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Actuación
Protocolo
Normativa
INTERVENCION Y SEGURIDAD
Registro Corporal y Cacheo
Nacho Pérez
Policía Local
para cualquier sugerencia: [email protected]
Al objeto de poder comprobar, en
determinadas situaciones, si un individuo
que aparentemente se encuentre o se
sospeche de que pueda estar ocultando
algún objeto a fin de lesionar a otros o a sí
mismo, o a fin de ocultar pruebas o indicios
de delitos entre sus ropas o pliegues
corporales, se han desarrollado diversas
técnicas de registro y cacheo así como
legislación diversa referente a estas
situaciones concretas.
En el ámbito de la actuación, las
Fuerzas y Cuerpos de Seguridad deben
cumplir una doble función que se nos tiene
asignada, y de las que se espera de
nosotros asumamos y cumplamos con total
esmero y eficacia. Por un lado proteger a la
ciudadanía y mantener la seguridad
ciudadana llevando a cabo las
intervenciones necesarias para erradicar
determinados actos ilegales, así como la
persecución e investigación de posibles
delitos, y por otro lado, detener y asegurar
al autor del supuesto delito dentro del total
respeto de sus derechos, llevando a cabo
actuaciones en proporción al estado social
y democrático de derecho en que nos
encontramos en nuestra sociedad actual.
Bien es cierto que la mayor parte de las
actuaciones que se llevan a cabo por los
Agentes de la Autoridad, se encuadran
dentro de la legalidad y del ámbito
competencial adecuado pero también es
cierto, que a veces, por pequeños errores
podemos encontrarnos con que podemos
pasar de llevar a cabo, por ejemplo, una
detención totalmente justificada a cometer
por los Agentes de la Autoridad, un delito
de detención ilegal.
A veces la diferencia entre lo adecuado
y lo erróneo llega incluso a considerarse
prácticamente intangible y que, a veces,
depende de la interpretación que las
Autoridades Judiciales otorguen en
observancia al caso.
Este es un motivo por el que se debe
atender a las conclusiones que se
determinan dimanantes de los diferentes
escalafones legislativos y judiciales y tratar
de encuadrar siempre las actuaciones
dentro de los límites que se nos marcan.
Como señala González Cuéllar, define la
intervención corporal como “aquellas
medidas de investigación que dentro del
proceso tienen por objeto el cuerpo de una
persona, y cuya finalidad puede ser tanto
la búsqueda del cuerpo del delito como
concretar aspectos relativos a la salud
psíquica o física de una persona”.
Y siguiendo a José A. Varela Agrelo, se
debe distinguir entre:
a)
Las investigaciones corporales
q u e s e r í a n l a s q u e s e p ra c t i ca n
investigando el cuerpo mismo, como
ocurre cuando se analiza el contenido del
alcohol en sangre o los marcadores de ADN.
b)
Los registros corporales, para
describir la búsqueda en la superficie,
cavidades naturales o ropas de la persona,
de efecto oculto.
Cabe mencionar la Sentencia de la
Audiencia Provincial de Madrid, de fecha
11 de abril de 2.000, en la que podemos
encontrar una clasificación más
amplia y que distingue las
i n s p e c c i o n e s y l o s re g i st ro s
corporales, por un lado, y las
intervenciones corporales
propiamente dichas, por otro. Así se
refleja que, dentro de las diligencias
practicadas dentro del curso de un
proceso penal como actos de
investigación o medios de prueba
incidentes sobre el cuerpo del
imputado o terceros, resulta posible
distinguir dos clases, según el
derecho fundamental predominante
afectado al acordar su práctica y en
su realización:
a)
En una primera clase de
actuaciones, las denominadas
inspecciones y registros corporales; esto es
en aquellas que consisten en cualquier
género de reconocimiento del cuerpo
humano, bien sea para la determinación
del imputado, o de circunstancias relativas
a la comisión del hecho punible o para el
descubrimiento del objeto del delito, en
principio no resulta afectado el derecho a la
integridad física, al no producirse, por lo
general, lesión o menoscabo del cuerpo,
pero si puede verse afectado el derecho
fundamental a la intimidad corporal si
recaen sobre partes íntimas del cuerpo,
como fue el caso examinado en la STC
37/1.989 (examen ginecológico) o inciden
en la privacidad.
b)
En la segunda clasificación, nos
encontramos con las intervenciones
corporales, las cuales consisten en la
extracción del cuerpo de determinados
elementos externos o internos para ser
sometidos a informe pericial (análisis de
sangre, orina, pelos, uñas, biopsias, etc.) o
en su exposición a radiaciones (rayos X,
resonancias, etc.), con objeto también de
averiguar determinadas circunstancias
relativas a la comisión del hecho punible o a
la participación en él del imputado, el
derecho que se verá por regla general
afectado es el derecho a la integridad física
(art. 15 C.E.), en tanto implican una lesión o
menoscabo del cuerpo, siquiera sea de su
apariencia externa. Y atendiendo al grado
de sacrificio que impongan de este derecho
las intervenciones corporales podrán ser
calificadas como leves o graves; leves,
c u a n d o, a l a v i sta d e to d a s l a s
circunstancias concurrentes, no sean,
objetivamente consideradas, susceptibles
de poner en peligro el derecho a la persona.
Al amparo de la Instrucción número
7/1.996, de 20 de diciembre, del Secretario
de Estado de Seguridad, en relación con la
práctica de desnudos integrales a
detenidos, con el fin de averiguar si portan
entre sus ropas o en los pliegues de su
cuerpo algún objeto peligroso o prueba
incriminatoria, se establece una serie de
medidas que deberán seguirse en caso de
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INTERVENCION Y SEGURIDAD
registros y de desnudos integrales. Se
señala como en la legislación referente a
esta materia se recoge de modo muy pobre
o no se especifica de manera
pormenorizada la legalidad y la forma en
que deben llevarse a cabo estas prácticas.
De hecho según el artículo 520 de la Ley de
Enjuiciamiento Criminal se indica que la
detención deberá efectuarse del modo que
menos perjudique al detenido en su
persona, reputación y patrimonio y en la
Ley Orgánica 1/1.992 de Protección de la
Seguridad Ciudadana, en su artículo 19 se
permite el control superficial de los efectos
personales, con el fin de comprobar que no
se portan sustancias o instrumentos
prohibidos o peligrosos.
Por estos motivos y tras numerosas
consultas realizadas al respecto al Defensor
del Pueblo, es por lo que se detallan las
instrucciones siguientes que deberán
tenerse en cuenta a la hora de todo registro
corporal y desnudo integral:
Primero. La práctica del desnudo
integral en el cacheo deberá acordarse por
el funcionario policial responsable del
ingreso en los calabozos del detenido y bajo
su responsabilidad.
Segundo. La determinación de la
intensidad del cacheo y, en su caso, del
desnudo integral del detenido, únicamente
podrá justificarse en razón de la protección
de la integridad del propio detenido, así
como de la de los funcionarios o de otras
personas que se encuentren próximas, o
bien con el objeto de recuperar los efectos,
instrumentos o pruebas que
razonablemente pudiera aportar y pudiera
servir de base para determinar su
culpabilidad.
Tercero. La resolución de proceder al
desnudo integral de detenidos deberá
motivarse de forma sucinta y suficiente por
el funcionario responsable, amparándola
en alguna o algunas de las razones
señaladas en el apartado anterior.
La medida de registro personal
mediante desnudo integral, con objeto de
determinar si el detenido porta escondido
entre sus ropas o en pliegues de su cuerpo
algún objeto o instrumento, sólo podrá
efectuarse cuando las circunstancias de la
detención, de la naturaleza del hecho
presuntamente delictivo, de la actitud del
detenido o de otras circunstancias
debidamente valoradas por el responsable
policial encargado de autorizar dicha
práctica, se pueda resolver su adopción.
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Actuación
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Cuarto. La práctica de este registro
deberá efectuarse en sala próxima o
inmediata a los calabozos, llevada a
práctica por los funcionarios que asuman la
custodia del detenido, participando si es
posible aquéllos que hayan efectuado la
detención y respetando la intervención de
agentes masculinos o femeninos, según el
sexo del detenido.
Quinto. La práctica del desnudo
integral de detenidos, con el objeto de
comprobar si portan entre sus ropas o en
los pliegues de su cuerpo objetos o
instrumentos peligrosos, deberá hacerse
constar en el correspondiente LibroRegistro de Detenidos.
Con fines de averiguar la supuesta
comisión de delitos y el esclarecimiento de
los hechos que puedan embestir carácter
de delitos, se recoge la figura de la Policía
Judicial, en base a la cual señalaremos a
continuación lo que se recoge en
consonancia en el artículo 282 de la Ley de
Enjuiciamiento Criminal: “La Policía Judicial
tiene por objeto y será obligación de todos
los que la componen, averiguar los delitos
públicos que se cometieren en su territorio
o demarcación; practicar según sus
atribuciones, las diligencias necesarias para
comprobarlos y descubrir a los
delincuentes, y recoger todos los efectos,
instrumentos o pruebas del delito de cuya
desaparición hubiere peligro, poniéndolos
a disposición de la Autoridad Judicial. Si el
delito fuera de los que sólo pueden
perseguirse a instancia de parte legítima,
tendrán la misma obligación expresada en
el párrafo anterior, si se les requiere al
efecto. La ausencia de denuncia no
impedirá la práctica de las primeras
diligencias de prevención y aseguramiento
de los delitos relativos a la propiedad
intelectual e industrial”.
A efectos de asegurar el cuerpo del
delito, el Juez dará las instrucciones
n eces arias tal co mo s e in d ica a
continuación, según el artículo 334 de la
citada Ley de Enjuiciamiento Criminal y
siguientes: “El Juez instructor ordenará
recoger en los primeros momentos las
armas, instrumentos o efectos de
cualquiera clase que pudieran tener
relación con el delito y se hallen en el lugar
en que éste se cometió, o en sus
inmediaciones, o en poder del reo, o en
otra parte conocida. El secretario judicial
extenderá diligencia expresiva del lugar,
tiempo y ocasión en que se encontraren,
describiéndose minuciosamente para que
se pueda formar idea cabal de los mismos y
de las circunstancias de su hallazgo”.
Además se menciona más adelante,
“Cuando el acto de describir a la persona o
cosa objeto del delito, y los lugares, armas,
instrumentos o efectos relacionados con el
mismo, estuvieren presentes o fuesen
conocidas personas que puedan declarar
acerca del modo y forma en que aquel
hubiese sido cometido, y de las causas de
las alteraciones que se observaren en
dichos lugares, armas, instrumentos o
efectos, o acerca de su estado anterior,
serán examinados inmediatamente
después de la descripción y sus
declaraciones se considerarán
complemento de ésta”.
En base a las sentencias del TC
66/1.995, 54/1.996, de 26 de marzo,
55/1.996, 58/1.998, de 16 de marzo y
37/1.998, de 17 de febrero, cabe señalar
como aplicables los siguientes extremos:
Por su parte el artículo 282 bis recoge a
través de sus 5 puntos los siguientes
preceptos:
a)
Adecuación: la medida adoptada
ha de ser adecuada al fin pretendido. Es
adecuada cuando su utilización permite
alcanzar o se aproxima al resultado
pretendido y es inadecuada cuando
entorpece el alcance del objetivo
proyectado o cuando no despliega
absolutamente ninguna eficacia.
“1. A los fines previstos en el artículo
anterior y cuando se trate de
investigaciones que afecten a actividades
propias de la delincuencia organizada, el
Juez de Instrucción competente o el
Ministerio Fiscal dando cuenta inmediata al
Juez, podrán autorizar a funcionarios de la
Policía Judicial, mediante resolución
fundada y teniendo en cuenta su necesidad
a los fines de la investigación, a actuar bajo
identidad supuesta y a adquirir y
transportar los objetos, efectos e
instrumentos del delito y diferir la
incautación de los mismos.[…]”.
b)
Necesidad: este sub-principio
supone que el medio utilizado para
alcanzar el fin, no se puede sustituir por
otro que tenga igual eficacia, pero que a su
vez, no restringa el derecho fundamental o
que lo haga de una manera menos grave.
Las medidas adecuadas deben ser también
imprescindibles o necesarias para alcanzar
el fin que se trata de conseguir. Dos
injerencias en derechos fundamentales
igualmente adecuadas o idóneas que
producen el mismo resultado pueden
ocasionar, por la diferencia de los medios
empleados, diferentes efectos que puedan
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perjudicar. Si atendiendo a todas las
consecuencias secundarias resulta que los
perjuicios producidos por la medida
empleada son mayores que los de otra
igualmente eficaz, cabe negar la necesidad
a la medida.
c)
Principio de proporcionalidad en
sentido estricto: es necesario que la
injerencia supere un tercer grado de
legitimidad. Hay que ponderar los intereses
o bienes confrontados o afectados
conforme al ideal de Justicia. La colisión se
produce entre el interés del Estado en la
persecución penal de las infracciones que
tienen este carácter y los derechos de la
personalidad.
En el momento de nuestras
actuaciones policiales y dentro de la
obligación que nos hace intervenir y dentro
del intervenir respetando los derechos de
todos los ciudadanos, se deben ponderar
estos requisitos a la hora de sopesar si
debemos llevar a cabo o no una
determinada acción de cachear o registrar
a una persona.
De este modo probaremos la ilicitud de
una conducta evitando que quede impune
aquella persona que se pueda considerar
criminalmente responsable siempre
dentro de la legalidad y evitando caer en no
respetar alguno o algunos de estos
requisitos previos para no producir
acciones que se nos pudieran imputar.
En el Título V de la Ley de
Enjuiciamiento Criminal, “De la
comprobación del delito y averiguación del
delincuente”, se abarcan siete capítulos, de
entre los cuales vamos a destacar aquello
que guarda relación a la temática abarcada
en relación al tema abordado.
En el artículo 326, se indica: “Cuando el
delito que se persiga haya dejado vestigios
o pruebas materiales de su perpetración, el
Juez instructor o el que haga sus veces,
ordenará que se recojan y conserven para
el juicio oral si fuera posible, procediendo al
efecto a la inspección ocular y a la
descripción de todo aquello que pueda
tener relación con la existencia y naturaleza
del hecho. A este fin se hará consignar en
los autos la descripción del lugar del delito,
el sitio y estado en que se hallen los objetos
que en él se encuentren, los accidentes del
terreno o situación de las habitaciones y
todos los detalles que pudieran utilizarse,
tanto para la acusación como para la
defensa.
Cuando se pusiera de manifiesto la
INTERVENCION Y SEGURIDAD
existencia de huellas o vestigios
cuyo análisis biológico pudiera
contribuir al esclarecimiento del
hecho investigado, el Juez de
Instrucción adoptará u ordenará
a la Policía Judicial o al médico
forense que adopte las medidas
necesarias para que la recogida,
custodia y examen de aquellas
m u e s t ra s s e v e r i f i q u e e n
condiciones que garanticen su
autenticidad”.
También artículo a destacar,
ya que guarda relación con las
intervenciones corporales, es el
artículo 8 punto 1 de la Ley Orgánica
1/1.982, de 5 de mayo, de Protección Civil
del Derecho al Honor, a la Intimidad
Personal y Familiar y a la Propia Imagen,
“No se reputarán con carácter general,
intromisiones ilegítimas en las actuaciones
autorizadas o acordadas por la autoridad
competente de acuerdo con la ley, ni
cuando predomine un interés histórico,
científico o cultural relevante”.
De este modo queda claro, a modo de
ejemplo, lo espinoso de esta materia y con
lo cual, para el respeto de estos derechos
en todas las actuaciones, la complejidad de
la materia que abarcamos deberá ser
dominada de modo lo más amplio posible
por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.
Además de lo anteriormente
mencionado, en toda actuación policial que
conlleve registro corporal o cacheo, habría
que informar a la persona afectada de
modo debido. Este tipo de actuaciones
estarán basadas en la ley y en caso de que
procediese, de resolución motivada,
además de ser requisito necesario el
consentimiento de la persona afectada.
El consentimiento que se menciona
deberá ser libre y expreso. Para ello
necesitaremos que al consentimiento le
preceda una información una explicación
sobre la necesidad de efectuar tal
diligencia. Habrá que informar de la medida
adoptada, de su naturaleza, modo de
llevarse a la práctica y también de las
consecuencias de la negativa a someterse
a dicha intervención. Esta información
deberá incluir la resolución que acuerde la
medida pero que deberá explicarse a la
persona de modo que sea capaz de
comprender y firmar su conformidad.
A la hora de realizar el cacheo y la
identificación se tendrá en cuenta la
Doctrina del Tribunal Supremo sobre las
identificaciones y cacheos (A.T.S.
4/7/1.997).
En la misma nos señala que la diligencia
de identificación y cacheo es lícita, sin que
dicha sin que dicha figura pueda asimilarse
con la detención en base a las siguientes
consideraciones:
1.
La función atribuida por la CE a
las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad en el
Artículo 104.1 (Proteger el libre ejercicio de
los derechos y libertades y proteger la
seguridad ciudadana). Engloba la
prevención de la comisión de los delitos.
2.
La diligencia de identificación y
cacheo efectuada en el curso de controles
preventivos es una medida preventivopolicial no sujeta a las mismas formalidades
que la detención.
3.
La diligencia de prevención y
cacheo implica para su realización una
inmovilización del ciudadano durante el
tiempo imprescindible para su práctica,
s u p o n i e n d o p a ra e l afe c ta d o u n
s o m et i m i e nto l e g í t i m o, d e s d e l a
perspectiva constitucional a las normas de
policía.
4.
La diligencia de identificación y
cacheo debe llevarse a efecto con radical
cautela, y también con racional espíritu
investigador, lo que conlleva la posibilidad
de actuar por simples sospechas, siempre
que no sean ilógicas, irracionales o
arbitrarias.
5.
La aprehensión durante la
diligencia de cacheo e identificación de
drogas, estupefacientes u otros efectos
procedentes del delito, puede ser
considerada como prueba lícita por los
Tribunales, sin que se incurra en violación
de los derechos fundamentales.
A la hora de valorar si se debe o no
realizar algunas de las técnicas del registro
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INTERVENCION Y SEGURIDAD
corporal o cacheo habrá que atender a
diversos criterios dependiendo en cada
caso su variación de gran diversidad de
situaciones que se nos pudieran presentar.
Atendiendo a la peligrosidad del
delincuente habrá que regirse por los
principios de seguridad de acción. A su vez,
las situaciones las clasificaremos en
normal, de riesgo o alerta o de alto riesgo o
peligro.
La situación normal comporta un riesgo
mínimo de efectos leves debiéndose
mantener atentos a la evolución de la
misma. En este tipo de situaciones no hay
un criterio homogéneo ya que cada
situación es independiente una de otra, por
lo que habrá de realizar labores de
vigilancia constante.
En este tipo de situaciones la actuación
se llevará a cabo mediante una serie de
pautas previas aconsejables comenzando
ante todo por el saludo. El saludo se hará en
posición de semiperfil, con la finalidad de
proteger el arma reglamentaria.
Se vigilará y prestará especial atención
a hacia donde se dirige la mirada del otro,
así como los movimientos que haga el
mismo, sirviéndose de otro agente como
apoyo y para que realice las transmisiones
oportunas.
La situación de alerta se produce
cuando la persona en cuestión coincide con
un autor de un hecho y que normalmente el
mismo observa atentamente a los agentes
de la autoridad y que nos levanta la voz de
forma intimidatoria o agresiva, que realiza
movimientos incontrolables de manera
continua, cambiando además de posición
con respecto a la zona física en que se
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Actuación
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encuentra. La actuación será adaptada a la
circunstancia concreta tomando ciertas
medidas de seguridad.
La situación de peligro se produce
cuando la persona grita y empuja
directamente al agente y gesticula de forma
agresiva, que se tiene la duda de que quizás
pueda poseer un arma y que el agente tiene
la certeza de que ha cometido un acto
delictivo.
En estos casos al identificar, será
necesario dar órdenes al individuo,
teniendo en cuenta la posibilidad de usar el
arma reglamentaria. Esta situación se
abarcará haciendo uso de un agente de
apoyo, el cual observará con más atención
al entorno y al identificado.
Lo más práctico, seguro y eficaz es
realizar el cacheo contra una pared o lugar
similar como el lateral de un vehículo, en un
lugar preferentemente con poco tránsito y
evitando que la acción sea presenciada por
otras personas, protegiendo de este modo,
la intimidad y el honor de la persona a la
que se le realiza el cacheo.
Preferentemente, se realizará el
cacheo, siempre dependiendo de las
circunstancias y de los medios a nuestro
alcance, por al menos dos agentes. Uno de
ellos realizará la maniobra y el otro se
quedará en posición de seguridad dando
cobertura a la intervención en sí.
Siempre se tendrán en cuenta aquellos
factores que nos puedan afectar tanto de
modo negativo como de modo positivo.
Esto quiere decir que en el caso de que
se esté realizando una intervención en un
número elevado de personas o grupo
violento, se tomarán
medidas de seguridad
más restrictivas, más
aún cuando nos
superen notoriamente
en número de
efectivos. En este caso
habrá que valorar entre
realizar o no la
intervención, realizarla
en otro lugar o
momento, así como
valorar la posibilidad en
caso de ser necesario,
de pedir refuerzos
antes de intervenir,
evitando situaciones de
alto riesgo y escaso
porcentaje de éxito en
nuestras maniobras.
Algunas recomendaciones a llevar a
efectuar a lo largo del cacheo son, seguir un
orden estricto, de modo que sea más fácil la
realización de la técnica, sin dejar cabos
sueltos. Esto es ser minucioso y
sistemático. Habrá que tener en cuenta que
en el caso de encontrar un arma o algún
tipo de objeto sospechoso, habrá que
apartarlo del individuo y no olvidar
continuar con el cacheo hasta haberlo
terminado, ya que se puede dar el caso de
que una vez retirada el arma u objeto porte
un segundo objeto, con el cual puede
realizar una autoagresión, agredirnos a
nosotros o a un tercero, ajeno al asunto.
Se procurará provocar el menor daño o
molestia posible, actuando con total
eficacia y neutralidad, dentro del respeto a
los derechos del individuo. Se efectuará el
cacheo con una mano y la otra quedará
libre ante posibles intentos de agresión u
otras evasiones del individuo, sacando el
contenido de los bolsillos, que una vez
vacíos se volverán del revés para
asegurarnos de que no esconde nada.
Se le invitará a que se quite la chaqueta,
cazadora y demás elementos que se
puedan registrar evitando que lo lleve
puesto, comenzando una vez se le retire de
las prendas auxiliares, desde la parte
superior hasta la inferior. En cada parte del
recorrido habrá que ir palpando y
observando minuciosamente todos los
posibles pliegues, dobleces y similares para
realizar un trabajo exhaustivo, completo y
seguro.
Para ello habrá que levantar el jersey
para visualizar con claridad la parte de la
cintura, aflojando en caso necesario el
cinturón, analizando el mismo en todo su
recorrido. Se observarán lugares donde se
prevea que se puede ocultar algo tales
como el dobladillo de los pantalones,
bolsillos laterales o traseros y otros
posibles lugares, palpando en caso
totalmente necesario la zona genital,
donde es bastante habitual ocultar objetos,
siendo un grave error pasar de largo esta
zona por pudor, ya que el cacheo sería un
fracaso en caso de que se consiguiese
burlar por un posible delincuente, que
podría ser peligroso para nosotros o para
cualquier ciudadano. En esta situación no
se debe olvidar de que se está defendiendo
el derecho de los ciudadanos en general y
que si no se realiza a fondo nuestro trabajo
estamos permitiendo que prevalezca el
derecho de un posible delincuente ante el
derecho de toda la sociedad, ya que este
individuo, será observado previamente y el
hecho de efectuar la técnica significa que
Actuación
Protocolo
Normativa
INTERVENCION Y SEGURIDAD
tenemos un alto porcentaje de seguridad
sobre su autoría, por lo que, repito,
prevalecerá el hecho de evitar que pueda
dañar o perjudicar a otras personas sobre el
derecho del propio delincuente.
No habrá que olvidar y tener siempre
presentes las normas de autoprotección,
como el uso de guantes y ser lo más cautos
y sensatos posibles, teniendo en cuenta, los
riesgos del contacto directo y los peligros
extras que se pueden ocasionar de no tener
precaución tales como contagio de
enfermedades, pincharnos con algún
objeto, provocándonos infecciones o
enfermedades, etc.
Se tendrá, además, en cuenta, las
características específicas de cada
situación. Al registrar un individuo que
porte objetos personales, tales como
bolsas o mochilas, se le solicitará que nos la
entregue, comenzando el registro por su
persona y posteriormente de los objetos
que porte, asegurándonos de que no estén
a su alcance hasta que no se haya
terminado con el registro totalmente.
El registro de cavidades corporales es
una medida de investigación que tiene por
objeto la búsqueda del cuerpo del delito en
el interior del organismo humano.
Se puede decir que el Derecho existe de
modo necesario porque la persona existe y
necesita un instrumento que ordene y
defienda sus intereses.
En el momento en que el
Ordenamiento reconoce un derecho, su
objetivo y lo que persigue es satisfacer unos
fines, unas utilidades que tiene a bien y
necesario proteger. Por ello hay que hacer
refe re n c i a a l o s d e re c h o s d e l a
personalidad como base para defender la
existencia física y la integridad moral y
espiritual.
Estos derechos son de los que gozan los
hombres como particulares, como
individuos y no pueden ser restringidos ya
que son inalienables e imprescriptibles.
En lenguaje coloquial, la palabra
persona hace referencia a un ser racional y
consciente de sí mismo, que posee
identidad propia. Se considera que una
persona es un ser social dotado de
sensibilidad, con inteligencia y voluntad
propiamente humanas. Una persona es
todo ente susceptible de adquirir derechos
y contraer obligaciones. Se puede hablar de
distintos tipos de personas: las físicas o
seres humanos y las personas de existencia
ideal o jurídica como sociedades,
corporaciones, el Estado, etc. Las personas
físicas corresponden a un concepto jurídico
que por el sólo hecho de existir, cuentan
con diversos atributos dados por el
Derecho.
Las personas jurídicas son aquellos
entes que, para la realización de ciertos
fines colectivos, las normas jurídicas le
reconocen capacidad para ser titulares de
derechos y contraer obligaciones.
La personalidad es un conjunto de
características o patrones que definen a
una persona, es decir, los pensamientos,
sentimientos, actitudes y hábitos y la
conducta de cada individuo, que de manera
muy particular, hacen que las personas
sean diferentes a los demás. Presenta una
gran riqueza de matices y una ilimitada
variedad de concreciones que permiten
afirmar que cada individuo tiene una única
e irrepetible.
El Derecho ha utilizado el concepto de
persona natural, teniendo por tal a la que
reúne las condiciones de haber nacido con
figura humana y vivir veinticuatro horas
enteramente desprendido del seno
materno (artículo 30 Código Civil),
limitándose a reconocerle esta condición y
a concederle personalidad jurídica, una e
igual para todos y cada uno de los seres o
individuos humanos, en cuanto que se
consideran personas.
Esta personalidad jurídica, como
creación y atribución del Ordenamiento,
tiene un perfil fijo, constante y uniforme en
cada uno de los diferentes tipos de sujetos
jurídicos, sin que influyan en ella las
peculiaridades típicas de los mismos.
El hombre, al ser persona, puede ser
titular de ciertos derechos y obligaciones,
unos que le siguen de forma natural y otros
que le son impuestos por la convivencia en
sociedad. Por el hecho de haber nacido y
considerarse humano, posee unos
atributos necesarios para poderse
desarrollar, que son los denominados
Derechos de la Personalidad, que la
protegen frente a determinados sujetos
privados.
El derecho de la personalidad consiste,
subjetivamente en la atribución o
pretensión que a todos nos corresponde de
valer, de ser tenidos y respetados como
personas, como seres libres.
El objeto del Derecho de la
Personalidad es la propia existencia y las
demás facultades humanas, ya que dentro
de nosotros mismos están las herramientas
que usamos para desempeñar nuestro
trabajo en la vida, sean corpóreas o
incorpóreas como el honor, la intimidad o la
libertad ambulatoria.
Los derechos subjetivos de la
personalidad que recoge la Constitución
Española en su artículo 18.1, en especial, el
honor, la intimidad personal y familiar y la
propia imagen, se han convertido, por la
incorporación constitucional, en derechos
fundamentales de la personalidad.
Se considera a los derechos de la
personalidad como derechos humanos o
como libertades públicas que nacen con el
hombre, que están indisolublemente
unidos a él y que existen antes de que el
Estado los reconozca y los plasme por
escrito.
Las categorías más comunes de
41
INTERVENCION Y SEGURIDAD
Actuación
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Normativa
- Las libertades que
garantizan la autonomía de
movimiento en los seres
humanos.
Los derechos deberán ser
siempre respetados en todas
nuestras actuaciones y se
tendrá siempre en cuenta el
hecho de que no se produzca
un daño superior al valor del
delito que se está
investigando, es decir, que no
se incline la balanza de modo
que pese más la vulneración
del derecho a un particular
q u e el b en ef icio d e la
investigación del delito que se
realice y al cual se le ponga fin
con el resultado de esas
investigaciones.
derechos subjetivos pueden distinguirse
según la extensión de la exigibilidad siendo
absolutos o relativos. Se pueden clasificar
según las facultades o posibilidades de
acción que atribuyen siendo de libertad, de
pretensión y de modificación jurídica,
según el carácter del sujeto pasivo frente al
que se tiene el interés, se pueden dividir en
públicos y privados, según el objeto del
poder que atribuyen, pueden clasificarse
en reales y obligaciones y por la raíz que
sostiene su existencia e importancia dentro
del respectivo ordenamiento jurídico, en
fundamentales y ordinarios.
Dentro de la clasificación de los
derechos privados, nos encontramos con
los de la personalidad, que se caracterizan
al realizar su tutela sobre los siguientes
parámetros:
La identidad que es el derecho de
cada persona para ser uno e irrepetible que
le permite distinguirse de los demás y
relacionarse entre ellos y el Estado.
La integridad física, que abarca
todos los derechos relativos a las
manifestaciones de las personas sobre su
propio cuerpo como el derecho a la vida.
La integridad moral, que incluye
los derechos al honor, a la intimidad y la
imagen, la inviolabilidad del domicilio, el
secreto de las comunicaciones y la
protección de datos.
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En materia del proceso
penal, se denomina “prueba
obtenida con vulneración de
derechos fundamentales”. A
estos efectos, la Ley Orgánica
del Poder Judicial,
concretamente en su artículo 11.1 nos
señala: “no surtirán efecto las pruebas
obtenidas, directa o indirectamente,
violando derechos o libertades
fundamentales”. Este precepto de la ley es
secundado por el Tribunal Constitucional
en su sentencia 114/1984 en la cual recoge
la doctrina surgida de la prueba prohibida
indicando que ésta surge de la tensión
entre el interés público en hacer prevalecer
la verdad y el interés igualmente público en
tutelar eficazmente los derechos
fundamentales, resolviendo finalmente en
la dirección que engloba el citado artículo
de la Ley Orgánica del Poder Judicial, ya que
señala que debe ceder el primero a favor
del segundo.
La prueba ilícita decimos que puede
existir cuando la lesión de un derecho
fundamental ha provocado la obtención de
la fuente o medio de prueba. Esta lesión, se
circunscribe, para valorarse como ilícita, a
los derechos fundamentales.
En aplicación del citado artículo 11.1 se
aplicará a las pruebas que se obtienen con
violación de derechos fundamentales. Por
este motivo se considerarán inadmisibles
las pruebas obtenidas violentando
derechos fundamentales.
En cuanto a que se tome una prueba o
un registro o un cacheo como innecesario,
inoportuno o ilegal, se debe tener en
cuenta que se sale de la esfera policial ya
que, como señala el artículo 117 de la
Constitución Española, el ejercicio de la
potestad jurisdiccional, juzgando y
haciendo ejecutar lo juzgado, corresponde
exclusivamente a los jueces y magistrados.
Por otra parte y al margen de este
precepto, es lógico que la administración
de justicia necesite, para poder llevar a
cabo sus cometidos, obtenga auxilio y
colaboración de otros estamentos que no
ejercen directamente la potestad
jurisdiccional.
Para estas cuestiones se creó un órgano
denominado Policía Judicial cuya actuación
es mayoritariamente útil para el proceso
penal.
En ocasiones, el desarrollo de las
actuaciones procesales precisa la
utilización de técnicas y métodos policiales,
o se hace necesario utilizar la fuerza para
llevar a buen fin ciertas actuaciones
procesales, como capturar la persona a la
que se le imputa un delito, llevarlo a
disposición judicial u otras finalidades.
Tal como señala el artículo 29 de la Ley
Orgánica 2/86 de 13 de marzo, de Fuerzas y
Cuerpos de Seguridad, dentro del Capítulo
V, De la Organización de las Unidades de
Policía Judicial, las funciones de Policía
Judicial que mencionan en el artículo 126
de la Constitución Española serán ejercidas
por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del
Estado, a través de las unidades que se
regulan en el presente capítulo. Para el
cumplimiento de dicha función tendrán
carácter colaborador de las Fuerzas y
Cuerpos de Seguridad del Estado el
personal de policía de las Comunidades
Autónomas y de las corporaciones locales.
Y para finalizar, señalar que gracias a un
estado social y democrático de derecho,
como el nuestro es posible, crear una
escala jerárquica de valores y derechos por
la que se delimita con claridad relativa la
línea de las actuaciones policiales que cada
día, debido a las necesidades que demanda
nuestra sociedad se ve necesitada de un
mayor respaldo del orden jurisdiccional, el
cual debe apoyar y dirigir órdenes y
Circulares que consigan una unificación de
criterios de actuación para mejorar el
servicio que vienen prestando las fuerzas y
cuerpos de seguridad, en general a la
ciudadanía.n
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