CULTURA DE LA LEGALIDAD Autor: Lic. Sergio Flores Hernández

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CULTURA DE LA LEGALIDAD
Autor: Lic. Sergio Flores Hernández
Cultura de la Legalidad
Desarrollar una cultura de la legalidad y derechos humanos es un proceso que
vincula a la sociedad misma que exige cada vez más sus derechos y que
reconoce como condición de la vida democrática la existencia de un espacio de
las libertades, facultades que expresen la naturaleza y dignidad del ser humano.
Pero, para poder llegar a un análisis profundo respecto al tema de cultura de la
legalidad es necesario encontrar su origen, ya que en los usos dogmáticos quien
dice legitimidad quiere decir conforme a derecho, siendo éste el significado
primordial de legalidad, cabe destacar que la conformidad a la que se refiere el
termino legalidad, no es aquella que exige el cumplimiento de las normas que
imponen obligaciones, sino la observancia de las normas que otorgan facultades o
que regulan su ejercicio.
La legalidad no es simplemente algo establecido por una ley, sino es aquiescencia
con el derecho en consonancia con los principios que guían o limitan el ejercicio
del poder publico, también se encuentra estrechamente vinculado con los grandes
dogmas del constitucionalismo, particularmente con, los del estado de derecho,
además, significa: jurídicamente reconocido, protegido por el derecho.
Existen, de igual manera los vicios de la legalidad que son, por nombrar algunos,
la incompetencia, el exceso y el desvío del poder. Estos son los vicios
susceptibles de ser impugnados a través de los recursos administrativos o
mediante el control judicial de la administración, por lo que en
este caso, la
legitimidad es un problema de legalidad.
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Nos tenemos que remontar para visualizar la legalidad a la Edad Media, en la cual
la ley parecía tener un paso indiscutiblemente firme: la voluntad divina. Ésta era
inmutable y se hallaba libre de errores o defectos. Sin embargo, la reivindicación
de la soberanía humana, han aparecido problemas nuevos. Uno de los más
destacados es el relativo al sostenimiento de las instituciones legales. Luego
entonces, pocas cosas pueden llegar a ser más firmes y duraderas que un sistema
de leyes, establecido por los ciudadanos y reforzado por la creencia compartida
del pacto social que es la mejor forma de impartir justicia.
La relación entre ley y legitimidad no es una ecuación sencilla. A diferencia del
modelo medieval donde el sustento radicaba en un Dios que se anteponía a todo
orden humano, en el presente, el gran riesgo para la legalidad democrática lo
constituye la dependencia de la voluntad y aceptación de los individuos. Así, la
legalidad, más que una aceptación por temor a juicios y decisiones de autoridades
legítimas, debe incorporarse una perspectiva cultural que considere que estos
juicios y decisiones son superiores a cualquier otro modelo de toma de
decisiones.
El estado de derecho supone la existencia de una cultura de la legalidad que haga
de cada individuo un verdadero ciudadano. Las sociedades con larga tradición
democrática han aprendido el respeto a la legalidad en su propia experiencia
histórica, pero aun así han tenido que consolidar este aprendizaje por conducto de
sus instituciones familiares, educativas, privadas públicas. Las sociedades con
menor tradición democrática tienen que realizar este aprendizaje con una
constante defensa del principio de legalidad, luchando contra el autoritarismo y
abuso del poder de personas que utilizan estos medios como solución de
conflictos sociales.
Reconociendo, que el Estado de Derecho es una estructura existente dentro de un
marco de sociedades pluralistas y complejas, como las que caracterizan a nuestra
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época, la legalidad es sólo uno de los componentes de una sociedad bien
ordenada. En estas sociedades pueden convivir una multiplicidad de doctrinas y
visiones del mundo, de sistemas valorativos, normas morales y religiosas, de
modelos de justicia social, de opciones de distribución de la riqueza, de grupos
políticos y organizaciones no gubernamentales.
Mucho se ha dicho que el rezago más significativo de nuestra transición hacia la
democracia es la ausencia de una cultura de respeto a la legalidad. Nada más
cierto, la reflexión se centra, sobre todo al considerar el factor ley en el desarrollo
de nuestra vida cotidiana. Las consecuencias jurídicas de nuestros actos son un
dato que no figura cuando tomamos decisiones. Porque se actúa y ya.
La dimensión legal es un factor ausente, intuimos y alegamos nuestro acervo de
derechos e ignoramos con menosprecio el catálogo de nuestras obligaciones. No
es un problema cultural, es un asunto de costumbres.
Sin importar lo que la norma diga, vivimos con la convicción de que todo es
posible, de que siempre hay un modo, de que si se quiere se puede, para el buen
mexicano, nada es definitivo y, como si se tratara de un pedazo de nuestra propia
bandera, preferimos orgullosos el caos condimentado a la frivolidad insípida de la
vida regulada. Nos mueve la idea de que la ley está para violarse.
Los legisladores ostentan una vestidura difícil de portar y, tristemente, en muchas
ocasiones les queda grande. La experiencia que hasta el momento ha arrojado la
dinámica plural de la legislatura se torna preocupante, El vocero democrático que
vive el recinto legislativo ha producido de todo menos leyes. Para gestarse una
formula perversa de la que resultaría: a mayores equilibrios en el congreso, peores
normas para la República.
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Derechos Humanos y Acceso a la Información.
El estado de derecho entendido en sentido amplio, es el conjunto de principios
normativos e institucionales que promueven la certidumbre y la cooperación social,
a los que se encuentran sujetos tanto el Estado como los gobernados en su
interacción
cotidiana,
en
este
contexto,
nos
referimos
a
instituciones
fundamentales como disposiciones jurídicas justas, estables, generales, abiertas y
claras; operación gubernamental ceñida al principio de legalidad, honradez,
lealtad, imparcialidad y a la promoción de los derechos fundamentales, en un
sistema de tribunales independientes, accesibles, efectivos y eficientes que
brinden la justicia propuesta por la Constitución: completa, gratuita, oportuna e
imparcial.
Si no existieran las instituciones mínimas mencionadas, la ley dejaría de ser un
mandato ineludible y se convierte en una referencia distorsionada sobre la cual
negociar en un instrumento de poder para su aplicación discrecional. De esta
forma, no se logran niveles de certidumbre jurídica y cooperación aceptables. No
se puede anticipar el comportamiento del gobierno ni de los ciudadanos ni puede
confiarse en que se actuará conforme a lo establecido por la ley.
Esta falta de claridad y certidumbre a un sistema de justicia poco accesible,
incierto, inoportuno y no siempre imparcial hace muy costoso e improbable el
cumplimiento coactivo de la ley. Ante estas distorsiones no puede darse la
cooperación social.
Edificar un medio cultural que permee adecuadamente a los individuos con una
apreciación de lo nuestro, pero hacer ese medio cultural supone redefinir un
esquema de nación plural,
donde las distintas fuerzas políticas de manera
constante convoquen a la sociedad para la enseñanza de una cultura de
principios, entendidos éstos como comportamientos civilizados, de honestidad,
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respeto a los derechos humanos, legalidad, pluralidad, tolerancia y participación,
en fin, democrático, considerando a la democracia no solamente como una
estructura jurídica y un régimen político, sino como un sistema de vida fundado en
el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo.
Aunque la corrupción es un problema que ésta enraizado en la historia de México
y en las prácticas cotidianas, ésta se ha desarrollado en exceso debido a la falta
de controles institucionales y a la incapacidad del estado para castigar
efectivamente las conductas corruptas. El reto principal es cómo romper el círculo
vicioso corrupción-impunidad-corrupción, existiendo a juicio de la sociedad entre
otras las siguientes formas:
1. Aplicar el estado de derecho, en que la ley no se negocia, que se imparta a
todo individuo sin excepción donde se garantice la justicia.
2. El estado deberá impartir los derechos mínimos que todo individuo debe recibir
como son; libertad, alimentación, educación y vivienda, ya que estos elementos
contribuyen a mejorar la convivencia humana para dignificar a las personas y a
la integridad de la familia.
Al proporcionar certeza a la convivencia humana se crea “cultura” la misma
que entra a la legalidad, al bien ser, y a proteger al estado de derecho, donde
los individuos no permitirán que se les quite o arrebate la idea y sentir que las
leyes se deben respetar y que nadie las transgreda, empañe o violen.
Reconstruir nuestra cultura es rechazar lo indebido, es fomentar los valores
étnicos, morales y políticos.
3.
Para corregir el rumbo perdido de la cultura de la legalidad, debemos unirnos
los mexicanos dejando de pensar en valores individuales de partidos o
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núcleos elitistas, reviviendo nuestras raíces de que toda la ley surge para que
se cumpla no para que se discuta o se politice para privilegiar a unos cuantos
en el sentido más amplio que podemos expresar entre la generalidad de
nuestra convivencia y las propias funciones causales o naturales por lo que se
debe estar en la normatividad en toda conducta, esto nos da la posibilidad de
realizarnos y expresarnos con los fines simples que son las leyes las que
norman los intereses jurídicos, generales y abstractos en que la ley natural y
la ley jurídica estén basadas en principios de imputación de la relación causa
efecto, bajo determinadas condiciones, esto es condiciones del orden jurídico,
evolucionando en el pensamiento de las normas vinculadas al mundo entero
para crear la filosofía o doctrina que el cumplimiento de la ley es necesario y
se cumpla.
Reconstruir una "cultura" de rechazo a lo indebido requiere:
a) La construcción de un aparato de intercambios políticos dentro del marco de la
ley.
b) La reconstrucción de los valores éticos, morales y políticos,
Es evidente que la corrupción es un fenómeno presente en los más diversos
ámbitos de la vida mexicana, no sólo en los medios públicos; no obstante,
centraremos nuestro análisis en el tema de las condiciones que favorecen la
corrupción en la administración pública, subrayando que las soluciones que se
expresan podrían ser aplicadas de igual forma al mejoramiento moral del
desempeño de las personas en ámbitos privados.
La propuesta de solución posee dos vertientes específicas: la de la educación y la
de la certeza.
Es estas acciones de desarrollo se trataron también la consolidación de una
cultura de legalidad y lucha contra la impunidad.
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El factor de la democracia implica entender que el estado debe de encontrar las
formulas justas para compensar y promover a los grupos en situación de
vulnerabilidad para que puedan ejercer plenamente sus derechos, para prevenir y
eliminar la discriminación en todas sus formas; también en aquellas iniciativas que
buscan inscribir y hacer realidad los derechos de los diversos grupos sociales.
Con respecto al frente cultural,
parece que la primera es precisamente
convencernos de que la pluralidad es parte de la riqueza que caracteriza a nuestro
país.
Esto significa reconocer que no hay monopolios ideológicos, que no hay verdades
únicas, que la tolerancia es una valor propio de las democracia, que el
reconocimiento de las creencias y de las expresiones diferentes a las nuestras, no
atente contra las que cada uno de nosotros ha decidido adoptar.
En términos generales los cambios culturales requieren de asidero legal que los
ayuden a consolidarse; Así como hablemos del binomio de la tolerancia y
diversidad, tenemos que hablar del binomio cultura y legalidad.
Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información y su
Reglamentación Administrativa.
A un año de haber sido aprobada por unanimidad en el Congreso de la Unión, el
12 de junio entró en vigor la Ley Federal de Transparencia y acceso a la
Información Pública Gubernamental.
Desde la aprobación de la Ley, instituciones ciudadanas y el Gobierno Federal ha
trabajado intensamente en diferentes ámbitos para que dicho ordenamiento opere
con oportunidad, eficacia y cumpla cabalmente con su objetivo: “proveer lo
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necesario para garantizar el acceso de toda persona a la información en posesión
de los Poderes de la Unión, los órganos constitucionales autónomos o con
autonomía legal, y cualquier otra entidad federal”.
Por mencionar algunos aspectos relevantes señalaremos que la información del
Estado es pública y sólo será reservada o confidencial en los casos expresamente
determinados por la Ley, protegiendo la intimidad de las personas como una
herramienta eficaz para el combate a la corrupción, favoreciendo la rendición de
cuentas del Gobierno, facilitando el flujo de información y
mejorando las
condiciones para invertir.
Los principales factores
La Secretaría de la Función Pública es la dependencia del Poder Ejecutivo
Federal, la cual coordina la creación de las Unidades de Enlace en cada una de
las dependencias o entidades de la Administración Pública Federal, mismas que
recibieron las solicitudes de información por parte de los ciudadanos a partir del 12
de junio del presente año.
Los Órganos Internos de Control de cada dependencia o entidad son los
responsables de verificar que se atiendan oportunamente las solicitudes de
acceso a la información.
El Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI), organismo público
autónomo, que promoverá y difundirá el derecho de acceso a la información, y
atenderá los recursos de revisión que se deriven de solicitudes de información
denegadas.
La Secretaría de la Función Pública se encuentra convencida que con la puesta en
marcha de este valioso instrumento jurídico, se consolida nuestra democracia,
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dándole mayor poder al ciudadano, garantizando un ejercicio de la función pública
más responsable y transparente
La Secretaría de la Función Pública participo en la coordinación de las oficinas de
enlace de toda la Administración Pública Federal, publicando en el Diario Oficial
de la Federación el 12 de diciembre de 2002, la “lista de Unidades de Enlace de la
Administración Pública Federal” realizando el Manual para la conformación de
esas Unidades y de los Comités de Información, con la finalidad de facilitar a las
dependencias o entidades la integración y funcionamiento de éstos.
El propósito fundamental de las Unidades de Enlace es garantizar y agilizar el flujo
de información entre la dependencia o entidad y los particulares. Para ello, se ha
constituido una red de Unidades de Enlace dentro de la Administración Pública
Federal (APF) con el fin de que los titulares de dichas unidades intercambien
experiencias, resuelvan dudas y adopten medidas coordinadas para facilitar el
acceso a la información.
Las funciones principales de las Unidades de Enlace son: ser la ventanilla única
para recibir solicitudes, gestionar internamente el desahogo de la solicitud, y
orientar a los particulares.
Comités de Información
Los Comités son órganos colegiados dentro de las dependencias o entidades,
responsables de asegurar y supervisar el cumplimiento de la Ley, así como de
revisar la clasificación de la información hecha por los titulares de cada unidad
administrativa, a efecto de confirmarla o modificarla.
Al hablar de sus funciones normativas, de decisión y de supervisión en los
procedimientos con acceso y conservación de la información, se recomendó que
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uno de sus integrantes sea Titular del Área Jurídica o bien, un servidor público con
experiencia en la materia.
Se diseñaron diagramas de flujo del procedimiento de acceso a la información
para llevar a cabo el funcionamiento interno de la Unidad de enlace, así como el
trámite interno de solicitudes en las dependencias y entidades.
Sistema Integral de Solicitudes de Información (SISI)
La Secretaría de la Función Pública conjuntamente con el Instituto Federal de
Acceso a la Información (IFAI) desarrollaron el sistema de solicitud de información,
que será adoptado por todo el Gobierno Federal, mediante el cual se facilitará la
intercomunicación entre las Unidades de Enlace y el Instituto Federal de Acceso a
la Información Pública y el ciudadano. El propósito del SISI es sistematizar el
registro de solicitudes, costos y resultados de cada dependencia y entidad.
Contralorías Internas
Las contralorías internas de las dependencias y entidades tienen instrucciones de
ser promotoras de la debida interpretación de esta Ley. Estas contralorías son las
encargadas de verificar la estructuración y funcionamiento de las Unidades de
Enlace y comités de información, verificar e impulsar que la información a que se
refiere el artículo 7 de la Ley se haga pública en la página de Internet de la
dependencia o entidad.
La Colaboración y Coordinación Intergubernamentales para Acceso a la
Información.
Como ya se ha mencionado, el objeto de la ley tiene como finalidad proveer lo
necesario para garantizar el acceso de toda persona a la información en posesión
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de los Poderes de la Unión, los órganos constitucionales autónomos legal y
cualquier otra entidad federal. En tal virtud, encontramos como sujetos obligados
al Poder Ejecutivo Federal, la Administración Pública Federal, la Procuraduría
General de la Republica, el Poder Legislativo Federal, integrado por la Cámara de
Diputados, la Cámara de Senadores, la Comisión Permanente y cualquiera de sus
órganos, el Poder Judicial de la Federación, el Consejo de la Judicatura Federal,
los órganos constitucionales autónomos (IFE, CNDH, Banco de México,
Universidades, etc.), los Tribunales Administrativos Federales, cualquier otro
órgano federal.
En dicha Ley se establece que toda la información gubernamental es pública y los
particulares tendrán acceso a la información en los términos que ésta misma
señala.
La Ley clasifica la información en:
1. Reservada, que es aquella cuya difusión pueda:
•
Comprometer la seguridad nacional, la seguridad pública o la
defensa nacional.
•
Menoscabar la conducción de las negociaciones o bien, de las
relaciones internacionales, incluida aquella información que otros
Estados u organismos internacionales entreguen con carácter de
confidencialidad al Estado mexicano.
•
Dañar la estabilidad financiera, económica o monetaria del país.
•
Poner en riesgo la vida, la seguridad o la salud de cualquier persona.
•
Causar un serio perjuicio a las actividades de verificación del
cumplimiento de las leyes, prevención o persecución de los delitos,
la impartición de la justicia, la recaudación de las contribuciones, las
operaciones de control migratorio, las estrategias procesales
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judiciales o administrativas, mientras las resoluciones no causen
estado.
También se considera como información reservada:
•
La que por disposición expresa de una ley sea considerada confidencia,
comercial o gubernamental confidencial.
•
Los secretos comerciales, industriales, fiscales, bancarios, fiduciarios y
otros considerados como tales por una disposición legal.
•
Las averiguaciones previas.
•
Los expedientes judiciales o procedimientos administrativos seguidos en
forma de juicio en tanto no haya causado estado.
•
Los procedimientos de responsabilidad de servidores públicos, en tanto no
se haya dictado la resolución administrativa o definitiva.
•
La que contenga las opiniones, recomendaciones o puntos de vista que
formen parte del proceso deliberativo de los servidores públicos, hasta en
tanto no sea adoptada la decisión definitiva.
2. Como información confidencial se considerará:
•
La entregada con tal carácter, los particulares deberán señalar los
documentos que contengan información confidencial, reservada o
comercial reservada.
•
Los datos personales, mismos que requieren el consentimiento de
los individuos para su difusión, distribución o comercialización en los
términos de esta Ley.
No se considerará confidencial la información que se halle en los registros
públicos con fuentes de acceso público.
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3. La información que los sujetos deberán poner a disposición del público es la
siguiente:
•
Estructura orgánica.
•
Facultades de cada unidad administrativa.
•
El directorio de servidores públicos, desde el nivel de Jefe de
Departamento o sus equivalentes.
•
La remuneración mensual por puesto, incluso el sistema de
compensación.
•
El domicilio de la Unidad de enlace, además de la dirección
electrónica donde podrán recibirse las solicitudes para obtener la
información.
•
Metas y objetivos de las unidades administrativas de conformidad
con sus programas operativos.
•
Los servicios que ofrecen.
•
Los trámites, requisitos y formatos.
•
La información sobre el presupuesto asignado, así como los informes
sobre su ejecución. En el caso del Ejecutivo Federal, dicha
información será proporcionada respecto de cada dependencia y
entidad por la SHCP.
•
Los resultados de las auditorias al ejercicio presupuestal de cada
sujeto obligado que realicen, según corresponda. Secretaria de la
función Pública, Contralorías internas o la Auditoria de Federación.
•
El diseño, ejecución, montos asignados y criterios de acceso a los
programas de subsidio.
•
Las
concesiones,
permisos
o
autorizaciones
otorgados,
especificando los titulares de aquellos.
•
Las contrataciones que se hayan celebrado en términos de la
legislación aplicable.
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•
El marco normativo aplicable a cada sujeto obligado.
•
Los informes que, por disposición legal, generen los sujetos
obligados.
•
En su caso, los mecanismos de participación ciudadana.
•
Cualquier otra información que sea de utilidad o se considere
relevante, además de la que con base a la información estadística,
responda a las preguntas hechas con más frecuencia por el público.
Información que deberá estar a disposición del público, a través de medios
remotos o locales de comunicación electrónica, los sujetos obligados deberán
tener a disposición de las personas interesadas equipo de cómputo, a fin de que
éstas puedan obtener la información de manera directa o mediante impresiones.
Asimismo, éstos deberán proporcionar apoyo a los usuarios que lo requieran y
proveer todo tipo de asistencia respecto de los trámites y servicios que presten.
La LFTAIPG, prevé que las dependencias y entidades deberán hacer públicas, los
anteproyectos de leyes y disposiciones administrativas de carácter general por lo
menos con 20 días hábiles de anticipación a la fecha en que se pretendan publicar
o someter a firma del titular del Ejecutivo Federal, directamente o a través de la
Consejería Jurídica del Ejecutivo Federal o de la Comisión Federal de Mejora
Regulatoria (COFEMER). l. Se exceptúan de esto aquellos que a juicio de la
Conserjería de la COFEMER, pueden comprometer los efectos que se pretendan
lograr con la disposición o se trate de situaciones de emergencia.
Los titulares de las unidades administrativas, serán responsables de clasificar la
información que generen, de conformidad con los criterios establecidos en esta
Ley, su Reglamento y los lineamientos que se expidan por el Instituto Federal de
Acceso a la Información Pública.
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Los costos por obtener la información no podrán ser superiores a la suma de:
•
El costo de los materiales utilizados en la reproducción de la información.
•
El costo de envío.
Las cuotas de los derechos aplicables deberán estar establecidas en la Ley
Federal de Derechos.
Distintos Grados de Aceptación del Acceso a la Información por los Poderes
Públicos
La LFTAIPG prevé que en las dependencias y entidades se integre una unidad de
enlace y un Comité de Información. La unidad de enlace tendrá las siguientes
funciones:
•
Recabar y difundir la información no reservada o confidencial, además de
propiciar que las unidades administrativas la actualicen periódicamente.
•
Recibir y dar trámite a las solicitudes de acceso a la información.
•
Auxiliar a los particulares en la elaboración de solicitudes y, en su caso,
orientarlos sobre las dependencias o entidades u otro órgano que pudieran
tener la información que solicitan.
•
Realizar los trámites internos, necesarios para entregar la información
solicitada, además de efectuar las notificaciones a los particulares.
•
Proponer al Comité los procedimientos internos que aseguren la mayor
eficiencia en la gestión de las solicitudes de acceso a la información.
•
Habilitar a los servidores públicos de la dependencia o entidad que sean
necesarios para recibir y dar trámite a la solicitud de acceso a la
información.
•
Llevar un registro de las solicitudes, sus resultados y costos.
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•
Las demás necesarias para garantizar y agilizar el flujo de la información.
Con todo lo anterior queda manifestado que la Cultura de la Legalidad y el
Derecho a la transparencia y acceso a la información esta plenamente vinculado
con la cultura del Estado de derecho.
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