CUADERNOS de pensamiento político El libertino y el nacimiento del capitalismo JUAN VELARDE FUERTES Editorial: La Esfera de los Libros S.L. Junio 2006. Madrid. 232 Páginas Como señala el profesor Velarde, “percibí que era muy difícil tener una visión completa de lo sucedido si eliminaba la cuestión de los libertinos, así como también si se prescindía de la masonería”. En primer lugar, se narra la vida y el papel de Benjamin Franklin según la descripción de Max Weber, quien lo define como el auténtico libertino de la época, y como “el expositor más adecuado de las ideas clave del puritanismo en que se ha de basar el espíritu del capitalismo”. Así, el “ethos” y la prudencia en los negocios son los elementos de su perfil económico y personal. Y es que Franklin negaba la existencia del mal y combinaba las ideas de Voltaire y Rosseau utilizando políticamente la tesis del buen salvaje. Deísta y sin matiz confesional definido, una frase de su padre refleja el espíritu liberal del que estaba impregnado: “Si ves a un hombre solícito en su trabajo, debe estar antes que los reyes”. Al hilo del análisis que Max Weber realiza sobre Franklin, el autor resalta también otras características: la de libertino y masón. No obstante, libertino no era entonces un hombre entregado enteramente a los placeres materiales con opulencia. Al contrario, Franklin, de hecho, fue un libertino caracterizado por la mesura en sus actos. Velarde lo aclara, “no quiero decir que se trate de un hombre disoluto, juerguista y sólo preocupado por los placeres de la carne”, ya que una de las virtudes de Franklin era la mesura. Por otro lado, su relación con ciertas logias un tanto oscuras en sus ritos, hacía de Franklin una persona en la que no se podía encontrar un ápice de puritanismo. Casanova, Madame de Pompadour, Voltaire, Quesnay, Chevallier, Mirabeau, Mandeville y Mozart, son otros grandes personajes clave en el análisis que hace el profesor Velarde de las figuras de libertino y francmasón. ENERO / MARZO 2007 241 RESEÑAS La libertad ha sido uno de los derechos individuales del que más se ha escrito y por el que más se ha luchado a lo largo de la historia. El catedrático de economía Juan Velarde nos enseña, en esta reedición de una obra publicada a principios de la década de los ochenta, la vida de algunas figuras influyentes que han marcado el camino de la libertad. A través de ellas, el autor analiza con profundidad el papel de las figuras del libertino y del francmasón en el desarrollo de las sociedades modernas y en la aparición del capitalismo, como sistema de crecimiento económico y desarrollo social, después de la primera Revolución Industrial del siglo XVIII. CUADERNOS de pensamiento político En aquella época, y en línea con los trabajos de Jesús Pabón, el concepto de libertino era, en cierta manera, el de un liberal de nuestros días. Esto es, una persona que no se impone a sí mismo limitaciones para ampliar negocios, que sabe que existen unas reglas del mercado. En este sentido, y tal como sucede hoy en día, si no se cumplen las reglas del mercado el agente o individuo queda automáticamente expulsado del sistema. RESEÑAS Estas ideas se deben englobar dentro de leyes naturales, con una muy fuerte influencia de los fisiócratas. Los libertinos “sostienen que una vez que algo entra dentro del orden de la naturaleza, ese algo marca el sendero de la conducta humana, y si las leyes morales la contradicen, son éstas las que están equivocadas”. El libertino, identificado en muchas ocasiones con los francmasones, empieza a ser considerado como un hereje y una persona anticlerical. Y si bien la masonería de entonces en Francia se caracterizaba por su claro deísmo, ambas figuras se consideran, sobre todo al intelectual francmasón, como un emblema de ruptura de las barreras del dogmatismo religioso que intenta ir más allá, explorando nuevos campos de pensamiento. dad fundamental se basaba en publicar libros, folletos, obras de teatro, óperas, etc., donde no sólo criticaban un modelo de control absoluto por la Iglesia y las monarquías, sino que también proponían lo que para ellos suponía un buen modelo de sociedad, libre y universal, en la que los prejuicios de muchos valores tradicionales, atrasaban para ellos, el progreso de la sociedad, y donde las limitaciones fiscales imposibilitaban el buen hacer en los negocios. El autor recuerda una frase de Perpiñá, que señala que, “vino el liberalismo contra el absolutismo político, religioso, jurídico y económico”. El profesor Velarde contempla cómo la fisiocracia y el liberalismo empaparán a libertinos y francmasones. “Como Franklin explica, el capitalismo hemos de buscarlo ya en el otoño de la Edad Media”. Con todo esto, libertinos y francmasones no serán elementos decisivos en los cambios de regímenes y en las revoluciones capitalistas y liberales, pero sí una variable no despreciable al estudiar acontecimientos históricos de la índole de la Revolución Francesa y que cambiaron el destino de la humanidad. Destino, palabra que unos y otros rechazan categóricamente, de ahí de nuevo su rechazo a la existencia de un Dios que les determine. En este sentido, es un error considerar a la masonería como una cábala de oscurantismo donde se preparan confabulaciones. Visto así, los masones parecerían estar llenos de ambición de poder. Sin embargo, sus ambiciones de libertad e igualdad se reflejan en todo tipo de libros y panfletos. En esta clave, rechazan el determinismo, para ellos absurdo, a favor de un indeterminismo que no defina sus vidas, sino que sea como el conjunto de acciones que cada uno realice teniendo en cuenta el entorno. La suerte por tanto no existe, cada uno es responsable de sus actos y los asume. De ahí la necesidad de la libertad individual, del individualismo con la consideración de la colectividad universal. El francmasón de aquella época se determina por su actitud protesta, por su inquietud con respecto a los temas sociales, económicos, artísticos y científicos. No aceptaban la situación de aquel régimen, lo que con las revoluciones como la francesa, en la cual tuvieron un importante papel, pasó a ser el Antiguo Régimen. La activi- Ya a comienzos del siglo XX, la actitud del francmasón comienza a cambiar. Antes de esto, asoma una diversificación de las logias en un abanico heterogéneo donde muchas de ellas se pierden en cábalas u obsesiones ambiciosas de poder. El libertino empieza ya a significar lo que se considera en nuestros 242 RESEÑAS CUADERNOS de pensamiento político días: vividor a toda costa. En este sentido, y en su generalidad, empiezan a construir un sistema de valores que cambia el concepto liberal y el sentido de la protesta contra la situación establecida. Sus obras se basan más en un conjunto de críticas no constructivas que parecen perder aquella inquietud por elaborar un modelo humanista y liberal. En contra, empiezan a cambiar su discurso hacia una protesta contra el capitalismo agresivo que, según ellos, se daba a principios de siglo. El discurso cambia hacia una línea igualitarista, en lugar de mantener los principios de libertad, avistando una pauta en su proceder más acorde con un socialismo real, considerando además un determinismo que rige la vida de los hombres. El lector puede establecer una clara relación entre la figura del libertino y el francmasón con el nacimiento del capitalismo. El profesor estudia cómo las ganas de obtener lujos y opulencia como fin último de bienestar y feli- Así, por tanto, el autor recoge argumentos que echan por tierra la visión simplista de que la libertad es el fin a conseguir por el liberalismo. El capitalismo liberal es la consecuencia, no sólo de la apertura comercial de las economías, sino también de la influencia de fisiócratas y libertinos, a los que se identifica con francmasones del siglo XVII y XVIII. Sin duda alguna, el profesor Velarde nos ofrece la oportunidad de involucrarnos en una parte de la historia desconocida para muchos de nosotros. La clarificante manera de mostrarnos la historia juega a la vez con las interesantes anécdotas que permiten al lector ampliar su visión de lo que realmente han sido algunos de los más relevantes personajes de nuestra historia, que han influido de manera determinante en la formación de nuestra sociedad. CÉSAR NAVARRETE DIEZ ENERO / MARZO 2007 243 RESEÑAS El mundo libre y capitalista ha sufrido cierto desaliento a la hora de ver cómo se perdían los valores en ciertos ámbitos. El libertinaje se ha desmesurado, se ha malinterpretado y los valores se pierden por parte de amplias masas de población que disfrutan de las ventajas que les brinda el capitalismo. “La vieja tesis del ethos de seguridad que el capitalismo hace triunfar sobre la libertad, halla aquí su plena justificación”. cidad, lleva a aumentar no sólo la demanda sino también el trabajo y el esfuerzo de las personas. El libertinaje de aquella época tiene por fin último el gozo, pero para conseguirlo, se produce un proceso de liberalismo económico, realizándose su ansia de libertad en un objetivo intermedio y no como fin en sí mismo. Por eso, buscando el mayor bienestar personal como propósito, son conscientes de la importancia del trabajo, de los negocios, de crear riqueza a su alrededor y de la voluntad de mejorarse a sí mismo. CUADERNOS de pensamiento político Murder in Amsterdam The Death of Theo van Gogh and the Limits of Tolerance IAN BURUMA RESEÑAS Editorial The Penguin Press, New York, 2006. (278 páginas) “No puedo sentir el dolor de la madre de Theo van Gogh porque no sé cómo es perder un hijo que has parido con dolor, porque no soy mujer y porque ella es una infiel. Pero quiero que su madre sepa que no he matado a Theo porque fuera holandés, o porque yo me sintiera ofendido como marroquí. Theo no era un hipócrita, decía lo que pensaba. […] Estoy obligado a cortar la cabeza a todos los que insultan a Alá y su Profeta. […] Podéis mandarme a todos vuestros psicólogos y psiquiatras, a todos vuestros expertos, pero os lo digo desde ahora, jamás lo vais a entender. Jamás. Si tuviera la oportunidad de volver al 2 de noviembre de 2004, haría exactamente lo mismo que hice entonces, os lo aseguro”. Mohammed Bouyeri, holandés de origen marroquí, de 26 años, pronunció estas palabras en el contexto de uno de los discursos más sorprendentes jamás oídos en una sala de justicia de Holanda. Las pronunció ante el tribunal que le juzgaba por el asesinato del cineasta Theo van Gogh, en una calle céntrica de Ámsterdam. Como afirmaron varios testigos, Bouyeri le disparó desde su bicicleta, fijó con un machete en el cuerpo sin vida un cartel que llamaba a la Yihad, y luego intentó suicidarse en un parque cercano para convertirse en mártir. El asesinato de van Gogh conmovió e inquietó a la opinión pública europea porque echaba por tierra la imagen de Holanda como un ámbito de convi- 244 RESEÑAS vencia pacífica y porque era obvio que van Gogh, como el político de la extrema derecha holandesa Pim Fortuyn, habían sido asesinados por atreverse a expresar públicamente lo que pensaban del islam. Este acontecimiento impulsó a Ian Buruma a volver a Ámsterdam para averiguar qué había pasado con el país y la ciudad en que nació hace cincuenta y cinco años. Pocos ensayistas actuales podían abordar como él dicha tarea. Holandés por parte de la madre (judía) e inglés por el lado paterno, Buruma es conocido como autor de varios ensayos espléndidos, como Anglomanía (Anagrama) y Occidentalismo (Península) –este último escrito en colaboración con el filósofo israelí Avishai Margalit– y otros, aún no traducidos al español, sobre la India, China y el Japón contemporáneos. Murder in Amsterdam, que quizá sea el más riguroso de sus ensayos, combina sus conocimientos históricos, sus experiencias personales, materiales de hemeroteca y opiniones de inmigrantes musulmanes: imanes, profesores, activistas en plataformas para la integración, disidentes (entre ellos destaca Ayaan Hirsi Ali, la diputada holandesa de origen somalí, con quien van Gogh había realizado la polémica película Submission que trata de la posición de la mujer en el islam). De este modo, Bu- CUADERNOS de pensamiento político ruma nos ofrece un calidoscopio que se mueve lentamente mientras avanza nuestra lectura, ofreciendo al lector diferentes perspectivas del objeto de su análisis: el fracaso del multiculturalismo como modelo de integración de los emigrantes en Holanda. En primer lugar, Buruma desmitifica la tolerancia holandesa, analizando hechos históricos como la hostilidad persistente entre calvinistas y católicos o la persecución de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial (después de Polonia, Holanda entregó a los nazis el mayor número de ciudadanos de tal origen). Se trata de antiguas rivalidades que nunca concluyeron y que se han renovado desplazándose hacia los emigrantes. La historia de Holanda es más bien de indiferencia que de tolerancia, con su ingrediente de cobardía manifiesta en complicidad activa con los enemigos de las libertades individuales. El autor responsabiliza a los europeos del fracaso de la integración de los emigrantes mu- Buruma no duda que sea posible una convivencia real y pacífica entre europeos y emigrantes musulmanes, porque cree que éstos podrían mantener sus creencias religiosas en el ámbito privado y aceptar los valores democráticos en la vida pública. La ley debería ser el marco de la convivencia. Tal optimismo, que el autor mantiene hasta el final, resulta inexplicable para el lector, tras conocer las opiniones que mantienen los emigrantes musulmanes respecto a su país de adopción. La más estremecedora visión ENERO / MARZO 2007 245 RESEÑAS Otra desmitificación se centra en la izquierda política que Buruma llama, genéricamente, Provos -recuperando el nombre de la izquierda ácrata holandesa del 68. Durante el auge del multiculturalismo, en los años 70 y 80, los Provos eran partidarios acérrimos de la convivencia entre diferentes culturas, defendiendo su tradicional postura cosmopolita. Sin embargo, actualmente antisemitismo y racismo se nutren de sus filas, mientras la derecha, desde su raíz liberal, defiende los valores de la Ilustración. Esta confusión política ha contribuido al fracaso de la sociedad holandesa frente a la emigración. El autor echa mano de ambos argumentos –la inconsistencia del mito de la Holanda tolerante y la fragilidad del proyecto cosmopolita de los Provos de crear una sociedad multicultural– para explicar el desengaño actual, argumentando que las naciones europeas no están preparadas para absorber un gran número de emigrantes. sulmanes alegando que problemas sociales como la discriminación, el paro, la alienación, la pobreza, la desigualdad y enfermedades como la depresión y la esquizofrenia, que padecen muchos musulmanes nacidos en Holanda, son los principales obstáculos para que éstos se sientan pertenecientes a las sociedades europeas. Sin embargo, esta convicción principal no le impide ofrecernos todo un abanico de opiniones de emigrantes sobre su (im)posible integración. Curiosamente la mayoría de ellos parece ser consciente de que el obstáculo principal está en sus familias y en la tradición religiosa y cultural en la que han sido educados. El papel de la familia es fundamental porque, habitualmente, les obliga a pasar largas temporadas en el país natal de sus abuelos donde deben recibir una educación islámica adecuada. En el caso de las mujeres, se les prohíbe tener novios extranjeros (ya que habitualmente están comprometidas con algún lejano pariente musulmán). Los padres son los que intentan educar a los hijos del modo en que fueron educados ellos, a pesar de que sus hijos hayan nacido en Holanda. Según Buruma –aunque Bouyeri afirme lo contrario– el asesino de van Gogh padece una crisis de identidad por falta de una clara autoridad paterna que le inculcara valores reconocibles y, por tanto, acudió a las verdades eternas e inequívocas de la religión. Se impuso a sí mismo una misión: servir a Alá y a su Profeta, puesto que no encontraba sentido a su vida cotidiana. CUADERNOS de pensamiento político país un pedófilo es condenado a muerte; en el vuestro, puede fundar un partido político que le represente”. El mismo imán resume en una frase su opinión sobre la libertad de expresión: “Es menos importante la ley [de no matar] que un insulto al Profeta”. RESEÑAS de Occidente es la que ofrece el propio Mohammed Bouyeri, “Mo” para sus amigos, en un texto que se encuentra en Internet. Recuerda una antigua técnica esquimal para la caza del lobo. El cazador deja un cuchillo muy afilado y manchado de sangre en la nieve. Atraído por el olor de la sangre, el lobo se acerca y empieza a lamer el cuchillo. El filo de éste le corta poco a poco la lengua, y la fiera muere desangrada sin advertir que lame su propia sangre. Para Bouyeri, Occidente es como un gran chupa-chups que, con su hedonismo y ocio consagrado a la diversión, se ha olvidado de los valores auténticos y de la verdad de la religión. Todos los que lo chupan morirán desangrados sin darse cuenta. Menos truculentas y más concretas son las declaraciones de un imán que trabaja en la prisión, al hablar del choque de culturas: “En mi Aunque el lector no comparta las convicciones optimistas de Buruma, encontrará en su ensayo una radiografía impecable de la situación actual de las sociedades europeas confrontadas a la necesidad de la integración de los emigrantes musulmanes. Nos recuerda cuáles son los valores que nunca deberíamos negociar con éstos: nuestras libertades y las leyes que las garantizan. MIRA MILOSEVICH La gran estafa El secuestro del sentido común en la educación ALICIA DELIBES Colección Ensayo. Grupo Unisón Producciones. Madrid, 2006. 172 págs. La situación del sistema educativo en España dista mucho de ser aceptable. Todos tenemos referencias más o menos directas de ello pero hay mediciones objetivas de este naufragio. El Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos (PISA) que promueve la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) puso a España en los últimos puestos en su último informe de 2003. Los alumnos españoles llegan a los 15 años con peores niveles de matemáticas, 246 RESEÑAS comprensión de textos escritos y conocimientos científicos que la media de los países más desarrollados del mundo. El 21% de los alumnos españoles de quince años no alcanza siquiera el nivel básico de lectura. Pero el problema de la educación no es el dinero. Esta es la coletilla fácil de muchos políticos. No es una cuestión de tener más medios porque algunas de las conclusiones del estudio PISA 2003 reflejan que el sueldo CUADERNOS de pensamiento político de los profesores españoles supera la media de la OCDE y las ratios de alumnos por profesor en Secundaria son más bajas en España que en otros países. Las razones por las que hemos llegado a esta situación son variadas y su explicación es más compleja de lo que parece, pero Alicia Delibes logra mostrarnos en su libro la causa última de tal desastre. El origen de la mala calidad de la educación es la ideología de la izquierda. La pedagogía dominante trata de deslegitimar el valor de la instrucción, del conocimiento personal y del espíritu de competencia. Como explica la autora “la educación es hoy una especie de búnker de la izquierda, un archipiélago Orwell, en el que no solamente no queda lugar para el pensamiento liberal sino que ni siquiera cabe ya el sentido común”. Pero ¿cómo ha surgido la degradación de la educación? Alicia Delibes sostiene, con razón, que la causa primera de ello es ni más ni menos que Rousseau, quien en palabras de Isaiah Berlin es “uno de los más siniestros y más formidables enemigos de la libertad en toda la historia del pensamiento moderno”. Rousseau es el autor de El Emilio, el tratado sobre educación cuyos postulados son los axiomas de la pedagogía actual. Para él, el Delibes relata el definitivo triunfo de Rousseau en España por medio de las esperpénticas escuelas progresistas de los siglos XIX y principios del XX. Describe la “Institución Libre de Enseñanza” donde se agrupan los krausistas alrededor de Giner de los Ríos, la “Escuela Moderna” de Ferrer i Guardia (y del terrorista Mateo Morral, autor del atentado contra la comitiva nupcial de Alfonso XIII), la “Escuela Nueva” de Núñez de Arenas, quien influyó poderosamente en las propuestas educativas del Partido Socialista, y los experimentos escolares de Bertrand Russell. Éstos son los orígenes doctrinales del los planteamientos educativos de la izquierda. Pero, tras la caída del Muro de Berlín, ¿ha renunciado la izquierda a crear ese hombre nuevo para un mundo nuevo?. En realidad la izquierda ha cambiado pero sigue empeñada en su tarea de adoctrinar, aunque, como dice nuestra profesora, “la ideologización de los libros de texto ya no busca inculcar las interpretaciones izquierdistas de la Historia, la literatura o el arte sino una nueva forma de aculturización”, “una nueva postura ENERO / MARZO 2007 247 RESEÑAS La autora sabe de lo que habla porque es una profesora que pertenece a la generación del 68. Como ella misma dice: “la combinación de la pedagogía sesentayochista y escuela integradora es lo que ha provocado la grave crisis en la enseñanza”. Es esa pedagogía progresista antiautoritaria que reniega del esfuerzo individual y de la disciplina la que nos ha conducido a esta situación. Además, la izquierda quiere convencer de la superioridad moral de la escuela pública sobre la privada (aunque, siempre que pueden, sus dirigentes mandan a sus hijos a la escuela privada). educador no debe hacer del alumno un hombre culto sino crear un hombre nuevo para guiarle hacia la sociedad ideal del “contrato social”. El educador no debe censurar ni imponer a su pupilo sino dejarle guiarse por la naturaleza. Bajo esta apariencia de libertad el alumno dejará su voluntad en manos de su educador, para que ya adulto entregue su libertad en manos de la voluntad general. El ginebrino es la cara oscura de la pedagogía, a diferencia de su coetáneo Condorcet, quien fue un buen reformista e influyó en los liberales doceañistas, muy conscientes de alejar la instrucción de los intereses políticos de los gobiernos. Pero los liberales españoles del XIX, que acabaron dejándose llevar por el anticlericalismo, entregaron la educación en manos de los krausistas. CUADERNOS de pensamiento político postmoderna que relativiza el saber y desprecia la cultura”. RESEÑAS Una parte del libro se dedica a mostrar la evolución de la enseñanza de las matemáticas. Los ejemplos que aparecen pueden parecer hilarantes, pero son fruto de un pensamiento postmoderno que niega el conocimiento objetivo y la existencia de una verdad exterior e independiente de cualquier cultura. Estamos ante una valiente denuncia de la situación por la que atraviesa la educación hace ya demasiado tiempo. Pero a la autora le falta dar el último paso: impedir que el Estado adoctrine a las nuevas generaciones con la ideología de la izquierda. Aunque reconoce que durante dos siglos la educación en manos del Estado no ha hecho otra cosa que utilizar a los ciudadanos según intereses políticos. Alicia Delibes propone que desde la derecha no se abandone a la escuela pública porque no quedaría otra alternativa para miles de ciudadanos…. Es bueno que se denuncie la situación pero la solución no es apuntalar el edificio ruinoso que es la enseñanza estatal. Porque no es lo mismo educación pública que educación estatal. Hay otras opciones para educar a los jóvenes sin pasar obligatoriamente por esa máquina de laminar inteligencias que es el Estado. En Estados Unidos existen alternativas eficaces para educar sin que el Estado adoctrine. Por ejemplo, el llamado “cheque escolar” que propuso el recién desaparecido Milton Friedman hace ya muchos años y que funciona correctamente en algunos Estados. Otra figura es el llamado “home schooling”, es decir, que los niños estudien en casa con sus padres. Ésta es una posibilidad nada desdeñable que se basa en el derecho constitucional a la libre enseñanza pero también en el derecho a la objeción de conciencia. Derecho éste que se puede argüir ante la imposición estatal de enseñanzas como la “educación para la ciudadanía”. La gran estafa. El secuestro del sentido común en la educación es en definitiva un grito de alarma ante la realidad, lamentable, de la educación en España y un punto de partida para intentar dar la batalla por la verdadera educación basada en la transmisión de conocimientos. MOISÉS RUBIAS BARRERA La nación sin ciudadanos: el dilema del País Vasco CARLOS FERNÁNDEZ DE CASADEVANTE Ed. DILEX. Madrid, 2006. 224 páginas. Muchos de los que integraron activamente el constitucionalismo vasco para hacer frente al delirio excluyente del nacionalismo libran en 248 RESEÑAS estos tiempos una lucha distinta y más amarga. Después de padecer con entereza el régimen nacionalista, después de desafiar a la sociali- CUADERNOS de pensamiento político zación del sufrimiento decretada por ETA, después de que el nacionalismo con el pacto de Estella incorporara a ETA como socio industrial al negocio de la familia para echar a los no nacionalistas del País Vasco, los resistentes tienen que enfrentarse a la melancolía, esa sensación que sucede al esfuerzo baldío. Al hablar de paz como recurso retórico nos acercamos al tema central de la obra del profesor Fernández de Casadevante. Caracterizar la lacra terrorista como un problema de paz es una de las tergiversaciones que se han alimentado para ennoblecer o justificar la ac- Esta de la paz es una de las tergiversaciones más resistentes de lo que el terrorismo realmente significa pero, desde luego, no es la única. El profesor Fernández de Casadevante estudia y desentraña las diversas máscaras con que el nacionalismo intenta encubrir su delirio etnicista y en qué medida ese discurso nacionalista ha sido decisivo para legitimar la causa alegada por ETA para perpetrar sus crímenes. Entre todos ellos destaca, sin duda, el argumento del “conflicto político de raíz histórica que viene enfrentando a Euskadi con España desde hace casi dos siglos”. Este argumento constituye el relato central del nacionalismo y de la misma manera que el nacionalismo político se presenta como el agente de la construcción nacional que asegura la pervivencia de los vascos en este duelo atávico con España, ETA, según esto, no es más que un instrumento involuntario de las fuerzas de la historia, una expresión violenta pero inevitable del conflicto (¡qué le vamos a hacer!) y, por tanto, exenta de responsabilidad por sus crímenes. Si hay un conflicto que hace necesaria la búsqueda de la paz es que hay dos bandos. De ahí a la equidistancia –todos tienen que ceder, las víctimas sufren pero los presos también, la independencia no sirve pero la Constitución tampoco– hay menos que un paso, hay una secuencia necesaria que allana el camino para ENERO / MARZO 2007 249 RESEÑAS Después de años de ejercicio de un profundo compromiso cívico, de asumir el riesgo personal y profesional de disidentes del régimen nacionalista, de promover con éxito la movilización de las mentes y las conciencias, hay que leer, por ejemplo, que un destacadísimo dirigente socialista vasco da por hecho que la paz exige aceptar “parte” de las razones de nuestro enemigo que –habría que añadir– no es otro que el terrorismo y el totalitarismo etnicista que lo genera y sostiene. La misma sensación que produce haber llegado hasta aquí para que ese mismo dirigente del socialismo vasco declare que no es necesario que Batasuna condene la violencia para ser legalizada. Claro está que en este punto el ya citado dirigente socialista vasco no es más que fiel glosador de la doctrina sobre el particular expuesta por el presidente del gobierno el pasado 12 de octubre. Una doctrina cuya fuerza expansiva en las ideas de Rodríguez Zapatero sobre el “proceso de paz” quedó demostrada con su insólita descalificación de la sentencia que condenó al etarra De Juana Chaos por amenazas, tachada por el presidente de “dificultad” para conseguir la paz. El retorno a esa consideración del Estado de derecho como obstáculo para la paz es la medida más elocuente –y, para muchos, más desalentadora– de la regresión democrática, ética y cívica que el llamado proceso de paz ha producido. tuación de ETA, para buscar coartadas que tranquilizaran conciencias carentes del coraje o de la fibra moral para rechazar sin matices la barbarie. No ha sido fácil que llegara a comprenderse que ETA no plantea un problema de paz sino de libertad. Y aun así, frente al discurso buenista en vigor hay que seguir recordando que lo que quieren las víctimas, los amenazados, los extorsionados, los desplazados no es la paz –que ellos, objeto de la violencia terrorista y no agentes de violencia ilegítima de signo contrario, nunca han quebrado– sino la libertad negada por los pistoleros y sus cómplices. CUADERNOS de pensamiento político la justificación política del crimen terrorista y su “contextualización” con efectos gravemente atenuantes de la responsabilidad de los terroristas ante la sociedad. El resultado para la vigencia de valores sociales básicos en el País Vasco ha sido sencillamente devastador. RESEÑAS La crítica rigurosa a la que el autor somete este cuadro argumental que desgraciadamente es asumido por otros más allá de las fronteras del nacionalismo, es sistemática, documentada e incisiva. En ella está presente la doble condición de Fernández de Casadevante como observador y analista pero también como resistente en el País Vasco. Como catedrático de Derecho Internacional Público, el autor dedica un tratamiento especialmente esclarecedor de las ensoñaciones nacionalistas sobre Europa y el derecho de autodeterminación. El nacionalismo vasco siempre procura disfrazar sus pretensiones como si fueran exigencias democráticas de vigencia universal. La retórica del lendakari Juan José Ibarretxe ha desarrollado esta habilidad con destreza notable. Sabe, por ejemplo, que hablar abiertamente de autodeterminación tiene contraindicaciones que ni siquiera un convencido nacionalista puede desconocer. Pero, ¿y si en vez de autodeterminación habla de que los vascos puedan decidir su futuro? Lo único que cabe entonces es preguntarse, como hacia Ibarretxe, ¿qué hay de malo en ello? Como si de un juego de manos se tratara, una pretensión inconstitucional estrictamente partidista se transforma en un principio democrático evidente por sí mismo que nadie podría rechazar. Pues bien, este libro da buena cuenta tanto de esta técnica de confusión como de ese fantasear nacionalista con un proceso de construcción europea que presuntamente soplaría a favor de los estados de base étnica porque anuncia el fin de los Estados-nación existentes. 250 RESEÑAS Y qué decir de la autodeterminación que el nacionalismo primero quiere buscar en los principios del proceso de descolonización enunciados por la ONU, que luego ha pretendido ver reconocida en el tratamiento constitucional que Canadá ha dado a la cuestión de Québec y que ahora deposita sus esperanzas en la sangrienta fragmentación balcánica. De nuevo, aquí, la endeblez jurídica de los argumentos nacionalistas sólo puede compararse con su manipulación política que, en ambos casos, el autor deja en evidencia. La nación sin ciudadanos se titula la acertada y necesaria obra de Carlos Fernández de Casadevante. Y no puede ser de otro modo. La nación que predica el nacionalismo no puede ser una nación cívica y abierta. Su designio identitario, la ingeniería social sectaria y excluyente impuesta por el nacionalismo y afianzada por el terror etarra es incompatible con un concepto de ciudadanía como el que alienta la democracia liberal. Más aún, la nación nacionalista no sólo es incompatible con el concepto de ciudadanía sino que requiere para su realización la sustitución de la condición de ciudadanos por la de miembros de esa comunidad trascendente que exige adhesión cultural, afectiva y vital para disfrutar de los derechos. Ahí radica la causa del rechazo del nacionalismo vasco a la Constitución española, su abandono del Estatuto de Guernica después de extraerle el jugo del poder del que han gozado durante más de veinticinco años, su alergia al pluralismo que colorea la imagen uniforme que quisiera para el País Vasco. Estas claves se desarrollan con valor informativo y analítico en la obra de Fernández de Casadevante, que además de una gran obra por sí misma es un buen antídoto contra esa melancolía que acecha bajo la engañosa promesa de una paz a expensas de una libertad amputada. JAVIER ZARZALEJOS CUADERNOS de pensamiento político Hizbulah El brazo armado de Dios JAVIER MARTÍN Ed. Catarata. Madrid, 2005. 251 páginas Líbano cuenta con cuatro millones de habitantes concentrados en una superficie seis veces menor que la de Cataluña y repartidos entre dieciocho comunidades confesionales distintas. Con estas coordenadas uno puede entender la gran dificultad de completar el puzzle libanés. Javier Martín lo consigue. Aunque en determinados capítulos la narración puede resultar desordenada, el autor expone con rigor los acontecimientos que preceden y se suceden al origen de Hizbulah. Es un libro escrito desde el terreno. Y quizá por ello, el lector crítico reconocerá teorías y valoraciones dadas por objetivas, pero que en realidad esconden percepciones personales y por tanto subjetivas. Hizbulah nació en 1982 con la confluencia de tres organizaciones islamistas radicales y la absorción de una maraña de grupúsculos armados que actuaban con total impunidad por las tierras del sur del Líbano. Habría que re- montarse en el tiempo para visualizar ese decorado enmarañado que había encendido las luces de alerta en el vecino del sur. Como consecuencia de la creación del Estado de Israel en 1948, los jóvenes de la OLP, liderados por un aún anónimo Yasir Arafat, se instalaron en las fronteras de Jordania y Líbano, desde donde pasarían a planear sus incursiones contra el “enemigo sionista”. Fue en 1970 en lo que se dio a conocer como el “Septiembre Negro”, cuando el rey de Jordania, Husein, decidió expulsar de sus tierras a los activistas palestinos, pues por culpa de sus acciones los jordanos se habían colocado en el punto de mira del Estado hebreo. El sur del Líbano quedó como único refugio. En paralelo al transcurso de estos años, en el Líbano se fraguaba lo que sería el principio de la milicia chií, el grupo Amal, fundado por Musa Sadr, desaparecido en circunstancias extrañas durante un viaje a Libia en 1978. Tras la guerra de Yom Kippur, el radicalizado imán lanzó el grito de guerra: “Sólo existe la revolución y las armas”. Sin embargo, como bien insiste Javier Martín, la creación de Hizbulah no se puede desligar del triunfo del ayatolá Jomeini y de la revolución islámica en Irán en 1979. Con todo, la historia reciente del Líbano está marcada por las injerencias extranjeras y por las guerras fraticidas que se sucedieron desde ENERO / MARZO 2007 251 RESEÑAS A tenor de la aún reciente guerra del Líbano, rescatar de la librería el trabajo de Javier Martín, corresponsal de la agencia Efe en Oriente Medio, titulado: Hizbulah. El brazo armado de Dios, publicado en 2005, podría ayudar al lector interesado a profundizar sobre los entresijos de la organización político-terrorista, su actuación en el conflicto israelo-palestino, así como las enormes influencias que ejercen Irán y Siria en esta minúscula parcela del Globo. CUADERNOS de pensamiento político RESEÑAS 1958 hasta 1990. La primera operación israelí en las tierras del sur se bautizó con el nombre de Litani y se planeó en respuesta a una incursión palestina en el norte de Israel. El objetivo era crear un cinturón fronterizo de seguridad. El periodista, licenciado en Filología Árabe y Hebrea, explica cómo los libaneses vieron con alivio la entrada de las tropas y el consecuente control del Ejército del Sur del Líbano (ELS), una milicia cristiana libanesa apadrinada por Israel. Fue, sin embargo, este mismo extremo el que engendró la semilla de violencia de Amal y del futuro Hizbulah. Y fue también, según el autor, cuando Irán decidió tomar posiciones en el tablero libanés. Con la formación de Hizbulah en el sur del Líbano, Jomeini ponía en práctica su concepto de “Islam político”, es decir, su obsesión por exportar la revolución a aquellas tierras en las que hubiese una minoría chií. Bajo este objetivo, en la década de los ochenta desembarcaron los primeros clérigos y guardianes iraníes. En 1985 Hizbulah firma su carta fundacional, titulada “El Manifiesto de los nueve”, en la que describe su doble misión: la resistencia contra el ocupante y la creación de un Estado islámico. Jomeini no sólo bendijo los principios del manifiesto sino que hizo de su triunfo su causa. Envió, así, a los Guardianes de la Revolución iraní para encargarse de la instrucción militar de Hizbulah y, más tarde, de la edificación de la estructura social y de fuerza. En el libro se estima que durante el primer año aterrizaron unos 1.500 efectivos. Para completar el círculo, Irán persuadió a Siria para que abriese un corredor de libre paso de militares y permitiese el establecimiento de campos de entrenamiento en el valle oriental de la Bekaa, cerca de los acuartelamientos sirios. En junio de 1982 acontece la segunda incursión. En esta ocasión, Israel llega hasta Beirut 252 RESEÑAS y obliga a la OLP a abandonar el país. Líbano se polariza. El rencor de los radicales chiíes por la presencia del Ejército del Sur del Líbano aumenta de forma exponencial a la liberación que siente otra parte de la población por el fin a una década de violencia palestina. Javier Martín, sin embargo, no ahonda en lo que sería y es una grave contradicción por parte de Hizbulah. Su supuesta lucha por la liberación nacional sólo apunta a Israel y nada hace por eliminar las injerencias sirias o iraníes. Un contrasentido no aceptado por el resto de confesiones del país de los cedros, firmes partidarios de la independencia libanesa. En noviembre Hizbulah cambia la lógica de la guerra e introduce el más indigno de los explosivos. El primer hombre-bomba vuela por los aires una posición israelí en Tiro. Resurge la figura sagrada del mártir y se da un punto de no retorno. La escalada de violencia no cesa. En 1983 se ataca al cuartel de los marines en Beirut y perecen más de 200 hombres. Tres años después se inaugura la oleada de secuestros de soldados israelíes. Líbano se descompone en dos tiempos. La reacción a las injerencias y la guerra civil. En 1989 se firman los Acuerdos de Taifa y se pone fin a la batalla fraticida. Hizbulah no los asume puesto que no satisfacen sus reivindicaciones del Estado islámico. Aun así, en 1990 participa en las primeras elecciones y logra representación parlamentaria. Ésta es una muestra del peso específico de la organización político-terrorista, al tiempo que confirma su dualidad. Martín, en este punto, parece comprender e incluso justificar la naturaleza híbrida de Hizbulah y apunta la próxima reapertura del debate en 1989 como su última oportunidad de redefinirse y optar por una de las dos vías de acción pública, bien el terrorismo o bien la política. El lector atento verá con gran escepticismo la confianza excesiva del autor en el “pragmatismo” de la mili- CUADERNOS de pensamiento político cia chií, pues, entre otras cuestiones, obvia su rechazo continuado a las resoluciones de la ONU en las que se insta el desarme de las milicias libanesas. ¿Hizbulah dejará las armas?, ¿aceptará un modelo distinto al Estado islámico? Hasta el día de hoy, la respuesta es “no”. Con todo, el corresponsal reconoce que la reivindicación de las Granjas de Chebaa, en posesión de Israel, no es más que una excusa de Hizbulah, con la complicidad de Damasco, para legitimar el uso de la fuerza. El asunto no es menor, pues es un argumento recurrente por parte de Hizbulah, además del conflicto israelo-palestino, y en nombre del cual se justificó el secuestro de los dos soldados israelíes el pasado verano. El repliegue del sur del Líbano es uno de los elementos más recurrentes de la actual propaganda islámica; pues lo interpreta como un signo de debilidad del Estado de Israel y una prueba de su superioridad moral. Igual o más discutido fue el último intercambio de presos realizado por un desgastado Ariel Sharon en 2004. Ese día, explica el autor, la prensa amaneció con un verbo cortante: “Hizbulah puso la pistola en la sien de Israel y ganó”, apostillaba un columnista del diario Yediot; y en la misma línea se expresó el medio izquierdista Ha’aretz. Javier Martín también apunta los intereses estratégicos de Hizbulah en el Iraq post Sadam. Unas esperanzas que, como bien indican algunos analistas internacionales y recoge el propio autor, se están desinflando a raíz de la actividad del gran ayatolá Husein Fadlalah, inspirador inicial de la organización, y a un nivel más elevado, por la cruel rivalidad entre la escuela chií iraquí con sede en Nayaf y la escuela iraní con sede en Qom. Finalmente, la reconstrucción del magnicidio de Rafia Hariri y la recopilación de las teorías conspirativas bajo la sombra de Damasco sería otro de los pasajes de obligada lectura. El epílogo se escribe negro. Javier Martín avisa de que el espectro de la guerra civil se pasea por el Líbano. Creía, en 2005 (fecha de publicación del libro) que la apertura del debate sobre el modelo territorial tras la salida Siria sería el desencadenante de una eventual guerra fraticida. A finales del 2006, la cuestión siria sigue desestabilizando el país pero no por su marcha sino por la figura de su sombra en los asesina- ENERO / MARZO 2007 253 RESEÑAS La tercera y última gran operación israelí narrada en el libro es la de 1996, con el nombre Uvas de la ira. Su desenlace y las consecuencias se desgranan en los dos últimos capítulos: “La encrucijada israelí (1997-2000)” y “Retirada y Liberación”. Se destaca el rol que jugaron los movimientos sociales israelíes en la contienda, comparándolo con el síndrome de Vietnam de EE.UU. Las Cuatro madres, organización a la que dedica un apartado, fue un factor no único pero sí clave en la retirada del ejército israelí en 2000 realizada por el Gobierno de Ehud Barak. Es también muy interesante el apartado que dedica el autor a la complicidad entre Hizbulah y Hamas. En “Conexión H-H” explica el vínculo de Ahmad Yasin, fundador y guía espiritual de Movimiento de Resistencia Islámico Palestino Hamas, creado al albor de la primera Intifada palestina, como una alternativa religiosa a las facciones “terrenales” de Al Fatah sujetas a la OLP. Hizbulah encuentra en Hamas a su primer discípulo. Frente al nacionalismo secular de Yasir Arafat, Hamas propone el establecimiento de un Estado islámico. La aproximación de H-H no es sólo ideológica o política sino también estructural y simbólica. Hamas acudió a Hizbulah para recibir instrucción militar y proveerse de armas, y éste apadrinó su causa. “Debéis considerar a Hizbulah, desde su secretario general hasta sus mujeres, miembros de Hamas y soldados para su causa”, dijo Hassan Narsalah, secretario general de Hizbulah. CUADERNOS de pensamiento político tos políticos y, muy especialmente, en el cuerpo yaciente de Pierre Gemayel. Hizbulah. El brazo armado de Dios es un mapa de luces y sombras. Las luces ya están apuntadas y las sombras son esas lagunas, sumadas a ciertas argumentaciones intercaladas dirigidas a soportar parte de su tesis: las armas del Partido de Dios es una respuesta a la “hostilidad” del Estado de Israel. El lector puede percibir con hastío la negación de los desafíos islámicos a la seguridad colectiva o la complicidad hacia la dualidad de Hizbulah. Los pensadores sinceros saben que no hay término medio entre ser terrorista y no ser terrorista. Los cínicos se permiten concesiones. ROCÍO COLOMER FLORES RESEÑAS La Prensa en la Segunda República española. Historia de una libertad frustrada JUSTINO SINOVA Editorial Debate, Barcelona, 2006. 566 págs. Esta obra es fruto de un profundo análisis y el resultado de la búsqueda de una parte oculta de un período convulso de la historia de nuestro país. La prensa en la Segunda República española es el intento de ir más allá de la tesis comúnmente aceptada de que se trató de una época de grandes valores democráticos y caracterizada por la libertad. Escarbando un poco bajo el régimen de aparente libertad y la supuesta libertad de prensa que parece desprenderse de los comentarios críticos al gobierno que aparecen en determinados periódicos, Sinova llega a ver cómo ésa no era más que una parte de la realidad periodística. Si bien hubo diferencias de actuación entre los sucesivos gobiernos, la tónica común fue la falta de libertad y el perjuicio de la información. El poder atentaba contra la libertad mediante una censura o represión que no se limitaba a los periódicos, sino que se extendía hacia las conferencias, 254 RESEÑAS obras de teatro y todos los modos de comunicación pública, pero Sinova se centra en el análisis de la prensa escrita. Es ésta una “historia de periodistas” (presentes, como el autor señala en el Gobierno, en la Administración, en las Cortes, en los partidos políticos y en los periódicos), tratando de informar, no de calificar. Aporta declaraciones, extractos de prensa, pruebas documentales de cómo se reprimió la libertad de prensa durante la República para tratar de mostrar una época oscura para el periodismo español, que vio dificultada su labor a lo largo de los distintos gobiernos. Había una gran mayoría de políticos con vocación por la comunicación política y la creación literaria. La proclamación de la República el 14 de abril de 1931 significó para muchos el triunfo de la libertad y la democracia para España, pero CUADERNOS de pensamiento político pronto se vio que no iba a ser así. La Segunda República, recibida como el nacimiento de una época de libertades, y aún hoy recordada como tal por muchos, como una democracia que todavía serviría de ejemplo para la actual, tuvo desde sus inicios claros síntomas de falta de libertad. Desde un primer momento se puso por encima de la defensa de la libertad la defensa del propio régimen, se anteponía la protección de un sistema político a la defensa del individuo. Existía, según las pruebas documentales aportadas por Sinova, una buena disposición de los medios hacia la República; tras la Dictadura, el mundo de la prensa veía con esperanza algunas de las disposiciones del nuevo Gobierno, pero ya durante el primer bienio el derecho a la libertad de expresión se vio supeditado a los intereses políticos. Amparadas por la Ley de Defensa de la República, elaborada por Azaña, se cometían numerosas arbitrariedades contra la prensa; pero la situación no mejoró mucho en el segundo bienio, cuando se intentó sustituir la Ley de Prensa vigente en teoría (la de 1883), intento fallido, en opinión de Sinova, por la convulsa situación de violencia política que vivía el país, pues se intentó acallar a la Quizás una de las páginas más olvidadas de la Segunda República española fue la falta de libertad de prensa y si “estar al corriente de la política de prensa de un sistema es fundamental para entender su identidad”, el análisis de la situación de la prensa durante la Segunda República mediante el estudio de los periódicos y archivos determina que la identidad de este régimen no era de libertad. Ya el 10 de mayo de 1931 se produce el primer cierre de un periódico, ABC, sin explicaciones ni justificación. Este cerrojazo fue seguido de otros muchos, hasta llegar a límites insospechados como el cierre de ciento veintisiete periódicos a consecuencia del intento de golpe del general Sanjurjo de 1932. Al margen de las decisiones políticas perjudiciales para el periodismo y, en consecuencia, para la información de los ciudadanos, llama la atención el propio concepto del periodismo existente en el primer tercio del siglo XX, el de periodismo de “partido”, que puede que fuese la causa de que no existiese un verdadero movimiento de solidaridad entre periodistas. Se practicaba prácticamente un periodismo de trinchera y los ataques a medios de la derecha eran aplaudidos por los de la izquierda. Son numerosos los ejemplos de declaraciones de políticos –como Azaña– dividiendo claramente la prensa en dos bandos, la amiga y la enemiga, cuando, como Sinova considera, “la libertad de expresión no es divisible, y si sólo es practicable por unos mientras otros sufren la inspección continua del Gobierno, no existe como tal institución básica del régimen democrático”. Los problemas de falta de libertad de prensa llegaron en varias ocasiones a debatirse en las Cortes, muestra de la preocupación política y social que existía respecto a este déficit de libertad. Había peticiones de los criterios que se seguían para cerrar los periódicos, incluso ENERO / MARZO 2007 255 RESEÑAS Los políticos que formaron los gobiernos de la República habían enarbolado durante sus años en la oposición la bandera de la libertad de prensa, pero pronto se olvidaron de las bondades de ésta y, una vez en el Gobierno, no la situaron en la lista de proyectos preferentes, preocupados quizás porque la libertad fuese empleada por otros. Muchos de los ministros de la Segunda República eran periodistas o tenían, de algún modo, relación con el mundo de la expresión escrita, por lo que sus ataques a los medios de comunicación recogidos en la obra llaman aún más la atención, aunque debe tenerse en cuenta que en esa época el periodismo era considerado por muchos como una estación de paso hacia otros objetivos. prensa en determinadas ocasiones para apaciguar a la sociedad. CUADERNOS de pensamiento político RESEÑAS se pedía una censura previa, mejor sin duda a la arbitrariedad existente. En el segundo bienio de la República, comenzó a aplicarse dicha censura previa, entonces comenzó a haber peticiones de unas normas de aplicación de esa censura, de criterios de actuación de los censores: “cuando las pautas de actuación son conocidas, la censura pierde eficacia de control y no puede actuar con arbitrariedad, que es un arma demoledora”. Los periódicos eran cerrados por tiempo indefinido sin explicaciones de ningún tipo, explicaciones inexistentes también para su reapertura; unos periódicos eran cerrados por publicar textos que ya habían sido publicados en otros que, salvados por su ideología, no habían sufrido ninguna consecuencia por su publicación. Había pues, una desigualdad de trato y “cuando no hay igualdad de tratamiento, la libertad de expresión muere”. Una reacción lógica a los rigores de la arbitrariedad empleada por los gobernantes al emplear la voluntad política por encima de las decisiones judiciales, como única instancia de 256 RESEÑAS decisión, fue la autocensura, que comenzó a ser practicada por los periodistas para protegerse del cierre o del secuestro de sus ediciones. Como el autor afirma, “el control de los medios es una actividad biológica del poder político, que alcanza mayor o menor dimensión según sean las ambiciones de dominio de los ostentadores del poder y de la capacidad de respuesta de la sociedad”, y llama la atención cómo los censores trataban de evitar las huellas tipográficas de sus intervenciones en los periódicos. Pero, entre esa oscuridad informativa, Justino Sinova no duda en rescatar de esa época aciaga para el periodismo, algunos rasgos de humor presentes entre las penalidades de la censura, ironías que trataban de colarse a la opinión pública y que en muchas ocasiones también pagaban las consecuencias de la falta de libertad, por lo que una cierta osadía no dejó de brillar entre la penumbra de ese régimen que para algunos fue de tantas libertades. CARMEN IGLESIAS CAUNEDO