros Mattea, Baralla, Cardarelli y Ruetsch. Dicho Grupo se encontraba realizando un trabajo de extensión (extracción de aceite oleaginoso con uso de solvente) por intermedio de un convenio-marco con la Empresa DE SMET SAIC, canalizado a través de la Fundación perteneciente a la Universidad Nacional de Río Cuarto. El día del hecho se realizaba la última experiencia del proyecto. Que en la mañana del día indicado, se encontraban presentes en la Planta Piloto todo el Grupo de Trabajo GIDPO; el alumno Juan Andrés Politano, afectado a dicho proyecto; Sebastián USO OFICIAL Murello de la Empresa DE SMET S.A. y Diego Bonazza de la Empresa VERDU contratada por DE SMET S.A.I.C. para realizar la adecuación de las instalaciones de la Planta Piloto a las exigencias del proyecto, comenzándose a trabajar con los equipos armados a tal fin y con el material, a efectos de prepararlos para la experiencia que ese día se concretaría después de las 18:00 horas. Que se puso en funcionamiento una bomba centrífuga para que circulara por la cañería del sistema una mezcla denominada miscela (30% aceite y 70% hexano) entre ésta y el “tanque de preparado” para su depósito en tambores de 200 litros, los que se encontraban en una fila de trece, sobre una estructura armada a sus efectos, en la pared interior norte junto al portón de ingreso lateral de la Planta Piloto, para su posterior utilización en horas de la tarde en la experiencia de extracción de aceite. Que a media mañana, aproximadamente a las 10:00 horas, y cuando nadie de los que trabajaban en dicho proyecto se encontraba frente a la estructura que se había armado, se produjo un derrame de esa sustancia, la que egresaba de esa bomba centrífuga que se encontraba colocada junto a la pared interior norte, cerca de la esquina con la pared interior oeste, tal como lo observó de manera directa el testigo Diego Bonazza, concretamente de la bomba P/31, como lo expresó en la audiencia de debate. Ante ello, Politano habría intentado colocar una manga corrugada con un extractor sobre el derrame a fin de absorber los gases que emanaban de la miscela y sacarlos al exterior, mientras que el testigo Bonazza corrió hacia el tablero de 139 mando ubicado en el centro de la planta a fin de desconectar la bomba y detener el derrame. En tal sentido Bonazza recordó “haber sido quien apagó la misma, para que no perdiera más líquido”. Se hicieron presentes inmediatamente los Ingenieros Miguel Mattea, Damián Cardarelli y Gladys Baralla, quienes se encontraban en la oficina de planta alta (cubículo N° 3), donde los tres profesionales tenían sus respectivos escritorios de trabajo (conforme constatación de inspección ocular de los lugares); mientras que Liliana Giacomelli y Carlos Ravera llegaron del Laboratorio 11, donde luego se suma al lugar de los hechos Carlos Bettera. En esos momentos se escuchó un ruido característico de una combustión, que tuvo su origen en el sector de autoclaves, ya que uno se encontraba encendido y el fuego se proyectó hacia la zona del derrame. Al respecto, resultó ilustrativo el testimonio de Bonazza, corroborado por el Ing. Jorge Daghero, cuando expresa que sintió “un ruido como una manguera que zafa, o una pérdida”, y continúo diciendo “hasta que se inició el incendio”. Por otra parte, el testigo Carlos Bettera describe de igual forma “un golpe, un resoplido como cuando sale aire de una manguera”, recordó que Liliana Giacomelli dijo: “si eso es el hexano acá volamos todos a la mierda” y otra persona que no recordó quién manifestó “es una pérdida de hexano”. En igual sentido, el Doctor en Ciencias Químicas, Claudio Daniel Ceballos, quien manifestó que escuchó un fuerte ruido, similar al de un fusible, “vieron el derrame del liquido que corría debajo del extractor”; agregó: “se podrían haber tomado recaudos para que el derrame no hubiese terminado en una deflagración”, concluyendo que “hubo una rotura de un caño, evidentemente porque salía y corría líquido”. Compartió Ceballos –doctor y especialista en la materia que nos ocupa- las conclusiones de los peritos de la Policía Federal Argentina, en cuanto al origen de la explosión -“un autoclave encendido por otro grupo de trabajo, los vapores de hexano son más pesados que el aire y el viento norte permitió la combustión con el hexano derramado y luego con los tambores”- y que “viajaron hasta el autoclave”. Este cuadro descripto por especialistas con títulos de post grado y personas que observaron de manera directa los hechos, contrasta con la declaración del testigo Rogelio Ferrario, empleado de la Sociedad de Bomberos Voluntarios de Río Cuarto, contratado de manera directa y sin concurso previo de sus antecedentes por el Señor Rector de la Universidad en ese tiempo, para efectuar relevamientos de los sistemas de seguridad. Este testigo sostiene que cuando 140 Poder Judicial de la Nación circulaba en su camioneta por el campus, escuchó “un ruido a metal” y asegura “que el fuego se inició en el lugar del derrame de miscela donde estaba la cama de tambores instalados”, es decir, en el lugar opuesto donde se encontraba el autoclave, más aún consideró que no están acertadas las conclusiones de los especialistas en cuanto que el origen de fuego haya sido el autoclave. Este testimonio -sin fundamentos técnicos en sus conclusiones- se inscribe en el interés por la defensa de su propia actividad teñida de ineficiencia y la defensa de quien contrató la misma –el Rector Spada-, bajo el Régimen de Locación de Obras, desde el 1° de julio de 2007 al 31 de diciembre de 2007 (fs.5258) mediante Resolución Rectoral Nª 912/07, para efectuar un relevamiento de edificios y todo lo atinente a seguridad de la Universidad, indicando “que no advertía riesgo potencial de explosión en la Planta Piloto”, contrariando la abrumadora prueba que indicaba las USO OFICIAL limitadas medidas de seguridad existentes, no sólo en la Planta Piloto sino en la Universidad (conforme los informes de la SIGEN, ASOCIART S.A., INTI, PERICIAS Y TESTIMONIOS). Por ello, se descarta por completo esta hipótesis, que también fue sostenida por otro bombero, Marcelo Palacios, quien considera que el origen de fuego no fue el autoclave sino debido al movimiento de uno de los tambores con una pluma. Dicho argumento carece de todo sustento probatorio, puesto que nadie observó ese día (05/12/07) tal situación de movimiento de tambores con una pluma; posiblemente se haya confundido Palacios con la manifestación del testigo Campetelli, en cuanto que el día 04/12/12 –o sea, el día previo al estrago- observó dos personas manipulando los tambores con un aparejo hidráulico. Cabe destacar que tanto los abogados de la querella y los abogados defensores coinciden con la posición del señor Fiscal en cuanto al origen del fuego, y -de manera expresa y clara- avalan las conclusiones de los especialistas, descartando la posición asumida por Ferrario y Palacios. En definitiva, como consecuencia del hecho descripto, resultaron lesionados todos los allí presentes (Mattea, Cardarelli, Baralla, Giacomelli, Ravera, Politano, Murello y Bonazza), quienes habrían intentado salir del lugar cuando comenzaron a sucederse las explosiones de los tambores, como también empezaron a salir todos los que se encontraban en el interior del edificio de la Planta Piloto (alumnos y docentes de las aulas y laboratorios adyacentes al lugar del hecho). Este siniestro provocó 141 serias lesiones y el posterior fallecimiento de Juan Andrés Politano, Carlos Alberto Ravera, Damián Aldo Cardarelli, Liliana Giacomelli, Gladys Baralla y Miguel Ángel Mattea; y resultaron con quemaduras y/o lesiones de diversa consideración Cecilia Pagliero, Diego Bonazza, Sebastián Antonio Murello, Laura Potes, Iván Rafael Braida, Jorge Daghero y Liliana Ruetsch. Se encuentra acreditado que, al momento de los hechos, el Rector de la Universidad Nacional de Río Cuarto era el Ingeniero Oscar Spada; Vice-rector el Médico Veterinario Juan Busso y las autoridades de la Facultad de Ingeniería estaban integradas por el Ingeniero Diego Carlos Moitre –Decano-; el Ingeniero Carlos Bortis –Vicedecano, quien asimismo se desempeñaba como Presidente de la Fundación U.N.R.C.-; Miriam Ferrari y Edith Ducros —Directora y Vicedirectora, respectivamente, del Departamento de Tecnología Química—; Ingeniero Agromecánico José Luis Pincini -Secretario de Coordinación Técnica y Servicios e integrante de la Comisión de Higiene y Seguridad de la Universidad Nacional de Río Cuarto-; Ingeniero Mecánico Electricista Sergio Fabián Antonelli –Secretario Técnico de la Facultad de Ingeniería U.N.R.C. e integrante de la mencionada Comisión de Higiene y Seguridad; y el Dr. Miguel Mattea —Director y responsable del Grupo GIDPO—. La prueba recopilada en el presente proceso, a los fines de establecer la intervención penalmente responsable de cada uno de los imputados en la comisión de los hechos y corroborado el conjunto de circunstancias que lo produjeron, con las consecuencias de seis muertos -Miguel Ángel Mattea, Gladys Zulema Baralla, Damián Aldo Cardarelli, Liliana Mercedes Giacomelli, Juan Andrés Politano y Carlos Alberto Ravera- conforme las respectivas actas de defunción, obrantes a fs. 2326, 2327, 2328, 2329, 2405 y 2424, fs. 2591, y de las respectivas autopsias, obrantes a fs. 2462/81, sumadas a las lesiones de Sebastián Murello, Diego Bonazza, Iván Braida, Jorge Daghero, Liliana Gladis Ruetsch y Laura Potes, conforme documental, obrante a fs. 1904, 994 y los testimonios incorporados de fs. 1297/1298, 2163/82, 1981/2026 y 2183/2184, 1974/1978 y 2185/2186, 158 y 275, y fs. 2776 de autos). Analizando el convenio entre la Fundación y la empresa De Smet S.A., donde se establecen las condiciones en que se desarrollaba tal experimento, a partir de un trabajo de extensión establecido entre el Grupo GIDPO, dependiente del Departamento de Tecnología Química de la Facultad de Ingeniería de la U.N.R.C., y la empresa privada DE SMET S.A., se puede decir que el convenio establece un trabajo de 142 Poder Judicial de la Nación investigación para la extracción de aceite de oleaginosas mediante el uso de solvente, cuyas tratativas comenzaron en el mes de septiembre del año 2007 por parte del Director del equipo universitario, del Dr. Miguel Ángel Mattea, y el Gerente de Producto de la empresa privada, Ing. Aníbal Demarco, conforme surge de los respectivos correos electrónicos obrantes a fs. 678/685, aportados durante la instrucción por el Presidente de aquella empresa, Carlos Alberto Juni, ratificados en declaración testimonial incorporada por su lectura, obrante a fs. 2602/2604. Se corroboró durante el debate que el trabajo de investigación era la especialidad del grupo GIDPO, cuyas siglas significan, precisamente, “Grupo de Investigación y Desarrollo de Productos Oleaginosos”), mientras que la empresa DE SMET SAIC ostenta una importante trayectoria en la producción e instalación de equipos industriales que cumplen el mismo cometido. Esta clase de colaboración se USO OFICIAL instrumenta en la U.N.R.C. a través de dos modalidades: ya a través de la propia Universidad, ya por medio de la Fundación de la U.N.R.C., persona jurídica que promueve actividades de enseñanza e investigación científica en la comunidad educativa, así como el intercambio de conocimiento entre la Universidad y el medio, conforme surge de la prueba documental, obrante a fs. 394/400. Esta última modalidad resultó la adoptada para canalizar el referido proyecto ya que, según surge de los testimonios prestados durante las sucesivas audiencias del debate, es un medio que usualmente dota de mayor agilidad a la tramitación, ofreciendo menos trabas burocráticas. Era la modalidad más usada, por una cuestión de tiempo y menores trabas administrativas, sostuvo el ex decano Moitre en su testimonio en el debate. Posteriormente y luego de las tratativas entre ambas partes, se elaboró un CONVENIO-MARCO por el término de un año y un PROTOCOLO DE TRABAJO designado con el N° 26 entre la empresa citada y la FUNDACION U.N.R.C., con fecha 30.10.2007, en la ciudad de Río Cuarto, conforme surgen textualmente de los mencionados instrumentos, que obran a fs. 280/283, donde se observa claramente la firma del Ing. Carlos Bortis –Presidente-, suscribiendo el convenio y el protocolo de trabajo. Su posición defensiva material en el sentido que no se trataba de su firma en dicha documentación sino que la había “inicializado”, no firmado, no resiste el menor análisis en tanto si se coteja la firma en su declaración indagatoria obrante a fs. 2319/vta. y la estampada en el convenio y 143 el protocolo, ambas resultan idénticas. En ambos documentos –fechados el 30 de octubre de 2007- aparece la FUNDACION U.N.R.C. representada por su Presidente Ing. Carlos Bortis y a su vez Vice Decano de la Facultad de Ingeniería a cargo del Decanato, por licencia de su titular, Ing. Diego Carlos Moitre, y la Empresa DE SMET SAIC., representada por el Ing. Aníbal Demarco. En relación con tales documentos, cabe señalar que el CONVENIOMARCO prevé que la implementación de las actividades emergentes de dicho convenio tenga lugar a través de la firma previa de protocolos específicos, con sus correspondientes planes de trabajo y presupuestos acordados por la Fundación y la Empresa. Resulta relevante transcribir textualmente las clausulas del Protocolo, a saber: PRIMERA: definición del objetivo de colaboración entre DE SMET y la FUNDACION, a través del grupo GIDPO, dependiente del Departamento de Tecnología Química de la Facultad de Ingeniería de la U.N.R.C., para realizar experiencias de extracción de aceites; SEGUNDA, por la que se designa al Dr. Mattea como responsable de la ejecución del plan de trabajo; TERCERA, que define el cronograma de trabajo, a extenderse entre 30.10.2007 y el 30.11.2007 y contempla la participación en el diseño y ejecución de trabajos para la adecuación de la Planta Piloto de la UNRC, la realización de ensayos previos y los análisis químicos y experiencias de extracción con hexano; CUARTA, que establece los aportes de la FUNDACION, esto es, la infraestructura de la U.N.R.C. y la tramitación administrativa de los fondos aportados por la Empresa; QUINTA, que establece los aportes de la Empresa, en la forma de fondos ($10.000) y de elementos para mejorar las instalaciones existentes, temporal y exclusivamente para la realización de las experiencias mencionadas; SEXTA, que regula la vigencia del PROTOCOLO DE TRABAJO a partir de su firma por las partes y hasta la conclusión del plan de trabajo; SÉPTIMA, que determina el compromiso de la Fundación, a través del GIDPO, de elevar a DE SMET un informe final con los resultados del estudio a los siete días de concluida la labor experimental; OCTAVA, acerca del compromiso de confidencialidad y NOVENA, que establece la jurisdicción de rigor del documento contractual (Tribunales Federales de Río Cuarto). La intervención de profesionales y empleados de firmas privadas vinculadas al convenio halla sustento en la Resolución N° 061/A/1994 de la Inspección de Sociedades Jurídicas del Gobierno de Córdoba, mediante la cual se crea la FUNDACIÓN U.N.R.C., cuyo artículo 4°, inciso “b”, 144 Poder Judicial de la Nación le permite celebrar convenios con instituciones públicas y/o privadas de la República e Internacionales, tendientes al cumplimiento del objeto de la FUNDACION U.N.R.C., esto es, la promoción de la investigación científica y tecnológica en la U.N.R.C., conforme surge de la documental obrante fs.394/400. Al prestar declaración testimonial el ex decano Moitre sostuvo que no resultaba beneficioso para la Universidad un proyecto como el mencionado, puesto que la empresa aportaba una suma de dinero insignificante ($10.000) y los recursos humanos a través de la participación del Ingeniero Sebastián Murello y del Ing. Javier Boretti, como éste lo expresó en su testimonio prestado en el debate y lo corrobora el testimonio de Carlos Alberto Juni, obrante a fs. 2602/2604 incorporado por su lectura; la colaboración del Arquitecto Diego Bonazza proveniente de la Empresa VERDU, tal lo ratificó éste en su declaración durante el debate; y operarios de la firma EMIRT, conforme USO OFICIAL la declaración incorporada por su lectura de Walter Cabrera a fs. 3057/3058. Se constató que DE SMET SAIC fue la encargada de introducir a la Universidad los trece (13) tambores de 200 litros de hexano cada uno, por un total de 2600 litros, aceite de soja crudo y láminas de soja, indispensables para la realización del experimento. No estando la empresa DE SMET inscripta como operadora de solventes peligrosos como el hexano, ni tampoco la Universidad Nacional de Río Cuarto, se realizó esta introducción a la Planta Piloto a través de la empresa ACEITERA GENERAL DEHEZA S.A., empresa que con los conocimientos específicos en esta clase de solventes permitió el aporte del hexano al temerario emprendimiento llevado a cabo por la Empresa DE SMET y la Fundación, tras adquirirlo de la firma GAFOR de Buenos Aires, conforme se acreditó con las constancias obrantes a fs. 126/140, tras despacharlo directamente a la U.N.R.C. a través de la empresa de transporte OLIVA Hnos. Cabe destacar, que la Empresa Oliva Hnos. no se dedica al transporte de solventes –con recaudos especiales-, con lo cual no sólo se vulneró la ley de Residuos Peligrosos en esta maniobra de triangulación comercial, sino que se expuso en grave peligro a la sociedad en su conjunto. El resto de los insumos se enviaron separadamente, en tal sentido, cobra relevancia el testimonio de Miguel Vicente Ferrero, apoderado de ACEITERA GENERAL DEHEZA S.A., obrante a fs. 920/921 y fs. 2809. Por otra parte, el hexano fue recibido en la Planta de la U.N.R.C. por el Ing. Boretti, como éste 145 lo reconoció la audiencia de debate y el resto de los materiales por Darío Peralta, según lo muestra la documentación aportada por el apoderado de ACEITERA GENERAL DEHEZA S.A. -constancias agregadas a fs. 1078/9-. En este punto cabe consignar que la Universidad Nacional de Río Cuarto no contaba por entonces con la inscripción en el Registro de Generadores y Operadores de Residuos Peligrosos de la Provincia de Córdoba, que la habilitara para dicho ingreso al predio de la Facultad, tal como se desprende de los antecedentes de la solicitud respectiva, de fecha posterior al siniestro que nos ocupa, concretamente de fecha 09.01.2008, que luce a fs. 1833/1862. Resulta por demás llamativo la introducción de aquel extraordinario volumen de hexano sin que se hiciera constar, ni asentar, ni verificar o controlar de alguna manera su ingreso dentro del establecimiento universitario; más aún nos dejó perplejos a todos que el propio ex decano Moitre justificara que el ingreso en un camión de mudanza con 13 tambores de 200 litros cada uno, no requiriera control en el ingreso en la Facultad, ni exigiera poner en conocimiento de ninguna autoridad tal situación, demostrando acabadamente cómo funcionaban los mecanismos de control en las distintas áreas de la mencionada unidad académica. Sin perjuicio de ello, surgió de la declaración del testigo Moitre que el portón de ingreso debía ser controlado por la Secretaría de Coordinación Técnica y Servicios, a cargo del Ing. Pincini. Se comprende en ese marco que, una vez producido el siniestro, concurriera la dificultad posterior para controlar el incendio en razón de las graves y crónicas falencias en materia de seguridad e higiene en esa área de riesgo dentro del establecimiento universitario. Ello, de acuerdo a los informes emitidos por el Departamento Técnico Investigativo de la Policía Federal Argentina, agregado a fs. 17/26; Dirección de Bomberos de la Policía de la Provincia de Córdoba (fs. 951/976); Departamento Delitos Ambientales de la Policía Federal Argentina (fs.1044/1073); Departamento Técnico InvestigativoSuperintendencia Federal de Bomberos de Policía Federal Argentina (fs.1128/1170); Sociedad de Bomberos Voluntarios de Río Cuarto (fs. 1177/1181 y fs. 1604/1606); informes del Instituto Nacional de Tecnología Industrial, I.N.T.I. (fs. 1102/1107, 1652/1662, 3514/24 y 1805/1809); informe de la Superintendencia de Riesgos de Trabajo, Acta de Inspección del 06.12.2007 (fs. 1764/1776). Sobre el punto obran también en autos otros informes adicionales (1777/97) del Manual de Protección contra Incendios de la 146 Poder Judicial de la Nación National Fire Protection Association, relativo a las características, riesgos y medidas de seguridad en el uso de hexano y periciales ordenadas por la instrucción para acreditar detalles y condiciones de las instalaciones a posteriori del siniestro y sus posibles causas, de acuerdo al informe del Instituto Nacional de Tecnología Industrial, I.N.T.I., sobre estudio metalográfico, instalaciones eléctricas y autoclaves, obrante a fs. 3668 y ampliación a fs. 4005, sobre seguridad e higiene en el trabajo a fs. 4026, e informe del Departamento Técnico Investigativo Superintendencia de Bomberos de la Policía Federal Argentina, obrante a fs. 3909/3915, complementario del obrante a fs. 1130/70. El plexo probatorio de informes técnicos y periciales señalados, que fueron ratificados por los testigos en la audiencia de debate, tal es el caso de Alberto Raúl Candía, en cuanto sostuvo que “no habrían estado dadas las condiciones para trabajar con el hexano acopiado en dicho lugar”; USO OFICIAL Fernando Guillermo Federghini, quien manifestó que “no existían clasificación de áreas peligrosas”, observó “equipamientos eléctricos que no tenían protección para trabajar en atmósfera explosiva”; Luis Alberto Turiello, quien señaló que “la instalación eléctrica no cumplía con las especificaciones técnicas de seguridad”; “equipo extintor destruido”; “en la planta piloto, dada la magnitud del tamaño del lugar y la presencia de grupos simultáneos eran escasos los elementos de extinción del fuego”; “no estaban demarcadas las zonas de seguridad”; Néstor Daniel Degregorio, quien señaló que “no se había implementado un Servicio de Higiene y Seguridad ni un plan para evacuación ante una emergencia”; “observó un calefón instalado en forma irregular”; “la sectorización de la planta no era la adecuada, puesto que las oficinas, aulas y laboratorios, se encontraban en el mismo lugar que la planta de proceso”; Alberto Bonet, quien expuso que “es totalmente incompatible la utilización de hexano con aparatos con llama expuesta por los riesgos que ella implica, la autoclave no debió existir nunca compartiendo el mismo espacio físico donde se efectuaban pruebas con hexano”; y Daniel Montamat, quien reconoció el informe elaborado con un grupo de personas del INTI. Todas estas constataciones y valoraciones resultan suficientes para acreditar y probar las condiciones en que se encontraba la Planta Piloto al momento del siniestro. Más aún, con la inspección de la Planta Piloto realizada el día anterior al siniestro (04/12/07) por el testigo Norberto Daniel Campetelli, quien expresó en la 147 audiencia que advirtió sobrecarga eléctrica en la instalación de un equipo, un tablero de baja tensión que no estaba en buenas condiciones de mantenimiento y la peligrosidad de tener almacenado esa cantidad de hexano con instalaciones eléctricas con parte de cañería antiexplosiva y el resto con cañería convencional, sumada a una serie de falencias mencionadas supra, especialmente cuando el mencionado testigo recordó haber visto ese día 4 de diciembre otra fuente de calor, un autoclave que estaba encendido, a la vista, a 30 o 40 metros de los tambores con hexano, sin que hubiera una pared ni nada que los aíslara, circunstancia que también refirió habérsela comunicado a la Ingeniera Reartes. Todo ello conforma un cuadro caótico en cuanto a las medidas de prevención y seguridad en la que se desarrollaba la actividad en la Planta Piloto de la Universidad Nacional de Río Cuarto. No quedan dudas que el hecho se originó a raíz de una pérdida del hexano almacenado dentro de la Planta Piloto para la realización de las pruebas del Grupo GIDPO. Siendo el hexano un solvente de extrema peligrosidad, cuya expansión en forma de gas y posterior propagación a nivel del suelo fue favorecida por una corriente de aire que provenía de la puerta corrediza -que se encontraba abierta- del laboratorio situada en su frente norte, alcanzó a uno de los autoclaves o mecheros de tipo Bundsen que se hallaban encendidos en el extremo sur de la Planta Piloto en razón de ensayos de otros grupos de estudio que operaban en el lugar. Por otra parte se incorporó el informe del Departamento de Tecnología Química, obrante a fs. 1680/1717; nota del Ingeniero Alberto Willnecker (fs. 1690, ratificada a fs. 2236/2238) relativa a problemas surgidos a raíz de un proyecto de biodiesel que llevaba adelante el GIDPO; acta N° 35 de fecha 10.10.2007 (fs. 1716/1717) sobre cuestiones de “seguridad en la Planta Piloto” y consignación del retiro del Ing. Raúl Montenegro tras considerar “necesario un proyecto global de seguridad” (fs. 1680/1717); y las declaraciones incorporadas por su lectura, entre otras, Alberto Willnecker (fs. 2236/2238), Ing. María Pramparo (fs. 2583/2584), Ing. Nancy E. Reartes (fs. 2895/2897), Ing. Carlos J. Maffrand (fs. 2914/2915). Todos los testimonios indicados rinden debida cuenta de las condiciones en que se hallaba la Planta Piloto, de los riesgos potenciales que planteaba el trabajo de extensión del GIDPO, de la falta de medidas de emergencia en caso de posibles siniestros, sumado a la falta de preocupación de las autoridades del establecimiento universitario por intervenir en el control de las medidas de prevención y 148 Poder Judicial de la Nación seguridad. Cabe resaltar, que la capacidad de la Planta Piloto era pues la correspondiente a la “escala piloto”, en atención a los planos de Planta Piloto, conforme el informe expedido por la Facultad de Ingeniería, obrante a fs. 3743 y la documentación acompañada reservada en Secretaría, pero los testimonios escuchados son coincidentes en cuanto que la cantidad de hexano almacenado para los experimentos realizados conjuntamente por los integrantes del GIDPO y la empresa DE SMET, excedía con creces la capacidad operativa de la Planta Piloto, estando por encima de las experiencias habituales de laboratorio llevadas hasta entonces con pequeñas cantidades de solventes, contraviniendo las características y condiciones de seguridad de dicho establecimiento. Es preciso recalcar que la planta dispone de un tanque propio de almacenamiento de hexano, denominado T-102, dispuesto en la parte exterior del edificio (fs. 3743), con una capacidad máxima de quinientos (500) USO OFICIAL litros, lo que fue corroborado durante la inspección judicial realizada en la planta por este Tribunal. Contrariando las prevenciones, se eligió acondicionar los trece (13) tambores de hexano en el interior de la Planta Piloto, conforme surge de los testimonios incorporados de Sosa Vasconi a fs. 2774; Magnoli a fs. 2832; Villafañe a fs. 2833, como igualmente del escuchado en la audiencia del testigo Ceballos, incorporándose una campana de ventilación que fue instalada, según consta en la prueba documental-instrumental recopilada, en precarias condiciones, tal como surge de las fotografías e informe del Departamento de Delitos Ambientales de la Policía Federal Argentina, obrante a fs. 1056, y la constatación efectuada por el Tribunal en la recorrida durante la inspección judicial de la planta. Resulta más grave aún el cuadro, por la total inoperancia de la Comisión de Higiene y Seguridad creada por Resolución N° 598/05 (fs. 1187/88) y de un presupuesto específico asignado a ella, comisión que al momento de los hechos estaba integrada por el Ing. José Luis Pincini, en su calidad de Secretario de Coordinación Técnica y Servicios, conforme surge de la documentación obrante a fs. 2379, junto a los Secretarios Técnicos de las diversas Facultades, entre ellos, al Ing. Sergio Fabián Antonelli, en su calidad de Secretario Técnico de la Facultad de Ingeniería; este organismo puso en evidencia una absoluta omisión en el cumplimiento de los roles que le eran exigibles, así como tampoco se conocía su accionar por parte del personal de la Universidad, siendo que tenían a su cargo el relevamiento de 149 potenciales peligros y en su caso disminuir los riesgos. En este sentido, resulta contundente el informe de la Sindicatura General de la Nación –SIGEN-, acerca de la Evaluación del Sistema y Control Interno del 2006, obrante a fs. 1573/1596, recibido en la U.N.R.C. con fecha 03/09/2007 (fs. 2768), cuestión que -según los dichos del ex Decano Moitre- no mereció que el Rector convocara a una reunión con todas las autoridades a fin de mejorar las medidas de seguridad, sobre todo teniendo en cuenta que en su conclusión el Informe de la SIGEN, sostiene que “el Departamento de Higiene y Seguridad se encuentra inactivo”. En función de la prueba valorada, podemos afirmar que no existieron políticas de prevención en materia de seguridad dentro de la Casa de Altos Estudios, como tampoco surge que la referida Comisión hubiese cumplido con las funciones que le competían, pese a algunas medidas llevadas a cabo en el año 2006, como por ejemplo, la evaluación del sistema de gas. Al respecto, debo resaltar el informe de Bomberos Voluntarios del año 2006, obrante a fs. 28/47, donde concluye que existe un “riesgo alto”, a raíz del cual se iniciaron procesos licitatorios para extintores, adecuación de instalaciones de luz y gas, entre otras, pero ninguna de esas acciones resultó suficiente para acentuar el control sobre actividades de riesgo en las áreas más críticas del establecimiento universitario, tales como la Planta Piloto. Se acreditó, asimismo, que los trabajos preparatorios y de readecuación de la Planta Piloto a las exigencias del proyecto con la empresa DE SMET comenzaron los primeros días del mes de noviembre de 2007; en tal sentido Diego Bonazza dijo en la audiencia de debate “que un mes antes de la tragedia comenzaron los trabajos de montaje”, con un “notorio movimiento de personas extrañas y traslados de materiales”, como expresó Jorge Daniel Daghero, lo que motivara la preocupación de varios dependientes del área, quienes solicitaron al Departamento de Tecnología Química que convocara a una reunión para tratar el tema de seguridad. También se encuentra acreditado, que la primera experiencia del proyecto con DE SMET en la Planta Piloto comenzó el día 22 de noviembre de 2007, tal como lo sostuvo Javier Boretti en cuanto a que la primera experiencia se realizó 15 o 20 días antes del siniestro, todo ello indica que los trabajos, preparación y pruebas de las experiencias eran visibles y notorias dentro de la Facultad y ya se habían ejecutado casi en su totalidad antes del 5 de diciembre de 2007, porque no existió ningún obstáculo con el período de vigencia establecido en la cláusula sexta de dicho 150 Poder Judicial de la Nación convenio, puesto que los trabajos y pruebas en ningún momento se realizaron en forma disimulada o de manera oculta o subrepticia. El mismo día del siniestro, 05 de diciembre de 2007, era la fecha de la última prueba de la investigación, pero recién dos días antes, es decir, el 03.12.07, se remitió el CONVENIO y el PROTOCOLO Nº 26, firmado por el Presidente de la Fundación, Ing. Carlos Bortis, desde la FUNDACIÓN a la empresa DE SMET, por intermedio de la Ing. Gladys Baralla, pero debemos destacar que esos documentos ya se encontraban en poder del imputado Bortis, desde bastante tiempo antes, resaltando que los mismos tienen fecha 30.10.07, aunque el propio imputado Bortis relató que Mattea se los remitió en borradores por mail el día 15 de noviembre de 2007, en horas de la tarde. Se acreditó que, por medio de un correo electrónico colectivo enviado por la Directora del Departamento Ing. Miriam Ferrari, se convocó a una reunión para el USO OFICIAL 15.11.2007, con el objeto de que el Dr. Mattea informase acerca del proyecto al que estaba abocado y acerca de las medidas de seguridad que habrían de implementarse, quedando evidenciado que en dicho Departamento nadie desconocía el proyecto y los riesgos concretos que éste traía aparejado. En esa reunión el director del GIDPO no proporcionó mayores precisiones sobre los experimentos a realizar, excepto por la comunicación de algunas medidas de seguridad a adoptar, puntualmente, la decisión de circunscribir las pruebas a un horario posterior a las 18:00 horas, con el fin que no existieran otras personas trabajando en el lugar, carteles con la prohibición de fumar y vallados con cinta en el sector del depósito de tambores. Todo ello, dado los conocimientos especiales que todos los concurrentes a dicha reunión poseían como ingenieros químicos y a la vez docentes e investigadores de la Química, debió alertarlos que no se trataba de experiencias como las que anteriormente se habían realizado en esa Planta Piloto por el GIDPO con pequeñas cantidades de hexano, sino que se trataba de un proyecto que excedía la escala “píloto” para la que estaba preparada la planta, al punto tal que a esa fecha ya se habían efectuado importantes trabajos de readecuación de la planta, que estaban a la vista de todos. Existieron, no obstante algunas objeciones para reclamar mayores condiciones de seguridad, tal el caso de los Ingenieros Montenegro y Orejas; en el caso de este último, surge del correo electrónico acompañado por el Ing. Orejas a fs. 2513, dirigido al propio 151 Dr. Mattea el día 18.11.2007, planteando la preocupación por la seguridad en la Planta Piloto derivada del uso del hexano y aportando algunas ideas al respecto. Por otra parte, queda claro que las propias medidas propuestas por el Dr. Mattea no se cumplieron, desde el momento en que el siniestro ocurrió a las 10:00 de la mañana del 05.12.2007 -no después de las 18:00 horas- mientras se acondicionaba y preparaba la última prueba prevista para la investigación. Por lo demás, esta situación representaba también una situación de peligro al que se exponía no sólo los miembros del GIDPO y DE SMET sino también a todas las personas que desarrollaban labores en la Planta Piloto, tal como surge del testimonio incorporado por su lectura del Ing. María Ángel Fernández, obrante a fs. 1321/1323, en cuanto a su tarea diaria, con el encendido del autoclave a efectos de desarrollar la misma. Cobra valor, en tal sentido, el testimonio del Ing. Sebastián Murello acerca de su llegada a las 09:00 horas del 05.12.2007 y el comienzo de la actividad ordenada el día anterior por el Dr. Mattea, por la que se puso a recircular miscela con una bomba para tomar muestras, junto el Arq. Bonazza, tal como lo sostuvo éste en su testimonio prestado en la audiencia de debate. Habiendo quedado de esta manera fijados los hechos, se debe analizar la participación en los mismos de cada uno de los acusados: En el caso de la responsabilidad de Carlos Agustín BORTIS, corresponde destacar, en primer lugar, su doble condición de Vicedecano de la Facultad de Ingeniería, así como de Presidente de la Fundación de la Universidad Nacional de Río Cuarto, a la época de los hechos, conforme surge de la Resolución N° 011/05, de fecha 22.04.2005, de la Junta Electoral de la U.N.R.C., por la cual se proclaman las autoridades de la Facultad de Ingeniería, obrante a fs. 2299/2300. Por otra parte, consta el Acta N° 81, de fecha 15.03.2000, de la Fundación de la U.N.R.C., obrante a fs. 3721. También corresponde destacar, que el imputado Bortis estuvo temporalmente a cargo del Decanato de la citada Facultad, durante el lapso comprendido entre el día 01.09.2007 y el día 30.11.2007, con motivo de la licencia gozada por su titular, el Ingeniero Diego Moitre. Dicho reemplazo se inscribe en lo prescripto por el Estatuto Universitario de la U.N.R.C., cuyo artículo 33 establece textualmente: “El Decano y Vicedecano duran dos (2) años en sus funciones y pueden ser reelectos. Aquél, o éste en su reemplazo, representan a la Facultad y al Consejo Directivo”, y tuvo lugar como consecuencia de lo dispuesto en Resoluciones del Decanato N° 203/07 y del Consejo 152 Poder Judicial de la Nación Directivo N° 091/07 y Nª 163/07, conforme lo previsto en Estatuto Universitario, agregado a fs. 2298. Durante el lapso de tiempo que ejerció el Decanato de la Facultad de Ingeniería, el Ing. Bortis también cumplió la función de miembro del Consejo Superior de la Universidad Nacional de Río Cuarto, del cual dependía la Comisión de Higiene y Seguridad creada en el año 2005. En función de los mencionados cargos que ostentaba, el imputado Bortis revestía la condición de funcionario público, en los términos prescriptos por el artículo 77 del Código Penal. Pues bien, como autoridad a cargo de la Facultad de Ingeniería, Bortis tenía atribuciones y deberes de representación y gestión de dicha Facultad, sin perjuicio de las facultades conferidas al Consejo Directivo (artículo 37 del Estatuto Universitario). Entre tales deberes se encontraba el de resguardar la seguridad pública dentro del ámbito de la Casa de Altos Estudios, velar por el cumplimiento de las USO OFICIAL normas estatutarias y legales existentes dentro de la administración pública en materia de tutela de los bienes del Estado afectados al servicio educativo. A fin de establecer su responsabilidad, resulta medular el análisis de su intervención en el acuerdo celebrado entre el Grupo GIDPO y la Empresa DE SMET SAIC, en el cual surge suscribiendo en su calidad de Presidente de la Fundación de la Universidad Nacional de Río Cuarto, el respectivo Convenio Marco y el Protocolo de Trabajo N° 026/2007, ambos de fecha 30 de octubre de 2007. Debemos resaltar que la Fundación constituye una persona jurídica que promueve actividades de enseñanza e investigación científica en la comunidad educativa, así como el intercambio de conocimiento entre la Universidad y el medio. Tal como lo sostuvo en su declaración el ex Rector Alberto Cantero Gutiérrez, en cuanto que la Fundación, durante su gestión firmaba convenios con los municipios y cooperativas de la región para la transferencia de conocimiento que pueda transformar la realidad. La intervención de profesionales y empleados de firmas privadas vinculadas al convenio que nos ocupa, encuentra sustento en la Resolución N° 061/A/1994 de la Inspección de Sociedades Jurídicas del Gobierno de Córdoba, mediante la cual se crea la Fundación U.N.R.C., cuyo artículo 4°, inciso “b”, le permite celebrar CONVENIOS con instituciones públicas y/o privadas de la República e Internacionales, tendientes al cumplimiento del objeto de la FUNDACION U.N.R.C., esto es, la promoción de la investigación científica y 153 tecnológica en la U.N.R.C., conforme surge del texto ordenado Fundación Universidad Nacional de Río Cuarto (fs. 394/400). Los mencionados documentos avalan el emprendimiento de un proyecto, cuyo objeto implicaba la realización por parte de GIDPO de una serie de ensayos de extracción de aceite a partir de semillas vegetales en instalaciones universitarias. Como bien lo señaló el testigo Daghero, las autoridades de la Universidad debían tener conocimiento de todo lo que sucedía en la Planta Piloto: “…el Decano estaba interiorizado de los proyectos que se llevaban adelante, conocía los grupos de trabajo de Tecnología Química y las líneas de investigación…”; destacando que “…sucedía a veces que las actividades de investigación comenzaban a realizarse antes que estuviera formalmente aprobado el proyecto, esto sucedía para agilizar los tiempos y avanzar, pero no ocurría con desconocimiento de las autoridades, sino porque se toleraba”, siendo contundente al afirmar que “…nada se hacía a escondidas..”. Por otra parte, el mismo testigo recordó que como docente e investigador “…realizó varios experimentos los cuales ponía en conocimiento del Decanato…”. Por su parte, el testigo Campetelli expresó: “tengo indignación porque siento que se querían sacar responsabilidades de encima, estaba claro que Bortis sabía lo que se hacía en la Planta Piloto”. Por ello, entiendo que Bortis no desconocía la investigación en marcha. En tal sentido cobra fuerza la afirmación del Tribunal Supremo español, cuando sostiene: “…La calidad de prueba idónea de la prueba testifical para probar el conocimiento propio del dolo no es discutible. Si un testigo o un procesado manifiesta haber comunicado al procesado cierta circunstancias o haber percibido cómo éste tomaba conocimiento de ellas, el Tribunal puede fundamentar en tales declaraciones su convicción en conciencia respecto de los elementos del dolo, siempre, como es claro, que tales testimonios le resulten creíbles. Dicho esto, queda también explicada la desestimación del motivo, dado que su materia no es sino la credibilidad de los testigos. Una materia que –como se dijodepende en forma sustancial de la inmediación y que, por tal razón, está fuera de las posibilidades de revisión de esta instancia…” (Sentencia Nº 1996 del Tribunal Supremo de España, Sala en lo Penal, Ponente Enrique Bacigalupo Zapater, de fecha 23.04.1992, en causa: “ACEITE DE COLZA s/ delito contra la Salud Pública”, aplicable al caso de autos en cuanto al valor de la prueba testimonial. De conformidad a lo mencionado, la Fundación 154 Poder Judicial de la Nación y la Empresa acordaron, a través del Convenio-Marco, la adopción de programas de cooperación para la realización de estudios, asesoramientos y proyectos de investigación, desarrollo tecnológico y servicios en áreas o temas de interés de ambas partes; la formación, capacitación y perfeccionamiento de recursos humanos e intercambio de información científica, para cuya implementación se preveía la firma de protocolos específicos, con sus correspondientes planes de trabajo y presupuestos acordados por la Fundación y la Empresa, mediante sus representantes y responsables directos. El Protocolo de Trabajo N° 26/2007 fijaba, por su parte, que la Fundación de la U.N.R.C., a través de la Unidad Ejecutora GIDPO dependiente del Departamento de Tecnología Química de la Facultad de Ingeniería de la U.N.R.C. y a pedido de la Empresa DE SMET SAIC, realizaría un conjunto de experiencias de extracción de aceite a partir de semillas vegetales. Según USO OFICIAL sus términos, el desarrollo del plan de trabajo propuesto tendría lugar bajo la responsabilidad del Director del GIDPO, Dr. Miguel Mattea, y utilizaría la infraestructura de la U.N.R.C., sin perjuicio del aporte de elementos de mejora de las instalaciones existentes y el armado de la estructura para su funcionamiento por parte de la empresa privada. Dados los términos expresos y categóricos usados al establecer el cronograma de actividades en la cláusula tercera del protocolo de trabajo n° 26 (“….Adecuación de la planta piloto. …. Experiencias de extracción de hexano”), y que en la cláusula quinta se establecía, que la Empresa debía “aportar los elementos que mejoren las instalaciones existentes con el único fin de realizar las experiencias mencionadas”, resulta meridianamente claro que Bortis no podía razonablemente desconocer el proyecto de investigación llevado adelante en la Planta Piloto por parte del Grupo GIDPO y la Empresa DE SMET, tanto de su naturaleza cuanto de su magnitud y alcance, sin perjuicio de la suscripción –FIRMA- del Convenio y el Protocolo de Trabajo respectivo. Dicho en otros términos, Bortis no podía ignorar que el proyecto implicaba la manipulación de una sustancia altamente volátil como el hexano y en un volumen muy por encima del empleado con habitualidad en la Planta Piloto, al punto tal que el protocolo de trabajo establecía que la empresa debía realizar la adecuación de la Planta Piloto y aportar los elementos que mejoren las instalaciones existentes con el único fin de realizar las experiencias 155 mencionadas. Al respecto, el ex decano Moitre sostiene que la tarea que se realizaba no puede calificare de habitual. Tampoco el Ing. Bortis podía razonablemente desconocer los limites de la Planta Piloto en materia de seguridad y los requerimientos de adecuación que la investigación en cuestión demandaba. Bortis no podía desconocer –era docente en la planta- que existía un tanque exterior para almacenamiento de solventes, a la vista de todos, cuya utilización en los ensayos habría podido reducir los alcances del daño finalmente producido. En efecto, acerca del proyecto de investigación, cabe recordar que el mismo conllevaba la extracción de aceite por solvente (hexano) en una cantidad muy superior a la normalmente empleada en la Planta Piloto por los diversos grupos de trabajo. Al tratarse de un solvente altamente inflamable, su manipulación demandaba, ineludiblemente, la adopción de una serie de medidas de seguridad, según resulta del informe sobre los tipos de peligro (incendio y explosión) y exposición, y la correlativa prevención que implica su uso, conforme surge de la Ficha Internacional de Seguridad Química correspondiente al hexano (fs. 1795/97) y de los testimonios incorporados por su lectura de las Ingenieras Químicas María del Carmen Prámparo y Miriam Alejandra Martinello acerca del riesgo de la experiencia (fs. 2583/84 y fs. 2942/43, respectivamente). En su descargo el imputado Bortis refiere que -sin abrir el mail enviado por Mattea- lo reenvió a Martinat -contador de la Fundación- para que efectuara el convenio-marco y el protocolo de trabajo, que recién los firmó el día 3 de diciembre de 2007, iniciando el proceso de formalización de la actividad. La defensa material del imputado Bortis es a todas luces un intento de desvincularse de la responsabilidad, pues como Vicedecano a cargo de la Facultad de Ingeniería y Presidente de la Fundación durante los meses de octubre y noviembre de 2007, fue a él a quien la Ingeniera Baralla informó sobre la experiencia a efectuar con la empresa De Smet, luego el Dr. Mattea le envía el mail con el proyecto, existiendo la firma del Convenio Marco y protocolo de trabajo n° 26, ambos fechados el 30 de octubre de 2007. Contundente y firme fue la declaración en la audiencia del ex Rector Cantero Gutiérrez, circunstanciando lugar, tiempo y modo, cuando el propio Bortis le reconoció que había un convenio y que lo firmó como Presidente de la Fundación, pero no estaba la resolución de la Facultad porque no lo podía firmar como Decano por estar el propio Bortis a cargo del Decanato por la licencia de Moitre. En los hechos, en los primeros días del mes de noviembre de 2007, ya se había 156 Poder Judicial de la Nación iniciado la adecuación de la Planta Piloto a través de la empresa De Smet y el grupo Gidpo, ingresando el 21 de noviembre de 2007 –cfr. remito obrante a fs. 324- a la Facultad un camión con trece (13) barriles de 200 lts. cada uno de hexano, pues era habitual en esa época, conforme dichos de testigos, que se iniciaran las actividades y luego se terminaran de formalizar los papeles, pero el grupo Gidpo ya contaba con el visto bueno de las autoridades de la Facultad, es decir el consentimiento del imputado Bortis, pues ya había hablado con la ingeniera Baralla y firmado el convenio- marco y el protocolo de trabajo, iniciando su formalización. En tal sentido el propio Cantero Gutiérrez sostuvo que lo tranquilizó que el proyecto tuviera cobertura institucional pues estaba inicializado aunque no concluido, pero ello no invalidaba. Intenta el imputado Bortis en su defensa material, ubicarse en una posición de ignorancia de todo lo que sucedía en su propio ámbito de USO OFICIAL competencia. Se trata de una situación de “ignorancia deliberada”, como la define importante doctrina, entre la cual cabe destacar al autor español Ramón Ragués i Vallés, quien en su ilustrada obra titulada “La ignorancia deliberada en derecho penal” (Ed. Atelier, Barcelona, 2007, p. 109), expresa: “…de forma intencionada un sujeto consigue evitar incluso la propia obtención de aquellos conocimientos mínimos necesarios para apreciar una situación dolosa eventual, logrando así, pese a la realización del tipo objetivo, eludir el tratamiento propio de los delincuentes dolosos y beneficiarse de la pena mas moderada para los delitos imprudentes o, incluso, de la impunidad en aquellos casos en los que la modalidad culposa es atípica…”. No puedo olvidar la vehemencia de este destacado docente de la Universidad de Pompeu Fabra del Reino de España, cuando en sus magistrales clases (Master de Especialización en Derecho Penal -2000-2001-), exponía la llamada “ignorancia deliberada”, destacando los presupuestos para su concurrencia: 1) Ausencia de representación suficiente por parte de los inculpados en el momento de realizar la acción objetivamente típica. 2) Capacidad y disponibilidad para obtener la información ignorada. 3) Deber de obtener la información ignorada. 4) Decisión voluntaria de no conocer. 5) La motivación que ha llevado al sujeto a mantenerse en su estado de ignorancia. Todos esos elementos mencionados por el citado autor en su construcción dogmática se encuentran presentes en el supuesto de autos, pues el imputado Bortis tenía la capacidad y 157 disponía de los medios para obtener la información sobre qué alcances implicaría introducir hexano en un ámbito tan limitado y con otros grupos de trabajo en la Planta Piloto; asimismo, por las funciones que ostentaba tenía el deber de obtener la información que ahora dice ignoraba. En efecto: si el Ing. Bortis había leído en la cláusula tercera del protocolo de trabajo n° 26 las palabras “Adecuación de la Planta Piloto” y “hexano”, debido a su larga experiencia como autoridad de la Facultad y de la Fundación y por sus conocimientos científicos especiales como Ingeniero, era indudable que el Ing. Bortis no podía desconocer que aquellas palabras daban a entender con claridad que –aunque no se mencionara en el protocolo la cantidad de hexano a utilizar en las experiencias encargadas por DE SMET- no podía tratarse de las pequeñas cantidades de ese solvente que hasta ese momento se habían utilizado en proyectos anteriores ejecutados por el GIDPO para extracción de aceite a partir de semillas vegetales, para los cuales eran suficientes las instalaciones que tenía la Planta Piloto de acuerdo a la escala para la cual estaba autorizada; por el contrario, Bortis se representó mentalmente que se trataba de un proyecto que superaba ampliamente el margen de riesgo tolerado para la utilización de hexano en la Planta Piloto, de acuerdo a la escala para la cual estaba preparada, y, por tal motivo, debió –antes de firmar la documentación como Presidente de la Fundación- requerir mayor información, para conocer con precisión de qué se trataba la experiencia y cuál era la magnitud del hexano a utilizar. Sin embargo, todo alude a su decisión voluntaria de no conocer, pues las notorias faltas de control en las medidas de seguridad e higiene de la Facultad de Ingeniería y específicamente en la Planta Piloto de la misma, constituyen la motivación que lleva a Bortis a alegar la situación de ignorancia. La charla sobre la experiencia a efectuarse por parte del GIDPO, que Bortis reconoció haber mantenido con la ingeniera Baralla, el mail que recibió del Dr. Mattea para que se efectuara el conveniomarco y se suscribiera el protocolo de trabajo, la reunión convocada por la Directora del Departamento de Tecnología Química ante el temor y reclamo de otros docentes, la presencia continua de Bortis en la Facultad de Ingeniería (ingresando al campus para dirigirse al Decanato transitaba todos días por el frente de la Planta Piloto y era docente de la misma); la entrada de un camión a la Facultad con 13 tambores de 200 lts. de hexano cada uno, la instalación de una importante estructura en la Planta Piloto por parte de 158 Poder Judicial de la Nación personas ajenas a la Facultad para adecuarla a las exigencias del proyecto de extracción de aceites con hexano que ejecutaba el GIDPO, todo ello no era posible que ocurriera con desconocimiento de Bortis, pues no quedan dudas que el imputado busca protegerse en la ignorancia, pero sabía lo que hacía el grupo Gidpo, sabía lo que firmaba, pues no resulta lógico y de sentido común que no se interesara en el contenido de lo que firmaba, tratándose de una investigación con hexano. El grupo Gidpo no hubiera iniciado las actividades si Bortis no hubiera firmado el convenio-marco y el protocolo de trabajo en la fecha que lo hizo para iniciar la formalización de la experiencia. Bortis como funcionario público tenía el deber, la obligación legal, de conocer los problemas de la Planta Piloto, de conocer su estado, y si no lo hizo, su ignorancia de hecho obedeció a negligencia culpable, tal ignorancia le es imputable por no haber empleado el debido cuidado y diligencia que le USO OFICIAL exigía la normativa vigente, la naturaleza riesgosa de la materia que utilizaba el grupo Gidpo (hexano), la trascendental importancia que tiene para la seguridad de las personas que trabajan en las experiencias que se desarrollan en la Planta Piloto, al no tener un sistema eléctrico acorde con las experiencias, fuentes de calor adecuadas, motores antiexplosivos, y sobre todo la incompatibilidad del trabajo conjunto de distintos grupos, pues en la Planta Piloto trabajaban y estudiaban alumnos, docentes, científicos, se realizaban visitas guiadas, en sus alrededores había una guardería infantil. Por todo ello las obligaciones inherentes a sus respectivos cargos, como Decano de la Facultad de Ingeniería y Presidente de la Fundación de la Universidad Nacional de Río Cuarto, le imponían al Ing. Carlos Bortis el deber de conocer el verdadero estado de la Planta Piloto y del riesgo de las actividades que se desarrollaban en la misma. Además, dicho deber deriva de la normativa referente a residuos peligrosos, por el uso en las distintas experiencias de solventes como el hexano, como igualmente de la ley de Higiene y Seguridad en el trabajo, que encierra todas las condiciones de seguridad a tener en cuenta. Todo ello, sumado a los conocimientos especiales y título universitario del imputado Bortis, a que asistía a la Planta Piloto como docente, estaba en permanente contacto con personas que trabajaban allí, docentes, investigadores y alumnos. En tal sentido resulta ilustrativa la sentencia de la causa “Colza” mencionada supra, en cuanto expresa: “… Por tanto, es claro que tratándose de una 159 situación atípica y de riesgos que el recurrente dice no haber podido establecer en toda su dimensión, su deber de cuidado le imponía –ante la importancia de los bienes jurídicos en juego- adoptar medidas de especial significación. Básicamente el recurrente debería haber agotado, tratándose de aceite envenenado, las investigaciones y experimentaciones necesarias para descartar todo posible peligro derivado de origen del aceite, sin conformarse con simples análisis rutinarios sobre aceites que nunca habían sido desnaturalizados con anilinas venenosas. Debería asimismo haber solicitado el registro Sanitario del producto y, sobre todo, debería haber advertido a los consumidores del origen del aceite…”. Ese deber de cuidado le imponía a Bortis adoptar las medidas preventivas de especial significación para evitar que se incrementara gravemente el riesgo permitido para la utilización de hexano, en una experiencia que superaba ampliamente la escala “piloto” para la que estaba diseñada la planta. En tal sentido, el informe expedido por la Facultad de Ingeniería de la U.N.R.C. en torno a la planificación y puesta en marcha de la Planta Piloto-Línea Continua refiere que la fabricación de materiales explosivos no está contemplada en ese establecimiento y que, por su parte, la manipulación o almacenamiento de materiales inflamables sólo se halla autorizada respecto de aquellos derivados del petróleo que pueden ser utilizados como solvente. Asimismo, el informe indica que la manipulación del solvente sólo está prevista a través de los equipos que figuran en el Capítulo III, página 2, del Proyecto de Planta Piloto, en tanto que su almacenamiento está previsto en la págima 20 del mismo Capítulo y Proyecto. En concreto, en lo que atañe al almacenamiento se indica que los Tanques T-101 y T-103 almacenan expeller-láminas de semillas oleaginosas y aceite, respectivamente, mientras que el Tanque T-102 almacena hexano y se encuentra fuera del edificio, en el sector de almacenamiento. El informe especifica además que en la Facultad no se registra solicitud alguna de autorización para manipular y/o almacenar materiales inflamables por parte de ningún grupo o laboratorio y expresa que, en general, los usos de materias primas y productos están especificados en cada uno de los Proyectos de Investigación y/o convenios -informe glosado a fs. 3743 y documental adjunta –reservada en Secretaría-, en especial Proyecto de Planta Piloto y planos (1 y 2) adjuntos a la documental bajo el título “DISPOSICION DE LOS EQUIPOS”, en los que se puede observar el último tanque. Repárese en que Bortis ha 160 Poder Judicial de la Nación manifestado ignorar el trabajo y sus características, de igual modo que las actividades que por lo general tenían lugar en la Planta Piloto de la Facultad, enfatizando en que su persona era ajena al proyecto y, por ende, a la producción del siniestro (declaración indagatoria fs. 3166/68 y la prestada en la audiencia del debate). Cabe subrayar la circunstancia de que Bortis suscribió los documentos a través de los cuales se acordaba la realización de una investigación altamente riesgosa (en razón de la sustancia a manipularse y del lugar de ejecución de los ensayos) y permitió la puesta en marcha de la misma, sin resolver previamente el marco legal del contrato, que carecía aún de la aprobación del Decano de la Facultad. Dicho en otros términos, autorizó la ejecución de la experiencia no obstante que aquel acuerdo estaba formalmente incompleto. En resumidas cuentas, la intervención del funcionario en la firma de los acuerdos entre el Grupo GIDPO y DE SMET SAIC y su USO OFICIAL consentimiento para la puesta en marcha de los ensayos en juego, refiere su conocimiento de la situación típica generadora del deber de obrar y su capacidad concreta de realizar la acción mandada y, así, de evitar la producción del resultado. De tal modo, la conducta del encartado Bortis habría sido una de tipo omisiva, consistente en incumplir el control de la correcta ejecución de las leyes imperantes en materia de Higiene y Seguridad (Ley Nº 19.587 y sus disposiciones reglamentarias). Estas normas específicas en la materia eran de inexcusable dominio del imputado, habida cuenta de la cantidad y variedad de proyectos de investigación que, con exigencias de higiene y seguridad propias, tenían lugar en la Planta Piloto. Al conocer de la existencia de un proyecto de las características enunciadas, autorizar su ejecución pese a los vicios formales del contrato, y no evitar que el mismo se desarrollara sin los mecanismos, controles y reaseguros necesarios, el obrar imprudente de Bortis implicó la aceptación de un riesgo no permitido o del incremento de un riesgo permitido, que contribuyó al desencadenamiento del siniestro de marras. Por expuesto, el imputado Bortis se encontraba en todo lo “posición de garante”, respecto de la seguridad pública y bienes de la unidad académica, en función del rol jerárquico que le permitía adoptar las medidas preventivas que habrían evitado el siniestro, debió procurar la redefinición del plan de trabajo por parte de GIDPO, de modo de garantizar su adecuación a las posibilidades de la Planta Piloto, así como a las normas vigentes en materia de 161 seguridad, o bien, debió arbitrar las medidas que al efecto resultaran menester, inclusive ordenando la suspensión de los experimentos que se estaban llevando a cabo por los integrantes del GIDPO. Las consideraciones precedentes obligan a destacar que el delito atribuido al imputado (art. 189, C.P.) consiste en provocar un incendio o alguno de los estragos enumerados en el artículo 187 del C.P., a través de conductas culposas que pueden cometerse por acción u omisión, agravado por la muerte de personas, resultado que debe ser producto directo de la violación del deber de cuidado. En cuanto a la responsabilidad de JOSÉ LUIS PINCINI, debo tener presente en primer lugar su desempeño en carácter de Secretario de Coordinación Técnica y Servicios de la Universidad Nacional de Río Cuarto, y en razón de tal cargo integraba la Comisión de Higiene y Seguridad de la Universidad Nacional de Río Cuarto, en la misma época de los hechos investigados. Cabe destacar en tal sentido, la Resolución de la U.N.R.C. N° 004/05, de fecha 05.05.2005, que documenta dicha circunstancia, cuyas copias se glosan en sobre de fs. 2379 de autos. La mencionada designación guarda vinculación directa con la Resolución de la U.N.R.C. N° 598/05, datada el 28.11.2005, que dispuso la creación en el ámbito de dicha Universidad de una Comisión de Higiene y Seguridad integrada por los Secretarios de Coordinación Técnica y Servicios General y por los Secretarios Técnicos de las distintas Facultades, conforme surge del artículo 1° de dicha Resolución (fs. 1187/88). En función del cargo que ejercía, Pincini era miembro de dicha Comisión de Higiene y Seguridad, cuyas funciones específicas consistían en: “Relevar potenciales lugares y actividades con mayor exposición a riesgos e inseguridad laboral, indicando posibles causas que podrían inducir tales riesgos e inseguridades. Proponer medidas a corto, mediano y largo plazo para evitar las manifestaciones o aminorar los efectos no deseables de los riesgos e inseguridades, a fin de lograr una mejor calidad del ambiente laboral. Formular un plan de Higiene y Seguridad Institucional (...) Administrar y ejecutar anualmente el “Fondo de Higiene y Seguridad” que se crea por la presente Resolución, en un todo de acuerdo al plan de seguridad institucional que se formalice.”; tal lo dispuesto en el artículo 2 de la citada resolución universitaria. Son corroborados tales extremos con las declaraciones incorporadas por su lectura de la Ingeniera Química Nancy Edith Reartes y la docente e investigadora del CONICET María Marta Reynoso, quienes dan cuenta del funcionamiento 162 Poder Judicial de la Nación y composición de la mentada Comisión de Higiene y Seguridad y refieren en concreto que Pincini integraba la misma, en calidad de Secretario Técnico de Coordinación Técnica y Servicios de la U.N.R.C. (fs. 2895/97. En el examen de la responsabilidad achacada al mencionado imputado en la comisión del hecho, cobra singular valor, pues, la circunstancia que siendo integrante del órgano responsable tanto del control cuanto de la implementación de medidas de seguridad en todo el ámbito universitario, era el funcionario a cargo del área con competencia específica en dicha materia de Seguridad e Higiene laboral. En efecto, en su calidad de miembro de la Comisión de Higiene y Seguridad, tenía a su cargo el mandato activo y concreto de relevamiento de potenciales peligros y de disminución de tales riesgos. En términos de la normativa citada, tenía la función de “relevar potenciales lugares y actividades con mayor exposición a riesgos e inseguridad” y de “proponer medidas a corto, USO OFICIAL mediano y largo plazo” para evitar los efectos de los riesgos (artículo 2 de la Resolución 598/2005 antes citada). Dicha competencia comprendía el conjunto de todas las instalaciones universitarias, incluyendo obviamente el predio de la Facultad de Ingeniería, en el cual se encontraba la Planta Piloto dependiente de la misma. Por otra parte, a los efectos del cumplimiento de dicho cometido, la U.N.R.C. había dispuesto —en la misma resolución de creación del órgano de que se trata— la asignación de fondos propios, a través de la conformación de un “Fondo de Higiene y Seguridad” de uso exclusivo y específico para Seguridad e Higiene laboral, con fondos provenientes del presupuesto asignado a la U.N.R.C. por el Congreso de la Nación, del orden de Pesos Cien Mil ($100.000.-) por año, con previsión incluso de ser incrementado con fondos especiales (v. artículo 3 de la Resolución 598/05 citada). Vale decir, la Comisión en cuestión contaba con los recursos necesarios para llevar adelante los objetivos planteados institucionalmente. Sin perjuicio de ello, de los testimonios escuchados en la audiencia y los incorporados por su lectura existió una falta de supervisión e intervención en las instalaciones de la Facultad de Ingeniería, conforme surge de los testimonios de Ingenieros María del Carmen Prámparo (fs. 2583/84), Pablo Daniel Galimberti (fs. 2924 y vta.), Miriam Alejandra Martinello (fs. 2942/2943) y Estela Mary Cattalano (3041/43). Los testimonios mencionados confirman que el predio de la Facultad de Ingeniería, y en especial la Planta Piloto, no fue 163 inspeccionado por dicha Comisión de Higiene y Seguridad de la U.N.R.C. Por otra parte, anteriormente no funcionaba el Departamento de Higiene y Seguridad, como resulta del informe de la Sindicatura General de la Nación –SIGEN-, a propósito de una evaluación del funcionamiento de la U.N.R.C., en el que se concluye que aquel Departamento “se encuentra inactivo, ya que no cuenta con responsable, ni con recursos humanos y material afectados al funcionamiento” (fs. 1582). Sin perjuicio de resaltar que la labor de relevamiento efectuada por los Ingenieros Gustavo Echandía, Omar Chiaramelllo, y la Licenciada Ana Belén Echandía, contratados para brindar asesoramiento a la Comisión de Higiene y Seguridad y concretar un Programa sobre Seguridad e Higiene en el ámbito universitario, así como a las tareas desplegadas por el Bombero Rogelio Ferrario, a quien se le encomendó el asesoramiento, relevamiento de edificios, elaboración de planes de evacuación, capacitación de personal y todo lo atinente a seguridad en el ámbito de la Universidad, conforme surge de las Resoluciones del Rectorado de la U.N.R.C. N° 481 y 590, de agosto y setiembre de 2006, N° 847 y 912/07, de Junio de 2007 (fs. 1189/91 y 1380). Todo ello, no exime a la comisión de su propia responsabilidad de minimizar los riesgos y evitar el resultado. Echandía sostuvo que sólo hablaba con Pincini y que su función era asesorar, no supervisar la seguridad de la Planta Piloto. Por ello, se constata que Pincini tuvo la posibilidad de evitar el siniestro investigado: como funcionario responsable del área con competencia específica en materia de seguridad e higiene debía velar por el debido cumplimiento de las normas estipuladas de la Ley de Higiene y Seguridad (N° 19.587 y sus disposiciones reglamentarias), así como debía, en un plano más concreto, ejecutar las funciones de inspección y adopción de medidas de prevención que le habían sido encomendadas por Resolución N° 598/05. Ciertamente que si hubiera relevado el predio e instalaciones universitarias, habría tomado contacto con la Planta Piloto y sus limitaciones de ventilación, instalaciones eléctricas, de agua, etc., así como con las experiencias que el Grupo GIDPO estaba realizando allí. De ese modo, Pincini habría conocido entonces la realidad de los riesgos implicados y, en consecuencia, habría tomado los recaudos necesarios para la disminución del peligro existente. Se destaca que los ensayos del GIDPO implicaban el almacenamiento y manipulación de hexano en un volumen extremadamente superior al utilizado habitualmente en dicho lugar, sin perjuicio 164 Poder Judicial de la Nación de la escala de prueba para la cual fue construida dicha planta, según documental e instrumental reservada en Secretaría. En concreto, habría podido intervenir en el lugar, tomando las medidas de rigor para que tanto la Planta Piloto cuanto el proyecto del GIDPO se adecuara a las normas vigentes en materia de seguridad. Dicho en otros términos, debería haber procedido para que se implementaran allí medidas de protección, a efectos de evitar o al menos minimizar los daños de un accidente como el que finalmente aconteció. La infracción del deber de cuidado en que incurrió a través de su inacción colocó a la Planta Piloto y a las personas (profesores, investigadores y estudiantes) que allí trabajaban en una situación que superaba el riesgo permitido en el desenvolvimiento del servicio educativo y de investigación, acorde a la estructura y destino del lugar. Esta negligencia se traduce en una omisión que debió ser evitada adoptando los controles necesarios e intervenciones USO OFICIAL idóneas en el área de seguridad de la planta. Cabe remarcar la concurrencia de normas legales y reglamentarias que obligaban directamente a desplegar acciones en materia de Seguridad e Higiene laboral. El imputado Pincini tenía pleno conocimiento de la existencia de normas de aplicación obligatoria en materia de seguridad y era pues su rol específico controlar su aplicación en aquellos ámbitos donde pudieran realizarse actividades peligrosas. A raíz de su condición de miembro de la Comisión de Higiene y Seguridad de la U.N.R.C. pesaba sobre él la competencia específica de vigilancia sobre la observancia de las normas de seguridad, lo que los sitúa en la posición de garante respecto de las personas y bienes correspondientes al ámbito universitario. En el caso se encuentran reunidos todos los presupuestos necesarios para la configuración del tipo culposo omisivo achacado a Pincini, debiendo consignarse que la falta de cuidado se verifica aquí en lo que atañe a la ejecución del mandato (en la no realización de la conducta debida). En consecuencia, puede establecerse la responsabilidad de Pincini en cuanto al conocimiento del peligro, puesto que fue informado por la ing. Nancy Reartes, de la existencia de los trece tambores de hexano en la Planta Piloto y la respuesta fue que “NO PODÍA HACER NADA PARA IMPEDIRLO”, conforme lo declarado con total claridad por el testigo Campetelli. Por otra parte, también surge responsabilidad de PINCINI, por su función de SECRETARIO DE COODINACIÓN Y SERVICIOS DE LA UNRC, era el responsable del control del ingreso 165 de camiones al CAMPUS UNIVERSITARIO, como lo declaró el ex decano Moitre, permitiendo en consecuencia el ingreso del material que causó la tragedía. En cuanto a la responsabilidad de SERGIO FABIÁN ANTONELLI, siendo integrante de la Comisión de Higiene y Seguridad de la U.N.R.C. le son aplicables las consideraciones efectuadas anteriormente, destacando como bien lo expresó el señor Fiscal General, que debió tratarse de una “Comisión Fantasma”, pues todos los testimonios coinciden en que no vieron a la Comisión efectuar ningún tipo relevamiento, más aún -dijo el Fiscal- algunos desconocen la existencia misma de la Comisión. Sergio Fabián Antonelli, se desempeñó en carácter de Secretario Técnico de la Facultad de Ingeniería y en razón de tal cargo integró la Comisión de Higiene y Seguridad de la Universidad Nacional de Río Cuarto, a la época de los hechos. Al respecto, cabe destacar la Resolución del Consejo Directivo de la Facultad de Ingeniería N° 027/05 (fs. 2379). Dicha designación guarda vinculación directa con la Resolución de la U.N.R.C. N° 598/05, datada el 28.11.2005, que dispuso la creación en el ámbito de dicha Universidad de una Comisión de Higiene y Seguridad integrada por los Secretarios de Coordinación Técnica y Servicios General y por los Secretarios Técnicos de las distintas Facultades, conforme surge del artículo 1 de dicha Resolución (fs. 1187/88). En función de ese cargo Antonelli era miembro de dicha Comisión de Higiene y Seguridad, cuyas funciones específicas consistían en: “Relevar potenciales lugares y actividades con mayor exposición a riesgos e inseguridad laboral, indicando posibles causas que podrían inducir tales riesgos e inseguridades. Proponer medidas a corto, mediano y largo plazo para evitar las manifestaciones o aminorar los efectos no deseables de los riesgos e inseguridades, a fin de lograr una mejor calidad del ambiente laboral. Formular un plan de Higiene y Seguridad Institucional (...) Administrar y ejecutar anualmente el “Fondo de Higiene y Seguridad” que se crea por la presente Resolución, en un todo de acuerdo al plan de seguridad institucional que se formalice.”; tal como se acreditó ut-supra al tratar la situación del imputado Pincini. En el examen de la responsabilidad achacada al imputado Antonelli, ésta surge de su condición de integrante del órgano responsable tanto del control cuanto de la implementación de medidas preventivas y de seguridad en el predio de la Facultad de Ingeniería, en el cual se encontraba la Planta Piloto dependiente de la misma, a cargo del área con competencia específica en dicha materia de Seguridad e Higiene laboral. 166 Poder Judicial de la Nación En efecto, en su calidad de miembro de la Comisión de Higiene y Seguridad, Antonelli tenía a su cargo el mandato activo y concreto de relevamiento de potenciales peligros y de disminución de tales riesgos. En términos de la normativa citada, tenía la función de “relevar potenciales lugares y actividades con mayor exposición a riesgos e inseguridad” y de “proponer medidas a corto, mediano y largo plazo” para evitar los efectos de los riesgos (artículo 2 de la Resolución 598/2005 antes citada). Por otra parte, a los efectos del cumplimiento de dicho cometido, la U.N.R.C. había dispuesto —en la misma resolución de creación del órgano de que se trata— la asignación de fondos propios, a través de la conformación de un “Fondo de Higiene y Seguridad” de uso exclusivo y específico para Seguridad e Higiene laboral, con fondos provenientes del presupuesto asignado a la U.N.R.C. por el Congreso de la Nación, del orden de Pesos Cien Mil ($100.000.-) por año, USO OFICIAL con previsión incluso de ser incrementado con fondos especiales (v. artículo 3 de la Resolución 598/05 citada). Vale decir, la Comisión en cuestión contaba con los recursos necesarios para llevar adelante los objetivos planteados institucionalmente. Sin perjuicio de ello, tal como se menciono los testimonios escuchados en la audiencia y los incorporados por su lectura existió una falta de supervisión e intervención en las instalaciones de la Facultad de Ingeniería, y en especial la Planta Piloto, no fue inspeccionado por dicha Comisión de Higiene y Seguridad de la U.N.R.C. Plantea la defensa que que no se puede endilgar a su defendido Antonelli haber provocado la causa determinante del estrago o que su omisión fue el factor determinante, puesto que se trataba de un acontecimiento de embergadura, extraordinario e imprevisible pruducto del derrame y del ingreso de hexano. Pero justamente considero, que por ser un proyecto de embergadura y extraordinario, la Comisión de Higiene y Seguridad debió tomar medidas especiales para disminuir o elimir el riesgo, siendo elemental la inspección del lugar donde se desarrollaría tal evento. Ese resulta el primer deber de cuidado que debían observar y cuyo incumplimiento genera la responsabilidad de los miembros de la Comisión. Sin perjuicio de resaltar que la labor de relevamiento efectuada por los Ingenieros Gustavo Echandía, Omar Chiaramelllo y la Licenciada Ana Belén Echandía, contratados para brindar asesoramiento a la Comisión de Higiene y Seguridad y concretar un Programa sobre Seguridad e Higiene en el ámbito 167 universitario, no libera de responsabilidad a la Comisión, puesto que el principio de confianza cede cuando existen indicios de acrecentar el riesgo ante una experiencia inusual. Ciertamente que si Antonelli habría tomado contacto con la Planta Piloto y sus limitaciones de ventilación, instalaciones eléctricas, de agua, etc., así como con las experiencias que el Grupo GIDPO estaban realizando allí, habría conocido entonces de los riesgos implicados y, en consecuencia, habrían tomado los recaudos necesarios para la disminución del peligro existente. Se destaca que los ensayos del GIDPO implicaban el almacenamiento y manipulación de hexano en un volumen extremadamente superior al utilizado habitualmente en dicho lugar, sin perjuicio de la escala de prueba para la cual fue construida dicha planta, según documental e instrumental reservada en Secretaría. En concreto, Antonelli habría podido intervenir en el lugar, tomando las medidas de rigor para que tanto la Planta Piloto cuanto el proyecto del GIDPO se adecuara a las normas vigentes en materia de seguridad. Dicho en otros términos, el imputado debería haber procedido para que se implementaran allí medidas de protección, a efectos de evitar o al menos minimizar los daños de un accidente como el que finalmente aconteció. La infracción del deber de cuidado en que incurrieron tanto Pincini como Antonelli a través de su inacción colocó a la Planta Piloto y a las personas (profesores, investigadores y estudiantes) que allí trabajaban en una situación que superaba el riesgo permitido en el desenvolvimiento del servicio educativo y de investigación, acorde a la estructura y destino del lugar. Esta negligencia de los nombrados se traduce en una omisión que debió ser evitada adoptando los controles necesarios e intervenciones idóneas en el área de seguridad de la planta. Cabe remarcar la concurrencia de normas legales y reglamentarias que obligaban directamente a los nombrados a desplegar acciones en materia de Seguridad e Higiene laboral. Antonelli tenía pleno conocimiento de la existencia de normas de aplicación obligatoria en materia de seguridad y era pues su rol específico controlar su aplicación en aquellos ámbitos donde pudieran realizarse actividades peligrosas. A raíz de su condición de miembro de la Comisión de Higiene y Seguridad de la U.N.R.C. pesaba sobre él la competencia específica de vigilancia sobre la observancia de las normas de seguridad, lo sitúa en la posición de garante respecto de las personas y bienes correspondientes al ámbito universitario. En el caso se encuentran reunidos todos los presupuestos necesarios para la configuración del 168 Poder Judicial de la Nación tipo culposo omisivo achacado a Antonelli, debiendo consignarse que la falta de cuidado se verifica aquí en lo que atañe a la ejecución del mandato (en la no realización de la conducta debida). En cuanto a la responsabilidad de MIRIAM PALMIRA MARÍA FERRARI, debo indicar que se le atribuye responsabilidad en la comisión de los hechos en función de la violación al deber de cuidado. Cabe destacar que al momento de los hechos, Miriam Ferrari se desempeñaba como Directora del Departamento de Tecnología Química de la Facultad de Ingeniería de la U.N.R.C., por lo que revestía la calidad de funcionario público en los términos del art. 77 del C. Penal, conforme surge de la Resolución del Consejo Directivo de dicha Facultad N° 001/07, de fecha 15 de marzo de 2007 (fs. 2407/2408). Resulta medular ponderar la dependencia directa que tenía el Grupo GIDPO respecto de dicho Departamento de Tecnología Química. En efecto, de conformidad a la Resolución del USO OFICIAL Consejo Directivo de la Facultad N° 014/93 fechada 10.03.1993, de creación del Grupo de Investigación y Desarrollo en Productos Oleaginosos (GIDPO), éste dependía orgánicamente de dicho Departamento de Tecnología Química, lo cual implica de suyo una dependencia jerárquica de sus miembros con relación a las autoridades del Departamento citado, conforme surge del artículo 1° de la Resolución, que luce a fs. 357/62 de autos. En función de ello, las actividades de investigación desarrolladas por el Grupo GIDPO debían contar necesariamente con la aprobación de las autoridades del Departamento de Tecnología Química de la Facultad. Ello se colige, en concreto, de la Resolución del Consejo Directivo N° 148/94, de fecha 02.12.1994, mediante la cual se aprueba la Reglamentación del Funcionamiento de los Departamentos y la Estructura de los Departamentos de la Facultad de Ingeniería (Resolución y su reglamentación en Anexos I y II, obrantes a fs. 1907/1915 vta.). Las funciones especificas, entre otras, del Departamento, se establecen: “...Coordinar y controlar las actividades académicas y administrativas de las asignaturas, laboratorios, institutos, grupos de trabajo y organismos afines...” y “Coordinar y supervisar los planes de actividades de investigación, extensión y servicios que se desarrollen en su ámbito…” (artículo 6, incisos a y c, del Anexo I). A ello debo añadir la referencia de lo dispuesto en la mencionada resolución administrativa respecto del rol que atañe al Director del Departamento, a quien compete, entre otras, la función de 169 supervisión de las actividades de los institutos y laboratorios del Departamento (art. 13 inciso h del mencionado Anexo I). En cuanto a los grupos de trabajo, dicha resolución dispone que, una vez conformados, deberán elevar a las autoridades del Departamento el plan anual de actividades y la indicación de los miembros y colaboradores que lo conforman (artículo 45 del citado Anexo reglamentario); este extremo se condice plenamente con lo dispuesto en la Resolución del Consejo Directivo N° 014/93, que impone al Director del Grupo la función de informar de los programas de trabajo a la autoridad correspondiente (artículo III, inciso f). En función de las resoluciones administrativas relativas al desempeño de Ferrari, surge la obligación que pesaba sobre ella de supervisar las actividades del Grupo GIDPO. En orden a dicha exigencia que recaía sobre la imputada Ferrari respecto de los proyectos emprendidos por los diversos laboratorios y grupos de trabajo dependientes del Departamento, hay que decir que se encuentra debidamente acreditado en la causa el conocimiento de la imputada Ferrari respecto del tipo de proyecto que, por entonces, estaba llevando a cabo el GIDPO en la Planta Piloto. Se halla probado, en particular, su conocimiento respecto del peligro que traía aparejado, por superar la escala de laboratorio, a raíz del volumen de hexano que su desarrollo suponía. A este respecto apunta eficazmente también el tenor de las declaraciones prestada en la audiencia de los Ingenieros Montenegro, Daghero, Campetelli, Ceballos, Orejas y la incorporada por su lectura de Pineda (fs. 2666). Sin perjuicio de señalar su titulo profesional de Ingeniera Química, que respaldan conocimientos específicos en la materia, la imputada Ferrari no podía desconocer los riesgos de un proyecto, como el que se estaba llevando a cabo, que superaba con creces los alcances de los que comúnmente desarrollaban los equipos de trabajo en la Planta Piloto. Tan es así que convocó a una reunión para tratar la cuestión de seguridad, poniendo en conocimiento y consideración de los miembros del Departamento el proyecto que encabezaba el doctor Mattea; dicha reunión fue celebrada el 15.11.2007, a la que se convocó a integrantes del Grupo GIDPO, así como a docentes e investigadores de otros proyectos de la Planta Piloto. Resulta oportuno recordar, que la mencionada reunión tuvo lugar a raíz de la inquietud puesta de manifiesto por algunos docentes investigadores que trabajaban en dependencias de la Planta Piloto, a causa de la presencia de gente extraña en el lugar y de las modificaciones de 170 Poder Judicial de la Nación instalaciones y aparatos que se estaban ejecutando en el sitio, conforme se desprende de los testimonios escuchados en la audiencia de debate de los Ingenieros Joaquín Orejas y Raúl Montenegro. Se acredita, además, tal extremo del conocimiento con el correo electrónico cursado el 14.11.2007 por la imputada Ferrari a miembros del Departamento, concretamente a la Vicedirectora Ducros y a los Ings. Giacomelli, Orejas, Montenegro, Cardarelli, Catalana, Mattea, entre otros, por el cual convoca a esa reunión con el objeto, precisamente, de tratar el tema de la seguridad dentro de la Planta Piloto, en atención a las tareas que desarrollaba allí el Grupo GIDPO. Al respecto, de la constancia aportada al proceso por el Ingeniero Joaquín OREJAS (fs. 2513/14), en concreto la cita tenía como asunto a tratar el siguiente: “...el Dr. MATTEA y el Dr. CARDARELLI informarán sobre los trabajos que se está realizando en la Planta Piloto en estos días, y algo muy importante: El USO OFICIAL plan de trabajos previstos para la próxima semana y que por razones de seguridad sería bueno que todos estuvieran para interiorizarse del tema.”. En dicha reunión informativa, conforme los testimonios escuchados durante las audiencias, surge que el Ingeniero Mattea no habría dado mayores precisiones respecto de la investigación que se encontraba desarrollando, concerniente a tareas de extensión en colaboración con una empresa privada sobre el tema de extracción de aceite, que implicaba el uso de hexano, ni habría tranquilizado a sus pares respecto de los riesgos implicados en los ensayos, salvo por la comunicación de algunas medidas de seguridad que se adoptarían, a saber: decisión de circunscribir las pruebas a un horario posterior a las 18:00 horas, colocación de carteles con la prohibición de fumar y restricción de la zona mediante vallados con cinta en el sector del depósito de tambores, al respecto son cntundentes las declaraciones transcriptas supra de Montenegro, Joaquín Orejas y Jorge Daniel Daghero. En esa ocasión, la observación y preocupación de los docentes asistentes se habría manifestado en el requerimiento a Mattea de una descripción de las tareas planificadas por parte del Ing. Joaquín Orejas. Dicho pedido, tras ser rehusado por Mattea por considerar que bastaba con que el Grupo GIDPO supiera qué se iba hacer y cómo, derivó en la interpelación del Ing. Raúl Montenegro a las Directoras del Departamento con la obvia cuestión referida a quién sería el responsable del nivel de riesgos involucrados en el experimento, respondiendo que no asumirían las 171 eventuales consecuencias, “si pasa algo no es responsabilidad nuestra sino del grupo GIDPO, eso era de sentido común pero no legal”, sostuvo en su testimonio Montenegro en la audiencia de debate. Resulta claro que Ferrari no tomó ninguna medida, ni canalizó los reparos efectuados por algunos miembros del Departamento (Ing. Orejas y Montenegro), ya sea a través de un imperativo de observancia de normas de Higiene y Seguridad acordes a la investigación en cuestión, ya sea poniendo en antecedentes de la situación a sus superiores, motivo por el cual se concluye que violó el deber de cuidado que tenía a su cargo. Ello en función del debido control y coordinación de los trabajos y actividades que realizaban los grupos dependientes de la unidad, que por su calidad de Directora del Departamento de Tecnología Química le competía. Pues, tenía a su cargo una atribución de control sobre estas actividades, que excedía lo meramente administrativo como sostiene e intenta demostrar la defensa- de conformidad a la reglamentación y estatutos (conf. Resolución Decanal N° 148/94 obrante a fs. 1907/1915). La imputada Ferrari manifiesta que no le correspondía tomar decisiones en cuanto a las medidas de seguridad porque no eran su competencia, lo cual resulta contradictorio con el testimonio de Turiello quien manifestó haber sido contratado por Ferrari para mejorar la seguridad. En función de ello sólo puede encargar y/o contratar personal de seguridad quien tiene el deber de velar por la seguridad. También resulta oportuno recordar el testimonio incorporado por su lectura de la Ing. Nancy Rearte, quien al consultarle a Ferrari por qué ese experimento tan riesgoso no se hacía en enero cuando no existe gente trabajando, la imputada Ferrari respondió “viste como son los tiempos de las empresas”. Es decir que dicha consulta se efectúa en el marco de las atribuciones que le otorgada su función de Directora del Departamento. Por lo expuesto, se configura el tipo culposo omisivo que se le achaca, residiendo su culpa en la negligencia y falta de cuidado en la ejecución del mandato. En el caso de EDITH MATILDE DUCROS, se atribuye a la nombrada responsabilidad en la comisión de los hechos en función de la violación al deber de cuidado. Cabe destacar que al momento de los hechos, Edith Ducros se desempeñaba como Vicedirectora del Departamento de Tecnología Química de la Facultad de Ingeniería de la U.N.R.C., por lo que revestía la calidad de funcionario público en los términos del art. 77 del C. Penal. Resulta medular ponderar la dependencia directa que tenía el Grupo GIDPO 172 Poder Judicial de la Nación respecto de dicho Departamento de Tecnología Química. En efecto, de conformidad a la Resolución del Consejo Directivo de la Facultad N° 014/93 fechada 10.03.1993, de creación del Grupo de Investigación y Desarrollo en Productos Oleaginosos (GIDPO), éste dependía orgánicamente de dicho Departamento de Tecnología Química, lo cual implica de suyo una dependencia jerárquica de sus miembros con relación a las autoridades del Departamento citado, conforme surge del artículo 1° de la Resolución, que luce a fs. 357/62 de autos. En función de ello, las actividades de investigación desarrolladas por el Grupo GIDPO debían contar necesariamente con la aprobación de las autoridades del Departamento de Tecnología Química de la Facultad. Ello se colige, en concreto, de la Resolución del Consejo Directivo N° 148/94, de fecha 02.12.1994, mediante la cual se aprueba la Reglamentación del Funcionamiento de los Departamentos y la Estructura de los USO OFICIAL Departamentos de la Facultad de Ingeniería (Resolución y su reglamentación en Anexos I y II, obrantes a fs. 1907/1915 vta.). Las funciones especificas, entre otras, del Departamento, se establecen: “...Coordinar y controlar las actividades académicas y administrativas de las asignaturas, laboratorios, institutos, grupos de trabajo y organismos afines...” y “Coordinar y supervisar los planes de actividades de investigación, extensión y servicios que se desarrollen en su ámbito…” (artículo 6, incisos a y c, del Anexo I). A ello debo añadir la referencia de lo dispuesto en la mencionada resolución administrativa respecto del rol que atañe al Subdirector, esto es, las funciones de colaboración con el Director en el desempeño de dicha tarea y las restantes encomendadas por reglamento, así como la colaboración con las autoridades ejecutivas de la Facultad en el desarrollo de las tareas de extensión y servicios en que participa el Departamento (art. 14 incisos a y d). En cuanto a los grupos de trabajo, dicha resolución dispone que, una vez conformados, deberán elevar a las autoridades del Departamento el plan anual de actividades y la indicación de los miembros y colaboradores que lo conforman (artículo 45 del citado Anexo reglamentario); este extremo se condice plenamente con lo dispuesto en la Resolución del Consejo Directivo N° 014/93, que impone al Director del Grupo la función de informar de los programas de trabajo a la autoridad correspondiente (artículo III, inciso f). En función de las resoluciones administrativas relativas al desempeño de Ducros, surge la obligación que 173 pesaba sobre ella de colaborar en supervisar las actividades del Grupo GIDPO, aspecto que cobra relevancia en la ponderación de su participación en el siniestro. En orden a dicha exigencia que recaía sobre la funcionaria respecto de los proyectos emprendidos por los diversos laboratorios y grupos de trabajo dependientes del Departamento, hay que decir que se encuentra debidamente acreditado en la causa el conocimiento de la Directora y Vicedirectora respecto del tipo de proyecto que, por entonces, estaba llevando a cabo el GIDPO en la Planta Piloto. Se halla probado, en particular, su conocimiento respecto del peligro que traía aparejado, por superar la escala de laboratorio, a raíz del volumen de hexano que su desarrollo suponía. Tal como se acreditó al tratar la situación de Ferrari. Sin perjuicio de señalar su titulo profesional de ingeniera química, que respaldan conocimientos específicos en la materia, no podía desconocer los riesgos de un proyecto como el que se estaba llevando a cabo, que superaba con creces los alcances de los que comúnmente desarrollaban los equipos de trabajo en la Planta Piloto. Tan es así que participó de la reunión para tratar la cuestión de seguridad. La misma fue celebrada el 15.11.2007, a la que se convocó a integrantes del Grupo GIDPO, así como a docentes e investigadores de otros proyectos de la Planta Piloto. Resulta oportuno recordar, que la mencionada reunión tuvo lugar a raíz de la inquietud puesta de manifiesto por algunos docentes investigadores que trabajaban en dependencias de la Planta Piloto, a causa de la presencia de gente extraña en el lugar y de las modificaciones de instalaciones y aparatos que se estaban ejecutando en el sitio, conforme se desprende de los testimonios escuchados en la audiencia de debate. El tema de la seguridad dentro de la Planta Piloto, se refería a las tareas que desarrollaba allí el Grupo GIDPO. Al respecto, de la constancia aportada al proceso por el Ingeniero Joaquín OREJAS (fs. 2513/14), en concreto la cita tenía como asunto a tratar el siguiente: “...el Dr. MATTEA y el Dr. CARDARELLI informarán sobre los trabajos que se está realizando en la Planta Piloto en estos días, y algo muy importante: El plan de trabajos previstos para la próxima semana y que por razones de seguridad sería bueno que todos estuvieran para interiorizarse del tema.”. En dicha reunión informativa, conforme los testimonios escuchados durante las audiencias, surge que el Ingeniero Mattea no habría dado mayores precisiones respecto de la investigación que se encontraba desarrollando, tal como se desarrollara “ut supra”. Resulta claro, que tanto Ferrari como Ducros no tomaron ninguna 174 Poder Judicial de la Nación medida, ni canalizaron los reparos efectuados por algunos miembros del Departamento (Ing. Orejas y Montenegro) -durante la reunión se encontraban mudas no apoyaron las observaciones por el contrario avalaron el proyecto-; ya sea a través de un imperativo de observancia de normas de Higiene y Seguridad acordes a la investigación en cuestión, ya sea poniendo en antecedentes de la situación a sus superiores, motivo por el cual se concluye que violaron el deber de cuidado que tenían a su cargo. Ello en función del debido control y coordinación de los trabajos y actividades que realizaban los grupos dependientes de la unidad, por su calidad de Directora y Vicedirectora del Departamento de Tecnología Química. Pues, tenían a su cargo una atribución de control sobre estas actividades, y en el caso de Ducros colaborar con la Directora en resolver y tomar decisiones en materia de seguridad, que excedían lo meramente académico o administrativo, de conformidad a la USO OFICIAL Resolución Decanal N° 148/94 (fs. 1907/1915). Por lo expuesto, se configura el tipo culposo omisivo que se le achaca en la participación no necesaria del delito imputado, residiendo su culpa en la negligencia y falta de cuidado en la ejecución del mandato. En cuanto a la responsabilidad de la imputada Liliana RUETSCH, debo decir que no existe acusación en su contra, pues conforme lo manifestado tanto por la querella actuante en esta causa, Dres. Claudio OROSZ y Eugenio BIAFORE, como lo alegado por el señor Fiscal General, Dr. Maximiliano HAIRABEDIAN, en cuanto a la falta de responsabilidad y consecuente pedido de absolución de la nombrada, siguiendo la doctrina sentada por la Excma. Corte Suprema de Justicia de la Nación, sentada en los fallos “Mostaccio”, “Tarifeño”, “García”, “Cattonar” y otros, que consideran que el juzgador no puede válidamente condenar al imputado si el acusador requirió la absolución en ocasión de formular sus conclusiones al finalizar el debate (art. 393, párrafo primero, del Código Procesal Penal de la Nación), dado que ello implicaría contrariar las formas sustanciales del juicio, acusación, defensa, prueba y sentencia” [“comentario al fallo: M.528.XXXVMostaccio, Julio Gabriel s/homicidio culposo- CSJN- 17/02/2004” por Fernando Díaz Cantón]; por tales motivos este Tribunal se encuentra impedido de pronunciarse en otro sentido, por resultar aplicable al sub judice los precedentes mencionados, razón por la cual, entiendo que procede en este aspecto sin más, la ABSOLUCION de Liliana Gladis 175 RUETSCH por los hechos imputados. Corresponde, asimismo hacer algunas consideraciones jurídicas respecto de la situación de Miguel Ángel MATTEA, cuya acción penal fue desestimada en los inicios de la investigación por existir obstáculos definitivos a su promoción (fallecimiento del sindicado). Se han receptado en el debate numerosas pruebas que intentan colocar al nombrado como responsable directo del siniestro que se investiga en el presente proceso. Se ventiló en el debate, así como también a lo largo de la investigación, que el siniestro acontecido el 5 de diciembre de 2007 en la Planta Piloto de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Río Cuarto, habría sido consecuencia de un experimento cuyo inicio, desarrollo y concreción fue llevado adelante por el Ingeniero Mattea, quien por su elevado prestigio, valiosa trayectoria y solvencia científica, habría sido depositario de la confianza en un actuar prudente y seguro en cuanto al éxito del ensayo. Pues bien, pese a haber sido desestimada la persecución penal del fallecido Miguel Angel Mattea, tanto el señor Juez Federal de primera instancia en el auto que desestima la acción penal en su contra, como el señor Fiscal Federal de Río Cuarto en el Requerimiento Fiscal, lo colocan en la cabeza del reparto de responsabilidades, atribuyéndole el señor Juez de Primera Instancia a Miguel Angel Mattea: “que no debió arrogarse la total y excluyente dirección y supervisión de un proyecto de investigación como el que produjera el siniestro”, “que su estatura científica no lo eximía de someterse al control pertinente de las autoridades superiores de la Facultad de la Facultad de Ingeniería de la UNRC”, “que debió coadyuvar al control de la actividad que desarrollaba”, que “tenía obligaciones que asumir y cumplir como docente investigador, no pudiendo ignorar a pesar de su valiosa trayectoria y solvencia que su proyecto no constituía una isla dentro del ámbito universitario”. Señala el magistrado que Mattea actuó con plena libertad y conciencia, eligió realizar las experiencias plenamente en forma voluntaria y sin interferencias, cuando, a sabiendas, el lugar “no era apto”; finalmente el magistrado concluye afirmando que Mattea “conocía acabadamente las condiciones estructurales del lugar y hasta dónde se podía utilizar su capacidad”. Por otra parte, el señor Fiscal Federal, afirma que el Ingeniero Miguel Ángel Mattea conocía acabadamente del alto potencial riesgoso del proyecto, desoyó las advertencias que le fueron formuladas y ocultó la envergadura del peligro que la realización de los trabajos implicaba para la vida y 176 Poder Judicial de la Nación salud de las personas. Entiendo que estas fuertes afirmaciones exceden el poder de investigación y de persecución penal otorgado por la ley a los funcionarios y magistrados a cargo de la promoción e instrucción de la causa, y desbordan los límites fijados por la investigación preliminar, desde que avanzaron sobre el aspecto subjetivo de la imputación jurídico delictiva, conociendo que era imposible formalizar el ejercicio de defensa en juicio, establecido como presupuesto formal ineludible del avance del proceso penal, lo que implica lisa y llanamente contrariar las formas sustanciales del juicio, acusación, defensa, prueba y sentencia, establecido por nuestro C.S.J.N. La ponderación de las pruebas recibidas y la convicción expuesta para atribuir responsabilidad personal a Mattea en el hecho investigado, pese a existir un obstáculo insalvable para el inicio de la acción penal, constituye un exceso, que violenta de las garantías del debido proceso y produce la USO OFICIAL estigmatización post mortem, cuyos efectos se extienden no sólo al involucrado sino también a sus familia y a la sociedad, todo ello sin poder ejercer el derecho de defensa en juicio. Por ello que no corresponde a este Tribunal emitir consideraciones respecto de la responsabilidad personal de Miguel Ángel Mattea en los sucesos investigados, siendo valorada la prueba producida en el debate con los límites de objetividad, racionalidad y utilidad para la consecución de los fines de proceso penal. Párrafo aparte merece la instrucción de la causa, pues todos coincidieron en cuestionar que no se encontraban imputados todos los responsables de la tragedia, que hubo una suerte de selección de los imputados. Así el Señor Fiscal General, Dr. Maximiliano Hairabedián sostuvo: “Los responsables directos no están en el juicio como acusados”; el Dr. Claudio Orosz, respresentante de la querellante Gremial Docente, expresó que existen “ausentes entre los imputados”; la defensa técnica de tres de los imputados, ejercida por el Dr. Jorge Valverde, manifestó: “estamos en el mundo del revés, se desvincula y no se investiga a quienes sabían, y se solicitan condenas a quienes no sabían ni debían saber”. En cuanto al ex Rector Oscar Federico Spada -a quien la parte querellante solicitó expresamente la remisión de las partes pertinentes de la causa, a los fines que se investige su posible responsabilidad en los hechos- se mencionó concretamente el informe de la SIGEN, recibido el 3 de setiembre de 2007, del cual surge que las observaciones sobre las políticas de seguridad habían sido 177 desoídas por las autoridades, considerando el informe de la SIGEN: “que el nivel de receptividad a las cuestiones planteadas por los órganos de control resulta bajo” y que entre otras consideraciones: “el Departamento de Higiene y Seguridad del Trabajo se encuentra inactivo, ya que no cuenta con responsables ni con recursos humanos y materiales afectados a su funcionamiento” (Informe de Evaluación del Sistema de Control Interno de la Sindicatura General de la Nación, agregado como prueba documental). Frente a tal informe no ameritó el entonces Rector convocar a una reunión con los ditintos decanos a fin de dar respuestas a tal requerimiento, conforme la declaración del ex decano Moitre. También expresa el querellante que la Universidad no estaba inscripta en el Registro de Residuos Peligrosos como operadora de hexano; en igual sentido también el Dr. Jorge Valverde sostuvo que “la Universidad no estaba habilitada ni legalmente autorizada para operar con hexano”, cuestión que resulta relevante en función del conocimiento de Spada sobre el proyecto de investigación con hexano, conforme la declaración de Cantero Gutierrez y lo manifestado por la propia defensa de Bortis. En tal sentido cobra fuerza la afirmación del señor Fiscal cuando expresa que “quisieron hacer creer que todo había sido una locura del GIDPO y que la Universidad Nacional de Río Cuarto no tenía idea de la experiencia. Si bien es entendible que Bortis no se autoincrimine, pero fue la Universidad en conjunto, la que quiso ocultar”. En este aspecto quisiera detenerme en el analisis de la visita del entoncée Rector Spada a la Planta Piloto de la Facultad de Ingenieria. Se encuentra acreditado que el día 15 de noviembre de 2007, el Rector Spada junto al Director de Relaciones Internacionales del Centro Nacional de Investigaciones de Cuba, junto a otras personas estuvieron visitando la Planta Piloto. Cabe recordar que ese mismo día 15 de noviembre de 2007 se realizó una reunión para tratar el tema de seguridad en la Planta Piloto por el proyecto que encabezada el Doctor Mattea, invitando a los integrantes del Grupo GIDPO, asi como a docentes e invetigadores, todo en función que dicho proyecto superaba lo que comúnmente desarrollaban los equipos de trabajo en la Planta Piloto. Ahora bien, corresponde preguntarse ¿qué era lo interesante que tenía el Rector para mostrarle al Director del Centro de Investigaciones de Cuba?; ¿qué era lo importante que se estaba llavando a cabo en la Planta Piloto?; ¿siendo el visitante Director de Investigaciones Científicas, cuál era la investigación cientifica que resultaba novedosa, extraordinaria, no 178 Poder Judicial de la Nación habitual para exhibir?. En tal sentido, muchos expresaron preocupación por observar varios operarios que no eran conocidos readecuando la planta y montando toda una estructura con trece tambores para una investigación que excedía lo que normalmente efectuaban. Esta situación resulta sumamente delicada, pues distinto habría sido el operativo de los bombreros si se hubiera informado por parte de las autoridades en qué consistía el proyecto y con qué materia se trabajaba. Por otro lado, al ser consultado el ex Rector por el suscripto en la audiencia oral de debate, sobre si tuvo conocimiento de los informes de ASOCIART S.A. sobre que la U.N.R.C. no cumplia con las normas vigentes en materia de “Capacitación y Primeros Auxilios”, antes de que sucediera la tragedía y ocho recomendaciones posteriores a la misma, la respuesta fue evasiva y no informó qué medidas tomó al respecto, por lo que resulta por demás contradictoria la afirmación USO OFICIAL sostenida durante la instrucción “que el proyecto tuvo sustento institucional”; sin embargo no se dispuso la investigación preliminar respecto de la máxima autoridad institucional. En consecuencia, corresponde hacer lugar a lo solicitado por la parte querellante, ejercida por los Dres. Claudio Orosz y Eugenio Biafore, y, en consecuencia, remitir copias de las piezas pertinentes al Juzgado Federal de Río Cuarto, a fin de profundizar la investigación respecto a la responsabiliad del entoncés Rector Oscar Federico Spada. Por otra parte, la defensa ejercida por el Dr. Jorge Valverde, detalló minuciosamente el recorrido de los 2.600 litros de hexano y destacó que no se ha investigado a quienes fueron los verdaderos responsables de la compra y traslado de dicho solvente, quienes realizaron maniobras clandestinas y violaron todo tipo de normas vigentes para que el hexano ingresara en la U.N.R.C. Señaló que fue la Aceitera General Deheza el actor principal que operó para lograr el ingreso de dicho combustible en la Universidad y esto, señaló, estaba claro desde los albores de la investigación. Destacó que Aceitera General Deheza, quien sí estaba habilitada para manipular el solvente, como primera medida compra el hexano a su nombre, lo cual está plenamente acreditado con los correspondientes remitos de entrega y la factura de compra a su nombre. Luego, cambia el destino del hexano y cambia de transportista a una empresa de mudanzas “Oliva Hnos.” (no apta para traslado de solvente), a los fines del ingreso de dicho material a la U.N.R.C. Asimismo, destacó el Dr. Valverde que el hexano es 179 descargado por Javier Boretti y almacenado en la Planta Piloto, llamando la coincidencia que el día de la tragedia (05/12/2007), Boretti se encontraba trabajando en la Empresa Aceitera General Deheza. Estas circunstancias narradas por el distinguido abogado defensor Dr. Jorge Valverde, son corroboradas en gran parte por el testimonio de Miguel Vicente Ferraro (fs.920/21), quien reconoce una relación comercial y de amistad personal entre los directivos de la empresa de origen belga De Smet S,A. y de la empresa Aceitera General Deheza S.A. . En función de lo expuesto, corresponde continuar y profundizar la investigación respecto de la conducta de los responsables de la empresa Aceitera General Deheza S.A. que dispusieron la compra y el traslado del material hexano que ocasionó el evento criminoso, debiendo remitirse copia de las piezas pertinentes al Juzgado Federal de Río Cuarto, a sus efectos. Por otra parte, el señor Fiscal General consideró que falta uno de los responsables directos de la tragedia, refiriendose a la Empresa De Smet, quien tuvo a su cargo la instalación y readecuación de la estructura montada en la Planta Piloto, aspecto que fueron constatados con la declaración de Carlos Alberto Juni (fs.2602/4) y teniendo presente lo resuelto en la primera cuestión planteada, corresponde remitir al Juzgado Federal de Río Cuarto, copia de las partes pertinentes a efectos de continuar con la investigación respecto de la conducta de los responsables de la empresa De Smet. Por último, como bien lo ponderó el Fiscal, debo poner de resalto la actitud, el compromiso y el entusiasmo del estudiante Juan Politano, quien con sus 22 años, trabajó intensamente en el proyecto que encabezaba uno de los más reconocidos profesionales en la materia, colaboró con dedicación y pasión, comportamiento comprensible sólo en las personas que abrazan y aman una profesión, a tal extremo de poner en riesgo su propia vida. Sin embargo, más alla del amor a su profesión demostró una grandeza, generosidad de espíritu y un acabado sentimiento de solidaridad, que en el infierno de las llamas, con el conocimiento de mayores riesgos, intentó colocar una manga corrugada con un extractor sobre el derrame, y luego reingresó nuevamente al escenario de la tragedia a salvar más vidas. No sé si las páginas de la historia tendrán un lugar reservado para Politano, pero nosotros, los contemporáneos difícilmente podamos olvidar la heróica actitud del Ingeniero post mortem Juan Politano. Asimismo, corresponde destacar la actitud de LILIANA GIACOMELLI, como bien lo indicara el Sr. Fiscal General, por su probada responsabilidad científica, su 180 Poder Judicial de la Nación preocupación personal y principalmente porque no estaba trabajando en el grupo de investigación cuando sucedieron los hechos, por diferencias internas, destacandola como una luchadora constante que velaba por la seguridad del lugar que finalmente terminó convirtiéndola en víctima. Finalizo haciendo presente el excesivo tiempo que demandó la instrucción de la presente causa, que comenzó con el trágico suceso del día 5 de diciembre de 2007 y fue elevada a juicio con fecha 8 de agosto de 2012; cerca de 5 años demandó la elevación a juicio, por lo que se recomienda al Sr. Juez de primera instancia que procure la mayor celeridad en el trámite de la instrucción (conf. Res. Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba, Reg. Libro 406 Folio 92) y ulterior elevación a juicio respecto de las supuestas responsabilidades que se sindican en la presente sentencia. ASI VOTO.A LA SEGUNDA CUESTIÓN PLANTEADA EL SEÑOR VOCAL DE CÁMARA USO OFICIAL DR. CARLOS JULIO LASCANO DIJO: que adhería a las consideraciones y conclusiones efectuadas por el señor Vocal preopinante, votando en igual sentido. Para reforzar la medulosa argumentación efectuada por el colega que me ha precedido en la votación, agrego lo siguiente: I. Desde la década de los años 90 nuestro país transitó en forma pendular desde la política económica estatista imperante hasta ese momento, hacia la aplicación de ideas diametralmente opuestas que planteaban como “panacea” para hacer más eficiente la Economía, someter a ésta a las reglas del libre mercado competitivo y traspasar a empresas privadas el manejo de muchas actividades y amplios sectores de la economía argentina que habían estado exclusivamente en manos del Estado; de esa forma se pudo llegar, casi virtualmente, a un “desmantelamiento del Estado” sin posibilitar una mejor prestación de las actividades y servicios que antes había monopolizado el “Estado intervencionista”, porque fallaron los controles que el Estado debía ejercer, especialmente respecto de las empresas privadas que pasaron a ser titulares de los servicios públicos “privatizados”. El gran problema –no resuelto razonablemente- para que la supuesta mayor eficiencia de las empresas privadas no terminara haciendo posible la existencia de abusos de posición dominante en el mercado, que se tradujeran en perjuicio de los derechos de los consumidores de bienes y de los usuarios de tales servicios, fue que, paralelamente, se debía haber implementado un adecuado sistema de controles por parte del Estado, cuyos 181 funcionarios también deben ser correctamente controlados, para evitar que -por ineficiencia o por corrupción- su actuar omisivo termine siendo funcional a los interesas de las grandes corporaciones y grupos económicos, muchos de ellos, multinacionales, especialmente a partir del fenómeno de la “globalización” o “mundialización” de la economía. De tal modo, el dilema que se plantea es el siguiente: ¿quién debe controlar al controlador? Por ello, se suele postular que dicha función de control, vigilancia o supervisión debería ser ejercida eficientemente por órganos que estén en la órbita parlamentaria, con predominio en su composición de los partidos políticos de la oposición y con participación de las organizaciones no gubernamentales, especialmente las que representen los intereses de los usuarios y consumidores. II. Ratifico aquí lo sostenido con anterioridad (Carlos J. Lascano, Los principios constitucionales del Derecho Penal Económico. Globalización y armonización del Derecho Penal Económico (Mercosur), en “Derecho penal de la empresa - Del Derecho penal económico del Estado social al Derecho penal de la empresa globalizado”, Directores Luis Arroyo Zapatero, Carlos Lascano y Adán Nieto Martín, Ediar, Buenos Aires, 2012, pp. 66 a 69): «La reforma constitucional de 1994), profundiza la intervención del Estado en la economía y precisa la restricción de los derechos en función del bienestar general, al agregar, entre las atribuciones del Congreso de la Nación, la cláusula programática del art. 75, inc. 19: “Promover lo conducente al desarrollo humano, al progreso económico con justicia social, a la productividad de la economía nacional, a la generación de empleo, a la formación profesional de los trabajadores, a la defensa del valor de la moneda, a la investigación y al desarrollo científico y tecnológico, su difusión y aprovechamiento”. En esa línea, la enmienda agrega a la Primera Parte de la Constitución Nacional el Capítulo Segundo –bajo el epígrafe “Nuevos Derechos y Garantías”– donde incorpora expresamente nuevos derechos fundamentales, denominados de “tercera generación”, que apuntan a la “mejor calidad de vida”; ellos surgen como respuesta al fenómeno de la “contaminación de las libertades” por los avances tecnológicos, que amenazan seriamente a intereses como el medio ambiente (art. 41, CN ), la libertad informática y el consumo; se suelen incluir también bienes como el patrimonio histórico y cultural de la humanidad, el derecho a la autodeterminación y la defensa del patrimonio genético de la especie humana. Como se advierte, estos derechos “difusos” en realidad son 182 Poder Judicial de la Nación derechos públicos subjetivos cuyo titular es la sociedad o los distintos sectores que la integran, a los cuales el art. 43 de la CN califica como de “incidencia colectiva”. 2.1. Entre los nuevos dispositivos constitucionales, el art. 42 sobre los derechos de los consumidores y usuarios ha tornado más explícito el sistema económico de libre concurrencia en el mercado competitivo, pero estableciendo limitaciones razonables en función de la protección del consumidor de bienes y del usuario de servicios, mediante el adecuado contralor estatal. Es correcto afirmar que –para hacer efectiva la regla constitucional de la libertad de elección (art. 42)– es preciso que el Estado procure –en lo posible– evitar los monopolios, los cuales no están prohibidos per se; pero, en caso de tener que admitirlos, debe ejercer el control de los monopolios naturales y legales. Debemos aclarar que la regla general de la libertad del mercado competitivo, emergente de la “defensa de la competencia USO OFICIAL contra toda forma de distorsión de los mercados”, expresamente impuesta al Estado por el art. 42 de la CN , admite importantes excepciones, que ya estaban consagradas en el texto constitucional anterior, configurativas de mercado regulado: a) protección de la propiedad intelectual y patentes de invención (art. 17); b) fijación del valor de la moneda nacional y de las extranjeras; adopción de un sistema uniforme de pesas y medidas (art. 67, inc. 10, actual art. 75, inc. 11); c) derechos laborales (art. 14 bis). 3. A partir de lo antes expuesto, parece claro que el Derecho Penal, como parte del ordenamiento jurídico basado en las premisas económico-constitucionales indicadas, debe ponerse en consonancia con dicho modelo de Estado de Derecho y con los valores superiores que éste propugna. Pero también es indudable que el legislador, al elaborar las leyes penales dirigidas a la protección del mercado competitivo –por imperio de la propia Constitución– debe guiarse por el principio de intervención mínima, que sólo admite utilizar el Derecho Penal para tutelar bienes jurídicos realmente importantes y tipificar aquellos comportamientos verdadera y gravemente lesivos o peligrosos de esos intereses fundamentales. En tal sentido, debemos destacar la relevancia que el mismo art. 42 de la CN asigna a la educación para el consumo, a la constitución y participación de asociaciones de consumidores y usuarios y a los procedimientos eficaces para la prevención y solución de conflictos, lo que indica que el recurso al Derecho Penal debe ser la ultima ratio. Coincidimos con Fabián I. Balcarce 183 (Derecho Penal Económico. Parte General, tomo 1, Editorial Mediterránea, Córdoba, 2003, pp. 137 y 138) en que para la Constitución argentina –pese a receptar una economía de mercado– el Estado no es “absolutamente neutral”, pues tiene a su cargo una función social para cuya realización tiende a redistribuir equitativamente, con dos límites “bien marcados”: “El primero viene dado por la imposibilidad de renunciar a aquellos intereses generales que exigen una cierta intervención estatal (política de empleo, seguridad social, política social, política fiscal, estabilidad monetaria, recursos internacionales, protección del medio ambiente y del consumidor, etcétera) y que, por tanto, impiden retornar a un liberalismo puro”. …“El segundo límite estriba en la imposibilidad de admitir un sistema económico de planificación total, centralizada e imperativa que ahogara cualquier iniciativa empresarial autónoma”». III. La insuficiencia -y en algunos casos ausencia- de un sistema estatal adecuado de controles se reflejó en el ámbito de las Universidades Nacionales a partir de la idea de restarles presupuesto a las áreas de docencia e investigación pero dando posibilidad a los docentes e investigadores –con magros sueldos- de buscar un “complemento remuneratorio” que les permitiera cubrir sus necesidades económicas básicas, participando en “vinculaciones tecnológicas”, “proyectos de extensión” o “servicios a terceros”, que serían prestados a través de las Universidades Nacionales, mediante la creación de “fundaciones”, que -utilizando bienes y recursos del Estado Nacional- se encargarían de contratar con las empresas privadas –muchas de ellas pertenecientes a importantes sectores industriales, comerciales o agropecuarios- que se beneficiarían así con la prestación de tales servicios y la transferencia de los resultados de investigaciones y de nuevas tecnologías, a cambio del pago de módicas sumas de dinero, de las cuales se podría obtener los recursos para pagar los honorarios a los investigadores y técnicos que integraran los equipos de trabajo. Ello permitía incentivar el interés de estas personas en participar de tales “proyectos de extensión” y buscar la “sponsorización” de empresas privadas, que podían hacer muy buenos negocios para mejorar u optimizar sus procesos productivos, abaratar costos e incrementar sus utilidades. El costado negativo de este sistema fue que –en la práctica, en no pocos casos- se descuidó el control y vigilancia de esos grupos de trabajo –integrados por docentes e investigadores de las Universidades Nacionales- que actuaban como “unidades ejecutoras” de los proyectos de vinculación 184 Poder Judicial de la Nación tecnológica que prestaban “servicios a terceros” (por lo general, empresas particulares), con grave riesgo de la seguridad de personas y también de bienes del propio Estado y de terceros, y en desmedro de la debida transparencia de la administración y disposición de los bienes, fondos y dineros que aportaban tales empresas privadas. IV. En el caso particular de la Universidad Nacional de Río Cuarto, conforme la facultad conferida por la Ley Nacional de Educación Superior n° 24.521, se creó mediante ordenanza del H. Consejo Superior, la “Fundación de la Universidad Nacional de Río Cuarto”, que tenía como fines: promover, apoyar, subsidiar, concretar, fomentar, difundir y coadyuvar en todas las actividades de enseñanza, investigación científica y tecnológica, transferencia de tecnología y servicios al medio, desarrollo del conocimiento a través de la capacitación de los miembros de la comunidad educativa en todos sus niveles, la difusión de la cultura en la USO OFICIAL Universidad Nacional de Río Cuarto, con el fin de mantener la amplitud de objetivos. Su patrimonio se formó, en primer lugar, con el aporte de los socios fundadores. El referido patrimonio podría incrementarse, además, con otros recursos, entre los cuales se puede mencionar todo otro ingreso de bienes, títulos, valores o dinero que aceptare el Consejo de Administración; y todo otro ingreso de fuente lícita que se registre cualquiera sea el concepto originario (cfr. art. 5). La Fundación estaba dirigida y administrada por el Consejo de Adminsitración ´ad honorem´ integrado por ocho (8) miembros, seis (6) Titulares y dos (2) Suplentes, siendo Consejeros: Tres (3) miembros titulares designados por el Rectorado de la UNRC y un miembro suplente, quienes se desempeñan por el término de dos (2) años, y son reelegibles (art. 8). Su representación legal y administración estaba a cargo de un Consejo de Administración integrado por: Presidente, Vicepresidente, Secretario, Tesorero, Protesorero y un (1) Vocal Titular y dos (2) Vocales Suplentes, los que eran elegidos por el Consejo de Administración. Los reemplazos, así como los deberes y atribuciones de los miembros se regularán por las disposiciones del Estatuto y de la Ley 19.836 pudiendo realizar cuantos actos y gestiones sean necesarias para la mejor consecución del objeto de la Fundación, conforme a las enunciaciones de dicho instrumento (art. 9) (cfr. Texto Ordenado Fundación Universidad Nacional de Río Cuarto –aprobado por Resolución N° 061/”A”/1994 185 Inspección de Sociedades Jurídicas Gobierno de Córdoba, con fecha 16 de noviembre de 1995, obrante a fs. 394/400). Para el cumplimiento de sus fines, la Fundación celebró con la Universidad Nacional de Río Cuarto, un Convenio-Marco (con cinco años de duración y renovación automática salvo expresa disposición en contrario) que disponía: que la Universidad y la Fundación convienen en aunar los esfuerzos para la promoción, desarrollo y transferencia del conocimiento científico, tecnológico y cultural, en un todo de acuerdo con los objetivos y modalidades que establecen sus respectivos estatutos (art. 1). La Universidad autoriza a las Facultades y Secretarías a proyectar con la Fundación planes anuales de las actividades conjuntas, que debían ser ratificadas por las autoridades competentes (arts. 2 y 3). En cuanto a la promoción de la investigación científica y tecnológica, la Universidad Nacional de Río Cuarto organizaría y supervisaría los proyectos a través de la Secretaría de Ciencia y Técnica y/o la facultad competente, aportando instalaciones e instrumental existente; en tanto la Fundación financiaría el proyecto adquiriendo bienes de capital que serían puestos a disposición de la Universidad para su uso, a quien se los donará oportunamente y subsidiando a los responsables del proyecto para atender a gastos operativos y contrataciones de personal extraordinario, debiendo éstos informar y rendir cuenta documentada del destino de los fondos (art. 4). Con relación a los Servicios a terceros, la Fundación contrataría los trabajos, que se realizarían con participación de docentes e investigadores de la Universidad. En la evaluación de los proyectos el Consejo de Administración de la Fundación podía requerir la intervención (además de sus miembros) del Secretario de Extensión y Desarrollo de la UNRC, del decano de la facultad afin al proyecto y del responsable del mismo. Este tiene la obligación de informar periódicamente al Consejo sobre la marcha de la investigación y el destino de los fondos asignados(art. 4); y las acciones respectivas deben formalizarse mediante la firma previa de protocolos y/o contratos específicos –llamados convenios marco y protocolos de trabajo- (art. 7). A la época de los hechos que se investigan el Presidente de la Fundación de la Universidad Nacional de Río Cuarto era el Ing. Carlos Bortis, que al mismo tiempo ejercía la función de Vicedecano de la Facultad de Ingeniería de la UNRC. V. Las condiciones de higiene y seguridad del campus de la UNRC -especialmente de la Planta Piloto dependiente de la Facultad de Ingeniería, donde tenía sus oficinas el 186 Poder Judicial de la Nación Departamento de Tecnología Química- habían sido objeto de serios cuestionamientos. Así, la SIGEN en el informe del mes de julio del año 2007 había dictaminado que el Departamento de Higiene y Seguridad no funcionaba y no contaba con responsable ni recursos humanos y materiales afectados a su funcionamiento. En el año 2005 mediante resolución decanal n° 598/05, dictada ad referendum del H. Consejo Superior de la Universidad, que ratificó la misma, se había creado la Comisión de Higiene y Seguridad, integrada por los Secretarios de Coordinación Técnica y Servicios, General y por los Secretarios Técnicos de las distintas facultades, a la que se le había asignado un presupuesto de pesos cien mil ($100.000) por año, el que podía incrementarse con fondos especiales que pudiesen conseguirse o destinarse a tal fin. Con motivo y por exigencias del proceso de acreditación ante la CONEAU de la carrera de Ingeniería Química en el año USO OFICIAL 2005 se habían detectado serias y graves deficiencias en materia de higiene y seguridad en la Planta Piloto, razón por la cual –por intermedio de las Profesoras Ingenieras Liliana Giacomelli (Directora del Departamento de Tecnología Química) y María del Carmen Prámparo (Vice Directora –año 1998- y Directora –año 2000- del citado Departamento) y con fondos del PROMEI, se encargó un relevamiento que estuvo a cargo de un técnico en dicha materia, el Ing. Luis Alberto Turiello. En esta gestión tuvo participación la Ing. Nancy Edith Reartes (que ejercía el cargo de Sub Directora del Departamento de Tecnología Química y tenía también la responsabilidad de control y registro de residuos peligrosos). Con fecha 3 de mayo del año 2005, el mencionado Turiello elevó por escrito una propuesta de trabajo para subsanar las deficiencias que había relevado en la Planta Piloto –fs. 645/650-, pero posteriormente no se le encargó su realización. VI. A partir de septiembre de 2007 el Ing. Diego Carlos Alberto Moitre estuvo en uso de licencia sin goce de haberes en su cargo de Decano de la Facultad de Ingeniería y fue reemplazado interinamente por el Vicedecano Ing. Carlos Bortis, quien al mismo tiempo seguía ejerciendo su función de Presidente de la Fundación. El proceso para la aprobación y puesta en marcha de un “proyecto de extensión” entre la Fundación y empresas del sector privado, según lo declaró en el debate el Ing. Moitre, comenzaba con la presentación de la propuesta por parte del respectivo grupo de investigación y desarrollo que lo llevaría a cabo, ante la 187 Fundación, cuyo Presidente debía suscribir el convenio y de protocolo de trabajo. Una vez suscripta tal documentación por el representante legal de la empresa privada contratante de los servicios, debía ser firmada por el Presidente de la Fundación; al mismo tiempo, debía suscribirse un convenio y un protocolo entre la Fundación y la Facultad de Ingeniería, para que a partir de ese momento el respectivo grupo de investigación y desarrollo a cargo del proyecto pudiera comenzar a realizar sus actividades. Como se puede advertir, estamos en presencia de una contratación sui generis, pues el convenio y el protocolo de trabajo –los cuales, según cada caso, podrían encuadrar en el contrato de locación de obra o de locación de servicios del Código Civil- se celebraban entre dos sujetos de Derecho Privado (por un lado, la Fundación de la UNRC y por el otro, una empresa comercial (que podía ser una persona jurídica de carácter privado (art. 33 CC), bajo el tipo societario de una sociedad anónima, una sociedad de responsabilidad limitada u otros autorizada por la Ley de Sociedades Comerciales, o de una sociedad civil o una simple asociación reguladas por el Codigo Civil, pero también podía ser una persona física individual). La singularidad de esta contratación de Derecho Privado, es que la Fundación delegaba la ejecución de las prestaciones en un grupo de trabajo, integrado por docentes e investigadores de la Universidad Nacional de Río Cuarto, muchos de ellos de dedicación exclusiva (por lo tanto, tales prestaciones se desarrollaban en horas de trabajo que pagaba la Universidad), cuyos sueldos eran abonados por dicha Casa de Altos Estudios, la cual también era la propietaria del inmueble y de las instalaciones que se utilizaban para la realización de los trabajos, ensayos y experimentos que constituían el objeto de los servicios que se prestaban a terceros. Finalmente, para la validez de dicho convenio y protocolo de trabajo, una vez firmados los documentos por el Presidente de la Fundación y el tercero que encargaba el servicio (una persona física individual o el representante de una empresa privada que asume la forma de una persona colectiva), la Fundación debía suscribir una documentación que era “espejo” de la anterior, con el Decano de la respectiva Facultad de la que dependía orgánicamente la unidad ejecutora (grupo a quien se delegaba la realización de los trabajos) involucrada en la respectiva contratación. Esa firma del Decano de la Facultad constituía el acto administrativo que autorizaba y perfeccionaba formalmente el negocio jurídico, con lo cual se habilitaba el comienzo de las tareas objeto del respectivo proyecto de extensión. Por 188 Poder Judicial de la Nación ello, esta modalidad de “vinculación tecnológica” entre Universidad y comunidad también está regulada por el Derecho Administrativo. VII. En el caso particular que nos ocupa, es decir, el proyecto de extensión cuyas conversaciones iniciales entre el Dr. Miguel Ángel Mattea –director de GIDPO- y el Ing. Anibal Demarco –Gerente de Producción de DE SMET S.A..- al estar en uso de licencia el Decano de la Facultad de Ingeniería, la suscripción de dicho convenio debió haber sido efectuada por el Vicedecano, pero en razón de que éste también firmaba la documentación como Presidente de la Fundación, existía una incompatibilidad y debia aguardarse que el Ing. Moitre se reintegrara a su función de Decano para que pudiera suscribir la documentación. Según declaró el acusado Ing. Carlos Bortis así se lo hizo saber a la Ing. Gladys Baralla -integrante del GIDPO- el 15 de noviembre de 2007, cuando ésta le informó sobre el proyecto con la empresa DE SMET USO OFICIAL S.A. Adviértase que a esa fecha –según lo han declarado en el debate los testigos Ing. Boretti y Arq. Bonazza- ya se estaban realizando los trabajos de adecuación de la Planta Piloto a las necesidades y requerimientos del proyecto de extensión con DE SMET S.A., a través del Arq. Bonazza –por la empresa VERDU contratada por DE SMET- y del señor Walter Cabrera por la empresa EMIRT, subcontratistas de DE SMET S.A.. Ello constituía una clara y flagrante infracción a la exigencia de contar previamente con la autorización del Decano de la Facultad de Ingeniería a través de la suscripción de la documentación del convenio y protocolo de trabajo entre la Fundación y la empresa. Dicha grave irregularidad –ante la envergadura de los trabajos que se realizaban para la readecuación de las intalaciones de la Planta Piloto- no podía haber pasado desapercibida por el Presidente de la Fundación en el momento de ser informado por la Ing. Baralla. No obstante ello, el Ing. Carlos Bortis –al no cumplir las obligaciones que le incumbían como Presidente de la Fundación de controlar y vigilar al grupo GIDPO, en el cual había delegado de hecho la ejecución del proyecto de extensión- omitió impedir que se continuaran ejecutando tales trabajos de adecuación de la Planta Piloto, como asimismo la introducción al predio de la misma, el día 21 de noviembre de 2007, de trece (13) tambores conteniendo cada uno de ellos doscientos (200) litros de hexano, haciendo un total de dos mil seiscientos (2600) litros de ese solvente de alta peligrosidad por su carácter volátil e inflamable. Tampoco 189 debió haberle pasado desapercibido al Presidente de la Fundación, que -por no existir la registración exigida por la ley de residuos peligrosos para operar con solventes como el hexano, pese a que era usado en pequeñas cantidades en distintos experimentos y trabajos que se realizaban en la Planta Piloto- DE SMET S.A. había hecho trasladar a la Planta Piloto, proveniente de la Aceitera General Deheza, semejante volumen de solvente. Del mismo modo, el Ing. Bortis omitió impedir que dicho hexano –irregularmente introducido en el predio universitario- fuera utilizado por parte de los integrantes del GIDPO en los “ensayos” que dieron comienzo el 22 de noviembre de 2007 y se reiteraron los días 27 de noviembre –de acuerdo a lo declarado por el testigo Boretti en la audiencia- y en otra fecha a partir del 28 de noviembre y antes del día del suceso acaecido (tanto los testigos Boretti y Bonazza se refieren a tres experiencias y/o ensayos y refieren que previo a las mismas se realizaron los ensayos de rigor para verificar el funcionamiento de la instalación de adecuación realizada en la planta piloto –prueba hidráulica uitilizando agua e isopropanol- ) es decir, antes del 3 de diciembre de 2007, fecha en la cual, según lo declaró Bortis en el debate, habría suscripto como Presidente de la Fundación el convenio entre ésta y DE SMET S.A., al igual que el protocolo de trabajo, documentos en los que sin embargo se les consignó la fecha del 30 de octubre de 2007. Finalmente, tampoco Bortis ejerció sus deberes de control y vigilancia sobre los integrantes del GIDPO al no impedir que el día 5 de diciembre de 2007, en horas de la mañana, y con anterioridad al último ensayo que se realizaría por la tarde, se cumplieran las instrucciones del Dr. Miguel Ángel Mattea de hacer recircular la miscela mediante el uso de las bombas y el equipamiento que había sido instalado en un sector de la Planta Piloto, en un horario que era altamente riesgoso para la vida y la integridad física no sólo de los integrantes de dicho grupo, sino también para los investigadores de otros grupos que trabajaban en los distintos laboratorios ubicados en la Planta, y para docentes y alumnos que cumplían sus actividades académicas en las aulas allí instaladas. No es correcto sostener que el acuerdo entre la Fundación y De Smet S.A. no existíó porque el convenio-marco y protocolo de trabajo n° 26 jamás fue aprobado por las autoridades de la Facultad de Ingeniería y -debiendo contar con las firmas de todas las partes- sólo había sido suscripta por Bortis como Presidente de la Fundación. Ello por la sencilla razón que dicho contrato ya había tenido principio de ejecución. Se ha dicho 190 Poder Judicial de la Nación acertadamente: “La doctrina plenaria del fuero civil admite que el cumplimiento por alguna de las partes de cualquiera de los actos a que por el contrato estaba obligado, expresa o implícitamente, importa un principio de ejecución, si no demuestra que era otra su intención. No cabe, al respecto, distinguir entre actos de ejecución y actos preparatorios, porque mientras la prestación no se encuentra íntegramente cumplida está sin duda en proceso o en vía de ejecución” (“DAVERIO, Luis c/COLONNA, Marta s/ESCRITURACION”, 16/07/92, publicado en La Ley 65, 719, Colección de Análisis Jurisprudencial Contratos Civiles y Comerciales, Ricardo Luis Lorenzetti). A similares conclusiones podemos arribar desde el punto de vista del Derecho Administrativo: debo destacar en primer término que la voluntad administrativa puede exteriorizarse a través de actos y hechos. Los actos son las decisiones, declaraciones o USO OFICIAL manifestaciones de voluntad o de juicio; los hechos, son las actuaciones materiales, las operaciones técnicas realizadas en ejercicio de función administrativa. Si bien generalmente los hechos son ejecución de actos (en cuanto dan cumplimiento o ejecución material a la decisión que el acto implica), ello no siempre es así y pueden presentarse actos que no sean ejecutados o hechos realizados sin una previa declaración formal. De algunos hechos o actuaciones materiales de la administración podemos deducir cuál ha sido la voluntad que los ha precedido, aún cuando no haya acto (Gordillo, Agustín, Tratado de Derecho Administrativo , tomo 3, “El acto administrativo”, 8a. edición, Fundación Derecho Administrativo, Buenos Aires, 2004, pp. III-16 y III-17). El mencionado autor agrega que, aunque subjetivamente puede existir una decisión del funcionario actuante tanto si dicta un acto como si realiza un hecho, sólo se llamará acto a la decisión que se exterioriza formalmente como tal ob. cit., p. III-17). El hecho es inoperante para generar deberes de los administrados frente a la administración, en cuanto se trata de una mera operación material que no explica formalmente una determinada decisión o declaración administrativa. No obstante puede producir efectos jurídicos como ayudar a la interpretación de un contrato a través de su ejecución o inejecución, o generar responsabilidad si ha ocasionado un daño (Gordillo, Agustín, Tratado de Derecho Administrativo, Tomo 3 “El acto administrativo”, cit., pp. III-8 y III-9). Las letras negritas me pertenecen. Por su parte, 191 Cassagne distingue ambos conceptos –hecho y acto administrativo- en función de que “los hechos administrativos de carácter subjetivo constituyen una especie de hecho jurídico signado por caracteres propios, habida cuenta de la necesaria presencia de un órgano estatal para que ellos se configuren. Son comportamientos materiales u operaciones que traducen el ejercicio de una actividad física e los órganos administrativos a diferencia de los actos administrativos, que son siempre producto de una declaración, es decir, de una exteriorización al plano jurídico de un proceso intelectual” (Cassagne, Juan Carlos, Derecho Administrativo, tomo II, 8ª. ed. actualizada, Lexis Nexis, Buenos Aires, 2006, p. 101). Para Balbín, el hecho administrativo es un comportamiento material, es expresión y ejecución de las decisiones estatales (Balbín, Carlos F., Curso de derecho Administrativo, t. II, La Ley, Buenos Aires, 2008, p. 153). En el presente caso, aunque -en el momento de producirse el lamentable hecho que juzgamos en este debate- faltaban formalmente las firmas del representante legal de DE SMET S.A. en el convenio y en el protocolo de trabajo n° 26, no es menos cierto que las cláusulas de dichos documentos reflejaban fielmente lo que habían convenido en los borradores que habían sido consensuados varios días antes entre el Dr. Miguel Ángel Mattea y el Ing. Aníbal Demarco; y aunque no se había suscripto la documentación entre la Fundación y el Decano de la Facultad de Ingeniería de la UNRC, faltando pues que se completara formalmente el negocio juridico (proyecto de extensión) con el acto administrativo configurativo de la autorización decanal, no es menos exacto que ambas partes partes (Fundación –a través del GIDPO- y empresa DE SMET S.A.) ya habían ejecutado gran parte de las prestaciones y aportes convenidos, pues sólo quedaba por realizarse, ese mismo día 5 de diciembre de 2007, el último de los experimentos programados y luego, en el plazo de siete días, la elevación del informe de resultados a la empresa. Por ello, constituye un excesivo rigor formal pretender que no había existido el convenio de servicios a terceros entre la Fundación y la empresa privada, basándose únicamenrte en que sólo faltaba la firma del Decano de Ingeniería, cuando ambas partes – con la tolerancia de las autoridades de esa Facultad- ya habían cumplido más del 90% de las prestaciones a su cargo. Es decir, en este caso existíó un principio de ejecución del contrato, que produjo efectos jurídicos y generó responsabilidad por los gravísimos daños producidos, al punto tal que casi todos los derecho-habientes de las víctimas del luctuoso 192 Poder Judicial de la Nación suceso fueron indemnizados civilmente. VIII. Precisado el marco jurídico en el que se ejecutaron las prestaciones y aportes de todas las partes que intervinieron en el proyecto de investigación que se desarrolló en la Planta Piloto de la Facultad de Ingeniería, que tuvo como fatal desenlace el lamentable hecho que causó el incendio y explosión de dicha planta, agravado por el resultado letal consistente en la muerte de seis personas, paso a analizar las conductas omisivas de quienes vienen acusados de haber estado obligados a impedir tales afectaciones a los bienes jurídicos en juego, para poder arribar a un juicio de certeza sobre su responsabilidad penal por el hecho delictivo y el grado de participación criminal, en sentido amplio, que a cada uno de ellos le cupo en el ilícito penal que se les enrostra. No se nos escapan las dificultades que dicha tarea exige, pues no se trató de un suceso penalmente típico y antijurídico, consistente en un comportamiento activo USO OFICIAL intencional (tipo doloso de comisión), cometido por un único sujeto activo, sino de un delito culposo cometido por omisión, agravado por el resultado mortal de más de una persona, protagonizado por varias personas. Por ello, el estudio del grado de participación criminal en sentido amplio en tales delitos (como autores o partícipes en sentido estricto), está íntimamente ligado al de las características del delito por el cual han sido acusados, aunque el análisis pormenorizado de éste se hará al tratar la calificación legal del hecho, para dar respuesta a la tercera cuestión planteada. Si el verbo empleado por el tipo culposo del art. 189 C.P. exige “causar” un incendio u otros estragos, una interpretación simplificada de dicha expresión nos llevaría –siguiendo la conocida teoría de la equivalencia de condiciones o conditio sine qua non (von Buri)- a sostener que podrían revestir la calidad de “causa” del resultado material (modificación sensible del mundo exterior), cualquier conducta humana, activa u omisiva, que -suprimida mentalmente de modo hipotético- eliminaría la producción de aquella modificación (el estrago). Si bien en los “delitos de resultado” este enfoque “causal mecanicista” de la relación causal entre comportamiento y resultado no es aceptado en la actualidad como explicación exclusiva, no por ello ha sido dejado totalmente de lado, pues la dogmática jurídico-penal toma a la teoría de von Buri como punto de partida para determinar la posible relación causal, que ahora se conceptúa en base a criterios normativos en las distintas versiones de la llamada 193 “teoría de la imputación objetiva”, cuyo máximo exponente es el prestigioso maestro alemán Claus Roxin. Mediante la tesis roxiniana se intenta establecer ciertos criterios valorativos que permitan, en el ámbito del Derecho Penal, esclarecer cuándo una acusación se puede calificar como acción típica desde el punto de vista objetivo (imputación objetiva). Para esta concepción existen dos categorías sucesivas e independientes en el tipo penal objetivo: la causalidad y la imputación. La primera es condición necesaria pero no suficiente para la tipicidad. Puedc haber causalidad sin imputación, pero no imputación sin causalidad. La teoría de la imputación objetiva parte de un presupuesto realista: en la vida social moderna se toleran –e incluso se alientan- ciertos peligros dentro de un margen determinado y siempre que se desarrollen de acuerdo a normas (tanto legales como de cuidado) y parámetros establecidos. Cuando estos riesgos exceden los límites tolerados, se lesionan bienes protegidos y es aquí cuando el Derecho Penal debe intervenir. La teoría de la imputación objetiva establece dos grandes niveles de análisis: 1- En primer lugar, se busca determinar si la acción realizada por un autor determinado ha creado un riesgo jurídicamente desaprobado y penalmente relevante; 2- Si se confirma la creación del riesgo, debe establecerse si ese riego se ha concretado en el resultado producido, de acuerdo con la finalidad de la norma. La doctrina mayoritaria plantea que estos niveles de análisis deben verse en dos momentos diferentes. Ex ante, esto es, evaluando la conducta al momento de su desarrollo, anteriormente y de manera independiente al resultado, debe analizarse si el autor ha creado el riesgo penalmente relevante; en este momento se evalúan las capacidades y conocimientos particulares del autor. Ex post, con conocimiento del resultado, debe verse si ese riesgo creado por la conducta -y de acuerdo a la finalidad establecida por la normaluego desembocó en el resultado lesivo. La finalidad de la norma es considerada como eje rector del análisis ya que, a los fines de la teoría de la imputación objetiva, sólo deben tenerse en cuenta aquellos resultados que afecten el bien jurídico protegido por la norma que el autor infringió al momento de crear el riesgo penalmente relevante. Esta teoría tiene una gran utilidad práctica, ya que al momento de analizar el tipo penal permite determinar la atipicidad de muchas conductas, así como también la tipicidad de otras, en base a criterios predeterminados que superan las formulaciones de las teorías de la causalidad, en todas sus variantes. Un elemento importante de la teoría de la imputación objetiva está 194 Poder Judicial de la Nación constituido por los criterios que se han desarrollado a fin de determinar si frente a ciertos casos concretos puede predicarse la creación de riesgos penalmente relevantes y consecuentemente, imputar objetivamente una conducta al tipo. Mas abajo profundizaré algunos de estos criterios, puntualmente aquéllos aplicables al tipo culposo. La teoría de la imputación objetiva es una herramienta que puede aplicarse tanto en tipos dolosos cuanto en tipos culposos; en otro lugar hemos sostenido: “… los criterios de imputación son diferentes en los delitos dolosos que en los culposos. En los primeros son mayores las exigencias, pues en el delito culposo no basta con la creación de peligros inadecuados, pues ello limitaría la libertad de acción. En cambio, en el delito doloso el riesgo permitido debe ser determinado de un modo considerablemente mas restringido, cuando el autor obra con la intención de lesionar; allí el autor domina la provocación del riesgo por sí solo, no USO OFICIAL permitiendo que la víctima pueda autoprotegerse de aquel peligro.” (Carlos Julio Lascano, Reflexiones sobre la teoría de la imputación objetiva, en “Temas actuales del Derecho Penal. Parte General”, Carlos J Lascano (h), Carlos Gonella y José E. Tapia, Editorial Mediterránea, Córdoba, 2010, pp. 69 y 70). En los tipos culposos la aplicación de la teoría de la imputación objetiva se presenta con ciertas particularidades propias de esa clase de delitos. Con claridad explica Gabriel Pérez Barberá (El tipo culposo. La preterintrencionalidad, en “Derecho Penal. Parte General. Libro de estudio”, Carlos J. Lascano (h) – Director, Advocatus, Córdoba, 2002, p. 343: “La teoría de la imputación objetiva no niega que para que haya tipicidad objetiva culposa sea necesario que el resultado sea previsible, o que se viole una determinada norma o deber de cuidado, pero demuestra que esos elementos no son suficientes –ni en rigor idóneos- para conducir a concluir que una conducta se adecua objetivamente a un tipo culposo, o bien por demasiado extensos[...] o bien por demasiado limitados...”. Al momento de someter un hecho culposo al análisis de la teoría de la imputación objetiva, se debe analizar en un primer momento la creación de riesgo o peligro no permitido. Como ya mencioné antes, la realización de ciertas conductas riesgosas están permitidas por el Derecho Penal siempre y cuando se realicen dentro de ciertos márgenes de seguridad; excedidos o ignorados estos límites, existe un riesgo desaprobado. El mismo autor (ob. cit., p. 346) afirma correctamente: “La 195 creación de un riesgo o peligro no permitido (desaprobado) permite afirmar ya, que se está ante una acción desvalorada, con independencia de la producción del resultado. Desvalor de acción en el marco del delito culposo es, pues, creación de un riesgo desaprobado. Se trata de un requisito indispensable para la tipicidad objetiva culposa, pero no suficiente, pues para actuar en forma penalmente típica es necesario que tengan lugar otras condiciones adicionales...”. Es requisito entonces determinar en primer lugar si en el caso concreto existe o no un riesgo o peligro desaprobado. Entre los criterios elaborados por la doctrina para responder a ese interrogante se encuentran: 1- la existencia de conocimientos especiales por parte del autor respecto del resultado lesivo; 2- la violación por parte del autor de ciertas normas o deberes de cuidado, tales como reglas técnicas y reglas que regulan oficios o profesiones; 3- la disminución del riesgo; 4- la “culpa por asunción”; 5- el principio de confianza respecto del actuar de un tercero. En principio, el simple incumplimiento de aquellas reglas de cuidado no implica necesariamente la creación de un riesgo o peligro penalmente relevante. Así, la omisión en el cumplimiento de reglamentos relativos a las habilitaciones correspondientes sin que ello conlleve otras consecuencias, podrá ser objeto de objeciones administrativas pero no necesariamente de sanciones penales. Las violaciones a las normas de cuidado son un indicio respecto de la creación del riesgo penalmente relevante. En este sentido, Pérez Barberá (ob. cit., p. 349) sostiene: “...lo importante es tener presente que el objetivo es determinar si se ha creado un riesgo no permitido, y no si se ha violado un deber de cuidado o si el resultado era previsible. Acentuar estas dos últimas metas puede conducir a dejar de lado el problema central. La violación de normas de cuidado o el carácter previsible del daño serán sólo indicios de la creación de un riesgo no permitido, pero no la creación de ese riesgo en sí.”. Estos indicios de creación de riesgo se confirman con una simple observación ex post, esto es, constando el resultado lesivo. Esto bajo ningún concepto implica que ya en este punto pueda atribuirse objetivamente el resultado a la conducta, pero sí permite determinar que estamos no ante una simple infracción a normas de cuidado sino ante un riesgo o peligro penalmente relevante. Respecto del deber general de información y de omisión, Pérez Barberá (ob. cit., p. 351) explica en estos términos la llamada “culpa por asunción”, de especial significación para la correcta solución del caso que nos ocupa en este debate: “Si el autor 196 Poder Judicial de la Nación se encuentra frente a la posibilidad de llevar a cabo una acción cuya realización sabe que puede significar la creación de un riesgo no permitido, y no está seguro de poder ejecutarla de forma tal de no crear tal riesgo, debe, o bien informarse adecuadamente acerca de las características y exigencias de la acción, y decidir luego actuar o no en función de una comparación entre esas exigencias y sus propias capacidades, o bien, si no puede informarse correctamente, abstenerse de llevar a cabo la acción (omitirla)”. Lo resaltado en letras negritas nos corresponde. Nos queda por tratar el segundo nivel de análisis, es decir, que el riesgo no permitido se haya realizado en el resultado. Para ello se ha desarrollado una perspectiva, que prescinde de los cursos causales hipotéticos para evaluar si el resultado puede atribuirse objetivamente a la supuesta conducta riesgosa: es la llamada teoría del fin de la norma, diseñada por Enrique Gimbernat Ordeig, según la cual USO OFICIAL sólo debe tenerse en cuenta -a los efectos de determinar si el riesgo se ha realizado en el resultado- cuál es “...el fin de la norma de cuidado que rige el caso, lo que equivale a decir: es menester preguntarse si el resultado concretamente ocurrido es precisamente un resultado que la norma tenía por fin evitar.” (Pérez Barberá, ob. cit., p. 358). Aplicada esta teoría al caso de autos, la normativa concreta que sólo admitía almacenar 500 litros de hexano en un depósito ubicado fuera de la Planta Piloto y allí usar dicho solvente en pequeñas cantidades en experiencias de extracción de aceite vegetal, tenía como finalidad evitar que allí se produjeran incendios y explosiones. Por ello también puede afirmarse que en el caso del campus de la Univesidad riocuartense –pese a que, como lo ha dicho correctamente mi colega que me ha precedido en el voto, no debemos juzgar aquí a quien ya no puede defenderse y respecto del cual ha operado la extinción de la acción penal por muerte- hubo un claro incumplimiento de la normativa de cuidado vigente, al haberse dispuesto por el Dr. Miguel Ängel Mattea –Director del GIDPO- la manipulación de grandes cantidades de hexano almacenadas dentro de la planta y la circulación de la miscela a través de un mecanismo instalado deficientemente que provocó un derrame de miscela, configuró una experiencia a nivel “industrial” que incrementó indebida y gravemente el riesgo tolerado en una planta que sólo estaba preparada para operar a escala “piloto”, todo ello en un horario en que estaban desarrollándose también otras experiencias de los grupos 197 de trabajo- con lo cual se generó un riesgo penalmente relevante, el cual luego se patentizó en el resultado –el estrago- con sus lamentables consecuencias, es decir, la muerte violenta de seis personas y graves lesiones y quemaduras para otro número importante de personas y la destrucción de dicha planta. Aquella desafortunada instrucción de Mattea de poner esa mañana del 5 de diciembre de 2007 a circular la miscela a través del sistema armado por las personas encargadas por DE SMET S.A. de adecuar las instalaciones de la planta a semejante peligroso proyecto, fue ejecutada materialmente por el Ing. Murello, el Arq. Bonazza y el estudiante Politano, sin tener conciencia de la existencia de las deficiencias de aquel sistema que provocaron el derrame de la miscela, como factor desencadenante del estrago. Tampoco tenía conciencia del gravísimo riesgo inminente que corrían ella misma y las demás personas que estaban en ese momento en la Planta Piloto, la persona de otro grupo de investigación que encendió el auto clave ubicado en el sector sur de la Planta, fuego que en entró en contacto con el vapor de hexano provocando la ignición de este combustible y la gran llamarada que atravesó el galpón hacia el extremo norte donde estaban alineados en tandem los trece tambores con hexano y miscela, los cuales explotaron, con las consecuencias desastrosas que produjo en la vida y salud de varias personas y en la seguridad de los bienees públicos y privados que allí se ubicaban. IX. El problema mayor que se nos presenta es resolver –en base a los elementos probatorios colectados en el debate- si debe o no imputarse responsabilidad penal a otras personas –los acusados Bortis, Ferrari, Pincini, Antonelli y Ducros- todos ellos funcionarios públicos, que por incumplimiento de sus deberes de cuidado emergentes de su posición de garantes de los bienes jurídicos protegidos que resultaron afectados por el hecho delictivo, omitieron impedir esos resultados lesivos. En caso afirmativo, se debe determinar qué grado de participación criminal en sentido amplio les pudo caber a tales personas, es decir, si todas fueron autores del delito de estrago culposo agravado por el múltiple resultado letal, o si algunas de ellas no fueron autoras sino cómplices, ya sea primarios o secundarios. Para buscar una solución justa a estos interrogantes debemos admitir que la modalidad de contratación entre la Fundación UNRC y la empresa DE SMET S.A. elegida para la ejecución por el GIDPO de un proyecto que tenía por objeto realizar experimentos a escala “industrial” para la extracción de aceite de soja, implicó una verdadera empresa 198 Poder Judicial de la Nación económica, porque se trató de una unidad organizada de modo descentralizado para lograr una finalidad económica. En dicha estructura jerárquica y de división funcional del trabajo –donde se entrecruzaban interacciones verticales y horizontales de los distintos sujetos intervinientes- se generaron ámbitos de competencia individual para cada uno de ellos. Por ello acudiremos a la más calificada doctrina .que ha tratado de explicar cómo funciona la responsabilidad penal de las personas físicas que intervienen como sujetos activos de delitos comunes cometidos desde la empresa o en el marco de estructuras organizadas jerárquicamente. En primer lugar, se debe tener en cuenta lo expresado por el catedrático de Derecho Penal de la Universidad Autónoma de Madrid, Bernardo Feijoo Sánchez (Problemas de imputación objetiva en el derecho penal económico y empresarial, en “Derecho penal de la empresa - Del Derecho penal económico del Estado social al Derecho USO OFICIAL penal de la empresa globalizado”, Directores Luis Arroyo Zapatero, Carlos Lascano y Adán Nieto Martín, Ediar, Buenos Aires, 2012, p. 154.): “…cuando nos enfrentamos a la criminalidad de empresa, la imputación objetiva a los integrantes de la empresa pasa por la imputación objetiva del hecho a la organización empresarial. Por ejemplo, en un delito de lesiones imprudentes, es la empresa la que tiene que haber creado un riesgo no permitido que se ha concretado en lesiones a la salud de los consumidores o de un trabajador”. Por su mayor precisión debemos citar las razonadas reflexiones del destacado Catedrático de Cádiz, Juan Maria Terradillos Basoco, vertidas en una importante obra que constituye un clásico en la materia. Me refiero a Derecho penal de la empresa, Editorial Trotta, Madrid, 1995, pp. 39 y 40: «La descentralización de las decisiones, característica organizativa de la empresa actual, comporta el riesgo, con palabras de B. Schünemann, de convertir la “organización de la responsabilidad…en la organizada irresponsabilidad”. En efecto, se produce un desplazamiento de la responsabilidad hacia los sectores inferiores del organigrama, ya que sólo ellos llevan a cabo por sí mismos la conducta típica. Y este desplazamiento tiene como efecto un notorio menoscabo de la eficacia preventiva de la norma penal, cuyos márgenes de intervención se reducen en un doble sentido: hacia arriba, porque los directivos no realizaron el hecho típico; hacia abajo abajo, porque los ejecutores materiales quedarán frecuentemente al abrigo de la condena, dada la confluencia de 199 factores diversos como son el desconocimiento de las consecuencias de su propio modo de actuación –fruto de la división de trabajo y de la parcelación de la información en la empresa-; la escasa capacidad de resistencia frente a la actitud prodelictiva del grupo por parte de quien, como regla, está obligado a obedecer dentro de una escala jerarquizada; la eficacia autoexculpatoria de quien siempre puede alegar que actúa de un modo altruista en interés de la casa; la alta fungibilidad de los miembros que ocupan las escalas inferiores de la organización, etc. Parece obvio que el empresario responderá como autor cuando haya realizado la acción tipica con dominio del hecho, o en los casos de comisión por omisión, que son los que aquí interesan, que haya omitido la realización del comportamiento exigido habiendo tenido la posibilidad de evitar el resultado típico. [….]. La cuestión más compleja es la de determinar hasta dónde llega la posición de garante o, dicho de otro modo, la de decidir si la autoría surge de la pertenencia, activa o pasiva, a una esfera de responsabilidad. La doctrina francesa se inclina por la respuesta afirmativa, partiendo de que la mayor parte de las disposiciones reglamentarias establecen obligaciones de los directivos, de modo que la infracción hace aparecer ipso facto la culpabilidad. También una parte importante de la doctrina alemana, que considera a la empresa como posible fuente de peligro para terceros, afirma que propietarios y gerentes, como titulares del poder de dirección empresarial, son garantes de la no realización de hechos delictivos por sus empleados. Otros autores, sin embargo, admiten esta posición de garante sólo en los casos de empresas peligrosas, concepto que la jurisprudencia maneja en sentido muy amplio. Lo que ocurre es que, cualquiera que sea la respuesta que se adopte, y parece claro que no se puede afirmar con carácter general que la empresa sea fuente de riesgo, habrá que acudir en todo caso al examen del supuesto concreto. Y en opinión de Schünemann, formulada a la vista del parágrafo 13 StGB y del, prácticamente coincidente parágrafo 8 OWiG, ni las clásicas fuentes de la posición de garante, ni las categorías de la vinculación natural o de la aceptación permiten deducir una equivalencia entre acción y omisión fundamentada en el deber de impedir el resyhultado por parte de la jerarquía de la empresa. El deber de vigilar el comportamiento del subordinado, y la consiguiente exigencia de responsabilidades en caso de no hacerlo, surge del dominio del garante sobre la causa del resultado, tanto del control fáctico sobre los elementos peligrosos como del poder de mando, legalmente 200 Poder Judicial de la Nación fundamentado, sobre los trabajadores. Dominio, pues, de la fuente de riesgo, como se decía inicialmente, y posibilidad de evitar el resultado, cuestión ésta a resolver acudiendo a las teorías de la imputación objetiva». Lo resaltado en letras negritas me pertenece y parece aplicable, “como anillo al dedo”, a la situación de “desorganización” existente en los niveles de conducción de la Universidad Nacional de Río Cuarto desde bastante tiempo antes de la producción del hecho motivo de este debate, al igual que la situación de “caos” imperante en materia de seguridad en el campus universitario y, en especial, en la Planta Piloto -profusamente descripta por numerosos testimonios, informes y pericias técnicas- sin que hubiera existido receptividad de las autoridades de dicha Casa de Estudios para subsanar las observaciones que le había formulado la SIGEN en su informe los primeros días del mes de septiembre de 2007, que Bortis y otros funcionarios no podían seriamente USO OFICIAL alegar desconocer, máxime en el caso del primero, en su carácter de Vice Decano de Ingeniería en ejercicio del Decanato, y por ende, integrante del Consejo Superior de la Universidad., órgano máximo de gobierno universitario al que la incumbía recibir y tratar un informe tan trascendente como el de la SIGEN, a fin de adoptar con urgencia las medidas preventivas que correspondía y del cual dependía orgánicamente la Comisión de Higiene y Seguridad de la UNRC, creada en el año 2005. Según lo adelantó en el intercambio de ideas mantenido en la deliberación, el vocal de primer voto –por otra vía dogmática distinta a la que nosotros sostenemos, pero igualmente respetable- va a llegar también al responder a la tercera cuestión planteada- a la admisión de la responsabilidad penal de los acusados en un delito de omisión impropia, derivada de su rol de funcionarios públicos, que los convertía en garantes del bien jurídico protegido con obligación de impedir una actividad altamente riesgosa llevada a cabo en una organización similar a la empresarial; esa interesante argumentación está basada en el pensamiento del profesor alemán de la Universidad de Bonn, Günther Jakobs, y de un importante sector doctrinario que sigue sus enseñanzas. Sin embargo, nos inclinamos a favor de los razonamientos que arriban a un resultado similar a partir de las serias y valiosas exposiciones efectuadas en numerosas publicaciones por un destacado discípulo de Roxin, el Profesor de la Universidad de Munich Bernd Schünemann, y numerosos autores alemanes, españoles y 201 argentinos que han receptado sus orientaciones. En tal sentido, aunque se nos pueda reprochar la extensión de la cita, debemos acudir a la calificada opinión del Profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha, Eduardo Demetrio Crespo, en un trabajo de gran nivel científico, Fundamento de la responsabilidad en comisión por omisión de los directivos de las empresas, publicado varios libros: Serrano-Piedecasas y Demetrio Crespo (dir.), “Cuestiones actuales de Derecho penal empresarial”, Madrid, Colex, 2010, pp. 11-37; también en “Contribuciones Iberoamericanas sobre Derecho Penal Económico”, Compiladores María Celeste Rinaldoni y Pedro Despouy Santorio, Lerner Editora S.R.L., Córdoba, 2010, pp. 135-161; y en “Derecho penal de la empresa - Del Derecho penal económico del Estado social al Derecho penal de la empresa globalizado”, Directores Luis Arroyo Zapatero, Carlos Lascano y Adán Nieto Martín, Ediar, Buenos Aires, 2012, p. 293 y ss.). Precisamente, en esta última publicación, pp. 314 y 315, podemos leer estas claras explicaciones sobre sus diferencias con la tesis jakobsiana: «La construcción de Günther Jakobs es, como sucede en otros ámbitos, muy sugestiva y posee un enorme poder descriptivo y plástico. Sin embargo, conduce a una disolución en el plano normativo de las diferencias que vienen dadas por el –sin lugar a dudas– diferente acontecer típico respecto al desencadenamiento activo. Una visión garantista de la dogmática de la autoría pasa, en mi opinión, por la idea del dominio, también para los delitos omisivos. Aquí habrá que buscar pues la solución al fundamento de la posición de garante del empresario. Otra cosa bien distinta es que no se den los elementos para imputar (objetivamente) el hecho a su autor, lo que no convierte en decisivo el criterio de la asignación material de competencias ni ningún otro. De ahí que decaiga el argumento esgrimido por Feijoo Sánchez en el sentido de que el criterio del dominio sería insuficientemente normativo, dado que “el dominio puede ser puramente casual o, incluso, en supuestos de omisión simple, puede haber un fuerte dominio de la situación de desamparo sin que ello legitime la imputación del hecho. El argumento previo según el cual “cuando nos enfrentamos a la criminalidad de empresa, la imputación objetiva a los integrantes de la empresa pasa por la imputación objetiva del hecho a la organización empresarial” no afecta a “esferas de competencia”, sino a cómo se relacionan las “esferas de responsabilidad” colectiva e individual, y puede contribuir a no extralimitar esta última». En las pp. 317 y 318, Demetrio Crespo, en precisos y claros 202 Poder Judicial de la Nación conceptos que compartimos, explica los motivos de su preferencia por la teoría expuesta por Schünemann, quien «expuso ya en 1979 que la posición de garante de los órganos de la empresa podía entrar en consideración bajo dos puntos de vista: el dominio sobre los elementos y procedimientos peligrosos del establecimiento (…), y el poder de mando sobre los trabajadores (…). El alcance del deber de garantía del empresario se conforma de modo diferente en uno y otro caso, porque el “dominio material” (sobre cosas y procedimientos) es permanente ante el exceso, pero no ante la descentralización, mientras que el “dominio personal” (a través del poder jurídico de mando sobre los trabajadores) no es permanente ante el exceso, pero sí ante la descentralización. Para Meini es claro, no obstante, que el devenir de la actividad empresarial hará posible interrelacionar ambas formas de dominio, cuando por ejemplo el subordinado, en provecho propio, se vale de un descuido de sus USO OFICIAL superiores encargados del control de la calidad para introducir en el producto –que debe ingresar en el mercado– una sustancia tóxica. De aquí extrae la conclusión de que “el deber de garante con base en el dominio personal sobre el subordinado podrá ser invocado como argumento para la imputación de los resultados lesivos al superior jerárquico”, al inscribirse dicho comportamiento en el proceso de producción empresarial. También Arroyo Zapatero parte de que lo que hay que comprobar es en qué medida las lesiones de los bienes jurídicos que son obra directa del subordinado pueden ser considerados como “obra” de quien no las produjo materialmente. O lo que es lo mismo, en qué condiciones la omisión de quien no impide la producción de los resultados típicos por otro es equivalente a la conducta activa de este último. La respuesta del autor gira de forma acertada en torno a la idea del dominio». Entre las pp. 318 y 321, Demetrio Crespo se ocupa del dominio sobre el fundamento del resultado, donde expresa: «Señala Schünemann que “mientras la teoría formal del deber jurídico cae en un grave atolladero en la cuestión de la responsabilidad de los administradores, la pauta de la equiparación restrictiva del ‘dominio sobre la causa del resultado’ (…) puede asimilar sin grandes dificultades la responsabilidad de los administradores, concretamente por el dominio de la vigilancia ejercida con los medios de poder de la agrupación (dirección e información) sobre los miembros subordinados de la misma y/o en virtud de la custodia sobre los objetos peligrosos del patrimonio empresarial 203 que son propiedad de la agrupación”. En su opinión, de esta vinculación de la posición de garante al ámbito de dominio (atribuible a los órganos particulares de la empresa en función de la esfera empresarial que dominen) “se sigue también, natural y forzosamente, que los deberes de garantía de un miembro del Consejo de Administración en una dirección de la empresa que se organiza según el principio de la división competencial en departamentos (...) se limitan al ámbito dirigido por él y por eso sólo son más amplios en cuestiones fundamentales que competen a toda la dirección de la empresa”. […] Para Schünemann, la “solución correcta” pasaría por el criterio del dominio por el desamparo parcial de la víctima como subforma de posición de garante por asunción. […] En un trabajo más reciente, Schünemann habla ahora del “dominio sobre el fundamento del resultado” como base lógico- objetiva común para todas las formas de autoría, incluyendo el actuar en lugar de otro. Ya en 1971, en su obra acerca de los delitos de omisión impropia, tomando como ejemplo los casos en que actúan niñeras, y partiendo de la crítica a la teoría formal del deber jurídico, llegaba el autor a la conclusión de que la razón decisiva que justifica la equiparación de la omisión con el hacer activo no consiste en la infracción de un deber especial extrapenal, sino en la categoría de la asunción de la custodia. Esta asunción implica una relación de dominio sobre el suceso consistente en el dominio sobre la situación de desamparo del bien jurídico. De la misma manera, en los casos de posición de garante por injerencia, tampoco se trataría de una responsabilidad penal por mera causalidad, sino de una forma de dominio sobre el suceso consistente en el dominio sobre una fuente de peligro. Este razonamiento le permite concluir, por tanto, que “en los delitos impropios de omisión se trata, en realidad, también de una forma de dominio, es decir (…) de un dominio sobre el fundamento del resultado, consistiendo el fundamento del resultado en los delitos de omisión, no en el propio movimiento corporal, sino en una fuente de peligro dominada por el autor, o bien en la situación de desamparo del bien jurídico dominada por el autor”. Al mismo tiempo, quedaría igualmente demostrado que los delitos impropios de omisión no son delitos de infracción de deber, en el sentido de que en ellos la autoría se funde en la infracción de un deber especial extrapenal. […]. Los razonamientos de Schünemann, desarrollados –como se ha visto– a lo largo de años en múltiples trabajos, han encontrado la aprobación esencial de muchos autores». En la nota 204 Poder Judicial de la Nación 94 al pie de la p. 321, Demetrio Crespo expresa: «Se suman a este criterio en nuestra doctrina, entre otros, Terradillos Basoco, DPE [mpr, 1995, p. 40 [“El deber de vigilar el comportamiento del subordinado, y la consiguiente exigencia de responsabilidades en caso de no hacerlo, surge del dominio del garante sobre la causa del resultado, tanto del control fáctico sobre los elementos materiales peligrosos como del poder de mando, legalmente fundamentado, sobre los trabajadores”]; Silva Sánchez, LH-Roxin, 1995, p. 372 [“El compromiso individual adquirido con la aceptación del cargo traslada al sujeto la competencia que conlleva el dominio y, a la vez, la responsabilidad”]; Martínez-Buján Pérez, DPEE, 2007, p. 499 y ss., esp. p. 503 in fine, aclarando que el hecho de acoger el concepto del dominio sobre la causa del resultado propuesto por Schünemann para resolver por la vía de la omisión impropia los problemas de determinación de la autoría del directivo USO OFICIAL en el ámbito empresarial no implica asumir también la idea defendida por este mismo autor según la cual dicho concepto proporciona una base lógico-objetiva para todas las formas de autoría». En las pp. 321 y 322 Demetrio Crespo sostiene: «A diferencia de otras teorías, no se pierde de vista en la argumentación de este autor la conexión con la parte subjetiva del hecho, en la medida en que se quiere hacer derivar la misma mediante la asunción de la canalización del poder objetivo sobre el hecho y el conocimiento subjetivo del mismo a las esferas superiores de dirección. Sin embargo, como advierte Rotsch, a este planteamiento subyace una idea del concepto de autor que puede considerarse incorrecta95, y que en todo caso es altamente discutible. Frente al concepto de autor de la dogmática tradicional, entendido como autor individual que actúa en el marco de constelaciones abarcables, poco a poco se abre camino un “concepto sistémico” de autor en el marco de organizaciones complejas, basado en los conocimientos de la moderna sociología organizativa. Este último se caracteriza por la presencia de un elemento objetivo, relativo a la división del trabajo, y uno subjetivo, relativo a los cauces de información. En particular, frente a lo sostenido por Schünemann, cabe preguntarse, desde la perspectiva tópica, si el criterio del dominio por el desamparo parcial de la víctima como subforma de posición de garante por asunción surge únicamente cuando se trata de productos de marca, es decir, si no habría que afirmar más bien que un compromiso de esta clase surge sencillamente siempre que se lanza un 205 producto al mercado del que pueden derivarse daños para los consumidores». Concluye Demetrio Crespo (pp. 322 y 323): «No se nos oculta la “cuestionabilidad” dogmática y necesidad de concreción ulterior que implica la propuesta de Schünemann, a la que no cabe acogerse in totum, como tampoco las importantes críticas que se le han dirigido98. En particular, cabe destacar las detalladas reflexiones en este sentido de Hsü, quien parte de la distinción entre “posibilidad de acción” y “deber de acción”. Para este autor, la teoría propuesta por Schünemann se enfrenta al problema de que al reconducir el lado fáctico del dominio a una mera “posibilidad de evitación” trata al mismo tiempo de deducir el “deber de evitación” de aquélla, siendo así que ambos conceptos, posibilidad de actuar y deber de actuar, deben mantenerse estrictamente separados. Sin embargo, es obvio que no se trata aquí de una posibilidad de actuar en orden a la evitación del resultado como la que pudiera tener en determinadas circunstancias cualquier otra persona que no tenga nada que ver con la empresa, pues de ese modo habríamos disuelto toda posibilidad de distinción, sino la concreta posibilidad de actuar en orden a la evitación del resultado de aquel que porque es garante tiene el deber de hacerlo. Pero, por otra parte, bien mirado, casi todas las propuestas contemporáneas en torno a la fundamentación de la posición de garante en el ámbito empresarial suponen –como no podía ser de otro modo– concreciones en este ámbito de representaciones generales sobre la comisión por omisión que incorporan en no pocos casos elementos provenientes de evoluciones doctrinales de distinto signo. Lo que sí se adopta en este trabajo es la perspectiva metodológica que está detrás, que hace predominar la realidad material para cuya elaboración jurídica se hace uso de un criterio normativo determinado, sobre el criterio normativo mismo. No se pretende una total “desnormativización” del problema, pues a nadie escapa que el criterio del dominio sobre el fundamento del resultado también es un criterio normativo, sino sólo seguir una pauta restrictiva no-niveladora en la solución del mismo». X. Carlos Martínez-Buján Pérez (Derecho Penal Económico. Parte General, Tirant lo Blanch, Valencia, 1998, p. 208) expone claramente cómo funciona la delegación de funciones en las organizaciones empresariales: «….cabe señalar, ante todo, que el mecanismo de la delegación no sólo resulta perfectamente legítimo, sino que además posee una considerable importancia práctica para el debido funcionamiento de la empresa. Piénsese al respecto que no sólo son 206 Poder Judicial de la Nación delegables las actividades mecánicas, sino también los propios deberes de vigilancia. Por consiguiente, siempre que la delegación vaya acompañada de la dotación del necesario dominio (vid. sobre ello LASCURAIN, 1995, p. 219), semejante mecanismo hace surgir una nueva posición de garantía, desde el momento en que quien asume un deber de delegación asume asimismo una responsabilidad especial, de tal suerte que en el ámbito de los delitos comunes puramente resultativos la infracción de dicho deber específico supondrá también –si concurren los restantes requisitos- la responsabilidad penal en comisión por omisión por el resultado producido (cfr. FRISCH, 1996, p. 121). Ahora bien, en segundo lugar, es preciso advertir que si bien es cierto que el mecanismo de la delegación modifica el contenido del deber primario de garantía (puesto que en principio el delegante se ve descargado de deberes) no lo es menos que el delegante no queda USO OFICIAL completamente liberado. En efecto, el hecho de poseer el deber de garantía original comporta la permanencia de una serie de deberes o competencias, puesto que con independencia ya de la obligación primaria de delegar únicamente en personas capacitadas para asumir la actividad objeto de la delegación, el órgano directivo delegante continua teniendo (“competencia residual”) un deber de vigilancia o supervisión sobre el delegado, contenido variable según los casos, que, en esencia, le obliga periódicamente a controlar si éste último cumple realmente con el deber que se le ha asignado y, en caso negativo, a corregirlo o a sustituirlo (cfr. FRISCH, 1996, 121). En este sentido, una de las cuestiones de mayor importancia práctica (y también quizá de las más espinosas) será la consistente en determinar la medida del deber de vigilancia o supervisión, dado que habrá de situarse en un término medio con el fin de evitar que, por exceso, la delegación se convierta en un mero dominio mediato o, por defecto, quede prácticamente eliminada la posición de garantía (vid. LASCURAIN, 1995, p. 222). - En tercer lugar, en fin, se propone calificar como autor (y no como simple partícipe) en comisión por omisión al órgano directivo delegante que infringe dolosa o imprudentemente su deber de intervención o incluso su deber de vigilancia y que, con dicha infracción, ocasiona un hecho delictivo ejecutado materialmente por el delegado (vid. LASCURAIN, 1995, p. 222, BOTTKE, 1996, pássim). Y con respecto a esta cuestión, la doctrina especializada reciente subraya que la imputación 207 del hecho a título de autoría al órgano directivo delegante no compromete el principio de la responsabilidad personal, ni siquiera en el caso de que el delegado actúe en forma dolosa (vid. BOTTKE, 1996, pp. 175 y ss.)».En consecuencia, la posición jurídica del delegante se transforma, quedando, pues, unas competencias residuales, cuyo incumplimiento da lugar a responsabilidad. Entre ellas, la selección, la formación e información, la dotación de medios económicos y materiales, la organización y coordinación, y, en fin, la supervisión y vigilancia (al nivel en que ésta es posible) de las conductas de los subordinados en los que se ha delegado. XI. A pesar del alto prestigio cientifico que tuvieron el Profesor Mattea y los integrantes de su grupo de investigación y desarrollo, lo que habría llevado a Bortis a delegarles –de hecho y antes de la autorización del proyecto de extensión por el Decano de la Facultad de Ingeniería- la ejecución de las tareas experimentales encomendadas por DE SMET S.A., no puede admitirse que, por el denominado “principio de confianza”, Bortis pudiera ser eximido de los deberes residuales de control y vigilancia que le correspondían en su carácter de “delegante”. Pese al conocimiento que el empleo de semejante cantidad de hexano en experimentos que excedían la escala “piloto” para la cual era idónea la planta, creaba una situación de alta peligrosidad para la vida e integridad física de personas y para los bienes de la Universidad y de terceros, Bortis confió equivocadamente en la capacidad científica de Mattea y sus colaboradores, y por ello omitió indebidamente ejercer las obligaciones de control y vigilancia sobre las actividades que ellos realizaron –de modo absolutamente irregular y antes de ser autorizados por el Decano de la Facultad de Ingeniería- posibilitando de tal manera que un derrame de miscela -unido a las graves deficiencias que presentaba la Planta Piloto en materia de higiene y seguridad laboral para prevenir tal suceso, notoriamente previsible por la índole y el volumen del solvente utilizado- al entrar en contacto con alguna fuente de ignición, provocara el incendio y las explosiones que produjeran el lamentable saldo de la muerte de seis personas, graves quemaduras y heridas de otras personas presentes en el lugar –Cecilia Pagliero, Laura Potes, Iván Rafael Braida, Jorge Daghero, Liliana Ruetsch, Sebastián Murello y Diego Bonazza, entre otros-, y cuantiosos daños a las instalaciones de la planta. Con alto grado de probabilidad, puede afirmarse que la magnitud de las consecuencias generadas por el estrago habría sido muy inferior si hubieran existido en el lugar los mecanismos e 208 Poder Judicial de la Nación instrumentos exigidos por las reglas de Higiene y Seguridad Laboral para la extinción de incendios y si se hubiera contado con un plan de evacuación de la planta en casos de emergencia y con la debida capacitación de los docentes, investigadores, estudiantes y demás personas que debían concurrir a la planta. Ello lleva a considerar que el Ing. Bortis fue autor del hecho, por no haber controlado y vigilado la conducta peligrosa e imprudente asumida por Mattea, quien -con sus instrucciones a los integrantes de su grupo y a las personas que SMET S.A. había puesto a su disposición para tales trabajos- creó un altísimo riesgo no permitido hacia personas y cosas. La omisión impropia en que incurrió Bortis –al no haber controlado la fuente de peligro creada en relación al bien jurídicamente protegido por la conducta de su delegado, el Ing. Mattea- contribuyó de modo decisivo para la producción del resultado en que se concretó aquel riesgo. Asimismo, por ser en ese USO OFICIAL momento el Ing. Carlos Bortis la autoridad máxima de la Facultad de Ingeniería, el Dr. Mattea dependía orgánicamente de aquél, a través de la Directora del Departamento de Tecnología Química. Al no haber Bortis cumplido su deber, omitió imprudentemente evitar la producción del estrago y sus resultados de muerte, lesiones y daños, es decir, gravísimas lesiones a los bienes jurídicos que por exigencias de la ley estaba obligado a resguardar, por su carácter de funcionario público. Por ello, Carlos Bortis debe responder en su calidad de autor, en razón de su contribución indispensable al hecho, consistente en haber omitido llevar a cabo las conductas que hubieran evitado la concreción en el resultado fatal del altísimo riesgo no permitido creado por la actividad imprudente, negligente y antirreglamentaria desplegada por el Ing. Mattea, configurativas del delito de estrago culposo agravado por el resultado mortal. Integrando la cadena de delegaciones de funciones y responsabilidades, se ubican entre el Presidente de la Fundación y el Director de GIDPO, la Directora y Vicedirectora del Departamento de Tecnología Química, Ingenieras Ferrari y Ducro, respectivamente, quienes dependían orgánicamente del Decanato de la Facultad de Ingeniería, ejercido por licencia del Ing. Moitre, por el Vicedecano Bortis, y tenían el deber de controlar y vigilar las actividades experimentales realizadas por Mattea y sus colaboradores del GIDPO, que al igual que otros grupos de investigación y desarrollo de su área, dependían orgánicamente del referido Departamento 209 de Tecnología Química. Las mencionadas ingenieras tenían sus oficinas dentro de la misma Planta Piloto y por sus funciones asistían diariamente a dicho lugar. Por tal motivo y por los conocimientos especiales que poseian por sus calidades profesionales y científicas, las Ingenieras Ferrari y Ducros, conocían perfectamente los trabajos de adecuación de la planta para la realización de las experiencias requeridas por DE SMET S.A., que se venían ejecutando merced el aporte de dicha empresa a través de personal técnico de empresas subcontratistas. Además, como autoridades del Departamento, fueron receptoras de la preocupación puesta en evidencia por distintos investigadores de otros grupos de trabajo que también desarrollaban sus actividades en la misma planta, quienes también habían observado la presencia de personas ajenas a la Facultad que, durante varios días y a la vista de todos, realizaban trabajos en cañerías, bombas, tambores y demás instalaciones para la adecuación al proyecto que llevaba adelante el GIDPO, que -por su magnitud- les hacía sospechar que excedía de la escala “piloto” con que contaba hasta ese momento la planta; también, a raíz del empleo de hexano en una cantidad supuestamente superior a la utilizada hasta ese entonces en anteriores proyectos del GIDPO, dichas personas les transmitieron su temor respecto de las condiciones de seguridad de la planta para impedir incendios y explosiones. Todo ello determinó que a través de correos electrónicos las autoridades del Departamento convocaron a distintos investigadores que trabajaban en la planta a una reunión, para poner en conocimiento las inquietudes recibidas respecto de la seguridad frente a los ensayos que se realizarían en la planta por parte del GIDPO, que estuvo representado en esa ocasión por los Ings. Mattea, Cardarelli y Barralla. Mattea, pese a que se negó a explicarles en detalle los experimentos que se iban a realizar, les dijo que se quedaran tranquilos, pues habían tomado las medidas de prevención necesarias. Sin embargo, algunos participantes de dicha reunión, presidida por la Ing. Ferrari, cuestionaron severamente a Mattea. Uno de ellos, el Ing. Montenegro –no satisfecho con las explicaciones de Mattea, interrogó quién se haría responsable si la manipulación del hexano producía consecuencias dañosas, a lo que las Ingenieras Ferrari y Ducros respondieron que como autoridades del Departamento no eran responsables. También planteó sus dudas el Dr. Orejas, pero las palabras del Dr. Mattea no le inspiraron tranquilidad, dado que no se le aclaró cuál sería la cantidad de hexano que se usaría, al punto tal que el domingo 18 de 210 Poder Judicial de la Nación noviembre, le remitió un correo electrónico al Dr. Mattea, reiterándole su preocupación y aportándole algunas recomendaciones para el trabajo con hexano. Frente a tal situación – pese que las autoridades del Departamento de Tecnología Química hubieran expresado que no se hacían responsables porque confiaban en la capacidad y experiencia de Mattea y su grupo- lo razonable y esperable era que la Ingeniera Ferrari –obrando conforme a un deber objetivo de cuidado de controlar y vigilar las actividades de GIDPO que dependían orgánicamente de su Departamento- impidiera a Mattea que siguiera adelante con el proyecto hasta tanto se aclarara bien si eran idóneas o no las medidas preventivas para el uso del hexano necesario para tales ensayos. Al no haber cumplido su deber, la Ing. Ferrari omitió imprudentemente evitar la producción del estrago y sus resultados de muerte, lesiones y daños, es decir, en relación a los bienes jurídicos que por exigencias de la ley USO OFICIAL estaba obligada a resguardar, por su carácter de funcionaria pública. Por ello, debe responder en su calidad de autora, debido a que omitió realizar las conductas que hubieran evitado la concreción en el resultado fatal del altísimo riesgo no permitido creado por la actividad imprudente desplegada por el Ing. Mattea, configurativas del delito de estrago culposo agravado por el resultado mortal. En cambio, la Ing. Ducros, por su carácter de Vicedirectora del Departamento y estando en funciones la Directora, carecía reglamentariamente de facultades decisorias, con lo cual, no podría haber requerido al Director del GIDPO que informara de modo completo las características de los experimentos a realizar en la Planta Piloto para DE SMET y, especialmente, las cantidades de hexano que se utilizarían para la extracción del aceite; tampoco podría haber dispuesto que el Dr. Mattea suspendiera la realización de los experimentos con hexano, hasta tanto se adoptaran las medidas preventivas necesarias, con lo cual no pudo evitar la producción de la catástrofe del 5 de diciembre de 2007. La Ing. Ducros, como Vice Directora del Departamento, estaba obligada a colaborar con la Directora, para que ésta pudiera controlar y supervisar el proyecto de extensión que llevaba adelante el GIDPO. Por ello, su cooperación con las conductas omisivas de los autores del delito de estrago culposo agravado, no fue esencial ni determinante para evitar la producción del desenlace fatal y solo puede ser encuadrada en la categoría de la complicidad no necesaria, prevista por el 211 art. 46 C.P. En cambio, deben responder como autores del mismo delito los integrantes de la Comisión de Higiene y Seguridad, designados mediante Resolución Rectoral n° 598/05, del 28 de noviembre del año 2005 , Ings. Pincini y Antonelli. Ello es así por cuanto reglamentariamente estaban obligados a dar cumplimiento a las funciones específicas asignadas a la Comisión: relevar potenciales lugares y actividades con mayor exposición a riesgos e inseguridad laboral, indicando posibles causas que podrían inducir tales riesgos e inseguridades; proponer medidas a corto, mediano y largo plazo para evitar las manifestaciones o aminorar los efectos no deseables de los riesgos e inseguridades, a fin de lograr una mejor calidad del ambiente laboral; formular un Plan de Higiene y Seguridad Institucional; proponer un plan de capacitación en seguridad de higiene laboral para el personal y otros miembros de la comunidad universitaria; solicitar asesoramiento técnico específico a Docentes, No Docentes de esta Universidad, de otras instituciones y personal especializado en la temática; administrar y ejecutar anualmente el “Fondo de Higiene y Seguridad” que se crea por la presente Resolución, en un todo de acuerdo con el plan de seguridad institucional que se formalice” (cfr. articulo 2 –fs.1628 y vta.-). Tales funcionarios públicos dependian orgánicamente del Consejo Superior y del Rector de la Universidad, quienes estaban obligados a dar cumplimiento a sus recomendaciones y dictámenes. Ya en el mes de julio del año 2007, el informe de la SIGEN –Informe de Evaluación del Sistema de Control Interno imperante en la Universidad Nacional de Río Cuarto durante el año 2006 (fs. 1573/1596), señalaba expresamente: “El Departamento de Higiene y Seguridad del Trabajo se encuentra inactivo, ya que no cuenta con responsable ni con recursos humanos y materiales afectados a su funcionamiento” (v. fs. 1582). Sin embargo, pese a tan clara advertencia, los Ings. Pincini y Antonelli no hicieron nada para revertir tal situación y, lo más grave aún, frente a las tareas de adecuación de la Planta Piloto que llevaban adelante personas extrañas a la Facultad, pertenecientes a empresas subcontratistas de DE SMET S.A., las cuales -por su envergadura y el lugar donde se realizaron- no estaban ocultas y no podían pasar inadvertidas- omitieron realizar cualquier clase de inspección, relevamiento o actuación tendiente a informarse de los riesgos que tales modificaciones en la planta y los ensayos que se realizarían con hexano podrían agregar a las ya deficientes condiciones de higiene y seguridad existentes con anterioridad, 212 Poder Judicial de la Nación que tampoco habían sido objeto de cuestionamiento ni informes por parte de dicha Comisión. Por tal motivo, omitieron de modo negligente informar a las autoridades universitarias sobre los evidentes riesgos que generaban las modificaciones de las instalaciones de la planta y las actividades experimentales de extracción de aceite de soja mediante la utilización de cantidades de hexano simulando la escala industrial, realizadas en una planta piloto. De haber cumplido con sus obligaciones, los Ings. Pincini y Antonelli podrían haber alertado a quienes tenían la obligación de impedir tales actividades, que todavía no contaban con la debida autorización de la autoridad universitaria competente. De ese modo, podría probablemente haberse evitado el desenlace fatal consistente en el estrago de la planta, o, de lo contrario, haberse reducido o minimizado las consecuencias lesivas. Aunque nos colocáramos en la hipótesis defensiva asumida por el acusado Carlos Bortis de USO OFICIAL que la Ing. Gladys Baralla le habló de canalizar a través de la Fundación el proyecto del GIDPO el día 15 de noviembre de 2007 –cuando según las declaraciones testimoniales de Diego Bonazza, Javier Boretti y Jorge Daniel Daghero, Claudio Daniel Ceballos, Joaquín Aníbal Orejas, Raúl Alberto Montenegro –docentes de la UNRC- ya estaba avanzado el armado de la estructura para adecuar la Planta Piloto a las exigencias del mencionado proyecto, que había comenzado en los primeros días del mes de noviembre de 2007, y por su magnitud, unida a la intervención de personas ajenas a la UNRC, constituían actividades notorias, que no pasaron desapercibidas para los directivos, investigadores y estudiantes que concurrían diariamente a dicho lugar- no es lógico pensar que en esa conversación la Ing. Baralla le hubiera ocultado al Ing. Bortis en qué consistia realmente el proyecto. Sin embargo, aún suponiendo que no hubieran hablado de ese tema, si Bortis hubiera leído el texto de los documentos que esa misma tarde le remitió el Dr. Mattea por correo electrónico, le habría llamado la atención o hubiera conocido que en el protocolo de trabajo propuesto por DE SMET S.A. a GIDPO –de reducida extensión- se hacía expresa referencia a la utilización de hexano como solvente para la extracción de aceite de soja y a la adecuación de la Planta Piloto para la realización de tales experiencias. En ese caso –si se hubiera informado del proyecto- Bortis se habría interrogado sobre el motivo por el cual –si ya la Planta Piloto contaba con instalaciones para depositar hexano en las cantidades 213 admitidas para la escala para la cual había sido diseñada- en ese protocolo que se le sometía a su firma como Presidente de la Fundación se planteaba la necesidad de adecuar la estructura de dicha planta para la realización de ensayos utilizando ese mismo solvente. Si Bortis se hubiera informado en ese momento en que aún no habían sido ingresados los 2.600 litros de hexano que aportó DE SMET S.A., a través de su cliente ACEITERA GENERAL DEHEZA, como Vicedecano en ejercicio de la función de Decano de la Facultad de Ingeniería –funcionario público- habría podido impedir que se introdujera semejante riesgo no permitido para el bien jurídico seguridad pública de personas indeterminadas y bienes e instalaciones de la Universidad. Ello significa que si ese mismo 15 de noviembre de 2007 Bortis -quien ejercía la función de Decano de la Facultad- y la Ing. Ferrari -Directora del Departamento de Tecnología Química de esa Facultad- hubiera requerido información completa y detallada sobre las características del proyecto de Mattea para evaluar las medidas de prevención necesarias, habrían podido impedir el ingreso de semejante cantidad de hexano a la Planta Piloto, pues se habrían enterado que se iba a hacer en clara violación de las disposiciones de la Ley de Residuos Peligrosos, ya que la UNRC no estaba inscripta en el Registro de Generadores y Operadores de esa clase de insumos, motivo por el cual se recurrió a la “triangulación” con la intervención de ACEITERA GENERAL DEHEZA. Cabe también preguntarnos: ¿por qué razón, una vez ingresados irregularmente los 13 tambores de hexano a la Planta Piloto y cuando ya habían comenzado el 22 de noviembre los experimentos de extracción de aceite de soja utilizando dicho solvente, la Ingeniera Químicas Ferrari, que como Directora del Departamento de Tecnología Química, era funcionaria pública en los términos del art. 77 C.P., y por su profesión tenía conocimientos científicos especiales sobre los riesgos del hexano, omitió requerir al Dr. Mattea le brindara una completa información acerca de cómo habían ocurrido tales hechos en un lugar ubicado a pocos metros y casi al frente de sus oficinas en la Planta Piloto?; ¿por qué la Ing Ferrari no informó al Decano Bortis sobre tan grave situación o -teniendo en cuenta que por sus funciones al frente del mencionado Departamento tenía la obligación de coordinar supervisar y controlar las actividades de extensión del GIDPO y de los demás grupos que trabajaban en la Planta Piloto- no impidió que Mattea y su grupo continuaran con los ensayos que constituían un indudable peligro 214 Poder Judicial de la Nación para todos los que allí concurrían? El conocimiento de tan alto riesgo también está debidamente probado –declaración testimonial del Ing. Campetelli y el correo electrónico que éste la remitió el 4/12/07 a la Ing. Nancy Rearte –a quien desde hacía algún tiempo le había sido encomendada la misión de realizar los trámites para la inscripción de la UNRC como generadora y operadora de residuos peligrosos, lo que también demuestra que las autoridades universitarias conocían claramente que Mattea y su grupo no estaban habilitados para realizar en ese lugar experimentos utilizando dicho solvente. Frente al reclamo de Campetelli a Nancy Rearte, en presencia del Ing. Ravera, sobre el riesgo de los tambores de hexano que había visto dispuestos en el sector norte de la PP durante la mañana del día previo al desastre, aquélla le comentó que había puesto en conocimiento de la situación al Ing. Pincini, quien se limitó a responderle que no podía hacer nada, cuando USO OFICIAL era su obligación impedir tales riesgos por su carácter de funcionario público que cumplía la doble función de Secretario de Coordinación y Servicios de la UNRC e integrante de la Comisión de Higiene y Seguridad designada por el Rectorado con anuencia del Consejo Superior en el año 2005. Ello pone en evidencia dos posibilidades: o bien el Ing. Pincini omitió cumplir con sus deberes de cuidado, pues no le habría informado al Decano Bortis o al Rector Spada lo que estaba sucediendo; o de lo contrario, si los informó, dichas autoridades universitarias toleraron o consintieron que se siguiera adelante con tales actividades antirreglamentarias y sumamente peligrosas para la seguridad común, que vinieron a incrementar la inseguridad ya existente en dicha planta, al haberse introducido en su interior semejante cantidad de hexano para la realización de experimentos a una escala superior a que admitía la PP. Finalmente, suponiendo que fuera cierto que Bortis firmó como Presidente de la Fundación la documentación que le llevó el Contador Martinat el día 4 de diciembre de 2007 y se la hubiera entregado en ese momento a la Ing. Baralla para que luego la hiciera firmar por el representante de la empresa DE SMET S.A., al leer el texto de ese documento –que tenía pocas cláuulas y era de escasa extensión, bien pudo advertir el plazo de vigencia de dicho protocolo de trabajo, que a esa fecha ya estaba vencido. Por tal motivo, era lógico pensar que debió haberle requerido a la Ing. Baralla le informara con precisión y claridad cuál era la realidad de dicha situación irregular 215 consistente en que -antes de ser autorizado el proyecto por el Decano- ya se habían realizado los trabajos de adecuación de la Planta Piloto y se habían cumplido con tres de los cuatro experimentos presupuestados por Mattea como objeto del proyecto con DE SMET S.A. Es evidente que si Bortis en esa ocasión se hubiera informado cabalmente a través de la Ing. Baralla de la realidad de lo que estaba ocurriendo en la Planta Piloto, pudo haber conocido la gravedad del peligro que se cernía y haberla transmitido al Ing. Moitre que ya se había reintegrado a sus funciones de Decano, para que éste dispusiera que no se prosiguieran los experimentos y se retiraran inmediatamente los tambores de hexano. Adviértase que el Ing. Moitre declaró como testigo en el debate que si él hubiera conocido esos datos sobre el hexano que se utilizaba y la estructura que se debía montar para adecuar la planta piloto a esos experimentos, no hubiera firmado la autorización para que se realizaran. Respecto de la reunión convocada para el 15/11/07 por la Ing. Ferrari cabe efectuar una comparación con la forma con que actuó en el período anterior la Ingeniera Lic. Liliana Giacomelli, cuando se desempeñó como Directora del Departamento de Tecnología Química y frente a la queja de algunos investigadores sobre un proyecto del GIDPO para la extracción de biodiesel, convocó a una reunión para decidir si debía autorizarse dicho proyecto, y ante la oposición de algunos concurrentes, dicho proyecto quedó trunco, como lo expresó el Ing. Alberto Argentino Willnecker en su declaración testimonial prestada en sede instructoria, incorporada al debate por su lectura, quien realizó las siguientes observaciones al citado proyecto: que no se preveía las necesidades físicas adecuadas para un emprendimiento de esas características porque la planta piloto carece de espacio suficiente para instalar el equipamiento necesario; la instalación necesaria para realizar el proyecto sumaría mayores riesgos ambientales para las personas que desempeñan sus tareas a diario en el lugar –ruidos, emanaciones tóxicas y/o explosivas-, y por último considera como condición necesaria que se prevea la construcción de un anexo a la planta piloto adecuado especialmente para la ejecución de este proyecto (v. nota obrante a fs. 1690). En cuanto a la intervención que le cupo a la Ing. Ducros, Vice Directora del Departamento, coincido con los argumentos expuestos por mi colega Dr. José Fabián Asís y a ellos me remito por razones de brevedad. ASÍ VOTO. 216 Poder Judicial de la Nación A LA SEGUNDA CUESTIÓN PLANTEADA EL SEÑOR VOCAL DR. JOSE VICENTE MUSCARA, DIJO: Que adhería a las consideraciones y conclusiones arribadas por el señor Vocal del primer voto, Dr. José Fabián ASÍS, y las consideraciones arribadas por el Vocal Dr. Carlos Julio LASCANO, haciéndolo en igual forma, excepto mi opinión respecto de la situación del imputado Carlos Agustín Bortis. En tal sentido, considero que es patética la pretensión de la sociedad en pretender buscar culpables de todas sus tragedias. No importa que las mismas se lleven al posible autor o colaborador de que ocurrieran. Quiere encontrarlo vivo y meterlo en la cárcel, y por muchos años. Aparece como un moderno Moloch. Esta misma sociedad suele tener un comportamiento dual: admiración con mezcla de temor de aquél que manda, de aquél que tiene las mayores responsabilidades, y su actitud es de modestia, de infinita modestia. Pero cuando es atacado USO OFICIAL o aparece con alguna posible responsabilidad que lo aminora, es despiadado; hay un brutal resentimiento que suele aparecer como inexplicable y pone dudas sobre aquella natural bondad de los seres humanos. Se suele pretextar, que en las más de las veces se condena a “perejiles”. Es una mala concepción de la justicia, se condena –y quizás siempre- a culpables, más allá de su ubicación social. Lo que ocurre es que la mayor cuota de delitos se lo lleva en gran parte los sectores más excluidos de la sociedad. Pero eso, no es argumento para pasar a una situación diametralmente opuesta buscando “ejemplificar” para aliviar a los presuntos “perejiles”. En el caso de autos, es cierto que Bortis ostenta un cargo de máxima autoridad, aunque en el caso de su decanato fue transitorio por ausencia o licencia de su titular. El hecho de máxima autoridad lo puede hacer responsable de todo lo que atañe a sus obligaciones en cuanto se refieren a lo administrativo que, es el contenido de su autoridad. Si lo ejerció de manera incorrecta, insuficiente, ya sea a conciencia o por desidia, le corresponderán las sanciones administrativas, o políticas, que la autoridad que inviste le traen aparejado. Que pueda haber mentido en decir en un reportaje periodístico que no sabía de la existencia del combustible atroz y si por el contrario lo sabía, puede tener muchos reproches, pero no le alcanza el reproche penal desde el momento que su conducta no es productora de la misma. Bajo su éjido entre otras funciones están circunscriptas las de vigilancia, seguridad e higiene en las tareas; lo más directo e importante lo asumía su 217 función docente y administrativa del personal afín o secundario a esa gestión. No podemos entrar a considerar qué supo o debió saber si alguno de los responsables de la escala jerárquica inferior cumplió o no acabadamente con su gestión. No hay ninguna constancia que alguno de ellos le advirtieron del peligro que podría suscitar un experimento. Experimento éste que todos conocían, ya que había trascendencia por la persona que lo estaba llevando a cabo y su grupo, de absoluta solvencia científica, según resultó del debate en cuestión y que nadie cuestionó. Que haya visto o no unos cilindros conteniendo un gas que para la inmensa mayoría, al margen de los conocimientos que tuviesen, era desconocido, no significa incurrir en una responsabilidad penal. Al respecto reitero que todos los encargados directos o indirectos sobre dicha cuestión nada le informaron. Conforme el debate hubo una reunión que tuvo carácter de informativa en donde el conductor y miembros del grupo que acometían esta experiencia, nada dijeron al respecto. Por eso puedo aseverar que se sabía de una experiencia, pero en manera alguna en qué consistía. Ni siquiera la pieza acusatoria describe los pormenores de la experiencia. Si sabemos que hubo una desproporción en el contenido de un solvente utilizado para filtrar el aceite. Sabemos que el recinto –planta piloto- en que se iba a realizar tenía, lo que la elemental lógica avala, un depósito externo para el contenido de ese material que es inflamable. Lo que nadie dijo ni se supo fue que esa desproporcionada cantidad de solvente estaba en los tambores que se encontraban dentro de la planta. Tambores éstos cuya adquisición, transporte y puesta en sitio fue realizada de manera absolutamente clandestina. Esto es así, porque conforme la prueba documental (fs. 126/140), la compra como las demás operaciones para que lleguen a la planta piloto fue realizada mediante una “triangulación” con Aceitera General Deheza, fue realizada sin saber los motivos de la misma y sin que fuese conocido por el imputado a cargo del decanato. Ni que tenía tampoco que desconfiar de esto que estaba ocurriendo por el respeto y consideración que se le debía al conductor del proyecto como a sus demás integrantes también. Es de sentido común; no podemos exigirle más allá de lo que en alguna manera le corresponde. Si las instancias técnicas que existían en la Universidad, como en los departamentos de las materias que se dictaban o en los laboratorios nada le habían expresado; como tampoco informe alguno obra de las responsables del nuevo establecimiento para ello, nada menos 218 Poder Judicial de la Nación que una transnacional que se dedicaba a instalar fábricas de aceite (De Smet S.A.). Y aún sabiendo, conociendo que participaban las empresas en cuestión y la solvencia científica del experimentador y su grupo, qué más podemos pedirle a la conducción del decanato. Si bien asumía la presidencia de la fundación, ésta era un mero ente de tipo administrativo, que intervenía para facilitar burocráticamente los cometidos de extensión universitaria de la casa de estudios. A mayor abundamiento, la experiencia, habida cuenta de la cantidad excesiva que demandaba, debió haberse realizado con una instalación adecuada. Esta situación si la podía comprender tanto la DeSmet que había firmado el presunto acuerdo y que le correspondía hacerlo y la presunta empresa beneficiaria, que participó en la faz oculta. La aceitera zonal. Y de esto qué injerencia tenía o qué sabía el imputado Bortis. Además, incumplió su director el horario de realización del trabajo; había dicho que USO OFICIAL después de las 18 horas cuando no hubiera gente y se realizó antes y con gente en actividad. Y según quedó acreditado: el inicio fue una falla mecánica en el conducto que transportaba el aceite con el solvente peligroso; es decir una falla de la instalación: a quién le correspondía esta tutela?, además entró en ignición al ser llevada por el viento de puertas que quedaron abiertas cuando correspondía que estuvieran cerradas. A quién le compete esta vigilancia?. Además tomó fuego por un instrumento que estaba encendido. Y por qué estaba encendido y quién estaba trabajando con él y por qué?. Nada de esto –y que corresponden a lo inmediato anterior a la explosión- le correspondía al decano interino su vigilancia, su tutela. Evidentemente las preguntas son negativas para el acusado. Pero reitero que en el plano estrictamente penal, quizá en aquellos otros que he referenciado -el político y administrativo- podrán dar otra respuesta, pero en el plano penal considero que no hay responsabilidad de Bortis y voto por su absolución. ASI VOTO. A LA TERCERA CUESTIÓN PLANTEADA EL SEÑOR VOCAL DR. JOSE FABIAN ASIS DIJO: Previo al ingreso en el tratamiento de la calificación legal en la cual encuadran los hechos que han sido fijados al tratar la cuestión precedente , conviene destacar algunos conceptos en cuanto al límite del dolo y la imprudencia. Algunos proponen un concepto genérico del dolo en el que se prescinda del elemento volitivo, cuyo análisis quedaría relegado al momento de la acción: el dolo es conocimiento de los 219 elementos del tipo, por lo que la diferenciación entre dolo e imprudencia equivaldría, pues, a la distinción entre consciencia e inconsciencia. La delimitación o frontera entre lo eventualmente doloso con lo culposamente consciente, siempre fue motivo de ardua discusión doctrinaria y jurisprudencial. Esta delimitación no puede ser satisfecha por la sola verificación del elemento cognitivo en el dolo del autor, pues la única exigencia de conocimiento de la probabilidad del resultado advertido por el autor, no es suficiente para distinguir, en el dolo eventual la presencia de una gran probabilidad y, en la culpa consciente la presencia una posibilidad muy lejana. La dificultad de esta diferencia de probabilidades se presenta en casos límite, en los que la probabilidad advertida no es ni muy elevada ni muy pequeña; sin perjuicio que la imputación en materia penal no puede estar sustentada únicamente en la concurrencia de elementos cognitivos. En este ámbito, sustentado en el libre albedrio de las personas; o en su capacidad de dirigir finalmente sus acciones, la voluntad ocupa un valor determinante, incluso en la culpa consciente. Por lo tanto, resulta necesario definir cuál puede ser la diferencia, en el plano volitivo de la culpa consciente con el dolo eventual, sin descuidar claro está el elemento cognitivo. Una interpretación integral de esta diferencia debe comprender ambas dimensiones del tipo subjetivo. Esto es, en el dolo y en especial del dolo eventual que es la categoría más cercana de la culpa consciente debe exigirse al sujeto: a) Conocimiento de la capacidad concreta de la conducta para generar un resultado típico, fuera del marco del riesgo permitido; b) La producción del resultado típico debe evaluarse dentro del contexto de un aumento al riesgo permitido; c) Dicho conocimiento no debe implicar una evaluación estadística, por parte del agente, de la probabilidad de daño; d) Se trata de evaluar en la situación concreta y con relación al agente, si su pronóstico concreto lo llevaba a la convicción de que no se produciría el resultado típico; e) Lo que diferencia, dentro de esta línea de análisis, al dolo eventual de la culpa consciente es que en el primer caso el agente considera seriamente la probabilidad del resultado dañoso, aceptando necesariamente dicha probabilidad con la realización de la conducta peligrosa, per se, o por otra persona. En la culpa consciente existe por el contrario la creencia en su caso concreto el peligro no va concretarse; f) Finalmente, es de señalar que la “aceptación” a la que se alude en el dolo eventual, en los términos aquí planteados, no se refieren a la aceptación del resultado 220 Poder Judicial de la Nación dañoso (por ejemplo, producción de muertes o lesiones a las personas), sino únicamente de la conducta capaz de producirlo: “Quien toma en serio la probabilidad del delito, en el sentido que no la descarta ha de aceptar necesariamente dicha probabilidad si decide realizar la conducta peligrosa” (Mir Puig, Santiago, Derecho Penal. Parte General, 4ª edicion, Barcelona, 1996, p. 248). En situaciones especiales el conocimiento del peligro propio de una acción que supera el límite de riesgo permitido, es suficiente para acreditar el carácter doloso del comportamiento; en consecuencia, obrará con dolo el autor que haya tenido conocimiento del peligro concreto que deriva de su acción para los bienes jurídicos. Este necesario análisis del pronostico concreto en el caso particular que nos ocupa, debió ser valorado al momento de encuadrar los hechos en una u otra figura dolosa o culposo, teniendo en cuenta los elementos de prueba legalmente incorporados al proceso para USO OFICIAL determinar si pese a la peligrosidad de las investigaciones y/o proyectos que se llevaban a cabo, los imputados estaban convencidos que en su caso no se va a producir el resultado. Efectuadas estas consideraciones comenzaré el análisis de este punto, con la introducción relativa a la conducta activa y omisiva a los fines jurídico-penales, puesto que en la moderna Ciencia del Derecho Penal, tanto a nivel de análisis doctrinario como jurisprudencial, se han revisado algunas afirmaciones que durante mucho tiempo estuvieron inalteradas respecto de importantes categorías dogmáticas del sistema de imputación; una de ellas se refiere en particular a la antigua distinción entre acciones y omisiones como una condición necesaria -pero diferenciada- de la imputación jurídico-penal, criterio que viene siendo abandonado en los ámbitos académicos y en la práctica forense. Algunos juristas argumentaron que si bien la omisión no es causa de nada desde un punto de vista “naturalista”, el Derecho puede a veces imputar normativamente ciertos efectos a una omisión. En esta línea de pensamiento, puede afirmarse que no sólo puede estar prohibido producir un resultado penalmente relevante por medio de un comportamiento activo, sino que también puede estar mandado evitar la producción de tal resultado penalmente relevante (así, v.gr.: STRATENWERTH, Derecho penal. Parte general, I2, trad. de Romero, FD, Buenos Aires, 1999, p. 289). Finalmente, la distinción entre actuar y omitir se diluye en los delitos de infracción de deber, tal como se verá seguidamente. En tal supuesto 221 rigen la responsabilidad por organización y la responsabilidad institucional como fundamento de la imputación. El criterio moderno para la imputación jurídico-penal es la “competencia”, el “ser-competente”, sea que la relación entre el autor y el bien se encuentre definida de modo negativa -el deber de no dañar-, sea que además exista una relación positiva -el deber de configurar plena o parcialmente un mundo en común-. En el primer supuesto, el fundamento de la responsabilidad es la lesión de los límites generales de la libertad respecto de la configuración exterior del mundo, de allí que se trate de responsabilidad por ampliación de un ámbito de organización. El sujeto responde como consecuencia de un acto organizativo lesivo. Los delitos que son producto de una organización dañosa se llaman delitos de dominio. En un contexto social, las expectativas de los demás no van dirigidas a que un hombre capaz de organizar haga o no algo determinado, sino a que una persona, en tanto portadora de un rol que administra su ámbito de organización, debe comportarse de una determinada manera, y en caso de administración defectuosa conduce a responsabilidad (JAKOBS, La imputación penal de la acción y la omisión, Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 1998, pp. 47/48). Pero además, la persona vive en un mundo socialmente configurado y, en esa medida, tiene un status especial, vinculado a reglas previamente dadas y disponibles en límites estrechos, como en el caso de los padres, los funcionarios públicos o médicos, que viene definido por un haz de derechos y deberes. Aquí la relación entre el autor y el bien no está definida de un modo negativo como un mero no lesionar, sino positivamente por medio del status del autor con relación al bien, vale decir, la relación entre el autor y el bien existe independientemente del hecho. La responsabilidad se determina aquí por medio del status y no por medio del ámbito de su organización. La infracción de los deberes derivados de un status especial, dará lugar a los delitos de infracción de deber (cfr. JAKOBS, Derecho penal. Parte general, Marcial Pons, Madrid, 1997, pp. 266/267). Con esta forma de responsabilidad (positiva) el Derecho Penal da precisión a la medida mínima de solidaridad que se debe lograr mediante acciones a favor de otros, si es que quiere eludir la pena estatal. El Derecho Penal no puede evitar asumir esta función, porque fracasaron otros mecanismos sociales para describir y realizar la sociedad (NAUCKE, Derecho penal. Una introducción, Astrea, Buenos Aires, 2006, p. 355). En otras palabras, a las relaciones negativas (deber en virtud 222 Poder Judicial de la Nación de responsabilidad por organización) se adicionan unas positivas (deberes en virtud de responsabilidad institucional) consideradas irrenunciables para la configuración social, y que son las que en definitiva fundamentan especialmente la imputación penal, por infracción de deber, en los hechos de esta causa. Entre los deberes especiales, por ejemplo, se cuentan los derivados de la relación paterno-filial y de las funciones estatales. Los primeros, conciernen al ciudadano como titular de un status dentro de una institución (v.gr.: el de padre en la institución patria potestad); los segundos también, pero aquí como titular de una función pública que representa al Estado. De allí que esos deberes se hayan denominado “genuinamente estatales” (cfr. JAKOBS, Derecho Penal, cit., p. 994). Los deberes del Estado se pueden lograr de forma jurídico-abstracta como sucede con la competencia por organización, y también más concretamente mediante la competencia USO OFICIAL institucional. Si bien el Estado no responde penalmente como tal, sí en cambio los titulares de una función pública que actúan para él. En nuestro caso, todos los imputados, con más o menos cuotas de responsabilidad, eran agentes públicos involucrados en la función de una entidad autárquica comprendidos dentro de la Administración Pública. Como funcionarios públicos, lo que aquí interesa es que la voluntad se subsume dentro del órgano jurídico, y en cuanto titular del mismo no tiene derechos o deberes contrapuestos con el Estado, sino meramente competencias que le han sido asignadas y que desempeñará en su nombre (GORDILLO, Tratado de Derecho Administrativo, FDA, Buenos Aires, 2003, t. 1, p. XII3). La competencia institucional, en el marco de dicha función estatal, se traduce en la obligación de velar por la satisfacción del bien común político. Esa noción, heredada de la doctrina de Tomás de Aquino sobre el bien común, constituye un elemento central. Junto a los restantes niveles del bien común: el familiar y el profesional-económico, el bien común político involucra la unidad en la paz, la suficiencia de bienes económicos y la vida buena o virtuosa de los integrantes de la comunidad, y se realiza a través de la función subsidiaria del gobierno político, ya que es claro que a través de la mera legislación positiva y de los actos administrativos no puede hacerse “felices” (virtuosos) a los hombres, sino sólo crear las condiciones externas para que la vida buena pueda alcanzarse de un modo fácil y eficaz por parte de los individuos y las comunidades. Este derecho-deber que se corresponde con 223 el principio de bien común político encuentra su garantía principalmente en los preceptos de la Constitución Nacional y en las leyes (CN, preámbulo, arts. 14 bis, 16, 33, 37, 41, 75, inc. 18 y 19, 99, inc. 1; ley 24.059, arts. 2 y 3, entre otras). Los delitos a que da lugar la violación de estos deberes especiales surgidos de la competencia institucional se llaman “delitos de infracción de deber”, y se caracterizan precisamente porque el autor no determina mediante una organización libre la extensión de sus deberes, sino que éstos le son adjudicados como consecuencia del status que ostenta dentro de la institución de que se trate, v.gr.: la Administración Pública. En este cometido el Estado (a través de sus representantes) tiene el deber de cuidar la seguridad interior y exterior, no sólo porque él detenta el monopolio de la coacción, sino en virtud de la autodefinición del Estado: si el Estado deshace el monopolio, se deshace a sí mismo. Además, un Estado de Derecho tiene que garantizar la sujeción a la ley de la Administración y con mayor rigor a sus funcionarios. El autor tiene el deber de garantizar la existencia de la institución, y en el concepto de deber se encuentran tanto prohibiciones como mandatos en un mismo haz. Por ello si bien la responsabilidad penal deriva de la lesión de un deber específico, es evidente la irrelevancia de cómo se produzca la lesión, por acción o por omisión: si un funcionario debe cumplir un deber positivo, su incumplimiento se puede verificar tanto si actúa en contra de lo que el deber le impone (acción) como si simplemente no actúa para cumplirlo (omisión). Por lo dicho, en esta clase de delitos no se puede diferenciar entre las diversas formas de intervención (JAKOBS, La imputación penal…cit., p. 51). El criterio del dominio del hecho es meramente cuantitativo, pero no rinde para definir formas de intervención delictiva. En una sociedad con el grado de complejidad como la nuestra, la forma de preservar la libertad de las personas es distinguiendo los diferentes roles que estas cumplen y que les han sido asignado en el marco de sus competencias. De este modo se garantiza también a las personas en base a los propios límites que surgen de los roles asignados. En definitiva, entendemos que nuestra realidad social y normativa-penal actual, nos permite, en miras a una explicación más racional de los comportamientos jurídicopenalmente relevantes, pasar de una clasificación de los delitos condicionada por las formalidades establecidas por el legislador (delitos comunes y especiales), a otra que responda a un contenido material: delitos de dominio y delitos de infracción de deber. 224 Poder Judicial de la Nación Resulta claro, que el estrago culposo, tal como se encuentra descripto en el art. 189 C.Penal, es claramente un delito de dominio que puede ser cometido por cualquier persona, independientemente del status que posea en la sociedad. Vale decir, el estrago no está descripto ni concebido como aquella conducta que determinadas personas deban efectuar para garantizar la protección del bien (seguridad pública), podría haberlo estado pero no lo está, como ocurre con los delitos contra los deberes de familia, o la omisión de auxilio, o la omisión de perseguir delitos, donde aparecen un concepto de deber y de expectativas, derivado del status que posee el autor, que demandan de éste la protección del bien y por ello lo vinculan independientemente del hecho en sí. No obstante ello, el estrago también puede considerarse un delito de infracción de deber si, como ocurre en el presente caso, la afectación al bien jurídico seguridad pública proviene de quien poseía una posición de USO OFICIAL garante hacia ese bien. En este sentido, Jakobs expresa que: «Todos los delitos de omisión impropia con deber de garante en virtud de responsabilidad institucional son delitos de infracción de deber, al igual que todos los delitos de comisión que son cometidos por personas que a la vez son garantes, en virtud de incumbencia institucional. Ejemplo: El director de un orfanato, sin consideración al género de su contribución, o incluso sin contribución alguna (esto es, por omisión), es responsable como autor si los niños sufren daños en la salud por la pésima calidad de la comida» (cfr. Derecho penal… cit., p. 267). De lo dicho se deduce que los imputados Bortis, Ferrari, Pincini y Antonelli deben responder como autores por un delito de dominio, en la medida en que infringieron el deber de no dañar que incumbe a toda persona que integra el orden social. Pero al mismo tiempo son autores por infracción de deber, pues quebrantaron, en virtud del status que cada uno poseía, la relación positiva con el bien jurídico “seguridad pública”, cuyo principal cometido era el cuidado de la institución del Estado, dicho de otro modo, la competencia por mejorar la situación del bien. En las figuras culposas, el autor infringe un deber de cuidado, de obrar con prudencia y diligencia, y en el caso de actividades reglamentadas con observancia de las normas respectivas, más aún cuando se trata de tareas que ponen en riego bienes jurídicos y que como resulta de su infracción se produzca una lesión efectiva. En este caso la infracción de cuidado ha determinado la creación de un peligro típicamente 225 relevante. Esta infracción o esta culpa puede ser cono o sin representación. En este caso el riesgo esta jurídicamente desaprobado y ese riesgo cumple los requisitos de la doctrina en el sentido porque es el que en definitiva termina causando el resultado. Se trata de una omisión impropia, porque es una infracción del deber o de posición del garante que se centra jurídicamente en cuando el actor omite un deber jurídico frente a la sociedad para que el bien no sea lesionado. Esta omisión impropia indica que había un deber de obrar, y se produjo una ausencia de esa actividad requerida que le era exigible. Distinta es la situación de la acusada Edith Ducros, cuya participación criminal en el hecho delictivo debemos encuadrar en el grado de complicidad no necesaria o secundaria (art. 46 C.P.), dejando en claro que, por las razones que expuse al responder la primera cuestión, la acción penal emergente del delito se encuentra vigente, toda vez que se mantiene la causal de suspension de la prescripción consistente en el desempeño de una función pública por cualquier de los que hubieren painrticipado en el hecho (art. 67, segundo párrafo C.P.), dado que continúan al día de la fecha cumpliendo funciones públicas como profesores de la U.N.R.C.. En efecto, ejerciendo el cargo de Vicedirectora del Departamento, sólo estaba obligada a colaborar con la Directora Ferrari, quien se encontraba en funciones y esa colaboración estaba destinada o tenía por finalidad que la Directora cumpliera su obligación de supervisar y controlar el proyecto de extensión que comandaba el doctor Mattea. La colaboración, cooperación o ayuda de la Vicedirectora puede considerarse escasa no esencial ni determinante para evitar la producción del siniestro puesto que no contaba con facultades decisorias para ordenar suspender las experiencias puesto que se encontraba en funciones la titular del Departamento; Ducros sólo estaba obligada a colaborar para que aquélla pudiera cumplir su función la Directora. Por ello la conducta debe encuadrar en la complicidad no necesaria conforme el art. 46 del CP. Los hechos se califican típicamente en la figura de estrago culposo agravado por la muerte de personas, prevista por el art. 189, segundo párrafo de la ley sustantiva, en carácter de coautores (art. 45 del C. Penal). Esta calificación que fuera confirmada por la Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba por Resolución de fecha 19 de abril de 2010 y la mantuvo el representante del Ministerio Público Fiscal, genera algunos reparos en cuanto al grado de participación. Se discute en la doctrina y en la jurisprudencia si la coautoría en los delitos culposos resulta acertada, pues 226 Poder Judicial de la Nación resulta difícil comprender la toma de una decisión conjunta en los delitos imprudentes, por ello considero que en el caso que nos ocupa la forma de participación en el delito de estrago culposo resulta en el carácter de autor atribuible a Bortis, Ferrari, Pincini y Antonelli y no de coautoría, mientras para Ducros la participación no necesaria conforme los considerandos expuestos ut supra. Sin perjuicio de señalar que dicha calificación legal “estrago” suele generar un problema terminológico, que dificulta su interpretación. Concretamente la figura del delito de “estrago” se encuentra regulada en el art. 187 que establece: “Incurrirá, según los casos, en las penas señaladas en el artículo precedente, el que causare estrago, por medio de sumersión o varamiento de nave, derrumbe de un edificio, inundación de una mina o cualquier otro medio poderoso de destrucción”. Si efectuamos un análisis literal del art. 186 del Código Penal, veremos que el mismo reprime USO OFICIAL “al que causare incendio, explosión o inundación”. En ningún caso habla el referido dispositivo de “estrago”, lo que sí hace, como ya mencionamos, el art. 187. Así, Creus, al tratar las figuras genéricas de estrago, dice que al mismo se lo define como «daño de magnitud que afecta o amenaza a una gran cantidad de personas o bienes, componentes de toda una colectividad o de parte de ella» (CREUS, Carlos, Derecho Penal. Parte Especial, Astrea, Buenos Aires, 1999, t. II, p. 2). No es lo mismo crear un peligro común mediante incendio, que incendiar, hacer explotar o inundar originando un peligro común. El “estrago” previsto en el ya mencionado art. 187 CP, lo que se castiga es la producción de un daño de grandes proporciones que afecta colectivamente a las cosas o personas. La ocurrencia de los peligros y resultados de estas últimas no son condiciones sine qua non del estrago; pero ello no es óbice para señalar que la acción típica del art. 187 tiene que haber importado un daño efectivamente concretado que implique, al menos, una situación de peligro común. Por su parte, Nuñez, al hacer referencia a los “Delitos contra la seguridad común”, expresa que lo característico a todos los delitos previstos en el capítulo, es la “creación de un peligro común”, donde la seguridad pública es el bien protegido. Al tratar la cuestión, Nuñez utiliza indistintamente el vocablo “estrago”, para hacer referencia tanto al art. 186 como al 187 del CP. V.gr., en relación al art. 186, dice que “lo que caracteriza este estrago es la existencia de un peligro común para los bienes, creado mediante un 227 incendio, una explosión o una inundación” (así, en Manual de Derecho Penal. Parte Especial, Marcos Lerner, Córdoba, 1999, p. 287). Afirma el autor, que los estragos causan un peligro común para los bienes si existe peligro efectivo de que sus efectos alcancen a bienes indeterminados, de cualquier naturaleza y valor. Al tratar el agravante del inc. 5 del art. 186 del CP, expresa que “con más severidad que los estragos anteriores, se castiga el incendio, explosión o inundación que fuere causa inmediata de la muerte de alguna persona” (ob. cit., p. 289). Por último, concluye que entre el estrago y la muerte debe mediar una relación causal. Al tratar la figura del art. 187, refiere que el delito se caracteriza por su efecto y el medio empleado por el autor para causarlo. “Es un estrago el hecho de efecto ruinoso por la magnitud de la destrucción causada en las personas o bienes. El medio debe ser de gran poder destructivo, como son los mencionados en el art.186”. Podemos afirmar que si bien lo normado en el art 186 son los casos de incendio, explosión e inundación, y no el estrago propiamente dicho, el cual como hemos visto, se encuentra previsto en el art. 187 del CP, hay varios puntos que contribuyen a sostener que la denominación “estrago” es un género delictivo que comprende a todas las conductas contenidas en los arts. 186 a 189 CP, y por tanto, también constituye la discusión en la presente causa. Los artículos mencionados se encuentran incluidos dentro del Título VII “Delitos contra la seguridad pública”, Capítulo I “Incendios y otros estragos” del CP (lo cual ya implica que el incendio es uno de los tantos estragos que existen), donde lo que se protege es la Seguridad Pública, y donde las penas establecidas en los mencionados artículos guardan homogeneidad, de acuerdo a sus formas básicas o agravadas, dolosas o culposas. La cuestión de la agravante por la muerte de personas en esta clase de delitos ha traído a la doctrina y jurisprudencia muchos problemas por su incumbencia respecto al principio de culpabilidad por constituir delitos calificados por el resultado o combinaciones típicas. Estos supuestos de combinaciones típicas constituyen excepciones a lo dispuesto por el art. 54 C. Penal. Para evitar la confusión generada en torno de estas figuras y sus graves consecuencias, Zaffaroni propone reconocer que existen figuras complejas entre las cuales, algunas combinan tipicidades dolosas y culposas, otras califican tipos dolosos en razón de resultados dolosos más graves y por último, y se califican tipos culposos por resultados culposos más graves (cfr. ZAFFARONI-ALAGIA-SLOKAR, Derecho Penal. 228 Poder Judicial de la Nación Parte General 2, Ediar, Buenos Aires, 2003, p. 566). En ninguna de estas hipótesis puede admitirse una pena más grave en razón de un resultado que no haya sido causado por dolo o al menos culpa del agente, pues tal proceder importaría violar el principio de culpabilidad, consagrando una responsabilidad objetiva, inadmisible en el Derecho penal y cada vez menos tolerada en el resto del ordenamiento jurídico. En este sentido, la jurisprudencia analizó que “para que la calificación de un delito por su resultado sea legítima es necesario que el resultado más grave constituya, como mínimo, una consecuencia imprudente del delito base. Lo cual significa que el resultado más grave tiene que poder ser considerado como la realización del riesgo no permitido por el delito base” (Cámara de Acusación de Córdoba, AI del 13/03/07 in re “Carreras”). Esta regla, extraída de los principios constitucionales y de creación pretoriana en nuestro medio, integra los digestos penales de USO OFICIAL otros estados (así, v.gr.: el StGB [CP alemán] en el § 18, reza: «Pena más grave en consecuencias especiales del hecho. Sí la ley asocia una pena más grave a una consecuencia especial del hecho, entonces ella solo se aplica al autor o participe cuando a él se le carga esta consecuencia al menos culposamente»). Sentada esta pauta mínima de garantía que juega como una barrera infranqueable para cualquier interpretación de las figuras complejas, frente a cada una de ellas es necesario determinar ante cuál de las tres hipótesis supra indicadas nos encontramos, y en consecuencia, discernir si el resultado puede como mínimo ser imputado a título de imprudencia o si también puede serlo como dolo. Mantengo la calificación de estrago culposo con resultado mortal, respetando el principio de congruencia, como garantía del debido proceso y defensa en juicio, sin perjuicio del análisis precedente en cuanto al elemento subjetivo del delito que nos ocupa, con la consecuencia punitiva prevista por el tipo del art. 189, segundo párrafo del C. Penal, indica que el resultado mortal debe haberse producido como consecuencia del hecho o de la omisión culpable, tal como se acreditó en autos. Por ello concluyo que los hechos se califican típicamente en la figura de estrago culposo agravado por la muerte de personas, prevista por el art. 189, segundo párrafo de la ley sustantiva, en carácter de autores (art. 45 del C. Penal), en el caso de los acusados Bortis, Ferrari, Pincini y Antonelli, y en el carácter de cómplice no necesaria (art. 46 C.P.) respecto de la imputada Ducros. Por otra parte, no 229 se advierten respecto de los justiciables que concurran causas de justificación, ni que medie autorización legal proveniente del ordenamiento jurídico. Como tampoco un estado de necesidad justificante ni causa alguna de inculpabilidad. ASI VOTO. A LA TERCERA CUESTIÓN PLANTEADA EL SEÑOR VOCAL DE CÁMARA DR. CARLOS JULIO LASCANO DIJO: que adhería a las consideraciones y conclusiones efectuadas por el señor Vocal preopinante, votando en igual sentido. Agrega que la requisitoria de elevación a juicio formulada por el representante del Ministerio Público Fiscal encuadra legalmente el hecho en el tipo delictivo descripto por el art. 189, segundo párrafo, C.P., esto es, estrago culposo agravado por haber causado un peligro de muerte a alguna persona y la muerte a alguna persona. Les atribuye a todos los enjuiciados el carácter de coautores penalmente responsables, en los términos del art. 45 C.P. Por su parte, la acusación presentada por la querella particular les reprocha igual grado de participación criminal en sentido amplio a cinco de los procesados –Bortis, Ferrari, Pincini y Antonelli- excluyendo de tal atribución únicamente a la encartada Edith Gladys Ruestsch. Corresponde pues, en primer término, analizar cuál es –a nuestro entender- el correcto encuadramiento típico del hecho investigado y sometido a juzgamiento, tal como ha sido fijado por el Tribunal, para luego determinar –en base a la conducta de cada uno de los acusados- cuál ha sido el grado de participación criminal que les cupo en tan lamentable suceso.I. Con relación al primer aspecto –calificación legal del hecho acreditado- adelanto mi coincidencia sustancial con la subsunción efectuada por ambas acusaciones –pública y privada- es decir, el encuadramiento en el tipo delictivo del estrago culposo cualificado por el resultado producido (art. 189, segundo párrafo, C.P.). El art. 189 dispone: “Será reprimido con prisión de un mes a un año, el que, por imprudencia o negligencia, por impericia en su arte o profesión o por inobservancia de los reglamentos u ordenanzas, causare un incendio u otros estragos. Si el hecho u omisión culpable pusiere en peligro de muerte a alguna persona o causare la muerte de alguna persona el máximo de la pena podrá elevarse hasta cinco años” Este monto máximo de la pena de prisión conminada para el tipo agravado fue aumentado de cuatro a cinco años por la ley 25.189 (B.O. 28/10/99), en consonancia con la reforma introducida por esa misma ley al art. 84 C.P., que estableció en cinco años el máximo de la escala penal aplicable al delito de homicidio 230 Poder Judicial de la Nación culposo. De esta forma existe coherencia en el sistema punitivo vigente al momento del hecho que nos ocupa. 1. El referido artículo 189 está insertado en el Título VII del Libro II del Código Penal, bajo el rótulo de “Delitos contra la seguridad pública”¸ y específicamente en el Capítulo (“Incendio y otros estragos”). La denominada “ley” 17.567 (B.O. 6/12/67) había sustituido el nomen juris del entonces Título VIII por el de “Delitos contra la seguridad común”, cambio que fue considerado “acertado” por el Profesor Dr. Ricardo C. Nuñez (Derecho Penal Argentino - Parte Especia”, tomo VI, Lerner Ediciones, CórdobaBuenos Aires, , p. 41), “porque el concepto de la seguridad pública no tiene nada que ver con lo que constituye la verdadera objetividad jurídica de los delitos de que aquí se trata”. En la denominación actual del título en cuestión que volvió a ser el VII –“Delitos contra la seguridad pública”- incidió la derogación efectuada por la ley 20.509 del año 1973 USO OFICIAL (Ricardo C. Nuñez, Tratado de Derecho Penal – Tomo Actualización, Lerner Ediciones, Córdoba-Buenos Aires, 1975, p.47). En la tercera edición actualizada del Manual de Derecho Penal. Parte Especial del mencionado maestro cordobés (Lerner Editora S.R.L,, Córdoba, 2008, p. 305), se dice que la denominada “ley” 21.338 de 1976, “siguiendo a la ley 17.567 y al Proyecto de 1960, sustituyó la rúbrica de este Título “Delitos contra la seguridad pública” por el de “Delitos contra la seguridad común” para “que con claridad se destaque la idea central común a casi todas las figuras”: “la creación de un peligro común” (Exposición de motivos de la ley 17.567) e introdujo importantes modificaciones en todos sus 23.077, derogatoria de la ley 21.338, devolvió al Título su denominación originaria y dejó sin efecto las reformas introducidas por ésta”. El mismo Ricardo Nuñez (ob. cit., pp. 41 y 42) enseña que la seguridad común es el “estado colectivo exento de situaciones físicamente peligrosas o dañosas para los bienes o las personas en general. Cuando la producción de ciertas situaciones de esta índole se debe a la causalidad humana dolosa o culposamente desenvuelta, surge la materia propia de este título. A diferencia de lo que sucede con los delitos que atentan contra la tranquilidad pública, el objeto del ataque de los hechos que lesionan la seguridad común, no es un estado anímico de la generalidad (el sentimiento de seguridad), sino una realidad física, como es la existencia de determinados riesgos materiales de alcance general, porque tales delitos no afectan de manera exclusiva a 231 estas o aquellas cosas o personas, sino que se caracterizan por su expansión o su manifiesta expansibilidad, de manera que la titularidad de los bienes protegidos por la pena no corresponde a las personas en particular, sino a las personas en general, representadas en su conjunto por la sociedad”. En una línea similar se ubica Carlos Creus (Derecho Penal. Parte Especial, t. 2, 5ª. edición, Astrea, Buenos Aires, 1999, p. 1) cuando afirma que los delitos que trata este título están dirigidos a proteger la seguridad común, es decir la situación real que la integridad de los bienes y las personas se halla exenta de soportar situaciones peligrosas que la amenacen; en definitiva, las acciones típicas que los constituyen son todas ellas generadoras de peligro para esa integridad, al crear condiciones de hecho que pueden llegar a vulnerarla. Por su parte, el destacado profesor emérito de la Universidad de Buenos Aires Edgardo Alberto Donna (Derecho Penal. Parte Especial, Tomo II-C, Rubinzal-Culzoni Editores, Buenos Aires-Santa Fe, 2002, p. 16) expresa que la protección penal acordada por los tipos penales incluidos en este título de la Parte Especial del Código Penal “está destinada, de acuerdo a lo sostenido por la doctrina nacional, a la seguridad pública. Seguridad significa, de acuerdo con Molinario y Aguirre Obarrio, en Derecho Penal, no tanto la ausencia de riesgos, sino más bien, el conocimiento de los riesgos y de los actos que los acrecientan o posibilitan que, por eso, se busca evitar. Entonces, al hablar de seguridad, se toman en cuenta los peligros que producen ciertas acciones. En cuanto al adjetivo público, debe entenderse en el sentido de conjunto, de comunidad, de una parte no individualizada del pueblo, de la sociedad”. Finalizando este somero panorama de la doctrina nacional sobre el bien jurídico protegido en el Título VII del Libro II de nuestro Código Penal, Jorge Eduardo Buompadre (Tratado de Derecho Penal. Parte Especial, tomo 2, 3ª edición actualizada y ampliada, Astrea, Buenos Aires, 2009, pp. 459 y 460) sostiene: “La seguridad pública no debe ser entendida como la general seguridad jurídica a la que el derecho otorga especial tutela y que constituye una de sus funciones más relevantes, sino como la seguridad de los bienes en general, es decir, considerados en su totalidad y como perteneciente a un número indeterminado de personas.”. El mencionado profesor correntino, siguiendo las enseñanzas de Juan Bustos Ramírez, agrega: “Los delitos comprendidos en este Título afectan a bienes jurídicos de tipo colectivo, macrosociales, vale decir, abarcan a un conjunto generalizado, masivo y 232 Poder Judicial de la Nación universal, de bienes y personas” (ob. cit., p. 460). 2. Edgardo Donna (ob. cit., p. 17) entiende que una de las características de los delitos contra la seguridad pública es la “idea de peligro”; explicando que esta idea de peligro concreto o abstracto “ha vuelto a estar nuevamente sobre el tapete, puesto que ha aparecido, debido a la llamada sociedad de riesgos, el sentido de protección de los derechos frente a una sociedad que produce, debido a su propia estructura, peligros para los bienes jurídicos”. Los delitos de peligro suponen una anticipación de las barreras de protección del bien jurídico. Sostiene atinadamente Buompadre (ob. cit., p. 462) que un delito “es de peligro, por oposición a un delito de daño o de lesión, cuando para su realización típica es suficiente con que se haga correr un riesgo de daño al bien jurídico protegido. El grado de intensidad del peligro que estos delitos entrañan a un bien jurídico, así como el modo utilizado por el legislador para la USO OFICIAL configuración del tipo penal, permiten clasificarlos en delitos de peligro concreto o de peligro abstracto. El delito es de peligro concreto cuando la exigencia del peligro viene contenida en el tipo, como elemento de éste, que debe ser comprobado judicialmente en el caso particular. …Estos delitos, enseña Polaino Navarrete, no requieren para su consumación, la producción de la lesión del bien jurídico; el delito ya se perfecciona con la mera puesta en peligro del objeto de protección típica. …. En los delitos de peligro abstracto, en cambio, el peligro no es un elemento del tipo sino la razón o motivo que llevó al legislador a incriminar la conducta. En consecuencia, al no ser el peligro un elemento del tipo, la exigencia del peligro no debe quedar sometida a comprobación judicial para la afirmación del hecho punible”. Agrega Buompadre que en el caso particular del delito de estrago «tiene razón Francisco Muñoz Conde (“Derecho Penal. Parte Especial”, p. 569) cuando asevera que se trata de un delito de peligro concreto». 3. Para interpretar correctamente las exigencias legales del delito de estrago culposo, es necesario previamente en qué consiste el tipo básico del delito de estrago descripto por el art. 187 C.P., que establece las mismas penas conminadas en el artículo precedente para el “que causare estrago por medio de sumersión o varamiento de nave, derrumbe de un edificio, inundación, de una mina o cualquier otro medio poderoso de destrucción". Edgardo Donna 233 (ob. cit., p. 69) enseña que el tipo objetivo gira en torno del estrago. En relación a este término, afirma que, desde el punto de vista legal, ha sido definido por Manzini como un “resultado dañoso, cuyos efectos son extraordinariamente graves o complejos y amplios, y afectan colectivamente las cosas y personas amparadas por la ley, produciendo conmoción pública”. A continuación expresa: «Nuñez, por su parte, habla de “un daño de grandes proporciones”, a lo que Creus agrega que ese daño debe afectar colectivamente a las cosas y a las personas». Más adelante concluye: “El estrago, en síntesis, se puede definir por las siguientes notas: a) La gravedad de los medios usados, tal como aparecen en la ley, a punto de que habla de cualquier otro medio poderoso de destrucción; b) la gran magnitud de las consecuencias destructivas posibles provocadas que llevan un peligro común para los bienes. Este último requisito del peligro común para la vida, integridad corporal o bienes, de un conjunto no definido de personas”, con lo cual se excluye el caso de un edificio o nave en que solamente están personas determinadas (Juan, Pedro y Diego). Donna (ob. cit., pp. 72) al referirse a los medios típicos enumerados por el texto legal, explica que para la doctrina nacional más moderna el “derrumbe de un edificio” implica “la precipitación que se produce rápidamente, referida ... a una estructura edilicia, esto es, una obra construída por el hombre”. También destaca que todos los sectores de la doctrina argentina -tanto quienes como Nuñez opinan que debe tratarse de obras destinadas a vivienda o para guardar animales o cosas, como las casas, los templos y galpones, cuanto aquéllos como Fontán Balestra y Creus para quienes es indiferente el destino del edificio o que esté o no habitadocoinciden en señalar que “no es necesario un derrumbe total del edificio, bastando con que aquél sea parcial y, obviamente, reúna los restantes requisitos del tipo –el derrumbe en sí ya es un daño, al que debe agregarse la producción de un peligro común-.”. Por último, Donna (ob. cit., pp. 75 y 76) afirma que el texto legal hace referencia “a cualquier medio apto de constituir en sí mismo asolamiento o ruina o de causarlos, es decir, de causar estrago por cualquier otro medio de producción. En este punto, la condición de medio poderoso de destrucción estará dada por la previsibilidad de los efectos causados con ese medio, de modo que deberá crear un peligro común, de acuerdo al artículo 186 del Código Penal”. Entre los ejemplos se menciona la utilización de gases tóxicos en gran escala. 4. Arribamos 234 Poder Judicial de la Nación finalmente al tipo delictivo en que debe ser subsumirdo el hecho objeto de este juicio, es decir, estrago culposo agravado por el resultado mortal. Donna (ob. cit., p. 88) explica la figura básica del estrago culposo (art. 189, primer parrafo, C.P.) que se refiere a causar “un incendio u otros estragos” “por imprudencia o negligencia, por impericia en su arte o profesión o por inobservancia de los reglamentos u ordenanzas”, Allí afirma que el “tipo objetivo habla de causar culposamente un incendio o un estrago, de manera que hay que remitirse a la explicación de delito culposo….. Sin embargo, debe quedar claro que deber haber una relación directa entre la violación del deber objetivo de cuidado y el resultado de incendio o estrago, de manera que si objetivamente el resultado es producto de otro curso causal o de otro riesgo producido por un tercero, no se podrá imputar el resultado al autor”. El deber objetivo de cuidado ha sido expuesto prolijamente por Juan Carlos Palacios (n) USO OFICIAL (Incendios y otros estragos, en “Código Penal y normas complementarias. Análisis doctrinal y jurisprudencial”, David Baigún – Eugenio Raúl Zaffaroni, dirección; Marco A. Terragni, coordinación, tomo 8, Hammurabi, Buenos Aires, 2009, pp. 98 y 99): «En primer lugar, existiría un deber que se deriva del mandato general de cuidado y que consiste en identificar y valorar correctamente los peligros que acechan al bien jurídico protegido, pues todas las precauciones destinadas a evitar un daño dependen de la clase y medida del conocimiento del peligro (Jescheck-Weigend, p. 622). Este sería el deber de “cuidado interno”. Cuando el sujeto activo actúa sin reparar siquiera en la peligrosidad de su conducta, es decir, sin prever la posibilidad de que el resultado típico se produzca, habrá violado este deber de cuidado interno. Precisamente por la existencia de este deber de advertir el peligro puede castigarse la culpa inconciente, que supone la imprudente falta de previsión del peligro de resultado: en ella se castiga la infracción de la norma de cuidado que obliga a advertir el riesgo (Mir Puig, Santiago, Derecho Penal. Parte General, 7ª. ed, B de F, Montevideo – Buenos Aires, 2004, p. 292)». Luego agrega: «…. A su vez, de aquella identificación del peligro antes indicada se deriva el deber de desarrollar un comportamiento externo adecuado, con la finalidad de evitar así el acaecimiento del resultado típico (Jescheck-Weigend, p. 624). Este es del “cuidado externo” y que tiene tres manifestaciones, a saber: 1. Deber de omitir acciones peligrosas. Hay acciones cuya 235 peligrosidad es tan elevada que no pueden ser emprendidas sin lesionar ya el deber de cuidado. Ello sucede como regla en los casos de falta de preparación técnica para cierta actividad (Mir Puig, p. 291)…..2. Deber de preparación e información previa. Antes de emprender ciertas acciones que pueden resultar peligrosas, deben ser tomadas medidas externas de preparación e información (Mir Puig, p. 292). ….3. Deber de actuar prudentemente en situaciones peligrosas. En este caso no rige el deber de omitir la acción peligrosa, pero sí el realizarlas con la máxima atención para evitar que el peligro se convierta en lesión (Mir Puig, p. 292). Tal sería el supuesto de una explosión por liberación de energía nuclear en el marco de una fusión; si bien la actividad está en sí misma permitida, debe efectuarse con la mayor atención posible, atento al peligro que lleva ínsito. De no ser así, podría causarse una explosión típica por violación al deber de cuidado. En estos supuestos la imputación será generalmente a título de imprudencia conciente, pues el advierte el contenido de peligro de la acción peligrosa que lleva adelante y, por realizarla en forma descuidada, produce el resultado típico. La estructura del tipo imprudente no sólo se integran con la conducta descuidada –desvalor de acción-, sino que también pertenece a ella el resultado típico, que puede ser de lesión o de peligro, el cual a su vez debe ser objetivamente imputable al comportamiento. Con relación a esto último, se dice que la infracción al deber de cuidado debe haber repercutido precisamente sobre el resultado acaecido y este último tiene que ser previsible al momento de la acción (Jescheck – Weigend, p. 628)….». Concluyo la cita de Palacios (ob. y lug. cits.) «…En términos de la imputación objetiva, para incriminar el resultado es necesario que el riesgo que se ha realizado en éste sea uno de los que el deber objetivo de cuidado trataba de evitar (Corcoy Bidasolo, Mirentxu, El delito imprudente. Criterios de imputación del resultado, 2ª ed., B de F, Montevideo – Buenos Aires, 2005, p. 574). Asimismo, este juicio de imputación –a diferencia del anterior- es esencialmente ex post, ya que sólo puede realizarse una vez producido el resultado y conocidas todas las circunstancias que han contribuido a su efectiva realización. Por último, …. tanto el resultado en su configuración concreta como el curso causal en sus rasgos esenciales deben haber sido previsibles. Esta previsibilidad es de carácter objetivo, y debe juzgarse conforme a las circunstancias conocidas al momento de la ejecución de la acción». Lo antes expuesto puede ser completado acudiendo a la 236 Poder Judicial de la Nación signitificativa opinión de uno de los más calificados exponentes de la dogmática penal argtentina en materia de delitos culposos; me refiero al Profesor Marco Antonio Terragni, quien en su libro Autor, partícipe y víctima en el delito culposo – Criterios para la imputación del resultado (Rubinzal – Culzoni, Buenos Aires-Santa Fe, 2008), cuyo contenido, con ciertas modificaciones, se corresponde con el la tesis “La imputación en el delito imprudente”, con la cual obtuvo su tercer doctorado en Derecho, éste de la Universidad Complutense de Madrid, en marzo de 2007. En esta valiosa obra (pp. 98 y 99), al explicar el ámbito de protección de la norma en la imputación objetiva, que forma parte del tipo objetivo de los delitos culposos, expresa: «…la imprudencia no existe como concepto normativo genérico y amorfo, sino que existe la imprudencia precisa, coincidente con la violación de una norma de cuidado específico, relativa a la actividad concreta de que USO OFICIAL se trate. Todo lo demás queda excluido de la prohibición por constituir un riesgo permitido, no discrepante con la norma (ya que ésta sólo prohibe acciones que creen para el bien jurídico un riesgo mayor al autorizado). O, en su caso, sí puede haberse incrementado el riesgo, pero el resultado hallarse fuera del ámbito de protección de la norma relativa al comportamiento de que se trate». En las pp. 100 y 101, Terragni afirma: «La idea puede resumirse asi: - El riesgo que se concreta en obra debe ser aquel que la norma procura evitar - Esto representa un planteo restrictivo: que la decisión no se aparte del principio de legalidad. - Reducir las posibilidades de llevar la imputación más allá del terreno de la prohibición estricta. Como una derivación de esos enunciados corresponde señalar que la norma ampara los bienes jurídicos, rechazando las actuaciones descuidadas, pero el ámbito de protección de ésta tampoco llega a abarcar los supuestos en los que el suceso se origina por la actuación de terceros o por la propia de quien sufre el daño, resultando ello incontrolable para el otro sujeto; físicamente incontrolable o jurídicamente incontrolable. Esto último por la ausencia de un deber, legalmente impuesto, de garantizar que el bien permanezca incólume. Los criterios modernos para realizar la imputación objetiva parten de analizar la conducta con relación a la elevación del riesgo. Si el autor aumentó el riesgo más allá de lo permitido y ese riesgo se concretó en el resultado, y traspasa los filtros que impiden adjudicar el efecto, tales como el del principio de confianza, el de la prohibición de 237 regreso, el del análisis de la competencia de la víctima, así como el de la comprensión de cuál es el sentido de la norma (para encontrar cuál es el deber concreto de diligencia), y concurren los elementos subjetivos, entonces se le atribuye al autor la conducta dañosa». Todo lo antes expuesto nos lleva a sostener que no es correcto afirmar –como lo hizo en su prolijo alegato el defensor técnico del acusado Antonelli- que la conducta típica del delito de estrago culposo consiste en el verbo “causar”, pues lo que se causa es el resultado “estrago”; de tal modo, lo que el “tipo penal abierto” del art. 189 C,P. describe como comportamiento que en cada caso concreto debe ser precisado por el juez, es una conducta descuidada, es decir, contraria al deber de cuidado, descripta normativamente bajo las modalidades de “imprudencia o negligencia, por impericia en su arte o profesión o por inobservancia de los reglamentos u ordenanzas”, El mismo dispositivo legal, en su segundo párrafo que prevé el tipo cualificado por el resultado, admite que la conducta típica del estrago culposo pueda ser cometida mediante acción o mediante omisión impropia (“Si el hecho u omisión culpable…”). Las palabras que he resaltado en letras negritas significan de modo preciso y categórico- que ese tipo culposo admite expresamente no sólo la forma activa de comisión, sino también la “omisión impropia”, Por ello, son plenamente aplicables en este punto –y los damos aquí por reproducidos- los conceptos desarrollados en mi voto sobre la segunda cuestión, referidos a la imputación objetiva en los tipos culposos de omisión impropia y, especialmente, en relación a la distribución de responsabilidades penales para quienes intervienen en esa clase de delitos con su actuación desde la empresa o desde estructuras organizadas jerárquicamente. Sólo repetiré ahora algunas contundentes expresiones de Pérez Barberá (ob. cit., p. 349): “...lo importante es tener presente que el objetivo es determinar si se ha creado un riesgo no permitido, y no si se ha violado un deber de cuidado o si el resultado era previsible. Acentuar estas dos últimas metas puede conducir a dejar de lado el problema central. La violación de normas de cuidado o el carácter previsible del daño serán sólo indicios de la creación de un riesgo no permitido, pero no la creación de ese riesgo en sí.”. Estos indicios de creación de riesgo se confirman con una simple observación ex post, esto es, constando el resultado lesivo. Esto bajo ningún concepto implica que ya en este punto pueda atribuirse objetivamente el resultado a la conducta, pero sí permite determinar que estamos no ante una simple 238 Poder Judicial de la Nación infracción a normas de cuidado sino ante un riesgo o peligro penalmente relevante. Respecto del deber general de información y de omisión, Pérez Barberá (ob. cit., p. 351) explica en estos términos la llamada “culpa por asunción”, de especial significación para la correcta solución del caso que nos ocupa en este debate: “Si el autor se encuentra frente a la posibilidad de llevar a cabo una acción cuya realización sabe que puede significar la creación de un riesgo no permitido, y no está seguro de poder ejecutarla de forma tal de no crear tal riesgo, debe, o bien informarse adecuadamente acerca de las características y exigencias de la acción, y decidir luego actuar o no en función de una comparación entre esas exigencias y sus propias capacidades, o bien, si no puede informarse correctamente, abstenerse de llevar a cabo la acción (omitirla). ” Si trasladamos los argumentos antes expuestos al caso que nos ocupa, se puede advertir con certeza que la USO OFICIAL norma de cuidado específica relativa a la actividad concreta que se llevaba a cabo en la Planta Piloto con el proyecto de extracción de aceite de soja mediante el uso del hexano, sólo autorizaba el empleo de este solvente en la cantidad reducida que cabía en el depósito ubicado fuera de ese lugar. Dentro de esa “escala piloto” el uso del hexano era un riesgo permitido, pues era el que surgía de la normativa sobre el destino de dicha planta al momento de su creación, cuando se había instalado fuera de ella un depósito para contener una limitada cantidad de aquel solvente. En consecuencia, el estrago que se causó resultaba objetivamente previsible, para cualquiera de los acusados que las actividades emprendidas a la vista de todos por los integrantes del GIDPO que incrementaban exponencialmene el peligro tolerado, en relación al bien jurídico seguridad pública, frente a la probabilidad de explosiones e incendios derivados de la alta volatilidad e inflamabilidad de dicho solvente, introducido irregularmente a una planta que ya previamente presentaba una situación caótica en materia de seguridad y de organización, como ha quedado sobradamene acreditado con testimonios, informes técnicos y pericias. Al explicar el tipo subjetivo del estrago culposo, Juan Carlos Palacios (n) [ob. cit., p.101] expone: [ ...compartimos la concepción que sostiene que la previsibilidad o recognoscibilidad individual constituye el núcleo del tipo subjetivo del delito culposo y debe estar referida a todos los elementos de tipo objetivo que ya hemos explicado. Cuando el autor haya obrado previendo 239 efectivamente el peligro de su comportamiento, habrá culpa consciente, como criterio de imputación subjetiva a título de imprudencia, siempre, claro está, que haya confiado en que el resultado lesivo no tendrá lugar –de lo contrario, su comportamiento podría llegar a ser doloso-. Sin embargo, tal conocimiento no es estrictamente necesario para afirmar la atribución subjetiva. Bastará que el acontecer típico le haya sido previsible o recognoscible individualmente, esto es, si el autor concreto pudo, de acuerdo a su capacidad física y psíquica individual al momento de la acción, reconocer la realización de los elementos objetivos del tipo. Es decir, basta la posibilidad de conocer individual. Para establecer esta previsibilidad individual habrá que considerar la especial capacidad del autor, su efectivo nivel de información, su talento intelectual, su capacidad de memoria, el alcance de sus conocimientos especiales, etc.». Como ocurre con muchos de los tipos culposos previstos en la Parte Especial del Código Penal argentino, la redacción del art. 189 C.P. exige la concurrencia de alguna de las siguientes modalidades del tipo subjetivo del estrago culposo: imprudencia, negligencia, impericia en su arte o profesión, o inobservancia de los reglamentos u ordenanzas. En base a la representación mental por parte del autor sobre la posibilidad de lesión al bien jurídico, se distingue entre culpa consciente y culpa inconsciente. La primera (que suele asimilarse a la culpa por imprudencia) exige que el autor obre representándose en su mente la posibilidad de lesión al bien jurídico pero confiando que ella no sucederá. La segunda (que es asociada a la culpa por negligencia) consiste en que el sujeto actúa sin representarse de ninguna manera la posible lesión del bien jurídico, cuando obrando de modo diligente se debió haber previsto o representado el peligro para el bien jurídico. Esta última es precisamente la situación de quienes –por su posición de garantes- debieron tomar los recaudos para conocer o prever que se estaba creando o incrementando un riesgo jurídicamente desaprobado, y -por haber omitido cumplir sus deberes- no pudieron representarse mentalmente la lesión del bien jurídico, y menos aún evitarla o impedir que se produjera el resultado típico. En la jurisprudencia de nuestro país encontramos un fallo referenciado por Donna (ob. cit., p. 89) en un caso que parece guardar similitud con el que nos ocupa en este juicio: “La responsabilidad del procesado se fundamenta en su actitud negligente, la que consistió en no haber realizado un acto idóneo tendiente a prevenir un accidente de consecuencias graves, como 240 Poder Judicial de la Nación lamentablemente ocurrió, siendo ello previsible por no ser los galpones donde se encontraba almacenado el material explosivo un lugar apropiado, ni contar con las condiciones de seguridad establecidas por el decreto 302/83, esto es, que el encausado no actuó acorde al deber objetivo de cuidado que las circunstancias del caso le imponían” (CNFed.CCorr., sala I, 12-6-92, “López, Juan”, J.A., 1994-I-64). Transpoladas esas reflexiones a lo sucedido en el hecho objeto de este proceso, se advierte con certeza que cuando Bortis, como Presidente de la Fundación, firmó el protocolo de trabajo, que expresamente se refería a la utilización de hexano como solvente para los experimentos y que éstos requerían readecuar las instalaciones y el equipamiento de la Planta Piloto, le era individualmente previsible –por su formación profesional y por el tiempo que llevaba desempeñándose como autoridad de la Facultad de la cual dependía la Planta Piloto- que se USO OFICIAL trataba de actividades que notoriamente incrementaban el riesgo permitido, de un modo que excedía groseramente las normas de cuidado y seguridad, y como Vice Decano en ejercicio del Decanato no hizo nada para impedir tales experimentos Algo similar sucedió en el caso de la Ing. Ferrari que –por su cargo de Directora departamental debía supervisar y controlar el trabajo de extensión del GIDPO y coordinarlo con las tareas que ejecutaban simultánemente en la planta otros grupos de investigación- frente a las observaciones y reclamos de varios investigadores que trabajaban en el lugar y las escasas explicaciones sobre las experiencias a realizarse brindadas en la reunión del 15 de noviembre de 2007 por el Dr. Mattea, por una suerte de “temor reverencial” derivado de su prestigio científico, no le exigió mayores precisiones y se conformó con las insuficientes medidas de prevención anunciadas por Mattea, sin haber puesto en conocimiento de la situación a las autoridades de la Facultad, como así tampoco haber averiguado si estaba autorizado por aquéllas ese proyecto de extracción de aceite a escala “industrial” –que excedia la capacidad para la que estaba preparada la Planta Piloto- lo que le habría permitido conocer la realidad del enorme peligro que se estaba creando ilegalmente, para así haberle ordenado a Mattea la suspensión del proyecto, con lo que se podría haber impedido la producción del incendio y las explosiones, de los cuales resultaron numerosas muertes y lesiones de personas que allí trabajaban diariamente, altísimos riesgos para los niños que concurrían a 241 la guardería infantil ubicada frente al lugar y para bienes de la Universidad y de terceros. No es admisible la invocación del principio de confianza en favor de Ferrari ni de los otros acusados –salvo como veremos el caso particular de la Ing. Ducros, por el simple motivo que aquéllos eran garantes respecto de la seguridad común, porque tenían un dominio negativo sobre el fundamento del resultado, entendido en el sentido de que, pese a que poseían –como funcionarios públicos y directivos de la estructura jerárquica universitariaconocimientos superiores a otras personas, no los utilizaron cuando advirtieron que el Dr. Mattea y los demás integrantes del GIDPO –al cual se le había delegado la ejecución del proyecto de extensión- violaban sus obligaciones específicas y estaban incrementando en forma indebida e imprudente el peligro más allá del margen tolerado reglamentariamente; tampoco actuaron para subsanar su deficiencia y permitieron que los experimentos se continuaran llevando adelante. De tal modo, al omitir cumplir sus deberes residuales de control, supervisión y vigilancia sobre los delegados, los delegantes deben responder penalmente por no haber evitado los gravísimos resultados producidos. Todo ello se potenció cuando se introdujeron irregularmente los trece tambores de hexano y se los montó en una estructura montada en el sector norte de la planta, a pocos metros de la oficina donde Ferrari todos los días cumplía sus funciones de Directora departamental, con lo cual resultaría absurdo pensar que Ferrari desconocía la existencia de semejante volumen de solvente, cuya presencia allí estaba prohibida, pues como Directora le constaba que se le había encomendado a la Ing. Giacomelli la tarea de inscribir a la Planta Piloto en el Registro respectivo de residuos peligrosos, lo que hasta ese momento no había sido logrado. Similares consideraciones cabe realizar respecto de las omisiones negligentes de Pincini y Antonelli, que no realizaron las tareas que les eran exigibles por la normativa vigente en materia de higiene y seguridad de relevar la situación de la planta, adoptar un plan de prevención y medidas de rápida evacuación frente a la eventual producción de un siniestro, las cuales –de haber sido cumplidas- hubieran evitado la producción del estrago, o al menos, hubieran reducido la magnitud de las consecuencias personales y materiales que éste produjo. Por tales razones, todos ellos deben responder como autores por omisión impropia del delito de esrago culposo, que en el presente caso se debe agravar en razón de los resultados letales producidos. En efecto: el segundo párrafo del art. 189 C.P. dispone 242 Poder Judicial de la Nación que el máximo de la pena para el estrago culposo podrá elevarse hasta cinco años “si el hecho u omisión culpable pusieren en peligro de muerte a alguna persona o causare la muerte de alguna persona”. La doctrina mayoritaria entiende que se trata de un delito calificado u cualificado por el resultado. Según lo entiende criteriosamente Fabián I. Balcarce (Introducción a la Parte Especial del Derecho Penal. Su vinculación con la Parte General, B de F, Montevideo – Buenos Aires, 2009, p. 160), nos encontramos frente a un tipo culposo con un segundo resultado jurídico de peligro concreto o lesión de objeto material de un bien juridico complementario. En estos supuestos “el segundo resultado –el cual pone en peligro cierto o produce la lesión del soporte material de un bien jurídico diferente al preponderamente protegido por la figura- es el producto del primer resultado, el cual es el que se encuentra vinculado a la acción riesgosa por la relación de peligro USO OFICIAL estadístico (C.P., art.189, segundo párrafo)”. En el presente caso, como producto directo del incendio y explosión de la planta piloto “causados” por el obrar negligente de los funcionarios públicos acusados, se produjo la muerte violenta de seis personas. Decantados por la autoría responsable de los Ings. Bortis, Ferrari, Pincini y Antonelli, debemos en último término diferenciar la responsabilidad penal que le cupo a la Ing. Ducros. Para ello lo primero a determinar es si en el delito culposo rige un concepto unitario de autor –según el cual o hay autor o existe impunidad, es decir, no cabe formular distinciones entre autor, complice, instigador, etc.-, o, por el contrario, puede admitirse un concepto restrictivo de autor, que acepta aquella posibilidad. Aunque afirma que conceptualmente parece preferible en el delito culposo un concepto unitario de autor, Gabriel Pérez Barberá (ob. cit., p. 364) expresa: “Nuestro Código Penal –al igual que el español- no ofrece ningún inconveniente para la adopción de un concepto restrictivo de autor en el delito culposo. Incluso sería posible admitir la punibilidad de las distintas formas de participación culposa, la cual sería de menor grado en el caso de complicidad no necesaria”. Acertadamente, ya se había dicho: «La idea que rechaza la posibilidad de la participación criminal en el delito culposo porque la “convergencia intencional” requerida por aquélla debe recaer sobre un resultado delictuoso, olvida que si el delito culposo no requiere una intención semejante, no hay razón para exigirla en quien participa en él” (Ricardo C.Nuñez, Las Disposiciones 243 Generales del Código Penal, Marcos Lerner, Córdoba, 1988, p. 191). Basado en que el art. 47 C.P. se refiere al “querer” del obrar conjunto, Jorge de la Rúa (Código Penal Argentino. Parte General, 2ª. edición, Depalma, Buenos Aires, 1997, p. 846) no advierte inconveniente “para admitir, luego de determinado el sustento fáctico, la forma de culpabilidad que al partícipe corresponda, incluso la culpa”. Finalmente, en opinión que comparto, que se refiere al ámbito de los delitos cometidos por funcionarios públicos, se ha dicho: “…partícipes en comisión por omisión serán, en cambio, todos aquellos superiores (…) en cuya esfera de competencia se hallaba la posibilidad de instar a la evitación del hecho. A todas estas estructuras debe superponerse el carácter doloso o imprudente del hecho de cada sujeto (algo que puede ser determinante a la hora de atribuir responsabilidad» (Jesús María Silva Sánchez y Carlos J. Suárez González, La dogmática penal frente a la criminalidad en la administración pública y otros problemas actuales del Derecho Penal, Editorial Juridica Grijley, Lima, Perú, 2001, pp. 15-22. Por consiguiente, se puede advertir que en el presente caso, de acuerdo a la función de Vice Directora del Departamento de Tecnología Química que ejercía la Ing. Ducros al momento del hecho, no tenía facultades decisorias, las que sólo correspondían a la Directora, quien reglamentariamente tenía el deber de controlar y supervisar los grupos de trabajo que orgánicamente dependían del Departamento y coordinar las actividades entre ellos. Por ende, estando en funciones la Ing. Ferrari como Directora, la Vice Directora Ducros carecía de competencia para pedir mayores informes al Dr. Mattea sobre las características del proyecto que llevaba delante de modo irregular el GIDPO o para ordenarle la suspensión de los experimentos. Su función reglamentaria consistía en colaborar con las tareas que le correspondia cumplir a la Directora y que ésta le solicitara; por ende, sólo constituía una cooperación a la autora del delito culposo de omisión impropia, es decir, la Ing. Ferrari, aporte que no era indispensable o determinante porque -si bien podía consistir en un asesoramiento o consejo a la Directora sobre los experimentos del GIDPO- si hubiera mediado oposición de su parte, la misma no habría tenido carácter vinculante para la Directora. Ello se vió reflejado en que la Ing. Ducros estuvo presente en la reunión del 15 de noviembre de 2007 por la Directora Ferrari para tratar el proyecto de extensión que 244 Poder Judicial de la Nación estaba en una etapa de ejecución porque ya se habían efectuado los trabajos de adecuación de la planta a las exigencias de escala “industrial” que requería dicho proyecto; sin embargo, la Ing. Ducros sólo se limitó a colaborar con la Ing. Ferrari, quien –posiblemente por el “temor reverencial” que a todos inspiraba el prestigio científico del Dr. Mattea, omitió cumplir con sus deberes de vigilancia, control, supervisión y coordinación, que la hubiera llevado, al tener conocimiento de la real cantidad de hexano a utilizarse, a disponer la adopción de mayores y más rigurosas medidas preventivas, o, en su defecto, la suspensión o cancelación de los experimentos que comenzaron a realizarse a partir del 22 de noviembre del mismo año. En consecuencia, Ducros fue cómplice no necesaria (art. 46 C.P.) en el delito de estrago culposo agravado por el resultado de seis muertes (art. 189, segundo párrafo, C.P.). La acción penal derivada de su conducta delictiva no se encuentra USO OFICIAL extinguida por prescripción, porque se mantiene la causal de suspensión prevista por el art. 67, segundo párrafo, dado que a la fecha todos los acusados siguen desempeñando el carácter de funcionarios públicos de la UNRC, como profesores de dicha Casa de Estudios, según lo he sostenido al contestar la primera cuestión, al igual que lo ha hecho el Vocal Dr. José Fabián Asis. ASÍ VOTO. A LA TERCERA CUESTIÓN PLANTEADA EL SEÑOR VOCAL DR. JOSE VICENTE MUSCARA, DIJO: que adhería a las consideraciones y conclusiones efectuadas por el señor Vocal preopinante, Dr. José Fabián ASIS y las consideraciones del Vocal Carlos Julio Lascano, votando en igual modo, excepto su opinión respecto de la situación del imputado Carlos Agustín Bortis. -A LA CUARTA CUESTIÓN PLANTEADA EL SEÑOR VOCAL DR. JOSE FABIAN ASIS DIJO: I- Habiendo quedado acreditados los hechos, la participación criminal que en los mismos les cupo a cuatro de los acusados (Bortis, Ferrari, Pincini y Antonelli) como autores y a la acusada Ducros como cómplice no necesaria, y la calificación legalmente aplicable, corresponde determinar la pena a imponer a Carlos Agustín BORTIS; José Luis PINCINI; Sergio Fabián ANTONELLI; Miriam Palmira María FERRARI y Edith Matilde DUCROS. En relación a la imputada Liliana Gladis RUETSCH, y conforme las consideraciones efectuadas precedentemente, concluyo que 245 corresponde dictar la ABSOLUCION de la misma. II- En cuanto a la determinación de la pena, cabe efectuar una serie de consideraciones previas, a fin de tratar de comprender su finalidad. La distribución de la pena tiene que ser equitativa, ya que dentro de la normativa legal, se pena en forma distinta hechos iguales, calificados de la misma manera. Para ello, es preciso, determinar la pena de manera proporcional a la gravedad de las conductas reprochadas. Al respecto, y como lo he manifestado anteriormente, resulta interesante lo explicitado por José Milton PERALTA, “Dogmática del Hecho Punible, principio de Igualdad y Justificación de Segmentos de Pena”, publicado en DOXA, Cuaderno de Filosofía del Derecho (N°31-2008) , en cuanto supone que para determinar la pena, se debe en primer lugar, analizar el fin de la pena misma, sus límites y el concepto material de delito, y en segundo lugar, especificar cuáles son los factores que influyen en esta determinación. Es decir que, la idea de la pena debe corresponderse con la gravedad del hecho que se está juzgando para poder hablar de “pena justa”. Los marcos penales contienen escalas de gravedad mínima y máxima del delito, y es esta escala, justamente, la que permitirá determinar la pena a aplicar, en cuanto a la gravedad mínima y máxima del delito. Resulta importante entonces, determinar el grado de injusto en cuanto a la dañosidad social de la acción; y el grado de culpabilidad que es justamente lo que permite atribuirle al autor el hecho considerado en mayor o menor grado, socialmente dañoso. Actuando así el dolo en cuanto al conocimiento del sujeto del riesgo generado por su conducta e intención, en la medida que lo conocía o que era factible de conocer. Concluye el autor citado, que “… la vinculación de la dogmática a la determinación de la pena ya debió tener lugar con la idea de la “culpabilidad como límite máximo”, pues para saber cuál era el máximo se debía tener claro que contaba para la culpabilidad. Pero un esfuerzo más fuerte surge de la idea de igualdad, que además de su valor moral inmanente evita fundamentaciones encubiertas de pena. Asimismo, con esta teoría se maximiza la posibilidad del sujeto de desarrollar su plan de vida debido a que puede conocer con cierta precisión las consecuencias de sus actos...” III- Ahora bien, teniendo en cuenta, que en un Derecho Penal de culpabilidad por el hecho, lo único a valorar es el ilícito culpable, sin perjuicio de destacar que existen múltiples razones que pueden modificar, en el caso concreto, la necesidad e intensidad de pena, son las circunstancias que a pesar de no constituir aspectos 246 Poder Judicial de la Nación del ilícito culpable, pueden ser valoradas sin lesionar el principio de culpabilidad. Patricia S. Ziffer en su obra “Consideraciones acerca de la problemática de la individualización de la pena” señaló que “… El marco penal ofrece un punto de apoyo a grandes rasgos para la medición de la pena. Marca los límites externos que la pena para un determinado delito no puede sobrepasar. Pero uno de los problemas más agudos de la individualización de la pena es ubicar un punto para ingresar en el marco penal, un punto fijo a partir del cual poder “atenuar” o “agravar”. IV.-Deben tenerse en cuenta ciertos aspectos subjetivos (los que hacen al sujeto en sí) y objetivos (todos aquellos aspectos relacionado con los hechos) a los fines de establecer la pena justa. En primer lugar, en relación al imputado Carlos Agustín BORTIS, debe tenerse en cuenta a la hora de determinar la pena, como agravantes la calidad de profesional, con su doble posición institucional, como Vicedecano de la Facultad USO OFICIAL de Ingeniería de la UNRC y como Presidente de la Fundación de la UNRC. También debe valorarse como agravante la naturaleza de los hechos, extensión del daño y peligro causados, que fueron extremadamente graves, cuyo resultados fueron el fallecimiento de seis personas y varias con lesiones de menor y mayor consideración; si bien el resultado mortal está contenido en la figura agravada, es un hecho con características de gran envergadura con el peligro de extensión de sus efectos a una guardería escolar que se encontraba a pocos metros. Por otra parte, debe valorarse como agravantes su conducta posterior al delito, constando como prueba documental, copia certificada del ejemplar del Diario “PUNTAL” de Río Cuarto, de fecha 6 de diciembre de 2007, donde el imputado Bortis expresa: “No entendemos lo que pudo haber pasado, porque elementos explosivos nunca estuvieron almacenados en conocimiento nuestro, salvo que pueda haber ocurrido algo en los últimos días, cosa de la que no fuimos notificados, que haya ingresado algún elemento que pudiera eclosionar. Desconocemos qué pudo haber ocurrido”, insistió BORTIS, mientras todavía trabajaban los bomberos (fs. 241, Expte. N° 88969, cuerpo I, Reservado en Secretaría del Tribunal). Este claro ocultamiento -en pleno proceso de rescate de las victimas de la tragedia- del convenio y protocolo de trabajo firmados por el imputado Bortis, donde expresamente figura el “hexano” como el solvente destinado al proceso de extracción, puso en evidencia su menosprecio por la vida y salud de sus 247 compañeros. Cabe recordar en este aspecto, lo que sostuvo el testigo Néstor Daniel DEGREGORIO, Oficial de Policía en el Escalafón de Bomberos, en cuanto el fuego por combustión de hexano, puede extinguirse mejor con espuma, por lo tanto hubiera sido muy distinto el tratamiento de bomberos si Bortis informaba cuál era la sustancia que existía dentro de la Planta Piloto. Resultó necesario que la Policía Federal Argentina, mediante la respectiva orden de allanamiento, procediera con fecha 7 de diciembre de 2007, a las 18:30 horas, al secuestro en el Cubículo N° 3, en el primer piso de la Planta Piloto de la Facultad de Ingeniería de la UNRC, de UN PROTOCOLO DE TRABAJO N° 26/2007 de fecha 3010-2007 y UN CONVENIO MARCO, de fecha 30-10-07 (conf. acta de secuestro fs.258 de autos). A partir de esa hora y día pudo la investigación conocer cuál era el elemento explosivo que Bostis no informaba. En ese contexto se entiende por qué el imputado Bortis la noche del día 7 de diciembre de 2007 le comenta al Ing. Cantero Gutierrez que efectivamente existía un Convenio Marco y un protocolo de trabajo firmado por el propio Bortis. Como atenuantes debo resaltar que su imprudencia quedó circunscripta al incumplimiento de los deberes a su cargó, lo cual evidentemente contribuyó en el resultado y su falta de antecedentes penales computables, entiendo justo aplicarle una pena de tres años y seis meses de prisión. En relación al imputado José Luis PINCINI, de la misma manera que en el caso de Bortis, debe tenerse en cuenta como agravantes la característica del hecho en cuanto a la multiplicidad de víctimas, su formación profesional y la información sobre la existencia de los tambores de hexano en el interior de la planta que le suministró antes del siniestro la Ing. Reartes. También debo valorar la falta de funcionamiento de la Comisión de Higiene y Seguridad. Como atenuante la falta de antecedentes penales considero justo que se aplique la pena de dos años y seis meses de prisión, en forma de ejecución condicional. En el caso de Miriam Palmira FERRARI, Directora del Departamento de Tecnología Química, en su contra juegan la multiplicidad de víctimas como consecuencia de este hecho extremadamente grave, su formación profesional específica -Ingeniera Química-, el haber sido la receptora de advertencias y contacto directo con el trabajo que el GIDPO efectuaba en la Planta Piloto. Como atenuantes la falta de antecedentes penales, con lo cual entiendo justo aplicar la pena de dos años y seis meses de prisión, en forma de ejecución condicional. En el caso de Sergio 248 Poder Judicial de la Nación Fabián ANTONELLI, como agravantes debo valorar la característica del hecho y la multiplicidad de víctimas, su formación profesional y su condición de integrante de la Comisión de Higiene y Seguridad; y como atenuante su falta de antecedentes penales, motivos por lo cuales postulo se le aplique la pena de dos años de prisión. En el caso Edith Matilde DUCROS, la pena a imponer debe individualizarse en base a las siguientes circunstancias agravantes: la característica del hecho y la multiplicidad de víctimas; como circunstancia atenuante debe valorse su rol de Vicedirectora –con función especifica de colaborar con las tareas de la Directora-, y su falta de antecedentes penales, por ello debe aplicarse la pena de seis meses de prisión. Teniendo en cuenta el fin de prevención especial de la pena, que evite un innecesario encierro de corta duración, corresponde dejar en suspenso el cumplimiento de la pena de prisión para los acusados Ferrari, Pincini, Antonelli USO OFICIAL y Ducros (art. 26 C.P.), por tratarse de penas inferiores a tres años de prisión y la actitud de los mencionados posterior a la comisión del delito enrostrado. Durante el plazo de dos años los condenados deberán observar las siguientes reglas de conducta (art. 27 bis C.P.): a) fijar residencia y b) someterse al cuidado del Patronato de Presos y Liberados. ASI VOTO.A LA CUARTA CUESTIÓN PLANTEADA EL SEÑOR VOCAL DR. CARLOS JULIO LASCANO DIJO:”. Que adhiere a las consideraciones y conclusiones arribadas por el vocal Dr. José Fabián ASIS, haciéndolo en igual forma. A LA CUARTA CUESTIÓN PLANTEADA EL SEÑOR VOCAL DR. JOSE VICENTE MUSCARA : que adhería a las consideraciones y conclusiones arribadas por el señor Vocal del primer voto, haciéndolo en igual forma, excepto mi opinión respecto de la situación del imputado Carlos Agustín Bortis.Por el resultado de los votos emitidos al tratar las cuestiones precedentes, y por unanimidad, el Tribunal RESUELVE: 1. ABSOLVER a LILIANA GLADIS RUETSCH, ya filiada en autos, del delito de estrago culposo agravado por la muerte de personas, previsto y penado por el art. 189 2do párrafo del Código Penal, que le atribuía el requerimiento fiscal de elevación de la causa a juicio obrante fs. 5901/5985. 249 2. CONDENAR a JOSE LUIS PINCINI, ya filiado en autos, como autor penalmente responsable del delito de estrago culposo agravado por la muerte de personas, previsto y penado por el art. 189 2do párrafo del Código Penal y 45 del C.P., e imponerle en tal carácter la pena de dos años y seis meses de prisión de ejecución condicional (art. 26 del C.P.) y costas. 3. CONDENAR a MARIAM PALMIRA MARÍA FERRARI, ya filiada en autos, como autora penalmente responsable del delito de estrago culposo agravado por la muerte de personas, previsto y penado por el art. 189 2do párrafo del Código Penal y 45 del C.P., e imponerle en tal carácter la pena de dos años y seis meses de prisión de ejecución condicional (art. 26 del C.P.) y costas. 4. CONDENAR a SERGIO FABIÁN ANTONELLI, ya filiado en autos, como autor penalmente responsable del delito de estrago culposo agravado por la muerte de personas, previsto y penado por el art. 189 2do párrafo del Código Penal y 45 del C.P., e imponerle en tal carácter la pena de dos años de prisión de ejecución condicional (art. 26 del C.P.) y costas. 5. CONDENAR a EDITH MATILDE DUCROS, ya filiada en autos, como cómplice no necesaria penalmente responsable del delito de estrago culposo agravado por la muerte de personas, previsto y penado por el art. 189 2do párrafo del Código Penal y 46 del C.P., e imponerle en tal carácter la pena de seis meses de prisión de ejecución condicional (art. 26 del C.P.) y costas. 6. Imponer a los nombrados por el término de dos años, las siguientes reglas de conducta (art. 27 bis del C.P.): a) fijar residencia y b) someterse al cuidado del Patronato de Presos y Liberados. 7. Declarar la nulidad absoluta de la resolución de la Cámara Federal de Apelaciones de esta ciudad de fecha 31 de mayo de 2012 registrada en el Libro 428 Fº 148 y en consecuencia del auto interlocutorio nº 374 del señor Juez Federal de Río Cuarto de fecha 19 de junio de 2012 en cuanto dispone declarar extinguida la acción penal y dictar el sobreseimiento a favor de Javier Boretti, y remitir al Juzgado Federal de Río Cuarto copia de las partes pertinentes a los fines de continuar con la investigación. 250 Poder Judicial de la Nación 8. Remitir al Juzgado Federal de Río Cuarto copia de las actuaciones pertinentes a efectos de profundizar la investigación respecto de la conducta de los responsables de la empresa Aceitera General Deheza S.A. que dispusieron la compra y traslado a la Universidad Nacional de Río Cuarto del material hexano que ocasionó el evento criminoso que nos ocupa. 9. Remitir al Juzgado Federal de Río Cuarto copia de las actuaciones pertinentes a efectos de profundizar la investigación respecto de la conducta de los responsables de la empresa DESMET S.A. en la instalación y readecuación de la planta piloto de la Universidad Nacional de Río Cuarto. 10. Remitir al Juzgado Federal de Río Cuarto copia de las actuaciones pertinentes a efectos de profundizar la investigación respecto a la responsabilidad del entonces USO OFICIAL Rector Oscar Federico Spada en los hechos investigados en la presente causa. El Tribunal por mayoría RESUELVE: 11. CONDENAR a CARLOS AGUSTIN BORTIS, ya filiado en autos, como autor penalmente responsable del delito de estrago culposo agravado por la muerte de personas, previsto y penado por el art. 189 2do párrafo del Código Penal y 45 del C.P., e imponerle en tal carácter para su tratamiento penitenciario la pena de TRES AÑOS Y SEIS MESES DE PRISIÓN, accesorías legales y costas. PROTOCOLICESE Y HAGASE SABER. 251