0131-21-2002 TRIBUNAL CUARTO DE SENTENCIA, San Salvador

Anuncio
0131-21-2002
TRIBUNAL CUARTO DE SENTENCIA, San Salvador, a las dieciocho horas, del día
veinticuatro de abril del año dos mil dos.
Visto en juicio oral y público, el presente proceso penal marcado con el número
175-1-2001, que se ha seguido en contra del señor JUAN CARLOS GALINDO, quien es
de treinta y un años de edad, comerciante, Acompañado con la Señora María Elisa Velis
Barahona, originario de San Salvador, en donde nació el día cuatro de noviembre de mil
novecientos setenta, residente en Colonia Santa Luisa, Calle a San Roque, Pasaje La
Trinidad, casa número dos, Mejicanos, hijo de Miguel Ángel Galindo (fallecido) y de
Magdalena López, procesado por el delito definitivamente calificado como COHECHO
PROPIO, previsto y sancionado en el Artículo 330 del Código Penal, en perjuicio de la
Administración Pública.
Han intervenido como partes en la vista pública: En representación del Fiscal
General de la República, el Agente Auxiliar JORGE ALBERTO AYALA MUNDO; y
por parte de la Defensa, el licenciado MARIO RENÉ CHÁVEZ CORVERA, en calidad
de Defensor Público, ambos son abogados y del domicilio de San Salvador.
Conforme a lo prescrito en el Art. 189 de la Constitución de la República, siendo
que el delito por el cual se juzga al acusado antes mencionado, no es un delito común, para
efectos de conformar al Tribunal que conoció en esta Vista Pública, se determina que el
delito se ha cometido en el ejercicio de una función o cargo, por tanto queda excluido del
conocimiento por parte del Tribunal de Jurado, por tratarse de un delito Oficial y no común,
por lo que fue sometido a Vista Pública al juzgamiento de este Tribunal integrado en forma
Colegiada, el cual está constituido por los suscritos Jueces: MANUEL EDGARDO
TURCIOS MELENDEZ, ROSA ESTELA HERNANDEZ SERRANO y SAUL
ERNESTO MORALES, presidida por el primero, quien actúa en calidad de Juez
Presidente. Convocándose para la realización de tal audiencia, las nueve horas de este día,
según la resolución de las diez horas, del día tres de Septiembre del dos mil uno, fecha en la
cual efectivamente se realizó dicha audiencia, dando inicio el debate a las once horas
declarándose cerrados a las quince horas con treinta minutos, dándose a conocer la decisión
del Tribunal a la hora indicada al inicio de esta sentencia.
RESULTANDO:
I.
HECHOS ACUSADOS.
La Representación Fiscal en su escrito de acusación acusó por los hechos
siguientes: "El día veintiocho de Mayo del año dos mil uno, como a las diecisiete
horas con veinte minutos, cuando los señores Luis Enrique Flores Díaz y Mario
Enrique Cañas Zavala se conducían a bordo del vehículo de transporte colectivo,
placas MB 2148, de la ruta treinta y ocho "B", que hace su recorrido de la Ciudad
de Apopa hacia San Salvador y viceversa, transitando en dicha oportunidad de San
Salvador hacia Apopa, y el primero de los mencionados efectuaba la labor de
motorista, y el segundo de cobrador, y como ya es costumbre en su ruta de trabajo,
con toda normalidad realizaron la parada en el lugar que se localiza casi frente de la
gasolinera ESSO de la Ciudad de Apopa, con la finalidad que los pasajeros bajaran
del vehículo o lo abordaran; situación que también fue aprovechada por parte de un
agente de la Policía Nacional Civil, quien se acercó donde el motorista, pidiéndole
los documentos de tránsito, y además le dijo que le iba a imponer una esquela de
quinientos colones, por el motivo que las placas andaban en mal estado, y el
motorista trató de darle explicaciones pertinentes, sin embargo el agente siempre
impuso la esquela, y además le quitó los documentos de transito. Ante este hecho el
señor Flores Díaz le pedía que le devolviera los documentos, sin embargo el
referido agente le sugirió al motorista que fuera a dejar a los pasajeros y que hablara
con el dueño de la unidad, para poder arreglar, por lo que éste así lo hizo, pero el
propietario, señor Hugo Landaverde le dijo que viera como hacía, por lo que
nuevamente el motorista junto con el cobrador se dirigieron hacia donde se
encontraban los agentes policiales, y hablaron con el mismo que tenía los
documentos, y éste les dijo que necesitaban la cantidad de doscientos colones, ya
que ellos eran cuatro; pero fue el caso que al conductor no le alcanzaba el dinero,
por lo que les dijo que iba a ir a rebuscarse; y el agente en mención le advirtió que
iba a permanecer hasta las dieciocho horas. De inmediato se dirigieron nuevamente
a donde el propietario del vehículo a fin de que les prestara la suma de cien colones
y éste a su vez se comunicó con el presidente de la Cooperativa de la ruta treinta y
ocho B, es así que el señor Daris Adonay Ortez Mejía le recomendó que antes de
entregarles el dinero anotaran la serie de los billetes, y que además anotaron los
números de ONI de los agentes, para que luego los denunciaran en la Unidad de
Asuntos Internos de la Policía, y ese mismo señor se ofreció para tomar o filmar un
vídeo en el momento de la entrega del dinero. Con estas indicaciones se anotaron
las series de los dos billetes de a cien colones que iban a entregar,
correspondiéndoles la serie AC 2292896 y serie W 22249616. De igual forma
anotaron el número de la Esquela de Infracción de quinientos colones, que es 5418744, luego procedieron a entregar el dinero, el cual fue recibido por el mismo
agente que tenía los documentos, quien tenía el número de ONI 13105, y que los
otros agentes tenían ONI 13022 y 15262, no pudiendo observar el número del otro
policía. Posteriormente se dirigieron a interponer la denuncia, la cual les fue
recibida por el Sargento José Noé Ayala Flores, y pasados unos diez minutos se
dirigieron juntamente con los denunciantes y el agente Carlos Alberto Gómez
Moreno hacia el lugar en donde se había dado el hecho, lo que hacían a bordo del
vehículo de los denunciantes, pero cuando iban llegando al Pericentro de Apopa
cambiaron de vehículo el cual siempre era propiedad de uno de los denunciantes. Al
llegar al lugar observaron que los agentes se disponían a levantar los conos que ellos
colocan, y abordaron un vehículo tipo microbús con el logotipo de la Policía,
emprendiendo la marcha, fue por ello que el referido Sargento solicitó apoyo a un
agente motorizado para que le ayudara a alcanzar el vehículo policial. Luego
también el agente le pidió a los denunciantes que le dieran apoyo para perseguirlos,
y así lo hicieron, y a la altura de la Ex Refinería de Azúcar, ya que se encontraba
detenido el microbús, y les explicaron a los agentes que había una denuncia en su
contra, por lo que se dirigieron a la Unidad de Control y les dijeron que les iban a
realizar un registro, a lo que accedieron, y al agente Juan Carlos Galindo con ONI
13105, se le encontró la cantidad de quince dólares y un centavo de la misma
moneda, y la cantidad de seiscientos setenta y cuatro colones, entre los cuales se
encontraban dos billetes de a cien colones, cuyas series habían sido anotadas por los
denunciantes, es decir, serie AC 2292896 y serie W 22249616, los cuales le fueron
encontrados en el porta placas del referido agente, así mismo, se le encontraron tres
esquelas de quinientos colones, con número 5-418744 y las otras números 5-418743
y 3-814385, por tales razones fueron detenidos los cuatro agentes, quienes
pertenecían a la División de Tránsito Terrestre, siendo identificados como Fernando
Martínez Ramírez, Juan Carlos Galindo, Rafael Humberto Aparicio y Wenceslado
Alas, haciéndoles saber el motivo de la detención, y los derechos que conforme a la
Constitución y la Ley les corresponden."
II.
PRUEBA INCORPORADA.
Se incorporó durante el desarrollo de la Vista Pública la prueba siguiente:
Prueba Testimonial: 1) Luis Enrique Flores Díaz. 2) Mario Enrique Cañas Zavala.
3) Carlos Alberto Gómez Moreno. 4) Daris Adonay Ortez Mejía; y 5) José Noé
Ayala Flores. Prueba Documental: 1) Acta de remisión del acusado, de folios 6 y 7;
y 2) Reconocimiento en Rueda de Personas, el cual se practicó al imputado con los
testigos Luis Enrique Flores Díaz y Mario Enrique Cañas Zavala, de folios 39 y 40.
Prueba Documental de descargo: 1) Fotocopias de la esquelas 5-418743 y 5418744.
Prueba Instrumental: 1) Dos billetes de cien colones, series W 22249616 y AC
2292896; y 2) Esquela de infracción número 5-418744.
III.
IV.
El imputado, señor JUAN CARLOS GALINDO, haciendo uso de uno de sus
derechos, previa asesoría de la Defensa Técnica, optó por rendir su declaración
durante el desarrollo de la Vista Pública, lo que consta en acta separada.
Incidentes diferidos: Para el momento de la redacción de la presente sentencia no
se difirió la resolución de ningún incidente planteado por las partes.
CONSIDERANDO:
Los puntos sometidos a deliberación y votación, resueltos por unanimidad, según lo
dispuesto por el Artículo 356 del Código Procesal Penal fueron: en cuanto al número uno:
I.
DETERMINACION DE LA COMPETENCIA: Este Tribunal estima que es
competente, tanto territorial como funcionalmente, para conocer del presente caso,
por las siguientes razones: a) El hecho que fue sometido al conocimiento del mismo,
sucedió frente a la gasolinera Esso, ubicada a la entrada de la ciudad de Apopa,
lugar que por ley es de competencia de este Tribunal, según lo prescribe el Decreto
Legislativo número 772, vigente desde el día dieciocho de diciembre de mil
novecientos noventa y nueve; b) Conforme al Artículo 59 del Código Procesal
penal, será competente para juzgar al imputado el Juez del lugar en que el hecho
punible se hubiere cometido, presupuesto que en presente caso se cumple; c) Que al
Tribunal de Jurado constitucionalmente se le ha conferido competencia, para
conocer de los delitos comunes, dado que el Delito de Cohecho Propio, es un delito
II.
III.
IV.
oficial, por requerir el tipo objetivo que el sujeto activo reúna como requisito, ya sea
la calidad de funcionario o empleado público, como ocurre en el presente caso;
siendo por tales razones que el Tribunal se integró colegiadamente para conocer en
juicio el presente caso.
PROCEDENCIA DE LA ACCION PENAL: De conformidad con lo prescrito en
los Art. 193 No. 4 de la Constitución de la República; 19 numeral 1º. e Inciso 2º.,
83, 247, 253, 314 y 322 del Código Procesal Penal, la Acción Penal y el ejercicio de
la misma planteada ha llenado todos los requisitos, desde la presentación del
Requerimiento Fiscal, a las quince horas y cincuenta minutos, del día treinta y uno
de Mayo del año dos mil uno, el cual fue el fundamento para la realización de la
Audiencia Inicial, de la cual se resolvió pronunciar el Auto que ordenó la
Instrucción, continuando el trámite del proceso, se dio el Auto de Instrucción, hasta
llegar a la celebración de la Audiencia Preliminar a las diez horas, del día
veintinueve de Agosto del dos mil uno, de la cual surge el pronunciamiento del
Auto de Apertura a Juicio, dándole curso al trámite del proceso hasta ser remitido a
este Tribunal de Sentencia, a las quince horas y cincuenta y cinco minutos, del día
treinta y uno de Agosto del año dos mil uno, fundamentándose dicha pretensión en
el Derecho Sustantivo, previsto en el Artículo 330 del Código Penal, relativo al
ilícito Penal de COHECHO PROPIO, el cual tutela el bien jurídico
"Administración Pública".
PROCEDENCIA DE LA ACCION CIVIL: De conformidad al Artículo 114 del
Código Penal toda acción delictiva genera obligación civil y según lo prescrito en el
Art. 356 CPP, el juzgador tiene que pronunciarse sobre la procedencia de la Acción
Civil, siendo de acuerdo a lo regulado en los Artículos 42 y 43 del Código Procesal
Penal, que la acción civil se ejercerá por regla general con la penal; que en los
Delitos de Acción Pública será ejercida conjuntamente con la penal, en el presente
caso en el Requerimiento Fiscal, se ejerce tal acción, de igual manera se hace en el
dictamen acusatorio; empero en razón del bien jurídico tutelado es "La
Administración Pública", dicha acción es improcedente, dado el carácter difuso del
referido bien jurídico, y que no se estableció la existencia de un daño, por tanto no
procede la restitución de cosa alguna, y no es posible individualizar persona natural
titular del mencionado bien, en el presente caso no es procedente, por tanto no
procede la restitución de cosa alguna, en consecuencia de conformidad al principio
de congruencia este Tribunal se pronunciará sobre la acción civil absolviendo sobre
tal responsabilidad; en vista que se trata de la Administración Pública como la
afectada directamente, por lo que en virtud de la naturaleza misma del hecho, en el
cual no puede cuantificarse el daño causado, ya que la víctima es la Administración
Pública, por lo que se determina improcedente.
TIPICIDAD DE LA CONDUCTA ATRIBUIDA. El delito perseguido en la
Acusación Fiscal, cuya comisión se atribuye es el de COHECHO PROPIO, el cual
se describe de la siguiente manera: COHECHO: La doctrina suele clasificar estas
conductas delictivas en cohecho activo y cohecho pasivo (el funcionario que solicita
una promesa o dádiva). El quebrantamiento del deber y la confianza depositada en
el funcionario (cohecho pasivo), el respeto que se debe al normal y correcto
funcionamiento de los órganos estatales (cohecho activo). No se trata de un delito
bilateral, en el sentido de que el delito surge con el perfeccionamiento de un
acuerdo de voluntades entre el particular y el funcionario, sino de dos delitos
distintos y autónomamente castigados. La concepción bilateral del cohecho concibe
este delito como una especie de conspiración entre el funcionario y el particular que
se conciertan para la ejecución de un hecho relativo al cargo del funcionario y
deciden ejecutarlo. Esta tesis es equivocada porque igual se castiga como cohecho
consumado la solicitud de la dádiva por parte de funcionario que no es aceptada por
el particular (auto-ofrecimiento o autocorrupción) y el intento de corrupción por
parte del particular no aceptado por el funcionario, estos hechos más que
conspiración, serían proposición o provocación. Es decir, es la solicitud del sujeto
activo (funcionario, agente, etc.) no seguida de una aceptación de la propuesta por el
particular, capaz de vulnerar el principio de imparcialidad que debe revestir la
función pública, aún cuando dicha conducta pone de manifiesto la voluntad del
funcionario, agente, etc., que intentó el arreglo, de adoptar una posición parcial de
mediar una gratificación.
EL BIEN JURIDICO: Protegido sería es el principio de imparcialidad,
entendiéndolo como el deber de los poderes públicos de obrar con una sustancial
neutralidad y objetividad en la prestación de servicios públicos.
El Cohecho Pasivo en doctrina se le clasifica en Propio e impropio.
El Cohecho Propio: en esta modalidad de injusto penal, sucede que es común que
"la autoridad o funcionario público en provecho propio o de un tercero, solicitare o
recibiere por sí o por persona interpuesta, dádivas o presente o aceptare
ofrecimiento o promesa para realizar en el ejercicio de su cargo una acción u
omisión" En el caso sometido a juicio el Agente de Autoridad solicitó dicha dádiva
(doscientos colones) para devolver los documentos de transito ilegalmente
decomisados.
TIPO OBJETIVO: El sujeto activo es la autoridad o funcionario público
(entendiendo como tales cualquier persona que participe en el ejercicio de la
función pública, a que se refiere el tipo legal).
La acción consiste en solicitar o recibir por sí o por persona intermedia, dádiva o
presente, o aceptar ofrecimiento o promesa para ejecutar un acto o no ejecutarlo.
(Acá se equiparan la aceptación del ofrecimiento con la solicitud unilateral del
funcionario). La acción de solicitar: consiste en emitir una declaración de voluntad
dirigida hacia un tercero, por lo que se manifiesta en la autoridad pública la
disposición a recibir una dádiva a cambio de la realización o no de un acto propio
del cargo que constituye delito. Elementos del tipo objetivo: 1) Que la dádiva, se
solicite al particular como contraprestación de algo (devolver los documentos de
transito ilegalmente retenidos); 2) Para la realización de un acto propio del cargo
(una conducta con arreglo a la ley, esperada era que el agente hoy imputado,
después de constatar la legalidad de los documentos de tránsito, hubiese devuelto
los mismos al motorista de la unidad de transporte colectivo detenida); y 3) Acta
constitutivo de un delito: es contrario del ordenamiento jurídico, considerando en su
generalidad, negarse a la prestación de un servicio público o cargo público, alejado
de las normas de procedimiento; existe por tanto una figura concursal de un
incumplimiento del deber, sin embargo por ser de mayor gravedad el legislador
sanciona la afectación a la Administración Pública y no el abuso de autoridad.
LA DADIVA O PRESENTE y el ofrecimiento o promesa referidos a esa dádiva o
presente, sobre los que recae la acción deben ser de contenido económico. No
pueden considerarse dádiva o presentes las prestaciones que no tengan un contenido
económico. Es indiferente la cuantía de la dádiva o presente basta que sea relevante
en orden a motivar al funcionario en su actuación. Es indiferente asimismo que la
percepción de la dádiva o presente se realice antes o después de realizado el hecho,
basta que sea necesario que haya sido pactado con anterioridad a su realización; es
decir que debe existir un nexo causal entre la dádiva o presente y el acto a realizar;
como sucedió en el presente caso, se produce el acto de la incautación ilegal de los
documentos de tránsito, y el acto esperado ante la legalidad de los mismos es la
devolución, sin embargo lo que se produce es la exigencia de una contraprestación,
como lo es la entrega de una cantidad de dinero para devolver dichos documentos .
Es relevante que dichos actos tengan que estar relacionados con el cargo del
funcionario; no cabe duda en el presente caso que los hechos se producen
precisamente en ocasión que el acusado desempeñaba su función de Agente de la
Policía Nacional Civil, destacada en la División de Transito Terrestre, de otra
manera no hubiese podido revisar los documentos que retuvo a cambio de la
exigencia de los doscientos colones, que le fueron entregados, después de haber sido
marcados los billetes.
Cuando la dádiva solicitada, recibida o prometida tiene por objeto que el
funcionario o la autoridad pública se abstenga de realizar un acto que debería
practicar en el ejercicio de su cargo generalmente tiene doble penalidad como en el
caso del artículo 330 del Código Penal, hablamos de la pena y de la inhabilitación
especial para el desempeño del empleo o cargo (Tipo omisivo).
TIPO SUBJETIVO sólo es punible la comisión dolosa ya que el funcionario o
autoridad debe ser consecuente del carácter y finalidad del carácter de la solicitud,
aceptación o recepción de la dádiva y querer actuar a pesar de ella. Es indiferente el
móvil que le impulse (en provecho propio de un tercero).
CONSUMACIÓN, se equiparan el solicitar, el recibir o el aceptar; por tanto basta
que el funcionario se dirija a alguien en solicitud de la dádiva para que el delito se
consuma, independiente de que se acepte o no la solicitud. De lo anterior se
concluye que no caben las formas imperfectas de ejecución.
El cohecho propio: es un delito perteneciente a las infracciones denominadas de
corrupción, que conllevan exacciones ilegales y en general comprende los abusos en
el ejercicio de la acción pública dirigidos a la obtención de un beneficio
habitualmente económico; este tipo de ilícitos se articula a la instrumentación del
cargo con fines ajenos a los públicos.
En la actualidad se ha superado la teoría del nivel del cargo como exclusivo
fundamento del desvalor propio de los delitos cometidos por funcionarios públicos,
la ratio incriminadora se cifra en el respeto del principio de imparcialidad u
objetividad en el desempeño de la actividad pública, como una de las condiciones
esenciales para su correcto funcionamiento. Se sitúa como el bien jurídico tutelado
el correcto funcionamiento de la Administración Pública conforme a los parámetros
constitucionales; siendo la exigencia de servir con objetividad una de las notas
fundamentales de la actividad administrativa. La constitucionalidad del principio de
imparcialidad en esta esfera de la actividad pública supone además el
reconocimiento de su operatividad como parámetro de valoración de toda la
actividad administrativa, se instaura como una garantía para los ciudadanos
tendiente a asegurar que las decisiones administrativas no van a ser influidas por
intereses económicos o de cualquier otro tipo, pero al fin ajenos y contrario a los
generales, que conlleven grave perjuicio en la credibilidad en la ciudadanía hacia el
servidor público, y hasta entorpezcan dicha actividad. A todo funcionario le está
vedado la actuación arbitraria dentro del marco de respeto a la Constitución.
En conclusión lo que se configura como el objeto de tutela jurídica es el respeto o
principio de imparcialidad, que debe ser entendido como la ausencia de la
interferencia en la adopción de decisiones públicas, que únicamente deben
estar guiadas por los fines que legalmente justifican su desempeño.
El cohecho cometido por el funcionario que solicita, acepta o se deja prometer una
dádiva a cambio de la realización u omisión de un acto propio del cargo, supone la
conculcación del principio de imparcialidad. El Cohecho se presenta como un delito
de Lesión o resultado, ya que el funcionario o empleado público se coloca desde el
momento en que solicita, recibe o se deja prometer la dádiva en una posición parcial
respecto al resto de los ciudadanos.
El delito de cohecho se presenta como un delito de participación necesaria, lo cual
se concluye tanto del significado de la acción típica tanto como desde la óptica de la
perspectiva del bien jurídico. Ello se concluye desde la primera óptica al analizar los
verbos empleados en el artículo 330 CP, al objeto de individualizar las acciones
típicas, se requiere de la presencia de más de un sujeto, tanto en relación a la
solicitud, como en relación al recibo u oferta o promesa; es decir se requiere un
sujeto que solicite o reciba y otro que acepte la dádiva o entrega, aún cuando en
unos y otros casos la intervención del otro sujeto no reviste la misma intensidad.
Desde la perspectiva del bien jurídico se constata la lesión del principio de
imparcialidad. La doctrina identifica el cohecho como activo y pasivo. El activo es
cometido por el particular que ofrece, promete o entrega o regala una dádiva a
cambio de la obtención de una resolución o decisión de un funcionario público. El
pasivo es el cometido por el funcionario que solicita, acepta la promesa o recibe las
dádivas del particular a cambio de una acción u omisión propio del cargo (la
clasificación obedece a la condición subjetiva del autor), y de la posición que éste
ocupa en el delito, es indiferente la naturaleza activa o pasiva de su aportación al
hecho delictivo, pues existe casos en que el funcionario adopta una decisión pasiva
en relación al particular y otros en que el funcionario tome la iniciativa corruptora.
También doctrinariamente se distingue entre cohecho propio o impropio. El
cohecho propio (figura agravada) es aquel que tiene por objeto la obtención de un
acto propio del cargo contrario al ordenamiento jurídico. El impropio es aquel cuyo
objeto es un acto propio del cargo pero conforme al ordenamiento jurídico. La
diferencia radica en el carácter pluriofensivo del cohecho cuando se dirija a la
obtención de acto contrario al ordenamiento jurídico ya que se produce la
conculcación al principio de imparcialidad y además que pone en peligro el
principio de imparcialidad a que está sometida la actividad pública.
El bien jurídico tutelado es el debido respeto del principio de imparcialidad en el
ejercicio de la actividad pública consustancial a una administración democrática
(además de lesionar el principio de imparcialidad) pone en peligro el principio de
legalidad sobre el cual se cimienta la actividad pública, art. 330 CP. modalidad de
Cohecho Agravado).
La figura delictiva o el injusto se agota en el mero acuerdo o en su intento, por tanto
la ejecución o no del mismo en nada altera su consumación. No exige por tanto el
tipo descriptivo que el autor ejecute la acción, es decir que en un derecho penal de
la acción la sóla disposición del autor o la comisión de un delito no incrementa lo
injusto del delito.
ELEMENTOS TIPICOS. Autores en este delito sólo podrán serlo el funcionario o
empleados público, Agente de autoridad o autoridad pública de lo que se desprende
que puede tratarse la comisión de ésta modalidad delictiva tanto la ejercida por el
funcionario publico administrativo estricto sensu, jurisdiccional o política.
LA CONDUCTA TIPICA. Consiste en solicitar, recibir o aceptar, el ofrecimiento
o promesa de dádivas para la realización del ejercicio del cargo de una acción u
omisión constitutiva de delito. Es necesario que la dádiva se solicite o acepte como
contraprestación por la realización de un acto propio del cargo que sea a su vez
constitutivo de delito.
Acciones típicas conforme la descripción legal "solicitar recibir dádivas o
cualquier ventaja, o aceptar la promesa u ofrecimiento de una retribución" (la
estructura típica requiere de la intervención de un tercero distinto del funcionario).
La acción de solicitar consiste en emitir una declaración de voluntad dirigida a un
tercero, por lo que se manifiesta la disposición a recibir una dádiva o presente a
cambio de la realización de un acto propio del cargo. La realización de esta acción
no supone la efectiva lesión del bien jurídico tutelado, sino una mera puesta en
peligro, pues no se requiere que entre el funcionario y el particular se alcance un
acuerdo, únicamente que el funcionario manifiesta externamente tal voluntad. La
acción de recibir, consiste en la efectiva admisión de la dádiva o presente por parte
del funcionario con la voluntad de hacerla suya; esta modalidad de acción requiere
de la previa entrega de un tercero de la dádiva o presente con la finalidad señalada
en el tipo: obtener del funcionario un acto en el ejercicio de sus funciones,
constitutivo de delito. La aceptación del ofrecimiento o promesa. Esta conducta
del funcionario significa la aprobación de una oferta de futura dádiva o presente. La
aceptación del ofrecimiento o promesa requiere de una previa o simultánea oferta de
dádivas o presentes por el sujeto interesado en la obtención de un acto propio del
cargo constitutivo de delito.
El núcleo fundamental del injusto en el delito de cohecho reside en la obtención del
"acuerdo injusto", porque es el momento en el que se conculca el principio de
imparcialidad, pues el funcionario se sitúa en una posición parcial respecto a la
futura adopción de un acto propio del cargo, el legislador ha equiparado el acuerdo
a su intento, que desde la perspectiva del bien jurídico propuesto integra una mera
puesta en peligro. La solicitud del funcionario no seguida de una aceptación de
la propuesta por el particular no es capaz de cercenar el principio de
imparcialidad, aunque sin duda pone de manifiesto la voluntad del
funcionario, que intentó el pacto, de adoptar una posición parcial de mediar
una gratificación. El cohecho es un delito de conductas mixtas alternativas.
El Objeto de la acción: el acto constitutivo del delito realizado en el ejercicio del
cargo: Las dádivas o presentes deben ser solicitadas, recibidas o prometidas a
cambio de la realización por parte del funcionario de un acto, en el ejercicio de su
cargo constitutivo de delito. Si la ventaja que obtiene o pretende obtener el
funcionario a través de la "venta" de sus funciones es la dádiva o presente, el
particular a través del delito de cohecho persigue la obtención de una resolución
publica que le favorezca directa o indirectamente. Se trata de un intercambio de
prestaciones. El Tribunal Constitucional Español ha determinado que no se requiere
que el funcionario sea específicamente competente para realizar el acto objeto de
soborno, sino únicamente que éste resulte facilitado por su pertenencia.
La consumación del delito se producirá con independencia de la efectiva practica
del acto objeto de cohecho, incluso cuando ni siquiera se ha dado inicio a la
ejecución de la acción u omisión constitutiva de delito.
La equiparación de los supuestos en los que el objeto del cohecho es una acción
constitutiva de delito con aquellos otros en los que referido objeto es una omisión,
también constitutiva de delito, es la relativa a calificar la conducta del funcionario
que por precio se comprometía a abstenerse de llevar a cabo una conducta propia
del cargo, que eta a su vez constitutiva de delito.
ELEMENTO SUBJETIVO: El funcionario o autoridad que solicita, recibe o
acepta la promesa u ofrecimiento de dádivas o presenta a cambio de la realización,
en el ejercicio de sus funciones, de una acción u omisión delictiva debe, para
responder por el delito de cohecho actuar dolosamente, es decir el funcionario ha de
conocer que solicita o acepta una dádiva que no le es debida y, que condiciona su
recepción a la practica de una acción u omisión constitutiva de delito.
LA CONSUMACION: llega cuando la declaración de voluntad del autor llega al
conocimiento de la otra parte (la falta de acuerdo en la cantidad o concreción del
acto propio no afecta la consumación).
Uno de los argumentos mas utilizados para negar el carácter de pluripersonal del
delito del cohecho, ha sido precisamente la posibilidad de consumar el delito sin la
intervención del particular, en el caso cuando el funcionario solicita una ventaja y
esta petición es desatendida por el destinatario de la misma. Acá la conducta no es
pluripersonal porque la intervención del particular no es merecedora de reproche
penal (no que le excluye de la incriminación porque dicha conducta no lesiona el
bien jurídico, lo que existe en este caso es un tipo de participación necesaria, así la
participación del particular no es punible).
Existen dos tipo de cohecho, según se sanciona al particular o al funcionario,
(cohecho activo y cohecho pasivo). Dentro de los tipos de cohecho pasivo se pueden
distinguir las modalidades de cohecho propio e impropio. En el cohecho propio el
bien jurídico tutelado es el correcto funcionamiento de la Administración Publica.
El sujeto activo puede ser un funcionario publico o la autoridad, en el ejercicio de su
cargo. La conducta castigada es solicitar o recibir, por sí o por persona interpuesta,
dádiva, presente ofrecimiento o promesa
V.
VALORACION DE LA PRUEBA: El Tribunal para valorar la prueba tiene
presente lo regulado en el Artículo 162 CPP., el cual establece los caracteres de la
prueba la pertinencia, relevancia, objetividad y legalidad; los cuales se refieren a
que la actividad probatoria debe reunir dichas características, en su orden: a)
Pertenencia, ello significa que de los medios probatorios producidos durante el
juicio, se debe extraer los elementos que permitan al juzgador dar por acreditados
los elementos del delito y que la persona procesada es la responsable del resultado
lesivo o de la puesta en peligro del bien jurídico tutelado por la norma infringida; b)
Relevancia, ésta se refiere a que la prueba debe ser útil para el descubrimiento de la
verdad; c) Objetividad, se refiere a que la prueba debe provenir del mundo exterior,
no debe ser una construcción del conocimiento particular del juzgador y d) La
legalidad, tiene relación con los momentos de la actividad probatoria, ya que la
prueba únicamente puede ser valorada si ha sido legalmente obtenida, ofrecida y
producida, por tanto en atención a la garantía contenida en el Artículo 15 del
Código Procesal Penal.
Respecto a la pertinencia de la prueba que ha desfilado en el presente caso.
Este Tribunal, analiza en este apartado, que en el desfile probatorio aportado
por la parte Acusadora, cumplió con los objetivos, y con los fines de la
prueba, generándole al Tribunal certeza jurídica, para establecer la
participación delincuencial, la existencia del delito, y establecer con
exactitud un juicio correcto de tipicidad, los elementos del dolo y la
Lesividad del Bien Jurídico. Análisis que se establecerá de la siguiente
manera:
A. Por objeto de la prueba debe entenderse. Lo que se puede probar en general, aquello
sobre lo que puede recaer la prueba; es una noción puramente objetiva y abstracta,
no limitada a los problemas concretos de cada proceso, ni a los intereses o
pretensiones de las diversas partes, de idéntica aplicación en actividades procesales
y extraprocesales, sean o no jurídicas, es decir, que, como la noción misma de
prueba, se extiende a todos los campos de la actividad científica e intelectual; a lo
que nos lleva, que la actividad probatoria realizada por la Fiscalía, fue relativa
exactamente al objeto del debate y a demostrar lo principal: existencia del delito, la
responsabilidad del acusado en la comisión del mismo y el nexo causal entre el
resultado y la acción reprochable en el presente caso.
B. Por necesidad o tema de la prueba. (THEMA PROBANDUM). Se entiende lo que
en cada proceso debe ser materia de la actividad probatoria, esto es, los hechos
sobre los cuales versa el debate o la cuestión voluntaria planteada y que deben
probarse por constituir el presupuesto de los efectos jurídicos perseguidos por las
partes, sin cuyo conocimiento el juez no puede decidir; es también, una noción
objetiva, porque no se contempla en ella la persona o la parte que debe suministrar
la prueba de esos hechos, sino en general el panorama probatorio del proceso; pero
concreta, porque recae sobre hechos determinados que deben ser probados ahí. En
este caso, el señor Fiscal, introduce elementos probatorios tanto testimoniales como
documentales, tales como los testimonios de las personas a quienes se les decomisó
los documentos de tránsito, de la persona que interpuso la denuncia, la que marcó
los billetes, el agente policial que realizó la diligencia de la requisa; la presentación
de los billetes con que se pago la exigencia de la dádiva, el decomiso de los mismos
en poder del acusado; así como la existencia de todos los controles sobre la
actuación del encausado; elementos probatorios que desfilaron en la presente Vista
Pública y los elementos que fueron aportados, que nos merecen entera fe y fueron
suficientes para probar las pretensiones de la acusación Fiscal.
C. La carga de la prueba. Determina lo que cada parte tiene interés en probar para
obtener éxito en el proceso, es decir, cuales hechos, entre los que forman el tema de
la prueba, en ese proceso se necesita que cada elemento aparezca probado, para que
sirvan de fundamento a sus pretensiones, que lleve al juzgador a fallar con certeza
sobre tales supuestos acreditados, y en caso de que esas pruebas existan, como es
obvio en el presente caso, existe la forma exacta que permite a este tribunal fallar en
el sentido de acreditar la pretensión de la acusación en la presente Sentencia. Si
concluimos con el aspecto relativo al objeto de la prueba, el señor Fiscal logró
establecer de manera cierta y determinada su pretensión tal como se relacionó en la
acusación; siendo motivo por el cual el Tribunal tiene por acreditados exactamente
los hechos acusados.
EL FIN DE LA PRUEBA.
I.
Se considera como fin de la prueba judicial, el poder establecer la verdad procesal.
La teoría fáctica que se manejó por la Fiscalía en el presente caso, ha correspondido
a la verdad, o hecho histórico, como consecuencia, nos lleva al convencimiento
necesario para fallar en contra del señor Juan Carlos Galindo; y determinar las
consecuencias jurídicas de su conducta.
II) Se estima que con ella se busca producir el convencimiento del juez o llevarle la certeza
necesaria para su decisión. La verdad es una noción ontológica, objetiva, que corresponde
al ser mismo de la cosa o hecho, lo cual hemos podido llegar al convencimiento
psicológico, que haya recorrido los estadios de la ignorancia, la probabilidad, la certeza,
para con ésta concluir con la verdad procesal; en el sentido que se dio una infracción penal,
acreditada con la prueba antes indicada y que la persona responsable de la misma es el
acusado.
III) Se persigue fijar los hechos en el proceso, no debe de existir un divorcio entre ésta y la
conclusión a que forzosamente debe llegar el juez, y en éste caso existe unidad entre ambos
aspectos, identidad que permite fallar en el sentido que se hará determinando responsable al
acusado por la infracción penal acusada; y en consecuencia, también este Tribunal, ha
arribado a una certeza jurídica, exigida en este momento para fallar sobre la existencia del
delito y puede concluir, que la Fiscalía, en su actividad probatoria ha observado los
Principios de Prueba, que a continuación se detallan:
1. PRINCIPIO DE EFICACIA JURIDICA Y LEGAL DE LA PRUEBA. Si la prueba
es necesaria para el proceso, debe tener eficacia jurídica para llevarle al juez el
convencimiento o la certeza sobre los hechos que sirven de presupuesto a las
normas aplicables al litigio, o a la pretensión voluntaria, o a la culpabilidad penal
investigada. No se concibe la institución de la prueba judicial sin esa eficacia
jurídica reconocida por la ley, cualquiera que sea el sistema de valoración y
aportación de los medios al proceso, pues este principio no significa que se regule
su grado de persuasión, sino que el juez, libre o vinculado por la norma, debe
considerar la prueba como el medio aceptado por el legislador, para llegar a una
conclusión sobre la existencia y las modalidades de los hechos afirmados o
investigados.
2. PRINCIPIO DE LA ORIGINALIDAD DE LA PRUEBA. Este principio significa,
que la prueba en lo posible debe referirse directamente al hecho por probar, para
que sea prueba de éste, pues si apenas se refiere a hechos que a su vez se relacionan
con aquel, se tratará de pruebas de los hechos juzgados. Por consiguiente, si existen
los testigos presenciales, debe oírseles directamente, como en efecto sucedió en el
presente caso. De otra manera se obtiene la debida convicción y no se corre el
riesgo de desvirtuar los hechos, sino de confirmarlos y de llegar a conclusiones
ciertas. Esto rige tanto para lo civil como para lo penal.
3. PRINCIPIO DE LA PERTINENCIA Y CONDUCENCIA O IDONEIDAD DE LA
PRUEBA. Puede decirse que éste representa una limitación al principio de la
libertad de la prueba, pero es igualmente necesario, pues significa que el tiempo y el
trabajo de los funcionarios judiciales y de las partes en esta etapa del proceso, debe
utilizarse en la recepción de medios que por sí mismos o por su contenido, sirvan de
forma absoluta para el propósito propuesto y aparezcan claramente procedentes e
idóneos. De esta manera, se contribuye a la concentración y a la eficacia procesal de
la prueba.
VALORACIÓN DE LA PRUEBA
Este Tribunal, respetuoso de los Principios relacionados con la Prueba antes mencionados y
conforme a la prueba desfilada:
Previo hacer un análisis de la prueba desfilada en el presente proceso consideramos
oportuno hacer algunas consideraciones doctrinarias sobre el objetivo de la Valoración de
la Prueba, comenzando con la apreciación y valoración de la prueba producida en el juicio
oral y público, consiste en una actividad interna, intelectual y moral, del propio Juez o
Tribunal Sentenciador que da lugar a la denominada intima convicción sobre la
culpabilidad o inocencia del imputado y, antes de ella, sobre la existencia o no de suficiente
prueba de cargo para enervar la presunción de inocencia. La valoración es por consiguiente,
una actividad en la que la evaluación psicológica de la prueba no ofrece aún exteriorización
alguna, porque nos encontramos en el ámbito íntimo de la conciencia del juez y del proceso
intelectual previo a la elaboración de la definitiva decisión plasmada en la sentencia. La
exteriorización se producirá con la fundamentación fáctica de aquella, que debe valorarse
de acuerdo a lo dispuesto en los Art. 162 Inc. final en relación con el Art. 356 Inc. 1° CPP.,
es decir, de acuerdo a las reglas de la sana crítica, que en el decir del jurista y tratadista
Español, José María Casado Pérez, en su obra "La Prueba en El Proceso Penal
Salvadoreño", cita al jurista Eduardo Couture quien ha expresado que aquellas no son más
que "las reglas del correcto entendimiento humano". En ellas se incluye las reglas de la
lógica con la reglas de la experiencia de Juez, unas y otras contribuyen de igual manera a
que el Juzgador pueda analizar la prueba (ya sea de testigos, de peritos, de documental o de
confesión, etc.) con arreglo a la sana crítica, debiendo expresar en la sentencia la relación
entre el hecho a probar y el medio de prueba que conforma la convicción judicial sobre el
mismo, ésta convicción por consiguiente, debe de someterse a criterios de racionalidad, así
mismo es de hacer notar que el Tribunal es soberano en la valoración de la prueba, no
estando sujeto más que a los imperativos del razonamiento lógico, de la rectitud, de la
imparcialidad y de la fundamentación o motivación. A partir de lo que antes se ha expuesto
y orientando desde ya, las bases que servirán como la brújula que dirigirá el razonamiento
valorativo de la prueba, es conveniente fijar en qué consisten las reglas de la lógica, siendo
la primera sin lugar a dudas, el principio de identidad, el cual se enuncia de la siguiente
forma: "cuando en un juicio el concepto sujeto es idéntico total o parcialmente al
concepto predicado, el juicio es necesariamente verdadero"; el principio de contradicción o
ley de contradicción, se enuncia así: "dos juicios opuestos entre sí contradictoriamente, no
pueden ser a la vez ambos verdaderos"; el principio o ley del tercero excluido se enuncia
así: "dos juicios negativos opuestos entre sí, no pueden ser a la vez ambos verdaderos"; y el
principio o ley de la razón suficiente se define así: "todo juicio para ser realmente
verdadero, necesita de una razón suficiente que justifique lo que en el juicio se afirma o se
niega con pretensión de verdad". Conviene expresar que dentro del contenido de lo que es
el sistema de la sana crítica, que en verdad se trata de un razonamiento crítico de la prueba,
que se apoya no solo en las leyes de la lógica sino que además es necesario hacer uso de lo
que la Doctrina llama "máximas de la experiencia"; por consiguiente y habiéndose
construido el soporte que servirá de base para la valoración de la prueba desfilada durante
el juicio, siendo la siguiente:
PRUEBA TESTIMONIAL:
LUIS ENRIQUE FLORES DIAZ, manifestó que al momento de los hechos trabajaba
como motorista de la ruta 38-B, de Apopa. Y que hace como un año denunciaron en la
Policía Nacional Civil, a la unidad de asuntos internos de dicha corporación, un incidente
que le sucedió de que se le impuso una esquela injustamente y el Agente Juan Carlos
Galindo, les pidió dinero arbitrariamente, fue el día veintiocho de mayo de 2001, entre 5:20
a 5:30 PM. Frente a la gasolinera del Pericentro de Apopa, se conducían de San Salvador,
hacia Apopa. Que cuando el agente le hizo la parada, cuando se estacionó para bajar un
pasajeros, el Agente Juan Carlos Galindo, le pidió sus documentos y él se los entrego y le
dijo que le impondría una esquela porque la placa estaba partida, y él le dijo que la unidad
chocó y se las robaron; luego le impuso la esquela y le quitó los documentos que consistían
en el permiso de la línea y la tarjeta de circulación y le manifestó que con el dueño se iba
entender ya que la esquela se la estaba imponiendo al vehículo porque era este el que no
cumplía con lo establecido por la ley, el señor Luis Enrique Flores Díaz, motorista del
Microbús le pidió de favor los documentos, al agente Juan Carlos Galindo y el motorista
del Microbús, le dijo que iría a dejar a la gente y regresaría, por lo que el motorista del
Microbús, manifestó en la Vista Publica que el dueño de la unidad le había dicho que hay
que viera como hacía. Que posteriormente regresó al lugar del reten en donde se encontraba
del agente Juan Carlos Galindo, y este le reitero que podrían arreglar la citación con ¢ 200
colones, por lo que regreso nuevamente al punto de microbuses y frente a la problemática
que se había planteado le ayudó con el dinero el dueño del Microbús, y el presidente de la
Cooperativa, y otro compañero de los motorista de nombre Daris Cortéz, los asesoró que
hacer ya que en otra oportunidad le había sucedido lo mismo y que sabía del procedimiento
como hacer en este tipo de casos, y que seriaran los billetes y captarían el hecho una cámara
de vídeo, por lo que el señor Luis Enrique Flores Díaz, motorista del Microbús, regresó al
reten donde se encontraba el agente Juan Carlos Galindo, quien le había dicho que estaría
hasta las seis de la tarde, platicaron, y le entregó el dinero al cual le habían tomado el
número de serie, y el agente Juan Carlos Galindo, le manifestó que la esquela se la quitaría,
le dio los documentos y emprendió marcha. Dejando claro que anotó los números de serie
de los billetes y se los dieron al agente, los cuales le sirvieron de base para hacer la
denuncia, que estaba con el cobrador Mario Cañas. Que Daris Cortéz tomó el vídeo, al otro
lado de la calle, luego, fueron a Asuntos Internos e interpusieron la denuncia y les dieron
los tres números de ONI, de los agentes que estaban en el reten, en Asuntos Internos les
dijeron que saldrían de inmediato a capturar a los agentes, estando él presente así lo
hicieron. El testigo MARIO ENRIQUE CAÑAS ZAVALA, manifestó que se le ha citado
porque interpusieron una denuncia, cuando en el mes de mayo del 2001, cuando laboraba
en un microbús, cuando hacían un recorrido de un viaje por la tarde de San Salvador, hacia
Apopa, al llegar a la parada de la Gasolinera, se bajó el Motorista porque les hizo parada un
agente, le pidieron los documentos al motorista, fueron a dejar a la gente, y regresaron y el
motorista fue a conversar con el agente, no recuerda la fecha, solo sabe que fue como a las
cuatro de la tarde. Que no escuchó cuando el Motorista sostenía pláticas con el agente,
porque estaban retirados del lugar donde estaba el microbús. En cuanto al testigo CARLOS
ALBERTO GOMEZ MORENO, manifestó que en la Unidad de Asuntos Internos,
investiga delitos cometidos por agentes policiales en cualquier momento, en el año 2001,
estaba de auxiliar del comandante de guardia, cuando como a las 18:00 horas llegaron unos
señores de la 38-B, a denunciar a unos agentes que estaban en una gasolinera del Pericentro
de Apopa. Denunciando que a cambio de una esquela les pedían doscientos colones y para
devolverles los documentos. Por lo que salieron a la ciudad de Apopa con el Sargento
AYALA FLORES, otro señor CORTEZ, y cuando llegaron a la gasolinera Shell cambiaron
de vehículo y en un carrito cerrado llegaron ala gasolinera ESSO, siendo que estaban unos
agentes y otros motorizados, y el sargento Ayala, se fue con los de la motorizada, y el se
quedó con los otros señores, llegando a Apopa ya habían detenido al microbús donde iban
los agentes. Que se fueron a la Unidad de Control, según se lo dijo el Sargento Ayala. Que
eran de Tránsito los agentes acusados, al llegar a la Unidad de Control, entraron a la
Unidad, estando frente a la Comandancia de Guardia les dijeron que había una denuncia y
los registraron, al primero no le encontró ninguna cantidad de dinero mayor a cien colones,
al segundo le encontró cuatrocientos colones de a ¢ 100. Que se le enseñó al agente
AYALA, quien sacó un papelito de su bolsa y concordaban los números de serie anotados,
a JUAN CARLOS GALINDO se le encontró el dinero, a los demás agentes ya no se les
encontró cantidad mayor de dinero, por lo que se les dijo que querían detenidos, se hizo el
acta de remisión y se notificó a las Instancias pertinentes, al señor GALINDO le encontró
más de seiscientos colones, y también una cantidad mayor de quince dólares. Que le
encontró una esquela echa puño en un porta esquela, la esquela que le encontró pertenecía a
la denuncia interpuesta y el Sargento Ayala Flores, le dijo que sí coincidían con los datos
denunciados, el testigo no lo verificó. En cuanto al testigo DARIS ADONAY ORTEZ
MEJIA, relato que trabaja como transportista, propietario de un microbús de la 45-B, que
se le ha citado por unos agentes involucrados en quitar documentos y salieron finalmente
capturados por un dinero que pedían, a cambio de entregar unos documentos y quitar una
esquela, el hecho fue aproximadamente el día veintiocho de mayo, él estaba en el punto de
la 38-B, como a las 5 PM, cuando llegó el motorista y el cobrador de un Microbús, y le
dijeron que un agente les pedía doscientos colones. para devolverle los papeles, por lo que
él les aconsejó lo que tenían que hacer en ante Asuntos Internos de la Policía Nacional
Civil, por haber tenido una experiencia similar. Que no conoce de nombre al motorista y
cobrador, solo de vista, ellos se dirigían de San Salvador hacia Apopa, él estaba con su
hermano, y aconsejó al motorista y cobrador lo que debían hacer para evitar esas
situaciones, les dijo que anotaran el número de serie de los billetes y el ONI de los agentes,
y dieran parte a asuntos internos, él se comprometió a grabar el hecho, pero no lo pudo
hacer bien por el fluido de vehículos. Que los billetes eran de cien colones cada uno. luego
denunciaron el hecho ante Asuntos Internos. Que les notificaron que los agentes habían
sido detenidos y que les habían encontrado los billetes, fueron a Asuntos Internos con el
motorista. Y finalmente el testigo JOSE NOE AYALA FLORES, manifestó que se le
había citado porque se investigo a un miembro de la Corporación, el hecho fue el 28 de
mayo 2001. Supo del mismo por estar como Comandante de Guardia en la Unidad de
Asuntos Internos, fue informado por el Agente Gómez moreno, quien recibió una llamada
en el sentido que había retén policial pidiendo dinero, por lo que le dijo que mandarían a
observar, al momento llegaron unos señores manifestando el hecho que le impusieron
esquela, y le decomisaron la tarjeta de circulación, un elemento policial le dijo que "en esos
términos todos se podían ayudar", y le pidió doscientos colones, el señor Flores le dijo que
solo andaba cien colones, por lo que se fue a dejar a la gente, y supo que se fue al punto de
microbuses de la 38-B, comentando al dueño del microbús y al presidente de la
Cooperativa, quien le aconsejó lo que debía hacer por haber tenido una experiencia similar
con anterioridad. Que ellos llevaron los números de ONI y los números de serie de los
billetes, momento durante el cual por haber flagrancia, informó a su superior y pidió
permiso para salir, el señor Cañas siguió poniendo la denuncia, a la altura del periférico, los
agentes ya estaban subiendo los conos para marcharse del lugar del control vehicular,
encontró a un agente en motocicleta, también se subió con ese elemento, que le había
pedido ayuda; y se fueron detrás de un Microbús donde iban el microbús., se trasladaron a
la Unidad de Control y les informó de la denuncia, les decomisó las armas, y se registró a
los elementos, al primero no se le encontró mayor cosa, a JUAN CARLOS GALINDO le
encontró cantidad de dinero, y detrás del porta placas 4 billetes de a cien, y los billetes
denunciados los tenía según se corroboró, por lo que se les manifestó que quedaban
detenidos y se les leyó sus derechos.
PRUEBA DOCUMENTAL.
En la Vista Publica, se incorporo por su lectura 1) Una acta de remisión del acusado que
consta a folios 6 y 7 del proceso, 2) Reconocimiento en rueda de personas, el cual se
practico al acusado con los testigos Luis Enrique Flores Díaz y Mario Enrique Cañas
Zavala, el cual consta a folios 39 y 40 del proceso. 3) Fotocopias de las esquelas impuesta
al señor Luis Enrique Flores Díaz, con número 5-418743 y 5-418744. 4) Dos billetes de
cien colones series AC 2292896 y serie W 22249616. En cuanto a la prueba instrumental,
partiendo de la libertad probatoria que prescribe el Art. 162 parte final del Código Procesal
Penal, no existe ningún parámetro legal para que no podamos valorar esta prueba.
HECHOS PROBADOS CON EL DESFILE PROBATORIO:
1. Que los hechos sucedieron el día veintiocho de mayo del año dos mil uno,
aproximadamente a las diecisiete horas con veinte minutos.
2. El hecho sucedió cuando el señor Luis Enrique Flores Díaz y el señor Mario
Enrique Cañas Zavala, se conducían a bordo de un vehículo del transporte colectivo,
con placas MB 214B, de la ruta treinta y ocho B, que hace su recorrido de la ciudad
de Apopa hacia San Salvador y viceversa.
3. Que el día de los hechos entre 5:20 a 5:30 PM. Frente a la gasolinera del Pericentro
de Apopa, se conducían de San Salvador, hacia Apopa. Cuando un agente le hizo
parada, cuando se estacionó para bajar pasajeros, el Agente Juan Carlos Galindo, le
pidió sus documentos y él se los entrego y le dijo que le impondría una esquela
porque la placa estaba partida, luego le impuso la esquela y le quitó los documentos
que consistían en el permiso de la línea y la tarjeta de circulación y le manifestó que
con el dueño se iba entender ya que la esquela se la estaba imponiendo al vehículo
porque era este el que no cumplía con lo establecido por la ley, el señor Luis
Enrique Flores Díaz, motorista del Microbús le pidió de favor los documentos, al
agente Juan Carlos Galindo, posteriormente regresó al lugar del reten en donde se
encontraba del agente Juan Carlos Galindo, y este le reitero que podrían arreglar la
situación con doscientos colones.
4. que un agente les pedía doscientos colones para devolverle los papeles, por lo que
interpusieron la denuncia ante la dependencia de Asuntos Internos de la Policía
Nacional Civil. Ya que el señor Luis Enrique Flores Díaz, ya les había entregado el
dinero al acusado previamente seriado y anotado el número de ONI de los agentes.
por haber flagrancia, los agentes de la Unidad de Control, procedieron a darle
seguimiento al caso comenzando el Sargento José Noé Ayala Flores, con informar a
su superior y pidió permiso para salir, el señor Cañas fue la persona que interpuso la
denuncia.
5. A la altura del periférico, los agentes ya estaban subiendo los conos para marcharse
del lugar del control vehicular, encontró a un agente en motocicleta, también se
subió con ese elemento, que le había pedido ayuda; y se fueron detrás de un
Microbús donde iban el microbús, se trasladaron a la Unidad de Control y les
informó de la denuncia, les decomisó las armas, y se registró a los elementos, al
primero no se le encontró mayor cosa, a JUAN CARLOS GALINDO le encontró
cantidad de dinero, y detrás del porta placas 4 billetes de a cien, y los billetes
denunciados los tenía según se corroboró, además de las esquelas por lo que se les
manifestó que quedaban detenidos y se les leyó sus derechos.
Con todos estos elementos como juzgadores podemos hacer un recorrido psicológico para
llegar a la verdad procesal, del presente caso, declarando enfáticamente que al inicio del
conocimiento de este caso partimos de la ignorancia por carecer de influencia alguna de
este caso y que conforme se fue desfilando la prueba y se fueron descartando los elementos
ya negativos como positivos, para ir arribando al estadio de la probabilidad, de los indicios
de prueba y que unidos uno a otro fueron formando en nuestro umbral perceptivo, una
certeza de cómo pudieron haber sucedido los hechos hasta arribar a la verdad procesal. esto
pues aplicando los elementos de la sana critica que ya hemos analizado como es lo
psicológico, para luego llegar a lo lógico y en este aspecto la prueba desfilada en la vista
publica guarda un orden lógico el cual no se rompe y nos deja claro que el acusado es
culpable del hecho que se le atribuye y la experiencia en otros casos de esta índole, al
tribunal ya le ha tocado juzgar, estos aspectos y esa es la forma de actuar de este tipo de
agentes, conducta reprochable que la sociedad rechaza y que no quisiera ver en nuestros
funcionarios públicos por el cansancio que tiene la población frente a este tipo de
distorsiones sociales a las cuales hay que corregir por lo tanto hay que aplicar una sanción
al encontrarlo culpable al acusado y en el apartado de la penalidad analizaremos la pena a
imponer.
DETERMINACION DE LA PENA.
En cuanto al No. 3 del Art. 356 CPP, a efecto de determinar la pena, este Tribunal
estima hacer las siguientes consideraciones en torno a lo que ello implica: 1) Definición de
la Determinación de la Pena; 2) Límites a la Determinación; 3) Criterios de Determinación.
En cuanto al primer aspecto, determinar la pena es fijar el quantum de la misma en un caso
concreto, lo cual es una exigencia legal, es una consecuencia indispensable de la infracción
de la norma, que se concretiza en la pena, que tiene la finalidad de la prevención general y
especial del delito; de ahí que la pena se objetiviza en la privación o restricción de
determinados bienes jurídicos impuesta por el Estado, sobre la base del principio de
legalidad, al culpable de una infracción legal, debe imponérsele como medio preventivo del
delito y readaptador del delincuente, para la defensa social y tutela jurídica de los intereses
que el Estado esta obligado a proteger. Se habla de la readaptación social como finalidad de
la pena, que consiste en la resocialización del condenado, mediante el trabajo y de la
educación, meta de la moderna tendencia surgida a través de lo que, con toda propiedad, se
ha dado en llamar Derecho Penitenciario. Sin embargo no debe perderse de vista el
principio de necesidad de la pena, en su doble dimensión subjetiva, respecto a la válida
pretensión del Estado de hacer respetar el estado de derecho y respecto a la necesidad de la
prevención especial en cuanto al acusado que persigue el entendimiento y la conciencia de
haberse obrado mal, vale decir, de forma especial la necesidad de la pena se concretiza, no
ya en función intimidativa, sino en función resocializadora.
En lo que a los Límites de la Pena se refiere, el legislador penal, señala en el Art. 62
CP que el juez fijará la medida de la pena que debe imponer al responsable de una
infracción penal, que lo requiera, sin pasar de los límites mínimo y máximo establecidos
por la ley para cada delito, quien está obligado a apreciar las circunstancias atenuantes o
agravantes tomando en cuenta su número, intensidad e importancia. Las circunstancias
atenuantes y agravantes no se compensan entre sí en forma matemática. Cuando concurran
dichas circunstancias en un mismo hecho punible, el juez o tribunal valorará unas y otras, a
fin de establecer la justa proporción de la pena que deba imponer; en el caso que se
penaliza, no han concurrido ni circunstancias atenuantes ni circunstancias agravantes, de
ahí que, se fija como marco de pena el mínimo de tres años y el máximo de seis años, que
determina el mismo Art. 330 CP., por lo tanto se le impone al señor JUAN CARLOS
GALINDO de acuerdo a la proporcionalidad de su culpabilidad la pena de TRES AÑOS
DE PRISION, que conlleva la pena accesoria de inhabilitación absoluta por el tiempo de la
pena principal, como también de acuerdo al Art. 330 CP., a la persona encontrada culpable
del delito de Cohecho Propio, que describe y sanciona dicho artículo, además de la pena de
prisión, establece una penal especial como es la inhabilitación especial del cargo o empleo
por igual tiempo; sin embargo, en vista de que el bien jurídico afectado ha sido La
Administración Pública, que si bien es cierto preconiza la armonía social, también es cierto
que ontológicamente su valor no puede ser equiparable al de la vida, integridad física,
libertad sexual, etc., quedando sin efecto la pena accesoria, como la pena principal,
quedando subsistente la inhabilitación especial de cargo o empleo que el acusado tenía
cuando cometió el ilícito penal, por el tiempo que dure el cumplimiento de las jornadas
laborales que sean impuestas, por consiguiente se le reemplaza la pena de prisión; con el fin
de resocializar al señor JUAN CARLOS GALINDO, por cuya razón no es necesaria la
pena de prisión ni la pena accesoria, a cuyo efecto se le reemplazan los tres años de prisión
así como también la pena accesoria de la inhabilitación absoluta, de acuerdo al Art. 74 del
Código Penal, por la pena de CIENTO CUARENTA Y CUATRO JORNADAS DE
TRABAJO DE UTILIDAD PUBLICA, y la inhabilitación especial del cargo de empleo por
el tiempo que dure el cumplimiento de la pena reemplazante, la cual de conformidad al Art.
56 de la Ley Penitenciaria y Ejecución de la Pena, corresponde al Juez Segundo de
Vigilancia Penitenciaria y Ejecución de la Pena regular el lugar, la hora, y la forma en que
debe cumplirse la pena antes impuesta.
RESPONSABILIDAD CIVIL.
En este apartado, el Tribunal ha considerado, que tal
pronunciamiento no fue pretensión sometida a su decisión, dado que la representación
fiscal no hizo la solicitud sobre la pronunciación civil, además que no fue acusada y por
tanto no se incluye tal pretensión en el auto de Apertura a Juicio; y en este sentido, se
estima que por tratarse de un delito que no individualiza la persona que sufre el daño, que
no se ha individualizado la cosa objeto de devolución o restitución, que lo que se lesiona es
el bien jurídico "Administración Pública"; por consiguiente, resulta improcedente condenar
sobre la Responsabilidad Civil.
POR TANTO:
Conforme a las disposiciones legales antes citadas, razones expuestas y con
fundamento en los Arts. 11, 12, 13, 19, 27, 172, y 181 de la Constitución de la República,
2, 3, 4, 5, 114, 330 del Código Penal; 1, 2, 9, 10,15, 16,42, 43, 87, 130, 162, 324 al 332,
338 al 340, 345 al 348, 353, 354, 356, 357, 359 Inc. 1º, y 360 del Código Procesal Penal,
por UNANIMIDAD de votos, A NOMBRE DE LA REPÚBLICA DE EL SALVADOR
FALLAMOS: A) CONDENASE al señor JUAN CARLOS GALINDO, de las generales
mencionadas en el preámbulo de esta Sentencia, por el delito de COHECHO PROPIO,
previsto y sancionado en el Art. 330 del Código Penal, en perjuicio de la
ADMINISTRACION PUBLICA a la pena de TRES AÑOS DE PRISION, pena que por
estimarla innecesaria se le reemplaza, de acuerdo al Art. 74 del Código Penal, por la pena
de CIENTO CUARENTA Y CUATRO JORNADAS DE TRABAJO DE UTILIDAD
PUBLICA, y así como pena principal se impone la inhabilitación especial del cargo de
empleo por el tiempo que dure el cumplimiento de la pena reemplazante, la cual de
conformidad al Art. 56 de la Ley Penitenciaria, corresponde al Juez Segundo de Vigilancia
Penitenciaria y Ejecución de la Pena regular el lugar, la hora, y la forma en que debe
cumplirse la pena antes impuesta. Asimismo se impone la pena accesoria regulada en el
Artículo 58 numerales uno y tres del Código Penal, referentes a la inhabilitación Absoluta
de los Derechos de Ciudadano y la incapacidad para obtener toda clase de cargos o empleos
públicos, por el mismo tiempo que dure la pena principal; B) ABSUÉLVASE al señor
JUAN CARLOS GALINDO, de las generales mencionadas en el preámbulo de esta
Sentencia, por el delito de COHECHO PROPIO, previsto y sancionado en el Art. 330 del
Código Penal, en perjuicio de la ADMINISTRACION PUBLICA; en cuanto a la
Responsabilidad Civil, por ser esta improcedente; así como también de las Costa
Procesales, por correr éstas por cuenta del Estado. C) Devuélvase a quien acredite ser el
legitimo propietario en el término de ley los dos billetes de la denominación de cien
colones, incorporados como prueba instrumental, en el término de ley. D) Si las partes no
recurrieren de esta sentencia en el termino de ley, se considerará firme el fallo, sin
declaratoria previa, debiendo remitirse oportunamente las Certificaciones pertinentes al
Juzgado Segundo de Vigilancia Penitenciaria y de Ejecución de la Pena correspondiente;
oportunamente archívese el expediente, mediante lectura integral. NOTIFÍQUESE.
Descargar