1 propuesta didáctica: presentación de nietzsche, hegel y kant a

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PROPUESTA DIDÁCTICA: PRESENTACIÓN DE NIETZSCHE, HEGEL Y
KANT A TRAVÉS DE LA TEODICEA.
PALABRAS CLAVE: TEODICEA, ANTROPODICEA, DIALÉCTICA, AMOR
FATI, SUPERHOMBRE, VOLUNTAD DE PODER, MAL MORAL, MAL
CONDICIONAL, MAL RADICAL.
Sabemos que todo el optimismo racionalista de los grandes sistemas de la 1ª
mitad del s. XVIII se vino abajo tras el terrible terremoto de Lisboa del 1 de
Noviembre de 1755. Tras esta catástrofe y las impugnaciones de Voltaire a la
apologética de la teodicea tradicional una nueva época se abre paso: la
ilustración. En lo referente al problema del mal esta época se caracteriza por la
toma de conciencia de la imposibilidad de resolver especulativamente el
problema del mal. Entre los defensores de la Teodicea podemos incluir a
Leibniz, Hegel, y Spinoza entre otros. La postura de Kant es un tanto ambigua
pero finalmente acaba impugnando la posibilidad de la teodicea como principio
justificativo del mal. Entre los impugnadores de la teodicea también podemos
contar a Nietzsche, Voltaire, como ya hemos señalado, Kierkegaard, iniciador
de las filosofías del absurdo y, por último, incluiremos a Feuerbach considerado
el padre de la crítica religiosa.
1- Hegel y Nietzsche:
Como sabemos estos filósofos destacan respectivamente por la
Dialéctica y por el Vitalismo individualista. ¿Qué relación tienen estas
orientaciones con el problema de la Teodicea? La respuesta a esta pregunta
ocupará el desarrollo de esta apartado.
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Nietzsche desarrolla una metafísica de la voluntad de poder que se
encarna en su conocido superhombre, éste tiene como rasgos característicos
entre otros el amor fati, el eterno retorno y el individualismo autárquico.
Mediante esta metafísica de la voluntad de poder Nietzsche rechazará toda
justificación dialéctica del mal a partir de una concepción histórico-racionalista.
Para Nietzsche la teodicea no es necesaria, no tiene razón de ser.
Por su parte Hegel desarrollará una Filosofía de la historia caracterizada
por la evaluación desde las metas últimas, la concepción teleológica de la
historia y la creencia en una razón intrahistórica que domina el acontecer
histórico al mismo modo que las leyes naturales son la causa de los hechos
naturales. Esta filosofía de la historia es la que servirá a Hegel para construir su
teodicea.
Tanto Hegel como Nietzsche critican la religión, para ambos es una fase
que debe ser superada, ambos también postulan la muerte de Dios, estamos
obligados aquí a advertir que la crítica religiosa en Nietzsche será más densa y
profunda que en Hegel. Para Nietzsche la muerte de Dios es el fin de una
ilusión, la desaparición de una construcción arbitraria, corresponde con un
acontecimiento cultural dramático. Representará
condición
necesaria pero no suficiente
para
Nietzsche
una
para una nueva era. Por otro lado
Hegel postula la muerte de Dios simplemente como una fase necesaria en la
proceso del objetivación del espíritu, para Hegel la muerte de Dios no será más
que una etapa necesaria en el proceso de constitución de la autoconciencia
del Espíritu Absoluto. Respecto a esto es pertinente recordar la crítica que
realiza Feuerbach a la síntesis hegeliana entre Dios-Hombre. Lo que hace
Feuerbach, básicamente, es invertir dicha síntesis. Así sostendrá que Dios no
es más que un momento en la conciencia humana, una proyección subjetiva, y
como tal una perversión del sujeto cognoscente. Esta tesis servirá a Feuerbach
para desarrollar su hermenéutica de la contingencia según la cual Dios deriva
de lo inmanente y objetivo del hombre como su proyección hipostatizada. De
modo que Nietzsche niega la teodicea y señala la contingencia de ésta en un
acto de rebeldía y aceptación orgullosa del mal del mundo, Feuerbach sostiene
su hermenéutica de la contingencia por la que postula a Dios como proyección
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subjetiva, pero ¿qué oponen concretamente a la dialéctica histórica de Hegel.
Nietzsche sostiene la doctrina del eterno retorno, la absolutización del presente
frente a toda ensoñación idealista de proyectos
de futuro. Frente a la
relativización hegeliana del dolor en función del progreso confronta el abrazo
estoico al dolor que propone el amor fati, la asimilación y aceptación del dolor
como algo perteneciente a la naturaleza. Es importante destacar que Hegel no
podría llevar a cabo esta relativización sino fuera por su concepto de Mediación
que es el fundamento de su ética, de su ontología y de su espistemología
expresadas respectivamente en la subordinación de lo particular a lo general,
en la identificación entre realidad y racionalidad y, por último el pensar
concipiente. Frente a este concepto de mediación como origen de una nueva
síntesis tenemos la crítica directa a la filosofía hegeliana que lleva a cabo
Kierkegaard: “El particular se encuentra como tal particular por encima de lo
general, y justificado frente a ello, no como su subordinado, sino como su
superior. Conviene hacer notar que es el particular quién después de haber
estado subordinado a lo general en cualidad de particular llega a ser lo
particular por medio de la general, y como tal, superior a éste, de modo que el
particular como tal se encuentra en relación absoluta con lo absoluto. Esta
situación no admite mediación”. Estas palabras extraídas de su obra “Temor y
Temblor” representan una impugnación directa al concepto de mediación
hegeliano. Para Kierkegaard justificar el mal en función del progreso no será
otra cosa más que justificar el absurdo. En esta obra Kierkegaard también nos
dice que: “organizar toda la existencia en función de la idea de Estado es en
exceso simple”, con esto critica Kierkegaard también la filosofía del derecho de
Hegel.
Antes de terminar este apartado hay que señalar que frente a la
integración de la individualidad en el nosotros colectivo que promulga Hegel,
Nietzsche sostiene su individualismo autárquico que renuncia a toda relación
intersubjetiva. Así concluimos afirmando, como hemos visto, que para Hegel la
auténtica teodicea será el sentido de la providencia racionalista en la historia
mientras que para Nietzsche la teodicea será absurda e innecesaria.
2- Kant y la Antropodicea:
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Kant, básicamente, lo que hace respecto al problema de la teodicea es
transformarla en una antropodicea. Su punto de partida es la existencia real y
efectiva del mal en el mundo. Frente a este hecho incuestionable se propone
justificar a Dios ante el tribunal de la razón. Kant recibe influencias de Hume y
Voltaire esto le conducirá a rechazar la apologética de la teodicea tradicional. A
su modo de ver dicha apologética equivale a una neutralización ideal a través
de una especulación teórica que funcionaliza el mal pero que se muestra
completamente insuficiente como principio explicativo. Por esto Kant enfrentará
las tres cualidades que se presuponen en todo Dios bueno con las tres
dimensiones del mal presentes en el mundo.
En primer lugar tenemos el Mal moral que no es ni medio ni fin y que
tiene su máxima expresión en el pecado, se confronta con la santidad de Dios.
Los argumentos que se ofrecen para intentar justificarlo son los siguientes: La
instrumentalización del mal, pero se muestra insuficiente como principio
explicativo. Otro de ellos consiste en sostener que lo que es malo para
nosotros no es malo para Dios con lo que se llegaría a la noción de un Dios
castigador, un genio maligno, al solipsismo divino que tanto se aleja de la
visión de un Dios moral que se tiene en la conciencia religiosa. Por último si
atendiéramos a la debilidad de la naturaleza humana para justificar el pecado,
el hombre quedaría libre de culpa ya que su debilidad haría que el pecado
fuera inevitable. La conclusión es que desde el concepto de Dios no hay
justificación posible del mal moral.
En segundo lugar tenemos el Mal condicional que identificamos con el
mal físico, el sufrimiento que se confronta con la bondad de Dios. Podemos
aludir a la superioridad del bien sobre el sufrimiento pero no estaremos más
que recurriendo a un instrumento sofistico, podemos también hacer derivar el
mal físico del mal metafísico, es decir, sostener que el dolor pertenece a la
naturaleza humana, pero entonces tendríamos que preguntarnos: ¿Por qué
tanta gente que no quiere vive sufriendo? Por último, tenemos la desproporción
entre culpa y castigo que se confronta directamente con la supuesta justicia
divina, dicha injusticia se reafirma al comprobar a diario que no son los más
malos los que más sufren ni los más buenos los que más felices son. En
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resumen la conclusión a la que llega Kant es que no se puede justificar
teóricamente a Dios ante las impugnaciones de la razón basadas en la
experiencia empírica del mal existente.
Esta conclusión llevará a Kant a postular la teoría del mal radical
mediante esta teoría Kant enfrenta directamente al hombre con el mal librando
a Dios de toda culpa. El hombre mediante un acto de libertad escoge las
máximas que llevan al bien o las máximas que llevan al mal. La naturaleza del
hombre no es mala, pero es débil esto le hace inclinarse en sus elecciones
hacia las máximas que llevan al mal. Por lo tanto Kant sostiene que el origen
del mal no es sensitivo, ni físico, ni temporal, ni herencia de nuestro padres
sino que tiene un origen racional. Con esto no quiere decir Kant que seamos
malos en nuestra racionalidad sino que el mal surge precisamente cuando
dejamos de llevarnos por los preceptos de la razón y nos dejamos seducir,
embargar por el deseo, por lo sensitivo, por todo aquello que nos lleva a ignorar
la máxima Kantiana del deber. Este es el mal radical. Por esto Kant hace
recaer todo el peso moral sobre el sujeto moral y la teodicea deviene en
antropodicea.
3- Dos alternativas al mal: Nietzsche y kant:
Kant hará derivar la moral de la racionalidad, plantea la moral como
factum rationis y desde el postulado si debemos, podemos elabora su
imperativo categórico, a saber, actúa según aquella máxima que al mismo
tiempo pueda convertirse en ley universal. Del imperativo categórico dirá Freud
que es la parte más rígida del superyo, una instancia intrapsíquica detentadora
de la moral y cargada de pulsión de muerte, continuamente al acecho,
observando el cumplimiento de la ley y cargando al sujeto de sentimientos de
culpa si la transgrede. Nietzsche por su parte rechaza el presupuesto de la
moral como factum rationis y afirmará que el imperativo categórico es un
postulado cristiano. Nietzsche se revela contra el imperativo categórico y contra
la racionalidad y el universalismo que conlleva, rechaza la ontología platónica,
la epistemología kantiana y la teleología hegeliana. Presenta su filosofía como
una alternativa global al curso de la filosofía de occidente. Frente a la ética del
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deber, que analizaremos en detalle, propuesta por Kant y que se distingue por
su racionalidad formal y su universalidad Nietzsche enfrentará la corporeidad
sensorial y
la particularidad del individuo. Al contrario que Kant lo que
Nietzsche se plantea no es elaborar una férrea moral que respete los valores
sino desentrañar precisamente el origen social y antropológico de esos valores
así realizará una “Genealogía de la moral” en la que defiende que los valores
no son entidades objetivas en sí sino construcciones de la subjetividad
humana. No son más que resultados de proyecciones hipostatizadas,
recordemos lo que dijimos de Feuerbach, identificando al mismo tiempo el
carácter proyectivo de estos valores y su momento de no-verdad y
completando, por último, la teoría de Feuerbach en la que sostenía el carácter
proyectivo inherente al conocimiento humano. Para Nietzsche revelar los
orígenes antropológios y sociales de los valores equivale a negar su validez.
Frente a esta rebelión antimoralista contra los valores y el imperativo categórico
kantiano la postura de Kant será muy distinta. Por su parte no impugnará a la
razón sino que buscará una razón suprema que responda a tres preguntas:
¿qué puedo saber?, ¿qué puedo hacer? y ¿qué me cabe esperar? La primera
pregunta Kantiana es especulativa y se responde mediante la metafísica, la
segunda es una pregunta relacionada con la práctica y se responde a través de
la moral, la tercera y última es una pregunta que hace referencia a la felicidad y
debe de ser respondida por la religión o por la ética. La respuesta integral a
estas tres preguntas se corresponde con una Razón suprema que en definitiva
equivaldría a responder a la pregunta que interroga por el hombre. Kant postula
esta razón suprema para intentar conjugar la esperanza en la vida y el esfuerzo
moral ya que toma conciencia de que las exigencias de su moral al yo
inteligible superan en mucho al yo empírico abstrayéndolo de sus condiciones
reales . A partir de aquí kant se debatirá en una complicada argumentación en
un intento de salvar la esperanza en la moral para que el esfuerzo que esta
requiere sea vinculante. Este objetivo lo pretende hacer mediante la idea de
Dios como garante de la felicidad última, como idea regulativa de la razón que
haga que la ley moral sea vinculante para los sujetos no por sí misma sino por
la esperanza que ofrece al individuo vivir conforme a sus prescripciones como
garantía de su buena actitud y de su virtud ante Dios, así Kant se introduce en
un callejón sin salida que le lleva a tener que sacrificar una de las fuentes que
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constituyen su ética, articulada entre dos extremos irreconciliables: el hacer y el
esperar, el deber y la felicidad. En resumen la ética del deber que se sustenta
sobre el universalismo y una presupuesta voluntad pura del individuo moral y la
ética del bien supremo que se sustenta sobre la teleología y el reino de los
fines. En última instancia, una moral autónoma y formal del deber que no
necesita ningún acicate externo para su ejecución puesto que el sujeto moral
con su libre albedrío elige el bien o el mal guiándose por la razón o no, en un
acto de libertad operante y una moral heterónoma y material. Dentro de la
conjunción de estos dos tipos de ética el libre albedrío del sujeto moral es
completamente irreconciliable con el determinismo de la providencia divina del
segundo tipo de ética. ¿Qué hacer llegado este punto?, renunciamos a la ley
moral debido a la imposibilidad de conocer a Dios y verificar si realmente es el
garante de la felicidad y el rector de los acontecimientos del mundo de modo
que amortizaría todo el esfuerzo que ésta demanda. La respuesta de kant es
incuestionable; Kant sostiene que la ley moral permanece en vigor exista o no
Dios. De este modo llegamos a la conocida antinomia de la razón práctica
kantiana en la que la razón y la virtud no aseguran la felicidad. Lo fundamental
en Kant es que su fe es una fe racional moral, sustentada por la opción previa
por la razón desde la cual se funda la moral y la religión.
Frente a este sólido sistema argumentativo kantiano que anhela la
verdad Nietzsche, como hemos visto, tiene una actitud completamente opuesta
así rechazará toda voluntad de verdad sustituyéndola por su metafísica la
voluntad de poder correspondiente a un mundo fenomenológico en el que
asume la fragmentariedad. Para Nietzsche la muerte de Dios supone el fin de
la convergencia entre ontología, ética, epistemología y estética. Ante esta
ruptura plantea el nihilismo ontológico, no hay referencias últimas desde las
que establecer la verdad o la bondad eso genera escepticismo cognoscitivo.
Plantea una antropología naturalista, de base instintiva y voluntarista. En este
marco el superhombre sostendrá que el pecado es un instrumento de
manipulación de las conciencias por parte de los sacerdotes, negará también la
entidad del mal moral mediante su voluntad de poder, asumirá el peso del
sinsentido y del dolor físico mediante el amor fati, buscará la transmutación de
los valores en una autoafirmación solipsista desechando la condición
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intersubjetiva del hombre tan destacada últimamente en las éticas de Levinas o
Enrique Dusell, afirma la absolutez del presente y autojustifica al hombre desde
la inocencia del devenir. Finalmente Nietzsche negará la teodicea afirmando
que el mal moral no existe, la finitud es un bien, y el mal físico es un mal
natural. Se ha acusado a Nietsche de naturalizar el mal físico en exceso lo que
puede llevar a una indiferencia declarada frente de los enfermos. También se
ha acusado a su filosofía de someter al sujeto a una tensión suprahumana
insoportable para las personas. Demasiado peso para una conciencia ignorar la
autenticidad de los valores establecidos, crear otros nuevos, librarse del
sinsentido y del mal mediante una absolutización del presente autojustificando
al hombre desde el devenir y salvar el hueco dejado por Dios mediante una
autorredención creadora que niega toda relación intersubjetiva y el efecto de la
sociedad en la estructura interna del individuo. Por último la voluntad de poder
se presenta como un principio universal hermenéutico que acaba siendo tan
metafísico como aquellos que pretende negar: la dialéctica hegeliana o el
presupuesto de la moral como “factum rationis”.
El problema de la justificación del mal es un problema que todavía no ha
encontrado respuesta. Kant nos dice que nos afiliemos a la ley moral por
respeto a la misma ley moral sin garantizarnos que dicho esfuerzo nos haga
merecedores de algo. Nietzsche por su parte niega la ontología, reduce la
epistemología y la ética a la voluntad de poder y nos ofrece como alternativa
una afirmación absolutista de nosotros mismos mediante una comprensión
estética de la vida sin atender ni resolver los problemas que se plantean por lo
que no se nos muestra como una alternativa viable. La dificultad de resolver el
problema del mal es tanta como la facilidad con la que puede ser
problematizado en función de lo divino.
Sergio Rodríguez López
BIBLIOGRAFÍA:
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Una introducción didáctica a la Genealogía de la moral, ed. Diálogo.
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-ESTRADA, J.A., (2003) La imposible teodicea, ed. Trotta.
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-KANT, I., (2000) Crítica de la Razón Práctica, ed. Alianza Editorial.
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