Carapi, Absolución, La Pampa (Jurisdicción Bahía Blanca)

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Poder Judicial de la Nación
SENTENCIA NUMERO OCHO / DOS MIL TRECE. En la ciudad de Santa
Rosa, Capital de la Provincia de La Pampa, a los diecinueve
días del mes de junio del año dos mil trece, en la sede del
Tribunal
Oral
integrado
en
por
lo
los
Criminal
Señores
Federal,
Magistrados,
se
reúne
doctor
el
mismo
José
Mario
TRIPPUTI, en su carácter de Presidente; y doctor Pablo Ramiro
DÍAZ LACAVA, como Vocal; juntamente con la Secretaria ad hoc
doctora Norma Beatriz MARTINEZ, a efectos de dictar sentencia
en
la
causa
Nº
27/12
(originaria
Nº
611/11
del
Juzgado
Federal de esta ciudad), que por el delito previsto y penado
por los artículos 145 tercero inciso 2º y 45 del C.P., se le
sigue
a
A.
M.
C.
de
nacionalidad
boliviana,
D.N.I.
N°
94.XXX.XXX, de estado civil soltero, nacido el día 07/02/1980
en la ciudad de Inchasi, República de Bolivia, hijo de A. M.
P. y de P. C., domiciliado en calle Unanue Nº XXX de esta
USO OFICIAL
ciudad, y a J. M. V. de nacionalidad boliviana, D.N.I. N°
94.XXX.XXX, de estado civil soltera, nacida el 23/04/1978 en
la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, República de Bolivia,
hija de L. y de A. V., domiciliada en calle C. Gil Nº XXX de
esta ciudad; dejando constancia de la actuación del Señor
Fiscal General Dr. Jorge Ernesto BONVEHI y del Sr. Defensor
particular
Dr.
Gastón
GOMEZ
en
representación
de
ambos
imputados, de cuyos antecedentes;
RESULTA:
Que en la fecha fijada se abrió el correspondiente
debate mediante la lectura de la requisitoria fiscal obrante
a
fojas
437/48
vta.
en
la
cual
el
Señor
Fiscal
Federal
subrogante doctor Juan José BARIC imputó a A. M. C. y J. M.
V. como coautores del delito de captación y acogimiento o
recepción de una persona menor de dieciocho años de edad
(M.M.P.A.) con fines de explotación laboral agravado por ser
persona conviviente.
Al momento de alegar en la audiencia de debate, el
Señor Fiscal General doctor Jorge Ernesto BONVEHI sostuvo que
se
hallaban
probados
tanto
la
existencia
de
los
hechos
atribuidos como la intervención por parte de los imputados.
En su conclusión peticionó que se condene a J. M.
V.
como
autora
responsable
del
delito
de
captación,
transporte y acogimiento de una menor de dieciocho años de
edad, este último en grado de coautora, agravado por haberse
cometido mediante abuso de una situación de vulnerabilidad; y
a A. M. C., como partícipe necesario del transporte y como
coautor responsable del delito de acogimiento de una persona
menor
de
dieciocho
años
de
edad,
agravado
por
haberse
cometido mediando abuso de una situación de vulnerabilidad,
conforme lo preceptuado por los artículos 3 y 4 inciso a, de
la ley 26.364 y 145 ter, primera parte e inciso 1º del Código
Penal, a la pena de diez años de prisión, para cada uno de
ellos, y las costas del juicio.
A su turno, el Señor Defensor, doctor Gastón GOMEZ,
en ejercicio de la defensa técnica de A. M. C. y J. M. V.,
solicitó el rechazo del caso planteado por el
Ministerio
Público
difirieron
Fiscal
sustancialmente
acusador.
expresando
con
Recordó
la
la
que
los
descripción
defensa
hechos
presentada
por
el
ejercida
por
sus
material
asistidos para contradecir las afirmaciones del Ministerio
Público Fiscal y la extranjería de la víctima como de los
imputados
reclamando
una
mirada
circunstanciada
de
la
relación, un juzgamiento en función de la nacionalidad de
aquellos. Descartó que existiera dolo alguno por parte de sus
asistidos y criticó no solo la orfandad probatoria de la
causa formada contra sus defendidos sino las contradicciones
en
que
incurrieron
declaración.
las
Finalmente
diversas
personas
solicitó
la
que
absolución
prestaron
de
sus
asistidos por imperio de la duda.
Por su parte, cedida la palabra a la acusación para
el ejercicio de la réplica, el Sr. Fiscal General rechazó su
uso.
Luego de ello, a cada uno de los imputados se les
cedió la palabra para que expresen cuanto considerasen de
interés en sus respectivas defensas, y;
CONSIDERANDO:
Que a los efectos de resolver el caso, el Tribunal
se
planteó
las
siguientes
cuestiones:
PRIMERA
CUESTION:
¿existieron los hechos y fueron partícipes los imputados?
SEGUNDA CUESTION: en caso afirmativo, ¿qué calificación legal
corresponde dar a los mismos? TERCERA CUESTION: ¿qué sanción
debe aplicarse y procede la imposición de costas?
Cumplido el proceso de deliberación dispuesto por
los artículos 398 y concordantes del Código Procesal Penal de
la Nación, efectuado el sorteo para que los señores jueces
emitan su voto, resultó que debía observarse el siguiente
Poder Judicial de la Nación
orden: Díaz Lacava, Tripputi y Aguerrido, a partir de lo cual
el
Tribunal
resuelve
las
cuestiones
planteadas
de
la
siguiente manera:
El Juez Pablo Ramiro DIAZ LACAVA, dijo:
PRIMERA CUESTION: ¿existieron los hechos y fueron
partícipes los imputados?
Previo a introducirme en el análisis de los hechos
que fueron descriptos por el acusador, no obstante a que
ninguna de las partes lo reclamara, es decir, no solo el
letrado defensor sino tampoco el representante del Estado en
el caso, considero que debe abordarse el tratamiento de la
constitucionalidad
del
procedimiento
–su
legalidad–
en
resguardo del derecho de defensa en juicio de los imputados.
Es que si bien tiempo atrás solía discutirse la
obligatoriedad en el derecho interno –y las consecuencias que
USO OFICIAL
su omisión podría significar– de brindar a los individuos
extranjeros
sometidos
a
un
proceso
penal
la
información
relativa al derecho de asistencia consular (para ello solo
basta recurrir a las distintas bases de jurisprudencia, tanto
federales como provinciales, en sus distintas instancias),
disquisiciones que podían versar en torno a la obligatoriedad
de las opiniones consultivas de la Corte Interamericana de
Derechos
Humanos,
fuerza
vinculante
para
los
organismos
jurisdiccionales de los Estados parte o, más precisamente, la
jerarquía de los tratados que no fueron incorporados luego de
la reforma del año 1994 al bloque constitucional a través del
artículo 75 inciso 22 de la C.N., considero que una de las
últimas
condenas
Interamericana
que
de
nos
ha
Derechos
sido
impuesta
Humanos
(en
por
adelante
la
Corte
CIDH)
ha
despejado sin ambages cuáles son las obligaciones que nos
corresponde
asumir
como
Estado
parte
ante
la
potencial
sospecha de encontrarnos restringiendo los derechos de un
individuo extranjero.
Cabe recordar que a través de la opinión consultiva
Nº 16/99, la CIDH ya había dado respuesta a los Estados
Unidos Mexicanos sobre el alcance del derecho consagrado en
el artículo 36, inciso 1º, apartado b, de la Convención de
Viena sobre Relaciones Consulares, declarando inclusive, el
carácter de protección de los derechos humanos con que debe
comprenderse al mentado artículo (cfr. párrafos 85 a 87, en
remisión a la O.C. Nº 1/82, párr. 20).
Así, en dicha opinión, no solo destacó la dualidad
protectora de la norma (reconociendo derechos tanto al Estado
parte como al individuo), sino incluso también destacó cuándo
dichos derechos deben ser reconocidos para que su disfrute
sea oportuno.
En tal aspecto, cabe transcribir aquí que la norma
de cita consagra que “b) si el interesado lo solicita, las
autoridades competentes del Estado receptor deberán informar
sin retraso alguno a la oficina consular competente en ese
Estado cuando, en su circunscripción, un nacional del Estado
que envía sea arrestado de cualquier forma, detenido o puesto
en prisión preventiva. Cualquier comunicación dirigida a la
oficina consular por la persona arrestada, detenida o puesta
en
prisión
preventiva,
le
será
asimismo
transmitida
sin
demora por dichas autoridades, las cuales habrán de informar
sin dilación a la persona interesada acerca de los derechos
que se le reconocen en este apartado“ (art. 36, 1, b de la
Convención de Viena sobre Relaciones Consulares).
La oportunidad en la notificación debe observarse
de modo tal que aquella sea eficaz, dijo la CIDH, y que ello
sólo puede ocurrir en el momento procesal adecuado para que
se disponga una defensa eficaz, es decir, que «se debe hacer
la
notificación
al
momento
de
privar
de
la
libertad
al
inculpado y en todo caso antes de que éste rinda su primera
declaración ante la autoridad» (cfr. OC 16/99, párr. 106).
Con aquellas opiniones, ya conocidas en el ámbito
local, resulta claro que la norma contenida en el citado
artículo 36, inc. 1, ap. b, de la Convención de Viena, debe
ser
informada
a
quien
se
presume
extranjero
en
la
misma
oportunidad en que se le hacen saber sus derechos, so pena de
afectar su derecho de defensa en juicio, sea ello a través de
la autoridad policial que intervino o/e inclusive por el
Magistrado a cuya disposición se encuentra la persona privada
de la libertad.
De
lo
contrario,
la
intervención,
asistencia
y
representación del imputado a la que alude el artículo 167
del CPrP se encontrará lesionada.
Pero
resultan
las
a
más
de ello,
expresiones
de
dado
la
lo
corte
esclarecedoras
que
al
sus
confrontar
términos con los antecedentes del legajo (sobre los que me
explayaré más adelante) cabe traer aquí parte de los párrafos
Poder Judicial de la Nación
de la mentada opinión relativas a la afectación concreta de
garantías mínimas que corresponde reconocer a los individuos
sometidos a un proceso penal.
Así, en el párrafo 117 se expresa «En opinión de
esta Corte, para que exista “debido proceso legal” es preciso
que un justiciable pueda hacer valer sus derechos y defender
sus intereses en forma efectiva y en condiciones de igualdad
procesal con otros justiciables. Al efecto, es útil recordar
que el proceso es un medio para asegurar, en la mayor medida
posible, la solución justa de una controversia. A ese fin
atiende
el
conjunto
generalmente
de
reunidos
actos
bajo
de
el
diversas
concepto
características
de
debido
proceso
legal. El desarrollo histórico del proceso, consecuente con
la protección del individuo y la realización de la justicia,
ha
traído
consigo
USO OFICIAL
procesales.
Son
la
ejemplo
incorporación
de
este
de
nuevos
carácter
derechos
evolutivo
del
proceso los derechos a no autoincriminarse y a declarar en
presencia de abogado, que hoy día figuran en la legislación y
en la jurisprudencia de los sistemas jurídicos más avanzados.
Es
así
como
se
ha
establecido,
en
forma
progresiva,
el
aparato de las garantías judiciales que recoge el artículo 14
del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, al
que pueden y deben agregarse, bajo el mismo concepto, otras
garantías
aportadas
por
diversos
instrumentos
del
Derecho
Internacional.»
«118. En este orden de consideraciones, la Corte ha
dicho que los requisitos que deben ser observados en las
instancias procesales para que pueda hablarse de verdaderas y
propias
garantías
judiciales
[…],
“sirven
para
proteger,
asegurar o hacer valer la titularidad o el ejercicio de un
derecho”
[…]
y
son “condiciones
que deben
cumplirse para
asegurar la adecuada defensa de aquéllos cuyos derechos u
obligaciones están bajo consideración judicial” […].
«119. Para alcanzar sus objetivos, el proceso debe
reconocer y resolver los factores
de desigualdad real de
quienes son llevados ante la justicia. Es así como se atiende
el principio de igualdad ante la ley y los tribunales […] y a
la correlativa prohibición de discriminación. La presencia de
condiciones de desigualdad real obliga a adoptar medidas de
compensación
que
contribuyan
a
reducir
o
eliminar
los
obstáculos y deficiencias que impidan o reduzcan la defensa
eficaz de los propios intereses. Si no existieran esos medios
de
compensación,
ampliamente
reconocidos
en
diversas
vertientes del procedimiento, difícilmente se podría decir
que
quienes
disfrutan
se
de
benefician
de
encuentran
un
verdadero
un
debido
en
condiciones
acceso
proceso
a
de
la
legal
desventaja
justicia
en
y
se
condiciones
de
igualdad con quienes no afrontan esas desventajas […]
«122. En tal virtud, la Corte estima que el derecho
individual que se analiza en esta Opinión Consultiva debe ser
reconocido y considerado en el marco de las garantías mínimas
para brindar a los extranjeros la oportunidad de preparar
adecuadamente su defensa y contar con un juicio justo […]
«124. En otros términos, el derecho individual de
información
establecido
en
el
artículo
36.1.b)
de
la
Convención de Viena sobre Relaciones Consulares permite que
adquiera eficacia, en los casos
concretos, el
derecho al
debido proceso legal consagrado en el artículo 14 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos; y que este
precepto
establece
garantías
mínimas
susceptibles
de
expansión a la luz de otros instrumentos internacionales como
la
Convención
de
Viena
sobre
Relaciones
Consulares,
que
amplían el horizonte de la protección de los justiciables.»
Nada
expresiones
fílmicos
de
más
ilustrativo
la
CIDH
obtenidos
a
de
poco
durante
la
este
de
caso
revisar
audiencia
resultan
los
de
las
registros
debate
o,
inclusive, cualesquiera de las dos declaraciones indagatorias
recibidas a los imputados durante la instrucción de donde
puede extraerse –sin mayor esfuerzo– las dificultades que
ambos tuvieron para comprender y hacerse comprender ante las
oportunidades en que tuvieron voz.
Sentado
ello,
y
sumado
en
el
análisis
que
la
vinculación a este proceso (la legitimación pasiva) de J. M.
V. se generó a partir de la declaración indagatoria de A. M.
C. [con quien compartió la representación legal pese a que
las
manifestaciones
de
uno
endilgaban
acciones
penalmente
responsables (en hipótesis) al otro], y que las expresiones
defensivas de ambos fueron apropiadas incluso por el Acusador
durante su alegato para sustentar el agravante omitido en la
calificación legal por el Fiscal de Primera Instancia al
formular el requerimiento de citación a juicio, y con ello,
en definitiva, elevar el monto mínimo de la escala punitiva
Poder Judicial de la Nación
de cuatro a diez años de prisión, concluyo que claramente se
advierte en el caso la afectación del derecho de defensa de
los imputados quienes no fueron informados de su derecho a
contar con asistencia consular en relación a este proceso
penal.
Ya en el “Arriola” la Corte Suprema de Justicia de
la Nación había dado respuesta a las inquietudes de doctrina
y jurisprudencia respecto del alcance que debía darse a las
opiniones consultivas de CIDH al sustentar su interpretación
del caso en la opinión consultiva Nº 5/86, invocando sus
expresiones como «claras pautas interpretativas» (cfr. CS,
Arriola, c. 22).
Y si bien luego la CIDH reafirmó en el caso “Avena”
la obligatoriedad de informar a los extranjeros detenidos el
derecho a la asistencia consular, la condena a la que me
USO OFICIAL
refería al inicio de esta respuesta no hace más que resaltar
la
responsabilidad
República
internacional
Argentina
afectación
de
advertida
en
proseguirse
y
sella
la
que
este
incurriría
juicio
respuesta
con
la
ante
que
la
debe
cerrarse el interrogante planteado.
Es que tal como puede recordarse en el caso “Bueno
Alves”, resuelto el 11 de mayo del 2007, incumbe al Estado
parte la obligatoriedad de notificar a las personas detenidas
de
origen
extranjero
funcionario
consular
el
de
derecho
su
«de
país
a
comunicarse
fin
de
con
un
procurar
la
asistencia reconocida en el artículo 36.1.b de la Convención
de Viena sobre Relaciones Consulares. El extranjero detenido,
al momento de ser privado de su libertad y antes de que rinda
su primera declaración ante la autoridad, debe ser notificado
de
su
derecho
a
establecer
contacto
con
un
funcionario
consular e informarle que se halla bajo custodia del Estado.
La Corte ha señalado que el cónsul podrá asistir al detenido
en
diversos
actos
de
defensa,
como
el
otorgamiento
o
contratación de patrocinio letrado, la obtención de pruebas
en el país de origen, la verificación de las condiciones en
que se ejerce la asistencia legal y la observación de la
situación
que
guarda
el
procesado
mientras
se
halla
en
prisión. En este sentido, la Corte también ha señalado que el
derecho individual de solicitar asistencia consular a su país
de nacionalidad debe ser reconocido y considerado en el marco
de las garantías mínimas para brindar a los extranjeros la
oportunidad de preparar adecuadamente su defensa y contar con
un juicio justo71.»
«117. Por todo lo anterior, y teniendo en cuenta la
aceptación del Estado, la Corte concluye que Argentina violó
los
artículos
8.1
y
25
de
la
Convención
Americana,
en
relación con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio del
señor Bueno Alves» (cfr. CIDH, “Bueno Alves Vs. Argentina”,
párr. 116 y s.).
Luego,
considerando
que
el
Ministerio
Público
Fiscal no ha probado que se haya cumplido con tal obligación
con
carácter
recibió a
previo
a
la
declaración
indagatoria
que
se
M. C., y siendo que la legitimación pasiva de M.
V. se generó a partir de la declaración de aquel, haciendo la
salvedad
que
cumplimento
tampoco
del
respecto
artículo
36,
de
1,
ella
b,
se
citado,
acreditó
el
corresponderá
declarar la afectación de la garantía de defensa en juicio y
debido
proceso
imputados
el
legal,
derecho
por
no
haberse
individual
a
la
informado
asistencia
a
los
consular
(art. 167 inc. 3 C.P.P.N.; art. 18 y 75 inc. 22 Constitución
Nacional;
art.
36.1.b
de
la
Convención
de
Viena
sobre
Asistencia Consular, art. 14.1 del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos y art. 8.1 de la Convención
Americana de Derechos Humanos), y nulificar la declaración
indagatoria de fs. 81/87 vta. y todo los actos que son su
consecuencia.
A partir de ello, corresponderá también absolver a
ambos imputados por los hechos que le fueron atribuidos, sin
costas.
Es mi voto, desarrollo de mi sincera convicción.
A la misma cuestión, el Dr. José Mario Tripputi
dijo:
Que comparto los argumentos vertidos en el voto
precedente,
como
así
también
la
solución
propuesta,
por
reflejar las consideraciones elaboradas en la deliberación.
A la misma cuestión, el Dr. Marcos Javier Aguerrido
quien
participó
de
la
deliberación
y
votó
en
sentido
coincidente, no suscribe estos fundamentos por encontrarse
ausente
(artículo
109
del
Reglamento
para
la
Justicia
Nacional).
En
mérito
al
acuerdo
que
antecede
y
dejando
constancia de haberse dado lectura a la parte dispositiva de
Poder Judicial de la Nación
la presente el día 12 de junio de 2013, la que a continuación
se transcribe, el TRIBUNAL ORAL EN LO CRIMINAL FEDERAL DE LA
PROVINCIA DE LA PAMPA;
FALLÓ:
PRIMERO:
DECLARAR
la
afectación
de
la
garantía
de
defensa en juicio y debido proceso legal, por no haberse
informado
a
los
imputados
el
derecho
individual
a
la
asistencia consular (art. 167 inc. 3 C.P.P.N.; art. 18 y 75
inc. 22 Constitución Nacional; art. 36.1.b de la Convención
de
Viena
sobre
Asistencia
Consular,
art.
14.1
del
Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos y art. 8.1 de
la Convención Americana de Derechos Humanos), y nulificar la
declaración indagatoria de fs. 81/87 vta. y todo los actos
que son su consecuencia.
SEGUNDO: ABSOLVER a A. M. C. de apellido materno C. y
USO OFICIAL
demás condiciones personales obrantes en autos, por el hecho
por el que fuera investigado en la presente causa (Arts. 402
y concordantes del C.P.P.N.).
TERCERO: ABSOLVER a J. M. V., de apellido materno V. y
demás condiciones personales obrantes en autos, por el hecho
por el que fuera investigado en la presente causa (Arts. 402
y concordantes del C.P.P.N.).
CUARTO:
FIJANDO
el
día
19
de
Junio
de
2013,
a
las
12:30 horas para la lectura de los fundamentos de la presente
(artículo 400 del Código Procesal Penal de la Nación).
Regístrese,
protocolícese
y
comunicaciones correspondientes.
oportunamente
remítase
las
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