Teoría de los salarios

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Trabajo
En Economía, esfuerzo realizado para asegurar un beneficio económico. Es uno de los tres factores de
producción principales, siendo los otros dos la tierra (o recursos naturales) y el capital.
En la industria, el trabajo tiene una gran variedad de funciones, que se pueden clasificar de la siguiente
manera: producción de materias primas, como en la minería y en la agricultura; producción en el sentido
amplio del término, o transformación de materias primas en objetos útiles para satisfacer las necesidades
humanas; distribución, o transporte de los objetos útiles de un lugar a otro, en función de las necesidades
humanas; las operaciones relacionadas con la gestión de la producción, como la contabilidad y el trabajo de
oficina; y los servicios, como los que producen los médicos o los profesores.
Muchos economistas diferencian entre trabajo productivo y trabajo improductivo. El primero consiste en
aquellos tipos de manipulaciones que producen utilidad mediante objetos. El trabajo improductivo, como el
que desempeña un músico, es útil pero no incrementa la riqueza material de la comunidad.
A raíz de la Revolución Industrial a finales del siglo XVIII, casi todos los trabajadores estaban empleados
mediante el sistema fabril y prácticas similares. Estos trabajadores estaban explotados económicamente y
padecían enfermedades, discapacidades o desempleo. A principios del siglo XIX, la creciente oposición a los
costes sociales del capitalismo extremo debido a la filosofía del laissez−faire, provocó el desarrollo del
socialismo, así como el de movimientos que luchaban contra los excesos cometidos, como en el caso del
trabajo infantil. Los trabajadores empezaron a asociarse en sindicatos y cooperativas que les permitieron
participar en distintas actividades políticas y protegerse con medios económicos y políticos. Las leyes que
regulan el trabajo muestran el éxito y la fuerza de la moderna organización de los trabajadores, al igual que la
negociación colectiva y los acuerdos de closed shop muestran sus carencias. La economía industrial es ahora
una parte integral de las modernas prácticas económicas.
Para la sociología el trabajo es:
El esfuerzo necesario para suministrar bienes o servicios mediante el trabajo físico, mental o emocional para
beneficio propio o de otros.
En el lenguaje actual tiende a diferenciarse entre trabajo remunerado y trabajo gratuito. Se suele denominar
trabajo remunerado al empleo bajo contrato a cambio de un sueldo o salario; suele ser considerado como un
intercambio de esfuerzos en un lugar determinado y dentro de un horario específico. Sin embargo, estas
características están asociadas a la industrialización, con su organización en fábricas y oficinas, que, en su
conjunto, fue una actividad masculina. Así, el trabajo en el sentido de empleo ha sido básicamente masculino
hasta la reciente incorporación de la mujer. Históricamente la definición de trabajo en su sentido más amplio
es incorrecta, ya que de hecho en su mayor parte ha sido realizado por mujeres, especialmente en el hogar y en
las prácticas de crianza.
El impacto de la cultura industrial ha sido tan grande que se ha llegado a asociar el concepto de trabajo con el
de la fábrica o la empresa, cuando, por el contrario, actualmente se realiza cada vez más en lugares como el
hogar, la comunidad y los centros de recreo. En el siglo XX se ha reducido el número de horas de trabajo (por
día, semana, año) al mismo tiempo que se han ampliado el periodo de la infancia y los beneficios de la
jubilación.
Salarios
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En economía, precio pagado por el trabajo. Los salarios son todos aquellos pagos que compensan a los
individuos por el tiempo y el esfuerzo dedicado a la producción de bienes y servicios. Estos pagos incluyen no
sólo los ingresos por hora, día o semana trabajada de los trabajadores manuales, sino también los ingresos,
semanales, mensuales o anuales de los profesionales y los gestores de las empresas. A estos ingresos regulares
hay que sumarles las primas y las pagas extraordinarias, las primas por riesgo, nocturnidad, índice de
peligrosidad u horas extraordinarias, así como los honorarios de los profesionales liberales y la parte de los
ingresos percibidos por los propietarios de negocios como compensación por el tiempo dedicado a su negocio.
Los salarios pueden establecerse en función del tiempo, del trabajo realizado o en concepto de incentivos. A
veces se descuenta a los asalariados que cobran en función del tiempo trabajado el tiempo no trabajado debido
a una enfermedad, pero por lo general estos empleados suelen percibir un salario fijo con independencia de la
continuidad. Los asalariados que cobran en función del trabajo realizado lo hacen dependiendo de las
unidades producidas. Los trabajadores que reciben sus ingresos gracias a un sistema de incentivos obtienen
sus salarios siguiendo una fórmula que asocia el sueldo percibido con la producción o rendimiento alcanzado,
de forma que se estimula una mayor productividad y eficiencia.
Un salario elevado no implica por fuerza que se asignen elevados ingresos anuales. Los trabajadores del sector
de la construcción suelen percibir elevados salarios por hora trabajada, pero los ingresos anuales suelen ser
reducidos debido a la falta de continuidad en el empleo de este sector. Además, el salario nominal percibido
no refleja los ingresos reales. En periodos inflacionistas el valor real de los salarios puede disminuir aunque su
valor nominal se incremente, debido a que el coste de la vida aumenta más deprisa que los ingresos
monetarios. Las retenciones salariales para pagar los impuestos sobre la renta, los pagos a la Seguridad Social,
las pensiones, las cuotas a los sindicatos y las primas de seguros, reducen los ingresos reales de los
trabajadores.
Factores Determinantes de los Salarios
Los principales factores determinantes de los salarios, dependiendo del país y la época, son los siguientes: 1)
El coste de la vida: incluso en las sociedades más pobres los salarios suelen alcanzar niveles suficientes para
pagar el coste de subsistencia de los trabajadores y sus familias; de lo contrario, la población activa no
lograría reproducirse. 2) Los niveles de vida: los niveles de vida existentes determinan lo que se denomina el
salario de subsistencia, y ello permite establecer los niveles de salario mínimo. La mejora del nivel de vida en
un país crea presiones salariales alcistas para que los trabajadores se beneficien de la mayor riqueza creada.
Cuando existen estas presiones los empresarios se ven obligados a ceder ante las mayores demandas salariales
y los legisladores aprueban leyes por las que establecen el salario mínimo y otras medidas que intentan
mejorar las condiciones de vida de los trabajadores. 3) La oferta de trabajo: cuando la oferta de mano de obra
es escasa en relación al capital, la tierra y los demás factores de producción, los empresarios compiten entre sí
para contratar a los trabajadores por lo que los salarios tienden a aumentar. Mientras que cuando la oferta de
mano de obra es relativamente abundante y excede la demanda, la competencia entre los trabajadores para
conseguir uno de los escasos puestos de trabajo disponibles tenderá a reducir el salario medio. 4) La
productividad: los salarios tienden a aumentar cuando crece la productividad. Ésta depende en gran medida de
la energía y de la calificación de la mano de obra, pero sobre todo de la tecnología disponible. Los niveles
salariales de los países desarrollados son hasta cierto punto elevados debido a que los trabajadores tienen una
alta preparación que les permite utilizar los últimos adelantos tecnológicos. 5) Poder de negociación: la
organización de la mano de obra gracias a los sindicatos y a las asociaciones políticas aumenta su poder
negociador por lo que favorece un reparto de la riqueza nacional más igualitario.
Nivel Salarial Medio
El nivel salarial medio viene dado por la media de todos los salarios percibidos por los individuos, con
independencia de su categoría profesional. Los factores que determinan las diferencias salariales entre
categorías profesionales son los siguientes: 1) El valor relativo del producto: un trabajador cualificado en una
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industria que produce bienes con precio mayor que la de un trabajador poco preparado aporta un mayor valor
añadido por lo que suele recibir un salario superior. 2) Coste requerido para adquirir la cualificación o
preparación necesaria: los empresarios tienen que pagar el precio de la formación profesional si quieren
obtener la mayor rentabilidad posible. Si los ingenieros no cobraran más que los albañiles muy pocas personas
estarían dispuestas a invertir su tiempo, dinero y esfuerzo para llegar a ser ingenieros. 3) La escasez relativa
de ciertas especializaciones laborales: los trabajos para los que existe una amplia oferta de mano de obra
suelen estar peor pagados; por otra parte, los trabajos menos comunes están mejor pagados; por ejemplo, una
estrella de cine o un presentador de televisión famoso con características específicas suelen recibir elevados
ingresos. 4) Interés relativo del trabajo: los trabajos desagradables, difíciles o peligrosos suelen estar mejor
remunerados que otros trabajos más fáciles y que requieren un grado de cualificación similar. Así, un
conductor de camiones que ha de transportar explosivos cobrará más que uno que transporte alimentos. 5)
Movilidad del trabajo: cuando la mano de obra tiende a estar concentrada en un determinado lugar las
diferencias salariales son mayores. Por otro lado, la disponibilidad de los trabajadores para desplazarse en
busca de empleo tiende a reducir las diferencias salariales entre empresas, profesiones y comunidades. 6)
Poder negociador comparativo: un sindicato puede conseguir mejoras salariales superiores para sus afiliados
que para los trabajadores no afiliados. 7) Costumbre y legislación: muchas diferencias salariales tienen sus
orígenes en las costumbres y en la legislación. Por ejemplo, tanto la costumbre como la legislación fueron
responsables de que en Suráfrica los mineros negros recibiesen menores salarios que los mineros blancos,
aunque realizasen el mismo trabajo. Por otro lado, los gobiernos y los sindicatos tienden a intentar eliminar las
diferencias salariales en función de la raza, el sexo, y otros factores discriminatorios, y promocionan la
igualdad salarial: a igual trabajo, igual sueldo.
Teoría de los Salarios
Casi todas las teorías relativas al salario reflejan una inclinación hacia un concreto factor determinante de los
mismos. La primera teoría relevante sobre los salarios, la doctrina del salario justo del filósofo italiano santo
Tomás de Aquino, subrayaba la importancia de las consideraciones de orden moral y la influencia de la
costumbre. Definía el salario justo como aquel que permitía al receptor una vida adecuada a su posición
social. La teoría de santo Tomás es una visión normativa, es decir, marca cuál debe ser el nivel salarial, y no
una visión positiva que se define por reflejar el valor real de los salarios.
La primera explicación moderna del nivel salarial, la teoría del nivel de subsistencia, subrayaba que el salario
estaba determinado por el consumo necesario para que la clase trabajadora pudiese subsistir. Esta teoría surgió
del mercantilismo, y fue más tarde desarrollada por Adam Smith y sobre todo David Ricardo. Este último
defendía que los salarios se determinaban a partir del coste de subsistencia y procreación de los trabajadores, y
que los sueldos no debían ser diferentes a este coste. Si los salarios caían por debajo de este coste la clase
trabajadora no podría reproducirse; si, por el contrario, superaban este nivel mínimo la clase trabajadora se
reproduciría por encima de las necesidades de mano de obra por lo que habría un exceso que reduciría los
salarios hasta los niveles de subsistencia debido a la competencia de los trabajadores para obtener un puesto
de trabajo.
Con el paso del tiempo se ha demostrado que algunos de los supuestos de los que parte la teoría del salario de
subsistencia son erróneos. En los países más industrializados la producción de alimentos y de bienes de
consumo ha crecido desde finales del siglo XIX con mayor rapidez que la población, y los salarios han
crecido sobre los niveles de subsistencia.
La teoría de los salarios de Karl Marx es una variante de la teoría ricardiana. Marx sostenía que en un sistema
capitalista la fuerza laboral rara vez percibe una remuneración superior a la del nivel de subsistencia. Según
Marx, los capitalistas se apropiaban de la plusvalía generada sobre el valor del producto final por la fuerza
productiva de los trabajadores, incrementando los beneficios. Al igual que ocurre en la teoría de Ricardo, el
tiempo ha refutado en gran medida la visión de Marx.
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Cuando se demostró la invalidez de la teoría del salario de subsistencia se empezó a prestar mayor atención a
la demanda de trabajo como principal determinante del nivel de salarios. John Stuart Mill, entre otros,
propugnaba la denominada teoría del fondo de salarios para explicar la forma en que la demanda de trabajo,
definida como la cantidad de dinero que los empresarios están dispuestos a pagar para contratar a
trabajadores, determina el nivel salarial. La teoría parte de la hipótesis de que todos los salarios se pagan
gracias a la acumulación, en el pasado, de capital, y que el salario medio se obtiene dividiendo el remanente
entre todos los trabajadores. Los aumentos salariales de algunos trabajadores se traducirán en disminuciones
salariales de otros. Sólo se podrá aumentar el salario medio aumentando el fondo de salarios.
Los economistas que defendían esta teoría se equivocaban al suponer que los salarios se satisfacen a partir de
las acumulaciones de capital efectuadas con anterioridad. De hecho, los salarios se pagan a partir de los
ingresos percibidos por la producción actual. Los aumentos salariales, al incrementar la capacidad adquisitiva,
pueden provocar aumentos en la producción y generar un mayor fondo de salarios, en especial si existen
recursos.
La teoría del fondo de salarios fue sustituida por la teoría de la productividad marginal, que intenta en esencia
determinar la influencia de la oferta y demanda de trabajo. Los defensores de esta teoría, desarrollada sobre
todo por el economista estadounidense John Bates Clark, sostenían que los salarios tienden a estabilizarse en
torno a un punto de equilibrio donde el empresario obtiene beneficios al contratar al último trabajador que
busca empleo a ese nivel de sueldos; este sería el trabajador marginal. Puesto que, debido a la ley de los
rendimientos decrecientes, el valor que aporta cada trabajador adicional es menor que el aportado por el
anterior, el crecimiento de la oferta de trabajo disminuye el nivel salarial. Si los salarios aumentasen por
encima del nivel de pleno empleo, una parte de la fuerza laboral quedaría desempleada; si los salarios
disminuyesen, la competencia entre los empresarios para contratar a nuevos trabajadores provocaría que los
sueldos volvieran a aumentar.
La teoría de la productividad marginal es inexacta al suponer que existe competencia perfecta y al ignorar el
efecto que genera un aumento de los salarios sobre la productividad y el poder adquisitivo de los trabajadores.
Como demostró John Maynard Keynes, uno de los principales opositores a esta teoría, los aumentos salariales
pueden producir un aumento de la propensión al consumo, y no al ahorro, en una economía. El aumento del
consumo genera una mayor demanda de trabajo, a pesar de que haya que pagar mayores salarios, si se
consigue una mayor riqueza gracias a una disminución del nivel de desempleo.
Casi todos los economistas reconocen, al igual que Keynes, que mayores salarios no tienen por qué provocar
un menor nivel de empleo. Sin embargo, uno de los efectos negativos de los aumentos salariales son las
mayores presiones inflacionistas, ya que los empresarios tienden a trasladar a los precios estos aumentos en
los costes. Este peligro se puede evitar si los sueldos no aumentan sobre los niveles de productividad. Puesto
que la participación de los salarios en la riqueza nacional ha permanecido estable a lo largo del tiempo, y es
probable que siga así, los salarios reales pueden aumentar a medida que se incremente la productividad.
Trabajo de las mujeres
El trabajo desempeñado por las mujeres ha tenido una importancia vital desde la prehistoria, aunque su
contribución a la economía ha variado dependiendo de la estructura, las necesidades, las costumbres y los
valores sociales. En la prehistoria, las mujeres y los hombres participaban a partes iguales en la caza y en la
búsqueda de alimentos. Cuando se desarrollaron las comunidades agrícolas, y por lo tanto el surgimiento de
los asentamientos humanos, el trabajo de la mujer quedó relegado a las tareas del hogar. Preparaban los
alimentos, elaboraban la ropa y diversos utensilios, se ocupaban de la crianza de los niños, pero también
ayudaban a arar la tierra, recoger las cosechas y atender a los animales. A medida que se fueron desarrollando
los centros urbanos, las mujeres vendían o intercambiaban bienes en los mercados.
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Desde la antigüedad hasta la era moderna, se pueden establecer cuatro generalizaciones sobre el trabajo
remunerado de las mujeres. (1) Las mujeres han trabajado por necesidad económica; las mujeres de menor
nivel económico trabajaban fuera de casa, ya sea que estuvieran casadas o solteras, sobre todo si el sueldo de
sus maridos no permitía mantener a toda la familia. (2) El trabajo remunerado de las mujeres ha sido análogo
a sus labores en el hogar. (3) Aún trabajando, las mujeres han seguido responsabilizándose de la crianza de los
hijos. (4) Desde el punto de vista histórico, la remuneración percibida por las mujeres ha sido inferior a la de
los hombres, y han desempeñado tareas que recibían menor reconocimiento material y social. En los países
industrializados se están produciendo una serie de cambios tímidos aún, pese a que incluyen una mayor
proporción de mano de obra femenina en la fuerza de trabajo; una disminución de las cargas familiares
(debido tanto al menor tamaño familiar como a los avances tecnológicos que facilitan las tareas domésticas);
mayor nivel cultural de las mujeres y un mayor nivel salarial, así como tareas de mayor responsabilidad para
las mujeres, que se emplean por motivos económicos y personales. Desde una estimación estadística, sin
embargo, todavía no han alcanzado la igualdad salarial ni los puestos de mayor responsabilidad en ningún
país.
Las Primeras Mujeres Trabajadoras
Alrededor del año 2000 a.C. las mujeres podían emprender negocios o trabajar como escribas en la antigua
ciudad de Babilonia. Pero en las sociedades primitivas las mujeres de las clases sociales privilegiadas
quedaban relegadas al hogar y las mujeres trabajadoras eran, o esclavas o bien plebeyas semi−libres que
trabajaban en labores que requerían poca cualificación, o ejercían la prostitución. En la antigua Grecia las
mujeres trabajaban fuera del hogar como vendedoras de sal, higos, pan y cáñamo; como costureras,
enfermeras, cortesanas, prostitutas, lavanderas, zapateras y ceramistas. Las ocupaciones de las mujeres eran
similares en Asia y en América. En la India, las mujeres trabajadoras picaban piedras para hacer carreteras y
empeñaban largas jornadas laborales tejiendo.
Europa medieval
Los artesanos que trabajaban en sus casas solían emplear la mano de obra que les proporcionaba su propia
familia. Esta costumbre también se daba en los gremios de la edad media; incluso en aquellas corporaciones
donde no se admitían mujeres se podía aceptar a las viudas de miembros del gremio, siempre que tuvieran los
conocimientos necesarios. Algunos de los primeros gremios excluían a las mujeres; otros las aceptaban con
ciertas limitaciones. En el siglo XIV, en Francia y en Inglaterra las mujeres desempeñaban trabajos reservados
tradicionalmente a los hombres, como los empleos de marinero, peluquero, carpintero, cuidadores de caballos
y conductores de carretas. Algunos gremios de tejedores estaban formados en exclusiva por mujeres.
De forma progresiva, los gremios fueron sustituidos por el sistema del putting−out (el empresario
proporcionaba a domicilio las materias primas y las herramientas necesarias y recogía más tarde el producto
acabado). Entre estos trabajadores había mujeres que recibían un salario por su trabajo, mientras que los
hombres casados recibían la ayuda de sus mujeres e hijos.
La Revolución Industrial
Durante el siglo XVIII y principios del XIX, cuando se estaba gestando la Revolución Industrial, el sistema
del putting−out fue perdiendo su importancia. Los bienes producidos mediante procesos artesanales en el
propio domicilio empezaron a fabricarse en serie con máquinas en grandes fábricas, utilizando el sistema
industrial. Las mujeres competían en el mercado laboral con los hombres, pero trabajaban sobre todo en las
primeras fases de elaboración de la lana y en las fábricas textiles. Los empresarios preferían emplear a
mujeres en este tipo de sectores, por su habilidad y porque pagaban menores sueldos, pero también porque las
primeras organizaciones sindicales solían estar formadas sólo por hombres. Lo habitual era que las mujeres
fueran explotadas en las factorías, institucionalizándose un sistema en el que predominaban los bajos salarios,
pésimas condiciones laborales, largas jornadas de trabajo y otra serie de abusos que, junto con la explotación
infantil, eran algunos de los peores ejemplos de la explotación de los trabajadores durante el primer
capitalismo industrial. La legislación relativa al salario mínimo y otro tipo de medidas legales intentaron
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mitigar esta muy notoria explotación de las mujeres trabajadoras.
Las mujeres que desempeñaban actividades profesionales o eran dueñas de negocios, lo que a veces se conoce
como profesionales de cuello blanco, sufrían menos los efectos de la explotación, pero se enfrentaban a graves
desigualdades salariales y de oportunidades. La creciente utilización de las máquinas de escribir y del
teléfono, a partir de la década de 1870, creó dos nuevas clases de trabajo donde predominaba el empleo de
mujeres, como mecanógrafas y telefonistas, pero estas dos tareas se institucionalizaron como puestos de bajo
nivel salarial y baja categoría laboral. La enseñanza, sobre todo la primaria, era un trabajo que realizaban
mujeres, así como la medicina, profesión en la que ellas lograron cierta relevancia. La enfermería ha sido de
forma tradicional una profesión reservada en la práctica a las mujeres. Una de las primeras universidades que
admitieron a mujeres fue la de Edimburgo (Escocia) en 1889. Asimismo, las universidades argentinas
admitían mujeres a finales del siglo pasado, conservando hoy un alto grado de participación de mujeres en la
educación superior. Las actividades profesionales, cuyos estatutos fueron uno de los primeros objetivos de la
legislación relativa a la igualdad de oportunidades, se convirtió en una plataforma de partida para lograr la
equidad de la mujer trabajadora durante el siglo XX, pero todavía no se ha logrado la igualdad salarial ni de
oportunidades, más común en el sector empresarial.
La Mujer Trabajadora en la Actualidad
Aunque las mujeres representan más de la tercera parte de la fuerza laboral mundial y producen más del 70%
de los alimentos de África, su trabajo se sigue limitando a ciertos campos profesionales en los que no se
requiere una alta preparación y que suelen ser actividades mal remuneradas. Sin embargo, según los datos de
la Organización Internacional del Trabajo, a medida que los países se van industrializando las mujeres
mejoran su categoría profesional.
Los países industrializados
El empleo de mujeres en Europa, Estados Unidos y Japón es muy similar. Antes de 1990 la participación de
la mujer en Alemania Occidental (ahora parte de la reunificada República Federal de Alemania), era del 38%,
y del 55% en Suecia. En España el porcentaje es mucho menor, debido a la tardía incorporación de la mujer al
mercado laboral. En casi todos los países industrializados existe una legislación relativa a la igualdad de
oportunidades y a la protección de la mujer en el trabajo. La negociación colectiva se utiliza con más
frecuencia en Europa que en Estados Unidos para mejorar las condiciones laborales de las mujeres.
Las políticas de empleo en la Europa del Este y en los países de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas
(URSS) con regímenes comunistas partían de la creencia de que la mujer tenía tanto el derecho como el deber
de trabajar. En 1936 la Constitución soviética señalaba que no se podía legislar en contra de la igualdad de la
mujer. La URSS y sus aliados promulgaron leyes a favor de la protección de menores, la educación, la salud y
las actividades lúdicas. Según distintas estimaciones, en las décadas de 1970 y principios de 1980 el 85% de
las mujeres soviéticas entre 20 y 55 años trabajaban fuera de casa; en la Alemania del Este el número de
mujeres asalariadas superaba el 80%. Aunque participaban más en el mercado laboral que las mujeres de
Occidente, las trabajadoras de Europa del Este también se ocupaban de tareas que requerían poca calificación
y casi siempre en cargos de menor responsabilidad que los de los hombres. Por ejemplo, en Bulgaria el 78%
de los trabajadores del sector textil eran mujeres, pero sólo el 25% contaban con la categoría de ingenieros;
para la Unión Soviética estas cifras eran del 74 y el 40% respectivamente. Aunque no se fomentaba el empleo
a tiempo parcial, el 50% de las mujeres casadas trabajaban sólo una parte de la jornada. Los estados
comunistas defendían que debía pagarse igual salario a igual trabajo, pero eran pocas las mujeres que
alcanzaban lo más alto del escalafón. Sin embargo, la exactitud de estas cifras ha sido puesta en duda tras la
caída de los regímenes comunistas en Europa y Euro Asia, aunque quizá sea cierto que las mujeres de estos
países disfrutaban de una mayor igualdad salarial y un número superior de oportunidades que las mujeres
occidentales. Sin embargo es interesante observar la evolución de la situación cuando desaparezcan las
industrias estatales y los sistemas de seguridad social en los países de Europa central y del Este.
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Entre los países occidentales, Suecia es el único país que ha logrado una mayor igualdad laboral para las
mujeres. Durante las dos últimas décadas los ingresos salariales medios de las mujeres han pasado del 66 al
87% de los ingresos de los hombres. Al mismo tiempo, el Gobierno sueco ha emprendido una reforma de los
libros de texto, la educación de los padres, la protección de menores, las políticas de impuestos y la
legislación relativa al matrimonio y al divorcio para fomentar la igualdad de la mujer en el mercado laboral, al
tiempo que se reconocen las necesidades específicas de las madres trabajadoras. Se crearon programas de
ayuda y asesoría para las mujeres que se reincorporaban, tras un periodo de maternidad, al mercado de trabajo.
Otros países europeos han analizado el modelo sueco, y algunos están adaptando los programas de ayuda a sus
políticas de bienestar, aunque el costo económico de la adaptación del sistema de bienestar sueco es un
obstáculo importante para conseguir estos cambios.
Japón, el país más industrializado de Oriente, conserva algunas de sus tradiciones hacia la mujer. La
participación de las mujeres en el mercado laboral es algo menor que en los países occidentales, pero la mujer
suele dejar su trabajo de forma concluyente cuando tiene hijos, a pesar de que el alto porcentaje de educación
en Japón hace que exista un elevado número de mujeres con estudios superiores. Se ha creado una legislación
relativa a la igualdad de oportunidades para garantizar y fomentar el empleo de las mujeres en tareas
diferentes a las reservadas según la tradición a la mano de obra femenina (empleos mal pagados, entre los que
predominan las tareas de secretaría y administración) pero el promedio de mujeres que desempeñan altos
cargos, tanto en el sector privado como en la administración pública, sigue siendo menor que el registrado en
algunos países occidentales.
En Corea del Sur y Singapur, y en otras economías jóvenes en el plano industrial del Sureste asiático, se han
creado gracias al desarrollo de sus economías nuevas oportunidades laborales para las mujeres. En Corea del
Sur la presencia de la mujer en el mundo laboral es más reducida que en Japón; en los demás países de esta
zona la presencia femenina es aún menor. Las actitudes paternalistas tradicionales, la importancia de la
familia en las diferentes religiones confucionistas y el predominio del Islam en algunas zonas tienden a
disminuir el status y la presencia de la mujer en el mercado laboral. Sin embargo, el crecimiento económico
ha permitido que las mujeres puedan desempeñar cargos y cobrar salarios que nunca antes habían podido
imaginar. Además, estos países son los primeros interesados en impedir que las limitaciones de la tradición
reduzcan su potencial creación de riqueza.
Países en vías de desarrollo
Algunas regiones de África, Asia, Oriente Próximo y América Latina siguen soportando economías agrícolas
pobres. La mayoría de las mujeres trabajan en el campo y en los mercados o acarreando combustible y agua
en largas distancias, pero su contribución económica sigue sin ser reconocida. Sin embargo en los últimos
años cada vez más mujeres se incorporan a las actividades productivas con el desarrollo de los centros
urbanos y la mayor educación en muchos países en vías de desarrollo. En los países africanos, en cambio,
destaca el elevado porcentaje de la participación femenina en la fuerza laboral, pero su trabajo se limita a
tareas agrícolas de subsistencia. A medida que la población se ha desplazado a las ciudades en busca de
mayores ingresos, la mujer ha quedado relegada a permanecer en el campo como principal sostén de la
familia.
El Banco Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo (BIRD) ha definido un "paquete de medidas
para la enseñanza básica", imprescindible para mejorar la preparación de hombres y mujeres en los países
menos industrializados. Entre esta serie de medidas destacan la alfabetización básica, la elección de las
preferencias vocacionales, la planificación familiar, el fomento de la salud y la higiene, la protección de
menores, la nutrición y el conocimiento de la participación cívica. El analfabetismo es mayor entre las
mujeres que entre los hombres. Incluso en los países en los que se han logrado avances hacia la igualdad, los
problemas como la elevada tasa de desempleo afecta negativamente al colectivo femenino. En estos países se
ha logrado un relativo progreso para ampliar las oportunidades laborales de las mujeres, que siguen sin tener
un acceso igualitario a la educación, los programas de formación profesional o los préstamos y facilidades
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financieras, sobre todo en las áreas laborales imprescindibles para el crecimiento de una economía retraída o
atrasada.
Trabajo social
Actividad profesional cuyo objetivo suele ser enriquecer y mejorar el desarrollo individual y de grupo, o
aliviar condiciones sociales y económicas adversas.
Antiguamente, todas las formas de filantropía y de caridad (como las realizadas por personas sin formación
pero con conciencia social) eran consideradas como un trabajo social. El principal objetivo de estas
actividades era resolver los problemas inmediatos de los necesitados sin modificar sus causas. Posteriormente,
el gran volumen de estudios sociales realizados ha permitido analizar los desajustes sociales y económicos de
la sociedad moderna y coordinar las actividades de los trabajadores o asistentes sociales en un esfuerzo por
beneficiar al máximo a las personas necesitadas y a toda la comunidad.
En muchos países, los asistentes sociales están teniendo que ampliar su ámbito de actuación para ayudar a
controlar formas antisociales y delictivas de conducta, sin menosprecio, lógicamente, de los derechos civiles
de los pacientes. En los países en vías de desarrollo, donde hay pocos asistentes sociales en relación con el
número de habitantes, su ayuda es solicitada para obras de beneficencia y gestión de ayudas económicas
orientadas a este fin.
Tipos de Asistentes Sociales
Los asistentes sociales pueden trabajar en puestos muy diversos. Los asistentes sociales de familia tratan
directamente con el cliente como miembro de una familia determinada y solicitan la participación y
colaboración de todos sus miembros. Trabajan en el sector público (asociaciones de servicio a la familia,
hospitales médicos y psiquiátricos, organizaciones públicas o clínicas de desintoxicación), aunque en las dos
últimas décadas se viene observando en algunos países una tendencia hacia el trabajo en el sector privado.
Una vez determinada la naturaleza del problema, el asistente social de familia intenta ayudar a la persona que
lo necesita a superar estas dificultades y a conseguir una asistencia adecuada. También intenta que las
personas necesitadas encuentren solución a sus problemas por ellas mismas. En los últimos años han
aumentado considerablemente las áreas de especialización del trabajo social.
Los asistentes sociales de grupo planifican o dirigen las actividades de grandes grupos de personas. Este tipo
de trabajo social se realiza en centros terapéuticos y hospitales.
Los planificadores sociales son asistentes sociales que investigan y diseñan políticas de bienestar social, que
con frecuencia son presentadas como anteproyectos de leyes sociales. Los organizadores comunitarios actúan
como coordinadores de área para conseguir que los programas de las diferentes organizaciones cubran al
máximo las necesidades de servicios médicos y de bienestar social. También colaboran en programas de
autoayuda de grupos locales con intereses comunes como, por ejemplo, programas de formación para
dirigentes locales que permitan analizar y resolver los problemas de su comunidad. Los organizadores
comunitarios participan de forma activa, como todos los asistentes sociales, en consejos locales de
organizaciones sociales y en grupos de acción comunitaria. A veces, el papel de los organizadores
comunitarios se solapa con el de los planificadores sociales.
Organizaciones Sociales
El trabajo social se realiza principalmente en organizaciones públicas y también en entidades privadas, cuyos
fondos están destinados a servicios de adopción de niños abandonados, maltratados o que sufren abusos,
atención de orfanatos, instituciones infantiles, escuelas de formación de jóvenes y centros de comunidades
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locales. Además, también se atiende al trabajo social en escuelas, clínicas psiquiátricas y de enfermos
mentales, programas de rehabilitación de drogadictos, programas de mejora de relaciones intergrupales y de
planificación social. Muchas organizaciones de voluntariado, por ejemplo, conceden ayudas para programas
similares.
Formación y Puestos de Trabajo
Para poder trabajar como asistente social se requiere cursar estudios universitarios o una formación
profesional o laboral equivalente. En los planes de estudios destaca el análisis sociológico de los problemas
sociales, aunque el derecho y la psicología social también son asignaturas muy importantes. Esta amplia
formación refleja los diferentes enfoques de esta profesión, ya que la labor de asesoramiento de los asistentes
sociales se basa en los cambios de actitud del individuo o en las causas sociales y económicas, según se
considere más adecuado. Para casi todos los puestos de trabajo social se pide un periodo de prácticas, es decir,
una formación supervisada en una organización operativa.
Los Niños y el Trabajo:
Explotación infantil
Denominación utilizada para referirse a la explotación de niños en las fábricas, aunque ahora se aplica al
empleo de niños, en especial cuando el trabajo daña su salud o impide que asistan a la escuela. A lo largo de la
historia, y en todo tipo de culturas, los niños ayudaban a sus padres en el campo, en el mercado, o en la casa
desde que eran lo bastante mayores como para desempeñar una tarea sencilla. De hecho, el empleo de mano
de obra infantil nunca se consideró como un problema hasta que apareció el sistema fabril.
Historia
Debido a que la revolución industrial surgió en Inglaterra, y con ella el desarrollo del sistema fabril y la
explotación de los niños, conviene remitirse al siglo XVIII en Inglaterra, cuando los propietarios de las
fábricas de algodón recogían niños de los orfanatos o los compraban a gente pobre, haciéndoles trabajar
después a cambio, tan sólo, de su mantenimiento. En algunos casos niños de cinco y seis años llegaban a
trabajar entre 13 y 16 horas al día.
Algunos reformistas, ya desde 1802 intentaron establecer restricciones legales para paliar este tipo de abusos
pero sus logros fueron escasos, ya que no consiguieron siquiera reforzar las leyes existentes que limitaban el
número de horas de la jornada laboral o la edad mínima para poder trabajar. Estas condiciones laborales se
generalizaron en todas las fábricas. La mayoría de las veces, con el consentimiento de los principales líderes
políticos, sociales y religiosos, se permitía que los niños trabajaran en tareas tan peligrosas como la minería.
Entre las consecuencias sociales negativas cabe destacar el analfabetismo de la población, el empobrecimiento
de las familias y el crecimiento del número de niños enfermos y con las facultades físicas disminuidas.
La indignación social creció de forma paulatina. Sin embargo, la primera ley inglesa relevante sobre
explotación infantil no se dictó hasta 1878; en ella se establecía la edad mínima para trabajar a los diez años
obligando a los patrones de las empresas a que los niños con edades comprendidas entre los 10 y 14 años no
trabajaran más de media jornada o días alternos. Además, el sábado sólo se trabajaría media jornada. Esta ley
también limitaba a 12 las horas que podían trabajar los adolescentes con edades comprendidas entre 14 y 18
años, permitiéndoles un descanso de al menos dos horas para comer.
Con la ampliación de la revolución industrial al resto de Europa y a Estados Unidos se generalizaron los
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abusos y la explotación de niños durante todo el siglo XIX y principios del siglo XX. Al igual que en el caso
inglés, los abusos fueron provocando una mayor indignación social que se vio reflejada en la aparición de
leyes que limitaban tanto la edad mínima para trabajar como el número de horas por jornada laboral. Por
desgracia, en la actualidad la pobreza y la escasez de recursos económicos obligan a millones de niños de los
países en vías de desarrollo a vivir en condiciones infrahumanas. Asimismo, en países desarrollados como
Estados Unidos existen múltiples denuncias de explotación infantil, sobre todo en los estados limítrofes con
México. En países de América, Asia y África, la explotación de mano de obra infantil sigue siendo un
fenómeno corriente, incumpliéndose de forma flagrante toda la normativa nacional e internacional.
Problemática Internacional
A finales del siglo XX el problema de la explotación de mano de obra infantil sigue siendo muy grave en
numerosos países. Una serie de estudios realizados en 1979, año internacional del niño, mostraron que hay
más de 50 millones de niños menores de 15 años que desempeñan multitud de trabajos en condiciones
infrahumanas. Muchos de estos niños viven en países de América latina, África y Asia. Sus condiciones de
vida son pésimas y sus posibilidades de alfabetización casi nulas. Sin embargo, sus escasos ingresos son
imprescindibles para la supervivencia de sus familias. Muchas veces estas familias no pueden satisfacer las
necesidades más primarias, alimentación, vivienda, ropa o agua con la que mantener un mínimo de higiene.
En algunos países la industrialización ha conllevado condiciones laborales para los niños que se asemejan a
las peores fábricas y minas del siglo XIX. Por ejemplo, en la India, unos 20.000 niños trabajan 16 horas
diarias en las fábricas de fósforos.
Además, los problemas de explotación infantil no se limitan tan sólo a los países en vías de desarrollo, sino
que tienen lugar también en las bolsas de pobreza de las grandes ciudades de Europa y Estados Unidos, en lo
que se ha venido a llamar el Cuarto Mundo. Existe una creciente preocupación en torno al aumento de la
prostitución de menores en los grandes centros urbanos.
Los esfuerzos más destacados para eliminar la explotación infantil a escala mundial provienen de la
Organización Internacional del Trabajo (OIT), creada en 1919 y que hoy forma parte de las Naciones Unidas
(ONU). Este organismo ha desarrollado varias convenciones sobre el destino de la mano de obra infantil,
prohibiéndose en los países miembros el empleo de menores de 16 años, y planteando la posibilidad de
aumentar este límite en caso de tratarse de trabajos peligrosos; también se establece la obligatoriedad de llevar
a cabo exámenes médicos periódicos y se regula el trabajo nocturno. Sin embargo, la OIT no tiene capacidad
para obligar al cumplimiento de estos convenios, ya que éste es un acto asumido de forma voluntaria por los
países miembros.
Organización Internacional del Trabajo (OIT) agencia especializada de la Organización de las Naciones
Unidas (ONU), cuyos principales objetivos son mejorar las condiciones de trabajo, promover empleos
productivos y el necesario desarrollo social, y mejorar el nivel de vida de las personas en todo el mundo.
Prevista por el Tratado de Versalles (1919), la OIT fue fundada en 1920 como una sección autónoma de la
Sociedad de Naciones, convirtiéndose, en 1946, en el primer organismo especializado de la ONU. Su sede
central radica en Ginebra (Suiza) pero mantiene oficinas en 40 países de todo el mundo. En 1969 le fue
concedido el Premio Nobel de la Paz.
La OIT está integrada por 170 países miembros y se diferencia de otras instituciones de la ONU porque en sus
actividades y decisiones toman parte tanto funcionarios gubernamentales como representantes de los
empresarios y de los trabajadores. Cada país miembro envía cuatro delegados (dos funcionarios del gobierno,
un representante de los empresarios y uno de los trabajadores). La Conferencia General, su máximo cuerpo
deliberativo, se reúne con periodicidad anual en Ginebra, para definir y ratificar ciertas pautas internacionales
que sirven para evaluar los niveles de trabajo. Esto se consigue a través de las decisiones de asambleas, que
están sujetas a la ratificación voluntaria por parte de los países miembros, y también a recomendaciones, con
detalladas pautas de legislación, entregadas por estos mismos países.
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La OIT establece directrices que intentan evitar la explotación infantil, promover un trato igualitario en el
mercado de trabajo a trabajadores minusválidos y personas discriminadas (por razón de género, por ejemplo),
la libertad de asociación y los derechos humanos. Supervisa aquellas pautas ya ratificadas para que sean
incorporadas a las leyes y aplicadas en las prácticas nacionales. Si lo anterior no se cumpliera, tanto los
representantes gubernamentales como los representantes de los empresarios y de los trabajadores, tendrían el
derecho de elevar quejas formales a la OIT.
Con el fin de facilitar la adopción y aplicación de los modelos de la OIT, ésta proporciona asistencia técnica a
los países miembros. Los programas de cooperación técnica incluyen promoción de empleos, administración y
prácticas; administración laboral y relaciones industriales; seguridad social y condiciones de trabajo, como
salud y seguridad laboral.
El Consejo de Administración de la OIT consta de 56 miembros: 28 representantes gubernamentales (10 de
ellos permanentes representantes de los principales países industrializados y 18 elegidos por los distintos
países cada tres años), 14 representantes de los empresarios y 14 de los trabajadores. Los miembros no
permanentes son elegidos por el Consejo cada tres años. El Consejo está encargado de nombrar al director
general y de estudiar el presupuesto de la Organización, que es financiada por los países miembros. En marzo
de 1998, el chileno Juan Somavía fue elegido director general de la OIT para sustituir al belga Michel
Hansenne en tal cargo, que desempeñará durante cinco años.
Teoría del valor trabajo
Principio que afirma que el valor de un bien o servicio depende de forma directa de la cantidad de trabajo que
lleva incorporado. Adam Smith pensaba que el trabajo era la unidad de medida exacta para cuantificar el
valor, pero no el factor determinante de los precios. Durante los 25 años posteriores al fallecimiento de Smith,
David Ricardo desarrolló la teoría del valor trabajo en sus Principios de economía política y de la imposición
(1817) en la que afirmaba que todos los costos de producción son, de hecho, costos laborales que se pagan,
bien de una forma directa o bien acumulándolos al capital (por ejemplo, maquinaria adquirida gracias al
esfuerzo de los trabajadores). Por ello se defendía que los precios dependerían de la cantidad de trabajo
incorporado en los bienes o servicios. Sin embargo, el posible fallo de la teoría es que si dos bienes se
producen utilizando la misma cantidad de factor trabajo, pero uno de ellos utiliza más factor capital, el
productor del bien intensivo en capital tendrá que recoger el valor de este capital e incluirlo en el precio si
quiere obtener la misma tasa de beneficios o ganancias que la del productor del bien intensivo en trabajo. No
obstante, la teoría del valor basada en el trabajo se convirtió en un principio fundamental en el pensamiento
económico de Karl Marx, que suponía que sólo el factor trabajo podía crear valor.
División del trabajo
En economía, especialización y separación del trabajo aplicado a la producción y al intercambio de bienes
dentro del proceso de transformación que realizan diferentes trabajadores o grupos de trabajadores. La
división del proceso productivo en diferentes operaciones individuales que realizan distintos grupos de
trabajadores es una de las características de las fábricas modernas, y constituye el punto de partida para la
creación de cadenas de montaje. Por ejemplo, un coche tiene miles de componentes, cada uno de los cuales
sigue un proceso de producción específico. Muchos de estos componentes se producen en fábricas dedicadas
en exclusiva a su elaboración; dentro de cada una de estas fábricas los diferentes procesos productivos se
reparten entre distintos grupos de trabajadores, cada uno especializado en una tarea concreta. La principal
ventaja de la división del trabajo es la mayor productividad, originada por diversos factores. El más
importante se debe al considerable aumento de la eficiencia individual y colectiva a causa de la mayor
cualificación que permite una mejor especialización; el menor coste de formación de los trabajadores, sobre
todo en lo que respecta a la reducción del tiempo; el ahorro derivado de utilizar de modo continuo la
maquinaria, que de otra forma permanecería inutilizada si los trabajadores sustituyeran un proceso de
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fabricación por otro; y la investigación y fabricación de herramientas productivas más especializadas.
Historia
La división del trabajo es una de las características de la producción desde la antigüedad. A medida que la
civilización avanzaba se fue estableciendo una división del trabajo que dependía cada vez más de las aptitudes
y la vocación de cada empleado. Las variadas actividades económicas eran realizadas por distintos grupos de
productores. Con la creación de nuevas herramientas y técnicas productivas se generó una división entre
trabajadores agrícolas y artesanos o trabajadores manuales. El crecimiento de las ciudades aceleró la
especialización de los artesanos. La división del trabajo aumentó durante la edad media debido al desarrollo
de los gremios y adquirió mayor importancia durante la baja edad media debido al aumento de la producción
de bienes de consumo. La Revolución Industrial de finales del siglo XVIII y principios del XIX, dio lugar al
moderno sistema industrial de la producción, que ha fortalecido todavía más el incremento de la división del
trabajo. Esta división ha creado múltiples y complejos problemas técnicos, organizativos y de personal. Para
poder resolverlos se han desarrollado técnicas de gestión o administración industrial altamente específicas y
sofisticadas en extremo.
Contrato de trabajo
Acuerdo de voluntades en virtud del cual el trabajador se compromete a prestar sus servicios por cuenta ajena,
bajo la dirección y dentro de la entidad que corresponde a la persona física o jurídica que le contrata, a cambio
de una remuneración. En la actualidad y sobre la base de la constatada disparidad de fuerzas entre empresario
y trabajador, las normas reguladoras del referido contrato tienden a ser normas imperativas en su mayoría y,
como tales, sustraídas a la autonomía de la voluntad de las partes contratantes, de las que resultan condiciones
laborales más dignas en el ámbito de lo posible.
Cabe presumir que existe un contrato de trabajo entre todo el que presta un servicio por cuenta y dentro del
ámbito de organización y dirección de otro, y el que lo recibe a cambio de la retribución que satisface; por
ello, en tales casos y aunque no medie una expresa declaración contractual verbal o escrita, se está en
presencia de un comportamiento concluyente, en el orden jurídico relevante. Las condiciones en que se presta
el trabajo, antes referidas, permiten distinguir esta clase de contrato de otros que le están próximos, como son
el arrendamiento de servicios, el contrato de obra, la sociedad o el mandato.
Las diversas clases o modalidades de contrato de trabajo pueden agruparse en torno a diferentes criterios
distintivos. Por la duración, los contratos pueden ser de duración indefinida son los más frecuentes, desde un
punto de vista estadístico y de duración determinada; procede hablar aquí de trabajos eventuales, en prácticas
y para la formación, al margen de la posibilidad de contratos a tiempo parcial o contratos periódicos de
carácter discontinuo.
Por razón del lugar de trabajo y teniendo en cuenta las peculiaridades del mismo o los riesgos que conlleva,
puede hablarse de contrato de trabajo en el mar, el campo y la minería.
Por la singularidad de la relación laboral en sí misma considerada, cabe hacer referencia a los sirvientes en el
hogar familiar, penados en instituciones penitenciarias, deportistas profesionales, artistas en espectáculos
públicos y operadores mercantiles dependientes. Cabe hacer mención también a los contratos suscritos por el
que ha dado en llamarse personal directivo, compuesto por individuos que desempeñan funciones de
dirección, coordinación o control dentro de la empresa, asumiendo responsabilidades en la marcha de la
misma. Dentro del personal directivo está, por un lado, el personal de alta dirección y, por otro, los que se
dicen cuadros o mandos intermedios, que se encuentran entre los técnicos y los directivos, dado que sus
funciones se hallan más restringidas o están sujetas a órdenes o instrucciones superiores.
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Deberes y Derechos del Trabajo
La obligación fundamental del empleado es la prestación de su trabajo en consonancia con la categoría
profesional que le corresponda. De acuerdo con este criterio, se plantea la cuestión de la jornada y horario de
trabajo jornada mínima y máxima, clases de horario (rígido, flexible) y régimen de horas extraordinarias así
como el calendario donde se fijan los descansos e interrupciones, ya sea con carácter semanal, o en aplicación
de otra pauta periódica para reglamentar las fiestas, los turnos vacacionales y los permisos.
El trabajador tiene además otros deberes, como la diligencia, la obediencia, la buena fe o la no−concurrencia.
Por cuanto a los derechos se refiere, el trabajador tiene, en primer lugar, derecho al salario, asunto en torno al
cual giran los que siguen: en dinero y en especie, salario base y complementos (que engloban gratificaciones,
incentivos, comisiones o primas). Tiene, además, derechos que giran en torno a la protección de su persona y
dignidad, entre los que cabría considerar los siguientes: derecho a trato digno y no discriminatorio, respeto a
la intimidad, derecho a la seguridad e higiene en el trabajo, derecho a la ocupación efectiva y a la promoción y
formación profesional.
Modificación y Extinción de la Relación Laboral
La modificación de la relación laboral puede tener lugar por cambio de la persona del empleador, en los casos
de transmisión de la empresa, y por cambio de las condiciones de trabajo, desplazamientos, traslados y
ascensos del trabajador.
Cabe también la suspensión de la relación laboral por incapacidad temporal, servicio militar, ejercicio de
cargo público u otras causas, como la excedencia, que puede ser forzosa y voluntaria.
La relación laboral puede extinguirse por despido del trabajador, desistimiento de éste, mutuo disenso, llegada
del término pactado en el contrato, incapacidad, jubilación y otros motivos, ello sin contar con las causas de
extinción que afectan al empresario. Sobre esta cuestión deben considerarse supuestos como la incapacidad
del empresario en cuanto persona física, su extinción y también la extinción de la persona jurídica contratante.
Derecho del trabajo
Conjunto de disposiciones jurídicas y legales que rige en cada Estado el ámbito de las relaciones laborales.
Surgió a finales del siglo XIX como consecuencia de la aparición del proletariado industrial y de la
agrupación del mismo en torno a grandes sindicatos. En sus orígenes, giraba en torno al contrato de trabajo
(de raigambre civil) para extender más tarde su campo de acción a otros ámbitos de la actividad jurídica
(mercantil, administrativo, procesal), lo que llevó aparejado el establecimiento de una jurisdicción singular y
órganos administrativos y laborales propios. Las principales materias de las que se ocupa el Derecho del
trabajo en la actualidad son: el contrato de trabajo y sus distintas modalidades (a tiempo parcial, temporal, de
alta dirección, del servicio doméstico); derechos y deberes de los trabajadores por cuenta ajena; remuneración,
salarios, pagas extraordinarias; régimen jurídico de los trabajadores autónomos; seguridad e higiene en el
trabajo; Seguridad Social; relaciones laborales; huelga y cierre patronal. Los objetivos fundamentales
perseguidos por el Derecho del trabajo responden en esencia a una finalidad tuitiva o de amparo. El trabajo
humano, objeto posible de negocios, es un bien inseparable de la persona del trabajador. Debe preservarse de
tal forma que mediante normas imperativas se establezcan límites a los contratos sobre actividades de trabajo
en las que se comprometan físicamente las personas que han de prestarlas, límites tendentes a proteger bienes
como la vida, la integridad física, la salud o la dignidad del trabajador con una finalidad compensadora.
Tiende a paliar la disparidad de fuerzas que, en el punto de partida, existe entre quienes demandan y ofrecen
trabajo, mediante normas imperativas que establecen contenidos mínimos de los contratos no negociables, así
como garantías procesales y administrativas en favor de los trabajadores.
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Día del Trabajo
Celebrado tradicionalmente el 1 de mayo en Europa, el Día del Trabajo es fiesta oficial el primer lunes de
septiembre en Estados Unidos, Puerto Rico, Zona del Canal de Panamá e Islas Vírgenes.
Primero de Mayo, jornada que aúna la celebración festiva y la reivindicación obrera. Fue instituida como
jornada de lucha por la Segunda Internacional, en 1889, para perpetuar la memoria de los trabajadores que
fueron detenidos y ajusticiados por manifestarse en Chicago en petición de una jornada laboral de ocho horas.
Desde 1890, los partidos políticos y los sindicatos integrados en la Internacional dirigieron, en casi todos los
países industrializados, manifestaciones de trabajadores en petición de la jornada de ocho horas y como
muestra de la fraternidad del proletariado internacional.
En España, la primera conmemoración de esta fecha tuvo lugar en Barcelona el 1 de mayo de 1890. Los
anarcosindicalistas convocaron una manifestación ese día y una huelga general que no debía concluir hasta
que se consiguiese la jornada de ocho horas, lo que supuso enfrentamientos con las fuerzas del orden y
diversos actos terroristas. Sin embargo, en Madrid, las cosas fueron más pacíficas; los socialistas fueron los
que organizaron la convocatoria, que, además, trasladaron al domingo siguiente y la jornada transcurrió sin
incidentes.
Este origen reivindicativo y de lucha obrera está asociado al primero de mayo cuya celebración ha pasado por
diversos avatares según el país y su régimen político. En la actualidad en casi todos los países democráticos es
día festivo y los sindicatos convocan manifestaciones a la vez que realizan fiestas de hermandad. En 1954, la
Iglesia católica, bajo el mandato de Pío XII, apoyó tácitamente esta jornada proletaria al declarar ese día como
festividad de san José obrero.
Sindicato:
Asociación de trabajadores cuyo fin es mejorar las condiciones económicas y sociales de éstos. El sindicato
representa los intereses de sus afiliados, negociando con el empresario los incrementos salariales y las
condiciones laborales durante la negociación colectiva. Si no es posible llegar a un acuerdo, el sindicato podrá
convocar una huelga o llevar a cabo cualquier otro tipo de acción para presionar al empresario. En algunos
países un sindicato es el brazo económico de un movimiento social más amplio, que puede incluir un partido
político y una cooperativa (Suecia, por ejemplo, a lo largo de muchos años). En aquellos países donde no
existen estos vínculos formales, los sindicatos participan en la vida política, ejerciendo presión para que se
promulguen determinadas leyes, o apoyando a algún candidato que defienda los intereses de los trabajadores.
Muchos sindicatos también ofrecen servicios de asesoría jurídica para resolver problemas de empleo, seguros
y otro tipo de atenciones para los miembros del sindicato y sus familias.
Los sindicatos pueden ser de tres tipos: sindicatos de trabajadores, a los cuales se puede afiliar cualquier
trabajador; sindicatos profesionales, a los que se afilian los trabajadores de determinada profesión, como
electricistas, carpinteros, o pintores; y sindicatos industriales, a los cuales se pueden afiliar los trabajadores de
una determinada industria, como los del sector automovilístico o los de la siderurgia. Los funcionarios
públicos también pueden sindicarse.
Historia
Los sindicatos surgieron como respuesta de los trabajadores a los efectos más perniciosos de la
industrialización. Los primeros sindicatos se crearon en Europa occidental y en Estados Unidos a finales del
siglo XVIII y principios del XIX, como reacción ante el desarrollo del capitalismo. A medida que se iba
desarrollando el sistema fabril, numerosas personas abandonaban el campo para buscar los escasos puestos de
trabajo de los grandes centros urbanos. Este exceso de oferta de mano de obra aumentó la dependencia de la
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clase trabajadora. Para reducir esta dependencia se crearon los primeros sindicatos, sobre todo entre los
artesanos, que veían amenazada su actividad laboral, y que ya contaban con cierta tradición de unidad en los
gremios. Estos grupos tuvieron que enfrentarse a la oposición de gobiernos y patronos, que los consideraban
asociaciones ilegales o conspiradoras que pretendían restringir el desarrollo económico. Durante el siglo XIX
se fueron eliminando estas barreras legales gracias a resoluciones judiciales y a la promulgación de leyes
favorables a la sindicación, pero los primeros sindicatos no lograron superar las grandes depresiones
económicas de la primera mitad del siglo XIX y desaparecieron.
Tanto en los países democráticos como en los no democráticos los sindicatos se oponían al sistema capitalista
decimonónico, defendiendo otros modelos alternativos como el socialismo, el anarquismo o el sindicalismo y,
tras la Revolución rusa de 1917, el comunismo. A principios del siglo XIX los trabajadores de las minas, los
puertos y los transportes constituían la base de los sindicatos de la época. En América Latina los sindicatos
aparecieron a finales del siglo XIX, primero en Argentina y Uruguay y algo más tarde en Chile y otros países.
La influencia de los trabajadores españoles e italianos emigrados al cono Sur resultó decisiva en el proceso de
formación del sindicalismo.
En México, influyó además el ejemplo asociativo estadounidense y ya en 1870 se constituyó el Gran Círculo
de Obreros, de inspiración marxista.
Sindicatos Actuales
La principal función de los sindicatos en los países industrializados democráticos consiste en lograr acuerdos,
mediante la negociación colectiva, con los empresarios. Los temas tratados en este tipo de negociación son
muchos más que la mera negociación de horas de trabajo y salarios, lo que refleja la creciente complejidad de
las sociedades industriales, la mayor fuerza de los sindicatos y el aumento de las exigencias de los
trabajadores. En algunos casos, los acuerdos colectivos especifican con gran detalle cuáles serán los salarios,
el número de horas por jornada laboral, días de vacaciones, las condiciones de trabajo y otras ventajas. En
otras ocasiones, los sindicatos utilizan su poder para forzar la promulgación de leyes a favor de todos los
trabajadores, mayores pensiones de jubilación un mejor seguro de desempleo, regulaciones sobre seguridad en
el trabajo, más vacaciones, bajas por maternidad, viviendas de protección oficial, seguro médico obligatorio e
incluso la creación de tribunales especializados en temas laborales (magistratura del trabajo) y procedimientos
conciliatorios que protejan a los trabajadores de decisiones arbitrarias. Los principales sindicatos
Latinoamericanos, muy influidos por el marxismo y el anarquismo, elementos de disensión y enfrentamientos
internos, fueron la FORA (Federación Obrera de la República Argentina) creada en 1901 y la CGT
(Confederación General del Trabajo) que se fundó en 1930; el FORU (Federación Obrera de la República
Uruguaya) creada en 1905 y la CSV (Confederación Sindical Uruguaya) que se constituyó en 1951.
En México, la CROM (Confederación Regional Obrera Mexicana) nacida en 1917 al calor de la revolución, se
transformó mas tarde en la CTM (Confederación de Trabajadores de México), que a partir de 1936 apoyó de
forma resuelta la política obrerista del general Lázaro Cárdenas.
En los países no democráticos que han sufrido una revolución o un golpe de Estado civil o militar o no son
países independientes, no suelen existir sindicatos libres. Por ejemplo, en China los sindicatos dependen del
gobierno y se encargan de poner en práctica los programas de producción de la economía planificada; este
tipo de sindicatos suelen ejecutar los programas estatales de bienestar social.
Organización Internacional de Sindicatos
Los primeros sindicatos internacionales estaban vinculados a movimientos socialistas, cuyos principios
siguen manteniéndose en los principales sindicatos actuales. Ya en 1889 se creó la primera secretaría
internacional de sindicatos de una industria, formada por varios sindicatos nacionales pertenecientes a la
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industria editorial. En 1901 varios sindicatos nacionales crearon la Federación Internacional de Sindicatos
(FIS). Tras la II Guerra Mundial, la FIS se disolvió para crear la Federación Mundial de Sindicatos (FMS) que
intentaba agrupar a sindicatos comunistas y no comunistas. Los sindicatos de los países democráticos se
dieron cuenta de que su acción era incompatible con la de los sindicatos comunistas, por lo que crearon la
Confederación Internacional de Sindicatos Libres (CISL) que incorpora a casi todos los sindicatos no
comunistas. Los sindicatos de la FMS pertenecen casi todos a sindicatos de los países de la antigua Unión
Soviética, aunque algunos provienen de países democráticos. Otra asociación internacional de sindicatos, la
Confederación Mundial del Trabajo (CMT) surgió a partir de una federación de sindicatos cristianos. Ahora es
una asociación secular, con afiliados en Europa occidental, América Latina y África. En América Latina, la
FMS, de influencia comunista, se organizó a partir de 1938 con el título de CTAL (Confederación de
Trabajadores de América Latina) y en 1948 se alineó en favor de la URSS, frente a la ORIT (Organización
Regional Interamericana de Trabajadores), que se afilió a CSIL, recién constituida en Londres. Los
sindicalistas cristianos, por su parte, se agruparon en una organización que adoptó el título de CLAS
(Confederación Latinoamericana de Sindicalistas).
Aunque las organizaciones sindicales internacionales tienen poco poder, su importancia estriba en que
fomentan la cooperación y facilitan el intercambio de información. Han realizado importantes esfuerzos para
coordinar sus líneas de acción. La Organización Internacional del Trabajo, organismo de las Naciones Unidas,
también ha desempeñado en este sentido un importante papel.
Importancia de los Sindicatos
Cuando los sindicatos han tenido suficiente fuerza y poder como para amenazar el proceso de producción, su
acción y sus presiones han permitido mejorar el nivel de vida, no sólo de sus miembros, sino de toda la
población. Sin embargo, el éxito de su acción depende de la capacidad del empresario y de la sociedad para
hacerse cargo de los costes económicos que permiten cumplir con las exigencias sindicales. Por ejemplo, en
los países democráticos los sindicatos han logrado mejoras económicas durante los periodos de expansión
económica; sin embargo, durante las recesiones han acudido a los gobiernos para exigir ayudas económicas
para los trabajadores, puestos de trabajo y otras demandas. El poder de los sindicatos en los países no
democráticos es mucho más limitado.
El Trabajo y la Desocupación: − Sus consecuencias psicológicas−
Ninguna otra técnica de orientación vital liga al individuo tan fuertemente a la realidad como la acentuación
del trabajo, que por lo menos lo incorpora sólidamente a una parte de la realidad, a la comunidad humana
(Sigmund Freud (El Malestar de la cultura)
Significado de la Desocupación . Significado del Trabajo:
Para hablar de desocupación hay que distinguir que tipo de ocupaciones existen. Primero, la ocupación
remunerada o trabajo mercantil, donde se realiza una tarea a cambio de una remuneración. Segundo, la
ocupación no remunerada, que en general es un trabajo de tipo social, en centros de ayuda, o en instituciones
sin fines de lucro (pueden ser voluntariados).
L a desocupación respecto de la cual hablaremos se refiere al primer tipo, es decir a la desocupación de un
puesto previo o potencial, remunerado (desempleo), o de un trabajo o servicio a cambio de un honorario o un
salario.
El trabajo era antiguamente un fin en sí mismo; actualmente el trabajo es un medio para conseguir una
remuneración que nos permite adquirir objetos, que no tienen relación con el trabajo en sí mismo. Lo
producido no es realidad igual a lo que adquirimos o consumimos.
Tiempo Trabajado, Tiempo Para Vivir.
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Esto trae como consecuencia que, las horas que se ocupan, son horas donde estamos mediando con una
actividad, a cambio de una retribución. Es así, que si esas horas ocupadas desaparecen queda un vacío que es
difícil de completar, pues se ha despersonalizado. De allí que los fines de semana se conviertan en módulos de
vida, opuestos a la actividad de los días laborables.
Aspecto Subjetivo y Aspecto Objetivo:
Por otra parte, en las mejoras que otorgó la técnica, se ha priorizado el aspecto objetivo del trabajo. Es decir
que se ha reforzado el perfeccionamiento del producto, dejando en un segundo plano al factor subjetivo, a
quien lo realiza. Tanto más cuanto que se han perfeccionado las tecnologías hasta llegar a reemplazar al sujeto
del trabajo para fabricar el objeto.
Se han imaginado y proyectado artificios para producir más, para producir mejor, invirtiendo más en ello que
en pensa en que medida esto podía afectar a la persona. Se avanzó en el camino de lo intercambiable,
quedando relegado el recurso humano.
Cuando el recurso deja de serlo, se convierte en alguien que nadie necesita, es reemplazado y desplazado.
Aspectos Socioeconómicos que han influido en las Actividades Laborales:
• La intensificación de las relaciones comerciales internacionales, con mayor competitividad.
• El aumento y aceleración de las comunicaciones y de la informática, como parte de las mejoras
tecnológicas.
• Teniendo en cuenta lo anterior, la disminución de la demanda laboral industrial y la transferencia a los
sectores de servicios.
La necesidad de una especialización permanente.
Aspectos Psicológicos y Sociales a tener en cuenta como Efectos de estos Cambios:
• Noción de búsqueda y cambio permanente.
• Valoración de lo rápido y nuevo.
• Desvalorización de lo tradicional, porque no es nuevo.
• Búsqueda de la flexibilidad y adaptación permanente, con intensificación del consumo de productos
nuevos.
• Pérdida de valores estables, y difícil encuentro de ideales. Esto trae como consecuencia, una falla en la
identidad, en los modelos sobre quien tomar ejemplos.
• El cambio como modelo de vida, parcialización del tiempo y pérdida de la noción de sorpresa. Las
satisfacciones son fugaces, así como los contactos interpersonales y los objetos del consumo.
En lo social, una pérdida de la noción del esfuerzo permanente para alcanzar una meta mediata.
Estos cambios se produjeron de un modo acelerado, promoviendo una disminución de la demanda en puestos
tradicionales, frente al aumento de la población activa.
Para entender por que la desocupación produce efectos psicológicos nocivos en las personas sujetas a esa
situación, es importante pensar en lo siguiente:
Distintos Significados del Trabajo y sus Exigencias Actuales
El trabajo remunerado puede tener distintas motivaciones:
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• En general la motivación principal es la necesidad e interés en la remuneración.
• Por realizar una tarea profesional.
• Por seguimiento de una habilidad específica aprendida o heredada.
• Depositar en el trabajo una ocupación compensatoria de conflictos. Estos serían los que trabajan
excesivas horas.
• Por cumplimiento de un mandato (a veces familiar)
Por compensación de actividades anteriores (si no eran las actividades deseadas).
Funciones del Trabajo:
El trabajo tiene una función reguladora del tiempo: produce una certeza previa. Cumple una función
psicológica individual y social. Crea un orden interno, una necesidad satisfecha de eficiencia, y una función
social de pertenencia y de interrelación a los grupos. La remuneración es la recompensa que sostiene y
aumenta la propia valoración.
La autoestima aumenta en la medida que lo que hacemos es aceptado y necesitado por los otros. El trabajo
como producto es el intercambio entre uno y los demás que nos aceptan y nos necesitan.
Es decir que según el significado que tenga el trabajo que uno realice, el desprendimiento de esa relación
(desocupación), producirá un efecto psicológico diferente.
El vínculo con el trabajo actual condiciona al trabajador a un estado de incertidumbre y tensión, por el temor a
priori de la posibilidad de la desocupación.
Además, el afán por la mayor productividad y la competencia desmedida del marketing, exigen en el
trabajador, ya no sólo más horas de trabajo, si no más rendimiento y eficiencia, que a veces es casi imposible
cumplir.
Esa exigencia de ajuste constante, de imponer metas cada vez más mediatas y fugaces, crean un estado de
acumulación de tensión que se llama estrés, o sobrecarga.
Si el desempleo ocurre, la persona ya está descompensada con esa sobrecarga de tensión y sobreexigencia,
además de la incertidumbre e inseguridad.
Efectos Psicológicos de la No Ocupación:
Se pueden encuadrar en la categoría de daños psicológicos por las consecuencias sobre el intelecto, las
emociones y la actividad social de la persona afectada.
Los efectos se pueden analizar según los niveles de instrucción y de calificación, es decir que cambian según:
• El tipo de actividad o carrera que se haya realizado previamente.
Según el tiempo que se lleva sin trabajo: haberse quedado sin trabajo recientemente.
• Reiteradas búsquedas infructuosas.
• El género (masculino o femenino) y por último:
• Según la edad.
En el concepto de desocupados se incluyen tanto las personas que no buscan trabajo y las que activamente lo
busquen (aunque esto en si mismo es un trabajo).
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• A mayor instrucción y calificación que se haya adquirido, la sensación de futilidad y de herida a la
autoestima, suele ser mayor, por el valor que se le da a los conocimientos largamente adquiridos. Los
sentimientos involucran a la persona en su conciencia de capacidad y eficiencia.
• El sentimiento de ser rechazado y no aceptado produce impotencia y frustración.
• Si el nivel es de baja calificación, hay sólo expectativas de sobrevivir, conseguir un trabajo para una
remuneración necesaria para adquirir lo básico. Las posibilidades de elección y evaluación son menores.
Las evaluaciones en las búsquedas son simples, y a veces hasta no existen: se está apto para hacer un
trabajo o no, lo conseguirá si existe demanda para ello. La frustración es causada por esa falta de demanda,.
Y no tanto por la capacidad frustrada.
• En cuanto al tiempo transcurrido:
• Cuando se lleva mucho tiempo desocupado, los efectos psicológicos negativos se tornan más
complejos y forman parte de un proceso. A la primera sensación de sorpresa e impotencia, sobreviene
un momento de negación del hecho, al cabo del cual puede aparecer el desgano y la sensación de
pérdida.
• En una segunda etapa ser va aceptando la realidad, acompañada de una sensación de dolor o herida de
la propia valoración. Es así que se generan estados depresivos, cuando el desgano lleva al aislamiento,
con una profundización de la pérdida: de los vínculos laborales y de la seguridad que brinda el
trabajo.
• Ante reiteradas búsquedas infructuosas, sobreviene un sentimiento de confusión por los sucesivos
rechazos. Surge una vergüenza social. La posición de poder de los que tienen trabajo, produce mayor
desvalorización. Las expectativas que no son cumplidas generan una mayor frustración, que termina
paralizando a la persona. Anticipándose a un futuro y probable nuevo rechazo, se paraliza, como si se
aproximara a una catástrofe. Esa es la etapa de bajar los brazos, y es la de mayor daño. Se pierde la
esperanza.
• En cuanto a los sentimientos según sea varón o mujer, recién en los últimos años la mujer comenzó en
forma masiva a realizar trabajos remunerados fuera de la casa.
Y es justamente como consecuencia de las pérdidas laborales de muchos jefes de familia es que la mujer se ve
obligada a salir, para compensar la falta de ingresos.
Se observa muchas veces un intercambio de roles en las tareas, cuando la situación de desocupación se ha
cronificado, y se ha aceptado irremediablemente.
Se puede decir que, en general, en la desocupación de la mujer, hay menor frustración y depresión, pues ella
realiza tareas alternativas en el hogar. Esto es más probable en los niveles de baja calificación, que entre las
mujeres de mayor nivel educativo.
6. En cuanto a la edad, hay diferencias importantes, por las siguientes razones:
• La falta de trayectoria en los más jóvenes y la menor expectativa futura en los mayores.
• En las franjas más jóvenes, las búsquedas de l primer empleo son más numerosas y abarcativas. Hay
más expectativas, pero más difusas, pues el horizonte es más lejano.
Los ideales no están comprometidos con lo que se ha hecho en los trabajos anteriores.
En cambio, en los grupos de desocupados de mediana edad, los riesgos de caer en estados depresivos son
mucho mayores.
Hubo más desgaste psicológico por anteriores tensiones, y los vínculos que antes unían a los lugares de
trabajo creaban una sensación de pertenencia que de pronto se ve coartada.
19
Uno de los primeros daños de la desocupación es la falta de ingresos y el potencial perdido. Este último se
refiere a lo que queda por aprender y perfeccionarse. Si el tiempo que se lleva desocupado es prolongado, este
tiempo del learing by doing o aprender haciendo no llega a alcanzarse.
Esa es la razón por la que la pérdida del trabajo den la mediana edad produce daños más significativos que en
las primeras etapas.
Paralelo entre Mediana Edad Desocupada y Envejecimiento:
En base a la observación clínica, se pueden establecer que los rasgos psicológicos que se generan en las
personas que quedan sin trabajo durante la mediana edad, son similares a las características que se manifiestan
con el envejecimiento.
Esto permite concluir que una pérdida laboral después de los 45 o 50 años tiene el mismo efecto que una
jubilación.
Los efectos paralelos serían:
• Pérdida de los vínculos de pertenencia.
• Desvinculación para los viejos.
• Desorganización del tiempo. La jubilación anticipada produce una sincronía en lo que se llama el
tiempo social. No se realizan las actividades esperadas por la sociedad, en el tiempo indicado.
• Espacio vacío: Con la desvinculación laboral queda un tiempo vacío, donde las actividades que antes
se realizaban, no encuentran reemplazo.
• En los viejos, se supone que ya no están en condiciones psicofísicas para realizarlas. En los
desocupados, la inactividad es forzada. La desvinculación, el aislamiento y la falta de actividad
generan una sensación de ineptitud y de pérdida de eficiencia, que se da tanto en los viejos como en
los desocupados. Se esfuman los proyectos, pues no hay esperanza de reinsertarse. La falta de metas
inhibe la acción. Las personas de mediana edad pierden la posibilidad de actualizase, quedan fuera de
carrera. En esa etapa comienza a gestarse la noción de cuanto tiempo me queda por delante. Aparece
el conflicto entre generatividad, cunde el estancamiento.
La disminución de los ingresos significa una restricción del poder de decisión y por lo tanto de la libertad.
Genera minusvalía, y puede llevar a sentimientos de agresión hacia el afuera, o de culpa y melancolía hasta
llegar a la desesperación.
Conclusión:
Como conclusión puede decirse que cuando una persona no se puede reinsertar en una nueva ocupación, los
efectos psicológicos pueden ser tan nocivos, como para acelerar un proceso de envejecimiento intelectual y
emocional.
La sociedad y las Instituciones no deberían promover una adultez enferma y sí una vejez sana.
Se deberían encontrar las maneras para brindar o bien actividades alternativas, o soluciones de índole
ocupacional, con un sentido del tiempo sin evasiones en los medios y con creatividad para poder integrar las
experiencias vividas.
El Trabajo por Cuenta Propia:
Tendencia de los 90
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No se Frena la Caída del Trabajo por Cuenta Propia
En 1990, el 25% de los trabajadores era cuentapropista; hoy, el porcentaje es del 19,4%. Es el nivel más bajo
en los últimos 20 años. Creció con las privatizaciones y la reforma del Estado.
Mientras la políticas oficiales dicen que hay que promover el trabajo independiente y los
microemprendimientos, la realidad es que las profesiones independientes, autónomas o por cuenta propia
están en franca retirada.
Los datos de mayo último del INDEC referidos a la Capital y el Gran Buenos Aires, marcan que la proporción
de gente ocupada en actividad autónoma o por cuenta propia llegó a su nivel más bajo: apenas comprende el
19,4% de los ocupados, cuando 10 años atrás, en mayo de 1990, representaban el 25%. Y que, a pesar del
aumento natural de la población, hoy hay casi 115.000 autónomos menos que en mayo de 1990.
A su vez, el último año fue particularmente severo en la caída del cuentapropismo: se perdieron 84.0000
ocupaciones.
La mayor cantidad de nuevos puestos de trabajo en los últimos 10 años −562.000 personas− se concentró
entre los asalariados, pero con la característica que el 70% fue empleado en negro y en actividades de baja
productividad, como en los servicios personales, de seguridad privada y doméstico.
Por todo esto las principales características del mercado laboral en los 90, pueden resumirse de la
siguiente manera:
• Fuerte incremento del desempleo. En la Capital y el Gran Buenos Aires la desocupación aumentó de
375.000 a 866.0000 personas, una suba del 131%.
• Se registró un sensible crecimiento del trabajo asalariado en negro.
• Hay menos personas que realizan trabajos por cuenta propia.
• La industria perdió empleos. De representar el 23,3% de la fuerza laboral ocupada, los trabajadores
industriales ahora son el 16,5%. Es decir que la industria porteña y del conurbano ocupa ahora
178.000 personas menos que en mayo de 1990.
El aumento de la ocupación se registró en las actividades financieras y comerciales que ahora dan trabajo a
550.000 personas, el doble que hace 10 años atrás.
La hora que no llegó
A comienzos de los 90 pareció que era la hora del cuentapropismo. Con las privatizaciones, los ajustes en el
Estado y la tercerización de las actividades en las empresas, desde las propias esferas oficiales se alentó la
idea de que con las indemnizaciones los empleados y trabajadores despedidos dispondrían de un capital que
podrían volcar a desarrollar el trabajo independiente. Fue la época en que florecieron los quioscos, los
negocios de alquiler de videos, los nuevos taxistas y los remises.
En un trabajo del Banco Mundial divulgado en el mes de Julio, referido a la experiencia de San Nicolás,
Susana Peñalva admite el fracaso de la mayoría de las experiencias de creación de microoemprendimientos
intentadas por un importantes porcentaje de los trabajadores cesantes por la privatización de SOMISA. Para la
autora, la responsabilidad recae sobre el sistema de indemnización (individual) de los planes de retiro
voluntario.
Otro estudio, Trabajo y civilización, explica que no es lo mismo la tercerización que aumentó la participación
de los servicios en detrimento de la manufactura, en países donde ese trabajo está al servicio de la producción
industrial que en otras naciones, donde los servicios se convierten en actividades refugio de trabajadores
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expulsados del proceso productivo por economías que se asemejan a armadurías o a plazas de consumo de
producción importada.
También Elsa Cimillo, en una publicación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la editorial
Fondo de Cultura Económica, señala que en principio, los trabajadores por cuenta propia respondieron
positivamente a la fase de recuperación de los primeros años de los 90 y fueron un componente del
crecimiento del empleo a partir del comercio y los servicios personales y de reparación. Más adelante,
sostiene que sin embargo, luego, con la drástica apertura económica y los cambios en la forma de
comercialización, con la expansión de las cadenas de las grandes firmas extrajeras, se agotó el crecimiento
cuentapropista.
Por otro lado, siguen creciendo los grandes empleadores. Así, el almacén es reemplazado por el
supermercado y el pequeño comercio por los shoppings. Y profesionales como contadores, economistas,
médicos o abogados, pasan a desempeñarse como asalariados en las grandes consultoras clínicas o estudios
jurídicos.
De la Esperanza al Salvavidas:
El trabajar por cuenta propia fue un camino para lograr independencia de empleadores pesados y obtener
mejores ingresos. Fue, también, el origen de varias fortunas millonarias. Era la época de los médicos ricos, los
contadores poderosos y los comerciantes importantes. Hoy, los médicos trabajan para clínicas o redes
prestacionales, los contadores deben resignarse en grandes estudios y muchos comerciantes hace tiempo que
bajaron las persianas.
Pero en los 90, fue una salida laboral, que eligieron muchos indemnizados por las privatizaciones o los ajustes
en el Estado y por el achicamiento del mercado de trabajo., No fue una opción para crecer, sino para
sobrevivir.
Fue el origen de los remises masivos y baratos, de las canchas de paddle al por mayor, de los maxiquioscos,
entre otras modas. Una historia que se refleja en la vida cotidiana.
Me da mucha bronca pensar que a los 53 años, cuando creí haber conseguido algunas cosas, tengo que volver
a empezar, es la síntesis que hace Alfredo Rojo de su historia laboral. Lo dice desde la experiencia de haber
pasado por muchos trabajos que, sin embargo, no le alcanzaron para mantener lo básico; un departamento en
el que vivía con su mujer y sus dos hijos y que está a punto de poder por un crédito hipotecario que no puede
pagar. Ahora, en tren de achicar gastos y saldar algunas deudas, se mudó a la casa de su suegra.
Uno de sus primeros trabajos, recuerda, fue un puesto de pollos que montó en un mercado próximo a la plaza
Flores, allá por los años sesenta.
Después, le llegó un empleo en relación de dependencia. Entró, como jefe de expedición, en una empresa de
juguetes que cerró hace seis años. Ese fue su momento de esplendor: Tenía 40 personas a cargo y un sueldo de
3.000 dólares, recuerda nostálgico.
Después hice de todo, agrega. Fue taxista, remisero, trabajó en una estampería y hasta hizo un reparto de
mercadería con un auto que le prestó un familiar, entre muchas otras changas.
Interin, se cansó de golpear puertas para conseguir un trabajo fijo. Todos le fueron negados bajo un
argumento, para él, lapidario: Necesitamos alguien joven con experiencia, le contestaban.
Ahora trabaja para una empresa de venta diaria. Rojo devino en uno de esos vendedores que salen con una
carpeta a ofrecer electrodomésticos que no cuestan más de 60 pesos y que después se encarga de cobrar todos
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los días a sus clientes en cuetos de dos pesos.
El escepticismo en las perspectivas laborales le llegó mucho antes a Claudio F., que acaba de cumplir sus 35
años.
Se acogió al retiro voluntario de una ex empresa pública e instaló una inmobiliaria en la zona sur. Después de
pilotearla durante tres años, la recesión se encargó de hacer añicos su proyecto. El móvil que lo llevó a bajar
definitivamente la persiana fueron los ocho meses que el negocio estuvo parado, sin vender ni alquilar una
sola propiedad.
Al principio estábamos muy entusiasmados, invertimos todos nuestros ahorros y confiamos en poder
mantener nuestra familia con el negocio, explica.
Pero ya este año, decidí volver a buscar un trabajo en relación de dependencia y empecé a trabajar hace dos
meses como gerente de ventas en una empresa de alarmas. Por mínimo que sea, el sueldo representa un
ingreso seguro y limpio, dice priorizando la tranquilidad de cobrar algo fijo a fin de mes.
Estos son una pequeña muestra de los miles y miles de trabajadores argentinos que lamentablemente sufren
las penosas consecuencias que, luego de una drástica apertura económica, la globalización y los cambios en la
comercialización, están inmensos actualmente, en el mercado laboral argentino.
Seguridad Social
Programas públicos diseñados para proporcionar ingresos y servicios a particulares en supuestos de jubilación,
enfermedad, incapacidad, muerte o desempleo. Estos programas, que engloban temas como la salud pública,
el subsidio de desempleo, los planes públicos de pensiones o jubilaciones, la ayuda por hijos y otras medidas,
han ido surgiendo en muchos países, tanto industrializados como en vías de desarrollo, desde finales del siglo
XIX para asegurar unos niveles mínimos de dignidad de vida para todos los ciudadanos e intentar corregir los
desequilibrios de riqueza y oportunidades. Su financiación procede por regla general del erario público y su
costo se ha convertido poco a poco en una preocupación cada vez mayor para los países desarrollados, que
destinan a este fin más del 25% de su producto interior bruto (PIB). Muchos países que se encuentran en el
subdesarrollo no pueden hacer frente al gasto que representan estos programas, o bien temen el efecto que las
pesadas cargas fiscales impondrían sobre el crecimiento económico.
El Art. 14 Bis de la Constitución Nacional y el Trabajo:
Se intentará una somera aproximación a los principios constitucionales emanados del art. 14 de la
Constitución Nacional incorporados por la reforma de 1957, que siguiera los lineamientos del
constitucionalismo social.
Es de destacar que el constitucional, complementa al clásico, en cuanto incorpora derechos que imponen al
Estado una conducta activa, encaminada a remover los obstáculos que impiden la realización plena de la
persona humana. En esa materia adquieren particular relevancia los complejos aspectos de la relación laboral
que, en su momento dieron origen a la cuestión social. Cabe destacar que durante el constitucionalismo
clásico fue posible el reconocimiento de los derechos sociales merced a la interpretación dinámica de la
constitución, según la cual el mandato de la Ley Fundamental no se petrifica en el tiempo sino que adapta a
las variaciones de la realidad social.
Examen particular de las cláusulas constitucionales:
A continuación se efectuará un somero análisis de las cláusulas constitucionales del art. 14 de la Constitución
Nacional.
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• Condiciones dignas y equitativas de labor:
Esta cláusula tutela el esencial valor de la persona humana que realiza el trabajo. Este no puede afectar la
salud, ni los bienes espirituales ni materiales del trabajador.
• Jornada limitada:
El trabajo no puede absorber toda la vida del hombre. Por ello se aseguran interrupciones en la prestación, a
fin de salvaguardar la integridad psicofísica del trabajador y permitirle la disposición de tiempo para que lo
utilice según su libre albedrío (art. 19 de la Constitución Nacional), en las actividades que crea convenientes
para su realización como persona.
La Constitución legisló expresamente sobre la extensión de la jornada, porque, de haberlo hecho, toda reforma
al respecto tornaría imperioso recurrir al procedimiento de enmienda de la Ley Fundamental que ella
contempla en el art. 30.
• Descanso y vacaciones pagados:
Las vacaciones no sólo tienen por objeto reparar fuerzas, sino también permitir un mayor contacto familiar y
social por parte del trabajador.
• Retribución justa:
La justicia salarial que la Constitución consagra importa que no depende de lo que hubieran convenido las
partes, sino de otros factores que exceden la ley de la oferta y la demanda y la libertad contractual. El
carácter justo del salario dependerá entonces de otros factores, como el tipo de trabajo, las condiciones en que
se lo realiza, su resultado, las concretas posibilidades de pago de la empresa y el interés general.
• Salario Mínimo Vital y Móvil:
Se trata de garantizar el ingreso indispensable, ajustado al proceso de incremento del costo de vida, que
alcance no sólo para la mera subsistencia sino para la razonable satisfacción de todas las necesidades de la
persona.
• Igual remuneración por igual tarea:
La cláusula tiende a proscribir el trato discriminatorio en materia salarial, salvaguardando en ese ámbito la
garantía de igualdad reconocida por el art. 16 de la Ley Fundamental. Lo que se proscribe es la discriminación
arbitraria, como la que reposa en el sexo, raza o religión, pero no aquella que tenga apoyo en una fundamento
objetivo como la eficacia o laboriosidad del trabajador.
• Participación en las ganancias de las empresas con control en la producción y colaboración en la
dirección:
Ya el Magisterio Pontificio había advertido sobre la conveniencia de atenuar el rigor del contrato de trabajo
con los elementos propios del contrato de sociedad. La participación en las utilidades es necesariamente una
forma accesoria de remuneración, pues el ingreso del trabajador no puede depender de un álea, esto es, de que
existan o no ganancias. La cláusula no ha sido reglamentada, excepto por el art. 110 de la Ley de Contrato de
Trabajo, que establece que la liquidación sobre las utilidades netas. El precepto constitucional en examen
reconoce la intervención del dependiente en la organización de la comunidad empresaria, porque el hombre
trabajador no es un mero ejecutor de órdenes sino un ser inteligente con iniciativas que pueden redunda en el
beneficio general.
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• Protección contra el despido arbitrario:
Se trata de tutelar al trabajador contra las consecuencias de la ruptura inmotivada del vínculo o de la que aquél
efectúa en razón de graves incumplimientos contractuales del empleador. Tal tutela se concreta en un
resarcimiento, o sea una indemnización.
• Estabilidad del empleado público:
A diferencia del trabajador privado, del sector privado, el agente público goza de estabilidad. Esta puede ser
propia, que obliga reincorporar, o impropia, que se traduce en la indemnización. Los términos empleados, que
hacen una clara distinción entre ambas categorías de empleados, pueden autorizar a sostener que la
Constitución se refiere a la primera, aunque ese criterio no ha recibido hasta el momento consagración en la
doctrina judicial de la Corte.
• Organización sindical libre y democrática, reconocida por la simple inscripción en un registro
especial:
El derecho a la agremiación se presenta como un desenvolvimiento específico del derecho general de
asociarse con fines útiles reconocido por el art. 14 de la Constitución Nacional. Esta consagra la libertad
sindicar, que tiene aspectos colectivos e individuales. Respecto de los primeros, tal libertad se concreta en el
desenvolvimiento de la asociación profesional al margen de toda injerencia del poder público, de los
empleadores o de otra naturaleza. El contenido de la segunda se refiere a facultades de los trabajadores, como
son las atinentes a las de constituir asociaciones sindicales, afiliarse o no a las existentes (o desafiliarse de las
mismas), así como el relativo a la participación activa en la vida interna de aquéllas ejerciendo los derechos
inherentes a la calidad de afiliado.
• Definición de trabajo según la Ley de Contrato de Trabajo:
El art. 4° de la Ley de Contrato de Trabajo:
Constituye trabajo a los fines de esta ley, toda actividad lícita que se preste a favor de quien tiene la facultad
de dirigirla, mediante una remuneración.
El contrato de trabajo tiene como principal objeto la actividad productiva y creadora del hombre en sí. Sólo
después ha de entenderse que media entre las partes una relación de intercambio y un fin económico en cuanto
se disciplina por esta ley.
O sea que el artículo trascripto nos da los datos básicos que caracterizan el concepto de trabajo. Ello son:
actividad humana, manual o de creación, que se presta a favor de otro, a cambio de una remuneración.
El trabajo que regula la Ley de Contrato de Trabajo, no es todo el trabajo humano, sino aquél que se presta en
relación de dependencia o subordinado. Es decir a favor de otra persona, −física o jurídica, sociedad−, de la
cual se depende y de quien se recibe un salario como contrapartida o contraprestación.
En contraste, el trabajador independiente es el que no trabaja sometido a una organización ajena, sino en su
propia organización, o el que trabaja solo. Este es el trabajo independiente que queda fuera de la regulación
del derecho del trabajo y de la Ley de Contrato de Trabajo.
INDICE
Página
25
• Trabajo 1
• Salarios 3
• Trabajo de las mujeres 10
• Trabajo Social 18
• Los niños y el Trabajo 21
• Organización Internacional del Trabajo 25
• Teoría del Valor Trabajo 27
• División del Trabajo 28
• Contrato de Trabajo 29
• Derecho del Trabajo 32
• Día del Trabajo 33
• Sindicato 35
• El trabajo y la desocupación 40
• El trabajo por cuenta propia 50
• Seguridad Social 56
• Gráficos 57
• El artículo 14 bis de La Constitución Nacional y el trabajo 59
• Definición de trabajo según la Ley de Contrato de Trabajo 64
BIBLIOGRAFÍA
• Enciclopedia Ilustrada Cumbre: Tomo IV, XII y XIII
• Enciclopedia Temática Guinness
• El gran libro del siglo (Clarín)
• La Argentina una historia para pensar. Cristina Rins y Felisa Winter
• Revista de la Sociedad Argentina de Derecho Laboral año V N° 4 y 5 − Abril y Mayo del 2000
• Ley de Contrato de Trabajo
• Ley de Contrato de Trabajo comentada López − Centeno − Madrid Ediciones Contabilidad Moderna
Tomo I
26
• Teoría General de la Subordinación Sergio Bachiller Editorial Abeledo − Perrot
• La Psicología Social en la Industria − J.A.C. Brown Editorial Fondo de Cultura Económica
−4−
27
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