Tribunal de Trabajo Sección III II Circuito Judicial SJ

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Tribunal de Trabajo Sección III II Circuito Judicial SJ
Año Sentencia
Caso
2007
00158
Solicita se le indemnize por el daño
moral causado por no haberse
cumplido con lo establecido por el
ordenamiento jurídico
2007
00425
Se alega la existencia de una
indebida apreciación o valoración
de
la
prueba
en
sede
administrativa, pues fue evacuada
sin su presencia ni la de su
abogado.
2008
00110
Se alega que como las
denunciantes no trabajan en la
misma institución que el funcionario
despedido, resulta violatorio a sus
derechos la aplicación de la Ley
contra el Hostigamiento Sexual
2008
00126
Se plantea que no se configura el
acoso sexual por cuanto no se dio
el elemento subjetivo cual es la
humillación o discriminación que
debe sentir la víctima y un
escenario de poder.
2008
00201
Se sostiene que no se valora la
prueba de descargo, sólo se refiere
a la prueba de cargo, en forma
parcial
Conclusión
Página
Según la Ley Contra el Hostigamiento Sexual,
en resumen, las personas empleadoras, deben
divulgar la ley, comunicar la política adoptada
por la entidad contra el hostigamiento sexual,
establecer un procedimiento interno, adecuado
y efectivo, para permitir las denuncias,
garantizar la confidencialidad y sancionar, si
existe causa. De incumplir con estos deberes,
será responsable, según las previsiones
establecida por los artículos 25 y siguientes de
la Ley citada.
En este caso, la omisión no es generadora de
daño moral ni existe prueba sobre la
ocurrencia del referido daño
En el procedimiento administrativo la asistencia
de un letrado es facultativa. Nada impedía que
el actor acudiese sin la asistencia de su
abogado. Por otro lado, cuando se denuncia
acoso sexual la presunción de certeza se da al
dicho de la o del acosado. No se le puede
restar veracidad al testimonio de la víctima, sin
razones objetivas para ello. Por lo tanto, la
apreciación de la prueba no fue indebida.
La Ley contra el Hostigamiento Sexual en el
Empleo y la Docencia no contempla el caso de
conductas de naturaleza sexual cometidas por
un funcionario público en perjuicio de otras
personas ajenas a ese servicio pero sí resultan
sancionables al amparo de nuestro
ordenamiento jurídico laboral, pues resultan
ser
conductas
indignas,
indeseables,
humillantes y ofensivas, que revisten la
gravedad suficiente para el despido.
Lo sancionable resulta ser el acto en sí mismo
Es suficiente que se profieran palabras con
contenido sexual, en el centro de trabajo, que
sean indeseadas por la víctima, para que se
configure el acoso sexual.
Lo determinante es que se haya dado por un
compañero de trabajo a otro y que el mensaje
tenga una carga sexual e indeseado para su
receptor.
Tratándose de las causales de despido que se
10
endilguen a un trabajador, la regla es que
quien debe demostrar que ocurrieron es el
patrono; en los casos de hostigamiento sexual
esa regla cambia, pues basta con que se den
indicios claros y concordantes con los hechos
denunciados, para tenerlos por ciertos; siendo
que es el supuesto acosador quien debe
presentar pruebas para desacreditarlos. En
este caso, analizando todas las declaraciones
vertidas, no se encuentra ningún motivo
suficiente, que haya tenido la denunciante para
inventar los hechos que describió.
Tribunal de Trabajo Sección IV II Circuito Judicial SJ
Año Sentencia
Caso
2006
00733
Se alega que la testigo no aportó
mayores datos sobre las cuales
sostener, con la sola versión de la
denunciante,
la
acreditación
fehaciente de la falta cometida por
el actor
Conclusión
Página
El hostigamiento sexual tiene su origen en la
10
forma como se encuentra estructurada nuestra
sociedad, pretendiendo el hombre reafirmar su
poder sobre las mujeres al interior de las
organizaciones sociales. Para prevenir o
sancionar este tipo de abuso físico o
psicológico, se promulgó la Ley Contra el
Hostigamiento Sexual en el Empleo y la
Docencia, Nº 7476, del 3 de febrero de 1995.
Se ha indicado que, ante la dificultad que
existe en la mayoría de los casos, para
acreditar el acoso sexual no es exigible una
demostración indubitable de los hechos y
resulta de marcada importancia la prueba
indiciaria. En el asunto bajo estudio, se
demuestra el acoso sexual
Sala II de la Corte
Año Sentencia
Caso
2002
00131
Se alega que en los casos de
hostigamiento
sexual
debe
aplicarse el principio “in dubio pro
reo”, objeta el que se haya fijado
una indemnización por daño moral
sin ninguna justificación y considera
que primero debe comprobarse el
acoso sexual y luego, en otro
proceso, fijar dicha indemnización
2002
00181
Se alega que el despido por
hostigamiento sexual es injusto
porque los testimonios
son
contradictorios, no se alteró
gravemente la disciplina o se
interrumpieron las labores en la
empresa y porque fue el Ministerio
de Trabajo quien lo ordenó
Conclusión
Página
Si bien la Ley contra el Hostigamiento Sexual
contempla sanciones disciplinarias para el
acosador no se trata de “penas” en sentido
técnico-jurídico. Los principios aplicables en
este tipo de procesos son los propios del
Derecho Laboral. Con respecto al daño moral,
éste se produjo por la perturbación de las
condiciones del normal desarrollo de la
actividad laboral, en menoscabo de la libertad
sexual y, sobre todo, de la dignidad humana,
respecto de la actora. El daño moral se
concede y se fija dentro del mismo proceso por
acoso sexual.
Las contradicciones no son relevantes porque
ambos testimonios coinciden respecto de la
existencia de la acción reprochable de parte
del demandante invocada como sustento del
despido. Independientemente de que se
alterara gravemente la disciplina o se
interrumpieran las labores en la empresa la
verdad es que la Convención Belem Do Para
en relación con la Ley de Hostigamiento
2005
00316
Se alega que por varios meses fue
acosada por su jefe y dichos
problemas personales provocaron
su denuncia ante la Administración
del Hospital donde trabajaba.
Invoca que ante el acoso de que
fue objeto por parte de su jefe se
debe aplicar la presunción de
realidad a favor de la víctima
2005
01052
2006
00052
Se alega la violación al principio
non bis in dem
porque fue
sobreseído en sede penal pero se
le juzgó otra vez en sede laboral y
se le despidió por incurrir en
hostigamiento sexual
Se alega que si se recomendó una
suspensión porque no existían las
pruebas y elementos de acoso
sexual no debió procederse con el
despido
2007
00808
Sexual en el Empleo y la Docencia contemplan
como falta grave, conductas como la
desplegada por el actor, que es causal de
despido. La intervención del Ministerio de
Trabajo es una obligación impuesta, a tenor de
lo dispuesto por el artículo 4 de la Ley contra el
Hostigamiento Sexual en el Empleo y la
Docencia.
Es cierto, que la Sala ha considerado de
especial importancia la declaración de la
víctima en la apreciación de la prueba de faltas
constitutivas de acoso sexual; pero ello es así,
cuando no exista ningún motivo para dudar de
su veracidad. En un caso como el presente, en
modo alguno podemos brindarle total
credibilidad a la supuesta víctima de acoso,
precisamente, porque existen una serie de
indicios graves, precisos y concordantes, de
los cuales se deduce que la tesis del acoso ha
sido utilizada por quien se dice acosada para
sustraerse de responsabilidades laborales que
se le han achacado
A pesar de que tal conducta no se configure
como un ilícito penal, sí puede, de manera
independiente, constituirse en una falta laboral
grave, suficiente para poder decretar,
legítimamente, un despido justificado
En los despidos por hostigamiento sexual en el
trabajo se le otorga plena credibilidad al dicho
de la víctima; por lo que es el supuesto
acosador quien está llamado a desacreditar la
respectiva denuncia. Los hechos denunciados
se tuvieron por acreditados y la Sala estima
que la recomendación de una sanción menos
gravosa que el despido (la suspensión)
obedeció a una errónea aplicación del principio
de proporcionalidad, pues, siendo la falta grave
necesariamente
debía
traer
como
consecuencia el despido.
Se alega que el despido por Para determinar si un despido fue o no
hostigamiento
sexual
es justificado debe tomarse en consideración tres
injustificado
cuestiones: tratándose de despidos por
hostigamiento sexual en el trabajo, se ha
avalado la existencia de una presunción de
verdad iuris tantum a favor de la víctima por lo
que es el supuesto acosador quien está
llamado a desacreditar la respectiva denuncia.
Segundo, las reglas del derecho común en la
apreciación de las probanzas no son de
obligado acatamiento para el juez laboral. Es
importante acotar que el artículo 24 de la Ley
7476 obliga a apreciar la prueba conforme con
10
2008
00038
Se consideró que la omisión de
informar al Ministerio de Trabajo
sobre la denuncia de acoso no es
generadora de daño moral.
Tampoco existe prueba sobre la
ocurrencia del referido daño (Ver la
Sentencia 00158 – 07 Tribunal de
Trabajo Sección III II Circuito
Judicial SJ)
las reglas de la sana crítica. Tercero, deben
tomarse en consideración y valorarse no sólo
las probanzas evacuadas en el proceso judicial
sino también las producidas en el expediente
administrativo.
El artículo 12 de la Ley 7476 establece una
responsabilidad patronal que, siendo refleja, ya
que presupone el acoso sexual en que pudiera
haber incurrido alguno de sus dependientes,
en la práctica resulta directa, básicamente por
una omisión.
El patrono privado debe informar a la
Inspección del Ministerio de Trabajo sobre las
denuncias de hostigamiento sexual que reciba.
Si no cumple, debe sufrir las consecuencias
contenidas en el Código de trabajo y leyes
afines.
El daño moral debió tenerse por acreditado
sobre la base de lo declarado por los testigos
de la actora. Se trata del daño moral subjetivo
puro o de afección que consiste en el dolor o
sufrimiento ya sea físico o psíquico
Sala Constitucional
Año Sentencia
Caso
2002
01764
Para
las
autoridades
administrativas
la
potestad
disciplinaria
para
sancionar
supuestas faltas por hostigamiento
sexual, está afecta a la caducidad
del proceso, de manera que si el
procedimiento no se concluye,
imponiendo la sanción cuando
proceda, dentro del término de tres
meses se ordena el archivo del
expediente. Esta interpretación se
cuestiona por inconstitucional
2002
10689
Se alega que se le denegó la
gestión que interpuso con el fin de
acceder a los expedientes médicos
de las personas que figuran como
denunciantes de la
causa
disciplinaria por hostigamiento
sexual que se tramita en su contra
Conclusión
Página
El resultado del examen de razonabilidad de la
interpretación administrativa que se impugna,
apunta a la existencia de una evidente
limitación procesal en perjuicio de las víctimas,
de manera que la figura de la caducidad,
derivada del examen que se hace, convierte el
término de tres meses en brevísimo, de modo
que no puede cumplir con la triple condición de
ser necesario, idóneo y proporcional.
Según se entiende del contenido de la
jurisprudencia administrativa, la extensión del
término no es suficiente para lograr que los
derechos de protección superior de los
intereses de las víctimas sean respetados,
dejando en completo estado de indefensión a
las víctimas del acoso u hostigamiento sexual,
de donde resulta que la acción deba acogerse
en este extremo
La solicitud planteada por el recurrente no está
referida a que se le permita el acceso a las
piezas del proceso disciplinario sino más bien
a los expedientes médicos de las denunciantes
cuyo contenido es confidencial. Por ello, es
razonable que el recurrido exija la autorización
expresa de ellas para que el promovente
pueda acceder a sus expedientes, o que medie
una orden jurisdiccional con ese propósito
2004
10445
2005
06962
2007
00033
2007
01358
2007
05265
Se alega que dentro del
procedimiento disciplinario seguido
en su contra por hostigamiento
sexual se lesionó su derecho a un
debido proceso, pues se le impuso
una suspensión sin goce de salario
a pesar que la Rectoría reconoció
que la Comisión omitió referirse a
su escrito de conclusiones, en el
acto final no se le informó de la
posibilidad de interponer recursos y
la Comisión se integró con sólo
cinco integrantes, en menoscabo
de la normativa que rige la materia
Se alega que en relación con la
denuncia que presentó por
hostigamiento sexual, no ha
obtenido respuesta de varias
gestiones interpuestas. Además
considera que suspender la
tramitación del procedimiento
administrativo
porque
el
denunciado interpuso un recurso de
amparo afecta su relación laboral
Se
alega
presunción
de
culpabilidad,
vicios
en
la
notificación, no se le comunicó la
existencia de informes técnicos,
ampliación de la denuncia sin
norma que lo autorice, todo en el
caso que se tramita en su contra
por hostigamiento sexual
Se alega que en lugar de resolver
definitivamente la denuncia que,
por hostigamiento sexual, presentó
contra un profesor, se insiste en
evacuar
prueba
testimonial
innecesaria
Para esta Sala, no se ha producido violación
alguna a los derechos fundamentales del
amparado por cuanto éste ha tenido la
posibilidad de ejercer su defensa en todo
momento, sin que fuera colocado en estado de
indefensión alguna, con lo cual no existe una
violación sustancial al debido proceso
susceptible de ser declarado en esta vía
No consta que el resultado de las gestiones le
hubiera sido comunicado a la recurrente. La
Sala considera que se ha lesionado su derecho
de petición y pronta resolución. Por otra parte,
la suspensión del procedimiento encuentra su
fundamento en una resolución dictada por este
Tribunal respecto de la cual la recurrente no
puede pretender contar con ninguna injerencia
La Sala Constitucional no está llamada a
controlar irregularidades que, por su
naturaleza, hacen parte del Debido Proceso
Legal (no del Constitucional), de modo que
tratar de discutirlos por la vía del amparo
resultaría absolutamente improcedente. La
Sala señaló los mecanismos adecuados que
proceden
La universidad debe diseñar un procedimiento
eficiente para no exceder el plazo que la
misma ley le impone, cuando se trata de
denuncias por hostigamiento sexual. Si bien la
posibilidad de evacuar prueba para mejor
resolver no debe estar vedada, su tramitación
debe ser razonable
Impugna el Reglamento de la Contra las normas del reglamento
Universidad de Costa Rica en cuestionadas el accionante no expone vicios
contra del Hostigamiento Sexual
de inconstitucionalidad alguno. Se rechaza la
acción. Cabe indicar que la Ley contra el
Hostigamiento Sexual responde al deber legal
de establecer políticas preventivas, de
divulgación y procedimientos de sanción para
aquellos que incurran en conductas de acoso u
hostigamiento sexual. Expresamente establece
como garantía de la docencia el derecho del
estudiante de reclamar al jerarca del profesor,
la aplicación de las sanciones previstas en esa
ley en caso de que hayan demostrado su
objeto de hostigamiento. Así mismo establece
2007
09828
Alega que en las copias de las
denuncias interpuestas en su
contra, se encuentran borrados el
nombre de los denunciantes y la
prueba de cargo. Se le negó
absolutamente
acceso
al
expediente alegando secreto de
actuaciones e identidad de partes,
en razón de tratarse de menores.
2007
11378
Alega que se le informó
tardíamente a su
abogado
defensor la fecha y hora en que se
evacuaría la prueba testimonial
ofrecida por presunto hostigamiento
sexual, lo cual considera violatorio
al debido proceso.
2007
12313
2007
13422
Se presentó una solicitud de
información sobre las acciones
emprendidas para atender varias
denuncias, entre las cuales se
encuentra una por hostigamiento
sexual. La solicitud se contestó en
un término desproporcionado
La recurrente denuncia que no se
le garantizó el debido proceso en el
trámite de la denuncia por
hostigamiento sexual ya que no se
hizo ninguna comunicación en
relación con el trámite de la
denuncia, no se le citó a declarar y
no se le permitió acceso al
expediente
2007
18527
2008
04918
Se pide que se declare contrario a
su derecho al debido proceso la
negativa
de
la
Comisión
Institucional
contra
el
Hostigamiento Sexual de la UCR
de variar la integración de la
comisión instructora
Se alega un quebrantamiento en
cuanto al trámite que se le ha dado
a la denuncia planteada por
hostigamiento sexual
la causal de despido como sanción.
Contra el amparado no se ha instaurado aún
un procedimiento administrativo disciplinario,
sino que el recurrido realizó una investigación
preliminar. Es cuando se ha abierto el
procedimiento propiamente dicho con sustento
en prueba que debe ponerse en conocimiento
del servidor investigado, que surge el momento
procesal oportuno en el cual a esta persona sí
le asiste el derecho de manifestarse sobre los
cargos que le son atribuidos y en
consecuencia, tener acceso a las piezas del
expediente que le interesan
Que el investigado durante la audiencia de
evacuación de prueba testimonial en la fase
preparatoria, esté representado por su
defensor, implicaría desnaturalizar esta fase
del procedimiento, imponiéndole el rigor del
procedimiento mismo. La ausencia del
defensor en este caso no implica una violación
al debido proceso
El derecho de petición y pronta respuesta no
implica que se conceda la pretensión incoada
por el administrado. Las solicitudes de
información deben contestarse sin dilación
Debe siempre considerarse al denunciante
como una figura con poderes restringidos en el
procedimiento administrativo.
Adicionalmente, la Ley contra el Hostigamiento
Sexual en el Empleo y la Docencia dispone
que una vez agotados los procedimientos
establecidos en el centro del trabajo, o si no se
cumplen por motivos que no se le pueden
imputar a la persona ofendida, las denuncias
por hostigamiento sexual se podrán presentar
ante los tribunales de la jurisdicción laboral por
lo que la disconformidad de la recurrente no se
resuelve en la vía del amparo
Si al instructor de un procedimiento
disciplinario le asiste motivos personales
para separarse del conocimiento de un
asunto no implica una infracción al debido
proceso de la gravedad suficiente como
para ser conocida en amparo
No corresponde a este Tribunal Constitucional,
revisar la legalidad de cada uno de los actos
del procedimiento administrativo, pues, no
puede sustituir competencias o actuar como
una segunda instancia de la Administración
2008
06559
Se alega que no se concretan los
elementos mínimos que componen
el debido proceso en un caso de
presunto hostigamiento sexual
Pública
Independientemente del tipo de procedimiento
disciplinario que aplique la administración, si
éste puede implicar una sanción o perjuicio
para el investigado, deberá cumplir con los
principios generales del debido proceso
10
Tribunal de Trabajo
Extracto de la Sentencia
Tribunal de Trabajo Sección III II Circuito Judicial SJ Sentencia 00158 – 07
Partes
Caso
Normativa
Involucrada
Desarrollo
Conclusión
Roxana Mora vs Refrigeración Industrial Beirute Sociedad Anónima y Luis Fallas
Solicita la parte actora se condene al ente demandado a una sanción, a que se sancione al
señor Fallas por haber incurrido en hostigamiento sexual y que se le indemnize por el daño
moral causado por parte de la empresa por no haber cumplido con lo establecido por el
ordenamiento jurídico.
En primera instancia se declara parcialmente con lugar la demanda: deberá la accionada
cancelar a la actora la suma de 350 000 colones por concepto de daño moral. Se rechaza
lo correspondiente a establecer una sanción a la demandada y se declara sin lugar la
presente demanda en contra del señor Luis Fallas
La sentencia fue apelada por la parte accionada. Impugna la condenatoria al pago de daño
moral. La empresa alega que no ha desplegado una conducta permisiva y tolerante
respecto a los hechos que se le atribuyeron al Sr. Luis Fallas
Artículo 5 y 25 de la Ley de Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia
Lo primero que debemos analizar es si se ha producido algún daño moral, ante alguna
omisión por parte de la accionada, en relación con los que era legalmente exigible. Ahora
bien, según los artículos 5 y siguientes de la ley 7476, publicada en La Gaceta # 45 del 3
de marzo de 1995, denominada Ley Contra el Hostigamiento Sexual, en resumen, las
personas empleadoras, deben divulgar la ley, comunicar la política adoptada por la entidad
contra el hostigamiento sexual, establecer un procedimiento interno, adecuado y efectivo,
para permitir las denuncias, garantizar la confidencialidad y sancionar, si existe causa. Ese
procedimiento se ha de realizar dentro de los tres meses siguientes. También debe, la
empleadora, comunicar las denuncias y el resultado a la Defensoría de los Habitantes, si
se trata de una entidad pública, de lo contrario, debe hacerlo a la Inspección General de
Trabajo del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. De incumplir con estos deberes, será
responsable, según las previsiones establecida por los artículos 25 y siguientes de la Ley
citada.
En el presente caso, los testigos son contestes al manifestar que, ante la denuncia formal,
se llevó a cabo el procedimiento debido que culminó con una sanción de tres días de
suspensión sin goce de salario en contra de señor Fallas.
También, observamos la comunicación que se le hace al indicado señor, sobre la sanción
que se determinó imponerle y se le advierte que, de repetirse la situación, se le despedirá.
Esa decisión se le comunicó cinco días después de que la accionada acusó recibo de la
denuncia que interpuso la actora.
Lo que sí omitió la accionada fue comunicar a la Inspección General de Trabajo del
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, sobre la existencia de la denuncia y sobre el
resultado de la investigación.
Sin embargo, esa omisión, no es generadora de algún daño moral respecto a la
accionante. Esa situación, unida al hecho de que no existe prueba sobre la ocurrencia del
referido daño moral, nos obliga a acoger la defensa de falta de derecho y a revocar la
sentencia impugnada en cuanto a este motivo de agravio.
Se revoca la sentencia apelada
Texto Completo de la Sentencia
Sentencia :
Año :
Expediente:
Despacho:
Fecha:
Hora:
Tipo de sentencia:
Redactor:
Clase de asunto:
EXPEDIENTE:
PROCESO:
ACTOR:
DEMANDADO:
Voto N° 158
00158
2007
04-001375-0166-LA
Tribunal Trabajo, Sección III
19/04/2007
8:20:00 AM
De Fondo
Alvarado Rodríguez María Enilda
Proceso ordinario laboral
04-001375-0166-LA
Apel. Ordinario Laboral
ROXANA MORA SOLANO
LUIS FALLAS GAMBOA Y OTRO
TRIBUNAL DE TRABAJO SECCIÓN TERCERA, SEGUNDO CIRCUITO JUDICIAL DE SAN JOSÉ, a las ocho
horas veinte minutos del diecinueve de abril del dos mil siete.Ordinario seguido ante el Juzgado de Trabajo del Segundo Circuito Judicial de San José por Roxana Mora
Solano, mayor, divorciada, Recepcionista, vecina de Guadalupe de Alajuela, contra Refrigeración Industrial Beirute
Sociedad Anónima representado por su Apoderado Generalísimo sin límite de suma el señor Carlos Alberto Beirute
Peralta, mayor, casado, Empresario y contra Luis Fallas Gamboa, mayor, casado, Oficial de Seguridad, vecino de
Los Sitios de Moravia.- Figura como Apoderada Especial Judicial de la parte actora la Licenciada Vilma Meza Mora,
mayor, Abogada, vecina de San José y de la demandada Refrigeración Beirute Sociedad Anónima el Licenciado
José Francisco Acevedo Gutiérrez, mayor, casado, Abogado, vecino de Cartago.RESULTANDO:
1.- Solicita la parte actora se condene al ente demandado a: una sanción de las establecidas en el
artículo 608 y siguientes del Código de Trabajo, a que se sancione al señor Fallas por haber incurrido en
hostigamiento sexual, según la establecido en el artículo 25 de la ley 7476, que se le indemnize por el daño moral
causado por parte de la empresa por no haber cumplido con lo establecido por el ordenamiento jurídico, intereses de
conformidad con el artículo 1163 del Código Civil a partir del despido y hasta su efectivo pago de las sumas
indicadas en sentencia firme y ambas costas de la acción.2.- El representante de la sociedad demandada contestó en forma negativa la acción, y opuso las
excepciones de falta de derecho, falta de interes actual y la genérica de sine actione agit. Solicita se declaren con
lugar las excepciones opuestas, consecuentemente sin lugar en todos sus extremos la demanda incoada y se
condene a la parte actora al pago de ambas costas de esta acción.3.- El señor Fallas Gamboa contestó en forma negativa la acción, y opuso las excepciones de falta de
derecho, falta de interés actual y la genérica de sine actione agit. Solicita se acojan las excepciones opuestas, se
declare sin lugar la demanda en todos sus extremos y se condene a la actora al pago de ambas costas.4.- El A-quo en sentencia de las diez horas catorce minutos del veintiséis de mayo del dos mil seis,
resolvió el asunto así: "Razones dadas, legislación citada, artículos 2, 25, 28 de la Ley contra el Hostigamiento o
Acoso Sexual en el Empleo y la Docencia, 490 concordantes y siguientes del Código de Trabajo. fallo: Se declara
parcialmente con lugar la anterior demanda ordinaria laboral incoada por Roxana Mora Solano; contra Refrigeración
Industrial Beirute S.A. representada por su apoderado generalísimo sin límite de suma señor Carlos Alberto Beirute
Peralta; deberá la accionada cancelar a la actora la suma de de trescientos cincuenta mil colones por concepto de
daño moral. Sobre esta suma deberá la demandada cancelar intereses legales a partir del cuatro de marzo del dos
mil cuatro y hasta su efectivo pago, los cuales se calcularán al tipo de tasa establecido por el Banco Nacional de
Costa Rica para los certificados de depósito a seis meses plazo. Se rechaza lo correspondiente a establecer una
sanción a la demandada, de acuerdo con lo estipulado en el artículo 608 del Código de Trabajo. Se rechazan en lo
concedido y se acogen en lo denegado las excepciones de falta de derecho, falta de interés actual y la genérica sine
actione agit, opuestas por los demandados. Se declara sin lugar la presente demanda en contra del señor Luis Fallas
Gamboa, y se acogen las excepciones de falta de derecho, falta de interés actual, y la genérica sine actione agit. Se
advierte a las partes que, esta sentencia admite el recurso de apelación, el cual deberá interponerse ante este
Juzgado en el término de tres días. En ese mismo plazo y ante este órgano jurisdiccional también se deberán
exponer, en forma verbal o escrita, los motivos de hecho o de derecho en que la parte recurrente apoya su
inconformidad; bajo el apercibimiento de declarar inatendible el recurso (artículos 500 y 501 incisos c) y d) del
Código de Trabajo; Votos de la Sala Constitucional Números 5798, de las 16:21 horas, del 11 de agosto de 1998 y
1306 de las 16:27 horas del 23 de febrero de 1999 y Voto de la Sala Segunda Número 386, de las 14:20 horas, del
10 de diciembre de 1999). Son las costas a cargo de la sociedad accionada, siendo las personales en un quince por
ciento de la condenatoria Notifiquese" .5.- Conoce este Tribunal de ese fallo en apelación de la parte demandada. (Refrigeración Industrial
Beirute S.A.)Redacta la Jueza ALVARADO RODRÍGUEZ; y,
CONSIDERANDO:
I.- Procede este Tribunal según lo resuelto por la Sala Constitucional en voto # 1306-99 de las dieciséis horas
veintisiete minutos del veintitrés de febrero de mil novecientos noventa y nueve, al resolver una consulta judicial
facultativa efectuada por el Tribunal de Trabajo del Primer Circuito Judicial de Alajuela, que literalmente dice:
"... no es inconstitucional el párrafo final del artículo 502 del Código de Trabajo que otorga al Tribunal
Superior la posibilidad de "confirmar, enmendar o revocar, parte o totalmente lo resuelto por el Juez", siempre que
forme parte de lo apelado y en sentido en que haya apelado la parte respectiva."
II.- La sentencia fue apelada por el apoderado especial judicial de la parte accionada. Dos son los aspectos
que impugna: 1.- La condenatoria al pago de daño moral 2.- La condenatoria al pago de ambas costas del proceso.
Respecto al primero de los puntos manifiesta, en resumen, que: a- La empresa no ha desplegado una conducta
permisiva y tolerante respecto a los hechos que se le atribuyeron al señor Luis Fallas Gamboa ; tanto fue así, que se
desarrolló el debido procedimiento lo que culminó con una suspensión de tres días a cargo del citado servidor.
Agrega que la investigación se realizó con la mayor discreción y confidencialidad, por lo que, el juzgador ha incurrido
en una indebida apreciación de la prueba y aplicación del derecho. Señala que quedó acreditada también, la
existencia de un Reglamento para la Recepción y Trámite de Denuncias de Acoso u Hostigamiento Sexual, y
además, el apoyo de orden psicológico que la empresa le ofreció tanto a la actora como al señor Fallas Gamboa así
como que, el órgano investigador estuvo asistido por la asesoría que les brindó el grupo INTERDIS en aspectos de
psicología, recomendaciones que fueron acatadas. Todo eso demuestra que la empresa ha tenido una actitud
colaboradora y cooperadora, y le garantizó a la denunciante todos los derechos que, como víctima, contempla la ley
a su favor b.- Relación de hechos probados incompleta: La recurrente agrega que la condenatoria al pago de daños
y perjuicios deviene de que la autoridad de primera instancia, omitió tener por acreditado que la actora y el señor
Fallas Gamboa mantuvieron una relación de pareja amorosa, desde antes de que la primera ingresara a laborar para
la coaccionada. Que la empresa emitió el respectivo reglamento para investigar las denuncias por hostigamiento
sexual. Que nunca se había presentado ante la empresa una denuncia por acoso sexual, a pesar de que tiene
cincuenta años de existencia. Que la actora usualmente, si no vestía el respectivo uniforme, usaba blusas
transparentes, minicetas, pantalones y enaguas muy ceñidas al cuerpo, de una manera provocativa. c- Inexistencia
de un nexo causal que vincule a la demandada a pagar daño moral alguno . Al respecto señala que la autoridad
judicial que conoció en primera instancia no señala cuál es el vínculo o nexo causal entre el hecho generador de la
responsabilidad y el daño, y considera fundamental que exista prueba sobre la existencia de ese daño, de manera
que al no existir daño causado y relación o nexo de causalidad, conducta culposa, ilícita o dolosa atribuible a la
accionada; no hay fundamento jurídico para presumir que haya algún grado de responsabilidad y obligación de
reparación. En cuanto a las costas, aduce que se le debe eximir por cuanto: a- Han litigado de buena fe, b- la
demanda sólo fue acogida en parte . Esas dos razones, de conformidad con la disposición contenida en el artículo
222 del Código Procesal Civil, obligan a eximirlos del pago de las costas y, en su lugar, a resolver sin especial
condenatoria en costas. Veremos si le asiste la razón.III.- Por ser fiel reflejo de los elementos de juicio que constan en el expediente, se acoge la relación de hechos
probados, contenidos en la sentencia venida en alzada; pero se agrega como hechos demostrados los siguientes: 9.Que la empresa accionada cuenta con un Reglamento para la Recepción y Trámite de Denuncias de Acoso u
Hostigamiento Sexual (véase copia del mismo a folios 93 y siguientes) 10.- Que el señor Luis Gamboa Fallas, fue
suspendido por tres días, sin goce de salario como sanción por la denuncia interpuesta por la actora ante
Refrigeración Industrial Beirute S.A. (véase copia de la nota de suspensión visible a folio 40) 11. Que la accionada
no comunicó a la Dirección Nacional e Inspección General de Trabajo del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social,
la existencia de la queja y el resultado final (véase informe del Ministerio de Trabajo de folio 84). Se tiene como no
demostrado: Que la omisión de comunicación al Ministerio de Trabajo por parte de la sociedad accionada, le haya
causado un daño moral a la accionante.
IV.- De conformidad con lo preceptuado por el artículo 502 del Código de Trabajo, se ha procedido a hacer
un análisis sobre el procedimiento concluyéndose que no existen vicios capaces de producir nulidad o indefensión a
las partes.V.- La accionada se muestra disconforme por cuanto se le está conminando a pagar la suma de trescientos
cincuenta mil colones por concepto de daño moral. Al respecto, es preciso señalar, que -según la demanda,
específicamente, en el parte sobre las pretensiones - la actora señaló textualmente: "Que se me indemnice por el
daño moral causado por parte de la empresa por no haber cumplido con lo establecido por el ordenamiento jurídico" .
En consecuencia, lo primero que debemos analizar es si se ha producido algún daño moral, ante alguna omisión por
parte de la accionada, en relación con los que era legalmente exigible. Ahora bien, según los artículos 5 y siguientes
de la ley 7476, publicada en La Gaceta # 45 del 3 de marzo de 1995, denominada Ley Contra el Hostigamiento
Sexual, en resumen, las personas empleadoras, deben divulgar la ley, comunicar la política adoptada por la entidad
contra el hostigamiento sexual, establecer un procedimiento interno, adecuado y efectivo, para permitir las
denuncias, garantizar la confidencialidad y sancionar, si existe causa. Ese procedimiento se ha de realizar dentro de
los tres meses siguientes. También debe, la empleadora, comunicar las denuncias y el resultado a la Defensoría de
los Habitantes, si se trata de una entidad pública, de lo contrario, debe hacerlo a la Inspección General de Trabajo
del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. De incumplir con estos deberes, será responsable, según las
previsiones establecida por los artículos 25 y siguientes de la Ley citada. En el presente caso, los testigos Beirute
Lucke y Doninelli Peralta son contestes al manifestar que, ante la denuncia formal, se llevó a cabo el procedimiento
debido que culminó con una sanción de tres días de suspensión sin goce de salario en contra de señor Fallas
Gamboa. Esa información se ve ratificada por la nota de folio 7, en donde se le indica a la actora que se le va a dar
el traslado respectivo al señor Fallas Gamboa, sobre la denuncia interpuesta por ella. También, observamos a folio
40, la comunicación que se le hace al indicado señor, sobre la sanción que se determinó imponerle y se le advierte
que, de repetirse la situación, se le despedirá. Esa decisión se le comunicó el 9 de marzo del 2004, sea, cinco días
después de que la accionada acusó recibo de la denuncia que interpuso la actora, así aparece a folio 7. Lo que sí
omitió la accionada fue comunicar a la Inspección General de Trabajo del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social,
sobre la existencia de la denuncia y sobre el resultado de la investigación. Sin embargo, esa omisión, no es
generadora de algún daño moral respecto a la accionante. Esa situación, unida al hecho de que no existe prueba
sobre la ocurrencia del referido daño moral, nos obliga a acoger la defensa de falta de derecho y a revocar la
sentencia impugnada en cuanto a este motivo de agravio.
VI.- En cuanto a las costas, dado que la sentencia se ha declarado sin lugar en todos sus extremos, en
principio, se debe imponer a cargo de la actora el pago de ambas costas del proceso. Sin embargo, considerando
que la actora ha litigado de buena fe - nótese que el juzgador de primera instancia acogió la demanda- lo procedente
es absolverla del pago de ese tipo de gastos del proceso, por lo que cada una de las partes, asumirá el pago de
ambas costas.
POR TANTO:
No existiendo en autos vicios que puedan causar nulidad, se revoca la sentencia apelada, en cuanto ha sido
motivo de recurso. La presente demanda de Roxana Mora Solano en contra de Refrigeración Industrial Beirute S.A.
se declara sin lugar en todos sus extremos, dado que la defensa de falta de derecho es de recibo. Se resuelve sin
especial condenatoria en costas.MARIA ENILDA ALVARADO RODRÍGUEZ
LORENA ESQUIVEL AGÜERO
DIAMANTINA ROMERO CRUZ
Extracto de la Sentencia
Tribunal de Trabajo Sección III II Circuito Judicial SJ Sentencia 00425 – 07
Partes
Caso
Normativa
Involucrada
Desarrollo
Marco Portilla vs Caja Costarricense de Seguro Social
El Sr. Portilla solicita que se le reinstale en el puesto que venía desempeñando y se
condene a la CCSS al pago de los salarios dejados de percibir, vacaciones y aguinaldo e
intereses. En primera instancia se declara sin lugar la demanda en todos sus extremos.
El Sr. Portilla apeló la sentencia ante el Tribunal de Trabajo alegando la existencia de una
indebida apreciación o valoración de la prueba en sede administrativa, pues fue evacuada
sin su presencia ni la de su abogado. Su abogado no podía asistir a la audiencia
señalada, pues debía acudir a otra audiencia señalada para esos mismos días. Y,
además, que la prueba ofrecida al momento de interponer la demanda no fue tomada en
cuenta por parte de la juzgadora
Artículo 24 de la Ley de Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia
Artículo 220 de la Ley General de la Administración Pública
Artículo 493 del Código de Trabajo
En el procedimiento administrativo la asistencia de un letrado es facultativa para la
persona que está siendo investigada y aún cuando no tenga tal asistencia, puede acudir al
proceso, y permanecer en la audiencia de manera activa. La justificación de la ausencia
del abogado, de modo alguno era un motivo suficiente para trasladar los días señalados
para la recepción de la prueba testimonial ofrecida y por otra parte, nada impedía que el
actor acudiese sin la asistencia de su abogado.
Por otro lado, de los medios probatorios evacuados en sede administrativa, prueba plena
en esta sede judicial, se colige que efectivamente el accionante tocó en forma inmoral y
sin su consentimiento a una subalterna suya, faltándole el respeto y lesionando su derecho
a trabajar en un ambiente libre de ese tipo de conductas que impiden su pleno desarrollo
como persona y que el actor en el ejercicio del cargo, hostigó además a varias personas
del lugar de trabajo.
Sobre la apreciación de la prueba en tratándose de faltas constitutivas de acoso sexual, la
Sala Segunda de la Corte Suprema de Justicia en resolución No 130 de las 10:50 horas
del 19 de mayo de 1999 indicó: "Cuando se denuncia acoso sexual la presunción de
certeza se da al dicho de la o del acosado, relacionándolo, eso sí y en lo posible con otros
medios de prueba, y donde existe una ausencia de prueba directa que acredite el acoso,
debe tenerse como suficiente la declaración de la ofendida, ya que de no ser así, existirían
Conclusión
hechos de imposible comprobación, porque la persona a quien se le atribuyen procura
siempre realizarlos en circunstancias en que no existan testigos ni otros medios de prueba.
De no aceptarse lo anterior estaríamos ante un obstáculo para descubrir la verdad real. Se
da plena credibilidad a la declaración de la víctima, si de su análisis, conforme a las reglas
del correcto entendimiento humano, se puede llegar a concluir que dice la verdad. No se le
puede restar veracidad al testimonio de la víctima, sin razones objetivas para ello; pero
tampoco puede entenderse que siempre se deben tener por ciertos los hechos de acoso
imputados, al punto de no entrar a valorar el testimonio de la presunta víctima junto con los
demás elementos incorporados..."
Se confirma la sentencia recurrida.
Texto Completo de la Sentencia
Sentencia :
Año :
Expediente:
Despacho:
Fecha:
Hora:
Tipo de sentencia:
Redactor:
Clase de asunto:
EXPEDIENTE:
PROCESO:
ACTOR:
DEMANDADO:
Voto
00425
2007
01-003863-0166-LA
Tribunal Trabajo, Sección III
21/09/2007
7:35:00 AM
De Fondo
Segura Solís Juan Carlos
Proceso ordinario laboral
01-003863-0166-LA
ORDINARIO LABORAL
MARCO TULIO PORTILLA MORA
CAJA COSTARRICENSE DE SEGURO SOCIAL
N° 425
TRIBUNAL DE TRABAJO SECCIÓN TERCERA , SEGUNDO CIRCUITO JUDICIAL DE SAN JOSÉ, a
las siete horas con treinta y cinco minutos del veintiuno de setiembre de dos mil siete .Ordinario seguido ante el Juzgado de Trabajo del Segundo Circuito Judicial de San José por Marco
Tulio Portilla Mora , quien es mayor, casado, Contador Público, vecino de Desamparados , contra Caja Costarricense
de Seguro Social , representado por su Apoderado General Judicial sin límite de suma Licenciado Guillermo Mata
Campos , quien es mayor, soltero, Abogado, vecino de San José . Figura como Apoderado Especial Judicial de la
parte actora el Licenciado Edgardo García Vargas , quien es mayor, casado, Abogado, vecino de San José .RESULTANDO:
1.- Solicita la parte actora que en sentencia se declare c on lugar la demanda y se condene a la Caja
Costarricense de Seguro Social al pago de los siguientes extremos: a). Salarios dejados de percibir desde el 7 de
marzo del año 2000 hasta la firmeza de la sentencia. b). El pago de los aguinaldos y vacaciones dejados de percibir
durante el lapso en que la sentencia quede firme. c). Se ordene la reinstalación del actor en el puesto que había
venido desempeñando. e). El pago del interés del 22% anual sobre la suma final concedida en sentencia desde la
fecha del despido hasta la firmeza de la sentencia y; f).- Al pago de ambas costas del proceso .2.- El representante de la Caja Costarricense del Seguro Social contestó la acción fuera del plazo
otorgado; sin embargo opuso la excepción de prescripción, de la cual se otorgó audiencia a la parte contraria (folio
31), de igual manera de la defensa de prescripción opuesta por la actora se confirió audiencia a la demandada (folio
103).
3.- La A-quo en sentencia de las diez horas con treinta y ocho minutos del veintiocho de agosto de dos
mil seis, resolvió el asunto así: " Se declara sin lugar la presente demanda establecida por el Marco Antonio Portilla
Mora, representada por su apoderado especial judicial Licdo Edgar García Vargas contra Caja Costarricense de
Seguro Social, representada por el su apoderado general judicial Licdo Guillermo Alberto Mata Campos. Es por lo
anterior que se declara sin lugar la presente demanda en todos sus extremos, no se hace pronunciamiento sobre
excepciones por encontrarse la demandada contestada en forma extemporánea. Por la forma en que se ha quedado
resuelto el presente asunto, se condena al actor al quince por ciento del total de la absolutoria, con fundamento en el
artículo 221 del Código Procesal Civil. Se advierte a las partes que, esta sentencia admite el recurso de apelación, el
cual deberá interponerse ante este Juzgado en el término de tres días. En el mismo plazo y ante este órgano
jurisdiccional también deberán exponerse, en forma verbal o escrita, los motivos de hecho o de derecho en que la
parte recurrente apoya su disconformidad, bajo el apercibimiento de declarar inatendible el recurso ( artículos 500 y
501 incisos c) y d); Votos de la Sala Constitucional Números 5798 de las 16: 21 horas, del 11 de agosto de 1998 y
13:06 de las 16:27 horas del 23 de febrero de 1999 y Voto de la Sala Segunda Número 386, de las 14:20 horas del
10 de diciembre de 1999). Notifíquese" .4.- Conoce este Tribunal de ese fallo en apelación de la parte actora .Redacta el Juez SEGURA SOLÍS ; y,
CONSIDERANDO:
I. - HECHOS PROBADOS: Se avala parcialmente el elenco tenido como hechos probados por
considerarse que son fiel reflejo de lo acontecido en autos. Sin embargo, por no ser hechos probados se eliminan los
enunciados con las letras q) y r) y este Tribunal se permite modificar y agregar los siguientes hechos a partir del i):
i). Que el día 14 de febrero del año dos mil se convocó al actor a rendir una declaración de descargo y además se le
notificó la prueba que se evacuaría aportada por la administración (ver folios 28,29, 30 y 31). j) Que dicha resolución
le fue notificada al fax 233-79-27 del abogado del actor, Lic. Edgardo García Vargas). k) En escrito de fecha 26 de
marzo del año dos mil, el abogado del actor solicita se suspendan los procedimientos en virtud de que su
representado se encuentra incapacitado (ver escrito a folio 112 del expediente administrativo). l) En escrito de fecha
13 de abril del año dos mil el Lic. Efraín Jiménez Chaves, coordinador del órgano director, rechazó la solicitud de
suspensión de los procedimientos solicitada por el abogado del actor (ver folio 122 del expediente). ll). En oficio del 2
de mayo del año dos mil se le comunica al actor el día hora y lugar donde se evacuará la prueba testimonial
consignada en ese memorial, para los días 10, 11, 12 de mayo (ver oficio a folio 143 y 144, del expediente
administrativo). m).- El 9 de mayo de ese mismo año, el abogado del actor comunica al órgano director que no podrá
asistir a la audiencia de evacuación de prueba, toda vez que tiene otra comparecencia en un proceso penal en el
Juzgado Penal del Segundo Circuito Judicial de San José (ver folio 152 y 153 del expediente administrativo). n).Que el 21 de setiembre del año dos mil se concluye la investigación, donde el órgano director tuvo por acreditadas
las faltas indilgadas al actor (ver folios 261 y 269 del expediente personal del actor). ñ).- Que mediante oficio
DMHSRA 1194-00 se prorroga nuevamente la separación temporal con goce de salario del actor del ocho de octubre
del dos mil al cuatro de enero del año dos mil uno (ver folio 284 del expediente administrativo del actor). o).- Que
mediante oficio JNRL- 016-01 del cinco de febrero del año dos mil uno se hace propuesta de despido sin
responsabilidad patronal y la Junta Nacional de Relaciones Laborales acordó por unanimidad procedente el mismo
(ver folio 305 del expediente personal del actor). p).- En oficio 5295 del primero de marzo del dos mil uno el Gerente
de la División Médica ratificó en todos sus extremos el despido del actor, dando por agotada la vía administrativa (ver
folio 307 del expediente administrativo). q).- Al actor se le comunicó su despido el día siete de marzo del año dos mil
uno, a partir de esa fecha comenzó el cese en sus funciones (ver folio 310 del expediente). r).- El proceso
administrativo estuvo suspendido por una orden de la Sala Constitucional por Recurso de Amparo interpuesto por el
actor (ver folios 248 a 250 del expediente personal del actor). s).- El salario promedio mensual del actor fue de
cuatrocientos cincuenta mil colones mensuales (ver hecho primero de la demanda no desvirtuado por la accionada).
II.- LOS AGRAVIOS DEL RECURRENTE: Funda el apoderado del actor su recurso de apelación
contra la sentencia de instancia básicamente en dos motivos: El primero de ellos, la existencia de una violación al
derecho de defensa dentro del procedimiento administrativo establecido en contra del actor, pues se evacuó la
prueba testimonial sin su presencia ni la de su abogado, pese a existir un motivo o excusa motivada y suficiente que
se alegó en su momento, cual fue que el letrado del accionante no podía asistir a la audiencia señalada, pues debía
acudir a otra audiencia de un proceso penal señalado para esos mismos días. Pese a ello, la prueba se recibió y la
juzgadora de instancia de manera subjetiva indica que no se ha vulnerado tal derecho, pues era factible sustituir al
abogado por otro, o en su defecto acudir sin él, pues en el procedimiento administrativo no es obligatorio como en
otras materias acudir con un letrado. Nunca precisó la juzgadora de instancia cual fue el fundamento legal de tal
afirmación ni realizó fundamentos de hecho o de derecho para justificar tal decisión. El segundo agravio lo
fundamenta en una indebida valoración de la prueba pues la señora jueza se basó en la prueba testimonial
evacuada dentro del procedimiento administrativo sin que el actor estuviese presente para acreditar la falta atribuida
a él y habiendo sido contestada la demanda fuera del plazo otorgado para ello. Además el actor ofreció prueba
testimonial al interponer la demanda la cual no fue evaluada por el Juzgado. En consecuencia, existió una violación
al debido proceso pues se procedió a valorar la prueba documental aportada por el demandado y haciendo uso de
ella se dictó sentencia violando el equilibrio procesal que debe mediar entre las partes.
III.- VULNERACIÓN AL DERECHO DE DEFENSA Y UNA INDEBIDA VALORACIÓN DE LA PRUEBA
EN CASO CONCRETO. - Alega el representante del accionante la existencia de una indebida apreciación o
valoración de la prueba en sede administrativa, pues fue evacuada sin encontrarse él presente como tampoco su
representado y además, que la prueba ofrecida al momento de interponer la demanda no fue tomada en cuenta por
parte de la juzgadora de instancia para el dictado de la sentencia que ahora se recurre. En cuanto al primer motivo,
cabe señalar que en el procedimiento administrativo la asistencia de un letrado es facultativa para la persona que
está siendo investigada y aún cuando no tenga tal asistencia, puede acudir al proceso, y permanecer en la audiencia
de manera activa, por lo que podrá en consecuencia interrogar a los testigos, oponerse a preguntas mal formuladas
entre otras atribuciones. En el caso bajo estudio, la justificación de la ausencia del abogado, de modo alguno era un
motivo suficiente para trasladar los días señalados para la recepción de la prueba testimonial ofrecida y por otra
parte, nada impedía que el actor acudiese sin la asistencia de su abogado. El numeral 220 de la Ley General de la
Administración Pública, indica que el administrado ejercerá su derecho de defensa de forma razonable y que en caso
extremo exigirle el patrocinio o representación de un abogado. Realizando una interpretación de tal numeral, el
derecho de defensa se ejerce en sede administrativa sin la necesidad de contar con un letrado, y de ser del caso
quedará a criterio de la administración solicitarle al administrado la necesidad de que cuente con uno, pero tal
solicitud es la excepción y no la regla. Ello por consiguiente no produjo nulidad alguna dentro del procedimiento
administrativo llevado en contra del actor y por ende no se vulneró el derecho de defensa como lo manifiesta. Por
otra parte, pudo si a bien lo tenía traer esa prueba y ofrecerla en esta sede judicial y tener la oportunidad de
repreguntar, sin embargo tampoco lo hizo, pues no la ofreció al momento de presentar la demanda. Por otra parte,
nótese que tampoco el actor, se encontraba posibilitado para presentarse a las audiencias programadas para esos
días, cuando nada se lo impedía y aún así no lo hizo. En consecuencia, no existe vulneración al principio del debido
proceso como lo señala el recurrente. Además, la prueba documental resulta suficiente la cual demostró la falta
cometida por el actor. Esta prueba ofrecida dentro del proceso por el mismo actor en su demanda, puede ser objeto
de análisis por parte del juez (a), aún cuando la demanda hubiese sido contestada extemporáneamente. De tal
manera que el principio de inmediatez de la prueba pretendido como vulnerado es una característica del proceso oral
y no del escrito como es el que aquí se conoce. Por otra parte ya la Sala Segunda en reiteradas ocasiones ha
manifestado la validez de la prueba evacuada en vía administrativa en la sede judicial. En Sentencia No 316- 2005
de las 9:00 horas del 11 de mayo del año dos mil cinco al respecto dijo:
"...En la antigua jurisprudencia laboral, prevaleció la tesis de que si un servidor público es despedido y
posteriormente promueve demanda en reclamo de sus prestaciones laborales, argumentando arbitrariedad o
improcedencia del despido; pues, el Estado y sus Instituciones para librarse de las consecuencias de un despido
injustificado, deben ratificar o reproducir en el proceso judicial, todas las probanzas ya evacuadas
administrativamente; que pudieron servir de base- motivo, motivación o causal para adoptar el acto del despido; pues
de lo contrario y aunque el expediente administrativo o los informes se incorporen al proceso judicial, la destitución
debe tenerse como no justificada; dado que aquellas probanzas, por más elocuentes y demostrativas que sean de
una conducta ilegítima, no puedan tomarse en cuenta por razones de un debido proceso. Mas, dicho criterio
jurisprudencial ya hoy no se sostiene, al considerarse que el debido proceso es un principio que debe
ineludiblemente cumplirse en todos los procedimientos y en todos los procesos tanto administrativos comO
judiciales, por expresa disposición constitucional, y no puede válidamente afirmarse que, en aras de su cabal
cumplimiento, sea necesaria la sustancial repetición del ítem administrativo, en la sede judicial...." ( De igual manera
se puede consultar de esta misma Sala, la Sentencia No 52-2006 de las 9:30 horas del 8 de febrero del año 2006).
En cuanto al segundo agravio relativo a la valoración de la prueba, tampoco es de recibo, pues de lo
acontecido no ha existido una incorrecta valoración de la prueba con base en el numeral 493 del Código de Trabajo.
De los medios probatorios evacuados en sede administrativa, prueba plena en esta sede judicial como se dijo, se
colige, sin lugar a dudas, que efectivamente el accionante tocó en forma inmoral y sin su consentimiento a una
subalterna suya, faltándole el respeto y lesionando su derecho a trabajar en un ambiente libre de ese tipo de
conductas que impiden su pleno desarrollo como persona y que el actor en el ejercicio del cargo, hostigó además a
varias personas del lugar de trabajo, y que incluso, llegó a cometer actos físicos indecorosos más allá de un simple
gesto, mirada provocadora o mal intencionada. Sobre la apreciación de la prueba en tratándose de faltas
constitutivas de acoso sexual, la Sala Segunda de la Corte Suprema de Justicia en resolución No 130 de las 10:50
horas del 19 de mayo de 1999 indicó:
" En materia laboral, se ha aceptado que existe una presunción de certeza de la declaración de la parte que
más dificultad tiene para aportar los elementos probatorios, obligando al patrono a aportar prueba suficiente para
acreditar la falta cometida por el trabajador que le faculta a dar por terminada la relación laboral, sin responsabilidad
de su parte. Cuando se denuncia acoso sexual tenemos la misma situación, pero la presunción de certeza se da al
dicho de la o del acosado, relacionándolo, eso sí y en lo posible con otros medios de prueba, y en situaciones como
la presente, donde existe una ausencia de prueba directa que acredite el acoso, debe tenerse como suficiente la
declaración de la ofendida, ya que de no ser así, existirían hechos de imposible comprobación, porque la persona a
quien se le atribuyen procura siempre realizarlos en circunstancias en que no existan testigos ni otros medios de
prueba. De no aceptarse lo anterior estaríamos ante un obstáculo para descubrir la verdad real, el cual debe ser
suprimido en aras de la correcta administración de justicia, lo que se logra en el caso sub-exámine dando plena
credibilidad a la declaración de la víctima, si de su análisis, conforme a las reglas del correcto entendimiento
humano, como lo prevé el artículo 24 de la Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia, se puede
llegar a concluir que dice la verdad. Es decir que, realizándose una valoración amplia de los elementos probatorios
debidamente incorporados a los autos por el patrono, no se le puede restar veracidad al testimonio de la víctima, sin
razones objetivas para ello; pero tampoco puede entenderse que siempre se deben tener por ciertos los hechos de
acoso imputados, al punto de no entrar a valorar el testimonio de la presunta víctima junto con los demás elementos
incorporados, redistribuyendo, en este caso, la carga de la prueba en perjuicio del trabajador..."
En consecuencia, dicho lo cual, en el caso bajo estudio, se desprende de los testimonios de las
deponentes no solamente de quienes denunciaron el acoso, sino de otros empleados del hospital donde con sus
declaraciones no cabe duda de la actitud hostigadora del accionante para con las mujeres que laboraban para ese
centro hospitalario. Así, la denunciante Yadira Soto Alfaro manifestó: " ...He sido acosada muy a menudo por el
señor Administrador de este Centro Hospitalario (Lic. Marco T. Portilla Mora). En muchas con el pretexto de un
dictado de notas, cerraba la puerta y me sacaba su pene, me decía que lo acariciara y que lo besar; me decía que si
yo era de piedra, que si no sentía nada, que por qué no, si hacer el amor era algo muy rico. Al ver mi negación e
indiferencia se masturbaba, llegando al orgasmo delante de mí, mojando, parte de la biblioteca y escritorio. Además
me preguntaba que si no quería que me hiciera sexo oral, yo le dije que ni lo intentara.... " (ver denuncia a folios 5 y 6
del expediente). De igual manera la señora Jessica Zamora Jiménez dirigió una carta de fecha 28 de enero del año
2000 al señor Francisco Pérez G. donde le indica: " ...yo tenía que ir a la Administración donde el señor
administrador cada vez que yo iba me hablaba sobre algún asunto de trabajo para luego salir haciéndome
proposiciones de ir a comer algún lugar fuera del hospital o a cualquier otro lugar ya sea en la hora de almuerzo o
después de que yo terminara de trabajar y eso que yo le decía que a mi no me gustaba, lo que decía, le dije que
tenía novio, que el era casado, que simplemente yo no quería, aun así el me siguió insistiendo hasta llegar el
momento cuando Don Sergio se enfermó y el Sr. Corella quedo en su lugar que aunque con fecha exacta no me
recuerdo el día el señor Portilla llegó a la oficina donde yo laboro y como es usual insistió para que yo saliera llego a
darme un beso del que yo me quite y me levante de mi asiento, él había cerrado la puerta de mi oficina se enojo para
ese momento yo estaba asustada, con miedo y no se ni como reaccione lo que si hice fue salirme de la oficina... "
(ver denuncia a folio 7 del expediente). La señora Yorleny González Murillo dijo en su denuncia presentada ante la
Jefe de Recursos Humanos: " .... Un día me dijo que hiciéramos el amor y que el me iba (sic) a ayudar con una
plaza....Además el me llamaba a casa me decía cosas vulgares que yo no podía creer que fuera el Administrador
del H.S.R.A.... " (ver denuncia a folio 8 del expediente administrativo). En igual sentido la señora CELIA ROSA
ALFARO TORRES manifestó: ". ..Pasaron los días y se me iba a terminar el nombramiento, por lo cual él me dijo:
"Usted termina su nombramiento mañana, pero la voy a nombrar de nuevo porque trabaja muy bien. En el transcurso
de ese día se me informó que seguía nombrada en el mismo lugar, fue como él me lo dijo. En esos momentos
desconocía sus intenciones para conmigo, por lo cual le agradecí su recomendación por continuar nombrada. En uno
de esos días, llegué como siempre, a las seis de la mañana y el Administrador se encontraba en su oficina sentado
en la silla del escritorio, por lo que le saludé y él me dijo: "Por favor cierre la puerta", lo cual hice. Seguidamente
mientras yo limpiaba su escritorio él me manifestó: " Que le dolía el pecho, poniendo sus manos sobre el mismo, me
pidió que le hiciera unos masajes"; a lo cual le dije que fuera a emergencia, y me respondió: "Que no, que con un
masaje se le quitaba", en ese momento me percaté que su modo de actuar no era normal, por lo que yo le dije de
manera airada: yo lo puedo mandar a emergencias; poniéndose de pie se acercó y me abrazó por detrás, solté la
escoba y le pedí que me soltara inmediatamente, él se ríe de mi y me dijo que no me iba a pasar nada... " (ver folios
11 y 12 del expediente administrativo y de igual manera las declaraciones de Yeimi López Bolaños a folios 34 a 40
del expediente administrativo y la de Jessica Zamora Jiménez a folios 41 a 46 del expediente). A folios 47 a 51 existe
la declaración de la señorita Yorleni González Murillo quien indicó: " ...Yo dure un tiempo sin laborar en este hospital
y porque necesitaba laborar en este Hospital llame a Don Marcos, y el me dijo si claro yo la voy a ayudar Ahí fue
cuando yo le especifiqué que si era posible que me diera un nombramiento donde no tuviera que laborar los
domingos por motivo de mi hijo y el me dijo que si me iba a ayudar en el servicio de lavandería. Al momentito me
llamaron esto no duro ni dos días, yo toda contenta porque estaba laborando, en ese servicio el horario para las
mujeres es de siete a tres pero se puede laborar de seis a dos y ese era el horario que me servía a mi, me
nombraron también en la parte de los hombres y don Marcos sabía que yo ingresaba a las seis de la mañana, don
Marcos pasaba y me decía que subiera a la oficina de el para darme unos papeles de mi mama, yo sabía que era
para algo más, yo le decía si don Marcos ahora yo llego, pero en más de una ocasión yo no subí, entonces el me
llamaba y un compañero contestaba el teléfono y el me decía ah es don Marcos, entonces yo sabía que el me estaba
acosando, el me decía por teléfono que barbara Yorleny no subió, que ingrata que sós me dejaste así con toda la
lechita, ahí pasaban dos o tres días el volvía y se metía donde yo estaba, la vez que yo subí, ya que estaba cansada
de esa situación el me dijo que le mamara el pene, yo no quería, vea Yorleny que yo le doy más nombramientos, yo
como soy madre soltera y necesitaba trabajar por mi hijo yo accedí como en dos ocasiones, pero llegó el punto en el
que me decía que tuviera relaciones con el, pero yo le dije que no, yo llegue hablar con el, y el me dijo acuestese
conmigo mas tarde y mañana usted tiene trabajo, por lo que yo el dije que no que muchas gracias, pero el me dijo
que me iba a llamar a mi casa, ese día yo no quise ir a la casa y deje la contestadora del teléfono, el había dejado un
mensaje diciendo más o menos que él no me iba a ayudar mas. Hubo un tiempo en que en lavandería no me
volvieron a nombrar y en patología tampoco. Pasaron varios meses en que estuve sin nombramiento, yo entré a
laborar en lavandería como en noviembre del 98 y no me volvieron a nombrar hasta marzo del 99, como lo dije
anteriormente como yo no quise acostare con el no me volvieron a nombrar mas, eso a mi me extrañó mucho ya que
yo como trabajadora me considero muy buena.... ". De igual manera la señora Celia Rosa Alfaro Torres , en su
declaración de folios 55 a 61 del expediente hace alusión a los abusos que sufrió por parte del actor. La señora
Yadira Soto Alfaro en su deposición a folios 62 a 66 del expediente administrativo manifestó: " ...Yo estoy acá
sacando un trabajo de patología por lo que tenía que venirme en bus de cinco y treinta de la mañana ya que el de las
seis no me traía porque venía muy lleno, cuando yo ingresaba a trabajar acá a las seis para enviar unas listas de
patología a la clínica Marcial Rodríguez el llegaba a la silla en donde el me restregaba el pene por la espalda y me
decía que si yo no sentía nada, entonces me decía que parara el trabajo y el entrara con el a la oficina, yo tenía que
aceptar porque salía con el pretexto de hacer algunas tareas para los niños de el y cuando me sentaba en la silla el
se me sentaba de frente en las piernas mías obstaculizando la salida mia osea el paso, en muchas ocasiones el
siempre siempre se masturba delante mío, esto muy a menudo, lo cual yo me sentía incomoda de todo lo sucedido...
". En igual sentido se pueden ver las declaraciones de las señoras Mercedes Mora Solano y Yorleny Chacón
Fernández visible a folios 171, 172 y 163 y 165 del expediente administrativo).
IV.- En consecuencia, con base en lo expuesto en los considerandos anteriores, no ha existido
vulneración del principio del debido proceso, y han quedado demostradas las acciones cometidas por el actor, en el
ejercicio de su cargo como administrador del Hospital de Alajuela, constituyeron faltas graves que ameritaron su
despido sin responsabilidad patronal, por lo que la sentencia venida en alzada debe ser confirmada en todos sus
extremos.
POR TANTO:
En lo que es objeto del recurso se confirma la sentencia recurrida.
JUAN CARLOS SEGURA SOLÍS
Mª ENILDA ALVARADO RODRÍGUEZ
LORENA ESQUIVEL AGÜERO
Extracto de la Sentencia
Tribunal de Trabajo Sección III II Circuito Judicial SJ Sentencia 00110 – 08
Partes
Caso
Normativa
Involucrada
Desarrollo
Asamblea Legislativa vs Rolando Betancourt
El Tribunal del Servicio Civil resuelve con lugar la gestión promovida por la Dirección
Ejecutiva de la Asamblea Legislativa para despedir al servidor Rolando Betancourt de su
puesto clase Trabajador Especializado B sin responsabilidad para el Estado.
Contra dicha resolución cabe el recurso de apelación ante el Tribunal de Trabajo. En este
caso el Tribunal de Trabajo actúa como órgano de instancia administrativa.
El Sr. Betancourt apela aduciendo que las denunciantes no son trabajadoras de la
Asamblea Legislativa, que imponerle la sanción máxima es totalmente desproporcionado y
alega también la violación a la apreciación de la prueba en conciencia, sobre todo en
cuanto a los testimonios recibidos y a las pruebas periciales aportadas.
Ley de Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia N° 7476
Convención Americana sobre Derechos Humanos
Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer
Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la
Mujer
Declaración de los Derechos del Niño
Código de la Niñez y la Adolescencia (al ser las ofendidas mujeres menores de edad)
Artículo 81 incisos a) y l) del Código de Trabajo según el cual se sanciona al servidor
cuando "se conduzca durante sus labores en forma abiertamente inmoral"
La Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia no contempla el caso de
conductas de naturaleza sexual cometidas por un funcionario público en perjuicio de otras
personas ajenas a ese servicio pero sí resultan sancionables al amparo de nuestro ordenamiento
jurídico laboral, pues resultan ser conductas indignas, indeseables, humillantes y ofensivas, que
revisten la gravedad suficiente para el despido.
Lo sancionable resulta ser el acto en sí mismo: máxime cuando, como en el caso de estudio, se
lleva a cabo en una biblioteca pública y con personas menores de edad.
Es por esas razones, que jamás puede existir quebranto alguno a los principios de razonabilidad y
proporcionalidad; pues, las indeseables conductas cometidas por el citado servidor, riñen con los
postulados éticos de funcionario público.
Con el despido se está castigando una conducta de hostigamiento sexual en perjuicio de menores
de edad, que resulta violatoria de sus derechos como seres humanos, por ser atentatoria contra la
dignidad, la integridad, la intimidad y la libertad de las personas. Mal se haría en dejarse de
sancionar -con el despido-, una conducta indeseada que debe ser erradicada; máxime cuando los
hechos acontecieron en una biblioteca pública y con menores de edad, lo cual, revisten una mayor
gravedad.
Por último, tampoco resultan atendibles los agravios del gestionado, en cuanto pretende
desacreditar la prueba pericial llevada a cabo por la Medicatura Forense. La veracidad de los
hechos sucedidos fue debidamente acreditada en el proceso, a raíz de la denuncia interpuesta por
las citadas menores. En todo caso, ello no le resta valor probatorio legal alguno a los hechos con
ellas acontecidos; y, más bien, en esas pericias se concluye que el relato de las jóvenes guarda
"coherencia y consistencia"; en otras palabras, resultan creíbles.
Conclusión
Se confirma la resolución recurrida. Se avala la presente gestión de despido
Texto Completo de la Sentencia
Sentencia :
Año :
Expediente:
Despacho:
Fecha:
Hora:
Tipo de sentencia:
Redactor:
Clase de asunto:
00110
2008
07-000289-0028-LA
Tribunal Trabajo, Sección III
28/02/2008
9:10:00 AM
De Fondo
Salazar Alvarado Luis Fernando
Gestión de despido
EXPEDIENTE: 07-000289-0028-LA
PROCESO:
GESTIÓN DE DESPIDO
ACTOR:
ASAMBLEA LEGISLATIVA
DEMANDADO: ROLANDO A. BETANCOURT SANDOVAL
TRIBUNAL DE TRABAJO SECCIÓN TERCERA , SEGUNDO CIRCUITO JUDICIAL DE SAN JOSÉ, a las
nueve horas diez minutos del veintiocho de febrero de dos mil ocho .Gestión de Despido seguida ante el Tribunal de Servicio Civil por el Director Ejecutivo de la Asamblea
Legislativa representada por su Director Ejecutivo el señor Antonio Ayales Esna, mayor, casado, vecino de
Curridabat, contra Rolando Antonio Betancourt Sandoval, mayor, casado, funcionario legilativo, vecino de Cuatro
Reinas de Tibás.RESULTANDO:
1.- Solicita el gestionante que se autorice el despido del servidor Betancourt Sandoval, sin
responsabilidad patronal.2.- El gestionado contesta negativamente la acción y opone las excepciones de falta de derecho, falta
de legitimación activa y pasiva. Solicitó se rechace en todos sus extremos la presente gestión y se acojan las
excepciones interpuestas.3.- El Tribunal de Servicio Civil en sentencia de las diez horas del dieciséis de mayor de dos mil siete,
resolvió el asunto así: "En mérito de lo expuesto, disposiciones legales citadas y artículos 14 inciso a) y 190 inciso a)
del Estatuto de Servicio Civil y 63 inciso a) de su Reglamento, RESUELVE : Improcedentes la excepción de falta de
derecho y la excepción de falta de legitimación activa y pasiva opuestas por el accionado y, CON LUGAR la gestión
promovida por la Dirección Ejecutiva de la Asamblea Legislativa para despedir al servidor ROLANDO ANTONIO
BETANCOURT SANDOVAL de su puesto clase Trabajador Especializado B sin responsabilidad para el Estado.
Consecuentemente, queda autorizado el Poder Legislativo para despedir al indicado servidor. Contra la presente
resolución cabe el recurso de apelación, con la debida expresión de agravios ante este Tribunal, según el artículo 44
del Estatuto de Servicio Civil y en los términos de los votos N° 1148-90 de las 17 horas del 21 de setiembre de 1990
Nª 6866-05 de las 14:37 horas del 01 de junio de 2005 de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia.
Notifíquese".4.- Conoce este Tribunal de ese fallo en apelación interpuesta por la parte gestionada.Redacta el Juez SALAZAR ALVARADO; y,
CONSIDERANDO:
I.- Se prohíja la relación de hechos probados contenida en la resolución bajo examen, por ser fiel
reflejo de los elementos probatorios incorporados a este proceso administrativo.
II.- En primer lugar, es necesario advertir que este Tribunal de Trabajo conoce del presente asunto no
en el ejercicio de la función jurisdiccional, sino como un órgano de instancia administrativa, ejerciendo una función
administrativa tutelar, que incluso puede ser prescindida por el interesado, de acuerdo con lo dispuesto por la Sala
Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, en la Sentencia N° 1148 de las 9:17 horas de 21 de setiembre de
1990. Eso sí, es de advertir, que la resolución que se dicte, tiene como virtud el agotar la vía administrativa, con lo
cual el interesado podrá acudir directamente a la jurisdicción laboral en defensa de sus intereses.
III.- Seguidamente, y tomando como marco referencial lo considerado en el punto anterior, es
menester señalar que los suscritos juzgadores no encuentran vicios o errores de procedimiento, que puedan causar
indefensión y, consiguientemente, nulidad de lo actuado y resuelto en vía administrativa. En todo caso, con efectos
vinculantes, al tenor del artículo 13, de la Ley de la Jurisdicción Constitucional, ya la Sala Constitucional de la Corte
Suprema de Justicia se pronunció al respecto, declarando sin lugar el recurso de amparo instaurado por el señor
Betancourt Sandoval; esto es, sin encontrar violación alguna al principio del debido proceso constitucional.
IV.- La resolución que conoce este Tribunal de Trabajo, como jerarca administrativo, dictada por el
Tribunal de Servicio Civil, Nº 14277, de las 10:00 horas, del 16 de mayo de 2007, fue recurrida por el gestionado,
quien formula los agravios contra dicho pronunciamiento en memoriales de folios 313 a 321. Por el fondo del asunto,
según el recurrente, él no ha sido sancionado anteriormente, por lo que imponerle la sanción máxima es totalmente
desproporcionado, cuando la ley establece otras a aplicar, cuando la conducta no es grave y no es reiterativa.
También aduce que, como las denunciantes no son trabajadoras de la Asamblea Legislativa, resulta violatorio a sus
derechos la aplicación de la Ley contra el Hostigamiento Sexual. Por último, alega también violación a la apreciación
de la prueba en conciencia, sobre todo en cuanto a los testimonios recibidos y a las pruebas periciales aportadas.
V.- Vistos los reproches de fondo formulados por el señor Betancourt Sandoval al fallo que autoriza su
despido, debe advertirse, en primer término, que aunque la Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la
Docencia, Nº 7476, del 3 de febrero de 1995, no contempla el caso de conductas de naturaleza sexual cometidas por
un funcionario público en perjuicio de otras personas ajenas a ese servicio, lo que sí resultan sancionables al amparo
de nuestro ordenamiento jurídico laboral, pues resultan ser indignas, indeseables, humillantes y ofensivas, que
revisten la gravedad suficiente para el despido. En otras palabras, lo sancionable resulta ser el acto en sí mismo;
máxime cuando, como en el caso de estudio, se lleva a cabo en una biblioteca pública y con personas menores de
edad, todo lo cual califica de muy graves los hechos acontecidos, tal tenor del artículo 81, inciso l), del Código de
Trabajo. Es por esas razones, que jamás puede existir quebranto alguno a los principios de razonabilidad y
proporcionalidad; pues, las indeseables conductas cometidas por el citado servidor, riñen con los postulados éticos
de funcionario público, máxime cuando está destacado en una labor de bibliotecario, donde mayoritariamente
acuden escolares y colegiales, menores de edad. Efectivamente, quedó acreditado, sin dubitación alguna para los
suscritos juzgadores, en atención a las probanzas que obran en autos, las cuales han sido valoradas en conciencia y
apreciadas conforme a las reglas de la sana crítica, la experiencia, la lógica y el sentido común, conforme al artículo
493, del Código de Trabajo, que el día de los hechos (25 de julio de 2006), el gestionado, funcionario público
nombrado en propiedad en el Departamento de Servicios Bibliotecarios, Documentación e Información de la
Asamblea Legislativa, aprovechó la visita de estudio de dos colegialas menores de edad (14 años cumplidos), para
tocarlas en los hombros, muslos, pechos, piernas y glúteos; todo ello, mientras buscaban una información noticiosa
en los periódicos para hacer un trabajo de ciencias del Colegio Madre del Divino Pastor, en el cual estudian. Los
testimonios por ellas rendidos, son creíbles por coherentes, directos, precisos y coincidentes entre sí; además de
que, son contestes con la denuncia formulada ese mismo día por la jefe del citado servidor, Licda. Julieta Volio
Guevara, según oficio dirigido al señor Director Ejecutivo de la Asamblea Legislativa, visible a folios 2 a 4 del tomo
primero del legajo de pruebas; y, además, corroborado con los testimonios de las señoras María Teresa Araya
Méndez y María Luisa Chavarría Jiménez, quienes llegan al lugar y encuentran solas a las menores con el
gestionado, todo en atención a las probanzas que obran en el procedimiento disciplinario llevado a cabo en la
Asamblea Legislativa, previsto en el Reglamento Interno para casos de Hostigamiento Sexual, y en el cual, ya la
Sala Constitucional adelantó que no existieron violaciones al debido proceso, que pudieran ameritar la nulidad del
citado procedimiento (Véase resolución que rola a folios 259 a 275 del tomo segundo). A mayor abundamiento, debe
agregarse la dificultad de encontrar mayores elementos probatorios de los ya rendidos; esto por cuanto, en la
normalidad de los casos, los abusos de naturaleza sexual, usualmente ocurren cuando no hay otras personas
presentes. Aún así, la recabada en el presente asunto, es suficiente para endosarle al gestionado la grave falta de
hostigamiento sexual en perjuicio de las citadas menores de edad, lo que hace insostenible una relación laboral o de
servicio; de ahí que, la sanción de despido, resulta acorde con nuestro ordenamiento jurídico. También debe
resaltarse el hecho de que en las víctimas -personas menores de edad- se evidenciaron sentimientos emocionales
de desagrado y malestar, como llanto, miedo, susto y nerviosismo; conductas típicas en las personas objeto de
agresión sexual, como las que sufrieron las menores Vanesa Lorena y Jenifer de parte del gestionado.
VI.- Por otra parte, y por ser también objeto de agravio, debe destacarse que, también resultan de
aplicación otras normas de mayor rango legal, como la Convención Americana sobre Derechos Humanos, que
establece el derecho al respeto a la integridad física, psíquica y moral; la Convención sobre la Eliminación de todas
las formas de Discriminación contra la Mujer, al consignar el derecho de toda mujer a desarrollarse en un ambiente
libre de violencia; la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer; y,
nuestra Constitución Política, al establecer la prohibición de toda discriminación contraria a la dignidad humana
(Artículo 33). Aunado al anterior marco normativo, debemos tener presente, al ser las ofendidas mujeres menores de
edad, la protección especial que se les otorga por esa sola condición, debiéndose entender, primordialmente, al
interés superior de los menores, establecido en la Convención sobre los Derechos del Niño, en la Declaración de los
Derechos del Niño y en el Código de la Niñez y la Adolescencia. Por último, también nuestro Código de Trabajo
contempla el sancionar tales hipótesis; según el numeral 81, incisos a) y l), cuando el servidor "se conduzca durante
sus labores en forma abiertamente inmoral", o bien " incurra en cualquier otra falta grave a las obligaciones que le
imponga el contrato", en quebranto de la exigencia de la necesaria y requerida probidad de los empleados públicos.
En otras palabras, con el despido que ahora se conoce y avala, se está castigando una conducta de hostigamiento
sexual en perjuicio de menores de edad, que resulta violatoria de sus derechos como seres humanos, por ser
atentatoria contra la dignidad, la integridad, la intimidad y la libertad de las personas. Mal se haría en dejarse de
sancionar -con el despido-, una conducta indeseada que debe ser erradicada; máxime cuando los hechos
acontecieron en una biblioteca pública y con menores de edad, lo cual, como se ha dicho antes, revisten una mayor
gravedad.
VII.- Por último, tampoco resultan atendibles los agravios del gestionado, en cuanto pretende
desacreditar la prueba pericial llevada a cabo por la Medicatura Forense; pues, tal probanza, se ha analizado por
parte de los suscritos juzgadores de forma global con el resto de los acervos probatorios recabados en autos, siendo
innecesario e improductivo- el practicar otra clase de prueba -como las psicológicas, por ejemplo-, por cuanto la
veracidad de los hechos sucedidos el 25 de julio de 2006, fue debidamente acreditada en el proceso, a raíz de la
denuncia interpuesta por las citadas menores. En todo caso, ello no le resta valor probatorio legal alguno a los
hechos con ellas acontecidos; y, más bien, en esas pericias, que rolan en el primer tomo del legajo de pruebas (folios
79 a 94), se concluye que el relato de las jóvenes guarda "coherencia y consistencia" ; en otras palabras, resultan
creíbles. A mayor abundamiento, este tribunal considera que el someter a las denunciantes a tal pericia médica, no
hace más que revictimizarlas, lo cual es absolutamente reprochable, máxime tratándose de personas menores de
edad.
VIII.- Al amparo de todo lo anterior, procede la confirmatoria del fallo apelado; y, en consecuencia, se
avala la presente gestión de despido.
POR TANTO:
Se confirma la resolución recurrida, en cuanto declaró con lugar la gestión de despido promovida por
la Dirección Ejecutiva de la Asamblea Legislativa en contra el servidor Rolando Antonio Betancourt Sandoval.
LUIS FDO. SALAZAR ALVARADO
Mª ENILDA ALVARADO RODRÍGUEZ
ARMANDO ELIZONDO ALMEIDA
Extracto de la Sentencia
Tribunal de Trabajo Sección III II Circuito Judicial SJ Sentencia 00126 – 08
Partes
Caso
Normativa
Involucrada
Desarrollo
Juan Acuña vs Instituto Costarricense de Electricidad
Solicita la parte actora que en sentencia se anule el acto de despido y se le reinstale en su
puesto de trabajo con el pago de salarios caídos.
En primera instancia se declara sin lugar el proceso ordinario laboral en todos sus
extremos. El Sr. Acuña apeló la sentencia ante el Tribunal de Trabajo.
Considera que no se ha configurado un acoso sexual
Ley de Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia N° 7476
Inciso d) del artículo 4 del Reglamento contra el Hostigamiento Sexual en el ICE que
califica como acoso sexual y sujetas al régimen disciplinario la "Utilización de palabras
escritas u orales, de naturaleza sexual, que resulten hostiles, humillantes u ofensivas para
quien les reciba."
Se plantea que no se configura el acoso sexual por cuanto no se dio el elemento subjetivo
cual es la humillación o discriminación que debe sentir la víctima y un escenario de poder.
La Ley contra el Acoso Sexual, lo que requiere es de una denuncia ante la jefatura de la
víctima. Si la víctima denunció el hecho es porque consideró humillante el o los mensajes
que se dejaron en su celular. Y basta con leerlos para concluir, sin lugar a dudas, que el
mensaje es ofensivo para cualquier persona
En cuanto al escenario de poder, si bien podríamos decir que eso es lo que más
fuertemente se sanciona, la ley no se circunscribe a tal condición. El Reglamento contra
el Hostigamiento Sexual en el ICE sanciona conductas sexuales indeseables, que no se
dan en ese marco.
De manera que es suficiente que se profieran palabras con contenido sexual, en el centro
de trabajo, que sean indeseadas por la víctima, para que se configure el acoso sexual.
Lo determinante es que se haya dado por un compañero de trabajo a otro y que el
mensaje tenga una carga sexual e indeseado para su receptor.
Tampoco es de recibo que las llamadas no son de acoso, sino mensajes indirectos a
modo de travesura o fantasías, pues los mensajes son tan pesados, que hacen que pasar
los límites de lo permisible y aceptable.
En cuanto a la proporcionalidad de la sanción, considera el Tribunal que las palabras
proferidas conllevan tal carga que hacen justa la medida tomada.
Véase que ante tal mensaje, no puede considerarse que el estado general de bienestar
personal de la víctima, no se haya afectada negativamente.
Conclusión
Respecto a que no se demostró que el actor sea el autor de las llamadas a juicio del
Tribunal, es suficiente, para considerar que él hizo las llamadas, el hecho de que el
teléfono celular de donde salieron las llamadas, haya estado asignado a él, como
instrumento de trabajo.
Se confirma la sentencia en lo que fue motivo del recurso
Texto Completo de la Sentencia
Sentencia :
Año :
Expediente:
Despacho:
Fecha:
Hora:
Tipo de sentencia:
Redactor:
Clase de asunto:
EXPEDIENTE:
PROCESO:
ACTOR:
DEMANDADO:
Voto N° 126
00126
2008
04-000951-0166-LA
Tribunal Trabajo, Sección III
13/03/2008
8:45:00 AM
De Fondo
Esquivel Agüero Lorena
Proceso ordinario laboral
04-000951-0166-LA
ORD. SECTOR PÚBLICO. EMPLEO PÚBLICO
JUAN DIEGO ACUÑA UREÑA
INSTITUTO COSTARRICENSE DE ELECTRICIDAD
TRIBUNAL DE TRABAJO SECCIÓN TERCERA , SEGUNDO CIRCUITO JUDICIAL DE SAN JOSÉ, a
las ocho horas con cuarenta y cinco minutos del trece de marzo de dos mil ocho .Ordinario seguido ante el Juzgado de Trabajo del Segundo Circuito Judicial de San José por Juan
Diego Acuña Ureña , quien es mayor, soltero, técnico en telecomunicaciones, vecino de Cartago , contra Instituto
Costarricense de Electricidad , representado por su Apoderada General Judicial sin límite de suma Adriana Jiménez
Calderón , quien es mayor, casada, abogada, vecina de San Francisco .- Figuran como Apoderados Especiales
Judiciales de la parte actora los Licenciados Hubert y Danilo; ambos de apellidos May Cantillo , mayores,
abogados, el primero de estado civil que no consta en autos y el segundo casado, vecinos de San José y de la parte
demandada la Licenciada Ana María Bolaños Calderón , quien es mayor, soltera, abogada, vecina de San José .RESULTANDO:
1.- Solicita la parte actora que en sentencia se anule el acto de despido, se le reinstale en su puesto
de trabajo con el pago de salarios caídos por todo el período en que se encuentre cesante contados desde la fecha
de despido y hasta la fecha de reingreso efectivo. Pide, que se condene al ente demandado al pago de: a) intereses
de ley sobre las sumas concedidas desde al fecha de despido, hasta la efectiva reinstalación, b) ambas costas de
esta acción, las que solicita que sean fijadas en el 25% de la condenatoria. Solicita que se establezca que en
Ejecución de Sentencia el trabajador podrá renunciar a la reinstalación y optar por el pago de preaviso, cesantía,
todos los salarios caídos con sus respectivos intereses y las costas. Interpone las excepciones de prescripción y
caducidad; indica que todos los plazos en dicho procedimiento estaban prescritos.2.- El ente demandado contestó en forma negativa la acción, y opuso las excepciones de falta de
derecho, la genérica de sine actione agit y falta de agotamiento de la vía administrativa (resuelta en forma
interlocutoria mediante resolución visible a folios 64 al 66). Solicita se acojan las excepciones interpuestas, se
declare sin lugar la presente demanda y se condene al actor al pago de ambas costas de esta acción 3.- La A-quo en sentencia de las diez horas con catorce minutos del doce de octubre de dos mil seis,
resolvió el asunto así: "En mérito de lo expuesto y artículos 63 y 74 de la Constitución Política, 155, 317, del Código
Procesal Civil, 452 y siguientes del Código de Trabajo. Se acoge la excepción de falta de derecho, se rechazan las
de falta de interés, falta de legitimación activa y pasiva, comprendidas en la genérica de sine actione agit. Se declara
sin lugar el Proceso Ordinario Laboral en todos sus extremos, establecido por Juan Diego Acuña Ureña contra
Instituto Costarricense de Electricidad . Son ambas costas a cargo de la parte actora, fijándose las personales en la
suma prudencial de setenta y cinco mil colones. Se advierte a las partes que esta sentencia admite recurso de
apelación el cual deberá interponerse ante este Juzgado en el termino de tres días.- En ese mismo plazo y ante este
órgano judicial, también deberán exponerse en forma verbal o escrita los motivos de hecho o de derecho en que la
parte recurrente apoya su inconformidad, bajo el apercibimiento de declarar inatendible el reclamo.- (Artículo 500 y
501 incisos c y d del Código de Trabajo.- Votos número 5798-98 y 1306-99 de la Sala Constitucional y número 38699 de la Sala Segunda).-".4.- Conoce este Tribunal de ese fallo en apelación de la parte actora .Redacta la Jueza ESQUIVEL AGÜERO ; y,
CONSIDERANDO:
I.- Se ha revisado el procedimiento no encontrando vicios que puedan causar nulidad o indefensión a las
partes.
II.- Procede este Tribunal según lo resuelto por la Sala Constitucional en voto # 1306-99 de las dieciséis horas
veintisiete minutos del veintitrés de febrero de mil novecientos noventa y nueve, al resolver una consulta judicial
facultativa efectuada por el Tribunal de Trabajo del Primer Circuito Judicial de Alajuela, que literalmente dice:
"... no es inconstitucional el párrafo final del artículo 502 del Código de Trabajo que otorga al Tribunal
Superior la posibilidad de "confirmar, enmendar o revocar, parte o totalmente lo resuelto por el Juez", siempre que
forme parte de lo apelado y en sentido en que haya apelado la parte respectiva."
III.- Por ser fiel reflejo de los autos, se acoge la relación de hechos probados y no probados, contenidos en la
sentencia venida en alzada, con la siguiente salvedad: Se corrige la foliatura del fundamento probatorio del hecho
demostrado, marcado con la letra " D) ", el testimonio de la señora Rocío Cerdas Esquivel, aparece a folios 79 a 86;
y el del señor Jorge Esquivel, aparece a folios 105 a 116, ambas foliaturas del expediente administrativo.IV.- El recurrente expresa los motivos de impugnación al fallo vertido en primera instancia, que se resumen en
la forma que se dirá. Considera que no se ha configurado un acoso sexual, para ello señala que no es cualquier
conducta la que puede calificarse así, sino aquélla que produzcan un efecto subjetivo de humillación o discriminación
en la víctima y en un escenario de poder. Tal es la lógica de la Ley contra el Hostigamiento Sexual en el empleo y la
docencia, en conexión con las normas del Reglamento que sobre el tema existe en el ICE. Indica que, de las mismas
declaraciones de la denunciante, se puede comprobar que ella no se ha sentido humillada por él. Ella declara que
no ejerció personalmente ninguna acción, se lo comentó a su jefe por considerar un abuso de un activo del ICE y un
compañero de trabajo. En ello no encuentra ninguna connotación sexual, sino que la preocupación de la
denunciante, era el abuso con un activo de la institución. Además, señala que, las supuestas llamadas no son de
acoso. Se dan fuera del horario de trabajo y no en el escenario del empleo o la docencia, son mensajes telefónicos,
al estilo de una travesura, grabados en una contestadora, todo indirecto y un poco a nivel de fantasías. Acusa que
no hubo proporcionalidad y razonabilidad en la sanción, como lo exige el artículo 18 del Reglamento, es decir,
considerando, para aplicar la sanción, los efectos perjudiciales sufridos por la víctima. No se demostró cómo fue que
la víctima resultó perjudicada por las llamadas en lo que se refiere a las condiciones materiales de su trabajo, en
relación a sus sentimientos, a su estado general de bienestar personal. Así, un mensaje en una contestadora, que es
mirado con desdén por su destinatario, no puede ser calificado como acoso sexual. Por otra parte, señala el
recurrente, que no se demostró que haya hechos esas llamadas, a lo sumo que la llamada salió de su teléfono.
Sobre la prescripción, considera que fue mal resuelta, pues si la denuncia debió interponerse dentro del mes, luego
de ocurridos los supuestos hechos, y no se hizo, la falta se encuentra prescrita.
V.- Analizados todos los motivos de agravio que expone el actor, considera el Tribunal que no son de recibo.
Veamos cada uno de ellos. El primer aspecto planteado es que no se configura el acoso sexual por cuanto no se dio
el elemento subjetivo cual es la humillación o discriminación que debe sentir la víctima y un escenario de poder, pues
tal es la lógica que se extrae de la normativa sobre el Acoso Sexual en el empleo. Para afirmar lo anterior, el actor
se sustenta en la declaración de la denunciante que indicó que nunca ejerció una acción en contra suya y que el
comentario que sobre los hechos le hizo a su jefe fue porque consideró un abuso con un activo del ICE, el que se
haya usado un teléfono de la parte patronal, para hacer este tipo de llamada. En ello no encuentra ninguna
connotación sexual. Al respecto debemos indicar que la Ley contra el Acoso Sexual, lo que requiere es de una
denuncia ante la jefatura de la víctima, que es lo que la señora Cerdas Esquivel hizo, cuando se lo informó a su jefe.
Tanto así, que a partir de ahí es que se inicia el procedimiento disciplinario en su contra. De manera tal, que si la
víctima denunció el hecho es porque consideró humillante el o los mensajes que se dejaron en su celular. Y basta
con leerlos para concluir, sin lugar a dudas, que el mensaje es ofensivo para cualquier persona, por el alto grado de
vulgaridad que contiene, en el contexto en que se hizo; es decir para ser recibido por una persona que no tiene la
intimidad necesaria para que palabras como esas no causen repulsión. En cuanto al escenario de poder, si bien
podríamos decir que eso es lo que más fuertemente se sanciona, la ley no se circunscribe a tal condición. Nótese
que si bien, del Reglamento contra el Hostigamiento Sexual, en el ICE, en su artículo 4 incisos a, b, y c, se extrae
que la conducta del acosador debe darse en un escenario de poder, y en este caso, no ocurre, pues no laboran en el
mismo espacio físico, lo cierto es que los incisos d, e, y f del mismo numeral, sancionan conductas sexuales
indeseables, que no se dan en ese marco. Sobre todo, el inciso d) que califica como acoso sexual y sujetas al
régimen disciplinario la "Utilización de palabras escritas u orales, de naturaleza sexual, que resulten hostiles,
humillantes u ofensivas para quien les reciba.", es decir, no establece condición alguna a cambio de favores
sexuales, como sí lo establecen los incisos anteriores. De manera que es suficiente que se profieran palabras con
contenido sexual, en el centro de trabajo, que sean indeseadas por la víctima, para que se configure el acoso sexual.
Es una forma de sancionar esta conducta, por parte del patrono, quien no puede permitir que sus empleados tengan
un comportamiento tan reprochable; por ello tampoco es importante que el mensaje se haya dado fuera del horario
normal del trabajo. Lo determinante es que se haya dado por un compañero de trabajo a otro y que el mensaje
tenga una carga sexual e indeseado para su receptor. Tampoco es de recibo que las llamadas no son de acoso, sino
mensajes indirectos a modo de travesura o fantasías, pues los mensajes son tan pesados, que hacen que pasar los
límites de lo permisible y aceptable; siendo dable interpretar, que si la señora Cerdas Esquivel, denunció de lo
sucedido a su jefe es porque tal conducta era por ella indeseada por llevar implícita la ofensa misma.
En cuanto a la proporcionalidad de la sanción, considera el Tribunal que las palabras proferidas conllevan tal
carga, que a pesar de ser un medio indirecto y agregamos anónimo, hacen justa la medida tomada. Véase que ante
tal mensaje, no puede considerarse que el estado general de bienestar personal de la víctima, no se haya afectada
negativamente; y más, luego de saber que se trata de un compañero de trabajo. La afirmación del recurrente, de que
el mensaje fue mirado con desdén por la señora Cerdas Esquivel, es totalmente subjetivo. Para el Tribunal, el hecho
de que se preocupara por averiguar de quien provenía la llamada y luego hacer la denuncia ante su jefe, es muestra
de que para ella, el mensaje fue ofensivo, sobre todo luego de saber que provenía del teléfono asignado al
demandante.
Respecto a que no se demostró que el actor sea el autor de las llamadas, lleva razón; sin embargo, la certeza
de que las llamadas se hicieron desde su teléfono -lo cual acepta el actor- ratificado por el hecho de ser un activo del
ICE, asignado como instrumento de trabajo, es suficiente para concluir que fue él quien realizó las llamadas. Por el
contrario, si sucedió, que tal teléfono celular, fue sustraído, por ejemplo, para aquélla época, o bien que le fue
retirado de su custodia, por parte de su patrono, en esos casos, o en cualquier otro, en que el teléfono haya salido de
su esfera de poder, debió demostrar tal circunstancia. A juicio del Tribunal, es suficiente, para considerar que él hizo
las llamadas, el hecho de que el teléfono celular de donde salieron las llamadas, haya estado asignado a él, como
instrumento de trabajo.
Por último, en cuanto a la prescripción, el recurrente señala que la denuncia debió interponerse dentro del
mes, luego de ocurridos los supuestos hechos, según lo dispone el artículo 603 del Código de Trabajo; lo que no se
hizo. Tal argumentación no es de recibo. En primer lugar debe considerarse que esta excepción es oponible al
patrono, pues se trata de la potestad que el legislador le da para sancionar las faltas en que incurran sus
trabajadores. Resulta que los hechos son de conocimiento de la víctima, en forma inmediata a que ocurrieron; y no
del patrono quien se informa, luego de que la señora Cerdas Esquivel, presenta su denuncia. Así, el término de la
potestad disciplinaria, corre en contra del patrono, a partir del conocimiento que éste tiene de los hechos.
Para concluir, no lleva razón el recurrente al impugnar la sentencia recurrida, por lo que no es posible revocar
lo resuelto.
POR TANTO:
No existiendo en autos vicios que puedan causar nulidad, se confirma la sentencia en lo que fue motivo del
recurso. De conformidad con el articulo 154, párrafo final del Código Procesal Civil, se hace constar que el
Licenciado Guillermo Bonilla Vindas concurrió con su voto al dictado de esta sentencia, pero no firma por
encontrarse incapacitado.LORENA ESQUIVEL AGÜERO
GUILLERMO BONILLA VINDAS
MAUREEN JIMÉNEZ GÓMEZ
Extracto de la Sentencia
Tribunal de Trabajo Sección III II Circuito Judicial SJ Sentencia 00201 – 08
Partes
Caso
Normativa
Involucrada
Desarrollo
Ministerio de Justicia vs Manuel Hernández
El Ministerio de Justicia gestionó el despido sin responsabilidad patronal por falta grave del
Sr. Hernández, Director de las Oficinas Regionales del Registro Nacional, ante el Tribunal
de Servicio Civil. Dicho Tribunal autorizó al Poder Ejecutivo para despedir al indicado
servidor.
La sentencia fue apelada por el gestionado ante el Tribunal de Trabajo. Este Tribunal
conoce el presente asunto como jerarca impropio de la institución en cumplimiento de una
función administrativa tutelar, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 44 del
Estatuto del Servicio Civil.
El Sr. Hernández sostiene que no se valora la prueba de descargo, sólo se refiere a la
prueba de cargo, en forma parcial.
Ley de Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia N° 7476, del 3 de febrero de
1995
Es importante señalar que si bien, tratándose de las causales de despido que se endilguen
a un trabajador, la regla es que quien debe demostrar, en forma fehaciente, que
ocurrieron, es el patrono; en los casos de hostigamiento sexual esa regla cambia, pues
basta con que se den indicios claros y concordantes con los hechos denunciados, para
tenerlos por ciertos; siendo que es el supuesto acosador quien debe presentar pruebas
para desacreditarlos. Ello, por cuanto, en la mayoría de los casos, el acosador sexual
comete el ultraje en privado, cuidándose de no dejar testigos; de lo contrario, resultaría
imposible poder demostrar esos ultrajes.
Claro está, que la declaración de la víctima o su denuncia, debe ser valorada junto con los
demás elementos de prueba que existan.
En este caso, analizando todas las declaraciones vertidas, no se encuentra ningún motivo
suficiente, que haya tenido la denunciante para inventar los hechos que describió. El
gestionado tampoco lo señala, solamente le resta credibilidad a la testigo, pues según él,
se contradice con sus testigos.
Este Tribunal no llega a esa misma conclusión. Sólo un testigo vio el momento en que el
gestionado metió su mano en el pantalón de la denunciante para tirar de su ropa interior.
Que otros testigos no pudieran precisar el orden en que bajaron las gradas del
restaurante, donde habían estado, momentos antes, es un hecho que pudo diciparse y no
Conclusión
es suficiente para restarle credibilidad al testigo sobre lo que afirma que vio.
Para realizar un hecho como el de comentario, no se necesita de mucho tiempo, tal vez
segundos, y luego adelantarse con sus otros compañeros.
Los testigos dan fe, de la actitud de la denunciante, en reuniones posteriores, que
concuerda con su estado emocional. La presencia del señor Hernández era motivo
suficiente para afectar la psiquis de la víctima.
Por otra parte, ella relató lo de la llamada telefónica, que tampoco ha sido desvirtuada. Y
como si fuera poco, existe la otra denuncia por acoso sexual que interpuso la funcionaria
Laura Mora contra el gestionado. Todo ello hace congruente la declaración de la
denunciante, y por ende, toma fuerza la veracidad de los hechos acusados.
Se confirma la sentencia impugnada
Texto Completo de la Sentencia
Sentencia :
Año :
Expediente:
Despacho:
Fecha:
Hora:
Tipo de sentencia:
Redactor:
Clase de asunto:
Expediente:
Proceso:
Gestionante:
Gestionado:
00201
2008
07-000430-0028-LA
Tribunal Trabajo, Sección III
28/04/2008
8:10:00 AM
De Fondo
Esquivel Agüero Lorena
Gestión de despido
07-000430-0028.La.
Gestión de Despido.
Ministerio de Justicia.
Manuel Hernández Calderón.
N° 201. TRIBUNAL DE TRABAJO. SECCIÓN TERCERA . SEGUNDO CIRCUITO JUDICIAL DE SAN JOSÉ, a
las ocho horas diez minutos del veintiocho de abril de dos mil ocho .Gestión de Despido seguida ante el Tribunal de Servicio Civil por el Ministerio de Justicia representado por su
Ministra Laura Chinchilla Miranda, mayor, casada, politóloga, vecina de Santa Ana, contra Manuel Hernández
Calderón, mayor, unión libre, Director de las Oficinas Regionales del Registro Nacional, vecino de Heredia.RESULTANDO:
1.- Solicita la gestionante que se sirva instruir y dar trámite correspondiente a la presente gestión de
despido sin responsabilidad patronal, por haber incurrido el servidor Hernández Calderón en falta grave y se acoja la
prueba ofrecida en el presente asunto.2.- El gestionado contesta negativamente la acción, solicita se declare sin lugar la presente Gestión
de Despido incoada en su contra y que se le restituya en el puesto desempeñado. Asimismo, solicita se acepte toda
la prueba testiomonial y pericial ofrecida, toda vez que los testigos se van a referir a diferentes aspectos de la
Gestión de Despido.3.- El Tribunal de Servicio Civil en sentencia de las nueve horas quince minutos del dieciséis de agosto
de dos mil siete, resolvió el asunto así: "En mérito de lo expuesto, disposiciones legales citadas y artículos 14 inciso
a) y 190 inciso a) del Estatuto de Servicio Civil y 63 inciso a) de su Reglamento, RESUELVE: Improcedente la
excepción de prescripción opuesta por el accionado, y CON LUGAR la gestión promovida por la Ministra de Justicia
y Gracia para despedir al servidor MANUEL HERNÁNDEZ CALDERÓN de su puesto Director de Oficinas Regionales
del Registro Nacional sin resposabilidad para el Estado. Consecuentemente, queda autorizado el Poder Ejecutivo
para despedir al indicado servidor. Contra la presente resolución cabe el recurso de apelación, con la debida
expresión de agravios ante este Tribunal, según el artículo 44 del Estatuto de Servicio Civil y en los términos de los
votos Nº 1148-90 de las 21 horas del 17 de setiembre de 1990 y Nº 6866-05 de las 14:37 horas del 01 de junio de
2005 de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia.-"
4.- Conoce este Tribunal de ese fallo en apelación que contra la sentencia dictada por el Tribunal de
Servicio Civil interpuso la parte gestionada.Redacta la Jueza ESQUIVEL AGÜERO ; y,
CONSIDERANDO:
I.- Conoce este Tribunal del presente asunto, no en el ejercicio de una función jurisdiccional, sino
como un órgano de instancia administrativa o jerarca impropio, en cumplimiento de una función administrativa tutelar,
de conformidad con lo dispuesto en el artículo 44 del Estatuto del Servicio Civil.
II.- La sentencia fue apelada por el gestionado. Éste sostiene que no se valora la prueba de descargo
sólo se refiere a la prueba de cargo, en forma parcial. El Tribunal hace referencia a otras situaciones que no forman
parte de la imputación, como el "nuevo hostigamiento", mediante una llamada telefónica que supuestamente sostuvo
con la denunciante, lo cual no es cierto. Tampoco es procedente hacer referencia a otros casos pendientes de
resolver. No es cierto que, a partir de los hechos denunciados, la ofendida ya no es la misma, pero el testigo Luis
Vega Rodríguez ha manifestado cambios anímicos recurrentes y no se relacionan con la denuncia. Además, indica,
que ese cambio de actitud en la reunión lo fue con todos los funcionarios de la sede regional. La señorita Picado
Sancho es complaciente, pues su declaración no coincide más que con la declaración de la denunciante. Quedó
demostrado que él no venía bajando las gradas con ella y la denunciante, sino que todos bajaron las gradas en
forma conjunta, y que él bajo con Elvi Davies Drummond. Además ella misma señala que no le levantó la blusa a
Antonieta. Los otros testigos no vieron el hecho acusado, y lo hubieran visto de haber ocurrido. Por otra parte,
indican que insistió en ir a la casa de Antonieta lo que niegan los otros testigos sino que era esta testigo y la
denunciante quienes insistían en ir a otro lugar. Sus testigos, por el contrario, son coincidentes y coherentes por lo
que la declaración complaciente de Karen Picado y la denuncia quedan desacreditados. Por último señala que debe
considerarse que los hechos denunciados ocurrieron desde diciembre de 2005 y se denuncian un año y tres meses
después por lo que transcurrió sobradamente, el plazo de prescripción a que se refiere el numeral 603 del Código de
Trabajo, en relación con el 97 del Reglamento del Estatuto de Servicio Civil.
III.- El primer aspecto que debemos analizar, es el referido a la prescripción de la potestad
disciplinaria a la que alude el recurrente. En efecto, la norma a aplicar, para un hecho como el investigado, es la
establecida en el numeral 603 del Código de Trabajo, cuyo término es de un mes. Este mes correrá a partir del
momento en que el patrono tenga conocimiento de los hechos. En materia de empleo público, ese mes debe
contarse a partir del momento en que la autoridad patronal, que deba tomar la decisión disciplinaria, tenga
conocimiento de los hechos, a través incluso de un procedimiento interno. El recurrente, sostiene que el cómputo
debe iniciarse con el momento en que los hechos denunciados ocurrieron, que es en diciembre de 2005. Tal tesis no
es de recibo, pues esos supuestos hechos sólo fueron de conocimiento de la señora Antonieta Arce Sancho -como
supuesta víctima- en esa oportunidad; no de la autoridad correspondiente, quien a partir del momento en que tuvo
conocimiento de aquella denuncia, inició la investigación correspondiente. En consecuencia, el término no puede
iniciar a partir de que ocurrieron los hechos, tal como lo solicita el recurrente, y lo resuelto por el Tribunal de Servicio
Civil, resulta correcto.
En cuanto a los aspectos de fondo, que agravia el recurrente, tampoco son de recibo. El primer reparo
hace referencia a que el Tribunal de Servicio Civil, sólo consideró la prueba de cargo y no a la que él presentó. Al
respecto es importante señalar que si bien, tratándose de las causales de despido que se endilguen a un trabajador,
la regla es que quien debe demostrar, en forma fehaciente, que ocurrieron, es el patrono; en los casos de
hostigamiento sexual esa regla cambia, pues basta con que se den indicios claros y concordantes con los hechos
denunciados, para tenerlos por ciertos; siendo que es el supuesto acosador quien debe presentar pruebas para
desacreditarlos. Ello, por cuanto, en la mayoría de los casos, el acosador sexual comete el ultraje en privado,
cuidándose de no dejar testigos; de lo contrario, resultaría imposible poder demostrar esos ultrajes. Claro está, que
la declaración de la víctima o su denuncia, debe ser valorada junto con los demás elementos de prueba que existan.
En este caso, analizando todas las declaraciones vertidas, no se encuentra ningún motivo suficiente, que haya tenido
la denunciante para inventar los hechos que describió. El gestionado tampoco lo señala, solamente le resta
credibilidad a la testigo Karen Picado, pues según él, se contradice con sus testigos. Este Tribunal no llega a esa
misma conclusión. En primer lugar, salvo esta testigo, ningún otro vio el momento en que el gestionado metió su
mano en el pantalón de la denunciante para tirar de su ropa interior. El recurrente se aprovecha de la descripción
que cada testigo relata sobre el orden en que bajaron las gradas del restaurante, donde habían estado, momentos
antes del hecho. Y al respecto, nadie pudo precisar, pues ya había pasado algún tiempo, señalaron que creían,
adelantaron que no recordaban muy bien, en fin, por el pasar del tiempo, ese hecho pudo diciparse y no es suficiente
para restarle credibilidad a la testigo Picado sobre lo que afirma que vio. Se toma en cuenta además, que para
realizar un hecho como el de comentario, no se necesita de mucho tiempo, tal vez segundos, y luego adelantarse
con sus otros compañeros. El hecho de que la denunciante haya insistido en ir a otro lugar no significa que el hecho
no ocurriera, por cuanto la invitación se había hecho en forma general, para todos. Pero no sólo se analiza lo narrado
por la testigo Picado, sino que además, los testigos dan fe, de la actitud de la denunciante, en reuniones posteriores,
que concuerda con su estado emocional. Sin que sea de recibo, como lo hace ver el gestionado, que su actitud era
recurrente. Al leer estas declaraciones, lo que se puede concluir, era que la presencia del señor Hernández era
motivo suficiente para afectar la psiquis de la señora Antonieta. Y si ella se mostró afectada en la reunión, no era con
todos, sino la expresión de un estado de ánimo donde estaban no solo sus compañeros sino el señor Hernández, por
lo que su actitud es lógica. Por otra parte, ella relató lo de la llamada telefónica, que tampoco ha sido desvirtuada.
Esto se une al comentario que hiciera don Manuel, a su otra compañera para que le buscara una amiga pues quería
tener sexo. Y como si fuera poco, existe la otra denuncia por acoso sexual que interpuso la funcionaria Laura Mora
Nuñez contra el gestionado, lo cual se hace constar a folios 146 a 152. Todo ello hace congruente la declaración de
la denunciante, y por ende, toma fuerza la veracidad de los hechos acusados. De ahí que tampoco sea de recibo, la
incongruencia señalada por el recurrente. En primer lugar, los hechos -le haló del bloomer y la llamada telefónica- sí
se encuentran descritos en la Gestión de Despido, y sobre ello, se le dio traslado al señor Hernández, pero en todo
caso, los acontecimientos posteriores a aquel hecho sólo ayudan a concluir que lo denunciado sí es cierto; es decir
son elementos que refuerzan el actuar del gestionado.
En cuanto a que el Tribunal de Servicio Civil no considerara los argumentos y prueba de descargo, ello
no es cierto, pues fue analizado. Lo que ocurre es que no los acepta, al igual que este Tribunal, en consideración a
los otros hechos que se han descrito.
Ante estas circunstancias, no es posible revocar la decisión apelada, tal como lo solicita el gestionado;
y en lo que ha sigo motivo de recurso, se impone confirmar la sentencia apelada.
POR TANTO:
En lo que ha sido motivo de recurso, se confirma la resolución impugnada. Vuelva el expediente a
oficina de origen para lo de su cargo.LORENA ESQUIVEL AGÜERO
LUIS FDO. SALAZAR ALVARADO
KAROL BALTODANO AGUILAR
Tribunal de Trabajo Sección IV II Circuito Judicial SJ
Tribunal de Trabajo Sección IV II Circuito Judicial SJ Sentencia nueva 00733 – 06
Partes
Caso
Rodolfo Reyes vs Lucent Technologies de Costa Rica Sociedad Anónima
Solicita la parte actora se condene a la empresa demandada al pago de todos los
extremos de la relación laboral; asÍ como al pago de los intereses legales y daño moral.
Normativa
Involucrada
Desarrollo
Conclusión
También solicita su reinstalación, producto de la nulidad absoluta que padece su despido.
En primera instancia se declaró parcialmente con lugar la demanda: se condenó al pago
de vacaciones, aguinaldo e intereses y se rechazaron las demás pretensiones del actor.
El actor apeló ante este Tribunal aduciendo que sobre la falta invocada por la parte
patronal como justificativa del despido del actor no ha sido demostrada, en virtud de que
la denunciante, la Sra. Ramírez acudió a estrados judiciales a ratificar su denuncia.
Además, la conducta del Sr. Reyes no afectó la imagen de Lucent frente a Cormar. Por
otro lado, la testigo Solano, no aportó mayores datos sobre las cuales sostener, con la sola
versión de la denunciante, la acreditación fehaciente de la falta cometida por el actor y
mucho menos, se tome en cuenta para fundar el despido.
Ley de Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia N° 7476, del 3 de febrero de
1995
El acoso u hostigamiento sexual no es nuevo en nuestra sistema jurídico laboral, el cual
tiene su origen en la forma como se encuentra estructurada nuestra sociedad,
pretendiendo el hombre reafirmar su poder sobre las mujeres al interior de las
organizaciones sociales. Para prevenir o sancionar este tipo de abuso físico o psicológico,
se promulgó la Ley Contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia, Nº 7476,
del 3 de febrero de 1995. En su artículo 4 dicha ley define, que debe entenderse por
acoso sexual; que consiste en cualquier conducta sexual indeseada por quien la recibe y
que puede manifestarse entre muchas formas en proferir palabras de naturaleza sexual,
que resulten ofensivas para quien las recibe o por acercamientos corporales u otras
conductas físicas de naturaleza sexual indeseada.
De un análisis de la norma se puede afirmar, en principio, que protege derechos
fundamentales garantizados en nuestra Constitución Política, tales como derecho a la
libertad sexual, de que se le respete su decisión de mantener relaciones sentimentales o
íntimas, con quien, cuando, donde, con lo que le garantiza a su vez, el respeto a su
integridad fisica o mental y por otro lado, el derecho al trabajo en un ambiente libre de todo
tipo de conductas que menoscaben el pleno desarrollo de las mujeres como personas y
trabajadoras.
En el caso de estudio, se le indica al actor, que se decidió su despido en vista de las
denuncias presentadas por la Sra. Ramírez la cual describe conductas indecorosas y con
evidente contenido sexual. El actor pretendió restarle credibilidad a los testimonios
evacuados en esta sede, remarcando que la denunciante Ramírez había ratificado la
denuncia y que esta no fue respaldada por ninguna prueba, y además manifestando que la
Sra. Solano era testigo de referencia. Normalmente, el agresor comete sus fechorías al
amparo de las sombras, lejos de miradas imparciales que puedan poner en peligro su
ansiada impunidad disciplinaria, por ello se ha indicado que, ante la dificultad que existe en
la mayoría de los casos, para acreditar la falta laboral (acoso sexual) no es exigible una
demostración indubitable de los hechos y resulta de marcada importancia la prueba
indiciaria, así como las declaraciones que rinda la persona perjudicada. En el asunto bajo
estudio, la Sra. Ramírez fue congruente en la denuncia con su declaración en esta vía, fue
clara y precisa, además su aserto fue amparado por la versión de la Sra. Solano. De
acuerdo a lo expuesto, se demuestra en forma indubitable, el acoso sexual del que fue
objeto la Sra. Ramírez por parte del actor, así como el rechazo, el enfado de la
denunciante por esas proposiciones indecorosas.
Se confirma la sentencia recurrida
Texto Completo de la Setencia
Sentencia :
Año :
Expediente:
Despacho:
Fecha:
Hora:
Tipo de sentencia:
Redactor:
Clase de asunto:
00733
2006
01-003182-0166-LA
Tribunal Trabajo, Sección IV
17/11/2006
7:15:00 PM
De Fondo
Rodríguez Jiménez Nelson
Proceso ordinario laboral
EXPEDIENTE: 01-003182-0166-LA
PROCESO:
Apel. Ordinario Laboral
ACTOR:
RODOLFO REYES ARGUEDAS
DEMANDADO: LUCENT TECHNOLOGIES DE COSTA RICA S.A
Voto N° 733
TRIBUNAL DE TRABAJO SECCIóN CUARTA, SEGUNDO CIRCUITO JUDICIAL DE SAN JOSé, a las
diecinueve horas con quince minutos del diecisiete de noviembre del dos mil seis.Ordinario seguido ante el Juzgado de Trabajo del Segundo Circuito Judicial de San José por Rodolfo Reyes
Arguedas, mayor, casado, Administrador, vecino de San José; contra Lucent Technologies de Costa Rica Sociedad
Anónima, que es representada por su Gerente General con facultades de Apoderado Generalísimo sin límite de
suma, Juan Carlos Blanco Infante, mayor, casado, Ingeniero Eléctrico y vecino de Tres Ríos. Figuran como
Apoderados Especiales Judiciales de la parte actora los Licenciados Manuel Francisco Umaña Soto, Edgar
Villalobos Jiménez, Frecia Benavides Ulate, Carlos Roberto Solórzano López y Guillermo Rojas Paniagua, todos
mayores, casados - a excepción del Último que es divorciado-, Abogados, vecinos de San José; y de la parte
demandada los Licenciados Elías Soley Gutiérrez, Emilia Saborío Pozuelo y RomÁn Fallas Cordero, todos mayores,
Abogados y vecinos de San José.
RESULTANDO:
1.- Solicita la parte actora se condene a la empresa demandada al pago de lo que le corresponde por
concepto de preaviso, cesantía, vacaciones, aguinaldo, días feriados, domingos laborados, salario en especie y
horas extra de toda la relación laboral; así como al pago de los intereses legales sobre dichas sumas. AdemÁs
solicita el pago de ¢52.600.000,00 a título de daño moral y su reinstalación, producto de la nulidad absoluta que
padece su despido; así como el pago de la diferencia en el monto de las cuotas obrero-patronales a la Caja
Costarricense de Seguro Social y ambas costas de la acción.2.- La representación de la sociedad demanda contestó en forma negativa la acción, y opuso las
excepciones de falta de derecho, genérica de sine actione agit y de incompetencia por razón de la materia, esta
Última resuelta de forma interlocutoria (a folios 108 y 109). Solicita que se acojan las excepciones opuestas, se
declare sin lugar en todos sus extremos la demanda y se condene al actor al pago de ambas costas de esta acción.3.- El A-quo en sentencia de las dieciocho horas con treinta y nueve minutos del veintisiete de febrero
del año en curso, resolvió el asunto así: "De conformidad con lo expuesto, normas de aplicación, artículos 492 y
siguientes del Código de Trabajo, fallo: Se declara parcialmente con lugar la presente demanda ordinaria laboral
establecida por Rodolfo Reyes Arguedas, contra Lucent Technologes de Costa Rica Sociedad Anonima,
representada por su Gerente General, con facultades de Apoderado Generalísimo sin límite de suma, señor Gilbert
Camacho Mora. En consecuencia, se condena a la accionada a cancelarle al actor lo siguiente: por concepto de
vacaciones de toda la relación laboral, se le debe pagar seis períodos de dos semanas cada uno, mÁs un día
correspondiente al Último mes laborado, a lo cual se le debe deducir los veinte días ya pagados y demostrados en
este proceso; ademÁs de ello, se le deberÁ deducir los días que demuestre el patrono, con prueba fehaciente, que el
trabajador disfrutó o que se le pagaron por ese concepto. Por aguinaldo de toda la relación laboral, se le debe
pagar seis períodos de doce dozavos cada uno, mÁs un dozavo por el Último mes laborado, a lo cual se le deberÁ
deducir, el monto de aguinaldo que quedó demostrado en este proceso y aquellos montos que demuestre el patrono
haber pagado por ese concepto, todo en la etapa de ejecución de sentencia. Asimismo, se condena a la empresa
demandada al pago de los intereses legales sobre las sumas que resulten por los extremos concedidos, a partir de
la fecha de despido y hasta su efectivo pago, al tipo legal establecido en el artículo 1163 del Código Civil y sus
Reformas, los cuales se liquidarÁn en la etapa de ejecución de sentencia. Conforme lo dicho líneas arriba, se
rechazan el resto de pretensiones del actor, sean preaviso, cesantía, días feriados laborados, domingos laborados,
salario en especie, y horas extra laboradas, el daño moral, reinstalación inmediata, pago de los salarios caídos y la
pretensión de que se pague la diferencia en el monto de las cuotas a la Caja Costarricense de Seguro Social. Las
excepciones de falta de derecho y la genérica de sine actione agit, se rechazan en cuanto a lo concedido y se
acogen en cuanto a lo rechazado. Son ambas costas de la presente acción a cargo de la empresa accionada,
fijÁndose las personales en un veinte por ciento del total de la condenatoria. Por Último, se advierte a las partes que,
esta sentencia admite el recurso de apelación, el cual deberÁ interponerse ante este Juzgado en el término de tres
días. En ese mismo plazo y ante este órgano jurisdiccional también se deberÁn exponer, en forma verbal o escrita,
los motivos de hecho o de derecho en que la parte recurrente apoya su inconformidad; bajo el apercibimiento de
declarar inatendible el recurso. ( Artículos 500 y 501 incisos c) y d); Votos de la Sala Constitucional nÚmeros 5798,
de las 16:21 horas, del 11 de agosto de 1998 y 1306 de las 16:27 horas del 23 de febrero de 1999 y Voto de la Sala
Segunda nÚmero 386, de las 14:20 horas, del 10 de diciembre de 1999 ) – Publicado en el Boletín Judicial
NÚmero 148 del viernes tres de agosto del 2001, circular de la Secretaría General de la Corte Suprema de Justicia
NÚmero 79-2001- Notifíquese.".4.- Conoce este Tribunal de ese fallo en apelación de ambas partes.Redacta el Juez RODRÍGUEZ JIMÉNEZ; y,
CONSIDERANDO:
I.- Se aprueba la relación de hechos probados, que contiene el fallo recurrido, por ser fiel reflejo del
elenco probatorio incorporado a los autos.
II.- Ambas partes protestan la sentencia Nº 487, de las 18:39 hrs, del 27 de febrero de 2006. En su
líbelo de expresión de agravios, visible de folios 240 a 245, la demandada se encuentra inconforme con la resolución
aludida, por cuanto se le condenó al pago de seis períodos de vacaciones y aguinaldo. Refiere que de la prueba
aportada a los autos, se demuestra, sin lugar a dudas, que el actor efectivamente recibió el total del monto
adeudado por concepto de vacaciones y aguinaldo, al momento de recibir la liquidación correspondiente. El artículo
330 del Código Procesal Civil establece en cuanto a la apreciación de la prueba, que los jueces apreciarÁn los
medios de prueba en conjunto, de acuerdo con las reglas de la sana crítica. Del expediente se demuestra, que el
actor no acudió a la prueba confesional ordenada por el despacho, motivo por el cual se le tuvo por confeso. Por
ello, todas la preguntas formuladas en el interrogatorio deben tenerse por contestadas en forma afirmativa.
Precisamente, una de las preguntas se refería al disfrute total de vacaciones y por lo tanto, no debe existir duda del
disfrute de vacaciones por parte del señor Reyes. Al omitir valorar esa prueba en ese sentido, el juzgado violenta el
principio de la sana crítica. Dice el letrado de la demandada, que ademÁs de lo anterior, presentaron documentación
donde se demuestra el total de vacaciones disfrutados por el actor. Menciona que la resolución es contradictoria,
pues por un lado admite el documento de control interno de vacaciones y días libres para demostrar los días
efectivamente disfrutados por el actor por concepto de vacaciones, pero por otro lado, admite el mismo documento
como prueba de que al señor Reyes no se le debía pago alguno por días flotantes o días personales. La resolución
recurrida omite indicar, el motivo por el cual la prueba aportada no es considerada idónea para demostrar los hechos
en cuestión (pago de vacaciones, y aguinaldo). Lo anterior viola el principio del debido proceso y se le deja a su
representada en estado de indefensión. Adicionalmente, no queda claro si el Juzgado aplicó el principio pro operario,
en relación con la carga de la prueba para la demostración de los hechos en cuestión; lo que claramente constituye
una clara violación al principio de la sana crítica. Por Último, rechaza la accionada la condena en costas, ello por
cuanto la demanda interpuesta por el señor Reyes es prueba clara de la temeridad y mala fe con que ha litigado el
actor, las alegaciones y los extremos solicitados, son evidentemente exagerados, carentes de todo fundamento
racional y legal, improcedentes y hasta irresponsables. El mismo actor no se presentó a la evacuación de la prueba
confesional y ademÁs, se demostró que el despido realizado fue con justa causa, por lo que su patrocinada ha
litigado de buena fe. Por su parte, el apoderado del actor presenta recurso en contra del fallo de mérito. En su
escrito de folio 250 a 258, se encuentra inconforme con lo resuelto, respecto del preaviso, auxilio de cesantía,
salarios caídos a título de daños y perjuicios y salario en especie. Dice el impugnante, que el Juez se fundamenta en
que la conducta del actor constituye falta grave, suficiente para justificar el despido y que el actor no demostró el
salario en especie pretendido, como el pago de seguro médico y pago de estacionamiento, que debieron de haberse
acogido, los cuales formaban parte del salario, y en consecuencia, el monto por los derechos laborales hubieren sido
superiores. Estima que en este caso, se sobredimensionó lo declarado en autos por las Únicas testigos, dejando de
analizar prueba documental importante, violentando el juzgador el artículo 493 del Código de Trabajo, así como
también el artículo 349 del Código Procesal Civil, pues habiéndose señalado para recibir la prueba confesional, el
actor demostró residir fuera del país y aÚn así se le tuvo por confeso de las veintiocho preguntas. Sobre la falta
invocada por la parte patronal como justificativa del despido del actor, estima el apelante, que no ha sido
demostrada, en virtud de que la denunciante señora María Ramírez Solera acudió a estrados judiciales a ratificar su
denunciante, ademÁs, la conducta del señor Reyes no afectó la imagen de Lucent, frente a Cormar. Por otro lado, la
testigo Solano Obando, no aportó mayores datos sobre las cuales sostener, con la sola versión de la denunciante, la
acreditación fehaciente de la falta cometida por el actor y mucho menos, se tome en cuenta para fundar el despido.
Respecto del carÁcter salarial, de lo que la empresa suministraba al actor para el pago de seguro médico y el
estacionamiento de su vehículo, estima el quejoso, que tales extremos fueron debidamente acreditados. Ello se
desprende de la contestación de la demanda efectuada por el representante legal de la empresa accionada, folio 69,
líneas 36 a 38, que indica: "... lo Único que el señor Reyes recibía como "salario en especie" era la cancelación del
seguro de gastos médicos", y en su confesión, al responder las preguntas 5 y 6 del respectivo interrogatorio (v. folio
206, líneas 1 a 5, y 14 a 17). Dice el letrado, que otras evidencias se requerían para percatarse de que, al menos
esos dos rubros, en cuyo suministro de carÁcter eminentemente remunerativo, se beneficiaba directamente el actor,
formaban parte de su salario en los términos en que lo concibe la norma 166 del Código de la materia, pues la propia
demandada les ha reconocido esa naturaleza y el Juez no puede sostener lo contrario. Por Último, sostiene que si el
Juez no hubiese torcido ni sobrevaluado lo que no debía, limitÁndose a otorgar su justo sentido a la prueba
recabada, valorÁndola en forma integral y en conciencia, se habría percatado de que, los reclamos de preaviso,
cesantía y salarios caídos a título de daños y perjuicios, deducidos en esta demanda, necesariamente debían
acogerse, mÁs los otros rubros de vacaciones, aguinaldo, y el salario en especie que también percibía. Pide el
actor se revoque la resolución recurrida, se rechacen las excepciones de falta de derecho y sine actione agit.
III.- Por orden, alteraremos la resolución de los recursos interpuestos e iniciaremos por las quejas del
actor. Los alegatos del recurrente no son atendibles. El acoso u hostigamiento sexual no es nuevo en nuestra
sistema jurídico laboral, el cual tiene su origen en la forma como se encuentra estructurada nuestra sociedad,
pretendiendo el hombre reafirmar su poder sobre las mujeres al interior de las organizaciones sociales. Para prevenir
o sancionar este tipo de abuso físico o psicológico, se promulgó la Ley Contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo
y la Docencia, Nº 7476, del 3 de febrero de 1995. En su artículo 4 dicha ley define, que debe entenderse por acoso
sexual; que consiste en cualquier conducta sexual indeseada por quien la recibe y que puede manifestarse entre
muchas formas en proferir palabras de naturaleza sexual, que resulten ofensivas para quien las recibe o por
acercamientos corporales u otras conductas físicas de naturaleza sexual indeseada. De un anÁlisis de la norma se
puede afirmar, en principio, que protege derechos fundamentales garantizados en nuestra Constitución Política, tales
como derecho a la libertad sexual, de que se le respete su decisión de mantener relaciones sentimentales o íntimas,
con quien, cuando, donde, con lo que le garantiza a su vez, el respeto a su integridad fisica o mental y por otro lado,
el derecho al trabajo en un ambiente libre de todo tipo de conductas que menoscaben el pleno desarrollo de las
mujeres como personas y trabajadoras. En el caso de estudio, en carta de 26 de abril de 2001, se le indica al actor,
que se decidió su despido en vista de las denuncias presentadas por la señorita María Ramírez, Supervisora de
Operaciones de la Bodega de Lucent - Cormar, la cual describe conductas indecorosas y con evidente contenido
sexual, tales como: siéntese a mi lado, porque no me tocaba la pierna y ante la molestia de la denunciante, el actor
le dijo, que si le tenía asco (folios 24 y 26). María Ramírez declaró en esta sede. Fue totalmente congruente con la
denuncia presentada ante el Gerente de Cormar. María Ramírez expuso como sucedieron los hechos, tanto en
Nicaragua como en San Carlos de Costa Rica. DÁ razón de su dicho, fija fechas, lugares y narra acontecimientos
pormenorizados que confirman la solidez de su testimonio. A folio 136, en lo de nuestro interes dijo: "Luego en la
noche, fuimos a cenar a un un restaurante cerca del hotel, y empezó a decirme que me sentara al lado de él, como
no le contesté me dijo que lo que le tenía era asco, luego traté de hablar con él, cruzó la pierna y me dijo que porqué
no le tocaba la pierna (...) cuando el actor me dijo que le tocara la pierna, yo le hablé, le dije que me respetara como
mujer, que era una mujer casada (...). Luego del viaje a Nicaragua, la presencia del actor en la bodega fue
constante, ademÁs de que la situación se puso cada vez mÁs tensa. (...) Me afectó la conducta del señor Reyes,
porque mi trabajo lo desempeñaba de forma muy profesional, por brindar resultados tanto a Lucent como a mi casa
que era Cormar. Por su parte la testigo Sandra Solano Obando, narró que el despido del actor se produjo por un
problema con la señora Ramírez que lo acusó de haberle faltado al respeto y haberla acosado, ella suscribió una
carta dando detalles de lo sucedido. El actor pretendió restarle credibilidad a los testimonios evacuados en esta
sede, remarcando que la denunciante María Ramírez había ratificado la denuncia y que esta no fue respaldada por
ninguna prueba, y ademÁs manifestando que la señora Solano era testigo de referencia. Normalmente, el agresor
comete sus fechorías al amparo de las sombras, lejos de miradas imparciales que puedan poner en peligro su
ansiada impunidad disciplinaria, por ello se ha indicado que, ante la dificultad que existe en la mayoría de los casos,
para acreditar la falta laboral (acoso sexual) no es exigible una demostración indubitable de los hechos y resulta de
marcada importancia la prueba indiciaria, así como las declaraciones que rinda la persona perjudicada. En el asunto
bajo estudio, la señora Ramírez fue congruente en la denuncia con su declaración en esta vía, fue clara y precisa,
ademÁs su aserto fue amparado por la versión de la señora Solano, la cual informa que a ella el actor la llamó a su
casa tomado, para insinuarle, que estaba en un jacuzzi, que si no lo quería. De acuerdo a lo expuesto, se demuestra
en forma indubitable, el acoso sexual del que fue objeto la señora María Ramírez por parte del actor, así como el
rechazo, el enfado de la denunciante por esas proposiciones indecorosas.
IV.- El actor menciona que el despido es injusto, por cuanto no se produjeron problemas entre Cormar
y Lucent. Si bien es cierto, entre el actor y la demandada no existía una relación de subordinación o dependencia, si
se presentaba una relación directa y estrecha entre ellos, en virtud de que el primero era el Gerente de Operaciones
de Lucent y la segunda era la Gerente supervisora de la Bodega que Lucent tenía en Cormar, de manera que en
todos los casos, las decisiones de uno afectaban al otro. SegÚn doña María, la relación era tan directa, que las
visitas del actor a la bodega de Cormar dependían del trÁnsito de mercadería y cuando se recibe el producto en las
bodegas el señor Reyes es el que recibe las facturas y la señora María requiere de esas facturas para trabajar,
ademÁs de que juntos realizaban los inventarios, las conciliaciones e incluso doña María reportaba a él las deudas
de Lucent con Cormar. Después del viaje a Nicaragua, las relaciones entre el actor y María Ramírez se deterioraron
a tal extremo, que Rodolfo empezó a acosarla laboralmente, exigiendo de mala manera un trato unipersonal de la
denunciante hacia él, e incluso fue tanta la grosería y la vulgaridad en el trato que tiró un grupo de facturas contra del
escritorio de la deponente. Ello evidencia el deterioro de la relaciones interpersonales entre ambos, lo que motivó a
la actora presentar la denuncia por acoso ante su jefe inmediato, quien molesto, realizó una video conferencia con
los altos jerarcas de Lucent en Estados Unidos y días después llegó al país el señor Josepf Hughes para investigar
lo ocurrido. Por supuesto que entre ambas empresas las relaciones se deterioraron, pues de lo contrario, Lucent no
se hubiera molestado en enviar al señor Josepf a investigar las denuncias. La conducta del actor atenta contra las
políticas de Lucent de evitar al mÁximo el acoso sexual y es violatoria a los principios y valores rectores de la
empresa, tales como el respeto mutuo y trabajo en equipo, integridad y honestidad y un arraigado sentido de
responsabilidad social. En el legajo de documentos "prueba 13", la demandada indica a los empleados que no
tolerarÁ ningÚn tipo de conducta de acoso sexual en el trabajo, tanto fuera como dentro de las instalaciones de la
Compañía, que pudiera crear un ambiente de trabajo intimidante, ofensivo u hostil, ya sea de forma física o verbal,
independientemente del nivel salarial del que la comete o si es proveedor o cliente. Esto incluye, coqueteos
repetidos y no bien recibidos, proposiciones, abuso verbal continuo o repetido de naturaleza sexual.
Consecuentemente, al demostrarse la conducta de acoso sexual incurrida por el actor, el despido resulta totalmente
justificado e improcedentes los extremos de preaviso, auxilio de cesantía y salarios caídos a título de daños y
perjuicios.
V.- Respecto del salario en especie. Debe determinarse si el servicio médico ofrecido por la empresa
y el pago de parqueo a los vehículos de los trabajadores, constituye salario en especie. Para resolver el asunto, nos
interesa el artículo 166 del Código de Trabajo. Sobre el particular, nuestra legislación establece en el referido
numeral, que "Por salario en especie se entiende Únicamente lo que reciba el trabajador o su familia en alimentos,
habitación, vestidos y demÁs artículos destinados a su consumo personal inmediato (…). No obstante lo dispuesto
en los tres pÁrrafos anteriores, no se computarÁn como salario en especie los suministros de carÁcter
indudablemente gratuito que otorgue el patrono al trabajador, los cuales no podrÁn ser deducidos del salario ni
tomados en cuenta para la fijación del salario mínimo." El representante legal de la accionada, tanto al contestar la
demanda como en la recepción de prueba confesional, visibles a folios 63 y 206 de los autos, explicó que el pago
del seguro médico y el pago por parqueo de los funcionarios de la accionada, eran extremos de carÁcter
indudablemente gratuito, pues la empresa lo hacía de mutuo propio, sin recibir ningÚn tipo de retribución a cambio.
En el caso del seguro médico el confesante fue mÁs claro, debido a que el seguro cubría a todos los empleados de
Lucent y la empresa aseguradora cubría un porcentaje de los gastos en que incurriera el empleado y el porcentaje
restante del tratamiento debía cubrirlo el empleado, de manera que la gratuidad resulta evidente. Con relación a el
pago de parqueo, es un extremo eminentemente gratuito, pues su pago no era necesario para el buen desempeño
de labores del actor. En consecuencia, se debe rechazar los alegatos expuestos por el actor.
VI.- Recurso de la demandada. El representante legal de la empresa Lucent se encuentra inconforme
con el fallo, respecto de la condena sobre los extremos de vacaciones y aguinaldo, argumentando que dichos
extremos fueron debidamente cancelados. Para probar su aserto aporta el testimonio de la señora Sandra Solano,
quien manifestó en su declaración que al accionante se le habían cancelado tales rubros. Dichos extremos
corresponden al trabajador por ley, por el sólo hecho de desempeñar una labor. De manera que, su pago es
obligatorio y corresponde al patrono demostrar, con prueba contundente, el pago de ellos. AdemÁs, al tenor del artículo 317 del Código Procesal Civil, le corresponde la carga de la prueba a quien se oponga a una pretensión. En ese
sentido, reiteramos, al patrono le incumbe la obligación procesal de demostrar el pago de esas pretensiones. De un
anÁlisis del expediente tanto judicial como administrativo se desprende, que el actor laboró de marzo de 1995 a abril
del 2006. En total 11 años y un mes. Del documento numerado como prueba 18, Control de Vacaciones, así como
del Manual del Empleado, prueba 6, se colige que todo empleado de Lucent tiene derecho a 12 días de vacaciones
por año. Sin embargo, del control de vacaciones se desprende que en el año 1999 disfrutó 12 días de vacaciones;
en el año 2000, 12 días, 2 en 1998 y 5 en 1997, con lo que se demuestra la deuda de días de vacaciones que tiene
pendiente la parte demandada con el actor. Lo mismo sucede con relación al aguinaldo y a pesar de que el Manual
del Empleado, en el punto 3.3 establece que el aguinaldo se cancelarÁ los quince de diciembre de cada año, la
empleadora no aportó un solo elemento que demuestre el pago de los años servidos. Así las cosas, se debe
confirmar lo resuelto, sin perjuicio de que en la etapa de ejecución del fallo la demandada demuestre con prueba
fehaciente el pago de los extremos de vacaciones y aguinaldo.
POR TANTO:
En la tramitación de este asunto, no se observan defectos u omisiones capaces de causar nulidades o
indefensión a las partes. Se confirma la sentencia recurrida, sin perjuicio de que en la etapa de ejecución del fallo, la
accionada logre demostrar con prueba fehaciente, el pago de los extremos de vacaciones y aguinaldo.
OSCAR UGALDE MIRANDA
ÁLVARO MOYA ARIAS
NELSON RODRÍGUEZ JIMÉNEZ
Sala II de la Corte
Extrato de la Sentencia
Sala II de la Corte Sentencia 00131– 02
Partes
Caso
Normativa
Involucrada
Desarrollo
Aura Vidal vs José Aguilar y Club Campestre El Castillo Sociedad Anónima
La Sra. Vidal solicito que se le imponga al acosador la sanción que corresponda, que la
empresa adopte respecto del hostigador las medidas que legalmente correspondan y el
pago solidario de una indemnización por daño moral. Después de interponer la demanda,
la Sra. vidal fue despedida por lo que ella amplió la pretensión de modo que también
solicitó que se le reinstale en su puesto y el pago de los salarios caídos.
En primera instancia se declaró parcialmente con lugar la demanda, se rechazó en cuanto
pretendía que se sancionara al coaccionado Aguilar pero sí prosperó el reclamo por daño
moral, se dispuso la reinstalación de la actora en su puesto y el pago (también solidario)
de los salarios caídos más intereses.
En segunda instancia se mantuvo lo resuelto.
El Sr. Aguilar presenta recurso ante esta Sala. Aduce que debe aplicarse el principio “in
dubio pro reo” (la culpabilidad debe quedar demostrada más allá de cualquier duda
razonable) y no el de “indubio pro operario”, objeta el testimonio del médico de la empresa
porque no se puede extraer que el padecimiento digestivo de la actora se debiese al
supuesto acoso de que fue objeto, objeta el que se haya fijado la indemnización sin
ninguna justificación ni sustento probatorio y considera que el artículo 28 de la Ley Nº 7476
establece que primero debe comprobarse el acoso sexual mediante sentencia firme y
luego, en otro proceso, es que procede la fijación de la respectiva indemnización
Artículos 15, 25 y 28 de la Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia
Ley N° 7476
Los hechos que configuran el hostigamiento sexual pueden dar lugar a sanciones tanto de
tipo penal como laboral (artículo 25 de la Ley Nº 7476). En el presente litigio se discuten
las consecuencias de tipo laboral de ese tipo de conducta, y si bien la Ley mencionada
contempla ciertas sanciones disciplinarias para el acosador (típicas del Derecho Laboral,
tales como la amonestación escrita, la suspensión y el despido, (ver artículo 25 de la Ley
N° 7476), no se trata de “penas” en sentido técnico-jurídico, por lo que no resulta aplicable
aquí el artículo 39 de la Constitución Política.
También debe tenerse en cuenta que el ordinal 30 de la Ley N° 7476 remite
supletoriamente al Código de Trabajo y leyes conexas, sin hacer mención alguna a la
legislación penal, de donde claramente se colige que los principios aplicables en este tipo
de procesos son los propios del Derecho Laboral.
Ahora bien, específicamente sobre la prueba en materia de acoso sexual se ha indicado
que, ante la dificultad que existe, en la mayoría de los casos, para acreditarlo -porque casi
siempre sucede a solas- no es exigible una demostración indubitable de los hechos,
resultando de marcada importancia la prueba indiciaria, así como las declaraciones que
rinda la persona perjudicada.
Con respecto al testimonio, carece de relevancia determinar si los problemas de salud
de la demandante se originaron a raíz de la conducta de don Adrián o si ya los presentaba
desde antes, pues el análisis debe centrarse en averiguar si existió o no hostigamiento
sexual.
Lo importante de esa declaración es que el doctor indicó que en varias oportunidades la
actora le había comentado la situación que vivía, lo que demuestra la reiteración de la
Conclusión
conducta en el tiempo, como lo exige el artículo 3 de la “Ley contra el hostigamiento sexual
en el empleo y la docencia”
Con respecto al daño moral, éste se produjo por la perturbación de las condiciones del
normal desarrollo de la actividad laboral, en menoscabo de la libertad sexual y, sobre todo,
de la dignidad humana, respecto de la actora, por el despido de que fue objeto y por los
agravios que sufrió en contra del honor y de la dignidad personal, en su consideración
social -buen nombre, honor, dignidad, honestidad, etc-.
En cuanto al artículo 28, no es posible extraer de ese texto la interpretación que realiza el
impugnante. Por el contrario, lo que cabe interpretar es que el daño moral se concede y
se fija dentro del mismo proceso por acoso sexual. Ello es así porque generalmente se
ha considerado que el daño moral es materia propia de Derecho Civil, lo que impide que
pueda ser conocido en esta sede, pero la norma expresamente le da competencia al juez
de trabajo para conocer de ese extremo, por lo que es obvio que se trata del mismo
proceso.
Se confirma la sentencia recurrida
Texto Completo de la Sentencia
Sentencia :
Año :
Expediente:
Despacho:
Fecha:
Hora:
Tipo de sentencia:
Redactor:
Clase de asunto:
00131
2002
98-000120-0505-LA
Sala Segunda de la Corte
20/03/2002
10:00:00 AM
De Fondo
Bejarano Coto Oscar
Proceso ordinario laboral
Exp: 98-000120-0505-LA
Res: 2002-00131
SALA SEGUNDA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. San José, a las diez horas del veinte de marzo
de dos mil dos.
Proceso ordinario establecido ante el Juzgado de Trabajo de Heredia, por AURA VIDAL HERRERA , soltera,
secretaria, vecina de Heredia, contra JOSÉ ADRIÁN AGUILAR GÓMEZ , casado, empresario, vecino de Heredia, y
CLUB CAMPESTRE EL CASTILLO SOCIEDAD ANÓNIMA , representada por su presidente Oscar Román
Hernández Pacheco, casado, empresario, vecino de Heredia. Figuran como apoderados del actor la licenciada
María del Rocío Carro Hernández, divorciado, abogado, vecino de San José, y de la Sociedad demandada el
licenciado Elías Shadid Lépiz, casado, abogado, vecino de Heredia. Todos mayores.
RESULTANDO:
1.- La actora, en escrito de fecha tres de abril de mil novecientos noventa y ocho, solicitó que en sentencia
se declare: “Se imponga al acosador José Adrián Aguilar Gómez, de calidades dichas, la sanción que corresponde
según la gravedad de los hechos denunciados y se informa al Consejo de Administración de la empresa Castillo
Country Club, Sociedad Anónima, como a la Asamblea General de Accionistas de la sentencia que se llegue a dictar,
para que esos órganos adopten respecto del hostigador las medidas que legalmente corresponden respecto a sus
Estatutos. Que se condene a dicha empresa solidariamente con el señor Aguilar Gómez, al pago de una
indemnización no menor de diez millones de colones por el daño moral que se le ha causado, posición que apoya en
los artículos 28 de la Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia y 1045 del Código Civil, pago
que debe hacerse a la firmeza del fallo, y para el caso de que no se proceda así con el reconocimiento de los
intereses de ley y ambas costas de este proceso. Solicita se anote la demanda al margen de las fincas inscritas en el
Registro Público de la Propiedad inmueble, Partido de Heredia, mediante el sistema de matricula de folio real
041808- 000 y 070502-000 inscritas por su orden a nombre del Club Campestre el Castillo S.A. y José Adrián Aguilar
Gómez. Que el último párrafo del artículo 15 de la Ley contra Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia la
faculta para dar por terminado el contrato con responsabilidad patronal por lo que de conformidad con los incisos b)
y c) del artículo 26 de la ley número 7476, solicita que se le reinstale en el puesto de Secretaria de la Gerencia, con
las funciones y atribuciones que venía desempeñando antes de que se dieran los hechos que desencadenaron la
denuncia por hostigamiento sexual, esto al 20 de marzo del año 1997, con el pago de los salarios caídos a partir de
la fecha en que fue despedida y hasta su efectivo reintegro. Que deberá de prevenirse al patrono a no adoptar
medidas en detrimento de las funciones desempeñadas tanto por ella como por los testigos. (ver escrito de demanda
de folios 7 a 22).
”.
2.- La Sociedad accionada contestó la demanda en los términos que indica en memorial presentado en
fecha catorce de mayo de mil novecientos noventa y nueve y opuso las excepciones de falta de derecho para
demandar y ser demandado, la excepción de falta de legitimación activa y pasiva y la genérica de sine actione agit y
prescripción de la acción, y el señor José Adrián Aguilar Gómez contesto la demanda en los términos que indica el
memorial presentado en fecha quince de mayo de mil novecientos noventa y ocho, y opuso las excepciones de falta
de derecho, y falta de legitimación activa y pasiva.
3.- El Juez, licenciado Joaquín Bernardo Calvo Soto, por sentencia de las diez horas cuarenta y cuatro
minutos del veintidós de marzo de dos mil uno, dispuso: ″ De conformidad con lo expuesto, artículos 1, 2, 3, 4, 5,
12, 15, 18, 19, 24, 26 del la Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia, 1, 15, 402, siguientes y
concordantes del Código de Trabajo y artículo sexagésimo segundo de los Estatutos del Castillo Country Club
Sociedad Anónima, se declara parcialmente con lugar la demanda establecida por Aura Vidal Herrera contra José
Adrián Aguilar Gómez y el Castillo Country Club, Sociedad Anónima representada por Oscar Román Hernández
Pacheco, mayor, casado, empresario, vecino de Heredia, cédula 4-070-978, en su condición de Presidente con
facultades de Apoderado Generalísimo sin limite de suma. Se condena a la empresa Castillo Cuntry Club Sociedad
Anónima al pago del daño moral a favor de la actora Aura Vidal Herrera, por un monto de un millón de colones, pago
que deberá hacerse a la firmeza del fallo. En cuanto a la anotación de la demanda al margen de las fincas indicadas
por la actora, se rechaza dicha solicitud. Se ordena la reinstalación de la aquí actora en el puesto que ocupaba en la
Sociedad demandada al momento del despido, o sea como secretaria de la Gerencia. En cuanto a los salarios
caídos, de conformidad con los artículos 26 de la citada Ley, se ordena al pago de los mismos a favor de la actora
por un período equivalente a seis meses. Se acoge parcialmente la excepción de falta de derecho interpuesta por los
demandados, en cuanto a los extremos de la petitoria que se deniegan, en lo demás se rechaza, en cuanto a las
demás excepciones interpuestas de falta de legitimación activa y pasiva, sine actione agit y prescripción, se
rechazan las mismas por las razones esgrimidas en el considerando de fondo. Intereses: deberán cancelar los
demandados solidariamente sobre los montos otorgados los intereses, a partir de la fecha de despido y hasta su
efectivo pago, de conformidad con la tasa de interés que aplique el Banco Nacional de Costa Rica, para los
depósitos a seis meses plazo. Costas: son las costas a cargo de los demandados, fijándose los honorarios de
abogado en el quince por ciento del monto obtenido por la actora en esta vía”.
4.- Las partes accionadas de la demandada apelaron y el Tribunal de Heredia, integrado por la licenciada
Carmen María Blanco Meléndez, y los licenciados Roberto J. Tanchez Bustamante, Henry Madrigal Cordero, por
sentencia de las ocho horas del veintidós de agosto de dos mil uno, resolvió: ″ Se declara que no existen vicios
causantes de nulidad e indefensión. Se confirma la sentencia por se conforme a derecho”.
5.- El accionado de la demandada formula recurso para ante esta Sala, en memorial presentado en fecha
nueve de noviembre de dos mil uno, el cual fundamenta en las razones y motivos que de seguido se dirán en la parte
considerativa.
6.- En los procedimientos se han observado las prescripciones y términos de ley.
Redacta el Magistrado Bejarano Coto; y,
CONSIDERANDO:
I-. El codemandado Aguilar Gómez impugna, por la forma y por el fondo, la sentencia Nº 95-02-2001, dictada
a las 8 horas del 22 de agosto del 2001, por el Tribunal Superior de Trabajo de Heredia. RECURSO POR
MOTIVOS DE FORMA: a)Violación de los artículos 2, 5,155, 397 y 406 del Código Procesal Civil, por la manera en
que se resolvió el incidente de nulidad por él planteado, el cual se resolvió en única instancia, pese a la importancia
que revestía, al versar sobre documentos que afectan la validez del proceso. Asimismo, se prescindió de la prueba
pericial por él ofrecida, dejándosele en estado de indefensión, al achacársele un incumplimiento que únicamente le
es imputable al perito. Por último, se desaplicó la norma que faculta al juez civil para declarar la falsedad de un
documento público cuando en la sede penal no haya sido posible encontrar al responsable de los hechos;
b)Conculcación del inciso ch) del numeral 155 del Código Procesal Civil, al haberse omitido indicar en la sentencia
los folios en que figuran las pruebas valoradas por los juzgadores. RECURSO POR RAZONES DE FONDO: a)
Irrespeto de las reglas de la sana crítica racional en la valoración de la prueba. Concretamente, el testimonio del
doctor Zumbado Barrantes se utilizó para tener por acreditado que el supuesto acoso sexual de que fue objeto la
actora le ocasionó problemas de salud, cuando el deponente indicó claramente que las molestias pudieron haberse
originado desde mucho tiempo atrás, por ser de origen multifactorial. Por otro lado, por tratarse de materia
sancionatoria, resulta aplicable el principio “in dubio pro reo” que rige en el Derecho Penal (Laboral), según el cual la
culpabilidad debe quedar demostrada más allá de cualquier duda razonable, pero, en su lugar, se aplicó el principio
“in dubio pro operario”, quebrantándose de ese modo el artículo 39 de la Constitución Política; b)El monto otorgado
por concepto de daño moral no fue debidamente justificado y, además, carece de sustento probatorio, lo que violenta
el ordinal 41 de la Constitución Política, amén de que el otorgamiento de dicha indemnización lesiona el artículo 28
de la Ley Nº 7476, norma que establece que primero debe comprobarse el acoso sexual mediante sentencia firme y
luego, en otro proceso, es que procede la fijación de la respectiva indemnización. Con fundamento en tales
argumentaciones, solicita que se revoque el fallo, en lo que es motivo de impugnación.
II-. ANTECEDENTES: Doña Aura comenzó a laborar para la empresa demanda el 15 de julio de 1995,
desempeñándose, al momento de los hechos que motivaron este litigio, como secretaria de la gerencia. El 3 de
abril de 1998, demandó a su empleadora y a don José Adrián Aguilar Gómez, manifestando ser víctima del acoso
sexual de dicho señor, quien, a la sazón, fungía como presidente de la junta directiva del club. La petitoria se
redactó en los siguientes términos: “ Solicito se imponga al acosador la sanción que corresponda según la gravedad
de los hechos denunciados y se informe al Consejo de Administración de la empresa Castillo Country Club, como a
la Asamblea General de Accionistas de dicha empresa de la sentencia que se llegue a dictar, para que esos órganos
adopten respecto del hostigador las medidas que legalmente correspondan conforme a sus Estatutos. Igualmente
pido ante la conducta indeseada y desplegada por el hostigador valiéndose de su posición de Presidente de la
sociedad Castillo Country Club, que se condene a dicha empresa solidariamente con el señor Aguilar Gómez al pago
de una indemnización no menor de diez millones de colones por el daño moral que se me ha causado (...), pago que
debe hacerse al a firmeza del fallo y para el caso que no se proceda así con el reconocimiento de los intereses de
ley y ambas costas de este proceso”. El 16 de abril siguiente la accionante fue despedida, con responsabilidad
patronal, aduciéndose motivos de reorganización, por lo que amplió sus pretensiones de la siguiente manera: “Que
se me reinstale en el cargo de secretaria de la Gerencia, con las funciones y atribuciones que venía desempeñando
antes de que se dieran los hechos que desencadenaron en la denuncia por hostigamiento sexual, con el pago de los
salarios caídos a partir de la fecha en que fui despedida y hasta mi efectivo reintegro”. El señor Aguilar Gómez negó
haber hostigado a la actora e interpuso las excepciones de falta de derecho y falta de legitimación activa y pasiva.
La empresa demandada también se opuso a la demanda, interponiendo las excepciones de prescripción, falta de
derecho, falta de legitimación activa y pasiva y la genérica de “sine actione agit”, alegando que no tuvo conocimiento
de la situación sino hasta que fue notificada de la demanda, por lo que, al no haberse presentado una denuncia
formal de los hechos, se dejó a la empresa en imposibilidad de tomar las medidas del caso, amén de que la Ley Nº
7476 faculta a las partes para acudir a la vía judicial únicamente cuando hayan agotado los procedimientos internos
que existan en el centro de trabajo, lo que omitió hacer la accionante. Aunado a lo anterior, el acoso sexual es una
conducta personalísima que no puede serle imputada a una persona jurídica, por lo que no se sostiene la tesis de la
responsabilidad solidaria. Por otro lado, se argumentó que la imposición de sanciones a los socios es materia de
Derecho Civil. Finalmente, se negó que el despido de la demandante haya tenido que ver con la demanda
planteada por ella, sino que, según se afirma, se basó en motivos de reorganización. En primera instancia, se tuvo
por acreditado el acoso sexual. Además, que en el lugar de trabajo no existía un procedimiento interno para tramitar
ese tipo de denuncias, como lo obliga la ley. Por ello, se declaró parcialmente con lugar la demanda. Se rechazó
en cuanto pretendía que se sancionara al coaccionado Aguilar Gómez. El reclamo por daño moral sí prosperó,
condenándose a ambos codemandados, solidariamente, a cancelarle a la actora por tal concepto la suma de un
millón de colones. Por otro lado, como el despido no se basó en ninguna de las causales del artículo 81 del Código
de Trabajo, se dispuso la reinstalación de la actora en su puesto y el pago (también solidario) de los salarios caídos,
que se limitaron a seis meses. Sobre las sumas concedidas se obligó a los codemandados, siempre solidariamente,
a cancelar los intereses legales respectivos, desde la fecha del despido y hasta el efectivo pago. Las excepciones
de prescripción, falta de legitimación activa y pasiva y la genérica “sine actione agit” fueron rechazadas, mientras que
la de falta de derecho se acogió respecto de los rubros denegados y se desestimó en cuanto a los otorgados. El
pago de las costas se le impuso -solidariamente- a ambos coaccionados, estableciéndose las personales en el 15%
de la condenatoria. El Tribunal mantuvo lo así resuelto.
III-. IMPROCEDENCIA DEL RECURSO POR RAZONES DE FORMA EN MATERIA LABORAL: Con base en
los ordinales 502 y 559 del Código de Trabajo, la Sala ha reiterado que, en esta sede, no es posible conocer vicios
procesales o de forma. La primera de esas normas, en lo conducente, dispone: "Una vez que los autos lleguen en
apelación de la sentencia ante el Tribunal de Trabajo, éste revisará, en primer término, los procedimientos; si
encontrare que se ha omitido alguna formalidad capaz de causar efectiva indefensión, decretará la nulidad de
actuaciones o de resoluciones que proceda y hasta donde sea necesario para orientar el curso normal del juicio. En
este caso devolverá el expediente al Juez, con indicación precisa de las omisiones que deban subsanarse y de la
corrección disciplinaria que corresponda, si hubiere mérito para imponerla (...). Toda sentencia del Tribunal de
Trabajo contendrá, en su parte dispositiva, una declaración concreta de que no ha observado defectos de
procedimiento en la tramitación del juicio de que se trate." El segundo precepto mencionado estipula: "Recibidos
los autos, la Sala rechazará de plano el recurso si se ha interpuesto contra lo que disponen los artículos 556 y 557.
Lo mismo hará cuando en el recurso se pida únicamente la corrección, reposición o práctica de trámites procesales."
Sobre este tema, en el Voto N° 32 de las 15:20 horas del 26 de enero de 1994 se expresó: "Los artículos citados,
excluyen toda posibilidad de alegar vicios formales, en un recurso para ante la Sala que conoce de lo laboral. Ello
se desprende de las actas de la Comisión del Congreso que, en aquella oportunidad, al dictaminar sobre el proyecto
del Código de Trabajo, [...] señaló: "Obligamos al Tribunal Superior de Trabajo a consignar en la parte dispositiva de
sus fallos que no ha observado defectos de pronunciamientos en la tramitación de los juicios, con el objeto de que no
puedan las partes recurrir ante la Sala de Casación por violaciones de forma, según la definición que de éstas da el
Código de Procedimientos Civiles ...". De lo anterior se infiere, claramente, que la voluntad del legislador fue la de
dejar en manos del Tribunal de segunda instancia todo lo relativo al examen de los eventuales defectos de
procedimiento y, consecuentemente, esta tercera instancia rogada, únicamente tiene competencia para conocer de
lo concerniente a los aspectos de fondo, con excepción de algunos graves vicios de incongruencia o de quebrantos
groseros (Ver Sala 2ª Casación de las 15:45 horas del 13 de julio de 1979 y de las 16:30 horas del 6 de julio de
1977)." En todo caso, vale la pena realizar unas breves observaciones. Los yerros referentes al incidente de
nulidad incoado por el recurrente no fueron objeto del recurso de apelación, lo que constituye otro motivo por el cual
este agravio no puede ser conocido por la Sala. Según se establece en el artículo 500 del Código de Trabajo, el
recurso de apelación debe interponerse dentro del tercer día, contado a partir de la última notificación. En el inciso
c) del artículo siguiente se señala que una vez notificadas las partes, el expediente no se enviará ante el Superior,
aunque hubieren apelado, sino un día después de que haya transcurrido el indicado plazo de tres días, con el fin de
que expongan, ante el mismo órgano de primera instancia, los motivos de su disconformidad. En el caso que se
analiza, el codemandado Aguilar Gómez, dentro del plazo de tres días indicado, sustentó su impugnación
únicamente en los concretos motivos que se enuncian en el escrito de folio 238. Posteriormente, pero ya fuera de
ese plazo, intentó ampliar los motivos de su disconformidad, por escrito presentado el 7 de agosto del 2001, para
también objetar la forma en que se tramitó y resolvió el incidente de nulidad por él planteado, lo que resultaba
manifiestamente improcedente (al respecto, pueden consultarse las resoluciones de esta Sala N°s. 367 de las 16:10
horas del 7 de octubre de 1999, 55 de las 10:40 horas del 12 de enero del 2000 y 167 de las 9:00 horas del 9 de
marzo del 2001). En todo caso, cabe indicar que el incidente fue bien rechazado por los juzgadores de instancia.
Éste se interpuso con el objeto de que se declarara la falsedad de los escritos de demanda (folios 7 y 20), así como
de la certificación de personería visible a folio 6, alegándose que la firma del profesional en Derecho que allí aparece
es falsa. Sin embargo, como bien lo señaló el A-quo, se trata de un asunto que debió ventilarse en otro proceso y
no por la vía incidental dentro de un ordinario laboral, ya que por esa vía el juzgador sólo puede anular resoluciones
y actuaciones que hayan causado indefensión, mas no los documentos que hayan sido presentados por las partes
(artículos 194 y siguientes del Código Procesal Civil). Por otro lado, no se está ante ninguno de los supuestos del
ordinal 397 del Código Procesal Civil, que permite, en los casos de excepción allí contemplados, declarar la falsedad
de un documento público en la sede civil; amén de que no estamos en la sede civil, sino en la laboral. Aunado a lo
anterior, el incidente carece de relevancia para la correcta resolución del litigio, ya que la propia empresa accionada,
al contestar la demanda, aceptó como válidos los datos contenidos en la certificación de personería cuestionada, y,
en cuanto a la firma del Licenciado Gilbert Ulloa Astorga que aparece en el escrito de demanda, no afecta en nada la
validez del documento, pues en esta materia no se requiere de autenticación cuando la presentación sea personal,
como acaeció en el caso concreto. Por su parte, el segundo agravio por la forma resulta absolutamente infundado,
pues el Tribunal, al valorar la prueba, sí indicó expresamente los folios en la que ésta figura.
IV-. VALORACIÓN DE LA PRUEBA: En primer término, aduce el recurrente que por tratarse de un proceso
con una clara finalidad sancionadora, debe aplicarse el principio “in dubio pro reo”, según el cual la culpabilidad ha
de quedar demostrada más allá de cualquier duda razonable, y no el de “in dubio pro operario”, pues, de lo contrario,
se estaría lesionando el numeral 39 de la Constitución Política. Los hechos que configuran el hostigamiento sexual
pueden dar lugar a sanciones tanto de tipo penal como laboral (ver artículo 25 de la “Ley contra el hostigamiento
sexual en el empleo y la docencia”, N° 7476 de 3 de marzo de 1995). En el presente litigio se discuten las
consecuencias de tipo laboral de ese tipo de conducta, y si bien la Ley mencionada contempla ciertas sanciones
disciplinarias para el acosador (típicas del Derecho Laboral, tales como la amonestación escrita, la suspensión y el
despido, ver artículo 25 de la Ley N° 7476), no se trata de “penas” en sentido técnico-jurídico, por lo que no resulta
aplicable aquí el artículo 39 de la Constitución Política, que dice: “ A nadie se hará sufrir pena sino por delito,
cuasidelito o falta, sancionados por ley anterior y en virtud de sentencia firme dictada por autoridad competente,
previa oportunidad concedida al indiciado para ejercitar su defensa y mediante la necesaria demostración de
culpabilidad (...).” Por ello, no estima procedente plantear la consulta de constitucionalidad a que se hace
referencia en el recurso, en el sentido de determinar si el artículo 24 de la “Ley contra el hostigamiento sexual en el
empleo y la docencia” infringe el numeral 39 de la Constitución Política. También debe tenerse en cuenta que el
ordinal 30 de la Ley N° 7476 remite supletoriamente al Código de Trabajo y leyes conexas, sin hacer mención alguna
a la legislación penal, de donde claramente se colige que los principios aplicables en este tipo de procesos son los
propios del Derecho Laboral. Esta posición encuentra respaldo en la doctrina: “Aunque el ordenamiento jurídico no
sea susceptible de compartimientos estancos, unos mismos problemas pueden ser considerados desde perspectivas
diferentes. Lo que en unos hechos interesa al penalista, deja indiferente al tratadista del Derecho del Trabajo (...).
El penalista analiza una conducta con arreglo a los intereses sociales, manifestados en la tipificación de la norma
criminal; el laboralista vería ese mismo comportamiento en lo que de perturbación del orden laboral puede implicar.
Las sanciones disciplinarias difieren esencialmente de la pena criminal, por no se aquéllas sino reacciones del
empleador ante el quebrantamiento de la disciplina empresarial” (CREMADES (Bernardo), La sanción disciplinaria en
la empresa , Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1969, p.127). Ahora bien, específicamente sobre la prueba en
materia de acoso sexual se ha indicado que, ante la dificultad que existe, en la mayoría de los casos, para acreditarlo
-porque casi siempre sucede a solas- no es exigible una demostración indubitable de los hechos, resultando de
marcada importancia la prueba indiciaria, así como las declaraciones que rinda la persona perjudicada:
“Se debe tomar en cuenta que, el acoso sexual, el irrespeto por parte de los compañeros de trabajo, es
cobarde, y por eso no siempre se lleva a cabo a vista y paciencia de los demás y, salvo que existan motivos
objetivos para dudar de la veracidad de lo acontecido, no puede negársele valor a la declaración de la persona
perjudicada” (Voto N° 314 de las 9 horas del 29 de setiembre de 1995)
“El tema de la apreciación de la prueba, se torna interesante en procesos donde se denuncia acoso sexual, o
cuando se pretende demostrar un hecho que ocurre en un recinto de acceso restringido, con cierta normal y natural
clandestinidad, donde solo están el patrono y el trabajador y, de la veracidad que se de a cada una de las versiones
que, generalmente son controvertidas, depende que se tenga por cierto o no, si se dio una ofensa, si ésta es grave y
si, consecuentemente, tal conducta justificó o no un despido sin responsabilidad patronal. La misma situación la
enfrentamos en procesos de familia, cuando tenemos que definir si son o no ciertos los hechos que afirman las
partes haber ocurrido cuando estaban a solas, tal vez en la privacidad del hogar. Resulta en estos casos interesante
el tema de la valoración del testimonio de la o del ofendido, como en este caso, que se dio entre un hombre y una
mujer, compañeros de trabajo. En materia laboral, se ha aceptado que existe una presunción de certeza de la
declaración de la parte que más dificultad tiene para aportar los elementos probatorios, obligando al patrono a
aportar prueba suficiente para acreditar la falta cometida por el trabajador que le faculta a dar por terminada la
relación laboral, sin responsabilidad de su parte. Cuando se denuncia acoso sexual tenemos la misma situación,
pero la presunción de certeza se da al dicho de la o del acosado, relacionándolo, eso sí y en lo posible con otros
medios de prueba. En situaciones como la presente y ante la ausencia de prueba directa que acredite el acoso, debe
tenerse como suficiente la declaración de la ofendida, ya que de no ser así, existirían hechos de imposible
comprobación, porque la persona a quien se le atribuyen procura siempre realizarlos en circunstancias en que no
existan testigos ni otros medios de prueba. De no aceptarse lo anterior estaríamos ante un obstáculo para descubrir
la verdad real, el cual debe ser suprimido en aras de la correcta administración de justicia, lo que se logra en el caso
sub exámine dando plena credibilidad a la declaración de la víctima, si de su análisis, conforme a las reglas del
correcto entendimiento humano, como lo prevé el artículo 24 de la Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo
y la Docencia, se puede llegar a concluir que dice la verdad. Es decir que, realizándose una valoración amplia de los
elementos probatorios debidamente incorporados a los autos por el patrono, no se le puede restar veracidad al
testimonio de la víctima, sin razones objetivas para ello; pero tampoco puede entenderse que siempre se deben
tener por ciertos los hechos de acoso imputados, al punto de no entrar a valorar el testimonio de la presunta víctima
junto con los demás elementos incorporados, redistribuyendo, en este caso, la carga de la prueba en perjuicio del
trabajador” (Voto N° 130 de las 10:50 horas del 19 de mayo de 1999)
“Por la naturaleza de los hechos endilgados, la valoración de las probanzas debe contemplar también, según
aquellas reglas, los indicios surgidos; pues, precisamente, los hechos atribuidos al actor, suelen cometerse en
ausencia de testigos y, por ende, para acreditar su existencia, normalmente, no existen elementos directos de
prueba” (Voto N° 399 de las 15 horas del 4 de mayo del 2000)
La doctrina se ha pronunciado en igual sentido:
“Un lugar común de todos los estudios sobre acoso sexual laboral son las dificultades de prueba. A modo de
resumen, Ricardo Escudero Rodríguez se refiere a los siguientes concretos inconvenientes: a)muchas veces no hay
más constancia que el testimonio de la víctima; b)se trata de actos en los que no existen testigos o, si los hay, no se
comprometen por el miedo a que el empresario pueda tomar represalias por sus declaraciones; c)no existen,
normalmente, evidencias físicas, salvo si el acoso ha ido acompañado de actos de violencia de cierta entidad; d)a
ello se ha de unir la falta de pruebas escritas (...). En conclusión, en el proceso laboral se puede utilizar la técnica
de indicios, la cual servirá de coadyuvante a la declaración de la víctima” (LOUSADA AROCHENA (José Fernando),
El derecho de los trabajadores a la protección frente al acoso sexual , Editorial Comares, Granada, 1996, p.p. 183 y
187)
Una vez aclarado lo anterior, procede resolver el otro agravio expuesto en el recurso. El codemandado
Aguilar Gómez considera que la valoración de la prueba realizada por los juzgadores de instancia no se ajusta a las
reglas de la sana crítica racional. Concretamente, se muestra disconforme con el hecho de que se haya utilizado el
testimonio del doctor Zumbado Barrantes para tener por acreditado que el supuesto acoso sexual de que fue objeto
la actora le ocasionó problemas de salud, cuando el deponente indicó claramente que las molestias pudieron
haberse originado desde mucho tiempo atrás, por ser de origen multifactorial. No obstante, la Sala estima que en
autos existe suficiente material probatorio que permite tener por acreditado el acoso sexual denunciado por doña
Aura. El análisis debe partir de las manifestaciones hechas por la actora en su demanda: “Que inicialmente el trato
que me daba el denunciado en su doble carácter de socio y presidente de la Junta Directiva de la empresa Castillo
Country Club fue respetuosa; sin embargo, sin que pueda precisar con exactitud la fecha, pero sí de manera más
intensa y reiterada a partir del año 1997, el denunciado aprovecha toda ocasión en la que pueda encontrarme sola
para hacerme manifestaciones de la más diversa naturaleza, piropos de doble sentido, insinuaciones a salir,
referencias a mi cuerpo, así como tocamientos de manos, nariz, mejillas, cabello y la cabeza. Que también el
hostigador espera toda oportunidad en la que pueda encontrarme sola en mi oficina para con el pretexto de
saludarme asirme con fuerza, con cualquiera de sus dos manos, para acercarme a su cuerpo, tratar de besarme y
deslizar su mano por mi cuerpo para tocarme los glúteos o bien los senos y el vientre, situación que desde entonces
me ha provocado efectos perjudiciales en las condiciones laborales y en mi bienestar personal, a tal extremo que
comencé a experimentar un gran temor hacia esa persona, lo que me genera un gran estrés y trastornos digestivos,
situación que se hace evidente apenas tengo conocimiento de que este señor se encuentra en las instalaciones del
Club. Que esas indeseadas acciones, el señor Aguilar Gómez las ha venido realizando en cualquier día, pero desde
el año pasado en horas de la tarde de los días lunes de cada semana, aprovechándose para ello que es el día de
descanso de la mayor parte del personal del Club y porque él expresamente giró instrucciones para que los cheques
de la empresa, que debe firmar en su carácter de presidente, no se los siguieran enviando a su casa de habitación,
sino que él venía al Club a firmarlos, precisamente porque esos documentos quedan bajo mi custodia. Que ante el
acoso del señor Aguilar Gómez, me vi forzada a informar a mis compañeras de la recepción y de la oficina de
atención al socio, porque laboran en oficinas que se encuentran cercanas a la que ocupo yo, lo que estaba
ocurriendo, por lo que como medida de prevención y de alerta, convinimos en que apenas ellas tuvieran noticia de la
presencia de este señor en el Club, de inmediato me lo hacían saber para que yo estuviera atenta (...). Que en el
mes de agosto de 1997 el denunciado abiertamente me pidió que lo acompañara a una finca que dice posee en el
cantón de Sarapiquí, petición que desde luego rechacé y le manifesté al acosador que por formación jamás había
pasado por mi mente mantener una relación afectiva con un hombre casado y muchísimo menos con un hombre
que, como en su caso, podría ser mi padre, y le reiteré, tal y como ya lo había hecho en el pasado un sinnúmero de
veces, que se abstuviera de esa clase de proposiciones (...). Que en la fiesta de fin de año del personal de la
empresa, a la que asistió el denunciado, manifestó de viva voz, lo que fue escuchado por varios empleados (...), que
“a mí me cogía en cualquier momento” (...). Que en el mes de febrero, de nuevo el hostigador volvió a la carga, así:
hace aproximadamente unos veintidós días o un mes, sin que yo le preguntara absolutamente nada, por no ser de mi
interés, comenzó a contarme de los sitios a los que llevó a unos canadienses amigos suyos que se encontraban de
visita en su casa, entre otros lugares que recuerde, al Volcán Poás, a Jacó y a Chachagua, y al referirse a este
último lugar dijo que era muy bonito, que fuera con él; que en una reunión de trabajo efectuada el jueves 13 de
marzo en curso en las oficinas de Gerencia, en presencia del Gerente y de la señora Sheyris Cordero Murillo,
encargada de la oficina de atención al socio, ya el acosador salió, por decirlo de alguna forma, de la clandestinidad
en la que venía actuando, para delante de esas personas decirme, mientras yo recogía algún artículo que cayó al
suelo y él recorría lascivamente mi cuerpo con sus ojos “qué bien que la veo”. Igualmente en estos mismos días el
denunciado por la vía telefónica me hizo una consulta, sin que pueda precisar su contenido, a la cual yo di respuesta,
el señor Aguilar dijo algo a lo que contesté “qué pena”, y me respondió: “no se apene que más turbado estoy yo”.
Que en horas de la tarde del viernes 20 del corriente mes de marzo, Adrián Aguilar Gómez entró a mi oficina, lo
saludé como siempre, me preguntó si estaba el señor Gerente, don Geovanny Solís Jara, a lo que manifesté que no.
Me dijo que le hiciera saber que había problemas con la recepción de Cable Color, que se ocupara de resolver ese
problema, y que ya se iba. Yo continué con lo que estaba haciendo. Sin embargo, este señor dio la vuelta al
escritorio, llegó donde yo estaba y ante el temor que me produce su presencia, inmediatamente traté de ponerme de
pie, lo que no fue posible, para evitar cualquier acción mal intencionada de su parte. Este señor con su mano
izquierda me tomó fuera de balance del hombro derecho. Con su otra mano tomó mi mentón, volvió mi cara hacia
él, me besó y luego me tocó los senos, acciones que por supuesto resistí; me soltó y rápidamente salió de mi oficina.
Que salí casi detrás del señor Aguilar Gómez, llorando desconsoladamente, por lo que mi compañera Patricia León
Salgado me preguntó qué me pasaba y entre sollozos le referí lo ocurrido y salí corriendo hacia el baño debido a la
indisposición digestiva que aquella conducta del denunciado me había causado. De allí me dirigí a la planta
intermedia, donde llegó Patricia en compañía de la señorita Yanina Camacho Dinarte, Secretaria Ejecutiva de la
Junta Directiva, a quien le referí lo acontecido (...). Que regresé de nuevo a mi oficina y en ese instante entró una
llamada del Doctor Rodrigo Zumbado Bogantes, quien bajo la modalidad de médico de empresa, atiende al personal
de la empresa. El doctor Zumbado me estaba devolviendo una llamada que le había hecho horas antes para
consultarle algún asunto, y al percibir que estaba sollozando también indagó acerca de lo que me sucedía y tal y
como ya lo había hecho meses atrás, le conté del proceder del presidente del Club, como lo había hecho el día
anterior ante las manifestaciones del hostigador expuestas en el hecho undécimo (...). Que llamé un taxi e instantes
después ingresó a mi oficina don Geovanny (...) y me preguntó qué me había sucedido. Le narré lo acontecido (...)”.
El dicho de la actora se encuentra plenamente respaldado con la prueba que figura en autos. A folio 106 aparece
el expediente médico de doña Aura, en el que consta que el día 3 de abril de 1998 (fecha muy cercana a los hechos)
recibió atención médica, dictaminándosele un cuadro depresivo como consecuencia del hostigamiento sexual a que
se vio sometida (ver folio 113). Igualmente, resulta fundamental el testimonio de Patricia León Salgado, quien fue
compañera de labores de la demandante y dijo: “Aura nos solicitaba que le avisáramos cuando llegaba el señor
Adrián para ella salir de la oficina. Yo la veía nerviosa (...). Aura constantemente nos solicita que apenas don
Adrián llegara a la oficina entraran con ella, que no la dejaran sola . Un día yo estaba hablando por teléfono el señor
Aguilar entró y yo no pude entrar por la llamada telefónica, al momento el señor Aguilar salió y Aura después salió
diciéndome que se sentía muy mal y que tenía ganas de vomitar, yo le dije que me esperara en el baño. En el baño
me dijo que don Adrián le había dado un beso, ella se limpiaba y se limpiaba, se veía muy nerviosa , decía que se
quería ir para su casa, yo tratando de tranquilizarla le dije que fuéramos a hablar con Jeanina Camacho quien era la
secretaria de la Junta Directiva, y nos reunimos en una de las salas (...). Yo me di cuenta que Aura habló con don
Johvanny del problema que tenía. Desde la primera vez que me enteré de la situación, yo creo que se prolongó
más de un año . Cuando la situación se tornó crítica que ella nos decía “ya saben por favor me avisan” yo la veía
que se ponía muy alterada y a veces vomitaba y se descomponía, alguna de nosotras la acompañaba (...). Cuando
don Adrián llegaba preguntaba “ dónde está Aurita ” (...). A todas nos saludaba con un beso pero ella la apretaba de
la cintura (...) (folio 65 vuelto). Este testimonio le merece plena credibilidad a la Sala, pues proviene de una persona
que no tiene vínculos con ninguna de las partes (al contrario de los testigos ofrecidos por los demandados, quienes
son empleados de El Castillo y como tales fácilmente manipulables), aparte de que no se nota para nada
complaciente, ya que incluso admitió que por la oficina de la actora hay mucho tránsito de personas. Yanina
Camacho Dinarte -secretaria ejecutiva de la Junta Directiva- y Geovanny Solís Jara -Gerente- también declararon
haber visto llorar a la actora el día de los hechos y haber conversado con ella sobre los hechos: “Un día llegaron a
buscarme porque Aura estaba llorando cuando llegué Aura me contó por qué lloraba. Ella me dijo que don Adrián la
había estado molestando, que ese día don Adrián le había dado un beso (...). En la ocasión que me llamaron y que
Aura estaba llorando yo le dije que tenía que enfrentar esa situación que tenía que hablar (...). La persona que llegó
a la oficina a buscarme para que hablara con Aura se llamaba Patricia” (folio 70); “ Recuerdo que el día veinte de
marzo del presente año, al llegar al club me encontré con el señor José Adrián Aguilar (...) fuimos a la oficina de
gerencia que está a la par de la secretaría, y nos encontramos a la señorita Aura llorando (...) le pregunté qué era lo
que le pasaba (...) me dijo que don Adrián hacía hora y media o dos había estado en la oficina y le había dado un
beso en la mejilla derecha” (folio 75). El hecho de que doña Aura sollozase abiertamente y le comentase su situación
a tanta gente demuestra el grado de perturbación que vivía, lo que es un claro indicio del acoso que sufrió.
Igualmente, se cuenta con la declaración de Rodrigo José Zumbado Bogantes, médico de la empresa, quien narró:
“Este trastorno digestivo era una cuestión producto de hábitos alimenticios, estrés , sea era multifactorial. Ese
problema pudo haber iniciado un año atrás y luego cuando yo la traté ya el problema era crónico. Más o menos en
noviembre del año pasado la actora me llamó a mi teléfono celular con una crisis de pánico y me dijo que había sido
víctima de acoso sexual (...). En otra oportunidad ella me había indicado muy someramente el problema (...). Se
podría decir que su problema digestivo clínicamente se diagnosticó en enero de 1997, pudo haber sido antes. Pero
la actora pudo haber gestado esta enfermedad desde hace doce años atrás, como ya dije es multifactorial” (folio 68).
Este es el testimonio cuya valoración objeta en forma concreta el recurrente, ya que, según afirma, de él no se
puede extraer que el padecimiento digestivo de la actora se debiese al supuesto acoso de que fue objeto. Sin
embargo, carece de relevancia determinar si los problemas de salud de la demandante se originaron a raíz de la
conducta de don Adrián o si ya los presentaba desde antes, pues el análisis debe centrarse en averiguar si existió o
no hostigamiento sexual. Lo importante de esa declaración es que el doctor Zumbado indicó que en varias
oportunidades la actora le había comentado la situación que vivía, lo que demuestra la reiteración de la conducta en
el tiempo, como lo exige el artículo 3 de la “Ley contra el hostigamiento sexual en el empleo y la docencia” (lo que
también acredita el testimonio de doña Patricia, quien señaló que desde aproximadamente un año antes de los
hechos la actora le había pedido que la alertara de la presencia del señor Aguilar Gómez en la empresa). Por su
parte, la prueba traída a los autos por parte de los accionados para desvirtuar el dicho de la demandante no logra su
cometido. Los testigos ofrecidos por ellos señalaron que la oficina de la accionante se encuentra en un área de gran
afluencia de personas y que el interior de dicho recinto es visible desde el exterior, debido a que está rodeado de
ventanales y su puerta es de vidrio. Sin embargo, la acción de don Adrián fue sumamente rápida, por lo que le
bastaba con asegurarse que en ese momento no hubiese nadie en los alrededores para proceder como lo hizo en
forma segura. Además, del reconocimiento judicial practicado por el A-quo en el centro de trabajo (folio 88), en
relación con la testimonial de folios 69 y 84, se extrae que, en realidad, no existía tanta visibilidad como se quiere
hacer creer. En efecto, don Carlos Sánchez Carballo declaró: “Si usted se asoma tiene visibilidad hacia el interior
de la oficina”. Y don Joaquín Gerardo Picado Villalobos indicó: “Desde donde me encontraba yo no se podía ver la
oficina de Aura, sólo la recepción. Desde afuera no se puede ver hacia dentro ”. Por su parte, en el acta de
reconocimiento se consignó: “Ubicándonos nuevamente del pasillo al fondo, encontramos la oficina de la Secretaría,
la puerta de ingreso a la misma es de vidrio totalmente transparente y permite visualizar hacia el interior de ella. En
el interior al fondo, encontramos ventanales de lado a lado de la pared y desde casi el borde superior del techo hasta
casi unos sesenta y tres centímetros al fondo a mano izquierda, se encuentra ubicado un escritorio de secretaria con
su equipo de cómputo, en frente de la ventana de vidrio que se encuentra ubicada en la pared divisoria entre la
oficina de atención al socio y ésta, igualmente frente a dicho escritorio se encuentran tres archivadores, que reducen
la visibilidad a la mitad del escritorio de la secretaria hacia la otra oficina (...). Los ventanales de esta oficina cuenta
igualmente con cortinas transparentes y también unas cortinas verdes tupidas y plegables (...). Desde fuera del
pasillo, frente a la oficina de Gerencia, con la puerta de la oficina de Secretaría de Gerencia abierta, desde el pasillo,
la puerta de vidrio, colocándose exactamente en la entrada , visualiza por ese cristal, los escritorios, la secretaria y el
equipo de cómputo; alejándose hacia el centro del pasillo, precisamente en el punto frente a la oficina de Gerencia y
de Atención al Socio, ya no se visualiza a través de ese cristal esos puntos (...). Se hace la observación que
encontrándonos desde la oficina de atención al público, colocándose unos dos pasos de la puerta principal de esta
oficina y a través de la puerta plegable de la misma, se visualiza por el vidrio de la puerta principal de la oficina de
secretaría gerencial únicamente parte del ventanal, de un escritorio y parte de un mueble , igualmente se divisa lo
mismo estando sentada en el mueble ubicado en el borde izquierdo de la oficina de atención al socio (...).
Encontrándonos en el balcón se divisan los ventanales de la oficina de la gerencia y la secretaría de la gerencia (...).
En lo que se refiere a la oficina de la secretaría de gerencia, para visualizar a su interior, igualmente tendría que
estarse pegado a los ventanales, de ésta se divisa un poco, sólo bultos más claros, ello dado que las cortinas con
que cuenta son más traslúcidas y menos tupidas por ser la ventana más ancha”. Otro de los argumentos en que se
basan los demandados para desacreditar la versión de la actora es que ella se contradice en su demanda, ya que
afirmó, por un lado, que los hechos ocurrieron el 20 de marzo de 1998, y por el otro, que solicitó vacaciones para
reponerse del supuesto avance sexual del señor Aguilar Gómez el 19 de marzo, sea un día antes, cuando era
imposible que supiese lo que iba a ocurrir el día siguiente. La Sala no encuentra que la accionante haya incurrido
en contradicción alguna, ya que del hecho décimo primero de la demanda se extrae que antes de los graves hechos
acaecidos el 20 de marzo, que fueron la gota que derramó el vaso, durante los meses de febrero y marzo de 1998
don José Adrián había venido acosando constantemente a la actora, lo que explica que ésta haya solicitado
vacaciones el 18 de marzo de 1998 (folio 46), probablemente para alejarse y descansar unos días de tan engorrosa
situación. Doña Aura en ningún momento dijo que pidió vacaciones para reponerse del ataque del 20 de marzo, sino
que claramente indicó, en el hecho décimo sétimo de la demanda, que las solicitó “debido a la conducta del
denunciado”, en términos generales.
V-. LA INDEMNIZACIÓN DEL DAÑO MORAL: Dos son los reproches en lo que a este punto se refieren.
Primeramente, se objeta el que se haya fijado la indemnización en la suma de un millón de colones, sin ninguna
justificación ni sustento probatorio. En el caso que nos ocupa, el daño moral se produjo por la perturbación de las
condiciones del normal desarrollo de la actividad laboral, en menoscabo de la libertad sexual y, sobre todo, de la
dignidad humana, respecto de la actora, por el despido de que fue objeto y por los agravios que sufrió en contra del
honor y de la dignidad personal, en su consideración social -buen nombre, honor, dignidad, honestidad, etc-.
Numerosos testigos vieron a la demandante llorosa, alterada y nerviosa, amén de la humillación que sufrió al
hacerse de conocimiento público la situación vivida por ella, llegando incluso a perder su trabajo por haber
denunciado el hostigamiento de que era objeto, razones todas éstas debidamente analizadas tanto por el A-quo
como por el Ad-quem a la hora de conceder este extremo. En lo que concierne al resarcimiento del daño moral, dado
que no puede estructurarse y demostrarse su cuantía de modo preciso, su fijación ha quedado, jurídica y realmente,
conforme la reiterada jurisprudencia, al prudente arbitrio de los juzgadores, debiendo tomarse en consideración las
circunstancias del caso, los principios generales del Derecho y la equidad; no constituyendo la falta de prueba acerca
de la magnitud del daño óbice para que se pueda fijar su importe (consultar el Voto N° 924 de las 10:20 horas del 1
de noviembre del 2000). En este sentido, estima la Sala que la suma otorgada es bastante razonable, máxime si se
toma en cuenta que originalmente se pretendía una indemnización de diez millones de colones. En segundo lugar,
se estima violado el artículo 28 de la Ley Nº 7476, norma que, según la entiende el recurrente, establece que primero
debe comprobarse el acoso sexual mediante sentencia firme y luego, en otro proceso, es que procede la fijación de
la respectiva indemnización. La norma en cuestión dispone: “Cuando, mediante sentencia, se compruebe el
hostigamiento, la persona ofendida tendrá derecho a una indemnización por daño moral, si ha sido acreditado, lo
cual también será de conocimiento del Juez de Trabajo”. La norma no admite interpretación alguna, pues es clara.
En todo caso, no es posible extraer de ese texto la interpretación que realiza el impugnante. Por el contrario, lo que
cabe interpretar es que el daño moral se concede y se fija dentro del mismo proceso por acoso sexual. Ello es así
porque generalmente se ha considerado que el daño moral es materia propia de Derecho Civil, lo que impide que
pueda ser conocido en esta sede, pero la norma expresamente le da competencia al juez de trabajo para conocer de
ese extremo, por lo que es obvio que se trata del mismo proceso.
VI-. En concordancia con lo expuesto, los argumentos planteados por el recurrente no pueden ser acogidos.
Lo procedente es, entonces, confirmar el fallo que se impugna.
POR TANTO
Se confirma la sentencia recurrida.
Orlando Aguirre Gómez
Álvaro Fernández Silva
Jorge Hernán Rojas Sánchez
Óscar Bejarano Coto
Grettel Ortiz Álvarez
Extracto de la Sentencia
Sala II de la Corte Sentencia 00181– 02
Partes
Caso
Normativa
Involucrada
Desarrollo
Willy Ramírez vs Mundial Comercializadora Internacional Sociedad Anónima
El actor fue despedido sin responsabilidad patronal por haberse declarado con lugar la
denuncia por hostigamiento sexual en su contra de acuerdo a la investigación y
verificación del proceso seguido en este caso, por Ministerio de Trabajo y Seguridad
Social.
Por considerar que el patrono actuó injustamente, planteó la demanda pidiendo la
cancelación de varios extremos laborales. En primera y segunda instancia se denegó la
demanda.
El actor alega ante la Sala que se incurrió en error en la valoración de las probanzas pues
entre los testimonios evacuados existen contradicciones, que no se comprobó que se
alterara gravemente la disciplina o se interrumpieran las labores en la empresa y que fue el
Ministerio de Trabajo quien ordenó el despido y realizó las investigaciones
Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia
Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujer
No se comparte la tesis del recurrente sobre la existencia de una errónea valoración de las
probanzas. De la prueba testimonial evacuada, analizada con base en las reglas de la sana crítica
se colige, sin lugar a dudas, que efectivamente el accionante tocó en forma inmoral y sin su
consentimiento a una subalterna suya, faltándole el respeto y lesionando su derecho a trabajar en
un ambiente libre de este tipo de conductas que impiden su pleno desarrollo como persona.
En el recurso se indica que entre los testimonios existen contradicciones. Mas, éstas no son
relevantes, porque, en lo sustancial, coinciden con el hecho principal a determinarse en este
proceso, a saber, el irrespeto sufrido por la primera a causa de las acciones del actor. El problema
de si fue el mismo día o al día siguiente que la afectada conversó con la compañera de trabajo
sobre lo sucedido, no es relevante, toda vez que, ambas coinciden respecto de la existencia de la
acción reprochable de parte del demandante invocada como sustento del despido.
Sobre la apreciación de la prueba, en tratándose de faltas constitutivas de acoso sexual, esta Sala
ha reiterado el criterio de que resulta de especial importancia la declaración de la víctima.
En el asunto planteado, además de la declaración de la víctima, se cuenta con una testigo
presencial de los hechos sustento del cese de la relación, de ahí que, aplicando las reglas del
recto entendimiento humano, debe brindárseles credibilidad porque, la denuncia interpuesta por la
afectada ante las instancias de la empleadora y la declaración de su compañera de trabajo, que
respalda en lo fundamental su dicho, sólo encuentran razonablemente explicación, en la veracidad
de sus afirmaciones.
Independientemente de que se alterara gravemente la disciplina o se interrumpieran las
labores en la empresa (supuestos previstos en los incisos a) y b), del numeral 81 del Código de
Trabajo), la verdad es que normativa internacional incorporada al ordenamiento jurídico interno,
como lo es la Convención Americana sobre Derechos Humanos, la Convención sobre la
Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer y
la Convención
Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Convención
Belem Do Para”), en relación con la Ley de Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia N°
7476, del 3 de febrero de 1995, contemplan como falta grave, conductas como la desplegada por
el actor, que es causal de despido al amparo del inciso l), del numeral 81 indicado.
La intervención del Ministerio de Trabajo se dio a instancias del patrono, en cumplimiento de una
obligación a él impuesta, a tenor de lo dispuesto por el artículo 4, de la Ley contra el Hostigamiento
Sexual en el Empleo y la Docencia, que literalmente establece: “Todo patrono tendrá la obligación
de informar sobre las denuncias de hostigamiento sexual que se reciban en el lugar de trabajo, así
como del resultado del procedimiento que en virtud de éstas se realice, ya sea a la Defensoría de
los Habitantes, cuando se trate de instituciones públicas, o a la Inspección General de Trabajo del
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, si se trata de patronos privados”.
Conclusión
Se confirma la sentencia recurrida
Texto Completo de la Sentencia
Sentencia :
Año :
Expediente:
Despacho:
Fecha:
Hora:
Tipo de sentencia:
Redactor:
Clase de asunto:
00181
2002
01-000095-0418-LA
Sala Segunda de la Corte
25/04/2002
8:50:00 AM
De Fondo
Soto Gamboa María de los Angeles
Proceso ordinario laboral
Exp: 01-000095-0418-LA
Res: 2002-00181
SALA SEGUNDA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. San José, a las
del veinticinco de abril del año dos mil dos.
ocho horas cincuenta minutos
Proceso ordinario establecido ante el Juzgado de Trabajo de Puntarenas, por WILLY RAMÍREZ VEGA,
vecino de Puntarenas, contra MUNDIAL COMERCIALIZADORA INTERNACIONAL SOCIEDAD ANÓNIMA,
representada por su apoderado generalísimo Roberto Facio Sáenz, casado, abogado, vecino de San José. Figuran
como apoderados: del actor, el licenciado Anselmo Pérez Castro, divorciado, abogado, vecino de Puntarenas, y de
la demandada, el licenciado Carlos F. Hernández Aguilar, casado, abogado, vecino de San José. Todos mayores.
RESULTANDO:
1.- El actor, en escrito fechado 14 de febrero del 2001, promovió la presente demanda para que en
sentencia se condene a la demandada, a pagarle preaviso, cesantía, intereses, daños y perjuicios y ambas del
proceso.
2.- El apoderado de la demandada, contestó la demanda en los términos que indica en el memorial
presentado el 28 de mayo del 2001 y opuso las excepciones de falta de legitimación, pago, falta de derecho y la
genérica de sine actione agit.
3.- La Jueza, licenciada Sonia Alvarez González, por sentencia de las 7 horas del 26 de octubre del
2001, dispuso : ″ Lo expuesto y citas de Ley indicadas, se acoge la excepción de falta de derecho, se deniega
la de falta de legitimación, se rechaza la genérica de sine actione agit y se omite pronunciamiento acerca de la de
pago. Se declara sin lugar en todas sus pares la demanda ordinaria laboral establecida por WILLY RAMIREZ
VEGA, representado
por su apoderado especial judicial Lic. Anselmo Pérez Castro contra MUNDIAL
COMERCIALIZADORA INTERNACIONAL SOCIEDAD ANONIMA, representado por el Lic. Roberto Facio Sáenz y su
apoderado especial judicial Licda. Lilliana García Barrantes. Se condena en el pago de las costas a la parte actora,
fijándose las personales en un veinte por ciento de lo pretendido. Se advierte a las partes que esta sentencia admite
el recurso de apelación, el cual deberá interponerse ante este Juzgado en el término de tres días. En ese mismo
plazo y ante este órgano jurisdiccional también se deberán exponer, en forma verbal o escrita, los motivos de hecho
o de derecho en que la parte recurrente apoya su inconformidad; bajo el apercibimiento de declarar inatendible el
recurso (artículos 500 y 501 incisos c) y d); Votos de la Sala Constitucional números 5798, de las 16,21 horas, del
111 de agosto de 1998 y 1306 de las 16,27 horas del 23 de febrero de 1999 y Voto de la Sala Segunda número 386,
de las 14,20 horas del 10 de diciembre de 1999.”.
4.- El actor apeló y el Tribunal de Puntarenas, integrado por los licenciados Marco Antonio Rodríguez
Rescia, Mario Galllardo Jiménez y Luis Fernando Calderón U., por sentencia de las 14 horas del 21 de diciembre del
2001, resolvió : ″ No se aprecian vicios en los procedimientos causantes de indefensión a los sujetos del proceso.
De conformidad con lo expuesto y citas de ley se confirma la sentencia recurrida.”.
5.- La parte actora formula recurso, para ante esta Sala, en memorial de data 11 de febrero del año en
curso, el cual se fundamenta en los motivos que se dirán en la parte considerativa.
6.- En los procedimientos se han observado las prescripciones de ley.
Redacta la Magistrada Soto Gamboa; y,
CONSIDERANDO:
I.- El 14 de febrero del 2001, el actor fue despedido sin responsabilidad patronal, en los siguientes
términos: “Estimado señor; por medio de la presente le comunicamos que prescindiremos de sus servicios y sin
responsabilidad patronal de acuerdo a; Artículo 81 inciso (L) del Código de Trabajo y Artículo 27 del Capítulo VI de la
Ley # 7476 contra el Hostigamiento Sexual en el Trabajo y la Docencia. Lo anterior por haberse declarado con lugar
la denuncia en su contra y de acuerdo a la investigación y verificación del proceso seguido en este caso, por
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de esta Provincia. Para el retiro de sus derechos menores, favor
presentarse el próximo 23 de los corrientes al ser las 13 p.m, en esta misma oficina” (folio 1). Por considerar que el
patrono actuó injustamente, planteó la demanda, en la cual negó haberle faltado el respeto a una compañera de
trabajo y pidió se condenara a la demandada a cancelarle el preaviso, el auxilio de cesantía, los daños y perjuicios,
los intereses y las costas del juicio (folios 2 a 4). El Tribunal de Puntarenas, mediante resolución N° 430-L-01, de
las 14:00 horas, del 21 de diciembre del 2001, denegó la demanda en todos sus extremos e impuso las costas a
cargo del accionante (folios 64 a 80 y 85 a 88). El apoderado especial judicial del actor se muestra inconforme con
lo dispuesto en esos términos. Alega que la sentencia venida en alzada incurrió en error en la valoración de las
probanzas, pues, entre los testimonios evacuados existen contradicciones. También señala que fue el Ministerio de
Trabajo quien ordenó el despido y realizó las investigaciones. Por lo anterior, manifiesta que no se comprobó la
actuación inmoral alegada como sustento del rompimiento de la relación de trabajo entre las partes ni que como
consecuencia de ese hecho se alterara gravemente la disciplina o se interrumpieran las labores en la empresa, en
los términos de los incisos a) y b), ambos del artículo 81 del Código de Trabajo. Con base en lo que viene
expuesto, pide se declare con lugar la demanda.II.- No se comparte la tesis del recurrente sobre la existencia de una errónea valoración de las
probanzas, realizada por parte de los señores jueces sentenciadores. De la prueba testimonial evacuada, analizada
con base en las reglas de la sana crítica (artículo 493 del Código de Trabajo) se colige, sin lugar a dudas, que
efectivamente el accionante tocó en forma inmoral y sin su consentimiento a una subalterna suya, faltándole el
respeto y lesionando su derecho a trabajar en un ambiente libre de este tipo de conductas que impiden su pleno
desarrollo como persona. El 2 de febrero del 2001, la señora Ana Lorena Vilchez Villegas se presentó a la Oficina
de Recursos Humanos de la accionada a manifestar lo siguiente: “Desde hace algún tiempo el Sr. Willy Ramírez,
supervisor del grupo en el cual me tiene, ha presentado una actitud no acorde con las de su ocupación, ya que al
recoger las medias que caen fuera del saco, éste ha rosado mis muslos con sus manos maliciosamente e
intencionalmente. Yo al principio creía que era accidentalmente, pero no es así ya que el día de ayer 1 de febrero
del 2001, en el turno de las 14 a las 22 p.m, cuando eran las 8 de la noche, se sobrepasó ya que me metió la mano
por debajo del grupo de medias que tenía sobre las piernas, (aclaro que fue entre las piernas tocándome las partes
genitales) y esto no lo puedo dejar pasar. Por lo tanto acudo a usted ya que sé que esta empresa es seria y nos
permiten defender nuestros derechos. Solicito respetuosamente la solución a este problema ya que no deseo
perder mi trabajo porque lo necesito mucho. Espero no causarle ningún problema...” (folio 23). Esa denuncia se
puso en conocimiento del actor, quien negó haberle faltado el respeto intencionalmente, pero aceptó la posibilidad de
que por “accidente” hubiera sucedido: “En ningún momento le he faltado al respeto, quizá como dijo ella
anteriormente por accidente, pero sin ninguna mala intención” (folio 24). Ahora bien, en el expediente se evacuaron
los testimonios de Rossemery Castañeda Camareno, Ana Lorena Vílchez Villegas y Clara Luna Montoya, para la
época en que ocurrió el hecho que interesa, todas prestaban servicios a la demandada. Así, la primera dijo que no
creía que el demandante le hubiera faltado el respeto a Ana Lorena y que con ella no se había presentado
problemas de esa naturaleza. En todo caso, para esa fecha laboró en un horario distinto al que tenía el actor y la
ofendida (folios 53 a 54). Por su parte, la señora Vílchez Villegas, expresamente indicó: “El dos de febrero de
este año, después de que entramos de la comida, como a las ocho de la noche, estábamos en el horario de dos a
diez, llamé al actor para que me ajustara la máquina y en lo que él estaba ajustando la máquina, yo andaba un short
enagua y Willy me metió la mano entre el short y la enagua y me tocó la vagina afuera, yo me quedé estática y le
quité la mano, no le dije nada, al otro día una compañera que estaba atrás, Clara Luna me preguntó si Willy me
había tocado, le pregunté por qué, ya que el día anterior yo no le había dicho,. Y ella me dijo que si hubiera sido a
ella, le hubiera pegado y hubiera gritado para que todo el mundo se enterara. A las once de la mañana del tres de
febrero fui a hablar con Clarisa, yo entraba hasta las dos de la tarde” Y, agregó: “Después de que me pasó eso con
Willy, no comenté nada con nadie, ni siquiera volví a llamar a Willy para nada, terminé el turno y me fui para mi casa,
al otro día fue que antes de ingresar a laborar, hablé con Clarisa”. Por su parte, Clara Luna Montoya, a quien hace
referencia la supuesta ofendida en su testimonio, manifestó: “Creo que fue el primero de febrero de este año,
nosotros estábamos en el trabajo, eran como las ocho de la noche, yo estaba detrás de Ana Lorena, estábamos
cosiendo, Willy le metió la mano derecha por entre la pierna, Ana Lorena andaba con una enagua short, cuando
terminó el turno, Ana Lorena me contó lo que había pasado, estaba con un ataque de nervios, yo le dije que lo
acusara”. Esta otra testigo señaló que a ella nunca le había faltado el respeto pero que a otras compañeras sí. Por
último dio cuenta de que por la posición que ella tenía respecto de la demandante, pudo observar lo sucedido: “Yo
estaba en una posición atrás de la compañera, Willy estaba de lado y fue con la mano derecha que la tocó, es obvio
que tenía que verlo” (folio 57). Por su parte, la deponente Clarisa Díaz Ruiz, declaró sobre la denuncia interpuesta
por la trabajadora ante los representantes patronales: “En febrero, no preciso fecha, de este año, recibí la denuncia
formal en mi oficina de la señora Ana Lorena Vílchez Villegas, que era una de las subalternas de Willy, ella me dijo
que Willy, en varias ocasiones le había rosado las piernas, que ella atribuía que era accidental, pero específicamente
ese día que ella llegó a establecer la denuncia, me dijo que él había introducido su mano y le había tocado sus
genitales, que ya era mucho y que no se iba a callar, también me dijo que tenía testigos de eso, me dio dos
nombres Clara Luna y Jacqueline Abarca, Clara vio el momento, la otra le había comentado que a ella en alguna
oportunidad le había sucedido algo parecido con él”. Además, agregó: “Lorena se presentó a primera hora de la
mañana, después de las siete de la mañana que yo ingreso, de ahí yo seguí el proceso, eso fue al otro día del
incidente, Clara y Yackeline fueron las que consolaron a Lorena después del incidente, esto lo sé por versión de ellas
...” (folios 60 y 61). En el recurso se indica que entre el testimonio de doña Ana Lorena y la deponente Luna
Montoya existen contradicciones. Mas, éstas no son relevantes, porque, en lo sustancial, coinciden con el hecho
principal a determinarse en este proceso, a saber, el irrespeto sufrido por la primera a causa de las acciones del
actor. El problema de si fue el mismo día o al día siguiente que la afectada conversó con la compañera de trabajo
sobre lo sucedido, no es relevante, toda vez que, ambas coinciden respecto de la existencia de la acción reprochable
de parte del demandante invocada como sustento del despido. Además, no existe prueba en el expediente ni
siquiera indiciaria, con base en la cual pueda surgir alguna duda sobre la veracidad de los testimonios, como
provenientes de personas que pretendieran, de algún modo y por alguna razón, afectar la estabilidad laboral del
señor Ramírez Vega. No hay nada al respecto. Sobre la apreciación de la prueba, en tratándose de faltas
constitutivas de acoso sexual, esta Sala ha reiterado el criterio de que resulta de especial importancia la declaración
de la víctima. Así en el Voto N° 130, de las 10:50 horas, del 19 de mayo de 1999, citado por el juzgador de primera
instancia, indicó: “En materia laboral, se ha aceptado que existe una presunción de certeza de la declaración de la
parte que más dificultad tiene para aportar los elementos probatorios, obligando al patrono a aportar prueba
suficiente para acreditar la falta cometida por el trabajador que le faculta a dar por terminada la relación laboral, sin
responsabilidad de su parte. Cuando se denuncia acoso sexual tenemos la misma situación, pero la presunción de
certeza se da al dicho de la o del acosado, relacionándolo, eso sí y en lo posible con otros medios de prueba. En
situaciones como la presente y ante la ausencia de prueba directa que acredite el acoso, debe tenerse como
suficiente la declaración de la ofendida, ya que de no ser así, existirían hechos de imposible comprobación, porque la
persona a quien se le atribuyen procura siempre realizarlos en circunstancias en que no existan testigos ni otros
medios de prueba. De no aceptarse lo anterior estaríamos ante un obstáculo para descubrir la verdad real, el cual
debe ser suprimido en aras de la correcta administración de justicia, lo que se logra en el caso sub exámine dando
plena credibilidad a la declaración de la víctima, si de su análisis, conforme a las reglas del correcto entendimiento
humano, como lo prevé el artículo 24 de la Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia, se puede
llegar a concluir que dice la verdad. Es decir que, realizándose una valoración amplia de los elementos probatorios
debidamente incorporados a los autos por el patrono, no se le puede restar veracidad al testimonio de la víctima, sin
razones objetivas para ello; pero tampoco puede entenderse que siempre se deben tener por ciertos los hechos de
acoso imputados, al punto de no entrar a valorar el testimonio de la presunta víctima junto con los demás elementos
incorporados, redistribuyendo, en este caso, la carga de la prueba en perjuicio del trabajador (véase sobre el tema el
voto 310 de las 9:50 horas del dieciocho de diciembre de mil novecientos noventa y ocho).“. En el asunto planteado,
la situación es aún más clara que el antecedente citado, pues, además de la declaración de la víctima, se cuenta con
una testigo presencial de los hechos sustento del cese de la relación, de ahí que, aplicando las reglas del recto
entendimiento humano, debe brindárseles credibilidad porque, la denuncia interpuesta por la afectada ante las
instancias de la empleadora y la declaración de su compañera de trabajo, que respalda en lo fundamental su dicho,
sólo encuentran razonablemente explicación, en la veracidad de sus afirmaciones.III.- Esta Sala, en su Voto N° 355, de las 10:20 horas, del 12 de noviembre de 1999, claramente externó el
criterio de que c on independencia de si la conducta del trabajador encaja en los supuestos previstos en los
incisos a) y b), del numeral 81 del Código de Trabajo, citados ahora por el recurrente, la verdad es que normativa
internacional incorporada al ordenamiento jurídico interno, como lo es la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer y la
Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Convención Belem Do
Para”), en relación con la Ley de Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia N° 7476, del 3 de febrero de
1995, contemplan como falta grave, conductas como la desplegada por el actor, que es causal de despido al amparo
del inciso l), del numeral 81 indicado. La Convención Americana sobre Derechos Humanos, fue ratificada por Costa
Rica, mediante Ley N° 4534 del 23 de febrero de 1970, la que en el inciso 1, del artículo 1 dispone: ″ 1. Los
Estados Partes en esta Convención se comprometen a respetar los derechos y libertades reconocidos en ella y a
garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona que esté sujeta a su jurisdicción sin discriminación alguna por
motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social,
posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social. ″ Seguidamente, el inciso 1 del artículo 5,
establece como principio fundamental, el que toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física,
psíquica y moral. ″ En cuanto al derecho que tiene toda mujer a desarrollarse en un ambiente libre de violencia, la
Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (ratificada por Ley N° 6968,
del 2 de octubre de 1984), en lo que interesa, en los artículos 3 y 5, obliga a los Estados a tomar las medidas
apropiadas para asegurar el desarrollo y adelanto de la mujer, con el objeto de garantizarle el ejercicio y el goce de
los derechos humanos y las libertades fundamentales en igualdad de condiciones con el hombre; así como, modificar
los patrones socio culturales de conducta de hombres y mujeres, con miras a alcanzar la eliminación de los prejuicios
y las prácticas consuetudinarias y de cualquier otra índole que estén basados en la idea de la inferioridad o
superioridad de cualquiera de los sexos o en funciones estereotipadas de hombres y mujeres. Lo anterior es
reafirmado en la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer
(Convención Belem Do Para ″ ), integrada al ordenamiento jurídico de Costa Rica, por Ley N° 7499, del 2 de mayo
de 1995. En ella se indica que para sus efectos, se debe entender como violencia contra la mujer ″ … cualquier
acción o conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual, psicológico a la mujer,
tanto en el ámbito público como en el privado. ″ (artículo 1). Según los términos de ese instrumento la violencia
contra la mujer incluye, entre otras, la que tenga lugar en la comunidad, comprendiendo el acoso sexual en el lugar
de trabajo (inciso b) del artículo 2). En ese orden de ideas, se trata de tutelar como derecho fundamental de la
mujer de vivir libre de violencia, tanto en el ámbito público como en el privado (artículo 3), es decir, el de no ser
sujeto pasivo de ninguna discriminación (inciso a) del artículo 6). Para lograr el objetivo propuesto, en esa
Convención se destaca el derecho de la mujer a que se respete su integridad psíquica y moral así como la dignidad
inherente a su persona (incisos b) y e) del numeral 4). La Ley de Hostigamiento Sexual en el Empleo y la
Docencia N° 7476, del 3 de febrero de 1995, responde a ese mismo planteamiento; pues, busca garantizarle a la
mujer, precisamente, el disfrute de los derechos que son suyos en tanto persona, tal y como se desprende del
contenido del artículo 1, el cual reza: ″ Esta Ley se basa en los principios constitucionales del respeto por la libertad
y la vida humana, el derecho al trabajo y el principio de igualdad ante la ley, los cuales obligan al Estado a condenar
la discriminación por razón del sexo y a establecer políticas para eliminar la discriminación contra la mujer, según la
Convención de las Naciones Unidas sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer y la
Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujer. ″ El artículo 3 de ese
cuerpo normativo entiende por acoso u hostigamiento sexual la conducta grave que, habiendo ocurrido una sola vez,
perjudique a la víctima ya sea en las condiciones materiales de empleo, desempeño y cumplimiento laboral o en su
estado general de bienestar personal. Es evidente que en un caso como el que se conoce, el tocamiento inmoral y
evidentemente no deseado del que fue víctima una compañera de trabajo por parte del actor, encaja dentro del
supuesto previsto por la ley, pues, definitivamente no sólo afectó su dignidad, su desarrollo personal y laboral; sino,
también, situaciones como éstas atentan en general contra la armonía en el empleo, aspecto, este otro, al que tiene
un especial interés cualquier patrono.IV.El recurrente cuestiona la intervención del Ministerio de Trabajo en el proceso que culminó con el
despido, en los siguientes términos: “El tercer motivo para recurrir es que es el Ministerio de Trabajo quien ordena
el despido de mi poderdante y quien realice las investigaciones en una fábrica. Y lo más doloroso es de que la Juez
le crea al Ministerio y que los señores jueces no se percaten de este error y que también sigan los pasos del
Inspector del Ministerio de Trabajo. Que por dicha en esta materia se lleva la minuta de las declaraciones, donde
ninguna de las declaraciones que declararon contra Willy son coincidentes, sino son complacientes a los intereses
de la Sociedad demandada. Son errores garrafales en que ha incurrido el Tribunal en su sentencia”. Este otro
agravio tampoco es de recibo. La intervención del Ministerio de Trabajo se dio a instancias del patrono, en
cumplimiento de una obligación a él impuesta, a tenor de lo dispuesto por el artículo 4, de la Ley contra el
Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia, que literalmente establece: “Todo patrono tendrá la obligación de
informar sobre las denuncias de hostigamiento sexual que se reciban en el lugar de trabajo, así como del resultado
del procedimiento que en virtud de éstas se realice, ya sea a la Defensoría de los Habitantes, cuando se trate de
instituciones públicas, o a la Inspección General de Trabajo del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, si se trata
de patronos privados”. Por otra parte, es de advertir que el despido fue ordenado por la empleadora, cuya voluntad
en modo alguno, fue sustituida por la de la Administración, tesis errónea que se pretende sostener en el recurso (ver
nota de despido en folio 1 en relación con la contestación de la demanda de folios 37 a 40). Por otro lado, es de
advertir que los juzgadores de instancia, sustentaron su resolución en la prueba evacuada en el expediente y no en
el resultado de la investigación administrativa; según fácilmente se colige de la lectura del fallo.V.-
En concordancia con lo que viene expuesto, el fallo impugnado, merece confirmarse.-
POR TANTO:
Se confirma la sentencia recurrida.Álvaro Fernández Silva
Jorge Hernán Rojas Sánchez
María de los Ángeles Soto Gamboa
Juan Carlos Brenes Vargas
Rogelio Ramos Valverde
Extracto de la Sentencia
Sala II de la Corte Sentencia 00316– 05
Partes
Caso
Normativa
Involucrada
Desarrollo
Conclusión
Hellen Segura vs Caja Costarricense del Seguro Social
La Sra. Segura fue despedida por irregularidades en la digitación y asignación de los
montos por pago extraordinario al personal.
En la demanda solicitó la reinstalación en el puesto original, una disculpa pública en un
diario de circulación nacional, el pago de daños y perjuicios, incluyendo daño moral, e
intereses.
En primera instacia se declaró parcialmente con lugar la demanda y se ordenó a la CCSS
reinstalar a la actora en su puesto y el pago de salario caídos más daños y perjuicios.
En segunda instancia se revocó ese pronunciamiento y, en su lugar, desestimó en todos
sus extremos la demanda.
La actora interpone recurso ante la Sala y alega que por varios meses fue acosada por su
jefe y dichos problemas personales provocaron su denuncia ante la Administración del
Hospital donde trabajaba. Invoca que ante el acoso de que fue objeto por parte de su jefe
se debe aplicar la presunción de realidad a favor de la víctima
Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia
Durante el proceso y en esta instancia, la actora ha sostenido la tesis de que no es la
responsable de las anomalías que se presentaron en la cancelación a ella por servicios
prestados en tiempo extraordinario y que en realidad se le ha querido perjudicar; todo lo
cual, explica, tiene su origen en el hecho de que con anterioridad a que se dieran aquellas,
por varios meses había sido acosada por su jefe inmediato.
Es cierto, como se alega en el recurso, que la Sala ha considerado, en casos particulares
de especial importancia la declaración de la víctima en la apreciación de la prueba de
faltas constitutivas de acoso sexual; pero ello es así, cuando no exista ningún motivo para
dudar de su veracidad.
En un caso como el presente, en modo alguno podemos brindarle total credibilidad a la
supuesta víctima de acoso, precisamente, porque existen una serie de indicios graves,
precisos y concordantes, de los cuales se deduce que la tesis del acoso ha sido utilizada
por quien se dice acosada para sustraerse de responsabilidades laborales que se le han
achacado y en donde no se ha presentado prueba, ni siquiera indiciaria del aludido acoso.
A la Sala no le cabe la menor duda de que la demandante es la responsable de los hechos
que se le achacaron y que motivaron el cese de la relación de empleo
Se confirma la sentencia impugnada
Texto Completo de la Sentencia
Sentencia :
Año :
Expediente:
Despacho:
Fecha:
Hora:
Tipo de sentencia:
00316
2005
03-000684-0641-LA
Sala Segunda de la Corte
11/05/2005
9:00:00 AM
De Fondo
Redactor:
Clase de asunto:
Aguirre Gómez Orlando
Proceso ordinario
Exp: 03-000684-0641-LA
Res: 2005-00316
SALA SEGUNDA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. San José, a las nueve horas del once de mayo
del dos mil cinco.
Proceso ordinario establecido ante el Juzgado de Trabajo de Cartago, por HELLEN SEGURA
HERNÁNDEZ , técnica en recursos humanos contra la CAJA COSTARRICENSE DE SEGURO SOCIAL ,
representada por su apoderada general judicial la licenciada Isabel Martínez Meneses, abogada y vecina de Cartago.
Ambas mayores y casadas.
RESULTANDO:
1.- La actora, en escrito de demanda presentado el once de diciembre del dos mil tres, promovió la presente
acción para que en sentencia se declare: “1) ...con lugar la presente demanda en todos sus extremos. 2) Que
se me reinstale en mi puesto original. 3) Que se llame a confesional a los representantes del Hospital Max Peralta
de Cartago. 4) Que se ordene a los representantes del Hospital Max Peralta a realizar una disculpa pública a mi
favor en un periódico de circulación nacional y mediante circular y correo electrónico interno a todo el personal de la
CCSS, toda vez que mi imagen ha sido fuertemente dañada ante mis antiguos compañeros por el ensañamiento de
ciertos sectores de este Hospital en mi contra. 5) Que se condene a la entidad demandada al pago de daños y
perjuicios causados incluyendo el extremo por daño moral, e intereses sobre esas sumas hasta el día efectivo de
pago. 6) Que se condene a la demandada al pago de ambas costas del proceso”.
2.- La apoderada general judicial de la demandada contestó la acción en los términos que indica en el
memorial de fecha dieciocho de febrero del dos mil cuatro y opuso las excepciones de falta de derecho y la de
prescripción.
3.- El juez, licenciado Adrián Gerardo Pérez Carpio, por sentencia de las diez horas del veintisiete de julio del
dos mil cuatro, dispuso:
“ SE DECLARA PARCIALMENTE CON LUGAR LA PRESENTE DEMANDA
ESTABLECIDA POR HELLEN SEGURA HERNÁNDEZ contra LA CAJA COSTARRISENCE DE SEGURO SOCIAL.
En consecuencia, debe la demandada reinstalar a la actora en el puesto que desempeñaba en propiedad al
momento de producirse el despido, que corresponde al de Asistente Técnico de Recursos Humanos. Además, por
concepto de daños y perjuicios, debe cancelar a la accionante, todos los salarios dejados de percibir, desde el
despido, hasta su pago total, con intereses legales, que van de la cesación laboral por despido, hasta su efectivo
pago. Se rechaza la demanda, en relación con los salarios dejados de percibir, por concepto de las degradaciones
de puesto, lo mismo que el daño moral, llamar a confesión a los representantes del Hospital Max Peralta de Cartago,
y ordenarles dar una disculpa en un periódico de circulación nacional. Se rechaza la falta de derecho y prescripción.
Son el pago de las costas personales y procesales a cargo de la demandada, fijándose las primeras en un veinte
por ciento de la condenatoria. Se indica a las partes que, esta sentencia admite recurso de apelación, el cual
deberá exponer, en forma verbal o escrita, los motivos de hecho o de derecho en que la parte recurrente apoya su
inconformidad, bajo el apercibimiento de declarar inatendible el recurso (artículos 500 y 501 incisos a) y d) (sic);
votos de la Sala Constitucional números 5798, de las 16:21 horas del 11 de agosto de 1998, y 1306 de las 16:27
horas del 23 de febrero de 1999, y voto de Sala Segunda número 386, de las 14:20 horas del 10 de diciembre de
1999) (Circular de la Secretaría General de la Corte Suprema de Justicia, N° 79-2001)”.
4.- La apoderada de la parte demandada apeló y el Tribunal de Cartago, integrado por los licenciados Marco
Ney Duarte Gamboa, Denis Villalta Canales y Rodrigo Solano Sabatier, por sentencia de las catorce horas veinte
minutos del cinco de noviembre del año próximo pasado, resolvió: “Se declara que no hay defectos de
procedimientos capaces de producir indefensión. Se revoca, en lo apelado la sentencia de primera instancia. Se
declara sin lugar la demanda, son a cargo de la actora ambas costas del proceso, y se fijan los honorarios de
abogado en un quince por ciento de la condenatoria”.
5.- La actora formula recurso, para ante esta Sala, en memorial fechado el catorce de enero del año en curso,
el cual se fundamenta en las razones que de seguido se dirán en la parte considerativa.
6.- En los procedimientos se han observado las prescripciones de ley.
Redacta el Magistrado Aguirre Gómez; y,
CONSIDERANDO:
I.- El Juzgado de Trabajo de Cartago declaró parcialmente con lugar la demanda y ordenó a la accionada
reinstalar a la actora en el puesto de Asistente Técnico de Recursos Humanos, el cual ocupaba en propiedad al
momento del despido, así como a pagarle por concepto de daños y perjuicios los salarios dejados de percibir desde
dicho cese hasta su pago total con sus respectivos intereses. También impuso las costas personales y procesales a
la demandada, fijándose las primeras en un veinte por ciento de la condenatoria. La sentencia de segunda instancia
revocó ese pronunciamiento y, en su lugar, desestimó en todos sus extremos la demanda con las costas a cargo de
la parte actora y fijó los honorarios de abogado en un quince por ciento “...de la condenatoria” (folios 212 a 250 y 267
a 272). La actora interpone recurso ante la Sala. Alega que no se presentó irregularidad alguna mientras laboró en
el Hospital Max Peralta como oficinista, teniendo entre otras funciones la digitación y asignación de los montos por
pago extraordinario de todo el personal de ese Hospital, para lo cual se le asignó una clave de acceso. Señala que
su ascenso al puesto de Subjefe de Recursos Humanos no requería el uso continuo de una computadora, pues, de
ocupar algún dato se lo pedía a sus subalternos, pero, que: “...en ocasiones y por la cantidad de trabajo sobre todo
en días anteriores a los pagos de planillas colaboré pocas veces en el trámite de inclusión de montos por pago de
tiempo extraordinario pero NUNCA con mi vieja clave, pues lo normal era que el Jefe del Departamento el licenciado
Aquileo Masís Fonseca, ingresaba su clave al sistema y una vez dado el acceso se procedía a digitar los
movimientos por parte de cualquiera que éste asignara esa función provisionalmente, o alguno de los compañeros
que sí les permitía su clave este acceso ingresaba y se trabajaba con la clave de otro, o bien simplemente usábamos
la clave de acceso de otro compañero ya que en el Departamento era práctica común irregularidades como la
revelación de claves entre mis compañeros, avalado siempre por el Jefe el señor Masís Fonseca”. Manifiesta que
por varios meses fue acosada por su jefe y dichos problemas personales provocaron su denuncia ante la
Administración del Hospital pero que “curiosamente” en el mes de agosto del 2001, en la segunda quincena de ese
mes recibió por pago de tiempo extraordinario sesenta mil colones más lo que inmediatamente puso en conocimiento
de su jefe en compañía de Esteban Guillén, quien le indicó las opciones que tenía, acordando que le iban a
descontar a partir de octubre diez mil colones mensuales. Argumenta que en la segunda quincena de octubre se le
rebajaron cinco mil colones, pero nuevamente el pago por aquel extremo llegó alterado con una diferencia de
sesenta mil colones de más. Aduce que en esta otra ocasión no se dio cuenta de inmediato, pero cuando lo hizo se
lo comunicó a su jefe por vía telefónica. Añadió que estando ella de vacaciones, en el primer pago de noviembre se
presentó otra alteración por horas extra así como en el rebajo que se le estaba practicando, pues, se le dedujeron mil
seiscientos sesenta y seis colones en vez de cinco mil colones, anomalías que puso inmediatamente en
conocimiento de su jefe. Agregó que a pesar de disfrutar de vacaciones del 5 al 30 de noviembre, se trasladó al
Hospital a devolver el dinero y para tales efectos le pidió a Mayela Hernández Calvo la confección del respectivo
documento para presentarlo al banco, quien dijo no saber nada, después señaló que no podía hacerlo porque tenía
mucho trabajo y por varios días continuó con excusas; actitud que luego supo respondía a una orden del jefe y el
subadministrador del Hospital: “...según el dicho de la propia señora Hernández Calvo le dio la orden de no
hacerme el documento hasta que ellos investigaran y me ““diera largas””. Dio cuenta que luego de tres semanas se
hizo el documento pagando las dos últimas sumas percibidas en exceso, pero que en diciembre nuevamente se
alteró el monto de la cuota por reembolso del primer pago irregular rebajándolo nuevamente: “... lo cual tiene una
gran importancia para la inclusión de esos montos y movimientos ya estaba en vacaciones, por lo cual nunca pude
haber tenido la posibilidad de alterar datos a mi favor ”. Agregó que lo anterior, provocó la intervención de la
Auditoría quien recomendó la apertura de un expediente administrativo. Considera que inicialmente el proceso
estuvo viciado al sancionársele previamente con quebranto del artículo 48 del Código de Trabajo, informándosele
que no tendría acceso al sistema, no podía entrar al Hospital después de las 4 p.m y otras restricciones y que a partir
de enero se le trasladaría al servicio de limpieza. Le achaca a la Auditoría el no haber verificado que su clave
estuviera activa. Por otro lado, indica que en marzo del 2002, cuando ni siquiera se había iniciado formalmente una
investigación en su contra, su jefe arbitrariamente cambió su plaza de Asistente Técnico de Recursos Humanos a
Asistente de Recursos Humanos, degradando el puesto y disminuyendo sustancialmente el salario. Aduce que las
declaraciones rendidas en sede administrativa confirmaron muchos hechos base de su defensa, pero que por
razones que desconoce y obviando las declaraciones que le favorecían, llegaron a la conclusión de que ella pudo
haber alterado los pagos a su favor, cuando lo único comprobado fue que lo pudo hacer cualquiera de los
funcionarios del Departamento de Recursos Humanos a falta de una adecuada dirección por parte de la jefatura.
Resalta que la Junta Nacional de Relaciones Laborales recomendara por unanimidad aplicar a su caso el principio in
dubio pro operario, por no contarse con elementos probatorios sobre su participación en los hechos y reinstalarla en
su puesto e indemnizarla; a pesar de lo cual el Director Médico del Hospital (padre de la única miembro de la
Comisión Local de Asuntos Laborales que votó en su contra) se apartó de ese criterio y confirmó la sanción de
despido. Para la recurrente el Tribunal incurrió en indebida apreciación de las probanzas con quebranto de los
principios de equidad, igualdad, justicia e in dubio pro operario así como del artículo 493 del Código de Trabajo.
Señala que dicho órgano asumió que la asignación de claves a todos los funcionarios en 1998, permite acceso a los
programas y por ende a la digitación de tiempo extraordinario: “...lo cual solo corresponde a lo que el mismo señor
Aquileo Masís Fonseca asegura, pero NUNCA fue en el momento oportuno probado ese hecho, ni por el Auditor, ni
por el Órgano Director, y mucho menos por la representante de la CCSS, por el contrario en las diferentes
declaraciones ante ese órgano lo que se constató era precisamente que el tener una clave no faculta para realizar
todo tipo de movimientos en pagos y mucho menos en lo que respecta a tiempo extraordinario”. Como fundamento
de ese hecho se remite a la declaración del señor Julio Navarro Ramírez, rendida en sede administrativa. Aduce
que los hechos que se le achacan se basan en suposiciones y que realmente lo que persiste es una duda, por lo que
debió aplicarse el principio protector, lo cual se evitó hacer. Sostiene que el desorden imperante en la Oficina es
responsabilidad de la jefatura. Invoca que ante el acoso de que fue objeto por parte de su jefe se debe aplicar la
presunción de realidad a favor de la víctima. Llama la atención acerca de la poca participación de éste en el
proceso “...y se utiliza a este hecho en mi contra, cuando se encontraba totalmente fuera de mi alcance el citarlo
como testigo pues éstos fueron reducidos a dos personas únicamente y la demandada no lo llamó a declarar
tampoco...”. A pesar de que el Tribunal aceptó la inexistencia de prueba directa respecto de que ella hiciera los
movimientos “...se basa en una supuesta prueba indiciaria que no es más nuevamente que una presunción de sus
miembros que lo único que provoca es la mayor evidencia de la duda en este caso”. Con base en lo anterior se pide
acoger el recurso y declarar con lugar la demanda en todos sus extremos.
II.- Ha sido un criterio reiterado de esta Sala que el hecho del despido propiamente dicho debe ser acreditado
por la parte que lo invoca, en este caso, por la trabajadora (numerales 29, 82, 461 y 464 del Código de Trabajo);
correspondiéndole luego a la parte patronal, invocar y acreditar las justas causales que le dan fundamento. Lo
anterior, se refuerza si acudimos al numeral 317, del Código Procesal Civil, que puede aplicarse a la materia laboral,
en atención a lo dispuesto por el artículo 452 del Código de Trabajo (Voto N° 553, de las 10:25 horas, del 24 de
mayo del 2000). De ahí que, si el empleador no cumple con la carga procesal de demostrar, sin lugar a dudas, la
falta invocada como sustento de su decisión de poner fin a la relación de trabajo sin responsabilidad patronal, debe
entenderse que ésta fue infundada (entre otros, se puede consultar el Voto número 353, de las 10:40 horas, del 5 de
abril del 2000). En el caso de que se conoce, se presentó un Informe de Auditoría AO-059-A-2002 del 3 de abril del
2002, que tuvo su origen en el Plan Anual Operativo del Área de Auditoría Operacional y en atención al oficio HMPADM-534-01 del 6 de noviembre de 2001, suscrito por la Licda. Sandra Ruiz Abril, Administradora a.i. del Hospital
Dr. Max Peralta. Mediante este oficio se dio cuenta al Auditor General de la demandada que el 5 de noviembre
anterior, como actividad ordinaria de la Administración, se solicitó revisión del proceso y controles existentes para el
pago de tiempo extraordinario, evaluación que se iniciaría directamente con los pagos ejecutados al personal de
Recursos Humanos, para, posteriormente, ampliar el análisis al resto de Servicios. Pero, que en esta otra
oportunidad “...se solicitan resultados preliminares a las personas designadas (Lic. Walter Sánchez Brenes y Sr. Julio
Hernández Acuña), obteniendo resultados tan preocupantes que se decide pedir informe de los resultados obtenidos
y proceder elevar la situación ante la Auditoría”. Esos resultados preliminares -según se le informó- estaban
relacionados con anomalías en los pagos realizados, alteración de documentos, pagos realizados no autorizados,
entre otros. Ahora bien, el Informe de Auditoría concluyó lo siguiente: ″ 1- Los dineros por salarios pagados de
más por ¢60,000.00 en agosto del 2001, ¢60,000.00, en octubre del 2001 y ¢88.581.69 en noviembre del mismo año,
para un total de ¢208,581.09 cancelados a Hellen Segura Hernández, aparentemente no obedecen a un error
involuntario de digitación de la persona encargada de esta labor dada la frecuencia, similitud y ausencia de
documentos de respaldo en las tres erogaciones improcedentes a la misma persona./ 2. Esta Auditoría presume la
participación voluntaria de Hellen Segura Hernández, Subjefe Oficina de Recursos Humanos del Hospital Dr. Max
Peralta en el giro de dinero por salarios cancelados improcedentemente a su favor por: -Tener acceso al “Sistema de
Planilla de Salarios” mediante la clave “WALDY”.- Haber digitado e incluido información salarial al mencionado
“sistema automatizado”- y por las facultades y potestades que ostentaba en el desempeño de su cargo como Subjefe
y jefatura interina de esa Oficina de Recursos Humanos. Es incompatible, que una jefatura o subjefatura argumente
desconocimiento de causa por dinero recibido de más en su salario y tener restricción en el acceso a los sistemas y
registros de recursos humanos, por ser un nivel jerárquico de confianza y tener potestad y responsabilidad de las
operaciones y transacciones del personal subalterno./ 3- La deducción salarial de ¢ 10,000.00 mensuales a partir
del segundo periodo de pago de octubre 2001 (¢5,000.00 por catorcena) establecida por el Lic. Aquileo Masís
Fonseca, Jefe de la Oficina de Recursos Humanos y con el consentimiento de Hellen Segura Hernández a fin de
reintegrar en seis meses los ¢60,000.00 pagados de más a esta funcionaria en agosto 2001 por concepto de tiempo
extraordinario laborado en julio del mismo año, fue modificada en dos ocasiones. En la primera bisemana de pago
de noviembre 2001 el monto pactado disminuyó a ¢5,000.00 por mes y a partir de diciembre 2001 descendió a
¢3,333.35 mensuales, sin existir documentos de respaldo ni autorización del Lic. Aquileo Masís Fonseca,
determinándose una vez más la afectación en beneficio del salario de Hellen Segura Hernández, por lo cual se le
atribuye la presunta responsabilidad a esta funcionaria que en apariencia aprovechó sus facultades y potestades
laborales en perjuicio del patrimonio institucional”. En ese informe se recomendó realizar una investigación
administrativa y con base en sus resultados y otros, aplicar las medidas disciplinarias que procedan, así como definir
las medidas cautelares a instaurar en pro de proteger los intereses de la Caja, para evitar la relación de la
demandante con la Oficina de Recursos Humanos de ese nosocomio o de cualquier centro asistencial de la
Institución (folios 00 a 22 del expediente administrativo). El Órgano Director del procedimiento disciplinario incoado
contra la demandante, por nota fechada 8 de enero del 2003, puso en conocimiento del Msc. Abilio Gutiérrez
Arguedas, Administrador del Hospital Dr. Max Peralta, sus conclusiones en el sentido de que la demandante era
empleada de confianza, tenía clave de acceso y acceso al “Sistema de pago de Tiempo Extraordinario” utilizado en
ese hospital, quien, además, ejercía el cargo de subjefe y jefe de la Oficina de Recursos Humanos, condiciones que
le pudieron facilitar modificar sus propios pagos en su beneficio, aún cuando no existieran documentos que
respaldaran los cambios (folios 69 a 73). Por resolución de las 10:00 horas del 14 de enero de ese año, dicho
Administrador avaló y ratificó esas conclusiones, teniendo a la señora Segura Hernández como responsable de
supuestas irregularidades en pago de salarios a su favor, proponiéndose la sanción de despido sin responsabilidad
patronal, especificada en la respectiva comunicación al trabajador (folios 63 a 68). En esa “COMUNICACIÓN AL
TRABAJADOR” visible a folios 207 a 209 del expediente administrativo, de fecha 17 de enero del 2003, se insertó
que el despido de la actora se propuso con base en lo siguiente: “HECHO OCURRIDO: Por cuanto usted, de
acuerdo con informe de Auditoría N° AO-059-A-2002 de fecha 08 de abril incurrió en irregularidades de pagos de
salarios a su favor, el Órgano Director del Procedimiento Administrativo de Tipo Disciplinario, en apego de sus
funciones y potestades y en búsqueda de la verdad real tuvo por comprobado que la señora Segura Hernández, en
razón de su cargo de Jefe y Sub Jefe de la Oficina de Recursos Humanos del Hospital Dr. Max Peralta, pudo haber
modificado pagos en su beneficio aún sin documentos de respaldo, lo cual en mi condición de superior jerárquico
avalo y ratifico. Se tiene que la señora Segura por responsable de las supuestas irregularidades en pagos de
salarios a su favor, en la Oficina de Recursos Humanos del Hospital Dr. Max Peralta, con especial relevancia en la
pérdida de confianza del puesto que desempeñaba la señora Segura, lo cual deviene en violación de los artículos ...
Por considerarse este hecho, falta grave, se propone su despido sin responsabilidad patronal, por haber infringido los
Artículos: 46 inciso -c-, 48, 53 inciso -d- y 59 del Reglamento Interior de Trabajo”. Ahora bien, en ese procedimiento
disciplinario se conoció el criterio de la Comisión Local de Relaciones laborales a través de la votación de los cuatro
miembros presentes, tres de los cuales votaron en contra de la sanción propuesta y un miembro a favor (folio 74).
Por su parte, en la sesión N° 032-03 celebrada los días 18 y 19 de agosto del 2003, la Junta Nacional de Relaciones
recomendó la aplicación al caso del principio in dubio pro operario “...de tal manera que no exista sanción alguna y
se archive el expediente al efecto y se restituya a su puesto a la trabajadora”. Además, recomendó: “1. Realizar
revisión del procedimiento que se hace de pago de tiempo extraordinario y manejo de claves de acceso al sistema./
2. Establecer una corresponsabilidad a la Jefatura de Recursos Humanos por no ejercer controles en el sistema,
para evitar debilidades que permitan la comisión de ilícitos./ 3. Realizar llamada de atención a la Jefatura de
Recursos Humanos, por no investigar la responsabilidad de la alteración de documentos que puedan esclarecer la
verdad real de los hechos investigados (reporte de tiempo extraordinario)” (folios 242 y 243 del expediente
administrativo). Mas, según se desprende del documento fechado 25 de setiembre del 2003, el Director del Hospital
decidió ratificar el despido a partir del 1° de octubre siguiente, insertándose, entre otros, la siguiente explicación:
“Despido sin responsabilidad patronal por tenerse por demostrada la responsabilidad de la funcionaria en el trámite
de tres pagos salariales a su favor, recibiendo dineros improcedentes por un monto de ¢208,581.09, por modificación
en dos ocasiones de la deducción salarial aplicada a la funcionaria para el reintegro correspondiente sin autorización
de la Jefatura de Recursos Humanos, por pérdida de confianza en virtud de la naturaleza de sus funciones, el nivel
de confianza depositado en ella en calidad de Sub-Jefe de Recursos Humanos, de sus potestades y el acceso al
sistema automático de planilla de salarios” (folios 245 a 247 de aquel expediente). A efecto de resolver con acierto
la litis deben tomarse en consideración y valorarse no sólo las probanzas evacuadas en el proceso judicial sino
también las producidas en el expediente administrativo, todo conforme con las reglas de la sana crítica (artículo 493
del Código de Trabajo). En la antigua jurisprudencia laboral, prevaleció la tesis de que si un servidor público es
despedido y posteriormente promueve demanda en reclamo de sus prestaciones laborales, argumentando
arbitrariedad o improcedencia del despido, el Estado y sus Instituciones, para librarse de las consecuencias de un
despido injustificado, deben ratificar o reproducir, en el proceso judicial, todas las probanzas ya evacuadas
administrativamente; que pudieron servir de base -motivo, motivación o causal- para adoptar el acto del despido;
pues, de lo contrario y aunque el expediente administrativo o los informes se incorporen al proceso judicial, la
destitución debe tenerse como no justificada; dado que aquellas probanzas, por más elocuentes y demostrativas que
sean de una conducta ilegítima, no pueden tomarse en cuenta, por razones de un debido proceso. Mas, dicho criterio
jurisprudencial ya hoy no se sostiene, al considerarse que el debido proceso es un principio que debe
ineludiblemente cumplirse en todos los procedimientos y en todos los procesos -tanto administrativos como
judiciales-, por expresa disposición constitucional, y no puede válidamente afirmarse que, en aras de su cabal
cumplimiento, sea necesaria la sustancial repetición del ítem administrativo, en la sede jurisdiccional. Así se ha
indicado, que, un eventual incumplimiento del debido proceso, constituiría un vicio del acto y, el afectado, podría
invocarlo. Por esa razón, se ha insistido que la exigencia de reproducir o de proceder a ratificar, en la sede judicial
las probanzas ya debidamente evacuadas administrativamente, es una pretensión que atenta de frente contra ese
principio; además de colocar a la Administración en una situación de verdadera desventaja; en relación con la
contraparte; dado que no siempre es factible poder ratificar o reproducir, en lo esencial, los respectivos elementos
probatorios; todo lo cual puede, fácilmente, llevar a resultados tan injustos como contrarios al interés público (ver en
ese sentido los Votos números 285, de las 10:40 horas, del 25 de noviembre de 1998; 328, de las 14:40 horas, del
29 de marzo del 2000; y, 475, de las 10:20 horas, del 17 de agosto del 2001).
III.- Durante el proceso y en esta instancia, la actora ha sostenido la tesis de que no es la responsable de las
anomalías que se presentaron en la cancelación a ella por servicios prestados en tiempo extraordinario y que en
realidad se le ha querido perjudicar; todo lo cual, explica, tiene su origen en el hecho de que con anterioridad a que
se dieran aquellas, por varios meses había sido acosada por su jefe inmediato. Es cierto, como se alega en el
recurso, que la Sala ha considerado, en casos particulares de especial importancia la declaración de la víctima en la
apreciación de la prueba de faltas constitutivas de acoso sexual; pero ello es así, cuando no exista ningún motivo
para dudar de su veracidad. En el Voto N° 130, de las 10:50 horas, del 19 de mayo de 1999, se indicó: “En materia
laboral, se ha aceptado que existe una presunción de certeza de la declaración de la parte que más dificultad tiene
para aportar los elementos probatorios, obligando al patrono a aportar prueba suficiente para acreditar la falta
cometida por el trabajador que le faculta a dar por terminada la relación laboral, sin responsabilidad de su parte.
Cuando se denuncia acoso sexual tenemos la misma situación, pero la presunción de certeza se da al dicho de la o
del acosado, relacionándolo, eso sí y en lo posible con otros medios de prueba. En situaciones como la presente y
ante la ausencia de prueba directa que acredite el acoso, debe tenerse como suficiente la declaración de la ofendida,
ya que de no ser así, existirían hechos de imposible comprobación, porque la persona a quien se le atribuyen
procura siempre realizarlos en circunstancias en que no existan testigos ni otros medios de prueba. De no
aceptarse lo anterior estaríamos ante un obstáculo para descubrir la verdad real, el cual debe ser suprimido en aras
de la correcta administración de justicia, lo que se logra en el caso sub exámine dando plena credibilidad a la
declaración de la víctima, si de su análisis, conforme a las reglas del correcto entendimiento humano, como lo prevé
el artículo 24 de la Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia, se puede llegar a concluir que
dice la verdad. Es decir que, realizándose una valoración amplia de los elementos probatorios debidamente
incorporados a los autos por el patrono, no se le puede restar veracidad al testimonio de la víctima, sin razones
objetivas para ello; pero tampoco puede entenderse que siempre se deben tener por ciertos los hechos de acoso
imputados, al punto de no entrar a valorar el testimonio de la presunta víctima junto con los demás elementos
incorporados, redistribuyendo, en este caso, la carga de la prueba en perjuicio del trabajador (véase sobre el tema el
voto 310 de las 9:50 horas del dieciocho de diciembre de mil novecientos noventa y ocho)”. En un caso como el
presente, en modo alguno podemos brindarle total credibilidad a la supuesta víctima de acoso, precisamente, porque
existen una serie de indicios graves, precisos y concordantes, de los cuales se deduce que la tesis del acoso ha sido
utilizada por quien se dice acosada para sustraerse de responsabilidades laborales que se le han achacado y en
donde no se ha presentado prueba, ni siquiera indiciaria del aludido acoso.
IV.- En el proceso judicial se evacuaron los testimonios de Pedro López Zúñiga, Lucrecia Quirós Bonilla y Ana
Lía Monge Gutiérrez; por su orden, miembro de la Junta Nacional de Relaciones Laborales de la accionada,
Asistente Técnico de Recursos Humanos e integrante del Órgano Director del proceso disciplinario. El primero, dio
cuenta de la duda que le generó a la respectiva Junta el caso, la cual impedía afirmar con certeza que la actora
realizó los cambios que se le achacaban (folios 181 a 182). La señora Quirós Bonilla adujo que como asistente
técnica en Recursos Humanos le correspondía tramitar los pagos por tiempo extraordinario y que en ningún
momento la demandante le informó que le estaban viniendo pagos de más por ese concepto. Manifestó que era el
jefe de oficina o en su ausencia el jefe sustituto quien controlaba el acceso a la computadora y que la actora sólo
intervenía si estaba como jefe. Además señaló que los errores en los pagos se dan aunque no son frecuentes, y
que en caso de presentarse, se le dice a la persona que tiene dos opciones, a saber, que lo reintegre a través de
planilla o se le hace una nota para que vaya a la sucursal y deposite el dinero pagado de más. Manifestó que el 19
de octubre del 2001, observó en las planillas un pago a favor de la demandante por tiempo extra de ochenta y ocho
mil quinientos y resto de colones, sin ningún respaldo del pago en el libro de cambios, siendo que sólo encontró en el
expediente de la demandante un movimiento por veintiocho mil y resto de colones. Indicó que una compañera le
comentó que hacía poco tiempo a la actora se le había pagado otro monto de manera errónea. Y, añadió: “Yo le
comenté a la administradora del Hospital la situación que se había presentado. Posteriormente en la catorcena de
noviembre, observé que la actora le habían venido de más por tiempo extraordinario ochenta y ocho mil y resto de
colones, cuando en realidad eran veintiocho mil colones aproximadamente, revisé el libro para ver si había algún
documento que respaldara el pago, pero no existía” (folios 183 y 184). Por último, Monge Gutiérrez explicó parte del
desarrollo del proceso disciplinario en el cual se concluyó que habían muchos elementos que hacían presumir que la
actora por su acceso a los sistemas de planillas, era a quien le pudo haber interesado hacer esos arreglos de pagos.
En cuanto al primer pago erróneo dijo que se le dio la oportunidad de reintegrar el monto en seis meses, en abonos
por mes de diez mil colones, pero que lo pactado no se respetó por cuanto se modificó para que la deducción fuera
por un monto mensual menor. Además, declaró: “El órgano determinó que había ausencia de bitácora para
registrar quién realiza los movimientos, por lo tanto no puede saberse quién hizo el acceso. La actora tenía acceso
a todo, como jefa y sub-jefa de recursos humanos, incluyendo planillas. El órgano no determinó que existiera fuga
en el uso de las claves en el departamento de recursos humanos. Se comprobó que los errores en los pagos no
eran tan frecuentes. No recuerdo que los pagos de los compañeros se puedan modificar por otros compañeros. El
único error que recuerdo en el departamento de recursos humanos era el de ausencia de bitácora. Para hacer
pagos de más no era necesario ser subjefa, pero a nadie se le revisaba por su categoría. Se comprobó que la
actora tenía una clave con el nombre Waldy, y fue la actora la que nos lo manifestó” (folios 185 a 186). Quirós
Bonilla declaró en el mismo sentido en sede administrativa. En esa oportunidad, también adujo que con anterioridad
al 19 de octubre a la demandante se le había pagado de más por el mismo concepto, pero se dio cuenta que esos
pagos erróneos ya se estaban recuperando. Agregó que el sábado 20 de octubre la actora estaba digitando y que
pasó una semana y ella no comentaba nada de los pagos de más, por lo que folió el libro de cambios y se fue a la
oficina de Sandra Ruiz, administradora del Hospital para informarle de lo sucedido, quien llamó a Ana Flor Chaves
González para comentarlo. Dijo que: “...vino el pago de la primera de noviembre del 2001, y yo volví a tomar la
planilla y ví que en Hellen se volvió a repetir el pago de los 88.000 y resto. También revisé rápidamente los cambios
y no encontré ningún cambio a nombre de Hellen. Entonces yo le dije a Ana Flor volvió a suceder lo mismo con
Hellen. Y ella también volvió a revisar los cambios y no había ningún documento a nombre de Hellen. Entonces
ella tuvo la oportunidad y le informó a Sandra que se había repetido la situación ya comentada. Lo que a mí me
llamó mucho la atención es que pasaban los días y Hellen no comentaba esas sumas pagadas de más y ya todo
quedó tranquilo y después vinieron los señores de auditoría y fuí a una entrevista a auditoría y hasta la fecha” (folios
104 a 108 del expediente administrativo). Llama la atención a esta Sala que si el primer pago de más recibido por la
accionante correspondió a la segunda catorcena de agosto, ella lo pusiera en conocimiento de la respectiva jefatura
hasta el 20 de setiembre y que a pesar de que posteriormente se dieran otros pagos anómalos, a saber, en la
segunda catorcena de octubre y en la primera catorcena de noviembre, por sesenta mil colones, sesenta mil colones
y ochenta y ocho mil quinientos ochenta y un colones con sesenta y nueve céntimos, la demandante no acudiera
directamente a la encargada para averiguar a qué se debía y corregir la situación. Lo anterior es así, sobre todo si
se toma en consideración que ella también trabajaba en el Departamento de Recursos Humanos. Por otro lado,
aunque en la “resolución final” se tuvo por comprobado que en cuanto a la primera cantidad correspondiente a la
segunda catorcena de agosto, ella llegó a un acuerdo con su Jefe de pagarlo en deducciones mensuales de diez mil
colones cada veintiocho días (ver también acción de personal en el folio 132 del expediente administrativo); hecho
que fue corroborado en la entrevista que se le hiciera al Lic. Aquileo Masís Fonseca, Jefe de la Oficina de Recursos
Humanos y ratificada ante el órgano director del procedimiento disciplinario (folios 45 a 50 del expediente
administrativo); la verdad es que ni siquiera ese pacto fue respetado, pues, se ejecutó sólo parcialmente, debido a
que los rebajos acordados fueron nuevamente alterados. Por otro lado, en el expediente aparece una nota de la
demandante dirigida a Masís Fonseca, fechada 6 de noviembre del 2001 pero recibida el 13 de noviembre en la cual
ésta le indica lo siguiente: “Le solicito favor revisar la planilla del pago del 02 de noviembre 2001, por cuanto se
refleja un monto de dinero que no me pertenece/. Es mi deseo depositar la cantidad por medio de la sucursal, favor
hacer trámites correspondientes” (folio 4). Con relación a lo anterior, interesa la declaración en sede administrativa
de María Mayela Hernández Calvo, funcionaria de la Oficina de Recursos Humanos, en la cual dio cuenta de las
gestiones realizadas por la demandante con relación a uno de los pagos recibido de más: “Días atrás la compañera
Hellen estando de vacaciones recibo una llamada de parte de ella en la cual ella me solicita que le prepare un
documento para hacer un depósito a la sucursal. Yo le pregunté para qué era el depósito y ella me dice que por
unas sumas que salieron pagadas de más. Yo le dije que yo se lo hacía, pero que necesitaba ver el cambio de
planilla para poder basarme en eso y hacer el respectivo documento de depósito. Ella me responde que no sabía,
que era una plata que salió en la planilla. Yo le dije que sí, que yo le hacía el documento ... me fui a preguntarle a
Aquileo Masís, Jefe de Recursos Humanos, pero él no estaba ese día en la oficina, entonces yo lo llamé al celular de
él, para enterarlo del documento que yo iba a hacer y me dijera él el motivo. Aquileo me responde que le informe a
don Walter Sánchez del asunto ... Don Walter me recomienda que no haga ningún tipo de movimiento de
documento, que él el lunes se reuniría con Aquileo y analizarían la situación, porque Hellen tenía reunión con ellos el
día martes. Y si ella insistía que yo le respondiera que se esperara a que se reuniera con ellos. Y ella
efectivamente insistió y yo le decía que tenía que esperarse, que no tenía tiempo. El 6 o 9 de diciembre del 2001,
aproximadamente, le realicé el estudio de dos montos que debía depositar, por un total aproximado de ciento treinta
y nueve mil colones. A esa fecha yo le pregunté a ella si ya había efectuado el depósito porque esos recibos
nosotros debemos adjuntarlos para una información posterior que emitimos a salarios. Y ella me dijo que a la fecha
no lo había hecho ... “ (énfasis suplido) (folios 109 a 112 del expediente administrativo). Esa declaración coincide
con la nota del 6 de diciembre del 2001 dirigida a la Sucursal de la accionada en Cartago de parte de Masís
Fonseca, en la cual cuenta que la actora está de acuerdo en pagar las sumas canceladas de más en la segunda
catorcena de octubre y primera de noviembre (folio 3). Mas, según lo relató aquella testigo, no se tenía noticia de un
depósito inmediato y en sede administrativa, la actora manifestó expresamente que el dinero lo devolvió hasta el 18
de diciembre (folio 53). A lo anterior debe agregarse que las partidas por tiempo extraordinario eran susceptibles de
modificar por quienes tenían acceso al sistema y algunos de los declarantes en sede administrativa adujeron que la
actora lo podía hacer con la clave “Waldy” (ver en ese sentido la declaración de Ivette Cerdas Gerena en folios 119 a
123 de aquel expediente). A pesar de que el Lic. Alexis Salas Vega, asistente de la Auditoría Interna de la
accionada y conocedor del caso en razón de su trabajo, indicó que no se verificó si con dicha clave se pudo haber
cometido las variaciones en los pagos de la demandante por jornada extraordinaria (folios 164 a 169 del expediente
administrativo); la verdad es que es lógico deducir que así sucediera, tomando en consideración que de los pagos en
exceso sólo podía beneficiarse la señora Segura Hernández y, se repite, no hay prueba alguna en el expediente de
la cual se pueda deducir, sin lugar a dudas, que alguna persona (incluyendo a su jefe), tuviera algún interés en
realizar tales modificaciones con el fin de perjudicarla. Ni siquiera se acreditó el alegado acoso por parte de éste.
Por otro lado, existen indicios de que esa clave servía para acceder al sistema. Según Ivette Cerdas Gerena,
asistente técnico de Recursos Humanos, en folios 119 a 123 del expediente administrativo relató que por exceso de
trabajo le pidió colaboración a la jefatura, acordando que dos compañeras le iban a ayudar un sábado de la segunda
o tercera semana de octubre del 2001, a saber, Jill y Hellen “...quedamos que yo iba a pasar para asegurarme que
les estaba yendo bien. Yo no me podía quedar porque tenía un compromiso familiar pero les pedí que me llamaran
por cualquier cosa. En la tarde me llamó mi compañera Hellen para decirme que tenía problemas con la
computadora. Entonces yo le pedí que reiniciara la máquina con mi clave de Windows, y que volviera a ingresar al
sistema de planillas, y si no podía entrar con la clave de ella entrara con la mía. A veces la máquina se pegaba, si
se iba la electricidad se salía del sistema...”. En armonía con esa declaración Julio Navarro Ramírez, asistente
técnico de Recursos Humanos, manifestó: “Sí me acuerdo de un sábado que laboramos, no recuerdo que fuera
exacto el 20, a Hellen no le entraba la clave. Se llamó a Ivette, a la casa para que le diera la clave a Hellen, porque
no podíamos entrar con ninguna de las dos, y la mía no tenía acceso” (folios 116 a 118 de aquel expediente). Es
decir, la demandante acudió a trabajar un sábado de octubre para lo cual necesariamente tenía que acceder al
sistema sin que pidiera de previo la clave para hacerlo, de lo cual se deduce que confiaba en que podía hacerlo y el
hecho de que específicamente ese día tuviera problemas para ello, es una cuestión circunstancial. A lo anterior
debemos agregar que de acuerdo con los testimonios indicados, los compañeros de trabajo eran conocedores de las
claves de quienes tenían acceso al sistema, lo que facilitaba situaciones como las que se presentaron, hecho que
incluso se acepta en el propio recurso ante la Sala: “...en el Departamento era práctica común irregularidades como
la revelación de claves entre mis compañeros, avalado siempre por el Jefe el señor Masís Fonseca”. Debe
reiterarse que si bien se realizaron gestiones para reembolsar el dinero (algunas tardías como la de la primera
catorcena de agosto), debe tomarse en consideración que el primer pacto para tal efecto en realidad se ejecutó en
forma parcial, lo cual obedeció, precisamente, a una nueva alteración y, además, resulta evidente que lo que se
pretendía con las alteraciones no era la sustracción de dineros en términos absolutos, sino, la utilización de ese
mecanismo como medio de financiamiento, lo cual desde todo punto de vista resulta reprochable. Por último, se
debe insistir que si realmente hubieran existido antes de los pagos en exceso, problemas graves entre la actora y su
jefe inmediato constitutivos de acoso en el trabajo, de lo cual se echa de menos prueba suficiente, no se comprende
cómo no procedió en forma inmediata desde el primer pago a realizar los respectivos depósitos, a efecto de evitar,
precisamente, que razonablemente se sospechara de ella como beneficiada directa de los errores y, a su vez, por su
carácter de servidora del Departamento de Recursos Humanos y especialmente por su cargo de jefatura, lo que
evidentemente le facilitaba tener acceso a los respectivos sistemas de pagos. Lo anterior, justificó razonablemente
el despido por pérdida de confianza en ella como persona idónea para proteger los intereses de la empleadora,
pues, efectivamente, su conducta fue a todas luces reprochable. A pesar de que el puesto que ocupaba y donde lo
desempeñaba la obligaba a conducirse de forma absolutamente transparente, existen indicios claros, precisos y
concordantes de que efectivamente fue la accionante la responsable de las graves anomalías que se presentaron en
los pagos de más que se hicieron a su favor.
V.- El artículo 17 del Código de Trabajo, dispone: “Para efectos de interpretar el presente Código, sus
Reglamentos y sus leyes conexas, se tomarán en cuenta, fundamentalmente, el interés de los trabajadores y la
conveniencia social”. Esa norma recoge un principio fundamental en Derecho del Trabajo, a saber, el principio
protector, del cual se han reconocido tres reglas específicas: la del in dubio pro operario, la de la norma más
favorable y la de la condición más beneficiosa. Para efectos de este asunto interesa la primera, según la cual, en
caso de que una norma admita varias interpretaciones, debe acogerse aquella más favorable al trabajador.
Doctrinaria y jurisprudencialmente ha sido extendida a la valoración de las pruebas, en casos de auténtica duda
(Voto número 38, de las 10:10 horas, del 5 de febrero de 2003). Esa regla ha sido invocada por la parte recurrente.
Mas, no es de aplicación en el presente caso, en el cual a la Sala no le cabe la menor duda de que la demandante
es la responsable de los hechos que se le achacaron y que motivaron el cese de la relación de empleo.
VI.- Como lógica consecuencia del análisis realizado, en lo que ha sido objeto de impugnación, procede
confirmar lo resuelto por los señores jueces sentenciadores.
POR TANTO:
Se confirma la sentencia impugnada.
Orlando Aguirre Gómez
Zarela María Villanueva Monge
Bernardo van der Laat Echeverría
Julia Varela Araya
Rolando Vega Robert
Extracto de la Sentencia
Sala II de la Corte Sentencia 01052 – 05
Partes
Caso
Normativa
Involucrada
Desarrollo
Dennis Víquez vs Instituto Mixto de Ayuda Social
El Sr. Víquez demandó al IMAS por considerar que fue despedido injustificadamente. En
primera instancia, por estimar que el actor sí incurrió en una falta grave, se declaró sin
lugar la pretensión principal. En segunda instancia al resolverse la apelación del actor se
confirmó el fallo.
El actor formula recurso ante esta Sala y sostiene que se está modificando el fallo recaído
en sede penal en que fue sobreseído, en abierta violación al principio non bis in dem
según el cual nadie puede ser juzgado dos veces por los mismos hechos. En su caso se le
juzgó otra vez en sede laboral y se le impuso condena. También acusa incorrecta
valoración de la prueba.
Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia
Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujer
Se considera el acoso sexual no como una expresión del deseo sexual, sino como una
demostración de poder que tiene como último objeto recordar a la mujer que su lugar en la
sociedad es el de ser un objeto sexual. Las estadísticas demuestran que normalmente no
son las mujeres más atractivas las que sufren acoso sino las más vulnerables en razón de
la edad, el estado civil, la raza o la capacidad física.
En nuestro país se han ratificado convenciones que afirman que la violencia contra la
mujer constituye una violación de los derechos humanos. Así la Convención
Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujer
(Convención de Belem do Pará) obliga a tener especialmente en cuenta la situación de
vulnerabilidad que pueda sufrir la mujer en razón, entre otras, de su raza, o de su
condición étnica. En igual sentido se considerará a la mujer que es objeto de violencia
cuando está embarazada, es discapacitada, menor de edad , anciana, o está en situación
socioeconómica desfavorable o afectada por situaciones de conflictos armados o privación
de su libertad.
Por otra parte la Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia viene a
definir conductas de acoso y hostigamiento sexual y sanciones.
Valga señalar que con anterioridad a la promulgación de la ley, no existía disposición legal
específica que regulara internamente el acoso u hostigamiento sexual como una falta
grave a las obligaciones laborales, sino hasta que se promulgó la ley, pues con
anterioridad tales conductas se incluían en el inciso genérico l) del artículo 81 del Código
de Trabajo.
Implícitamente en el artículo 25 de la Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y
La Docencia, se prevé la posibilidad hasta del despido sin responsabilidad patronal, en el
caso en que se incurra en la conducta de acoso y hostigamiento sexual, que viene a
atentar contra el deber de fidelidad y la buena fe que debe imperar dentro de toda relación
contractual.
En este caso, efectivamente está demostrado que el actor acosó sexualmente a varias
madres adolescentes, mediante insinuaciones deshonestas y proposiciones indecorosas;
con preguntas sobre su vida sexual, aprovechando su condición de funcionario del Imas
para acercarse a jóvenes que tenían interés en participar en cursos impartidos por el ente
Conclusión
demandado.
La prueba es abundante y quedó acreditado sin lugar a dudas que el actor incurrió en
faltas muy graves a su deber como funcionario público, lo que justificó su despido sin
responsabilidad patronal.
Con respecto a la violación del principio non bis in dem, esta Sala de manera reiterada ha
hecho ver la independencia que existe entre las jurisdicciones penal y laboral.
Consecuentemente, el resultado de un proceso penal, salvo en las circunstancias previstas
en el artículo 164, del Código Procesal Civil, no influye en la decisión que haya de
tomarse, al momento de valorar una falta laboral, pues, en aquella sede penal, lo que se
pondera es la comisión de un comportamiento tipificado, por la ley, como un delito, de
manera que, a pesar de que tal conducta no se configure como un ilícito penal, sí puede,
de manera independiente, constituirse en una falta laboral grave, suficiente para poder
decretar, legítimamente, un despido justificado. Este tema fue discutido en la jurisdicción
constitucional, estableciéndose una clara independencia entre el ámbito sancionatorio
penal y el disciplinario.
Se confirma la sentencia recurrida
Texto Completo de la Sentencia
Sentencia :
Año :
Expediente:
Despacho:
Fecha:
Hora:
Tipo de sentencia:
Redactor:
Clase de asunto:
01052
2005
02-000008-0418-LA
Sala Segunda de la Corte
21/12/2005
9:35:00 AM
De Fondo
Villanueva Monge Zarella
Proceso ordinario laboral
Exp: 02-000008-0418-LA
Res: 2005-01052
SALA SEGUNDA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. San José, a las nueve horas treinta y cinco
minutos del veintiuno de diciembre de dos mil cinco.
Proceso ordinario establecido ante el Juzgado de Trabajo de Puntarenas, por DENNIS VÍQUEZ
GAIRAUD, actualmente desempleado, vecino de Puntarenas, contra INSTITUTO MIXTO DE AYUDA SOCIAL ,
representado por Rodrigo Alberto Campos Hidalgo, vecino de San José. Figura como apoderado especial judicial del
actor el licenciado Rafael Alberto Ortiz Molina. Todos mayores, casados y abogados, con las excepciones indicadas.
RESULTANDO:
1.- El actor, en escrito fechado quince de enero de dos mil dos, promovió la presente acción para que
en sentencia se declare: “La nulidad absoluta por esta vía ordinaria laboral del proceso administrativo disciplinario
que se siguiera en contra del aquí actor –al haberse iniciado con posterioridad a que la misma entidad demandada
solicitara al Ministerio Público la investigación de la verdad real, adelantando criterios y resoluciones contrarias a
derecho de defensa y al debido proceso, desplazando al mismo Ministerio Público en forma contradictoria la propia
administración y entidad aquí demandada, incluyendo por parte de la entidad demandada una resolución final de
despido injustificado. b) Se anule el despido injustificado por cuanto al dictarse el mismo el Ministerio Público no
había establecido ninguna acusación en contra del aquí actor, en virtud de ello, invoco se me reinstale en mi puesto
de técnico 3 con los mismos derechos y garantías laborales que tenía al momento del despido; conllevando con ello
el pago de salarios caídos desde el día 19 de noviembre del año 2001 a la firmeza de la sentencia que lo ordene y a
la reinstalación misma, con los ajustes pertinentes de salario anual por costo de la vida al sector público, anualidades
y pago de salario escolar, vacaciones y aguinaldo dejados de percibir. c) La entidad demandada nunca me entregó la
liquidación del despido actuado, en virtud de ello en caso de no admitirse las petitorias a) b), pido se condene con la
base de un salario promedio mensual de 205.000 colones en la entidad demandada al pago: 1) del preaviso en un
mes. 2) Vacaciones un mes, MÁS un mes más por cada año o fracción porcentual que dure este proceso judicial.
3) Aguinaldo un mes, más un mes por cada año o fracción porcentual que dure este proceso judicial. 4) Cesantía
por 23 años. 5) Daños y perjuicios: PERJUICIOS: DAÑO MATERIAL . Estimando los perjuicios en la cantidad de
meses que dure este proceso ordinario laboral y cada mes en la suma de 205.000 colones en el concepto de salarios
caídos. Tomando en cuenta que el aquí actor tiene 50 años de edad y no encontrará trabajo con facilidad alguna y
que la presente situación ha generado angustia y desestabilización no solo en el aquí actor sino además en el seno
del grupo familiar, esposa e hijos que dependen del único ingreso familiar que es el aquí actor. d) Además pido se
condene a la demandada al pago de los intereses correspondientes en la suma de los rubros en que se condene,
estableciendo los mismos en los que al efecto fija el Banco Central para los depósitos a plazo fijo en el sistema
bancario nacional, contando la aplicación de los mismos, desde el momento mismo en que se tiene por establecida
la presente demanda. DAÑO MORAL : Y un daño moral irreversible social y laboral en la misma entidad IMAS y en el
sector social al que corresponde el IMAS por la suma no menor a los cinco millones de colones de conformidad con
el artículo 1045 del Código Civil en concordancia con el artículo 82 del Código de Trabajo y en armonía con el
artículo 17 del mismo Código de Trabajo; lo anterior por cuanto el propio Gerente General de la entidad demandada
y con la prueba que aporto documental, TRATÓ al aquí actor, de “doloso” lo que es sinónimo Jurídico de
delincuente ocasionando con ello en el seno de mi familia y de la sociedad en que se me conoce un irreparable como
irreversible daño moral. d) Se condene en ambas costas, tanto personales como las procesales a la entidad
demandada ”.
2.- El representante del instituto demandado contestó la acción en los términos que indica en el
memorial presentado el doce de marzo de dos mil dos y no opuso excepciones.
3.- El juez, licenciado Ignacio Saborío Crespo, por sentencia de las diez horas veinticinco minutos del
dos de febrero de dos mil cinco, dispuso : “Por las razones dadas, artículos 81, 153, 493 del Código de Trabajo; y
demás citas de ley invocadas, se declara PARCIALMENTE CON LUGAR la demanda interpuesta por la señora (sic)
DENNIS VÍQUEZ GAIRAUD , contra el INSTITUTO MIXTO DE AYUDA SOCIAL , representado por su apoderado
general judicial, Lic. RODRIGO CAMPOS HIDALGO , los únicos extremos a cancelar son el pago de aguinaldo un
mes por la suma de doscientos cinco mil colones, vacaciones dos períodos, por la suma de doscientos cinco mil
colones , sumas que se otorgan sin perjuicio que en etapa de ejecución de sentencia el demandado demuestre
haberlas cancelado (sic). Deberá la parte accionada reconocer intereses sobre el total de la condenatoria a partir del
momento del despido, es decir el diecinueve de noviembre del dos mil uno y hasta su efectivo pago, los cuales se
calcularán al tipo de tasa establecido por el Banco Nacional de Costa Rica para los certificados de depósito a seis
meses plazo. Se rechazan los extremos de decretar la nulidad absoluta del despido; así como lo correspondiente a
la reinstalación con el correspondiente pago de salarios caídos; también se rechazan el mes de aguinaldo y
vacaciones por cada año o fracción porcentual que dure el proceso judicial, preaviso, cesantía, daño moral, daño
material, daños y perjuicios y salarios caídos, por improcedentes. Se advierte a las partes que, esta sentencia admite
el recurso de apelación, el cual deberá interponerse ante este Juzgado en el término de tres días. En ese mismo
plazo y ante este órgano jurisdiccional también se deberán exponer, en forma verbal o escrita, los motivos de hecho
o de derecho en que la parte recurrente apoya su inconformidad; bajo el apercibimiento de declarar inatendible el
recurso (artículos 500 y 501 incisos c) y d) del Código de Trabajo; votos de la Sala Constitucional números 5798, de
las 16:21 horas del 11 de agosto de 1998 y 1306 de las 16:27 horas del 23 de febrero de 1999 y voto de la Sala
Segunda número 386, de las 14:20 horas del 10 de diciembre de 1999). Se condena a la parte actora al pago de
ambas costas fijándose las personales en un quince por ciento del total de la absolutoria”.
4.- El apoderado del actor apeló y el Tribunal de Puntarenas, integrado por los licenciados Juan Carlos
Mejías Cordero, Ronald Nicolás Alvarado y Jorge Fernández Rodríguez, por sentencia de las siete horas cincuenta
minutos del siete de junio de dos mil cinco, resolvió : “De conformidad con lo expuesto y normativa citada en su
apoyo se rechaza en todos sus extremos el recurso de apelación interpuesto. Se confirma la sentencia venida en
apelación. Se hace constar que no existen vicios ni defectos productores de indefensión o nulidad”.
5.- El apoderado del actor formula recurso, para ante esta Sala, en memorial de data doce de julio de
dos mil cinco, el cual se fundamenta en los motivos que se dirán en la parte considerativa.
6.- En los procedimientos se han observado las prescripciones de ley.
Redacta la Magistrada Villanueva Monge; y,
CONSIDERANDO:
I.- ANTECEDENTES. El señor Dennis Víquez Gairaud, demandó al Instituto Mixto de Ayuda Social por
considerar que fue despedido injustificadamente, para que en sentencia se ordenara su reinstalación y el pago de los
salarios dejados de percibir desde el 19 de noviembre del año 2001 a la firmeza de la sentencia, con los ajustes
pertinentes de su salario anual por costo de vida, anualidades, salario escolar, vacaciones y aguinaldos; así como se
le condenara a pagarle los daños y perjuicios, daño moral y las costas. De no acogerse la pretensión principal solicitó
el pago de un mes de preaviso, un mes de vacaciones, adicionalmente un mes por cada año o fracción porcentual
que dure el proceso, un mes de aguinaldo y un mes por cada año o fracción porcentual que dure el proceso, todo
con base en el salario promedio mensual de doscientos cinco mil colones. (folios 48-54). La representación de la
entidad accionada, contestó negativamente la demanda, solicitando se declarare sin lugar en todos sus extremos,
con ambas costas a cargo del actor (folios 62-68). El a-quo, por estimar que el actor si incurrió en una falta grave,
declaró sin lugar la pretensión principal y lo condenó a pagar ambas costas, fijando las personales en un quince por
ciento del total de la absolutoria. Acogió parcialmente la pretensión subsidiaria y concedió el pago de un mes de
aguinaldo por el monto de doscientos cinco mil colones y dos; períodos de vacaciones por la suma de doscientos
cinco mil colones, sumas que se otorgaron sin perjuicio que en etapa de ejecución de sentencia el demandado
acreditara haberlos cancelados y reconoció el pago de intereses legales sobre esos montos (folios 442-456). El adquem al resolver la apelación del actor, confirmó el fallo (folios 502-531).
II.- AGRAVIOS DEL RECURRENTE. El actor disconforme con lo resuelto en segunda instancia, formula
recurso ante esta Sala. Sostiene que el Tribunal de instancia modifica, el fallo recaído en sede penal en que fue
sobreseído, en abierta violación al principio non bis in dem, pues nadie puede ser juzgado dos veces por los mismos
hechos. En su caso se le juzgó otra vez en sede laboral y se le impuso condena. Acusa incorrecta valoración de la
prueba testimonial al ponderarse en forma restringida y sin objetividad, orientada al análisis de conciencia y contraria
a derecho. Reprocha el pago efectuado por el ente demandado a las testigos para que comparecieran a rendir la
declaración judicial, lo cual está acreditado con los cheques entregados a éstas. No obstante, el fallo avala y legitima
el actuar de las testigos y del ente demandado. Esto evidencia la presunta manipulación de la prueba testimonial,
haciéndola prueba espuria y amañada, dándosele el valor que no tiene. En contra de estas testigos presentó querella
penal por el delito de falso testimonio y en esa sede se abstuvieron de declarar, lo cual llama la atención porque no
declararon como lo hicieron en la vía laboral. Aduce que consta en el proceso las declaraciones juradas de folios 2 a
12 manifestaciones de beneficiarias del Imas donde se infiere que el actor no tenía como costumbre incurrir en faltas
de respeto, las cuales fueron aportadas con la demanda. Solicita se tenga presente las copias de cheques visibles a
los folios 407 al 410, relativos a los pagos recibidos por las testigos y la documentación de la querella presentada
ante el Ministerio Público. Con base en esos argumentos solicita revocar la sentencia de segunda instancia y se
condene en costas al ente demandado y se acojan sus pretensiones (folios 559-570).
III.- LA REGULACIÓN DEL ACOSO SEXUAL . La calificación de pioneros en la regulación del acoso sexual
corresponde a Estados Unidos y Canadá. En efecto, el acoso sexual como ilícito laboral surge y se desarrolla en los
países mencionados y de ahí se extiende al resto de países y Organizaciones Internacionales con competencia en
las relaciones de trabajo (OIT, UE). Las primeras investigaciones sobre esta materia coinciden en afirmar que el
acoso sexual es una consecuencia de la manera cómo está organizada la sociedad y de la distribución del poder
entre los sexos. En consecuencia, se considera el acoso sexual no como una expresión del deseo sexual, sino como
una demostración de poder, una reafirmación del poder expresada de una manera psíquica que tiene como último
objeto recordar a la mujer que su lugar en la sociedad es el de ser un objeto sexual. Por lo tanto la conducta
responde a la inferior posición que ocupan las mujeres en el mercado de trabajo y ayuda a mantenerlas en esas
posiciones. De esta manera, TANGRI et altri explican el acoso sexual bajo tres modelos distintos: el natural o
biológico; el modelo organizativo y el modelo socio cultural. Bajo el prisma del primero el acoso sexual no es más
que el simple producto de la natural atracción entre dos personas, y en este sentido, dado que los hombres poseen
un vigor sexual más fuerte, son ellos quienes usualmente comienzan las proposiciones sexuales. El segundo de los
modelos implica que el acoso sexual es el resultado de ciertas estructuras oportunistas creadas en el interior de las
organizaciones sociales y de las relaciones de jerarquía. En este sentido, se afirma que las personas que ejercen
cierto poder pueden llevar a personas de una categoría inferior a aceptar un papel de objeto sexual. Por último, el
tercer modelo argumenta que el acoso sexual es el reflejo de la larga y diferente distribución social del poder y del
status entre los sexos. En consecuencia, éste no implica una necesidad sexual, sino que es consecuencia y
manifestación de las diferencias de poder que existen entre los hombres y las mujeres en nuestra cultura(...) Las
estadísticas demuestran que normalmente no son las mujeres más atractivas las que sufren acoso sino las más
vulnerables en razón de la edad, el estado civil, la raza o la capacidad física (Lo negrita y subrayado no es del
original) (Ver en este sentido, “ EL ACOSO SEXUAL EN EL TRABAJO” , ALTES TARREGA, Juan Antonio, Editorial
Tirant Lo Blanch, Valencia, 2002, pág 26, 27 y 28). En nuestro país existe legislación y se han ratificado
convenciones que afirman que la violencia contra la mujer constituye una violación de los derechos humanos, las
libertades fundamentales y limita total o parcialmente a la mujer al reconocimiento, goce y ejercicio de tales derechos
y libertades. “El miedo a la violencia, incluido el hostigamiento, es un obstáculo constante para la movilidad de la
mujer, que limita su acceso a actividades y recursos básicos” (Cuarta Conferencia Mundial Sobre la Mujer Bejing
1995. Plataforma de Acción Declaración de Bejing. Centro Nacional para el Desarrollo de la Mujer y la Familia.
Ministerio de Planificación y Política Económica. San José, Costa Rica. 1996). Así la Convención Interamericana
para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujer (Convención de Belem do Pará) ratificada por
nuestro país desde el año de 1995, viene a constituir una positiva contribución para proteger los derechos de la
mujer y establece la definición y ámbito de su aplicación. Al respecto algunos artículos de esa convención
expresan: “Artículo 1º. Para los efectos de esta Convención debe entenderse por violencia contra la mujer cualquier
acción o conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la
mujer, tanto en el ámbito público como en el privado”. “Artículo 2º: Se entenderá que violencia contra la mujer
incluye la violencia física, sexual y psicológica: a. que tenga lugar dentro de la familia o unidad doméstica o el
cualquier otra relación interpersonal, ya que el agresor comparta o haya compartido el mismo domicilio que la mujer,
y que comprende, entre otros, violación, maltrato y abuso sexual; b. que tenga lugar en la comunidad y sea
perpetrada por cualquier persona y que comprende, entre otros, violación, abuso sexual, y acoso sexual en el lugar
de trabajo, así como en instituciones educativas, establecimientos de salud o cualquier otro lugar...” “artículo 3 :
Toda mujer tiene derecho a una vida libre de violencia, tanto en el ámbito público como en el privado”.- “Artículo 4:
Toda mujer tiene derecho al reconocimiento, goce, ejercicio y protección de todos los derechos humanos y a las
libertades consagradas por los instrumentos regionales e internacionales sobre derechos humanos. Estos derechos,
entre otros: a) el derecho a que se respete su vida; b) el derecho a que se respete su integridad física, psíquica y
moral; c) el derecho a la libertad y a la seguridad personales...e) el derecho a que se respete la dignidad inherente a
su persona y que se proteja a su familia...f) el derecho a igualdad de protección ante la ley y de la ley...”. “Artículos 6º
. El derecho de toda mujer a una vida libre de violencia incluye, entre otros: a) el derecho de la mujer a ser libre de
toda forma de discriminación, y b) el derecho de la mujer a ser valorada y educada libre de patrones estereotipados
de comportamiento de inferioridad o subordinación”. La Convención obliga a tener especialmente en cuenta la
situación de vulnerabilidad que pueda sufrir la mujer en razón, entre otras, de su raza, o de su condición étnica. En
igual sentido se considerará a la mujer que es objeto de violencia cuando está embarazada, es discapacitada, menor
de edad , anciana, o está en situación socioeconómica desfavorable o afectada por situaciones de conflictos
armados o privación de su libertad. Por otra parte la Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia
número 7476, de fecha 3 de febrero de 1995, publicada en La Gaceta número 45 del 3 de marzo de 1995, viene a
definir conductas de acoso y hostigamiento sexual y sanciones. En ese sentido, el artículo 1º establece los principios
regentes de dicha normativa. “Artículo 1.- Principio regentes : Esta Ley se basa en los principios constitucionales
del respeto por la libertad y la vida humana, el derecho al trabajo y el principio de igualdad ante la ley, los cuales
obligan al Estado a condenar la discriminación por razón del sexo y a establecer políticas para eliminar la
discriminación contra la mujer , según la Convención de las Naciones Unidas sobre la eliminación de todas las
formas de discriminación contra la mujer y la Convención interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la
violencia contra la mujer”. “Artículo 2.- Objetivo El objetivo de la presente Ley es prohibir y sancionar el acoso u
hostigamiento sexual como práctica discriminatoria por razón del sexo, contra la dignidad de la mujer y del hombre
en las relaciones laborales y de docencia . ” “Artículo 3.- Definiciones Se entiende por acoso u hostigamiento sexual
toda conducta sexual toda conducta sexual indeseada por quien la recibe, reiterada y que provoque efectos
perjudiciales en los siguientes casos: a) Condiciones materiales de empleo o de docencia. b) Desempeño y
cumplimiento laboral o educativo. .c) Estado general de bienestar personal. También se considera acoso sexual la
conducta grave que, habiendo ocurrido una sola vez, perjudique a la víctima en cualquiera de los aspectos indicados.
Artículo 4.- Manifestaciones del acoso sexual. El acoso sexual puede manifestarse por medio de los siguientes
comportamientos: 1.- Requerimientos de favores sexuales que impliquen: a) Promesa, implícita o expresa, de un
trato preferencial, respecto de la situación, actual o futura, de empleo o de estudio de quien la reciba. b) Amenazas
implícitas o expresas, físicas o morales de daños o castigos referidos a la situación, actual o futura, de empleo o de
estudio de quien las reciba. c) Exigencia de una conducta cuya sujeción o rechazo sea, en forma implícita o explícita,
condición para el empleo o el estudio. 2.- Uso de palabras de naturaleza sexual, escritas u orales, que resulten
hostiles, humillantes u ofensivas para quien las reciba. 3.- Acercamientos corporales u otras conductas físicas de
naturaleza sexual, indeseados y ofensivos para quien los reciba . Artículo 12.- Responsabilidad del patrono Todo
patrono o jerarca que incurra en hostigamiento sexual será responsable, personalmente, por sus actuaciones.
Asimismo, tendrá responsabilidad si, pese a haber recibido las quejas de la persona ofendida, no cumple con lo
establecido en el artículo 5 de la presente Ley”. (Lo negrita y subrayado no son del original) . Valga señalar que
con anterioridad a la promulgación de la ley, no existía disposición legal específica que regulara internamente el
acoso u hostigamiento sexual como una falta grave a las obligaciones laborales, sino hasta que se promulgó la ley,
pues con anterioridad tales conductas se incluían en el inciso genérico l) del artículo 81 del Código de Trabajo.
Implícitamente en el artículo 25 de la Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y La Docencia, se prevé la
posibilidad hasta del despido sin responsabilidad patronal, en el caso en que se incurra en la conducta de acoso y
hostigamiento sexual, que viene a atentar contra el deber de fidelidad y la buena fe que debe imperar dentro de toda
relación contractual. En el caso bajo examen la conducta inmoral del funcionario se dio durante la prestación del
servicio en perjuicio de las beneficiarias de la ayuda social, que como agente público debía brindar. Se ha
demostrado que el señor Víquez Gairaud, quebrantó en forma grave y relevante los deberes de fidelidad implícitos
en la prestación del servicio público, obligaciones que debía observar con celo y probidad para no defraudar los
intereses de la institución de bien social en que laboraba y la confianza en él depositada, los cuales constituyen
infracciones a los deberes éticos, impuestos por la función pública desempeñada, con la suficiente entidad para
justificar el despido sin responsabilidad patronal.
IV.- SOBRE LA VALORACIÓN DE LA PRUEBA TESTIMONIAL Y DOCUMENTAL EN EL CASO CONCRETO
. Al valorar esta Sala la prueba testimonial evacuada y la documental constante en el proceso de conformidad con el
493 del Código de Trabajo, se arriba a la misma conclusión a que llegaron los juzgadores de las instancias
precedentes, pues la prueba es abundante y quedó acreditado sin lugar a dudas que el actor incurrió en faltas muy
graves a su deber como funcionario público, lo que justificó su despido sin responsabilidad patronal. Se infiere de los
autos el respeto a los principios del debido proceso y de defensa. Como acertadamente lo señaló el Tribunal la
conducta del señor Víquez Gairaud resulta más grave al valerse de las funciones de su cargo y establecer un
modus operandi para acosar sexualmente a personas madres adolescentes de escasos recursos económicos.
Efectivamente está demostrado lo siguiente. El actor acosó sexualmente a varias madres adolescentes, mediante
insinuaciones deshonestas y proposiciones indecorosas; con preguntas sobre su vida sexual, aprovechando su
condición de funcionario del Imas para acercarse a jóvenes que tenían interés en participar en cursos impartidos por
el ente demandado. Los acercamientos con las adolescentes los obtenía indicándoles que se presentaran a la oficina
para que colaboraran con la Institución, algo análogo a un trabajo social con el fin de obtener una posible beca. Las
entrevistas que el señor Dennis efectuaba no guardaban relación con el verdadero objetivo de éstas como eran
constatar las situación socio-económica de las adolescentes para brindarles ayuda en virtud que no habían concluido
sus estudios de secundaria. Todo lo contrario, aprovechándose de su puesto dirigía sus preguntas a aspectos
íntimos, privados y de naturaleza sexual, que resultaron hostiles, humillantes u ofensivas para las personas
adolescentes, a tal grado que algunas pensaron desistir del programa. Tanto durante la tramitación del proceso
administrativo como en el proceso judicial, se estableció que el actor preguntó al menos a dos de las testigos por qué
se había dejado embarazar y cómo le había hecho el amor el padre de sus respectivos hijos, dejando entrever que
quería mantener relaciones sexuales con algunas de ellas, mostrándoles los preservativos que utilizaría. Asimismo,
el señor Dennis Víquez Gairaud abrazaba a algunas de las jóvenes y les faltaba al respeto, con acercamientos
corporales, a través de tocamientos en sus glúteos o senos y las acorralaba. También besó en las mejillas y/ o en la
frente a algunas de ellas o bien intentó besarlas. Lo anterior sin el consentimiento de aquellas y que provocó que
algunas pensaran en algún momento retirarse del programa. Las jóvenes contaban con edades entre los 17 y 19
años de edad y todas eran madres adolescentes que participaron del “Programa Construyendo Oportunidades”
auspiciado por el Imas .Con su actuar vulneró derechos fundamentales básicos de las madres adolescentes;
constitucional y legalmente reconocidos como el derecho al respeto a la dignidad personal; el derecho a la igualdad y
a no ser discriminadas por razón de su sexo; el derecho a la integridad física y moral, el derecho a la libertad sexual
y finalmente, el derecho para obtener ayuda estatal y mejorar su situación socio-económica. Así de la prueba
testimonial se desprenden lo siguiente. La testigo Mauren Lidiette Obregón Azofeifa, expresó “...el señor Dennis me
citó para que llegara a ayudar al Imas en la oficina de Paquera, el que siempre estaba en esa oficina era don Dennis,
yo le ayudaba a acomodar papeles y otras cosas, esa laborar era gratuita, él me decía que tenía que trabajar para
así tener derecho a una beca que nos daba el Imas, a esa labor íbamos varias compañeras y después de ahí en una
ocasión él entró a un cuarto y comenzó a llamar una por una y yo entré primero, luego él quiso agarrarme para
abrazarme pero yo lo empujé y le dije una mala palabra y me salí asustada y le comenté a las otras compañeras,
seguidamente entró otra compañera y después todas comentaban de lo que le había dicho Dennis, que a unas les
tocaba la cara que a otras quería besarlas y cosas así, nosotras estábamos en el Colegio y entonces unas
compañeras nos dijeron que pusiéramos la queja con el Orientador y por escrito manifestamos la situación y ahí
comenzó todo, ya entonces las compañeras no querían ir a ayudar al Imas por lo del acoso, pero después seguimos
asistiendo y pasaron más cosas ya que el orientador quería saber hasta donde llegaba el señor Dennis, entre otras
cosas recuerdo que en una ocasión en la oficina me dijo que había comprado unos preservativos para usarlos
conmigo y me los enseñó, después hubo una inundación y el señor Dennis no quiso brindar ayuda en mi casa
porque según dijo era porque yo vivía ahí y eso me lo comentó mi papá , en esa ocasión él andaba con otro
compañero de nombre Wilber, y por eso llamamos al Imas y quien nos ayudó fue otro señor de apellido Sossa...En
esa oficina del Imas en Paquera solo (sic) estaba el señor Dennis como funcionario del Imas. Cuando ocurrieron
esos hechos yo contaba como entre dieciséis y diecisiete años no recuerdo exactamente... Si reconozco al señor
Dennis Víquez entre las personas que está aquí presente...El Imas me estaba dando una beca en razón de que yo
estaba estudiando en el Colegio Técnico de Paquera, y yo era estudiante de bajos recursos... efectivamente es mi
firma, igualmente ese es mi número de cédula y fue puesto por mi puño y letra... Lo escrito a folios 143 y 144 no fue
escrito por mí ya que esa no es mi letra... Yo para venir a esta audiencia no me reuní con ninguna persona del Imas,
simplemente me llegó una cita y aquí estoy. Lo escrito a folios 143 y 144 no fue escrito por mí ya que esa no es mi
letra... Yo no he recibido ofertas de ayuda por parte del Imas a cambio de declarar en esta audiencia” (Lo negrita y
subrayado no del original) (folios 366-368). En sentido similar, lo hace la testiga María de los Ángeles Gómez López,
quien declaró “ Yo como en dos ocasiones llegué a ayudar al local donde estaba ubicada la oficina del Imas en
Paquera, yo iba ya que don Dennis así me lo solicitó para darme una beca, en alguna de las veces en que fui a esa
oficina el señor Dennis lo quería abrazar a uno y besar pero yo no me dejé, nosotros (sic) cuando estábamos
haciendo el curso de madres adolescentes le comunicamos de esa situación a la señora Milena quien laboraba para
Fundefa y también se la comunicamos a la Licenciada que estaba con Milena en ese curso, ellas nos dijeron que
porque no hacíamos algo para que esa situación no se siguiera dando eso nos dijo Milena, y creo que ella puso la
denuncia y después nosotras vinimos a declarar, yo tenía diecisiete años cuando se dio esa situación .. .Esa beca
me la dieron porque yo estaba en le Colegio Prevocacional y era para ayudar a personas de escasos recursos...Yo
conocí a don Dennis por lo del asunto de las becas, posteriormente él fue a mi casa a realizar un visita y me
preguntó ciertas cosas, como que si era casada o soltera, que cuántos hijos tenía, que porqué me había dejado
embarazar y que si me había gustado como me lo había hecho el papá de mi hijo, yo por esa razón había decidido
no volver al curso ya que incluso mi mamá me dijo que era mejor evitar ya que él lo miraba a una con malicia, pero
siempre seguí en el curso y posteriormente ya se dio una situación con todas las compañeras... Yo entendí que
cuando el (sic) me preguntó que si me había gustado como lo había hecho mi marido era refiriéndose a como me
había hecho el amor de que si me había gustado o no... Si está presente aquí el señor Dennis y es el señor de
anteojos... Yo no he firmado ningún documento en otro lado referente a este asunto solo los que he firmado aquí,
pero el documento de folio 142 la firma puesta en él es mi firma y es mi cédula de identidad , la redacción del
documento yo la dicté pero quien la escribió fue la señora Milena, este documento se firmó para que Milena estuviera
segura que se iba a presentar el asunto y no nos íbamos a quitar en ningún momento.. . Es documento se firmó en
forma voluntaria y no fui presionada por nadie... Doña Milena escribió ese documento junto con la Licenciada de la
cual no recuerdo su nombre a petición nuestra y nos dijeron que era para poder presentar el asunto a los
Tribunales...En el momento de redactar el documento estaban doña Milena y la Licenciada y mi persona solamente,
y ese documento se redactó en las oficinas de lo que era el DRIP en Paquera y ahí era donde recibíamos los cursos.
La oficina del Drip era una oficina totalmente afuera del Colegio y se ubica como a unos quince minutos del
Colegio...Yo con Milena no tengo amistad íntima ella laboraba en esas oficinas y vive en el Pueblo..., ahora no se ni
siquiera donde esta... A mí Milena nunca me dijo que Mauren le hubiera comentado con respecto al problema con
don Dennis... El día que se redactó el documento por parte de Milena estábamos todos juntas en el curso, pero
cuando se redactó el documento por parte de Milena estábamos todos juntas en el curso, pero cuando se redactó el
mismo cada una por separado redactó lo que Milena escribió en el mismo... Yo antes del día de hoy no he
conversado del asunto con ningún abogado ni abogada del mismo, simplemente me llegó la cita y sabía que tenía
que presentarme... A la audiencia de hoy si me dio el traslado por medio de un vehículo del Imas, solamente venía el
chofer y mis compañeras y no se como se llama el chofer” (folios 369-371). La testiga Carolina Rosabal Camareno,
también relata la conducta anómala del actor al declarar “Yo lo que se es que Dennis en una ocasión llegó a mi casa
en el Gran Paquira de Paquera en ese entonces, ese estudio para un curso de Madres Adolescentes que se iba a
impartir en Paquera, ese curso inició en la Iglesia Católica y luego se trasladó a otro lugar del cual no recuerdo como
era el nombre del local, don Dennis era el encargado de levantar un listado de las personas que iban a recibir ese
curso, el (sic) llegó a mi casa y me hizo unas preguntas sobre que había en la casa y que no había y por último le
mostré la parte del baño y servicio que se ubicaba fuera de mi casa por parte de atrás, cuando eso me dijo que había
que arreglar el servicio porque se salía el agua y en eso (sic) momento me dio con su mano por los glúteos (sic) o
nalgas sin que yo siquiera lo conociera, yo me asombré del asunto y le dije a mi abuela y entonces ella lo que me
dijo era que le pasaba a ese hombre, después de eso se retiró de mi casa, en otra ocasión yo estaba con una amiga
por el teléfono público y él llegó, entonces yo le dije a mi amiga que tenía ganas de ir al servicio y en ese momento él
me dijo que si quería venía para suspendérselo, cuando yo le dije a mi amiga que iba ir al servicio don Dennis estaba
a la par de nosotras , yo no le dije nada a don Dennis y me fui con mi amiga y entonces él se fue también, yo cuando
él dijo de suspendérselo entendí que era con el pene. Yo no firmé ningún documento con doña Milena, en el curso
también estaba una señora de nombre Celia, esta señora era la que nos daba el curso a nosotras. Yo también
conversé con otras compañeras del curso y también me comentaron otras cosas referidas a don Dennis, yo para esa
época tenía como unos veinte años. ...Yo aparte del curso no he recibido ninguna otra ayuda de parte del Imas...El
curso lo daba el Imas y creo que esta señora Celia creo que trabajaba para el Imas, si se nos daba una plata pero
era para lo mismo del curso...Yo no se quien fue quien me calificó para recibir el curso del Imas y dio el visto bueno
para recibirlo...La firma y número de cédula que constan a folio 140 fueron puestas de mi puño y letra, pero eso yo lo
dicté y no recuerdo exactamente quien fue quien lo escribió pero me parece que fue una mujer...Cuando yo digo de
que comentamos con otras compañeras otras cosas de don Dennis era con respecto a lo que a ellas les había dicho
o hecho, tal como que había querido tocarlas, y que se les había acercado a ellas con ganas de tocarlas o decirles
que si les había gustado como se lo hacía su marido, entendiendo yo que era como les hacía el sexo...Lo escrito y
firmado por mi a folio 140 frente fue sin presión de nadie y por mi propia voluntad...Yo actualmente vivo en Barranca
Puntarenas ciudadela Juanito Mora quinientos metros al sur de la escuela. A mí para venir hoy acá se me entregó
una cédula de citación por parte de María Antonieta quien es trabajadora del Imas. Yo a esta audiencia vine por mis
propios medios y el Imas me dio lo de los pases y me dieron treinta mil colones ya que vine con mis dos hijas ya que
no los podía dejar, a mi me dieron un cheque de trenita mil colones el día dieciséis de junio del año en curso, ese
cheque me lo dio también Antonieta... Yo no se si a las otras compañeras también les ayudaron para venir...El curso
duró como dos o tres meses y Milena no fue instructora en ese curso... El documento de folio 140 se firmó en una
oficina que se ubica cerca de las cabinas de don Albin, en ese mismo local recibíamos el curso, de ese local al
Colegio de Paquera se tarda como unos diez minutos, yo nunca comentó el problema con el Orientador o Director
del Colegio, ya que yo no estaba en el Colegio...Cuando se redactó el documento de folio 140 mis otras compañeras
estaban afuera y dentro solamente yo y la personas que lo redacto.. . Yo no estuve presente en ninguna ocasión en
que mis compañeras me comentaron que don Dennis las había querido tocar, eso ellas me lo comentaron... El día
en que don Dennis llegó a mi casa y me dio una nalgada llegó totalmente solo... ” (La negrita y subrayado no es del
original) (folios 372-374). Por último la testiga Bibiana Quirós Alvarez igualmente coincide con las anteriores testigas
sobre la conducta irrespetuosa del actor al declarar “ Yo conozco al señor Dennis y está presente en esta audiencia,
yo no tengo interés en este proceso...Yo a don Dennis lo conocí en razón de que se iba a dar un curso de no
agresión a la mujer y yo iba a participar en ese curso, es curso que iba a dar el DRIP que era un local en Paquera
cerca de la escuela, cuando eso Dennis me pidió unos recibos de agua y luz, yo se los llevé a una oficina del Imas
que estaba frente a la plaza, el (sic) me pidió que pasara a su oficina yo lo hice y entonces cerró la puerta y le
entregué los papeles que me había pedido y me dijo que me sentara y me preguntó que si tenía chiquitos y le dije
que tenía uno, me preguntó que como había salido embarazada y que como había hecho el amor con el papá del
chiquito, yo entonces le dije que eso era algo privado de uno, entonces me preguntó que si yo no planificaba y en
eso me paré para salir de la oficina y él me arrecostó a la pared y puso las manos sobre la pared y me dijo que
todavía no me fuera y me pasó la mano por los pechos con la intención de tocarme, yo le dije que por favor se
quitara y que no me dejaba tocar y entonces él se quitó y yo abrí la puerta y me fui, después de eso yo asistí al
curso, y entonces comentamos la situación con Celia y Milena, Celia era quien nos daba el curso y Milena laboraba
para el Drip, Celia entonces anotó todo y posteriormente vinimos aquí. Yo para ese entonces contaba con diecisiete
años de edad . Además del curso a nosotras se nos daba una ayuda económica de quince mil colones mensuales.
Si recuerdo que entre las compañeras se comentó del problema con don Dennis ya que otras compañeras también
habían tenido problemas, yo nunca estuve presente en ninguna ocasión en que don Dennis haya querido tocar la
otra compañera, pero ellas si me lo comentaron. A la audiencia de hoy el Imas me facilitó el transporte, pero no me
dieron ninguna suma de dinero... La firma y número de cédula del folio 141 fueron puestos por mi puño y letra, pero
la letra no es la mía y no entiendo bien esa letra, pero si recuerdo que yo le iba diciendo y Celia era la que iba
escribiendo ... A mi nadie me presionó en ninguna forma para firmar el documento ni para decir lo que ahí se indica...
YO anoté el número de cédula ya que cuando eso yo ya tenía la cédula. En el curso que yo estuve duró seis meses,
el curso era de seis meses para todas las participantes...El señor Dennis a mí se (sic) me tocó los pechos con su
mano... Yo antes de esta audiencia no he tenido reunión alguna con ningún abogado o abogada del Imas... Cuando
él se apersonó a mi casa lo hizo en su condición de trabajador Social...Si conozco a una funcionaria del Imas que se
llama María Antonieta pero no tengo amistad con ella...La citación para esta audiencia me la entregó Antonieta en mi
casa el miércoles de la semana pasada o sea el once de junio. Después de la ayuda que me dio el Imas cuando
estaba en el curso nunca me ha entregado ni un cheque ni dinero en efectivo.. . Milena nunca me redactó ningún
documento con respecto a este asunto” (folios 375-376).- Tómese nota que las declaraciones de las testigos son
contestes de las reiteradas conductas irregulares de don Dennis, pues todas hacen referencia en forma detallada,
clara y espontánea de su comportamiento irregular. Resulta improcedente cuestionar su veracidad. Tampoco se
puede considerar que las declarantes hayan sido manipuladas por el ente demandado, por habérsele facilitado el
transporte y gastos para desplazarse a declarar ante el órgano jurisdiccional, pues en sus declaraciones en vía
administrativa como judicial lo han hecho en forma voluntaria y sin ningún tipo de presión. Es inadmisible el
comportamiento de un funcionario público obligado en razón de sus funciones a sacar adelante un proyecto dirigido a
madres adolescentes que tenía como norte la superación de éstas para que lograran mejor calidad de vida y
bienestar personal. Sin embargo con el comportamiento reprochable del actor puso en peligro el programa y la
imagen de la parte patronal. En las declaraciones de las adolescentes se refleja el repudio a la conducta del actor, al
hacer referencia a lo siguiente “ él quiso agarrarme para abrazarme pero yo lo empujé y le dije una mala palabra y
me salí asustada y le comenté a las otras compañeras, seguidamente entró otra compañera y después todas
comentaban de lo que le había dicho Dennis, que a unas les tocaba la cara que a otras quería besarlas y cosas así,
nosotras estábamos en el Colegio”; “momento me dio con su mano por los glúteos (sic) o nalgas sin que yo siquiera
lo conociera, yo me asombré del asunto y le dije a mi abuela y entonces ella lo que me dijo era que que le pasaba
a ese hombre, después de eso se retiró de mi casa, en otra ocasión yo estaba con una amiga por el teléfono público
y él llegó, entonces yo le dije a mi amiga que tenía ganas de ir al servicio y en ese momento él me dijo que si quería
venía para suspendérselo, cuando yo le dije a mi amiga que iba ir al servicio don Dennis estaba a la par de
nosotras”; “ me pidió que pasara a su oficina yo lo hice y entonces cerró la puerta y le entregué los papeles que me
había pedido y me dijo que me sentara y me preguntó que si tenía chiquitos y le dije que tenía uno, me preguntó
que como había salido embarazada y que como había hecho el amor con el papá del chiquito, yo entonces le dije
que eso era algo privado de uno, entonces me preguntó que si yo no planificaba y en eso me paré para salir de la
oficina y él me arrecostó a la pared y puso las manos sobre la pared y me dijo que todavía no me fuera y me pasó la
mano por los pechos con la intención de tocarme, yo le dije que por favor se quitara y que no me dejaba tocar y
entonces él se quitó y yo abrí la puerta y me fui, después de eso yo asistí al curso, y entonces comentamos la
situación con Celia y Milena, Celia era quien nos daba el curso y Milena laboraba para el Drip, Celia entonces anotó
todo y posteriormente vinimos aquí. Yo para ese entonces contaba con diecisiete años de edad .” El Reglamento
Autónomo de Servicios del Imas le imponía una serie de obligaciones al actor, las cuales también incumplió. El
artículo 107, incisos 11 y 14 establecen: “Atender con eficiencia, respeto y cortesía al público y población objetivo de
la institución, de manera que no se genere queja por el mal servicio, desatención, maltrato o respeto; mantener en el
ejercicio de sus funciones y fuera de ésta una conducta que dignifique la imagen personal e institucional” Igualmente
quebrantó conductas prohibitivas del artículo 110, incisos 3, 13, 22 y 37 del citado reglamento: “Incurrir en agresión
de palabra o de hecho en contra de la dignidad e integridad física del cliente de la Institución; realizar acto tendiente
a violentar las libertades fundamentales consagrados en la Constitución Política y en los Tratados Internacionales”.
Por lo anterior, se determina que la prueba ha sido valorada correctamente por el Tribunal.
V. SOBRE EL SOBRESEIMINTO DICTADO EN SEDE PENAL Y VIOLACIÓN AL PRINCIPIO NON BIS IN
DEM. Argumenta el recurrente que el Tribunal de instancia modifica a través de la sentencia el fallo recaído en sede
penal en que fue sobreseído, en abierta violación al principio non bis in dem, según el cual nadie puede ser juzgado
dos veces por los mismos hechos, pues se le juzgó otra vez en sede laboral y se le impuso condena. Sobre este
punto, el tribunal de segunda instancia ha sido claro y extenso al invocar votos de la Sala Constitucional y de esta
Sala para denegar los agravios invocados. Efectivamente, esta Sala de manera reiterada ha hecho ver la
independencia que existe entre las jurisdicciones penal y laboral. Así en el voto número 519 de las 10:00 horas del 1
de octubre del 2003, señaló “ En la penal, se pretende establecer la comisión de un delito, de forma tal que el
comportamiento de la persona acusada, para que se constituya en ilícito, debe enmarcarse expresamente en el tipo
penal previsto por la norma; aparte de ser antijurídico y culpable. Así las cosas, un determinado comportamiento
puede no ser delictivo, pero sí puede configurarse como una falta grave a las obligaciones impuestas por el contrato
de trabajo. Consecuentemente, el resultado de un proceso penal, salvo en las circunstancias previstas en el artículo
164, del Código Procesal Civil, no influye en la decisión que haya de tomarse, al momento de valorar una falta
laboral, pues, en aquella sede penal, lo que se pondera es la comisión de un comportamiento tipificado, por la ley,
como un delito, de manera que, a pesar de que tal conducta no se configure como un ilícito penal, sí puede, de
manera independiente, constituirse en una falta laboral grave, suficiente para poder decretar, legítimamente, un
despido justificado. Este tema fue discutido en la jurisdicción constitucional, estableciéndose una clara
independencia entre el ámbito sancionatorio penal y el disciplinario. En ese sentido, en la sentencia número 243, de
las 16:30 horas, del 28 de febrero de 1990, se indicó: “El recurrente reclama como violado el principio de presunción
de inocencia que consagra el artículo 39 Constitucional, pues se le sancionó disciplinariamente por un hecho que
está siendo investigado judicialmente. No comparte la Sala esa tesis, desde que una conducta, como la que se
atribuye al señor ..., tiene repercusión y relevancia en dos planos y ordenamientos distintos. Uno, el penal, por el cual
debe investigarse si su conducta encuadra como ilícita, de donde la sociedad como tal vendría a sancionarlo, y otra,
la laboral (o de servicio), en la que será su patrono quien decida si los bienes puestos a la orden del servidor, para el
cumplimiento de sus deberes, fueron correcta o apropiadamente usados. No existe una subordinación de lo laboral a
lo penal, como se pretende en el recurso, ya que lo resuelto administrativamente no tiene incidencia en la
investigación judicial, pues su naturaleza y propósito es diferente.” (La negrita no está en el original. En el mismo
sentido, ver la resolución N° 1.613, de las 9:39 horas del 2 de abril de 1993 de esta Sala; y, de esta otra Sala,
entre los más recientes, los fallos Nºs. 382, de las 10:20 horas del 31 de julio; 431, de las 9:30 horas del 29 de
agosto, ambos de 2002; y, los Nos. 81 de las 9:20 horas del 20 de febrero y 92 de las 9:40 horas del 28 de febrero
del 2003).” En consecuencia, es improcedente el agravio invocado. Se confirma la sentencia recurrida.
POR TANTO:
Se confirma la sentencia recurrida.
Orlando Aguirre Gómez
Zarela María Villanueva Monge
Bernardo van der Laat Echeverría
Julia Varela Araya
Rolando Vega Robert
Extracto de la Sentencia
Sala II de la Corte Sentencia 00052 – 06
Partes
Caso
Normativa
Involucrada
Desarrollo
Marco Barquero vs Estado
La Sección de la Inspección Judicial, del Departamento Disciplinario del Ministerio de
Seguridad Pública, recomendó la suspensión del actor por considerar que incurrió en
hostigamiento sexual en perjuicio de una compañera de trabajo.
Según el Sr. Barquero, dicha recomendación obedeció a que no existían las pruebas y
elementos de acoso sexual.
El Consejo de Personal se apartó de esa recomendación, acordando despedirlo sin
responsabilidad patronal por causa justificada.
El actor alegó en la demanda la falsedad de la acusación de su compañera y pidió la
nulidad de todo lo actuado en el proceso administrativo de despido.
El Sr. Barquero pretende que se le reinstale en su puesto de instructor de policía y el pago
de lo salarios caídos desde la fecha del despido.
En primera instancia se declaró con lugar la demanda pero sólo con el pago del preaviso y
la cesantía. Ambas partes apelaron.
En segunda instancia se resolvió declarar sin lugar la demanda en todos sus extremos.
Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer,
ratificada por Ley N° 6968, del 2 de octubre de 1984.
Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la
Mujer (Convención “Belem Do Para”), ratificada por Ley N° 7499 del 2 de mayo de 1995.
Ley de Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia N° 7476, del 3 de febrero de
1995
Deben tomarse en consideración y valorarse no sólo las probanzas evacuadas en el
proceso judicial sino también las producidas en el expediente administrativo con
participación del trabajador investigado.
Tratándose de despidos por hostigamiento sexual en el trabajo, se ha considerado que
ante la dificultad que existe, en la mayoría de los casos, para acreditarlo existe una
presunción de verdad iuris tantum a favor de la víctima, es decir, se le otorga plena
credibilidad a su dicho; por lo que es el supuesto acosador quien está llamado a
desacreditar la respectiva denuncia, demostrando necesariamente la existencia de motivos
suficientes para dudar de su veracidad.
En el Voto N° 130 - 99, se indicó: “ (...) ante la ausencia de prueba directa que acredite el
acoso, debe tenerse como suficiente la declaración de la ofendida (...)”.
Según la Sección de Inspección Policial, la conducta aquí demostrada al encartado
configura dentro del hostigamiento sexual porque se logra desprender del expediente la
existencia de una serie de actos por parte del encartado, repitiendo la conducta que se ha
considerado irrespetuosa para su compañera de trabajo y que obviamente ha provocado
desagrado en ella. Se aprecian actitudes que conducen a pensar a este órgano que el
encartado le hizo promesas y amenazas a la ofendida en aras de conseguir un favor
sexual de su parte y existe certeza de que el encartado profirió a la ofendida
reiteradamente frases con connotación sexual, con lo cual causó, un perjuicio a la
denunciante en su estado general de bienestar personal, producto del mismo se observó a
la encartada triste y llorando, y con un alto grado de interés para que su puesto u oficina,
fuera trasladado a la Oficialía de guardia de esa misma Unidad, ello con el único fin de
evitar estar sola y a merced de su acosador.
De lo anterior se deduce que los hechos denunciados se tuvieron por acreditados y, la
Sala estima que la recomendación de una sanción menos gravosa que el despido (la
suspensión) obedeció a una errónea aplicación del principio de proporcionalidad, pues,
siendo la falta grave necesariamente debía traer como consecuencia el despido.
Conclusión
No se comparte lo dispuesto en la sentencia de primera instancia en cuanto tuvo por no
acreditado el acoso sexual achacado al demandante.
Las otras declaraciones de compañeros de trabajo evacuadas en el proceso disciplinario
aportan datos que revelan la veracidad de las manifestaciones de la víctima.
Si bien es cierto los deponentes dieron cuenta de conocer los hechos por referencia que
de ellos les hiciera la misma víctima, también se refirieron a la insistencia de ella para que
se cambiara su ubicación dentro del lugar de trabajo; indicio claro, preciso y concordante,
de que estaba tratando de evitar que el demandante continuara con el acoso en su
perjuicio.
Mas, también debe resaltarse muy claramente que, tal y como expresamente lo establece
el numeral 24 de la Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia, al
apreciar las conductas constitutivas de acoso sexual no pueden incluirse consideraciones
relativas a los antecedentes del comportamiento sexual de la persona ofendida. Lo
anterior encuentra explicación en la propia definición de acoso u hostigamiento sexual,
como toda conducta sexual indeseada por quien la recibe y que provoque efectos
perjudiciales, en este caso, en el ámbito laboral (artículo 3).
Es decir, con independencia del comportamiento sexual de la víctima, si ella no desea
mantener una relación más allá de lo estrictamente laboral con un compañero de trabajo,
éste debe respetarla y no afectar su dignidad, obligándola a soportar vejámenes que
lesionen su libertad sexual y su derecho a laborar en un ambiente libre de violencia.
Se confirma la sentencia impugnada
Texto Completo de la Sentencia
Sentencia :
Año :
Expediente:
Despacho:
Fecha:
Hora:
Tipo de sentencia:
Redactor:
Clase de asunto:
00052
2006
01-000558-0639-LA
Sala Segunda de la Corte
08/02/2006
9:30:00 AM
De Fondo
Aguirre Gómez Orlando
Proceso ordinario
Exp: 01-000558-0639-LA
Res: 2006-00052
SALA SEGUNDA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. San José, a las nueve horas treinta minutos
del ocho de febrero del dos mil seis.
Proceso ordinario establecido ante el Juzgado de Trabajo del Primer Circuito Judicial de Alajuela,
por MARCO VINICIO BARQUERO GONZÁLEZ , vecino de Alajuela, contra el ESTADO , representado
por su procurador adjunto el licenciado Luis Guillermo Huezo Stancari, abogado y vecino de San José.
Ambos mayores y casados.
RESULTANDO:
1.- El actor, en escrito presentado el veintiuno de noviembre del dos mil uno, promovió la presente
acción para que en sentencia se declare: “1- A la reinstalación del suscrito al puesto ocupado de
instructor de policía, al momento del despido en la Comandancia de Alajuela. 2- Al pago de los salarios
caídos desde la fecha en que fui despedido el 16 de mayo del 2001, hasta la fecha de reinstalación y que
quede firme esta sentencia, de acuerdo al sueldo devengado y los reajustes que se hayan realizado
hasta la fecha. 3- A pagar el Estado ambas costas de esta acción. Petitoria subsidiaria. Por lo antes
expuesto pido que se condene al Estado al pago del preaviso y al auxilio de cesantía… y al pago de
ambas costas”.
2.- El personero estatal contestó la acción en los términos que indica en el memorial de fecha
veintitrés de enero del dos mil dos y opuso las excepciones de falta de derecho y prescripción.
3.- El juez, licenciado Ronald Figueroa Acuña, por sentencia de las once horas veintitrés minutos
del once de junio del dos mil cuatro, dispuso: “Por tanto lo cual, apreciando la prueba en conciencia,
confórme al bloque de legalidad; atendiendo a los principios y derechos constitucionales, las reglas de la
sana crítica y principios de razonabilidad, ordinales 452 y 493 del Código de Trabajo, 99, 153 y 155 del
Código Procesal Civil; se rechaza la excepción de falta de derecho con relación a la pretensión
subsidiaria y se acoge con relación a la pretensión principal. Asimismo se rechaza la excepción de
prescripción. Se declara con lugar la presente demanda ordinaria laboral incoada por el señor Marco
Vinicio Barquero González en contra del Estado Costarricense, representado por la Procuraduría General
de la República, específicamente por el señor Procurador Adjunto Lic. Guillermo Huezo Stancari, en las
pretensiones y extremos que se dirán; pretensión principal. Se declara sin lugar. Pretensión Subsidiaria.
Se acoge la misma debiendo la entidad accionada cancelar los rubros por concepto de preaviso y
cesantía, que han liquidarse en la etapa de ejecución de sentencia. Costas. Se condena a la accionada
procesal al pago de las presentes costas personales y procesales. Estableciendo los honorarios del
abogado en el quince por ciento de la condenatoria”.
4.- Ambas partes apelaron y el Tribunal del Primer Circuito Judicial de Alajuela, integrado por los
licenciados Carlos E. Alfaro Muñoz, Marta Alfaro Obando y Alejandro Araya Rojas, por sentencia de las
ocho horas cinco minutos del veinticinco de abril del dos mil cinco, resolvió: “No se notan vicios
procesales causantes de nulidad. En lo apelado se revoca la sentencia de primera instancia. Se acoge
en un todo la excepción de falta de derecho. Se declara sin lugar la demanda en todos sus extremos con
el pago de ambas costas a cargo del actor. Se fijan los honorarios de abogado en el quince por ciento de
la absolución. En lo demás no apelado, se mantiene incólume la misma resolución”.
5.- El actor formula recurso, para ante esta Sala, en memorial fechado el veintiuno de junio del año
próximo pasado, el cual se fundamenta en las razones que de seguido se dirán en la parte considerativa.
6.- En los procedimientos se han observado las prescripciones de ley.
Redacta el Magistrado Aguirre Gómez; y,
CONSIDERANDO:
I.- La resolución N° 765-2001, de la Sección de la Inspección Judicial, del Departamento Disciplinario del
Ministerio de Seguridad Pública, recomendó la suspensión del actor por quince días sin goce de salario y
apercibirlo con sanción más drástica, en caso de incurrir en falta igual o similar a la que dio origen al
proceso disciplinario. Lo anterior por considerar que incurrió en hostigamiento sexual en perjuicio de
Clara Cisneros Arroyo, quien era su compañera de trabajo (folios 4 a 10). Dicho Consejo se apartó de
esa recomendación, acordando despedirlo sin responsabilidad patronal por causa justificada (ver oficio
0282-2001-C.P. del 4 de abril del 2001, en folio 11). Por resolución N° 3180-2001 DM, el jerarca de ese
Ministerio denegó la excepción de prescripción opuesta por el señor Barquero González, declaró sin
lugar el recurso de apelación presentado por él y confirmó el despido sin responsabilidad patronal (folios
12 a 14). El actor alegó en la demanda la falsedad de la acusación de su compañera y pidió la nulidad
de todo lo actuado en el proceso administrativo de despido; su reinstalación al puesto de instructor de
policía, ocupado por él al momento del despido en la Comandancia de Alajuela; el pago de los salarios
caídos desde la fecha del cese (16 de mayo del 2001) hasta la fecha de la reinstalación y que quede
firme la sentencia, de acuerdo al sueldo devengado y los reajustes que se hayan realizado hasta la fecha
y; la cancelación de las costas. De modo subsidiario pidió se le pagara el preaviso, el auxilio de
cesantía y las costas (folios 20 a 24). La representación estatal se opuso a tales pretensiones e
interpuso las excepciones de incompetencia por razón de la materia, falta de derecho y prescripción
(folios 32 a 40). La primera, fue resuelta interlocutoriamente (folios 58 a 63). La sentencia de primera
instancia, denegó las defensas restantes y estimó las pretensiones subsidiarias, condenando al Estado a
pagarle al demandante el preaviso y el auxilio de cesantía, ambos a liquidarse en la etapa de ejecución
de sentencia. También le impuso al demandado el pago de las costas procesales y personales, fijando
los honorarios de abogado en un quince por ciento de la condenatoria (folios 88 a 93). El fallo de
segunda instancia revocó lo así dispuesto, acogió la excepción de falta de derecho y denegó la demanda
en todos sus extremos, con el pago de las costas a cargo del actor, fijando los honorarios de abogado en
el quince por ciento de la absolución (folios 114 a 127). Ante la Sala se alega una errónea valoración de
las probanzas, de las cuales, considera el recurrente, no se puede tener por acreditada la falta achacada
en sede administrativa. Destaca la declaración rendida por Anabelio Meza Fallas en la Sección de
Asuntos Internos del Órgano Director, según la cual el señor Barquero González era una persona seria y
respetuosa y la denunciante “ … UNA PERSONA POPULAR CON LOS COMPAÑEROS Y POR LO QUE
NO SÉ HASTA DONDE ELLA CREE QUE BARQUERO LA ACOSA ”. Para el recurrente el a quo
acogió la demanda negándole valor a las probanzas evacuadas en sede administrativa por no haber sido
reproducidas en la judicial “ … Sin embargo la prueba aportada en dicha sede se me rechaza
considerando que es complaciente. En ningún momento el A quo se ha equivocado en la apreciación de
la prueba, y más bien se ha ajustado al principio de inmediatez de la misma, y por esa razón es que ha
considerado que existió un DESPIDO INJUSTIFICADO… ”. Da cuenta que el Órgano Director del
proceso administrativo se pronunció al respecto, al recomendar una suspensión de quince días sin goce
de salario “ … porque no existían las pruebas y elementos de acoso sexual y por lo tanto fue lo mismo
que consideró el A QUO, al considerar que se dio un DESPIDO INJUSTIFICADO ”. Conforme con lo
expuesto, pide se acoja el recurso, se case la sentencia por ser contraria a derecho y al principio in dubio
pro operario y se confirme el fallo de primera instancia.-
II.- En primer término, es importante destacar, tal y como se indicó en el fallo impugnado, que desde
hace mucho tiempo, la jurisprudencia de esta Sala varió el criterio que exigía la necesidad de reproducir
o ratificar en sede judicial las probanzas debidamente evacuadas en sede administrativa. En ese orden
de ideas, a efecto de resolver con acierto la litis deben tomarse en consideración y valorarse no sólo las
probanzas evacuadas en el proceso judicial sino también las producidas en el expediente administrativo.
Con participación del trabajador investigado. En la antigua jurisprudencia laboral, prevaleció la tesis de
que si un servidor público es despedido y posteriormente promueve demanda en reclamo de sus
prestaciones laborales, argumentando arbitrariedad o improcedencia del despido, el Estado y sus
Instituciones, para librarse de las consecuencias de un despido injustificado, deben ratificar o reproducir,
en el proceso judicial, todas las probanzas ya evacuadas administrativamente; que pudieron servir de
base -motivo, motivación o causal- para adoptar el acto del despido; pues, de lo contrario y aunque el
expediente administrativo o los informes se incorporen al proceso judicial, la destitución debe tenerse
como no justificada; dado que aquellas probanzas, por más elocuentes y demostrativas que sean de una
conducta ilegítima, no pueden tomarse en cuenta, por razones de un debido proceso. Mas, como se dijo,
dicho criterio jurisprudencial ya hoy no se sostiene, al considerarse que el debido proceso es un principio
que debe ineludiblemente cumplirse en todos los procedimientos y en todos los procesos -tanto
administrativos como judiciales-, por expresa disposición constitucional, y no puede válidamente
afirmarse que, en aras de su cabal cumplimiento, sea necesaria la sustancial repetición del ítem
administrativo, en la sede jurisdiccional. Así se ha indicado, que, un eventual incumplimiento del debido
proceso, constituiría un vicio del acto y, el afectado, podría invocarlo. Por esa razón, se ha insistido que
la exigencia de reproducir o de proceder a ratificar, en la sede judicial las probanzas ya debidamente
evacuadas administrativamente, es una pretensión que atenta de frente contra ese principio; además de
colocar a la Administración en una situación de verdadera desventaja; en relación con la contraparte;
dado que no siempre es factible poder ratificar o reproducir, en lo esencial, los respectivos elementos
probatorios; todo lo cual puede, fácilmente, llevar a resultados tan injustos como contrarios al interés
público (ver, entre otros, en ese sentido los Votos números 285, de las 10:40 horas, del 25 de noviembre
de 1998 ; 328, de las 14:40 horas, del 29 de marzo del 2000; y, 475, de las 10:20 horas, del 17 de agosto
del 2001; el primero y el último aludidos por los señores jueces sentenciadores).-
III.- La Convención Americana sobre Derechos Humanos, aprobada por Costa Rica, mediante Ley N°
4534 del 23 de febrero de 1970, en el inciso 1, del artículo 1 dispone: “ 1. Los Estados Partes en esta
Convención se comprometen a respetar los derechos y libertades reconocidos en ella y a garantizar su
libre y pleno ejercicio a toda persona que esté sujeta a su jurisdicción sin discriminación alguna por
motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen
nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social. ” Seguidamente, el
inciso 1 del artículo 5, sienta un principio de carácter fundamental: “ 1. Toda persona tiene derecho a
que se respete su integridad física, psíquica y moral. ”. Las normas aludidas deben relacionarse con las
contenidas en la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer,
ratificada por Ley N° 6968, del 2 de octubre de 1984, especialmente, con los artículos 3 y 5, según los
cuales, los Estados deben tomar las medidas apropiadas para asegurar el desarrollo y adelanto de la
mujer, con el objeto de garantizarle el ejercicio y el goce de los derechos humanos y las libertades
fundamentales en igualdad de condiciones con el hombre; así como, modificar los patrones socio
culturales de conducta de hombres y mujeres, con miras a alcanzar la eliminación de los prejuicios y las
prácticas consuetudinarias y de cualquier otra índole que estén basados en la idea de la inferioridad o
superioridad de cualquiera de los sexos o en funciones estereotipadas de hombres y mujeres. Por su
parte, la Ley N° 7499, del 2 de mayo de 1995, ratificó la Convención Interamericana para Prevenir,
Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Convención “Belem Do Para”), la cual señala que se
debe entender como violencia contra la mujer “ … cualquier acción o conducta, basada en su género,
que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual, psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público
como en el privado . ” (artículo 1) (énfasis agregado). En ese instrumento se entiende que la violencia
contra la mujer incluye, entre otras, la que tenga lugar en la comunidad, comprendiendo el acoso sexual
en el lugar de trabajo (inciso b) del artículo 2). Así se sienta como principio fundamental que la mujer
tiene derecho a una vida libre de violencia, tanto en el ámbito público como en el privado (artículo 3), lo
cual comprende su derecho a ser libre de toda forma de discriminación (inciso a) del artículo 6). Para
resolver con acierto la litis, se debe enfatizar que en dicha Convención, se destaca el derecho de la mujer
a que se respete su integridad psíquica y moral así como la dignidad inherente a su persona (incisos b)
y e) del numeral 4). La Ley de Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia N° 7476, del 3 de
febrero de 1995, vino a desarrollar esa normativa, con el fin de garantizarle a la mujer, precisamente, el
disfrute de los derechos en ella reconocidos y que como todo ser humano indudablemente merece,
según se advierte de su artículo 1, el cual reza: “ Esta Ley se basa en los principios constitucionales del
respeto por la libertad y la vida humana, el derecho al trabajo y el principio de igualdad ante la ley, los
cuales obligan al Estado a condenar la discriminación por razón del sexo y a establecer políticas para
eliminar la discriminación contra la mujer, según la Convención de las Naciones Unidas sobre la
Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer y la Convención Interamericana para
Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujer. ”. En el artículo 2, se indica que el objetivo
de la normativa es prohibir y sancionar el acoso u hostigamiento sexual como práctica discriminatoria por
razón de sexo, contra la dignidad de la mujer y del hombre en las relaciones laborales y de docencia. Es
decir, la normativa tutela la dignidad de la mujer y del hombre en los ámbitos que en ella se indican.
Mas, por razones socio culturales se sabe que las mujeres son quienes en su mayor parte sufren este
tipo de vejaciones. Sobre el particular, la Sala Constitucional, refiriéndose, precisamente, a la razón de
ser de dicha normativa, en el Voto número 2002- 1764 de las 14:37 horas, del 20 de febrero del 2002,
consideró: “… Es un hecho que la presencia femenina en los ámbitos de trabajo es cada vez mayor, lo
que encuentra explicación, entre otras razones, en que la integración de los grupos familiares tienen
origen más variado, con relación al único y tradicional que antes existía y que el aporte económico de las
mujeres es hoy día una realidad y necesidad para la mayoría de las familias. Hace apenas unas
décadas, la inmensa mayoría de la población económicamente activa estaba conformada, casi en su
totalidad, por varones mientras que en la actualidad las mujeres comparten una parte importante de ésta.
Ello se traduce en la presencia cada vez mayor del género femenino en el mercado laboral y por tanto el
nacimiento de relaciones laborales comunes entre hombres y mujeres, con diversidad de posibilidades
de sujeción de uno a otro, lo que de alguna manera promueve la existencia de promesas, amenazas, o
exigencias de determinadas conductas de unos a otros, que se manifiestan en comportamientos
indeseables que la sociedad ha llegado a calificar como hostigamiento o acoso sexual. El legislador ha
interpretado que la posibilidad o peridiocidad con que este tipo de atropellos sexuales se presentan es
cada vez más frecuente, al existir mayor relación e intercambio entre compañeros de trabajo de distintos
sexos; por ello ha establecido mecanismos de control y de sanción de esas conductas. La legislación de
este tipo nace, generalmente, como un resabio de la sociedad patriarcal, parcialmente superada, puesto
que de alguna manera impera aún, y debido a la preocupación de disminuir o idealmente eliminar la
sensación y situación real de vulnerabilidad que genera el elevado índice de acosos sexuales que, sin
duda, condicionan marcadamente las vidas de las mujeres. No obstante, este sector de la sociedad no es
el único afectado con el acoso y el hostigamiento sexual. Contrario a lo que se pueda creer, existen otros
grupos afectados, integrados no sólo por mujeres y hombres mayores de edad sino que, también, es
cada vez más frecuente la realidad de los abusos sexuales y hasta la corrupción y prostitución de
menores. En consecuencia, es más que obvio que la Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y
la Docencia es una reacción del Estado para atacar, razonablemente, este grave problema social. ”.-
IV.- Como regla general la jurisprudencia ha sostenido el criterio de que en materia laboral el hecho del
despido propiamente dicho debe ser acreditado por la parte que lo invoca, en este caso, por el servidor
(numerales 29, 82, 461 y 464 del Código de Trabajo en relación con el artículo 317 del Código Procesal
Civil aplicable a la materia laboral a tenor de lo dispuesto por el artículo 452 de aquel cuerpo normativo);
correspondiéndole luego a la parte patronal, invocar y acreditar las justas causales que le dan
fundamento (Voto N° 553, de las 10:25 horas, del 24 de mayo del 2000). No obstante, en tratándose de
despidos por hostigamiento sexual en el trabajo, se ha considerado que ante la dificultad que existe, en
la mayoría de los casos, para acreditarlo (debido a que por lo general se da en el ámbito de la intimidad,
por el temor natural de que el resto de quienes laboran en el lugar se enteren de las actuaciones
indebidas); existe una presunción de verdad iuris tantum a favor de la víctima, es decir, se le otorga plena
credibilidad a su dicho; por lo que es el supuesto acosador quien está llamado a desacreditar la
respectiva denuncia, demostrando necesariamente la existencia de motivos suficientes para dudar de su
veracidad. En el Voto N° 130, de las 10:50 horas, del 19 de mayo de 1999, se indicó: “ En materia
laboral, se ha aceptado que existe una presunción de certeza de la declaración de la parte que más
dificultad tiene para aportar los elementos probatorios, obligando al patrono a aportar prueba suficiente
para acreditar la falta cometida por el trabajador que le faculta a dar por terminada la relación laboral, sin
responsabilidad de su parte. Cuando se denuncia acoso sexual tenemos la misma situación, pero la
presunción de certeza se da al dicho de la o del acosado, relacionándolo, eso sí y en lo posible con otros
medios de prueba. En situaciones como la presente y ante la ausencia de prueba directa que acredite el
acoso, debe tenerse como suficiente la declaración de la ofendida, ya que de no ser así, existirían
hechos de imposible comprobación, porque la persona a quien se le atribuyen procura siempre
realizarlos en circunstancias en que no existan testigos ni otros medios de prueba. De no aceptarse lo
anterior estaríamos ante un obstáculo para descubrir la verdad real, el cual debe ser suprimido en aras
de la correcta administración de justicia, lo que se logra en el caso sub exámine dando plena credibilidad
a la declaración de la víctima, si de su análisis, conforme a las reglas del correcto entendimiento humano,
como lo prevé el artículo 24 de la Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia, se
puede llegar a concluir que dice la verdad. Es decir que, realizándose una valoración amplia de los
elementos probatorios debidamente incorporados a los autos por el patrono, no se le puede restar
veracidad al testimonio de la víctima, sin razones objetivas para ello; pero tampoco puede entenderse
que siempre se deben tener por ciertos los hechos de acoso imputados, al punto de no entrar a valorar el
testimonio de la presunta víctima junto con los demás elementos incorporados, redistribuyendo, en este
caso, la carga de la prueba en perjuicio del trabajador (véase sobre el tema el voto 310 de las 9:50 horas
del dieciocho de diciembre de mil novecientos noventa y ocho). “. Por otro lado, en tesis de principio, en
materia laboral, tratándose de la valoración de las probanzas, rige el artículo 493 del Código de Trabajo,
el cual dispone: “ Salvo disposición expresa en contrario de este Código, en la sentencia se apreciará la
prueba en conciencia, sin sujeción a las normas del Derecho Común; pero el Juez, al analizar la que
hubiere recibido, está obligado a expresar los principios de equidad o de cualquier naturaleza en que
funde su criterio ”. La Sala Constitucional, en el Voto número 4448 de las 9:00 horas, del 30 de agosto
de 1996, se refirió al contenido de esa norma, así: “ ... la apreciación de la prueba en conciencia, no
implica resolver en forma arbitraria, por cuanto todo juez, como funcionario público que es, se encuentra
sujeto al principio de legalidad, el cual constituye un imperativo de adecuación de la acción pública, no
sólo de las normas específicas sobre un objeto determinado, sino a todo el bloque de legalidad, por lo
que no puede fallar con desprecio de los principios y derechos constitucionales, ya que está limitado por
las reglas de la sana crítica y principios de razonabilidad que debidamente aplicados conducen a la
armonía de la apreciación jurisdiccional con la Constitución Política,... las facultades de los jueces de
apreciar la prueba en conciencia, no resultan contrarias a la obligación del juez de fundamentar sus
fallos, principio constitucional que integra el debido proceso... Con fundamento en lo anterior, es que
procede interpretar la norma en cuestión de tal manera que no resulta inconstitucional la facultad de los
jueces laborales de apreciar la prueba en conciencia, siempre y cuando se dicte un fallo fundamentado,
en aplicación de las reglas de la sana crítica y razonabilidad ”. De ahí que, la valoración de la prueba en
materia laboral, debe entenderse a la luz de los parámetros de constitucionalidad establecidos en dicha
resolución. Está claro que las reglas del derecho común en la apreciación de las probanzas no son de
obligado acatamiento para el juez laboral. Sin embargo, eso no significa que pueda resolverse el caso
simplemente con base en su fuero interno, sin brindar ninguna explicación. En este supuesto,
estaríamos en el campo de la arbitrariedad, con quebranto de principios fundamentales consagrados en
la propia Constitución Política (artículos 39 y 41), como lo son el debido proceso y el derecho de defensa
en juicio. En la misma norma de comentario se obliga al juzgador a expresar los principios de equidad o
de cualquier otra naturaleza en que funde su criterio, dentro de los cuales, se ubican las reglas de la
sana crítica, a saber, la lógica, la experiencia y la psicología, las cuales se estima no se han violentado
en este caso. Ahora bien, una regulación parecida la encontramos en el numeral 24 de la Ley contra el
Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia, citado en el referido Voto 130-99, el cual igualmente
obliga a apreciar la prueba conforme con las reglas de la sana crítica, así: “ Actuación del Juez. Para
apreciar la prueba y determinar si la conducta denunciada constituye hostigamiento sexual, el Juez
deberá considerar, de conformidad con las reglas de la sana crítica todas las circunstancias en que
ocurrieron los hechos, sin incluir consideraciones relativas a los antecedentes del comportamiento sexual
de la persona ofendida “. Esa norma está inserta en el Capítulo V denominado “PROCEDIMIENTO
JUDICIAL PARA SANCIONAR EL HOSTIGAMIENTO SEXUAL”, que aunque distinto al que nos ocupa,
pues, inicia con la interposición de la demanda por parte de las personas ofendidas o quienes los
representen, contiene, como se dijo, reglas semejantes para la valoración de las probanzas y una
limitante que razonablemente debe regir en este tipo de casos, cual es, evitar en ese proceso valorativo
la inclusión de “ … consideraciones relativas a los antecedentes del comportamiento sexual de la
persona ofendida ”.-
V.- El 22 de diciembre de 1999, la señora Clara Cisneros Arroyo, “efectiva” de la Comandancia de
Alajuela, le manifestó por escrito al Director de la Fuerza Pública, lo siguiente:
“ HACE
APROXIMADAMENTE 8 MESES YO LE MANIFESTÉ QUE EN VARIAS OCASIONES CUANDO ME
ENCONTRABA SOLA EL MAYOR MARCO VINICIO BARQUERO GONZÁLEZ ME FALTÓ EL
RESPETO, ASIMISMO ME INVITABA A SALIR TAMBIÉN ME MANIFESTABA QUE CUANDO NO
CONSEGUÍA LO QUE QUERÍA, ÉL ERA UN HIJUEPUTA. LUEGO EN UNA NOCHE LLEGÓ YA QUE
ÉL DUERME EN EL CUARTO DE LOS COMANDANTES Y CON FURIA QUE LO ACEPTARA, INSISTÍA
EN QUE ÉL ERA UN HIJUEPUTA Y NO AGUANTARÍA MÁS, INTENTÓ BESARME IGNORANDO EL
MISMO QUE EL TENIENTE (se refiere al teniente Orlando Aguilar Corrales) … ESTABA EN
COMANDO, DE REPENTE EL TENIENTE AGUILAR LLEGÓ, MISMO SALIÓ ENOJADO,
INDICÁNDOME QUE DESPUÉS HABLARÍAMOS, FUE EN ESE MOMENTO QUE LE DIJE
NUEVAMENTE LO QUE ME HABÍA DICHO E INTENTADO, Y AHORA SI ME PREOCUPABA ”. Señaló
que el teniente le recomendó hacer un informe, mas, no lo hizo, dejando pasar dos meses, durante los
cuales el denunciado sólo le hablaba de cuestiones de trabajo sin faltarle el respeto. No obstante,
después del último curso, el de antimotines, reanudó aquella actitud, diciéndole “ QUE PIERNAS MAS
LINDAS QUE COLOR MAS LINDO, Y ME DECÍA QUE SI YO LE PERMITÍA SALIR CON ÉL, ÉL ME IBA
A DEMOSTRAR TODO LO QUE SABÍA HACER EN EL SEXO YA QUE CON LA EXPERIENCIA QUE
TENÍA A ÉL LE SOBRABAN MUJERES ”. Ante su negativa y su dicho en el sentido de no querer tomar
otras medidas, el demandante le manifestó que “ NINGÚN INFORME PEGABA YA QUE ÉL ERA
MAYOR Y SI YO ME PORTABA BIEN ÉL CONSEGUÍA RAYAS PARA MÍ ”. La señora Cisneros dijo
haberle respondido que no le interesaban “las rayas”, salvo que se las hubiera ganado con trabajo y
disciplina. En la indicada nota también dio cuenta de los comentarios que le hizo a sus compañeros, a
los comandantes, al capitán Peralta, al teniente Alexis Ugalde y al Jefe de pelotón sobre la necesidad
de que la pasaran para otro lugar. Adujo que cuando llegó Anabelio Meza como nuevo comandante le
preguntó acerca de la posibilidad de pasar la Central (en donde laboraba) a la Oficialía, lo que se hizo
inmediatamente. Y, agregó que a partir de ese momento rompió toda relación con el señor Barquero;
pero, hacía 22 días la llamó por teléfono a su casa indicándole a su madre que la llamada provenía de la
Comandancia, al contestar, le reconoció la voz y “ ME SALIÓ CON UNAS OBSCENIDADES QUE ME DA
PENA ESCRIBIR EN EL MOMENTO DE UNA DECLARACIÓN SI ES NECESARIO LO DIGO ”. Adujo
que al decirle qué le pasa, él cortó la llamada, pero luego insistió, contestando ella “ O.I.J. Alajuela ” y
éste le respondió que no lo iba a engañar y le repitió las mismas obscenidades. Señaló que hubo como
cinco llamadas y buscó la forma de dialogar con él “ PERO SIEMPRE ME ANDABA HUYENDO”, razón
por la cual optó por acudir al MAYOR MEZA para contarle lo sucedido , quien le sugirió hablar con él,
pero, cuando lo trató de hacer “ SE LEVANTÓ DICIÉNDOME QUE YO ESTABA LOCA, ENTONCES LE
DIJE QUE HABLÁRAMOS CON EL MAYOR, ENFRENTÁNDONOS MUY ACALORADAMENTE ”. Esa
denuncia fue complementada con una información levantada por la Sección de Asuntos Internos, con
base en entrevistas a servidores de la Comandancia así como a la propia denunciante, quien, especificó
aún más los actos impropios en que incurrió en su perjuicio el actor (folios 5, 6 y 10 y siguientes del
expediente administrativo). Con motivo de lo anterior, la señora Sandra Sáenz Corella, Investigadora del
Departamento de Inspección Policial presentó un informe a la Jefatura; siendo que el 24 de marzo del
2000, se inició el respectivo procedimiento disciplinario contra don Marco Vinicio, en el cual éste negó los
cargos (folios 20 a 23, 84 y 85 de dicho legajo). La señora Cisneros Arroyo declaró en dicho proceso,
brindando detalles sobre los hechos denunciados (folios 56 a 64 ibídem). Éstos se ajustan perfectamente
a las manifestaciones de acoso sexual contempladas en el artículo 4 de la Ley contra el Hostigamiento
Sexual en el Empleo y la Docencia, que literalmente establece: “ Manifestaciones del acoso sexual . El
acoso sexual puede manifestarse por medio de los siguientes comportamientos: 1. Requerimiento de
favores sexuales que impliquen: a) Promesa, implícita o expresa, de un trato preferencial, respecto de la
situación, actual o futura, de empleo o de estudio de quien lo reciba. b) Amenazas, implícitas o
expresas, físicas o morales, de daños o castigos referidos a la situación, actual o futura, de empleo o de
estudio de quien las reciba. c) Exigencia de una conducta cuya sujeción o rechazo sea, en forma
implícita o explícita, condición para el empleo o el estudio. 2. Uso de palabras de naturaleza sexual,
escritas u orales, que resulten hostiles, humillantes u ofensivas para quien las reciba. 3.
Acercamientos corporales u otras conductas físicas de naturaleza sexual, indeseados y ofensivos para
quien los reciba ”. En el proceso disciplinario se recabaron varios testimonios. Con base en lo anterior,
la Sección de Inspección Policial, del Departamento Disciplinario Legal, del Ministerio de Seguridad
Pública recomendó la suspensión por quince días sin goce de salario del señor Barquero González. No
es cierto como se pretende hacer creer por la parte recurrente que dicha recomendación obedeció a
que “ … no existían las pruebas y elementos de acoso sexual ”; pues, en esa resolución que es la N°
765-01, se consideró literalmente cuanto sigue: “ … los hechos denunciados, le merecen a este Órgano
plena credibilidad por la forma espontánea, elocuente y veraz, que utilizó la denunciante a la hora de
exponer la situación porque no han existido contradicciones en las oportunidades en que se ha
presentado a este Despacho a declarar, ya sea en la fase de investigación previa como en la instrucción
formal del caso. Consecuentemente, considera este despacho que la conducta aquí demostrada al
encartado configura dentro del hostigamiento sexual, por los siguientes motivos. Primero: se logra
desprender del expediente la existencia de una serie de actos por parte del encartado, repitiendo la
conducta que se ha considerado irrespetuosa para su compañera de trabajo y que obviamente ha
provocado desagrado en ella. Segundo: se aprecian actitudes que conducen a pensar a este órgano
que el encartado le hizo promesas y amenazas a la ofendida en aras de conseguir un favor sexual de su
parte. Tercero: Existe certeza de que el encartado profirió a la ofendida reiteradamente frases con
connotación sexual, con lo cual causó, un perjuicio a la denunciante en su estado general de bienestar
personal, producto del mismo se observó a la encartada triste y llorando, y con un alto grado de interés
para que su puesto u oficina, fuera trasladado a la Oficialía de guardia de esa misma Unidad, ello con el
único fin de evitar estar sola y a merced de su acosador … ” (folios 108 a 114 del expediente
administrativo). De lo anterior se deduce que los hechos denunciados se tuvieron por acreditados y, la
Sala estima que la recomendación de una sanción menos gravosa que el despido (suspensión por
quince días sin goce de salario y apercibimiento de una sanción más drástica en caso de incurrir en falta
igual o similar a la analizada), obedeció a una errónea aplicación del principio de proporcionalidad, pues,
siendo la falta grave necesariamente debía traer como consecuencia el despido. En ese orden de ideas,
no se comparte lo dispuesto en la sentencia de primera instancia en cuanto tuvo por no acreditado el
acoso sexual achacado al demandante. No incurrió en error alguno el Consejo de Personal al separarse
de aquella recomendación, disponiendo el cese de la relación sin responsabilidad patronal, como
tampoco los señores jueces de segunda instancia al desestimar la demanda. Como sustento de su tesis
en juicio, el recurrente invoca el testimonio del señor Anabelio Meza Fallas, el único que se evacuó en
sede judicial (folios 80 y 81). Esa declaración no le merece credibilidad a la Sala. En primer término, el
testigo negó que doña Clara le hubiese comentado sobre algún comportamiento, insinuación, expresión
indebida relacionada con acoso sexual de parte del actor hacia ella. Mas, luego, ante una pregunta
manifestó: “ Si yo llamé a mi oficina a doña Clara y a don Marco Vinicio, para confrontarlos sobre la
denuncia presentada contra el actor.- No recuerdo si doña Clara me llevó algún documento, donde
denunciaba a don Marco por acoso sexual.- No recuerdo si hubo una queja por escrito de parte de
doña Clara en contra del actor ”. Seguidamente, trató de minimizar lo sucedido así: “ Era algo de
trabajo, no era grave, era un mal entendido ”. Por otro lado, extrañamente, a pesar de lo grave de la
situación en la cual estaban involucrados dos servidores de la misma Comandancia, de haber sido
llamado él como testigo en sede administrativa y, luego, en la judicial, dijo no conocer la causa por la cual
despidieron a don Marco Vinicio. Nótese que en sede administrativa sí dijo que doña Clara llegó a su
oficina con una denuncia escrita contra el accionante, la cual admitió haber leído (folio 44 de legajo
aparte). Las otras declaraciones de compañeros de trabajo evacuadas en el proceso disciplinario y que
constan en los folios que se indicarán del expediente administrativo, lejos de desvirtuar el dicho de la
denunciante víctima de acoso, aportan datos que revelan la veracidad de sus manifestaciones. Si bien
es cierto los deponentes dieron cuenta de conocer los hechos por referencia que de ellos les hiciera la
señora Cisneros, también se refirieron a la insistencia de ella para que se cambiara su ubicación dentro
del lugar de trabajo; indicio claro, preciso y concordante, de que estaba tratando de evitar que el
demandante continuara con el acoso en su perjuicio. Sobre el particular, Alexis Ugalde Cordero dijo: “
La señora Clara Cisneros me dijo en varias oportunidades que cambiara la cabina, a donde hubiera mas
gente ya que siempre se quedaba sola y no le gustaba, ya que Marco Barquero solo decirle
obscenidades y que incluso una vez había intentado darle un beso … Ella insistía mucho en el cambio de
lugar .”. Declaró haber visto a doña Clara triste y que al consultarle ella le explicó que el demandante la
había llamado a la casa “ … y le había dicho un montón de cosas feas a la mamá de ella ”. Sobre el
comportamiento de la señora Cisneros, declaró: “ … siempre ha sido una buena funcionaria y nunca he
visto que se ponga en planes irrespetuosos con sus compañeros en horas de servicio ” (folio 43 frente y
vuelto). En el mismo sentido José Fernando Peralta Beer, expresó: “ En una ocasión observé a Clara
Cisneros llorando, cuando le pregunté qué era lo que le pasaba, ella me indicó que ya no aguantaba más
la situación con el señor Barquero González ya que este señor la llamaba mucho a la casa para invitarla
a salir y le decía a la mamá de ella que por favor le pusiera al marido de Clara para decirle que clase de
mujer tenía … ”. Sobre la personalidad de doña Clara refirió: “ … la he visto callada, dedicada a su
trabajo, bromea lo normal con sus compañeros y no me consta que se deje faltar el respeto ” (folio 45).
Seguidamente Julio César Corella Guerrero declaró que varias veces doña Clara le comentó que “ … el
Mayor Barquero sólo decirle “cochinadas”, que pasaba “echándole el caballo” y la pasaba invitando a
salir. También me comentó que Barquero … la llamaba a la casa para decirle vulgaridades .”. Manifestó
que ella siempre se daba a respetar y que mientras estuvo en esa situación “ … siempre la observé triste
y cabizbaja” (folio 46). Por su parte, Johnny Arias Arias declaró que la actora le comentó sobre una
llamada telefónica del demandante (folios 91 y 92). Del anterior material probatorio, ni por asomo se
desprenden hechos que hagan dudar de la veracidad de la denuncia de la ofendida, todo lo contrario, se
advierte, que ésta insistió en el cambio de ubicación para el desempeño de sus funciones, lógicamente
motivada por el acoso que estaba sufriendo, lo que explica también que se le apreciara triste y en otra
oportunidad llorosa. El recurrente resalta en el recurso, el dicho del testigo Meza Fallas en el sentido de
que la denunciante era una persona “ POPULAR ” entre sus compañeros y que el actor era una persona
“ SERIA Y RESPETUOSA”. En modo alguno esa manifestación tiene la virtud de hacer dudar de la
veracidad de la denuncia. En primer término, por las razones ya dichas ese testimonio no le merece
credibilidad a este Tribunal. En segundo lugar, porque, como ya se refirió, es bien sabido que los
hostigadores, por lo general, no realizan sus conductas reprochables en presencia de otras personas que
pudieran censurarlo, mostrando a otros una conducta bien distinta a la que provoca el sufrimiento de sus
víctimas. Por último, existe suficiente prueba, ya aludida, de la cual se deduce que doña Clara era una
persona que mantenía un trato normal y respetuoso con sus compañeros de trabajo. Mas, también debe
resaltarse muy claramente que, tal y como expresamente lo establece el numeral 24 de la Ley contra el
Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia, al apreciar las conductas constitutivas de acoso
sexual no pueden incluirse consideraciones relativas a los antecedentes del comportamiento sexual de la
persona ofendida. Lo anterior encuentra explicación en la propia definición de acoso u hostigamiento
sexual, como toda conducta sexual indeseada por quien la recibe y que provoque efectos perjudiciales,
en este caso, en el ámbito laboral (artículo 3). Es decir, con independencia del comportamiento sexual de
la víctima, si ella no desea mantener una relación más allá de lo estrictamente laboral con un compañero
de trabajo, éste debe respetarla y no afectar su dignidad, obligándola a soportar vejámenes que lesionen
su libertad sexual y su derecho a laborar en un ambiente libre de violencia.VI.- Conforme con lo analizado, la sentencia recurrida, debe confirmarse.POR TANTO
Se confirma la sentencia impugnada.
Orlando Aguirre Gómez
Zarela María Villanueva Monge
Bernardo van der Laat Echeverría
Julia Varela Araya
Víctor Ardón Acosta
Extracto de la Sentencia
Sala II de la Corte Sentencia 00808– 07
Partes
Caso
Normativa
Involucrada
Desarrollo
Francisco Zúñiga vs Universidad Nacional
El Sr. Zúñiga solicitó que en sentencia se condenara a la demandada a reinstalarlo en el
puesto que ocupaba y al pago de varios extremos por considerar su despido injustificado.
En primera instancia se desestimó la demanda en todos sus extremos.
En segunda instancia se confirmó dicho pronunciamiento.
Ante la Sala, el actor alega desproporcionalidad de la sanción, que los hechos se
enmarcan dentro de la libertad de cátedra y que es el patrono el que está obligado a
acreditar la causa del despido.
Considera que haber dicho durante una clase universitaria que “las mujeres son como las
vacas hay que tocarles las tetas para que se dejen ordeñar”, sorprender por detrás a una
alumna y agarrarla por la cintura cuando ésta conversaba por teléfono e insinuar a una
alumna que hay otros medios de mejorar notas no implica una intención dañina de ofender
a nadie ni conlleva actuar con el ánimo malediciente, como para afectar a un alumno
Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia Ley N° 7476
Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer,
ratificada por Ley N° 6968, del 2 de octubre de 1984
Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la
Mujer (Convención “Belem Do Pará”) por Ley N° 7499, del 2 de mayo de 1995
Según la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la
Mujer los Estados deben tomar las medidas apropiadas para asegurar el desarrollo y
adelanto de la mujer. Por su parte, la Convención “Belem Do Pará” destaca el derecho de
la mujer a que se respete su integridad psíquica y moral así como la dignidad inherente a
su persona. La Ley de Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia vino a desarrollar
esa normativa, con el fin de garantizarle a la mujer el disfrute de los derechos en ella
reconocidos y que como todo ser humano indudablemente merece.
Conclusión
Para determinar si el despido del actor fue o no justificado, debe tomarse en consideración
tres cuestiones: tratándose de despidos por hostigamiento sexual en el trabajo, se ha
avalado la existencia de una presunción de verdad iuris tantum a favor de la víctima, es
decir, se le otorga credibilidad a su dicho; por lo que es el supuesto acosador quien está
llamado a desacreditar la respectiva denuncia, demostrando necesariamente la existencia
de motivos suficientes para dudar de su veracidad. Segundo, las reglas del derecho común
en la apreciación de las probanzas no son de obligado acatamiento para el juez laboral.
Eso no significa que pueda resolverse el caso simplemente con base en su fuero interno,
sin brindar ninguna explicación. Para el caso concreto, es importante acotar que el artículo
24 de la Ley 7476 obliga a apreciar la prueba conforme con las reglas de la sana crítica.
Tercero, deben tomarse en consideración y valorarse no sólo las probanzas evacuadas en
el proceso judicial sino también las producidas en el expediente administrativo. Lo anterior
por cuanto los actos y las actuaciones de la Administración se presumen válidos; salvo que
dicha presunción sea desvirtuada acreditando la existencia de vicios que causen su
nulidad.
Es cuestionable que el actor, a pesar de haber bservado a su alumna hablando por
teléfono, se le acercara por detrás para saludarla y darle un beso, hecho que motivó,
según el mismo lo aceptó “el repudio” de la estudiante. La experiencia indica que las
personas comúnmente se saludan cuando coinciden y se miran de frente por lo que resulta
absolutamente inusual que un profesor intente sorprender de ese modo a la estudiante.
El comportamiento hostigador y de por sí discriminatorio hacia la mujer, se aprecia con
mucho más razón, con los comentarios que hizo comparando a la mujer con las vacas. No
se justifica desde ningún punto de vista la necesidad académica de hacer la comparación
con la mujer. Por el contrario, es evidente que el comentario tenía una connotación sexual,
para ridiculizar a la mujer, estimulando de ese modo el morbo del grupo y la burla de los
hombres que ahí se encontraban.
Con independencia del comportamiento sexual de la víctima, si ella no desea mantener
una relación más allá de la propia alumna-profesor, éste debe respetarla y no afectar su
dignidad.
En el caso concreto existe certeza de que el actor incurrió en hostigamiento sexual, toda
vez que aprovechándose de su condición de profesor realizó actos típicos de quien
pretende procurarse favores sexuales de una alumna, tales como acercamientos
corporales no deseados y además hizo comentarios de naturaleza sexual ofensivos y
humillantes en detrimento de las mujeres y de ella en particular, conducta que encaja en el
citado artículo 4 de la Ley 7476.
El recurrente invoca en esta instancia el principio de proporcionalidad que informa la
materia laboral, partiendo de que aún admitiendo la existencia de los hechos denunciados
no hay proporcionalidad entre ellos y la sanción impuesta. Es de advertir que, las faltas de
esta naturaleza en que incurran las personas que se dedican a labores docentes, deben
valorarse con suma rigurosidad. Resulta grave que en vez de cumplir con ese cometido, el
actor aprovechara las facilidades que su condición le deparaba para acosar u hostigar a
una alumna con claros propósitos sexuales, perjudicándola por razones obvias en su
normal desarrollo como persona merecedora de acceder a la enseñanza en un ambiente
libre de violencia. Y, por tal razón, las faltas en que incurrió deben calificarse como
graves, capaces de sustentar el despido sin responsabilidad patronal.
Por otro lado, en modo alguno se está en presencia de un caso relacionado con la libertad
de cátedra como se ha pretendido hacer ver, sino, con un tema bien distinto, cual es el del
hostigamiento sexual en los términos explicados.
Se confirma la sentencia impugnada
Texto Completo de la Sentencia
Sentencia :
Año :
Expediente:
Despacho:
Fecha:
Hora:
Tipo de sentencia:
Redactor:
Clase de asunto:
00808
2007
04-000633-0505-LA
Sala Segunda de la Corte
31/10/2007
10:10:00 AM
De Fondo
Aguirre Gómez Orlando
Proceso ordinario laboral
Exp: 04-000633-0505-LA
Res: 2007-000808
SALA SEGUNDA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA . San José, a las diez horas diez minutos del
treinta y uno de octubre del dos mil siete.
Proceso ordinario establecido ante el Juzgado de Trabajo de Heredia, por JOSÉ FRANCISCO ZÚÑIGA
CHAVES, divorciado, doctor en Filosofía, de domicilio no indicado, contra UNIVERSIDAD NACIONAL , representada
por su apoderado general judicial licenciado Bernal Saborío Valverde, vecino de Alajuela. Figuran como apoderados
especiales judiciales; del actor, los licenciados Carlos Mauricio Cartín Solís, soltero y Rafael Medaglia Gómez; de la
demandada, el licenciado Pablo Zúñiga Morales, vecino de Heredia. Todos mayores, casados, abogados y vecinos
de San José, con las excepciones indicadas.
RESULTANDO:
1.- El actor, en escrito fechado quince de octubre del dos mil cuatro, promovió la presente acción para
que en sentencia se condenara a la demandada a reinstalarlo en el puesto que ocupaba, a pagarle los extremos de
vacaciones, vacaciones acumuladas, aguinaldo, preaviso, salarios caídos, cesantía, intereses, daños y perjuicios y
ambas costas del proceso.
2.- El apoderado de la demandada contestó la acción en los términos que indicó en el memorial de
fecha once de febrero del dos mil cinco y opuso la excepción de falta de derecho.
3.- La jueza, licenciada Susana Porras Cascante, por sentencia de las ocho horas del veintisiete de
setiembre del dos mil seis, dispuso : " SOBRE EL PROCEDIMIENTO: se tienen por hechas las manifestaciones por
parte del apoderado del actor según escrito de folios 124 a 133, las cuales toma en consideración la suscrita. De
conformidad con lo expuesto y citas legales y jurisprudenciales invocadas se DECLARA SIN LUGAR en todos sus
extremos petitorios la presente demanda, tanto en su pretensión principal como subsidiaria, así como el pago de
daños y perjuicios e intereses que formula JOSÉ FRANCISCO ZÚÑIGA CHAVES contra UNIVERSIDAD NACIONAL,
representada por BERNAL SABORÍO VALVERDE. Se acoge la excepción de falta de derecho opuesta por la parte
demandada, toda vez que no le asistía a la parte actora derecho, a reclamo alguno. COSTAS: se condena a la parte
actora al pago de ambas costas de la presente acción, fijando las personales en la suma prudencial de CIEN MIL
COLONES, lo anterior de conformidad con los artículos 452, 494 y 495 del Código de Trabajo y 222 del Código
Procesal Civil. Se advierte a las partes que, esta sentencia admite el recurso de apelación, el cual deberá
interponerse ante este Juzgado en el término de tres días. En ese mismo plazo y ante este órgano jurisdiccional
también se deberán exponer, en forma verbal o escrita, los motivos de hecho o de derecho en que la parte
recurrente apoya su inconformidad; bajo el apercibimiento de declarar inatendible el recurso (artículos 500 y 501
incisos c) y d) del Código de Trabajo; votos de la Sala Constitucional números 5798 de las 16:21 horas del 11 de
agosto de 1998 y 1306 de las 16:27 horas del 23 de febrero de 1999 y voto de la Sala Segunda número 386 de las
14:20 horas del 10 de diciembre de 1999".
4.- El apoderado del actor apeló y el Tribunal de Heredia, integrado por los licenciados Henry Madrigal
Cordero, Roberto J. Tánchez Bustamante y Carmen María Blanco Meléndez, por sentencia de las nueve horas diez
minutos del veintiuno de febrero del dos mil siete, resolvió : "En los procedimientos no hay vicios causantes de
nulidad e indefensión. Se confirma la sentencia apelada".
5.- Los apoderados del actor formularon recurso para ante esta Sala en memorial de data nueve de
abril del presente año, el cual se fundamenta en los motivos que se dirán en la parte considerativa.
6.- En los procedimientos se han observado las prescripciones de ley.
Redacta el Magistrado Aguirre Gómez; y,
CONSIDERANDO:
I.- El señor Zúñiga Chaves invocó en la demanda que le prestó servicios a la Universidad Nacional desde
1976 en forma interina y a partir de 1993 en propiedad, a tiempo completo. Indicó que mediante oficio SRBD 5022003, el Decano de la Sede de la Región Brunca le comunicó que se había procedido a realizar una acción de
personal de despido sin responsabilidad patronal, con fecha de rige 23 de octubre del 2003; pero que hasta la fecha
de la demanda no se le había notificado la acción de personal, con lo cual no se ha materializado el supuesto
despido, por lo que entiende que ante la ausencia de la indicada notificación no está despedido. Señaló que dicha
decisión fue injustificada, al basarse en una denuncia infundada de Evelyn Ivannia Gamboa Quesada, tramitada en
un proceso nulo y falso. Adujo que en dicho proceso se le violentaron sus derechos, como el de ofrecer prueba de
descargo; aparte de que fue tramitado por un tribunal parcializado y, entre otros, se quebrantaron etapas procesales,
como el remitir el asunto a la Junta de Relaciones Laborales conforme al “ Convenio sobre participación de la Junta
de Relaciones Laborales en la Universidad Nacional ”. Negó que se le hayan pagado prestaciones, vacaciones
acumuladas, salarios caídos e incapacidades. Con base en lo anterior, incluyó como pretensiones que se declare
que aún sigue siendo trabajador de la demandada y, por ende, se ordene su reinstalación inmediata. También pidió
que se condene a la Universidad a cancelarle vacaciones, vacaciones acumuladas, aguinaldo, preaviso, salarios
caídos y cesantía; conforme con los montos que se liquidarán en ejecución de sentencia, respecto de los cuales
solicitó el reconocimiento de intereses al tipo de ley desde la sentencia de primera instancia hasta el efectivo pago.
Por último, solicitó el pago de los daños y perjuicios causados y ambas costas (folios 1 a 5). Al trabarse la litis, la
parte demandada opuso la excepción de falta de derecho (folios 27 a 34). El Juzgado de Trabajo de Mayor Cuantía
de Heredia desestimó la demanda en todos sus extremos. Impuso las costas a la parte actora, fijando las
personales en la suma prudencial de cien mil colones (folios 134 a 150). La sentencia de segunda instancia confirmó
dicho pronunciamiento (folios 178 a 181). Ante la Sala, los apoderados especiales judiciales del actor muestran
inconformidad con lo así dispuesto. Como primer motivo de agravio alegan la desproporcionalidad de la sanción, por
cuanto de ser ciertos los hechos tenidos por acreditados, no revisten la gravedad como para justificar un despido sin
responsabilidad patronal, sobre todo tratándose de un profesor o catedrático, con una hoja de vida intachable y quien
trató por igual a todos sus alumnos universitarios. Sobre el particular, agregan: “ De haber dicho la frase … respecto
a la comparación que se hizo de las vacas con las mujeres, lamentablemente se saca de contexto de la clase que
impartía el profesor en ese momento, ante todos sus alumnos, sean éstos hombres o mujeres, dentro de un ámbito
universitario, donde existe la libertad de cátedra y jamás nunca se dijo con ánimo malediciente u ofensivo para nadie
”. El recurso destaca que el actor es Profesor de Filosofía y Ética, en la región Brunca y que lo achacado “… fue
hecho en forma pública, a la luz del día, delante de estudiantes y otras personas, por lo que es absurdo e ilógico
pensar que la intención, de nuestro poderdante, fuera el de acosar u hostigar sexualmente a ninguna estudiante ”.
Como sustento de la tesis acerca de la desproporcionalidad, los recurrentes citan las sentencias de la Sala números
293 de las 10:20 horas del 14 de junio del 2002; 88 de las 9:00 horas del 24 de febrero del 2006 y 141 de las 10:00
horas del 8 de marzo del 2006. Para ellos, en los puntos 1 y 2 de la denuncia administrativa, la señorita Gamboa
Quesada indicó que los hechos sucedieron en el aula durante las lecciones con don José Francisco y en el punto 3
manifestó que el hecho aconteció cuando ella se encontraba en el teléfono público ubicado en la sede universitaria.
En ese sentido, aducen que a las lecciones asistieron aproximadamente veinticinco estudiantes más y en cuanto al
otro sitio, afirman que es público, al cual, además de las partes, tenían acceso otras personas. Refieren que el
testigo Adán Barahona Chavarría declaró que en las clases del señor Zúñiga “ NUNCA ni oyó ni vio lo que la
denunciante afirma …”. Como para ellos, lo denunciado difiere de lo declarado administrativa y judicialmente por los
testigos, aplicando el principio in dubio pro operario “… debió absolverse a nuestro representado por esos hechos ”.
Señalan que si se analiza la prueba en conciencia, se arriba a la conclusión de que no existe una adecuada relación
de equilibrio entre la supuesta falta cometida y la medida disciplinaria impuesta; y debe recordarse que el
Departamento Legal de la demandada nunca sugirió como sanción el despido, sino, una suspensión de quince días
sin goce de salario. Echan de menos la acreditación de la imposibilidad de poder continuar la relación de trabajo y
dado que “… no sólo el actor es profesor en la materia que él imparte y además son cursos semestrales, donde
continuamente hay un flujo de alumnos diferentes ”. Se insiste en el quebranto del principio in dubio pro operario .
Para los recurrentes, los hechos se enmarcan en una “… relación profesor-alumno-libertad de cátedra, principio éste
consagrado constitucionalmente ” y al no determinarse cuál fue el contexto en que el actor dijo (si es que lo afirmó) lo
relacionado a las mujeres y a las vacas, se quebranta la libertad de trabajo consagrada en el artículo 8 del Código de
Trabajo. Invocando la libertad de enseñanza garantizada por los numerales 79 y 87 de la Constitución Política,
echan de menos la demostración de que en el ejercicio de su profesión el demandante haya atacado los derechos de
terceras personas o haya ofendido a la sociedad. Aducen que el patrono está obligado a acreditar la causa del
despido (artículo 82 del Código de Trabajo) y en este caso no lo hizo, basando el despido en presunciones,
ignorando lo declarado por los testigos de descargo y ante “… la denuncia reiterada de que las alumnas estaban
siendo objeto de un “reclutamiento” para eso por parte del jefe del Área de Desarrollo Social, señor José Luis Díaz
Naranjo (folio 118 vuelto), siendo que este hecho es reiterado por otro testigo, quien claramente dice que: “ Me
consta que vi persecución laboral, hostigamiento laboral para don Francisco, por parte de la Jefatura, uno de los
mayores involucrados es el señor José Luis Díaz Naranjo ”(folio 122 vuelto) ”. Por otro lado, también se echa de
menos la aplicación del principio de equidad, dada la desproporción de la sanción impuesta y, además que conforme
al principio de reversión de la carga de la prueba, a la demandada le correspondía demostrar indubitablemente la
causa del despido y no lo hizo. Invocando la necesidad de apreciar la prueba en conciencia, los recurrentes
manifiestan: “ Es importante aquí recordar cuáles fueron los motivos por los cuales se despidió a nuestro
patrocinado: por haber dicho durante una clase universitaria que “las mujeres son como las vacas hay que hay (sic)
que tocarles las tetas para que se dejen ordeñar”; o que se “atreva” el profesor a sorprender por detrás a una alumna
y agarrarla por la cintura cuando ésta conversaba por teléfono y además que el profesor “insinúe a una alumna que
hay otros medios de mejorar notas”. Por ningún lado ni en el procedimiento administrativo efectuado en la
Universidad, como tampoco en la tramitación del presente proceso laboral, se ha demostrado que nuestro
poderdante tuviese la intención dañina de ofender a nadie o de haber actuado con el ánimo malediciente, como para
afectar a alguno de los alumnos ”. Con base en el artículo 62 de la Constitución Política, se invoca la violación al
debido proceso, por cuanto para poder proceder válidamente al despido, debió respetarse la convención colectiva y,
por ende, el “ Convenio sobre participación de la Junta de Relaciones laborales en la Universidad Nacional ”, según
el cual, dicha Junta debe conocer todos los asuntos laborales disciplinarios suscitados en el ámbito de la
Universidad, cuestión diferente a la imposibilidad de conciliar prevista en el inciso d de la cláusula segunda para los
casos de acoso sexual. Respecto de ese punto los representantes del actor citan el Voto de la Sala Constitucional
N° 12535 de las 16:40 horas del 9 de noviembre del 2004 relacionado con el caso de don José Francisco. En ese
sentido, consideran que a él se le vulneró su derecho de defensa. Insisten en la ausencia de notificación de la
respectiva acción de personal, mediante la cual debía materializarse correctamente el despido: “ NO es cierto lo
dicho por el representante de la Universidad demandada en el hecho tercero de su contestación a folio 28 de los
autos en el sentido de que a mi representado se le notificó la acción de despido, pues fue notificado de todos los
actos del procedimiento, pues para comenzar una cosa es la resolución que ordena un despido, otra la que lo
confirma y otra más la orden o acción de personal que materializa ese despido, siendo que esta última es la que
estamos reclamando ”. Por último, se muestra inconformidad con lo resuelto sobre costas y a la luz de lo dispuesto
por el artículo 222 del Código Procesal Civil atendiendo a que la parte ha litigado con evidente buena fe, en el
recurso se pide se exima del pago de esos gastos. En consecuencia, se solicita a la Sala revocar el fallo impugnado
y, en su lugar, declarar que el despido del actor devino en desproporcionado, arbitrario e ilegal así como injusto y
ordenar su reinstalación en el puesto que venía desempeñando con pago de los salarios dejados de percibir y sus
intereses hasta su efectivo pago conforme a los depósitos a plazo fijo por seis meses del Banco Nacional. De modo
subsidiario a la reinstalación se pide el pago de la totalidad de las prestaciones a que se tiene derecho, a saber,
preaviso, auxilio de cesantía, salarios caídos, vacaciones, aguinaldo, intereses hasta su efectivo pago y ambas
costas del proceso.
II.- Es cierto que, con motivo de un recurso de amparo interpuesto a favor del actor, la Sala Constitucional
emitió el Voto N° 12535 de las 16:40 horas del 9 de noviembre del 2004, el que con cita de sus resoluciones
números 4453 de las 14:56 horas del 24 de mayo del año 2000 y 9690 de las 15:01 horas del 1 de noviembre de ese
mismo año, consideró que la controversia en cuanto a la aplicación concreta de la convención colectiva no podía
dilucidarse en la jurisdicción constitucional, por tratarse de un asunto de mera legalidad. Sobre el particular,
textualmente manifestó: “… para determinar si la sanción disciplinaria de que ha sido objeto debía ser resuelta por
la Junta de Relaciones Laborales en aplicación de la Convención Colectiva de Trabajo vigente en la Institución, y en
particular si al amparado le es o no aplicable ese instrumento, primero habría que determinar si él ocupa un puesto
regido por la relación de empleo de naturaleza pública, o por el contrario, regido por el Derecho Común. Esta
situación, según determinó esta Sala debe ser dilucidada por la propia Administración o en su caso el juez, es decir,
se trata de un asunto de mera legalidad ajeno al control constitucional. ”. A nada conduce analizar -por innecesariosi en términos generales dicho instrumento colectivo le es aplicable al actor, por cuanto tratándose de procesos
disciplinarios relacionados con el hostigamiento sexual en el empleo o en la docencia, como es el que nos ocupa,
necesariamente debe prevalecer la aplicación de la normativa especial que se ocupa del tema y no aquella otra
general. En ese orden de ideas tenemos que el ordenamiento jurídico tutela la igualdad entre hombres y mujeres,
condenando todo tipo de discriminación que menoscabe el derecho que el ser humano tiene a desarrollarse y a vivir
en un ambiente libre de violencia. La Convención Americana sobre Derechos Humanos, aprobada por Costa Rica,
mediante Ley N° 4534 del 23 de febrero de 1970, en el inciso 1, del artículo 1 dispone: “ 1. Los Estados Partes en
esta Convención se comprometen a respetar los derechos y libertades reconocidos en ella y a garantizar su libre y
pleno ejercicio a toda persona que esté sujeta a su jurisdicción sin discriminación alguna por motivos de raza, color,
sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica,
nacimiento o cualquier otra condición social. ” Seguidamente, el inciso 1 del artículo 5, sienta un principio de
carácter fundamental: “ 1. Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral. ”. Las
normas aludidas deben relacionarse con las contenidas en la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas
de Discriminación contra la Mujer, ratificada por Ley N° 6968, del 2 de octubre de 1984, especialmente, con los
artículos 1, 3 y 5. El primero, define la “ discriminación contra la mujer ” como “… toda distinción, exclusión o
restricción basada en el sexo que tenga por objeto o por resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o
ejercicio por la mujer, independientemente de su estado civil, sobre la base de la igualdad del hombre y la mujer, de
los derechos humanos y las libertades fundamentales en las esferas políticas, económica, social, cultural y civil o
cualquier otra esfera ”. Según los artículos 3 y 5 siguientes, los Estados deben tomar las medidas apropiadas para
asegurar el desarrollo y adelanto de la mujer, con el objeto de garantizarle el ejercicio y el goce de los derechos
humanos y las libertades fundamentales en igualdad de condiciones con el hombre; así como, modificar los patrones
socio culturales de conducta de hombres y mujeres, con miras a alcanzar la eliminación de los prejuicios y las
prácticas consuetudinarias y de cualquier otra índole que estén basados en la idea de la inferioridad o superioridad
de cualquiera de los sexos o en funciones estereotipadas de hombres y mujeres. Por su parte, la Ley N° 7499, del 2
de mayo de 1995, ratificó la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la
Mujer (Convención “Belem Do Pará”), la cual señala que se debe entender como violencia contra la mujer “ …
cualquier acción o conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual, psicológico a
la mujer, tanto en el ámbito público como en el privado . ” (artículo 1) (énfasis agregado). Se sienta como principio
fundamental que la mujer tiene derecho a una vida libre de violencia, tanto en el ámbito público como en el privado
(artículo 3), lo cual comprende su derecho a ser libre de toda forma de discriminación y a ser valorada y educada
libre de patrones estereotipados de comportamiento y prácticas sociales y culturales basadas en conceptos de
inferioridad o subordinación (artículo 6). En dicha Convención, se destaca el derecho de la mujer a que se respete
su integridad psíquica y moral así como la dignidad inherente a su persona (incisos b) y e) del numeral 4). Por su
parte, la Ley de Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia N° 7476, del 3 de febrero de 1995, vino a
desarrollar esa normativa, con el fin de garantizarle a la mujer, precisamente, el disfrute de los derechos en ella
reconocidos y que como todo ser humano indudablemente merece, según se advierte de su artículo 1, el cual reza: “
Esta Ley se basa en los principios constitucionales del respeto por la libertad y la vida humana, el derecho al trabajo
y el principio de igualdad ante la ley, los cuales obligan al Estado a condenar la discriminación por razón del sexo y a
establecer políticas para eliminar la discriminación contra la mujer, según la Convención de las Naciones Unidas
sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer y la Convención Interamericana para
Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujer ”. En el artículo 2, se indica que el objetivo de la
normativa es prohibir y sancionar el acoso u hostigamiento sexual como práctica discriminatoria por razón de sexo,
contra la dignidad de la mujer y del hombre en las relaciones laborales y de docencia. Es decir, la normativa tutela la
dignidad de la mujer y del hombre en los ámbitos que en ella se indican. Mas, por razones socio culturales se sabe
que las mujeres son quienes en su mayor parte sufren este tipo de vejaciones. Sobre el particular, la Sala
Constitucional, refiriéndose, precisamente, a la razón de ser de dicha normativa, en el Voto número 1764 de las
14:37 horas, del 20 de febrero del 2002, consideró: “… Es un hecho que la presencia femenina en los ámbitos de
trabajo es cada vez mayor, lo que encuentra explicación, entre otras razones, en que la integración de los grupos
familiares tienen origen más variado, con relación al único y tradicional que antes existía y que el aporte económico
de las mujeres es hoy día una realidad y necesidad para la mayoría de las familias. Hace apenas unas décadas, la
inmensa mayoría de la población económicamente activa estaba conformada, casi en su totalidad, por varones
mientras que en la actualidad las mujeres comparten una parte importante de ésta. Ello se traduce en la presencia
cada vez mayor del género femenino en el mercado laboral y por tanto el nacimiento de relaciones laborales
comunes entre hombres y mujeres, con diversidad de posibilidades de sujeción de uno a otro, lo que de alguna
manera promueve la existencia de promesas, amenazas, o exigencias de determinadas conductas de unos a otros,
que se manifiestan en comportamientos indeseables que la sociedad ha llegado a calificar como hostigamiento o
acoso sexual. El legislador ha interpretado que la posibilidad o peridiocidad con que este tipo de atropellos sexuales
se presentan es cada vez más frecuente, al existir mayor relación e intercambio entre compañeros de trabajo de
distintos sexos; por ello ha establecido mecanismos de control y de sanción de esas conductas. La legislación de
este tipo nace, generalmente, como un resabio de la sociedad patriarcal, parcialmente superada, puesto que de
alguna manera impera aún, y debido a la preocupación de disminuir o idealmente eliminar la sensación y situación
real de vulnerabilidad que genera el elevado índice de acosos sexuales que, sin duda, condicionan marcadamente
las vidas de las mujeres. No obstante, este sector de la sociedad no es el único afectado con el acoso y el
hostigamiento sexual. Contrario a lo que se pueda creer, existen otros grupos afectados, integrados no sólo por
mujeres y hombres mayores de edad sino que, también, es cada vez más frecuente la realidad de los abusos
sexuales y hasta la corrupción y prostitución de menores. En consecuencia, es más que obvio que la Ley contra el
Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia es una reacción del Estado para atacar, razonablemente, este
grave problema social ”. La ley a que se hace referencia, en su artículo 5 dispone que el patrono debe establecer un
procedimiento interno, adecuado y efectivo, para permitir las denuncias de hostigamiento sexual, garantizar su
confidencialidad y sancionar a las personas hostigadoras; procedimiento que en ningún caso puede exceder el plazo
de tres meses, contados a partir de la interposición de la denuncia. Es decir, de lo que se trata es de prever un
procedimiento expedito tutelar de la víctima, que posibilite en el ámbito de su aplicación, sancionar a los
hostigadores sexuales cumpliendo con los principios constitucionales del debido proceso y del derecho de defensa.
En el recurso no se ha invocado ningún agravio acerca del quebranto de la normativa especial reguladora de este
tipo de casos en el seno de la Universidad, ni siquiera se ha mencionado que en ella se previera como parte de las
etapas del procedimiento disciplinario la intervención de la Junta de Relaciones Laborales. La parte recurrente se
limita a alegar el quebranto de normativa reguladora del procedimiento disciplinario general, siendo que como tal, no
se aplica en detrimento de la regulación especial relativa a los procedimientos disciplinarios con motivo de
hostigamiento sexual. Y, de ahí que, no sea de recibo la invocada nulidad del procedimiento disciplinario por no
haberse sometido el asunto a conocimiento de la referida Junta.
III.- Por otro lado, cabe indicar que no se aprecia incertidumbre en este asunto acerca de la fecha de la
terminación de la relación de trabajo entre las partes, pues está claro que el actor conocía que correría a partir del 23
de octubre del 2003 (oficio SRB.D.502-2003 del 30 de octubre del 2003 visible a folio 6) y, en ese sentido no podría
sostenerse que se le ha causado una grave indefensión capaz de sustentar una nulidad. El punto fue dilucidado por
la propia Sala Constitucional, mediante el Voto N° 14102 de las 9:54 horas del 10 de diciembre del 2004, dictado
como consecuencia del recurso de amparo interpuesto por el demandante. En dicho pronunciamiento se consideró:
“ II.- El recurrente acusa la infracción a su derecho a la igualdad, el derecho a obtener justicia pronta y cumplida, el
derecho al trabajo y el derecho a una indemnización en caso de despido y a la seguridad social, porque el Decano
de la Sede Región Brunca de la Universidad Nacional y la Rectoría no le ha enviado ninguna comunicación
indicándole que está despedido, por lo que considera que no lo está. En consecuencia, sigue siendo funcionario de
la Universidad y el Decano de la Región Brunca ha lesionado sus derechos fundamentales por no tramitar sus
incapacidades. De los informes rendidos bajo fe de juramento por los recurridos y de las pruebas que constan en el
expediente se desprende que el acaparado ha tenido pleno conocimiento de las resoluciones que dieron fin al
procedimiento disciplinario que culminó con su despido sin responsabilidad patronal, contra las cuales su apoderado
presentó recursos de apelación y de adición y aclaración ante el Tribunal universitario de Apelaciones. La Sala
aprecia que desde el 23 de octubre del 2003 tuvo conocimiento de que la resolución que ordenó su despido estaba
firme, por lo que el Decano de la Región Brunca de la Universidad Nacional no ha violado ninguno de sus derechos
fundamentales por falta de tramitación de incapacidades que presentó después de esa fecha ”.
IV.- Para determinar si el despido del actor fue o no justificado, debe tomarse en consideración tres
cuestiones fundamentales. La primera, tiene que ver con el tema de la carga de la prueba. En ese sentido la
jurisprudencia ha sostenido que el hecho del despido debe ser acreditado por la parte que lo invoca, en este caso,
por el servidor (numerales 29, 82, 461 y 464 del Código de Trabajo en relación con el artículo 317 del Código
Procesal Civil aplicable a la materia laboral a tenor de lo dispuesto por el artículo 452 de aquel cuerpo normativo);
correspondiéndole luego a la parte patronal, invocar y acreditar las justas causales que le dan fundamento (Voto N°
553, de las 10:25 horas, del 24 de mayo del 2000). No obstante, en tratándose de despidos por hostigamiento
sexual en el trabajo, se ha avalado la existencia de una presunción de verdad iuris tantum a favor de la víctima, es
decir, se le otorga credibilidad a su dicho; por lo que es el supuesto acosador quien está llamado a desacreditar la
respectiva denuncia, demostrando necesariamente la existencia de motivos suficientes para dudar de su veracidad.
En el Voto N° 130, de las 10:50 horas, del 19 de mayo de 1999, se indicó: “ En materia laboral, se ha aceptado que
existe una presunción de certeza de la declaración de la parte que más dificultad tiene para aportar los elementos
probatorios, obligando al patrono a aportar prueba suficiente para acreditar la falta cometida por el trabajador que le
faculta a dar por terminada la relación laboral, sin responsabilidad de su parte. Cuando se denuncia acoso sexual
tenemos la misma situación, pero la presunción de certeza se da al dicho de la o del acosado, relacionándolo, eso sí
y en lo posible con otros medios de prueba. En situaciones como la presente y ante la ausencia de prueba directa
que acredite el acoso, debe tenerse como suficiente la declaración de la ofendida, ya que de no ser así, existirían
hechos de imposible comprobación, porque la persona a quien se le atribuyen procura siempre realizarlos en
circunstancias en que no existan testigos ni otros medios de prueba. De no aceptarse lo anterior estaríamos ante un
obstáculo para descubrir la verdad real, el cual debe ser suprimido en aras de la correcta administración de justicia,
lo que se logra en el caso sub exámine dando plena credibilidad a la declaración de la víctima, si de su análisis,
conforme a las reglas del correcto entendimiento humano, como lo prevé el artículo 24 de la Ley contra el
Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia, se puede llegar a concluir que dice la verdad. Es decir que,
realizándose una valoración amplia de los elementos probatorios debidamente incorporados a los autos por el
patrono, no se le puede restar veracidad al testimonio de la víctima, sin razones objetivas para ello; pero tampoco
puede entenderse que siempre se deben tener por ciertos los hechos de acoso imputados, al punto de no entrar a
valorar el testimonio de la presunta víctima junto con los demás elementos incorporados, redistribuyendo, en este
caso, la carga de la prueba en perjuicio del trabajador (véase sobre el tema el voto 310 de las 9:50 horas del
dieciocho de diciembre de mil novecientos noventa y ocho)" . Como segundo punto, interesa destacar que
tratándose de la valoración de las probanzas, rige el artículo 493 del Código de Trabajo, el cual dispone: “ Salvo
disposición expresa en contrario de este Código, en la sentencia se apreciará la prueba en conciencia, sin sujeción a
las normas del Derecho Común; pero el Juez, al analizar la que hubiere recibido, está obligado a expresar los
principios de equidad o de cualquier naturaleza en que funde su criterio ”. Esa norma debe interpretarse a la luz de
los parámetros de constitucionalidad contenidos en la sentencia de la Sala Constitucional número 4448 de las 9:00
horas, del 30 de agosto de 1996; por lo que está claro que las reglas del derecho común en la apreciación de las
probanzas no son de obligado acatamiento para el juez laboral. Sin embargo, eso no significa que pueda resolverse
el caso simplemente con base en su fuero interno, sin brindar ninguna explicación. En este supuesto, estaríamos en
el campo de la arbitrariedad, con quebranto de principios fundamentales consagrados en la propia Constitución
Política (artículos 39 y 41), como lo son el debido proceso y el derecho de defensa en juicio. En la misma norma de
comentario se obliga al juzgador a expresar los principios de equidad o de cualquier otra naturaleza en que funde su
criterio, dentro de los cuales, se ubican las reglas de la sana crítica, a saber, la lógica, la experiencia y la psicología,
las cuales se estima no se han violentado en este caso. Para el caso concreto, es importante acotar que una
regulación parecida la encontramos en el numeral 24 de la Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la
Docencia, citado en el referido Voto 130-99, el cual igualmente obliga a apreciar la prueba conforme con las reglas
de la sana crítica, así: “ Actuación del Juez. Para apreciar la prueba y determinar si la conducta denunciada
constituye hostigamiento sexual, el Juez deberá considerar, de conformidad con las reglas de la sana crítica todas
las circunstancias en que ocurrieron los hechos, sin incluir consideraciones relativas a los antecedentes del
comportamiento sexual de la persona ofendida “. Esa norma está inserta en el Capítulo V denominado
“PROCEDIMIENTO JUDICIAL PARA SANCIONAR EL HOSTIGAMIENTO SEXUAL”, que aunque distinto al que nos
ocupa, pues, inicia con la interposición de la demanda por parte de las personas ofendidas o quienes los
representen, contiene, como se dijo, reglas semejantes para la valoración de las probanzas y una limitante que
razonablemente debe regir en este tipo de casos, cual es, evitar en ese proceso valorativo la inclusión de “ …
consideraciones relativas a los antecedentes del comportamiento sexual de la persona ofendida ”. El tercer punto a
destacar es que la jurisprudencia de esta Sala varió el criterio que exigía la necesidad de reproducir o ratificar en
sede judicial las probanzas debidamente evacuadas en sede administrativa. En ese orden de ideas, a efecto de
resolver con acierto la litis deben tomarse en consideración y valorarse no sólo las probanzas evacuadas en el
proceso judicial sino también las producidas en el expediente administrativo. Lo anterior por cuanto los actos y las
actuaciones de la Administración se presumen válidos; salvo que dicha presunción sea desvirtuada acreditando la
existencia de vicios que causen su nulidad (ver entre muchos otros el Voto de esta Sala número 285 de las 10:40
horas del 25 de noviembre de 1998).
V.- Con motivo del procedimiento disciplinario incoado contra el actor, la Comisión de Resolución de
Denuncias sobre Hostigamiento Sexual se pronunció mediante resolución 011-2003 de las 17:00 horas del 26 de
mayo del 2003 así: “ 1- … DECLARAR AL SEÑOR FRANCISCO ZÚÑIGA CHAVES AUTOR DE LA FALTA
LABORAL DE ACOSO Y HOSTIGAMIENTO SEXUAL EN CONTRA DE LA SEÑORITA EVELYN IVANNIA GAMBOA
QUESADA. 2- DE CONFORMIDAD CON EL ARTÍCULO 25 DE LA LEY DE HOSTIGAMIENTO SEXUAL EN EL
EMPLEO Y LA DOCENCIA, EL ARTÍCULO 268 DEL ESTATUTO ORGÁNICO, Y EL ARTÍCULO 3 INCISO c 1 Y 3
DEL REGLAMENTO PARA PREVENIR, INVESTIGAR Y SANCIONAR EL HOSTIGAMIENTO SEXUAL DE LA
UNIVERSIDAD NACIONAL, RECOMENDAR ANTE LA VICERRECTORÍA ACADÉMICA Y LA RECTORÍA EL
DESPIDO SIN RESPONSABILIDAD PATRONAL DEL SEÑOR FRANCISCO ZÚÑIGA CHAVES …”. Para arribar a
esa conclusión tuvo por probado cuanto sigue: “ 1- Que la señorita Evelyn Gamboa Quesada era alumna regular del
curso de Lógica en el primer trimestre del año 2002, que impartía el profesor Francisco Zúñiga en la Sede Regional
Brunca de la Universidad Nacional en Pérez Zeledón (ver historial académico, declaración de ofendida y testigo
Espinoza, folios 125-146-149). 2- Que durante el mes de marzo del 2002, al comentar Evelyn al profesor Zúñiga que
había salido mal en el examen y la nota no era buena, él le propuso solucionar el problema de forma no académica,
sugiriendo que lo fuera de una manera diferente de la que puede darse estudiando. Cuando le hizo la proposición la
miraba de manera morbosa, de arriba abajo (ver declaración de ofendida, folios 139-141). 3- Que el profesor Zúñiga
acostumbraba contar en clase chistes descalificantes, ofensivos y peyorativos para las mujeres, utilizando
vocabulario no adecuado para una clase de estudiantes universitarios, citando términos que evidentemente se
referían a las mujeres, aún cuando los colocara en un contexto diferente, lo cual provocaba que los varones se rieran
y las mujeres se miraran entre sí (ver declaración del denunciado, de la ofendida y testigo Ferrero, folios 134-139161). 4- Que estando la ofendida Evelyn en la casetilla del teléfono público ubicado en la Sede de la Región Brunca
llegó el profesor Zúñiga y por detrás la tomó por la cintura, a lo que ella reaccionó enojada y le dijo “arrecostarse al
gobierno” (ver declaración del denunciado, de la ofendida y del testigo Ferrero, folios 134-140-161). 5- Que en el
Curso Concepciones Filosóficas acerca del Hombre, impartido en el tercer trimestre del año 2002, en el que era
alumna la señorita Evelyn Gamboa, el profesor Zúñiga les solicitó a los estudiantes que anotaran en una hoja de
papel el nombre, número de teléfono y si eran casadas o solteras, indicándoles que lo del estado civil era para
evitarse problemas si lo veían hablando con ellas (ver declaración de la ofendida, folio 140). 6- Que en el
mencionado curso, la estudiante Evelyn Gamboa fue excluida del mismo, a solicitud de la Fiscal contra el
Hostigamiento Sexual, mediante oficio FISC-016-2002, de fecha 20 de setiembre del 2002. Lo anterior para evitar
menoscabo o perjuicio a dicha estudiante, debido a la existencia de este proceso (ver declaración de ofendida y
prueba de actualización de matrícula, folios 128-140). 7- Que en otra ocasión estando la denunciante Evelyn en
clase llevando puesta una blusa que tenía unas letras con la leyenda “ble”, el profesor Zúñiga le preguntó si sabía el
significado de dichas letras, que si lo decía se eximía, ella pensando que era algo de la materia vista, comenzó a
buscar entre los apuntes, sin embargo el profesor le dijo que significaba “dispuesta a todo” un dicho que utilizaban
los gringos que se refería a “vida libre, disfrutar todo” (ver declaración del denunciado y de la ofendida, folios 134139) ” (folios 190 a 204 del expediente administrativo adjunto). La señora Sonia María Mora Escalante, Rectora de la
Universidad Nacional, dictó la resolución R-1364- R-2003, de las 14:00 horas del 24 de junio del 2003, mediante la
cual acogió dicha recomendación de despido sin responsabilidad patronal (folios 38 a 43 del expediente principal).
Luego, emitió la resolución R-1423-R- 2003 de las 13:00 horas del 2 de julio del 2003, por la cual le comunicó al
señor Zúñiga Chaves acerca de su derecho a interponer recursos de revocatoria con apelación en subsidio contra el
indicado acto del 24 de junio del 2003 (folios 249 y 250 del expediente administrativo). El recurso de revocatoria
presentado por él fue denegado al igual que el de apelación (ver resolución de la Rectora R-1764-R-2003 de las
14:00 horas del 11 de agosto y las del Tribunal Universitario de Apelaciones 12-2003 de las 3:50 horas del 2 de
octubre y de las 14:55 horas del 23 de octubre; todas del 2003, visibles en folios 268 a 273, 353 a 356 y 367 ibídem
, respectivamente). Tal y como se indicó para resolver el fondo del asunto se debe tomar en consideración la prueba
evacuada en el proceso judicial como en el administrativo. Consta en autos que el proceso disciplinario se inició con
base en una denuncia planteada por tres estudiantes. No obstante, las causas se desacumularon y el proceso que
dio lugar al despido, se basó sólo en los hechos denunciados por la señorita Evelyn Ivannia Gamboa Quesada (folios
1 a 6 del expediente administrativo), quien también declaró en el proceso disciplinario (folios 139 y siguientes ibídem
), así: “ Entre las cosas que han pasado lo de las notas fue en el primer examen, yo no sé si fue un 62 o algo así, yo
llegué al escritorio al aula y yo … le pregunté profe la nota mía no es muy buena va hacer otro examen, o sea yo no
esperaba una respuesta como diay como cuanto se sacó usted, puede nivelar con un ochenta o por ahí, esa era, que
él me dijera que eso se arregla fácil … el gesto me hace que piense otra cosa, entonces bueno entonces yo le digo,
sí estudiando, porque le primero que le dice es usted estudiar o vea a ver con las notas, y entonces yo le dije
estudiando y me dice sí de esa forma también, entonces que es lo otro que no, entonces que va a juzgar a uno, que
es eso que no …”. Luego respecto de ello, dijo que ella no esperó esa respuesta como insinuando algo, un chantaje,
viéndola de arriba abajo. Es más, describió cuanto sigue: “… los gestos de él, o sea la dejan chinga ”, refiriéndose a
la forma en que habla y a las miradas. Con relación al chiste declaró: “… después el chiste de las vacas él lo contó
en el aula a todos, pero hizo comentarios maliciosos, chistes que quedan abiertos, y después dice otras cosas para
que no le agarren por mal, pero lo dice y en el momento es que lo dice … Lo de la blusa decía ble aquí, y él me
preguntó si sabía el significado, y yo pensé que era algo de la materia, yo o sea fue lo primero, yo no soy de estudiar
así de las hojas, lo que el profesor da en el aula es lo que yo escribo, yo de leer no leo nada y mi forma de estudiar
es lo que el profesor dice en el aula y entonces él me dijo que si lo contestaba que me eximía, entonces uno se
queda así, como no estudié no había leído nada, él dejaba copias si acaso leía título o el principio de los párrafos no
todo, entonces dice que esa es una forma, es estar abierta de dispuesta a todo, de esa frase gringa de mente
abierta, entonces uno, bueno yo salí de pinta ese día, fue como una burla .”. Agregó que cuando pronunció el chiste
relacionado con las mujeres y las vacas, las mujeres del grupo se volvieron a ver y los hombres se rieron. En lo que
respecta a lo sucedido en el teléfono público, describió que tenía el teléfono al frente y se volvió hacia el otro lado,
momento en que el actor llegó por detrás y la jaló de la cintura, motivando que ella se volviera y le dijera: “
arrecostarse al gobierno ”, puesto que si para dar era un beso “ no tiene precisamente que agarrar a la persona de
la cintura y tirársele encima ”. Por otro lado, relató que cuando fue al cubículo del profesor a recoger el promedio y
mientras él lo buscaba, le preguntó acerca de si estaba trabajando, a lo que le respondió en términos negativos,
indicándole él que en el lugar no tenían secretaria y que a ella le podría servir. Sobre el particular, la denunciante
agregó “… entonces uno siente, uno siente eso ”. En cuanto a los datos solicitados por el profesor al inicio del
segundo curso manifestó que ella sólo puso en la hoja el nombre y los números de teléfono, a lo que él le dijo que no
escribió nada y que “… si yo ocupo verla o buscarla, cómo hago, ahí está el número de teléfono, … me hizo el
comentario si eran casadas solteras porque diay uno nunca sabían si lo veían hablando y después lo veían hablando
y después llegaba alguno y pensaba otra cosas así. Entonces me iba a volver, y me pregunta todavía está brava y le
dije con la cabeza no no y me volví ”. Negó que alguien le hubiese aconsejado denunciar (folios 139 a 147 ibídem ).
Es importante tomar en cuenta que en dicho procedimiento disciplinario, en primer término, el señor Zúñiga Chaves
se refirió por escrito sobre los hechos denunciados, indicando que no podía acordarse de todo comentario que
hiciera sobre notas buenas o malas. Calificó de temeraria la frase de la alumna en cuanto le achacó el haber hecho
gestos morbosos así como una insinuación sexual, no explicando en qué consistió; aceptó haber contado chistes en
la clase, negando que fueran descalificantes o peyorativos hacia las mujeres; reconoció haberle preguntado a la
estudiante acerca de la partícula “ ble ” escrita en su blusa, pero negó que le hubiera dicho lo que ella denunció, sino
que “… las terminaciones”ble”, como en “able”, “eble”, “ible”, eran de potencialidad, de posibilidad ”. Consideró como
un malentendido lo ocurrido en el teléfono público, malinterpretándose o manipulándose el saludo de beso; y admitió
necesitar una secretaria o un alumno que haga horas asistente, “ pero con los romances secretariales la señorita
Gamboa está descalificando a todas las secretarias ”. Por otro lado, se refirió a que don José Luis Díaz Naranjo, a
quien la denunciante le hizo comentarios, estaba esperando esa oportunidad “ para sacarse un clavo ”. Por último,
admitió haberle pedido a los alumnos el primer día de clases, escribir en una hoja todos aquellos datos que le
sirvieran para conocerlos mejor académica y personalmente (folios 27 y 28 ibídem ). En la respectiva audiencia oral,
entre otros, en cuanto al chiste que se le endilgó haber pronunciado, a saber: “ las mujeres son como las vacas, hay
que tocarle las tetas para que se dejen ordeñar ” refirió: “… por otro lado, que me refería al chiste este, es posible,
no me acuerdo textualmente pero se estaba hablando en un estudio de reflexología, que … es un estudio esencial …
que lo que estudia reflexología es cómo reaccionan algunos animales y hasta algunas plantas dependiendo del
estímulo que se le dé y no me está refiriendo ahí a que las vacas dan más leche si se les pone música y se les toca
apropiadamente las tetas, no se usa tetas si es posible, talvez la señorita Gamboa o ustedes hubieran deseado que
yo usara ubre que de todas maneras no creo que esto sea como lo pone ella ahí posiblemente aconsejada ”. Con
relación a lo acontecido en el teléfono público consideró como probable que se le haya acercado “ para darle un
beso en el chachete ”. Ante el cuestionamiento de si para ello le puso la mano en la cintura, dijo: “… cuando usted le
da … un beso a alguien tiene que poner la mano en algún lugar, ahora yo no sé si se la puse en la cintura en la
espalda, no sabría decirle cuando usted hace eso no lo hace con las manos atrás, es un beso que se da
normalmente y la mano tiene que ponerla en algún lado ”. Negó que le hubiese hecho una propuesta de trabajo y,
sobre el particular explicó: “… es que ella iba tanto a mi oficina que yo creí que no tenía nada que hacer y entonces
por quitármela de encima le dije bueno usted tiene algo que hacer o qué hace y entonces por quitármela de encima
le dije, bueno usted tiene algo que hacer o qué hace, qué sabe hacer, pero yo no le puedo dar trabajo, trabajo le
puede dar talvez, don José Luis …”. Consideró lo sucedido como un “ montaje ”. Respondió afirmativamente a la
pregunta acerca de si sintió que la denunciante había repudiado el beso. Mas, ante el comentario que le hizo quien
le interroga acerca de que eso es un contrasentido, añadió: “ por eso, pero fíjese incluso yo no puedo precisar
ahorita si la besé o no, o si la besé en la cabeza o en la oreja como decía Jenny, porque a Jenny tiene que habérsele
dado un beso que llaman francés para que todavía esas babas debe estar limpiándoselas todavía. Eso es falso
desde todo punto de vista, eso se da pues sencillamente no tiene que hablarse de esas cosas. Ahora lo otro, de
donde pusiera la mano yo en la cintura o la espalda ”. En cuanto al repudio mostrado por la estudiante, adujo “…
posiblemente fue una imprudencia mía al estar ella ocupada hablando por teléfono ” (folios 132 a 139 ibídem ). Cabe
indicar que en la audiencia oral se le dio a don José Francisco la oportunidad de expresar conclusiones, entre otros,
admitió haber abrazado o besado a la estudiante mientras ella se encontraba hablando por teléfono y le preguntó
con quién estaba hablando; negó haberla tomado de la cintura, jalarla y tirársele encima, como tampoco haberle
ofrecido trabajo, siendo que lo que le dijo es qué hacía “ como para darle a entender qué hace aquí metida ”. Trató
de justificar la solicitud de datos a los estudiantes. También negó haber desvalorizado a la mujer con sus
comentarios los cuales eran parte del tema de reflexología (folios 174 a 176 ibídem ). Por su parte, el testigo,
Greivin Espinoza, quien para la época asistía a un curso impartido por don José Francisco, en el procedimiento
disciplinario dijo no haber presenciado que él comentara el chiste en clase, mas, luego al informarle que el profesor
manifestó haber recurrido a él para efectos de ilustrar una clase, sí recordó escucharlo. Negó que en las clases
impartidas por el actor se diera un trato discriminatorio a las mujeres (folios 149 a 154 ibídem ). También compareció
Henry Ferreto Calvo, pero, es un testigo de referencia, puesto que declaró acerca de lo que le comentó la
denunciante (folios 161 a 163 ibídem ). Seguidamente, en el proceso disciplinario rindió testimonio José Luis Díaz
Naranjo, quien manifestó que la denunciante se presentó molesta a su oficina y le contó que el actor la agarró de la
cintura, ante lo cual, él le dijo que había una oficina encargada de ese tipo de problemas y que ella tenía el derecho
de presentar una denuncia. El testigo negó tener problemas personales con don José Francisco o la existencia de
un montaje para perjudicarlo. Ante preguntas del denunciado, le respondió que es él quien tiene problemas con el
deponente y no viceversa, por cuanto, en una oportunidad cuando fue a hablarle respecto de una tutoría, le
respondió que no le volviera a dirigir la palabra lo que hizo extensivo para la gente de la administración (folios 163 a
166 ibídem ). En este otro proceso, el judicial, se recibieron los testimonios de Ronald Salas Barquero, Adán
Barahona Chavarría y Rodolfo Hidalgo Ramírez. El primero, señaló que labora para la demandada desde 1989; que
en la región Brunca se ha dado una “ cultura de conflicto ”, debiendo el personal trabajar con mucho cuidado pues
“… se abren procesos disciplinarios, por acoso, por procedimientos incumplidos y por otros motivos ”. Manifestó que
él fue objeto de un procedimiento de esa naturaleza. En cuanto al procedimiento disciplinario contra don José
Francisco declaró que él era su compañero de cubículo y no observó hechos ni indicios acerca de lo relatado en la
denuncia. También dijo que el actor le había comentado que por una denuncia se le había aplicado una suspensión
de quince días. Para el testigo, el trato de él hacia las personas que atendía era normal y “ No escuché al actor
hacer chistes descalificantes o peyorativo hacia las mujeres. En el caso de don Francisco, saludaba a algunas
estudiantes de beso igual que yo. No ví que Francisco abrazara a una estudiante por la cintura o por otra parte. El
trato de Francisco era igual para ambos sexos ”. Declaró que Evelyn Ivannia Gamboa Quesada fue su alumna en
tres cursos, quien no le comentó (como tampoco lo hizo otra persona) acerca de algún maltrato sufrido a causa del
actor. Dio cuenta que al inicio de los cursos, algunos profesores pasan una hoja para que los estudiantes consignen
datos personales “… a efecto de llevar un control, tener un concepto de quién es, de a dónde viene, para contar con
cierta información, pero eso no todos los profesores lo hacen ”. Declaró que las alumnas Maribel Molina y Wendy
Cruz le manifestaron a él y a Rodolfo Hidalgo que el Área de Desarrollo Social estaba necesitando testigos para el
caso del señor Zúñiga Chaves (folios 117 a 119). En el proceso disciplinario, dicho testigo describió a la
denunciante como una alumna que no se exigía mucho académicamente (folios 166 a 171 del legajo aparte). Por
otro lado, el señor Barahona Chavarría, dijo ser exalumno del actor, cuyo cubículo era concurrido por los estudiantes
y brindaba un trato “ normal, serio para con los alumnos, independientemente si era mujer u hombre ”. Negó haberlo
escuchado referirse hacia el sexo femenino de manera grotesca, soez, discriminante o grosera y, por el contrario, lo
calificó como un hombre íntegro. También relató que al inicio del curso pasaba una hoja para que los estudiantes
consignaran datos personales, lo que recuerda que también hacía otro profesor aunque no era usual que todos lo
hicieran. Declaró no recordar quién era la denunciante. En cuanto a las clases impartidas por el demandante,
señaló que se comentaban que eran “ duras ” y que él era “ una enciclopedia ”. Manifestó que algunas alumnas lo
saludaban de beso y que nunca lo vio abrazar por la cintura o los hombros a alguna de ellas, a quien calificó como
una persona “ muy reservada ” (folios 120 vuelto a 121). Por último, el señor Hidalgo Ramírez, declaró que labora
para la Universidad y que en alguna oportunidad fue jefe del actor. Negó conocer detalles acerca del despido, sólo
rumores y lo que le comentó don José Francisco. Manifestó haber ido a declarar en el proceso administrativo ante
un Tribunal integrado por sólo mujeres y que “… fue rarísimo, que lo único que hacía una “vieja” de las que estaba
allí, era pegar gritos, que allí mismo yo la denuncié, ese tribunal era totalmente manipulado, todo consta en las
grabaciones ”. En cuanto a la supuesta manipulación señaló: “ La manipulación del tribunal dicho, es que “ya
llevaba sentencia”, ya estaba listo, sólo se gritaba, pegándole gritos a uno; creo que inclusive a esa mujer la quitaron,
era la representante de la Oficina Jurídica. Hacían gestos y demás. Evidentemente el Tribunal no quería que uno
hablara, estaba una abogada con la estudiante, con Ivannia, que hacía gestos a la “vieja gritona”, para que no me
dejara hablar, como que no quería que uno hablara mucho ”. Dijo que él mismo ha utilizado la frase, supuestamente
dicha por el actor, de que “ las vacas echan más leche cuando las ordeñan con música ”. Dio cuenta que en el lugar
de trabajo hay “… un berrinche que da vergüenza decirlo, es un pleito de perros y gatos, el que está en el poder trata
de pisotear a otro, y de hecho se ha tenido que intervenir por parte de Heredia en este momento ”. Manifestó
constarle la existencia de hostigamiento laboral en perjuicio de don José Francisco, en el cual estaba involucrado el
señor José Luis Díaz Naranjo “ con un carteo constante hacia el señor ”. Al igual que los otros testigos, relató que el
cubículo del actor permanecía abierto, el cual era compartido con otro profesor y que el trato que daba era igual para
hombres y mujeres. Además, lo calificó como una persona seria y respetuosa, no siendo una persona de
cuestionable conducta o de chistes fuera de tono, sino, de comportamiento normal. Negó que la señorita Gamboa
Quesada u otra persona le comentara de algún problema con el demandante y refirió que dos alumnas llamadas
Wendy y Maribel le contaron a él y al señor Ronal Salas que aquella las había llamado de la oficina del señor Díaz
para que lo denunciaran “ pero ellas manifestaron que no se iban a prestar para eso nunca ”. Para él, es
recomendable que los profesores tengan una ficha del estudiante o que al inicio del curso se le pida información
personal y por ejemplo él se comunica con los alumnos por correo, sin que le conste que otros profesores pasen
hojas para que el estudiante escriba información personal. Por otro lado, manifestó: “ No era práctica de Francisco
saludar de beso en la mejilla a las alumnas, y no es práctica de él abrazar a las alumnas, nunca lo ví abrazando a los
alumnos. Yo soy más efusivo, él, Francisco es muy serio, muy frío ” (folios 122 a 123). En el expediente disciplinario
consta la declaración de don Rodolfo en el proceso administrativo, quien antes de comenzar a declarar hizo varios
reclamos a la respectiva Comisión, indagando acerca de quién preside y qué poderes tiene, quejándose de que se
incurría en gritos, acusando de que se ha tratado de intimidar o manipular y por habérsele pasado a declarar una
hora y media después de la hora fijada. También cuestionó la composición del órgano, por estar integrado por sólo
mujeres y cuando se le trató de aclarar que también la integraba un compañero que no pudo asistir, el deponente
comentó: “ Ya iba a decir que eran travestis ” (folios 154 y siguientes del legajo aparte). Valoradas esas probanzas a
la luz de las reglas de la sana crítica a la Sala no le cabe la menor duda de que el actor mantuvo una conducta
cuestionable que afectó particularmente a una de sus estudiantes, luego denunciante, de nombre Evelyn Ivannia
Gamboa Quesada. Lo anterior es así, partiendo de la presunción de verdad de las manifestaciones de la víctima
tratándose de procesos relativos a hostigamiento sexual en las relaciones de empleo, o como en este caso, en la
docencia en relación con el propio relato del señor Zúñiga Chaves en vía administrativa, de lo cual se deduce que él
trató de acercarse a la alumna con propósitos bien distintos a los propios y comunes de una relación profesoralumna. En ese sentido, es absolutamente extraño y cuestionable que a pesar de haberla observado hablando por
teléfono se le acercara por detrás para saludarla y darle un beso, incluso que le preguntara con quién estaba
hablando, hecho que motivó, según el mismo lo aceptó “ el repudio ” de la estudiante. Lo anterior con independencia
de que pusiera sus manos o no en su cintura. La experiencia indica que las personas comúnmente se saludan
cuando coinciden y se miran de frente y en el caso concreto con mucho más razón, dado que no estamos en
presencia de una relación de compañeros o de amistad, sino profesor-alumna; por lo que resulta absolutamente
inusual que un profesor intente sorprender de ese modo a la estudiante, con el sólo propósito de darle un beso
propio de un simple saludo. Si a ello se agrega que efectivamente, el episodio relativo a la partícula “ble” escrito en
la blusa que vestía la estudiante, en verdad se dio, puesto que el actor aceptó haberle preguntado a su respecto,
dado que en lo único que hay divergencia entre la denunciante y el actor es en cuanto al significado que éste le
vinculó; llevan al convencimiento de que el profesor realmente acosaba a la alumna, aprovechando cualquier
oportunidad que se le presentara para visualizar sus intenciones y de ahí el “ repudio ” mostrado por la estudiante.
Ese comportamiento hostigador y de por sí discriminatorio hacia la mujer, se aprecia con mucho más razón, con los
comentarios que hizo comparando a la mujer con las vacas, así: “ …las mujeres son como las vacas, hay que tocarle
las tetas para que se dejen ordeñar ”, por cuanto, si de lo que se trataba era del estudio de las reacciones de dicho
animal ante un estímulo (tesis intentada por el actor) no se justifica desde ningún punto de vista la necesidad
académica de hacer la comparación con la mujer. Por el contrario, es evidente que el comentario tenía una
connotación sexual, para ridiculizar a la mujer, estimulando de ese modo el morbo del grupo y la burla de los
hombres que ahí se encontraban. En ese contexto, resultaba lógico que la señorita Gamboa Quesada también
interpretara la solicitud de datos personales al inicio del curso, como parte de ese comportamiento, del cual ella era
la principal víctima.
VI.- Conforme al artículo 3 de la mencionada Ley de Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia N°
7476, del 3 de febrero de 1995, el acoso u hostigamiento sexual, es toda conducta sexual indeseada por quien la
recibe y que provoque efectos perjudiciales, en el ámbito laboral o docente, a saber en los siguientes casos: “ a)
Condiciones materiales de empleo o docencia. b) Desempeño y cumplimiento laboral o educativo. c) Estado
general de bienestar personal ” (artículo 3). Es decir, con independencia del comportamiento sexual de la víctima, si
ella no desea mantener una relación más allá de la propia alumna-profesor, éste debe respetarla y no afectar su
dignidad, obligándola a soportar vejámenes que lesionen su libertad sexual y su derecho a educarse en un ambiente
libre de violencia. Ahora bien, es importante mencionar que el numeral 4 se ocupa de los comportamientos mediante
los cuales se puede manifestar el acoso sexual, entre otros: “ 1. Requerimientos de favores sexuales que impliquen:
a) Promesa, implícita o expresa, de un trato preferencial, respecto de la situación, actual o futura, de empleo o de
estudio de quien la reciba … c) Exigencia de una conducta cuya sujeción o rechazo sea, en forma implícita,
condición para el empleo o el estudio. 2. Uso de palabras de naturaleza sexual, escritas u orales, que resulten
hostiles, humillantes u ofensivas para quien las reciba. 3. Acercamientos corporales u otras conductas físicas de
naturaleza sexual, indeseados y ofensivos para quien los reciba ”. Por último, cabe indicar que el artículo 25
contempla los tipos de sanción por hostigamiento sexual, aplicables según la gravedad del hecho, a saber:
amonestación escrita, suspensión y despido. En el caso concreto, tal y como se indicó, existe certeza de que el
actor incurrió en hostigamiento sexual, toda vez que aprovechándose de su condición de profesor realizó actos
típicos de quien pretende procurarse favores sexuales de una alumna, tales como acercamientos corporales no
deseados y además hizo comentarios de naturaleza sexual ofensivos y humillantes en detrimento de las mujeres y
de ella en particular, conducta que encaja en el citado artículo 4. El recurrente invoca en esta instancia el principio
de proporcionalidad que informa la materia laboral, partiendo de que aún admitiendo la existencia de los hechos
denunciados no hay proporcionalidad entre ellos y la sanción impuesta. Es cierto que conforme a dicho principio
debe existir una razonable correspondencia entre la falta y la sanción a aplicar. Sin embargo, no se observa que en
este asunto se haya violentado. Es de advertir que, las faltas de esta naturaleza en que incurran las personas que
se dedican a labores docentes, deben valorarse con suma rigurosidad, por cuanto al estar vinculados directamente
con la educación y la formación de los jóvenes, están llamados a poner su mejor esfuerzo, precisamente, para
erradicar todo tipo de discriminación y de violencia en términos generales y, especialmente respecto de grupos
vulnerables como lo son las mujeres, tratando de revertir patrones culturales arraigados que menoscaban su
dignidad. De ahí que, resulte grave que en vez de cumplir con ese cometido, el actor aprovechara las facilidades
que su condición le deparaba para acosar u hostigar a una alumna con claros propósitos sexuales, perjudicándola
por razones obvias en su normal desarrollo como persona merecedora de acceder a la enseñanza en un ambiente
libre de violencia. Y, por tal razón, las faltas en que incurrió deben calificarse como graves, capaces de sustentar el
despido sin responsabilidad patronal. Por otro lado, en modo alguno se está en presencia de un caso relacionado
con la libertad de cátedra consagrada en el artículo 87 de la Constitución Política y entendida “… como la potestad
de la universidad de decidir el contenido de la enseñanza que imparte, sin estar sujeta a lo dispuesto por poderes
externos a ella, o bien, en el sentido de la facultad de los docentes universitarios de expresar sus ideas al interno de
la institución, permitiendo la coexistencia de diferentes corrientes de pensamiento (véase sobre las limitaciones
legítimas de la libertad, el precitado voto 3550-92) ” (sentencia de la Sala Constitucional número 1313 de las 13:54
horas del 26 de marzo de 1993); como se ha pretendido hacer ver, sino, con un tema bien distinto, cual es el del
hostigamiento sexual en los términos explicados. Lo anterior es así, con independencia de los problemas personales
que pudieran existir entre el actor y algunos funcionarios administrativos, puesto que, como se explicó, basta la
denuncia de la estudiante y las propias manifestaciones del actor a su respecto para tener certeza de que, contrario
a lo que él expresó, el proceso disciplinario no formó parte de ningún “ montaje ” para perjudicarlo, sino,
consecuencia de su propia conducta inapropiada.
VII.- Conforme con lo analizado, la sentencia recurrida debe confirmarse, incluso lo resuelto sobre costas. El
artículo 494 del Código de Trabajo obliga a hacer pronunciamiento sobre costas en los procesos laborales,
condenando o eximiendo de esos gastos al vencido. De acuerdo con el artículo 221 del Código Procesal Civil,
aplicable a esta materia según remisión que hace el numeral 452 del primer Código citado, resulta imperativo
condenar al vencido a retribuirle al vencedor los gastos que le ha ocasionado el proceso, como consecuencia de su
decisión de demandarlo judicialmente. Por ser una norma imperativa, los jueces están obligados a respetarla en
principio. Sin embargo, ese mismo Código Procesal en su artículo 222 faculta a quienes juzgan para exonerar de
costas en los supuestos taxativos indicados en la norma: haber litigado con evidente buena fe , cuando la demanda
o contrademanda comprendan pretensiones exageradas, cuando el fallo acoja solamente parte de las pretensiones,
o cuando la sentencia admita defensa de importancia invocadas por el vencido o bien cuando se haya producido un
vencimiento recíproco. El actor, vencido en sus pretensiones, ha pretendido ante el Tribunal y lo hace también en
esta instancia, que se le aplique esa exoneración, porque a su juicio litigó con evidente buena fe. El tema de si un
litigante litigó con buen fe, por ser una excepción a una regla imperativa, debe aplicarse en sentido estricto. Según la
jurisprudencia (véase sentencia de la antigua Sala de Casación N° 112 de 1965), para que la buena fe procesal sea
evidente, como lo exige la norma, la parte al proceder debe haberlo hecho con un criterio recto de que se tiene el
derecho, de modo que si se está en presencia de una situación que razonablemente (acota esta Sala) en que la
parte pudo haber tenido alguna duda de su éxito, de modo que ese resultado positivo era una simple probabilidad, no
puede hablarse estricto sensu de evidente buena fe. A juicio de este órgano, el actor no ha sido litigante de evidente
buena fe, pues existieron hechos que razonablemente valorados pueden haber provocado en su conciencia la
existencia de un resultado incierto, tanto es así que el proceso le resultó negativo en todas sus instancias, pues no
hay ninguna duda de que los hechos que motivaron el despido existieron y que son lo suficientemente graves como
para justificar el despido sin responsabilidad. Así las cosas, es justo que se le retribuya a la contraria los gastos en
que la hizo incurrir, con motivo de este proceso.
POR TANTO:
Se confirma la sentencia impugnada.
Orlando Aguirre Gómez
Zarela María Villanueva Monge
Julia Varela Araya
Rolando Vega Robert
María Alexandra Bogantes Rodríguez
Extracto de la Sentencia
Sala II de la Corte Sentencia 00038– 08
Partes
Caso
Normativa
Involucrada
Desarrollo
Roxana Mora vs Refrigeración Industrial Beirute Sociedad Anónima y Luis Fallas
Ver la Sentencia 00158 – 07 Tribunal de Trabajo Sección III II Circuito Judicial SJ.
Ante esta Sala la actora manifiesta que no es cierto que la omisión de la comunicación al
Ministerio por parte de la demandada no le haya causado ningún daño moral. Pide que se
tome en cuenta que este requisito es obligante y ello proporciona seguridad jurídica tanto a
las víctimas como a los denunciados. Sigue manifestando que el fallo no analiza los
testimonios de quienes vivieron con ella todo el proceso de desgaste emocional vinculado
con los actos de hostigamiento, no se valoró el dictamen médico aportado y no se llamó a
confesión a la víctima
Artículos 15,7,12,14 y 28 de la Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la
Docencia Ley N° 7476
Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la violencia contra la
mujer (Belem do Pará) ratificada por Costa Rica en 1995
En el artículo 12 de la Ley 7476 se alude a la responsabilidad del patrono; en dicho
artículo se establecen, por separado, dos supuestos de responsabilidad: la primera ,
evidentemente subjetiva y directa pues señala que “Todo patrono o jerarca que incurra en
hostigamiento sexual será responsable, personalmente , por sus actuaciones” -que desde
luego no viene al caso porque no fue el patrono o jerarca, propiamente, sino un empleado
dependiente, en este caso el señor Luis Fallas, quien incurrió en hostigamiento sexual y
una segunda responsabilidad patronal que, siendo refleja, ya que presupone el acoso
sexual en que pudiera haber incurrido alguno de sus dependientes, en la práctica resulta
directa, básicamente por una omisión, en tanto indica que todo patrono o jerarca de éste
“tendrá responsabilidad si, pese a haber recibido las quejas de la persona ofendida, no
cumple con lo establecido en el artículo 5º de la presente Ley” .
Esta responsabilidad solo podría ser efectiva luego de producido el hecho y después de
haber sido puesto en su conocimiento la situación anormal, sin que el patrono o jerarca de
la víctima hubiera adoptado y cumplido los medios preventivos y correctivos eficaces.
El patrono privado, entre otras cosas, debe velar por el cumplimiento de la obligación que
conforme al artículo 7 tiene, de informar a la Inspección del Ministerio de Trabajo sobre las
denuncias de hostigamiento sexual que reciba, así como el resultado del procedimiento
realizado, como medida de control del cumplimiento de lo dispuesto en el artículo 5º de la
Ley 7476; y por ende, como garantía adicional, tanto para los denunciados como para las
víctimas. Si no se cumple con dicho procedimiento por parte del patrono -o si se
incumplen las garantías y obligación que le son inherentes- por motivos que no se le
pueden imputar a la persona ofendida, una vez que pone el hecho o situación anormal en
conocimiento del empleador a través de un superior jerárquico, respetando los derechos
de la persona denunciada y del trabajador o trabajadora denunciante de hostigamiento
sexual, el empleador debe sufrir las consecuencias contenidas en el Código de trabajo y
leyes afines.
En este caso, no se garantizaron todos los derechos de víctima que contempla la ley. Los
jerarcas de la empresa no cumplieron con lo establecido por el ordenamiento jurídico; no
sólo por pasividad, al no haber informado al Ministerio de Trabajo sobre la denuncia de
acoso, sino también por no haber seguido el procedimiento debido. La actora venía siendo
hostigada por el señor Luis Fallas y puso esta situación en conocimiento del empleador y
pese a haber conocido de los hechos no actuó con la diligencia debida y tampoco actuó
como correspondía, toda vez que no procedió de inmediato a levantar acta de la
denuncia, como debió hacerlo según el reglamento, ni a comunicarla al Ministerio de
Conclusión
Trabajo y mucho menos a darle trámite, como correspondía, pues si bien indica que se
formó una comisión, no lo fue como órgano director y mucho menos para sustanciar el
procedimiento sancionador, sino únicamente para escuchar a ambas partes y tratar de
buscar una solución a la problemática.
No hubo un procedimiento sancionador, con las garantías del caso; sobre todo para la
denunciante. Evidentemente con la actuación de la demandada se incumplió la finalidad
de la Ley Contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia.
Debe recordarse que el hostigamiento sexual es una forma de violencia sexual y como se
dijo, una forma de discriminación, porque lesiona los derechos humanos fundamentales
como la libertad, respeto, integridad física, sexual o emocional, el trabajo en un ambiente
tranquilo y seguro, y el principio de igualdad ante la ley.
En este sentido, la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la
violencia contra la mujer (Belem do Pará) ratificada por Costa Rica en 1995 entiende una
acción de violencia “cualquier acción o conducta, basada en su género, que cause
muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito
público como el privado” (art.1).
Se entiende entonces el acoso sexual, como una forma de discriminación basada en sexo
y una manifestación más de violencia, que si bien se dirige de una persona a otra
específicamente, es respaldada por toda una estructura social que la respalda y la
reproduce, en actuación u omisión, tal como lo hizo la empresa demandada.
Si bien posteriormente el señor Luis Gamboa fue suspendido sin goce de salario, eso no
justifica que la empresa no hubiera iniciado oportunamente, ni seguido, propiamente, el
debido procedimiento sancionador, durante la vigencia de la relación laboral con la actora,
y tan pronto como tuvo conocimiento de los hechos.
Por lo dicho, tiene la accionada la obligación de resarcimiento del daño moral, por parte de
la demandada. Daño moral que, como señala la recurrente, debió tenerse por acreditado,
entre otras cosas, sobre la base de lo declarado por los testigos de la actora. Máxime que
no se trata del daño moral objetivo u objetivado sino del daño moral subjetivo puro o de
afección, que se produce cuando se le ha lesionado en el ámbito extrapatrimonial que
supone una perturbación injusta de las condiciones anímicas del individuo. Consiste pues
en el dolor o sufrimiento ya sea físico o psíquico.
Se revoca la sentencia recurrida y en su lugar se confirma la sentencia de primera
instancia
Texto Completo de la Sentencia
Sentencia :
Año :
Expediente:
Despacho:
Fecha:
Hora:
Tipo de sentencia:
Redactor:
Clase de asunto:
00038
2008
04-001375-0166-LA
Sala Segunda de la Corte
23/01/2008
9:45:00 AM
De Fondo
Vega Robert Rolando
Proceso ordinario laboral
Exp: 04-001375-0166-LA
Res: 2008-000038
SALA SEGUNDA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA . San José, a las nueve horas cuarenta y cinco
minutos del veintitrés de enero del dos mil ocho.
Proceso ordinario establecido ante el Juzgado de Trabajo del Segundo Circuito Judicial de San José,
por ROXANA MORA SOLANO , divorciada, recepcionista y vecina de Alajuela, contra REFRIGERACIÓN
INDUSTRIAL BEIRUTE SOCIEDAD ANÓNIMA, representada por su apoderado general judicial licenciado Max
Doninelli Peralta, casado y vecino de San José, y contra LUIS FALLAS GAMBOA , oficial de seguridad, casado y
vecino de San José. Figuran como apoderados especiales judiciales; de la actora, la licenciada Vilma Meza Mora,
vecina de San José; y de la demandada, el licenciado José Francisco Acevedo Gutiérrez, casado y vecino de
Cartago. Todos mayores.
RESULTANDO:
1.- La actora, en escrito fechado doce de abril del dos mil cuatro, promovió la presente acción para
que en sentencia se les imponga una sanción de las establecidas en el artículo 608 y siguientes del Código de
Trabajo; asimismo se sancione al señor Fallas Gamboa por haber incurrido en hostigamiento sexual según lo
establecido en el artículo 25 de la Ley Nº 7476, así como que se le indemnice por el daño moral causado por parte
de la empresa demandada. Además reclama el pago de intereses y ambas costas del proceso.
2.- El apoderado de la sociedad demandada contestó la acción en los términos que indicó en el
memorial de fecha tres de noviembre del dos mil cuatro y opuso las excepciones de falta de derecho, falta de interés
actual y la genérica de sine actione agit. El codemandado Luis Fallas Gamboa contestó lo hizo en los términos que
indicó en el escrito fechado dos de noviembre del dos mil cuatro y opuso las defensas de falta de derecho, falta de
interés actual y la genérica de sine actione agit.
3.- El juez, licenciado Ignacio Saborio Crespo, por sentencia de las diez horas catorce minutos del
veintiséis de mayo del dos mil seis, dispuso : "Razones dadas, legislación citada, artículos 2, 25, 28 de la Ley contra
el Hostigamiento o Acoso Sexual en el Empleo y la Docencia, 490 concordantes y siguientes del Código de Trabajo.
FALLO: se declara PARCIALMENTE CON LUGAR la anterior demanda ordinaria laboral incoada por ROXANA
MORA SOLANO ; contra REFRIGERACIÓN INDUSTRIAL BEIRUTE S.A. representada por su apoderado
generalísimo sin límite de suma señor Carlos Alberto Beirute Peralta ; deberá la accionada cancelar a la actora la
suma de de trescientos cincuenta mil colones por concepto de daño moral . Sobre esta suma deberá la demandada
cancelar intereses legales a partir del cuatro de marzo del dos mil cuatro y hasta su efectivo pago, los cuales se
calcularán al tipo de tasa establecido por el Banco Nacional de Costa Rica para los certificados de depósito a seis
meses plazo. Se rechaza lo correspondiente a establecer una sanción a la demandada, de acuerdo con lo estipulado
en el artículo 608 del Código de Trabajo. Se rechazan en lo concedido y se acogen en lo denegado las excepciones
de falta de derecho, falta de interés actual y la genérica sine actione agit, opuestas por los demandados. Se declara
sin lugar la presente demanda en contra del señor Luis Fallas Gamboa , y se acogen las excepciones de falta de
derecho, falta de interés actual, y la genérica sine actione agit. Se advierte a las partes que, esta sentencia admite el
recurso de apelación, el cual deberá interponerse ante este Juzgado en el término de tres días. En ese mismo plazo
y ante este órgano jurisdiccional también se deberán exponer, en forma verbal o escrita, los motivos de hecho o de
derecho en que la parte recurrente apoya su inconformidad; bajo el apercibimiento de declarar inatendible el recurso
(artículos 500 y 501 incisos c) y d) del Código de Trabajo; votos de la Sala Constitucional números 5798, de las
16:21 horas, del 11 de agosto de 1998 y 1306 de las 16:27 horas del 23 de febrero de 1999 y voto de la Sala
Segunda número 386, de las 14:20 horas, del 10 de diciembre de 1999). Son las costas a cargo de la sociedad
accionada, siendo las personales en un quince por ciento de la condenatoria".
4.- El apoderado de la sociedad demandada apeló y el Tribunal de Trabajo, Sección Tercera del
Segundo Circuito Judicial de San José, integrado por las licenciadas María Enilda Alvarado Rodríguez, Lorena
Esquivel Agüero y Diamantina Romero Ruiz, por sentencia de las ocho horas veinte minutos del diecinueve de abril
del año próximo pasado, resolvió : "No existiendo en autos vicios que puedan causar nulidad, se revoca la sentencia
apelada, en cuanto ha sido motivo de recurso. La presente demanda de Roxana Mora Solano en contra de
Refrigeración Industrial Beirute S.A. se declara sin lugar en todos sus extremos, dado que la defensa de falta de
derecho es de recibo. Se resuelve sin especial condenatoria en costas".
5.- La apoderada de la actora formuló recurso para ante esta Sala en memorial de data siete de mayo
del dos mil cuatro, el cual se fundamenta en los motivos que se dirán en la parte considerativa.
6.- En los procedimientos se han observado las prescripciones de ley.
Redacta el Magistrado Vega Robert; y,
CONSIDERANDO:
I.- ANTECEDENTES: La apoderada de la actora se muestra inconforme con el fallo del Tribunal -que
revoca el del Juzgado, que declaraba parcialmente con lugar las pretensiones- por considerarlo incorrecto e injusto
de conformidad con los principios jurídicos que informan esta materia. El recurso se sustenta en los siguiente
motivos: Fundamentan las juezas del Tribunal entre otras cosas que se tiene como acreditada la existencia de un
“Reglamento para la Recepción y Trámite de Denuncias de Acoso u Hostigamiento Sexual”, lo cual no es cierto no
solo porque consta en autos la certificación del Ministerio de Trabajo de que ese Reglamento nunca se depositó en
esa instancia, aspecto que era obligatorio, sino además porque como consta en los propios testimonios de la
demandada, si siquiera ellos pudieron decir cuándo dicho reglamento entró en vigencia. Sumado a lo anterior, el
reglamento presentado a estrados carece de fecha, como para tener por cierto que estuviera vigente al momento en
que la actora presenta su denuncia. Indica que tampoco es cierto que se le garantizaron todos los derechos de
víctima que contempla la ley -como lo anota la demandada- ya que presentó la denuncia desde agosto de 2003 y
transcurre al menos un año sin que la empresa hiciera nada; y, reaccionó hasta que fue presionada externamente
inclusive por la diputada Doña Gloria Valerín. No es cierto que la omisión de la comunicación al Ministerio por parte
de la demandada no le haya causado ningún daño moral. Tómese en cuenta que este requisito es obligante y ello
proporciona seguridad jurídica tanto a las víctimas como a los denunciados, el hecho de que no se envíe el
Reglamento y no se comunique acerca de las denuncias se presta, como lo es en este caso para tener como cierto
hechos que se construyen para que parezcan lo que no son y como en este caso, perjudiquen de manera directa a
una víctima. Sigue manifestando que el fallo señala que no se le causó ningún daño moral, pero es omiso en analizar
los testimonios emitidos por los testigos de la actora, quienes vivieron con ella todo el proceso de desgaste
emocional vinculado con los actos de hostigamiento. Se extraña también que no se haya valorado el dictamen
médico aportado a los autos, y se echa de menos, porque se ofreció, el testimonio de la víctima que a la fecha no ha
sido rechazado pero que tampoco se le llamó a confesión, amén de que era potestad del Tribunal, si había alguna
duda, como prueba para mejor proveer, solicitar la valoración a Medicatura Forense a la actora. Lo resuelto
entonces deviene violatorio de derechos fundamentales y de Convenciones Internacionales cuyo cumplimiento es
obligatorio para el país, por tanto pide se case la sentencia recurrida y declare con lugar los extremos de la demanda
(folios 156-158).II.- La Ley 7476, Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia, establece, en lo
pertinente: “CAPÍTULO III- PREVENCIÓN DEL HOSTIGAMIENTO SEXUAL- ARTÍCULO 5.- Responsabilidades de
prevención . Todo patrono o jerarca tendrá la responsabilidad de mantener, en el lugar de trabajo, condiciones de
respeto para quienes laboran ahí, por medio de una política interna que prevenga, desaliente, evite y sancione las
conductas de hostigamiento sexual. Con ese fin, deberán tomar medidas expresas en los reglamentos internos, los
convenios colectivos, los arreglos directos o de otro tipo. Sin limitarse solo a ellas, incluirán las siguientes: 1.Comunicar, en forma escrita y oral, a los supervisores, los representantes, las empleadas, los empleados y los
clientes la existencia de una política contra el hostigamiento sexual. 2.- Establecer un procedimiento interno,
adecuado y efectivo, para permitir las denuncias de hostigamiento sexual, garantizar la confidencialidad de las
denuncias y sancionar a las personas hostigadoras cuando exista causa. El procedimiento mencionado en el inciso
anterior, en ningún caso, podrá exceder el plazo de tres meses, contados a partir de la interposición de la denuncia
por hostigamiento sexual. ARTÍCULO 7.- Información sobre denuncias . Todo patrono estará obligado a informar
sobre las denuncias de hostigamiento sexual que se reciban en su lugar de trabajo, así como el resultado del
procedimiento que se realice, a la Defensoría de los Habitantes, si se trata de instituciones públicas, o a la Dirección
Nacional e Inspección General de Trabajo del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, si se trata de patronos
privados. Para efectos del sector público, se entiende por patrono al superior jerárquico de cada institución.
ARTÍCULO 8º. Deber del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social . La Dirección Nacional e Inspección de Trabajo
del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, deberá velar por el cumplimiento de lo dispuesto en el artículo 5º. de la
presente Ley. ARTÍCULO 10.- Sanción por incumplimiento. El incumplimiento de lo dispuesto en los artículos
anteriores constituye una falta que se sancionará según su gravedad, de acuerdo con lo establecido en los artículos
608 y siguientes del Código de Trabajo. CAPÍTULO IV RESPONSABILIDADES Y GARANTÍAS- ARTÍCULO 12.Responsabilidad del patrono. Todo patrono o jerarca que incurra en hostigamiento sexual será responsable,
personalmente, por sus actuaciones. Asimismo, tendrá responsabilidad si, pese a haber recibido las quejas de la
persona ofendida, no cumple con lo establecido en el artículo 5 de la presente Ley. ARTÍCULO 14.- Garantía para el
denunciante y los testigos. Ninguna persona que haya denunciado ser víctima de hostigamiento sexual o haya
comparecido como testigo de las partes, podrá sufrir, por ello, perjuicio personal alguno en su empleo ni en sus
estudios. ARTÍCULO 15.- Causales de despido del denunciante. Quien haya formulado una denuncia de
hostigamiento sexual, sólo podrá ser despedido por causa justificada, originada en falta grave a los deberes
derivados del contrato laboral, conforme a las causales establecidas en el artículo 81 del Código de Trabajo. De
presentarse una de estas causales, el patrono tramitará el despido ante la Dirección Nacional e Inspección General
de Trabajo, donde deberá demostrar la existencia de causa justa para el despido. Esta Dirección podrá autorizar,
excepcionalmente, la suspensión de la persona trabajadora, mientras se resuelve el despido. El incumplimiento de
estas disposiciones constituirá, por parte de la trabajadora o el trabajador, causa justa para terminar, con
responsabilidad patronal, el contrato laboral. ARTÍCULO 17.- Cese del contrato laboral. Si ocurre el hostigamiento
sexual, pero en el lugar de trabajo no se ha establecido el procedimiento indicado en el artículo 5 de la presente Ley,
o si se incumple, la persona trabajadora podrá dar por terminado el contrato de trabajo, con responsabilidad patronal.
CAPÍTULO V PROCEDIMIENTO JUDICIAL PARA SANCIONAR EL HOSTIGAMIENTO SEXUAL ARTÍCULO 18.Competencia de los tribunales de jurisdicción laboral. Agotados los procedimientos establecidos en el centro del
trabajo o si no se cumplen por motivos que no se le pueden imputar a la persona ofendida, las denuncias por
hostigamiento sexual se podrán presentar ante los tribunales de la jurisdicción laboral, los cuales serán competentes
para conocerlas. (…)” ARTÍCULO 19.- Presentación de la demanda. Las personas ofendidas por hostigamiento
sexual podrán demandar a quien las hostiga o al patrono o jerarca de éste, en los casos previstos en esta Ley, ante
el juez correspondiente, de acuerdo con lo estipulado en el Código de Trabajo. ARTÍCULO 24.- Actuación del juez.
Para apreciar la prueba y determinar si la conducta denunciada constituye hostigamiento sexual, el juez deberá
considerar, de conformidad con las reglas de la sana crítica, todas las circunstancias en que ocurrieron los hechos,
sin incluir consideraciones relativas a los antecedentes del comportamiento sexual de la persona ofendida.
CAPÍTULO VI SANCIONES- ARTÍCULO 28.- Indemnización por daño moral. Cuando, mediante sentencia, se
compruebe el hostigamiento, la persona ofendida tendrá derecho a una indemnización por daño moral, si ha sido
acreditado, lo cual también será de conocimiento del Juez de Trabajo. DISPOSICIONES TRANSITORIASTRANSITORIO ÚNICO.- Lo dispuesto en los artículos 5 y 7 anteriores deberá cumplirse en un plazo de tres meses,
contado a partir de la vigencia de la presente Ley.” El texto del artículo 19 ibidem podría dar pie a pensar,
aisladamente y a primera vista, que en el caso del patrono o su representante se trata de una responsabilidad sin
culpa u objetiva, y por ende solidaria, es decir, una responsabilidad refleja o indirecta, por los hechos de acoso u
hostigamiento sexual de sus dependientes (bien en virtud de la teoría de la representación o sustitución, bien por el
riesgo creado, o bien como una obligación de garantía resultante de la ley similar a la de la Administración Pública
por los actos realizados por sus funcionarios), toda vez que dicho precepto establece, en lo pertinente, que la víctima
del hostigamiento puede demandar al hostigador o al patrono o jerarca de éste. De ser así, cada uno de ellos -el
hostigador o el patrono o jerarca de éste- podría ser tenido como responsable único de la obligación total, vale decir,
de la indemnización íntegra por el daño moral, por lo que la víctima del acoso sexual podría demandar,
simultáneamente, al hostigador y al patrono o jerarca de éste, o bien, a uno solo de ellos. La interpretación dicha,
en principio se vería favorecida, además, por los términos del artículo 28, centrado, al parecer, en la existencia en sí
del hecho dañoso, que es preciso reparar, con el fin de compensar a la víctima, al señalar tan solo que, cuando por
sentencia se compruebe el hostigamiento, la persona ofendida tendrá derecho a la indemnización por daño moral, si
ha sido acreditado. No obstante, esa interpretación, que a primera vista y por separado parece razonable, no lo es
tal, como veremos de seguido, sobre todo a la luz de otras disposiciones del CAPÍTULO IV sobre
RESPONSABILIDADES Y GARANTÍAS. Particularmente el artículo 12 alude, puntualmente, a la responsabilidad del
patrono; en dicho artículo se establecen, por separado, dos supuestos de responsabilidad: la primera ,
evidentemente subjetiva y directa pues señala que “Todo patrono o jerarca que incurra en hostigamiento sexual será
responsable, personalmente , por sus actuaciones” -que desde luego no viene al caso porque no fue el patrono o
jerarca, propiamente, sino un empleado dependiente, en este caso el señor Luis Fallas Gamboa, quien incurrió en
hostigamiento sexual- tal y como se tiene por comprobado por el A Quo y confirmado por el Ad Quem- y una
segunda responsabilidad patronal que, siendo refleja, ya que presupone el acoso sexual en que pudiera haber
incurrido alguno de sus dependientes, en la práctica resulta directa, básicamente por una omisión, en tanto indica
que todo patrono o jerarca de éste “ tendrá responsabilidad si, pese a haber recibido las quejas de la persona
ofendida , no cumple con lo establecido en el artículo 5º de la presente Ley” . Esta responsabilidad que solo podría
ser efectiva luego de producido el hecho y después de haber sido puesto en su conocimiento la situación anormal,
sin que el patrono o jerarca de la víctima hubiera adoptado y cumplido los medios preventivos y correctivos eficaces.
Lo anterior implica, entre otras cosas, no haber establecido un procedimiento interno, adecuado y efectivo , para
permitir las denuncias de hostigamiento sexual, garantizar la confidencialidad de las denuncias y sancionar a las
personas hostigadoras cuando exista causa; en un plazo que en ningún caso podrá exceder de tres meses, a partir
de la denuncia; ni haber establecido, dentro de ese procedimiento, y con vista a su efectividad, las garantías del
Capítulo IV, particularmente la del artículo 14. Esta norma, en lo que interesa señala que “ Ninguna persona que
haya denunciado ser víctima de hostigamiento sexual (…) podrá sufrir, por ello, perjuicio personal alguno en su
empleo ni en sus estudios. (énfasis suplido). También debe el patrono privado velar por el cumplimiento de la
obligación que conforme al artículo 7 tiene, de informar a la Inspección del Ministerio de Trabajo sobre las denuncias
de hostigamiento sexual que reciba, así como el resultado del procedimiento realizado, como medida de control del
cumplimiento de lo dispuesto en el citado artículo 5º; y por ende, como garantía adicional, tanto para los denunciados
como para las víctimas. Si no se cumple con dicho procedimiento por parte del patrono -o si se incumplen las
citadas garantías y obligación que le son inherentes- por motivos que no se le pueden imputar a la persona
ofendida, una vez que pone el hecho o situación anormal en conocimiento del empleador a través de un superior
jerárquico, respetando los derechos de la persona denunciada y del trabajador o trabajadora denunciante de
hostigamiento sexual, el empleador debe sufrir las consecuencias contenidas en el Código de trabajo y leyes
afines.
III.- Los hechos que el Juzgado tuvo por probados y que el Tribunal también acogió son los siguientes: 1.La actora laboró a las órdenes de la empresa demandada, desde el 21 de febrero del 2003, en la que se
desempeñaba como recepcionista, percibiendo un salario de 34.669,72 colones (ver escrito de demanda folio 1,
contestación a folio 36). 2.- Que la actora denunció ante personeros de la empresa demandada, que sufría una
situación de acosos sexual por parte del señor Luis Fallas Gamboa (demanda a folio 1, testimonial a folios 72 a 74 y
75 a 78) 3.- Que una de las formas en que el señor Fallas Gamboa, solía hostigar a la actora, era por medio de
correos electrónicos, en donde se manifiesta abiertamente sus deseos lascivos hacia la señora Mora Solano (ver
documentos 9 a 15). 4.- Que a raíz de la problemática existente entre la actora y el señor Luis Fallas Gamboa, los
personeros de la empresa demandada, le propusieron a la actora que renunciara a sus labores, no sin antes
cancelarle los rubros correspondientes a un despido con responsabilidad patronal (ver documental a folios 18 y 19,
testimonial a folio 80). 5.- El día 4 de marzo del 2004, la actora renunció a sus labores en la empresa demandada por
haber sido hostigada sexualmente por el señor Luis Fallas Gamboa (ver demanda a folio 18 y 19), 6.- Que al finalizar
la relación que mantenía la actora con la empresa demandada, se le canceló lo correspondiente a preaviso,
cesantía, vacaciones y aguinaldo, por un monto total de 328.524 colones (documental a folios 42 y 44). 7.- Que en
virtud de la conducta desplegada por el señor Luis Fallas Gamboa, la empresa demandada, decidió sancionarlo con
3 días de suspensión sin goce salario, los días 15 al 18 de marzo del 2004 (documental a folio 40). 8.- Que mediante
certificación de la oficina del Ministerio de Trabajo, se determinó que no existe un reporte de algún caso de
Hostigamiento sexual, proveniente de la empresa Refrigeración Industrial Beirute S.A. (ver documento a folio 84). El
Tribunal de Trabajo del Segundo Circuito Judicial de San José, agregó como hechos demostrados los siguientes: 9.Que la empresa accionada cuenta con un Reglamento para la Recepción y Trámite de Denuncias de Acoso u
Hostigamiento Sexual (copia a folio 93 y siguientes). 10.-Que el señor Luis Gamboa Fallas, fue suspendido por 3
días, sin goce de salario como sanción por la denuncia interpuesta por la actora ante Refrigeración Industrial Beirute
S.A. (copia de la nota de suspensión visible a folio 40). 11.- Que la accionada no comunicó a la Dirección Nacional e
Inspección General de Trabajo del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, la existencia de la queja y el resultado
final (informe del Ministerio de Trabajo de folio 84). Finalmente, tuvo como no demostrado: Que la omisión de
comunicación al Ministerio de Trabajo por parte de la sociedad accionada, le haya causado un daño moral a la
accionante.
IV.- Lleva razón la recurrente en cuanto alega que a la actora no se le garantizaron todos los derechos de
víctima que contempla la ley. Aún admitiendo -hipotéticamente- que la empresa contara, con antelación, con un
Reglamento para la Recepción y Trámite de Denuncias de Acoso u Hostigamiento Sexual, no cabe duda que el
patrono o los jerarcas de la empresa no cumplieron, como debían, con lo establecido por el ordenamiento jurídico;
no sólo por pasividad, al no haber informado al Ministerio de Trabajo sobre la denuncia de acoso, sino también por
no haber seguido el procedimiento debido, durante la vigencia de la relación laboral, tan pronto como conocieron de
los hechos, máxime que el citado reglamento admite la queja verbal, como lo hizo la actora. Por otra parte, tampoco
se garantizó el derecho como víctima de la actora al no haber cumplido el ex patrono, con las exigencias legales que
se le imponían en un caso como éstos, y por el contrario, tomó la decisión de proponerle que renunciara -aunque
fuera pagándole el equivalente a lo que le hubiera correspondido si hubiera sido despedida- lo que trajo aparejado en
contra de la víctima el perjuicio personal de la pérdida de su empleo. De los hechos que se tienen por probados se
desprende a todas luces que la actora venía siendo hostigada por el señor Luis Fallas Gamboa, y que una de las
formas en que solía hacerlo era por medio de correos electrónicos, los cuales se observan en folios 9 a 15,
correspondientes a los meses de setiembre y octubre del 2003. Asimismo, se tiene por probado que ella puso en
conocimiento del empleador, a través de sus superiores jerárquicos, como lo son la señora Susy Beirute Lucke,
vicepresidenta de la empresa y el señor Valentín Quintana Kohkemper, gerente general de la demandada, que
estaba siendo hostigada por el señor Fallas Gamboa, quejas que presentó, verbalmente, ante ellos, durante la
vigencia de la relación laboral. Lo anterior se comprueba de la prueba testimonial rendida por la señora Susy Beirute
Lucke, vicepresidenta de la empresa -e hija del apoderado generalísimo de la demandada- pues señaló que: Ella me
contó una vez que estaba teniendo problemas, que le dijo que el señor Fallas Gamboa la presionaba, que la rozaba,
que estaba como celoso del trato de ella con el resto del personal. Entonces le respondí que tratara de resolver el
problema entre ambos, de manera que ella no permitiera alguna situación para que él la siguiera molestando. Esto
fue una sola vez. Al tiempo ella habló con el gerente, don Valentín Quintana, pero yo no estuve presente cuando se
realizó esta reunión. Entre esta reunión que sostuve con la actora y el tiempo en que ella salió de la empresa,
transcurrieron algunos meses. (…)Cuando se reunió con don Valentín, se pidió la asistencia de la Licda. Patricia
Fournier, que es psicóloga, quien en este momento estaba organizando el departamento de Recursos Humanos.
Ella, don Valentín y don Max Doninelli analizaron el caso planteado por Roxana, tratando de solucionarlo de la forma
más discreta para que ella no se expusiera a ser la comidilla de la empresa (…)¿Qué cargo ocupaba al momento en
que doña Roxana acudió donde Usted? El mismo que actualmente (…)¿Si sabe si la empresa le informó de la
situación de la señora Mora Solano al Ministerio de Trabajo? No sé, esto lo sabría el gerente de la empresa. ¿si la
actora le enseñó en algún momento algún correo electrónico respecto a los hechos? A mi no me los enseñó, sé que
ella fue después con el gerente y los enseñó. Esto lo se porque el gerente lo comentó después de que se reunió con
Roxana.(…)” (folios 72-73). Como se ve, pese a haber conocido de los hechos en su condición de superior jerarca de
la empresa, no actuó con la diligencia debida y más bien se desentendió del asunto pues tal y como admite, le
respondió a la actora que tratara de resolver el problema entre ambos, de manera que ella no permitiera alguna
situación para que él la siguiera molestando. Lo mismo se deduce de lo declarado por el testigo Valentín Quintana
Kohkemper, gerente general de la demandada, y anteriormente miembro de la Junta Directiva y asesor de la
empresa, pues señaló: “Ella un día me dijo que necesitaba decirme unas cosas, y me dijo que tenía problemas con
Luis Fallas, que éste le mandaba mensajes, que llegaba a hablar con ella, que la acosaba de alguna manera. Yo le
pregunté si quería presentar una formal denuncia o si ella quería lo podía arreglar con don Luis de forma personal.
Ella me dijo que lo quería pensar y después fue que ella me dijo que formalmente quería denunciar a don Luis. (…)
No obstante, este testigo también admitió que “… y se les ofreció a ambos que si querían renunciaban con todas las
prestaciones…”. Asimismo señaló: “Roxana decidió voluntariamente irse, y Luis se quedó y posteriormente lo
amonesté para sentar un ejemplo …”. Además, a la pregunta “¿Si recuerda si al momento en que la actora le
comentó la primera vez sobre el asunto, si usted ya ostentaba el cargo en la gerencia de la compañía. Contestó que
Sí. A la pregunta: ¿Si recuerda si antes de formarse la comisión que usted indicó, y fuera de esta primera vez que se
indicó anteriormente, si la actora le comentó a usted sobre este asunto en otra oportunidad?” Contestó
evasivamente: “ La verdad es que tengo problemas para precisar esto, en relación con los tiempos. Sí recuerdo que
la actora fue a hablar con Susy sobre el asunto, y es que aclaro que si el asunto no estaba planteado formalmente,
yo lo veía como mero chisme (…) A la pregunta ¿Cuándo usted indicó que a ellos se les llevó a cabo el “debido
proceso”, a qué se refiere usted? Respondió: “Se les escuchó a ambos y tratar de buscar una solución a la
problemática. Aunque si aclaro que en mi posición de gerente y al tener un problema de frente, y considerando la
seriedad del asunto, ya desde el principio se les había planteado que si querían dejaban la empresa.” A la pregunta
¿Si respecto a este procedimiento que mencionó, si en algún momento existió alguna comunicación o información al
respecto al Ministerio de Trabajo? Contestó: No que yo sepa”. (folios 80 a 81). Como se ve, tampoco actuó como
correspondía, toda vez que pese a haber recibido las quejas de la actora, en su condición de jerarca de la empresa,
no procedió de inmediato a levantar acta de la denuncia, como debió hacerlo según el reglamento, ni a comunicarla
al Ministerio de Trabajo y mucho menos a darle trámite, como correspondía, pues si bien indica que se formó una
comisión, no lo fue como órgano director y mucho menos para sustanciar el procedimiento sancionador, sino
únicamente para escuchar a ambas partes y tratar de buscar una solución a la problemática. Con el agravante,
según admite, de que parte de esa solución consistió en la propuesta de que dejaran la empresa; es decir, que
renunciaran ambos con todas las prestaciones. Por lo que realmente no hubo un procedimiento sancionador, con las
garantías del caso; sobre todo para la denunciante. Evidentemente con la actuación de la demandada se incumplió
la finalidad de la Ley Contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia, en detrimento de los derechos
humanos de la trabajadora Solano, quien sufrió acoso y fue discriminada, al actuar la demandada sin tratamiento de
igualdad hacia ambas partes involucradas, perdiendo la señora Solano su trabajo, que es un derecho fundamental.
En cambio, quien ocasiona la violación a la intimidad y dignidad de doña Roxana, se mantiene desempeñándose en
su cargo, con una leve sanción de tres días de suspensión. Debe recordarse que el hostigamiento sexual es una
forma de violencia sexual y como se dijo, una forma de discriminación, porque lesiona los derechos humanos
fundamentales como la libertad, respeto, integridad física, sexual o emocional, el trabajo en un ambiente tranquilo y
seguro, y el principio de igualdad ante la ley. En este sentido, la Convención Interamericana para Prevenir,
Sancionar y Erradicar la violencia contra la mujer (Belem do Pará) ratificada por Costa Rica en 1995 entiende una
acción de violencia “cualquier acción o conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico,
sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como el privado” (art.1). Se entiende entonces el acoso
sexual, como una forma de discriminación basada en sexo y una manifestación más de violencia, que si bien se
dirige de una persona a otra específicamente, es respaldada por toda una estructura social que la respalda y la
reproduce, en actuación u omisión, tal como lo hizo la empresa demandada. Por el contrario, de los autos se
desprende que no fue sino luego de varios meses -vale decir, el 4 de marzo del 2004- y solo después de que la
actora solicitara por escrito la suspensión del denunciado y aceptara la propuesta en cuanto a presentar su renuncia,
que el gerente, señor Valentín Quintana le comunicó haber recibido su carta, a manera de denuncia formal en contra
del señor Fallas Gamboa, así como del juego de fotocopias para sustentarla; que de todo lo anterior se le daría el
debido traslado al denunciado para que manifestara lo que a bien tuviera y ofreciera la prueba de descargo y que
una vez evacuados se procedería a tomar las decisiones que correspondían; y por otro lado, que le aceptaba la
renuncia y que se le haría una liquidación económica equivalente a lo que le hubiera correspondido si hubiera sido
despedida. Por lo que si bien posteriormente el señor Luis Gamboa Fallas fue suspendido sin goce de salario, a
partir del lunes 15 de marzo, debiendo reintregrarse al trabajo a partir del jueves 18 de marzo (folio 40), eso no
justifica que la empresa no hubiera iniciado oportunamente, ni seguido, propiamente, el debido procedimiento
sancionador, durante la vigencia de la relación laboral con la actora, y tan pronto como tuvo conocimiento de los
hechos. Así se desprende del contenido y de las fechas de los documentos visibles a folios 7, 18-19 y 40. En
consecuencia, de acuerdo con las reglas de la sana crítica, las circunstancias del caso; y a la luz de los artículos 5,
7, 12, 14 y 28 de la Ley 7476, no cabe duda de la responsabilidad de la empresa demandada. Por lo dicho, tiene la
accionada la obligación de resarcimiento del daño moral, por parte de la demandada. Daño moral que, como señala
la recurrente, debió tenerse por acreditado, entre otras cosas, sobre la base de lo declarado por los testigos de la
actora, quienes vivieron con ella todo el proceso de desgaste emocional vinculado con los actos de hostigamiento.
Máxime que no se trata del daño moral objetivo u objetivado sino del daño moral subjetivo puro o de afección, que se
produce cuando se le ha lesionado en el ámbito extrapatrimonial que supone una perturbación injusta de las
condiciones anímicas del individuo. Consiste pues en el dolor o sufrimiento ya sea físico o psíquico. En refuerzo del
estado emocional de la actora, el testigo Carlos Arguedas Rodríguez, quien es psicólogo, indica que la segunda vez
que atendió a doña Roxana por la situación de acoso sexual -desde el 14 de febrero- observó situaciones
depresivas (folio 70). Según refirió el testigo, señor Mario Ramírez Araya, quien viajaba con la actora en el bus “ ella
una vez estaba deprimida porque el señor la quiso besar y dijo que le había pasado la lengua por la cara. (…)Yo
observaba que ella tenía temor, esto porque entonces después yo incluso pasé a recogerla después al trabajo, esto
casi durante un mes, lo hacía entre el papá de Roxana y mi persona. Aclaro que aunque eran aproximadamente 300
metros entre el lugar de trabajo y la parada de bus, cuando yo la recogía ella estaba mirando constantemente hacia
atrás. Recientemente sí indico que la actora iba a poner sus datos en una bolsa de empleo por Internet, pero que
tenía miedo de poner su número de celular, a raíz de todo lo anterior. (folio 75). Y según refirió el testigo, señor
Rodolfo Mora Solano, hermano de la actora, Yo veía a mi hermana triste y entonces yo le pregunté qué le pasaba,
entonces me comentó lo del señor Luis…” (…) “yo la vi triste y la pregunté. Ella trató de conversar con el dueño
sobre el problema, pero no la recibió, otras personas encargadas le dijeron que ella debía solucionar el problema (…)
La relación finalizó porque a ella le dijeron que mejor salía y la liquidaban, y todo esto a raíz del problema que se
dio…” A la repregunta ¿Si sabe si doña Roxana recibió algún tratamiento derivado de este problema? Contestó: Si,
de un psicólogo, y lo recibe actualmente.” (folio 79). En vista de todo lo transcrito, extraña también que el Tribunal no
haya valorado los documentos visibles a folio 8 y 16, donde consta que el 5 de marzo del 2004, precisamente al día
siguiente de perder su empleo, la actora debió ser incapacitada y remitida al servicio de Psiquiatría, y fue
nuevamente incapacitada; tampoco se alude a la certificación medica, visible a folio 25, donde se hace constar que
tiene control en Psiquiatría desde el 10 de marzo del 2004 por Síndrome de Stress post trauma, Reacción de Ajuste,
en tratamiento con Fluoxetina, Atarás y en consulta del 10 de mayo 2004 se le indica cita control 3 meses. Téngase
en cuenta, en todo caso, que sobre el punto de daño moral, mediante sentencia reciente No. 127-F- 2007, de las
11:25 horas del 21 de febrero del 2007, la Sala Primera de la Corte Suprema de Justicia con acierto señaló: “Este
tema, en ocasiones anteriores ha sido objeto de estudio por esta Sala, indicando que se está ante esta figura
cuando se ha vulnerado la esfera extrapatrimonial del sujeto, sin embargo, ello no obsta para que tenga
repercusiones de orden pecuniario. Es importante referirse a la distinción que en algunas ocasiones se ha hecho
entre el daño moral subjetivo puro o de afección y el daño moral objetivo u objetivado. El primero se produce cuando
se le ha lesionado en el ámbito extrapatrimonial que supone una perturbación injusta de las condiciones anímicas del
individuo. Consiste en el dolor o sufrimiento ya sea físico o psíquico. El segundo por su parte, se refiere a la lesión
de un derecho extrapatrimonial que genera consecuencias económicas valuables. Es decir, hay una clara diferencia
entre el daño sufrido por la persona en su contexto social del padecido en el campo individual. A la hora de llevar a
cabo una indemnización, resulta imperante se haga la distinción entre cada uno de ellos. Para el caso específico del
objetivo, es necesario se demuestre cómo aconteció el daño, pero, en el caso del subjetivo, al no poder demostrarse
su cuantía de modo preciso, quedará necesariamente su fijación a criterio del juez, punto que se analizará líneas
más adelante. La determinación de este daño y su monto, pretenden satisfacer la aflicción padecida, y se convierte
en una especie de compensación, que bien es sabido, no pretende ponerle precio a la dolencia vivida; lo que busca
de alguna forma, es procurarle al damnificado satisfacciones equivalentes a las sufridas. Su reparación, suele
operar cuando se ha conculcado la esfera de intimidad de la víctima. Sin embargo, dicha indemnización, por regla
general, resulta imposible, ya que se está tratando sobre daños inmateriales, pero, a pesar de ello se ha
determinado, es factible que se pueda dar un resarcimiento pecuniario. Ahora bien, los parámetros que debe tener el
juzgador para determinar su valoración, son muy importantes, con el fin de evitar reparaciones arbitrarias. Debe
necesariamente, hacerse una ponderación de las circunstancias que rodean el dolor, sufrimiento, zozobra y acudir a
las reglas de la equidad. La prueba se puede realizar por medio de presunciones o indicios ya que el hecho
generador antijurídico, puede poner de manifiesto en muchos casos el daño moral, por ello se dice que es “in re
ipsa”. Sobre este aspecto puede consultarse el voto de esta Sala número 555 de las 14 horas 40 minutos del 4 de
agosto del 2005”. En consecuencia, con fundamento en todo lo expuesto, se debe revocar la sentencia recurrida, y
confirmarse, en su lugar, la sentencia de primera instancia.
POR TANTO:
Se revoca la sentencia recurrida y en su lugar se confirma la sentencia de primera instancia.
Orlando Aguirre Gómez
Zarela María Villanueva Monge
Julia Varela Araya
Rolando Vega Robert
María Alexandra Bogantes Rodríguez
Sala Constitucional
Extracto de la Sentencia
Sala Constitucional Sentencia 01764 – 02
Partes
Caso
Normativa
Involucrada
Desarrollo
Defensoría de los Habitantes de la República vs la interpretación que la Dirección de
Personal del MEP y el Tribunal de Carrera Docente hacen del artículo 26 del Reglamento
de la Carrera Docente y el artículo 23 del Reglamento para prevenir, investigar y sancionar
el hostigamiento sexual en el MEP
En la acción se cuestionan el artículo 26 del "Reglamento de la Carrera Docente", y el
artículo 23 del "Reglamento para Prevenir, Investigar y Sancionar el Hostigamiento Sexual
en el Ministerio de Educación Pública", así como la interpretación que de ellos realizan
tanto la Dirección de Personal del Ministerio de Educación Pública como el Tribunal de
Carrera Docente, en el sentido de que los plazos establecidos en esas normas constituyen
auténticos plazos de caducidad, de manera que una vez transcurridos o superados, la
Administración queda jurídicamente imposibilitada para el ejercicio de su potestad
sancionadora.
Artículo 26 del Reglamento de la Carrera Docente:
“Cuando existiere queja o denuncia por la presunta comisión de falta grave o de alguna
gravedad, contra un servidor docente, según se detalla en los artículos 65 y 66 del
Estatuto de Servicio Civil, la Dirección General de Personal mediante el Departamento de
Procedimientos Legales, realizará una investigación de los hechos denunciados, que
deberá concluirse en un lapso no mayor de tres meses.
El inicio del cómputo del plazo de prescripción señalado en el párrafo anterior, operará a
partir del momento en que la Dirección General de Personal tenga conocimiento de la
queja o denuncia. Al efecto, se observará el procedimiento establecido en los artículos 59
y siguientes del Estatuto y lo dispuesto en este Reglamento. Concluido el plazo señalado,
el Director de Personal, o el Ministro de Educación Pública cuando se trate del cese de
funciones de un servidor interino, dispondrán de un mes para dictar el acto o resolución
final que proceda conforme a derecho. La resolución que dicte el Ministro, dará por
agotada la vía administrativa"
Artículo 23 del Reglamento para prevenir, investigar y sancionar el hostigamiento sexual
en el Ministerio de Educación Pública:
“Plazo para levantar la información disciplinaria. El término dentro del cual se debe realizar
la instrucción no podrá exceder de tres meses contados a partir del momento en que el
órgano instructor conoce la denuncia".
Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia
Para promulgar los reglamentos anteriores, el Poder Ejecutivo se fundamentó en el artículo 5 de la
Ley contra el Hostigamiento o Acoso Sexual en el Empleo y la Docencia número 7476 del 3 de
febrero de 1995.
Dicha Ley trata de que el responsable de los hechos sea juzgado por su actuar y sancionado
según se determina en la política legislativa plasmada en la Ley.
Cada vez es mayor la presencia del género femenino en el mercado laboral y por tanto el
nacimiento de relaciones laborales comunes entre hombres y mujeres, con diversidad de
posibilidades de sujeción de uno a otro, lo que de alguna manera promueve la existencia de
promesas, amenazas, o exigencias de determinadas conductas de unos a otros, que se
manifiestan en comportamientos indeseables que la sociedad ha llegado a calificar como
hostigamiento o acoso sexual.
La legislación de este tipo nace debido a la preocupación de disminuir o idealmente eliminar la
sensación y situación real de vulnerabilidad que genera el elevado índice de acosos sexuales que,
sin duda, condicionan marcadamente las vidas de las mujeres.
No obstante, este sector de la sociedad no es el único afectado con el acoso y el hostigamiento
sexual. Existen otros grupos afectados, integrados no sólo por mujeres y hombres mayores de
edad sino que, también, es cada vez más frecuente la realidad de los abusos sexuales y hasta la
corrupción y prostitución de menores.
En consecuencia, la Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia es una
reacción del Estado para atacar, razonablemente, este grave problema social.
Para las autoridades administrativas las disposiciones impugnadas establecen un sistema según el
cual la potestad disciplinaria para sancionar supuestas faltas por hostigamiento sexual, está afecta
a la caducidad del proceso, de manera que si el procedimiento no se concluye, imponiendo la
sanción cuando proceda, dentro del término de tres meses a que aluden los artículos 23 y 26
mencionados, se ordena el archivo del expediente.
Para este Tribunal existe una violación al principio de reserva de ley pero no en los texto de las
normas sino en la interpretación que hacen las autoridades administrativas. Ello es así porque la
Ley, toda, tiene un sentido unívoco que se puede leer en el artículo 2: "prohibir y sancionar el
acoso u hostigamiento sexual como práctica discriminatoria por razón del sexo, contra la dignidad
de la mujer y del hombre en las relaciones laborales y de docencia".
En la Ley 7476, no se expresa absolutamente nada –desde el punto de vista de la prescripción o
de la caducidad- en el artículo 5; éste, junto con los artículos 6 y 8, conforman un bloque de
deberes y obligaciones para los patronos, sean públicos o privados, de cuyo incumplimiento se
ocupa el artículo 10 al disponer: "Sanción por incumplimiento.- El incumplimiento de lo dispuesto
en los artículos anteriores constituye una falta que se sancionará según su gravedad, de acuerdo
con lo establecido en los artículos 608 y siguientes del Código de Trabajo"; estas disposiciones
legales, de naturaleza laboral, conforman el régimen común de las faltas laborales punibles y sus
sanciones, lo que evidencia que la inobservancia del plazo del plazo de tres meses del artículo 5,
solo tiene consecuencias dentro de ese ámbito, por configurar un ilícito que es sancionable.
Pero, además, en el artículo 17 existe un nuevo indicio de que el incumplimiento no tiene más
consecuencias que favorecer a las víctimas, al establecer como causal para dar por concluido
legítimamente el contrato de trabajo, con responsabilidad laboral, cuando ocurre un hostigamiento
sexual, pero en el lugar de trabajo no se ha establecido el procedimiento a que alude el artículo 5,
o si éste, se incumple.
Y lo mismo ocurre en el artículo 18, al disponerse que si se agotan los procedimientos establecidos
en el centro de trabajo o no se cumplen por motivos no imputables a las víctimas del acoso sexual,
éstas podrán acudir a la jurisdicción laboral, que será la competente para conocer de las
demandas.
Es por fin el artículo 29 el que se refiere a la prescripción, en los siguientes términos: "El cómputo,
la suspensión, la interrupción y los demás extremos relativos a la prescripción se regirán por lo que
se estipula en el Título X del Código de Trabajo"; entre esas normas, a que se hace referencia, se
encuentra el artículo 603 que dispone que la potestad para disciplinar las infracciones de los
trabajadores o servidores prescribe en un mes, término que se cuenta a partir de que acaba la
investigación y el expediente llega a manos del funcionario competente para imponer la sanción,
según lo ha calificado la reiterada jurisprudencia laboral del país.
Si empece a todo lo dicho, las autoridades administrativas, en este caso el Tribunal de la Carrera
Docente y la Dirección de Personal del Ministerio de Educación Pública, han derivado de las
normas reglamentarias –artículos 23 y 26 impugnados- una caducidad de la facultad legal de
sancionar, habrían cometido un grave error jurídico que hace inconstitucional la interpretación.
En el presente asunto, lo que se examina es la razonabilidad del plazo para investigar las
denuncias e imponer la sanción que jurídicamente sea procedente, en razón del interés superior
derivado del objetivo que define claramente la Ley 7476 en su artículo 2.
El resultado del examen de razonabilidad de la interpretación administrativa que se impugna,
apunta a la existencia de una evidente limitación procesal en perjuicio de las víctimas, de manera
que la figura de la caducidad, derivada del examen que se hace, convierte el término de tres
meses en brevísimo, de modo que no puede cumplir con la triple condición de ser necesario,
idóneo y proporcional.
Según se entiende del contenido de la jurisprudencia administrativa, la extensión del término no es
suficiente para lograr que los derechos de protección superior de los intereses de las víctimas sean
respetados, dejando en completo estado de indefensión a las víctimas del acoso u hostigamiento
sexual, de donde resulta que la acción deba acogerse en este extremo.
Si la interpretación de los alcances de las normas reglamentarias, recogida en la jurisprudencia
administrativa, constituye lo que podría calificarse como un "obstáculo procesal", que sujeta los
fines de la Ley a un plazo de caducidad que es extremadamente corto para los motivos y fines que
persigue la norma, el ejercicio de la potestad sancionadora, en materia de hostigamiento o acoso
sexual resulta ineficaz y es obvio que con el excesivo rigor procesal se está impidiendo el acceso a
la justicia de parte de los afectados por tan grotescos actos.
Con el instituto de la caducidad establecido por jurisprudencia administrativa y derivada de normas
reglamentarias, sin que exista un texto legal que disponga que ese debe ser el resultado jurídico
del tema, la Administración Pública está renunciando, ilegítimamente, a ejercer su potestad
sancionadora y con ello, obstaculizando la garantía constitucional que tienen las víctimas del acoso
u hostigamiento sexual, de poder tutelar sus derechos y encontrar reparación de los daños y
perjuicios que se le causen.
Junto con los efectos de la impunidad, es evidente que se transgrede no sólo el derecho
fundamental de las personas afectadas sino que, también, se atenta contra uno de los pilares de la
democracia, en tanto el sistema pretende que los conflictos que se suscitan en la sociedad, sean
resueltos a través de un procedimiento que garantice los principios de justicia, orden, seguridad y
paz social, como ya quedó dicho, y en la medida que no se alcancen estos fines, la interpretación
de los alcances de las normas de rango inferior a la ley, resulta inconstitucional.
Esta inconstitucionalidad se declara por violación del principio de reserva de ley y por ser
irrazonable y desproporcionada a los fines de la Ley 7476 de 3 de febrero de 1995.
Conclusión
Se declara parcialmente con lugar la acción y se declara que es inconstitucional y en
consecuencia se anula, la interpretación que se ha constituido en jurisprudencia
administrativa y como tal de obligatoria aplicación, dictada por el Tribunal de Carrera
Docente y que ha prohijado la Dirección de Personal del Ministerio de Educación Pública,
en el sentido de que los plazos procesales derivados de los artículos 26 del Reglamento
de la Carrera Docente y 23 del Reglamento para prevenir, investigar y sancionar el
hostigamiento sexual en el Ministerio de Educación Pública dan contenido a un verdadero
término de caducidad, de tal manera que en ese plazo de tres meses, cuya base legal es
el párrafo final del artículo 5 de la Ley 7476, debe procesarse la denuncia o queja por
acoso u hostigamiento sexual e imponerse la sanción, sin que pueda excederse el término
por ningún motivo.
Como consecuencia de lo declarado en el punto anterior y por las mismas razones, es
inconstitucional se anula del ordenamiento jurídico, del párrafo segundo del artículo 26 del
Reglamento de la Carrera Docente la oración que dice "El inicio del cómputo del plazo de
prescripción señalado en el párrafo anterior, operará a partir del momento en que la
Dirección General de Personal tenga conocimiento de la queja o denuncia." Los efectos de
la declaratoria de inconstitucionalidad de esta parte del artículo 26, no deja a los procesos
administrativos en los que se investigan presuntas faltas por acoso u hostigamiento sexual, sin
prescripción, como podría erróneamente entenderse. En efecto, el propio artículo 26 del
Reglamento de la Carrera Docente dispone que en la tramitación de la investigación o queja, se
observará el procedimiento establecido en los artículos 59 y siguientes del Estatuto del Servicio
Civil, disposiciones que desarrollan el debido proceso y que obligan a terminar los casos a la
mayor brevedad posible (artículo 66); y, además, se aplicaría también lo dispuesto en el artículo 29
de la Ley No. 7476, en el sentido de que el cómputo, la interrupción y los demás extremos relativos
a la prescripción se regirán por lo que se estipula en el Título X del Código de Trabajo.
Texto Completo de la Sentencia
Sentencia :
Año :
Expediente:
Despacho:
Fecha:
Hora:
Tipo de sentencia:
Redactor:
Clase de asunto:
01764
2002
01-000265-0007-CO
Sala Constitucional
20/02/2002
2:37:00 PM
De Fondo
Sancho González Eduardo
Acción de inconstitucionalidad
Exp: 01-000265-0007-CO
Res: 2002-01764
SALA CONSTITUCIONAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. San José, a las catorce horas con treinta
y siete minutos del veinte de febrero del dos mil dos.Acción de inconstitucionalidad de la Defensoría de los Habitantes de la República, representada por Sandra
Piszk Feinzilber, mayor, divorciada, politóloga, portador de la cédula de identidad número 1-357-156, vecina de
Escazú, entonces titular del cargo de Defensora de los Habitantes de la República, contra la interpretación que
realiza tanto la Dirección de Personal del Ministerio de Educación Pública como el Tribunal de Carrera Docente del
artículo 26 del Reglamento de la Carrera Docente, Decreto Ejecutivo número 2235-EP del 14 de febrero de 1972
modificado mediante el Decreto Ejecutivo número 25965-MP-MEP del 10 de marzo de 1997 y el artículo 23 del
Reglamento para prevenir, investigar y sancionar el hostigamiento sexual en el Ministerio de Educación Pública bajo
el Decreto número 26180-MEP del 4 de julio de 1997 y publicado en La Gaceta número 140 del 22 de julio de 1997.
Intervino también en el proceso Farid Beirute Brenes, en representación de la Procuraduría General de la República.
Resultando:
1.- Por escrito recibido en la Secretaría de la Sala a las 10:16 horas del 11 de enero del 2001 (folio 1), el
accionante solicita que se declare la inconstitucionalidad de la interpretación que realiza tanto la Dirección de
Personal del Ministerio de Educación Pública como el Tribunal de Carrera Docente del artículo 26 del Reglamento de
la Carrera Docente, Decreto Ejecutivo número 2235-EP del 14 de febrero de 1972 modificado mediante el Decreto
Ejecutivo número 25965-MP-MEP del 10 de marzo de 1997 y el artículo 23 del Reglamento para prevenir, investigar
y sancionar el hostigamiento sexual en el Ministerio de Educación Pública bajo el Decreto número 26180-MEP del 4
de julio de 1997 y publicado en La Gaceta número 140 del 22 de julio de 1997, por considerarlos violatorios al
principios de justicia pronta y cumplida consagrado en el artículo 41 constitucional, el principio constitucional de
reserva de ley, el artículo 2, 4, 12 y 16 de la Convención sobre los Derechos del Niño aprobada por la Ley número
7184 del 18 de julio de 1990, artículo 3 de la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de discriminación
contra la mujer, y los artículos 5, 13, 69, 104 al 107 del Código de la Niñez y la Adolescencia, que desarrollan al
principio protector de la niñez, consagrado en el artículo 51 constitucional. Alega que según indica el artículo 7 de la
Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia número 7476, todo patrono está obligado a informar
a sobre las denuncias de hostigamiento sexual que se reciban en su lugar de trabajo, así como el resultado del
procedimiento que se realice. Señala que en el caso de instituciones públicas, dicha información deberá remitirse al
jerarca o funcionario de la institución de la Defensoría de los Habitantes, a la que corresponde acompañar a las o los
denunciantes, brindándoles asesoría y seguimiento en la instrucción de la situación denunciada. Señala que a
manera de ejemplo, esa Defensoría analizó la resolución del Tribunal de Carrera Docente de las 17:35 del 1° de
noviembre del 2000, en la que se conoció la gestión de despido interpuesta por la Dirección General de Personal del
Ministerio de Educación Pública contra un docente ante cargos de acoso sexual, y que conoció la Defensoría de los
Habitantes por denuncia interpuesta por las menores Jocelyn Calvo Alvarez, Jacqueline Carvajal Marín y Milca
Vargas Masís antes esa instancia administrativa, como órgano encargado de proteger los derechos e intereses de
los habitantes, velando porque el funcionamiento del sector público se ajuste a la moral, la justicia, la Constitución
Política, las leyes, los convenios, los tratados, los pactos suscritos por el Gobierno y los principios generales del
Derecho, que a su vez debe proporcionar y divulgar los derechos de los habitantes. En el caso en estudio el
Departamento de Procedimientos Legales de la Dirección General de Personal, conoció de presuntas irregularidades
cometidas por un servidor el 23 de marzo del 2000, momento a partir del cual se inicia una investigación, según se
estipula en el artículo 26 del Reglamento de la Carrera Docente, reformado mediante el Decreto Ejecutivo número
25965-MP-MEP del 10 de marzo de 1997, en el que se señala un plazo no mayor de tres meses para concluir la
investigación disciplinaria. Finalizada ésta, se entiende, se dispone de un mes para dictar el acto o resolución final.
De igual forma, el artículo 23 del Reglamento para prevenir, investigar y sancionar el hostigamiento sexual en el
Ministerio de Educación Pública, establece que no se podrá exceder de tres meses el plazo para realizar la
instrucción, contados a partir de ese momento en el órgano instructor conoce la denuncia. Asimismo, el numeral 27
de ese mismo cuerpo legal, dispone que en el término de un mes, a partir de la conclusión del plazo para realizar la
investigación, el órgano instructor remitirá el proyecto de resolución al Director General de Personal, el cual deberá
resolver en definitiva siempre dentro de ese mismo plazo. En la resolución de cita, se indica que la Dirección General
de Personal tuvo conocimiento de los hechos denunciados desde el 13 de marzo de 2000, sin embargo, no fue sino
hasta el 13 de setiembre de ese mismo año que se concluye la etapa de instrucción con la evaluación de las pruebas
testimoniales de descargo, superándose el primer plazo anteriormente señalado en el artículo 26 del Reglamento de
la Carrera Docente, resaltando la resolución, que no es hasta el 27 de octubre del 2000, que es el Tribunal de
Carrera Docente recibe el expediente disciplinario del gestionado con su respectiva gestión de despido, por lo que se
habrían superado los plazos antes mencionados. De este modo, para el Tribunal de Carrera Docente, de
conformidad con las disposiciones contenidas en el artículo 26 del Reglamento de Carrera Docente y artículos 23 y
27 del Reglamento para prevenir, investigar y sancionar el hostigamiento sexual en el Ministerio de Educación
Pública, la potestad disciplinaria de la Administración para sancionar que fue alegada por la parte afectada en el
caso concreto, razón por lo que procedió a ordenar el archivo de este expediente, señalando en el por tanto de la
resolución lo siguiente: a) declarar la caducidad interpuesta por el servidor en la presente causa disciplinaria y, b)
devolver el expediente disciplinario número 185-00 al Departamento de Procedimientos Legales de la Dirección
General de Personal. En relación con la interpretación impugnada, el entonces Defensor de los Habitantes, Rodrigo
Carazo Zeledón, solicitó el 27 de enero de 1997 a la Procuraduría General de la República su criterio legal, con el fin
de "determinar si es correcta la interpretación que hacen tanto la Dirección de Personal del Ministerio de Educación
Pública como el Tribunal de Carrera Docente", en relación con la aplicación del plazo establecido en dicha normativa.
Ante dicha consulta, el entonces Presidente del Tribunal de Carrera Docente, Marvin Matthews, sostuvo en la
audiencia conferida que "la jurisprudencia sentada por este tribunal ha acogido la tesis de la caducidad en cuanto al
plazo establecido para levantar la respectiva información". Asimismo indicó que "los plazos y términos, vistos desde
la óptica de la Defensoría de los Habitantes y desde el punto de vista del denunciante, asume la característica de un
plazo de prescripción. Pero analizado, como debe analizarse, desde la óptica del servidor de la Carrera Docente
constituyen auténticos plazos de caducidad por cuanto, vencidos o superados aquellos, la Administración queda
enervada en su actividad frente al caso concreto y específico cuya investigación asumió, es decir, es un punto
tocante a la seguridad jurídica de los servidores de la carrera docente, en su derecho fundamental, es lo estatuido
para regular las relaciones entre el Estado y sus servidores, según lo ordena el artículo 191 de la Constitución
Política y lo consigna el artículo 59 del Estatuto del Servicio Civil. En criterio de la Procuraduría General de la
República, dada la naturaleza jurídica y características propias de la caducidad y de la prescripción, estos institutos
vienen a restringir derechos y acciones fundamentales de los individuos y desde ese ámbito limitador del quehacer
humano, su regulación está reservada por ley. Como lo señala el dictamen, ya esta Sala ha indicado que los
artículos 97, 98 y 99 del Reglamento al Estatuto del Servicio Civil no pueden ser de aplicación a los servidores de la
Administración Pública, por no existir una disposición en la ley estatutaria que autorice el establecimiento de la
prescripción (ver la resolución interlocutoria número 280-I-94 y en igual sentido la número 3783-96). De ahí que la
Procuraduría General de la República señala, en concordancia con el criterio expresado por la Sala Constitucional en
esas sentencias, que el período previsto en el numeral 26 del Reglamento al Estatuto de la Carrera Docente no
puede, jurídicamente superado aquel, causar la caducidad o prescripción, toda vez que hay una norma en dicha ley
que autorice aplicar ese figuras extintivas de derechos y acciones, al vencerse la etapa preliminar de una
investigación, por faltas disciplinarias cometidas por funcionarios docentes. En relación con la reforma introducida
mediante el Decreto número 25965-MP-MEP del 10 de marzo de 1997, que viene de forma expresa a regular la
prescripción para el plazo trimestral en cuestión, la Procuraduría General de la República indicó, que pese a que el
contenido original de la norma reglamentaria en discusión, y del cual parte la consulta, no hacía alusión a ninguno de
los dos elementos de análisis (caducidad o prescripción), éstos se aplicaban por la vía interpretativa, lo que a todas
luces resulta o resultó ilegal e inconstitucional la técnica jurídica ahí utilizada para el caso en comentario, pues no
hay norma en el Estatuto de Servicio Civil que establezca ninguna de las dos figuras del carácter limitador indicado.
Actualmente, con la reforma de ese texto reglamentario, se incurre en forma expresa, en el mismo vicio de ilegalidad
del apuntado capítulo de las prescripciones del Reglamento al Estatuto de Servicio Civil, ya que estampa la figura de
la prescripción en el plazo trimestral tantas veces señalado, sin existir norma en el cuerpo estatutario que así lo
permita. Según criterio de la procuradora encargada, tanto de la interpretación hecha del plazo estipulado en el
artículo 26 del Reglamento al Estatuto en cuestión como la regulación de la prescripción en su contenido actual,
ambas situaciones quebrantan el principio de reserva de ley, pues esa figura restrictiva de derechos, al igual que la
caducidad, solamente pueden ser autorizadas por una ley, en este caso por el Estatuto de Servicio Civil. De modo tal
que, el reglamento indicado debe limitarse rigurosamente al contexto legal que lo fundamenta, sin poder incrementar
las restricciones establecidas, ni crear las no establecidas allí. Refiriéndose al Tribunal de Carrera Docente, la
procuradora encargada manifiesta que "No está demás indicar a ese Despacho que la única finalidad que podría
tener el período estipulado en el texto de cita y su reforma, así como el que contiene el "Reglamento del
Hostigamiento Sexual" antes mencionado, sería para que el Departamento de Personal del Ministerio de Educación
Pública o los órganos correspondientes cumplan, durante ese tiempo, con la etapa instructiva, originada por una
queja o denuncia, en virtud de supuesta falta grave achacada a un servidor docente, debiéndose pasar el asunto,
una vez concluida la investigación preliminar, al Tribunal de Carrera Docente, para lo que proceda. En esos términos,
el plazo en cuestión sería de carácter organizativo, so pena de incurrir mas (sic) bien en responsabilidad cualquier
funcionario que teniendo a cargo esa instrucción, la traslada al Organo Colegiado tardíamente y sin justificación
alguna, de conformidad especialmente con las directrices comunes que contienen los artículos 225 y 255 de la Ley
General de Administración Pública". Por todo lo anterior, la Procuraduría General de la República concluye que "es
del criterio de que no es correcta la interpretación y aplicación que hace tanto la Dirección de Personal del Ministerio
de Educación Pública como el Tribunal de Carrera Docente, respecto del plazo establecido en el artículo 26 del
Reglamento de la Carrera Docente. Lo anterior ya que no existe norma en el Estatuto de Servicio Civil que autorice
aplicar la caducidad o prescripción, luego de expirar el término para el cumplimiento de una fase instructiva por queja
o denuncia, en materia disciplinaria de los funcionarios docentes." Agrega el accionante que el análisis que solicita
deberá hacerse a la luz de la protección a los derechos de los niños, niñas y adolescentes consagrados tanto en el
artículo 51 constitucional, como en la normativa contemplada en la Convención de los Derechos del Niño y el Código
de la Niñez y la Adolescencia, referida tanto a materia de acceso a la justicia como a la materia de educación, al
verse necesariamente afectado este último derecho ante la denegatoria del primero. Asimismo la protección, cuidado
y asistencia especial a los mismos consagrados en la Declaratoria Universal de los Derechos del Humanos de las
Naciones Unidas, la Convención sobre los Derechos del Niño y la Constitución Política, la Declaración de los
Derechos del Niño y Convención de los Derechos del Niño. Este último instrumento internacional constituye la
síntesis más elaborada de la nueva Doctrina de la Protección Integral, sustentada en dos principios fundamentales:
la concepción de la persona menor de edad como sujeto activo, pleno de derechos y responsabilidades y, el principio
del interés superior del niño, niña y adolescente. Éste último se ha convertido en la premisa que ineludiblemente han
de atender las autoridades administrativas y jurisdiccionales e instituciones públicas y privadas en sus actuaciones y
en la toma de decisiones sobre asuntos concernientes a el referido sector de la población. Dicha convención, a su
vez, reafirma la aplicación de derechos humanos básicos reconocidos a todas las personas en tratados
internacionales, tomando en consideración las necesidades específicas del sector anterior de la población. Por otra
parte, la aprobación de dicha convención trajo consigo una serie de compromisos y obligaciones formales frente a la
comunidad internacional y especialmente frente a los niños, niñas y adolescentes. Entre éstos destaca el de analizar,
revisar y adecuar todo el Ordenamiento Jurídico con el fin de conciliarlo con las nuevas concepciones imperantes y,
de ser necesario, aprobar nueva legislación con la finalidad de dar efectividad a los derechos reconocidos en la
convención. Como resultado del proceso se aprueba el Código de la Niñez y la Adolescencia que empezó a regir el 6
de febrero de 1998, constituyéndose, después de la convención, en la normativa más exhaustiva e integral en la
materia, nutriéndose de los dos principios rectores de mención. Dentro de los derechos reconocidos en dicho
instrumento internacional con relación al acceso a la justicia están: el de recibir del juez información clara y precisa
sobre el significado de cada una de las actuaciones que se desarrollen en su presencia, así como del contenido y las
razones de cada decisión, que todo procedimiento se desarrolle sin demora, en términos sencillos y precisos e,
impugnar las decisiones judiciales y administrativas, conforme a lo dispuesto en esa normativa. Agrega el recurrente
que para el caso en específico es indispensable tomar como referencia la Convención sobre la eliminación de todas
las formas de discriminación contra la mujer, por estar en estudio la normativa en materia de acoso sexual y estar de
por medio mujeres. En relación con el principio de reserva de ley, invoca lo establecido por la Procuraduría General
de la República en su dictamen número C-173-97, por las razones ya citadas. Solicita que se declare la
inconstitucionalidad del artículo 26 del Reglamento de la Carrera Docente, Decreto Ejecutivo número 25965-MPMEP del 10 de marzo de 1997 y de la interpretación que realiza tanto la Dirección de Personal del Ministerio de
Educación Pública como el Tribunal de Carrera Docente, tanto del artículo 26 antes citado como del artículo 23 del
Reglamento para prevenir, investigar el hostigamiento sexual en el Ministerio de Educación Pública bajo el Decreto
número 26180-MEP del 4 de julio de 1997 y publicado en La Gaceta número 140 del 22 de julio de 1997, al
considerarlo como un plazo de caducidad.
2.- A efecto de fundamentar la legitimación que ostenta para promover esta acción de inconstitucionalidad,
señala que viene en su carácter de Defensora de los Habitantes (artículo 75 de la Ley de la Jurisdicción
Constitucional).
3.- Por resolución de las 10:15 horas del 27 de setiembre del 2001 (visible a folio 21 del expediente), se le dio
curso a la acción, confiriéndole audiencia a la Procuraduría General de la República, al Ministerio de Educación
Pública y a Tribunal de Carrera Docente.
4.- La Procuraduría General de la República rindió su informe visible a folios 24 a 36. Señala que la acción
tiene por objeto la impugnación de los artículos 26 del Reglamento de la Carrera Docente, Decreto Ejecutivo número
2235-EP del 14 de febrero de 1972 y 23 del Reglamento para prevenir, investigar y sancionar el hostigamiento
sexual en el Ministerio de Educación Pública, Decreto Ejecutivo número 26180-MEP del 4 de julio de 1997. En su
criterio, el artículo 5 de la Ley contra el Hostigamiento o Acoso Sexual en el Empleo y la Docencia (número 7476 del
3 de febrero de 1995) es el que le da sustento a la normativa infralegal cuestionada a su constitucionalidad. Por otro
lado, se impugna también la interpretación que, a través de su jurisprudencia administrativa, ha venido haciendo el
Tribunal de Carrera Docente, de que los plazos establecidos en los ordinales transcritos, constituyen auténticos
plazos de caducidad, por cuanto una vez superados aquellos, la Administración queda jurídicamente enervada en el
ejercicio de su potestad sancionadora frente al caso concreto; lo cual, en todo caso, no es susceptible de ser
analizado a través de la acción de inconstitucionalidad, sino que es materia propio del recurso de amparo, como lo
expone claramente el artículo 29 de la Ley de la Jurisdicción Constitucional. Refiere que la promovente alega la
inconstitucionalidad de la siguiente normativa, por los siguientes motivos: artículos 11, 28 y 121 inciso 1, porque
considera que tanto la caducidad, como la prescripción, al ser institutos que restringen derechos y acciones de los
individuos, deben legitimarse en preceptos de rango de ley; artículo 41, porque estima que al limitarse
temporalmente la posibilidad de la Administración de sancionar faltas que suponen hostigamiento sexual, se
incumple el principio de justicia pronta y cumplida; artículos 2, 4, 12, y 16 de la Convención sobre los Derechos del
Niño; artículo 3 de la Convención sobre Derechos sobre la Eliminación de todas las formas de discriminación contra
la mujer; artículos 5, 13, 69, 104 al 107 del Código de la Niñez y la Adolescencia, que desarrollan el principio
protector de la niñez, consagrado en el artículo 51 constitucional. Sobre la admisibilidad de la acción, invoca la
facultad que otorga el artículo 75 de la Ley de la Jurisdicción Constitucional para interponer en forma directa la
acción de inconstitucionalidad, no obstante, aclara que dicha potestad no es irrestricta, ya que a pesar de que dicha
norma no restablece ninguna limitación, entratándose del Procurador General, el Contralor General, el Fiscal General
o el Defensor de los Habitantes, se presupone que cualquier de esos órganos, al momento de formular por la vía
directa una acción de inconstitucionalidad, debe estar desenvolviéndose en el ejercicio de las competencias que le
son propias y sólo en esa medida, cada uno de ellos dispondría de la legitimación necesaria para presentarla.
Agrega que la Defensoría goza de una esfera de competencias sumamente amplia, pues fue creada para proteger
los derechos e intereses de los habitantes de la República, así como para vigilar que el funcionamiento del sector
público se ajuste a la moral, la justicia, la Constitución Política y demás normas del Ordenamiento Jurídico, por lo
que, entendiendo que la acción en estudio ha sido interpuesta para supervisar que el funcionamiento de la
Administración Pública, específicamente en que en el combate y castigo del acoso u hostigamiento sexual como
práctica discriminatoria por razón del sexo, se apegue al principio de legalidad, así como para proteger los derechos
e intereses de los habitantes de quienes se vean afectados por dicho flagelo, existe legitimación directa para
interponer la acción de inconstitucionalidad. En cuanto a la violación de los artículos 11, 28 y 121 inciso 1)
constitucionales, alega que la inconstitucionalidad de los artículos 26 del Reglamento de la Carrera Docente y 23 del
Reglamento para prevenir, investigar y sancionar el hostigamiento sexual en el Ministerio de Educación Pública, se
fundamenta en que esas normas establecen una prescripción negativa de la potestad sancionadora de la
Administración en materia de hostigamiento sexual, al seno del Ministerio de Educación Pública; regulación que es
materia reservada a la Ley y no a simples reglamentos. El punto en discusión es si el reglamento puede establecer
plazo de caducidad, y en su caso, de prescripción; y si con ello se infringen los principios constitucionales de reserva
de ley y jerarquía normativa, por infracción de los límites de la potestad reglamentaria. Para ese órgano asesor es
claro que el establecimiento de plazos de caducidad y prescripción es materia de reserva de ley, pues afecta la
esfera jurídica del particular por el sólo transcurso del tiempo. No obstante, a su parecer, existe una confusión entre
el objeto del control de constitucionalidad y el de legalidad, sustentada principalmente en el hecho de que la
Defensoría deja de lado la existencia de una prevención normativa expresa, de rango legal, que fija un plazo de tres
meses para que la Administración instruya el procedimiento interno para investigar, y eventualmente sancionar, las
denuncias de hostigamiento sexual y, eventualmente sancionar, las denuncias de hostigamiento sexual. Esa norma
legal es el artículo 5 párrafo in fine, de la supracitada Ley de Hostigamiento o Acoso Sexual en el Empleo y la
Docencia (número 7475). Es decir, las normas cuestionadas lo que hacen es reproducir lo que ya existe en la ley, y
como es sabido, sí es posible para el reglamento reproducir normas legales; lo cual expresa el carácter instrumental
de la Administración y de sus productos normativos, respecto del propietario del poder soberano, el cual reside en el
Poder Legislativo. En cuanto a lo que interesa, a saber la inconstitucionalidad o no de los artículos impugnados por
infracción de la previsión hecha en la Ley número 7476, considera que a lo sumo configuraría una situación de
ilegalidad que sólo puede ser indirecta y mediatamente considerada como una violación constitucionalidad; máxime
si se considera que no existe norma constitucional que obligue al Estado a seguir determinadas reglas en cuanto a la
prescripción de derechos y obligaciones, de tal forma que el problema planteado, al menos en principio, deja de ser
un tema de relevancia constitucionalidad. En reiteradas ocasiones, la Sala ha sostenido que el determinar si una
norma reglamentaria violenta o excede lo dispuesto en una ley, es un tema de legalidad, cuya corresponde a esta
jurisdicción, sino que debe discutirse en la jurisdicción ordinaria de lo contencioso, salvo que se considera que la
norma reglamentaria violente algún otro derecho fundamental. De allí que sea necesario aclarar que si bien es cierto
que el eventual conflicto normativo existente configura una situación de mera legalidad, la verdad es que con normas
reglamentarias se estaría eventualmente infringiendo un derecho fundamental de los administrados, cual es el
contenido en el numeral constitucional, por denegación de justicia. Con respecto a dicho artículo, manifiesta que
según el dicho de la Sala, en lo que interesa a la acción de inconstitucionalidad, la frase "ocurrir a las leyes" del
mismo, significa que las personas deben solicitar justicia por los medios legales, y como la citada regla del 41
establece que "han de encontrar reparación para las injurias o daños que hayan recibido", allí se está disponiendo
que las leyes deben orientarse a procurar la tutela de los derechos quebrantados, lo cual supone que si los
administrados se les debe resolver los diferendos que les interesa, de conformidad con las leyes, todo en amparo de
un derecho lesionado, si resultare comprobado el agravio. En virtud de las anteriores manifestaciones, las leyes, y el
Ordenamiento Jurídico en general, deben estar orientados a procurar la tutela de lo que a cada uno corresponde o
pertenece, tanto en el sentido de regular los derechos individuales como el de establecer el mecanismo formal e
idóneo para que las personas tengan acceso a la justicia. Si a través de las disposiciones reglamentarias
impugnadas se establecen lo que podría llamarse "obstáculos procesales", que fuera de toda razón y lógica, sujetan
inexorablemente a un plazo de caducidad o prescripción el ejercicio de la potestad sancionadora de la
Administración en materia de hostigamiento o acoso sexual, como es obvio, con ese excesivo formalismo no sólo se
está habilitando un ilegítimo fuero de impunidad, sino que se está prácticamente impidiendo el acceso a la justicia,
de parte de los afectados por tan grotescos actos; situación que se agrava si se considera que en su mayoría, por
estarse en el ámbito de la docencia, las víctimas del acoso podrían ser menores de edad, para con quienes el
Estado tiene la obligación ineludible de brindarles protección y cuidado especiales, dada su especial vulnerabilidad
(artículo 19 de la Convención Americana sobre los Derechos Humanos, artículo 16 de la Convención sobre Derechos
del Niño, artículo 51 constitucional, entre otros). Con el instituto de la caducidad, o prescripción, establecido en las
normas reglamentarias cuestionadas, la Administración está ilegítimamente renunciando su potestad sancionadora, y
con ello está obstaculizando la garantía constitucional que tienen los administrados de poder tutelar, y de encontrar
reparación de sus derechos e intereses ante la Administración. Con lo que se transgrede no sólo eses derecho
fundamental de los ciudadanos, sino también se atenta contra uno de los pilares de la democracia, en tanto el
sistema pretende que los conflictos que se suscitan en la sociedad, sean resueltos a través de un procedimiento que
garantice los principios de justicia, orden, seguridad y paz social. En esa medida, ese órgano asesor estima que los
artículos impugnados son inconstitucionales. En cuanto a la errónea interpretación e indebida aplicación de las
normas impugnadas por parte del Tribunal de Carrera Docente, señala que la jurisprudencia de la Sala ha sido clara
y reiterada en advertir que si la razón por la que se recurre ante una jurisdicción especializada es por aplicación
indebida o errónea interpretación de la ley, lo procedente es la formulación de un recurso de amparo y no una acción
de inconstitucionalidad. El propio artículo 73 de la Ley de la Jurisdicción Constitucional, en su inciso b) dispone que
los únicos actos subjetivos de las autoridades públicas posibles de ser revisados mediante acción de
inconstitucionalidad, son aquellos que no fueren susceptibles de amparo o hábeas corpus. Por su parte, el artículo
29 del mismo cuerpo normativo, señala que el recurso de amparo procede contra resoluciones o actuaciones y
omisiones fundadas en normas erróneamente interpretadas o indebidamente aplicadas, por lo que siendo ese uno
de los puntos objeto de la acción, señala que con base en la normativa antes expuesta, la acción no es admisible y
debe rechazarse. Por las razones apuntadas, se concluye que los artículos impugnados son inconstitucionales,
porque con ellos la Administración incurre en abierta denegación de justicia.
5.- Según constancia suscrita por María Elena Palma Herrera, Auxiliar Judicial 3B y Gerardo Madriz Piedra,
Secretario de la Sala Constitucional (folio 41), del estudio del control de expedientes recibidos del Sistema Jurídico
Constitucional, se desprende que tanto el Ministerio de Educación Pública como el Tribunal de Carrera no
presentaron escrito o documento alguno a fin de cumplir con la prevención efectuada por resolución de las 10:15
horas del 27 de setiembre del dos mil uno (folio 21).
6.- Los edictos a que se refiere el párrafo segundo del artículo 81 de la Ley de la Jurisdicción Constitucional
fueron publicados en los números 196, 197 y 198 del Boletín Judicial, de los días 11, 12 y 16 de octubre del 2001
(folio 23).
7.- En los procedimientos se ha cumplido las prescripciones de ley.
Redacta el magistrado Sancho González ; y,
Considerando:
I.- Objeto de la acción.- En la acción se cuestionan el artículo 26 del "Reglamento de la Carrera Docente",
Decreto Ejecutivo número 2235-EP del 14 de febrero de 1972, reformado por el Decreto Ejecutivo 25965-MP-MEP
de 10 de marzo de 1997, publicado en La Gaceta No. 82 de 30 de abril de 1997 y el artículo 23 del "Reglamento para
Prevenir, Investigar y Sancionar el Hostigamiento Sexual en el Ministerio de Educación Pública", Decreto Ejecutivo
número 26180-MEP del 4 de julio de 1997, así como la interpretación que de ellos realizan tanto la Dirección de
Personal del Ministerio de Educación Pública como el Tribunal de Carrera Docente, en el sentido de que los plazos
establecidos en esas normas constituyen auténticos plazos de caducidad, de manera que una vez transcurridos o
superados, la Administración queda jurídicamente imposibilitada para el ejercicio de su potestad sancionadora. Se
impugnan las normas y la interpretación, por considerarlos violatorios del principio de justicia pronta y cumplida
consagrado en el artículo 41 constitucional, del principio constitucional de reserva de ley, y los principios y valores
contenidos en los artículos 2, 4, 12 y 16 de la Convención sobre los Derechos del Niño, aprobada por la Ley número
7184 del 18 de julio de 1990; artículo 3 de la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación
contra la Mujer y los artículos 5, 13, 69, 104 al 107 del Código de la Niñez y la Adolescencia, que desarrollan al
principio protector de la niñez, consagrado en el artículo 51 constitucional.
II.- Legitimación.- El artículo 75 de la Ley de la Jurisdicción Constitucional, en lo que se refiere a la
legitimación, sigue, como norma general, el sistema de la vía incidental. Esto significa que para plantear una acción
de inconstitucionalidad, se requiere la existencia de un asunto pendiente de resolver ante los tribunales o en el
procedimiento para agotar la vía administrativa, en que se invoque esa inconstitucionalidad como medio razonable
de amparar el derecho o interés que se considera lesionado. No obstante, el artículo citado prevé un cierto número
de casos de excepción –generalmente asociados a determinados supuestos muy calificados–, en los que es posible
acceder al control de constitucionalidad de manera directa y sin la necesidad del asunto previo. En este contexto,
cabe observar que la vía directa generalmente se reserva para sujetos calificados que, como la Contraloría General
de la República, la Procuraduría General de la República, el Fiscal General de la República y el Defensor de los
Habitantes, están llamados a desarrollar una misión definida –de interés público– en el esquema del Estado
Costarricense. Ahora bien, la Defensora de los Habitantes de la República acude ante esta vía en forma directa,
invocando para ello las normas que disciplinan los supuestos dichos en el artículo 75 de la Ley de la Jurisdicción
Constitucional. La Sala ya ha declarado en el pasado "…a) que el ordenamiento jurídico le ha otorgado al Defensor
de los Habitantes una esfera de competencias sumamente amplia, que no es excluyente de otras competencias
constitucionales o legales sobre la materia; b) que le compete supervisar el correcto funcionamiento de la
Administración, para contribuir a asegurar su apego al Principio de Legalidad, así como proteger los derechos e
intereses de los habitantes y, en esta medida, la ley le brinda todos los mecanismos necesarios para desempeñar
esa tarea, sobre todo si como en el caso concreto, el valor de los beneficios que obtienen los trabajadores por las
normas de la convención colectiva que se cuestionan, inciden sobre los costos de los combustibles, como ya se dijo;
c) que la Defensoría puede acudir a la vía de la acción de inconstitucionalidad, del recurso de amparo, de habeas
(sic) corpus y demás acciones que sean necesarias para realizar sus cometidos. Esta es la regla general y en
consecuencia, lo que procede, prima facie, es declarar que la Defensoría de los Habitantes, sí tiene legitimación para
interponer esta acción de inconstitucionalidad" (sentencia N° 2000-7730 de las catorce horas cuarenta y siete
minutos del treinta de agosto del dos mil). Consecuentemente, estima este Tribunal que las mismas razones
concurren en este caso y por ello –prima facie– procede declarar que la Defensora de los Habitantes de la República
está legitimada para interponer esta acción.
III.- Normas impugnadas y fundamentos de los alegatos. - Las disposiciones que se impugnan en esta vía,
están contenidas en dos Decretos Ejecutivos que, para ser promulgados como reglamentos, el Poder Ejecutivo se
fundamentó en el artículo 5 de la Ley contra el Hostigamiento o Acoso Sexual en el Empleo y la Docencia número
7476 del 3 de febrero de 1995. Las normas de cuya constitucionalidad se duda son el artículo 26 del Reglamento de
la Carrera Docente, Decreto Ejecutivo 2235-EP del 14 de febrero de 1972, según reforma introducida mediante
Decreto Ejecutivo 25965 de 10 de marzo de 1997, publicada en La Gaceta 82 del 30 de abril de 1997 y el artículo 23
del Reglamento para prevenir, investigar y sancionar el hostigamiento sexual en el Ministerio de Educación Pública,
Decreto Ejecutivo número 26180-MEP del 4 de julio de 1997. Además, se cuestiona la interpretación que de esos
artículos realizan, tanto la Dirección de Personal del Ministerio de Educación Pública como el Tribunal de Carrera
Docente, en el sentido de que los plazos allí establecidos, constituyen auténticos plazos de caducidad, por cuanto
una vez superados, la Administración queda jurídicamente imposibilitada para el ejercicio de su potestad
sancionadora en el caso concreto. Los artículos reglamentarios que se examinan disponen:
a).- Del Reglamento de la Carrera Docente, según reforma indicada:
"Artículo 26.- Cuando existiere queja o denuncia por la presunta comisión de falta grave o de alguna
gravedad, contra un servidor docente, según se detalla en los artículos 65 y 66 del Estatuto de Servicio Civil, la
Dirección General de Personal mediante el Departamento de Procedimientos Legales, realizará una investigación de
los hechos denunciados, que deberá concluirse en un lapso no mayor de tres meses.
El inicio del cómputo del plazo de prescripción señalado en el párrafo anterior, operará a partir del momento
en que la Dirección General de Personal tenga conocimiento de la queja o denuncia. Al efecto, se observará el
procedimiento establecido en los artículos 59 y siguientes del Estatuto y lo dispuesto en este Reglamento. Concluido
el plazo señalado, el Director de Personal, o el Ministro de Educación Pública cuando se trate del cese de funciones
de un servidor interino, dispondrán de un mes para dictar el acto o resolución final que proceda conforme a derecho.
La resolución que dicte el Ministro, dará por agotada la vía administrativa."
b).- Del Reglamento para prevenir, investigar y sancionar el hostigamiento sexual en el Ministerio de
Educación Pública:
Plazo para levantar la información disciplinaria. El término dentro del cual se debe realizar la instrucción no
podrá exceder de tres meses contados a partir del momento en que el órgano instructor conoce la denuncia".
Los roces de constitucionalidad entre dicha normativa y la interpretación que de ella hacen la Dirección de
Personal del Ministerio de Educación Pública y el Tribunal de Carrera Docente y el Derecho de la Constitución
alegados por la parte accionante, son los siguientes:
Violación de los artículos 11, 28 y 121 inciso 1 (principio de reserva de ley) de la Constitución Política, porque
considera que tanto la caducidad, como la prescripción, al ser institutos que restringen derechos y acciones de los
individuos, deben legitimarse en preceptos de rango de ley; Violación del artículo 41 (derecho a una justicia pronta y
cumplida) idem, porque estima que al limitarse temporalmente la posibilidad de la Administración de sancionar faltas
que suponen hostigamiento sexual, se incumple el principio de justicia pronta y cumplida; Violación de los principios
contenidos en los artículos 2, 4, 12, y 16 de la Convención sobre los Derechos del Niño; Violación del artículo 3 de la
Convención sobre Derechos sobre la Eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer; Violación de
los artículos 5, 13, 69, 104 al 107 del Código de la Niñez y la Adolescencia, que desarrollan el principio protector de
la niñez, consagrado en el artículo 51 constitucional.
IV.- Finalidad de la Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia.- Los dos decretos que
contienen las normas impugnadas, de alguna manera, lo que hacen es instrumentalizar el artículo 5 de esta Ley.
Disposiciones normativas como las impugnadas son un reflejo o repercusión de la necesidad imperiosa de tratar,
prioritariamente, de prevenir el abuso de poder que se esconde en acciones que, como el hostigamiento o acoso
sexual, colocan a la persona afectada en una situación de indefensión, a veces sin posibilidad de librar la defensa de
sus derechos y libertades en igualdad de condiciones. En el dictamen unánime afirmativo de la Comisión
Permanente de Gobierno y Administración, visible a partir del folio 202 del expediente legislativo, se leen los
siguientes párrafos:
"El hostigamiento sexual, conducta muy arraigada en nuestra sociedad, constituye un impedimento al
desarrollo integral de las personas que los sufren, ya sean hombres o mujeres (…) Es dentro de este contexto del
desarrollo humano que se debe entender el problema del hostigamiento sexual como una conducta que viola los
derechos del ser humano, por cuanto atenta contra la dignidad y la libertad de las personas y su derecho a la
intimidad, al trabajo, a la educación y al desarrollo. El acoso sexual es también una forma de discriminación en razón
de sexo, y una expresión de violencia de género."
"Asimismo, esta ley se basa en:
1.- El reconocimiento a la dignidad y el valor de la persona humana, y la igualdad de derechos del hombre y la
mujer, contemplados en la declaración de principios de la Declaración Universal de Derechos Humanos y la
Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre.
2.- El derecho a la integridad personal, física, psíquica y moral (artículo 5, inciso 1 de la Convención
Americana de Derechos Humanos, Pacto de San José).
3.- El derecho a la libertad y la seguridad personales (artículo 7, inciso 1 del Pacto de San José).
4.- El derecho a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo (artículo 23 de la Declaración Americana de
Derechos Humanos y el Convenio 111 sobre Discriminación, de la Organización Internacional de Trabajo, el cual
garantiza la igualdad de trato entre hombres y mujeres, aprobado por Ley No. 2848 del 26 de octubre de 1961).
5.- La prohibición de tratos degradantes (artículo 5, inciso 2 del Pacto de San José).
6.- El reconocimiento de que la discriminación contra la mujer es incompatible con el respeto al principio de
igualdad de derechos y el respeto de la dignidad humana, y constituye un obstáculo al pleno desarrollo de las
posibilidades de la mujer de servir a su país y a la humanidad. Así lo reconoce la Convención sobre la Eliminación de
todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, de las Naciones Unidas, de diciembre de 1979, aprobada por
Costa Rica mediante Ley No. 6968 del 2 de octubre de 1984.
7.- El reconocimiento de que la discriminación contra la mujer es injusta y constituye una ofensa a la dignidad
humana (artículo 1, Declaración sobre la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, 1967, y Convención
Interamericana de Belem do Para).
8.- El derecho de toda mujer a ser libre de cualquier forma de discriminación (artículo 6, Convención
Interamericana de Belem do Para).
9.- El derecho de la mujer de ser valorada y educada libre de patrones esteriotipados de comportamiento y
prácticas sociales y culturales basadas en conceptos de inferioridad o subordinación, prejuicios, costumbres y todo
otro tipo de prácticas que se basen en la premisa de la inferioridad o superioridad de cualquiera de los géneros o en
los papeles esteriotipados para el hombre y la mujer, que legitiman o exacerban la violencia contra la mujer
(Convención Interamericana de Belem do Para)."
"La Constitución Política establece la igualdad de todas las personas ante la ley y la prohibición de toda
discriminación contraria a la dignidad humana (artículo 33), así como la obligación del Estado de impedir que, por
causa del empleo, se establezcan condiciones que en alguna forma menoscaben la libertad o la dignidad de la
persona o degraden su trabajo a la condición de simple mercancía (artículo 56). El artículo constitucional 71
establece la protección especial para las mujeres y los menores de edad en su trabajo, grupos de la población que,
sin duda, sufren mayores riesgos de ser víctimas de hostigamiento. Por último, en el artículo 41 de la Constitución se
establece el derecho de toda persona a la reparación de todo daño que haya recibido, mediante el derecho a la
justicia pronta, cumplida y en apego a las leyes, disposición general que da sustento a la promulgación de normativa
protectora de las víctimas de hostigamiento."
"Por ello, la presente iniciativa procura dotar al país de legislación que prevenga y sancione el hostigamiento
en dos ámbitos específicos: el laboral y en las relaciones de docencia (…) Es muy importante destacar el sentido de
equilibrio característico de esta ley, que presenta una serie de garantías procesales encaminadas a brindar la
necesaria protección a quienes sufren el hostigamiento y a garantizar el debido proceso y el derecho de defensa de
los acusados (...) No obstante lo anterior, consideramos que esta ley es muy importante porque viene a destacar la
necesidad de combatir el hostigamiento sexual como una conducta censurada por la sociedad. La aprobación del
texto propuesto ofrecería un marco claro de acción en contra del hostigamiento y permitiría, con mayor facilidad,
sensibilizar a la población sobre el problema, al dar a conocer que su sanción está expresamente prevista por
nuestro ordenamiento jurídico y, a la vez, al propiciar medidas de prevención…"
La lectura del expediente legislativo permite conocer, a fondo, cuáles son los propósitos de la Ley, que se ha
tramitado como un texto especializado para regular todas las formas de hostigamiento sexual. Es cierto que el
Ordenamiento Jurídico dispone una serie de procedimientos e instituciones que, como la de estudio, si bien no
puede reponer o restituir las lesiones físicas, morales y psicológicas infringidas, ni los inconvenientes, el enojo, la
angustia y el repudio que la persona afectada pueda sentir después de un acto de tal naturaleza en su contra, al
menos trata de que el responsable de los hechos sea juzgado por su actuar y sancionado según se determina en la
política legislativa plasmada en la Ley. Para nadie es un secreto que en la sociedad actual, operan cambios y giros
en las normas que regulan la conducta social con mayor frecuencia e intensidad que en el pasado. Es un hecho que
la presencia femenina en los ámbitos de trabajo es cada vez mayor, lo que encuentra explicación, entre otras
razones, en que la integración de los grupos familiares tienen origen más variado, con relación al único y tradicional
que antes existía y que el aporte económico de las mujeres es hoy día una realidad y necesidad para la mayoría de
las familias. Hace apenas unas décadas, la inmensa mayoría de la población económicamente activa estaba
conformada, casi en su totalidad, por varones mientras que en la actualidad las mujeres comparten una parte
importante de ésta. Ello se traduce en la presencia cada vez mayor del género femenino en el mercado laboral y por
tanto el nacimiento de relaciones laborales comunes entre hombres y mujeres, con diversidad de posibilidades de
sujeción de uno a otro, lo que de alguna manera promueve la existencia de promesas, amenazas, o exigencias de
determinadas conductas de unos a otros, que se manifiestan en comportamientos indeseables que la sociedad ha
llegado a calificar como hostigamiento o acoso sexual. El legislador ha interpretado que la posibilidad o peridiocidad
con que este tipo de atropellos sexuales se presentan es cada vez más frecuente, al existir mayor relación e
intercambio entre compañeros de trabajo de distintos sexos; por ello ha establecido mecanismos de control y de
sanción de esas conductas. La legislación de este tipo nace, generalmente, como un resabio de la sociedad
patriarcal, parcialmente superada, puesto que de alguna manera impera aún, y debido a la preocupación de
disminuir o idealmente eliminar la sensación y situación real de vulnerabilidad que genera el elevado índice de
acosos sexuales que, sin duda, condicionan marcadamente las vidas de las mujeres. No obstante, este sector de la
sociedad no es el único afectado con el acoso y el hostigamiento sexual. Contrario a lo que se pueda creer, existen
otros grupos afectados, integrados no sólo por mujeres y hombres mayores de edad sino que, también, es cada vez
más frecuente la realidad de los abusos sexuales y hasta la corrupción y prostitución de menores. En consecuencia,
es más que obvio que la Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia es una reacción del Estado
para atacar, razonablemente, este grave problema social. Es por ello que en una edición popular de esta Ley,
autorizada por el Centro Nacional para el Desarrollo de la Mujer y la Familia en mil novecientos noventa y cinco, se
incluyen a manera de presentación palabras de la Directora Ejecutiva del Centro y de Diputados que impulsaron y
aprobaron la Ley, que sacadas de contexto, es importante transcribir. Se expresaron allí manifestaciones como las
siguientes:
"La aprobación de esta Ley, en diciembre de 1994, es un hecho histórico en el camino hacia una sociedad
costarricense libre de discriminación y violencia por razones de género. El acoso sexual en el trabajo y en los centros
educativos ha sido y es una de las manifestaciones más generalizadas de ese tipo de agresión discriminatoria…"
"Consideramos que una legislación como ésta propiciará el proceso de educación sobre el tema del
hostigamiento y sus efectos nocivos para la salud y bienestar de las víctimas y, sobre todo, promoverá las medidas
de prevención para erradicar este comportamiento socialmente inadecuado e inaceptable…"
"La aprobación de la Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia significa, por lo tanto, un
avance importante en la modernización de nuestras garantías sociales, fundamentales para el desarrollo integral de
los costarricenses…"
"es un instrumento normativo cuyo fin esencial es la defensa de la dignidad, libertad, intimidad y otros
derechos de todo ser humano, en el ámbito laboral y educativo…".
Señalado lo anterior, que conforma el núcleo de los motivos y fines de la Ley, recuérdese que la normativa se
implementó para cubrir dos ámbitos: el empleo, es decir las relaciones laborales de todo tipo, y de manera especial,
la docencia (artículo 2 de la Ley). Efectivamente, la voluntad del legislador fue incluir en una sola normativa el
establecimiento de un procedimiento interno, pero adecuado y efectivo, que permita la tramitación de las denuncias
por hostigamiento o acoso sexual, así como para determinar, vía legal y tanto en caso del empleo en general, como
en la docencia en especial, de mecanismos idóneos que logren la efectividad y eficiencia de los fines de la ley.
V.- Sobre el principio de reserva de ley. – La acción alega violado el principio de reserva de ley y formula su
alegato a partir de la interpretación que hacen el Tribunal de Carrera Docente y la Dirección de Personal del
Ministerio de Educación Pública. Para las autoridades administrativas las disposiciones de los artículos 26 del
Reglamento de la Carrera Docente y 23 y 27 del Reglamento para prevenir, investigar y sancionar el hostigamiento
sexual en el Ministerio de Educación Pública, establecen un sistema según el cual la potestad disciplinaria para
sancionar supuestas faltas por hostigamiento sexual, está afecta a la caducidad del proceso, de manera que si el
procedimiento no se concluye, imponiendo la sanción cuando proceda, dentro del término de tres meses a que
aluden los artículos 23 y 26 mencionados, se ordena el archivo del expediente. Como tesis de principio, sobre el
tema de la reserva de ley la jurisprudencia de esta Sala ha sido abundante y coincidente; se afirma que tiene
desarrollo legal específico en lo que dispone la Ley General de Administración Pública en los artículos 19 y 124 al
señalar, respectivamente, que: "el régimen jurídico de los derechos constitucionales estará reservado a la ley" y que
"los reglamentos, circulares, instrucciones y demás disposiciones administrativas de carácter general no podrán
establecer penas ni imponer exacciones, tasas, multas ni otras cargas similares". Nuestra doctrina constitucionalista
establece que este principio se inserta en el sistema de libertad que garantiza el artículo 28 constitucional, y de él se
desprenden tres reglas de importancia para la acción en estudio. Han dicho los precedentes de la Sala al respecto:
" ¼ el artículo 28 de la Constitución Política preserva tres valores fundamentales del Estado de Derecho
costarricense: a) el principio de libertad que, en su forma positiva implica el derecho de los particulares a hacer todo
aquello que la ley no prohíba y, en la negativa, la prohibición de inquietarlos o perseguirlos por la manifestación de
sus opiniones o por acto alguno que no infrinja la ley; b) el principio de reserva de ley , en virtud del cual el régimen
de los derechos y libertades fundamentales sólo puede ser regulado por ley en sentido formal y material, no por
reglamentos u otros actos normativos de rango inferior; y c) el sistema de la libertad , conforme el cual las acciones
privadas que no dañen la moral, el orden público o las buenas costumbres y que no perjudiquen a tercero están
fuera de la acción, incluso, de la ley. Esta norma, vista como garantía implica la inexistencia de potestades
reglamentarias para restringir la libertad o derechos fundamentales, y la pérdida de las legislativas para regular las
acciones privadas fuera de las excepciones, de ese artículo en su párrafo 2º, el cual crea, así, una verdadera
"reserva constitucional" en favor del individuo , a quien garantiza su libertad frente a sus congéneres, pero, sobre
todo, frente al poder público. La inmediata consecuencia de esto es que, si bien existe una potestad o competencia
del Estado para regular las acciones privadas que sí dañen la moral o el orden público, o perjudiquen los derechos
iguales o superiores de terceros; sin embargo, como ya lo había dicho la Corte Plena en el fallo citado, no es
cualquier tipo de disposición estatal la que puede limitar esas acciones privadas dentro de las excepciones previstas
por dicho artículo 28, sino únicamente las normativas con rango de ley, excluyéndose así, expresamente, los
"decretos" o "decretos reglamentarios" dictados por el Poder Ejecutivo, y los "reglamentos autónomos", dictados por
el mismo Poder Ejecutivo o por las entidades descentralizadas para la autorregulación de sus funciones, o servicios,
lo mismo que por cualquier otra norma de igual o menor jerarquía" (ver voto de esta Sala número. 635-90 de las
17:00 horas del 14 de noviembre de 1990).
En la acción se alega violado el principio de reserva legal; la Procuraduría General de la República, al
examinar el tema en su dictamen emitido con el número C-137-97 de 17 de setiembre de 1997, ante la consulta
formulada por la Defensoría de los Habitantes de la República, se pronunció por la incorrecta aplicación de las
normas por la administración docente. Su planteamiento fue el siguiente: el artículo 5 de la Ley 7476 señala un
término de tres meses para el procedimiento sancionatorio, pero guarda silencio sobre la prescripción y la caducidad.
El artículo 26 del Reglamento de la Carrera Docente habla del plazo de prescripción, convirtiendo el término del
artículo 5 de la Ley en fatal y lo mismo hace el artículo 23 del Reglamento para prevenir, investigar y sancionar el
hostigamiento sexual en el Ministerio de Educación Pública. El Tribunal de la Carrera Docente y la Dirección de
Personal del Ministerio de Educación Pública, interpretando las normas reglamentarias, han consolidado una
jurisprudencia administrativa, según la cual, el término procesal de los artículos 23 y 26 es de caducidad del poder
disciplinario, de manera que una vez vencidos los tres meses, "la administración queda enervada en su actividad
frente al caso concreto y específico cuya investigación asumió, es decir, es un punto tocante a la seguridad jurídica
de los servidores de la carrera docente, es su derecho fundamental, es lo estatuido para regular las relaciones entre
el Estado y sus servidores, según lo ordena el artículo 191 de la Constitución Política". Sabido es que, como lo
afirma la Procuraduría General de la República, en síntesis, tanto la caducidad como la prescripción, al ser institutos
jurídicos que afectan derechos y acciones de los individuos, deben legitimarse en preceptos de rango de ley:
primero, porque la caducidad significa la extinción de una acción o de un derecho por no haberlos ejercitado dentro
del término establecido para ello y la prescripción, la consolidación de una situación jurídica por el transcurso del
tiempo, sea convirtiendo un hecho en derecho o confirmando definitivamente, la renuncia del derecho o acción, su
abandono o inactividad; segundo, porque los efectos de ambas instituciones son los de afectar derechos y eso sólo
es posible por la vía de la ley formal. En el caso concreto, las disposiciones normativas contenidas en los Decretos
impugnados, lo que hacen es instrumentalizar los plazos previamente señalados en la Ley 7476 del 3 de febrero de
1995, específicamente en el párrafo final del artículo 5. Los reglamentos lo único que pueden hacer es repetir la
norma contenida en la ley, sin hacer un juicio específico sobre su contenido, en el sentido de calificar si el término de
tres meses es de prescripción o de caducidad. En efecto, la ley no le dá tratamiento alguno a tales instituciones
jurídicas; simplemente establece el término dentro del procedimiento como una limitación temporal. Los reglamentos,
en razón de la subordinación que le deben a las normas de rango superior, no pueden hacer otra cosa que
desarrollar lo que ya está en la ley, pero no pueden legislar ex novo. La Procuraduría General de la República, al
emitir el dictamen antes citado, se refiere a la sentencia interlocutoria de esta Sala, número 0280-I-94 0 de las
catorce horas treinta y tres minutos del siete de junio de mil novecientos noventa y cuatro, en la que se resolvió, por
la vía del voto interlocutorio, un asunto similar al que se conoce ahora. Expresó la Sala en la parte considerativa:
"I.- De los puntos cuestionados por la Procuraduría General, únicamente se encuentra que no es
suficientemente claro en la sentencia, el que se refiere a la posibilidad de la aplicación de la declaratoria de
inconstitucionalidad a los servidores públicos protegidos por el Régimen de Servicio Civil, teniendo en cuenta que la
normativa que regula esas relaciones prevee sus propios preceptos sobre prescripción en los artículos 97, 98 y 99
del Reglamento al Estatuto de Servicio Civil. Sin embargo, en criterio de la Sala, esta regulación es insuficiente para
justificar una distinción entre los funcionarios públicos de los trabajadores del sector privado en lo que al instituto de
la prescripción se refiere, al menos en el sentido que le da la sentencia #5969, donde dicha figura significa la
extinción de la posibilidad de ejercicio de derechos fundamentales, cosa que no puede establecerse vía
reglamentaria, sin referencia alguna a ley formal. En otras palabras, la Sala ya ha establecido que las limitaciones, y
con mucha más razón la extinción, de derechos fundamentales no puede hacerse a través de reglamento autónomo,
sobre todo en los términos de la sentencia #3550-92 de las 16:00 horas del 24 de noviembre de 1992:
"a) En primer lugar, el principio mismo de "reserva de ley", del cual resulta que solamente mediante ley formal,
emanada del Poder Legislativo por el procedimiento previsto en la Constitución para la emisión de las leyes, es
posible regular y, en su caso restringir los derechos y libertades fundamentales -todo, por supuesto, en la medida en
que la naturaleza y régimen de éstos lo permita, y dentro de las limitaciones constitucionales aplicables-; b) En
segundo, que sólo los reglamentos ejecutivos de esas leyes pueden desarrollar los preceptos de éstas,
entendiéndose que no pueden incrementar las restricciones establecidas ni crear las no establecidas por ellas, y que
deben respetar rigurosamente su "contenido esencial"; y, c) En tercero, que ni aún en los reglamentos ejecutivos,
mucho menos en los autónomos u otras normas o actos de rango inferior, podría válidamente la ley delegar la
determinación de regulaciones o restricciones que sólo ella está habilitada a imponer."
De este modo, aunque el Reglamento en cuestión sea ejecutivo en relación con el Estatuto de Servicio Civil
en sentido genérico, no existe regulación en este último, es decir con rango de ley formal, de la prescripción de los
derechos de los funcionarios públicos. En consecuencia y con base en el artículo 8 inciso 1 de la Ley Orgánica del
Poder Judicial, no son de aplicación a los servidores de la Administración, las normas mencionadas del Reglamento
al Estatuto de Servicio Civil, sino que éstos deben sujetarse a lo establecido en la sentencia que se aclara.
II.- Debe tenerse en cuenta además, que no existen razones suficientes, como pareciera sostener la
representación estatal, para diferenciar la situación de los servidores públicos y la de los trabajadores del sector
privado, en lo que al término de la prescripción de sus derechos se refiere. Si bien es cierto los funcionarios de la
Administración protegidos por el Estatuto de Servicio Civil, están cubiertos por la garantía de la inamovilidad, ello no
significa un aislamiento de toda arbitrariedad del patrono -en este caso el Estado-, sino que también pueden ser
sometidos a las mismas presiones. En todo caso, lo más importante es tener en cuenta que el fundamento de la
declaratoria de inconstitucionalidad fue el artículo 74 de la Constitución Política en relación con los plazos cortos de
prescripción, aplicables, como se dijo en su momento, a casos de presunción de pago o de abandono y nunca, a
razones de orden y seguridad pública, única justificante que podría limitar derechos que tienen el carácter de
irrenunciables tanto en el sector privado como en el público y cuya prescripción, por tanto, debe verse referida a
términos más amplios. Inclusive, no debe olvidarse el contexto en el que se declaró la inconstitucionalidad,
interpuesta por un funcionario público, del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. De las anteriores razones se
deriva la afirmación hecha en la resolución cuya adición se solicita en cuanto indicó: "-y de esto no hay razón para
excluir los servidores públicos, ligados por una relación de derecho público-". Por lo tanto, se aclara la sentencia
#5969, en el sentido de que la inconstitucionalidad allí declarada, es aplicable a los servidores públicos amparados
por el Servicio Civil u otros regímenes, a falta de disposiciones con rango de ley formal en contrario que regulen esa
materia…"
Según lo que viene dicho, es jurídicamente imposible derivar una prescripción o una caducidad, de una norma
reglamentaria o de rango inferior, que no tenga sustento en una norma legal. Así también lo expresó la Sala en la
sentencia número 3783-96. En consecuencia, para la Sala resulta evidente que la interpretación que hacen las
autoridades docentes y que se traduce en su propia jurisprudencia reiterada y de obligada aplicación a lo interno de
los procesos sancionatorios administrativos resulta inconstitucional, por no conformarse con los principios básicos
que dirigen y regulan las limitaciones de los derechos fundamentales.
VI.- Los alcances procesales de las normas impugnadas.- A partir de lo que se ha dicho en el considerando
anterior, queda claro para este Tribunal que sí existe violación del principio de reserva de ley, pero no en los textos
de las normas, sino en la interpretación que hacen las autoridades administrativas, como se acusa en la acción de
inconstitucionalidad. Ello es así porque la Ley, toda, tiene un sentido unívoco que se puede leer en el artículo 2:
"prohibir y sancionar el acoso u hostigamiento sexual como práctica discriminatoria por razón del sexo, contra la
dignidad de la mujer y del hombre en las relaciones laborales y de docencia". Si la causa final de la norma jurídica no
se puede alcanzar, resulta más que evidente que existe una patología que se debe analizar, puesto que el desajuste
entre lo que la Ley quiere y los resultados efectivos de la aplicación de sus normas, debe tener una explicación, que
tiene que buscarse en los propios instrumentos jurídicos. Así, en la Ley 7476, no se expresa absolutamente nada –
desde el punto de vista de la prescripción o de la caducidad- en el artículo 5; éste, junto con los artículos 6 y 8,
conforman un bloque de deberes y obligaciones para los patronos, sean públicos o privados, de cuyo incumplimiento
se ocupa el artículo 10 al disponer:
" Sanción por incumplimiento.- El incumplimiento de lo dispuesto en los artículos anteriores constituye una
falta que se sancionará según su gravedad, de acuerdo con lo establecido en los artículos 608 y siguientes del
Código de Trabajo";
estas disposiciones legales, de naturaleza laboral, conforman el régimen común de las faltas laborales
punibles y sus sanciones, lo que evidencia que la inobservancia del plazo del plazo de tres meses del artículo 5, solo
tiene consecuencias dentro de ese ámbito, por configurar un ilícito que es sancionable. Pero, además, en el artículo
17 existe un nuevo indicio de que el incumplimiento no tiene más consecuencias que favorecer a las víctimas, al
establecer como causal para dar por concluido legítimamente el contrato de trabajo, con responsabilidad laboral,
cuando ocurre un hostigamiento sexual, pero en el lugar de trabajo no se ha establecido el procedimiento a que
alude el artículo 5, o si éste, se incumple. Y lo mismo ocurre en el artículo 18, al disponerse que si se agotan los
procedimientos establecidos en el centro de trabajo o no se cumplen por motivos no imputables a las víctimas del
acoso sexual, éstas podrán acudir a la jurisdicción laboral, que será la competente para conocer de las demandas.
Es por fin el artículo 29 el que se refiere a la prescripción, en los siguientes términos: "El cómputo, la suspensión, la
interrupción y los demás extremos relativos a la prescripción se regirán por lo que se estipula en el Título X del
Código de Trabajo"; entre esas normas, a que se hace referencia, se encuentra el artículo 603 que dispone que los
derechos y acciones de los patronos para despedir justificadamente a los trabajadores o para disciplinar sus faltas
prescriben en un mes, que comienza a correr desde que se dio causa para la separación o, en su caso, desde que
fueron conocidos los hechos que dieron lugar a la corrección disciplinaria; es decir, la potestad para disciplinar las
infracciones de los trabajadores o servidores prescribe en un mes, término que se cuenta a partir de que acaba la
investigación y el expediente llega a manos del funcionario competente para imponer la sanción, según lo ha
calificado la reiterada jurisprudencia laboral del país. Si empece a todo lo dicho, las autoridades administrativas, en
este caso el Tribunal de la Carrera Docente y la Dirección de Personal del Ministerio de Educación Pública, han
derivado de las normas reglamentarias –artículos 23 y 26 impugnados- una caducidad de la facultad legal de
sancionar, habrían cometido un grave error jurídico que hace inconstitucional la interpretación, según lo que luego se
dirá.
VIII.- La naturaleza del plazo de los tres meses del artículo 5 de la Ley 7476.- En relación con la naturaleza del
plazo de tres meses, que se origina en el párrafo final del artículo 5 de la Ley 7476 y se desarrolla después en los
dos reglamentos que se examinan en esta acción, es más que evidente, para la Sala, que se trata de un término
ordenatorio y no perentorio. Sobre la diferencia de los efectos procesales, entre ambos conceptos, ha expresado la
Sala en su sentencia número 0 3158-94 de las quince horas treinta minutos del veintiocho de junio de mil
novecientos noventa y cuatro refiriéndose, al entonces artículo 199 del Código de Procedimientos Penales:
"I.- El artículo 199 que se cuestiona dice:
La instrucción deberá concluirse en el término de dos meses a contar de la declaración del imputado. Si
resultare insuficiente, el juez solicitará prórroga al Tribunal de Apelación, el que podrá acordarla hasta por otro tanto,
según las causas de la demora y la naturaleza de la investigación. En los casos de suma gravedad y de muy difícil
investigación, la prórroga podrá exceder excepcionalmente de dicho plazo, no pudiendo sobrepasar de otros dos
meses."
De la lectura de la norma y del mismo escrito de interposición de esta acción resulta evidente que no se
infringe ninguna norma o principio constitucional; por el contrario, tiende a tutelar el debido proceso y el principio de
justicia pronta y cumplida, al fijar límites temporales para la actuación de los jueces durante la instrucción penal.
Carece de sentido que se declare "inaplicable" el cuestionado artículo, como lo solicita el accionante, pues esto
implicaría dejar al arbitrio de los jueces la duración del proceso, eliminando los plazos ordenatorios para concluir la
fase de instrucción; situación que sí atentaría contra el debido proceso. Es decir, la inconstitucionalidad solicitada no
conlleva el establecimiento del plazo que interesa al accionante.
II.- También alega que al no establecer la norma cuestionada sanciones procesales, como el "Recurso de
Apelación o la articulación de nulidad" en caso de incumplimiento de los plazos establecidos en el artículo 199 del
Código de Procedimientos Penales, se violan los principios del debido proceso, de seguridad, de legalidad y de
inocencia. Pretende el accionante que "debe reformarse el mencionado artículo 199 del Código Procesal Penal, a
efectos de entrar a regular sanciones procesales y no sólo disciplinar las actuaciones irregulares que se producen en
la violación de los términos procesales de la instrucción". Es evidente que la reforma que pretende el accionante no
es viable a través de una acción de inconstitucionalidad, sino que se trata de una reforma de política procesal penal
que debe plantearse a nivel legislativo. Ahora bien, en cuanto al fondo del asunto, la Sala, en sentencia número 89591 de las catorce horas veintiséis minutos del ocho de mayo de mil novecientos noventa y uno dijo:
" No obstante ser ordenatorio, el plazo que estipula el artículo 199 del Código de Procedimientos Penales, ello
no es una autorización para los jueces encargados de la instrucción de incumplir con su deber de instruir en dos
meses, eventualmente en cuatro y excepcionalmente en seis, pues el incumplimiento de esos plazos puede hacerle
incurrir en sanciones disciplinarias, sobre todo cuando la parte interesada ha instado pronto despacho, según lo
posibilita el artículo 111 del Código citado y en todo caso es obligación del instructor evitar la prolongación de
detenciones que contravengan el principio de "pro libertate" establecido en el artículo 265 de dicho Código ..."
Es decir, en caso de que el juez incumpla los términos de la instrucción, puede la parte interesada, solicitar la
imposición de las respectivas sanciones disciplinarias y además, en caso de considerar que su derecho fundamental
a la libertad están siendo afectados por la actuación del juzgador, puede acudir a la vía del habeas corpus.(…)"
Puede notarse con claridad, en la jurisprudencia, cuáles son los efectos procesales de sobrepasar un término
ordenatorio. Siempre se podrán dar dos circunstancias identificables por sus consecuencias: a) la imposibilidad
material de tramitar un asunto complejo o voluminoso, por más diligencia que el instructor ponga en sus actuaciones,
dentro del término fijado al respecto; y b), la imposibilidad real de hacerlo por desidia o abandono del trámite por las
omisiones, negligencias o irresponsabilidades de los órganos encargados de impulsar el procedimiento. En el primer
caso, no surgen consecuencias administrativas y se puede, optativamente, instar la celeridad del proceso – pedir
pronto despacho- o bien, acudir a las vías alternativas –distintas de las administrativas- que se señalan en la Ley
7476; en el segundo, debe la administración abrir los expedientes administrativos contra el o los servidores
responsables encargados de la instrucción del proceso, para imponer las sanciones que correspondan, según el
mérito de la actuado, a la vez que se pueden tomar las medidas procesales correctivas, incluyendo la sustitución del
órgano instructor, con el objeto de conducir el procedimiento hasta su total finalización. En esta dimensión, es que la
Sala entiende los alcances del párrafo final del artículo 5 de la Ley 7476 y las referencias reglamentarias de los
artículos 23 y 26 cuestionados en esta acción. Y el anterior análisis nos conduce, necesariamente, al examen de la
razonabilidad de las normas reglamentarias y de los actos administrativos representados en la interpretación de los
alcances de esas normas, todo, desde la perspectiva de definir la constitucionalidad de lo actuado. Sobre el tema de
la razonabilidad, la Sala ha dicho que se deben tomar en cuenta tres elementos: la necesidad, la idoneidad y la
proporcionalidad del acto o disposición jurídica. Un análisis de estos tres elementos fue realizado en la sentencia
número 08858-98 de las dieciséis horas con treinta y tres minutos del quince de diciembre de mil novecientos
noventa y ocho en el siguiente sentido:
" (…) IX.- Sobre el principio constitucional de razonabilidad. El principio de razonabilidad, surge del llamado
"debido proceso substantivo", es decir, que los actos públicos deben contener un substrato de justicia intrínseca.
Cuando de restricción a determinados derechos se trata, esta regla impone el deber de que dicha limitación se
encuentre justificada, por una razón de peso suficiente para legitimar su contradicción con el principio general de
igualdad.
Un acto limitativo de derechos es razonable cuando cumple con una triple condición: debe ser necesario,
idóneo y proporcional. La necesidad de una medida hace directa referencia a la existencia de una base fáctica que
haga preciso proteger algún bien o conjunto de bienes de la colectividad - o de un determinado grupo - mediante la
adopción de una medida de diferenciación. Es decir, que si dicha actuación no es realizada, importantes intereses
públicos van a ser lesionados. Si la limitación no es necesaria, tampoco podrá ser considerada como razonable, y
por ende constitucionalmente válida. La idoneidad , por su parte, importa un juicio referente a si el tipo de restricción
a ser adoptado cumple o no con la finalidad de satisfacer la necesidad detectada. La inidoneidad de la medida nos
indicaría que pueden existir otros mecanismos que en mejor manera solucionen la necesidad existente, pudiendo
algunos de ellos cumplir con la finalidad propuesta sin restringir el disfrute del derecho en cuestión. Por su parte, la
proporcionalidad nos remite a un juicio de necesaria comparación entre la finalidad perseguida por el acto y el tipo de
restricción que se impone o pretende imponer, de manera que la limitación no sea de entidad marcadamente
superior al beneficio que con ella se pretende obtener en beneficio de la colectividad. De los dos últimos elementos,
podría decirse que el primero se basa en un juicio cualitativo, en cuanto que el segundo parte de una comparación
cuantitativa de los dos objetos analizados. Visto ésto, cabe ahora pasar a discutir si la norma del numeral impugnado
es razonable desde el punto de vista constitucional, que acaba de ser mencionado.
En otra ocasión, esta Sala tuvo la oportunidad de pronunciarse respecto del principio de razonabilidad, en los
siguientes términos:
"Pero aun se dio un paso más en la tradición jurisprudencial anglonorteamericana, al extenderse el concepto
del debido proceso a lo que en esa tradición se conoce como debido sustantivo o sustancial - substantive due
process of law -, que, en realidad, aunque no se refiere a ninguna materia procesal, constituyó un ingenioso
mecanismo ideado por la Corte Suprema de los Estados Unidos para afirmar su jurisdicción sobre los Estados
federados, al hilo de la Enmienda XIV a la Constitución Federal, pero que entre nosotros, sobre todo a falta de esa
necesidad, equivaldría sencillamente al principio de razonabilidad de las leyes y otras normas o actos públicos, o
incluso privados, como requisito de su propia validez constitucional, en el sentido de que deben ajustarse, no sólo a
las normas o preceptos concretos de la Constitución, sino también al sentido de justicia contenido en ella, el cual
implica, a su vez, el cumplimiento de exigencias fundamentales de equidad, proporcionalidad y razonabilidad,
entendidas éstas como idoneidad para realizar los fines propuestos, los principios supuestos y los valores
presupuestos en el Derecho de la Constitución.
De allí que las leyes y, en general, las normas y los actos de autoridad requieran para su validez, no sólo
haber sido promulgados por órganos competentes y procedimientos debidos, sino también pasar la revisión de fondo
por su concordancia con las normas, principios y valores supremos de la Constitución (formal y material), como son
los de orden, paz, seguridad, justicia, libertad, etc., que se configuran como patrones de razonabilidad. Es decir, que
una norma o acto público o privado sólo es válido cuando, además de su conformidad formal con la Constitución,
esté razonablemente fundado y justificado conforme a la ideología constitucional. De esta manera se procura, no
sólo que la ley no sea irracional, arbitraria o caprichosa, sino además que los medios seleccionados tengan una
relación real y sustancial con su objeto. Se distingue entonces entre razonabilidad técnica , que es, como se dijo, la
proporcionalidad entre medios y fines; razonabilidad jurídica , o la adecuación a la Constitución en general, y en
especial, a los derechos y libertades reconocidos o supuestos por ella; y finalmente, razonabilidad de los efectos
sobre los derechos personales , en el sentido de no imponer a esos derechos otras limitaciones o cargas que las
razonablemente derivadas de la naturaleza y régimen de los derechos mismos, ni mayores que las indispensables
para que funcionen razonablemente en la vida de la sociedad." (Voto número 1739-92, de las once horas cuarenta y
cinco minutos del primero de julio de mil novecientos noventa y dos)
En aplicación de tales precedentes jurisprudenciales, y para realizar el análisis del caso concreto, se debe
emprender el examen desde dos perspectivas distintas. En primer lugar, el análisis de la necesidad general de
ordenar los plazos procesales y estima este Tribunal que la regulación de los términos del procedimiento es
imprescindible, puesto que es esencial proteger y dar seguridad jurídica, a las personas afectadas en su honor y
pudor con una acción del tipo que ocupa la materia de la acción, con la existencia de una investigación en su contra;
es obvio, que parte del proceso se ocupa del pleno ejercicio de la defensa de los derechos e intereses de las
personas involucradas, de manera que se llegue a comprobar lo acontecido, esto es, que se descubra la verdad real,
con el fin de que la persona considerada eventualmente agresora, sea convencida de su culpabilidad y se haga
responsable de sus actos, y eventualmente, sea reprendido o sancionado, dependiendo de las circunstancias
especiales de cada caso y lo que se logre comprobar en los autos. De igual forma es necesario, a efectos de
respetar la seguridad jurídica de ambas partes involucradas en el contradictorio, que la víctima sepa que existe un
procedimiento que tiene una duración determinada, para que pueda realizar todas las actuaciones que estime
procedentes haciendo valer sus derechos; pero por otro lado, la persona imputada como eventual agresora, debe
saber que el proceso no se extenderá ilimitadamente en el tiempo, máxime que en la realidad, desde la sola
interposición de la denuncia o queja y dada la naturaleza de la materia involucrada, prácticamente nace a la vida de
relación una sanción no jurídica, pero con efectos sociales, por todo el tiempo que el procedimiento dure. Puede
sostenerse que el objeto del plazo es que se cumpla con el cometido propuesto por la ley –sentido lato- a fin de
satisfacer la necesidad señalada en la propia norma jurídica. Finalmente, el plazo debe ser proporcional, puesto que
debe ser coherente para realizar dentro de él, de la forma más adecuada a los derechos de las partes involucradas,
el procedimiento. Todo lo anterior nos conduce a afirmar que si el plazo de tres meses resulta ser insuficiente para
una adecuada tramitación de la queja o investigación, especialmente en el caso de la docencia, que se pone como
ejemplo, resulta imprescindible examinar la necesidad, idoneidad y proporcionalidad de la norma: a) en cuanto a la
necesidad, es sentida por las razones apuntadas en el análisis hecho desde la perspectiva general de los términos
en los procedimientos; b) sobre la idoneidad, a juicio del Tribunal, en tanto ordenatorio, como se dijo, el término lo es,
puesto que según se ha establecido, su terminación no produce los efectos de caducidad que interpreta la
administración, con lo cual se satisfacen los fines del proceso; y c) el plazo resulta proporcionado si se lo examina
dentro de los objetivos que tuvo en mente el legislador, de sancionar prontamente a los infractores del régimen, y los
resultados que se obtienen. Sobre el tema, expresamente, la Sala Constitución ha expresado, entre otras cosas, lo
siguiente:
" La razonabilidad implica que el Estado puede limitar o restringir el ejercicio del derecho, pero debe hacerlo
en forma tal que la norma jurídica se adecúe en todos sus elementos, con el motivo y el fin que persigue, con el
sentido objetivo que se contempla en la Constitución. Quiere ello decir que debe existir una proporcionalidad entre la
regla jurídica adoptada y el fin que persigue, referida a la imperiosa necesidad que la ley satisfaga el sentido común
jurídico de la comunidad, expresado en los valores que consagra la misma Constitución. Indudablemente que el fin
que perseguía la disposición no se cumple, en la medida en que por razones prácticas o actuales, legales o no, la
Institución designada para cumplirlo alega que no lo puede hacer… ".
Siguiendo la línea de lo que se viene exponiendo la Sala, también, en sentencia número 08724-97 (y en el
mismo sentido la sentencia 00486-94), resolvió un asunto similar en el que dijo:
"En sentido estricto la razonabilidad equivale a justicia, así, por ejemplo, una ley que establezca prestaciones
científicas o técnicamente disparatadas, sería una ley técnicamente irracional o irrazonable, y por ello, sería también
jurídicamente irrazonable. En este sentido cabe advertir que no es lo mismo decir que un acto es razonable, a que un
acto no es irrazonable, por cuanto la razonabilidad es un punto dentro de una franja de posibilidades u opciones,
teniendo un límite hacia arriba y otro hacia abajo, fuera de los cuales la escogencia resulta irrazonable, en razón del
exceso o por defecto, respectivamente. Asimismo, la razonabilidad de la norma en cuestión se determina en virtud
de que la misma no enerva los mecanismos que garantizan el derecho de defensa, ya que no crea una situación de
indefensión a las partes, ni niega u obstaculiza la acción de la justicia, situación que evidentemente se daría si el
plazo dispuesto en la norma fuera de tres meses –irrazonabilidad por exceso-, o de tres horas –irrazonabilidad por
defecto-. En el caso en estudio, esta Sala considera que el plazo de tres días para apelar las resoluciones en los
procesos sumarios no resulta irracional, todo lo contrario, es razonable en relación con la naturaleza del proceso
dentro del que se fija, y en relación con los otros procesos, y además resulta suficiente para el propósito que se fija,
no creando ninguna situación de indefensión para las partes que intervienen en el proceso, como se apuntó
anteriormente…"
De lo expresado, es más que lógico entender que la razonabilidad de la norma exige, tratándose de un
término procesal, que el mismo sea proporcional en el motivo y el fin que persigue, con el sentido objetivo que se
contempla en la Constitución Política. Un defecto en la proporcionalidad de la norma, la haría irrazonable y por ello,
inconstitucional. En el presente asunto, lo que se examina es la razonabilidad del plazo para investigar las denuncias
e imponer la sanción que jurídicamente sea procedente, en razón del interés superior derivado del objetivo que
define claramente la Ley 7476 en su artículo 2. En síntesis, el resultado del examen de razonabilidad de la
interpretación administrativa que se impugna, apunta a la existencia de una evidente limitación procesal en perjuicio
de las víctimas, de manera que la figura de la caducidad, derivada del examen que se hace, convierte el término de
tres meses en brevísimo, de modo que no puede cumplir con la triple condición de ser necesario, idóneo y
proporcional. Según se entiende del contenido de la jurisprudencia administrativa, la extensión del término no es
suficiente para lograr que los derechos de protección superior de los intereses de las víctimas sean respetados,
dejando en completo estado de indefensión a las víctimas del acoso u hostigamiento sexual, de donde resulta que la
acción deba acogerse en este extremo, para declarar la inconstitucionalidad de la jurisprudencia administrativa que
resulta de la interpretación que de los artículos 26 del Reglamento de la Carrera Docente y 23 del Reglamento para
prevenir, investigar y sancionar el hostigamiento sexual en el Ministerio de Educación Pública, hacen el Tribunal de
la Carrera Docente y la Dirección de Personal del Ministerio de Educación Pública y concretamente, de la resolución
dictada por ese Tribunal a las diecisiete horas treinta y cinco minutos del primero de noviembre del dos mil, todo en
los términos que se dirán.
IX.- Sobre el derecho a una justicia pronta y cumplida. - Reiteradamente se ha referido esta Sala a los
alcances de los artículos 39 y 41 de la Constitución Política, que disponen en esencia y para los efectos de esta
acción, que "nadie podrá ser sancionado sin previa oportunidad concedida para ejercer la defensa y mediante la
necesaria demostración de culpabilidad y que en la ley –sentido lato- se debe encontrar los medios adecuados para
obtener reparación de las injurias o daños que se reciban tanto en lo personal, como en la propiedad o intereses
morales; y que debe hacérsele justicia pronta y cumplida, sin denegación y en estricta conformidad con las leyes".
Del tema ha dicho que es evidente que la duración excesiva y no justificada de los procesos implica una clara
violación de los principios contenidos en la conjugación de esos dos artículos, puesto que los reclamos y recursos
puestos a conocimiento de la administración de justicia, sea en estrados o en sede administrativa, deben ser
resueltos por razones de seguridad jurídica, en plazos razonablemente cortos, lo que no significa la
constitucionalización de un derecho a los plazos, sino el derecho de toda persona a que su causa sea resuelta en un
término razonable, atendiendo a la complejidad del asunto, la conducta de las partes en el proceso y al
comportamiento de la autoridad que tramita y juzga (en este sentido véanse sentencias 05709-98 y 05873-98).Agrega la jurisprudencia de la Sala, además, que los conflictos que se suscitan en la sociedad deben ser resueltos a
través de un procedimiento que garantice los principios de justicia, orden, seguridad y paz social (sentencia 055098). Según señala la Procuraduría General de la República en su informe la frase "ocurrir a las leyes", significa que
las personas deben solicitar justicia por los medios legales, y como la citada regla del artículo 41 constitucional
establece que "han de encontrar reparación para las injurias o daños que hayan recibido", allí se está disponiendo
que las leyes deben orientarse a procurar la tutela de los derechos quebrantados, lo cual supone que a toda persona
se le deben resolver las diferencias suscitadas con otras personas, de conformidad con las leyes y en amparo de su
derecho que considera lesionado. Es en virtud de lo anterior que la Sala estima que las leyes, y en general todo el
Ordenamiento Jurídico, deben estar orientados a procurar la tutela de lo que a cada uno le corresponde o pertenece,
tanto en el sentido de regular los derechos individuales como el de establecer el mecanismo formal e idóneo para
que las personas tengan acceso a la justicia. Si la interpretación de los alcances de las normas reglamentarias,
recogida en la jurisprudencia administrativa, constituye lo que podría calificarse como un "obstáculo procesal", que
fuera de toda razón y lógica sujeta los fines de la Ley, inexorablemente, a un plazo de caducidad que es
extremadamente corto para los motivos y fines que persigue la norma, el ejercicio de la potestad sancionadora, en
materia de hostigamiento o acoso sexual resulta ineficaz y es obvio que con el excesivo rigor procesal no sólo se
habilita un ilegítimo fuero de impunidad, sino que se está impidiendo el acceso a la justicia de parte de los afectados
por tan grotescos actos. Con el instituto de la caducidad establecido por jurisprudencia administrativa y derivada de
normas reglamentarias, sin que exista un texto legal que disponga que ese debe ser el resultado jurídico del tema, la
Administración Pública está renunciando, ilegítimamente, a ejercer su potestad sancionadora y con ello,
obstaculizando la garantía constitucional que tienen las víctimas del acoso u hostigamiento sexual, de poder tutelar
sus derechos y encontrar reparación de los daños y perjuicios que se le causen. Junto con los efectos de la
impunidad, es evidente que se transgrede no sólo el derecho fundamental de las personas afectadas sino que,
también, se atenta contra uno de los pilares de la democracia, en tanto el sistema pretende que los conflictos que se
suscitan en la sociedad, sean resueltos a través de un procedimiento que garantice los principios de justicia, orden,
seguridad y paz social, como ya quedó dicho, y en la medida que no se alcancen estos fines, la interpretación de los
alcances de las normas de rango inferior a la ley, resulta inconstitucional.
VII.- Conclusiones.- A partir de los argumentos expuestos en los considerandos que anteceden, arriba esta
Sala Constitucional a las siguientes conclusiones básicas: a) que es inconstitucional y por ello se anula del
ordenamiento jurídico, la interpretación que se ha constituido en jurisprudencia administrativa y como tal de
obligatoria aplicación, dictada por el Tribunal de Carrera Docente y que ha prohijado la Dirección de Personal del
Ministerio de Educación Pública, en el sentido de que los plazos procesales derivados de los artículos 26 del
Reglamento de la Carrera Docente, Decreto Ejecutivo No. 2235-E.P. del 14 de febrero de 1972, reformado por
Decreto Ejecutivo No. 25965-MP-MEP de 10 de marzo de 1997, y 23 del Reglamento para prevenir, investigar y
sancionar el hostigamiento sexual en el Ministerio de Educación Pública, Decreto Ejecutivo No. 26180-MEP de 4 de
julio de 1997, dan contenido a un verdadero término de caducidad, de tal manera que en ese plazo de tres meses,
cuya base legal es el párrafo final del artículo 5 de la Ley 7476, debe procesarse la denuncia o queja por acoso u
hostigamiento sexual e imponerse la sanción, sin que pueda excederse el término por ningún motivo. Esta
inconstitucionalidad se declara por violación del principio de reserva de ley y por ser irrazonable y desproporcionada
a los fines de la Ley 7476 de 3 de febrero de 1995; b) como consecuencia de lo declarado en el punto anterior y por
las mismas razones, es inconstitucional y en consecuencia se anula, la resolución del Tribunal de Carrera Docente
de las diecisiete horas con treinta y cinco minutos del primero de noviembre del dos mil; c) de igual modo y con
fundamento en las mismas razones, es inconstitucional y también se anula del ordenamiento jurídico, del párrafo
segundo del artículo 26 del Reglamento de la Carrera Docente, Decreto Ejecutivo número 2235-EP del 14 de febrero
de 1972, reformado mediante Decreto Ejecutivo No. 25965-MP-MEP de 10 de marzo de 1997, la oración que dice "El
inicio del cómputo del plazo de prescripción señalado en el párrafo anterior, operará a partir del momento en que la
Dirección General de Personal tenga conocimiento de la queja o denuncia." . Los efectos de la declaratoria de
inconstitucionalidad de esta parte del artículo 26, no deja a los procesos administrativos en los que se investigan
presuntas faltas por acoso u hostigamiento sexual, sin prescripción, como podría erróneamente entenderse. En
efecto, el propio artículo 26 del Reglamento de la Carrera Docente dispone que en la tramitación de la investigación
o queja, se observará el procedimiento establecido en los artículos 59 y siguientes del Estatuto del Servicio Civil,
disposiciones que desarrollan el debido proceso y que obligan a terminar los casos a la mayor brevedad posible
(artículo 66); y, además, se aplicaría también lo dispuesto en el artículo 29 de la Ley No. 7476, en el sentido de que
el cómputo, la interrupción y los demás extremos relativos a la prescripción se regirán por lo que se estipula en el
Título X del Código de Trabajo.
Por tanto:
Se declara parcialmente con lugar la acción y se declara: a) que es inconstitucional y en consecuencia se
anula, la interpretación que se ha constituido en jurisprudencia administrativa y como tal de obligatoria aplicación,
dictada por el Tribunal de Carrera Docente y que ha prohijado la Dirección de Personal del Ministerio de Educación
Pública, en el sentido de que los plazos procesales derivados de los artículos 26 del Reglamento de la Carrera
Docente, Decreto Ejecutivo No. 2235-E.P. del 14 de febrero de 1972, reformado por Decreto Ejecutivo No. 25965MP-MEP de 10 de marzo de 1997, y 23 del Reglamento para prevenir, investigar y sancionar el hostigamiento sexual
en el Ministerio de Educación Pública, Decreto Ejecutivo No. 26180-MEP de 4 de julio de 1997, dan contenido a un
verdadero término de caducidad, de tal manera que en ese plazo de tres meses, cuya base legal es el párrafo final
del artículo 5 de la Ley 7476, debe procesarse la denuncia o queja por acoso u hostigamiento sexual e imponerse la
sanción, sin que pueda excederse el término por ningún motivo. Esta inconstitucionalidad se declara por violación del
principio de reserva de ley y por ser irrazonable y desproporcionada a los fines de la Ley 7476 de 3 de febrero de
1995; b) como consecuencia de lo declarado en el punto anterior y por las mismas razones, es inconstitucional y en
consecuencia se anula, la resolución del Tribunal de Carrera Docente de las diecisiete horas con treinta y cinco
minutos del primero de noviembre del dos mil; c) de igual modo y con fundamento en las mismas razones, es
inconstitucional y también se anula del ordenamiento jurídico, del párrafo segundo del artículo 26 del Reglamento de
la Carrera Docente, Decreto Ejecutivo número 2235-EP del 14 de febrero de 1972, reformado mediante Decreto
Ejecutivo No. 25965-MP-MEP de 10 de marzo de 1997, la oración que dice "El inicio del cómputo del plazo de
prescripción señalado en el párrafo anterior, operará a partir del momento en que la Dirección General de Personal
tenga conocimiento de la queja o denuncia." Esta sentencia es declarativa y retroactiva a las fechas de las normas y
actos que se anulan sin perjuicio de las situaciones jurídicas consolidadas. Reséñese en el Diario Oficial "La Gaceta"
y publíquese íntegramente en el Boletín Judicial. Comuníquese a los Poderes Legislativo y Ejecutivo. Notifíquese.Luis Fernando Solano C. Presidente
Luis Paulino Mora M.
Eduardo Sancho G.
Carlos M. Arguedas R.
Ana Virginia Calzada M.
Fernando Cruz C.
Susana Castro A.
Extracto de la Sentencia
Sala Constitucional Sentencia 10689 – 02
Partes
Caso
Normativa
Involucrada
Desarrollo
Carlos Abarca a favor de Mauricio Ramírez vs Director de la Clínica de la Caja
Costarricense de Seguro Social en Jicaral y el órgano director del procedimiento
disciplinario que se instauró contra el agraviado en el Hospital Monseñor Sanabria
El recurrente acusa la violación de los derechos fundamentales del amparado, puesto que
el Director de la CCSS en Jicaral denegó la gestión que interpuso con el fin de acceder a
los expedientes médicos de las personas que figuran como denunciantes de la causa
disciplinaria por hostigamiento sexual que se tramita en su contra. Acusa, asimismo, que el
órgano director de ese proceso administrativo rechazó la solicitud que promovió a efecto
de que se recabara el testimonio de Zeneida Vega y de Audely Piñar, pese a que su dicho
resulta indispensable para hacer valer sus derechos. En su criterio, la actuación de las
autoridades recurridas es arbitraria y vulnera el derecho de defensa del agraviado, sin
justificación alguna.
Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia
Artículos 39 y 41 de la Constitución Política
En los procedimientos disciplinarios que instaure la Administración, debe concederle al
afectado de manera preceptiva su derecho al debido proceso en los términos de los
artículos 39 y 41 de la Constitución Política.
Se tiene por demostrado que el órgano director del proceso administrativo acogió el
incidente de nulidad que interpuso el actor contra la resolución en que se denegó su
solicitud a fin de que se recibiera el testimonio de Zeneida Vega y de Audely Piñar,
convocándolas a audiencia. Así las cosas, la autoridad recurrida reparó la situación
alegada por el recurrente con anterioridad a que se le comunicara el auto inicial del
amparo por lo que debe desestimarse este extremo.
En cuanto al reclamo del recurrente en el sentido de que se le condicionó de manera
Conclusión
arbitraria su facultad de acceder a los expedientes médicos de las denunciantes en el
procedimiento disciplinario a que se contara con su autorización expresa, se estima que la
actuación del recurrido, lejos de ser arbitraria o desproporcionada, se adecua al Derecho
de la Constitución.
Se ha admitido la posibilidad de que se impida el acceso a una parte de las piezas dentro
de un procedimiento administrativo, en los supuestos contemplados en el artículo 273 de la
Ley General de la Administración Pública. Por demás, se debe advertir que la solicitud
planteada por el recurrente no está referida a que se le permita el acceso a las piezas del
proceso disciplinario promovido frente al amparado, lo que se ha garantizado de manera
oportuna sino más bien a los expedientes médicos de la Sras. Muñoz y Rojas cuyo
contenido es confidencial. Por ello, es razonable que el recurrido exija la autorización
expresa de las Sras. Muñoz y Rojas para que el promovente pueda acceder a sus
expedientes, o que medie una orden jurisdiccional con ese propósito. La actuación del
recurrido no vulnera el Derecho de la Constitución
Se declara sin lugar el recurso
Texto Completo de la Sentecia
Sentencia :
Año :
Expediente:
Despacho:
Fecha:
Hora:
Tipo de sentencia:
Redactor:
Clase de asunto:
10689
2002
02-006783-0007-CO
Sala Constitucional
07/11/2002
6:16:00 PM
De Fondo
Armijo Sancho Gilbert
Recurso de amparo
Exp: 02-006783-0007-CO
Res: 2002-10689
SALA CONSTITUCIONAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. San José, a las dieciocho horas con
dieciséis minutos del siete de noviembre del dos mil dos.Recurso de amparo interpuesto por Carlos Rodolfo Abarca Picado, cédula de identidad N°1-715-796, a favor
de Mauricio Ramírez Bolaños, contra el Director de la Clínica de la Caja Costarricense de Seguro Social en Jicaral y
el órgano director del procedimiento disciplinario que se instauró contra el agraviado en el Hospital Monseñor
Sanabria.
Resultando:
1.- Por escrito recibido en la Secretaría de la Sala a las 19:00 horas de 14 de agosto de 2002 (folio 1), el
recurrente interpone recurso de amparo contra el Director de la Clínica de la Caja Costarricense de Seguro Social en
Jicaral y el órgano director del procedimiento disciplinario que se tramita contra el amparado y manifiesta que solicitó
al Director de la Clínica de Jicaral el acceso a los expedientes médicos de unas aseguradas con el fin de desvirtuar
la denuncia que presentaron en su contra; sin embargo, la autoridad recurrida, en oficio N°DCJ-075-02, de 11 de
julio de 2002, le indicó que sólo puede entregar una copia de esos expedientes con autorización expresa de las
personas afectadas, de conformidad con lo dispuesto en el Reglamento del Expediente de Salud de la Caja
Costarricense de Seguro Social, con lo cual se limita en forma arbitraria la posibilidad del agraviado de hacer
ejercicio de su derecho de defensa con ocasión del proceso disciplinario que existe en su contra. Afirma que solicitó,
también, que se recabara el testimonio dos de las aseguradas denunciantes con el propósito de mostrar que han
actuado bajo presión y con el ánimo de obtener algún beneficio económico del amparado, según se desprende de
los oficios suscritos por las denunciantes de 8 de julio de 2002. No obstante, el órgano director recurrido, mediante
resolución de 9 de agosto de 2002, desestimó esa gestión con fundamento en que la " ...investigación que realiza
este Órgano Director, es determinar la verdad real de los hechos ocurridos el día nueve de mayo de este año y en la
que aparece como único inculpado el Dr. Ramírez Bolaños ...". Tal resolución, según el promovente, carece de la
motivación debida, lo que supone una limitación arbitraria de su derecho de defensa. Considera que la actuación de
las autoridades recurridas viola el derecho consagrado en los artículos 39 y 41 de la Constitución Política. Solicita
que se declare con lugar el recurso y que se restituya al amparado en el pleno goce de sus derechos fundamentales.
2.- El Director de la Clínica de la Caja Costarricense de Seguro Social en Jicaral, Dr. Olger Aguirre Gómez,
rinde su informe bajo juramento a folio 54 y manifiesta que el 30 y el 31 de mayo de 2002 se recibieron 2 denuncias
contra el agraviado por hostigamiento sexual; la primera fue presentada por la Sra. Fanny Muñoz Muñoz y, la
segunda, por la Sra. Nicolaza Rojas Gómez. El 13 de junio de 2002 se integró el órgano director del proceso
administrativo dirigido por el Lic. Gerardo Herrera Brenes, Jefe de Recursos Humanos del Hospital Monseñor
Sanabria. El 24 de junio de 2002, el amparado solicitó una copia certificada de los expedientes clínicos de las
señoras denunciantes; dicha gestión fue denegada puesto que el artículo 22 del Reglamento del Expediente de
Salud de la Caja Costarricense de Seguro Social veda esa posibilidad, en cuanto se trata de información confidencial
de la paciente. Afirma que el agraviado ha disfrutado, en todo momento, de la posibilidad de acceder al expediente
en que se tramita la causa disciplinaria que se instauró en su contra. Solicita que se desestime el recurso planteado.
3.- El Coordinador del órgano director del procedimiento disciplinario que se tramita contra el agraviado, Lic.
Gerardo Herrera Brenes, rinde a folio 61 su informe bajo juramento e indica que el amparado, mediante nota de 21
de junio de 2002, solicitó una copia certificada de los expedientes clínicos de las pacientes Fanny Muñoz Muñoz y
Nicolaza Rojas Gómez. Esta nota fue contestada por medio del oficio N°DCJ-071-02, de 26 de junio de 2002, en que
se le solicitó al agraviado que justificara su gestión. Luego, el amparado mediante nota de 1° de julio de 2002,
esbozó las siguientes razones: " para determinar el tratamiento médico recibido por las quejosas de modo tal que
podamos establecer algún patrón irregular por el cual hoy se me acusa. De hecho existen dudas con respecto al
estado médico, por lo tanto: primero: requiero determinar cual fue el motivo de la atención médica por cual las
quejosas recibieron atención de mi parte el supuesto día de los hechos. Segundo: deseo indagar si estas señoras
fueron atendidas por un servidor con anterioridad y por qué tipo de consulta. Tercero: tengo dudas respecto a la
conducta o estado psico–social de las quejosas, por lo tanto requiero como defensa fundamental determinar este
hecho. Cuarto: necesito establecer si estas señoras han sido tratadas con anterioridad por otros colegas en
supuestos médicos parecidos o similares a la consulta brindada por un servidor ". El Director de la Clínica de Jicaral,
en oficio N°DCJ-075-2002, de 11 de julio de 2002, le indicó al amparado: " únicamente se podrá entregar copia del
expediente con autorización expresa de las pacientes o por orden judicial ". Afirma que el órgano director del proceso
administrativo recibió la prueba documental mencionada por el actor. En este sentido, el 6 de agosto de 2002 el
amparado solicitó que se recibieran los testimonios de Zeneida Vega Villareal y de Audely Piñar Baltodano, lo que
fue negado por el órgano director mediante la resolución de 9 de agosto de 2002. Posteriormente, en oficio N°UMNDL-106-2002, el promovente presentó un incidente de nulidad absoluta contra la mencionada resolución. Por ello, el
órgano director, en resolución de las 16:05 horas de 19 de agosto de 2002, dispuso postergar la comparecencia que
estaba prevista para el 20 de agosto de 2002, mientras se resuelve el incidente de nulidad. Por resolución de las
08:20 horas de 12 de setiembre de 2002, el órgano director acogió el incidente, fijándose la audiencia de los testigos
solicitados por el actor para el 23 de setiembre de 2002, a las 10:00 horas, en la Administración de la Clínica de
Jicaral. Ese día, 23 de setiembre de 2002, se convocó a las señoras Audely Piñar Baltodano y Zeneida Vega
Villareal para la audiencia oral. El Lic. Carlos Rodolfo Abarca Picado, en oficio N°UMN-DL-138-2002, de 17 de
setiembre de 2002, pidió que se recibiera el testimonio de la Sra. Adonai Gómez Guerrero. El 26 de setiembre de
2002, el órgano director realizó la convocatoria de la Sra. Gómez Guerrero para el jueves 3 de octubre de 2002;
posteriormente se varió la fecha en que se recibiría esa declaración para el 10 de octubre de 2002. Considera que la
actuación de los recurridos se adecua la Derecho de la Constitución. Pide que se declare sin lugar el recurso
planteado.
4.- En los procedimientos seguidos se han observado las prescripciones legales.
Redacta el magistrado Armijo Sancho ; y,
Considerando:
I. – Objeto del recurso. El recurrente acusa la violación de los derechos fundamentales del amparado, en
particular del derecho reconocido en los artículos 39 y 41 de la Constitución Política, puesto que el Director de la
Caja Costarricense de Seguro Social en Jicaral denegó la gestión que interpuso con el fin de acceder a los
expedientes médicos de las personas que figuran como denunciantes de la causa disciplinaria por hostigamiento
sexual que se tramita en su contra. Acusa, asimismo, que el órgano director de ese proceso administrativo rechazó
la solicitud que promovió a efecto de que se recabara el testimonio de Zeneida Vega Villareal y de Audely Piñar
Baltodano, pese a que su dicho resulta indispensable para hacer valer sus derechos. En su criterio, la actuación de
las autoridades recurridas es arbitraria y vulnera el derecho de defensa del agraviado, sin justificación alguna.
II.- Hechos probados. De relevancia para la decisión de este asunto se estiman como debidamente
demostrados los siguientes hechos:
que contra el amparado se tramita un procedimiento disciplinario por hostigamiento sexual, cuyo órgano
director se integró el 13 de junio de 2002 (folios 1, 5, 54 y 62);
el amparado, mediante nota de 21 de junio de 2002, solicitó una copia certificada de los expedientes clínicos
de las pacientes Fanny Muñoz Muñoz y Nicolaza Rojas Gómez; dicha gestión fue rechazada por el Director de la
Clínica de Jicaral, en oficio N°DCJ-075-02, de 11 de julio de 2002, indicándole que debe contar con la autorización
expresa de las pacientes, o mediante orden jurisdiccional (folios 2, 12, 54, 55, 56, 62, 63, 70, 73);
el agraviado, en escrito de 6 de agosto de 2002, solicitó que se recabara el testimonio de Zeneida Vega
Villareal y de Audely Piñar Baltodano, pues lo considera indispensable para hacer ejercicio, en forma plena, de su
derecho de defensa; esta gestión fue denegada por el órgano director del proceso disciplinario, mediante la
resolución de 9 de agosto de 2002 (folios 2, 15, 17, 64, 75 y 76);
luego, el recurrente interpuso un incidente de nulidad absoluta contra la mencionada resolución, que fue
admitido por el órgano director –en la resolución de las 08:20 horas de 12 de setiembre de 2002–; en consecuencia,
se convocó a Zeneida Vega Villareal y a Audely Piñar Baltodano para el 23 de setiembre de 2002, a las 10:00 horas,
realizándose en forma efectiva esa diligencia (folios 65, 66, 77 a 84, 86, 87, 88, 96, 97 y 98);
el órgano director del proceso disciplinario que se instauró contra el agraviado, por resolución de las 11:05
horas de 20 de setiembre de 2002, dispuso: "es cierto, por una omisión involuntaria, originalmente no se convocó a
la Sra. Adonai Gómez Guerrero, sin embargo, esa situación ya fue corregida tal y como se le informó a su persona y
a la interesada" ; posteriormente, en oficio de 25 de setiembre de 2002, se comunicó el cambio de la fecha de la
declaración de la Sra. Gómez Guerrero, para el 10 de octubre de 2002, a las 09:30 horas (folios 66, 67, 93 y 96).
III.- Sobre el fondo. La Sala Constitucional, en múltiples ocasiones, ha desarrollado los alcances y matices del
derecho consagrado en los artículos 39 y 41 de la Constitución Política. Particularmente ilustrativo es lo resuelto en
la sentencia N°15-90, de las 16:45 horas de 5 de enero de 1990:
"... el derecho de defensa garantizado por el artículo 39 de la Constitución Política y por consiguiente el
principio del debido proceso, contenido en el artículo 41 de nuestra Carta Fundamental, o como suele llamársele en
doctrina, principio de 'bilateralidad de la audiencia' del 'debido proceso legal' o 'principio de contradicción' (...) se ha
sintetizado así: a) Notificación al interesado del carácter y fines del procedimiento; b) derecho de ser oído, y
oportunidad del interesado para presentar los argumentos y producir las pruebas que entienda pertinentes; c)
oportunidad para el administrado de preparar su alegación, lo que incluye necesariamente el acceso a la información
y a los antecedentes administrativos, vinculados con la cuestión de que se trate; ch) derecho del administrado de
hacerse representar y asesorar por abogados, técnicos y otras personas calificadas; d) notificación adecuada de la
decisión que dicta la administración y de los motivos en que ella se funde y e) derecho del interesado de recurrir la
decisión dictada." "... el derecho de defensa resguardado en el artículo 39 ibídem, no sólo rige para los
procedimientos jurisdiccionales, sino también para cualquier procedimiento administrativo llevado a cabo por la
administración pública; y que necesariamente debe dársele al accionante si a bien lo tiene, el derecho de ser asistido
por un abogado, con el fin de que ejercite su defensa...".
Y también:
"Esta Sala ha señalado los elementos del derecho al debido proceso legal, (ver especialmente la opinión
consultiva N°1739-92), aplicables a cualquier procedimiento sancionatorio o que pueda tener por resultado la pérdida
de derechos subjetivos. La Administración debe, en atención al derecho de defensa del administrado: a) Hacer
traslado de cargos al afectado, lo cual implica comunicar en forma individualizada, concreta y oportuna, los hechos
que se imputan; b) Permitirle el acceso irrestricto al expediente administrativo; c) Concederle un plazo razonable
para la preparación de su defensa; d) Concederle la audiencia y permitirle aportar toda prueba que considere
oportuna para respaldar su defensa; e) Fundamentar las resoluciones que pongan fin al procedimiento; f) Reconocer
su derecho a recurrir contra la resolución sancionatoria." (Sentencia N°5469-95, de las 18:03 horas de 4 de octubre
de 1995).
Consecuentemente, en los procedimientos disciplinarios que instaure la Administración, debe concederle al
afectado de manera preceptiva su derecho al debido proceso en los términos de los artículos 39 y 41 de la
Constitución Política.
IV.- De la relación de hechos probados de esta sentencia y de los informes rendidos por el Dr. Olger Aguirre
Gómez, Director de la Clínica de la Caja Costarricense de Seguro Social en Jicaral y el Lic. Gerardo Herrera Brenes,
Coordinador del órgano director del procedimiento disciplinario que se tramita contra el agraviado –que son dados
bajo fe de juramento, con oportuno apercibimiento de las consecuencias, incluso penales, previstas en el artículo 44
de la Ley de la Jurisdicción Constitucional– se tiene por demostrado que el órgano director del proceso administrativo
que se instauró contra el amparado, por resolución de las 08:20 de 12 de setiembre de 2002, acogió el incidente de
nulidad que interpuso el actor contra la resolución en que se denegó su solicitud a fin de que se recibiera el
testimonio de Zeneida Vega Villareal y de Audely Piñar Baltodano, convocándolas para el 23 de setiembre de 2002.
De igual forma, por resolución de las 11:05 horas de 20 de setiembre de 2002 y mediante el oficio de 25 de
setiembre de 2002, el órgano recurrido comunicó la fecha de la declaración de la Sra. Gómez Guerrero para el 10 de
octubre de 2002, a las 09:30 horas; todo lo anterior, antes a que se le notificara la resolución de curso de este
procedimiento jurisdiccional, lo que se produjo a las 09:09 horas de 2 de octubre de 2002 (folio 101, vuelto). Así las
cosas, al considerarse en esta sentencia que la autoridad recurrida reparó la situación alegada por el recurrente con
anterioridad a que se le comunicara el auto inicial del amparo, lo procedente es declarar sin lugar el recurso en lo
que a este punto corresponde, teniendo en cuenta lo dispuesto en el artículo 52 párrafo 1° de la Ley de la
Jurisdicción Constitucional. En efecto, se tiene por acreditado que la autoridad recurrida satisfizo la pretensión del
recurrente –eliminándose, en consecuencia, los efectos de la actuación cuestionada en este asunto– antes de que
se le notificara la resolución de curso, motivo por el cual se debe desestimar el amparo en lo que atañe a este
extremo.
V.- Finalmente, en cuanto al reclamo del recurrente en el sentido de que el Director de la Clínica de la Caja
Costarricense de Seguro Social en Jicaral condicionó de manera arbitraria su facultad de acceder a los expedientes
médicos de las Sras. Fanny Muñoz Muñoz y Nicolaza Rojas Gómez –quienes figuran como denunciantes en el
procedimiento disciplinario que se instauró contra el amparado– a que se contara con su autorización expresa, se
estima que la actuación del recurrido, lejos de ser arbitraria o desproporcionada, se adecua al Derecho de la
Constitución. Es reiterada la jurisprudencia de la Sala –ver sentencias N°1162-96, de 16:24 horas de 6 de marzo de
1996 y N°8134-2000 de 16:20 horas de 12 de setiembre de 2000– en que se ha admitido la posibilidad de que se
impida el acceso a una parte de las piezas dentro de un procedimiento administrativo, en los supuestos
contemplados en el artículo 273 de la Ley General de la Administración Pública, lo cual, en el presente caso,
encuentra fundamento adicional en el Reglamento del Expediente de Salud de la Caja Costarricense de Seguro
Social. Por demás, se debe advertir que la solicitud planteada por el recurrente no está referida a que se le permita el
acceso a las piezas del proceso disciplinario promovido frente al amparado, lo que se ha garantizado de manera
oportuna (folios 55 y 56), sino más bien a los expedientes médicos de la Sras. Fanny Muñoz Muñoz y Nicolaza Rojas
Gómez, cuyo contenido es confidencial y goza de protección al amparo del artículo 24 de la Constitución Política. Por
ello, es razonable que el recurrido exija la autorización expresa de las Sras. Muñoz Muñoz y Rojas Gómez para que
el promovente pueda acceder a sus expedientes, o que medie una orden jurisdiccional con ese propósito.
Consecuentemente, al estimarse en esta sentencia que la actuación del recurrido no vulnera el Derecho de la
Constitución, lo procedente es declarar sin lugar el amparo, también, en lo que toca a este punto.
Por tanto:
Se declara sin lugar el recurso.Luis Fernando Solano C. Presidente
Carlos M. Arguedas R.
Ana Virginia Calzada M.
Adrián Vargas B.
Gilbert Armijo S.
Susana Castro A.
Aldo Milano S.
Sala Constitucional Sentencia 10445 - 04
Partes
Caso
Normativa
Involucrada
Desarrollo
Conclusión
Alejandro Acuña vs Rectora y la Comisión de Resolución de Denuncias sobre
Hostigamiento Sexual, ambos de la Universidad Nacional
El recurrente reclama que dentro del procedimiento disciplinario seguido en su contra se
lesionó su derecho a un debido proceso, pues se le impuso una suspensión sin goce de
salario a pesar que la Rectoría reconoció que la Comisión que recomendó omitió referirse
a su escrito de conclusiones; además, en el acto final no se le informó de la posibilidad de
interponer recursos y la Comisión se integró con sólo cinco integrantes, en menoscabo de
la normativa que rige la materia
Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia
Para esta Sala, no se ha producido violación alguna a los derechos fundamentales del
amparado por cuanto éste ha tenido la posibilidad de ejercer su defensa en todo momento,
sin que fuera colocado en estado de indefensión alguna, con lo cual no existe una
violación sustancial al debido proceso susceptible de ser declarado en esta vía. Al
respecto, y en cuanto a los alegatos concretos del recurrente, cabe recordar que no toda
violación a las formas procesales constituye per se una vulneración de las garantías
fundamentales del investigado en un procedimiento administrativo, pues sólo en los casos
en que a la persona se le haya dejado en un grave estado de indefensión se hace
necesaria la intervención de este Tribunal Constitucional.
En consecuencia, el hecho de que la Comisión no se pronunciara sobre el alegato de
conclusiones no lo colocó en indefensión, pues posteriormente la Rectoría valoró en su
resolución los argumentos ahí planteados por el recurrente, y en todo caso es ésta
Rectoría el órgano competente para dictar la resolución final pues la Comisión sólo emite
una recomendación. Asimismo, debe indicarse que aun cuando en el acto final no se
informó al recurrente de los recursos que procedían, se desprende del expediente que sí
los presentó en tiempo, con lo cual es claro que no fue colocado en indefensión pues
estuvo en capacidad de ejercer su defensa, subsanando la omisión. Finalmente, debe
indicarse que resulta un extremo de mera legalidad determinar si la Comisión que llevó a
cabo el procedimiento estuvo bien o mal integrada, bastando a esta Sala que se hayan
respetado los elementos integrantes del debido proceso constitucional, como en efecto
sucedió.
Se declara sin lugar el recurso
Texto Completo de la Sentencia
Sentencia :
Año :
Expediente:
Despacho:
Fecha:
Hora:
Tipo de sentencia:
Redactor:
Clase de asunto:
10445
2004
04-005239-0007-CO
Sala Constitucional
24/09/2004
9:13:00 AM
De Fondo
Vargas Benavides Adrián
Recurso de amparo
Exp: 04-005239-0007-CO
Res: 2004-10445
SALA CONSTITUCIONAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. San José, a las nueve horas con trece
minutos del veinticuatro de setiembre del dos mil cuatro.Recurso de amparo interpuesto por Alejandro Acuña Arguello, mayor, portador de la cédula de identidad
número uno- seiscientos sesenta y tres- ochocientos setenta y siete, a favor de sí mismo, contra la Rectora y la
Comisión de Resolución de Denuncias sobre Hostigamiento Sexual, ambos de la Universidad Nacional.
Resultando:
1.- Por escrito recibido en la Secretaría de la Sala a las trece horas veintitrés minutos del tres de junio de dos
mil cuatro, el recurrente interpone recurso de amparo contra la Rectora y la Comisión de Resolución de Denuncias
sobre Hostigamiento Sexual, ambos de la Universidad Nacional y manifiesta que él es profesor de la Universidad
Nacional y debido a la denuncia de una estudiante se abrió procedimiento administrativo en su contra, de
conformidad al Reglamento Para Prevenir, Investigar y Sancionar el Hostigamiento Sexual en la Universidad
Nacional. Señala que la tramitación del expediente correspondió en primera instancia a una comisión creada en
dicho reglamento y que se denomina Comisión de Resolución de Denuncias sobre Hostigamiento Sexual. Alega que
dicha Comisión, desde el inicio del procedimiento hasta la resolución final incurrió en varias violaciones al principio
constitucional del debido proceso, lo que fue reclamado de forma oportuna; no obstante lo cual, haciendo caso omiso
de su reclamo, tal Comisión emitió la correspondiente recomendación a la Rectoría, mediante resolución 6-2004.
Señala que la Rectoría detectó la alegada violación al debido proceso, pues, en la resolución número R-1197-R-2004
aceptó que dicha Comisión omitió pronunciarse respecto de lo indicado por él en su escrito de conclusiones, así
como pronunciarse en lo referente a la prueba aportada por él. Indica que ante ello señaló que " lleva razón el
profesor ACUÑA respecto de este punto, dado que el omitir referirse a los alegatos del denunciado, así como no
indicar la valoración otorgada a la prueba ofrecida por este, se violenta flagrantemente su derecho de defensa, y por
ende el debido proceso. " Indica que la Rectoría también hizo la observación de que la recomendación que emite la
Comisión debe ser razonada y motivada, agotando cada uno de los argumentos de las partes, manifestando su
posición al respecto, y dejando clara la valoración que sobre la prueba se realizó, lo que no se daba en tal caso.
Manifiesta que no obstante ello, en lugar de anularse tal recomendación, la Rectoría procedió a confirmar lo resuelto
por la Comisión y le impuso una sanción de quince días de suspensión sin goce de salario, con lo que se agrava la
violación al debido proceso. Considera que también se violenta el debido proceso al omitir la Rectoría el indicar qué
recursos proceden en contra de su resolución. Estima que tal omisión es violatoria de los artículos 39 y 41 de la
Constitución Política. Que a ello se agrega que en la audiencia oral y en el dictado de la recomendación sólo
intervinieron cuatro de los cinco integrantes de la Comisión, pese que el artículo 12 del citado Reglamento establece
que ésta se conforma por cinco personas titulares y tres suplentes, lo que implica que tal Comisión siempre debe
actuar con cinco miembros y si uno de los titulares no puede intervenir debe sustituirse con uno de los suplentes, lo
que no se dio en este caso. Solicita el recurrente que se acoja el recurso, anulando la resolución 06-2004 emitida por
la Rectoría de la Universidad Nacional.
2.- Informa bajo juramento Mirta Díaz Forbice, en su calidad de Presidenta de la Comisión de Resolución de
Denuncias sobre Hostigamiento Sexual de la Universidad Nacional (folio 50), que el veintitrés de octubre de dos mil
tres, la Fiscalía contra el Hostigamiento Sexual remitió a dicha Comisión una denuncia interpuesta contra el
recurrente por una estudiante. Señala que mediante resolución 01-2003 del veintitrés de octubre de dos mil tres se
inició el caso, concediendo al recurrente el plazo de tres días para que manifestara lo pertinente y ofreciera prueba.
Posteriormente, mediante resolución 02-2003 se emitió la apertura del procedimiento, lo cual fue informado al
recurrente. Señala que el seis de noviembre de dos mil tres, el recurrente contestó la audiencia conferida y formuló
recurso de revocatoria con apelación en subsidio contra la resolución de inicio. Indica que por resolución 03-2003 del
trece de noviembre de dos mil tres, la Comisión rechazó el recurso de revocatoria y ordenó el traslado del expediente
al Tribunal Universitario de Apelaciones, el cual solicitó el dictamen jurídico correspondiente y posteriormente por
resolución 01-2004 del veintinueve de enero de dos mil cuatro, rechazó el recurso de apelación. Indica que por
resolución 04-2004 del doce de febrero de dos mil cuatro, se convocó a la audiencia oral y privada para el veintiséis
de febrero siguiente, la cual se llevó a cabo ese día. Manifiesta que el dos de marzo de dos mil cuatro, el recurrente
formuló sus conclusiones aportando prueba documental. Señala que por resolución 06-2004 de las quince horas del
once de marzo de dos mil cuatro, la Comisión declaró con lugar la denuncia interpuesta contra el recurrente,
recomendando a la Rectoría su despido sin responsabilidad patronal, otorgándole ocho días para que se
manifestara. Por lo anterior, el veintitrés de marzo siguiente, el recurrente formuló sus alegatos ante la Vicerrectoría
Académica. Indica que por resolución R-1197-R-2004 del veinte de mayo de dos mil cuatro, la Rectoría acogió la
recomendación pero sin despedir al recurrente, sino que en su lugar lo suspende sin goce de salario por el término
de quince días. Por lo anterior, el tres de junio de dos mil cuatro, el recurrente formuló un recurso de apelación contra
esa decisión, el cual fue trasladado al Tribunal Universitario de Apelaciones estando pendiente de resolución como
consecuencia de la orden de la Sala de suspender el acto. Considera que en todo momento se ha respetado el
debido proceso y la disconformidad con el fondo del asunto resulta un asunto de legalidad. Señala que la
recomendación emitida no resulta vinculante, por lo que la Rectoría podía apartarse de él. Indica que si bien lleva
razón el recurrente en cuanto a la integración de la Comisión, en este caso se aplica de manera supletoria lo
dispuesto para las sesiones de órganos colegiados que contempla el Estatuto Orgánico. Solicita que se desestime el
recurso planteado.
3.- Informa bajo juramento Sonia Marta Mora Escalante, en su calidad de Rectora de la Universidad Nacional
(folio 62), que se adhiere al informe rendido por la Presidenta de la Comisión de Resolución de Denuncias sobre
Hostigamiento Sexual. Agrega que en todo momento se garantizó el debido proceso al recurrente y el único
problema que la Rectoría detectó correspondió a la recomendación que la Comisión hiciera a la Rectoría. Indica que
si bien se detectó que faltaban algunos elementos, la Rectoría los completó con los actos que consideró pertinentes
que no se evaluaron y que por formar parte de la defensa era necesario su pronunciamiento, siendo que al fin de
cuentas el órgano competente para tomar la decisión es la Rectoría. Considera que la disconformidad del recurrente
es con la sanción impuesta, lo cual es un asunto de legalidad y no de constitucionalidad. Indica que si bien se omitió
informar al recurrente de los recursos que procedían, lo cierto es que el recurrente interpuso los recursos
respectivos, por lo cual se subsanó. Considera que su actuación se encuentra apegada a derecho. Solicita que se
desestime el recurso planteado.
4.- En los procedimientos seguidos se han observado las prescripciones legales.
Redacta el Magistrado Vargas Benavides ; y,
Considerando:
I.- Hechos probados. De importancia para la decisión de este asunto, se estiman como debidamente
demostrados los siguientes hechos, sea porque así han sido acreditados o bien porque el recurrido haya omitido
referirse a ellos según lo prevenido en el auto inicial:
a)
El veintitrés de octubre de dos mil tres, una estudiante de la Universidad Nacional
presentó una denuncia por supuesto acoso sexual contra el recurrente Acuña Arguello. (Folio 1 del expediente
administrativo)
b)
Mediante resolución 01-2003 del veintitrés de octubre de dos mil tres, la Comisión de
Resolución de Denuncias sobre Hostigamiento Sexual confirió audiencia al recurrente Acuña Arguello sobre los
hechos denunciados en su contra. (Folio 13 del expediente administrativo)
c)
Mediante resolución 02-2003 del treinta de octubre de dos mil tres, la Comisión de
Resolución de Denuncias sobre Hostigamiento Sexual dio inicio a un procedimiento administrativo contra el
amparado Acuña Arguello, informándole de los hechos atribuidos, dándole la posibilidad de asesorarse por un
abogado y de acceder al expediente y otorgándole la posibilidad de interponer recursos. (Folio 17 del expediente
administrativo)
d)
El siete de noviembre de dos mil tres, el recurrente Acuña Arguello presentó un recurso
de revocatoria con apelación en subsidio contra el auto de inicio del procedimiento disciplinario en su contra y refutó
los hechos denunciados. (Folio 31 del expediente administrativo)
e)
Mediante resolución 03-2003 del trece de noviembre de dos mil tres, la Comisión de
Resolución de Denuncias sobre Hostigamiento Sexual desestimó el recurso de revocatoria interpuesto por el
amparado Acuña Arguello y por resolución 01-TUA-2004-A del veintinueve de enero de dos mil cuatro, el Tribunal
Universitario de Apelaciones declaró sin lugar la apelación. (Folios 46 y 78 del expediente administrativo)
f)
Por resolución 04-2004 del doce de febrero de dos mil cuatro, la Comisión de Resolución
de Denuncias sobre Hostigamiento Sexual fijó para la realización de la audiencia oral el veintiséis de febrero de dos
mil cuatro. (Folio 84 del expediente administrativo)
g)
A las ocho horas diez minutos del veintiséis de febrero de dos mil cuatro, la Comisión de
Resolución de Denuncias sobre Hostigamiento Sexual realizó la comparecencia oral con la presencia del recurrente
Acuña Arguello y su representante legal. (Folio 141 del expediente administrativo)
h)
El dos de marzo de dos mil cuatro, el recurrente Acuña Arguello presentó junto con su
abogado un escrito de conclusiones. (Folio 244 del expediente administrativo)
i)
Mediante resolución 06-2004 del once de marzo de dos mil cuatro, la Comisión de
Resolución de Denuncias sobre Hostigamiento Sexual declaró al amparado autor responsable de la falta que se le
atribuía, recomendando a la Rectoría su despido sin responsabilidad patronal. (Folio 275 del expediente
administrativo)
j)
El veintitrés de marzo de dos mil cuatro, el recurrente Acuña Arguello presentó sus
argumentos contra la recomendación de la Comisión de Resolución de Denuncias sobre Hostigamiento Sexual.
(Folio 280 del expediente administrativo)
k)
Por resolución 1197-R-2004 de las nueve horas del veinte de mayo de dos mil cuatro, la
Rectoría de la Universidad Nacional acogió la recomendación emitida por la Comisión de Resolución de Denuncias
sobre Hostigamiento Sexual, sin embargo, se apartó en cuanto a la sanción, imponiendo al recurrente Acuña
Arguello una sanción de suspensión sin goce de salario por el término de quince días. En dicha resolución, la
Rectoría se refirió a los argumentos y testimonios presentados por el recurrente no valorados por la Comisión. (Folio
296 a 305 del expediente administrativo)
l)
El tres de junio de dos mil cuatro, el recurrente Acuña Arguello presentó un recurso de
apelación contra la decisión de suspenderlo sin goce de salario por el término de quince días. (Folio 306 del
expediente administrativo)
II.- Hechos no probados. Ninguno de relevancia para la resolución de este asunto.
III.- Objeto del recurso. El recurrente reclama que dentro del procedimiento disciplinario seguido en su contra
se lesionó su derecho a un debido proceso, pues se le impuso una suspensión sin goce de salario a pesar que la
Rectoría reconoció que la Comisión que recomendó omitió referirse a su escrito de conclusiones; además, en el acto
final no se le informó de la posibilidad de interponer recursos y la Comisión se integró con sólo cinco integrantes, en
menoscabo de la normativa que rige la materia.
IV.- Sobre el fondo. De importancia para la resolución de este asunto debe indicarse que esta Sala
Constitucional, en múltiples ocasiones, ha desarrollado los alcances y matices del derecho reconocido en los
artículos 39 y 41 de la Constitución Política. Particularmente ilustrativo es lo resuelto en la sentencia N°15-90 de las
dieciséis cuarenta y cinco horas de cinco de enero de mil novecientos noventa:
"... el derecho de defensa garantizado por el artículo 39 de la Constitución Política y por consiguiente el
principio del debido proceso, contenido en el artículo 41 de nuestra Carta Fundamental, o como suele llamársele en
doctrina, principio de 'bilateralidad de la audiencia' del 'debido proceso legal' o 'principio de contradicción' (...) se ha
sintetizado así: a) Notificación al interesado del carácter y fines del procedimiento; b) derecho de ser oído, y
oportunidad del interesado para presentar los argumentos y producir las pruebas que entienda pertinentes; c)
oportunidad para el administrado de preparar su alegación, lo que incluye necesariamente el acceso a la información
y a los antecedentes administrativos, vinculados con la cuestión de que se trate; ch) derecho del administrado de
hacerse representar y asesorar por abogados, técnicos y otras personas calificadas; d) notificación adecuada de la
decisión que dicta la administración y de los motivos en que ella se funde y e) derecho del interesado de recurrir la
decisión dictada..."
De igual forma en sentencia 5469-95 de las dieciocho horas tres minutos del cuatro de octubre de mil
novecientos noventa y cinco indicó en lo conducente:
"Esta Sala ha señalado los elementos del derecho al debido proceso legal, (ver especialmente la opinión
consultiva nº1739-92), aplicables a cualquier procedimiento sancionatorio o que pueda tener por resultado la pérdida
de derechos subjetivos. La Administración debe, en atención al derecho de defensa del administrado: a) Hacer
traslado de cargos al afectado, lo cual implica comunicar en forma individualizada, concreta y oportuna, los hechos
que se imputan; b) Permitirle el acceso irrestricto al expediente administrativo; c) Concederle un plazo razonable
para la preparación de su defensa; d) Concederle la audiencia y permitirle aportar toda prueba que considere
oportuna para respaldar su defensa; e) Fundamentar las resoluciones que pongan fin al procedimiento; f) Reconocer
su derecho a recurrir contra la resolución sancionatoria."
En el caso concreto, se desprende del elenco de hechos probados que el amparado ha tenido en todo
momento la posibilidad de intervenir a lo largo del procedimiento disciplinario incoado en su contra y ha sido
notificado de cada una de las resoluciones emitidas, pudiendo incluso presentar los alegatos que estimó pertinentes
y estar presente en la comparecencia donde se evacuó la prueba. Asimismo, ha tenido pleno acceso al expediente,
contó con asesoría jurídica y recurrió las diferentes resoluciones, con lo cual estima esta Sala que desde el punto de
vista constitucional se ha garantizado el debido proceso, según lo indicado en el considerando anterior en cuanto al
contenido esencial de este derecho. En consecuencia, desde la perspectiva que resulta relevante para esta Sala, no
se ha producido violación alguna a los derechos fundamentales del amparado por cuanto éste ha tenido la
posibilidad de ejercer su defensa en todo momento, sin que fuera colocado en estado de indefensión alguna, con lo
cual no existe una violación sustancial al debido proceso susceptible de ser declarado en esta vía. Al respecto, y en
cuanto a los alegatos concretos del recurrente, cabe recordar que no toda violación a las formas procesales
constituye per se una vulneración de las garantías fundamentales del investigado en un procedimiento
administrativo, pues sólo en los casos en que a la persona se le haya dejado en un grave estado de indefensión se
hace necesaria la intervención de este Tribunal Constitucional. En consecuencia, el hecho de que la Comisión no se
pronunciara sobre el alegato de conclusiones no lo colocó en indefensión, pues posteriormente la Rectoría valoró en
su resolución los argumentos ahí planteados por el recurrente, y en todo caso es ésta Rectoría el órgano competente
para dictar la resolución final pues la Comisión sólo emite una recomendación. Asimismo, debe indicarse que aun
cuando en el acto final no se informó al recurrente de los recursos que procedían, se desprende del expediente que
sí los presentó en tiempo, con lo cual es claro que no fue colocado en indefensión pues estuvo en capacidad de
ejercer su defensa, subsanando la omisión. Finalmente, debe indicarse que resulta un extremo de mera legalidad
determinar si la Comisión que llevó a cabo el procedimiento estuvo bien o mal integrada, bastando a esta Sala que
se hayan respetado los elementos integrantes del debido proceso constitucional, como en efecto sucedió.
V.- En conclusión, no observa la Sala que se haya violentado el derecho de defensa y al debido proceso del
amparado, toda vez que ha tenido participación activa a lo largo del procedimiento, no fue colocado en ningún
momento en estado de indefensión ni se produjo un vicio sustancial del procedimiento. Por lo anterior, el recurso
debe desestimarse, como en efecto se hace, sin perjuicio de que el amparado acuda a la vía ordinaria
correspondiente si considera que el procedimiento está viciado de nulidad.
Por tanto:
Se declara sin lugar el recurso.
Luis Fernando Solano C. Presidente
Adrián Vargas B.
Gilbert Armijo S.
Ernesto Jinesta L.
Fernando Cruz C.
Susana Castro A.
Fabián Volio E.
Extracto de la Sentencia
Sala Constitucional Sentencia 6962 – 05
Partes
Caso
Normativa
Involucrada
Desarrollo
Conclusión
Dania Chavarría vs Concejo Municipal de Mora
Alega la recurrente que en relación con la denuncia que presentó en contra del auditor
municipal por hostigamiento sexual, ha interpuesto varias gestiones ante la Municipalidad
de Mora y a pesar del tiempo transcurrido, no ha obtenido respuesta. Además considera
que la corporación recurrida ha retrasado injustificadamente la atención de esa denuncia y
que el hecho de que el auditor municipal hubiera interpuesto un recurso de amparo en
contra de tal procedimiento administrativo, no inhibe la continuación y desarrollo de tal
procedimiento. Considera que tales hechos lesionan sus derechos fundamentales y por
ello pide la estimación del recurso en vista de que siente que la inseguridad que produce la
situación, le afectará en su relación laboral
Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia
En su condición de denunciante, consta que la recurrente ha sido notificada de algunas
resoluciones y a partir de esa condición, ella ha presentado dos solicitudes: una ampliación
de la suspensión del denunciado y una recusación en contra de una Regidora Municipal;
gestiones que fueron recibidas y respecto de las cuales, a pesar de que según se afirma
ya se dictó resolución final, no consta que tal resultado le hubiera sido comunicado de
manera alguna a la recurrente y por ende, frente a esa situación la Sala considera que se
ha lesionado, en perjuicio de la recurrente, su derecho de petición y pronta resolución pues
debe recordarse que esta Sala ha señalado que el denunciante puede satisfacerse con
instar la investigación, sin otra pretensión ulterior pero también cabe en su derecho
requerir que sea informado del curso que se ha dado a la denuncia, de manera que se ha
de informar al petente de lo actuado, oportunamente. Por tales razones, respecto de este
extremo, el amparo es procedente.
Por otra parte, alega la recurrente que las autoridades municipales no debieron suspender
la tramitación del procedimiento administrativo en contra del denunciado porque ello afecta
su relación laboral. Sin embargo, debe indicarse que la decisión adoptada por la
Municipalidad de Mora para suspender la tramitación de ese procedimiento administrativo,
encuentra su fundamento en una resolución dictada por este Tribunal respecto de la cual
la recurrente no puede pretender contar con ninguna injerencia y por ende, en cuanto a
este extremo, el recurso debe ser desestimado.
Se declara parcialmente con lugar el recurso por violación al derecho de petición y pronta
resolución en perjuicio de la recurrente. Se ordena notificar inmediatamente a la recurrente
la decisión adoptada en cuanto a las solicitudes que presentó de recusación y ampliación
de suspensión del denunciado
Texto Completo de la Sentencia
Sentencia :
Año :
Expediente:
Despacho:
Fecha:
Hora:
Tipo de sentencia:
Redactor:
Clase de asunto:
06962
2005
05-000974-0007-CO
Sala Constitucional
03/06/2005
9:06:00 AM
De Fondo
Volio Echeverría Fabián
Recurso de amparo
Exp: 05-000974-0007-CO
Res: 2005-06962
SALA CONSTITUCIONAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. San José, a las nueve horas con seis
minutos del tres de junio del dos mil cinco.Recurso de amparo interpuesto por Dania Chavarría Núñez, mayor, soltera, portadora de la cédula de
identidad número 1-913-235, vecina de Colón de Mora de San José; contra el Concejo Municipal de Mora.
Resultando:
1 .- Por escrito recibido en la Secretaría de la Sala a las dieciocho horas quince minutos del treinta y uno de
enero del dos mil cinco, la recurrente interpone recurso de amparo contra el Concejo Municipal de Mora y manifiesta
que labora para la Municipalidad recurrida como Jefe del Departamento de Ingeniería desde el veinticuatro de marzo
del dos mil cuatro. Indica que en octubre del dos mil cuatro, presentó en forma verbal una denuncia por
hostigamiento sexual en contra del Auditor Municipal y el dieciséis de noviembre siguiente recibió una comunicación
por parte del Organo Director del Procedimiento, mediante la cual se le convocó a una audiencia oral y privada a
celebrarse el veinticuatro de noviembre siguiente, además se le informó que se había suspendido al Auditor de sus
labores por espacio de tres meses con goce de salario. Añade que efectivamente el veinticuatro de noviembre del
dos mil cuatro se presentó a la audiencia referida, sin embargo, se le indicó de forma verbal que la audiencia estaba
suspendida. Señala que mediante escrito del trece de diciembre del dos mil cuatro, presentó ante el Concejo
Municipal de Mora, una recusación en contra de la Regidora Elsie Castro ya que en sesiones anteriores había estado
adelantando su criterio con relación a su caso; gestión respecto de la cual, a la fecha, no se ha emitido resolución
alguna. Manifiesta que igualmente, por escrito del diecisiete de enero del dos mil cinco, solicitó a ese mismo Concejo
información sobre el curso que se ha dado al procedimiento, así como una ampliación de la suspensión del
denunciado ya que éste había realizado comentarios amenazantes sobre su persona a otra compañera de trabajo
por lo que teme por su estabilidad psicológica y laboral; sin embargo, respecto de tal gestión tampoco ha recibido
respuesta alguna. Indica que extraoficialmente se enteró que el denunciado estableció un recurso de amparo que
se tramita en expediente número 04-012317-0007-CO, motivo por el cual el Concejo Municipal suspendió el
procedimiento de investigación a pesar de que esta Sala únicamente ordenó no dictar resolución final, lo que implica,
que no debió haberse paralizado el trámite del mismo. Estima que con los hechos impugnados se violenta en su
perjuicio lo dispuesto en los artículos 27, 33, 39, 41 y 42 de la Constitución Política , por lo que solicita a la Sala se
declare con lugar el recurso, ordenándose a las autoridades recurridas, dar atención a las gestiones de su interés y
continuar con el trámite del proceso, como en derecho corresponde.
2 .- Informan bajo juramento Félix Arbureola Gutiérrez, en su calidad de Alcalde Municipal, Marvin Rojas
Jiménez en su condición de Presidente del Concejo Municipal y Alba Iris Ortiz Recio, como Directora del
Procedimiento Administrativo para investigar la verdad real de los hechos en torno a la denuncia que presentó la
recurrente contra el Auditor Municipal, todos de la Municipalidad de Mora (folio 29), que efectivamente la recurrente
labora para la Municipalidad de Mora como Jefe del Departamento de Ingeniería y es cierto que formuló denuncia
verbal ante el Alcalde Municipal por presunto acoso sexual en contra del Auditor de esa Municipalidad, siendo por
ese motivo y para investigar los hechos ocurridos que se ordenó la apertura de un órgano director del
procedimiento administrativo. Señalan que es cierto que el dieciséis de noviembre del dos mil cuatro se le notificó a
la recurrente la resolución en donde el órgano director del procedimiento señalaba hora y fecha para la
comparecencia oral y privada, la cual debió suspenderse posteriormente debido a que el investigado presentó
incidente de recusación contra un integrante del órgano director; recusación que ya fue resuelta por el Concejo
Municipal ratificando la integración de dicho órgano. Indican que el auditor municipal fue separado temporalmente
con goce de salario de su cargo mientras se realiza la investigación y que ha sido ampliada recientemente a tres
meses más. Manifiestan que efectivamente la recurrente ha presentado sendos escritos en los siguientes sentidos:
a) recusando a la Regidora Elsie Castro, la cual fue rechazada por unanimidad de votos en el Concejo Municipal; b)
gestión para que se ampliara la separación temporal del auditor con goce de salario, la cual fue acogida por el
Concejo Municipal de Mora. Indican que efectivamente el procedimiento administrativo no ha podido concluirse por
cuanto el auditor municipal interpuso un recurso de amparo que se tramita en expediente número 04-012317-0007CO y mediante la resolución de las nueve horas veinte minutos del primero de diciembre del dos mil cuatro, se
suspendieron los actos y se ordenó no realizar acto alguno en contra del perjudicado; amparo que no se ha resuelto
todavía. Señalan que difieren del criterio de la recurrente según el cual la resolución de la Sala Constitucional en ese
amparo implica únicamente no dictar la resolución final del acto y ello es sí porque según la Ley de Control Interno, el
Código Municipal y resoluciones de la Contraloría General de la República , entratándose del auditor municipal, el
Concejo Municipal está imposibilitado de dictar resolución final del acto pues solamente puede trasladar el proceso
instruido a la Contraloría General de la República para que ésta, a su vez, emita el correspondiente criterio y
resolución final. Además señalan que al contestar el amparo interpuesto por el auditor municipal, solicitaron
autorización expresa para continuar con los procedimientos pero tal solicitud no ha sido resuelta aún. También
indican que en dicho amparo se ha atacado la personería del órgano director y ello tampoco ha sido resuelto por la
Sala , por lo cual consideran que no es posible continuar con un procedimiento que se encuentra cuestionado.
Agregan que en virtud de la necesidad de que la Municipalidad de Mora cuente con un auditor, reiteran la solicitud
para que se les autorice a proseguir con los hechos investigados bajo la expresa resolución de que el Concejo no
pueda emitir la resolución final por cuanto ésta es competencia de la Contraloría General de la República. Finalizan
solicitando declarar parcialmente con lugar el recurso pues lo único que han hecho es acatar la resolución de la Sala
Constitucional.
3 .- En los procedimientos seguidos se han observado las prescripciones legales.
Redacta el Magistrado Volio Echeverría ; y,
Considerando:
I .- Hechos probados. De importancia para la decisión de este asunto, se estiman como debidamente
demostrados los siguientes hechos: a) que la recurrente formuló denuncia verbal ante el Alcalde Municipal de Mora
contra el Auditor de esa Municipalidad por supuesto acoso sexual y por ello se ordenó la apertura de un
procedimiento administrativo de investigación (ver manifestaciones rendidas bajo juramento de folio 29 vuelto y
documento de folio 280 del expediente administrativo); b) que a la recurrente se le notificó la resolución de inicio del
procedimiento en la que se convocaba a audiencia oral y privada (ver manifestaciones rendidas bajo juramento de
folio 29 vuelto y documento de folio 224 del expediente administrativo); c) que la recurrente presentó ante la
Municipalidad de Mora escritos en los cuales, en uno recusó a la Regidora Elsie Castro y en otro formuló una
gestión para que se ampliara la separación temporal del auditor (ver manifestaciones rendidas bajo juramento de
folio 29 vuelto y documentos de folios 6 a 10); d) que el procedimiento administrativo iniciado en contra del auditor
municipal, se ha suspendido por la interposición de un recurso de amparo (ver manifestaciones rendidas bajo
juramento de folio 30).
II .- Objeto del recurso. Alega la recurrente que en relación con la denuncia que presentó en contra del auditor
municipal por hostigamiento sexual, ha interpuesto varias gestiones ante la Municipalidad de Mora y a pesar del
tiempo transcurrido, no ha obtenido respuesta. Además considera que la corporación recurrida ha retrasado
injustificadamente la atención de esa denuncia y que el hecho de que el auditor municipal hubiera interpuesto un
recurso de amparo en contra de tal procedimiento administrativo, no inhibe la continuación y desarrollo de tal
procedimiento. Considera que tales hechos lesionan sus derechos fundamentales y por ello pide la estimación del
recurso en vista de que siente que la inseguridad que produce la situación, le afectará en su relación laboral.
III .- Sobre el fondo. De las pruebas aportadas a los autos y de los informes rendidos bajo la fe del juramento,
se desprende que efectivamente la recurrente presentó una denuncia ante el Alcalde Municipal de Mora por
supuesto hostigamiento sexual provocado por el Auditor Municipal de esa Municipalidad. En vista de la gravedad de
los hechos, se inició un procedimiento administrativo en contra de aquél funcionario municipal y para ello inclusive se
ha designado un órgano director del procedimiento. Ahora bien, en su condición de denunciante, consta que la
recurrente ha sido notificada de algunas resoluciones como aquella que inició el procedimiento administrativo y a
partir de esa condición, ella ha presentado dos solicitudes en concreto: una ampliación de la suspensión del
denunciado y una recusación en contra de una Regidora Municipal; gestiones que inclusive bajo juramento se acepta
que fueron recibidas y respecto de las cuales, a pesar de que según se afirma ya se dictó resolución final, no consta
que tal resultado le hubiera sido comunicado de manera alguna a la recurrente y por ende, frente a esa situación la
Sala considera que se ha lesionado, en perjuicio de la recurrente, su derecho de petición y pronta resolución pues
debe recordarse que esta Sala ha señalado que el denunciante puede satisfacerse con instar la investigación, sin
otra pretensión ulterior pero también cabe en su derecho requerir que sea informado del curso que se ha dado a la
denuncia, de manera que se ha de informar al petente de lo actuado, oportunamente (ver en tal sentido sentencia
No.1999-08675 de las quince horas treinta minutos del nueve de noviembre de mil novecientos noventa y nueve).
Por tales razones, respecto de este extremo, el amparo es procedente, debiendo ordenarse a las autoridades
recurridas la inmediata notificación a la recurrente de las decisiones adoptadas en cada una de esas solicitudes que
presentó.
IV .- Por otra parte, alega la recurrente que las autoridades municipales no debieron suspender la tramitación
del procedimiento administrativo en contra del denunciado porque ello afecta su relación laboral. Sin embargo, sobre
el particular, debe indicarse que la decisión adoptada por la Municipalidad de Mora para suspender la tramitación de
ese procedimiento administrativo, encuentra su fundamento en una resolución dictada por este Tribunal respecto de
la cual la recurrente no puede pretender contar con ninguna injerencia y por ende, en cuanto a este extremo, el
recurso debe ser desestimado.
Por tanto:
Se declara parcialmente con lugar el recurso por violación al derecho de petición y pronta resolución en
perjuicio de la recurrente. Se ordena notificar inmediatamente a la recurrente la decisión adoptada en cuanto a las
solicitudes que presentó de recusación y ampliación de suspensión del denunciado. Se condena a la Municipalidad
de Mora al pago de las costas, daños y perjuicios causados con los hechos que sirven de base a esta declaratoria,
los que se liquidarán en ejecución de sentencia de lo contencioso administrativo. En todo lo demás se declara sin
lugar el recurso.Ana Virginia Calzada M. Presidenta
Adrián Vargas B.
Gilbert Armijo S.
Ernesto Jinesta L.
Fernando Cruz C.
Susana Castro A.
Fabián Volio E.
Extracto de la Sentencia
Sala Constitucional Sentencia 00033 – 07
Partes
Caso
Normativa
Involucrada
Desarrollo
Conclusión
Víctor Cortes vs Comision Institucional contra el Hostigamiento Sexual de la Universidad
de Costa Rica y Directora del Centro de Investigacion en Estudios de la Mujer de la
Universidad de Costa Rica
El recurrente es profesor en la UCR. Dos alumnas de esa casa de estudios interpusieron
denuncias por acoso sexual en su contra ante la Comisión Institucional contra el
Hostigamiento Sexual.
Acusa que la Coordinadora de esa comisión y la Directora del CIEM presumieron su
culpabilidad, que la notificación no se hizo en forma personal, sino que se le dejó la
comunicación en su lugar de trabajo con una tercera persona totalmente ajena al
procedimiento, que la Directora del CIEM entregó unos informes técnicos de la condición
psicosocial de los casos que se tramitan en su contra de los que se se enteró de su
existencia por casualidad, que la Comisión Instructora señaló fecha para escuchar una
ampliación de la denuncia y el descargo respectivo, señalándose el mismo día para
atender dos casos distintos que no han sido acumulados en virtud del principio de
privacidad previsto en la Ley en contra del Hostigamiento Sexual, y sin que exista norma
alguna que lo autorice.
Manifiesta impugnar por inconstitucional el Reglamento de la UCR en contra del
Hostigamiento Sexual
Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia
La Sala Constitucional no está llamada a controlar irregularidades que, por su naturaleza,
hacen parte del Debido Proceso Legal (no del Constitucional), de modo que tratar de
discutirlos por la vía del amparo resultaría absolutamente improcedente.
La supuesta parcialidad de la Coordinadora de la Comisión Institucional contra el
Hostigamiento Sexual y la Directora del CIEM puede ser planteada en el propio
procedimiento administrativo. Los defectos de la notificación debe plantearse a través del
incidente de nulidad de notificación. Los informes técnicos de la condición psicosocial que
se elaboraron en relación a las denuncias fueron agregados al expediente antes que se
realizara la comparecencia del caso.
Asimismo, como el recurrente no explica porqué estima que el Reglamento de la
Universidad de Costa Rica en contra del Hostigamiento Sexual, en sí mismo, es
inconstitucional
Por último, de la documentación que obra en autos se constata que ambos procedimientos
se tramitan en forma separada e independiente, y si bien sus respectivas comparencias se
programaron a la misma hora del mismo día, el Coordinador de la Comisión Institucional
contra el Hostigamiento Sexual indicó que dichas comparecencias en realidad se
realizarían en forma sucesiva, no simultánea.
El accionante, de estimar que no resulta conforme a derecho que se permita ampliar las
denuncias planteadas ya que resulta intempestivo y no existe norma expresa que lo
habilite, deberá discutir esos extremos en las vías de legalidad ordinaria.
Se rechaza de plano el recurso
Texto Completo de la Sentencia
Sentencia : 00033 Año : 2007
Expediente:
06-014548-0007-CO
Despacho: Sala Constitucional
Fecha:
09/01/2007
Hora:
3:02:00 PM
Tipo de sentencia: De Fondo
Redactor:
Clase de asunto:
Solano Carrera Luis Fernando
Recurso de amparo
Exp:
Res:
Nº 06-014548-0007-CO
Nº 2007-000033
SALA CONSTITUCIONAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. San José , a las quince horas y dos
minutos del nueve de enero del dos mil siete.
Recurso de amparo interpuesto por VICTOR CORTES GRANADOS, cédula de identidad número 602460371,
contra la COMISION INSTITUCIONAL CONTRA EL HOSTIGAMIENTO SEXUAL DE LA UNIVERSIDAD DE
COSTA RICA y la DIRECTORA DEL CENTRO DE INVESTIGACION EN ESTUDIOS DE LA MUJER DE LA
UNIVERSIDAD DE COSTA RICA.
Resultando:
1.- Por escrito recibido en la Secretaría de la Sala a las 15:11 horas del 27 de noviembre de 2006, el
recurrente interpone recurso de amparo contra la COMISION INSTITUCIONAL CONTRA EL HOSTIGAMIENTO
SEXUAL DE LA UNIVERSIDAD DE COSTA RICA y la DIRECTORA DEL CENTRO DE INVESTIGACION EN
ESTUDIOS DE LA MUJER DE LA UNIVERSIDAD DE COSTA RICA y manifiesta que es profesor en la Universidad
de Costa Rica y el 29 de agosto de 2006, dos alumnas de esa casa de estudios interpusieron denuncias por acoso
sexual en su contra ante la Comisión Institucional contra el Hostigamiento Sexual. El 1° de septiembre siguiente, la
Coordinadora de esa comisión, mediante oficio CICHS-153-06, hizo manifestaciones en las que presumió que el
recurrente era culpable de los hechos que se le endilgaban, violando así la presunción de inocencia. El 28 de
septiembre de 2006, la Directora del Centro de Investigación en Estudios de la Mujer , mediante oficio CIEM-4792006, manifestó que el equipo interdisciplinario para la atención de situaciones de hostigamiento sexual del centro
que dirige, había brindado asesoría y acompañamiento legal y psicosocial a las estudiantes que interpusieron la
denuncia en su contra, tanto antes como después de la interposición de la denuncia misma. Posteriormente, ambas
funcionarias, que ya para ese momento habían externado criterio, en conjunto con tres miembros de la Comisión
Institucional contra el Hostigamiento Sexual de la Universidad de Costa Rica, procedieron a nombrar la Comisión
Instructora (del Procedimiento). Entonces, el 31 de octubre, se pretendió notificarle en forma inconstitucional las
denuncias planteadas, pero no se hizo en forma personal, sino que se le dejó la comunicación en su lugar de trabajo
con una tercera persona totalmente ajena al procedimiento. Acusa que el 10 de noviembre de 2006, la Directora del
Centro de Investigación en Estudios de la Mujer entregó unos informes técnicos de la condición psicosocial de los
casos que se tramitan en su contra, también emitidos por el Centro de Investigación en Estudios de la Mujer , que se
confeccionaron sin tomar el parecer de un psicólogo ni entrevistar al investigado. En este sentido, reclama que nunca
se le comunicó al amparado el informe ni se le dio audiencia sobre él, siendo que el afectado se enteró de su
existencia por casualidad. Peor aún, el 20 de noviembre de 2006, la Comisión Instructora señaló el 28 de noviembre
para escuchar una ampliación de la denuncia y el descargo respectivo, señalándose el mismo día para atender dos
casos distintos que no han sido acumulados en virtud del principio de privacidad previsto en la Ley en contra del
Hostigamiento Sexual, y sin que exista norma alguna que lo autorice. Cuestiona que no se le de un plazo suficiente
para preparar sus alegatos, pues en un mismo acto se pretende realizar la ampliación de la denuncia, la
contestación y la réplica y la recepción de la prueba. Manifiesta impugnar por inconstitucional el Reglamento de la
Universidad de Costa Rica en contra del Hostigamiento Sexual, aprobado en Sesión 4260-10 del 6 de mayo de 1997.
Objeta que la Coordinadora de la Comisión Institucional contra el Hostigamiento Sexual y la Directora del Centro de
Investigación en Estudios de la Mujer sean a la vez juez y parte en este asunto, pues han brindado asesoría a las
denunciantes. Acusa violentados en su perjuicio el principio de imparcialidad en la función pública, el principio de
legalidad, el principio de razonabilidad, el principio de reserva de ley y los artículos 39 y 41 de la Constitución
Política. Solicita el recurrente que se declare con lugar el recurso, con las consecuencias de ley.
2.- El artículo 9 de la Ley de la Jurisdicción Constitucional faculta a la Sala a rechazar de plano o por
el fondo, en cualquier momento, incluso desde su presentación, cualquier gestión que se presente a su conocimiento
que resulte ser manifiestamente improcedente, o cuando considere que existen elementos de juicio suficientes para
rechazarla, o que se trata de la simple reiteración o reproducción de una gestión anterior igual o similar rechazada.
Redacta el Magistrado Solano Carrera ; y,
Considerando:
I.- El ámbito de competencia de la Sala ante reproches por violaciones al Debido Proceso y al Derecho de
Defensa, no es —ni puede ser— universal , pues, a la sazón, existen numerosos quebrantos a los artículos 39 y 41
de la Constitución Política que pueden ser planteados ante otras Autoridades Administrativas o Judiciales. En efecto,
es necesario tener presente que la Sala Constitucional no es una instancia más en los procedimientos que se
tramitan ante las distintas Administraciones Públicas y, en consecuencia, no está llamada a controlar irregularidades
que, por su naturaleza, hacen parte del Debido Proceso Legal (no del Constitucional), de modo que tratar de
discutirlos por la vía del amparo resultaría absolutamente improcedente. De esta suerte, en sentencia Nº 2005017660 de las 10:10 horas del 23 de diciembre de 2005, este Tribunal afirmó lo siguiente:
“… como ya se ha manifestado en reiteradas ocasiones (véase en ese sentido, resoluciones número 5726-96
de las dieciséis horas veinticuatro minutos del veinticuatro de octubre y 6280-96 de las quince horas cincuenta y un
minutos del diecinueve de noviembre, ambas del año pasado), no toda violación de las formas procesales constituye
a su vez lesión al debido proceso, que es lo que alega el recurrente, habida cuenta que esta sede no está llamada a
corregir todos los vicios in procedendo, a pesar de que con frecuencia los litigantes o amparados pretenden arreglar
cualquier irregularidad procesal, por pequeña que sea, acudiendo al amparo, que no está diseñado para ese
propósito, sino sólo para enmendar las infracciones a los elementos esenciales del debido proceso. De ahí que si se
encuentra inconforme con el contenido y motivación del acto denegatorio del reclamo administrativo que incoara
inicialmente ante la administración recurrida, será ante ella que deberá reclamarlo y por la vía de los recursos
administrativos, pudiendo incluso acudir a la vía jurisdiccional ordinaria, previo agotamiento de la vía anterior, a
reclamar sus derechos, más no en esta sede que no es la competente para ello.”
II.- En esta tesitura, observa la Sala que el primer reclamo expuesto por el accionante —a saber, la supuesta
parcialidad de la Coordinadora de la Comisión Institucional contra el Hostigamiento Sexual y la Directora del Centro
de Investigación en Estudios de la Mujer —, tenga o no fundamento, hace referencia a una eventual irregularidad del
tipo que, como se dijo, no cabe ventilar aquí, en el tanto, de ser necesario, puede ser planteada en el propio
procedimiento administrativo. En efecto, en sentencia N° 2005-014031 de las 10:19 horas del 14 de octubre de
2005, la Sala declaró lo siguiente:
“ La recurrente también alega que planteó recusación que no se le resolvió ‘legalmente’. Lo que se
complementa con el estudio de la resolución de las diez horas del treinta y uno de agosto del dos mil cinco, de la que
se desprende que la recurrente efectivamente interpuso una recusación y que ésta le fue rechazada (ver folio 5 del
expediente). En cuyo caso, la disconformidad de la recurrente con lo resuelto también hace referencia a un conflicto
de legalidad ordinaria que no procede dilucidarse en esta jurisdicción, ya que ‘las discusiones sobre presuntas
parcialidades y procedencia de recusaciones en la vía administrativa, reiteradamente ha sido remitida por este
Tribunal a esa vía, por tratarse de asuntos de mera legalidad’ (sentencia número 2003-10189 de las 18:17 horas del
16 de setiembre del 2003. Ver en este mismo sentido sentencia número 2003-1737 de 14:43 horas del 4 de marzo
del 2003 y 2003-09116 de las 9:12 horas del 29 de agosto del 2003) .”
Tome en cuenta el accionante que, en todo caso, en tratándose de procedimientos administrativos, la
Administración es a la vez “juez y parte”, pues la finalidad del procedimiento es simplemente establecer los
elementos de convicción suficientes para fundamentar un acto administrativo en el que ejercita su potestad
sancionadora, siendo que, en estos supuestos, es la motivación expresa del acto correspondiente la que, en gran
medida, garantiza la imparcialidad de la Administración ; de ahí que no es mera formalidad sino un requisito
sustancial que permite que el administrado conozca las razones del proceder administrativo (sentencia Nº 2006003540 de las 18:11 horas del 14 de marzo de 2006).
III.- Otro tanto puede decirse sobre los defectos de la notificación a los que alude el recurrente en su escrito.
En efecto, el que una notificación contenga algún vicio que pueda aparejar su nulidad es un asunto que debe
plantearse, analizarse y resolverse en la instancia administrativa correspondiente, a través del incidente de nulidad
de notificación, por ser ese mecanismo el adecuado para pronunciarse al respecto (véase la sentencia sentencia N°
2006- 001818 de las 08:33 horas del 17 de febrero de 2006). Así, en el pronunciamiento N° 2005- 015353 de las
10:31 horas del 9 de noviembre de 2005, la Sala declaró lo siguiente:
“ El recurrente pretende que la Sala –por la vía del amparo– declare la nulidad de la notificación N. 1336 de 21
de octubre de 2005, al no indicar los recursos que proceden contra lo dispuesto en aquel acto administrativo de
cierre del establecimiento comercial por expender licores sin patente; pretensión que resulta impropia del recurso de
amparo que limita su intervención a la tutela de los derechos fundamentales de los habitantes, los que no se
encuentran comprometidos –al menos de manera directa– en el asunto que plantea el recurrente (artículo 29 de la
Ley de la Jurisdicción Constitucional ). En efecto, si el recurrente considera que la notificación adolesce (sic) de un
vicio de nulidad; ello constituye un asunto ajeno al ámbito de competencia de esta Jurisdicción, no sólo porque a esta
Sala no le corresponde determinar la forma de aplicación de la normativa al caso concreto sino porque, en todo caso,
la ilegalidad y consecuente nulidad de lo dispuesto en sede administrativa debe ventilarlo en esa sede y, en última
instancia, en la jurisdicción contencioso administrativa y, ésta Sala no puede a través del amparo asumir las
competencias constitucionales de aquella jurisdicción (artículo 49 de la Constitución Política ). Por otra parte, no
encuentra la Sala que la alegada omisión afecte el derecho de defensa del recurrente quien se manifiesta conocer,
no solo de las disposiciones legales que regulan los recursos que proceden contra lo dispuesto por los funcionarios
que dependen del Alcalde (artículo 162 del Código Municipal), sino también, de las resoluciones de este Tribunal que
detallan la fase recursiva municipal, razón por la cual, no puede alegarse en el caso concreto, vulneración al derecho
de defensa (ver folio 01 vuelto). Por lo expuesto, el amparo resulta inadmisible y así debe declararse. ”
IV.- Aunado a lo anterior, cabe advertir que si bien el accionante acusa que nunca se le comunicaron
formalmente los informes técnicos de la condición psicosocial que se elaboraron en relación a las denuncias, lo cierto
es que de su propio dicho y las pruebas que obran en el expediente se desprende que dichos documentos fueron
agregados al expediente antes que se realizara la comparecencia del caso (folios 49 y 109), de manera que el
amparado tuvo la oportunidad de imponerse de su contenido y preparar una defensa para la hora en que se
realizaría la audiencia correspondiente —momento procesal en que justamente procedería discutir los
cuestionamientos relativos a la prueba—. Por ende, no estima este Tribunal que con el proceder denunciado se le
haya dejado en indefensión.
V.- Asimismo, como el recurrente no explica porqué estima que el Reglamento de la Universidad de Costa
Rica en contra del Hostigamiento Sexual, en sí mismo, es inconstitucional, pues se limita a alegar que violenta el
principio de reserva de ley sin dar mayores precisiones, el extremo debe rechazarse.VI.- Por último, aún cuando el petente también objete que se fijara el 28 de noviembre como fecha para
escuchar una ampliación de la denuncia y el descargo respectivo, señalándose el mismo día para atender dos casos
distintos que no habían sido acumulados en virtud del principio de privacidad previsto en la Ley en contra del
Hostigamiento Sexual (y sin que exista norma alguna que lo autorice) y sin que se le diera un plazo suficiente para
preparar sus alegatos, reclamando así que en un mismo acto se pretendía realizar la ampliación de la denuncia, la
contestación y la réplica y la recepción de la prueba, lo cierto es que de la lectura de la documentación que obra en
autos se constata que, precisamente, ambos procedimientos se tramitan en forma separada e independiente, y si
bien sus respectivas comparencias se programaron a las 09:00 horas de ese día (véanse los folios 36 y 98), en
resolución CI-08-06 del 23 de noviembre de 2006, al resolverse una impugnación sobre este extremo, el Coordinador
de la Comisión Institucional contra el Hostigamiento Sexual indicó que dichas comparecencias en realidad se
realizarían en forma sucesiva, no simultánea (véase folio 92). Por ende, siendo además cierto que el accionante ha
estado al corriente de las denuncias tramitadas en su contra desde inicios de noviembre, de estimar que este
proceder presenta algún vicio, y que no resulta conforme a derecho que se permita ampliar las denuncias planteadas
en esos términos, ya que resulta intempestivo y no existe norma expresa que lo habilite, deberá discutir esos
extremos en las vías de legalidad ordinaria.
Por tanto:
Se rechaza de plano el recurso.
Luis Fernando Solano C. Presidente
Ana Virginia Calzada M.
Adrián Vargas B.
Ernesto Jinesta L.
Horacio González Q.
Roxana Salazar C.
Jorge Araya G.
Extracto de la Sentencia
Sala Constitucional Sentencia 1358 – 07
Partes
Caso
Normativa
Involucrada
Desarrollo
Gilgeth Villalobos vs Universidad Nacional
La recurrente, estudiante universitaria, vino en amparo porque la Universidad Nacional, en
lugar de resolver definitivamente la denuncia que, por hostigamiento sexual, presentó
contra un profesor, insiste en evacuar prueba testimonial innecesaria. La Comisión de
Resolución de Denuncias sobre Hostigamiento Sexual convocó a una nueva audiencia,
para evacuar la prueba para mejor resolver. Estima que se lesionan, en su perjuicio, el
derecho a la vida, a la integridad, a la libertad, a la igualdad, a la no violencia, a la no
revictimización, al debido proceso, a la prohibición de discriminación en razón del sexo, a
la interdicción de arbitrariedad y a un procedimiento administrativo pronto y cumplido
Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia
No corresponde a este Tribunal resolver si procedía o no solicitar prueba para mejor
proveer. Este Tribunal no es una instancia más del procedimiento si no que su función es
tutelar los Derechos Fundamentales.
Con respecto a la duración del procedimiento, es posible determinar si la Universidad
recurrida tardó en exceso en resolver la denuncia interpuesta. La Constitución Política
garantiza a todas las partes de un procedimiento, que éste debe ser rápido y cumplido,
tema que es propio de la competencia de este Tribunal.
El Derecho a una justicia pronta y cumplida del ordinal 41 de la Constitución Política no se
limita, en el Derecho Administrativo, al ámbito jurisdiccional, sino que se proyecta también
a los procedimientos administrativos.
De modo y manera que es un imperativo constitucional que los procedimientos
administrativos sean, igualmente, prontos, oportunos y cumplidos en aras de valores
constitucionales trascendentales como la seguridad y la certeza jurídicas de los que son
merecidos acreedores todos los administrados.
Cuando un órgano o ente público se excede en estos plazos, se produce un quebranto del
derecho a un procedimiento administrativo pronto y cumplido establecido en el artículo 41
de la Constitución Política.
En el presente asunto, se encuentra plenamente acreditado que desde que la Rectoría
solicitó la prueba para mejor resolver hasta la fecha de la audiencia para evacuarla
transcurrieron más de nueve meses. Los distintos órganos universitarios no lograron
ponerse de acuerdo sobre la tramitación de ésta, lo que produjo una dilación indebida que
vulneró el derecho fundamental a un procedimiento administrativo pronto y cumplido.
La universidad debe diseñar un procedimiento eficiente para no exceder el plazo que la
misma ley le impone, cuando se trata de denuncias por hostigamiento sexual. Si bien la
Conclusión
posibilidad de evacuar prueba para mejor resolver no debe estar vedada, su tramitación
debe ser razonable
Se declara parcialmente con lugar el recurso por infracción al derecho a un procedimiento
administrativo pronto y cumplido. Se condena a la Universidad Nacional al pago de las
costas, daños y perjuicios causados con los hechos que sirven de base a esta declaratoria
Texto Completo de la Sentencia
Sentencia :
Año :
Expediente:
Despacho:
Fecha:
Hora:
Tipo de sentencia:
Redactor:
Clase de asunto:
Exp:
Res:
01358
2007
05-003305-0007-CO
Sala Constitucional
31/01/2007
6:02:00 PM
De Fondo
Jinesta Lobo Ernesto
Recurso de amparo
05-003305-0007-CO
2007-01358
SALA CONSTITUCIONAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. San José, a las dieciocho horas con dos
minutos del treinta y uno de enero de dos mil siete.Recurso de amparo interpuesto por GILGETH VILLALOBOS SUÁREZ , cédula 1-1188-777, a favor de sí
misma, contra la UNIVERSIDAD NACIONAL .
Resultando:
1.- En memorial recibido a las 14:50 hrs. del 18 de marzo del 2005 (folios 1- 9), la recurrente interpone recurso
de amparo. Manifiesta que, a raíz de una denuncia por hostigamiento sexual que ella presentó, la Universidad
Nacional abrió contra el agresor —profesor de informática— un procedimiento disciplinario. Evacuada la prueba, el
órgano director del procedimiento recomendó el despido, pero la Rectoría, en lugar de dictar el acto final, insiste en
evacuar prueba testimonial innecesaria. Apeló ante el Tribunal Universitario de Apelaciones, pero éste confirmó la
decisión impugnada. Estima que la Universidad lesiona, en su perjuicio, el derecho a la vida, a la integridad, a la
libertad, a la igualdad, a la no violencia, a la no revictimización, al debido proceso, a la prohibición de discriminación
en razón del sexo, a la interdicción de arbitrariedad y a un procedimiento administrativo pronto y cumplido.
2.- Por resolución de las 14:34 hrs. del 30 de marzo del 2005, se le dio curso al amparo y se requirió el
informe correspondiente (folios 10-11).
3.- En escrito recibido a las 13:48 hrs. del 13 de abril del 2005 (folios 33-38), Carlos Lépiz Jiménez, Rector a.i.
de la Universidad Nacional rinde el informe requerido. Manifiesta que la Rectoría considera que, para resolver de
manera justa y apegada al derecho, es necesaria la declaración de otros testigos. Si bien es deber de la
administración no revictimizar a la ofendida, también lo es garantizar el debido proceso. La recurrente, si así lo
desea, no tiene que presentarse personalmente —basta con su representante— a la audiencia. Solicita que se
declare sin lugar el recurso.
4.- En escrito recibido a las 13:40 hrs. del 13 de abril del 2005 (folios 39-44), Seley Ramírez Gatgens,
Presidenta del Tribunal Universitario de Apelaciones. Manifiesta que, en efecto, el Tribunal consideró esencial
evacuar la prueba que solicita la Rectoría, por lo que declaró sin lugar el recurso de apelación interpuesto por la
estudiante. Ella, si lo desea, no tiene que asistir a la audiencia, puesto que la misma Universidad le asignó una fiscal
que la representara. Solicita que se declare sin lugar el recurso.
5.- En escrito recibido a las 13:01 hrs. del 5 de mayo del 2005, la recurrente insiste en que la Universidad se
excedió en el plazo que la misma ley prescribe para que termine el procedimiento y aporta prueba (folios 50-52).
6.- En la substanciación del proceso se ha observado las prescripciones de ley.
Redacta el Magistrado Jinesta Lobo; y,
Considerando:
I.- OBJETO DEL RECURSO. La recurrente, estudiante universitaria, vino en amparo porque la Universidad
Nacional, en lugar de resolver definitivamente la denuncia que, por hostigamiento sexual, presentó contra un
profesor, insiste en evacuar prueba testimonial innecesaria. Estima que se lesionan, en su perjuicio, el derecho a la
vida, a la integridad, a la libertad, a la igualdad, a la no violencia, a la no revictimización, al debido proceso, a la
prohibición de discriminación en razón del sexo, a la interdicción de arbitrariedad y a un procedimiento administrativo
pronto y cumplido.
II.- HECHOS PROBADOS. De relevancia para dirimir el presente recurso de amparo se tienen por acreditados
los siguientes: 1) El 4 de marzo del 2004 , la recurrente presentó, ante la Fiscalía contra el hostigamiento sexual de
la Universidad Nacional una denuncia (copia visible a folio 1 del expediente administrativo). 2) El 15 de abril del 2004
, se llevó a cabo la comparecencia oral y privada (copia del acta visible a folio 81 del expediente administrativo). 3) El
6 de mayo del 2004 , la Comisión de Resolución de Denuncias recomendó despedir al profesor (copia visible a folio
154 del expediente administrativo). 4) El 18 de mayo del 2004 , la Vicerrectoría Académica recomendó no imponer el
despido (copia a folio 186 del expediente administrativo). 5) El 7 de junio del 2004 , la Rectoría suspendió el dictado
de la resolución final y ordenó a la Comisión de Resolución de Denuncias sobre Hostigamiento Sexual evacuar
prueba para mejor resolver (copia visible a folio 187 del expediente administrativo). 6) El 19 de julio del 2004 , la
Rectoría rechazó el recurso de revocatoria interpuesto por la amparada (copia visible a folio 200 del expediente
administrativo). 7) El 4 de octubre del 2004 , el Tribunal Universitario de Apelaciones declaró sin lugar el recurso de
alzada interpuesto por la amparada (copia visible a folio 230 del expediente administrativo). 8) El 10 de marzo del
2005 , la Comisión de Resolución de Denuncias sobre Hostigamiento Sexual convocó a una nueva audiencia, para
evacuar la prueba para mejor resolver, el 31 de marzo del 2005 .
III.- SOBRE EL FONDO: PRECISIÓN PRELIMINAR. De los hechos probados se desprenden al menos dos
puntos jurídicos que requieren consideración. Por una lado, si procedía o no solicitar prueba para mejor proveer y,
por otro, la duración del procedimiento. El primero no le corresponde a este Tribunal. En efecto, solo si se examina la
prueba recabada en el expediente administrativo, en relación con los hechos que se debían probar, es posible
determinar si era necesaria. Sin embargo, tal ejercicio convertiría al Tribunal en una instancia más del procedimiento,
cuando en realidad su función es tutelar los Derechos Fundamentales. Revisar la oportunidad y conveniencia de la
prueba testimonial es precisamente el objeto de los recursos administrativos, o eventualmente, de la jurisdicción
común. Ahora bien, independientemente de la anterior cuestión, es posible determinar si la Universidad recurrida
tardó en exceso en resolver la denuncia interpuesta. La Constitución Política garantiza a todas las partes de un
procedimiento, que éste debe ser rápido y cumplido; se trata, por consiguiente, de un tema propio de la competencia
de este Tribunal.
IV.- DERECHO A UN PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO PRONTO Y CUMPLIDO . Las administraciones
públicas en el ejercicio de sus potestades, competencias o atribuciones deben conocer y resolver en la sede
administrativa o gubernativa previa, a través de un procedimiento, múltiples solicitudes de los administrados o
usuarios de los servicios públicos a efecto de obtener un acto administrativo final, cuyo contenido psíquico puede ser
volitivo, de juicio o de conocimiento. Ese acto administrativo conclusivo de un procedimiento administrativo puede
otorgar o reconocer derechos subjetivos o intereses legítimos –situaciones jurídicas sustanciales- (actos favorables)
o bien suprimirlos, denegarlos o imponer obligaciones (actos de gravamen o ablatorios). Es lógico y sensato que no
puede haber una justicia administrativa inmediata, puesto que, la administración pública y sus órganos requieren de
un plazo prudencial para tramitar de forma adecuada la respectiva petición y dictar la resolución administrativa más
acertada y apegada a la verdad real de los hechos que constituyen el motivo del acto final. Lo anterior significa que
entre el pedimento inicial formulado por el administrado y su resolución final debe mediar un tiempo fisiológicamente
necesario (vacatio o distantia temporis), impuesto por la observancia de los derechos fundamentales de aquel
(debido proceso, defensa, bilateralidad de la audiencia o contradictorio) y la mejor satisfacción posible de los
intereses públicos. No debe perderse de perspectiva que el procedimiento administrativo se define como un conjunto
de actos –del órgano administrativo director, decisor y del propio gestionante- concatenados y teleológicamente
vinculados o unidos que precisan de tiempo para verificarse. Consecuentemente, la substanciación de las solicitudes
formuladas por los administrados requiere de un tiempo necesario que garantice el respeto de los derechos
fundamentales de éstos, una ponderación adecuada de los elementos fácticos, jurídicos, del interés particular, de
terceros y de los intereses públicos involucrados. Sin embargo, lo anterior no legitima jurídicamente a las
administraciones públicas para que prolonguen indefinidamente el conocimiento y resolución de los asuntos que los
administrados les han empeñado, puesto que, en tal supuesto los procedimientos se alargan patológicamente por
causas exclusivamente imputables a éstas, siendo que los administrados no tienen el deber o la obligación de tolerar
tales atrasos y dilaciones indebidas. El Derecho a una justicia pronta y cumplida del ordinal 41 de la Constitución
Política no se limita, en el Derecho Administrativo, al ámbito jurisdiccional, esto es, a los procesos que conoce la
Jurisdicción Contencioso Administrativa creada en el artículo 49 del mismo cuerpo normativo supremo, sino que se
proyecta y expande con fuerza, también, a la vía administrativa o gubernativa previa a la judicial, esto es, a los
procedimientos administrativos. De modo y manera que es un imperativo constitucional que los procedimientos
administrativos sean, igualmente, prontos, oportunos y cumplidos en aras de valores constitucionales
trascendentales como la seguridad y la certeza jurídicas de los que son merecidos acreedores todos los
administrados. Precisamente por lo anterior, los procedimientos administrativos se encuentran informados por una
serie de principios de profunda raigambre constitucional, tales como los de prontitud y oportunidad (artículo 41 de la
Constitución Política), más conocido como de celeridad o rapidez (artículos 225, párrafo 1°, y 269, párrafo 1°, de la
Ley General de la Administración Pública), eficacia y eficiencia (artículos 140, inciso 8, de la Constitución Política, 4°,
225, párrafo 1°, y 269, párrafo 1°, de la Ley General de la Administración Pública), simplicidad y economía
procedimentales (artículo 269, párrafo 1°, ibidem). Estos principios rectores de los procedimientos administrativos, le
imponen a los entes públicos la obligación imperativa de substanciarlos dentro de un plazo razonable y sin dilaciones
indebidas, es decir, sin retardos graves e injustificados para evitar la frustración, la eventual extinción o la lesión
grave de las situaciones jurídicas sustanciales invocadas por los administrados por el transcurso de un tiempo
excesivo e irrazonable. El privilegio sustancial y posicional de las administraciones públicas, denominado autotutela
declarativa y que, a la postre, constituye una pesada carga para los administrados, no debe invertirse y ser
aprovechado por éstas para causarle una lesión antijurídica al administrado con la prolongación innecesaria de los
procedimientos administrativos.
V.- NATURALEZA DE LOS PROCEDIMIENTOS ADMINISTRATIVOS Y PLAZOS RAZONABLES . En materia
de procedimientos administrativos, es menester distinguir entre el de naturaleza constitutiva y el de impugnación. El
primero tiene como principal propósito el dictado de un acto administrativo final que resuelva el pedimento formulado
por el gestionante o parte interesada –en un sentido favorable o desfavorable-, y el segundo está diseñado para
conocer de la impugnación presentada contra el acto final que fue dictado en el procedimiento constitutivo –fase
recursiva-. El procedimiento constitutivo puede ser, a modo de ejemplo, los procedimientos ordinario y sumario
normados en la Ley General de la Administración Pública o cualquier otro especial por razón de la materia regulado
en una ley específica y que sea posible encuadrarlo dentro de las excepciones contenidas en el numeral 367, párrafo
2°, de la Ley General de la Administración Pública y en los Decretos Ejecutivos números 8979-P del 28 de agosto y
9469-P del 18 de diciembre, ambos de 1978. El procedimiento de impugnación comprende los recursos ordinarios
(revocatoria, apelación y reposición) y los extraordinarios (revisión). Para sendos supuestos, y en lo que se refiere a
los procedimientos administrativos comunes –ordinario, sumario y recursos-, la Ley General de la Administración
Pública establece plazos dentro de los cuales la respectiva entidad pública debe resolver ya sea la petición o
solicitud inicial o el recurso oportunamente interpuesto. En efecto, el artículo 261, párrafo 1°, de la Ley General de la
Administración Pública establece que el procedimiento administrativo ordinario debe ser concluido, por acto final,
dentro del plazo de dos meses posteriores a su iniciación; para la hipótesis del procedimiento sumario, el artículo 325
ibidem, dispone un plazo de un mes –a partir de su inicio- para su conclusión. En lo tocante a la fase recursiva o
procedimiento de impugnación, el numeral 261, párrafo 2°, fija un plazo de un mes. Cuando un órgano o ente público
se excede en estos plazos, se produce un quebranto del derecho a un procedimiento administrativo pronto y
cumplido establecido en el artículo 41 de la Constitución Política.
VI.- SOBRE EL CASO CONCRETO . En el presente asunto, se encuentra plenamente acreditado que desde
que la Rectoría solicitó la prueba para mejor resolver —el 7 de junio del 2004— hasta el 31 de marzo del 2005 —
fecha de la audiencia para evacuarla— transcurrieron más de nueve meses. Los distintos órganos universitarios no
lograron ponerse de acuerdo sobre la tramitación de ésta, lo que produjo una dilación indebida que vulneró el
derecho fundamental a un procedimiento administrativo pronto y cumplido. No es tarea de este Tribunal fijar las
responsabilidades internas. La universidad debe diseñar un procedimiento eficiente para no exceder el plazo que la
misma ley le impone, cuando se trata de denuncias por hostigamiento sexual. Si bien la posibilidad de evacuar
prueba para mejor resolver no debe estar vedada, su tramitación debe ser razonable.
VII.- CONCLUSIÓN . Como corolario de lo expuesto, se impone declarar parcialmente con lugar el recurso.
Debido a que finalmente la Universidad fijó, con el fin de recabar la prueba, una audiencia y que, incluso, ya ésta se
verificó —con resultados que, de conformidad con lo expuesto, no son objeto de este amparo—, se declara éste con
lugar para efectos de indemnización y de costas, si proceden.
Por tanto:
Se declara parcialmente con lugar el recurso por infracción al derecho a un procedimiento administrativo
pronto y cumplido. Se condena a la Universidad Nacional al pago de las costas, daños y perjuicios causados con los
hechos que sirven de base a esta declaratoria, los que se liquidarán en ejecución de sentencia de lo contencioso
administrativo.
Luis Fernando Solano C. Presidente
Ana Virginia Calzada M.
Adrián Vargas B.
Gilbert Armijo S.
Ernesto Jinesta L.
Fernando Cruz C.
Horacio González Q.
Extracto de la Sentencia
Sala Constitucional Sentencia 5265 – 07
Partes
Caso
Normativa
Involucrada
Desarrollo
Alexandra Loría en su condición de apoderada especial administrativa de Víctor Cortés vs
Reglamento de la Universidad de Costa Rica en contra del Hostigamiento Sexual
La accionante estima que las disposiciones impugnadas son contrarias a lo dispuesto en el
artículo 62 de la Constitución Política; ello por cuanto al aplicarse el Reglamento, se ignora
la fuerza de ley de la Convención Colectiva de la Universidad de Costa Rica, para el
trámite de las denuncias por hostigamiento sexual en esa Universidad
Artículos 1 inciso b), 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20 y 21 del Reglamento
de la Universidad de Costa Rica en contra el Hostigamiento Sexual
Tal y como se ha expresado en múltiples oportunidades, la Sala Constitucional es
contralora de constitucionalidad, no de legalidad. Contra las normas del reglamento
cuestionadas el accionante no expone vicios de inconstitucionalidad alguno
Lo que somete a análisis de la Sala es un asunto de aplicación y vigencia de las normas
legales y reglamentarias frente a las convenciones colectivas, asunto que excede la
Conclusión
competencia de este Tribunal y que puede ser discutido ante las autoridades universitarias
o, en su caso, ante la jurisdicción ordinaria que corresponda. Como consecuencia procede
desestimar la acción en cuanto a este punto.
No obstante la acción es inadmisible y así debe declararse, cabe indicar en este asunto
que la Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia, Ley número 7476,
responde al deber legal de establecer políticas preventivas, de divulgación y
procedimientos de sanción para aquellos que incurran en conductas de acoso u
hostigamiento sexual. La Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia,
Ley número 7476, expresamente establece como garantía de la docencia el derecho del
estudiante o de la estudiante, de reclamar al patrono o jerarca del profesor, la aplicación
de las sanciones previstas en esa ley en caso de que hayan demostrado su objeto de
hostigamiento. Así mismo establece la causal de despido como sanción, en las relaciones
de empleo, y las que se dan en los centros educativos, entre éstos, las universidades
Se rechaza de plano la acción
Texto Completo de la Sentencia
Sentencia :
Año :
Expediente:
Despacho:
Fecha:
Hora:
Tipo de sentencia:
Redactor:
Clase de asunto:
Exp:
Res:
05265
2007
07-003209-0007-CO
Sala Constitucional
18/04/2007
4:38:00 PM
De Fondo
Solano Carrera Luis Fernando
Acción de inconstitucionalidad
Nº 07-003209-0007-CO
Nº 2007-005265
SALA CONSTITUCIONAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. San José, a las dieciséis horas y treinta y
ocho minutos del dieciocho de abril del dos mil siete.
Acción de inconstitucionalidad promovida por Alexandra Loría Beeche, mayor, casada, abogada, vecina de
San José, en su condición de apoderada especial administrativa de Víctor Manuel Cortés Granados, mayor, casado
una vez, vecino de Cartago, cédula número 3-246-0371. geógrafo; contra el Reglamento de la Universidad de Costa
Rica en contra del Hostigamiento Sexual, aprobado en sesión número 4260-10 del seis de mayo de mil novecientos
noventa y siete, específicamente los artículos 1 inciso b), 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20 y 21.
Resultando:
1.- Por escrito recibido en la Secretaría de la Sala a las catorce horas cincuenta y cinco minutos del siete de
marzo del dos mil siete, la accionante solicita que se declare la inconstitucionalidad de los artículos 1 inciso b), 7, 8,
9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20 y 21 todos del Reglamento de la Universidad de Costa Rica en contra del
Hostigamiento Sexual, que a su juicio es contrario al artículo 62 de la Constitución Política. Señala que su
representado es profesor universitario y labora para la Universidad de Costa Rica desde hace más de quince años.
Añade que el veintinueve de agosto del dos mil seis, dos alumnas de la Universidad de Costa Rica interpusieron en
la Comisión Institucional contra el Hostigamiento Sexual, de la Rectoría de la misma universidad, denuncias en
contra de su representado por un supuesto hostigamiento sexual, ocurrido aparentemente hace más de tres años –
procedimiento que se tramita bajo los expedientes número 10-06 y 11-06-. Dice que presentó el recurso de amparo
número 07-002978-0007-CO, recurso en el cual se impugnó la aplicación del Reglamento contra el Hostigamiento
Sexual, con fundamento en el inciso a) del artículo 30 con relación al artículo 48, ambos de la Ley de la Jurisdicción
Constitucional número 7135, por considerar que el mismo viola el artículo 62 de la Constitución Política y por falta de
razonabilidad jurídica del reglamento. Fundamenta su posición al indicar que el artículo 62 de la Constitución Política,
establece que las convenciones colectivas tendrán fuerza de ley entre las partes, posición que ha llegado a concluir
incluso a la propia Procuraduría General de la República, que las convenciones colectivas resultan de aplicación
hasta tanto no sean declaradas inconstitucionales por la vía constitucional, o sean modificadas por los
procedimientos establecidos para ello en la legislación nacional. Añade que un reglamento –que por definición es
una norma de rango inferior a las leyes- no puede modificar, ni contradecir una ley o una Convención Colectiva, que
por norma constitucional dice “fuerza de ley”, es decir, ningún Reglamento puede derogar una ley o una Convención.
Añade que el artículo 5 de la Ley contra el Hostigamiento Sexual en el empleo y la docencia, ley número 7476 del
tres de febrero de mil novecientos noventa y cinco, en concordancia con el transitorio único de la ley, expresamente
indica que los patronos o jerarcas deben tomar medidas en los reglamentos internos, los convenios colectivos, los
arreglos directos o de otro tipo para establecer el procedimiento interno, adecuado y efectivo, para permitir las
denuncias de hostigamiento sexual, garantizar la confidencialidad de las denuncias y sancionar a las personas
hostigadoras cuando exista causa. Expone que es evidente que las autoridades universitarias al promulgar el
Reglamento impugnado han violado el artículo 62 de la Carta Magna pues pretender vía reglamento derogar todo a
lo que se refiere al procedimiento disciplinario paras las denuncias por hostigamiento sexual, resulta contrario a la
constitución. Considera que existe un exceso en la potestad reglamentaria, exceso que es infractor al principio de
reserva de ley, ya que con base en el artículo 5 de la Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la
Docencia, se pretende derogar para los casos de hostigamiento sexual todo lo que la Convención Colectiva de
Trabajo de la Universidad de Costa Rica dispone para los procedimientos disciplinarios correspondientes, sin que
dicha situación haya sido habilitada por ninguna disposición legal.
2.- A efecto de fundamentar la legitimación que ostenta para promover esta acción de inconstitucionalidad,
señala como asunto previo, el proceso de amparo que se tramita ante esta Sala bajo el expediente número 07002978-0007-CO.
3.- El párrafo primero del artículo 9 de la Ley de la Jurisdicción Constitucional faculta a esta Sala a rechazar
de plano en cualquier momento procesal, incluso desde su presentación, las gestiones formuladas ante ella cuando
considere que resultan manifiestamente improcedentes e infundadas.
Redacta el Magistrado Solano Carrera; y,
Considerando:
I.-Cuestiones Preliminares: Observa este Tribunal que la accionante incumple el siguiente requisito formal
requerido por la Ley de la Jurisdicción Constitucional para determinar la admisibilidad de la acción: omitió aportar el
poder especial administrativo otorgado por Víctor Manuel Cortés Granados, requisito formal, que podría ser
prevenido para su subsanación al tenor de la prevención dispuesta en el párrafo primero del artículo 80 de la Ley que
rige esta Jurisdicción. Sin embargo, se omite la misma, por una cuestión de economía procesal , toda vez que la
acción es improcedente, como se verá a continuación.
II.- Objeto de la impugnación.- Se impugnan los artículos 1 inciso b), 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18,
19, 20 y 21 del Reglamento de la Universidad de Costa Rica en contra el Hostigamiento Sexual. Dichas normas
textualmente refieren:
ARTÍCULO 1: OBJETIVOS
(…) b) Establecer el procedimiento único y adecuado a las prescripciones del artículo 5 de la Ley en contra del
Hostigamiento Sexual, mediante el cual se analizarán las denuncias sobre Hostigamiento Sexual contra funcionarios
universitarios y estudiantes de la Universidad de Costa Rica. No serán aplicables a estas denuncias los
procedimientos disciplinarios establecidos para otra clase de faltas en la Convención Colectiva, el Reglamento de
Régimen Académico y Servicio Docente y el Reglamento de Orden y Disciplina de los Estudiantes de la Universidad
de Costa Rica.
ARTÍCULO 7: SANCIONES
7.1. En el caso de funcionarios, docentes o administrativos, se aplicarán las siguientes sanciones: Faltas
leves: Amonestación escrita o suspensión sin goce de salario no mayor de ocho días. Faltas graves: Suspensión sin
goce de salario, no mayor de ocho días. Faltas muy graves: Despido sin responsabilidad patronal. 7.2. En el caso de
estudiantes se aplicarán las siguientes sanciones: Faltas leves: Amonestación escrita o suspensión menor de quince
días lectivos. Faltas graves: Suspensión de quince días lectivos a seis meses calendario. Faltas muy graves:
Suspensión de su condición de estudiante regular no menor de seis meses calendario y hasta por seis años
calendario. 7.3. La reiteración de una falta en perjuicio de la misma o de diferentes personas, será uno de los
elementos que deberá ser tomado en consideración para la recomendación y fijación de la sanción concreta. Se
tendrá como reincidente a quien se la haya comprobado previamente una falta de este tipo.
CAPÍTULO III
ARTÍCULO 8: DE LA COMISIÓN INSTITUCIONAL:
8.1. Estará conformada por cinco miembros: dos docentes, un representante de la instancia que se designe
para atender losasuntos relacionados con el tema, un funcionario administrativo, y un estudiante, designado por la
Federación de Estudiantes Universitarios de la Universidad de Costa Rica (FEUCR).
8.2. La Comisión Institucional nombrará de su seno al coordinador, el cual deberá ser docente.
8.3. Los docentes serán nombrados por el Vicerrector de Docencia y el funcionario administrativo por el
Vicerrector de Administración. Su nombramiento será por un período de tres años renovables, a excepción de la
representante de la FEUCR que se elige cada año. Estas representaciones no son delegables.
8.4. Los miembros que integrarán la Comisión Institucional deberán poseer una condición moral intachable y
reconocida por los miembros de la comunidad universitaria y serán designados tomando en cuenta su sensibilidad y
conocimiento en cuanto a esta problemática.
8.4.1. Los miembros docentes deberán tener al menos la categoría de profesor asociado en régimen
académico.
8.4.2. El miembro administrativo deberá tener formación académica relacionada con la problemática.
8.4.3. Los requisitos del representante estudiantil serán definidos por la FEUCR.
ARTÍCULO 9: FUNCIONES DE LA COMISIÓN.
La Comisión Institucional tendrá las siguientes funciones: a) Elaborar en noviembre de cada año, una lista de
personas de la comunidad universitaria, de intachable conducta moral, con base en las propuestas de las Unidades
Académicas, la Vicerrectoría de Administración y la FEUCR, a fin de integrar las comisiones instructoras. Se tomará
en cuenta su sensibilidad en este campo y su trayectoria universitaria. b) Organizar en febrero de cada año, un taller
destinado a informar y capacitar a los integrantes de las comisiones instructoras, en materia de normativa,
procedimientos y asuntos relacionados con el fenómeno y problemática del hostigamiento sexual. La participación en
este taller será un requisito indispensable para formar parte de la Comisión Instructora. c) Integrar las comisiones
instructoras, para lo cual deberá guardar la equidad en la distribución de género. d) Velar por el cumplimiento de las
políticas que se establezcan en la Institución, al tenor de la Ley y este Reglamento, en materia de hostigamiento
sexual. e) Dar seguimiento al trabajo de las comisiones instructoras y a las recomendaciones emanadas de éstas.
ARTÍCULO 10: DE LAS COMISIONES INSTRUCTORAS
10.1. La Comisión Institucional nombrará una Comisión Instructora cada vez que se presente una denuncia,
para instruir y recabar prueba pertinente, útil e idónea de conformidad con la Ley y el presente Reglamento. La
Comisión que se designe para cada caso deberá recomendar lo que procede y trasladar el caso, luego de haber
informado a la instancia que corresponde, según el ordenamiento universitario. Se mantendrá invariablemente la
confidencialidad del caso y se procederá siempre conforme al debido proceso. Cada comisión instructora estará
integrada por tres miembros seleccionados de la lista que para tales efectos preparará la Comisión Institucional en
noviembre de cada año. 10.2. Las Comisiones Instructoras tendrán las siguientes funciones: a) Recibir las denuncias
remitidas por la Comisión Institucional. b) Documentar y recabar prueba pertinente, útil e idónea, de conformidad con
la Ley y el presente Reglamento. c) Efectuar la investigación del caso, para lo cual podrá solicitar asesoría a las
instancias universitarias. d) Recomendar sobre la ubicación temporal de las personas denunciadas a la Vicerrectoría
que corresponda, la que deberá tomar las medidas pertinentes conforme al Estatuto Orgánico y los Reglamentos. e)
Emitir el Informe y la recomendación que proceda y trasladar el caso a quien tiene la potestad disciplinaria sobre .las
personas denunciadas. f) Notificar a las partes el Informe de la Comisión Instructora.
CAPÍTULO IV
DE LOS PROCEDIMIENTOS
ARTÍCULO 11. DE LAS GARANTÍAS PROCESALES.
11.1. Se garantizará el debido proceso y se guardará total confidencialidad en el trámite del mismo. Cualquier
violación a estos deberes se considera falta grave y se procederá con las sanciones estipuladas en la normativa
universitaria. 11.2. La parte denunciante o denunciada y cualquier otra persona que haya comparecido como testigo
en los presentes procedimientos, no podrán sufrir por ello, perjuicio personal indebido en su empleo o en sus
estudios. Si esto ocurriese podrá denunciarlo ante la Comisión Institucional, quien recomendará a las autoridades
universitarias las medidas pertinentes, tanto para que cese como para que se sancione a quien está causando o
permitiendo el perjuicio.
ARTÍCULO 12: PRESENTACIÓN DE LA DENUNCIA.
Las denuncias en contra del Hostigamiento Sexual serán presentadas en la instancia que se denomine para
atender los asuntos relacionados con el tema. El denunciante ofrecerá o aportará las pruebas concretas e idóneas
para este fin. A la persona que comparezca a interponer una denuncia se le informarán sus derechos y obligaciones.
El acta que se levante de la declaración deberá ser firmada por el ó la denunciante y la persona que la recibe. La
denuncia deberá ser trasladada a la Comisión Instructora dentro de los dos días hábiles siguientes a su interposición.
12.1 El expediente administrativo contendrá necesariamente toda la documentación relativa a la denuncia, la prueba
recabada en su investigación, las actas, las resoluciones pertinentes dictadas por las autoridades universitarias y sus
constancias de notificación. 12.2 El expediente deberá encontrarse foliado con numeración consecutiva y existirá un
registro de su consulta en que se indicará, al menos el nombre de la persona consultante, número de identificación,
firma, hora de inicio de la consulta y devolución. 12.3 El órgano encargado de la instrucción del caso, y
posteriormente las instancias encargadas del procedimiento hasta su finalización, serán responsables de la custodia
del expediente administrativo y de mantener la confidencialidad del mismo. 12.4 El expediente podrá ser consultado
por los funcionarios que deban conocerlo en ejercicio de sus competencias. Las partes denunciante y denunciada, y
sus abogados, debidamente identificados como miembros del Colegio de Abogados de Costa Rica, y autorizados al
efecto por la parte interesada, también estarán legitimados para su consulta. 12.5 Se entenderá como autorizado el
abogado que autentique el último escrito presentado por la parte, sin necesidad de manifestación escrita en ese
sentido. Toda persona que consulta el expediente en ejercicio de sus funciones queda obligado a mantener la
confidencialidad de la denuncia y del procedimiento establecido a favor de las partes denunciante y denunciada.
ARTÍCULO 13: MEDIDAS CAUTELARES
Si la Comisión lo considera necesario y procedente, recomendará de inmediato que se proceda a reubicar a la
persona denunciante o denunciada o podrá recomendar a la Rectoría otra medida alterna. Asimismo, si es
funcionario universitario recomendará su suspensión durante la investigación. En el caso de que sea estudiante se
puede gestionar el traslado a otro curso, según sea el caso, o recomendar cualquier otra medida alterna. La
Comisión, previo al traslado de la denuncia, le otorgará a la persona denunciante un plazo de cinco días para que se
presente a ratificarla, ampliarla, ofrecer prueba.
ARTÍCULO 14: TRASLADO DE LA DENUNCIA.
Transcurrido el plazo anterior, la Comisión Instructora trasladará la queja a la persona denunciada,
concediéndole un plazo de ocho días hábiles, a partir de su notificación para que se refiera a todos y cada uno de los
hechos que se imputan y ofrezca los medios de prueba en descargo de los mismos. En el caso de que la persona
denunciada no ejerza su defensa, el proceso continuará hasta concluirse con el informa final.
ARTÍCULO 15: AUDIENCIA
Transcurrido el plazo anterior, se procederá en un plazo de cinco días hábiles siguientes, a citar a las partes y
testigos, en audiencias orales y a recibir cualquier otra prueba documental, indiciara u otra, terminando con los
alegatos de las partes.
ARTÍCULO 16: CONSULTAS
Cuando el órgano encargado del procedimiento requiera el criterio técnico de una oficina o instancia
universitaria, esta contará con un plazo de tres días hábiles para externar su dictamen o aportar la información
solicitada. Dentro de ese plazo la oficina o instancia universitaria podrá indicar al órgano requeriente de su
participación, los impedimentos para que una parte o la totalidad de su pronunciamiento o la información solicitada
se suministren dentro de ese plazo. El órgano consultante analizará los argumentos, y si los admite, otorgará un
plazo adicional. Si el pronunciamiento o la información no se emiten dentro del plazo de tres días hábiles, y no se
reciben excusas, o si estas son rechazadas, el órgano encargado del procedimiento planteará la queja ante el
Rector, y en caso de que éste no pueda conocerla, ante el Consejo Universitario. Se tomarán las correspondientes
medidas disciplinarias en los casos de incumplimiento injustificado.
ARTÍCULO 17: PRUEBA PARA MEJOR RESOLVER
En cualquier fase del proceso, la Comisión Instructora podrá ordenar la práctica de cualquier prueba
pertinente y útil, o la ampliación de la que exista siempre que sea esencial al resultado de la investigación. Se le
deberá dar audiencia de esa prueba a las partes.
ARTÍCULO 18: VALORACIÓN DE LA PRUEBA.
Deberá valorarse conforme a las Reglas de la Sana Crítica, debiéndose razonar sobre todo elemento
probatorio aportado por las partes o recabado por la comisión, sin incluir consideraciones relativas a los
antecedentes del comportamiento sexual de las partes.
ARTÍCULO 19: DEL INFORME Y LA RECOMENDACIÓN.
La Comisión Instructora, en el plazo de cinco días hábiles posteriores a la evacuación de la prueba, emitirá el
Informe respectivo y deberá indicar en forma clara, precisa y circunstanciada, toda la prueba que se recabó, las
medidas cautelares, los fundamentos legales y motivos que arriban a la recomendación que se hace en cada caso,
así como la posible sanción. Este informe será remitido a quien ejerza la potestad disciplinaria sobre la persona
denunciada, para que en definitiva resuelva.
ARTÍCULO 20: DENUNCIAS FALSAS
Quien denuncie hostigamiento sexual falso podrá incurrir, cuando así se tipifique, en cualquiera de las
conductas propias de la difamación, la injuria o la calumnia, según el Código Penal.
ARTÍCULO 21: MEDIOS DE IMPUGNACIÓN
Contra las resoluciones de las autoridades y organismos de la Universidad podrá imponerse los recursos que
al efecto estipula el Estatuto Orgánico y la Legislación Nacional.
La accionante estima que tales disposiciones son contrarias a lo dispuesto en el artículo 62 de la Constitución
Política; ello por cuanto al aplicarse el Reglamento, se ignora la fuerza de ley de la Convención Colectiva de la
Universidad de Costa Rica, para el trámite de las denuncias por hostigamiento sexual en esa Universidad.
III.- De la inadmisibilidad de la acción. El artículo 73 de la Ley de Jurisdicción Constitucional dispone
expresamente cuáles son los actos o disposiciones susceptibles de ser impugnados mediante la acción de
inconstitucionalidad, a saber:
"a) Contra las leyes y otras disposiciones generales, incluso las originadas en actos de sujetos privados, que
infrinjan, por acción u omisión, alguna norma o principio constitucional.
b) Contra los actos subjetivos de las autoridades públicas, cuando infrinjan, por acción u omisión, alguna
norma o principio constitucional, si no fueren susceptibles de los recursos de hábeas corpus o de amparo.
c) Cuando en la formación de las leyes o acuerdos legislativos se viole algún requisito o trámite sustancial
previsto en la Constitución o, en su caso, establecido en el Reglamento de Orden, Dirección y Disciplina Interior de la
Asamblea Legislativa.
ch) Cuando se apruebe una reforma constitucional con violación de normas constitucionales de
procedimiento.
d) Cuando alguna ley o disposición general infrinja el artículo 7º, párrafo primero, de la Constitución, por
oponerse a un tratado público o convenio internacional.
e) Cuando en la suscripción, aprobación o ratificación de los convenios o tratados internacionales, o en su
contenido o efectos se haya infringido una norma o principio constitucional o, en su caso, del Reglamento de Orden,
Dirección y Disciplina Interior de la Asamblea Legislativa. En este evento, la declaratoria se hará solamente para los
efectos de que se interpreten y apliquen en armonía con la Constitución o, si su contradicción con ella resultare
insalvable, se ordene su desaplicación con efectos generales y se proceda a su denuncia.
f) Contra la inercia, las omisiones y las abstenciones de las autoridades públicas."
En este asunto observa la Sala que la acción radica básicamente en la disconformidad del accionante en
cuanto a la aplicación que han hecho las autoridades recurridas del Reglamento dictado en la Universidad de Costa
Rica, conforme a lo dispuesto en la Ley contra el Hostigamiento Sexual en el empleo y la docencia, que es la ley
número 7476 del tres de febrero de mil novecientos noventa y cinco. Acusan que los casos de hostigamiento sexual
que se denuncian en la Universidad de Costa Rica se están tramitando conforme lo dispone esa normativa, lo que
deroga todo lo que la Convención Colectiva de Trabajo de la Universidad de Costa Rica disponía para los
procedimientos disciplinarios relacionados con hostigamiento sexual, pese a que esa Convención goza, según el
artículo 62 constitucional, de fuerza de ley. Tal y como se ha expresado en múltiples oportunidades, la Sala
Constitucional es contralora de constitucionalidad, no de legalidad. Esta labor le fue asignada por el Constituyente a
la jurisdicción contencioso administrativa, según se desprende de lo dispuesto en el artículo 49 de la Constitución
Política. Ello obliga a interpretar de forma sistemática el texto constitucional y entender que las cuestiones de
legalidad han de someterse a la citada jurisdicción, con el fin de mantener una uniforme distribución de las
competencias y el respeto de todas las reglas que conforman la Constitución Política. Esto es, contra las normas del
reglamento cuestionadas el accionante no expone vicios de inconstitucionalidad alguno; sino que lo que hace es
cuestionar la vigencia y aplicación de un procedimiento dictado conforme a lo dispuesto en la ley número 7476 y su
Reglamento. En efecto, la acción está dirigida contra la aplicación de la normativa reglamentaria por parte de las
autoridades de la Universidad de Costa Rica, porque estima que en su lugar, debe aplicarse las reglas que al efecto
establece la Convención Colectiva. A la luz de lo dispuesto en el artículo 73 de la Ley de esta Jurisdicción así como
de la repetida jurisprudencia de este Tribunal, la determinación de la vigencia de las normas infraconstitucionales a
que se refiere el accionante y que regulan la materia de hostigamiento sexual, no presenta un problema de
constitucionalidad que reste el valor o la fuerza de ley que el artículo 62 reviste a las convenciones colectivas que se
den entre patronos y trabajadores organizados con arreglo a la ley. Lo que somete a análisis de la Sala es un asunto
de aplicación y vigencia de las normas legales y reglamentarias frente a las convenciones colectivas, asunto que
excede la competencia de este Tribunal y que puede ser discutido ante las autoridades universitarias o, en su caso,
ante la jurisdicción ordinaria que corresponda. Como consecuencia procede desestimar la acción en cuanto a este
punto.
IV.- Conclusión . No obstante la acción es inadmisible y así debe declararse, cabe indicar en este asunto que
la Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia, Ley número 7476, responde al deber legal de
establecer políticas preventivas, de divulgación y procedimientos de sanción para aquellos que incurran en
conductas de acoso u hostigamiento sexual. La Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia, Ley
número 7476, expresamente establece como garantía de la docencia el derecho del estudiante o de la estudiante, de
reclamar al patrono o jerarca del profesor, la aplicación de las sanciones previstas en esa ley en caso de que hayan
demostrado su objeto de hostigamiento. Así mismo establece la causal de despido como sanción, en las relaciones
de empleo, y las que se dan en los centros educativos, entre éstos, las universidades. Por último, del análisis del
escrito de interposición de la acción se desprende además que lo que cuestiona el recurrente es el trámite seguido
en el procedimiento disciplinario en contra de Víctor Manuel Cortés Granados, aspecto que, conforme al artículo 73
de la Ley de esta Jurisdicción transcrito supra, tampoco corresponde ser analizado en esta vía. En virtud de lo
expuesto lo procedente es rechazar de plano la acción, como en efecto se dispone.
Por tanto:
Se rechaza de plano la acción.
Luis Fernando Solano C. Presidente
Luis Paulino Mora M.
Ana Virginia Calzada M.
Adrián Vargas B.
Gilbert Armijo S.
Ernesto Jinesta L.
Fernando Cruz C.
Extracto de la Sentencia
Sala Constitucional Sentencia 9828– 07
Partes
Caso
Normativa
Involucrada
Desarrollo
Marco Hernández vs Director del Colegio Seráfico San Francisco
El recurrente acude en tutela de su derecho al debido proceso dentro de un procedimiento
administrativo que se instauró en su contra por presunto hostigamiento sexual. Aduce que
se le notificó que se le suspendía temporalmente de su puesto de profesor de
matemáticas. En esa comunicación se adjuntó copia de un oficio dirigido por el recurrido al
Departamento de Procedimientos Legales del MEP, así como copias de las denuncias
interpuestas en su contra, en las que se encuentran borrados tanto el nombre del profesor
guía y su sección, como el nombre de los denunciantes, la sección a la que pertenecen, la
fecha del supuesto acometimiento y la prueba de cargo. Ante estos hechos, aduce que
solicitó por escrito copias integras de la actuación y no le quisieron recibir el documento,
siendo que se le negó absolutamente acceso al expediente alegando secreto de
actuaciones e identidad de partes, en razón de tratarse de menores.
Ley de Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia
Contra el amparado no se ha instaurado aún un procedimiento administrativo disciplinario,
sino que el Colegio recurrido realizó una investigación preliminar a los efectos de
determinar su pertinencia. Si no se ha individualizado al supuesto infractor, o cuando
habiéndose determinado no existen suficientes elementos de prueba que ofrezcan la
certeza necesaria a la autoridad para iniciar un procedimiento disciplinario la
Administración deberá recabar prueba para cuya obtención NO se requiere la intervención
de las partes interesadas conociendo la Administración únicamente de los hechos que
eventualmente constituyen una falta disciplinaria.
Es cuando se ha abierto el procedimiento propiamente dicho, con la conformación del
Órgano Director y el traslado de cargos debidamente individualizados, con sustento en
prueba que debe ponerse en conocimiento del servidor investigado, que surge el momento
procesal oportuno en el cual a esta persona sí le asiste el derecho de manifestarse sobre
los cargos que le son atribuidos y en consecuencia, tener acceso a las piezas del
expediente que le interesan, así como a ser asistido por un abogado y poder participar en
la evacuación de la prueba que exista en su contra.
La investigación efectuada a lo interno del Colegio recurrido se constituye en una
investigación preliminar y, por consiguiente, ninguna lesión constitucional al debido
proceso ni al derecho de defensa se constata.
Por el contrario, aún siendo solo una investigación preliminar, se le adjuntó copia de las
denuncias realizadas por las estudiantes en su contra, se tacharon los nombres y la
sección por razones atendibles para este Tribunal Constitucional, cuales fueron evitar que
por encontrarse todavía dentro de la Institución se pudiera ejercer algún tipo de presión
por parte del profesor para con las estudiantes.
Conclusión
Será el órgano competente del MEP el que instaurará el procedimiento administrativo
disciplinario contra el amparado, de encontrar mérito para ello con fundamento la prueba
recabada en la investigación preliminar y será en ese procedimiento en el cual deberá
brindarse al amparado todas las garantías del debido proceso.
Se declara sin lugar el recurso
Texto Completo de la Sentencia
Sentencia :
Año :
Expediente:
Despacho:
Fecha:
Hora:
Tipo de sentencia:
Clase de asunto:
09828
2007
07-007686-0007-CO
Sala Constitucional
05/07/2007
4:08:00 PM
De Fondo
Recurso de amparo
Exp: 07-007686-0007-CO
Res. Nº 009828-2007
SALA CONSTITUCIONAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. San José, a las dieciséis horas ocho
minutos del cinco de julio del dos mil siete.
Recurso de amparo interpuesto por MARCO VINICIO HERNANDEZ CESPEDES, mayor, casado una vez,
profesor, portador de la cédula de identidad número uno-novecientos setenta y tres-cuatrocientos veintiséis, vecino
de Cartago; contra el DIRECTOR DEL COLEGIO SERAFICO SAN FRANCISCO.
Resultando:
1.- Por escrito recibido el cinco de junio de dos mil siete, la recurrente interpone recurso de amparo contra el
Director del Colegio Seráfico San Francisco. Manifiesta que mediante oficio DGP-12695-2007 de fecha cuatro de
junio del año en curso se le notificó que se le suspendía temporalmente de su puesto de profesor de matemáticas,
todo ello, sin goce de salario. En esa comunicación se adjuntó copia de un oficio fechado el catorce de mayo del año
en curso, dirigido por el recurrido al Departamento de Procedimientos Legales del Ministerio de Educación Pública,
así como copias de las denuncias interpuestas en su contra, en las que se encuentran borrados tanto el nombre del
profesor guía y su sección, como el nombre de los denunciantes, la sección a la que pertenecen, la fecha del
supuesto acometimiento y la prueba de cargo. Ante estos hechos, el accionante solicitó por escrito copias integras
de la actuación y no le quisieron recibir el documento, siendo que se le negó absolutamente acceso al expediente
alegando secreto de actuaciones e identidad de partes en razón de tratarse de menores. Estima violados los
artículos 11, 21, 30, 33, 39, 139.4 y 191 y siguientes de la Constitución Política. Solicita que se declare con lugar el
recurso y se condene a los recurridos al pago de los daños y perjuicios, así como ambas costas de esta acción.
2.- Informa bajo juramento Fray Mario Madrigal Sánchez, en su calidad de Director Colegio Seráfico San
Francisco (folio 28), que el once de mayo de dos mil siete recibió en su oficina, como Director del Colegio Seráfico,
una nota que le envió la profesora guía de la sección siete – dos, profesora Elizabeth Méndez Hernández, donde le
indicó de la denuncia interpuesta por diez alumnas de su sección en contra del profesor de matemáticas Marco
Vinicio Hernández Céspedes, por presunto acoso y hostigamiento sexual. A la carta le adjunto lo que las alumnas
escribieron para entregarle a la profesora Méndez Hernández. Agrega que ante la situación presentada, la
Orientadora interina Marilyn Ortiz Recio, encargada de nivel de sétimos años, se reunió con la profesora guía y las
estudiantes de la sección siete – dos, procediendo a enviarle toda la información recabada. Continúa informando
que el catorce de mayo de dos mil siete envió la documentación al Departamento de Procedimientos Legales del
Ministerio de Educación Pública, de acuerdo con lo establecido en el Reglamento para Prevenir, Investigar y
Sancionar el Hostigamiento Sexual en el Ministerio de Educación Pública; el veinticinco de mayo del año en curso la
Licda. Ligia Acuña Rodríguez, Directora General de Personal del Ministerio de Educación Pública le envió el oficio
número DGP- 12695-2007, mediante el cual le comunicó que “usted como Director y Administrador del plantel
educativo a su cargo, tiene la posibilidad en primera instancia de ejercer la potestad disciplinaria contra sus
subalternos, ello al amparo de lo dispuesto en el Estatuto del Servicio Civil y su Reglamento y en total resguardo de
las reglas unívocas de la ciencia o de la técnica, o a principio elementales de justicia, lógica o conveniencia.”
Igualmente le menciona, según dice el recurrido, el artículo 102 inc. C) de la Ley General de la Administración
Pública. Argumenta que en primera instancia decidió suspender al profesor Hernández Céspedes del trece al
veinticinco de junio del año en curso, pero por persistencia de los problemas denunciados y considerando que debía
iniciar la investigación de las denuncias, recibiendo los testimonios de las menores, en compañía de sus padres o
encargados legales, de su profesora guía y de la orientadora de nivel, así como la inconveniencia de la permanencia
del profesor Hernández Céspedes dentro de la Institución mientras se realizaba la investigación, sobretodo por ser el
profesor de matemática de la sección siete –dos, procedió a entregarle una nota con fecha cinco de junio de este
año en la que le indicó los hechos por los cuales se veía en la obligación de suspenderlo a partir del seis de junio de
dos mil siete. Sostiene que en todo momento se le explicó, por parte de la abogada de la Institución la Licda. Patricia
Roldán Mora, que para realizar la investigación se procedía a suspenderlo, pero se le indicó que con goce de
salario, pudiéndose comprobar en la Oficina de Personal del Ministerio de Educación Pública, donde no se ha
enviado a aplicar ningún rebajo salarial al profesor Marco Vinicio Hernández Céspedes. Añade que cuando se le dio
el traslado de la denuncia al profesor Marco Vinicio Hernández Céspedes, se le indicó de su suspensión y se le
adjuntó copia de las denuncias realizadas por las estudiantes en su contra, se tacharon los nombres y la sección
para evitar que por encontrarse todavía dentro de la Institución se pudiera ejercer algún tipo de presión por parte del
profesor para con las estudiantes, pero se le indicó que se iniciaría la investigación y que se le informaría del
proceso. Indica que a folio trece del expediente que adjunta se presenta un escrito que no contiene la fecha, en el
cual el abogado del amparado, Lic. Enrique D. Céspedes Salas, presentó un “APERSONAMIENTO Y RECUSACIÓN
CONTRA EL ORGANO ADMINISTRACIÓN” (sic), en el que cuestiona las actuaciones realizadas por la
Coordinadora del Departamento de Orientación Liesselotte Pereira Sanabria, la Licda. Patricia Roldán Mora,
abogada de la Institución y del Director (recurrido). Afirma el recurrido que en ese escrito no solicitó fotocopias del
expediente, pero indica que desde el inició se le negó el acceso al mismo, lo que asegura es totalmente falso. Sigue
manifestando que el seis de junio se le informó al Lic. Enrique D. Céspedes Salas que la recepción de los
testimonios se llevaría a cabo el siete de junio de dos mil siete, a partir de las ocho horas, para que se presentara
(folio 18 del expediente adjunto). Refiere que el siete de junio a las ocho y cuarenta y cinco minutos de la mañana
inició la recepción de declaraciones de las menores en compañía de sus padres de familia, que concluyó a las doce
horas y cincuenta minutos (folio 54). El Lic. Enrique D. Céspedes Salas no se presentó, pese a que fue notificado al
fax 273-4318 que él señaló para recibir notificaciones; sin embargo, presentó otro escrito sin fecha (folio 57 al 63), en
el que señala que se le notificó a destiempo y adjunta como prueba una colilla del fax con número 235-73-05, que no
corresponde ni al fax del Colegio Seráfico San Francisco ni al fax 273-4318 señalado por él para recibir
notificaciones. Igualmente solicitó se anulara todo lo actuado por el Órgano Director Administrativo. Señala que
después de recabada toda la prueba por parte del personal que debe intervenir ante este tipo de denuncias, el
expediente que se formula, aparte de su expediente como profesor, fue remitido por él a la Licda. Ligia Acuña
Rodríguez, Directora General de Personal del Ministerio de Educación Pública, con copia al Departamento de
Procedimientos Legales de ese Ministerio, el ocho de junio del año en curso, con el fin de que procedan con lo que
en derecho corresponde. De igual forma, como señala el Reglamento para prevenir, investigar y sancionar el
hostigamiento sexual en el Ministerio de Educación Pública, se enviaron copias al Patronato Nacional de la Infancia
sede de Cartago, a la Defensoría de los Habitantes y al Supervisor del Circuito 05 de Cartago, Ministerio de
Educación Pública, Master Ulises Ortega. Finalmente dice que en este momento el Colegio Seráfico San Francisco
se encuentra a la espera de la resolución que emita el Departamento de Procedimientos Legales del Ministerio de
Educación Pública, para lo que en derecho corresponda, reiterando que el profesor Marco Vinicio Hernández
Céspedes se encuentra suspendido con goce de salario, con ocasión del proceso de investigación de denuncia en
su contra por parte de estudiantes de sétimo año de la sección siete –dos. Solicita que se desestime el recurso
planteado y se condene al recurrente al pago de las costas procesales y personales de este proceso.
3.- En los procedimientos seguidos se ha observado las prescripciones legales.
Redacta el Magistrado Esquivel Faerron ; y,
Considerando:
I.- OBJETO DEL RECURSO. El recurrente acude en tutela de su derecho al debido proceso dentro de un
procedimiento administrativo que se instauró en su contra. Aduce que el cuatro de junio del año en curso se le
notificó que se le suspendía temporalmente de su puesto de profesor de matemáticas, sin goce de salario. En esa
comunicación se adjuntó copia de un oficio fechado el catorce de mayo del año en curso, dirigido por el recurrido al
Departamento de Procedimientos Legales del Ministerio de Educación Pública, así como copias de las denuncias
interpuestas en su contra, en las que se encuentran borrados tanto el nombre del profesor guía y su sección, como el
nombre de los denunciantes, la sección a la que pertenecen, la fecha del supuesto acometimiento y la prueba de
cargo. Ante estos hechos, aduce que solicitó por escrito copias integras de la actuación y no le quisieron recibir el
documento, siendo que se le negó absolutamente acceso al expediente alegando secreto de actuaciones e identidad
de partes, en razón de tratarse de menores.
II.- HECHOS PROBADOS. De importancia para la decisión de este asunto, se estiman como debidamente
demostrados los siguientes hechos, sea porque así han sido acreditados o bien porque el recurrido haya omitido
referirse a ellos según lo prevenido en el auto inicial:
a.
El once de mayo de dos mil siete el Director del Colegio recurrido recibió en su oficina una nota que le
envió la profesora guía de la sección siete – dos, profesora Elizabeth Méndez Hernández, donde le indicó de la
denuncia interpuesta por diez alumnas de su sección en contra del profesor de matemáticas Marco Vinicio
Hernández Céspedes (amparado), por presunto acoso y hostigamiento sexual. A la carta adjuntó lo que las alumnas
escribieron. (Informe visible a folio 28)
b.
La Orientadora interina Marilyn Ortiz Recio, encargada de nivel de sétimos años, se reunió con la
profesora guía y las estudiantes de la sección siete – dos, procediendo a enviarle al Director recurrido toda la
información recabada. (Informe visible a folios 28-29)
c.
El catorce de mayo de dos mil siete el Director del Colegio recurrido envió la documentación al
Departamento de Procedimientos Legales del Ministerio de Educación Pública. (Informe visible a folio 29)
d.
El veinticinco de mayo del año en curso la Licda. Ligia Acuña Rodríguez, Directora General de Personal
del Ministerio de Educación Pública le envió al Director recurrido el oficio número DGP-12695-2007, mediante el cual
le comunicó que “usted como Director y Administrador del plantel educativo a su cargo, tiene la posibilidad en
primera instancia de ejercer la potestad disciplinaria contra sus subalternos, ello al amparo de lo dispuesto en el
Estatuto del Servicio Civil y su Reglamento y en total resguardo de las reglas unívocas de la ciencia o de la técnica, o
a principio elementales de justicia, lógica o conveniencia.” (Informe visible a folio 29; oficio DGP-12695-2007 visible
a folio 10 del expediente administrativo)
e.
El Director recurrido dispuso suspender al profesor Hernández Céspedes, inicialmente del trece al
veinticinco de junio del año en curso. Luego, considerando –entre otros aspectos- la inconveniencia de la
permanencia del profesor Hernández Céspedes dentro de la Institución mientras se realizaba la investigación,
sobretodo por ser el profesor de matemática de la sección siete –dos, procedió a entregarle una nota con fecha cinco
de junio de este año en la que le indicó los hechos por los cuales se veía en la obligación de suspenderlo a partir del
seis de junio de dos mil siete. (Informe visible a folios 29-30; Memorando visible a folio 11 del expediente
administrativo; oficio del cinco de junio visible a folio 12)
f.
La abogada de la Institución, Licda. Patricia Roldán Mora, le explicó al amparado que para realizar la
investigación se procedía a suspenderlo, pero se le indicó que con goce de salario. (Informe visible a folio 30)
g.
Cuando se le dio el traslado de la denuncia al profesor Marco Vinicio Hernández Céspedes, se le indicó
de su suspensión y se le adjuntó copia de las denuncias realizadas por las estudiantes en su contra, se tacharon los
nombres y la sección para evitar que por encontrarse todavía dentro de la Institución se pudiera ejercer algún tipo de
presión por parte del profesor para con las estudiantes, pero se le indicó que se iniciaría la investigación y que se le
informaría del proceso. (Informe visible a folio 30)
h.
Mediante escrito sin fecha, el abogado del amparado, Lic. Enrique D. Céspedes Salas, presentó un
“APERSONAMIENTO Y RECUSACIÓN CONTRA EL ORGANO ADMINISTRACIÓN” (sic), en el que cuestiona las
actuaciones realizadas por la Coordinadora del Departamento de Orientación Liesselotte Pereira Sanabria, la Licda.
Patricia Roldán Mora, abogada de la Institución y del Director (recurrido). (Informe visible a folios 30-31; memorial
visible a folios 13 al del expediente administrativo)
i.
Al amparado no se le ha negado el derecho. (Informe visible a folios 31)
j.
El seis de junio de dos mil seis se le informó al Lic. Enrique D. Céspedes Salas que la recepción de los
testimonios se llevaría a cabo el siete de junio de dos mil siete, a partir de las ocho horas. Se notificó al fax
señalado. (Informe visible a folio 31; oficio visible a folio 18).
k.
El siete de junio a las ocho y cuarenta y cinco minutos de la mañana inició la recepción de
declaraciones de las menores en compañía de sus padres de familia, que concluyó a las doce horas y cincuenta
minutos. (Informe visible a folio 31; folio 54 del expediente administrativo)
l.
Después de recabada toda la prueba por parte del personal que debe intervenir ante este tipo de
denuncias, el expediente administrativo y el personal del amparado como profesor, fueron remitidos a la Licda. Ligia
Acuña Rodríguez, Directora General de Personal del Ministerio de Educación Pública, con copia al Departamento de
Procedimientos Legales de ese Ministerio, el ocho de junio del año en curso, con el fin de que procedan con lo que
en derecho corresponde. (Informe visible a folio 31; oficio dirigido a la Directora General de Personal del Ministerio
de Educación Pública visible a folio 75)
III.- SOBRE LA INVESTIGACIÓN PRELIMINAR. Del estudio de los autos se desprende que contra el
amparado no se ha instaurado aún un procedimiento administrativo disciplinario, sino que el Colegio recurrido realizó
una investigación preliminar a los efectos de determinar su pertinencia. La distinción es de particular interés para la
correcta resolución de este asunto, puesto que el criterio sostenido por la mayoría de esta Sala ha sido que en el
momento en que llega al conocimiento de la Administración la eventual comisión de una falta por parte de un
servidor pública, esta puede enfrentarse a dos hipótesis: cuando no se haya individualizado al supuesto infractor, o
cuando habiéndose determinado no existen suficientes elementos de prueba que ofrezcan la certeza necesaria a la
autoridad para iniciar un procedimiento disciplinario. En cualquiera de estos dos supuestos la Administración deberá
iniciar una investigación preliminar, con el fin de individualizar al presunto infractor en el primero de los casos y,
posteriormente, determinar si existen elementos de prueba suficientes que permitan iniciar un procedimiento
administrativo en su contra. La participación del servidor en la evacuación de la prueba durante la etapa preliminar
es eventual, según se tratará en el siguiente considerando.
IV.SOBRE LA PRUEBA DURANTE LA ETAPA PRELIMINAR . En el evento de que la Administración se
encuentre ante alguno de los dos supuestos antes indicados necesariamente deberá recabar prueba de distinta
naturaleza, por ejemplo documental, testimonial o bien pericial, prueba para cuya obtención NO se requiere la
intervención de las partes interesadas que, como se dijo anteriormente, a veces ni siquiera están individualizadas,
conociendo la Administración únicamente de los hechos que eventualmente constituyen una falta disciplinaria. Estas
pruebas así evacuadas NO pueden hacerse valer durante el procedimiento propiamente dicho, habida cuenta que
para su obtención no se contó con la participación de quien ahora sí va a ser investigado (a) por medio de un
procedimiento administrativo disciplinario y, por lo tanto, estuvo imposibilitado (a) materialmente para ejercer su
defensa. Es por este motivo que si en la investigación preliminar se enfrenta la Administración ante la necesidad de
evacuar prueba definitiva e irreproductible, por ejemplo, el testimonio de una persona gravemente enferma cuya
muerte se teme suceda en cualquier momento o de una persona extranjera que está por salir del país y no se tiene
certeza de que regrese a declarar en el momento en que la Administración lo necesite, en esos casos, aún
tratándose de la investigación preliminar debe indefectiblemente brindarse la audiencia al eventual investigado y, en
general, a todas aquellas personas que puedan verse afectadas con la evacuación de esas pruebas, aunque no
lleguen a figurar como investigados en un procedimiento administrativo posterior por diversas circunstancias. Lo
anterior, con el fin de que participen en la evacuación de esa prueba, si lo desean en compañía de un abogado de
su confianza, en aras de que ejerzan su defensa preguntando o repreguntando. Conviene aclarar que un acto es
irreproductible cuando exista imposibilidad de ejecutarlo en iguales condiciones, y es definitivo porque su
incorporación al proceso disciplinario se podrá realizar sin reiterarlo. En esta hipótesis esa prueba –aunque haya sido
evacuada en la etapa preliminar– sí puede ser considerada por la Administración para tomar una decisión que pueda
desembocar en una sanción disciplinaria. Se trata entonces de la excepción a la regla, que para la mayoría de este
Tribunal Constitucional consiste en que si se trata de actos preliminares para determinar la pertinencia o no de abrir
con posterioridad un expediente administrativo en contra de un servidor, a los efectos de la recolección de prueba
con ese fin puede la Administración tener o no como parte a la persona investigada. Se trata de una facultad del
órgano o ente competente, a fin de determinar si existe mérito o no para iniciar un proceso administrativo disciplinario
con el objetivo de averiguar la verdad real de los hechos objeto de las pesquisas, pero teniendo siempre presente
que es cuando se ha abierto el procedimiento propiamente dicho, con la conformación del Órgano Director y el
traslado de cargos debidamente individualizados, con sustento en prueba que debe ponerse en conocimiento del
servidor investigado, que surge el momento procesal oportuno en el cual a esta persona sí le asiste el derecho de
manifestarse sobre los cargos que le son atribuidos y en consecuencia, tener acceso a las piezas del expediente que
le interesan, así como a ser asistido por un abogado y poder participar en la evacuación de la prueba que exista en
su contra, incluyendo la testimonial, de suerte que la deposición de los testigos con que se cuente DEBERÁ hacerse
en presencia del investigado y del abogado de su elección, si lo tiene, aunque sean testimonios evacuados en la fase
preliminar pues, se insiste, si se evacuó la prueba sin participación del investigado no tendrá valor probatorio a los
efectos de que la Administración tome una decisión sancionatoria y por ende lesiva de derechos fundamentales del
servidor.
V.- CASO CONCRETO. Estima la Sala que la investigación efectuada a lo interno del Colegio recurrido se
constituye en una investigación preliminar y, por consiguiente, ninguna lesión constitucional al debido proceso ni al
derecho de defensa se constata. Por el contrario, aún siendo solo una investigación preliminar, el Director del
Colegio Seráfico San Francisco conjuntamente con la abogada de la Institución le explicó al amparado que para
realizar la investigación se procedía a suspenderlo, pero se le indicó que con goce de salario; asimismo, cuando se
le dio el traslado de la denuncia al profesor Marco Vinicio Hernández Céspedes, se le adjuntó copia de las denuncias
realizadas por las estudiantes en su contra, se tacharon los nombres y la sección por razones atendibles para este
Tribunal Constitucional, cuales fueron evitar que por encontrarse todavía dentro de la Institución se pudiera ejercer
algún tipo de presión por parte del profesor para con las estudiantes, pero se le informó que se iniciaría la
investigación y que se le informaría del proceso, tal como en efecto se hizo. Como consecuencia de esa
investigación preliminar al amparado no se le impuso sanción alguna, sino que después de recabada toda la prueba
por parte del personal que debe intervenir ante este tipo de denuncias, el expediente administrativo y el personal del
amparado como profesor, fueron remitidos a la Licda. Ligia Acuña Rodríguez, Directora General de Personal del
Ministerio de Educación Pública, con copia al Departamento de Procedimientos Legales de ese Ministerio, el ocho de
junio del año en curso, con el fin de que procedan con lo que en derecho corresponde. Será el órgano competente
del Ministerio de Educación Pública el que instaurará el procedimiento administrativo disciplinario contra el
amparado, de encontrar mérito para ello con fundamento la prueba recabada en la investigación preliminar y será en
ese procedimiento en el cual deberá brindarse al amparado todas las garantías del debido proceso, tales como el
traslado de cargos con los hechos que se le atribuyen, con indicación de los derechos que le asisten a aportar
prueba de descargo, a hacerse patrocinar por un abogado de su confianza, a tener acceso al expediente
administrativo, a que se realice una audiencia privada a la que se le debe convocar con la debida antelación y en la
que se deberá evacuar la prueba que será la única válida para servir de base para el dictado del acto final, el cual
deberá emitirse debidamente motivado y serle notificado con el fin de que ejerza los recursos que el ordenamiento
jurídico prevé en su contra, de estimarlo pertinente.
VI.- En lo que respecta a la suspensión en el ejercicio del cargo, bajo fe de juramento se informa a la Sala
que se hizo con goce de salario, como corresponde de conformidad con el principio de inocencia, así que tampoco
en cuanto a este extremo se aprecia ningún roce constitucional en lo actuado por el Colegio recurrido. En ese
contexto, concluye la Sala que este recurso debe declararse sin lugar, al no constatarse ninguna violación a los
derechos fundamentales del amparado.
Por tanto:
Se declara sin lugar el recurso.
Federico Sosto L. Presidente a.i.
Teresita Rodríguez A.
Rosa María Abdelnour G.
Horacio González Q.
Roxana Salazar C.
Jorge Araya G.
Max Esquivel F
Extracto de la Sentencia
Sala Constitucional Sentencia 11378– 07
Partes
Caso
Normativa
Involucrada
Desarrollo
Conclusión
Enrique Céspedes a favor de Marco Hernández vs Director del Colegio Seráfico San
Francisco
La Dirección del Colegio Seráfico San Francisco recibió una denuncia de una profesora
guía por el presunto hostigamiento sexual que son objeto algunas estudiantes por lo que
remitió la información recabada al Departamento de Procedimientos Legales del MEP. La
Directora General de Personal de ese Ministerio le comunicó al Director del Colegio que
tenía la posibilidad de ejercer la potestad disciplinaria contra el Sr. Hernández.
El Sr. Céspedes demandó ante la Sala la tutela del derecho a la defensa porque el órgano
director del procedimiento administrativo le informó tardíamente la fecha y hora en que se
evacuaría la prueba testimonial ofrecida. Además, presentó recusación contra los
integrantes del órgano director del procedimiento y dicho órgano ha sido omiso en resolver
Ley de Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia
Durante la fase de investigación preliminar rigen algunas garantías a favor del investigado,
desde luego, que no puede pretenderse y esperarse que rijan el debido proceso y la
defensa con todo el esplendor con el que operan en el curso de un procedimiento
administrativo. Así, el investigado en una investigación preliminar tiene derecho a conocer
y acceder el contenido del expediente en el que se sustancia, derecho de formular
alegatos y de aportar las pruebas que estime pertinentes para evitar la apertura de un
procedimiento inútil. En este sentido, pretender -como lo hace el recurrente- que el
investigado durante la audiencia de evacuación de prueba testimonial en la fase
preparatoria, esté representado por su defensor, implicaría desnaturalizar esta fase del
procedimiento, imponiéndole el rigor del procedimiento mismo. Bajo esta inteligencia,
descarta la Sala que en este extremo se haya producido la infracción que se reclama.
Con respecto a la omisión en la recusación, no toda violación en el procedimiento se
constituye en una vulneración al principio del debido proceso constitucional. Como lo que
se reprocha es que el Órgano Director del Procedimiento seguido contra el amparado no
se pronunció sobre la recusación que promovió, se está ante un asunto de legalidad que
no corresponde determinar ni examinar a esta Sala
Se declara sin lugar el recurso
Texto Completo de la Sentencia
Sentencia :
Año :
Expediente:
Despacho:
Fecha:
Hora:
Tipo de sentencia:
Redactor:
Clase de asunto:
11378
2007
07-007839-0007-CO
Sala Constitucional
10/08/2007
10:11:00 AM
De Fondo
Jinesta Lobo Ernesto
Recurso de amparo
Exp: 07-007839-0007-CO
Res. Nº 2007-011378
SALA CONSTITUCIONAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. San José, a las diez horas y once
minutos del diez de agosto del dos mil siete.
Recurso de amparo interpuesto por Enrique David Céspedes Salas, mayor, abogado, portador de la cédula de
identidad número 1-768-834, a favor de MARCO VINICIO HERNÁNDEZ CÉSPEDES, contra el DIRECTOR DEL
COLEGIO SERÁFICO SAN FRANCISCO.
Resultando:
1.- Por escrito recibido en la Secretaría de la Sala a las 13:00 horas del 7 de junio del 2007, el recurrente
interpuso recurso de amparo contra el Director del Colegio Seráfico San Francisco y manifestó que en contra del
amparado se tramita un procedimiento administrativo disciplinario. En su condición de representante legal del
amparado, solicitó que se le indicara la fecha y la hora en que se recibiría la prueba testimonial ofrecida, con la
intención de estar presente y así ejercer la defensa correspondiente. Además, planteó una recusación y abstención
contra tres de los miembros del Órgano Director del Procedimiento. La respuesta acerca de la fecha y hora de la
recepción de la testimonial se la brindaron en su oficina, después de iniciada la audiencia señalada al efecto. No
hubo pronunciamiento alguno sobre la recusación, lo que estima lo coloca en completo estado de indefensión al
amparado. Solicitó el recurrente que se declare con lugar el recurso.
2.- Mediante resolución de las 16:32 hrs. del 20 de junio del 2007, se le dio curso al amparo y se solicitó el
informe correspondiente.
3.- Informó bajo juramento Mario Madrigal Sánchez, en su condición de Director del Colegio Seráfico San
Francisco (folio 14), que el 11 de mayo del 2007, recibió una nota de la profesora guía de la sección 7- 2, donde se
denunciaba el presunto hostigamiento sexual que son objeto algunas estudiantes de ese grupo. Luego que se
recabó la información del caso, el 14 de mayo, remitió la documentación al Departamento de Procedimientos Legales
del Ministerio de Educación Pública para lo de su cargo. Mediante el oficio de la Directora General de Personal de
ese Ministerio Nº DGP-12695-2007, se le comunicó que tenía la posibilidad de ejercer la potestad disciplinaria contra
el amparado. En primera instancia dispuso la suspensión con goce de salario del amparado del 6 al 25 de junio de
los corrientes. Reconoció que es cierto que el recurrente presentó el memorial y la recusación. Después de recabada
la prueba, se remitió el expediente administrativo correspondiente a la Dirección General de Personal para lo de su
cargo. Solicitó que se desestime el recurso planteado.
4.- Por memorial presentado el 16 de julio del 2007, el recurrente (folio 23) señaló que mediante la resolución
de la Dirección General de Personal del Ministerio de Educación Pública Nº 1176-2007 de las 10 hrs. del 11 de junio
del 2007, se dispuso su reubicación como medida cautelar.
5.- En la substanciación del proceso se ha observado las prescripciones legales.
Redacta el Magistrado Jinesta Lobo ; y,
Considerando:
I.- OBJETO DEL RECURSO. El recurrente demandó la tutela del derecho a la defensa de su representado,
en virtud que el Órgano Director del Procedimiento Administrativo que se sigue contra el amparado le informó
tardíamente la fecha y hora en que se evacuaría la prueba testimonial ofrecida y la omisión en resolver la recusación
que interpuso contra los integrantes de dicho órgano.
II.- HECHOS PROBADOS. De importancia para la decisión de este asunto, se estiman como debidamente
demostrados los siguientes hechos: 1) El 11 de mayo del 2007 , la Dirección del Colegio Seráfico San Francisco
recibió una denuncia de la profesora guía de la sección 7- 2, por el presunto hostigamiento sexual que son objeto
algunas estudiantes de ese grupo (informe a folio 14 y folio 1 de la certificación del expediente administrativo
disciplinario). 2) Mediante oficio de la Dirección de ese Centro Educativo de 14 de mayo del 2007 , se remitió la
información recabada al Departamento de Procedimientos Legales del Ministerio de Educación Pública para lo de su
cargo (folio 9 de la certificación del expediente administrativo). 3) Por oficio de la Directora General de Personal de
ese Ministerio Nº DGP-12695-2007 de 25 de mayo del 2007 , se le comunicó al recurrido que tenía la posibilidad de
ejercer la potestad disciplinaria contra el amparado (informe a folio 15). 4) El 6 de junio del 2007 , el recurrente se
apersonó al procedimiento administrativo en su condición de defensor del amparado. Ese mismo día, presentó
recusación contra los integrantes del órgano director del procedimiento (copia a folios 5- 8). 5) A las 08:00 horas del
7 de junio del 2007 , dio inicio de la recepción de la prueba testimonial de la etapa preliminar (folios 21- 22 de la
certificación del expediente administrativo). 6) El 7 de junio del 2007 , a eso de las 08: 21 horas, se le notificó al
recurrente que ese día, al ser las ocho horas se estaría evacuando el testimonio de las menores denunciantes (folio
61 de la certificación del expediente administrativo). 7) El 8 de junio del 2007 , el recurrente presentó incidente de
nulidad absoluta de actuaciones (folios 57- 60 de la certificación del expediente administrativo). 8) El 11 de junio del
2007 , el recurrido rechazó la recusación (folios 64- 72 de la certificación del expediente administrativo).
III.- CASO CONCRETO. Se encuentra plenamente acreditado que el 7 de junio del 2007, a eso de las 08: 21
horas, se le notificó al recurrente que ese día, al ser las ocho horas se estaría evacuando el testimonio de las
menores denunciantes (folio 61 de la certificación del expediente administrativo). Sostiene el recurrente que como lo
dispuesto en ese particular se le notificó después que se inició la audiencia señalada a ese efecto, se colocó a su
defendido en total estado de indefensión. Reiteradamente, este Tribunal ha sostenido que es legítimo y razonable
que la Administración, en los casos en que considere la posibilidad de abrir un expediente administrativo contra un
servidor, inicie de previo una fase preliminar o instructiva, que podría servir como base a un posterior procedimiento
administrativo, en la cual, se puede tener o no al investigado como parte con el objeto de determinar si existe mérito
o no para iniciar el procedimiento, tendente a averiguar la verdad real de los hechos objeto de a investigación. En
este sentido, y sobre las condiciones en que se realiza dicha investigación preliminar esta Sala ha manifestado lo
siguiente: "(…) En efecto, de conformidad con lo expuesto en el memorial de interposición del recurso, en contra el
recurrente se inició un procedimiento disciplinario, para lo cual se dispuso realizar una investigación o instrucción
preliminar, a fin de determinar si existía fundamento suficiente para iniciar un procedimiento disciplinario. Es así
como las actuaciones realizadas en el marco de esa investigación previa no se dirigieron a imponer sanción alguna
al recurrente, sino simplemente a determinar si la denuncia recibida ameritaba o no la apertura del procedimiento
administrativo disciplinario propiamente dicho (…)” (Sentencia Nº 2006-15995 de las 08:58 hrs. del 3 de noviembre
de 2006). Durante la fase de investigación preliminar rigen algunas garantías a favor del investigado, desde luego,
que no puede pretenderse y esperarse que rijan el debido proceso y la defensa con todo el esplendor con el que
operan en el curso de un procedimiento administrativo. Así, el investigado en una investigación preliminar tiene
derecho a conocer y acceder el contenido del expediente en el que se sustancia, derecho de formular alegatos y de
aportar las pruebas que estime pertinentes para evitar la apertura de un procedimiento inútil. En este sentido,
pretender -como lo hace el recurrente- que el investigado durante la audiencia de evacuación de prueba testimonial
en la fase preparatoria, esté representado por su defensor, implicaría desnaturalizar esta fase del procedimiento,
imponiéndole el rigor del procedimiento mismo. Bajo esta inteligencia, descarta la Sala que en este extremo se haya
producido la infracción que se reclama.
IV.- SOBRE LA RECUSACIÓN DE LOS INTEGRANTES DEL ÓRGANO DIRECTOR DEL PROCEDIMIENTO.
Reiteradamente, este Tribunal ha señalado que no toda violación en el procedimiento se constituye en una
vulneración al principio del debido proceso constitucional. Así se refleja de diversos pronunciamientos que han
aclarado la distinción existente entre infracciones al proceso legal – o violaciones “in procedendo” - que pueden ser
corregidas a través del curso del procedimiento administrativo o ante la jurisdicción ordinaria y las infracciones
sustanciales a ese procedimiento, que inclusive pueden ir más allá del contenido de las normas procesales y cuyo
irrespeto provoca una indefensión sustancial, que sí amerita el amparo ante esta sede. Con fundamento en esa
distinción, la Sala ha ido perfilando los alcances de esa tutela, en razón de la necesidad de no sustituir a la
jurisdicción ordinaria. Precisamente, como lo que se reprocha es que el Órgano Director del Procedimiento seguido
contra el amparado no se pronunció sobre la recusación que promovió, se está ante un asunto de legalidad que no
corresponde determinar ni examinar a esta Sala. En todo caso consta que el 11 de junio fue rechazada la
recusación.V.- CONCLUSIÓN. Como corolario de lo expuesto, se impone declarar sin lugar el recurso.Por tanto:
Se declara sin lugar el recurso.Luis Fernando Solano C. Presidente
Gilbert Armijo S.
Ernesto Jinesta L.
Fernando Cruz C.
Teresita Rodríguez A.
Rosa María Abdelnour G.
Horacio González Q.
Extracto de la Setencia
Sala Constitucional Sentencia 12313 – 07
Partes
Caso
Normativa
Involucrada
Desarrollo
Ovidio Agüero vs Jefe del Área de Defensa y Garantía de los Derechos de la Niñez y la
Adolescencia del Ministerio de Educación Pública
El Sr. Agüero presentó ante el Área de Defensa de la Niñez y Adolescencia del Ministerio
de Educación Pública una solicitud de información sobre las acciones emprendidas para
atender varias denuncias de estudiantes, madres y padres del Colegio La Rita de Pococí,
relacionadas con acciones arbitrarias del Director Arturo González entre las cuales se
encuentra una por hostigamiento laboral y sexual contra una estudiante.
La gestión planteada fue remitida al Jefe del Área de Régimen Disciplinario del MEP, con
el objetivo de que se lleve a cabo el trámite respectivo, en función de que es materia de
esa dependencia. La autoridad demandada informó al recurrente que se procedió a remitir
el asunto al Jefe del Área de Régimen Disciplinario.
Artículo 27 de la Constitución Política
Artículo 32 de la Ley de Jurisdicción Constitucional
Debe quedar claro que el derecho de petición y pronta respuesta no implica que se
conceda la pretensión incoada por el administrado, simplemente incumbe la necesidad de
que se le mantenga informado y se le conteste, sea positiva o negativamente, en
concordancia tanto de medio utilizado como de contenido, así como la notificación efectiva
de lo dispuesto o informado.
Entre el dos de julio de dos mil siete, momento de presentación del requerimiento, y
dieciséis de agosto de dos mil siete, instante en el cual se contestó al amparado, se
Conclusión
verifica un lapso de un mes y quince días, término que a juicio de este Tribunal resulta
desproporcionado. Como la autoridad recurrida no demostró algún hecho que pudiera
justificar la dilación operada, esta Sala estima que el recurso debe ser declarado con lugar,
pero únicamente para efectos del pago de costas, daños y perjuicios.
Se declara con lugar el recurso. Se condena al Estado al pago de las costas, daños y
perjuicios causados con los hechos que sirven de base a esta declaratoria
Texto Completo de la Sentencia
Sentencia :
Año :
Expediente:
Despacho:
Fecha:
Hora:
Tipo de sentencia:
Redactor:
Clase de asunto:
12313
2007
07-010698-0007-CO
Sala Constitucional
28/08/2007
2:30:00 PM
De Fondo
Mora Mora Luis Paulino
Recurso de amparo
Exp: 07-010698-0007-CO
Res. Nº 2007-012313
SALA CONSTITUCIONAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. San José, a las catorce horas y treinta
minutos del veintiocho de agosto del dos mil siete.
Recurso de amparo interpuesto por Ovidio Agüero Acuña, mayor de edad, casado, portador de la cédula de
identidad número 1-506-631, Diputado a la Asamblea Legislativa, vecino de Guápiles, contra el Jefe del Área de
Defensa y Garantía de los Derechos de la Niñez y la Adolescencia del Ministerio de Educación Pública.
Resultando:
1.- Mediante escrito recibido en la Secretaría de la Sala a las trece horas con cincuenta minutos del seis de
agosto de dos mil siete, el recurrente interpone recurso de amparo contra el Jefe del Área de Defensa y Garantía de
los Derechos de la Niñez y la Adolescencia del Ministerio de Educación Pública, en razón de que el veintidós de julio
de dos mil siete, por oficio número ML-CP-mrd-013-07, solicitó a la autoridad recurrida se le informara sobre las
acciones arbitrarias del Director Arturo González Villalobos por hostigamiento laboral y sexual contra una estudiante,
el despido injustificado y sin el debido proceso administrativo del profesor Oscar Mario Bello Alfaro, la dilación y
negligencia del Director Arturo González en la tramitación de una denuncia sobre hostigamiento sexual producida en
perjuicio de la estudiante Johann Azofeifa Sánchez por parte del guarda Frank Orozco y las acciones de
discriminación por parte del Director González Villalobos en perjuicio del estudiante Johan Borbón Mora (con
adecuación curricular), todo ello relacionado con denuncias presentadas por estudiantes, padres y madres del
Colegio de La Rita de Pococí. Asegura que para el momento de interposición del recurso de amparo no se le había
comunicado algo al respecto por lo que estima el actuar de la Administración Pública como violatorio de su derecho
de petición y pronta resolución, tutelado por el artículo 27 de la Constitución Política. Solicita que se declare con
lugar el recurso en todos sus extremos.
2.- Informa bajo juramento Rocío Solís Gamboa, en su condición de Coordinadora de la Oficina de los
Derechos de los Niños, las Niñas, los y las Adolescentes (folio 9), que por oficio ODNA-709-2007 se envió al Área
de Régimen Disciplinario copia del oficio ML-CP-MRD-013-2007 con el fin de que le diera trámite correspondiente a
las denuncias interpuestas. Certifica que por oficio número ODNA-710 del dieciséis de agosto de dos mil siete, se le
informó al recurrente tal circunstancia. Solicita que se desestime el recurso planteado.
3.- En los procedimientos seguidos se han observado las prescripciones legales.
Redacta la Magistrada Rodríguez Arroyo ; y,
Considerando:
I.- Hechos probados. De importancia para la decisión de este asunto, se estiman como debidamente
demostrados los siguientes hechos: a) que el dos de julio de dos mil siete, por oficio número ML-CP-mrd-013-07,
Ovidio Agüero Acuña presentó ante el Área de Defensa de la Niñez y Adolescencia del Ministerio de Educación
Pública, solicitud de información sobre las acciones emprendidas para atender varias denuncias de estudiantes,
madres y padres del Colegio La Rita de Pococí, relacionadas con acciones arbitrarias del Director Arturo González
Villalobos por hostigamiento laboral y sexual contra una estudiante, el despido injustificado y sin el debido proceso
administrativo del profesor Oscar Mario Bello Alfaro, la dilación y negligencia del Director Arturo González en la
tramitación de una denuncia sobre hostigamiento sexual producida en perjuicio de la estudiante Johann Azofeifa
Sánchez por parte del guarda Frank Orozco y las acciones de discriminación por parte del Director González
Villalobos en perjuicio del estudiante Johan Borbón Mora (con adecuación curricular) (ver en este sentido el folio 5);
b) que por oficio número ODNA-709-07 del dieciséis de agosto de dos mil siete, la gestión planteada fue remitida al
Jefe del Área de Régimen Disciplinario del Ministerio de Educación Pública, con el objetivo de que se lleve a cabo el
trámite respectivo, en función de que es materia de esa dependencia (ver en este sentido el folio 11); c) que por
oficio número ODNA-710-07, notificado el dieciséis de agosto de dos mil siete, la autoridad demandada informó al
recurrente que se procedió a remitir el asunto al Jefe del Área de Régimen Disciplinario (ver en este sentido los folios
10 y 12 y las manifestaciones rendidas bajo juramento en el folio 9).
II.- Sobre el derecho de petición y pronta respuesta. Se encuentra consagrado en el artículo 27 de nuestra
Constitución Política, el cual estipula: "se garantiza la libertad de petición, en forma individual o colectiva, ante
cualquier funcionario público o entidad oficial, y el derecho a obtener pronta resolución" . Asimismo, la anterior
normativa se ve complementada por el numeral 32 de la Ley de la Jurisdicción Constitucional, en virtud de que se
entenderá por violentado el citado derecho transcurridos diez días hábiles de presentada la gestión, si no se hubiera
estipulado un plazo distinto para contestar; por otro lado, la disposición legal faculta a este Tribunal para valorar
como insuficiente el anterior término, atendiendo a las circunstancias y a la índole del asunto. Debe quedar claro que
el derecho de petición y pronta respuesta no implica que se conceda la pretensión incoada por el administrado,
simplemente incumbe la necesidad de que se le mantenga informado y se le conteste, sea positiva o negativamente,
en concordancia tanto de medio utilizado como de contenido, así como la notificación efectiva de lo dispuesto o
informado.
III.- Sobre el fondo. Como consecuencia del análisis de las manifestaciones del recurrente, así como del
informe rendido bajo juramento por la autoridad recurrida conforme lo preceptuado por el artículo 44 de la Ley que
rige esta jurisdicción, y de los elementos probatorios aportados, esta Sala Constitucional estima el recurso como
procedente. Tal y como se desprende de la relación de hechos, el dos de julio de dos mil siete, por oficio número MLCP-mrd-013-07, Ovidio Agüero Acuña presentó ante el Área de Defensa de la Niñez y Adolescencia del Ministerio de
Educación Pública, solicitud información sobre las acciones emprendidas para atender varias denuncias de
estudiantes, madres y padres del Colegio La Rita de Pococí, relacionadas con acciones arbitrarias del Director Arturo
González Villalobos por hostigamiento laboral y sexual contra una estudiante, el despido injustificado y sin el debido
proceso administrativo del profesor Oscar Mario Bello Alfaro, la dilación y negligencia del Director Arturo González en
la tramitación de una denuncia sobre hostigamiento sexual producida en perjuicio de la estudiante Johann Azofeifa
Sánchez por parte del guarda Frank Orozco y las acciones y de discriminación por parte del Director González
Villalobos en perjuicio del estudiante Johan Borbón Mora (con adecuación curricular). En el memorial remitido por la
autoridad demandada ante este órgano del poder público, se explicó que por oficio número ODNA-709-07 del
dieciséis de agosto de dos mil siete, la gestión planteada fue remitida al Jefe del Área de Régimen Disciplinario del
Ministerio de Educación Pública, con el objetivo de que se lleve a cabo el trámite respectivo, en función de que es
materia de esa dependencia. Adicionalmente, certificó que por oficio número ODNA-710-07, notificado el dieciséis de
agosto de dos mil siete, se informó al recurrente que se procedió a remitir el asunto al Jefe del Área de Régimen
Disciplinario para que tramitara el requerimiento ya que es asunto de su competencia. Entre el dos de julio de dos
mil siete, momento de presentación del requerimiento, y dieciséis de agosto de dos mil siete, instante en el cual se
contestó al amparado, se verifica un lapso de un mes y quince días, término que a juicio de este Tribunal resulta
desproporcionado. Al tenor de lo establecido por el artículo 32 de la Ley de la Jurisdicción Constitucional, se
entenderá por violentado derecho de petición y pronta respuesta transcurridos diez días hábiles de presentada la
gestión, si no se hubiera estipulado un plazo distinto para contestar; por otro lado, la disposición legal faculta a este
Tribunal para valorar como insuficiente el anterior término, atendiendo a las circunstancias y a la índole del asunto.
Como la autoridad recurrida no demostró algún hecho que pudiera justificar la dilación operada, esta Sala estima que
el recurso debe ser declarado con lugar, pero únicamente para efectos del pago de costas, daños y perjuicios, toda
vez que el derecho fundamental reclamado fue reestablecido mediante el oficio número ODNA-710-07, el cual fue
notificado el dieciséis de agosto de dos mil siete.
Por tanto:
Se declara con lugar el recurso. Se condena al Estado al pago de las costas, daños y perjuicios causados con
los hechos que sirven de base a esta declaratoria, los que se liquidarán en ejecución de sentencia de lo contencioso
administrativo.
Luis Fernando Solano C. Presidente
Ana Virginia Calzada M.
Adrián Vargas B.
Gilbert Armijo S.
Ernesto Jinesta L.
Fernando Cruz C.
Teresita Rodríguez A.
Extracto de la Sentencia
Sala Constitucional Sentencia 13422 – 07
Partes
Caso
Normativa
Involucrada
Desarrollo
Cristina Bolaños vs Hospital Carlos Luis Valverde Vega
La recurrente presento ante la Dirección Médica del Hospital Dr. Carlos L. Valverde Vega
una denuncia por acoso sexual y maltrato verbal.
Con base en el informe de los miembros de la Comisión Ad-Hoc sobre el resultado de la
investigación preliminar, la Directora de Enfermería acordó que “no hay elementos para
elevar el caso a investigación administrativa por lo que se cierra el caso…”. La Sra
Bolaños fue informada de esto por medio del Asistente de la Dirección Médica.
La recurrente denuncia que no se le garantizó el debido proceso en el trámite de la
denuncia ya que no se hizo ninguna comunicación en relación con el trámite de la
denuncia, no se le citó a declarar y no se le permitió acceso al expediente
Artículo 18 de la Ley de Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia
Artículo 41 de la Constitución Política
Sobre el papel del denunciante en el procedimiento administrativo, la jurisprudencia de la
Sala reconoce su derecho de ser informado del resultado del procedimiento.
La obligación de la Administración con el denunciante se reduce a mantener informado a
éste sobre el desarrollo del citado proceso, siempre y cuando éste así lo solicite, y sin que
esto comprometa de algún modo el derecho a la intimidad del funcionario investigado.
La denunciante no podría acceder a aquellos documentos en los que conste información
que se encuentre reservada al conocimiento exclusivo del Órgano Director del
Procedimiento o del funcionario investigado, ni participar en aquellas etapas procesales en
las que su participación no se encuentra legalmente prevista, como sería el caso de las
audiencias orales y privadas. De modo que debe siempre considerarse al denunciante
como una figura con poderes restringidos en el procedimiento administrativo.
Conclusión
El caso específico que plantea la actora, como denunciante en un trámite por
hostigamiento sexual, no permite mayor análisis o profundización, dado que no fue hasta
después de dictada la resolución final que reclamó participar en las distintas fases del
procedimiento. No puede considerarse que un reclamo planteado en esa oportunidad
acarree un vicio sustancial del trámite administrativo integralmente considerado.
Adicionalmente, la Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia en su
artículo 18 dispone que una vez agotados los procedimientos establecidos en el centro del
trabajo, o si no se cumplen por motivos que no se le pueden imputar a la persona
ofendida, las denuncias por hostigamiento sexual se podrán presentar ante los tribunales
de la jurisdicción laboral, con lo cual la disconformidad de la actora con lo resuelto puede
ser objeto de conocimiento y decisión en esa sede. El amparo, en lo que a este extremo
toca, debe desestimarse.
En cuanto a la supuesta violación al derecho de un procedimiento pronto y cumplido se
concluye que el recurrido le notificó a la recurrente el resultado de la denuncia interpuesta,
fuera del plazo establecido.
Se declara con lugar el recurso únicamente por violación al artículo 41 de la Constitución
Política. Se condena a la CCSS al pago de las costas, daños y perjuicios causados con los
hechos que sirven de base a esta declaratoria
Texto Completo de la Setencia
Sentencia :
Año :
Expediente:
Despacho:
Fecha:
Hora:
Tipo de sentencia:
Redactor:
Clase de asunto:
13422
2007
07-010713-0007-CO
Sala Constitucional
14/09/2007
12:49:00 PM
De Fondo
Mora Mora Luis Paulino
Recurso de amparo
Exp: 07-010713-0007-CO
Res. Nº 2007-013422
SALA CONSTITUCIONAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. San José, a las doce horas y cuarenta y
nueve minutos del catorce de septiembre del dos mil siete.
Recurso de amparo interpuesto por Hansel Cristina Bolaños Arias, mayor, soltera, ama de casa, portadora de
la cédula de identidad número 1-1294-056, vecina de San Ramón; contra el Hospital Carlos Luis Valverde Vega.
Resultando:
1.- Por escrito recibido en la Secretaría de la Sala a las quince horas doce minutos del seis de agosto del dos
mil siete, la recurrente interpone recurso de amparo contra el Hospital Carlos Luis Valverde Vega y manifiesta que el
27 de febrero de 2007 (folio 05) denunció ante la autoridad accionada haber sido objeto de acoso sexual y de
maltrato verbal por parte de un funcionario de ésta institución; lo que sucedió mientras permaneció internada en ese
nosocomio. Que en virtud de que no se le hizo ninguna comunicación en relación con el trámite de su denuncia, ni se
le citó a declarar, preguntó sobre la tramitación de la misma, indicándosele verbalmente que había sido archivada.
Que solicitó acceso al expediente, el que le fue denegado. Estima lesionados los numerales 41 y 33 constitucionales.
Pide se le restituya en el pleno goce de sus derechos fundamentales conculcados. Estima que las acciones y
omisiones atribuibles a las autoridades recurridas violentan los derechos fundamentales establecidos en los artículos
41 y 33 de la Constitución Política y por ello pide que se declare con lugar el recurso.
2.- Por resolución de las diez horas y cincuenta y nueve minutos del siete de agosto del dos mil siete se le dio
curso al presente amparo y se le solicito informe al Director del Hospital Carlos Luis Valverde Vega en San Ramón
(ver folio 10 y 11 del expediente).
3.- Informa bajo juramento Jorge Eduardo Chacón Madrigal en su calidad de Director del Hospital Carlos Luis
Valverde Vega (ver folio 19 del expediente), que: a) El 27 de febrero del 2007 la recurrente presento una queja ante
el Médico Asistente de la Dirección, misma que fue trasladada a la Jefatura de Enfermería, Servicio responsable del
presunto funcionario involucrado en los hechos, mediante oficio HCLCCC-DG-SUB- 0127-2007; b) La Jefatura de
Enfermería procedió a conformar una Comisión Ad-Hoc y le ordenó la realización de una investigación preliminar,
mediante oficio HCLVV- DIREC.ENF.0127-07; c) Dicha investigación dio como resultado, una falta de méritos para
continuar con las formalidades de un procedimiento administrativo y el archivo de la queja, según oficio HCLVVDIREC.ENF.0213-07; d) El 07 de junio del 2007 mediante oficio HCLVV-AJ-206-2007 se le comunicó el resultado de
la indagación de la denuncia por ella presentada; e) No consta en los registros de su representada que la recurrente
hubieras solicitado información respecto al resultado de la investigación. Solicita que se declare sin lugar el recurso.
4.- En los procedimientos seguidos se ha observado las prescripciones legales.
Redacta la Magistrada Rodríguez Arroyo; y,
Considerando:
I.- HECHOS PROBADOS. De importancia para la decisión de este asunto, se estiman como debidamente
demostrados los siguientes hechos:
a. En fecha 27 de febrero del 2007 la recurrente presento ante la Dirección Médica del Hospital Dr. Carlos L.
Valverde Vega una denuncia por acoso sexual y maltrato verbal (ver folio 05 del expediente).
b. Por oficio de fecha 19 de abril del 2007 los miembros de la Comisión AD-HOC le informaron a la Directora
de Enfermería del Hospital Dr. Carlos L. Valverde Vega sobre el resultado de la investigación preliminar (ver folio 25
del expediente).
c. Por resolución final de fecha 07 de mayo del 2007 la Directora de Enfermería del Hospital Dr. Carlos Luis
Valverde Vega acordó: “… Analizado el expediente de la indagatoria preliminar del caso denunciado por la señora
Hanzel Bolaños Arias en contra del señor Jorge Rodríguez Vásquez, según los resultados obtenidos en dicha
investigación por parte de la Comisión AD-HOC, no se logró determinar supuesta responsabilidad al señor Jorge
Rodríguez Vásquez, según los supuestos hechos denunciados por la señora Bolaños. Por lo tanto no hay elementos
para elevar el caso a investigación administrativa por lo que se cierra el caso…” (ver folio 24 del expediente).
d. Mediante oficio HCLVV-DIREC.ENF-0213-07 de fecha 11 de mayo del 2007 la Directora de Enfermería
del Hospital de San Ramón le informo al Asistente de la Dirección Médica: “… sobre la queja planteada por la señora
Hanzel Bolaños Arias, se procedió a realizar indagatoria preliminar del caso, de la cual no se logra determinar
responsabilidad a ningún trabajador del servicio de Medicina Interna, por lo que se cierra el caso…” (ver folio 22 del
expediente).
e. Por oficio HCLVV-AJ-206-2007 de fecha 07 de junio del 2007 el Asistente de la Dirección General del
Hospital de San Ramón le informó a la recurrente: “… Una vez indagada la denuncia presentada por usted en contra
del funcionario Sr. Jorge Rodríguez, le comunico que con fundamento al resultado de la misma, no se logró
determinar responsabilidad de ningún trabajador según oficio HCLVV- DIREC-ENF-0213-07, suscrito por la Directora
del Servicio de Enfermería de este nosocomio…” –documento notificado a la recurrente según consta en autos- (ver
folio 21 del expediente).
II.- OBJETO DEL RECURSO. La recurrente acude en amparo denunciando violación al contenido de los
artículos 33 y 41 de la Constitución Política. Fundamenta su descontento en las siguientes razones: a) No se le
garantizo el debido proceso en el trámite de la denuncia ya que no se hizo ninguna comunicación en relación con el
trámite de la denuncia; b) No se le citó a declarar; c) No se le permitió acceso al expediente.
III.- SOBRE EL FONDO. Sobre el papel del denunciante en el procedimiento administrativo, la jurisprudencia
de la Sala ha evolucionado desde una posición más restrictiva, de acuerdo con la cual no se le consideraba de forma
alguna como parte, por lo que no podía reclamar siquiera el derecho a recibir respuesta a su denuncia (sentencias
#3063-94, #4946-94, #4971-94, #5759-94 y #6437-98), a una segunda etapa en la que se reconoce su derecho de
ser informado del resultado del procedimiento, tal y como se señaló en la sentencia #2005-1033 de las 9:43 horas
del 4 de febrero de 2005:
“…cuando se trata de denuncias, la Sala ha reconocido y declarado que, como instituto jurídico utilizado por
los administrados para poner en conocimiento de la Administración hechos que el denunciante estima irregulares,
ilegales o contrarios al orden público, ésta deviene en un modo de participación en asuntos que conciernen al interés
público, perfectamente compatible y, de hecho, fundamentada en el principio democrático, por lo que se ubica —al
igual que las peticiones de información, los reclamos administrativos y las solicitudes de otorgamiento de ciertos
derechos—, dentro del concepto genérico de petición establecido en el artículo 27 constitucional, con su correlativo
derecho de obtener resolución. Por esa razón, si bien el denunciante no es parte en el procedimiento y no existe un
plazo legalmente establecido para resolver al efecto, esta Sala ha sostenido reiteradamente que aquel, si así lo
desea, tiene derecho a que se le comunique el resultado de su gestión en un término razonable (véase la resolución
Nº 2002-06543 de las 08:57 horas del 5 de julio de 2002)” (el énfasis es agregado).
En similar sentido, por sentencia #2005-1073 de las 10:23 horas del 4 de febrero de 2005 se dijo:
“IV.- Precisamente una de las manifestaciones de este derecho se presenta en el instituto jurídico de la
denuncia, que puede ser definido como el medio utilizado por los administrados para poner en conocimiento de la
Administración todas aquellas situaciones que a su parecer resulten irregulares, ilegales o contrarios al orden
público. De esta forma, se insta a los órganos públicos a ejercer sus competencias para investigar y resolver lo
pertinente. Lo anterior consiste en un modo de participación en asuntos que conciernen al interés público,
perfectamente compatible, y, fundamentado en el principio democrático. La denuncia se ubica al igual que las
peticiones de información, los reclamos administrativos y las solicitudes de otorgamiento de ciertos derechos, dentro
del concepto genérico de petición establecido en el artículo 27 constitucional, con su correlativo derecho de obtener
resolución -aunque no exista un plazo legalmente establecido al efecto- si el denunciante así lo ha solicitado, ello
dentro de un plazo razonable. En ese sentido, existe una obligación para la Administración de informar al
denunciante si ha decidido desestimar su denuncia, o si por el contrario tomó la decisión de iniciar un procedimiento
disciplinario en contra del funcionario denunciado, cuando estime que existen elementos de prueba suficientes para
fundamentar tal decisión.
IV.- Sin desmérito de lo externado en el considerando anterior, resulta necesario aclarar que en aquellos
casos en los que la Administración haya tomado la decisión de iniciar un procedimiento administrativo en contra del
servidor denunciado, su obligación con el denunciante, se reduce a mantener informado a éste sobre el desarrollo
del citado proceso, siempre y cuando éste así lo solicite, y sin que esto comprometa de algún modo el derecho a la
intimidad del funcionario investigado . En ese sentido, si bien la denunciante posee un interés directo en el desarrollo
del procedimiento administrativo, ésta no podría acceder a aquellos documentos en los que conste información que
por su especial naturaleza se encuentre reservada al conocimiento exclusivo del Órgano Director del Procedimiento
o del funcionario investigado, ni participar en aquellas etapas procesales en las que su participación no se encuentra
legalmente prevista, como sería el caso de las audiencias orales y privadas, pues de lo contrario no sólo se
desnaturalizaría el procedimiento administrativo en sí, sino que además se violentaría el derecho a la intimidad del
servidor investigado, el cual se encuentra garantizado en el artículo 24 de la Constitución Política. De modo que
debe siempre considerarse al denunciante como una figura con poderes restringidos en el procedimiento
administrativo.
V.- Aunado a lo anterior, el caso específico que plantea la actora, como denunciante en un trámite por
hostigamiento sexual, no permite mayor análisis o profundización, dado que no fue hasta después de dictada la
resolución final que reclamó participar en las distintas fases del procedimiento. Es decir, no fue que durante la
celebración del procedimiento solicitó participar y se le vedó esa opción, sino que fue luego de su conclusión que lo
echó de menos. No puede considerarse que un reclamo planteado en esa oportunidad acarree un vicio sustancial del
trámite administrativo integralmente considerado. Debe tomarse en consideración, adicionalmente, que la Ley contra
el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia, #7476 de 3 de febrero de 1995, en su artículo 18 dispone que
una vez agotados los procedimientos establecidos en el centro del trabajo, o si no se cumplen por motivos que no se
le pueden imputar a la persona ofendida, las denuncias por hostigamiento sexual se podrán presentar ante los
tribunales de la jurisdicción laboral, con lo cual la disconformidad de la actora con lo resuelto puede ser objeto de
conocimiento y decisión en esa sede. El amparo, en lo que a este extremo toca, debe desestimarse.
VI.- En cuanto a la supuesta violación al artículo 41 de la Constitución Política de la prueba que corre en autos
ha sido debidamente acreditado que el veintisiete de febrero del dos mil siete la recurrente presento denuncia ante
la Dirección del Hospital Carlos Luis Valverde Vega, referente a un acoso sexual y un maltrato verbal por parte de un
funcionario de la Caja Costarricense del Seguro Social. Mediante oficio HCLVV- AJ-206-2007 de fecha 07 de junio
del 2007 el Asistente de la Dirección General del Hospital de San Ramón le informó a la recurrente: “… Una vez
indagada la denuncia presentada por usted en contra del funcionario Sr. Jorge Rodríguez, le comunico que con
fundamento al resultado de la misma, no se logró determinar responsabilidad de ningún trabajador según oficio
HCLVV-DIREC-ENF-0213-07, suscrito por la Directora del Servicio de Enfermería de este nosocomio…” –documento
notificado a la recurrente según consta en autos- (ver folio 21 del expediente). De lo anterior, este Tribunal concluye
que si bien es cierto el recurrido le notificó a la recurrente el resultado de la denuncia interpuesta, lo hizo fuera del
plazo establecido. Es sabido que las denuncias se ubican al igual que las peticiones de información, los reclamos
administrativos y las solicitudes de otorgamiento de ciertos derechos, dentro del concepto genérico de petición
establecido en el artículo 27 de la Constitución Política, con su correlativo derecho de obtener resolución -aunque no
exista un plazo legalmente establecido al efecto- si el denunciante así lo ha solicitado, ello dentro de un plazo
razonable. En el caso de la recurrente el plazo transcurrido – más de tres meses- para la tramitación y resolución de
la denuncia formulada es un plazo irrazonable, por lo que procede la estimación del amparo en cuanto a este
extremo.
VII.- CONCLUSIÓN. En cuanto a la supuesta violación al derecho de un procedimiento pronto y cumplido se
impone declarar con lugar el recurso únicamente para efectos indemnizatorios. En lo demás se declare sin lugar el
recurso.
Por tanto:
Se declara con lugar el recurso únicamente por violación al artículo 41 de la Constitución Política. Se
condena a la Caja Costarricense del Seguro Social al pago de las costas, daños y perjuicios causados con los
hechos que sirven de base a esta declaratoria, los que se liquidarán en ejecución de sentencia de lo contencioso
administrativo.
Luis Fernando Solano C. Presidente
Ana Virginia Calzada M.
Adrián Vargas B.
Ernesto Jinesta L.
Fernando Cruz C.
Teresita Rodríguez A.
Horacio González Q.
Extracto de la Sentencia
Sala Constitucional Sentencia 18527 – 07
Partes
Wilbert Varela y Loiry Rojas vs Comisión Institucional contra el Hostigamiento Sexual de la
Caso
Normativa
Involucrada
Desarrollo
Conclusión
Universidad de Costa Rica y la Comisión Instructora.
Contra los amparados se siguió un procedimiento por hostigamiento sexual en el cual se
les impuso la sanción de suspensión por tres días sin goce de salario. Ese procedimiento
lo instruyó una comisión conformada por María Abrahams, Juan Hernández y Eulile
Vargas. Contra los amparados se inició un nuevo procedimiento por hostigamiento sexual.
Para instruir ese procedimiento se designó una comisión conformada por María Abrahams,
Juan Hernández y Eulile Vargas.
Debido a la jubilación de Abrahams se le sustituyó por Giselle Chan.
El actor objetó que los integrantes de la comisión instructora fueran los mismos del primer
caso tramitado.
La comisión instructora remitió el escrito del actor a la Oficina Jurídica de la Universidad de
Costa Rica con el fin de valorarlo y esa Oficina consideró conveniente nombrar una nueva
comisión instructora, en dictamen no vinculante. La Coordinadora de la Comisión
Institucional contra el Hostigamiento Sexual difirió del criterio de la Oficina Jurídica y
mantuvo en sus cargos a los integrantes de la comisión instructora. A la fecha no se ha
dictado la resolución final.
Se pide que se declare contrario a su derecho al debido proceso la negativa de la
Comisión Institucional contra el Hostigamiento Sexual de la UCR de variar la integración
de la comisión instructora del actual caso, debido a que es similar a la que conoció,
también en su contra, el primer caso.
Ley de Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia N° 7476
En anteriores ocasiones este Tribunal ha indicado que determinar si al instructor de un
procedimiento disciplinario le asiste motivos personales para separarse del conocimiento
de un asunto no es un tema de constitucionalidad, sino que debe resolverse en la propia
sede administrativa. Es decir, que no implica una infracción al debido proceso de la
gravedad suficiente como para ser conocida en amparo
Adicionalmente, del examen del expediente en que se tramita el procedimiento puede
también concluirse que el dictamen de la Oficina Jurídica de la Universidad recurrida,
donde se expresó la conveniencia de variar la integración de la comisión instructora, no
tiene carácter vinculante, por lo que tampoco se habría quebrantado regla procedimental
alguna.
Se declara sin lugar el recurso.
Texto Completo de la Sentencia
Sentencia :
Año :
Expediente:
Despacho:
Fecha:
Hora:
Tipo de sentencia:
Redactor:
Clase de asunto:
18527
2007
07-013430-0007-CO
Sala Constitucional
21/12/2007
9:04:00 AM
De Fondo
Armijo Sancho Gilbert
Recurso de amparo
Exp: 07-013430-0007-CO
Res. Nº 2007-018527
SALA CONSTITUCIONAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. San José, a las nueve horas y cuatro
minutos del veintiuno de diciembre del dos mil siete.
Recurso de amparo interpuesto por Rigoberto Cubillo Mena, portador de la cédula de identidad número 1176-788, a favor de Wilbert Varela Vargas y Loiry Rojas Barrantes; contra la Comisión Institucional contra el
Hostigamiento Sexual de la Universidad de Costa Rica y la comisión instructora.
Resultando:
1.- Por escrito recibido en la Secretaría de la Sala a las 10:00 horas del 5 de octubre del 2007, el recurrente
manifiesta que los amparados laboran para la Universidad recurrida como funcionarios del Programa de Atención
Integral de Salud, como Asistentes Técnicos de Atención Primaria. A finales de octubre del 2006 se les notificó una
resolución del 27 de octubre anterior, dictada en el expediente n° 12-06, por supuesto hostigamiento sexual. El caso
fue conocido por una Comisión Instructora conformada por María Abraham Vargas, Juan Antonio Hernández Castillo
y Eulile Vargas Villalobos, quienes recomendaron en el informe final del 3 de junio del año en curso una suspensión
sin goce de salario por tres días. Aduce que paralelamente se inició en contra de los amparados el caso n° 13-06 en
el que el denunciante expone los mismos hechos y aporta la misma prueba documental que sirvió de base al
procedimiento anterior. Acusa que la Comisión para el Hostigamiento Sexual nombró como Comisión Instructora a
los mismos integrantes que tramitaron y conocieron el proceso anterior, por lo que fueron recusados. Reclama que
no obstante que el Departamento Legal de la Universidad de Costa Rica concluyó que los miembros de la Comisión
Instructora que instruyeron el caso n° 12-06 debían abstenerse de conocer el n° 13-06, la Comisión Institucional se
negó a nombrar otra Comisión Instructora y facultó a los mismos miembros para conocer el nuevo caso, con lo cual
se viola el principio de imparcialidad y objetividad del juez, dejando a los amparados en indefensión. Considera
violado el debido proceso y el derecho de defensa establecidos en los artículos 39 y 41 de la Constitución Política.
2.- Informan bajo juramento Carmen Cubero Venegas, en su calidad de Coordinadora de la Comisión
Institucional contra el Hostigamiento Sexual de la Universidad de Costa Rica y Eulile Vargas Villalobos, Coordinadora
de las Comisiones Instructoras encargadas de los procedimientos administrativos n° 12-06 y n° 13-06 (folio 9), que el
7 de setiembre de 2006 la Dra. Gabriela Salguero López presentó formal denuncia por hostigamiento sexual contra
Varela Vargas, Castro Quedo y Rojas Barrantes, por pegar caricaturas y caber comentarios y chistes de corte sexual
en el área común de soda que provocó que las mujeres dejaran de usar esas instalaciones, al sentirse ofendidas.
Para la instrucción del caso n° 12-06 la Comisión Institucional contra el Hostigamiento Sexual nombró a María
Abrahams Vargas, Juan Antonio Hernández Castillo y Eulile Vargas Villalobos. Se tomó en consideración las
declaraciones de las partes y las personas citadas por la Comisión Instructora para mejor resolver. En el informe del
30 de mayo de 2007 se recomendó las sanciones a imponer en el caso. El 26 de setiembre de 2007 Roberto Gómez
Arias formuló denuncia por hostigamiento sexual contra Varela Vargas, Rojas Barrantes y Bolaños, por hacer bromas
y poner en duda las preferencias sexuales del denunciante, convirtiendo el ambiente de trabajo en hostil, así como
por amenazas veladas. Se nombró una comisión instructora con suficiente conocimiento de la dinámica de los
servicios de salud, conformada por María Abrahams Vargas, Juan Antonio Hernández Castillo y Eulile Vargas
Villalobos. Se notificó a los denunciados la queja y se recibió la respuesta de los investigados en tiempo y forma. No
se opusieron a la integración de la comisión. Debido a la jubilación de Abrahams Vargas, se designó en su lugar a
Giselle Chang Vargas. Se suspendió la instrucción porque una de las denunciadas se encontraba en licencia de
maternidad. Cumplido ese plazo y al haber renunciado esa persona, se retomó el caso y el 17 de julio de 2007 se
señaló fecha para escuchar la ampliación de las partes sobre los hechos. El 23 de julio el representante de los
denunciados presentó la excepción de cosa juzgada y objetó la comisión instructora del caso. En esa misma fecha,
se solicitó el criterio de la Oficina Jurídica, rendido en el dictamen OJ- 926-2007. Con base en ese criterio se
mantuvo la comisión nombrada, y se desechó la excepción de cosa juzgada, por tratarse de denuncias por hechos
diferentes. El 14 de agosto de 2007, por oficio CI-08-07, se comunicó al representante legal de los amparados el
anterior acuerdo. El 27 de agosto se impugnó el acuerdo, rechazado el 6 de setiembre por improcedente, también
con base en el dictamen de la Oficina Jurídica. El procedimiento se encuentra actualmente en la etapa de confección
del informe final. En ambos trámites se ha seguido los lineamientos del Reglamento de la Universidad de Costa Rica
en contra del Hostigamiento Sexual. Solicita que se desestime el recurso planteado.
3.- En los procedimientos seguidos se ha observado las prescripciones legales.
Redacta el Magistrado Armijo Sancho ; y,
Considerando:
I.- Objeto del recurso. Pide el representante de los amparados que se declare contrario a su derecho al debido
proceso la negativa de la Comisión Institucional contra el Hostigamiento Sexual de la Universidad de Costa Rica de
variar la integración de la comisión instructora del caso n° 13-06, debido a que es similar a la que conoció, también
en su contra, el caso n° 12-06.
II.- Hechos probados. De importancia para la decisión de este asunto, se estiman como debidamente
demostrados los siguientes hechos, sea porque así han sido acreditados o bien porque el recurrido haya omitido
referirse a ellos según lo prevenido en el auto inicial:
a) que contra los amparados Varela Vargas y Rojas Barrantes, entre otros, se siguió el procedimiento por
hostigamiento sexual n° 12-06, en el cual por oficios PAIS-DG-327-07 y DG- 326-2007 del 3 de julio de 2007, se les
impuso la sanción de suspensión por tres días sin goce de salario (folios 148 y 147 de la copia certificada del
expediente n° 12-06);
b) que ese procedimiento lo instruyó una comisión conformada por María Abrahams Vargas, Juan Antonio
Hernández Castillo y Eulile Vargas Villalobos (folio 4 de la copia certificada del expediente n° 12-06);
c) que contra los amparados Varela Vargas y Rojas Barrantes, entre otros, se inició un nuevo procedimiento
por hostigamiento sexual (copia certificada del expediente n° 12-06);
d) que para instruir ese procedimiento se designó una comisión conformada por María Abrahams Vargas,
Juan Antonio Hernández Castillo y Eulile Vargas Villalobos (folio 5 de la copia certificada del expediente n° 13-06);
e) que debido a la jubilación de Abrahams Vargas se le sustituyó por Giselle Chan Vargas (folios 67 y 68 de la
copia certificada del expediente n° 13-06);
f) que en escrito del 23 de julio de 2007 el actor objetó que los integrantes de la comisión instructora fueran los
mismos del caso tramitado bajo el número 12-06 (folio 96 de la copia certificada del expediente n° 13-06);
g) que la comisión instructora remitió el escrito del actor a la Oficina Jurídica de la Universidad de Costa Rica
con el fin de valorarlo y por oficio 0J-926-2007 del 27 de julio esa Oficina consideró conveniente nombrar una nueva
comisión instructora, en dictamen no vinculante (folios 98 y 104 de la copia certificada del expediente n° 13-06);
h) que la Coordinadora de la Comisión Institucional contra el Hostigamiento Sexual difirió del criterio de la
Oficina Jurídica y mantuvo en sus cargos a los integrantes de la comisión instructora (folio 107 de la copia certificada
del expediente n° 13-06);
i) que aún no se ha dictado resolución final en el expediente n° 13-06 (informe de folio 9).
III.- Sobre el fondo. En anteriores ocasiones este Tribunal ha indicado que determinar si al instructor de un
procedimiento disciplinario le asiste motivos personales para separarse del conocimiento de un asunto no es un tema
de constitucionalidad, sino que debe resolverse en la propia sede administrativa. Es decir, que no implica una
infracción al debido proceso de la gravedad suficiente como para ser conocida en amparo:
“las discusiones sobre presuntas parcialidades y procedencia de recusaciones en la vía administrativa,
reiteradamente ha sido remitida por este Tribunal a esa vía, por tratarse de asuntos de mera legalidad” (sentencia
#2003-10189 de las 18:17 horas del 16 de setiembre del 2003. V. en ese mismo sentido sentencias #2003- 1737 de
14:43 horas del 04 de marzo del 2003; #2003-09116 de las 09:12 horas del 29 de agosto del 2003 y #2005-14031 de
las 10:19 horas del 14 de octubre del 2005).
Adicionalmente, del examen del expediente en que se tramita el procedimiento n° 13-2006, puede también
concluirse que el dictamen de la Oficina Jurídica de la Universidad recurrida, donde se expresó la conveniencia de
variar la integración de la comisión instructora, no tiene carácter vinculante, por lo que tampoco se habría
quebrantado regla procedimental alguna. En consecuencia el recurso debe ser declarado sin lugar.
Por tanto:
Se declara sin lugar el recurso..
Luis Fernando Solano C. Presidente
Ana Virginia Calzada M.
Adrián Vargas B.
Gilbert Armijo S.
Ernesto Jinesta L.
Fernando Cruz C.
Jorge Araya G.
Extracto de la Sentencia
Sala Constitucional Sentencia 4918 – 08
Partes
Caso
Normativa
Involucrada
Desarrollo
Conclusión
Nancy Araya vs Junta Directiva del Instituto Costarricense contra el Cáncer
La recurrente presentó denuncia por acoso sexual de parte del Auditor Interno del Instituto,
solicitando la aplicación de medidas cautelares. La Junta Directiva acordó instaurar una
investigación administrativa preliminar. La Defensoría de los Habitantes, actuando como
ente encargado del seguimiento de los casos de Hostigamiento Sexual en el empleo y la
docencia, consideró que una investigación preliminar era improcedente. La Ministra de
Salud solicitó a la Contraloría General de la República autorización para suspender las
funciones al Auditor cuestionado. Se designó a un funcionario de la Dirección Jurídica de
la CCSS a fin de que realice la investigación preliminar. Se trasladaron las denuncias al
funcionario designado para la tramitación de la investigación preliminar. Se iniciaron las
gestiones correspondientes a la instrucción de dicha investigación preliminar.
Acude la recurrente a esta Sala en defensa de sus derechos fundamentales, toda vez que
considera su quebrantamiento en cuanto al trámite que se le ha dado a su denuncia
planteada
Ley de Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia N° 7476
No corresponde a este Tribunal Constitucional, revisar la legalidad de cada uno de los
actos del procedimiento administrativo, pues, no puede sustituir competencias o actuar
como una segunda instancia de la Administración Pública. Solo aquellas infracciones
groseras y sustanciales al procedimiento, como denegar el acceso al expediente, la
denegatoria al derecho de recurrir, serán consideradas contrarias a esa garantía y objeto
de conocimiento de este Tribunal. En el fondo la recurrente pretende que este Tribunal
anule la disposición administrativa sobre el procedimiento de investigación previa
determinado por la Junta Directiva de la Institución recurrida, lo cual no es posible, toda
vez que lo anterior constituye tema de legalidad por lo que la Sala no puede ni debe
acoger el recurso en este extremo.
Sobre la alegada violación al derecho de justicia administrativa pronta y cumplida ya este
Tribunal ha indicado con anterioridad que es lógico y sensato que no puede haber una
justicia administrativa inmediata, puesto que, la administración pública y sus órganos
requieren de un plazo prudencial para tramitar de forma adecuada la respectiva petición y
dictar la resolución administrativa más acertada y apegada a la verdad real de los hechos
que constituyen el motivo del acto final.
Se declara sin lugar el recurso.
Texto Completo de la Sentencia
Sentencia :
Año :
Expediente:
Despacho:
Fecha:
Hora:
Tipo de sentencia:
Redactor:
Clase de asunto:
04918
2008
08-002490-0007-CO
Sala Constitucional
01/04/2008
5:50:00 PM
De Fondo
Mora Mora Luis Paulino
Recurso de amparo
Exp: 08-002490-0007-CO
Res. Nº 2008004918
SALA CONSTITUCIONAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. San José, a las diecisiete horas y
cincuenta minutos del uno de abril del dos mil ocho.
Recurso de amparo interpuesto por Nancy Araya Diaz, mayor de edad, casada una vez, portadora de la
cédula de identidad número 7-101-750; a favor de sí misma; contra la Junta Directiva del Instituto Costarricense
contra el Cáncer.
Resultando:
1.- En memorial presentado a las doce horas veinticinco minutos del primero de febrero del dos mil ocho, la
recurrente interpone recurso de amparo contra la Junta Directiva del Instituto Costarricense contra el Cáncer
manifiesta que labora para la entidad recurrida. Alega que debido a una situación de acoso sexual sufrida de parte
del Auditor Interno del Instituto, decidió presentar el veinte de setiembre del año pasado denuncia respectiva,
solicitando la aplicación de medidas cautelares al acosador. Explica que hasta el dieciocho de octubre de dos mil
siete, luego de tres sesiones, se acordó solicitar criterio legal, siendo que en ese lapso no se aplicó medida cautelar
alguna. Agrega que el criterio legal aportado recomendó la realización de una pre-investigacíon administrativa, así
como la no aplicación de medidas cautelares, ello pese a que la propia Defensoría de los Habitantes mediante oficio
08990-2007- DHR les hizo ver su error, tanto en cuanto a la pre-investigación como a la no aplicación de medidas
cautelares. Alega que los recurridos al no acatar las disposiciones de la Defensoría de los Habitantes han tornado
espurio el proceso. Solicita se declare con lugar el recurso.
2.- Informa bajo juramento María Luis Ávila Agüero, en su condición de Ministra de Salud (folio 46) que según
consta en oficio DJ-1327-2008 del quince de febrero del presente año, se nombró al Lic. Mario Cajina Chavarría a fin
de desarrollar una investigación preliminar ante la denuncia relacionada por la recurrente y otras dos personas más.
Amplía que el siete de febrero se iniciaron las gestiones correspondientes y relacionadas con la instrucción de dicha
investigación preliminar, siendo que el once de febrero se procedió a recibir la ratificación de las denuncias, así como
la evacuación de parte de la prueba testimonial ofrecida. Agrega que para el dieciocho de febrero se encontraba
programada la recepción de la prueba de descargo ofrecida por el denunciado, de manera que una vez evacuada
esta, se estimaba que para el día veintidós de febrero estaría listo el informe correspondiente. Manifiesta en cuanto a
la solicitud de medidas cautelares que según consta en oficio DM-DA-8358-07 del veintiuno de noviembre del año
pasado, la Viceministra de Salud, actuando como Ministra y como presidenta de la entonces denominada Junta
Directiva del Instituto Costarricense contra el cáncer, solicitó la autorización respectiva con el objeto de suspender de
sus funciones al Auditor Interno. Solicita se declare sin lugar el recurso.
3.- En los procedimientos seguidos se ha observado las prescripciones legales.
Redacta el Magistrado Araya García ; y,
Considerando:
I.- Hechos probados. De importancia para la decisión de este asunto, se estiman como debidamente
demostrados los siguientes hechos:
a) que el veinte de setiembre de dos mil siete, la recurrente presentó denuncia por acoso sexual de parte del
Auditor Interno del Instituto, solicitando la aplicación de medidas cautelares (ver folio 41); b) que por acuerdo de la
Junta Directiva, Acta No. 20-07 del dieciocho de octubre del dos mil siete, se acordó instaurar una investigación
administrativa preliminar (folio 36 y 37); c) que la Defensoría de los Habitantes, actuando como ente encargado del
seguimiento de los casos de Hostigamiento Sexual en el empleo y la docencia, consideró mediante oficio 89902007-DHR del doce de noviembre de dos mil siete, que una investigación preliminar era improcedente (folio 24
vuelto); d) que mediante oficio DM-DA-8358- 07 del veintiuno de noviembre del dos mil siete, la Ministra de Salud
solicitó a la Contraloría General de la República autorización para suspender las funciones al Auditor cuestionado
(folio 50); e) que mediante oficio DJ-8714-2007 del quince de noviembre del dos mil siete, se designó a un
funcionario de la Dirección Jurídica de la Caja Costarricense de Seguro Social a fin de que realice la investigación
preliminar (folio 48); f) que mediante oficio DE-723-11-2007 del veinte de noviembre del dos mil siete, se trasladaron
las denuncias al funcionario designado para la tramitación de la investigación preliminar (folio 48); g) que el siete de
febrero se iniciaron las gestiones correspondientes a la instrucción de dicha investigación preliminar (folio 48).
II.-Objeto del recurso. Acude la recurrente a esta Sala en defensa de sus derechos fundamentales, toda vez
que considera su quebrantamiento en cuanto al trámite que se le ha dado a su denuncia planteada el veinte de
setiembre del dos mil siete por acoso sexual de parte del Auditor Interno del Instituto Costarricense contra el Cáncer.
III. Sobre la alegada violación al debido proceso. Conviene señalar a la recurrente que no corresponde a este
Tribunal Constitucional, revisar la legalidad de cada uno de los actos del procedimiento administrativo, pues, no
puede sustituir competencias o actuar como una segunda instancia de la Administración Pública, toda vez, que es en
esa vía y mediante los mecanismos pertinentes, que el interesado puede reclamar la violación a las normas del
procedimiento. En ese sentido, solo aquellas infracciones groseras y sustanciales al procedimiento, como denegar
el acceso al expediente, la denegatoria al derecho de recurrir, serán consideradas contrarias a esa garantía y objeto
de conocimiento de este Tribunal. En el fondo la recurrente pretende que este Tribunal anule la disposición
administrativa sobre el procedimiento de investigación previa determinado por la Junta Directiva de la Institución
recurrida, lo cual no es posible, toda vez que lo anterior constituye tema de legalidad por lo que la Sala no puede ni
debe acoger el recurso en este extremo.
IV. Sobre la alegada violación al derecho de justicia administrativa pronta y cumplida. Este extremo considera
la Sala debe ser denegado. Ya este Tribunal ha indicado con anterioridad que es lógico y sensato que no puede
haber una justicia administrativa inmediata, puesto que, la administración pública y sus órganos requieren de un
plazo prudencial para tramitar de forma adecuada la respectiva petición y dictar la resolución administrativa más
acertada y apegada a la verdad real de los hechos que constituyen el motivo del acto final. Lo anterior significa que
entre el pedimento inicial formulado por el administrado y su resolución final debe mediar un tiempo fisiológicamente
necesario (vacatio o distantia temporis), impuesto por la observancia de los derechos fundamentales de aquel
(debido proceso, defensa, bilateralidad de la audiencia o contradictorio) y la mejor satisfacción posible de los
intereses públicos. No debe perderse de perspectiva que el procedimiento administrativo se define como un conjunto
de actos –del órgano administrativo director, decisor y del propio gestionante- concatenados y teleológicamente
vinculados o unidos que precisan de tiempo para verificarse. En este caso verifica la Sala que si bien es cierto, ha
trascurrido poco menos de cinco meses a la fecha de interposición del recurso, dicho plazo resulta razonable al no
encontrarse dilaciones injustificadas o retardos en el procedimiento, dadas las disposiciones administrativas tomadas
respecto del caso en cuestión.
V.- Conclusión. Como conclusión de todo lo anteriormente expuesto se determina que el recurso debe ser
desestimado.
Por tanto:
Se declara sin lugar el recurso.
Federico Sosto L. Presidente a.i.
Teresita Rodríguez A.
Rosa María Abdelnour G.
Horacio González Q.
Marta María Vinocour F.
Roxana Salazar C.
Jorge Araya G.
Extracto de la Sentencia
Sala Constitucional Sentencia 6559 – 08
Partes
Caso
Normativa
Involucrada
Desarrollo
Rafael Gutiérrez vs Coordinadora de la Comisión de Estudio de Denuncias sobre
Hostigamiento Sexual del Instituto Tecnológico de Costa Rica
La Directora del Departamento de Orientación y Psicología y la Coordinadora de la
Comisión contra el Hostigamiento Sexual, ambas del ITCR, le informaron al amparado que
se había reunido la Comisión citada a fin de conocer la denuncia por hostigamiento sexual
contra su persona, de parte de una estudiante. Que se procedía a trasladarle dicha
denuncia y se le otorgaba el plazo de ocho días hábiles para que se refiriera a todos y
cada uno de los hechos que se le imputan y ofrezca los medios de prueba en descargo.
La Presidenta de la Comisión contra el Hostigamiento Sexual en el Instituto Tecnológico
de Costa Rica, le informó al amparado que se le convocaba a la audiencia para la
evacuación de la prueba pudiéndose hacer acompañar por un abogado o abogada.
El recurrente alega que no se concretan los elementos mínimos que componen el debido
proceso.
Ley de Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia N° 7476
Artículos 11 y 13 del Reglamento para las denuncias de hostigamiento sexual del ITCR
A la hora de comunicar al interesado el carácter y los fines del procedimiento iniciado en
su contra, no basta con hacer una mención escueta y ambigua de las conductas y las
faltas que se le imputan. En su lugar, se requiere una formulación de cargos exhaustiva,
que le informe al procesado qué se le acusa
De la transcripción efectuada del oficio que inició el procedimiento administrativo que aquí
interesa puede concluirse que la autoridad recurrida no hizo una descripción de las
conductas en las que —supuestamente— incurrió el servidor, ni se analizó ni valoró
preventivamente la prueba existente y la verosimilitud de las acciones acusadas, pues
simplemente se adjuntó copia de la denuncia. Lo cierto es que la formulación de cargos
no se hizo, lo que deviene en un impedimento para ejercer una adecuada defensa.
Y si a ello se le suma que, en el citado oficio no se tiene por interpuesto formalmente el
procedimiento, ni se le señala la posible sanción a imponer, no se pone a disposición del
amparado el expediente administrativo del caso, ni se le informa que puede —si lo
desea— hacerse asesorar por un abogado, se concluye que, en este asunto,
efectivamente se ha producido un quebrantamiento grosero del debido proceso, y así se
declara. Independientemente del tipo de procedimiento disciplinario que aplique la administración,
si éste puede implicar una sanción o perjuicio para el investigado, deberá cumplir con los principios
generales del debido proceso
Conclusión
Se declara con lugar el recurso. Se anula el oficio mediante el cual la Directora del
Departamento de Orientación y Psicología y la Coordinadora de la Comisión contra el
Hostigamiento Sexual, ambas del Instituto Tecnológico de Costa Rica, le dieron traslado al
recurrente Rafael Gutiérrez de la denuncia interpuesta en su contra. Igualmente, se anulan
todos los actos procesales que, llevados a cabo posteriormente, dependan de ese
traslado. Se restituye al amparado en el pleno goce de sus derechos. Se condena al ITCR
al pago de las costas, daños y perjuicios
Texto Completo de la Sentencia
Sentencia :
Año :
Expediente:
Despacho:
Fecha:
Hora:
Tipo de sentencia:
Redactor:
Clase de asunto:
06559
2008
07-013724-0007-CO
Sala Constitucional
22/04/2008
4:11:00 PM
De Fondo
Calzada Miranda Ana Virginia
Recurso de amparo
Exp: Nº 07-013724-0007-CO
Res: Nº 2008-006559
SALA CONSTITUCIONAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. San José, a las dieciséis horas y once
minutos del veintidós de abril del dos mil ocho.
Recurso de amparo interpuesto por Rafael Gutiérrez Brenes, mayor, divorciado, ingeniero, cédula de identidad
número 3-0224-0739, vecino de Barrio La Pitahaya, Cartago, contra la Coordinadora de la Comisión de Estudio de
Denuncias sobre Hostigamiento Sexual del Instituto Tecnológico de Costa Rica.
Resultando:
1.- Por escrito recibido en la Secretaría de la Sala a las quince horas veintiséis minutos del once de octubre
del dos mil siete, (folios 1 a 4), el recurrente interpone recurso de amparo contra la Coordinadora de la Comisión de
Estudio de Denuncias sobre Hostigamiento Sexual del Instituto Tecnológico de Costa Rica y manifiesta que por
comunicación DOP-362-2007 de 9 de octubre del 2007 se puso en su conocimiento denuncia por hostigamiento
sexual que le otorga un plazo de 8 días para que se refiera a todos y cada uno de los hechos que se le imputan y
ofrezca los medios de prueba de descargo, sin concretar ésta los elementos mínimos que componen el debido
proceso con lo que estima afectan sus derechos fundamentales. Solicita se declare con lugar el recurso.
2.- Informa bajo juramento Ana Teresa Hidalgo Murillo, en su calidad de Coordinadora de la Comisión de
Estudio de Denuncias sobre Hostigamiento Sexual del Instituto Tecnológico de Costa Rica (folios 17 a 20), que como
bien lo reconoce el amparado en el punto primero de su recurso, se le adjuntó fotocopia de la totalidad de la
denuncia formulada por la estudiante, razón por la cual era innecesario que tuviere que transcribir todos los hechos
de nuevo en el oficio que se acusa como violatorio de los derechos del recurrente. Es evidente que la denuncia
contiene las conductas acusadas y por tanto es de fácil entendimiento sobre que debe versar la defensa. La
situación sería otra si al recurrente no se le adjunta fotocopia de la denuncia, pues desconocería en su totalidad los
hechos acusados y entonces sí se le estaría violentando el derecho de defensa, cosa que en el caso subyudice no
ocurre. El recurrente se confunde y cree que por no haberse señalado la comparecencia en el mismo oficio recurrido,
ésta no se iba a realizar. Nada más alejado de la realidad, al contrario, a efecto de dimensionar en todo lo posible el
derecho de defensa del amparado, esa Dirección primero le otorgó al denunciado un plazo de 8 días hábiles para
presentar pruebas de descargo, sin detrimento de los 15 días hábiles que por Ley ese Departamento le debe otorgar
al recurrente para presentar pruebas. Así las cosas, en realidad el amparado en lugar de tener 15 días hábiles, tiene
23 días para presentar pruebas de descargo y ejercer su derecho de defensa. En realidad la citación para la
audiencia se hace en una segunda etapa, donde se pone en conocimiento del recurrente de toda la documentación
que obra en el expediente y el lugar en donde se llevará a cabo la misma. Es claro que para realizar la audiencia se
necesita de un lugar apropiado y ello necesita de coordinación dentro del Instituto. El ordinal 312 de la Ley General
de la Administración Pública establece la posibilidad de citar a las partes en otro momento que no sea el inicial y es
precisamente en la citación a la audiencia en donde se le hace saber al recurrente su derecho de hacerse
acompañar de un profesional en Derecho. Es claro que nunca se le conculcaron sus derechos constitucionales y
menos aún el derecho de defensa, pues como ha quedado ampliamente demostrado, en realidad se le dimensionó
en su totalidad el citado principio. Lo que pretende con la presente acción es dilatar el proceso en forma innecesaria.
Solicita se desestime el recurso planteado.
3.- En los procedimientos seguidos se ha observado las prescripciones legales.
Redacta el Magistrado Sosto López ; y,
Considerando:
I.- Objeto del recurso. El recurrente alega que le otorgó un plazo de 8 días para que se refiera a todos y cada
uno de los hechos que se le imputan y ofrezca los medios de prueba de descargo, respecto a una denuncia por
hostigamiento sexual, sin concretar los elementos mínimos que componen el debido proceso.
II.- Hechos probados. De importancia para la decisión de este asunto, se estiman como debidamente
demostrados los siguientes hechos, sea porque así han sido acreditados o bien porque el recurrido haya omitido
referirse a ellos según lo prevenido en el auto inicial:
a.
Mediante oficio No. DOP-362-2007 del 9 de octubre del 2007, la Directora del Departamento de
Orientación y Psicología y la Coordinadora de la Comisión contra el Hostigamiento Sexual, ambas del Instituto
Tecnológico de Costa Rica, le informaron al amparado que ese día se había reunido la Comisión citada a fin de
conocer la denuncia por hostigamiento sexual contra su persona, de parte de la estudiante Yesenia Salazar Guzmán,
estudiante de la carrera de Ingeniería en Producción Industrial. Que de conformidad con el artículo 13 del
Reglamento para las denuncias de hostigamiento sexual de ese centro universitario, se procedía a trasladarle dicha
denuncia y se le otorgaba el plazo de ocho días hábiles para que se refiriera a todos y cada uno de los hechos que
se le imputan y ofrezca los medios de prueba en descargo. (documento a folio 5).
b.
Mediante oficio No. CHS-001-2007 del 23 de octubre del 2007, la Presidenta de la Comisión contra el
Hostigamiento Sexual en el Instituto Tecnológico de Costa Rica, le informó al amparado que de conformidad con el
artículo 11 del Reglamento para las denuncias de hostigamiento sexual en el I.T.C.R., se le convocaba a la audiencia
para la evacuación de la prueba el martes 30 de octubre a las 8:30 a.m. en la Sala de Sesiones de la VIESA,
pudiéndose hacer acompañar por un abogado o abogada. (documento a folio 23).
III.- Sobre el debido proceso y la formulación de cargos en un procedimiento disciplinario . El recurrente alega
que, en su caso, se le dio traslado de una denuncia interpuesta en su contra sin concretar los elementos mínimos
que componen el debido proceso. Lo primero que debe decirse a este respecto, es que la Sala, durante toda su
historia ha producido una abundantísima y constante jurisprudencia que delimita y precisa cuáles son las exigencias
del Debido Proceso, y los presupuestos básicos que deben cumplirse para imponer una sanción disciplinaria. Se ha
dicho:
“La jurisprudencia patria, en consonancia con la doctrina, ha reconocido como presupuestos básicos previos
a la imposición de una pena —como indudablemente lo es una sanción disciplinaria, máxime si es de revocatoria de
nombramiento— los siguientes: a) notificación al interesado del carácter y fines del procedimiento entablado. b)
oportunidad para el administrado de preparar su alegación. (sic) lo que incluye necesariamente el acceso a la
información y a los antecedentes administrativos, vinculados con la cuestión de que se trate, c) derecho a ser oído, y
oportunidad del interesado para presentar los argumentos y producir las pruebas que entienda pertinentes, ch)
derecho del administrado a hacerse representar y asesorar por abogados, técnicos y personas calificadas, d)
notificación adecuada de la decisión que dicte la Administración y de los motivos en que ella se funde, y e) derecho
del interesado de recurrir la decisión dictada. ' Vid.voto No. 15-90 de las 16:45 hrs. del 5 de enero de 1990. A los
presupuestos, requisitos o principios básicos enlitados (sic) debe agregarse otro, también fundamental, como es el
de la ‘sentencia justa’ sea, que ésta debe guardar absoluta concordancia o congruencia entre lo probado y lo
resuelto.” (Resolución N° 747-91 de las catorce horas del 19 de abril de 1991; ver en el mismo sentido la sentencia
N° 5516-96 de las dieciocho horas seis minutos del 16 de octubre de 1996).
La Sala ha señalado que toda persona investigada debe ser puesta desde un inicio del procedimiento en
conocimiento de lo que se le acusa, por lo que la Administración está obligada a intimarla mediante una relación
oportuna, expresa, precisa, clara y circunstanciada de los hechos y sus consecuencias legales (sentencia N° 0531199 de las diecisiete horas con cuarenta y cinco minutos del 7 de julio de 1999). Así las cosas, a la hora de comunicar
al interesado el carácter y los fines del procedimiento iniciado en su contra, no basta con hacer una mención escueta
y ambigua de las conductas y las faltas que se le imputan. En su lugar, se requiere una formulación de cargos
exhaustiva, que le informe al procesado qué se le acusa, y así lo ejemplifica la sentencia N° 5169-95 de las
diecisiete horas con veintiún minutos del 19 de setiembre de 1995, que dispuso:
“...tratándose de la finalización de un contrato de trabajo por una causal disciplinaria, no consta que el cargo,
en este caso la realización de llamadas telefónicas injuriosas, hubiera sido expresa y circunstanciadamente
formulado al funcionario recurrente de modo que éste hubiera podido hacer sus alegatos y ofrecer contraprueba.
Como quedó sentado en el recurso de amparo No. 1239-C- 90 de las 15:30 horas del 26 de febrero de l992,
interpuesto por el funcionario J.L.V. contra el T. de la I. J.):
‘La formulación de cargos debe ser detallada para que la audiencia que debe concederse al interesado sea
fructífera; de lo contrario se atenta contra la inviolabilidad de la defensa.
En punto a informaciones administrativas es más afortunada la expresión ‘formulación expresa, concreta e
integral de cargos’ que el concepto de debida intimación, característico de los procedimientos puramente penales.
Pero la razón de ambas expresiones es la misma: la audiencia al imputado o a quien sufre información administrativa
en derecho disciplinario debe contar como necesario antecedente con la descripción circunstanciada y la
comunicación al interesado de los hechos reprochados. La acusación se desvirtúa si no se reprocha
circunstanciadamente acciones u omisiones precisas y termina por invertirse la carga de la prueba...’.
En similar sentido, el recurso No. 3584-C-92, resolución de las 15:09 horas del 17 de febrero de 1993,
interpuesto por el funcionario O.M.D. también contra el T. de la I. J. concedió el amparo pedido porque el tribunal
administrativo recurrido no prueba que al recurrente ‘se le hubiera formulado expresa y claramente los cargos que
se le atribuían. Ciertamente, un proceso disciplinario como el que se examina no es un proceso penal, pero en
derecho disciplinario es un principio esencial —y un derecho fundamental del funcionario, la formulación expresa,
concreta e integral de los cargos’ (considerando primero). Dados esos precedentes, para restituir al recurrente en el
goce de su derecho al debido proceso, debe anularse el despido acordado sin formulación de cargos, sin que se
prejuzgue aquí sobre el fondo de lo actuado.”
Lo anterior puede ser precisado todavía más, si se recuerda el pronunciamiento N° 2000-06939 de las
dieciséis horas con veinticuatro minutos del 8 de agosto del 2000 que, en lo conducente, estableció:
“La función de la necesaria intimación de cargos es la de permitir al administrado defenderse
adecuadamente, pudiendo ofrecer la prueba que estime oportuna para desvirtuar la veracidad de cada uno de los
cargos que se le atribuyen. El establecimiento de una relación directa de causalidad entre los hechos atribuidos y
una determinada falta administrativa es un requisito esencial del acto final del procedimiento, único momento en el
que la Administración tiene certeza de ello... el ‘cargo’ supone un hecho, pero un hecho con una determinada
connotación adicional, es decir, con una valoración negativa.”
En su prolija jurisprudencia, evidencia de lo cual forma parte las sentencias citadas, la Sala ha derivado de las
exigencias a un debido proceso constitucional, el conocimiento por parte de la persona a quien se le imputa una
conducta constitutiva de una falta sancionable administrativamente, de todos los hechos, circunstancias y acciones u
omisiones que sustentan el inicio de un procedimiento disciplinario.
IV.- Sobre el caso en estudio. En el caso concreto, el oficio No. DOP-362-2007 del 9 de octubre del 2007, de
la Directora del Departamento de Orientación y Psicología y la Coordinadora de la Comisión contra el Hostigamiento
Sexual, ambas del Instituto Tecnológico de Costa Rica, que inició el procedimiento administrativo que aquí interesa,
a manera de intimación de cargos, únicamente señala lo siguiente:
“ El día de hoy, martes 9 de octubre se reunió la Comisión contra el Hostigamiento Sexual en el ITCR, para
conocer la denuncia por hostigamiento sexual contra su persona, de parte de la estudiante Yesenia Salazar Guzmán,
estudiante de la carrera de Ingeniería en Producción Industrial. Según el Reglamento para las Denuncias de
Hostigamiento Sexual en el I.T.C.R., artículo 13, procedo a trasladarle dicha denuncia para lo cual tiene plazo de
ocho días hábiles para que se refiera a todos y cada uno de los hechos que se le imputan y ofrezca los medios de
prueba en descargo. Le solicito muy atentamente presentar dicho documento a la secretaria de la Vicerrectoría de
Vida Estudiantil y Servicios Académicos.” (documento a folio 5).
De la transcripción efectuada puede concluirse que la autoridad recurrida no hizo una descripción de las
conductas en las que —supuestamente— incurrió el servidor, ni se analizó ni valoró preventivamente la prueba
existente y la verosimilitud de las acciones acusadas, pues simplemente se adjuntó copia de la denuncia. Lo cierto
es que, en el asunto en estudio, la formulación de cargos no se hizo, lo que deviene en un impedimento para ejercer
una adecuada defensa. Y si a ello se le suma que, en el citado oficio no se tiene por interpuesto formalmente el
procedimiento, ni se le señala la posible sanción a imponer, no se pone a disposición del amparado el expediente
administrativo del caso, ni se le informa que puede —si lo desea— hacerse asesorar por un abogado, se concluye
que, en este asunto, efectivamente se ha producido un quebrantamiento grosero del debido proceso, y así se
declara. Máxime que independientemente del tipo de procedimiento disciplinario que aplique la administración, si
éste puede implicar una sanción o perjuicio para el investigado, deberá cumplir con los principios generales del
debido proceso, lo que cual en este caso no se ha observado pues incluso se informa que en la segunda etapa de la
audiencia, se pondrá en conocimiento del recurrente toda la documentación que obra en el expediente, lo cual no es
aceptable, pues evidentemente para contestar el traslado de cargos debe el administrado contar con conocimiento
de toda la prueba constatable en el proceso.
V.- Conclusión. Con base en las anteriores consideraciones y el elenco de hechos que se ha tenido por
probados, encuentra este Tribunal que se ha producido la alegada violación en perjuicio del amparado, siendo de
merito estimar este amparo con las consecuencias que se especifican en el parte dispositiva de esta resolución.
Por tanto:
Se declara con lugar el recurso. Se anula el oficio No. DOP-362-2007 del 9 de octubre del 2007, mediante el
cual la Directora del Departamento de Orientación y Psicología y la Coordinadora de la Comisión contra el
Hostigamiento Sexual, ambas del Instituto Tecnológico de Costa Rica, le dieron traslado al recurrente Rafael
Gutiérrez Brenes de la denuncia interpuesta en su contra. Igualmente, se anulan todos los actos procesales que,
llevados a cabo posteriormente, dependan de ese traslado. Se restituye al amparado en el pleno goce de sus
derechos. Se condena al Instituto Tecnológico de Costa Rica al pago de las costas, daños y perjuicios causados con
los hechos que sirven de base a esta declaratoria, los que se liquidarán en ejecución de sentencia de lo contencioso
administrativo. Comuníquese.
Ana Virginia Calzada M. Presidenta a.i.
Gilbert Armijo S.
Ernesto Jinesta L.
Fernando Cruz C.
Federico Sosto L.
Horacio González Q.
Jorge Araya G.
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