La Trampa del Novio Billonario - Leer Libros Online

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LaTrampadelNovioBillonario
KendraLittle
––––––––
TraducidoporCintaGarciadelaRosa
“LaTrampadelNovioBillonario”
EscritoporKendraLittle
Copyright©2015KendraLittle
Todoslosderechosreservados
DistribuidoporBabelcube,Inc.
www.babelcube.com
TraducidoporCintaGarciadelaRosa
“BabelcubeBooks”y“Babelcube”sonmarcasregistradasdeBabelcubeInc.
LATRAMPADELNOVIOBILLONARIO
UnaNoveladelaFamiliaKavanagh
KendraLittle
Copyright2014KendraLittle
TraducidodelOriginalporCintaGarcíadelaRosa
[email protected]
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TabladeContenidos
PáginadeTitulo
PáginadeCopyright
PáginadeCopyright
AcercadeLATRAMPADELNOVIOBILLONARIO
CAPÍTULO1
CAPÍTULO2
CAPÍTULO3
CAPÍTULO4
CAPÍTULO5
CAPÍTULO6
CAPÍTULO7
CAPÍTULO8
CAPÍTULO9
CAPÍTULO10
CAPÍTULO11
CAPÍTULO12
EPÍLOGO
YaalaVenta:|LaProposicióndelNovioBillonario
la proposición del novio billonario ya está disponible. Descárgalo
ahoraosigueleyendoparaleerunfragmento.
Un fragmento de LA PROPOSICIÓN DEL NOVIO BILLONARIO |
Copyright2014KendraLittle|CAPÍTULO1
LA PROPOSICIÓN DEL NOVIO BILLONARIO ya está disponible.
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AcercadeLATRAMPADELNOVIO
BILLONARIO
Cleo sabe que su trabajo roza lo inmoral, pero ella se repite que los
hombresdenegociosalosqueespíasonarrogantesyavariciosos.Además
está bien pagado y necesita el dinero para las facturas médicas de su
hermana y para hacerla entrar en la escuela de arte. Pero cuando la
existenciadedichaescueladearteseveamenazadaporelúltimoobjetivo
de Cleo, el billonario Reece Kavanagh, ella hará todo lo que esté en su
poderparadetenerleyhacerquesuhermanaseafeliz.
Hastaqueseenamoradeél.
Supuestamenteéleraungilipollas,peroReeceresultasertodoloque
Cleo siempre quiso en un hombre. Su corazón no es frío y vacío como le
habíaninformado,sinoquelatesóloporCleo.Asíquecuandoélrevelael
oscurosecretoquelellevaalcierredelaescuela,ellasabequetieneque
detenerle,porsupropiobienasícomoporeldesuhermana.
¿PeroquéharáReececuandodescubraquelamujerenlaqueconfía
haestadosaboteándoletodoeltiempo?
CAPÍTULO1
––––––––
Los hombres son como cuentos para niños – fáciles de leer,
ocasionalmenteentretenidos,perofaltosdesustanciaparamantenerauna
mujeradultacautivadaalargoplazo.Mijefemedicequesoydemasiado
cínica para tener veinticinco años, pero eso es lo que pasa cuando has
estadohaciendoloqueyoheestadohaciendodurantedosañossólopara
pagarlasfacturas.
No soy una prostituta. Soy una trampera. Hay una diferencia. Las
prostitutas duermen con tíos por dinero. A mí me pagan para conseguir
queellosconfíenenmí,yquealgunasvecesseenamorendemí.Algunas
tramperas cruzan el límite y acaban en la cama con su objetivo por un
poco de dinero extra de su parte, mientras que otras piensan que están
protagonizando Pretty Woman. Yo no. Me gusta demasiado mi salud
mental.Nopodríatenersexoconunhombrequenofueraminovio.
Sienmilíneadetrabajonofueratandifícilencontraralgúnnovio,
me iría mejor en ese departamento. Desafortunadamente no demasiados
tíos son comprensivos cuando les explicas lo que haces para ganarte la
vida.Másbiendiríaqueninguno.Ellosnovenladiferenciaentreunaputa
yunatrampera.Ytambiénestátodoelasuntodequecarecendesustancia.
"Estetíoesgrande,"dijomijefaEllen.MetendióunpendriveUSB
con forma de osito de peluche no mayor que dos de mis dedos. Había
cambiadoasuhabitualninjarojo.Adiferenciadelninja,tuvequequitarle
lacabezaalositoymetersucuelloenmiordenadorportátil.Elninjatenía
elUSBsaliendodesuculo,asíqueparecíaqueseestabatirandopedosen
elordenador.Elositosóloparecíadecapitado.
"¿Cómo de grande?" pregunté mientras copiaba los archivos en mi
discoduro.
Ellencruzósuslargaspiernascomopalillosysereclinóenlasilla
conunasonrisaqueestirósuslabiosrojovampiro."Yaloverás."
Puselosojosenblancoantesumelodrama.ParecíapensarqueeraM
deJamesBond,viviendounavidaclandestinadealtosvuelos,eliminando
a los chicos malos. La verdad es que hundíamos a quienquiera que
nuestrosclientesnospagaranporhundir.Porsuerte,hastaahoranuestros
objetivos habían sido hombres de negocios de dudosa moral, de otra
manera yo misma hubiera tenido un problema con mi trabajo. Sin
embargo,nomeimportabaarruinaralgunostratosdenegociosaalgunos
capullos.
EsoresumíalaoperacióndeEllen.Ellanoscontratabaanosotras,las
chicas, en nombre de sus clientes para aprender los secretos de ricos y
poderosos empresarios. Sus clientes solían ser rivales suyos, que a
menudo querían cerrar el mismo trato de negocio que ella. Estos tipos
contrataban a Ellen – a nosotras – para aprender los secretos y las
debilidades de sus competidores, o para averiguar documentos
confidenciales que probasen conspiraciones u otras prácticas inmorales.
Nuestro trabajo implicaba acercarnos a nuestros objetivos durante un
periodo de tiempo hasta que confiaban lo suficiente en nosotras como
para incluirnos en su santuario. Algunas veces me preguntaba si podría
conseguir mis objetivos más rápidamente si me acostara con ellos. La
genterevelaunmontóndecosascuandoestácegadaporlalujuria.Pero
yoevitabaesetipodearreglosyEllennuncameobligaba.Yointerpretaba
elpapeldelasimpáticaycoquetaayudante.Sialgunosdemisobjetivosse
enamorabaunpocodemíduranteelproceso,puesmejor.Sufrustracióny
susintentosdellevarmealacamaservíanmispropósitosperfectamente.
Ellenserióantemigesto.“Esporesoqueserásperfectaparaéste,
Cleo."
“¿Quéquieresdecir?”
“Eres divertida y descarada. Inteligente también. A él le gustan esas
característicasenunamujer.Porsupuestoayudaqueerespreciosaysexy
deltipomaestradeescuela.”
Nopudeimaginarmeaningunademisantiguasmaestrashaciendolo
queyoestabaapuntodehacer.Quizáslaantiguaprofesoradefrancésde
mi hermana Becky pudiera haber salido bien parada con una doble vida.
Los chicos solían babear por ella en clase. Y ella era encantadora,
tomándose la molestia de ver si necesitaba algo cuando Becky se puso
enferma. Por supuesto, yo siempre le decía, “Gracias pero no, gracias”.
LoquenoledijefuequeloúnicoquenecesitabaeraaBecky.Nofuehasta
más tarde, al entrar Becky en remisión, cuando me di cuenta de que
necesitaba dinero para pagar sus facturas médicas. Una gran cantidad de
dinero. Eso explicaba por qué había respondido al anuncio de Ellen y
habíaterminadosiendounatrampera,encontradetodobuenjuicio.Dos
años más tarde, el préstamo que había pedido para pagar las facturas
médicasaúnestabaallíyyoaúneraunatrampera.
Me reí y Ellen se rió también, una risotada afable y ronca que hizo
que temblara todo su cuerpo. Algunas veces podía ser como un ninja y
luegomesorprenderíaalconvertirseenunositodepeluche.
Al igual que la M de James Bond, no sabía cuál era el apellido de
Ellen,siestabacasada,siteníahijos,odóndevivía.Ellateníaunossesenta
añosyestabatanperfectamenteacicaladacomounamodelodeVogue.Era
unanunciodeChannelencarneyhueso,ynuncateníaunpelorubiodesu
cabezafueradelugar.Yapodíaentraryoensuoficinadelpisocientouno
con mi pelo despeinado por el viento de fuera, que ella siempre parecía
inmaculada.Unavezdijoqueeramiencantoloquemehacíadestacarde
sus otras chicas. Ellas tenían el tipo de modelo elegante, perfecto para
trabajosdondelosobjetivosrespondíanaeseestereotipo.PeroEllenme
utilizabaparatodolodemásynuncamefaltabaeltrabajo.Supongoque
incluso a los billonarios arrogantes y gilipollas les gustan las chicas de
tipomaestradeescuelasexy.Oalmenosconfíanmásenellas.
LaayudantedeEllentrajodostazasdecaféylaspusosobrelamesa
de cristal entre Ellen y yo. Había un montón de cristal en su oficina. La
mesa, el escritorio, un enorme espejo sobre una estantería baja. La
longitud de toda una pared también estaba hecha de ventanas. El edificio
miraba a la bahía y hoy unos veleros salpicaban las cristalinas aguas de
colorazul.Nohabíaniunanubeenelcielo.Eraunaperfectamañanade
verano. Más tarde, las autopistas estarían colapsadas por el tráfico
mientras todo el mundo salía de la ciudad para disfrutar de un fin de
semanafueradelaciudadconestehermosoclima.Peroyono.Yoestaría
trabajando.
Laayudantesaliótansilenciosamentecomohabíaentradoycerróla
puerta.Losarchivosfinalmenteterminarondecargarseylosabrídeuno
en uno. El primero era un documento enumerando los intereses
empresarialesdelobjetivo,susasociados,ylosdetallesdecómollegóa
serelfundadorypresidenteejecutivodelGrupoFinancieroRKconsólo
treintaytresaños.Elsiguientedocumentocubríasuvidapersonal–fecha
de nacimiento, direcciones conocidas, los nombres de sus padres,
colegios, y anteriores novias. Luego abrí el siguiente documento.
Contenía varias fotos en primer plano del objetivo. Sabía quién era. Le
habíavistoenlasnoticias.
Reece Kavanagh era guapísimo. Pelo negro como el carbón, piel
bronceada sin ninguna marca que manchara su perfección, y de una
estructuraóseafuerte.Lanarizesrecta,lamandíbuladura.Subocaobien
securvabahaciaunladoconunasonrisairónica,obiensehundíaenun
intensoceñofruncido,dependiendodelángulodelafoto.Perofueronsus
ojoslosquemecautivaron.Losojossiemprerevelabanaloshombres,y
losojosdeReeceKavanagherandeunazulpálidoquenosecorrespondía
consucálidapielysubocatraviesa.Merecordabanunlagocongeladoen
invierno–fríos,profundos,ypeligrosos.
Un pequeño escalofrío me recorrió la espalda y deseé haberme
puestoalgomásabrigadoqueelcortovestidoamarillodepatinadora.
“Teponenerviosa,”dijoEllen.Noeraunapregunta.Ellahabíavisto
mireacción.Ellenloveíatodo.
“Aún no estoy segura,” dije, encogiéndome de hombros
despreocupadamente. Nadie puede determinar cómo es un hombre
simplementeporunascuantasfotos.Noeraculpasuyaquesusojosfueran
etéreamentepálidos.Élpodíasersimpático.
“Según lo que dice todo el mundo, es un frío bastardo,” dijo Ellen.
Adiós a mi teoría. “Algunos incluso dicen que es cruel, pero no he
encontradopruebasdeello”.
Traguésalivacondificultad.“¿Sabesporquéesfrío?”
“Padresausentesquelearruinaronsuinfancia.Sindudaaúnlesculpa
portodossusproblemaspasados,presentes,yfuturos”.Sacudiólacabeza
comosiyahubieraescuchadotodoesoantes.Ellennocreíaquelagente
sedeterioraseporloserroresdesuspadres.Segúnella,losniñoscrecían
hastaseradultos,ylosadultosnecesitabantomarresponsabilidadporsus
propios problemas. Vale, sus padres podrían haber sido abusivos o
simplementenolequerían,peroyateníaquesuperarlo.
Esoesloqueellamedijounavez.Mehizopensarenquealomejor
teníahijos,peroquelaculpabandecualquierproblemaqueellostuvieran
ahora. Nunca respondí. Mis padres murieron hacía siete años en un
accidentedecoche.Aúnlesechodemenos.
“¿FuetuclientequienafirmóqueReeceescruel?”preguntémirando
fijamentelapantalla.Nopodíadesviarlamirada.Inclusopixelado,Reece
Kavanaghteníaunapresenciaquehacíaquequisierasmirarleymirarley
mirarle.Habíaunaseguridadensímismo,enesacaraqueprobablemente
enlavidarealseconvertíaenpuraarrogancia.Éseeraelproblemacon
loshombresricosyguapos.TodospensabanqueeranunregalodeDios
paralapoblaciónfemenina.Supongoquenolosabríaconseguridadhasta
queleconociera.
“Mi cliente no.” Ellen tamborileaba con sus cuidadas uñas en un
lateraldesutazadecafé.Elrojosangredestacabacompletamentecontra
laporcelanablanca,elclic-clacenérgico.“Susrivales,algunasexnovias,
conocidos... todo el mundo con quien he hablado dicen que mantiene las
distancias.”
“¿Yquéhaydeamigos?¿Tienealguno?”
“Muypocos.”
“Aquí dice que él es el mayor de cinco hijos nacidos en la familia
Kavanagh. Ellos aún viven en Serendipity Bend,” dije, nombrando el
suburbiomásexclusivodeRoxburg.“¿Tienebuenarelaciónconellos?”
“La familia es extremadamente reservada sobre ellos mismos.”
sonabamolestaantesurarofracasoenrecopilarinformación.
Pinché sobre la página que enumeraba sus novias anteriores. Estaba
llena.Reconocíatresmodelos,almenoscuatrofamosas,yunascuantas
cuya descripción de trabajo sólo podía calificarse como que eran
miembros de la alta sociedad. La colección de trofeos de Reece era
impresionante.Mepreguntécualeslehabríandescritocomocruelyquées
loquequerríandecirconeso.
VolvíaabrirlasfotografíasdeReece.“Noocurreamenudoquese
vea a hombres tan guapos en posiciones de poder. Normalmente son
viejos,calvos,ygordos.”
“Ycasados,”añadióEllen.Ellacontinuótamborileandosobresutaza
decafé.Erairritante,peronoselodiría.Queríaconservarmitrabajo.De
repente se detuvo y me dedicó una sonrisa sardónica. “En realidad te
sorprenderías.Conozcoavarioshombresbillonariosquesontanricosy
poderososcomoKavanagh,eigualdeguaposydisponibles.”
“¿Porquénoestáncogidos?”
“Casados con el trabajo, o con el poder, o tienen Problemas con P
mayúscula.”Ellameregalóunadesusrarassonrisas.
Ledevolvílasonrisa.“¿Acasonotienetodoelmundoproblemas?”
Su sonrisa se esfumó y estudió su café. “Algunos más que otros.”
TomóunsorboymiréaReeceotravez.
Entonces cerré el portátil. Esos ojos me estaban llegando hondo.
“¿Cuándoleconoceré?”
“Estanoche.”
Maldición.Teníaqueserestanoche,¿verdad?Yonuncasalía,nunca
ibaaningunaparteexceptoatrabajaryalsupermercado,yparaunavez
queteníaalgoaloqueacudir,teníaquechocarconlosplanesdeEllen.Y
aEllennolegustabanloschoques.Aellalegustabasalirseconlasuya.
Muchaschicashabíansido“liberadas”pormostrarfaltadecompromiso
al anteponer su vida real al trabajo. Aunque Ellen sabía lo de Becky, no
imaginaba lo importante que era la exposición de esta noche para mi
hermanapequeña.Oparamí.
LarecuperacióndeBeckyhabíasidolentayardua,perodespuésde
haberledadoelaltasevolvióapáticayaburrida.Noleencontrabasentido
avolveralcolegio.Casihabíaperdidolavidaynoqueríapasaruntiempo
preciosoencerradaenunahabitaciónconalumnosmásjóvenesqueella.
Había perdido todo su último año de instituto y volver significaba
graduarsecongentequenoteníasuedad.Aunqueyomeencogíaantela
idea de que no se graduara, no podía obligarla. Simplemente no podía.
Ella tenía razón. La vida debería ser para vivirla, y no había modo de
decirleaunasupervivientedecáncerqueesonoeraasí.Cuandoestuvotan
enfermaymehacíapensarquecadafatigosarespiraciónseríalaúltima,
juréqueprocuraríaquetuvieseunavidafelizyplenasisobrevivía.Nome
ibaaecharatrásahoraquesehabíarecuperado.
Una cosa era decirlo y otra muy diferente averiguar lo que una
adolescente quería hacer. No podíamos permitirnos viajar – las facturas
médicas nos exprimieron – pero gracias a Ellen teníamos lo suficiente
paraqueellafueraalaescueladearte.Beckysiemprehabíatenidotalento
para dibujar y parecía que eso le daba la paz que buscaba. Su primera
exposición con los demás alumnos iba a tener lugar esta noche en una
galeríadirigidaporunamigodesuprofesora.
Yyomeloibaaperder.
“¿Tesuponeunproblemaestanoche?”preguntóEllen,susvibrantes
ojosazulesperforándomesobreelbordedesutaza.Malditasea,losabía.
¿Cómo hacía eso? Estaba segura de no haber mostrado mi decepción,
peroparecíahaberrecibidomisvibracionesdetodosmodos.
Pensé en contarle la verdad, pero decidí no hacerlo. Por ahora. A
pesardelaanterioramabilidaddeEllen,elacerodesumiradameadvirtió
quenorechazara.
“Porsupuestoqueno.”Mereí.“¿Adóndetengoqueir?Essóloque
pensé que iba a ser la ayudante de Reece Kavanagh”. Así es como
normalmente funcionaban las cosas entre mis objetivos y yo. Ellen se
deshacíadesusayudanteshabitualesyyotomabasulugar,todaeficiencia
coqueta,ymehacíaindispensable.“¿Nodeberíaempezarellunes?”
“Quieroqueprepareselterrenoenunagalaalaquevaaasistiresta
noche.Conseguíunainvitación.Eslaoportunidadperfectaparaestablecer
contacto y hacerle saber que estás disponible”. Del modo en que ella
profundizó su voz al decir ‘disponible’ me hizo observarla en busca de
signosdebroma.Noesqueellafueraeltipodepersonaqueencontrara
divertidolosinmadurosdoblessentidos,perobusquéensucaradetodos
modos.Nohabíanada.Todoprofesional.
Se puso de pie y cruzó la habitación como una cigüeña con sus
largas piernas, y posó su taza sobre el escritorio. “Había una invitación
aquíporalgunaparte.”
“¿A qué hora empieza esa gala?” pregunté, esperanzada. Quizás
podríairalaexposicióndeBeckyduranteunahorayluegodirigirmea
dondeReeceKavanaghestaría.
Ella cogió una invitación negra y plateada, y la abrió. Parecía
familiar. Mi corazón se elevó y luego cayó tan rápido que me sentí
enferma.
“Acepta mis disculpas, no es una gala,” dijo ella. “Es una pequeña
exposición de arte de un grupo de estudiantes.” Ella me tendió la
invitación.
Nonecesitabamirarlaparasaberlahoraoellugar,peroobservéde
todos modos. Era la exposición de Becky. Una especie de vaguedad
paralizantemesobrevinomientrasintentabadigerirlacoincidencia.¿Era
algo bueno ser una hermana comprensiva y una trampera al mismo
tiempo?¿Oeraunamalaideadejarquemitrabajoseentrometieraenmi
espaciopersonal?Nopodíapensarconclaridadatravésdelanieblaydar
unarespuesta.
Metílainvitaciónenmibolsoydeslicéelordenadorjuntoconella.
Deigualmodo,mehabíalibrado.Ellennosedaríacuenta.“Mepregunto
porquévaauneventotansencillo.¿Tienealgúnamigoexponiendo?”
Ellensoltóunbufido.¡Unbufido!Eratanpocotípicodeellaqueme
reí,peromecontuverápidamentecuandomefulminóconlamirada.“Sus
amigosyfamilianosondeltipoartístico.No,hayunarespuestaobviaa
por qué va a asistir. Es la razón por la que nos han contratado para este
trabajo.”
“¿Oh?”
“Hacompradolosterrenosdondeestásituadalaescueladearte.”
“¿Ah,sí?”Nisiquierasabíaqueeledificiohabíasidovendido.“Así
queestáexaminandoasusnuevosinquilinos.Esosuenabastanteinocente.”
Ella se cruzó de brazos. “No, él va a ir esta noche a examinar a la
oposiciónyaevaluarelcarácterdelagentealaqueseenfrenta.”
Mi pulso palpitaba ruidosamente en mis oídos. Tenía un mal
presentimientosobreesto.“¿Alaqueseenfrenta?¿Quéquieresdecir?”
“Éste hombre quiere cerrar la escuela y derribar el edificio para
hacerunhotel.”
CAPÍTULO2
––––––––
"Él espera oposición por parte de la profesora de arte y sus alumnos,”
continuóEllen.
Escuchéestandodeacuerdoconella,peroapenassabíaloqueestaba
diciendo.Yoestabaenmodopilotoautomático,intentandodigerirloque
meacababadecontar.ReeceKavanaghqueríacerrarlaescueladeartede
Becky, el único lugar que ella amaba, la única cosa que la llenaba y la
hacíafeliz.
Quizásnofueraalgotanmalo.Laprofesorasemudaríaaunedificio
diferente y mantendría la escuela abierta. El lugar actual era uno muy
bonito en el barrio de Serendipity Bend, el mismo barrio donde Reece
Kavanaghhabíacrecido.TheBend,comoseleconocíalocalmente,estaba
acurrucado en una extensa curva del río Serendipity como un niño en el
hueco de los brazos de su madre. Era una propiedad inmobiliaria cara
cercadelcorazóndelaciudad,yunazonamuysolicitadaporlosricosy
famosos. Los estudiantes de arte recibían su inspiración de los sauces
llorones que se inclinaban sobre el agua y en los patos nadando
perezosamente al pasar la vieja casa. Era un tranquilo oasis al límite del
bulliciosodistritoempresarialdehormigóndeRoxburg.Seríaunalástima
perder la casa, pero no una pérdida total. La profesora de Becky podría
mudarseaotrolugarconlosbeneficiosdelaventa.
“¿Kavanagh espera oposición?” le pregunté a Ellen. “Aparte de tu
cliente,quierodecir.”
Ella asintió. “El anterior dueño era el hermano de la profesora de
arte. Él vendió el edificio a Kavanagh sin informar a su hermana.
Aparentemente,estáfuriosayseniegaamarcharse.Lacasapertenecíaa
su abuela y su hermana murió allí. Ella afirma que no dejará que la
derriben y luchará contra el Grupo Financiero RK hasta las últimas
consecuencias si tiene que hacerlo. Va a ser una interesante velada con
esosdosenlamismahabitación.”
“Sí,”dijedébilmente.“Muyinteresante.”Sobretodoparamí.Becky
noestaríanadacontentacuandomevieraflirtearconelenemigo.Ellano
sabíaaloquemededicabayyonoteníaintencióndecontárselo.Entraría
enesacategoríadegentequeconsiderabaloqueyohacíacomoinmoral,
aunqueledijeraquenomeacostabaconmisobjetivos.Subrújulamoral
siempreapuntabaalnorte.Lamíafluctuabadeunladoalotro,yalgunas
vecesgirabacomosisiguieraunimánborracho.Ellenteníarazón.Sería
unanocheinteresante.
***
Beckyclaramentenosabíaquelacasadelaprofesorahabíasidovendida
asusespaldas.Eracomounaboladeenergíanerviosa,contoneándosey
hablando todo el camino hasta la galería. No pude decir ni una palabra,
pero no importaba. Yo también estaba nerviosa, pero de distinta manera.
Minerviosismoeradetrepidación,nodeexcitación.Estabaacostumbrada
alidiarconbillonariosVCG(viejos,calvosygordos),nocontíossexys
como Reece Kavanagh. Era más fácil conseguir que un VCG se
enamorarademí,¿peroporquéalguienquepodríaligarseaunamodelo
responderíaamispobresintentosdecoquetear?AdiferenciadeEllen,yo
nocreíaqueeltipomaestradeescuelasexypudierafuncionarconuntío
quepodríaconseguiracualquierchicaquequisiera.
“Mis tres obras estarán a la izquierda,” dijo Becky mientras
mostramos nuestras invitaciones en la entrada. Estiró el cuello hacia la
izquierdaysepusodepuntillas.Ellaeraunpocomásbajaqueyo,incluso
consusbotastobillerasdetacón,perosóloporquemistaconeseranmás
altos.
Mehabíacambiadoderopadespuésdevolveracasadesdelaoficina
deEllen.Meolvidédeloinformal,loquenecesitabaeraunasofisticación
clásica.Fueunalivióverquenomeencontrabatotalmentefueradelugar.
Habíaalmenosotramujercontaconesdeagujayunvestido.Elsuyotenía
ungranescoteyrevelabaunaespaldahuesuda,mientrasqueelmíotenía
una falda de tubo y un escote modesto. Casi todos los demás llevaban
pantalonesvaqueros,pantalones,ofaldasveraniegas.Beckyhabíaelegido
vaqueros y una camisa blanca, pero sólo después de haberle aconsejado
que no llevara su camiseta con el eslogan político impreso delante. Por
suerte,éstavezdecidióescucharme.
Ella cogió una copa de champán de la bandeja de un camarero que
pasaba y me la dio. “¿Quieres ver primero mis obras?” preguntó
sonriendo.Nohabíadejadodesonreírdesdequenosbajamosdelcoche.
“Muéstrameelcamino.”
Mecogiódelamanoytiródemí.Examinélasala,peronohabíani
rastrodeReeceKavanagh.Aúneratemprano.Lamiradadelamujerbien
vestida se encontró con la mía, luego desvió la mirada y examinó la
habitación.Mepreguntésiestaríabuscandoalamismapersona.
Becky se detuvo delante del cuadro de una mujer a la que reconocí
como su profesora, Cassie. Su consistencia se basaba principalmente en
variostonosdegrisexceptoporelpelodeCassie,pintadoconunbrillante
destello rojo. Al inspeccionarlo más de cerca, los mechones tenían
diferentes tonos de rojo y naranja, dándole al pelo profundidad e
infundiéndole vida. Era una obra vibrante y evocativa con los ojos de
Cassiebajos,ysuslargaspestañasensombreciendosusmejillas.
“¿Túhashechoesto?”ledijeaBecky.
Ella se metió el pelo rubio detrás de su oreja, aún cuando era
demasiado corto para quedarse allí y volvió a su posición otra vez. Su
sonrisaseensanchó.“¿Tegusta?”
“Claroquesí.Esincreíble.Cassiesevehermosa.”
“Cassieeshermosa.”
“¿Cuánto cuesta?” pregunté, volviéndome hacia el cuadro. “Quiero
comprarlo.”
“Ya está vendido.” Becky señaló la etiqueta adherida. “Alguien lo
compróbasándoseenlafotoqueCasssubióalapáginaweb.Notieneni
ideadequienhapodidoser.”
“Intrigante.Unamantedelartemisterioso.”
“OsimplementeunamantedeCassie,”dijoellariéndose.Medioun
codazo.“Échaleunvistazoalosdemáscuadros,serámejorqueluegonos
dispersemos.”Estabamirandoportodalasalaantesdeterminarsufrase.
Mirélosotroscuadrosydecidícomprareldelríodetrásdelestudio
de arte. Las amplias ramas de los sauces llorones estaban tan bien
dibujadas como el cabello de Cassie, y la luz le daba a la escena una
frescuraquetehacíaquerersentarteydescansarensusorillascubiertasde
hierba.
“No tienes que comprarlo. Yo te lo daré,” dijo Becky. “Eres mi
hermana.Además,estásdesempleadaynopuedespermitírtelo.”
“En realidad, la reunión que tuve hoy con la agencia ha sido
productiva,”ledije.“Nadadefinitivoaún,perolasemanaquevienesabré
conseguridadsiheconseguidoelnuevopuesto.”PorloqueBeckysabía,
yo trabajaba para una agencia de trabajo temporal que me subcontrataba
con contratos a corto plazo como asistente personal de empresarios de
categoríasuperior.Estabatancercadelaverdadquenisiquierasentíaque
leestuvieramintiendo.Nodemasiado.
Ellamerodeóconsubrazoyapretó.“Loconseguirás.¿Cómopuede
alguienresistirseamimaravillosahermanamayor?”
Le devolví el abrazo. “No me importa que me llames maravillosa,
pero¿podemosdejarlode‘mayor ’?”
Ellaserióymecogiódelamano.“Vamos,Cleo.Vamosabuscara
Cassie.”
PasamospordelantedeltrabajodeotrosalumnosydiviséaCassieen
medio de la galería, rodeada por sus invitados. La extravagante y
vivarachapelirrojaestabaenmitaddeunaanimadaconversacióncuando
observóalgojuntoenlapuertaqueleborrólasonrisadelacara.Susojos
se oscurecieron. Sus labios dejaron sus dientes al descubierto y se abrió
caminoentrelamuchedumbre.
“¿Quéestástúhaciendoaquí?”saltó,lanzandoundedoendirección
deltrajeadoreciénllegado.
Reece Kavanagh. Incluso si no hubiera visto sus fotografías, habría
sabido quién era basándome sólo por su mordaz saludo. Ella no quería
tener al hombre que iba a derribar su querida casa y estudio en su
exposición.Noselapodíaculpar.
Reece sacó la tarjeta plateada y negra del bolsillo interior de su
chaqueta. “Tengo una invitación.” Su voz era rica y profunda, vibrando
desde las profundidades de su pecho. Le pegaba. Hubiese sido
decepcionante que semejante tío tan sexy y masculino sonara como un
adolescentecongranos.
Nocreíquefueraposible,peroeramásguapoenlavidarealqueen
las fotos. Su pelo era tan negro como la tinta, y esa barba incipiente tan
oscura añadía un toque duro a su suave rostro. O bien le gustaba llevar
trajesobienhabíavenidodirectamentedeltrabajo.Nosemedabanbien
las marcas, pero apuesto a que era Armani o algo igualmente caro. Era
sutilyelegante,exhibiendosusanchoshombrosalaperfección.Elchico
era alto con la figura de un atleta, aunque podría haber una barriga
escondidadebajodelachaqueta.Dios,esperoquesí,porquedeotromodo
estaríatotalmentefuerademialcance.Joder,inclusosituvieraunapanza
yunpenepequeñoaúntendríaquelucharporconseguirsuatención.
“¿Quiéntehainvitado?”continuóCassie,paranadadistraídaporel
deslumbrantebuenaspectodelhombrequeteníadelante.Ellaeradiminuta
en comparación, llegándole casi a mitad de su pecho. No sólo no estaba
distraída, sino que tampoco se sentía intimidada. Manos en las caderas,
ellalemirabaconfuriaasusojosazulescomoelhielomientrasReecela
mirabafijamente.
“¿Sabesquiénes?”mesusurróBecky.
“Reece Kavanagh,” dije, incapaz de desviar la mirada. “Empresario
billonario.”
“¿Sí?¿EntoncesporquénolequiereCassieaquí?”
“Quizássonexamantesyélladejó.”
Becky soltó un bufido. “Lo dudo. Los trajeados no son su tipo. Son
másdeltipodeésa.”Señalóconlabarbillaalamujerbienvestidaqueyo
habíavistoantes.
Lamujer,unarubiaesbeltaconmejillasmarcadas,deslizósubrazo
alrededordelacinturadeReece.Élnoreaccionó.“Yoleinvité,”dijoella.
Cassiesegiróhaciaellayporunmomentopenséquelainterrogaría.
Peroenvezdeesosacudiólacabezaysuspiró.“Debíhaberlosabido.Ten
cuidado,Ally.Noesunbuentipo.”Ellasemarchóantesdequelamujer
llamadaAllytuvieraoportunidadderesponder,yfueprontotragadapor
lamultitud.
Beckyseunióasuprofesora,dejándomelibreparapoderobservara
Reece.Éldiounpasohaciaunlado,losuficientementelejosdeAllycomo
paraquedejaracaersubrazo.Ellalehablósilenciosamente,suexpresión
seria,sumiradanuncaabandonandosucara.Él,sinembargo,noparecía
estar escuchando. Su mirada se paseó por la sala, evaluando. En unos
momentos pareció haber asimilado las caras de todo el mundo aquí,
incluida la mía. No se había detenido en ninguna de ellas más de un
segundo. Era como si nadie fuera lo suficientemente interesante como
paradesperdiciarunmomentomáslargodelacuenta.
La enorme tarea que tenía por delante se acababa de hacer aún más
dura. Se suponía que tenía que encandilar a Reece con mi eficiencia y
habilidadmientrascoqueteabaconéldelantedesucitaydeunasalallena
degentequeleodiaba,incluyendoamipropiahermana.Ytodavíapeor,ni
siquierahabíacaptadosuinterésconmifaldadetuboabrazandomifigura
niconelfantásticopeinado.Mepasésiglosintentandoconseguirquelos
largos mechones se quedaran fijos arriba en un moño elegantemente
despeinado.Eltipobienpodríahabermedadounpaloparaqueyopudiera
metérmeloenelojo.Hubierasidomenosdolorosoqueintentarllamarsu
atención.
Noteníaniideadecuántotiemposequedaría,asíquenecesitabadar
elpasoprontoomearriesgaríaaperderporcompletoestaoportunidad.
Estabaclaroquenoerabienvenidoenlagalería,losalumnosdeCassieno
estabanhaciendonadaporesconderlo.Todoslelanzabancuchillosconla
miradamientrasellahablabaconellos.
Beckyvinohaciamíymediolainformaciónqueyoyasabía.Casi
no podía hablar; su mandíbula estaba tan rígida. “Aparentemente el
gilipollasdelhermanodeCassielevendiólacasaaKavanagh.Yélvaa
destruirla.”MásquedecirlaspalabraslasescupióendirecciónaReece.Ni
élniAllysedieroncuenta.Estabanteniendounaconversación,aunquesu
miradaaúnvagabaporlasaladevezencuando.¿Obienellaleaburríao
él era simplemente del tipo que necesitaba moverse por la habitación en
vezdequedarsequieto?
“¿NopuedeCassiemudarelestudioaotrolado?”pregunté.“Séque
lacasaseráunapérdida,peroessólounacasa.”
“¡Era de su abuela! ¡Su hermana murió allí!” Como si eso lo
explicara todo. “Es la inspiración de Cassie. Ella ama esa casa, ama su
localización, la atmósfera, todo. Dijo que no podía permitirse vivir en
SerendipityBendsituvieraquealquilarocomprarotracasa,ynecesitala
quietud del río para sacar lo mejor de su trabajo. Encontrar esa
tranquilidad otra vez significa tener que mudarse fuera de Roxburg.
Vamos a perderla, Cleo.” Las lágrimas llenaban sus ojos, pero no caían.
“Todoporculpadelaavariciadeesecapullo.”
Pensé que se estaba refiriendo al hermano de Cassie, pero ella
concentrótodasuenergíanegativaenReece.Tantoqueéldebiódehaber
sentido su odio porque de repente miró directamente hacia nosotras.
Entonces se acercó. Ally, tomada por sorpresa, se tambaleó sobre sus
taconesparaalcanzarle.
Mi pulso se aceleró, pero mantuve la compostura y reprimí mi
nerviosismo.Estonoeradiferenteaningúnotrotrabajo.Nomereduciría
aunmontóndenerviosporunpardeojosfríosyunacaraguapa.
“¿Os conozco, señoritas?” preguntó con una voz que se derramó
sobremícomoseda.
“No,”saltóBecky.“SoyunaalumnadeCassie.”
“¿Cuálessontuscuadros?”
“Noteimporta.”
“Megustaríacomprarlos.”
Becky abrió la boca y luego la cerró, totalmente insegura de cómo
reaccionaranteelimplacableempresarioamantedelarte.Probablemente
sumenteestabateniendoproblemasparafiltrarsulimitadaexperienciaen
elmundodeReeceKavanagh.Lamíano.Yosabíaquemuyamenudola
gentenoguardacoherencia.Lostraficantesdedrogadabansudineroalos
niños pobres, los ladrones devolvían una cámara cara con fotos
personalesdentro,ylosempresariosgilipollasavecesveíanlabellezaen
elarte.Lagentenosiempreseajustaalosestereotipos.
LaconfusióndeBeckymediolaoportunidadquenecesitaba.Letendí
la mano. “Soy Cleo Denny y ésta es mi hermana Rebecca. Encantada de
conocerle,Mr.Kavanagh.”
Las cejas de Reece se levantaron antes de volver rápidamente a su
lugar. Me cogió la mano y le dio un firme apretón que no admitía
tonterías. Había esperado que saltasen fuegos artificiales por su tacto, o
incluso una pequeña chispa, pero no hubo nada tan cliché. Su mano era
fuerte,grande,ycálida,perolapalmaeraáspera,comosipasaratiempo
alejadodesuescritoriohaciendocosasdehombres.
“¿Cómosabesminombre?”preguntó.
“Leo las páginas financieras,” dije espontáneamente encogiéndome
dehombros.“Megustaestaraldíadelasgrandesempresas.”
“¿Por qué?” me lanzó la pregunta. ¿Me estaba desafiando?
¿Intentandopillarme?¿Pensabaqueestabamintiendoyqueenrealidadle
conocía por las páginas de cotilleos? El hombre aparecía en ambas
seccionesdelperiódicoconregularidad,peroeraciertoquepreferíalas
páginasfinancierasalasdemássecciones.Megustabaseguirlosasuntos
denegociosqueteníanmisobjetivosdespuésdehaberayudadoajoderles
lavida.
“Si voy a trabajar para grandes empresas, necesito saber qué es lo
quehacen,”dije.
“¿Asíquenoeresunaartistatambién?”
“No.Nisiquierapuedopintarconlosdedos.”
Su boca se alzó hacia un lado, pero la sonrisa se desvaneció
rápidamente, si es que había sido eso. Su fría mirada me recorrió hacia
abajo y luego hacia arriba otra vez. Mi cara se acaloró. Me mordí la
lengua para distraer la emoción que cosquilleaba por mi espalda y me
obligué a mi misma a mirarle a los ojos. Para mi sorpresa, sus ojos se
habíananimadounpoco.Estabasonriendodenuevo,peroahoraeramás
bien una sonrisa curiosa, como si algo le hubiera intrigado y quisiera
descubrirmás.
“Yotampoco,”dijo.“Encuentrodifícileslosmuñecosdepalitos.”
¡Elhombreteníasentidodelhumor!Nolohubieraimaginado.Sonreí
y él me sonrió de vuelta. No fue un movimiento de sus labios, sino una
genuinasonrisa.
OíaBeckygruñirjuntoamí.
“¿Entoncesaquéesaloquesededica,MissDenny?”mepreguntó.
Fantástico, una oportunidad de plantar la semilla. “Llámeme Cleo.
Soy asistenta personal. De hecho, mi último contrato terminó y estoy
buscandotrabajo.”Busquéenmibolsodemanounatarjetadevisita.Via
Beckyponerserígidaporelrabillodelojoymeestremecí.Sinembargo,
nomedetuvo.
LetendímitarjetaaReece.“Supongoquepodríapasarlemitarjetaa
alguienque...”
Allymearrebatólatarjetadelosdedos.“Mr.Kavanaghyatieneuna
asistente.” Su tono duro y crispado no concordaba con el tono suave de
Reece.“Yo.”
Mierda. Ellen me había dicho que necesitaba una nueva asistenta,
aunqueReecenoestuvoendesacuerdoconlarubia.ClaramenteAllyera
másqueunaasistenta.EllaentrelazósubrazoconeldeReeceyseagarró
hasta que sus nudillos se volvieron blancos contra el gris oscuro de su
chaqueta.Ellatirómitarjetaencimadeunamesacercana.
Becky fue a recogerla, pero Reece llegó allí primero. Se metió la
tarjeta en el bolsillo. No sabía quién estaba más sorprendida y molesta,
BeckyoAlly.Rehusémiraramihermanaalosojos,peromegustóver
laslíneasrodeandolosanémicoslabiosapretadosdeAlly.
“Sé de alguien que podría necesitar una nueva asistente personal,”
dijoReece.“Unaqueestéaldíadelaspáginasempresarialesesdifícilde
encontrar. Te llamará durante el fin de semana. Ten tu currículum
preparado.”
Se alejó con Ally aún enganchada a su brazo, pero ya no había
triunfoensusojos.Ningunodeellosmiródenuevohaciaatrás.
“Vaya zorra de primera clase,” dijo Becky, con las manos en las
caderas,viéndolesirse.“Sonperfectoselunoparaelotro.”
No dije nada. Mi corazón se estaba hundiendo. Había perdido mi
oportunidadconReece,yaúnpeor,ahorasabíaquenohabíaunpuestode
trabajolibre.Élledaríamitarjetaaotrapersonayyotendríaquedeclinar
educadamente la oferta de trabajo. De algún modo, la terriblemente
competenteEllensehabíaequivocado.Reecenonecesitabaunaasistentey
ahora tendríamos que encontrar algún otro modo de forzar una amistad.
Eso iba a ser trabajo duro para alguien como yo. Puede que Ellen tenga
que cambiar y utilizar a una de las chicas a las que no les importa
acostarseconelobjetivo.
Mi corazón palpitaba en un ritmo de decepción a pesar de que mi
cabezasabíaqueeraunaestupidezestarenamoradadeéltrasunencuentro
tanbreve.Éleraunhombrecautivador,nosóloalmirarle,sinoaltenerle
alrededor.Habíasonreídoconmigo.Habíacogidomitarjeta.
Pero era importante recordar quién era. Llevaba las palabras
empresariosinescrúpulosestampadasportodosuser,segúnlosarchivos
deEllen.Flirteareraunacosa,perolosnegocioseranotra.
MemezcléconBeckyycharléconsusamigosylaprofesora.Cassie
nopodíahablarmejordeltalentodemihermana.Parecíahaberolvidado
queReeceandabamerodeandoporlagalería,mirandotodosloscuadros,
peroyosímedabacuenta.Nopodíaquitarlelosojosdeencima.
“¿Qué crees que está haciendo aquí?” le pregunté durante un
momentodecalmaenlaconversación.
“Recordarmealoquemeestoyenfrentando.”
“¿Vasaenfrentarteaél?”
Ellasacudiósusrizosrojos.Teníalamayoríadeelloscontenidosen
unmediomoño,peroalgunoshabíancaídoalrededordesucarayporsu
espalda. Cassie tenía un cabello salvaje y bohemio que se ajustaba a su
profesión.IbavestidadeformasimilaraBeckyconvaquerosycamiseta,
aunquelasuyaeraverde.Normalmentellevabapantalonesconpetoynada
en los pies, pero esta noche llevaba un par de zapatos de tacón que
resaltabansusesbeltaspiernas.“Tengoquehacerlo,”dijo.“Elestudiono
es sólo mi sustento; es mi hogar. Mis memorias e historia están en esa
casa. Mi hermano, hermana, y yo crecimos allí con nuestra abuela. Mi
hermana murió allí.” Su voz se vino abajo y se aclaró la garganta. “Mi
hermano heredó, pero Abuela le hizo comprometerse para que me
permitiese quedarme allí después de que ella muriera. Y no rompió ese
acuerdo durante cinco años. Para él es un récord,” dijo con una triste
muecaenlaboca.
“¿Porquélavendió?”
“Dinero.EspobrecomolasratasyReecehaestadohusmeandopor
allíduranteaños.Parecequefinalmentehaganado.”
“¿Reece?”repetí.“¿Leconocespersonalmente?”
“Podríasdecirloasí.”Semetiólasmanosenlosbolsillostraserosde
losvaquerosydesviólamirada.“Élsolíasalirconmihermana.Yyocon
unodesushermanos.Ambasrelacionesterminaronmal.”
MepreguntésisuhermanayReecehabríanrotoantesdesumuerte.
Decualquiermodo,seguroquetambiénleafectó.
“LoshermanosKavanaghnosontrigolimpio,”continuó.“Mantente
alejadadeReece.”
Yo quería preguntarle por qué no eran trigo limpio, pero tuve la
sensación de que no quería discutirlo. “¿Qué harás si Reece consigue
derribarellugar?”
“No lo hará.” Sus ojos verdes chispearon llenos de vida y se puso
firme.“Esunabusónyyoodioalosabusones.Lucharécontraélacada
pasodelcamino.”
“¿Puedespermitirtehacereso?”
La llama se atenuó. Encogió un hombro. “Pediré prestado si tengo
quehacerlo.”
No me creía que el banco pudiera prestarle dinero a una artista sin
hogarparalucharcontraunaenormecorporación,peronolomencioné.
Ellaparecíadecididayyoqueríaquetuvieraéxito.LafelicidaddeBecky
dependíadequeCassieganaraysequedaraenlaciudad.GraciasaDiosel
cliente de Ellen también tenía interés en ver a Reece fracasar. Me sentía
mejorsabiendoqueotrapersonaestabacuidandodeCassieydesucasa,
aunque no podía imaginarme quien podía ser. Probablemente algún
empresariorivaldeReece.
LeapretéelbrazoaCassie.“Hazmesabersihayalgoqueyopueda
hacer.” Era una respuesta vacía porque ¿qué demonios podía hacer yo?
Ellamediolasgraciasdetodosmodosyluegosemarchóparareunirse
consusalumnos.
Losdiscursossesiguierondeunaodosburlassarcásticasacercade
la venta de la propiedad, y me maravillé de ver que Reece pudiera estar
allítanderechoeinmutablecomounpaloapesardeteneratodosenla
saladeseandoquesefuera.
Sin embargo, tan pronto como los discursos terminaron, le volví a
buscar.ÉlyAllyhabíandesaparecido.Conunsuspiromeabrícaminopor
el largo pasillo hacia el cuarto de baño. Las paredes blancas estaban
alineadas con pequeñas fotografías en blanco y negro, y las admiré
mientrascaminabadespacio.
Lavozdeunhombrellamómiatenciónymedetuve,levantandola
vista.EraReece.Debíadeestaralotroladodelaesquinaporqueaúnno
podíaverle.
“Aquíno,”dijocalladamente.“Alguiennosverá.”
“Quelovean.”EraAlly,suvozunaatracciónrastreraybabosa.No
podíaverlesperomelapodíaimaginarabrazándoseaReeceenunintento
deevitarquesealejara.
Oípasosyelinstintoentróenacción.Noqueríaquemevieran,así
queabrílapuertamáscercanayentré.Lahabitaciónerapequeñayparecía
ser usada para almacenaje. Olía ligeramente a productos químicos y a
productos de limpieza con aroma de limón. Estaba completamente al
cerrarlapuerta.
Escuché mientras los pasos se acercaban y las voces continuaban.
“Reece,cariño,notealejesdemí.Venga,hagamosesto.Aquí.Ahora.”
“No.”
“¿Por qué no? Nunca te ha detenido antes. Te encanta hacerlo en
lugarespúblicos.”
¡Estaba hablando de sexo! Torcí el gesto. Por favor, no entres aquí
parafollártelaenlaoscuridad.Opeor,queenciendanlaluzymevean.
“Estanocheno,”dijoél.“Noestoydehumor.”
“Venga, cariño, tú siempre estás de humor. ¿Qué te pasa
últimamente?”
“Nada. Éste no es ni el lugar ni el momento. Tenemos una cita
mañana.”
“Nunca me pusiste un horario,” arrulló Ally. “Solíamos hacerlo en
todaspartes,todoelrato.¿Teacuerdas?Vamos,aquí.”Elpicaportedela
puertatintineóyluegolapuertadelalmacénseabrió.
¡Joder!
“Tedijeque...”Sufrasesecortó.Melaimaginébesándole,ahogando
suprotesta.
Enelmomentosiguientelapuertaseabriódeparenparyentrarona
trompicones.Tuvelasensacióndequeestabatirandodeélhaciaella,pero
elrectángulodeluzseapagócuandocerraronlapuertadeunportazo.
Meescabullíhaciaatrás,metiéndomeenunpequeñohuecoentredos
estanterías.Micorazóngolpeabaconfuerza.Recéporquenomevieranu
oyeran.
“Estoesunerror,”dijoReece,sucalladaycalmadavozllenandoel
almacén.“Nodeberíamos.Noaquí.”
“¿Aquiénleimporta?”preguntóAlly.
“Nomeparecebien.”
“Nadielosabrá.Estamossólotúyyo.Mira,estoharáquecambiesde
idea.”
Oí un crujido de tejidos y a Ally contener la respiración. Me la
imaginé levantándose el vestido y colocando su mano sobre sus partes
femeninas. Puse los ojos en blanco ante su atrevida actitud, pero no oí a
Reeceprotestarmás.Parecíaqueeraigualquecualquierotrotíocuando
selepresentasexofácil.Lotomó.
Oí a continuación la abertura de una bragueta. Los pantalones de
Reeceprobablemente.Élgimió.
“Dios,erestansexy,”murmuróAlly.“Meencantatucuerpo.”
“Shhh,”susurróReece.“Nohables.”
“¿Porquéno?Tesolíagustarqueyohablara.”
“Quítate el vestido, déjate los zapatos. Si vamos a hacer esto,
hagámosloadecuadamente.”
“Sí,señor,”dijoellariéndose.
Entonceshubomáscrujidoderopasmientrasellasedeslizabafuera
desuajustadovestido.
“Tócame,”musitóella.“Mispechos.Chúpalos.”
“Túnodaslasórdenes,yolasdoy.Pontederodillas.”
“Pero...”
“Hazlo.”nohabíaelevadolavoz,perolaordeneraindiscutible.No
esperabaqueelladiscutieraconél.Ynolohizo.“Mmmm,”murmuróél.
Me la imaginé metiéndose su polla en la boca. Apuesto a que era
larga y gruesa. Una pequeña palpitación entre mis muslos me pilló por
sorpresa.Parecíaquelaparejanoeralaúnicadisfrutandodeesto.Nunca
antes había espiado a gente teniendo sexo, nunca había sido una mirona,
aunqueparecíaqueeraalgoquemepodríagustar,perosóloensecretoy
enmissueños.¿Hacíaesounsueñoqueseconvertíaenrealidad?
“Para,”dijoél.
Ella soltó un pequeño suspiro y me la imaginé levantándose en la
oscuridad. Su voz lo confirmó. “Ahí,” murmuró ella. “Dios, sí, Reece,
tócameahí.”
El calor crecía en el almacén. Una gota de sudor cayó por la cara
internademismuslos.Exceptoquenoerasudor.Erayo.Estabahúmeda
porlossonidosdesexoqueestabansucediendoasólounosmetrosdemí
enlaoscuridad.
“Tómame,”susurróAlly.“Tómameahora.”
Entonceshubounpequeñogolpecontralapuerta–suespaldaquizás
– seguido por el rítmico slap slap de carne contra carne. Lo estaban
haciendo justo allí delante de mí y yo no podía estar más caliente. Ojalá
pudieraverles–verle–perotendríaquepermanecercomounmomento
de privacidad y secreto. Lo reviviría más tarde cuando estuviera sola en
mipropiacama.
Aunqueestabaincómodaestrujadaentrelasestanterías,nomeatrevía
a moverme. La incomodidad fue pronto abrumada por el calor que me
recorría y los sonidos de sexo llenando el pequeño espacio. Los sentía
cerca,comosipudieraalargarlamanoytocarsuscuerposdesnudos.Sus
respiracionesseconvirtieronenmirespiración.Sucaloreramicalor.Su
deseoflotabaamialrededoryeracasidolorosonopodertocarme.
Su respiración se aceleró, luego llegó un gruñido de Reece y un
pequeñogritodeAlly.
Sehabíaacabado.Nadiehabló,peroalguien–creoqueReece–dejó
escapar un largo suspiro, como si no pudiera creer lo que acababa de
hacer.
“Ponte la ropa y sal,” dijo de forma brusca. “Estaré allí en un
minuto.”
El susurro de la ropa fue seguido de una risita de Ally. “Bésame,”
dijoella.
“No.”Lapuertaseabrió,dejandoentrarunapequeñacantidaddeluz.
Meestabadandolaespalda,sugranfiguraescudándolademivista,oamí
deladeella.
Micorazóngolpeabadentrodemipechoymicerebroeraunturbio
lío de pensamientos a medio formar y demasiadas emociones. Mis
terminaciones nerviosas tintineaban por el calor y el deseo que aún me
recorrían.
AllyseescabullófuerasindecirpalabrayReececerrólapuertade
nuevo.Permanecióenelalmacén.Conmigo.
“¿Hasdisfrutado?”preguntó.
CAPÍTULO3
––––––––
Nadapuedeprepararteparaquetepillenenlamismahabitaciónconuna
parejapracticandosexo.Queríaqueelsuelometragase,oquizásvomitar.
Muysofisticado,Cleo.
No había nada sofisticado en la situación en la que me había
encontrado.Eracompletaytotalmentehumillante.Sóloteníaquerecordar
queeramáshumillanteparaReecequeparamí.Quizás.
Porunmomentopenséquesisimplementemequedabaallí,estrujada
entrelasestanterías,sinmoverme,élpensaríaquesehabíaimaginadomi
presenciayseiría.Peronolohizo.
Encendiólaluz.
Parpadeéantelarepentinaclaridadymeencogíaúnmáshaciaatrás.
Cuando mis ojos se ajustaron, me atreví a mirar a la cara a Reece
Kavanaghparacalibrarsureacciónantelararasituación.
Maladecisión.Élnoestabasonriendoysombrasoscurasacechaban
enesosojossinalma.Suscejassejuntaronysecruzódebrazossobreel
pecho. Su chaqueta y corbata yacían sobre una estantería cercana y sus
músculos resaltaban dentro de su camisa. El físico del hombre era tan
impresionante e intimidante como su expresión. Estaba de pie entre la
puertayyo;unimpenetrablemurodepuroacero.
“Yo...yo...eh,losiento,”dijecontantafrialdadcomopudereunir,la
cualeramuypoca.“Vineaquíbuscando...”Miréalrededoralcontenidode
las estanterías. “Papel higiénico.” Hice una mueca de dolor. ¿Eso era lo
mejorquesemeocurría?
“¿Enlaoscuridad?”
Mierda.Horaderetirarseymarcharseconlapocadignidadqueme
quedaba.Parecíainjustoqueyofueralaavergonzada,cuandoaéllehabía
pilladoconlospantalonesbajados.
Diunpasohaciadelante,fuerademiescondite,peroélnosemovió.
“Nohasrespondidoamipregunta,”dijo.
“¿Eh?Oh,bueno,sí.Estababuscandoaoscuras.Estúpido,losé.”Me
encogídehombros.
Élaúnnosemovió.“Miotrapregunta.”
“¿La otra pregunta?” De verdad que no podía acordarme. Mi mente
estabahechapapilla.¿Quédemoniosmehabíapreguntado?
“¿Hasdisfrutadodelespectáculo?”
Demonios.¿Porquénopodíafingirquenadahabíaocurrido?Esoes
lo que la gente normal hacía. Él podía dejarme salir con una sonrisa
avergonzadayungestotorpe.Yoprometeríanocontárseloanadieytodo
iríabien.
Peronoibabien.Erararo,yyoaúnestabaterriblementecaliente,mi
pielresbaladizaenlugaresincómodos.“Um...”Nohayrespuestasensataa
esapregunta.Simplementenolahay.“Hasido...”
“¿Interesante?”apuntó.
“Supongo.”
“¿Agradable?”Seinclinóhaciaatráscontraelmarcodelapuertay
cruzó los tobillos perezosamente. Con sus párpados medio cerrados,
parecía menos peligroso y más divertido ante mi incomodidad. Maldito
sea.
“Ésanoeslapalabraqueyousaría,”dije.
“¿Teparecióexcitante?”
Tragué saliva ruidosamente y bajé la vista a mis zapatos. “Yo... eh...
supongo.”Aclarémigargantaymeacerquéunpasomás.Élnosehizoa
un lado. El pánico revoloteaba en mi pecho, pero me negaba a que
floreciese.Nocreíaestarenpeligroconestehombre,perosifueraéseel
caso,¿porquénomedejabasalir?“Perdone,Mr.Kavanagh,megustaría
irmeahora.”
“Llámame Reece. Creo que deberíamos tutearnos después de lo que
acabamosdecompartir.”
“Nohemoscompartidonada.”Finalmenteestabarecuperandoalgode
sentido común y una pizca de dignidad. Podía hacer esto. Podía estar
concentrada y fingir estar ofendida en vez de excitada sexualmente. “He
oídoundesafortunadoincidenteentretúytunovia.”
“Ellanoesminovia.”
“Tuasistenteentonces.”
Élsimplementegruñó.“Parecequepensamosdeformaparecida.”
“¿Sobrequé?”
“Esto. Lo que has presenciado. Fue un desafortunado incidente y no
debería haber sucedido.” Descruzó los brazos y recogió su chaqueta.
“¿Quéquieres?”
Fruncíelceño.“¿Quéquieresdecir?”
Metiólamanoenelbolsillodelachaquetaysacóunfajodebilletes.
Contóalgunosbilletesymelostendió.“¿Cien?”
“¡Noquierotudinero!”
“¿Quieres jugar duro? No te habría tomado nunca por una
estafadora.”Metendiómásdinero.“¿Dos?”
“¡No!Mr.Kav...Reece.Noquierotudinero.Simeestáspagandopara
mantenermecalladasobreesto,olvídalo.Nohabloconperiódicosocon
columnistas de cotilleos. No me importa con quien follas o sales o te
comesunahamburguesa.Noesasuntomío;noesnecesarioqueelresto
delmundotambiénlosepa.Notepreocupes.Nolevenderétuhistoriaa
nadie.”
Hizo una pausa, con los billetes en la mano. “No creí que fueras el
tipodemujerquedicefollar.”
“Y yo no creía que fueras un tío que tiene sexo en cuartos de
almacenaje.”
Él se rió y devolvió los billetes a su chaqueta. “Normalmente no lo
hago.PerosentíaqueledebíaaAllyunaúltimavezantesdedespedirla,y
ésta iba a ser nuestra única oportunidad, así que...” Se encogió de
hombros. Justo así explicó el encuentro. Ni siquiera sonó pervertido
cuandolodijo.Nisiquieraparecíaunhombreenamorado,oencelo.Sus
mejillas no estaban ruborizadas, ni había calor delator en sus ojos. Él
hablósobreAllyysuencuentrocomosifuerasólootrarondadegolf.
“¿Sabes?Sivasaplantaraunamujer,nodeberíastenersexoconella
poradelantado,”dije.
“¿Deverdad?”Hizohumph.“Quizásseaporesoporloquetodasmis
exnoviasmeodian.”
“Podría ser,” dije. “O podría ser porque siguen enamoradas de ti
cuandorompesconellas.”
“¿Quiéndicequeyorompoconellas?”
“Sólounacorazonada.”
Entrecerrólosojosysealejódelapuerta.Ahorapodíamarcharmesi
quisiera.Mequedé.
“Detodosmodos,Allynuncahasidominovia.”
“Oh. Vale.” Levanté las manos como rendición. “La relación que
tengasconellanoesasuntomío.”
“No,” murmuró. “No lo es.” Dio un paso hacia delante hasta que
estuvo a tan sólo unos centímetros de mí. Era alto, imponente, y podía
sentir su calor irradiando a través del espacio entre nosotros. Me
observaba por debajo de sus pestañas bajadas. “Gracias por el consejo
sobrerupturasysexo.Lotendréencuentalapróximavez.”Suvozerauna
notagravebajaymelódicaquevibrabapormipiel.
Traguésalivaconesfuerzo.“Nohaydequé.”Deberíairme.Debería
deslizarme junto a él mientras estaba así inclinado y huir. Pero estaba
clavadaalsuelo,miszapatospesadosytorpes.Siintentaramoverme,me
caería.Asíquemequedéallíbajosuintensamiradaybajosuhechizo.
Élalargósumano,colocándolacercademioreja.Podíaolerelsutil
picantedesucoloniayunaromamásbásicoqueerapuramasculinidad.
Seinclinóhaciadelante,sucaracerca.Nocreoquefueraabesarme.
¡Ibaabesarme!
“Toma,” murmuró. Su aliento rozó mi frente; su voz volvió locos
missentidos.“Noteolvidesdeesto.”
“¿Hmm?”¿Quéestabadiciendo?¿Quéestabadiciendoyo?¿Porqué
nomeestababesando?
Éldiounpasoatrásyviloquemeestabadando.Unrollodepapel
higiénico. Lo había cogido de la estantería detrás de mí. Una sonrisa
traviesa rondaba sus labios y la travesura bailaba en esos ojos. Cogí el
rolloypasérápidojuntoaél,micaraencendida,milenguatrabada,ymi
estómagorevuelto.
Surisotadamesiguiópasilloabajohastaelcuartodebaño.
***
Para cuando salí del cuarto de baño, los alumnos y los empleados de la
galería estaban recogiendo los cuadros y los invitados se habían ido.
Reece y Ally no estaban por ninguna parte. Solté un suspiro, no muy
segura de si debía estar aliviada de no tener que ver su sonrisa burlona
otra vez, o frustrada porque había echado a perder mi oportunidad de
trabajarconmiobjetivo.Tambiénhabíaotraemoción,cocinándosejusto
pordebajodelasotras.Unaqueyonoqueríareconocer.Decepcióndeque
nuncalevolveríaaver,denotenernuncalaoportunidaddeestartancerca
deélcomolohabíaestadoenelalmacén.
“Nopuedocreerqueellalotrajera,”dijoCassie.Estabahablandocon
Becky y con otros alumnos mientras quitaban los cuadros de la
exposición.“Allyconocenuestrahistoriayloqueéltienepensadohacer,
yaúnasílehatraído.”
“¿Quiénesella?”preguntóBecky.
“Fuimosalcolegiojuntas.Solíamosseríntimasperonosseparamos
en nuestro último año.” Sacudió la cabeza y sus rojos rizos rebotaron.
“Gustarle a los tíos más atractivos se convirtió en algo más importante
quesusamistades.”
“¿Entoncesporquélainvitaste?”
“Ellamismamepidióunainvitación.Yonolahabíavistodesdehace
más de un año; entonces contactó conmigo a través de la dirección de
email del estudio y preguntó si podía asistir con una cita. Me dijo que
queríaponersealdíayrecuperarlaamistadconsusviejasamigas.”Sus
hombros se derrumbaron un poco y sus labios se aplanaron. “Debería
habersabidoquetodoeramentira.”
“TalvezReecelaanimó,”intervine.Cassiememiró,unpequeñomal
gestoconectabansuscejas.“Ellatrabajaparaél,”dije.“Quizásdescubrió
suconexióncontigoylaobligóaconseguirunainvitación.”
“Tal vez,” dijo Cassie. “no iba a darle a él una invitación si la
pidiera.”
Leapretéelbrazo.“Yodiríaqueélestápreparadoparaluchar.Pero
haescogidoalamujerequivocadacontralaqueenfrentarse.”
Cassie me dedicó una débil sonrisa. “Gracias. Pero no estoy segura
depoderganar.Nopuedopermitirmeunbuenabogado.Nisiquierapuedo
permitirmeunomalo.”
“¿Hay alguien que pueda ayudarte?” Yo estaba pensando en el
misteriosocliente.AlguienhabíacontratadoaEllenparadeteneraReece
dederribarlacasadeCassie.Aunquepodíasimplementeserelcasodeun
rival de negocios queriendo sabotear al Grupo Financiero RK, también
podríaserunamigoquequisierapermaneceranónimo.
“No,” dijo Cassie enfáticamente. Se alejó, sólo para estrellarse
contraunabrazodeBecky.
“¿Y si no ganas?” preguntó Becky, sus enormes ojos llenos de
lágrimas.“¿Esésteelfindelestudio?”
“¿Deverdadtevasamarchar?”intervinounodelosalumnos.
CassiediopalmaditasenlaespaldadeBeckyyluegosealejódeella.
Sostuvoamihermanaenunbrazodedistancia.“Nodiscutamoselfuturo
hasta que sepamos si podemos parar a Kavanagh. No me voy a ir sin
pelear.”
Nolohabíadicho,perotodosoímosel‘pero’ensuvoz.
Perosifracasomeiré.
***
Becky despotricaba y criticaba lo cruel que era Reece Kavanagh durante
todo el camino hasta casa y siguió haciéndolo la mañana siguiente.
Después de desahogarse conmigo durante el desayuno, se retiró a su
habitaciónyderramósusemocionesenunlienzoconcoloresoscurosy
furiosos.Meescapéfuera,aljardín,parallamaraEllen.
Nosotrasvivimosenlamismacasadetreshabitacionesquehabíamos
heredado de nuestros padres. Era una casa de ladrillo crema de clase
media en un suburbio de clase media. Nuestros vecinos eran
principalmente cincuentones con el síndrome del nido vacío, con casas
que parecían la misma que la nuestra y jardines con rosas, azaleas, y
camelias. Me gustaba. Era mi hogar y siempre lo había sido. Becky lo
encontrabaaburridoyqueríamudarsemáscercadelcentrodelaciudado
alossuburbiosdelabahía,dondesusamigassereuníanencafésohacían
footingalolargodelacosta.Peronopodíamospermitirnoselmudarnos
a otra cosa que fuera lo suficientemente grande para nosotras dos.
Además,nopodíasoportardejarlacasadondehabíacrecido.Todavíano.
Measegurédequelapuertatraseraestuvieracerradaymesentéenel
banco de piedra que papá había situado bajo un gran árbol al fondo del
jardín. Una gardenia florecía cerca, su embriagador aroma era un
reconfortanterecuerdodelamanoparalajardineríaqueteníamimadre.
Marqué el número de Ellen en mi móvil. Ella descolgó al primer
timbrazo.
“¿Cómo fue?” preguntó. No un ‘¿Cómo estás, Cleo?’ o ‘¿No hace
calorhoy?’Directaalgrano.
“Fueundesastre.Túmedijistequenoteníaasistente.”
Supausafueleve,peroestabaallí.“Ellanodurarámucho.”
“¿Losabías?¿Porquénomelodijiste?”
“Porquesehabráidoantesdeterminarlasemana.”
“¿Cómopuedeserposiblequesepaseso?”
“Espíasentodaspartes,¿recuerdas?”
Puse los ojos en blanco. La red de Ellen era aterradoramente
eficiente.
“Nomepongaslosojosenblanco,”dijoconunasonrisaenlavoz.
Casi dejé caer el teléfono. Miré alrededor pero estaba sola. Eso
esperaba. “Muy graciosa.” Me levanté para comprobar la valla trasera
sóloporsiacaso.Nohabíanadieallí.
LarisaroncadeEllensepropagóporlalínea.“Notepreocupespor
su actual asistente. Va a romper con ella este fin de semana. Todo rastro
seráeliminadoparaellunesporlamañana.”
“¿Siempre mezcla los negocios con el placer? Tanto tú como él lo
hacéissonarcomoquesersuasistentetambiénsignificasersunovia.”
“Noviaesunapalabracargadadeimplicaciones.Tieneunsignificado
implícito que no concuerda con las mujeres de Reece. Ellas son más
compañeras de alcoba con el beneficio añadido de ser su cita cuando se
requiera.Perotienesrazón.Normalmenteseacuestaconsusasistentes.”
“¿Esesoloqueesperasquehagayo?¿Convertirmeensuasistentey
acostarmeconél?”
“Yonoteharíaeso,Cleo,ymeofendequepiensesqueloharía.”De
hechosonabaofendida,suvozsonandomásagudadelonormal.“Quiero
quetúseasladiferente,laúnicaquenoseacuestaconél.Levolveráloco
defrustraciónyesentoncescuandobajarálaguardia.”
NopodíaimaginarmevolviendoaReecelococondeseoacumulado.
Quizás un hombre viejo, calvo y gordo encontraría difícil saciar su
lujuriaenotraparte,peronoReece.Élpodíaacostarseencualquierparte
concualquiera.
“¿Hiciste algún progreso?” preguntó Ellen. “¿Cogió tu tarjeta de
visita?”
“Lacogió,perodudoquemellame.”
“¿Porquéno?Flirteasteconél,¿verdad?”
“Algoasí.”
“¿Creesquelecausasteimpresión?”
“Ohsí,estoyseguradequesí.Sóloquenolacorrecta.”
Otra ligera pausa en el otro extremo del teléfono. “¿Qué quieres
decir?”
De ningún modo le iba a contar lo que había presenciado en ese
almacén. No sólo le había hecho una promesa a Reece, sino que se
reflejaríatanmalenmícomoenél.NoqueríaqueEllenpensaraqueyo
eraunapervertidaqueespiabaalagentemientraspracticabansexo.“Sólo
digamos que probablemente no me llamará. Lo siento, Ellen. La he
fastidiado esta vez. Simplemente no estoy acostumbrada a tipos como
Reece Kavanagh. Es demasiado...” Suspiré, luchando por encontrar las
palabras para describir lo fuera de mi alcance que Reece estaba. “Es
demasiado.”
“Tonterías.Túeresexactamenteloqueélnecesita.Sóloqueélaúnno
losabeporquenoteconocelosuficientementebien.”
“Creoqueesmejorqueconsigasaotrachicaparaestetrabajo.”
Oí tamborileo de fondo, pero no estaba segura de si eran sus uñas
sobreunataza,lamesa,oelteclado.“Yaveremos.Siélnotehallamado
de aquí al lunes, necesitaremos hacer algo drástico.” Ella colgó,
dejándomeconfundidasobrequémedidasibaatomar.
Aspiréelaromadelasgardeniashastamispulmones.Consuertela
próximavezquellame,metengauntrabajodiferentepreparado.Sólose
me paga cuando un objetivo me contrata, no cuando yo fracasaba.
Necesitaba el dinero. Mis ahorros habían disminuido hasta los últimos
cientos de dólares y la deuda de la tarjeta de crédito iba creciendo. Era
duromanteneradospersonas,pagarlasclasesdeartedeBecky,ypagar
el préstamo que cubría sus facturas médicas. Ellen ya me había dado un
aumento de sueldo hacía seis meses cuando se lo pregunté, y no podía
pedírselootravez.QuizáserahoradesugeriraBeckyqueconsiguieraun
trabajoatiempoparcial.
Cadavezquepensabaenteneresaconversación,meacobardaba.Ella
aún estaba demasiado frágil. Se cansaba fácilmente. Su arte era lo único
queledevolvíalavida.Nohabíamaneraparaquelidiaracontrabajaren
un escritorio todo el día o sirviendo cervezas por la noche. Esa sería su
ideadelinfierno.
Suspiréyestuveapuntodevolveradentrocuandomiteléfonosonó.
Lapantallamostraba“NúmeroPrivado”,asíquenoeraEllen.Contesté.
“Cleoalhabla.”
“¿Hasescuchadomomentosíntimosdealguienúltimamente?”
Dejécaerelteléfonoenmiregazoylomiréfijamente.Nocabíaduda
dequeeralaprofundavozdeReece.Inclusosinolehubieradadolapista
dequiénera,habríaconocidoesavozencualquierparte.
“¿Tehesorprendidootravez?”leoídecir.
Cogí el teléfono e intenté calmar mis nervios con unas cuantas
respiracionesprofundasantesderesponder.“Estullamadadeteléfonolo
que me ha sorprendido. No estaba esperando que fueras a continuar con
nuestraconversación.”
“¿Porquéno?”
“Yo...eh...penséquehabíacausadounapobreimpresión.”
“Entonces te equivocaste. Me prometiste que no le dirías a nadie lo
quehabíapasadoenelalmacén,yhastaahoranolohashecho.Heestado
al teléfono toda la mañana con mis contactos de los medios y no hay ni
rastro de algún rumor circulando. Lo único que ha aparecido es mi
asistenciaalagalería.Tú,CleoDenny,hasmantenidotupalabra.Esoes
raro.Quierocontratarte.”
Mibocaseabriódeasombroymipulsoseaceleró.“¿Cómoqué?”
solté, las palabras de Ellen aún resonando en mis oídos – ‘normalmente
duermeconsusasistentes’.
“Como mi AP, mi asistente personal. ¿No es eso para lo que estás
cualificada? ¿O quieres que te contrate como otra cosa?” El significado
implícito hizo que mi piel cosquilleara y se tensara. Su voz rica y
profundameestabaderritiendo.
“APestábien,”dijealegremente,fingiendonotenerniideadeloque
quería decir. “¿Pero quieres contratarme sin siquiera oír mis
cualificaciones?”
“¿Puedesmanejarunordenador?”
“Sí.”
“¿Puedescontestarelteléfonoytomarmensajes?”
“Sí.”
“¿Eresorganizada?”
“Mucho.”
“Esoessuficienteparamí.Enresumidascuentas,Cleo,conozcoala
gente. Puedo juzgarlas muy rápidamente. Tú me pareciste eficiente,
centrada, y divertida. En mi opinión, la gente divertida es inteligente y
aprende rápido. También has demostrado ser de fiar. Eso es más que
suficienteparamí.”
La ironía de todo eso no se me escapaba. Él me estaba contratando
porque sentía que podía fiarse de mí, y aún así Ellen me empleaba para
traicionarle.“Tengoreferencias,”dije.Ylastenía.Legítimas.Ningunode
misobjetivossabíaqueyohabíaayudadoaquesusnegociosfracasarany
todos me habían dado buenas referencias después de dejar su empleo.
Muchos me habían pedido que me quedara después de que mi contrato
hubierasidocompletado,peroyosiempremenegaba.Yolesdecíaqueme
gustabatenertrabajostemporales.Laverdaderaquenopodíaaceptarsus
ofertasydejardetrabajarparaEllen.Habíasidobuenaconmigo,perono
sólo me quedaba con ella por lealtad. Solía rechazar los trabajos
permanentes porque no podía trabajar con gente a las que les había
mentidoyengañado.Nopodíamirarlesalacaratodoslosdíassabiendo
loquehabíahecho.Seríacomoesperaraqueunabombaexplotaraenmi
cara. Cuanto más me quedara, más oportunidades tendría de que me
descubrieran.
“Si te hace sentir mejor, puedes enviármelas por email.” Me dio su
dirección de email y luego la dirección de su oficina. “Espero que estés
allíalasochoellunesporlamañana.”
Así que realmente no quería ver mis referencias. “Claro,” me oí
decir.“Estaréallí.”
Élcolgóyyomiréfijamenteelteléfonoporloqueparecieronhoras.
ReeceKavanaghestaballenodesorpresas.Parecíaimposibledescifrarle.
Cada vez que pensaba que le entendía, hacía algo inesperado. Seguí
mirandofijamentemiteléfonohastaqueBeckymellamódesdeelporche
trasero. Saludé con la mano y luego entré. Sólo esperaba no estar tan
confusacuandoaparecieraellunesporlamañanaenelcuartelgeneraldel
GrupoFinancieroRK.Nopodíapermitirmebajarlaguardiaalrededorde
Reece.Nosiqueríamantenermissecretosparamí.
CAPÍTULO4
––––––––
Llevo los zapatos adecuados para mi primer día en el Grupo Financiero
RK, y una falda y blusa formales en frías sombras de gris. Mi pelo está
recogido en una alta y estirada coleta, intentando un look sexy y
sofisticado.PorelligerofulgorenlosojosdeReececuandomevio,creo
queloconseguí.
He sido dirigida hacia la planta ejecutiva por la recepcionista de
abajoysemedicequeespereaqueMr.Kavanaghsereúnaconmigoenel
vestíbulo adjunto a su oficina. No tuve que esperar. Él ya estaba allí
cuandolaspuertasdelascensorseabrieron.
“Llegastemprano,”dijosintansiquieracomprobarloensuRolex.Se
veía condenadamente sexy y sofisticado, también sin rastro de barba en
sus mandíbulas y sin un pelo fuera de sitio. Llevaba otro traje caro con
una elegante corbata amarilla y gemelos plateados sobresaliendo de las
mangasdelachaqueta.Noestabasonriendo.
“Nomegustallegartarde.”
Reece estaba de pie delante de una pared de cristal con su nombre.
Detrás de la pared había un área grande con un escritorio, una solitaria
palmeramustia,yalgodeartemodernosobrelasparedes.Undiván,dos
sillas,yunaestanteríabajaformabanelrestodelmobiliario.Laestantería
estabacontraunapareddemaderapulidajuntoaunapuertaquellevabaa
otraoficina.DebíadeserladeReece.
“Bienvenida,”dijo,abriendolapuertadecristalpormí.“Puestoque
hasllegadotemprano,tienestiempo.”
“¿Tiempoparaqué?”
“Parahacermeunatazadecaféantesdemiprimerareunión.”
Dejémibolsosobreelescritorioymiréalrededor.“¿Dóndeestála
cocina?”
“Detrásdeesapared.”Tocóunpanelyesperómientrassedeslizaba
silenciosamente para revelar una cocina pequeña. “Sólo, uno de azúcar.
Hazteunotútambién.”
Vaya,gracias.
Medejóantesdequepudierahacermáspreguntas,cerrandolapuerta
desuoficinaconunfirmeclic.Rápidamenteevaluémiestacióndetrabajo.
Había una contraseña estaba escrita con un garabato infantil y
desordenado en un post-it pegado al monitor, y el material de oficina
estaba colocado ordenadamente en los cajones. Un juego de llaves
descansabasobreuncuadernoyunglobodenieveaguantabaunmontón
de papeles en una bandeja. Dentro de la esfera había un oso polar, un
bosquedeabetosdetrásdeél.Erabarato;eltipodecosaquetecostaríaun
par de dólares en una tienda para turistas. Me preguntaba si había
pertenecido a Ally y si lo había dejado atrás a propósito o no. Parecía
fueradelugarenmediodelabrillantemaderapulidadelescritorioylos
carosmuebles.
Me puse a hacer el café y luego llamé a la puerta de Reece. Él la
abrió,elteléfonomóvilensuoreja,ymehizoseñasdequeentrara.Dejé
latazasobresuescritorioyestabaapuntodemarcharmecuandoélcolgó.
“Espera,”dijo,cogiendolataza.“Nollameslapróximavez.Siestoy
al teléfono y no puedo contestar, podrías estar esperando allí durante
horas.Además,nohaynecesidaddeformalidadentrenosotros.”¿Erami
imaginaciónosuvozacababadebajarunanota?
“¿Hayalgoquepuedahacerportiantesdequeempiecetureunión?”
Tomó un sorbo y luego posó la taza. “Coge tu cuaderno y un
bolígrafoparatomarnotas.¿Escribesentaquigrafía?”
“Porsupuesto.”
Asintióconaprobación.“Estaránaquíenunminuto.”
Entendíesocomoun“Dateprisa”yregreséamiescritorio.Conseguí
hacerme un café y volver a entrar en su oficina justo cuando su primer
ejecutivoentraba.
Pronto aprendí que la mayoría de los empleados sénior del Grupo
Financiero RK tenían menos de cuarenta años, como Reece. No todos
llevaban trajes caros. Uno no llevaba corbata y tenía las mangas de su
camisaenrolladashaciaarriba,yotrollevabavaqueros.Meguiñóunojo
cuandoentró.
“AsíquetúereslaúltimavíctimadeReece,”dijoconunamueca.
Ledevolvílasonrisa.“Temporalmente.”
“¿Sí?Nomeextrañaquetehayacontratado.”
No sabía lo que quería decir, pero me reí con él hasta que pillé la
glacialmiradadeReeceporelrabillodelojo.
“Gente, ésta es Cleo Denny. Cleo, estos son mis empleados más
fiables.Aprenderássusnombresconformeavancemos.”
Paraqueluegodiganquemequeríahacersentircómoda.Parecíaque
seestabaesforzandoenhacermesentircomounaextraña.Podíalidiarcon
eso.Yoeraunaextraña,yplaneabaenseguirasíporloqueconcerníaal
restodeempleados.
“SoyAustin,”dijoeltipodelosvaqueros,tendiéndomelamano.
Selaestreché.“Encantadadeconocerle,”susurromientrasmesiento.
La reunión fue corta y directa al grano. Consistía en cada hombre
informandosobresudepartamentoycontestandoalaspreguntasdeReece.
Incluso el alegre Austin habló con una sensata precisión. Resultó que
estabaalcargodetodoslossistemasinformáticos.
Nofuehastadespuésdequelareuniónhubieraterminadocuandome
di cuenta de que no había mujeres en el grupo sénior. Intenté no sacar
muchas conclusiones de eso mientras me preparaba para trabajar
mecanografiandolasnotasyfamiliarizándomeconlasbasesdedatos,los
archivos,ylosproyectosactuales.Allyhabíadejadolosarchivosconun
poco de lío, y había algunos huecos en los registros de la base de datos
queyoqueríacerrar.Hicealgunosobjetivosacorto,medio,ylargoplazo
parahacerquetodoestuvieraorganizado.
Después de comer, cuando Reece hubo desaparecido para otra
reunión,busquétodoloquepudeencontrarsobrelacasadeCassie.Estaba
amitaddeleerelcontratodeventacuandounamujerdemásomenosmi
edadentróatravésdelapuertadecristal.
“Hola,” dijo asintiendo con la cabeza, lo que hizo que su oscuro
flequillocayerasobresusojos.“¿EstáReece?”
“No.¿Puedoayudarte?”
“Claroquesí.”Ellasesentóenelbordedelasillaalotroladodemi
escritorioyseinclinóhaciadelante.“Parasersincera,mealegraqueno
esté aquí.” Ella lanzó una mirada a la puerta de su oficina como si
esperasequeélsaliera.“Meponenerviosa.”
Yaéramosdos.“SoyCleo,”dije,tendiéndolemimano.
Ellapareciósorprendidaalprincipio,luegocogiómimano.“Jenny.
Soy la asistente del director de marketing. Mi jefe me ha enviado aquí a
buscar información. Bueno, en realidad, él no me ha enviado;
simplementedecidísubir.Queríaconocerte.”
“Gracias.Mealegraquelohicieras.”
Jennysonrió.Teníaunosdientesgrandesdentrodeunaampliaboca
que parecía extenderse de oreja a oreja cuando sonreía. Sus suaves ojos
marrones bailaban alegremente mientras miraba mi cara, mi ropa, y mi
pelo.“Noeressutipohabitual,”dijo.
“¿QuieresdecirquenomeparezcoennadaaAlly?”
“Precisamente.”
“Metomaréesocomouncumplido.”
Ella se rió, una profunda carcajada que hizo que su gran pecho se
sacudieradebajodesublusa.“Creoquemevasagustar.”
Me incliné hacia delante sobre el escritorio y bajé la voz. “Dime lo
quesepassobreMr.Kavanagh.”
Ellamededicóunamiradavacía.“Todoloquehayquesabersobre
Mr.Kavanaghlopuedesleerenlosperiódicos.Esaburridoperocierto.Su
vida amorosa es un libro abierto, como creo que ya sabes, y su vida
laboralestáenlaspáginasdenegociosparaquetodoelmundolalea.”
Asentí. “Sí, pero cuéntame sobre él. Dime cosas que no pueda
encontrarleyendolosperiódicosolosblogsdesociedad.”
Derepentesereclinóhaciaatrásensusillaylanzósusmanosalaire.
“¡SóloDioslosabe!Casinoveasusempleados,exceptoalosejecutivos.
Todo lo que te puedo decir es que es demasiado guapo para su propio
bien. Las mujeres se lanzan a sus pies y a él no le importa un carajo. A
menosqueseasmodelo,olvídate.Noestáinteresado.”
“Esomedescarta,”dijeriéndome.
“Yamí.”Ellasuspiró.“Laúnicagentequerealmenteleconoceessu
familia.”
“LosKavanagh,”musité.“Sonunafamiliagrande,¿verdad?Creoque
loheleídoenalgunaparte.”
“Ajá.RicoscomoMidastambién.Lamayoríaviveríoabajo,perono
enlamismacasa.”
“Ahorameacuerdo.¿NosecompróReeceunaviejacasaporallí?”
“Sí.”
“¿Vaavivirenella?”
“La va a derribar. Lo sabrás todo sobre eso pronto. Es su proyecto
númerouno,oesoledijoamijefe.Noestoyseguradecómoafectaráasu
familia, pero no creo que le importe mucho. Hay rumores de que casi
nuncavaporelrío.Aparentementeodiaesazona.”
“¿Hatenidoalgunariñaconsufamilia?”
Ella se encogió de hombros. “Todo lo que sé es que nuestro Mr.
Kavanagh vive en un ático en la ciudad. No estoy segura de dónde
exactamente.Seguardaesoparasímismo,comotantasotrascosas.”
“¿Quéotrascosas?”
“Comoadóndedemoniosvacadajuevesporlatarde,llueva,truene,
ohagacalor.”
Fuiacomprobarsuagendaonline,peroJennysacudiólacabeza.
“No te molestes. No está ahí. Ninguna de sus AP puedo descubrir a
dondeiba.Nadie,incluidassus...am...favoritas.”Ellameguiñóunojoyse
pusodepie.“Tengoqueirme.Hazmesabersinecesitasalgo.Miextensión
esdos-uno-nueve.”
Estaba a punto de marcharse cuando me acordé de algo y la llamé.
Me reuní con ella en el vestíbulo cerca del ascensor. “¿Sabes por qué se
fue Ally? ¿Hizo algo mal personal o profesionalmente? Sólo quiero
saberlo para no cometer el mismo error,” dije con un encogimiento de
hombros.
“Buenaidea.”Jennysuccionósulabioyluegolodejóescaparconun
pop. “Por lo que sé, se volvió demasiado pegajosa. Supongo que
clasificaríasesocomoerrorpersonal.”
“¿Demasiadopegajosa?¿Cómoquequeríamásdeél?”
“Queríaunarelaciónconél.Últimamentebajabahastamiescritorioy
se quejaba de que la trataba como sólo a una empleada y no como a su
novia.”
“Yaveo.”
“De todos modos ella no era realmente su novia. Él nunca la había
llamadoasí.SihubierasabidoqueéldormíacontodassusAPsantesde
meterseensucama,probablementesehabríaahorradoquelerompieran
elcorazónysólohabríatenidoalgodediversión.”
“Pobre Ally.” Ahora sabía por qué la mujer se había pegado como
unalapaaReeceenlagalería.Seguroqueyahabíasentidoqueélseestaba
alejando y quería agarrarse a él todo el tiempo que fuera posible. No
podíaculparla.Siyotuvierauntíoasí,tambiénquerríaconservarle.
“Notepreocupes,élnoseacostarácontigo.”Seencogiódehombros.
“Comohedicho,noparecessutipo.Losiento.”
“Notedisculpes.”Mereíparaesconderelnudodedecepciónenmis
entrañas. “Espero romper el ciclo y ser sólo su AP.” Era extraño como
Jenny creía que yo no era su tipo, y yo tampoco, y aún así Ellen estaba
convencidadeello.QuizáshabíaentendidomalaReece.
El ascensor hizo ding y Reece salió. Jenny se quitó de su camino y
murmuró,“Buenastardes,Mr.Kavanagh.”
Éllasaludóconlacabeza.“Buenastardes,Jenny.Cleo,necesitolos
últimosinformesfinancierossobrelaurbanizaciónDoveton.”
Entróporlapuertadecristal.Jennysemetióenelascensoryarticuló
Buenasuerte.
Yo articulé Gracias y regresé a mi escritorio. Reece había visto la
puertadesuoficinaabierta.Busquéentrelosarchivoseimprimílosque
pidióyselosllevé.
Me hizo un gesto para que me sentara sin levantar la vista de su
monitor.Mesentéyesperéconlasmanosenmiregazo.
Cuandoterminódeleer,sereclinóhaciaatrássincogerlosinformes.
“¿Tehasinstalado?”
“Sí,gracias.”
“Veoquehasconocidoaalgunosempleados.”
“Jennyesmuyamable.Todoelmundohasidoservicial.”
“Poniéndotealdíaconloscotilleos,sinduda.”
¿Eraotraprueba?Decidíserhonesta.TeníalasensacióndequeReece
era un hombre al que le gustaba la sinceridad en sus empleados. “De
hecho,sí,perotristementeparecequeocurrenmuypocascosasqueyano
seandeconocimientopúblico.”
Seinclinóhaciadelante,suscodossobreelescritorio,ymeatravesó
con esa helada mirada suya. “¿Ah sí? Dime, Cleo, ¿quieres preguntarme
algo?”
“Sí,”admití.Nomesentiríaintimidadaporestehombre.
“Adelante.Pregúntamealgo.”
“¿Adóndevaslosjuevesporlatarde?”
Élparpadeódespacio.Luegoseechóareír.“¿Esoesloquequieres
saber?”
Asentí.
“¿Noquieressaberaquiéntengoprevistacomomipróximacita,por
ejemplo?Ésepareceserelcotilleodejour.”
“Estoyseguradequemeenteraréensudebidomomento.Elconsenso
alrededordelaoficinapareceserquenoseréyo.”Noestabaseguradesi
loestabadiciendoenvozaltaparaconvencerleaéloamí.
Suspárpadosbajaron.Subocaformóunalínea.“¿Yporquétodoel
mundo pensaría eso cuando todas las pruebas apuntan a lo contrario?
Tengoreputacióndedormirconmisasistentes.”
Oh cielos. Su voz ahumada tenía una forma de desnudar unas
defensas que yo creía sólidas. “No soy tu tipo. Demasiado directora de
colegioynosuficientemodelo.”
Su ceja izquierda se levantó. “¿Ah sí? Yo estaba colado por mi
profesora de quinto, así que no subestimes el efecto. ¿Sabes? Te pareces
muchoaella,sóloquenollevasgafas.Pelocastañolargo,guapa,esbelta
peroconcurvasentodosloslugarescorrectos.”
Meretorcí,peromeneguéabajarlamirada.Noseríaderrotadapor
suintensidadosudeseo.Peroesonosignificabaquenosintieraeltirón
derespuestaentremismuslos.Cogílospapelesyselostendíatravésde
lamesa.“Dejemostansólounacosaclaraantesdequeeldíatermine.No
mevoyaacostarcontigo,Reece.”
Élsimplementemededicóunasonrisatorcida,comosisupieraalgo
diferente.Gilipollas.“Supongoquenohasconsideradollevargafas.”
Solté los papeles y aterrizaron suavemente sobre el escritorio,
delantedeél.“¿Puedohacerteotrapregunta?”
Laluzbailabaensusojos.“Adelante.”
“¿Sabías que yo estaba en el almacén antes de hacerle el amor a
Ally?”
Laluzensusojosseapagó.¿Estabaavergonzadopormipregunta?
Esperaba que sí, porque me sentía casi demasiado incómoda para
preguntar. Pero parte de mí tenía que saberlo. No entendía por qué.
“Después,” dijo sin mirarme a los ojos. “Si hubiera sabido que estabas
allí, habría parado.” Recogió los papeles, aún evitando mi mirada, pero
entonces los dejó sobre la mesa otra vez. “Puesto que estamos haciendo
preguntaspersonales,tengounaparati.”
“Adelante.Peronovoyarespondernadaqueseademasiadopersonal.
Mantengamosnuestrarelaciónenunplanoprofesional,¿vale?”
“Éstanodeberíaserdemasiadopersonal,peronopuedoprometerte
esodefuturaspreguntas.”
“Ynopuedoprometerquelascontestaré.”
“Nomehagascuriosear.Nomegustaespiaramisempleados.”
Maldición.¿Meespiaría?Traguésaliva.“Sólohaztupregunta.”
“¿Causará problemas tu conexión con la propiedad en Serendipity
Bend?”
Me detuve por un segundo, pensando mi respuesta. “Ninguno que
puedaprever.”
“¿Nosepondráfuriosatuhermana?”
“Mihermananosabequetrabajoparatiynuncalosabrá.Estetrabajo
es sólo temporal y no hay diferencia si trabajo para ti o no; tú aún
continuaráscontusplanes.”
“¿Quétehacedecireso?”
“Porquehayrumoresdequeeresunhijodeputasincorazónynote
importará quien te pida que no derribes esa casa. Lo harás de todos
modos.”
Élsoltóunarisaronca.“Almenoseressincera.Pocaspersonaspor
aquíloson.¿Notedamiedoperdertutrabajo?”
“Soy una trabajadora temporal, Reece. Empiezo y termino trabajos
todoeltiempo.Encontraréotro.”
“Claro que sí. Pero ningún jefe será tan bueno para trabajar como
yo.”
Gilipollasarrogante.Mecoloquéunasonrisa.“Hablandodeeso,aún
nohefirmadoelcontrato.¿Conquiéndeberíahablarparaelpapeleo?”
“Déjameloamí.”
“Pero me gustaría solucionarlo pronto, antes de que los dos nos
pongamosdemasiadocómodos.”
“Demasiado tarde. Ya estoy cómodo. Has tomado notas en mis
reuniones,hechoplanesparasolucionarloserroresdeAlly,einclusohas
regado la planta.” Ante mis cejas levantadas, me dedicó una sonrisa
traviesa. “Husmeé alrededor de tu zona de trabajo mientras estabas
almorzando.”
“Esonoesmuyjusto.”
“Yo no juego limpio, Cleo. Soy un hijo de puta sin corazón,
¿recuerdas?”
Me puse de pie bruscamente y le clavé mi mirada más seria. Podía
hacertodoloquequisieraparaintentarintimidarmeocontrolarme,olo
quefueraqueestuvieraintentandohacer,peronofuncionaría.Enesencia,
yo no trabajaba para él, yo trabajaba para Ellen y estaba empleada para
detener su proyecto de Serendipity Bend antes de que las excavadoras
aparecieran.Haceresoeramuchomásimportantequejugarsusjuegos.
“Deja mi contrato de trabajo sobre mi mesa por la mañana,” dije y
mefuiofendidahacialapuerta.
De algún modo él llegó primero. Bloqueó la puerta con su
formidablecuerpo.Estartancercadeéleracomoestarenelbordedeun
agujero negro. Toda mi bravuconería se esfumó por su cautivadora
presencia. La mujer en mí sólo quería alargar la mano y tocar sus
abdominalesdebajodesucamisa.Perononostocamos,sólonosmiramos
fijamente.Recéporquenopudieraverlaansiedadenmisojos.
“Túnomedasórdenes,”dijoconunavozbajaqueretumbabadesde
lasprofundidadesdesupecho.“¿Lohasentendido?”
Asentí remilgadamente. “Por supuesto. Como su empleada, nunca
soñaríaenhacerunacosasemejante.¿Ayudaríasidijeraporfavor?”
Parecíainsegurodecómoreaccionarantemidulcegiro.Sumirada
se suavizó y bajó el brazo. “Puedes traerme otro café antes de que te
marcheshoy.”
“Nodeberíasbebertantocafé.Esmaloparati.”Levantélasmanosen
rendición. “Pero no soñaría en decirte qué hacer. Es tu salud.” Bajé las
pestañas, buscando esa sexy expresión que él había perfeccionado. “Tu
cuerpo.”
Paséporsuladorozándole,conteniendoelalientoconlaesperanza
dequesinorespirabasuaroma,nomeafectaría.Error.Miinteriordioun
vuelco cuando mi brazo tocó el suyo. Puede que hubiera ropa entre
nosotros, pero sentí la sacudida de conciencia de mi cuerpo con tanta
seguridadcomounrelámpago.
No miré atrás para ver si él también lo había sentido. Me apresuré
hacia la pequeña cocina y le hice un café. Se lo llevé pero no levantó la
vista de sus papeles. Dejé la oficina, cerré la puerta, y me instalé en mi
escritorio.Eranlascincopasadas,peronoplaneéenmarcharmeaún.No
sólo tenía un montón de trabajo de Reece que hacer, sino que también
necesitabaseguirlastécnicasdeEllenparacongraciarme.Esosignificaba
trabajarextraduro,másduroquecualquierAPquehubieratenidoantes.
LlaméaBeckyylehicesaberquenollegaríaacasaparacenar.Elladijo
queharíaalgoqueyopudieracalentarmástarde.Estabaacostumbradaa
queyonollegaraacasahastalastantas.
Tres horas más tarde, Reece emergió de su oficina. Se estaba
frotandolacaraconunamano,asíquenomeviodirectamente.Mequedé
sinaliento.Elbreveinstanteenqueélpensabaqueestabasolomedijomás
sobre Reece Kavanagh que cualquier otra cosa hasta ahora. Estaba
cansado,sí,perotambiénatormentado.Laformaenquebajólacabezay
suspirocomoungemidoeraunsignosegurodequeteníaalgoenmente.
Deseépoderaliviarsupresión.
Elmomentodevulnerabilidadsehizoañicoscuandoretirósumano
y me vio. Ambos nos miramos fijamente, ninguno habló. Intenté buscar
algo que decir y fracasé. Ni siquiera pude esbozar una sonrisa. La
necesidad de tomar su cara entre mis manos y eliminar las sombras con
mispulgareserasobrecogedora.
Clavémisdedosenelcuerodemiasiento.
“Aúnestásaquí,”dijodébilmente.
Asentí.“Haymuchascosasquehacer.”
Le dio una pequeña sacudida a su cabeza y a sus hombros como si
estuvieradesentendiéndosedesusproblemas.Lassombrasqueacechaban
en sus ojos se desvanecieron, reemplazadas por la familiar frialdad que
parecía envolverle cuando necesitaba ser el gran jefe malo. “Es tarde,
Cleo.Veteacasa.”
“Enunminuto.Sóloquieroterminardemirarestashojasdecálculo.”
“¿Intentandoimpresionarme?”
“No. Intentando averiguar por qué te gastaste tanto en servidores el
añopasadoytusistemasiguetanlento.”
Fruncióelceño.“¿Quéquieresdecir?”
“¿No crees que es lento? He trabajado en diferentes empresas,
algunas mayores que ésta, y sus sistemas funcionan de manera más
eficiente.”
“Austinmedicequeessólolanaturalezadelatecnologíaestosdías.
Nuestra compañía está hambrienta de información y todos esos datos
requieren más y más espacio. Él afirma haber comprado los mejores
servidoresqueeldineropuedecomprar.”
“Eso es lo que dice aquí en las hojas de cálculo.” Asentí hacia el
monitoryéldiolavueltaparacolocarsedetrásdemí.Pudesentirsucalor
e intensidad, pero no me tocó. Intenté concentrarme en la tarea que nos
ocupaba. “Reconozco ésta marca de hardware, y Austin tiene razón, son
losmejores.DeberíansercapacesdemanejarlasbasesdedatosdeRKsin
problemas. Otros lugares en los que he trabajado han instalado estos
mismosservidoresyestántanhambrientosdedatos,omás,queRK.”
“Abrelosformulariosdepedidos,”dijo.
“He estado intentándolo, pero están protegidos con contraseña.” Le
enseñéunoparademostrarlo.
Élgolpeóelrespaldodemisilla.“¿Quiénprotegeconcontraseñaun
formulariodepedidos?”
“Alguienconalgoqueocultar.”
“Hay una forma fácil de comprobar esto,” dijo, caminando hacia la
puertaquellevabahaciaelascensor.“Vamos.”
Corrítrasélynosmetimosenelascensorjuntosybajamoshastala
segundaplanta,hogardeldepartamentodeTecnologíadelaInformación.
Aún había un tío trabajando, un chico con pinta de empollón con más
granosquepecas.
“¡Mr.Kavanagh!”gritóalvernos.“¿Puedoayudarle,señor?”
“ÉstaesmiAP,Cleo,”dijoReece.“¿Cuálestunombre?”
“Tad.”
“Tad,llévamealasaladelservidor.”
Tad saltó desde su escritorio y tecleó un código en el teclado de la
pareddetrássuya.Lapuertadelasaladelservidorseabrióconunclicy
nos vimos enfrentados a una corriente de aire frío y el zumbido de
procesadores.
Reeceseñalóelnombredeunodelosservidores.“¿Ésaesunabuena
marca?”lepreguntóaTad.
“Los servidores no son realmente mi área,” dijo el chico. “Yo soy
másdesoftware.”
“¿Sabessiesunabuenamarcaono?”
Tadtragósalivayasintiórápidamente.“Unodelosmejores.”
Reecememiróconlascejaslevantadas.
“Mira el número de modelo,” le dije. “¿Es un buen modelo?” le
preguntéaTad.
Tad empujó sus gafas hacia arriba y comprobó el número. “Ahora
tiene unos cuantos años ya, y sólo se debería utilizar para pequeñas o
mediascargasdedatos.MesorprendeunpocoqueAustinaúnlostenga.
Quizásesporesoquehayamosestadoteniendoproblemasdevelocidad.”
“Gracias,”dijoReece.
Salimosdelasaladelservidoryvolvimosasubiralnivelejecutivo.
“Recogetuscosas,tevoyallevaracasa.Hablaremosporelcamino.”No
sonabacomosiquisieraqueyolecuestionase.Sonabafurioso.
Apaguéelordenadorycogímibolso.“Nonecesitoquemelleves,”
dijemientrasvolvíamosalascensor.
“Novasacogerunautobúsdevueltaacasaaestashorasdelanoche
túsola.”
“¿Cómosabíasquenovineconduciendo?”
Sumiradaencontrólamía.“Simplementelosé.”
No estaba segura de qué pensar. No quería que me llevara a casa,
dondeBeckypodríavermesalirdesucoche,peromegustabalaideade
pasarmástiempoconél,aúncuandoparecíaestarenunaterradormodo
intenso. Al final, la necesidad del secretismo ganó. Ésa soy yo, siempre
sensata.
“Cogeréelautobús,”dije.
Respiró hondo y miró al cielo. “Bien, si no te quieres subir a un
cocheconmigo,déjamequetepagueuntaxi.”
“Pero...”
“Novasacogerelautobúsahora.Estaráoscuropronto.”Laspuertas
seabrieronysalimosalvestíbulo.Nohabíanadieporallí.
“Siinsistes.”
“Insisto.Mañanapuedesvenirencocheyaparcarabajo.”
Sacudílacabeza.“Nopuedo.Mihermanaavecesnecesitaelcoche.”
“¿Ellanotieneunopropio?”
“No.”Sólopodíamospermitirnosuno.
Salimos a la cálida noche. Una ligera brisa despeinó mi pelo,
impregnándosedeloshumosdelaciudad.Elsolsehabíahundidodetrás
delosaltosedificiosquehabíadetrásdenosotros,sufulgorreflejadoen
lospanelesdecristalmásaltosdelrascacielosdeenfrente.Laspartesmás
bajasdelacalleestabanenvueltasensombras.
Reecebuscóuntaxi.“¿Cómosabíastodaesainformaciónsobrelos
servidores?”preguntó.
“He trabajado en una variedad de compañías. Una tenía el mismo
problemaquetú–unsistemalento,aparentementeelequipomásreciente,
yunempleadocorrupto.Aprendímuchoallí.”
Un taxi se detuvo y él abrió la puerta por mí. “Gracias, Cleo,” dijo
suavemente.“Mealegrahabertecontratado.”
Estaba a punto de decir algo improvisado para relajar el momento,
perotanprontocomomimiradaconectóconlasuya,todalaligerezase
desvaneció. No había coqueteo en sus ojos, ni burla, sólo auténtica
admiración. Hizo que mi corazón se detuviera dentro de mi pecho. Yo
estabacaminodeconvertirmeenparteinestimabledelGrupoFinanciero
RK, y no podía estar más complacida. Y más preocupada. Me gustaba
cuandomemirabaasí.Podríaacostumbrarmeaeso.
“¿QuéharásconAustin?”pregunté.
“Despedirle.”
“¿Sindejarqueseexplique?”
“¿Qué explicación puede inventarse para lo que ha hecho? No es la
pérdida de dinero lo que me molesta, es el engaño. Pensé que era un
amigo. Fui a su boda, por amor de Dios. Aparentemente esa amistad no
significabanada.”
Asentí levemente y me subí al asiento trasero del taxi, mi sangre
bombeandocalienteyespesaatravésdemisvenas.Ledimidirecciónal
taxista y no intenté detener a Reece cuando le pagó por adelantado. No
pudemirarle.Nomeatrevíadejarquememirasealosojos.Silohiciera,
sabríaqueyotambiénleestabaengañando.
CAPÍTULO5
––––––––
Trabajéhastatardecadanochedeesasemanaydelasiguiente,ytambién
me llevaba trabajo a casa los fines de semana. Becky se quejaba de que
apenasmeveíaya,peroledijequenecesitabacausarunabuenaimpresión.
“¿Es agradable tu jefe?” preguntó ella una noche mientras yo
calentabaelarrozconpolloquehabíacocinadoellaantes.
“Estábien.”
“¿Cuál es el nombre de la compañía? No creo que me lo hayas
dicho.”
“Es una corporación financiera. Ellos compran y venden
propiedades,acciones,negocios...esetipodecosas.”
“Suenaaburrido.”
Mereí,aliviadadequeellanosehubieradadocuentademifaltade
respuestadirecta.“Enrealidadesbastanteinteresante.”
“Sólo me alegro de que te guste, Cleo. Odiaría que estuvieras
haciendotodoesetrabajoporalgoquedetestas.”Elmicroondaspitóyella
sacóelplato,peronolosoltócuandolocogí.Ellaexaminómicara.“No
te quedarías en un trabajo que odias sólo por el dinero, ¿verdad? Me lo
diríassiestuviéramosteniendoproblemasfinancieros,¿no?”
“Porsupuesto.”
Ellasoltóelplatoysesentóenuntabureteanteelbanco.“Megustael
trabajo.” Eso al menos no era una mentira. “Me han dado un montón de
flexibilidad para trabajar a mi ritmo.” Reece me había dejado en gran
partequemelasapañarasola,algoqueagradecía.Significabaquepodía
husmear y descubrir todo lo que pudiera sobre el proyecto Serendipity
Bend. Hasta ahora he aprendido muy poco. Él tenía planos preliminares
dibujados para un hotel con encanto en el lugar, y a un contratista
preparadoparaempezarcuandoquieraquelosplanesfueranaprobados.
Nohabíanadaengañosoporloquepodíaver.Nohabíapresionespor
acelerarlosplanes,locualnormalmenteindicabaquesehabíarealizado
un pago secreto al departamento de urbanismo, y la venta había sido
directa.ÉllehabíapagadoalhermanodeCassieunmontóndedineropor
lacasa,asíquenisiquierapodíaafirmarqueReecelehubieraforzadoa
vender.
Loquemeresultabararoeraqueestabajustoalladodelacasadesus
padresdondeélmismohabíacrecido.Seguramenteellosnoquerríanque
su hijo construyera un hotel tan cerca de su hogar familiar. Aunque sus
tierras eran lo suficientemente extensas como para que cualquier tipo de
desarrollo no ocultara la casa y sus terrenos inmediatos, hundiría el
vecindario.LosricosdetodalavidaquevivíanenTheBendnoquerrían
unamonstruosidadmodernaenmediodeellos.
Un día le preguntaría a Reece qué pensaba su familia, pero todavía
no.Porloqueaéllerespectaba,yonosabíadondehabíasidocriado.
“¿Cómo está Cassie?” pregunté. “¿Ha hecho algún progreso para
detenerlosplanesdeReeceKavanagh?”
Beckyapoyóloscodossobreelbancodelacocina,unvasodeagua
fríaenlamano.“No.Élnoledevuelvelasllamadas.”
Fruncí el ceño. Yo no le había pasado ninguna llamada de Cassie.
Debióhabermarcadosuteléfonomóviluotronúmeroprivado.Ellahabía
admitidoqueseconocían,yparecíaquehabíancrecidocomovecinos,así
quenoerasorprendentequenohubieracontactadoconélpormediodela
oficina.
“Noloentiendo,”dijoBeckyconunasacudidadelacabeza.“Cassie
dijoquenuncahabíasidotangilipollas,peroquehacambiado.”
“¿Quélehacambiado?”
“Nolodijo,perocreoquelosabe.”
“Secretos,” musité, cogiendo más arroz con mi tenedor. “Todo el
mundolostiene.”
***
“Hasestadotrabajandoduro,”dijoReecemitercerjuevesporlamañana
enRK.Sesentóenlaesquinademiescritorio,susbrazoscruzadossobre
su pecho. Se había quitado la corbata y la chaqueta, y tenía las mangas
enrolladas hasta el codo. Todas sus reuniones habían terminado ya y su
agenda estaba libre para el resto de la tarde, como cada jueves. Él había
dejado claro cuando yo empecé que nunca se podía organizar nada para
losjuevesdespuésdelauna.“Temerecesundescanso.”
Le miré cuidadosamente. Parecía demasiado alegre. “No vas a
hacermeunirmeatienunarondadepaintballcorporativo,¿verdad?”
Élserió.“No,perolotendréencuenta.”
Yo también me reí. Reece parecía haberse relajado un poco en los
últimos días. Había despedido a Austin la mañana después de que
hubiéramos descubierto su engaño, y estuvo amargado por ello más de
una semana. Sintió la traición profundamente y yo me di cuenta del
cambio en la forma en la que trataba a todos sus empleados desde ese
momento. Ya no bromeaba con ellos o les preguntaba por sus familias.
Manteníaladistanciacontodoelmundo.
Contodoelmundoexceptoconmigo.
Cuanto más les alejaba, más me acercaba a mí. Me preguntaba por
Becky, pero yo le contaba lo menos posible. Mantenía sus problemas de
salud para mí. Él nunca preguntaba sobre mis padres y yo nunca los
mencioné. Quería desesperadamente descubrir cosas sobre su pasado,
pero no quería parecer demasiado interesada. De vez en cuando hablaba
cariñosamente sobre sus hermanos, pero el tema de sus padres nunca
surgió.Porloqueseveía,nolesvisitabayyonorecibíningunallamada
de ellos para él. Por supuesto su familia tendría sus números privados,
pero aún así su silencio sobre el tema me tenía intrigada. Puede que
presumadesuscitasenpúblico,perotodolodemásestababienescondido
ensupecho,incluyendoloquehacíalosjuevesporlatarde.
Sin embargo, hablábamos de política y economía, de libros y
películas, asuntos actuales e historia. Nuestras conversaciones iban de lo
profundo a lo frívolo. Trabajábamos largas horas, a veces en el mismo
escritorio,mirandoelmismomonitor.Suconocimientodelosnegociosy
delasfinanzaseraimpresionanteyyomesentíacomopezfueradelagua,
peroélmedemostrócomohabíallegadoaesasconclusionespasoapaso.
Despaciomefuihaciendocargodemásactividadesinternasydiariasdela
organización para que fuera libre de hacer lo que mejor sabía hacer –
ganardineroparasusaccionistas.
Nunca había estado tan sincronizada con mis jefes antes. Con
ninguno. Era la perfecta colaboración. Es por eso que me asustaba
muchísimo.
¿Quépodríahacersidescubríaquelehabíaestadomintiendo?
Peronopodíapensarasí.Ningunodemisotrosjefeshabíaconocido
miengañoyeraimprobablequeReeceloconsiguiera.Tanprontocomo
yodescubrieraalgoparafrustrarsusplanesdeSerendipityypasárseloa
Ellen,terminaríamicontratoafirmandoqueerahoradeseguiradelante,y
dejaríamiempleodiscretamente.
Mientras tanto, tenía que mantener mi sentido común intacto y mis
hormonasaraya.Meibabienconloprimero,peronoconloúltimo.Mis
hormonas saltaban cada vez que se rozaba contra mí. Él nunca volvió a
mencionarelacostarseconmigo,perotengolaimpresióndequenosele
habíaolvidadolapromesadequesiempredormíaconsusasistentes.Lo
hacíaimposibledeolvidar.Estabaensusojoscuandomemiraba,yestaba
definitivamente presente cada vez que nos tocamos accidentalmente. Era
sólounamanoaquíounbrazoallí,peroelcontactosiemprehacíaquemi
corazónlatieramásfuerteyquemisangreestuvieramáscaliente.
“¿Qué tipo de descanso tienes en mente?” pregunté. Quizás me
invitaraairconéladondequieraquefueralosjuevesporlatarde.
“He sido invitado a una fiesta de lanzamiento por el presidente
ejecutivo de una compañía en la que invierto. Van a lanzar una nueva
versióndesuteléfono.”
Me echo hacia atrás en mi asiento y parpadeo. “Quieres que sea tu
cita,”digosinemoción.
Se encogió de hombros. “Llámalo como quieras. Te estoy pidiendo
quemeacompañes.”
“Telodije,novoyaacostarmecontigo.”
“Nunca paso de la primera base en la primera cita,” dijo con ojos
chispeantes.
Sí, claro. Como que me lo iba a creer. Además, yo sabía lo del
lanzamientodelteléfono.Habíainclusovistolainvitacióncuandollegóa
miescritorio.Asistiránlosmediosylosdifamadoresqueobservanalos
tiposcorporativosdealtosvuelos.Todoelmundomeveríadelbrazode
Reeceyconcluiríanqueyoerasuúltimopolvo.No,gracias.Noeraloque
habíafirmado,yciertamentenoeraunabuenaideaporloquerespectabaa
Becky.Ellameodiaríasilodescubriera.
“Salir contigo no es mi idea de un descanso,” mentí. Una cita
tranquila,sinllamarlaatención,sonabamaravilloso,peronoledijeeso.
“Adiferenciadeti,yonomezcloeltrabajoconelplacer.”
Sus labios dibujaron una línea y miró hacia abajo al escritorio.
Después de un momento resopló y se puso de pie. “No hagas que te
despida,” dijo perezosamente mientras entraba en su oficina. “Eres
demasiadobuenaparaperderte.”
Miré fijamente su puerta cerrada. No estaba segura de cómo
interpretar ese comentario. Todo lo que sabía era que me había gustado
tenerle sentado en mi mesa, flirteando conmigo, y pidiéndome salir. Me
gustabamucho.Silascircunstanciasfuerandiferentes...
No. Debo olvidar ese tipo de charla. Las circunstancias no eran
distintas.Noteníasentidoanhelaralgoquenoeraparamí.Lostiposcomo
Reece Kavanagh rompían corazones. Ellos no querían relaciones largas,
sólo cortas. La prueba estaba en el documento que Ellen me había
enumerando a sus novias. Sus muchas, muchas novias. O mejor, citas.
Novia implicaba que a él le importaba. Dudaba que Reece se hubiera
preocupado por chicas como Ally. Su despreocupada despedida tras
follársela en el almacén lo demostraba. De ningún modo iba a permitir
quemehicieraesoamí.YonoeradiferenteaAlly,enresumidascuentas.
Odiaría tener a un hombre como Reece en mi cama sólo para perderle
despuésdeenamorarmecomounatonta.
***
Almorcé en mi mesa, como hacía a menudo. Estaba terminando el
bocadillocuandoélpasópormilado,maletínenmano.
“Te veo mañana, Cleo. No trabajes hasta muy tarde. Incluso tú
necesitasundescansodevezencuando.”
“¿Tienesplanesestatarde?”preguntéinocentemente.
“Sabesquesí.”
Le vi entrar en el ascensor y las puertas se cerraron. Tan pronto
comoestuvieronfirmementecerradas,saltéycogímibolso.Corrítrasél
ypulséelbotónhastaqueelsegundoascensorllegó.Digolpecitosconel
pie en el suelo y recibí extrañas miradas de todo el mundo mientras
bajábamos al nivel de la calle. Por suerte un taxi acababa de parar para
dejarbajaraalguien.Mesubíaélconmibolsoenmiregazoymirépor
elparabrisas.
“Espere,” le dije al conductor. La puerta del aparcamiento
subterráneo se deslizó hacia arriba y el brillante Jaguar negro de Reece
salió.“Sigaaesecoche.”
El conductor pisó el acelerador. Nos abrimos camino a través del
tráfico de la ciudad, manteniendo el deportivo Jaguar justo delante. Una
vezllegamosalaautopista,elconductortuvodificultadesparaseguirel
ritmo.Reecenosobrepasóellímitedevelocidad,peroesquivabacoches
comosiestuvierajugandoalSuperMario.
Condujimos durante treinta minutos, luego giramos hacia una
carretera más pequeña, y luego de nuevo a otra aún más pequeña. El
tráfico era ligero y me preocupaba que Reece pudiera vernos con
facilidad, pero él nunca redujo la marcha. La carretera se estrechó hasta
ser un solo carril con bastos bordes y ramas crecidas que golpeaban su
Jaguar.Finalmentegiramosenunacurvaypudeverqueestabafrenando
más adelante. Había otros dos coches aparcados cerca, ambos con dos
tablasdesurfatadasasustechos.Leordenéalchóferqueparara.
“Espéreme aquí,” dije, abriendo la puerta. “Estaré aquí unos
minutos.”
Caminéporelrestodelcamino,manteniéndomeenlassombras.Mis
taconessehundíanenlatierraarenosaylacálidabrisasaladahizoqueme
quitaselachaquetaajustada.Lasolasseestrellabancontralasrocasenla
distancia, pero no estábamos en ninguna playa que yo reconociera.
Dondequiera que estuviésemos, era en algún lugar donde poca gente se
aventuraba.
ObservédesdedetrásdeunarbustocomoReecesaludabaaalgunos
otros hombres. Me sorprendió ver que todos parecían similares. Todos
eran altos, bronceados, y más guapos de lo que cualquier hombre tenía
derechoaser.SabíasinningunadudaqueeranloshermanosdeReece.Sin
embargo, eran sólo tres, no cuatro, y no parecían estar esperando a que
llegase nadie más. Sacaron trajes de neopreno de sus maleteros y se
desnudaroncercadeloscoches.
¡Ala! Es posible que mis ojos se salieran de las órbitas. Tenía una
perfecta vista de la espectacular espalda y culo de Reece. Incluso a
distancia podía ver los fuertes músculos como cuerdas a través de sus
hombrosyquelebajabanporlaespalda.Sutraseroerafirmeeinvitabaa
morderlo;todoelpaqueteeraunasexymasculinaV.Entrecerrélosojos,
intentandovermejor,perosepusorápidamenteeltrajedeneoprenohasta
lacintura.Luegosegiróypudeadmirarlavistafrontal.
Era todo lo que sabía que sería. Tenía los abdominales de un atleta,
tododepresionesycrestas,yelpechodeunnadador.Nopodíadesviarla
vista.Estabacautivadaymuyposiblementebabeandotambién.
Derepentelosotrostreschicossealinearonasulado,todosconsus
trajes de neopreno abiertos hasta la cintura. Reece se giró hacia ellos y
dijoalgo.Losotrostresleignoraronymirandohaciamí,saludaronen
midirección.
Me escondí detrás del arbusto. ¡Me habían visto! Maldita sea. Eso
significabaqueReecesabíaqueyoestabaallítodoelrato.Miréentrelas
hojas y le vi empujar al hombre más cercano en el brazo. Los tres
hermanosseestabanriendo.Reeceno.Éllesdejómientrasdesatabanuna
tablaenunodelosotroscoches.Finalmenteseunieronaélyloscuatro
desaparecieronatravésdelosmatorralesmásalládeloscualespodíaoír
lasrodantesolasdelmar.
Queríaseguirlesymirar,perosabíaloqueeramejorparamí.Tenía
quesalirdeallíypensarenunaexcusaquepreservaramidignidad.Pero
no podía pensar en nada. Mi mente estaba en blanco. No, no en blanco.
Aúnestabavisualizandoelmejorculoquejamáshabíavisto,yelmejor
pecho,hombros,abdominales...
Suspiré. Ahora que había visto el paquete que había estado
rechazando todo este tiempo, estuve doblemente contenta de haber
rechazado ya su invitación para acompañarle la noche siguiente. De
ningunamanerapodíaresistirlafuerzadeReeceKavanaghsimevolvíaa
preguntarporque...bueno,simplementeyanoquería.
***
Lamañanasiguiente,unainvitaciónparalafiestadelanzamientoconmi
nombrereposabasobremiteclado.Lamiréfijamente,preguntándomesi
debería meter la pata y deshacerme de ella antes de que Reece la viera.
Pero Reece probablemente ya sabía que estaba allí. Él lo sabía todo,
malditasea.
La puerta se abrió y llenó el hueco. La sonrisa que me dedicó era
todotravesura.Élseñalólainvitaciónconlacabeza.“Odioperder.Pensé
quetehabríasdadocuentadeesoya.”
Almenosnohabíamencionadoqueporquéleseguíhastalaplaya.
Aún.Dejémibolsoyencendíelordenador.“Hascontactadoconalguieny
hashechoquemeenvíenesto.Esoesmalicia.”
“Prefiero la palabra ingenioso.” Entró en mi zona de la oficina y
parecióllenarlaconsupresencia.Pasójuntoamiescritorioypresionóel
paneldelaparedpararevelarlacocina.“Deesemodopuedesasistir,pero
noconmigo.Notienesqueservistaconmigosinoquieres.”
“¿Entoncesporquéquieresquevayaallí?”
“Paramástarde,”murmurómirándomeporencimadelhombro.Sus
fríosojosexaminaronmicara.
Traguésaliva.
“Y porque deberías estar allí,” dijo mientras se hacía un café. “Este
nuevoteléfonoesunimportantedesarrolloparaunacompañíaenlaque
RKinvierte,ytúeresunaparteimportantedeRK.”
Manoseélarígidatarjetacolorcremaypaséunauñasobrelasletras
negras.“¿Ysidigoqueno?”
“Noloharás,”dijo.
“¿Cómolosabes?”
“Porque te estoy ordenando que asistas. A menos que tengas algo
importante que hacer, tienes que venir. Además...” se giró con la taza de
caféenlamanoysereclinócontraelbanco.“...séquequieres.”
Cálmate,Cleo.“¿Quétehacedecireso?”
Susojosseencontraronconlosmíossobreelbordedelataza.Eran
ojos diabólicos, omniscientes, e insondables. “No finjas no estar
interesadaenvermásdemí.Ayerlodemostró.”
Micarasepusorojayquiseescondermebajolamesa,peronohabía
formadeescondersedeesosojos.Ellossemeclavabanymedesnudaban,
dejándomeindefensa.“Vibastantedetiayer,”dijesecamente.“Esoesmás
quesuficienteparamí,gracias.”
“¿Lo es?” dijo arrastrando las palabras, como si no se creyera una
palabra.“Yaloveremos.”
Giréhaciamiordenadorymeobliguéanoimplicarmeconél.Cada
vez que peleaba verbalmente con él parecía terminar mal. El hombre
siempretienelaúltimapalabrayconsigueloquequiere.
“Porcierto,aquelloseranmishermanos”dijo,dandolavueltahasta
lapartefrontaldemiescritorio.
“¿Lostres?”pregunté,fingiendoinocencia.
Asintió. “Tengo cuatro hermanos, pero Blake está desaparecido.”
Hablótansuavementequeolvidémipropósitodenomirarleylevantéla
vista. Estaba mirando fijamente su taza, con un triste gesto en su boca.
“Llevadesaparecidountiempo.”
“¿Nosabesdóndeestá?”
“Tenemos alguna idea. Es imposible esconderse de los Kavanagh
parasiempre.Peroélnuncasecomunicaconnosotros.”
“¿Porqué?”
“Esunalargahistoria.”
“Tengotiempo.”
Sus pestañas se cerraron y cuando se volvieron a abrir, la dureza
habíavueltoasusojos.Todorastrodevulnerabilidadhabíasidoborrado.
“No,notienes.Tenemostrabajoquehacer.Quieroavanzarlascosascon
elproyectoSerendipityBend.”
Yjustoasímedejófuera.Lapequeñaventanahaciasualmasecerró
tanrápidamentecomosehabíaabiertoyvolvióasuhabitualserformal.
Yo quería preguntarle más sobre sus hermanos; no sobre Blake, sino
sobrelosotrostres.MehabíanparecidotraviesosytandiferentesaReece
queeradifícilimaginarqueeranparientes.Mepreguntabasialgunavez
llegaríaaconocerles.
El duro clic de su puerta cerrándose me sacó de esa especie de
pensamientos. No quería conocer a la familia de Reece. No quería
acercarme al hombre. Prefería que su lado travieso y surfero
permanecieraescondido.Megustabademasiado.
CAPÍTULO6
––––––––
“Te ves increíble,” dijo Becky cuando hice una pirueta para enseñar mi
modelito. El vestido negro se levantó, revelando un montón de muslo.
Tendría que recordar no dar vueltas en la pista de baile. No es que yo
anticiparabailarenellanzamientodeunproducto.
“¿Estánbienestospendientes?”pregunté,tocandolosconservadores
aros de oro y diamantes. Papá se los había dado a nuestra madre por su
vigésimo aniversario de boda. Eran las joyas más caras que Becky y yo
poseíamos.
“Perfectos.”sesentósobremicama,suspiernasestiradasparaquela
húmeda laca de uñas de los dedos de sus pies no mancharan la colcha.
Había decidido pintarse las uñas del mismo rosa oscuro que yo. “Y me
gusta tu pelo así. Es un cambio de los estilos conservadores que has
llevadoúltimamente.”
Memiréenelespejo.Mipelohabíacrecido.Habíaestadodemasiado
ocupada como para cortarlo, pero me gustaba el rizo que Becky había
creadoconelrizadordepeloqueyonuncahabíasabidomanejar.
“Sevaaimpresionar,”dijoella.
Soltéungritoahogado.“¿Quién?”
“Cálmate,Cleo.Nosédequiéntehasencaprichado.Sólosupuseque
habríaalgúntíoenesacosaalquequieresimpresionar.”
“Oh.Vale.No,nadie.Sóloseránunpuñadodeviejos,calvos,gordos
hombresdenegocios.”
“Sí, claro. Tú no te esforzarías tanto si sólo fuera un puñado de
VCGs.” Ella soltó una risita. “Quienquiera que sea, querrá acostarse
contigotanprontocomotevea.”
Lamiréconfuriaenelreflejodelespejo.“Yonoquierodormircon
él.Connadie.”
Ellasólosonrió.
Memirédenuevo.Quizásdeberíaponermeunostaconesmásbajosy
quitarme algo de maquillaje. Y los rizos de mi pelo tenían que
desaparecer.Dehecho,sólotendríaquerecogermeelpelo.
Beckysaltódelacamaymesujetóporloshombros.“Conozcoesa
mirada,” le dijo a mi reflejo. “No cambies ni una sola cosa. Encajarás
genial.Hevistoestascosasenlosperiódicosytodaslasmujeresparecen
estrellasdecine,perotúlassuperarásatodas.”
Bufé.“Lodudo.”
“¡No me puedo creer que consiguieras una invitación! Eres tan
afortunada. Me encantan sus teléfonos. Supongo que no podrás
conseguirmeunonuevo.”
“Veréloquepuedohacer,peronoestoyallíparagorronear.”
“¿Entoncesquésentidotiene?”
“Representar a mi compañía ya que mi jefe no puede ir.” Le había
contado a Becky todo acerca del lanzamiento del teléfono, incluso
llegando tan lejos como para decirle que la compañía para la que yo
trabajabainvertíaenellos.Noledijeelnombredelacompañíayellano
preguntó. Había probablemente docenas de grandes inversores entre
bastidores y tampoco era que Becky supiera como descubrir esa
información de todos modos. Yo no corría peligro de ser descubierta
siempre y cuando no entrara o saliera con Reece Kavanagh. Dentro, las
únicas cámaras permitidas eran las oficiales y ésas no grabarían al
público,sóloelescenario.Yoestaríaasalvoallí.
Eltaxitocóelclaxonfuera.CogímibolsodemanoybeséaBecky
enlamejilla.“Nomeespereslevantada.”
“¡Pásatelobien!”gritómientrasmedirigíaalapuerta.“Envíameun
mensajesinovienesacasaestanoche.”
“¡Becky!”
***
Odiabalosactosgrandesdondenoconocíaanadie.Partedemísehabía
acostumbrado a ellos, habiendo sido invitada a unos cuantos por trabajo
enotraépoca.Perolaintrovertidaquehabíaenmíqueríadarselavueltae
irse a casa. Me obligué a quedarme y cogí una copa de champán de la
bandejadeuncamareroquepasaba.BusquéaReeceentrelamultitud,pero
yoerademasiadobajacomoparaversobrelascabezas,inclusoconmis
tacones.
Me abrí camino pasando junto a muchos hombres VCG que
conversabanconmujeresfloreroyconotrosVCGs,hastaquefinalmente
vilapartedeatrásdeunacabezaqueparecíafamiliar.Mejordos.Estaban
inclinadasenconversacióncercadeunacortinaaunladodelescenarioy
nomiraronhaciaatrásmientrasmeacercaba.Estabaseguradequeunade
ellas era Reece y la otra debía ser uno de sus hermanos. No demasiados
hombrestienenunfísicocomoloshombresKavanagh.
Estaba a punto de saludarle cuando oí al que no era Reece decir,
“Sobrelodeayer...”
Casimegiréjustoahíparaalejarme.Deningúnmodoqueríaveral
hombre que sabía que yo había seguido a Reece. Había sido bastante
humillanteenaquelmomentoynoqueríarevivirlo.
Pero la respuesta de Reece hizo que dejara de alejarme. “Se supone
que los jueves son para hacer surf, no para otras mierdas,” gruñó.
“Prometistenohablardenegocios.”
“Nonosdisteotraopción.Nohasestadorespondiendoalasllamadas
de nadie y es la única vez que podemos verte. Estamos acostumbrados a
quenovengasacasa,peronoalsilenciotelefónico.”
Así que era verdad que Reece nunca iba a casa. Me situé en ángulo
dentrodelacortinaparaestarescondidadesuvistasisegiraban,perolo
suficientemente cerca para escuchar. Desafortunadamente tampoco podía
verles.
“Noherespondidoavuestrasllamadasporquedecíslomismounay
otravez,”dijoReece.
El hermano suspiró. “Eso es porque se está acabando el tiempo.
Necesitasparareso,ahora,antesdequesenosvayadelasmanos.”
“Demasiadotarde.Sigueadelante.”
“Jesús,Reece,nolehagasesoaCass.Ellanoselomerecedespuésde
todoloquehasufrido.”
“No se trata de ella.” El deje de acero en la voz de Reece era
inconfundible. Muchos meros mortales recularían si él les hablara así,
peronosuhermano.
“Le afecta mucho,” dijo él, igualando el helado tono de Reece. “Si
abrieraslosojos,loverías.”
“¿TeolvidasdecómotratóaBlake?”
“¿Teolvidasdecómolaamaél?”
“Amaba,tiempopasado.”
“¿Estássegurodeeso?”Lesiguióunpesadosilencio.Melosimaginé
poniéndoseenguardia,quizásmirándosefijamenteconigualesojosazul
hielo. Finalmente, cuando me empezó a preocupar que se hubieran
marchado,elotroKavanaghdijo,“¿Aquiénestásbuscando?”
“Cleo.”
“Ah.Tupequeñacachorrita.”
Me enfurecí. ¿Cachorrita? ¿Qué demonios? Sólo porque seguí a
Reeceunaveznomeconvierteenunamalditacachorrita.
“¿Voyapoderconocerlaestanoche?”preguntóelhermano.
“Quizás.”
“¿Vasaacostarteconella?”
“Esonoesasuntotuyo.”
Elhermanoserió.“Susceptible.Nosuelesserasíenloqueserefiere
atusmujeres.”
Hubomássilencio.Estavezsealargómuchotiempo.Echéunvistazo
por el borde de la cortina y vi que habían desaparecido. Salí de mi
escondite y me moví hacia el centro de la sala justo cuando alguien
vestidoconunacamisainformalentróenelescenario.
“Ahíestás,”dijolavozespesacomolamieldeReececercadetrásde
mí.“Teheestadobuscando.”
“Heestadojustoaquí,”dijesingirarme.Podíasentirleenmiespalda,
sin tocarme, pero lo suficientemente cerca como para enviar escalofríos
pormipiel.
“Megustaesevestidoenti.”
“Gracias.”
“Mevaagustarmuchomáscuandoestésfueradeél.”
Ohcielos.Miresoluciónsederrumbóunpocomásencadapalabra
susurrada. De hecho, ni siquiera podía recordar por qué había decidido
resistirmeaél.Algosobrelamoralylosplanesacortoplazo...
Lamúsicasalíadelosruidososaltavocesyelpresentadorrecibióun
educado aplauso. Yo también aplaudí, pero no escuché nada de la
presentación. Los siguientes treinta minutos fueron un borrón. Yo era
conscientedeReeceamiespalda,ysóloReece.Eracomosiestuviéramos
sumergidos en una hermética y profunda burbuja bajo el agua. Sólo
nosotrosdos,sinnadieanuestroalrededor.
Finalmente la presentación terminó y la muchedumbre continuó
mezclándoseybebiendo.Lapartedivertidadelanocheestabaapuntode
comenzar. Me giré en redondo y pillé a Reece mirándome fijamente, su
caraunestudioenintensidad.Creíescucharcomoconteníaelaliento,pero
puedequemeequivocase.
“Ereshermosa,”murmuró.
Me ruboricé hasta la raíz de mi pelo. “Es el vestido,” musité,
moviendo mi copa vacía. “Y mi hermana me arregló el pelo.” ¿Podía
sonarmáscomounaidiota?
Él me quitó la copa de la mano y la cambió por una llena cuando
pasó un camarero. Me la tendió pero no la soltó. Nuestros dedos se
tocaron.Lacombinacióndelafríacopaysucálidapielcausóestragosen
missentidos,perounacosasabíaseguro:cadapartedemíeraconsciente
deél.Sóloél.Elrestodelamultitudpodíamuybiennoestarallí.Éramos
sólo nosotros dos, solos, tocándonos. Ni siquiera era suficiente para
satisfacerme.
“Quierollevarteacasa,Cleo.”Hizoqueminombresonaracomoun
destellodeluzdelunasobreelagua,suaveyetéreoymuyhermoso.
Debería haberle recordado que no iba a acostarme con él, pero me
fallólavoz.Milenguanoqueríarechazarloquemicuerpoquería.
“¡Kavanagh!” interrumpió el presentador, dándole una palmada a
Reeceenelhombro.“Teheestadobuscando.”
Los ojos de Reece brillaron momentáneamente de frustración, pero
rápidamente cambió su expresión y se giró hacia el hombre cuya
presentaciónmehabíaperdidograciasaReece.
“Davies,” le saludó Reece. “Buena puesta en escena. Va a ser otro
éxito.”
Davies sonrió. “Haré que te envíen una docena a tu oficina el lunes
porlamañana.”
“Amisempleadoslesgustaráeso.Cleorecibirádos.”Élmeincluyó
gentilmente en la conversación con una mano en mi codo. “Cleo es mi
nuevaAP.Cleo,tepresentoaJarrodDavies.”
Los ojos de Jarrod Davies se calentaron mientras me estudiaba.
“Encantado de conocerte, Cleo. Kavanagh es un hombre afortunado.” Se
inclinóhaciadelanteyguiñóunojo.“Sialgunaveztecansasdetrabajar
paraél,llámame.”
Erguílaespalda.Lafuriamenublólavista,unclarosignodemimal
genioenaumento.“SoylaAPdeMr.Kavanagh,”dijeentredientesconmi
mandíbulacerrada.
La mano de Reece apretó más mi codo. “Y una realmente buena,”
dijo.“Nosólohareorganizadolaoficina,sinoquemehahechoahorrar
dinero en un número de departamentos. No la ofendas, Davies.” La nota
amenazadoraquesecolabaatravésdesucalmadavozmedioescalofríos.
“Nopuedopermitirmeperderla.”
La lengua de Davies se asomó para pasarse por su labio inferior.
Asintió rápidamente. “¿Y qué pensáis de la presentación? ¿Necesitamos
másespectáculolapróximavez?¿Quizásmáschicasguapas?”
Me disculpé y me dirigí al cuarto de baño. Fui interceptada en mi
caminodevueltaporunhombrequeteníaqueserhermanodeReece.No
había visto su cara tan de cerca aún, pero el parecido con Reece era
indiscutible.Losrasgoseranlosmismosrasgosfuertesperodispuestosde
un modo un poco diferente, y aún así era devastadoramente guapo. Sus
ojosteníanuntonodiferentedeazulquelosdeReece.Eranmásoscuros,
comounocéanoprofundo,yaterradoramenteintensos.
“Tú debes de ser Cleo,” dijo, tendiéndome la mano. “Soy Ash
Kavanagh.ElhermanodeReece.”
Le estreché la mano. “Encantada de conocerte. ¿Dónde quedas en la
jerarquía?”
“Tercero,justoenelcentro.Justodebajodelosdosmásmandonesy
porencimadelosdosquesiempremontanbroncas.”
“¿Esoteconvierteenelpacificador?”
Pensó en eso un momento y después asintió. “Supongo que eso me
resume. Soy el que representa la línea familiar. Por eso estoy aquí esta
noche.”
“¿Quélíneadenegociossiguelafamilia?”
“La misma que Reece. Kavanagh Corporation es el accionista
mayoritarioenunpuñadodecosas.Papáseharetiradomásomenos,así
quemecorrespondedirigirloestosdías.”
Ahí estaba mi oportunidad de aprender más sobre Reece, pero
necesitabahacerloantesdequenosdescubriera.Sospechabaqueaélnole
gustaría que estuviera interrogando a su hermano sobre él. “¿Por qué
Reecehaidoensolitarioynosehaunidoalnegociofamiliar?”
“No ha estado mucho por aquí en los últimos años. Y Blake
tampoco.”Subocaformóunalíneaysombrasllenaronsusojos.Loque
fueraquelehubierapasadoaloshermanosleshabíaafectadoatodos.El
deseo de preguntar me mataba, pero no podía. Aún no. No quería
ahuyentarmiúnicafuentedeinformación.“Siendoelsiguientemásviejo,
el negocio cayó en mis manos. Estamos intentando hacer que mis
hermanos más jóvenes asuman más responsabilidades, pero están
demasiado ocupados yendo a fiestas. Hay demasiadas distracciones
cuandotienesveintitantos.”
Me reí. “Seguro que tú también debes estar en la veintena aún. Si
Reeceeselmayorysólotienetreintaytres,túdebestenertreintacomo
mucho.¿Amenosqueseasgemeloconelhermanonúmerodos?”
“No tengo ningún gemelo y tienes razón. Tengo treinta años. Pero
mantenerlapazpuedeenvejecerprematuramenteacualquiera.”
“Séloquequieresdecir,”dije.“Tengounahermanayhacerquesiga
elbuencaminopuedeserunactodeequilibrismo.”
“Reecedijoqueellaeramásjovenquetú.”
“¿Mehamencionado?”
Lascomisurasdesubocaselevantaronenunapequeñasonrisa.“Una
odosveces.”
Esapícarasonrisamerecordóalgo.“Deberíadisculparmeporlode
ayer,”dijeconunguiño.“MehabíaestadopreguntandoadondeibaReece
los jueves por la tarde y él no me lo quería decir. Supongo que la
curiosidadseapoderódemí.”
“¿Nunca te dijo que se reunía con nosotros?” Palideció. “Puede que
seareservado,peropenséqueyatehabríainformado.Mealegrasaberque
noestásenfadadapornuestrapequeñaescapada.Culpoalosdosfiesteros
poranimarnosaunirnosaellos.”
“Encuentro que culpar a los que montan bronca siempre funciona
también.Yporsupuestoquenoestoyenfadada.Semepresentaroncuatro
vistasmuyagradables.¿Porquéibaaestarenfadada?”
Élserió.“NomesorprendequelegustesaReece.Tienessentidodel
humor.Esuncambioagradabledesusotras...APs”.Seaclarólagarganta
ybajólamirada.
Casi ni noté su incomodidad. Las palabras ‘le gustas a Reece’ aún
estabanresonandoenmicerebro.
Ash miró por encima del hombro a la multitud. “Más vale que
vuelvasprontoconélovendráabuscarte.”
“No soy su cachorrita,” dije antes de poderme contener. Maldición.
Debería haber mantenido la boca cerrada. Ahora sabrá que les había
escuchadoantes,locualsóloconfirmabaqueyoseguíaaReeceporahí.
Poralgunarazón,noqueríaqueestehombrepensasequeerapatética.
“Claro. Lo siento.” Frunció el ceño y su mirada se volvió hacia el
puntodondeélyReecehabíanestadodepieantescercadelacortina.“Lo
sientodeverdad,Cleo.Ahoraqueteheconocidopuedoverquenoeres
unaaduladora.Tienesagallas.”
“Gracias. Eso creo.” Él aún parecía incómodo y genuinamente
compungido,asíquesonreíparademostrarlequenoestabaofendida.Sin
embargo, hablar con él había demostrado una cosa. Yo podía tener
agallas, pero necesitaba usarlas más en cuanto a Reece. No más seguirle
porahí.
“Tengootromotivoparahablarcontigo,”dijo,unavezmásmirando
por encima del hombro en busca de Reece. “Queremos que intentes
convenceraReeceparaquedejeaCassieysucasaenpaz.”
Ajá.Interesante.EmpecéapreguntarmesiAsholafamiliaKavanagh
eran los clientes secretos de Ellen, pero si ése fuera el caso Ash no me
estaríaproponiendoestoahora.ÉlsabríaqueEllenloteníabajocontrol.
“¿Nosotros?”repetí.
“Mishermanosyyo.”
“¿Tuspadresno?”
“Nuestros padres están...” Suspiró. “Nuestros padres se mantienen
lejos de nuestros negocios y de nuestras vidas. Ellos nos dejan cometer
nuestros propios errores y abrirnos camino hacia delante, o hacia atrás,
sin interferir. Ha resultado ser una educación interesante, supongo, pero
enmomentoscomoéstedesearíaquehicieranaReecesentarseyledieran
unacharla.”
“¿Nolevanadecircómosesienten?”
“Estánsegurosdequeélfinalmentetomaráladecisióncorrecta.”
Sonaba como si fueran de algún modo fríos y distantes. Mis padres
habían sido lo contrario. No les habría llamado entrometidos, pero sí
interesados. Había una diferencia. Parecía que Reece y sus hermanos
nuncahabíanaprendidoesadiferencia.
“¿Noestássegurodequetomaráladecisióncorrecta?”pregunté.
Él soltó un suspiro. “Quiero confiar. Joder, de verdad que quiero.
Pero se acaba el tiempo y no le veo flaquear. Parece tan decidido como
siempre.Haceañospodíasconfiarenquehicieralocorrecto.Ahorano.”
Reece también era frío y distante, al igual que sus padres. Tenía
sentido,considerandoquenohabíatenidomodeloscálidosyamorososen
suvida.
“No sé si eres consciente,” continuó Ash, “pero Reece está
acostumbradoaconseguirloquequiere.Quizástengaqueverconlode
serelmayordecinco.Siemprenoshadadoórdenes,siemprehaestadoen
control. Sólo Blake se enfrentó a él cuando éramos más jóvenes porque
eraelqueestabamáscercadeReeceentamañoporaquelentonces.Pero
Blakesehaido.”Soltóunsuspiro.“Éseesbásicamenteelproblema.”
“¿Qué quieres decir?” Estaba empezando a ver el vínculo entre
Reece, la ausencia de su hermano Blake, y Cassie, pero había algo que
faltaba.Algoimportantequesentíaestabalosuficientementecercacomo
paradescubrirlo,perodemasiadoresbaladizoparapillarlo.Esperabaque
Ashproporcionaralarespuesta,perosólosacudiólacabeza.
“EsossondemoniosqueReecedebecontar,noyo.”
Malditasea.“Quieroayudarte,Ash,¿peroquécreesquepodríahacer
paraquecambiaradeopinión?”
Seencogiódehombros.“Nolosé.Algunasvecessientoqueyanole
conozco.Nuncavieneacasa.Nohaestadoencasaporaños.”
“¿Nisiquieraparaveratuspadres?”
“No. Hoy en día espera que todos vayan a él. No creo que sea
enteramente su culpa. Esos demonios de los que he hablado le visitan a
menudoyaúnvivenenTheBend.”
Micorazónseablandó.Eracasiimposiblepensarqueelduroyfrío
Reece Kavanagh tenía demonios, y aún así tenía sentido. En varias
ocasioneslehabíavistoparecervulnerableysabíaquehabíaalgomásen
élapartedelduroygilipollastrabajador.Eracapazdesergenuinamente
felizcuandoalgolehacíagracia.Parecíaquequisieraenterrareseaspecto
desímismo.¿Paracomplacerasusricos,exitosos,ypocoemocionales
padres?¿Oporalgunaotrarazón?
El hecho de que sus padres fueran distantes arrojaba algo de luz
sobreporquénuncateníanovias,sólocompañerasdecama.Claramente
la intimidad le asustaba. No sabía cómo responder cuando alguien
mostrabaauténticoafectoyqueríamásdeél.Asíquelasalejaba,aligual
quealejabaasushermanos.
Ésaeramiteoríaylacreíacierta.Quizás.
“Tengoqueirme,”dijoAsh,alejándoseantesdequeyopudieradecir
nada.TardéunmomentoendarmecuentaquehabíavistoaReeceviniendo
hacianosotros.Lamultitudseapartabaparaélenproporcionesbíblicasy
avanzabahaciamítanarrogantementecomounleónalfa.
“¿Quéestabadiciendomihermano?”rugió.
Me mantuve firme. Ahora sabía un poco más acerca del tipo.
Escuchar el modo en que su hermano hablaba de él y de sus padres me
ayudóaobservarmásalládelaarroganciayveralauténticoReece.Pero
seguíasiendocondenadamentedifícilenfrentarseaélcuandoestabadeun
humortannegro.
“Seestabadisculpandoporavergonzarmeayer,”dije.
Estrechólamirada.“Siesoeratodo,¿entoncesporquéesaretirada
apresurada?”
“Quizásnoleapetecíahablarconsuaterradorhermanomayor.”
Pensé que vi el fantasma de una sonrisa revolotear por sus labios,
peroeratanpequeñaytanfugazquebienpodíahabermeequivocado.
“Nosoyaterrador,”dijo.
Éldeberíaponerseenmilugar.Quizáspensaríadiferentesivierala
determinaciónensumandíbulaylarigidezenelmodoenqueseponíade
pie.
Subocasecurvóenunasonrisamásamplia,peronohabíahumoren
ella.Eratodadepredadora.“Perosoygrande.”
Glup.Sí,vayaquesiloera.
Se inclinó hacia delante y sus labios rozaron mi oreja, cálidos y
suaves.“Venacasaconmigo,Cleo.Quierovertesinesevestidoyhacerte
elamortodalanoche.”
CAPÍTULO7
––––––––
Despuésdequemiestómagodejaradedarvueltasymicaraseenfriara,
hubounpensamientoquemarcabaunritmocomodestaccatocontramis
costillas.
Sí.
No tenía nada que perder y una maravillosa noche con un hombre
sexyqueganar.Asíque,¿ysierasólounanoche,ounasemana?Yono
quería nada a largo plazo con Reece Kavanagh. Le estaba espiando, por
amor de Dios. Cualquier cosa que fuera más que una aventura me
acercaríacadavezmásarevelarlaverdad.Unaodosnochesaquíyallí
mientrastrabajábamosjuntoseraalgoquepodíahacer.
Yoasentíyélmecogiódelamanosinprevioaviso.Eragentilpero
insistente mientras nos abríamos camino a través de la multitud. Unos
cuantossusurrosnossiguieron,peronopudeoírloquedecían.Novimos
aAsh,nohablamosconnadie.Unavezfuera,unalimusinaconchóferse
detuvoanuestrolado.Fuilevementeconscientedeunflashdestellandoa
miderechamientrasmesubía,peronomeimportó.
YoestababorrachaporelchampányporReece.Serelcentrodesu
intensodeseomellenabalacabeza,nodejandolugarparanadamás.
El coche aceleró y nos acomodamos en los asientos de cuero. Una
botella de champán se enfriaba en un cubo de hielo, y Reece alargó la
manohaciaella.
“No,” dije, posando mi mano sobre la suya. “Quiero ser
completamenteconscientedeesto.”
Fuecomosimispalabrasactuarancomoundesencadenante.Lediola
vueltaasumanoycogiólamíaconsumanoencallecida.Mepreguntési
hacersurflehabíaprovocadoloscallos.Luegomeolvidédesusmanosy
pensé sólo en nuestros muslos que se tocaban, su amplio hombro
frotándose contra el mío. Sus ojos se nublaron en la pobremente
iluminadacabinadelalimusina.Suslabiosseabrieron.Éldudóypareció
serelmomentomáslargodemivida.
¡Bésameya!
Para mi alivio, lo hizo. Empezó gentil, juguetón, como si me
estuvierasaboreandoydisfrutandodelassensacionesqueleinundaban.Al
menos,esoeraloqueyoestabahaciendo.Micuerpovibraballenodevida
como un cable eléctrico. Me acerqué más hasta que casi estuve en su
regazo,yahondéelbeso.
Eracomosilehubieradadounaseñal.Élsoltómimanoymerodeó
lacinturaconunbrazo,atrapándomecontraél.Suotramanosehundióen
mi pelo y sujetó mi cabeza para que no pudiera alejarme. Yo no quería
hacerlo.Elbesoeraferozybruto.Merompióenunmillóndetrozosyme
recompuso de nuevo. Envió a mi corazón volando hasta que pensé que
explotaríafuerademipecho.
Peronoerasuficiente.Lequeríadentrodemí.Queríasentirletodo,
tocarletodo,yteneresoslabiosentodaspartes.
Élseretiróyyogemí.Vuelve.
“Yaestamosaquí,”dijoconvozronca.
Elcochesehabíadetenido.Lapuertaseabrióyelconductorsequedó
depieenlaacera.SalíyReecemetomódelamanoyllevándomehaciael
edificio.Eraaltoybrillantementeiluminado,peroesoestodoloquenoté.
Nopodíacentrarme.
“Buenas noches, Mr. Kavanagh,” dijo un sonriente conserje desde
detrás de un escritorio en el lujoso vestíbulo de entrada. “¿Noche
agradable?”
Reeceasintióymedirigióhaciaelascensor.Nosmetimosdentroy
tuvelucidezsuficientecomoparadarmecuentadequesólohabíaunbotón
yquenoestabanumerado.Reeceusóunallaveyluegopresionóelbotón.
Subimosensilencio,nuestrasmanosentrelazadas,ysalimosalaentrada
de un apartamento. Plantas en macetas llenaban el espacio y lo hacían
sentirtropical,encalma,acogedor.
“¿Vives aquí?” le pregunté mientras me llevaba a otra habitación.
Muebles modernos con maderas cálidas y cuero negro se veían
suavizados por más macetas. La sala de estar era enorme. Todo era
grande, incluyendo la televisión y la larga pared de ventanas. Las luces
brillaban debajo a lo lejos y más allá no había nada más que un negro
comolatinta.Labahía.LavistamáscaradeRoxburg.
La riqueza de mi entorno se infiltró en la niebla inducida por el
deseo.Miréalrededoryechéunvistazodelaotrahabitaciónatravésde
unapuertamedioabierta.Lapartequeviestaballenadelibros.
“¿Esesounabiblioteca?”pregunté.
Colocósusmanossobremiscaderasytiródemíhaciaél.Sudeseo
nosehabíaenfriado.Podíasentirladurezaatravésdesuspantalones.
“Luegoteloenseño,”murmuró.“Ahora...ahora,voyaposeerte.”
“¿Aquí?”chillé.¿Adóndesehabíaidomicoraje?Mevolvíaasentir
comounratónamerceddelgato.
“Aquí,allí,entodaspartes.Noimporta.Sólotengoquetenerte.”
Yjustoasíyanofuimásunratón.Niunacachorrita.Erayo,Cleo,y
elobjetodeldeseodeestearrebatadorhombre.
Mebesódenuevoperoestaveznofuesuficiente.Estábamossolosy
quería ver cada centímetro de su cuerpo. Empujé su chaqueta sobre sus
hombros y peleé con los botones de su camisa. Él se peleó con sus
gemelosy,conungruñidodefrustración,losarrancó.
Finalmentequedódesnudoypudeponermismanossobresupiel.Era
cálida y suave como la madera pulida. Los músculos se estremecían y
formaban ondas bajo mi toque. Le toqué por todas partes. Seguí el
contorno de sus amplios hombros, la subida y bajada de sus músculos
como cuerdas en su estómago, la extensión de su pecho en medio. Me
retiré y miré su piel bronceada, los duros pezones, y la pequeña cicatriz
debajodesuscostillas.
Él me dejó mirar, quizás consciente de que necesitaba absorberle.
Pero entonces volvió a cerrar el espacio. Levanté mi mano. No había
terminadodeadmirarle.
“Dios,Cleo,”graznóél.“Bésamedenuevo.Meestástorturando.”
Sonreí.Nopodíaevitarlo.¿Yoleestabatorturandoaél?¿Lapequeña
einsignificanteyotorturandoaesafiguradelosdioses?Eraparareírse.
Peronomeestabariendo.Mibocaestabademasiadoocupadabesándole.
Desabrochó mi vestido por la espalda y bajó los tirantes de mis
hombros.Melosacudídeencimayquedédelantedeélconmisujetador
sin tirantes, zapatos, y ropa interior. Me encontré a mí misma siendo el
centrodesuescrutinio.Élmeexaminócomoyohabíahechoconél,sus
ojosardiendodecalor.
“Ereshermosa,”murmurótomándomeentresusbrazosunavezmás.
Mebesóotravez,contantafuerzayfierezacomolaprimeravez.Parece
serqueelhombreeramástáctilquevisual,yaquesusmanosempezarona
acariciar mi espalda, mis hombros, mis caderas, y mis muslos. Luego
cogiómiculoylolevantó.
Lerodeéconmispiernas,sinromperelbeso,ydejéquemellevara.
Entramos en un gran dormitorio y me dejó caer gentilmente sobre una
enorme cama. “Me has estado volviendo loco durante semanas,” dijo,
retirándoseparaadmirarmemientrasyacíaallí.
Micaraseacaloróbajosumirada.Fuiacubrirme,peroéldetuvomi
mano.
“No.Noteescondascuandoestésconmigo.Tucuerpoesmagníficoy
merece ser visto. Pero sólo por mí.” Se arrodilló sobre la cama, una
rodillaacadaladodemiscaderas,yseinclinósobremí,lasmanossobre
elcolchónalosladosdemicabeza.Élaúnllevabapuestossuspantalones
yparecíanotenerprisaenquitárselos.
Yo quería cambiar eso. Desabroché el botón y la bragueta, y los
empujéhaciaabajo.Mededicóunasonrisairónicaysepusodepiepara
quitárselos. También se bajó sus calzoncillos y los lanzó lejos con los
pantalones.
Lamí mis labios secos. Oh Dios. Era bastante grande. Su larga y
gruesa polla estaba erguida, preparada para la acción. Tragué saliva y
levanté mi mirada hasta la suya. Sonrió con esa sonrisa depredadora de
nuevo.
“Estuturno,”dijo,agarrandomiropainterior.
Levantémiscaderasyéltiródemisbragashaciaabajo,haciaabajo,
siguiendo su camino con una hilera de diminutos besos todo el camino
hastalosdedosdemispies.Mereíysentícomosonreíacontramipie.Me
quitéelsujetadoryomismaymedeleitéconelmodoenquesusojosse
centraron en mis pechos. Cosquilleaban bajo su mirada y se pusieron
tensoscuandoelcalorseextendiósobremipieldepiesacabeza.
Élsearrodillósobrelacamaotravezybajósubocahastamipecho.
Arqueé mi espalda cuando su lengua acarició mi pezón y sus labios
mordisqueabangentilmente.“Sssssí,”siseé.
Acaricié su espalda y sus hombros, y clavé mis dedos en su carne
cuandotoqueteómiotropezónconsusdedos.Jadeéyvolvíaarquearme,
queriendo más, más. No era suficiente y aún así, al mismo tiempo era
demasiado.Noerasóloelplacerfísico,erasaberqueeraReeceKavanagh
elquemeestabahaciendoestascosas.Elhombrealqueyomásdeseaba
desdequelohabíaconocido.Elhombrequeeratansexycomounpecado
yquepodíateneracualquieraquequisiera,peroquemehabíaelegidoa
mí.
Lasangrepalpitabaenmisvenas,calienteyespesa.Deslicémimano
entrenuestroscuerposyencontrésupolla.Élsoltómipezónytomóaire
entresusdientes.Disfrutédesutactoenmimano,sussuavesrugosidades
y su húmeda cabeza. Rodeé su verga con mis dedos y disfruté al oírle
gemir. Presionó su frente contra la mía y respiró pesadamente, como si
intentaracontrolarse.
Pero yo no quería autocontrol. Quería que él lo perdiera, que se
perdiera,yquerevelaraelladodeReeceKavanaghquenuncadejabaque
nadieviera.Serpenteéunamanohaciaelhuecodesuespaldayusélaotra
paraguiarsupenehastamiabertura.
Seretiró.“Todavíano.”Bajópormicuerpoysuavementeabriómis
piernas.Yoestabaexpuestaanteél,vulnerable,ynuncamehabíasentido
máshermosa.¿Cómopodíanosentirmeasícuandoélmemirabacomosi
yofueraalgopreciosoyraro?
Unapequeñaydistantevozmepreguntabasiélmirabaasíasusotras
APscuandoselasllevabaalacama,perodescartéesavoz.Nodejaríaque
nada arruinara esta noche. Mañana sería el momento de reflexionar y
preocuparse;estanocheeraparaelplacer.
El primer lametón hizo que mi sangre se alterara. El segundo hizo
queestrujaralacolchaentremispuños.Eltercerohizoquerespiraracon
dificultad. Cerré los ojos, lo apreté todo aún más, mientras que el bucle
dentrodemísubíaysubíaysubía.Dealgúnmodohizoquedurase.Cada
vezquepensabaqueestabacerca,élaflojabahastaquelegritabaparaque
continuase, temiendo que se detuviera y me dejara echa un ovillo tenso
conresortesapuntodesaltar.
Pero no se detuvo. Él me fue excitando despacio, cuidadosamente,
cariñosamente.Mellevabaallímiteyluegomehacíabajardenuevoantes
deempujarmehastaelprecipiciounavezmás.Cadavezquepensabaque
ya estaba, que ahora ya caería por el borde, él demostraba que me
equivocaba.Hastaquenopudesoportarlomás.
“Por favor, Reece. Ahora. ¡Ahora!” Esa voz ronca no era mía. No
podíaseryosuplicándole.Yonuncasuplicaba.
Peroerayoynomeimportaba.Lesuplicaríaderodillassiesome
ibaapermitirdisfrutardelorgasmo.
Finalmente,finalmente, me llevó violentamente hasta el borde y me
dejóir.Nocaí.Volé.
Tododentrodemísedesató.Olascalientesmebañaron,porencima,
atravésdemí,liberandotodoslosrolloshastaqueestuvieronlibres.
“¡Reece!”grité,agarrandosucabezaconmismanos.Leatrajehacia
arriba antes de que mi orgasmo tuviera oportunidad de deslizarse
completamente.
Éltrasteóenelcajónjuntoalacamaysacóunpaqueteplateado.Lo
abrióconsusdientesysepusoelcondón,yentoncesmepenetróconun
resbaladizoyseguroempujón.Hastaelfondo.
De repente se detuvo, quedándose quieto. “Cristo, Cleo. Eres
demasiado...todo.”
Sonababiendelmodoenqueéllodijoconsuvozroncaysensual.
Yoqueríasersutodo.
Empujé ese pensamiento a un lado y levanté las piernas para
acomodar su longitud. Le rodeé la cintura con mis piernas, uniendo mis
tobillos en su espalda, y le mecí. Él cogió el ritmo y se inclinó para
besarme.Sabíaamíynomeimportó.
Me empujó más rápido, sus respiraciones haciéndose más rápidas,
hastaqueacabógolpeandomiscaderascontraelcolchónencadaempuje.
Merecogióensusbrazosdemaneraquequedéenvueltaporél,atrapada
contrasudurocuerpo.Locualmehizopodersentirsuorgasmoamedida
queibacreciendoensuinterior.Susmúsculostemblabanyseretorcían,su
espaldaestabaresbaladizadesudorysuspoderososmuslossetensaron.
Con un grave rugido primitivo, embistió fuertemente y me sostuvo
mientrassecorría.
Sequedómediotumbadosobremímientrassuorgasmosedisolvía.
Elmíomehabíaabandonadodejándomeconlasextremidadesflojasyla
cabeza nublada. Él rodó hacia un lado y tiró el condón, luego se reunió
conmigo. Me estiré contra su cuerpo y él me rodeó con su brazo. Nos
besamossuavemente,dulcemente,retiróelpelodemifrente,ymemiró
conojossuavesdesprovistosdetodaarrogancia.
Finalmente sentí que estaba viendo al auténtico Reece Kavanagh.
Comosimeestuvierapermitiendover.
Llevé mi pulgar a la comisura de su boca donde había surgido una
sonrisaincierta.Crecióbajomisatenciones.
“Creoquelanochehaidobien,¿nocrees?”preguntó.
“Ellanzamientodelteléfonofuetodounéxito,”bromeé.
“¿Alguienlanzóunteléfono?Nopuedocreerquemeloperdiera.”
Él sonrió y tuve que capturarlo. Le besé y rodamos juntos por la
cama,brazosypiernasentrelazadas.Nosquedamosquietosdenuevo,mi
cabezasobresuhombro.Ellatidodesupulsoseuníaalmío,ahoramás
despacio,peroaúnerráticodealgúnmodo.Queríahablarconél,hacerle
preguntas,llegaraconocerlemásahoraquehabíamosrotoelhielo.Aún
asínoqueríaromperlapazquehabíadescendidosobrenosotros.Unapaz
quenuncaqueríadejaratrás.
Él bostezó y me besó en la cabeza. “Duérmete, Cleo. Has estado
trabajandodemasiadoduroúltimamente.”
Escuché su respiración ir más despacio hasta que finalmente se
profundizóparaseñalarqueestabadormido.Yopermanecíacunadaentre
susbrazos,mássaciadadeloquemehabíasentidoenmuchotiempo.
Aúnasínoestabacontenta.¿Cómopodíaestarcontentacuandohabía
hecholomismoquehabíajuradoquenoharía?Mehabíaenamoradode
él.
¿Era así como empezaba con todas sus mujeres? Esta cómoda
intimidaddondetehacíasentircomosifueraslaúnicamujeralaquele
había hecho el amor así. ¿Había sido este hombre dulce, amable, y tan
atentoconAllyytodaslasdemás?
Parecíaimpensableyaúnasítodaslaspruebasestabanantemisojos.
Su historia pasada con las mujeres, su chulería, su habilidad en la cama.
TodoelmundosabíaqueReecedormíaconsusAPsyluegolasdespedía
cuandoqueríanmásdeél.Quizástodasellassecreíandiferentes,esperado
ser las que le cambiarían. Después de todo, él pasaba de controlador a
encantador,haciendofácilcreerquetambiénsehabíaenamorado.
Si yo estuviese equivocada y él no hubiera sido este hombre tan
maravillosamentedulceconellas,sóloconmigo,¿cómoibaadeshacerme
dellíoenelquemehabíaencontraba?¿Cómoleibaadarlanoticiadeque
mehabíancontratadoparatraicionarle?
CAPÍTULO8
––––––––
Nospasamostodoelsábadoporlamañanaenlacama,alternandoentre
hacerelamorydormir.Pedimoscroissantsycaféparaalmorzar.Aprendí
que el conserje del edificio estaba a disposición de Reece. También
aprendíqueteneraalguienatudisposiciónesabsolutamentemaravilloso.
No hablamos mucho, pero estaba bien. Era mi cerebro el que no estaba
funcionandodemasiadobien.Estabasufriendounaespeciederesacapor
el cóctel de sexo increíble y la sobrecarga emocional. Reece me hizo
sentir como la mujer más hermosa del mundo. Adoró mi cuerpo con su
lengua,sumirada,sucuerpo.Mehacíasentirviva.
Élnoteníaprisaporterminareldíayenviarmeacasa,peroamedia
tardepenséqueseríamejorcomprobarcómoestabaBecky.
“Hola,”dijecuandoelladescolgóelteléfono.“¿Estásbien?”
“Claro.”Lasonrisaensuvozeraindiscutible.“¿Teloestáspasando
bien?”
“Sí,” dije. Sí, joder. Quizás demasiado bien. “Puede que no llegue a
casahastamástarde.”
“Mañana,”murmuróReece,acurrucándosedetrásdemí.“Dilequeno
vasallegaracasahastamañana.Tarde.”
“¿Éseesél?”preguntóBecky.“¿Cómosellama?”
“Yo...eh...metengoqueir,”dijerápidamente.“Llámamesinecesitas
algo.”Colguéantesdequepudierahacermáspreguntasincómodas.
Reecemehizorodarsobremiestómagoycubriómicuerpoconel
suyo. Estiró mis manos sobre mi cabeza y las encerró en una de sus
grandesmanos,peronotanfuertecomoparanopoderescapar.Noesque
yo quisiera. Quería ver hacia dónde se dirigía, quería sentirle dentro de
mí. Retiró mi pelo hacia un lado con su otra mano y mordisqueó mi
cuello. Sentí cosquillas y empecé a reírme, pero todo eso se me olvidó
cuandoabriómispiernasconsurodilla.Levantémitrasero,invitando,y
éldeslizósugruesalongituddentrodemídesdeatrás.
Él gruñó. “Dios, es genial sentirte así, Cleo. Me encanta hacerte el
amor. Me encanta estar dentro de ti, sentirte temblar de deseo por mí,
sentir tu calor. Me encanta oír mi nombre en tus labios, oler tu aroma
cuandotecorres.”
No pensé que unas cuantas palabras murmuradas podrían excitarme
tantoyllevarmealasalturas,peroestabatancachondaqueélpodríahaber
hechocualquiercosaynomehabríaimportado.
Pero no se aprovechó. Él me adoraba. Ponía mi placer antes que el
suyo,siempre,ypreguntabaantesdeintentaralgonuevo.Mesentíacomo
una compañera en igualdad de condiciones y en control de la situación
concadagiro.
No tenía sentido. Yo había esperado a un exigente y controlador
ReeceKavanaghenlacamaporqueasíescomoerafueradeella.Peroen
realidaderaelperfectocaballero.
Mehacíasentiraúnmásculpable.
“Reece,” dije cuando yacíamos una vez más en los brazos del otro,
cansados y saciados. “No puedo quedarme aquí todo el día de hoy y
mañana.”
Élapoyólacabezasobresumanoyrecorrióconundedolacurvade
miespalda.“¿Porquéno?”
“Paraempezar,notengoropa.”
Besómihombro.“Nonecesitasropa.”
“Yademás,tengoquecuidardemihermana.”
“¿Noeslosuficientementemayorcomoparacuidardesímisma?”
“Sí,peroesinmadura.Nomegustadejarlasolapormuchotiempo.”
Élseretiróysostuvosumiradaenlamía.“¿Porquéno?¿Estábien?”
Tragué saliva pesadamente. No quería contarle lo de sus pasados
problemasdesalud.Valequeestuvieraremitiendo,perosecansabamucho
y yo me preocupaba por ella. Y contarle eso sólo me haría aún más
vulnerable ante él. En conclusión, no podía dejar que él se acercara
demasiado.ReeceKavanaghnoeraalargoplazo.Podíacontrolarelsexo
conél,peronolaintimidad.
“Claroqueestábien,”dije,quizáscondemasiadaalegría.“¿Porqué
noibaaestarlo?”
Su mano se detuvo sobre mi espalda. “Te llevaré a casa cuando
quieras.”
“Nopasanada.Cogeréuntaxi.”
“No,yotellevaré.”
“Reece,soyunamujer.Puedocogeruntaxi.”
Élnodijonadamientrasselevantabadelacamaycogíasuteléfono.
Habíaestadosonandotodoeldía,peronohabíarespondido.
“No quise decir ahora mismo,” dije, sentándome. “Puedo quedarme
mástiempo.”
Élasintiósinlevantarlavistadelapantalla.“Perdóname,Cleo,mejor
devuelvoalgunasdeestasllamadas.”Saliódescalzodelahabitación.
Suspiré. Maldita sea. Acababa de arruinar el momento y le había
ofendidoalinsistirencogeruntaxi.Muybien,Cleo.
Suvozparecíalejana,peropudeescucharloquedecía.Lamayoría
de las llamadas sonaban en relación con el trabajo, pero una llamó mi
atención. Saludó a su hermano Ash, pero su tono se volvió brusco y
entonces debió alejarse porque no pude escucharle más. El instinto hizo
quemelevantarayfueraabuscarle.Leencontréenloqueparecíaserun
estudio,dándonossuanchaydesnudaespaldaalapuertayamí.Mequedé
cercadelapuerta,perofueradesuvista.
“No es asunto tuyo,” dijo al teléfono. “No quiero hablar de ello.”
Hizounapausa,escuchando,yluegoañadió,“Tampocoquierohablarde
eso.”Mássilencio,seguidode,“Dileamamáyapapáquenosetratade
ellos. Ni se trata de ninguno de vosotros. Estoy en el negocio de ganar
dinero para mis accionistas, y mis accionistas quieren construir un hotel
en el lugar. La localización es perfecta.” Escuchó de nuevo y luego
suspiró. “Sí, sé que ella lo está,” dijo en respuesta a algo que Ash dijo.
“Pero esa mujer puede encontrar otro estudio en otro sitio. No es mi
responsabilidad.”Mássilencio,yderepenteungritodeReecehizoqueel
corazón me saltara a la garganta. “¡Déjala fuera de todo esto, joder! No
todo gira en torno a ella. ¿Me oyes? Te crees que todo lo que hago está
subordinado a lo que pasó, pero escúchame hermanito. Algunas veces
sólosetratadedinero.”
Debió haber colgado porque algo en la habitación se estrelló. ¿El
teléfono? Rápidamente corrí de vuelta a la habitación y me tumbé en la
cama. Él no regresó y al momento siguiente oí agua corriendo desde el
cuartodebaño.Comprobéelestudiodenuevoy,comoeradeesperar,el
teléfonoestabahechoañicosenelsuelo.AlgoqueAshdijohabíapuesto
furioso a Reece. Algo que ver con una mujer y un incidente en el que
Reeceestuvoimplicado.¿HabíanestadodiscutiendosobreCassie?
Volvíalahabitaciónybusquéunabataensuarmario.Eramejorque
mefuerasiestabademalhumor,peroprimeronecesitabaunaducha.El
armarioeratangrandecomomidormitorioyestabamediovacío.Parecía
vergonzosodesperdiciareseespaciotanenormeenunhombre.
“Hola,”mellególasuavevozdeReecedesdelapuertadetrásdemí.
Megiréenredondo,nomuyseguradequéreacciónmellevaría,perono
había pruebas de su anterior enfado. Todo eran sonrisas torcidas y ojos
nubladosotravez.
“Estababuscandoalgoqueponerme,”dije.
“Cogecualquiercamisaquequieras.Mástarde.Porahora,quieroque
vengasconmigo.”Mecogiódelamanoymeguióhaciaelcuartodebaño.
El aroma de flores me llegó antes de que entráramos. El agua aún
estabacorriendoymedícuentadequenoeraladucha,sinoelJacuzzi.
“Pensé que podríamos darnos un baño,” dijo, las manos sobre mis
hombros,supechoenmiespalda.
Levantélacabezaparamirarle.“¿Cómosabíasquemismúsculoslo
necesitaban?”
Mebesóenlaboca.“Tuveunpálpito.”
Elhombreteníaunahabilidadincreíbleparadejarunaemociónatrás
y sustituirla con otra. ¿O era una máscara en vez de una sustitución?
¿Estaba aún furioso con su hermano por dentro pero decidido a no
dejarmeverlo?
¿Oestabadecididoaolvidar?¿Olvidarlaconversación,olvidarala
mujermisteriosayloquefueraquehubieraocurridoentreellos?
Nos metimos en el baño y me recosté contra su pecho, mi cabeza
sobresuhombro.Élmasajeósuavementemismuslosbajoelagua,pero
noloconvirtióenalgosexual.Cerrélosojosysuspiré.
“¿Tegusta?”murmuróenmioído.
Asentí.“EselParaíso.Gracias,Reece.Temíhaberteofendidoconlo
deltaxi.”
Sentí que se encogía de hombros. “No quieres que conozca a tu
hermanatodavía,”dijo.“Estábien.Loentiendo.”
“Yalahasconocido.”
“Nocomotu...”
“¿Jefe?”Claramenteélestabateniendoproblemasclasificandoloque
éramosahora,tantocomoyo.
“Jefe,”aceptóél.
“Ya veremos a donde nos lleva esto. No hay prisa. Además,”
aventuré,“tútampocoparecesmuyansiosoporhablardetufamilia.”
“HasconocidoaAsh.”
“Noporquetúnospresentaras.”
“Lohabríahecho.”
Lemiréconojosentrecerrados.
“Coneltiempo,”admitió,desviandolamirada.
“¿Y qué hay de los demás? Ash me habló de Blake y de los más
jóvenes.Losllamóprovocadoresdebroncas.”
Él sonrió. “Lo son. Uno es capaz de encandilar a cualquier mujer
parallevárselaalacamayelotroessimplementeunsalvaje.Mantenerles
fueradeproblemasesuntrabajoatiempocompletoparanuestrospadres.”
“Esta es la primera vez que has hablado realmente sobre tus
hermanos,”dijo.“Háblamedeellos.”
Movió sus manos hasta mis pechos, tocándolos, masajeando sus
pulgares sobre los pezones hasta que fueron tiernos puntos llenos de
hormigueo.“Nohaynadaquecontar.”
Levanté mis brazos y los crucé detrás de su cabeza, animándole a
continuar.“¿Yquéhaydetuspadres?”susurré,mimentehabíadejadoya
laconversación.“Apenashablasdeellos.Tampoco.”
“¿Ahoraquiereshablardemispadres?”
“Hmm,quizásmástarde.Parecequehastenidoéxitoevitandoeltema
contusmágicosdedos.”
“Mágicos,¿eh?”Retorcióambospezones,enviandounadescargaque
directaamivagina.
Mesacudíygemí.“Tócameaquí,”dijeguiandosumanohaciaabajo.
“Hazlotú.Quierovercómotecorrestúmisma.”
Mi cara y garganta se acaloraron. Nunca antes había hecho eso
delantedenadie.Retirémimanodemicalor,peroéllavolvióacoger.
“Está bien, cariño. No estés avergonzada. Todo lo que haces es
hermoso e increíble, incluyendo eso.” Dirigió mi mano más abajo, más
abajo hasta que estuvo en posición. “Pon tu dedo dentro.” Él sostuvo mi
mano debajo de la suya y yo llevé mi dedo corazón dentro de mis
pliegues.“Sientelocalientequeestás,”murmuró,suvozcomomielsobre
mipiel.“Sientelamagiadetusdedos.Ahorafrótateparamí.”
No pensé que pudiera hacerlo con público, pero después de unos
momentos,nomeimportó.Queríaqueélmeviera.Mefrotémientrasélse
llenaba las manos con mis pechos y jugueteaba con mis pezones hasta
convertirlos en puntos dolorosos y gloriosamente duros. Le di la
bienvenidaalcalorfamiliarquemeinundabaygritésunombremientras
mispropiosdedosmelanzabanalabismo.
Yací en sus brazos, mi cuerpo un charco lánguido. Maldita sea, era
inteligente.Habíaevitadoconéxitohablardesuspadresyyonosabíamás
sobresufamilia.
***
Pasamos el resto del día y gran parte de la noche juntos, pero regresé a
casaelsábadoporlanochetardeenuntaxiqueélllamópormí.Parecía
habersereconciliadoconlaideadequeyonoestabapreparadaparaque
Becky supiera que nos estábamos acostando, quizás porque él tampoco
estabapreparadoparapresentarmeasufamilia.Hizoqueunfindesemana
maravilloso terminara de forma rara. El festival de placer tuvo un
trasfondo de dulzura que me había sorprendido y me había hecho caer
bajo el hechizo de Reece. Aún así la distancia entre nosotros era más
grande que nunca. Aparentemente, él no quería que yo fuera parte de su
vida,nomásalládesudormitorioysuoficina.
Yamíesomeparecíabien.Totalmente.Absolutamente.Megustaba.
No quería intimar más con el hombre cuyo proyecto se suponía que yo
teníaquearruinar.Elpequeñoagujeroquehabíaabiertoenmicorazónse
curaría una vez todo hubiera terminado y yo tenga la oportunidad de
seguiradelanteyolvidarmedeél.
Beckymerecibióconrisitasypreguntasdelasqueconseguíevitar
dar respuestas completas. Pasamos el domingo juntas haciendo limpieza
en la casa y holgazaneando hasta que ella necesitó pintar algo y yo no
pude sentirme más alejada del trabajo. Era totalmente consciente de que
ahoraqueteníalaatencióndeReece,completarmitrabajoparaEllenno
metomaríamuchomástiempo.
Demodoqueasíescómosesentíanlastramperasqueseacostaban
con sus objetivos. Poderosas, en control. ¿Pero de qué manera cerraban
sus corazones? ¿Cómo se enfrentaban a esta ansiedad que te revuelve el
estómagoyalahorriblesensacióndepresentimiento?Esafuemisombra
todo el domingo. Casi no pude comer nada y dormí mal esa noche,
pensandoentodoloquepodríasalirmal.Pensandoenlomuchoqueno
queríaquesalieramal.
Estúpida, estúpida. Había hecho lo único que había jurado no hacer.
MehabíaenamoradodeReece.
***
Las flores frescas sobre mi escritorio fueron una agradable sorpresa y
señal de que él no me iba a menospreciar en la oficina. Mientras mi
ordenador se encendía, llamé a su puerta y entré. Él me saludó con una
famosasonrisaReeceKavanagh,sexyytorcida.
“Hola,” dijo él rodeando su escritorio. Cogió mi cara entre sus
manos.Suspulgaresrozaronmismejillascondolorosaternura.“Teeché
demenosayer.”
“Yo también te eché de menos.” Nos besamos apasionadamente,
como si no nos hubiéramos visto durante meses. Cuando nos retiramos,
medicuentadequelapuertaaúnestabaabierta.Cualquierasaliendodel
ascensornoshabríavisto.
Él siguió mi mirada por debajo de párpados medio cerrados. “No
quieresquenadiedelaoficinasepalonuestro,”dijoinexpresivamente.
Intentéanalizarsuspensamientosperoeraimposiblesaberquéestaba
pensandodetrásdesufríafachada.Porsuerteelteléfonodemiescritorio
sonó,salvándomederesponder.
Trabajamos separados el resto de la mañana, sólo para vernos en
reuniones.Almediodíavinoamimesaymepidióquefueraacomercon
él.Menegué.
Se cruzó de brazos y frunció el ceño. “Lo dejé ir el viernes por la
noche,” dijo, midiendo cuidadosamente sus palabras. “Era un ambiente
loco y los paparazzi estaban esperando. Pero ahora... Cleo, ¿acaso pasa
algo malo conmigo y por eso no quieres que te vean en público junto a
mi?”
“No.Porsupuestoqueno.”
“¿Nosoytutípicacita?”
Le dediqué una mirada fulminante y él me dedicó un inocente
encogimientodehombros.“Sí,siempresalgoconatractivostrillonariosy
túnoeresmásqueunbillonario,asíque...”
“Oye,”dijo,“estoytrabajandoenello.”
Lelancémilápizyéllocogió,sonriendo,aunquehabíaalgoincierto
detrás.
“Pasamos una noche juntos,” le dije. “Dejemos que se enfríen las
cosas y veamos a donde va esto antes de dejar que la gente sepa nada.
¿Vale?”
Élinclinólacabezayasintió.“Sinoquieressaliracomerconmigo,
parecequetendréquepedirquetraiganelalmuerzo.”
Volvióasuoficinaycerrólapuerta.Treintaminutosmástarde,una
empresadecateringllegóconunacestadecomidaparaReece.Lellamé
porelinterfonoysalió.
“¿Tieneshambre?”mepreguntó.
Miré las puertas del ascensor cerrándose tras el de la comida.
“¿Quieresquealmuercecontigoaquífuera?”
“No.Esdemasiadopúblicoynoheganadountrillóndedólaresenla
última media hora. Vas a tener que esconderte en mi oficina y comer en
secretohastaquemicorredordebolsallame.”
“Jaja.Muygracioso.”
Cogiólacestaymesiguiódentrodesuoficina.Habíacolocadouna
manta de picnic en el cuadrado de luz del sol cerca de la ventana y una
botelladevinoblancoenfriándoseenunacubiterajuntoalborde.Dejóla
cestaymeinvitóasentarme,luegomesirvióelalmuerzodelaselección
dequesos,ensaladas,yfiambres.
“Estoesmuydulce,Reece.Gracias.”
Élmemirósobreelbordedesuvaso.“Meestásmirandocomosino
esperarasqueyohicieraalgoasí.”
“Admitoquenoloesperaba.”
“Yaveoquemireputacióncomogilipollasmevuelveapreceder.”
Mordí el interior de mi mejilla y decidí ser honesta con él. O
parcialmente honesta. “Había oído todo tipo de cosas sobre ti, pero las
palabrascruelydespiadadohanaparecidorepetidamente.”
“Cruel,”musitó.“¿EsesodeCassie?”
Noqueríadarleunarespuesta.Siledijeraqueno,élpodríacontinuar
preguntando y yo no podía hablarle de Ellen. Simplemente no podía.
“Reece,¿quépasóentrevosotrosdos?¿Porquéteodiatanto?”
“Ellacreequevoyaderribarsucasa.”
Espera,¿qué?“¿Ellacreequelavasaderribar?¿Esosignificaqueno
lovasahacer?”
“Admitoquemeloestoyreplanteando.”
Vaya.“¿Desdecuándo?”
“Desdeelsábado.”
Lefruncíelceñoperoélnomemiróalosojos.¿Quéhabíapasadoel
sábado?Yohabíaestadoconéltodoeltiempoyélnohabíamencionado
darmarchaatrásenlapropuesta.Quizásunadeesasllamadasdeteléfono
le había hecho cambiar de idea, o quizás algo que Ash había dicho
resolvióelproblema.
“¿Esqueelconstructorsehaechadoatrás?”pregunté.“¿Ounodelos
accionistasseharetirado?”
Él sacudió la cabeza. “Aún no se lo he dicho. Estoy debatiendo el
mejormododecontarleslanoticia.Novanaestarcontentos.”
“Perderásunmontóndedinero.”
Seencogiódehombros.
Esperé,peronomedijonadamás.Elhombreeraunenigmaenvuelto
enmisterio.Porunaparteparecíapreocuparseprofundamenteporganar
dinero para sus accionistas, y por otra daba un giro completo y estaba
preparado para enfrentarse a su ira y salvar la casa de una vieja amiga.
Unaviejaamigaqueahoraparecíaodiarle.
“La aversión de Cassie hacia ti viene desde mucho más atrás que
eso,”dijemedioadivinando.“Dehecho,ellamencionóqueledesagradaba
todatufamilia.”
“Notodosnosotros.EllasellevamuybienconAsh.Peroclaro,todo
elmundosellevabienconAsh.”
“Estásevitandoeltemaotravez.”
“Noconmuchoéxito,”dijoirónicamente.
“Estábiensinoquiereshablardeello.SoytuAP,notu...confidente.”
“Quiero contártelo,” dijo calladamente. “Pero hay algunas cosas de
lasquenosepuedehablar.¿Loentiendes?”
Sí,yasíselodije.Algunostemassontanprofundosquesusraícesse
clavaban alrededor de los cimientos, y hablar de ellos sería igual que
sacar los cimientos y traer toda la lamentable saga de nuevo a la
superficie,dondenoqueríanestar.
“Gracias.”Mecogiódelamanoyentrelazósusdedosconlosmíos.
“Me gustas, Cleo. No quiero que pienses que sólo eres una AP para mí,
porqueahorahaymásentrenosotros.¿Ono?”
ÉlsonabavulnerableytandiferentealReeceKavanaghdelasúltimas
semanasquemetomóporsorpresa.¿Quélehabíapasadoaestehombre
paraquecambiasetantoensólounosdías?Dehecho,fuedesdeelviernes
porlanoche.
Conseguridadnoteníanadaqueverconmigo.
Quiseasentirydecirlequesí,quehabíamásentrenosotrosquejefey
asistenta personal. Yo quería besarle hasta que la incertidumbre
abandonara sus ojos. Pero no podía. Tenía que reemplazar el calor con
frialdadotravez.Necesitabaladistanciaylaactitudcontroladoradelviejo
ReeceKavanaghdevuelta.Eramásfácilasí.Másseguro.
Untoqueensupuertamesalvóderesponder.Élsoltóunapalabrota
envozbajayllamó.Unodesusdirectoresejecutivosrespondió.
“Mejorvuelvoamiescritorio,”dije,rápidamentemetiendolascosas
delpicnicenlacesta.“Mijefeesuntiranoyodiacuandotardomuchoen
almorzar.”
Élserióymeayudó.Juntoseliminamostodaslaspruebasdenuestro
picnicyabrílapuerta,bolígrafoycuadernoenmano.
“Losiento,”ledijealhombreallídepie.“Teníamosqueterminarel
dictado.”
El hombre miró sobre mi cabeza a Reece y le guiñó un ojo. Me
enfurecíymaniobréparapasarjuntoaélycerrarlapuerta.Trabajéenmi
mesahastalascinco,cuandoBeckymellamóalmóvil.
“VoyaquedarmeencasadeCassiealgomásdetiempo,”dijo.“Ella
necesitabahablarconalguienyofrecíquedarmedespuésdeclase.”
“¿Estábien?”
“Aúnestádisgustadaporlodelacasayelestudio.”
“¿Nohabíanadiemásconquienpudierahablar?”
“¿Porquénopuedehablarconmigo?”saltóella.
“Pornada,”dijerápidamente.“Essóloquesabequeestásenfermay
nodeberíaagobiarte.”
“Jesús,Cleo,ahoraestoybien.”
“Aúntecansas.”
“¡Sólovoyahablarconella,noacorrerunamaratón!”
“Aún así es otra carga sobre tus hombros cuando ya tienes mucho
conloquelidiar.”
Ella resopló y murmuró algo que no pude oír. “Sólo llamaba para
contártelo.Ahoradesearíanohaberlohecho.”
“Terecogeréalassiete.”
“Puedocogerelautobúsacasa.”
“No,espérameallí.Noesporti,”dijeantesdequepudieraprotestar.
“HayalgoquequieropreguntarleaCassie.”Estuvofuerademibocaantes
detenerlaoportunidaddepensarlo,perorápidamentemeentusiasmécon
laidea.SiReecenohablaconmigo,quizásCassielohaga.
El único problema era cómo preguntárselo con Becky allí y sin
hacerlessaberporquéestabainteresada.
***
El suburbio de Serendipity Bend albergaba una mezcla de casas viejas y
nuevasconunacosaencomún–todaseranenormes.Sólolasparcelasde
tierraconsistíandeacresyacresdecuidadosjardines,algunasvecescon
lagosyedificiosdecorativossituadosdemaneraquepudieranversedesde
las casas. Sabía todo eso porque había visto un documental en el Canal
Lifestyle, donde los dueños llevaban al presentador por toda su mansión
dedoscientosañosdeantigüedad.
MiúnicafamiliaridadconelsuburbioeralacalledondevivíaCassie.
El dicho ‘la peor casa en la mejor calle’ no podía ser más acertado.
WillowCrescentseguíalibrementelacurvadelríoconlaspropiedadesa
un lado estrechándose orilla abajo. Estas casas eran las que tenían los
precios más altos. No es que los dueños las vendieran. Las casas en
WillowCrescentpasabandegeneraciónengeneración,parahorrordelos
agentes inmobiliarios. La de Cassie era una excepción, aunque esa venta
habíasidomanipuladaenprivado.
Supuertaprincipalestabaabiertadeparenpar,adiferenciadeotras
casas de la misma calle. Conduje por delante de ella hasta la casa de la
familiaKavanaghqueestabaallado.Másalládelapuertadehierrocon
afiladosrematesseextendíaunpavimentadocaminoalineadoconespesos
árboles que escondían la casa a la vista. No había señales de Ash o de
nadiemás.DilavueltaycondujeatravésdelapuertadeCassie.
Su casa era realmente vieja, pero a diferencia de las otras grandes
damasdeWillowCrescent,éstamostrabasuedad.Poralgunasparedesse
podíavercómocorríangrietassimulandoarrugasdeestrésyunaventana
del piso superior había sido cerrada con tablas desde que Becky había
estado dando clase en la casa. Sabía que Cassie vivía sólo en el ala
oriental, cerrando el resto cuando se volvió poco económico calentarla
duranteelinvierno.Suestudioestabalocalizadoenlaterrazacubiertaen
elladodelríodelacasa,esazonaestabamejoriluminada.
Encontré a Cassie y a Becky sentadas en el amplio porche trasero
disfrutandodeunabebida,CassieconvinoblancoyBeckyconlimonada.
La luz se había difuminado, bañando la maraña de frondosos árboles y
arbustosconunfulgordoradodeotromundo.Lasrosasyotrasfloresde
verano florecían en los parterres del jardín, sus brillantes colores
ofreciendoinspiraciónalosartistas.Eraeltipodejardíndondelasniñas
pequeñasesperabanquevivieranlashadas.
Cassiemesaludóconunbesoenlamejillaydesapareciódentropara
coger otro vaso. “¿Estás bien?” le pregunté a Becky mientras ella no
estaba.
“Claro. ¿Por qué no lo iba a estar?” Se metió el pelo detrás de la
orejasóloparaquesaltaradeallíotravez.Resistíeldeseodeechárselo
haciaatrásporella.
“Sólopreguntaba,”dije,intentandosonaralegre.
“Noentiendoporquéestásaquí,Cleo.¿Pasaalgo?”Ellajadeóydejó
elvasosobresuregazo.“Aúnnospodemospermitirlasclases,¿verdad?”
“Por supuesto. De ningún modo te obligaría a dejar esto, Becky. Sé
queteencanta.”
“Losé,perosiesdinero...”
“Noloes.”EliminésuspreocupacionescuandoCassieregresó.
Ellametendióelvasoysesentóenlagransillademimbrejuntoa
mí. Se echó el largo pelo rojo sobre el hombro y me dedicó una triste
sonrisa. “Supongo que estás aquí para preguntar por mis planes. Sé que
estáspreocupadayquieroagradecertetodotuapoyo.”
“Estoypreocupada,”dije,saltandoantelaoportunidadquemehabía
tendido. “Pero quizás ayudaría si supiera por qué eres tan reacia a
marcharte.¿Porquénopuedesmontarotroestudioenalgúnotrositioen
Roxburg?Tusalumnosteseguirían.”
“NopuedohacerestoenningúnotrositioenRoxburg.Simplemente
nopuedo.Ésteesmihogar.Haestadoenmifamiliaporgeneraciones.Mi
hermana...” Tomó un largo sorbo de vino pero no escondió el brillo en
susojos.
“Losé,”dijeconsimpatía.“DebeserdifícilparatipensarenReece
Kavanaghllegandoconsusexcavadorasyderribandotuhogar.”
Ellaasintió.
“Quizás puedas explicarme algo que no entiendo. ¿Por qué está tan
decidido a derribar este encantador y viejo lugar para sustituirlo por un
hotel?Nopuedesersólounesquemaparaganardineroyaqueloharíaen
otrositio,enalgúnotrolugarlejosdelacasadesupropiafamilia.Debe
haberotrarazón.”
“Cleo,”siseóBecky.“Esonoesdetuincumbencia.”
“Nopasanada,”ledijoCassie.
“Seguramentesupropiafamiliaestáencontradeeso,”dije.
“Eso me han dicho,” dijo Cassie irónicamente. “Pero Reece
Kavanagh no les escucha. Él no les ha escuchado en mucho tiempo. No
desde...”Apretóloslabiosyestudiósuvino.
“Notienesporquéresponder.”Beckymemiróconfuria.
Cassiegiróunosenormesojoshaciamí.“Noesunsecreto.Además,
quieroqueelmundosepaqueReeceKavanaghesrepulsivo.”
Sostuve mi vaso con más fuerza hasta que me dio miedo que se
pudieraromper.“¿Quéhizo?”
“Élmatóamihermana.”
CAPÍTULO9
––––––––
¿Reecelamató?Nomelocreía.Deningunamanerahabíamatadoanadie
ese hombre. Podría ser duro por fuera, pero yo había visto un lado
diferenteysabíaquenoleharíadañoanadie.Teníaqueserunerroroun
malentendido.
Becky se incomodó en su asiento, su interés claramente despertado.
“¿Quieresdecirqueéllaasesinó?”
Cassiesuspiróysesentósobresuspies.“Noasesinatoenelsentido
tradicional.”
“Unaccidente,”dijeconlabocaseca.
“No fue un accidente. Según los informes oficiales, Wendy se
suicidó.”
Beckyjadeó.“Oh,Cass,losientomucho.”Sumiradaseposóenmí.
PodíaverensucarapreguntándosecómopodíaserculpadeReece.“¿Él
lallevóaello?Esloquesepuedeesperardealguiencomoél.”
“Becky,”lereñí.“Cassie,mecontastequetuhermanayReecehabían
salidohaceunosaños.”
Cassieasintió,sumiradacentradaeneljardínenladistancia,ahora
impregnado de largas sombras que lo hacían prohibido, peligroso. “Por
unos seis meses, pero ella había estado enamorada de él durante años.
Finalmentelepidiósaliryellaestabamuyfeliz.Másfelizdeloquehabía
estadoenmuchotiempo.Susojosseiluminabancuandoélentrabaenla
habitación. Estaba colada por él. Cuando él no estaba cerca, ella estaba
tristeyleesperaba.Vigilabadesdesuhabitaciónysiveíasucochepasar,
salía corriendo por el césped y trepaba por el agujero que conectaba
nuestrasvallas.Estabatotalmenteenamoradadeél.Peroélnoloestabade
ella.”
“Supongo que fue él quien rompió con ella,” dije. “Y eso hizo que
cayeraenunaespiralenpicado.”
Cassieasintió.“Séloqueestáspensando.Quenoesculpasuya.Que
ellaestabamentalmenteinestable.”
Lo estaba pensando, pero no se lo dije. No era lo que ella quería
escuchar.
“Reece sabía que ella estaba débil,” continuó Cassie. “Todos le
dijimosqueteníaquetratarlacondelicadeza,yaúnasílaechóaunlado
comosinosignificaranadaparaél.Entoncesélcomenzóasalirconotra
persona.”
“Esterrible,”dijoBecky.“Pobrecilla.”
“¿Cómolodescubrió?”pregunté.
“Élmismoselodijo.Ellaestuvohistéricatodoesedía.Llorómucho
hastaquenolequedaronfuerzasparaseguirhaciéndolo,yluegosetumbó
enlacamamirandoalvacío.Nocomíanibebía,nihablaba.Sólomiraba
fijamente.Eracomosisucuerpoestuvieravivo,perolapersonadentroya
hubieramuerto.Nadiepodíacomunicarseconella.”Pasóundedoporel
tallo de su copa de vino, una delicada uña sobre el frágil cristal. “La
encontramosalamañanasiguienteflotandoenelrío.”Cassiesorbiópor
lanarizyselimpióunalágrima.
Letoquélarodilla.“Losiento.Puedoverqueestoesmuyduropara
ti,inclusoahora.Estáclaroquequeríasatuhermana.”
“Nolosuficiente,”susurró.
ParecíaquenadiepodríaamaralgunavezalapobreytrágicaWendy
losuficientecomoparahacerlafeliz.
Becky sacudió la cabeza pensando que iba a decir algo, pero
permaneciócallada,frunciendoelceñoprofundamente.
“¿Cuántotiempohacequeocurrió?”pregunté.
“Doceañoselmesqueviene.Teníadieciochoaños.”
Reecetambiénhabíasidojovenentonces.Eraunacargamuypesada
para alguien que apenas estaba entrando en la edad adulta. Deseaba que
Cassiepudieravereso,peronointentéquitarleelenfadoquesentíacontra
él. Había estado gestándose durante tanto tiempo, que el escuchar unas
cuantas palabras de una mujer a la que casi no conocía no supondría
ningunadiferencia.
“Miedad,”musitóBeckysacudiendolacabeza.Sepusodepieyme
diouncodazo.“Mejornosvamos.Comienzaahacerfrío.¿Estarásbien,
Cassie?”
Cassieasintióytambiénselevantó.Metiósusmanosenlosbolsillos
traseros y nos dedicó una sonrisa triste. “Lo siento. No era mi intención
sertanmorbosa.Peroelquemehayanvendidoestelugarmehaafectado.
Ahora mismo estoy lidiando con cosas que pensaba que había dejado
atrás.Laideadeabandonarestelugarhavueltoaenredarlotodo.”
Beckyseacercóparadarleunabrazo.“Notienesquelidiarconesto
sola.Llámamesinecesitashablar.”
Cassie nos despidió desde el porche principal. La observé por el
espejodelcoche,unaesbeltafiguraconlosrayosfinalesdelsolbruñendo
su pelo. Era tan pequeña comparada con esa gran casa, tan vibrante y
joven en contraste con el demacrado exterior. Por alguna razón, parecía
injustoqueestuvieseviviendoallísola.Alguiencomoellamerecíaestar
enunarelacióndeamorconunhombrequelaadorase.Noeracomosu
dramáticahermana.Erafuertey,hastaahora,siemprehabíaparecidoestar
feliz.
“No lo entiendo,” dijo Becky mientras nos alejábamos conduciendo
deWillowCrescent.“Teníamimismaedad.”
“¿Wendy?Losé.Estantriste.PobreCassie.”
“Sí,esterribleparaella,yesoesloquenoentiendo.Cassiequeríaa
suhermanaysuabuelaparecíaseralguienquetambiénteníamuchoamor
que dar. ¿Por qué iba a suicidarse Wendy por un tío?” Se encogió de
hombros.“Vayadesperdicio.”
Entendíasudificultadparaentenderelconcepto.Beckyhabíaluchado
muchoparaaferrarsealavida,yescucharquealguiendecidieseterminar
con la suya propia tuvo que ser un concepto difícil de entender. “Ya has
oído a Cassie. Ella dijo que su hermana era débil y necesitaba un trato
delicado.Suenacomosihubiesesufridoalgúntipodeobsesiónenloque
sereferíaaReece.Nosoyexperta,peroprobablementeWendyteníaalgún
trastornomental.Quizásnohabíasidodiagnosticado,osilofuenoestaba
recibiendo la medicación adecuada. Si ése fue el caso, lo haría aún más
triste.PeronoesculpadeReece.Almenosyonolocreo.”
“Éllaabandonóporotrachica.Esoesunamierda.”
“También él era un adolescente. Los chicos adolescentes hacen ese
tipodecosassindarsecuenta.”
Ella dijo ajá. No había tenido novio desde que venció al cáncer.
Quizásnecesitabasaliryconoceraalguien.“EstáclaroqueCassiepiensa
que la culpa fue suya,” dijo ella. “Si piensa que él es un gilipollas,
entonces me inclino a creerla. Además, lo que sale en los periódicos le
hacenparecerunbastardoavariciososincorazón.”
Suspiré.“Notecreastodoloquelees,Bec.”
“Va a derribar la casa de la hermana de una antigua novia que se
suicidóporél.Nisiquieratúpuedesdecirqueesunbuentíodespuésde
eso.”
Talvez.Perotambiénsabíaqueseestabaarrepintiendo.Quizás,con
unpocomásdepersuasión,olvidaríatodosesosplanesdecrearunhotel
enSerendipityBend.
***
Las flores llegaron a mi puerta antes de salir a trabajar la mañana
siguiente. La tarjeta decía: Haz la maleta. Te vienes a casa conmigo esta
noche.Reece.Parecíaquehabíadejadocompletamenteatrássunaturaleza
mandona.
Cogíunamudaderopaparallevarlaeneltrabajoaldíasiguientey
dejéunanotaparaBeckyconlapromesadellamarmástarde.Deslicéla
tarjeta de Reece en el bolsillo de mi chaqueta para eliminar pruebas del
remitente.
Beckymellamócuandomedirigíhaciamiescritorio.“Noesqueme
importequepaseslanocheconélotravez,”dijoella.“Peronisiquierasé
sunombre.”
“Escucha,mamá,dejadepreocupartepormí,”bromeé.“Esunbuen
hombre. Sé lo que estoy haciendo. Si te hace sentir mejor, te enviaré un
mensaje con su dirección para que puedas decírselo a la policía si
desaparezco.”
“Notienegracia,Cleo.Sifuerayolaquepasaralanocheenlacasa
dealgúntío,túquerríassaberhastaelúltimodetalle.”
“Deja de preocuparte, Becky. Me tengo que ir. Mi jefe me está
fulminandoconlamirada.”
Reecenomemirabaconrabia.Estabadepieenlapuerta,unhombro
contraelmarco,unasonrisacuriosajugueteandoensuslabios.“Aúnnole
has hablado de mí a tu hermana, ¿verdad?” preguntó después de que yo
colgara.
“Sólo estoy esperando el momento idóneo,” mentí. No había
momentoidóneo.Nunca.
“¿Porquénoahora?”
“Yatelohedicho,Reece.Esdemasiadorecienteytúnotienesnovias,
¿recuerdas?Túmismolodijiste.”
Tuvoladecenciadeavergonzarse.“Sí,acercadeeso...”Seretiródel
marco de la puerta y se acercó a mi mesa con la gracia de un león
depredador. “Admito que ha pasado mucho tiempo desde que conocí a
alguien con quien quisiera estar. Estar apropiadamente. Pero creo que
podríahaberencontradoaalguien.”
Tragué saliva. “Es demasiado pronto, Reece. Necesitamos ir más
despacio.”
Élapoyósusnudillossobremiescritorioybajólacabeza.“Siesoes
loquequieres.Peroteloadvierto,nosemedabienirdespacio.Cuando
veoalgoquequiero,voyylocojo.”
“Entoncestú,ReeceKavanagh,tienesqueaprenderatenerpaciencia.”
Leagarréporlacorbatayleatrajeparaunrápidobeso.
Peroaélnolellególacircularsobrelodelaparterápidayahondó
el beso. Dios, le había echado de menos durante el breve tiempo que
habíamos estado separados. Quería seguir besándole e incluso a que me
devorasesobresumesa,perodejéaunladomisemocionesymeretiré.
No era sólo el hecho de que cualquiera podría salir del ascensor y
pillarnos. También estaba la muerte de Wendy, y eso me molestaba. Le
habíadichoaBeckyquelostíoshacíancosasdemierdacomosalircon
novias nuevas antes de romper con las antiguas, pero no me acababa de
creer mis propias palabras. Había sido algo cruel, sobre todo si él sabía
queellanoeraeltipodechicaquepodíasuperarperderle.
Cruel.AsíescomoCassielehabíadescrito.
Mi teléfono dio un pitido y el nombre de Ellen parpadeó en la
pantalla. Reece me dio un beso en la frente y se dirigió de vuelta a su
despacho.ComprobéelmensajedeEllen.
Llámame.¡Urgente!
La puerta de Reece estaba cerrada, pero podía salir en cualquier
momento, así que me dirigí al cuarto de baño al final del pasillo y
entoncesledevolvílallamada.
“¿Quéhay?”pregunté.“¿Haocurridoalgo?”
“¿Hasvistolosperiódicosdehoy?”LavozdeEllenteníaundejede
pánicoquenoleerapropio.
“Estánporleersobremiescritorio.”
“Mira el The Roxburg Chronicle, página cincuenta y ocho de la
seccióndeSociedad.Esunalecturainteresante.”
¿Seccióndesociedad?Joder.“Dameunaversiónabreviada.”
“Te hicieron una fotografía metiéndote en un coche con Reece
Kavanagh. Según el periodista – y utilizó el término libremente – tú
parecíasmuyíntima.Elcochetellevóasuapartamento.”
Lasangreabandonómicara.Derepentemesentímareadaytuveque
agarrarmeallavaboparaapoyarme.“¿Hesidoidentificada?”
“TunombreestáallíytambiénelhechodequetrabajasparaReece.
Continúa diciendo que él suele tener a menudo relaciones con sus
empleadas.”
Gruñí.“Mierda.Estoes...mierda.”
“Puedequenoseatanmalo.Asíqueteacostasteconélyahoratodo
el mundo lo sabe. Podría funcionar a nuestro favor. Normalmente es así
conlasotraschicas.”
“¡Yonosoycomolasotraschicas!”¿Porquénopodíavereso?¿Por
qué no era capaz de ver que ahora no era mejor que una prostituta,
intentandoconseguiralgodeReeceKavanaghacambiodesexo?Noera
dinero en mi caso, pero no creí que él fuese a notar la diferencia. Ni
Beckytampoco.
“Lo sé,” dijo calladamente. “Y es exactamente por lo que te escogí
paraestetrabajo.”
Meapretélafrentedondeunterribledolordecabezahabíaarraigado.
“Nomeimportasiteayudaono,”ledije.“¿QuépasaconBecky?¿Qué
pensarácuandodescubraquemeestoyacostandoconelhombrequeestá
jodiendolavidadesuamiga?”
“¿EllaleeTheChronicle?”
“No.”
“Entonces probablemente no se enterará. Respira hondo, Cleo, y
cálmate.Estonoeseldesastrequetúcreesquees.Yosóloqueríaquelo
supierasantesquenadieparaquepudierasestarpreparada.”
Teníarazón.Quizásnofueraunenormedesastre,siempreycuando
Beckynoleyeraelperiódico.“Gracias,Ellen.Séquesiempremecubres
lasespaldasyteloagradezco.”
Ella no respondió directamente, lo cual fue raro. Ellen no solía
quedarse en silencio. “Asegúrate de tomarte unas vacaciones y disfruta,”
dijofinalmente,suvozsuave.“QuizásseasbuenaparaReece.”
Alejé el teléfono de mi oreja y lo miré fijamente. ¿Qué demonios
quería decir? “¿Cómo sabes que yo seré buena para él?” pregunté,
volviendoacolocármelosobremioído.
“Instinto.Heestadoenestejuegomuchotiempoyséloquehaceque
tiposcomoReeceKavanaghcambien.Confíaenmí,noesloquepiensas.”
“No,aúnnoentiendoloquequieresdecir.”
“Notengotiempodeexplicarloahora.Llamamástarde,¿vale?”Ella
colgó,dejándomemásconfundidaquenunca.
Me dirigí de nuevo hacia mi mesa. La puerta de Reece aún estaba
cerrada,asíquebusquéenlosperiódicos.Seentregabancadamañanapor
la oficina de correspondencia y era mi trabajo escanearlos en busca de
noticiasinteresantesquepudieranafectaraRK.Nuncamiréenlaspáginas
socialeshastaahora.
Allíestabayo,subiendoalcochedeReececonunamiradaanhelante
enmisojosmientraslemirabafijamente.Anhelanteoborracha,eradifícil
saberlo.Gruñíyvolvíadoblarelperiódico.
Reece no salió de su despacho en toda la mañana, ahorrándome el
tomarunadecisiónsobresienseñarleelperiódicoono.Nopodíadecidir
quéhacer.Silove,alomejorquierehacerquenuestrarelación–oloque
sea que se llamara – sea conocida en todo el mundo. Eso significaría
contárseloaBecky,Cassie,yanuestroscolegas.Noestabapreparadapara
lanegativareacciónquellegaríaporadmitirlo.Noestabapreparadapara
serpresentadacomosunoviasóloparaserabandonadacuandoencontrase
a otra, a otra con menos pinta de maestra de escuela y más pinta de
modelooactriz.
Me resultaba difícil concentrarme, pero conseguí escribir algunos
informes. Incluso redacté un documento resumiendo todo el proyecto
SerendipityBend.Alfinal,todoestodejóalgoclaroenmimente–Reece
nohabíatrabajadocasinadaenelproyectoduranteunasemana,apesarde
haberalgunastareasimportantesesperandosufirma.Eraunabuenaseñal
que no estuviera continuando con ello. Necesitaba asegurarme que iba a
seguirpensandodeesemodo.
Justo antes de almorzar, las puertas del ascensor se abrieron y un
torbellinoconlaformademihermanaemergióblandiendounperiódico
enrollado,sucaralaimagendeestruendosafuria.Demonios,maldición,y
joder.
Ellalanzóelperiódicosobremitecladodelantedemí.“Teencontré,”
siseó.Apuñalóconsudedoelperiódico.“Cassieviotufotoestamañanay
me llamó. ¿Cuándo ibas a decirme que estabas trabajando para Reece
Kavanaghyfollándotelo?”
“Becky,cálm...”
“¡Nomedigasquemecalme!¡Nomecalmaré!Estoytanjodidamente
enfadadacontigoahoramismo,Cleo.”
Rodeé mi mesa y la sujeté por los hombros. Podía sentir el enfado
vibrandoatravésdeellayyotambiénempecéatemblar.Noderabia,sino
depreocupación.Nuncalahevistotanemotivaantes.Nopodíaserbueno
paraella.
Sacudiómismanosdeencimaysealejódemialcance.“¿Cómohas
podidohacermeeso?Mehasmentido...”
“Nuncahementido.”
“Evitastedecirlaverdadentonces.Malditasea,Cleo,¡eselenemigo!”
“¿Lo soy?” dijo Reece arrastrando las palabras desde la puerta. No
escuché la puerta abrirse. Había estado tan centrada en la reacción de
Beckyquehabíaaisladotodolodemás.
“Reece,” dije y me detuve. ¿Qué debería decir? ¿A quién debería
dirigirme? Decidí que mi hermana era mi preocupación más inmediata.
“Becky,¿podemosiraalgunaparteyhablardeesto?”
Alarguélamanohaciaella,peroelladesviómimanodeunbofetóny
luegogolpeósuscaderasconsuspuños.Reecesecolocódetrásdemí,una
presenciasólidayfirme.Ansiabaquedarmeallíymostrarunfrenteunido,
pero era el momento equivocado. Momento equivocado, hombre
equivocado,segúnBecky.
“Hablemosdeelloaquímismo,”dijoella.
“Nocreoquedebamos.Necesitascalmarte.Enfadarteasínoesbueno
parati.”
“¡No soy una muñeca de porcelana, Cleo! Enfadarme no va a
matarme.Cogerelautobúsoescucharlosproblemasdeotraspersonasno
mevaaenviardevueltaalhospital.”
“¿Hospital?”repitióReece.“¿Estásenferma?”
Beckyledejóenelsitioconunaagudamiradadefuria.“Noesdetu
incumbencia, pero tuve cáncer hace un tiempo. Ahora estoy bien pero
alguna gente insiste en cubrirme de algodones porque piensan que no
puedomanejarlascosas.”
“¿Cosas como ésta?” Recogí el periódico y lo moví delante de su
cara. Yo no pretendía enfadarme con ella, pero algo dentro de mí saltó.
Algo que había estado fastidiándome durante las últimas semanas y
finalmente se había enrollado con tanta fuerza que se rompió, liberando
un río de emociones reprimidas. “Mira cómo estás reaccionando, Bec.
Sabíaqueestopasaría.Esporesoquenoteloconté.”
Reecemequitóelperiódicodelamanoylohojeó.
“¡EstoyreaccionandoasíporqueteestásacostandoconelPutoReece
Kavanagh!”
“¡Becky!¡Yabasta!”
Reece dejó de pasar páginas. “¿Por qué es esto un problema?”
preguntó señalando con el dedo nuestra foto. “Me gusta Cleo y a ella le
gustoyo.Esamableportupartepreocuparteporella,peroteprometoque
nolavoyahacerdaño.”
“Sí,claro.Comoquenuncahasheridoanadieentodatuvida.”
Lacogídelbrazo,confuerza,yladirigíhacialapuerta.“No,”ledije
demalosmodos.
Ella se liberó y nos rodeó a los dos. “¿Cómo puedes estar ahí y
decirmequenovasaheriramihermanacuandohasdañadoatantasotras
personas?Cassieesmiamigaytúvasaalejarlacontuavariciosoplansin
corazón.”
EsperabaqueReeceledijeraqueestabareconsiderandolaidea,pero
no dijo nada. Se quedó inmóvil como una estatua, sus ojos velados, su
caraimpasible,yaceptósuinsulto.
“CleosabeloqueCassiesientehaciati,”continuó.“Tambiénsabelo
queyosientoyaúnasíeligiótrabajaraquí.Noloentiendo.”Ellasegiró
haciamí.“Recibesfantásticasofertasdetrabajotodoeltiempo,yaúnasí
elegistetrabajaraquícuandosabíascómomesentía.¿Porqué?”
La mirada de Reece se deslizó hacia la mía y me estremecí bajo su
miradaglacial.Nadaquedabadelacalidezdelospasadosdías,laternura
ylavulnerabilidad.Ensulugarhabíahieloyaceroyunarabiacalladaque
irradiaba de él en oleadas. Claramente se estaba preguntando lo mismo
queBecky.
Mi corazón palpitaba en mi pecho como un pájaro en una jaula.
EstabaatrapadaentreReeceyBecky,ylaúnicasalidaeralaverdad.Pero
no toda la verdad; sólo lo suficiente para crear una abertura por la que
podermeescapar.
“Admito que mi motivo para trabajar aquí no era inocente,” dije,
arriesgándomeaecharunvistazoaReece.Losmúsculosdesumandíbula
semovieron,peronodijonada.“Yoqueríaencontrarelmododesalvarla
casa de Cassie y pensé que trabajar para ti me daría acceso a la
información que necesitaba. Lo siento, Reece. Lo que hice fue terrible y
soyunazorratotalporengañarte.Tienestodoelderechoadespedirme.”
Sinembargo,nofueReecequiencontestó,sinoBecky.Ellamerodeó
con sus brazos. “¿Aceptaste este trabajo para ayudarme? Oh. Vale. Eso
tiene sentido totalmente.” Su mirada se desvió hacia Reece, aún de pie
cercademimesa.“¿Ylootro?”
“Esofueinesperado.Noplaneépasarlanocheconél.”Memordíel
labioyesperésureacción.Notuvoninguna.Eracomosiyonohubiera
hablado. Quería ir hacia él y decirle que me gustaba estar con él, pero
Beckysedisgustaría.Estabaapuntodehacerlairhaciaelascensorcuando
Reecesegiróenredondoysemetióconprisasensudespacho.Cerróla
puerta.
Parpadeé para no derramar lágrimas calientes, sintiéndome
extrañamentevacíayllenaalmismotiempo.
“¿Significaesoqueestásdespedida?”preguntóBecky.
Presionémislabiosparahacerquedejarandetemblar.“Novoyaira
casaestanoche,”ledije.
Ellajadeó.“¿Vasaquedarteconél?¿Despuésdeesto?”
“Siélquiere,sí.”
Ellasacudiólacabeza.“Noloentiendo,Cleo.¿Quévesenél?”
“Noesunmaltipo.”
“¡Loes!¿Nohasestadoescuchando?Éldisgustótantoalahermana
deCassiequelallevóalsuicidio.”
“Nopuedesculparledeeso.Noesjusto.”
“YahoravaaecharaCassiedesuhogar.Nopuedesnegareso.”
“Élseloestávolviendoapensar.Séquesí.Becky,sipuedopasarun
pocomásdetiempoconél,podríaconvencerledequedejelacasaenpaz.
¿Medejarásintentarloestanoche?”
Pude ver que dudaba y supe que la había convencido cuando dejó
escaparunsuspiro.“Vale.Peronoesperesunmilagro,Cleo.Leopardos,
manchas,ytodoeso.Élnovaacambiarquienessóloporalgodesexo.”
“Noesperoquecambie.Esperoquesequitelamáscaraquehaestado
llevandotodosestosaños.”
Ella puso los ojos en blanco y sacudió la cabeza. “Eres tan
romántica.”Peromeabrazódetodosmodosydijoquenomepreocupara
por ella. “Haz lo que tengas que hacer. Es por el bien común. Supongo.
Perotencuidado.Nodejesquetelleguealcorazón.”Lanzóotramirada
furibunda a la puerta de Reece y luego salió de mi despacho. Parecía
convencidadequeaúnestabadesuparte.Porahora.
Vicerrarselaspuertasdelascensortrasellaysuspiré.Ahoraveníala
partedifícil.LlaméalapuertadeReeceyentré.Élnolevantólavistade
susdocumentos.
“Sal,”rugió.“Estásdespedida.Cogetuscosasydejalasllavessobre
elescritorio.Noquierovolveraverte.”
CAPÍTULO10
––––––––
LaspalabrasdeReecemegolpearon.Mebalanceésobremispiesbajola
fuerza de las palabras. “Reece,” susurré. “Escúchame. Deja que te
explique.”
Con calma le dio la vuelta al papel que estaba leyendo. “Te has
explicado. Viniste aquí con el propósito expreso de traicionarme. Has
visto como manejo a las personas que me traicionan. No sé por qué
deberíatratartedemaneradistinta.”
“¿No? Entonces eres idiota. A menos que también te acostaras con
Austin.”
Finalmentelevantólavistaymispiernassedebilitaronbajolacruda
ybrutalrabiaensusojos.“¿Creesqueestoesdivertido?”
Meneguéaacobardarme.Élteníaotrolado.Unladomássuave.Sólo
teníaquevolveraencontrarloycreerquefueralosuficientementefuerte
parasobrevivir.“Creoqueestástirandoporlabordaalgobuenoporun
errorquehecometido.Admitoquevineatrabajarparatiparaencontrar
unmododeevitarquederribaseslacasadeCassie.Peronoesporesoque
me acosté contigo. Me acosté contigo porque quería.” Eso al menos era
verdad.“DespídemedeRK,peronodetucama.”
Élsoltóunarisaáspera.“Noesasícomofunciona.”
“¿PorquénopuedessepararatusAPsdetuscompañerasdecama?”
Él lanzó su silla hacia atrás y se levantó en toda su altura. Luego
cruzóconfurialahabitaciónhaciamí,sinretirarniunasolavezsuhelada
mirada de mí. “Porque no puedo estar con alguien que quiere verme
fracasar.”
Se me formó un nudo en la garganta que era imposible de tragar.
Pero no iba a dejar que me intimidase. Estaba enfadado y tenía que
ayudarle a distinguir lo correcto de lo incorrecto. “No es un fracaso
retirartedeltratodelhotel.”
“Intentadecirleesoamisaccionistas.Aúnmejor,intentadecirlesque
meestoyretirandodeltratoporquesoydemasiadoamableparacerrarlo.
Ellos no te creerán. Ellos saben que no soy amable. Todo el mundo lo
sabe.Pregúntaleaquienquieras;todostediránlomismo.ReeceKavanagh
esunbastardo.”
“Nomeimportaloquepienselagente.Séquenoeresunbastardo.”
Sequedóparalizado.Parpadeó.
“No esperaba que me gustases,” aventuré. “De hecho, estaba
preparada para despreciarte. Según todos los informes, deberías haber
sidoungilipollas.Peronoloeres,Reece.Eresunhombremaravillosoy
me gustas.” Di un paso hacia él, pero se alejó de mí. Coloqué mi mano
sobre su espalda y sentí su calor a través de su camisa, y el fuerte y
erráticolatidodesucorazón.“Megustasmuchoyquieroiracasacontigo
estanoche.”
Élrespiróhondo.Yvolvióarespirar.“Malditasea,”musitó.“Maldita
sea,Cleo.”Pasójuntoamíycerrólapuertaconllave.Luegosegiróhacia
míconojosaúnrebosantesdeemociones,predominandolarabia.Perose
había diluido algo, y sólo podía ver la incertidumbre allí otra vez, la
vulnerabilidadquesabíaacechababajosufachada.
“Quítatelaropa,”ordenópasandoazancadasjuntoamí.
“¿Ahora?¿Aquí?”
“No puedo esperar hasta más tarde. Te quiero ahora.” Él tiró los
documentos de su mesa y dejó que revolotearan hasta el suelo, luego
colocóeltecladoyelmonitoraunlado.“Hedichoquetequiteslaropa.
Loharíayoperopodríarasgaralgo.”
Sus manos estaban temblando. Él me vio mirándolas y se agarró al
bordedesuescritorio.Susnudillossevolvieronblancos.Desabrochémi
blusa. La dejé caer al suelo y le siguió mi sujetador, la falda, y la ropa
interior.
Apenasmehabíaquitadolaúltimaprendacuandoélvinohaciamíy
rodeómicinturaconsusbrazos.Melevantóbienarribayenterrósucara
en mis pechos. Besó y lamió y jugueteó hasta que yo estuve jadeando,
buscando aire, incapaz de controlar los deliciosos cosquilleos que me
envolvíanporcompleto.
Empecé a jadear, frustrada y excitada al mismo tiempo. Me tumbó
sobreelescritorioy,envezdebuscarmiplacercomonormalmentehacía,
sequitólaropaymetiósupolladuracomounarocahastaelfondo.Yo
estabalosuficientementehúmedapararecibirlesinresistencia.
Rodeé su espalda con mis piernas, atrayéndole más profundamente.
Élmegolpeabacontralamesa,susembestidascadavezmásrápidasymás
fuertes.Nomeestabamirando,asíquesujetésucaraentremismanosyle
obliguéahacerlo.
Cerrólosojos.
“Mírame,”susurré.“Mírame,Reece.”
Sucaraseretorcióysuritmosehizomáslento.Luegoabriólosojos
y me miró. La crudeza en ellos se me agarró al corazón. Aún había una
semilladeenfado,peroinclusoesodesapareciócuandoleacariciélalínea
desumandíbula.
Seretiróysecorriósobremiestómagoconunsordorugidogutural.
No había tenido tiempo de ponerse un condón. Respiró profundamente,
sus ojos cerrados con fuerza una vez más como si estuviera dolorido.
Sujeté su cabeza y le atraje hacia abajo. Me abrazó con delicadeza y
presionósuslabioscontralosmíos,besándomesinbesarme.
“Losiento,”murmurócontramiboca.“Hasido...Nodeberíahaber...”
“Shhh.Yotambiénquería.”
“Peronoasí.”
“Loaceptarédecualquiermodoquepuedatenerlo,gracias.”
Éltocómifrenteconlasuyaydejóescaparunsuspirodesgarrado.
“Venacasaconmigoestanocheytecompensaré.”
“Notienesquecompensarmepornada,perosí,iréacasacontigo.”
Me ayudó a incorporarme y juntos nos limpiamos con pañuelos de
papel. Luego me tendió mi ropa prenda por prenda y esperó hasta que
estuvevestidaantesdevestirseél.Abriólapuertaylasostuvoabiertapara
mí.
Toquélacomisuradesuboca.“Nadadetrabajartardeestanoche.No
puedoesperartanto.”
Él me dedicó una sonrisa fugaz, pero se desvaneció antes de que
despegara.Aúnestabaclaramenteafectadoporlosacontecimientosdela
mañana.Noeraelúnico.Nopodíaconcentrarmeyagradecícuandodijo
queerahoradeirnosalascuatro.
Condujohastasucasaensilencioyllegamosasuapartamentoantes
de que alguno de nosotros dijera una palabra. Aún entonces, las únicas
palabrasqueéldijofueron,“Túmbateenlacama.”
Lohice.Levantómifaldaybajómiropainterior,yluegomelamió
hastaqueestuveretorciéndomeconundeliciosoéxtasis.Entoncesmehizo
elamordespacioyapasionadamente.
Después yacimos de cara al otro, nuestras manos entrelazadas.
“Quiero la verdad, Cleo,” dijo, su cálida mirada sin abandonar la mía.
“¿Teestásacostandoconmigoparaganaralgooporquequieres?”
“Porque quiero, estúpido. Si no puedes ver eso después de haberme
hecho el amor, entonces debería irme ahora. Está claro que no soy
suficiente.”
Él colocó su brazo rodeando mi cintura y me acercó a su duro
cuerpo. “No eres deficiente para nada, Cleo Denny. Eres todo lo que
siemprequiseenunamujer.”
Ohcielos.Yohmierda.¿Cómosesuponequeibaaresponderaeso?
Era como sentarse en una alfombra voladora. Era estimulante y
maravilloso, y aún así la alfombra debajo de mí era inestable y podía
caermeencualquiermomento.
“Siento haber reaccionado tan fuerte antes,” dijo besándome en la
cabeza. “Estaba furioso, pero cuando me calmé fui capaz de pensar con
másclaridad.Séquehicisteloquehicistesóloparaprotegeratuhermana.
Séquenoerapormí.”
Cerrélosojosymepusetensaenunintentopordetenerlaoleadade
culpa que me recorría. Pero no sirvió de nada. Sabía que si alguna vez
descubríaqueyotrabajabaparaEllen,nuncavolveríaahablarme.
Peronopodíapensarasí.Élnolodescubriríaporque¿quiénseloiba
adecir?Ellenyyoéramoslasúnicasquelosabíanyningunadenosotras
ibaadecirniunapalabra.
Era hora de terminar mi asociación con ella. Quería trabajar para
ReeceysóloparaReece,aúncuandoderribaralacasadeCassie.Cruzaría
esepuenteconBeckycuandollegaralahora.MañanaselodiríaaEllen.
EstanocheeratodaparaReece.
“YocuidarédetiydeBecky,”continuó.“Todoloquenecesitestelo
conseguiré.Sóloházmelosaber.Ahoraeresmía,Cleo,yyoprotejoloque
esmío.”
Me retiré para poder ver bien sus ojos. La profundidad de emoción
enellosmeconmocionó.¿Quiénhabríapensadoqueesteaterradorloco
delcontrolsearrodillaríaantemí?
“¿DejarásenpazlacasadeCassie?”preguntétentativamente.
Se tensó entre mis brazos y me maldije por sacar el tema otra vez
cuando las cosas iban tan bien. Pero tenía que preguntar. Necesitábamos
aclararelambiente.
“Tengo que hacerlo,” dijo simplemente. “Ahora más que nunca,
tengoquehacerlo.”
“Pero ya estabas dudando. ¿Por qué estás otra vez tan decidido a
seguiradelanteconlosplanes?¿Tanpreocupadoestásporlareacciónde
losaccionistas?”
Él cerró los ojos y suspiró. “No es una cuestión de negocios. Es...
personal.”
“Dímelo,Reece.Háblame.¿Porquénecesitasderribarsucasa?”
Élrespiróhondo,dosveces.“Porquequierovolveracasa.”Eldolor
ensuvozderritiómicorazónehizoquemeagarraraaélconmásfuerza.
“Has estado evitándolo,” dije, entendiendo finalmente. “Por los
recuerdos.”
“¿CassietehablódeWendyydemí?”
“Sí.”
“Ellameculpaporlamuertedesuhermana.”
Me incorporé en la cama y atraje su cabeza contra mi pecho. Le
acariciéelpelo,sushombros,ylaespalda.“Teculpasatimismo.”
Untemblorrecorriósucuerpo.
“No deberías,” dije. “No es culpa tuya. No importa lo que Cassie
piense,lavidadeWendy–ysumuerte–dependíatotalmentedeella.”
Pasó algo de tiempo antes de que respondiera. Pensé que no iba a
hacerloyentoncesfinalmentesacudiósucabeza.“Erafrágil.Viomorira
sus padres de forma horrible cuando era tan solo una niña. Estuvo
atrapadaenelcocheconelloscuandorodóysellevósusvidas.Perdera
tuspadresasí...nomesorprendequeleafectaradelmodoquelohizo.”
Miestómagodiounvuelco.Micorazónseparóporuninstanteyél
debió darse cuenta, situado como estaba. La similitud con mi propia
situacióndabamiedo.Conunagrandiferencia–yonoquisequitarmela
vidadespuésdeveramispadresmorir.
“Tuvoquehabertenidootrosproblemasantesderomperconella,”
dije.“¿Habíaseñales?”
“Todo el mundo sabía que era sensible. Siempre lo había sido. Yo
nuncadebíhabersalidoconella.Fueestúpidoaprovecharmedesuafecto
pormícuandoyonomesentíaigual.Nuncatuvequedejarquelascosas
llegarantanlejosentrenosotros.”
“Erasjoven.Nopuedesculparteporhaceralgoquetodoslosjóvenes
hacen.”
“Cassienoestaríadeacuerdoconeso.”
“Perotufamiliasí.Ashdesearíaquetúfuerasacasa.Apuestoaque
tuspadresteechandemenos.”
“Papá quizás, pero mamá...” Él suspiró. “Mi madre es única en su
especie.Pensaríasqueconcincohijosseríadeltipomaternal,peronolo
es.Papánuncahubiesetenidotantoéxitosinofueraporella.Sitúcrees
queyosoydespiadado,Cleo,deberíasconocerla.”
“Megustaría,”dije.“¿Mellevaríasatucasafamiliar?”
Élasintió.
“Si vamos juntos, los recuerdos no te perseguirán,” le aseguré,
masajeando su espalda. “Y si lo hacen, tendremos que seguir visitando
hastaqueparen.”
Mebesólagarganta.“Siempreycuandoestésconmigo.”
“Loestaré.”
“EntoncesdejaréqueCassiesequede.”
***
“Dimito,”ledijeaEllencuandolleguéasuoficinaalasseisenpuntola
nochesiguiente.
Ellaparpadeó,sindemostrarnisorpresanipreocupación.“Siéntate,
Cleo.”
Mesenté.“Nointentesconvencermedelocontrario.”
“Noloharé.”
“¿Deverdad?”
Ellamesirvióunvasodealgodeunadelasbotellasqueguardabaen
el aparador detrás de ella. Su asistente se había ido a casa ya. Yo había
salidodeledificiodeRKtanprontocomopudeparairdirectamenteala
oficinadeEllenadarleminotificación.
“Suenassorprendida,”dijoella,tendiéndomeelvaso.
Di un sorbo. Gin tonic. “Estaba esperando algo de resistencia,”
admití.“creíquemevalorabas.”
Ella se rió y cruzó las piernas. “Sí, Cleo. Eres mi favorita. Pero he
sabidodesdehacetiempoqueteiríastardeotemprano.Tucorazónyano
estáenestoyesuntrabajoquerequierecompromisoalcienporcien.”
Pensé en ello y asentí. Ella tenía razón, sólo que no me había dado
cuenta. Ser una trampera había sido un buen trabajo al principio, pero
conformemehacíamayor,suéticahabíaempezadoamolestarme.
“Al menos puedo irme de buena manera,” dije. “Reece no va a
derribarlacasadeCassie.”
Su sonrisa empezó despacio y luego creció rápidamente. “Bien
hecho,Cleo.Sabíaquetúledetendrías.”
“VoyaseguirtrabajandoenRK,”ledije.
Ellaarqueóunaceja.“¿Trabajaryacostarosjuntos?¿Novesqueésa
esunarecetaparaeldesastre?”
“No.Siseconvierteenunproblemadimitiré.”
Ellameestudióconesospenetrantesojosazulessuyos.“Tegustade
verdad,¿eh?”
Asentí.“Esungranhombre.Paranadacomoledescribiste.”
Su mirada se deslizó hacia su bebida. “Mi información era de
segunda mano. Siempre hay imprecisiones cuando confías en las
opinionesdeotraspersonas.”
“Ésas no eran sólo imprecisiones, sino que tu información era
directamenteerrónea.Sifueratú,noharíamuchousodeesasfuentes.”
Ella encogió un elegante hombro. Llevaba un elegante traje blanco
conunachaquetacortadeverano,concomplementosdepesadasjoyasde
plataylacadeuñasroja.
“PortiyporReece,”dijobrindandopormí.“Ojaláosfuncione.”
Ella dio un trago largo. Yo no. “Ellen, ¿fue éste tu plan todo el
tiempo?”
“¿Quéfuemiplan?”
“QueyomeacostaraconReece.”
“¿Porquédiceseso?”
“Nolosé.Esdifícildeexplicar,perotengoestasensacióndequetú
sabíasqueReeceyyonosacostaríamosinclusoantesdequeyoempezara
atrabajarparaél.”
“¿Cómo podría haberlo sabido? Tienes tu propia mente y voluntad
propia, Cleo. Muy fuertes,” añadió con una irónica mueca de sus rojos
labios. “Admito que pensé que tú serías el tipo de mujer ante la que
respondería.”
“Deltipomaestradeescuela.”
Ella tamborileó con sus uñas sobre el cristal. “Sí. Él estaba
contratandoysaliendoconmodelos,peroestabaclaroporelmodoenque
nunca las mantenía mucho tiempo que necesitaba un tipo diferente de
mujerensuvida.Penséquetúpodríasserella.Fueunasuposiciónquedio
resultados,¿nocrees?”
La miré con compostura, no muy segura de cómo interpretar su
respuesta. Al final, decidí dejar el tema a un lado. Estaba claro que era
muybuenaensutrabajo,consiguiendolosobjetivosdesusclientes.
“Asíqueyaestá,”dije,soltandomivaso.“Esperonoestardejándote
concarenciasdeempleadas.”
“Encontraréaalguienparasustituirte.Pobrecilla.”
Ladeémicabezahaciaunlado.“¿Porqué?”
“Serádifícilencontraralguienqueestéatualtura.”
Mereí.“Gracias,Ellen.Medistetrabajocuandorealmentenecesitaba
eldineroymedejastehacercosasamimanera.Teloagradezco.”
“Demostraste que tu forma de trabajar funciona.” Se puso de pie y
alargólosbrazoshaciamí.Laabracé,deunmodounpocoincómodo.En
realidadnuncanoshabíamostocadoantes.
“Adiós,Cleo.”
“Adiós, Ellen.” Caminé hacia la puerta, pero me giré frunciendo el
ceño. Ella estaba aún de pie, sonriéndome. Era una extraña sonrisa, algo
asícomodeseosaytriste,perofeliztambién.Parecíapoconaturalenella.
“¿Seguirásencontacto?”
“Siquieressí.”
Asentí.“Quiero.”
Mi último vistazo de Ellen fue el de ella dándome la espalda,
llevándoseundedoalrabillodelojo.Lágrimasescocíanenloprofundo
de mis ojos, pero unas cuantas respiraciones profundas las contuvieron.
Era extraño sentirse vacía. No es que le tuviera cariño a Ellen. Sólo
habíamossidojefayempleada.MyBond.Aúnasílaecharíademenos.
***
Reecellegabatarde.Nocontestóamisllamadasentodalamañanayllamé
docenasdeveces.Noteníareunionesprogramadasensuagendaynadie
enlaoficinasabíanadadeél.
Para cuando llegó a las once, yo estaba enferma de preocupación.
“¡Ahí estás!” dije, saludándole en la puerta de cristal. “He estado
intentandollamartey...¿Reece?¿Quépasa?”
Sucaraestabalívida.Susojosenrojecidosyrodeadosdesombrastan
oscurasqueparecíanmoretones.“Ahorasécuálestujuego,Cleo.Losé.”
Mi corazón se detuvo. Me subió bilis a la garganta. La habitación
parecía que giraba fuera de control y quise vomitar. “¿De qué estás
hablando?”murmuré.
Pero lo sabía. Simplemente sabía por su aspecto que había
descubiertoloquemiotrotrabajoparaEllen.¿Perocómo?¿Quiénselo
habríadicho?Nopodíafigurármelo.Tododentrodemíestabagritando,
ahogandolaspreguntassensatas.TodoloquesabíaeraqueReeceahora
meodiaba.
Yteníabuenasrazonesparahacerlo.
“Malditaseas.”Éltemblabaderabiamientrassecerníasobremí.Me
encogí. “¡Confié en ti! Te que...” Cerró la boca de golpe, cerró los ojos.
“Tedejéentrar.Temostréunapartedemíquenuncalehabíaenseñadoa
nadie.”
“Lo siento,” susurré. “Reece, cometí un error. Un enorme error y
deberíahaberloadmitidoantes,peronopodía.Teníamiedodeperderte.”
“Buenintento.”Pasópormiladoazancadashaciasuoficina.“Pero
nomelovoyavolveratragar.Nosoytantonto.”
Corrídetrásdeélybloqueélaentradaasudespacho.“No,Reece.No
me alejes.” Puse mi mano sobre su pecho, pero él la empujó. Tragué
saliva, pero no eliminó el pánico. “Esto es auténtico, Reece. Lo que
tenemosnoesunafarsa,noestámanipulado.Nopretendíaenamorarmede
ti,perolohice.”
“¿Por qué debería creerte ahora? ¿Cómo puedo saber la diferencia
entre la verdad y las mentiras, Cleo? Eres buena. Tu jefa debería estar
totalmenteorgullosadeti.”
Soltéunaexclamación.“¿Ellentehacontadotodoesto?”
“Jesús,”gritó.“¿Esoesloquemásteimporta?”
Sacudímicabezaenunintentoporeliminarlospensamientoslocosy
enredados que la inundaban. Ellen debe haberle dicho algo. ¿Pero por
qué?Penséqueeramiamiga.Penséqueestabacontentapormí.¿Porqué
querríaarruinarlotodo?
“Veyrecogetuscosas,Cleo.Tequierofueradeaquíenlospróximos
diezminutos.”
Mehiceaunlado,paralizadahastaeltuétano.Lasprimeraslágrimas
calientescayeronpormismejillassincontrol.“¿Deverdadnotecreesque
sientoalgoporti?”
“No.”Almenostuvoladecenciadenomirarmealosojos.
“Dimití,”ledije.“Ledijeamijefa–miotrajefa–quenoloharía
más.”
Élsacudiólacabeza.“¿Sesuponequeesodebehacermecambiarde
idea?Esdemasiadotarde,Cleo.”
Observécomoabríalapuertadesudespachoymetuvequecontrolar
paranoponermederodillasysuplicarperdón.Noserviríadenada.Élno
estabadehumorparaescucharmiparte.“Esaeralarazónporlaqueno
quería acostarme contigo,” le dije, apenas consciente de lo que estaba
diciendo.“Noqueríaimplicarmecontigodeningúnmodoexceptodeun
modo profesional porque sabía que me romperías el corazón. Sólo era
unacuestióndetiempo.”
Entoncesélmemiró.Sumiradamerecorriócomoesquirlasdehielo.
Meestremecí,fríahastaloshuesos.
“Vete,”rugió.“Noquierovolveraverte.”
“No hasta que me digas que no sientes nada cuando estás conmigo.
Dimequeyonosignificabanadaparati.”Esperéyélnorespondió.“No
puedesporquesíquesentistealgoyeraespecial.Notiresesoalabasura,
Reece.Almenosintentahacerquefuncioneconmigo.”
“Hay muchas cosas por las que se me puede culpar en mi vida. He
hechoalgunascosasmuyasquerosasymehagocargodetodasellas.Pero
novoyaserculpadoporarruinaresto.”
Una caliente bola de lágrimas atascaba mi garganta. Quería decirle
que estaba equivocado, que yo no le estaba culpando, pero no podía
hablar.Además,Reecenoesperómirespuesta.Abriólapuertadegolpey
lacerródeunportazoenmicara.
CAPÍTULO11
––––––––
Me alegró que Becky no estuviera en casa cuando el taxi me dejó. Yo
quería llorar tranquila sin tener que explicar que mi corazón estaba
explotandodedolorenmipechoporqueelhombrealqueamabamehabía
abandonado.Elhombrealqueellaodiaba.Ellanoloentendería.
Lloréenlacamahastaquenomequedaronmáslágrimas;luegome
levantéycomígalletasyheladodirectamentedelatarrina.Unavezquemi
cabezaseaclaró,marquéelnúmerodeEllen.
“¿Porquécojonesselohascontado?”gritécuandocontestó.
Silencio, y luego: “¿Entiendo que no se ha calmado durante la
noche?”
“No, Ellen, no se ha calmado. Está furioso. Me ha gritado y...”
Contuveunsollozo.“Ymehadespedido.Ahoraodiaverme.”
“Oh,Cleo,losiento.Mesaliócompletamenteeltiroporlaculata.Yo
penséqueestabahaciendolocorrectoalcontárselo,peroparecequeno.”
“¿Leconocespersonalmente?”
“Sí.”
“¿Ycogistedinerodeunclienteparaespiarle?Esoesrastrero,Ellen,
inclusoparati.”
“No dejo que mis afiliaciones personales afecten mi negocio,” me
cortó.“Silohiciera,lamayorpartedeRoxburgestaríafueradelímites.”
Ellasuspiró.“Mira,Cleo,élcambiarádeidea.Yaloverás.”
“¿Por qué tendrías que tener razón en eso cuando has estado
equivocadasobretantasotrascosas?”
“Tuverazóncuandodijequeseenamoraríadeti,¿verdad?”
“Aparte de eso. Ellen, esto no es un juego. Reece nunca va a
perdonarmeporesto.”
“Niatiniamí,cariño.”
Laslágrimascayeronpormismejillasydentrodelatarrinavacíade
helado.“Paratitodoestábien,”sollocé.“Yoestabaenamoradadeél.Estoy
enamoradadeél.Yahorasehaido.”
“Voy a ir a tu casa. Podemos lamentarnos juntas y formar un plan
parahacerquevuelvasasucorazón.”
“¡No!Noquieroverte.Noquierohablarcontigo.Estoestodoculpa
tuya,Ellen.Nodeberíashabérselocontadonunca.Nuncadeberíashaberlo
preparado para que yo me enredara con él. Es todo un desastre y sólo...
sólo quiero que me dejes sola.” Colgué y apagué el teléfono. Luego lo
volvíaencenderporsiacasoBeckyintentaballamar.Ellanosabíaqueyo
estabaencasa.
MiteléfonosonóperoeraEllen.Dejéquesaltaraelcontestador,pero
siguióllamandoasíquetuvequevolverloaapagar.
Beckyllegóacasamástardeesatarde,meechóunvistazoysupoque
algoibamal.Porprimeravezenmivida,llorésobresuhombroyellame
consoló. No pareció estar muy compasiva cuando le dije lo que había
pasado.Muchasdesusrespuestasconsistíanen:“Bastardo”o“Sabíaque
estopasaría.”
“Esunbuenhombre,”ledije.“Soyyolaqueesunazorraporloque
lehehecho.”
“Y una mierda. Si de verdad te conociera, entonces sabría cómo te
sentías. Tú siempre vas con el corazón en la mano, Cleo, y él lo ha
pisoteado.Leodio.”
“Noleodies.”Fuiacogerotropañueloperolacajaestabavacía.La
tiré al otro lado de la habitación. “No me has dicho si te asombra mi
eleccióndecarrera.”
Ella se reclinó en el sofá y levantó las rodillas. Las rodeó con sus
brazosyapoyólabarbillaallí.“¿Teacostabascontodostusobjetivos?”
“¡No!”
Ella se encogió de hombros. “¿Entonces por qué debería estar
asombrada?”
“Porqueesengañosoyescasiprostitución.”
Ellabufó.“Noseasmelodramática.Noeresunaprostituta.Peronoes
ético,esohayqueadmitirlo.”
Me mordí el labio y la miré. “Entonces continúa. Échame la charla
sobrecomonodeberíahaberaceptadoeltrabajo.”
“No.”
“¿Porquéno?Melomerezco.”
Ellapusolosojosenblanco.“Supongoqueeldineroestababien.”
Simplementelamiré.
“¿Muybien?”ellainsistió.
Asentí.
“¿Yteníasmuchasfacturasquepagar?”
Yanopodíaseguirencarándola.Melevantéparaservirmeunacopa
devino.
“Cleo,nosoyidiota.Séquemisfacturasmédicasdebenserenormes.
Eldineroteníaquesalirdealgúnsitioparapagarlas,ademásdelaescuela
dearteyponercomidaenlamesa.Nuncanoshafaltado.Túteencargaste
deeso.”
De repente la sentí junto a mí, quitándome la copa de la mano. No
podía verla muy bien a través de las lágrimas que nublaban mi visión,
perosupresenciaeraunconsuelo.
“Mehascuidadobien,Cleo.Ahorayovoyacuidardeti,empezando
por darte un abrazo.” Ella me estrechó contra sí y yo lloré, otra vez.
Después de un rato, me dirigió hacia el taburete de la cocina. “A
continuación voy a servirte este vino y a cocinar algo de comer. Luego,
mañana o al día siguiente, cuando tengas ganas, discutiremos qué hacer
sobreeldinero.”
“Conseguiréotrotrabajo,”ledije.
“Todoasutiempo.”
Lo que no le dije fue que de ningún modo podría ganar la misma
cantidaddedinerocomosimpleAP.AdemásdeloquemepagabaEllen,
habíaestadorecibiendoelsalariodemisobjetivos.Ningúntrabajonormal
pagaríatanto.
***
Ellen siguió intentando llamarme durante la próxima semana, pero la
ignoré. A la semana siguiente, ella vino a casa. La vi conducir su coche
deportivo rojo y desplegar esas largas piernas desde el asiento del
conductor.NoabrílapuertaycomoBeckynoestabaencasa,noteníapor
quéhacerlo.Ellensefue.Volvióallamartodoslosdíasdurantelasemana
siguienteyyoborrétodossusmensajessinescucharlos.
Reecenollamóniunavez.
Para la cuarta semana, ya no me quedaba dormida llorando. Mis
lágrimasparecíanhabersesecado,dejandounespaciovacíodentrodemí.
No parecía poder reunir ningún tipo de respuesta emocional para nada.
Becky me hablaba, pero yo apenas la escuchaba. Me levantaba por la
mañana, compraba comida cuando se nos acababa, y completaba los
movimientosdeducharme,vestirme,ycomer.Peroeracomosiestuviese
enunaniebla,comoqueestabaallíperosinestar.
Miré anuncios de trabajo, pero no solicité ninguno. O bien estaban
localizados demasiado lejos, no pagaban lo suficiente, o sonaban
aburridos.Vivíamosdenuestrosahorros,peroestabandisminuyendocada
semana.Elpréstamoquehabíapedidoparapagarlasfacturasmédicasse
comía los ahorros como una bestia feroz que necesitara ser alimentada
continuamente.
Hastaqueelpréstamoderepenteterminó.Recibíuninformefinaldel
bancomostrandocadaúltimocéntimoquehabíasidopagadoenunpago
único. Les llamé, pero no me quisieron decir quién había terminado de
pagarelpréstamodebidoarazonesdeconfidencialidad.
“Pero yo soy la única con acceso a esa cuenta,” le dije a la
representante por teléfono. “Soy la única que puedo pagarlo. Alguien le
habrá dado un número incorrecto y ha pagado mi préstamo por error.
Necesitadevolverlessudinero.”
“No,MissDenny,lacantidadpagadaenlacuentaeslacantidadexacta
deloquedebía.Esdemasiadoprecisoparaserunerror.”
“Entoncesdígamequienlohapagado.”
“Nopuedo.Notengoaccesoaesainformación.”
“Esraro,”ledije.“Muyraro.”
“Siquieremiconsejo,MissDenny,sóloacépteloyestéagradecida.”
Colgué y le dije a Becky lo que había pasado. “Debe haber sido
Ellen,” dije. “Se siente culpable por haber terminado mi relación con
Reece.”
“¿Nocreesquepodríahabersidoél?”
Negué con la cabeza. “Él no haría algo tan considerado cuando ni
siquieraquierepensarenmí.TienequehabersidoEllen.”
“Quien quiera que fuera, celebrémoslo con chocolate. ¡No más
préstamos!¡Yuju!”
No me uní al yuju, pero me comí el chocolate. No me sentía bien
aceptando dinero de nadie, incluida Ellen, y particularmente semejante
grancantidad.Parecequealfinaltendríaquehablarconella,perotodavía
no.
“Quizásestohagaquetumenteseolvidedeotrostemas,”dijoBecky,
sacudiendounagruesatarjetacremadelantedemí.“¿Recuerdasesenuevo
centrodebienestarparapacientesdecáncer?Lohanterminado.”
“Penséquesehabíanquedadosinrecursos.”
“Parecen que encontraron una nueva fuente. Esto es una invitación
para su inauguración. El hospital debe haber pasado mi nombre. Tu
nombretambiénestá.”
“Yo no voy a ir, pero tú deberías. Puedes discutir tus batallas con
otrossupervivientes.”
Ella me dedicó una mirada fulminante. “No voy a ir sin ti. Vamos,
serádivertidoyDiossabequenecesitamosalgodediversión.”
Algo en su tono me hizo detener. Había estado tan envuelta en mi
propiamiseriaquemehabíaolvidadodemihermanaysumundo.“¿Todo
vabien,Bec?”
“Claro.”
Entrecerrélosojos.“Notecreo.¿EsCassie?”Micorazónempezóa
palpitarcomolocoygolpeabacontramiscostillas.“¿Lacasa?”
Ella me dedicó un pequeño movimiento de cabeza. “Le dieron una
ordenjudicial.Sinosevaantesdellunes,seráechadaporlafuerza.Las
excavadorasestaránallíalasnueve.”
Bajé la cabeza hasta mis manos. No me sorprendía que hubiera
cambiado de idea. Sabía que sucedería, aunque había esperado estar
equivocada.“Malditoseas,Reece,”musité.
“Es un cabrón, Cleo,” dijo Becky, rodeando mis hombros con su
brazo.“Esosólodemuestraquehassidoafortunadadelibrartedeél.”
Neguéconlacabeza.“Noesblancoynegro.Élnoesnecesariamente
el villano y Cassie la heroína. Él está dividido por la muerte de Wendy,
inclusoahora,doceañosdespués.AúnseculpayelqueCassietambiénle
culpenoayuda.”
Becky se mordió el labio y asintió sin ganas. Al menos no estaba
cegadaporelafectoquesentíaporsuamigaparapoderverlaverdaden
lo que yo decía. “¿Me estás diciendo que quiere vengarse de Cassie por
culparle?”
“No,noeseso.ÉlnopuedeenfrentarseaWillowCrescentmás,oa
esa casa. Él quiere volver casa y pasar tiempo con su familia, pero los
recuerdos de Wendy y su papel en su muerte le han jodido tanto que no
puedehacerlo.Almenosnosolo.”
“Supongo que lo entiendo,” dijo ella. “Doce años de culpa pueden
afectarleacualquieraenlacabeza.”
“Justo antes de que descubriera mi implicación con Ellen, me dijo
que no tiraría la casa si yo iba con él. Íbamos a encarar sus demonios
juntos.”
“¿Porquénomedijisteeso?Omejoraún,¿porquénoselodijistea
Cassie?”
“Porquellegóaserirrelevantedespuésdequerompieseconmigo.”
“PodríahabersuavizadoaCassieunpocohaciaélsiellasupieralo
afectadoquehabíaestadoporlamuertedeWendy.Larazónporlaquele
odiatantoesporquepiensaqueaélnuncaleimportó.Ellavealexitoso
ReeceKavanaghenlosperiódicos,ganandobillonesdedólaresysaliendo
con preciosas mujeres, y cree que simplemente se había deshecho de su
hermana.”
“Aélleimportaba.LeimportabatantoqueenterróalauténticoReece
debajodeunofalsoparapodercontinuarconsuvida.”
“Hacesquesuenevulnerable.”
“Loes.Sesientesolo.”Laverdaddeesaafirmaciónmeafectó.Reece
estabasolo. Mantenía a todo el mundo alejado, incluyendo a su familia.
Todoelmundoexceptoamí–hastaahora.
Ellasuspiró.“Esdifícilreconciliaraltipoquetúdescribesconelde
losmedios,elqueCassieodia.”
“Losé.Lapreguntaes,¿quéhacemosahora?Nopodemospermitirle
quederribelacasa.”
“¿Quieres enfrentarte a él después de todo lo que me has contado?
Penséqueestabasdesuparte.”
“Lo estoy. Derribar la casa de Cassie hará que se sienta aún más
miserableconeltiempo.Peroaúnnopuedeverlo.”
“Típicohombre.Tienenunavisiónmuycorta.”
Mereíporprimeravezensemanas.“Gracias,”dije,abrazándola.“Sé
quedifícilquetegusteeltíoquehasvisto,peroalqueyoconozcono.”
Ella frunció el ceño. “Pensé que lo habías superado, pero no lo
parece.”
La ignoré y me alejé en dirección a mi habitación. “Ponte zapatos.
NosvamosacasadeCassieparaformarunplandeacción.Sólofaltandos
díasparaellunes.”
***
PasamoslossiguientesdosdíasencasadeCassie,contactandoatodoel
mundoqueconocíamosyagentequeno.Dejamosfolletosenlosbuzones
portodoSerendipityBendypedimoselapoyodelosvecinos.Ashseunió
a nosotras el domingo por la tarde para repasar el plan para la mañana
siguiente.
“Nadadeprensa,”dijomientrasnossentábamosenelsalóndeCassie
contazasdecaféenlamano.
“De acuerdo,” dije. “Le asustará y hará que haga lo contrario de lo
quequeremos.”
Asharqueólascejas.“Hasllegadoaconocerlebastantebien.”
Asentí, totalmente consciente de que Cassie aún odiaba a Reece y
podríanoestarpreparadaparaoírcosasbuenassobreél.Eraellalaque
quería que la prensa estuviese presente. “No ha estado en casa durante
años,¿verdad?”
Ashnegóconlacabeza.“Diezomás.”
Cassiecontuvolarespiración.“¿Porquéno?¿Tumadreleprohibió
laentrada?”
“No.Noesnadadeeso.Mamáypapálehansuplicadoquecambiase
de opinión, pero él se niega. Odia este lugar, esta calle. Le recuerda a
Wendy.”
“¡No seas ridículo! Ella era mi hermana. Si yo puedo vivir aquí,
entonces él puede visitar de vez en cuando. Estás equivocado acerca de
Reece.Séqueestuhermano,Ash,peroesoteciegaanteelhechodeque
hacambiado.”
“¿Cómo lo sabes?” Fue Becky quien preguntó, tomándome por
sorpresa. A Cassie también, a juzgar por su expresión boquiabierta.
“¿Cuándofuelaúltimavezquelevisteenpersona,enprivado?”
“Yo...eh...hapasadotiempo.Peroesonoesloimportante.Reecevaa
derribarmihogarynovoyaecharmeaunladoydejarquelohaga.”
“Ni nosotros tampoco,” le dije. “Ninguno de nosotros quiere que
Reececontinúeconesto.”LeechéunvistazoaAshyaBecky,esperando
poder expresar el mensaje de que deberían dejar el asunto. Cassie no
estabapreparadaparaentenderaReece.Siélteníaéxito,seguramenteella
nuncapuedacomprenderle.
“Creo que veo un fallo en nuestro plan,” dijo Becky. “Su éxito
depende de que él vea las consecuencias negativas, particularmente de la
gentealaqueama.Perosinohaestadoaquíenaños,esimprobableque
vengaahora.”
“Déjame eso a mí,” dijo Ash. “Tengo un as en la manga que estaba
reservandoparaelmomentocorrecto.Creoqueahoraeselmomento.”
“¿Quées?”preguntóCassie,unasonrisataimadaensucara.
“Noesqué.Esquién.”
Susonrisasedesvaneció.Ellaparpadeóyéllamirófijamentehasta
que desvió la mirada. Era como si hubieran hablado, y aún así ni una
palabrahabíapasadosuslabios.MiréaBecky,peroellasóloseencogió
dehombros,tanenlainopiacomoyo.
***
PasamoslanocheencasadeCassieynoslevantamostempranoellunes
porlamañanaparapreparar.Nopasómuchotiempoantesdequelagente
llegarapocoapocoalapropiedaddeCassie,blandiendoletrerospintados
amano.Reconocíalosdemásalumnosdesuclasedearteyaunparde
hombres que se parecían a Reece y a Ash. Había personas mayores
vestidas más para pasar un día navegando que protestando, y les
identifiquécomovecinos.DiviséalmenosadosfamososyBeckyvioaun
par más. Alguien debe haber contactado con la policía y la prensa, por
desgracia.UnareporteraestabaenelporchetraserodeCassieeintentaba
conseguirunaentrevistaconella,perohabíatenidoéxitoevitándolayla
reporterafinalmenteserindió.
Alasnueve,unsordoretumboenladistanciaseñalólallegadadelas
excavadoras. Fui a buscar a Ash y le encontré de pie con un tipo con
hombros como ladrillos. Tenía el pelo oscuro y el buen aspecto de los
Kavanagh.
AshmellamóymepresentócomolanoviadeReece.
“No lo soy,” repliqué rápidamente. “Yo trabajaba para Reece hasta
que me despidió. Éramos...” Me encogí de hombros, renunciando a
explicarloqueReeceyyosignificábamoselunoparaelotro.Detodos
modos,yanoimportaba.“¿Quéhermanoerestú?¿Elcuartooelquinto?”
“El segundo,” dijo, su voz tronando desde un pecho que tensaba su
camisetablanca.“SoyBlake.”
Mi boca formó una O y me descubrí buscando a Cassie entre la
multitud.Ésteeraeltíoconelqueellahabíasalido.Teníalasensaciónde
quenolehabíavistoosabidonadadeélenaños.Nitampocosufamilia,
comomehabíanhechocreer.
“ÉlvolvióaRoxburgayer,”explicóAsh.“Lehemosreclutadopara
ayudar.”
“Eraéltuarmasecreta,”dije,recordandolareaccióndeCassie.
AshasintióyletendiósumóvilaBlake.“Llámale.”
“¿CreesquesupresenciaaquíharáqueReecerompaunacostumbre
dediezañosdenovisitar?”preguntémientrasBlakebuscabaelnúmerode
Reeceenelteléfono.
“No es tanto la presencia de Blake como lo que le va a decir.
Escucha.”Ashsecruzódebrazos,engreído,yobservóasuhermano.
“No soy Ash,” dijo Blake al teléfono. “Soy yo.” Escuchó, su boca
curvándoseaunlado.MeimaginéaReecedándolelacharlapornovenir
asucasaenRoxburgduranteañosyaparecerahora,justoahora.
“¿Hasterminado?”rugióBlake.“Porqueesmiturno.Eresunmaldito
cobarde,Reece.”Silencio,yluego:“¿Siguesahí?”
MiréaAsh.Parecíapreocupado.
“Nomehagasirallíytraertearastras,”continuóBlake.“Ahorasoy
másgrandequetúytengoformaciónmilitar.”
“Cuelga,”dijoAshpesadamente.“Novendrá.”
PeroBlakenoseibaarendir.Unafrialdadseinstalóensusojos,tan
duros y amenazadores como los que había visto en Reece. “Eres un
cobarde,hermano,”dijoentredientes.“Nisiquieratevasaenfrentarala
gentecuyasvidasestáscambiando.”Élbuscóentrelamultitudhastaquesu
miradaseposósobreunapelirrojarodeadaporungrupodepersonas.El
hielodesapareciódesusojos,sustituidoporundeseoqueresquebrajómi
corazón.
Como si hubiera sentido su mirada, Cassie se giró, pero se alejó
rápidamenteenladirecciónopuesta.
“¡Malditasea,Reece!”gritóBlake.
Me acerqué a él y apoyé mi mano sobre su brazo para evitar que
lanzara el teléfono contra el árbol más cercano. “Cuelga,” dije
calladamente.“Novendrá.”Micorazóncayóenpicado,directamentehasta
mis pies. Gritarle a Reece e insultarle no iba a funcionar. Yo ya había
intentadoeso.
Blake me miró parpadeando rápidamente. “Sí, es ella,” le dijo al
teléfono.Sequitóelteléfonodelaoreja.“Hacolgado.”
“¿Mehaoído?”
Asintió.“Hareconocidotuvoz.”
“¿Yquéhadicho?”
“Nada.Simplementecolgó.¿Quéestápasandoentrevosotrosdos?”
Suspiré.“Ahorayanada.Lofastidiéyestáfuriosoconmigo.Estodo
culpamía.Noleculpes.”
“No lo hago.” Miró de nuevo por encima de mi cabeza,
comprobando la multitud una vez más, probablemente buscando a una
pelirrojaenparticular.“Nuncalohice.Éseeselmalditoproblema.”Élse
alejóyyomequedéallídepieconAsh,preguntándomedequédemonios
estabahablando.
“BlakeapoyóaReecedespuésdequeWendymuriera,”explicóAsh,
viendo como se apartaba la multitud ante su hermano como si temieran
quepudierapisotearlessinolohacían.“Cassienopudoperdonarleporno
culparaReece.LesseparóyBlakenohasidoelmismodesdeentonces.”
“Oh,” susurré, aclarándome los ojos. Estaba a punto de llorar, mis
nerviosdepunta,ynoerasóloporladramáticahistoriadeBlake.“Estan
triste.”
“Almenosahorahavuelto.”
“¿Durantecuántotiempo?”
“Depende.”
El rugido de las excavadoras siendo descargadas de la parte trasera
deloscamionesevitóquehicieramáspreguntas.LavozdeCassiellegóa
través del megáfono, organizando a los manifestantes en una fila que
recorríalalongituddelacasa,endoblefila.Alguienempezóuncánticoy
lafiladepersonasuniósusbrazos,uniéndosealcántico.
UncapatazintentógritarporencimadeCassie,pidiéndolealagente
quesemoviera,perosuvozfueahogada.Élpidióayudaalapolicía,yse
quedó mirando. Sólo había cuatro; no los suficientes para hacer un
impacto.Noparecíaninteresadosenmoveranadieaún,ysimplementese
encogierondehombros.
Elcapatazcogióelteléfono.Losmiembrosdelaprensaseexcitaron,
oliendounahistoriaqueteníanelpotencialdeexplotar.Nadavendemejor
enlasnoticiasqueunoscuantosfamososimplicadosenunaprotesta.Lo
únicoquevenderíamásseríaunaprotestaviolentaimplicandoafamosos.
“¡Joder!”dijoBeckyjuntoamí.Señalóconlacabezaelcaminodela
entrada,dondeotramediadocenadecochesdepolicíaaparecieron.
“El capataz parece estresado,” dije. “No hay duda que Reece le está
apretandolastuercas,diciéndolequeempieceya.”
Becky agarró mi brazo. “Nuestro plan no está funcionando,
¿verdad?”
“No,”dijepesadamente.“Noestáfuncionando.”
El aumento de la presencia de los policías animó al capataz.
“¡Váyanseacasaahoraoserándesalojadosporlafuerza!”gritóatravés
desupropiomegáfono.
Uno de los policías le arrebató el megáfono. “Váyanse a casa,” les
dijo a los manifestantes con una voz más aplacada. “Tengo órdenes de
arrestar a cualquiera que intente detener a los trabajadores de hacer su
trabajo.”
“Becky,quieroquetevayas,”dije.
“Deningunamanera.”Ellasonabaexcitadaynopreocupada.
“No voy a dejar que tengas antecedentes por esto. O que te hagan
daño.”
Ellasacópecho.“Yyotampocodejaréqueesotepaseati.Somosun
equipo,Cleo.Túcuidasdemíyyocuidodeti.”
Intenté convencerla, pero no estaba escuchando. Ella y casi un
centenar de personas le gritaron al capataz cuando le hizo una señal al
conductorparaquearrancaselaexcavadora.
Lamáquinaavanzóysedetuvoantelalíneahumana.Nadiesemovió.
Unaancianagolpeóconsuletreroalaexcavadora,yunpolicíalacogióy
la quitó de en medio como si fuera tan insignificante como una ramita.
Otropolicíalaesposó.
Esoenfurecióalosmanifestantesaúnmás.Cassieeraclaramentela
líder,depieenelcentro,animandoasusseguidoresaseguirenfila.Un
policíasedirigióhaciaella,peroBlakeseinterpusoantesdequeelpoli
pudierallevársela.Estabaapuntodedarleunpuñetazo,peroCassiesaltó
hacia él y dijo algo que yo no pude oír. Ella le empujó, de algún modo
consiguiendousarsupequeñocuerpocontraelgrandedeél,ytuvoéxito
empujándolefueradeproblemas.
Losotrosmanifestanteslesenvolvieronyavanzaron,extendiéndosea
nuestro alrededor como una marea. Fuimos arrastradas hacia delante,
empujadas, y nos dieron codazos. Perdí a Becky. Divisé a tres de los
hermanosKavanaghmásjóvenes,todosgritandoysacudiendosuspuños
alascuadrillasdedemolición.Lospolicíasformaronunabarreraunida,
perosobrepasabanennúmero.
No pasaría mucho tiempo antes de que comenzaran a utilizar gases
lacrimógenosyviolencia.
“¡Becky!” grité. Pero era inútil. No podía escucharme de ninguna
manera. Ni siquiera podía verla. Subí al porche y examiné la multitud,
peronofueaellaaquienvi.
Una mujer alta y rubia abrió una brecha entre los manifestantes,
yendodirectahacialoshermanosKavanagh.Detrásdeellaibaunhombre
altoybienformadoconpelocanoso,perofuelamujerlaquellamómi
atención.
Era Ellen, que fue directamente hacia Ash y le abrazó. Parecía que
ella conocía a todos los Kavanagh, no sólo a Reece. Observé mientras
animaba a los tres para que se marchasen. Ellos negaron con la cabeza.
Entonces el hombre se unió a ellos y ella también se enfadó con él e
intentóalejarle.Élseagachóylabesócariñosamente,poniendofinasu
enfado.Ningúnhermanoosimpleamigobesaasí.Eraunbesodeamante.
Meinclinéhaciadelanteenlabarandilladelporche,intentandoverle
mejor. Sus andares eran familiares, y también el modo en que estaba
erguido. Era un poco imperial, como si estuviera por encima de los
demás.Segiró,ofreciéndomeunavisióndirectadesucara.
Jadeé y me eché hacia atrás. Era la cara de Reece, pero más vieja.
Debesersupadre.
Lo cual significaba que Ellen era o bien su esposa o su amante. La
madredeReece.Osumadrastra.
¿Qué cojones? ¿Había conspirado para que yo espiara a su propio
hijo?Todaslaspiezascayeronensusitio.Larazónporlaqueellalehabía
establecidocomoobjetivoyesteproyecto–ellavivíaenlacasadeallado
–suprofundoconocimientodeloqueaReecelegustaba,ysurazónpara
finalmentedecirlequeyotrabajabaparaella.Alfinalsehabríasabido,y
eramejorquevinieradeellamásprontoquetarde.
Aún así, había juzgado mal a su propio hijo y su plan había
producido un efecto no deseado. Por no mencionar que me había
manipuladoamítambién,nosóloaReece.Teníalaimpresióndequeella
había sabido todo el tiempo que yo me acostaría con él y que él querría
tenerunarelaciónconmigo.Unaestable,nounmerorollo.
Ungritoestridenteamiderechaapartómiatencióndelareuniónde
lafamiliaKavanagh.Reconocíesegrito.Becky.Unpolicíaestabatirando
de ella por los brazos. Otro se inclinaba sobre ella, amenazador. La
miradaensucaraeradepuroterror.
CAPÍTULO12
––––––––
LuchéporabrirmecaminohaciaBecky.Yanopodíaverlanioírla,pero
seguíempujando.Medieronuncodazoenelpechoymegolpearonenla
mejillaconelbordedeunletrerodemadera.
Divisésupierosaymelancéhaciaél.Ellaestabasentadaenelsuelo,
unbrazotorcidohaciaatrásporunpolicía,elotrodandogolpesaltuntún.
Elotropolicíalegritóquedejaradelucharolaarrestaríanporasaltoaun
oficial.PeroBeckynoestabaescuchando.Ellaestabahistérica,llorando,
gritandoypataleando.
Teníaquellegarhastaellaycalmarlaantesdequelalastimaranola
arrestaran. “¡Becky!” grité mientras empujaba el cuerpo sudoroso de un
hombrequeseacercódemasiado.Lamultituderaabundantecercadeella,
elnivelderuidoensordecedor.Erauncaos.Losmanifestantesempujaban
para mantener su posición y se adelantaban cada vez que la policía
arrestabaaalguien.
“¡Becky,soyyo!”dijecuandomeacerquéaúnmás.“Dejadeluchar
contra los policías.” Otro hombre se estrelló contra mí y yo intenté
alejarledeunempujón,peroerademasiadopesado.Desequilibrado,cayó
enmidirecciónymederribóconél.Élaterrizóconmediocuerposobre
mipecho,peroselevantóysevioengullidodenuevoporlamultitud.
Se me escapó todo el aire. Mis pulmones se comprimieron y no se
expandían. Intenté tomar bocanadas de aire, pero sólo conseguí un
dolorosocarraspeo.
“¡Cleo!” gritó Becky. La pude ver entre las piernas. Su cara era la
imagen del pánico mientras me miraba con los ojos bien abiertos. Al
menoshabíadejadoderesistirsealpolicíaquelasujetaba.
Intentégritarydecirlequeestababien,perosinairelaspalabrasno
salían.Elpánicometeníasujetaporlagarganta.Necesitabarespirar.
Habíademasiadagentealrededor,peronadieparecíadarsecuentade
mi presencia. Los pies me pateaban o me pisaban. Si no me movía me
aplastarían.Peronopodíalevantarme,nopodíapedirayuda.
“¡Cleo!”gritóBecky.“¡Ayudadla!¡Allí!”
Unodelosoficialescargóatravésdelamuchedumbreymelevantó
ensusbrazos.Mesostuvocontrasusólidopechoymealejódelpeligro,
llevándome hacia un banco debajo de un árbol, donde me dejó
suavemente, pero no me soltó. Me acunó contra su cuerpo, mi cabeza
metida debajo de su barbilla. Me frotó la espalda con caricias lentas y
melódicas, aliviando mi pánico. Mi pecho se infló cuando el pánico se
desvanecía.Respiréuna,dosveces,ymegiréhaciamisalvador.
MiréfijamentelapreocupadacaradeReece.
Él se echó hacia atrás, respirando con fuerza, como si él también
estuvieraluchandoporrespirar.Luegosegiróycorriódevueltaalacasa.
Intenté llamar su nombre, pero mi voz no había vuelto completamente.
Murióenmislabios.
Unmomentomástarde,Beckyfueescupidaporlamultitudycorrió
hacia mí. “¡Cleo! ¿Estás bien?” Ella ayudó a incorporarme y luego se
sentójuntoamí.“Tevicaerylospolicíasnomedejabanirhaciati.Lo
siguientequeséesqueReeceteestabarecogiendo.Ledijoalpoliqueme
dejara ir justo ahora, y también está dispersando al resto de
manifestantes.”
“¿Ah sí? ¿Cómo?” Seguí su mirada para ver que las excavadoras
estabansiendoconducidashacialapartetraseradeloscamiones.
Los manifestantes vitorearon y la voz de Cassie se sobrepuso al
megáfono, vitoreando como una victoria sobre el avaricioso Grupo
FinancieroRKyReeceenparticular.Ellacontinuódiciendoquelaguerra
aúnnohabíaterminado.Lasexcavadorasvolveríanmañana.
Reecenosehabíarendido.
Cerré los ojos y me concentré en llenar mis pulmones de delicioso
aire, pero no podía bloquear completamente los pensamientos de Reece,
delmodoenquemehabíarodeadoconsusbrazos,yelterrorquehabía
sentidoalveraBeckysiendoarrastradaporlapolicía.Elpensarenvolver
arepetirloaldíasiguientemederrotaba.Empecéallorar.
Becky me envolvió en sus brazos. “Pasaremos por esto juntas,
hermanita.Todoestarábien.”Eraloqueyosolíadecirleaelladespuésde
que pasara por la quimio. Apenas pensaba en comparar las dos
situaciones, pero claramente mis palabras habían tenido impacto. Me
sentíaorgullosadeella,desucorajeysulucha,yledevolvíelabrazo.Era
unagranchica.Mujer,mecorregí.Yahabíacrecido.
“¿Cleo? ¿Cleo, estás bien?” Era la voz de Ellen, llena de
preocupación.
Meaclarélosojosyparpadeéalmirarla.“Eressumadre,”laacusé.
“¿Quién?”preguntóBecky.
“Ellen,” dije sin desviar la mirada de mi antigua jefa. “Mrs.
Kavanagh.Ellamecontratóparaquemeacostaraconsuhijo.”
“¡No!” dijo Ellen con las manos en las caderas. Ella negó con la
cabeza y se sentó a mi otro lado. “Cleo, te contraté para que hicieras
exactamente el trabajo que te dije que hicieras. Detener a Reece en su
intentodederribarestelugar.”
“Fracasamos.”
“Amímeparecequeaúnestáenpie.”
“Reece volverá con sus excavadoras mañana y con más policía. El
alejamientonoduraráparasiempre.”
“Bueno,”dijoella,suvozcrispadacomopapelseco.“¿Porquécrees
quehavenidohoyaquí?Nohavenidoporaquíendiezaños,perovinoa
pesardedecirnosamí,asupadre,yacadaunodesushermanosquenolo
haría.”
Me encogí de hombros. Yo no quería jugar con ella. Ellen era
demasiadobuenayyoestabahechaunlío.“Nilosénimeimporta.”
“Porsupuestoqueteimporta.BlakemedijoporquéhavenidoReece.
Élconoceasuhermanomejorquenadie.Sonmuyparecidos.”
“¿QuédijoBlake?”Yoestabademasiadocansadaparalucharcontra
ella. No podía ver a Reece y por primera vez en semanas no quería
hacerlo.Élnoerabuenoparamíyerahoradequemedieracuentaylo
superara.
“QueReeceescuchótuvozcuandoBlakellamóyvinodirectamente.
Élsabíaqueibaahaberproblemas.Estabaentodaslasnoticias,yespor
esoquevino.Reeceestabapreocupadoporti,Cleo.”
Suspiréyexaminéalamultitudquesedispersaba.EncontréaReece
hablando con la policía, quizás suavizando las cosas. En un momento
dado,segiróenredondoylegritóalareporteraqueleestabaponiendo
unmicrófonodelantedelacara.Ellaseescabullóaunadistanciasegura
consuequipodecámaras.
“No vamos a creerte,” le dijo Becky a Ellen. “Si estuviese
preocupado habría venido a ver como estaba en las últimas semanas.
Porque¿sabesqué?Ellanolohapasadonadabien.”
“Becky,”lereñísuavemente.“No.”
“Es demasiado orgulloso para dar marcha atrás y rendirse,” dijo
Ellen.“Perocuidódetiasumanera.”
Becky se cruzó de brazos y dijo ajá. Yo miré fijamente a Ellen.
“¿Reecepagómipréstamo?”
Ellaasintió.
“¿Cómolosabía?Yonuncaselodije.Oati,loqueeslomismo.”
“Lo descubrí cuando te contraté por primera vez. No me mires así,
Cleo. No esperarás que contrate a gente sin comprobar su historial de
créditosuotrosinformes,¿verdad?”
Negué con la cabeza, no porque estuviera en desacuerdo con ella,
sino porque no podía creerme que la hubiera subestimado. “Eso era
informaciónprivada,¡yselacontasteaReece!Jesús,Ellen,esoes...”Me
quedésinpalabras.Deberíahabermeenfadadodeloqueestaba,peroera
difícilestarenfadadacuandoenrealidadellayReecemehabíanhechoun
favor.“Sinescrúpulos,”terminé.“Detalmadre,talhijo.”
“Parecequevienedefamilia.”
“La información que me diste decía que el nombre de su madre es
Bertha.¿Ésaerestú?”
Ellahizounamueca.“Berta.Ugh.Ellenesmisegundonombre.”
“¿YquéotrossecretoslecontastesobremíyBecky?”
“¡Nada!”Ellalevantólasmanos.Losanillosdeoroencasicadadedo
brillaronbajoelsol.“Sóloledijeesoporquemepreocupédespuésdeque
él te despidiera. Sabía que tenías deudas y necesitabas un trabajo bien
pagadoparaliquidarlas.Yoestabafuriosaconélyledijequenodebería
haber tomado tan precipitada actitud. Te había puesto bajo una enorme
presiónalhacereso.Élmismomepidiólainformacióndetucuenta.”
“¿Porquénomelodijiste?”
“Lohabríahechosimehubierasdevueltolasllamadas.”
Memordíellabio.
“Pero eso es todo lo que le dije,” explicó ella. “Nunca mencioné la
muertedetuspadresolasaluddetuhermana.Nosécomosupodeella,
perodebehaberlodescubiertoporqueélpagóporesecentrodebienestar
delcáncer.”
Beckysoltóunaexclamación.“¡Élpagó por él! Quiero decir... ¿por
todoelcentro?”
Ellen levantó un hombro. “Sólo necesitaban otro millón para
terminarlo.”
LosojosdeBeckyseabrieroncomoplatos.“¡Unmillón!”
“Él sabía lo de Becky,” dije. “Lo descubrió justo antes de que
nosotros...antesdequemedespidiera.”
Ellen me dio un golpecito en el hombro suavemente con el suyo.
“¿Ves?”
“¿Veoqué?”
“Élsepreocupaporti.Deotromodohabríahechoesascosassi.”
“Lashizoporquesesentíaculpable.Despuésdedarsecuentadeque
necesitaba el dinero, sintió que tenía que hacer algo. Eso es todo.” Pero
sus noticias me agitaron. Probaba que él no me odiaba totalmente. “¿Así
que...nadietecontratóparadeteneraReece?¿Nohabíacliente?”
“Porsupuestoquelohabía.LafamiliaKavanaghmecontrató.”
“Sontufamilia.”
“Yporesoleshiceundescuento.Mitaddeprecioparamishijos,el
dobleparamimarido.”
Beckyserió.
PuselosojosenblancoyEllenmesonrió.“Veahablarconél,”dijo
ella,señalandoconlacabezaendirecciónaReece.Élestabadepiecerca
de su coche, rodeado por sus cuatro hermanos y su padre. “Parece que
podríaagradecerquelerescaten.”
Sacudí la cabeza. “No tenemos nada que decirnos. No puedo
disculparmemásantesdeperderlapocadignidadquemequeda.”
“Sitúlodices.”
Nos sentamos en silencio unos momentos hasta que yo lo rompí.
“Aúnnopuedocreermequeseasmadre.”
“Ni yo tampoco a veces. No tengo instinto maternal y nunca lo he
tenido.Unbuendíaestabareciéncasadayluegoderepentemeconvertíen
lamadredecincovivarachoshijos.Losiguientequesupeeraquehabían
crecidoyniunosólodeellossabíacómoconseguiraunabuenachica.”
“¿Quéquieresdecir?”
“PenséqueBlakeestaríabienconCassie,peronofuncionó.Asíque
decidíhaceralgoalrespecto,empezandoconelmayor.”
“¿LestendisteunatrampaaReeceyaCleoparaesotambién?”dijo
Becky,incrédula.
“Noospongáisfuriosas,”nosdijoEllenalasdos.Sedirigióamí,
“Pero en interés de nuestra recién encontrada honestidad la una con la
otra,penséquedebíacontartequepartedelarazónporlaqueteelegíati
paratrabajarenesteproyectofueporquepenséqueseríaisbuenoseluno
paraelotroenotrosaspectosapartedelprofesional.Además,megustas.
Nomeimportaríatenertecomonuera.”
“Ellen... eso es... en realidad, algo así como dulce. Creo.
Manipuladora,perodulce.¿SelohascontadoaReece?”
“Sí.”
“¿Yquéhadicho?”
“Mellamómuchascosas,manipuladorasiendounadeellas,perono
dulce.”Suspiró.“Mihijomayoresmiorgullo,peroyacasinileveo.No
desdelamuertedeWendy.Élestádemasiadoocupadoenterrandosuculpa
viviendolavidadeunapersonaconéxito.Leechodemenosysóloquiero
quevuelvaacasadevezencuando.PeronoaexpensasdeCassie.Parece
pensar que esta casa está unida a sus malos recuerdos y no atiende a
razones.”
“Cree que derribarla le permitirá olvidar,” dije. Todos miramos
fijamenteendirecciónaloscincoguaposchicosKavanaghysupadre.
“Estáaquíahora,”dijoBecky.“Ylacasaaúnestáenpie.”
Ellateníarazón.Quizásestaraquíhabíabajadosusdefensasdealgún
modo.Quizásésteeraelmomentodeenfrentarseaél.
Melevantéantesdecambiardeideaymedirigíhaciaél.NiEllenni
Becky intentaron detenerme. Tan pronto como un Kavanagh me vio, los
demássegiraronrápidamenteparaobservarmiprogreso.Todosexcepto
Reece.Élmiródirectamentehaciadelante,rígido,sumandíbulaunaroca.
Losotrossedispersaron,dejándomesolaconél.Almenosélnosealejó.
Traguésaliva.“Graciasporrescatarme.”
“¿Estásbien?”preguntó.
“No.”
Sumandíbulaserelajóymeexaminódepiesacabeza.“¿Dóndeestás
herida?”
Megolpeéelpecho.“Aquí.Duele,Reece.”
Suslabiosseapretaronyseabrieronlasaletasdesunariz.“No.”
“Vale.No.Noestoyaquíparahablarsobrenosotros,detodosmodos.
Estoy aquí porque Ellen – tu madre – está desesperadamente infeliz.
Quierequevayasacasaparaunacenafamiliar.”
“¿Tehaenviadoaquíparadecirmeeso?”
“No.Estaríahorrorizadasisupieraqueestabahablandodeellacomo
si poseyera algún instinto maternal. Cree que no lo tiene, pero sí que lo
tiene.”
Élladróunarisaáspera.“Nolaconocesmuybiensipiensaseso.”
“Ellatequiere,Reece.Sólolecuestamuchodemostrarlo.”
“Quizássinoseentrometieratanto...”
“Nolaculpesaella,”salté.“Todossabemosporquéyanovienesa
casa y voy a decirte una dura verdad porque, bueno, ¿qué tengo que
perder?Yateheperdido,asíque¿quéimporta?”
Sequedómuyquieto,comosiseestuvieraconteniendo.Esperabaque
sefuerahechounafiera,peronolohizo.
“Deja de culparte por la muerte de esa chica. No fue culpa tuya, no
importaloqueCassiepiense.Wendyestabamentalmentedesequilibraday
necesitabaayudaprofesional.”
“Ésaestuopinión.”
“Eslaopinióndetodoelmundo.”
Él no dijo nada, sólo miró hacia delante, sus puños mostrando
nudillosblancosasuslados.
“Bien.Castígatesicreesquetútieneslaculpa,peronocastiguesalos
que te quieren. Ve a casa. Visita a tus padres. Sólo evita esta casa si
verdaderamentenopuedessoportarestaraquí.”Ahoraerayolaqueestaba
enfadadayfrustradaporsutontacabezonería.
“Parece que has perdonado a mi madre muy fácilmente,” dijo con
lentitud.“¿Sabesqueellanostendióunatrampa?”
“Losé.Denuevo,unamadrepreocupadaporsuhijo.”
“No necesito que ella se preocupe por mí. Necesito que ella no se
metaenmivida.”
Lancé mis manos al aire y luego dejé que golpearan mis caderas.
“¿Sabesloafortunadoqueeresdetenerpadresquesepreocupantantopor
ti?”Paramivergüenzayhorror,semellenaronlosojosdelágrimasotra
vez.Últimamentenosealejabandelasuperficie.“Haríaloquefuerapor
tenerpadrescomolostuyos,loquefueraparatenerlesaquí.”
Su cara se volvió blanca. Sus brazos cayeron a sus costados. “¿Por
quélloras,Cleo?”
Neguéconlacabeza,incapazdecontestarleatravésdelacascadade
lágrimas.
Él se acercó más, su cara un borrón. “Cleo... tus padres... ¿dónde
están?”
“CementerioRoxburgWest.”
“Jesús,”musitó.“Nolosabía.”Cambióelpesodesucuerpo,miróa
laizquierda,aladerecha,arriba,yfinalmenteotravezhaciaabajo,pero
nuncaamí.“Sabíaquenovivíasconellos,peropenséqueeraporquete
habíaspeleadoconellos.Penséquetunombreestabaenlosdocumentos
delpréstamoporquetúganabasmás.”
“Bueno,ahoralosabes.”Melimpiélaslágrimas,enfadadaporllorar
delante de él. Había querido estar fuerte, despreocupada, no una masa
balbuceanteypatética.“SólosomosBeckyyyo,yhasidoasídurantesiete
años. Ellos murieron en el tiroteo de Roxburg Park High el día de mi
graduación.”
“Meacuerdodeeso,”susurróél.“Eldíadetugraduación.Esoquiere
decirqueestabasallí.Lesvistemorir.”
Asentí con la cabeza y me tragué más lágrimas cuando los oscuros
recuerdos se acercaron, amenazando bloquear los buenos recuerdos que
siemprehabíaintentadomanteneralaspuertasdemimente.
“Jesús,” dijo él otra vez. “¿Criaste a tu hermana tú sola después de
quemurieran?”
“Sí.Eralosuficientementemayorparasersuguardiana.”
“¿Noestabanvivoscuandoellaenfermó?”
“¿Quéimportaeso?”
“Importaporque...estástanentera.”
Fruncíelceño.¿Quédemoniosestabadiciendo?”
“Eresnormal,”continuó.
“Vaya,gracias.¿Esésetumododedecirquesoyaburrida?”
“Joder.”Sedejócaercontralapuertadelcocheymirófijamentela
casa.Parecíaexhausto,triste.Casimematabanoabrazarleyconsolarle.
Mordí mi tembloroso labio y me giré. Era hora de ir a casa y
reagruparse.Mañanaibaaserotrolargodía.Mañana.OtrodíasinReece
entre mis brazos y en mi cama. Tragué aire y mordí el interior de mi
mejilla para evitar ponerme a llorar otra vez. Funcionó. Fui capaz de
alejarmeconlacabezaaltaylosojosclaros.
“Cleo,”llamó.
Seguí caminando. Detenerme sólo me habría dado esperanzas, y la
esperanzallevabaaquemedecepcionaranotravez,yquecadavezfuera
másduraquelaúltima.
Lagravillacrujiótrasdemí.Mecogiódelbrazo,haciéndomeparar.
Meliberédesuagarreymeencaréaél.“No,Reece.Hasdichotodoloque
querías decir. Lo entiendo. Soy una zorra y te he herido. Lo siento.” Mi
vozsequebró.Meaclarélagarganta.“Losientomucho,peromeniegoa
afligirmemásporloquepodríahabersido.Hehechoesodurantecuatro
semanas y no me ha reportado más que un corazón dolorido y un culo
gordoportodoelhelado.”
Suslabiosdieronunasacudida.“Enmiopinióntuculosevebien.”
“¡Cállate!¡Yanopuedesmirarmemáselculo!”
“Entoncesnocaminesdelantedemí.”
“¡Estonoesdivertido!”Fuiagolpearsuhombro,peroélcogiómi
manoytiródemíhaciaél.“No,Reece,”sollocé,incapazdemirarle.“No
seas maravilloso otra vez para luego abandonarme. Ya no puedo
levantarmemás.Duele.”
Presionó sus cálidos labios sobre mi frente y yo lloré con más
fuerza. Mi corazón estaba lleno a rebosar, y aún así estaba golpeado y
amoratado. No podía sacarle el sentido a nada más. ¿Por qué estaba
volviendoasertanamableconmigo?
“No lo haré,” murmuró contra mi frente. “No te voy a herir nunca
más.Loprometo,Cleo.”
Neguéconlacabeza.“Estoyseguradequefuiyolaquetehizodaño
ati,noalrevés.”
Le sentí sonreír. Su corazón latía contra mis antebrazos, atrapados
entre nosotros. Su cuerpo era un cálido capullo en el que yo quería
sumergirmeyquemeenvolvierasiempre.Miamorferozporélmedaba
unmiedoterrible,peromequedéallíypeleémimiedoconlaesperanza
dequealgúndíapudierasalirelotrolado.
Élrespiróhondoydejósalirelairedespacio.“LamuertedeWendy
nofueculpamía.”
Levantélavistahaciaél.Parecíaquelehabíacostadomuchotrabajo
decirlo, pero también parecía que se lo creía. “Eso es lo que todo el
mundohaestadointentandodecirteperotehasnegadoaescuchar.”
“Estoyescuchandoahora.”
“¿Porqué,Reece?¿Quéhacambiado?”
“Tú llegaste a mi vida.” Sus brazos me apretaron más. “Eres tan
fuerteycapazymaravillosa.Nosabíaquehabíasvistomoriratuspadres
y que tuviste que lidiar con el cáncer de Becky tú sola. Me tienes
encandilado.”
¿Le tenía encandilado? Sus palabras enviaron un escalofrío de
orgullo y placer susurrando por mi piel. “¿Qué tiene eso que ver con
Wendyycontigo?”pregunté.
“Todo.Penséqueellaerafrágilportodoloquehabíapasado.Mamá
ypapáintentarondecirmeensumomentoqueellasiemprehabíasidoasí,
peroWendymehizocreerqueeraporquehabíavistomorirasuspadres.
Dijoqueellamenecesitabaparaayudarlaasuperarlo.Elegícreerlaaella,
no a ellos. Pero después de saber que todo por lo que tú también has
pasadoesigualmenteunamierda,veoquenofuelamuertedesuspadres
loquelahizodelicada.Ellaerasimplementeasí.”
“Tú tampoco fuiste.” Le retiré el pelo de la frente y acaricié su
mejilla.Élinclinósucabezahaciamimano.“Nohabíanadaquepudieras
hacer para ayudar a alguien así, no importa lo que ella dijera o cuánto
tiempo le dedicaras. Nunca mejoraría sin medicación. Nunca iba a ser
feliz.”
Élasintió.“Ahoraséeso.Graciasati.”Élpasósusnudillospormi
mejillaysujetósuavementemibarbilla.“Tequiero,Cleo.”
Micorazónsehinchóypalpitóconunritmoerráticoperofelizenmi
pecho.“Yotambiéntequiero,Reece.”
Mebesó,finalmente,conaplausosdesonidodefondo.
EPÍLOGO
––––––––
ErararosentarsealamesaparacenarconEllentrashabertrabajadopara
elladurantedosañosynosaberqueteníafamilia.Noeramuydiferentede
laeficienteyfríamujerqueyoconocía.Gobernabalacasaconhumory
unasutilmanipulaciónqueyoestabaseguranisushijospodíannotar.
Su marido, Harry, parecía adorarla, pero él la riñó por su papel en
hacer que Reece y yo estuviéramos juntos. A diferencia de ella, él era
abiertoydivertido,peroyosabíaqueteníaquehaberunmañosocerebro
paralosnegociosensucabezaparapoderhaberreunidounafortunatan
grande.
“Ella piensa que todos nosotros somos demasiado estúpidos como
para seguir nuestros corazones nosotros solos,” me dijo Harry mientras
llenabamicopadevino.“Intentédecirlequesimplementedeberíaponera
todoelmundojuntoenunahabitaciónyverloquepasabaenvezdejugar
aestosjueguecitos.Nuncafuncionan.”
“MiraaReeceyaCleo,”protestóEllen.“Elloshanfuncionado.”
“Nograciasati,miqueridavíbora.”
Ellaledióunabofetadaenlamanocuandofueaabrazarla.Élserió.
“¿YquépasaconBlakeyCassie?”dijoellaenunsusurroseñalandocon
la cabeza en dirección a su segundo hijo mientras él hablaba con Ash al
otroextremodelamesa.
“Teniendoencuentaqueellosnohanfuncionado,nocreoquesean
unbuenejemplo,”dijo.
“Precisamente.Lesdejamosandaratientassolosymiraloquepasó.
Nada más que corazones rotos en ambos lados.” Ella suspiró. Harry
fruncióelceñomirandosuplatoynodijonadamássobreeltema.Tenía
lasensaciónhaberperdidoesabatalla.
Cassiehabíasidoinvitadaacenar,perodeclinólainvitación.Ellay
Blakenohabíanhabladodesdelamañanadelaprotestahacíaunasemana.
Supe que él había estado en el ejército todos esos años, pero no había
explicado donde había sido destinado. Reece me dijo que a Blake no le
gustabahablardeello.
BeckysesentóentrelosdoshermanosKavanaghmásjóvenes,riendo
ycoqueteando.Estabaempezandoapensarqueteníaquevigilarladecerca
hastaqueReeceseinclinóhaciamí,suhombrocontraelmío.
“Estará bien,” dijo calladamente, sus ojos brillando. “Esa chica ha
tenidounincreíblemodeloaseguir.”Élcolocósumanosobreminucay
seacercóparabesarme.Fuetiernoydulce,justocomoReece.
Uno de sus hermanos gruñó. “No en la mesa de la cena. Me estás
quitandoelhambre.”
“Nadatequitaelhambre,”dijoEllen.“Normalmentenopermitolos
besosenlamesadelacena,peroharéunaexcepciónsóloestavez.”
“Enesecaso,”dijoHarry,dejandosutenedorycuchillo.“Mejorme
aprovechomientraspuedo.”AgarróaEllenporlacinturaylasentósobre
suregazo.Sebesaroncomounaparejalocamenteenamorada.
Dosdesushijossetaparonlosojos,unohizounamueca,ytodoslos
cincolesdijeronqueterminaran.
Beckyyyonosreímos.
FIN
YaalaVenta:
LaProposicióndelNovioBillonario
CuandoBlakeKavanaghdejóSerendipityBendhaceochoaños,sellevóel
corazón de Cassie West con él. Ahora él ha vuelto, dañado por sus
experienciasenelejércitoyqueriendorecuperarsurelaciónconlaúnica
mujeralaquehaamadojamás.PeroCassienoquieretenernadaquever
con el hombre que la abandonó cuando más lo necesitaba, al igual que
todosaquellosqueellaquisoalgunavez.
CuandolleganlosproblemasalaordenadavidadeCassie,Blakese
veobligadoaquedarseconellaparaprotegerla.Yesentoncescuandolas
cuidadosamenteconstruidasmurallasdeCassieempiezanaderrumbarse.
Ellaledejaentrar,sóloparadescubrirquelavaaabandonar.Otravez.
laproposicióndelnoviobillonarioyaestá
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LIBROSDEKENDRA
LaTrampadelNovioBillonario
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LaGangadelNovioBillonario–próximamente
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hombresfuertesymujeresqueleshacenestarasumerced.Estácasaday
tiene dos hijos, bebe demasiado café, come demasiado chocolate, y cree
que las tareas domésticas son para la gente que no disfruta leyendo.
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UnfragmentodeLAPROPOSICIÓNDEL
NOVIOBILLONARIO
Copyright2014KendraLittle
CAPÍTULO1
NuncaconfíesenunKavanagh.Ésehasidomimantraduranteochoañosy
mehasidoútil.Misvecinosdealladohandemostradounayotravezque
arrasaráncontodoycontodoelmundoqueseinterpongaensucamino
paraconseguirloquequieren,incluyéndomeamíymicasa.Peroyono
ibaarendirmealaligera.Lucharíacontodoloquetenía.Yloquetenía
era una docena de estudiantes de mi escuela de arte y algunos vecinos
igualmenteairadosquenoqueríanquesuexclusivacallesevierainvadida
por promotores. Montamos un contingente de cien personas e hicimos
muchoruido.Fuimostanruidososqueatrajimoslaatencióndelaprensa
deRoxburgydelapolicía,quienesmeteníanenelpuntodemiracomola
lídernooficial.
Nunca confíes en un Kavanagh. Así que cuando Blake Kavanagh
aparecióenmitaddelaprotesta,miinstintofuepreguntarporqué.¿Qué
quería?¿Quéestabahaciendoelsegundodelosdemasiado-guapos-parasu-propio-bien hermanos Kavanaghde de vuelta en Serendipity Bend,
Roxburg,despuésdehabermerotoelcorazónhacíaunosochoaños?
Todo este tiempo me había mantenido íntegra y había seguido
adelante,nuncamirandohaciaatrás.Habíaintentadocontodasmisfuerzas
nopensarenélyenloquepodríahabersido.Yorecaítraslamuertede
mi abuela, pero había conseguido encontrar mi camino para salir de la
melancolía y regresar al cómodo patrón que había establecido para mi
vida.
Hasta que los poderosos brazos de Blake me arrastraron fuera de
peligroysufuriacasihizoquelearrestaran.
El asombro se extendió por mi cuerpo. Hizo que mis piernas se
debilitaran e hizo que mis nervios tintinearan. Él estaba aquí, ahora,
¡cuandomáslenecesitaba!Habíaimaginadoestedíadurantetantotiempo,
loquediría,loqueharía,loquellevaríapuesto.Nadadeesoimportaba.
Todoslospensamientossensatosfueronechadosaunladoantelavisión
desuhermosacara,desusfuerteshuesos,ybrillantesojosazulesconuna
ferocidadquenuncahabíavistoantes.
Meagarréatodoesoenunafraccióndesegundo.Queríaobservarle
más tiempo, digerir cada pequeño cambio, pero no había tiempo. Blake
levantó su puño para darle un puñetazo al policía que estaba a punto de
arrestarme.
“¡Blake,no!”grité.“Sitearrestanpormiculpa...”Mivozseperdió
en la cacofonía que nos rodeaba, pero de todos modos Blake no estaba
escuchando.Teníaasesinatoensusojosyseestabadirigiendoalpoli.
“Nolatoques,”rugió.“Oteromperéelcuello.”
Tuve que alejarle de allí antes de que hiciera algún daño serio. Le
empujé en el pecho, pero fue como si una mosca se topase contra una
pared de ladrillos. Era más grande de lo que recordaba, sus hombros
comorocassólidas,forzandolascosturasdesucamisetanegra.Enotro
momento los habría admirado, pero no ahora con el aumento de la
multitud explotando a nuestro alrededor y la policía amenazando con
arrestarnosamíyamisalumnos.
“¡Cassie!”megritó.“Saldeaquí.Esdemasiadopeligroso.¡Vete!”
“Nosinti.Nopuedotenertuarrestosobremiconciencia.”
Élpalidecióydiounpasoatráscomosimismanossobresupecho
estuvieran obligándole. Lo siguiente que supe, estábamos trastabillando
hacia atrás a través de la multitud. No estaba segura de quién estaba
propulsandoaquién,peroterminamosentrelafiladecameliasalladode
miporchedelantero,asalvo.Asolas.
Micorazónlatíatanrápidoquepenséexplotaríafuerademipecho.
Noerasolamenteporelpeligroenelquemehabíaencontrado.Latíaasí
porqueBlakehabíavuelto.
Había vuelto, ocho años después de abandonarme con mi anciana
abuela,elgilipollasdemihermano,ymisdemonios.
Tuve la primera oportunidad de mirarle bien desde el día en que
habíamos discutido en ese mismo porche cercano a donde estábamos
ahora. Yo seguía llegándole por al pecho, pero el pecho era aún más
grande,másancho,asícomotambiénloeransushombros.Susantebrazos
abultaban fuera de la camiseta y me descubrí mirándolos fijamente. Era
másfácilquemirarlealacaraconsusfaccionestanduras,subocasevera,
yesamandíbuladegranito.Supeloestabamuycortocercadesucráneoy
esosojosazulesenalertaalbergabanmássombrasquelaúltimavezque
los había visto, algo que no pensé posible. Eran una cara y un cuerpo
inflexibles,tannuevosyalaveztanfamiliares.
Élmemirófijamentetantotiempocomoyolemiréaél,admirando
cada pulgada de mí. Me pregunté si yo habría cambiado en ocho años
tantocomolohabíahechoél.Lodudaba.Mipeloaúneraunamarañade
rizos rojos y las pecas que fueron mi pesadilla durante mis años de
adolescenciaaúnsalpicabanminariz,peroyamehabíareconciliadocon
ellas.
Lemiréalosojos,rehusandoretroceder.Yanoeralachicainocente
queélhabíavistoporúltimavezllorandoenelporchedelantero.Eramás
fuerteeibaahacérselosaber.“Hasvuelto,”dijesimplemente.
Élasintió.“¿Estásbien?”
“Porsupuesto.”Miréporencimademihombro.Misalumnoshabían
comenzado un cántico y avanzaban rápido contra las excavadoras. La
policíaaúnnohabíaarrestadoanadie,perolaprotestanoparecíaquerer
terminar pronto. Bien. Quizás el hermano mayor de Blake, Reece,
recibieraelmensaje.Sino,almenoslehabríaretrasado.
“Nosotrosestamosintentandodetenerle,”dijoconunasacudidadesu
cabeza.
“¿Nosotros?”
“Ash,mamá,papá,todosnosotros.”
“¿Todosvosotros?”
“Pero no nos escucha. Está decidido a borrar este lugar del mapa.”
Esos ojos azules se suavizaron mientras examinaban mi cara. “Sólo está
intentandodestruirsusrecuerdosde...”
“No. No la nombres o hagas que él parezca algún tipo de alma
perdidaafectadoporsumuerte.Ellaeramihermana.”
LoslabiosdeBlakeformaronunalíneaymiróhaciaelcielo,como
siestuvieraapelandoalespíritudeWendy.Sehabíasuicidadohacíadoce
añosporelhermanodeBlake,Reece,quienlehabíapuestoloscuernos.
YoculpabaaReece,peroparecíaserlaúnicaquelohacía.Ningunodelos
Kavanagh lo pensaba. Ni siquiera Blake estaba de mi parte. Nuestras
diferenciasdeopiniónsehabíanenconadodurantecuatroaños,infectando
nuestrarelaciónydestrozandotodolobuenoquehabíaenellahastaque
todo lo que quedó fue una carcasa podrida. Nuestro romance había
terminadofinalmenteunanochedeveranoenmiporchedelanteroynunca
lehabíavueltoaver.
Hasta ahora. ¿Dónde había estado durante ocho años? Nunca le
pregunté a los Kavanagh, prefiriendo evitarles por completo, y ellos
nunca me habían ofrecido la información. Donde quiera que hubiera
estado, le había cambiado. El chico que una vez fue feliz parecía que no
habíasonreídoenaños.
“¿Por qué has vuelto ahora?” le dije con más dureza de la que
pretendía. Estaba cansada, mi hogar en peligro de ser derribado justo
delantedemisnarices,yahoraesto.Misnivelesdeestrésnonecesitaban
queélapareciesejustoahora.
“Ash me llamó. Él pensó que si había alguien pudiera convencerle
paraqueparaseesteerrormonumental,éseseríayo.”
“Supongoqueestabaequivocado.”
Sumiradasedesvióhacialamultituddetrásdemí.Ungritoseelevó,
seguido por un rugido de respuesta por parte de los manifestantes. El
temblordelmotordelaexcavadorarespaldabatodoslosdemássonidos.
“¡Cassie!”gritóalguien.
Me giré para irme, pero Blake me cogió del brazo. Su agarre era
duro pero no violento. “No me rendiré, Cass. Estoy aquí para quedarme
todoeltiempoquehagafalta.”
¿EstabahablandodedeteneraReece?¿Odeotracosa?Memirócon
tal intensidad que estuve segura de que podía ver a través de mi alma.
Durante un momento de infarto, pensé que me besaría. Podía haberme
atraído fácilmente contra su cuerpo y yo no habría sido capaz de
resistirme.
Parte de mí quería que él lo hiciera. Una parte traidora, pero era
pequeñayfuicapazdemitigarla.Lepiséunpie.Éltomóaireatravésde
susdientesymedejóir.
Huí, de vuelta hacia la multitud, donde uno de mis alumnos me
abrazó.
NoviaBlakeelrestodeldía.Paramitotalsorpresayalivio,Reece
llegó y canceló la excavadora. Ahuyentó a la policía, la prensa, y las
cuadrillasdedemolición,ylosiguientequesupefuequeestababesandoa
Cleo Denny, la hermana mayor de una de mis alumnas, como si no
pudierabesarlalosuficiente.Comosiellalohubierasalvado.
Nopodíaquitarleslosojosdeencimamientrasseinclinabansobresu
coche, envueltos en los brazos del otro. Ellos me llamaron y Reece dijo
quedejaríamicasatranquila.Inclusoibaarenovarlaparamíyamantener
elmismoalquiler.
Bueno,vaya.ElgrandeymaloReeceKavanaghposeíaunauténtico
corazón humano latiendo dentro del pecho después de todo. Sólo había
hecho falta Cleo para ponerlo en marcha. Que Dios nos ayude si alguna
vezledeja.
***
NovolvíaveraBlakeduranteelrestodeesedía,oalsiguiente,locual
me venía bien. Era suficiente con tener que lidiar con la prensa y con
pensarencómoarreglareljardíndenuevo.Todounparterredeplantas
anualeshabíasidopisoteado,yelpeldañomásbajodelporcheestabaen
peligrodedesmoronarsesialguienmáspesadoqueyolopisaba.
Porsuerte,eralosuficientementemañosaconelmartillo.Teníaque
serlo. Mi hermano, Lyle, había sido inútil, así que no supuso ninguna
pérdidacuandoselevantóysemarchótrasheredarlacasa.Nohabíasido
laideadelaabuelaeldejarlelacasaasuúnicoparientemasculinovivo.
Intentóenvariasocasionesmodificareltestamentodemifallecidoabuelo,
pero no había tenido éxito. Lyle lo recibió todo después de que abuela
muriera, aunque él le había prometido que yo me podía quedar.
Desafortunadamente sus deudas habían aumentado tanto que él no podía
treparporencimadeellasyrompiósupromesa.Lehabíavendidolacasa
aReeceKavanagh,dejándomeendeudaconunmiembrodelafamiliapor
el que sentía mutuo rechazo. Según Harry y Ellen Kavanagh, yo era la
mujerquehabíajodidoaReecealculparleporlamuertedemihermana,y
laquehabíaalejadoaBlakeporqueseenfrentóasuhermano.
“¡Cassie!”llamóunavozfamiliardesdeelcamino.
SoltéelmartilloysaludéconlamanoaBeckyDenny,lahermanade
Cleoyunademisalumnasdearte.Unademisfavoritas,paradecirmás.
Nosóloteníaespírituydeterminación,sinoqueeraunapersonapreciosa
porfueraypordentro.
“¿Quéestáshaciendoaquí?”pregunté.
“CleoestáalmorzandoconlosKavanagh,asíquepensédarunpaseo
yvisitarte.”
“¿Notehaninvitado?”
Ella se metió el pelo detrás de la oreja, pero los mechones rubios
erandemasiadocortosparaquedarseyencontraronelmododeliberarse.
“Sí,peropreferíaverte.”
Sonreí.“Gracias,cariño.Nohaymuchamovidaporaquí.”Blandíel
martillo.“Sóloestoyhaciendoalgunasreparaciones.¿Estásseguradeque
noquierescomerconlosKavanagh?Suelenhacerunbuendespliegue.”
“No.Voyaayudarte.¿Tienesunmartillodesobra?”
Indiquélacajadeherramientasrojoóxido.“Notengootromartillo,
peropuedespasarmelosclavos.”
Ella se sentó en el escalón más alto y sacó la caja de clavos. “Será
mejor que no utilice el martillo con nada. Seguro que acabaría
golpeándomeelpulgaroalgoasí.”
“¿Noeresmuymanitas?”
Ellaseencogiódehombros.“Nolosé.Nuncahetenidoquearreglar
nada. Cleo siempre se encarga de las reparaciones en la casa, o llama a
alguiensiellanopuede.”
Coloqué el soporte de apoyo debajo del escalón y golpeé el clavo.
“Parece que te vendría bien aprender ahora que ella tiene un nuevo
proyecto.”
“¿Quénuevoproyecto?”
“Reece.”
Su boca formó una O. “No dejes que ella te oiga llamarle un
proyecto.EsosuenacomoalgoacortoplazoyCleoestádefinitivamente
decididaaqueseaalgoalargoplazo.”
Mesentésobremistalonesylamiré.“Parecíanbastanteseriosayer.
¿Creesquedurará?”
“Eso espero. Me gusta un poco.” Levantó las manos cuando yo me
reí. “Cuando no está siendo un gilipollas, es amable. Sólo dale tiempo,
Cassie.Quizástambiénveasquenoestanmalo.”
“HeconocidoalosKavanaghmuchomástiempoquetú,Becky.”Lo
dejé así. Ella no quería oír mi historia de pena con mis vecinos más
cercanos y no quería entrar en ella. Era demasiado mala y era mejor
dejarlo en el pasado. En vez de eso, me centré en lo positivo. “Ash está
bien,esolopuedoadmitir.Yadmitoquenoconozcoalosdoshermanos
másjóvenesmuybien.Silesveoenlacallemesaludan,peroyaestá.”Ash
era el de en medio de los cinco hermanos, y un buen hombre. Si alguna
vezteníaalgúnproblemaconmisvecinos,lellamabayélhablabaconsus
padres.Ningunodeloschicosvivíaencasaya,aúncuandolacasateníael
tamañodeuncampodefútbol.Ellosprobablementenoqueríanvivirbajo
el mismo techo que el dragón que tenían por madre. “¿Van todos a
almorzarhoy?”
“TodosmenosBlake.”
Micorazóndióunpequeñovuelcoenmipechocomosiemprehacía
cuando oía su nombre. Era difícil deshacerse de los viejos hábitos,
supongo. “Quizás se ha marchado de Roxburg otra vez.” Intenté sonar
comoquenomeimportaba,perooíelnudoenmivoz.“AhoraqueReece
hadecididonoderribarestelugar,Blakenotienemotivosparaquedarse.”
“A lo mejor. Pero parece que ahora tampoco tiene ningún motivo
paramarcharse.”
Cogí torpemente el clavo que ella me pasó y se cayó a través del
huecoentrelosescalonesyaterrizóenelsuelo.“¿Quéquieresdecir?”
“¿Nolosabes?Hadejadoelejército.”
Mierda. ¿Blake había estado en el ejército todo este tiempo? Eso
explicabalosmúsculosencimadesusmúsculos.“Nisiquierasabíaquese
habíaalistado.”Cogíotroclavoymeconcentréenlatarea.Sidejaseque
miconcentraciónfallase,acabaríaconundedomachacado.
“Alparecertampocoselocontóasufamiliaduranteaños.Creoque
contrataronaundetectiveprivadoparalocalizarle,peronuncaescribióo
llamó.¿Quétipodepersonalehaceesoasufamilia?”
Unaquequieredesaparecer.
“Parecía muy intenso contigo ayer.” El tono de Becky era
juguetonamente curioso, pero no me iba a dejar engatusar y responder.
“Vosotrosdostenéisalgunahistoria.”Noeraunapregunta.
“Nos hemos conocido toda la vida. Yo solía salir con él.” Lo dejé
caerasí.MegustabaBecky,peropreferíamantenernuestrarelaciónenel
terrenoprofesora-alumna.Eramásfácilasí.
“Buentrabajo,”dijoella,inspeccionandoelescalón.
Lo probé con mi peso. Lo sostenía, así que salté sobre él y aún se
mantuvo.“¿Caféprimeroonosponemosconeljardín?”
“Café,”dijoellasonriendo.“Luegoteayudaré.Estoybastantesegura
dequecontribuíaldaño.”
Volví a meter el martillo en la caja de herramientas y cerré la tapa.
“No te preocupes. Teniendo en cuenta el caos de ayer, el lugar resultó
bastantebienparado.Además,lajardineríaesrelajante.”
“Almenosnotienesquelimpiartuvalla.”
“¿Qué?”
Memirócomosiyofueraestúpida.“Lasvallasquerecorrentodatu
calle.¿Nolashasvisto?”
“Nohesalidodelacasa.”Mirécaminoabajo,peromivalladelantera
estaba fuera de mi vista. Es lo que tiene vivir en un suburbio como
SerendipityBend.Laspropiedadeseranenormesylasvallasestabanmuy
alejadas de las casas. Podría haber habido una horda de elefantes
caminandocalleabajoynolohabríasabido.
“TodaslasvallasalolargodeWillowCrescentfueronmarcadasla
pasadanoche,”dijoBecky.
“¿Marcadascongrafiti?¿Todas?”
“Menoslatuya.”
Fruncíelceño.“¿Porquénolamía?”
“EsoesloqueEllenKavanaghqueríasaber.”
EllenKavanagheralamatriarcadelafamiliayunamujerindomable.
Ella manejaba su propio negocio y le iba extremadamente bien, según
todoslosinformes.Habíasidoestrictacuandoéramosniñosyunaferoz
abogada de los derechos de la mujer y la conservación de Serendipity
Bend.DesdelamanicuradesusuñashastasustaconesdePrada,eraaguda
yferoz.Noeraunamujeralaquequisieraagraviar.
Medirigícaminoabajo,Beckyjuntoamí,ypasamosatravésdela
puertadehierro.Adiferenciademisvecinos,yodejabamipuertaabierta,
enparteporquenoteníanadapararobarasíquelosladronesnoeranun
problema, pero principalmente porque el interfono no funcionaba. A lo
largodetodalacallehabíaseñalesdegentelimpiandolosgrafitisdesus
vallas de piedra o ladrillo. No los miembros de las familias, sino los
jardineros o alguien a quien hubieran contratado. Sólo mi valla
permanecía sin tocar, y alguna otra en la que la valla era un seto y no
ladrillosomadera.
“Vaya,” dije en un susurro. “Me pregunto por qué han atacado esta
calle.”
“Mepreguntoporquétucasanolofue.”
Situvieraqueadivinar,seríaporquealguienahífuerahabíavistoel
caosdeayerenlasnoticiasyhabíasentidopenapormí.Eraeltípicocaso
de David contra Goliat, y nadie simpatizaba nunca con Goliat. Quizás
pensabanquelaluchanohabíaterminadoyestabanexpresandosuenfado
por la América capitalista que exprime a los pequeños. O quizás s sólo
alguien que vio todas las grandes y desnudas vallas en la televisión y
pensóquesuarteluciríabiensobreellas.
“Ése es bastante bueno.” Señalé con la cabeza la valla directamente
enfrente.Lucíaundibujodelacaradeunpayasoconcoloresbrillantesy
con lágrimas cayendo por sus mejillas. El resto de las vallas estaban
simplemente marcadas con la firma del artista, pero ésa debió tardar
tiempo en completarse, y en la oscuridad de la noche. Todas las
proporciones eran correctas, y se había usado sombreado para mayor
efectoparasubrayarlosojostristesdelpayasoylamanchalacrimógenaa
través del maquillaje blanco. Era evocativo, hermoso, y me hizo querer
darle al pobre payaso un abrazo. La verdad es que no quería borrarlo.
Tristemente, eso era exactamente lo que el hombre vestido con el mono
naranjaestabahaciendo.
“¿Lapolicíahavistoesto?”pregunté,esperandoretrasarelproceso
sólounpocomás.
Beckyasintióyserió.“Vivesenunaburbuja,¿verdad?”
“No puedo ver la calle desde la casa.” Encogí un hombro. “Está
aisladayenpaz.”
“Osolitaria.”
Leguiñéelojoperonosediocuenta.Estabasaludandoconlamano
a su hermana y Reece, de pie ante la puerta de Kavanagh. Ellos
devolvieron el saludo. Becky me cogió de la mano y me arrastró hacia
allí.
MepreparéparamiprimeraconversaciónensíconReecedesdeque
había cancelado las excavadoras. Los pocos minutos que había pasado
diciéndome que dejaría mi casa intacta no contaban. Aún había estado
agitadaporlaprotestaymiencuentroconBlake,yélhabíaestadocomo
borrachodespuésdebesaraCleo.Quizásmediríaquehabíacambiadode
idea.
Cleomeabrazóantesdequeyopudierahacersalirun“Hola”demi
boca. Miré más allá de ella a Reece y él me dedicó una sonrisa
avergonzada.
“NuncaseestátranquiloenWillowCrescent,”dijoél.
“Vayalío,”dijoCleo,retirándosedemí.Ellaseñalóalpayasoconla
cabeza. “Ése se vería bien en un lienzo, pero realmente no le pega a la
calle.” Todos nos quedamos de pie dándole la espalda a la puerta de los
Kavanaghymiramosaltristepayaso.
“Nosé,”dijoReece.“Hayunoscuantospayasosviviendoporaquí.”
“Payasos megaricos,” dijo Cleo, pasando el brazo alrededor de su
cintura.“Apuestoaquenoestánllorando.”
“Eldineronopuedecomprarlafelicidadytodoeso.”Éllabesóenla
cabeza.Ellalevantólavistahaciaélcontantoamorensusojosquedolía
verlodesdefuera.Sentíacomosimeestuvieseentrometiendo.
“Alparecertumadrepiensaqueyoteníaalgoqueverconesto,”dije,
cruzándomedebrazos.
Reecefruncióelceño.“No.”
“Peroellaseestápreguntandoporquémivallanohasidoatacada.”
“Todosnoslopreguntamos,”dijoCleo.“Peronoporquepensemos
quetútengasalgoqueverconesto.”
Era fácil pelear con un Kavanagh, pero no cuando una Denny unía
fuerzasconellos.MegustabanCleoyBecky.Noqueríadiscutirconellas.
Dejéeltema.
“La policía está inspeccionando las grabaciones de las cámaras de
seguridad,” dijo Reece, señalando a las cámaras adheridas a las puertas
cercanas.“Probablementecogeránprontoasusospechoso,especialmente
conesamarca.Esbastantedistinguible.”
“Sólo espero que el pobre chaval se escape con una advertencia,”
dije.“Losgrafitisnosonundelitodefuerzamayor.”
“En ese caso es mejor que esperes que no vuelva. Hay algunos por
aquíquequierenqueledenlasentenciamáxima.”
Meloimaginaba.LosresidentesdeWillowCrescent–deSerendipity
Bendporloquerespectaba–seenorgullecíandesuscuidadoscéspedesy
susperfectossetos.Sielgrafiteroeraunpobrechicosinhogarcomolo
eranmuchosdeellos,nolesimportaríaloquelepasabasiempreycuando
sedetuviese.Ellosnuncahabíantenidoquepreocuparsededóndesaldría
su próxima comida o de cómo mantenerse abrigados en invierno. Me
incluía a mí misma ahí. Puede que no fuese tan rica como el resto de
personasenelBend,perosiemprehabíatenidountechosobremicabeza.
Esperaba ser más compasiva que la mayoría, particularmente ante un
artistadetalento,locualnuestrografiteroclaramenteera.
“Estaba de camino a venir a verte,” me dijo Reece. “Tengo una
proposiciónquehacerte.”
“¿Yamevasaechar?”
“Novoyaretirarmipalabra,Cassie.”
Traguésalivaynodijenada.
“Quierohacerrenovaciones,”dijo.
“Esodijisteayer.¿Nohascambiadodeidea?”
Élsonrió.“No.Necesitareparacionesymepreocupa–nospreocupa
–quepuedacaersesobreti.”
NomecabíaningunadudadequeteníaqueagradecerleaCleoeste
cambioenlaactituddeReece.“Notienesporqué,”ledije.
“Sí.Eslaresponsabilidaddelcasero.Además,quierohacerlo.Sidejo
lapropiedadabandonadaahora,luegoserámáscostosoarreglarla.Esmás
económicoatenderlosproblemasantesdequesehaganmayores.”
Entendíaesaactitud.SonabamásdelmodoenqueReecepensaría.A
él sólo le importaba el dinero y proteger su inversión, en vez de
asegurarsedequeyopermaneciesesecabajounaguacero.
“Vale,”dije.“Sólohazmesabercuándovendránlosalbañiles.”
“Ésa es la cuestión.” Se aclaró la garganta. “Quiero contratar a
Blake.”
“¡No!”
“Vamos,Cass,porfavor.Élsabeloqueestáhaciendo.”
“Seguroquelosabe,peronomeimporta.Nolequieroporaquí.”
CleoyBeckyintercambiaronpalabrasconlamirada.“Necesitaalgo
quehacer,”continuóReece.“Élnotienenadaquehacer,yesalguienque
necesitatrabajarosevolveráloco.Mepreocupa...”
“Hedichoqueno.Encuéntraleotracosaquehacersiestáaburrido.”
“Cassie,”dijosobriamente,demodoominoso.“Esmipropiedad.Si
quierocontrataramihermano,puedohacerlo.”
“Es mi hogar, no una propiedad. Y como inquilina, tengo todo el
derechoderechazarteneraunobreroenparticularaquí.”Nosabíasieso
era verdad o no pero no me importaba. Solo de pensar en tener a Blake
entre las mismas paredes que yo me estaba mareando. Había resultado
suficientemente penoso tener que haberle visto ayer, pero verle todo el
día,todoslosdías,meconvertiríaenunrevoltijopatético.Nopodíadejar
quemisalumnosmevieranasí.NopodíapermitirqueBlakemevieraasí.
“Nolequierocercademicasaodemí.¿Estáclaro?”
“Clarísimo,” dijo una voz detrás de mí tan afilada y fría como una
hojadeacero.Unavozquemehizosentircalienteyfríaalmismotiempo.
Blake.
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