Derecho constitucional y género. Materiales y enseñanza crítica en

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Derecho constitucional y género. Materiales y enseñanza crítica en
Teoría del Estado y Derecho constitucional
M. Esquembre Valdés
Departamento de Estudios Jurídicos del Estado
Universidad de Alicante
RESUMEN (ABSTRACT)
El Estudio del derecho constitucional implica el conocimiento crítico de la historia de la humanidad y sus
diferentes sistemas de producción. La modernidad donde se asienta el Estado constitucional es el
resultado de factores institucionales y socioeconómicos propios del sistema capitalista en cuyo escenario
se consolida el sujeto de los derechos. Este sujeto es concebido sobre la base de un individuo de sexo
masculino a quien se le imputa derechos y obligaciones y con la exclusión de las mujeres cuya situación
en la sociedad responde a una posición de subordinación histórica. Comprender el proceso de
construcción del sujeto de los derechos es clave para conocer la historia del Estado desde su origen a la
actualidad y para comprender, en consecuencia, el derecho constitucional. Con esta finalidad se ha
elaborado un material didáctico mediante esquemas en el que se refleja cómo se producen los cambios
históricos que afectan a las estructuras económicas, políticas y sociales permaneciendo casi inmutables el
sistema patriarcal. Este trabajo recoge la experiencia investigadora y docente en derecho constitucional
con perspectiva de género.
Palabras clave: Derecho constitucional, género, sujeto de derechos, patriarcado, constitucionalismo.
1. Introducción
Es un hecho comprobado científicamente la existencia y persistencia de la
desigualdad de mujeres y hombres. Desigualdad que se sustenta en prejuicios sexistas
que infravaloran a las mujeresi. Éste es un problema que obstaculiza la realización de
los derechos de las mujeres. La teoría feminista ha denominado a estas relaciones
desiguales entre mujeres y hombres relaciones de género. Para ello, desde los años
setenta del siglo XX se afianzó en la docencia e investigación en las Universidades el
novedoso sistema de análisis científico Perspectiva de Género que permite desvelar las
diferencias de género y las consecuencias que éstas tienen para hombres y mujeres. Pero
anteriormente ya se había desarrollado en el ámbito académico el estudio crítico del
sistema patriarcal estrechamente relacionado con las relaciones de género. El
patriarcado analiza al sistema jerárquico de relaciones sociales, políticas y económicas
que, tomando como justificación la diferencia biológica sexual y su significado
genérico, establece, reproduce y mantiene al hombre como parámetro de la humanidad
institucionalizando el dominio masculino sobre las mujeres. Este dominio se manifiesta
de diferentes maneras en distintas sociedades en todos los ámbitos en que se desarrolla
la vida y se entrelaza con otros factores como la preferencia sexual, la edad, la etnia, la
clase, la religión, la discapacidad. El sistema patriarcal mantiene y perpetúa la
superioridad y el poder masculino sobre las mujeres.
La comprensión de esta desigualdad por razón de sexo y los planteamientos para
su erradicación necesitan de una puesta en común de todas las disciplinas. La teoría
feminista es el punto de referencia en esta interdisciplinariedad por lo que la filosofía
feminista a día de hoy es considerada una de las ciencias interdisciplinares por
antonomasia. Tomando en cuenta ello, se resalta la importancia de la aportación de la
historia crítica, en concreto, del materialismo histórico. Esta forma de entender la
historia complementada con la teoría feminista y su método la perspectiva de género
permite comprender el porqué de la existencia de la desigualdad de mujeres y hombres
para que a partir de allí se formulen alternativas que enriquezcan los estudios orientados
a erradicar la discriminación de las mujeres.
El constitucionalismo crítico recoge tanto las aportaciones de la historia crítica
como de un nuevo derecho constitucional que considera que la igualdad jurídica
necesita reformularse e innovarse para alcanzar eficacia. Esta eficacia no se puede
alcanzar si no se resuelve el problema de la discriminación de las mujeres ya que ésta
significa la ruptura de la igualdad. Y esto es importante en el derecho constitucional,
puesto que la igualdad que es el eje del Estado Social y Democrático de Derecho.
Por ello, en nuestra docencia y trabajo en investigaciones se ha puesto atención a
esta problemática que afecta negativamente a las mujeres. Desde el derecho
constitucional se busca analizarla ahondando en las estructuras del edificio jurídico
político que la sociedad moderna ha heredado donde la exclusión de las mujeres es un
asunto pendiente que tiene la ciencia por comprender y resolver.
Conviene recordar que el Estudio del derecho constitucional implica el
conocimiento crítico de la historia de la humanidad y sus diferentes sistemas de
producción. La modernidad donde se asienta el Estado constitucional es el resultado de
factores institucionales y socioeconómicos propios del sistema capitalista en cuyo
escenario se consolida el sujeto de los derechos. Este sujeto es concebido sobre la base
de un individuo de sexo masculino a quien se le imputa derechos y obligaciones y con
la exclusión de las mujeres cuya situación en la sociedad responde a una posición de
subordinación histórica.
Comprender el proceso de construcción del sujeto de los derechos es clave para
conocer la historia del Estado desde su origen a la actualidad y para comprender, en
consecuencia, el derecho constitucional. Con esta finalidad se ha elaborado un material
didáctico mediante esquemas en el que se refleja cómo se producen los cambios
históricos que afectan a las estructuras económicas, políticas y sociales permaneciendo
casi inmutables el sistema patriarcal. Este trabajo recoge la experiencia investigadora y
docente en derecho constitucional con perspectiva de género. Refleja la experiencia de
largo años de análisis desde la perspectiva de género de los conceptos tradicionales que
han venido alimentando al constitucionalismo “oficial”.
2. Desarrollo de la cuestión planteada
2.1 Objetivos
El objetivo principal de este trabajo se centra en la incorporación del paradigma
feminista al ámbito de las Ciencias Jurídicas y, concretamente al del Derecho
Constitucional, que necesariamente abarca la Teoría del Estado.
El feminismo, como movimiento social y como teoría crítica -con probada
tradición intelectual y elaboración teórica- ha encontrado y todavía encuentra muchas
resistencias para su introducción en todos los ámbitos -de poder, podríamos añadir-, lo
que incluye, lógicamente, al ámbito científico. Las teorías “al uso” vigentes en cada
momento en las diversas disciplinas, no sólo han ignorado (e ignoran) las aportaciones
del feminismo y prescinden de la utilización del género como la categoría analítica
básica de éste, sino que suelen excluir de sus análisis lo que los distintos autores han
sostenido o sostienen sobre las mujeres, contribuyendo así a la exclusión de las mismas
(Mestre i Mestre, R., 2008, p. 26) y a la perpetuación del sistema patriarcal.
Efectivamente, desde las ciencias sociales y especialmente desde las ciencias
jurídicas, sólo se suele dar cuenta de los resultados o avances, es decir, de las conquistas
sociales, desvinculándolas del movimiento que lo conquistó. El papel decisivo del
feminismo en la abolición de la esclavitud o en la consecución del sufragio universal no
se hace visible. Los nombres de quienes lucharon para hacer posible la extensión y el
reconocimiento a las mujeres de los derechos civiles, políticos y sociales son
desconocidos. El efecto de esta ablación de la memoria –que se traslada también al
ámbito político- es un déficit de legitimidad del feminismo, pues parece que las
reivindicaciones de las mujeres nazcan de cero en cada generación (Valcárcel, A., 2009,
p. 222-224; la misma, 2004, pp. 83-86). Se sustrae así a las mujeres de su memoria
histórica como grupo oprimido pero también como protagonistas de luchas políticas y,
por tanto, pierden, perdemos, legitimidad y eficacia política. Y la memoria histórica es
un instrumento necesario en la construcción de una subjetividad política que tenga
como finalidad la irracionalización del sistema de dominación patriarcal.
Esto es especialmente patente en la dogmática jurídica, que ha permanecido, al
menos hasta fechas muy recientes, refractaria a la admisión de la teoría feminista. Las
razones pueden ser muchas y muy variadas. Entre ellas se ha apuntado que el Derecho
tiene atribuidos los rasgos de la masculinidad en un contexto social donde lo valorado
como positivo es ser como dice ser el Derecho: neutral, objetivo, universal…(Mestre i
Mestre, 2008, p. 22) y el género deviene “sospechoso”, una especie de intruso al que se
le veda el paso porque destruiría esas características consideradas valiosas y pone en
peligro un armazón sólidamente construido.
Pero, sobre todo, la explicación que parece más plausible, de acuerdo con lo que
se ha dicho sobre el papel esencial que juega la memoria histórica, radica en que la
dogmática jurídica, lejos de ser neutral, es política (Melero Alonso, E., 2003). Y los
paradigmas jurídicos dominantes hasta ahora en el Derecho público –donde se inscriben
principalmente la ciudadanía y los derechos fundamentales-, el liberal y el social, se
fundamentan en diferentes concepciones sobre las relaciones entre la sociedad y el
Estado, sobre las funciones que le corresponden al Estado y proponen diferentes ideas
de justicia (igualdad formal y libertad frente a justicia distributiva o igualdad material).
Por tanto, lejos de la aparente neutralidad y objetividad del Derecho, éste reproduce la
visión del mundo socialmente hegemónica, cumpliendo así una función política
esencial: la legitimación e imposición del poder (de las relaciones de poder). Y esa
visión del mundo socialmente hegemónica es patriarcal.
Aunque históricamente la religión y la filosofía han servido como instrumentos
fundamentales de justificación y legitimación del poder, la forma más efectiva que éste
ha tenido y tiene de imponerse es el Derecho. Si bien es cierto que la función de
articulación y regulación de las relaciones sociales no es exclusiva característica de las
normas jurídicas y que todas las normas, jurídicas o no, constituyen una manifestación
de los poderes sociales existentes en cada estructura social histórica, las normas
jurídicas presentan, frente a las demás, una diferencia fundamental: otorgan a ciertos
individuos o grupos la capacidad de afectar a los intereses de otros individuos y grupos.
Por tanto, son configuradoras de relaciones de poder y de estructuras de poder (Collado
Mateo, C., p. 20). Y el patriarcado es un poder que ha estado y está presente en todas las
estructuras sociales. Por tanto, también, y de una forma muy especial, ha estado y está
presente en el Derecho.
La teoría feminista aplicada al Derecho no sólo ha desvelado la estructura de
género de éste; también realiza las aportaciones necesarias para reconstruirlo a fin de
eliminar la discriminación de las mujeres. En este sentido, hay que resaltar la
preocupación de las teóricas feministas porque la utilización del término género por
parte de la cultura jurídica dominante sirva para eclipsar el alcance explicativo en
términos políticos que el citado término posee para el feminismo (Laurenzo, P.,
Maqueda, Mª L. y Rubio, A., 2008; Mestre i Mestre, R., 2008)
Los objetivos del presente trabajo, por tanto, se relacionan con la comprensión
de las relaciones de género desde el derecho constitucional para lo cual se considera
fundamental analizar los cambios operados en la historia de la humanidad tomando en
cuenta un ámbito que ha sido omitido por los estudios de la ciencia tradicional: el que
hemos denominado como ámbito doméstico (en que se desarrollan las relaciones
familiares o más íntimas). Para ello, se estudia con sentido crítico cómo la filosofía
política androcéntrica ha justificado “científicamente” la exclusión de las mujeres de los
ámbitos de toma de decisiones y de poder al doméstico y ha cuestionado su estatus
jurídico político como sujeto de derechos y ciudadanas.
El alumnado del Grado en Derecho ha de conocer la historia del Estado
Constitucional para lo cual se utiliza en las clases la perspectiva de género en el estudio
de las formas de organización política de las sociedades desde la antigüedad con su
sistema esclavista hasta la actualidad, etapa de consolidación del Estado Constitucional
en el sistema capitalista en el que cabe resaltar el reconocimiento de la libertad e
igualdad en los textos constitucionales.
Se plantean cuestiones básicas para la reflexión, debate y trabajos al final del
semestre. En este repaso de los sistemas políticos en la historia las cuestiones giran en
torno a ¿cuál era y es la posición/condición de las mujeres en la sociedad desde antes y
después de la gestación del Estado Constitucional? ¿Se han producido grandes cambios
históricos en todas las esferas de la vida? ¿Cómo afecta a la mitad de la humanidad?.
2.2. Método y proceso de investigación.
Incorporar la teoría feminista a la teoría del Estado y del Derecho Constitucional
no es tarea fácil (Balaguer Callejón, Mª L., 2005) y, por supuesto, requiere de un trabajo
que va mucho más allá del que aquí se pretende. No consiste, desde luego, aun
reconociendo la utilidad de ello, en un análisis del principio de igualdad y no
discriminación por razón de sexo y su desarrollo e implicaciones en cada ordenamiento
constitucional concreto. La fuerte orientación positivista que domina en la actualidad el
Derecho Constitucional (como destacados constitucionalistas han puesto de relieve a
propósito de una encuesta sobre orientación y método del Derecho Constitucional, en
Teoría y Realidad Constitucional, nº 21, 2008) no propicia una incorporación de la
teoría feminista más que de forma fragmentada y que, en muchos casos, no resiste un
análisis estrictamente jurídico. Eso sucede a menudo porque en el constitucionalismo
actual se prescinde del factor histórico; y para la teoría feminista dicho factor es
insoslayable, como se ha apuntado más arriba.
Este factor histórico se identifica con el método científico en la teoría del
Derecho Constitucional, entendiendo que método y concepción del Derecho
Constitucional van unidos, de tal forma que no hay neutralidad en optar por un método
u otro, pues ello supone no sólo ya una cierta concepción sino una cierta concepción del
Derecho Constitucional (De Cabo Martín, C., 1989, pp. 9-10; el mismo, 2008, p. 83 y
ss.). De acuerdo con ello, no se puede deslindar el saber técnico de estudio,
interpretación y aplicación del Derecho Constitucional del estudio de éste desde sus
determinaciones externas, desde sus causas. De otro lado, supone vincular la ciencia del
Derecho Constitucional a la satisfacción de proyectos y demandas sociales (De Cabo
Martín, C. 2006, p. 53).
Por estas razones, para la investigación y la docencia se parte de una concepción
del Derecho Constitucional que se comparte críticamente, que supone una propuesta
alternativa superadora de posturas deterministas de un Derecho Constitucional
meramente legitimador de la realidad existente y que, en el ámbito de la doctrina
científica española, tiene su exponente en Carlos de Cabo. Ya desde su Teoría Histórica
del Estado y del Derecho Constitucional, el autor opta por la introducción de una
aportación marxista que no ha abandonado, como pone de manifiesto su Teoría
Constitucional de la Solidaridad, y que, incorpora, por tanto un proyecto transformador
de la sociedad.
Consideramos que la introducción de una aportación feminista al Derecho
Constitucional puede hacerse desde esta posición, pues no hay que olvidar que el
paradigma feminista -el marco interpretativo de la realidad utilizado por el feminismose construye en buena medida a través de su diálogo con el marxismo. De hecho, de
acuerdo con la definición de género que aquí se utiliza, éste es también una estructura
en el sentido realista/materialista, es decir, una relación estructural que, a su vez,
condiciona a la historia y es condicionada por ella (Jónasdóttir, A.G., 1993, p. 332).
La metodología se centra en la utilización de la perspectiva de género aplicada al
análisis de aquellos aspectos de la bibliografía básica de filosofía política occidental
preponderante en la construcción de la teoría del Estado y del Derecho Constitucional.
Así, se ponen de manifiesto aquellos aspectos que no son comúnmente abordados por
referirse al ámbito que queda fuera del marco de interpretación de la realidad que
habitualmente se trasmite y al que hemos denominado “ámbito doméstico”. En la
explicación en clases nos detenemos en aquellos aspectos menos conocidos que, por lo
general inciden de forma más directa en el “ámbito doméstico” es decir, donde se
desarrollan las relaciones más personales o íntimas, si bien también pueden estar
presentes otros elementos referidos a la estratificación social (ámbito privado). Y todo
ello lo hacemos abordando las diferentes etapas históricas.
Para la Antigüedad, tomamos en cuenta el análisis de la bibliografía de los
clásicos de la filosofía política, entre ellos Platón (“La República o El Estado”) y
Aristóteles (“Política”), en aquellos fragmentos menos conocidos que son,
precisamente, los referidos al ámbito que ahora se ha ampliado y cuyo estudio nunca
está presente. En el aula se promueve la lectura aplicando la perspectiva de género de
las obras de los filósofos griegos más citadas en los Manuales de uso en la Asignaturas
de derecho constitucional.
Respecto de la etapa feudal, tras la explicación de la organización social, se
explica la organización política y económica tomando en cuenta la posición que
ocupaban las mujeres en aquella sociedad. Se completa el estudio tomando como
referencia el discurso hegemónico de la época, apreciable en el conjunto de obras
conocidas como la “Querella de las mujeres”, en las que los hombres religiosos,
académicos y oficiales de alto rango discutían por escrito sobre la valía de las mujeres.
“De secretis mulierum” (Sobre los secretos de las mujeres), libro anónimo, que
compuesto en latín a finales del siglo XIII se convirtió en un clásico de la misoginia
bajomedieval. Como discurso no hegemónico o contramayoritario se oponen
fragmentos de la obra “La ciudad de las mujeres” de Christine de Pizan (1405).
En cuanto a la etapa de surgimiento del Estado Absoluto, las obras seleccionadas
son fragmentos de Los seis libros de la República de Bodino y “Leviathan” de Hobbes.
La realización plena del proceso de construcción del Estado, adviene con el
Estado liberal (“el Estado por excelencia”), producto de las revoluciones liberales, etapa
en la que se sitúa el origen del constitucionalismo y germen del Derecho Constitucional.
El constitucionalismo, como discurso jurídico político que hunde sus raíces en la
Modernidad, sobre las bases de la libertad y la igualdad, es especialmente idóneo para la
aplicación del paradigma feminista al que se ha hecho referencia, pues ambos apuntan a
un proyecto de liberación social. Y es que las mismas abstracciones (individuo, sujeto
de derechos, ciudadano, derechos…) formuladas en términos universalizadores y
aparentemente neutrales que surgen como contraposición a la sociedad estamental del
Antiguo Régimen y que se plasmarán ya en las primeras Declaraciones de Derechos y
posteriormente en las Constituciones actuales son, precisamente, las que propician la
aparición de las primeras vindicaciones sobre las que se irá articulando el discurso
feminista hasta la actualidad (Esquembre, M., 2010, p.141) . En este punto se busca que
el alumnado aprenda a manejar los conceptos del constitucionalismo liberal con
perspectiva de género. Así, los rasgos característicos o ejes esenciales del Estado liberal
(El principio de libertad; la limitación del poder: Las Declaraciones de Derechos, la
organización del poder, el Estado de Derecho, la soberanía nacional y el principio
representativo) son contemplados siempre recalcando cómo la construcción del sujeto
protagonista de esos cambios obedece a un estereotipo masculino, alejado del modelo
neutro de sujeto que normalmente se trasmite.
Junto a las Declaraciones de Derechos se aportan otras obras de carácter
histórico elaboradas por mujeres donde denuncian su exclusión de las mismas. Resulta
muy útil contraponer, por ejemplo, la paradigmática francesa Declaración de Derechos
del Hombre y del Ciudadano de 26 de agosto de 1789 con la Declaración de Derechos
de la Mujer y de la Ciudadana, elaborada por Olympe de Gouges en 1791. O la
Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América de 4 de Julio de 1787
frente a la poco conocida Declaración de Intenciones de Séneca Falls de 1848, en la que
las mujeres reclamaban su estatus de ciudadanas. Todas las transformaciones operadas
en esta época supondrán que de la esfera o ámbito público, quedarán excluidas las
mujeres y, en la esfera o ámbito privado, las mujeres estarán en una situación de
dependencia, configurándose en el mismo, un espacio privado-doméstico, en el que las
relaciones entre los sexos se articulan en una relación de dominación (varones) /
subordinación (mujeres), cuya justificación ya encontramos en la Ilustración, sobre la
supuesta adscripción de las mujeres, “por naturaleza”, al ámbito doméstico.
Se analizan, en el vector ideológico, aquellas partes menos conocidas de las
obras más citadas de Rousseau, Locke, Montesquieu, Descartes o Kant que ejemplifican
el discurso hegemónico o mayoritario. Asimismo, se visibilizan las obras pertenecientes
al discurso minoritario, incluyente de las mujeres, como las de François Poulain de la
Barre, Mary Wollstonecraft o Condorcet.
La misma metodología se aplica a la evolución posterior hasta la transformación
en el actual Estado Constitucional. Así, se analiza el cambio en las fuerzas productivas y
sus efectos en las relaciones producidas en el ámbito del mercado: la Revolución
industrial y el reflejo del cambio en el ámbito público (de la soberanía nacional a la
soberanía popular), pero también en el ámbito privado-privado o doméstico, que suele
estar excluido de todos los análisis. Es especialmente interesante, a los efectos de poder
explicar las actuales desigualdades que todavía persisten entre mujeres y hombres,
observar las transformaciones que se producen en este último ámbito y que en la
actualidad están ausentes de cualquier manual al uso de Derecho Constitucional. Todo
ello se acompaña de lecturas seleccionadas según el periodo histórico de estudio, donde
se visibilizan tanto aquellos aspectos ocultados sobre las posiciones de mujeres y
hombres del discurso mayoritario o hegemónico como el invisibilizado discurso
contramayoritario o no hegemónico.
3. Conclusiones
Resultado de estas investigaciones con la metodología descrita, es la elaboración
de un esquema didáctico que permite la explicación de todo el contenido de la
asignatura desde una perspectiva de género.
Las líneas generales de dicho esquema se explican partiendo de la base de que
las formas en que políticamente se han organizado las sociedades hasta llegar a la actual
forma de organización política conocida (el Estado –social y democrático de Derecho-)
no son ajenas a las formas o modos de producción, a las relaciones sociales o a las
relaciones más íntimas entre las personas. Es imposible estudiar sólo las formas
históricas de organización política sin hacer una referencia al resto de ámbitos en que
discurren la vida y las relaciones humanas. Cada uno de estos ámbitos y las
transformaciones en ellos operadas (que están, a su vez, relacionadas entre sí) se ven
influenciados por la ideología presente y dominante en cada época (a la que
denominamos, de forma amplia, vector ideológico) que contribuirá a legitimar y/o, en
su caso, a transformar dichos ámbitos.
Con arreglo a dicho esquema, resulta posible explicar tanto el origen del
moderno constitucionalismo como su evolución posterior con toda la complejidad
inherente a estos procesos, integrando de forma transversal la perspectiva de género y
no reduciendo el tratamiento de las relaciones entre mujeres y hombres, como suele
hacerse, a un compartimento estanco y desconectado que no da cuenta de sus
interrelaciones e influencias en el resto de ámbitos tradicionalmente estudiados. El
citado esquema, por tanto, tendría dos etapas diferenciadas: la primera, de situación,
desde la Antigüedad hasta el momento histórico en que se producen las denominadas
“revoluciones liberales”, germen u origen del constitucionalismo actual (Figura 1). Y la
segunda, desde ese periodo revolucionario, el origen del constitucionalismo con el
Estado liberal hasta la actualidad (Figura 2).
Figura 1
Figura 2.
4. Referencias bibliográficas
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jurídica del género. Valencia: Cátedra, colección Feminismos.
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Marcial Pons.
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orientación y método del Derecho Constitucional”, en Teoría y Realidad
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reconstrucción de la tríada de derechos fundamentales”, en Moreneo Atienza, C. y
Moreneo Pérez, J.L. (dirs. Coords.). Género y Derechos fundamentales. Granada:
Comares
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Democracia?. Madrid: Cátedra, col. Feminismos.
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MESTRE I MESTRE, Ruth (2008), “Mujeres, derechos y ciudadanías”, en MESTRE I
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VALCÁRCEL, Amelia, (2004), La política de las mujeres. Madrid: Cátedra, col.
Feminismos (3ª ed.)
VALCÁRCEL, Amelia, (2009) Feminismo en el mundo global, Madrid: Cátedra, col.
Feminismos (3ª ed.).
i
Al respecto véase por ejemplo el Informe 'Mujeres y hombres en España', del INE de 2013. Este Informe
refleja la poca presencia de mujeres en las esferas de toma de decisiones, es decir, en el ámbito del
poder. Véase también la Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité
Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones de 21 de septiembre de 2010, Estrategia para la
igualdad entre mujeres y hombres 2010-2015. Véase además el Informe Final de las consultas sobre la
atención de las desigualdades, codirigidas por ONU Mujeres y UNICEF de 2013. En este reciente Informe
se afirma que “Aunque las mujeres representan la mitad de la humanidad, todavía les queda mucho
para tener los mismos derechos, las mismas oportunidades y la misma participación y liderazgo que los
hombres. Esta exclusión, esta discriminación y esta violencia basadas en el género son uno de los
mayores obstáculos a los que nos enfrentamos para hacer avanzar un desarrollo sostenible.”
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