DE LA AUTARKEIA POLÍTICA DE PERICLES A LA AUTARKEIA PERRUNA DE DIÓGENES Sebastián Arévalo Tapia∗ RESUMEN El presente artículo se esfuerza por abordar la transición que habría experimentado en la Grecia antigua la significación de autarkeia, desde una comprensión más bien política a una centrada en el individuo, proceso que es el resultado de la disolución del eje polis-individuo con la consecuente vuelta de éste hacia sí mismo. Para ello se comienza analizando la concepción de autosuficiencia política presentada por Pericles, culminando con la visión cínica reflejada en la autarkeia perruna practicada por Diógenes de Sinope. Descriptores: Autosuficiencia política– autosuficiencia individual– vínculo polis-individuo– libertad política– libertad interior Licenciado en Filosofía, Licenciado en Educación, Universidad de Valparaíso. E-mail: [email protected] ∗ PARALAJE Nº9 /DOSSIER Sebastián Arévalo Tapia INTRODUCCIÓN El historiador griego Tucídides es probablemente uno de los primeros escritores de la antigüedad clásica en legar antecedentes a la posteridad acerca de uno de los conceptos más relevantes en lo que se refiere a la vida política de Grecia en torno a los siglos V y IV ac., el que por otra parte, en el periodo helenístico gracias a la amplitud alcanzada allí, se transformaría en un verdadero instrumento de ruptura del vínculo polis-individuo, siendo de tal forma utilizado por las escuelas filosóficas incipientes de la época, como lo eran las conformadas por cínicos, estoicos y epicúreos con el intento de plantear sus propios ideales individuales; dicho concepto al cual nos referimos es el de autarkeia o autosuficiencia, tanto política como individual. Tal ideal en la dimensión política nos advierte cuan espiritualmente independiente se mostraba la polis, y dentro de ella sobre todo la ateniense, en su estructura interna de un modo tal que debía, en palabras del propio Pericles, ser el norte a seguir en los tiempos venideros por la polis democrática. Es de esta forma que el discurso que tuvo lugar en los ritos fúnebres realizados en el cementerio del Cerámico hacia el año 431 antes de Cristo rezaría lo siguiente: “Comenzaré por los antepasados, lo primero; pues es justo y al mismo tiempo conveniente que en estos momentos se les conceda a ellos esta honra de su recuerdo. Pues habitaron siempre en este país en la sucesión de las generaciones hasta hoy, y libre nos lo entregaron gracias a su valor. Dignos son de elogio aquellos, y muchos más lo son nuestros propios padres, pues adquiriendo no sin esfuerzo, además de lo que recibieron, cuanto imperio tenemos, nos lo dejaron a nosotros, lo de hoy en día. Y nosotros, los mismos que aún vivimos y estamos en plena edad madura, en su mayor parte lo hemos engrandecido, y hemos convertido nuestra ciudad en la más autosuficiente, tanto en lo referente en la guerra como en la paz.”1 Es precisamente, gracias a esta autosuficiencia política que Atenas pudo, en el transcurso de muchos años, conformar un ideal de democracia enlazando fuertemente al individuo con la polis, lo que daría paso a una verdadera unión entre la dimensión política y la ética con lo que se aseguraba finalmente el sustento a un principio originariamente griego que era el de vivir bien dentro de una comunidad política, tal y como sería formulado más tarde por Aristóteles. Éste vería a su vez en el ideal de autarkeia una característica fundamental de la polis, en tanto que en ella lograba cristalizarse el desarrollo más elevado de toda civilización: “La comunidad perfecta de varias aldeas es la ciudad, que tiene ya, por así decirlo, el nivel más alto de autosuficiencia, que nació a causa de las necesidades de la vida, pero subsiste para el vivir bien. De aquí que toda ciudad es por naturaleza, si también lo son las comunidades primeras. La ciudad es el 1 TUCÍDIDES, HGP, II:36. 88 PARALAJE Nº9 /DOSSIER Sebastián Arévalo Tapia fin de aquellas, y la naturaleza es fin. En efecto, lo que cada cosa es, una vez cumplido su desarrollo, decimos que es su naturaleza, así de un hombre, de un caballo o de una casa. Además, aquello por lo que existe algo y su fin es lo mejor, y a autosuficiencia es, a la vez, un fin y lo mejor.”2 Sin embargo, y pese a la importancia del ideal político de autarkeia, el concepto pudo ampliar el alcance de su significación de una manera divergente al pasar por el tamiz de un lenguaje filosófico particular. En efecto, ya había comenzado a suscitarse una nueva forma del ideal de autarekeia pero esta vez constituida por un trasfondo ético-individual, cuya documentación, en lo que atañe a sus aspectos cronológicos, puede ser rastreada paralelamente al ideal político (lo que no quiere decir por supuesto que su proveniencia pueda ser aun más antigua), a saber, en varios de los fragmentos éticos atribuidos al filósofo tracio Demócrito, y además, en ciertas referencias bastante matizadas que podemos hallar en los diálogos de Platón que son presumiblemente socráticas, y por último, más cercano a lo que sería la concepción cínica del término, en el polígrafo Jenofonte con claros ecos que provendrían del pensamiento socrático3. Es necesario para nuestra investigación indagar con un mayor detalle y profundidad acerca de cuáles eran, por una parte, las condiciones de posibilidad para que el eje polisindividuo pudiese subsistir y llevar a cabo esta autosuficiencia política que para Aristóteles constituye el grado sumo de civilización que puede alcanzar la polis y, por otra parte, dar a conocer cómo es que comienza a manifestarse un ideal de vida individual en el que será posible reencontrar conceptos tales como los de libertad y felicidad ya anteriormente minados con la caída de la polis4, ahora, en el interior del hombre. LA AUTARKEIA DE LA POLIS BASE FUNDANTE PARA EL VÍNCULO POLIS-INDIVIDUO En un significativo pasaje de la República de Platón el filósofo ateniense nos presenta la primera aproximación a aquello que hemos denominado como el vínculo polis-individuo que constituye las bases fundamentales para la conformación de la ciudad-estado: “En tal caso, cuando un hombre se asocia con otro por una necesidad, con otro por otra necesidad, habiendo necesidad de muchas cosas, llegan a congregarse 2 ARISTÓTELES, Política, 1252b 8. Es importante dar cuenta a la vez que este concepto pudo, a pesar de las dificultades de la época, pervivir por varios siglos tanto como para haber influido a los pensadores del periodo helenístico, de los que ya hemos hecho mención, como también a los más eximios representantes de la filosofía romana como fueron Epitecto, Marco Aurelio y Seneca, siendo parte incluso de referencias neoplatónicas y bíblicas más tardías como la siguiente: “No es que esté hablando respecto a estar en necesidad, porque he aprendido, en cualesquier circunstancias que esté, a bastarme con lo que tengo.” (Filipenses 4:11). 4 Las investigaciones actuales de este fenómeno de individuación son contrarias a creer, y con toda razón, que éste comenzaría con la caída de la democracia. Es por eso que no nos comprometemos con la afirmación que hacemos de manera taxativa, sino más bien sólo como dato cronológico referencial de mayor entendimiento para el lector, ya más adelante podremos ver las importantes tesis extraídas de dichas investigaciones. 3 89 PARALAJE Nº9 /DOSSIER Sebastián Arévalo Tapia en una sola morada muchos hombres para asociarse y auxiliarse. ¿No daremos a este alojamiento común (sinoikía) el nombre de Estado?”5 El concepto clave en este pasaje es el concepto griego de “juntarse con otros”, o mejor aún, “la vida en la cual se acepta asociarse con otros” (sinoikía, sinoikismos). Ello se vuelve crucial para la democracia puesto que representa la condición material en la que se unieron los pueblos y las pequeñas aldeas griegas de la antigua Hélade en grandes unidades políticas como una sola ciudad6. Este pasaje junto a la anterior formulación de Aristóteles que ya hemos citado revela que este grado de unidad política es el estadio de máximo desarrollo al que puede aspirar una ciudad-comunidad, y que por tanto, cualquier otra forma de comunidad, ya sea aldea o etnia es inferior a la de la polis. Ahora bien, este proceso político se mantuvo siempre en pugna con fuerzas opuestas que pueden ofrecernos alguna luz con respecto al desarrollo histórico de la concepción de autarkeia, porque, como ya hemos mencionado, la importancia del concepto radica precisamente en que puede ser formulado tanto en la dimensión política como en un trasfondo que nos hemos atrevido a llamar ético-individual. Esta última dimensión la podemos ver representada en total contrapunto a los pasajes anteriores ya que fue utilizada recurrentemente en periodos en que tales fuerzas individualistas emergían de forma impetuosa. El pasaje en cuestión se encuentra en la Odisea de Homero y expresa lo siguiente: “Desde allí, con dolor en el alma, seguimos bogando Hasta dar en la tierra que habitan los fieros ciclopes, unos seres sin ley. Confiando en los dioses eternos, nada siembran ni plantan, no labran los campos, mas todo viene allí a germinar sin labor ni simienza: los trigos, las cebadas, las vides que dan un licor generoso de sus gajos, nutridos sólo por lluvias de Zeus. Los ciclopes no tratan en juntas ni saben de normas de justicia; las cumbres habitan de excelsas montañas, de sus cuevas haciendo mansión; cada cual de ley a su esposa y sus hijos sin más y no piensa en los otros.”7 5 PLATÓN, República, II 369 c. Tucídides explica de la siguiente manera este proceso político: “Desde las épocas más remotas les había ocurrido a los atenienses más que a ningún otro pueblo lo siguiente: en tiempos de Cécrope y de los demás reyes hasta Teseo, el Ática estuvo habitada siempre en comunidades que poseían sus Pritaneos y sus magistrados; y cuando no tenían ningún motivo de temor, ni siquiera acudían a presencia del Rey para despachar con él, sino que cada comunidad se gobernaba y regía por sí sola. Algunas incluso declararon la guerra a sus reyes; por ejemplo, los eleusinos bajo las órdenes de Eumolpo, contra el rey Erecteo. Pero una vez que Teseo subió al trono, hombre que era además de inteligente, poderoso, reorganizó el territorio en otros aspectos, disolvió los consejos y las magistraturas de las demás ciudades y los refundió todos en lo que es la actual ciudad, designó un solo Consejo y Pritaneo y obligó a que, aunque cada uno continuara habitando como antes su territorio, tuvieran todos a esta como una única capital; la cual, merced a la contribución de todos, se transformó en una gran ciudad, y así fue entregada por Teseo a sus descendientes”. (HGP II, 15). 7 HOMERO, Odisea, IX 105. 6 90 PARALAJE Nº9 /DOSSIER Sebastián Arévalo Tapia Si bien esta oposición entre lo político y lo individual es manifiesta y se convierte en un elemento heurístico en nuestro análisis es necesario antes que nada ofrecer una mayor explicación con respecto a la autarkeia política ya que aun debemos dirimir en torno a sus aspectos fundamentales. De este modo podemos preguntarnos ¿cuál es el sentido concreto que yace tras esta noción de autosuficiencia política? Ante la presente interrogante podemos extraer dos consecuencias del pasaje anteriormente citado de Aristóteles: A) Una que es previa, y que se puede definir por su nivel de recursos materiales, es decir, que es fundamentalmente económica puesto que surge a causa de las necesidades de la vida, y que por lo tanto tiende a convertir a cierta comunidad, haciendo uso de la doctrina de la potencia y acto aristotélica, de ser potencialmente una polis, a ser una polis en acto. B) Una que apunta a una causa final, ya que es en ella donde la polis alcanza su plena naturaleza y que persigue en tanto una relación entre lo ético y lo político como un ideal de unidad más trascendental que el mero aspecto económico. El punto (A) es confirmado por Aristóteles en la Política, en la cual intenta definir los límites territoriales de la ciudad ideal: Respecto a las cualidades, es evidente que todos harían elogios del más autosuficiente y necesariamente será tal el que produzca de todo, pues autosuficiente es tener de todo y no carecer de nada.”8 Este significado de independencia económica es el significado más propio que tiene el término aunque como veremos no es el único. Esto resulta previsible ya que nuestro concepto va abriendo su significación hacia cierta formulación religiosa que poco a poco va estableciéndose como un ideal ético que ya intentaremos explicar. Pero antes nos queda aclarar brevemente la proveniencia de esta autarkeia económica que apunta a un sentido originario. Es precisamente Aristóteles quien describe este proceso entregando información sobre aquellas comunidades más primitivas que no están basadas en la actividad económica de la agricultura y, que luego, pasan a un sistema de economía agraria: “Cuentan que este Ítalo hizo pasar a los enotrios de la vida nómada a la agrícola y, entre otras leyes que les dio, estableció por primera vez las comidas en común”9. El concepto de comidas en común era, como su nombre lo dice, la alimentación de hombres, mujeres y niños del erario público10. En efecto, que este concepto haya pasado a ser una ley marca el comienzo de una sociedad basada en la actividad económica de la agricultura y, con ello, a la noción de autoabastecimiento de las necesidades de sustento 8 op. cit. VII, 1326 b 20. op. cit. VII, 1329b 10. 10 En la economía griega se consideraba a esta actividad económica, como lo es a agricultura, asociada a cierto valor ético, es decir, como digna del hombre de bien, de ahí que el terrateniente sea libre y con la capacidad de bastarse a sí mismo. Por otra parte, el comercio y la artesanía serían actividades fundamentalmente realizadas por extranjeros y esclavos. 9 91 PARALAJE Nº9 /DOSSIER Sebastián Arévalo Tapia alimenticio. No obstante, existen antecedentes todavía más antiguos que pueden ser rastreados específicamente en el Epos de Hesíodo, y que contienen un claro tenor de enseñanza moral. Hesíodo establece como rasgo esencial de la excelencia humana, el valor de trabajo, relacionando de esta forma el trabajo agrícola y su esfuerzo diario constante con lo divino: “El que añade a lo que tiene evitará la quemazón del hambre; lo que hay dentro de casa no inquieta al hombre; es mejor tener dentro de casa; pues lo de fuera es dañino. Bueno es coger de lo que se tiene y un tormento para el alma necesitar de lo que no se tiene. Te recomiendo que medites estas advertencias.”11 La autarkeia en esta forma aún prefigurada nos ofrece información acerca de que el oikos griego, o la gestión de la propiedad familiar, dependen del ergazomai, o el trabajo agrícola, mediante el cual el campesino encuentra los recursos necesarios para poder autoabastecerse él y su familia. Investigadores que han profundizado en la historia social de Grecia tales como Glotz, Pierre Vidal-Naquet12 y Jean-Pierre Vernant13 señalan que, efectivamente, en el periodo más antiguo de Grecia, a saber, el periodo homérico, se muestra de forma clara el paso de un sistema económico que fue en su primera etapa esencialmente familiar, a uno que comprende los límites de toda la ciudad. Es de este modo como la autosuficiencia política tuvo lugar sólo con la autosuficiencia económica; según Glotz, al principio la economía es, por la misma etimología de la palabra, la dirección de la casa: “La familia trata de ser autosuficiente, hacer su autonomía completa de la autarkeia, los bosques y praderas están abiertas para todos, pero la familia debe tener tierras propias, aquellos que moran en la misma casa y comen en la misma junta poseen un patrimonio colectivo. La propiedad de todo pertenece a todos, y por consiguiente a nadie”14. Este ideal de autosuficiencia económica, sin embargo, no pudo concretar un estadio de independencia local ya que todas las condiciones socioeconómicas de la época están basadas, en el marco de su éxito económico, bajo condiciones de interdependencia de las 11 HESÍODO, Trabajos y días 363-368. Los historiadores sociales de la Grecia antigua como Michel Austin y Pierre Vidal-Naquet [Economía y Sociedad en la Antigua Grecia, edit. Paidós] nos dicen que este nivel de autarkeia campesina es propia del hombre libre en la época clásica [no así en los tiempos homéricos donde Ulises no se siente rebajado de ponerse manos a la obra puesto que así preserva su autarkeia], puesto que, aludiendo a una cita de Aristóteles en la Retórica (1367 a 32), la condición de hombre libre es que aquel no vive bajo la sujeción de otro, cuestión que corresponde al trabajo agrícola y a quien es poseedor de cierto trozo de tierra que puede ser cultivado libremente. 13 VERNANT Jean-Pierre, Mito y Pensamiento en la Antigua Grecia, edit. Ariel, España, p. 262. 14 GLOTZ, Ancient Greek at Work; an Economic History of Greece, Barnes & Noble, inc. New York, 1965, p. 8. 12 92 PARALAJE Nº9 /DOSSIER Sebastián Arévalo Tapia ciudades, es decir, debían poseer leyes de expansión y no de contracción15. Es por consiguiente que, las ciudades-estado al no tener recursos suficientes para adquirir el nivel más alto de autarkeia (tales como; oro, plata, madera, mármol, etc.) tendieron a pretender dicho ideal más que efectivamente llevarlo a cabo, tal como se puede ver en el caso de los principales teóricos políticos de la época como eran Platón y Aristóteles. Ahora bien, en lo que concierne a nuestro punto (B) existen dos aspectos que son indudablemente importantes a considerar ya que de ellos depende en gran medida que la polis haya podido mantener los parámetros de independencia y autonomía que fundamentan los dichos ya citados de Pericles, y que se manifiestan como el lazo espiritual que otorga la unidad a la polis. Estos dos aspectos a los que nos referimos son los de libertad y religión. Tenemos la convicción de que estos aspectos pueden ser explicados de forma muy general por medio de la relación que se presenta entre la polis y el individuo. Así que es necesario de forma prioritaria preguntarnos: ¿Qué clase de vínculo es éste que acontece entre la polis y el individuo? La relación que existe entre la polis y el individuo es comprensible para nosotros, a pesar de los muchos factores involucrados en este proceso, teniendo en consideración que la polis era, para los griegos de la antigüedad, la única fuente de normas morales siendo prácticamente imposible, por esta razón, constituir una moral fuera de esta. La razón principal de esta función moralizante estriba expresamente en la adopción de una serie de conceptos religiosos heredados de la tradición cultural (cuestión que ha sido denominada por los especialistas contemporáneos conglomerado heredado16) y que en su mutua complementariedad conforman el orden social imperante, a través del cual fueron capaces de regirse las polis griegas. Es debido a está razón que los ciudadanos son conscientes que la idea de la polis es la que promueve, gracias a las manifestaciones originadas ya en el Epos y en ciertas vertientes religiosas, el desarrollo de los conceptos de justicia y de ley los cuales configuran en sí mismos la noción de libertad que asumirían los griegos de la antigüedad. En efecto, en un análisis de este concepto se puede ver con gran claridad que la concepción de libertad se define como libertad política tomando en consideración su relación con la democracia (no olvidemos que tanto Platón como Aristóteles piensan que el fundamento de la democracia es la libertad)17 siendo esencial para establecer la igualdad ante la ley (isonomía) y la igualdad de voz (isegoría), conceptos que contribuyen a ser los aspectos formativos del espíritu de libertad inherentes al hombre griego, ya que aseguran la igualdad en los asuntos públicos y, más importante aún, constituyen un verdadero nervio 15 WHEELER Marcus, Self-Sufficient and the Greek City, Journal of the History of Ideas, vol. 16, n.3 (jun. 1955), p. 416-420, University of Pennsylvania. 16 El concepto es acuñado por Gilbert Murray y más tarde comentado por E. R. Dodds en Los griegos y lo Irracional, Revista de Occidente, Madrid, 1960, p. 168. 17 ARISTÓTELES, Política 1317 a 20; PLATÓN, República VIII 557 b 3. 93 PARALAJE Nº9 /DOSSIER Sebastián Arévalo Tapia espiritual expresado mediante un sentimiento consustancial, a saber, el hombre griego no es esclavo de ningún otro hombre, puesto que sólo obedece a la ley. El caso de Sócrates encerrado en la prisión días antes de la ejecución por medio de la cicuta es un antecedente notable del sentimiento consciente y del estrecho vínculo que había entre él y la polis. Sócrates, al rechazar la proposición de Critón –quien lo intenta disuadir para que escape– rechaza fundamentalmente quebrantar el vínculo que lo ataba a la polis llegando, de este modo, a un argumento imposible de refutar, y es que no era lícito escapar y traicionar a la ciudad y las leyes que lo habían engendrado y que por lo demás siempre había respetado18. No obstante, aún nos es difícil comprender dicho razonamiento. Por este motivo, será preciso dilucidar más a fondo el “cómo” es entendido el concepto de libertad en la Grecia antigua. Ya la vertiginosa situación del contexto político en la época de Sócrates, era de un regreso a la democracia luego de la caída de los treinta tiranos, sin embargo, es una época de una compleja transición. Pero anteriormente a esto en la época de máximo esplendor de la democracia ateniense, marcada por la victoria contra los Persas y particularmente por las buenas condiciones sociales y económicas, fruto de la ascensión al poder de Pericles (quien había llevado a Atenas por el camino de la integración de las clases sociales pero sin propugnar un igualitarismo radical) y del establecimiento de la liga de Delos, los primeros legisladores ya conscientes de este predominio democrático pudieron intuir que la diferencia sustancial de los griegos sobre otros pueblos, se expresaba en sus creaciones espirituales, como su idioma, su poesía, su arte, y el culto a las grandes divinidades. Es por este motivo que los legisladores de aquella época no llegan a concebir después de mucho tiempo una unidad Panhelénica (si bien se comienza a difundir tal idea alrededor del siglo V ésta no llega a ser efectiva hasta mucho después)19, porque a sus ojos la gran superioridad griega se expresaba en la unidad política que precisamente había podido conformar la polis. En el caso del mundo bárbaro éste estaba formado por monarquías monstruosas, masas que son totalmente inorgánicas; sólo el mundo griego respondía a la definición del hombre, que es, en plenitud del término un ser político. Es por esta razón que se puede comprender que una de las características fundamentales de las ciudades griegas haya sido su aislamiento, aunque de forma relativa, puesto que las polis poseían la facultad de ser abiertas en el plano económico, y este hecho repercute en la autonomía de la polis en todos sus ámbitos, y hasta en el más esencial de todos: hacer que esta libertad sea el derrotero de sus ciudadanos. Sin embargo, es necesario a la vez tener en cuenta que el antiguo concepto de libertad o eleutheros que conocían los griegos era un concepto muy distinto al que conocemos nosotros hoy –dependientes de la concepción de mundo 18 PLATÓN, Critón 50 a ss. Ya en la Ilíada, II 530, Homero usa el concepto: “Ayante… era pequeño y tenía coraza de lino, pero descollaba con la pica sobre panhelenos y aqueos.” 19 94 PARALAJE Nº9 /DOSSIER Sebastián Arévalo Tapia (Weltanschauung) transmitida por el cristianismo– ya que su proveniencia deriva de una raíz muy distinta, puesto que es un concepto positivo del derecho político y supone fundamentalmente el concepto de esclavitud (doulos) entendido como una institución ya consolidadas decir, que el ciudadano libre es aquel que no es esclavo, o mejor dicho, aquel que es nacido en libertad. Un punto también muy relevante, relacionado íntimamente con la concepción antigua de libertad política es el aspecto religioso. No debemos olvidar que la vida griega desde el alba hasta el ocaso está atravesada por formas religiosas, es decir, que dicho término contiene en sí mismo un carácter eminentemente multifacético dentro del cual es la religión legalista de Apolo la que converge en la idea de estado. En efecto, ideas como las de ley y justicia que dan forma al concepto de “libertad política”, como es entendida en un primer momento en la antigüedad, emanan fundamentalmente del aspecto religioso y suponen el origen del vínculo entre estado y religión. Así lo percibe Glotz al tratar de pesquisar el origen del concepto de ley20 en Grecia: “Por una parte, la vieja themis del genos se introdujo en la dike de la ciudad, transformando los themistas más augustos en lo que se llama los thesmoi. Esta es la palabra más antigua que designa las reglas fundamentales del derecho público. Esas reglas son de una naturaleza esencialmente religiosa. Todavía no separan lo temporal de lo espiritual. Eran prescripciones rituales y disposiciones legislativas, al mismo tiempo, y no se diferencian en nada cuando tratan de la propiedad, el matrimonio, de la sucesión, de los crímenes y delitos, de las relaciones políticas o cuando establecen los ritos de sacrificios, los honores debidos a los muertos, las formulas de las oraciones o los juramentos ¿De dónde vienen? Nadie lo sabe, o más bien se ignora la fecha de su origen pero no hay duda de que fueron establecidas (thesmos [ley, estatuto] = pithemí [establecer, consagrar]) para la eternidad por los dioses.”21 En consiguiente este aspecto se convierte en la prima facie de la relación individuopolis, porque el movimiento religioso fue capaz de armonizar a la perfección con los esfuerzos estadistas de hacer posible un orden social estable. Conviene señalar además que existen otros dos puntos importantes que, como los anteriores forman una dicotomía en el aspecto religioso, ya que marcan la contraparte entre los dos periodos (el primero que se concentra en el vínculo polis-individuo y el segundo que tiende a la definitiva disolución de aquel vínculo, constituyéndose como un periodo de individuación) a los que hemos hecho alusión: 20 La ley en el siglo V posee un doble aspecto ya que por un lado se presenta como algo santo e inmutable y por otro lado tiene en sí un carácter humano y por tanto inmutable. El primer aspecto responde a que la ley está conformada esencialmente de reglas que provenían de la religión. El segundo aspecto que se identifica por la palabra “nomos” el cual se manifestaba como la organización de la ley distributiva. 21 GLOTZ, op. cit. p.115. 95 PARALAJE Nº9 /DOSSIER Sebastián Arévalo Tapia a) El individuo al identificarse con el estado necesita de ese vínculo porque ve en él la adquisición de cualidades divinas. b) El individuo carente de necesidades se identifica a sí mismo con la divinidad puesto que yace en él una sustancia divina que posibilita a través de una elección vital, que apele al mínimum de las necesidades, y pueda con ello asemejarse a la divinidad. En lo que concierne a nuestro punto (a), las circunstancias inmersas en este proceso se deben en gran medida al acopio de fuerzas que se originan producto de la influencia religiosa de la época más antigua y que se vuelven el sustrato moral de la polis, instaurando a través de la participación solidaria de ambos elementos ya constituidos, el aspecto formativo de una verdadera religión cívica, que en su despliegue da paso, por un lado, a la atención a un culto tradicional, y por otro, a la obediencia irrestricta a las leyes del estado22. Claro que dicho acontecimiento también se debate con nuevas formas religiosas emergentes, debido a que esta relación tiene sus raíces en un movimiento más amplio y complejo en el que persiste un alto grado de oposición, entre lo que podemos llamar las religiones locales o políticas, y los movimientos religiosos que devenían de la época arcaica o el misticismo de ciertas vertientes de la poesía arcaica que dan preeminencia al individualismo.23 Pero, a pesar de tales conflictos finalmente tuvieron que ver factores histórico-sociales para que el posicionamiento de una religión de estado fuera efectivo: “El afianzamiento de la autoridad política al sobrevenir condiciones sociales más tranquilas, el crecimiento del entusiasmo nacional después de la guerra contra los persas, fueron factores no menos importantes que contribuyeron a la supresión de los movimientos religiosos individualistas del periodo arcaico y al triunfo de la religión oficial con ropaje homérico y con base del espíritu localista… los estados necesitaban paladines divinos, y parece que los héroes se crearon para satisfacer las exigencias localistas a ese respecto… El florecimiento de su culto está relacionado con la evolución del espíritu localista y con la concepción del estado.”24 22 Rodolfo Mondolfo ve una relación intrínseca entre las leyes humanas con la esencia divina inmanente que surge en la polis: “Esta disposición del ser por la que todo lo existente está determinado, es la ley divina que “alimenta”(es decir hace nacer y vivir) todo ordenamiento como tal, no porque lo domine como subordinado sino porque él es intrínseco al mismo ser. Por eso los nomoi humanos atestiguan con su existencia la presencia de un nomos divino”. [Heráclito: textos y problemas de su interpretación, p.202]. 23 Un ejemplo de estos movimientos que se pueden detectar en pleno siglo VII y que mantienen una fuerte carga afectiva contra lo que es la norma tradicional, es precisamente lo que ocurre con el poeta yámbico Arquíloco. Su poesía alienta un deseo de justicia que es totalmente desmesurado, y que más bien puede traducirse como un deseo de venganza contra Níobe su prometida. 24 NILSSON Martin Persson, Historia de la Religión griega, editorial Eudeba, Argentina, 1961, p.278. 96 PARALAJE Nº9 /DOSSIER Sebastián Arévalo Tapia Sobre este punto poseemos un antecedente que logra dar fundamento a lo que venimos diciendo y se halla justamente en el pensamiento socrático transmitido por su discípulo Jenofonte. Este significativo pasaje al que hacemos referencia se encuentra en los “Recuerdos de Sócrates”25 y expresa lo siguiente: “Tú sabes que el dios de Delfos, cuando alguien le pregunta cómo podría dar gracias a los dioses, contesta: según la ley de tú país. Ley es, sin duda, en todas partes agradar a los dioses con ofrendas en la medida de las fuerzas de cada uno.”26 Esta definición de ley (nomos poleos) que se expone de la forma más simple y tradicional, ya que sigue lo que podemos llamar la vertiente legalista de la religión griega, nos muestra la unión expresada entre lo político y lo religioso acontecida en Grecia. De esta forma es posible comprender el vínculo individuo-polis el que se había constituido en pos de una función moralizante expresando de esta manera la unión de la vida pública y la privada. Creemos que esto concuerda muy bien con lo ya dicho anteriormente y que acontece en el diálogo Critón. Hasta aquí creemos que hemos podido demostrar a grandes rasgos cómo pudo conformarse el vínculo polis-individuo por el cual atraviesan, como ya hemos visto, múltiples factores complejísimos, fuerzas tanto materiales como espirituales, que tuvieron lugar en el interior de la sociedad griega y que llegaron a plasmarse en una suerte de sustancia etérea (eso sí más para nosotros que para ellos) pero real que conformaba el ethos del mundo helénico. Es por ello que no es de extrañar que en la entrada del santuario de Deméter en Pérgamo en aquellos altares que flanqueaban sus escalinatas estuvieran simultáneamente dedicados a Virtud y Sabiduría, Fe y Concordia, las inscripciones. En lo que resta intentaremos abordar el problema desde otro punto de vista, que es como ha sido denominado el triunfo de la autarcía27 en su trasfondo individual. El arte griego28 y su modo de bastarse a sí mismo, nos revelan en una primera mirada aspectos de crucial importancia que se asientan en el espíritu griego, puesto que aquellos aspectos traen a la luz la total adhesión griega de la preferencia, del gusto, del amor, por el momento presente, en tanto momento temporal que debe ser aprehendido y que contiene en 25 op. cit., IV, 3, 15. Sócrates, al manifestar que esta fórmula es una fórmula de total conocimiento para su interlocutor se está refiriendo sin lugar a dudas a una creencia religiosa tradicional que emana específicamente de la religión legalista oracular de Delfos. Es de esta manera que los constantes consejos de Apolo se encuentran en un acuerdo total con las leyes de la ciudad y es por ello que Apolo siempre indica a sus seguidores venerar a los dioses “según las leyes de la ciudad” o “según la costumbre atávica”. Para más información sobre este tema véase la obra que ya hemos citado de Nilsson, p. 255 en adelante. 27 FERGUSON John, Moral Values In The Ancient World, capítulo VIII: “The Triumph of Autarcy”, p.136. 28 No debemos olvidar que como bien expresa Jaeger: “La “teoría” de la filosofía griega se halla profundamente conectada con su arte y su poesía”. Es por ello que consideramos un buen punto de partida, para profundizar en el tema, el rasgo intuitivo que posee la teoría. 26 97 PARALAJE Nº9 /DOSSIER Sebastián Arévalo Tapia sí mismo lo pasado y lo que vendrá. Estos aspectos del arte griego que nos revelan presencia, en el momento de la aprehensión del objeto como un todo, hablan un poco más acerca de nuestro concepto ya que su significado expresa una cualidad fundamental de este arte; cualidad estética que se basta con sus propios recursos y no necesita de nada más al mirarla, ya sea desde el punto de ubicación por donde se le mire. Este kairos (o momento que hay que atrapar, atesorar y representar) se adjetiva bajo el término de autosuficiente o autarkes. Ahora bien, según lo ya dicho no es casual que haya existido un verdadero tránsito gramatical que comienza a hacerse patente desde el adjetivo autarkes al sustantivo autarkeia. Esta hipóstasis o cambio de categoría gramatical de una palabra, fue posible sólo en el momento que fue capaz de expresarse, de tomar sentido, como una verdadera forma de vida, una elección vital (airesis) que particularmente fue asumida por el sabio (sofós) griego con tal de realizar su propia felicidad (eudaimonia). En efecto este ideal hubo de llegar a plasmarse, aunque si bien ya pululaba por Grecia a modo de una enseñanza moral como puede verse en algunos de los fragmentos de Demócrito29, en la vida de Sócrates tal como señala su discípulo Jenofonte: “No he de ser yo quien les justifique del daño que, en efecto, hicieron a su patria. Pero sí contaré la clase de unión que tuvieron con Sócrates. Eran, en efecto, los dos hombres más ambiciosos de Atenas: querían mandar y que hablasen de ellos. Sabían que Sócrates vivía contento con muy poco; que era dueño de todas sus pasiones; que gracias al talento de su palabra manejaba a su gusto el espíritu de quienes conversaban con él; tras esto ¿habrá que decir que hombres de su carácter buscaban la amistad y trato de Sócrates para vivir como él e imitar su templanza, o bien porque creían que su trato les procuraría la facilidad de palabra y, gracias a ella la ventaja en los negocios públicos? Por mi parte, creo que si la divinidad les hubiese obligado a escoger entre vivir como vivía Sócrates o morir, hubiesen preferido la muerte.”30 29 Algunos de estos fragmentos son los siguientes: FRAGMENTO 191 ESTOBEO: “A los hombres les adviene el buen ánimo a través de un goce moderado y una vida adecuada. Las deficiencias y los excesos tienden a transformarse en sus opuestos y a causar grandes conmociones en el alma y las almas movidas por grandes agitaciones ni están equilibradas ni son animosas. Preciso es, pues, ocuparse de lo que se puede y contentarse con lo que se tiene, mostrar escaso interés por los que son envidiados o admirados y no estar cerca de ellos con el pensamiento; uno debería dirigir su mirada hacia los desgraciados y pensar en la fortaleza con que sufren, de modo que lo que uno tiene a su alcance le parezca grande y envidiable y no le ocurra que sufre en su alma por la apetencia de más cosas…” FRAGMENTO 176: “La fortuna es generosa pero incierta, la naturaleza, en cambio, es autosuficiente: y por eso se sostiene con sus escasos pero seguros recursos, es por ello que triunfa sobre las más grandes promesas de esperanza.” FRAGMENTO 210: “La fortuna depara una lujosa mesa; la moderación autosuficiencia.” FRAGMENTO 246: “(Servir) en el extranjero enseña a ser autosuficiente; pan de cebada y colchón de paja son las medicinas más gratas para el hambre y la fatiga”. Lamentablemente en este lugar por cuestiones de espacio no podemos referirnos y analizar cada uno de estos fragmentos y sus importantes conexiones con principios fundamentales de la ética de este importante filósofo. 30 JENOFONTE, Recuerdos de Sócrates, I, 2, 13. 98 PARALAJE Nº9 /DOSSIER Sebastián Arévalo Tapia En este pasaje Jenofonte se refiere al carácter fundamental de Sócrates mediante un superlativo; vivía contento con muy poco, o también como la vida más autosuficiente o independiente con respecto a los bienes materiales. Pero ¿qué hay detrás de esta austeridad socrática? Tenemos la convicción de que con ella se aborda precisamente el problema de lo presente, ya que bastarse con lo que se tiene va mucho más allá de lo que se puede considerar simple y llanamente como un conformismo con respecto a los bienes materiales, este aspecto radica más bien en el problema del deseo y la angustia interna de lo que resulta de aquello que se quiere pero no se puede tener, en tanto proyección de nuestras necesidades hacia el futuro. Contentarse con poco, ser autosuficiente, es en definitiva confiar en uno mismo y en los propios recursos que están en el interior: “El hombre que hace depender de sí mismo todo aquello que conduce a la felicidad o se lo aproxima, y no lo supedita a otros, cuya buena o mala fortuna forzarían también a la suya a flotar a la deriva, ese hombre tiene ordenada su vida de manera óptima; ése es el sabio, ése el valeroso y sagaz. Y ése, sobre todo, tanto si le vienen riquezas e hijos como si los pierde, dará crédito al proverbio: no se le verá ni demasiado alegre ni demasiado triste, porque confía en sí mismo.”31 Platón, que dota este ideal de autarkeia de caracteres metafísicos y teológicos en sus diálogos más tardíos, en la República32 recuerda a su maestro33 y nos dice que: “El hombre bueno tiene en sí mismo los recursos para una vida buena.34 Lo mismo ocurre en un diálogo temprano como el Lisis en el que se plantea la libertad del hombre bueno, que incluso, acercándose a la tesis propuesta por la escuela cínica, puede prescindir de otros que son semejantes a él. Ahora bien, creemos que acontece una relación con el pasaje de la Republica ya citado en que se desarrolla el concepto como propio del hombre bueno, aunque Platón se abstiene de ocupar el concepto de forma explícita35: 31 Menéxeno 247 d. República 387 d-e. 33 Esto es lo que nos dice James Adam en sus comentarios críticos en una de las mejores versiones de la Republica de Platón que se han hecho en ingles, [Republic of Plato vol. 1, Cambridge University]. 34 El pasaje es el siguiente: “¿Omitiremos también las quejas y los lamentos por parte de varones de alta consideración? -Examina si hemos procedido correctamente en tales supresiones ¿Afirmaremos que un hombre razonable no juzgará que, para otro hombre razonable del cual sea compañero, la muerte sea terrible? –Por ende no ha de tener lamentos por él, como si le hubiese acontecido algo terrible. –y a ello debemos añadir que el hombre que es de ese modo será el que más se baste a sí mismo para vivir bien; y que se diferencia de los demás en que es quien menos necesita de otro.” 35 En Platón existe una verdadera pugna política contra todo aquello que quiera minar las bases tradicionales de la polis y, por tanto, no deja de reaccionar ante sus opositores. Es según esto que creemos que el filósofo intenta poner freno a ciertas vertientes individualistas que ponen en peligro la unidad de la polis. 32 99 PARALAJE Nº9 /DOSSIER Sebastián Arévalo Tapia “¿Pero acaso quién es bueno necesita de alguien para serlo o es por sí mismo autosuficiente (ikanos auto)? Y si llega a ser este el caso el bueno no necesitaría de nadie en su suficiencia.”36 Es relevante mencionar que la radicalización de la autarkeia es propuesta fundamentalmente por el kunismo o la escuela cínica que surge del legado socrático. Es por esta razón que debemos analizar lo que de nuestro ideal de autosuficiencia expresaron estos filósofos y sobre todo el representante más acérrimo de este movimiento como lo fue Diógenes de Sinope. LA AUTARKEIA PERRUNA DE DIÓGENES DE SINOPE Y OTROS KUNICOS Los tiempos helenísticos vistos desde la perspectiva filosófica se caracterizan por la búsqueda de la felicidad pero no ya en la polis puesto que el hombre, y específicamente el sabio, ya no depende de ninguna circunstancia exterior a él ni tampoco de la esquiva fortuna37. Es en este sentido que el ideal de felicidad se refiere estrictamente al terreno de lo privado. Esto por supuesto conlleva a un replanteamiento de su ideal político que ahora se manifiesta como ya no siendo parte de una ciudad-comunidad sino siendo parte de una comunidad aun más grande, la comunidad del hombre o comunidad de sabios (como proponen los cínicos) que se expresa en la palabra “cosmopolita” o kosmopolites38, la cual viene a ser el complemento necesario para el individualismo de la época39. Pues bien, como primera apreciación con respecto a nuestro concepto en relación con la escuela cínica podemos decir que la autarkeia contiene fundamentalmente implicancias cínicas40. Es por ello que aquel hombre digno de considerarse el verdadero cínico es aquel 36 Lisis 215a. La Fortuna fue elevada precisamente al rango de divinidad en la época helenística. Esto nos señala de alguna manera la época de incertidumbre vivida por el hombre y los conflictos que tuvieron que afrontar. Sin embargo, es justamente la filosofía la encargada de disipar las dudas al proponer valientemente que la interioridad humana era la única capaz de enmendar el camino y hacer posible la felicidad de los hombres. 38 Esta noción es uno de los conceptos más característicos de la filosofía de vida cínica. A través de ella corre un aire completamente nuevo por su forma apolítica. En efecto, ella nos sugiere el cambio de perspectiva que existe a portas del periodo helenístico y viene a ser la contraparte al concepto de polis tan enraizado en el siglo anterior en el espíritu griego. 39 En este punto debemos hacer una salvedad y es que la concepción de individualismo que propone el sentido común sugiere como definición de esta palabra el egoísmo. Y si bien es cierto que la búsqueda de la filosofía va dirigida hacia la búsqueda de una felicidad interior pero lo que antes estaba reservado para unos pocos como lo son los derechos políticos en la época helenística se abren estos a todos los hombres sin distinción. 40 La revalorización del cinismo que ha acontecido en nuestros días tiene que ver con cierta revalorización de un pensamiento menos sistemático que fue en buena parte dejado de lado por la tradición filosófica y que filósofos como Peter Sloterdijk (y a la cual también Nietzsche había visto con admiración) se han encargado de enmendar el camino, haciéndonos ver que tal descontento de la Grecia de esa época puede estar emparentado con la crisis espiritual vivida en nuestro tiempo. La correspondencia que existiría con nuestro 37 100 PARALAJE Nº9 /DOSSIER Sebastián Arévalo Tapia que decide abrazar como un objetivo central para su vida la autarkeia, tal cual como fue aplicada por uno de los representantes más importantes de esta filosofía práctica: Diógenes de Sinope. Él llevó a expresar el ideal de autarkeia hacia su forma más radical. Pero, dejemos un instante a la espera la exposición de la autarkeia en Diógenes y veamos la posición de otro importante cínico como es Antístenes41, discípulo directo de Sócrates, puesto que desde aquí podemos ver los primeros aportes para un desarrollo de nuestro concepto. Pues bien, anterior al temperamento ortodoxo propugnado hacia el cinismo y a la autarkeia que llevara a cabo Diógenes, el socrático Antístenes es el encargado de proporcionar el fundamento teórico que será la base para la forma de vida de los cínicos, y que como ya anteriormente hemos dicho, se concibe en una elección moral decisiva, o airesis vital. Conforme a esta elección el cínico se considera independiente de los bienes exteriores que no poseen un valor absoluto, y que resultan sin lugar a dudas para esta escuela, en caso alguno igualables al bien más preciado que configura la verdadera felicidad y libertad del hombre como es la areté. Es por eso que; “nada, de hecho, que fuera a ser derivado por algún recurso externo a sí mismo tuvo algún valor o le podría afectar al cínico dentro de cualquier forma” porque, como nos dice Audrey Rich42, “el cínico no tiene nada que perder al tener poco, y si él no desea nada, él no puede ser defraudado”. Es a este tiempo creo que puede expresar que no estamos tan lejos de aquellos filósofos, que tal vez pudieron resolver problemas parecidos a los nuestros. Veamos el retrato del cínico que nos ofrece Carlos García Gual: “Bajo el emblema del perro (kuon), símbolo para los griegos de la total desvergüenza, el cínico se proclamaba seguidor fiel de la naturaleza y sus instintos, y liberado de cualquier sumisión a toda institución o ley (nomoi) convencional o local. Se mofaba de las vanas penas y preocupaciones ajenas y escandalizaba a los más pacatos y necios. Predicaba la autosuficiencia, la franqueza de palabra, la austeridad extrema, y la desvergüenza radical como el camino más corto para alcanzar la tranquilidad de ánimo y la vida feliz. Sólo así puede el sabio reírse de los vaivenes de la fortuna, sólo así se ve exento de penas, pasiones molestas y compromisos encadenantes. Cosmopolita, desarraigado, pobre y a sus anchas en cualquier lugar, va y viene el cínico con un mínimo equipaje, un tosco manto, un bastón de caminante y una alforja ligera, suficiente a sí mismo, ascético, imperturbable y dichoso en su esplendida libertad y su colmada independencia.” (García Gual, C, Los cínicos: El movimiento cínico en la antigüedad y su legado, ‘La actualidad de los cínicos’ (a modo de prólogo), Seix Barral,Barcelona, 2000, p. 3.) 41 Sobre los cínicos W. Nestle [op. cit. p. 217-218] de forma muy clara y acertada nos ha dicho: “También era propio del cínico lo que Nietzsche llama «la valerosa visión de la vida filosófica»; Antístenes vestía el sencillo ropaje del filósofo cínico: la roída capa (tribón), el bastón de nudos, la mochila. Su doctrina presenta todos los rasgos característicos del cinismo con ese individualismo exacerbado que rechaza todos los elementos sociales de la cultura –el estado, la religión y la familia (está al menos es objeto de sumo desprecio)– y hasta la cultura misma en el fondo, como alejamiento de la naturaleza; a ese individualismo hay que añadir, más como explicitación que como rasgo verdaderamente distinto, la autosuficiencia en el sentido de una autosuficiencia puramente personal y radicalmente asocial, así como el endurecimiento, la ascesis y la sencillez de la forma de vida, llevadas hasta la ausencia de las necesidades.” 42 RICH Audrey, The Cynic Conception of AUTARKEIA, published by Brill Mnemosyne, Fourth Series, Vol. 9, Fasc. 1 (1956), pp. 23-29. 101 PARALAJE Nº9 /DOSSIER Sebastián Arévalo Tapia respecto que Diógenes Laercio, en su obra Vida de los filósofos ilustres43 nos proporciona un significativo pasaje acerca del propio pensar de Antístenes y que sirve como el sustrato teórico para la escuela: “Sus opiniones ó dogmas son: Que la virtud se puede adquirir con el estudio. Que lo mismo es ser virtuoso que noble. Que la virtud basta para la felicidad, no necesitando de nada más que de la fortaleza de Sócrates. Que la virtud es acerca de las operaciones y no necesita de muchas palabras, ni de las disciplinas. Que el sabio se basta él mismo á sí mismo. Que todas las cosas propias son también ajenas. Que la falta de celebridad es un bien, é igual al trabajo. Que el sabio no ha de vivir según las leyes puestas, sino según la virtud. Que se ha de casar por motivo de procrear hijos; y con mujeres hermosísimas. Que ha de amar; pues solo el sabio sabe la que debe ser amada.” En un análisis de este pasaje podemos ver que el camino hacia la felicidad se concibe en el ámbito práctico de la ética, es decir, que el cínico se somete al ejercicio de la virtud llevada a cabo en la acción y es desde ahí que la virtud basta en sí misma para la felicidad, no necesitando de nada más que del ejercicio de la voluntad, es decir, de la “fortaleza (isjus) de Sócrates”. Es por eso que en esta mentada virtud el factor clave para poder alcanzar la felicidad es la cualidad de la autarkeia. El sabio en tanto que tiene siempre una disposición de actuar mediante acciones virtuosas, es decir que no concibe un conocer sin un querer, sin un estar dispuesto a actuar, poseerá a su vez esta cualidad de autarkeia. Es así que se nos revela en alguna medida que la bases de la filosofía cínica se asientan en un conocimiento que debe ser llevado a la acción por lo que se valora el aspecto práctico por sobre el teórico, lo cual no deja de lado el intelectualismo ético de Sócrates. Y es así que se vuelve manifiesta la influencia socrática que detalla Antístenes a razón de su resistencia física y su fortaleza de ánimo (isjus). Pero una vez ya establecida la elección de vida cínica que incita al iniciado sólo a perseverar en la areté, es que se produce una ruptura radical (como el aspecto negativo de la autarkeia del cual hablamos) con el mundo al despreciar los valores mundanos, a saber; sin ciudad, sin casa, pobre, viviendo errante el día a día44, (De ahí su opción de vivir conforme a la naturaleza, lo que va en detrimento de vivir según las convenciones sociales o lo que más bien podríamos llamar las normativas sociales o valores convencionales) y privilegiar como el camino hacia la felicidad el ejercicio de la areté, es que el cínico manifiesta una filosofía encarnada en su propio modo de vida no haciendo uso siquiera de 43 LAERCIO Diógenes, “Sobre la vida opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres”, traducción del griego y notas por Josef Ortiz y Sanz, tomo II, libro VI, Madrid Imprenta Real 1792, (en adelante la abreviación será D.L.) 44 D.L. op. cit. VI 12. 102 PARALAJE Nº9 /DOSSIER Sebastián Arévalo Tapia la teoría para manifestarlo45, haciendo de esta manera de su vida constante entrenamiento (askesis) y esfuerzo (ponos): “La meta del cínico luego fue la autarcía y la manera para llegar a esta fue de dos formas askesis y ponos”46. Es por ello que Diógenes en este constante esfuerzo piensa que siendo ya viejo no es posible abandonar el camino en pos de conseguir su meta47. Sin embargo, estas cuestiones nos hacen pensar en un problema filosófico inminente que puede ser abordado precisamente desde el surgimiento de la escuela cínica y que es el siguiente: el problema de plantear una autarkeia humana, es decir, del límite y la finitud. Aristóteles y Platón, como ya vimos, representan la postura contraria ya que ellos ven finalmente en la sustancia divina, por su necesidad y eternidad y por estar siempre en sí mismo, la forma por antonomasia de la autarkeia absoluta. Por otra parte, las limitaciones del hombre impiden que éste pueda eximirse del ámbito de la polis teniendo que ser un engranaje más en esta especie de máquina que es la polis. Ahora bien, la postura cínica que nos presenta a la autarkeia de un modo fundamentalmente existencial, es decir, preocupada en la vida presente y no en la que puede venir, nos advierte que su postura filosófica no tiene que ver solo con un saber morir, tal como es definida la filosofía por Platón, sino que se define más bien por un saber vivir alejado de toda forma de convención social que tiene sus bases en aspectos religiosos tradicionales; es por ello que aprender a morir para el cínico es aprender a vivir. Es allí donde él cínico no se conforma con aquellas religiones que desprecian la vida terrenal48 asumiendo que el cuerpo es una especie de sepulcro, y que ponen los valores en un mundo extraterrenal como lo afirma Antístenes: “Cuando fue iniciado en los misterios órficos, como el sacerdote le dijese que los iniciados en tales misterios eran participantes de muchos bienes en el Hades, respondió: ¿Pues tú por qué no te mueres?”49 (y a lo que por otro lado Diógenes de Sinope, dirá de las celebraciones en honor a Baco: “Grandes maravillas para los necios”50). La areté de los filósofos cínicos queda así realizada en la acción que acontece en el mundo mismo y ninguna concepción proveniente de la moral tradicional es suficiente para hacer feliz al hombre, tanto como la areté misma lo es, ya que ella es autarkes para la felicidad. Es por esta razón que los cínicos concibieron una forma de religiosidad desmarcada del antiguo ámbito de la polis. Si bien apelan a una semejanza con la divinidad, concepto que es 45 Los cínicos abandonaron toda pretensión de un saber teórico tal como nos dice Diógenes Laercio (VI, 42) acerca de Diógenes: “Menospreció la música, la geometría, la astrología y semejantes, como inútiles y no necesarias.” 46 FERGUSON John, op. cit., p. 146. 47 D.L. VI, 9. 48 El tema de la religión cínica ha sido un tema de hipótesis divergentes. Zeller habló del problema como producto de la ilustración griega. Otros autores como Gomperz han tildado a la religión seguida por los cínicos de monoteísta, y por otra parte, Guthrie se refiere al “panteísmo” de Antístenes. Acerca de esto remitimos a un estudio actual: Religion and the Early Cynics, de M. Goulet-Cazé en que se explica la postura de todos ellos y analiza profundamente el tema. 49 D. L., VI, 1, 2. 50 D. L., VI, 2, 4. 103 PARALAJE Nº9 /DOSSIER Sebastián Arévalo Tapia planteado por Platón51, ésta ya no es como era para el filósofo ateniense circunscrita al ámbito de la polis y de un modo exterior al hombre. Prueba de ello es que el dios al que seguían estos filósofos perrunos era al sufrido Hércules, muy parecido al simple mortal, siempre ejercitando su voluntad, trabajador y harapiento, quien elevaba la libertad por encima de cualquier otra cosa; es así que comprendemos los dichos que profiriera el mismo Diógenes con respecto de su propia vida: “se conformaba a la de Hércules, que nada prefería a la libertad.”52 Michel Onfray, filósofo francés que recientemente ha estudiado este tema nos dice: “Lo divino ya no es exterior al hombre sino consustancial a él. Se descarta la trascendencia que separa al ser de su substancia para divinizarla en una forma alienada, a favor de una inmanencia pura y simple que reconcilia al ser con su naturaleza, al individuo con su especificidad. Se le quitan a dios –o los dioses– sus prerrogativas sagradas. La divinidad ahora expresa aquello a lo que puede tener cada uno para hacer de su vida una obra que podrá distinguir mediante un estilo propio.”53 Incluso en el cinismo hubo posturas totalmente antagónicas que pueden catalogarse de posiciones ateas. Estos atheos tienen posiciones similares a la que muestra Aristodemo, el apasionado seguidor de Sócrates; no hacer sacrificio a los dioses, no consultar ni practicar la adivinación, e incluso burlarse de quienes lo hacen.54 “No Sócrates, yo no desprecio la divinidad, pero sí creo que es demasiado elevada como para necesitar de mi culto”. –Y más adelante Aristodemo afirma– “Puedes estar convencido de que si yo creyera que los dioses se preocupan algo de los hombres, no me desentendería de ellos”.55 Ahora bien, en referencia a la vida de Diógenes ésta se nos presenta como el paradigma viviente de autarkeia. Es así como el tonel en el que vivía Diógenes puede caracterizar el mejor ejemplo de vida cínica en el sentido de de liberación de todas las cosas materiales apelando al mínimo de las necesidades. Un proverbio de la tradición justifica la manera de vivir de Diógenes en el tonel, y nos dice: “La propia casa, la mejor casa”. La concepción de Diógenes de la autarkeia implica fundamentalmente dos ámbitos, a saber; el físico y el espiritual. En el ámbito físico se puede percibir una renuncia y a la vez un elogio al renunciamiento de los hombres, a todas las necesidades superfluas contentándose con 51 Teeteto 176a; República X, 613b. D.L.,VI, 2, 71. (En su obra Paideia , Jaeger ve en la autosuficiencia cínica que esta escuela le da una nueva vida al héroe Heracles poniendo énfasis en el rasgo de que éste “se ayuda a sí mismo”). 53 ONFRAY Michel, Cinismos: Retratos de los filósofos llamados perros, edit. PAIDOS, Argentina, 1993, p.79. 54 JENOFONTE, Ob, Cit., I, 4, 8. 55 op. cit. I, 4, 11. 52 104 PARALAJE Nº9 /DOSSIER Sebastián Arévalo Tapia satisfacer con un mínimo a las sencillas necesidades de la vida. Ya sabemos acerca de Diógenes que: “Habiendo visto una vez que un muchacho bebía con las manos, sacó su colodra del zurrón y la arrojó diciendo: un muchacho me gana en simplicidad y economía. Arrojó también el plato, habiendo visto igualmente que otro muchacho, cuyo plato se había quebrado, puso las lentejas que comía en una poza de pan.”56 En efecto, esta autarkeia presentada por Diógenes se vuelve muchas veces el arma de diálogo que ocupa contra sus interlocutores57 y de esta forma es que entendemos el diálogo entre Aristipo y Diógenes: Aristipo confronta al filósofo diciendo: “si aprendieras a ser sumiso al rey, no tendrías que comer esa basura de lentejas”, a lo que, Diógenes responde: “si hubieras tú aprendido a comer lentejas, no tendrías que adular al rey”. La vida humilde en este sentido y esta dirección a la que conlleva el alejamiento de los bienes materiales no difería de la situación que concernía a un amplio sector de la población de la época. Cuando es preguntado sobre el momento necesario para comer, Diógenes de Sinope en sus acostumbrados proverbios nos dice: “Si eres rico cuando quieras; si eres pobre, cuando puedas”. La pobreza material de Diógenes tiene sus antecedentes sin lugar a dudas en la pobreza material de Sócrates. Ya esta cuestión se puede percibir en el Banquete58 de Jenofonte, así es como podemos a la vez pasar a este segundo aspecto de comprensión cínica de la autarkeia, que pertenece al ámbito espiritual, así que prestemos atención al siguiente pasaje: “Pues ea, dijo Sócrates, cuéntanos por tu parte Antístenes, cómo con tan pocos bienes te enorgulleces de tu riqueza. Porque creo, amigos, que las personas no tienen la riqueza y la pobreza en su casa, sino en sus almas. Veo, en efecto, que muchas personas corrientes, aun teniendo una gran cantidad de riquezas, se consideran tan pobres que afrontan toda clase de fatigas y de riesgos para poseer más, y sé incluso de hermanos que, habiendo heredado partes iguales, uno de ellos tiene lo suficiente, e incluso le sobra mientras que al otro le falta todo… Pues bien, a esta clase de individuos les compadezco mucho por la grave enfermedad que padecen: me parece que les ocurre lo mismo que a una persona que dispusiera de mucho y que por mucho que comiera, nunca estuviera satisfecha.” Si bien la posición cínica expresada de esta manera denota una ascesis o frugalidad con respecto al comer y el beber en demasía, más que nada intenta por medio de la carencia de las necesidades asemejarse a lo divino. Sin embargo, es notablemente paradójico que los 56 D. L. VI, 2, 11. Los cínicos crearon el género de la diatriba o discursos violentos dirigido en contra de personas o grupos sociales 58 JENOFONTE, Banquete, IV- 34. 57 105 PARALAJE Nº9 /DOSSIER Sebastián Arévalo Tapia cínicos hayan llevado a realizar su ideal imitando a los animales para así asemejarse a la divinidad. A esto A. Rich59 nos dice esta cuestión de una forma más clara: “La autarkeia es subhumana en tanto que desciende al nivel animal, suprahumana en tanto que él se aproxima a la divinidad.” En efecto, los cínicos se esfuerzan por imitar en este respecto el comportamiento de los animales, extremando de esta forma las condiciones de vida, es en este sentido que buscan mediante un entrenamiento de su cuerpo en las condiciones más adversas60 llegar a parecerse a la divinidad. Es por tanto eminentemente cínico este antecedente de buscar en el modelo que presentan los animales y la naturaleza a la autarkeia como un ideal de vida61. *** BIBLIOGRAFÍA ADAM, James, ADRADOS, Rodríguez F., The Republic of Plato, Published by University Cambridge Press, New York, 2009. La Democracia ateniense, Alianza Editorial, Madrid, 1985. ANTHON, Charles, Memorabilia of Socrates, Publishers Harpers & Brothers, New York 1861. ARISTÓTELES, Política, Introducción, traducción y notas Manuela García Valdés, Biblioteca Gredos, Madrid, 1982. __________, Ética, Introducción, T. Martínez Manzano, Tomás Calvo Martínez, Traducción y Notas Julio Pallí Bonet y Tomas calvo Martínez, Biblioteca Gredos, 1982. BURNET, J. , Platonis Opera 5 vols., edit. Oxinii E Typographeo clarendoniano, Oxford, 1907. DODDS, E. R., Los griegos y lo irracional, Revista de Occidente, Madrid, 1960. FERGUSON, J., Moral Values In The Ancient World, Methuen & Co LTD., London, 1958. 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