A.D.R. 3018/2014 - Suprema Corte de Justicia de la Nación

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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3018/2014
QUEJOSA: *********
PONENTE: MINISTRO JOSÉ FERNANDO FRANCO GONZÁLEZ SALAS
SECRETARIO: GABRIEL REGIS LÓPEZ
QUINTO. Por razón de método, en principio se aborda el estudio
del agravio compendiado en esta ejecutoria con el inciso a), en el cual
la empresa quejosa argumenta, esencialmente, que el artículo 11 de la
Ley del Impuesto sobre la Renta vigente en dos mil siete, viola los
principios de proporcionalidad y equidad tributarios consagrados en el
artículo 31, fracción IV, constitucional, pues sostiene que no permite al
contribuyente amortizar las pérdidas fiscales de ejercicios anteriores
respecto de la utilidad que se presume como reparto de dividendos en
términos del artículo 165, fracción II, de la citada legislación, mientras
que en el artículo 10 de la propia ley, sí se concede la oportunidad
para realizar la mencionada amortización contra la utilidad del
ejercicio.
Para dar respuesta al planteamiento relativo, es pertinente
precisar que el Pleno de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación
ha establecido que el objeto del impuesto sobre la renta lo constituyen
los ingresos, tal y como se desprende de la jurisprudencia del rubro:
“RENTA. SOCIEDADES MERCANTILES. OBJETO Y MOMENTO EN
QUE SE GENERA EL IMPUESTO” 1.
1
La jurisprudencia invocada es la número P./J. 52/96, sustentada por el Pleno de este Alto
Tribunal, Novena Época, visible en la página 101 del Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, tomo IV, del mes de octubre de mil novecientos noventa y seis, que establece: “De
conformidad con el artículo 1o. de la Ley del Impuesto sobre la Renta, el objeto de este impuesto
está constituido por los ingresos y no por las utilidades que tengan los sujetos pasivos del mismo.
La obligación tributaria a cargo de éstos nace en el momento mismo en que se obtienen los
ingresos, bien sea en efectivo, en bienes, en servicios o en crédito, como lo establece el artículo 15
del mismo ordenamiento, y no hasta que al término del ejercicio fiscal se determina que hubo
utilidades. No es óbice para esta conclusión el hecho de que sean las utilidades las que
constituyen la base a la que habrá de aplicarse la tarifa de acuerdo con la cual se determinará el
impuesto, así como tampoco la circunstancia de que aun cuando haya ingresos, si no hay
utilidades, no se cubrirá impuesto alguno, pues en este caso debe entenderse que esos ingresos
que, sujetos a las deducciones establecidas por la ley, no produjeron utilidades, están
desgravados, y lo que es más, que esa pérdida fiscal sufrida en un ejercicio fiscal, será motivo de
compensación en ejercicio posterior. No es cierto pues, que el impuesto sobre la renta se causa
anualmente, ya que, como se dijo, éste se va causando operación tras operación en la medida en
que se vayan obteniendo los ingresos; por ende, no es cierto tampoco, que al realizar pagos
provisionales a cuenta del impuesto, se esté enterando un tributo no causado y que ni siquiera se
sabe si se va a causar. El impuesto se ha generado, se va causando operación tras operación,
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En el criterio invocado, el Tribunal Pleno definió con claridad que
—en relación con las sociedades mercantiles—, el objeto del impuesto
sobre la renta lo constituyen los ingresos, mientras que las utilidades
que tengan los sujetos pasivos de dicho tributo, constituyen la base del
gravamen.
Sobre el particular, el artículo 10 de la Ley del Impuesto sobre la
Renta vigente en dos mil siete2, establece que las personas morales
deben calcular el impuesto sobre la renta, aplicando al resultado fiscal
obtenido en el ejercicio la tasa del 28%; asimismo, el citado numeral
prevé que el aludido resultado se determinará aplicando el siguiente
procedimiento:
I. Primero debe obtenerse la utilidad fiscal, disminuyendo de la
totalidad de los ingresos acumulables obtenidos en el ejercicio, las
deducciones autorizadas.
II. A la utilidad fiscal del ejercicio se le disminuirán, en su caso,
ingreso tras ingreso, y el hecho de que, de conformidad con el artículo 10 de la ley en comento,
sea hasta el fin del ejercicio fiscal cuando se haga el cómputo de los ingresos acumulables, y se
resten a éstos las deducciones permitidas por la ley, para determinar una utilidad fiscal que va a
constituir la base (no el objeto), a la que se habrá de aplicar la tarifa que la misma ley señala, para
obtener así el impuesto definitivo a pagar, no implica que dicha utilidad sea el objeto del impuesto y
que éste no se hubiese generado con anterioridad.”
2
“Artículo 10. Las personas morales deberán calcular el impuesto sobre la renta, aplicando al
resultado fiscal obtenido en el ejercicio la tasa del 28%.
(REFORMADO, D.O.F. 30 DE DICIEMBRE DE 2002)
El impuesto que se haya determinado conforme al párrafo anterior, después de aplicar, en su caso,
la reducción a que se refiere el penúltimo párrafo del artículo 81 de esta Ley, será el que se
acreditará contra el impuesto al activo del mismo ejercicio, y será el causado para determinar la
diferencia que se podrá acreditar adicionalmente contra el impuesto al activo, en los términos del
artículo 9o. de la Ley del Impuesto al Activo.
El resultado fiscal del ejercicio se determinará como sigue:
(REFORMADA, D.O.F. 1 DE DICIEMBRE DE 2004)
I. Se obtendrá la utilidad fiscal disminuyendo de la totalidad de los ingresos acumulables obtenidos
en el ejercicio, las deducciones autorizadas por este Título. Al resultado obtenido se le disminuirá,
en su caso, la participación de los trabajadores en las utilidades de las empresas pagada en el
ejercicio, en los términos del artículo 123 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos.
II. A la utilidad fiscal del ejercicio se le disminuirán, en su caso, las pérdidas fiscales pendientes de
aplicar de ejercicios anteriores.
El impuesto del ejercicio se pagará mediante declaración que presentarán ante las oficinas
autorizadas, dentro de los tres meses siguientes a la fecha en la que termine el ejercicio fiscal.
(REFORMADO, D.O.F. 30 DE DICIEMBRE DE 2002)
Las personas morales que realicen exclusivamente actividades agrícolas, ganaderas, pesqueras o
silvícolas, podrán aplicar lo dispuesto en el penúltimo párrafo del artículo 81 de esta Ley.”
2
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3018/2014
las pérdidas fiscales pendientes de aplicar de ejercicios
anteriores.
De lo expuesto se pone de relieve que en la determinación del
impuesto sobre la renta, no se toma en cuenta únicamente el ingreso
bruto generado aisladamente sino la utilidad real, obtenida mediante la
consideración conjunta del ingreso y de las cantidades erogadas como
costo de generación del ingreso.
En efecto, si bien el objeto del impuesto lo constituyen los
ingresos percibidos, dicho gravamen se determina considerando como
base la renta gravable que se aprecia en la utilidad fiscal, lo cual
implica que el ingreso bruto debe ser atemperado con conceptos
relacionados con el costo de la producción del ingreso, es decir, con
las deducciones, de tal manera que la base del impuesto sea la
ganancia que resulte de la obtención de ingresos en efectivo, en
bienes, en servicios, en crédito o de cualquier otro tipo, que
modifiquen el patrimonio del contribuyente, mediante un impacto
positivo en éste.
Las deducciones son los conceptos que se disminuyen de los
ingresos brutos a fin de determinar una utilidad fiscal en caso de que
los ingresos excedan las deducciones, o una pérdida, en el supuesto
contrario. Las razones que dan lugar a establecer una deducción en
materia de impuesto sobre la renta pueden ser de diversa índole; sin
embargo, se considera que todas responden a alguna de las dos
premisas fundamentales siguientes:
1. Estructurales o internas, es decir, aquellas que derivan de la
mecánica del tributo o de las exigencias constitucionales; y,
2. No estructurales o de política pública, es decir, que
emanan del interés del legislador por incentivar o evitar determinadas
conductas según se consideren necesarias o no para los intereses del
Estado.
La mencionada clasificación tiene la finalidad de distinguir entre
las deducciones que se autorizan por constituir un costo que es
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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3018/2014
necesario o inevitable para producir el ingreso, y aquellas que no se
vinculan con los costos de producción, sino que son gastos
contingentes que el legislador, con el interés de alcanzar diversos
objetivos, autoriza que se disminuyan de los ingresos brutos.
En relación con las pérdidas sufridas en ejercicios anteriores, que
también constituyen otra medida sustractiva a considerar para
determinar el resultado fiscal del ejercicio, es pertinente precisar que el
artículo 61 de la Ley del Impuesto sobre la Renta vigente en dos mil
siete, establece que la pérdida fiscal es la diferencia entre los ingresos
acumulables del ejercicio y las deducciones autorizadas, cuando el
monto de estas últimas sea mayor que los ingresos, esto es, cuando la
utilidad fiscal es negativa (que puede ser incrementada con la
participación de los trabajadores en las utilidades de las empresas);
además, el propio numeral prevé el derecho del contribuyente para que
la pérdida fiscal ocurrida en un ejercicio, pueda amortizarla de la utilidad
fiscal de los diez ejercicios siguientes hasta agotarla.
El párrafo tercero del citado artículo 61 establece que cuando el
contribuyente no disminuya en un ejercicio la pérdida fiscal de ejercicios
anteriores, pudiendo haberlo hecho conforme a este artículo, perderá el
derecho a hacerlo en los ejercicios posteriores y hasta por la cantidad
en la que pudo haberlo efectuado; en tanto que en el párrafo sexto del
propio numeral se prevé que el derecho a realizar la mencionada
amortización es personal del contribuyente que sufra las pérdidas, por
lo que no podrá transmitirlo a otra persona ni como consecuencia de
fusión3.
3
“Artículo 61. La pérdida fiscal se obtendrá de la diferencia entre los ingresos acumulables del
ejercicio y las deducciones autorizadas por esta Ley, cuando el monto de estas últimas sea mayor
que los ingresos. El resultado obtenido se incrementará, en su caso, con la participación de los
trabajadores en las utilidades de las empresas pagada en el ejercicio en los términos del artículo
123 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
La pérdida fiscal ocurrida en un ejercicio podrá disminuirse de la utilidad fiscal de los diez ejercicios
siguientes hasta agotarla.
Cuando el contribuyente no disminuya en un ejercicio la pérdida fiscal de ejercicios anteriores,
pudiendo haberlo hecho conforme a este artículo, perderá el derecho a hacerlo en los ejercicios
posteriores y hasta por la cantidad en la que pudo haberlo efectuado.
(REFORMADO, D.O.F. 30 DE DICIEMBRE DE 2002)
Para los efectos de este artículo, el monto de la pérdida fiscal ocurrida en un ejercicio, se
actualizará multiplicándolo por el factor de actualización correspondiente al periodo comprendido
desde el primer mes de la segunda mitad del ejercicio en el que ocurrió y hasta el último mes del
mismo ejercicio. La parte de la pérdida fiscal de ejercicios anteriores ya actualizada pendiente de
aplicar contra utilidades fiscales se actualizará multiplicándola por el factor de actualización
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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3018/2014
El derecho a disminuir las pérdidas fiscales es personal del
contribuyente que las sufra y no podrá ser transmitido a otra persona ni
como consecuencia de fusión.
El mencionado derecho surgió como una deducción que fue
incorporada en la Ley del Impuesto sobre la Renta publicada en el
Diario Oficial de la Federación el treinta y uno de diciembre de mil
novecientos sesenta y cuatro. En la exposición de motivos que dio lugar
a dicha reforma, se estableció, en relación con dichas pérdidas, lo
siguiente:
“… Por lo que hace a las deducciones autorizadas en
las empresas para determinar el ingreso gravable, se
mantienen las normales y propias de las diversas
actividades, haciéndose algunas correcciones en
beneficio de los causantes; las normas se simplifican,
manteniéndose los conceptos tradicionales, con mayor
elasticidad, como en el caso de pérdidas por créditos
incobrables que se regulan en forma menos rigurosa, y
por su importancia, cabe expresar que se incluye como
nueva deducción la pérdida sufrida en un ejercicio, que
podrá ser deducida en los cinco siguientes hasta su
amortización total.”
Así, en el artículo 22 de la Ley del Impuesto sobre la Renta de mil
novecientos sesenta y cuatro, se estableció lo siguiente:
“Artículo 22. Podrán amortizarse las pérdidas de
correspondiente al periodo comprendido desde el mes en el que se actualizó por última vez y hasta
el último mes de la primera mitad del ejercicio en el que se aplicará.
Para los efectos del párrafo anterior, cuando sea impar el número de meses del ejercicio en que
ocurrió la pérdida, se considerará como primer mes de la segunda mitad, el mes inmediato
posterior al que corresponda la mitad del ejercicio.
El derecho a disminuir las pérdidas fiscales es personal del contribuyente que las sufra y no podrá
ser transmitido a otra persona ni como consecuencia de fusión.
En el caso de escisión de sociedades, las pérdidas fiscales pendientes de disminuirse de utilidades
fiscales, se deberán dividir entre las sociedades escindente y las escindidas, en la proporción en
que se divida la suma del valor total de los inventarios y de las cuentas por cobrar relacionadas con
las actividades comerciales de la escindente cuando ésta realizaba preponderantemente dichas
actividades, o de los activos fijos cuando la sociedad escindente realizaba preponderantemente
otras actividades empresariales. Para determinar la proporción a que se refiere este párrafo, se
deberán excluir las inversiones en bienes inmuebles no afectos a la actividad preponderante.”
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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3018/2014
operación ocurridas en ejercicios anteriores conforme a las
siguientes reglas:
I. Las pérdidas amortizables deberán ser tanto contables
como fiscales. Si su monto fuere diferente sólo será
amortizable la cantidad menor.
II. La amortización de pérdidas deberá efectuarse tanto
para efectos contables como fiscales.
III. Las pérdidas ocurridas en un ejercicio sólo podrán
amortizarse con cargo a los resultados de los cinco ejercicios
siguientes y hasta por el monto total de la utilidad que en cada
uno de ellos llegare a obtenerse.
IV. El derecho para amortizar pérdidas de operación
ocurridas en ejercicios anteriores es personal del causante
que las sufre. No podrá ser transmitido por el acto entre vivos
ni como consecuencia de fusión; pero si el causante es
persona física podrá transmitirse el derecho a los herederos o
legatarios que continúen la explotación de la empresa en la
que ocurrieron las pérdidas.
Las pérdidas que fueren consecuencia de fusión o
liquidación de sociedades en las que el causante fuere socio o
accionista, o las que deriven de la venta de inmuebles,
maquinaria o equipo que formen parte del activo fijo, no son
amortizables; pero si en el mismo ejercicio o en los cinco
siguientes el causante tuviere ganancias por cualquiera de
dichos conceptos, la ganancia y la pérdida se extinguirán
hasta el monto de la menor, si aún quedase utilidad, ésta se
considerará ingreso acumulable en la proporción que esta ley
determina. Las pérdidas ocurridas después de diez años de
adquiridos los bienes no serán tomadas en cuenta para los
fines de este párrafo.”
De la fracción III del dispositivo legal preinserto, se puede apreciar
que la pérdida ocurrida en un ejercicio sólo podía amortizarse con cargo
a los resultados de los cinco ejercicios siguientes, y hasta por el monto
total de las utilidades que en cada uno de ellos llegare a obtenerse; de
ahí que el legislador distinguió, por una parte, el plazo para el ejercicio
del derecho y, por otra, el monto al que ascendería la amortización en
caso de llegar a obtener utilidades.
Posteriormente, mediante decreto publicado en el Diario Oficial de
la Federación, el treinta de diciembre de mil novecientos ochenta, se
expidió una nueva Ley del Impuesto sobre la Renta, incorporando en su
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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3018/2014
título II (De las sociedades mercantiles) un capítulo III referente a las
pérdidas. En la exposición de motivos se precisó lo que a continuación
se transcribe:
“En relación con las pérdidas de operación sufridas
por las empresas, se permite que su amortización pueda
hacerse contra las utilidades del ejercicio inmediato
anterior a aquel en que se sufrió la pérdida o bien contra
las utilidades de los cuatro ejercicios siguientes, con lo
cual se amplía el plazo de recuperación de las pérdidas
de tres a cinco ejercicios, además de que en algunas
ocasiones el contribuyente podrá obtener recursos
fiscales inmediatamente después de haber sufrido
resultados desfavorables.”
Al respecto, el artículo 55 de la Ley del Impuesto sobre la Renta
vigente a partir del primero de enero de mil novecientos ochenta y uno,
disponía lo siguiente:
“Artículo 55. La pérdida fiscal ocurrida en un ejercicio
podrá disminuirse de la utilidad fiscal después de restarle los
ingresos a que se refieren las fracciones I a III del artículo 10,
que en su caso, corresponda al ejercicio inmediato anterior y
a los cuatro siguientes. Cuando el contribuyente no disminuya
en un ejercicio la pérdida fiscal de otros ejercicios, pudiéndolo
haber hecho conforme a este artículo, perderá el derecho a
hacerlo en ejercicios posteriores, hasta por la cantidad en que
pudo haberlo efectuado.
El derecho para disminuir pérdidas es personal del
contribuyente que las sufra y no podrá ser transmitido a otra
persona ni como consecuencia de fusión.”
Del precepto transcrito se desprende el derecho de los
contribuyentes para amortizar las pérdidas fiscales obtenidas en
ejercicios anteriores, y señala las reglas que se deben observar para
efectuar dicha amortización, estableciendo como límite cinco ejercicios
fiscales.
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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3018/2014
El citado artículo 55 fue reformado mediante decreto publicado en
el Diario Oficial de la Federación del quince de diciembre de mil
novecientos noventa y cinco, a efecto de incrementar el tiempo en que
podía llevarse a cabo la mencionada amortización de pérdidas fiscales,
al pasar de cinco a diez ejercicios posteriores.
Mediante diverso decreto publicado el primero de enero de dos
mil dos, se expidió la entonces nueva Ley del Impuesto sobre la Renta
(que actualmente ya no está en vigor), abrogándose la publicada en el
Diario Oficial de la Federación el treinta de diciembre de mil novecientos
ochenta, en cuyo artículo 61 se reguló lo relativo a las pérdidas fiscales,
en los términos siguientes:
“Artículo 61. La pérdida fiscal será la diferencia entre
los ingresos acumulables del ejercicio y las
deducciones autorizadas por esta Ley, cuando el
monto de estas últimas sea mayor que los ingresos.
La pérdida fiscal ocurrida en un ejercicio podrá
disminuirse de la utilidad fiscal de los diez ejercicios
siguientes hasta agotarla.
Cuando el contribuyente no disminuya en un ejercicio
la pérdida fiscal de ejercicios anteriores, pudiendo
haberlo hecho conforme a este artículo, perderá el
derecho a hacerlo en los ejercicios posteriores y hasta
por la cantidad en la que pudo haberlo efectuado.
(REFORMADO, D.O.F. 30 DE DICIEMBRE DE 2002)
Para los efectos de este artículo, el monto de la pérdida
fiscal ocurrida en un ejercicio, se actualizará
multiplicándolo por el factor de actualización
correspondiente al periodo comprendido desde el
primer mes de la segunda mitad del ejercicio en el que
ocurrió y hasta el último mes del mismo ejercicio. La
parte de la pérdida fiscal de ejercicios anteriores ya
actualizada pendiente de aplicar contra utilidades
fiscales se actualizará multiplicándola por el factor de
actualización correspondiente al periodo comprendido
desde el mes en el que se actualizó por última vez y
hasta el último mes de la primera mitad del ejercicio en
el que se aplicará.
Para los efectos del párrafo anterior, cuando sea impar
el número de meses del ejercicio en que ocurrió la
pérdida, se considerará como primer mes de la
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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3018/2014
segunda mitad, el mes inmediato posterior al que
corresponda la mitad del ejercicio.
El derecho a disminuir las pérdidas fiscales es
personal del contribuyente que las sufra y no podrá ser
transmitido a otra persona ni como consecuencia de
fusión.
En el caso de escisión de sociedades, las pérdidas
fiscales pendientes de disminuirse de utilidades
fiscales, se deberán dividir entre las sociedades
escindente y las escindidas, en la proporción en que se
divida la suma del valor total de los inventarios y de las
cuentas por cobrar relacionadas con las actividades
comerciales de la escindente cuando ésta realizaba
preponderantemente dichas actividades, o de los
activos fijos cuando la sociedad escindente realizaba
preponderantemente otras actividades empresariales.
Para determinar la proporción a que se refiere este
párrafo, se deberán excluir las inversiones en bienes
inmuebles no afectos a la actividad preponderante.”
Del precepto legal preinserto se pone de manifiesto que subsiste
la intención del legislador federal de reconocer las pérdidas fiscales de
ejercicios anteriores, como una medida sustractiva que permite
disminuir la utilidad fiscal en ejercicios posteriores, la cual tiene su
génesis en la propia mecánica del impuesto sobre la renta, pues si éste
se causa sobre la utilidad fiscal que tiene la persona moral en un
determinado período, la cual a su vez se determina sumando todos los
ingresos acumulables del ejercicio, menos las deducciones autorizadas,
es evidente que cuando estas minoraciones exceden a los primeros, se
obtendrá una pérdida fiscal, que puede amortizarse en el siguiente
ejercicio o ulteriores (sin exceder de diez), a efecto de permitir conjuntar
el impacto de las utilidades fiscales presentes, con el de las pérdidas
fiscales pasadas, y que de esa manera la situación fiscal de la empresa
guarde relación con el desenvolvimiento que ha tenido en un lapso de
tiempo determinado.
Sobre tales premisas, se colige que las pérdidas fiscales
constituyen un elemento de singular importancia para la determinación
del resultado fiscal de una persona moral, pues su disminución de la
utilidad fiscal del ejercicio incide en la cuantía del impuesto sobre la
renta causado, ya que si aquélla es superior al monto de las pérdidas
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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3018/2014
fiscales actualizadas de ejercicios anteriores, se obtiene un resultado
fiscal disminuido, que al aplicársele la tasa correspondiente obviamente
tiene como consecuencia que el impuesto causado en el ejercicio sea
menor; por el contrario, si las pérdidas fiscales pasadas exceden el
monto de la utilidad fiscal del ejercicio, entonces no se tendría un
resultado fiscal positivo y, por tanto, no podría obtenerse un impuesto
causado en el ejercicio; lo que podría incidir a su vez en no poder
acreditar algún pago provisional u otro concepto.
En concordancia con lo anterior, es importante significar que el
Tribunal Pleno de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación, al
resolver la contradicción de tesis número 233/2009, en sesión del diez
de mayo de dos mil diez, por mayoría de nueve votos, analizó la
naturaleza jurídica de las sociedades mercantiles e individualizó
algunos de los elementos económicos que la conforman, así como sus
rasgos distintivos, entre los que destacan los siguientes:

El capital social es un elemento de existencia jurídica de
las sociedades mercantiles, representa el valor correspondiente a la
suma de aportaciones de los socios, este capital debe ser constante,
inmutable y único; no sólo es un asiento contable, sino debe existir
realmente en la sociedad al haber sido pagado por los accionistas y
determinarse exactamente en su cuantía.

El capital contable refleja las operaciones de la empresa en
relación con lo ganado o perdido en un determinado periodo, pues es
el producto de la diferencia real existente entre el activo y el pasivo de
la sociedad. De igual forma, constituye los recursos de que dispone la
entidad para la realización de sus fines, representadas por partes
sociales o acciones de sus propietarios o dueños, los cuales adquieren
un derecho retributivo o residual sobre los activos netos, el cual
ejercen mediante reembolso o distribución, por lo que este capital
contable será la base para calificar las distribuciones que constituyan
reembolsos de capital cuando existan utilidades porque los activos
menos los pasivos hayan superado al capital social.

No deben confundirse los conceptos de capital social y
capital contable, porque si bien ambos participan de los principios
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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3018/2014
doctrinales atinentes al capital —en general— de una determinada
unidad económica o negocio en marcha, no menos cierto es que tanto
en el terreno societario, como en el contable, y en el jurídico, se
identifican de forma diferente según la función que en estos ámbitos
se les atribuye.

Al capital social se le identifica, desde el punto de vista
estrictamente societario, para referirse preferentemente a las
aportaciones que los socios realizan a la entidad y por la cual reciben
a cambio derechos retributivos por medio de acciones a su favor;
mientras que, en términos contables, al capital contable se le utiliza
para identificar financieramente cuáles son los activos netos de la
sociedad, por ser el producto de la diferencia real existente entre el
activo y el pasivo de la empresa.

Desde el punto de vista legal, el capital contable representa
para los propietarios de una entidad lucrativa su derecho sobre los
activos netos. Este derecho se ejerce mediante su reembolso o el
decreto de dividendos.

El capital social no incluye al capital contable, sino que es
al revés, es decir, el capital contable incluye al capital social al ser este
último parte integrante de aquél. El capital contable se encuentra
íntimamente relacionado con la riqueza de la sociedad mercantil en un
momento determinado, en virtud de que es el reflejo de sus
movimientos económicos concernientes a las utilidades y pérdidas
financieras.
Significativo resulta destacar que el dividendo es un derecho
individual que corresponde a todos los socios, a percibir un beneficio
económico, en forma más o menos regular, de las utilidades que
obtenga la sociedad es decir, las utilidades son aquellas cantidades
que la sociedad obtiene como consecuencia del ejercicio de la
actividad social y que constituye un superávit en relación con el capital
social y, por tanto, los dividendos no son otra cosa que las cantidades
que resultan de distribuir dichas utilidades o superávit, entre los
socios. Para efectos del impuesto sobre la renta, el dividendo es la
parte proporcional, que de las ganancias (ingresos reales) de la
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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3018/2014
empresa, le corresponden al socio o accionista.
La repartición de dividendos tiene efectos diversos desde el
punto de vista de la Ley del Impuesto sobre la Renta, dependiendo de
si la utilidad de la que derivan ya cubrió el impuesto respectivo —es
decir, si el ingreso corporativo ya se reflejó en una utilidad fiscal—, o si
no lo han hecho, no por una omisión de la persona moral, sino porque
la utilidad contable podría respaldar su distribución financiera, pero en
circunstancias tales que aún no dieran lugar al pago de dicho tributo,
derivado de discrepancias entre ambas mediciones.
En efecto, el impuesto sobre la renta que se paga a nivel
corporativo, deriva de los ingresos acumulables, según son definidos
por el legislador —excluyendo los no acumulables, así como los que la
propia Ley considera que no son ingreso—, y permite determinar una
utilidad o pérdida fiscal, tras la aplicación de las deducciones que
autoriza la Ley del Impuesto sobre la Renta, resultando relevante
precisar que dicho concepto no coincide —no tiene que coincidir
necesariamente— con la utilidad contable.
El hecho de que un ingreso se refleje en la utilidad fiscal —o en
el resultado fiscal, es decir, la cantidad que resulte de aplicar a aquélla
las pérdidas de ejercicios anteriores— y, por ende, dé lugar al pago
del impuesto sobre la renta, se traduce también en la posibilidad de
calcular la denominada “utilidad fiscal neta” (CUFIN), misma que debe
registrarse en la cuenta correspondiente —denominada CUFIN—,
cuyo saldo refleja las utilidades que ya han pagado impuesto y por
tanto, pueden ser distribuidas como dividendos, no “libres” de
impuesto sino ya “liberados”, por vía de la utilidad o resultado fiscal.
Por lo tanto, en la medida en la que una sociedad haya
determinado un resultado fiscal, podrá además generar una utilidad
fiscal neta, que deriva de restarle a aquél el impuesto sobre la renta
causado y pagado respecto del mismo, así como las partidas no
deducibles. En relación con esta utilidad fiscal neta, y la cuenta en la
que se refleja, puede señalarse que es el equivalente fiscal del
concepto financiero de utilidades retenidas, sin que por esta afirmación
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deba pasarse por alto la existencia de diferencias en los montos de
ambos conceptos.
Así, dado que en la cuenta de utilidad fiscal neta se registran las
utilidades pendientes de distribuir que ya pagaron impuesto sobre la
renta, su saldo irá disminuyendo conforme se vayan repartiendo los
dividendos correspondientes; cuando el saldo de la CUFIN se agote o
cuando no se hubiere generado, los dividendos que se lleguen a
repartir —se entiende, en razón de la utilidad financiera susceptible de
ser repartida—, deberán pagar el impuesto por dividendos a que se
refiere el artículo 11 de la Ley del Impuesto sobre la Renta, el cual
estable lo siguiente:
“Artículo 11. Las personas morales que distribuyan
dividendos o utilidades deberán calcular y enterar el
impuesto que corresponda a los mismos, aplicando la
tasa establecida en el artículo 10 de esta Ley. Para
estos efectos, los dividendos o utilidades distribuidos
se adicionarán con el impuesto sobre la renta que se
deba pagar en los términos de este artículo. Para
determinar el impuesto que se debe adicionar a los
dividendos o utilidades, éstos se deberán multiplicar
por el factor de 1.3889 y al resultado se le aplicará la
tasa establecida en el citado artículo 10 de esta Ley. El
impuesto correspondiente a las utilidades distribuidas
a que se refiere el artículo 89 de esta Ley, se calculará
en los términos de dicho precepto.
(REFORMADO, D.O.F. 27 DE DICIEMBRE DE 2006)
Tratándose de las personas morales que se dediquen
exclusivamente a las actividades agrícolas, ganaderas,
pesqueras o silvícolas, para calcular el impuesto que
corresponda a dividendos o utilidades distribuidos, en
lugar de lo dispuesto en el párrafo anterior, deberán
multiplicar los dividendos o utilidades distribuidos por
el factor de 1.2346 y considerar la tasa a que se refiere
dicho párrafo con la reducción del 32.14% señalada en
el penúltimo párrafo del artículo 81 de esta Ley.
(REFORMADO, D.O.F. 30 DE DICIEMBRE DE 2002)
Tratándose de la distribución de dividendos o
utilidades mediante el aumento de partes sociales o la
entrega de acciones de la misma persona moral o
cuando se reinviertan en la suscripción y pago del
aumento de capital de la misma persona dentro de los
13
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3018/2014
30 días naturales siguientes a su distribución, el
dividendo o la utilidad se entenderá percibido en el año
de calendario en el que se pague el reembolso por
reducción de capital o por liquidación de la persona
moral de que se trate, en los términos del artículo 89 de
esta Ley.
No se estará obligado al pago del impuesto a que se
refiere este artículo cuando los dividendos o utilidades
provengan de la cuenta de utilidad fiscal neta que
establece esta Ley.
El impuesto a que se refiere este artículo, se pagará
además del impuesto del ejercicio a que se refiere el
artículo 10 de esta Ley, tendrá el carácter de pago
definitivo y se enterará ante las oficinas autorizadas, a
más tardar el día 17 del mes inmediato siguiente a
aquél en el que se pagaron los dividendos o utilidades.
(REFORMADO PRIMER PÁRRAFO, D.O.F. 30 DE
DICIEMBRE DE 2002)
Cuando los contribuyentes a que se refiere este
artículo distribuyan dividendos o utilidades y como
consecuencia de ello paguen el impuesto que
establece este artículo, podrán acreditar dicho
impuesto de acuerdo a lo siguiente:
(REFORMADA, D.O.F. 30 DE DICIEMBRE DE 2002)
I. El acreditamiento únicamente podrá efectuarse
contra el impuesto sobre la renta del ejercicio que
resulte a cargo de la persona moral en el ejercicio en el
que se pague el impuesto a que se refiere este artículo.
El monto del impuesto que no se pueda acreditar
conforme al párrafo anterior, se podrá acreditar hasta
en los dos ejercicios inmediatos siguientes contra el
impuesto del ejercicio y contra los pagos provisionales
de los mismos. Cuando el impuesto del ejercicio sea
menor que el monto que se hubiese acreditado en los
pagos provisionales, únicamente se considerará
acreditable contra el impuesto del ejercicio un monto
igual a este último.
Cuando el contribuyente no acredite en un ejercicio el
impuesto a que se refiere el quinto párrafo de este
artículo, pudiendo haberlo hecho conforme al mismo,
perderá el derecho a hacerlo en los ejercicios
posteriores hasta por la cantidad en la que pudo
haberlo efectuado.
(REFORMADA, D.O.F. 1 DE DICIEMBRE DE 2004)
14
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3018/2014
II. Para los efectos del artículo 88 de esta Ley, en el
ejercicio en el que acrediten el impuesto conforme a la
fracción anterior, los contribuyentes deberán disminuir
de la utilidad fiscal neta calculada en los términos de
dicho precepto, la cantidad que resulte de dividir el
impuesto acreditado entre el factor 0.3889.
Para los efectos de este artículo, no se considerarán
dividendos o utilidades distribuidos, la participación de
los trabajadores en las utilidades de las empresas.
Las personas morales que distribuyan los dividendos o
utilidades a que se refiere el artículo 165 fracciones I y
II de esta Ley, calcularán el impuesto sobre dichos
dividendos o utilidades aplicando sobre los mismos la
tasa establecida en el artículo 10 de esta Ley. Este
impuesto tendrá el carácter de definitivo.”
El precepto legal preinserto establece que las personas morales
que distribuyan dividendos o utilidades deben calcular y enterar el
impuesto correspondiente a dichos conceptos, por lo que deben
multiplicarse por el factor de 1.3889 y al resultado se le aplicará la tasa
establecida en el artículo 10 de la legislación en comento (salvo que
los dividendos o utilidades provengan de la CUFIN); además, se prevé
que los mencionados causantes podrán acreditar el impuesto relativo
contra el impuesto sobre la renta del ejercicio que resulte a su cargo, y
que en el supuesto de que no pueda llevarse a cabo, se podrá
acreditar hasta en los dos ejercicios inmediatos siguientes contra el
impuesto del ejercicio y contra los pagos provisionales de los mismos.
De lo expuesto se pone de manifiesto que el aludido impuesto
por dividendos se pagará en la medida en la que se decrete su reparto
con base en la utilidad financiera, conforme a lo dispuesto por los
artículos 18 y 19 de la Ley General de Sociedades Mercantiles,
cuando dicha utilidad provenga de conceptos respecto de los cuales la
sociedad no haya realizado un valor que constituya un ingreso ni
pagado por éste el impuesto sobre la renta, y en tanto que el saldo de
la CUFIN sea menor a la referida utilidad financiera.
Lo anterior es así, en virtud de que el impuesto sobre la renta
anual de las personas morales se determina tomando en
consideración únicamente los ingresos que por disposición de la ley
15
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3018/2014
son acumulables; sin embargo, ello de manera alguna implica que los
ingresos que la persona moral no puede acumular para la
determinación de su resultado fiscal del ejercicio, no son objeto del
impuesto sobre la renta, ya que el impuesto relativo a los ingresos no
acumulables, se determina al momento de distribuir las utilidades
respectivas vía dividendos.
Se expone tal aserto, pues no todo el impuesto sobre la renta
que causa una sociedad lo determina a través de su resultado fiscal,
porque puede suceder, que la empresa otorgue un dividendo que no
provenga de su cuenta de utilidades que ya fueron objeto del impuesto
(CUFIN) y en estos casos tal dividendo, de acuerdo con la legislación
fiscal, previamente a su distribución debe causar el impuesto sobre la
renta, pues se trata de ciertas partidas que no fueron objeto del
impuesto, es decir, no pasaron por resultado fiscal.
Así, si los dividendos que se reparten no provienen de la CUFIN
—es decir, si el saldo de dicha cuenta es excedido por el monto de los
dividendos distribuidos—, ello entonces dará lugar al pago del
impuesto por dividendos (en la aludida cuenta se reflejan las utilidades
fiscales que, pasando por resultado fiscal, dieron ya lugar al pago del
impuesto sobre la renta), mismo que se determina sobre una base
diferente a la del monto entregado al socio, a fin de que el tributo
resultante se calcule sobre la ganancia de la cual proviene el
dividendo, para lo cual la legislación establece la obligación de
piramidar éste.
En efecto, el artículo 11 de la Ley del Impuesto sobre la Renta
conmina a la aplicación de un factor que incrementa la utilidad
distribuida, hasta arribar al monto necesario para pagar el impuesto
considerando que el monto del dividendo es una utilidad neta del
impuesto sobre la renta; así, la Ley obliga a que se calcule la ganancia
de la que provendría el dividendo, como una utilidad bruta que, antes
del impuesto sobre la renta, habría dado lugar al pago de un dividendo
o utilidad neta.
A fin de igualar el tratamiento fiscal del dividendo en el socio o
accionista, con aquél que proviene de la cuenta de utilidad fiscal neta;
16
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3018/2014
es decir, con el que deriva de los ingresos reales de la persona moral
que ya causaron el impuesto sobre la renta a la tasa empresarial, los
dividendos que no deriven de la referida cuenta (CUFIN), previamente
a su distribución causarán un impuesto que será a cargo de la persona
moral que los distribuye.
Los dividendos se pagan en partidas que no son consideradas
para la determinación del resultado fiscal del ejercicio en que se
distribuyen, motivo por el cual, el impuesto relativo a los mismos debe
formar parte del concepto que los genera y cargarse a la cuenta de la
cual derivan las utilidades que se distribuyen vía dividendos; y en tal
virtud, el impuesto por dividendos o utilidades distribuidas que no
provienen de la CUFIN, debe extraerse del propio ingreso (ganancia)
del cual derivan dichos dividendos, por lo que, previamente a su
distribución, se debe calcular el impuesto que corresponde a la
empresa, a fin de determinar el monto de la ganancia distribuible.
Las ganancias originadas por circunstancias ajenas a la
operación normal de la empresa, aunque se registren contablemente,
el fisco no las considera ingreso de la empresa para efectos del
impuesto sobre la renta, sino hasta que se distribuyen a los
accionistas como dividendos, momento en que se causa el gravamen
a cargo de la empresa, generándose una especie de superávit
gravable, que representa las ganancias que generó en un determinado
momento la empresa, y que respecto de ellas no se pagó el impuesto
sobre la renta cuando se generaron por así permitirlo la ley, pero que
deben pagarse cuando se disponga de ellas para distribuir dividendos
entre los accionistas. El gravamen tendrá que extraerse de la propia
utilidad de la que provengan los dividendos y el accionista recibirá
como dividendo el restante; de lo que deriva que lo que se grava no
son los dividendos distribuidos, sino la ganancia de la cual provienen
esos dividendos.
Es así, pues los dividendos forman parte del concepto que los
genera y se pagan en partidas que no son consideradas para la
determinación del resultado fiscal del ejercicio en que se decretan y,
que por tal motivo, el impuesto que debe pagar la persona moral por
los dividendos que no provienen de su CUFIN, debe extraerse de la
17
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3018/2014
propia ganancia (ingreso) que va a distribuir entre los socios o
accionistas, por lo que, previamente a su distribución, deberá calcular
el monto del impuesto empresarial a su cargo y distribuir únicamente el
remanente, que se denomina dividendo o utilidad distribuible.
Cabe destacar que la aplicación del factor de piramidación al
dividendo distribuido, tiene como fin que el impuesto previsto en el
artículo 11, se calcule sobre el monto de las ganancias (ingresos
reales) de la persona moral, que se distribuyen a los socios o
accionistas vía dividendos y no así sobre el monto del dividendo
distribuido, dado que el referido tributo se causa por los ingresos de la
persona moral respecto de los cuales no se ha pagado impuesto
alguno.
Por lo tanto, el sujeto obligado al pago del impuesto es la
persona moral que distribuye dividendos y el objeto del mismo se
constituye por los ingresos (ganancias) respecto de los cuales dicho
contribuyente no ha pagado impuesto alguno, y no así por las
ganancias distribuidas (dividendos), pues aun cuando la empresa
debe calcular el impuesto que corresponda a los dividendos, ello no
debe entenderse en el sentido de que el objeto del gravamen lo
constituyen los dividendos que se distribuyan, sino en el sentido de
que la persona moral que distribuya ganancias (ingresos reales)
respecto de las cuales no ha pagado impuesto alguno, causarán el
impuesto respectivo al momento de distribuirlas a sus socios o
accionistas vía dividendos.
Cabe significar que el acreditamiento del impuesto por
dividendos a que se refiere el artículo 11 de la Ley del Impuesto sobre
la Renta, se establece a fin de que no se materialice un fenómeno de
doble tributación, si se considera que el impuesto por dividendos se
cubre por conceptos que no han pagado impuesto sobre la renta, pero
que, cuando así proceda legalmente, lo harán en un momento
posterior, es decir, cuando finalmente se reflejen en un resultado fiscal
en relación con el cual se pague dicho tributo.
Por consiguiente, se colige que el pago del impuesto por
dividendos, finalmente, es un anticipo del impuesto sobre la renta
18
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3018/2014
corporativo, cuando se dan las circunstancias que provocan que la
utilidad financiera autorice el reparto de dividendos, sin que éstos
hayan cubierto el tributo por vía del resultado fiscal, considerando que
era intención del legislador evitar un doble gravamen por la
distribución de utilidades.
Así se desprende del Dictamen de la Comisión de Hacienda y
Crédito Público de la Cámara de Diputados, de fecha veintinueve de
diciembre de dos mil uno —en el cual se llevó a cabo el análisis de la
iniciativa de “Decreto que Reforma, Adiciona y Deroga Diversas
Disposiciones Fiscales”—, y en el cual se señaló lo siguiente:
“[…]
Título II
De las personas morales
La que Dictamina está de acuerdo en establecer dentro
del Título II, el régimen fiscal al que deben sujetarse las
personas morales con actividades empresariales, por
lo que en las disposiciones se precisa la mecánica
para calcular el impuesto, así como la tasa aplicable a
la renta gravable, los lineamientos para calcular el
impuesto por distribución de dividendos, o utilidades
distribuidas, la forma en que se debe calcular y enterar
los pagos provisionales y la base para determinar la
participación de los trabajadores en las utilidades de
las empresas.
[…]
Por otra parte, en la Iniciativa presentada por el
Ejecutivo Federal, se establece en el artículo 11, el
impuesto por dividendos o utilidades distribuidas que
no provengan de la cuenta de utilidad fiscal neta. Para
estos efectos, la base de este impuesto se determina
multiplicando los dividendos o utilidades por un factor.
[…]
Ahora bien, una vez efectuados los análisis
correspondientes, esta Dictaminadora considera
necesario otorgar a las personas morales la posibilidad
de acreditar el impuesto sobre la renta pagado por la
distribución de utilidades contables contra el impuesto
sobre la renta del ejercicio, medida que pretende evitar
un doble gravamen por la distribución de utilidades.
[…]”.
19
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3018/2014
En este sentido, conviene destacar que la Ley del Impuesto
sobre la Renta no busca hacer tributar dos veces a los conceptos que
se consideren ingreso y que paguen impuesto sobre la renta a través
del resultado fiscal. Esta doble imposición podría verificarse, en una
primera ocasión, cuando se distribuyera un dividendo —se entiende,
derivado de la utilidad financiera— que no es respaldado con saldo en
la CUFIN, dando lugar al impuesto por dividendos; y en una segunda,
cuando propiamente pasen por resultado fiscal y den lugar a que se
pague impuesto sobre la renta corporativo.
Si el impuesto se paga primeramente a nivel corporativo, no se
materializa el fenómeno de doble imposición, porque esta
circunstancia provoca que el saldo de la CUFIN ya refleje a la utilidad
fiscal neta, es decir, a la que ya pagó impuestos, y el reparto del
dividendo —en esa medida— no da lugar a un posterior pago del
impuesto.
Pero si estamos ante el caso contrario, y primero se cubre el
impuesto por dividendos —al existir utilidad financiera que aún no
pasa por resultado fiscal, por conceptos que eventualmente se
reflejarán en ella—, pagándose también el impuesto corporativo tras el
efectivo, aunque posterior, reflejo de los mismos conceptos en el
resultado fiscal, es importante que el contribuyente cuente con la
posibilidad de recuperar el primero de dichos tributos a través del
acreditamiento a que se refiere el citado artículo 11 de la Ley del
Impuesto sobre la Renta.
Ello es así, porque el contribuyente cuenta con el derecho para
acreditar el impuesto por dividendos, en tanto que se trata de un
impuesto cubierto anticipadamente por los conceptos que ahora se
reflejarían en el resultado fiscal, una vez que las discrepancias entre
las formas de medir la utilidad contable y la fiscal, se han resuelto y ya
han provocado que se reflejen como ingreso, como utilidad fiscal y
como resultado fiscal, los conceptos que contablemente habían dado
lugar a la utilidad financiera.
Inclusive, debe apreciarse que el propio legislador ha
considerado deseable que el acreditamiento se efectúe en el propio
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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3018/2014
ejercicio en el que se genere el impuesto sobre la renta corporativo, tal
y como se desprende del Dictamen de la Comisión de Hacienda y
Crédito Público, en relación con el proyecto de Decreto que establece,
reforma, adiciona y deroga diversas disposiciones de la Ley del
Impuesto sobre la Renta y del Impuesto Sustitutivo del Crédito al
Salario, de fecha cinco de diciembre de dos mil dos, en el que se
aprecia el siguiente texto:
“[…]
La Ley del Impuesto sobre la Renta en vigor, permite
que los contribuyentes acrediten el gravamen pagado
derivado de la distribución de dividendos contables
contra el impuesto sobre la renta que resulte a cargo
de la persona moral en los tres ejercicios inmediatos
siguientes a aquél en el que pagó el impuesto sobre
dichos dividendos, lo que ha ocasionado que dicho
acreditamiento se verifique hasta el ejercicio siguiente
a aquél en el que se pague el gravamen por los
dividendos contables, pudiéndose generar en ese
ejercicio un impuesto a cargo respecto del cual no se
puede aplicar al crédito fiscal.
Por lo referido, se considera conveniente modificar el
esquema actual de acreditamiento para permitir a los
contribuyentes que efectúen el acreditamiento del
impuesto sobre la renta pagado por la distribución de
dividendos contables, contra el impuesto causado en
el mismo ejercicio y en los dos siguientes.
[…]”.
De esta manera, dado que el impuesto por dividendos se paga
como anticipo del impuesto sobre la renta corporativo, cuando
finalmente se paga éste por vía del resultado fiscal, es decir, al
actualizarse las circunstancias que materializan un auténtico ingreso
en los términos de la Ley, el causante cuenta con el derecho para
recuperar el impuesto anticipado.
Además, es pertinente aclarar que la legislación es cuidadosa
para evitar que el acreditamiento del impuesto por dividendos se
traduzca en un beneficio indebido, pues la fracción II del artículo 11 de
la Ley del Impuesto sobre la Renta señala que, en el ejercicio en el
que se realice el acreditamiento, los contribuyentes deberán disminuir
21
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3018/2014
de la utilidad fiscal neta, la cantidad que resulte de dividir el impuesto
acreditado, entre un factor determinado, lo que de nueva cuenta se
lleva a cabo con la intención de traducir el monto del impuesto en una
cantidad equiparable con las ganancias de las cuales proviene el
propio dividendo, lo cual puede, inclusive, dar lugar a la denominada
“CUFIN negativa”.
Así, de corresponder el acreditamiento a conceptos que ya se
reflejan en la CUFIN o que se reflejarían en ésta por cantidades
provenientes del resultado fiscal en relación con el cual se calculó el
impuesto que es disminuido con el impuesto por dividendos
acreditable, lo preceptuado por la fracción II del artículo 11 de la Ley
contribuye a que no se incremente indebidamente la utilidad fiscal
neta, y no se provoque que un nuevo reparto de dividendos pueda
aprovechar beneficios que no se justifican, como sería el dejar de
pagar impuesto por dividendos si no existe una correlación en el
impuesto pagado por vía del resultado fiscal.
De acuerdo con tales reflexiones, debe puntualizarse que esta
Segunda Sala considera que el artículo 11 de la Ley del Impuesto
sobre la Renta vigente en dos mil siete, al establecer el procedimiento
conforme al cual las personas morales deben calcular y enterar el
impuesto causado por la distribución de dividendos o utilidades, sin
prever la posibilidad de amortizar las pérdidas fiscales de ejercicios
anteriores respecto de la utilidad o ganancias de las cuales proviene el
propio dividendo, como son los préstamos a los socios o accionistas
que no cubren los requisitos previstos en el diverso numeral 165,
fracción II, de la citada legislación4, no viola en forma alguna el
4
“Artículo 165. Las personas físicas deberán acumular a sus demás ingresos, los
percibidos por dividendos o utilidades. Asimismo, dichas personas físicas podrán
acreditar, contra el impuesto que se determine en su declaración anual, el impuesto sobre
la renta pagado por la sociedad que distribuyó los dividendos o utilidades, siempre que
quien efectúe el acreditamiento a que se refiere este párrafo considere como ingreso
acumulable, además del dividendo o utilidad percibido, el monto del impuesto sobre la
renta pagado por dicha sociedad correspondiente al dividendo o utilidad percibido y
además cuenten con la constancia a que se refiere la fracción XIV del artículo 86 de esta
Ley. Para estos efectos, el impuesto pagado por la sociedad se determinará aplicando la
tasa del artículo 10 de esta Ley, al resultado de multiplicar el dividendo o utilidad por el
factor de 1.3889.
Se entiende que el ingreso lo percibe el propietario del título valor y, en el caso de partes
sociales, la persona que aparezca como titular de las mismas.
22
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3018/2014
principio de proporcionalidad tributaria consagrado en el artículo 31,
fracción IV, constitucional, que es el que hizo valer la parte quejosa en
su demanda de amparo5; pues aquéllas sólo pueden disminuirse de la
utilidad fiscal de ejercicios posteriores en términos del artículo 10 del
ordenamiento legal en comento (puede amortizarse en el siguiente
ejercicio o ulteriores sin exceder de diez), a efecto de permitir conjuntar
el impacto de las utilidades fiscales presentes, con el de las pérdidas
fiscales pasadas, y que de esa manera la situación fiscal de la empresa
guarde relación con el desenvolvimiento que ha tenido en un lapso de
tiempo determinado; además, el aludido mecanismo de tributación de
los dividendos fue diseñado para gravar los ingresos que por cualquier
motivo no pudieron acumularse para la determinación del resultado
fiscal del ejercicio, por lo que cuando la empresa otorga un dividendo
que no proviene de su cuenta de utilidades (CUFIN), en la que se
reflejan las que ya pagaron el impuesto empresarial, previamente a su
distribución debe causar el impuesto sobre la renta, pues se trata de
ciertas partidas que no pasaron por resultado fiscal, y aquél debe
extraerse de la ganancia de la cual proviene el dividendo, para lo cual
la legislación establece la obligación de piramidarlo (para calcular la
ganancia o utilidad bruta).
Además, el propio artículo 11 establece la posibilidad de
acreditar el pago del impuesto por dividendos, a efecto de que no se
materialice un fenómeno de doble tributación, pues si se genera como
Para los efectos de este artículo, también se consideran dividendos o utilidades
distribuidos, los siguientes:
I.
…
II. Los préstamos a los socios o accionistas, a excepción de aquéllos que reúnan los
siguientes requisitos:
a) Que sean consecuencia normal de las operaciones de la persona moral.
b) Que se pacte a plazo menor de un año.
c) Que el interés pactado sea igual o superior a la tasa que fije la Ley de Ingresos de la
Federación para la prórroga de créditos fiscales.
d) Que efectivamente se cumplan estas condiciones pactadas.
…”
5
Si bien pudiera pensarse que al pretender contrastarlo con el diverso procedimiento
previsto en el artículo 10 de dicho ordenamiento legal, la quejosa pretendía plantear una
violación al principio de equidad tributaria, como lo supuso el Tribunal Colegiado; lo cierto
es que en realidad no podría realizarse el escrutinio constitucional al tenor de esa
supuesta comparación, en virtud de que la parte quejosa podría ubicarse en ambos
supuestos al pagar el impuesto del ejercicio y el correspondiente a la distribución de
dividendos, por lo que no existiría materia para realizar el estudio comparativo de dos
situaciones jurídicas en las que el propio causante podría subsumirse; de ahí que debe
estudiarse en los términos en que fue planteado el concepto de violación relativo.
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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 3018/2014
un anticipo del impuesto sobre la renta corporativo, cuando así
proceda legalmente, lo harán en un momento posterior, es decir,
cuando finalmente se reflejen en un resultado fiscal en relación con el
cual se pague dicho tributo; de ahí que es patente que no se
desconoce la capacidad contributiva de los causantes, pues si el
impuesto se paga primeramente a nivel corporativo, no se genera la
obligación de pago, dado que dicha circunstancia provoca que el saldo
de la CUFIN ya refleje a la utilidad fiscal neta, es decir, a la que ya
pagó impuestos, y el reparto del dividendo en esa medida no da lugar
a un posterior pago del impuesto; en cambio, si primero se cubre el
impuesto por dividendos, al existir utilidad financiera que aún no pasa
por resultado fiscal, por conceptos que eventualmente podrían
reflejarse en ella, pagándose también el impuesto corporativo tras el
posterior reflejo de los mismos conceptos en el resultado fiscal, el
legislador otorgó al contribuyente la posibilidad de recuperar el primero
de dichos tributos a través del acreditamiento a que se refiere el citado
artículo 11 de la Ley del Impuesto sobre la Renta, y es precisamente
ese el motivo por el que no podía otorgarle el derecho a amortizar
doblemente las pérdidas fiscales, pues se traduciría en un beneficio
injustificado, máxime que no se conseguiría la finalidad perseguida de
que el impuesto por dividendos se calcule sobre las ganancias reales
de las que derivan; razón por la que resultan ineficaces los agravios en
estudio.
24
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