Fundamentos en PDF - La Voz del Interior

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Poder Judicial de la Nación
Córdoba,
de abril de dos mil trece.
VISTOS: los autos caratulados: “BORTIS, Carlos Agustín y otros p.ss.aa. Estrago
culposo agravado por la muerte de personas (art. 189 segundo párrafo del Código
Penal), en calidad
de coautores
(art. 45 del Código Penal)”, -Expte. B-3/12-,
ingresados a conocimiento de este Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 2 de la ciudad
de Córdoba, con fecha 08 de agosto de 2012, se reúnen los integrantes del Tribunal, señores
Jueces de Cámara José Fabián ASIS, Carlos Julio LASCANO y José Vicente
MUSCARA, actuando como Presidente el primero de los nombrados, y en presencia de la
señora Secretaria de Cámara, Dra. Carolina SARMIENTO, para dictar sentencia en la causa
que se le sigue al señor Carlos Agustín BORTIS, de nacionalidad argentina, nacido el 11
de febrero de 1951 en Pilar, Provincia de Santa Fe, hijo de Domingo Bortis y de Isolina
USO OFICIAL
Rosa Picco, de estado civil casado, Ingeniero Mecánico Electricista-Electrónico,
domiciliado en ex Ruta Nº 36, km. 612 de Río Cuarto, Provincia de Córdoba, D.N.I. N°
8.071.647; José Luis PINCINI, de nacionalidad argentina, nacido el 3 de noviembre de
1951 en Río Cuarto, Provincia de Córdoba, hijo de Luis Alberto Pincini y de Judith
Antonia Velázquez, de estado civil casado, Ingeniero Agromecánico, domiciliado en Pasaje
Pacheco de Melo Nº 1979 de Río Cuarto, Provincia de Córdoba, D.N.I.Nº 10.252.126;
Sergio Fabián ANTONELLI, de nacionalidad argentina, nacido el 20 de junio de 1963 en
Huinca Renancó, Provincia de Córdoba, hijo de Norberto Antonelli y de Clide Ilda
Alberici, de estado civil casado, Ingeniero Mecánico Electricista, domiciliado en calle
María Olguín Nº 230 de Río Cuarto, Provincia de Córdoba, D.N.I.Nº 16.354.603; Miriam
Palmira María FERRARI, de nacionalidad argentina, nacida el 9 de marzo de 1960 en la
localidad de Ucacha, Provincia de Córdoba, hija de Nadir Adolfo Ferrari y de Palmira
Lucía Caffaratti, de estado civil casada, Ingeniera Química, domiciliada en calle 3 Nº 649,
Bº Villa Golf Club de Río Cuarto, D.N.I.Nº 13.242.999; Edith Matilde DUCROS, de
nacionalidad argentina, nacida el 4 de noviembre de 1954 en Río Cuarto, Provincia de
Córdoba, hija de Manuel Antonio Ducros y de Edith Dominga Bruni, de estado civil
soltera, Ingeniera Química, domiciliada en calle Alsina Nº 652 de Río Cuarto, Provincia de
Córdoba, D.N.I.Nº 11.347.800; Liliana Gladis RUETSCH, de nacionalidad argentina,
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nacida el 29 de enero de 1960 en la localidad de Dalmacio Vélez, Provincia de Córdoba,
hija de Abel Ruetsch y de Gladis Viale, de estado civil casada, de profesión Ingeniera
Química, domiciliada en calle 7 Nº 521 Villa Golf Club de Río Cuarto, D.N.I. Nº
21.405.180; todos ellos sin antecedentes penales computables, conforme los respectivos
informes del Registro Nacional de Reincidencia y Estadística Criminal; siendo sus
abogados defensores los Dr. José María Sagarraga (en representación de Sergio Fabián
Antonelli); Dr. José Luis Abrile y Dr. José A. Buteler (Carlos Agustín Bortis); Dr. Jorge
Alberto Valverde (Edith Matilde Ducros, Miriam Palmira María Ferrari y José Luis
Pincini); Dr. Daniel R. Tartaglia y Dra. Mariela Pérez (Liliana Gladis Ruetsch), actuando
como Fiscal el Dr. Maximiliano Hairabedian. La requisitoria fiscal de elevación de la causa
a juicio, efectuada por el Fiscal Federal Guillermo R. Lega, obrante a fs.5901/5985,
atribuye a Carlos Agustín BORTIS, José Luis PINCINI, Sergio Fabián ANTONELLI,
Miriam Palmira María FERRARI, Edith Matilde DUCROS y Liliana Gladis
RUETSCH, la comisión de los siguientes hechos: “RELACIÓN DE LOS HECHOS: a)
Introducción: Se investiga en autos el incendio ocurrido el día 5 de diciembre de 2007, a
partir de las diez horas aproximadamente, en el interior de la Planta Piloto de la Facultad
de Ingeniería de la Universidad Nacional de Río Cuarto, al explotar 13 tambores que
contenían 2.600 litros de HEXANO, que se encontraban allí almacenados. Dicho solvente
(hexano) era utilizado por el Grupo de Investigación y Desarrollo de Productos
Oleaginosos –GIDPO-, dependiente del Departamento de Tecnología Química de esa
Facultad, integrado al momento del hecho por los Ingenieros Miguel Ángel Mattea, Gladys
Baralla, Damián Aldo Cardarelli y Liliana Gladis Ruetsch, cuyo trabajo de extensión
consistía en la extracción de aceite oleaginoso con uso de solvente, a raíz de un ConvenioMarco realizado entre la FUNDACIÓN UNRC y la Empresa DE SMET SAIC de Buenos
Aires. Que esa mañana del hecho, se realizaba la última experiencia del proyecto y se
encontraban en la Planta Piloto todo el Grupo de trabajo GIDPO además del alumno Juan
Andrés Politano, Sebastián Murello –de la empresa DE SMET- y Diego Bonazza –de la
empresa VERDU que fuera contratada por DE SMET SAIC- para realizar trabajos de
armado del proyecto diseñando y armando los equipos preparándolos para la experiencia
que se llevaría a cabo a partir de las 18:00 hs. Para ello, se pone en funcionamiento una
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bomba centrífuga que hace circular por la cañería del sistema una mezcla de 30% de
aceite con 70% de hexano denominada “miscela” entre ésta y el tanque de preparado para
su depósito en tambores de 200 lts., que se encontraban en una fila de trece (13) sobre la
pared interior norte junto al portón de la Planta Piloto, para ser utilizados en horas de la
tarde en la última experiencia de extracción de aceite. Aproximadamente a las 10:00
horas, en circunstancias que nadie de los que trabajaban en el proyecto se encontraban
frente a lo que se había armado, se produce un derrame de esa sustancia, la que habría
salido de la citada bomba colocada junto a la pared interior norte, en proximidades de la
esquina con la pared interior oeste. Ante ello, llegan al lugar Politano y Bonazza, el
primero intentó colocar una manga corrugada con un extractor sobre el derrame para
absorber los gases que emanaban de la miscela y sacarlos al exterior, en tanto Bonazza
USO OFICIAL
corrió hasta el tablero de mando ubicado en el centro de la planta para desconectar la
bomba y detener el derrame. En esos momentos, se hacen presente en las inmediaciones
del lugar, los Ingenieros Mattea, Cardarelli y Baralla, quienes se encontraban en el
cubículo N° 3 de la planta alta y Liliana Giacomelli junto a Carlos Alberto Ravera que
provenían del Laboratorio 11. En dicha ocasión escucharon un ruido característico de una
combustión, cuyo origen podría ser del sector de los autoclaves, por cuanto uno de ellos se
encontraba encendido y el fuego se proyectó hacia la zona del derrame, resultando
lesionados todos los que estaban en el lugar, esto es, Mattea, Cardarelli, Baralla,
Giacomelli, Ravera, Politano, Murello y Bonazza, quienes intentaron salir cuando
comenzaron a sucederse las explosiones de los tambores. También empezaron a salir
alumnos y docentes que se encontraban en aulas y laboratorios adyacentes al lugar del
hecho. Como consecuencia del siniestro se provocó serias lesiones y el posterior
fallecimiento de Juan Andrés Politano, Carlos Alberto Ravera, Damián Aldo Cardarelli,
Liliana Giacomelli, Gladys Baralla y Miguel Angel Mattea.
lesiones y/o
Además resultaron con
quemaduras de diversa consideración Cecilia Pagliero, Diego Bonazza,
Sebastián Antonio Murello, Laura Potes, Iván Rafael Braida, Jorge Daghero y Liliana
Gladis Ruetsch. Las autoridades universitarias al momento del hecho 05/12/2007 eran:
Oscar Spada –Rector-, Juan Busso –Vicerector-; Diego Carlos Moitre –Decano de la
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Facultad de Ingeniería con licencia- Carlos Agustín Bortis –Vicedecano de dicha Facultad
y Presidente de la FUNDACIÓN UNRC- Miriam Palmira María Ferrari y Edith Matilde
Ducros –Directora y Vicedirectora del Departamento de Tecnología Química- y el Dr.
Miguel Ángel Mattea –Director y responsable del Grupo GIDPO. b) Antecedentes: Con el
fin de realizar una ordenada exposición de todos los aspectos y circunstancias relevantes
(en especial de la estructura legal existente en la Universidad al momento del suceso)
comenzaré por una breve noticia de siniestros anteriores ocurridos en el campus, según la
información que se dispone. En la tarde del 20 de septiembre de 2004, tuvo lugar un
incendio con un foco en el sector del bosque autóctono, otro en la planta de tratamiento
cloacal y otro cerca de la calle interior que conduce al área de Deportes, interviniendo la
Sociedad de Bomberos Voluntarios de Río Cuarto para sofocarlos. Aparentemente
intencional, no pudo individualizarse a los posibles autores por lo que la causa “U.N.R.C.
COMUNICA INCENDIO”, Expte. Nº 28-U-2004, del Juzgado Federal, se archivó
mediante Resol. Nº 553 del 27/12/04. En fecha 23 de noviembre de 2005 se produce una
explosión en el sector del horno pirolítico del Departamento de Patología Animal la
Facultad de Agronomía y Veterinaria, cuya investigación dio lugar a los autos
caratulados: “UNRC S/ EXPLOSIÓN”, Expte. N° 11-U-2005, del registro del Juzgado
Federal de Río Cuarto. Según las explicaciones proporcionadas por el Ingeniero José Luis
Pincini, Secretario de Coordinación Técnica y Servicios, la explosión aparentemente
habría sido producto de un escape de gas, en momentos en que se hallaban los operarios
realizando una purga en el horno incinerador. También hubo un tercer siniestro en el
comedor universitario del que no se obtuvieron antecedentes. Como consecuencia de los
accidentes ocurridos en el comedor universitario y en la Facultad de Agronomía y
Veterinaria fue creada la Comisión de Higiene y Seguridad mediante Resolución Rectoral
Nº 598 del 28 de noviembre de 2005 (fs. 1187/8), que está integrada por el Secretario de
Coordinación Técnica y Servicios, José Luis Pincini y los Secretarios Técnicos de las
distintas facultades de la U.N.R.C., entre ellos Sergio Fabián Antonelli de la Facultad de
Ingeniería quienes recibirían fondos del Consejo Superior para ser utilizados en las
cuestiones inherentes. Dicha comisión inició actividades solicitando un relevamiento de las
facultades sobre las necesidades más urgentes y se habría pedido a Bomberos Voluntarios
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de Río Cuarto y a dos profesionales (docentes de la U.N.R.C.) en materia de Seguridad e
Higiene en el Trabajo su intervención para obtener información necesaria al respecto.
Resalto aquí que el expediente 11-U-2005 se encuentra reservado como prueba en las
presentes actuaciones, a pedido de esta parte según fs. 3179 y aceptado por S.S. según
decreto de fs. 3178bis.c) Informe de la Sindicatura General de la Nación –SIGEN-:
Elaboró en julio de 2007 año un informe sobre el funcionamiento interno de la Universidad
Nacional de Río Cuarto que puntualizaba falencias diversas, entre ellas en la seguridad
(fundamentalmente de la Facultad de Ingeniería), y señalaba baja receptividad en las
autoridades para aplicar medidas correctivas. Se trata del Informe Nº 130/07GSIS, cuyas
copias constituyen en la actualidad las fs. 1573/1592 (fs. 274/93 del 2º cuerpo “para
agregar” del sumario PFA 383/07). Entre las fallas detectadas en las diferentes áreas se
USO OFICIAL
puntualiza: “El Departamento de Higiene y Seguridad del Trabajo se encuentra inactivo,
ya que no cuenta con responsable ni con recursos humanos y materiales afectados a su
funcionamiento”. Más adelante el informe señala que se tomaron medidas para conformar
la comisión de Higiene y Seguridad y que la Nación aprobó un subsidio de 700 mil pesos
que a la fecha del suceso de autos no se hizo efectivo. d) El escenario del suceso: La
Facultad de Ingeniería dicta diversas carreras, entre ellas Ingeniería Química. La
enseñanza teórica impartida a los alumnos de estas carreras universitarias es
complementada con tareas de investigación y prácticas en laboratorios. Tales son los
Laboratorios de Electricidad, Media Potencia, Materiales y Máquinas Térmicas e
Hidráulicas, los Grupos de Electrónica Aplicada y Mecánica Computacional, el Instituto
de Protecciones de Sistemas Eléctricos de Potencias y la Planta Piloto de Ingeniería
Química, según la información institucional brindada por la Universidad en su sitio web. A
los fines de su ordenamiento académico, la Facultad de Ingeniería está dividida en cuatro
departamentos: Ciencias Básicas, Mecánica, Electricidad y “Tecnología Química”. Este
último departamento se encuentra asentado prácticamente en su totalidad en el edificio de
la Planta Piloto, ubicado a unos 300 metros del ingreso principal al campus de la UNRC.
La mayoría de los docentes de la carrera de Ingeniería Química tienen en la Planta Piloto
sus oficinas de estudio y de trabajo. Algunos tienen también ahí los laboratorios donde
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realizan sus investigaciones y dan clases a los cursos superiores. Físicamente se trata de
un gran edificio de cemento de forma rectangular, con sus lados más alargados en
dirección norte -sur, paralelo a la calle de ingreso al campus. Allí, frente a esa calle
(sector este), se encuentra la entrada principal a la Planta. Accediendo por esta
encontramos a derecha e izquierda dos aulas y más adelante la nave principal. En al
costado sur de la Planta se encuentra el taller y los laboratorios de química 9, 10 y 11.
Hay además otro laboratorio (12) y dos oficinas en el sector noreste del edificio. Dentro de
la nave principal hay una escalera por la que se accede al primer piso en donde se
encuentran las aulas y los laboratorios de física. Estos ocupan todo el sector sur y tiene
dos ingresos: uno por dentro de la Planta Piloto y otro por una escalera metálica ubicada
en el frente del edificio. La estructura básica de la construcción es del tipo prefabricado
pretensado, con divisorios internos realizados con materiales diversos (mamparas
metálicas con vidrios y policarbonato alveolar, mampostería común y papelería liviana).
El frente del edificio está orientado hacia el este, donde se encuentran la puerta de ingreso
del personal y una escalera fija de evacuación. La edificación tiene un portón de metal
corredizo, de aproximadamente 5 x 7 mts. orientada hacia el norte y un portón más
pequeño orientado hacia el sur. Desde el portón norte se accede directamente a la planta
baja del edificio, constituido por una gran nave donde se halla el sector en que se produjo
el siniestro. Entrando por este portón hacia la derecha (noroeste) se hallaba instalado el
equipo que originó la tragedia. El piso de la Planta Piloto es de cemento alisado tipo
industrial y baldosas en aulas, laboratorios y oficinas. Las instalaciones eléctricas son trimonofásicas y la distribución por el interior de la Planta se realizaba desde un tablero
general con fusibles y llaves térmicas en forma aérea por cañerías entubadas
antiexplosivas, entubada en cañerías metálicas comunes (uso doméstico) y sobre bandejas
portacables. Además existen otras redes de provisión de agua tratada, de aire comprimido,
gas natural y otras diversas –informe técnico pericial de fs. 954/75 “investigación
igneológica”). e) Grupos de investigación: Los grupos de investigación que trabajaban en
la Planta Piloto son: -Equipo Interdisciplinario de Proyectos Ambientales (EIPA). -Centro
de Investigación y Transferencia de Tecnología (CITTEC). -Grupo de Ingeniería de las
Reacciones. -Grupo de Investigación y Desarrollo en Productos Oleaginosos (GIDPO). 6
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Grupo de Secado- BIOTEC. El Grupo de Investigación y Desarrollo en Productos
Oleaginosos (GIDPO): Fue creado por Resol. Nº 014/93 del Consejo Directivo de la
Facultad de Ingeniería el 10 de marzo de 1993.-El grupo de trabajo GIDPO se encontraba
compuesto por Dr. Miguel Ángel Mattea, Ingeniera Gladys Baralla, Dr. Damián Aldo
Cardarelli, Dr. Claudio Ceballos, Jorge Daghero, Dra. Liliana Giacomelli, Ing. Química
Miriam Martinello, Dra. Cecilia Pagliero, María del Carmen Prámparo y Liliana Gladis
Ruetsch cumpliendo funciones en la Planta Piloto de la Facultad de Ingeniería (Anexo I
organización y reglamentación de su funcionamiento fs. 440/41).-Una de las líneas de
investigación del GIDPO estaba relacionada con la extracción y el refinamiento de aceites
y grasas, procesos en los cuales industrialmente se utiliza hexano. El grupo había estado
investigando un método conocido como “extracción supercrítica”, que utiliza anhídrido
USO OFICIAL
carbónico u otros solventes no inflamables, en vez de hexano, usando altas presiones para
la extracción de productos naturales oleaginosos (ver fs. 1081/3 información emanada de
internet aparentemente del Dr. Mattea). f) La Fundación de la Universidad Nacional de
Río Cuarto: Se trata de una persona jurídica creada para promover actividades de
enseñanza e investigación científica a nivel de la comunidad educativa y promover el
conocimiento y la cultura en la Universidad Nacional de Río Cuarto (conforme el estatuto
respectivo, obrante a fs. 394/400). Dirigida y administrada por un Consejo de
Administración integrado por ocho miembros, la mayoría de los cuales (seis) son
designados por el Rector de la U.N.R.C. El Consejo de Administración debe, conforme el
estatuto, reunirse mensualmente y además toda vez que sea citado por los miembros que
pueden convocar a reunión (art. 10). Está facultado para celebrar convenios de
colaboración científico técnicos con personas o entidades públicas o privadas, organismos
del Estado o Universidades con fines de investigación, capacitación, realización de
experiencias e intercambio de información científica (art. 13). Con fecha 27 de mayo de
1994 la Fundación y la Universidad Nacional de Río Cuarto celebraron un convenio entre
sí (con cinco años de duración y renovación automática salvo expresa disposición en
contrario), para promover, desarrollar y transferir conocimiento científico, tecnológico y
cultural, conforme las modalidades establecidas al efecto (fs. 403/4). Así la Universidad
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autorizaba a las Facultades y Secretarías a proyectar con la Fundación planes anuales de
las actividades conjuntas, que debían ser ratificadas por las autoridades competentes (arts.
2 y 3). En cuanto a la promoción de la investigación científica, la Universidad Nacional de
Río Cuarto organizaría y supervisaría los proyectos a través de la Secretaría de Ciencia y
Técnica y/o la Facultad competente, aportando instalaciones e instrumental existente; en
tanto que la Fundación financiaría el proyecto adquiriendo bienes de capital puestos a
disposición de la Universidad y oportunamente donados a esta y subsidiando a los
responsables del proyecto para atender gastos operativos y contrataciones de personal
extraordinarios. En materia de servicios a terceros, el art. 4° del Convenio señalaba que la
Fundación contrataría los trabajos, que se realizarían con participación de docentes e
investigadores de la Universidad. En la evaluación de los proyectos el Consejo de
Administración de la Fundación podía requerir la intervención (además de sus miembros),
del Secretario de Extensión y Desarrollo de la U.N.R.C., del Decano de la facultad afín al
proyecto y del responsable del mismo. Este tiene la obligación de informar periódicamente
al Consejo sobre la marcha de la investigación y destino de los fondos asignados. Según el
art. 7° las acciones respectivas deben formalizarse mediante la firma previa de protocolos
y/o contratos específicos (los llamados “convenios marco” y “protocolos de trabajo”).
g)Tratativas previas e inicio de las investigaciones –Convenio Fundación-De Smet:
Conforme resulta de la investigación practicada, el Dr. Miguel Ángel Mattea, habría
comenzado en el mes de septiembre del año 2007 conversaciones vía telefónica y mediante
correo electrónico con Aníbal Demarco, Gerente de Producto de la empresa DE SMET
S.A.I.C., con el fin de formalizar un convenio marco entre la Fundación U.N.R.C. y dicha
empresa para crear programas de cooperación para la ejecución conjunta de estudios,
asesoramientos y proyectos de investigación, desarrollo tecnológico, etc. con un año de
duración, con renovación automática. Estos convenios marco usualmente tienen origen en
la relación de las empresas con integrantes del equipo de trabajo, para lo cual se
formalizan con la aprobación de la Fundación UNRC, para la posterior intervención del
Decano de la Facultad y luego la autorización del inicio de las actividades, previa
celebración de un protocolo de trabajo en el cual se detallan las mismas puntualmente.
Conforme explicara Carlos Alberto Juni (fs. 659/61 declaración testimonial en sede
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prevencional), presidente de la Empresa DE SMET, ésta históricamente estaba dedicada a
la fabricación de plantas industriales para la elaboración de productos del agro, como
extracción de azúcar, grasas, etc. además de proporcionar tecnología. En Argentina esta
última es la actividad que más prosperó. El crecimiento generado instaló la demanda de
personal técnico y/o especializado, lo que propició la relación de la industria con los
centros investigativos y de formación. Entiende que la U.N.R.C. es el centro de
investigación más importante de Sudamérica en estos rubros y señala que el contacto entre
ambas ha sido muy fluido dado la realización de cursos o seminarios de capacitación para
profesionales asociados a la materia. Los contactos entre Demarco y Mattea tendían a
interesar al grupo dirigido por éste en la realización de ensayos para lograr una mejora en
las variables de extracción de aceites de “flake” de soja. Sobre la base legal del citado
USO OFICIAL
convenio marco, se concretarían distintos proyectos de investigación con el Grupo de
Investigación y Desarrollo de Proyectos Oleaginosos (GIDPO), para lo cual se
redactarían protocolos de trabajo en los que se realizaría un detalle minucioso de los
diversos aspectos del proyecto a realizar. Aparentemente el Convenio Marco (fs. 684/5) ya
había sido conformado por ambas partes, según los documentos presentados para su
análisis por la empresa De Smet (ver fs. 678/9). Se consensuó el Protocolo de Trabajo Nº
17 (fs. 682/3), según el cual la firma DE SMET realizaría el aporte de recursos materiales,
que serían adecuación de equipamiento, materia prima, lámina de soja y hexano, de dinero
en efectivo, de asignación de recursos humanos: siendo los ingenieros Javier Boretti y
Sebastián Antonio Murillo y el Arquitecto Daniel Bonazza dependiente de la empresa
Verdu S.A., quien realizaría el replanteo de las cañerías de las instalaciones de la Planta
(ver fs.882/88 declaración testimonial del propio Bonazza ante la preventora). La firma
por ambas partes del Convenio marco no se habría concretado, aunque en la carpeta
secuestrada en la Planta Piloto por el Principal Daniel Nieto Ferreyra (fs. 254/256) consta
el Convenio Marco (fechado el 30 de octubre de 2007) en el que se designa como
representante de la Fundación al Dr. Miguel Mattea y a Javier Boretti como representante
de la Empresa, y el Protocolo de Trabajo Nº 026/2007 que lleva la misma fecha designa
como responsable de la ejecución del plan de trabajo al Dr. Miguel Mattea. Ambos
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aparecen con las firmas del Ing. Carlos Bortis, Presidente de la Fundación. Para mediados
de noviembre el GIDPO ya había iniciado los trabajos, contándose con el apoyo del
alumno (becario) Juan Andrés Politano, de 21 años y ayudante de 2º de la Cátedra de
Operaciones I. y los mentados Boretti y Murello. Como la Empresa no estaba inscripta
legalmente como operadora del tipo de solventes a utilizarse (hexano) pidió a la empresa
Aceitera General Deheza (AGD), que sí lo estaba, que aportara al grupo de trabajo trece
(13) tambores de hexano de 200 lts. c/uno con un total de 2600 lts. del producto. Fue así
como la firma GAFOR, a través de la empresa de transporte “Expreso Oliva”, remite el
23 de noviembre del 2007 el producto en forma directa a la Planta Piloto de la
Universidad, no habiéndose identificado a la persona que lo recibiera. (ver fs. 869/73declaración del preventor Héctor Oscar Gómez y constancias del allanamiento al
domicilio de calle Pasaje Fernández al 3400 de esta ciudad donde funciona la empresa
Expreso Oliva S.R.L.). Los tambores fueron luego estibados dentro de la Planta Piloto. Así
fue como comenzaron los distintos ensayos del proyecto. Fueron cuatro en total: el ultimo
programado para el día 5 de diciembre de 2007, en cuya fecha, pasadas las 18.00 horas,
terminaría la última etapa. Como medidas de seguridad se colocó una cinta perimetral en
el sector norte de la Planta, se dispuso mantener el portón abierto y el extractor prendido
todo el día, colocar una cinta perimetral que impidiera el acceso desde la planta alta al
sector de la planta y hacer reuniones para prevenir a las personas que acceden a la Planta
que se trabajaría con solventes inflamables para que tomaran las precauciones tales como
no fumar o no utilizar teléfonos celulares. h) - Naturaleza y funcionamiento del equipo
instalado por el GIDPO: Describo ello en base a los testimonios brindados al respecto: A
fs. 875/9 la Ingeniera Liliana Gladis Ruetsch, en aquélla oportunidad en calidad de testigo
y su declaración en sede prevencional, miembro del GIDPO y docente en la Planta Piloto
relata el proceso de extracción de aceites: “El proceso consta de trece (13) tambores
conteniendo miscela (aceite y hexano) a distintas concentraciones conectados a un caño
colector. Cada tambor tiene su válvula de cierre a los fines de trabajar con el tambor que
posea la concentración indicada o necesaria para cada etapa de extracción. Antes de
comenzar el proceso de extracción y a los efectos de ajustar la concentración del tanque
elegido, se bombeaba con la bomba identificada en el Plano como “P31” (al lado se
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hallaba la bomba P32 la que tenía poca presión y se usaría en caso de ser necesario) al
tanque de pesado. Allí se pesaba y con la misma bomba se llevaba al tanque de preparado,
en éste tanque se medía la concentración de lo que se había enviado y se agregaba aceite
crudo por una válvula ubicada en un lateral superior de dicho tanque a través de un
embudo portátil de plástico. A través de la misma bomba se recirculaba la miscela para
producir la mezcla. (Cabe agregar que el tanque de preparado posee un mezclador en su
interior que no era usado en razón de que el motor no era antiexplosivo, que si bien no fue
desmontado, no estaba conectado). Una vez realizada la mezcla y siempre con la misma
bomba, se retornaba la miscela al tanque desde donde había provenido en un principio.
Este proceso se repetía con las cinco concentraciones a preparar (se usan dos tanques por
concentración). Una vez listas las mezclas se tomaba desde los tanques de mayor
USO OFICIAL
concentración con la bomba y se enviaba al tanque de preparado, allí se recirculaba para
calentar a través de un intercambiador de placas que funciona con vapor de agua hasta los
55 grados (termómetro ubicado en tanque de preparado). Una vez lograda ésta
temperatura se bombeaba la miscela hasta el extractor. Allí dentro y una vez pasado el
lecho de semillas era recogido abajo con la bomba “P15” (ubicada debajo del extractor) y
previo enfriado en un intercambiador (agua de torre) retornaba al mismo tanque desde
donde había sido sacado. Este proceso se iba repitiendo con las restantes concentraciones
cada vez más bajas (más hexano y menos aceite) y la última etapa se realizaba con hexano
puro tomado desde un tanque sostenido en la pluma y bombeado (por P31) al tanque de
preparado donde realizaba la misma etapa ya descripta, se enfriaba e iba a un tambor
entre los 13 (que se encontraba vacío)”. Por su parte, Javier Boretti en aquélla
oportunidad en calidad de testigo y su declaración en sede prevencional,
Ingeniero
Mecánico Aeronáutico, dependiente de la empresa DE SMET dedicado a obras de montaje
mecánico de plantas industriales de procesamiento de extracción de aceites, que
colaboraba en el proyecto, expresa a fs. 656/8: “Una vez instalados los elementos
necesarios para realizar los ensayos, a saber trece (13) tambores de 200 litros vacíos
interconectados con cañerías de acero roscadas y soldadas a dos bombas existentes que
llevan el fluido hacia el denominado tanque de pesado (conectado a las cañerías mediante
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mangueras nuevas aptas para hidrocarburos con abrazaderas de ambos lados (esta
conexión es necesaria que sea elástica a fin de que dicho tambor pueda tener movimiento
para realizar el pesado) o al tanque de preparado, desde allí por cañerías de acero se
llegaba con éstos al extractor para poder ejecutar los ensayos. Desde éste a través de una
bomba se retornaba la miscela (luego del lavado) a los tanques donde se encontraban
originalmente la solución. También a solicitud del grupo de trabajo se instaló sobre la
ventana contigua a las bombas existentes, un extractor de aire para ventilación de la
zona. Para explicar el funcionamiento de lo dicho anteriormente, los tambores
contenedores (13) poseían miscela (solventes o hexano más aceites) en la cantidad que
requería el ensayo. En el extractor se encontraban las láminas de soja (“flake”) y allí era
donde la miscela producía la extracción de aceite que retornaba a los tambores
contenedores. Ante esta finalización realizaron ensayos con agua a los fines de detectar y
eliminar eventuales pérdidas. Luego a requerimiento del Dr. Mattea y su grupo se realizó
una experiencia previa con miscela de isopropanol dando las mismas el normal
funcionamiento de la instalación. El día 22 de octubre de 2007 (debe ser noviembre)
realizan el primer ensayo formulando las miscelas con hexano y aceite después de las 14
hs y alrededor de las 19/20 hs se comenzaba con el lavado culminando bien elevada la
noche entre las 23 y las 02. hs. ya que realizaron tres ensayos en diferentes días, siendo el
último el día jueves 29 de noviembre. El cuarto ensayo se iba a realizar el día del
incidente. A fs. 686/7, Aníbal Álvaro Demarco, Ingeniero electromecánico, empleado de
DE SMET, cuenta que las medidas de seguridad para los ensayos de la Planta Piloto
serían evaluadas y puestas en práctica por la GIDPO. La empresa se encargaría de
realizar materialmente las adecuaciones de la instalación al igual que entregar los
insumos que fueran requeridos para las experiencias. Las transformaciones sufridas por
la Planta Piloto por la realización de estos trabajos son comentadas a fs. 621 por Nancy
Edith Reartes, docente del Departamento de Tecnología Química, en estos términos: “..
fue notando en la Planta Piloto la presencia de personal que no pertenecía al ámbito
laboral de ésta, quienes trabajaban en un montaje y armado de estructuras y equipos que
nunca habían estado allí, viéndolos relacionados en esta actividad con el grupo de trabajo
del Dr. Mi
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Poder Judicial de la Nación
guel Mattea. Al transcurrir los días se había montado prácticamente otra planta Piloto
dentro de la que existió siempre”. I) El hexano, un producto tóxico e inflamable: El hexano
es un líquido incoloro con un olor algo desagradable, muy parecido al del petróleo. Junto
con el aroma de las oleaginosas de las que extrae los aceites, es el responsable del olor
característico que se percibe cerca de las fábricas de aceite. Técnicamente es un
hidrocarburo, compuesto formado únicamente por átomos de hidrógeno y de carbono, y se
lo obtiene del petróleo. Algo de hexano se encuentra en los combustibles y se lo usa
mayormente en la extracción de aceites de semillas, como disolvente y en la fabricación de
adhesivos, lacas, cementos y pinturas. Es sumamente inflamable y volátil y por sus
propiedades como solvente es un producto de uso común en los laboratorios químicos y se
lo venía utilizando en la Universidad, aunque en pequeñas cantidades. El vapor es más
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denso que el aire y puede extenderse a ras del suelo; con peligro de una posible ignición en
punto distante. Reacciona con oxidantes fuertes, originando peligro de incendio y
explosión. Las mezclas vapor/aire son explosivas. A la fecha del siniestro según estimación
hecha por el bombero De Olmos a la prensa en la Planta Piloto había entre 15 y 18
tambores de hexano. j) El incendio y las explosiones: En la mañana del 5 de diciembre,
encontrándose presentes en la Planta Piloto los miembros del GIDPO, además de Politano
y Murello y habiéndose integrado Bonazza, comienzan a laborar en los equipos y el
material asignado para la experiencia a realizarse ese día. Del testimonio prestado por
Diego Bonazza surge que éste y el estudiante Juan Politano a primera hora se pusieron a
trabajar en la preparación del canasto con semilla que se utilizaría durante el proceso de
extracción, mientras se hacía recircular esta miscela para su mezclado utilizando la bomba
centrífuga (P3/), ubicada en el ángulo noroeste de la Planta, más próxima al extractor).
Luego Bonazza se desplaza hacia el taller (ángulo suroeste) a fin de conseguir teflón para
acondicionar un caño que debía colocar en la parte superior del extractor. También
Politano se retiró del sector. A media mañana, alrededor de las 10.00 hs., María Ángel
Fernández, ayudante del Laboratorio N° 11 (Área de Microbiología Industrial) de la
planta baja del edificio, abre el autoclave (dispositivo empleado para esterilizar material
de laboratorio, que requiere el uso de vapor de agua a alta presión y temperatura), más
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grande de los dos que se encuentran detrás de la escalera central, delante del Laboratorio
Nº 9, colocando el material a esterilizar en su interior, cerrando el artefacto y prendiendo
el mechero que se halla en la parte inferior del tanque con un encendedor. Pocos minutos
después de las diez horas, se produce un fuerte ruido que al escucharlo Liliana Gladys
Ruetsch, quien se encontraba en la Oficina Nº 3 de la planta alta charlando con Mattea,
Cardarelli y Baralla, se asoma al balcón y observa un derrame de miscela en el sector del
tanque de pesado, con un diámetro aproximado de unos dos metros y con un volumen que
calcula que no superaba los diez litros, por lo que los del grupo bajaron a controlar la
situación. También María Ángel Fernández, que se hallaba conversando con Bettera
(docente de Microbiología Industrial ) en esos momentos en el Laboratorio Nº 11, escucha
un fuerte golpe y observa el derrame de un líquido verde. Al advertir lo que sucedía,
regresan al lugar Politano y Bonazza, (que había escuchado un sonido fuerte en el sector
de la bomba, seguido de un ruido como de derrame de sustancia líquida). Allí Politano
habría intentado colocar una manga corrugada con un extractor sobre el líquido
derramado a fin de colocar los gases que emanarían de la miscela y sacarlos al exterior,
mientras Bonazza, notando que por sobre la bomba P3/1 se producía un derrame de
miscela, corrió hacia el tablero de mando que se encuentra en el centro de la planta para
desconectar la bomba y detener el derrame. Apaga la bomba observando la disminución
del líquido expulsado hasta cesar. En esos momentos se habrían hecho presentes en el
sector Mattea, Cardarelli y Baralla, quienes venían de la planta alta, y Giacomelli y
Ravera provenientes del laboratorio 11. Pero las tentativas de remediar la situación
resultaron infructuosas por la gran velocidad con que el vapor de hexano se desplazó en
sentido norte-sur sin hallar obstáculos en su desplazamiento por tratarse de un ambiente
único y aparentemente favorecido por el tiraje que realizaba una de las cubiertas de las
aberturas del techo que habría retirado como parte de los trabajos de reparación de
membrana Hugo Mario Mercado, albañil que se desempeña como empleado contratado
para mantenimiento por la Secretaría de Coordinación Técnicas y Servicios de la U.N.R.C.
Como consecuencia de ello, la corriente de aire formalizada en el lugar durante el
incendio tuvo una dinámica de flujo hacia esa abertura y sustenta una movilización de aire
en sentido norte-sur, con arrastre de los vapores de solvente hacia el sector posterior,
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Poder Judicial de la Nación
hasta llegar a la zona en que se encontraba el autoclave encendido, en donde la mezcla
entra en ignición (ver pericia de la Superintendencia Federal de Bomberos). Aquí
corresponde agregar que conforme los dichos de Jacobo Carlos Mattana, estudiante
contratado para hacer tareas de mantenimiento que estaba en el taller, al escuchar el
ruido salió detrás de Politano y su acompañante y al llegar al centro del salón recibe
órdenes del Ing. Cardarelli de abrir ambos portones del taller. Hecho esto sale por el
portón sur y ya en el exterior escucha la primera explosión. Fue así como Ruetsch, que se
disponía a bajar la escalera, observa una llamarada proveniente del autoclave, que se
extiende hacia arriba y hacia el norte, alcanzando al grupo antes referido y a Sebastián
Murello, que también estaba en la zona. En relación al suceso de la llamarada coinciden
también los testimonios de Mariana Isabel Juy y Darío Gustavo Gómez, microbiólogos que
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se hallaban en el Laboratorio Nº 9. También Jorge Daghero, Ingeniero Químico que
estaba en la Oficina Nº 9, dice que el fuego se originó aparentemente desde el lado sur del
salón de la Planta y que observó una “bola de fuego” que de inmediato ocupó todo el
ámbito del salón. Este fenómeno ha sido explicado por los expertos (ver por ejemplo el
informe de la Superintendencia Federal de Bomberos de la Policía Federal Argentina a fs.
1128/70) indicando que al momento del siniestro el portón principal estaba abierto y que
soplaba viento desde el norte, cuadrante este, hacia donde se encuentra orientado el
mismo, lo que favoreció el ingreso de una masa de aire, que al incidir sobre los vapores de
hexano (altamente inflamables) los transportan hasta una fuente térmica próxima
provocando su ignición. Luego se produce el fenómeno denominado “flash over”: los
gases se inflaman rápidamente en retroceso. En este punto también son de interés las
explicaciones dadas al respecto por la Sociedad de Bomberos Voluntarios Río Cuarto. De
esta forma se generalizó el incendio en la totalidad de la nave central, alcanzando al grupo
de personas que se encontraban en el sector intentando solucionar el problema. Luego se
producen las explosiones de los tambores que los testigos escucharon (aproximadamente
cinco o seis) que los técnicos llaman “BLEVE”. Este tipo de explosión ocurre en tanques
que almacenan gases licuados a presión, en los que por ruptura o fuga del tanque, el
líquido del interior entra en ebullición y se incorpora masivamente al vapor en expansión.
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Si el vapor liberado corresponde a un producto inflamable, se genera una bola de fuego
también en expansión. En una BLEVE la expansión explosiva tiene lugar en toda la masa
de líquido evaporada súbitamente. La causa más frecuente de este tipo de explosiones es
debida a un incendio externo que envuelve al tanque presurizado, lo debilita
mecánicamente, y produce una fisura o ruptura del mismo (Dirección de Bomberos de la
Policía de la Provincia de Córdoba, informe a fs. 951/75). El desarrollo posterior del
siniestro, que afectó gran parte de las instalaciones de la Planta Piloto hasta que los
bomberos pudieron extinguirlo, aparece descripto en los informes periciales y se observa
con claridad en las fotografías obtenidas posteriormente y que conforman el Anexo “C”
que preparara la Policía Federal Argentina. Mientras esto sucedía en la nave central, la
casi totalidad de las personas que se encontraban en las dependencias de la planta baja, al
ver lo que sucedía salieron al exterior por la puerta principal, con excepción de Marcelo
David Flores, Darío Gustavo Gómez, María Isabel Juy y Joaquín Orejas, que se
encontraban en el laboratorio Nº 9 y debieron salir al exterior por la ventana de éste, una
vez que desde afuera rompieron las rejas. A la par que, en la planta alta y en el aula de
física se hallaba un grupo de alumnos rindiendo examen y en su mayoría éstas personas
lograron egresar del edificio por la escalera externa, luego que ésta fuera abierta por una
persona que llegó con la llave. El docente Claudio Daniel Ceballos, quién se encontraba
en su oficina atendiendo una consulta de la alumna Mainardi, junto con ésta debieron
descolgarse hacia el exterior por la ventana. Mientras tanto, Liliana Gladis Ruestch, que
había debido refugiarse del incendio en la oficina Nº 3 rompe el vidrio de la ventana
exterior y se tira afuera. La misma actitud asumió Alexis Nahuel Vicentin, docente que se
hallaba en el laboratorio Nº 10 y que debió romper los vidrios y la reja que protegen su
ventana, empleando para ello una banqueta que tenía a mano. k) – Las víctimas del
suceso: Como consecuencia de las quemaduras recibidas durante el incendio, fallecieron
con posterioridad a su internación hospitalaria: Juan Andrés Politano, el 6 de diciembre
de 2007 (fs. 4, acta de defunción a fs. 2405/06); Liliana Mercedes Giacomelli de Ceballos,
el 7 de diciembre de 2007 (fs. 9, acta a fs. 1227, acta de defunción a fs. 2329); Carlos
Alberto Ravera, el 12 de diciembre de 2007 (fs. 38vta, 806, acta de defunción a fs. 2424);
Damián Aldo Cardarelli el 14 de diciembre de 2007 (fs. 64, acta de defunción a fs. 2328);
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Gladys Zulema Baralla de Simone, el 22 de diciembre de 2007 (fs. 121, 1075, acta de
defunción a fs. 2327); Miguel Angel Mattea, el 26 de diciembre de 2007 (fs. 124, Acta de
defunción a fs. 2326). Asimismo resultaron con quemaduras de diversa consideración:
Cecilia Pagliero ( acta fs. 147/49); Diego Bonazza (acta fs. 147/49); Sebastián Antonio
Murello (fs. 38 y 154); Laura Potes (acta fs. 147/49); Iván Rafael Braida ( acta fs. 147/49);
Jorge Daghero ( acta fs. 147/49 y fs. 994)); Liliana Gladis Ruetsch (fs. acta fs. 147/49); L)
Deficiencias en materia de seguridad: Informe del Departamento de Delitos Ambientales
de la P.F.A. (fs. 1044/1072): Constituye un relevamiento que ordenara el Juzgado Federal
de Río Cuarto sobre la forma en que operaba la Planta Piloto, la adecuación de las
instalaciones en materia de seguridad para el desarrollo de los procesos industriales que
allí se llevaban a cabo y disposición de los residuos generados por aquéllos, como también
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si los mismos se encuentran alcanzados por la legislación vigente en materia de residuos
peligrosos (decreto de fs. 61 y oficio de fs. 63). Brinda una descripción física del estado de
cosas hallado en la Planta, de los dispositivos que se usaban para extraer aceite a partir
del grano vegetal y dando noticia del proceso respectivo conforme algunos testigos. Señala
que el material líquido, mezclas de aceite y hexano y el hexano en estado puro, estaban
dispuestos en tambores metálicos de 200 lts. c/u, colocados de manera horizontal sobre
una estructura metálica de cuatro patas, con un aparato para izar tambores. En relación al
hexano componente esencial del proceso antes referido, indica que se trata de un líquido
incoloro volátil, de olor característico, inflamable, que el vapor que genera es más denso
que el aire y puede extenderse a ras del suelo con posible ignición en punto distante. Puede
reaccionar con oxidantes fuertes, originando peligro de incendio y explosión. Que no debe
exponerse a llamas abiertas o chispas, recomendándose utilizar sistemas estancos en los
procesos en que ello sea posible, con ventilación adecuada en los locales y el equipo
eléctrico y las instalaciones de iluminación deben estar conectadas a tierra y deben ser
antideflagrantes. Deben usarse herramientas manuales antichispas y ropa protectora en
caso de derrame. El almacenamiento debe realizarse en locales antifuego, con buena
ventilación, alejados de fuentes de calor y de productos oxidantes. El suelo será
impermeable y formará cubeta estanca para que en caso de derrame el líquido quede
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retenido. Señalan el incumplimiento del art. 145 del Decreto 351/79 de la Ley de
Seguridad e Higiene en el Trabajo, en cuanto a que el almacenamiento, manipulación o
proceso de este tipo de sustancias debe hacerse en lugares aislados, con personal
adiestrado y capacitado para su manejo y adoptando las máximas medidas de seguridad.
También incumplimiento del art. 149 del referido decreto en cuanto no existían en la
Planta Piloto dispositivos de alarma acústicos y visuales a fin de advertir a los
trabajadores en caso de riesgo. Además la falta de ventilación y dispositivos de seguridad
que eviten el escape de elementos nocivos a los lugares de trabajo próximos y al medio
ambiente exterior. Señalan la inexistencia de pulsadores de emergencia antiexplosivos que
permitan detener el funcionamiento eléctrico y mecánico de todos los sectores de riesgo
dentro de la Planta. Destaca el incumplimiento del art. 160 de dicho Decreto, en cuanto a
la protección contra incendios y la subdivisión en sectores diversos, conforme las tareas
que en ellos se realizan con las protecciones específicas para cada uso, desde que el
espacio es común para el desarrollo de diferentes actividades. Remarca la existencia de
diversos equipos en infracción al art. 162 (dispositivos generadores de calor e incluso de
llama). Así, dentro del mismo espacio que ocupa la Planta existen dos autoclaves para
esterilización, con quemador sin compartimiento estanco, ubicados a unos treinta metros
de los tambores. A doce metros hay un vehículo eléctrico experimental, a igual distancia un
horno eléctrico, a menor distancia todavía un dispositivo de secado con estufas eléctricas
conectadas a la red. No hay cartelería de advertencia. Destacan también el incumplimiento
del art. 164 al excederse el límite establecido en cuanto a la cantidad de líquido inflamable
de primera categoría (en la que se encuentra el hexano) que en ningún caso puede superar
los 200 lts. Estiman que al producirse el siniestro había depositados alrededor de 1820 lts.
de inflamable. Indican que en la Planta no se han respetado las normas de los arts. 95 a
102 con respecto a los locales con riesgos eléctricos especiales. Así constatan que
solamente una parte de la instalación eléctrica tiene características antideflagrantes.
Aproximadamente a unos nueve (9) metros del sector de los tambores observan la
presencia de dos tableros eléctricos de entrada, cuyas tapas no son estancas acorde la
normativa, con fusibles capaces de generar chispas o arco voltaico. Se visualiza por toda
la nave innumerable cantidad de cables aéreos y conexiones eléctricas. Destacan que
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Poder Judicial de la Nación
muchos de los aparatos y dispositivos existentes aparecen conectados con fichas machohembra. Tal es el caso del aparato extractor de gases puesto en el sector y atado con
alambres (ver foto de fs. 1056), que posee un cable que partiendo del mismo corre de
forma aérea y se conecta mediante ficha macho a un tablero con varias fichas hembra.
Señalan la existencia de aparatos y dispositivos eléctricos que no cumplen con la condición
de “antiexplosivo” o “antideflagrante”. En cuanto a la “cama” de tambores indican que
no hay conexión a tierra para evitar chispas ante corrientes estáticas. Tampoco las
luminarias tienen características antiexplosivas. No existen carteles sobre seguridad ni
salidas de emergencia. No hay baldes de arena en la proximidad del sector donde se
operan los productos inflamables. Informe del INTI CÓRDOBA nº O.T.55154 (fs.
1102/1106): Está referido a la prueba de hermeticidad (o estanqueidad) de las
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instalaciones existentes en la Planta Piloto para el transporte y utilización de gas licuado
en dicha dependencia, que alimenta a los laboratorios, oficinas, taller y cocina de aquélla.
Se efectuó en todas las conexiones visibles de la cañería mediante solución de agua y
jabón, utilizándose dos manómetros para medir la presión. Se detectaron un total de once
(11) pérdidas –correspondientes a un inadecuado sellado o ajuste de las conexiones- en los
sectores controlados aunque ninguna de ellas corresponde a la zona central del siniestro
puesto que el trazado de la cañería no pasa por allí. Evaluación de condiciones de
seguridad e higiene hecha por la Superintendencia Federal de Bomberos (fs. 1128/63):
Indica que el área de experimentación no presenta una sectorización adecuada, teniendo
en cuenta la existencia de materiales inflamables en volúmenes considerables. En el sector
se encontraba dispuesta una batería de tambores conformando una línea de abastecimiento
dentro del sistema con las mismas sustancias inflamables, que operaban a través de
cañerías, mangueras y otros modos de operar el proceso industrial. Había entonces una
vinculación directa entre los diferentes sectores de la Planta y el área referida, sin
barreras que pudieran interferir un posible escape o derrame de fluidos peligrosos y
consecuente incendio. Observan la existencia de algunos dispositivos y maquinarias que
eran antiexplosivos, junto con otros que no: tableros eléctricos, estufas eléctricas, etc;
presencia de equipos que funcionan a llama libre, alimentados a gas, tales como
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autoclaves, estufas, mecheros, etc. En relación a las condiciones de seguridad e higiene en
la Planta Piloto y en cuanto a la protección preventiva y la protección pasiva (evitación de
incendios y su propagación), indican que para realizar trabajos de traslado, manipulación
y procesamiento de elementos peligrosos e inflamables se deben adoptar todas las
precauciones del caso. Estas actividades son incompatibles con las tareas administrativas
y docentes y deben hacerse en espacios debidamente sectorizados, con muros y paredes
resistentes al fuego. En el área coexistían tambores de depósito en volumen del orden de
1200 lts. junto con el circuito de experimentación y el resto de la Planta. Los recipientes
no habían sido especialmente diseñados para el fin, siendo los mismos tambores de 200 lts.
provistos por el proveedor de la sustancia. Los continentes, que no eran recipientes
especiales sino tambores comunes y corrientes, necesariamente tuvieron que ser sometidos
a un proceso de adaptación con la realización de orificios y colocación de accesorios, lo
que hace presumir la existencia de puntos débiles o carencias de estanqueidad. Constatan
presencia de luminarias comunes (no antiexplosivas), tableros eléctricos y cableados
aéreos. No hay pasillos de circulación demarcados en el área de experimentación. No
están delimitados los sectores peligrosos. Hay depósito de armarios metálicos y existencia
de materiales combustibles varios en el pasillo que linda a la escalera en planta baja. No
hay señales de prohibición, advertencia, obligatoriedad e informativas. Existen tableros
eléctricos sin señales de seguridad (atención, riesgo de choque eléctrico). Uso de calzado
no apto para utilizarse en áreas peligrosas. Falta de señalización de los medios de escape
(salidas, escalera, salida de emergencia). Falta de chapas balizas en correspondencia con
los matafuegos existentes. Las cañerías de gas y electricidad en algunos sectores no
cumplen con los colores reglamentarios. No hay luminarias de emergencia. El conducto
evacuador de gases del calefón es antirreglamentario. Estufa eléctrica y mechero Bunsen
alimentados por gas mediante conducto antirreglamentario. Cables eléctricos a la vista
con empalmes. Tablero precario. Tubos de nitrógeno y oxígeno en los laboratorios sin
mecanismos de sujeción. Acopio de tambores de aceite y otros en el lateral izquierdo del
edificio. Baranda discontinua en área de ingreso a escalera auxiliar metálica. Realización
de tareas de impermeabilización sin cumplir las normas seguras de procedimiento
preestablecidas (véase testimonio del albañil contratado a tales efectos a fs. 1004/5)…
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Poder Judicial de la Nación
Consideraciones acerca de la acreditación y circunstancias del hecho: El hecho materia de
la presente investigación ocurrió el 5 de diciembre de 2007, aproximadamente a las 10:00
0horas en la Planta Piloto de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Río
Cuarto al producirse un incendio tras la explosión de 13 tambores allí almacenados
conteniendo la cantidad de 200 lts. cada uno, haciendo un total de 2.600 litros de Hexano.
Como consecuencia del siniestro se produce la muerte de seis personas, provoca además
heridas a otras personas e importantes daños materiales. Que de los elementos obrantes en
la causa se determina que el Grupo GIDPO (Grupo de Investigación y Desarrollo de
Productos Oleaginosos), por intermedio de su Director, Dr. Miguel Ángel MATTEA inició
en setiembre del año 2007, tratativas para realizar un trabajo de extensión consistente en
la extracción de aceite de oleaginosas mediante el uso de solvente con la Empresa DE
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SMET SAIC de Buenos Aires, por intermedio del señor Aníbal DE MARCO –Gerente de
Producto-; tal surge de los correos electrónicos obrantes a fs. 678/685, aportados a la
prevención por su Presidente Carlos Alberto JUNI, ratificados en esta sede a fs.
2602/2604.- Esta clase de colaboración se instrumenta en la UNRC a través de dos
modalidades: por la propia Universidad o a través de la FUNDACION de la UNRC, esta
última modalidad fue la instrumentada para el citado proyecto o trabajo.- Que el proyecto
se canalizó por intermedio de la FUNDACIÓN U.N.R.C. (persona jurídica creada para
promover actividades de enseñanza e investigación científica a nivel de la comunidad
educativa y promover el conocimiento y la cultura en la Universidad Nacional de Río
Cuarto (ver fs. 394/400). Luego de intercambio de correos electrónicos entre las partes se
elaboró un CONVENIO-MARCO por el término de un año y el Protocolo de TRABAJO N°
26 entre la citada Empresa y la FUNDACION U.N.R.C. con fecha 30/10/2007. En ambos
documentos la FUNDACION U.N.R.C. es representada por su Presidente Carlos BORTIS
–Vicedecano de la Facultad de Ingeniería a cargo del Decanato por licencia de su titulary la Empresa DE SMET por Aníbal DEMARCO. Dentro del CONVENIO aludido y en su
cláusula segunda se designa al Dr. Miguel MATTEA como representante de la
FUNDACION y a Javier BORETTI en representación de la Empresa.-Entre las cláusulas
del PROTOCOLO de TRABAJO N° 26 (nueve), transcribo sus partes fundamentales:
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PRIMERA - Objetivos: La FUNDACION a través del GIDPO dependiente del
Departamento de Tecnología Química de la Facultad de Ingeniería de la UNRC realizará
experiencias de extracción de aceites; SEGUNDA - Responsable: el Dr. Miguel MATTEA,
Director del GIDPO será responsable de la ejecución del plan de trabajo; TERCERA Cronograma: el trabajo se desarrollará entre el 30/10/2007 y el 30/11/2007 y contempla:
Participación en el diseño y ejecución; adecuación Planta Piloto; realización de ensayos
previos; análisis químicos y experiencias de extracción con HEXANO; CUARTA - Aportes
de la FUNDACION: la FUNDACION a través del GIDPO se compromete a realizar las
actividades utilizando la infraestructura de la UNRC; la FUNDACION se encargará de la
tramitación administrativa de los fondos aportados por La Empresa; QUINTA - Aportes de
la Empresa: La Empresa se compromete a aportar $ 10.000.- y elementos que mejoren las
instalaciones existentes con el único fin de realizar las experiencias mencionadas,
temporalmente; SEXTA – Vigencia: El protocolo regirá a partir de su firma por las partes
y tendrá una duración hasta la conclusión del plan de trabajo acordado previamente;
SEPTIMA – Informe: La Fundación a través del GIDPO, elevará a la Empresa un informe
final con los resultados del estudio a los 7 días de finalizadas las experiencias; OCTAVA –
Confidencialidad: la Fundación se compromete a mantener la confidencialidad de los
resultados y mantendrá reserva sobre información de carácter confidencial suministrada
por La Empresa, y; NOVENA – Jurisdicción: rige la cláusula novela del CONVENIOMARCO (negociaciones de buena fe – jurisdicción de Tribunales Federales de Río
Cuarto). Así, la firma DE SMET SAIC aportó recursos humanos: Javier BORETTI;
Sebastián MURELLO (fs. 2246/48 y 2979/2980); Diego BONAZZA de la Empresa VERDU
(fs. 1028/1034 y 2810/2811) y personal de la Firma EMIRT (ver testimonio de Walter
CABRERA de fs. 3057/58). También la Empresa aportó materiales tales como: la cantidad
de trece (13) tambores de 200 litros cada uno de hexano, lo que hacen un total de 2600
litros; aceite de soja crudo y láminas de soja, que hacían falta para la experiencia.- Al no
estar inscripta la UNRC ante el Registro de Generadores y Operadores de Residuos
Peligrosos como operadora de solventes del tipo del HEXANO (fs. 1833/1862), DE SMET
solicitó a ACEITERA GENERAL DEHEZA S.A., que en carácter de comodato, le aporte al
Grupo GIDPO el solvente de que se trata y los otros elementos. La ACEITERA GENERAL
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Poder Judicial de la Nación
DEHEZA S.A. adquirió el hexano a la firma GAFOR de Buenos Aires (ver fs. 126/140) y,
por indicación de DE SMET, lo despachan directamente a la U.N.R.C. por intermedio de
Transporte “OLIVA Hnos.”, mientras que los otros insumos se enviaron en forma
separada (ver testimonio de Miguel Vicente FERRERO, apoderado de ACEITERA
GENERAL DEHEZA S.A. de fs. 920/921 y fs. 2809). El hexano fue recibido en la U.N.R.C.
por “J. Boretti - 17555200”, y el resto de los materiales por “Darío Peralta”, tal surge de
la documentación aportada por el apoderado de ACEITERA GENERAL DEHEZA S.A. (fs.
1078 y 1079) y del reconocimiento de JUNI, Presidente de DE SMET, de la existencia de
un Ing. BORETTI en los tres primeros ensayos (fs. 2602/2604). Los tambores fueron
colocados en el interior de la Planta Piloto (ver declaraciones de SOSA VASCONI fs.
2774; MAGNOLI fs. 2832, VILLAFAÑE fs. 2833 y CEBALLOS fs. 2754/2756, entre otros).
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Respecto de otros materiales utilizados para la experiencia (ver declaraciones de
BONAZZA fs. 1920/1925 y fs. 2810/2811): “había cañerías de acero al carbono y
galvanizadas, trajo algunas válvulas grandes, un caudalímetro de la Empresa DE SMET, y
algunas válvulas y accesorios fueron adquiridos en comercios, la mayoría de General
Deheza por estas personas que construyeron las cañerías, como también materiales que
había en la Planta Piloto y materiales del taller de la Planta…”.Se destaca que el ingreso
de semejante cantidad de hexano no se hizo constar, ni asentar, ni verificar o controlar
dentro del establecimiento universitario. -Las experiencias de trabajo que trataba el
CONVENIO MARCO y el PROTOCOLO N° 26 celebrado entre la Fundación U.N.R.C. y
la firma privada DE SMET S.A.I.C., comenzaron con antelación a que dichos documentos
estuvieran firmados por ambas partes, incumpliéndose con la cláusula sexta, atento que
para mediados de noviembre de 2007 el proyecto había sido puesto en marcha por parte
del Grupo GIDPO, bajo la dirección del Dr. Miguel MATTEA, contándose con la ayuda
del alumno Juan Andrés POLITANO y los empleados BORETTI y MURELLO de la firma
DE SMET S.A.I.C. y personal de la Firma VERDU (BONAZZA) y de la empresa “EMIRT”,
también contratada por DE SMET S.A.I.C. (ver declaración del Sr. Walter CABRERA, de
fs. 3057/58). Que los ensayos comenzaron aproximadamente a partir del día 20/11/07, y
culminarían el día 05/12/2007, después de las 18:00 horas cuando realizarían la última
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etapa del proyecto, para ello también se había modificado el interior de la Planta Piloto.
Al respecto el Informe de fs. 3103/3114 de la DIVISION APOYO TECNOLOGICO
JUDICIAL de la Policía Federal Argentina, se indica que en el CD identificado como
“NOTEBOOK” se encontró un archivo donde se hacen referencias a un trabajo con harina
de soja y Hexano en donde se consigna los puntos a analizar de la experiencia realizada el
22 de noviembre de 2007 y el 27 del mismo mes y año; hecho que resulta evidente al ser
trabajos efectuados antes de la firma del Convenio Marco y Protocolo N° 26.- Las medidas
de seguridad adoptadas por el grupo de trabajo dirigido por el Dr. MATTEA (GIDPO)
consistió en colocar una cinta perimetral en el sector Norte de la Planta Piloto, mantener
el portón abierto y el extractor prendido todo el día, la colocación una cinta perimetral
impidiendo el acceso desde la planta alta a ese sector y hacer reuniones a fin de prevenir
que se trabajaría con solventes inflamables para que se tomaran las precauciones
pertinentes (no fumar, no hablar por celular, etc.); estas circunstancias, se encuentran
corroboradas en autos por los distintos testimonios que hacen alusión a las mismas. Que el
Departamento de Tecnología Química, por intermedio de su Directora Miriam FERRARI,
convocó a una reunión para el 15/11/2007, en la cual el Dr. MATTEA informaría acerca
del proyecto y medidas de seguridad que se implementarían, como así también que se
trabajaría después de las 18:00 horas, pero esto no se cumplió atento que el siniestro
ocurrió a media mañana del 05/12/2007. La existencia de la reunión encuentra respaldo en
la documental –mail- acompañada por el Ing. OREJAS a fs. 2513. Asimismo, el mismo
profesional al momento de declarar en sede prevencional acompaña los correos
electrónicos que le enviara al Dr. MATTEA, como resultado de esa reunión y en relación a
la experiencia que realizaría el GIDPO, en los cuales le sugiere, entre otras
consideraciones, “revisar las cuestiones de seguridad”. La fecha del correo electrónico es
18/11/2007. Dicho Ingeniero al testimoniar en el Juzgado manifiesta que la reunión
tendría que haber sido reglamentaria, antes del inicio del proyecto para aprobarlo o no (fs.
2270/2272). En relación a que se estaba trabajando en la mañana del 05/12/2007, ha
quedado acreditado por el testimonio del Ing. MURELLO, entre otros, quien manifestó que
llegó a las 09:00 horas del 05/12/2007 y con BONAZZA pusieron a recircular una bomba
para tomar muestra, actividad ordenada el día anterior por Miguel MATTEA (fs.
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Poder Judicial de la Nación
2246/2248 y 2979/2980).- Una síntesis de las condiciones de seguridad en que se trabajaba
en la Planta Piloto permite afirmar que si bien su diseño inicial pudo haber contemplado
un plan determinado, el posterior crecimiento desordenado de la carrera de Ingeniería
Química, con aumento de los proyectos de investigación y consecuente agregación de
instalaciones de todo tipo, llevó a una situación de desorden total, generalizándose la
comisión de infracciones a las normas de seguridad, a la vista y paciencia del Organismo
que debía velar por su cumplimiento. Se llega así al momento del suceso con una
estructura peligrosa de por sí, constituida por un área única de experimentación en donde
se desarrollaban diversos proyectos sin adecuada sectorización ni barreras que pudieran
interferir un posible escape o derrame de fluidos peligrosos y consecuente incendio y
explosión, a pocos metros de las oficinas donde se hacía el trabajo administrativo y de las
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aulas donde se dictaban clases y se tomaban exámenes.-Ello con instalaciones eléctricas
con deficiencias de todo tipo, que han sido remarcados por los expertos en la materia, y
con instalaciones de transporte de gas con deficiencias en el tendido y pérdidas en algunos
sectores y con la presencia de equipos que funcionan a llama libre, alimentados a gas,
tales como autoclaves, estufas, mecheros, etc. En este marco se inserta la presencia del
hexano -en cantidades que exceden largamente el máximo admitido por las
reglamentaciones- en el sector asignado dentro de la nave central, para su utilización
posterior en un circuito experimental construido con materiales poco seguros y sin
adecuada ventilación.-Aunadas una y otra condiciones se producen el incendio y las
explosiones.-El siniestro ocurrido el día 05/12/2007 en la Planta Piloto de la Facultad de
Ingeniería de la U.N.R.C., provocó en días subsiguientes el fallecimiento de: Miguel Ángel
MATTEA; Gladis Zulema BARALLA; Damián Aldo CARDARELLI; Liliana Mercedes
GIACOMELLI; Juan Andrés POLITANO y Carlos Alberto RAVERA, cuyas actas de
Defunción y resultados de las autopsias están agregadas en autos.- También en el evento
resultaron lesionadas varias personas, obrando sus historias clínicas y/o constancias
médicas, según el siguiente detalle: Sebastián MURELLO (fs. 2163/82); Diego BONAZZA
(fs. 1981/2026 y 2183/2184), Iván BRAIDA (fs. 1904); Jorge DAGHERO (fs. 994 y test. de
fs. 1297/1298) y Cecilia PAGLIERO (fs. 1974/1978 y 2185/2186). También Liliana Gladis
25
RUETSCH (fs. 158 y 275); y Laura POTES (fs. 2776.- Las posibles causas del siniestro,
sus consecuencias; estado en que quedó la Planta Piloto de la Facultad de Ingeniería de la
U.N.R.C., y consideraciones sobre sus condiciones de Higiene y Seguridad previstas en la
Ley N° 19.587 de Seguridad e Higiene en el Trabajo y su Decreto Reglamentario N°
351/79, se acreditan con los INFORMES aportados y requeridos al Departamento Técnico
Investigativo de la Policía Federal Argentina, a la Dirección de Bomberos de la Policía de
la Provincia de Córdoba, Departamento Delitos Ambientales de la Policía Federal
Argentina, Departamento Técnico Investigativo-Superintendencia Federal de Bomberos de
Policía Federal Argentina; Sociedad de Bomberos Voluntarios de RIO CUARTO); los del
Instituto Nacional de Tecnología Industrial – INTI- sobre
“Estado Cañería Gas”;
“bombas centrífugas y cañerías adyacentes” –del proyecto del GIDPO- y sobre el solvente
HEXANO; el de Superintendencia de Riesgos de Trabajo –Acta de Inspección de fecha
06/12/2007-Asimismo obra en autos información relacionada con el solvente HEXANO
(Manual de Protección c/Incendio NATIONAL FIRE PROTECTION ASSOCIATION,
Etiquetado de tambores, Ficha Internacional Seguridad Química s/Hexano (“Hexano”:
formula química n-Hexano C6-H14, Masa Molecular: 86.2, solvente altamente inflamable,
las mezclas vapor/aire son explosivas, se requiere adoptar medidas tendientes a evitar
estas situaciones, principalmente, evitar llamas, no producir chispas, no fumar, ventilación
adecuada, equipo eléctrico y de alumbrado a prueba de explosiones, almacenamiento a
prueba de incendios, separado de oxidantes fuertes y mantenido en un lugar fresco y bien
cerrado). Las distintas pericias se ordenaron a efectos de acreditar aspectos específicos de
las instalaciones de la Planta Piloto con posterioridad al siniestro y a fin de poder
determinar las posibles causas del evento.- Las mismas fueron realizadas por el
INSTITUTO NACIONAL DE TECNOLOGÍA INDUTRIAL – I.N.T.I. sobre las siguientes
cuestiones: estudios Metalográfico - Instalaciones Eléctricas-Autoclave, Seguridad e
Higiene en el Trabajo, Bombas Centrífugas, y también el Informe del Departamento
Técnico Investigativo-Superintendecia de Bomberos de la Policía Federal Argentina,
(informe pericial de fs. 3909/3915, complementario del obrante a fs. 1130/70).-Surge de
los mismos que el hecho ocurrido habría sido producto por la falla de alguna de las piezas
o componentes de una instalación dispuesta en forma temporaria en la Planta Piloto de la
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Poder Judicial de la Nación
UNRC para una prueba específica. Sumado a ello la posterior dificultad para controlar el
incendio en razón de las graves y crónicas falencias en materia de seguridad e higiene en
esa área de riesgo dentro del establecimiento universitario.-Asimismo indica que el hecho
se habría originado a raíz de una pérdida de hexano almacenado dentro de la Planta
Piloto para la realización de las pruebas del Grupo GIDPO.- Dicho solvente, de extrema
peligrosidad, se expande en forma de gas y posteriormente se propaga a nivel del suelo,
que se vio favorecido por una corriente de aire que provenía de la puerta corrediza que se
encontraba abierta, se presume que el avance de aquél habría alcanzado alguna de las
autoclaves o mecheros del tipo bundsen que se hallaban encendidos en la Planta en razón
de ensayos realizados por otros grupos de trabajo que operaban en el lugar.- Nuevamente
entiendo acorde referirme a las condiciones de seguridad.- falencias en la Planta Piloto
USO OFICIAL
queda acreditado por distintas documental recogida como ser las actas del Departamento
de Tecnología Química, nota del Ing. WILLNECKER de fs. 1690, ratif. a fs. 2236/2238 en
donde se refiere a “caos y desorden”, “emanaciones tóxicas y/o explosivas”, en relación a
un proyecto de biodiesel; acta N° 35 de fecha 10/10/2007 -fs. 1716/1717- surge que unos
de los temas a tratar era la “seguridad en la Planta Piloto”. También acreditan los
testimonios obrantes en la causa como ser los de: Ing. RUETSCH (fs. 1285/1286); Ing.
BETTERA (fs. 1289/1290);
Ing. DAGHERO (fs. 1297/1298); Ing. CAMPETELLI (fs.
1299/1300); Ing. WILLNECKER (fs. 2236/2238); Ing. OREJAS (fs. 2270/2272); Ing.
PRAMPARO (fs. 2583/2584); Ing. REARTES (fs. 2895/2897); Ing. MAFFRAND (fs.
2914/2915, entre otros.- Todo estos testimonios dan cuenta de la falta de medidas de
seguridad, de la peligrosidad de la experiencia del GIDPO, de la falta de información
respecto a medidas a tomar en caso de posibles siniestros y manifiestan cierto
desconocimiento respecto de los responsables en materia de seguridad en la Planta Piloto.
Se da cuenta también de las condiciones en que se hallaba la Planta Piloto, de los riesgos
potenciales que planteaba la investigación del Gidpo, de la falta de información y medidas
de emergencia en caso de posibles siniestros y del desconocimiento general acerca del
área respectiva de seguridad u de sus responsables dentro del establecimiento
universitario.-Asimismo, constan también en autos otros hechos ocurridos en distintos
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ámbitos de la Universidad Nacional de Río Cuarto que ponen en evidencia la falta de
observación de normas o la falta de implementación de medidas de prevención en materia
de seguridad. Por ejemplo, con motivo de los hechos ocurridos en el Comedor
Universitario, (ver testimonio de Adrián Rodolfo AVALOS fs. 2902) y en el Área del Horno
Incinerador de la Facultad de Agronomía y Veterinaria (ver Expte. N° 11-U-2005
“U.N.R.C. s/Explosión” reservado en Secretaria) la creación en el ámbito de la U.N.R.C
de una Comisión de Higiene y Seguridad (Res. N° 598/05), que al momento de los hechos,
estaba presidida por el Ing. José Luis PINCINI.- También sobre la U.N.R.C. obra el
Informe de la Sindicatura General de la Nación –SIGEN-: Informe de Evaluación del
Sistema y Control Interno 2006 (fs. 1573/1596), recibido en la U.N.R.C. con fecha
03/09/2007 (fs. 2768), determinándose entre otras consideraciones que “El Departamento
de Higiene y Seguridad del Trabajo se encuentra inactivo, ya que no cuenta con
responsable ni con recursos humanos y materiales afectados a su funcionamiento” e
informa que por Res. N° 598/05 se conformó dicha Comisión de Higiene y Seguridad a la
cual se le asignó responsabilidades y un presupuesto de $ 100.000 para ejecutar acciones.
El funcionamiento de la Comisión de Higiene y Seguridad, integrada por el Ing. PINCINI
en su calidad de Secretario de Coordinación Técnica y Servicios y por el Ing. Sergio
Fabián ANTONELLI, como Secretario Técnico de la Facultad de Ingeniería; ha quedado
acreditado que dicha Comisión no cumplía con sus funciones específicas. Ello se ve
reflejado en el testimonio de la Ing. REARTES (fs. 2895/97), quien manifestó saber que
había una Comisión de Higiene y Seguridad que estaba trabajando a nivel institucional,
pero nada especial en relación al Departamento de Tecnología Química; que conocía a
ANTONELLI y PINCINI y sabía que la Comisión había contratado a profesionales en
Seguridad e Higiene; que la Planta Piloto no era visitada y/o controlada por personas
pertenecientes a Seguridad e Higiene. A fs. 2901 la docente REYNOSO –microbiólogamanifestó que se solicitó a la Comisión de Higiene y Seguridad en la persona de PINCINI
la inscripción de la U.N.R.C. como Generadora de Residuos Peligrosos; que los reclamos
ante la falta de acondicionamiento del nuevo edificio al que se trasladaban se hacían ante
PINCINI como Secretario de Coordinación Técnica y Servicios. A fs. 2914/2915 el Ing.
MAFFRAND manifestó no haber recibido ninguna notificación por escrito ni firmado
28
Poder Judicial de la Nación
documento relacionado con medidas de higiene y seguridad en el trabajo; en igual sentido
testimonian la Ing. PRAMPARO (fs. 2583/2584), el Ing. GALIMBERTI (fs. 2924); la Ing.
MARTINELLO (fs. 2942/2943) y la Ing. CATTALANO (fs. 3041/3042). A su vez el Ing.
Jorge BARRAL en su declaración de fs. 3684/3688 dice desconocer la existencia de un
Departamento de Higiene y Seguridad, que si existía él no lo conocía. Del conjunto de las
constancias incorporadas al respecto, no surge que se hayan materializado y solucionado
el total de las funciones que como tal le correspondían a la Comisión de Higiene y
Seguridad de la Universidad. Si bien es cierto que se implementaron algunas medidas
planteadas durante el año 2006 (evaluación del sistema de gas, relevamientos de áreas,
contratación de personal especializado, inscripción como generadora de residuos
peligrosos); que en el transcurso del año 2007 no se realizaron reuniones por distintos
USO OFICIAL
motivos y que sobre la base del Informe de Bomberos Voluntarios del año 2006 cuya
conclusión es “Riesgo Alto”; sobre la sugerencia de los ingenieros contratados se
iniciaron procesos licitatorios (extintores, salidas de emergencias, readecuación
instalaciones luz y gas, cursos manejo de matafuegos, se comenzaron los trámites para la
inscripción ante la Agencia Córdoba Ambiente; etc.); nada fue suficiente para evitar el
siniestro o, en su caso, la rápida acción sobre el mismo, tendientes a minimizar sus
efectos.-Es dable destacar que la experiencia de tipo “piloto”, es una escala intermedia
entre la denominada “laboratorio” y la escala de tipo “industrial” y se ha podido
establecer que la capacidad de la Planta Piloto era la de escala “piloto” en atención a los
planos de la misma.-La experiencia pretendida por el Grupo GIDPO y DE SMET SAIC
habría excedido con creces las capacidades de la Planta Piloto de la UNRC, estando por
encima de las experiencias habituales de laboratorio llevadas hasta entonces con pequeñas
cantidades de solvente como el Hexano y además contraviniendo características de
seguridad manifiestas en dicho establecimiento.- En resumen, los organismos competentes
dentro de la U.N.R.C., a la hora de mantener un adecuado control sobre Higiene y
Seguridad en el Trabajo y, puntualmente, sobre la seguridad en la Planta Piloto de la
Facultad de Ingeniería, no han sido lo suficientemente idóneos, ni han adoptado las
medidas básicas de seguridad para evitar el siniestro de que se trata. Estimo necesario
29
recalcar que se cuenta en autos con documentación vinculada al hecho materia de análisis,
tales como: ESTATUTO UNIVERSITARIO, Creación de la FUNDACION U.N.R.C.,
Convenio entre la FUNDACION U.N.R.C. y la UNIVERSIDAD NACIONAL de RIO
CUARTO, Acta Designación del Ing. BORTIS como Presidente de la FUNDACIÓN
U.N.R.C., Resoluciones de designación autoridades de la Facultad de Ingeniería –
Decano: Ing. MOITRE, Vicedecano: Ing. BORTIS-, y del Departamento de Tecnología
Química – Directora: Ing. FERRARI, Vicedirectora: Ing. DUCROS-, Reglamentación de
Funcionamiento y Estructura de los Departamentos de la Facultad de Ingeniería –entre
ellos el de Tecnología Química, Res. Designación del alumno Juan Andrés POLITANO
como Ayudante de segunda rentado en el Departamento de Tecnología Química de la
Facultad de Ingeniería de la U.N.R.C. que se encontraba “afectado” al proyecto del
GIDPO, Resolución Administrativa de puesta en marcha de la Planta Piloto, Resolución
Administrativa que dispone la creación del GIDPO -depende del Departamento de
Tecnología Química-, su Organización y Reglamentación, Resolución que ordena la
Creación de la Comisión de Higiene y Seguridad y sus funciones específicas, Res. sobre la
designación del Secretario de Coordinación Técnica y Servicios: Ing. PINCINI y Resol.
que designa al Secretario Técnico de la Facultad de Ingeniería: Ing. ANTONELLI, ambos
integrantes de la Comisión de Higiene y Seguridad, Resol. que dispone la contratación de
Rogelio FERRARIO, Bombero Voluntario de esta ciudad, para asesoramiento; Resol. que
ordena la contratación de Ing. ECHANDIA e Ing. CHIARAMELLO y Licenc. ECHANDIA,
para cumplir tareas ante la Comisión de Higiene y Seguridad, Resol. N° 203/07 que
dispone la licencia del Ing. MOITRE como Decano de la Facultad de Ingeniería, y Resol.
163/07 que dispone su reintegro al cargo de Decano con fecha 01/12/2007, el reemplazo
del Ing. MOITRE por el Vicedecano Ing. BORTIS, se encuentra prescripto en el art. 33° del
Estatuto Universitario el que, en su parte pertinente, dispone: “El Decano y Vicedecano …
pueden ser reelectos. Aquél, o éste en su reemplazo, representan a la Facultad y al Consejo
Directivo”.- Cabe recordar que las resoluciones administrativas dictadas en los diferentes
estamentos de la U.N.R.C. acreditan la calidad y rol que cumplían los imputados en la
presente causa. Asimismo, y respecto de la relación de la FUNDACIÓN U.N.R.C. con la
Empresa DE SMET SAIC, se encuentran reservados en Secretaria los originales del
30
Poder Judicial de la Nación
CONVENIO-MARCO y del PROTOCOLO N° 26, que avalaban el proyecto de
investigación denominado EXPERIENCIAS DE EXTRACCION DE ACEITES A PARTIR
DE SEMILLAS VEGETALES, llevado adelante por el Grupo GIDPO. En ese proyecto
participaron por la Empresa DE SMET SAIC los Ingenieros DEMARCO, BORETTI y
MURELLO. A ellos debe agregarse el arquitecto BONAZZA de la Firma VERDU y
operarios de la Firma EMIRT –contratados por DE SMET SAIC-.-Esta intervención de
profesionales y empleados de firmas privadas vinculadas al proyecto, surge de la
Resolución N° 061/A/1994 de la Inspección de Sociedades Jurídicas del Gobierno de
Córdoba, mediante la cual se crea la FUNDACIÓN U.N.R.C. la que, en su art. 4° inc. “b”
le permite celebrar convenios con instituciones públicas y/o privadas de la República e
Internacionales, tendientes al cumplimiento del objeto de la FUNDACION U.N.R.C., que
USO OFICIAL
es promover, apoyar y fomentar la investigación científica y tecnológica en la U.N.R.C.
(ver art. 3° de la citada Resolución).- expuesto acredita que el proyecto tuvo sustento
institucional y apoyo por parte de la FUNDACION U.N.R.C. presidida por el Ing. BORTIS,
posibilitando de esta forma, que sus autoridades pudieran tener conocimiento de las tareas
desplegadas por el Grupo GIDPO.- Por otro lado, los integrantes de la Firma DE SMET
SAIC tampoco pueden desconocer los lineamientos mínimos en materia de seguridad que
deberían haberse adoptado en un proyecto de semejante envergadura, en donde su
peligrosidad no podía soslayar el riesgo que implicaba para las personas que trabajaban
en el proyecto y de las demás que habitualmente concurrían a la Planta Piloto. -Se puede
apreciar que del resultado de las pericias, se colige que las condiciones de Seguridad e
Higiene en la Planta Piloto no eran las adecuadas para semejante proyecto, ni para otros
desarrollados en dicho lugar (fs. 4026). Así la parte eléctrica montada para el proyecto del
GIDPO, no cumplía con los recaudos mínimos para tornar seguro la realización del
trabajo con 2.600 litros de hexano. Las cañerías de gas y sus conexiones tenían pérdidas,
hecho que torna evidente la falta de controles adecuados en materia de seguridad de la
Planta. La pericia metalográfica destaca que parte de los materiales utilizados no reunían
la calidad de ser antideflagrantes, hecho que se agrava por la inclusión dentro de la propia
Planta del tren de tambores donde se almacenaba la miscela. Las autoclaves, una de ellas
31
se encontraba encendida a la hora aproximada de los hechos. Si bien de los informes
requeridos no se ha podido determinar con exactitud el “punto de origen del derrame” y el
“elemento generador” que provocó el siniestro, no impide tener por acreditado con un alto
grado de probabilidad, las negligencias e inobservancias de aquellas pautas mínimas de
seguridad que hubieran permitido contener y controlar el derrame y evitar sus
consecuencias posteriores. Lo expresado y el cúmulo de pruebas e indicios colectados en la
causa que permiten llegar a esta conclusión.-es dable resaltar el resultado de la pericial
METALOGRÁFICA, que en parte expresa: “…No es posible determinar en forma
fehaciente las causas que motivaron el derrame, debido a que los elementos que
posiblemente pudieron haber fallado, ocasionando el comienzo del siniestro, se encuentran
totalmente destruidos…. sólo se pudieron hacer hipótesis…. podrían existir diversas
hipótesis de falla, ninguna de las cuales pudo ser demostrada fehacientemente...” (fs.
4005). Lo expuesto demuestra que a pesar de las múltiples medidas ordenadas tendientes a
determinar la causa del siniestro, no se ha podido lograr dicho objetivo, quedando
envuelto el punto generador del evento en el terreno de lo hipotético. Aun así, las pruebas
colectadas son suficientes para demostrar la concurrencia de factores humanos y
materiales que contribuyeron a que el siniestro se desatara con las lamentables
consecuencias de víctimas fatales y daños materiales ya expresados.-Por otra parte,
también debe señalarse la insuficiencia de las medidas de control dentro del ámbito
universitario, ya que de la misma manera que ingresa al predio un alumno, un docente, un
no docente, etc., se introducen al campus, sin ningún tipo de verificación, restricción, ni
asiento escrito o constancia del ingreso, la cantidad de 2.600 litros de HEXANO. p)
acerca de las personas responsables :Miguel Ángel Mattea: Doctor en Ingeniería Química,
era el jefe del equipo de investigadores que trabajaba con hexano en la Planta Piloto de
Ingeniería. Egresó de la U.N.R.C. con el título de grado en 1980. Doctorado en Ingeniería
Química en la Universidad Nacional del Sur, cuatro años más tarde. Luego realizó un pos
doctorado en la Universidad de Minnesotta, Estados Unidos, entre 1985 y 1986. Era
investigador independiente del CONICET desde enero de 2005 y profesor titular exclusivo
en Ciencias de Aplicación-Operaciones Unitarias I desde noviembre de 1996. Fue Decano
de la Facultad de Ingeniería. Por tratarse Mattea del autor y director del proyecto de
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Poder Judicial de la Nación
investigación cuyos trabajos –como se ha visto- fueron la causa directa del trágico
siniestro que se investiga, por su título de Doctor en Ingeniería Química, por sus estudios
de post-doctorado, por la cantidad de proyectos de investigación que dirigió y por su
extenso currículo en que su actuación como Decano de la Facultad de Ingeniería no es un
dato menor, a la hora de establecer responsabilidades debe partirse de la idea de que
Mattea conocía a la perfección la peligrosidad de los materiales e instalaciones utilizados
en el referido proyecto y asumió el riesgo en su plenitud. Este investigador inició y
desarrolló un curso causal sin cuya existencia no puede concebirse el siniestro producido
el 5 de diciembre de 2007. Su enorme prestigio científico fue un factor decisivo para que la
empresa DE SMET, iniciara las negociaciones con la Fundación, para que ésta aprobara
el proyecto de investigación y se iniciaran rápidamente los trabajos pese a que no se había
USO OFICIAL
formalizado el instrumento legal respectivo. Además nubló el juicio de los integrantes del
Departamento de Tecnología Química cuando se trató de lograr una mayor seguridad en
el desarrollo de los trabajos en la reunión convocada al efecto. Todos los antecedentes que
se conocen permiten afirmar que sabía acabadamente del alto potencial riesgoso del
proyecto; es más: desoyó todas las advertencias que le fueran formuladas al respecto y
ocultó la envergadura del peligro que la realización de los trabajos implicaban para la
vida y salud de las personas. Al haber fallecido en el trágico suceso, no se inició acción
penal a su respecto.- Carlos Bortis: Por su carácter de Vicedecano de la Facultad de
Ingeniería a la época del hecho, nos habla tanto de su excelencia como del prestigio
alcanzado entre sus pares. Siendo Presidente del Consejo de la Fundación de la
Universidad Nacional de Río Cuarto es responsable de la aprobación del proyecto
celebrado entre el Grupo GIDPO y la Empresa DE SMET SAIC, suscribiendo en calidad
de Presidente de la Fundación de la Universidad Nacional de Río Cuarto el convenio
Marco y el Protocolo de Trabajo N° 026/2007, ambos de fecha 30/10/2007. Dicho
Protocolo de Trabajo N° 026/2007 establecía que la Fundación de la UNRC, a través de la
Unidad Ejecutora GIDPO, dependiente del Departamento de Tecnología Química de la
Facultad de Ingeniería de la UNRC y a pedido de la Empresa DE SMET SAIC, realizaría
un conjunto de experiencias de extracción de aceite a partir de semillas vegetales. Dicho
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plan de trabajo tendría lugar bajo la responsabilidad del Director del GIDPO Dr. Miguel
Mattea y utilizaría la infraestructura de la Universidad, sin perjuicio del aporte de
elementos de mejora de las instalaciones existentes por parte de la Empresa. Al haber
participado en la suscripción de tales documentos, no podía ignorar que el proyecto
implicaba la manipulación de una sustancia altamente volátil como el hexano y en un
volumen muy por encima del empleado habitualmente en la Planta Piloto. Por tratarse el
hexano de un solvente altamente inflamable, su manejo demandaba, indudablemente, la
adopción de una serie de medidas de seguridad, no obstante permitió la puesta en marcha
de la misma, sin resolver previamente el marco legal del contrato, autorizando la puesta en
marcha de la experiencia, no obstante los vicios formales del acuerdo.-La celebración del
contrato con DE SMET
y de su concreción y puesta en marcha antes de que se
formalizara el instrumento respectivo, contrariando la expresa disposición al respecto del
convenio que vincula a la Fundación con la Universidad Nacional de Río Cuarto y la
omisión de las normas de Seguridad e Higiene colocó al personal que desempeñaba tareas
en la Planta Piloto en una situación de riesgo, inclusive dicho peligro alcanzaba también
a edificios cercanos como el Jardín maternal, distante a 30 mts. de la Planta.- Conocía los
riesgos implicados, y no obstante ello dio las autorizaciones necesarias para que se
siguiera adelante el proyecto. Este obrar imprudente constituye su contribución causal al
suceso, encuadrando la misma en la figura de estrago culposo agravado por muerte de
personas (art. 189 del C.P.).-José Luís Pincini y Sergio Fabián Antonelli: El primero
como Secretario de Coordinación Técnica y Servicios de la Universidad Nacional de Río
Cuarto y el segundo como Secretario Técnico de la Facultad de Ingeniería, ambos
miembros de la Comisión de Higiene y Seguridad de la UNRC, creada mediante la
Resolución Rectoral Nº 598 del 28 de noviembre de 2005, son responsables de que todas
las instalaciones, maquinarias, dispositivos o procedimientos que se utilizan en los puestos
de trabajo existentes en la Universidad respeten las leyes, decretos y demás
reglamentaciones que se ocupan de proteger la vida e integridad psicofísicas de las
personas que se desempeñan en aquellos. En especial, de la Ley 19.587 (Higiene y
Seguridad en el Trabajo) y de la Ley 24.051 (Residuos Peligrosos). Así se desprende con
claridad de las respectivas misiones y funciones.-En su calidad de miembros de la
34
Poder Judicial de la Nación
Comisión de Higiene y Seguridad Pincini y Antonelli tenían a su cargo el relevamiento de
potenciales peligros y la disminución de tales riesgos. En el caso del Pincini, su
competencia comprendía el conjunto de todas las instalaciones universitarias y en el caso
del Antonelli, dicha competencia recaía sobre el predio de la Facultad de Ingeniería, en la
que se haya la Planta Piloto dependiente de la misma. Además la citada Comisión contaba
con recursos necesarios para llevar adelante los objetivos planteados institucionalmente.La falta de supervisión e intervención de las instalaciones de la Facultad de Ingeniería
surge de los testimonios brindados a fs. 2583, 2942 y 3041 de los que se colige que el
predio de la Facultad de Ingeniería y la Planta Piloto no fue registrado ni inspeccionado
por la comisión de Higiene y Seguridad de la UNRC. También el SIGEN concluye que la
comisión de Higiene y Seguridad “se encuentra inactivo”, sin perjuicio de otras tareas de
USO OFICIAL
relevamiento llevadas a cabo por otros profesionales en las instalaciones universitarias,
fueron insuficientes en el marco de un plan general de seguridad.- Si cualquiera de ellos
hubiesen relevado el predio e instalaciones universitarias, tomando contacto con la Planta
Piloto y las experiencias que el Grupo GIDPO estaba realizando allí, los nombrados
habrían conocido de los riesgos implicados y habrían tomado los recaudos necesarios para
la disminución del peligro existente o haber tenido la posibilidad de evitar el siniestro.Tenían pleno conocimiento de la existencia de normas de aplicación obligatoria en materia
de seguridad y era su rol controlar si aplicación en lugares en donde pudieran realizarse
actividades peligrosas, pues pesaba sobre ellos la competencia específica de vigilancia y
observación de las normas de seguridad.- Su incumplimiento de estas obligaciones durante
los últimos años generó la concreción de un escenario donde los procedimientos y
materiales involucrados en los trabajos de investigación a que nos refiriéramos
anteriormente, facilitaran y potenciaran los efectos del incendio y posteriores explosiones.
Además tenían conocimiento de la existencia del material de alto riesgo utilizado en las
investigaciones que llevaba adelante el GIDPO y debieron haber impedido que dicho
material se estibara y utilizara en las condiciones en que se lo hizo en la Planta Piloto.
Todo lo cual encuadra en la figura de estrago culposo agravado, prevista en el art. 189
del C.P.-Mirian Palmira María Ferrari y Edith Matilde Ducros: Al momento del hecho se
35
desempeñaban como Directora y Vicedirectora respectivamente del Departamento de
Tecnología Química de la Facultad de Ingeniería de la UNRC, por lo que revestían la
calidad de funcionarias públicas (ver Res. del Consejo directivo de dicha Facultad Nº
001/07). Es de destacar que el Grupo GIDPO dependía orgánicamente de dicho
Departamento, de conformidad a la Resolución del Consejo Directivo de la Facultad Nº
014/93 de fecha 10/03/1993 de creación del GIDPO, lo que implica una dependencia
jerárquica de sus miembros con relación a las autoridades del citado Departamento.- Así,
las actividades de investigación desarrolladas por el Grupo GIDPO debían contar con la
aprobación de las autoridades del Departamento de Tecnología Química de la Facultad Res. del Consejo Directivo Nº 148/94-. Las funciones que debía cumplir Miriam Ferrari en
su rol de Directora, entre otras se encontraba la de supervisión de las actividades de los
institutos y laboratorios del departamento, en tanto que a la Vicedirectora Edith Ducros le
correspondían funciones de colaboración con el Director en el desempeño de dicha tarea y
las restantes encomendadas por reglamento, así como la colaboración con las autoridades
ejecutivas de la Facultad en el desarrollo de las tareas de extensión y servicios en que
participa el Departamento.- Ambas tenían la obligación de supervisar las actividades del
Grupo GIDPO, dicha exigencia recaía sobre las funcionarias respecto de los proyectos
emprendidos por los diversos laboratorios y grupos de trabajo dependientes del
Departamento. Ambas tenían conocimiento respecto del tipo de proyecto que se estaba
llevando a cabo por parte del GIDPO en la Planta Piloto. Está probado en autos el
conocimiento que tenían las procesadas respecto del peligro que traía aparejado –por
superar la escala laboratorio- a raíz del volumen de hexano que su desarrollo suponía.- En
su calidad de Ingenieras Químicas con conocimientos específicos en la materia, no podían
ser ajenas a los riesgos de un proyecto que superaba altamente los alcances de los que se
desarrollaban comúnmente los equipos de trabajo en la Planta Piloto.-Si bien Ferrari y
Ducros se habrían percatado de las implicancias del proyecto del GIDPO, al punto de
haber sometido la cuestión seguridad a conocimiento y consideración del Departamento en
la reunión convocada al efecto del 15/11/2007; dicha reunión se realizó por inquietud de
algunos docentes investigadores que trabajaban en dependencias de la Planta Piloto, a
causa de la presencia de gente extraña dentro de la misma y de las modificaciones de
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Poder Judicial de la Nación
instalaciones y aparatos que estaban disponiendo en la P.P. Así lo expresan los testigos
Orejas y Montenegro.- Además obra en autos copia del correo electrónico cursado el
14/11/2007 por Ferrari a Ducros y a los Ing. Giacomelli, Orejas, Montenegro, Cardarelli,
Catalana, Mattea mediante el cual se convoca a esa reunión con el objeto de tratar el tema
de la seguridad dentro de la Planta Piloto. En dicha reunión informativa, el Ingeniero
Mattea no dio mayores precisiones respecto de la investigación a su cargo, ni habría
tranquilizado a sus colegas respecto de los riesgos implicados en los ensayos, excepto por
algunas medidas de seguridad que se adoptarían. Surge de la reunión las observaciones y
preocupación de los docentes que asistieron, por lo que Joaquín Orejas le solicita a Mattea
una descripción de las tareas planificadas, a lo que Mattea respondió que bastaba con que
el Grupo GIDPO supiera que se iba hacer y cómo, lo que derivó en la intervención de Raúl
USO OFICIAL
Montenegro hacia las Directoras del Departamento con la cuestión referida a quién sería
el responsable de los riesgos del experimento, manifestando las imputadas que ellas no
asumirían las eventuales consecuencias, solo se limitaron a generar la reunión para la
información respecto de la experiencia que se llevaría a cabo en la Planta Piloto y
receptar inquietudes.- Tras ello ni Ferrari ni Ducros tomaron alguna ninguna, ni
canalizaron los reparos efectuados por Orejas y Montenegro, lo que se traduce en una
omisión del deber de cuidado. Lo dicho tiene vinculación directa con la función de control
y coordinación que en su calidad de Directora y Vicedirectora tenían respecto de los
trabajos y actividades que realizaban los grupos dependientes de ese Departamento y se
traduce en la falta de cuidado en la ejecución del mandato de las nombradas y la
posibilidad física de la realización de la debida conducta. Todo lo cual encuadra en la
figura de estrago culposo agravado, prevista en el art. 189 del C.P.- Javier Boretti:
Dependiente de la Empresa DE SMET SAIC, participó en la experiencia del Grupo
GIDPO, éste, dependiente del Departamento de Tecnología Química de la Facultad de
Ingeniería de la U/NRC, a través de diversas intervenciones, entre ellas la contratación de
servicios de otras empresas (como la firma EMIRT) y la colaboración en los ensayos
realizados, concerniente en las modificaciones que debían hacerse en las instalaciones de
la Planta Piloto a efectos de ejecutar el trabajo, respecto a las cuales habría retransmitido
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instrucciones impartidas por Mattea y los demás miembros del GIDPO (así lo corroboran
las testimoniales de Cabrera, Murello y Bonazza.- Según la documentación aportada por el
apoderado de la Aceitera General Deheza S.A. el hexano (13 tambores) fue recibido en la
Planta Piloto por J, Boretti.- Boretti se puso a disposición del GIDPO y colaboró en la
ejecución del proyecto en lo referente al levantamiento y acondicionamiento en las
instalaciones necesarias para los ensayos en representación de la empresa DE SMET
ejecutando obras y modificaciones introducidas en la Planta Piloto. Su intervención en las
obras consistió en la colaboración en la supervisión del armado de la línea de trabajo por
la que circularía la miscela, recibiendo instrucciones de Mattea y de los otros
investigadores del equipo y transmitiéndoselas a los operarios de la tarea (ver
declaraciones de fs. 3057 Cabrera, fs. 2246 Murello, fs. 2810 Bonazza –arquitecto de la
empresa Verdu S.A., fs. 1285 Liliana Ruetsch y fs. 2602 Carlos Juni).- Si bien el acusado
no fue parte responsable de la investigación en sí misma, tomó parte –en representación de
DE SMET SAIC- en la ejecución de obras y modificaciones introducidas en la Planta
participando en la secuencia de la experiencia.- Conocía las características y condiciones
que tenía el lugar, ya que tuvo intervención en la modificación de la Planta Piloto y en las
experiencias en general con una sustancia altamente volátil en un lugar inapropiado, no
observando las normas de seguridad más elementales para el caso.- Siendo representante
de DE SMET (empresa dedicada a la instalación de equipos de extracción de aceites), en
su condición de Ingeniero que participó en el proyecto, debió formularse observaciones y
reparos al Profesor Mattea, respecto a la seguridad y objetar la continuidad del trabajo en
tales condiciones. Pero es del caso resaltar que omitió realizar la conducta debida para la
evitación del resultado, no obstante su capacidad de realizarla a pesar de tener
conocimientos superiores al común de la gente y así haber cumplido con el deber de
cuidado.- Su participación en la investigación coloca al encartado en la posibilidad cierta
de por lo menos comunicar o alertar a DE SMET sobre las condiciones y modalidades o
inconvenientes en que el proyecto se estaba realizando, para que la empresa adoptara
medidas de seguridad apropiadas o bien suspender la prosecución del trabajo. El aporte
de Boretti en la ejecución del proyecto consistió en una cooperación, su intervención en el
experimento lo sitúa en una posición de garante, tanto que habría a sumido la
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Poder Judicial de la Nación
colaboración y el control de los ensayos y un transmisor directo de las instrucciones
impartidas por el Dr. Matea a los operarios. De tal modo omitió realizar la conducta
debida para el impedimento del resultado del hecho ajeno, no obstante su capacidad de
realizarla. En consecuencia su accionar fue la de partícipe secundario del hecho que se le
imputara como la figura de estrago culposo agravado, prevista en el art. 189 del C.P.Liliana Gladis Ruestch: Es Ingeniera Química, formaba parte del Grupo GIDPO dirigido,
coordinado y supervisado por el Dr. Mattea -conformado por la imputada, los ingenieros
Cardarelli Baralla y el alumno Politano- y encartada participaba en la extracción de
aceite por solvente –hexano-, por tanto conocía que la experiencia con la cantidad de
hexano que se introdujo en la Planta debía realizarse en un sitio adecuado, extremando los
cuidados y medidas de seguridad a fin de evitar riesgos sobre los bienes públicos y
USO OFICIAL
personas.- Su profesión le da el conocimiento de la peligrosidad de la manipulación de
solventes sabiendo del riesgo que implicaba almacenar los tambores de hexano dentro de
la Planta y a escasos metros de fuentes de calor incompatibles con la peligrosidad del
mismo y no se tomaron las medidas de seguridad para evitar cualquier el hecho dañoso.del Grupo GIDPO a cargo del Dr. Mattea existía una división de tareas y cada uno tenía
un rol determinado, si bien la tarea de Ruetsch era tomar muestras de las mezclas de
distintas concentraciones de aceite-hexano para analizarlas en el laboratorio y transcribir
sus resultados, ello significa que tuvo contacto con el tren de tambores conteniendo la
mezcla y participó en la experiencia que llevaba adelante el grupo dentro de la Planta que
adolecía de seguridad para el proyecto, infringiendo así normas de cuidado que de
haberlas advertido o cumplido habrían evitado la causación del resultado. Su conducta
tuvo incidencia en el evento riesgoso y peligroso que causó la muerte de personas.- Si bien
Ruestch no habría tenido responsabilidad en el armado y montaje de la estructura, sí tuvo
contacto durante el curso de los ensayos del tren de tambores que contenían la miscela.-El
proyecto del Grupo GIDPO fue llevado adelante por todos los integrantes, quienes eran
conocedores de sus características e implicancias y por tanto estaban en situación de
poder advertir y cuestionar condiciones de seguridad. No escapa a su conocimiento que el
trabajo llevado a cabo por el equipo implicaba el manejo de hexano en un volumen muy
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superior al habitualmente empleado en el común de los proyectos desarrollados en la
Planta Piloto; como tampoco desconocía la libre circulación de personas en el lugar o las
proximidades de edificios tales como el jardín maternal.- Estaba interiorizada de la
situación en que tenía lugar la investigación de la que participaba, por tanto estaba a su
alcance la posibilidad de manifestar reparos e impulsar cualquier tipo de medidas de
seguridad para evitar el hecho dañoso. todo lo cual encuadra en la figura de estrago
culposo agravado, prevista en el art. 189 del C.P.- Como colofón de las conductas de los
aquí procesados y sobre los que estimo viable el presente requerimiento de elevación a
juicio, lo expuesto ya sea por el Juez Federal de Río Cuarto como por la Excma. Cámara
Federal de Apelaciones Sala B, en las distintas resoluciones que habilitaron los
procesamiento y confirmación de los mismos, expresan motivaciones más que suficientes,
las que comparto en un todo y doy por reproducidas en su totalidad sin perjuicio de los
señalamientos efectuados en el presente dictamen,
para esta etapa del proceso
permitiéndose de esa forma transitan a la etapa de juicio oral. La responsabilidad de los
procesados se debe en muchas ocasiones a la actitud negligente, consistiendo la misma en
no realizar actos idóneos tendientes a prevenir un accidente de consecuencias graves como
lamentablemente ocurrió aquí, siendo ello previsible, por a modo de ejemplo, la planta
piloto donde se encontraban los tambores y demás elementos en la forma y condiciones que
estaban, un lugar apropiado para ello no contando tampoco con las condiciones de
seguridad mínima que la ley y reglamentación de la Universidad amparan estos casos. No
se actuó con el deber objetivo de cuidado que las circunstancias del caso requerían”.
Destacando que no se encuentran sometidos a juzgamiento en el presente proceso, Miguel
Ángel Matea y Javier Boretti. Por otra parte, el requerimiento de elevación a juicio, de fs.
5822/5848, efectuada por los Querellantes, Dres. Claudio Orosz y Eugenio Biafore, en
representación de la Asociación Gremial Docente de la Universidad Nacional de Río
Cuarto, atribuye a Carlos Agustín BORTIS, José Luis PINCINI, Sergio Fabián
ANTONELLI, Mariam Palmira María FERRARI y Edith Matilde DUCROS, la comisión
del siguientes hechos: “Que el día 05 de diciembre del 2007, siendo aproximadamente las
10hs. explotaron 13 tambores que contenían hexano ubicados, de manera irregular, en la
planta piloto de la facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Río Cuarto,
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Poder Judicial de la Nación
ubicada en Ruta Nacional 36 Km 601 de esta ciudad. Se denomina planta piloto porque
allí se realizan experiencias científicas “a escala”, para poder luego ser extrapoladas a
nivel industrial. Que el Hexano estaba siendo utilizado por el Grupo GIDPO –Grupo de
Investigación y Desarrollo de Productos Oleaginosos- dependiente del Departamento de
Tecnología Química de la mencionada facultad en la última experiencia de un proyecto de
extracción de aceites con el uso de dicho solvente, como un trabajo de extensión por
intermedio de un acuerdo marco con la empresa De Smet SAIC canalizado a través de la
Fundación Universidad Nacional de Rio Cuarto. Que la firma De Smet, una multinacional
de origen belga cuya actividad comercial es la de fabricar plantas –máquinas- para la
producción de aceites, detergentes y biodiesel, había impulsado esa investigación científica
con hexano a llevarse a cabo por docentes investigadores de la Universidad Nacional de
USO OFICIAL
Río Cuarto. A esos fines se había acordado verbalmente con la Fundación de la
Universidad Nacional de Río Cuarto el protocolo de trabajo a seguir, sin que el mismo
hubiera sido firmado aún por las partes (si por la Fundación) y autorizado por las
autoridades de la UNRC el día de la explosión. El GIDPO estaba integrado en el momento
de la deflagración por los Ing. Mattea, Baralla, Cardarelli y Ruetsch, el alumno Juan
Andrés Politano, afectado a ese proyecto, Sebastián Murello de la empresa De Smet SAIC
y Diego Bonazza de la empresa Verdu contratado por la empresa mencionada. Que con los
fines de la experiencia, la firma en cuestión había enviado a la UNRC trece tambores con
hexano (solvente derivado del petróleo potencialmente riesgoso), y los mismos habían sido
receptados y depositados en el lugar donde ocurrió la explosión (dentro de la planta piloto
de la Facultad de Ingeniería). Que las instalaciones no eran las adecuadas para recibir,
almacenar y acumular dichos barriles, en tanto dicho espacio físico no tenía las
condiciones edilicias necesarias para dar la seguridad necesaria para su uso y
manipulación, como así también su contacto directo con aulas y laboratorios de
experimentación donde funcionan mecheros, autoclaves (es como “una olla a presión” con
un quemador a gas debajo, que se utiliza para esterilizar elementos de laboratorio),
resistencias eléctricas, calefactores, etc; lo tornaba potencialmente peligroso si en la
planta se experimentaba con compuestos químicos combustibles. Máxime si se trata de
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hexano, solvente cuya volatilidad es muy alta. Que la SIGEN, en un informe comunicado a
las autoridades de la UNRC resaltó la ausencia de políticas de seguridad que fueron
desoídas. De acuerdo a los informes recabados, todo edificio en donde se trabaje con
extractores por solventes, debería reunir ciertos requisitos mínimos de seguridad: el piso
debería estar lustrado y ser tipo bombé, es decir con caídas hacia los costados, con
desagües en sus lados que, en casos de derrame, lleven el solvente a depósitos que pongan
fuera de peligro a quienes se encuentren trabajando con dichos elementos. Asimismo en la
partes inferiores de cada costado del edificio no debería haber paredes sino columnas
para permitir la ventilación, teniendo en cuenta que algunos solventes (ej: el hexano) son
más pesados que el aire y que por ello se asientan y movilizan al ras del suelo. Que, de
acuerdo a lo expuesto, ha sido la omisión de conductas debidas y exigibles, el
incumplimiento del deber de garante exigido legalmente, las que incrementaron
innecesaria e ilícitamente el riesgo propio de esta experiencia lo que posibilitó una
situación de inseguridad ambiental, industrial y física, al que solo le faltara el
desencadenante que ocurrió el fatídico 5 de diciembre de 2007 a las 10,00 hs. Ese
desencadenante resultó ser que ese día y hora fijados, se puso en funcionamiento una
bomba centrífuga para que circulara por la cañería del sistema una mezcla denominada
miscela (30%aceite y 70% hexano aproximadamente) entre ésta y el tanque de preparado
para su depósito en tambores de 200 litros, los que se encontraban en una fila de trece
sobre la pared interior norte junto al portón de la planta piloto, para su posterior
utilización en horas de la tarde en la experiencia de extracción de aceites. Que a media
mañana, aproximadamente a las 10 hs. y cuando nadie de los que trabajaban en dicho
proyecto se encontraban frente al armado efectuado para la experiencia, se produce un
derrame de esa sustancia, la que habría salido de la bomba centrífuga que se encontraba
colocada junto a la pared inferior norte, cerca de la esquina con la pared interior oeste,
ante ello concurren al lugar Politano y Bonazza, intentando el primero colocar una manga
corrugada con un extractor sobre el derrame a fin de absorber los gases que emanaban de
la miscela y sacarlos al exterior, mientras el segundo corrió hacia el tablero de mando que
se encontraba en el centro de la planta a fin de desconectar la bomba y detener el derrame.
En esos momentos venían de la planta alta, se hicieron presentes en las inmediaciones los
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Poder Judicial de la Nación
Ing. Mattea, Cardarelli, Baralla, Giacomelli y Ravera. Se escucha un ruido característico
de una combustión, que pudo tener su origen en el sector de los autoclaves, ya que uno se
encontraba encendido, y el fuego se proyectó hacia la zona del derrame y comenzaron a
sucederse las explosiones de los tambores arriba mencionados. Como consecuencia de
dicha explosión fallecieron seis personas: el alumno Juan Andrés Politano y los docentes
Liliana Giacomelli, Carlos Ravera, Damián Cardarelli, Miguel Mattea y Gladis Baralla.
Asimismo sufrieron lesiones más leves Cecilia Pagliero, Laura Potes, Iván Rafael Braida,
Jorge Daghero, Liliana Ruetsch, Sebastián Murello y Diego Bonazza entre otros. Que
quienes con su omisión de cumplimiento de los deberes, reglamentos y cuidados debidos a
su cargo, incrementaron y sobrepasaron los límites de riesgo permitidos para este tipo de
experimentos, se encuentran el Presidente de la Fundación UNRC y Vice Decano de la
USO OFICIAL
Facultad de Ingeniería Carlos Bortis, las directora y vicedirectora del Departamento de
Tecnología Química de la Facultad de Ingeniería, Miriam Palmira María Ferrari y Edith
Matilde Ducros, respectivamente; José Luis Pincini, Secretario de Coordinación Técnica y
Servicios de la UNRC; Sergio Fabián Antonelli, Secretario técnico de la Facultad de
Ingeniería e integrante de la Comisión de Higiene y Seguridad de la misma facultad, como
también el Ingeniero Javier Boretti, empleado de la firma De Smet, quien además de las
conductas omisivas que más abajo se mencionaran, contribuyó al incremento del riesgo
que devino en el estrago, mediante la coordinación, supervisión y colaboración en el
montado de la instalación donde se produjo la experiencia. Ellos omitieron efectuar los
controles necesarios a los fines de corroborar el cumplimiento de lo dispuesto por los arts.
1º y 2º de la ley 19.587 de Higiene y Seguridad en el trabajo, los arts. 145, 149, 160, 162,
y 164 del decreto reglamentario de la mencionada ley; como lo dispuesto por la ley 24-051
de Residuos Peligrosos y sus reglamentaciones, permitiendo que entre el 15 y 20 de
noviembre de 2007 se instalara dentro de la planta piloto dependiente del Departamento
de Tecnología Química de la Facultad de Ingeniería de la UNRC, una planta de extracción
de aceite a base del solvente hexano, para lo que se modificó el interior de dicha planta, se
colocaron 13 tambores en línea horizontal, conteniendo el solvente mencionado o
mezclado con aceite (miscelas) apoyados sobre una estructura metálica e interconectados
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a un caño colector por una tubería con bombas y válvulas, que a su vez se conectaba con
un tanque de preparado y un extractor hacia donde se las transportaba por medio de
bombas, todo en el marco del convenio arriba reseñado. Los tambores fueron provistos
por la empresa De Smet SAIC, sin que exista constancia de su ingreso a los predios de la
propia Universidad. Fueron colocados sobre una estructura metálica ubicada a la derecha
del portón corredizo de la planta que da al norte, en paralelo a la pared que da hacia ese
punto cardinal. En el marco de esta experiencia, se produce el derrame supra relatado el 5
de diciembre de 2007 a las 10 hs. aproximadamente con los resultados letales y lesivos que
se mencionan”. Conforme al sorteo oportunamente efectuado, la emisión de los votos se
hará en el orden allí establecido, planteándose el Tribunal, las siguientes cuestiones a
resolver: Primera: ¿Resulta procedente el planteo de nulidad absoluta formulado por
el representante del Ministerio Público, con la adhesión de los representantes de la
querellante particular?; Segunda: ¿Se encuentran acreditados los hechos y son sus
responsables los imputados Carlos Agustín BORTIS; José Luis PINCINI; Sergio
Fabián ANTONELLI; Miriam Palmira María FERRARI; Edith Matilde DUCROS y
Liliana Gladis RUETSCH? Tercera: En su caso: ¿qué calificación legal corresponde
encuadrar los mismos? Cuarta: En su caso, ¿qué sanción corresponde imponer, y
procede la imposición de costas? I- A LA PRIMERA CUESTIÓN PLANTEADA EL
SEÑOR VOCAL DR. JOSE FABIAN ASIS DIJO:
Finalizados los alegatos, el Señor Fiscal General, Dr. Maximiliano Hairabedian, efectuó un
planteo de nulidad absoluta -que como tal resulta oponible en cualquier etapa del procesodel sobreseimiento dictado durante la instrucción, de Javier Boretti, perteneciente a la firma
De Smet. La nulidad que solicita el señor Fiscal se refiere tanto a la resolución de la
Cámara Federal de Apelaciones, como la resolución dictada en consecuencia por el
Juzgado Federal de Río Cuarto que dispone ese sobreseimiento por extinción de la acción
penal. Entiende el Fiscal que si bien la resolución atacada se encuentra firme, el pedido de
nulidad solicitado se basa en el concepto de “cosa juzgada írrita”. En cuanto a los motivos,
explicó que durante todo el debate y principalmente al momento de efectuar su alegato,
sostuvo que entre los principales responsables de la tragedia se encontraba personal de la
empresa De Smet quien tuvo a su cargo el montaje de la estructura en la cual se realizó la
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Poder Judicial de la Nación
experiencia, que falló, y había recibido e introducido el hexano en la Planta Piloto que fue
el principal elemento riesgoso en los hechos sucedidos. Así, explicó que si bien no ahondó
en la responsabilidad de la empresa De Smet atento que sus representantes no se
encontraban sentados en el banquillo de los acusados, luego de haber escuchado el
exhaustivo y pormenorizado análisis del doctor Valverde de la responsabilidad causal que
tuvo en la tragedia la recepción e introducción del hexano, en condiciones de extrema
inseguridad, se preguntó cómo podía ser que un sobreseimiento tan injusto no tenga algún
mecanismo que permita su revisión, más allá que el principio “non bis in ídem” es una
garantía que impide revisar un sobreseimiento firme a favor de un imputado. Injusticia
notoria porque resulta que uno de los principales responsables fue quien supervisó e hizo
hacer una estructura que fue la que falló y produjo la pérdida del hexano, introdujo el
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solvente sin la autorización correspondiente a los fines de su manipulación, tal como lo
manifestaron Boretti y Juni (Presidente de De Smet S.A., quien reconoció
institucionalmente que fue la empresa quien introdujo el solvente). Si bien es cierto que
existiendo un sobreseimiento por prescripción, si verdaderamente está prescripto, no
importa la justicia o la injusticia de la responsabilidad del imputado porque si no hay acción
la responsabilidad no puede ser analizada. Pero ocurre que la injusticia no radica en la
responsabilidad de un sobreseído por prescripción, lo cual si no puede ser revisado, sino
que sostiene, radica en que el hecho al momento del sobreseimiento no estaba realmente
prescripto, ese es el error jurídico que torna írrita la cosa juzgada. Así señaló que la acción
penal no estaba prescripta, porque el art. 67 del Código Penal -que no fue analizado ni en la
resolución de la Cámara , ni en la del Juzgado Federal que sobreseyó- claramente señala
que la prescripción se suspende para los casos en que haya imputados funcionarios
públicos, por delitos cometidos en ejercicio de la función, para cualquiera de ellos mientras
se encuentren desempeñando un cargo público, y además señala que dicho artículo extiende
esta causal de suspensión de la prescripción pués opera para todos los intervinientes en el
hecho, sean o no funcionarios. Por ello, sostiene, la injusticia no reside en si era más o
menos responsable Boretti sino en que se lo sobreseyó en contra de las prescripciones del
art. 67 del Código Penal. La acción penal aún está vigente, por lo cual amerita una revisión.
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Señaló el Fiscal General que no está prevista en el Código Procesal Penal la revisión por
cosa juzgada írrita y menos aún en contra del imputado, pero la doctrina más destacada
permite que aún ante la falta de un procedimiento previsto, pueda ser revisada la justicia en
dos casos: primero cuando hubo dolo en la decisión -que resaltó no es el caso-; y segundo
cuando hay un grosero error sustantivo. Expresó que en este aspecto coincide la doctrina
civilista; en materia penal, ante el principio “non bis in ídem” la misma Corte Suprema
admite excepciones (casos “Mazzeo” y “Simón)” al decir que la cosa juzgada puede ceder
en algunos casos, y existe un fallo de la Cámara Nacional de Casación Penal, Sala I, causa
“Pini”, en el que se deja abierta la puerta para casos en que se demuestre una injusticia
intolerable. Finalmente solicitó la remisión de los antecedentes, aun cuando el planteo de
nulidad sea rechazado, a fin que se investigue a personas de la empresa De Smet que no
hayan sido imputadas y ofreció por escrito el planteo efectuado. Corrida vista a las partes
del planteo de nulidad del Fiscal General, la querella particular se adhirió a dicho planteo, y
los abogados defensores solicitaron ser eximidos de contestar la vista conferida en virtud de
no ejercer ellos representación legal del señor Boretti. Respecto a la nulidad articulada por
el señor Fiscal General, debemos señalar que si bien la resolución que ataca constituye una
expresión del ejercicio de la jurisdicción y ha adquirido las cualidades de inmutabilidad e
inimpugnabilidad,
entendemos que los vicios que la misma adolece y que han sido
calificados por el señor Fiscal como “intolerables” por apoyarse en graves errores jurídicos,
exigen excepcionalmente la revisión de una resolución pasada en autoridad de la cosa
juzgada. Ello es así desde que los defectos invocados, en los que se apoya la resolución
definitiva atacada, son de aquéllos que permiten revisar la situación de un sujeto
erróneamente sobreseído y en consecuencia el pronunciamiento que así lo resuelve
adquiere el matiz de “írrito”. Uno de los vicios sobre los cuales procede la cosa juzgada
írrita es el que deriva de la violación del debido proceso y en el caso, se apoya en la falta de
fundamentación y consideración sobre las causales de desincriminación que conducen a la
procedencia o improcedencia del sobreseimiento por prescripción, en el caso concreto, en la
existencia de una causal de suspensión de los plazos de la prescripción prevista en el art. 67
del CP, 2° párrafo, según la cual “la prescripción se suspende en los casos de delitos
cometidos en el ejercicio de la función pública, para todos los que hubieren participado,
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Poder Judicial de la Nación
mientras cualquiera de ellos se encuentre desempeñando un cargo público”, circunstancia
que era ostensible al momento del dictado de la resolución que ataca el representante del
Ministerio Público y que, más allá
que el impugnante pudo deducir el remedio que
pretende con anterioridad, el vicio que se alega impide sostener la inmutabilidad de la
resolución de sobreseimiento por tributo al mero formalismo. El intento tardío de obtener la
revocación de un fallo argumentando cosa juzgada írrita debe ser analizado a la luz de
criterios restrictivos y entendemos que el caso es de los excepcionales admitidos por la
jurisprudencia. La pretensión del Fiscal constituye el ejercicio de una potestad penal del
Estado frente a decisiones que la limitan en un modo contrario a Derecho y su legitimidad
radica en la necesidad de tutelar ciertos valores fundamentales para la vida en común. La
Corte Interamericana de Derechos Humanos ha insistido en que la obligación de investigar
USO OFICIAL
y castigar sea tomada por el Estado como algo que le es inherente, y no puede ser satisfecha
de cualquier manera. No basta para cumplir con ella la mera iniciación del proceso penal
sino que se requiere un proceso llevado a cabo de modo tal que la investigación se agote.
Más aún, para determinar el cumplimiento e incumplimiento de este deber es irrelevante
que el proceso haya concluido mediante una resolución firme, aún cuando ésta haya sido
consentida. En casos graves y de especial trascendencia como los que se juzgan, se impone
la necesidad de impedir que la acción pública se vea condicionada o restringida a ejercer el
derecho de remediar la situación que se considera injusta e intolerable. Si se comprueba que
la sentencia de sobreseimiento es contraria a Derecho o arbitraria, corresponde al órgano
jurisdiccional proceder a realizar un control efectivo y a procurar su corrección, ya que no
estamos ante una resolución firme que produzca los efectos que regularmente trae consigo
un acto de esta naturaleza.
Respecto al momento procesal en que se plantea la
impugnación y la competencia de este Tribunal para resolverlo, cabe señalar que la Corte
Suprema de Justicia de la Nación ha señalado que “la falta de un procedimiento ritual
expresamente previsto no podría en modo alguno ser obstáculo para que los Tribunales
tengan la facultad de comprobar la nulidad insanable de los actos de referencia” (Fallos
279:54). Por otra parte, las actuaciones se encuentran radicadas ante este Tribunal, que
asume la tarea de juzgar a aquéllos por los cuales se requirió juzgamiento y entre los que se
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encontraba Boretti, beneficiado, posteriormente por la resolución del Juzgado Federal, que
dicta el sobreseimiento por prescripción de la acción penal en crisis. Por ello entendemos
que corresponde a este Tribunal asumir la competencia de revisar el pronunciamiento del
inferior, declarar su invalidez y remitir a la instrucción para que se continúe la
investigación. En los autos “Moreira, Tristán Armando y otros p.ss.aa de defraudación a la
Administración Pública (Expte M-2-05), resolución del 13.03.2013, este Tribunal tuvo
oportunidad de expedirse sobre el tema que nos convoca señalando: «Los plazos de
prescripción se suspenden en los casos cometidos en el ejercicio de la función pública para
todos los que hubiesen participado mientras cualquiera de ellos se encuentra desempeñando
un cargo público, no corresponde efectuar diferenciación alguna en punto al origen o a la
calidad de las funciones publicas que se ejercitan, puesto que la norma se encuentra
enderezada a actuar como reaseguro del correcto ejercicio de dichas labores vinculadas con
la “res pública” en el sentido laxo del término. En este sentido, se ha sostenido que: “….la
suspensión de los plazos de prescripción de la acción penal en el caso de delitos cometidos
por funcionarios públicos, se basa en el afán moralizador y de transparencia en el
ejercicio de la función pública respecto de aquellos para quienes existe una mayor
rigurosidad en virtud de su vinculación con el Estado.” (ST Entre Ríos, Sala penal 5/11/03
“Liggerini De Martella”, citado en “Código Penal y normas complementarias. Análisis
doctrinal y jurisprudencial”, 2B, David Baigún y Eugenio R. Zaffaroni, ed. Hammurabi,
Buenos Aires, 2007, Pág. 250); lo que también puede inferirse de los arts. 1, 2 y 3 de la Ley
de Ética en el ejercicio de la función pública N° 25.188». Por todo ello, entendiendo que la
resolución dictada por el Juez Federal de Río Cuarto con fecha 19.06.2012, conculca el
valor justicia ínsito en la noción de derecho, no corresponde sostener su inmutabilidad por
apoyarse en un vicio sustancial derivado de la violación del debido proceso. En
consecuencia, corresponde hacer lugar al planteo formulado por el señor Fiscal General, y
declarar la nulidad absoluta a insubsanable de la Resolución n° 374 de fecha 19 de junio de
dos mil doce, dictada por el Juez Federal de Río Cuarto en autos “Incidente de prescripción
de la acción penal interpuesto por los doctores Luis. M. Bonetto y Martín Antiga a favor de
Javier Boretti en Expte. n° 69-A-97” en cuanto dispone “Declarar extinguida la acción
penal que se sigue en contra de Javier Boretti y dictar sobreseimiento a su favor (Cfme. Art.
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Poder Judicial de la Nación
59 inc. 3, 62, 63, 67 del CP y art. 334, 335, 336 inc. 1° correlativos y concordantes del
C.P.P.N) en relación al delito por el cual fuera oportunamente indagado y procesado (art.
189 -segundo párrafo-y art. 46 del CP)”,
y remitir al instructor copia de las partes
pertinentes a los fines de que se continúe la investigación. (arts. 123,336, 166 y 168 del
CPPN).
A LA PRIMERA CUESTIÓN PLANTEADA EL SEÑOR VOCAL DR. CARLOS
JULIO LASCANO DIJO: que adhería a las consideraciones efectuadas por el señor Vocal
preopinante haciéndolo en el mismo sentido.
A LA PRIMERA CUESTIÓN PLAtNTEADA EL SEÑOR VOCAL DR.
JOSE
VICENTE MUSCARA, DIJO: que adhería a las consideraciones efectuadas por el señor
Vocal José Fabián asís, pronunciándose en idéntico sentido.
USO OFICIAL
II. A LA SEGUNDA CUESTIÓN PLANTEADA EL SEÑOR VOCAL DR. JOSÉ
FABIÁN ASÍS DIJO: el Tribunal se constituyó en audiencia oral y pública a los fines de
resolver la situación procesal de Carlos Agustín BORTIS; José Luis PINCINI; Sergio
Fabián ANTONELLI; Miriam Palmira María FERRARI; Edith Matilde DUCROS y
Liliana Gladis RUETSCH, imputados del delito de estrago culposo agravado por la
muerte de personas (art. 189, segundo párrafo del Código Penal, en calidad de autores (art.
45 del Código Penal). Los requerimientos de elevación de la causa a juicio transcriptos
precedentemente, cumplen el requisito establecido en el art. 399 del Código de
Procedimientos en Materia Penal, en lo que hace a la enunciación de los hechos y
circunstancias que fueran materia de acusación, encontrándose, de esta manera,
debidamente conformada la plataforma fáctica del juicio. II- Corresponde, entonces,
resolver en definitiva sobre la existencia de los hechos juzgados y la responsabilidad de los
mismos. III- Al momento de ejercer su defensa material en esta audiencia, luego de
explicada la acusación y las pruebas existentes en su contra, el imputado Carlos Agustín
BORTIS, hizo uso de su derecho de declarar. Ratificó todas sus declaraciones anteriores.
Negó enfáticamente los hechos que se le imputan y cualquier tipo de responsabilidad
directa e indirecta en los mismos. Al respecto señaló que la acusación le reprocha haber
celebrado un convenio marco y un protocolo, pero que en realidad los mismos no habían
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sido celebrados ya que no tenían las firmas de ambas partes, requisito indispensable para
su validez. Señaló también, respecto de lo sucedido, que la Ingeniera Baralla, el día 15 de
noviembre de 2007, le solicita una reunión en la cual le comenta que había una firma - De
Smet- que le requería colaboración en un proyecto, por lo que a través de la Fundación se
debía comenzar a tramitar el convenio marco y el protocolo. Es así que por la doble función
que revestía en ese momento, atento la licencia del Decano de la Facultad, Ingeniero
Moitre, quien estaba de licencia desde el mes de septiembre, le manifestó que hasta que el
Decano no se reincorpore, los convenios y protocolos no se podían celebrar. Que la tarde
del 15 de noviembre, el Ingeniero Mattea le reenvía borradores del convenio marco y del
protocolo de trabajo, los que sin abrir remite a la Fundación. Que Moitre se reincorpora el
día 1° de diciembre y que por ello el día 3 de diciembre lo llaman nuevamente para que se
retomaran los contactos con la empresa a través de la Fundación, acercándole entonces el
contador Martinat los documentos preliminares, los que firma y entrega a la Ingeniera
Baralla. Si la empresa firmaba y refrendaba los términos, se confeccionarían otros
documentos que serían firmados por el Decano, para recién a partir de allí poder comenzar
la realización de las tareas pertinentes. Con lo cual, dijo, el grupo no debió comenzar
ninguna actividad con antelación a la firma de los convenios. Resaltó que en ese momento
no tenía conocimiento que hubieran empezado a realizarse las tareas de investigación, y
que tampoco tenía conocimiento del ingreso de 2600 litros de hexano. Expresó que la
Fundación sólo se dedicaba a tareas administrativas y contables; que recién el día tres de
diciembre vuelve a retomar el tema e inicializa los documentos. Continuó manifestando
que, con anterioridad a los sucesos, no conocía a la empresa De Smet, que la magnitud y su
envergadura de multinacional la supo luego de los sucesos y que tampoco tenía
conocimiento de la existencia de un Departamento de Seguridad e Higiene, más allá de la
figura en sí. Afirmó que daba clases en dos materias, dos veces por semana, una de ellas en
el primer cuatrimestre dentro de la Planta Piloto; que en noviembre y en diciembre no
concurrió a dicha planta; que una de las funciones que surgen del reglamento del
Departamento de Tecnología era la supervisión de las tareas de los grupos de investigación.
En relación a si sabía por qué el protocolo refiere que es la Fundación la que realiza el
experimento, Bortis respondió que es un estándar de redacción de documentos que tenían
50
Poder Judicial de la Nación
en la Fundación, ya que el protocolo lo elaboraban los grupos que iban a trabajar en el
proyecto. Manifestó que la Facultad de Ingeniería tenía cuatro departamentos, y que uno de
ellos era el encargado de supervisar las actividades de investigación. Que al momento de
los hechos, el convenio se había “inicializado” no firmado, lo cual significaba que se
trataba de un documento preliminar, firmado por él más allá del fin. En cuanto a la pregunta
sobre si había leído el Protocolo Nª 26, respondió que no y que se limitó a consultarle al
Contador quien le manifestó que todo estaba en regla. Ante la pregunta sobre por qué el
convenio tenia fecha de comienzo de la actividad el 30 de octubre de 2007, si él había
referido tener conocimiento recién el 15 de noviembre, respondió que el Contador se basó
en el documento enviado por Mattea y que, seguramente sin intención alguna, arrastró la
fecha que tenía hacia el documento confeccionado por la Fundación. Refirió también no
USO OFICIAL
haber tenido conocimiento sobre el informe que hizo SIGEN sobre las condiciones de
Seguridad e Higiene de la UNRC y de la Planta Piloto. Finalmente, al preguntársele sobre
qué tipo de trabajos se realizaban normalmente en la Planta Piloto, respondió que la Planta
Piloto efectuaba normalmente trabajos en nivel de escala de laboratorio, con utilización de
pequeñas cantidades de hexano -300 o 400ml-. En cuanto a si conocía qué tipo de medidas
de precaución o preventivas se tomaron para la utilización del hexano, refirió la utilización
de barbijos, guantes, anteojos, pero que no lo puede precisar con exactitud, porque no
recuerda los términos del protocolo, solo que figuraba la utilización de hexano, pero no la
cantidad, declarando que leyó el Protocolo el día 5 de diciembre después del trágico suceso,
cuando el Contador le acercó una copia del mismo. IV- Por su parte, los imputados José
Luis Pincini, Sergio Fabián Antonelli, Mirian Palmira María Ferrari, Edith Matilde Ducros
y Liliana Gladis Ruetsch, manifestaron su voluntad de abstenerse de declarar, ratificando
las declaraciones indagatorias prestadas durante la instrucción: José Luis PINCINI, a fs.
4934/4936,
negó los hechos imputados y explicó que no tuvo ningún tipo de
responsabilidad en la producción del siniestro, que no estuvo a su alcance realizar acto
alguno que lo pudiera impedir. Desconocía que el proyecto se estaba desarrollando. Dijo
que el declarante era Secretario de Coordinación Técnica y Servicios; de
esta Secretaría
dependía el Departamento de Seguridad e Higiene, el cual jamás funcionó (fs. 4934).
51
Concurría a la Planta Piloto excepcionalmente y por cuestiones administrativas, nunca para
realizar relevamientos o inspecciones relacionadas con la seguridad, ya que no era experto
en el tema. La Comisión tenía como finalidad actuar como nexo entre las distintas áreas de
la Facultad y las dependientes del Rectorado, gestionando los fondos que tenía la Comisión
y que fueran necesarios para las tareas que los expertos determinaran necesarias para
aumentar la seguridad e higiene. Sostuvo que fue informado que la planta piloto era un
lugar seguro para las actividades habituales, que la Comisión de Seguridad e Higiene que
integraba cumplió sus obligaciones y el objetivo para la cual fue creada, y que el accidente
ocurrió porque se trataba de una experiencia de envergadura industrial. Todo ello sumado a
que la experiencia de GIDPO no fue aprobada por la Facultad, atento que no informó el
proyecto ni la cantidad de hexano a utilizar. Sergio Fabián ANTONELLI, se abstuvo de
declarar. Miriam Palmira María FERRARI, a fs. 4909/4910, declaró que negaba de
manera absoluta la imputación que le fuera endilgada. Manifestó que no tuvo
responsabilidad en el evento; que es cierto que en esa época cumplía el rol de Directora del
Departamento de Tecnología Química de la Facultad de Ingeniería. Expresó que no tuvo
participación en las reuniones del grupo GIDPO para planificar el trabajo; que los grupos
de investigación de la Universidad Nacional de Río Cuarto trabajan de manera autónoma
los proyectos, jamás el Departamento analizó ni avaló ningún proyecto, ya que pasan
directamente a la Facultad, sea Decano, Vicedecano o Consejo.
Que conforme al
reglamento 148/94, ella atiende cuestiones académicas y administrativas, que su cargo no
encuadra ni como “empleador” (por la responsabilidad que establece la Ley de Higiene y
seguridad en el trabajo, Nº 19.587) ni como “funcionaria pública”. Afirmó que, atendiendo
a las consultas e inquietudes que le hacían los miembros de Departamento, convoca a una
reunión para que el Dr. Mattea explicara las actividades; que tomó conocimiento del
volumen del hexano utilizado, con posterioridad al siniestro. Dijo que en la reunión, luego
de un intercambio de ideas, la mayoría de los presentes decidió implícitamente que el
proyecto continuara. Por ello, sostiene que ninguna responsabilidad le cupo, ya que actuó
conforme el art. 20 del reglamento. Manifestó que en la fecha que tuvo lugar la reunión no
había ingresado el hexano, por lo que los asistentes de la reunión no pudieron conocer las
cantidades que se manipularían; que no hubo nada que ella pudiera hacer o estuviera
52
Poder Judicial de la Nación
obligada a hacer para evitar la tragedia. Edith Matilde DUCROS, a fs. 4906/4908, negó de
manera absoluta los hechos imputados y manifestó que no tiene ninguna responsabilidad ni
por acción ni por omisión. Expresó que desconocía el convenio, que no tenía, dentro de sus
responsabilidades como Subdirectora, el control de los proyectos de los distintos grupos de
la facultad ni de los convenios con terceros, aun cuando participara la Fundación, ni manejo
de fondos. Los proyectos pasaban directamente a las autoridades de la Facultad, el Decano,
Vicedecano, Secretario o Consejo. En una oportunidad se trató un proyecto de Biodiesel y
en esa oportunidad se impidió su desarrollo (la autoría del proyecto era de los alumnos).
Que en la reunión informativa realizada el 15 de noviembre de 2007, luego de la
explicación dada por el Dr. Mattea y de un intercambio de ideas entre los presentes, la gran
mayoría aceptó que el proyecto continuara, razón por la cual la Dirección del Departamento
USO OFICIAL
no hubiera podido evitar su prosecución aunque lo hubiera querido. Reconoció que la única
omisión que existió fue no haber labrado el acta pertinente respecto de lo ocurrido en la
reunión. Sostuvo que en ésta no se dieron a conocer las cantidades de hexano a utilizar y
que a esa fecha dicho solvente no había ingresado a la Planta Piloto. Manifestó que la
Directora y la Vicedirectora del Departamento no tienen obligación de implementar
medidas de seguridad, porque las características de su cargo son otras; que no hubo nada
que pudiera hacer para evitar la tragedia. Liliana Gladys RUETSCH, a fs. 4962/4963,
manifestó que al momento de ingresar a la U.N.R.C. la Planta Piloto ya estaba instalada y
destinada a la extracción de aceites por solventes y contaba con un tanque exterior para el
depósito de hexano con capacidad de aproximadamente 3.000 litros, lo que hace suponer
que la planta estaba preparada para trabajar con esos volúmenes de solvente. Que en la
experiencia con De Smet la batería de tanques instalada en el interior de la planta por la
mencionada empresa, no cumplía la función de tanque de depósito de hexano, sino que eran
lo que se llama “tanques pulmón” que contenían miscelas (mezcla hexano-aceite) en
distintas concentraciones cada uno de ellos,
para llegar al resultado óptimo de
concentración para la mejor extracción de aceite a nivel industrial. También sostuvo que
ella no tuvo participación ni tenía jerarquía para objetar las tareas; que las medidas de
seguridad no eran su responsabilidad. Afirmó que ella tenía asignada la tarea de muestreo,
53
es decir, tomaba muestras en pequeñas botellas de aproximadamente 100 ml.
y las
analizaba en el laboratorio. V- Que la prueba incorporada oportunamente se compone de:
TESTIMONIALES:
CAMPETELLI,
Norbeto
Gabriel
(fs.
204/206,
1299/1300);
BETTERA, Carlos Eduardo (fs. 240/241, 938/939 pol.; 940/941;1289/1290 jud.);
CEBALLOS, Claudio Daniel (fs. 312/316 pol; 2754/2756 jud.); CEBALLOS, Viviana
Gabriela (fs.882/vta. pol; 2912 jud); FERRARIO, Rogelio (fs. 159/vta. pol; 2585;
5177/5178 jud.); MARTINELLO, Miriam Alejandra (fs. 1725/1726 pol; 2942/2943, 3352,
5126/5128 jud.); MONTENEGRO, Raúl Alberto (fs.152, 1723/1724 pol; 1291/1293 jud.);
MURELLO, Sebastián Antonio (fs.2246/2248 pol; 2979/2980, 2965/2966 jud.); OREJAS,
Joaquín Aníbal (fs. 409/410, 1364/1371 pol; 2270/2272 jud.); RIGONAT, Rosa Inés
(fs.3020 jud.); SPADA, Oscar Federico (fs. 5257/5259,5260/5268,3894); CANTERO
GUTIERREZ (fs.2315/2316vta.–jud.-); BARRAL, Jorge Raúl (fs.3684/3688 –jud.-);
TESTIMONIOS INCORPORADOS POR SU LECTURA: ANUNZIATA, Jorge Daniel (fs.
426/vta., 688, –pol-; 2841 –jud); BOLOGNA, María Cristina(fs.3418/3421 –jud-);
BRAIDA, Iván Rafael (fs.1730/1733 –pol-; 2940/vta.-jud-); CABRERA, Walter Omar (
fs.3057/3058vta. –jud-); CATTALANO, Estela Mary (fs. 1932/1933 –pol.- y 3041/3042 –
jud.); FERNANDEZ, María Ángel (fs.212/vta., 861/862, 1321/1323–pol-; 2752/vta. Jud);
ECHANDIA, Gustavo Adolfo (fs. 5239/5242 –jud-); DEMARCO, Aníbal Álvaro (fs.
686/687 –pol-, 2608/2610vta. -jud-); MAFRAMD, Carlos Jorge (fs. 874/vta. –pol-;
2914/2915vta. –jud-); LIMA, Ricardo Alberto (fs. 5096/vta. –jud); JUNI, Carlos Alberto
(fs. 659/661 –pol.-; 2602/2604 –jud-); GALIMBERTI, Pablo Daniel (fs. 995/996 –pol-;
2924/vta. –jud); FERRERO, Miguel Vicente (fs. 920 undecies/921 -pol.-, 2809-jud-);
NIETO FERREYRA, Daniel (fs. 254/255, 256/vta., 258/vta., 260/vta., 420/vta., 654/vta.,
794/795, 895/896vta. 916/vta., 929/930,931, 932, 1019/1019, 1040/1041vta., 1084,
1220/vta.,1318/vta,1360/1361,
1727/17281810/vta.,
1919/vta.,
1963/vta.,
2198/vta.,
2213/2215, 3275/vta.,3281/vta.,–pol-; 2556 –jud-); PRAMPARO, María del Carmen (fs.
153, 614/vta. –pol-2583/2584; 5129/5131 –jud-); REARTES, Nancy Edith (fs.621/622 pol;
2895/2897 jud.); POTES, Laura Beatriz
(fs. 237, 390–pol-; 2776, 5123/5125 –jud.);
PAGLIERO, Cecilia Liliana (fs. 1735/1737 –pol.-, 2274/2275. –jud-); REYNOSO, María
Marta
54
(fs. 2901 –jud); ROVERE, Roberto Luis
(fs. 328 –pol;
2348/2349, 2834,
Poder Judicial de la Nación
5171/5175 –jud-); VARELA, Pablo Gerardo (fs. 5139/5140 –jud-); TORRES
DEMICHELIS, Juan Ariel( fs. 208,1330/1332–pol;275jud.),WILLNECKER, Alberto
Argentino (fs. 2236/2238, 2497., -pol- 5095–jud-); ALANIZ, Gerardo Nicolás
(fs. 3009 –
jud-); ARIAS, Flavio Gastón (fs. 387/vta.-pol-; 2808/vta. –jud-); AVALOS, Adrián
Roberto (fs. 2902 –jud-); BALBARREY, Natalia Inés (fs. 215/vta. –pol-; 2930/vta. –jud-);
BERTAZZO, Federico Luis (fs.2378/vta.-jud.); BONETTO, Agostina (fs.2957 –jud-);
BOWER, Walter Miguel (fs.414/vta. –pol-; 2899 –jud-); CAILLABA GALLEGUILLO,
Esteban Federico (fs.239–pol-;2807–jud-); CHELI, Juan Carlos ( fs.652/vta. pol-;
3096/3097 –jud.-);CHO, Luis Agustín (fs.199/200-pol-; 2824 –jud-); CHOLAKY PEREZ,
Carmen Gloria (fs. 2347/vta. jud-); DE OLMOS, Javier Fernando (fs. 2950/2951 –jud-);
DOMINGUEZ, Lucas (fs. 1928/1930 –pol-; 3040 –jud-); DONOLO, Danilo Silvio (fs.
USO OFICIAL
3402/vta. jud.); DUARTE, Néstor Horacio (fs.177/vta., 306/307, 793/vta.–pol-; 2558 –
jud.); FERNANDEZ BUSTOS, Ángel Dean (fs. 221/vta. –pol-; 2931/vta. –jud);
FERNANDEZ, Adriana del Carmen (fs. 211/vta. –pol-; 2842/vta. –jud.); FLORES,
Marcelo David (fs.172/vta. –pol-; 2667/vta. –jud.-); GARCIA, Enrique Hugo(fs.202/vta. –
pol-, 2542 –jud.-); GARCIA, Marcelo Sebastián (fs. 880/vta. –pol-; 2893 –jud);
GARNICA, Javier Hernán: 238/vta. –pol-; 2813/vta. –jud-); GOMEZ, Darío Gustavo
(fs.173vta., 326/327, –pol-; 2668 –jud-); GOMEZ, Héctor Oscar (fs. 411/vta., 423/vta.,
869/vta.-pol-; 3220 –jud-); GONZALEZ, Sebastián Darío (fs. 2960/vta. –jud-);
GONZALEZ, Walter Gerardo (fs. 196/197, 289/290, 308/309vta., 1678/vta.,1740vta.,
1829/vta., 1867/vta., 1967/vta.,2224bis/2226, 2488/2489, 3287/vta., 3526,–pol-; 2557 –
jud.-);HASENEY, Leonardo Andrés (fs. 217/vta. –pol-; 3044 –jud-); JUY, María Isabel (fs.
319/320vta. –pol-; 2814 –jud-); LIBOA, Edgar José Pascual (fs.154 -pol-; 2261/2262, 2750
–jud-); LICHOTOP, Walter (fs. 1818/1919 –pol-; 3021 .-jud-); LUCERO, Martín Andrés
(fs. 3010/vta. –jud-); MACHADO, Mario Alcides (fs. 218/vta. –pol-); MAGNOLI,
Leonardo Ezequiel (fs.867/vta., 2832 –jud-); MANSILLA, Natalia Paola (fs. 999/vta. –pol-;
3019 –jud); MARRO, Guillermo Ramón (fs. 2959/vta. –jud-); MARTINAT, Germán Darío
(fs. 3403/3404 –jud.-); MASSERA, Mariana Mabel (fs. 415/416 –pol-; 2843/2844 –jud-);
MATTANA, Jacobo Carlos (fs. 1035/1037 -pol-; 2941vta. –jud); MEDAGLIA, Daniel
55
Atilio (fs. 911/vta., 1215/vta. –pol-3136 –jud); MERCADO, Hugo Mario (fs. 1004/1005 –
pol-; 2923 –jud-); MEYER, Juan Manuel (fs.1965/vta., 2881/vta. –jud-); MONGE, Juan
Bernardo
(fs. 5108/5109 –jud-); MORALES Marcelo Jorge (fs. 203 –pol-, 2541 –jud);
NICOLA, María Teresa (fs. 887/vta. 2894 –jud-); PIÑEDA, Héctor Eduardo (fs. 164/vta. –
pol-; 2666/vta. –jud); PIZARRO, Jonathan Matías (fs. 222/vta. –pol-; 2775/vta. –jud-);
RAINERO Marcelo David (fs. 3007/vta.; -jud); REYES GIMENEZ, Antonio (fs. 3008/vta.
–jud-); ROIG, Ricardo Juan (fs. 438/vta. –pol-; 2900); SAN MARTIN, Lidia Fabián (fs.
3350/3351 –jud-); SCILINGO, Nilda Carmen (fs. 653/vta. –pol-; 3098/3099 –Jud.-);
SEQUALINO, Lucas Germán (fs. 2958 –jud-); SILVA, Enrique Ezequiel (fs. 2955/vta. –
jud-); SOSA VASCONI, Andrés Nicolás (fs. 997/998 –pol-; 2774/vta. –jud-); SOSA, María
Valentina (fs. 615/vta. –pol-; 2812/vta. –jud-); VERDU, José Luis (fs. 1663 –pol-);
2757/vta. –jud-); VICARIO, Jorge Eduardo (fs.
990/991vta.-pol-;
2922
–jud-);
VILLAFAÑE, Luis Enrique (fs. 868/vta. –pol; 2833/vta. –jud-); VISENTIN, Alexis N
(fs.214/vta. –pol; 2751/vta. –jud-); VOUILLAT MARTINEZ, Edgardo M. (fs. 2953/vta. –
jud-);
VOUILLAT,
Edgardo
Julio
(fs.
2954/vta.
–jud-);
DOCUMENTAL
E
INSTRUMENTAL: Informes del Registro Nacional de Reincidencia de los imputados
obrantes a fs. 6311/32; AUTOS FUNDADOS, ORDENES Y ACTAS: Auto fundado que
ordena registro y secuestro de efectos relacionados con las víctimas (fs. 7, 8); Auto fundado
que ordena el registro del puesto de guardia y secuestro de libro de guardia (fs. 14,15);
Orden de registro del puesto de guardia ubicado al ingreso de la U.N.R.C. y posterior
secuestro de los libros de guardia y demás elementos (fs. 424,424vta.425vta.); Auto
fundado que dispone el allanamiento del domicilio sito en calle Paraguay N° 610, piso 12°
de la ciudad Autónoma de Buenos Aires con el objeto de proceder al secuestro de la
documentación: Copia de los convenios celebrados entre la empresa DE SMET y la
Fundación de la U.N.R.C, orden de allanamiento (fs. 2447/2448, 2446/vta.,2438/243);
Solicita Órdenes de allanamiento para Expreso Oliva y verificación de computadoras
(fs.42,41, 612); Autos y decreto fundado de allanamiento al Expreso OLIVA (fs. 44/vta,
1211) y su aclaratoria (fs. 54/vta), orden de allanamiento (fs. 44/vta, 121154vta 1219,
1217,1218); Orden de allanamiento a la empresa Expreso OLIVA y documentación
secuestrada – factura de Expreso Oliva
56
N° 0001-00930039, duplicado, de fecha
Poder Judicial de la Nación
22/11/2007 por traslado de 13 tambores de 200 lts, hoja de ruta que da cuenta de la
remisión por parte de la empresa Gafor a AGD desde Capital Federal a Río 4 y copia
remito N° 0002-0000072 de fecha 19/11/2007 (fs. 870,870vta.872,873); Auto fundado
que ordena la extracción de todo tipo de correo electrónico sobre efectos secuestrados
ordenes de Extracción de correo Electrónico y de todo tipo de datos información en
relación a DISCOS y computadoras (fs.807/810,47/vta.); Acta de extracción de archivos de
las computadoras de RAVERA y RUETSCH (fs.2490/vta. 2491/2494);Orden de Registro y
Secuestro–de efectos y documentos obrantes en la planta piloto de la U.N.R.C. (fs. 253),
(fs. 256/258) –Convenio Marco y Protocolo de Trabajo N° 026/2007 (fs. 253,256/258,
292/vta. 293); Acta del retiro de elementos de la Planta Piloto de la UNRC (fs. 310/311,
1362/1363,1679/vta, 1729, 1741,1830, 1968,
2199, 2339/2341,2350/2351, 3248,
USO OFICIAL
3255/3256, 3530/3531); Acta del retiro de tambores del interior de la Planta Piloto y
posterior traslado a la empresa Atanor (fs.421); Acta de secuestro de la computadora
notebook de Sebastián Antonio MURELLO (fs.655); Acta de muestras en la Planta Piloto
de la UNRC (fs.796/797); Acta del secuestro de las bombas centrifugas y cañería
(fs.1085);Acta de inspección ocular de los lugares donde se encontraban las bombas
extractoras, lugar de los autoclaves, instalaciones eléctricas y tableros efectuando tomas
fotográficas (fs.3276/vta); Orden de allanamiento a la empresa Expreso Oliva S.R.L. de la
ciudad autónoma de Buenos Aires (fs. 920 quinquies/sexies) y –remito n° N° 00020000072 de fecha 19/11/2007- (fs.920 quater, fs. 920sexies, 920quinquies/sexies); Acta de
recepción y de desintervención del material para peritar (fs. 911, 912/913); Solicitud de
medidas y auto fundado de Inspección y Secuestro, levantamiento de secreto fiscal (fs.
1269 1271, 1273,1279/vta.); Acta de secuestro de fecha 14/01/2008 de tres CPU alojadas
en el Laboratorio N° 10 (fs. 1868/vta); Acta que da cuenta de la realización de prueba de
estanqueidad (fs.1020/1021,1042); Copia del auto fundado que da origen a la inspección y
posterior secuestro en la sede de la Fundación de la U.N.R.C. (fs.1958/1961); Orden de
inspección y posterior secuestro para la sede de la Fundación de la U.N.R.C. (fs.1962);
Acta de secuestro de fecha 22/01/2008, llevada a cabo en la Fundación de la U.N.R.C.
donde se secuestra copia impresa del Convenio Marco celebrado entre la Fundación
57
UNRC, y la empresa DE SMET; Protocolo de Trabajo N° 026/2007 (fs.1964/vta); Acta de
extracción de copias de DVD contenidos en el sobre identificado como PA 5 (fs. 2917);
Acta de extracción de archivos de las computadoras secuestradas del laboratorio 10
(fs.2216/2217vta. 2218); Acta que da cuenta de pruebas de funcionamiento de los
autoclaves y otras medidas (fs.3282); Acta de Inspección Ocular en la Planta Piloto de
fecha 03/03/2010, en la que se constituyó la Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba
(fs.4603); DOCUMENTAL REMITIDA POR EL RECTOR DE LA UNRC –OSCAR
FEDERICO SPADA-, A SABER :Nómina de los docentes y alumnos que se encontraban
en la planta piloto de la UNRC el día del hecho (fs. 331/332); Detalle y facturas de compras
de productos químicos año 2007 (fs. 334/347); Res. 027/94 del Consejo Directivo de la
Facultad de Ingeniería que aprueba el proyecto de planificación de la puesta en marcha de
la Planta Piloto y su anexo (fs.351/356); Res. 014/93 del Consejo Directivo de la Facultad
de Ingeniería que aprueba la creación del GIDPO y su anexo (fs.357/362); Res. 141/95 del
Consejo Directivo de la Facultad de Ingeniería que aprueba la creación del EIPA
(fs.363/367); Resolución 044/01 del Consejo Directivo de la Facultad de Ingeniería que
aprueba la creación del GIR (fs.368/373); Resolución 093/04 del Consejo Directivo de la
Facultad de Ingeniería que aprueba la creación del CITTEC (fs. 374/377); Resolución
118/05 del Consejo Directivo de la Facultad de Ingeniería que aprueba la creación del
BIOTEC
(fs.378/380);
Resolución 133/06 del Consejo Directivo de la Facultad de
Ingeniería que autoriza el dictado del seminario “prevención de accidentes en la planta
piloto” (fs. 381/386); DOCUMENTAL APORTADA POR DIEGO MOITRE, DECANO
DE LA FACULTAD DE INGENIERÍA DE LA UNRC, Estatuto de la Fundación de la
Universidad Nacional de Río Cuarto(fs.395/400); Fotocopia de la Resolución de la Agencia
Nacional de Promoción Científica y Tecnológica habilitando Fundación de la U.N.R.C. (fs.
401/402);Convenio entre la Fundación de la U.N.R.C. y la UNRC (fs.403/404); Convenio
Marco (fs.405/406); Protocolo de Trabajo N° 026/2007 (fs.407/408); Informe remitido por
el Secretario de Extensión y desarrollo de la UNRC en relación Grupo GIDPO (fs.439);
Anexo1: docentes integrantes (fs. 440/441); Anexo 2: expedientes relacionados con
actividades desarrolladas (fs.442/445);
Anexo 3: listado de protocolos de trabajo
(fs.446/478); Anexo 4: Resolución que regula la vinculación de la UNRC y la sociedad
58
Poder Judicial de la Nación
(fs.479/482vta); Anexo 5: instructivos para la presentación de programas y proyectos de
extensión (fs.483/ 499); Anexo 6: Identificación de programas y proyectos (fs.500/522);
Anexo 7: Identificación de plan de trabajo para becarios (fs.523/527); Proyectos en
desarrollo en Planta Piloto de la Facultad de Ingeniería de la U.N.R.C, especialmente el
P.I.P 2004 N° 6341 “Conicet” elaborado por Miguel Ángel Mattea (fs. 528/610, 604/610);
Documentación remitida en relación a las medidas de Seguridad Industrial del Proyecto de
la Planta Piloto de la Facultad de Ingeniería “Capítulo V” (fs. 4085); Informe de la
Facultad de Ingeniería, en relación a la designación de la encartada RUETSCH (fs. 4876,
4875); Informe de la Facultad de Ingeniería en relación a Proyectos financiados por el
Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología (fs. 3030/3035); DOCUMENTACIÓN E
INFORMES REMITIDOS POR LA FACULTAD DE INGENIERÍA Y LA FUNDACIÓN
USO OFICIAL
UNRC: en relación al Ingeniero RAVERA (fs.1620/1623); Convenio específico entre la
U.N.R.C. y la Sociedad de Bomberos Voluntarios de Río cuarto (fs.1625/vta.); Resolución
N° 598 de fecha 28/11/2005 que dispone la creación de una Comisión de Higiene y
Seguridad y la conformación de un fondo de Higiene y seguridad, la ratificación por parte
del Consejo Superior N° 178 (fs. 1628,1629); Resoluciones N° 030/2007 y 217/2007 en
relación a la Distribución Presupuestaria y sus anexo (fs. 1630/1633, 1634/1637);
Resolución Rectoral N° 276 del 03/10/1990 (art. 3° crea en el ámbito de la Secretaría de
Coordinación Técnica y Servicios de la U.N.R.C. el Departamento de Higiene y Seguridad,
Resolución Rectoral N°481/2006 de fecha 09/08/2006mediante la cual se los contrata
ECHANDIA y CHIARAMELLO, con el objeto de que los mismos presten a la Comisión
de Higiene y Seguridad el asesoramiento necesario para la realización de unplan general de
Higiene y Seguridad (fs. 1377); Resoluciones Rectorales N° 590 de fecha 19/09/2006 y N°
847 de fecha 13/06/2007, mediante las cuales se contrata a la licenciada Ana Belén
ECHANDIA con el fin de contar con profesionales especialistas en Seguridad e Higiene
para concretar un programa sobre dicho tema (fs.1378); Resolución N° 912/2007 de fecha
03/08/2007 en relación a la contratación del Señor Rogelio FERRARIO para asesoramiento
sobre roles de incendio, planes de evacuación capacitación de personal y todo lo atinente a
seguridad dentro del ámbito de la U.N.R.C. (fs.1380); Resolución N° 1164/2007 de fecha
59
19/10/2007 que dispone la contratación por Locación de Servicios Personales a las
Ingenieras Nancy E. REARTES y Miryam MASSERA para llevar adelante un sistema de
Gestión de Residuos Peligrosos de la U.N.R.C. (fs. 1381); Resolución N° 253/07, de fecha
30/10/2007, designando a POLITANO como Ayudante de segunda rentado y resoluciones
que reglamentan la designación en ese cargo (fs.1305,1306/1309vta); Resolución del
Consejo Directivo N° 148/94, de fecha 02/12/1994 respecto de la Reglamentación de
Funcionamiento de los Departamentos y la estructura de los Departamentos y la Estructura
de los mismos, pertenecientes a la Facultad (fs.1907/1915vta.), Informe de la Directora del
Dpto. de Química (Miriam Ferrari) respecto del mantenimiento del equipamiento de la
Planta Piloto y de reparación de Bombas (fs. 2212, 3743); Documentación remitida por
Facultad de Ingeniería respecto del Ingeniero Diego MOITRE, sobre licencias y reintegro
en las funciones de Decano de la Facultad de Ingeniería (fs.3719/3720); Documentación
remitida por la Fundación de la U.N.R.C. respecto de la designación de BORTIS y su
renuncia (fs.3721/3722); Estatuto Universitario de la U.N.R.C. agregado y copia de la
resolución que designa al Decano y Vicedecano de la Facultad de Ingeniería de la U.N.R.C.
(fs. 2298,2299/2300); Resolución del Consejo Directivo N° 001/07 en la que designa
FERRARIS y DUCROScomo Directora y Subdirectora del Departamento de Tecnología
Química, período 15/03/07 al 15/02/08 (fs.2407/2408); DOCUMENTACIÓN APORTADA
POR LA U.N.R.C.: Res. C.S. N° 093/1999 que prueba el régimen de Apoyo a la
Investigación Científica y Tecnológica, y su anexo (fs.428/437); Resoluciones remitidas
por las distintas Secretarías de la U.N.R.C.: Secretaría General: Resolución C.S. N° 237/90,
Providencia Resolutiva N° 010/90; Res. N° 236/90; Resolución Rect. N° 745/94; Res. CS
N° 029/92, Res. Rect. N° 674/91; Res. Rect. N° 110/87; Res. CS Prov. N° 35/84
(fs.1382/1439); Secretaría Ciencia y Técnica: Res. Rect. N° 280/81;Res. C.S. Prov. N°
61/85; Res. Rect. N° 028/87; Res. C.S. N° 259/90 (fs. 1474/1498); Secretaría Económica:
Res. C.S. N° 260/90 (fs.1494/1498); Secretaria Coordinación Técnica y Servicios: Res.
C.S. N° 276/90 Res. C.S. N° 013/90; Res. Rect. N° 566/98; Res. Rect. N° 056/96;Res C.S.
N° 122//02 (fs. 1440/1473); Secretaría Extensión y Desarrollo Res. C.S. N° 126/05; Res.
C.S. N° 281/90 (fs.1499/1512); Secretaría Académica: Res. C.S. N° 055/02; Res Rect. N°
103/89; Res. Rect. N° 103/89;Res. Rect. N° 566/98 (fs.1516/1535); Secretaría de Bienestar:
60
Poder Judicial de la Nación
Res. C.S. Prov. N° 39/84; Res. C.S. N° 277/90; Res. Rect. Normalizador N° 055/84; Res.
Rect. N° 421/93; Res. C.S. N° 024/06 (fs.1536/1562); Resolución N° 055/2002 de fecha
28/05/2002, que aprueba el Organigrama Funcional de la Secretaría Académica de la
U.N.R.C. y de las distintas Unidades que la conforman (fs.1517/1520,1521/1532);
Resolución N° 103 de fecha 19/04/1989, en relación a la creación del Consejo de
Coordinación Académica (fs.1533/1535); Resoluciones y organigrama que acompaña la
Secretaría de Bienestar, entre las que se destaca la N° 39/1984 en relación a la creación de
un Jardín Maternal para los hijos de docentes, no docentes, y estudiantes (fs.1536/1562);
Actas del Departamento de Tecnología Química a Cargo de la Liliana Giacomelli, y notas
remitidas a la misma respecto de la seguridad de la Planta Piloto principalmente el informe
remitido por el Ing. WILLNECKER (fs.1680/1717,1690); Resoluciones N° 004/2005 de
USO OFICIAL
fecha 05/05/2005 que designa en el cargo de secretario de Coordinación Técnica y
Servicios a PINCINI; y N° 027/05 de fecha 05/05/2005 sobre la designación del Sr.
Ingeniero ANTONELLI, como Secretario Técnico de la Facultad de Ingeniería (fs.2379);
Documentación acompañada por la “Comisión de Higiene y Seguridad”, destacando
principalmente planos de pasarela peatonal, puertas y escalera de emergencia, inicio de
trámites de inscripción como Generadores de Residuos Peligrosos, Fondos, y copias de las
reuniones asentadas en un cuaderno sobre los distintos temas que se trataban
(fs.2788);
Informe del Vicerrector de la U.N.R.C. respecto al informe sobre Evaluación del Sistema
de Control Interno (IESCI) generado por la Sindicatura General de la Nación (SIGEN),
tomando como base los informes emitidos por la Unidad de auditoría Interna (UAI)
(fs.2789/2796); Informe del rector de la U.N.R.C presentado ante el Consejo superior el
23/06/2008 Expte. 69-A/2008 (fs. 3381); Resoluciones del Consejo Superior de la
U.N.R.C. N° 157 y 260 c/Anexo I (referidas a creación de “Servicio de Higiene, Seguridad,
y Ambiente Laboral”) (fs.3679); Informe del Director de Asuntos Jurídicos de la U.N.R.C.
(fs. 3229); Informe del Departamento Sumarios de la U.N.R.C. respecto del Sumario
Administrativo (fs.3313); Propuesta de Trabajo sobre Higiene y Seguridad en el Trabajo
para la Planta Piloto realizada por el Ing. Luis TURIELLO –en el marco del PROMEI
aprobado por Res. C.D. N° 040/05) (fs. 644/650); Protocolos de trabajo suscriptos entre la
61
UNRC y la Fundación UNRC desarrollados por los docentes del GIDPO –abril 2004 a
julio 2007) (fs.812/860); Informe del Subsecretario de Coordinación Técnica y Servicios en
relación a la instalación de gas y planos de la Planta Piloto (fs.988); Nómina de los
docentes que trabajaban en la planta piloto remitida por la facultad de Ingeniería
(fs.1002/1003); Nota remitida por la Dirección del Departamento Sumarios de la UNRC
(fs.2989); DOCUMENTACIÓN ACOMPAÑADA POR TESTIGOS Y ABOGADOS:
Documentación acompañada por el testigo Gabriel CAMPETELLI en relación a mail que le
envió a Nancy Reartes sobre clasificación de zonas peligrosas de Planta Piloto (fs.392);
Documentación acompañada por el testigo Alberto CANTERO GUTIERREZ, en relación
al Proyecto de Resolución dirigido a la Cámara de Diputados de la Nación respecto de
reconocimientos Post Morten de las víctimas (fs.2317); Documentación acompañada por el
testigo Stella Maris CATTALANO y Joaquín Aníbal OREJAS, más precisamente mail
dando cuenta que los Dres. Mattea y Cardarrelli informarían a los miembros del
Departamento sobre los trabajos que se estaban realizando en la Planta Piloto (fs.1934,
2513); Informe acompañado por el testigo Gustavo Adolfo ECHANDIA (fs.5295);
Documentación acompañada por el testigo Sebastián MURELLO -curriculum vitae(fs.2973/2978); Documentación acompañada por la testigo Nancy Edith REARTES, a
saber: Res. N° 1164, en relación a la contratación por locación de servicios personales de la
misma por parte de la U.N.R.C., mails solicitando planillas con datos requeridos por la
agencia
Córdoba
ambiente
1833/1864);Documentación
sobre
legalizada
Residuos
acompañada
por
Peligrosos
el
testigo
(fs.623/640,
Carlos
JUNI
(fs.662/685); Documentación aportada por el testigo Miguel Vicente FERRERO (fs.
922/925vta., 1077/1079); Documentación acompañada por el testigo Jorge Daniel
ANUNZIATA, respecto de Proyectos financiados por la Agencia Nacional de Promoción
científica y Tecnológica- Proyectos del CONICET y facturas del corriente año (fs.689/793);
Documentación acompañada por el testigo Javier Fernando DE OLMOS en relación al
HEXANO, a saber Fichas Internacionales de Seguridad Química (fs.2952 ); Documentación
acompañada por el testigo Carlos Eduardo BETTERA –croquis- (fs.940/941); E-mail
acompañado por el Dr. Aspitía en relación a perdidas en la cañería de gas
(fs.3184);DEMAS DOCUMENTAL: Acta inicial del Sumario N° 375/07 (fs.147/149);
62
Poder Judicial de la Nación
Comunica novedad (fs.150/151, 1648/vta, 1746/1747, 2281); Constancias, certificados de
actuario y comunicados de fallecimiento en relación a Juan Andrés POLITANO, Liliana
GIACOMELLI, Carlos Alberto, RAVERA, Damián CARDARELLI, Gladis Zulema
BARALLA, Miguel Mattea (fs. 210,9, 249, 38 ,806, 64,943, 1075 124, 1086); Constancias
e Informes del estado de salud de los heridos (fs.31,38, 220, 294,1738/39, 1904); Partidas
de defunción remitidas por el Director del Registro Civil, en relación a las personas
fallecidas como consecuencia del siniestro ocurrido en la Universidad de Río Cuarto:
Miguel Ángel MATTEA, Gladys Zulma BARALLA; Damián Aldo CARDARELLI;
Liliana Mercedes, GIACOMELLI, Andrés POLITANO; Carlos Alberto RAVERA
(fs.2328,2327, 2328, 2329,2405, 2424); Historias Clínicas y certificados médicos en
relación a Sebastián MURELLO; Miriam Alejandra MARTINELLO, Cecilia Liliana
USO OFICIAL
PAGLIERO;
de
Diego
BONAZZA
(fs.
1878/1897,2971,
1972,1973,1974/1978,
1980/2126); Copias de las Historias Clínicas remitidas por el Nuevo Hospital Río Cuarto
respecto de los pacientes Liliana GIACOMELLI; Gladis BARALLA; Damián
CARDARELLI; Juan Andrés POLITANO; Sebastián MURELLO; Diego BONAZZO;
Cecilia
PAGLIERO;
Miguel
Ángel
MATTEA;
Jonathan
PIZARRO;
Carlos
RAVERA,(fs.2143/2146,2147/2155,2156,2157,2158,2184,2185,2186,2187,2184,2185/218
6,2187/2190, 2191/2192); Certificado médico en relación a Jorge Daniel DAGHERO
(fs.994); Constancias de la instrucción (fs.209, 250, 651, 881, 933, 937, 1817, 1941/1943);
Informe de GAFOR Comercio de Productos Químicos y Papeles Sucursal Argentina
(fs.140vta); Fotocopias de la Factura N° 200000009450 de fecha 6/11/2007 de la empresa
Exxon Móvil Chemicals expedida a Gafor por la compra de Hexano (fs.126/128); Remito
N° 0002-0000072 de fecha 19/11/2007 donde se efectúa el transporte con destino a la
empresa Aceitera Gral. Deheza de Córdoba (fs.130); Factura N° 0002-00000770 de fecha
19/11/2007 expedida a nombre de la Aceitera Gral. Deheza por la cantidad de 2600 litros
de ESSO-HEXANO- (fs. 323/324); Planos de la Planta Piloto y de las Instalaciones de la
U.N.R.C. y los remitidos (fs.156/157, 877/879, 2925, 2927); Planos de refacción de Planta
Piloto (fs.2985); Información obtenida en internet de la Empresa DE SMET S.A.
(fs.270/274); Copia del Convenio MARCO fechado el 30/10/2007 y del Protocolo de
63
Trabajo N° 026/2007 (fs.280/281, 282/283); Nota periodística de La Voz del Interior
(fs.303); Informe de la empresa VERDU S.A –construcciones y montajes industriales(fs.1675); Informe de la Municipalidad de Las Higueras (fs.865); Informe de la Dirección
de Residuos Peligrosos de la Dirección Nacional de Control Ambiental, que da cuenta que
la U.N.R.C. no se encuentra inscripta en ese Registro Nacional de Generadores y
operadores de residuos peligrosos (fs.897); Fajas de secuestro extraídas agregado (fs.917);
Informe de la Agencia Córdoba Ambiente (fs.978/980); Informe de la Dirección Nacional
de Planificación y Control del Tráfico ilícito de drogas y precursores químicos (fs.983/985,
1598/1601); Nota registrada por Radio Universidad Río Cuarto (fs. 1009/1011;1023);
Publicación en Internet de un artículo de autoría de Miguel MATTEA sobre “Extracción de
productos naturales a partir de especies vegetales” en la que hacer referencia al riesgo del
HEXANO (fs.1081/1083); Informe y organigrama elaborado por la Delegación Delitos
Federales y Complejos dependiente de la Policía Federal Argentina (fs.1087/1092);Informe
de Evaluación del Sistema de control Interno 2006 de la “Sindicatura General de la Nación”
respecto de la U.N.R.C., y oficio que da cuenta de la fecha en que fue remitido a la
Universidad el Informe 130/07: (fs.1573/1595, 1876, 2768); Informes de Presidente de la
Empresa DE SMET SAIC (fs.1751); Fotocopias del convenio marco (fs.1752/vta.);
Fotocopias de protocolo de trabajo N° 17 (fs. 1753/vta.); Del procedimiento para evaluar
tiempos de lavado en harina de soja (fs.1754/1763); sobre acompañando los Curriculum
vitae de BONAZZA, BORETTI y DEMARCO (fs. 3017); Informe de la Superintendencia
de Riesgos del Trabajo (fs.1764/1797); Informe remitido por la Asociación Argentina de
Grasas y Aceites ASAGA (fs.5198/5199); Informe elevado al Rector de la U.N.R.C. por el
Ing. Gustavo ECHANDIA -reservado en Secretaría- (fs.5294/5295); Informes del Banco
Credicop respecto de las extracciones bancarias de la Fundación de la Universidad de Río
Cuarto Macro (fs.2131,2134, 2135/2140); Muestras Fotográficas obtenidas del Laboratorio
10 de la Planta Piloto; de las tareas de refacción y aislamiento de un sector de la Planta
Piloto y de la planta de extracción supercrítica y plano que da cuenta de su ubicación
(fs.2201/2207,3288/3300, 3309,3310); Informe de Banco Nación en relación a las cuentas
de MATTEA y CARDARRELLI (fs.2277/2278); Informe de CONEAU (fs.2279
2420/2421); Informes del Registro Civil (fs.2330, 2406); CD con imágenes de la Planta
64
Poder Judicial de la Nación
Piloto agregado (fs.2354); Informe de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable
(fs.2360); Certificado del actuario (fs.2367, 4867,4464, 4473); Informe del actuario
(fs.2390); Planos planta baja y planta alta para refacciones en Planta Piloto (fs.2387);
Informe de la U.N.R.C. en relación a la medición realizada de la distancia entre el Edificio
Planta Piloto y el Jardín Maternal e informe de la Directora del Jardín que da cuenta de la
cantidad de niños que asisten al mismo (fs.2506, 2508); Nota remitida por la División de
Investigaciones Preliminares dependiente de la Policía Federal Argentina, respecto a una
cuenta corriente que posee la Fundación U.N.R.C. en el Banco Macro (Cta. N°
31500210010003597), (fs.2519); Cuadernillo de información sobre los antecedentes,
conducta y concepto e informe ambiental en relación a BORTIS; PINCINI; FERRARI;
DUCROS; ANTONELLI; RUETSCH, (fs. 2620, 2623, 3011,2627, 2630, 2634,2634, 2637,
USO OFICIAL
3012, 2641, 2644, 2648, 2651, 2654, 4815, 4806,4809, 4812); Informe de la Aceitera Gral.
Deheza en relación a la utilización industrial del HEXANO para la obtención de aceites
vegetales (fs. 2661/2663); Curriculum Vitae en relación a Miguel MATTEA y Damián
CARDARELLI; CARDARELLI Gladys Zulema BARALLA (fs.4976, 4065/4070,
4060/4064);CD que contiene fotografías de la planta de extracción de aceites montada por
el GIDPO (fs.3810); Fotografías tomadas en la planta de ATANOR, donde se encuentran
depositados los tambores que fueran retirados de la Planta Piloto (fs.3928/3931)
Impresiones de “telediario digital” (fs. 3064/3066); Contrato de Prevención art. N° 45249
de la U.N.R.C. (fs. 3080/3081); Copia de la Hoja de Seguridad de HEXANO, remitido por
ESSO Petrolera Argentina S.R.L.(fs. 3083); Informe del Ministerio de Trabajo, Empleo y
Seguridad Social en la que remite copia de las denuncias efectuadas ante ese organismo por
la ART contra el empleador en el marco de las “EMPRESAS del GRUPO BASICO” y
copia de registros de siniestros denunciados relativos a la empleadora; copia del
memorando elaborado por la Subgerencia de Prevención y documentación adjuntareservado en secretaría (fs.3085/3086, 3115); Documentación remitida por ASOCIART
reservada en secretaría (fs. 3087); Plano que identifica donde están instalados los
AUTOCLAVES y propuesta alternativa para el resguardo de los mismos (fs.3161,
3177/3178); Documentación acompañada por el Dr. VALVERDE, en relación a la
65
Comisión de Higiene y Seguridad (fs.5003); Informes del Registro Nacional de
Reincidencia en relación a loso encartados BORTIS; PINCINI, FERRARI, DUCROS,
ANTONELLI; RUETSCH y su actualización ordenada por el Tribunal en el decreto de
citación a juicio (fs. 2569. 2572,2575, 2578, 2581, 4770 6184);Material Secuestrado:
Cajacon tres muestras de HEXANO,-resguardadas en la AgenciaCórdoba ambienteconformelo informado a (fs. 4902); DOCUMENTACIÓN Y DEMÁS ELEMENTOS
RESERVADOS EN SECRETARÍA, DESTACANDO PRINCIPALMENTE: Carpetas C1“Planificación de la Puesta en marcha de la Planta Piloto. Carpeta C-2, Planos Instalación
de GAS; Anexo A: Fotografías elementos personales; Anexo B: Notas periodísticas sobre
siniestro; Anexo C: Fotografías sobre interior-exterior de la Planta Piloto; Sobre con
Bibliorato conteniendo documentación secuestrada en Planta Piloto P.B y Cúbilo 3 que
contiene entre otros los Originales del Convenio Marco y Protocolo de Trabajo N° 26;
Sobre c/libros de guardia -dos-; Sobre con material aportado por medios de prensa –cinco;
Sobre PA 5 –dos- DVD; Sobre con un ejemplar del diario El Puntal de fecha 17/02/2008
(fs.2311); Planos Instalación Eléctrica Planta Piloto; Legajo Facultad de Ingeniería
PROMEI; Proyecto de Mejoramiento de la enseñanza en Ingeniería; Expediente 11-U2005 UNRC s/Explosión (fs. 3179); Sobre y documentación Superintendencia Riesgo de
Trabajo; Sobre ASOCIART; Sobre Liberty; Sobre con documentación UNRC; Caja con
Legajos Personales de MATTEA, BARALLA, GIACOMELLI, CARDARELLI, y
POLITANO; Planos Planta Piloto solicitados por el INTI; Bibliorato con documentación
PROYECTO PLANTA PILOTO y Planos de Planta Piloto; Expte. Administrativo UNRC
N° 88969 (fs. 4089); Caja conteniendo documentación producida por la Dirección de
Recursos Humanos –Legajos personales-; Dirección Salud y Secretaría de Coordinación
Técnica y Servicios dependientes de la U.N.R.C. conforma nota de remisión (fs. 3116/vta.);
Resultado de las autopsias en relación a los fallecidos POLITANO, RAVERA, MATTEA,
BARALLA, CARDARELLI y GIACOMELLI (fs. 2504); Legajo Personal original de la
docente Liliana Gladis RUETSCH que consta de 100 fojas útiles remitido por el Rector de
la UNRC (fs. 4903, 4921);INFORMES TECNICOS, PRELIMINARES Y PERICIALES:
Informe preliminar elaborado por el Departamento Técnico Investigativo de la Policía
Federal Argentina en relación a la Planta Piloto de la UNRC (fs. 17/26); Información
66
Poder Judicial de la Nación
relacionada a la seguridad y protección ambiental en relación al HEXANO obtenida de
internet (fs. 225/232); Informe Técnico en relación al HEXANO, elaborado por el INTI (fs.
1806/1809); Informe del INTI en relación a las pericias (fs. 3566/3567, 3636); Informe
Técnico de relevamiento efectuado por “ASTORI” en relación al estado actual de la
estructura de la Planta Piloto (fs. 2946); Informe Técnico elaborado por la División Apoyo
Tecnológico Judicial dependiente de la P.F.A –CPU- (fs. 914/917); Informe Pericial
efectuado por la Dirección Bomberos de la Policía de la Provincia de Córdoba, en relación
al origen del fuego en la Planta Piloto de la Facultad de Ingeniería de la U.N.R.C. (fs. 618,
954/975, 1604/1607, 1613, 317/342); Informe Técnico producido por el Departamento de
Delitos Ambientales de la P.F.A.; (fs. 1044/1073, 343/371);
Informe
Técnico
del
Departamento Técnico Investigativo de la Superintendencia Federal de Bomberos, respecto
USO OFICIAL
de las condiciones de Seguridad e Higiene de la Planta Piloto, (fs.1130/1176; 3910/3915,
372/424); Informe Técnico realizado por la División Apoyo Tecnológico Judicial
dependiente de la P.F.A (fs. 2197); Informe técnico Pericial elaborado por la División
Laboratorio Químico de la P.F. A., efectuado sobre información contenida en 2 Cds, y 5
DVD respecto a “Información sobre Planes y/o Ejecución de Seguridad e Higiene” (fs.
3104/3112; 3113); Informes Periciales en relación a Instalaciones Eléctricas, Autoclave,
Metalográficas, y de Medidas de Seguridad,-y sus anexos- de fecha 12/012/08 (fs. 3668);
Informe N° O.T. 56047 (19 fojas); -Informe de Ensayo N° 07-1276 (15 fojas); -Dos
láminas conteniendo fotografías; Ampliación de la pericial metalográfica (fs.4005,4023);
Informes técnicos periciales N° O.T. 55154 de fecha 26/10/2007, en relación a las cañerías
de gas ubicadas en la Planta Piloto (fs.1102/1107,1652/1662); Informe Técnico Pericial
sobre dos bombas centrífugas y cañerías utilizadas para la circulación de micelas (fs.
3514/3524); Pericia sobre Higiene y Seguridad en el Trabajo, N° O.T. 56765, (fs.4026);
Informe pericial producido por el INTI N° 56047 y 07-1276realizado por el Ing. Montamat
en relación a la instalación eléctrica, autoclaves bombas, válvulas y cañeríasde la planta
piloto (fs. 3668; 3669; 3748/3750); Copias fieles de las resoluciones del Juzgado Federal de
Río cuarto, Secretaría Laboral, homologando los acuerdos realizados entre los familiares de
las víctimas del hecho que se ventila en esta causa, con la Universidad Nacional de Río
67
Cuarto y Aseguradores de Caución S.A. Compañía de Seguros, Fs. 6374/6400; Artículo
periodístico de la Voz del Interior del 9 de diciembre de 2007 titulado “Nunca dudamos de
la seguridad de la planta” fs. 6416/9; Fotocopias certificadas de la Resolución del Consejo
Directivo Nº 148/94 y sus anexos, referente a Reglamentación de Funcionamiento y
Estructura de los Departamentos y sus modificatorias fs. 6432/6500; Informe del Rector de
la Universidad Nacional de Río Cuarto en relación a las actuaciones administrativas
iniciadas a raíz del hecho acaecido en fecha 5/12/2007, en relación a protocolos de
seguridad en la Planta Piloto de la Facultad de Ingeniería de la U.N.R.C., en relación a
informes que hubiera realizado el grupo GIDPO, respecto a autorizaciones que podría haber
realizado la U.N.R.C. con relación a los hechos que se investigan en esta causa, y en
relación a pasos a seguir para efectuar una experiencia como la realizada por el grupo
GIDPO entre los meses de noviembre y diciembre de 2007, todo lo cual obra a fs.
6511/6844; contestación de oficio del Tribunal por parte del gerente de asuntos legales del
Conicet de fs. 6880/1; Copias certificadas de Protocolos de Trabajo suscriptos entre la
Fundación de la U.N.R.C. y el Decano de la Facultad de Ingeniería de la U.N.R.C., entre el
Grupo GIDPO y empresas privadas de fs. 7008/7048; Documentación acompañada por los
testigos Orejas y Cantero Gutiérrez conforme actas de fecha 12 y 13 de marzo
respectivamente y la inspección ocular de la Planta Piloto de la UNRC., conforme acta del
día 14 de marzo del corriente año.
VI-Seguidamente, abriendo la etapa de los alegatos
brindaron sus conclusiones los abogados querellantes por la Asociación Gremial Docente
de la Universidad Nacional de Río Cuarto, Dres.Claudio Orosz y Eugenio Biafore,
quienes sostuvieron la acusación y solicitaron se condene a los imputados Carlos Agustín
Bortis a la pena de cinco años de prisión, José Luis Pincini y Sergio Fabián Antonelli, a la
pena de cuatro años, y a Miriam Palmira María Ferrari y Edith Matilde Ducros a la pena
de tres años de ejecución condicional, por considerar a los acusados como coautores del
delito de estrago culposo agravado por la muerte de seis personas, conforme lo dispuesto
por el art. 189 2do. párrafo y 45 del Código Penal. Asimismo solicitaron la absolución de la
imputada Liliana Gladis Ruetsch. A los fines de fundamentar las condenas solicitadas,
comenzó exponiendo el Dr. Claudio Orosz, y lo hizo haciendo un relato de cómo
sucedieron los hechos aquel 5 de diciembre de 2007, hechos que han sido totalmente
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Poder Judicial de la Nación
probados, como así también la presencia en la Planta Piloto de los13 tambores de hexano,
que habían sido remitidos sin que las autoridades tuvieran conocimiento, recibidos por
Boretti, y almacenados en un espacio físico no acondicionado para ello,
tornándolo
potencialmente peligroso. Mencionó el informe de la SIGEN recibido el 3 de septiembre de
2007, del cual surge que todas las políticas de seguridad habían sido desoídas por las
autoridades, por ejemplo, las características de los pisos que debían ser lustrados, desagües
a los lados, tendría que haber habido columnas en lugar de paredes a fin que se permita la
ventilación. Atento que todas estas características no eran reunidas en la Planta Piloto,
entiende la querella que existe una omisión de conductas exigibles y un incumplimiento
del deber de garante que incrementó el riesgo, tenían deberes a su cargo, los cuales
omitieron desencadenando los hechos. Afirma que quien incumplió los deberes del cargo,
USO OFICIAL
fue el presidente de la Fundación de la UNRC, Ingeniero Bortis. Pero sostiene que también
tenían responsabilidades la Directora y Vicedirectora del Departamento de Tecnología
Química, Miriam Ferrari y Edith Ducros, responsabilidades otorgadas por las resoluciones
existentes y de las que dependía el GIDPO. También omitieron sus responsabilidades los
integrantes de la Comisión de Seguridad e Higiene, la cual fue creada por eventos
anteriores, lo cual indicaba el no cumplimiento de las normas de seguridad. Estas personas
eran José Luis Pincini y Sergio Antonelli. Ellos no cumplieron con las leyes y
reglamentaciones de la ley 19587 de Higiene y Seguridad en el Trabajo y ley nº 24051
sobre Residuos Peligrosos. Ellos son los que permitieron que entre el 15 de noviembre y el
5 de diciembre de 2007 se instalara una planta de extracción de aceite a base de hexano,
para lo que se modificó la Planta Piloto, con la utilización de tambores de hexano provistos
por la empresa De Smet, y colocados en una estructura metálica. El hecho se encuentra
plenamente probado, el incendio propiamente dicho, por fotos, testimonios y pericias,
certificados de defunción, autopsias. Las tratativas para el trabajo de extensión, comenzaron
en septiembre de 2007, y esto ha quedado acreditado con el secuestro de los correos
electrónicos existentes entre Mattea y Demarco, y ratificados por testigos como Carlos Juni.
No cabe ninguna duda del porqué se hacía este convenio entre DeSmet y el GIDPO, era por
el prestigio del grupo, en cuya cabeza estaba Mattea. Manifestó también en relación a la
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Fundación, que era la vía más rápida para lograr la efectivización de las experiencias, y por
ello se elaboró un Convenio Marco y un Protocolo de Trabajo Nº 26, firmado por Bortis,
representando a la Fundación de la UNRC quien en ese momento se desempeñaba además
como Decano de la Facultad de Ingeniería de la UNRC, la cual contrataba a la empresa De
Smet en nombre de la UNRC, lo designaba al Ingeniero Mattea como responsable, fijaba
los plazos, y especificaba que había que adecuar la Planta Piloto lo cual debía efectuarlo
De Smet, extendiendo el cronograma de trabajo desde el 30 de octubre de 2007 hasta el 30
de noviembre del mismo año. Los aportes que debía realizar De Smet eran en cuanto a
máquinas e insumos (13 tambores de hexano) y en cuanto a los aportes humanos, la
colaboración del Ingeniero Boretti, Murello y Bonazza. La retribución para la Universidad
de un proyecto que produciría en caso de dar resultado positivo, fortunas para los
empresarios, era diez mil pesos ($10000). Señaló además, que la Planta Piloto no estaba
inscripta en el Registro de Residuos Peligrosos y que la empresa De Smet no estaba
inscripta ni habilitada para transportar un solvente altamente peligroso como el hexano,
razón por la cual es comprado a la Aceitera General Deheza, y transportado por la empresa
de mudanzas “Oliva”. Los testimonios, dice, indican claramente que el destino que era la
Aceitera, cambia y termina siendo la Planta Piloto, recibiendo Boretti los 13 tambores de
hexano, lo cual no queda registrado en ningún lugar de la Facultad. Es decir que la
experiencia comienza a efectuarse sin las correspondientes autorizaciones y habilitaciones.
Estas leyes, manifiesta el querellante, deben ser conocidas por los hoy imputados, que son
funcionarios públicos con deberes a su cargo. Estas leyes tienen que ver con la carrera que
habían elegido en su vida profesional. Ha quedado demostrado que por las condiciones
previas era imposible controlar una deflagración como la ocurrida, porque no estaban dadas
las condiciones de seguridad e higiene necesarias. Las condiciones de la Planta Piloto eran
lamentables, tal como lo indican los diferentes informes y pericias realizadas en dicho
lugar. Incluso el incendio se vio favorecido por el viento norte - las puertas estaban
abiertas-. También quedó demostrado que ese día, un investigador de otro grupo de trabajo
encendió una autoclave porque entendía que a esa hora no se efectuarían tareas
manipulando el hexano, y que fue en esa autoclave donde se inició el fuego. También
quedó probado y se pudo observar en la Inspección ocular, que las instalaciones eléctricas
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Poder Judicial de la Nación
no tenían medidas antiexplosivas, que también había un calefón y una cocina, incluso,
refiere el querellante que un testigo manifestó haber tomado mate esa mañana, con lo cual
la cocina se encendía. Las actas del propio Departamento de Tecnología Química, dan
cuenta de la necesidad de aprobar un plan global de seguridad y de adoptar medidas de
emergencia para el caso de un siniestro, recordando, dice, que había habido incidentes
anteriores en el comedor universitario y en la Facultad de Agronomía. Esta preocupación
existía. Había una falta de información sobre cuestiones de seguridad y los responsables
son los mismos directivos de la Universidad. En cuanto a la finalidad de la Planta Piloto, ha
quedado claro que la misma había sido creada para trabajos en escala un poco mayor que la
de laboratorio, pero menor a la escala industrial. La experiencia llevada a cabo por el
GIDPO excedía con creces la escala de Planta Piloto. Como si fuera poco, sostiene, la
USO OFICIAL
creación de dicha Planta preveía la utilización de hexano, el cual debía ser almacenado
externamente, en un tanque previsto para ello, pero contrariamente, almacenaron los trece
(13) tambores en el interior de la Planta. Si bien los antecedentes de accidentes menores
previos, habían llevado a que en el año 2005 se creara una Comisión de Higiene y
Seguridad, la cual conforme las testimoniales recabadas y la prueba documental
incorporada, en el año 2007 se encontraba inactiva. Los responsables de dicha Comisión
eran los imputados Pincini y Antonelli. El informe de la SIGEN comunicaba estas
situaciones pero eran desoídas por la Universidad. Por ello, sostiene el Dr. Orosz que es
obvio que esta Comisión omitió cumplir con sus funciones, no hicieron nada de lo que
debían hacer para evitar el desarrollo de estudios no autorizados. La experiencia se
comenzó a realizar en noviembre de 2007. El día 5 de diciembre se iba a efectuar la última
de las cuatro programadas. Pero comenzó la experiencia sin la firma del Convenio y
Protocolo, por el prestigio del Dr. Matea y de su equipo, y por la situación de descontrol
por parte de la estructura jerárquica, tal el caso del Rector, Decano y Vicedecano. Pese a los
reclamos sólo hubo una reunión de carácter informativa, en la cual sólo se logró que el
Ingeniero Mattea no diera detalles sobre la experiencia y que las titulares del Departamento
de Tecnología Química manifestaran “si pasa algo no es responsabilidad nuestra”. De
los testimonios recibidos surge que pese a las objeciones que recibieron en dicha reunión,
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Ferrari y Ducros, por parte de los Ingenieros Orejas y Montenegro, no hicieron nada.
También quedó demostrado que de las cuatro experiencias en tres oportunidades se
recirculó miscela antes de las 18 horas, horario establecido por Mattea a los fines de
trabajar cuando no hubiera otra gente en la Planta, Todos estos deberes y obligaciones,
expresa, surgen de las leyes, reglamentos y estatutos y marca claramente que existía una
serie de obligaciones a cargo de funcionarios y que, por haberlas omitido, permitieron que
se pergeñara y comenzara una experiencia que claramente superó el nivel de escala piloto y
que por no disminuir el riesgo o impedirlo culminó con la explosión y muerte de seis
personas y las lesiones en tantas otras. Continuó alegando el Dr. Eugenio Biafore, también
en calidad de querellante, quien se refirió a la participación puntual de cada uno de los
imputados en el hecho.
Así comenzó manifestado que la normativa en juego tiene
consecuencias y sanciones penales. Al respecto refirió normas de prevención del riesgo de
trabajo que deben aplicarse tanto a Instituciones Públicas como Privadas - ley 19587.-, en la
cual el legislador establece que se deberá evitar el riesgo, a través de mecanismos técnicos.
Cumplir normas de seguridad es una obligación de orden público, y como funcionarios
públicos, pone en cabeza del empleador prevenir eficazmente, lo cual implica una
obligación de resultado y no de medio, es decir, tomar las previsiones necesarias para evitar
el riesgo inminente de determinadas situaciones. Las pericias acreditan que si se hubieran
cumplido las condiciones de los arts. 17 y 18 de la ley, no se hubieran producido los hechos
hoy juzgados. Las autoridades debieron pedir la clausura de la Planta piloto. En cuanto a la
participación de cada uno de los imputados, comenzó analizando la situación de Carlos
Agustín Bortis, quien ocupaba doble cargo de autoridad, Decano y Presidente de la
Fundación como Vicedecano, por ello tiene una obligación primaria que no puede de
ninguna manera ser eximida. Lo primero que se debería haber preguntado Bortis es si
estaban dadas las condiciones necesarias en la Planta Piloto para llevarse a cabo esa
experiencia. Bortis firmó el Convenio Marco y el Protocolo 26, solo él lo firmó, lo que le
permitió conocer
sobre quiénes harían el experimento, De Smet
-aunque dijo no
conocerla, debiera haber preguntado entonces-; conoció qué grupo lo haría– GIDPO-;
conoció qué tipo de experiencia era –extracción de aceite de semillas vegetales- , dónde se
efectuaría el experimento -en la Planta Piloto-; qué tipo de experimento era y que se
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Poder Judicial de la Nación
utilizaría hexano. Todo esto constaba en el protocolo, entonces lo conoció. Por su doble
funcionalidad él debió saberlo. Ahora bien, Bortis dice no haberlo sabido, y en este caso el
“no saber” cuando por su función debió saber, juega un papel esencial en la figura del
delito culposo, no solo de la normativa a cumplir sino de las circunstancias en las cuales se
produce luego el resultado. La omisión es lo que se le imputa, porque de haberlo sabido y
haberse preguntado sobre las consecuencias de esta experimentación, hubiera evitado que
se produzca. Manifestó también que es irrelevante la distancia existente entre las Oficinas
de Decanato y la Planta Piloto porque la distancia física no puede implicar distancia en la
responsabilidad. También es irrelevante a la hora de acreditar el conocimiento, si la firma
del protocolo fue el día 3 de diciembre como sostiene el propio Bortis o el 30 de octubre de
2007 como manifestó Cantero Gutiérrez, porque el día 15 de noviembre de 2007 Bortis
USO OFICIAL
conoció y lo reconoció -por Baralla- que el experimento se iba a llevar adelante. Por ello,
Bortis debió interrumpir esa experiencia. En cuanto a la participación y responsabilidad de
José Luis Pincini y Sergio Fabián Antonelli, como integrantes de la Comisión de Higiene
y Seguridad. El conocimiento les era exigido por la misma normativa que los designó en su
cargo -Resolución 598/05-, la cual establece como tarea específica que debe relevar la
exposición a riesgos y sus causas, debe proponer las medidas para evitar o administrar el
riesgo, debe formular un plan de higiene y seguridad y a la vez debe administrar un fondo
para su realización. Esto no se hizo, el propio Rovere al prestar su declaración testimonial
dijo que -en su carácter de integrante de dicha Comisión- nunca inspeccionó la Planta
Piloto ni a la Facultad de Ingeniería. La Comisión nunca relevó ni por si ni por terceros.
Pudo haber pedido asesoramiento de terceros pero la tarea de relevar le corresponde a la
Comisión. Al respecto, se oyó en la audiencia diversos testimonios sobre cómo llegaron los
distintos asesoramientos de terceros a los fines de colaborar con la Comisión. El bombero
Ferrario dijo que hablaba con el rector Spada pero no con la Comisión. Turello dijo no
haber tenido relación con la Comisión. Los propios docentes efectuaban tareas de
seguridad. Así el testigo Ceballos manifestó que esa mañana llegó con su esposa, fallecida
en estos hechos, con baldes que nunca se llegaron a llenar de arena. Ese tipo de aportes
hacía el Promei a través de los docentes. La Comisión debió hacer un plan general y
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llevarlo a cabo, porque se trata de acciones para cumplir y para evitar el riesgo. De haberse
relevado la Planta Piloto, se hubieran modificado las cuestiones respecto al gas,
electricidad, motores, puntos de ignición; no había plan de evacuación, no se realizó un
solo curso que reuniera a todas las personas que allí trabajaban y que les indicara qué hacer
en el caso que en la Planta se produjera un incendio. Estamos convencidos, sostiene el
querellante, que si esta Comisión hubiera efectuado un relevamiento, se hubiera evitado el
accidente. La responsabilidad de la Comisión respecto de sus deberes es esencial porque su
mandato era conocer; nada peor aducir que no se conocía cuando su obligación era conocer.
Testigos innumerables refirieron no conocer la existencia de esa Comisión, como la
Ingeniera Potes, el Ingeniero Barral, entre otros, y los que la conocían no sabían cómo
funcionaba (Orejas, Montenegro, Bettera). Esta comisión tenía el deber de asesorar y era
quien debió decir: “no se hace esta experiencia”. Esto se les imputa a los Ingenieros Pincini
y Antonelli, no haber cumplido con sus obligaciones, porque se trata de un delito de
omisión, de un deber no solo asignado por un reglamento propio, sino por una ley general
en función del lugar que ocupaban. En cuanto a las docentes, Directora y Vicedirectora del
Departamento de Tecnología Química,
Miriam
Ferrari y Edith Matilde
Ducros,
sostiene el Dr. Biafore que su responsabilidad finca en la propia resolución que las nombra
en esos cargos, y por ello tenían la tarea de dirigir, controlar y supervisar el GIDPO, la
actividad y los planes. Se trató de darle un carácter administrativo al rol de la Directora y
Vicedirectora del departamento, pero estas posiciones subjetivas frente a un reglamento no
exculpan ni pueden ser soslayadas cuando se adquiere una responsabilidad que indica por
escrito que hay que controlar a los grupos y a los laboratorios. Ha sido definitoria para la
querella, la existencia de la reunión del día 15 de noviembre de 2007, llamada por ellas
mismas (Ferrari y Ducros) y que tenía como objetivo la seguridad en la Planta Piloto. Era
para que Mattea diera a conocer normas de seguridad especiales, lo cual quiere decir que
entonces había idea de que esta experiencia era “especial”. Nadie toma medidas especiales,
como trabajar después de las 18 horas, o que no se realizaría la experiencia si había en el
lugar otros grupos. Las medidas de seguridad sugeridas “dan escalofríos”, no eran
admisibles ante la presencia de 2600 litros de hexano -no fumar, poner un vallado amarilloy quizás por eso, sostiene el querellante, la preocupación de los Ingenieros Orejas y
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Poder Judicial de la Nación
Montenegro, pero lamentablemente esa reunión no tenía carácter estatutario sino
informativo, por lo tanto había una decisión de la Directora y Vicedirectora para que la
experiencia siguiera adelante, era el respeto y temor reverencial al Ingeniero Mattea, pero
eso no excusa el cumplimiento de la normativa. Finalmente y en relación a la Ingeniera
Liliana Ruesth, sostiene que no hay posibilidad de atribuirle responsabilidad por no revestir
el carácter de funcionaria pública y como tal ser garante del cumplimiento de la norma. Por
ello, no tenía las atribuciones para responder respecto de las normas de Higiene y
Seguridad, la ley de Riesgo de Trabajo y la Ley de Residuos Peligrosos. Culmina el Dr.
Orosz calificando legalmente la conducta de los imputados en calidad de coautores de la
figura típica de estrago culposo agravado por el resultado de la muerte de seis personas,
conforme los arts. 189 segundo párrafo y 45 del Código Penal. En las figuras culposas, el
USO OFICIAL
autor infringe un deber de cuidado, de obrar con prudencia y diligencia, y en el caso de
actividades reglamentadas con observancia de las normas respectivas, más aún cuando se
trata de tareas que ponen en riesgo bienes jurídicos y que como resultado de su infracción
se produzca una lesión efectiva. En este caso la infracción del deber de cuidado ha
determinado la creación de un peligro típicamente relevante. Esta infracción o esta culpa
puede ser con o sin representación. En este caso el riesgo está jurídicamente desaprobado y
ese riesgo cumple los requisitos de la doctrina porque es el que en definitiva termina
causando el resultado. Se trata de una omisión impropia, porque es una infracción del deber
o de posición del garante que se centra jurídicamente en cuando el actor omite un deber
jurídico frente a la sociedad para que el bien no sea lesionado. Esta omisión impropia
indica que había un deber de obrar y se produjo una ausencia de esa actividad requerida t
exigible, todo lo cual ha quedado absolutamente probado. El que delega responsabilidad en
otro, no se exime de tal responsabilidad. Siempre queda un resabio de la misma. Los que
alegan desconocimiento técnico como defensa, debe informarse adecuadamente de las
característica o exigencias de la acción y decidir actuar o no en función de las posibilidades,
o bien abstenerse de llevar a cabo la acción. La existencia del daño es enorme, se trata de la
muerte de seis personas, lo cual debe tenerse en cuenta a la hora de valorar las pautas de los
arts. 40 y 41 del Código Penal en cuanto a las circunstancias agravantes y atenuantes de la
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pena. Había deberes fundamentales que cumplir y han sido omitidos. En cuanto a las
circunstancias atenuantes manifestó que tiene en cuenta que ninguno de ellos tiene
antecedentes penales, han comparecido a juicio, han estado a disposición de la Justicia en
todo momento. Refirió también que conforme ha quedado claramente señalado y
demostrado en el debate, hay dos ausentes entre los imputados, uno de ellos –el Decano
Moitre- que logró el sobreseimiento, y como éste se encuentra firme la aplicación del
principio constitucional “non bis in ídem” lo favorece. Sostuvo que falta el Rector Spada,
que es tan responsable de este hecho como los hoy imputados. Por lo tanto, solicitó
expresamente se corra vista al Ministerio Público Fiscal porque ha continuado ejerciendo
funciones como funcionario público y en consecuencia existen causales que suspenden el
curso de la prescripción respecto a él, con lo cual la acción penal respecto a él está
pendiente. Por tal motivo solicitó se corra la vista a los fines que se inicie una investigación
a los fines de deslindar o establecer responsabilidades penales. En cuanto a las penas,
solicitaron para la aplicación de los tratamientos penitenciarios, en el caso del Ingeniero
Carlos A. Bortis, la pena máxima legal, 5 años de prisión; para José Luis Pincini y Sergio
F. Antonelli, 4 años de prisión; y para Miriam Ferrari y Edith Ducros, la pena de 3 años de
prisión en forma de ejecución condicional.
VII- A su turno, el señor Fiscal General
Subrogante, Dr. Maximiliano Hairabedian, manifestó que ha quedado debidamente
acreditada la existencia de los hechos, remitiéndose a la fijación de los mismos conforme
la acusación leída al comienzo del debate. Manifestó que no hace falta demostrar el
incendio, la explosión, las lesiones y muertes ocurridas el día 5 de diciembre de 2007, en
virtud que han sido de una envergadura tal que forma parte del patrimonio de común
conocimiento de la sociedad, por lo que sería un absurdo querer negar algo que es de
público y notorio conocimiento. Lo que si resta probar son las causas que provocaron que el
5 de diciembre de 2007, en horas de la mañana, se sucedieran los hechos hoy juzgados.
Estas causas pueden dividirse en dos grupos: mecánicas o físicas, ubicadas temporalmente
en un momento anterior a los hechos; y otras mediatas más lejanas en el tiempo
relacionadas con factores humanos. Conforme surge de la prueba reunida, quedó claro que
hubo un derrame de un material inflamable – hexano- que se produce en la estructura
montada por la empresa privada, el cual despide un vapor inflamable, más pesado que el
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Poder Judicial de la Nación
aire y que se desliza al ras del piso, avivado por el viento norte. Este vapor atraviesa el
salón y llega al extremo sur en donde estaba encendido un autoclave que servía para
esterilización y se produce entonces una lengua de fuego que por efecto de los gases se
conduce hasta donde estaban almacenados los 13 tambores de hexano produciendo las
explosiones, lesiones y muertes. Esta es la hipótesis que el señor Fiscal General sostiene,
porque hay dos motivos para desechar lo que dijeron los testigos bomberos, Ferrario y
Palacio, en cuanto a que el derrame se produjo en momentos que se cae uno de los
tambores de hexano al ser manipulado con una pluma, y que el fuego se inicia no en el
autoclave sino en una bomba de secado que estaba cerca de los tambores. Las posiciones de
Ferrario y Palacio no se compadecen con las pruebas de la causa y la fundamentación
científica, pues entiende el Señor Fiscal que reviste mayor peso la otorgada por el INTI y
USO OFICIAL
Policía Federal Argentina, la cual además es apoyada por testimoniales como el del
Ingeniero Montenegro, quien en su oportunidad dijo haber sentido un ruido metálico al
cual definió como “golpe de ariete”, y que escuchó que salía un líquido a presión, presión
que no existe al caerse un barril. Bettera, por su parte, dijo que sintió un ruido como un
“chiflido”, como algo que sale a presión de una manguera. Ceballos, quien se encontraba en
el lugar y en el momento de los hechos, dijo que el daño fue en la estructura metálica, pero
que el fuego se inició en el autoclave, entendiendo así por qué su mujer estaba tan
quemada si ella estaba cerca del autoclave en el sector opuesto a donde se produjo el
derrame. Bonazza, el testigo más directo, identifica que fue en la estructura montada por la
empresa para la cual él trabajaba, en una de las bombas, donde se produce un vapor tóxico,
y advirtió neblina en el sector (vapor de hexano), oyendo luego en otro sector un ruido
similar a cuando se tira kerosene al fuego (cuando el vapor llega al autoclave y se prende
fuego), señalando que lo que le produjo la quemadura fue más el calor que el fuego. Así
planteada la mecánica de los hechos, se refirió a las fallas humanas, anteriores en el
tiempo, y que responden al incumplimiento de deberes de cuidado que tenían personas en
función de sus roles. Señaló al respecto causas sistémicas, que eran un incumplimiento de
normas, decretos, reglamentos, leyes principalmente las de Higiene y Seguridad y de
Riesgo de Trabajo. Nadie puede discutir que no estaban dadas las condiciones para
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realizar ese experimento, afirmó, pero se permitió el ingreso de hexano a un lugar que no
estaba adecuado para recibirlo, una Universidad, colocándoselo en el interior de un lugar
donde había otras personas que no habían sido capacitadas para casos de emergencia,
frente a donde funcionaba un jardín de infantes. Además ha quedado acreditado que dicho
lugar no tenía medidas de seguridad en lo más mínimo, ni siquiera baldes de arena, que se
trataba de un lugar cerrado donde se almacenaban 2600 litros de hexano durante más de un
mes, pero no había precauciones tomadas para evitar fuentes ígneas de calor. No había
ventilación, estaba prendido el autoclave y había otras fuentes de calor (bombas de secado,
mecheros, estufas de cuarzo cerca de los tambores), como lo dijeron los testigos
reiteradamente, señalando a Bettera que prendía la pava para tomar mate, ésto es una
evidente causal de la tragedia, señaló el Dr. Hairabedian. Tampoco había un interruptor de
electricidad que permitiera producir el corte ni bien se produjera el derrame para apagar el
autoclave, tampoco había alarma sonora para evacuar rápido el lugar, los sectores no estaba
subdivididos, no había sistema de evacuación del líquido inflamable en caso de producirse
un derrame. La Planta Piloto era un “caos”, así lo refirieron varios testigos,
por la
superposición de tareas y falta de seguridad e información; por ello pasó lo que pasó. Hubo
otras causas también, evidentemente una falla en la estructura montada por la empresa De
Smet, pese a que como se dijo en la audiencia, se efectuaron dos pruebas anteriores, que no
se pudo demostrar cuál fue por el estado deteriorado por el fuego en que quedaron las
cosas, pero que al momento de la inspección ocular saltaba a la vista la precariedad de la
estructura, montada por una empresa multinacional, había tramos sin abrazaderas sino que
las mangueras estaban atadas con alambre, llamando la atención del Fiscal que no haya
explotado antes. Dentro de las fallas humanas señaló la evidente inexperiencia tecnológica,
por parte del grupo GIDPO. Hubo una previsibilidad, debe tenerse en cuenta señaló, la
responsabilidad reglamentaria de los imputados, y que había personas que estaban en la
Universidad, con formación, y que lo estaban previendo. Es un delito de imprudencia
porque fue claramente previsible. Así lo afirmó el Fiscal en virtud de los elocuentes
testimonios de los Ingenieros Orejas y Montenegro, quienes hicieron sus objeciones, las
cuales fueron desatendidas, Campetelli quien dijo que cuando recorrió la Planta Piloto y
vio esa cantidad de hexano en el lugar, personas trabajando con fuentes ígneas, y por eso
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Poder Judicial de la Nación
salió aterrado; Viviana Ceballos dijo que ayudó a su cuñada Liliana Giacomelli a subir a la
ambulancia y que ésta manifestó : “Hijos de puta, les dije que esto iba a pasar, que
íbamos a volar todos. Por qué carajo vine”. En cuanto a quiénes son los responsables y
qué pruebas tiene la Fiscalía al respecto, manifestó que los responsables directos no están
en el juicio como acusados, refiriéndose principalmente al Ingeniero Mattea, quien sostiene
se equivocó terriblemente, los hechos son innegables y la empresa De Smet, sobreseída en
la instrucción, que sin haber firmado el convenio, actuó. En relación a esto, manifestó su
intención de neutralizar de antemano el planteo de las defensas técnicas que la culpa de los
“otros” pueda quitar o restar responsabilidad a los acusados. Para ello señaló que hay
grados de responsabilidad y de culpa. En el caso de Bortis, manifestó que por su posición
institucional, como Presidente de la Fundación, fue quien firmó el convenio vergonzoso e
USO OFICIAL
intentó ocultarlo, dejando a su suerte a las víctimas. Fue quien inició el trámite para que el
experimento se inicie. Como Decano de la Facultad de Ingeniería y máxima autoridad de la
misma, no podía desconocer las fallas existentes en el lugar. La posición defensiva de
Bortis, en cuanto a no haber sabido nada, no puede prosperar. El convenio que Bortis firmó
consta de pocas páginas, por lo cual le parece raro que no lo haya leído y lo haya firmado
sin leer; aquél establece que la ejecución del proyecto o experimento está a cargo de la
Fundación, representada por el GIDPO, no es entonces intermediario. También manifestó el
Señor Fiscal que Bortis sostuvo que el convenio tenía una redacción estándar, pero la
cláusula segunda habla de hexano y la cláusula ocho se refiere a la confidencialidad, lo cual
significa guardar un secreto, pero si él no sabe, ¡cómo puede guardar secreto de lo que no
sabe?, enfatizó el Fiscal. Refirió también que Bortis “borra con palabras lo que firmó
con la mano”. Prosiguió manifestando que es imposible que Mattea haya comenzado con
el experimento sin la autorización de Bortis, que Mattea no realizó ninguna actividad
clandestina, ya que para llevar a cabo esa experiencia tuvo que ingresar a la Universidad
una empresa privada, la cual entró material, montó una estructura que ocupaba buena parte
de la Planta Piloto, se introdujeron 13 tambores con 2600 litros de hexano, había gente
trabajando en el lugar, frente a las oficinas del Decanato. Allí, en la Planta Piloto, se
dictaban clases. Es más sostiene, que un alumno declaró que en clase un docente les dijo
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“tengan cuidado que están trabajando con hexano”. Todo ello -sostiene el Fiscal- indica
que Bortis tenía conocimiento de la experiencia que Mattea llevaba a cabo en la Planta
Piloto, Mattea no actuó ocultando nada, sino que actuó como alguien que tiene autorización
para hacerlo. La empresa dijo que era práctica de la UNRC comenzar los trabajos antes
que se firmen los convenios, y esto se refleja en los dichos del testigo Curi, quien coincide
con Daghero y Barral, en cuanto a que se iniciaban las actividades y luego se terminaban de
formalizar los convenios. En cuanto al ocultamiento de la firma del convenio, alegó el
Fiscal que institucionalmente quisieron hacer creer que todo había sido una “locura del
GIDPO y de Mattea, que la UNRC no tenía idea de la experiencia. Afirma que el Fiscal que
si bien es entendible que Bortis no se autoincrimine, pero fue la Universidad en conjunto, la
que quiso ocultar. Cantero Gutiérrez expresó claramente que al otro día del hecho, cuando
se encuentra con Bortis, éste le reconoce la firma del convenio y que le manifestó que no lo
había dado a conocer. Moitre dijo que Bortis, al preguntarle sobre lo sucedido, le informó
que había firmado un convenio de trabajo para una empresa privada. Pero, dice el Fiscal,
supongamos que Bortis firmó sin saber nada, sin leer, esto es también una
irresponsabilidad, ni siquiera toma conocimiento de lo que firma, asume una “ceguera
voluntaria”, él es el
responsable porque era la máxima autoridad, a lo mejor por la
superposición de las tareas que tenía, era el “hombre orquesta”, firmaba sin importarle qué
firmaba teniendo la obligación de informarse. Esto es, dice, “imprudencia por asunción”.
Continuó su alegato, refiriéndose a las imputadas Ferrari y Ducros. Así comenzó
manifestando que se las acusa por no haber supervisado la tarea del Grupo GIDPO y no
haber tomado las medidas de seguridad necesarias. Al respecto señala que las imputadas en
su descargo, manifestaron no tener tal responsabilidad, aduciendo que el rol del
Departamento era simplemente administrativo, de coordinar reuniones y tareas de docentes.
Al respecto, el Fiscal señaló el plano del deber ser conforme a las reglamentaciones y
estatutos como la Resolución 14/93-,
que fija al grupo bajo la órbita jerárquica del
Departamento de Tecnología Química y la Resolución 48/94 que marca funciones, las más
importantes en su art. 6, “coordinar y controlar las actividades académicas”,
“coordinar y supervisar los planes de extensión”; en el art. 13, se establece que el
Director del Departamento dirige. Por ello, dice el Fiscal, “me basta la reglamentación para
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Poder Judicial de la Nación
dar por acreditada su responsabilidad”. Sostuvo también que pese a que ellas manifestaron
no tomar medidas de seguridad por no corresponderles, el testimonio de Turiello dice lo
contrario, ya que manifestó haber sido contratado por Ferrari y Ducros, razón por la cual
cabe preguntarse: ¿si no les correspondía el tema de seguridad por qué contrataban personal
para mejorar la seguridad?. También señaló en este aspecto el testimonio de Nancy Reartes,
quien al consultarle a Ferrari por qué ese experimento tan riesgoso no se hacía en enero
cuando no hay tanta gente, ella le respondió “viste cómo son los tiempos de las
empresas”. También remarcó lo que dijo el testigo Lima, en cuanto a que después del
hecho, se le quitó al Departamento de Tecnología Química la responsabilidad de supervisar,
con lo cual, sostiene el Fiscal, “no se puede quitar lo que no se tiene”. Asimismo reconoció
una solidaridad demostrada por testigos que tienen afecto para los imputados, pero el
USO OFICIAL
Tribunal, dijo, no puede soslayar que no solo las reglamentaciones y normativas le
imponían al Departamento la tarea de supervisar, sino los hechos en sí mismos. La
ingeniera Martinello llegó a negar que la reunión del 15 de noviembre fuera para tratar el
tema de seguridad, un absurdo, quiso ayudar a los imputados. Montenegro dijo “donde no
se respetan los reglamentos, no hay reglas para nadie”. Manifiesta el Fiscal que quedó
acreditado que nadie se oponía a Mattea, lo cual es comprensible, pero ésta confianza no
quita que deban responder penalmente, porque había indicios de que se estaba actuando
imprudentemente, aquí el principio de confianza no excluye responsabilidad, aunque puede
ser un atenuante a la hora de fijar la pena. A pesar de la reunión las Ingenieras Ferrari y
Ducros nada hicieron, no elevaron notas de reclamo a las autoridades, no le pidieron a
Mattea informe sobre lo que hacía para poder tomar medidas, estaban allí mudas y no le
exigieron nada. Finalmente, en cuanto a la responsabilidad de Pincini y Antonelli, como
integrantes de la Comisión de Higiene y Seguridad, sostuvo que ante los testimonios
coincidentes en que no vieron a los integrantes de la Comisión hacer ningún tipo de
relevamiento, algunos hasta desconocer la existencia de la Comisión, el Fiscal manifestó
que debía tratarse de una “comisión fantasma”. Por la reglamentación Pincini es
responsable de la estructura, debe responder por la integridad de los bienes y personas de la
Facultad, pero la Planta Piloto no fue relevada. En su defensa, Pincini dijo desconocer lo
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que hacían en la Planta y que habían contratado especialistas como Echandía para que
efectuaran informes. Pero sostiene el Fiscal que la contratación de especialistas no exime a
la Comisión de su responsabilidad. Es claro que no se tomaron las medidas para minimizar
los riesgos y evitar resultados. Echandía también dijo que sólo hablaba con Pincini, y su
contratación no era para suplir la función de seguridad sino asesorar, entonces los que
debían supervisar la seguridad de la Planta Piloto era Pincini y Antonelli, remarcó el Fiscal.
Como prueba de ello señaló los testimonios de Barral, Turiello, Degregorio, quienes
desconocían la existencia de esa comisión, y Reartes quien dijo que cuando necesitó
inscribir a la Facultad en materia de residuos peligrosos no obtuvo respuesta de los
Secretarios Técnicos. Está probada la responsabilidad como miembros de la comisión y no
cumplieron. Finalmente en cuanto a Liliana Gladys Ruetsch, manifestó que no se ha
podido acreditar con certeza que haya tenido participación en los hechos, razón por la cual
sostiene, no debe ser acusada. Que conforme las reglamentaciones, no tenía ninguna
obligación legal de cuidado, que su rol se limitaba a tomar muestras pero que no estaba
vinculada a la parte mecánica del experimento. En cuanto a la calificación legal de los
hechos, ratificó la fijada en la pieza acusatoria, estrago culposo agravado por la muerte de
personas, conforme el art. 189 segundo párrafo del Código Penal. En relación a las penas,
solicitó para Carlos Agustín Bortis, tres años de prisión de cumplimiento efectivo; para José
Luis Pincini y Sergio Fabián Antonelli, la pena de tres años de prisión de ejecución
condicional; para Miriam Palmira Ferrari la pena de dos años de prisión de ejecución
condicional; para Edith Matilde Ducros, la pena de un año y seis meses de prisión de
ejecución condicional; y para Liliana Gladys Ruetsch, la absolución, todos en el grado
coautoría como lo establece el requerimiento fiscal de elevación a juicio. VIII.Posteriormente, efectuó su alegato el Dr. José Luis Abrile, quien ejerciendo la defensa
técnica del imputado Carlos Agustín Bortis, comenzó manifestando que considera que los
argumentos del Fiscal no están correctamente fundados en la prueba incorporada en el
proceso. Comenzó diciendo que Bortis no ocultó el convenio, que el mismo puso en
conocimiento de Spada y Moitre la existencia de los borradores del convenio, agregando
que
lo dijo el propio testigo Cantero: por eso, sostiene, es un error achacarle el
ocultamiento del mismo a Bortis. Continuó su alegato señalando que todos y cada uno de
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Poder Judicial de la Nación
los hechos que Bortis refirió en su defensa material, tienen el debido respaldo probatorio.
En el primer hecho Bortis refiere que el día 15 de noviembre de 2007 Baralla se apersonó
para comunicarle que Mattea quería hacer un trabajo de extensión con una empresa y lo
quería hacer a través de la Fundación. Que Mattea envía un mail con los borradores
confeccionados y Bortis los reenvía sin abrir a la Fundación. Estos hechos, sostiene, están
totalmente probados, lo reconocen Boretti y Demarco, quienes manifestaron que Mattea
redactó los borradores. Además existe en el expediente un correo electrónico de fecha 8 de
noviembre que da cuenta que Mattea le envía los proyectos a la firma De Smet para que se
comenzara a analizarlos, lo cual además es ratificado por el contador Martinat, todo está
con respaldo probatorio, lo cual demuestra que Bortis no faltó a la verdad. El segundo
hecho que Bortis afirma, esto es que el trámite se inició cuando se reincorporó Moitre, es
USO OFICIAL
respaldado por cuanto Bortis le advirtió a la Ingeniera Baralla que no se iban a poder iniciar
los trámites hasta que se reintegrara Moitre. Ello se prueba, dice el defensor, por dos vías,
una el testimonio del contador Martinat quien señala con certeza que el trámite se inició
cuando ya estaba Moitre, los primeros días de diciembre. Y la segunda vía, es el secuestro
de los borradores en poder del grupo GIDPO, lo cual indica que no tuvo tiempo de
remitirlos a la empresa De Smet. En un tercer hecho, Bortis declara que cuando firmó los
borradores no le dio importancia a la fecha porque justamente eran “borradores”. No hay
duda que eran borradores, sostiene el defensor, y para ello citó el testimonio del contador
Martinat, en el cual once veces menciona la palabra “borradores”, y ello justifica por qué
Bortis no le dio importancia a las fechas. El único testigo que señala que los borradores
fueron firmados a una fecha distinta a lo dicho por el contador Martinat es el ingeniero
Cantero. Es falso que Bortis haya ocultado la firma de los borradores, enfatizó. Pero no
solamente desmiente a Cantero el testimonio de Martinat, también Carmen Cholaky Pérez y
Rovere, quienes manifiestan, a fs. 2347/8 que no escucharon decir a Bortis lo que Cantero
dice que dijo. La fecha en que se inició el trámite - los primeros días de diciembre-, echa
por tierra lo de la doble función de Bortis, y el único que podía autorizar ese convenio era
el ingeniero
Moitre una vez que se firmara entre la Fundación y la empresa; en
consecuencia, sostiene la defensa, está debidamente probada la fecha. El cuarto hecho a que
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refiere la defensa de Bortis, es cuando señala el imputado que nadie le informó que el
GIDPO había comenzado sus tareas sin autorización, ni imaginó Bortis que Mattea pudiera
comenzar un proyecto sin la autorización de la Facultad. Nadie puso en conocimiento de las
autoridades, ni del Decanato ni del Consejo, el comienzo del proyecto, sólo las autoridades
del Departamento de Tecnología Química reunían esa información. Continuó aseverando
que no hay un solo testimonio que diga que vieron a Bortis en la Planta Piloto. Está
probado que Bortis no dio clases en el segundo cuatrimestre en el interior de dicha Planta.
Sobre el prestigio del Ingeniero Mattea basta ver su curriculum y por qué De Smet
contrataba sus servicios. El Dr. Abrile refirió que si Mattea antirreglamentariamente inició
un trabajo sin las autorizaciones, el responsable es el investigador, ya que está probado que
no era normal que se iniciaran los trabajos sin contar con las autorizaciones reglamentarias.
También había una cuestión económica, ya que los fondos para sustanciar la experiencia
eran liberados recién cuando se autorizaba la misma. Entonces, cómo iba a creer Bortis que
se había iniciado la experiencia, si los fondos no habían sido liberados porque no estaba
firmado el convenio. Como quinto hecho señala la defensa, Bortis declaró que no surgía de
los borradores, ni la cantidad de hexano a utilizar ni las adecuaciones que debían realizarse
en el Planta Piloto. Basta la prueba documental, la simple lectura de los borradores. Está
probado que la Universidad no estaba autorizada a comprar grandes cantidades de hexano,
y Bortis sabía que si se lo hacía, era en pequeñas cantidades. Por eso, sostiene el defensor,
el grupo GIDPO hizo trampa, lo cual fue reconocido por Boretti y Ferrero. Pero lo que en
realidad dice Bortis es que de los borradores no surgía que Mattea fuera a desarrollar una
experiencia que pusiera en riesgo o peligro su propia vida, la de sus compañeros y alumnos.
Como sexto hecho, el Dr. Abrile señaló que nadie le advirtió a Bortis de los peligros de la
experiencia que realizaba el GIDPO, pues se entera luego del incendio; nadie lo alertó de
los peligros ni le hizo saber de la reunión del 15 de noviembre que fue una mera reunión
informativa, y que toda la información quedó encapsulada entre los docentes del
Departamento de Tecnología Química, únicos convocados. Así se pregunta el defensor que
si según el testimonio de Orejas, él se opuso en la reunión a la continuidad del proyecto y
que advirtió a Mattea por mail de la peligrosidad del hexano, ¿por qué nadie alertó de ello a
las autoridades?. El defensor se contesta: fue porque fueron convencidos por Mattea,
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Poder Judicial de la Nación
prestigioso en la materia, y en trabajar con hexano. Quienes más saben en Química, dijo,
aceptaron y confiaron en las medidas de seguridad informadas por Mattea, sobre todo en
que se iban a realizar las experiencias después de las 18 horas. Ese fue el motivo por el
cual no reaccionó la comunidad educativa, remarcó. No sólo no advirtieron a Bortis, a los
Secretarios, al Consejo Directivo, tampoco se lo advirtieron al decano Moitre, quien estuvo
todos los días en la Universidad como docente porque estaba de licencia como Decano; éste
dijo que hubiera esperado un mail, una simple conversación que lo alertara. También valoró
la defensa el testimonio de Martinello quien dijo que no le había informado nada a Bortis
porque no había visto en la Planta nada que le llamara la atención; entonces, dice Abrile, si
a Martinello que pertenecía al GIDPO, nada le llamó la atención qué se le puede reprochar
a los aquí acusados. Bortis realmente no sabía que en la Planta Piloto se almacenaban 2600
USO OFICIAL
litros de hexano, los expertos y los que más saben en Ingeniería Química confiaron en que
las medidas de seguridad eran suficientes. Sostiene el defensor que Mattea ocultó la
verdadera envergadura de la experiencia. El ocultamiento con el que actuó el GIDPO y la
celeridad hizo que las autoridades no tomaran conocimiento de las cosas. Otro hecho, el
séptimo, se refiere a que Bortis manifestó que la Fundación sólo efectuaba el control
administrativo o contable y que la Facultad el control técnico y la firma de los convenios.
En este aspecto, señala la defensa técnica como prueba el testimonio del contador Martinat
-quien
describe que a él le enviaban los proyectos de convenio y él los controlaba y
corregía- , al igual que el testimonio de Donol, que indica que el control administrativo lo
hacia el Decano y el control técnico el Director de la investigación. Como octavo hecho,
refiere lo manifestado por Bortis a que con anterioridad al 5 de diciembre no se habían
registrado accidentes en la Planta Piloto, y que si los hubo fue algo menor. Estos dichos observó el Dr. Abrile- no han sido desvirtuados, y ha quedado claro que la Planta Piloto
tenía las medidas de seguridad necesarias para experiencias normales pero no para las de la
envergadura que efectuaba el GIDPO. Otro hecho, el noveno, es que nadie, ninguna
autoridad le impuso al GIDPO que haga la experiencia que proponía De Smet. Fue Mattea
quien elaboró el borrador y pactó los honorarios, prueba de ello son los mails entre Mattea
y Demarco, sostiene. Él pactó con sus pares las medidas de seguridad y luego las violó.
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Finalmente, el Dr. Abrile cerró su alegato refiriéndose al requerimiento de elevación de la
causa a juicio, el cual posee errores graves que quedaron evidenciados con la prueba
analizada. En primer lugar señala que Bortis, como Presidente de la Fundación es el
responsable del proyecto, esto es falso, pues ni el convenio ni el protocolo se hicieron.
Bortis no autorizó ni debió autorizarlo porque la autoridad competente para ello era el
Decano, con lo cual Moitre debió autorizar ese proyecto. Como segundo error señala el
que Bortis como Presidente de la Fundación suscribió el Convenio Marco y el Protocolo de
Trabajo. Otro error: Bortis no firmó pues no hubo convenio, lo único que hubo fue un
borrador que no alcanzó esa categoría pues De Smet no lo firmó. Tercer error, es falso que
conociera la cantidad de hexano, y eso no surge de ningún lado. Cuarto error, se afirma
que Bortis autorizó la puesta en marcha de la experiencia, no existe autorización. Quinto
error, señala que la empleadora era la UNRC y era quien había creado la Comisión de
Seguridad, quien tenía a su cargo el cumplimiento de las reglas de seguridad. Lo cierto es
que Bortis no tenía facultad de revisión. Finalmente pidió la absolución de su defendido.
IX.- A su turno el Dr. José A. Buteler, también ejerciendo la defensa del imputado Carlos
Agustín Bortis, se refirió a los aspectos jurídicos de la defensa. Comenzó manifestando que
comparte con el señor Fiscal la circunstancia que la causalidad física del acontecimiento el
hecho ocurrido el día 5 de diciembre estuvo en el efecto disparador de la ignición que
supuso el autoclave. En cuanto a las causas sistémicas enumeradas por el representante del
Ministerio Público Fiscal y en relación a las consideraciones efectuadas de las causas
determinantes del estrago con el resultado conocido, sostuvo que es tarea del Tribunal
cerrar un tipo penal abierto, es sin lugar a dudas el que señala que “por imprudencia o
negligencia causare la muerte de personas”, señalando en este aspecto la gran diferencia
que tiene el segundo párrafo de la calificante con otras figuras penales calificantes o
agravadas del Código Penal Argentino, señalando al respecto que en el caso del art. 189
dice “causare la muerte” y no “resultare la muerte” (art. 106 en el caso de omisión de
auxilio) y tampoco dice “resultare la muerte” como en el caso de las torturas como factor de
agravación. Sostuvo así que, incorporar este incumplimiento de las causas sistémicas e
incluirlo en el hecho objeto de investigación, es una violación abierta al principio de
Derecho Penal de acto, de hecho, es difuminar responsabilidades que pudieron ser en su
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Poder Judicial de la Nación
momento, responsabilidades funcionales, académicas. En esta Universidad Pública como en
todas las Universidades Públicas, se trabajó desde el punto de vista normativo conforme a
las posibilidades y a las circunstancias en cuanto al modus operandi. Señaló también que
hoy no forma parte del hecho a fin de tener en cuenta para atribuir responsabilidad penal, la
circunstancia de que la Planta Piloto no se ajustaba a disposiciones legales en cuanto a las
normas de higiene y seguridad. Lo que si debe formar parte, resaltó la defensa, es la
operación del GIDPO a partir del ingreso de los 13 tambores de hexano, y de la instalación
mediocre de la estructura en la Planta Piloto donde se almacenó el material, hasta el 5 de
diciembre, refiriéndose a la valoración de la prueba efectuada anteriormente por el Dr.
Abrile, de donde quedó claro que Bortis no autorizó, no podía autorizar, impidió de la
única forma que él podía impedir no dándole tratamiento desde el 15 de noviembre hasta el
USO OFICIAL
4 de diciembre, a la petición -solicitada telefónicamente por Baralla- sobre la operatividad
del grupo GIDPO. De acuerdo al Derecho Penal de acto, sostuvo, no se puede hacer historia
de lo que no sucedió ni elaboraciones conjeturales. Lo que no se puede descartar, es la
violación por parte de Mattea de lo que él mismo se había comprometido frente al grupo
que asistió a la reunión del 15 de noviembre, convocada por el Departamento de
Tecnología Química. Eso fue lo que, sostiene el Dr. Buteler, causó el estrago. El GIDPO
no estaba apto para efectuar esa tarea encomendada por la empresa De Smet. Vaya a saber
por qué el GIDPO empezó la mañana del 5 de diciembre a recircular la miscela, se
preguntó la defensa.
Puede haber sido todo imprudente, pero
hubo una comunidad
científica que recibió una información en esa reunión del 15 de noviembre, y solo hubo dos
objeciones, por parte de Orejas y Montenegro. Si ellos hubieran dado aviso a las
autoridades no hubiese ocurrido el accidente. Lo que causó el accidente fue el autoclave,
encendida, porque el Director del equipo, responsable por el convenio de la operación
ejecutiva, decidió no cumplir con lo que había pactado (iniciar las actividades después de
las 18 horas). No se puede buscar causalidad en todas las condiciones porque no todas
tienen el mismo valor, sino que hay que ver cómo fue la estructura modal del hecho que
provocó el resultado. Acá sucedió lo que sucedió porque estaba prendido el autoclave,
remarcó. Continuó expresando que el rigorismo formal es la garantía de todos nosotros, no
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se trata de ver la reparación pecuniaria ni la responsabilidad administrativa funcional, sino
de dispensar lo más grave que tiene el Estado que es la reacción punitiva. Hoy hay que
juzgar lo que pasó, y lo que determinó normativamente en orden a la imputación objetiva
dentro de la equivalencia de condiciones. En este hecho, sostuvo, la prudencia y la estricta
aplicación de los principios del Derecho Penal de hecho o de acto y de máxima taxatividad
normativa, debe estarse estrictamente al límite semántico, citando el fallo “Acosta” de abril
de 2005. Al respecto señaló que el límite semántico en este caso es “causó” ¿causó qué, el 5
de diciembre? Lo cierto es que Bortis no autorizó, no conoció qué se estaba operando por
parte del grupo GIDPO en contra de lo que él había hecho: disponer en un acto de no
suscribir hasta que no se reintegre el decano Moitre que era a quien le correspondía el rol
de autorizar el proyecto. Obró con el principio de confianza. No hubo indicios de que debía
desconfiar como para controlar lo que no debía porque no era su función, la cual estaba
delegada dentro del esquema organizativo. Ni Campetelli ni Montenegro, avisaron o
pusieron en conocimiento los riesgos. No se revirtió el proceso de vuelta de obligación de
control. Es el caso en que los jueces tienen que legislar porque tienen que cerrar el tipo
penal abierto y hoy con la teoría político-constitucional de la Corte Suprema de Justicia de
la Nación, en cuanto a los principios que deben condicionar la reacción punitiva del Estado,
es clara la exigencia que el hecho en el cual se reparta o distribuya responsabilidades, o se
dispense mediante absoluciones, debe serlo en el marco del hecho que sucedió el 5 de
diciembre de 2007, por el incumplimiento de las propias medidas comprometidas y que
originaron en el caso concreto, el peligro. En el Derecho Penal, en la teoría de la
imputación objetiva, uno de los requisitos es crear uno el peligro para el bien jurídico
protegido. Lo que se debe juzgar acá es lo que pasó y por qué paso. Pasó por el autoclave,
remarca el defensor, y ahí debe ceñirse la responsabilidad penal. Finalmente expresó no
entender el
pedido del Fiscal de solicitar una pena de cumplimiento efectivo,
fundamentado en el agravante en cuanto a la actitud asumida por el Ingeniero Bortis,
posterior al hecho. Ha quedado acreditado que Bortis no ocultó el borrador del convenio,
se lo dijo al Rector y Decano. Asimismo, expresó que en el caso que el Tribunal no
compartiera el criterio de la defensa, la valoración de la condena debería ser de
condicionalidad, basada en la personalidad moral del condenado. Es el caso típico, en el
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Poder Judicial de la Nación
supuesto de imponer una condena, de evitar los daños que produce una condena de corto
cumplimiento, sometiéndolo a las reglas de conducta que establece el sistema penal. Por
eso ratificó el pedido de absolución efectuado por el codefensor Dr. Abrile. X.Posteriormente hizo uso de la palabra el Dr. José María SAGARRAGA, por la defensa
técnica del imputado Sergio Fabián Antonelli. Comenzó su alegato manifestando que no se
determinó la responsabilidad penal desde el punto de vista técnico, si bien se analizó
detalladamente la prueba y se hizo una minuciosa valoración de los hechos. Se refirió a las
causas que provocaron el estrago culposo, causas que como refirió el Fiscal, pueden ser
mecánicas o mediatas o sistemáticas, refiriéndose a las atribuidas al incumplimiento de los
deberes de cuidado de los acusados. Manifestó que -a su criterio- no se hizo una correcta
valoración de la prueba a efectos de encuadrar los hechos por los cuales su defendido
USO OFICIAL
estaría dentro de las prescripciones del art. 189 segundo párrafo, C.P., ya que, conforme lo
manifiesta, Antonelli viene acusado en calidad de autor e imputado como coautor. En este
sentido debemos ser cuidadosos, señala, porque la norma determina la calidad de autor
para quien causare el estrago. Autor es aquella persona que se adecua al típico aporte
determinante para que el resultado acontezca, no debe considerarse cualquier contribución,
quiere decir que la conducta de su defendido debe adecuarse al tipo haciendo el aporte
determinante para que el resultado acontezca. Así lo refirió la defensa. Continuó alegando
que el Derecho Penal es riguroso, y que no se está analizando el incumplimiento de las
normas de seguridad e higiene; ese incumplimiento no acarrean sanción penal, puede
acarrear sanción administrativa, pero no la sanción del Estado en una pena. Además hay un
factor adicional, ya que a Antonelli no se le atribuye una acción (autor es quien lleva a cabo
una acción), sino que se le atribuye una omisión, y omisión es un no actuar exigido por la
ley, es decir la acción debe estar exigida por una norma jurídica. El Fiscal dice que entre las
causas inmediatas está el derrame de una sustancia que habría ingresado con anterioridad al
5 de diciembre de 2007, hexano, y ese derrame que se produce en una estructura montada
por una empresa privada, cuyo vapor atraviesa la Planta Piloto, y ese gas llega hasta el
extremo sur, contactando un autoclave encendido y produciendo el fuego, el que llega hasta
los tanques y se produce la explosión; en este aspecto señala, quiere ser estricto, porque la
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figura típica exige causar la acción determinante, y el aporte determinante para causar el
estrago no fue la conducta de su defendido. La causa inmediata es la introducción de trece
tambores con sustancia altamente inflamable y peligroso para llevar a cabo la experiencia
con parámetros industriales. Por ello, sostiene que para dictar pronunciamiento
condenatorio hace falta demostrar la participación punible. Se deberá analizar si
efectivamente la conducta de su defendido ha sido una causa determinante, y para ello se
deberá acreditar que su omisión fue un factor determinante en el estrago que se le atribuye.
Lo que aparece como acontecimiento de envergadura y extraordinario e imprevisible, no es
el incumplimiento de los deberes de cuidado de su defendido, esa causa mediata aparece
irrelevante desde el punto de vista jurídico; la causa inmediata fue el derrame y la decisión
de ingresar a la UNRC. 13 tambores de hexano, pues éste es el aporte específico que altera
todo el análisis para fundar la responsabilidad penal. Roxin dice que si no existe la creación
de un riesgo se excluye la imputación, pero el riesgo no ha sido creado, la decisión de
ingresar el hexano fue la causa precisa. Además esa decisión y acción de ingresar hexano y
depositarlo y almacenarlo en el interior de la Planta Piloto, montarlo sobre una estructura
construída por una empresa contratista, para realizar un experimento de naturaleza
industrial, porque sostiene, se indagó reiteradamente a Daghero a fin de determinar las
diferentes escalas, y según lo declarado por Boretti, esos 2600 litros de hexano fueron
ingresados a los fines de realizar un experimento de naturaleza industrial.
Esto es
fundamental, señala la defensa técnica, para determinar cuáles eran los deberes de cuidado
de Antonelli para determinar si su incumplimiento generó un riesgo. Por su naturaleza y
destino, la Planta Piloto fue construida para desarrollar experiencias cuyo máximo de
hexano permitido eran 500 litros, cantidad que entra en el tanque de almacenamiento que
está en el exterior de la Planta. Y la acción llevada a cabo por quien produce la causa que
da origen a la deflagración, saca de lo previsible, la naturaleza de la acción que se le exige a
Antonelli. Es decir que la acción estaba fuera de todo cálculo previsible de las normas de
seguridad e higiene y de todos los secretarios que integraban esa Comisión, los cuales no
son especialistas ni expertos, sino que la Comisión estaba integrada por los secretarios de
los diferentes departamentos que como tales carecen igual que Antonelli, de conocimiento
para determinar procesos donde se incluyen elementos de origen químico. Ni siquiera
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Poder Judicial de la Nación
Ceballos, que es Doctor en Química, tomó conocimiento del riesgo que representaban los
13 tambores de hexano. En la misma Planta Piloto, de los Ingenieros Químicos y de todo el
Departamento de Tecnología Química, expertos con mucha antigüedad en la docencia,
resaltó, solamente dos de ellos -Orejas y Montenegro-, solicitaron algún tipo de
explicación, motivo por el cual se llevó a cabo la famosa reunión del 15 de noviembre
convocada por la Directora y Vicedirectora del Departamento, en la que Mattea se negó a
dar explicaciones de la experiencia, al punto que nadie sabía qué era lo que iba a hacer
Mattea. También señaló que se podría argumentar que había confianza generada por los
antecedentes académicos y jurídicos del ingeniero Mattea. En ese aspecto, señaló que el
testigo Martinello refirió que nunca antes había sucedido nada, que todo estaba bien, que
no había motivos para cambiar nada. La UNRC funcionaba con el desorden y caos
USO OFICIAL
permitido, tolerado. La vida misma es eso, refiere la defensa. La introducción de
verdaderos elementos de riesgo y la confianza en quien tiene a su cargo el elemento
peligroso. Se manejaban por principios de confianza, ese es el riesgo permitido del que
hablan los autores. Confiaban
en quien tenía
el elemento peligroso -el hexano fue
introducido por Mattea- y es él quien no quiere dar explicaciones, se pactan reglas de
seguridad y es él mismo quien luego las viola. Se introduce el hexano de manera
clandestina, en el campus no hay vallas para detener el ingreso y revisar qué se entra. Se
contrata para su traslado, un transporte de encomiendas o mudanzas, “Oliva Hermanos”, el
cual no llama la atención porque ingresa constantemente a la Universidad, ingresando
materiales, equipos etc., de modo que no podría haberse generado la sospecha de que se
estaba ingresando por la guardia un elemento peligroso, el cual se deja en el interior de la
Planta Piloto y aquéllos que estaban capacitados para determinar el peligro no lo
advirtieron; sin embargo, señala, se le reprocha a Antonelli el no haber tenido los cuidados
necesarios, o advertido el peligro y riesgo que no generó ni creó. Se le reprocha haber
causado el estrago por no haber efectuado el relevamiento. Pero sí lo había hecho, sostiene
la defensa, a través de la Comisión quien había contratado a Chiaramelo, Echandia, Turiello
(quedó acreditado con su testimonio en la audiencia, que su pago salió por Secretaría
Técnica, y además corroborado por el testimonio de Barral). La puerta de emergencia que
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se colocó en la Planta Piloto, fue por indicación de la Comisión. Las tareas de esta planta
no abarcaban un riesgo que fueran a poner en peligro la vida de las personas que allí
trabajaban; no fue previsible ese riesgo ni para Echandia, ni Turiello, ni Ferrario,
especialistas en seguridad, no había riesgo por lo que habitualmente se hacía en la Planta
Piloto, hablamos de peligros advertibles y previsibles; en el delito culposo hace falta el
conocimiento y aquí señala, no hay un solo elemento de prueba para acreditar con el grado
de certeza requerido que su defendido Antonelli conociera el riesgo, de modo que en el
curso causal de producción del resultado queda una sola causa que es la inmediata. Lo que
se le exigía por ley era la disminución de los riesgos previsibles. Nadie supo a ciencia
cierta, qué hacía Mattea y su grupo. Los que no sabían terminaron imputados, y los que sí,
inmolados en su propio riesgo. Antonelli no generó el riesgo que provoca el resultado. Ese
riesgo es precisamente la experiencia que lleva adelante el GIDPO. Por lo tanto la conducta
de Antonelli no encuadra en las previsiones del art. 189 segundo párrafo, C.P. Por ello
entiende que corresponde absolver de culpa y cargo a su defendido Sergio Antonelli. XI.La Dra. Mariela PEREZ, en defensa de la imputada Liliana Gladis RUETSCH, refirió
que se adhiere a los pedidos de absolución oportunamente solicitados tanto por la querella
como por el representante del Ministerio Público Fiscal, y en consecuencia invocó la
doctrina de la Excma. Corte Suprema de Justicia de la Nación aplicada en los fallos
“Tarifeño” y “Marcilese”, en los cuales la jurisprudencia emanada fue conteste en admitir
que en materia criminal la garantía consagrada por el art. 18 de la Constitución Nacional
exige la observancia de las formas sustanciales del juicio relativas a la acusación, defensa,
pruebas y sentencia dictadas por los Jueces Naturales y que en tal sentido, el dictado de una
sentencia condenatoria sin que medie acusación por parte del Ministerio Público, viola
dicha garantía. Más allá de ello, el juzgador en esta etapa no puede suplantar al Ministerio
Público Fiscal en su rol sin quebrantar el juego de equilibrio entre las partes y por lo tanto
el principio de igualdad ante la Ley. Refirió así que la Doctrina de la Corte Suprema de la
Nación tiene un rol nomofiláctico por lo que los Tribunales inferiores deben respetar la
doctrina pacífica en este caso. En tal sentido, manifestó su adhesión al pedido absolución de
su asistida, la Ingeniera Liliana Gladis Ruetsh. XI.- Concluyendo los alegatos, el Dr.
Jorge Alberto VALVERDE, en ejercicio de la defensa técnica de los imputados José Luis
92
Poder Judicial de la Nación
Pincini, Miriam Palmira Ferrari y Edith Matilde Ducros, comenzó manifestando haber
quedado absorto con el cuantum de las penas solicitadas tanto por la querella como por el
Representante del Ministerio Público Fiscal, máxime cuando se está juzgando a un grupo
de docentes -sin ningún tipo de antecedentes penales- por un delito culposo. Asimismo,
refirió compartir con el Señor Fiscal que se encuentra debidamente acreditada la existencia
material del hecho en cuanto al incendio, explosiones, víctimas fatales y lesionados,
compartiendo además, la tesis de cómo se produjo el siniestro en virtud de las pericias e
informes emitidas por Inti y Policía Federal Argentina, expresando que la pérdida de
solvente lógicamente fue por una falla estructural. Pero manifestó disentir por cuanto no se
ha podido acreditar la responsabilidad penal que se le atribuye a los imputados, en virtud
que, si la causa del siniestro fue una falla en la estructura de los equipos montados para la
USO OFICIAL
realización del proyecto, y como consecuencia de esa falla se produce el derrame del
combustible que luego por la acción del viento tomará ignición con el autoclave encendido,
produciendo la lengua de fuego y el posterior incendio y explosión, no se puede atribuir
responsabilidad a los que no tuvieron participación en los montajes de esa estructura. La
otra causa principal por la que se produce el siniestro, señaló, es la existencia del autoclave
el cual se encontraba encendido, cuya responsabilidad solo es atribuible al Ingeniero
Mattea que dejó de cumplir los compromisos asumidos en la reunión del 15 de noviembre,
ya que había quedado claro que se iba a trabajar en otro horario, después de las 18 horas, ya
que los demás grupos de trabajos no se encontrarían en ese horario en la Planta Piloto, y
que en consecuencia no habría ningún autoclave encendido que pudiese producir ignición.
De la propia hipótesis sostenida en la acusación se desprende que el siniestro no se produjo
por ninguna deficiencia de seguridad por omisiones que se pretenden
atribuir a sus
asistidos, sino a fallas estructurales y a la falta de cumplimiento de un compromiso
asumido, como así también a quien permitió el ingreso clandestino del hexano en el predio
de la Universidad. Las omisiones atribuidas a los imputados no tuvieron ningún tipo de
relación con el siniestro,
ya que no se juzga lo que pudo ocurrir, sino lo que
verdaderamente ocurrió el 5 de diciembre de 2007. Se ha centrado la investigación en esas
posibles fallas de seguridad y no se puso el acento en la génesis del suceso, pero, como
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queda acreditado, bajo ningún aspecto a estas personas se les puede atribuir acciones u
omisiones que puedan determinar los hechos. El defensor dijo: “estamos en el mundo del
revés, se desvincula y no se investiga a quienes sabían y se solicitan condenas a quienes
no sabían ni debían saber”. Sostuvo así que ninguna de las fallas y falencias determinadas
antes tuvieron entidad para causar el siniestro. Si los 2600 litros de hexano no hubieran
estado en la Planta Piloto el siniestro no se hubiera producido con el resultado que hoy se
lamenta. No se ha investigado a quienes fueron los verdaderos responsables, quienes
realizaron maniobras clandestinas y violaron todo tipo de normas vigentes, para que el
hexano ingresara en la UNRC, la cual no estaba habilitada ni legalmente autorizada para
operar con hexano. Al respecto, manifestó que la ley 24051 y su decreto reglamentario
disponen la obligatoriedad de la inscripción en dicho registro para poder operar con este
tipo de solventes y reunir ciertos requisitos previos. La empresa De Smet tampoco se
encontraba inscripta en dicho registro y, por ende, tampoco estaba autorizada para operar
con hexano. Por ello fue la Aceitera General Deheza el actor principal que operó para
lograr el ingreso de dicho combustible en la Universidad y esto, señaló, estaba claro desde
los albores de la investigación. Continuó su alegato referenciando cuál fue la maniobra para
lograr vulnerar el orden jurídico. Así señaló que existió una primera parte, la cual se
perfecciona cuando Aceitera General Deheza, quien sí estaba habilitada para manipular el
solvente, compra el hexano a su nombre, lo cual está plenamente acreditado con los
correspondientes remitos de entrega de los 13 tambores y la factura de compra a su
nombre. La segunda etapa consiste en la contraorden en el destino del hexano y el cambio
de transportista a una empresa de mudanzas –Oliva Hnos.- a los fines de que el ingreso de
dicho material no llame la atención en la guardia de la UNRC. Cabe destacar, insistió, que
esta empresa de mudanzas, Oliva Hnos., tampoco está habilitada para transportar solvente,
razón por la cual, sostiene, este cambio de transporte se hizo maliciosamente con la
finalidad de que no se dieran cuenta del ingreso del hexano en la Universidad. Pero las
maniobras no culminan aquí, señala el defensor, el hexano es descargado por Boretti, quien
así lo reconoció, y almacenado en la Planta Piloto, lugar indicado por el ingeniero Mattea.
Llamándole la atención que el propio Boretti, el día del siniestro, 5 de Diciembre de 2007,
se encontraba trabajando en la Aceitera General Deheza. Todo lleva a decir que es
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Poder Judicial de la Nación
inimaginable presumir que un docente de la jerarquía del Dr. Mattea, investigadores
reconocidos a nivel internacional podía llegar a violar las leyes vigentes para llevar
adelante un proyecto de investigación, y llegamos a la conclusión, señala el Dr. Valverde,
que las maniobras realizadas para ingresar el hexano, fueron totalmente clandestinas, razón
por la cual su presencia no podía presumirse porque era ilegal y extraordinaria. El ingreso
del solvente a la Planta Piloto tampoco fue puesto en conocimiento de ninguna autoridad, ni
del Departamento de Tecnología Química ni de la Comisión de Seguridad e Higiene. Por
ello, sostiene, se acredita que era imposible que funcionarios o docentes ajenos al grupo
GIDPO pudieran conocer o presumir la presencia del hexano, más aún cuando el convenio
o protocolo entre la Fundación y la empresa De Smet jamás fue aprobado por las
autoridades pertinentes, por lo cual, no estaba vigente. El hermetismo con el cual el grupo
USO OFICIAL
Gidpo llevaba a cabo ese proyecto está acreditado, ninguna autoridad ni docente podía
conocer la magnitud del proyecto y consecuente peligro, lo cual se desprende de la
totalidad de los testimonios que coincidieron que se trató de un hecho extraordinario que
llegó hasta cambiar el fin de la Planta Piloto. Es decir que era imposible conocer o
sospechar lo que estaba ocurriendo, la magnitud del proyecto y lo que se estaba realizando.
Resulta llamativo que se haya desvinculado a los directivos de las distintas empresas que
estuvieron trabajando en la Planta Piloto, armando estructuras del proyecto y montajes,
ellos también fueron partícipes y conocían de la presencia del hexano. Si se hubiera
contado con una información más precisa del Ingeniero Mattea, se podrían haber previsto
medidas de seguridad. Finalmente, concluyó que el siniestro fue consecuencia de una falla
tecnológica la cual no puede atribuírsele a sus asistidos, quienes aún si hubieran estado
obligados por ley, no se los podría obligar a actuar si no sabían, ellos no podían ni presumir
la cantidad de hexano. Por el ilegal accionar de aquéllos que no están imputados se
pretende responsabilizar a los si imputados. En relación a Pincini manifestó que el plexo
probatorio acredita que no le cabe ningún tipo de responsabilidad, que si bien integraba la
Comisión de Seguridad e Higiene, era un integrante más y no su titular, ya que la misma
estaba conformada por otros miembros en una estructura horizontal, donde nadie tenía
responsabilidad de dirección, salvo el Consejo Superior, y añadió que ninguno de sus
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integrantes eran especialistas de seguridad e higiene, por ello se requirió la contratación de
especialistas en seguridad e higiene, como
Echandia, Chiaramelo, Reartes. Por ello,
sostuvo que es erróneo pretender atribuirle responsabilidad a Pincini por el solo hecho de
ocupar ese cargo. La posición exculpatoria encuentra pleno aval en esa resolución 598/05,
la cual crea esa Comisión de Seguridad e Higiene la cual dependía del Consejo Superior,
por lo que la seguridad no estaba a cargo de la Secretaría de Coordinación Técnica. Los
integrantes de la comisión tenían una responsabilidad horizontal, tomaban las decisiones
sus miembros. Si por integrar esa comisión es responsable por haber incumplido sus
deberes, el plexo probatorio acredita que no le cabe responsabilidad alguna, ya que como
ninguno de los miembros eran especialistas en seguridad se contrataron especialistas. Del
art. 2 de la resolución 598/05, surge la facultad que tenían los integrantes de la comisión
para contratar gente especializada en el tema y eso fue lo que hicieron, requirieron
designación de expertos en quienes delegaron las funciones, mal podían relevar, controlar y
determinar qué medidas de seguridad debían tomar, pues lógicamente antes debían saber
que necesidades había y los expertos debían determinarlas. Se contrataron expertos, está
acreditado, hay resoluciones agregadas a la causa 481, 846, entre otras, y esto indica que la
comisión se reunía, las resoluciones están y existen y los expertos se contrataron y todos
esos contratos eran onerosos para la Universidad, y se encontraban vigentes a la fecha del
siniestro. En los considerandos dice textualmente que los contratados prestan asesoramiento
para un plan general de seguridad e higiene para todo el ámbito de la Universidad, es decir
que la comisión dependía de estos expertos para dar cumplimiento a las otros funciones del
reglamento, se dependía de los expertos y éstos hicieron relevamientos no sólo en la Planta
Piloto sino en toda la Universidad; así lo sostuvo Ferrario quien dijo que, en el momento
del relevamiento, la Planta Piloto era segura para los trabajos que habitualmente se hacían,
estos expertos de seguridad, que hoy se pretende decir que omitieron cumplir sus funciones,
siguieron trabajando hasta el año pasado. Su relevamiento fue cinco o seis meses antes del
hecho, por eso lo importante del ocultamiento de la entrada de hexano a la Planta Piloto y
que se le haya cambiado su finalidad. Jamás con anterioridad en dicha planta
había
ocurrido absolutamente nada. Ninguna de las fallas de seguridad causaron el siniestro, sino
el ingreso clandestino del hexano, cambiando la finalidad de la planta y vulnerando el uso
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Poder Judicial de la Nación
jurídico de lo que rodea su uso. No hay indicio de conocimiento del peligro por parte de
algún integrante de la Universidad, excepto los del grupo GIDPO. Pincini no tenía
conocimiento del ingreso clandestino de los 2600 litros de hexano. En relación a la
situación de las ingenieras Edith Ducros y Miriam Ferrari, cuyas posiciones exculpatorias
encuentran pleno aval en el plexo probatorio, señaló la necesidad de efectuar un análisis
especial en cuanto a la situación de Edith Matilde Ducros, quien ejercía el cargo de
Subdirectora del Departamento de Tecnología Química, porque la resolución 184/94
establece que la Subdirectora únicamente está a cargo de la dirección en situaciones de
ausencia y reemplazo del director y quien ejercía la titularidad era la Ingeniera Miriam
Palmira Ferrari. Entonces la función de la Vicedirectora, simplemente era colaborar con la
Dirección, no resolver o tomar decisiones. Los testimonios corroboran todo lo que han
USO OFICIAL
dicho las directoras en su descargo. Sus funciones eran académicas y de coordinación y no
tenían a su cargo el control de seguridad, ni la obligación o facultad para controlar la
seguridad dentro de la Facultad y Planta Piloto; no tenían facultad para suspender ningún
proyecto. El Departamento tenía solo función administrativa, la directora y la vice no saben
ni participan de los proyectos. No tenían poder de policía y de eso se les pretende
responsabilizar. Según el Señor Fiscal debían organizar y supervisar. Pero en el
Departamento se toman decisiones por consenso y simple mayoría. Deviene en absurdo
pretender que esa supervisación sea sobre cómo iba a ser el proyecto, en qué iba a consistir,
si quien estaba haciendo el proyecto era el Dr. Mattea, con amplio reconocimiento y
prestigio internacional. Las tareas de supervisión se refieren a otra cosa, no a controlar al
grupo GIDPO. Si no está establecido en la ley, no hay omisión. Cumplieron con sus
funciones de autoridad y en función de ello, convocaron a una reunión, la del 15 de
noviembre, para pedir explicaciones de qué se estaba haciendo, esa era su función. La
mayoría dispuso la continuación del proyecto. Concluyó su alegato afirmando que no
existió omisión de parte de ninguno de los imputados que representa, que a ninguno les
pueda caber responsabilidad penal porque no conocieron el riesgo por el ocultamiento
malicioso del solvente utilizado. No existe omisión que genere responsabilidad penal a los
imputados, sino en todo caso, una confianza reverencial que le tenían al Ingeniero Mattea,
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nadie podía dudar o sospechar que no iba a cumplir sus compromisos y que iba a ser
partícipe de violar leyes para llevar a cabo un proyecto de investigación. Ninguna omisión
achacable a sus representados fueron determinantes para la producción del suceso, sino que
lo determinante en la producción de los hechos fue la falla de la estructura montada y el
encendido del autoclave a raíz del incumplimiento efectuado por el propio Dr. Mattea en
relación a sus compromisos asumidos en la reunión. En relación a la figura penal del
estrago culposo, citó doctrina y jurisprudencia de la cual se desprende que la conducta y la
omisión debe haber sido determinante del resultado y las fallas que se pretenden atribuir
por la omisión de sus deberes no fueron causa determinante. Concluye refiriendo que
conociendo la personalidad del Dr. Miguel Mattea, hoy estaría diciendo que él fue el único
responsable de la tragedia sucedida. Por todo ello, solicita la absolución de sus
representados, Miriam Ferrari, José Luis Pincini y Edith Matilde Ducros. XI.-En la
oportunidad de escuchar la última palabra, antes de dictar sentencia, los imputados
manifestaron no tener nada más que agregar a todo lo visto y oído. XII- Descriptos los
hechos, sintetizada la posición exculpatoria, relacionada la prueba colectada y las
conclusiones de las partes, corresponde ingresar al fondo de la cuestión para analizar los
extremos fácticos de la imputación delictiva, en cuanto a la existencia de los hechos, y, en
su caso, la participación penalmente responsable de los encartados. Escuchamos
primeramente el testimonio del señor Norberto Gabriel Campetelli, Ingeniero MecánicoElectricista, quien manifestó conocer a los imputados por ser colegas de la Facultad. En
cuanto a su conocimiento de los hechos, refirió que en aquel entonces realizaba actividad
docente en dicha Facultad, a unos 300 o 400 mts. aproximadamente del lugar donde
sucedió la tragedia. Conocía la Planta Piloto desde que se construyó y había ido en varias
oportunidades a la misma, teniendo conocimiento de los experimentos que allí se
efectuaban. Que el 3 de diciembre de 2007 fue consultado a través de un colega, el
Ingeniero Ravera, por una reforma que efectuarían a raíz de haber recibido un refuerzo
presupuestario para mejoras en las instalaciones eléctricas, respondiendo el deponente que
no podía emitir opinión hasta tanto ir al lugar, razón por la cual, “el día 4 de diciembre, se
presentó en dicha Planta, junto con Reartes (miembro del Departamento, aclarando que en
aquel momento pensó que era una autoridad del mismo y que al sucederse los hechos se
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Poder Judicial de la Nación
enteró que las autoridades eran Ferrari y Ducros –Directora y Vicedirectora,
respectivamente, del Departamento de Tecnología Química-), con el fin de inspeccionar el
lugar para un posterior asesoramiento”. En dicha oportunidad, en la que estaban presentes
los Ingenieros Reartes y Ravera, “pudo advertir una sobrecarga eléctrica en la instalación
de un equipo, un tablero de baja tensión que no estaba en buenas condiciones de
mantenimiento –tenía perforaciones en la tapa-, y vio los tambores -10 o 12 comunicados
por una tubería- dispuestos en forma horizontal, y que al preguntar sobre los mismos, le
respondieron que algunos tenían hexano puro y otros miscela (mezcla de aceite y solvente)
y que se utilizaban para una experiencia”. Ante ello, les advirtió sobre la peligrosidad de
tener ese solvente y en esas cantidades almacenado, sobre todo que la instalación eléctrica
debía ser la adecuada ya que sólo una parte de la misma tenía cañería antiexplosiva, pero el
USO OFICIAL
resto era cañería convencional. Ante ello, al ser las instalaciones eléctricas antiexplosivas
una especialidad, ofreció pasar los datos de una persona capacitada para hacer la
clasificación de las zonas peligrosas de la Planta Piloto, lo que así hizo ese mismo día 4 de
diciembre de 2007, a las 16.07, según surge del correo electrónico enviado por Gabriel
Campetelli a Nancy Reartes, donde le indicó el nombre de Maximiliano Centurión al igual
que sus números de teléfono fijo y celular, agregado a fs. 244 de autos. En relación a la
actividad que allí se desarrollaba, manifiesta el testigo que durante la charla que mantuvo
con la ingeniera Nancy Reartes en la Planta Piloto, tomó conocimiento de la experiencia
que allí se realizaba, de su peligrosidad, por lo cual y al consultarle a la Ingeniera -quién era
Representante Técnica por la Universidad ante la Agencia Córdoba Ambiente- sobre por
qué no denunciaba las condiciones de trabajo en dicha Planta, a fin que clausuren el lugar,
ella respondió que ya se lo había comunicado al Ingeniero Pincini quien le contestó “no se
puede hacer nada”. Continúa su relato diciendo haber quedado preocupado por la situación
y por lo que podía ocurrir. Luego, al ser consultado por el señor Fiscal sobre cómo era la
planta en cuanto al orden de funcionamiento, el testigo respondió que en ese momento no
había nada en funcionamiento, salvo dos personas que se encontraban manipulando dos
tambores con un aparejo hidráulico. Luego se enteró que uno de ellos era Politano. Que fue
en ese momento que planteó la necesidad de que existiera una persona que organizara todo
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el lugar y en la cual recayera la responsabilidad en forma directa, que establezca un orden,
un sistema de seguridad y cuidado, incluso para cuando concurriesen visitantes a la Planta
(refiriéndose a la utilización de anteojos, casco, protectores auditivos etc.) como así
también a las medidas de evacuación a seguir ante un incidente. El testigo Campetelli
expresó que la sensación de preocupación manifiesta se la transmitió a sus colegas y a su
jefe. Agregó que cuando planteó a los Ingenieros Reartes y Ravera la peligrosidad de
trabajar con instalaciones eléctricas convencionales, le dijeron que el Grupo había
planteado ello en la reunión del Departamento, y que se habían tomado medidas extremas
como por ejemplo, que las experiencias se realizaban de noche y que en esos momentos el
lugar era cercado. Recordó también haber visto otra fuente de calor, un autoclave que
estaba encendido, a la vista, a 30 o 40 metros de los tambores con hexano, sin que hubiera
una pared ni nada que los aíslara, circunstancia que también refirió habérsela comunicado a
la Ingeniera Reartes. Finalmente y al ser consultado sobre si le consta que el ingeniero
Bortis tuviera conocimiento de que el proyecto se había puesto en funcionamiento antes de
suscribirse el protocolo o convenio, respondió que no, pero que si se conoció luego que se
había avanzado en las tareas de investigación sin que se formalizaran los convenios atento
que Bortis estaba cumpliendo una doble función como Decano y como Presidente de la
Fundación y no podía así “celebrar un convenio con él mismo”. Al respecto recordó que
unos días después del accidente, al retirarse del velorio de la ingeniera Giacomelli, el
Ingeniero Cantero –ex Rector de la UNRC- le comentó que quien tenía pleno conocimiento
de la actividad que se estaba desarrollando en la Planta Piloto y de la existencia de los
tambores con hexano, era el Ingeniero Bortis. Agregando al final: “Recuerdo y tengo
indignación porque siento que se querían sacar responsabilidades de encima, estaba claro
que Bortis sabía lo que se hacía en la Planta Piloto”. Luego, oímos el testimonio de Javier
Boretti, Ingeniero Mecánico Aeronáutico, empleado de la empresa De Smet desde hace
aproximadamente diez años, quien declaró haber colaborado con el GIDPO en ensayos de
las experiencias que se hacían en la Planta Piloto y que su relación no era en forma directa
sino a través de la empresa De Smet. Declaró haber participado en tres experiencias allí
realizadas a modo de espectador, previo a lo cual se había entrevistado con el Ingeniero
Mattea para ponerse a su disposición, ante lo cual charlaron de la necesidad de dichas
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Poder Judicial de la Nación
experiencias y de cómo ejecutarlas. Fue en esa oportunidad que le mostró la Planta Piloto, y
luego efectuó otra visita más con el fin de ver los recursos existentes para adecuar la planta
para las experiencias. En este punto aclaró que él no efectuó ninguna adecuación sino que
dicha tarea estuvo a cargo de Bonazza, que trabajaba para la empresa Verdu, y que
justamente fue bajo su dirección que los tambores de hexano fueron colocados en la
posición adecuada para la circulación de la miscela, sobre una plataforma, y se efectuó la
instalación de una bomba. Luego de ello, se realizaron los ensayos de rigor para verificar si
había estanqueidad. Que si bien la empresa De Smet fue la encargada de realizar la
adecuación, él no estuvo presente salvo cuando se hicieron las pruebas hidráulicas. Refiere
la existencia de 13 tambores de hexano, que él personalmente los recibió, pero quienes lo
descargaron fueron de la empresa Emirt y los del camión (Empresa Oliva). No había
USO OFICIAL
persona alguna perteneciente al GIDPO para recibirlos. Los bajaron los de la empresa
contratista, en el portón verde dentro de la Planta Piloto, por orden del Dr. Mattea quién
había acordado que se bajaran allí, y que nadie objetó que él siendo espectador los hubiera
recibido. El horario establecido para la experimentación era a partir de las 18 horas, las
miscelas se comenzaban a preparar a partir de las 14,30 hs. El horario lo fijaba el GIDPO,
a través del Dr. Mattea. El día de los hechos se encontraba en la Aceitera General Deheza
haciendo un trabajo de su empresa. Sabe a través de Murello que el día anterior al hecho se
habían preparado las miscelas, pero no en qué horarios. También manifestó que conforme
su experiencia, el montaje que se efectuaba en la Planta Piloto era una instalación bajo
escala de nivel experimental, de bajo proceso. Consultado sobre las medidas de seguridad
para el manejo de hexano, respondió no saber por no ser especialista en seguridad
industrial, razón por la cual no le correspondía verificar la seguridad de la experiencia. En
cuanto al Convenio o Protocolo, manifiesta haber tomado conocimiento luego de sucedidos
los trágicos hechos. En la práctica la empresa tenía el rol de ponerse a disposición de la
Universidad, que contaba con la Planta Piloto para que pudieran efectuar la experiencia en
cuestión de recursos y apoyo. La empresa busca a la Universidad, justamente por la
existencia de dicha Planta y su experiencia científica, ellos eran los especialistas en el tema.
Luego refirió que le causó sorpresa el resultado trágico del 5 de diciembre, que bajo ningún
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aspecto esperaba que ello sucediera y que estaba totalmente confiado de que estaba todo
bajo control. En cuanto a las tareas de instalación de las adecuaciones, manifestó que no
participó en la compra de materiales sino en contratar a la empresa Emirt para tal fin. Para
ello, Bonazza y otros empleados de la empresa verificaron qué materiales no eran provistos
por la Universidad y eran comprados por otro lado. Era el arquitecto Bonazza quien
indicaba a la empresa Emirt lo que debía llevar, por ejemplo una bomba centrífuga. Boretti
manifestó ser mecánico aeronáutico y trabajar hace diez años en la empresa De Smet, la
cual tiene domicilio en la Provincia de Buenos Aires. Que tiene grandes clientes como
Bunge, Aceitera General Deheza, AGD y Noble, la mayoría perteneciente al mercado
aceitero y hace cuatro años algunas del mercado biodiesel, a quienes se les realiza la
provisión y montaje de la planta industrial o modificación de plantas existentes. De Smet
contrata empresas de terceros para realizar la tarea de montaje de plantas, ya que no tiene
servicio de montaje propio. Solo provee la tecnología para las plantas industriales, diseño
de equipos y proceso, pero en cuestiones de seguridad se siguen normas NFPA36, que son
procedimientos o buenas prácticas de seguridad. Lo que recomiendan estas prácticas, lo
desconoce, pero lo hacen en todo el mundo, sugiriendo buenas prácticas, que no las conoce
en detalle, pero hablan que tiene que haber lugares restringidos, no puede haber presencia
de fuego a menos de treinta metros de la planta, hablan de la “trampa de hexano” y de las
temperaturas máximas de calefacción permitidas. Resalta que ellos hacen el montaje de
equipos en el lugar, pero no controlan que estos equipos cumplan las medidas de seguridad.
Que cuando a él le asignan una tarea para verificar in situ que ese tercero cumpla con las
tareas de seguridad, no se les pide que vean esas prácticas, sino que la instalación esté bien.
Afirma que en el proceso de montaje no hay riesgo, que aparece recién cuando la Planta
está operativa, en funcionamiento y ante la presencia del hexano. Declara que la planta
debe ser aprobada antes de ponerse en marcha, lo cual está a cargo de entes nacionales,
provinciales o municipales, no de De Smet y que desconoce cuáles son estos entes.
También manifestó que la empresa buscó a la Universidad para hacer estas experiencias por
su prestigio y por contar justamente con una Planta Piloto, con científicos capacitados y
profesionales prestigiosos. Que el Ingeniero Demarco fue quien le informó que se pusiera
en contacto y a disposición del Dr. Mattea, que era quien
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le aportaría los medios
Poder Judicial de la Nación
económicos necesarios para realizar unos ensayos que habían hablado entre ellos. Luego de
la primera reunión, bajaron a la planta y se evaluó que iba a hacer falta personal para
adecuar la planta a las necesidades de las experiencias, por lo que se pone en contacto con
la empresa Emirt para empezar los trabajos que hicieran falta. Generalmente se contactaba
con el ingeniero Demarco para que se autorizaran los montos. Con Mattea hablaron de la
parte científica de la extracción de aceite, a él le aportó mucho, se habló de la célula, fue
muy interesante; después bajaron a la planta, se vio lo que tenían, las bombas, el extractor,
y había que hacer una adecuación, por la experiencia que se estaba por realizar se debían
poner más tambores, se debía optimizar la extracción de aceites por medio del extractor.
Con optimizar quiere significar que el proceso de extracción tiene un proceso determinado,
querían bajar el aceite residual que queda en las láminas de soja, y ahorrar tiempo, se
USO OFICIAL
pretendía que el tiempo fuera el óptimo para lavar las semillas. Tiene conciencia que el
hexano es peligroso, pero él no habló del tema de seguridad con Mattea, la cuestión de
seguridad estaba a cargo de la Universidad, ellos tenían una Planta Piloto y se suponía que
estaba autorizada; él fue contratado para adecuar la planta para hacer la experiencia, pero
en ningún momento se habló de la seguridad. Sabían que había una sustancia de riesgo y
que se debían tomar algunas medidas. El dicente, personalmente, mientras estuvo en la
planta y en los ensayos no advirtió riesgos; las experiencias empezaban cerca de las 18 hs.,
y duraban hasta las 12 de la noche o 1 de la mañana. En las experiencias que participó no
hubo dificultades, se desarrollaron con total normalidad. Las experiencias que se
realizaban, una vez efectuadas debían ser evaluadas en el laboratorio, hasta que se produjo
la explosión no se pudo hacer ningún análisis. Refirió haber visto alguna vez gente que no
participaba en el grupo GIDPO, pero que estaban en otro sector de las oficinas, en los
laboratorios, a una distancia de treinta o cuarenta metros. Las experiencias fueron con
hexano, la que hubo con agua era para garantizar la estanqueidad. Hubo pruebas de
instalación en las que se utilizó isopropanol, y luego las tres experiencias con hexano, en
realidad se iban hacer cuatro pero esta última no se llegó a hacer. El número de
experiencias estaba acordado con Demarco; Mattea podría haber suspendido las
experiencias si hubiera querido, él era el “dueño de casa”. La miscela es una mezcla de
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aceite de oleaginosas, en este caso soja, con hexano; el isopropanol es similar al alcohol;
ambos sirven para el proceso de extracción pero se diferencia del hexano, porque el
alcohol no es miscible con el agua, con lo cual no se recupera demasiado, mientras que el
hexano al mezclarse con el agua se puede llegar a recuperar casi un 99%. A nivel industrial
siempre se utiliza hexano. El isopropanol se utiliza como prueba piloto. El objetivo era un
desarrollo tecnológico, para luego ofrecerlo a los clientes, era una investigación que si daba
buenos resultados se pasaría a los clientes. Consultado sobre el término “estanqueidad”
explicó que luego de toda adecuación mecánica, se debe verificar que no hayan quedado
cosas flojas que signifiquen pérdidas o fuga de hexano. Para ello se llena la bomba con
agua y se pone a recircular. Si no se verifican fugas es porque la planta está bien. El riesgo
de fuga existe solo cuando se está en el proceso de extracción. Si no está funcionando, no
hay riesgos. Era incompatible hacer esta experiencia y realizarse simultáneamente otras en
el mismo lugar, desconoce si ese día del hecho había otros trabajando. Que sí observó
equipos eléctricos y otras fuentes de combustión como unos mecheros que había en los
laboratorios existentes en el lado opuesto donde se encontraba el hexano, a unos 30 o 40
metros, sin ninguna pared ni barrera de contención que separe uno de otros. También
advirtió que había un autoclave, que se utiliza para esterilización, y que -en principio- las
instalaciones eléctricas era adecuadas, es decir, las cañerías eran de acero (para poder
utilizar el hexano), las bombas antiexplosivas. Finalmente manifestó que la primera
experiencia se realizó 15 o 20 días antes de la tragedia, y que toma conocimiento del
Convenio Marco luego del siniestro. Que no tuvo conocimiento de ninguna reunión previa
a los hechos, para informar sobre medidas de seguridad. No vio “trampa de hexano” (cuya
necesidad quedó planteada), ni “válvulas de alivio”. Si había un termómetro. La UNRC era
prestigiosa y principalmente el ingeniero Mattea era una eminencia a nivel nacional e
internacional. Continuó la audiencia con el testimonio de Diego BONAZZA, quien en
aquel entonces era empleado de la empresa Verdu, contratada a su vez por la Empresa De
Smet para realizar las tareas de adecuación en la Planta Piloto, encontrándose presente en
dicha Planta el día del siniestro. Al respecto señaló que un mes antes comenzó a realizar
tareas para el montaje, se hicieron pruebas, adecuaciones; que la primera prueba se realizó
con agua y la otra con alcohol; que luego se pidió instalar un extractor de gases, del cual se
104
Poder Judicial de la Nación
encargó el grupo GIDPO. El diseño fue acordado con Boretti, ya estaba hecho, solo había
que “emprolijarlo”, por tal motivo concurrió por primera vez a la Planta donde se
encontraron con Mattea y realizaron juntos el recorrido por la misma. Boretti era el
contacto con Mattea. En el comienzo de las pruebas, se utilizó agua para verificar pérdidas
advirtiendo una, la cual se ajustó y reparó. Luego, al efectuar la prueba con el alcohol, no
se detectaron pérdidas. En relación al día del siniestro, relató que llegó a la Planta Piloto
junto con Murello, alrededor de las 8 horas y esperó a que abrieran el portón (generalmente
las llaves las tenían la Ingeniera Liliana Giacomelli o el ingeniero Cardarelli), ingresaron
juntos, Murello se fue hacia arriba con Mattea y él se quedó abajo. Más tarde Murello bajó
y le dijo que ponga a recircular la bomba para hacer la mezcla. Luego llegó Juan Politano,
y juntos decidieron ir hasta el depósito a buscar una pieza que necesitaban. En ese momento
USO OFICIAL
escuchan la explosión, un ruido fuerte. Al llegar a la mitad del edificio observan el
derrame en el sector de la bomba P/31 del lado izquierdo. Recordó haber sido quien apagó
la misma, para que no perdiera más líquido. Remarcó que Politano intentaba extraer los
gases. Que él le gritó que saliera de ese lugar y que en el instante en que bajaba Mattea, se
da vuelta y observa detrás las llamas altas. Por tal motivo, salió corriendo hacia el portón y
en ese momento se produce la explosión. Se le prendió fuego la remera, se la alcanzó a
sacar, lo metieron bajo la ducha, luego lo llevaron a una ambulancia para atenderlo. Quedó
internado durante 15 días, se quemó el 54% de su cuerpo, y tuvo siete meses de
recuperación en la ciudad de Buenos Aires. No puede olvidar todo lo sucedido. Refirió
conocer mucho a Juan Politano atento la relación laboral que los unía. Refirió también que
no hubo ningún problema con ninguna unión, no había nada flojo, sino que para llenar el
extractor y ponerlo en funcionamiento se sacaba una pieza la cual luego se volvía a colocar.
El teflón que fue a buscar al depósito con Politano era para eso, pero no llegaron a ponerlo
porque se produjo la explosión. La empresa De Smet puso la bomba y la parte de arriba del
extractor. Para el armado debía utilizarse bomba antiexplosiva y cuya parte era correcta.
Las instalaciones estaban acondicionadas para una Planta Piloto, y para esta experiencia se
le agregó altura al extractor, una bomba P15 y los tambores. Manifestó haber estado en
carácter de supervisor en otras plantas pilotos y haber efectuado las mismas tareas que se
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realizan en una planta industrial con relación a las medidas de seguridad y que en ese
momento no tuvo conciencia de lo que podía ocurrir con 13 tambores de hexano. Refirió
que
se trataba de una prueba en pequeña escala pero de gran peligrosidad. Las
instrucciones siempre se las daba Boretti, nunca tuvo contacto con nadie de la Universidad.
Manifestó que los tambores de hexano estaban todos dentro de la Planta Piloto. Que no
supo ni escuchó objeciones sobre el riesgo de esos tambores en la planta. Que tampoco
supo de ninguna reunión con personal y alumnos por el tema de seguridad. Respecto de las
medidas de seguridad, señaló que había algunos carteles de seguridad que indicaban por
ejemplo, “no fumar”, “peligro”; que había vallas en la puerta y en el estacionamiento.
Recordó haber visto un autoclave y
mecheros porque allí funcionaba también un
laboratorio, pero que el mismo no funcionaban cuando se hacían las pruebas. En cuanto al
hecho recordó que ese día había mucho viento que entraba por el portón y que seguramente
fue lo que arrastró los gases despedidos por el derrame, hasta donde se hizo la llama que
luego vio. A continuación, prestó testimonio el Ingeniero Químico Jorge Daniel
DAGHERO, quien en la fecha de los trágicos hechos se encontraba presente en el lugar
atento que se desempeñaba como docente de la UNRC. Expresó que ese día, alrededor de
las 10 horas, se encontraba en su oficina de la Planta Piloto cuando sintió un ruido que no
puede definir, como una manguera que se zafa o una pérdida, y junto con un compañero
que estaba a su lado, salieron hacia el balcón que daba a la sala de procesos; no sabían bien
qué pasaba, hasta que se inició el incendio y a partir de ese momento hubo mucha
confusión. Explicó que salió corriendo por un pasillo interno, se expuso a la temperatura
que había allí, abrió una puerta del aula contigua a la sala en la planta alta y rompió con el
pie el vidrio de una puerta y luego salió por el hueco, bajó las escaleras externas y se dirigió
a la guardia de salud. Agrega el testigo que sufrió quemaduras en la cara, frente, nariz,
orejas y sus manos, siendo la derecha la más afectada, habiéndose recuperado de las
lesiones sufridas. Con relación al grupo GIDPO, dijo que lo conocía, que era un grupo de
investigación que pertenecía el Departamento de Tecnología Química y su Director era el
Dr. Mattea. Que en la Planta Piloto además había otros grupos que trabajaban
independientemente. Señaló que aproximadamente quince o veinte días antes de la
explosión había observado personas ajenas a la Universidad, de una empresa, que
106
Poder Judicial de la Nación
realizaron una instalación para un experimento que desarrollaría el grupo GIDPO, del cual
sólo se sabía que se llevaría a cabo durante la noche cuando no hubiera personal afectado,
docentes y alumnos. Por tal motivo un grupo de docentes solicitó una reunión a través de la
Dirección del Departamento, para interiorizarse sobre los trabajos y experiencias que se
iban a efectuar y del tema de la seguridad en dicha Planta. A esa reunión asistieron cerca
de diez personas, entre las que se encontraba el testigo, la Directora y Vicedirectora del
Departamento, y los doctores Mattea, Cardarelli y Joaquín Orejas. Relató que conversaron
sobre la preocupación por la seguridad de la Planta Piloto y la envergadura de los trabajos
que allí se desarrollaban. Que el Dr. Orejas objetó cómo se manejaría el tema de trabajar
con el hexano, hubo una discusión, el Dr. Mattea mencionó que se iba a trabajar con
hexano sin precisar las cantidades y refirió que los equipos destinados al experimento
USO OFICIAL
estaban preparados con sistemas antiexplosivos y que además se trabajaría fuera de los
horarios habituales, cuando ya no hubiere personas ajenas al proyecto. Manifestó también
que si bien se aclararon algunas dudas, todos los presentes tenían cierto temor ante la
envergadura del proyecto en virtud que entendía que dicha Planta no se encontraba
preparada para efectuar tareas con hexano. Recordó que la zona de trabajo estaba
flanqueada con cintas de seguridad, que en la planta pudo observar unos tambores, alguno
de ellos con rótulo que decía “hexano”, ratificando lo expresado al respecto en la
declaración brindada a fs. 1297 de autos. Agregó que el Departamento de Tecnología
Química funcionaba en el mismo edificio de la Planta Piloto, que al frente se encontraba la
Facultad de Ingeniería, y en el primer piso estaba el Decanato. La sede de la Fundación de
la UNRC quedaba en otro sector de la ciudad de Río Cuarto. Remarcó el testigo que el
Decano y el Vicedecano debieron tener conocimiento de lo que sucedía en la Planta Piloto
porque eran autoridades de la Universidad, y como tales, estaban interiorizados de los
proyectos que se llevaban adelante, conocían los grupos de trabajo de Tecnología Química
y las líneas de investigación.
Asimismo, declaró que en algunas oportunidades
las
actividades de experimentación comenzaban a realizarse antes que estuviera formalmente
aprobado el proyecto, ello en función de agilizar los tiempos y poder avanzar, pero que esta
circunstancia se daba con conocimiento de las autoridades, que se “toleraba” esa situación,
107
ya que los desfasajes en la actividad de investigación y el trámite formal eran algo habitual,
nada se hacía a escondidas. Recordó que como docente e investigador realizó varios
experimentos los cuales ponía en conocimiento del Decanato. Que se realizaban distintos
tipos de prueba, unos con sistema externo y otros como trabajos de investigación, que
debían ser aprobados por la Universidad para que se financiara el proyecto por la Secretaría
de Ciencia y Técnica, que era quien aprobaba y financiaba los mismos. Refiere que en los
últimos años desarrolló experiencias en extracción de productos naturales, en los que pudo
haber utilizado hexano u otros solventes a escala laboratorio. Precisó que en escala de
laboratorio, se utiliza hasta un litro de material o solvente; a nivel “piloto,” de veinte litros
en adelante y a nivel “industrial”, miles de litros. Con relación al proyecto desarrollado por
el grupo GIDPO dijo que a su criterio entendía que la empresa pretendía optimizar el
proceso que se realizaba a gran escala para mejorar las condiciones, haciendo un ensayo a
escala “piloto”, para reducir costos, Como beneficios para el grupo liderado por el Dr.
Mattea menciona que pretendía ganar experiencia en el manejo de tecnología, desarrollo y
aporte de información a la industria para la resolución de problemas. Entiende que los
detalles y condiciones del proyecto quedarían fijados en el convenio firmado por la
empresa con el Grupo y la Fundación y que el hecho que se adelantaran experiencias a la
firma de los convenios, probablemente no era conocido por los responsables de la
Fundación. Con respecto a las normas de seguridad anteriores al suceso del 5 de diciembre
de 2007, manifestó que no se cumplían en dicha planta y mencionó una puerta de
emergencia prácticamente clausurada, manifestando que ante una emergencia sólo se podía
salir por la puerta. Recordó que había un equipo trabajando desde la Secretaría de
Coordinación Técnica, tratando de coordinar acciones para mejorar las condiciones de
seguridad pero no estaban ligadas a este proyecto que provocó el siniestro. Recordó que la
Ingeniera Liliana Giacomelli, una de las víctimas, formaba parte del Departamento e
integraba una Comisión de Seguridad ligada a una actividad más interna de Departamento,
y fue quien se ocupó de comprar elementos de seguridad. La Ingeniera Ruetsch tenía su
oficina en la Planta Piloto contigua a la del dicente, y la pudo ver el día del accidente. La
Ingeniera Reartes formaba parte de un grupo de investigación e integraba la Comisión de
Seguridad. Finalmente concluyó que ninguno de los integrantes de la reunión del 15 de
108
Poder Judicial de la Nación
noviembre se opuso a que continuara el proyecto y que los Directores del Departamento
podían no tener injerencia sobre cómo y cuándo se desarrollaban los proyectos ni cuándo se
debían suspender los mismos. Resaltó que si la experiencia se hubiese realizado después de
las 18 hs., tal como debía ser, el resultado hubiese sido distinto. El testigo Carlos
Eduardo BETTERA, microbiólogo, docente de la Universidad Nacional de Río Cuarto, en
el laboratorio número once de la Planta Piloto; tenía una antigüedad de diez años. Declaró
que el día 5 de diciembre del año 2007 llegó a la Universidad, junto con su esposa e hija a
quien dejaron en el jardín de infantes que funciona frente a la misma, y se dirigieron a la
Planta Piloto. Que su esposa –microbióloga- se dirigió al Departamento y él al laboratorio
donde trabajaba. En el lugar se encontró con Liliana Giacomelli y Carlos Ravera, quienes
hacían trabajos de investigación. Que mientras conversaban sintieron un ruido que lo
USO OFICIAL
describe como un golpe, un resoplido como cuando sale aire de una manguera. En ese
momento, se preguntaron qué había sido ese ruido y salieron junto con Ravera detrás de
Liliana Giacomeli. Se veía todo como si hubiese una especie de neblina y como entraba el
sol por el portón no se podía identificar qué sucedía. Recordó que cuando traspasan la
puerta del laboratorio Liliana comentó: “si eso es hexano acá volamos todos a la mierda”.
Cuando estaban tratando de saber qué sucedía, escuchó que alguien dijo “es una pérdida de
hexano”, se volvió corriendo e indicó que en todos los laboratorios apagaran todos los
mecheros. Luego se levantó una columna de fuego, a un lado del portón, se acumuló el
polvo en una parte del techo y se produjo una llamarada, entonces salió corriendo, se
dirigió al último laboratorio donde estaba su señora, Marcela, quien le preguntó qué
sucedía; le respondió que “explotó todo”, esperaron, pasaron tres o cuatro explosiones,
salieron de allí, siguió derecho por el pasillo y ya no la vio. Relata que volvió al centro de
la planta y observó que frente a los laboratorios había una pared de fuego, era muy difícil
ver y entre medio de las llamas vio a Liliana, estaba toda encendida, se tropezó con un caño
y cayó, no encontró matafuegos ni algún elemento para combatir el fuego, entonces usó su
camisa para apagarle las llamas en las piernas, luego la pudieron levantar y ponerla debajo
del agua, después la llevaron afuera de la planta. Se escuchaban los gritos de unos chicos
que estaban en el laboratorio. Continuó deponiendo el testigo e indicó en el plano exhibido
109
en la audiencia el lugar donde observó por primera vez el fuego, el laboratorio donde se
encontraba conversando con Giacomelli y Ravera. Recordó el testigo que días anteriores
observó cintas amarillas colocadas en la Planta y que Ravera le indicó que las mismas
significaba que mientras estuvieran colocadas no se podía encender ningún aparato. Agregó
que formalmente no recibían información de las experiencias que se desarrollaban en la
planta y que lo que se conocía era por conversaciones y contacto con docentes y becarios.
Refirió que no recibió capacitación para situaciones de emergencia, pero que se estaba
empezando a trabajar en la compra de materiales como baldes con arena, duchas, lavaojos.
Refirió que el Dr. Mattea era un referente a nivel internacional en las tareas que
desarrollaba. Con respecto a la tarea que realizaba el Ingeniero Carlos Ravera dijo que era
un técnico profesional dependiente del CONICET; actuaba como un “encargado general” y
tenía a su cargo el mantenimiento de equipos y algunas actividades de la Planta Piloto, las
cuales consistían en poner en marcha la caldera, revisar las bombas o arreglar algún equipo
en caso de rotura. Aclaró que Ravera trabajaba junto con la Ingeniera Nancy Reartes en
uno de los prácticos de una materia que ella dictaba en la Planta Piloto. Recordó haber visto
en algunas ocasiones a las autoridades de la Facultad. Posteriormente, declaró Claudio
Daniel CEBALLOS, Doctor en Ciencias Químicas y docente de la UNRC. Manifestó que
ese día llegó junto con su señora, Liliana Giacomelli, quien también trabajaba en dicha
Universidad, alrededor de las 9:30 hs. Que ella tenía que llevar el material de seguridad y
precaución que había comprado para la acreditación de la carrera de Ingeniería Química
(botiquines, baldes, cadenas, etc.). Al llegar a la Planta Piloto, ella se queda en la planta
inferior en el laboratorio de “Leipa”, charlando con Ravera, y él subió a la planta alta. En
ese instante una alumna le pide la revisión de un examen, con lo cual se dirigió hacia una
esquina norte a buscar el mismo, cuando escucha un fuerte ruido, similar al de un fusible,
vieron el derrame del líquido que corría debajo del extractor. Ingresó nuevamente a su
oficina y comentó con otros docentes sobre qué podría haber sucedido. Luego se sintieron
gritos, explosiones, abrió la puerta y advirtió una gran bola de fuego, humo negro por lo
cual cerró la puerta y a modo de prevención se colocó un guardapolvo mojado. El calor
subía, los gritos y llantos aumentaban, se veía gente corriendo y decidió bajar a buscar a su
esposa Liliana. No la encontraba. Vio a Ravera y Mattea quemados. Luego le indicaron
110
Poder Judicial de la Nación
que Liliana estaba en la ambulancia. No la pudo reconocer por las quemaduras que tenía.
Subió a la ambulancia hasta que los llevaron al Hospital. En cuanto a qué conocimientos
tuvo con anterioridad a los hechos narrados, manifestó que el Ingeniero Cardarelli le había
referido sobre la experiencia a realizar, porque le solicitaron unos equipos prestados para la
extracción. Agregó que cuando él consultó sobre la magnitud de la experiencia, Cardarelli
le manifestó que la empresa De Smet estaba encargada y que era garantía porque prestaba
un servicio de extensión y seguramente había pasado por la oficina de la Fundación. Nunca
tuvo conocimiento de los detalles de dicha experiencia. Se veía personas que estaban
soldando, estibando tambores, pero no conocía el contenido de los mismos. En cuanto a la
finalidad de la experiencia, manifestó saber que se trataba de un ensayo, de un proceso de
extracción de aceite de semilla de soja. Recién cuando al comienzo de la investigación
USO OFICIAL
judicial se constituyó como querellante en la causa, pudo tener acceso a algunos detalles
como que el plan de trabajo era una experiencia de una escala amplia, muy superior a lo
que se acostumbraba a realizar en la Planta Piloto, las experiencias de extracción a escala
laboratorio se han hecho varias veces, pero siempre utilizando como solvente el
isopropanol. Las cantidades de hexano utilizadas eran a escala industrial. Manifestó que su
esposa y él habían renunciado al grupo por diferencias de criterios personales (sobre cómo
llevar a cabo los trabajos, metodología a utilizar, o por no tener línea definida de trabajo).
Dentro de la Universidad, hay grupos de investigación propiamente dicha, grupos de
ciencias básicas y otros de ciencias aplicadas, hay grupos que se dedican únicamente a la
extensión, GIDPO habla de investigación y desarrollo. Las autoridades de la Universidad
tenían conocimiento de este proyecto. Había un protocolo firmado y se trabajaba conforme
a él. Hubo una reunión informativa, a la cual asistió su esposa y en la que hubo oposición a
dicho proyecto, pero también se habló de la importancia del mismo. Remarcó que fue más
significativo de lo que se había dicho y que él desconocía el plan de trabajo que se
ejecutaba, pero ese plan debía ser parte de la gestión, pues trabajaban en la Planta Piloto
muchos alumnos. La cuestión de la gestión es muy importante. Por ello, refirió que su
esposa Liliana había abordado la cuestión de seguridad y hablado con la Ing. Reartes e
hicieron gestión en la Provincia para habilitar la caldera la cual manipulaba Ravera pese a
111
no tener el título de calderista y tener un impedimento en sus piernas para movilizarse. Su
esposa era la responsable de comprar elementos para reforzar las medidas de seguridad de
los alumnos de la Universidad, no para actividades de terceros, los cuales compró el día
anterior al siniestro. Pero los baldes, por ejemplo, comprados el día anterior y llevados esa
mañana, obviamente no se alcanzaron a llenar con arena. Respecto del Protocolo, relató
haber creído en un principio que estaba correctamente firmado, pero luego de los hechos y
al prestar declaración en la Policía Federal Argentina, tomó conocimiento que solo tenía la
firma del ingeniero Bortis, autoridad de la UNRC. Manifestó también que era posible que
el grupo dirigido por el Ingeniero Mattea realizara el experimento sin conocimiento de las
autoridades. Que Bortis como Presidente de la Fundación y Vicedecano en ese momento
por licencia del Dr. Moitre, debería haberlo sabido. Esa dualidad le permitía a Bortis hacer
todas las averiguaciones necesarias para asegurar el trabajo. La cadena de mandos se
debería haber establecido más allá de la reunión del Departamento. Bortis iba a la Planta
Piloto porque como docente daba clases allí. Y como Vicedecano siempre acompañaba a
las visitas que querían conocer la Planta. Refirió también el testigo que el hexano tiene
características particulares y que De Smet –por ser la empresa más importante en
producción y venta de equipos de extracción- se suponía que daba garantía en cuanto a que
conocían las medidas y detalles de seguridad en la realización de la experiencia, como la
elección del lugar para llevar a cabo el experimento. La Universidad y el grupo GIDPO
depositaron confianza en De Smet. Las primeras inspecciones a la Planta Piloto deberían
haber sido efectuadas por De Smet y analizar si el ámbito era el adecuado para esa
experiencia. Continuó declarando que tenía conocimiento de la creación de una Comisión
de Seguridad pero que desconocía los alcances de la misma; que dicha comisión estaba
integrada por el Ingeniero Pincini y Secretarios Técnicos de las facultades. Recordó que en
la Planta Piloto se efectuaron arreglos de pintura, techos, reparación de claraboya, con lo
cual la Planta había sido asiduamente visitada. Remarcó así, que se podrían haber tomado
recaudos para que el derrame no hubiese terminado en una deflagración. Es ahí donde las
medidas de seguridad cobran importancia. Hubo una rotura de un caño, evidentemente
porque salía y corría líquido. La rotura es difícil de determinar una vez producido el
derrame. Las personas que venden plantas de extractores deberían conocer qué se debe
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Poder Judicial de la Nación
hacer como una fuente, una delimitación por la peligrosidad y explosividad del material.
No hubo conocimiento, no se comunicaron las medidas que se debían tomar incluso para
los bomberos que asistieron a sofocar el incendio, ya que el hexano no se debe apagar con
agua. El hexano tiene características muy particulares, es más liviano que el agua, flota y
es extremadamente volátil, los vapores son más pesados que el aire. La Policía Federal ha
sido muy clara y muy precisa e identificó la causa de la explosión: un autoclave encendido
por otro grupo de trabajo. Los vapores de hexano son más pesados que el aire y el viento
norte permitió la combustión con el hexano derramado y luego con los tambores. El hexano
es más inflamable que la nafta, es de grado 3, entre el uno y el 6 %, mezclado con el aire es
altamente explosivo. Sostiene el testigo que existen unas normas NFPA de EEUU, sobre
medidas de seguridad, las cuales deberían tenerse en cuenta y considerarse para que no
USO OFICIAL
vuelvan a ocurrir tragedias como la del 5 de diciembre. Las medidas de seguridad se
debieron tener en cuenta al firmar el protocolo. Recordó que al sentir la explosión alguien
gritó que podía ser hexano o miscela y que en ese momento Juan Politano trató de ejecutar
maniobras para evacuar el derrame y detener el fuego, pero los vapores bajaron y viajaron
hasta la autoclave. La experiencia se tenía que llevar a cabo después de las 18 horas y en
ese momento nadie sabía que se estaba realizando. Como trabajador de la planta piloto no
fue capacitado en cuestiones de seguridad o evacuación. En ese momento se gritó que se
apagasen todas las cosas con fuego. Las zonas de peligro de explosión no estaban pintadas
ni marcadas ni señaladas. Además en el momento de la explosión, había otros elementos de
ignición encendidos, diferentes al autoclave, como los mecheros del laboratorio y las
estufas de secado y la instalación eléctrica que no era antiexplosiva. Hay cuestiones de
cuidado y capacitación que no se tuvieron en cuenta. Antes de la tragedia, se presentaron en
la Facultad los ingenieros Chiaramello y Echandía, para saber qué cosas se utilizaban y
donde se guardaban, hicieron una clasificación y calificación de las cosas existentes en la
Planta Piloto. Para Liliana era importante la seguridad de las actividades que se realizaban
con los estudiantes. Ellos son docentes de la asignatura de Seguridad e Higiene dentro del
Departamento de Química. La reunión del 15 de noviembre fue convocada por la Dirección
del Departamento y podían participar todos los docentes sin distinción de cargos. Era una
113
reunión informativa de las experiencias a realizar. El testigo ratifica el croquis de fs. 316
realizado por él. Finalmente, concluyó que los tanques de hexano eran comunes, con una
capacidad de 200 lts., estibados en forma horizontal con pendiente, sobre la pared norte.
Que sabía que iba a llegar hexano, pero no qué cantidad ni cuándo. Luego oímos el
testimonio de Viviana Gabriela CEBALLOS, técnica del laboratorio del área de Salud de
la Universidad de Río Cuarto. Respecto del hecho, señaló que ese día se encontraba en su
lugar de trabajo, con la puerta cerrada. Que escuchó un ruido y le dijeron que había sido un
accidente en la Planta Piloto y salió corriendo porque su hermano y cuñada trabajaban allí.
Al llegar pudo ver a su hermano a través de una ventana de un primer piso y que le
gritaban que se tirase, que iban a tratar de amortiguarle la caída. Expresó que escuchó una
voz que la llamaba, se dio vuelta y vio que traían a una persona. Era Liliana, su cuñada, no
la reconoció porque estaba quemada. Que la
trasladaban a la ambulancia.
tranquilizó
y
acompañó mientras la
Recordó y resaltó que en ese momento Liliana estaba
totalmente consciente y que dijo “hijos de puta, les dije que esto iba a pasar. Que eso no
podía estar ahí, que iba a explotar todo. Para qué carajo vine!. Recordó que le pidió que
hablase con su hermano para que se hiciera cargo de sus dos hijas ya que estaba consciente.
El testigo Rogelio FERRARIO, empleado en la Sociedad de Bomberos Voluntarios de Río
Cuarto, refirió que el día 5 de diciembre del año 2007, estaba en una oficina de la
Universidad retirando unos planos para una tarea de relevamiento de todos los sistemas de
seguridad del campus de la UNRC. Cuando circulaba en su camioneta por el campus, por
la calle que pasa frente al portón de la Planta Piloto – a unos 20 mts.- escuchó un ruido y al
observar el portón vio una llama chica que salía debajo del mismo, razón por la cual
descendió del vehículo y se dirigió al lugar para buscar un matafuegos el cual no llegó a
alcanzar por la explosión. Al acercarse, los gases del ambiente se encendieron y salió un
muchacho corriendo de la planta y volvió a entrar, que el dicente le gritó que no entrara y
cuando él se acercó se prendió la primera nube de combustible con lo cual regresó a la
camioneta y por radio solicitó unidades al Cuartel de Bomberos.
Luego observó
nuevamente salir al muchacho con la ropa ardida en llamas, quien se cayó en la puerta y
procedió a auxiliarlo. Cree que este muchacho ingresó para cerrar una llave del lugar donde
se encontraba el tambor con la miscela que se había derramado, porque ingresó cerca del
114
Poder Judicial de la Nación
lugar donde se encontraban los tambores. De inmediato, ingresó al lugar y retiró dos
tambores que estaban cercanos a las llamas, pidió que evacuaran el jardín infantes e indicó
que cortaran el sistema eléctrico y el gas en la planta; luego entró por otra puerta y recién
pudo observar la otra gente afectada a quienes ayudaron a salir. Precisa el testigo que
cuando entró por el portón donde había una llama más baja, se oían las explosiones de los
tambores al abrirse y evaporarse. No tenía poder de extinción para intervenir en esa
situación. El fuego duró muy poco tiempo en menos de un minuto y medio se evaporó todo
el producto y el fuego cesó. Relata el testigo que luego de este episodio fue designado por
el señor Juez Federal para realizar un peritaje que obra en la causa, determinando que hubo
un derrame de miscela y aceite bajo la cama de los tambores instalados en la Planta Piloto y
recordó que el fuego se inició después que se oyó el ruido a metal. Esto lo pudo determinar
USO OFICIAL
por las marcas en el piso y la pared que deja el combustible líquido inflamable al
derramarse. Estas marcas se encontraron en la cama abajo de los tambores, del lado derecho
del portón en la punta, localizando más marcas en el sector de la pared donde se ubicaba la
cama de tambores y advirtiendo que el sistema eléctrico estaba cerca de allí. Luego expresó
que de acuerdo a sus conocimientos, el punto de ignición del hexano son 36 grados - menos
que una chispa de cigarrillo-. Por otra parte, refiere que no está de acuerdo con las
conclusiones de las otras pericias con relación a que el punto de inicio del fuego haya sido
el autoclave. También refirió que en el año 2004 firmó un convenio con vigencia hasta
diciembre del año 2012, con el señor Spada, Rector de la Universidad Nacional de Río
Cuarto, para realizar un relevamiento sobre el sistema de seguridad. Al respecto señaló
que ocho meses antes al siniestro habían relevado el edificio de la Planta Piloto, donde
constataron algunos matafuegos, maquinaria diversa y un camión eléctrico –con batería y
paneles solares-. Además contemplaron la posibilidad de abrir una salida para atrás, y
afirmó que no había tambores de combustible líquido almacenado, sí observaron en los
laboratorios botellas de un litro o setecientos cincuenta centímetros ubicados en armarios o
arriba de la mesada. Para su tarea tuvieron en cuenta la normativa y reglamentos de la Ley
de Seguridad e Higiene en el Trabajo, las normas NFPA e IRAM; sin embargo, Ferrario
circunscribe el trabajo al área de seguridad relacionada con incendio y evacuación.
115
También precisó que informó por escrito al Rectorado de la Universidad, los relevamientos,
salidas de emergencia, planes de evacuación, indicó los lugares posibles de alto riesgo, y
que al momento del relevamiento en la Planta Piloto no advirtió riesgo potencial de
explosión.
Luego, el testigo Fernando
FERDEGHINI, de profesión Ingeniero
Electrónico, quien se desempeña en el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI),
con una antigüedad de veintiún años, manifestó que junto a otros profesionales realizaron
un informe técnico a pedido del INTI Córdoba, orientado a determinar si el material
eléctrico de la planta piloto era apto para trabajar en una atmósfera explosiva. Señaló que se
pudo determinar como consecuencia de las investigaciones y pericias, que en la Planta
Piloto no existía una clasificación de áreas que indicara cuáles eran áreas peligrosas.
Agregó que se relevaron los equipamientos eléctricos los que no tenían protección para
trabajar en una atmósfera explosiva. Además en el lugar constataron, una bomba y dos
motores, uno de los cuales estaba instalado incorrectamente. Luego oímos el testimonio
prestado por Alberto Raúl CANDIA, Licenciado Químico y Principal Químico de La
Policía Federal Argentina, con una antigüedad de treinta y un años. Declaró que fue
convocado por la Policía Federal Argentina, Delegación Río Cuarto, para realizar un
informe junto con el señor Ricardo Dona sobre las condiciones del procedimiento
productivo en el lugar donde se produjo el estrago. Al respecto señaló no recordar la
conclusión de dicho informe, el cual luce a fs. 1044-1075 y le fue exhibido, cuya firma
reconoce en el mismo. Asimismo, refirió que en dicho informe se menciona que no habrían
estado dadas las condiciones para trabajar con el hexano acopiado en dicho lugar. Recordó
que se trataba de un lugar grande, observándose evidencias de haberse producido un estrago
importante. Que supo que en ese lugar, de condiciones precarias en cuanto a la seguridad,
se realizaban experiencias con este tipo de material combustible y explosivo, razón por la
cual, tendría que tener mayor control sobre la peligrosidad de los mismos, en especial el
hexano. A continuación el testigo Néstor Daniel DEGREGORIO, Oficial de Policía en
el Escalafón de Bomberos que trabaja en la División de Coordinación Judicial del
Departamento Central de Buenos Aires, declaró haber efectuado una inspección sobre las
condiciones de Seguridad e Higiene del lugar, y por disposición de la Secretaría del
Juzgado Federal de Río Cuarto, realizó un informe técnico sobre las posibles causas del
116
Poder Judicial de la Nación
incendio. Respecto de ese informe señaló que no se había implementado un Servicio de
Higiene y Seguridad ni un plan de evacuación ante una emergencia. Que se observaron
instalaciones eléctricas en algunos sectores, cuyos empalmes estaban a la vista. No había
planillas de constancias de entrega de materiales de protección personal. Se observó un
calefón instalado en forma antirreglamentaria. La sectorización de la planta no era
adecuada, las oficinas, aulas y laboratorios se encontraban en el mismo lugar que la planta
de proceso. Sobre los elementos idóneos para operar en caso de accidentes producidos por
manipular hexano, concretamente ante un incendio, refirió que el calzado debe ser el
adecuado, botas con suela de goma para evitar chispas y se deben utilizar además guantes
y cascos. En cuanto al lugar físico donde se manipula el hexano, expresó que debe ser un
ambiente bien ventilado, con techos corredizos, con pendientes y que la instalación
USO OFICIAL
eléctrica tiene que ser antiexplosiva y los materiales antichispas. Prosiguió su deposición
señalando que una vez producido el fuego por combustión de hexano, puede extinguirse
con agua, pero es mejor que se utilice espuma, pero es más caro. Se le exhibe el informe
de fs. 828, el cual ratifica y reconoce su firma. A su turno, el testigo Luis Alberto
TURIELLO, Ingeniero Mecánico Electricista y Laboral, que trabaja en la Fuerza Aérea y
en forma particular, declaró que previo al 5 de diciembre de 2007, realizó algunos trabajos
profesionales en el ámbito de la UNRC, concretamente en la Facultad de Ingeniería, y que
en la Planta Piloto había efectuado un relevamiento en el año 2005 a pedido de las
Ingenieras Giacomelli y Prámparo atento que no estaban de acuerdo con las actividades que
se realizaban allí, por cuestiones de ruidos y organización. Como consecuencia, se tomaron
fotos del lugar y se confeccionó un escrito sobre el estado de situación de la Planta Piloto y
se efectuó una propuesta de trabajo que no se efectivizó. Se hizo una capacitación, en
función de lo que se veía y cómo funcionaría después la Planta Piloto. Era una cuestión de
orden, la instalación eléctrica no cumplía con las especificaciones técnicas de seguridad. En
las fotos se advertía un equipo extintor destruido y que las instalaciones eléctricas no eran
las adecuadas conforme los requerimientos. Señaló que, al efectuar el informe, no tuvo
contacto con personal especializado de Higiene y Seguridad de la Planta Piloto. Que dicho
informe lo cobró recién un año después, por cuestiones de falta de presupuesto. Consultado
117
sobre si supo u observó que se trabajara con material inflamable, respondió que sí, a nivel
laboratorio, y que los tambores que había en ese momento, estaban vacíos. También señaló
la presencia de un autoclave desconectado pero que obstruía el acceso al equipo extintor,
pero que no vio mecheros ni otros artefactos con fuentes de calor. Dijo que la instalación
eléctrica no era antichispas, de tipo estanca o para evitar que las fichas de conexión o
interruptores generen chispas. Por ello, en el plan de trabajo que realizó, recomendó
verificar dicha instalación y controlar normas de seguridad, trabajar sobre análisis carga
de fuego y equipo extintor apropiado, señalando que para ello primero se hace un estudio
de carga de fuego (todo lo que hay que se pueda quemar), se lo transforma a tantos kg. de
madera -desde cortinas, madera, piso, hasta las sillas-, se calcula lo que equivale en tantos
kg. de material combustible, se fija la escala y se establece el equipo extintor necesario. Así
la escala A: materiales sólidos; escala B materiales combustibles o solventes. En la Planta
Piloto, dada la magnitud del tamaño del lugar y la presencia de grupos simultáneos de
trabajo, eran escasos los elementos de extinción de fuego. Al ser consultado si hubiera
trabajado tranquilo –en cuanto a lo que refiere de la seguridad física y de su salud- en esas
condiciones, contestó que no, aclarando que lo que vio al momento de efectuar el
relevamiento en la Planta Piloto no entrañaba riesgo directo, no había cantidad de solvente,
se dictaban clases. En relación al trabajo que efectuó, señaló que lo cobró mucho tiempo
después, exhibió la factura Nº 223
- Universidad Nacional de Rio Cuarto, de fecha
22.03.07 por $ 2.400, fue la ingeniera Reartes quien le gestionó el cobro. De acuerdo a la
inspección realizada en aquel momento, puede decir que la Planta Piloto estaba en
condiciones de ser utilizada con fines educativos pero, que para realizar actividades de
extensión e investigación y extracción de aceite vegetal con solvente, merece un estudio
particular. Puede asegurar que no estaban demarcadas las zonas de seguridad y que
tampoco había cartelería que indicara zonas de emergencia. Que luego de presentado el
informe del relevamiento en la Planta Piloto, habló con Bortis sobre la posibilidad de darle
continuidad al trabajo y extenderlo en cuanto a las normas de seguridad a otras facultades y
zonas de la Universidad. Continuó prestando declaración Diego Carlos Alberto MOITRE,
Ingeniero Mecánico Electricista, quien se desempeña en la UNRC, Facultad de Ingeniería,
como profesor titular con dedicación exclusiva, con treinta años de antigüedad. En relación
118
Poder Judicial de la Nación
a los hechos suscitados el testigo declaró que fue Decano de la referida Universidad desde
el mes de abril del año 1996 hasta el primero de febrero de 2008, fecha en la cual se le
aceptó la renuncia. Expresó que estuvo de licencia en el cargo de Decano -sin goce de
haberes- durante los meses de septiembre, octubre y noviembre del año 2007, el viernes 30
de noviembre el Consejo Directivo de la Facultad de Ingeniería aceptó su reintegro, asumió
funciones el 3 de diciembre, y el 4 del citado mes el Consejo Superior lo autorizó a
reincorporarse a su cargo. Acerca de lo acontecido el 5.12.2007, dijo que encontrándose en
su oficina sintió un ruido y pudo observar por una de las ventanas una columna de humo
que salía de la Planta Piloto, por lo cual indicó a una secretaria que llamara a los bomberos.
Se dirigió corriendo al lugar y al cruzar la calle vio una lengua de fuego en el portón
derecho de la planta. Que los docentes le decían que había ocurrido un accidente debido a
USO OFICIAL
un trabajo del grupo GIDPO con una empresa de Rosario o con la Aceitera General
Deheza. Fue un momento de gran conmoción, trató de ayudar a la gente que salía. Que en
el momento del siniestro Bortis no estaba en la Universidad, que no sabe en qué momento
del día 5 llegó. Que no puede precisar si al día siguiente le preguntó a Bortis sobre qué
actividad de docencia vinculada a laboratorio, actividad de investigación o de extensión,
vinculación o servicios, se desarrollaba en la planta, porque no recordaba previo a su
licencia haber otorgado la autorización. Que Bortis le respondió que había iniciado el
trámite a través de la Fundación de la Universidad para la firma de los documentos que
correspondían a un Convenio y Protocolo de Trabajo entre la Fundación, la empresa y el
grupo GIDPO. Dijo que no recordaba si le dio precisiones sobre la actividad o si se
utilizaría para la experiencia hexano y en su caso las cantidades; que el Ingeniero Bortis le
dio a entender que se había iniciado el proceso en la Fundación que iba a conducir a la
firma de los documentos, además le dijo que le había advertido al Ingeniero Mattea o
Baralla que no podían firmarlo porque en ese momento el Decano de la Facultad de
Ingeniería y el Presidente de la Fundación eran la misma persona física, por ello sólo se
podía avanzar con parte del trámite. Consultado el testigo sobre la firma de Bortis en el
Convenio y Protocolo dijo que entendía era para indicarle que conocía esa parte de la
actividad y que había iniciado el trámite en la Fundación y agregó que Bortis no le dijo que
119
el GIDPO le había solicitado el inicio del trámite. También sostuvo que las tareas de
instalaciones que se realizaron en la Planta, las personas de empresas privadas que allí
trabajaron y la utilización de solventes peligrosos, eran todas actividades que solo podían
efectuarse con la autorización del Decano y desconoce en los hechos quién dio la citada
autorización. Por otra parte señaló que el grupo GIDPO dependía orgánicamente del
Departamento de Tecnología Química y se emplea como sinónimos grupo de trabajo,
investigación o desarrollo. Que tuvo conocimiento del informe de la Sindicatura General de
la Nación –SIGEN- en el año2007, que se mencionaban problemas de seguridad en la
Facultad de Ingeniería, que se realizó en base a las tareas del auditor interno de la
Universidad –contador Becerra-, y que entendió que las observaciones se referían a las
condiciones del sector de Registro de Alumnos, realizándose la obra de ampliación en el
año 2007. Luego agregó que si un informe de la SIGEN hubiera llegado al Decanato el 3 de
septiembre cuando él estaba de licencia, el Ingeniero Bortis debería tener conocimiento. Por
otra parte, Moitre declaró que el Decano no hacía un control permanente de los docentes.
Que si algún docente hubiera autorizado el ingreso a la Universidad de personas ajenas a la
misma para realizar trabajos, tales como una estructura o montaje, era porque tenía
autorización del Decano. Agregó que luego del suceso indagó en la Facultad si por algún
medio –nota, correo electrónico, llamada telefónica- se anoticiaba de esta irregularidad,
pero no obtuvo ninguna constancia. Refirió que en el año 2005/2006, en el Departamento
de Tecnología Química, la Directora fue Liliana Giacomelli y la Vicedirectora, Nancy
Reartes, quienes durante su gestión presentaron un Sub-Proyecto de Higiene y Seguridad
que fue aprobado por el Consejo Directivo e incorporado en el Proyecto General
confeccionado para las carreras de Ingeniería, Mecánica Electricista y Química de la
UNRC, con motivo de la convocatoria efectuada en la Ley de Educación Superior.
También dijo el testigo que la oficina de Bortis se ubica al lado de la suya en el primer piso
de la Facultad de Ingeniería y en los períodos en que fue Decano, el señor Bortis cumplía la
función de Vicedecano de la Facultad de Ingeniería. Que en varias oportunidades concurrió
a la Planta Piloto a reuniones del Departamento y para hablar con algún docente, no
advirtiendo deficiencias edilicias en la planta.
Que la Planta Piloto no
estaba en
condiciones para manipular 2600 litros de solvente, concretamente, hexano. Continuó
120
Poder Judicial de la Nación
relatando que durante su licencia como Decano retomó su cargo docente y dictaba clases de
algunas materias en la Planta Piloto. En relación al informe practicado por el Ingeniero
Turiello dijo que tomó conocimiento con posterioridad al 5 de diciembre de 2007, cuando
se le entregó el informe del PROMEI –Proyecto de Mejoramiento de la Enseñanza en
Ingeniería- y se le informó que a raíz de las inspecciones se sugirió un plan para comprar
equipamiento a través de recursos que otorgaba este proyecto y se había otorgado un
subsidio por la suma de $10000. Que la Dra. Giacomelli, como había sido Directora del
Departamento, estaba trabajando en el tema y en la compra de equipamiento. Sostuvo que
tenía la certeza que en la Planta Piloto se desarrollaban actividades en escala laboratorio, no
con escala industrial. Que con posterioridad al año 2004 se creó la Comisión de Higiene y
Seguridad por Resolución Rectoral y aprobación del Consejo Superior. En el año 2005 o
USO OFICIAL
2006 se sugirió la contratación de personal docente de la Facultad como Ingenieros
especialistas en Higiene y Seguridad a los Ingenieros Echandía y Chiaramello, y en relación
al tema de residuos peligrosos a las Ingenieras Nancy Reartes y Massera. Agregó que
desconoce el trabajo que se realizó, que era un plan general y no recibió informes parciales
de avance. En ese momento el Secretario Técnico era el Ing. Antonelli, quien estaba al
tanto de la actividad. Con relación a las puertas de ingreso a la Facultad, dijo que había
dos puertas y una a la que llamaban “principal” por la cual se accede directamente a la
Planta Piloto, en la cual estaba una guardia que no llevaba registro de las personas y o
vehículos que ingresan al predio, que sólo evacuaban consultas. Con respecto a la reunión
realizada en el Departamento de Tecnología Química en el mes de noviembre, no tuvo
conocimiento de la misma y lo que sabe es en función de lo leído en el expediente. Que
Mattea realizaba tareas de investigación en la Planta Piloto. Explicó que había mecanismos
para aprobar administrativamente las tareas de investigación y extensión. Con respecto a
las tareas de extensión, precisó que había dos mecanismos formales en el año 2007. El
primero mediante Resolución del Consejo Superior Número 117 de vinculación directa de
la Universidad con la sociedad, debía firmarse un convenio con la Universidad y la empresa
que solicitaba la tarea y daba tres mecanismos: convenio con protocolo de trabajo, contrato
con terceros –con una duración menor o superior a los tres meses-, convenios menores a un
121
año firmaba el Rector y superiores a un año también firmaba el Rector con autorización
previa del Consejo Superior. El protocolo se firmaba por el Decano de la Facultad de
Ingeniería y el representante legal de la empresa. El segundo mecanismo era a través de la
Fundación, el antecedente es un Convenio Marco entre la UNRC y la Fundación. Explicó
que las autoridades de la Facultad y las Secretarías podían hacer planes de trabajo,
conjuntos y materializarlos mediante firma previa a los protocolos o un convenio entre la
Fundación y la Empresa con un protocolo para autorizar el uso de las instalaciones y en ese
caso debía firmar el Decano con la Fundación. La empresa aportaba el dinero para hacer los
trabajos de extensión. Brindó detalles administrativos, como que el formato del convenio y
protocolo de trabajo era estándar, que se podía establecer una cláusula sobre la propiedad
intelectual, los costos por el uso del equipamiento de la Universidad, honorarios
profesionales de los docentes y becarios. La Fundación se encargaba del pago de gastos,
costos y honorarios, entendiendo escaso el monto en este caso, de diez mil pesos por la
tarea a desarrollarse. Agregó que la posibilidad de tercerizar la actividad de la Universidad
a empresas privadas fue a partir del año 1994, que cuantitativamente se desarrollaban más
convenios por el mecanismo establecido mediante la Fundación. Señaló que en algunos
aspectos el trámite era más ágil.
No recordó haber conversado con el Rector de la
Universidad sobre el informe de la SIGEN, sí que las cuestiones de seguridad eran
preocupación de las autoridades. Recordó que hubo un siniestro con un horno de la
Facultad de Veterinaria y un suceso en el Comedor Universitario y cree que como respuesta
de las autoridades se creó la Comisión de Higiene y Seguridad, de la cual desconoce el
reglamento interno y la jerarquía entre los miembros que la integran. Consultado sobre si le
hubiesen sometido ese convenio como Decano, con esos elementos –cantidad de hexano,
modificación de la planta piloto- hubiera autorizado la realización de este proyecto,
respondió que no estaba claro en la documentación que conoció, la magnitud de lo que se
iba hacer. Sin embargo, dijo que no lo hubiera firmado y, en su caso, hubiera solicitado
más información a la Dirección del Departamento, al director del grupo de investigación u
otro asesoramiento. Dijo además que el GIDPO dependía orgánicamente del Departamento
de Tecnología Química y éste a su vez del Consejo Directivo y del Decano. Luego aporta el
siguiente orden jerárquico: Consejo Superior, Rectorado, Consejo Directivo, Decano,
122
Poder Judicial de la Nación
Vicedecano, Director de Departamento y Subdirectores, grupo de investigación y ubica a la
Asamblea Universitaria en la parte superior de la pirámide. Por su parte, menciona como
autoridad externa de la Fundación de la UNRC al Consejo Superior de la Universidad. Con
relación a la Comisión de Higiene y Seguridad, creada en el 2005 e integrada –entre otrospor el Secretario técnico, Ingeniero Antonelli, hacía recomendaciones técnicas con respecto
a deficiencias en la Planta Piloto o la UNRC, las mismas eran vinculantes porque para eso
había sido creada, era de cumplimiento obligatorio. A continuación el testigo Alberto
Enrique BONET, Ingeniero Electricista, Electrónico e Ingeniero Laboral, quien trabaja
en relación de dependencia en el Instituto Nacional de Tecnología Industrial –INTI-, hace
aproximadamente 40 años. Comenzó su declaración manifestando que las instalaciones
eléctricas no son ni han sido las adecuadas para el tipo de trabajo que se estaba realizando.
USO OFICIAL
El material utilizado para la experiencia era hexano, que es un combustible altamente
explosivo. La posibilidad de una pérdida de dicho líquido explosivo, genera una atmósfera
que es potencialmente explosiva, de manera que todas las instalaciones eléctricas, tanto de
motores, iluminación, toma corrientes, interruptores, contactores etc., deben ser adecuados
para el tipo de atmósfera en el cual se iban a utilizar y desarrollar la experiencia. Remarcó
que el tipo adecuado de toda la instalación eléctrica debió ser totalmente antiexplosivo, lo
cual no se cumplía en dichas instalaciones al momento de efectuar la pericia técnica. En
relación a las instalaciones de gas, manifestó que no puede ser utilizado gas, que es un
combustible que genera “llama”, ya sea en un autoclave, en un calefactor, mechero de
laboratorio, porque el gas también es un combustible altamente explosivo que al generar en
su uso una llama totalmente expuesta como puede ser la de una calefactor, mechero o
autoclave, se contrapone con la seguridad que debe corresponder a las instalaciones del tipo
de prueba que se estaban realizando en la Planta Piloto. Es totalmente incompatible la
utilización del hexano con la presencia de aparatos de llama expuesta, por los riesgos que
ello implica. Instalaciones de gas no debieron existir directamente en la Planta Piloto. El
autoclave existente podría haber estado correctamente instalado, pero eso no fue así, porque
no tenía una válvula de seguridad. Y aunque hubiera estado correctamente instalado, no
debió existir nunca compartiendo un mismo espacio físico donde se efectuaban pruebas con
123
hexano. Tampoco debían existir estufas a gas, ni eléctricas ni ningún elemento generador
de temperatura o con llama expuesta atento la incompatibilidad con el uso del combustible
hexano, altamente explosivo, que allí se manipulaba. Con respecto a los motores, el único
adecuado para el uso que se hacía en la Planta Piloto debe ser de características
antiexplosivas y allí solo había un solo aparato con esas características, el resto no cumplía
con las mismas. Sostuvo que un motor forma parte de una instalación eléctrica pero se
aplica el concepto que ninguna cadena es más fuerte que el eslabón más débil, es decir que
un solo elemento que no hubiera sido antiexplosivo, es suficiente para descalificar
totalmente la instalación eléctrica. Hubo algún motor que tenía esa característica
de
antiexplosivo pero el resto de la instalación no. En relación a cómo era la estructura
montada en la Planta Piloto y en qué condiciones estaba, respondió que con respecto a los
soportes de los tambores de hexano respondió que no es experto en estructura ni diseño
con lo cual se abstiene de dar opinión. Concluyó reconociendo su firma y el informe de fs.
4026. A continuación depuso el
testigo Daniel Gustavo MONTAMAT, Ingeniero
Mecánico Aeronáutico, quien trabaja en el Instituto Nacional de Tecnología Industrial –
INTI-, desde el año 1990. Comenzó su declaración manifestando que avala el informe
emitido en su oportunidad por el grupo INTI, en el cual trabajó con un grupo de personas
(reconociendo su firma en el mismo. –fs. 1102/1107, 4005, 3667 y siguientes). Que dicho
informe fue consensuado con todo el equipo de trabajo y que en el mismo consta todo lo
que se pudo observar en el momento de efectuar el trabajo. Luego, el testigo Marcelo
Fabián PALACIOS, Comisario de la División Bomberos de la Policía de la Provincia de
Córdoba. Relató que fue comisionado, como Perito de Incendios de la División Bomberos,
para efectuar una pericia en la explosión que se generó en la UNRC, en diciembre de 2007.
Que en dicho lugar realizaron tareas de investigación del hecho en sí, a través de la
inspección ocular del lugar, donde se pudo observar dentro del galpón de amplias
dimensiones, una zona mayormente afectada por el incendio. Para determinar las causas de
un incendio, deben vincularse la zona de inicio del fuego con la mayormente afectada por el
fuego. En este caso, esta zona se encontraba en el sector norte del inmueble, al ingreso del
mismo pasando por un portón metálico de dos hojas. En esa zona se establece a través de
los vestigios dejados por el fuego en su avance, la zona de inicio del fuego. Se tomaron
124
Poder Judicial de la Nación
muestras de sustancias para enviar a la Dirección Policía Judicial de la Policía de la
Provincia de Córdoba. Se estaba trabajando con elementos altamente inflamables como el
hexano y alcoholes etílicos. Las conclusiones fueron que la zona de inicio del incendio se
determinó por el lugar donde mayor daño había, en donde se pudo observar un tandem con
tambores metálicos dispuestos sobre una estructura metálica e interconectados entre sí con
cañerías. Y se advertía que uno de estos tambores, que se encontraba al costado del portón
de ingreso, había sido manipulado o se lo había estado maniobrando porque se observó una
pluma para levantar el mismo del piso, seguramente porque se quería suplir un tambor del
tandem por éste con más líquido. Dicho tambor estaba tirado en el piso y en el interior del
mismo se podía observar la marca que indica en qué situación estaba el tambor al iniciarse
el fuego –porque deja una marca al costado de la estructura metálica- y en cómo quedó al
USO OFICIAL
terminar el fuego. Próximo a esto, se encontraba un horno de secado donde había dentro
unas partículas como escamas que podían ser de algún tipo de cereal eliminada luego de un
proceso. Este horno de secado consistía en dos tambores metálicos de las mismas
características que el de los de combustible, unidos entre sí, con una parte que tenía una
especie de tapa con un caño que salía y la otra con una tapa que se levantaba y se
observaban los elementos que se disecaban y debajo de esto, para calefaccionar estos
tambores, había dos estufas tipo cuarzo, conectadas con un sistema muy precario, no
adecuado, todas la conexiones sobre la estufa estaban expuestas. Se llega a la conclusión
que -al haber habido algún tipo de maniobra desafortunada al intentar reemplazar el tambor
conteniendo hexano- los vapores combustibles emanados por esta sustancia altamente
inflamable, tomaron contacto con la superficie caliente de las velas de la estufa a cuarzo,
que emanan una alta temperatura (el hexano según ficha técnica es un elemento muy
inflamable que emana vapores combustibles a los 24 grados bajo cero lo cual al contacto
con una fuente térmica, se inflama, se prenden fuego). Existen límites de inflamabilidad,
superior e inferior, esto quiere decir que sobre o bajo los mismos, no se produce la
explosión. Normalmente los vapores inflamables generan deflagraciones, no explosión
como comúnmente se lo llama. Entre una y otra la diferencia es la propagación. La
velocidad de propagación de un vapor inflamable es menor a la velocidad de propagación
125
de la explosión de un artefacto explosivo. De todas formas los daños en ambos casos son
considerables. Los efectos que genera una explosión normalmente son proyecciones de
elementos contenidos dentro de los ambientes, contracciones mecánicas (el hexano es más
pesado que el aire, según la ficha técnica el aire pesa 1 y el hexano 1.3), por eso tiende
siempre a desplazarse en los niveles inferiores de los recintos. Por ese motivo, sostiene que
se llega a la conclusión que la fuente térmica que generó la deflagración fue una fuente muy
próxima, y no como se sostuvo que la fuente térmica era un mechero encontrado en el
laboratorio, el cual está lejos a una distancia considerable, no menos de 25 mts.. Tiene que
haber sido una fuente próxima como la estufa de secado. En el informe figuran dos zonas
donde hubo fuego, aisladas del sector delantero donde se observaban mayormente los
daños. Para ello explicó que la propagación del fuego se manifiesta de tres formas, por
conducción (contacto directo con la materia), por radiación (propagación de las ondas
calóricas a través del aire) y por convección (a través de las moléculas del aire en forma
ascendente). Por eso es que esos dos puntos distantes que se indican en el informe y que
son independientes, se han producido por ese efecto de convección al irradiar ese calor
proyectado por el techo del edificio y ha quemado otros elementos combustibles los que
cayeron sobre una mesa y computadoras. Hay que diferenciar bien la zona donde se
establece el inicio del fuego que es donde se produce el incidente con el tambor de hexano
y la proximidad del horno de secado, que se diferencian con los otros dos puntos, que se
generaron a través del efecto convectivo que han afectado elementos o sustancias
combustibles y han caído sobre la mesa y computadoras. El fuego en su avance genera una
serie de marcas las cuales nos permiten determinar el punto de inicio del fuego.
Normalmente se vincula el sector de mayor afectación y la mayor fuente térmica próxima y
cuáles fueron las formas de propagación del fuego, nos indica desde dónde salió y a dónde
fue. A esto debe agregársele luego los testimonios de quienes estuvieron en el lugar y los
datos que puedan aportar. Recuerda haber entrevistado a alguien que comentó que en el
momento del incidente estaban manipulando uno de los tambores con una pluma, pero cree
que eso no lo volcó en el informe. Finalmente refiere que si el fuego se hubiese iniciado en
la zona sur habría daños superficiales de fuego que él no los vio. Consultado sobre si,
además de la estufa de secado, advirtió otro elementos o puntos ígneos cercanos para
126
Poder Judicial de la Nación
producir fuego, contestó que sí, que había un autoclave un poco más alejado, en el sector
oeste. Las instalaciones eléctricas estaba bien dispuestas sobre bandejas y portacables, los
cortocircuitos se deben haber producido a posteriori del incendio. A continuación prestó
declaración la testigo Miriam Alejandra MARTINELLO, Ingeniera Química, quien
sucedió al Ingeniero Bortis en el Vicedecanato de la Facultad de Ingeniería, en el período
2008/2010. En relación a los hechos señaló que ese día se encontraba en su oficina de la
Planta Piloto y que alrededor de la 10 horas sintió ruidos extraños, como si fuera un
“blup”, una especie de burbuja, y luego se oyeron las explosiones. Comenzó a entrar humo
que la asfixiaba y al no poder salir por la puerta decidió tirarse por la ventana. Manifestó
que si bien tenía conocimiento del trabajo que se realizaba en la Planta Piloto, no tenía idea
de los detalles y la envergadura del mismo, ni de la cantidad de hexano que se estaba
USO OFICIAL
manipulando. De todo ello se enteró después. Si bien había visto los tachos de hexano
colocados en forma horizontal, no sabía a qué escala estaban trabajando. Señaló que con
posterioridad al hecho, hablaron sobre el tema todas las personas integrantes del
Departamento, los de la Facultad y refirió no constarle que las autoridades de la Facultad, a
nivel Decanato, supieran sobre el experimento que se realizaba en la Planta Piloto,
señalando que era muy horizontal la manera de trabajar, la organización. Al respecto
manifestó que en el caso que cualquier docente que quería realizar una experiencia con
terceros ajenos a la Universidad, lo podía hacer pero debía seguir las pautas del convenio y
protocolo de acuerdo, en el cual se asentaba el tipo de trabajo a realizar, si había algún
intercambio de dinero, etc., el cual se firma entre la Facultad, la Fundación y la empresa;
preguntada si se podía hacer la experiencia a espaldas de la Facultad, respondió que de
hecho eso era posible porque fue así, de acuerdo a la urgencia, si bien el trámite no era
lento. Era posible que durante tantos días se realizaran esas experiencias, se ingrese tanta
cantidad de hexano sin que las autoridades lo supieran, porque uno confiaba en los
investigadores y docentes, en que no iban a hacer nada extraño. Se confiaba en la idoneidad
de la gente que allí trabajaba. Se trabajó durante muchos años de esa forma sin problemas
mayores, siempre funcionaba bien, a todos les resultaba práctico que funcionara así, no
había un control exhaustivo por parte de las autoridades. El Departamento de Tecnología
127
tenía solo actividad administrativa: pedir informes docentes, planes de actividades, decidir
gastos. El Departamento no tenía ninguna participación directa en los proyectos y
experimentos. Previo al accidente recibió un mail sobre una reunión que se convocaba para
coordinar las otras actividades de la Planta Piloto, pero ella no asistió. Se podía ver lo que
se hacía en la
Planta Piloto porque todo ocupaba un espacio importante. En esta
“horizontalidad” a la cual se refirió, manifestó que cada grupo debía hacerse cargo de las
cuestiones de seguridad, hoy ya se modificó este sistema y se deben confeccionar planillas,
control de las mismas, todo debe estar formalmente autorizado. Es inevitable que se tome
conciencia cuando pasan cosas así. Recordó que el día de los hechos había una cinta
amarilla delimitando el portón y la escalera, la del portón ya estaba puesta. Refirió la
existencia de una Comisión de Seguridad e Higiene, que trabajaba en cuestiones de
seguridad y salidas de emergencia, integrada por los Secretarios de Coordinación Técnica
de la Universidad y de la Facultad, Ingenieros Pincini y Antonelli. Señaló que ella era
autoridad en el momento de la explosión, Secretaria de Investigación y Postgrado, y que su
tarea, básicamente, era coordinar todas las carreras de postgrado. Para investigación, recibía
los proyectos de propuesta de trabajo y los elevaba al Decano, los de extensión no pasaban
por su responsabilidad; los departamentos dependían directamente del Consejo Directivo o
el Decano, no había instancia intermedia. No era función de los departamentos aprobar los
proyectos, en los hechos era así, la normativa era general, emanó del Consejo Directivo, se
actualizaba el anexo, que establecía la normativa sobre las funciones del Departamento de
Tecnología Química, en forma muy general, una línea que tenía que ver con todas las
actividades dentro de los grupos de la Planta Piloto. Las tareas de coordinar y supervisar la
tarea de los diferentes grupos dentro de la Planta piloto, a veces no se hacían porque
funcionaba de esa manera, funcionaba bien, no había objeción de nadie, nadie pedía
control. Como docentes no podíamos comprar más de 200 lts. de hexano, para ello se
necesitaba una licencia de autoridad nacional. En el GIDPO Mattea era el jefe, después si
él no estaba, nadie lo sucedía jerárquicamente, todos tenían las mismas funciones, todos los
miembros tenían las mismas tareas y responsabilidades. En relación al informe de la Sigen,
manifestó que se enteró luego. Nunca antes le llegó. En cuanto al sistema de protección
especial de los equipos para trabajar con hexano, dijo que había bombas antiexplosivas y un
128
Poder Judicial de la Nación
depósito exterior de hexano. De Smet no puso el hexano en ese depósito. Luego supo que el
proyecto era simular una extracción con operación continua, por eso no deben haber
colocado el tambor en el depósito. Lo que se estaba haciendo allí excedía el límite para el
cual estaba preparada la Planta Piloto. Luego Joaquín Aníbal OREJAS, Ingeniero
Químico y Doctor en Ingeniería Química, Profesor Titular desde el año 1993 en la UNRC,
en el Departamento de Tecnología Química, comenzó su testimonio relatando que el día 14
de noviembre de 2007 recibe un correo electrónico enviado por las autoridades del
Departamento, convocando a una reunión para informar sobre los trabajos que se estaban
efectuando en la Planta Piloto, a la cual asistieron los miembros de Departamento (unas
diez o doce personas). Fue una reunión bastante desordenada, nadie puso objeciones al
proyecto que Mattea y el GIDPO estaban desarrollando, salvo él y Montenegro, porque
USO OFICIAL
había cosas que no le cerraban, atento que si bien no es especialista en cuestiones de
seguridad, tenía experiencia. Al ver que el proyecto se iba a realizar igual le envió al Dr.
Mattea un correo electrónico, expresándole su preocupación, en cuanto a la electricidad
estática, respondiéndole Mattea que ya lo habían previsto y analizado la energía de
luminosidad, junto con la empresa De Smet. Es en ese momento que el testigo toma
conocimiento de la intervención de esta empresa, lo tranquilizó atento la profesionalidad y
experiencia de la misma. Recordó que había visto gente trabajando en la planta un mes
antes de la reunión, personas con overol azul cortando hierros y trabajando en la Planta
Piloto. Recordó que cuando en la reunión le propuso a Mattea que hiciera un esquema del
proceso y explicara cómo se iba a trabajar, Mattea se molestó y que muchos de sus
compañeros no estaban de acuerdo con que él lo cuestionara. Se hablaba de que no se podía
detener un proyecto tan importante. El testigo expresó que Mattea comentó someramente
que iba a hacer recircular miscelas y extracción de aceites, que habló de tambores de
hexano, ante lo cual él le consultó sobre quiénes iban a manejar los mismos, respondiéndole
Mattea que los tambores los iban a manejar ellos. Agregó que entonces el dicente le sugirió
que contratara gente acostumbrada a manejar y manipular hexano. Recordó que le dijeron
que se habían efectuado pruebas de pérdidas y fugas, con agua y que le habría advertido a
Mattea que era muy probable que cuando descargue el hexano, la composición pase por una
129
mezcla explosiva. Que al consultarle por el sensor de atmósfera, Mattea le contestó que
tenían uno pero que estaba roto. Que sobre la cantidad de hexano no se habló. Y que para
la cantidad que luego resultó que había en la Planta Piloto, un matafuego y una ducha
lavaojos era inútil, no alcanzaba. Expresó el testigo que al finalizar la reunión le dijo a
Mattea que él no aprobaba las condiciones de seguridad y que el proyecto no debía seguir
adelante. Que ante ello, Mattea le respondió que se quedara tranquilo, que se iban a colocar
cintas amarillas y trabajar después de las 18 horas. Reconoció haber manifestado que el
Departamento debería haber convocado a una reunión reglamentaria para tratar
previamente, si el proyecto se aprobaba o no. El Departamento es autoridad para convocar a
este tipo de reuniones. También recordó que en la reunión informativa no se habló sobre la
zona o área de flamabilidad a la cual hizo referencia luego en el mail que le envió a
Mattea. Las cuestiones de seguridad, no eran atendidas en aquel entonces, probablemente
por una cuestión presupuestaria. Recordó que en mayo del 2008, Cantero Gutiérrez
distribuyó copia del convenio firmado por Bortis con fecha 30 de octubre de 2007. Con
relación a los trabajos de extensión, hizo referencia a la existencia de una Resolución del
Consejo Superior del año 1994, que cada facultad debía reglamentar, en la cual se fijan las
obligaciones y deberes de cada parte. Manifestó saber que Liliana Ruestch estuvo en
trámites tratando de conseguir la copia del convenio. También señaló que en la industria
hay estándares técnicos de seguridad que se respetan, por eso le llamó la atención que De
Smet, por la cantidad de hexano que utilizaba en dicha planta, no lo hubiera tenido en
cuenta y colocado el mismo en otro lugar. Evidentemente lo que técnicamente falló es no
haber sabido evaluar la magnitud de las consecuencias. El GIDPO trabajaba con una
empresa, De Smet, que tenía experiencia en seguridad y estándares técnicos. Visto a la
distancia a la Universidad no debió entrar ni un solo tambor de hexano. De acuerdo al
sentido común, las autoridades del Departamento, eran la Directora y Vicedirectora. Pero
las decisiones también se tomaban por la mayoría de los votos. Si el Departamento llegaba
a la conclusión que la experiencia no se debía hacer, no se haría. Las autoridades del
Departamento tenían facultades para exigir al director del proyecto que diera las
explicaciones del caso. La manera en que se trabajaba en la Planta Piloto era muy
desordenada. Fue un antes y un después cómo se trabaja ahora, estaban previstas antes las
130
Poder Judicial de la Nación
leyes, pero no se han terminado de limar los vicios; si las autoridades de la Universidad
hubieran impulsado las cuestiones de seguridad como se hace ahora, esto no hubiera
pasado. No hay que perder de vista que fue un proyecto en equipo, la más indicada para
decir cómo se armó el proyecto y cómo se trabajaba es la Ingeniera Ruetsch. Tratándose de
un combustible como el hexano, para transportarlo hay una legislación vigente, por ello no
es normal y prudente que trece tambores de hexano se transporten en un camión de
mudanza. A continuación, el testigo Raúl Alberto MONTENEGRO, Ingeniero Químico,
relató que los primeros días de noviembre pudo observar que en la Planta Piloto se estaban
efectuando trabajos de índole mecánica por personas que no conocían, lo cual generó
inquietud. También se hablaba que el GIDPO iba a realizar experimentos y que mientras
éstos se efectuaran no se podrían realizar otros trabajos, preocupando aún más a la gente
USO OFICIAL
porque había quienes sus trabajos los debían efectuar durante 24 horas. A raíz de ello, los
miembros del Departamento convocaron a una reunión informal, en la cual el Dr. Mattea,
informó que, en función de un convenio, se iba a llevar adelante una experiencia a escala
piloto con una empresa privada. Se habló de algunas medidas de seguridad, como instalar
un extractor de gases de hexano y que se trabajaría después de las 18 hs. Ante esas
explicaciones el criterio mayoritario fue “no poner palos en la rueda a los compañeros que
están trabajando”, remarcando que si bien algunos se retiraron conformes él no lo estuvo.
Recordó que había pedido que se delimitaran responsabilidades. Sostiene que tenía sentido
común lo que se explicaba, era claro que tanto el GIDPO como Mattea especialmente eran
responsables, pero lamentablemente sus compañeros no llegaron a entender que una cosa es
el sentido común y otra es la consecuencia legal para evitar una situación como la ocurrida.
Deberían haberse especificado las responsabilidades y consecuencias legales. Recuerda
que pidió que se hiciera una nota la cual nunca se realizó. Las medidas de seguridad eran
las adecuadas al menos para lo que se debía hacer en la Planta Piloto, para lo que estaba
proyectada. El problema fue que no se conoció la magnitud de la experiencia. Nadie sabía
de la existencia de 2600 litros de hexano. La Planta Piloto estaba planeada para que cuando
se trabajara con hexano, éste se almacenara en un tanque exterior. La Planta Piloto al
momento de la reunión estaba preparada para realizar un proyecto a escala “laboratorio” o
131
“piloto”, no a escala “industrial”. Agregó: “En un proyecto anterior se había decidido que
no se podía trabajar con hexano, no sé por qué se volvió a trabajar con ese solvente”.
Recordó que el extractor se estaba modificando, en cuanto a la capacidad y en altura, se
readaptó la cañería, que había tambores parados y otros acostados formando una batería de
tanques horizontales. Con relación a la seguridad, Mattea mencionó
un extractor de
vapores. Pero ante una pérdida de líquidos, como ocurrió, no había nada previsto. Había un
detector de vapores y la medida de trabajar después de las 18 hs. En relación a este horario,
recalcó que si bien estaba dispuesta la medida, había grupos que seguían trabajando aún
pasadas las 18 horas, lo cual da cuenta de la falta de comprensión de la magnitud de la
experiencia. Recordó también que había solicitado se consigne por escrito las medidas que
el GIDPO iba a realizar, porque estaba muy preocupado por la asignación de
responsabilidades. La Directora y Vice del Departamento dijeron que ellas no tenían
responsabilidad sino el grupo GIDPO, eso era de sentido común pero no legal. Se confiaron
mucho en la experie3ncia de una empresa de nivel como De Smet. Manifestó que en ese
momento por reglamento nadie podía detener el proyecto. La evaluación o factores de
riesgo de trabajo con hexano dependen de cómo se utilice el equipo y de las temperaturas
en que se trabaja. En cuanto a qué fue lo que causó el derrame de hexano, refirió que fue un
problema netamente mecánico, que se oyó un ruido metálico y luego un chorro. No fue un
problema eléctrico, sino en la descarga de la bomba porque salía con presión. Refirió que
sospecha que se debió a un fenómeno que se denomina “golpe de ariete”. No cree que se
haya debido a la caída de un tambor de hexano, porque de ser así solamente se derramaría.
Finalmente manifestó que si bien cualquier persona tiene la posibilidad de poner “algo” en
conocimiento de la autoridad, eso no significa que tengan la obligación de hacerlo. Si una
alta autoridad se hubiera puesto firme para oponerse a un trabajo realizado por el Dr.
Mattea, el proyecto se podría haber suspendido. La convocatoria a reuniones es en función
de las facultades de coordinación, podría pedirla, no exigirla. No toman conocimiento del
reglamento, en cuanto a organizar y supervisar. A posterior, el testigo Alberto CANTERO
GUTIERREZ, Profesor emérito y ex Rector de la UNRC, declaró que el 5 de diciembre
de 2007, oportunidad en la que era legislador nacional, tomó conocimiento de la tragedia
ocurrida en la Planta Piloto, ante lo cual solicitó la colaboración del avión sanitario para el
132
Poder Judicial de la Nación
traslado de los docentes afectados a la ciudad de Córdoba. Recordó que se puso a
disposición del Rector de la UNRC, el Ingeniero Spada, como docente, investigador y ex
rector. Refirió que en la UNRC hay un sentido de entrega, de pertenencia, de amistad entre
todos, por lo que había mucha conmoción y confusión que se manifestaba en el
desconocimiento de lo ocurrido ni un marco de convenio que indicara lo que se hacía. Que
le preguntó al ingeniero Bortis si había un convenio institucional para realizar dichos
trabajos y que le respondió que sí que lo había firmado el 30 de octubre. Ante ello, le
planteó por qué no se informaba a la gente, a los familiares y que Bortis le respondió que ya
lo había puesto en conocimiento de Diego Moitre y el Rector Spada. Que insistió que era
importante que eso se supiera, que apareciera el marco de un convenio atento el estado de
dolor y conmoción existente. Eso permitiría dar una cobertura institucional que transmita
USO OFICIAL
tranquilidad a la gente que allí trabajaba. Interesado que ese convenio apareciera, averiguó
dónde se guardaba la carpeta de convenios –los guardaba la Ing. Baralla-, e indicó a la
Policía Federal para que los secuestre. El domingo a la mañana, acompañando al sepelio de
los miembros de la comunidad universitaria, tomó conocimiento que habían aparecido los
convenios y que estaban en mano de la Justicia, lo cual lo tranquilizó porque entonces había
cobertura institucional sobre los trabajos realizados. Recién cuando se abrió el secreto de
sumario, tuvo acceso a dicho convenio, advirtiendo que estaba inicializado pero no
concluido, pero que ello no lo invalida. Señaló que solicitó un apoyo de solidaridad, pidió
fondos para reparar lo que se había destruido y otro para complementar y dar seguridad a la
Ciudad Universitaria. En relación al convenio, recordó que Bortis le explicó que no estaba
todo firmado debido a su doble condición de presidente de la Fundación y Decano a cargo.
Refirió que envió un correo electrónico a la Comunidad Universitaria poniendo en
conocimiento el convenio pero no se terminaba de asumir todo institucionalmente. Esta
situación la sabía el Decano y el Consejo Superior. El Consejo no lo convoca y repudian
sus dichos, entonces esperó que se levantara el secreto de sumario ya que si en verdad
existía el convenio, el encuadre era diferente. En relación al proyecto llevado a cabo en la
Planta Piloto, recordó que fue el hijo del Dr. Mattea quien le refirió que hacían un
experimento en la Planta Piloto a nivel industrial y tuvieron que entrar mayor cantidad de
133
solvente. A su turno oímos el testimonio de Oscar Federico SPADA, Ingeniero, quien se
desempeña en la UNRC, Facultad de Ingeniería, como docente a cargo del Programa
CEPRES, que al momento de los hechos era Rector de la referida Universidad. Acerca de
lo acontecido el 5.12.2007, dijo que encontrándose en una reunión en la Secretaría de
Coordinación Técnica, escuchó una explosión que provenía de la Planta Piloto y se dirigió
hasta allí. Que el conocimiento de lo sucedido con relación a las causas del siniestro lo
tiene a través del sumario administrativo que se realizó en la Universidad y los pedidos de
informes elaborados a pedido de la Justicia Federal. Relató que al llegar al lugar pudo
observar las llamas, ayudó a Claudio Ceballos y a otras personas heridas al salir de la
planta, escuchó comentarios de las personas sobre cómo se había generado el incendio y
que en dicha Planta se estaba llevando a cabo un trabajo de investigación. Posteriormente
habló con Moitre para decidir hacer una reunión con los decanos, quien le manifestó que no
tenía conocimiento sobre lo que podía haber sucedido. A la tarde se hizo una conferencia de
prensa en la cual el Ingeniero Moitre dio explicaciones al respecto y el dicente manifestó
que se iba a iniciar una investigación sumaria y trasladar los heridos a la ciudad de
Córdoba. Recordó el testigo que el día del hecho, cuando se acercó a la Planta Piloto
conversó sobre lo sucedido con el Ingeniero Moitre quien no tenía claridad de lo
acontecido. También dijo que ninguna autoridad le mencionó que estuviera involucrada una
empresa ajena a la Universidad, que se enteró de este dato después de dos o tres días por
comentarios en la Universidad y de la sumariante y mediante los informes elaborados por el
Área Jurídica para informar al Consejo Superior de la UNRC. Así, averiguó que en la
Planta se hizo una instalación, que se estaba trabajando con hexano y que se había
producido un derrame y que la restante información estaba en el marco de un peritaje.
Indicó también que en la UNRC para realizar una experimentación prolongada, el montaje
de una estructura en la Planta Piloto y la incorporación de material inflamable a la citada
planta, se requiere un convenio marco que llega al Rector y al Consejo Superior. Expresó
que se realiza un informe para analizar el alcance del Convenio, los compromisos que
asume la Universidad, si interviene la UNRC o grupos de investigación y en esa etapa se
evalúa el convenio desde el punto de vista legal. Que existen algunas áreas de investigación
y extensión en las cuales se requiere un aval. Además señaló que hay otra vía, los
134
Poder Judicial de la Nación
convenios que se realizan a través de la Fundación de la UNRC, que quien firma un
convenio debe informarlo a las autoridades. En relación a si en el ámbito universitario se
estila un procedimiento de informalidad administrativa por el cual a veces se da curso de
ejecución antes que se cumplimente el trámite administrativo del convenio, dijo que en
algunos casos, cuando asume la responsabilidad quien lleva adelante el proyecto, se da esa
informalidad. Refirió también que en el año 1990 cuando se arma la estructura de la
Universidad se creó el Departamento de Higiene y Seguridad mencionando como tareas del
mismo asesorar en la materia y efectuar un relevamiento universitario. En los meses de
octubre o noviembre del año 2005 se creó la Comisión de Higiene y Seguridad, que el
dicente elaboró la resolución ad referendum del Consejo Superior que la aprobó. Precisó
que la Comisión dependía del Consejo Superior y detalló como funciones de la misma,
USO OFICIAL
comenzar un relevamiento, brindar apoyo en el marco de cambios o modificaciones, la
posibilidad de consultar y contratar miembros expertos en Higiene y Seguridad para
proponer un plan de higiene y seguridad para la UNRC. Asimismo dijo que la citada
Comisión estaba integrada por la Secretaría General, Secretaría de Coordinación Técnica y
por el Secretario Técnico de las distintas Facultades, la organización era horizontal y
manejaba su presupuesto. Con respecto al relevamiento de la Universidad -inclusive la
Planta Piloto- relató el testigo que a mediados de 2007 firmó una resolución para la
contratación de tres expertos en Higiene y Seguridad y el técnico bombero, Ferrario,
además de otros expertos para un relevamiento sobre residuos peligrosos, e hizo una
presentación en la Agencia Córdoba Ambiente. Continuó señalando que al respecto, una
vez practicados los informes los pasó al Consejo Superior de la UNRC y luego los adjuntó
a requerimiento de la Justicia Federal. Manifestó también que tuvo conocimiento del
informe de la Sindicatura General de la Nación del año 2006 –SIGEN-, habiendo sido
informado del mismo en el mes de julio del 2007. Que el informe tenía cincuenta puntos y
en cuatro puntos se hacía referencia a la Seguridad e Higiene en la Universidad, el primero
se refería a la sección del Registro de Alumnos –en enero de 2007 se aprobó la licitación
para la obra de refacción-; el segundo se refiere al Departamento de Higiene y Seguridad de
la Universidad que no estaba puesto en vigencia efectuando la aclaración favorable que
135
había una Comisión en marcha desde el año 2005; el tercero sobre los roles en caso de
incendio -comenzaron los trabajos con los bomberos-; y el cuarto por problemas de
electricidad. También dijo que a finales de 2010 se firmó un convenio con la Secretaría de
Políticas Universitarias para trabajar en forma mancomunada con respecto al informe de la
SIGEN, y relató que en el mes de noviembre de 2007 con la mencionada Secretaría se
firmó un proyecto sobre salidas de emergencia, luces de emergencia y elementos de
seguridad para la Universidad. Que durante su último período la Universidad tenía sistema
de cobertura de riesgos de trabajo. En el año 2007 tuvo conocimiento que Ferrario había
revisado las condiciones de la Planta Piloto la cual estaba bien para las tareas que se
desarrollaban al momento del relevamiento, que luego del suceso de diciembre del mismo
año Ferrario continuó trabajando en la Universidad. También refirió respecto que dicha
Universidad tiene tres ingresos, con una guardia que funciona durante las veinticuatro
horas, la cual tiene por funciones dar información a las personas que no pertenecen a la
Universidad –por ejemplo en épocas de congresos-; control vehicular -cada vehículo y su
recorrido debía registrarse en una planilla –; se controlaban además vehículos de la
Universidad –kilómetros realizados-, y se llevaba un Libro de Actas donde se registraban
las novedades. Sobre el ingreso de camiones al predio universitario dijo el testigo que la
guardia podía pararlos o revisar el contenido de los mismos, y cuando se realizaban obras
de construcción los camiones de la empresa constructora entraban y salían. Finalmente el
testigo refirió que tuvo conocimiento del ingreso de los tambores de hexano a la Planta
Piloto por medio del sumario administrativo, que el día 15 de noviembre visitó la Planta
Piloto, por un breve lapso de tiempo, con motivo de la visita de un investigador experto de
Cuba, que estuvo acompañado por los Ingenieros Anunziata y Martinello, los Decanos de
las Universidades de Ciencias Exactas, Veterinaria y Humanas, y mencionó que el
Ingeniero Bortis no estaba presente. Finalmente, el testigo Jorge Raúl BARRAL,
Ingeniero Mecánico Electrónico, quien trabaja en la UNRC, Facultad de Ingeniería,
Secretaría de Post Grado desde hace aproximadamente veintiséis años, refirió que
encontrándose en su oficina dentro de la Facultad, la mañana del 5 de diciembre oyó las
explosiones que se producían en la Planta Piloto. Que luego, a través de los medios de
comunicación y de conversaciones mantenidas
136
con otras personas, pudo tomar más
Poder Judicial de la Nación
conocimiento de los hechos acontecidos. Manifestó que asumió el Decanato luego de los
hechos en virtud de que el Decano, Ingeniero Moitre, y el Vicedecano, Ingeniero Bortis,
renunciaron a sus cargos al haber sido imputados en la presente causa. Asumió el 30 de
enero de 2008, y comenzó a efectuar averiguaciones y gestiones tendientes a salvar el año
lectivo y a verificar que a raíz de los hechos acontecidos, la Facultad de Ingeniería tuviera
las condiciones de seguridad necesarias, para lo cual se buscó asesoramiento profesional
que hasta ese entonces no había ni en la Facultad ni en la Universidad. Había mucho
desconocimiento al respecto. Se contrata al ingeniero Filippi quien luego de una primera
revisión detecta en varios laboratorios fallas de seguridad, los cuales son inhabilitados
(problemas en las instalaciones eléctricas deficientes, en cuanto a la circulación, ventilación
y presencia de materiales tóxicos). También se solicitó un relevamiento de proyectos de
USO OFICIAL
extensión, trabajos de investigación y transferencia, para ver qué grupos estaban
involucrados para lo cual se pidió informes a la Fundación, tales como los protocolos
celebrados en los dos últimos años. Se verificaron la existencia de una serie de convenios y
se detectó una serie de irregularidades en la Facultad. Al respecto señaló que el Presidente
de la Fundación firmaba un protocolo con la Facultad y otro con la empresa, uno espejo. Lo
que estaba en la Fundación no constaba en la Facultad. Algunos de los protocolos no se
hallaron pese a que las actividades si se habían desarrollado. Por tal motivo, manifiesta que
fue personalmente a la Fundación a fin de recabar la documentación faltante, logrando así
obtener a los protocolos de las actividades. Refirió también que los protocolos
habitualmente tienen una retención por parte de la Fundación, del 8 %, según la Resolución
117/04 que analiza las actividades de vinculación con el medio, con terceros. Se puede
firmar un convenio marco y protocolo y de eso se retiene un 20 %. La Fundación toma la
resolución del Consejo Superior y pone que va a retener en función de esa resolución (un
20 % para la Universidad y un 3 % para la Fundación para gastos). Esa firma de convenios
no debió tomarse por la Fundación porque la Resolución 117 lo prohíbe, atento que el
100% debía ingresar a la tesorería de la Universidad, la Fundación no debía hacer esa
retención. Obviamente que los que trabajan no se fijaban en cuestiones reglamentarias, sino
que obraban conforme a lo que se indicaba, esta maniobra irregular fue detectada por la
137
auditoría interna. Uno como empleado de la Universidad tiene que cumplir las normas de
la misma y del área en que se está trabajando. También se solicitó información a la
Tesorería de la Universidad para ver si los montos retenidos se correspondían con los
protocolos celebrados por la Fundación con los diferentes organismos externos. La
Tesorería informa los montos entrados y las fechas en que fueron girados, pero que no sabe
si corresponde a los protocolos, entonces se solicita esta información a los Decanos que
son
quienes firman
esos convenios y protocolos, respondiendo que no consta esa
documentación. Surgen irregularidades de giros a otros organismos, y revisando la
documentación se verifica la existencia de al menos dos notas del Rector Spada
solicitándole al Decano Bortis que gire 30000 pesos a la Municipalidad en el 2006 y 30000
pesos en el año 2007 de los montos obtenidos por la retención del 20%. Campetelli recaba
información y allí están los montos y detalles de a quiénes se giraron los mismos. En
cuanto a la seguridad, señaló la existencia de una ley nacional que dice que el responsable
de la seguridad es el empleador. La base documental es muy importante y en la UNRC la
cadena de mandos desde el superior hasta el operario no existía. Hoy se hacen planillas y
firman los responsables de cada trabajo. Continuó declarando que se crea el área de
Higiene y Seguridad. No había capacitación en el uso de matafuegos, del mapa de
evacuación; la concientización lleva tiempo y había mucho por hacer. Depende del grado
de información que pusiera el responsable del grupo, se decía
si se hacía o no la
investigación. En cuanto a los fondos del PROMEI señaló que se manejaban desde el
Decanato y desde los Departamentos, venían luego de un proceso de evaluación, cuyo fin
era un programa de mejoramiento del área de Ingeniería. Así, una parte fue utilizada para
el mejoramiento y seguridad de la Planta Piloto y se le pagó al ingeniero Turiello por sus
servicios. También manifestó que antes del incendio, Baralla había solicitado medidas de
seguridad a las autoridades del Departamento de Coordinación Técnica, igual que lo hizo
Liliana Giacomelli. En cuanto a la Comisión de Seguridad, señaló que estaba integrada por
los Secretarios Técnicos, y que cree que también por algún especialista en el tema de
seguridad como Echandía. De acuerdo a los testimonios escuchados y relatados supra en
forma coincidentes, se acreditó que con fecha 05 de diciembre de 2007, hacia las 10:00
horas, en la Planta Piloto de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Río
138
Poder Judicial de la Nación
Cuarto, se produjo un incendio al explotar 13 tambores que contenían hexano en un total de
2.600 litros, los que se encontraban allí almacenados. Que el solvente mencionado estaba
siendo utilizado por el Grupo GIDPO -Grupo de Investigación y Desarrollo de Productos
Oleaginosos- dependiente del Departamento de Tecnología Química de esa Facultad e
integrado al momento del evento por los Ingenieros Mattea, Baralla, Cardarelli y Ruetsch.
Dicho Grupo se encontraba realizando un trabajo de extensión (extracción de aceite
oleaginoso con uso de solvente) por intermedio de un convenio-marco con la Empresa DE
SMET SAIC, canalizado a través de la Fundación perteneciente a la Universidad Nacional
de Río Cuarto. El día del hecho se realizaba la última experiencia del proyecto. Que en la
mañana del día indicado, se encontraban presentes en la Planta Piloto todo el Grupo de
Trabajo GIDPO; el alumno Juan Andrés Politano, afectado a dicho proyecto; Sebastián
USO OFICIAL
Murello de la Empresa DE SMET S.A. y Diego Bonazza de la Empresa VERDU contratada
por DE SMET S.A.I.C. para realizar la adecuación de las instalaciones de la Planta Piloto a
las exigencias del proyecto, comenzándose a trabajar con los equipos armados a tal fin y
con el material, a efectos de prepararlos para la experiencia que ese día se concretaría
después de las 18:00 horas. Que se puso en funcionamiento una bomba centrífuga para que
circulara por la cañería del sistema una mezcla denominada miscela (30% aceite y 70%
hexano) entre ésta y el “tanque de preparado” para su depósito en tambores de 200 litros,
los que se encontraban en una fila de trece, sobre una estructura armada a sus efectos, en la
pared interior norte junto al portón de ingreso lateral de la Planta Piloto, para su posterior
utilización en horas de la tarde en la experiencia de extracción de aceite. Que a media
mañana, aproximadamente a las 10:00 horas, y cuando nadie de los que trabajaban en dicho
proyecto se encontraba frente a la estructura que se había armado, se produjo un derrame de
esa sustancia, la que egresaba de esa bomba centrífuga que se encontraba colocada junto a
la pared interior norte, cerca de la esquina con la pared interior oeste, tal como lo observó
de manera directa el testigo Diego Bonazza, concretamente de la bomba P/31, como lo
expresó en la audiencia de debate. Ante ello, Politano habría intentado colocar una manga
corrugada con un extractor sobre el derrame a fin de absorber los gases que emanaban de la
miscela y sacarlos al exterior, mientras que el testigo Bonazza corrió hacia el tablero de
139
mando ubicado en el centro de la planta a fin de desconectar la bomba y detener el derrame.
En tal sentido Bonazza recordó “haber sido quien apagó la misma, para que no perdiera
más líquido”. Se hicieron presentes inmediatamente los Ingenieros Miguel Mattea, Damián
Cardarelli y Gladys Baralla, quienes se encontraban en la oficina de planta alta (cubículo
N° 3), donde los tres profesionales tenían sus respectivos escritorios de trabajo (conforme
constatación de inspección ocular de los lugares); mientras que Liliana Giacomelli y Carlos
Ravera llegaron del Laboratorio 11, donde luego se suma al lugar de los hechos Carlos
Bettera. En esos momentos se escuchó un ruido característico de una combustión, que tuvo
su origen en el sector de autoclaves, ya que uno se encontraba encendido y el fuego se
proyectó hacia la zona del derrame. Al respecto, resultó ilustrativo el testimonio de
Bonazza, corroborado por el Ing. Jorge Daghero, cuando expresa que sintió “un ruido como
una manguera que zafa, o una pérdida”, y continúo diciendo “hasta que se inició el
incendio”. Por otra parte, el testigo Carlos Bettera describe de igual forma “un golpe, un
resoplido como cuando sale aire de una manguera”, recordó que Liliana Giacomelli dijo:
“si eso es el hexano acá volamos todos a la mierda” y otra persona que no recordó quién
manifestó “es una pérdida de hexano”. En igual sentido, el Doctor en Ciencias Químicas,
Claudio Daniel Ceballos, quien manifestó que escuchó un fuerte ruido, similar al de un
fusible, “vieron el derrame del liquido que corría debajo del extractor”; agregó: “se podrían
haber tomado recaudos para que el derrame no hubiese terminado en una deflagración”,
concluyendo que “hubo una rotura de un caño, evidentemente porque salía y corría
líquido”. Compartió Ceballos –doctor y especialista en la materia que nos ocupa- las
conclusiones de los peritos de la Policía Federal Argentina, en cuanto al origen de la
explosión -“un autoclave encendido por otro grupo de trabajo, los vapores de hexano son
más pesados que el aire y el viento norte permitió la combustión con el hexano derramado y
luego con los tambores”- y que “viajaron hasta el autoclave”. Este cuadro descripto por
especialistas con títulos de post grado y personas que observaron de manera directa los
hechos, contrasta con la declaración del testigo Rogelio Ferrario, empleado de la Sociedad
de Bomberos Voluntarios de Río Cuarto, contratado de manera directa y sin concurso
previo de sus antecedentes por el Señor Rector de la Universidad en ese tiempo, para
efectuar relevamientos de los sistemas de seguridad. Este testigo sostiene que cuando
140
Poder Judicial de la Nación
circulaba en su camioneta por el campus, escuchó “un ruido a metal” y asegura “que el
fuego se inició en el lugar del derrame de miscela donde estaba la cama de tambores
instalados”, es decir, en el lugar opuesto donde se encontraba el autoclave, más aún
consideró que no están acertadas las conclusiones de los especialistas en cuanto que el
origen de fuego haya sido el autoclave. Este testimonio -sin fundamentos técnicos en sus
conclusiones- se inscribe en el interés por la defensa de su propia actividad teñida de
ineficiencia y la defensa de quien contrató la misma –el Rector Spada-, bajo el Régimen de
Locación de Obras, desde el 1° de julio de 2007 al 31 de diciembre de 2007 (fs.5258)
mediante Resolución Rectoral Nª 912/07, para efectuar un relevamiento de edificios y todo
lo atinente a seguridad de la Universidad, indicando “que no advertía riesgo potencial de
explosión en la Planta Piloto”, contrariando la abrumadora prueba que indicaba las
USO OFICIAL
limitadas medidas de seguridad existentes, no sólo en la Planta Piloto sino en la
Universidad (conforme los informes de la SIGEN, ASOCIART S.A., INTI, PERICIAS Y
TESTIMONIOS). Por ello, se descarta por completo esta hipótesis, que también fue
sostenida por otro bombero, Marcelo Palacios, quien considera que el origen de fuego no
fue el autoclave sino debido al movimiento de uno de los tambores con una pluma. Dicho
argumento carece de todo sustento probatorio, puesto que nadie observó ese día (05/12/07)
tal situación de movimiento de tambores con una pluma; posiblemente se haya confundido
Palacios con la manifestación del testigo Campetelli, en cuanto que el día 04/12/12 –o sea,
el día previo al estrago- observó dos personas manipulando los tambores con un aparejo
hidráulico. Cabe destacar que tanto los abogados de la querella y los abogados defensores
coinciden con la posición del señor Fiscal en cuanto al origen del fuego, y -de manera
expresa y clara- avalan las conclusiones de los especialistas, descartando la posición
asumida por Ferrario y Palacios. En definitiva, como consecuencia del hecho descripto,
resultaron lesionados todos los allí presentes (Mattea, Cardarelli, Baralla, Giacomelli,
Ravera, Politano, Murello y Bonazza), quienes habrían intentado salir del lugar cuando
comenzaron a sucederse las explosiones de los tambores, como también empezaron a salir
todos los que se encontraban en el interior del edificio de la Planta Piloto (alumnos y
docentes de las aulas y laboratorios adyacentes al lugar del hecho). Este siniestro provocó
141
serias lesiones y el posterior fallecimiento de Juan Andrés Politano, Carlos Alberto Ravera,
Damián Aldo Cardarelli, Liliana Giacomelli, Gladys Baralla y Miguel Ángel Mattea; y
resultaron con quemaduras y/o lesiones de diversa consideración Cecilia Pagliero, Diego
Bonazza, Sebastián Antonio Murello, Laura Potes, Iván Rafael Braida, Jorge Daghero y
Liliana Ruetsch. Se encuentra acreditado que, al momento de los hechos, el Rector de la
Universidad Nacional de Río Cuarto era el Ingeniero Oscar Spada; Vice-rector el Médico
Veterinario Juan Busso y las autoridades de la Facultad de Ingeniería estaban integradas
por el Ingeniero Diego Carlos Moitre –Decano-; el Ingeniero Carlos Bortis –Vicedecano,
quien asimismo se desempeñaba como Presidente de la Fundación U.N.R.C.-; Miriam
Ferrari y Edith Ducros —Directora y Vicedirectora, respectivamente, del Departamento de
Tecnología Química—; Ingeniero Agromecánico José Luis Pincini -Secretario de
Coordinación Técnica y Servicios e integrante de la Comisión de Higiene y Seguridad de la
Universidad Nacional de Río Cuarto-; Ingeniero Mecánico Electricista Sergio Fabián
Antonelli –Secretario Técnico de la Facultad de Ingeniería U.N.R.C. e integrante de la
mencionada Comisión de Higiene y Seguridad; y el Dr. Miguel Mattea —Director y
responsable del Grupo GIDPO—. La prueba recopilada en el presente proceso, a los fines
de establecer la intervención penalmente responsable de cada uno de los imputados en la
comisión de los hechos y corroborado el conjunto de circunstancias que lo produjeron, con
las consecuencias de seis muertos -Miguel Ángel Mattea, Gladys Zulema Baralla, Damián
Aldo Cardarelli, Liliana Mercedes Giacomelli, Juan Andrés Politano y Carlos Alberto
Ravera- conforme las respectivas actas de defunción, obrantes a fs. 2326, 2327, 2328, 2329,
2405 y 2424, fs. 2591, y de las respectivas autopsias, obrantes a fs. 2462/81, sumadas a las
lesiones de Sebastián Murello, Diego Bonazza, Iván Braida, Jorge Daghero, Liliana Gladis
Ruetsch y Laura Potes, conforme documental, obrante a fs. 1904, 994 y los testimonios
incorporados de fs. 1297/1298, 2163/82, 1981/2026 y 2183/2184, 1974/1978 y 2185/2186,
158 y 275, y fs. 2776 de autos). Analizando el convenio entre la Fundación y la empresa De
Smet S.A., donde se establecen las condiciones en que se desarrollaba tal experimento, a
partir de un trabajo de extensión establecido entre el Grupo GIDPO, dependiente del
Departamento de Tecnología Química de la Facultad de Ingeniería de la U.N.R.C., y la
empresa privada DE SMET S.A., se puede decir que el convenio establece un trabajo de
142
Poder Judicial de la Nación
investigación para la extracción de aceite de oleaginosas mediante el uso de solvente, cuyas
tratativas comenzaron en el mes de septiembre del año 2007 por parte del Director del
equipo universitario, del Dr. Miguel Ángel Mattea, y el Gerente de Producto de la empresa
privada, Ing. Aníbal Demarco, conforme surge de los respectivos correos electrónicos
obrantes a fs. 678/685, aportados durante la instrucción por el Presidente de aquella
empresa, Carlos Alberto Juni, ratificados en declaración testimonial incorporada por su
lectura, obrante a fs. 2602/2604. Se corroboró durante el debate que el trabajo de
investigación era la especialidad del grupo GIDPO, cuyas siglas significan, precisamente,
“Grupo de Investigación y Desarrollo de Productos Oleaginosos”), mientras que la empresa
DE SMET SAIC ostenta una importante trayectoria en la producción e instalación de
equipos industriales que cumplen el mismo cometido. Esta clase de colaboración se
USO OFICIAL
instrumenta en la U.N.R.C. a través de dos modalidades: ya a través de la propia
Universidad, ya por medio de la Fundación de la U.N.R.C., persona jurídica que promueve
actividades de enseñanza e investigación científica en la comunidad educativa, así como el
intercambio de conocimiento entre la Universidad y el medio, conforme surge de la prueba
documental, obrante a fs. 394/400. Esta última modalidad resultó la adoptada para canalizar
el referido proyecto ya que, según surge de los testimonios prestados durante las sucesivas
audiencias del debate, es un medio que usualmente dota de mayor agilidad a la tramitación,
ofreciendo menos trabas burocráticas. Era la modalidad más usada, por una cuestión de
tiempo y menores trabas administrativas, sostuvo el ex decano Moitre en su testimonio en
el debate. Posteriormente y luego de las tratativas entre ambas partes, se elaboró un
CONVENIO-MARCO por el término de un año y un PROTOCOLO DE TRABAJO
designado con el N° 26 entre la empresa citada y la FUNDACION U.N.R.C., con fecha
30.10.2007, en la ciudad de Río Cuarto, conforme surgen textualmente de los mencionados
instrumentos, que obran a fs. 280/283, donde se observa claramente la firma del Ing. Carlos
Bortis –Presidente-, suscribiendo el convenio y el protocolo de trabajo. Su posición
defensiva material en el sentido que no se trataba de su firma en dicha documentación sino
que la había “inicializado”, no firmado, no resiste el menor análisis en tanto si se coteja la
firma en su declaración indagatoria obrante a fs. 2319/vta. y la estampada en el convenio y
143
el protocolo, ambas resultan idénticas. En ambos documentos –fechados el 30 de octubre de
2007- aparece la FUNDACION U.N.R.C. representada por su Presidente Ing. Carlos Bortis
y a su vez Vice Decano de la Facultad de Ingeniería a cargo del Decanato, por licencia de
su titular, Ing. Diego Carlos Moitre, y la Empresa DE SMET SAIC., representada por el
Ing. Aníbal Demarco. En relación con tales documentos, cabe señalar que el CONVENIOMARCO prevé que la implementación de las actividades emergentes de dicho convenio
tenga lugar a través de la firma previa de protocolos específicos, con sus correspondientes
planes de trabajo y presupuestos acordados por la Fundación y la Empresa. Resulta
relevante transcribir textualmente las clausulas del Protocolo, a saber: PRIMERA:
definición del objetivo de colaboración entre DE SMET y la FUNDACION, a través del
grupo GIDPO, dependiente del Departamento de Tecnología Química de la Facultad de
Ingeniería de la U.N.R.C., para realizar experiencias de extracción de aceites; SEGUNDA,
por la que se designa al Dr. Mattea como responsable de la ejecución del plan de trabajo;
TERCERA, que define el cronograma de trabajo, a extenderse entre 30.10.2007 y el
30.11.2007 y contempla la participación en el diseño y ejecución de trabajos para la
adecuación de la Planta Piloto de la UNRC, la realización de ensayos previos y los análisis
químicos y experiencias de extracción con hexano; CUARTA, que establece los aportes de
la FUNDACION, esto es, la infraestructura de la U.N.R.C. y la tramitación administrativa
de los fondos aportados por la Empresa; QUINTA, que establece los aportes de la Empresa,
en la forma de fondos ($10.000) y de elementos para mejorar las instalaciones existentes,
temporal y exclusivamente para la realización de las experiencias mencionadas; SEXTA,
que regula la vigencia del PROTOCOLO DE TRABAJO a partir de su firma por las partes
y hasta la conclusión del plan de trabajo; SÉPTIMA, que determina el compromiso de la
Fundación, a través del GIDPO, de elevar a DE SMET un informe final con los resultados
del estudio a los siete días de concluida la labor experimental; OCTAVA, acerca del
compromiso de confidencialidad y NOVENA, que establece la jurisdicción de rigor del
documento contractual (Tribunales Federales de Río Cuarto). La intervención de
profesionales y empleados de firmas privadas vinculadas al convenio halla sustento en la
Resolución N° 061/A/1994 de la Inspección de Sociedades Jurídicas del Gobierno de
Córdoba, mediante la cual se crea la FUNDACIÓN U.N.R.C., cuyo artículo 4°, inciso “b”,
144
Poder Judicial de la Nación
le permite celebrar convenios con instituciones públicas y/o privadas de la República e
Internacionales, tendientes al cumplimiento del objeto de la FUNDACION U.N.R.C., esto
es, la promoción de la investigación científica y tecnológica en la U.N.R.C., conforme
surge de la documental obrante fs.394/400. Al prestar declaración testimonial el ex decano
Moitre sostuvo que no resultaba beneficioso para la Universidad un proyecto como el
mencionado, puesto que la empresa aportaba una suma de dinero insignificante ($10.000) y
los recursos humanos a través de la participación del Ingeniero Sebastián Murello y del Ing.
Javier Boretti, como éste lo expresó en su testimonio prestado en el debate y lo corrobora el
testimonio de Carlos Alberto Juni, obrante a fs. 2602/2604 incorporado por su lectura; la
colaboración del Arquitecto Diego Bonazza proveniente de la Empresa VERDU, tal lo
ratificó éste en su declaración durante el debate; y operarios de la firma EMIRT, conforme
USO OFICIAL
la declaración incorporada por su lectura de Walter Cabrera a fs. 3057/3058. Se constató
que DE SMET SAIC fue la encargada de introducir a la Universidad los trece (13)
tambores de 200 litros de hexano cada uno, por un total de 2600 litros, aceite de soja crudo
y láminas de soja, indispensables para la realización del experimento. No estando la
empresa DE SMET inscripta como operadora de solventes peligrosos como el hexano, ni
tampoco la Universidad Nacional de Río Cuarto, se realizó esta introducción a la Planta
Piloto a través de la empresa ACEITERA GENERAL DEHEZA S.A., empresa que con los
conocimientos específicos en esta clase de solventes permitió el aporte del hexano al
temerario emprendimiento llevado a cabo por la Empresa DE SMET y la Fundación, tras
adquirirlo de la firma GAFOR de Buenos Aires, conforme se acreditó con las constancias
obrantes a fs. 126/140, tras despacharlo directamente a la U.N.R.C. a través de la empresa
de transporte OLIVA Hnos. Cabe destacar, que la Empresa Oliva Hnos. no se dedica al
transporte de solventes –con recaudos especiales-, con lo cual no sólo se vulneró la ley de
Residuos Peligrosos en esta maniobra de triangulación comercial, sino que se expuso en
grave peligro a la sociedad en su conjunto. El resto de los insumos se enviaron
separadamente, en tal sentido, cobra relevancia el testimonio de Miguel Vicente Ferrero,
apoderado de ACEITERA GENERAL DEHEZA S.A., obrante a fs. 920/921 y fs. 2809. Por
otra parte, el hexano fue recibido en la Planta de la U.N.R.C. por el Ing. Boretti, como éste
145
lo reconoció la audiencia de debate y el resto de los materiales por Darío Peralta, según lo
muestra la documentación aportada por el apoderado de ACEITERA GENERAL DEHEZA
S.A. -constancias agregadas a fs. 1078/9-. En este punto cabe consignar que la Universidad
Nacional de Río Cuarto no contaba por entonces con la inscripción en el Registro de
Generadores y Operadores de Residuos Peligrosos de la Provincia de Córdoba, que la
habilitara para dicho ingreso al predio de la Facultad, tal como se desprende de los
antecedentes de la solicitud respectiva, de fecha posterior al siniestro que nos ocupa,
concretamente de fecha 09.01.2008, que luce a fs. 1833/1862. Resulta por demás llamativo
la introducción de aquel extraordinario volumen de hexano sin que se hiciera constar, ni
asentar, ni verificar o controlar de alguna manera su ingreso dentro del establecimiento
universitario; más aún nos dejó perplejos a todos que el propio ex decano Moitre justificara
que el ingreso en un camión de mudanza con 13 tambores de 200 litros cada uno, no
requiriera control en el ingreso en la Facultad, ni exigiera poner en conocimiento de
ninguna autoridad tal situación, demostrando acabadamente cómo funcionaban los
mecanismos de control en las distintas áreas de la mencionada unidad académica. Sin
perjuicio de ello, surgió de la declaración del testigo Moitre que el portón de ingreso debía
ser controlado por la Secretaría de Coordinación Técnica y Servicios, a cargo del Ing.
Pincini. Se comprende en ese marco que, una vez producido el siniestro, concurriera la
dificultad posterior para controlar el incendio en razón de las graves y crónicas falencias en
materia de seguridad e higiene en esa área de riesgo dentro del establecimiento
universitario. Ello, de acuerdo a los informes emitidos por el Departamento Técnico
Investigativo de la Policía Federal Argentina, agregado a fs. 17/26; Dirección de Bomberos
de la Policía de la Provincia de Córdoba (fs. 951/976); Departamento Delitos Ambientales
de la Policía Federal Argentina (fs.1044/1073); Departamento Técnico InvestigativoSuperintendencia Federal de Bomberos de Policía Federal Argentina (fs.1128/1170);
Sociedad de Bomberos Voluntarios de Río Cuarto (fs. 1177/1181 y fs. 1604/1606);
informes del Instituto Nacional de Tecnología Industrial, I.N.T.I. (fs. 1102/1107,
1652/1662, 3514/24 y 1805/1809); informe de la Superintendencia de Riesgos de Trabajo,
Acta de Inspección del 06.12.2007 (fs. 1764/1776). Sobre el punto obran también en autos
otros informes adicionales (1777/97) del Manual de Protección contra Incendios de la
146
Poder Judicial de la Nación
National Fire Protection Association, relativo a las características, riesgos y medidas de
seguridad en el uso de hexano y periciales ordenadas por la instrucción para acreditar
detalles y condiciones de las instalaciones a posteriori del siniestro y sus posibles causas,
de acuerdo al informe del Instituto Nacional de Tecnología Industrial, I.N.T.I., sobre
estudio metalográfico, instalaciones eléctricas y autoclaves, obrante a fs. 3668 y ampliación
a fs. 4005, sobre seguridad e higiene en el trabajo a fs. 4026, e informe del Departamento
Técnico Investigativo Superintendencia de Bomberos de la Policía Federal Argentina,
obrante a fs. 3909/3915, complementario del obrante a fs. 1130/70. El plexo probatorio de
informes técnicos y periciales señalados, que fueron ratificados por los testigos en la
audiencia de debate, tal es el caso de Alberto Raúl Candía, en cuanto sostuvo que “no
habrían estado dadas las condiciones para trabajar con el hexano acopiado en dicho lugar”;
USO OFICIAL
Fernando Guillermo Federghini, quien manifestó que “no existían clasificación de áreas
peligrosas”, observó “equipamientos eléctricos que no tenían protección para trabajar en
atmósfera explosiva”; Luis Alberto Turiello, quien señaló que “la instalación eléctrica no
cumplía con las especificaciones técnicas de seguridad”; “equipo extintor destruido”; “en la
planta piloto, dada la magnitud del tamaño del lugar y la presencia de grupos simultáneos
eran escasos los elementos de extinción del fuego”; “no estaban demarcadas las zonas de
seguridad”; Néstor Daniel Degregorio, quien señaló que “no se había implementado un
Servicio de Higiene y Seguridad ni un plan para evacuación ante una emergencia”;
“observó un calefón instalado en forma irregular”; “la sectorización de la planta no era la
adecuada, puesto que las oficinas, aulas y laboratorios, se encontraban en el mismo lugar
que la planta de proceso”; Alberto Bonet, quien expuso que “es totalmente incompatible la
utilización de hexano con aparatos con llama expuesta por los riesgos que ella implica, la
autoclave no debió existir nunca compartiendo el mismo espacio físico donde se efectuaban
pruebas con hexano”; y Daniel Montamat, quien reconoció el informe elaborado con un
grupo de personas del INTI. Todas estas constataciones y valoraciones resultan suficientes
para acreditar y probar las condiciones en que se encontraba la Planta Piloto al momento
del siniestro. Más aún, con la inspección de la Planta Piloto realizada el día anterior al
siniestro (04/12/07) por el testigo Norberto Daniel Campetelli, quien expresó en la
147
audiencia que advirtió sobrecarga eléctrica en la instalación de un equipo, un tablero de
baja tensión que no estaba en buenas condiciones de mantenimiento y la peligrosidad de
tener almacenado esa cantidad de hexano con instalaciones eléctricas con parte de cañería
antiexplosiva y el resto con cañería convencional, sumada a una serie de falencias
mencionadas supra, especialmente cuando el mencionado testigo recordó haber visto ese
día 4 de diciembre otra fuente de calor, un autoclave que estaba encendido, a la vista, a 30 o
40 metros de los tambores con hexano, sin que hubiera una pared ni nada que los aíslara,
circunstancia que también refirió habérsela comunicado a la Ingeniera Reartes. Todo ello
conforma un cuadro caótico en cuanto a las medidas de prevención y seguridad en la que se
desarrollaba la actividad en la Planta Piloto de la Universidad Nacional de Río Cuarto. No
quedan dudas que el hecho se originó a raíz de una pérdida del hexano almacenado dentro
de la Planta Piloto para la realización de las pruebas del Grupo GIDPO. Siendo el hexano
un solvente de extrema peligrosidad, cuya expansión en forma de gas y posterior
propagación a nivel del suelo fue favorecida por una corriente de aire que provenía de la
puerta corrediza -que se encontraba abierta- del laboratorio situada en su frente norte,
alcanzó a uno de los autoclaves o mecheros de tipo Bundsen que se hallaban encendidos en
el extremo sur de la Planta Piloto en razón de ensayos de otros grupos de estudio que
operaban en el lugar. Por otra parte se incorporó el informe del Departamento de
Tecnología Química, obrante a fs. 1680/1717; nota del Ingeniero Alberto Willnecker (fs.
1690, ratificada a fs. 2236/2238) relativa a problemas surgidos a raíz de un proyecto de
biodiesel que llevaba adelante el GIDPO; acta N° 35 de fecha 10.10.2007 (fs. 1716/1717)
sobre cuestiones de “seguridad en la Planta Piloto” y consignación del retiro del Ing. Raúl
Montenegro tras considerar “necesario un proyecto global de seguridad” (fs. 1680/1717); y
las declaraciones incorporadas por su lectura, entre otras, Alberto Willnecker (fs.
2236/2238), Ing. María Pramparo (fs. 2583/2584), Ing. Nancy E. Reartes (fs. 2895/2897),
Ing. Carlos J. Maffrand (fs. 2914/2915). Todos los testimonios indicados rinden debida
cuenta de las condiciones en que se hallaba la Planta Piloto, de los riesgos potenciales que
planteaba el trabajo de extensión del GIDPO, de la falta de medidas de emergencia en caso
de posibles siniestros, sumado a la falta de preocupación de las autoridades del
establecimiento universitario por intervenir en el control de las medidas de prevención y
148
Poder Judicial de la Nación
seguridad. Cabe resaltar, que la capacidad de la Planta Piloto era pues la correspondiente a
la “escala piloto”, en atención a los planos de Planta Piloto, conforme el informe expedido
por la Facultad de Ingeniería, obrante a fs. 3743 y la documentación acompañada reservada
en Secretaría, pero los testimonios escuchados son coincidentes en cuanto que la cantidad
de hexano almacenado para los experimentos realizados conjuntamente por los integrantes
del GIDPO y la empresa DE SMET, excedía con creces la capacidad operativa de la Planta
Piloto, estando por encima de las experiencias habituales de laboratorio llevadas hasta
entonces con pequeñas cantidades de solventes, contraviniendo las características y
condiciones de seguridad de dicho establecimiento. Es preciso recalcar que la planta
dispone de un tanque propio de almacenamiento de hexano, denominado T-102, dispuesto
en la parte exterior del edificio (fs. 3743), con una capacidad máxima de quinientos (500)
USO OFICIAL
litros, lo que fue corroborado durante la inspección judicial realizada en la planta por este
Tribunal. Contrariando las prevenciones, se eligió acondicionar los trece (13) tambores de
hexano en el interior de la Planta Piloto, conforme surge de los testimonios incorporados de
Sosa Vasconi a fs. 2774; Magnoli a fs. 2832; Villafañe a fs. 2833, como igualmente del
escuchado en la audiencia del testigo Ceballos, incorporándose una campana de ventilación
que fue instalada, según consta en la prueba documental-instrumental recopilada, en
precarias condiciones, tal como surge de las fotografías e informe del Departamento de
Delitos Ambientales de la Policía Federal Argentina, obrante a fs. 1056, y la constatación
efectuada por el Tribunal en la recorrida durante la inspección judicial de la planta. Resulta
más grave aún el cuadro, por la total inoperancia de la Comisión de Higiene y Seguridad
creada por Resolución N° 598/05 (fs. 1187/88) y de un presupuesto específico asignado a
ella, comisión que al momento de los hechos estaba integrada por el Ing. José Luis Pincini,
en su calidad de Secretario de Coordinación Técnica y Servicios, conforme surge de la
documentación obrante a fs. 2379, junto a los Secretarios Técnicos de las diversas
Facultades, entre ellos, al Ing. Sergio Fabián Antonelli, en su calidad de Secretario Técnico
de la Facultad de Ingeniería; este organismo puso en evidencia una absoluta omisión en el
cumplimiento de los roles que le eran exigibles, así como tampoco se conocía su accionar
por parte del personal de la Universidad, siendo que tenían a su cargo el relevamiento de
149
potenciales peligros y en su caso disminuir los riesgos. En este sentido, resulta contundente
el informe de la Sindicatura General de la Nación –SIGEN-, acerca de la Evaluación del
Sistema y Control Interno del 2006, obrante a fs. 1573/1596, recibido en la U.N.R.C. con
fecha 03/09/2007 (fs. 2768), cuestión que -según los dichos del ex Decano Moitre- no
mereció que el Rector convocara a una reunión con todas las autoridades a fin de mejorar
las medidas de seguridad, sobre todo teniendo en cuenta que en su conclusión el Informe de
la SIGEN, sostiene que “el Departamento de Higiene y Seguridad se encuentra inactivo”.
En función de la prueba valorada, podemos afirmar que no existieron políticas de
prevención en materia de seguridad dentro de la Casa de Altos Estudios, como tampoco
surge que la referida Comisión hubiese cumplido con las funciones que le competían, pese
a algunas medidas llevadas a cabo en el año 2006, como por ejemplo, la evaluación del
sistema de gas. Al respecto, debo resaltar el informe de Bomberos Voluntarios del año
2006, obrante a fs. 28/47, donde concluye que existe un “riesgo alto”, a raíz del cual se
iniciaron procesos licitatorios para extintores, adecuación de instalaciones de luz y gas,
entre otras, pero ninguna de esas acciones resultó suficiente para acentuar el control sobre
actividades de riesgo en las áreas más críticas del establecimiento universitario, tales como
la Planta Piloto. Se acreditó, asimismo, que los trabajos preparatorios y de readecuación de
la Planta Piloto a las exigencias del proyecto con la empresa DE SMET comenzaron los
primeros días del mes de noviembre de 2007; en tal sentido Diego Bonazza dijo en la
audiencia de debate “que un mes antes de la tragedia comenzaron los trabajos de montaje”,
con un “notorio movimiento de personas extrañas y traslados de materiales”, como expresó
Jorge Daniel Daghero, lo que motivara la preocupación de varios dependientes del área,
quienes solicitaron al Departamento de Tecnología Química que convocara a una reunión
para tratar el tema de seguridad.
También se encuentra acreditado, que la primera
experiencia del proyecto con DE SMET en la Planta Piloto comenzó el día 22 de
noviembre de 2007, tal como lo sostuvo Javier Boretti en cuanto a que la primera
experiencia se realizó 15 o 20 días antes del siniestro, todo ello indica que los trabajos,
preparación y pruebas de las experiencias eran visibles y notorias dentro de la Facultad y ya
se habían ejecutado casi en su totalidad antes del 5 de diciembre de 2007, porque no existió
ningún obstáculo con el período de vigencia establecido en la cláusula sexta de dicho
150
Poder Judicial de la Nación
convenio, puesto que los trabajos y pruebas en ningún momento se realizaron en forma
disimulada o de manera oculta o subrepticia. El mismo día del siniestro, 05 de diciembre de
2007, era la fecha de la última prueba de la investigación, pero recién dos días antes, es
decir, el 03.12.07, se remitió el CONVENIO y el PROTOCOLO Nº 26, firmado por el
Presidente de la Fundación, Ing. Carlos Bortis, desde la FUNDACIÓN a la empresa DE
SMET, por intermedio de la Ing. Gladys Baralla, pero debemos destacar que esos
documentos ya se encontraban en poder del imputado Bortis, desde bastante tiempo antes,
resaltando que los mismos tienen fecha 30.10.07, aunque el propio imputado Bortis relató
que Mattea se los remitió en borradores por mail el día 15 de noviembre de 2007, en horas
de la tarde. Se acreditó que, por medio de un correo electrónico colectivo enviado por la
Directora del Departamento Ing. Miriam Ferrari, se convocó a una reunión para el
USO OFICIAL
15.11.2007, con el objeto de que el Dr. Mattea informase acerca del proyecto al que estaba
abocado y acerca de las medidas de seguridad que habrían de implementarse, quedando
evidenciado que en dicho Departamento nadie desconocía el proyecto y los riesgos
concretos que éste traía aparejado. En esa reunión el director del GIDPO no proporcionó
mayores precisiones sobre los experimentos a realizar, excepto por la comunicación de
algunas medidas de seguridad a adoptar, puntualmente, la decisión de circunscribir las
pruebas a un horario posterior a las 18:00 horas, con el fin que no existieran otras personas
trabajando en el lugar, carteles con la prohibición de fumar y vallados con cinta en el sector
del depósito de tambores. Todo ello, dado los conocimientos especiales que todos los
concurrentes a dicha reunión poseían como ingenieros químicos y a la vez docentes e
investigadores de la Química, debió alertarlos que no se trataba de experiencias como las
que anteriormente se habían realizado en esa Planta Piloto por el GIDPO con pequeñas
cantidades de hexano, sino que se trataba de un proyecto que excedía la escala “píloto” para
la que estaba preparada la planta, al punto tal que a esa fecha ya se habían efectuado
importantes trabajos de readecuación de la planta, que estaban a la vista de todos.
Existieron, no obstante algunas objeciones para reclamar mayores condiciones de
seguridad, tal el caso de los Ingenieros Montenegro y Orejas; en el caso de este último,
surge del correo electrónico acompañado por el Ing. Orejas a fs. 2513, dirigido al propio
151
Dr. Mattea el día 18.11.2007, planteando la preocupación por la seguridad en la Planta
Piloto derivada del uso del hexano y aportando algunas ideas al respecto. Por otra parte,
queda claro que las propias medidas propuestas por el Dr. Mattea no se cumplieron, desde
el momento en que el siniestro ocurrió a las 10:00 de la mañana del 05.12.2007 -no después
de las 18:00 horas- mientras se acondicionaba y preparaba la última prueba prevista para la
investigación. Por lo demás, esta situación representaba también una situación de peligro al
que se exponía no sólo los miembros del GIDPO y DE SMET sino también a todas las
personas que desarrollaban labores en la Planta Piloto, tal como surge del testimonio
incorporado por su lectura del Ing. María Ángel Fernández, obrante a fs. 1321/1323, en
cuanto a su tarea diaria, con el encendido del autoclave a efectos de desarrollar la misma.
Cobra valor, en tal sentido, el testimonio del Ing. Sebastián Murello acerca de su llegada a
las 09:00 horas del 05.12.2007 y el comienzo de la actividad ordenada el día anterior por el
Dr. Mattea, por la que se puso a recircular miscela con una bomba para tomar muestras,
junto el Arq. Bonazza, tal como lo sostuvo éste en su testimonio prestado en la audiencia de
debate. Habiendo quedado de esta manera fijados los hechos,
se debe analizar la
participación en los mismos de cada uno de los acusados: En el caso de la responsabilidad
de Carlos Agustín BORTIS, corresponde destacar, en primer lugar, su doble condición de
Vicedecano de la Facultad de Ingeniería, así como de Presidente de la Fundación de la
Universidad Nacional de Río Cuarto, a la época de los hechos, conforme surge de la
Resolución N° 011/05, de fecha 22.04.2005, de la Junta Electoral de la U.N.R.C., por la
cual se proclaman las autoridades de la Facultad de Ingeniería, obrante a fs. 2299/2300. Por
otra parte, consta el Acta N° 81, de fecha 15.03.2000, de la Fundación de la U.N.R.C.,
obrante a fs. 3721. También corresponde destacar, que el imputado Bortis estuvo
temporalmente a cargo del Decanato de la citada Facultad, durante el lapso comprendido
entre el día 01.09.2007 y el día 30.11.2007, con motivo de la licencia gozada por su titular,
el Ingeniero Diego Moitre. Dicho reemplazo se inscribe en lo prescripto por el Estatuto
Universitario de la U.N.R.C., cuyo artículo 33 establece textualmente: “El Decano y
Vicedecano duran dos (2) años en sus funciones y pueden ser reelectos. Aquél, o éste en su
reemplazo, representan a la Facultad y al Consejo Directivo”, y tuvo lugar como
consecuencia de lo dispuesto en Resoluciones del Decanato N° 203/07 y del Consejo
152
Poder Judicial de la Nación
Directivo N° 091/07 y Nª 163/07, conforme lo previsto en Estatuto Universitario, agregado
a fs. 2298. Durante el lapso de tiempo que ejerció el Decanato de la Facultad de Ingeniería,
el Ing. Bortis también cumplió la función de miembro del Consejo Superior de la
Universidad Nacional de Río Cuarto, del cual dependía la Comisión de Higiene y
Seguridad creada en el año 2005. En función de los mencionados cargos que ostentaba, el
imputado Bortis revestía la condición de funcionario público, en los términos prescriptos
por el artículo 77 del Código Penal. Pues bien, como autoridad a cargo de la Facultad de
Ingeniería, Bortis tenía atribuciones y deberes de representación y gestión de dicha
Facultad, sin perjuicio de las facultades conferidas al Consejo Directivo (artículo 37 del
Estatuto Universitario). Entre tales deberes se encontraba el de resguardar la seguridad
pública dentro del ámbito de la Casa de Altos Estudios, velar por el cumplimiento de las
USO OFICIAL
normas estatutarias y legales existentes dentro de la administración pública en materia de
tutela de los bienes del Estado afectados al servicio educativo. A fin de establecer su
responsabilidad, resulta medular el análisis de su intervención en el acuerdo celebrado entre
el Grupo GIDPO y la Empresa DE SMET SAIC, en el cual surge suscribiendo en su
calidad de Presidente de la Fundación de la Universidad Nacional de Río Cuarto, el
respectivo Convenio Marco y el Protocolo de Trabajo N° 026/2007, ambos de fecha 30 de
octubre de 2007. Debemos resaltar que la Fundación constituye una persona jurídica que
promueve actividades de enseñanza e investigación científica en la comunidad educativa,
así como el intercambio de conocimiento entre la Universidad y el medio. Tal como lo
sostuvo en su declaración el ex Rector Alberto Cantero Gutiérrez, en cuanto que la
Fundación, durante su gestión firmaba convenios con los municipios y cooperativas de la
región para la transferencia de conocimiento que pueda transformar la realidad. La
intervención de profesionales y empleados de firmas privadas vinculadas al convenio que
nos ocupa, encuentra sustento en la Resolución N° 061/A/1994 de la Inspección de
Sociedades Jurídicas del Gobierno de Córdoba, mediante la cual se crea la Fundación
U.N.R.C., cuyo artículo 4°, inciso “b”, le permite celebrar CONVENIOS con instituciones
públicas y/o privadas de la República e Internacionales, tendientes al cumplimiento del
objeto de la FUNDACION U.N.R.C., esto es, la promoción de la investigación científica y
153
tecnológica en la U.N.R.C., conforme surge del texto ordenado Fundación Universidad
Nacional de Río Cuarto (fs. 394/400).
Los mencionados documentos avalan el
emprendimiento de un proyecto, cuyo objeto implicaba la realización por parte de GIDPO
de una serie de ensayos de extracción de aceite a partir de semillas vegetales en
instalaciones universitarias. Como bien lo señaló el testigo Daghero, las autoridades de la
Universidad debían tener conocimiento de todo lo que sucedía en la Planta Piloto: “…el
Decano estaba interiorizado de los proyectos que se llevaban adelante, conocía los grupos
de trabajo de Tecnología Química y las líneas de investigación…”; destacando que
“…sucedía a veces que las actividades de investigación comenzaban a realizarse antes que
estuviera formalmente aprobado el proyecto, esto sucedía para agilizar los tiempos y
avanzar, pero no ocurría con desconocimiento de las autoridades, sino porque se
toleraba”, siendo contundente al afirmar que “…nada se hacía a escondidas..”. Por otra
parte, el mismo testigo recordó que como docente e investigador “…realizó varios
experimentos los cuales ponía en conocimiento del Decanato…”. Por su parte, el testigo
Campetelli expresó: “tengo indignación porque siento que se querían sacar
responsabilidades de encima, estaba claro que Bortis sabía lo que se hacía en la Planta
Piloto”. Por ello, entiendo que Bortis no desconocía la investigación en marcha. En tal
sentido cobra fuerza la afirmación del Tribunal Supremo español, cuando sostiene: “…La
calidad de prueba idónea de la prueba testifical para probar el conocimiento propio del
dolo no es discutible. Si un testigo o un procesado manifiesta haber comunicado al
procesado cierta circunstancias o haber percibido cómo éste tomaba conocimiento de
ellas, el Tribunal puede fundamentar en tales declaraciones su convicción en conciencia
respecto de los elementos del dolo, siempre, como es claro, que tales testimonios le
resulten creíbles. Dicho esto, queda también explicada la desestimación del motivo, dado
que su materia no es sino la credibilidad de los testigos. Una materia que –como se dijodepende en forma sustancial de la inmediación y que, por tal razón, está fuera de las
posibilidades de revisión de esta instancia…” (Sentencia Nº 1996 del Tribunal Supremo de
España, Sala en lo Penal, Ponente Enrique Bacigalupo Zapater, de fecha
23.04.1992, en
causa: “ACEITE DE COLZA s/ delito contra la Salud Pública”, aplicable al caso de autos
en cuanto al valor de la prueba testimonial. De conformidad a lo mencionado, la Fundación
154
Poder Judicial de la Nación
y la Empresa acordaron, a través del Convenio-Marco, la adopción de programas de
cooperación para la realización de estudios, asesoramientos y proyectos de investigación,
desarrollo tecnológico y servicios en áreas o temas de interés de ambas partes; la
formación, capacitación y perfeccionamiento de recursos humanos e intercambio de
información científica, para cuya implementación se preveía la firma de protocolos
específicos, con sus correspondientes planes de trabajo y presupuestos acordados por la
Fundación y la Empresa, mediante sus representantes y responsables directos. El Protocolo
de Trabajo N° 26/2007 fijaba, por su parte, que la Fundación de la U.N.R.C., a través de la
Unidad Ejecutora GIDPO dependiente del Departamento de Tecnología Química de la
Facultad de Ingeniería de la U.N.R.C. y a pedido de la Empresa DE SMET SAIC, realizaría
un conjunto de experiencias de extracción de aceite a partir de semillas vegetales. Según
USO OFICIAL
sus términos, el desarrollo del plan de trabajo propuesto tendría lugar bajo la
responsabilidad del Director del GIDPO, Dr. Miguel Mattea, y utilizaría la infraestructura
de la U.N.R.C., sin perjuicio del aporte de elementos de mejora de las instalaciones
existentes y el armado de la estructura para su funcionamiento por parte de la empresa
privada. Dados los términos expresos y categóricos usados al establecer el cronograma de
actividades en la cláusula tercera del protocolo de trabajo n° 26 (“….Adecuación de la
planta piloto. …. Experiencias de extracción de hexano”), y que en la cláusula quinta se
establecía, que la Empresa debía “aportar los elementos que mejoren las instalaciones
existentes con el único fin de realizar las experiencias mencionadas”, resulta
meridianamente claro que Bortis no podía razonablemente desconocer el proyecto de
investigación llevado adelante en la Planta Piloto por parte del Grupo GIDPO y la Empresa
DE SMET, tanto de su naturaleza cuanto de su magnitud y alcance, sin perjuicio de la
suscripción –FIRMA- del Convenio y el Protocolo de Trabajo respectivo. Dicho en otros
términos, Bortis no podía ignorar que el proyecto implicaba la manipulación de una
sustancia altamente volátil como el hexano y en un volumen muy por encima del empleado
con habitualidad en la Planta Piloto, al punto tal que el protocolo de trabajo establecía que
la empresa debía realizar la adecuación de la Planta Piloto y aportar los elementos que
mejoren las instalaciones existentes con el único fin de realizar las experiencias
155
mencionadas. Al respecto, el ex decano Moitre sostiene que la tarea que se realizaba no
puede calificare de habitual. Tampoco el Ing. Bortis podía razonablemente desconocer los
limites de la Planta Piloto en materia de seguridad y los requerimientos de adecuación que
la investigación en cuestión demandaba. Bortis no podía desconocer –era docente en la
planta- que existía un tanque exterior para almacenamiento de solventes, a la vista de todos,
cuya utilización en los ensayos habría podido reducir los alcances del daño finalmente
producido. En efecto, acerca del proyecto de investigación, cabe recordar que el mismo
conllevaba la extracción de aceite por solvente (hexano) en una cantidad muy superior a la
normalmente empleada en la Planta Piloto por los diversos grupos de trabajo. Al tratarse de
un solvente altamente inflamable, su manipulación demandaba, ineludiblemente, la
adopción de una serie de medidas de seguridad, según resulta del informe sobre los tipos de
peligro (incendio y explosión) y exposición, y la correlativa prevención que implica su uso,
conforme surge de la Ficha Internacional de Seguridad Química correspondiente al hexano
(fs. 1795/97) y de los testimonios incorporados por su lectura de las Ingenieras Químicas
María del Carmen Prámparo y Miriam Alejandra Martinello acerca del riesgo de la
experiencia (fs. 2583/84 y fs. 2942/43, respectivamente). En su descargo el imputado Bortis
refiere que -sin abrir el mail enviado por Mattea- lo reenvió a Martinat -contador de la
Fundación- para que efectuara el convenio-marco y el protocolo de trabajo, que recién los
firmó el día 3 de diciembre de 2007, iniciando el proceso de formalización de la actividad.
La defensa material del imputado Bortis es a todas luces un intento de desvincularse de la
responsabilidad, pues como Vicedecano a cargo de la Facultad de Ingeniería y Presidente
de la Fundación durante los meses de octubre y noviembre de 2007, fue a él a quien la
Ingeniera Baralla informó sobre la experiencia a efectuar con la empresa De Smet, luego el
Dr. Mattea le envía el mail con el proyecto, existiendo la firma del Convenio Marco y
protocolo de trabajo n° 26, ambos fechados el 30 de octubre de 2007. Contundente y firme
fue la declaración en la audiencia del ex Rector Cantero Gutiérrez, circunstanciando lugar,
tiempo y modo, cuando el propio Bortis le reconoció que había un convenio y que lo firmó
como Presidente de la Fundación, pero no estaba la resolución de la Facultad porque no lo
podía firmar como Decano por estar el propio Bortis a cargo del Decanato por la licencia de
Moitre. En los hechos, en los primeros días del mes de noviembre de 2007, ya se había
156
Poder Judicial de la Nación
iniciado la adecuación de la Planta Piloto a través de la empresa De Smet y el grupo Gidpo,
ingresando el 21 de noviembre de 2007 –cfr. remito obrante a fs. 324- a la Facultad un
camión con trece (13) barriles de 200 lts. cada uno de hexano, pues era habitual en esa
época, conforme dichos de testigos, que se iniciaran las actividades y luego se terminaran
de formalizar los papeles, pero el grupo Gidpo ya contaba con el visto bueno de las
autoridades de la Facultad, es decir el consentimiento del imputado Bortis, pues ya había
hablado con la ingeniera Baralla y firmado el convenio- marco y el protocolo de trabajo,
iniciando su formalización. En tal sentido el propio Cantero Gutiérrez sostuvo que lo
tranquilizó que el proyecto tuviera cobertura institucional pues estaba inicializado aunque
no concluido, pero ello no invalidaba. Intenta el imputado Bortis en su defensa material,
ubicarse en una posición de ignorancia de todo lo que sucedía en su propio ámbito de
USO OFICIAL
competencia. Se trata de una situación de “ignorancia deliberada”, como la define
importante doctrina, entre la cual cabe destacar al autor español Ramón Ragués i Vallés,
quien en su ilustrada obra titulada “La ignorancia deliberada en derecho penal” (Ed.
Atelier, Barcelona, 2007, p. 109), expresa: “…de forma intencionada un sujeto consigue
evitar incluso la propia obtención de aquellos conocimientos mínimos necesarios para
apreciar una situación dolosa eventual, logrando así, pese a la realización del tipo
objetivo, eludir el tratamiento propio de los delincuentes dolosos y beneficiarse de la pena
mas moderada para los delitos imprudentes o, incluso, de la impunidad en aquellos casos
en los que la modalidad culposa es atípica…”. No puedo olvidar la vehemencia de este
destacado docente de la Universidad de Pompeu Fabra del Reino de España, cuando en sus
magistrales clases (Master de Especialización en Derecho Penal -2000-2001-), exponía la
llamada “ignorancia deliberada”, destacando los presupuestos para su concurrencia: 1)
Ausencia de representación suficiente por parte de los inculpados en el momento de realizar
la acción objetivamente típica. 2) Capacidad y disponibilidad para obtener la información
ignorada. 3) Deber de obtener la información ignorada. 4) Decisión voluntaria de no
conocer. 5) La motivación que ha llevado al sujeto a mantenerse en su estado de ignorancia.
Todos esos elementos mencionados por el citado autor en su construcción dogmática se
encuentran presentes en el supuesto de autos, pues el imputado Bortis tenía la capacidad y
157
disponía de los medios para obtener la información sobre qué alcances implicaría introducir
hexano en un ámbito tan limitado y con otros grupos de trabajo en la Planta Piloto;
asimismo, por las funciones que ostentaba tenía el deber de obtener la información que
ahora dice ignoraba. En efecto: si el Ing. Bortis había leído en la cláusula tercera del
protocolo de trabajo n° 26 las palabras “Adecuación de la Planta Piloto” y “hexano”,
debido a su larga experiencia como autoridad de la Facultad y de la Fundación y por sus
conocimientos científicos especiales como Ingeniero, era indudable que el Ing. Bortis no
podía desconocer que aquellas palabras daban a entender con claridad que –aunque no se
mencionara en el protocolo la cantidad de hexano a utilizar en las experiencias encargadas
por DE SMET- no podía tratarse de las pequeñas cantidades de ese solvente que hasta ese
momento se habían utilizado en proyectos anteriores ejecutados por el GIDPO para
extracción de aceite a partir de semillas vegetales, para los cuales eran suficientes las
instalaciones que tenía la Planta Piloto de acuerdo a la escala para la cual estaba autorizada;
por el contrario, Bortis se representó mentalmente que se trataba de un proyecto que
superaba ampliamente el margen de riesgo tolerado para la utilización de hexano en la
Planta Piloto, de acuerdo a la escala para la cual estaba preparada, y, por tal motivo, debió
–antes de firmar la documentación como Presidente de la Fundación- requerir mayor
información, para conocer con precisión de qué se trataba la experiencia y cuál era la
magnitud del hexano a utilizar. Sin embargo, todo alude a su decisión voluntaria de no
conocer, pues las notorias faltas de control en las medidas de seguridad e higiene de la
Facultad de Ingeniería y específicamente en la Planta Piloto de la misma, constituyen la
motivación que lleva a Bortis a alegar la situación de ignorancia. La charla sobre la
experiencia a efectuarse por parte del GIDPO, que Bortis reconoció haber mantenido con
la ingeniera Baralla, el mail que recibió del Dr. Mattea para que se efectuara el conveniomarco y se suscribiera el protocolo de trabajo, la reunión convocada por la Directora del
Departamento de Tecnología Química ante el temor y reclamo de otros docentes, la
presencia continua de Bortis en la Facultad de Ingeniería (ingresando al campus para
dirigirse al Decanato transitaba todos días por el frente de la Planta Piloto y era docente de
la misma); la entrada de un camión a la Facultad con 13 tambores de 200 lts. de hexano
cada uno, la instalación de una importante estructura en la Planta Piloto por parte de
158
Poder Judicial de la Nación
personas ajenas a la Facultad para adecuarla a las exigencias del proyecto de extracción de
aceites con hexano que ejecutaba el GIDPO, todo ello no era posible que ocurriera con
desconocimiento de Bortis, pues no quedan dudas que el imputado busca protegerse en la
ignorancia, pero sabía lo que hacía el grupo Gidpo, sabía lo que firmaba, pues no resulta
lógico y de sentido común que no se interesara en el contenido de lo que firmaba,
tratándose de una investigación con hexano. El grupo Gidpo no hubiera iniciado las
actividades si Bortis no hubiera firmado el convenio-marco y el protocolo de trabajo en la
fecha que lo hizo para iniciar la formalización de la experiencia. Bortis como funcionario
público tenía el deber, la obligación legal, de conocer los problemas de la Planta Piloto, de
conocer su estado, y si no lo hizo, su ignorancia de hecho obedeció a negligencia culpable,
tal ignorancia le es imputable por no haber empleado el debido cuidado y diligencia que le
USO OFICIAL
exigía la normativa vigente, la naturaleza riesgosa de la materia que utilizaba el grupo
Gidpo (hexano), la trascendental importancia que tiene para la seguridad de las personas
que trabajan en las experiencias que se desarrollan en la Planta Piloto, al no tener un
sistema eléctrico acorde con las experiencias, fuentes de calor adecuadas, motores
antiexplosivos, y sobre todo la incompatibilidad del trabajo conjunto de distintos grupos,
pues en la Planta Piloto trabajaban y estudiaban alumnos, docentes, científicos, se
realizaban visitas guiadas, en sus alrededores había una guardería infantil. Por todo ello las
obligaciones inherentes a sus respectivos cargos, como Decano de la Facultad de Ingeniería
y Presidente de la Fundación de la Universidad Nacional de Río Cuarto, le imponían al Ing.
Carlos Bortis el deber de conocer el verdadero estado de la Planta Piloto y del riesgo de las
actividades que se desarrollaban en la misma. Además, dicho deber deriva de la normativa
referente a residuos peligrosos, por el uso en las distintas experiencias de solventes como el
hexano, como igualmente de la ley de Higiene y Seguridad en el trabajo, que encierra todas
las condiciones de seguridad a tener en cuenta. Todo ello, sumado a los conocimientos
especiales y título universitario del imputado Bortis, a que asistía a la Planta Piloto como
docente, estaba en permanente contacto con personas que trabajaban allí, docentes,
investigadores y alumnos. En tal sentido resulta ilustrativa la sentencia de la causa “Colza”
mencionada supra, en cuanto expresa: “… Por tanto, es claro que tratándose de una
159
situación atípica y de riesgos que el recurrente dice no haber podido establecer en toda su
dimensión, su deber de cuidado le imponía –ante la importancia de los bienes jurídicos en
juego- adoptar medidas de especial significación. Básicamente el recurrente debería haber
agotado, tratándose de aceite envenenado, las investigaciones y experimentaciones
necesarias para descartar todo posible peligro derivado de origen del aceite, sin
conformarse con simples análisis rutinarios sobre aceites que nunca habían sido
desnaturalizados con anilinas venenosas. Debería asimismo haber solicitado el registro
Sanitario del producto y, sobre todo, debería haber advertido a los consumidores del
origen del aceite…”. Ese deber de cuidado le imponía a Bortis adoptar las medidas
preventivas de especial significación para evitar que se incrementara gravemente el riesgo
permitido para la utilización de hexano, en una experiencia que superaba ampliamente la
escala “piloto” para la que estaba diseñada la planta. En tal sentido, el informe expedido
por la Facultad de Ingeniería de la U.N.R.C. en torno a la planificación y puesta en marcha
de la Planta Piloto-Línea Continua refiere que la fabricación de materiales explosivos no
está contemplada en ese establecimiento y que, por su parte, la manipulación o
almacenamiento de materiales inflamables sólo se halla autorizada respecto de aquellos
derivados del petróleo que pueden ser utilizados como solvente. Asimismo, el informe
indica que la manipulación del solvente sólo está prevista a través de los equipos que
figuran en el Capítulo III, página 2, del Proyecto de Planta Piloto, en tanto que su
almacenamiento está previsto en la págima 20 del mismo Capítulo y Proyecto. En concreto,
en lo que atañe al almacenamiento se indica que los Tanques T-101 y T-103 almacenan
expeller-láminas de semillas oleaginosas y aceite, respectivamente, mientras que el Tanque
T-102 almacena hexano y se encuentra fuera del edificio, en el sector de almacenamiento.
El informe especifica además que en la Facultad no se registra solicitud alguna de
autorización para manipular y/o almacenar materiales inflamables por parte de ningún
grupo o laboratorio y expresa que, en general, los usos de materias primas y productos
están especificados en cada uno de los Proyectos de Investigación y/o convenios -informe
glosado a fs. 3743 y documental adjunta –reservada en Secretaría-, en especial Proyecto de
Planta Piloto y planos (1 y 2) adjuntos a la documental bajo el título “DISPOSICION DE
LOS EQUIPOS”, en los que se puede observar el último tanque. Repárese en que Bortis ha
160
Poder Judicial de la Nación
manifestado ignorar el trabajo y sus características, de igual modo que las actividades que
por lo general tenían lugar en la Planta Piloto de la Facultad, enfatizando en que su persona
era ajena al proyecto y, por ende, a la producción del siniestro (declaración indagatoria fs.
3166/68 y la prestada en la audiencia del debate). Cabe subrayar la circunstancia de que
Bortis suscribió los documentos a través de los cuales se acordaba la realización de una
investigación altamente riesgosa (en razón de la sustancia a manipularse y del lugar de
ejecución de los ensayos) y permitió la puesta en marcha de la misma, sin resolver
previamente el marco legal del contrato, que carecía aún de la aprobación del Decano de la
Facultad. Dicho en otros términos, autorizó la ejecución de la experiencia no obstante que
aquel acuerdo estaba formalmente incompleto. En resumidas cuentas, la intervención del
funcionario en la firma de los acuerdos entre el Grupo GIDPO y DE SMET SAIC y su
USO OFICIAL
consentimiento para la puesta en marcha de los ensayos en juego, refiere su conocimiento
de la situación típica generadora del deber de obrar y su capacidad concreta de realizar la
acción mandada y, así, de evitar la producción del resultado. De tal modo, la conducta del
encartado Bortis habría sido una de tipo omisiva, consistente en incumplir el control de la
correcta ejecución de las leyes imperantes en materia de Higiene y Seguridad (Ley Nº
19.587 y sus disposiciones reglamentarias). Estas normas específicas en la materia eran de
inexcusable dominio del imputado, habida cuenta de la cantidad y variedad de proyectos de
investigación que, con exigencias de higiene y seguridad propias, tenían lugar en la Planta
Piloto. Al conocer de la existencia de un proyecto de las características enunciadas,
autorizar su ejecución pese a los vicios formales del contrato, y no evitar que el mismo se
desarrollara sin los mecanismos, controles y reaseguros necesarios, el obrar imprudente de
Bortis implicó la aceptación de un riesgo no permitido o del incremento de un riesgo
permitido, que contribuyó al desencadenamiento del siniestro de marras. Por
expuesto, el imputado Bortis se encontraba en
todo
lo
“posición de garante”, respecto de la
seguridad pública y bienes de la unidad académica, en función del rol jerárquico que le
permitía adoptar las medidas preventivas que habrían evitado el siniestro, debió procurar la
redefinición del plan de trabajo por parte de GIDPO, de modo de garantizar su adecuación a
las posibilidades de la Planta Piloto, así como a las normas vigentes en materia de
161
seguridad, o bien, debió arbitrar las medidas que al efecto resultaran menester, inclusive
ordenando la suspensión de los experimentos que se estaban llevando a cabo por los
integrantes del GIDPO. Las consideraciones precedentes obligan a destacar que el delito
atribuido al imputado (art. 189, C.P.) consiste en provocar un incendio o alguno de los
estragos enumerados en el artículo 187 del C.P., a través de conductas culposas que pueden
cometerse por acción u omisión, agravado por la muerte de personas, resultado que debe ser
producto directo de la violación del deber de cuidado. En cuanto a la responsabilidad de
JOSÉ LUIS PINCINI, debo tener presente en primer lugar su desempeño en carácter de
Secretario de Coordinación Técnica y Servicios de la Universidad Nacional de Río Cuarto,
y en razón de tal cargo integraba la Comisión de Higiene y Seguridad de la Universidad
Nacional de Río Cuarto, en la misma época de los hechos investigados. Cabe destacar en tal
sentido, la Resolución de la U.N.R.C. N° 004/05, de fecha 05.05.2005, que documenta
dicha circunstancia, cuyas copias se glosan en sobre de fs. 2379 de autos. La mencionada
designación guarda vinculación directa con la Resolución de la U.N.R.C. N° 598/05, datada
el 28.11.2005, que dispuso la creación en el ámbito de dicha Universidad de una Comisión
de Higiene y Seguridad integrada por los Secretarios de Coordinación Técnica y Servicios
General y por los Secretarios Técnicos de las distintas Facultades, conforme surge del
artículo 1° de dicha Resolución (fs. 1187/88). En función del cargo que ejercía, Pincini era
miembro de dicha Comisión de Higiene y Seguridad, cuyas funciones específicas consistían
en: “Relevar potenciales lugares y actividades con mayor exposición a riesgos e
inseguridad laboral, indicando posibles causas que podrían inducir tales riesgos e
inseguridades. Proponer medidas a corto, mediano y largo plazo para evitar las
manifestaciones o aminorar los efectos no deseables de los riesgos e inseguridades, a fin
de lograr una mejor calidad del ambiente laboral. Formular un plan de Higiene y
Seguridad Institucional (...) Administrar y ejecutar anualmente el “Fondo de Higiene y
Seguridad” que se crea por la presente Resolución, en un todo de acuerdo al plan de
seguridad institucional que se formalice.”; tal lo dispuesto en el artículo 2 de la citada
resolución universitaria. Son corroborados tales extremos con las declaraciones
incorporadas por su lectura de la Ingeniera Química Nancy Edith Reartes y la docente e
investigadora del CONICET María Marta Reynoso, quienes dan cuenta del funcionamiento
162
Poder Judicial de la Nación
y composición de la mentada Comisión de Higiene y Seguridad y refieren en concreto que
Pincini integraba la misma, en calidad de Secretario Técnico de Coordinación Técnica y
Servicios de la U.N.R.C. (fs. 2895/97. En el examen de la responsabilidad achacada al
mencionado imputado en la comisión del hecho, cobra singular valor, pues, la circunstancia
que siendo integrante del órgano responsable tanto del control cuanto de la implementación
de medidas de seguridad en todo el ámbito universitario, era el funcionario a cargo del área
con competencia específica en dicha materia de Seguridad e Higiene laboral. En efecto, en
su calidad de miembro de la Comisión de Higiene y Seguridad, tenía a su cargo el mandato
activo y concreto de relevamiento de potenciales peligros y de disminución de tales riesgos.
En términos de la normativa citada, tenía la función de “relevar potenciales lugares y
actividades con mayor exposición a riesgos e inseguridad” y de “proponer medidas a corto,
USO OFICIAL
mediano y largo plazo” para evitar los efectos de los riesgos (artículo 2 de la Resolución
598/2005 antes citada). Dicha competencia comprendía el conjunto de todas las
instalaciones universitarias, incluyendo obviamente el predio de la Facultad de Ingeniería,
en el cual se encontraba la Planta Piloto dependiente de la misma. Por otra parte, a los
efectos del cumplimiento de dicho cometido, la U.N.R.C. había dispuesto —en la misma
resolución de creación del órgano de que se trata— la asignación de fondos propios, a
través de la conformación de un “Fondo de Higiene y Seguridad” de uso exclusivo y
específico para Seguridad e Higiene laboral, con fondos provenientes del presupuesto
asignado a la U.N.R.C. por el Congreso de la Nación, del orden de Pesos Cien Mil
($100.000.-) por año, con previsión incluso de ser incrementado con fondos especiales (v.
artículo 3 de la Resolución 598/05 citada). Vale decir, la Comisión en cuestión contaba con
los recursos necesarios para llevar adelante los objetivos planteados institucionalmente. Sin
perjuicio de ello, de los testimonios escuchados en la audiencia y los incorporados por su
lectura existió una falta de supervisión e intervención en las instalaciones de la Facultad de
Ingeniería, conforme surge de los testimonios de Ingenieros María del Carmen Prámparo
(fs. 2583/84), Pablo Daniel Galimberti (fs. 2924 y vta.), Miriam Alejandra Martinello (fs.
2942/2943) y Estela Mary Cattalano (3041/43). Los testimonios mencionados confirman
que el predio de la Facultad de Ingeniería, y en especial la Planta Piloto, no fue
163
inspeccionado por dicha Comisión de Higiene y Seguridad de la U.N.R.C. Por otra parte,
anteriormente no funcionaba el Departamento de Higiene y Seguridad, como resulta del
informe de la Sindicatura General de la Nación –SIGEN-, a propósito de una evaluación del
funcionamiento de la U.N.R.C., en el que se concluye que aquel Departamento “se
encuentra inactivo, ya que no cuenta con responsable, ni con recursos humanos y material
afectados al funcionamiento” (fs. 1582). Sin perjuicio de resaltar que la labor de
relevamiento efectuada por los Ingenieros Gustavo Echandía, Omar Chiaramelllo, y la
Licenciada Ana Belén Echandía, contratados para brindar asesoramiento a la Comisión de
Higiene y Seguridad y concretar un Programa sobre Seguridad e Higiene en el ámbito
universitario, así como a las tareas desplegadas por el Bombero Rogelio Ferrario, a quien se
le encomendó el asesoramiento, relevamiento de edificios, elaboración de planes de
evacuación, capacitación de personal y todo lo atinente a seguridad en el ámbito de la
Universidad, conforme surge de las Resoluciones del Rectorado de la U.N.R.C. N° 481 y
590, de agosto y setiembre de 2006, N° 847 y 912/07, de Junio de 2007 (fs. 1189/91 y
1380). Todo ello, no exime a la comisión de su propia responsabilidad de minimizar los
riesgos y evitar el resultado. Echandía sostuvo que sólo hablaba con Pincini y que su
función era asesorar, no supervisar la seguridad de la Planta Piloto. Por ello, se constata que
Pincini tuvo la posibilidad de evitar el siniestro investigado: como funcionario responsable
del área con competencia específica en materia de seguridad e higiene debía velar por el
debido cumplimiento de las normas estipuladas de la Ley de Higiene y Seguridad (N°
19.587 y sus disposiciones reglamentarias), así como debía, en un plano más concreto,
ejecutar las funciones de inspección y adopción de medidas de prevención que le habían
sido encomendadas por Resolución N° 598/05. Ciertamente que si hubiera relevado el
predio e instalaciones universitarias, habría tomado contacto con la Planta Piloto y sus
limitaciones de ventilación, instalaciones eléctricas, de agua, etc., así como con las
experiencias que el Grupo GIDPO estaba realizando allí. De ese modo, Pincini habría
conocido entonces la realidad de los riesgos implicados y, en consecuencia, habría tomado
los recaudos necesarios para la disminución del peligro existente. Se destaca que los
ensayos del GIDPO implicaban el almacenamiento y manipulación de hexano en un
volumen extremadamente superior al utilizado habitualmente en dicho lugar, sin perjuicio
164
Poder Judicial de la Nación
de la escala de prueba para la cual fue construida dicha planta, según documental e
instrumental reservada en Secretaría. En concreto, habría podido intervenir en el lugar,
tomando las medidas de rigor para que tanto la Planta Piloto cuanto el proyecto del GIDPO
se adecuara a las normas vigentes en materia de seguridad. Dicho en otros términos, debería
haber procedido para que se implementaran allí medidas de protección, a efectos de evitar o
al menos minimizar los daños de un accidente como el que finalmente aconteció. La
infracción del deber de cuidado en que incurrió a través de su inacción colocó a la Planta
Piloto y a las personas (profesores, investigadores y estudiantes) que allí trabajaban en una
situación que superaba el riesgo permitido en el desenvolvimiento del servicio educativo y
de investigación, acorde a la estructura y destino del lugar. Esta negligencia se traduce en
una omisión que debió ser evitada adoptando los controles necesarios e intervenciones
USO OFICIAL
idóneas en el área de seguridad de la planta. Cabe remarcar la concurrencia de normas
legales y reglamentarias que obligaban directamente a desplegar acciones en materia de
Seguridad e Higiene laboral. El imputado Pincini tenía pleno conocimiento de la existencia
de normas de aplicación obligatoria en materia de seguridad y era pues su rol específico
controlar su aplicación en aquellos ámbitos donde pudieran realizarse actividades
peligrosas. A raíz de su condición de miembro de la Comisión de Higiene y Seguridad de la
U.N.R.C. pesaba sobre él la competencia específica de vigilancia sobre la observancia de
las normas de seguridad, lo que los sitúa en la posición de garante respecto de las personas
y bienes correspondientes al ámbito universitario. En el caso se encuentran reunidos todos
los presupuestos necesarios para la configuración del tipo culposo omisivo achacado a
Pincini, debiendo consignarse que la falta de cuidado se verifica aquí en lo que atañe a la
ejecución del mandato (en la no realización de la conducta debida). En consecuencia, puede
establecerse la responsabilidad de Pincini en cuanto al conocimiento del peligro, puesto que
fue informado por la ing. Nancy Reartes, de la existencia de los trece tambores de hexano
en la Planta Piloto y la respuesta fue que “NO PODÍA HACER NADA PARA
IMPEDIRLO”, conforme lo declarado con total claridad por el testigo Campetelli. Por otra
parte, también surge responsabilidad de PINCINI, por su función de SECRETARIO DE
COODINACIÓN Y SERVICIOS DE LA UNRC, era el responsable del control del ingreso
165
de camiones al CAMPUS UNIVERSITARIO, como lo declaró el ex decano Moitre,
permitiendo en consecuencia el ingreso del material que causó la tragedía. En cuanto a la
responsabilidad de SERGIO FABIÁN ANTONELLI, siendo integrante de la Comisión
de Higiene y Seguridad de la U.N.R.C. le son aplicables las consideraciones efectuadas
anteriormente, destacando como bien lo expresó el señor Fiscal General, que debió tratarse
de una “Comisión Fantasma”, pues todos los testimonios coinciden en que no vieron a la
Comisión efectuar ningún tipo relevamiento, más aún -dijo el Fiscal- algunos desconocen la
existencia misma de la Comisión. Sergio Fabián Antonelli, se desempeñó en carácter de
Secretario Técnico de la Facultad de Ingeniería y en razón de tal cargo integró la Comisión
de Higiene y Seguridad de la Universidad Nacional de Río Cuarto, a la época de los hechos.
Al respecto, cabe destacar la Resolución del Consejo Directivo de la Facultad de Ingeniería
N° 027/05 (fs. 2379). Dicha designación guarda vinculación directa con la Resolución de la
U.N.R.C. N° 598/05, datada el 28.11.2005, que dispuso la creación en el ámbito de dicha
Universidad de una Comisión de Higiene y Seguridad integrada por los Secretarios de
Coordinación Técnica y Servicios General y por los Secretarios Técnicos de las distintas
Facultades, conforme surge del artículo 1 de dicha Resolución (fs. 1187/88). En función de
ese cargo Antonelli era miembro de dicha Comisión de Higiene y Seguridad, cuyas
funciones específicas consistían en: “Relevar potenciales lugares y actividades con mayor
exposición a riesgos e inseguridad laboral, indicando posibles causas que podrían inducir
tales riesgos e inseguridades. Proponer medidas a corto, mediano y largo plazo para evitar
las manifestaciones o aminorar los efectos no deseables de los riesgos e inseguridades, a
fin de lograr una mejor calidad del ambiente laboral. Formular un plan de Higiene y
Seguridad Institucional (...) Administrar y ejecutar anualmente el “Fondo de Higiene y
Seguridad” que se crea por la presente Resolución, en un todo de acuerdo al plan de
seguridad institucional que se formalice.”; tal como se acreditó ut-supra al tratar la
situación del imputado Pincini. En el examen de la responsabilidad achacada al imputado
Antonelli, ésta surge de su condición de integrante del órgano responsable tanto del control
cuanto de la implementación de medidas preventivas y de seguridad en el predio de la
Facultad de Ingeniería, en el cual se encontraba la Planta Piloto dependiente de la misma, a
cargo del área con competencia específica en dicha materia de Seguridad e Higiene laboral.
166
Poder Judicial de la Nación
En efecto, en su calidad de miembro de la Comisión de Higiene y Seguridad, Antonelli
tenía a su cargo el mandato activo y concreto de relevamiento de potenciales peligros y de
disminución de tales riesgos. En términos de la normativa citada, tenía la función de
“relevar potenciales lugares y actividades con mayor exposición a riesgos e inseguridad” y
de “proponer medidas a corto, mediano y largo plazo” para evitar los efectos de los riesgos
(artículo 2 de la Resolución 598/2005 antes citada). Por otra parte, a los efectos del
cumplimiento de dicho cometido, la U.N.R.C. había dispuesto —en la misma resolución de
creación del órgano de que se trata— la asignación de fondos propios, a través de la
conformación de un “Fondo de Higiene y Seguridad” de uso exclusivo y específico para
Seguridad e Higiene laboral, con fondos provenientes del presupuesto asignado a la
U.N.R.C. por el Congreso de la Nación, del orden de Pesos Cien Mil ($100.000.-) por año,
USO OFICIAL
con previsión incluso de ser incrementado con fondos especiales (v. artículo 3 de la
Resolución 598/05 citada). Vale decir, la Comisión en cuestión contaba con los recursos
necesarios para llevar adelante los objetivos planteados institucionalmente. Sin perjuicio de
ello, tal como se menciono los testimonios escuchados en la audiencia y los incorporados
por su lectura existió una falta de supervisión e intervención en las instalaciones de la
Facultad de Ingeniería, y en especial la Planta Piloto, no fue inspeccionado por dicha
Comisión de Higiene y Seguridad de la U.N.R.C. Plantea la defensa que que no se puede
endilgar a su defendido Antonelli haber provocado la causa determinante del estrago o que
su omisión fue el factor determinante, puesto que se trataba de un acontecimiento de
embergadura, extraordinario e imprevisible pruducto del derrame y del ingreso de hexano.
Pero justamente considero, que por ser un proyecto de embergadura y extraordinario, la
Comisión de Higiene y Seguridad debió tomar medidas especiales para disminuir o elimir
el riesgo, siendo elemental la inspección del lugar donde se desarrollaría tal evento. Ese
resulta el primer deber de cuidado que debían observar y cuyo incumplimiento genera la
responsabilidad de los miembros de la Comisión. Sin perjuicio de resaltar que la labor de
relevamiento efectuada por los Ingenieros Gustavo Echandía, Omar Chiaramelllo y la
Licenciada Ana Belén Echandía, contratados para brindar asesoramiento a la Comisión de
Higiene y Seguridad y concretar un Programa sobre Seguridad e Higiene en el ámbito
167
universitario, no libera de responsabilidad a la Comisión, puesto que el principio de
confianza cede cuando existen indicios de acrecentar el riesgo ante una experiencia inusual.
Ciertamente que si Antonelli habría tomado contacto con la Planta Piloto y sus limitaciones
de ventilación, instalaciones eléctricas, de agua, etc., así como con las experiencias que el
Grupo GIDPO estaban realizando allí, habría conocido entonces de los riesgos implicados
y, en consecuencia, habrían tomado los recaudos necesarios para la disminución del peligro
existente. Se destaca que los ensayos del GIDPO implicaban el almacenamiento y
manipulación de hexano en un volumen extremadamente superior al utilizado
habitualmente en dicho lugar, sin perjuicio de la escala de prueba para la cual fue
construida dicha planta, según documental e instrumental reservada en Secretaría. En
concreto, Antonelli habría podido intervenir en el lugar, tomando las medidas de rigor para
que tanto la Planta Piloto cuanto el proyecto del GIDPO se adecuara a las normas vigentes
en materia de seguridad. Dicho en otros términos, el imputado debería haber procedido para
que se implementaran allí medidas de protección, a efectos de evitar o al menos minimizar
los daños de un accidente como el que finalmente aconteció. La infracción del deber de
cuidado en que incurrieron tanto Pincini como Antonelli a través de su inacción colocó a la
Planta Piloto y a las personas (profesores, investigadores y estudiantes) que allí trabajaban
en una situación que superaba el riesgo permitido en el desenvolvimiento del servicio
educativo y de investigación, acorde a la estructura y destino del lugar. Esta negligencia de
los nombrados se traduce en una omisión que debió ser evitada adoptando los controles
necesarios e intervenciones idóneas en el área de seguridad de la planta. Cabe remarcar la
concurrencia de normas legales y reglamentarias que obligaban directamente a los
nombrados a desplegar acciones en materia de Seguridad e Higiene laboral. Antonelli tenía
pleno conocimiento de la existencia de normas de aplicación obligatoria en materia de
seguridad y era pues su rol específico controlar su aplicación en aquellos ámbitos donde
pudieran realizarse actividades peligrosas. A raíz de su condición de miembro de la
Comisión de Higiene y Seguridad de la U.N.R.C. pesaba sobre él la competencia específica
de vigilancia sobre la observancia de las normas de seguridad, lo sitúa en la posición de
garante respecto de las personas y bienes correspondientes al ámbito universitario. En el
caso se encuentran reunidos todos los presupuestos necesarios para la configuración del
168
Poder Judicial de la Nación
tipo culposo omisivo achacado a Antonelli, debiendo consignarse que la falta de cuidado se
verifica aquí en lo que atañe a la ejecución del mandato (en la no realización de la conducta
debida). En cuanto a la responsabilidad de MIRIAM PALMIRA MARÍA FERRARI,
debo indicar que se le atribuye responsabilidad en la comisión de los hechos en función de
la violación al deber de cuidado. Cabe destacar que al momento de los hechos, Miriam
Ferrari se desempeñaba como Directora del Departamento de Tecnología Química de la
Facultad de Ingeniería de la U.N.R.C., por lo que revestía la calidad de funcionario público
en los términos del art. 77 del C. Penal, conforme surge de la Resolución del Consejo
Directivo de dicha Facultad N° 001/07, de fecha 15 de marzo de 2007 (fs. 2407/2408).
Resulta medular ponderar la dependencia directa que tenía el Grupo GIDPO respecto de
dicho Departamento de Tecnología Química. En efecto, de conformidad a la Resolución del
USO OFICIAL
Consejo Directivo de la Facultad N° 014/93 fechada 10.03.1993, de creación del Grupo de
Investigación y Desarrollo en Productos Oleaginosos (GIDPO), éste dependía
orgánicamente de dicho Departamento de Tecnología Química, lo cual implica de suyo una
dependencia jerárquica de sus miembros con relación a las autoridades del Departamento
citado, conforme surge del artículo 1° de la Resolución, que luce a fs. 357/62 de autos. En
función de ello, las actividades de investigación desarrolladas por el Grupo GIDPO debían
contar necesariamente con la aprobación de las autoridades del Departamento de
Tecnología Química de la Facultad. Ello se colige, en concreto, de la Resolución del
Consejo Directivo N° 148/94, de fecha 02.12.1994, mediante la cual se aprueba la
Reglamentación del Funcionamiento de los Departamentos y la Estructura de los
Departamentos de la Facultad de Ingeniería (Resolución y su reglamentación en Anexos I y
II, obrantes a fs. 1907/1915 vta.). Las funciones especificas, entre otras, del Departamento,
se establecen: “...Coordinar y controlar las actividades académicas y administrativas de
las asignaturas, laboratorios, institutos, grupos de trabajo y organismos afines...” y
“Coordinar y supervisar los planes de actividades de investigación, extensión y servicios
que se desarrollen en su ámbito…” (artículo 6, incisos a y c, del Anexo I). A ello debo
añadir la referencia de lo dispuesto en la mencionada resolución administrativa respecto del
rol que atañe al Director del Departamento, a quien compete, entre otras, la función de
169
supervisión de las actividades de los institutos y laboratorios del Departamento (art. 13
inciso h del mencionado Anexo I). En cuanto a los grupos de trabajo, dicha resolución
dispone que, una vez conformados, deberán elevar a las autoridades del Departamento el
plan anual de actividades y la indicación de los miembros y colaboradores que lo
conforman (artículo 45 del citado Anexo reglamentario); este extremo se condice
plenamente con lo dispuesto en la Resolución del Consejo Directivo N° 014/93, que
impone al Director del Grupo la función de informar de los programas de trabajo a la
autoridad correspondiente (artículo III, inciso f). En función de las resoluciones
administrativas relativas al desempeño de Ferrari, surge la obligación que pesaba sobre ella
de supervisar las actividades del Grupo GIDPO. En orden a dicha exigencia que recaía
sobre la imputada Ferrari respecto de los proyectos emprendidos por los diversos
laboratorios y grupos de trabajo dependientes del Departamento, hay que decir que se
encuentra debidamente acreditado en la causa el conocimiento de la imputada Ferrari
respecto del tipo de proyecto que, por entonces, estaba llevando a cabo el GIDPO en la
Planta Piloto. Se halla probado, en particular, su conocimiento respecto del peligro que traía
aparejado, por superar la escala de laboratorio, a raíz del volumen de hexano que su
desarrollo suponía. A este respecto apunta eficazmente también el tenor de las
declaraciones prestada en la audiencia de los Ingenieros Montenegro, Daghero, Campetelli,
Ceballos, Orejas y la incorporada por su lectura de Pineda (fs. 2666). Sin perjuicio de
señalar su titulo profesional de Ingeniera Química, que respaldan conocimientos específicos
en la materia, la imputada Ferrari no podía desconocer los riesgos de un proyecto, como el
que se estaba llevando a cabo, que superaba con creces los alcances de los que comúnmente
desarrollaban los equipos de trabajo en la Planta Piloto. Tan es así que convocó a una
reunión para tratar la cuestión de seguridad, poniendo en conocimiento y consideración de
los miembros del Departamento el proyecto que encabezaba el doctor Mattea; dicha
reunión fue celebrada el 15.11.2007, a la que se convocó a integrantes del Grupo GIDPO,
así como a docentes e investigadores de otros proyectos de la Planta Piloto. Resulta
oportuno recordar, que la mencionada reunión tuvo lugar a raíz de la inquietud puesta de
manifiesto por algunos docentes investigadores que trabajaban en dependencias de la Planta
Piloto, a causa de la presencia de gente extraña en el lugar y de las modificaciones de
170
Poder Judicial de la Nación
instalaciones y aparatos que se estaban ejecutando en el sitio, conforme se desprende de los
testimonios escuchados en la audiencia de debate de los Ingenieros Joaquín Orejas y Raúl
Montenegro. Se acredita, además, tal extremo del conocimiento con el correo electrónico
cursado el 14.11.2007 por la imputada Ferrari a miembros del Departamento,
concretamente a la Vicedirectora Ducros y a los Ings. Giacomelli, Orejas, Montenegro,
Cardarelli, Catalana, Mattea, entre otros, por el cual convoca a esa reunión con el objeto,
precisamente, de tratar el tema de la seguridad dentro de la Planta Piloto, en atención a las
tareas que desarrollaba allí el Grupo GIDPO. Al respecto, de la constancia aportada al
proceso por el Ingeniero Joaquín OREJAS (fs. 2513/14), en concreto la cita tenía como
asunto a tratar el siguiente: “...el Dr. MATTEA y el Dr. CARDARELLI informarán sobre los
trabajos que se está realizando en la Planta Piloto en estos días, y algo muy importante: El
USO OFICIAL
plan de trabajos previstos para la próxima semana y que por razones de seguridad sería
bueno que todos estuvieran para interiorizarse del tema.”. En dicha reunión informativa,
conforme los testimonios escuchados durante las audiencias, surge que el Ingeniero Mattea
no habría dado mayores precisiones respecto de la investigación que se encontraba
desarrollando, concerniente a tareas de extensión en colaboración con una empresa privada
sobre el tema de extracción de aceite, que implicaba el uso de hexano, ni habría
tranquilizado a sus pares respecto de los riesgos implicados en los ensayos, salvo por la
comunicación de algunas medidas de seguridad que se adoptarían, a saber: decisión de
circunscribir las pruebas a un horario posterior a las 18:00 horas, colocación de carteles con
la prohibición de fumar y restricción de la zona mediante vallados con cinta en el sector del
depósito de tambores, al respecto son cntundentes las declaraciones transcriptas supra de
Montenegro, Joaquín Orejas y Jorge Daniel Daghero. En esa ocasión, la observación y
preocupación de los docentes asistentes se habría manifestado en el requerimiento a Mattea
de una descripción de las tareas planificadas por parte del Ing. Joaquín Orejas. Dicho
pedido, tras ser rehusado por Mattea por considerar que bastaba con que el Grupo GIDPO
supiera qué se iba hacer y cómo, derivó en la interpelación del Ing. Raúl Montenegro a las
Directoras del Departamento con la obvia cuestión referida a quién sería el responsable del
nivel de riesgos involucrados en el experimento, respondiendo que no asumirían las
171
eventuales consecuencias, “si pasa algo no es responsabilidad nuestra sino del grupo
GIDPO, eso era de sentido común pero no legal”, sostuvo en su testimonio Montenegro
en la audiencia de debate. Resulta claro que Ferrari no tomó ninguna medida, ni canalizó
los reparos efectuados por algunos miembros del Departamento (Ing. Orejas y
Montenegro), ya sea a través de un imperativo de observancia de normas de Higiene y
Seguridad acordes a la investigación en cuestión, ya sea poniendo en antecedentes de la
situación a sus superiores, motivo por el cual se concluye que violó el deber de cuidado que
tenía a su cargo. Ello en función del debido control y coordinación de los trabajos y
actividades que realizaban los grupos dependientes de la unidad, que por su calidad de
Directora del Departamento de Tecnología Química le competía. Pues, tenía a su cargo una
atribución de control sobre estas actividades, que excedía lo meramente administrativo como sostiene e intenta demostrar la defensa- de conformidad a la reglamentación y
estatutos (conf. Resolución Decanal N° 148/94 obrante a fs. 1907/1915). La imputada
Ferrari manifiesta que no le correspondía tomar decisiones en cuanto a las medidas de
seguridad porque no eran su competencia, lo cual resulta contradictorio con el testimonio
de Turiello quien manifestó haber sido contratado por Ferrari para mejorar la seguridad. En
función de ello sólo puede encargar y/o contratar personal de seguridad quien tiene el
deber de velar por la seguridad. También resulta oportuno recordar el testimonio
incorporado por su lectura de la Ing. Nancy Rearte, quien al consultarle a Ferrari por qué
ese experimento tan riesgoso no se hacía en enero cuando no existe gente trabajando, la
imputada Ferrari respondió “viste como son los tiempos de las empresas”. Es decir que
dicha consulta se efectúa en el marco de las atribuciones que le otorgada su función de
Directora del Departamento. Por lo expuesto, se configura el tipo culposo omisivo que se le
achaca, residiendo su culpa en la negligencia y falta de cuidado en la ejecución del
mandato. En el caso de EDITH MATILDE DUCROS,
se atribuye a la nombrada
responsabilidad en la comisión de los hechos en función de la violación al deber de
cuidado. Cabe destacar que al momento de los hechos, Edith Ducros se desempeñaba como
Vicedirectora del Departamento de Tecnología Química de la Facultad de Ingeniería de la
U.N.R.C., por lo que revestía la calidad de funcionario público en los términos del art. 77
del C. Penal. Resulta medular ponderar la dependencia directa que tenía el Grupo GIDPO
172
Poder Judicial de la Nación
respecto de dicho Departamento de Tecnología Química. En efecto, de conformidad a la
Resolución del Consejo Directivo de la Facultad N° 014/93 fechada 10.03.1993, de
creación del Grupo de Investigación y Desarrollo en Productos Oleaginosos (GIDPO), éste
dependía orgánicamente de dicho Departamento de Tecnología Química, lo cual implica de
suyo una dependencia jerárquica de sus miembros con relación a las autoridades del
Departamento citado, conforme surge del artículo 1° de la Resolución, que luce a fs. 357/62
de autos. En función de ello, las actividades de investigación desarrolladas por el Grupo
GIDPO debían contar necesariamente con la aprobación de las autoridades del
Departamento de Tecnología Química de la Facultad. Ello se colige, en concreto, de la
Resolución del Consejo Directivo N° 148/94, de fecha 02.12.1994, mediante la cual se
aprueba la Reglamentación del Funcionamiento de los Departamentos y la Estructura de los
USO OFICIAL
Departamentos de la Facultad de Ingeniería (Resolución y su reglamentación en Anexos I y
II, obrantes a fs. 1907/1915 vta.). Las funciones especificas, entre otras, del Departamento,
se establecen: “...Coordinar y controlar las actividades académicas y administrativas de
las asignaturas, laboratorios, institutos, grupos de trabajo y organismos afines...” y
“Coordinar y supervisar los planes de actividades de investigación, extensión y servicios
que se desarrollen en su ámbito…” (artículo 6, incisos a y c, del Anexo I). A ello debo
añadir la referencia de lo dispuesto en la mencionada resolución administrativa respecto del
rol que atañe al Subdirector, esto es, las funciones de colaboración con el Director en el
desempeño de dicha tarea y las restantes encomendadas por reglamento, así como la
colaboración con las autoridades ejecutivas de la Facultad en el desarrollo de las tareas de
extensión y servicios en que participa el Departamento (art. 14 incisos a y d). En cuanto a
los grupos de trabajo, dicha resolución dispone que, una vez conformados, deberán elevar a
las autoridades del Departamento el plan anual de actividades y la indicación de los
miembros y colaboradores que lo conforman (artículo 45 del citado Anexo reglamentario);
este extremo se condice plenamente con lo dispuesto en la Resolución del Consejo
Directivo N° 014/93, que impone al Director del Grupo la función de informar de los
programas de trabajo a la autoridad correspondiente (artículo III, inciso f). En función de
las resoluciones administrativas relativas al desempeño de Ducros, surge la obligación que
173
pesaba sobre ella de colaborar en supervisar las actividades del Grupo GIDPO, aspecto que
cobra relevancia en la ponderación de su participación en el siniestro. En orden a dicha
exigencia que recaía sobre la funcionaria respecto de los proyectos emprendidos por los
diversos laboratorios y grupos de trabajo dependientes del Departamento, hay que decir que
se encuentra debidamente acreditado en la causa el conocimiento de la Directora y
Vicedirectora respecto del tipo de proyecto que, por entonces, estaba llevando a cabo el
GIDPO en la Planta Piloto. Se halla probado, en particular, su conocimiento respecto del
peligro que traía aparejado, por superar la escala de laboratorio, a raíz del volumen de
hexano que su desarrollo suponía. Tal como se acreditó al tratar la situación de Ferrari. Sin
perjuicio de señalar su titulo profesional de ingeniera química, que respaldan conocimientos
específicos en la materia, no podía desconocer los riesgos de un proyecto como el que se
estaba llevando a cabo, que superaba con creces los alcances de los que comúnmente
desarrollaban los equipos de trabajo en la Planta Piloto. Tan es así que participó de la
reunión para tratar la cuestión de seguridad. La misma fue celebrada el 15.11.2007, a la que
se convocó a integrantes del Grupo GIDPO, así como a docentes e investigadores de otros
proyectos de la Planta Piloto. Resulta oportuno recordar, que la mencionada reunión tuvo
lugar a raíz de la inquietud puesta de manifiesto por algunos docentes investigadores que
trabajaban en dependencias de la Planta Piloto, a causa de la presencia de gente extraña en
el lugar y de las modificaciones de instalaciones y aparatos que se estaban ejecutando en el
sitio, conforme se desprende de los testimonios escuchados en la audiencia de debate. El
tema de la seguridad dentro de la Planta Piloto, se refería a las tareas que desarrollaba allí el
Grupo GIDPO. Al respecto, de la constancia aportada al proceso por el Ingeniero Joaquín
OREJAS (fs. 2513/14), en concreto la cita tenía como asunto a tratar el siguiente: “...el Dr.
MATTEA y el Dr. CARDARELLI informarán sobre los trabajos que se está realizando en
la Planta Piloto en estos días, y algo muy importante: El plan de trabajos previstos para la
próxima semana y que por razones de seguridad sería bueno que todos estuvieran para
interiorizarse del tema.”. En dicha reunión informativa, conforme los testimonios
escuchados durante las audiencias, surge que el Ingeniero Mattea no habría dado mayores
precisiones respecto de la investigación que se encontraba desarrollando, tal como se
desarrollara “ut supra”. Resulta claro, que tanto Ferrari como Ducros no tomaron ninguna
174
Poder Judicial de la Nación
medida, ni canalizaron los reparos efectuados por algunos miembros del Departamento
(Ing. Orejas y Montenegro) -durante la reunión se encontraban mudas no apoyaron las
observaciones por el contrario avalaron el proyecto-; ya sea a través de un imperativo de
observancia de normas de Higiene y Seguridad acordes a la investigación en cuestión, ya
sea poniendo en antecedentes de la situación a sus superiores, motivo por el cual se
concluye que violaron el deber de cuidado que tenían a su cargo. Ello en función del debido
control y coordinación de los trabajos y actividades que realizaban los grupos dependientes
de la unidad, por su calidad de Directora y Vicedirectora del Departamento de Tecnología
Química. Pues, tenían a su cargo una atribución de control sobre estas actividades, y en el
caso de Ducros colaborar con la Directora en resolver y tomar decisiones en materia de
seguridad, que excedían lo meramente académico o administrativo, de conformidad a la
USO OFICIAL
Resolución Decanal N° 148/94 (fs. 1907/1915). Por lo expuesto, se configura el tipo
culposo omisivo que se le achaca en la participación no necesaria del delito imputado,
residiendo su culpa en la negligencia y falta de cuidado en la ejecución del mandato. En
cuanto a la responsabilidad de la imputada Liliana RUETSCH, debo decir que no
existe acusación en su contra, pues conforme lo manifestado tanto por la querella actuante
en esta causa, Dres. Claudio OROSZ y Eugenio BIAFORE, como lo alegado por el señor
Fiscal General, Dr. Maximiliano HAIRABEDIAN, en cuanto a la falta de responsabilidad y
consecuente pedido de absolución de la nombrada, siguiendo la doctrina sentada por la
Excma. Corte Suprema de Justicia de la Nación, sentada en los fallos “Mostaccio”,
“Tarifeño”, “García”, “Cattonar” y otros, que consideran que el juzgador no puede
válidamente condenar al imputado si el acusador requirió la absolución en ocasión de
formular sus conclusiones al finalizar el debate (art. 393, párrafo primero, del Código
Procesal Penal de la Nación), dado que ello implicaría contrariar las formas sustanciales del
juicio, acusación, defensa, prueba y sentencia” [“comentario al fallo: M.528.XXXVMostaccio, Julio Gabriel s/homicidio culposo- CSJN- 17/02/2004” por Fernando Díaz
Cantón]; por tales motivos este Tribunal se encuentra impedido de pronunciarse en otro
sentido, por resultar aplicable al sub judice los precedentes mencionados, razón por la cual,
entiendo que procede en este aspecto sin más, la ABSOLUCION de Liliana Gladis
175
RUETSCH
por los hechos imputados. Corresponde, asimismo hacer algunas
consideraciones jurídicas respecto de la situación de Miguel Ángel MATTEA, cuya
acción penal fue desestimada en los inicios de la investigación por existir obstáculos
definitivos a su promoción (fallecimiento del sindicado). Se han receptado en el debate
numerosas pruebas que intentan colocar al nombrado como responsable directo del
siniestro que se investiga en el presente proceso. Se ventiló en el debate, así como también
a lo largo de la investigación, que el siniestro acontecido el 5 de diciembre de 2007 en la
Planta Piloto de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Río Cuarto, habría
sido consecuencia de un experimento cuyo inicio, desarrollo y concreción fue llevado
adelante por el Ingeniero Mattea, quien por su elevado prestigio, valiosa trayectoria y
solvencia científica, habría sido depositario de la confianza en un actuar prudente y seguro
en cuanto al éxito del ensayo. Pues bien, pese a haber sido desestimada la persecución
penal del fallecido Miguel Angel Mattea, tanto el señor Juez Federal de primera instancia
en el auto que desestima la acción penal en su contra, como el señor Fiscal Federal de Río
Cuarto en el Requerimiento Fiscal, lo colocan en la cabeza del reparto de
responsabilidades, atribuyéndole el señor Juez de Primera Instancia a Miguel Angel Mattea:
“que no debió arrogarse la total y excluyente dirección y supervisión de un proyecto de
investigación como el que produjera el siniestro”, “que su estatura científica no lo eximía
de someterse al control pertinente de las autoridades superiores de la Facultad de la
Facultad de Ingeniería de la UNRC”, “que debió coadyuvar al control de la actividad que
desarrollaba”, que “tenía obligaciones que asumir y cumplir como docente investigador,
no pudiendo ignorar a pesar de su valiosa trayectoria y solvencia que su proyecto no
constituía una isla dentro del ámbito universitario”. Señala el magistrado que Mattea actuó
con plena libertad y conciencia, eligió realizar las experiencias plenamente en forma
voluntaria y sin interferencias, cuando, a sabiendas, el lugar “no era apto”; finalmente el
magistrado concluye afirmando que Mattea “conocía acabadamente las condiciones
estructurales del lugar y hasta dónde se podía utilizar su capacidad”. Por otra parte, el
señor Fiscal Federal, afirma que el Ingeniero Miguel Ángel Mattea conocía acabadamente
del alto potencial riesgoso del proyecto, desoyó las advertencias que le fueron formuladas y
ocultó la envergadura del peligro que la realización de los trabajos implicaba para la vida y
176
Poder Judicial de la Nación
salud de las personas. Entiendo que estas fuertes afirmaciones exceden el poder de
investigación y de persecución penal otorgado por la ley a los funcionarios y magistrados a
cargo de la promoción e instrucción de la causa, y desbordan los límites fijados por la
investigación preliminar, desde que avanzaron sobre el aspecto subjetivo de la imputación
jurídico delictiva, conociendo que era imposible formalizar el ejercicio de defensa en juicio,
establecido como presupuesto formal ineludible del avance del proceso penal, lo que
implica lisa y llanamente contrariar las formas sustanciales del juicio, acusación, defensa,
prueba y sentencia, establecido por nuestro C.S.J.N. La ponderación de las pruebas
recibidas y la convicción expuesta para atribuir responsabilidad personal a Mattea en el
hecho investigado, pese a existir un obstáculo insalvable para el inicio de la acción penal,
constituye un exceso, que violenta de las garantías del debido proceso y produce la
USO OFICIAL
estigmatización post mortem, cuyos efectos se extienden no sólo al involucrado sino
también a sus familia y a la sociedad, todo ello sin poder ejercer el derecho de defensa en
juicio. Por ello que no corresponde a este Tribunal emitir consideraciones respecto de la
responsabilidad personal de Miguel Ángel Mattea en los sucesos investigados, siendo
valorada la prueba producida en el debate con los límites de objetividad, racionalidad y
utilidad para la consecución de los fines de proceso penal. Párrafo aparte merece la
instrucción de la causa, pues todos coincidieron en cuestionar que no se encontraban
imputados todos los responsables de la tragedia, que hubo una suerte de selección de los
imputados. Así el Señor Fiscal General, Dr. Maximiliano Hairabedián sostuvo: “Los
responsables directos no están en el juicio como acusados”; el Dr. Claudio Orosz,
respresentante de la querellante Gremial Docente, expresó que existen “ausentes entre los
imputados”; la defensa técnica de tres de los imputados, ejercida por el Dr. Jorge Valverde,
manifestó: “estamos en el mundo del revés, se desvincula y no se investiga a quienes
sabían, y se solicitan condenas a quienes no sabían ni debían saber”. En cuanto al ex Rector
Oscar Federico Spada -a quien la parte querellante solicitó expresamente la remisión de las
partes pertinentes de la causa, a los fines que se investige su posible responsabilidad en los
hechos- se mencionó concretamente el informe de la SIGEN, recibido el 3 de setiembre de
2007, del cual surge que las observaciones sobre las políticas de seguridad habían sido
177
desoídas por las autoridades, considerando el informe de la SIGEN: “que el nivel de
receptividad a las cuestiones planteadas por los órganos de control resulta bajo” y que entre
otras consideraciones: “el Departamento de Higiene y Seguridad del Trabajo se encuentra
inactivo, ya que no cuenta con responsables ni con recursos humanos y materiales afectados
a su funcionamiento” (Informe de Evaluación del Sistema de Control Interno de la
Sindicatura General de la Nación, agregado como prueba documental). Frente a tal informe
no ameritó el entonces Rector convocar a una reunión con los ditintos decanos a fin de dar
respuestas a tal requerimiento, conforme la declaración del ex decano Moitre. También
expresa el querellante que la Universidad no estaba inscripta en el Registro de Residuos
Peligrosos como operadora de hexano; en igual sentido también el Dr. Jorge Valverde
sostuvo que “la Universidad no estaba habilitada ni legalmente autorizada para operar con
hexano”, cuestión que resulta relevante en función del conocimiento de Spada sobre el
proyecto de investigación con hexano, conforme la declaración de Cantero Gutierrez y lo
manifestado por la propia defensa de Bortis. En tal sentido cobra fuerza la afirmación del
señor Fiscal cuando expresa que “quisieron hacer creer que todo había sido una locura del
GIDPO y que la Universidad Nacional de Río Cuarto no tenía idea de la experiencia. Si
bien es entendible que Bortis no se autoincrimine, pero fue la Universidad en conjunto, la
que quiso ocultar”. En este aspecto quisiera detenerme en el analisis de la visita del
entoncée Rector Spada a la Planta Piloto de la Facultad de Ingenieria. Se encuentra
acreditado que el día 15 de noviembre de 2007, el Rector Spada junto al Director de
Relaciones Internacionales del Centro Nacional de Investigaciones de Cuba, junto a otras
personas estuvieron visitando la Planta Piloto. Cabe recordar que ese mismo día 15 de
noviembre de 2007 se realizó una reunión para tratar el tema de seguridad en la Planta
Piloto por el proyecto que encabezada el Doctor Mattea, invitando a los integrantes del
Grupo GIDPO, asi como a docentes e invetigadores, todo en función que dicho proyecto
superaba lo que comúnmente desarrollaban los equipos de trabajo en la Planta Piloto.
Ahora bien, corresponde preguntarse ¿qué era lo interesante que tenía el Rector para
mostrarle al Director del Centro de Investigaciones de Cuba?; ¿qué era lo importante que se
estaba llavando a cabo en la Planta Piloto?; ¿siendo el visitante Director de Investigaciones
Científicas, cuál era la investigación cientifica que resultaba novedosa, extraordinaria, no
178
Poder Judicial de la Nación
habitual para exhibir?. En tal sentido, muchos expresaron preocupación por observar varios
operarios que no eran conocidos readecuando la planta y montando toda una estructura con
trece tambores para una investigación que excedía lo que normalmente efectuaban. Esta
situación resulta sumamente delicada, pues distinto habría sido el operativo de los
bombreros si se hubiera informado por parte de las autoridades en qué consistía el proyecto
y con qué materia se trabajaba. Por otro lado, al ser consultado el ex Rector por el suscripto
en la audiencia oral de debate, sobre si tuvo conocimiento de los informes de ASOCIART
S.A. sobre que la U.N.R.C. no cumplia con las normas vigentes en materia de
“Capacitación y Primeros Auxilios”, antes de que sucediera la tragedía y ocho
recomendaciones posteriores a la misma, la respuesta fue evasiva y no informó qué
medidas tomó al respecto, por lo que resulta por demás contradictoria la afirmación
USO OFICIAL
sostenida durante la instrucción “que el proyecto tuvo sustento institucional”; sin embargo
no se dispuso la investigación preliminar respecto de la máxima autoridad institucional. En
consecuencia, corresponde hacer lugar a lo solicitado por la parte querellante, ejercida por
los Dres. Claudio Orosz y Eugenio Biafore, y, en consecuencia, remitir copias de las piezas
pertinentes al Juzgado Federal de Río Cuarto, a fin de profundizar la investigación respecto
a la responsabiliad del entoncés Rector Oscar Federico Spada. Por otra parte, la defensa
ejercida por el Dr. Jorge Valverde, detalló minuciosamente el recorrido de los 2.600 litros
de hexano y destacó que no se ha investigado a quienes fueron los verdaderos responsables
de la compra y traslado de dicho solvente, quienes realizaron maniobras clandestinas y
violaron todo tipo de normas vigentes para que el hexano ingresara en la U.N.R.C. Señaló
que fue la Aceitera General Deheza el actor principal que operó para lograr el ingreso de
dicho combustible en la Universidad y esto, señaló, estaba claro desde los albores de la
investigación. Destacó que Aceitera General Deheza, quien sí estaba habilitada para
manipular el solvente, como primera medida compra el hexano a su nombre, lo cual está
plenamente acreditado con los correspondientes remitos de entrega y la factura de compra
a su nombre. Luego, cambia el destino del hexano y cambia de transportista a una empresa
de mudanzas “Oliva Hnos.” (no apta para traslado de solvente), a los fines del ingreso de
dicho material a la U.N.R.C. Asimismo, destacó el Dr. Valverde que el hexano es
179
descargado por Javier Boretti y almacenado en la Planta Piloto, llamando la coincidencia
que el día de la tragedia (05/12/2007), Boretti se encontraba trabajando en la Empresa
Aceitera General Deheza. Estas circunstancias narradas por el distinguido abogado
defensor Dr. Jorge Valverde, son corroboradas en gran parte por el testimonio de Miguel
Vicente Ferraro (fs.920/21), quien reconoce una relación comercial y de amistad personal
entre los directivos de la empresa de origen belga De Smet S,A. y de la empresa Aceitera
General Deheza S.A. . En función de lo expuesto, corresponde continuar y profundizar la
investigación respecto de la conducta de los responsables de la empresa Aceitera General
Deheza S.A. que dispusieron la compra y el traslado del material hexano que ocasionó el
evento criminoso, debiendo remitirse copia de las piezas pertinentes al Juzgado Federal de
Río Cuarto, a sus efectos. Por otra parte, el señor Fiscal General consideró que falta uno de
los responsables directos de la tragedia, refiriendose a la Empresa De Smet, quien tuvo a su
cargo la instalación y readecuación de la estructura montada en la Planta Piloto, aspecto
que fueron constatados con la declaración de Carlos Alberto Juni (fs.2602/4) y teniendo
presente lo resuelto en la primera cuestión planteada, corresponde remitir al Juzgado
Federal de Río Cuarto, copia de las partes pertinentes a efectos de continuar con la
investigación respecto de la conducta de los responsables de la empresa De Smet. Por
último, como bien lo ponderó el Fiscal, debo poner de resalto la actitud, el compromiso y el
entusiasmo del estudiante Juan Politano, quien con sus 22 años, trabajó intensamente en el
proyecto que encabezaba uno de los más reconocidos profesionales en la materia, colaboró
con dedicación y pasión, comportamiento comprensible sólo en las personas que abrazan y
aman una profesión, a tal extremo de poner en riesgo su propia vida. Sin embargo, más alla
del amor a su profesión demostró una grandeza, generosidad de espíritu y un acabado
sentimiento de solidaridad, que en el infierno de las llamas, con el conocimiento de
mayores riesgos, intentó colocar una manga corrugada con un extractor sobre el derrame, y
luego reingresó nuevamente al escenario de la tragedia a salvar más vidas. No sé si las
páginas de la historia tendrán un lugar reservado para Politano, pero nosotros, los
contemporáneos difícilmente podamos olvidar la heróica actitud del Ingeniero post mortem
Juan Politano. Asimismo, corresponde destacar la actitud de LILIANA GIACOMELLI,
como bien lo indicara el Sr. Fiscal General, por su probada responsabilidad científica, su
180
Poder Judicial de la Nación
preocupación personal y principalmente porque no estaba trabajando en el grupo de
investigación cuando sucedieron los hechos, por diferencias internas, destacandola como
una luchadora constante que velaba por la seguridad del lugar que finalmente terminó
convirtiéndola en víctima. Finalizo haciendo presente el excesivo tiempo que demandó la
instrucción de la presente causa, que comenzó con el trágico suceso del día 5 de diciembre
de 2007 y fue elevada a juicio con fecha 8 de agosto de 2012; cerca de 5 años demandó la
elevación a juicio, por lo que se recomienda al Sr. Juez de primera instancia que procure la
mayor celeridad en el trámite de la instrucción (conf. Res. Cámara Federal de Apelaciones
de Córdoba, Reg. Libro 406 Folio 92) y ulterior elevación a juicio respecto de las supuestas
responsabilidades que se sindican en la presente sentencia. ASI VOTO.A LA SEGUNDA CUESTIÓN PLANTEADA EL SEÑOR VOCAL DE CÁMARA
USO OFICIAL
DR.
CARLOS JULIO LASCANO DIJO: que adhería a las consideraciones y
conclusiones efectuadas por el señor Vocal preopinante, votando en igual sentido. Para
reforzar la medulosa argumentación efectuada por el colega que me ha precedido en la
votación, agrego lo siguiente: I. Desde la década de los años 90 nuestro país transitó en
forma pendular desde la política económica estatista imperante hasta ese momento, hacia la
aplicación de ideas diametralmente opuestas que planteaban como “panacea” para hacer
más eficiente la Economía, someter a ésta a las reglas del libre mercado competitivo y
traspasar a empresas privadas el manejo de muchas actividades y amplios sectores de la
economía argentina que habían estado exclusivamente en manos del Estado; de esa forma
se pudo llegar, casi virtualmente, a un “desmantelamiento del Estado” sin posibilitar una
mejor prestación de las actividades y servicios que antes había monopolizado el “Estado
intervencionista”, porque fallaron los controles que el Estado debía ejercer, especialmente
respecto de las empresas privadas que pasaron a ser titulares de los servicios públicos
“privatizados”. El gran problema –no resuelto razonablemente- para que la supuesta mayor
eficiencia de las empresas privadas no terminara haciendo posible la existencia de abusos
de posición dominante en el mercado, que se tradujeran en perjuicio de los derechos de los
consumidores de bienes y de los usuarios de tales servicios, fue que, paralelamente, se
debía haber implementado un adecuado sistema de controles por parte del Estado, cuyos
181
funcionarios también deben ser correctamente controlados, para evitar que -por ineficiencia
o por corrupción- su actuar omisivo termine siendo funcional a los interesas de las grandes
corporaciones y grupos económicos, muchos de ellos, multinacionales, especialmente a
partir del fenómeno de la “globalización” o “mundialización” de la economía. De tal modo,
el dilema que se plantea es el siguiente: ¿quién debe controlar al controlador? Por ello, se
suele postular que dicha función de control, vigilancia o supervisión debería ser ejercida
eficientemente por órganos que estén en la órbita parlamentaria, con predominio en su
composición de los partidos políticos de la oposición y con participación de las
organizaciones no gubernamentales, especialmente las que representen los intereses de los
usuarios y consumidores. II.
Ratifico aquí lo sostenido con anterioridad (Carlos J.
Lascano, Los principios constitucionales del Derecho Penal Económico. Globalización y
armonización del Derecho Penal Económico (Mercosur), en “Derecho penal de la empresa
- Del Derecho penal económico del Estado social al Derecho penal de la empresa
globalizado”, Directores Luis Arroyo Zapatero, Carlos Lascano y Adán Nieto Martín,
Ediar, Buenos Aires, 2012, pp. 66 a 69): «La reforma constitucional de 1994), profundiza
la intervención del Estado en la economía y precisa la restricción de los derechos en
función del bienestar general, al agregar, entre las atribuciones del Congreso de la Nación,
la cláusula programática del art. 75, inc. 19: “Promover lo conducente al desarrollo
humano, al progreso económico con justicia social, a la productividad de la economía
nacional, a la generación de empleo, a la formación profesional de los trabajadores, a la
defensa del valor de la moneda, a la investigación y al desarrollo científico y tecnológico,
su difusión y aprovechamiento”. En esa línea, la enmienda agrega a la Primera Parte de la
Constitución Nacional el Capítulo Segundo –bajo el epígrafe “Nuevos Derechos y
Garantías”– donde incorpora expresamente nuevos derechos fundamentales, denominados
de “tercera generación”, que apuntan a la “mejor calidad de vida”; ellos surgen como
respuesta al fenómeno de la “contaminación de las libertades” por los avances tecnológicos,
que amenazan seriamente a intereses como el medio ambiente (art. 41, CN ), la libertad
informática y el consumo; se suelen incluir también bienes como el patrimonio histórico y
cultural de la humanidad, el derecho a la autodeterminación y la defensa del patrimonio
genético de la especie humana. Como se advierte, estos derechos “difusos” en realidad son
182
Poder Judicial de la Nación
derechos públicos subjetivos cuyo titular es la sociedad o los distintos sectores que la
integran, a los cuales el art. 43 de la CN califica como de “incidencia colectiva”. 2.1. Entre
los nuevos dispositivos constitucionales, el art. 42 sobre los derechos de los consumidores y
usuarios ha tornado más explícito el sistema económico de libre concurrencia en el
mercado competitivo, pero estableciendo limitaciones razonables en función de la
protección del consumidor de bienes y del usuario de servicios, mediante el adecuado
contralor estatal. Es correcto afirmar que –para hacer efectiva la regla constitucional de la
libertad de elección (art. 42)– es preciso que el Estado procure –en lo posible– evitar los
monopolios, los cuales no están prohibidos per se; pero, en caso de tener que admitirlos,
debe ejercer el control de los monopolios naturales y legales. Debemos aclarar que la regla
general de la libertad del mercado competitivo, emergente de la “defensa de la competencia
USO OFICIAL
contra toda forma de distorsión de los mercados”, expresamente impuesta al Estado por el
art. 42 de la CN , admite importantes excepciones, que ya estaban consagradas en el texto
constitucional anterior, configurativas de mercado regulado: a) protección de la propiedad
intelectual y patentes de invención (art. 17); b) fijación del valor de la moneda nacional y
de las extranjeras; adopción de un sistema uniforme de pesas y medidas (art. 67, inc. 10,
actual art. 75, inc. 11); c) derechos laborales (art. 14 bis). 3. A partir de lo antes expuesto,
parece claro que el Derecho Penal, como parte del ordenamiento jurídico basado en las
premisas económico-constitucionales indicadas, debe ponerse en consonancia con dicho
modelo de Estado de Derecho y con los valores superiores que éste propugna. Pero también
es indudable que el legislador, al elaborar las leyes penales dirigidas a la protección del
mercado competitivo –por imperio de la propia Constitución– debe guiarse por el principio
de intervención mínima, que sólo admite utilizar el Derecho Penal para tutelar bienes
jurídicos realmente importantes y tipificar aquellos comportamientos verdadera y
gravemente lesivos o peligrosos de esos intereses fundamentales. En tal sentido, debemos
destacar la relevancia que el mismo art. 42 de la CN asigna a la educación para el consumo,
a la constitución y participación de asociaciones de consumidores y usuarios y a los
procedimientos eficaces para la prevención y solución de conflictos, lo que indica que el
recurso al Derecho Penal debe ser la ultima ratio. Coincidimos con Fabián I. Balcarce
183
(Derecho Penal Económico. Parte General, tomo 1, Editorial Mediterránea, Córdoba,
2003, pp. 137 y 138) en que para la Constitución argentina –pese a receptar una economía
de mercado– el Estado no es “absolutamente neutral”, pues tiene a su cargo una función
social para cuya realización tiende a redistribuir equitativamente, con dos límites “bien
marcados”: “El primero viene dado por la imposibilidad de renunciar a aquellos intereses
generales que exigen una cierta intervención estatal (política de empleo, seguridad social,
política social, política fiscal, estabilidad monetaria, recursos internacionales, protección
del medio ambiente y del consumidor, etcétera) y que, por tanto, impiden retornar a un
liberalismo puro”. …“El segundo límite estriba en la imposibilidad de admitir un sistema
económico de planificación total, centralizada e imperativa que ahogara cualquier iniciativa
empresarial autónoma”». III. La insuficiencia -y en algunos casos ausencia- de un sistema
estatal adecuado de controles se reflejó en el ámbito de las Universidades Nacionales a
partir de la idea de restarles presupuesto a las áreas de docencia e investigación pero dando
posibilidad a los docentes e investigadores –con magros sueldos- de buscar un
“complemento remuneratorio” que les permitiera cubrir sus necesidades económicas
básicas, participando en “vinculaciones tecnológicas”, “proyectos de extensión” o
“servicios a terceros”, que serían prestados a través de las Universidades Nacionales,
mediante la creación de “fundaciones”, que -utilizando bienes y recursos del Estado
Nacional- se encargarían de contratar con las empresas privadas –muchas de ellas
pertenecientes a importantes sectores industriales, comerciales o agropecuarios- que se
beneficiarían así con la prestación de tales servicios y la transferencia de los resultados de
investigaciones y de nuevas tecnologías, a cambio del pago de módicas sumas de dinero, de
las cuales se podría obtener los recursos para pagar los honorarios a los investigadores y
técnicos que integraran los equipos de trabajo. Ello permitía incentivar el interés de estas
personas en participar de tales “proyectos de extensión” y buscar la “sponsorización” de
empresas privadas, que podían hacer muy buenos negocios para mejorar u optimizar sus
procesos productivos, abaratar costos e incrementar sus utilidades. El costado negativo de
este sistema fue que –en la práctica, en no pocos casos- se descuidó el control y vigilancia
de esos grupos de trabajo –integrados por docentes e investigadores de las Universidades
Nacionales- que actuaban como “unidades ejecutoras” de los proyectos de vinculación
184
Poder Judicial de la Nación
tecnológica que prestaban “servicios a terceros” (por lo general, empresas particulares), con
grave riesgo de la seguridad de personas y también de bienes del propio Estado y de
terceros, y en desmedro de la debida transparencia de la administración y disposición de los
bienes, fondos y dineros que aportaban tales empresas privadas. IV. En el caso particular
de la Universidad Nacional de Río Cuarto, conforme la facultad conferida por la Ley
Nacional de Educación Superior n° 24.521, se creó mediante ordenanza del H. Consejo
Superior, la “Fundación de la Universidad Nacional de Río Cuarto”, que tenía como fines:
promover, apoyar, subsidiar, concretar, fomentar, difundir y coadyuvar en todas las
actividades de enseñanza, investigación científica y tecnológica, transferencia de tecnología
y servicios al medio, desarrollo del conocimiento a través de la capacitación de los
miembros de la comunidad educativa en todos sus niveles, la difusión de la cultura en la
USO OFICIAL
Universidad Nacional de Río Cuarto, con el fin de mantener la amplitud de objetivos. Su
patrimonio se formó, en primer lugar, con el aporte de los socios fundadores. El referido
patrimonio podría incrementarse, además, con otros recursos, entre los cuales se puede
mencionar todo otro ingreso de bienes, títulos, valores o dinero que aceptare el Consejo de
Administración; y todo otro ingreso de fuente lícita que se registre cualquiera sea el
concepto originario (cfr. art. 5).
La Fundación estaba dirigida y administrada por el
Consejo de Adminsitración ´ad honorem´ integrado por ocho (8) miembros, seis (6)
Titulares y dos (2) Suplentes, siendo Consejeros: Tres (3) miembros titulares designados
por el Rectorado de la UNRC y un miembro suplente, quienes se desempeñan por el
término de dos (2) años, y son reelegibles (art. 8).
Su representación legal y administración estaba a cargo de un Consejo de Administración
integrado por: Presidente, Vicepresidente, Secretario, Tesorero, Protesorero y un (1) Vocal
Titular y dos (2) Vocales Suplentes, los que eran elegidos por el Consejo de
Administración. Los reemplazos, así como los deberes y atribuciones de los miembros se
regularán por las disposiciones del Estatuto y de la Ley 19.836 pudiendo realizar cuantos
actos y gestiones sean necesarias para la mejor consecución del objeto de la Fundación,
conforme a las enunciaciones de dicho instrumento (art. 9) (cfr. Texto Ordenado Fundación
Universidad Nacional de Río Cuarto –aprobado por Resolución N° 061/”A”/1994
185
Inspección de Sociedades Jurídicas Gobierno de Córdoba, con fecha 16 de noviembre de
1995, obrante a fs. 394/400). Para el cumplimiento de sus fines, la Fundación celebró con la
Universidad Nacional de Río Cuarto, un Convenio-Marco (con cinco años de duración y
renovación automática salvo expresa disposición en contrario) que disponía: que la
Universidad y la Fundación convienen en aunar los esfuerzos para la promoción, desarrollo
y transferencia del conocimiento científico, tecnológico y cultural, en un todo de acuerdo
con los objetivos y modalidades que establecen sus respectivos estatutos (art. 1). La
Universidad autoriza a las Facultades y Secretarías a proyectar con la Fundación planes
anuales de las actividades conjuntas, que debían ser ratificadas por las autoridades
competentes (arts. 2 y 3). En cuanto a la promoción de la investigación científica y
tecnológica, la Universidad Nacional de Río Cuarto organizaría y supervisaría los proyectos
a través de la Secretaría de Ciencia y Técnica y/o la facultad competente, aportando
instalaciones e instrumental existente; en tanto la Fundación financiaría el proyecto
adquiriendo bienes de capital que serían puestos a disposición de la Universidad para su
uso, a quien se los donará oportunamente y subsidiando a los responsables del proyecto
para atender a gastos operativos y contrataciones de personal extraordinario, debiendo éstos
informar y rendir cuenta documentada del destino de los fondos (art. 4). Con relación a los
Servicios a terceros, la Fundación contrataría los trabajos, que se realizarían con
participación de docentes e investigadores de la Universidad. En la evaluación de los
proyectos el Consejo de Administración de la Fundación podía requerir la intervención
(además de sus miembros) del Secretario de Extensión y Desarrollo de la UNRC, del
decano de la facultad afin al proyecto y del responsable del mismo. Este tiene la obligación
de informar periódicamente al Consejo sobre la marcha de la investigación y el destino de
los fondos asignados(art. 4); y las acciones respectivas deben formalizarse mediante la
firma previa de protocolos y/o contratos específicos –llamados convenios marco y
protocolos de trabajo- (art. 7). A la época de los hechos que se investigan el Presidente de
la Fundación de la Universidad Nacional de Río Cuarto era el Ing. Carlos Bortis, que al
mismo tiempo ejercía la función de Vicedecano de la Facultad de Ingeniería de la UNRC.
V. Las condiciones de higiene y seguridad del campus de la UNRC -especialmente de la
Planta Piloto dependiente de la Facultad de Ingeniería, donde tenía sus oficinas el
186
Poder Judicial de la Nación
Departamento de Tecnología Química- habían sido objeto de serios cuestionamientos. Así,
la SIGEN en el informe del mes de julio del año 2007
había dictaminado que el
Departamento de Higiene y Seguridad no funcionaba y no contaba con responsable ni
recursos humanos y materiales afectados a su funcionamiento. En el año 2005 mediante
resolución decanal n° 598/05, dictada ad referendum del H. Consejo Superior de la
Universidad, que ratificó la misma, se había creado la Comisión de Higiene y Seguridad,
integrada por los Secretarios de Coordinación Técnica y Servicios, General y por los
Secretarios Técnicos de las distintas facultades, a la que se le había asignado un
presupuesto de pesos cien mil ($100.000) por año, el que podía incrementarse con fondos
especiales que pudiesen conseguirse o destinarse a tal fin. Con motivo y por exigencias del
proceso de acreditación ante la CONEAU de la carrera de Ingeniería Química en el año
USO OFICIAL
2005 se habían detectado serias y graves deficiencias en materia de higiene y seguridad en
la Planta Piloto, razón por la cual –por intermedio de las Profesoras Ingenieras Liliana
Giacomelli (Directora del Departamento de Tecnología Química) y María del Carmen
Prámparo (Vice Directora –año 1998- y Directora –año 2000- del citado Departamento) y
con fondos del PROMEI, se encargó un relevamiento que estuvo a cargo de un técnico en
dicha materia, el Ing. Luis Alberto Turiello. En esta gestión tuvo participación la Ing.
Nancy Edith Reartes (que ejercía el cargo de Sub Directora del Departamento de
Tecnología Química y tenía también la responsabilidad de control y registro de residuos
peligrosos). Con fecha 3 de mayo del año 2005, el mencionado Turiello elevó por escrito
una propuesta de trabajo para subsanar las deficiencias que había relevado en la Planta
Piloto –fs. 645/650-, pero posteriormente no se le encargó su realización. VI. A partir de
septiembre de 2007 el Ing. Diego Carlos Alberto Moitre estuvo en uso de licencia sin goce
de haberes en su cargo de Decano de la Facultad de Ingeniería y fue reemplazado
interinamente por el Vicedecano Ing. Carlos Bortis, quien al mismo tiempo seguía
ejerciendo su función de Presidente de la Fundación. El proceso para la aprobación y puesta
en marcha de un “proyecto de extensión” entre la Fundación y empresas del sector privado,
según lo declaró en el debate el Ing. Moitre, comenzaba con la presentación de la propuesta
por parte del respectivo grupo de investigación y desarrollo que lo llevaría a cabo, ante la
187
Fundación, cuyo Presidente debía suscribir el convenio y de protocolo de trabajo. Una vez
suscripta tal documentación por el representante legal de la empresa privada contratante de
los servicios, debía ser firmada por el Presidente de la Fundación; al mismo tiempo, debía
suscribirse un convenio y un protocolo entre la Fundación y la Facultad de Ingeniería, para
que a partir de ese momento el respectivo grupo de investigación y desarrollo a cargo del
proyecto pudiera comenzar a realizar sus actividades. Como se puede advertir, estamos en
presencia de una contratación sui generis, pues el convenio y el protocolo de trabajo –los
cuales, según cada caso, podrían encuadrar en el contrato de locación de obra o de locación
de servicios del Código Civil- se celebraban entre dos sujetos de Derecho Privado (por un
lado, la Fundación de la UNRC y por el otro, una empresa comercial (que podía ser una
persona jurídica de carácter privado (art. 33 CC), bajo el tipo societario de una sociedad
anónima, una sociedad de responsabilidad limitada u otros autorizada por la Ley de
Sociedades Comerciales, o de una sociedad civil o una simple asociación reguladas por el
Codigo Civil, pero también podía ser una persona física individual). La singularidad de esta
contratación de Derecho Privado, es que la Fundación delegaba la ejecución de las
prestaciones en un grupo de trabajo, integrado por docentes e investigadores de la
Universidad Nacional de Río Cuarto, muchos de ellos de dedicación exclusiva (por lo tanto,
tales prestaciones se desarrollaban en horas de trabajo que pagaba la Universidad), cuyos
sueldos eran abonados por dicha Casa de Altos Estudios, la cual también era la propietaria
del inmueble y de las instalaciones que se utilizaban para la realización de los trabajos,
ensayos y experimentos que constituían el objeto de los servicios que se prestaban a
terceros. Finalmente, para la validez de dicho convenio y protocolo de trabajo, una vez
firmados los documentos por el Presidente de la Fundación y el tercero que encargaba el
servicio (una persona física individual o el representante de una empresa privada que asume
la forma de una persona colectiva), la Fundación debía suscribir una documentación que era
“espejo” de la anterior, con el Decano de la respectiva Facultad de la que dependía
orgánicamente la unidad ejecutora (grupo a quien se delegaba la realización de los trabajos)
involucrada en la respectiva contratación. Esa firma del Decano de la Facultad constituía el
acto administrativo que autorizaba y perfeccionaba formalmente el negocio jurídico, con lo
cual se habilitaba el comienzo de las tareas objeto del respectivo proyecto de extensión. Por
188
Poder Judicial de la Nación
ello, esta modalidad de “vinculación tecnológica” entre Universidad y comunidad también
está regulada por el Derecho Administrativo. VII. En el caso particular que nos ocupa, es
decir, el proyecto de extensión cuyas conversaciones iniciales entre el Dr. Miguel Ángel
Mattea –director de GIDPO- y el Ing. Anibal Demarco –Gerente de Producción de DE
SMET S.A..- al estar en uso de licencia el Decano de la Facultad de Ingeniería, la
suscripción de dicho convenio debió haber sido efectuada por el Vicedecano, pero en razón
de que éste también firmaba la documentación como Presidente de la Fundación, existía
una incompatibilidad y debia aguardarse que el Ing. Moitre se reintegrara a su función de
Decano para que pudiera suscribir la documentación. Según declaró el acusado Ing. Carlos
Bortis así se lo hizo saber a la Ing. Gladys Baralla -integrante del GIDPO- el 15 de
noviembre de 2007, cuando ésta le informó sobre el proyecto con la empresa DE SMET
USO OFICIAL
S.A.
Adviértase que a esa fecha –según lo han declarado en el debate los testigos Ing.
Boretti y Arq. Bonazza- ya se estaban realizando los trabajos de adecuación de la Planta
Piloto a las necesidades y requerimientos del proyecto de extensión con DE SMET S.A., a
través del Arq. Bonazza –por la empresa VERDU contratada por DE SMET- y del señor
Walter Cabrera por la empresa EMIRT, subcontratistas de DE SMET S.A.. Ello constituía
una clara y flagrante infracción a la exigencia de contar previamente con la autorización
del Decano de la Facultad de Ingeniería a través de la suscripción de la documentación del
convenio y protocolo de trabajo entre la Fundación y la empresa. Dicha grave irregularidad
–ante la envergadura de los trabajos que se realizaban para la readecuación de las
intalaciones de la Planta Piloto- no podía haber pasado desapercibida por el Presidente de la
Fundación en el momento de ser informado por la Ing. Baralla. No obstante ello, el Ing.
Carlos Bortis –al no cumplir las obligaciones que le incumbían como Presidente de la
Fundación de controlar y vigilar al grupo GIDPO, en el cual había delegado de hecho la
ejecución del proyecto de extensión- omitió impedir que se continuaran ejecutando tales
trabajos de adecuación de la Planta Piloto, como asimismo la introducción al predio de la
misma, el día 21 de noviembre de 2007, de trece (13) tambores conteniendo cada uno de
ellos doscientos (200) litros de hexano, haciendo un total de dos mil seiscientos (2600)
litros de ese solvente de alta peligrosidad por su carácter volátil e inflamable. Tampoco
189
debió haberle pasado desapercibido al Presidente de la Fundación, que -por no existir la
registración exigida por la ley de residuos peligrosos para operar con solventes como el
hexano, pese a que era usado en pequeñas cantidades en distintos experimentos y trabajos
que se realizaban en la Planta Piloto- DE SMET S.A. había hecho trasladar a la Planta
Piloto, proveniente de la Aceitera General Deheza, semejante volumen de solvente. Del
mismo modo, el Ing. Bortis omitió impedir que dicho hexano –irregularmente introducido
en el predio universitario- fuera utilizado por parte de los integrantes del GIDPO en los
“ensayos” que dieron comienzo el 22 de noviembre de 2007 y se reiteraron los días 27 de
noviembre –de acuerdo a lo declarado por el testigo Boretti en la audiencia- y en otra fecha
a partir del 28 de noviembre y antes del día del suceso acaecido (tanto los testigos Boretti y
Bonazza se refieren a tres experiencias y/o ensayos y refieren que previo a las mismas se
realizaron los ensayos de rigor para verificar el funcionamiento de la instalación de
adecuación realizada en la planta piloto –prueba hidráulica uitilizando agua e isopropanol- )
es decir, antes del 3 de diciembre de 2007, fecha en la cual, según lo declaró Bortis en el
debate, habría suscripto como Presidente de la Fundación el convenio entre ésta y DE
SMET S.A., al igual que el protocolo de trabajo, documentos en los que sin embargo se les
consignó la fecha del 30 de octubre de 2007. Finalmente, tampoco Bortis ejerció sus
deberes de control y vigilancia sobre los integrantes del GIDPO al no impedir que el día 5
de diciembre de 2007, en horas de la mañana, y con anterioridad al último ensayo que se
realizaría por la tarde, se cumplieran las instrucciones del Dr. Miguel Ángel Mattea de
hacer recircular la miscela mediante el uso de las bombas y el equipamiento que había sido
instalado en un sector de la Planta Piloto, en un horario que era altamente riesgoso para la
vida y la integridad física no sólo de los integrantes de dicho grupo, sino también para los
investigadores de otros grupos que trabajaban en los distintos laboratorios ubicados en la
Planta, y para docentes y alumnos que cumplían sus actividades académicas en las aulas
allí instaladas. No es correcto sostener que el acuerdo entre la Fundación y De Smet S.A.
no existíó porque el convenio-marco y protocolo de trabajo n° 26 jamás fue aprobado por
las autoridades de la Facultad de Ingeniería y -debiendo contar con las firmas de todas las
partes- sólo había sido suscripta por Bortis como Presidente de la Fundación. Ello por la
sencilla razón que dicho contrato ya había tenido principio de ejecución. Se ha dicho
190
Poder Judicial de la Nación
acertadamente: “La doctrina plenaria del fuero civil admite que el cumplimiento por alguna
de las partes de cualquiera de los actos a que por el contrato estaba obligado, expresa o
implícitamente, importa un principio de ejecución, si no demuestra que era otra su
intención. No cabe, al respecto, distinguir entre actos de ejecución y actos preparatorios,
porque mientras la prestación no se encuentra íntegramente cumplida está sin duda en
proceso
o
en
vía
de
ejecución”
(“DAVERIO,
Luis
c/COLONNA,
Marta
s/ESCRITURACION”, 16/07/92, publicado en La Ley 65, 719, Colección de Análisis
Jurisprudencial Contratos Civiles y Comerciales, Ricardo Luis Lorenzetti). A
similares conclusiones podemos arribar desde el punto de vista del Derecho
Administrativo: debo destacar en primer término que la voluntad administrativa puede
exteriorizarse a través de actos y hechos. Los actos son las decisiones, declaraciones o
USO OFICIAL
manifestaciones de voluntad o de juicio; los hechos, son las actuaciones materiales, las
operaciones técnicas realizadas en ejercicio de función administrativa.
Si bien
generalmente los hechos son ejecución de actos (en cuanto dan cumplimiento o ejecución
material a la decisión que el acto implica), ello no siempre es así y pueden presentarse actos
que no sean ejecutados o hechos realizados sin una previa declaración formal. De algunos
hechos o actuaciones materiales de la administración podemos deducir cuál ha sido la
voluntad que los ha precedido, aún cuando no haya acto (Gordillo, Agustín, Tratado de
Derecho Administrativo , tomo 3, “El acto administrativo”, 8a. edición, Fundación Derecho
Administrativo, Buenos Aires, 2004, pp. III-16 y III-17). El mencionado autor agrega que,
aunque subjetivamente puede existir una decisión del funcionario actuante tanto si dicta un
acto como si realiza un hecho, sólo se llamará acto a la decisión que se exterioriza
formalmente como tal ob. cit., p. III-17). El hecho es inoperante para generar deberes de los
administrados frente a la administración, en cuanto se trata de una mera operación material
que no explica formalmente una determinada decisión o declaración administrativa. No
obstante puede producir efectos jurídicos como ayudar a la interpretación de un
contrato a través de su ejecución o inejecución, o generar responsabilidad si ha
ocasionado un daño (Gordillo, Agustín, Tratado de Derecho Administrativo, Tomo 3 “El
acto administrativo”, cit., pp. III-8 y III-9). Las letras negritas me pertenecen. Por su parte,
191
Cassagne distingue ambos conceptos –hecho y acto administrativo- en función de que “los
hechos administrativos de carácter subjetivo constituyen una especie de hecho jurídico
signado por caracteres propios, habida cuenta de la necesaria presencia de un órgano estatal
para que ellos se configuren. Son comportamientos materiales u operaciones que traducen
el ejercicio de una actividad física e los órganos administrativos a diferencia de los actos
administrativos,
que son siempre producto de una declaración, es decir, de una
exteriorización al plano jurídico de un proceso intelectual” (Cassagne, Juan Carlos,
Derecho Administrativo, tomo II, 8ª. ed. actualizada, Lexis Nexis, Buenos Aires, 2006, p.
101). Para Balbín, el hecho administrativo es un comportamiento material, es expresión y
ejecución de las decisiones estatales (Balbín, Carlos F., Curso de derecho Administrativo, t.
II, La Ley, Buenos Aires, 2008, p. 153). En el presente caso, aunque -en el momento de
producirse el lamentable hecho que juzgamos en este debate- faltaban formalmente las
firmas del representante legal de DE SMET S.A. en el convenio y en el protocolo de trabajo
n° 26, no es menos cierto que las cláusulas de dichos documentos reflejaban fielmente lo
que habían convenido en los borradores que habían sido consensuados varios días antes
entre el Dr. Miguel Ángel Mattea y el Ing. Aníbal Demarco; y aunque no se había suscripto
la documentación entre la Fundación y el Decano de la Facultad de Ingeniería de la UNRC,
faltando pues que se completara formalmente el negocio juridico (proyecto de extensión)
con el acto administrativo configurativo de la autorización decanal, no es menos exacto que
ambas partes partes (Fundación –a través del GIDPO- y empresa DE SMET S.A.) ya
habían ejecutado gran parte de las prestaciones y aportes convenidos, pues sólo quedaba
por realizarse, ese mismo día 5 de diciembre de 2007, el último de los experimentos
programados y luego, en el plazo de siete días, la elevación del informe de resultados a la
empresa. Por ello, constituye un excesivo rigor formal pretender que no había existido el
convenio de servicios a terceros entre la Fundación y la empresa privada, basándose
únicamenrte en que sólo faltaba la firma del Decano de Ingeniería, cuando ambas partes –
con la tolerancia de las autoridades de esa Facultad- ya habían cumplido más del 90% de
las prestaciones a su cargo. Es decir, en este caso existíó un principio de ejecución del
contrato, que produjo efectos jurídicos y generó responsabilidad por los gravísimos daños
producidos, al punto tal que casi todos los derecho-habientes de las víctimas del luctuoso
192
Poder Judicial de la Nación
suceso fueron indemnizados civilmente. VIII. Precisado el marco jurídico en el que se
ejecutaron las prestaciones y aportes de todas las partes que intervinieron en el proyecto de
investigación que se desarrolló en la Planta Piloto de la Facultad de Ingeniería, que tuvo
como fatal desenlace el lamentable hecho que causó el incendio y explosión de dicha
planta, agravado por el resultado letal consistente en la muerte de seis personas, paso a
analizar las conductas omisivas de quienes vienen acusados de haber estado obligados a
impedir tales afectaciones a los bienes jurídicos en juego, para poder arribar a un juicio de
certeza sobre su responsabilidad penal por el hecho delictivo y el grado de participación
criminal, en sentido amplio, que a cada uno de ellos le cupo en el ilícito penal que se les
enrostra. No se nos escapan las dificultades que dicha tarea exige, pues no se trató de un
suceso penalmente típico y antijurídico, consistente en un comportamiento activo
USO OFICIAL
intencional (tipo doloso de comisión), cometido por un único sujeto activo, sino de un
delito culposo cometido por omisión, agravado por el resultado mortal de más de una
persona, protagonizado por varias personas. Por ello, el estudio del grado de participación
criminal en sentido amplio en tales delitos (como autores o partícipes en sentido estricto),
está íntimamente ligado al de las características del delito por el cual han sido acusados,
aunque el análisis pormenorizado de éste se hará al tratar la calificación legal del hecho,
para dar respuesta a la tercera cuestión planteada. Si el verbo empleado por el tipo culposo
del art. 189 C.P. exige “causar” un incendio u otros estragos, una interpretación
simplificada de dicha expresión nos llevaría –siguiendo la conocida teoría de la
equivalencia de condiciones o conditio sine qua non (von Buri)- a sostener que podrían
revestir la calidad de “causa” del resultado material (modificación sensible del mundo
exterior), cualquier conducta humana, activa u omisiva, que -suprimida mentalmente de
modo hipotético- eliminaría la producción de aquella modificación (el estrago). Si bien en
los “delitos de resultado” este enfoque “causal mecanicista” de la relación causal entre
comportamiento y resultado no es aceptado en la actualidad como explicación exclusiva, no
por ello ha sido dejado totalmente de lado, pues la dogmática jurídico-penal toma a la
teoría de von Buri como punto de partida para determinar la posible relación causal, que
ahora se conceptúa en base a criterios normativos en las distintas versiones de la llamada
193
“teoría de la imputación objetiva”, cuyo máximo exponente es el prestigioso maestro
alemán Claus Roxin. Mediante la tesis roxiniana se intenta establecer ciertos criterios
valorativos que permitan, en el ámbito del Derecho Penal, esclarecer cuándo una acusación
se puede calificar como acción típica desde el punto de vista objetivo (imputación objetiva).
Para esta concepción existen dos categorías sucesivas e independientes en el tipo penal
objetivo: la causalidad y la imputación. La primera es condición necesaria
pero no
suficiente para la tipicidad. Puedc haber causalidad sin imputación, pero no imputación sin
causalidad. La teoría de la imputación objetiva parte de un presupuesto realista: en la vida
social moderna se toleran –e incluso se alientan- ciertos peligros dentro de un margen
determinado y siempre que se desarrollen de acuerdo a normas (tanto legales como de
cuidado) y parámetros establecidos. Cuando estos riesgos exceden los límites tolerados, se
lesionan bienes protegidos y es aquí cuando el Derecho Penal debe intervenir. La teoría de
la imputación objetiva establece dos grandes niveles de análisis: 1- En primer lugar, se
busca determinar si la acción realizada por un autor determinado ha creado un riesgo
jurídicamente desaprobado y penalmente relevante; 2- Si se confirma la creación del riesgo,
debe establecerse si ese riego se ha concretado en el resultado producido, de acuerdo con la
finalidad de la norma. La doctrina mayoritaria plantea que estos niveles de análisis deben
verse en dos momentos diferentes. Ex ante, esto es, evaluando la conducta al momento de
su desarrollo, anteriormente y de manera independiente al resultado, debe analizarse si el
autor ha creado el riesgo penalmente relevante; en este momento se evalúan las capacidades
y conocimientos particulares del autor. Ex post, con conocimiento del resultado, debe verse
si ese riesgo creado por la conducta -y de acuerdo a la finalidad establecida por la normaluego desembocó en el resultado lesivo. La finalidad de la norma es considerada como eje
rector del análisis ya que, a los fines de la teoría de la imputación objetiva, sólo deben
tenerse en cuenta aquellos resultados que afecten el bien jurídico protegido por la norma
que el autor infringió al momento de crear el riesgo penalmente relevante. Esta teoría tiene
una gran utilidad práctica, ya que al momento de analizar el tipo penal permite determinar
la atipicidad de muchas conductas, así como también la tipicidad de otras, en base a
criterios predeterminados que superan las formulaciones de las teorías de la causalidad, en
todas sus variantes. Un elemento importante de la teoría de la imputación objetiva está
194
Poder Judicial de la Nación
constituido por los criterios que se han desarrollado a fin de determinar si frente a ciertos
casos concretos puede predicarse la creación de riesgos penalmente relevantes y
consecuentemente, imputar objetivamente una conducta al tipo. Mas abajo profundizaré
algunos de estos criterios, puntualmente aquéllos aplicables al tipo culposo. La teoría de la
imputación objetiva es una herramienta que puede aplicarse tanto en tipos dolosos cuanto
en tipos culposos; en otro lugar hemos sostenido: “… los criterios de imputación son
diferentes en los delitos dolosos que en los culposos. En los primeros son mayores las
exigencias, pues en el delito culposo no basta con la creación de peligros inadecuados, pues
ello limitaría la libertad de acción. En cambio, en el delito doloso el riesgo permitido debe
ser determinado de un modo considerablemente mas restringido, cuando el autor obra
con la intención de lesionar; allí el autor domina la provocación del riesgo por sí solo, no
USO OFICIAL
permitiendo que la víctima pueda autoprotegerse de aquel peligro.” (Carlos Julio Lascano,
Reflexiones sobre la teoría de la imputación objetiva, en “Temas actuales del Derecho
Penal. Parte General”, Carlos J Lascano (h), Carlos Gonella y José E. Tapia, Editorial
Mediterránea, Córdoba, 2010, pp. 69 y 70). En los tipos culposos la aplicación de la teoría
de la imputación objetiva se presenta con ciertas particularidades propias de esa clase de
delitos.
Con
claridad
explica
Gabriel
Pérez
Barberá
(El
tipo
culposo.
La
preterintrencionalidad, en “Derecho Penal. Parte General. Libro de estudio”, Carlos J.
Lascano (h) – Director, Advocatus, Córdoba, 2002, p. 343: “La teoría de la imputación
objetiva no niega que para que haya tipicidad objetiva culposa sea necesario que el
resultado sea previsible, o que se viole una determinada norma o deber de cuidado, pero
demuestra que esos elementos no son suficientes –ni en rigor idóneos- para conducir a
concluir que una conducta se adecua objetivamente a un tipo culposo, o bien por demasiado
extensos[...] o bien por demasiado limitados...”. Al momento de someter un hecho culposo
al análisis de la teoría de la imputación objetiva, se debe analizar en un primer momento la
creación de riesgo o peligro no permitido. Como ya mencioné antes, la realización de
ciertas conductas riesgosas están permitidas por el Derecho Penal siempre y cuando se
realicen dentro de ciertos márgenes de seguridad; excedidos o ignorados estos límites,
existe un riesgo desaprobado. El mismo autor (ob. cit., p. 346) afirma correctamente: “La
195
creación de un riesgo o peligro no permitido (desaprobado) permite afirmar ya, que se está
ante una acción desvalorada, con independencia de la producción del resultado. Desvalor de
acción en el marco del delito culposo es, pues, creación de un riesgo desaprobado. Se trata
de un requisito indispensable para la tipicidad objetiva culposa, pero no suficiente, pues
para actuar en forma penalmente típica es necesario que tengan lugar otras condiciones
adicionales...”. Es requisito entonces determinar en primer lugar si en el caso concreto
existe o no un riesgo o peligro desaprobado. Entre los criterios elaborados por la doctrina
para responder a ese interrogante se encuentran: 1- la existencia de conocimientos
especiales por parte del autor respecto del resultado lesivo; 2- la violación por parte del
autor de ciertas normas o deberes de cuidado, tales como reglas técnicas y reglas que
regulan oficios o profesiones; 3- la disminución del riesgo; 4- la “culpa por asunción”; 5- el
principio de confianza respecto del actuar de un tercero.
En principio, el simple
incumplimiento de aquellas reglas de cuidado no implica necesariamente la creación de un
riesgo o peligro penalmente relevante. Así, la omisión en el cumplimiento de reglamentos
relativos a las habilitaciones correspondientes sin que ello conlleve otras consecuencias,
podrá ser objeto de objeciones administrativas pero no necesariamente de sanciones
penales. Las violaciones a las normas de cuidado son un indicio respecto de la creación del
riesgo penalmente relevante. En este sentido, Pérez Barberá (ob. cit., p. 349) sostiene: “...lo
importante es tener presente que el objetivo es determinar si se ha creado un riesgo no
permitido, y no si se ha violado un deber de cuidado o si el resultado era previsible.
Acentuar estas dos últimas metas puede conducir a dejar de lado el problema central. La
violación de normas de cuidado o el carácter previsible del daño serán sólo indicios de la
creación de un riesgo no permitido, pero no la creación de ese riesgo en sí.”. Estos indicios
de creación de riesgo se confirman con una simple observación ex post, esto es, constando
el resultado lesivo. Esto bajo ningún concepto implica que ya en este punto pueda atribuirse
objetivamente el resultado a la conducta, pero sí permite determinar que estamos no ante
una simple infracción a normas de cuidado sino ante un riesgo o peligro penalmente
relevante. Respecto del deber general de información y de omisión, Pérez Barberá (ob. cit.,
p. 351) explica en estos términos la llamada “culpa por asunción”, de especial
significación para la correcta solución del caso que nos ocupa en este debate: “Si el autor
196
Poder Judicial de la Nación
se encuentra frente a la posibilidad de llevar a cabo una acción cuya realización sabe que
puede significar la creación de un riesgo no permitido, y no está seguro de poder ejecutarla
de forma tal de no crear tal riesgo, debe, o bien informarse adecuadamente acerca de las
características y exigencias de la acción, y decidir luego actuar o no en función de una
comparación entre esas exigencias y sus propias capacidades, o bien, si no puede
informarse correctamente, abstenerse de llevar a cabo la acción (omitirla)”. Lo
resaltado en letras negritas nos corresponde. Nos queda por tratar el segundo nivel de
análisis, es decir, que el riesgo no permitido se haya realizado en el resultado. Para ello se
ha desarrollado una perspectiva, que prescinde de los cursos causales hipotéticos para
evaluar si el resultado puede atribuirse objetivamente a la supuesta conducta riesgosa: es la
llamada teoría del fin de la norma, diseñada por Enrique Gimbernat Ordeig, según la cual
USO OFICIAL
sólo debe tenerse en cuenta -a los efectos de determinar si el riesgo se ha realizado en el
resultado- cuál es “...el fin de la norma de cuidado que rige el caso, lo que equivale a
decir: es menester preguntarse si el resultado concretamente ocurrido es precisamente un
resultado que la norma tenía por fin evitar.” (Pérez Barberá, ob. cit., p. 358). Aplicada esta
teoría al caso de autos, la normativa concreta que sólo admitía almacenar 500 litros de
hexano en un depósito ubicado fuera de la Planta Piloto y allí usar dicho solvente en
pequeñas cantidades en experiencias de extracción de aceite vegetal, tenía como finalidad
evitar que allí se produjeran incendios y explosiones. Por ello también puede afirmarse que
en el caso del campus de la Univesidad riocuartense –pese a que, como lo ha dicho
correctamente mi colega que me ha precedido en el voto, no debemos juzgar aquí a quien
ya no puede defenderse y respecto del cual ha operado la extinción de la acción penal por
muerte- hubo un claro incumplimiento de la normativa de cuidado vigente, al haberse
dispuesto por el Dr. Miguel Ängel Mattea –Director del GIDPO- la manipulación de
grandes cantidades de hexano almacenadas dentro de la planta y la circulación de la miscela
a través de un mecanismo instalado deficientemente que provocó un derrame de miscela,
configuró una experiencia a nivel “industrial” que incrementó indebida y gravemente el
riesgo tolerado en una planta que sólo estaba preparada para operar a escala “piloto”, todo
ello en un horario en que estaban desarrollándose también otras experiencias de los grupos
197
de trabajo- con lo cual se generó un riesgo penalmente relevante, el cual luego se patentizó
en el resultado –el estrago- con sus lamentables consecuencias, es decir, la muerte violenta
de seis personas y graves lesiones y quemaduras para otro número importante de personas y
la destrucción de dicha planta. Aquella desafortunada instrucción de Mattea de poner esa
mañana del 5 de diciembre de 2007 a circular la miscela a través del sistema armado por
las personas encargadas por DE SMET S.A. de adecuar las instalaciones de la planta a
semejante peligroso proyecto, fue ejecutada materialmente por el Ing. Murello, el Arq.
Bonazza y el estudiante Politano, sin tener conciencia de la existencia de las deficiencias de
aquel sistema que provocaron el derrame de la miscela, como factor desencadenante del
estrago. Tampoco tenía conciencia del gravísimo riesgo inminente que corrían ella misma
y las demás personas que estaban en ese momento en la Planta Piloto, la persona de otro
grupo de investigación que encendió el auto clave ubicado en el sector sur de la Planta,
fuego que en entró en contacto con el vapor de hexano provocando la ignición de este
combustible y la gran llamarada que atravesó el galpón hacia el extremo norte donde
estaban alineados en tandem los trece tambores con hexano y miscela, los cuales
explotaron, con las consecuencias desastrosas que produjo en la vida y salud de varias
personas y en la seguridad de los bienees públicos y privados que allí se ubicaban. IX. El
problema mayor que se nos presenta es resolver –en base a los elementos probatorios
colectados en el debate- si debe o no imputarse responsabilidad penal a otras personas –los
acusados Bortis, Ferrari, Pincini, Antonelli y Ducros- todos ellos funcionarios públicos, que
por incumplimiento de sus deberes de cuidado emergentes de su posición de garantes de los
bienes jurídicos protegidos que resultaron afectados por el hecho delictivo, omitieron
impedir esos resultados lesivos. En caso afirmativo, se debe determinar qué grado de
participación criminal en sentido amplio les pudo caber a tales personas, es decir, si todas
fueron autores del delito de estrago culposo agravado por el múltiple resultado letal, o si
algunas de ellas no fueron autoras sino cómplices, ya sea primarios o secundarios. Para
buscar una solución justa a estos interrogantes debemos admitir que la modalidad de
contratación entre la Fundación UNRC y la empresa DE SMET S.A. elegida para la
ejecución por el GIDPO de un proyecto que tenía por objeto realizar experimentos a escala
“industrial” para la extracción de aceite de soja, implicó una verdadera empresa
198
Poder Judicial de la Nación
económica, porque se trató de una unidad organizada de modo descentralizado para lograr
una finalidad económica. En dicha estructura jerárquica y de división funcional del trabajo
–donde se entrecruzaban interacciones verticales y horizontales de los distintos sujetos
intervinientes- se generaron ámbitos de competencia individual para cada uno de ellos. Por
ello acudiremos a la más calificada doctrina .que ha tratado de explicar cómo funciona la
responsabilidad penal de las personas físicas que intervienen como sujetos activos de
delitos comunes cometidos desde la empresa o en el marco de estructuras organizadas
jerárquicamente. En primer lugar, se debe tener en cuenta lo expresado por el catedrático de
Derecho Penal de la Universidad Autónoma de Madrid, Bernardo Feijoo Sánchez
(Problemas de imputación objetiva en el derecho penal económico y empresarial, en
“Derecho penal de la empresa - Del Derecho penal económico del Estado social al Derecho
USO OFICIAL
penal de la empresa globalizado”, Directores Luis Arroyo Zapatero, Carlos Lascano y Adán
Nieto Martín, Ediar, Buenos Aires, 2012, p. 154.): “…cuando nos enfrentamos a la
criminalidad de empresa, la imputación objetiva a los integrantes de la empresa pasa por la
imputación objetiva del hecho a la organización empresarial. Por ejemplo, en un delito de
lesiones imprudentes, es la empresa la que tiene que haber creado un riesgo no permitido
que se ha concretado en lesiones a la salud de los consumidores o de un trabajador”. Por su
mayor precisión debemos citar las razonadas reflexiones del destacado Catedrático de
Cádiz, Juan Maria Terradillos Basoco, vertidas en una importante obra que constituye un
clásico en la materia. Me refiero a Derecho penal de la empresa, Editorial Trotta, Madrid,
1995, pp. 39 y 40: «La descentralización de las decisiones, característica organizativa de la
empresa actual, comporta el riesgo, con palabras de B. Schünemann, de convertir la
“organización de la responsabilidad…en la organizada irresponsabilidad”. En efecto,
se produce un desplazamiento de la responsabilidad hacia los sectores inferiores del
organigrama, ya que sólo ellos llevan a cabo por sí mismos la conducta típica. Y este
desplazamiento tiene como efecto un notorio menoscabo de la eficacia preventiva de la
norma penal, cuyos márgenes de intervención se reducen en un doble sentido: hacia arriba,
porque los directivos no realizaron el hecho típico; hacia abajo abajo, porque los ejecutores
materiales quedarán frecuentemente al abrigo de la condena, dada la confluencia
de
199
factores diversos como son el desconocimiento de las consecuencias de su propio modo de
actuación –fruto de la división de trabajo y de la parcelación de la información en la
empresa-; la escasa capacidad de resistencia frente a la actitud prodelictiva del grupo por
parte de quien, como regla, está obligado a obedecer dentro de una escala jerarquizada; la
eficacia autoexculpatoria de quien siempre puede alegar que actúa de un modo altruista en
interés de la casa; la alta fungibilidad de los miembros que ocupan las escalas inferiores de
la organización, etc. Parece obvio que el empresario responderá como autor cuando haya
realizado la acción tipica con dominio del hecho, o en los casos de comisión por omisión,
que son los que aquí interesan, que haya omitido la realización del comportamiento exigido
habiendo tenido la posibilidad de evitar el resultado típico. [….]. La cuestión más compleja
es la de determinar hasta dónde llega la posición de garante o, dicho de otro modo, la de
decidir si la autoría surge de la pertenencia, activa o pasiva, a una esfera de responsabilidad.
La doctrina francesa se inclina por la respuesta afirmativa, partiendo de que la mayor parte
de las disposiciones reglamentarias establecen obligaciones de los directivos, de modo que
la infracción hace aparecer ipso facto la culpabilidad. También una parte importante de la
doctrina alemana, que considera a la empresa como posible fuente de peligro para terceros,
afirma que propietarios y gerentes, como titulares del poder de dirección empresarial, son
garantes de la no realización de hechos delictivos por sus empleados. Otros autores, sin
embargo, admiten esta posición de garante sólo en los casos de empresas peligrosas,
concepto que la jurisprudencia maneja en sentido muy amplio. Lo que ocurre es que,
cualquiera que sea la respuesta que se adopte, y parece claro que no se puede afirmar con
carácter general que la empresa sea fuente de riesgo, habrá que acudir en todo caso al
examen del supuesto concreto. Y en opinión de Schünemann, formulada a la vista del
parágrafo 13 StGB y del, prácticamente coincidente parágrafo 8 OWiG, ni las clásicas
fuentes de la posición de garante, ni las categorías de la vinculación natural o de la
aceptación permiten deducir una equivalencia entre acción y omisión fundamentada en el
deber de impedir el resyhultado por parte de la jerarquía de la empresa. El deber de vigilar
el comportamiento del subordinado, y la consiguiente exigencia de responsabilidades en
caso de no hacerlo, surge del dominio del garante sobre la causa del resultado, tanto del
control fáctico sobre los elementos peligrosos como del poder de mando, legalmente
200
Poder Judicial de la Nación
fundamentado, sobre los trabajadores. Dominio, pues, de la fuente de riesgo, como se decía
inicialmente, y posibilidad de evitar el resultado, cuestión ésta a resolver acudiendo a las
teorías de la imputación objetiva». Lo resaltado en letras negritas me pertenece y parece
aplicable, “como anillo al dedo”, a la situación de “desorganización” existente en los
niveles de conducción de la Universidad Nacional de Río Cuarto desde bastante tiempo
antes de la producción del hecho motivo de este debate, al igual que la situación de “caos”
imperante en materia de seguridad en el campus universitario y, en especial, en la Planta
Piloto -profusamente descripta por numerosos testimonios, informes y pericias técnicas- sin
que hubiera existido receptividad de las autoridades de dicha Casa de Estudios para
subsanar las observaciones que le había formulado la SIGEN en su informe los primeros
días del mes de septiembre de 2007, que Bortis y otros funcionarios no podían seriamente
USO OFICIAL
alegar desconocer, máxime en el caso del primero, en su carácter de Vice Decano de
Ingeniería en ejercicio del Decanato, y por ende, integrante del Consejo Superior de la
Universidad., órgano máximo de gobierno universitario al que la incumbía recibir y tratar
un informe tan trascendente como el de la SIGEN, a fin de adoptar con urgencia las
medidas preventivas que correspondía y del cual dependía orgánicamente la Comisión de
Higiene y Seguridad de la UNRC, creada en el año 2005. Según lo adelantó en el
intercambio de ideas mantenido en la deliberación, el vocal de primer voto –por otra vía
dogmática distinta a la que nosotros sostenemos, pero igualmente respetable- va a llegar
también al responder a la tercera cuestión planteada- a la admisión de la responsabilidad
penal de los acusados en un delito de omisión impropia, derivada de su rol de funcionarios
públicos, que los convertía en garantes del bien jurídico protegido con obligación de
impedir una actividad altamente riesgosa llevada a cabo en una organización similar a la
empresarial; esa interesante argumentación está basada en el pensamiento del profesor
alemán de la Universidad de Bonn, Günther Jakobs, y de un importante sector doctrinario
que sigue sus enseñanzas. Sin embargo, nos inclinamos a favor de los razonamientos que
arriban a un resultado similar a partir de las serias y valiosas exposiciones efectuadas en
numerosas publicaciones por un destacado discípulo de Roxin, el Profesor de la
Universidad de Munich Bernd Schünemann, y numerosos autores alemanes, españoles y
201
argentinos que
han receptado sus orientaciones. En tal sentido, aunque se nos pueda
reprochar la extensión de la cita, debemos acudir a la calificada opinión del Profesor de la
Universidad de Castilla-La Mancha, Eduardo Demetrio Crespo, en un trabajo de gran nivel
científico, Fundamento de la responsabilidad en comisión por omisión de los directivos de
las empresas, publicado varios libros: Serrano-Piedecasas y Demetrio Crespo (dir.),
“Cuestiones actuales de Derecho penal empresarial”, Madrid, Colex, 2010, pp. 11-37;
también en “Contribuciones Iberoamericanas sobre Derecho Penal Económico”,
Compiladores María Celeste Rinaldoni y Pedro Despouy Santorio, Lerner Editora S.R.L.,
Córdoba, 2010, pp. 135-161; y en “Derecho penal de la empresa - Del Derecho penal
económico del Estado social al Derecho penal de la empresa globalizado”, Directores Luis
Arroyo Zapatero, Carlos Lascano y Adán Nieto Martín, Ediar, Buenos Aires, 2012, p. 293 y
ss.). Precisamente, en esta última publicación, pp. 314 y 315, podemos leer estas claras
explicaciones sobre sus diferencias con la tesis jakobsiana: «La construcción de Günther
Jakobs es, como sucede en otros ámbitos, muy sugestiva y posee un enorme poder
descriptivo y plástico. Sin embargo, conduce a una disolución en el plano normativo de las
diferencias que vienen dadas por el –sin lugar a dudas– diferente acontecer típico respecto
al desencadenamiento activo. Una visión garantista de la dogmática de la autoría pasa, en
mi opinión, por la idea del dominio, también para los delitos omisivos. Aquí habrá que
buscar pues la solución al fundamento de la posición de garante del empresario. Otra cosa
bien distinta es que no se den los elementos para imputar (objetivamente) el hecho a su
autor, lo que no convierte en decisivo el criterio de la asignación material de competencias
ni ningún otro. De ahí que decaiga el argumento esgrimido por Feijoo Sánchez en el sentido
de que el criterio del dominio sería insuficientemente normativo, dado que “el dominio
puede ser puramente casual o, incluso, en supuestos de omisión simple, puede haber un
fuerte dominio de la situación de desamparo sin que ello legitime la imputación del hecho.
El argumento previo según el cual “cuando nos enfrentamos a la criminalidad de empresa,
la imputación objetiva a los integrantes de la empresa pasa por la imputación objetiva del
hecho a la organización empresarial” no afecta a “esferas de competencia”, sino a cómo se
relacionan las “esferas de responsabilidad” colectiva e individual, y puede contribuir a no
extralimitar esta última». En las pp. 317 y 318, Demetrio Crespo, en precisos y claros
202
Poder Judicial de la Nación
conceptos que compartimos, explica los motivos de su preferencia por la teoría expuesta
por Schünemann, quien «expuso ya en 1979 que la posición de garante de los órganos de la
empresa podía entrar en consideración bajo dos puntos de vista: el dominio sobre los
elementos y procedimientos peligrosos del establecimiento (…), y el poder de mando sobre
los trabajadores (…). El alcance del deber de garantía del empresario se conforma de modo
diferente en uno y otro caso, porque el “dominio material” (sobre cosas y procedimientos)
es permanente ante el exceso, pero no ante la descentralización, mientras que el “dominio
personal” (a través del poder jurídico de mando sobre los trabajadores) no es permanente
ante el exceso, pero sí ante la descentralización. Para Meini es claro, no obstante, que el
devenir de la actividad empresarial hará posible interrelacionar ambas formas de dominio,
cuando por ejemplo el subordinado, en provecho propio, se vale de un descuido de sus
USO OFICIAL
superiores encargados del control de la calidad para introducir en el producto –que debe
ingresar en el mercado– una sustancia tóxica. De aquí extrae la conclusión de que “el deber
de garante con base en el dominio personal sobre el subordinado podrá ser invocado como
argumento para la imputación de los resultados lesivos al superior jerárquico”, al inscribirse
dicho comportamiento en el proceso de producción empresarial. También Arroyo Zapatero
parte de que lo que hay que comprobar es en qué medida las lesiones de los bienes jurídicos
que son obra directa del subordinado pueden ser considerados como “obra” de quien no las
produjo materialmente. O lo que es lo mismo, en qué condiciones la omisión de quien no
impide la producción de los resultados típicos por otro es equivalente a la conducta activa
de este último. La respuesta del autor gira de forma acertada en torno a la idea del
dominio». Entre las pp. 318 y 321, Demetrio Crespo se ocupa del dominio sobre el
fundamento del resultado, donde expresa: «Señala Schünemann que “mientras la teoría
formal del deber jurídico cae en un grave atolladero en la cuestión de la responsabilidad de
los administradores, la pauta de la equiparación restrictiva del ‘dominio sobre la causa del
resultado’ (…) puede asimilar sin grandes dificultades la responsabilidad de los
administradores, concretamente por el dominio de la vigilancia ejercida con los medios de
poder de la agrupación (dirección e información) sobre los miembros subordinados de la
misma y/o en virtud de la custodia sobre los objetos peligrosos del patrimonio empresarial
203
que son propiedad de la agrupación”. En su opinión, de esta vinculación de la posición de
garante al ámbito de dominio (atribuible a los órganos particulares de la empresa en función
de la esfera empresarial que dominen) “se sigue también, natural y forzosamente, que los
deberes de garantía de un miembro del Consejo de Administración en una dirección de la
empresa que se organiza según el principio de la división competencial en departamentos
(...) se limitan al ámbito dirigido por él y por eso sólo son más amplios en cuestiones
fundamentales que competen a toda la dirección de la empresa”. […] Para Schünemann, la
“solución correcta” pasaría por el criterio del dominio por el desamparo parcial de la
víctima como subforma de posición de garante por asunción. […] En un trabajo más
reciente, Schünemann habla ahora del “dominio sobre el fundamento del resultado” como
base lógico- objetiva común para todas las formas de autoría, incluyendo el actuar en lugar
de otro. Ya en 1971, en su obra acerca de los delitos de omisión impropia, tomando como
ejemplo los casos en que actúan niñeras, y partiendo de la crítica a la teoría formal del
deber jurídico, llegaba el autor a la conclusión de que la razón decisiva que justifica la
equiparación de la omisión con el hacer activo no consiste en la infracción de un deber
especial extrapenal, sino en la categoría de la asunción de la custodia. Esta asunción
implica una relación de dominio sobre el suceso consistente en el dominio sobre la
situación de desamparo del bien jurídico. De la misma manera, en los casos de posición de
garante por injerencia, tampoco se trataría de una responsabilidad penal por mera
causalidad, sino de una forma de dominio sobre el suceso consistente en el dominio sobre
una fuente de peligro. Este razonamiento le permite concluir, por tanto, que “en los delitos
impropios de omisión se trata, en realidad, también de una forma de dominio, es decir (…)
de un dominio sobre el fundamento del resultado, consistiendo el fundamento del resultado
en los delitos de omisión, no en el propio movimiento corporal, sino en una fuente de
peligro dominada por el autor, o bien en la situación de desamparo del bien jurídico
dominada por el autor”. Al mismo tiempo, quedaría igualmente demostrado que los delitos
impropios de omisión no son delitos de infracción de deber, en el sentido de que en ellos
la autoría se funde en la infracción de un deber especial extrapenal. […]. Los
razonamientos de Schünemann, desarrollados –como se ha visto– a lo largo de años en
múltiples trabajos, han encontrado la aprobación esencial de muchos autores». En la nota
204
Poder Judicial de la Nación
94 al pie de la p. 321, Demetrio Crespo expresa: «Se suman a este criterio en nuestra
doctrina, entre otros, Terradillos Basoco, DPE [mpr, 1995, p. 40 [“El deber de vigilar el
comportamiento del subordinado, y la consiguiente exigencia de responsabilidades en caso
de no hacerlo, surge del dominio del garante sobre la causa del resultado, tanto del control
fáctico sobre los elementos materiales peligrosos como del poder de mando, legalmente
fundamentado, sobre los trabajadores”]; Silva Sánchez, LH-Roxin, 1995, p. 372 [“El
compromiso individual adquirido con la aceptación del cargo traslada al sujeto la
competencia que conlleva el dominio y, a la vez, la responsabilidad”]; Martínez-Buján
Pérez, DPEE, 2007, p. 499 y ss., esp. p. 503 in fine, aclarando que el hecho de acoger el
concepto del dominio sobre la causa del resultado propuesto por Schünemann para resolver
por la vía de la omisión impropia los problemas de determinación de la autoría del directivo
USO OFICIAL
en el ámbito empresarial no implica asumir también la idea defendida por este mismo autor
según la cual dicho concepto proporciona una base lógico-objetiva para todas las formas de
autoría». En las pp. 321 y 322 Demetrio Crespo sostiene: «A diferencia de otras teorías, no
se pierde de vista en la argumentación de este autor la conexión con la parte subjetiva del
hecho, en la medida en que se quiere hacer derivar la misma mediante la asunción de la
canalización del poder objetivo sobre el hecho y el conocimiento subjetivo del mismo a las
esferas superiores de dirección. Sin embargo, como advierte Rotsch, a este planteamiento
subyace una idea del concepto de autor que puede considerarse incorrecta95, y que en todo
caso es altamente discutible. Frente al concepto de autor de la dogmática tradicional,
entendido como autor individual que actúa en el marco de constelaciones abarcables, poco
a poco se abre camino un “concepto sistémico” de autor en el marco de organizaciones
complejas, basado en los conocimientos de la moderna sociología organizativa. Este último
se caracteriza por la presencia de un elemento objetivo, relativo a la división del trabajo, y
uno subjetivo, relativo a los cauces de información. En particular, frente a lo sostenido por
Schünemann, cabe preguntarse, desde la perspectiva tópica, si el criterio del dominio por el
desamparo parcial de la víctima como subforma de posición de garante por asunción surge
únicamente cuando se trata de productos de marca, es decir, si no habría que afirmar más
bien que un compromiso de esta clase surge sencillamente siempre que se lanza un
205
producto al mercado del que pueden derivarse daños para los consumidores». Concluye
Demetrio Crespo (pp. 322 y 323): «No se nos oculta la “cuestionabilidad” dogmática y
necesidad de concreción ulterior que implica la propuesta de Schünemann, a la que no cabe
acogerse in totum, como tampoco las importantes críticas que se le han dirigido98. En
particular, cabe destacar las detalladas reflexiones en este sentido de Hsü, quien parte de la
distinción entre “posibilidad de acción” y “deber de acción”. Para este autor, la teoría
propuesta por Schünemann se enfrenta al problema de que al reconducir el lado fáctico del
dominio a una mera “posibilidad de evitación” trata al mismo tiempo de deducir el “deber
de evitación” de aquélla, siendo así que ambos conceptos, posibilidad de actuar y deber de
actuar, deben mantenerse estrictamente separados. Sin embargo, es obvio que no se trata
aquí de una posibilidad de actuar en orden a la evitación del resultado como la que pudiera
tener en determinadas circunstancias cualquier otra persona que no tenga nada que ver con
la empresa, pues de ese modo habríamos disuelto toda posibilidad de distinción, sino la
concreta posibilidad de actuar en orden a la evitación del resultado de aquel que porque es
garante tiene el deber de hacerlo. Pero, por otra parte, bien mirado, casi todas las
propuestas contemporáneas en torno a la fundamentación de la posición de garante en el
ámbito empresarial suponen –como no podía ser de otro modo– concreciones en este
ámbito de representaciones generales sobre la comisión por omisión que incorporan en no
pocos casos elementos provenientes de evoluciones doctrinales de distinto signo. Lo que sí
se adopta en este trabajo es la perspectiva metodológica que está detrás,
que hace
predominar la realidad material para cuya elaboración jurídica se hace uso de un criterio
normativo determinado, sobre el criterio normativo mismo. No se pretende una total
“desnormativización” del problema, pues a nadie escapa que el criterio del dominio sobre el
fundamento del resultado también es un criterio normativo, sino sólo seguir una pauta
restrictiva no-niveladora en la solución del mismo». X. Carlos Martínez-Buján Pérez
(Derecho Penal Económico. Parte General, Tirant lo Blanch, Valencia, 1998, p. 208)
expone claramente cómo funciona la delegación de funciones en las organizaciones
empresariales: «….cabe señalar, ante todo, que el mecanismo de la delegación no sólo
resulta perfectamente legítimo, sino que además posee una considerable importancia
práctica para el debido funcionamiento de la empresa. Piénsese al respecto que no sólo son
206
Poder Judicial de la Nación
delegables las actividades mecánicas, sino también los propios deberes de vigilancia. Por
consiguiente, siempre que la delegación vaya acompañada de la dotación del necesario
dominio (vid. sobre ello LASCURAIN, 1995, p. 219), semejante mecanismo hace surgir
una nueva posición de garantía, desde el momento en que quien asume un deber de
delegación asume asimismo una responsabilidad especial, de tal suerte que en el ámbito de
los delitos comunes puramente resultativos la infracción de dicho deber específico
supondrá también –si concurren los restantes requisitos- la responsabilidad penal en
comisión por omisión por el resultado producido (cfr. FRISCH, 1996, p. 121). Ahora bien,
en segundo lugar,
es preciso advertir que si bien es cierto que el mecanismo de la
delegación modifica el contenido del deber primario de garantía (puesto que en principio el
delegante se ve descargado de deberes) no lo es menos que el delegante no queda
USO OFICIAL
completamente liberado. En efecto, el hecho de poseer el deber de garantía original
comporta la permanencia de una serie de deberes o competencias, puesto que con
independencia ya de la obligación primaria de delegar únicamente en personas capacitadas
para asumir la actividad objeto de la delegación, el órgano directivo delegante continua
teniendo (“competencia residual”) un deber de vigilancia o supervisión sobre el delegado,
contenido variable según los casos, que, en esencia, le obliga periódicamente a controlar si
éste último cumple realmente con el deber que se le ha asignado y, en caso negativo, a
corregirlo o a sustituirlo (cfr. FRISCH, 1996, 121). En este sentido, una de las cuestiones de
mayor importancia práctica (y también quizá de las más espinosas) será la consistente en
determinar la medida del deber de vigilancia o supervisión, dado que habrá de situarse en
un término medio con el fin de evitar que, por exceso, la delegación se convierta en un
mero dominio mediato o, por defecto, quede prácticamente eliminada la posición de
garantía (vid. LASCURAIN, 1995, p. 222). - En tercer lugar, en fin, se propone calificar
como autor (y no como simple partícipe) en comisión por omisión al órgano directivo
delegante que infringe dolosa o imprudentemente su deber de intervención o incluso su
deber de vigilancia y que, con dicha infracción, ocasiona un hecho delictivo ejecutado
materialmente por el delegado (vid. LASCURAIN, 1995, p. 222, BOTTKE, 1996, pássim).
Y con respecto a esta cuestión, la doctrina especializada reciente subraya que la imputación
207
del hecho a título de autoría al órgano directivo delegante no compromete el principio de la
responsabilidad personal, ni siquiera en el caso de que el delegado actúe en forma dolosa
(vid. BOTTKE, 1996, pp. 175 y ss.)».En consecuencia, la posición jurídica del delegante se
transforma, quedando, pues, unas competencias residuales, cuyo incumplimiento da lugar a
responsabilidad. Entre ellas, la selección, la formación e información, la dotación de
medios económicos y materiales, la organización y coordinación, y, en fin, la supervisión y
vigilancia (al nivel en que ésta es posible) de las conductas de los subordinados en los que
se ha delegado. XI. A pesar del alto prestigio cientifico que tuvieron el Profesor Mattea y
los integrantes de su grupo de investigación y desarrollo, lo que habría llevado a Bortis a
delegarles –de hecho y antes de la autorización del proyecto de extensión por el Decano de
la Facultad de Ingeniería- la ejecución de las tareas experimentales encomendadas por DE
SMET S.A., no puede admitirse que, por el denominado “principio de confianza”, Bortis
pudiera ser eximido de los deberes residuales de control y vigilancia que le correspondían
en su carácter de “delegante”. Pese al conocimiento que el empleo de semejante cantidad de
hexano en experimentos que excedían la escala “piloto” para la cual era idónea la planta,
creaba una situación de alta peligrosidad para la vida e integridad física de personas y para
los bienes de la Universidad y de terceros, Bortis confió equivocadamente en la capacidad
científica de Mattea y sus colaboradores, y por ello omitió indebidamente ejercer las
obligaciones de control y vigilancia sobre las actividades que ellos realizaron –de modo
absolutamente irregular y antes de ser autorizados por el Decano de la Facultad de
Ingeniería- posibilitando de tal manera que un derrame de miscela -unido a las graves
deficiencias que presentaba la Planta Piloto en materia de higiene y seguridad laboral para
prevenir tal suceso, notoriamente previsible por la índole y el volumen del solvente
utilizado- al entrar en contacto con alguna fuente de ignición, provocara el incendio y las
explosiones que produjeran el lamentable saldo de la muerte de seis personas, graves
quemaduras y heridas de otras personas presentes en el lugar –Cecilia Pagliero, Laura
Potes, Iván Rafael Braida, Jorge Daghero, Liliana Ruetsch, Sebastián Murello y Diego
Bonazza, entre otros-, y cuantiosos daños a las instalaciones de la planta. Con alto grado de
probabilidad, puede afirmarse que la magnitud de las consecuencias generadas por el
estrago habría sido muy inferior si hubieran existido en el lugar los mecanismos e
208
Poder Judicial de la Nación
instrumentos exigidos por las reglas de Higiene y Seguridad Laboral para la extinción de
incendios y si se hubiera contado con un plan de evacuación de la planta en casos de
emergencia y con la debida capacitación de los docentes, investigadores, estudiantes y
demás personas que debían concurrir a la planta. Ello lleva a considerar que el Ing. Bortis
fue autor del hecho, por no haber controlado y vigilado la conducta peligrosa e imprudente
asumida por Mattea, quien -con sus instrucciones a los integrantes de su grupo y a las
personas que SMET S.A. había puesto a su disposición para tales trabajos- creó un altísimo
riesgo no permitido hacia personas y cosas. La omisión impropia en que incurrió Bortis –al
no haber controlado la fuente de peligro creada en relación al bien jurídicamente protegido
por la conducta de su delegado, el Ing. Mattea- contribuyó de modo decisivo para la
producción del resultado en que se concretó aquel riesgo. Asimismo, por ser en ese
USO OFICIAL
momento el Ing. Carlos Bortis la autoridad máxima de la Facultad de Ingeniería, el Dr.
Mattea dependía orgánicamente de aquél, a través de la Directora del Departamento de
Tecnología Química. Al no haber Bortis cumplido su deber, omitió imprudentemente evitar
la producción del estrago y sus resultados de muerte, lesiones y daños, es decir, gravísimas
lesiones a los bienes jurídicos que por exigencias de la ley estaba obligado a resguardar, por
su carácter de funcionario público. Por ello, Carlos Bortis debe responder en su calidad de
autor, en razón de su contribución indispensable al hecho, consistente en haber omitido
llevar a cabo las conductas que hubieran evitado la concreción en el resultado fatal del
altísimo riesgo no permitido creado por la actividad imprudente, negligente y
antirreglamentaria desplegada por el Ing. Mattea, configurativas del delito de estrago
culposo agravado por el resultado mortal. Integrando la cadena de delegaciones de
funciones y responsabilidades, se ubican entre el Presidente de la Fundación y el Director
de GIDPO, la Directora y Vicedirectora del Departamento de Tecnología Química,
Ingenieras Ferrari y Ducro, respectivamente, quienes dependían orgánicamente del
Decanato de la Facultad de Ingeniería, ejercido por licencia del Ing. Moitre, por el
Vicedecano Bortis, y tenían el deber de controlar y vigilar las actividades experimentales
realizadas por Mattea y sus colaboradores del GIDPO, que al igual que otros grupos de
investigación y desarrollo de su área, dependían orgánicamente del referido Departamento
209
de Tecnología Química. Las mencionadas ingenieras tenían sus oficinas dentro de la misma
Planta Piloto y por sus funciones asistían diariamente a dicho lugar. Por tal motivo y por
los conocimientos especiales que poseian por sus calidades profesionales y científicas, las
Ingenieras Ferrari y Ducros, conocían perfectamente los trabajos de adecuación de la
planta para la realización de las experiencias requeridas por DE SMET S.A., que se venían
ejecutando merced el aporte de dicha empresa a través de personal técnico de empresas
subcontratistas. Además, como autoridades del Departamento, fueron receptoras de la
preocupación puesta en evidencia por distintos investigadores de otros grupos de trabajo
que también desarrollaban sus actividades en la misma planta, quienes también habían
observado la presencia de personas ajenas a la Facultad que, durante varios días y a la vista
de todos, realizaban trabajos en cañerías, bombas, tambores y demás instalaciones para la
adecuación al proyecto que llevaba adelante el GIDPO, que -por su magnitud- les hacía
sospechar que excedía de la escala “piloto” con que contaba hasta ese momento la planta;
también, a raíz del empleo de hexano en una cantidad supuestamente superior a la utilizada
hasta ese entonces en anteriores proyectos del GIDPO, dichas personas les transmitieron su
temor respecto de las condiciones de seguridad de la planta para impedir incendios y
explosiones. Todo ello determinó que a través de correos electrónicos las autoridades del
Departamento convocaron a distintos investigadores que trabajaban en la planta a una
reunión, para poner en conocimiento las inquietudes recibidas respecto de la seguridad
frente a los ensayos que se realizarían en la planta por parte del GIDPO, que estuvo
representado en esa ocasión por los Ings. Mattea, Cardarelli y Barralla. Mattea, pese a que
se negó a explicarles en detalle los experimentos que se iban a realizar, les dijo que se
quedaran tranquilos, pues habían tomado las medidas de prevención necesarias. Sin
embargo, algunos participantes de dicha reunión, presidida por la Ing. Ferrari, cuestionaron
severamente a Mattea. Uno de ellos, el Ing. Montenegro –no satisfecho con las
explicaciones de Mattea, interrogó quién se haría responsable si la manipulación del hexano
producía consecuencias dañosas, a lo que las Ingenieras Ferrari y Ducros respondieron que
como autoridades del Departamento no eran responsables. También planteó sus dudas el
Dr. Orejas, pero las palabras del Dr. Mattea no le inspiraron tranquilidad, dado que no se le
aclaró cuál sería la cantidad de hexano que se usaría, al punto tal que el domingo 18 de
210
Poder Judicial de la Nación
noviembre, le remitió un correo electrónico al Dr. Mattea, reiterándole su preocupación y
aportándole algunas recomendaciones para el trabajo con hexano. Frente a tal situación –
pese que las autoridades del Departamento de Tecnología Química hubieran expresado que
no se hacían responsables porque confiaban en la capacidad y experiencia de Mattea y su
grupo- lo razonable y esperable era que la Ingeniera Ferrari –obrando conforme a un deber
objetivo de cuidado de controlar y vigilar las actividades de GIDPO que dependían
orgánicamente de su Departamento- impidiera a Mattea que siguiera adelante con el
proyecto hasta tanto se aclarara bien si eran idóneas o no las medidas preventivas para el
uso del hexano necesario para tales ensayos. Al no haber cumplido su deber, la Ing. Ferrari
omitió imprudentemente evitar la producción del estrago y sus resultados de muerte,
lesiones y daños, es decir, en relación a los bienes jurídicos que por exigencias de la ley
USO OFICIAL
estaba obligada a resguardar, por su carácter de funcionaria pública. Por ello, debe
responder en su calidad de autora, debido a que omitió realizar las conductas que hubieran
evitado la concreción en el resultado fatal del altísimo riesgo no permitido creado por la
actividad imprudente desplegada por el Ing. Mattea, configurativas del delito de estrago
culposo agravado por el resultado mortal. En cambio, la Ing. Ducros, por su carácter de
Vicedirectora del Departamento y estando en funciones la Directora, carecía
reglamentariamente de facultades decisorias, con lo cual, no podría haber requerido al
Director del GIDPO que informara de modo completo las características de los
experimentos a realizar en la Planta Piloto para DE SMET y, especialmente, las cantidades
de hexano que se utilizarían para la extracción del aceite; tampoco podría haber dispuesto
que el Dr. Mattea suspendiera la realización de los experimentos con hexano, hasta tanto
se adoptaran las medidas preventivas necesarias, con lo cual no pudo evitar la producción
de la catástrofe del 5 de diciembre de 2007. La Ing. Ducros, como Vice Directora del
Departamento, estaba obligada a colaborar con la Directora, para que ésta pudiera
controlar y supervisar el proyecto de extensión que llevaba adelante el GIDPO. Por ello, su
cooperación con las conductas omisivas de los autores del delito de estrago culposo
agravado, no fue esencial ni determinante para evitar la producción del desenlace fatal y
solo puede ser encuadrada en la categoría de la complicidad no necesaria, prevista por el
211
art. 46 C.P. En cambio, deben responder como autores del mismo delito los integrantes de
la Comisión de Higiene y Seguridad, designados mediante Resolución Rectoral n° 598/05,
del 28 de noviembre del año 2005 , Ings. Pincini y Antonelli. Ello es así por cuanto
reglamentariamente estaban obligados a dar cumplimiento a las funciones específicas
asignadas a la Comisión: relevar potenciales lugares y actividades con mayor exposición a
riesgos e inseguridad laboral, indicando posibles causas que podrían inducir tales riesgos e
inseguridades; proponer medidas a corto, mediano y largo plazo para evitar las
manifestaciones o aminorar los efectos no deseables de los riesgos e inseguridades, a fin de
lograr una mejor calidad del ambiente laboral; formular un Plan de Higiene y Seguridad
Institucional; proponer un plan de capacitación en seguridad de higiene laboral para el
personal y otros miembros de la comunidad universitaria; solicitar asesoramiento técnico
específico a Docentes, No Docentes de esta Universidad, de otras instituciones y personal
especializado en la temática; administrar y ejecutar anualmente el “Fondo de Higiene y
Seguridad” que se crea por la presente Resolución, en un todo de acuerdo con el plan de
seguridad institucional que se formalice” (cfr. articulo 2 –fs.1628 y vta.-). Tales
funcionarios públicos dependian orgánicamente del Consejo Superior y del Rector de la
Universidad, quienes estaban obligados a dar cumplimiento a sus recomendaciones y
dictámenes. Ya en el mes de julio del año 2007, el informe de la SIGEN –Informe de
Evaluación del Sistema de Control Interno imperante en la Universidad Nacional de Río
Cuarto durante el año 2006 (fs. 1573/1596), señalaba expresamente: “El Departamento de
Higiene y Seguridad del Trabajo se encuentra inactivo, ya que no cuenta con responsable ni
con recursos humanos y materiales afectados a su funcionamiento” (v. fs. 1582). Sin
embargo, pese a tan clara advertencia, los Ings. Pincini y Antonelli no hicieron nada para
revertir tal situación y, lo más grave aún, frente a las tareas de adecuación de la Planta
Piloto que llevaban adelante personas extrañas a la Facultad, pertenecientes a empresas
subcontratistas de DE SMET S.A., las cuales -por su envergadura y el lugar donde se
realizaron- no estaban ocultas y no podían pasar inadvertidas- omitieron realizar cualquier
clase de inspección, relevamiento o actuación tendiente a informarse de los riesgos que
tales modificaciones en la planta y los ensayos que se realizarían con hexano podrían
agregar a las ya deficientes condiciones de higiene y seguridad existentes con anterioridad,
212
Poder Judicial de la Nación
que tampoco habían sido objeto de cuestionamiento ni informes por parte de dicha
Comisión. Por tal motivo, omitieron de modo negligente informar a las autoridades
universitarias sobre los evidentes riesgos que generaban las modificaciones de las
instalaciones de la planta y las actividades experimentales de extracción de aceite de soja
mediante la utilización de cantidades de hexano simulando la escala industrial, realizadas
en una planta piloto. De haber cumplido con sus obligaciones, los Ings. Pincini y Antonelli
podrían haber alertado a quienes tenían la obligación de impedir tales actividades, que
todavía no contaban con la debida autorización de la autoridad universitaria competente. De
ese modo, podría probablemente haberse evitado el desenlace fatal consistente en el estrago
de la planta, o, de lo contrario, haberse reducido o minimizado las consecuencias lesivas.
Aunque nos colocáramos en la hipótesis defensiva asumida por el acusado Carlos Bortis de
USO OFICIAL
que la Ing. Gladys Baralla le habló de canalizar a través de la Fundación el proyecto del
GIDPO el día 15 de noviembre de 2007 –cuando según las declaraciones testimoniales de
Diego Bonazza, Javier Boretti y Jorge Daniel Daghero, Claudio Daniel Ceballos, Joaquín
Aníbal Orejas, Raúl Alberto Montenegro –docentes de la UNRC- ya estaba avanzado el
armado de la estructura para adecuar la Planta Piloto a las exigencias del mencionado
proyecto, que había comenzado en los primeros días del mes de noviembre de 2007, y por
su magnitud, unida a la intervención de personas ajenas a la UNRC, constituían actividades
notorias, que no pasaron desapercibidas para los directivos, investigadores y estudiantes
que concurrían diariamente a dicho lugar- no es lógico pensar que en esa conversación la
Ing. Baralla le hubiera ocultado al Ing. Bortis en qué consistia realmente el proyecto. Sin
embargo, aún suponiendo que no hubieran hablado de ese tema, si Bortis hubiera leído el
texto de los documentos que esa misma tarde le remitió el Dr. Mattea por correo
electrónico, le habría llamado la atención o hubiera conocido que en el protocolo de trabajo
propuesto por DE SMET S.A. a GIDPO –de reducida extensión- se hacía expresa
referencia a la utilización de hexano como solvente para la extracción de aceite de soja y a
la adecuación de la Planta Piloto para la realización de tales experiencias. En ese caso –si se
hubiera informado del proyecto- Bortis se habría interrogado sobre el motivo por el cual –si
ya la Planta Piloto contaba con instalaciones para depositar hexano en las cantidades
213
admitidas para la escala para la cual había sido diseñada- en ese protocolo que se le sometía
a su firma como Presidente de la Fundación se planteaba la necesidad de adecuar la
estructura de dicha planta para la realización de ensayos utilizando ese mismo solvente. Si
Bortis se hubiera informado en ese momento en que aún no habían sido ingresados los
2.600 litros de hexano que aportó DE SMET S.A., a través de su cliente ACEITERA
GENERAL DEHEZA, como Vicedecano en ejercicio de la función de Decano de la
Facultad de Ingeniería –funcionario público- habría podido impedir que se introdujera
semejante riesgo no permitido para el bien jurídico seguridad pública de personas
indeterminadas y bienes e instalaciones de la Universidad. Ello significa que si ese mismo
15 de noviembre de 2007 Bortis -quien ejercía la función de Decano de la Facultad- y la
Ing. Ferrari -Directora del Departamento de Tecnología Química de esa Facultad- hubiera
requerido información completa y detallada sobre las características del proyecto de Mattea
para evaluar las medidas de prevención necesarias, habrían podido impedir el ingreso de
semejante cantidad de hexano a la Planta Piloto, pues se habrían enterado que se iba a hacer
en clara violación de las disposiciones de la Ley de Residuos Peligrosos, ya que la UNRC
no estaba inscripta en el Registro de Generadores y Operadores de esa clase de insumos,
motivo por el cual se recurrió a la “triangulación” con la intervención de ACEITERA
GENERAL DEHEZA. Cabe también preguntarnos: ¿por qué razón, una vez
ingresados
irregularmente los 13 tambores de hexano a la Planta Piloto y cuando ya habían comenzado
el 22 de noviembre los experimentos de extracción de aceite de soja utilizando dicho
solvente, la Ingeniera Químicas Ferrari, que como Directora del Departamento de
Tecnología Química, era funcionaria pública en los términos del art. 77 C.P., y por su
profesión tenía conocimientos científicos especiales sobre los riesgos del hexano, omitió
requerir al Dr. Mattea le brindara una completa información acerca de cómo habían
ocurrido tales hechos en un lugar ubicado a pocos metros y casi al frente de sus oficinas en
la Planta Piloto?; ¿por qué la Ing Ferrari no informó al Decano Bortis sobre tan grave
situación o
-teniendo en cuenta que por sus funciones al frente del mencionado
Departamento tenía la obligación de coordinar supervisar y controlar las actividades de
extensión del GIDPO y de los demás grupos que trabajaban en la Planta Piloto- no impidió
que Mattea y su grupo continuaran con los ensayos que constituían un indudable peligro
214
Poder Judicial de la Nación
para todos los que allí concurrían? El conocimiento de tan alto riesgo también está
debidamente probado –declaración testimonial del Ing. Campetelli y el correo electrónico
que éste la remitió el 4/12/07 a la Ing. Nancy Rearte –a quien desde hacía algún tiempo le
había sido encomendada la misión de realizar los trámites para la inscripción de la UNRC
como generadora y operadora de residuos peligrosos, lo que también demuestra que las
autoridades universitarias conocían claramente que Mattea y su grupo no estaban
habilitados para realizar en ese lugar experimentos utilizando dicho solvente. Frente al
reclamo de Campetelli a Nancy Rearte, en presencia del Ing. Ravera, sobre el riesgo de los
tambores de hexano que había visto dispuestos en el sector norte de la PP durante la
mañana del día previo al desastre, aquélla le comentó que había puesto en conocimiento de
la situación al Ing. Pincini, quien se limitó a responderle que no podía hacer nada, cuando
USO OFICIAL
era su obligación impedir tales riesgos por su carácter de funcionario público que cumplía
la doble función de Secretario de Coordinación y Servicios de la UNRC e integrante de la
Comisión de Higiene y Seguridad designada por el Rectorado con anuencia del Consejo
Superior en el año 2005. Ello pone en evidencia dos posibilidades: o bien el Ing. Pincini
omitió cumplir con sus deberes de cuidado, pues no le habría informado al Decano Bortis o
al Rector Spada lo que estaba sucediendo; o de lo contrario, si los informó, dichas
autoridades universitarias toleraron o consintieron que se siguiera adelante con tales
actividades antirreglamentarias y sumamente peligrosas para la seguridad común, que
vinieron a incrementar la inseguridad ya existente en dicha planta, al haberse introducido
en su interior semejante cantidad de hexano para la realización de experimentos a una
escala superior a que admitía la PP. Finalmente, suponiendo que fuera cierto que Bortis
firmó como Presidente de la Fundación la documentación que le llevó el Contador Martinat
el día 4 de diciembre de 2007 y se la hubiera entregado en ese momento a la Ing. Baralla
para que luego la hiciera firmar por el representante de la empresa DE SMET S.A., al leer
el texto de ese documento –que tenía pocas cláuulas y era de escasa extensión, bien pudo
advertir el plazo de vigencia de dicho protocolo de trabajo, que a esa fecha ya estaba
vencido. Por tal motivo, era lógico pensar que debió haberle requerido a la Ing. Baralla le
informara con precisión y claridad cuál era la realidad de dicha situación irregular
215
consistente en que -antes de ser autorizado el proyecto por el Decano- ya se habían
realizado los trabajos de adecuación de la Planta Piloto y se habían cumplido con tres de los
cuatro experimentos presupuestados por Mattea como objeto del proyecto con DE SMET
S.A. Es evidente que si Bortis en esa ocasión se hubiera informado cabalmente a través de
la Ing. Baralla de la realidad de lo que estaba ocurriendo en la Planta Piloto, pudo haber
conocido la gravedad del peligro que se cernía y haberla transmitido al Ing. Moitre que ya
se había reintegrado a sus funciones de Decano, para que éste dispusiera que no se
prosiguieran los experimentos y se retiraran inmediatamente los tambores de hexano.
Adviértase que el Ing. Moitre declaró como testigo en el debate que si él hubiera conocido
esos datos sobre el hexano que se utilizaba y la estructura que se debía montar para adecuar
la planta piloto a esos experimentos, no hubiera firmado la autorización para que se
realizaran. Respecto de la reunión convocada para el 15/11/07 por la Ing. Ferrari cabe
efectuar una comparación con la forma con que actuó en el período anterior la Ingeniera
Lic. Liliana Giacomelli, cuando se desempeñó como Directora del Departamento de
Tecnología Química y frente a la queja de algunos investigadores sobre un proyecto del
GIDPO para la extracción de biodiesel, convocó a una reunión para decidir si debía
autorizarse dicho proyecto, y ante la oposición de algunos concurrentes, dicho proyecto
quedó trunco, como lo expresó el Ing. Alberto Argentino Willnecker en su declaración
testimonial prestada en sede instructoria, incorporada al debate por su lectura, quien realizó
las siguientes observaciones al citado proyecto: que no se preveía las necesidades físicas
adecuadas para un emprendimiento de esas características porque la planta piloto carece de
espacio suficiente para instalar el equipamiento necesario; la instalación necesaria para
realizar el proyecto sumaría mayores riesgos ambientales para las personas que
desempeñan sus tareas a diario en el lugar –ruidos, emanaciones tóxicas y/o explosivas-, y
por último considera como condición necesaria que se prevea la construcción de un anexo a
la planta piloto adecuado especialmente para la ejecución de este proyecto (v. nota obrante
a fs. 1690). En cuanto a la intervención que le cupo a la Ing. Ducros, Vice Directora del
Departamento, coincido con los argumentos expuestos por mi colega Dr. José Fabián Asís
y a ellos me remito por razones de brevedad. ASÍ VOTO.
216
Poder Judicial de la Nación
A LA
SEGUNDA CUESTIÓN PLANTEADA EL SEÑOR VOCAL DR. JOSE
VICENTE MUSCARA, DIJO:
Que adhería a las consideraciones y conclusiones
arribadas por el señor Vocal del primer voto, Dr. José Fabián ASÍS, y las consideraciones
arribadas por el Vocal Dr. Carlos Julio LASCANO, haciéndolo en igual forma, excepto mi
opinión respecto de la situación del imputado Carlos Agustín Bortis. En tal sentido,
considero que es patética la pretensión de la sociedad en pretender buscar culpables de
todas sus tragedias. No importa que las mismas se lleven al posible autor o colaborador de
que ocurrieran. Quiere encontrarlo vivo y meterlo en la cárcel, y por muchos años. Aparece
como un moderno Moloch. Esta misma sociedad suele tener un comportamiento dual:
admiración con mezcla de temor de aquél que manda, de aquél que tiene las mayores
responsabilidades, y su actitud es de modestia, de infinita modestia. Pero cuando es atacado
USO OFICIAL
o aparece con alguna posible responsabilidad que lo aminora, es despiadado; hay un brutal
resentimiento que suele aparecer como inexplicable y pone dudas sobre aquella natural
bondad de los seres humanos. Se suele pretextar, que en las más de las veces se condena a
“perejiles”. Es una mala concepción de la justicia, se condena –y quizás siempre- a
culpables, más allá de su ubicación social. Lo que ocurre es que la mayor cuota de delitos
se lo lleva en gran parte los sectores más excluidos de la sociedad. Pero eso, no es
argumento para pasar a una situación diametralmente opuesta buscando “ejemplificar” para
aliviar a los presuntos “perejiles”. En el caso de autos, es cierto que Bortis ostenta un cargo
de máxima autoridad, aunque en el caso de su decanato fue transitorio por ausencia o
licencia de su titular. El hecho de máxima autoridad lo puede hacer responsable de todo lo
que atañe a sus obligaciones en cuanto se refieren a lo administrativo que, es el contenido
de su autoridad. Si lo ejerció de manera incorrecta, insuficiente, ya sea a conciencia o por
desidia, le corresponderán las sanciones administrativas, o políticas, que la autoridad que
inviste le traen aparejado. Que pueda haber mentido en decir en un reportaje periodístico
que no sabía de la existencia del combustible atroz y si por el contrario lo sabía, puede tener
muchos reproches, pero no le alcanza el reproche penal desde el momento que su conducta
no es productora de la misma. Bajo su éjido entre otras funciones están circunscriptas las de
vigilancia, seguridad e higiene en las tareas; lo más directo e importante lo asumía su
217
función docente y administrativa del personal afín o secundario a esa gestión. No podemos
entrar a considerar qué supo o debió saber si alguno de los responsables de la escala
jerárquica inferior cumplió o no acabadamente con su gestión. No hay ninguna constancia
que alguno de ellos le advirtieron del peligro que podría suscitar un experimento.
Experimento éste que todos conocían, ya que había trascendencia por la persona que lo
estaba llevando a cabo y su grupo, de absoluta solvencia científica, según resultó del debate
en cuestión y que nadie cuestionó. Que haya visto o no unos cilindros conteniendo un gas
que para la inmensa mayoría, al margen de los conocimientos que tuviesen, era
desconocido, no significa incurrir en una responsabilidad penal. Al respecto reitero que
todos los encargados directos o indirectos sobre dicha cuestión nada le informaron.
Conforme el debate hubo una reunión que tuvo carácter de informativa en donde el
conductor y miembros del grupo que acometían esta experiencia, nada dijeron al respecto.
Por eso puedo aseverar que se sabía de una experiencia, pero en manera alguna en qué
consistía. Ni siquiera la pieza acusatoria describe los pormenores de la experiencia. Si
sabemos que hubo una desproporción en el contenido de un solvente utilizado para filtrar el
aceite. Sabemos que el recinto –planta piloto- en que se iba a realizar tenía, lo que la
elemental lógica avala, un depósito externo para el contenido de ese material que es
inflamable. Lo que nadie dijo ni se supo fue que esa desproporcionada cantidad de solvente
estaba en los tambores que se encontraban dentro de la planta. Tambores éstos cuya
adquisición, transporte y puesta en sitio fue realizada de manera absolutamente clandestina.
Esto es así, porque conforme la prueba documental (fs. 126/140), la compra como las
demás operaciones para que lleguen a la planta piloto fue realizada mediante una
“triangulación” con Aceitera General Deheza, fue realizada sin saber los motivos de la
misma y sin que fuese conocido por el imputado a cargo del decanato. Ni que tenía
tampoco que desconfiar de esto que estaba ocurriendo por el respeto y consideración que se
le debía al conductor del proyecto como a sus demás integrantes también. Es de sentido
común; no podemos exigirle más allá de lo que en alguna manera le corresponde. Si las
instancias técnicas que existían en la Universidad, como en los departamentos de las
materias que se dictaban o en los laboratorios nada le habían expresado; como tampoco
informe alguno obra de las responsables del nuevo establecimiento para ello, nada menos
218
Poder Judicial de la Nación
que una transnacional que se dedicaba a instalar fábricas de aceite (De Smet S.A.). Y aún
sabiendo, conociendo que participaban las empresas en cuestión y la solvencia científica
del experimentador y su grupo, qué más podemos pedirle a la conducción del decanato. Si
bien asumía la presidencia de la fundación, ésta era un mero ente de tipo administrativo,
que intervenía para facilitar burocráticamente los cometidos de extensión universitaria de la
casa de estudios. A mayor abundamiento, la experiencia, habida cuenta de la cantidad
excesiva que demandaba, debió haberse realizado con una instalación adecuada. Esta
situación si la podía comprender tanto la DeSmet que había firmado el presunto acuerdo y
que le correspondía hacerlo y la presunta empresa beneficiaria, que participó en la faz
oculta. La aceitera zonal. Y de esto qué injerencia tenía o qué sabía el imputado Bortis.
Además, incumplió su director el horario de realización del trabajo; había dicho que
USO OFICIAL
después de las 18 horas cuando no hubiera gente y se realizó antes y con gente en actividad.
Y según quedó acreditado: el inicio fue una falla mecánica en el conducto que transportaba
el aceite con el solvente peligroso; es decir una falla de la instalación: a quién le
correspondía esta tutela?, además entró en ignición al ser llevada por el viento de puertas
que quedaron abiertas cuando correspondía que estuvieran cerradas. A quién le compete
esta vigilancia?. Además tomó fuego por un instrumento que estaba encendido. Y por qué
estaba encendido y quién estaba trabajando con él y por qué?. Nada de esto –y que
corresponden a lo inmediato anterior a la explosión- le correspondía al decano interino su
vigilancia, su tutela. Evidentemente las preguntas son negativas para el acusado. Pero
reitero que en el plano estrictamente penal, quizá en aquellos otros que he referenciado -el
político y administrativo- podrán dar otra respuesta, pero en el plano penal considero que
no hay responsabilidad de Bortis y voto por su absolución. ASI VOTO.
A LA TERCERA CUESTIÓN PLANTEADA EL SEÑOR VOCAL DR.
JOSE
FABIAN ASIS DIJO: Previo al ingreso en el tratamiento de la calificación legal en la
cual encuadran los hechos que han sido fijados al tratar la cuestión precedente , conviene
destacar algunos conceptos en cuanto al límite del dolo y la imprudencia. Algunos
proponen un concepto genérico del dolo en el que se prescinda del elemento volitivo, cuyo
análisis quedaría relegado al momento de la acción: el dolo es conocimiento de los
219
elementos del tipo, por lo que la diferenciación entre dolo e imprudencia equivaldría, pues,
a la distinción entre consciencia e inconsciencia. La delimitación o frontera entre lo
eventualmente doloso con lo culposamente consciente, siempre fue motivo de ardua
discusión doctrinaria y jurisprudencial. Esta delimitación no puede ser satisfecha por la sola
verificación del elemento cognitivo en el dolo del autor, pues la única exigencia de
conocimiento de la probabilidad del resultado advertido por el autor, no es suficiente para
distinguir, en el dolo eventual la presencia de una gran probabilidad y, en la culpa
consciente la presencia una posibilidad muy lejana. La dificultad de esta diferencia de
probabilidades se presenta en casos límite, en los que la probabilidad advertida no es ni
muy elevada ni muy pequeña; sin perjuicio que la imputación en materia penal no puede
estar sustentada únicamente en la concurrencia de elementos cognitivos. En este ámbito,
sustentado en el libre albedrio de las personas; o en su capacidad de dirigir finalmente sus
acciones, la voluntad ocupa un valor determinante, incluso en la culpa consciente. Por lo
tanto, resulta necesario definir cuál puede ser la diferencia, en el plano volitivo de la culpa
consciente con el dolo eventual, sin descuidar claro está el elemento cognitivo. Una
interpretación integral de esta diferencia debe comprender ambas dimensiones del tipo
subjetivo. Esto es, en el dolo y en especial del dolo eventual que es la categoría más
cercana de la culpa consciente debe exigirse al sujeto: a) Conocimiento de la capacidad
concreta de la conducta para generar un resultado típico, fuera del marco del riesgo
permitido; b) La producción del resultado típico debe evaluarse dentro del contexto de un
aumento al riesgo permitido; c) Dicho conocimiento no debe implicar una evaluación
estadística, por parte del agente, de la probabilidad de daño; d) Se trata de evaluar en la
situación concreta y con relación al agente, si su pronóstico concreto lo llevaba a la
convicción de que no se produciría el resultado típico; e) Lo que diferencia, dentro de esta
línea de análisis, al dolo eventual de la culpa consciente es que en el primer caso el agente
considera seriamente la probabilidad del resultado dañoso, aceptando necesariamente
dicha probabilidad con la realización de la conducta peligrosa, per se, o por otra persona.
En la culpa consciente existe por el contrario la creencia en su caso concreto el peligro no
va concretarse; f) Finalmente, es de señalar que la “aceptación” a la que se alude en el dolo
eventual, en los términos aquí planteados, no se refieren a la aceptación del resultado
220
Poder Judicial de la Nación
dañoso (por ejemplo, producción de muertes o lesiones a las personas), sino únicamente de
la conducta capaz de producirlo: “Quien toma en serio la probabilidad del delito, en el
sentido que no la descarta ha de aceptar necesariamente dicha probabilidad si decide
realizar la conducta peligrosa” (Mir Puig, Santiago, Derecho Penal. Parte General, 4ª
edicion, Barcelona, 1996, p. 248). En situaciones especiales el conocimiento del peligro
propio de una acción que supera el límite de riesgo permitido, es suficiente para acreditar el
carácter doloso del comportamiento; en consecuencia, obrará con dolo el autor que haya
tenido conocimiento del peligro concreto que deriva de su acción para los bienes jurídicos.
Este necesario análisis del pronostico concreto en el caso particular que nos ocupa, debió
ser valorado al momento de encuadrar los hechos en una u otra figura dolosa o culposo,
teniendo en cuenta los elementos de prueba legalmente incorporados al proceso para
USO OFICIAL
determinar si pese a la peligrosidad de las investigaciones y/o proyectos que se llevaban a
cabo, los imputados estaban convencidos que en su caso no se va a producir el resultado.
Efectuadas estas consideraciones comenzaré el análisis de este punto, con la introducción
relativa a la conducta activa y omisiva a los fines jurídico-penales, puesto que en la
moderna Ciencia del Derecho Penal, tanto a nivel de análisis doctrinario como
jurisprudencial, se han revisado algunas afirmaciones que durante mucho tiempo estuvieron
inalteradas respecto de importantes categorías dogmáticas del sistema de imputación; una
de ellas se refiere en particular a la antigua distinción entre acciones y omisiones como una
condición necesaria -pero diferenciada- de la imputación jurídico-penal, criterio que viene
siendo abandonado en los ámbitos académicos y en la práctica forense. Algunos juristas
argumentaron que si bien la omisión no es causa de nada desde un punto de vista
“naturalista”, el Derecho puede a veces imputar normativamente ciertos efectos a una
omisión. En esta línea de pensamiento, puede afirmarse que no sólo puede estar prohibido
producir un resultado penalmente relevante por medio de un comportamiento activo, sino
que también puede estar mandado evitar la producción de tal resultado penalmente
relevante (así, v.gr.: STRATENWERTH, Derecho penal. Parte general, I2, trad. de
Romero, FD, Buenos Aires, 1999, p. 289). Finalmente, la distinción entre actuar y omitir se
diluye en los delitos de infracción de deber, tal como se verá seguidamente. En tal supuesto
221
rigen la responsabilidad por organización y la responsabilidad institucional como
fundamento de la imputación. El criterio moderno para la imputación jurídico-penal es la
“competencia”, el “ser-competente”, sea que la relación entre el autor y el bien se encuentre
definida de modo negativa -el deber de no dañar-, sea que además exista una relación
positiva -el deber de configurar plena o parcialmente un mundo en común-. En el primer
supuesto, el fundamento de la responsabilidad es la lesión de los límites generales de la
libertad respecto de la configuración exterior del mundo, de allí que se trate de
responsabilidad por ampliación de un ámbito de organización. El sujeto responde como
consecuencia de un acto organizativo lesivo. Los delitos que son producto de una
organización dañosa se llaman delitos de dominio. En un contexto social, las expectativas
de los demás no van dirigidas a que un hombre capaz de organizar haga o no algo
determinado, sino a que una persona, en tanto portadora de un rol que administra su ámbito
de organización, debe comportarse de una determinada manera, y en caso de administración
defectuosa conduce a responsabilidad (JAKOBS, La imputación penal de la acción y la
omisión, Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 1998, pp. 47/48). Pero además, la
persona vive en un mundo socialmente configurado y, en esa medida, tiene un status
especial, vinculado a reglas previamente dadas y disponibles en límites estrechos, como en
el caso de los padres, los funcionarios públicos o médicos, que viene definido por un haz de
derechos y deberes. Aquí la relación entre el autor y el bien no está definida de un modo
negativo como un mero no lesionar, sino positivamente por medio del status del autor con
relación al bien, vale decir, la relación entre el autor y el bien existe independientemente
del hecho. La responsabilidad se determina aquí por medio del status y no por medio del
ámbito de su organización. La infracción de los deberes derivados de un status especial,
dará lugar a los delitos de infracción de deber (cfr. JAKOBS, Derecho penal. Parte
general, Marcial Pons, Madrid, 1997, pp. 266/267). Con esta forma de responsabilidad
(positiva) el Derecho Penal da precisión a la medida mínima de solidaridad que se debe
lograr mediante acciones a favor de otros, si es que quiere eludir la pena estatal. El Derecho
Penal no puede evitar asumir esta función, porque fracasaron otros mecanismos sociales
para describir y realizar la sociedad (NAUCKE, Derecho penal. Una introducción, Astrea,
Buenos Aires, 2006, p. 355). En otras palabras, a las relaciones negativas (deber en virtud
222
Poder Judicial de la Nación
de responsabilidad por organización) se adicionan unas positivas (deberes en virtud de
responsabilidad institucional) consideradas irrenunciables para la configuración social, y
que son las que en definitiva fundamentan especialmente la imputación penal, por
infracción de deber, en los hechos de esta causa. Entre los deberes especiales, por ejemplo,
se cuentan los derivados de la relación paterno-filial y de las funciones estatales. Los
primeros, conciernen al ciudadano como titular de un status dentro de una institución (v.gr.:
el de padre en la institución patria potestad); los segundos también, pero aquí como titular
de una función pública que representa al Estado. De allí que esos deberes se hayan
denominado “genuinamente estatales” (cfr. JAKOBS, Derecho Penal, cit., p. 994). Los
deberes del Estado se pueden lograr de forma jurídico-abstracta como sucede con la
competencia por organización, y también más concretamente mediante la competencia
USO OFICIAL
institucional. Si bien el Estado no responde penalmente como tal, sí en cambio los titulares
de una función pública que actúan para él. En nuestro caso, todos los imputados, con más o
menos cuotas de responsabilidad, eran agentes públicos involucrados en la función de una
entidad autárquica comprendidos dentro de la Administración Pública. Como funcionarios
públicos, lo que aquí interesa es que la voluntad se subsume dentro del órgano jurídico, y
en cuanto titular del mismo no tiene derechos o deberes contrapuestos con el Estado, sino
meramente competencias que le han sido asignadas y que desempeñará en su nombre
(GORDILLO, Tratado de Derecho Administrativo, FDA, Buenos Aires, 2003, t. 1, p. XII3). La competencia institucional, en el marco de dicha función estatal, se traduce en la
obligación de velar por la satisfacción del bien común político. Esa noción, heredada de la
doctrina de Tomás de Aquino sobre el bien común, constituye un elemento central. Junto a
los restantes niveles del bien común: el familiar y el profesional-económico, el bien común
político involucra la unidad en la paz, la suficiencia de bienes económicos y la vida buena o
virtuosa de los integrantes de la comunidad, y se realiza a través de la función subsidiaria
del gobierno político, ya que es claro que a través de la mera legislación positiva y de los
actos administrativos no puede hacerse “felices” (virtuosos) a los hombres, sino sólo crear
las condiciones externas para que la vida buena pueda alcanzarse de un modo fácil y eficaz
por parte de los individuos y las comunidades. Este derecho-deber que se corresponde con
223
el principio de bien común político encuentra su garantía principalmente en los preceptos
de la Constitución Nacional y en las leyes (CN, preámbulo, arts. 14 bis, 16, 33, 37, 41, 75,
inc. 18 y 19, 99, inc. 1; ley 24.059, arts. 2 y 3, entre otras). Los delitos a que da lugar la
violación de estos deberes especiales surgidos de la competencia institucional se llaman
“delitos de infracción de deber”, y se caracterizan precisamente porque el autor no
determina mediante una organización libre la extensión de sus deberes, sino que éstos le
son adjudicados como consecuencia del status que ostenta dentro de la institución de que se
trate, v.gr.: la Administración Pública. En este cometido el Estado (a través de sus
representantes) tiene el deber de cuidar la seguridad interior y exterior, no sólo porque él
detenta el monopolio de la coacción, sino en virtud de la autodefinición del Estado: si el
Estado deshace el monopolio, se deshace a sí mismo. Además, un Estado de Derecho tiene
que garantizar la sujeción a la ley de la Administración y con mayor rigor a sus
funcionarios. El autor tiene el deber de garantizar la existencia de la institución, y en el
concepto de deber se encuentran tanto prohibiciones como mandatos en un mismo haz. Por
ello si bien la responsabilidad penal deriva de la lesión de un deber específico, es evidente
la irrelevancia de cómo se produzca la lesión, por acción o por omisión: si un funcionario
debe cumplir un deber positivo, su incumplimiento se puede verificar tanto si actúa en
contra de lo que el deber le impone (acción) como si simplemente no actúa para cumplirlo
(omisión). Por lo dicho, en esta clase de delitos no se puede diferenciar entre las diversas
formas de intervención (JAKOBS, La imputación penal…cit., p. 51). El criterio del
dominio del hecho es meramente cuantitativo, pero no rinde para definir formas de
intervención delictiva. En una sociedad con el grado de complejidad como la nuestra, la
forma de preservar la libertad de las personas es distinguiendo los diferentes roles que estas
cumplen y que les han sido asignado en el marco de sus competencias. De este modo se
garantiza también a las personas en base a los propios límites que surgen de los roles
asignados. En definitiva, entendemos que nuestra realidad social y normativa-penal actual,
nos permite, en miras a una explicación más racional de los comportamientos jurídicopenalmente relevantes, pasar de una clasificación de los delitos condicionada por las
formalidades establecidas por el legislador (delitos comunes y especiales), a otra que
responda a un contenido material: delitos de dominio y delitos de infracción de deber.
224
Poder Judicial de la Nación
Resulta claro, que el estrago culposo, tal como se encuentra descripto en el art. 189
C.Penal, es claramente un delito de dominio que puede ser cometido por cualquier persona,
independientemente del status que posea en la sociedad. Vale decir, el estrago no está
descripto ni concebido como aquella conducta que determinadas personas deban efectuar
para garantizar la protección del bien (seguridad pública), podría haberlo estado pero no lo
está, como ocurre con los delitos contra los deberes de familia, o la omisión de auxilio, o la
omisión de perseguir delitos, donde aparecen un concepto de deber y de expectativas,
derivado del status que posee el autor, que demandan de éste la protección del bien y por
ello lo vinculan independientemente del hecho en sí. No obstante ello, el estrago también
puede considerarse un delito de infracción de deber si, como ocurre en el presente caso, la
afectación al bien jurídico seguridad pública proviene de quien poseía una posición de
USO OFICIAL
garante hacia ese bien. En este sentido, Jakobs expresa que: «Todos los delitos de omisión
impropia con deber de garante en virtud de responsabilidad institucional son delitos de
infracción de deber, al igual que todos los delitos de comisión que son cometidos por
personas que a la vez son garantes, en virtud de incumbencia institucional. Ejemplo: El
director de un orfanato, sin consideración al género de su contribución, o incluso sin
contribución alguna (esto es, por omisión), es responsable como autor si los niños sufren
daños en la salud por la pésima calidad de la comida» (cfr. Derecho penal… cit., p. 267).
De lo dicho se deduce que los imputados Bortis, Ferrari, Pincini y Antonelli deben
responder como autores por un delito de dominio, en la medida en que infringieron el deber
de no dañar que incumbe a toda persona que integra el orden social. Pero al mismo tiempo
son autores por infracción de deber, pues quebrantaron, en virtud del status que cada uno
poseía, la relación positiva con el bien jurídico “seguridad pública”, cuyo principal
cometido era el cuidado de la institución del Estado, dicho de otro modo, la competencia
por mejorar la situación del bien. En las figuras culposas, el autor infringe un deber de
cuidado, de obrar con prudencia y diligencia, y en el caso de actividades reglamentadas con
observancia de las normas respectivas, más aún cuando se trata de tareas que ponen en
riego bienes jurídicos y que como resulta de su infracción se produzca una lesión efectiva.
En este caso la infracción de cuidado ha determinado la creación de un peligro típicamente
225
relevante. Esta infracción o esta culpa puede ser cono o sin representación. En este caso el
riesgo esta jurídicamente desaprobado y ese riesgo cumple los requisitos de la doctrina en
el sentido porque es el que en definitiva termina causando el resultado. Se trata de una
omisión impropia, porque es una infracción del deber o de posición del garante que se
centra jurídicamente en cuando el actor omite un deber jurídico frente a la sociedad para
que el bien no sea lesionado. Esta omisión impropia indica que había un deber de obrar, y
se produjo una ausencia de esa actividad requerida que le era exigible. Distinta es la
situación de la acusada Edith Ducros, cuya participación criminal en el hecho delictivo
debemos encuadrar en el grado de complicidad no necesaria o secundaria (art. 46 C.P.),
dejando en claro que, por las razones que expuse al responder la primera cuestión, la acción
penal emergente del delito se encuentra vigente, toda vez que se mantiene la causal de
suspension de la prescripción consistente en el desempeño de una función pública por
cualquier de los que hubieren painrticipado en el hecho (art. 67, segundo párrafo C.P.),
dado que continúan al día de la fecha cumpliendo funciones públicas como profesores de la
U.N.R.C.. En efecto, ejerciendo el cargo de Vicedirectora del Departamento, sólo estaba
obligada a colaborar con la Directora Ferrari, quien se encontraba en funciones y esa
colaboración estaba destinada o tenía por finalidad que la Directora cumpliera su obligación
de supervisar y controlar el proyecto de extensión que comandaba el doctor Mattea. La
colaboración, cooperación o ayuda de la Vicedirectora puede considerarse escasa no
esencial ni determinante para evitar la producción del siniestro puesto que no contaba con
facultades decisorias para ordenar suspender las experiencias puesto que se encontraba en
funciones la titular del Departamento; Ducros sólo estaba obligada a colaborar para que
aquélla pudiera cumplir su función la Directora. Por ello la conducta debe encuadrar en la
complicidad no necesaria conforme el art. 46 del CP. Los hechos se califican típicamente
en la figura de estrago culposo agravado por la muerte de personas, prevista por el art. 189,
segundo párrafo de la ley sustantiva, en carácter de coautores (art. 45 del C. Penal). Esta
calificación que fuera confirmada por la Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba por
Resolución de fecha 19 de abril de 2010 y la mantuvo el representante del Ministerio
Público Fiscal, genera algunos reparos en cuanto al grado de participación. Se discute en la
doctrina y en la jurisprudencia si la coautoría en los delitos culposos resulta acertada, pues
226
Poder Judicial de la Nación
resulta difícil comprender la toma de una decisión conjunta en los delitos imprudentes, por
ello considero que en el caso que nos ocupa la forma de participación en el delito de estrago
culposo resulta en el carácter de autor atribuible a Bortis, Ferrari, Pincini y Antonelli y no
de coautoría, mientras para Ducros la participación no necesaria conforme los
considerandos expuestos ut supra. Sin perjuicio de señalar que dicha calificación legal
“estrago” suele generar un problema terminológico, que dificulta su interpretación.
Concretamente la figura del delito de “estrago” se encuentra regulada en el art. 187 que
establece: “Incurrirá, según los casos, en las penas señaladas en el artículo precedente, el
que causare estrago, por medio de sumersión o varamiento de nave, derrumbe de un
edificio, inundación de una mina o cualquier otro medio poderoso de destrucción”. Si
efectuamos un análisis literal del art. 186 del Código Penal, veremos que el mismo reprime
USO OFICIAL
“al que causare incendio, explosión o inundación”. En ningún caso habla el referido
dispositivo de “estrago”, lo que sí hace, como ya mencionamos, el art. 187. Así, Creus, al
tratar las figuras genéricas de estrago, dice que al mismo se lo define como «daño de
magnitud que afecta o amenaza a una gran cantidad de personas o bienes, componentes de
toda una colectividad o de parte de ella» (CREUS, Carlos, Derecho Penal. Parte Especial,
Astrea, Buenos Aires, 1999, t. II, p. 2). No es lo mismo crear un peligro común mediante
incendio, que incendiar, hacer explotar o inundar originando un peligro común. El
“estrago” previsto en el ya mencionado art. 187 CP, lo que se castiga es la producción de
un daño de grandes proporciones que afecta colectivamente a las cosas o personas. La
ocurrencia de los peligros y resultados de estas últimas no son condiciones sine qua non del
estrago; pero ello no es óbice para señalar que la acción típica del art. 187 tiene que haber
importado un daño efectivamente concretado que implique, al menos, una situación de
peligro común. Por su parte, Nuñez, al hacer referencia a los “Delitos contra la seguridad
común”, expresa que lo característico a todos los delitos previstos en el capítulo, es la
“creación de un peligro común”, donde la seguridad pública es el bien protegido. Al tratar
la cuestión, Nuñez utiliza indistintamente el vocablo “estrago”, para hacer referencia tanto
al art. 186 como al 187 del CP. V.gr., en relación al art. 186, dice que “lo que caracteriza
este estrago es la existencia de un peligro común para los bienes, creado mediante un
227
incendio, una explosión o una inundación” (así, en Manual de Derecho Penal. Parte
Especial, Marcos Lerner, Córdoba, 1999, p. 287). Afirma el autor, que los estragos causan
un peligro común para los bienes si existe peligro efectivo de que sus efectos alcancen a
bienes indeterminados, de cualquier naturaleza y valor. Al tratar el agravante del inc. 5 del
art. 186 del CP, expresa que “con más severidad que los estragos anteriores, se castiga el
incendio, explosión o inundación que fuere causa inmediata de la muerte de alguna
persona” (ob. cit., p. 289). Por último, concluye que entre el estrago y la muerte debe
mediar una relación causal. Al tratar la figura del art. 187, refiere que el delito se
caracteriza por su efecto y el medio empleado por el autor para causarlo. “Es un estrago el
hecho de efecto ruinoso por la magnitud de la destrucción causada en las personas o bienes.
El medio debe ser de gran poder destructivo, como son los mencionados en el art.186”.
Podemos afirmar que si bien lo normado en el art 186 son los casos de incendio, explosión
e inundación, y no el estrago propiamente dicho, el cual como hemos visto, se encuentra
previsto en el art. 187 del CP, hay varios puntos que contribuyen a sostener que la
denominación “estrago” es un género delictivo que comprende a todas las conductas
contenidas en los arts. 186 a 189 CP, y por tanto, también constituye la discusión en la
presente causa. Los artículos mencionados se encuentran incluidos dentro del Título VII
“Delitos contra la seguridad pública”, Capítulo I “Incendios y otros estragos” del CP (lo
cual ya implica que el incendio es uno de los tantos estragos que existen), donde lo que se
protege es la Seguridad Pública, y donde las penas establecidas en los mencionados
artículos guardan homogeneidad, de acuerdo a sus formas básicas o agravadas, dolosas o
culposas. La cuestión de la agravante por la muerte de personas en esta clase de delitos ha
traído a la doctrina y jurisprudencia muchos problemas por su incumbencia respecto al
principio de culpabilidad por constituir delitos calificados por el resultado o combinaciones
típicas. Estos supuestos de combinaciones típicas constituyen excepciones a lo dispuesto
por el art. 54 C. Penal. Para evitar la confusión generada en torno de estas figuras y sus
graves consecuencias, Zaffaroni propone reconocer que existen figuras complejas entre las
cuales, algunas combinan tipicidades dolosas y culposas, otras califican tipos dolosos en
razón de resultados dolosos más graves y por último, y se califican tipos culposos por
resultados culposos más graves (cfr. ZAFFARONI-ALAGIA-SLOKAR, Derecho Penal.
228
Poder Judicial de la Nación
Parte General 2, Ediar, Buenos Aires, 2003, p. 566). En ninguna de estas hipótesis puede
admitirse una pena más grave en razón de un resultado que no haya sido causado por dolo o
al menos culpa del agente, pues tal proceder importaría violar el principio de culpabilidad,
consagrando una responsabilidad objetiva, inadmisible en el Derecho penal y cada vez
menos tolerada en el resto del ordenamiento jurídico. En este sentido, la jurisprudencia
analizó que “para que la calificación de un delito por su resultado sea legítima es necesario
que el resultado más grave constituya, como mínimo, una consecuencia imprudente del
delito base. Lo cual significa que el resultado más grave tiene que poder ser considerado
como la realización del riesgo no permitido por el delito base” (Cámara de Acusación de
Córdoba, AI del 13/03/07 in re “Carreras”). Esta regla, extraída de los principios
constitucionales y de creación pretoriana en nuestro medio, integra los digestos penales de
USO OFICIAL
otros estados (así, v.gr.: el StGB [CP alemán] en el § 18, reza: «Pena más grave en
consecuencias especiales del hecho. Sí la ley asocia una pena más grave a una consecuencia
especial del hecho, entonces ella solo se aplica al autor o participe cuando a él se le carga
esta consecuencia al menos culposamente»). Sentada esta pauta mínima de garantía que
juega como una barrera infranqueable para cualquier interpretación de las figuras
complejas, frente a cada una de ellas es necesario determinar ante cuál de las tres hipótesis
supra indicadas nos encontramos, y en consecuencia, discernir si el resultado puede como
mínimo ser imputado a título de imprudencia o si también puede serlo como dolo.
Mantengo la calificación de estrago culposo con resultado mortal, respetando el principio
de congruencia, como garantía del debido proceso y defensa en juicio, sin perjuicio del
análisis precedente en cuanto al elemento subjetivo del delito que nos ocupa, con la
consecuencia punitiva prevista por el tipo del art. 189, segundo párrafo del C. Penal, indica
que el resultado mortal debe haberse producido como consecuencia del hecho o de la
omisión culpable, tal como se acreditó en autos. Por ello concluyo que los hechos se
califican típicamente en la figura de estrago culposo agravado por la muerte de personas,
prevista por el art. 189, segundo párrafo de la ley sustantiva, en carácter de autores (art. 45
del C. Penal), en el caso de los acusados Bortis, Ferrari, Pincini y Antonelli, y en el carácter
de cómplice no necesaria (art. 46 C.P.) respecto de la imputada Ducros. Por otra parte, no
229
se advierten respecto de los justiciables que concurran causas de justificación, ni que
medie autorización legal proveniente del ordenamiento jurídico. Como tampoco un estado
de necesidad justificante ni causa alguna de inculpabilidad. ASI VOTO.
A LA TERCERA CUESTIÓN PLANTEADA EL SEÑOR VOCAL DE CÁMARA
DR.
CARLOS JULIO LASCANO DIJO: que adhería a las consideraciones y
conclusiones efectuadas por el señor Vocal preopinante, votando en igual sentido. Agrega
que la requisitoria de elevación a juicio formulada por el representante del Ministerio
Público Fiscal encuadra legalmente el hecho en el tipo delictivo descripto por el art. 189,
segundo párrafo, C.P., esto es, estrago culposo agravado por haber causado un peligro de
muerte a alguna persona y la muerte a alguna persona. Les atribuye a todos los enjuiciados
el carácter de coautores penalmente responsables, en los términos del art. 45 C.P. Por su
parte, la acusación presentada por la querella particular les reprocha igual grado de
participación criminal en sentido amplio a cinco de los procesados –Bortis, Ferrari, Pincini
y Antonelli-
excluyendo de tal atribución únicamente a la encartada Edith Gladys
Ruestsch. Corresponde pues, en primer término, analizar cuál es –a nuestro entender- el
correcto encuadramiento típico del hecho investigado y sometido a juzgamiento, tal como
ha sido fijado por el Tribunal, para luego determinar –en base a la conducta de cada uno de
los acusados- cuál ha sido el grado de participación criminal que les cupo en tan lamentable
suceso.I. Con relación al primer aspecto –calificación legal del hecho acreditado- adelanto
mi coincidencia sustancial con la subsunción efectuada por ambas acusaciones –pública y
privada- es decir, el encuadramiento en el tipo delictivo del estrago culposo cualificado por
el resultado producido (art. 189, segundo párrafo, C.P.). El art. 189 dispone: “Será
reprimido con prisión de un mes a un año, el que, por imprudencia o negligencia, por
impericia en su arte o profesión o por inobservancia de los reglamentos u ordenanzas,
causare un incendio u otros estragos. Si el hecho u omisión culpable pusiere en peligro de
muerte a alguna persona o causare la muerte de alguna persona el máximo de la pena
podrá elevarse hasta cinco años” Este monto máximo de la pena de prisión conminada
para el tipo agravado fue aumentado de cuatro a cinco años por la ley 25.189 (B.O.
28/10/99), en consonancia con la reforma introducida por esa misma ley al art. 84 C.P.,
que estableció en cinco años el máximo de la escala penal aplicable al delito de homicidio
230
Poder Judicial de la Nación
culposo. De esta forma existe coherencia en el sistema punitivo vigente al momento del
hecho que nos ocupa. 1. El referido artículo 189 está insertado en el Título VII del Libro II
del Código Penal, bajo el rótulo de “Delitos contra la seguridad pública”¸ y específicamente
en el Capítulo (“Incendio y otros estragos”). La denominada “ley” 17.567 (B.O. 6/12/67)
había sustituido el nomen juris del entonces Título VIII por el de “Delitos contra la
seguridad común”, cambio que fue considerado “acertado” por el Profesor Dr. Ricardo C.
Nuñez (Derecho Penal Argentino - Parte Especia”, tomo VI, Lerner Ediciones, CórdobaBuenos Aires, , p. 41), “porque el concepto de la seguridad pública no tiene nada que ver
con lo que constituye la verdadera objetividad jurídica de los delitos de que aquí se trata”.
En la denominación actual del título en cuestión que volvió a ser el VII –“Delitos contra la
seguridad pública”-
incidió la derogación efectuada por la ley 20.509 del año 1973
USO OFICIAL
(Ricardo C. Nuñez, Tratado de Derecho Penal – Tomo Actualización, Lerner Ediciones,
Córdoba-Buenos Aires, 1975, p.47). En la tercera edición actualizada del Manual de
Derecho Penal. Parte Especial del mencionado maestro cordobés (Lerner Editora S.R.L,,
Córdoba, 2008, p. 305), se dice que la denominada “ley” 21.338 de 1976, “siguiendo a la
ley 17.567 y al Proyecto de 1960, sustituyó la rúbrica de este Título “Delitos contra la
seguridad pública” por el de “Delitos contra la seguridad común” para “que con claridad se
destaque la idea central común a casi todas las figuras”: “la creación de un peligro común”
(Exposición de motivos de la ley 17.567) e introdujo importantes modificaciones en todos
sus 23.077, derogatoria de la ley 21.338, devolvió al Título su denominación originaria y
dejó sin efecto las reformas introducidas por ésta”. El mismo Ricardo Nuñez (ob. cit., pp.
41 y 42) enseña que la seguridad común es el “estado colectivo exento de situaciones
físicamente peligrosas o dañosas para los bienes o las personas en general. Cuando la
producción de ciertas situaciones de esta índole se debe a la causalidad humana dolosa o
culposamente desenvuelta, surge la materia propia de este título. A diferencia de lo que
sucede con los delitos que atentan contra la tranquilidad pública, el objeto del ataque de los
hechos que lesionan la seguridad común, no es un estado anímico de la generalidad (el
sentimiento de seguridad), sino una realidad física, como es la existencia de determinados
riesgos materiales de alcance general, porque tales delitos no afectan de manera exclusiva a
231
estas o aquellas cosas o personas, sino que se caracterizan por su expansión o su manifiesta
expansibilidad, de manera que la titularidad de los bienes protegidos por la pena no
corresponde a las personas en particular, sino a las personas en general, representadas en su
conjunto por la sociedad”. En una línea similar se ubica Carlos Creus (Derecho Penal.
Parte Especial, t. 2, 5ª. edición, Astrea, Buenos Aires, 1999, p. 1) cuando afirma que los
delitos que trata este título están dirigidos a proteger la seguridad común, es decir la
situación real que la integridad de los bienes y las personas se halla exenta de soportar
situaciones peligrosas que la amenacen; en definitiva, las acciones típicas que los
constituyen son todas ellas generadoras de peligro para esa integridad, al crear condiciones
de hecho que pueden llegar a vulnerarla. Por su parte, el destacado profesor emérito de la
Universidad de Buenos Aires Edgardo Alberto Donna (Derecho Penal. Parte Especial,
Tomo II-C, Rubinzal-Culzoni Editores, Buenos Aires-Santa Fe, 2002, p. 16) expresa que la
protección penal acordada por los tipos penales incluidos en este título de la Parte Especial
del Código Penal “está destinada, de acuerdo a lo sostenido por la doctrina nacional, a la
seguridad pública. Seguridad significa, de acuerdo con Molinario y Aguirre Obarrio, en
Derecho Penal, no tanto la ausencia de riesgos,
sino más bien, el conocimiento de los
riesgos y de los actos que los acrecientan o posibilitan que, por eso, se busca evitar.
Entonces, al hablar de seguridad, se toman en cuenta los peligros que producen ciertas
acciones. En cuanto al adjetivo público, debe entenderse en el sentido de conjunto, de
comunidad, de una parte no individualizada del pueblo, de la sociedad”. Finalizando este
somero panorama de la doctrina nacional sobre el bien jurídico protegido en el Título VII
del Libro II de nuestro Código Penal, Jorge Eduardo Buompadre (Tratado de Derecho
Penal. Parte Especial, tomo 2, 3ª edición actualizada y ampliada, Astrea, Buenos Aires,
2009, pp. 459 y 460) sostiene: “La seguridad pública no debe ser entendida como la
general seguridad jurídica a la que el derecho otorga especial tutela y que constituye una de
sus funciones más relevantes, sino como la seguridad de los bienes en general, es decir,
considerados en su totalidad y como perteneciente a un número indeterminado de
personas.”. El mencionado profesor correntino, siguiendo las enseñanzas de Juan Bustos
Ramírez, agrega: “Los delitos comprendidos en este Título afectan a bienes jurídicos de
tipo colectivo, macrosociales, vale decir, abarcan a un conjunto generalizado, masivo y
232
Poder Judicial de la Nación
universal, de bienes y personas” (ob. cit., p. 460). 2. Edgardo Donna (ob. cit., p. 17)
entiende que una de las características de los delitos contra la seguridad pública es la “idea
de peligro”; explicando que esta idea de peligro concreto o abstracto “ha vuelto a estar
nuevamente sobre el tapete, puesto que ha aparecido, debido a la llamada sociedad de
riesgos, el sentido de protección de los derechos frente a una sociedad que produce, debido
a su propia estructura, peligros para los bienes jurídicos”. Los delitos de peligro suponen
una anticipación de las barreras de protección del bien jurídico. Sostiene atinadamente
Buompadre (ob. cit., p. 462) que un delito “es de peligro, por oposición a un delito de daño
o de lesión, cuando para su realización típica es suficiente con que se haga correr un riesgo
de daño al bien jurídico protegido. El grado de intensidad del peligro que estos delitos
entrañan a un bien jurídico, así como el modo utilizado por el legislador para la
USO OFICIAL
configuración del tipo penal, permiten clasificarlos en delitos de peligro concreto o de
peligro abstracto. El delito es de peligro concreto cuando la exigencia del peligro viene
contenida en el tipo, como elemento de éste, que debe ser comprobado judicialmente en el
caso particular. …Estos delitos, enseña Polaino Navarrete, no requieren para su
consumación, la producción de la lesión del bien jurídico; el delito ya se perfecciona con la
mera puesta en peligro del objeto de protección típica. …. En los delitos de peligro
abstracto, en cambio, el peligro no es un elemento del tipo sino la razón o motivo que llevó
al legislador a incriminar la conducta. En consecuencia, al no ser el peligro un elemento del
tipo, la exigencia del peligro no debe quedar sometida a comprobación judicial para la
afirmación del hecho punible”. Agrega Buompadre que en el caso particular del delito de
estrago «tiene razón Francisco Muñoz Conde (“Derecho Penal. Parte Especial”, p. 569)
cuando asevera que se trata de un delito de peligro concreto». 3. Para interpretar
correctamente las exigencias legales del delito de estrago culposo, es necesario previamente
en qué consiste el tipo básico del delito de estrago descripto por el art. 187 C.P., que
establece las mismas penas conminadas en el artículo precedente para el “que causare
estrago por medio de sumersión o varamiento de nave, derrumbe de un edificio,
inundación, de una mina o cualquier otro medio poderoso de destrucción". Edgardo Donna
233
(ob. cit., p. 69) enseña que el tipo objetivo gira en torno del estrago. En relación a este
término, afirma que, desde el punto de vista legal, ha sido definido por Manzini como un
“resultado dañoso, cuyos efectos son extraordinariamente graves o complejos y amplios, y
afectan colectivamente las cosas y personas amparadas por la ley, produciendo conmoción
pública”. A continuación expresa: «Nuñez, por su parte, habla de “un daño de grandes
proporciones”, a lo que Creus agrega que ese daño debe afectar colectivamente a las cosas
y a las personas». Más adelante concluye: “El estrago, en síntesis, se puede definir por las
siguientes notas: a) La gravedad de los medios usados, tal como aparecen en la ley, a punto
de que habla de cualquier otro medio poderoso de destrucción; b) la gran magnitud de las
consecuencias destructivas posibles provocadas que llevan un peligro común para los
bienes. Este último requisito del peligro común para la vida, integridad corporal o bienes,
de un conjunto no definido de personas”, con lo cual se excluye el caso de un edificio o
nave en que solamente están personas determinadas (Juan, Pedro y Diego). Donna (ob. cit.,
pp. 72) al referirse a los medios típicos enumerados por el texto legal, explica que para la
doctrina nacional más moderna el “derrumbe de un edificio” implica “la precipitación que
se produce rápidamente, referida ... a una estructura edilicia, esto es, una obra construída
por el hombre”. También destaca que todos los sectores de la doctrina argentina -tanto
quienes como Nuñez opinan que debe tratarse de obras destinadas a vivienda o para guardar
animales o cosas, como las casas, los templos y galpones, cuanto aquéllos como Fontán
Balestra y Creus para quienes es indiferente el destino del edificio o que esté o no habitadocoinciden en señalar que “no es necesario un derrumbe total del edificio, bastando con que
aquél sea parcial y, obviamente, reúna los restantes requisitos del tipo –el derrumbe en sí ya
es un daño, al que debe agregarse la producción de un peligro común-.”. Por último, Donna
(ob. cit., pp. 75 y 76) afirma que el texto legal hace referencia “a cualquier medio apto de
constituir en sí mismo asolamiento o ruina o de causarlos, es decir, de causar estrago por
cualquier otro medio de producción. En este punto, la condición de medio poderoso de
destrucción estará dada por la previsibilidad de los efectos causados con ese medio, de
modo que deberá crear un peligro común, de acuerdo al artículo 186 del Código Penal”.
Entre los ejemplos se menciona la utilización de gases tóxicos en gran escala. 4. Arribamos
234
Poder Judicial de la Nación
finalmente al tipo delictivo en que debe ser subsumirdo el hecho objeto de este juicio, es
decir, estrago culposo agravado por el resultado mortal. Donna (ob. cit., p. 88) explica la
figura básica del estrago culposo (art. 189, primer parrafo, C.P.) que se refiere a causar “un
incendio u otros estragos” “por imprudencia o negligencia, por impericia en su arte o
profesión o por inobservancia de los reglamentos u ordenanzas”, Allí afirma que el “tipo
objetivo habla de causar culposamente un incendio o un estrago, de manera que hay que
remitirse a la explicación de delito culposo….. Sin embargo, debe quedar claro que deber
haber una relación directa entre la violación del deber objetivo de cuidado y el resultado de
incendio o estrago, de manera que si objetivamente el resultado es producto de otro curso
causal o de otro riesgo producido por un tercero, no se podrá imputar el resultado al autor”.
El deber objetivo de cuidado ha sido expuesto prolijamente por Juan Carlos Palacios (n)
USO OFICIAL
(Incendios y otros estragos, en “Código Penal y normas complementarias. Análisis
doctrinal y jurisprudencial”, David Baigún – Eugenio Raúl Zaffaroni, dirección; Marco A.
Terragni, coordinación, tomo 8, Hammurabi, Buenos Aires, 2009, pp. 98 y 99): «En primer
lugar, existiría un deber que se deriva del mandato general de cuidado y que consiste en
identificar y valorar correctamente los peligros que acechan al bien jurídico protegido,
pues todas las precauciones destinadas a evitar un daño dependen de la clase y medida del
conocimiento del peligro (Jescheck-Weigend, p. 622). Este sería el deber de “cuidado
interno”. Cuando el sujeto activo actúa sin reparar siquiera en la peligrosidad de su
conducta, es decir, sin prever la posibilidad de que el resultado típico se produzca, habrá
violado este deber de cuidado interno. Precisamente por la existencia de este deber de
advertir el peligro puede castigarse la culpa inconciente, que supone la imprudente falta de
previsión del peligro de resultado: en ella se castiga la infracción de la norma de cuidado
que obliga a advertir el riesgo (Mir Puig, Santiago, Derecho Penal. Parte General, 7ª. ed, B
de F, Montevideo – Buenos Aires, 2004, p. 292)». Luego agrega: «…. A su vez, de aquella
identificación del peligro antes indicada se deriva el deber de desarrollar un
comportamiento externo adecuado, con la finalidad de evitar así el acaecimiento del
resultado típico (Jescheck-Weigend, p. 624). Este es del “cuidado externo” y que tiene tres
manifestaciones, a saber: 1. Deber de omitir acciones peligrosas. Hay acciones cuya
235
peligrosidad es tan elevada que no pueden ser emprendidas sin lesionar ya el deber de
cuidado. Ello sucede como regla en los casos de falta de preparación técnica para cierta
actividad (Mir Puig, p. 291)…..2. Deber de preparación e información previa. Antes de
emprender ciertas acciones que pueden resultar peligrosas, deben ser tomadas medidas
externas de preparación e información (Mir Puig, p. 292). ….3. Deber de actuar
prudentemente en situaciones peligrosas. En este caso no rige el deber de omitir la acción
peligrosa, pero sí el realizarlas con la máxima atención para evitar que el peligro se
convierta en lesión (Mir Puig, p. 292). Tal sería el supuesto de una explosión por liberación
de energía nuclear en el marco de una fusión; si bien la actividad está en sí misma
permitida, debe efectuarse con la mayor atención posible, atento al peligro que lleva ínsito.
De no ser así, podría causarse una explosión típica por violación al deber de cuidado. En
estos supuestos la imputación será generalmente a título de imprudencia conciente, pues el
advierte el contenido de peligro de la acción peligrosa que lleva adelante y, por realizarla en
forma descuidada, produce el resultado típico. La estructura del tipo imprudente no sólo se
integran con la conducta descuidada –desvalor de acción-, sino que también pertenece a ella
el resultado típico, que puede ser de lesión o de peligro, el cual a su vez debe ser
objetivamente imputable al comportamiento. Con relación a esto último, se dice que la
infracción al deber de cuidado debe haber repercutido precisamente sobre el resultado
acaecido y este último tiene que ser previsible al momento de la acción (Jescheck –
Weigend, p. 628)….». Concluyo la cita de Palacios (ob. y lug. cits.) «…En términos de la
imputación objetiva, para incriminar el resultado es necesario que el riesgo que se ha
realizado en éste sea uno de los que el deber objetivo de cuidado trataba de evitar (Corcoy
Bidasolo, Mirentxu, El delito imprudente. Criterios de imputación del resultado, 2ª ed., B
de F, Montevideo – Buenos Aires, 2005, p. 574). Asimismo, este juicio de imputación –a
diferencia del anterior- es esencialmente ex post, ya que sólo puede realizarse una vez
producido el resultado y conocidas todas las circunstancias que han contribuido a su
efectiva realización. Por último, …. tanto el resultado en su configuración concreta como el
curso causal en sus rasgos esenciales deben haber sido previsibles. Esta previsibilidad es de
carácter objetivo, y debe juzgarse conforme a las circunstancias conocidas al momento de
la ejecución de la acción». Lo antes expuesto puede ser completado acudiendo a la
236
Poder Judicial de la Nación
signitificativa opinión de uno de los más calificados exponentes de la dogmática penal
argtentina en materia de delitos culposos; me refiero al Profesor Marco Antonio Terragni,
quien en su libro Autor, partícipe y víctima en el delito culposo – Criterios para la
imputación del resultado (Rubinzal – Culzoni, Buenos Aires-Santa Fe, 2008), cuyo
contenido, con ciertas modificaciones, se corresponde con el la tesis “La imputación en el
delito imprudente”, con la cual obtuvo su tercer doctorado en Derecho, éste de la
Universidad Complutense de Madrid, en marzo de 2007. En esta valiosa obra (pp. 98 y 99),
al explicar el ámbito de protección de la norma en la imputación objetiva, que forma parte
del tipo objetivo de los delitos culposos, expresa: «…la imprudencia no existe como
concepto normativo genérico y amorfo, sino que existe la imprudencia precisa, coincidente
con la violación de una norma de cuidado específico, relativa a la actividad concreta de que
USO OFICIAL
se trate. Todo lo demás queda excluido de la prohibición por constituir un riesgo permitido,
no discrepante con la norma (ya que ésta sólo prohibe acciones que creen para el bien
jurídico un riesgo mayor al autorizado). O, en su caso, sí puede haberse incrementado el
riesgo, pero el resultado hallarse fuera del ámbito de protección de la norma relativa al
comportamiento de que se trate». En las pp. 100 y 101, Terragni afirma: «La idea puede
resumirse asi: - El riesgo que se concreta en obra debe ser aquel que la norma procura
evitar - Esto representa un planteo restrictivo: que la decisión no se aparte del principio de
legalidad. - Reducir las posibilidades de llevar la imputación más allá del terreno de la
prohibición estricta. Como una derivación de esos enunciados corresponde señalar que la
norma ampara los bienes jurídicos, rechazando las actuaciones descuidadas, pero el ámbito
de protección de ésta tampoco llega a abarcar los supuestos en los que el suceso se origina
por la actuación de terceros o por la propia de quien sufre el daño, resultando ello
incontrolable para el otro sujeto; físicamente incontrolable o jurídicamente incontrolable.
Esto último por la ausencia de un deber, legalmente impuesto, de garantizar que el bien
permanezca incólume. Los criterios modernos para realizar la imputación objetiva parten de
analizar la conducta con relación a la elevación del riesgo. Si el autor aumentó el riesgo
más allá de lo permitido y ese riesgo se concretó en el resultado, y traspasa los filtros que
impiden adjudicar el efecto, tales como el del principio de confianza, el de la prohibición de
237
regreso, el del análisis de la competencia de la víctima, así como el de la comprensión de
cuál es el sentido de la norma (para encontrar cuál es el deber concreto de diligencia), y
concurren los elementos subjetivos, entonces se le atribuye al autor la conducta dañosa».
Todo lo antes expuesto nos lleva a sostener que no es correcto afirmar –como lo hizo en su
prolijo alegato el defensor técnico del acusado Antonelli- que la conducta típica del delito
de estrago culposo consiste en el verbo “causar”, pues lo que se causa es el resultado
“estrago”; de tal modo, lo que el “tipo penal abierto” del art. 189 C,P. describe como
comportamiento que en cada caso concreto debe ser precisado por el juez, es una conducta
descuidada, es decir, contraria al deber de cuidado, descripta normativamente bajo las
modalidades de “imprudencia o negligencia, por impericia en su arte o profesión o por
inobservancia de los reglamentos u ordenanzas”, El mismo dispositivo legal, en su segundo
párrafo que prevé el tipo cualificado por el resultado, admite que la conducta típica del
estrago culposo pueda ser cometida mediante acción o mediante omisión impropia (“Si el
hecho u omisión culpable…”). Las palabras que he resaltado en letras negritas significan de modo preciso y categórico- que ese tipo culposo admite expresamente no sólo la forma
activa de comisión, sino también la “omisión impropia”, Por ello, son plenamente
aplicables en este punto –y los damos aquí por reproducidos- los conceptos desarrollados
en mi voto sobre la segunda cuestión, referidos a la imputación objetiva en los tipos
culposos de omisión impropia y, especialmente, en relación a la distribución de
responsabilidades penales para quienes intervienen en esa clase de delitos con su actuación
desde la empresa o desde estructuras organizadas jerárquicamente. Sólo repetiré ahora
algunas contundentes expresiones de Pérez Barberá (ob. cit., p. 349): “...lo importante es
tener presente que el objetivo es determinar si se ha creado un riesgo no permitido, y no si
se ha violado un deber de cuidado o si el resultado era previsible. Acentuar estas dos
últimas metas puede conducir a dejar de lado el problema central. La violación de normas
de cuidado o el carácter previsible del daño serán sólo indicios de la creación de un riesgo
no permitido, pero no la creación de ese riesgo en sí.”. Estos indicios de creación de riesgo
se confirman con una simple observación ex post, esto es, constando el resultado lesivo.
Esto bajo ningún concepto implica que ya en este punto pueda atribuirse objetivamente el
resultado a la conducta, pero sí permite determinar que estamos no ante una simple
238
Poder Judicial de la Nación
infracción a normas de cuidado sino ante un riesgo o peligro penalmente relevante.
Respecto del deber general de información y de omisión, Pérez Barberá (ob. cit., p. 351)
explica en estos términos la llamada “culpa por asunción”, de especial significación para
la correcta solución del caso que nos ocupa en este debate: “Si el autor se encuentra frente
a la posibilidad de llevar a cabo una acción cuya realización sabe que puede significar la
creación de un riesgo no permitido, y no está seguro de poder ejecutarla de forma tal de no
crear tal riesgo, debe, o bien informarse adecuadamente acerca de las características y
exigencias de la acción, y decidir luego actuar o no en función de una comparación
entre esas exigencias y sus propias capacidades, o bien, si no puede informarse
correctamente, abstenerse de llevar a cabo la acción (omitirla). ” Si trasladamos los
argumentos antes expuestos al caso que nos ocupa, se puede advertir con certeza que la
USO OFICIAL
norma de cuidado específica relativa a la actividad concreta que se llevaba a cabo en la
Planta Piloto con el proyecto de extracción de aceite de soja mediante el uso del hexano,
sólo autorizaba el empleo de este solvente en la cantidad reducida que cabía en el depósito
ubicado fuera de ese lugar. Dentro de esa “escala piloto” el uso del hexano era un riesgo
permitido, pues era el que surgía de la normativa sobre el destino de dicha planta al
momento de su creación, cuando se había instalado fuera de ella un depósito para contener
una limitada cantidad de aquel solvente. En consecuencia, el estrago que se causó resultaba
objetivamente previsible, para cualquiera de los acusados que las actividades emprendidas a
la vista de todos por los integrantes del GIDPO que incrementaban exponencialmene el
peligro tolerado, en relación al bien jurídico seguridad pública, frente a la probabilidad de
explosiones e incendios derivados de la alta volatilidad e inflamabilidad de dicho solvente,
introducido irregularmente a una planta que ya previamente presentaba una situación
caótica en materia de seguridad y
de organización, como ha quedado sobradamene
acreditado con testimonios, informes técnicos y pericias. Al explicar el tipo subjetivo del
estrago culposo, Juan Carlos Palacios (n) [ob. cit., p.101] expone: [ ...compartimos la
concepción que sostiene que la previsibilidad o recognoscibilidad individual constituye el
núcleo del tipo subjetivo del delito culposo y debe estar referida a todos los elementos de
tipo objetivo que ya hemos explicado. Cuando el autor haya obrado previendo
239
efectivamente el peligro de su comportamiento, habrá culpa consciente, como criterio de
imputación subjetiva a título de imprudencia, siempre, claro está, que haya confiado en que
el resultado lesivo no tendrá lugar –de lo contrario, su comportamiento podría llegar a ser
doloso-. Sin embargo, tal conocimiento no es estrictamente necesario para afirmar la
atribución subjetiva. Bastará que el acontecer típico le haya sido previsible o recognoscible
individualmente, esto es, si el autor concreto pudo, de acuerdo a su capacidad física y
psíquica individual al momento de la acción, reconocer la realización de los elementos
objetivos del tipo. Es decir, basta la posibilidad de conocer individual. Para establecer esta
previsibilidad individual habrá que considerar la especial capacidad del autor, su efectivo
nivel de información, su talento intelectual, su capacidad de memoria, el alcance de sus
conocimientos especiales, etc.». Como ocurre con muchos de los tipos culposos previstos
en la Parte Especial del Código Penal argentino, la redacción del art. 189 C.P. exige la
concurrencia de alguna de las siguientes modalidades del tipo subjetivo del estrago culposo:
imprudencia, negligencia, impericia en su arte o profesión, o inobservancia de los
reglamentos u ordenanzas. En base a la representación mental por parte del autor sobre la
posibilidad de lesión al bien jurídico, se distingue entre culpa consciente y culpa
inconsciente. La primera (que suele asimilarse a la culpa por imprudencia) exige que el
autor obre representándose en su mente la posibilidad de lesión al bien jurídico pero
confiando que ella no sucederá. La segunda (que es asociada a la culpa por negligencia)
consiste en que el sujeto actúa sin representarse de ninguna manera la posible lesión del
bien jurídico, cuando obrando de modo diligente se debió haber previsto o representado el
peligro para el bien jurídico. Esta última es precisamente la situación de quienes –por su
posición de garantes- debieron tomar los recaudos para conocer o prever que se estaba
creando o incrementando un riesgo jurídicamente desaprobado, y -por haber omitido
cumplir sus deberes- no pudieron representarse mentalmente la lesión del bien jurídico, y
menos aún evitarla o impedir que se produjera el resultado típico. En la jurisprudencia de
nuestro país encontramos un fallo referenciado por Donna (ob. cit., p. 89) en un caso que
parece guardar similitud con el que nos ocupa en este juicio: “La responsabilidad del
procesado se fundamenta en su actitud negligente, la que consistió en no haber realizado
un acto idóneo tendiente a prevenir un accidente de consecuencias graves, como
240
Poder Judicial de la Nación
lamentablemente ocurrió, siendo ello previsible por no ser los galpones donde se
encontraba almacenado el material explosivo un lugar apropiado, ni contar con las
condiciones de seguridad establecidas por el decreto 302/83, esto es, que el encausado no
actuó acorde al deber objetivo de cuidado que las circunstancias del caso le imponían”
(CNFed.CCorr., sala I, 12-6-92, “López, Juan”, J.A., 1994-I-64). Transpoladas esas
reflexiones a lo sucedido en el hecho objeto de este proceso, se advierte con certeza que
cuando Bortis, como Presidente de la Fundación, firmó el protocolo de trabajo, que
expresamente se refería a la utilización de hexano como solvente para los experimentos y
que éstos requerían readecuar las instalaciones y el equipamiento de la Planta Piloto, le era
individualmente previsible –por su formación profesional y por el tiempo que llevaba
desempeñándose como autoridad de la Facultad de la cual dependía la Planta Piloto- que se
USO OFICIAL
trataba de actividades que notoriamente incrementaban el riesgo permitido, de un modo que
excedía groseramente las normas de cuidado y seguridad, y como Vice Decano en ejercicio
del Decanato no hizo nada para impedir tales experimentos Algo similar sucedió en el
caso de la Ing. Ferrari que –por su cargo de Directora departamental debía supervisar y
controlar el trabajo de extensión del GIDPO y coordinarlo con las tareas que ejecutaban
simultánemente en la planta otros grupos de investigación- frente a las observaciones y
reclamos de varios investigadores que trabajaban en el lugar y las escasas explicaciones
sobre las experiencias a realizarse brindadas en la reunión del 15 de noviembre de 2007 por
el Dr. Mattea, por una suerte de “temor reverencial” derivado de su prestigio científico,
no le exigió
mayores precisiones
y se conformó con las insuficientes medidas de
prevención anunciadas por Mattea, sin haber puesto en conocimiento de la situación a las
autoridades de la Facultad, como así tampoco haber averiguado si estaba autorizado por
aquéllas ese proyecto de extracción de aceite a escala “industrial” –que excedia la
capacidad para la que estaba preparada la Planta Piloto- lo que le habría permitido conocer
la realidad del enorme peligro que se estaba creando ilegalmente, para así haberle ordenado
a Mattea la suspensión del proyecto, con lo que se podría haber impedido la producción del
incendio y las explosiones, de los cuales resultaron numerosas muertes y lesiones de
personas que allí trabajaban diariamente, altísimos riesgos para los niños que concurrían a
241
la guardería infantil ubicada frente al lugar y para bienes de la Universidad y de terceros.
No es admisible la invocación del principio de confianza en favor de Ferrari ni de los otros
acusados –salvo como veremos el caso particular de la Ing. Ducros, por el simple motivo
que aquéllos eran garantes respecto de la seguridad común, porque tenían un dominio
negativo sobre el fundamento del resultado, entendido en el sentido de que, pese a que
poseían –como funcionarios públicos y directivos de la estructura jerárquica universitariaconocimientos superiores a otras personas, no los utilizaron cuando advirtieron que el Dr.
Mattea y los demás integrantes del GIDPO –al cual se le había delegado la ejecución del
proyecto de extensión- violaban sus obligaciones específicas y estaban incrementando en
forma indebida e imprudente el peligro más allá del margen tolerado reglamentariamente;
tampoco actuaron para subsanar su deficiencia y permitieron que los experimentos se
continuaran llevando adelante. De tal modo, al omitir cumplir sus deberes residuales de
control, supervisión y vigilancia sobre los delegados, los delegantes deben responder
penalmente por no haber evitado los gravísimos resultados producidos. Todo ello se
potenció cuando se introdujeron irregularmente los trece tambores de hexano y se los
montó en una estructura montada en el sector norte de la planta, a pocos metros de la
oficina donde Ferrari todos los días cumplía sus funciones de Directora departamental, con
lo cual resultaría absurdo pensar que Ferrari desconocía la existencia de semejante volumen
de solvente, cuya presencia allí estaba prohibida, pues como Directora le constaba que se
le había encomendado a la Ing. Giacomelli la tarea de inscribir a la Planta Piloto en el
Registro respectivo de residuos peligrosos, lo que hasta ese momento no había sido
logrado. Similares consideraciones cabe realizar respecto de las omisiones negligentes de
Pincini y Antonelli, que no realizaron las tareas que les eran exigibles por la normativa
vigente en materia de higiene y seguridad de relevar la situación de la planta, adoptar un
plan de prevención y medidas de rápida evacuación frente a la eventual producción de un
siniestro, las cuales –de haber sido cumplidas- hubieran evitado la producción del estrago, o
al menos, hubieran reducido la magnitud de las consecuencias personales y materiales que
éste produjo. Por tales razones, todos ellos deben responder como autores por omisión
impropia del delito de esrago culposo, que en el presente caso se debe agravar en razón de
los resultados letales producidos. En efecto: el segundo párrafo del art. 189 C.P. dispone
242
Poder Judicial de la Nación
que el máximo de la pena para el estrago culposo podrá elevarse hasta cinco años “si el
hecho u omisión culpable pusieren en peligro de muerte a alguna persona o causare la
muerte de alguna persona”. La doctrina mayoritaria entiende que se trata de un delito
calificado u cualificado por el resultado. Según lo entiende criteriosamente Fabián I.
Balcarce (Introducción a la Parte Especial del Derecho Penal. Su vinculación con la Parte
General, B de F, Montevideo – Buenos Aires, 2009, p. 160), nos encontramos frente a un
tipo culposo con un segundo resultado jurídico de peligro concreto o lesión de objeto
material de un bien juridico complementario. En estos supuestos “el segundo resultado –el
cual pone en peligro cierto o produce la lesión del soporte material de un bien jurídico
diferente al preponderamente protegido por la figura- es el producto del primer resultado, el
cual es el que se encuentra vinculado a la acción riesgosa por la relación de peligro
USO OFICIAL
estadístico (C.P., art.189, segundo párrafo)”. En el presente caso, como producto directo del
incendio y explosión de la planta piloto “causados” por el obrar negligente de los
funcionarios públicos acusados, se produjo la muerte violenta de seis personas. Decantados
por la autoría responsable de los Ings. Bortis, Ferrari, Pincini y Antonelli, debemos en
último término diferenciar la responsabilidad penal que le cupo a la Ing. Ducros. Para ello
lo primero a determinar es si en el delito culposo rige un concepto unitario de autor –según
el cual o hay autor o existe impunidad, es decir, no cabe formular distinciones entre autor,
complice, instigador, etc.-, o, por el contrario, puede admitirse un concepto restrictivo de
autor, que acepta aquella posibilidad. Aunque afirma que conceptualmente parece
preferible en el delito culposo un concepto unitario de autor, Gabriel Pérez Barberá (ob.
cit., p. 364) expresa: “Nuestro Código Penal –al igual que el español- no ofrece ningún
inconveniente para la adopción de un concepto restrictivo de autor en el delito culposo.
Incluso sería posible admitir la punibilidad de las distintas formas de participación culposa,
la cual sería de menor grado en el caso de complicidad no necesaria”. Acertadamente, ya
se había dicho: «La idea que rechaza la posibilidad de la participación criminal en el delito
culposo porque la “convergencia intencional” requerida por aquélla debe recaer sobre un
resultado delictuoso, olvida que si el delito culposo no requiere una intención semejante, no
hay razón para exigirla en quien participa en él” (Ricardo C.Nuñez, Las Disposiciones
243
Generales del Código Penal, Marcos Lerner, Córdoba, 1988, p. 191). Basado en que el art.
47 C.P. se refiere al “querer” del obrar conjunto, Jorge de la Rúa (Código Penal Argentino.
Parte General, 2ª. edición, Depalma, Buenos Aires, 1997, p. 846) no advierte
inconveniente “para admitir, luego de determinado el sustento fáctico, la forma de
culpabilidad que al partícipe corresponda, incluso la culpa”. Finalmente, en opinión que
comparto, que se refiere al ámbito de los delitos cometidos por funcionarios públicos, se ha
dicho: “…partícipes en comisión por omisión serán, en cambio, todos aquellos superiores
(…) en cuya esfera de competencia se hallaba la posibilidad de instar a la evitación del
hecho. A todas estas estructuras debe superponerse el carácter doloso o imprudente del
hecho de cada sujeto (algo que puede ser determinante a la hora de atribuir
responsabilidad» (Jesús María Silva Sánchez y Carlos J. Suárez González, La dogmática
penal frente a la criminalidad en la administración pública y otros problemas actuales del
Derecho Penal, Editorial Juridica Grijley, Lima, Perú, 2001, pp. 15-22. Por consiguiente, se
puede advertir que en el presente caso, de acuerdo a la función de Vice Directora del
Departamento de Tecnología Química que ejercía la Ing. Ducros al momento del hecho, no
tenía facultades decisorias, las que sólo correspondían a la Directora, quien
reglamentariamente tenía el deber de controlar y supervisar los grupos de trabajo que
orgánicamente dependían del Departamento y coordinar las actividades entre ellos. Por
ende, estando en funciones la Ing. Ferrari como Directora, la Vice Directora Ducros carecía
de competencia para pedir mayores informes al Dr. Mattea sobre las características del
proyecto que llevaba delante de modo irregular el GIDPO o para ordenarle la suspensión de
los experimentos. Su función reglamentaria consistía en colaborar con las tareas que le
correspondia cumplir a la Directora y que ésta le solicitara; por ende, sólo constituía una
cooperación a la autora del delito culposo de omisión impropia, es decir, la Ing. Ferrari,
aporte que no era indispensable o determinante porque -si bien podía consistir en un
asesoramiento o consejo a la Directora sobre los experimentos del GIDPO- si hubiera
mediado oposición de su parte, la misma no habría tenido carácter vinculante para la
Directora. Ello se vió reflejado en que la Ing. Ducros estuvo presente en la reunión del 15
de noviembre de 2007 por la Directora Ferrari para tratar el proyecto de extensión que
244
Poder Judicial de la Nación
estaba en una etapa de ejecución porque ya se habían efectuado los trabajos de adecuación
de la planta a las exigencias de escala “industrial” que requería dicho proyecto; sin
embargo, la Ing. Ducros sólo se limitó a colaborar con la Ing. Ferrari, quien –posiblemente
por el “temor reverencial” que a todos inspiraba el prestigio científico del Dr. Mattea,
omitió cumplir con sus deberes de vigilancia, control, supervisión y coordinación, que la
hubiera llevado, al tener conocimiento de la real cantidad de hexano a utilizarse, a disponer
la adopción de mayores y más rigurosas medidas preventivas, o, en su defecto, la
suspensión o cancelación de los experimentos que comenzaron a realizarse a partir del 22
de noviembre del mismo año. En consecuencia, Ducros fue cómplice no necesaria (art. 46
C.P.) en el delito de estrago culposo agravado por el resultado de seis muertes (art. 189,
segundo párrafo, C.P.). La acción penal derivada de su conducta delictiva no se encuentra
USO OFICIAL
extinguida por prescripción, porque se mantiene la causal de suspensión prevista por el art.
67, segundo párrafo, dado que a la fecha todos los acusados siguen desempeñando el
carácter de funcionarios públicos de la UNRC, como profesores de dicha Casa de Estudios,
según lo he sostenido al contestar la primera cuestión, al igual que lo ha hecho el Vocal Dr.
José Fabián Asis. ASÍ VOTO.
A LA TERCERA CUESTIÓN PLANTEADA EL SEÑOR VOCAL DR. JOSE
VICENTE MUSCARA, DIJO: que adhería a las consideraciones y conclusiones
efectuadas por el señor Vocal preopinante, Dr. José Fabián ASIS y las consideraciones del
Vocal Carlos Julio Lascano, votando en igual modo, excepto su opinión respecto de la
situación del imputado Carlos Agustín Bortis.
-A LA CUARTA CUESTIÓN PLANTEADA EL SEÑOR VOCAL DR.
JOSE
FABIAN ASIS DIJO: I- Habiendo quedado acreditados los hechos, la participación
criminal que en los mismos les cupo a cuatro de los acusados (Bortis, Ferrari, Pincini y
Antonelli) como autores y a la acusada Ducros como cómplice no necesaria, y la
calificación legalmente aplicable, corresponde determinar la pena a imponer a Carlos
Agustín BORTIS; José Luis PINCINI; Sergio Fabián ANTONELLI; Miriam Palmira
María FERRARI y Edith Matilde DUCROS. En relación a la imputada Liliana Gladis
RUETSCH, y conforme las consideraciones efectuadas precedentemente, concluyo que
245
corresponde dictar la ABSOLUCION de la misma. II- En cuanto a la determinación de la
pena, cabe efectuar una serie de consideraciones previas, a fin de tratar de comprender su
finalidad. La distribución de la pena tiene que ser equitativa, ya que dentro de la normativa
legal, se pena en forma distinta hechos iguales, calificados de la misma manera. Para ello,
es preciso, determinar la pena de manera proporcional a la gravedad de las conductas
reprochadas. Al respecto, y como lo he manifestado anteriormente, resulta interesante lo
explicitado por José Milton PERALTA, “Dogmática del Hecho Punible, principio de
Igualdad y Justificación de Segmentos de Pena”, publicado en DOXA, Cuaderno de
Filosofía del Derecho (N°31-2008) , en cuanto supone que para determinar la pena, se debe
en primer lugar, analizar el fin de la pena misma, sus límites y el concepto material de
delito, y en segundo lugar, especificar cuáles son los factores que influyen en esta
determinación. Es decir que, la idea de la pena debe corresponderse con la gravedad del
hecho que se está juzgando para poder hablar de “pena justa”. Los marcos penales
contienen escalas de gravedad mínima y máxima del delito, y es esta escala, justamente, la
que permitirá determinar la pena a aplicar, en cuanto a la gravedad mínima y máxima del
delito. Resulta importante entonces, determinar el grado de injusto en cuanto a la dañosidad
social de la acción; y el grado de culpabilidad que es justamente lo que permite atribuirle al
autor el hecho considerado en mayor o menor grado, socialmente dañoso. Actuando así el
dolo en cuanto al conocimiento del sujeto del riesgo generado por su conducta e intención,
en la medida que lo conocía o que era factible de conocer. Concluye el autor citado, que
“… la vinculación de la dogmática a la determinación de la pena ya debió tener lugar con
la idea de la “culpabilidad como límite máximo”, pues para saber cuál era el máximo se
debía tener claro que contaba para la culpabilidad. Pero un esfuerzo más fuerte surge de
la idea de igualdad, que además de su valor moral inmanente evita fundamentaciones
encubiertas de pena. Asimismo, con esta teoría se maximiza la posibilidad del sujeto de
desarrollar su plan de vida debido a que puede conocer con cierta precisión las
consecuencias de sus actos...” III- Ahora bien, teniendo en cuenta, que en un Derecho
Penal de culpabilidad por el hecho, lo único a valorar es el ilícito culpable, sin perjuicio de
destacar que existen múltiples razones que pueden modificar, en el caso concreto, la
necesidad e intensidad de pena, son las circunstancias que a pesar de no constituir aspectos
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Poder Judicial de la Nación
del ilícito culpable, pueden ser valoradas sin lesionar el principio de culpabilidad. Patricia
S. Ziffer en su obra “Consideraciones acerca de la problemática de la individualización de
la pena” señaló que “… El marco penal ofrece un punto de apoyo a grandes rasgos para la
medición de la pena. Marca los límites externos que la pena para un determinado delito no
puede sobrepasar. Pero uno de los problemas más agudos de la individualización de la pena
es ubicar un punto para ingresar en el marco penal, un punto fijo a partir del cual poder
“atenuar” o “agravar”. IV.-Deben tenerse en cuenta ciertos aspectos subjetivos (los que
hacen al sujeto en sí) y objetivos (todos aquellos aspectos relacionado con los hechos) a los
fines de establecer la pena justa. En primer lugar, en relación al imputado Carlos Agustín
BORTIS, debe tenerse en cuenta a la hora de determinar la pena, como agravantes la
calidad de profesional, con su doble posición institucional, como Vicedecano de la Facultad
USO OFICIAL
de Ingeniería de la UNRC y como Presidente de la Fundación de la UNRC. También debe
valorarse como agravante la naturaleza de los hechos, extensión del daño y peligro
causados, que fueron extremadamente graves, cuyo resultados fueron el fallecimiento de
seis personas y varias con lesiones de menor y mayor consideración; si bien el resultado
mortal está contenido en la figura agravada, es un hecho con características de gran
envergadura con el peligro de extensión de sus efectos a una guardería escolar que se
encontraba a pocos metros. Por otra parte, debe valorarse como agravantes su conducta
posterior al delito, constando como prueba documental, copia certificada del ejemplar del
Diario “PUNTAL” de Río Cuarto, de fecha 6 de diciembre de 2007, donde el imputado
Bortis expresa: “No entendemos lo que pudo haber pasado, porque elementos explosivos
nunca estuvieron almacenados en conocimiento nuestro, salvo que pueda haber ocurrido
algo en los últimos días, cosa de la que no fuimos notificados, que haya ingresado algún
elemento que pudiera eclosionar. Desconocemos qué pudo haber ocurrido”, insistió
BORTIS, mientras todavía trabajaban los bomberos (fs. 241, Expte. N° 88969, cuerpo I,
Reservado en Secretaría del Tribunal). Este claro ocultamiento -en pleno proceso de rescate
de las victimas de
la tragedia- del convenio y protocolo de trabajo firmados por el
imputado Bortis, donde expresamente figura el “hexano” como el solvente destinado al
proceso de extracción, puso en evidencia su menosprecio por la vida y salud de sus
247
compañeros. Cabe recordar en este aspecto, lo que sostuvo el testigo Néstor Daniel
DEGREGORIO, Oficial de Policía en el Escalafón de Bomberos, en cuanto el fuego por
combustión de hexano, puede extinguirse mejor con espuma, por lo tanto hubiera sido muy
distinto el tratamiento de bomberos si Bortis informaba cuál era la sustancia que existía
dentro de la Planta Piloto. Resultó necesario que la Policía Federal Argentina, mediante la
respectiva orden de allanamiento, procediera con fecha 7 de diciembre de 2007, a las 18:30
horas, al secuestro en el Cubículo N° 3, en el primer piso de la Planta Piloto de la Facultad
de Ingeniería de la UNRC, de UN PROTOCOLO DE TRABAJO N° 26/2007 de fecha 3010-2007 y UN CONVENIO MARCO, de fecha 30-10-07 (conf. acta de secuestro fs.258 de
autos). A partir de esa hora y día pudo la investigación conocer cuál era el elemento
explosivo que Bostis no informaba. En ese contexto se entiende por qué el imputado Bortis
la noche del día 7 de diciembre de 2007 le comenta al Ing. Cantero Gutierrez que
efectivamente existía un Convenio Marco y un protocolo de trabajo firmado por el propio
Bortis. Como atenuantes debo resaltar que su imprudencia quedó circunscripta al
incumplimiento de los deberes a su cargó, lo cual evidentemente contribuyó en el resultado
y su falta de antecedentes penales computables, entiendo justo aplicarle una pena de tres
años y seis meses de prisión. En relación al imputado José Luis PINCINI, de la misma
manera que en el caso de Bortis, debe tenerse en cuenta como agravantes la característica
del hecho en cuanto a la multiplicidad de víctimas, su formación profesional y la
información sobre la existencia de los tambores de hexano en el interior de la planta que le
suministró antes del siniestro la Ing. Reartes. También debo valorar la falta de
funcionamiento de la Comisión de Higiene y Seguridad. Como atenuante la falta de
antecedentes penales considero justo que se aplique la pena de dos años y seis meses de
prisión, en forma de ejecución condicional. En el caso de Miriam Palmira FERRARI,
Directora del Departamento de Tecnología Química, en su contra juegan la multiplicidad de
víctimas como consecuencia de este hecho extremadamente grave, su formación
profesional específica -Ingeniera Química-, el haber sido la receptora de advertencias y
contacto directo con el trabajo que el GIDPO efectuaba en la Planta Piloto. Como
atenuantes la falta de antecedentes penales, con lo cual entiendo justo aplicar la pena de dos
años y seis meses de prisión, en forma de ejecución condicional. En el caso de Sergio
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Poder Judicial de la Nación
Fabián ANTONELLI, como agravantes debo valorar la característica del hecho y la
multiplicidad de víctimas, su formación profesional y su condición de integrante de la
Comisión de Higiene y Seguridad; y como atenuante su falta de antecedentes penales,
motivos por lo cuales postulo se le aplique la pena de dos años de prisión. En el caso Edith
Matilde DUCROS, la pena a imponer debe individualizarse en base a las siguientes
circunstancias agravantes: la característica del hecho y la multiplicidad de víctimas; como
circunstancia atenuante debe valorse su rol de Vicedirectora –con función especifica de
colaborar con las tareas de la Directora-, y su falta de antecedentes penales, por ello debe
aplicarse la pena de seis meses de prisión. Teniendo en cuenta el fin de prevención especial
de la pena, que evite un innecesario encierro de corta duración, corresponde dejar en
suspenso el cumplimiento de la pena de prisión para los acusados Ferrari, Pincini, Antonelli
USO OFICIAL
y Ducros (art. 26 C.P.), por tratarse de penas inferiores a tres años de prisión y la actitud de
los mencionados posterior a la comisión del delito enrostrado. Durante el plazo de dos años
los condenados deberán observar las siguientes reglas de conducta (art. 27 bis C.P.): a) fijar
residencia y b) someterse al cuidado del Patronato de Presos y Liberados. ASI VOTO.A LA CUARTA CUESTIÓN PLANTEADA EL SEÑOR VOCAL DR. CARLOS
JULIO LASCANO DIJO:”. Que adhiere a las consideraciones y conclusiones arribadas
por el vocal Dr. José Fabián ASIS, haciéndolo en igual forma.
A LA
CUARTA CUESTIÓN PLANTEADA EL SEÑOR VOCAL DR. JOSE
VICENTE MUSCARA : que adhería a las consideraciones y conclusiones arribadas por el
señor Vocal del primer voto, haciéndolo en igual forma, excepto mi opinión respecto de la
situación del imputado Carlos Agustín Bortis.Por el resultado de los votos emitidos al tratar las cuestiones precedentes, y por
unanimidad, el Tribunal RESUELVE:
1. ABSOLVER a LILIANA GLADIS RUETSCH, ya filiada en autos, del delito de
estrago culposo agravado por la muerte de personas, previsto y penado por el art.
189 2do párrafo del Código Penal, que le atribuía el requerimiento fiscal de
elevación de la causa a juicio obrante fs. 5901/5985.
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2. CONDENAR a JOSE LUIS PINCINI, ya filiado en autos, como autor penalmente
responsable del delito de estrago culposo agravado por la muerte de personas,
previsto y penado por el art. 189 2do párrafo del Código Penal y 45 del C.P., e
imponerle en tal carácter la pena de dos años y seis meses de prisión de ejecución
condicional (art. 26 del C.P.) y costas.
3. CONDENAR a MARIAM PALMIRA MARÍA FERRARI, ya filiada en autos,
como autora penalmente responsable del delito de estrago culposo agravado por la
muerte de personas, previsto y penado por el art. 189 2do párrafo del Código Penal
y 45 del C.P., e imponerle en tal carácter la pena de dos años y seis meses de prisión
de ejecución condicional (art. 26 del C.P.) y costas.
4. CONDENAR a SERGIO FABIÁN ANTONELLI, ya filiado en autos, como autor
penalmente responsable del delito de estrago culposo agravado por la muerte de
personas, previsto y penado por el art. 189 2do párrafo del Código Penal y 45 del
C.P., e imponerle en tal carácter la pena de dos años de prisión de ejecución
condicional (art. 26 del C.P.) y costas.
5. CONDENAR a EDITH MATILDE DUCROS, ya filiada en autos, como cómplice
no necesaria penalmente responsable del delito de estrago culposo agravado por la
muerte de personas, previsto y penado por el art. 189 2do párrafo del Código Penal
y 46 del C.P., e imponerle en tal carácter la pena de seis meses de prisión de
ejecución condicional (art. 26 del C.P.) y costas.
6. Imponer a los nombrados por el término de dos años, las siguientes reglas de
conducta (art. 27 bis del C.P.): a) fijar residencia y b) someterse al cuidado del
Patronato de Presos y Liberados.
7. Declarar la nulidad absoluta de la resolución de la Cámara Federal de Apelaciones
de esta ciudad de fecha 31 de mayo de 2012 registrada en el Libro 428 Fº 148 y en
consecuencia del auto interlocutorio nº 374 del señor Juez Federal de Río Cuarto de
fecha 19 de junio de 2012 en cuanto dispone declarar extinguida la acción penal y
dictar el sobreseimiento a favor de Javier Boretti, y remitir al Juzgado Federal de
Río Cuarto copia de las partes pertinentes a los fines de continuar con la
investigación.
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Poder Judicial de la Nación
8. Remitir al Juzgado Federal de Río Cuarto copia de las actuaciones pertinentes a
efectos de profundizar la investigación respecto de la conducta de los responsables
de la empresa Aceitera General Deheza S.A. que dispusieron la compra y traslado a
la Universidad Nacional de Río Cuarto del material hexano que ocasionó el evento
criminoso que nos ocupa.
9. Remitir al Juzgado Federal de Río Cuarto copia de las actuaciones pertinentes a
efectos de profundizar la investigación respecto de la conducta de los responsables
de la empresa DESMET S.A. en la instalación y readecuación de la planta piloto de
la Universidad Nacional de Río Cuarto.
10. Remitir al Juzgado Federal de Río Cuarto copia de las actuaciones pertinentes a
efectos de profundizar la investigación respecto a la responsabilidad del entonces
USO OFICIAL
Rector Oscar Federico Spada en los hechos investigados en la presente causa.
El Tribunal por mayoría RESUELVE:
11. CONDENAR a CARLOS AGUSTIN BORTIS, ya filiado en autos, como autor
penalmente responsable del delito de estrago culposo agravado por la muerte de personas,
previsto y penado por el art. 189 2do párrafo del Código Penal y 45 del C.P., e imponerle
en tal carácter para su tratamiento penitenciario la pena de TRES AÑOS Y SEIS MESES
DE PRISIÓN, accesorías legales y costas.
PROTOCOLICESE Y HAGASE SABER.
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