Parte 1 - Cáritas México

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El Pueblo de San Bartolo
Atepehuacán...
en la memoria de sus
Adultos Mayores
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El Pueblo de San Bartolo Atepehuacan...
en la memoria de sus Adultos Mayores
Compilación: Guadalupe Esther Valerio López
Revisión: Celia Ramírez Posadas, Sarahi Elvira Franco
Diseño: Carlos Alberto González Arroyo
®Fundación Cáritas para el Bienestar del Adulto Mayor, I.A.P.
Bahía de Mangueira No. 73, Col. Verónica Anzures,
C.P. 11300, México, DF
Teléfonos: 56 15 70 06
e-mail: [email protected]
Pbro. Enrique Augusto Maldonado García
DIrector General de Cáritas Arquidiócesis de México
TS. Celia Ramírez Posadas
Directora de Fundación Cáritas Bienestar
del Adulto Mayor, IAP
AGRADECIMIENTOS
El material que ahora tiene en sus manos, contiene la historia de vida y los recuerdos de las personas
adultas mayores que han vivido en el pueblo de San Bartolo Atepehuacan, a todos ellos, gracias por
compartir con la comunidad y las generaciones más jóvenes su memoria, a través de las narraciones
nos trasportamos en el tiempo y reconocemos sus raíces.
Así mismo agradecemos a la T.S. Guadalupe Esther Valerio López por su tiempo y dedicación para
que este material fuese posible.
Gracias comunidad de San Bartolo Atepehuacan.
Fundación para el Bienestar del Adulto Mayor I.A.P.
Presentación ................................................................. 01
Introducción .................................................................. 03
Testimonio de las Personas Adultas Mayores ................. 07
Memoria Fotográfica ..................................................... 81
INDICE
Antecedente Histórico de San Bartolo Atepehuacan ..... 05
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PRESENTACIÓN
La idea de la publicación “El pueblo de San Bartolo Atepehuacan… en la memoria de sus Adultos
Mayores” surge a raíz de la elaboración del Diagnóstico Comunitario, auspiciado por la Fundación
Bienestar del Adulto Mayor, I.A.P. ,que se llevó a cabo de mayo a agosto del 2011 y dio como resultado, se efectuara el proyecto piloto “San Bartolo Atepehuacan, una Comunidad para Todas las
Generaciones” teniendo como objetivo trabajar sobre el sentido de comunidad, recuperando y fomentando espacios de reunión, encuentro y convivencia en la calle, como espacio comunitario, interviniendo con un enfoque intergeneracional.
San Bartolo Atepehuacan es un pueblo de origen prehispánico, fracturado por las grandes vías de
comunicación y ejes viales donde la expropiación y urbanización afectó la geografía del pueblo, poseedor de una larga historia de éxitos en el deporte. Su gente es poseedora de una trayectoria, con
antecedentes de mucha organización y logros que se convierten en símbolo de orgullo. Con una profunda relación espiritual, el corazón del pueblo está en su relación con Dios, expresada actualmente
a través de sus celebraciones de comunidad.
Los testimonios aquí compilados le dan palabra y voz al recuerdo… evocación y nostalgia de sus
adultos mayores, cronistas de su propia historia, en este pueblo, mudo testigo de amores, desilusiones, alegrías… experiencias de vida. Sus palabras son distintas, pero al mismo tiempo similares
por las vivencias compartidas.
Los testimonios nos dan una idea de otras época donde las milpas, lagunas, la crianza de animales
conejos, puercos, guajolotes, burros, vacas, los hornos de ladrillo, las haciendas y establos eran la
vida del pueblo, tuvo auge con la dotación de tierras y con la expropiación y urbanización vio perder
poco a poco, su estrecha relación con la naturaleza. La fiesta patronal, su evolución, las carreras de
ciclismo y atletismo, la celebración del 15 de septiembre, el baile y al día siguiente el desfile, con su
reina.
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en la memoria de sus Adultos Mayores.
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A todos y cada uno de los autores de los testimonios, protagonistas de esta publicación, agradezco
las facilidades otorgadas al compartir conmigo sus recuerdos, prestar las fotografías que acompañan los relatos, darme su tiempo y confianza, con mucha disposición, alegría y añoranza. A la Fundación para el Bienestar del Adulto Mayor I.A.P. a la Lic. Celia Ramírez Posadas y muy especialmente a
la Lic. Sarahi Elvira Franco por su acompañamiento a lo largo de cinco años, compartiendo su amor
y entusiasmo en todo lo que hace, gracias... Muchas gracias.
Con este trabajo esperamos promover y fortalecer la convivencia intergeneracional, así como una
cultura de la vejez libre de estereotipos, recuperar tradiciones y costumbres que se han ido dejando
perder…salir y construir comunidad.
Guadalupe Esther Valerio López
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INTRODUCCIÓN
Esta publicación se enmarca dentro del Programa Regional en América Latina y el Caribe auspiciado
por Cáritas Alemana y financiado por el Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo.
Se fundamenta en la propuesta de la ONU para promover “Una Sociedad para Todas las Edades,
así como en el Modelo de promoción y atención de personas adultas mayores que promueve desde
hace 15 años la Fundación para el Bienestar del Adulto Mayor”.
Es en ese marco que desde el año 2011 la FUNBAM, inicia con apoyo de CAFAC una formación para
incorporar en nuestro trabajo gerontológico el Modelo Eco 2, orientado en una primera fase; a la
realización de un diagnóstico, y en una segunda fase; al desarrollo de una modalidad de tratamiento
de base comunitaria y al tema de representaciones sociales, trabajo en red, así como el análisis de
los mitos y ritos de la comunidad, todo ello con un enfoque gerontológico, promocional e intergeneracional. Dicha estrategia se desarrolló en 3 comunidades de la Ciudad de México entre ellas la
comunidad de San Bartolo Atepehuacan, ubicada en la delegación política Gustavo A. Madero.
Derivado de lo anterior, los resultados del diagnóstico comunitario realizado en San Bartolo, fueron
analizados por las propias operadoras (voluntarias), en cuyo análisis se identificaron diversas problemáticas que viven los habitantes de la comunidad, a partir de ello se dio a conocer la información
al resto de la comunidad, por lo que surgieron en ese momento distintas propuestas de acciones,
proponiéndose como comunidad; fortalecer la organización comunitaria, desde las iniciativas de los
grupos organizados e instancias de gobierno, con énfasis en las propias personas adultas mayores
como actores de cambio.
Las actividades que se desprendieron de este proyecto piloto en la comunidad de San Bartolo Atepehuacan se clasificaron en 4 líneas de acción:
1. Promoción de la salud en todas las edades; cuyas acciones se desarrollaron de manera conjunta
con el Centro de Salud “Dr. Rafael Ramírez Suárez” del Gobierno del Distrito Federal, y se tradujeron en más de 30 temáticas con usuarios del Centro.
2. Cambio de representaciones sociales; para dicha línea de trabajo se derivaron acciones a través de
encuentros intergeneracionales, participaron personas adultas mayores de la comunidad, escuelas
a nivel preescolar, el grupo scout, sus abuelos y familias, lo que permitió establecer un espacio de
intercambio y convivencia sin barreras generacionales.
3. Caminatas por la salud; Un espacio en el que participaron distintos actores locales entre los que se
encuentran personas adultas mayores, usuarios del centro de salud, niños, padres de familia, grupos comunitarios, jóvenes scouts, los cuales se unieron a favor de una vida saludable promoviendo
diversas campañas de autocuidado.
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4. Recuperación de la historia oral de la comunidad; la cual consistió en recompilar las historias de
vida en voz de las personas adultas mayores de la comunidad, actual publicación.
Es así como el proyecto piloto “Una comunidad para todas las generaciones” entre otras cosas, contribuyó a generar diversas acciones para el mejoramiento de la calidad de vida de la comunidad,
fortaleciendo la unidad, la inclusión, recuperando espacios públicos como una forma de encuentro
entre todas las generaciones.
Finalmente consideramos que a través de esta publicación preservamos la historia oral de la comunidad, narrada por sus propios actores, las y los adultos mayores que dejan testimonio y aprendizajes con referencia al tiempo histórico que vivieron, el cual es un patrimonio que heredan de generaciones anteriores, y que recuperamos como herencia para aquellas que nos siguen.
Como señala el Boletín sobre el Envejecimiento: Nos. 2/3 (1998) “Cuando las personas mayores no
pueden contar su historia, los niños y jóvenes crecen sin historia. Por otra parte, si no escuchamos
a los jóvenes, no tendremos futuro. Las personas más viejas son nuestros verdaderos testigos, pero
no podrán actuar como tales si nadie les hace preguntas y si no tienen oportunidades de contar sus
historias”.
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ANTECEDENTE HISTÓRICO DE
SAN BARTOLO ATEPEHUACAN
Atepehuacan significa “dónde principia o emana agua” fue un asentamiento indígena a la orilla norte poniente de la gran Tenochtitlán y uno de los primeros asentamientos atendidos por los primeros
misioneros franciscanos llegados a la capital de la Nueva España, en 1524, los cuales 11 años más
tarde en 1535 fueron el Colegio de Santa Cruz en el Convento de Santiago Tlatelolco. De tal manera
que a este lugar llegaron a predicar Fray Martín de Valencia, Fray Pedro de Gante, Fray Toribio de
Benavente (conocido por Motolinia) entre otros.
Para los habitantes del pueblo de San Bartolo Atepehuacan la parroquia ubicada en la calle de Guanajuato No.2 es de suma representatividad ya que desde los inicios de la colonia es y ha sido el punto de encuentro de muchas historias, entre ellas se encuentra la fiesta patronal la cual se realiza cada
año el día 24 de Agosto. A lo largo de los años la parroquia ha sido objeto de distintas remodelaciones las cuales han permitido preservar su belleza, sin duda es un espacio que parece estar detenido
en el tiempo, un oasis en medio del bullicio de la ciudad, sin embargo, la comunidad no siempre fue
así ya que siendo el Presidente de la República el General Álvaro Obregón, el 17 de mayo de 1923 se
concedió el ejido al poblado, con una superficie de 150 hectáreas.
Los terrenos abarcaban de oriente a poniente de la Avenida Eten a la Calzada Vallejo y de norte a
sur de la Avenida Wilfrido Massieu a Fortuna, calles y avenidas que antes no existían. En la parte sur
estaba la laguna que era alimentada de agua cada año con el desbordamiento del Río de los Remedios, los terrenos que colindaban con las Haciendas de Ahuehuetes y la Patera, eran de sembradío
que atravesaba el pueblo la entonces muy importante vía Calzada Azcapotzalco la Villa.
En 1945 el Departamento del Distrito Federal expropió los terrenos de sembradío, una superficie de
114 hectáreas, el trato fue para hacer una zona industrial que beneficiaría a los vecinos, pero resultó
ser habitacional.
En el pueblo sólo había un centenar de viviendas, la gran mayoría era de adobe con techos de vigas y
zacate con barro, escasamente se llegaba a 500 habitantes por supuesto no había servicios elementales como drenaje, luz y agua.
Con la indemnización de la expropiación el pueblo cambió de imagen, se trazaron calles y se hicieron 58 casas para igual número de ejidatarios, desde entonces y hasta la fecha las familias más conocidas son: Chávez, Hernández, Cancino, Fuentes, Peralta, Soria, Zepeda, Islas, Ledesma, Camacho,
Cortés, Pineda, Quiroz, Facio, Arredondo, Martínez, Vargas, Alvarado, Guerrero, por mencionar algunas.
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Con la modernidad se urbanizó la ampliación de San Bartolo Atepehuacan, el Eje Vial Montevideo
sustituyó a la Calzada Azcapotzalco - La Villa. Se construyó la Avenida Cien Metros como continuación del Eje Central Lázaro Cárdenas; se edificaron escuelas, un centro de salud y un mercado, donde era la laguna se estableció la colonia Valle del Tepeyac y al norte se integró la colonia Planetario,
llegó el metro con la estación Instituto Mexicano del Petróleo.
Algunos elementos que se destacan a San Bartolo Atepehuacan son sus hazañas deportivas, el “Club
Ciclista Atepehuacan” fue semillero de grandes pedalistas, en el béisbol tres equipos destacaron los
“Cardenales de Atepehuacan”, “Los Pericos” y “Mudanzas Romero”.
La comunidad es rica en historia y tradiciones, su gente enriquece la memoria del lugar, trasmitiendo a las generaciones más jóvenes el orgullo de ser del Pueblo de San Bartolo Atepehuacan.
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TESTIMONIO
DE LAS PERSONAS
ADULTAS MAYORES
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Yo recuerdo que la comunidad primero fue una aldea, una chocita por aquí otra por allá, así más adelante se formó el pueblo
de San Bartolo Atepehuacan. Algunas familias que llegaron de
lugares aledaños, los Cansino, Peralta, Fuentes, etc. Los servicios de luz, agua, drenaje, así como la pavimentación, se lograron tener organizándose los vecinos solicitando estos servicios
a las autoridades correspondientes, logrando su cometido, los
habitantes cambiaron su modo de vivir teniendo más comodidad.
Inicialmente el servicio de agua solo se colocó en ciertos lugares donde se acarreaba el agua hacia los domicilios, más adelante las personas solicitaban el servicio en las oficinas correspondientes y de esa manera se logró tenerla en casa.
OLGA
FUENTES
Nací el 7 de octubre de 1939,
en el predio ubicado en Guanajuato #56 ahora, antes sin
número oficial. Mis abuelos
paternos, Trinidad Fuentes y
Josefa Alvarado, mis abuelos
maternos Luis Hernández y
Marcelina Gutiérrez, mi esposo Andrés Bello Hernández y
mi hija Ma. Bello Fuentes.
Los sembradíos de milpas, abarcaban terrenos hasta un lugar
conocido como la “La Patera” y que hoy tenemos multifamiliares y el metro del Politécnico. Se contaba con varios ranchos el
del señor Gómez ubicado donde hoy tenemos la secundaria 48
y el jardín de niños “Teniente Juan de la Barrera”, otro rancho
era el de “La Cruz” que estaba a un lado de la iglesia. Además
el rancho del señor Vaca ubicado al fondo de la avenida 17 de
Mayo. Inicialmente la escuela empezó a funcionar en lo que
hoy es la calle de Guanajuato #64, pasaron algunos años y se
logró tener jardín de niños, ubicado en una oficina de la calle 17
de Mayo.
Más tarde se construyó la escuela primaria “Artículo 27” donde se encuentra actualmente, recuerdo muy especialmente a
dos maestros por su entrega, capacidad y amor a los niños, el
maestro Enrique Pliego y Francisco Ríos.
La fiesta patronal se organizaba por algunas personas nativas
del pueblo, se realizaba con la cooperación de los vecinos. El
día en que se festejaba al santo patrono, la gente se reunía en
el atrio de la iglesia para cantar las mañanitas, se escuchaba
misa, se adornaba la portada, durante el transcurso del día se
vendían productos propios de una kermes, enchiladas, pancita,
mole, arroz, atole, tamales, etc. Mi niñez fue bonita, conviviendo con amigos, que todas las tardes salíamos a la calle a jugar
encantados, la roña, el avión, reata, escondidillas, además de
otros juegos.
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No había mercado, solo pequeñas tienditas que vendían de
todo desde una aguja, verdura, calcetas, listones, hilos, dulces,
etc. Había una que era la mejor, la de Marianita Peralta, era
una persona agradable y bondadosa, la mercancía que vendía
la traía del mercado de la “Merced”, ahí se surtían las personas
que tenían algún negocio.
En la iglesia el sacerdote organizaba las posadas, cantando la
letanía, se rompían piñatas, pequeños aguinaldos en cooperación con los vecinos, en las casas con familiares y la presencia
de algunos amigos, se pedía posada, ponche de frutas, tamales, buñuelos. Para transportarnos, se caminaba o se abordaba
un camino que iba de la Villa para Azcapotzalco, este camión
transitaba por la calzada Azcapotzalco - La Villa, pasando el
tiempo hubo unos camiones que llegaban a la Merced.
Nuestra familia fue muy numerosa y sigue siéndolo, toda nuestra vida la hemos pasado en este pueblo de San Bartolo Atepehuacan que ha tenido transformaciones benéficas para todos
los habitantes por ejemplo, servicio del metro cerca por la Calzada Vallejo, el metrobus, suficiente transporte para trasladarse de un lugar a otro. Los habitantes de este lugar han buscado
superarse profesionalmente trabajando en pequeñas empresas, negocios, etc.
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ANTONIO
ALMAZAN RUIZ
Nací el 13 de Junio de 1932, en la Raza pero me trajeron de un año, según mis papás, mi abuelo paterno se
llamaba Pascual Almazán mi abuelo materno Esiquio
Ruiz, mis padres los señores Fausto Almazán Moctezuma y la Sra. Guadalupe Ruiz Becerra, mi esposa la
señora Emilia Barrón Reyes y mis hijos Nicolás, Marco
Antonio, José, Teresa, Carlos, Jorge, Fausto, Ofelia,
todos con el apellido Almazán Barrón.
Yo me acuerdo que Azcapotzalco - La Villa, de Vallejo aproximadamente hasta Cien Metros eran
zanjas y árboles, pasando al lado izquierdo había llanos, eran milpas y alfalfares y tiraderos de basura, lo que hoy es Cien Metros, era un camino hasta la Pana, lo que hoy es valle del Tepeyac eran
milpas, donde está la gasolinera de Montevideo era una nopalera y había pirules.
Lo que hoy es el parque de la secundaria eran milpas, había una vereda, lo que hoy es Puente de Calderón ese camino iba a dar hasta lo que hoy es Wilfrido Massieu, lo que hoy es Puente de Calderón y
Otavalo, era un establo que se llamaba “La Hormiga”, propiedad del señor Jesús Gómez a espaldas
de ese establo había un llano, enseguida estaba otro establo propiedad del señor Álvaro y daba hasta la avenida Wilfrido Massieu. En lo que hoy es Otavalo había dos hornos de tabique propiedad del
señor Santos Chávez, todo lo que hoy es la calle de Guanajuato y 17 de Mayo viniendo de poniente
a oriente, había un rancho propiedad de un Sr. de apellido Vaca a un lado había un llano en la puerta
del rancho allí checaban los camiones la Villa – La Merced, a continuación todo Guanajuato era la
entrada a la iglesia, hasta ahí llegaba lo que hoy es el callejón del rancho de la Cruz, era la entrada
para el rancho, el encargado era un Sr. llamado Félix.
Había zanjas de ambos lados, lo que hoy es la capilla hasta allí llegaba el panteón en medio, había un
hoyo bastante grande donde la gente tiraba la basura, la parroquia y el panteón estaban rodeados
por una barda muy chaparrita de adobe, había dos entradas, para entrar al panteón y la parroquia
estaba en medio del panteón, atrás del panteón había un pirul demasiado grande, ese era un camino
que daba de Ahuehuetes hasta lo que hoy es Wilfrido Massieu.
Ahuehuetes era un camino de terracería que daba hasta Puente de Calderón, en la primera de agosto había un horno de tabique y un horno de ollas en forma de piloncillo propiedad de un señor llamado Tito, en lo que hoy es el mercado había una panificadora llamada “El Sagrado Corazón”, lo que
hoy es el Centro de Salud, estaba la subdelegación, el subdelegado era Pedro Casino y a un costado
había un jardín y en medio un tinaco bastante grande que surtía agua para todo el pueblo.
En el pueblo había seis lámparas distribuidas por todo el pueblo y había como siete llaves de agua
potable, la primaria “Artículo 27” era de adobe y la puerta era en forma de arco, de fierro y el piso
era de cemento pintado de rojo, en el patio se sembraban hortalizas y en una esquina estaba un
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hoyo grande donde se quemaba la basura. Las principales calles eran la Azcapotzalco - La Villa, 17 de
Mayo, Ahuehuetes, Guanajuato, 6 de Octubre y lo que hoy es Montevideo. En la escuela entrando
de frente estaba la dirección, en el patio al fondo estaba el teatro tenían bancas, recuerdo al maestro
Pliego y la directora Carmelita.
En puente de Calderón y Otavalo estaba un establo que se llamaba “La Hormiga” el dueño era el
señor Jesús Gómez, atrás estaba un establo del Sr. Álvaro, enfrente estaban los hornos de tabique,
eran del Sr, Francisco Chávez, tras del establo, eran puros alfalfares y milpas lo que hoy es el parque
era llano y milpas, Cien Metros eran milpas y alfalfares. El Poli eran primero llanos, después tiraderos y después hornos de tabique y le decían el gran poder. Las principales casas eran del señor
Salvador Peralta, la casa del señor Felipe Fuentes, Teodoro Peralta, la casa del señor Jesús Delgado
y de la señora Albina Fuentes.
Había dos camiones de pasajeros el uno y el dos, el último que pasaba era a las cinco de la tarde,
también hubo camiones que iban a la merced, primero terminaban en los Pirineos después en la
17 de Mayo y Azcapotzalco y al final en la 17 de Mayo y Guanajuato, en la puerta del establo del señor Vaca estaba el reloj donde checaban los camiones, lo que ahora son las casas a un costado de
la parroquia, eran llano y había una zanja por dónde corría el agua de los establos, la primer calle
pavimentada era la de Azcapotzalco, no había mercado eran puras tiendas, una del señor Felipe
Fuentes, estaba sobre Guanajuato la otra del Sr. Beto y estaba sobre Ahuehuetes frente al Centro de
Salud, otra era la de la Sra. Marianita, otra sobre Montevideo de la Sra. Albina Fuentes. Sobre la 17
de Mayo y Montevideo estaba la del Sr. Mendiola y a un lado estaba un molino de masa del Sr. Antonio, en 6 de octubre otra del Sr. Sebastián, y en esa calle un amasijo de pan era del Sr. José Galindo.
Las fiestas eran muy bonitas había carreras de bicicletas, de gatos, de encostalados, palo ensebado,
lucha libre, box, futbol, los juegos mecánicos no eran eléctricos, eran de empujar, había danzas y en
la noche de la fiesta había baile, en la parroquia había tómbola, rifas, en la tienda del Sr. Felipe Fuentes hasta sala de cine, sobre la calzada Azcapotzalco casi esquina a lo que es ahora Ricarte estaba la
casa del Sr. locutor Agustín Barrios Gómez y casi enfrente una farmacia del Dr. Ramos.
Antonio Almazán Ruiz con su esposa
e hijo.
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MARÍA DE JESÚS
ULLOA
RODRÍGUEZ
Nací el 25 de diciembre de 1929 en Teocaltiche Jalisco, mis abuelos Sixto Ulloa, Eusevia Vidauri, Petra Jiménez y Julio Rodríguez. Mis hermanos José de Jesús,
Rosario, Rafael, María, Pedro, Sixto, Raymundo Ulloa
Rodríguez, mi esposo Elías Torres Llamas
Mi familia llegó en 1940 a México y en 1955 a San Bartolo Atepehuacan, recuerdo a las familias Becerra, Viera, Cansino. En los cincuentas los servicios de luz, drenaje y pavimentación se obtuvieron.
Los sembradíos, milpas y hornos estaban en los terrenos de lo que ahora es el IPN. En Av. 17 de Mayo
y en Montevideo estaban los ranchos llamados “De la Cruz” y “De los Ángeles”, en la ampliación
el Rancho “La Hormiga”. La escuela “Artículo 27“ en 17 de Mayo esquina Montevideo, a los maestros que recuerdo son el maestro Chong, Carmelita, Silvia, Ma. Elena, en general todos eran buenos
maestros.
La fiesta patronal era el 24 de agosto, el día de San Bartolomé Apóstol, había reina del pueblo, feria
y juegos pirotécnicos. Encontraron restos de mamut. El mercado tenía puestos provisionales de
madera ubicados en la calle de Mandujano. Los festejos de navidad se celebraran en la casa y en la
iglesia se rezaba el rosario, se partían piñatas de barro, canastitas con dulces y se repartía fruta.
Los medios de comunicación eran camiones y coches que transitaban por las avenidas Azcapotzalco
y Montevideo un tramo, el pueblo de San Bartolo se desdibujó con todas las colonias que se desarrollaron en su territorio.
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Me acuerdo que a un lado del panteón pasaba una zanja por
ahí, estaba un corral a donde sacaban a las vacas del rancho
de “La Cruz” a asolear, más adelante estaba el establo, donde
ahora está el colegió “Blakaller” estaban las caballerizas. Donde ahora está el IPN eran montones de tierra y árboles, estaban
las canchas de futbol y beisbol, había una casa aquí y otra por
allá.
MARÍA
DEL
CARMEN
GÓMEZ
Nací el 16 de junio de 1952
en la calle de Ahuehuetes, mi
mamá se llamaba María de la
Luz Gómez Alba y mis abuelitos, Juan Gómez Mora y Concepción Alba Mancilla, mi esposo se llama Isidro Bedoya
Huerta, y mis hijos Agustín y
Daniel Bedoya Gómez.
Donde ahora está el Poli para La Escalera, sembraban remolacha, elotes, alfalfa. No había avenida en Montevideo, nuestra
casa estaba en medio de Montevideo junto a la casa de Delfi y
el señor Michigan, cuando hicieron la avenida nos quitaron más
o menos en 1960, la avenida donde pasaban los carros eran Azcapotzalco - La Villa, había una terminal de camiones en donde
está el Centro de Salud, afuera de la tienda de Marianita, el asta
de la bandera estaba a la mitad de la carretera, cuando tenía
siete años me quebré mi mano, mi mamá me llevo al Centro
de Salud, ya estaba, no había mercado eran unos puestos de
madera, me acuerdo de mi abuela Cayetana, tenía vacas donde es la esquina de Ahuehuetes y 17 de Mayo, mi abuelo Pablo
Becerra y su hijo Antonio Becerra.
La escuela siempre ha estado ahí, “La Artículo” Ahí íbamos todos, para Vallejo estaba solo, muy enyerbado. De la escuela recuerdo a la maestra Paz, Rosario, Georgina, el maestro Efraín
y el maestro Manuel, con el termine sexto año, hacia festivales
bonitos el vals de la salida de sexto, aquí en la C.P. (ciudad perdida) no teníamos drenaje ni agua, se acarreaba de la calle Montevideo y primero de agosto, nos colgábamos de la luz, gracias
a Don Gaitán metieron el drenaje y la luz, no ha cambiado mucho la fiesta patronal, pero había más cosas, el señor Fuentes
organizaba películas, encostalados, carreras de bicicletas, para
el 16 de septiembre, había reina, box, carreras y bailes.
Cuando era niña jugaba con Nacha al caracol, al avión, a la reata y ella embarazada de Felipe jugaba conmigo, con los demás
niños nos juntábamos y jugábamos encantados, escondidillas,
futbol, beisbol, mi amiga era Lola. Las posadas de la iglesia
eran bonitas, se rezaba el rosario se pedía posada, daban aguinaldos, se rompían piñatas. En mayo era el ofrecimientos de
flores a la Virgen María, nos vestíamos de blanco y cantábamos, Inesita, la tía de la mujer de Polo era quien nos guiaba en
los cantos a ofrecer las flores y comulgar, eran otros tiempos,
me compraban zapatos, eran bonitos, los recuerdo con alegría
y nostalgia, porque ya no están los seres que tenía.
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El pueblo prácticamente eran potreros, habían manchoncitos
de casas de Zapata a Primero de Agosto, vivían los Zepedas,
por Eten otro manchoncito, Montevideo, eran caminos que
se formaban por la necesidad de caminar, Azcapotzalco era la
única avenida asfaltada, Puente de Calderón era desagüe de la
Escalera y la Patera era el camino a las parcelas y los ejidos.
Los terrenos de Planetario eran potrero, por el 30, 31 y la iglesia
que ya estaba, en Ahuehuetes, era rancho de ganado lechero
y muchos de aquí ahí trabajaban, donde ahora está la capilla
era el atrio de la parroquia, se hizo una ampliación al panteón,
antes era solo hasta el muro donde está el altar, después se amplió hasta rodear el templo y quedo hasta como ahora está.
FEDERICO
PERALTA
ROJAS
Nací el 3 de diciembre de 1928,
en la calle 17 de Mayo #122,
antes llamada Camino Real.
Mis abuelos paternos fueron
Trinidad Peralta y Guadalupe
Fuentes, abuelos maternos
Lorenzo Rojas y Josefa Ledezma, mi papá fue Teodoro Peralta Fuentes y mi mamá Herlinda Rojas Ledezma. Fuimos
16 hermanos, vivos Ricardo,
Teodoro, Jesús, Nieves, Guadalupe y yo, los demás murieron chicos. Mi esposa era Graciela Ochoa Gudiño, tuvimos a
Federico, Víctor, Elena, María
Isabel, Julián, María Teresa,
Santiago, David, Verónica y
Nicolás.
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En la cerrada de Montevideo, estaba un piloncillo que según
eran templos prehispánicos, vivía ahí una familia, que el señor
era Antonio Alvarado, era herrería, cuando entro la urbanización se destruyó, de esos muros viejos solo hay pocos, en el
lavado de coches junto a “Construrama” en Montevideo esta
uno el otro está en Guanajuato entre Santa Barbará y Puente
Calderón, que era del papá de los Islas, en Eten # 679 esta una
casa que conserva la cocina con el brasero de mampostería, los
techos altos y las ollas de barro en la pared y en el pasillo con
arcos en el patio, esa era de la señora Sara y abarcaba de Montevideo o casi hasta Otavalo y hasta Sullana, ella donó el terreno para que se construyera “La Borja” la primaria.
En donde está el Blakaller era una cabelleriza de caballos de
carrera de pura sangre, que por cierto tuvo un caballo muy famoso, “El Tardado” y el caballerango nos enseñaba a florear la
reata y a jinetear. La gente comía lo que cosechaba de las parcelas teníamos borreguitos, puercos, gallinas, y vacas. La verdura ahí en la cuchilla de Puente de Calderón, un señor Isidro
Camacho tenían una hortaliza, ahí se iba uno a comprar verduras y aparte yo por ejemplo en 17 de Mayo y Ahuehuetes mi
papá tenía terreno y sembraba hortaliza.
La parcela escolar estaba por la calle de Ejido y sembraban lechuga, rábano, betabel, cilantro, col, todo lo que es verdura.
Antes miré, en lo que hace Zapata y Ahuehuetes como en un
sueño recuerdo, nos mandaba mi mamá por agua, yo creo era
manantial y ahí se reunían los jóvenes de la época a cantar y
en frente estaba una tienda de la señora Dolores su esposo se
apellidaba Buendía y vendía pulque, se llamaba la tienda “Volverás”.
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La Ampliación, eran ejidos, Puente de Calderón, era camino nos llevaba a Cuautepec y de ahí para
allá hasta Vallejo, los ejidos hasta el Atorón y la Patera, también había ejidos hasta la Hacienda de
“En medio”. Nos alumbrábamos con vela, cocinábamos con leña y carbón, pasaban los carboneros,
dejaban unas “sacas”, era el combustible, no había letrinas.
En Mandujano casi esquina con Santa Rosa había un depósito de petróleo. En el 42 llegó la notificación de que ya no se iban a trabajar los ejidos, porque venía la mancha urbana y se empezaron a
construir las casas de los ejidatarios que mando construir el Departamento Agrario por esa fecha,
empezó la primera ampliación de Azcapotzalco a Ricarte y de 17 de Mayo a Eten y la segunda ampliación fue poco después de esa fecha que comprende de Puente de Calderón a Cien Metros cuando empezaron a fraccionar trazaron calles, banquetas y entro el servicio de drenaje.
La escuela en que cursé primero y segundo de primaria fue la casa de Salvador Peralta en la calle de
Guanajuato y la segunda escuela la “Artículo 27”, hasta el cuarto de primaria. Demolieron la escuela
vieja y construyeron la actual, me fui a la Escuela “Sarmiento”, estaba en la Calzada de Guadalupe
y Ricarte que ahora es la “Guadalupe Núñez y Parra”, este nombre es de la que era directora de la
“Sarmiento”, termine la primaria en la “Juan de Dios Pesa”, ahora está ahí una secundaria.
Recuerdo al primer director, el profesor Plata, era muy buena persona convivía con los del pueblo
para el primero de mayo, en septiembre, colaboraba. Cuando se demolió la antigua edificación y se
inauguró la nueva escuela la maestra Guadalupe del Castillo la recibió.
La fiesta patronal era dentro del templo, no había feria, misa patronal, puestecitos, banda de música, en la noche castillo, ni bailes. Mi niñez fue monótona porque no nos dejaban salir a la calle, los
juegos eran entre hermanos, primos ya mayorcillos por ahí, ora verá, en la casa del papá de Eligio
Cansino y enfrente estaba la casa de Marianita Peralta Fuentes, jugábamos a Doña Blanca, encantados, burro castigado, la roña, esos juegos que había antes, no había malicia, morbosidad, jugábamos con las muchachas, cuando entro la luz pública, jugábamos canicas en la noche, eran mis amigos Primo Alvarado, Pedro Ribera, Eduardo Peralta, Manuel Enciso, Jesús Soria y Francisco Cortez.
Había una cruz misionera estaba por donde están los baños de la capilla, estaba colocada en un
pedestal de piedra de dos niveles y encima la cruz labrada, ahora esta incrustada en el muro de la
parroquia dentro del panteón.
Para comprar íbamos a La Villa aquí había tiendas, mi mamá me mandaba ahí por la carne y mandado que ella necesitaba. Me daba 10 centavos para el camión y me iba corriendo a La Villa para ahorrar esos centavos, ahí tomaba un camión a la Merced, compraba y en la calle de Moneda tomaba el
camión de regreso a La Villa y me venía caminando.
La primera línea de camiones que entró era “La postergada”, hubo problemas y los desecharon los
del pueblo, después entro la línea “Gustavo Madero” que esa, como por el 42 llegaba a Rio Bamba
y luego “La Lindavista” el pasaje costaba quince centavos o veinte. Las posaditas eran en todas las
casas, eran muy bonitas, se rezaba, se arrullaba al niño, había piñatas y todo eso.
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en la memoria de sus Adultos Mayores.
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Por ejemplo de Huancayo a Huacho… esas (casas) fincaron distinto, las casas de adobe desaparecieron, aprendí a tocar la guitarra y forme un trio con Cruz Chávez y Ecliserio Gálicia, cantábamos en
las fiestas del pueblo con otros que hacían sketch, que eran bonitos.
Para fiestas patrias, el quince de septiembre se hacia la lectura del acta de independencia, en la
noche el director de la escuela lo hacía, se trabajaba pueblo - escuela ahí se empezaban los bailes,
recitaciones, sketch, cantos y terminaban con el baile popular, se amenizaba con sonido. El 16 había
desfile, era el pueblo, escuelas, carros alegóricos, yo como delegado deportivo iba a las escuelas que
organizaban su reina, su carro y participaban en el desfile después había carreras de bicicletas, de
cintas, se organizaban juegos, muy bonito que se hacía.
En el 1942 fue mi último año de primaria y en la escuela me metieron a jugar futbol, me gusto y
Antonio Alvarado, Pedro Chabolla y Cruz Chávez, compraron una pelota de cuero y en el pueblo
hicimos un equipo, hubo un subdelegado apellidado Rojano, que fue él que me nombro delegado
deportivo y entonces ayudaba al concurso de reina, carreras con la colaboración de muchos entusiastas del pueblo y salimos bien.
He de haber tenido cuatro o cinco años mi mamá me mandaba al molino con el nixtamal diez o doce
kilos, lo cargaba en un ayate que me amarraba en la cabeza y me iba al de la Santa Cruz en Azcapotzalco y Norte 45.
Fue un pueblo que me vió nacer y en donde quiero morir, me llevo muchos recuerdos, algunos se me
escapan, recuerdos tristes.
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Recuerdo a algunas personas que vivían como Don Saturnino
(campanero) Don Camilo (campesino) Don Santos era tabiquero, las tabiqueras se encontraban en los terrenos, lo que hoy
son del Politécnico, los tres hermanos de apellido Peralta, la
señora Julia (campesina, esposa de Don Camilo) Mariana Peralta comerciante del pueblo, los señores don José Guadalupe
Bautista y Doña Lupita Bautista que surtían leche, tenían sus
vacas en la calle hoy Guanajuato, antes solo era un camino y lo
atendían las señoritas Islas Rosita, Angelita y Felipa junto con
Román. El señor Aurelio Islas cuidaban el panteón, Luciana y
Conchita daban doctrina en la iglesia.
GUADALUPE
PERALTA
ROJAS
Nací el 5 de agosto de 1931 en
17 de mayo #122, mis abuelos
maternos fueron Josefa Ledezma y Lorenzo Rojas, los
paternos Guadalupe Fuentes
y Trinidad Peralta, soy hija de
Teodoro Fuentes y Herlinda
Rojas Ledezma, mi esposo fue
Román Islas Bautista, tuve 6
hijos, Humberto, Benito, Guadalupe, José, Ema y Roció, mis
bisabuelos, abuelos y mi papá
eran nativos de aquí.
Algunos teníamos pozos en las casas, nos alumbrábamos con
velas y ocotes, empezaron pavimentando primero la Calzada
Azcapotzalco por los 50’s.
Los sembradíos de milpa estaban en lo que hoy es la Ampliación y en la calle de 45 mts, mi papá tenía su parcela en la casa,
era la manzana 2, la rodeaban las calles de 17 de mayo, Guanajuato, Ahuehuetes y 6 de octubre, estaban los Ranchos de “La
Cruz” y “La Hormiga”, también había sembradíos de chinampas y las mujeres en su mayoría con su ayate se iban a La Villa a
vender sus verduras de la cosecha de sus chinampas.
Nos daban clases debajo de un árbol, en la calle de Santa Barbará, después se organizaron algunas personas entre ellas Don
Felipe Fuentes y Teodoro Peralta para la construcción de la escuela “Artículo 27”, yo fui un tiempo ahí con la maestra Paulita
que después fue maestra de mis hijos, terminé la primaria en la
escuela “Núñez y Parra” que está en La Villa, muchos de aquí
íbamos allá caminando.
Para la fiesta patronal, siempre se ha tocado música de viento,
juegos mecánicos, que se instalaban en Cien Metros y 45 metros ya que venían muchos, a veces venían danzantes, globos
de papel que elevaban el señor Juan Castillo y muchos antes los
niños preparábamos papalotes para volarlos el 24 de agosto,
antes no había mariachis pero la gente nos juntábamos a las
4:30 y a las 5:00 a.m. cantábamos las mañanitas a capela, por
el frio de la mañana en su mayoría usábamos rebozo y los hombres su jorongo, casi todos estrenábamos ropa en ese día, al
término de la fiesta los mayordomos se despedían del santito
siempre de frente.
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En mi niñez jugaba al trompo, yo-yo, cuerda, rondas, mis amigas fueron Teresa Hernández y Susana
Cerdeña, en las tardes nos reuníamos en el atrio de la iglesia y ahí jugábamos a muchas rondas con
todos los niños que llegaran.
Encontraron restos prehistóricos en la avenida Azcapotzalco y en la Ampliación. Para ir al mercado
íbamos a la Villa o Azcapotzalco, aquí los primeros puestecitos fueron en 45 metros la gente llegaba
con una manta, la tiraba en el suelo y ahí se ponían a vender su mercancía, después se fueron pasando a Montevideo algunos con puestos de madera, y se fue construyendo el mercado.
Las posadas se celebraban en familia con piñata y Don Juan Castillo organizaba una posada para
la comunidad en la calle de la Mora y lanzaba globos de papel. El primer camión que hubo en San
Bartolo, mi papá hizo las bancas de madera al igual que muchas bancas de la iglesia, había dos camiones el 1 y el 2 que circulaban de Azcapotzalco a La Villa.
En las fiestas patrias había carreras de caballos, bicicletas, box, baile popular, algunos juegos pirotécnicos, desfile de escuelas y como a mis 12 años me tocó ser reina de San Bartolo de estas fiestas.
Con su familia: Humberto, Rocío,
José, Emma, Guadalupe, Benito y
Guadalupe Peralta Rojas.
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Llegue a San Bartolo el 7 de julio de 1957 a Guanajuato #63,
era muy despoblado, un foquito por aquí otro por allá, no había
servicio de agua ni drenaje, ni luz, nos la robábamos, después
ya pusieron medidores, me gustó mucho porque era muy pacifico.
Me acuerdo de Don Juan, su esposa Remedios, Don Pedro Camacho, Doña Ema, Doña Angelita, Doña Jovita, todos vivíamos
en la calle Guanajuato también Don Salvador Peralta.
ANTONIA
MOLINA
CARREOLA
Nací el 17 de enero de 1932 en
San Bartolo Morelos, distrito
de Ixtlahuaca Estado de México, mis abuelos paternos Manuel Molina Sid y Antonia García, abuelos maternos Macario
Carreola y Carlota Miranda, mi
padre Fidel Molina García y mi
mamá Macaria Carreola, me
case con Gilberto Gutiérrez
Sánchez, tuvimos a Gilberto,
Héctor, Mario, Rodolfo y Gerardo.
Ya cuando se empezó a colonizar y a fraccionar en la Ampliación, en Planetario entraron los servicios, el agua la íbamos a
traer a la toma pública frente al mercado en Ahuehuetes, y primero de agosto o con la difunta Anita en Ahuehuetes y 6 de
octubre. Iban poco a poco, llegaba el recibo de la luz, la cuenta
que había que pagar en el predio.
Había sembradíos, milpas y establos, poco a poco se fueron
perdiendo, uno en el kínder y otro por la iglesia, íbamos por la
leche…muy rica. La escuela era así como hoy, ahí llevaba a mis
hijos a la “Artículo 27” a la secundaria 48 y después a bachilleres, así. ¡Era feliz, feliz, mucha alegría, mucho todo!
En la fiesta patronal, hacían los juegos pirotécnicos, las campanas las echaban a volar, toritos, kermes y había confirmaciones.
Para comprar, donde venden materiales de construcción “Los
dos arbolitos” había puestecitos pequeños o íbamos a La Villa
o a la Prohogar cada ocho días. En la iglesia eran las posadas
alegres de costumbre, lo normal su rosario, todo eso.
Estaba muy triste todo, hasta después subió la Ampliación,
también aquí los camiones salía uno por el jardín. Montevideo
no estaba abierto solo era un sentido, los camiones llegaban
hasta la tienda de Marianita, a La Villa, a la Merced por Azcapotzalco iban y venían para allá unos camiones amarillos.
El 15 de septiembre daban el grito echaban cuetes en el Centro de Salud, el 16 hacían desfile de “La 48” o los niños de “La
Artículo” bailaban de folklor, todo me gustaba, he estado muy
feliz en la colonia, yo llegue y me establecí, ¡Gracias a Dios lo
tengo todo!
Sra. Antonia Molina Carreola y Gilberto Gutiérrez Sánchez en su boda.
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ISAURA CANSINO
PERALTA
Nací el 20 de agosto de 1926, en San Bartolo Atepehuacan, mis abuelos maternos se llamaban Ángel Peralta y Librada Alcántara mi papá Celedonio Cansino
Juárez y mi mamá María de Jesús Peralta Alcántara,
fuimos 6 hermanos, Pedro, Julio, Guadalupe, Victoria, Brígida y yo. Tuve 9 hijos, Guillermina, María del
Carmen, Arnulfo, Lorenzo, Amparo, Rosaura, Mario,
Fernando y Verónica.
Nací y vivía detrás del panteón, era casa de mis abuelos, era un pueblo muy sencillo…muy calmadocon pocas casas…tranquilo. Donde está la cuchilla de Mandujano esquina con Azcapotzalco cuando
llovía se acumulaba el agua, todo era tierra, Valle del Tepeyac era un llano, había un horno para tabiques, las casas eran de adobe y los techos eran de vigas, el pueblo era muy pobre, las casa tenían
pozo, aquí en mi casa todavía está, cuando metieron el agua se tapó, nos alumbrábamos con velas,
cocinábamos con leña, donde ahora está el basurero del mercado había un hoyo hondo y en lluvias
se hacía un charco grande y las muchachas ahí íbamos a lavar con lejía y barritas de jabón, en las
piedras, Delfina, Carmela, Lucha y yo.
En avenida Azcapotzalco pasaba el camión, iba y venía de La Villa a Azcapotzalco, cuando empecé a
tener uso de razón costaba 10 centavos, más o menos en 1930. De las personas que me acuerdo son
Don Guillermo Zepeda era hermano del esposo de mi hermana Brígida, Doña Isidora y Saturnino
Peralta, él era el sacristán de la parroquia, que la cuidaba, vivía en lo que ahora son las oficinas, en
aquel tiempo que yo me acuerde no estaba como ahora, cuando fallecían las personas la sepultaban
en la Magdalena de las Salinas.
La pulquería se llamaba “Volverás” estaba enfrente de la puerta de lo que hoy es el Centro de Salud,
era tienda y pulquería, en la tienda de la Sra. Lola comprábamos o íbamos a La Villa por la verdura,
pollo o carne. Cuando fui grandecilla, desgranábamos el maíz, poníamos el nixtamal íbamos al molino de la Sta. Cruz, del Atoron para adentro, por la calzada Azcapotzalco, lo llevábamos en cubetas.
Para bañarse primero calentaban el agua en un bote con leña, después se usó el calentador, el combustible lo compraban en la tienda, era de aserrín con petróleo en bolsas de papel. En Montevideo
por el centro de salud pusieron el primer foco de alumbrado público.
Había ranchos el de “La Cruz”, “Los Ángeles”, para adentro hacia el poli “La Hormiga” mi mamá
tenia vaquitas, borreguitos, burritos y una yunta, ella era comerciante y vendía alfalfa en La Villa,
mis hermanos tenían parcelas Julio, Pedro y mi papá, ellos sembraban maíz y parte tenían pedazos
sembrados de alfalfa, toda mi familia, mis papaces y 4 hermanos están sepultados aquí.
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El panteón era muy grande, la iglesia quedaba en medio del panteón. A la escuela fui en la calle que
viene del poli en Eten, en la casa de la Sra. Sarita venían maestros, no me gustaba, mi mamá me
pagaba regularizaciones, pero no me gustó, había bastantitos niños…ya se estaba poblando el pueblito, nos llevaban de la mano los maestros para escribir, había bancas, un corredor largo de techo
alto de tabique y una bardita que dividía el corredor del patio, había una fuente.
Que me acuerde no hacían festival a San Bartolito, hubo una peste de sarampión, murieron muchos
niños, los papás trajeron a un sacerdote de la Magdalena de la Salinas, en su caballo, para que hiciera
misa de vez en cuando, he de haber tenido como ocho años, entonces aquí no había padres, empezaron hacer su festividad al patrono el 24 de agosto, la misa, echaban cuetes, se siguió, se siguió
hasta como ahora es.
Mi mamá no nos dejaba jugar, nos ponía a llenar la pileta de agua, ayudarle a trabajar, cuando quitaban el maíz de las parcelas, en la entrada de la milpa quitaban sácate y ahí trabajaban y se le quitaban las hojas a la mazorca y se iban poniendo y ya que se quitaba todo el maíz, se llenaban costales
de ixtle y se traían a la casa, mi papá hacia unos “colotes”, eran unos palitos atravesados cruzados y
encima se ponía el maíz, mi papá murió en el campo, se quedaba a cuidar el maíz, hacia como una
casita y mi hermano lo iba a relevar, cuando él llegó, mi papá agonizaba y lo trajeron en una silla,
murió.
A mi mamá le decían Chuchita, me dicen “Chahuita” porque soy Isaura. Cuando era navidad mi
mamá nos hacía de comer tortas de pescado, en La Villa lo compraba, romeritos, tortas de camarón.
En los charcos del Valle del Tepeyac pescaban, pescaditos nada más en temporadas de lluvia. ¡San
Bartolo mi pueblo querido donde nací! no lo cambiaria, hasta que me entierren aquí, ya está diferente, casas, personas, viví muy a gusto, muy tranquilos, hasta que últimamente está muy poblado,
solo quedan mis sobrinos. Anhelo que volvieran los de antes, hay que seguir viviendo, viviendo con
mis hijos y esperar que…Dios se acuerde de mí.
Isaura Cansino Peralta en su Primera Comunión.
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AMALIA ISLAS
HERNÁNDEZ
Nací el 26 de julio de 1936, en la Patera, mi abuela materna fue Macaria Miranda, el abuelo Donaciano Hernández y
abuelos paternos Encarnación Gutiérrez de mi mamá Ma.
de Jesús Hernández Miranda y Pipino Islas Gutiérrez, se le
criaron a mi mamá 5 hijos, Catalina, Guadalupe, yo, Matilde,
José, Gabino.
Recuerdo que llegue aquí de 7 años mi mamá se cambió para acá a donde ahora está el Oxxo en 17
de mayo, antiguamente se llamaba Av. Camino Real.
Era un pueblo muy chiquito, rápido aprendí de donde a donde llegaba en los 4 puntos cardinales ¡No
había nada, ni calles empedradas! todo era de tierra, las casas no tenían bardas, los animales andaban sueltos, en 17 de mayo las casas estaban alineadas, donde ahora está el Centro de Salud, estaba
un tinaco muy grande y estaba la delegación del pueblo, era lo único que estaba bien construido,
tenía dos oficinas y atrás dos cuartos que eran la cárcel, para cuando alguien se peleaba.
Montevideo estaba cerrado, en los 60´s tiraron parte de la escuela y abrieron la avenida, yo me fui
de aquí 10 años del 56 al 66. De los de aquí conocí a la familia Fuentes Hernández, la Señora Albina
Fuentes Peralta y Felipe Fuentes, hermanos, Don Salvador Peralta y Don Teodoro Peralta y su esposa Herlinda Rojas, Don Julián Cansino, Don Pedro Cansino y Don Beto Buendía, Don Candelario
Fuentes y su esposa Gabina, Don Antonio Alvarado y su esposa Fernanda, Dolores Vega.
Mi mamá cocinaba con leña que recogían en el campo con las cañuelas de maíz, con la raíz de la
alfalfa y la buñiga (excremento seco de la vaca) no había luz, nos alumbrábamos con bombillas de
petróleo (a un bote le hacían un agujero y le ponían mecha) o velas, una pipa venía a dejar agua,
todos teníamos agua de pozo, había hidratantes pero no tenían agua y el tinaco nunca se ocupaba
porque no había agua, en la casa de nosotros había carrizos e íbamos atrás de ellos al baño, algunos
tenían fosa séptica, no había drenaje, había una zanja que cuando llovía, corría el agua hacia la Avenida Azcapotzalco.
A partir de los 60´s se introdujeron los servicios se pusieron bardas en las casas, había un establo por
el Callejón de la Cruz, el de “La Cruz” había barda desde el panteón hasta el callejón era el del rancho,
no había calle estaba cerrado el paso, lo que ahora es 45 metros, no existía, la entrada al panteón era
por Ahuehuetes lo que ahora es el “callejón al panteón” posteriormente se hizo una puerta junto a
la iglesia. 17 de mayo llegaba hasta Guanajuato, lo ancho de la calle era prácticamente el zaguán del
rancho de “Los Ángeles”, tenían patos, gallinas y caballos finos, eran caballerizas y para atrás estaba
la hortaliza de zanahorias, lechugas, cebollas, etc.
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El dueño era el señor Alfonso Vaca, la calle de Santa Barbará no estaba abierta, porque ahí habían
casas, era una calle chica, Ahuehuetes llegaba a Santa Barbará, hacia una curva y salía a Otavalo a un
rancho “La Hormiga”, lo que ahora es la secundaria 48 y el parque eran sembradíos de alfalfa, maíz,
la ampliación después se urbanizo. La calle de 6 de octubre estaba trazada ahí vivía Don Dolores y
llegaba a la Mora, llegaba prácticamente a Cien Metros, antes había hornos de tabique, había una
parte que era un cuadro de pasto silvestre y árboles.
La escuela era donde está, más el pedazo que le quitaron para abrir Montevideo, ahí estaban los
primeros salones, la dirección, el patio grande, tenía fosa séptica y ahí ¡Si tenían agua! Me acuerdo
que en 1° y 2° año tuve a la maestra Paula Estrada, la directora se llamaba Josefina, en tercero tuve
le maestro Hugo Villamur, en cuarto a la maestra Laura Castillo Ribera, en quinto al maestro Juan.
Cuando yo llegué aquí, todo lo que es la capilla era el atrio de la parroquia, llegaban los danzantes, la
banda de música y se ponían muchos puestos de huevo con harina, confeti y antifaces. En las casas
de las familias se hacía mole, fiesta para la convivencia de todos, la música llegaba un día antes y se
iba un día después de la fiesta, el castillo era chiquito, había toritos y ¡corretiza!, para todos y como
no estorbaba nada, andábamos en el lodo.
Era feliz, estaba contenta no había obligaciones, la casa era chiquita, mis amigas contemporáneas
de edad, Olga Fuentes, Lupe López de “Artículo 27”, Librada Díaz era de Zumpango, Elena Zepeda,
jugábamos en la calle todos, con Andrés Mendiola a la gallina ciega en tiempos de secas nos escondíamos en las zanjas, en la 17 de mayo, jugábamos encantados, Doña Blanca, palitos, consistía en un
palito al que le hacia una punta y le pegaban en medio a ver a donde llegaba, rodar llantas, la roña,
hacíamos la tiendita, juntando las fichas de los refrescos, cajetillas de cigarro, no teníamos muchos
juguetes, muñecas de trapo de sololoi, jugábamos bien.
Decían que había un “piloncillo” yo lo recuerdo haber visto, solo era un redondel de ladrillos, mi
mamá compraba el mandado en La Pana, La Villa o Azcapotzalco poquito…porque había poquito
dinero. Tenía tienda Don Mendiola en 17 de mayo, frente a la escuela vendía carne, petróleo y le
comprábamos las cosas, en la esquina de Ahuehuetes y Zapata, Don Cayetano y Doña María tenían
una tienda, compraba uno mandado, tomates, chiles secos, vendían masa a diario y la de Marianita
que estaba en 17 de mayo esquina ahuehuetes y vendía ¡uuff! encontraba uno agujas, chiles, listones, dulces, aventadores, comales, etc. era una tienda antigüa, vendía de todo, de todo, de todo, lo
que buscabas encontrabas, antiguamente estaba en Zapata esquina Montevideo, en una parte alta
y ahí tenia igual, fue la primera tienda, estaba jovencita usaba una trenza larga.
La navidad era cada quien en su casa, las posadas lo mismo, no como ahora, hacían tamales, lo que
fuera para cenar, como no había mucha gente. En tiempo de muertos nada más, los que salían eran
los hombres, yo era niña, se juntaban y rezaban como a las 8 de la noche, pasaban de casa en casa y
les daban poquito de la ofrenda, se les compartía, tres o cuatro años lo hicieron, el panteón estaba
solo.
Para ir a Tlane caminaba uno de aquí a Vallejo por Ahuehuetes o al Atorón era un camino de brecha,
el camión tocaba el claxon para que la gente saliera, Azcapotzalco era la única avenida, una vez andaban robando gallinas y frente a la iglesia había un árbol grandote, tocaron las campanas y querían
colgar al ladrón, llegó la autoridad y ya.
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Otra vez ¡Que tocan las campanas de la iglesia! cuando se reventó el Río de los Remedios y le toco a Progreso se inundó mucho, salieron todos y fueron a ver, yo estaba chiquilla y de este
lado de la Escalera pusieron costales para que se resguardara,
por las zanjas donde ahora es Wilfrido Massieu, taparon era calle de brecha y con zaguán de los dos lados, yo había regresado
en el 66.
Desde que llego el padre Mario con él me lleve bien, lo ví solo
y me puse a sus órdenes, me lleve a mi hija Pilar, para la fiesta
de San Bartolo…ni quien le ayudara, las señoras de Lindavista eran las que hacían la kermes, adentro del salón abierto, ya
estaba la capilla del Espíritu Santo, vendían caro y entonces él
dijo que la gente nada más veía, que se sacaran los puestos y
se vendiera más barato, el me daba dinero para comprar todo
lo de los puestos, para la kermes, las socias del Sagrado Corazón de Jesús nos organizábamos, poníamos y atendíamos los
puestos, después el grupo de Renovación se organizaba y yo
guisaba todos los guisados y los llevaba, venían a mi casa a limpiar tomates, todas las señoras más grandes, al padre Mario lo
apoyábamos siempre, para mi San Bartolo es algo bonito, yo
quiero mucho al pueblo y me da emoción recordarlo ¡Fue vida
feliz antes…aquí de niña!
Amalia Islas Hernández en su
Primera Comunión.
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Mis bisabuelos vinieron de Guanajuato y luego ya todos somos
nativos de aquí, mis papás nacieron aquí, yo también, me acuerdo que había casitas de adobe, recuerdo a la mamá de Socorro
Cansino se llamaba Dolores Ocaña y su papá Pedro Cansino a
Teodoro Peralta, Herlinda Rojas que eran papás de Guadalupe
Peralta… también a Isaura Cansino, otra familia, los parientes
de mis hijos, los Cortes Facio y aquí de Eten los Arredondo, su
otro apellido no lo recuerdo, la mamá se llamaba Sara.
ROMANA
ZEPEDA
PÉREZ
Yo nací el 28 de febrero de
1931 en Ahuehuetes #57 en el
predio de mis papás, mis bisabuelos fueron Ilaria Paredes y
Juan Romero mis abuelos Petra Romero y Félix Pérez, Leonor Pérez y Evaristo Zepeda
fueron mis papás, yo fui la segunda de seis hermanos, Nemesia era la mayor de todos,
Cruz, Filigonia, Piedad y Carmen Zepeda Pérez, mi esposo
era Pedro Facio Martínez y mis
hijos Alberto, Enrique, Arturo,
Pedro, Alejandro y Adriana Facio Zepeda.
La primera línea eléctrica llego de Tlalnepantla, el poste lo pusieron en 1953, el drenaje lo pusieron después y junto con mi
vecina Lourdes Manso fuimos dando en pagos, ella me ayudó
a pagar. El pavimento fue después, había pura tierra y lodo, era
poca gente y todos lo vivimos normal, lo que nunca se me va a
olvidar es que un niño se accidentó cuando estaban poniendo
la luz, no sé si colgó del poste o algo pero se le cayó encima,
esto fue en la calle de Ahuehuetes y antes de todos los servicios
no pagábamos nada, ya después sí.
Donde está la unidad ahí estaban las milpas, los establos de un
señor español Jesús Gómez, en el rancho de “La Hormiga”, una
leche riquísima acabada de ordeñar y ese estaba donde está
ahorita la secundaria 48, el otro estaba por la iglesia el rancho
de “La Cruz”, mi papá sembraba, tenía su parcela cerca de Vallejo, sembraba maíz y frijol.
La escuela ni nombre tenia, pero ya era de pavimento, tenía
sus ventanas, su zaguán era lo que es ahorita la “Artículo 27”,
ahí siempre ha sido escuela ¡Imagínate ya hace cuantos años!
yo tenía 6… recuerdo al maestro José Pardo, al maestro Hugo
Villamor y una maestra que se llamaba Alicia, yo llegue hasta
cuarto, tenías que irte a La Villa para acabar la escuela , Lupita Peralta si la acabó, Villamor fue mi maestro era muy bueno, José Pardo le gustaba festejar, una vez nos puso el baile “El
sombrero jarano” y en lo que ahorita es la avenida 45 metros,
ahí vivía la directora de la escuela.
Para la fiesta patronal ¡Ni feria había! solo la banda de música,
eso era nuestro gusto, éramos jóvenes, me acuerdo que una
vez, trajeron una orquesta de Cuautepec, la fiesta siempre ha
sido en agosto ya sea el 27 o 28 dependiendo por que siempre
era en domingo, la iglesia no tenía piso, era de tabique rojo,
no tenía luz, le hacíamos el rosario a la Virgen, Teodoro Peralta
fue quien hizo un confesionario, yo fui una de las madrinas....
jajajaja.
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En la niñez, pues siempre pobres, siempre estábamos descalzos, mis primeros zapatos me los compro mi madrina cuando
iba a ser mi primera comunión eso como a los 11 años.
Jugábamos a las muñecas, las hacíamos con un trapo y una bolita arriba era su cabecita, mis amigos ya muchachos, eran Manuel Enciso, Francisco Cortes, Ricardo Peralta, Lupe Peralta…
Pancho y Manuel tocaban la guitarra y yo cantaba y mi amiga
de siempre es Socorro Cansino, todavía me viene a ver, fuimos
amiga desde chicas, fuimos juntas a la escuela.
Donde está la iglesia nueva, la capilla, ahí había tumbas y eran
como de piedra alta y con una cruz encima solo eso. Mercado
no había, yo iba a La Villa y cuando mis papás tenían unos centavitos se iban a la merced, el primer mercado fue en 45 metros
y donde está ahorita, ahí había unos puestecitos de madera,
vendían cosas o también íbamos a La Pana. Para posadas no
festejábamos, ¡Pues! ¿Con que? Lupe Peralta siempre festejaba y yo me iba a las posadas allá.
La familia de Lupe tenia radio, uno grandote y allá íbamos a
escucharlo, una de las avenidas principales, Azcapotzalco - La
Villa de siempre y Ahuehuetes, por una hacienda con ese nombre.
Antes no había gente mala, eso ya no es igual, aquí siempre ha
sido tranquilo hasta ahorita también, cuando me casé tenía 17
años, mi esposo murió cuando yo tenía 30 años y aquí estoy,
aquí sigo… con 22 bisnietos.
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