CRONOLOG~A. - El abrigo de Carmelo es sino otro punto más del área de dispersión del arte rupestre de tipo esquemático andaluz. Este abrigo, sin embargo, conserva fuerte tradición naturalista, reflejada principalmente p r los guerreros del grupo principal. No podemos, por tanto, establecer seguras deducciones cronológicas. Situaríamos las pinturas, al igual que todo el arte esquemático andaluz, en el Bronce 1 (EneoIítico). Sin embargo, no queremos dejar de tener en cuenta que se debe tratar de u11 Eneolítico muy antiguo, como demuestra la tradición naturalista que se aprecia en algu110 nas de las figuras, y si apiirnnios un poco, la cerámica que aparecií, cii el suelo del abrigo, procedente sin duda de las zonas de la tierra que están r c v u c l t a s . V ~ i afutura cscnvnciOii podría probabltrncntc fijarnos con riiejor j1 mayor esactitutl las pinturas del abrigo Carmelo. Por iíltinio, qucrcnios destacar que en un futuro próximo proseguiremos las esploraciones en la provincia de Córdoba y en otras del sur de Espaíía, para poder contribuir de esta forma al estudio del arte rupestre esquemático. - JosC ALFONSOMOUREy LUIS JAVIERRUIZ. LA CUEVA DEI, MORO E N OLI'ENA. HIJESCA SITUACION. - La llamada Cueva del Moro se halla situada a espaldas cle Olvena, al sudeste, a muy poca distancia en línea recta, aunque hay que salvar un profundo barranco para llegar hasta ella. Estrí ubicada en la ladera de un cerro calizo de 566 m. de cota máxima, cortado en pico en su cara s u r por las aguas del río Essera (margen de la derecha), unos kilómetros antes de que vierta sus aguas en el Cinca. Las coordenadas de situación, segtín el mapa topogr5fico I/~O.OOO son , : 42" 6' 20'' y 3' 56' 50". Para llegar a Olvena y a la Cueva del Moro hay que partir de Barbastro, situado en la carretera nacional de Lérida a Huesca, por la carretera comarcaf n." 138, para antes de llegar a E l Grado tomar la también carretera comarcal n." 139, que se dirige hacia Graus, doblando hacia el sur antes de arribar a L a Puebla de Castro, por una carretera local que se dirige a Olvena, o mejor, para llegar dircctaiiiciitc a la cueva, tornando la carretera que por el s u r de Olvciia y p:iralela a la margen izquierda del Essera se dirige al pantano de T3arason;i, Iiasta alcaiizar 1111 antiguo piierite al sudoeste de la Cueva del Moro. La Cueva dcl Moro cs un c.omplicado conjunto de galerías !niiiplias salas con una doble entrada apaisadn de I,SO ni. dc altura aprosirnada, partid:^ en dos por el (lespreridimiento de una roca, quc se nhre en la vertiente sudcstc (Iáni. r ) , mientras que varias ventanas dc la cueva se abren sobre la pared vertical siir del irnprcsioriatite risco sobre las aguas del río. T,a cueva, de relativo fácil acceso, conocida en la regiím y frecuentemente visitada, corre el peligro de perderse, para la ciencia, si no se emprenden escavaciones sistemAticas o se toman las medidas necesarias para su seguridad, si queremos evitar que sea totalmente desman- AXTECIII)I.:NTKS C ~ N O C I I ~ OI)I. S ~4 ctrp;v.i.IAX materiales publicados de esta cucva, que nosotros corioceiiios, se reducen a los procedentes de la Colcccihri Vida1 y a una puritn de lariza que se conserva cri cl hlusco de la Antigua Uriiversidad de Ccrvera. 1.3 colccción de don 1,iiis Mariaiio Vidal, iiotablc geólogo, que fue iirio de los prinicros quc realizó csc:ivacioiies cii cuevas del Neolítico o Droricc, paso a forriiar parte del Museo ArqueololOgico de Barccloria, y fue estudiada por cl arqueólogo ,%rra-Iiifols, cti 1921,' quieii sitGa a esta cueva entre las estacioiies ricolíticas y cncolíticas. 1,os íiiaterialcs publicados se retluccri a uri;~«rodellan de liueso de 1 , 2 cm. de dihmetro y 4 mni. d e cspesor (fig. 25 (le la 1;írn. r r del citado trab;ijo), y :i «un vaso recoristruiclo ;i i)asc de un horde, de cerámica roja riegru7ca tosca, cori un cordOn con iricisioiies por tnda decoraci6iin. E l vaso en cucstihn media 28,s crn. (le altura v 2 1 cm. dc t1i:írnctro cri la boca, y ziparccc tambi6n en la 1:írriina r r del mencioriado estudio col1 el 11." 26. Procedente de Olvcri;~,y autique no ha- Iwriios tic. quí. lugar es;icto, es de presuriiir que tal vcz iuera Iiallado en csta inisiiia cucva, el profesor 13osch GimperaQita la csistericia, eii el Museo de la antigua U ~ i i versidad de Cervcra, de uiia ~)uiitade lanza de broricc de «S,? CIII. de loiigitud, de hoja triangular y un ap4ridice tubular eii lugar de la espigan. Kespccto :i los materiales dc la cucva de Olvena, de la coleccióli Vid:id, dice que cestaban olvidados en su coleccióii J. sólo de l~asadri fueron citados siii agriiparlosn. E l profesor 13oscli Girnpera, que las describe, conio Scrra, encuadra por ellos a csta cueva dentro de las 1:staciones Neolíticas y Eiieolíticas de la Cultura Cetitral de 1-1 Península, sepíri su csqueina. Una de estas citas de pasada, a que hace alusión el ilustre arqueólogo, es la d e Serra Vilarh,' pcro, a juzgar por ella, los tilateriales que cl scfior Vida1 guardaba corno proccdcritcs dc la Cueva. del Moro eran m:ís iiurnerosos, y a qiic el notable itivesti.qador tg.rroconcnse dice, al referirse a Una \,asija de la cueva dcl Scgre por 61 esiava(la, que cnoii T,uis Mariniio Vida1 posee una (vasija) coi1 una cuerda cri el ciicllo, proccdcntc de 1 í i Cueva dcl Moro.. . , cn la que ciicontr0 diclio sciíor otra cerhnica y olrjctos del Ncolítico ,T. Eneolíticon. E n la hihliografía iiioderria vcriios a iiiciiiido refcrericias a estos materiales, agrup:índolos segíiri la visihn del niotiiciito, pero siempre a base de las descripciones liechas por el profesor Roscli (;impera y por el arquehlogo ,%rra-RAfols. Así, Ricarclo del Arco,' siguiendo la clasifica.cióii del profesor nosch Gimpera, dice que las estacio~iesNeolfticas y Eneolíticas (cobre) en .4raghti son I , ~ ,roi~lccciti firclristi,. I. J . I)P. C. S E R R A - R A P OLa rica Llufs Marian Vidal. r'iil>liraciorics tlcl Scriiirinri (le PrrliistOria tle la 1ínivrrsit:it tlc Ilnrcrlotin (l'irntgc n pnrt tlcl P i ~ l l l c l idel Cctrtrt- l:~-rrrr.ii~~rislci dc CataLttnya, níio 1 9 2 1 ) . 2. I'SRP. D<)SCFI C;IMPEHA, NOLCS (ir 1'rcllisti)ria Aragoticsa, CII nutllctf dc L'Associacici Catalatia d'Atl- t,ofol<igia, lifiiologia i l'rt.lti.\ti)tia, vol. 1, 1923, 115~ i r i a48, sol)re la piititn (Ir 1:1117a,y págs. 2 7 - 2 8 , nccrrn (lc In Curva del Aloro. I I (ltcva cs 3. Jrr.ks SEKRA\.'II.AR('>, I ~ - ~ . c ~ z ' ~ cC~I Io la dcl S r ~ r c .Jurita Siipcrior tle I~scavncioricsy ~ l i i t i ~ i i r t l a d r s ,n.O 7, 3lntlrit1, 1918,phg. 16. n ~ A.R C O , 1.0 .~lrqttcc~/ogia y rl sub.l. RICARDO telada por los cscursioriist:is. Iirio tic iiosotros (Solaiiillíi), a lo largo de varias visitas, ha podido recoger, (le ciitre las frccueritcs remociorics, buen iiíirncro dc objetos de ajuar y restos &seos de los eiitcrraniieritos allí existentes, que describirenios nihs adelante.. Aunque la falta de una cscavaciOri rrict0dic;i no nos permitíi prcseritar iiiia sccuerici;i liistórica todo lo exacta que quisií.ranios de este yacimierito, crenios que estos niateriíiles scrvirán para completar siquiera la pohre visibn que de csta cucva teiiíamos. l77 NOTICIARIO . ~ W Q U E O I , ~ G I C O muy abundantes y pueden dividirse -diceeii dos grupos : las que pertenecen a la Cultura Central de la Península y las afines a la Cultura de Almerían, y entre las pri- 1:ig. 1. nuevo, al vaso de la colección Vidal, de la Cueva del Moro, a la que incliiye dentro de su grupo o capítulo dedicado al Neolítico, mientras que a la punta de lanza la incluye - Situación (le la Ciie\.n drl JIoro, rti Olvetin, pro\,incin de Huesca. meras se limita a citar la cueva de Olvena, danilo una relación del material característico que aparece en los yacimientos de este grupo. Mas recientemente otro investigador aragonés, Galiay Sarañana, en su Prehistoriu <leArogón,' hace referencia, sin añadir nada en la que 41 llama primera edad de los metales en Aragón, sin que tampoco añada nada a lo ya conocido. Ya eli s u Prehistoria publicada en 1936 incluía a la Cueva en el período Neolítico. El profesor Castillo, en un trabajo de síntesis de tipo general, publicado dentro relo lo iie .4ragó1i. Cotiferencia protiuriciada en Seriíiena, el din 5 de abril (le 1925, Publicaciones de 1:i Acaticiiii~t (le Ciencias tlr Zaragozn, Zaragoza, I>rcllistoriu tic ,Irag<í,i, j. J. GALIAY SAKASAXA, Zaragoza, 1945, p l l ~ s .% y yC>. - Id. 1, P r e l i j ~ t o r i a , eri Cartillas de A r t e A r u y o r ~ é s :lrgftr.ol<>pb,Zarlc~ ( m1936, , pbg. 34. 1026. ?r clc la I ~ ~ S I U 11~: ~ ~ Ii.sb11 L L )íu, dc Mcri~ridcz I'ida1,"iiricluyc esta cucLrn tleritro del grupo scptcritrionnl de la C u l t u r , ~d c las Cuevas, tluraiitc lo que 41 Ilnnia Ncoericolítico, qiic erigloba gcogr~ificnnieritc:i Lnstilla la Vieja, Navarra, ArnKí)ri y norte d c Cat:iluiía, llex:irido ;i alcarizar cl riortc de Vnlcricia, zona qirc cri plciio I<ricolítico reduce 1; Cnntabria, ilragóii y Cntriluiin, cori irifliicticiris sobre todo d c 1;i Lultiira tlc :Ilriiería. 1 J i i ; i visiOri (listirita 1:.i cricoritr~irnos ya e11 el l'rofcsor 13cltrSi1, qiiieri, a hmsc dc los iii;itcrinlc.s coiiociclos y por afiiiid:idcs coii otros yaciiiiicritos iiiejor cstiidiados, dicc, eii su trabajo I.0.s i ~ l 7 ~ i ~ ~ t i , ~ r ~; I1r c( jil(l ~ * o) 1l (~; -~ gicíis c?t /Iríigcin, 1951,' que los rnntcrialcs tlc ln Cucvn del Aforo (rcfiri4iidosc a varias estaciones cii gciicral) aliuedcn corrcs~)onder z culturas quc vaynii dcsdc los albores del nictnl al H i c r r o Il)crico», y :idvicrte que 1:i cstncií)ri riiAs I)rí)sirna n Catnluíin es 1:i ~ i i c v : i (le1 Moro, cn Olvcrin, sobre el Esscra. 1\11 uii trnhrijo posterior, I d ( $ cdcici de bro rrcr c r z ./l rn.y(Í11,' ;i1 1i:iblar de este período, dicc qiic niuclins cstnciorics corisiderndas iicolíticas por sus dcsciil~ridorcsdchcti llcvnrsc liasta In 11 ESdnd del Hicrro, y que hay que revisar los ni;itc.ri:ilcs dc ;ilgiirios yaciriii<tntos, corno los de la Cueva ilcl Lloro, los dc Sciin, cte. I<espccto :i 1;i ~)iititatlc. Inriz:~, siguiendo 1i.i clc.scripci6ii qiic de c1I;i Iincc cl s;ibio prcliic,toriador T3oscli ( ; i m ~ ~ r :dicc i , que es de p1eri:i ctlnd de los iiictalcs y siis caractcrísticns I r i sitíiari y:i cii cl I3roiicc final. 1. :l <lor rl os: Ciicrit;~(le col1:ir tlc scrl)ciitiiia vertic, J. cori ~)erfor:iciOii cilíii~.lric;i y siipcrficic iniiy irrcgii1:ir. ,\Zi(lc g i i i i i i . de diáriictro y 5 de grosor (fic. 2, 11." 5, y láiii. 11, 11." S ) . 2. Sicte ciiciit:~~ (le collar de l)cctíiiiciilo, clc color blarico ariiai-illento, de secci01i riiiiy plaiia, cilíridricas. La perforacih es cilílidrica e troiicocí~iiica.Siis dilíiiietros oscilaii ciitre los ro y 12 i i i i i i . , y sil grosor entre r , 5 y 3 riiiii. (fig. 2 , 11." 4 , y lárii. 11, n." a ir<,. 3. I'artc dc iin pcquclio 1)raz;ilete de 1)cctíi~iciilo,(lc color gris oscuro, pues se trata (le ~)cctíiriciilofósil. Ilidc 5 crii. (fig. 2, 11." 3 , y 1~1111. 11, 1 1 . ~11). ~ cii V, 4. Ilotí~ripiraiiiiclal , coii ~)crfor:icií~ii (1~:ostrea fOsil, de color ~ r i soscuro. Ticiic iiiia de las csqiiiiins rotas. RIidc 2 1 iiiiii. (le lado y S de altiira (fig. 2 , 11." 6, y 1:íiii. 11, 11 .<' 12). 1. IIacliita o :iziiela (le coriiiil)iaiiit;i, <le lribrí), de el;color i i c ~ r o .La picdr:i dotide caso grosor, no pcriiiitió cl total ~)iiliiiiciito, sobre todo cii 111i:i dc 1:is c:ir;is ~londcs01o ;i])nrccc un ligero piiliineritol cii cl cstreiiio y cii el corte, ciiic es rii:i:iiífico. JIide 6,s ciii. tlc loiicitiid, 3,4 (le anchiira y 1,2 (le grosor (tigiir:i 2 , 11." I, y 1:irii. 11, 11.' 1). Hachita de ofita, (le color riegro. To2. t:iliiieiite piilitla. Z)c riiciior t:iiiiafio cliie 1:i anterior y corte I)iicrio, uiiiicliie ligerairicritc crosiorindo. 3Iicle 4,.h crii. <le l o i i ~ i t u d ,3.1 dc :iiicliiira y r ,3 (le grosor (fig. 2 , 11.' 2 , v 1Ai11. 1 1 , 11.(' 2 ) . 3. Perforador so1)rc iiiia lioja <le síles, (Ic color leclioso, <le scccióri tr:ipezoid:il. 1,igcros retoques. Mide 4 , ~ciii. ~ de 1oii::itiid (fix. 2 , 1 l . O 7, v 15111. 11, 11." 2 2 ) . 4. Perforador sobre Iioja (le sílcs tlc color gris negro. I'rcsciitn riiiicscas y saltatliiras I)or ln :lccií~rivioiciitn (le1 fiicgo. &Ii<lc4,6 CTII. dc loiigitiid (fig. 2 , 11." 8, y 1:íiii. 1 1 , 11." 2.1). 5 . Ciichillo sol,rc liojn (le sílex dc color 1icRriizco, dc scccióti tral)czoitlal. I'rcsciitn filios 8. , ~ P I T < > N I <~>I R I , T H . ~1.0 N , í'iiil~i i i ~/ O S t t l i ' f < l l ~ C~I I .\. l)l<l, ~ 4 ~ ~ 1 1 . 1 .I3.'l 0, ~ ~ c ~ J ~ ~ I I c txll ~ la I / 11, ~/~ t i l *c o , /ft<r,y(itl. , ~ ' i / , ~ r ~ ( ~ llo l s~ o ~ ~ / itr r l l/d.\ r t l <.1/1111t11.\ ~ 1/t3/ JjJl'Jl~1iriKid:ipor \1cti611dc-z I>i<I:ll, t . 1, c. IV, 1). 516. /.as i t i ~ ~ c s ~ i , < ~ n c i oa ?, -i qc s~ ~ c o l ~ i ~ i c d l<.c s fitrul y tic los nlbo~<..s cit./ / / i t . i l ~ I)isi.iir*o di i l l 7. A . I~I:~.TH.~S, grrso n 1;i Kcnl :\cnrlc*tiii:i ilc NIIIIIY.;y 1tcll:is :\rte.; V I I :l ~iixllti, v i l I'rrbIi~.iiriotii~s tlcl Sct~litiariod c :Irqrtcod c San I,iiis, %ni-:igoz:i, ic)55, I I A ~ . I 1 y 2 6 . Iri.!:íii v Ntr~tristnhlirn:l ~tigoti<.scis,1, 1951, p!ip. 2 : ; - 2 h . h. 1,...5p., o 3 cm. c---. I Fig. 2. - Hacliitas de piedra pulinientada, objetos de adoriio y otros iiiaterialcs liticoi ilc 1;i Cucv:i ~Ic.;Moro. 180 AMPURIAS 2 - o L 3 cm. NOTICIARIO ARQUEOI,ÓGICO retoques marginales. Partido con rotura antigua. Mide 6 cin. (fig. 3, n." 4, y 1árn.11, n." 15). 6. Cucliillo sobre iina lioja dc sílex, de sección trapezoidal y color oscuro. Conserva parte dcl c6rtcx y retoques en ainbas caras. Mide 8,s cni. (el mayor de los hallados) (figura 3, n." I , y láin. 11, n." 13). 7 . Cuchillo sobre hoja de sílex, de sección trapezoidal-triangular y dc color oscuro. Presenta retoques bifaciales con niás insistencia en el reverso. Mide 7,2 ciii. (fig. 3> n." 2, y lám. 11, 11." 14). 8. Cucliillo sobrc hoja de sílex, d e sección trapezoidal y color rnuy osciiro. Prescnta ligeros retoques en ambas caras. hlidc 4,3 ciii. (fig. 2 , n.' 9, y lám. 11, n." 17). g. Parte de un cucliillo roto, sobre una lioja de sílcs, de seccióii trapezoidal y color osciiro. Ligeros retoques. Rlidc 2,4 crii. (figiira 3, n." 6, y lhm. 11, n." 20). 10. Cuchillo sobre lioja de sílex, (le sección trapezoidal y color osciiro, con ligcros rctoqiies (fig. 3, n." 3 , y lííiii. Ir, n." 16). RIidc 4,4 cm. 11. Lasca <le sílcs de color inuy oscuro. Prescrita ligeros retoqiics. Mide 4,2 cm. (fig. 3, 11." S). 12. Diente de lioz, dq sílex leclioso, dc secci61i triangular. Presenta el dentado y píítina característica dc estos Gtiles, debido al uso en la siega de ccrcales. También conserva restos de rnBstic con que iba engarzado a la niadera. Mide 4,8 ciii. (fig. 4, n." 1, y lbm. 11, 11 ." 21). 13. Trece cuchillitos sobre hojas de sílex, de sección trapczoidal y cri algúii caso triangular. E l color va del lechoso al más oscuro. No presentan retoqiies marginalcs. Algiino ha sufrido la acci6n del fiiego. Sil longitiid oscila entre los 4 y 2,s cni. (fig. 2 , n.' 10 a 15 ; f i ~ 4. , 11.' 2 a 8 ; y láiii. 11, 11.' 18 y 19). 14. Veintidós lascas y csquirlas dc sílcs o (lcscclio de talla. 15. Trcs perciitores o a'isadorcs esfcroi(les, dc caliza. 111. Cercímicn: J. Parte de iin vaso carenado, iin tercio (lcl total, (le barro riegriizco, con piedrecitas 781 en la pasta y superficie negra brillante espatulada, tanto en el interior corno cn cl cstcrior. Mide 14 cm. de diííiiictro tii!ixiino en la boca y 7 de altura. E l grosor de las parcdcs oscila entre los 4 y 6 nirii. (fig. 5, 11." 1). 2. Pcqucño fragiiiento del borde de i i i i vaso de barro gris rriuy oscuro, coti granitos de cuarzo corno desgrasante. La supcrficic c s tema es del ~nisniocolor que el barro, iiiiciitras que la iiitenia e,dc color ocre-siciia; ariibas espatuladas. E n el borde externo prcseiita ima línea de impresiones triangulares, y dcbajo (10 esta línea, iiiia limpia perforación, qiic ~>ii(lo servir para una rcparacióri o p:ir:i colgar el vaso, si no tenía asas. Mide 3,s ciii. el fragnieiito dc longitiid iriáxiiiia, y ciitrc 5 y 7 iiriii. (Ic cspcsor sus parcdcs (fig. 5 , 11." 2). 3. l.'ragiiicnto dc las yarcdcs de iiii vaho dc barro gris, con granitos dc ciiarzo y riric:i como dcsgrasante. Sii~)erficicc5pitulad:i (le1 iiiisiiio color, pcro eii la cara iiitcnia prcsciita iiiia tenue pintura o tirite rojo, qiic tlesa1)arccc si sc frota ligcrariicntc coi1 a g u a ; tal vci. sc (lcba a iiri siiiil)lc cngobc, ya qiic la pared exterior tarii11ií.n 1)rcscnta ligeros rcstos tlc cstc color. Coriscrva una airiplia asa Iiorizoiital (le l)iicnte, rota cn parte, para pasar iiii cordel de siistentacióir. Rlidc, cl fragiiiciito, 6 , s ciii. ; el asa, 3,s cm. dc longitiid y 4 iiiiii. de diúirictro. E1 grosor de las paredes oscil:i entre los 3 y 6 nirri. (fig. 5, n." 3). 4. Fragiiicnto del bordc de uii vaso cnrcliado dc barro gris rnarrOii, iiiiiy fino. I,a siipcrficic cs (Ic color ocrc, coi1 rrianclias o zonas osciiras dc color iiiarrOii cii anibns caras, (lile cstAn cspatuladas. 1,a superficie extcrior cst5 algo dctcriorada, con abiiridantcs salta(1iiras. La carcria prcscnta un iírigiilo iiiiiy nciisado. hlidc, el fragniento, ;,6 ciii. Ln vasija tendría 19,5 cm. de diámetro máxiriio y IS (Ic <liáinctro en la boca. El grosor de sirs 1)arccles oscila ciitrc los 3 y 6 rnrri. (fig. 5, 11." 4 ) . 5. Fragmento del borde dc un vaso ccircii:ido, iriiry similar al anterior. E1 11arro cs de tona1id:id irihs clara y prcsciita al)iiridaiitcs picprccitas coiiio dcsgrasantc. hlidc, el fragiiicnto, 5,6 crii. E l vaso, rcconstriiido, daría iiii diArnctro cii la 1)oca (lc rS crii. El grosor dc las parcdcs oscila cntrc 4 y 8 mili. ( f i ~ 5, " 5 ) . 6 . 1:ragiiiciito (Icl bordc y paredcs 1atcr:iles de un vaso de barro ocrc gris, con siipcrficic clel riiisriio color, cspatir1rid:i. 1,a 1)nst:i ri 1'1's.1. - - irnprc~ioncsrcctangu1:ires i r r c ~ i l a r c s .El fragriicnto riiidc 10,s crn., y cl vaso, rcconstriiido, iiic(1iría 14 crii. ílc diAinetro cri la 1wc:i y 15,s (le diáiiictro iiiYsiiiio. E1 csl)csor de las paredes oscila entre los 6 y Q riini. (fig. 5, n." 7). Iiic.iite <Ir lioz (le s í l c s y (~ii(~liillitos iiti rctoqiics sobre 11ojns tle silrx. tierie ~)c<liiciíos graiiitos tle ciiarzo conio desgrasaiitc y cs iiiuy fina. Coiiserva dos tctoiicillos, tino cii cl h r d c y otro debajo, :i varios cciitíiiictros de distancia. Sería uiia vasija globillar clc biicii tciiiiaiio. Rlide 8 cni., y sus 1)areclcs, <Ic 5 :i S rniii. de cspcsor (fig. S, 11." 6). 7. I'llrtc (Ic un vaso sciiiicsf(.rico dc 1):irro gris claro y sii~)crficicdel rnisiiio color, con ~i-:iiiitos(Ic ciiarzo y riiicn corno dcsgr:isaiitc. ils (le iii:il:i calitl:i(l. 1,:i siipcrficic cstrí alisada, [,cro iio cq)ntiil:itl:i. I'rcscrita uii:i :is;i (le cjc vertical, con pcquciía perforación para iiri cordel dc siistciitaci6n. A aiiibos lados dc.1 asa, y cerca del bordc, naccii trcs líncas paralclac de 6. 1:ragineilto de las paredes de un vaso de barro ocre rojizo y superficie del mismo color con abundante ciiarzo y niica en su coniposicibn. E1 pedazo corresponde al cuclio de una vasija de buen taiiiario, con dos cordones lisos iralel lelos Iiorizontalcs decorados con iml)rcsioiics irregularcs. Micle 7,5 crii., y cl espesor oscila eiitrc 6-8 iiiiii. (fig. 5, n." 8). 9. 1:ragtiicilto dc las 1inretles de iinn vasija tlc 1)arro de color gris, iiiiiy claro, y :;ii])críicic dcl riiisriio color, coi1 abuiidaiitcs 1,)ictlrccit:is y iiiica i!s:i(los coino dcsgrasante. Siipcríicic alisada, que prescrita uiia franja decorada con iriiprcsiones ~iaralclasy verticales Fig. 5 . - Cerhmicas lisas espntiilndns y decoradas de la Cueva del Moro. ciil:iza(l;i.;u iiiodo (le pcqiiefios dieiitcs tlc lol~o. 'i':iiiil~ií.ii l~rcsciitaiiiia perforación iiiiiy bieii Iic.cli:i, scgiiraincritc <le re~):iracihri. Mide 5,s c.ciitíiiictros cl fragiictito y o iiiiii. de cspcsor (íig. 5, 11.' 9 ) . 10. 1:r:igiiieiito de las ~~;irc(Ics (le uiia vasija (Ic Ilnrro ocrc :inaraiijado y sii1)crficie alisatln tlcl iiiisiiio color. 1,a pasta prcsciita algo tlc: 1iiic:i y :il)iiridantc ciiarzo. bIa1:i calidad. La siipcrficic cstcrnn cst5 decorada con scis acarialatliiras horizontales paralc1:is y con pcqiieiias i i i ~ i ~ i o i i cos iiiiprcsioiies alargadas y pcr~~eii<liciil:ircs a 1:i franja dc :icanaladiiras. Mide 5 ciii., y sli Krosor alre(1cdor de los 8 rnrii. ( f i ~(;, 11." lo). I i . 1~r:igiiiciito tlcl bordc dc iirin vasija ~ l o b i i l a rdc barro oscuro y siiperficie tiiarrón. I,n pasta prcsciita algiiiios granos <le cuarzo. 1,:i siipcrficic ititcriia cst!i cspatulada y la externa siriiplcriicntc alisada, pero con abundante (lccor:icií~ri a base dc iingiilacioiics dispiicstas eii líneas Iiorizontalcs paralelas :i partir dcl 1)orde. XIitlc 5 cin. E l cspcsor es clc 5-1; iiiin. (fig. 6, 11." 1). 1:raginciito <le1l)or(lc dc tina vasija de i 2. bucii taiiiaíio, de barro ncgriizco y siipcrficie osciira, iiiiiy tosca e irrcgiilar. El barro cs iiiuy osciiro y cori ~)ictlrccitascn su cornposicióri. E1 I)or(le y iin cortlhri paralelo al mismo cstiiii t1ccor:idos cori iiicisioiics o iiiiprcsioncs (liic rccrier<l:iii, por sii forrna, a las ungiilacioneq. IbIi(lc 6,s ciii., y critrc 6 y 10 rntii. de espesor ( f i ~6, n.' 2 ) . las ~)arc<les 1:rngiiiciito dcl I-~ordct1c tina iirn:i o 13. v:isijn <le biicn tarnaiio, dc harro tlc color ocre siciia, tosco, y con la supcrficic (le1 riiismo color, iiiiiy irrcgiilar. La falta del necesario t1csgras:iiitc lince qiie cl fragmento se prescnte ciiartca<io y cscascarilia<lo. Paralelo al borde corrc iiii cord6n rniiy siniple, de biien relieve. Mi& 6 , s crii., y cl c5pc.;or de las parcdcs 05cila eritrc los S y 1 2 ri11ii. (fig. 6, n e o3 ) . Pragriicnto dc Iss parcdcs de una va. .. r 4 . sila (lc gran tariiaiio, tlc harro o.;ciiro en si.[ iriterinr (rcduci(lo) y ll,arrón cn la parte esterior, por la acción <le1f i i e ~ ooxiilantc (luranti' In coccicin, qiic es rn:ignífica. Pasta miiy basta, con abiiric1antcs picdrccitas. Siipcrficie interri.~ I m t n , ligcranicnte cs1)atiilada. El exterior se presenta dccorado con cordones garalclos sol- dados entre sí y dc escaso relieve. Nide 7 , 2 ctii. 131 cspcsor es iIe 1 2 y d c 19 iiiiii., incluido cl rclicve de los cordones o tctoncs paralelos (fig. 6, n." 4). 15. Fragiiiciito dc las paredes de iiiia gran vasija de barro negruzco en sil parte interna y marrón cn el exterior, debido a la distinta acción del fiicgo dcl horno durante su cocción. La pasta presenta granitos de cuarzo y piedrccitas dc regular tamaño. El interior cstá alisado, mientras que la superficie externa es rugosa y cstá totalmente decorada con pezones iiiuy irregulares. Mide 1 2 ciii. El espesor es de :ilredcdor de 16 inm. y tlc unos 24 si incluirnos el rclicve de los iiiariialones (fig. 6 , 11." 5). 16-17. Dos fragmentos corresporidientes sin duda a iina misma vasija, de gran tamaiio. El barro cs negruzco, muy basto, con abiitidantes picdrccitas como dcsgrasantc. La rotura permite apreciar la técnica crnplcada para su fabricacihn a basc (le cordones de pasta superpiiestos y tnoldeados con la mano. La superficie interna, muy tosca, está espatulada. L:i cara estcrior sc presenta totalriicntc (lecorada mediante profiindos surcos ciirvos ~,aralclos, que en uno de los fragiiicntos forman espiga. Estos siircos, rniiy bastos y toscos, se aplicaroii sobrc la pasta tierna dc la vasija. Miden, los fragniciitos, 9,s y 11,s cni. E l cspesor de las paredes es dc unos 12 mm., y alcanza los 21 si iricliiiri~oscl agiido relieve dc los siircos (fig. 6, 11." 6 y 7). 18. A estos fragmentos aquí recogidos, por dar la forriia del cacharro o por cstar decor:idos, Iiay quc añadir iin buen ntírnero de fragiiicntos (le pequeño taiiiaño en p;eneral, qite carcccn de borde y decoracihn, y por lo niismo no individualizados. CRONOI,O(;~A TV: T,OS IT\I,LAZ(;OS. - 1.0s materiales que, procedeiltes d c esta cueva, liemos presentado se pueden dividir en tres RrUPOK Adornos, irlstrumentos ~ í t i c o sy cer h i c a . E n t r e los objetos del primer grupo tenernos una seric de cuentas de collar, parte de un brazalete de pectfinculo y un botón Fig. 6. - Cerámicas bastas decoradas pertenecietitcs a grandes cuencos y tinajas. piratilidal con pcrforacióii cri V. I<ntre 10s iristrumciitos Iíticos hay que citar una liacliita y una azuela de piedra pulimentndn, una bucria serie de ciichillc~ssobre liojas de sílcs con y sin retoques, un diente de lioz con la característica p:ítiti:i del uso y unos csfcroitles o alisadores de caliza. E n el tercer grupo, el de la ccrrímica, toda ella fabricada a riiaiio, podcnios diferenciar varias clases : iiri tipo de ccrAmica fina, cspatulada, hieri pulida y gcncralmentc sin decoración ; un scgunclo tipo de cerrímica de peor ccxción 5. calidad, siniplemcntc alisada y con decoración iinprcsa ; el tercer tipo lo constituye una cer:íniica m;ís tosca, de buena cocciOn, con dccoracií)n a base de uiil,.ulaciones, mamclones, cordones o fuertes surcos de agudo relieve y que pertencccri - los fragmcntns liallntlos - a grandes rccipieiites en geiicral, y que servirían para ~ i i a r d a rcereales, friitos secos, agua, ctc. Eri el inventario 1. dcscripcihri clctallarla dc cstos materiales, y cii los dibiijos (de Rcrges), hemos ~ r o c u r a d o criiplcnr una tccnica distiiitn para cada tipo ; así, las ccr;ímicas finas espatuladas aparecen rcprcsciitadas cori un r n ~ . a d oliorizontal ; las siniplcnientc alisndas, con iin ligero piintcado, y las toscas, con fuerte piinteado y ravas, procurando reflejar fielmente su tosqucdncl. AdemAs de cstos materiales aqiií recogidos c inventariados, tetiernos noticias dc que liari aparecido tambi6n algiinos 1)uiizoncs d e hueso. Todos estos materiales, dc gran i1itcrí.s sin diida, se Iiari recogido, a lo lnrgo y anclin de la cueva, tanto en la cntracla corno cn los iiunicrosos corredores, todos ellos ciihicrtos por ahiiiidaritc tierra, pero sin que poclamo.; csta1)lcccr iiiia scciicricia cstratigrAfica ; y ?.dcrii:ís, cn (listiritns p:irtcs la ciieva lia siifrido rcmocioncs por los aficiotindos qiic allí 1i:iii trnhajndo con riicjnr hucii:i fc, quc for-o. ('UCIVI 1'. J O R T X ~ Cicilni, I.OS c l i t r i . ) . f l ~ l l i r i ~cfrt ~ ~ d r la T(1ii.c drl Jfi7l Pnsn ( ( ' f l . ~ f c l l l o v o(-0s, tuiia. I:ii u110 de los corredores, de bajo difícil acceso, se Iiari podido teclio y observar unos enterramientos secundarios, consistentes en dos amontonamientos dc liucsos largos en franco desorden, a los que falta las calaveras, dc las que úriicamelite 1-estaba una mandíbula inferior en uno <le estos paquetes. Prósirno a ellos, y entre la tierra, se han rccogiclo las cuentas dc collar ,y alg{iri síles. T,a falta de una excavación ínctódica, conio hemos señalado al principio, impide sacar conclusiones firmes j 7 establecer una crorioloyía relativa entre cstos materiales, pero todo indica que la cueva, en un niismo momento o cti &pocas algo distintas, cori mAs seguridad tuvo un doble empleo. I'or un lado tenemos los cnterramientos secundarios, es decir, que los cadhveres después de ser espuestos en otro lugar a la putrefacción y descamación, fueron allí inliuniados, recogiendo junto a los huesos parte a1 menos del ajuar roto previamente. Por otro lado, cncoiitramos los trozos de grandes vasijas o tinajas que sin duda sirvieron para guardar los cereales o frutos recolectados y que no pueden formar parte, crcemos, del ajuar. También la. aparición de los percutorcs o alisadores de caliza y los rihuridantcs desperdicios de talla de síles nos hablan del empleo como lugar d e liabitacihn (le la cueva rr de qiie allí mismo se fabricarían los fitilcs necesarios para sus iiecesidcLdes. Por tanto, esta cueva lia servido como sitio destinado n cntcrramientos y como Iiigar de habitacibri. Veamos aliora los clemeritos de que (lisponenios para fechar este ~ a c i m i e n t o E . 1 tipo de enterramiento secundario que sc venía darido conio una mnclali(1nd poco frcciictitc del Ncolítico se encuentra freciiciitcriicntc el 5rca lcvantina y del siicieste diiraritc el nronce T o Bronce inicial, segíiii el profesor Jordh.' Para cl citado investigador I c I I < I ~ I ) , rii Archivo d r Prcllistoria l,cvailtiila, voliiI T T C I T v r i r , 1958, p A ~ s .55-92. este tipo de enterramiento cs ya eli sí uiia oposición a los enterramientos de tipo megaIítico que se inician en Espaíía n filiales del Neolítico, y observa que su Aren de dispersión coincide con el vacío de d611ncnes. Eti el caso de la Cueva del Moro este aserto es válido, aunque se halle pr6sima a los díilmenes de la llamada cultura Pirenaica, que eii Aragón hasta el momento sGlo aparecen por encima de la cota de 850 m., llegando hasta rozar los 2.000 m.'' Este tipo de enterramiento, dice Jordá, es propio de los pueblos con agricultura rudimentaria, y observa que faltan siempre, en los ajuares, los objetos de metal, predominando los íitiles de piedra pulimentada o tallada, los objetos de hueso, adornos y cerimica, sin que falten dientes de hoz, raederas y raspadores, puntas de flecha, hojas de cuchillo con y sin retoques, etc., todo perteneciente al Rronce 1 o Eneolítico, pero con persistencia de elemeiitos propios de la filtima fase del Neolítico español. Aunque los paralelos no sean matemAticamente esactos, encontramos grandes similitudes entre la Cueva del Moro y las levantinas, y posiblemexite cuando í-sta >. otras cuevas sean bien conocidas y! practicadas nuevas escavaciones, junto a la revisión de los materiales de los yacimientos conocidos aragoneses y leridanos, ampliando o poniendo al día los trabajos de síntesis del profesor BcltrAn o del profesor Maluquer," entre otros, veremos un mayor entronque y unidad con el área del leva~ite. Sobre las cuevas con segundo enterramiento, Pla Ra1lesterl2 hace notar que son numerosas en la región valenciana, que son de difícil acceso y pequelias cii general, aunque no falten las dc grandes dimcnsioncs, y a veces, dice, se puede distiiiguir cn ellas un estrato superior con una segurid:i fase, con cnterranlientos de primer grado, es decir, con el cadhvcr en posición decíibito supino. Los materiales, en términos gcnerales, de todas las cuevas abarcan desdc la ccriniica lisa, puntas de flecha de síles, punzones de liucso largos de sección plaria, liachas y azuelns, cuentas dc collar discoidales, raspadores y raederas, punzones de metal, brazalctcs de pectíinculo y piedra y tnmhien botones con pcrforacibn en 11, dientes de ho7, etc., fechables en el Eneolítico. E l profesor Tarrndcll, entre otros ;lutores, cn su obra El #oís ~vdcnciailodcl h'colifico n la ihc~izaci6í1,'V1aceinteresantes ohservnciones al tratar de la prcliistoria de aquclla región, y que sor1 también aplicahlcs a la Cueva dcl Moro. Así, dice, liav un ctilace cultural y cronolíigico entre el grupo dc las Cuevas (denominación que se debe, como es sabido, al ~ r o f e s o rRosch Cimpera) Y el mundo megnlítico en Cataluña, pero hay que señalar, aííade, una di\yergencia cri cuanto al tipo de vida econí)mica. E n cl mismo volumen, Tarradell dice qiic en c1 Eneolítitico" valenciano nno npnrcccn sierras de hoces, y que lian de scr uno de los fósiles dircctores mbs típicos (Ir ln fase siguienten. Pero al hablar dc la (poca dcl Rronce, hace 1iincapiC. en la irriprtancin de estos Btilcs que, ciigarzados cn iirin iiiadcra, servirían para segar cereales, ctc., y dice ncnsi desconocidas en épocas nntcrioresn, y en esta época adembs desaparecen n sil ocz los pun- 10. A. BBLTRÁN, La cdad de los iiictglcs c11 Aiagdn ..., op. cit., pág. 2 5 . 11. J. MALUQUER ne MOTES, La provincia d c Lévida dtcrante el I:?ieolftico, Bronce y primera Edad d e Hierro, Léridn, 194s. (Separata (le la R c v . Ilcrda, n. v, julio-dicienibre, 1945.) Importante labor de sintesic, a la que convendría algún ligero retoque tras las bltinias investigaciones y una mayor exposición grbfica. Sobre esta labor de síntesis para Aragón, rease principaliiiente los tralbnjos (le1 profesor Deltrhn, yn citados. 12. R . h.%ihr,r,~sra~, Covacha d r IZihrra (Cidllcra, Valcncia), en Archizlo (Ir P r c l ~ i s f o r i aLcvantina, rol. v u r , 1958, p h ~ s .24-54. 13. Ilrcuer. TARRADRLI,, 1:L pnfs ~ r a l c t ~ c i u del n~ Neolttico a la iberizacidn. \'alriicia, 1462. op. cit., PARO.91-92 y 143 v si14. TARRADELL, guientes. . r 88 AJII'URIAS zotics de I i i i c ~ iiiiciitras ~, 1;i c,cráiiiicn es lisa 1;irgo tienipo, J. el1 general 110 corresponden en geiicriil J. rcciierd;i, 1)or su piilitiiciito, ;i a riiiigíiii período dctermiriado, pues apaIc> arghricn, J. se ;ibaiidoiiati los critcrramieii- recen en los megalitos dc corredor, galerías tos colc(:tivos cii ciicvas naturales. I:ri otra cubiertas, cistas, acoliipaiindos (le vaso caliiobra tlc síntesis J. (li~.ul~acióii del citiido ltatiiformc o carenados y con avanzados tipos 'I'arradeli,'"icc que liis ciicvas scl)iilcr:iles niet:ílicos (le plena &lad del nrollcc, el1 so11 la coritinui(1ad (le los scpulcros (le fosi cl círculo de 10s talayots, e illcluso, según el qiic ac1ol)taii la iiiicva rc1igií)ri (toni:~conio citado ;iutor, cncolltrado una. r&plica el1 cjcniplo a 1;i rcgi0ii vnlciiciaiia). Irstas obscr- bronce el poblado ibérico de Aras Pi, \.;icioncs, de monicnto v;ílidas para nuestra I ~ e ~ i i ~ aCastellón. ~ í ~ i , Dc todas formas, por cucv;i, nos dc1irnit:iii claramentc su fcclia <:1 ~ o i i t ~ s t orcpreselita , u11 arguliiento ln;íS cneolític:~o nroiicc 1, aunque por S U ~ U C S ~ ( ) para que 13 Cueva del Moro pertcllezca no faltcii vlctiiciitoc 1115s arcaicos y otros cro- Broiicc 1. riolí>gicariietitc (le iii;iyor ~~crdurnciGn. E l brazalete dc pectíiiiculo tíimpwo nos IJri clcnicnto que iios ;iport;i una cicrt;i :iportrl demasiada luz, por su larga 1,erciucroiiología, al nictios iiiici:il, es el botí~n1)i- raci&i. ';u uso est;í muy Cxtelidido, sol rc. ramidnl con pcrforaciOii cn 1.. Tarradell, todo levante y sudeste sin qiic siguie11<10;1 f : \ ~ a ~ i spiensa , ~ ~ que, nl igual falte en los sepulcros de fosa catalancs, CIIIC la. ccr;ímic;i carenada, derivaii de la que han sido bien estudiados recienteriiciitc y cultura d c Polada, ciitr;indo cri la Teliii!sul:i fechados claramente en el Neolítico. I<l origen ;i travcs c1c Cataliiña, y quc sc liallan frcde estos curiosos brazaletes, logrados por cucntcmeiite en los scpulcros catal;i1ic:;. El desgaste y frotación de la parte rnAs abultada profesor Maliiquerl' los c:ilifica corno piezas (le la valva (le1 pecten, parece que hay que iiiuy típicas clc la primera fase de la llamad:\ buscarlo en el PrOsitno Oriente y en ISgipto Ciiltiira Pirenaica, coincidentes con los gran- sobre t ~ d o . ~ ' ' (les sepulcros nicgalíticos y fcchahlcs a COFinalmeritc, en una ohr:i dc reciente 1)iirtiicnzos de la Edad (le1 Bronce. Fletcher 1ilic;ición sobre el Neol6tico ~ a t a l ; ' i n , ~de ' Va1s'"cnciientra uno de estos botolics entre :l. M." Muñoz, hablando de megalitos y cucliaclias planas de In-once, punmncs a~ hroncc, vas sepulcrales, dice que son yacimientos iiistriiincntos de sílcs, talcs como Iiojas con con u n material homogéneo claramente encoretoques J. puntas dc. flecha coi1 pcidf'iliculo, Iítico que no aparece en los sepulcros de fosa v por los an5lisis del bronce, realizados por del neolítico -, tales como vaso catnpziJunglianes, lo fecha ciitrc 1700-1600, fccha niforme o cerAmicas afines, botones con pcr;in61oga a las ;interiores. E n un reciciitc tra- foracióri en V, cuentas cliscoidalcs dc coricli;~ bajo dc E s t c v c , ' ~ 1 e s p u í . sclc discutir si sc caliza o esteatita, dentálium, puntas de flecha trata rcalincntc (le l~otones o de simples con retoque bifacial, grandcs cuchillos con adornos o apliques, dice que no se les puedc retoques marginales, placas de piedra y 01,dar una fcc1i:i concreta, ya que pcrduraii jetos de cobre. Con todo esto venios qiic cl 1 . 5 . ' ~ A K H A I ) R id<'.^ I . I , ,< I I . ~ C / Sdc c a f t z l ~ f ~ ~I(:~r(.t,~~fl, I O I I ~ , iof52, phgs. 132-1~3.3. 16. Id., Id pals valoiciiino ..., op. cit., pAgs. 179-80. 1 7 . J . R I ~ I . I I C ) I T II )~IK~A~oTII.;, N ~ J I OS SO ~(* I la riilt ~ t r a fiirctlaica ralaluriu, cti Piriiiros, t. v i r , 19.18, 1):íg. 113. 1 8 . 1). I:r,liTcrri:~ V ~ 1 . r . s1-a ~ L r e l a del l'edrrpel (Suuarrc4s, l ' a l r ~ r c i o ) ,V I I /1 t i - l l i ~ t odi- I'rrliis~oria 1.c:~attlii;u,vol. I S , 1961, 1):'1,<. 70. rq. 1'. I':sTF,~E GÁl,vli%, I>OS s c f i r i l c ? ' ~(~i r r1.a Joq t ~ c r a n , cerca d e Cgstcllrír~,rn I'yrcnac, t. 1. 14.5, phgs. 43 y SS. 20. L U I S PICRICO'T, El dcpcisito ii(' l>i.aznlclcs d c pcctúnclcio dc C i l @ t r e t ~ n d c t arri , .lt~rtoriotic Prrliistoria Lrvarttina, t. 1, 1 ~ 2 8 . 21. A . M.8 RírrÑoz, Cirlf ioa Srolitica Calalerta, Ilnrcclorin, 1966, pfig. 331. panorama cultural y croiiol6gico de estos príodos se va perfilando y aclarando. E n resumen, y mieritras las excavaciones oportunas no amplíen los conocimientos acerca de esta estación, hemos de ubicarla dentro del Bronce 1 o Eneolítico, sin despreciar sus aspectos más arcaicos y una posible perduración en plena Edad del Bronce, y culturalmente relacionarla con la denominada Cultura Pirenaica, a su vez emparentada con otras culturas, como la d e Chassey en el s u r de Francia, y sobre todo entroncarla con las cuevas de c.nterraniieiito secundario del levante espariol, aíiri admitierido sus pcculiaridades personalidad propias. También querernos aquí señalar que, no lejos de esta cueva, hacia el este, ti-rmino dc Aguinalíu, existe al menos otra cueva que, por lo observado en rhpida prospcccióti, ha de proporcionar nuevos datos que amplíen 1% visión de esta etapa cultural, e11 esta encrucijada de culturas y teridcncias que es el Curso Medio del Ebro. - M. BERGKS F. SOLANILLA. E X P L O R A C I O N E S A KQCIEOI,ÓGICAS E N EI, S O L S O N R S E N T R E 19l;í Publicamos a co~itinuaciótiunas notas de nuestras exploraciones realizadas en la comarca del Solsones entre los aiios 1915 y 1923, y que han permanecido inéditas hasta el momento. Las damos en su redacción original, traducida del catalán, que reflejarrí mejor la forma en que tuvieron lugar los hallazgos. Situacibn. - Está cerca de E l Ciiit, parroquia de 40 vecinos, sin nticleo urbano, que pertenece al municipio de LJEspunyola, situada a 13 Km. de Berga. Hasta E l Cint se puede llegar por carretera desde Berga, Cardona y Solsona (estas carreteras no esistían en el momento de nuestra excursión). L a capilla y masía de Sant Jaume distan de dicha parroquia unos 4 Km. Ignoro si ahora hay carretera. No lo recordamos bien, pero podría ser que esta masía perteneciera a la parroquia )' 192PI de L a Valldora, en lugar de a la de E l Cint. Uno de nuestros compaíieros en la primera visita al yacimiento era el rector d e esta parroquia, y es posible que los colonos de la masía fueran feligreses suyos. I'rinlera visita. - Hacc muclios iiños, predicando cn una novena en Tantellatgc, fuimos, con otros compaííeros, a hacer una excursióri a esta Bofia, sin otra finalidad quc pasar un día de esparcimiento y satisfacer la curiosidad de adentrarnos en la tierra. Hemos de decir que éste cs uii lugar d c escursiím de los linbitantes de aquellos contornos. A menos de medio kilhmetro de la Bofia hay la capilla de Sant Jñumc y la masía de Doixadera. Al i r allí con mis eompaíícros, fuimos primero a la boca <le la Bofia, por venirnos de paso, v , al decidir quedarme en ella, mis dos compaííeros fueron hasta la masía a encargar la comida a los colonos, que eran buenos amigos suyos. Comencé a adentrarme cti la Rhfi:i, y , pasados unos 3 6 4 metros, lugar donde se