PONENCIA LEY 7-2015

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PONENCIA LEY 7/2015
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Autor: JUAN CARLOS BRACHO
PONENCIA LEY 7/2015
La Ley 7/2015, de 30 de junio, de relaciones familiares en supuestos de
separación o ruptura de los progenitores, y el derecho comparado.
Por Real Decreto de 24 de julio 1889, de Código Civil, referente básico y
fundamental de nuestro Derecho privado, aunque sometida a la
Constitución, como norma suprema del ordenamiento jurídico, sigue
ocupando en él un lugar preeminente, tanto por la general aplicación
de la normativa contenida en el Título Preliminar, como por la
trascendencia que en los fundamentos del sistema jurídico y en el
desarrollo legal de los derechos fundamentales, posee buena parte de
las instituciones que regula, como la nacionalidad y la vecindad, la
capacidad de las personas, el matrimonio, la filiación, la propiedad, la
herencia o la autonomía privada. Como exponente del Derecho
común, sus disposiciones están llamadas a constituir Derecho supletorio
de último grado en las materias regidas por las leyes especiales ( Art.4.3
CC.), y como conjunto normativo de ámbito estatal, también en lo que
no sea de aplicación directa, son Derecho supletorio del autonómico o
foral (Art.149.3 CE).
La Constitución de 1978, no se limitó a respetar la pluralidad de
regímenes jurídicos civiles coexistentes en el territorio nacional, sino que,
a través del reconocimiento de la autonomía de las nacionalidades y
regiones posibilitó y permitió su actualización y desarrollo mediante la
actividad legislativa de las Comunidades con competencia estatutaria
al efecto. En ejercicio de
esta potestad legislativa civil, las
Comunidades con Derecho propio, no sólo han actualizado sus
disposiciones, adaptándolas a las exigencias de la Constitución y de la
realidad social, sino que, en un proceso innovador y expansivo de sus
instituciones, legales y consuetudinarias, han acometido amplios
desarrollos normativos, a través de la reforma de las Compilaciones y
de un apreciable número de leyes civiles independientes.
Junto a las disposiciones de procedencia estatal y autonómica, no
pueden finalmente dejar de tenerse presente en el ámbito del Derecho
civil las derivadas de los numerosos tratados internacionales ratificados
por España en los últimos años y las procedentes del Derecho
comunitario europeo, en cuanto sean susceptibles de producir efecto
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directo en las relaciones jurídicas privadas o de inspirar la interpretación
del Derecho nacional aplicable en ellas.
La supremacía normativa de la Constitución y la sujeción a ella de los
ciudadanos y poderes públicos impone también una interpretación de
las leyes-y, por consiguiente, de las disposiciones del Código Civilacorde a los dictados de la Carta Magna y a la efectividad de los
derechos fundamentales proclamados en ella. A tal imperativo
responde, en lo que a los órganos integrantes del Poder Judicial se
refiere, el Art. 5 de su Ley Orgánica, cuando establece que los Jueces y
Tribunales interpretarán y aplicarán las leyes y reglamentos según los
preceptos y principios constitucionales, conforme a la interpretación de
los mismos, que resulte de las resoluciones dictadas por el Tribunal
Constitucional en todo tipo de procesos. En la exégesis legal la doctrina
constitucional representa pues un obligado referente de ineludible
observancia, que explica y justifica la preeminencia que en las
anotaciones a los preceptos del Código se le asigna.
En esa pluralidad de regímenes jurídicos civiles coexistentes en el
territorio nacional, con fecha 12 de abril de 2011, se presentó en el
Parlamento Vasco la iniciativa legislativa popular de corresponsabilidad
parental y relaciones familiares, en casos de ruptura de la convivencia
de los padres con los hijos a su cargo o de parejas sin hijos, conocida
como de “custodia compartida y otras consecuencias de las rupturas
de pareja”, que tras larga y laboriosa tramitación parlamentaria, dio
como resultado la Ley, 7/2015 de 30 de junio, que hoy analizamos, que
viene a introducir en sede de Derecho Civil Foral Vasco, normas que ya
han sido aprobadas en otras comunidades autónomas de nuestro
entorno.
Según doctrina reiterada del Tribunal Constitucional, las comunidades
autónomas dotadas de Derecho Civil Foral o Especial propio , como la
nuestra, pueden legislar sobre instituciones conexas a las ya reguladas,
en el marco de la Convención de los Derechos del Niño, proclamada
por la Asamblea General de las Naciones Unidas de 20 de noviembre
de 1989, que obligaba a los Estados a respetar el derecho de las
personas menores de edad a mantener relaciones personales y
contacto directo con ambos progenitores de modo regular, buscando
satisfacer siempre, como principio rector, el interés superior del menor.
Son numerosos los países europeos que, para dar respuesta y cumplir
con lo recogido en la Convención sobre los Derechos del Niño, han
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introducido en sus legislaciones la guarda y custodia compartida, para
los casos de ruptura, separación o divorcio, al entender que es la
solución que mejor permite el derecho que los hijos tienen a
relacionarse con sus progenitores y sus familias.
Euskadi, en el Art. 10.5º de su Estatuto de Autonomía, establece como
una de las competencias exclusivas, la conservación, modificación y
desarrollo del Derecho Civil Foral.
La Ley 2/2003, de 7 de mayo, reguladora de las Parejas de Hecho cuya
exposición de motivos ya citaba expresamente el Derecho Civil Foral
como uno de los títulos competenciales al amparo del cual se dictaba
la norma y cuya naturaleza civil encuentra apoyo en la más reciente
jurisprudencia constitucional, supone también otro punto de conexión
relevante, en la medida en que abunda también en las consecuencias
de la ruptura de parejas, abordando en aquel caso la relativa a las
parejas no casadas, del mismo o distinto sexo.
Además, dicha norma añadía un matiz particular desde el punto de
vista de Derecho de Familia, con artículos que abordan directamente
cuestiones relativas a las relaciones paterno-filiales, como son el
acogimiento de menores o la adopción.
Todo ello pone en conexión de forma natural la regulación de ésta
nueva ley sobre la custodia compartida para los casos de separación,
divorcio o nulidad, con las instituciones existentes hasta la fecha, en
tanto que se necesitan y complementan.
Respecto al fondo del asunto, esta norma regula la custodia
compartida como régimen más adecuado en los casos de separación
o divorcio, atendiendo a los requisitos establecidos en su articulado y
siempre velando por el interés superior de los menores.
Esta Ley 7/2015, se fundamenta en la conjunción de los siguientes
principios:
1.- Corresponsabilidad parental, que garantiza la participación
igualitaria en el cuidado y educación de sus hijos, y en toma de
decisiones que afecten a los intereses de estos.
2.- Derecho de los menores a la custodia compartida, siempre que los
progenitores lo soliciten y no sean contrarios al interés del menor.
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3.- Derecho de los menores a relacionarse con sus abuelos maternos o
paternos y sus familias.
4.- Igualdad entre hombres y mujeres, que promueven esa relación, que
tanto durante la ruptura o después de ella, se basen en el diálogo, el
respeto y la igualdad.
Para lo cual es preciso contemplar, como solución pactada la
propuesta de un Convenio Regulador, clave para reducir la litigiosidad
y reconducir las relaciones familiares en caso de ruptura real, y en caso
contrario, y con carácter obligatorio, el sometimiento a mediación
familiar, para el solo caso de persistir las discrepancias, bien previo a
acudir a la acción judicial, pudiendo, bien durante la contienda,
solicitar la suspensión de aquella para someterse a mediación .
Son seis los capítulos en los que se articula este Ley.
Capítulo I, bajo el epígrafe “Disposiciones generales”, define el objeto
de la Ley, ámbito de aplicación y los derechos y deberes de los
progenitores y de los hijos en las rupturas de pareja.
Dicho capítulo se reafirma en el cumplimiento de lo recogido en la
Convención de los Derechos del Niño y, en ámbito de nuestra
Comunidad Autónoma, en la Ley 3/2005, de 18 de febrero, de Atención
y Protección de la Infancia y la Adolescencia.
Capítulo II, “De los pactos en previsión de ruptura en la convivencia y
convenio regulador”, desarrolla el contenido de los pactos en previsión
de ruptura de la convivencia y del convenio regulador.
Los pactos en previsión de ruptura de la convivencia son acuerdos
mediante los cuales, previendo la situación de ruptura, las partes
regulan las condiciones de las relaciones familiares ante ella,
disminuyendo de manera importante la contenciosidad en el momento
de la ruptura real.
Este capítulo desarrolla asimismo una de las piezas clave de la ley: el
convenio regulador. Ese C.R., que el Libro I, Capítulo IX, del C.C.,
regulador de los efectos comunes a la nulidad, separación y divorcio,
recoge en el Art. 90 del CC, debe tener presente, no sólo la circular
núm. 3 de 15 de diciembre de 1986, de la Fiscalía General del Estado,
sobre la intervención del Ministerio Fiscal en los procesos de separación
y divorcio, sino también, la Recomendación núm. R(98) de 21 de enero
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1998 del Comité de Ministros del Consejo de Europa a los Estados
miembros sobre la “mediación familiar”, así como las Leyes
Autonómicas de Mediación Familiar, como la Ley 4/2001, de 31 de
mayo, de Galicia; la Ley 9/2011, de 24 de marzo de mediación familiar
de Aragón; la Ley 7/2001, de 26 de noviembre de la Comunidad de
Valencia; la Ley 15/2003, de 8 de abril de Canarias; la Ley 4/2005, de 24
de mayo de Castilla-La Mancha; la Ley 1/2006, de 6 de abril, de Catilla y
León; la Ley 14/2010, de 8 de diciembre de mediador familiar de las Illes
Balears; la Ley 1/2007, de 21 de febrero de Madrid; la Ley 3/2007, de 23
de marzo, del Principado de Asturias; Ley 1/2008, de 8 de febrero del
País Vasco; Ley Foral 3/2011, de 17 de marzo de Navarra, sobre custodia
de los hijos en los casos de ruptura de la convivencia de los padres (Art.
2); la Ley 1/2009, de 27 de febrero, de Andalucía; la Ley 15/2009 de 22
de julio, de mediación en el ámbito del derecho privado de Cataluña;
Ley 25/2010, de 29 de julio, del Libro segundo del Código Civil de
Cataluña, relativo a personas y la familia, art. 233-6, Ley 1/2011, de 28 de
marzo, de mediación de la Comunidad Autónoma de Cantabria;
Código de Derecho Foral de Aragón , y Ley 7/2015, de 30 de junio de
relaciones familiares, en supuestos de separación o ruptura de los
progenitores del País Vasco (At. 6), de mediación familiar.
El capítulo III, “De la mediación familiar” regula y, a su vez, pone de
manifiesto la importancia de la mediación familiar como instrumento
clave para reducir la litigiosidad en esta materia y reconducir las
relaciones familiares en casos de ruptura.
El capítulo IV. “De las medidas judiciales en defecto de acuerdo”,
determina las medidas que el juez deberá adoptar en caso de que no
exista acuerdo entre los miembros de la pareja, así como los criterios
que deberá seguir.
Se remarca en este capítulo que en caso de no acuerdo, y siempre a
solicitud de parte, el juez otorgará la custodia compartida salvo cuando
sea contrario al interés del menor, y siempre atendiendo a los requisitos
establecidos en este ley. Igualmente en este capítulo se recogen
aquellas medidas que el juez podrá establecer en relación con la patria
potestad y guarda y custodia de los hijos, así como respecto a la
pensión de alimentos, cargas familiares y gastos extraordinarios.
El capítulo V.- “Uso de la vivienda” determina el uso que se dará al
hogar familiar y al ajuar doméstico.
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Este capítulo, partiendo del interés de la persona menor de edad,
pretende impulsar el acuerdo entre los progenitores en lo referente al
uso de la vivienda familiar. También pretende ampliar el espectro de
elementos que el juez ha de considerar a la hora de atribuir el uso de la
vivienda, que no queda rígidamente unido al régimen de custodia, con
vistas, asimismo, a facilitar la autonomía de los miembros de la pareja
después de la ruptura y en el menor tiempo posible.
Y en el capítulo VI“ De las medidas previas o coetáneas, provisionales y
definitivas y su modificación“, recoge en un artículo las medidas que
deben establecerse de acuerdo con lo establecido en la ley.
Y, por último, la Ley contempla una disposición transitoria que pretende
facilitar la puesta en marcha de lo establecido en esta norma, y una
disposición final en la que se establece una “vacatio legis” de tres(3)
meses a fin de facilitar la puesta en marcha de lo establecido en esta
norma.
En cuanto al desarrollo de la Ley, el Capítulo-I, ( Art. 1 ), al tratar del
“objeto” fija “la regulación” de las relaciones familiares derivadas de los
procedimientos: nulidad, separación o divorcio y extinción de las
parejas de hecho; la modificación de las medidas adoptadas en ellos;
los que versen exclusivamente sobre la guarda y custodia de los
menores; alimentos y su reclamación, sin olvidar, su primer objeto “la
garantía” de las relaciones continuadas de los progenitores con sus
hijos, y de estos con sus hermanos, abuelos, parientes y personas
allegadas.
Para la obtención de estos objetos, se facilita el acuerdo entre los
progenitores, “la mediación familiar”.
En cuanto a su ámbito de aplicación, ( Art. 2 )será de aplicación en
todo el “territorio” de la Comunidad Autónoma de Euskadi, siempre
que, conforme a lo previsto en la legislación civil que resulte de
aplicación, el progenitor/ res que tengan la autoridad parental sobre sus
hijos ostenten la vecindad civil vasca. En caso de ostentar uno la
vecindad civil vasca y el otro no, se estará a la vecindad civil vasca, si
es la elegida por ambos progenitores, y en defecto, se estará a la del
lugar de la residencia habitual común del matrimonio en el momento
de presentación de la demanda, o, en caso de parejas de hecho, la
residencia anterior a la disolución de la pareja de hecho, siempre que
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se hallen situados en el territorio de la Comunidad Autónoma de
Euskadi.
Respecto a los Derechos y Obligaciones asumidas por los progenitores
respecto de sus hijos menores, cualquier decisión, resolución o medida
que les afecte, deberá adoptarse en interés y beneficios de ellos. El
Juez, cuando deba acordar el régimen de custodia, cuidado,
educación de los menores, deberá recabar “informe del Mº Fiscal y oír a
los menores, que tengan suficiente juicio ( + 12 años ).
Y en la regulación de las relaciones familiares, excepto circunstancias
graves que aconsejen lo contrario, los hijos menores de edad tendrán
derecho a un contacto directo con sus progenitores de modo regular y
que ambos participen en la toma de decisiones inherentes a la
titularidad y ejercicio de la patria potestad, siempre que sea posible.
El Capítulo II.- bajo el título “De los pactos en previsión de ruptura de la
convivencia y convenio regulador”, en su Art. 4, regula “los pactos en
previsión de ruptura de la convivencia que pueden otorgarse los
firmantes, antes o durante la convivencia ”y regulan las nuevas
relaciones familiares, cuyo contenido deberá ser aquél que se prevé
para el convenio regulador y para su validez habrán de otorgarse el
escritura pública, y podrán contener la previsión y compromiso de
acudir, con carácter previo a la vía judicial, a la mediación familiar, con
el objeto de resolver mediante el diálogo aquellos conflictos que
puedan surgir tras la ruptura. Pactos, estos que serán válidos y obligarán
a sus firmantes.
Su Art. 5, al tratar del Convenio Regulador, señala que, “ambas partes”
de mutuo acuerdo, o cada uno de forma individual, al presentar la
demanda de: separación, divorcio, nulidad o procedimiento de
medidas paternofiliales “deberán” presentar al Juez una “propuesta de
convenio regulador”, que deberá contener al menos, los siguientes
extremos: Ejercicio conjunto de la Patria Potestad de los hijos, como
corresponsabilidad parental, con inclusión de los acuerdos sobre, forma
de decidir y compartir todos los aspectos que afecten a la educación,
salud, bienestar, residencia habitual y otras cuestiones relevantes para
los menores; cumplimiento de los deberes referentes a la guarda y
custodia, su cuidado, educación y ocio; periodos de convivencia con
cada progenitor y el correlativo régimen de estancia, relación y
comunicación con el no conviviente; lugar/res de residencia de los hijos,
determinado cuál figurará a efectos de empadronamiento, que deberá
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coincidir con aquel de los progenitores que, pasen la mayor parte del
tiempo; reglas de recogida y entrega de los menores, en los cambios de
guarda y custodia, o en el ejercicio del régimen de estancia, relación y
comunicación con ellos; contribución, si procede, a las cargas familiares
y alimentos, respecto a las ordinarias y extraordinarias, periodicidad,
forma de pago, bases de actualización, extensión y garantías, con
especial atención a las necesidades de los menores, a su tiempo de
permanencia con sus progenitores, la capacidad económica de éstos,
a la atribución que se haya realizado del uso de la vivienda familiar, a la
contribución a las cargas familiares, en su caso, y al lugar en se haya
fijado la residencia de los hijos comunes; atribución, en su caso, del uso
de la vivienda y ajuar familiar, así como de otras viviendas familiares
que, perteneciendo a uno u otro miembro de la pareja, hayan sido
utilizadas habitualmente en el ámbito familiar; pensión compensatoria
que pudiera corresponder conforme Art. 97 CC y Art. 5 Ley 2/2003, de 7
de mayo, reguladora de las parejas de hecho.
Esa propuesta de convenio regulador podrá contener la previsión y
compromiso de acudir a la mediación familiar, con carácter previo a la
vía judicial, con el objeto de resolver mediante el “diálogo” aquellos
problemas que puedan surgir con motivo de la interpretación o
cumplimiento del propio convenio regulador. Asimismo, la propuesta de
convenio regulador podrá contener el inventario y liquidación del
régimen económico del matrimonio, o del establecido en el pacto de
regulación de la pareja inscrita conforme a la Ley 2/2003, de 7 de mayo,
reguladora de las parejas de hechos en el País Vasco, y la división de los
bienes en comunidad ordinaria indivisa, si hubiera; En supuestos de existir
pacto de previsión de ruptura de la convivencia, será de aplicación lo
estipulado en él, debiendo complementarse, en lo no previsto, por las
estipulaciones de este artículo.
Ese convenio regulador podrá modificarse en los siguientes supuestos:
a).- Por mutuo acuerdo de las partes.
b).- Por causas que consten en el propio convenio regulador.
c).- A instancias de una de las partes o del Mº Fiscal, cuando
hubiera sobrevenido una alteración sustancial de circunstancias.
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d).- Por incumplimiento grave o reiterado, de manera injustificada,
de las obligaciones establecidas en el ejercicio conjunto de la
patria potestad.
El convenio regulador, sus modificaciones y extinción producirán efectos
cuando sean aprobados judicialmente, oído el Mº Fiscal y, en su caso,
los hijos menores.
El convenio regulador será aprobado por el Juez, oído el Mº Fiscal y los
hijos menores en su caso, salvo si es dañoso para los hijos, gravemente
perjudicial para una de las partes o contrario a normas imperativas. Si el
convenio regulador no fuera aprobado en todo o en parte, deberá
motivarse la resolución denegatoria y se concederá a las partes un
plazo de veinte días para que propongan uno nuevo sobre los aspectos
no aprobados. Presentada la nueva propuesta, el juez resolverá lo
procedente, completando o sustituyendo en todo o en parte las
propuestas de las partes.
Las medidas que el juez adopte en defecto de acuerdo, o las
convenidas por los miembros de la pareja, podrán ser modificadas
judicialmente o por un nuevo convenio aprobado por el Juez cuando
así lo aconsejen las nuevas necesidades de los hijos o el cambio de las
circunstancias de los progenitores.
El juez podrá establecer las garantías reales o personales que requiera
el cumplimiento del convenio.
Si las partes proponen un régimen de relación y comunicación de los
hijos con otros parientes y personas allegadas, el juez podrá aprobarlos,
sí, previa audiencia de dichas personas, prestaran su consentimiento y
siempre que fuera en interés de los hijos.
El Art. 6 bajo el título.- de la mediación familiar, señala que los
progenitores PODRÁN someter voluntariamente sus discrepancias a
mediación familiar, que será OBLIGATORIO con anterioridad de la
presentación de las acciones judiciales, cuando así se haya pactado
antes de la ruptura, que, una vez iniciado el procedimiento ,el Juez
podrá derivar, con carácter obligatorio a una sesión informativa de
mediación intrajudicial, con destino a convencer a los litigantes de
continuar sus discrepancias a través de un proceso de mediación. El
proceso judicial se reanuda si no se ha conseguido el acuerdo
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pretendido. La eficacia de estos acuerdos alcanzados a través de la
mediación, quedará sujeto a su aprobación judicial.
El Capítulo IV.- de esta Ley, bajo el título: De las Medidas Judiciales en
defecto de acuerdo, señala en su Art. 7, las medidas judiciales a
adoptar por el Juez, tras la ruptura de la convivencia, que tendrán por
finalidad, garantizar el ejercicio de la patria potestad, alimentos, los
derechos de comunicación, en evitación de perjuicios dañosos para los
hijos, disponiendo de garantías reales o personales, si fueran necesarios
para asegurar el cumplimiento de las medidas que se adopten,
medidas estas que podrán modificarse judicialmente por alteraciones
sustanciales de las circunstancias tenidas en cuenta para su adopción.
El Art. 8,. Al tratar de la Patria Potestad, señala que ésta se ejercerá
conjuntamente por ambos progenitores o por uno solo con el
consentimiento del otro, en beneficio e interés de los hijos. Y
excepcionalmente, por causas para ello, podrá decidir que la P.P. sea
ejercida por uno total o parcialmente, e incluso privarle de ello tras
sentencia, cuando en el proceso se revele causa para ello.
El Art. 9 al tratar sobre la Guarda y custodia de los hijos, señala que el
Juez adoptará la custodia compartida siempre que no sea perjudicial
para los hijos, pudiendo, antes de fijar esa medida, recabar informes del
servicio de mediación familiar, médicos, psicólogos.., sin que suponga la
separación de los hermanos.
El Art. 92 CC, regula el ejercicio compartido de la guarda y custodia,
cuando así lo soliciten los padres, resaltando que, la separación, la
nulidad o divorcio, no eximen a los padres de sus obligaciones para con
los hijos, quienes serán oídos, ( + 12 años ),antes de adoptar medidas
sobre la guarda y custodia, cuidados y su educación.
Así, antes de acordar el Juez, el régimen de guarda y custodia, deberá
recabar informe del Mº Fiscal, oír de oficio o a instancia de parte al
Equipo Técnico Judicial y fundamentar su resolución, no procediendo a
esa guarda compartida cuando cualquiera de los padres esté incurso
en proceso penal, iniciado por atentar contra la vida, la integridad
física, la libertad, la integridad moral o la libertad e indemnidad sexual
del otro cónyuge o de los hijos que convivan con ambos, así como
tampoco procederá cuando existan indicios fundados de violencia
doméstica.
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El Art. 10 de la Ley 7/2015, en los referente a la pensión de alimentos,
cargas familiares y gastos extraordinarios, diferencia los gastos ordinario
de los extraordinarios, por su necesidad habitual o previsibilidad, el
primero o por imprevisible necesidad, el segundo, llevándose a cabo un
cálculo, según aquellas necesidades de los menores o mayores
convivientes con sus progenitores, cuya obligación de abono
desaparecerá cuando cesen los supuesto regulados legalmente.
El Art. 11 de ésta Ley, bajo el título, Régimen de comunicación y
estancia, determina que, quien no tenga consigo a los hijos menores e
incapacitados, gozará del derecho a visitarlos, comunicar con ellos y
tenerlos en su compañía, determinando el Juez, tiempo, modo y lugar
para el ejercicio de este derecho.
Este artículo recoge sustancialmente lo expuesto en el apartado 7º del
Art. 92 CC, respecto a las causas o razones por las que no procede
atribuir la guarda y custodia de los hijos a uno de los cónyuges, e incluso
la limitación del derecho de comunicación paterno o materno filial, la
conveniencia de la normalización en casos de extinción de la
responsabilidad penal.
El Art. 12 de la Ley 7/2015, bajo el Capítulo V, sobre el uso de la vivienda
y ajuar doméstico, señala que la atribución del uso y ajuar doméstico,
corresponderá principalmente, al progenitor que tenga consigo la
guarda y custodia de los hijos menores, pudiendo el Juez otorgarlo,
incluso, por causa de necesidad.
Por último, el Capítulo-VI, bajo el título: De las medidas previas,
provisionales o coetáneas y definitivas y su modificación, introduce el
Art. 13, que analiza, la posibilidad de que la parte que se proponga
instar uno de los procedimientos de nulidad, separación o divorcio,
puedan solicitar, con carácter previo la adopción de los efectos y
medidas de los dos capítulos anteriores, medidas éstas que sólo
subsistirán si en el plazo de treinta (30) días desde que fueron
adoptadas, se presenta de la demanda principal ante el Juez
competente. ( Estas medidas previas, son aquellas que recoge el Art.
104 del CC.”El cónyuge que se proponga demandar la nulidad,
separación o divorcio de su matrimonio puede solicitar los efectos y
medidas a que se refieren los dos artículos anteriores”).
Las medidas provisionales o coetáneas, son aquellas que las partes
podrán solicitar junto con la demanda de nulidad, separación o
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divorcio, y las medidas definitivas son aquellas que, sustituyendo a las
anteriores, se recogen en la sentencia que el Juez dicte, y pongan fin al
proceso.
Estas medidas definitivas, dictadas por el Juez, podrán ser modificadas
judicialmente o por un nuevo convenio, cuando se alteren
sustancialmente las circunstancias tenidas en cuenta al aprobarlas o
acordarlas (Art. 775.1º LECn), prueba, cuya acreditación compete (Art.
217 LEC), a quien demanda.
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