LEY 333 DE 1996 - Ministerio de Defensa

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LEY 333 DE 1996
(Diciembre 19)
Diario Oficial No. 42.945, de 23 de diciembre de 1996
<NOTA DE VIGENCIA: Derogada por la Ley 793 de 2002>
Por la cual se establecen las normas de extinción de dominio sobre los bienes
adquiridos en forma ilícita
<Resumen de Notas de Vigencia>
NOTAS DE VIGENCIA:
8. Derogada por el artículo 22 de la Ley 793 de 2002, publicada en el Diario Oficial No
45.046 de 27 de diciembre de 2002, "Por la cual se deroga la Ley 333 de 1996 y se
establecen las reglas que gobiernan la extinción de dominio"
7. Modificada por la Ley 785 de 2002, publicada en el Diario Oficial No 45.046 de 27
de diciembre de 2002, "por la cual se dictan disposiciones relacionadas con la
administración de los bienes incautados en aplicación de las Leyes 30 de 1986 y 333 de
1996"
6. Suspendida durante la vigencia del Decreto 1975 de 2002 según lo dispuesto en el
artículo 22 de la misma, "Por medio del cual se suspende la Ley 333 de 1996 y se
regulan la acción y el trámite de la extinción del dominio", publicada en el Diario
Oficial 44.922, de 4 de septiembre de 2002.
5. Modificada por la Ley 599 de 2000, "Por la cual se expide el Código Penal",
publicada en el Diario Oficial No. 44.097 de 24 de julio del 2000.
Establecen los Artículos 474 y 476 de la Ley 599 de 2000:
"ARTICULO 474. DEROGATORIA. Deróganse el Decreto 100 de 1980 y demás
normas que lo modifican y complementan, en lo que tiene que ver con la consagración
de prohibiciones y mandatos penales".
"ARTICULO 476. VIGENCIA. Este Código entrará a regir un (1) año después de su
promulgación".
Este documento no incorpora tales derogatorias en los artículos correspondientes.
4. Modificada por la Ley 504 de 1999, publicada en el Diario oficial No 43.618, del 29
de junio de 1999, "Por la cual se derogan y modifican algunas disposiciones del Decreto
2700 de 1991, y de los Decretos-leyes 2790 de 1990, 2271 de 1991, 2376 de 1991, Ley
65 de 1993, Ley 333 de 1996 y Ley 282 de 1996 y se dictan otras disposiciones".
3. Modificada por el Decreto 1122 de 1999, publicado en el Diario Oficial No. 43.622
del 29 de junio de 1999, "Por el cual se dictan normas para suprimir trámites, facilitar la
actividad de los ciudadanos, contribuir a la eficiencia y eficacia de la Administración
Pública y fortalecer el principio de la buena fe".
El Decreto 1122 de 1999 fue declarado INEXEQUIBLE por la Corte Constitucional
mediante Sentencia C-923-99 de 18 de noviembre de 1999, Magistrado Ponente Dr.
Alvaro Tafur Galvis
3. Modificada por el Decreto 250 de 1997, publicado en el Diario Oficial No 42.976, del
7 de febrero de 1997, "Por medio del cual se dictan normas en materia de adjudicación
de bienes rurales sobre los cuales se hubiere extinguido su dominio"
El Decreto 250 de 1997 fue declarado INEXEQUIBLE por la Corte Constitucional,
mediante Sentencia No. C-136-97 del 19 de marzo de 1997, Magistrado Ponente Dr.
José Gregorio Hernandez, "a partir del dia siguiente a la notificación de la C-122-97 que
declaró INEXEQUIBLE el Decreto 80 de 1997", fecha del 12 de marzo de 1997.
2. Ley declarada EXEQUIBLE por la Corte Constitucional mediante Sentencia C-40997 de 28 de agosto de 1997, Magistrado Ponente Dr. José Gregorio Hernández Galindo,
respecto del cargo genérico formulado sobre posible violación del derecho de propiedad
y de la garantía de no ser afectado por confiscación..
1. Ley declarada EXEQUIBLE por la Corte Constitucional, mediante Sentencia C-37497 de 13 de agosto de 1997, en cuanto no se configuraron los vicios de procedimiento
alegados. Magistrado Ponente, Dr. José Gregorio Hernández Galindo.
EL CONGRESO DE COLOMBIA,
DECRETA:
CAPÍTULO I.
DE LA EXTINCIÓN DEL DOMINIO.
ARTÍCULO 1o. DEL CONCEPTO. <Artículo CONDICIONALMENTE
EXEQUIBLE> Para los efectos de esta Ley, se entiende por extinción del
dominio la pérdida de este derecho en favor del Estado, sin contraprestación ni
compensación de naturaleza alguna para su titular.
<Jurisprudencia - Vigencia>
Corte Constitucional:
- Mediante Sentencia C-409-97 de 28 de agosto de 1997, Magistrado Ponente Dr. José
Gregorio Hernández Galindo, la Corte Constitucional declaró estése a lo resuelto en la
Sentencia C-374-97
- Artículo declarado CONDICIONALMENTE EXEQUIBLE por la Corte
Constitucional, en los términos de la Sentencia, mediante Sentencia C-374-97 de 13 de
agosto de 1997, Magistrado Ponente, Dr. José Gregorio Hernández Galindo. A
continuación se transcriben los términos de la sentencia:
"Si, como se deja dicho, la modalidad de extinción del dominio consagrada en el
artículo 34 de la Constitución implica una sentencia declarativa acerca de que ningún
derecho tenía quien pasaba por propietario de los bienes adquiridos en cualquiera de las
hipótesis que el mismo precepto constitucional contempla, es el legislador el llamado a
concretar las características del proceso correspondiente y a definir, puesto que no lo
hizo el propio Constituyente, lo que se entiende en el Derecho Público colombiano
cuando se alude a esa extraordinaria institución.
Como resulta de lo ya expuesto, la extinción del dominio no se confunde con la
confiscación, de la cual el propio artículo de la Carta se ha encargado de diferenciarla,
al indicar que la prohibición de esa pena no obsta para que judicialmente se declare
extinguido el dominio de los bienes mal habidos.
No estamos, entonces, ante un despojo absoluto del patrimonio de una persona a manos
del Estado, impuesto a título de pena, generalmente bajo una motivación de carácter
político. La extinción del dominio recae única y exclusivamente sobre los bienes
adquiridos por enriquecimiento ilícito, en perjuicio del Tesoro Público o con grave
deterioro de la moral social, y sólo hasta el monto de la adquisición no protegida
constitucionalmente, pues, como se verá, lo lícitamente adquirido escapa por definición
a la declaración judicial correspondiente, a menos que se trate de bienes equivalentes a
los mal habidos, sobre el supuesto de que, como lo indica el artículo 6 de la Ley,
resultare imposible ubicar, incautar o aprehender los bienes determinados que
primariamente debían ser afectados por la medida.
Es cierto que, como el artículo 1 lo establece, se declara la extinción del dominio, en los
casos previstos por la Carta, en favor del Estado, pero ello, si bien no fue expresamente
contemplado por la Constitución, no la vulnera, puesto que, de una parte, algún destino
útil habrían de tener los bienes cuyo dominio se declara extinguido y, de otra, está de
por medio la prevalencia del interés general, preservada por el artículo 1 de la Carta
Política. Es natural, entonces, que sea el Estado el beneficiario inicial de la sentencia
que decreta la extinción del dominio, recibiendo física y jurídicamente los bienes
respectivos, toda vez que ha sido la sociedad, que él representa, la perjudicada por los
actos ilícitos o inmorales que dieron lugar al aumento patrimonial o al enriquecimiento
irregular de quien figuraba como propietario.
Es la organización política, por tanto, la que debe disponer de esos bienes, y la que debe
definir, por conducto de la ley, el destino final de los mismos.
También se ha estatuido que la declaración judicial acerca de que el dominio se extinga,
y los efectos jurídicos de la misma, se produzcan "sin contraprestación ni compensación
de naturaleza alguna para su titular". Aunque por este aspecto existe similitud con la
confiscación, no puede soslayarse la importancia del elemento diferencial respecto de
esa figura, que deriva del hecho de no tratarse de una pena, en cuya virtud se prive a la
persona de un derecho que tenía, sino de una sentencia declarativa acerca de la
inexistencia del derecho que se ostentaba -aparente-, cuyos efectos, por tanto, se
proyectan al momento de la supuesta y desvirtuada adquisición de aquél.
Insístese en que ningún derecho adquirido se desconoce a quien figura como titular de la
propiedad.
Entonces, mal puede hablarse de indemnizar al sujeto afectado por la sentencia, o de
compensar de alguna forma y en cualquier medida la disminución que por tal motivo se
produzca en su patrimonio.
En realidad, la "pérdida" de la que habla el artículo acusado no es tal en estricto sentido,
por cuanto el derecho en cuestión no se hallaba jurídicamente protegido, sino que
corresponde a la exteriorización a posteriori de que ello era así, por lo cual se extingue
o desaparece la apariencia de propiedad existente hasta el momento de ser desvirtuada
por la sentencia.
Es claro que, mientras tal providencia no esté en firme, ha de presumirse que dicha
apariencia corresponde a la realidad, pues suponer lo contrario implicaría desconocer las
presunciones de inocencia y buena fe plasmadas en la Constitución, pero ya
ejecutoriado el fallo, acaba esa apariencia, entendiéndose que sustancialmente, y a pesar
de haber estado ella formalmente reconocida, jamás se consolidó el derecho de
propiedad en cabeza de quien decía ser su titular.
En ese orden de ideas, el artículo 1, bajo examen, no viola la Carta Política por haber
excluido toda forma de contraprestación o compensación por la declaración judicial en
comento.
Se pone aquí de presente una de las diferencias más claras entre la extinción del
dominio y la expropiación. Esta última, salvo el caso extraordinario de las razones de
equidad calificadas por el legislador, exige la indemnización por regla general. El
propietario, titular de un legítimo derecho, lo pierde por razón de la prevalencia del
interés social o colectivo sobre el suyo, que es individual, o en cuanto se configura el
caso de la utilidad pública, pero tiene derecho -salvo las razones de equidad que el
Congreso declare- a un resarcimiento, toda vez que él no puede ser el único que asuma
en su totalidad la carga pública correspondiente y, en cambio, ha sido afectado,
justificadamente sí, pero sin que tal motivo lo excluya, también en justicia, de obtener la
adecuada compensación.
A la inversa, en la extinción del dominio no hay nada qué indemnizar."
ARTÍCULO 2o. DE LAS CAUSALES. <Artículo CONDICIONALMENTE
EXEQUIBLE> Por sentencia judicial se declarará la extinción del derecho de
dominio de los bienes provenientes directa o indirectamente del ejercicio de las
actividades que más adelante se establezcan o que hayan sido utilizados como
medios o instrumentos necesarios para la realización de los mismos. Dichas
actividades son:
1. Enriquecimiento ilícito de servidores públicos, de particulares.
2. Perjuicio del Tesoro Público que provenga de los delitos de peculado, interés
ilícito en la celebración de contratos, de contratos celebrados sin requisitos
legales, emisión ilegal de moneda o de efectos o valores equiparados a
moneda; ejercicio ilícito de actividades monopolísticas o de arbitrio rentístico;
hurto sobre efectos y enseres destinados a seguridad y defensa nacionales;
delitos contra el patrimonio que recaigan sobre bienes del Estado; utilización
indebida de información privilegiada; utilización de asuntos sometidos a secreto
o reserva.
3. Grave deterioro de la moral social. Para los fines de esta norma, se entiende
que son hechos que deterioran la moral social, los delitos contemplados en el
Estatuto Nacional de Estupefacientes y las normas que lo modifiquen o
adicionen, testaferrato, el lavado de activos, los delitos contra el orden
económico social, delitos contra los recursos naturales; fabricación y tráfico de
armas y municiones de uso privativo de las fuerzas militares, concusión,
cohecho, tráfico de influencias, rebelión, sedición, asonada o provenientes del
secuestro, secuestro extorsivo o extorsión.
4. Los eventos en que se utilicen bienes como medio o instrumentos de
actuaciones delictivas o se destinen a éstas, salvo que sean objeto de
decomiso o incautación ordenada dentro del proceso penal mediante
providencia en firme.
5. También procederá la extinción del dominio cuando judicialmente se haya
declarado la ilicitud del origen de los bienes en los eventos consagrados en los
incisos 2o. y 3o. del artículo 7o., de esta Ley, y en el Código de Procedimiento
Penal.
<Jurisprudencia - Vigencia>
Corte Constitucional:
- Mediante Sentencia C-409-97 de 28 de agosto de 1997, Magistrado Ponente Dr. José
Gregorio Hernández Galindo, la Corte Constitucional declaró estése a lo resuelto en la
Sentencia C-374-97
- Artículo declarado CONDICIONALMENTE EXEQUIBLE por la Corte
Constitucional, en los términos de la Sentencia, mediante Sentencia C-374-97 de 13 de
agosto de 1997, Magistrado Ponente, Dr. José Gregorio Hernández Galindo. A
continuación se transcriben los términos de la sentencia:
"Esta norma, considera la Corte, en nada lesiona las disposiciones constitucionales. Se
limita a desarrollar el artículo 34 de la Carta, reiterando el requisito de la sentencia
judicial y precisando las causales de la extinción del dominio.
Era necesario que el legislador determinara, indicando las respectivas conductas, cuál es
el contenido de las razones excepcionales que en nuestro sistema, a la luz de la
mencionada norma constitucional, dan lugar a esa extraordinaria medida.
No sobra anotar, sin embargo, que, como en esta sentencia se explica, la norma
constitucional tiene una mayor amplitud material que el Código Penal, es decir, que la
enunciación del enriquecimiento ilícito, del perjuicio del Tesoro Público y del grave
deterioro de la moral social abarca mucho más de lo que, en ejercicio de sus funciones,
pueda el legislador señalar como hechos punibles.
Para la Corte, es el legislador el llamado a concretar en qué consisten las aludidas
causales constitucionales de la extinción del dominio, y evidentemente puede él
considerar que tengan carácter de delictivas, pero sin que por definirlo así en una
determinada ley -la presente-, se agote su facultad de prever en el futuro otros
comportamientos, no necesariamente calificados como delitos, que por causar daño al
Tesoro Público o por afectar la moral colectiva, ocasionen el proceso judicial de
carácter patrimonial del que se trata.
No es necesario, entonces, en términos estrictamente constitucionales, que se haya
iniciado o que esté en curso o haya habido un proceso penal para que la acción de
extinción del dominio pueda iniciarse ni tampoco para que prospere. Todo depende,
pues, del catálogo de conductas que el legislador haya señalado como constitutivas de
enriquecimiento ilícito, grave deterioro de la moral social o perjuicio del Tesoro
público. Bien puede él incorporar comportamientos sancionados en la ley penal como
delictivos, o aludir a actos u omisiones que, aunque no elevados a la categoría de
punibles, o habiéndola perdido, sí contraríen la moral o causen agravio al interés
patrimonial del Estado.
Aunque el legislador habría podido definir, como constitutivas de cualquiera de las
causales constitucionales de extinción del dominio, actuaciones u omisiones no
tipificadas en la ley como delitos, mientras no se produzca una ley que así lo haga, el
único desarrollo legislativo al respecto es el contenido en el artículo 2 de la Ley 333 de
1996, luego complementado por el artículo 14 de la Ley 365 de 1997, por fuera de
cuyos linderos no puede abrirse proceso alguno de extinción del dominio.
El legislador, entonces, no ha regulado todavía el trámite de extinción del dominio en
aquellos casos que, según la Constitución, ameritan la aplicación de esa figura, pero que
no implican necesariamente la comisión de un hecho punible.
En efecto, no hay duda de que el enriquecimiento ilícito tiene hoy en nuestro sistema, y
de manera autónoma, el carácter de delito; el perjuicio del Tesoro Público se concreta
normalmente en conductas que tienen asignada una sanción penal; y algunas formas de
deterioro de la moral social constituyen a la vez delitos.
Pero, a juicio de la Corte, especialmente en lo que se refiere a la última de las causales
enunciadas, no toda conducta contraria a la moral social que la afecte gravemente tiene
que configurar, a la vez, un comportamiento tipificado como delictivo.
Algunos de los actores han sostenido que ciertos delitos, específicamente los políticos,
no pueden dar lugar a la extinción del dominio.
En el sentir de la Corte, tal aseveración no coincide con los mandatos constitucionales,
si se tiene en cuenta que es el legislador el encargado de dar desarrollo al precepto
constitucional y por cuanto, además del grave daño que tales comportamientos causan a
la sociedad, en ellos ni siquiera la amnistía y el indulto, una vez concedidos por el
Congreso, excluyen la responsabilidad civil de los autores del delito ni la indemnización
a la que tienen derecho las víctimas por razón del mismo (artículos 150, numeral 17, y
201, inciso 2).
Es verdad que el Estado, según las reglas del artículo 150, numeral 17, puede eximir a
los favorecidos de la responsabilidad civil respecto de particulares, pero, obviamente, tal
decisión está justamente en cabeza del Congreso, que no viola la Carta Política si se
abstiene de hacerlo.
Entonces, habiendo separado el Constituyente los efectos estrictamente penales de los
civiles y patrimoniales de los delitos políticos, y siendo claro que la rebelión, la sedición
y la asonada pueden implicar un perjuicio para el Tesoro Público, o grave deterioro de
la moral social, la figura de la extinción del dominio sobre los bienes que puedan
haberse adquirido en el curso de los actos correspondientes es perfectamente aplicable.
También se cuestiona por algunos de los demandantes e intervinientes el que se haya
incluido, dentro de las figuras delictivas que propician la extinción del dominio, la
modalidad culposa de las conductas enumeradas.
Uno de los impugnantes llega al extremo de considerar inconstitucional la normatividad
demandada por no haber excluido de sus reglas las formas culposas de los delitos de
narcotráfico, interés ilícito en la celebración de contratos y peculado.
Ante todo, un cargo de inconstitucionalidad no puede fundarse en lo que el actor cree
que ha debido decir la ley, sino en lo que ella en efecto establece y puede contrariar la
Constitución.
La Corte reitera:
"Para que la Corte Constitucional pueda establecer, con fuerza de verdad jurídica, la
inexequibilidad que ante ella se solicita, es indispensable que la demanda recaiga sobre
un texto real y no simplemente deducido por el actor o implícito.
Es verdad que la Corte, al efectuar el cotejo de una norma con la Constitución puede
introducir en ella distinciones, para declarar la exequibilidad condicionada, excluyendo
del ordenamiento jurídico determinado alcance del precepto objeto de su fallo.
Es decir, puede la Corte, en ejercicio de sus atribuciones, al analizar una norma que ante
ella se demanda, o que debe revisar oficiosamente, diferenciar entre varios sentidos
posibles del precepto admitiendo aquéllos que se avienen a la Constitución y
desechando los que la contradicen.
La misma función del control constitucional, para que sea efectiva, exige que la
autoridad encargada de ejercerla pueda condicionar en casos excepcionales la decisión
de exequibilidad, cuando de la propia disposición enjuiciada pueden surgir efectos
jurídicos diversos o equívocos, por lo cual se requiere que el juez de constitucionalidad
defina hasta dónde llega el precepto en su ajuste a la Constitución, y donde y porqué
principia a quebrantarla.
Pero esa técnica de control difiere de aquella encaminada a establecer proposiciones
inexistentes, que no han sido suministradas por el legislador, para pretender deducir la
inconstitucionalidad de las mismas cuando del texto normativo no se desprenden. Esta
es la circunstancia del caso en estudio, en el cual los demandantes piden que no se
declare inexequible ninguna parte de la norma vigente sino una hipótesis
arbitrariamente inferida de ella.
No resulta posible resolver sobre cada uno de los casos particulares hipotéticamente
cobijados por un precepto legal, introduciendo comparaciones con otros casos
igualmente particulares no previstos en él.
Para llegar a la declaración de inexequibilidad total o parcial de una disposición de la
ley es menester definir si existe una oposición objetiva y verificable entre lo que
dispone el precepto acusado y lo que manda la Constitución". (Cfr. Corte
Constitucional. Sala Plena. Sentencia C-504-95 del 9 de noviembre de 1995)
Por otra parte, la Constitución Política no establece distinción en cuanto a los motivos
que dan lugar a la extinción del dominio y, más todavía, según lo ya expuesto, a la luz
del segundo inciso de su artículo 34, podría aplicarse tal figura a conductas no
necesariamente delictivas que ocasionaran los efectos allí indicados.
Y es que el carácter de la extinción del dominio es exclusivamente patrimonial y
constituye una consecuencia no penal sino económica de los actos imputables a una
persona. Estos, por tanto, no exigen necesariamente el dolo para merecer sanción,
aunque no puede olvidarse que la culpa grave, de acuerdo con nuestra ley civil, se
asimila al dolo.
Otros demandantes piden que se declare inexequible la referencia al interés ilícito en la
celebración de contratos administrativos y a los contratos celebrados sin requisitos
legales, como delitos constitutivos del perjuicio del Tesoro Público.
La Corte no puede admitir que tal inclusión en la norma vulnere la Carta Política, pues
ello implicaría aceptar que la corrupción administrativa, tan extendida entre nosotros,
puede ser fuente del derecho de propiedad.
Desde luego, la extinción del dominio que en tales casos se decrete tan sólo puede
referirse al monto del provecho ilícito.
Uno de los demandantes afirma que la norma crea confusión y por tanto viola el debido
proceso, pues desconoce las herramientas que la ley penal consagra para evitar la
constitución de patrimonios ilícitos. En efecto -según afirma-, la disposición genera
dudas "acerca de si el comiso o la acción de restitución continúan vigentes, o si sólo se
aplican a las conductas señaladas taxativamente por la ley acusada".
Así mismo -agrega- se viola el principio de igualdad, ya que los bienes objeto de
decomiso o incautación no son susceptibles de la acción de extinción del dominio.
No se aceptan tales argumentos, pues, según lo expuesto, la figura de la extinción del
dominio prevista en el inciso 2 del artículo 34 de la Constitución, no corresponde a una
"constitucionalización" de los institutos legales conocidos como comiso e incautación
de bienes, los cuales, sin perjuicio de aquélla, siguen cumpliendo, respecto de todo
proceso penal, el objetivo que les es propio, tanto para la investigación correspondiente
como en lo relacionado con el vínculo existente entre el ilícito y la destinación a él de
cierto bien, o entre el delito y el provecho ilegítimo que de él podría derivarse.
No se olvide que la extinción del dominio, según acaba de advertirse, no cobija toda
clase de delitos, al paso que el decomiso y la incautación de bienes son aplicables en
términos generales, como lo contemplan las normas procesales pertinentes, a un cúmulo
de hechos punibles que escapan a la excepcional medida contemplada por el artículo 34,
inciso 2, de la Constitución.
Además, mientras el decomiso es una medida inmediata, adoptada por la autoridad que
la ley indique sin necesidad del agotamiento de todo un proceso, precisamente por
cuanto está concebida para servir a los fines del mismo, la extinción del dominio
requiere, por expreso mandado constitucional, de sentencia judicial, previo el
agotamiento del proceso, con todas las garantías previstas en el artículo 29 de la Carta.
Mal puede afirmarse, entonces, que se trate de las mismas instituciones, menos con la
atrevida pretensión del demandante, quien quiso corregir al Constituyente, para
someterlo a las reglas del proceso penal instauradas por la ley.
Finalmente, ha de referirse la Corte al cargo que formula uno de los actores contra el
artículo 2 acusado, en el sentido de que la norma confunde la extinción del dominio que él llama confiscación- con la responsabilidad civil generada por el delito.
Del texto demandado no se deduce que tal aseveración sea cierta, pues se limita a
enunciar los delitos en los cuales se concretan las tres causales constitucionales de
extinción del dominio, sin entrar a establecer el carácter, indemnizatorio o no, de la
destinación que pueda darse a los bienes cuya propiedad se declara extinguida.
No podría, en todo caso, atribuirse a la Ley el aludido efecto, si se repara en que, según
el artículo 1, ya estudiado, el derecho de propiedad se pierde "a favor del Estado", y si
no siempre es el Estado el ente que sufre perjuicio como consecuencia de los delitos que
se enumeran, está excluido por regla general el carácter indemnizatorio de la sentencia
que declara extinguido el dominio."
ARTÍCULO 3o. DE LOS BIENES. <Aparte tachado INEXEQUIBLE> Para los
efectos de esta Ley se entenderá por bienes susceptibles de extinción del
dominio todo derecho o bien mueble o inmueble, con excepción de los
derechos personalísimos.
La extinción del dominio también se declarará sobre el producto de los bienes
adquiridos en las circunstancias de que trata esta Ley, los derivados de éstos,
sus frutos, sus rendimientos, y sobre los recursos provenientes de la
enajenación o permuta de bienes adquiridos ilícitamente o destinados a
actividades delictivas o considerados como producto, efecto, instrumento u
objeto del ilícito. Cuando se mezclen bienes de ilícita procedencia con bienes
adquiridos lícitamente, la extinción del dominio procederá sólo hasta el monto
del provecho ilícito.
<Jurisprudencia Vigencia>
Corte Constitucional:
- Artículo declarado EXEQUIBLE por la Corte Constitucional, mediante Sentencia C374-97 de 13 de agosto de 1997, Magistrado Ponente, Dr. José Gregorio Hernández
Galindo, salvo el aparte tachado declarado INEXEQUIBLE.
ARTÍCULO 4o. DE LOS BIENES ADQUIRIDOS POR ACTO ENTRE VIVOS.
<Artículo CONDICIONALMENTE EXEQUIBLE> Tratándose de bienes
transferidos por acto entre vivos, procederá la extinción del dominio cuando un
tradente los haya adquirido en los casos contemplados en el artículo 2o y los
adquirentes hubieren actuado con dolo o culpa grave respecto del
conocimiento de las causales allí contempladas.
En los casos en que se hubiere constituido fiducia o encargo fiduciario sobre
los bienes respecto de los cuales se pretenda la extinción del dominio, bastará
para su procedencia que alguna de las causales señaladas en el artículo 2o.
sea predicable del encargante o constituyente, sin perjuicio de los derechos de
la fiduciaria a su remuneración y de los derechos de beneficiarios y terceros
que no hubieren actuado con dolo o culpa grave.
Las disposiciones de esta Ley no afectarán los derechos que con arreglo a las
leyes civiles se deriven de los negocios jurídicos válidamente celebrados ni los
de su invalidez, nulidad, resolución, rescisión e ineficacia para las partes y
terceros, ni los inherentes al pago de lo no debido ni al ejercicio de las
profesiones liberales.
<Jurisprudencia - Vigencia>
Corte Constitucional:
- Artículo declarado CONDICIONALMENTE EXEQUIBLE por la Corte
Constitucional, en los términos de la Sentencia, mediante Sentencia C-374-97 de 13 de
agosto de 1997, Magistrado Ponente, Dr. José Gregorio Hernández Galindo. A
continuación se transcriben los términos de la sentencia:
"En el caso de los bienes adquiridos por acto entre vivos, reviste trascendencia el hecho
de si el adquirente obró o no dolosamente o con culpa grave. Si ocurrió así, lo cual debe
ser probado en el curso del proceso (artículo 29 C.P.), es viable la declaración de
extinción del dominio. En caso contrario, no lo es, con lo cual se quiere salvaguardar el
derecho de los terceros de buena fe, esto es, el de quienes, aun tratándose de bienes de
procedencia ilícita o afectada por cualquiera de las causas señaladas en el artículo 34 de
la Constitución, los adquirieron ignorando ese estigma, sin intención proterva o torcida,
sin haber tomado parte en los actos proscritos por el orden jurídico, sin haber buscado
encubrir al delincuente o al corrupto, sin entrar en concierto con él, sin pretender
ganancia o provecho contrarios a la ley, y no habiendo incurrido en culpa grave, en los
términos descritos por ella. Desde luego, no puede entenderse que tal culpa grave se
configure, en una interpretación exagerada y de imposible aplicación, en términos tales
que el comprador de un bien se vea obligado a adelantar una investigación exhaustiva
acerca de los antecedentes penales de su vendedor y, menos, de quienes a él le
vendieron o le transfirieron el dominio. Esa es una responsabilidad de las autoridades
públicas competentes.
Por supuesto, si el dolo o la culpa grave han tenido lugar y son debidamente
establecidos en cabeza del adquirente, cabe la extinción del dominio, toda vez que el
tercero, en esas hipótesis, participa en el proceso ilícito "a sabiendas", o en virtud de
imperdonable descuido que constituye culpa grave aunque se haya acudido a la figura
jurídica del encargo o la fiducia.
Los cargos que se formulan contra esta norma, por haber desconocido los derechos de
los terceros de buena fe, resultan totalmente infundados, para concluir lo cual es
suficiente, además de lo dicho, leer su inciso final, a cuyo tenor las disposiciones de la
Ley no afectan derechos que con arreglo a las leyes civiles se deriven de negocios
jurídicos válidamente celebrados.
En cuanto a los bienes adquiridos por causa de muerte, la determinante legal para
establecer si procede o no la extinción del dominio no es la conducta del heredero o
legatario, sino la del causante. Si éste adquirió los bienes en cualquiera de las
circunstancias previstas por el artículo 2 de la Ley, se extingue el dominio que se había
radicado en cabeza de los adquirentes a este título con la advertencia de que el Estado
les devolverá los pagos que hubieren efectuado por concepto de impuestos.
No se observa violación alguna de la Constitución por haberse consagrado las indicadas
reglas, ya que nadie puede dar de lo que no tiene, y es evidente que el causante,
habiéndose probado la ilicitud de su propiedad, no la tenía en realidad y mal podía
transferirla a otro u otros al momento de su muerte."
ARTÍCULO 5o. DE LOS BIENES ADQUIRIDOS POR CAUSA DE MUERTE.
<Artículo CONDICIONALMENTE EXEQUIBLE> Procederá la extinción del
derecho de dominio respecto de los bienes objeto de sucesión por causa de
muerte, cuando dichos bienes hayan sido adquiridos por el causante en
cualquiera de las circunstancias previstas en el artículo 2o de la presente Ley.
En el evento de haberse efectuado la partición y realizado el pago del impuesto
por el adjudicatario, así como la ganancia ocasional, si la hubiere, el Estado
deberá devolverlos para que sea procedente la ejecución de la sentencia.
<Jurisprudencia - Vigencia>
Corte Constitucional:
- Mediante Sentencia C-409-97 de 28 de agosto de 1997, Magistrado Ponente Dr. José
Gregorio Hernández Galindo, la Corte Constitucional declaró estése a lo resuelto en la
Sentencia C-374-97
- Artículo declarado CONDICIONALMENTE EXEQUIBLE por la Corte
Constitucional, en los términos de la Sentencia, mediante Sentencia C-374-97 de 13 de
agosto de 1997, Magistrado Ponente, Dr. José Gregorio Hernández Galindo. A
continuación se transcriben los términos de la sentencia:
"En el caso de los bienes adquiridos por acto entre vivos, reviste trascendencia el hecho
de si el adquirente obró o no dolosamente o con culpa grave. Si ocurrió así, lo cual debe
ser probado en el curso del proceso (artículo 29 C.P.), es viable la declaración de
extinción del dominio. En caso contrario, no lo es, con lo cual se quiere salvaguardar el
derecho de los terceros de buena fe, esto es, el de quienes, aun tratándose de bienes de
procedencia ilícita o afectada por cualquiera de las causas señaladas en el artículo 34 de
la Constitución, los adquirieron ignorando ese estigma, sin intención proterva o torcida,
sin haber tomado parte en los actos proscritos por el orden jurídico, sin haber buscado
encubrir al delincuente o al corrupto, sin entrar en concierto con él, sin pretender
ganancia o provecho contrarios a la ley, y no habiendo incurrido en culpa grave, en los
términos descritos por ella. Desde luego, no puede entenderse que tal culpa grave se
configure, en una interpretación exagerada y de imposible aplicación, en términos tales
que el comprador de un bien se vea obligado a adelantar una investigación exhaustiva
acerca de los antecedentes penales de su vendedor y, menos, de quienes a él le
vendieron o le transfirieron el dominio. Esa es una responsabilidad de las autoridades
públicas competentes.
Por supuesto, si el dolo o la culpa grave han tenido lugar y son debidamente
establecidos en cabeza del adquirente, cabe la extinción del dominio, toda vez que el
tercero, en esas hipótesis, participa en el proceso ilícito "a sabiendas", o en virtud de
imperdonable descuido que constituye culpa grave aunque se haya acudido a la figura
jurídica del encargo o la fiducia.
Los cargos que se formulan contra esta norma, por haber desconocido los derechos de
los terceros de buena fe, resultan totalmente infundados, para concluir lo cual es
suficiente, además de lo dicho, leer su inciso final, a cuyo tenor las disposiciones de la
Ley no afectan derechos que con arreglo a las leyes civiles se deriven de negocios
jurídicos válidamente celebrados.
En cuanto a los bienes adquiridos por causa de muerte, la determinante legal para
establecer si procede o no la extinción del dominio no es la conducta del heredero o
legatario, sino la del causante. Si éste adquirió los bienes en cualquiera de las
circunstancias previstas por el artículo 2 de la Ley, se extingue el dominio que se había
radicado en cabeza de los adquirentes a este título con la advertencia de que el Estado
les devolverá los pagos que hubieren efectuado por concepto de impuestos.
No se observa violación alguna de la Constitución por haberse consagrado las indicadas
reglas, ya que nadie puede dar de lo que no tiene, y es evidente que el causante,
habiéndose probado la ilicitud de su propiedad, no la tenía en realidad y mal podía
transferirla a otro u otros al momento de su muerte."
ARTÍCULO 6o. DE LOS BIENES EQUIVALENTES. <Artículo
CONDICIONALMENTE EXEQUIBLE> Cuando no resultare posible ubicar,
incautar o aprehender otros bienes determinados sobre los cuales verse la
extinción del dominio, al momento de la sentencia podrá el Juez declarar
extinguido el dominio sobre un valor equivalente. Lo dispuesto en el presente
artículo no podría interpretarse en perjuicio de los derechos de terceros de
buena fe.
PARÁGRAFO. Antes de la sentencia de primera instancia, no podrá el Juez
que esté conociendo de la acción de extinción de dominio aprehender, ocupar
u ordenar la práctica de medidas cautelares sobre bienes equivalentes.
<Jurisprudencia - Vigencia>
Corte Constitucional:
- Mediante Sentencia C-409-97 de 28 de agosto de 1997, Magistrado Ponente Dr. José
Gregorio Hernández Galindo, la Corte Constitucional declaró estése a lo resuelto en la
Sentencia C-374-97
- Artículo declarado CONDICIONALMENTE EXEQUIBLE por la Corte
Constitucional, en los términos de la Sentencia, mediante Sentencia C-374-97 de 13 de
agosto de 1997, Magistrado Ponente, Dr. José Gregorio Hernández Galindo. A
continuación se transcriben los términos de la sentencia:
"No es inconstitucional, como lo afirmaron varios de los demandantes. El legislador ha
partido de un supuesto fundado en la realidad: quien adquirió un bien de manera ilícita
buscará muy probablemente deshacerse de él, aprovechando casi siempre la buena fe de
otros, y, de todas maneras, si lo consigue, habrá logrado el provecho equivalente, que
estará radicado ahora en el dinero o en otros bienes. Sobre éstos o sobre los que los
sustituyan dentro de su patrimonio cabe la extinción del dominio para hacer realidad el
principio según el cual la sociedad no puede premiar el delito ni la inmoralidad.
Establecer lo contrario llevaría a aceptar figuras tan corruptoras y dañinas como el
lavado de activos, que no están cobijadas por la protección constitucional de la
propiedad.
De nuevo en esta norma quedan protegidos los derechos de los terceros de buena fe, por
lo cual, si los bienes equivalentes a los ilícitamente adquiridos se traspasan a otra
persona, que ha obrado sin dolo ni culpa grave, respecto de ella no tiene lugar la
declaración de extinción del dominio.
En concordancia con el artículo transcrito, será declarado exequible el parágrafo del
artículo 21 de la misma Ley.
Según el primero de ellos, también procederá la extinción del dominio sobre bienes
equivalentes en el evento en que el Estado tuviere que reconocer a un tercero el derecho
que se hubiere probado en el juicio, respecto del cual se haya establecido limitación,
gravamen o desmembración, embargo, registro de demanda, inmovilización o
inscripción sobre los bienes materia de proceso. Se trata de un mecanismo enderezado a
asegurar para el Estado la recuperación de lo que ha destinado al resarcimiento de los
terceros de buena fe."
CAPÍTULO II.
DE LA ACCIÓN DE EXTINCIÓN DEL DOMINIO.
ARTÍCULO 7o. DE LA NATURALEZA DE LA ACCIÓN. La acción de extinción
del dominio de que trata esta Ley es de naturaleza jurisdiccional y de carácter
real, y procederá contra el titular real o presunto o los beneficiarios reales de
los bienes, independientemente de quien lo tenga en su poder o lo haya
adquirido, {y sin perjuicio de los derechos de los terceros de buena fe. En
ningún caso se podrá intentar la acción de extinción del dominio en forma
independiente, si hay actuaciones penales en curso}.
<Jurisprudencia Vigencia>
Corte Constitucional
- Aparte entre corchetes {...} y subrayado declarado EXEQUIBLE, "en los términos de
la sentencia", por la Corte Constitucional mediante Sentencia C-539-97 de 23 de
octubre de 1997, Magistrado Ponente Dr. José Gregorio Hernández Galindo. Con
respecto a la parte primera del inciso, declaró estése a lo resuelto en las Sentencias C374-97 y C-409-97.
- Aparte subrayado en este inciso declarado EXEQUIBLE por la Corte Constitucional
mediante Sentencia C-409-97 de 28 de agosto de 1997, Magistrado Ponente Dr. José
Gregorio Hernández Galindo.
- Aparte en cursiva declarado EXEQUIBLE por la Corte Constitucional, mediante
Sentencia C-374-97 de 13 de agosto de 1997, Magistrado Ponente Dr. José Gregorio
Hernández Galindo.
Si la acción penal se extingue o termina sin que se haya proferido decisión
sobre los bienes, continuará el trámite ante el mismo funcionario que conoció
del proceso penal y procederá la declaración de extinción del dominio de
aquellos bienes adquiridos en cualquiera de las circunstancias de que trata
esta Ley.
<Jurisprudencia - Vigencia>
Corte Constitucional:
- Aparte subrayado declarado EXEQUIBLE por la Corte Constitucional mediante
Sentencia C-1708-00 de 12 de diciembre de 2000, Magistrado Ponente Dr. Alvaro Tafur
Galvis, respecto de los cargos formulados en las demandas que se resuelven.
De las consideraciones de la Corte se destaca, sobre el análisis de cosa juzgada:
"Tal como lo propone el demandante se estudian, conjuntamente, las disposiciones de la
Ley 333 de 1996, demandadas, respecto de las cuales no se ha pronunciado esta
Corporación -artículos 7° y 27-, que desarrollan algunos aspectos de la competencia
asignada a la Fiscalía General de la Nación para investigar la adquisición de los
derechos que integran el patrimonio de quien es investigado por la comisión de las
conductas relacionadas en el artículo 2° de la misma disposición, por cuanto, el actor
aduce que dicha competencia quebranta sendos artículos de la Constitución Política y
los Convenios Internacionales suscritos y ratificados por el Estado Colombiano relacionados en otros apartes-, por cuanto la función de la Fiscalía General de la Nación
se circunscribe a la investigación de delitos y acusación de los responsables, y no se le
puede asignar el conocimiento de un asunto que debe culminar con sentencia porque,
aunque forma parte del poder judicial, sus funcionarios no son jueces.
Ahora bien, aunque esta Corporación no se hubiese pronunciado expresamente sobre
cada una de las expresiones que atribuyen o desarrollan la competencia que el actor
controvierte, circunstancia que la obliga a volver sobre el tema, la Corte reitera lo
sostenido en fallos anteriores al respecto, porque la competencia asignada a la Fiscalía
General de la Nación para investigar, en forma paralela a la acción penal, la procedencia
de los derechos que conforman el patrimonio del inculpado y, de ser procedente,
formular la respectiva acusación, no quebranta la Constitución Política."
- Mediante Sentencia C-539-97 de 23 de octubre de 1997, Magistrado Ponente Dr. José
Gregorio Hernández Galindo, la Corte Constitucional declaró estése a lo resuelto en la
Sentencia C-374-97.
- Mediante Sentencia C-409-97 de 28 de agosto de 1997, Magistrado Ponente Dr. José
Gregorio Hernández Galindo, la Corte Constitucional declaró estése a lo resuelto en la
Sentencia C-374-97
- Inciso declarado EXEQUIBLE por la Corte Constitucional, mediante Sentencia C374-97 de 13 de agosto de 1997, Magistrado Ponente, Dr. José Gregorio Hernández
Galindo.
Si terminado el proceso penal aparecieren nuevos bienes, en cualquier caso
procederá la acción de extinción del dominio ante el mismo funcionario que
conoció de la acción penal correspondiente.
<Jurisprudencia - Vigencia>
Corte Constitucional:
- Aparte subrayado declarado EXEQUIBLE por la Corte Constitucional mediante
Sentencia C-1708-00 de 12 de diciembre de 2000, Magistrado Ponente Dr. Alvaro Tafur
Galvis, respecto de los cargos formulados en las demandas que se resuelven.
De las consideraciones de la Corte se destaca, sobre el análisis de cosa juzgada:
"Tal como lo propone el demandante se estudian, conjuntamente, las disposiciones de la
Ley 333 de 1996, demandadas, respecto de las cuales no se ha pronunciado esta
Corporación -artículos 7° y 27-, que desarrollan algunos aspectos de la competencia
asignada a la Fiscalía General de la Nación para investigar la adquisición de los
derechos que integran el patrimonio de quien es investigado por la comisión de las
conductas relacionadas en el artículo 2° de la misma disposición, por cuanto, el actor
aduce que dicha competencia quebranta sendos artículos de la Constitución Política y
los Convenios Internacionales suscritos y ratificados por el Estado Colombiano relacionados en otros apartes-, por cuanto la función de la Fiscalía General de la Nación
se circunscribe a la investigación de delitos y acusación de los responsables, y no se le
puede asignar el conocimiento de un asunto que debe culminar con sentencia porque,
aunque forma parte del poder judicial, sus funcionarios no son jueces.
Ahora bien, aunque esta Corporación no se hubiese pronunciado expresamente sobre
cada una de las expresiones que atribuyen o desarrollan la competencia que el actor
controvierte, circunstancia que la obliga a volver sobre el tema, la Corte reitera lo
sostenido en fallos anteriores al respecto, porque la competencia asignada a la Fiscalía
General de la Nación para investigar, en forma paralela a la acción penal, la procedencia
de los derechos que conforman el patrimonio del inculpado y, de ser procedente,
formular la respectiva acusación, no quebranta la Constitución Política."
- Inciso declarado EXEQUIBLE, "en los términos de la sentencia" mediante Sentencia
C-539-97 de 23 de octubre de 1997, Magistrado Ponente Dr. José Gregorio Hernández
Galindo, la Corte Constitucional.
ARTÍCULO 8o. DE LA LEGITIMACIÓN. La Dirección Nacional de
Estupefacientes, la Contraloría General de la República y la Procuraduría
General de la Nación, de acuerdo con su especialidad, de oficio, a petición de
cualquier persona, o de las entidades o autoridades extranjeras u organismos
internacionales, ejercerán la acción de extinción del dominio sobre los bienes
adquiridos en las circunstancias de que trata la presente Ley. La Fiscalía
General de la Nación la iniciará de oficio.
PARÁGRAFO. De conformidad con los tratados y convenios de colaboración
recíproca las entidades o autoridades extranjeras u organismos internacionales
habilitados para ello, podrán solicitar que se inicie la acción de extinción de
dominio de que trata la presente Ley.
<Jurisprudencia Vigencia>
Corte Constitucional:
- Mediante Sentencia C-1708-00 de 12 de diciembre de 2000, Magistrado Ponente Dr.
Alvaro Tafur Galvis, la Corte Constitucional declaró estése a lo Resuelto en la
Sentencia C-409-97.
- Mediante Sentencia C-539-97 de 23 de octubre de 1997, Magistrado Ponente Dr. José
Gregorio Hernández Galindo, la Corte Constitucional declaró estése a lo resuelto en la
Sentencia C-409-97
- Artículo declarado EXEQUIBLE por la Corte Constitucional mediante Sentencia C409-97 de 28 de agosto de 1997, Magistrado Ponente Dr. José Gregorio Hernández
Galindo.
ARTÍCULO 9o. DE LA PRESCRIPCIÓN. <Artículo INEXEQUIBLE>
<Jurisprudencia - Vigencia>
Corte Constitucional:
- Mediante Sentencia C-409-97 de 28 de agosto de 1997, Magistrado Ponente Dr. José
Gregorio Hernández Galindo, la Corte Constitucional declaró estése a lo resuelto en la
Sentencia C-374-97
- Artículo declarado INEXEQUIBLE por la Corte Constitucional, mediante Sentencia
C-374-97 de 13 de agosto de 1997, Magistrado Ponente Dr. José Gregorio Hernández
Galindo.
<Legislación Anterior>
Texto original de la Ley 333 de 1996:
ARTÍCULO 9o. DE LA PRESCRIPCIÓN. La acción de extinción del dominio
prescribirá en el término de veinte (20) años contados desde la última adquisición o
destinación ilícita de los bienes, cualesquiera sea.
ARTÍCULO 10. DE LA AUTONOMÍA. <Inciso CONDICIONALMENTE
EXEQUIBLE> La acción de extinción del dominio es distinta e independiente de
la responsabilidad penal y complementaria de las actuaciones penales.
<Jurisprudencia - Vigencia>
Corte Constitucional
- Mediante Sentencia C-409-97 de 28 de agosto de 1997, Magistrado Ponente Dr. José
Gregorio Hernández Galindo, la Corte Constitucional declaró estése a lo resuelto en la
Sentencia C-374-97
- Inciso declarado CONDICIONALMENTE EXEQUIBLE por la Corte Constitucional,
en los términos de la Sentencia, mediante providencia C-374-97 de 13 de agosto de
1997, Magistrado Ponente, Dr. José Gregorio Hernández Galindo. A continuación se
transcriben los términos de la sentencia:
"La Corte considera que el primer inciso del artículo transcrito, objeto de demanda es
constitucional, entendida la acción de extinción del dominio como distinta de la acción
penal y complementaria de las actuaciones penales, con base en los razonamientos que
de manera extensa se han formulado en este fallo."
<Inciso CONDICIONALMENTE EXEQUIBLE> La declaración de extinción del
dominio corresponderá a los jueces competentes para conocer de las
actuaciones penales. En consecuencia, las entidades estatales legitimadas, en
los casos en que los bienes tengan su origen en una actividad delictiva,
promoverán la acción consagrada en esta Ley cuando la actuación penal
termine por cualquier causa y no se haya declarado en ésta la extinción del
dominio sobre los bienes considerados como producto, efecto, instrumento u
objeto del delito o se hubiere declarado sólo sobre una parte. Por las demás
causales, dichas entidades estatales deberán instaurar la acción con absoluta
independencia de la actuación penal.
<Jurisprudencia Vigencia>
Corte Constitucional
- Inciso 2o. declarado CONDICIONALMENTE EXEQUIBLE por la Corte
Constitucional mediante Sentencia C-539-97 de 23 de octubre de 1997, Magistrado
Ponente Dr. José Gregorio Hernández Galindo. "'Por las demás causales, dichas
entidades estatales deberán instaurar la acción con absoluta independencia de la
actuación penal', pertenecientes al inciso 2, se condiciona en el sentido de que, en
guarda del principio de legalidad, mientras las causales que hoy señalan los artículos 2
de la Ley 333 de 1996 y 14 de la Ley 365 de 1997 no sean adicionadas por el legislador,
no se podrán iniciar procesos de extinción del dominio sino con base en los delitos que
dichas normas contemplan."
- Sobre este inciso 2o. la Corte Constitucional mediante Sentencia C-409-97 de 28 de
agosto de 1997, Magistrado Ponente Dr. José Gregorio Hernández Galindo, se declaró
INHIBIDA de fallar por ineptitud sustancial de la demanda.
La providencia que declare la ilicitud de la adquisición del dominio de los bienes
en un proceso penal y la sentencia condenatoria que así lo establezca
constituye prueba de la ilícita procedencia de los bienes.
<Jurisprudencia Vigencia>
Corte Constitucional
- Inciso 3o. declarado EXEQUIBLE por la Corte Constitucional mediante Sentencia C539-97 de 23 de octubre de 1997, Magistrado Ponente Dr. José Gregorio Hernández
Galindo.
- Sobre este inciso 3o. la Corte Constitucional mediante Sentencia C-409-97 de 28 de
agosto de 1997, Magistrado Ponente Dr. José Gregorio Hernández Galindo, se declaró
INHIBIDA de fallar por ineptitud sustancial de la demanda.
CAPÍTULO III.
DEL DEBIDO PROCESO Y DE LOS DERECHOS DE TERCEROS.
ARTÍCULO 11. DEL DEBIDO PROCESO. <Artículo CONDICIONALMENTE
EXEQUIBLE> En el ejercicio y trámite de la acción de extinción del dominio se
garantizarán el debido proceso, el derecho de defensa y la plenitud de las
formas propias del mismo.
<Jurisprudencia Vigencia>
Corte Constitucional
- Artículo declarado CONDICIONALMENTE EXEQUIBLE, en los términos de la
sentencia, por la Corte Constitucional mediante Sentencia C-539-97 de 23 de octubre
de 1997, Magistrado Ponente Dr. José Gregorio Hernández Galindo. A continuación se
transcriben los términos de la sentencia:
"Se declarará exequible el primer inciso del artículo 16 transcrito, al igual que el
artículo 11, a cuyo tenor "en el ejercicio y trámite de la acción de extinción del dominio
se garantizarán el debido proceso, el derecho de defensa y la plenitud de las formas
propias del mismo".
Si bien el precepto citado últimamente no fue demandado, resulta ostensible la unidad
de materia que permite a la Corte extender a él su fallo de constitucionalidad.
En cuanto al segundo inciso del artículo 16, acusado, no quebranta la Constitución
Política, ya que bien puede la ley señalar la pertinencia y aun la coexistencia de
instituciones distintas, como la extinción del dominio y el comiso, que son claramente
diferenciables, según se expuso en Sentencia C-374-97 del 13 de agosto de 1997.
Se declarará que es exequible."
ARTÍCULO 12. DE LA PROTECCIÓN DE DERECHOS. Durante el
procedimiento se garantizarán y protegerán los derechos de las personas y de
los terceros, para cuyo efecto no podrá declararse la extinción del dominio:
1. En detrimento de los derechos de los titulares legítimos y terceros de buena
fe.
<Jurisprudencia - Vigencia>
Corte Constitucional
- Aparte subrayado declarado EXEQUIBLE por la Corte Constitucional mediante
Sentencia C-1708-00 de 12 de diciembre de 2000, Magistrado Ponente Dr. Alvaro Tafur
Galvis.
2. Si no estuvieren probadas las circunstancias contempladas en la ley.
3. Si no se hubiere garantizado el debido proceso y el derecho de defensa.
4. En todos los casos se respetarán el principio de la Cosa Juzgada.
PARÁGRAFO. <Apartes tachados INEXEQUIBLES> Los titulares de derechos
o los poseedores de los bienes objeto de la acción de extinción del dominio, así
como los terceros, podrán comparecer al proceso dentro de las oportunidades
procesales previstas en esta Ley para el ejercicio de su derecho de defensa.
En todo caso, los que no comparezcan están representados por un curador ad
litem, sin perjuicio de que, en el evento de no comparecer durante el trámite por
razones no atribuibles a su culpa o dolo, puedan en cualquier tiempo antes del
fallo interponer las acciones y recursos legales que consideren pertinentes para
la defensa de sus derechos.
<Jurisprudencia - Vigencia>
Corte Constitucional
- Apartes tachados declarados INEXEQUIBLES por la Corte Constitucional mediante
Sentencia C-1708-00 de 12 de diciembre de 2000, Magistrado Ponente Dr. Alvaro Tafur
Galvis.
ARTÍCULO 13. DE LAS VÍCTIMAS. Toda persona y sus causahabientes
forzosos a quienes se les hubiere causado un daño por el titular de los bienes
cuyo dominio haya sido extinguido conforme a esta Ley, tendrá derecho
preferencial a la reparación integral siempre que el mismo haya sido
reconocido por sentencia judicial ejecutoriada.
Si los bienes hubieren ingresado al patrimonio del Estado, éste reembolsará a
las víctimas el monto de la indemnización hasta concurrencia del valor de
aquéllos, para lo cual formularán solicitud en tal sentido acompañada de copia
autenticada de la sentencia ejecutoriada en la que le reconoce el derecho y
tasa el daño y de la sentencia que declaró la extinción del dominio, siendo
aplicable en este evento lo dispuesto por el artículo 177 del Código
Contencioso Administrativo.
<Jurisprudencia - Vigencia>
Corte Constitucional:
- Aparte subrayado declarado EXEQUIBLE por la Corte Constitucional mediante
Sentencia C-1708-00 de 12 de diciembre de 2000, Magistrado Ponente Dr. Alvaro Tafur
Galvis.
En todo caso, el Estado se subrogará en los derechos que reconozca la
sentencia judicial a quien reciba un pago, según lo provisto en el inciso anterior,
por la cuantía de lo pagado, y perseguirá el patrimonio de la persona obligada a
resarcir el daño a que se refiera la correspondiente sentencia judicial, con los
mismos derechos reconocidos al beneficiario en dicha providencia.
CAPÍTULO IV.
DEL PROCEDIMIENTO Y DE LA COMPETENCIA.
ARTÍCULO 14. DE LA COMPETENCIA. Corresponderá a los funcionarios
competentes para conocer de las actuaciones penales la declaración de
extinción del dominio cuando la adquisición de los bienes se origine en
cualquiera de las circunstancias de que trata esta Ley, o cuando se trate de
bienes vinculados a actividades delictivas o destinados a las mismas, sin
perjuicio de que la acción de extinción del dominio sea iniciada por las
entidades estatales legitimadas con posterioridad a la terminación de la
actuación penal, cuando ésta termine por cualquier causa y no se declare la
extinción del dominio o se declare sólo sobre una parte de éstos.
<Inciso modificado por el artículo 34 de la Ley 504 de 1999. El nuevo texto es
el siguiente:> Concederán de la extinción del dominio los Fiscales Delegados
ante los Jueces Penales de Circuito Especializados y el supervisor de éstos en
los asuntos penales de su competencia y, en los demás casos, la Fiscalía
adscrita a la Unidad Especializada, o la que determine el Fiscal General de la
Nación, así como los Jueces Penales de Circuito Especializados o el Juez
Penal del Circuito que está conociendo de la actuación.
<Notas de vigencia>
- Inciso 2o. modificado por el artículo 34 de la Ley 504 de 1999, publicada en el Diario
Oficial No 43.618, de 29 de junio de 1999.
<Jurisprudencia Vigencia>
Corte Constitucional
- Mediante Sentencia C-1708-00 de 12 de diciembre de 2000, Magistrado Ponente Dr.
Alvaro Tafur Galvis, la Corte Constitucional declaró estése a lo resuelto en la Sentencia
C-409-97. En esta sentencia, no se tuvo en cuenta la modificación de la Ley 504 de
1994.
- El artículo 34 de la Ley 504 de 1994, por el cual se modifica el inciso 2o., fue
declarado EXEQUIBLE por la Corte Constitucional mediante Sentencia C-392-00 de 6
de abril de 2000, Magistrado Ponente Dr. Antonio Barrera Carbonell.
- Mediante Sentencia C-539-97 de 23 de octubre de 1997, Magistrado Ponente Dr. José
Gregorio Hernández Galindo, la Corte Constitucional declaró estése a lo resuelto en la
Sentencia C-374-97
- Artículo declarado EXEQUIBLE, en los términos de la sentencia, por la Corte
Constitucional mediante Sentencia C-409-97 de 28 de agosto de 1997, Magistrado
Ponente Dr. José Gregorio Hernández Galindo.
<Legislación anterior>
Texto original de la Ley 333 de 1996:
<INCISO 2o.> Conocerán de la extinción del dominio los fiscales de la justicia regional
en los asuntos penales de su competencia y, en los demás casos, la Fiscalía adscrita a la
Unidad Especializada, o la que determine el Fiscal General de la Nación, así como los
jueces regionales o el Juez Penal del Circuito que esté conociendo de la actuación.
ARTÍCULO 15. DEL TRÁMITE. <Artículo CONDICIONALMENTE EXEQUIBLE>
El trámite de la extinción del dominio en las actuaciones penales se surtirá en
cuaderno separado y se adelantará de conformidad con las siguientes reglas:
a) El fiscal que deba conocer de la acción de extinción del dominio, de oficio o
por interposición de demanda, ordenará su iniciación mediante providencia
interlocutoria apelable en el efecto devolutivo indicativa de los hechos en que
se funda, los bienes y las pruebas o indicios, prevendrá sobre la suspensión del
poder dispositivo y decretará la inmediata aprehensión y ocupación y las
medidas preventivas pertinentes, si no se hubieren adoptado en la actuación
penal;
b) En la misma providencia, ordenará la notificación al Agente del Ministerio
Público y a las demás personas afectadas cuya dirección se conozca, que se
surtirá según las reglas generales, y dispondrá el emplazamiento de las
personas respectivas, de los titulares actuales de derecho real principal o
accesorio que figuren en el certificado registral correspondiente, de los terceros
y personas indeterminadas con interés en la causa para que comparezcan a
hacer valer sus derechos, quienes tomarán la actuación en el estado en que se
encuentre al instante de su comparecencia. El emplazamiento se surtirá por
edicto que permanecerá fijado en la Secretaría por el término de veinte (20)
días y se publicará y divulgará por una vez dentro de este término en un
periódico de amplia circulación nacional y en una radiodifusora de la localidad.
Cumplidas estas formalidades, si no se presenta el emplazado dentro de los
cinco (5) días siguientes al vencimiento del término de fijación del edicto,
continuará la actuación con un curador ad - litem.
c) Dentro de los diez (10) días siguientes al vencimiento del término de
comparecencia, deberá contestarse aportando las pruebas o solicitando la
práctica de aquéllas en que se funda la oposición. En este mismo término, el
agente del Ministerio Público solicitará la práctica de pruebas;
d) Transcurrido el término anterior, se decretarán las pruebas conducentes y
pertinentes y las que oficiosamente considere el funcionario, quien fijará el
término para su práctica el cual será de veinte (20) días, prorrogables por un
término igual por una sola vez;
e) Concluido el término probatorio, se surtirá traslado por secretarÍa por el
término común de ocho (8) días a los intervinientes para alegar de conclusión y
al agente del Ministerio Público para su concepto.
f) Transcurrido el término anterior, cuando el trámite hubiere sido conocido por
la Fiscalía, dictará una providencia de acuerdo con lo alegado y probado, en la
cual concluya respecto de la procedencia o improcedencia de la extinción del
dominio. Si concluye sobre la procedencia de la declaratoria de extinción del
dominio, enviará inmediatamente el expediente al Juez Regional en los asuntos
de su competencia o al Juez Penal del Circuito en los demás casos, quienes
dictarán la respectiva sentencia de extinción del dominio, verificando que
durante el trámite que hubiere adelantado la Fiscalía se hubiere respetado el
debido proceso, la plenitud de las formas y la protección de derechos.
g) En contra de la sentencia que decrete la extinción del dominio procede el
recurso de apelación conforme a las reglas generales. La que se abstenga de
esta declaración se someterá al grado de consulta.
<Jurisprudencia Vigencia>
Corte Constitucional
- Mediante Sentencia C-1708-00 de 12 de diciembre de 2000, Magistrado Ponente Dr.
Alvaro Tafur Galvis, la Corte Constitucional declaró estése a lo Resuelto en la
Sentencia C-539-97.
- Artículo declarado CONDICIONALMENTE EXEQUIBLE, en los términos de la
sentencia, por la Corte Constitucional mediante Sentencia C-539-97 de 23 de octubre
de 1997, Magistrado Ponente Dr. José Gregorio Hernández Galindo. A continuación se
transcriben los términos de la sentencia:
"Los actores vinculan las razones de inconstitucionalidad por ellos alegadas en cuanto a
este precepto con el sustento mismo de la figura de extinción del dominio, pues, según
su criterio, "se hace necesaria la existencia del derecho confiscatorio en cabeza del
Estado para que surja o nazca la acción extintiva del dominio", punto de vista desde el
cual "resulta inadecuada la simultaneidad del trámite previsto en el inciso 1 del artículo
15 de la mentada Ley, por cuanto al no existir la pena confiscatoria en el fallo penal,
mal podría darse rienda a la acción extintiva, sin que medie el justo título que declare
ese derecho".
Para los demandantes, la redacción normativa del artículo impugnado es contraria al 58
de la Constitución, que garantiza la propiedad privada y los demás derechos adquiridos
con arreglo a las leyes civiles. También afirman que contraría el artículo 29 de la Carta,
pues, según ellos, en la norma atacada "sólo se esbozó un remedo de trámite que no
corresponde a las exigencias de la norma constitucional".
Agregan que el aludido precepto se aparta del espíritu del artículo 34 de la Constitución,
"al pretender declarar la extinción del dominio sobre los bienes, cuando se trate de
actuaciones penales distintas a la sentencia que declare el delito de enriquecimiento
ilícito ya sea en perjuicio del Tesoro Público o con grave deterioro de la moral social".
Dicen que, en su concepto, "sólo cuando exista sentencia penal por enriquecimiento
ilícito habrá lugar a la acción extintiva del dominio, cuyo proceso civil o administrativo
deberá culminar con sentencia judicial extintiva sobre los bienes adquiridos como
producto del enriquecimiento ilícito".
Estima la Corte que los indicados argumentos se fundan en un supuesto no acogido por
las sentencias C-374-97 del 13 de agosto de 1997 y C-409-97 del 28 de agosto del
mismo año, acerca de la naturaleza constitucional de la acción de extinción del dominio:
el de que ella tiene un carácter exclusivamente penal.
La Corte reitera, entonces, lo siguiente:
"La extinción del dominio, como de lo dicho resulta, es una institución autónoma, de
estirpe constitucional, de carácter patrimonial, en cuya virtud, previo juicio
independiente del penal, con previa observancia de todas las garantías procesales, se
desvirtúa, mediante sentencia, que quien aparece como dueño de bienes adquiridos en
cualquiera de las circunstancias previstas por la norma lo sea en realidad, pues el origen
de su adquisición, ilegítimo y espurio, en cuanto contrario al orden jurídico, o a la moral
colectiva, excluye a la propiedad que se alegaba de la protección otorgada por el
artículo 58 de la Carta Política. En consecuencia, los bienes objeto de la decisión
judicial correspondiente pasan al Estado sin lugar a compensación, retribución ni
indemnización alguna.
No se trata de una sanción penal, pues el ámbito de la extinción del dominio es mucho
más amplio que el de la represión y castigo del delito. Su objeto no estriba simplemente
en la imposición de la pena al delincuente sino en la privación del reconocimiento
jurídico a la propiedad lograda en contravía de los postulados básicos proclamados por
la organización social, no solamente mediante el delito sino a través del
aprovechamiento indebido del patrimonio público o a partir de conductas que la moral
social proscribe, aunque el respectivo comportamiento no haya sido contemplado como
delictivo ni se le haya señalado una pena privativa de la libertad o de otra índole. Será el
legislador el que defina el tipo de conductas en las cuales se concretan los tres géneros
de actuaciones enunciadas en el mandato constitucional.
La figura contemplada en el inciso 2 del artículo 34 de la Constitución debe entenderse
en armonía con la integridad del sistema jurídico que se funda en ella.
El derecho de propiedad que la Constitución garantiza en su artículo 58 es el adquirido
de manera lícita, ajustada a las exigencias de la ley, sin daño ni ofensa a los particulares
ni al Estado y dentro de los límites que impone la moral social.
Nadie puede exigir garantía ni respeto a su propiedad cuando el título que ostenta está
viciado, ya que, si contraría los postulados mínimos, jurídicos y éticos, que la sociedad
proclama, el dominio y sus componentes esenciales carecen de legitimidad.
Uno de los pilares fundamentales del Estado colombiano está constituido por el trabajo.
La Constitución reconoce y ampara la propiedad obtenida con base en el esfuerzo y en
el mérito que el trabajo implica, y se lo desestimularía en alto grado si se admitiera que
sin apelar a él, de modo fácil, por fuera de escrúpulos y restricciones, puede obtenerse y
acrecentarse el patrimonio personal y familiar.
Lo propio tiene que afirmarse de la libertad de empresa, de la actividad económica y de
la iniciativa privada, aseguradas en nuestro sistema dentro de los límites del bien común
y bajo el supuesto de las obligaciones y los compromisos que implica su función social.
La industria, el comercio, la producción agrícola y ganadera, la intermediación
financiera, la gestión empresarial en sus diversas modalidades, razonable y lícitamente
ejercidos, son factores de desarrollo que la Constitución protege, y fuente legítima de
progreso y bienestar para quien se ocupa en ellos. En cambio, el montaje de empresas
delictivas, la ejecución de actos con objeto ilícito, el saqueo del Tesoro público, el
negocio basado en la corrupción, la ganancia obtenida en abierta oposición a los valores
jurídicos y éticos que la comunidad profesa son extraños al orden constitucional, atentan
contra él y conspiran gravemente contra la pacífica convivencia y contra el bien público
y privado, por lo cual no pueden acogerse a sus garantías ni contar con su protección.
La extinción del dominio en la modalidad prevista por el artículo 34 de la Carta traza
límites materiales al proceso de adquisición de los bienes y simultáneamente otorga al
Estado la herramienta judicial para hacer efectivo y palpable el postulado, deducido del
concepto mismo de justicia, según el cual el crimen, el fraude y la inmoralidad no
generan derechos. La disposición constitucional da lugar a que se propicien las
investigaciones, los trámites y los procedimientos orientados a definir -si prosperan las
pretensiones de las entidades estatales que ejerzan la acción- que jamás se consolidó
derecho alguno en cabeza de quien quiso construir su capital sobre cimientos tan
deleznables como los que resultan del comportamiento reprobable y dañino.
Por eso, la Corte insiste en que "el Estado no puede avalar o legitimar la adquisición de
la propiedad que no tenga como fuente un título válido y honesto; es decir, que la
propiedad se obtiene en cierto modo mediante la observancia de los principios éticos. La
protección estatal, en consecuencia, no cobija a la riqueza que proviene de la actividad
delictuosa de las personas; es decir, no puede premiarse con el amparo de la autoridad
estatal la adquisición de bienes por la vía del delito; el delincuente debe saber que el
delito no produce utilidades,..." (Cfr. Corte Constitucional. Sala Plena. Sentencia C-38994 del 1 de septiembre de 1994. M.P.: Dr. Antonio Barrera Carbonell).
La Ley objeto de análisis constituye desarrollo del precepto constitucional, aunque no
agota las posibilidades existentes a la luz de la Carta en cuanto al señalamiento de
conductas cuya comisión ocasiona la extinción del dominio, lo cual corresponde al
legislador dentro de las causas genéricas consagradas en su artículo 34. Por ahora,
mientras la ley no adicione el artículo 2 impugnado y el 14 de la Ley 365 de 1997, ellas
están constituidas tan sólo por los delitos que tales normas enuncian.
Advierte la Corte, eso sí, que la naturaleza de la institución prevista en el artículo 34,
inciso 2, de la Carta Política no se convierte en penal por tal circunstancia, pues uno es
el motivo que da lugar al ejercicio de la acción y otro es el efecto de la sentencia, que en
esta materia no consiste en una pena sino en la declaración judicial de que por los
hechos pasados -fundados en el delito- no pueden en el futuro invocarse por quien
pasaba por propietario, para defender un "derecho" suyo que ni antes ni después estuvo
amparado por la Constitución. Y ello sin que la sanción patrimonial de que se trata
dependa de la suerte del proceso penal ni de la responsabilidad de esa índole por el
delito en cuestión.
Obsérvese, por ejemplo, que -según se verá- el heredero o legatario -de quien no puede
afirmarse que lleve el estigma de la responsabilidad penal del causante, por ser ella
eminentemente personal- sufrirá las consecuencias negativas del fallo que declare la
extinción del dominio sobre el bien que recibió, en razón de la ilícita procedencia del
mismo, vinculada a hechos en los cuales pudo no haber tenido participación alguna.
Dejará de figurar como propietario, no por ser responsable penalmente sino por cuanto
quien lo instituyó heredero o legatario no le podía transmitir por causa de muerte una
propiedad que no tenía, así la exhibiese en apariencia, ya que no la protegía la
Constitución.
En el caso del tercero de mala fe, que ha recibido el bien ilícitamente adquirido y lo ha
incorporado a su patrimonio a sabiendas de la ilicitud, para aprovechar en su beneficio
la circunstancia o con el objeto de colaborar al delincuente, o de encubrir el delito, será
afectado por las consecuencias que acarrea la sentencia de extinción del dominio, pero
no porque se lo haya encontrado penalmente responsable del delito cometido por su
tradente y que dio lugar a la adquisición del bien por parte de aquél, sino en tanto en
cuanto admitió entre sus haberes el de ilegítima procedencia, enterado como estaba de
que el Derecho colombiano rehusaba avalar la propiedad correspondiente". (Cfr. Corte
Constitucional. Sentencia C-374-97 del 13 de agosto de 1997).
Tampoco es cierto, frente a esa doctrina constitucional establecida, que la posibilidad
práctica de la extinción del dominio tenga que fundarse en el "derecho confiscatorio en
cabeza del Estado", puesto que la Constitución no confunde las dos figuras -extinción
del dominio y confiscación-, sino que les otorga características diversas.
En la Sentencia C-374-97 de 1997 esta Corporación manifestó:
"En cuanto a la confiscación, rechazada en nuestro Ordenamiento, tampoco se confunde
con la figura objeto de estudio, pues si bien no ocasiona indemnización ni
compensación alguna, así ocurre por tratarse de una sanción típicamente penal, y no del
específico objeto patrimonial que caracteriza a la extinción del dominio. Esta, (...) tiene
varias expresiones -una de las cuales es la prevista en el artículo 34-2 de la Carta,
desarrollado mediante la ley demandada- y se produce a raíz de la realización de ciertos
supuestos de hecho establecidos por el Constituyente o el legislador".
En la Sentencia C-409-97 de 1997, manifestó la Corte:
"En primer lugar, olvida el demandante que no fue la Ley 333 de 1996 la que consagró
la figura de la extinción del dominio respecto de bienes de mala procedencia, sino que
fue el propio Constituyente quien, de manera imperativa, dispuso (art. 34, inciso 2):
"No obstante, por sentencia judicial, se declarará extinguido el dominio sobre los bienes
adquiridos mediante enriquecimiento ilícito, en perjuicio del Tesoro Público o con
grave deterioro de la moral social".
No tenía el legislador, so pena de incurrir en evidente inconstitucionalidad por
omisión, opción distinta de cumplir el mandato constitucional, contemplando los
procedimientos aplicables para la efectividad y cristalización de la extinción del
dominio.
Que así lo haya hecho no puede ser señalado, entonces, como motivo de
inconstitucionalidad del ordenamiento expedido. Otra cosa es que pudiera encontrarse,
en el modo en que se desarrolló la norma constitucional, una violación de sus
postulados o preceptos, lo que exige la verificación de cada uno de los artículos de
aquél, a partir de demandas ciudadanas que señalen las razones en que la
inconstitucionalidad se apoyaría.
Pero el sólo hecho de legislar sobre extinción del dominio no es inconstitucional.
Además, esa oposición a la Carta no puede sustentarse en una supuesta vulneración del
derecho constitucional a no ser afectado por confiscación, pena expresamente prohibida
en la misma norma fundamental que se cita, ya que es ésta justamente la que implanta el
concepto de extinción del dominio sin perjuicio de la aludida prohibición.
En otros términos, bien sabía el Constituyente que al crear la posibilidad de que sobre
ciertos patrimonios se estableciera judicialmente que a partir del ilícito jamás se
perfeccionó derecho alguno de propiedad merecedor de protección constitucional,
estaba previendo una forma jurídica y justificada de hacer explícita la inexistencia de
toda garantía al derecho de dominio alegado por las personas afectadas, y que ello podía
verse, por quien no comprendiera la naturaleza autónoma de la institución, no
necesariamente ligada a la pena imponible por el delito, como un factor contradictorio
con el de la prohibición de confiscación.
Tal contradicción no existe, si se establece la distinción que esta Corte, al sentar
doctrina constitucional sobre los alcances del artículo 34 de la Carta, ha hecho. La que
consiste en reconocer a la extinción del dominio un carácter independiente, no penal,
relativo a la declaración judicial de que el crimen y la inmoralidad no generan derechos.
De tal forma que, siendo la confiscación una pena, que priva a la persona de derechos
patrimoniales, no se la puede confundir con la extinción del dominio, figura en cuya
virtud apenas se declara que no había un derecho de propiedad amparado
constitucionalmente, habida cuenta del mal origen de los bienes".
Ahora bien, el artículo atacado se limita a establecer las reglas propias del juicio que
deba iniciarse por el ejercicio de la acción de extinción del dominio, tal como lo
previene el artículo 29 de la Constitución Política.
Con las salvedades hechas en la Sentencia C-409-97 de 1997 acerca de las diferentes
funciones que según la Constitución pueden ser confiadas a los fiscales y a los jueces interpretación a la cual debe condicionarse la exequibilidad-, el trámite estipulado en la
norma no presenta motivo alguno de vulneración de la Carta.
En efecto, habiéndose previsto en el artículo 14 lo referente al juez competente, están
señaladas las reglas procesales aplicables y consagradas las cautelas enderezadas a
asegurar el derecho de defensa de los demandados y de los terceros que puedan verse
afectados por las decisiones judiciales sobre extinción del dominio.
Es coherente el legislador cuando estipula que el trámite de la extinción de dominio se
adelante en cuaderno separado, aunque la competencia se radique en el mismo juez, ya
que se trata de actuaciones judiciales de naturaleza distinta que, si bien vinculadas en el
origen, por la indebida adquisición de bienes, responden a consecuencias jurídicas
diferentes: la imposición de la pena por el delito (efecto penal) y la declaración acerca
de que los derechos reales alegados sobre el patrimonio mal habido no merecieron ni
merecen la protección constitucional, por lo cual la propiedad sobre aquél se extingue a
favor del Estado (efecto patrimonial).
En la disposición demandada se establece, con miras a la salvaguarda del debido
proceso, en especial en lo referente a defensa y controversia de la actuación, la forma en
que se iniciará ésta, la posibilidad de apelar contra la providencia correspondiente (que
es interlocutoria), la necesidad de que ella indique los bienes objeto de ataque, los
hechos, pruebas e indicios en que se funda, así como el deber del Fiscal de prevenir allí
mismo sobre la suspensión del poder dispositivo y de decretar la inmediata aprehensión
y ocupación y las medidas preventivas, si no se hubiesen adoptado en la actuación
penal.
También, con iguales fines, el mandato legal estatuye las notificaciones y
emplazamientos que aseguren la comparecencia de los afectados, la fijación del edicto
respectivo y el término del mismo, así como la regla según la cual, si no se presenta el
emplazado, prosiga la actuación con curador ad litem.
Vienen luego los términos de comparecencia, probatorio, para alegato de conclusión,
para concepto del agente del Ministerio Público y para declarar si hay lugar, según lo
probado, a la procedencia o improcedencia de la extinción del dominio, culminando la
actuación en Fiscalía con el envío del expediente al juez competente para sentencia.
Nada de ello contradice las garantías constitucionales y más bien las deja expresamente
consignadas, por lo cual no se aprecia violación alguna de la Carta Política. La misma
norma legal advierte, con arreglo a la Constitución, que los jueces "dictarán la
respectiva sentencia de extinción del dominio, verificando que durante el trámite que
hubiere adelantado la Fiscalía se hubiera respetado el debido proceso, la plenitud de las
formas y la protección de derechos".
La Corte insiste, sin embargo, en que la conclusión a la que llegue el Fiscal no ata al
juez, quien goza de la exclusividad de la atribución constitucional para declarar la
extinción del dominio si lo estima del caso (art. 34, inc. 2, C.P.) o para negarla,
motivando su decisión, y está obligado, por tanto, a evaluar, sopesar, comparar, verificar
y completar si es necesario todos los elementos de juicio que se le suministran antes de
dictar sentencia. Esta, en el sentir de la Corte, no puede, en principio, ser inhibitoria,
toda vez que el perentorio mandato de la norma superior exige que sobre el tema haya
definición de fondo, contundente y clara, en uno u otro sentido.
Al respecto, debe recordarse que el juez puede recabar del Fiscal los elementos que le
hagan falta para resolver, aun los de carácter probatorio que eche de menos, y podrá
decretar y practicar, para mejor proveer, las pruebas que estime necesarias.
Esta Corte reitera:
"En lo relativo a providencias judiciales, se denominan inhibitorias aquellas en cuya
virtud, por diversas causas, el juez pone fin a una etapa del proceso, pero en realidad se
abstiene de penetrar en la materia del asunto que se le plantea, dejando de adoptar
resolución de mérito, esto es, "resolviendo" apenas formalmente, de lo cual resulta que
el problema que ante él ha sido llevado queda en el mismo estado inicial. La
indefinición subsiste.
Para la Corte Constitucional es claro que, estando la función judicial ordenada, por su
misma esencia, a la solución de los conflictos que surgen en el seno de la sociedad, el
fallo inhibitorio es, en principio, su antítesis.
En efecto, al consagrar el acceso a la administración de justicia como derecho
fundamental en cabeza de toda persona, y al establecer, como uno de los postulados que
orientan la actividad judicial, la prevalencia del Derecho sustancial (artículos 228 y 229
C.P.), la Constitución Política impuso a los jueces la obligación primordial de adoptar,
en principio, decisiones de fondo en los asuntos materia de proceso.
(...)
El derecho constitucional fundamental al debido proceso se funda, entre otros aspectos,
en la garantía de que, sometido un asunto al examen de los jueces, se obtendrá una
definición acerca de él, de donde se desprende que normalmente la sentencia tiene que
plasmar la sustancia de la resolución judicial. Hacerla aparente o formal implica, por
tanto, la innegable violación de aquél, ya que deja al interesado a la expectativa,
contrariando la razón misma del proceso.
La inhibición no justificada o ajena a los deberes constitucionales y legales del juez
configura en realidad la negación de la justicia y la prolongación de los conflictos que
precisamente ella está llamada a resolver.
En otros términos, la inhibición, aunque es posible en casos extremos, en los cuales se
establezca con seguridad que el juez no tiene otra alternativa, no debe ser la forma
corriente de culminar los procesos judiciales. Ha de corresponder a una excepción
fundada en motivos ciertos que puedan ser corroborados en los que se funde objetiva y
plenamente la negativa de resolución sustancial. De lo contrario, es decir, mientras no
obedezca a una razón jurídica valedera, constituye una forma de obstruir, por la
voluntad del administrador de justicia, el acceso de las personas a ella.
Claro está, mediante la inhibición infundada se lesionan los derechos fundamentales de
las partes, como bien lo expresó el actor ante la Corte: es evidente el quebranto del
debido proceso, el desconocimiento del derecho sustancial y la vulneración del derecho
de acceder a la administración de justicia.
Se configura, en tales ocasiones, una verdadera e inocultable vía de hecho, toda vez que,
al inhibirse sin razón válida, el juez elude su responsabilidad, apartándose de la
Constitución y de la ley; realiza su propia voluntad, su interés o su deseo, por encima
del orden jurídico; atropella a quienes están interesados en los resultados del juicio y
hace impracticable el orden justo preconizado por la Constitución.
Si ello es así, la inhibición injustificada carece de legitimidad y pierde el sentido de una
decisión judicial apta para producir cualquier efecto jurídico. Es tan sólo una
providencia judicial aparente que no merece la intangibilidad normalmente atribuída a
las determinaciones de los jueces.
(...)
De la Constitución surge el papel activo del juez en la búsqueda de la genuina
realización de los valores del Derecho -en especial la justicia, la seguridad jurídica y la
equidad-, luego de sus atribuciones y de su compromiso institucional emana la
obligación de adoptar, en los términos de la ley que rige su actividad, las medidas
necesarias para poder fallar con suficiente conocimiento de causa y con un material
probatorio completo. De allí resulta que, bajo la perspectiva de su función,
comprometida ante todo con la búsqueda de la verdad para adoptar decisiones justas, no
pueda limitarse a los elementos que le son suministrados por las partes y deba hallarse
en permanente disposición de decretar y practicar pruebas de oficio, de evaluar y
someter a crítica las allegadas al proceso y de evitar, con los mecanismos a su alcance,
las hipótesis procesales que dificulten o hagan imposible el fallo.
Así, pues, si se atiende al Preámbulo de la Constitución, que señala a sus preceptos
como objetivo prioritario la realización de la justicia y la garantía de un orden justo; si
se quiere alcanzar los fines esenciales del Estado, uno de los cuales consiste en asegurar
la efectividad de los principios, derechos y deberes consagrados en la Carta (artículo 2
C.P.); si se da verdadero sentido a la norma fundamental en cuya virtud las autoridades
de la República están instituídas para proteger a todas las personas residentes en
Colombia en su vida, honra, bienes, creencias y demás derechos y libertades, y para
asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del Estado y de los particulares
(artículo 2 C.P.); si se acatan los postulados del debido proceso, que en últimas
consagran el derecho de toda persona a que, dentro de las formas propias de cada juicio,
se defina el Derecho en su caso (artículo 29 C.P.); si se hace efectivo el acceso de todos
a la administración de justicia (artículo 229 C.P.) y si se reconoce en ella la prevalencia
del Derecho sustancial (artículo 128 C.P.), las inhibiciones judiciales deben ser
rechazadas como formas habituales y generalizadas de dar término a los procesos
judiciales o a las etapas de los mismos". (Cfr. Corte Constitucional. Sala Plena.
Sentencia C-666-96 del 28 de noviembre de 1996)".
ARTÍCULO 16. PROTECCIÓN DE DERECHOS. <Artículo
CONDICIONALMENTE EXEQUIBLE> Los funcionarios competentes para
conocer de las actuaciones penales y de la acción de extinción del dominio,
garantizarán el debido proceso, el derecho de defensa, la plenitud de las
formas y observarán lo dispuesto en los artículos 4o, 11 y 12 de la presente
Ley en materia de protección de derechos.
En todo caso, la extinción del dominio prevista en esta Ley no excluye la
aplicación del decomiso, comiso, incautación, aprehensión, ocupación y demás
medidas consagradas por el ordenamiento jurídico en materia de bienes.
<Jurisprudencia Vigencia>
Corte Constitucional
- Artículo declarado CONDICIONALMENTE EXEQUIBLE, en los términos de la
sentencia, por la Corte Constitucional mediante Sentencia C-539-97 de 23 de octubre
de 1997, Magistrado Ponente Dr. José Gregorio Hernández Galindo. A continuación
transcribimos los términos de la sentencia:
"No puede ser inexequible una norma que se limita a reiterar lo señalado en el artículo
29 de la Constitución Política.
Se declarará exequible el primer inciso del artículo 16 transcrito, al igual que el artículo
11, a cuyo tenor "en el ejercicio y trámite de la acción de extinción del dominio se
garantizarán el debido proceso, el derecho de defensa y la plenitud de las formas propias
del mismo".
Si bien el precepto citado últimamente no fue demandado, resulta ostensible la unidad
de materia que permite a la Corte extender a él su fallo de constitucionalidad.
En cuanto al segundo inciso del artículo 16, acusado, no quebranta la Constitución
Política, ya que bien puede la ley señalar la pertinencia y aun la coexistencia de
instituciones distintas, como la extinción del dominio y el comiso, que son claramente
diferenciables, según se expuso en Sentencia C-374-97 del 13 de agosto de 1997.
Se declarará que es exequible.
CAPÍTULO V.
DEL PROCEDIMIENTO.
ARTÍCULO 17. DEL PROCEDIMIENTO. El procedimiento de la acción de
extinción del dominio, se sujetará a las disposiciones especiales contenidas en
la presente Ley.
<Jurisprudencia - Vigencia>
Corte Constitucional:
- Artículo declarado EXEQUIBLE por la Corte Constitucional mediante Sentencia C1708-00 de 12 de diciembre de 2000, Magistrado Ponente Dr. Alvaro Tafur Galvis.
ARTÍCULO 18. DE LA DEMANDA. La demanda contendrá los siguientes
requisitos:
a) Nombres y apellidos, identificación y domicilio del titular presunto, del real y
de los terceros con interés en la causa, según el caso;
b) La identificación del bien o bienes, estimación de su valor o de los bienes o
valores equivalentes,
c) La petición de pruebas, acompañando las que tenga en su poder, y
d) La dirección del lugar para recibir notificaciones.
<Jurisprudencia - Vigencia>
Corte Constitucional:
- Artículo declarado EXEQUIBLE por la Corte Constitucional mediante Sentencia C1708-00 de 12 de diciembre de 2000, Magistrado Ponente Dr. Alvaro Tafur Galvis.
ARTÍCULO 19. DE LAS MEDIDAS PREVENTIVAS. Desde la presentación de
la demanda y en cualquier estado del proceso, el demandante podrá pedir la
práctica de medidas cautelares de los bienes sobre los cuales pretende la
extinción del dominio, para lo cual se observarán las reglas contenidas en el
Libro IV, TÍtulo XXXV, del Código de Procedimiento Civil.
ARTÍCULO 20. DE LA PERENTORIEDAD DE LOS TÉRMINOS. La
inobservancia de los términos y oportunidades señalados en esta Ley
constituye causal de mala conducta sancionable con destitución del cargo que
será impuesta por la autoridad competente.
ARTÍCULO 21. DE LA SENTENCIA. Si la sentencia declara la extinción del
dominio, ordenará la cancelación de las limitaciones, desmembraciones,
gravámenes, embargos e inmovilizaciones e inscripciones que recaigan sobre
los bienes y su inscripción en el registro competente sin costo alguno para el
Estado.
Cuando los bienes objeto de extinción se encuentren gravados con prenda,
hipoteca o recaiga sobre éstos algún otro derecho real accesorio distinto del
dominio o medida cautelar de embargo o secuestro decretado por autoridad
competente y debidamente inscrito con fecha anterior al decreto de medida
preventiva o de suspensión del poder dispositivo dentro del proceso de
extinción, la sentencia se pronunciará respecto de la eficacia o ineficacia, licitud
o ilicitud de los títulos y derechos de conformidad con las disposiciones civiles y
establecidas en la presente Ley.
Si la sentencia declara la ilicitud o ineficacia de los títulos y derechos de que
trata el inciso anterior, decretará igualmente su extinción y su inscripción en el
registro competente sin costo alguno para el Estado.
En caso contrario, se decretará la venta en pública subasta conforme a las
normas del Código de Procedimiento Civil y con su producto se pagarán las
acreencias correspondientes. Los remanentes corresponderán al Estado en los
términos de la presente Ley.
Los titulares de los derechos contemplados en esta norma deberán comparecer
al proceso de conformidad con lo dispuesto en el artículo 15 de esta Ley.
Quienes tengan legitimación para concurrir al proceso podrán impugnar la
eficacia y licitud de los títulos y derechos a que refiere este Precepto.
PARÁGRAFO. También procederá la extinción del dominio sobre bienes
equivalentes, en el evento de que el Estado tuviere que reconocer a un tercero
el derecho que se hubiere probado en el proceso, respecto del cual se haya
establecido limitación, gravamen o desmembración, embargo, registro de
demanda, inmovilización e inscripción sobre los bienes materia del proceso.
<Jurisprudencia - Vigencia>
Corte Constitucional:
- Mediante Sentencia C-1708-00 de 12 de diciembre de 2000, Magistrado Ponente Dr.
Alvaro Tafur Galvis, la Corte Constitucional declaró Estese a lo Resuelto en la
Sentencia C-539-97.
- Artículo declarado EXEQUIBLE por la Corte Constitucional mediante Sentencia C539-97 de 23 de octubre de 1997, Magistrado Ponente Dr. José Gregorio Hernández
Galindo, con respecto al parágrafo estese a lo resuelto en la Sentencia C-374-97
- Parágrafo declarado EXEQUIBLE por la Corte Constitucional, mediante providencia
C-374-97 de 13 de agosto de 1997, Magistrado Ponente Dr. José Gregorio Hernández
Galindo.
ARTÍCULO 22. DE LA ENTREGA. <Artículo CONDICIONALMENTE
EXEQUIBLE> Si la sentencia declara la extinción del dominio de los bienes y
éstos no estuvieren en poder del Estado, ordenará su entrega definitiva a quien
corresponda y, ejecutoriada, comisionará para la diligencia que se practicará de
preferencia por el comisionado dentro de los diez (10) días siguientes a la
providencia respectiva.
<Jurisprudencia Vigencia>
Corte Constitucional
- Artículo declarado CONDICIONALMENTE EXEQUIBLE, en los términos de la
sentencia, por la Corte Constitucional mediante Sentencia C-539-97 de 23 de octubre
de 1997, Magistrado Ponente Dr. José Gregorio Hernández Galindo. A continuación
transcribimos los términos de la sentencia:
"Las transcritas normas no hacen nada distinto de contemplar las consecuencias
jurídicas de la declaración de extinción del dominio, una vez dictada la correspondiente
sentencia.
Ejerce así el legislador una función que le es propia, pues las reglas del debido proceso,
al tenor del artículo 29 de la Constitución, no sólo deben cobijar los momentos previos a
la expedición del fallo, sino que, por razones de seguridad jurídica, han de prever
igualmente lo que ocurra a raíz del mismo, los efectos de derecho que él tenga y la
manera de concretarlos mediante la aplicación de lo dispuesto en la providencia judicial,
así como las facultades de las autoridades judiciales y administrativas con base en una
determinada decisión.
En el caso de la extinción del dominio no puede pasar desapercibido el hecho de que,
siendo declarativa la sentencia, al quedar en firme ella se producen una serie de efectos
patrimoniales que el mismo legislador estaba llamado a regular, tanto en cuanto al
derecho de propiedad en sí mismo como en lo atinente a los otros derechos reales,
principales o accesorios, necesariamente afectados por la sentencia.
De la misma manera, era función del legislador la de indicar los procedimientos que
debe seguir el Estado en lo relativo a la entrega de los bienes cuyo dominio se ha
extinguido y que no se hallan en su poder, así como en lo referente a la posibilidad de
perseguirlos en tal evento, independientemente de la persona en cuyas manos se
encuentren o que sea su beneficiario real, siempre que no se trate de un tercero de buena
fe, y hasta concurrencia del valor por el cual se declaró extinguido el dominio.
Las disposiciones examinadas preservan el derecho de la colectividad a la certidumbre
sobre lo acontecido con bienes sujetos a la extinción del dominio y no quebrantan las
garantías del artículo 29 de la Constitución.
Todas ellas consagran previsiones suficientes para la defensa de los implicados y para la
garantía de los terceros, establecen los recursos, señalan términos, propenden una
decisión oportuna y sin dilaciones injustificadas, y adoptan las indispensables
precauciones en materia civil y en lo relacionado con el registro de instrumentos
públicos."
ARTÍCULO 23. DE LA PERSECUCIÓN DE BIENES. <Artículo
CONDICIONALMENTE EXEQUIBLE> El Estado podrá perseguir bienes de los
que sea titular o beneficiario real la persona contra quien se dictó sentencia de
extinción del dominio o sus causahabientes que no sean de buena fe y hasta
concurrencia del valor por el cual se decretó la extinción.
<Jurisprudencia Vigencia>
Corte Constitucional
- Artículo declarado CONDICIONALMENTE EXEQUIBLE, en los términos de la
sentencia, por la Corte Constitucional mediante Sentencia C-539-97 de 23 de octubre
de 1997, Magistrado Ponente Dr. José Gregorio Hernández Galindo. A continuación
transcribimos los términos de la sentencia:
"Las transcritas normas no hacen nada distinto de contemplar las consecuencias
jurídicas de la declaración de extinción del dominio, una vez dictada la correspondiente
sentencia.
Ejerce así el legislador una función que le es propia, pues las reglas del debido proceso,
al tenor del artículo 29 de la Constitución, no sólo deben cobijar los momentos previos a
la expedición del fallo, sino que, por razones de seguridad jurídica, han de prever
igualmente lo que ocurra a raíz del mismo, los efectos de derecho que él tenga y la
manera de concretarlos mediante la aplicación de lo dispuesto en la providencia judicial,
así como las facultades de las autoridades judiciales y administrativas con base en una
determinada decisión.
En el caso de la extinción del dominio no puede pasar desapercibido el hecho de que,
siendo declarativa la sentencia, al quedar en firme ella se producen una serie de efectos
patrimoniales que el mismo legislador estaba llamado a regular, tanto en cuanto al
derecho de propiedad en sí mismo como en lo atinente a los otros derechos reales,
principales o accesorios, necesariamente afectados por la sentencia.
De la misma manera, era función del legislador la de indicar los procedimientos que
debe seguir el Estado en lo relativo a la entrega de los bienes cuyo dominio se ha
extinguido y que no se hallan en su poder, así como en lo referente a la posibilidad de
perseguirlos en tal evento, independientemente de la persona en cuyas manos se
encuentren o que sea su beneficiario real, siempre que no se trate de un tercero de buena
fe, y hasta concurrencia del valor por el cual se declaró extinguido el dominio.
Las disposiciones examinadas preservan el derecho de la colectividad a la certidumbre
sobre lo acontecido con bienes sujetos a la extinción del dominio y no quebrantan las
garantías del artículo 29 de la Constitución.
Todas ellas consagran previsiones suficientes para la defensa de los implicados y para la
garantía de los terceros, establecen los recursos, señalan términos, propenden una
decisión oportuna y sin dilaciones injustificadas, y adoptan las indispensables
precauciones en materia civil y en lo relacionado con el registro de instrumentos
públicos."
CAPÍTULO VI.
DE LA SUSPENSIÓN DEL PODER DISPOSITIVO.
ARTÍCULO 24. DE LA SUSPENSIÓN DEL PODER DISPOSITIVO. <Artículo
CONDICIONALMENTE EXEQUIBLE> Desde la providencia que ordena el
trámite de extinción, no podrá adquirirse ni transferirse el dominio de los bienes
provenientes de actividades ilícitas, ni constituirse derecho alguno, ni
celebrarse acto, contrato o negocio jurídico alguno respecto de éstos, sin
perjuicio de los derechos de terceros de buena fe.
<Jurisprudencia - Vigencia>
Corte Constitucional:
- Artículo declarado CONDICIONALMENTE EXEQUIBLE por la Corte
Constitucional, en los términos de la Sentencia, mediante providencia C-374-97 de 13
de agosto de 1997, Magistrado Ponente, Dr. José Gregorio Hernández Galindo. A
continuación transcribimos los términos de la sentencia:
"En nada se vulnera la Constitución Política por consagrar la suspensión del poder que
tiene todo propietario de disponer de sus bienes. Esa facultad, que hace parte del
derecho de dominio, proviene del artículo 669 del Código Civil y, por tanto, es
permitido al legislador, en circunstancias tan características como las descritas y
existiendo fundados motivos para ello -entre los cuales están la preservación del
interés del Estado y la protección, esta vez a modo preventivo, de terceros de buena fe
que pudieran resultar afectados-, suspender su pleno ejercicio en razón del trámite que
se adelanta.
La exequibilidad de este artículo se declara advirtiendo que el bien afectado queda
excluido del comercio sólo una vez se haya practicado la medida cautelar que
corresponda, según el Código de Procedimiento Civil."
CAPÍTULO VII.
DEL FONDO PARA LA REHABILITACION, INVERSIÓN SOCIAL
Y LA LUCHA CONTRA EL CRIMEN ORGANIZADO.
ARTÍCULO 25. DE LA CREACIÓN DEL FONDO PARA LA REHABILITACION,
INVERSIÓN SOCIAL Y LA LUCHA CONTRA EL CRIMEN ORGANIZADO.
<Artículo CONDICIONALMENTE EXEQUIBLE> Créase el Fondo para la
Rehabilitación, Inversión Social y la Lucha contra el Crimen Organizado, que
funcionará como una cuenta especial sin personería jurídica administrada por
la Dirección Nacional de Estupefacientes, de acuerdo con las políticas trazadas
por el Consejo Nacional de Estupefacientes.
Los bienes objeto de extinción del dominio, sin excepciones de naturaleza
alguna hechas las deducciones a que se refiere el artículo 21 de la presente
Ley, según el caso, formarán parte de los recursos de este Fondo.
PARÁGRAFO 1o. <Ver Nota de Vigencia> Durante el desarrollo del proceso, la Dirección
Nacional de Estupefacientes podrá destinar en forma provisional los bienes sobre los cuales
esté vigente una medida cautelar, a las entidades oficiales o instituciones de beneficio común
legalmente reconocidas. Los gastos de conservación estarán a cargo de la entidad destinataria.
La Dirección Nacional de Estupefacientes tomará las medidas necesarias para garantizar que,
los bienes objeto de destinación provisional continúen siendo productivos y generadores de
empleo, para lo cual podrá recurrir al arrendamiento o fiducia de los bienes en caso de que la
operación genere utilidades. Estos recursos deberán destinarse a la financiación de los
programas sociales de que trata esta Ley con preferencia en la circunscripción territorial en que
se encuentran localizados.
Preferencialmente en tratándose de bienes rurales con caracterizada vocación
rural, una vez decretada su extinción pasarán de manera inmediata al Instituto
Colombiano de la Reforma Agraria, Incora, para ser aplicados a los fines
establecidos en la Ley 160 de 1994.
<Notas de Vigencia>
- El artículo 15 de la Ley 785 de 2002, publicada en el Diario Oficial No 45.046 de 27
de diciembre de 2002, dispone: "... modifica en lo pertinente ... los parágrafos 1o. y 2o.
del artículo 25 de la Ley 333 de 1996".
PARÁGRAFO 2o. <Ver Nota de Vigencia> Desde la providencia que ordena el trámite de
extinción del dominio, la Dirección Nacional de Estupefacientes, podrá enajenar los bienes
fungibles o que amenacen deterioro, respecto de los demás bienes, si se hiciere necesario en
razón de lo oneroso de su administración y custodia, podrá celebrar contratos de
administración con entidades públicas o privadas sometidas a vigilancia estatal.
En el evento en que los bienes hubiesen sido enajenados y se ordenare su
devolución mediante sentencia judicial debidamente ejecutoriada, el Fondo
reconocerá el precio de la venta con actualización de su valor, sin perjuicio de
las acciones consagradas en la ley.
<Notas de Vigencia>
- El artículo 15 de la Ley 785 de 2002, publicada en el Diario Oficial No 45.046 de 27
de diciembre de 2002, dispone: "modifica en lo pertinente "los parágrafos 1o. y 2o. del
artículo 25 de la Ley 333 de 1996".
PARÁGRAFO 3o. Dentro de los seis (6) meses siguientes a la promulgación de
esta Ley, el Gobierno Nacional procederá a reestructurar la Dirección Nacional
de Estupefacientes para el cumplimiento de las funciones que se le asignan.
<Notas de Vigencia>
- Artículo modificado en lo pertinente por el artículo 1 del Decreto 250 de 1997, según
lo dispuesto en el artículo 2 de la misma, publicado en el Diario Oficial No 42.976, del
7 de febrero de 1997. Declarado INEXEQUIBLE.
<Jurisprudencia Vigencia>
Corte Constitucional
- Artículo declarado CONDICIONALMENTE EXEQUIBLE, en los términos de la
sentencia, por la Corte Constitucional mediante Sentencia C-539-97 de 23 de octubre
de 1997, Magistrado Ponente Dr. José Gregorio Hernández Galindo. Transcribimos a
continuación los términos de la sentencia:
"El Fondo, que es una cuenta especial sin personería jurídica, administrada por la
Dirección Nacional de Estupefacientes, recibirá, como parte de sus recursos, los bienes
objeto de extinción del dominio, efectuadas las deducciones correspondientes (artículo
21).
Bien podía el legislador crear esta cuenta, para el manejo de bienes que ingresan al
patrimonio de la Nación y señalar la destinación de tales bienes, con arreglo a la
cláusula general de competencia (art. 150 C.P.).
Esa facultad del Congreso es inherente a la función que cumple en cuanto, por una parte
todo bien que ingrese al Tesoro Público debe ser asignado y administrado con arreglo a
la ley, y, por otra, los programas de rehabilitación, inversión social y lucha contra el
crimen organizado deben tener origen en la ley y ser desarrollados según sus
disposiciones.
El legislador goza de competencia para asignar funciones a la Dirección Nacional de
Estupefacientes, una de las cuales puede ser precisamente la de administrar una cuenta
especial que, como en este caso, guarda relación con sus funciones, así como al Consejo
Nacional de Estupefacientes, que tiene a cargo la fijación de políticas en la materia
examinada."
- El Decreto 250 de 1997 fue declarado INEXEQUIBLE por la Corte Constitucional,
mediante Sentencia No. C-136-97 del 19 de marzo de 1997, Magistrado Ponente Dr.
José Gregorio Hernandez, "a partir del dia siguiente a la notificación de la C-122-97 que
declaró INEXEQUIBLE el Decreto 80 de 1997", fecha del 12 de marzo de 1997.
ARTÍCULO 26. DE LA DISPOSICIÓN Y DESTINACIÓN DE LOS BIENES.
<Aparte subrayado CONDICIONALMENTE EXEQUIBLE> Los bienes y
recursos sobre los cuales se declare la extinción del dominio, sin excepción
alguna ingresarán al Fondo para la Rehabilitación, Inversión Social y la Lucha
contra el Crimen Organizado y serán asignados por el Consejo Nacional de
Estupefacientes, de conformidad con los reglamentos, para:
<Jurisprudencia Vigencia>
Corte Constitucional
- Aparte subrayado declarado CONDICIONALMENTE EXEQUIBLE, en los términos
de la sentencia, por la Corte Constitucional mediante Sentencia C-539-97 de 23 de
octubre de 1997, Magistrado Ponente Dr. José Gregorio Hernández Galindo. A
continuación transcribimos los términos de la sentencia:
"El Fondo, que es una cuenta especial sin personería jurídica, administrada por la
Dirección Nacional de Estupefacientes, recibirá, como parte de sus recursos, los bienes
objeto de extinción del dominio, efectuadas las deducciones correspondientes (artículo
21).
Bien podía el legislador crear esta cuenta, para el manejo de bienes que ingresan al
patrimonio de la Nación y señalar la destinación de tales bienes, con arreglo a la
cláusula general de competencia (art. 150 C.P.).
Esa facultad del Congreso es inherente a la función que cumple en cuanto, por una parte
todo bien que ingrese al Tesoro Público debe ser asignado y administrado con arreglo a
la ley, y, por otra, los programas de rehabilitación, inversión social y lucha contra el
crimen organizado deben tener origen en la ley y ser desarrollados según sus
disposiciones.
El legislador goza de competencia para asignar funciones a la Dirección Nacional de
Estupefacientes, una de las cuales puede ser precisamente la de administrar una cuenta
especial que, como en este caso, guarda relación con sus funciones, así como al Consejo
Nacional de Estupefacientes, que tiene a cargo la fijación de políticas en la materia
examinada."
a) Financiar programas y proyectos en el Área de Educación, Recreación y
Deporte.
Así mismo los programas que prevengan el consumo de la droga, como los que
tiendan a la rehabilitación y la promoción de la cultura de la legalidad;
b) Financiar programas de desarrollo alternativo para la erradicación de cultivos
ilícitos;
c) Financiar programas para prevenir, combatir y erradicar la corrupción
administrativa en cualquiera de sus manifestaciones;
d) Financiar programas de reforma agraria y de vivienda de interés social para
los desplazados por la violencia y los involucrados en los programas de
erradicación de cultivos ilícitos;
e) Reembolsar en la hipótesis de que trata esta Ley, los daños causados a los
nacionales titulares y terceros de buena fe. Para ello financiará la contratación
de seguros que cubran los riesgos por actos terroristas súbitos y violentos y los
perjuicios en que pueda incurrir la población civil por esos mismos actos,
cuando no estén amparados por el Gobierno Nacional mediante pólizas de
seguros. Igualmente garantizar mediante la contratación de pólizas expedidas
por compañías de seguros, la protección de los bienes sobre los cuales esté
vigente una medida cautelar o sobre aquellos que sean objeto de extinción del
dominio;
f) Financiar programas que ejecute el deporte asociado, con el objeto de
fomentar, masificar y divulgar la práctica deportiva. Igualmente, apoyar
programas recreativos, formativos y social comunitarios.
g) Financiar la inversión en preparación técnica y tecnológica, en soportes
logísticos, adquisición de equipos y nueva tecnología, y, en general, en el
fortalecimiento de las acciones del Estado en su lucha contra el delito del
narcotráfico. Los bienes culturales e históricos serán asignados a las entidades
estatales pertinentes para los efectos consagrados en la legislación sobre la
materia;
h) Financiar programas de rehabilitación, educación, capacitación y
microempresas para la población carcelaria;
i) Financiar programas de reubicación dentro de la Frontera Agrícola, a colonos
asentados en la Amazonia y la Orinoquia Colombiana;
j) Financiar todos los aspectos atinentes al cumplimiento de las funciones que
competen al Consejo Nacional de Política Criminal;
k) Para financiar programas de nutrición a la niñez, de estratos bajos, a través
del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar;
l) Para financiar en parte la administración de justicia a través del Consejo
Superior de la Judicatura;
m) Financiar los programas de las mujeres cabeza de familia, menores
indigentes y tercera edad;
n) Para financiar el Programa de Bibliotecas Públicas para Santa Fe de Bogotá;
o) Para financiar la asignación de recursos al Fondo de seguridad de la Rama
Judicial y del Ministerio Público;
p) Financiar programas de desarrollo humano sostenible en las regiones de
ecosistemas frágiles en los cuales se han realizado cultivos ilícitos;
q) Los bienes y recursos que se encuentren dentro de la jurisdicción del
Departamento Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, y
cuya extinción de dominio se haya decretado, conforme a la presente Ley,
serán asignados por el Consejo Nacional de Estupefacientes al Instituto de
Tierras del Archipiélago, para el cumplimiento de sus fines, consagrados en la
legislación correspondiente;
Mientras se crea el Instituto de Tierras del Archipiélago el Consejo Nacional de
Estupefacientes asignará los bienes a programas de vivienda de interés social,
reforma agraria, obras públicas o para financiar programas de educación en el
Archipiélago y promover su cultura;
r) Financiar programas para población de los discapacitados físicos, psíquicos
y sensoriales;
s) Financiar programas de recreación y cultura de pensionados y la tercera
edad;
t) Implementación de programas de vivienda de interés social;
u) Financiar programas para erradicar la indigencia en el país.
PARÁGRAFO. <Parágrafo CONDICIONALMENTE EXEQUIBLE> Las tierras
aptas para la producción y que ingresen al Fondo que se crea en la presente
Ley, se adjudicarán a Ios campesinos e indígenas que cumplan los requisitos
establecidos. La adjudicación se hará de conformidad con lo dispuesto en la
Ley 160 de 1994. Los desplazados por la violencia y los involucrados en los
programas de erradicación de cultivos ilícitos tendrán prioridad para la
adjudicación.
<Notas de vigencia>
- Artículo subrogado por el artículo 150 del Decreto 1122 de 1999, publicado en el
Diario Oficial No. 43.622 de 29 de junio de 1999.
<Jurisprudencia - Vigencia>
Corte Constitucional:
- Parágrafo declarado CONDICIONALMENTE EXEQUIBLE, en los términos de la
sentencia, por la Corte Constitucional mediante Sentencia C-539-97 de 23 de octubre
de 1997, Magistrado Ponente Dr. José Gregorio Hernández Galindo. A continuación
transcribimos los términos de la sentencia:
"El parágrafo del artículo 26 demandado señala que las tierras aptas para la producción
y que ingresen al Fondo que se crea "se adjudicarán" -regla de carácter imperativo que
no admite esguinces ni interpretaciones diversas- a los campesinos e indígenas que
cumplan los requisitos establecidos por la ley, a los desplazados por la violencia y a los
involucrados en los programas de erradicación de cultivos ilícitos, quienes tendrán
prioridad para la adjudicación, lo cual significa que, en igualdad de circunstancias, por
razón de su origen y de la situación especial por la que transitan, tales personas habrán
de ser preferidas respecto de otras para el indicado efecto, nuevamente de conformidad
con los postulados del Estado Social de Derecho, el principio de solidaridad y el
derecho a la igualdad real y efectiva (artículos 1 y 13 C.P.)."
- El Decreto 1122 de 1999 fue declarado INEXEQUIBLE por la Corte Constitucional
mediante Sentencia C-923-99 de 18 de noviembre de 1999, Magistrado Ponente Dr.
Alvaro Tafur Galvis.
<Legislación anterior>
Texto modificado por el Decreto 1122 de 1999:
ARTÍCULO 26.Los bienes y recursos que ingresen al Fondo para la Rehabilitación,
Inversión Social y la Lucha contra el Crimen Organizado serán asignados por el
Consejo Nacional de Estupefacientes exclusivamente para:
a) Financiación y dotación de las entidades legitimadas para presentación de solicitudes
de extinción del dominio, de los gastos que ocasione la investigación, el respectivo
proceso, y la capacitación de los funcionarios encargados de dicha labor.
b) Financiación de acciones del Estado en su lucha contra el delito del narcotráfico y
conexos, destinando inversión en capacitación de funcionarios, preparación técnica y
tecnológica, en soporte logístico, adquisición de equipos, y en general, programas que
contribuyan al fortalecimiento de la estrategia antidrogas en sus diversas
manifestaciones.
c) Financiación de programas para prevenir, combatir y erradicar la corrupción en
cualquiera de sus manifestaciones.
d) Asignación de recursos para la financiación de programas destinados a la protección
de funcionarios de la Rama Judicial, del Ministerio Público y autoridades
administrativas, vinculados en la lucha contra la corrupción y la estrategia antidrogas.
e) Financiación de programas de Reforma Agraria, de Reforma Urbana y de vivienda de
interés social.
f) Financiación de programas de infraestructura y rehabilitación de la población
carcelaria y penitenciaria.
g) Financiación de programas de reinserción en los procesos de paz que se adelanten, de
atención de los desplazados por la violencia y de erradicación de cultivos ilícitos.
PARÁGRAFO 1o. Las tierras aptas para la producción, que ingresen al Fondo para la
Rehabilitación, Inversión Social y la Lucha contra el Crimen Organizado se adjudicarán
a los campesinos e indígenas que cumplan los requisitos establecidos. La adjudicación
se hará de conformidad con lo dispuesto en la Ley 160 de 1994, y las demás normas que
la modifiquen, sustituyan o adicionen. Los desplazados por la violencia y los
involucrados en los programas de erradicación de cultivos ilícitos tendrán prioridad para
la adjudicación.
PARÁGRAFO 2o. Con cargo a los bienes que hubieren ingresado al patrimonio del
Fondo para la Rehabilitación, Inversión Social y la Lucha contra el Crimen Organizado
se atenderán de manera preferencial las reparaciones integrales hasta concurrencia del
valor de los bienes extinguidos al responsable de los daños, de conformidad con el
artículo 13 de la Ley 333 de 1996.
PARÁGRAFO 3o. El Fondo financiará la contratación de seguros que cubran los
riesgos por actos terroristas súbitos y violentos y los perjuicios en que pueda incurrir la
población civil por esos mismos actos, cuando no estén amparados por el Gobierno
Nacional mediante pólizas de seguros, la protección de los bienes sobre los cuales esté
vigente una medida cautelar o sobre aquéllos que sean objeto de extinción del dominio.
ARTÍCULO 27. DEL EJERCICIO ESPECIALIZADO Y PREFERENTE. Sin
perjuicio de la competencia de los fiscales ante la Justicia Regional, de los que
determine el Fiscal General de la Nación y de los Jueces Penales del Circuito,
la Fiscalía General de la Nación conformará, por reorganización de su planta
de personal, una unidad especializada para investigar bienes de ilícita
procedencia, adelantar la extinción del dominio en las actuaciones penales e
integrar un registro y control de los procesos en los cuales se inicie y declare la
extinción del dominio.
Las investigaciones preliminares para investigar bienes de ilícita procedencia
de la unidad especializada tendrán un plazo hasta de seis (6) meses; en ellas
se observará lo dispuesto en el artículo 2o.
Los funcionarios competentes para conocer de la acción de extinción del
dominio la ejercerán preferentemente, tratándose de las actividades delictivas
de organizaciones criminales, del crimen organizado y de la corrupción
administrativa, de los delitos contemplados en el Estatuto Nacional de
Estupefacientes, contra el Régimen Constitucional, la Administración Pública, la
Administración de Justicia, la Seguridad Pública, los de secuestro, secuestro
extorsivo, extorsión, lavado de activos, testaferrato, enriquecimiento ilícito, así
como los que sean predicables de la subversión.
Las entidades estatales legitimadas para iniciar la acción y los funcionarios
competentes para conocer de la acción de extinción del dominio, informarán a
la Unidad Especializada de la Fiscalía General de la Nación de la iniciación del
proceso dentro de los dos (2) días hábiles siguientes a su iniciación, con
indicación de las partes, bienes y persona o personas contra quienes se
promueva, así como de la sentencia que se pronuncie.
El deber de iniciación del proceso de extinción del dominio se entiende sin
perjuicio de las obligaciones de información que corresponden a las entidades
estatales legitimadas, de sus funciones de inspección, vigilancia y control, así
como de las atribuciones y facultades específicas que se derivan de éstas.
<Jurisprudencia Vigencia>
Corte Constitucional:
- Incisos 1o. 2o. y 4o. en cursiva declarados EXEQUIBLES por la Corte Constitucional
mediante Sentencia C-1708-00 de 12 de diciembre de 2000, Magistrado Ponente Dr.
Alvaro Tafur Galvis, respecto de los cargos formulados en las demandas que se
resuelven. La misma sentencia en el numeral 9o. del fallo declara: "ABSTENERSE de
realizar pronunciamiento alguno respecto de los cargos formulados contra el inciso
segundo del artículo 27 de la Ley 333 de 1996, por vicios de forma, por caducidad de la
acción."
- Artículo declarado EXEQUIBLE por la Corte Constitucional mediante Sentencia C539-97 de 23 de octubre de 1997, Magistrado Ponente Dr. José Gregorio Hernández
Galindo
ARTÍCULO 28. DEL EJERCICIO TEMERARIO DE LA ACCIÓN. <Aparte
subrayado CONDICIONALMENTE EXEQUIBLE> En los eventos en que la
demanda interpuesta por la entidad estatal sea temeraria o motivada en el dolo
o culpa grave del funcionario que la interpuso habrá lugar a la indemnización
de los daños causados al demandado, sin perjuicio de las acciones penales y
administrativas a que haya lugar.
PARÁGRAFO. Quien realice una falsa denuncia en los supuestos de la
presente Ley incurrirá en la sanción penal respectiva, incrementada hasta en
una tercera parte. Igual aumento se aplicará a la sanción a que se haga
acreedor el Fiscal o el funcionario judicial que incurra en prevaricato, por
indebida aplicación.
En todo caso, no se podrá abrir o iniciar investigación alguna, contra personas
naturales o jurídicas con base en anónimos o pruebas obtenidas ilegalmente.
<Notas de vigencia>
- Artículo derogado por el artículo 151 del Decreto 1122 de 1999, publicado en el
Diario Oficial No. 43.622 de 29 de junio de 1999.
<Jurisprudencia - Vigencia>
Corte Constitucional:
- Aparte subrayado declarado CONDICIONALMENTE EXEQUIBLE por la Corte
Constitucional mediante Sentencia C-1708-00 de 12 de diciembre de 2000, Magistrado
Ponente Dr. Alvaro Tafur Galvis, "con el entendido dado en el numeral 4.6 de la parte
motiva de la sentencia".
Entre otras, establece la Corte en el numeral 4.6:
"En consecuencia la disposición no resulta contraria a la Constitución Política porque,
en el evento de que el perjudicado no sea indemnizado en ejercicio de la acción civil,
que eventualmente puede iniciar dentro del proceso penal, cualquiera fuere la razón,
podrá demandar de la justicia civil su restablecimiento patrimonial, previsión que
desarrolla debidamente el numeral 1° del artículo 95 de la Constitución Política, el cual
obliga a toda persona a respetar los derechos ajenos y a no abusar de los propios, con
independencia de que la conducta omisiva de esta obligación constituya o no delito.
Por lo anterior, al parecer de la Corte, la disposición no quebranta la Constitución
Política por cuanto el Estado sigue estando obligado a responder por el daño antijurídico
causado, tanto al demandado como a los terceros, no solo con la presentación de la
demanda sino con las distintas etapas del proceso, incluyendo las diligencias
preliminares. Empero, esta responsabilidad, ni la posibilidad de que el Estado repita
contra el funcionario exonera a éste último, cuando obró por dolo o culpa grave, de
responder civilmente de su conducta, aunque no hubiere sido procesado por ella
penalmente y también en aquellos casos en que habiendo sido procesado fuere, por
cualquier circunstancia, exonerado."
- El Decreto 1122 de 1999 fue declarado INEXEQUIBLE por la Corte Constitucional
mediante Sentencia C-923-99 de 18 de noviembre de 1999, Magistrado Ponente Dr.
Alvaro Tafur Galvis.
ARTÍCULO 29. DEL ÁMBITO DE APLICACIÓN. Esta Ley se aplicará en todos
los casos en que los hechos o actividades a que se refiere el artículo segundo
hayan ocurrido total o parcialmente en Colombia, o cuando los bienes se
encuentren ubicados en el territorio nacional.
Respecto de aquellos bienes situados en el exterior cuyos titulares o
beneficiarios reales sean colombianos o cuando los hechos se hayan iniciado o
consumado en la República de Colombia, se aplicará con sujeción a los
tratados y convenios internacionales.
Las disposiciones de esta Ley no serán aplicables respecto de tributos e
impuestos, ni a propósito de las otras formas de extinción del dominio
contempladas en la legislación agraria, minera y ambiental, que se regularán
por las leyes sobre el particular.
ARTÍCULO 30. DE LA INTEGRACIÓN. En los aspectos no contemplados en
esta Ley se aplicarán las disposiciones de los Códigos de Procedimiento Penal,
de Procedimiento Civil y Contencioso Administrativo, en los que sean
compatibles con la naturaleza del proceso y las actuaciones que se realicen en
el mismo.
<Jurisprudencia - Vigencia>
Corte Constitucional:
- Artículo declarado EXEQUIBLE por la Corte Constitucional mediante Sentencia C1708-00 de 12 de diciembre de 2000, Magistrado Ponente Dr. Alvaro Tafur Galvis.
ARTÍCULO 31. AUTORIZACIÓN. <Artículo INEXEQUIBLE>
<Jurisprudencia Vigencia>
Corte Constitucional
- Artículo declarado INEXEQUIBLE por la Corte Constitucional mediante Sentencia C409-97 de 28 de agosto de 1997, Magistrado Ponente Dr. José Gregorio Hernández
Galindo.
<Legislación Anterior>
Texto original de la Ley 333 de 1996:
ARTÍCULO 31 Autorízase al Gobierno para abrir créditos adicionales, y hacer las
adiciones y traslados presupuestales que sean necesarios para el cumplimiento de esta
Ley.
ARTÍCULO 32. PROTECCIÓN A LA VIVIENDA FAMILIAR. <Artículo
INEXEQUIBLE>
<Jurisprudencia - Vigencia>
Corte Constitucional:
- Artículo declarado INEXEQUIBLE por la Corte Constitucional, mediante
providencia C-374-97 de 13 de agosto de 1997, Magistrado Ponente, Dr. José Gregorio
Hernández Galindo, aclarada mediante Auto No. 36 del 9 de octubre de 1997.
Mediante Auto No. 36 de 9 de octubre de 1997, se corrigió el numeral 2 de la Sentencia
C-374-97, declarando la INEXEQUIBILIDAD de este artículo.
<Legislación Anterior>
Texto original de la Ley 333 de 1996:
ARTÍCULO 32. Sin perjuicio de disposición legal en contrario, la acción de extinción
de dominio no procederá respecto del bien inmueble amparado por el régimen de
patrimonio de familia inembargable, o sobre bien afectado a vivienda familiar, siempre
y cuando dicho bien sea el único inmueble en cabeza de su titular y su valor no exceda
de quinientos salarios mínimos legales mensuales al momento de la declaración de
extinción.
ARTÍCULO 33. DE LA VIGENCIA. Esta Ley rige a partir de la fecha de su
promulgación.
<Aparte tachado INEXEQUIBLE> No obstante, la extinción del dominio se
declarará, cualquiera sea la época de la adquisición o destinación ilícita de los
bienes o derechos, aun tratándose de situaciones jurídicas existentes con
anterioridad a la vigencia de esta Ley, siempre que dicha adquisición o
destinación ilícita de los bienes o derechos haya sido realizada con
posterioridad a la existencia de los delitos que dan lugar a esta medida de
extinción, así la legislación haya modificado o modifique la denominación
jurídica, sin perjuicio del término de prescripción de que trata el artículo 9o. de
esta Ley.
En todo caso, se entenderá que la adquisición ilícita de los bienes no constituye
justo título, causa un grave deterioro de la moral social y es conducta con
efectos permanentes.
<Notas de Vigencia>
Corte Constitucional:
- Mediante Sentencia C-488-97 de 2 de octubre de 1997, Magistrado Ponente Dr. Carlos
Gaviria Díaz, la Corte Constitucional declaró estése a lo resuelto en la Sentencia C374-97
- Mediante Sentencia C-409-97 de 28 de agosto de 1997, Magistrado Ponente Dr. José
Gregorio Hernández Galindo, la Corte Constitucional declaró estése a lo resuelto en la
Sentencia C-374-97
- Artículo declarado EXEQUIBLE por la Corte Constitucional, mediante Sentencia C374-97 de 13 de agosto de 1997, Magistrado Ponente, Dr. José Gregorio Hernández
Galindo, salvo el aparte tachado el cual se declaró INEXEQUIBLE.
El Presidente del Honorable Senado de la República,
LUIS FERNANDO LONDOÑO CAPURRO.
El Secretario General Del Honorable Senado De La República,
PEDRO PUMAREJO VEGA.
El Presidente De La Honorable Cámara De Representantes,
GIOVANNI LAMBOGLIA MAZZILLI.
El Secretario De La Honorable Cámara De Representantes,
DIEGO VIVAS TAFUR.
República de Colombia - Gobierno Nacional
Publíquese y ejecútese.
Dado en Santafé de Bogotá, D.C., a 19 de diciembre de 1996.
ERNESTO SAMPER PIZANO.
El Ministro de Justicia y del Derecho,
CARLOS EDUARDO MEDELLIN BECERRA
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