Reflexiones del Instituto de las Mujeres del Distrito Federal para la

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Reflexiones del Instituto de las Mujeres del Distrito Federal para la Arquidiócesis
Primada de México
Agosto 2008
Pbro. Hugo Valdelamar Romero Ascensió
Presidente del Consejo Editorial
Semanario desde la Fe
Presente
El Instituto de las Mujeres del Distrito Federal, es el organismo de la administración pública del
Gobierno de la Ciudad de México responsable de garantizar el respeto, protección y acceso al
ejercicio pleno de los derechos humanos de las mujeres para eliminar la brecha de desigualdad en
las oportunidades y en el trato entre mujeres y hombres en la Ciudad de México. De conformidad
con lo establecido en el Artículo 16 fracción V, de la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre
de Violencia para el Distrito Federal, corresponde al Inmujeres DF: promover una imagen de las
mujeres libre de prejuicios y estereotipos, así como la eliminación de lenguaje sexista y/o misógino.
La violencia contra las mujeres es una violación a sus derechos humanos; está arraigada en las
relaciones de poder históricamente desiguales entre los hombres y las mujeres y la discriminación
sistémica contra la mujer difundida tanto en la esfera pública como en la privada. El contexto
general del que surge comprende las disparidades de poder manifestadas en el patriarcado, las
normas y prácticas socioculturales que perpetúan la discriminación por motivos de género y las
desigualdades económicas. Su alcance y su prevalencia reflejan el grado y la persistencia de la
discriminación por motivos de género a que se enfrentan las mujeres, que frecuentemente resulta
agravada por otros sistemas de dominación.
En el Distrito Federal, para garantizar el derecho a una vida libre de violencia para las mujeres
desde hace ya diez años, el Gobierno democrático de la Ciudad de México ha realizado diversas
acciones y programas, contamos con una Ley de Asistencia y Prevención de la Violencia Familiar y
con una Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia para el Distrito Federal en la
que se define a la violencia sexual en su Artículo 6 fracción V como “Toda acción u omisión que
amenaza, pone en riesgo o lesiona la libertad, seguridad,
integridad y desarrollo psicosexual de la mujer, como miradas o palabras lascivas, hostigamiento,
prácticas sexuales no voluntarias, acoso, violación, explotación sexual comercial, trata de personas
para la explotación sexual o el uso denigrante de la imagen de la mujer.
En cuanto a la violencia en la comunidad, el Artículo 7 fracción IV, nos explica que es aquella
cometida de forma individual o colectiva, que atenta contra la seguridad e integridad personal (de
las mujeres) y que puede ocurrir en el barrio, en espacios públicos o de uso común, de libre
tránsito o en inmuebles públicos propiciando su discriminación, marginación o exclusión social.
(Adjunto al presente me permito enviarle 15 ejemplares de la Ley de Acceso de las Mujeres a una
Vida libre de violencia para el D.F.)
El pasado 17 de agosto del presente año, la Arquidiócesis Primada de México a través del
sacerdote Sergio G. Román, emitió un comunicado en el que hace una serie de declaraciones que
consideramos lesionan el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia. Dichas
declaraciones hechas en el semanario “Desde la fe” constituyen discriminación contra las mujeres
e invisibilizan la responsabilidad de las personas agresoras que diariamente ejercen violencia
sexual en su contra, en virtud de que responsabilizar a las mujeres de la violencia sexual de la que
son víctimas a diario o justificar la violencia que ejercen los hombres contra las mujeres debido a
prejuicios y estereotipos de género, como lo es el que la vestimenta de las mujeres incita a los
hombres a agredirlas, perpetúa creencias que en lugar de impedir que las mujeres sean víctimas
de violencia sexual, fomentan, excusan o permiten que se siga ejerciendo.
En este mismo sentido, recomendar a las mujeres “no usar ropa provocativa para evitar ser blanco
de agresiones sexuales”, por una parte responsabiliza a las mujeres de ser las provocadoras de
dichas agresiones, pero por otra hace pensar en los hombres como seres con instintos sexuales
incontrolables que no pueden dominar, lo que en nuestra sociedad resulta sumamente delicado y
peligroso tanto para las mujeres como para los hombres que sin lugar a dudas, a pesar de las
justificaciones que encuentren para ejercer su violencia, enfrentarán las consecuencias legales
correspondientes a dichas conductas.
E l artículo mencionado del Canónigo metropolitano P. Sergio Román del Real sugiere a las
jóvenes que profesan la religión católica, “para evitar que su forma de vestir sea un pretexto para
ser intimidadas, violentadas y atacadas sexualmente” que para evitar ser blanco de agresiones
sexuales no deben usar “ropa provocativa”, que deben
cuidar sus “miradas y gestos”, que no deben permanecer “a solas con un hombre”, aunque éste
sea conocido, ni se deben admitir chistes ni pláticas “picantes”. Además recomienda que no se
deben permitir “familiaridades con el sexo masculino” y que se debe pedir ayuda cuando sospeche
de una “mala intención”.
En virtud de lo anterior, y al encontrar dichas sugerencias inadecuadas de acuerdo con la realidad
en la que actualmente viven las Mujeres de la Ciudad de México y en todo el País, nos permitimos
hacer llegar a usted las siguientes reflexiones y consideraciones en relación al comunicado a que
nos hemos referido:
En las conclusiones de la V Reunión del Consejo Episcopal Latinoamericano y del Caribe (CELAM)
celebrado el día 30 de mayo del pasado año de 2007 en Aparecida, Brasil, por primera ocasión la
Iglesia Católica reconoció la importancia de la participación de las mujeres en dicha institución y la
necesidad de implementar acciones desde la iglesia para frenar la violencia en su contra.
Siendo el CELAM un organismo de la Iglesia Católica en el que los pastores de las diferentes
diócesis analizan la vida de la Iglesia en sus territorios, para descubrir aspectos positivos y
negativos, identificar problemas comunes y deliberar, de común acuerdo, sobre las soluciones y
líneas de acción pastoral, es de suponerse que dichas líneas de acción deben aplicarse en
congruencia en los territorios por parte de las personas que integran y dirigen la Iglesia Católica y
que las conclusiones del Consejo deberán integrarse a las actividades de la misma en
consecuencia.
En el caso de México, un país con millones de personas que practican la fe cristiana en la iglesia
Católica, no se pueden ignorar las opiniones de la Iglesia porque estas afectan la vida de algunas
de las personas gobernadas, en el caso de la Ciudad de México, sobre todo el gobierno
democrático del Distrito Federal considera que las personas gobernadas deben acceder al pleno
ejercicio de sus derechos independientemente de sus creencias religiosas y en concordancia con
la legislación nacional, internacional y local en materia de derechos humanos que nos rige.
En el Distrito Federal, no fue sino hasta el año de 1996 en que se creó la Ley de Asistencia y
Prevención de la Violencia Familiar ya antes mencionada, a pesar de que la Convención sobre la
eliminación de todas las formas de discriminación contra la Mujer (CEDAW), fue ratificada por
nuestro país en el año de 1981, en el año de 1998, nuestro país también suscribió la Convención
Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Convención de
Belem Do Pará), los avances a favor de las mujeres tanto en la legislación como en las políticas
públicas a favor de las mujeres, se han enfrentado a diversos obstáculos y resistencias que les
impiden el pleno goce y ejercicio de sus derechos humanos.
En ese sentido, la conclusión 2.1.1. del V CELAM, Situación Sociocultural , urge a tomar
conciencia en Latinoamérica y el Caribe “de la situación precaria que afecta la dignidad de muchas
mujeres. Algunas, desde niñas y adolescentes, son sometidas a múltiples formas de violencia
dentro y fuera de casa: tráfico, violación, servidumbre y acoso sexual; desigualdades en la esfera
del trabajo, de la política y de la economía; explotación publicitaria por parte de muchos medios de
comunicación social, que las tratan como objeto de lucro”.
Si bien dichas conclusión parecieran motivo de reconocimiento y sobre todo de júbilo entre las
mujeres católicas que tantas veces han tratado de visibilizar estos temas y su participación ante la
iglesia, al igual que los derechos en los gobiernos, de nada sirven si se quedan solamente escritas
en un papel y la aparición de un artículo de la iglesia como el que se comenta contradice que dicha
conclusión se traduzca en acciones a favor de las mujeres de la comunidad a la que va dirigida.
Como hemos visto, el reconocimiento de la violencia contra las mujeres ha significado el primer
paso para la construcción del cambio que favorece su avance en todas las instituciones,
estructuras, países, organizaciones, en las que participan y debido a su condición de género son
discriminadas y violentadas. A pesar de dicho reconocimiento, el ejercicio pleno de sus derechos
encuentra obstáculos y resistencias que aunado a las creencias y a la cultura de subordinación de
las mujeres impiden la igualdad de condiciones y de oportunidades respecto a los hombres.
Dichas instituciones como las familias, la iglesia, la escuela, entre otras, han legitimado la violencia
contra las mujeres y la normalizan (es decir la toleran, la consideran normal) debido a que desde la
infancia se subordina a las mujeres respecto de los hombres bajo creencias de superioridad de
éstos, lo que en nuestra cultura a base del proceso de socialización ha invisibilizado la violencia de
la que son víctimas las mujeres y la falta de derechos y de oportunidades que impide o limita su
desarrollo y su autonomía.
El CELAM de Aparecida hace un llamado a visibilizar la violencia contra las mujeres en su
conclusión 454: “…urge escuchar el clamor, tantas veces silenciado de las mujeres que son
sometidas a muchas formas de exclusión y de violencia en todas sus formas y en todas las etapas
de sus vidas. Entre ellas las mujeres pobres, indígenas y afroamericanas han sufrido una doble
marginación. Urge que todas las mujeres puedan participar plenamente en la vida eclesial, familiar,
cultural, social y económica, creando espacios y estructuras que favorezcan una mayor inclusión”
Asimismo, la conclusión 9.5 de la CELAM relativa a La dignidad y participación de las mujeres
resalta la igual dignidad entre mujeres y hombres e invita a vivir una comunidad de iguales en la
diferencia. “En una época de marcado machismo, la práctica de Jesús fue decisiva para significar
la dignidad de la mujer y su valor indiscutible…” además dicha conclusión en su apartado 453
lamenta que innumerables mujeres de toda condición no sean valoradas en su dignidad y que no
se valore ni se promueva adecuadamente su indispensable participación en la construcción de una
vida social más humana.
Las conclusiones del CELAM incluso hacen una invitación en su apartado 233 relativo a Familia,
personas y vida a la Iglesia Católica a acompañar asociaciones femeninas que luchan por superar
situaciones difíciles de vulnerabilidad y exclusión (458 inciso c), a promover el diálogo con
autoridades para la elaboración de programas, leyes y políticas públicas que permitan armonizar la
vida laboral de la mujer con sus “deberes de madre de familia”.
Creemos firmemente que para las mujeres católicas de la Ciudad de México el reconocimiento de
Iglesia Católica de esta dignidad, participación e igualdad de las mujeres a que se refieren las
conclusiones del CELAM significará un gran avance a favor de sus derechos y de su participación
en los espacios de la propia comunidad católica a la que van dirigidos.
Las políticas públicas y acciones que se llevan a cabo desde el Inmujeres DF para cumplir los
objetivos y la misión del mismo, y contribuir en la disminución de la brecha de desigualdad entre
mujeres y hombres consisten a grandes rasgos en la orientación para el ejercicio de los derechos
de las mujeres mediante talleres, pláticas, video debates y grupos de reflexión que abordan temas
relativos a la salud sexual y reproductiva, al bienestar físico emocional, derechos económicos de
las mujeres, equidad, diversidad y democracia en las familias, entre otros, se promueve el acceso a
procesos organizativos para la participación política y ciudadana de las mujeres a través de cursos
para la formación de Promotoras de los Derechos Humanos de las Mujeres.
El Inmujeres-DF es también el órgano rector y normativo de la Política de Igualdad sustantiva en la
institucionalización de la perspectiva de género en todas las acciones del Gobierno de la Ciudad de
México, mediante la observancia y evaluación de la aplicación de la Ley de Igualdad Sustantiva
entre Mujeres y Hombres en el Distrito Federal, la coordinación interinstitucional para la
incorporación de la perspectiva de género en las políticas públicas , el rediseño de las estructuras y
procedimientos organizativos y administrativos, el seguimiento y evaluación de la aplicación de los
recursos públicos destinados a la Igualdad de Género en cada una de las dependencias y la
capacitación a funcionarias y funcionarios en la perspectiva de género y en temas relacionados con
los derechos humanos de las mujeres para lograr la transversalidad de la perspectiva de género en
todas las dependencias de gobierno.
Especialmente para la promoción y el respecto del derecho de las mujeres a una vida libre de
violencia, El Inmujeres DF atiende a las mujeres víctimas de todo tipo de violencia (psicoemocional,
física, patrimonial, económica, sexual, contra los derechos reproductivos, feminicida) y de cualquier
modalidad (familiar, laboral, docente, en la comunidad e institucional), mediante la coordinación y
vigilancia de la participación interinstitucional para la implementación de la Ley de
Acceso a una vida libre de violencia para las Mujeres en el D.F., la promoción de la Ley de Acceso
de las Mujeres a una vida libre de violencia para el Distrito Federal y de las diferentes actividades
que las dependencias del GDF realizan, capacitación a funcionarias y funcionarios públicos para la
aplicación de la ley, asesorías legales, psicológicas y canalización a servicios de otras
dependencias acompañamiento gratuito de abogadas a mujeres víctimas de violencia desde el
inicio de la denuncia hasta la integración de la averiguación previa, cursos para la detección y
prevención oportuna de la violencia en el noviazgo, en la pareja y la familia, explotación sexual
comercial infantil, abuso sexual, entre otros.
Dentro las actividades y programas que durante la presente administración realiza el Inmujeres DF
destaca el Programa de atención Viajemos Seguras en el sistema de transporte público de la
Ciudad de México, que atiende a las mujeres víctimas de abuso sexual en el transporte público de
la Ciudad y desarrolla una cultura de prevención mediante acciones de protección, asesoría y
acompañamiento jurídico a las mujeres víctimas de abuso sexual a través de los Módulos de
Atención del Programa Viajemos Seguras en el sistema de transporte colectivo metro.
Dicho programa se estableció tras haber realizado mesas interinstitucionales de trabajo y diversos
estudios para la elaboración de la política pública, tomando en cuenta que la Ciudad de México
ocupa, según la ENDIREH 2006, el primer lugar en violencia comunitaria (espacios públicos, calle,
transporte público y/o privado, fiestas) . Cerca de un millón de mujeres declaró haber sufrido uno o
más tipos de violencia comunitaria. En todas las edades, la violencia en los espacios públicos es
superior a la privada . Las mujeres solteras, las más violentadas (77.3%) y de ellas, el 41% tiene
entre 15 a 24 años.
• De cada 100 mujeres, 65 de ellas (1,660,207 mujeres) sufren violencia en el ámbito público,
mientras que en el ámbito privado es de 48 por cada 100 mujeres.
• La información que arroja el reporte de averiguaciones previas presentadas del 23 de noviembre
de 2007 al 4 de enero de 2008, de la PGJ por el delito de violación muestra que :
• De 127 averiguaciones previas por el delito de violación, 56 (49.09%) corresponden a violaciones
en el ámbito comunitario : calle, lugares públicos, espacios de convivencia, (fiestas) y transporte
público (taxis)
• 12 de estas corresponden a violaciones cometidas por conductores de taxi o en complicidad con
otros sujetos; son mujeres todas las víctimas y las edades van de los 16 a los 32 años, con mayor
prevalencia entre los 27 y los 32 años.
• 44 corresponden a violaciones cometidas por sujetos que violaron a en la calle , lugares públicos
y espacios de convivencia. El 99.3% son mujeres y 3 casos fueron de hombres. Los rangos de
edad sobresalientes son de 14 y los 17 años, seguido de entre los 31 y los 46 años.
Actualmente, la aplicación del Programa Viajemos Seguras del GDF, significa un avance en el
conocimiento de los derechos y para el acceso a la justicia de las mujeres, desde el 23 de enero
del presente año al día de hoy se tiene el informe de un total de 151 casos atendidos en los 5
módulos “Viajemos Seguras” de las estaciones del Metro, de los cuales 137 son mujeres y 11
hombres, el rango de edades de las víctimas oscila de entre los 11 y los 50 años, mientras que el
de los agresores es de 16 a 72 años, de estos casos, han sido atendidas por las fiscalías
especializadas para delitos sexuales 92 personas, ha habido un total de 118 denuncias por abuso
sexual, de las cuales 46 han sido consignadas, mientras que 28 han sido remitidas al los juzgados
cívicos.
Sin embargo, estos esfuerzos aún no son suficientes, en la Ciudad de México a pesar de ser la
única que cuenta con tres instrumentos jurídicos de protección de los derechos humanos como lo
son la Ley de Igualdad Sustantiva entre Mujeres y Hombres para el Distrito Federal, la Ley contra
la Discriminación para el Distrito Federal y la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida libre de
Violencia del Distrito Federal, para las mujeres el desconocimiento de sus derechos, la mala
información respecto a los mismos y las resistencias de algunas instituciones socializadoras para
reconocer sus derechos son obstáculos para acceder a ellos.
Consideramos que la recomendación que hace la Arquidiócesis Primada de México a través del
artículo en comento dista de las conclusiones del CELAM respecto a frenar la violencia contra las
mujeres y contraría la legislación local sobre todo la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre
de Violencia para el Distrito Federal, la legislación nacional e internacional como las Convenciones
para la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra las Mujeres (CEDAW) y la
Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujer (Convención
Belém do Pará) que México ha suscrito para la protección, atención, y acceso a la justicia de las
mujeres que viven violencia en su contra.
Si bien el sacerdote Sergio G. Román menciona en su artículo que dichas recomendaciones las
hace para evitar las agresiones sexuales, creemos que hubiera sido más útil para prevenir estos
actos que la Iglesia Católica hiciera un llamado a los hombres a que se abstengan de ejercer
violencia de todo tipo contra las mujeres, a que se abstengan de emitir miradas y palabras lascivas
en su contra en las calles y espacios públicos, a que se abstengan de golpearlas y de insultarlas o
inferirles violencia psicológica que las denigra y merma su autoestima, a que se conviertan en
aliados de las mujeres para poner freno a la violencia contra las mujeres en congruencia con las
conclusiones del CELAM en Aparecida, considerando que el trato y el respeto que les da a las
mujeres en los espacios privados y públicos se socializa y se normaliza por lo que es más probable
que con estos cambios en su conducta, sus propias madres, sus hermanas, sus esposas, sus
amigas, sus compañeras, en fin, las mujeres de sus vidas se vean beneficiadas con un trato digno,
bajo una cultura de igualdad, no discriminación y respeto a sus derechos humanos.
Por lo anterior, de manera respetuosa, defensoras del estado laico y de los derechos de las
mujeres -en especial el derecho a vivir una vida libre de violencia- quedamos a sus órdenes para
hacer un intercambio de opiniones respecto a las reflexiones y consideraciones contenidas en el
presente, en el momento y lugar que usted nos indique a efecto de sumar esfuerzos a favor de las
mujeres de la Ciudad de México.
Sin más por el momento quedo de usted,
Atentamente
Lic. Martha Lucía Mícher Camarena
Directora General
Instituto de las Mujeres del Distrito Federal
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