el exilio y el problema de españa en maría zambrano

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EL EXILIO Y EL PROBLEMA DE ESPAÑA EN MARÍA ZAMBRANO
Carmen R. García Ruiz
Universidad de Almería
La inquietud política y vocación social de María Zambrano se manifestaron en sus
años de estudiante con la participación en el movimiento estudiantil de la FUE contra la
dictadura de Primo de Rivera y apoyo al proyecto de reformas políticas y sociales que
suponía la instauración de la República. Durante estos años de juventud colaborará con los
más importantes órganos de expresión de la época como El Liberal, Escuela de España, El
Sol, Almanaque Literario, Tierra Firme, Cuatro Vientos, Revista de Occidente o Cruz y
Raya, así entra en contacto con círculos políticos y literarios. Volvió a la política activa
para hacer campaña a favor del Frente Popular y desde el inicio de la guerra estaría en los
manifiestos a favor de la República. Será elemento relevante de la actividad políticoideológica de los intelectuales desde la Casa de la Cultura en Valencia y Barcelona, como
Consejera de Propaganda y Consejera Nacional de la Infancia Evacuada, y miembro de la
Comisión de Historia de la Guerra Civil y Comisión de Literatura. Su más destacada
participación desde el mundo de las letras se encuentra en la labor como redactora y
ensayista que desarrolló en la revista Hora de España. Entonces logrará fraguar temas
sobre los que escribiría constantemente, reflejo de un pensamiento comprometido
moralmente con la búsqueda de una renovación de la sociedad. En el exilio tal experiencia
se revelará en compromiso por desvelar lo oculto de la historia al considerarse garante de
nuestra conciencia colectiva.1
Experiencia vital e ideas quedarán enlazadas para formar los pilares de un
pensamiento que se desprende de su visión de la historia de España, la poesía y el tiempo.
Así crea una obra circular que trasciende la razón vital de Ortega y Gasset para ir
construyendo una razón mediadora, a partir de La Guerra Civil de Machado, que inicia con
Pensamiento y poesía en la vida española y Filosofía y Poesía, formalizada ya en El
hombre y lo divino.2 Ese pensamiento se manifestará desde la invención de un método
propio, la “razón poética”, fundamentado en la barbarie vivida, ante lo que propone un
saber de reconciliación, no de olvido. Las condiciones del exilio le procuraron libertad,
tiempo e independencia para llegar a formular desde su soledad una filosofía heterodoxa y
de un profundo sentimiento religioso. Nos quedan sus libros, numerosos artículos y
correspondencia en la fundación que lleva su nombre, ubicada en Vélez-Málaga la ciudad
donde nació, como fuentes para el estudio de su pensamiento.3
1
BLANCO MATÍAS, R.; “Presencia y compromiso de una intelectual”. Philosophica Malacitana, IV, 1991,
pp. 37-47. ORTEGA MUÑOZ, J. F.; “María Zambrano, un pensador comprometido”. Philosophica
Malacitana, VII, 1994, pp. 97-113.
2
ZAMBRANO, M; “Para entender la obra de María Zambrano”, 11 de agosto de 1987. M-317, caja 8. FMZ.
Análisis de su obra en Papeles de Almagro. El pensamiento de María Zambrano. Madrid, Grupo Cultural
Zero, 1983.
3
HURTADO PÉREZ, M. E.; “Bibliografía sobre María Zambrano”. Philosophica Malacitana, VIII, 1995, pp.
167-194. SALINERO PORTERO, J.; “María Zambrano en algunas revistas hispanoamericanas entre 1938 y
1964”. Cuadernos Hispanoamericanos, nº 413, 1991, pp. 134-158. “Relación de artículos de María Zambrano
1
Salida y diáspora
El largo exilio comienza con su salida de España en enero del 39 desde Barcelona y
a través de la frontera con Francia. La visión de esa oleada de refugiados expulsados por el
horror de una guerra sangrienta y un vencedor que no admite contemplaciones, se le
presenta como un hecho anacrónico, sin sentido ni justificación y que desde entonces sólo
puede explicar como condena debida a hechos terribles del pasado. Tales sentimientos
quedan recogidos en estas notas escritas durante esos días:4
“... por los pasos del Pirineo como sangre mandada a empujones por un corazón espantador,
la multitud llega interminable. Tiene color de tierra, color de muerte...; es el mismo suelo arrancado
de sus cimientos a andar, es la materia de España, su sustancia, su función última... jamás ojos
humanos han podido ver cosa semejante. ¿Hasta que remoto siglo hay que remontarse para encontrar
algo así? La escena es antigua, nada en la historia moderna se le asemeja y en medio del inmenso
dolor hay una intensa conformidad por haberlo visto y por haberlo visto como únicamente puede
verse: desde dentro, formando parte de ello, siendo parte dolorida, trozo de leña, rama rota y
pisoteada de este campo.
Lo que ocurre no tiene definición y es tan tremendo que se ha olvidado al enemigo
¿Hostigados por quien huimos? El cielo y la tierra se han unido y atrás, a nuestra espalda, una
inmensa y oscura fuerza nos empuja. El mandato llega desde tan hondo, parte de tan abajo una fuerza
que sería calumniarlo llamarla “idea”, ¿Idea?... no hay idea en el mundo que mueva algo así, que se
mueva en su fondo más inmediato... lo que mueve es algo que solo puede tener lugar entre un dios
terrible y el hombre. Lo que ocurre en un pueblo, a un pueblo entero, solo puede tener lugar entre un
dios terrible y el hombre. Por que lo que ocurre a un pueblo, a un pueblo entero solo cabe definirlo
con respecto a algo divino. El enemigo, el enemigo fascista, quedaba empequeñecido, mota parda en
el cielo del destino. Lo que ocurría era tan tremendo que con ser grande la derrota militar no podía
ser referido a él, y de ahí que los rumores crecían y crecían a medida que la multitud avanzaba...
seguía creciendo más y el pánico se tornaba en espanto, y el espanto enloqueció a la gente, nubla la
razón.
A medida que nos acercábamos al futuro la calma se iba extendiendo... temblaban las voces
y daba voz a los enmudecidos. Y una vez alcanzada la frontera, el horror brotaba de nuevo... ¿qué ha
hecho mi pueblo?...”.
Un interminable periplo le lleva a París, Nueva York, La Habana, México, Morelia,
San Juan de Puerto Rico, Roma, La Pièce (Francia) y Ginebra. Sus años en América
estarán dedicados a la docencia universitaria, conferencias en círculos culturales,
colaboraciones en revistas y elaboración de libros. Desde marzo del 39 a febrero de 1940
formaría parte de la Casa de España en Méjico. En el Seminario de Investigaciones
Históricas, participa en una serie de conferencias que le servirán para posteriores artículos
sobre “La agonía de Europa”, donde analiza la desintegración en la vida del viejo
continente, junto a cursos de Menéndez Pidal, Sánchez Albornoz, Medardo Vitier, José
en publicaciones periódicas obrantes en los fondos del archivo de la Fundación María Zambrano al 9 de
septiembre de 1999”. Contiene un listado de 411 artículos aparecidos en revistas españolas, americanas y
europeas y se encuentra aún un fondo pendiente de identificación, como es el caso de manuscritos y
correspondencia.
4
ZAMBRANO, M; “España sale de sí”, 9 de febrero de 1939. M-346, caja 9. Fundación María Zambrano (en
adelante FMZ).
2
María Ots Capdequi, Vicente Llorens o Pedro Enríquez Ureña.5 Además participará en el
Congreso de Cooperación Intelectual de La Habana en octubre del 41 y firmará la
“Declaración de La Habana” emanada de la primera reunión de la Unión de Profesores
Universitarios Españoles Emigrados que se celebró en el 43 para tratar sobre la
incorporación de España al programa de reconstrucción de Europa, según la Carta del
Atlántico.
Una vez en Europa se entregará por completo a la escritura y entonces dejará las
más sentidas páginas sobre la violencia observada durante la guerra6. Desde su visión
Europa no había solucionado el conflicto entre liberalismo y socialización, ni superado la
rivalidad entre naciones, y esas contradicciones se habían manifestado en primer lugar en
España con la Guerra Civil.7 Si la violencia era un elemento propio del cristianismo, base
fundamental de la cultura europea,8 la irrupción de ideas revolucionarias a mediados del
XIX que reaccionan a la violencia ejercida por el Estado, contribuye a la convulsión
posterior, pero entiende que esas ideas serán esgrimidas para movilizar a las masas desde
sus necesidades, sin un pensamiento elaborado,9 y que en los momentos de crisis hace
estallar el conflicto.10 La elite formulaba sus necesidades y a la vez cegaba su
satisfacción.11 Ese mecanismo de gestación y explosión le lleva a considerar la violencia en
Europa como un método, un sistema, generado por las cerradas formas racionalistas de
conocimiento en la Filosofía y la ciencia en general.12 Para ella existía un tipo de hombre
fascista, regido por un funcionamiento fascista de los sentimientos y el pensamiento que se
expresa a través de conceptos y palabras sin vida, con una conciencia histórica inamovible
e incapaz de crear un proyecto nuevo de sociedad. Por ello defendía la implicación de la
vida intelectual en la política para llegar a una nueva realidad histórica,13 alcanzable
mediante una revolución pacífica hacia un “estado de paz” y profundizar en la democracia
como sistema político basado en el reconocimiento de la persona.14 Solo la conciencia
histórica podía llevarnos a una historia ética, donde se revelase la persona frente a la masa
dirigida por un líder totalitario en regímenes que negaron la democracia y a la vez la
afirmaron demagógicamente.
La crisis de Europa se le manifestó como un cambio de creencia y de confianza,15
regido por la irrupción de lo social como forma de salir del conflicto.16 No obstante, con el
5
Conferencias de María Zambrano sobre “La agonía de Europa”. M-252, caja 6. FMZ.
ORTEGA MUÑOZ, J. F.; “La crisis de Europa en el pensamiento de María Zambrano”. Religión y Cultura,
XXV, enero-febrero de 1979, pp. 41-69.
7
ZAMBRANO, M.; Delirio y Destino. Los veinte años de una española. Madrid, Mondadori, 1989, p. 150.
8
ZAMBRANO, M.; “La agonía de Europa”. Revista Cubana, nº 16, La Habana, 1941, pp. 5-25. “Acerca de la
violencia”. Revista del Conocimiento, nº 107, Madrid, 1985, pp. 94-107. “Rectificación para la agonía de
Europa”. M-180, caja 4. FMZ.
9
ZAMBRANO, M.; “De la necesidad y la esperanza”. Educación, nº 36, San Juan de Puerto Rico, 1973, pp.
73-75.
10
ZAMBRANO, M.; “Tres momentos de crisis histórica”. Conferencia de 1959. M-10, caja 1. FMZ.
11
ZAMBRANO, M.; “De la necesidad y de la esperanza”, Roma, 7 de diciembre de 1949. M-12, caja 1. FMZ.
Philosophica Malacitana, VI, 1993, pp. 9-13.
12
ZAMBRANO, M.; “La violencia en Europa”. Sur, nº 78, Buenos Aires, 1941, pp. 7-23.
13
ZAMBRANO, M.; “El desequilibrio de la conciencia”, Roma, febrero de 1954. M-24, caja 1. FMZ.
14
ZAMBRANO, M; Persona y democracia. La historia sacrificial. Barcelona, Anthropos, 1988.
15
ZAMBRANO, M.; “La vida como esperanza y la Historia como Tragedia”. M-13, caja 1. FMZ.
16
ZAMBRANO, M.; “La agonía de Europa”. Sur, nº 72, Buenos Aires, 1940, pp. 16-35.
6
3
tiempo constataría que se siguió viviendo en una situación límite por una sociedad no
suficientemente humanizada.17 La paz tras la IIª Guerra Mundial no era producto de un
cambio moral sino del miedo a una guerra que supondría la destrucción del mundo, lo que
llevaba a una situación ambigua ejemplificada en la “guerra fría”.18
Exilio y creación
En María Zambrano existió el propósito de resarcir a los intelectuales compañeros
de exilio desde obras como Los bienaventurados, El hombre y lo divino o Persona y
Democracia. Sus letras serán para algunos de gran importancia por hacerlos sentirse
próximos, como es el caso de Fernando de los Ríos, al entender que La confesión: género
literario reflejaba sus estados de ánimo y la misma guerra,19 especialmente por que la
tragedia se les revelaba siempre presente.20 El exilio funcionará como fenómeno, estructura
aplicada para el conocimiento del ser colectivo español desde un sentimiento de abandono
y desposesión con el que pretende rescatar nuestra historia.21 Era el medio indispensable
para pensar con libertad y escribir, darse así misma la palabra para explicarse.22 Una de las
más destacadas inspiraciones que le ofrece el exilio es La Tumba de Antígona, con la que le
asemeja querer desentrañar un sacrificio consumado por defender una idea, una nueva ley,
mediando entre la naturaleza y la historia.23 Se sentirá comprometida con la España vencida
y en ella vierte gran parte del sentido de su obra cuando nos dice, “no soy libre, he ido
empeñando mi libertad, no cometí el crimen pero me acusé de él y si no lo cometí por qué
me torturasteis y estoy aquí”. Escribirá obligada por un profundo sentido de ética
intelectual, responsabilidad asumida dada la situación de silencio a la que estaba abocada
por lo sucedido en España.24
Desde la guerra sentía que su futura patria sería “la inteligencia”, en aquel momento
adoptada como arma de lucha, posteriormente como forma de hermandad con los
compañeros exiliados. Pero a la vez, el ejercicio del pensamiento fue una pesada carga,
suponía continuar la tradición cultural española para una previsible restitución de la
democracia alentada por ellos, libres ya de rencor.25 Se sentía una total legitimidad para ese
propósito, como depositarios de la malograda voluntad popular,26 sólo ellos podrían
acometer esa tarea desde la conciencia histórica, resarcirse ante el olvido reconstruyendo su
17
“El alba en la historia”. Humanidades, nº 2, Mérida (Venezuela), 1959, pp. 181-184.
ZAMBRANO, M.; “Los peligros de la paz”, Roma, 14 de abril de 1964. M-62, caja 2. FMZ.
19
Fernando de los Ríos a María Zambrano, Nueva York, 1943. Caja 19. FMZ.
20
ABELLÁN, J. L.; ANDÚJAR, M.; SÁENZ DE LA CALZADA, C. y otros; “Revistas, pensamiento,
educación”, T. III. En ABELLÁN, J. L.; El exilio español de 1939. Madrid, Taurus, 1976.
21
ZAMBRANO, M.; Los bienaventurados. Madrid, Siruela, 1990.
22
ZAMBRANO, M.; “Notas sobre Los Intelectuales...”. M-179, caja 4. FMZ.
23
ZAMBRANO, M.; “Prólogo a Sendero”. M-202, caja 4. FMZ. La Tumba de Antígona. Mondadori, Madrid,
1983.
24
ZAMBRANO, M.; “Mi historia no es sino la de una mendiga”. Revista Exilio de Nueva York, 1953. M-336,
caja 9. FMZ.
25
ZAMBRANO, M.; “Los intelectuales en el drama de España. Ya, basta”. M-3, caja 1. FMZ.
26
ZAMBRANO, M.; “Discurso pronunciado por la Dra. María Zambrano el día 18 de julio de 1945 en el aula
de la Universidad de la Habana con motivo de la conmemoración del noveno aniversario de la Guerra Civil
Española”. M-321, caja 8. FMZ.
18
4
memoria, dado que habían pasado de ser considerados héroes a ser despreciados con
hostilidad.
Entre los exiliados continuó la tradición cultural que encarnaban, sintiéndose
responsables de la verdad de sus historias y el propio destino del país.27 En los primeros
momentos vivieron con angustia las noticias que les llegaban de España, próximo a la
resignación, con una visión del interior de una limitada vida espiritual, corrupción, falta de
valores, de espontaneidad y de creación.28 El sentimiento de abandono, el despojo de su
personalidad y la detención del tiempo, se acentuará con el transcurso de las décadas, el
vagar incesante por el mundo y la obligada diáspora, ralentizando los bríos de los primeros
años.29
En España, tras los primeros años de ocultación se inicia una vía de reencuentro que
elude razones y responsabilidades. Desde Cuadernos Hispanoamericanos, Aranguren había
lanzado en 1953 una propuesta de colaboración con los compañeros en el exilio con “La
evolución espiritual de los intelectuales españoles en la emigración“, respondida desde
Cuadernos Americanos con una negativa hasta que la situación política no se modificase,
postura que también se defenderá desde el Boletín de la Unión de Intelectuales Españoles.30
Con el tiempo la incomunicación lleva a perder todas las esperanzas, por el espíritu cerrado
del país,31 pero aún así se considerará positivo volver a introducirse en él desde la
colaboración intelectual con publicaciones como Índice, Ínsula o Ciervo, gracias a esos
puentes lanzados para recuperar la colaboración intelectual con el exilio.32 El contacto y
diálogo con el interior, cuando ya han regresado algunos compañeros exiliados como José
Bergamín, redundará en una mayor desesperación en aquellos que se mantuvieron firmes
en su rechazo a regresar a una España donde aún permanecía la dictadura. Zambrano,
manteniéndose coherente con lo vivido en la guerra, observa como se mantiene con firmeza
una interpretación histórica que les desprenderá definitivamente del grado de heroicidad
detentado, dado el compromiso y vocación que les guiaba.33 La superación de conflictos
sociales y del enfrentamiento civil exigía la desaparición de la figura del exiliado que
planeaba sobre los españoles de forma más intensa que el difuso recuerdo de la guerra y así
lo expresa:34
“... salir de él y el exiliado volviéndose a la Patria y el que vive en ella salir, una tercera
salida en apariencia que corresponde a la salvación de la vida colectiva y elevación a vida histórica,
salir del régimen. Esa salida si no va acompañada por algo más, por una conversión de tiempos, no es
salida. Si el que está dentro sale, se convierte en exiliado de una clase distinta, sale de otro lugar y
momento histórico en virtud de otro proceso el antifranquista. Los primeros exiliados no somos
27
ANDÚJAR, M.; “Los exiliados-transterrados y las Américas”. En NAHARRO-CALDERÓN, J. M.
(coord.); El exilio de las Españas de 1939 en las Américas: <<¿Adónde fue la canción?>>. Barcelona,
Anthropos, 1991.
28
Carta de Gustavo Pitaluga a María Zambrano, enero de 1950. Caja 21. FMZ.
29
ZAMBRANO, M.; “Juan Chabas”, diciembre de 1975, La Pièce. M-149, caja 3. FMZ.
30
AZNAR SOLER, M.; “Un puente de diálogo”. Guaraguao Revista de Cultura Latinoamericana, nº 5, otoño
de 1997, pp. 80-82.
31
Carta de Gustavo Pitaluga a María Zambrano, febrero de 1950. Caja 21. FMZ.
32
José Bergamín a María Zambrano, París, noviembre de 1957. Caja 22. FMZ.
33
ZAMBRANO, M.; “Lettera sull´exilio”. Tempo Presente, Roma, nº 6, 1961, pp. 405-410.
34
ZAMBRANO, M.; “El exiliado”, Roma, 18 de enero de 1961. M-157, caja 3. FMZ.
5
antifranquistas, éramos habitantes de aquella España sumergida, de ella fuimos despeñados, lanzados
y somos sus supervivientes. Nos convertiríamos en antifranquistas si nos sumergiéramos en el
momento histórico de la España de hoy y por tanto perdiendo nuestra condición de exiliados. ¿Se nos
pide dejar de ser exiliados para ser antifranquistas? Con eso se nos elimina del proceso histórico y
puede haber dos motivos en ello: eliminar el pasado, inasiblemente, y eliminar el fantasma de la
guerra civil que se cree amenaza, repetición de la historia. Se cree que nosotros, la víctima, pedimos
ser vengados y no, pedimos la paz formada en la conciencia...
... exiliado, portador de un pasado que planea sobre el presente pues no se le deja pasar,
presente interrumpido... nuestro pasado lo hemos desgarrado tanto que está purificado y nuestra
historia seguida en el exilio es pura, verdadera y falta consumarla.
... se quiere unánimemente que volvamos por contrarias razones, de acuerdo en que cesen de
haber exiliados. No es posible por que, ¿qué clase de pasado es éste que coincidentemente unos y
otros quieren eliminar?, ¿qué pasado encarnamos o corporeizamos los exiliados?... la cuestión es lo
que allí se crea una vez regresado, la situación y categoría que se ostente.
El pasado debe ser asimilado, no eliminado, y antes ha de ser reconocido en su verdad, en la
verdad de que es portador pues se debe destruir el pasado cuando es portador de un engaño... la
pacificación ha de venir de todos y en forma muy específica del exiliado que es un enterrado vivo y
una representación de Antígona, símbolo de la conciencia sepultada viva”.
Esa declarada necesidad de asimilación responde para Zambrano a la formulación
de un estudiado propósito de que abandonasen la existencia de exiliado, una vez apartados
de la historia. Justo entonces esa situación se vuelve más amarga y el desamparo será
mayor, consolidado el régimen por los apoyos internacionales y con una inteligencia
entregada. Se había afanado en denunciar la llamada realizada de aproximación con la
intención de ignorar y olvidar esa historia que les había llevado a ser víctimas, y restituir el
destino de España a los que se quedaron. Ellos se habían visto obligados a revisar la
historia común allá donde se lo pedían, despojándose en cada momento de sinrazón y del
sentimiento de heroicidad que les había proporcionado su participación en la guerra. Era
necesario asimilar la tragedia desde la voz del exiliado ejercida con libertad, como
depositarios de la verdad, para que definitivamente la historia pudiese transcurrir.35
Cuando se estaba produciendo el agotamiento del régimen por efecto de la muerte
de Franco, se intensifican las reflexiones sobre un previsible cambio político, su situación y
el sentimiento que le producía. La condición de exiliada se le había revelado como una
forma de ser mística, que le había llevado a descifrar y desentrañar la guerra.36 El
sentimiento de abandono era intrínseco a su situación y no iría desapareciendo sino que se
intensifica para intentar descifrar la razón de ello. Se encerró en sí para no perderse,
sintiéndose morir en cada destierro, sin encontrar una patria propia. El 20 de noviembre del
75 escribe estos versos libres:37
“Cuando se cree tener aun una patria.
Cuando se pierde aunque quizás no del todo.
Cuando ya no es necesaria y no a causa de cosmopolitismo.
35
ZAMBRANO, M.; “Carta sobre el exilio”. Cuadernos del Congreso para la libertad de la cultura, nº 49,
junio de 1961, París, pp. 65-70.
36
ZAMBRANO, M.; “Cartas desde el exilio”, 25 de enero de 1975. M-157, caja 3. FMZ.
37
ZAMBRANO, M.; “Exilio 24 V III”. M-157, caja 3. FMZ. Otros de los escasos poemas por ella escritos en
MORENO SANZ, J.; “El ángel del límite y el confín intermedio”. Tres poemas y un esquema de María
Zambrano. Madrid, Endymion, 1999.
6
Cuando allá de la patria salvándola al menos dentro de sí, dentro tal vez de ella misma.
Más allá de ella alzándola libre de confín.
Mas la palabra fiel. Y si se perdiese esa su específica al fin palabra
¿Palabra sin historia? anquilosado ¿palabra sin sangre? o
¿sangre universal en toda palabra?
(Hay que descubrir la promesa implacable del exilio)”.
Conforme avanzaba el proceso de Transición Política se perfilaba una nueva actitud
ante el exiliado, como objeto de contemplación pero no de conocimiento histórico.
Celebradas las primeras elecciones democráticas a cortes constituyentes, se siente devorada
por el tiempo y la historia pero sin temerlo, por que en su vida ya no existía la pasión al
verse desligada del mundo, por el que vaga sin tener un lugar geográfico, social o político
propio. Ya no existe la esperanza, se encuentra en un total desamparo, en un desierto sin
límites, sin horizonte y sin pretensión de existencia, expulsada de un país que contempla
como categoría. Entonces, cuando no buscaba descifrar la historia de España interrumpida
en ellos, logra descubrirla. Las ocasiones frustradas y la diáspora profundizaron un
sentimiento de falta de patria y la necesidad de encontrar una común para todos. El exilio se
había convertido en una forma de ser y revelación, cuando los amigos y el idioma eran su
única patria.
Cierra un ciclo completo de destierro y producción filosófica, desde enero del 39
hasta noviembre del 84 cumple un exilio de cuarenta y cinco años. Previamente había sido
reconocida con el Premio Príncipe de Asturias en 1981, en cuyo jurado se encontraba el
también exiliado Ferrater Mora, un año después le es concedido el título de Doctor Honoris
Causa por la Universidad de Málaga, al siguiente se celebra el primer seminario sobre su
obra. Una vez en España será nombrada hija predilecta de la ciudad en la que nació en
1985, su fundación se crea dos años después y en 1988 recibe el Premio Cervantes,
convirtiéndose en la primera mujer honrada con el mismo.
En el exilio sólo encontró la forma más plena de sentirse española y volvía cuando
las circunstancias que lo habían provocado desaparecieron. Aceptó y aceptaba su exilio
como una condición sagrada, esencial para ella, fue su patria o una dimensión nueva y
desconocida de ella, lo que le lleva a resistirse a renunciar a la misma.38 No quería ocultar
una parte de su historia y de los españoles, no se mantenía en esta postura por rencor pues
esos años no se le podían devolver.39 No regresó sino que la trajeron, dado que siempre se
sintió en España y nunca se fue de ella.
A pesar de la sensación de despojo de una historia que no olvidaba, la nueva
perspectiva del retorno le lleva a observar con mayor claridad lo vivido, cuando se siente el
pasado y el presente como referentes situados en un mismo plano, sin olvidar y viendo con
claridad para examinar los errores. Quería hacer del pasado memoria, para no eliminarlo
por su recuerdo trágico, sentía como necesario saldar cuentas con la historia.40 En el regreso
no había ni recelo, ni resentimiento, ni rencor, antes que la restauración de la República
importaba la permanencia de España sobre los nacionalismos y la convivencia entre los
38
ZAMBRANO, M.; “Amo mi exilio”. ABC, 28 de agosto de 1989.
ZAMBRANO, M.; “La otra cara del exilio: la Diáspora del 39”. M-432, caja 13. FMZ.
40
ZAMBRANO, M.; “El exilio, alba interrumpida”. Turia, nº 9, Teruel, 1988, pp. 85-86.
39
7
españoles. Se mantenía fiel a lo bueno de la República y aceptaba al rey, no a la
monarquía.41
El problema de España
Los intelectuales y científicos españoles en el exilio, formados según modelos
educativos y culturales europeos, volverán desde diversas posturas a las reflexiones sobre la
esencia de España. Con ello se recataban las frustraciones y decepciones colectivas
manifestadas en forma de problema elaborado intelectualmente por la Generación del 98.
Ese “dolor por España”, como propuesta regeneracionista que pretende descifrar su
postergación desde la indagación en la esencia misma del país y el sentimiento de periferia
europea, ya había guiado a otras generaciones que trabajaron por acercarnos a nivel
científico y cultural a Europa.42 La soledad y el sentimiento de exclusión serán canalizados
hacia la preocupación por España,43 abandonando una interpretación racionalista de la
historia para profundizar en su situación marginal.44 Se respondía a la situación de haber
sido apartados de la historia, desde una derrota que sería creadora.45
El desarraigo y el destierro influyeron en algunos para desechar interpretaciones
místificantes, por un lado se rechazarán las reflexiones autocontemplativas del 98 que
mitificaban a España y la conceptuaba como comunidad espiritual inmutable negando el
proceso histórico. Este planteamiento enraíza en cierta forma con los planteamientos de
Ramón y Cajal que identificaba la situación de España con falta de voluntad y de ambición
intelectual, rehuyendo interpretaciones sobre defectos congénitos propios.46 Adolfo
Sánchez Vázquez o Eduardo Nicol, quien publica en 1947 Conciencia de España,
representan esa tendencia. De igual forma, Francisco Ayala no entendía que en nuestra
historia se diesen circunstancias fatales que nos condujeran irremediablemente a la guerra
civil, más bien interpreta el conflicto bélico por la situación marginal de España respecto a
Europa, cuyas contradicciones actuaron sobre nosotros para terminar con la experiencia
republicana. Estos análisis historicistas fueron esgrimidos frente a la proliferación de una
metafísica nacionalista sobre la “esencia” de España, alimentada por la vivencia de la
guerra y la situación ambigua del exilio. Intelectuales formados en el Centro de Estudios
Históricos trabajaron en descifrar “el enigma español”, como Claudio Sánchez Albornoz o
Américo Castro que buscaba desentrañar el ser histórico de España y con ello la verdad del
41
CRUZ, Juan; “Regreso de una exiliada”. El País, 27 de noviembre de 1984, pp. 27-28.
ROCAMORA, P.; Hombres e ideas del 98. Madrid, CSIC, 1980. CALVO CARILLA, J. L.; La cara oculta
del 98. Místicos e intelectuales en la España del fin de siglo (1895-1902). Madrid, Cátedra, 1998. URRUTIA,
Jorge; El Novecentismo y la renovación vanguardista. Madrid, Cincel, 1984. GULLÓN, R.; La invención del
98 y otros ensayos. Gredos, Madrid, 1969.
43
ZELAYA KOLKER, M.; Testimonios americanos de los escritores españoles transterrados de 1939.
Madrid, ICI, 1985, p. 45.
44
MARICHAL, J.; “El pensamiento español transterrado. 1939-1979”. En 50 Aniversario del exilio español,
1939-1989. De la España en conflicto a la Europa de la paz. Madrid, Fundación Pablo Iglesias, 1989, pp. 1324.
45
ZAMBRANO, M.; “De la derrota y del fracaso”, 1945. En GÓMEZ BLESA, M. y SANTIAGO
BOLAÑOS, M. F. (coords.); María Zambrano: el canto del laberinto. Segovia, 1992.
46
MARICHAL, J.; “El secreto de España”. Ensayos de historia intelectual y política. Madrid, Taurus, 1995.
42
8
pasado para hacer transcurrir una historia menos dramática. Consciente de la existencia de
un sino colectivo intenta descubrir la unidad interna de nuestra historia.47
Pero nos encontramos con un debate que se da también en el interior, donde Laín
Entralgo convierte “el problema de España” en tema permanente de su obra con la
intención de esclarecer nuestra vida histórica preguntándose por la esencia misma del
español.48 En los años 40 profundiza en el tema desde la revista Escorial que dirige junto a
Dionisio Ridruejo, abriendo un debate filosófico que se intensifica en la década posterior
como reflexión que busca redefinir nuestra identidad nacional. Hoy el problema de España
se considera perteneciente al pasado, al haberse efectuado a todos los niveles la integración
en Europa.49
María Zambrano indagará sobre España por influencia de la Generación del 98, a
causa de la guerra y por la necesidad que le produce el exilio de ser testimonio de ella. Su
propósito será buscar una solución a su sentido mítico desde la verdad histórica, para
elevarla a un plano de realidad y conseguir su asimilación para afrontar el futuro. La
experiencia histórica vendría a evitar la ocultación, extraer del mito su sentido para hacer
visible su verdad desde la fidelidad intelectual.50 La derrota en la historia sería creadora al
ofrecer la oportunidad para meditar sobre ella y vislumbrar una solución para el futuro. No
obstante, responde al exilio con una propuesta misticista calificada por José Luis Abellán
como “pensamiento delirante”, que aún manteniendo relación con la realidad sociopolítica
a la que se refiere, se manifiesta desde un punto de vista existencial desde el que critica el
racionalismo europeo y destaca la especificidad del pensamiento español expresado de
forma ateórica desde la literatura. Por ello se introducirá en la interpretación de la historia
de España desde tales fuentes,51 para descubrir un proceso por el cual se llegó a la guerra
civil y que le lleva a defender la superación de esa historia trágica por una ética.52 El
sacrificio guiado por el amor, que se consuma en la piedad encarnada en Antígona,
transgrede la ley estatuida por el hombre para defenderlo.53 Devorados por la historia y
silenciados después de años de ausencia, solo la experiencia histórica podía revelar el
verdadero sentido del mito de la guerra civil, mientras tanto el conflicto seguiría presente.
Relacionado con el análisis sobre el problema de España está su concepción de la
historia, a la que considera ciencia que envuelve a las demás y a través de la cual el hombre
47
Con Origen, ser y existir de los españoles quiere clarificar lo que verdaderamente fueron los españoles, su
realidad. Carta de Américo Castro a María Zambrano, Princeton, mayo de 1959. Caja 22. FMZ.
48
Los títulos más destacados son “La generación del 98 y el problema de España”, 1948; “Sobre el ser de
España”, 1950; “España como problema”, 1956; “A qué llamamos España”, 1971. RODRÍGUEZ PASCUAL,
F.; “El tema de España. Entrevista a Pedro Laín Entralgo”. Diálogo Filosófico, nº 39, septiembre-diciembre
de 1997, pp. 292-302.
49
SÁNCHEZ RON, J. M.; Cincel, martillo y piedra. Historia de la ciencia en España (siglos XIX y XX).
Madrid, Taurus, 1999. VARELA, J.; La novela de España. Madrid, Taurus, 1999.
50
ZAMBRANO, M.; “La experiencia de la Historia”, La Pièce, 1977. M-182, caja 4. FMZ.
51
ZAMBRANO, M.; Premio Miguel de Cervantes 1988. Barcelona, Anthropos, 1989.
52
CEREZO GALÁN, P.; “De la historia trágica a la historia ética”. Philosophica Malacitana, IV, 1991, pp.
71-90.
53
ZAMBRANO, M.; “La Antígona”. Litoral, nº 121-122-123, T. I. MARSET, J. C.; “Hacia una <<poética del
sacrificio>> en María Zambrano”. Cuadernos Hispanoamericanos, nº 466, abril de 1989, pp. 101 -116.
GÓMEZ CAMBRES, G.; El camino de la razón poética. Málaga, Ágora, 1992. REVILLA, C.(ed.); Claves de
la razón poética. María Zambrano, un pensamiento en el orden del tiempo. Madrid, Trotta, 1998.
9
se conoce así mismo, precede e impulsa a la propia historia. Por tanto sigue a Ortega en su
concepción de la historia como que hacer impuesto al hombre y al ejercicio de la libertad,
pero rompe con su historicismo y ofrece una vía de entendimiento que haga prevalecer a la
persona y la democracia. No se puede afirmar categóricamente que rompa con su maestro,
modifica el “método” pero no la idea subyacente de su obra según la cual “España es el
problema. Europa la solución”. Su propuesta ante el “problema nacional” era regeneración
mediante la modernización y aproximación a Europa, en consonancia con sus compañeros
intelectuales.54 Considera ineludible adquirir conciencia histórica para dotar al hombre de
una verdadera experiencia que le permita alcanzar y mantener la libertad,55 que se acentúa
en momentos de crisis y decadencia.56 Busca con ello desentrañar su argumento y encontrar
su sentido último hasta convertir al hombre en dueño de su destino. Al haberse manifestado
las fisuras del ejercicio de la razón y la falta de garantía de la libertad, vislumbra el método
de la razón poética para acercarse a un saber sobre el alma y España desde la verdad.
Las indagaciones sobre nuestra historia son tempranas, parten de la Guerra Civil y
se mantienen en los años 40 y 50. En Hora de España realizó una serie de artículos con los
que se introduce en el tema e inicia ideas sobre las que seguirá trabajando con
posterioridad. Las más profundas reflexiones sobre el tema quedan recogidas en
Pensamiento y poesía en la vida española, Los intelectuales en el drama de España,57 La
España de Galdós, España: sueño y verdad o Delirio y Destino58, libro autobiográfico que
parte de la intención de fijar aquellas experiencias que en la memoria individual y colectiva
se transforman, siguiendo la misma tendencia del género memorialista cultivado por otras
mujeres como Victoria Kent, Federica Montseny o Clara Campoamor.59 En el libro revela
como se le representó el sueño de España y nació a la conciencia desde el compromiso
político de sus años de estudiante, con voluntad de regeneración y convivencia. Sobre estas
obras gira la amargura de la guerra, esa propuesta de rebelión contra la tradición para
liberar a España de un pasado opresor y devolverle su existencia más brillante,60 desde el
54
BLANCO MARTÍNEZ, R. y ORTEGA MUÑOZ, J. F.; Zambrano (1904-1991). Madrid, Eds. del Orto,
1997. También se encuentra una detallada visión de su vida y obra en MORENO SANZ, J. (ed.); La razón en
la sombra. Antología del pensamiento de María Zambrano. Madrid, Siruela, 1993. GURMÉNDEZ, C.;
Memoria rota. Exilios y heterodoxias. Barcelona, Anthropos, 1989.
55
ZAMBRANO, M.; “El hombre ante su historia”. Educación, nº 12, San Juan de Puerto Rico, 1964, pp. 1117.
56
“El nacimiento de la conciencia histórica”. Cuadernos de la Universidad del Aire, nº 36, 1951, pp. 41-50.
57
ZAMBRANO, M.; Los intelectuales en el drama de España y escritos de la guerra civil. Madrid, Trotta,
1998.
58
ZAMBRANO, M.; Delirio y Destino. Los veinte años de una española. Madrid, Mondadori, 1989.
59
SAMBLANCAT MIR, N.; “Las barricadas de la memoria: a propósito de algunos testimonios de guerra de
mujeres exiliadas”, pp. 4-14. Guaraguao Revista de Cultura Latinoamericana, nº 5, otoño de 1997. MATEO,
E.; “El escritor exiliado y el público”. Cuadernos Republicanos, nº 9, enero de 1992, pp. 87-104. En relación
estricta a María Zambrano, ORTEGA MUÑOZ, J. F.; “El exilio y la emergencia del ser en María Zambrano”,
pp. 31-48. Anuario, Centro Asociado de la UNED de Málaga, Vol. V. 1991. “El exilio filosófico español del
siglo XX a través de la obra y el pensamiento de María Zambrano”, pp. 101-112. En HEREDIA SORIANO,
A.(ed.); “Exilios filosóficos de España”. Actas del VII Seminario de Historia de la Filosofía Española e
Iberoamericana, septiembre de 1990. Universidad de Salamanca, 1992.
60
ABELLÁN, J. L. y MONCLÚS, A. (coord.); El pensamiento español contemporáneo y la idea de América.
El pensamiento en el exilio. Barcelona, Anthropos, 1989. ABELLÁN, J. L.; El exilio filosófico en América.
10
conocimiento más amplio y profundo posible de la contienda y sus consecuencias.61 En ello
existía el propósito de buscar un sentido y razón al drama de la guerra, desde una visión de
nuestra historia escindida desde el siglo XVI de su contexto espacial y temporal, dando
lugar a una polarización de visiones de la misma con sus derivaciones a nivel político,
social, cultural e intelectual.62
Coincidió con Américo Castro en ver una raíz trágica de nuestra historia, partiendo
de las exclusiones que desembocaron en su etapa más brillante y que a la vez marca un
punto de inflexión hacia su decadencia. Ambos buscarán en el ser y existencia histórica de
España, en el origen y formación de lo español, el conflicto que desencadena en tragedia
para vislumbrar un porvenir en libertad. Para Zambrano, Castro intuye una historia nueva
como género poético-trágico, forma de conocimiento que ofrece una salida para España.63
Entiende que si nuestra historia se había reducido en sus primeros siglos en resistencias
legendarias y derrotas como la romanización, en sí ese hecho abría una esperanza producto
de la asimilación cultural que vuelve a revelarse con la instauración del estado moderno y
difusión del Derecho Romano.64 Pero tal construcción y unidad nacida con propósitos de
universalidad se consolidará con violencia y exclusiones, con la instauración de la
Inquisición y expulsión de los judíos, después de conquistas y reconquistas que no habían
provocado remordimientos.65
En el siglo XIX constata la ruptura de la unidad nacional, cuando se engendra el
tradicionalismo de las clases sociales dominantes, defensoras de un pensamiento sin
voluntad y dogmatismo extensible al ser de España, entonces se produce un
distanciamiento entre historia y sociedad. Esa forma de entender las categorías históricas,
estáticas, cerrando toda posibilidad de porvenir, estaba originada en la fascinación por el
pasado común pero paralizaba el conocimiento y convertía en sentimiento místico su
participación en la historia.66 Generales soberbios y políticos logreros, frailes sin escrúpulos
y trampas distinguirán ese período.67 Un cúmulo de guerras civiles que discuten la
continuidad del Estado, dada su defectuosa constitución, y un abandono de ideales seguido
por la irrupción del pueblo, desembocará en el 36. Desde el 98 se había producido un
momento de esperanza abortada por la guerra, durante la que cree recuperada nuestra
historia de un laberinto en el que nos había introducido el tradicionalismo.68 Esa etapa de
brillantez intelectual se debía a la labor crítica de la ILE, retomada por la Generación del 98
que introdujo el interés por España y la intención de descubrir su conciencia, cuyo máximo
exponente es Antonio Machado, quien con su riqueza de pensamiento y poesía influye en
Los transterrados de 1939. México, FCE, 1998, pp. 257-284. VARGAS LOZANO, G.; “Cincuenta años del
exilio español: la filosofía”, pp.119-124. Cuaderno Hispanoamericano, nº 480, junio de 1990, ICI.
61
ZAMBRANO, M.; “El alba humana en la Historia”, 1974. M-191, caja 4. FMZ.
62
ORTEGA MUÑOZ, J. F.; “Los intelectuales en el drama de España según María Zambrano”. Litoral, nº
124-125-126, T. II, pp. 130-158.
63
ZAMBRANO, M.; “Camino de España”, “Origen, ser, existencia de España en el pensamiento de Américo
Castro”, “Séneca y el pensamiento de Américo Castro”, “Origen de España”. M-215, caja 5. FMZ.
64
ZAMBRANO, M.; “Sentido de la derrota”. Bohemia, nº 43, La Habana, 1953, pp. 1 y 134.
65
ZAMBRANO, M.; “Memoria de España”. Diario 16, 17 de diciembre de 1988.
66
“Un camino español: Séneca o la resignación”. Hora de España, nº 17, Barcelona, 1938, pp. 111-120.
67
ZAMBRANO, M.; “La reforma del entendimiento español”. Hora de España, nº 9, Valencia, 1937, pp. 301316.
68
ZAMBRANO, M; “Un momento español. 1898”, La Habana, 1 de agosto de 1940. M-324, caja 8. FMZ.
11
aquella generación de jóvenes del 29 que aportaban una importante renovación intelectual
que aproximaba nuestra producción cultural a la del resto de Europa.69 Ellos podían haber
sido el grupo que rompiese con el aislamiento ideológico de España para acercarnos a
nuestra órbita cultural pero quedó sesgado por la guerra civil.70
La utilización del pasado por los tradicionalistas como un sueño sin porvenir para
manipular al pueblo como un objeto, mantuvo a España en un estado ahistórico y asocial,
profundizado por una falta de pensamiento e ideas, que cuando se enfrenta con la tradición
liberal que quiere recuperar la historia común desemboca en violencia. Esa tendencia
abortada durante la guerra se ve acentuada con posterioridad a la misma, en los primeros
años de exilio considerará anacrónica la existencia de España simbolizada en una esfinge,
enigma, en la que las acciones históricas tienen un ritmo propio, en el que el sentido prima
sobre los hechos y la acción. Observa a España vencida, retraída y cercada por un mundo
del que había sido centro.71 El ostracismo al que le había obligado el exilio, le lleva a
penetrar en una tendencia histórica que aspira a detener el tiempo para convertirse en
absoluto inmodificable, calumniando al propio hombre, ante lo que defendía mirarse en el
espejo de la historia para que se convirtiera en conciencia y ver reflejado en él la verdad.72
69
ZAMBRANO, M; “La muerte de Azorín y la Generación del 98”. M-296, caja 8. FMZ.
BENEYTO, J. M.; Tragedia y razón. Europa en el pensamiento español del siglo XX. Madrid, Taurus,
1999.
71
“La esfinge. La existencia histórica de España”, La Habana, 1944. M-263, caja 7. FMZ.
72
ZAMBRANO, M.; “El espejo de la Historia”. Índice, nº 99, Madrid, 1957, p. 7. Anthropos, nº 4, Barcelona,
1987, pp. 263-267.
70
12
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