El seguro de las mercancias en el transporte:Maqueta.qxd 12/03/2009 10:30 El seguro de las mercancías en el transporte Coordinador: Albert Badia Coautores: Albert Badia y Felipe Arizon Colaboradores: David Gatell, Riccardo Malacalza, Dolores Pérez, José Ignacio Navarro, y Alfonso Carmona Página 5 El seguro de las mercancias en el transporte:Maqueta.qxd 12/03/2009 10:30 Página 7 Índice Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9 Parte 1 Introducción al contrato de seguro. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13 1. Aspectos generales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13 2. La contratación del seguro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53 Parte II Los modos de transporte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1. El seguro en el transporte marítimo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2. El seguro en el transporte terrestre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3. El seguro en el transporte aéreo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4. El seguro en el transporte combinado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81 81 104 116 125 Parte III Los siniestros y las averías. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1. Los siniestros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2. Los primeros pasos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3. La indemnización . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4. La reclamación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5. La acción subrogatoria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 135 135 151 168 194 205 Anexo I Pólizas UNESPA de seguro de transporte terrestre de mercancías . . . . . . . . . 253 Anexo II Cláusulas del Instituto para Mercancías (marítimo). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 269 Anexo III Cláusulas del Instituto para Guerra (marítimo) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 275 El seguro de las mercancias en el transporte:Maqueta.qxd 12/03/2009 10:30 Página 8 Anexo IV Cláusulas del Instituto para Huelgas (marítimo) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 281 Anexo V Cláusulas inglesas AVN (aéreo). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 287 Anexo VI Certificado de Seguro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 307 Anexo VII Cláusula del Instituto para buques . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 309 Anexo VIII Plazos y límites para reclamar el porteador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 311 El seguro de las mercancias en el transporte:Maqueta.qxd 12/03/2009 10:30 Página 9 Introducción Esta obra pretende adentrar al lector en el mundo del seguro y, más concretamente, en el del seguro de transporte de mercancías por vía marítima, terrestre y aérea. Se dirige tanto a los recién introducidos en la materia, como a aquellos que diariamente trabajan con pólizas, asegurando cargas o reclamando averías. Así, el libro resulta de interés y utilidad para un amplio conjunto de profesionales: corredores y agentes de seguros, exportadores e importadores, tramitadores de siniestros, comisarios de averías, transportistas o abogados. Todos los temas relacionados con el seguro de transporte se tratan desde un punto de vista práctico. Partiendo del marco legal establecido en cada caso, los distintos módulos se desgranan con la ayuda de ejemplos prácticos y sentencias. Con este método, cada manifestación de la actividad aseguradora resulta más cercana y entendible. Ello permite abordar conceptos tales como el sobreseguro, el riesgo, el abandono o la póliza flotante con una enorme facilidad. En la selección de temas y conceptos se ha seguido un criterio de actualidad. Es decir, priman las herramientas y los contratos que se emplean en el tráfico diario por encima de los conceptos teóricos y abstractos. No en vano, esta obra no pretende sino convertirse en un manual práctico o de bolsillo para resolver dudas o problemas concretos. Para ello, se presenta, además, una serie de apéndices con modelos de cláusulas, formularios y tablas comparativas. En todo ello, ha resultado de gran ayuda la colaboración de distintos profesionales, quienes, además de los coautores, han aportado su experiencia y leal saber en la materia. ALBERT BADIA El seguro de las mercancias en el transporte:Maqueta.qxd 12/03/2009 10:30 Página 13 Parte I Introducción al contrato de seguro 1 Aspectos generales 1.1 Marco legal La regulación del contrato de seguro se encuentra delimitada por el artículo 2 de la Ley 50/1980, de 8 de octubre, de Contrato de Seguro. Para desgranar el espectro normativo que afecta al contrato de seguro, y en particular al seguro de transporte de mercancías, vamos a tomar dicho artículo como punto de partida: «Las distintas modalidades del contrato de seguro, en defecto de ley que les sea aplicable, se regirán por la presente Ley, cuyos preceptos tienen carácter imperativo, a no ser que en ellos se disponga otra cosa. No obstante, se entenderán válidas las cláusulas contractuales que sean más beneficiosas para el asegurado». En otras palabras, este artículo sienta dos principios básicos: 1. La Ley de Contrato de Seguro (LCS) se aplica, a falta de una ley especial, a todos los contratos de seguro.1 1 Se pueden considerar leyes especiales, entre muchas otras relativas a materias distintas de las que nos ocupan, las siguientes: artículos 737 a 805 del Código de Comercio en lo relativo a seguros marítimos; artículos 126 a 129 de la Ley de 21-7-1960 de Navegación Aérea en lo referente a seguros aéreos; Ley sobre Responsabilidad Civil y Seguro en la Circulación de Vehículos a Motor en lo relativo a seguros de automóviles; Real Decreto 1575/1989, de 22 de diciembre, en lo que al seguro obligatorio de viajeros se refiere; artículo 5(b) de la Orden de 14-4-1988 que regula las agencias de viajes y les impone un seguro de responsabilidad civil de 150.253 €; Real Decreto 607/1999, de 16 de abril, que aprueba el reglamento del seguro de responsabilidad civil de suscripción obligatoria para las embarcaciones de recreo o deportivas; o el convenio internacional de 1992 sobre responsabilidad civil nacida de daños debidos a hidrocarburos, ratificado por España, que prevé la suscripción y los términos de un seguro obligatorio para los propietarios de buques destinados al transporte de hidrocarburos. El seguro de las mercancias en el transporte:Maqueta.qxd 14 12/03/2009 10:30 Página 14 El seguro de las mercancías en el transporte 2. Los preceptos de la LCS son inderogables por la voluntad de las partes, salvo en dos casos: cuando se pacten condiciones más ventajosas para el asegurado o cuando se especifique su no imperatividad en los mismos preceptos de la propia Ley.2 Antes de detenernos en uno y otro principio, cabe aclarar que el contenido del artículo 2 de la LCS cobra efectividad cuando es aplicable la ley española. Se descarta así su aplicación automática sobre los contratos de seguro que podemos denominar «internacionales», los cuales deben regularse por la ley que resulte de la aplicación de las normas de derecho internacional privado. 1.1.1 La ley aplicable En general, al contrato de seguro se le aplican las normas generales de derecho internacional privado en materia de obligaciones contractuales. Así lo dispone el artículo 109 de la LCS. Dicha remisión se subordina a lo previsto en los artículos precedentes 107 y 108 con respecto a la aplicación de la ley española en el seguro contra daños. De ambos preceptos nos interesa únicamente el artículo 107, ya que el 108 se refiere a seguros de vida y de personas. La ley española sobre el contrato de seguro es aplicable a los seguros contra daños –entre los que se encuentra el seguro de transporte de mercancías–, en los siguientes casos (art. 107.1): 2 Para indicar que no nos hallamos frente a un precepto de carácter imperativo, la Ley de Contrato de Seguro utiliza las expresiones de «salvo pacto en contrario» (véanse los arts. 15.1, 32, 33.1, 49.1, 52, 74 y 93) o de «pacto expreso en contrario» (véanse los arts. 29, 46, 58, 59 y 65). Otros preceptos son igualmente de carácter dispositivo según indica su propia redacción (véanse los arts. 7, 14, 17.3, 22.1, 28, 45, 50, 54, 68, 69, 73, 76.a, 77, 100 y 105). 3 Las reglas a), b) y c) del artículo 107.3 de la Ley de Contrato de Seguro traen causa de las siguientes directivas: la Directiva del Consejo 64/225/CEE, de 25-2-1964, relativa a la supresión en materia de reaseguro y retrocesión de las restricciones a la libertad de establecimiento y a la libre prestación de servicios (JOCE L 878, de 4-4-1964); la Primera Directiva del Consejo 73/239/CEE, de 24-7-1973, sobre coordinación de las disposiciones legales, reglamentarias y administrativas relativas al acceso a la actividad del seguro directo distinto del seguro de vida, y a su ejercicio (JOCE L 228, de 16-8-1973); la Primera Directiva del Consejo 79/267/CEE, de 5-31979, sobre coordinación de las disposiciones legales, reglamentarias y administrativas referentes al acceso a la actividad del seguro directo sobre la vida y a su ejercicio (JOCE L 63, de 13-31979); la Directiva del Consejo 78/473/CEE, de 30-5-1978, sobre coordinación de disposiciones legislativas, reglamentarias y administrativas en materia de coaseguro comunitario (JOCE L 151, El seguro de las mercancias en el transporte:Maqueta.qxd 12/03/2009 10:30 Página 15 Introducción al contrato de seguro 15 a) Cuando se refiera a riesgos localizados en territorio español y el tomador del seguro tenga en él su residencia habitual, si se trata de persona física, o su domicilio social o sede de gestión administrativa o comercial, si se trata de persona jurídica. b) Cuando el contrato se concluya en cumplimiento de una obligación de asegurarse impuesta en la ley española. Fuera de los dos casos anteriores, aunque sólo cuando los riesgos estén localizados dentro de la Unión Europea (UE), regirán las siguientes normas para determinar la ley que se debe aplicar (art. 107.3):3 a) Cuando se refiera a riesgos localizados en territorio español y el tomador del seguro no tenga en él su residencia, domicilio social o sede operativa, las partes podrán elegir entre la aplicación de la ley española o la ley del Estado en que el tomador tenga su residencia, domicilio social o sede operativa. b) Cuando el tomador del seguro sea un empresario o un profesional y el contrato cubra riesgos relativos a sus actividades efectuadas en distintos Estados de la UE, las partes podrán elegir entre la ley de cualquiera de los Estados en que los riesgos estén localizados o la de aquél en que el tomador tenga su residencia, domicilio social o sede operativa. c) Cuando la garantía de los riesgos que estén localizados en territorio español se limite a los siniestros que puedan ocurrir en un Estado miembro de la UE distinto de España, las partes podrán elegir la ley de dicho Estado. de 7-6-1978); la Segunda Directiva del Consejo 88/357/CEE, de 22-6-1988, sobre coordinación de las disposiciones legales, reglamentarias y administrativas relativas al seguro directo distinto del seguro de vida (DOCE L 172, de 4-7-1988); la Segunda Directiva del Consejo 90/619/CEE, de 8-111990, sobre la coordinación de las disposiciones legales, reglamentarias y administrativas relativas al seguro directo de vida (DOCE L 330, de 29-11-1990); la Tercera Directiva 92/49/CEE del Consejo, de 18-6-1992, sobre coordinación de las disposiciones legales, reglamentarias y administrativas relativas al seguro directo distinto del seguro de vida (DOCE L 228, de 11-8-1992); la Tercera Directiva 92/96/CEE del Consejo, de 10-11-1992, sobre la coordinación de las disposiciones legales, reglamentarias y administrativas relativas al seguro directo de vida (DOCE L 360, de 9-12-1992). Todas estas directivas tienen como finalidad materializar en varias etapas y de forma escalonada el cumplimiento de las libertades de establecimiento y prestación de servicios de las empresas de seguro comunitarias en el marco del Tratado de la Comunidad Europea. Se han incorporado al ordenamiento jurídico español mediante disposiciones sucesivas que han culminado en la Ley 30/1995, de 8 de noviembre, de Ordenación y Supervisión de los Seguros Privados. Ha sido por medio de la disposición adicional 6.ª de esta última que los artículos 107, 108 y 109 de la Ley 50/1980 de Contrato de Seguro han visto una nueva redacción. El seguro de las mercancias en el transporte:Maqueta.qxd 16 12/03/2009 10:30 Página 16 El seguro de las mercancías en el transporte A los efectos de lo previsto en las normas 107.3.a), b) y c), la localización del riesgo se determinará conforme a lo establecido en el artículo 1.3.d) de la Ley de Ordenación y Supervisión de los Seguros Privados.4 En los tres casos, la elección de la ley aplicable deberá expresarse en el contrato o desprenderse claramente de su contenido. A falta de elección, expresa o tácita, el contrato se regirá por la ley de cualquiera de los Estados referidos en los artículos 107.2 y 107.3. A continuación, vamos a referirnos a las reglas para determinar la ley que se debe aplicar en aquellos seguros directos relativos a riesgos situados fuera de la UE. El Convenio de Roma de 19 de junio de 1980 sobre la ley aplicable a las obligaciones contractuales (en adelante «Convenio de Roma de 1980») establece dichas reglas. El citado convenio se aplica y regula los contratos de seguro que cubren riesgos situados fuera de la UE, pero no aquellos que cubren riesgos localizados dentro de la UE.5 Para estos últimos, el artículo 1.3 del convenio se remite a la lex fori en lo que concierne a la precisión del lugar donde se localiza el riesgo,6 lo cual –en el caso de España– nos devuelve a los artículos 107 a 109. 4 El texto del artículo 1.3.d) de la Ley de Ordenación y Supervisión de los Seguros Privados, en lo que concierne a seguros de mercancías en el transporte, es el siguiente: «Estado miembro de localización del riesgo. Se entiende por tal (...) aquel en que el tomador del seguro haya firmado el contrato, si su duración es inferior o igual a cuatro meses y se refiere a riesgos que sobrevengan durante un viaje o fuera del domicilio habitual del tomador del seguro, cualquiera que sea el ramo afectado». 5 Los motivos para la exclusión de los contratos de seguro «intracomunitarios» del Convenio de Roma de 1980 son dos: por un lado, la necesidad de proteger a la parte débil del contrato por encima del principio de autonomía de la voluntad que inspira el citado convenio, y, por otro, evitar que determinados contratos puedan quedar regidos por el derecho de un Estado no miembro de la UE como consecuencia del carácter erga omnes del citado convenio. 6 El artículo 1.3 del Convenio de Roma de 1980 reza así: «Las disposiciones del presente convenio no se aplicarán a los contratos de seguros que cubran riesgos situados en los territorios de los Estados miembros de la Comunidad Económica Europea. Para determinar si un riesgo está localizado en estos territorios, el juez aplicará su ley interna». 7 Artículo 3 del Convenio de Roma de 1980: «1. Los contratos se regirán por la ley elegida por las partes. Esta elección deberá ser expresa o resultar de manera cierta de los términos del contrato o de las circunstancias del caso. Para esta elección, las partes podrán designar la ley aplicable a la totalidad o solamente a una parte del contrato. 2. Las partes podrán, en cualquier momento, convenir que se rija el contrato por una ley distinta de la que lo regía con anterioridad bien sea en virtud de una elección anterior según el presente artículo, o bien en virtud de otras disposiciones del presente convenio. Toda modificación relativa a la determinación de la ley aplicable, posterior a la celebración del contrato, no obstará a la validez foral del contrato a efectos del artículo 9 y no afectará a los derechos de terceros. 3. La elección por las partes de una ley extranjera, acompañada o no de la de un tribunal extranjero, no podrá afectar, cuando todos los demás elementos de la situación estén localizados en el momento de la elección en un solo país, a las disposiciones que la ley de ese país no permita derogar por contrato, denominadas en lo sucesivo “disposiciones imperativas”. 4. La existencia y la validez del consentimiento de las El seguro de las mercancias en el transporte:Maqueta.qxd 12/03/2009 10:30 Página 17 Introducción al contrato de seguro 17 En lo referente a los seguros objeto de regulación por el citado convenio –esto es, los de riesgos situados fuera de la UE–, el mismo distingue entre los que cubren grandes riesgos y los que cubren riesgos de masa. En los primeros, las partes del contrato tienen plena libertad para elegir expresa o tácitamente su ley rectora7 y, en defecto de elección, «el contrato se regirá por la ley del país con el que presente los vínculos más estrechos», según lo dispuesto en el artículo 4.8 En los seguros directos que cubran riesgos de masa localizados en territorio extracomunitario, el citado convenio opta por la tutela preferencial de los derechos del tomador del seguro por encima de la autonomía de la voluntad de las partes. Cuando el tomador sea un consumidor y contrate el seguro para un uso ajeno a su actividad profesional, el artículo 5 del convenio opta por establecer como ley aplicable la que con carácter imperativo pueda regir en el país en que el tomador tenga su residencia habitual, dejando incluso sin efecto cualquier elección por las partes al respecto.9 partes en cuanto a la elección de la ley aplicable se regirán por las disposiciones establecidas en los artículos 8, 9 y 11». 8 Artículo 4 del Convenio de Roma de 1980: «2. Sin perjuicio del apartado 5, se presumirá que el contrato presenta los vínculos más estrechos con el país en que la parte que deba realizar la prestación característica tenga, en el momento de la celebración del contrato, su residencia habitual o, si se tratase de una sociedad, asociación o persona jurídica, su administración central. No obstante, si el contrato se celebrase en el ejercicio de la actividad profesional de esa parte, este país será aquel en que esté situado su establecimiento principal o si, según el contrato, la prestación tuviera que ser realizada por un establecimiento distinto del principal, aquel en que se halle situado este otro establecimiento». En lo que respecta a los seguros directos –entre los que se encuentra el seguro de transporte de mercancías–, se entiende de forma unánime que la «prestación característica» es la que realiza el asegurador, que es quien asume el riesgo de la operación y contrae una serie de obligaciones que individualizan el contrato, mientras que la de abonar la prima que incumbe al tomador no difiere de la de pago típica de tantos otros contratos sinalagmáticos (Sánchez Calero, F., Ley de Contrato de Seguro, pág. 2.046, 2.ª ed., Aranzadi). 9 Artículo 5 del Convenio de Roma de 1980: «1. El presente artículo se aplicará a los contratos que tengan por objeto el suministro de bienes muebles corporales o de servicios a una persona, el consumidor, para un uso que pueda ser considerado ajeno a su actividad profesional, así como a los contratos destinados a la financiación de tales suministros. 2. Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 3, la elección por las partes de la ley aplicable no podrá producir el resultado de privar al consumidor de la protección que le aseguren las disposiciones imperativas de la ley del país en que tenga su residencia habitual: si la celebración del contrato hubiera sido precedida, en ese país, por una oferta que le haya sido especialmente dirigida o por publicidad, y si el consumidor hubiera realizado en ese país los actos necesarios para la celebración del contrato; o si la otra parte contratante o su representante hubiera recibido el encargo del consumidor en ese país (...) 3. No obstante lo dispuesto en el artículo 4, y en defecto de elección realizada conforme al artículo 3, estos contratos se regirán por la ley del país en que el consumidor tenga su residencia habitual, si concurrieran las circunstancias descritas en el apartado 2 del presente artículo». El seguro de las mercancias en el transporte:Maqueta.qxd 18 12/03/2009 10:30 Página 18 El seguro de las mercancías en el transporte 1.1.2 El Código de Comercio El antes citado artículo 2 de la Ley de Contrato de Seguro comienza diciendo que «las distintas modalidades del contrato de seguro, en defecto de ley que les sea aplicable, se regirán por la presente Ley». En consecuencia, la LCS sólo se debe aplicar a las modalidades de contrato de seguro en defecto de ley que les sea aplicable; esto no sucede en el seguro de transporte marítimo, pero sí en los seguros de transporte terrestre y aéreo. Ello es así en tanto que la Disposición Final de la referida Ley reguladora del contrato de seguro ha dejado vigente los artículos del Código de Comercio reguladores del contrato de seguro marítimo. Así lo explica la sentencia del Tribunal Supremo (TS) de diciembre de 1991 en el siguiente párrafo: «Es doctrina reiterada de esta Sala la que niega esa aplicación de la Ley de Contrato de Seguro al seguro marítimo, así la sentencia de 22 de abril de 1987, con cita de la de 19 de octubre de 1987, y con la finalidad de mantener un criterio uniforme y firme, como reza al final de su fundamento de derecho 3.º, dice que “al disponer el párrafo 2.º de su Disposición Final (de la Ley 50/1980 de 8 de octubre) que a su entrada en vigor quedarán derogados los artículos 1.791 a 1.797 del Código Civil, así como los artículos 380 a 438 del Código de Comercio y cuantas disposiciones se opongan a los preceptos de aquella ley, sin hacerse regulación alguna en ella al seguro marítimo y quedando en consecuencia subsistentes los artículos 737 a 805, que no son derogados, del Código de Comercio, conduce a establecer que la mencionada Ley 50/1980 afecta exclusivamente al seguro terrestre que regulaba el Código de Comercio, y al seguro civil, que regulaba el Código Civil, y no al seguro marítimo, que seguirá rigiéndose por la normativa dada para él en el Código de Comercio, al quedar excluido de la referida ley especial del seguro”». Así pues, al disponer el párrafo 2.º de la Disposición Final de la Ley de Contrato de Seguro que a su entrada en vigor quedarán derogados los artículos 1.791 a 1.797 del Código Civil, así como los artículos 380 a 438 del Código de Comercio y cuantos preceptos se opongan a las disposiciones de aquella ley, sin hacerse regulación alguna de ella al seguro marítimo y quedando en consecuencia subsistentes los artículos 737 a 805, que no son derogados del Código de Comercio, conduce a establecer que la mencionada ley de 8 de octubre de 1980 afecta exclusivamente al seguro terrestre que regulaba el Código de Comercio, y al seguro civil que regulaba el Código Civil, y no al seguro marítimo, que seguirá rigiéndose por la normativa dada para él en el Código de Comercio, al quedar excluido de la referida Ley especial del Seguro. Ciertamente, el argumento reiterado en dichas resoluciones, sobre la inaplicabilidad al seguro marítimo de la Ley 50/1980 de Contrato de Seguro, por haber ésta dejado subsistentes los artículos 737 a 805 del Código de Comercio, puede parecer con- El seguro de las mercancias en el transporte:Maqueta.qxd 12/03/2009 10:30 Página 19 Introducción al contrato de seguro 19 tradictorio con el carácter «supletorio» que la LCS prevé en su artículo 2, y que el TS ha consagrado en múltiples resoluciones.10 Los tribunales españoles han resuelto este conflicto de modo uniforme, aunque empleando fórmulas distintas en cada caso. Así, en la sentencia del TS de 22 de abril de 1991, se dice que «La Ley 50/1980 sobre seguro se refiere exclusivamente al seguro terrestre, que regulaba el Código de Comercio, y al seguro civil, que regulaba el Código Civil, y no al seguro marítimo, que seguirá rigiéndose por la normativa dada para él en el Código de Comercio, por lo que tienen aplicación actualmente en la materia de dicho seguro marítimo los principios generales que se establecen en los artículos 737 a 805 del Código de Comercio, con carácter prevalente a los también generales prevenidos para el seguro terrestre, atendida la naturaleza jurídica del seguro terrestre». Una de las cuestiones más atendidas por los tribunales, a raíz del conflicto que puede suscitarse entre el Código de Comercio y la LCS, ha sido la aplicación o no del recargo por demora del 20 % en indemnización a cargo del asegurador, en lo previsto en el artículo 20 de la LCS. Frente al criterio favorable al recargo contenido en la sentencia del TS de 19 de febrero de 1988, que no considera específicamente por qué es aplicable dicho artículo al «seguro marítimo», se ha rechazado por varias sentencias del Alto Tribunal la procedencia de ese precepto, concretamente en las de 19-10-1987, 2-12-1991, 22-6-1992, 26-4-1995, 12-21996, 23-1-1996 y 22-2-1999, formando en la actualidad un cuerpo jurisprudencial unánime. La razón concluyente para la inaplicabilidad del artículo 20 no puede fundarse en ser un precepto de la LCS, si, a la vez, se admite su aplicación supletoria. El argumento, en ocasiones, se reconduce a la naturaleza sancionadora del recargo, configurado como cláusula penal de carácter legal, lo que confiere al referido artículo 20 un carácter de norma excepcional, que castiga la mora del asegurador con mayor rigor que la del naviero o armador. Como toda disposición excepcional tiene que ser objeto de interpretación y aplicación restrictiva, careciendo de fuerza expansiva, es evidente que la penalización, específicamente prevista para el «asegurador terrestre», no puede imponerse al «asegurador marítimo», que mantiene en este punto la obligación de indemnizar con el interés legal, como otros comerciantes, basándose en el Código de Comercio y el Código 10 Así, las sentencias de 21-7-1989, 8-3-1990, 22-4-1991, 4-3-1993, 23-12-1993 y 20-2-1995. También la de 2-12-1997, cuyo fundamento 3.º dice: «(...) hay que entender que los preceptos de la Ley 8 octubre 1980 tienen aplicación supletoria para otras modalidades de seguro, a tenor de lo que dispone el artículo 2.º de la precitada Ley; máxime en cuanto a preceptos de orden general del “título primero”, que como el “tercero” conforman la atmósfera en que la relación contractual debe desenvolverse, cuando están en juego los intereses del asegurado en cuanto consumidor que interviene en contrato de adhesión, o aquellos otros que vienen a suplir una laguna normativa». El seguro de las mercancias en el transporte:Maqueta.qxd 20 12/03/2009 10:30 Página 20 El seguro de las mercancías en el transporte Civil (arts. 50, 63, 770, párrafo primero, 774, párrafo segundo, y concordantes del primero, en relación con los arts. 1.100, 1.101 y 1.108 del segundo). De ahí deriva –según algunas sentencias– la razón de ser excluible al tan reiterado artículo 20 de la Ley 50/1980, a la vez que aplicables al seguro marítimo otros preceptos de la misma que sean compatibles con la naturaleza de esta peculiar figura jurídica. Otra de las cuestiones más debatidas en el seno del conflicto entre la Ley de Contrato de Seguro y el Código de Comercio es la relativa a la acción directa que consagra el artículo 76 de la Ley a favor del tercero perjudicado contra el asegurador. Tal acción directa, qué duda cabe, no está prevista en el Código de Comercio. La cuestión es, pues, obvia: ¿puede entablarse la acción directa en el marco de un seguro marítimo? La sentencia del TS de 16 de enero de 1997 se pronuncia en sentido negativo, excluyendo –en esta cuestión– la cualidad supletoria que otras sentencias han atribuido a la Ley de Contrato de Seguro.11 Por último, hallamos un nuevo ejemplo en el deber de declaración del riesgo, cuyo tratamiento varía según sea aplicable el artículo 10 de la LCS o el derogado artículo 381 del Código de Comercio. La sentencia del TS de 2 de diciembre de 1997 se refiere a un supuesto en que el tomador del seguro ocultó determinados datos relativos al valor y origen de un yate. La Sala optó por emplear el citado artículo 10 en beneficio del asegurado, aun a pesar de referirse a un seguro marítimo.12 11 En el procedimiento que dio lugar a la sentencia del TS de 16-1-1997, Conservas Hoya, SA, demandó a Líneas Marítimas Argentinas, SA. Con anterioridad, la actora había promovido una acción frente a la aseguradora Aurora Polar Sociedad Anónima de Seguros, por razón del transporte marítimo irregular de mercaderías (anchoas en salazón), recayendo sentencia desestimatoria en casación de 26-4-1995, que fue confirmada en vía de apelación. La Sala resolvió que no se daba la necesaria identidad subjetiva, ya que el actual proceso se dirigía contra la ahora recurrente, Líneas Marítimas Argentinas, SA, que fue la que llevó a cabo el transporte por mar del referido producto alimenticio. Tampoco concurría identidad en la causa de pedir, pues en el primer pleito se ejercitó acción derivada del contrato de Seguro concertado, la que no prosperó en las instancias, toda vez que las circunstancias concurrentes de deterioro de las mercancías no conformaba un riesgo cubierto por la póliza suscrita. «En el pleito de esta casación, la acción promovida tiende al resarcimiento económico por incumplimiento del contrato de transporte, al haberlo llevado a cabo con negligencia e impericia acreditada, tanto en la custodia como en el acarreo de los géneros. De esta manera, se pone de manifiesto que son distintos los fundamentos de las pretensiones ejercitadas en los procesos que hay que examinar.» La Sala entendió que tampoco había solidaridad entre las obligaciones de los demandados en uno y otro proceso, «pues en el primer pleito se trata de una acción directa derivada de la póliza que relaciona a “Conservas Hoya, SA” y “Aurora Polar, SA”, es decir, que no se ejercitó la acción prevista en el artículo 76 de la Ley de Contrato de Seguro de 8-10-1980 a favor de los terceros perjudicados. Resulta, a su vez, consolidada la doctrina jurisprudencial que proclama que la referida Ley especial, no es de aplicación directa a los seguros marítimos (sentencias de 22-4 y 2-12-1991, 22-6-1992, 4-3 y 1312-1993, 16-2-1994 y 20-2-1995)».