desafíos del derecho del trabajo ante la nueva regulación del

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DESAFÍOS DEL DERECHO DEL TRABAJO ANTE LA NUEVA REGULACIÓN DEL
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL: UN ANÁLISIS - A MODO EJEMPLIFICATIVO- DEL
CONTRATO DE FRANQUICIA
Por Carolina Hita
I.- INTRODUCCION
Antes de la sanción del nuevo Código Civil y Comercial la franquicia era un contrato atípico en
Argentina. No estaba legislado específicamente y su desarrollo era una construcción doctrinaria y
jurisprudencial.
Así se consideraba a la franquicia como un contrato consensual no formal (su forma no
determina la validez del contrato, adoptando las formas más adecuadas al negocio), bilateral –
sinalagmático- (es un contrato conmutativo, en virtud de las obligaciones mutuas que se determinan
precisamente al comienzo del contrato), oneroso (una prestación por otro, el franquiciante prestará
el servicio de know how, asesoramiento técnico, contable, financiero, etc., y el franquiciado pagará
su regalía y los demás derechos que hayan acordado), de tracto sucesivo, es intuitu personae (el
perfil del franquiciado es arduamente revisado por el franquiciante, es por esto que muchas veces su
muerte acarrea la terminación) , de adhesión (estos contratos a menudo se presentan con cláusulas
predispuestas y por esto se apunta a la ausencia de negociación), de colaboración y fiduciario
(ambos persiguen exactamente el mismo objetivo la venta de productos franquiciados es por esto
que a modo de ejemplo: el franquiciado permite los controles continuos de los que resultaran si
efectivamente aplica los métodos acordados y el franquiciante prestará la asistencia permanente;
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ambas conductas se reflejarán en el beneficio mutuo es por esto que también destacamos la
confianza que debe existir entre las partes para que funcione el negocio).
Con la sanción de la ley. 26.694 (B.O 8/10/2014), regula este tipo de contratación entre los arts.
1512 al 1524 del nuevo Código Civil y Comercial. Así, se incorpora definitivamente esta tipología de
contratación comercial, que antes era denominada atípica y moderna, pero de uso común en el orden
comercial.
El art. 1512 define que Hay franquicia comercial cuando una parte, denominada franquiciante, otorga a
otra, llamada franquiciado, el derecho a utilizar un sistema probado, destinado a comercializar determinados bienes o
servicios bajo el nombre comercial, emblema o la marca del franquiciante, quien provee un conjunto de conocimientos
técnicos y la prestación continua de asistencia técnica o comercial, contra una prestación directa o indirecta del
franquiciado. El franquiciante debe ser titular exclusivo del conjunto de los derechos intelectuales, marcas, patentes,
nombres comerciales, derechos de autor y demás comprendidos en el sistema bajo franquicia; o, en su caso, tener derecho a
su utilización y transmisión al franquiciado en los términos del contrato. El franquiciante no puede tener participación
accionaria de control directo o indirecto en el negocio del franquiciado.
De esta manera podría concluirse que con la nueva regulación se da mayor certeza jurídica a este
tipo de contratación, por cuanto hoy no solo se define a la franquicia (art. 1512), sino que además
determina forma de interpretación (art. 1513); obligaciones y responsabilidades para las partes
(arts.1515 y ss), plazo (arts. 1516), cláusulas de exclusividad (art 1517) entre otras (art.1518),
determinando incluso cuales pueden cosiderarse nulas (art. 1519).
Ahora bien, el artículo que nos ocupa en este análisis es el art. 1520 del nuevo Código Civil y
Comercial inc. b) que determina que los dependientes del franquiciado no tienen relación jurídica laboral con el
franquiciante, sin perjuicio de la aplicación de las normas sobre fraude laboral.
II.- RESPONSABILIDAD LABORAL EN EL CONTRATO DE FRANQUICIA A LA LUZ
DEL ART.1520 inc.b) DEL CODIGO CIVIL Y COMERCIAL:
La responsabilidad solidaria entre franquiciante y franquiciado por los dependientes de estos
últimos, fue siempre controversial en el ámbito laboral ya, que en este contrato si bien las partes son
independientes (jurídica y económicamente) existe un grado de cooperación entre ambas. El
franquiciante ejerce cierto dominio sobre el franquiciado (posición dominante), que se trasluce en el
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control de la empresa en distintos ámbitos.
Por las características de éste tipo de contratación, el control mencionado es infalible para lograr
el resultado pretendido por el franquiciante, así como también lo son el entrenamiento del personal, la
relación con los clientes, la calidad del servicio, etc.. De este modo, el franquiciante autoriza que otro
utilice su marca para vender los productos que la integran, y a tal fin lo asiste contable, financiera, legal
y hasta jurídicamente. Todo ello con el fin de sacar a flote este proyecto que recién comienza.
Asimismo, el franquiciante buscará unificar criterios entre los franquiciados de manera que todos ellos
repitan los locales y el producto que fabrica. También podrá financiar al franquiciado o bien servir de
intermediario con la banca de manera que éste pueda acceder más fácilmente a créditos. La
comercialización, facturación y cobranza, son cuestiones que interesan al franquiciante, por lo que
podrá exigirle alguna forma de llevarlos y de sistematizarlos. A su vez podrá efectuar auditorías
periódicas que permitan un acabado informe del estado financiero del franquiciado.
Además, el
franquiciante muchas veces financia estudios de mercado para establecer con mayor precisión el mejor
lugar para levantar otro local.
La CNAT ha tenido sobre el tema diversos pronunciamientos a favor y en contra de la
aplicación de la responsabilidad solidaria entre franquiciado y franquiciante en base al art. 30 de la LCT.
A favor podemos mencionar los pronunciamientos de la Sala I, III, V, VI, VII, VIII, X. (1)
La sala II y IX ha tenido diversos pronunciamientos de acuerdo a las particularidades de cada
caso y actividades del franquiciado. (2)
El Dr. Julio A. Grisolía, en el Manual de Derecho Laboral pag 205 (3) nos explica claramente
que el art. 30 de la L.C.T. dispone que “quienes cedan total o parcialmente a otros el establecimiento o
explotación habilitado a su nombre, o contraten o subcontraten, cualquiera sea el acto que le dé origen,
trabajos o servicios correspondientes a la actividad normal y específica propia del establecimiento,
dentro o fuera de su ámbito, deberán exigir a sus contratistas o subcontratistas el adecuado
cumplimento de las normas relativas al trabajo y los organismos de seguridad social”.
El art. 17 de la ley 25013 sustituyó el segundo párrafo del art. 30 y estableció que los cedentes,
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contratistas o subcontratistas deben exigir a sus cesionarios o subcontratistas el número del CUIL de
cada uno de los trabajadores que presten servicios y la constancia de pago de las remuneraciones, copia
firmada de los comprobantes de pago mensuales al sistema de la seguridad social, una cuenta corriente
bancaria de la cual sea titular y una cobertura por riesgos del trabajo; los comprobantes y constancias
deben exhibirse a pedido del trabajador y/o de la autoridad administrativa.
Cabe decir que esta responsabilidad no se puede delegar en terceros, ya que el incumplimiento
de alguno de los requisitos hace responsable solidariamente al principal por las obligaciones de los
cesionarios, contratistas o subcontratistas respecto del personal que ocuparen en la prestación laboral.
Esto también es aplicable al régimen de solidaridad establecido en el artículo 32 de la ley 22250.
El agregado al art. 30 de la L.C.T. —que debe integrarse al primer párrafo que no fuera
modificado— establece recaudos concretos —deberes de control— que los empresarios que ceden,
contraten o subcontraten parte de la actividad específica de una explotación, deben requerir a sus
contratantes para liberarse de la responsabilidad solidaria, ello, además, de las obligaciones contenidas
en el primer párrafo.
De esta forma se pretende garantizar al trabajador y al sistema de seguridad social el
cumplimiento de las obligaciones asumidas. Asimismo, se busca certeza en las contrataciones
efectuadas por el principal verificando la solvencia del contratista y exigiéndole el cumplimiento de las
normas laborales y de la seguridad social respecto de sus dependientes.
Por tanto, se mantienen vigentes las obligaciones que tienen quienes ceden total o parcialmente
a otros el establecimiento o contraten o subcontraten, de exigir el acabado cumplimiento de las normas
relativas al trabajo y a los organismos de seguridad (primer párrafo del art. 30. El agregado del art. 17
de la ley 25013 ha especificado puntualmente la exigencia del cumplimiento de algunos requisitos, sin
desvirtuar lo expuesto en el párrafo del art. 30, que no fue modificado).
En efecto, sólo con el cumplimiento de todos los controles exigidos por la ley (tomando en
consideración la totalidad del art. 30 LCT), incluyendo la exhibición de las constancias documentales
que acrediten los cumplimientos del contratista, el principal puede exonerarse de la responsabilidad
solidaria. En consecuencia, para lograr tal objetivo no resulta suficiente el cumplimiento de los
requisitos formales del art. 17 de la ley 25013.
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Con la mencionada reforma, el principal, además de cuidar el adecuado cumplimiento de las
normas laborales, debe cumplimentar una serie de recaudos. Algunos de ellos reproducen en el
empresario principal las obligaciones del contratista o subcontratista, porque la ley especifica que estos
recaudos no los puede delegar en terceros. La empresa contratante es la que exige a la empresa
contratista; si el contratista no cumple con los requisitos, éstos deberían ser cumplidos por la
contratante. Reiteramos, la responsabilidad solidaria se torna operativa cuando el contratista no da
adecuado cumplimiento a las normas relativas al trabajo, a los organismos de seguridad social o a los
requisitos exigidos por el art. 17 de la ley 25013. Al contrario, si se acredita el cumplimiento del control
exigido y lo prescripto en el primer párrafo del art. 30 de la L.C.T., no existe responsabilidad solidaria
del principal.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación ha resuelto que para que nazca la responsabilidad
solidaria de una empresa por las obligaciones laborales de la otra es menester que aquella empresa
contrate o subcontrate servicios que complementen su actividad normal. Debe existir una unidad
técnica de ejecución entre la empresa y su contratista: el mero hecho de que una empresa provea a otra
de materia prima no compromete —por sí misma— su responsabilidad solidaria por las obligaciones
laborales de la segunda.
El caso emblemático sobre la interpretación de éste artículo es el fallo “Rodríguez, Juan R., c.
Cía. Embotelladora Argentina S.A. s. recurso de hecho”, 15/4/93. Allí la C.S.J.N. sostuvo que el mero
hecho de que una empresa provea a otra de la materia prima no compromete, por sí mismo, su
responsabilidad solidaria por las obligaciones laborales de la segunda en los términos del art. 30 de la
L.C.T. Para que nazca aquella solidaridad es menester que complementen o completen su actividad
normal; debe existir una unidad técnica de ejecución entre la empresa y su contratista, de acuerdo a la
remisión implícita que hace la norma en cuestión al art. 6 de la L.C.T el cual establece: Se entiende por
"establecimiento" la unidad técnica o de ejecución destinada al logro de los fines de la empresa, a través de una o más
explotaciones..
Conforme esta postura, el contratista es aquella persona que tiene elementos propios de trabajo,
determinada solvencia económica y presta servicios o realiza obras para otro. En algunos casos, delega
parte de su trabajo a un subcontratista que debe tener las mismas características. En realidad, estas
personas —verdaderos empresarios— cuando contratan trabajadores establecen una relación jurídica
de trabajo entre éstos y el contratista —o subcontratista—, sin vincular al dueño de la obra con los
trabajadores mediante un contrato de trabajo.
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Sin embargo, mediante el art. 30 LCT se extendió la responsabilidad para prevenir el abuso o el
fraude por la interposición de personas insolventes (contratistas), al evitar que el empresario principal
eluda las obligaciones derivadas de la relación laboral.
Posteriormente la CSJN analiza el artículo referido en el pronunciamiento autos "Benítez,
Horacio O. c/Plataforma Cero SA y otros s/despido" del 22 de diciembre de 2009 (4) y (5).
Por su parte Hierrizuelo (6) explica que el primer párrafo del artículo bajo estudio plantea
problemas de interpretación y es uno de los que más ha dividido tanto a la doctrina como a la
jurisprudencia. Éste regula dos supuestos distintos: 1) La cesión total o parcial del establecimiento o
explotación habilitado a su nombre, y 2) La contratación y subcontratación, cualquiera sea el acto que le
dé origen, de trabajos o servicios correspondientes a la actividad normal y específica propia del
establecimiento, dentro o fuera de su ámbito. En ambos casos, los cedentes y contratantes deberán
exigir de sus cesionarios, contratistas y subcontratistas el adecuado cumplimiento de las normas
relativas al trabajo y los organismos de seguridad social. Con respecto a la cesión, este supuesto regula
la situación en que una persona (cedente) cede el derecho que tiene sobre un establecimiento o
explotación, para que la actividad sea realizada por otro sujeto (cesionario), sea la cesión parcial o total,
aunque aquél conserva la habilitación a su nombre. Adviértase la amplitud de la norma que resulta
irrelevante si la misma es total o parcial, o si lo que se cede es el establecimiento o la explotación,
siendo que ambos términos son diferentes.
Con respecto a la habilitación se la ha definido como el reconocimiento formal, emitido por
quien tenga autoridad para hacerlo, de que cierta persona es responsable de determinado
establecimiento o explotación. En términos generales, es todo permiso de explotación o la obtención
de una autorización para desarrollar ciertas actividades, utilizar espacios o prestar determinados
servicios (como por ejemplo, la utilización del espacio aéreo; la explotación o utilización de trayectos o
trazas viales, férreas, fluviales, aéreas, etc.; licencias para explotar vehículos para el transporte de
pasajeros; habilitaciones administrativas para desarrollar actividades específicas. También debe incluirse
la autorización conferida por una empresa a otra, para que ejerza cierta actividad que es exclusiva de la
primera. En este último supuesto, la autorización debe reunir dos condiciones para ser considerada
habilitación: 1) Ser necesaria para el desarrollo lícito de la actividad, y 2) referirse a toda la explotación
del cesionario o a la parte principal de ella.
Con relación al segundo supuesto, esto es, a la contratación o subcontratación, en primer lugar,
cabe elogiar la amplitud con la que ha sido redactado este artículo, comprendiendo ambos conceptos
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(contratación y subcontratación) que son jurídicamente diferentes.
El artículo 30 de la LCT continúa refiriendo que esa contratación o subcontratación de trabajos
y servicios, deben corresponder a la actividad normal propia y específica del establecimiento, dentro o
fuera de su ámbito. La dilucidación de lo que debe entenderse por “actividad normal propia y
específica” ha dado lugar a dos posturas antagónicas que aún hoy se mantienen. Una primera posición,
propone una interpretación amplia del artículo, comprendiendo no sólo la actividad principal, sino
también las accesorias y secundarias. En cambio, la corriente que postula una interpretación estricta de
los alcances de esta expresión, entiende que sólo deben incluirse aquellos servicios o trabajos que están
íntimamente relacionados con la actividad de la empresa, y que no se pueden escindir de la misma sin
alterar el proceso productivo, con exclusión de aquellos que resultan secundarios o accesorios.
Ahora bien, cabe hacernos una pregunta: ¿con la redacción del art. 1520 inc b) del nuevo
Código Civil y Comercial, se modifica la doctrina laboral elaborada en torno al art. 30 de la LCT?.
Estimo que de la lectura de dicho artículo se infiere que únicamente la solidaridad laboral sería
aplicable en los casos de fraude dejando de lado la construcción teórica y práctica de la solidaridad en
base a la cesión total o parcial, definitiva o transitoria,
de actividad principal o secundaria del
establecimiento y/o explotación así como los casos de contratación o subcontratación
Es así que considero que la respuesta debe encontrarse en los Principios Generales del Derecho
y la aplicación de las Fuentes del Derecho Laboral, no debiendo olvidar que el Código Civil y Comercial
es una ley General y por ende no puede derogar una Ley especial como lo es la Ley de Contrato de
Trabajo.
Como dice el Dr. Julio Grisolía , en el Manual ya citado, el derecho del trabajo es tuitivo; al no
existir un pie de igualdad entre las partes, protege al trabajador, que es la parte más débil en la relación
de trabajo. Es decir, que mientras los empleadores tienen recursos suficientes para imponer
determinadas condiciones, los trabajadores sólo cuentan con su fuerza (capacidad) de trabajo.
Nace así el principio protectorio que está enunciado expresamente en el art. 9 Ver Texto de la
L.C.T., pero cuya esencia se observa en toda la L.C.T. La protección legal consagrada no reviste sentido
clasista: está fijada en el art. 14 bis de la Constitución nacional, que dispone que “el trabajador en sus
diversas formas gozará de la protección de las leyes”. Su fundamento es la desigualdad en el poder
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negociador entre trabajador y empleador.
Ahora bien no podemos dejar se soslayar que éste articulo seguramente va a ser utilizado por
todas las empresas franquiciantes demandadas, razón por lo cual el hecho de que se incorpore un
articulo como el 1520 inc b) del Cod. Civil nos obliga a aceitar el articulado de la Ley de Contrato
de Trabajo y demás fuentes del Derecho para evitar que el trabajador quede desamparado
III.- CONCLUSION:
He elegido el contrato de franquicia como un ejemplo de la forma en que el nuevo
código, puede incidir en las relaciones laborales. Es necesario reflexionar sobre el desafío que nos
depara en esta nueva etapa, para poder mantener los mandatos constitucionales de protección del
trabajador así como los principios propios de la materia, ya que es indiscutible la influencia que
tendrá el nuevo Codigo Civil y Comercial en la vida privada de todos los argentinos.
Estimo que las fuentes de la Ley de Contrato de Trabajo y los Principios de nuestra
materia serán la base para poder encontrar soluciones equitativas a los casos que se sucedan a partir
del 1 de Agosto de 2015.
IV.- BIBLIOGRAFIA Y JURISPRUDENCIA CONSULTADA
- LA FRANQUICIA ANTE EL CONCURSO PREVENTIVO Y LA QUIEBRA EN EL
DERECHO ARGENTINO de María Fernanda Dubra, Máster en Derecho Empresario Universidad
Austral Julio de 2.009
- BOLETINES DE JURISPRUDENCIA DE LA CNAT :
Así dichas salas han manifestado (1) Si el franquiciante se dedica únicamente a comercializar indumentaria bajo
una marca cuya licencia de uso concede al franquiciado, aquí sí media una identidad entre la actividad que desarrolla uno
y otro contratante, lo que lleva a encuadrar la cuestión en las prescripciones del art. 30 de la Ley de Contrato de Trabajo
de manera inevitable. CNAT Sala I Expte Nº 35.960/08 Sent. Def . Nº 87.903 del 12/07/2012
“Juar ez, Emilce Elizabeth c/ Gallo, Claudio Marcelo y otr o s/ Despido”. (Vilela – Pasten de
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Ishihara) El contrato de franquicia comercial ha sido caracterizado como un método o sistema vinculado a la
comercialización de productos o servicios, a través del cual el franquiciante, consciente de poseer un producto o servicio que
satisface las necesidades del mercado, arma una estructura particular a fin de que el negocio se expanda a través de
empresarios independientes. En el caso, se presenta una fuerte injerencia en la actividad del franquiciado por parte del
franquiciante y ello implica que las actividades de uno y otro no son ajenas sino que la del franquiciante se integra de
manera inescindible a la actividad normal y específica propia del establecimiento que explota el franquiciado (desarrollo de
la cadena denominada “La Parolaccia” y “La Bisteca”, consistente en una red de puntos de venta identificados con una
imagen y una serie de servicios). CNAT Sala I Expte Nº 7.635/2010 Sent. Def . Nº 88.064 del
06/09/2012 “Cobben, Carlos Omar c/ Satrincha SA y otr os s/ Difer encias de salarios”.
(Vilela - Vazquez) Resulta aplicable la solidaridad en los términos del art. 30 LCT ante el caso del contrato de
franquicia celebrado entre “Cepas Argentinas S.A.” (franquiciante) y Go For It S.R.L. (franquiciado), siendo la
primera quien fabrica los productos que comercializa la segunda, bajo el uso de la marca “El Noble Repulgue”. El
franquiciante establecerá el precio de venta al público de los productos a ser vendidos por el franquiciado. Este deberá llevar
un registro completo y al día de las ventas efectuadas. Es decir que la actividad del franquiciado es propia de la actividad
normal y específica del franquiciante: la comercialización de los productos del franquiciante. CNAT Sala III
Expte. Nº 17.043/08 Sent. Def . Nº 93.335 del 31/08/2012 “Rodriguez Varas, Cristian
Martin c/Go For It SRL y otr os s/despido”. (Cañal - Rodríguez Brunengo). Los servicios prestados
por el trabajador a las órdenes de las codemandadas y la actividad desplegada por éstas para Franquicias Argentinas
S.A., con quienes había contratado mediante el otorgamiento de una franquicia la colocación en el mercado de empanadas
elaboradas según su propio método y sistema bajo el nombre de fantasía “Solo empanadas”, listas y aptas para el
consumo, configuraron la actividad normal y específica de esta última. Tal comercialización no sólo coincide con la
actividad principal de la comitente principal, sino que además se lleva a cabo bajo su poder de organización y control
forma directa, circunstancia que constituye el presupuesto fáctico ineludible al cual el art. 30 LCT supedita la viabilidad
de la solidaridad que consagra. CNAT Sala IV Expte. Nº 28.469/2010 Sent. Def . Nº 97.633 del
18/02/2014 “Núñez, Ser gio Her nán c/Madejo SA y otr os s/despido”. (Marino - Guisado).Del
contrato de concesión celebrado entre Sabores Suizos S.A. –operador de Nestlé S.A.- y el concesionario Polar Group
S.A., surge que en virtud de un acuerdo previo, el operador posee los derechos suficientes otorgados por Nestlé para
proceder a otorgar una concesión a efectos que “el concesionario” pueda establecer y operar en la República Argentina, una
heladería identificada bajo la marca “Frigor”. A su vez, las obligaciones entre las partes excedían el uso del logo o de la
marca pues en el caso, Nestlé tenía participación en la actividad comercial, ejerciendo además un control de la actividad del
franquiciado. Por ello, y teniendo en cuenta que la celebración de este tipo de contratos implica la acción conjunta y
unidireccional de todas las empresas intervinientes para la consecución de la mayor eficacia posible para el logro de sus
fines, es procedente la condena solidaria en los términos del art. 30 de la LCT. CNAT Sala VI Expte Nº
2.145/08 Sent. Def . Nº 64.938 del 22/03/2013 “Ojeda, Gustavo Jose c/ Polar Gr oup SA y
otr os s/ Despido”. (Raf faghelli – Fer nandez Madrid - Craig) Si bien del contrato de franquicia y de
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gestión administrativa surge que se acordó como regla general, que el franquiciado será responsable de la contratación de
sus empleados y que para ello dispondrá de total autonomía, también se advierte la injerencia del franquiciante en la
contratación, elección, capacitación y control de los registros del personal de la sociedad franquiciada, en contratar un
seguro de riesgos y accidentes de trabajo, evidenciándose una fuerte intromisión en las relaciones del franquiciado con sus
empleados, circunstancias que impiden considerar como ajena a los intereses del franquiciante, la actividad de aquél. Y,
una interpretación integral de los términos del contrato permite concluir que a través del mismo se habilita al franquiciado
para llevar adelante el desarrollo de tareas propias de la actividad normal y específica del franquiciante. Por lo tanto,
resulta adecuado y razonable encuadrar la situación ventilada en la normativa prescripta en el artículo 30, más allá de las
cláusulas referidas a la indemnidad en la que se obliga el franquiciado a mantener al franquiciante, propias del acuerdo
bilateral entre ellos celebrado, las cuales son de eficacia restringida frente al trabajador, a quién esas limitaciones de
responsabilidad le resultan inoponibles de acuerdo a lo dispuesto por el artículo 30 de la LCT. CNAT Sala VIII
Expte Nº 18.798/09 Sent. Def . Nº 40.082 del 14/3/2014 “Suár ez, Jor ge Antonio c/ Food
& Ser vice Consulting SA y otr o s/despido” (Catardo – Pesino) Ante la existencia de un contrato de
franquicia, debe responder solidariamente en los términos del art. 30 LCT la codemandada franquiciante que entrenaba
al personal del franquiciado (entre los que prestaba servicios la actora) en técnicas de procedimiento para mantener e
incluso incrementar la eficacia del negocio de elaboración de “Las medialunas del abuelo”, sumado a que se reservaba la
exclusividad en la provisión de materia prima. En este contexto, las tareas llevadas a cabo en el local de ventas donde
laboraba la actora fueron complementarias y conducentes a su finalidad. CNAT Sala IX Expte. Nº 2.631/09
Sent. Def . Nº 17.775 del 26/04/2012 “Rodríguez, Ir ene Filomena c/Adca SA y otr os
s/despido”. (Balestrini - Pompa).
(2) A favor de aplicar la solidaridad la Sala II ha considerado La franquicia no se limitó a la mera
concesión del uso de una marca o logo, o de una modalidad en la cual el franquiciante no tuviera ningún grado de
intervención ni de participación en la actividad desplegada por la franquiciada. Por el contrario, se evidención que la
franquiciante tenía injerencia y participación directa en la actividad de la franquiciada pues, ésta debía comercializar los
productos de peluquería de la marca “Sizo y Gerard” bajo las condiciones establecidas y controladas por la codemandada.
De modo que la franquiciante debe ser alcanzada en forma solidaria en los términos del art. 30 de la LCT. CNAT
Sala II Expte Nº 15.820/09 Sent. Def . Nº 100.069 del 30/12/2011 “Bellorini, Alberto
Alejandr o c/ Mostovy, Valeria Mabel y otr o s/ Despido”. (Pir olo – Maza). Toda vez que la
franquicia no se limitó a la mera concesión del uso de una marca o logo ni a una modalidad en la cual el franquiciante no
tuviera ningún grado de intervención ni de participación en la actividad desplegada por el franquiciado, sino por el
contrario, quedó claramente demostrado que el franquiciante tenía ingerencia y participación directa en la actividad
comercial del franquiciado, proporcionándole las pizzas y empanadas elaboradas que éste último sólo horneaba y
comercializaba y auditando las condiciones de comercialización, publicidad y distribución de tales productos. En tales
condiciones puede decirse, sin lugar a dudas, que la actividad de la franquiciada constituía uno de los canales de
comercialización para colocar en el mercado los productos elaborados por la co demandada y tal situación queda
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enmarcada en las disposiciones del art. 30 LCT. CNAT Sala II Expte N° 25.497/05 Sent. Def . Nº
96.075 del 30/9/2008 « Blanco, Ismael c/ Zapico SRL y otr o s/ despido » (Maza González). En el mismo sentido, Sala IV Expte N° 9827/06 Sent. Def . Nº 93.972 del
20/3/2009 “Chinchay Ahuquipoma, José c/ Menas SRL y otr os s/ despido” (Guisado - Zas)
El actor prestaba tareas en un estacionamiento que brindaba como accesorio el servicio de lavado de automotores con el
sistema que brindaba allí mismo Pronto Wash SA. . Se trata de un caso en el cual dos personas jurídicas han utilizado
en forma conjunta e indistinta los servicios de un trabajador por lo que, aplicando analógicamente la solución que
contempla el art. 26 de la LCT (cuando actúan conjuntamente varias personas físicas) es evidente que ambas asume en
forma conjunta el rol de “empleador” (pluripersonal) que describe la norma y las consecuencias de su obrar como tal. No
se trata de dos contratos diferentes ni de dos empleadores, sino de uno solo de carácter plural que está integrado por dos
personas jurídicas y, como la totalidad del objeto de las obligaciones laborales emergentes de ese único vínculo puede ser
reclamado por el trabajador in solidum a cualquiera de ellas, es indudable que ambas deben responder en forma solidaria
(arg. Arts. 690 y 699 CC). (Del voto el Dr. Pirolo, en minoría). CNAT Sala II Expte N° 25.598/03
Sent. Def . Nº 94.415 del 31/8/2006 “Díaz, Roberto c/ Pr onto Wash SA y otr o s/ despido”
(Pir olo – González - Eiras).
En los siguientes casos se ha expedido por su
Improcedencia: El contrato de franquicia comercial puede caracterizarse como un método o sistema vinculado a la
comercialización de productos o servicios en el que el franquiciante, conciente de poseer un producto o servicio que satisface
las necesidades del mercado, arma una estructura particular a fin de que el negocio se expanda a través de empresarios
independientes (Conf. Osvaldo Marzorati en “Sistemas de distribución comercial” Ed. Astrea 1992, pág 189 y ss). En
el caso, el trabajador prestaba tareas en una playa de estacionamiento donde también se brindaba el servicio de lavado de
autos con el sistema provisto por la empresa Pronto Wash SA y la figura se ha desvirtuado puesto que los eventuales
franquiciados no han aportado una estructura empresaria al negocio, siendo Pronto Wash SA no solo la dueña de los
elementos (dados en comodato a los franquiciados o minifranquiciados) sino también la titular del permiso de uso y
prestación de servicios que le concediera la firma que regenteaba la playa de estacionamiento para trabajar en su
establecimiento, por lo que frente a terceros, Pronto Wash SA asumió la responsabilidad del giro empresario. Pero
tampoco existiría un empleador plural pues los holdings o grupos de empresas – vinculados o no a través de contratos e
colaboración empresaria- no son sujetos de derecho y el art. 26 de la LCT prevé la figura del sujeto empleador plural solo
respecto de personas físicas. Finalmente no cabe presumir que el lavado de automóviles a través de un sistema como el de
autos no hace a la actividad específica propia de un garage, se trata de un servicio accesorio o complementario. (Del voto de
la Dra González, en mayoría). CNAT Sala II Expte N° 25.598/03 Sent. Def . Nº 94.415 del
31/8/2006 “Díaz, Roberto c/ Pr onto Wash SA y otr o s/ despido” (Pir olo – González Eiras). Solidaridad Teniendo en cuenta la actividad desarrollada por las codemandadas, así como la circunstancia de
que no tuvieran participación en el resultado del negocio explotado por Pronto Wash S.A., y que el servicio de lavado de
automotores en el estacionamiento de aquellas no aparece como una actividad inescindible que impida el cumplimiento de
su finalidad, considero que no se da en el caso la “unidad técnica de ejecución” que contempla el art. 6 de la LCT, ni las
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características propias que autoricen a concluir que las labores desplegadas por el demandante deban ser incluidas entre las
que integran la actividad normal y especifica propia en los términos del art. 30 LCT. CNAT Sala IX Expte Nº
35.195/09 Sent. Def . Nº 19.098 del 04/12/2013 “Franco, Dario David c/ Pr onto Wash SA
y otr os s/ Despido”. (Pompa - Balestrini)
- MANUAL DE DERECHO LABORAL, Grisolia, Julio A.. 2015, Ed. Abeledo Perrot (3).
- (4) En Trab. y Seg. Soc. 2010 revista enero/febrero p. 63; Derecho Laboral y Seguridad Social,
Febrero 2010 revista 4 p.323.
- (5) Frente a un tema de características análogas a las del tantas veces mencionado "Rodríguez", esto es donde estaban
en juego los alcances y la interpretación que debe asignársele al aludido art. 30 de la Ley de Contrato de Trabajo, la
Corte, por mayoría, decidió que debía dejarse sin efecto una sentencia de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo
que se había limitado, para fundar su posición, a remitirse a la doctrina sentada en dicho precedente. Pero además, y por
unanimidad señaló que a raíz del contenido de "Rodríguez" resulta necesario puntualizar que "...resulta impropio de su
cometido jurisdiccional en el marco del recurso extraordinario, formular una determinada interpretación de la norma
citada, dado el carácter común que ésta posee...". Señaló, también, que ello derivaba de lo dispuesto en los arts. 67 inc. 11
y 100 de la Constitución Nacional reformada en 1860 que son los 75 inc. 12 y 116 de la Carta de 1994 y, además, del
consecuente art. 15 de la ley 48 (del año 1863) aplicable tanto a las apelaciones extraordinarias contra pronunciamientos
del orden provincial cuanto del nacional o federal. Luego de citar abundante jurisprudencia al respecto: Fallos 12736,184-516, 193-138, 276-248, recordó, asimismo, que ya en el siglo XIX había dicho que los arts. 14 y 15 de la ley
48 establecían una prescripción "terminante" sobre este punto. En este mismo orden de ideas aclaró que si bien es cierto
que el supuesto excepcionalísimo de arbitrariedad autoriza a que el Cuerpo revise decisiones de jueces de la causa en
materia de derecho común, la intervención de la Corte en esos casos no tiene por objeto sustituir a aquéllos en temas que le
son privativos. Indicó, también, que como se lo expresara en un antiguo fallo "Rey c/Rocha" de 1909, de no ser así
podría encontrarse en la necesidad de rever las sentencias de todos los tribunales de la República en toda clase de causas,
asumiendo una jurisdicción más amplia que la que le confieren los arts. 100 y 101 de la Carta Fundamental y 3 y 6 ley
4055, citando a tal efecto la doctrina de Fallos 112-384 y 386/387. En el mismo sentido, trajo a colación que
reiteradamente ha dicho que resulta ineficaz para la apertura de la instancia extraordinaria, el argumento fundado en la
diversa inteligencia que los magistrados inferiores hubiesen dado a una disposición de índole no federal, dado los
pronunciamientos de "casación" son extraños a sus funciones. Por último, y luego de resaltar que las cuestiones atinentes
al derecho del trabajo no flexibilizan esta regla toda vez que si intentara conseguir la uniformidad jurisprudencial sobre
una misma cuestión en materia laboral, ejercería una facultad ajena al remedio federal, concluye que resulta inconveniente
mantener la "ratio decidendi" de "Rodríguez" para asentar la exégesis de normas de derecho no federal como el artículo
30 de la Ley de Contrato de Trabajo. Así HECTOR JORGE SCOTTI en
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FUNDAMENTOS
ESCLARECEDORES EN UN FALLO DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA
NACION.
- (6) La tercerización laboral y el art. 30 de la L.C.T. por GRACIELA L. CRAIG,
RICARDO D. HIERREZUELO Revista Derecho del Trabajo l Año I, N°1. Ediciones Infojus, p. 119.
Id Infojus: DACF120087
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