TEMA IV ARTE CLÁSICO.

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TEMA IV
ARTE CLÁSICO.
ARTE GRIEGO.
ARQUITECTURA MINOICA O CRETENSE.
CONTEXTO HISTÓRICO-SOCIAL Y MANIFESTACIONES ARTÍSTICAS.
Hacia el 3000 a. C. comenzó a desarrollarse en la isla de Creta una cultura pacífica, comerciante y refinada,
denominada minoica por la legendaria historia de su rey Minos. Su escritura, denominada silabario lineal A aún
no ha sido descifrada por completa y al parecer hacia 1450 a.C. desapareció para siempre por una serie de
terremotos y maremotos, destruyendo todos los centros palaciales cretenses. A partir de ahí se funde la cultura
Minoica con la Micénica. Su organización política se basó en una Talasocracia o “gobierno de las naves”, con un
carácter comercial marítimo hacia Chipre, Asia Menor y el Mediterráneo y abierto. Sus palacios no tenían
murallas y no necesitaban especialmente estar en lugares elevados o fortificados. La economía se basaba en un
sistema económico redistributivo a través del palacio (allí se llevaban los productos obtenidos y desde allí se
distribuían). Además, era centro religioso y de culto con rey-sacerdote, como enorme edificio del tipo de templo
donde residía también la divinidad, por lo que desde allí el rey-sacerdote distribuía riqueza y favores a su pueblo.
Desde 1450 a.C. los micénicos o aqueos ocuparon el territorio y absorbieron a la población y cultura minoica.
Los edificios y palacios no están rodeados de murallas ni se sitúan en lugares elevados. Destacaron ciudades
como Knosos, Hagia Triada y Faistos. El mayor ejemplo es el Palacio de Knosos, residencia del rey Minos, con
una planta muy complicada, en torno a la cual se recreó la famosa leyenda del laberinto de Creta, con el
Minotauro. No sigue un orden preestablecido, con predominio de líneas recta, arquitrabada y columnas
protodóricas con el fuste con forma troncónica invertida.
La leyenda dice que el Minotauro nació de los amores de la reina Pasifae con un toro y Teseo, rey de Atenas,
lo mató gracias al hilo que le proporcionó Ariadna, hija de Minos.
Las paredes de los edificios suelen mostrar pintura al fresco con figuras humanas realizando piruetas y saltos
sobre toros u otros animales, con un carácter amable y pacífico. También aparecen especies marinas como
delfines. También se cultiva una rica y fina cerámica con escenas animalísticas marinas y de flora acuática,
destacando los pulpos, algas, etc.
ARQUITECTURA MICÉNICA.
CONTEXTO HISTÓRICO-SOCIAL Y MANIFESTACIONES ARTÍSTICAS.
Los micénicos eran pueblos muy diferentes a los minoicos, con una lengua que se ha registrado como
silabario lineal B, que derivaría del lineal A de los minoicos. También llamados Aqueos eran pueblos
indoeuropeos que procedían seguramente del Mar Negro y eran nómadas y belicosos, al contrario que los
minoicos. Se instalaron en el Peloponeso, con ciudades amuralladas y en lugares elevados. Su organización
política se basó en la monarquía, con un rey que controlaba perfectamente el poder militar y tenía a su alrededor
una jerarquía de funcionarios, generales y servidores a los que pagaba con terrenos o témenos. El lugar donde
estaba el palacio era el témenos real y sagrado y se organizó en torno al llamado megarón, un esquema que
se convertiría a la postre en el templo griego de épocas posteriores como la clásica griega, con un pórtico con
columnas (in antis) y un espacio interior cuadrado con el hogar en el centro, para finalizar en un espacio posterior
cerrado o sala del tesoro.
Sus fortalezas, al contrario que las cretenses, se situaban en lugares elevados, de fácil defensa y difícil acceso
y fuertemente amuralladas con sillares ciclópeos y falsos arcos en entradas, por aproximación de piedras e
hiladas. Destacan las fortalezas de Argos, Pilos, Micenas y Tirinto. En Micenas, la capital del reino, destaca la
“Puerta de los leones”, a la que se accedía tras un recodo, dificultando su entrada y asalto, con dos grandes
piedras verticales y un enorme dintel de una pieza que soporta un relieve, también de una sola pieza, donde se
encuentran dos leones rampantes enfrentados, separados por una columna de fuste troncocónico invertido sin
basa, como la cretense.
También destacaron sus tumbas para los aristócratas, con una doble tipología: las tumbas de fosa del Círculo
Real, dentro de las murallas de Micenas, que datan de 1.600 a.C. y los llamados tholos, tumbas circulares bajo
un montículo con falsa cúpula por aproximación de hiladas y largos corredores. Destaca el tholos llamado
Tesoro de Atreo, en la ciudad de Micenas, tholos del siglo XIV a.C. (el legendario Atreo era el fundador de los
átridas, dinastía real a la que perteneció Agamenón, rey de Argos que participó en la guerra de Troya). De los
objetos de orfebrería que aparecieron en estas tumbas destaca la llamada Máscara de Agamenón, máscara
funeraria de oro que se colocaba sobre el rostro de los difuntos, que no habría pertenecido a tal personaje sino
más bien a un guerrero micénico aristocrático desconocido; y el Vaso de Vafio, un vaso de oro alargado con
temas en relieve de origen cretense, como los toros.
ARQUITECTURA GRIEGA.
CONTEXTO HISTÓRICO-SOCIAL.
Hacia 1.200 a.C. se produce la entrada en Grecia, sucesivamente, de los dorios, jonios y eolios, pueblos
indoeuropeos. Los dorios, gentes del hierro y con carros de guerra, irrumpieron violentamente más que los
micénicos e hicieron desaparecer la cultura y la escritura, produciéndose la llamada Época oscura de Grecia,
desarrollando, sin embargo, otros valores, como la libertad y lo humano como sentido esencial de la vida. Desde
el siglo XI al IX a.C. se van a situar los poemas homéricos como la Ilíada y la Odisea que dan noticias del
desarrollo de estas culturas. Los Jonios y Eolios se van a situar en Asia Menor y las islas del Egeo. Durante
quinientos años no se constatan más que restos de cerámica. El nacimiento de las polis va a ser fundamental
para la creación y reestructuración de los edificios.
En el mundo cretense y micénico el palacio era el edificio principal. Cuando la ciudad se gesta, sobre
mediados del siglo VIII a.C, no existen ya grandes edificaciones ni palacios y las construcciones eran de madera.
En los primeros momentos la arquitectura griega va a ser fundamentalmente religiosa, aunque también habrá
elementos cívicos que se están desarrollando (ágoras -plazas públicas-, stoas -mercados-). La arquitectura
funeraria, a diferencia de la egipcia o micénica, no va a tener importancia. A los griegos les interesa representar
lo positivo de la vida, aunque aparezca la fragilidad. No hay, por lo tanto, edificios funerarios en estos momentos.
El templo es el elemento fundamental en el que se van a definir los órdenes.
FASES HISTÓRICAS.
Se pueden diferenciar 3 etapas esenciales: Arcaica (s. VIII-VI a.C.), Clásica (siglos V y IV a.C.) y Helénica
(S. III y II a.C.).
CARACTERÍSTICAS GENERALES Y OBRAS.
Las características generales de la arquitectura griega son:
a. Deriva del megarón prehelénico micénico. El Megarón era el palacio del rey, con tres estancias: pórtico in
antis (dos columnas), cella, u hogar donde se celebraban asambleas, estaba el hogar y la estatua del
dios o diosa y la cámara del tesoro.
b. es una arquitectura arquitrabada, con predominio de la línea recta, aunque los griegos llegaron a
conocer la línea curva.
c. En un primer momento, los cimientos son de piedra y las cubiertas, estructuras y soportes de madera.
Posteriormente se hará todo de piedra caliza y de mármol.
d. El templo es la casa del dios, donde se sitúa su imagen. El fiel no tiene acceso a él sino sólo los
sacerdotes.
e. El Témenos o recinto sagrado es el lugar donde se realizan todas las ceremonias y cultos (altares para
libaciones, avenidas para procesiones, propileos o lugares de entrada, etc.
f. El Témenos suele colocarse en un lugar elevado de la ciudad, fortificado y amurallado que se denomina
Acrópolis. Todas las ciudades o polis tenían su acrópolis.
g. El templo griego tiene una estructura rectangular y presenta las siguientes partes: a. La Naos o “Cella”,
núcleo originario y esencial del templo griego. A ella sólo se puede acceder por un lado y tiene la estatua
del dios. Con el tiempo se añadirán nuevas dependencias: columnas, vestíbulo, etc. b. Pronaos, pórtico
delantero con columnas. c. Opistodomos, detrás de la cella y simétrico al pronaos, al que se accede sólo
desde el exterior. d. Suele rodearse el templo de columnas o Peristilo.
ARQUITECTURA GRIEGA ARCAICA.
Los primeros templos griegos eran de madera como el Templo de Apolo en Thermon (s. VII a.C.) y el
Templo de Hera en Olimpia, éste último ya con columnas de piedra toba en vez de leño. Poco a poco se irían
construyendo de piedra, sustituyendo las vigas por elementos pétreos, algunos recordando su anterior estructura
como los triglifos (cabezas de viga) y las metopas (huecos entre vigas). Así, se fueron conformando los
denominados órdenes arquitectónicos: dórico, jónico y corintio. El dórico provenía del Peloponeso y era austero
en su capitel y el jónico provenía de Asia Menor, con influencias orientales como las volutas en su capitel. El
corintio nació siglos más tarde, en el s. V a.C., siendo una variante del jónico, más rica en decoración y profusión
de elementos vegetales: pencas, acantos, espino, en su capitel. En todos ellos predominó siempre la línea recta,
por lo que se denominó a su arquitectura arquitrabada.
Los primeros templos eran muy alargados y su forma parece deriva del megarón micénico y muestran orden
dórico en sus columnas estriadas sin basa de piedra. Sus estructuras presentan tres partes: Pronaos in antis
(dos columnas) o no, Cella o Naos y Opistodomos, cerrado al interior y abierto por la parte posterior, aunque
cerradas todas las entradas con puertas de madera con relieves, hoy perdidas por el paso del tiempo. Todo muy
simétrico y rodeado de columnas en sus cuatro fachadas, sobre escalinatas de piedra, para facilitar el
asentamiento. Los templos griegos no eran demasiado grandes para que entrara toda la población, sino que el
culto se desarrollaba en el exterior y la gente quedaba fuera del templo, con lo que solo accedían a él los
sacerdotes o sacerdotisas, según a quien se dedicase el templo y los personajes reales y aristocráticos. En el
interior se guardaría la estatua del dios o diosa correspondiente a quien se le había levantado y los tesoros se
guardarían en el opistodomos.
ARQUITECTURA GRIEGA CLÁSICA.
La época clásica se consagró a raíz del triunfo en las guerras médicas sobre los persas. Atenas había
liderado las diferentes guerras y liberó a las ciudades jonias, organizando la Liga de Delos para prevenir
cualquier incursión en el futuro y ejercer su hegemonía sobre las demás polis. Es el momento de Pericles y el
máximo esplendor de la Democracia, con el gobierno del pueblo a través de la Ekklesía (Asamblea). El siglo V
a.C. también fue el escenario de las nuevas guerras del Peloponeso entre Esparta y Atenas por el liderazgo
(430 a.C.), finalizando con el predominio de Esparta, finalizando la preponderancia de Atenas. Para entonces, el
arte ya había culminado una época dorada para Grecia.
La arquitectura privada no tuvo apenas importancia. Los griegos dorios eran austeros y sus edificios eran
modestos. El buen clima reinante contribuía además a las reuniones al aire libre, especialmente en la plaza
pública o ágora, sin una forma definida. Se rodeaba de stoas o mercados bajo pórticos de columnas para
protegerse del sol y la lluvia. También el Bouleterion fue un edificio de gran importancia, donde se reunía la
Boulé o Consejo de la ciudad, asamblea deliberativa con forma de hemiciclo. Esta arquitectura era cívica más
que palacial y los edificios eran para juegos, obras teatrales o actos conmemorativos, predominan en esa
arquitectura cívica: teatros sobre laderas de montañas, palestras (gimnasio con salas de masajes y ejercicios),
estadios (espacios alargados para carreras de atletas) e hipódromos (espacios alargados para carreras de
caballos).
En cuanto al urbanismo, hay que destacar la ciudad de Mileto, destruida por los persas y reconstruida
después. Esa nueva organización respondió a un plano ortogonal debido a Hippodamos de Mileto (s. V. a.C.)
con un plano regular de calles rectas y perpendiculares y una nueva muralla.
La arquitectura religiosa se organizaba en torno a los templos, los cuales se agrupaban en el Témenos o
“recinto sagrado”. Cada ciudad tenía el suyo y solía ubicarse en la zona más alta de la ciudad: la “acrópolis”,
zona natural defensiva y fortificada que toda polis tenía.
Acrópolis de Atenas. S. V. a.C.
Es la más famosa del arte griego y se edificó en una colina donde antes hubo un palacio micénico. Allí se
levanto un arcaico y primitivo templo dedicado a Atenea y más tarde reconvertido en el Erecteion. Igualmente se
levanto un primitivo Partenón por Cimón y destruido por los persas. Pericles levantaría los Propíleos, entrada
monumental a modo de pórtico con estilo dórico y un pasillo de seis columnas jónicas. Desde allí se accedía a la
Pinacoteca y el Templo de Atenea Niké (sin alas: se pretendía que allí se quedara por siempre la Victoria). En
esta acrópolis se celebraban cada 4 años las Panatenaicas, fiestas con competiciones atléticas, musicales y
teatrales. De la misma manera se celebraban procesiones como la de las Arréforas (mujeres jóvenes
pertenecientes a las mejores familias), junto a la sacerdotisa y una comitiva de oficiantes, músicos y guerreros
que entregaban un peplo nuevo (vestido típico griego) a la imagen antigua de Atenea que residía en el Erecteion.
También eran famosas las procesiones de las Panateneas, o jóvenes doncellas dedicadas al culto del Partenón
y que allí vivían. Además de los templos había altares al aire libre, un manantial sagrado e imágenes de
divinidades y korais.
Templo de Delfos. S. V. a.C.
Es denominado también tesoro por guardar contribuciones de los ciudadanos, botines y regalos para el
oráculo. Es, pues, un templo votivo, donado como agradecimiento. Es un templo in antis, con una naos o cella,
sin opistódomos y de estilo dórico.
Partenón. 450-430 a.C.
Vino a sustituir un antiguo partenón destruido por los persas. Este nuevo Partenón albergaba la estatua
crisolefantina de Atenea Partenos (significa en griego “Virgen”) en oro y marfil, del escultor Fidias, de una altura
de 12´8 m. No era un templo de culto sino una ofrenda monumental a Atenea en agradecimiento a sus favores y
una muestra de la grandeza de Atenas. El edificio de mármol del Pentélico fue levantado por los arquitectos
Ictinos y Calícrates, con una planta rectangular rodeada de columnas por todos los lados. Es octástilo y de
estilo dórico, con tres partes bien definidas: Pronaos, Naos o Cella y Opistódomos (éste solo accesible desde
otro pórtico en la parte posterior). En su interior una doble columnata superpuesta rodeaba la gigantesca estatua
de Atenea. El exterior muestra una arquitectura arquitrabada, con estilóbato o plataforma sobre la que se
levantaban las columnas dóricas sin basa y estriadas, en su estilo más puro. El entablamento muestra
arquitrabe, friso con trigilifos y metopas sin decorar y cornisa sobre la que se levanta el frontón triangular y tejado
a dos vertientes. La fachada muestra correcciones ópticas con el éntasis o ensanchamiento en las partes
centrales de las columnas, ligero inclinamiento de las columnas extremas hacia el interior y menor
distanciamiento entre las columnas de los ángulos que entre las centrales.
Respecto a los relieves que conforman y rodean el Partenón, para proclamar la gloria de Atenea y la propia
polis de Atenas. En los frontones se representaba a los dioses. En las metopas se representan los héroes, la
gigantomaquia (lucha de los dioses y gigantes), la amazonomaquia (lucha entre los hombres y las amazonas)
y la lucha entre lapitas y centauros (alude a la victoria de los griegos sobre los persas en las guerras médicas).
El escultor Fidias, autor de los relieves supo representar muy bien el triunfo de la razón sobre la barbarie, debido
a que los propios ciudadanos atenienses han reconocido su integración en la propia polis y su poder, así como el
de los dioses, a quienes deben respeto y con quien se reconcilian y entienden perfectamente en su defensa ante
amenazas exteriores. En el friso se reunían los dioses con los humanos.
El friso de Fidias, que rodeaba la parte exterior de la cella del Partenón, tenía accesorios de metal, hoy
perdidos. Las dos alas de la procesión de las Panateneas, que se celebraba cada cuatro años, escena que aquí
se representa, desembocan en el lado oriental, en la fachada del templo. Se representaban a las Panateneas,
jóvenes doncellas atenienses ataviadas con bellos y finísimos peplos junto a héroes de las diez tribus de Atenas,
en una procesión en la que los atenienses entregaban como ofrenda en agradecimiento un nuevo peplo a la
diosa Atenea. Las divinidades olímpicas observaban sentadas la escena, destacando Apolo, Artemisa y
Poseidón, junto a Zeus, a una escala superior del resto de figuras. Se observan también varios jinetes
avanzando hacia la diosa, con dinamismo en el movimiento pero armoniosidad y sin caer en el desorden y a un
joven atándose las sandalias, como elemento anecdótico. Precediendo a la procesión, tanto en el flanco norte
como en el sur, se inicia el cortejo a pie, con los ancianos portadores de ramas, músicos -citaristas y flautistas-,
portadores de hidrias -vasijas de agua-, conductores de ganado y animales para ser sacrificados -ovejas,
carneros-. Hay desnudez anatómica y proporciones clásicas, idealizando a los personajes. Los frontones se
relacionan con el origen de Atenas: el nacimiento de la protectora de la ciudad, Atenea, en el frontón oriental,
donde adecuándose al marco también aparecen las diosas Leto, Artemisa y Afrodita, con técnicas de paños
mojados y en el frontón occidental el desafío de Atenea y Poseidón.
Templo de Atenea Niké (Niké Aptera). Hacia 420 a.C.
También llamado de Atenea victoriosa o Victoria sin alas, se levantó para conmemorar la victoria de los
atenienses sobre los persas en la isla de Salamina. Se sitúa a la entrada de la Acrópolis de Atenas y mira hacia
Oriente. Es un edificio pequeño tetrástilo de estilo jónico de una sola nave y anfipróstilo (columnas en las dos
fachadas), con entablamento de arquitrabe con platabandas, friso corrido y continuo, en el que se narran
acciones de la diosa Victoria llevando un toro al sacrificio o colocándose las sandalias y cornisa con frontón
triangular con cubierta a dos aguas y acróteras. Solo consta de Cella o Naos y el culto a la diosa se realizaría al
aire libre. La Victoria sin alas significa que la Victoria ya no volaría más y se quedaría para siempre en Atenas.
Su arquitecto fue Calícrates.
El Erecteion. S. V a.C. hacia 421 a.C.
Está realizado en mármol del Pentélico. Como consecuencia de una accidentada topografía del terreno
muestra dos pórticos de estilo jónico, a diferente nivel del suelo, como entradas a diversas zonas del templo. En
el eje de una de ellas está el pórtico de las Cariátides, estatuas de muchachas, a modo de korai, que hacen la
función de columnas. Su arquitecto fue Mnesicles.
El edificio está rodeado de un entablamento con arquitrabe con platabandas y friso continuo. Se considera
como la unión de dos templos: el santuario de Atenea, estancia orientada a levante, precedida por un primer
pórtico hexástilo y con cella y opistódomos. Este templo no se comunica con el otro, que disponía de espacios
dedicados a Poseidón, Erecteo y Cécrope (estos dos últimos los míticos reyes que fundaron Atenas enterrados
aquí), con una cella y pórtico hacia el norte, de cubierta casetonada y seis columnas de estilo jónico (4 de frente
y dos a cada lado) y al lado el olivo de Atenea que donó a la ciudad cuando se convirtió en su diosa protectora.
En el lado sur aparece el tercer pórtico, con las famosa tribuna de Cariátides, sin salida al exterior, donde habría
en su interior una escalera que conducía a la tumba del héroe Cécrope. Las Cariátides provienen de las
mujeres de Caria (ciudad aliada de los persas contra los griegos en las guerras médicas, cuya esclavización se
rememoraba al representarlas como soportes de los edificios públicos). Estas cariátides lucían pulseras y joyas
en sus manos, que sostenían sus vestidos. Hay un gran naturalismo en los pliegues de sus peplos.
Según parece, el templo fue dedicado a Atenea y Poseidón y a los héroes griegos Erecteo, sexto rey de
Atenas, que da nombre al edificio, y a Cécrope, primer rey legendario del Ática. Según la leyenda, Zeus había
prometido el Ática a aquel dios que le consiguiera un bien mayor y por ello la polis adoptó su nombre. La disputa
se encendió entre Poseidón, dios del mar y de las aguas, y Atenea. En la lucha que fue encarnizada, Poseidón
clavó su tridente sobre una roca de la que manó agua salada y Atenea plantó un olivo a su lado. El tribunal de
dioses declaró a Atenea vencedora. Hoy el olivo se mantiene al lado del Erecteion entre el pórtico de cariátides y
el pórtico jónico.
ARQUITECTURA GRIEGA HELENÍSTICA.
Corresponde al periodo del gran Alejandro Magno, hijo de Filipo de Macedonia tras la temprana muerte del
joven conquistador macedonio. En poco tiempo y a sus veinte años se puso al frente de un ejército, tras el
asesinato de su padre, conquistando con gran rapidez Atenas, Tebas y otras ciudades griegas. Después se
dirigió contra Darío III, rey de los persas, conquistando Babilonia, Susa y Persépolis, para pasar, una vez
vencidos para siempre, a Egipto y luego a la India. Alejandro era reconocido como gran faraón, fundando la
famosa ciudad de Alejandría con su famosa biblioteca, hoy desaparecida. Todo ello se plasmó en el campo del
arte y de la escultura a través diferentes escuelas con diversidad de influencias.
Altar de Pérgamo. s. II a.C.
Esta obra formaba parte de un conjunto monumental en Pérgamo, en Asia Menor. Se trata de un altar con
forma de U, al aire libre para hacer sacrificios a los dioses, ordenado levantar por el rey Eumeo II entre 190 y
180 a.C. El conjunto, que hoy se conserva en parte en el Museo de Berlín, quedaba completado con el templo de
Atenea victorioso al fondo. Muestra grandes relieves sobre la gigantomaquia (lucha entre dioses y los gigantes
que habían devorado al niño Dioniso). En el centro del altar estaba el altar de Zeus y Atenea. El zócalo continuo
muestra los altorrelieves mencionados.
Eumeo II tenía como protectora a Atenea y como modelo a Zeus y para él la lucha entre dioses y gigantes
quería simbolizar la victoria de su propia dinastía sobre los gálatas y la idea de que su reino helenístico
simbolizaba los propios ideales clásicos griegos.
Uno de los relieves más importantes corresponde a la diosa Atenea con su escudo y a Victoria que acude a
coronarla en una especie de diagonal contrapuesta. Hay técnica de paños mojados en sus cuerpos, por
influencia del clasicismo. Hay gran agitación y movimiento en todo el conjunto. Hay gesticulación y una gran
expresividad, especialmente en el dramatismo de las caras del gigante y de su madre Gea, que acude desde el
suelo en su ayuda.
Templo de Zeus Olímpico. s. II a.C.
Hoy ya casi desaparecido muestra, con doble peristilo, el nuevo orden corintio de hojas de acanto,
respondiendo a la nueva sensibilidad religiosa, ya que el acanto se asociaba al mundo de los muertos y de las
fuerzas subterráneas* que devuelven la vida, mostrando un deseo religioso griego por la resurrección.
ESCULTURA GRIEGA.
CONTEXTO HISTÓRICO-SOCIAL.
El mismo que para la arquitectura.
FASES.
Se pueden diferenciar los siguientes periodos: a. estilo arcaico; b. estilo severo. c. estilo clásico (s. V y IV
a.C.); y d. estilo helenizante.
CARACTERÍSTICAS Y OBRAS.
En el estilo arcaico la escultura se centra en el hombre, que va a ser el punto de unión con los dioses, a
través, principalmente, de los juegos olímpicos o píticos, en los que los triunfadores o atletas famosos llegan a
ser divinizados y por ello mantienen las características de la inmanencia, inmortalidad y perduración en el tiempo.
Sus características son:
Ley de la Frontalidad, que recuerda al mundo egipcio: manos pegadas al cuerpo y un pie se adelanta
con las dos plantas apoyadas en el suelo.
Hieratismo, rigidez e inexpresividad, mostrando la intemporalidad.
Cabellera larga hacia delante, en un primer momento, y hacia atrás, por detrás de las orejas, en un
segundo momento. El cabello se distribuye en rizos y tirabuzones.
Sonrisa eginética, enigmática y sin llegar a ser risa auténtica.
Kuros o Kuroi, son atletas masculinos desnudos y Korais o Koré, mujeres vestidas con ropaje
enfundado a modo de tabla y con geometrización.
Rasgos orientalizantes en los ojos, que son almendrados o inclinados y rasgados.
En el estilo severo desaparece ya la sonrisa eginética, se mantiene la inexpresividad y el cabello se acorta a
modo de gorro, de forma artificiosa. Se observa un ligero movimiento, levantando alguna mano o las dos.
En el estilo clásico se busca ya la perfección y las proporciones. Se hacen cuidadosos estudios de la
anatomía y se representan los ejercicios atléticos en plena acción. Sus características son:
Se rompe con la ley de la frontalidad, buscando múltiples puntos de vista, cruzando los brazos por
delante, mostrando distorsiones en el cuerpo o movimientos forzados.
Se acorta el pelo, con rizos naturales y volumen. Son jóvenes imberbes de belleza idealizada, aunque
falta la expresividad.
Aparece el canon, basado en la cabeza, que suele ser una circunferencia, como figura geométrica
perfecta. Las medidas perfectas son el canon de 7 cabezas y el de 8 cabezas.
Son esenciales las proporciones y el cuidado de la anatomía.
Es el momento de mayor belleza ideal y perfeccionismo (no se descuida ningún detalle).
El hombre sigue siendo atleta, con la cinta de la victoria, la corona de olivo o de roble. La mujer aparece
vestida ya con el peplo, vestido de numerosos pliegues y carácter sagrado.
En el estilo helenizante, la temática va ser distinta y muy variada. Sus características son:
Aparecen temáticas infantiles: el Espinario, niño quitándose una espina del pie; el Niño con oca, un
niño jugando con una oca; temáticas de guerra, como el Galo moribundo, etc.
Aparece el movimiento violento y la expresividad, así como los sentimientos como el dolor o la
angustia. Se puede reseñar el Laocoonte y sus hijos.
Aparece la técnica de los paños mojados en los vestidos femeninos como en la Victoria de
Samotracia.
Se abandonan en parte las proporciones.
Aparecen ya los desnudos femeninos como en la Venus de Milo (Melos).
La mayoría de las esculturas griegas que hoy se pueden admirar son copias romanas en bronce o mármol, ya
que las numerosas guerras, volcanes y terremotos sufridos a lo largo de los siglos han impedido que podamos
admirar las bellezas griegas en todo su esplendor.
ESCULTURA ARCAICA. siglos VII a VI a. C.
Dama de Auxerre. 620 a.C. original.
Su aspecto es de rigidez, tipo “tabla”. Predomina la ley de la frontalidad, recordando modelos egipcios. El
rostro, muy arcaico, presenta rasgos orientalizantes en los ojos y un cabello muy trabajado con tirabuzones que
caen hacia delante. Un brazo se pega al cuerpo y el otro va hacia delante con la mano sobre el pecho. El largo
vestido hasta los pies, unidos frontalmente, se ciñe al cuerpo, decorado con motivos lineales geométricos.
Cleobis y Bitón. entre 600 y 580 a.C. original.
Son las esculturas de los legendarios hermanos Cleobis y Bitón, cuya historia fue narrada por Heródoto,
narrando la proeza de estos jóvenes que, a falta de bueyes, arrastraron el carro de su madre para asistir a los
ritos en honor a Hera, la cual les premió con la inmortalidad y sus estatuas fueron halladas en el santuario de
Delfos. Se ajustan perfectamente a la ley de la frontalidad, con los brazos pegados al cuerpo y rasgos
orientalizantes en un rostro inexpresivo, con el cabello cayendo hacia atrás en tirabuzones. Hay geometrismo
anatómico y desnudez fría y algo proporcionada.
Caballero Rampín. 560 a.C. original.
Representa a un jinete a caballo, con rigidez pero con apreciación ya de un ligero movimiento. El caballero gira
levemente la cabeza hacia abajo, con el cabello muy trabajado, corto hacia delante y trenzado hacia atrás,
sonrisa eginética y ojos almendrados de rasgos orientalizantes. Hay intención de remarcar la anatomía y buenas
proporciones en las hechuras.
El Moscóforo. 560 a.C. original.
Se conserva en el Museo de la Acrópolis de Atenas y representa a un donante en actitud de ofrecer un ternero
a una divinidad. Muestra sonrisa eginética, rasgos orientalizantes y pelo trabajado por delante y trenzado hacia
atrás. Predomina la ley de la frontalidad, recordando al arte egipcio, pero ya se aprecia geometrismo en el aspa
formado por los brazos y las patas del ternero y va vestido dejando entrever la anatomía. Sigue habiendo, sin
embargo, inexpresividad y falta de movimiento. Este moscóforo bien pudiera ser una prefiguración de la figura
cristiana del Buen Pastor.
Kouros de Melos. 540 a.C. original.
Fue hallado en la isla de Melos y se conserva en el Museo Nacional de Atenas. Mantiene la ley de frontalidad
como en Egipto: brazos pegados al cuerpo y un pie que se adelanta, con las plantas pegadas al suelo. Hay
geometrismo y rasgos orientalizantes: sonrisa eginética, ojos almendrados, pelo rizado y coto hacia delante y
trenzado y largo hacia atrás. Muestra ya algo más de elegancia y estilización en la anatomía, pero aún mantiene
el hieratismo.
Koré del Peplo. 540-530 a.C. original.
Es una koré, con rigidez de tabla, largo vestido y un brazo pegado al cuerpo y los pies juntos de acuerdo a la
ley de la frontalidad. En su rostro muestra la sonrisa eginética, aunque algo contenida y larga cabellera en
trenzas. El vestido ceñido deja entrever las formas anatómicas del cuerpo.
ESCULTURA DE ESTILO SEVERO. siglo VI a. C.
Apolo de Piombino. 500 a.C. original.
Se trata de un Apolo que se conserva en el Museo del Louvre. Es una figura en bronce que representa a un
joven imberbe y sereno. Se sigue apreciando el arcaísmo, en el hieratismo, la ley de la frontalidad, que recuerda
al arte egipcio, en la rigidez anatómica, pierna que se adelanta y plantas de los pies pegadas al cuerpo. También
hay orientalismo en el rostro: ojos almendrados y el cabello ya es más corto pero sigue trabajándose en forma de
casco y rizos hacia delante. Sin embargo, ya se aprecian novedades importantes: desaparece la sonrisa
eginética y levanta las manos creando volumen y profundidad en la figura. Su expresión severa le hace más
humano sin dejar de ser distante.
Auriga de Delfos. 470 a.C. original (bronce).
Se trata de un original, cuyo autor se desconoce, hallado en Delfos, que dedicó Polizalos, tirano de Gela, al
santuario como agradecimiento por haber ganado una carrera. Le falta el carro y los caballos, por lo que parece
demasiado alargado, debido a que estaría detrás de dicho carro. Es de bronce y va vestido con ropa plegada
completamente, con predominio de los pliegues verticales y la ropa recogida debajo del pecho para que no
estorbe en la carrera. Hay una ligera torsión en el cuerpo, aunque predomina la rigidez. Hay rigidez, serenidad y
expresión contenida, coincidiendo con el periodo severo.
ESCULTURA CLÁSICA. siglos V-IV a. C.
FIDIAS.
Realizó la Atenea Parthenos para el Partenón de la Acrópolis de Atenas. Se trata de una escultura
crisoelefantina en oro y marfil copia del original que mediría más de 12 metros. Se presenta de pie con peplo,
una lanza en la mano, el escudo y una serpiente. Lleva casco con dos pegasos a los lados.
MIRÓN.
Discóbolo. 460 a.C. copia romana.
Se conserva en el Museo de las Termas de Roma y es una copia romana en mármol, como casi todas las
esculturas que hoy se pueden ver. Representa a un atleta justo en el momento de lanzar el disco al que, según la
tradición, debió de haberle sucedido algo imprevisto pues falleció en el acto. Hay una postura que aunque así no
parezca es armoniosa y equilibrada, mediante dos curvas contrapuestas. La anatomía se representa en tensión y
está muy bien estudiada y conseguida. La cabeza, sin embargo, muestra serenidad en el rostro y el pelo corto
pegado a ella. Las facciones no muestran tensión sino que están idealizadas, sin gesticular. Las manos, no
obstante, son fuertes y muestran cierto realismo
POLICLETO.
Doríforo. 450 a.C. copia romana.
Es el portador de la lanza. Es la plasmación perfecta del canon y de las proporciones (altura total son 7
cabezas). El peso cae en una sola pierna y aparece un ligero sentido contrapuesto en la marcha respecto al
gesto y mirada del atleta desnudo, rompiendo la frontalidad y manteniendo el equilibrio mediante un elegante
contraposto. Hay serenidad y sobriedad en la lenta marcha del personaje. La anatomía está bien representada
aunque el rostro muestra aún inexpresividad y el pelo ya corto se adapta a la cabeza. Policleto, originario de
Argos, polis del Peloponeso, en la que se mantenían los valores morales de austeridad, representa muy bien
esta tendencia.
Diadumenos. 440 a.C. copia romana.
Se trata de un atleta desnudo que se está atando la cinta en la cabeza. El sentido de la proporción es
extraordinario, con una longitud total de 7 cabezas. Rompe la rigidez de postura típica del arcaísmo, doblando
suavemente la pierna izquierda inclinándose ligeramente hacia la derecha. No hay geometrización en el
modelado de la anatomía. Abajo aparece el soporte donde cuelga la vestidura del atleta. Hay equilibrio y
serenidad con un elegante contraposto.
LISIPO.
Apoxiomeno. 330 a.C. copia romana.
Es el atleta desnudo que se retira la grasa del cuerpo con un strígile después de un ejercicio. Esta copia se
conserva en el Museo Vaticano (Roma). La escultura está de pie pero muestra una ligera inclinación, con un pie
despegado del suelo. Su canon es alargado con solo media cabeza más en la longitud total del cuerpo para que
desde abajo (posiblemente se habría colocado en un lugar alto o encima de un pedestal) pareciera mayor. La
impresión es de ligereza y movimiento. El atleta avanza los brazos hacia el espectador para crear volumen y
profundidad espacial. Su rostro llama la atención del espectador, ya que parece mirarle mientras se limpia la
grasa corporal. Hay equilibrio, armonía, idealización y proporcionalidad, las típicas notas del clasicismo.
PRAXÍTELES.
Trabajó el mármol como en carne viva, por su verismo y belleza al mismo tiempo y humanizando a los dioses.
Apolo Sauróctonos. s. IV a. C. copia romana.
Se trata de Apolo, dios de la luz matando a un saurio o lagarto, dios de la oscuridad, al que se le solía
representar como un reptil. Apolo se muestra sin gran solemnidad, con serenidad y reposo a punto de lanzar el
dardo sobre el lagarto. Se observa un buen tratamiento de la anatomía, sin exagerar y con la famosa curva
praxiteliana (curva y contracurva). El tronco de árbol sirve de punto de apoyo.
Hermes y Dionisos. s. IV a.C. copia romana.
No se sabe si exactamente es una copia o no, ya que se encontró en el templo de Hera en Olimpia. Se recoge
el momento en el que los dos dioses descansan en su viaje a Niza. Su pose es equilibrada y remarca la típica
curva praxiteliana (curva y contracurva) que proporciona equilibrio y proporcionalidad se inclina hacia Dionisos
niño sostenido en su brazo apoyado en un árbol sobre el que hay un manto para ofrecerle unas uvas al dios del
vino, que reacciona entusiasmado. El dios mayor mira al menor con tristeza y melancolía, como presagiando el
fin del niño, que será descuartizado por los gigantes para después resucitar, símbolo de la resurrección después
de la muerte.
Venus de Cnido. s. IV a.C. copia romana.
Es una Afrodita púdica, es decir, trata de taparse con la mano al salir del agua del mar, de cuya espuma nació
según la mitología, mientras sujeta el vestido con la mano izquierda que reposa sobre un poyo. Estuvo dentro de
una especie de templo o patio circular al aire libre para que pudiera ser contemplada desde todos los puntos de
vista. Existe sensualidad sugerente y refinamiento elegante en su pose, remarcada por la suave curva
praxiteliana (curva y contracurva).
LEÓCARES.
Apolo de Belvedere. 330-300 a.C. s. IV a.C. copia romana.
Muestra al dios Apolo en pose bella y elegante con un leve giro hacia la izquierda con una mirada enérgica y
altiva en su rostro, junto con la mano izquierda alzada que sujetaba un arco con el manto que cuelga de él
desplazando la vista hacia ese lado. El peso descansa sobre su pierna derecha ya que el pie izquierdo se
levanta ligeramente posándose suavemente sobre el dedo. Hay perfección y belleza en su anatomía con un
perfecto modelo de belleza clásica.
ESCULTURA HELENÍSTICA. siglos III-I a. C.
Corresponde con el periodo alejandrino y presenta notables variantes. Se pueden diferenciar varias escuelas: la
de Alejandría, la de Pérgamo y la de Rodas.
Victoria de Samotracia. s. III a.C. (200 a.C.). Museo del Louvre. autor desconocido.
Formaba parte de un conjunto espectacular, al aire libre sobre un pedestal que tenía la forma de la proa de un
barco, un santuario con la proa de un barco ante la cual la figura alada de una Victoria evoca una victoria naval.
Está realizada en mármol. Le faltan la cabeza y los brazos y presenta un gran movimiento, en actitud de caminar
con las alas desplegadas, y una gran sensualidad remarcada en su anatomía a través de su vestido (se trata de
un chitón), siguiendo la técnica de los paños mojados, que cae suavemente con una gran finura en sus telas.
Venus de Milo. s. III a.C. Museo del Louvre (París). original. autor desconocido.
Es una obra de extraordinaria belleza. No tiene brazos, lo que contribuye a remarcar su carácter enigmático.
Presenta un remarcado y elegantísimo contraposto y es una venus púdica ya que un grueso manto cubre sus
partes más intimas. Es uno de los modelos más bellos y perfectos de la escultura griega. Es una representación
de la diosa Afrodita y en una de sus manos sostenía una manzana, símbolo de la isla de Milo (Melos). Hay
recuerdo de modelos praxitélicos en la melancolía del rostro y la forma del cabello.
El Gálata moribundo. fines s. III a.C. copia romana.
Formaba parte de un monumento del mausoleo del rey Atalo I de Pérgamo para conmemorar su victoria contra
los gálatas (Galacia era una región de Asia Menor), vencidos como bárbaros y en lenta agonía, ante el intento
frustrado de los gálatas de invadir Pérgamo (una de las ciudades más prósperas del mundo helenístico de la
actual Turquía). Este aparece semirrecostado sobre el suelo, herido y agonizando, con el brazo derecho
sosteniendo aún el cuerpo, con un buen estudio anatómico, movimiento y sentimientos patentes al espectador,
con las armas sobre el suelo y una trompeta larga y curva con la que hubiera pedido posiblemente ayuda antes
de darse por vencido. Hay una composición piramidal y los rasgos son propios de otros pueblos como en el caso
de estos pueblos de origen celta, dato que realza el collar distintivo de los guerreros celtas que el personaje
exhibe en el cuello.
El Gálata suicidándose. fines s. III a.C. copia romana.
Representa a un gálata que, tras matar a su mujer para impedir que cayese en manos enemigas, se suicida
clavándose la espada en el cuello.
El Espinario. s. III a.C. autor desconocido. copia romana.
Está realizado en bronce y representa a un niño en el acto de sacarse una espina del pie. Hay movimiento y
dinamismo, con un carácter anecdótico en la temática. Hay gran realismo en la escena.
Lacoonte y sus hijos. s. II. a.C.
Es un grupo escultórico en mármol labrado por Agesandro, Polidoro y Atenodoro, que apareció en las
excavaciones de las termas de Tito en el siglo XVI, un momento muy especial en el que el propio escultor Miguel
Ángel estuvo presente, quedando impresionado por el dramatismo de la obra, que representa un episodio de la
guerra de Troya. Laooconte, un sacerdote de Apolo, es condenado a morir, junto a sus propios hijos,
estrangulado por serpientes marinas enviadas por Poseidón para que no revelase el secreto del caballo de Troya
(los griegos se habían escondido en su interior de madera para engañar al enemigo y entrar en la ciudad
asediada). Hay anatomía hercúlea en el sacerdote, con una composición en diagonal e inclinación en la cabeza,
de rizos ensortijados y voluminosos, con rasgos profundamente remarcados y dramáticos en el gesto, que
muestra el dolor y el sufrimiento. Hay perspectiva jerarquizada con las serpientes enlazadas como punto de
unión entre las figuras, cuyas miradas convergen en el padre. Hay idealismo y realismo contrapuestos en el
propio Laocoonte: un hombre mayor con un cuerpo fuerte y atlético. Hay escenografía y teatralidad al mismo
tiempo, como parte, posiblemente, de un gran conjunto escenográfico.
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