Amnistía Internacional

Anuncio
Amnistía Internacional
TRINIDAD Y TOBAGO
MUJER CONDENADA A CASTIGO CORPORAL
Marzo de 1996
RESUMEN
Índice AI: AMR 49/07/96/s
DISTR: SC/CO/GR
Antecedentes
Myra Bhagwansingh, de 45 años de edad, madre de cuatro hijos, fue condenada el 28 de
febrero de 1996 a doce años de cárcel y a un castigo adicional de 10 latigazos con el «gato de nueve colas»
(nueve tiras anudadas de cuero sin curtir fijadas a un mango). Se trata de la primera mujer condenada a un
castigo corporal en Trinidad y Tobago. Fue declarada culpable de haber arrojado ácido a Raffick
Mohammed y haberle causado lesiones graves. Según el periódico Trinidad Guardian, el incidente tuvo
lugar en la tienda de ropa de Mohammed el 29 de agosto de 1991. Al parecer, Myra Bhagwansingh había
llamado a Raffick Mohammed a la tienda para saldar un conflicto y le dijo «Toma esto» mientras le arrojaba
ácido a la cara. Al tratar de huir, Mohammed cayó y, supuestamente, ella le arrojó más ácido en la espalda.
Según el diario, Mohammed tuvo que recibir injertos de piel durante dos años y sufre ciertas minusvalías
permanentes.
No hay acuerdo sobre si las leyes de Trinidad y Tobago permiten que se azote a una mujer. La
Sección 2 de la Ley de Castigos Corporales (Delincuentes de más de dieciséis años), de 1953, dispone que
todo varón de más de dieciséis años de edad declarado culpable de delitos violentos, uso de fluidos
corrosivos o substancias explosivas, violación, robo con violencia o con agravantes, puede ser condenado a
azotes además de cualquier otra pena que le corresponda. Antes de que se dictara sentencia, se consultó a
los abogados de Myra Bhagwansingh y ellos estuvieron de acuerdo en que ninguna ley impedía la condena
de una mujer a azotes. Sin embargo, una de las abogadas indicó al Trinidad Guardian que en ese momento
no había comprobado este extremo y que, tras consultar el texto legal, estaba segura de que el juez no tenía
atribuciones para dictar esa sentencia. Esta abogada ha interpuesto recurso contra la sentencia y la pena. Por
otra parte, un profesor y antiguo fiscal también ha declarado que la ley de Castigos Corporales era clara e
inequívoca, y que se refería exclusivamente a delincuentes varones. Según la prensa, un abogado que
representó a Myra Bhagwansingh en las diligencias preliminares también manifestó que esta ley va dirigida a
delincuentes varones y que, en su opinión, la sentencia del juez era errónea. No obstante, el fiscal del caso
insistió en que nada contenido en el texto legal se opone a que se condene a una mujer a ser azotada. Esta
opinión contó con el apoyo de otros letrados.
Esta primera condena de una mujer a castigo corporal ha puesto a las autoridades penitenciarias en
2
una difícil situación. Todos los funcionarios adiestrados para administrar los azotes son varones y el recluso
ha de ser desnudado por completo. Según un artículo aparecido en la prensa, un funcionario de prisiones ha
declarado que cabe temer que los derechos humanos de una mujer quedarían violados si tuviera que sufrir el
castigo ante funcionarios varones. También ha señalado que toman con gran seriedad quién trata con las
mujeres reclusas, y que por tanto no saben cómo solucionar este caso. Asímismo manifestó sentirse
preocupado por la forma en que una mujer podría resistir los azotes, a los que describió como «algo que
haría berrear a hombres hechos y derechos».
La pena de azotes se impone a varones en Trinidad y Tobago de forma ordinaria y también como
forma de disciplina carcelaria. Puede ser administrada solamente una vez por el mismo delito y no puede
pasar de 20 azotes. Debe cumplirse tan pronto como sea posible y prescribe a los seis meses. En algunos
casos el juez puede condenar a azotes con una rama de tamarindo o abedul. Sólo el presidente del país y los
tribunales pueden revocar una pena de azotes.
Casi todas las condenas se ejecutan en la prisión de máxima seguridad de la isla de Carrera, en una
«sala de azotes» especial. Se coloca al condenado desnudo boca abajo y esposado en un banco ajustable.
Nunca sabrá quién le ha azotado, ya que mira hacia abajo o el verdugo va enmascarado. Se hallan presentes
muchas personas, entre las que figuran el médico de la cárcel, el enfermero, el director del centro
penitenciario, y varios altos funcionarios. El médico debe comprobar el ritmo de pulsaciones y respiraciones
del condenado, su presión sanguínea y otros indicadores antes y después de los azotes. Puede interrumpir el
castigo si considera que el condenado no está en condiciones de resistir el castigo.
Amnistía Internacional cree que el castigo corporal constituye un trato cruel, inhumano o degradante
y que, como tal, contraviene una serie de normas internacionales de derechos humanos. Amnistía
Internacional cree que el castigo corporal no cumple ningún fin penal justificable y embrutece a todos los
que intervienen en el proceso.
Normas internacionales
La aplicación de castigo corporal contraviene toda una serie de normas internacionales relativas a los
derechos humanos:
-El artículo 5 de la Declaración Universal de Derechos Humanos y el artículo 7 del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, al que se adhirió Trinidad y Tobago el 21 de diciembre de
1978, declaran que: «Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos
o degradantes»;
-
El artículo 5 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (a la que Trinidad y Tobago se
adhirió el 29 de mayo de 1991) declara: «Nadie debe ser sometido a torturas ni a penas o
tratos crueles, inhumanos o degradantes. Toda persona privada de libertad será tratada con
el respeto debido a la dignidad inherente al ser humano»;
-El Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, en su determinante «comentario general» sobre
el artículo 7 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, subrayó que la
prohibición absoluta de castigo cruel, inhumano o degradante «debe abarcar el castio
corporal»;
-La Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, de las
Naciones Unidas, prohíbe también el castigo corporal (Trinidad y Tobago no la ha
ratificado);
3
- El principio 6 del Conjunto de Principios para la Protección de Todas las Personas Sometidas a Cualquier
Forma de Detención o Prisión declara que «Ninguna persona sometida a cualquier forma
de detención o prisión será sometida a tortura o a tratos o penas crueles, inhumanos o
degradantes. No podrá invocarse circunstancia alguna como justificación de la tortura o de
otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes».
PALABRAS CLAVE: CASTIGO CORPORAL 1 / MUJERES 1
SECRETARIADO INTERNACIONAL, 1 EASTON STREET, LONDRES WC1X 8DJ, REINO UNIDO.
TRADUCCIÓN DE EDITORIAL AMNISTÍA INTERNACIONAL, ESPAÑA
Descargar