delito de violacion a la ley reglamentaria del servicio publico de

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213730. XX.231 P. Tribunales Colegiados de Circuito. Octava Época. Semanario Judicial de la Federación. Tomo XIII, Enero de 1994, Pág. 198.
DELITO DE VIOLACION A LA LEY REGLAMENTARIA DEL SERVICIO PUBLICO
DE BANCA Y CREDITO A QUE SE REFIERE EL ARTICULO 90, FRACCION II EN
RELACION CON LOS NUMERALES 91, FRACCION II, Y 92, DEL MISMO
ORDENAMIENTO LEGAL, LA CIRCUNSTANCIA DE QUE EL INSPECTOR DE
CAMPO DE UNA INSTITUCION DE CREDITO RESPALDE LA SOLICITUD DE UN
PRESTAMO, SIN COMPROBAR LA CERTEZA DE LA INFORMACION DADA POR
LOS SOLICITANTES, TAL PROCEDER NO ES CONSTITUTIVO DEL. El artículo 90,
fracción II, de la Ley Reglamentaria del Servicio Público de Banca y Crédito establece:
"Serán sancionados con prisión de tres meses a tres años y multa de treinta a trescientas veces
el salario mínimo general diario vigente en el Distrito Federal, en el momento de cometer el
delito, cuando el monto del quebranto no exceda del equivalente a quinientas veces del
referido salario; cuando exceda de dicho monto, serán sancionados con prisión de dos a diez
años y multas hasta por la cantidad equivalente a cinco mil veces el salario mínimo señalado:
II.-Los servidores públicos de una institución de crédito que, conociendo la falsedad sobre el
monto de los activos o pasivos, concedan el préstamo a que se refiere la fracción anterior,
produciéndose los resultados que se indican en la misma". Ahora bien, la circunstancia de
que el quejoso, prestaba sus servicios como inspector de campo del Banco de Crédito Rural
del Istmo, S.N.C., en donde conforme al cargo que desempeñaba, tenía como obligaciones las
de verificar los créditos en que se iba a trabajar, enterarse de las condiciones de los mismos, y
las superficies, para proceder a su aseguramiento; elaborar croquis ilustrativo de la
localización de los inmuebles, identificar personalmente a los asegurados, vigilar el avance
de las siembras, aplicación de fertilizantes, supervisar el cultivo de las mismas e informarlo a
la compañía aseguradora; y que, por otra, en razón del puesto que ostentaba emitió dictamen
favorable a los intereses del grupo solicitante del crédito, con la finalidad de que fuese
otorgado, a sabiendas de que éstos no tenían tierras para la siembra, cosa que se constató con
las investigaciones que sobre el particular se efectuaron, ocasionándose con ello un quebranto
patrimonial en perjuicio de la mencionada institución de crédito; sin embargo, no se
desprende dato alguno que justifique que la conducta del quejoso sea constitutiva del delito
previsto y penado por el artículo 90, fracción II, de la Ley Reglamentaria del Servicio Público
de Banca y Crédito, que se le atribuye, supuesto que no se da uno de los elementos que se
requieren para la integración de dicha figura delictuosa, como lo es, que en su carácter de
servidor público hubiese concedido el préstamo aludido, que es el núcleo de dicha figura
delictiva, en razón de que, como se advierte, dentro de sus facultades no se encuentran
comprendidas las antes destacadas por encontrarse ajeno al área que decide el otorgamiento
de préstamos, ya que su conducta se circunscribe a respaldar la solicitud de crédito,
conociendo la inexactitud de la información dada por los peticionarios, provocando que el
banco denunciante aprobara el préstamo respectivo; por tanto, la conducta asumida por el
quejoso, pudiera encuadrar en otra figura delictiva, mas no por el delito de violación a la Ley
Reglamentaria del Servicio Público de Banca y Crédito a que se refiere el artículo 90,
fracción II, en relación con los numerales 91, fracción II, y 92, del mismo ordenamiento
legal.
TRIBUNAL COLEGIADO DEL VIGESIMO CIRCUITO.
Amparo directo 476/93. Manuel Antonio Silva Estrada. 30 de septiembre de 1993.
Unanimidad de votos. Ponente: Mariano Hernández Torres. Secretario: Noé Gutiérrez Díaz.
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