N° 151 - Poder Judicial de la Provincia de Santa Fe

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Nº 151
En la ciudad de Venado Tuerto, a los
03
días del mes de Agosto del Dos Mil Diez, se reunieron en
Acuerdo los Señores Vocales de la Cámara de Apelación en lo
Penal de esta ciudad, Dres. Tomás G. Orso, G. D.I. García
Méndez
y
Fernando
definitiva
en
el
Vidal,
proceso
con
el
seguido
fin
a
de
D.
dictar
G.
U.,
sentencia
argentino,
soltero, de escasa instrucción, empleado rural, nacido el 05
de Julio de 1980 en la localidad de Sauce de Luna (Entre
Ríos), hijo de L. R. y de M. O., con domicilio en calle
Benito
Bianco
27.492.288,
Nº
por
358
la
de
la
presunta
ciudad
comisión
de
Rufino,
del
delito
D.N.I.
de
Nº
Abuso
Sexual con acceso carnal (Artículo 119 3º párrafo del Código
Penal) en Causa Nº43/2010 de esta Cámara.
Estudiados los autos, se resolvió plantear las
siguientes cuestiones:
1º)ES JUSTA LA SENTENCIA APELADA?
2º)QUE PRONUNCIAMIENTO CORRESPONDE DICTAR EN
DEFINITIVA?
Practicado el sorteo de ley, resultó que la
votación debía efectuarse en el siguiente orden: Dres. Orso
García Méndez y Vidal.
A la primera cuestión planteada, El Dr. Orso,
manifestó:
I) Contra el Fallo Nº 46 del 05 de Abril de
2010 del Señor Juez en lo Penal de Sentencia de Melincué, Dr.
D. Curik, por el que CONDENO a D. G. U., por el delito de
Abuso Sexual con acceso carnal a la pena de Siete Años y Seis
Meses
de
Prisión
de
Ejecución
Efectiva,
más
accesorias
legales y las costas del proceso. (Arts. 45 y 119, párrafo
tercero; 12 y 29 inciso 3º del Código Penal), por hallarlo
autor material y penalmente responsable del delito de Abuso
Sexual con Acceso Carnal y declararlo reincidente a tenor de
lo normado por el art. 50 del C.P.
Interpuso recurso de
apelación la Dra. María Elena Sales, Defensora General en
representación del imputado, el que fue concedido a fs. 184
por decreto de fecha 16 de Abril de 2010.
1)La
Dra.
María
Elena
Sales,
Defensora
General, en respresentación de D. G. U., expresa sus agravios
y manifiesta que al formular la defensa deja en claro que no
está en juego la prueba del hecho en si mismo, ni mucho menos
que el acusado haya participado, puesto que como ha descripto
el acusado al momento de formular declaración, él asume haber
tenido relaciones sexuales con la pretensa víctima. Por ello
el hecho en cuestión, objeto de este proceso no es más que
una relación sexual consentida.
La
sentencia
que
se
cuestiona
no
entrega
ningún análisis racional y lógico de los elementos de autos.
En
primer
lugar,
no
hay
testigos
del
hecho,
solo
las
declaraciones de la propia víctima y del acusado. Según los
dichos
de
su
explicable
defendido
con
los
-sexo
elementos
consentidode
autos.
es
No
fácilmente
hay
más
declaraciones que vinculen al acusado que la declaración de
la
víctima.
El
ingreso
a
la
casa
fue
perfectamente
consentido, no se vieron signos de violencia, ni tampoco en
la
casa
hay
lugares
revueltos,
ni
desorden,
ni
elementos
rotos ni caídos. Ya se puso de resalto que la relación sexual
como la de este caso, pude dar lugar a confusión, y uno de
los vestigios del sangrado vaginal puede ser a causa de falta
de lubricación por la avanzada edad. El sangrado se puedo
haber producido perfectamente por la misma relación sexual y
ella pudo naturalmente no tener nada de violencia.
No se niega la existencia de la relación, sino
muy por el contrario, que en ella haya habido una situación
violenta y coaccionada.
El
A-quo
ha
incurrido
en
evaluaciones
absolutamente huérfanas de pruebas y por ello se los agravia.
Se ha construído una sentencia sin pruebas de cargo que la
respalden.
Por
todo
ello,
solicita
se
revoque
la
sentencia cuestionada y absuelva al acusado de culpa y cargo.
2) El Sr. Fiscal de Cámaras Subrogante, Dr.
Fernando
Palmolelli,
contesta
los
agravios
formulados,
diciendo que los planteos efectuados por la defensa son una
reiteración de los ya expuestos en baja instancia.
No
hay
ningún
elemento
probatorio
que
le
brinde cobertura al descargo efectuado por el imputado, sino
por el contrario, la defensa no ha aportado y ha omitido en
el
plenario
ofrecer
cualquier
prueba.
Cita
Doctrina
al
respecto. La defensa formula una crítica sobre la proposición
fáctica enarbolada por su asistido, la cual resulta por lo
menos creíble y además de ello, no aporta ningún soporte
probatorio, que le otorgue un mínimo de credibilidad, para
que
le
brinde
por
lo
menors
la
“sociabilidad
del
convencimiento judicial”. Cita Doctrina y Jurisprudencia al
respecto.
En mérito de lo expuesto la Fiscalía solicita,
que
al
resolver,
confirme
en
forma
íntegra
el
decisorio
alzado por resultar ajustado a los hechos demostrados en la
causa y conforme a derecho.
II) Corresponde en las presentes actuaciones
resolver el recurso de apelación interpuesto por la Defensora
General
de
Melincué
representación
de
-María
D.
G.
Elena
U.,
Sales-
quien
la
fuera
que
actúa
condenado
en
-por
sentencia n° 46, dictada en fecha 5 de abril de 2010 por el
Dr. D. Curik, Juez de Sentencia subrogante de Melincue- como
autor penalmente responsable del delito de Abuso sexual con
acceso carnal (arts. 45 y 119, tercer párrafo, del Código
Penal) a una pena de siete años y seis meses de prisión,
declaración de reincidencia, demás accesorias legales y las
costas del proceso. (Arts. 12, 29 inc. 3° y 50 del Código
Penal).
Examinando
los
agravios
vertidos
por
la
recurrente y habida cuenta de que la cuestión vinculada al
contacto sexual
entre
víctima
e
imputado
no
se
encuentra
discutida en autos, el punto neurálgico a dilucidar consiste
en determinar si la relación fue consentida, tal como lo
sostuvo la defensa en la expresión de agravios y durante todo
el transcurso del proceso, o si M. D. accedió a la misma
(permitiendo ser penetrada vaginalmente) debido a la coacción
e intimidación –física, psíquica y a través de la utilización
de un arma blanca- ejercida por el sometido a proceso.
Luego
de
examinar
detenidamente
las
constancias obrantes en autos, verificando y sopesando tanto
individual
como
globalmente
los
diferentes
elementos
probatorios recogidos durante la instrucción y que fueron
tenidos en cuenta por el sentenciante y la réplica de la
defensa -la que afirma que la condena fue emitida sin el
debido respaldo probatorio- creo encontrarme en condiciones
de
adelantar
que
los
agravios
no
logran
conmover
el
decisorio, el que consecuentemente debe ser confirmado.
A
la
conclusión
precedente
arribo
tras
examinar minuciosamente las declaraciones de la septuagenaria
víctima y cotejar tales manifestaciones con el resto de la
prueba obrante en autos -acta de inspección ocular, informes
médicos,
dichos
del
propio
imputado,
actos
inmediatos
precedentes del mismo, etc.- lo cual me genera un estado de
certeza
respecto
a
relato
de
víctima,
la
que
los
hechos
quien
sucedieron
lejos
de
conforme
al
prestar
un
consentimiento libre padeció un claro ataque sexual por parte
de U..
Focalizando el estudio del fallo a partir de
los
agravios
de
cuestionamiento
la
que
defensa
la
misma
y
le
comenzando
efectua
por
-por
el
el
primer
cual
la
apelante sostiene que al no existir testigos del hecho el
decisorio se desarrolló exclusivamente a partir de los dichos
de la víctima- cabe señalar que dicha circunstancia no impide
avanzar en el juicio de autoría ya que la carencia de prueba
testimonial
no
resulta
un
obstáculo
para
examinar
si
el
relato proporcionado por quien dice haber sido objeto de un
ataque sexual resultan creíbles o no. De todos modos sí cabe
señalar que difícilmente pueda emitirse y/o sostenerse un
pronunciamiento de responsabilidad penal sólo basado en lo
aportado por la pretensa víctima, lo cual no ocurre cuando la
misma introduce una secuencia fáctica firme, consistente y
que además resulta compatible con el resto de la prueba,
sumado
a
descargo
que
como
débil
y
contrapartida
el
contradictorio.
En
encausado
tal
caso
brinda
sí
un
resulta
factible arribar al grado de certeza necesario para poder
dictar válidamente un pronunciamiento de condena.
Lo expuesto no implica colocar al acusado por
una
ofensa
sexual
-las
que
mayoritariamente
suceden
en
ámbitos de privacidad- en una posición más comprometida que
la de quien se encuentra acusado por otro tipo de delito -sea
minimizando la duda razonable, expandiendo indebidamente la
prueba de cargo o disminuyendo los parámetros habitualmente
utilizados para tener un hecho como judicialmente probado- ya
que para arribar al estado intelectivo de certeza previamente
debemos
llegar
a
un
convencimiento
de
que
los
hechos
sucedieron tal como los expuso la víctima y no como los
presenta el imputado. Sólo a partir de ese momento estaremos
en condiciones
de
decidir
por
el
mantenimiento
del
fallo
condenatorio apelado.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación, al
referirse al análisis y valoración de la prueba en materia de
delitos sexuales, en el leading case “Vera Rojas”, señaló que
"La prueba de los delitos contra la honestidad -en el caso,
violación- resulta de difícil recolección, no sólo por los
desarreglos
también
psicológicos
por
el
que
transcurso
provocan
del
en
tiempo
la
hasta
víctima
que
sino
llega
la
noticia criminis al tribunal. Sin embargo, ello no significa
que
resulten
de
imposible
fragmentarse
la
conjunto
lo
tiene.
pruebas
teniendo
relevantes
de
prueba,
la
Por
en
investigación,
quitándole
el
sustento
contrario,
cuenta
cada
instrucción
para
ni
deben
uno
que
a
lo
pueda
que
valorarse
de
los
arribar
a
en
las
aspectos
un
fallo
definitivo que sea comprensivo y abarcador de los elementos
de juicio recolectados" (CSJN, fallo del 15/7/97 en autos
"Vera Rojas, Rolando", LL, 1998-A).
Expuestas las bases sobre las cuales pivoteará
el
presente
voto
deviene
la
improcedencia
de
la
referida
primera objeción que le formula la recurrente al fallo por
cuanto los dichos de la víctima fueron claros, concretos,
sostenidos y se compadecen con otros elementos probatorios
como
resultan
las
huellas
halladas
en
el
exterior
de
la
vivienda habitada por la damnificada, que fue el lugar por el
cual accedió U. hasta la puerta de ingreso -de las actas
policiales se aprecian pisadas recientes, el alambre pisado y
un palo quebrado- y que demuestran que éste último faltó a la
verdad cuando expresó que abrió el portón de frente con una
llave que le había facilitado anteriormente D. y que dejó en
la morada de ésta. Además, como bien apuntó el actor penal al
requerir elevación de la causa a juicio, resulta ilógico que
el imputado si realmente tenía una relación de amantes con la
denunciante, tuviera solamente la llave de la puerta exterior
de rejas más no la de entrada a la casa. Por ello debe
reputarse como atinado e irreprochable que el sentenciante
haya considerado furtivo dicho ingreso y demostrativo de la
inconsistencia de la versión introducida al proceso por el
causante.
En relación a la construcción de una sentencia
condenatoria
a
jurisprudencia
partir
de
señaló
que
un
testimonio
“un
único
en
solitario
testimonio
la
puede
conducir, en consonancia con otros elementos a un coherente
cuadro acerca de la reconstrucción histórica de lo ocurrido,
más aún cuando no existen en la causa otros elementos que
permitan
demostrar
sentenciante
que
resulta
el
falaz
razonamiento
o
que
la
empleado
valoración
por
el
hubiera
reposado en apreciaciones subjetivas”. (Cámara de Casación
Penal, Bs. As. Sala Primera, 31 de Mayo de 2005, “G.D. s/
Recurso
de
casación,
Revista
de
Derecho
Penal,
2009-2,
Rubinzal-Culzoni, pág. 321).
Por otra parte y en relación a la valoración
cargosa que puede efectuarse de lo declarado por el imputado,
cabe señalar que la norma constitucional -contenida en el
art. 18- solo establece que la persona sometida a proceso no
está obligada a declarar y mucho menos en su contra, es decir
que tal norma superior regula la garantía que prohibe la
autoincriminación,
justiciable
decide
pero
ello
declarar
no
-en
significa
un
acto
que
en
cuando
el
que
el
se
respetaron cabalmente sus derechos, tal como se verifica en
el
caso
de
autos-
sus
dichos
no
puedan
ser
evaluados
y
cotejados con el resto de la prueba. Llegado a este punto
resulta dable destacar que aquí no estamos en el terreno de
la admisibilidad probatoria sino en el de la credibilidad,
por lo que el juzgador se encuentra libre de inferir a partir
del análisis de la versión aportada por el imputado si la
misma encaja en la teoría del caso luego enarbolada por la
defensa o si se desajusta a la misma y termina favoreciendo a
la del actor penal.
A propósito de la expuesto entiendo que surge
claramente
de
autos
que
la
pretendida
relación
amatoria
introducida en su declaración por U. no resulta creíble ni
logra consolidarse a partir de las circunstancias de tiempo,
modo y lugar en que sucedieron los hechos, puediendo a tales
efectos
mencionarse
el
inusual
horario
en
que
ocurrió el
supuesto encuentro sexual consentido -siete de la mañana de
fines de mayo, es decir que era prácticamente de noche- el
lugar y modo de acceso del causante a la vivienda de la
víctima -extremo antes examinado-, las manchas de semen en
prendas
de
la
denunciante
-las
que
difícilmente
hubieran
existido en caso de un encuentro acordado- y las lesiones
constatadas en la vagina de la Sra. D. -quien presentaba
sangrado en la misma- para lo cual la defensa señala que ello
seguramente obedece a la falta de lubricación en el canal
vaginal al momento de la penetración, lo cual suele resultar
frecuente en mujeres de edad avanzada.
Sobre
el
punto
precedente
estimo
dable
destacar
que
tal
argumentación
recursiva
para
nada
puede
prosperar ya que la defensa no acreditó ni ofreció prueba
alguna corroborante de su especulación -al respecto coincido
con la Fiscalía de Cámaras acerca de que no basta la mera
enunciación de supuestos hechos desincriminantes cuando no
existe
actividad
probatoria
vinculada
a
la
proposición
fáctica que se pretende introducir- sino que aún en el caso
de
que
la
lubricatoria
víctima
padeciera
existen
métodos
de
dicha
ausencia
artificiales
o
(cremas,
escasez
geles,
etc.), conocidos por todos, para superar dicho obstáculo.
Además de ello sinceramente entiendo que sólo
cabe concebir un encuentro sexual con tales características
-con sangrado vaginal evitable y enrojecimiento de labios
menores e introito- en casos de vínculos sadomasoquistas en
los que el objetivo de la relación pasa más por la dominación
y la generación de dolor y mortificación física que por el
goce sexual tradicional, lo cual no sólo no fue invocado -y
mucho
menos
probado-
por
la
defensa
sino
que
no
existe
indicio alguno que nos permita siquiera avizorar que ese era
el tipo de vínculo que unía víctima y victimario.
Respecto a la ausencia de rastros de violencia
en
el
domicilio
donde
acontecieron
los
hechos
y/o
en
el
cuerpo de la denunciante -más allá de las constatadas en la
zona vaginal- que invocara la apelante para afirmar que no
existió conducta abusiva, entiendo que tampoco poseen entidad
desincriminante alguna, ya que una mujer sola de más de 70
años de edad poco puede hacer ante un hombre joven, que la
coaccionaba en un ámbito privado y que además se valía de un
arma blanca. Exigir más que eso implicaría requerir a la
ofendida sexual una conducta temeraria y que no haría más que
agravar la situación que ya estaba padeciendo.
Finalmente y si bien la defensa nada dijo al
respecto entiendo que el juicio de responsabilidad penal del
sometido
a
proceso
también
se
forja
-como
correctamente
señaló el juzgador- a partir de la verificada vinculación
contextual y temporal de los hechos que motivaran la presente
causa con los ocurridos en jurisdicción de Laboulaye -por los
cuales U. fuera condenado, como autor penalmente responsable
del delito de abuso sexual agravado, con acceso
carnal, a
una pena de Ocho años de prisión, fallo que se encuentra
firme,tal como surge del informe actuarial obrante a fojas
201 en los que pocas horas antes también fuera objeto de un
ataque
sexual
una
remisera
de
Rufino.
Entre
ambos
hechos
surge un patrón de comportamiento similar. Veamos:
1°) Se trata de ataques sexuales a mujeres
solas
(Dalcero)
o
en
situación
de
extrema
vulnerabilidad
(Sagania).
2°)
Los
hechos
se
encuentran
separados
por
escasas horas.
3°) Ambas víctimas conocían al imputado (en el
caso de la primera por razones de vecindad y en el otro por
haberlo transportado anteriormente junto a familiares) quien
evidentemente
aprovechó
dicha
situación
de
confianza
para
efectuar los abordajes.
4°) Se valió de excusas para quedar a solas
con la víctima: logró que Dalcero le franqueara el ingreso
mencionando que tenía que desconectar el cable video y a
Saganía le dijo que iba a Laboulaye por un tema laboral.
5°) Utilizó o tenía a su disposición armas
blancas.
6°)
Profirió
amenazas
y
se
dirigió
a
la
víctima en términos similares.
7°) No usó preservativos.
8°) Refirió, luego de consumados los ataques,
que se iba a matar. Dicha promesa posteriormente la cumplió,
abortando
la
policía
y
personal
de
bomberosde
Rufino
el
suicidio por ahorcamiento.
A
todo
ello
cabe
agregar
que
el
nombre
“Raquel” fue mencionado por U. en la declaración indagatoria
-fojas 55- indicando que la misma era de Rufino, que desde
hacía un par de meses tenían relaciones sexuales y que lo
había
denunciado
en
Laboulaye,
denuncia
que
se
terminó
plasmando en una sentencia de condena y que se dictó merced
al reconocimiento expreso de la ofensa sexual por parte del
imputado,
todo
lo
cual
hace
aflorar
aún
más
la
responsabilidad penal que posee en orden a los hechos en los
que resultara víctima M. A. D.. Ergo: los agravios deben ser
rechazados.
En
orden
a
la
apreciación
de
la
prueba
la
Jurisprudencia ha dicho que “la valoración probatoria en los
delitos contra la integridad sexual genera la necesidad de
optar
por
un
criterio
amplio
en
la
aceptación
de
los
indicios, debido a que, generalmente se cometen en lugares
solitarios y sobre seguro sobre la intromisión de terceros y
en
razón
de
generalmente
presencia
lo
caracteriza
de
justificar
sigiloso
una
la
de
estos
fuerte
presencia
la
delictiva
atentados...es
prueba
del
acción
necesaria
indiciaria
cuerpo
del
que
idónea
delito
la
para
y
la
responsabilidad del autor”. (CC, Primera de Catamarca, 29 de
Marzo de 2006, “Liza, Julio, LLNOA, octubre 2006, 1069).
Por
todo
ello
corresponde
rechazar
los
agravios y confirmar íntegramente la sentencia dictada por el
Dr. D. Curik, Juez de Sentencia -subrogante- de Melincué y
que fuera apelada por la defensa, en cuanto condenó a D. G.
U., como autor penalmente responsable del delito de Abuso
sexual con acceso carnal (arts. 45 y 119, tercer párrafo, del
Código
Penal)
prisión,
a
una
pena
declaración
de
de
siete
años
reincidencia,
y
seis
demás
meses de
accesorias
legales y las costas del proceso. (Arts. 12, 29 inc. 3° y 50
del Código Penal).
Atento a existir sendas condenas dictadas por
los Poderes Judiciales de Santa Fe y Córdoba, corresponderá a
ésta última -por haber sido la jurisdicción en la que se
aplicó mayor pena al imputado- dictar, a pedido de parte, la
correspondiente sentencia unificatoria, una vez que adquiera
firmeza
la
sentencia
dictada
en
jurisdicción
santafesina.
(Art. 58 C.P.), tras lo cual deberán remitirse las copias
pertinentes a los fines unificatorios antes señalados.
Finalmente
deberán
tenerse
presentes
la
ausencia de derechos formulada por la apelante.
A
la
misma
cuestión
el
Dr.
García
Méndez,
dijo:
Comparto totalmente las conclusiones a las que
arribó el Dr. Orso, votando en el mismo sentido.
A la misma cuestión el Dr. Fernando Vidal,
dijo:
Comparto totalmente las conclusiones a las que
arribó el Dr. Orso, votando en el mismo sentido.
A la segunda cuestión el Dr. Orso, dijo:
Propongo al Acuerdo confirmar íntegramente la
sentencia venida en apelación en cuanto condena a D. G. U.
como autor penalmente responsable del delito de Abuso Sexual
con acceso carnal (arts. 45 y 119, tercer párrafo, del Código
Penal) a una pena de siete años y seis meses de prisión,
declaración de reincidencia, demás accesorias legales y las
costas del proceso. (Arts. 12, 29 inc. 3° y 50 del Código
Penal). Tener en cuenta lo señalado respecto a la unificación
de condenas. (art. 58 del Código Penal).
A
la
misma
cuestión
el
Dr.
García
Méndez,
dijo:
Comparto totalmente las conclusiones a las que
arribó el Dr. Orso, votando en el mismo sentido.
A la misma cuestión el Dr. Fernando Vidal,
dijo:
Comparto totalmente las conclusiones a las que
arribó el Dr. Orso, votando en el mismo sentido.
En definitiva, leídas que han sido las partes,
la Cámara de Apelación en lo Penal
íntegramente
la
sentencia
venida
RESUELVE: I)
en
apelación
Confirmar
en
cuanto
condenara a D. G. U., como autor penalmente responsable del
delito de Abuso sexual con acceso carnal (arts. 45 y 119,
tercer párrafo, del Código Penal) a una pena de siete años y
seis meses de prisión, declaración de reincidencia, demás
accesorias legales y las costas del proceso. (Arts. 12, 29
inc.
3°
y
50
del
Código
Penal).
II) Tener en cuenta lo señalado respecto a la unificación de
condenas. (art. 58 del Código Penal). III) Tener presente la
reserva de derechos formulada por la recurrente.
Insértese, agréguese copia y hágase saber.
Dr. Tomás Orso
Dr. G. García Méndez
Dr. Sergio Fenice
Dr. Fernando Vidal
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