R upturas y continuidades - Actividad Cultural del Banco de la

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A mediados del siglo XX tuvo lugar una
polémica en Bogotá entre dos historiadores del
arte, Gabriel Giraldo Jaramillo y Eugenio Barney
Cabrera, quienes discutieron sobre si el arte se
transformó al pasar de la Colonia a la República
o si prevalecieron los sistemas de expresión de
la sociedad colonial. Giraldo Jaramillo habla
de una “emancipación del arte” a partir de la
Independencia: “en cuanto a las bellas artes
podemos afirmar que la independencia política
trajo consigo una definitiva emancipación
pictórica y que a través de la historia artística
del siglo XIX no encontramos huella ninguna
de los principios y las normas que orientaron el
arte colonial neogranadino.” 1 Barney Cabrera,
por su parte, solo acepta “simples variantes
formales” e “innovaciones técnicas”, “pero
de ninguna manera posturas estéticas antes
desconocidas”. “Si el pensamiento no varió,” dice
Barney, “si las costumbres continuaron vigentes,
si la estructura socioeconómica tuvo simples
modificaciones de superficie, la secuencia
cultural debió ser similar a la colonial”2 .
Parafraseando a Posada Carbó, en el
arte colombiano, a lo largo del siglo XIX, se
encuentran rupturas y continuidades. Rupturas
como el cambio de modelos, temas y alegorías:
a un héroe de la Independencia, el mariscal de
Ayacucho, José Antonio Sucre se le retrata en
el momento en que es asesinado. Se evidencia
su grandeza y se denuncia el crimen político.
Hubo, asimismo, continuidades, en particular en
los sistemas de expresión que se observan en
el hieratismo del Niño Cuervo de José Miguel
Figueroa representante idóneo del taller de su
padre, Pedro José Figueroa. Se continuó con
los aportes de la Expedición Botánica, en la
observación directa del natural, en la práctica
del dibujo, en la implementación de la miniatura
moderna. Sin embargo, se interrumpió la temática
naturalística y se clausuró la organización de los
artistas en una escuela estatal, propia de las
sociedades democráticas.
¿Hacia dónde se encaminó el
conocimiento botánico?
Si bien la técnica de la miniatura empleada
para las láminas botánicas representa una
continuidad, al utilizarla para el retrato, produjo
una ruptura que convierte la miniatura en el
arte de la naciente república. El mejor ejemplo
es el artista José María Espinosa (1796-1883)
que dejó más de trescientos retratos, en esas
minúsculas piezas románticas consagradas a la
memoria.
1 Gabriel Giraldo Jaramillo. La miniatura, la pintura y
el grabado en Colombia. Bogotá: Colcultura, 1980,
p. 158.
Las rupturas en el género del retrato,
¿de dónde provienen? No solo de la técnica
ni de la asociación entre arte y condiciones
sociales y políticas sino son una continuidad
del enciclopedismo de Diderot, condenado por
2 Eugenio Barney Cabrera. Temas para la historia
del arte en Colombia. Bogotá: Universidad Nacional,
1970, pp. 55, 56 y 69.
3 Eduardo Posada Carbó, “Invitación al porvenir” en
El Tiempo, octubre 12 de 2001, p.17.
por Duviols7. Humboldt hizo visible en el género de
paisaje lo que llamó la “pintura de la naturaleza”8 .
la Iglesia y recuperado por los republicanos. El
código del artista indica, dentro del estilo verdadero
o Neoclásico, como se lo llamó más adelante, que
“la obra de arte debe su interés a su contenido
moral y social”, se debe dirigir hacia la pintura de
cuadros históricos, seria y estimulante 4 . En sus
obras no se glorifica a los reyes; se celebran la
sobriedad, el valor, la continencia, el respeto por las
leyes y, sobre todo, el patriotismo. Se toma ejemplo
de los valores de los romano, en particular, el tema
de la familia. El lenguaje evidencia la ruptura: la
calificación de “verdad y belleza” al Observatorio
Astronómico (1803) de par te el cientí fico
Francisco Antonio Caldas5 , y las de “la firmeza y la
hermosura”6 , utilizadas por el arquitecto capuchino
Domingo Buix (1759 -1811) en la polémica sobre la
Catedral,(1804-1808) demuestran el conocimiento
del canon del Neoclasicismo.
“LA PINTURA DE LA NATURALEZA”.
En 1801 Alejandro de Humboldt recorrió el actual
territorio colombiano. Uno de los productos de su
viaje por América fueron los grabados de Vistas
de las cordilleras, con los que inició una revolución
visual en el siglo XIX. En ese momento nació una
verdadera “escuela humboldtiana” de pintores
americanistas de paisaje según el término acuñado
4 Hugh Honour. Neoclasicismo. Madrid: Xarait Ediciones, 1982, p.115.
5 Homenaje al arquitecto capuchino fray Domingo de
Petrés en el segundo centenario de su nacimiento 1759
-9 de junio -1959. Bogotá: Ediciones Seminario Seráfico
Misional Capuchino, 1959, p.72.
6 Ibíd., p.82.
La serie de viajeros que lo siguieron dirigieron
su mirada hacia las costumbres. El auge del
costumbrismo en la pintura y la literatura en la Nueva
Granada coincide con la voluntad de romper con
la estructura colonial que había impedido iniciar los
grandes proyectos a partir de la Independencia.
Hacia 1840 se despertó un creciente interés
por la realidad social que se consolidó, por parte
de los artistas, en dibujos, pinturas y grabados
que representaban costumbres y por parte del
Gobierno en una empresa estatal conocida como
Comisión Corográfica. La primera, se convirtió en
una verdadera manía y la segunda, en una empresa
de arte ciencia.
La pintura Imitación de la naturaleza del campo
de Pueblo Viejo y Ubaque de José Manuel Groot, o
la acuarela de unas lavanderas peleando de Ramón
Torres Méndez o Provincia de Medellín: Retrato de
una negra de Enrique Price, no se podían explicar
sin la presencia de estos extranjeros que fueron
sus maestros temporales y, a la vez, los clientes
esporádicos de sus apuntes de costumbres y
paisajes.
EL GRABADO, LA CARICATURA
Y LA FOTOGRAFÍA
Una de las rupturas se reconoce en la
implementación de técnicas ambiguas que sirvieron
por igual a las artes y al periodismo: la litografía,
la caricatura y la fotografía. De todas ellas fue la
fotografía la que afectó más las prácticas artísticas.
Llegó en 1839, año en el que fue presentado el
daguerrotipo ante la Academia de Ciencias de París.
7 Jean-Paul Duviols et Charles Minguet Humboldt savant-citoyen du monde. Paris: Gallimard, 1994, p. 78 y 132.
8 Alejandro de Humboldt. Cosmos Ensayo de una descripción física del mundo. Buenos Aires, Editorial Glem,
1944.
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SIGLO XIX
En el año de 1800 Francisco de Goya (1746
-1828) pintó en Madrid La Familia de Carlos IV
y Jacques-Louis David (1748-1825) realizó en
París el retrato ecuestre Napoleón cruzando los
Alpes. Estas obras dan las pautas no solo del
retrato oficial sino del Romanticismo y Clasicismo
que marcaron el punto de partida del arte en
el siglo XIX. En esos inicios tuvieron lugar en
Latinoamérica las revoluciones de Independencia
y no se puede medir hasta qué punto los retratos
elaborados por los pintores europeos influyeron
en las revoluciones de ultramar y llegaron a
transformar el arte de las remotas regiones.
En époc as recientes , con motivo de
las celebraciones del Bicentenario de la
Independencia , la discusión se amplió al
campo de la historia en general: el historiador
Eduardo Posada Carbó rectificó el criterio de
quienes afirman que la Independencia no habría
tenido mayor significado y que “la jerarquizada
estructura de la Colonia habría pasado a la
República sin romperse ni mancharse […] Si bien
hubo continuidades, la Independencia representó
también importantes rupturas con la Colonia:
se abrieron espacios políticos y sociales para
figuras de origen humilde (…) No es cierto que
nada cambió tras la Independencia”3 .
GUÍA PARA
EL VISITANTE
Anónimo (Escuela Humboldtiana)
Páramo de las papas
Ca. 1840
Óleo sobre tela
Rupturas y continuidades
Pablo Antonio García del Campo (Atribuido)
José Celestino Mutis
Ca. 1801
Óleo sobre tela
Colección de Arte
Banco de la República
25 de Julio de 2013
Ricardo Acevedo Bernal
Las Artes
S.F.
Óleo sobre tela
Desplazó a los miniaturistas; reemplazó a los retratistas locales
por pintores de establecimientos extranjeros que utilizaban la
fotografía en lugar del modelo vivo. Algunos artistas fueron
empleados como simples iluminadores de fotos. Sin embargo,
en la segunda mitad del siglo, se fundaron empresas con
fines comerciales o políticos que trajeron técnicos alemanes y
españoles e importaron maquinarias que permitieron la unión de
la litografía, la xilografía, la caricatura y la fotografía.
UN SUEÑO ACADÉMICO: LA ESCUELA BELLAS ARTES
Al finalizar la década de 1860 se puede hablar del fin de una
continuidad: los talleres artísticos de la sociedad colonial. Sin
embargo, se reemplazó por una continuidad europea del siglo
XVI, la Academia de Bellas Artes. En el país, antes de 1865,
ningún artista había viajado al exterior para estudiar en una
Escuela de Bellas Artes; ningún viajero extranjero se había
establecido en el país para enseñar arte y ningún gobierno,
después de la Expedición Botánica, había fundado escuelas
de Bellas Artes.
Aunque parezca una paradoja, fue durante el gobierno
radical cuando se tuvieron lugar los primeros movimientos para
la creación de la anhelada Escuela de Bellas Artes El presidente
de la República, Manuel Murillo Toro, sancionó la Ley 98 del 4
de junio de 1873:
«El Congreso de los Estados Unidos de Colombia, Decreta:
Artìculo1º. Créase en la capital de la República un instituto para
el cultivo y fomento de la pintura, grabado, música, arquitectura
y escultura”.9
Una vez implementada la escuela, llegó al país el académico
mexicano Felipe Santiago Gutiérrez, quien orientó la enseñanza
hacia las exigencias de todas las escuelas de Bellas Artes
oficiales. ¿Era una ruptura iniciarse en el “culto por la antigüedad
clásica, el dibujo exigente, la idealización de la naturaleza? Los
artistas así lo sentían y comenzaron a salir de país para buscar
en Paris y Roma el conocimiento soñado.
EL PAISAJE ES ARTE MODERNO
en la ornamentación de los teatros Colón y Municipal. El credo
estético era la ya famosa frase de Enrique Federico Amiel, “el
paisaje es un estado de ánimo” y se consideró al paisaje como
“la más bella manifestación del progreso artístico moderno11 .
Mientras los intelectuales se conformaban con “el parnaso
colombiano”, el paisaje fue protagonista de la ruptura, en primer
lugar, con el retrato académico, representado por Epifanio
Garay (1849-1903) y en segundo lugar, con el género religioso
reimplantado por el jesuita Santiago Páramo (1841-1915) y
por imaginero Emiliano Villa y, en tercer lugar, por el género
histórico –Pompier- de Alberto Urdaneta. Entretanto, los
pintores jóvenes de paisaje se comprometieron con el “arte
moderno”.
Andrés de Santa María a su regreso de unas vacaciones
en Europa, en los primeros años del siglo XX fue nombrado
director de la Escuela de Bellas Artes. Una polémica a finales
de 1904, causada por la exposición de su obra, evidenció la
ruptura con una frase de Baldomero Sanín Cano: “Era tiempo
de que la pintura fuese sencillamente la pintura. ¡Había sido
tantas cosas! La habían usado para enseñarnos. La habían
sometido a torturas extrañas para que representase sistemas
filosóficos o enmarañadas concepciones teológicas. Sirvió para
trasmitir al futuro las hazañas de los héroes”12 . Se había llegado
al “arte por el arte”. Esta polémica protagonizada, además de
Sanín Cano, por Max Grillo y Ricardo Hinestrosa Daza e indica
qué tan radicales habían sido las rupturas o si el germen de
las continuidades persistía en el arte en el momento histórico
en que se proyectaban las celebraciones del centenario de la
independencia en 1910.
Curaduría y texto: Beatriz González
Asistencia curatorial: Sigrid Castañeda
Unidad de Artes y Otras Colecciones. Banco de la República.
11 Manrique, Pedro Carlos. “Un paisajista”, en Revista Ilustrada, Año 1,
volumen I, No. 7, Bogotá, 28 de noviembre de 1898, p. 109.
12 Sanín Cano, Baldomero. “El impresionismo en Bogotá”, en Revista
Contemporánea, no. 2. Bogotá, noviembre de 1904.
En 1888, ante la llamada de atención del escritor Rafael Pombo,
se inició la enseñanza de la pintura de paisaje10 . La Escuela de
Bellas Artes de Bogotá llevaba apenas dos años de reorganizada
como dependiente de la Universidad Nacional ya que la fundada
originalmente por el pintor Alberto Urdaneta, (1845-1887) se
había dispersado en varias escuelas. De esta manera el paisaje
independiente de la ciencia, la religión y la historia se comenzó
a enseñar por el pintor colombiano educado en Europa, Andrés
de Santa María (1860-1945) por el diplomático Luis de Llano
(- 1894) y por artistas y artesanos extranjeros, que participaban
Imagen de portada:
Pedro José Figueroa
La muerte de Sucre (Fragmento)
1835
Óleo sobre tela
9 Diario Oficial (Bogotá), 16 de junio de 1873, año IX, No. 2880.
10 Pombo, Rafael. “Discurso pronunciado en la sesión solemne de la Escuela de Bellas Artes el 2 de febrero de 1888”, en Nueva guía descriptiva
del Museo Nacional. Bogotá: Editorial La Luz, pág. 150.
Organizan:
Ricardo Moros Urbina
Escuela de Bellas Artes
1899
Óleo sobre tela
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