Acoge unificación por despido injustificado S.C.S. de 9 de

Anuncio
Santiago, nueve de junio de dos mil quince.
VISTOS:
En esta causa RIT O-3.362-2.013, RUC 1340031364-9 del
Primer
Juzgado
de
Letras
del
Trabajo
de
Santiago,
sobre
procedimiento ordinario del trabajo, seguido por Teresa Ester Ortega
Guzmán en contra de la Fundación Corporación de Ayuda al Niño
Quemado -en adelante COANIQUEM- el abogado Javier Orlando Indo
Gallegos, actuando en representación de la demandante, recurre de
unificación de jurisprudencia con motivo del fallo dictado el treinta de
mayo de dos mil catorce por la Corte de Apelaciones de Santiago, que
rechazó el recurso de nulidad interpuesto por la misma parte contra
el veredicto que el mencionado tribunal del grado pronunciara el
treinta de noviembre de dos mil trece, desestimando la demanda de
despido injustificado y cobro de prestaciones laborales.
En contraste con lo que viene resuelto invoca cuatro sentencias
manadas de tribunales superiores de la República, que se refieren a
la improcedencia de alegar hechos configurativos de la causal de
despido con posterioridad a la carta que da noticia de éste por parte
del empleador, según lo preceptuado en el artículo 454 N° 1° inciso
segundo en relación con el 162 incisos primero y octavo del Código
del Trabajo.
Solicita se revierta lo decidido y se proclame correcta la tesis
asumida por los fallos de homologación, acogiéndose en definitiva la
acción impetrada por la trabajadora.
Traídos que fueron los antecedentes en relación, se procedió a
su vista en la audiencia de veinticuatro de marzo último, con la
presencia de los
abogados que por ambas partes comparecieron a
estrados, habiéndose dejado el asunto en acuerdo.
Y TENIENDO PRESENTE QUE:
1°.- Teresa Ester Ortega Guzmán dice haberse incorporado a
trabajar como secretaria en la Fundación Corporación de Ayuda al
Niño Quemado, el ocho de mayo de mil novecientos noventa y seis y
haber sido despedida el tres de agosto de dos mil trece por medio de
una carta que, invocando la causal del articulo 160 N° 1° a) del
Código del Trabajo, omitió toda descripción de los hechos en que se
la funda, lo que, en su parecer, transforma en indebida su
exoneración, por lo que demanda las prestaciones consiguientes,
además del feriado proporcional y la remuneración de dos días que se
encontrarían impagos.
Al
contestar
la
demanda,
COANIQUEM
expresa
que
la
circunstancia de no haberse explicado, en la comunicación del cese
del vínculo, los hechos que configuraron la causal que se esgrimió
para fundamentarla, carece de importancia en este caso, toda vez
que la actora supo con bastante antelación cuáles fueron las
conductas que movieron a la demandada a separarla de sus
funciones, como se detallará más adelante.
La sentencia coincidió con dicha defensa al rechazar la
demanda indemnizatoria, sosteniendo que se dio cumplimiento al
propósito perseguido por el articulo 454 N° 1° inciso segundo del
código, al tenerse por establecido el hecho del pleno conocimiento
que tuvo Ortega respecto de sus comportamientos que condujeron a
la ex empleadora a proceder como lo hizo.
La ex trabajadora
recurrió de nulidad contra esa resolución,
atacando justamente la vulneración de dicho artículo 454 N° 1° inciso
segundo,
lo
que
subsidiariamente,
configuraría
la
del
478
la
causal
b),
del
por
artículo
haberse
477
y,
establecido
erróneamente los hechos de la causa.
La Corte de Apelaciones de la capital desestimó el recurso de
nulidad, compartiendo el criterio del juez del fondo.
A raíz de esa sentencia, la demandante introduce un recurso de
unificación de jurisprudencia;
2°.- Considera que los jueces interpretaron erróneamente el
artículo 454 N° 1° inciso segundo, en relación con el 162 incisos
primero y octavo, todos del citado cuerpo legal.
Sostiene al respecto que, en su virtud, la carta de despido es el
lugar donde la empresa debe exponer toda la apoyatura fáctica del
despido, resultando imposible incorporarla con posterioridad, ni
siquiera al contestar la demanda. Rescata que se tuvo como hecho de
la causa que la demandada no cumplió con el mandato del artículo
162 inciso primero, por no haber señalado hecho alguno que
fundamentara la aplicación de la causal de despido del artículo 160
N° 1°. Sin embargo, la Corte de Apelaciones de Santiago toleró que
en el transcurso del procedimiento se introdujera circunstancias
fácticas diversas a las exigidas en el artículo 162, como una manera
tardía de justificar el desahucio; no solo éso, sino que, además,
procedió a valorarlas y sobre la base del resultado de esa
ponderación estableció los hechos que habrían dado lugar al despido.
Insiste el compareciente en que la comunicación a que se
refiere el artículo 162 ha de ser escrita y que en la situación sub
iudice esta escrituración hubo de comprender la circunstancialidad del
comportamiento que la empleadora considera contrario a la ética, en
el grado de trascendencia que exige el legislador del artículo 160 N°
1°.
Es en ese contexto que la demandante trae a la vista las cuatro
sentencias surgidas de tribunales superiores, que recogen un criterio
diverso al que inspiró a los juzgadores de esta cuerda, solicitando, en
definitiva, que se dictamine, en reemplazo, que la demanda queda
íntegramente acogida, porque el despido fue indebido, por carecer de
fundamentos de hecho;
3°.- La primera sentencia de homologación es la recaída en el
recurso de nulidad Ingreso 180-12, de la Corte de Apelaciones de
Santiago, datada treinta de agosto de dos mil doce, en la que se
expresa que si en la carta de exoneración “el empleador no concreta
los hechos en cuestión… no se puede dejar al trabajador en la
indefensión si en la carta de despido no se le señalan con absoluta
precisión cuáles son los hechos que en verdad llevaron al empleador
a despedirlo” (considerando 3°), lo que condujo a la Corte a concluir
que “estuvo acertada la sentenciadora si, al examinar la carta de
despido… advirtió que en aquélla no se precisaban con exactitud las
supuestas irregularidades laborales que se venían señalando en esa
contestación, y eso la llevó a dictar sentencia de inmediato” (motivo
4°), añadiendo que “No puede un empleador adoptar esta drástica
medida de caducar el contrato de trabajo de un dependiente sin
precisarle la eventual irregularidad laboral cometida por éste que lo
coloca en la necesidad de despedirlo.” (idem);
4°.- La segunda sentencia que se trae como contraste
corresponde al ingreso de la Corte capitalina N° 957-2.013, recurso
de nulidad, resuelto el siete de octubre de dos mil trece, en cuyo
razonamiento 3° se hace saber que, en esa especie, la carta de
despido hace referencia a un hecho genérico y no contempla la
descripción
de
alguna
infracción,
careciendo
de
circunstancias
esenciales, tales como el grado de intervención que en esa
generalidad hubiere correspondido al ex dependiente e incluso la
fecha en que habría acontecido, por manera que, ya en su apartado
5° predica que “si del texto de la mentada carta que ocasionó la
demanda del actor no se puede advertir la descripción fáctica que le
da sustento a la causal de despido invocada por la demandada” está
en lo correcto el tribunal que no recibió el asunto a prueba por cuanto
“el magistrado estaba impedido de fijar un hecho susceptible de ser
probado en esas condiciones, sobre todo si esa descripción es tan
vaga, incompleta e imprecisa” que puede llevar hasta que en el curso
del
procedimiento
se
incorpore
antecedentes
que
terminarían
contraviniendo lo previsto en el artículo 454 N° 1°;
5°.- En tercer lugar, se trae a colación el fallo recaído en el
recurso de nulidad N° 705-2.010, siempre del tribunal de alzada de la
capital, donde se lee que en la carta de despido “la empleadora debió
haber precisado la o las causales invocadas y los hechos en que se
fundan… omisión que significa que el despido careció de causa
legal…” y “privó al demandante del debido y oportuno conocimiento
de ella, y no era procedente salvar esta omisión en forma posterior,
por otra vía, por ser dicha carta el medio establecido en la ley para
resguardar los derechos del trabajador” (argumentación 4°);
6°.- También se utiliza como comparativo el caso de la misma
Corte de Santiago, Ingreso N° 602-2.012, recurso de nulidad.
Empero, no viene al caso, por cuanto trata de un despido
indirecto en el que la alzada anuló la sentencia del grado, al asumir
que no incumbía a la parte empleadora y demandada, rendir prueba
acerca de los hechos que, a juicio del ex trabajador, configurarían la
causal por él invocada.
Entonces, se trata de una materia de derecho distinta a la que
da lugar a lo presente;
7°.- De acuerdo con el artículo 483 de la recopilación en
permanente referencia, la unificación de jurisprudencia es un resorte
puesto a disposición de las partes de manera excepcional, para
cuando respecto de la materia jurídica que ha sido objeto de una
contienda, existan una o más interpretaciones diversas a la de la
causa en que surge el alzamiento, siempre y cuando aquéllas
provengan de tribunales superiores de justicia;
8°.- Lo reseñado con respecto al libelo de esta convocatoria
permite inferir la comparecencia de tales requisitos, desde que, por
una parte, se tiene una sentencia recaída en el recurso de nulidad
que ha dado origen a estos autos, la que aceptó pruebas de los
hechos basales del despido de Ortega, a pesar que éstos no fueron
mencionados, descritos ni menos explicados en el documento de
exoneración; y, por otra parte, se cuenta con tres dictámenes
definitivos vertidos en igual número de recursos de nulidad conocidos
por la Corte de Apelaciones de Santiago, los que claramente han
rechazado o se han opuesto a una actitud semejante, impidiendo o
privando de eficacia a las evidencias adjuntadas en el curso del
procedimiento, tocantes a la justificación de un despido que operó
con una carta vacía de hechos fundantes de la decisión exoneratoria.
Corresponde, por consiguiente analizar cuál de esas dos
posturas se presenta mayormente conforme a derecho, en criterio de
estos juzgadores;
9°.- Para facilitar semejante tarea se hace aconsejable revisar
el tenor de la sentencia que da origen a este intento uniformador.
Se señala que Ortega firmó contrato con COANIQUEM el ocho
de mayo de mil novecientos noventa y seis; que las labores para las
que se la incorporó consistieron en las de “Secretaria y cualquiera
otra relacionada directa o indirectamente”; que, en la práctica, ella
hacía principalmente de secretaria de gerencia; que a partir de mil
novecientos noventa y siete recibía cheques o dinero efectivo de
parte de donantes o benefactores; que Ortega procedía a retirar
dinero en efectivo, precisamente recibido del público a modo de
colaboración; que recibió “un depósito por la suma de $200.000
dinero que es donado por una mujer de 90 años y que es retirado
desde su hogar, al pasar los días se le exige el comprobante de
depósito y la demandante entrega un comprobante o vale de la
Fundación N° 191169 con fecha 21 de junio de 2013 y una boleta de
depósito de Banco Santander que tenía adulterado el dinero a
depositar. Cuando el hijo de la donante se entera de lo sucedido, se
dirige a la entidad bancaria a fin de que la ejecutiva le informe si el
dinero del que daba cuenta esa boleta de depósito se encontraba en
poder del Banco, siendo la respuesta negativa por lo que se pone en
contacto
con
la
Fundación
para
pedir
una
explicación.
El
departamento de Finanzas y Recursos Humanos se pone en contacto
con la actora y le solicita la boleta de depósito, remitiéndole ella una
nueva con fecha 11 de julio de 2013… señalando que su actuar se
había producido por la pérdida del dinero en su propio lugar de
trabajo y que ante los constantes requerimientos de la donante
decide reutilizar una boleta de depósito bancario correspondiente a
otra donación y adulterarla, confiando que cuando recibiera el día 10
de julio un dinero que se le debía, procedería a depositar el dinero
faltante… lo que sólo hizo saber a sus superiores en las reuniones
sostenidas con fecha 17 de julio y 1 de agosto de 2013.”
(razonamiento 8° punto cinco); que el dos de agosto del dos mil trece
se remitió a la ex secretaria la carta de despido que, en lo pertinente,
dice “que con fecha 1 de agosto de 2014, hemos decidido poner
término a su contrato de trabajo, por la causal contenida en el
artículo 160 N° 1° letra A) del código del trabajo, esto es, falta de
probidad del trabajador en el desempeño de sus funciones”; y que la
comunicación no expresa los hechos que constituirían dicha hipótesis
legal;
10°.- De esa narración, que recoge la manera cómo los jueces
vislumbraron la situación producida con la secretaria de gerencia de
COANIQUEM, queda claro que, a efectos de lo que aquí se encuentra
pendiente, lo relevante para ellos es que Ortega tuvo conocimiento
del motivo de su separación con anterioridad a que ésta quedara
consumada.
De
hecho,
la
sentencia
del
juzgado
expresa
que
“la
circunstancia de omitir el empleador, en la comunicación del despido
la exposición de los hechos en que se funda la causal que esgrime, no
invalida la terminación del contrato, ni el despido del que ha sido
objeto, cuando se ha probado fehacientemente por otros medios que
la trabajadora ha tomado conocimiento de ellos, como en la especie
ha sucedido” (párrafo 3° del motivo 12°).
Para convencerse de semejante conocimiento previo de parte
de la secretaria, el tribunal consideró los antecedentes que sobre el
particular le proporcionó COANIQUEM, que pueden sintetizarse en
cinco elementos: a) reunión tenida por Ortega el diecisiete de julio de
dos mil trece con el señor Eduardo Poblete, gerente de administración
y finanzas, pidiéndole éste explicaciones por las anomalías en la
donación más arriba descrita, b) reunión habida el uno de agosto
siguiente con ese jefe de finanzas y el de recursos humanos,
avisándole que se la despediría, previa explicación detallada de los
hechos narrados, c) reunión con el doctor Jorge Rojas, presidente y
fundador de COANIQUEM, quien le reiteró el reproche por la
mencionada conducta, d) correo electrónico proveniente de Ortega,
siempre
el
dos
de
agosto,
indicando
que
“se
me
comunicó
verbalmente el día de ayer, jueves 1 de 08 de 2013 por el señor
Eduardo Poblete y el señor Simón Riveros y conformada por el señor
Jorge
Rojas,
que
estaba
despedida
de
Coaniquem.”,
y
e)
reconocimiento proveniente de la exonerada, al día siguiente del
cese,
en el sentido de haber tenido pleno conocimiento de los
motivos que avalan la causal que se invocó para despedirla, su
efectiva ocurrencia y la forma en que le fueron comunicados.
También reconoce su error, que dio a conocer a gran parte de sus ex
compañeros de labores;
11°.- De ahí que, ya en lo conclusivo, los adjudicadores fijaran
su postura ante el grado de vinculatoriedad del artículo 454 N° 1°
inciso segundo, tan trascendente en la resolución de lo presente: “Lo
anteriormente concluido en nada pugna con lo que señala el N° 1
inciso segundo del artículo 454 del código del trabajo”;
12°.- Para dilucidar la pugna que se advierte entre lo así
desarrollado y lo traído a modo de confrontación -más arriba
precisado- es indispensable detenerse en el tenor literal de los
artículos 162 inciso primero y 454 N° 1° inciso segundo del Código
del Trabajo.
El 162 inciso primero enseña, en lo que viene estrictamente al
caso, que si el empleador pusiere término al contrato de trabajo “…
por aplicación de una o más de las causales señaladas en el artículo
160, deberá comunicarlo por escrito al trabajador, personalmente o
por carta certificada enviada al domicilio señalado en el contrato,
expresando la o las causales invocadas y los hechos en que se
funda.”
A su turno, el artículo 454 manifiesta que en la audiencia de
juicio se aplicará las diez reglas que define, entre las cuales la de su
primer apartado, según el cual “La audiencia de juicio se iniciará con
la rendición de las pruebas decretadas por el tribunal, comenzando
con la ofrecida por la demandante y luego con la del demandado.
(inciso primero)
“No
obstante
lo
anterior
en
los
juicios
sobre
despido
corresponderá en primer lugar al demandado la rendición de la
prueba, debiendo acreditar la veracidad de los hechos imputados en
las comunicaciones a que se refieren los incisos primero y cuarto del
artículo 162, sin que pueda alegar en el juicio hechos distintos como
justificativos del despido.” (inciso segundo);
13°.- El discurso del comentado artículo 454 es de interés en
este negocio, por tres conceptos.
Primeramente, porque parte de la base que la prueba debe
recaer, en procedimiento sobre despido indebido o injustificado,
únicamente sobre los hechos que se ha imputado al trabajador en la
comunicación exoneratoria.
Segundamente, porque de acuerdo con el inciso primero del
artículo 162 esa comunicación ha de incluir, irrenunciablemente, la
descripción de tales hechos.
Terceramente, por la veda para quien despide, de alegar tales
hechos
en
el
decurso
del
procedimiento
que
persigue
las
indemnizaciones sancionatorias de una ilegítima separación;
14°.- Por su propia naturaleza, la decisión que recaiga en un
intento uniformador de la inteligencia con que se aprehenda
determinada preceptiva laboral, ha de estar engarzada en el contexto
normativo y en su inspiración principial, justamente porque se está
ante un ordenamiento con una orientación y significación definidas y
concretas, cual la de establecer prudentes equilibrios entre los
intereses del capital y los de la mano de obra, en una sociedad en la
que la ejecución de una actividad remunerada repercute, desde luego
y principalmente, en el desarrollo personal de quien mediante la
prestación de servicios ve consumada su pertenencia social -que
adquiere sentido en su aporte o utilidad comunitarios- pero, además,
en su proyección hacia el bien público económico, que en esa
conjunción
entre
capital
empresarial
y
trabajo
dependiente,
encuentra una manera de progresar hacia un conglomerado en que la
justicia sea baluarte de la calidad de vida en que necesariamente ha
de basarse el bien común.
Es por ello que no ha sido indiferente al derecho el tema de la
perduración de la fuente de trabajo. De ahí que el código de fuero ha
concebido el Título V de su Libro I, precisamente dedicado a “LA
TERMINACIÓN DEL CONTRATO DE TRABAJO Y ESTABILIDAD EN EL
EMPLEO”, que con la finalidad de amparar el vínculo, sujeta su
finalización a ciertas y determinadas exigencias que, de no ser
acatadas por quien intenta extinguirlo, dan lugar a sanciones, en
algunos casos mayormente agravadas.
Entre esos requisitos legitimantes de una exoneración, se
cuenta la necesaria invocación de una o más de las causales que
describe el código; pero no sólo su mención o cita, sino el
señalamiento
de
los
hechos,
conductas,
comportamientos
y
circunstancias que la o las configuran, de manera tal que la
invocación normativa no sea una mera mención vacua, sino la
expresión de lo que el legislador ha puesto a disposición de los
contratantes, para cuando acontezca alguna de las hipótesis de
realidad sobre
la base
de
las cuales están indefectiblemente
elaboradas.
La causal y los hechos en que se la funda deben, también,
expresarse al despedido en una comunicación escrita, por manera
que obviamente la ley ha querido descartar esa suerte de nebulosa
de que no pocas veces se rodea el decir puramente oral de quienes
experimentan una situación conflictuada.
Todavía todo lo anterior no bastó al legislador para regularizar
una separación, resultando indispensable que esa comunicación
escrita que, como dicho, ha de explicitar la causal exoneratoria y los
hechos
en
que
se
la
acoda,
sea
notificada
al
trabajador,
personalmente o mediante su envío por carta certificada al domicilio
registrado en el contrato, lo que ha de perfeccionarse dentro de
tercero día hábil siguiente a la cesación, con copia a la Inspección del
Trabajo, dentro del mismo plazo;
15°.- Si lo razonado no es erróneo, no pueden estos jueces
sustraerse a la idea de excepcionalidad del término de un contrato de
trabajo por voluntad unilateral de
uno de sus protagonistas,
consecuencia directa e inmediata del amparo a la estabilidad en el
empleo, bien jurídico central en esta clase de legislación.
Ello acarrea que la interpretación de las disposiciones de ley
relativas al término de un contrato de esta naturaleza, esté sujeta al
principio general de constreñimiento en la hermenéutica consiguiente,
referente que ciertamente ha de presidir lo que aquí se asuma;
16°.- Volviendo al tenor de los artículos 162 inciso primero y
454 N° 1° inciso segundo, que más arriba fueron transcritos, al
menos desde el punto de vista de una exégesis puramente gramatical
no puede ponerse en duda que lo que ellas persiguen es el cabal
acatamiento a lo que se dejó sintetizado en supra 13°;
17°.- Si se utiliza el prisma teleológico, tampoco es dable
cuestionar que el propósito de esa normativa es el de evitar que se
masifique
una
voluntad
exoneradora
unilateral
desprovista
de
aquellos resguardos inherentes a una estricta reglamentación, en una
realidad de cosas que, conocida por el legislador, presenta una
postura dominante del dueño del lugar de trabajo y, por consiguiente,
del de la fuente laboral;
18°.-
Aún
más,
el
recurso
al
elemento
contextual
de
interpretación de la ley, anidado en el inciso segundo del artículo 19 y
en el 22, ambos del Código Civil, impiden la inteligencia de los
consabidos artículos 162 y 454 prescindiendo de lo que el resto del
ordenamiento jurídico prescribe con respecto a la estabilidad en el
empleo, contenido internamente tanto en el propio Título V del Libro I
del código cuanto en la normativa del derecho público funcionario; y
externamente
en
el
derecho
internacional
sobre
prerrogativas
culturales, económicas y sociales;
19°.- En esas perspectivas hermenéuticas -a las que bien cabría
incorporar la dimensión histórica de un extenso peregrinar hacia la
consolidación lo que se viene presentando- el esclarecimiento de la
cuestión no merece mayores dificultades.
Así, estos jueces asumen que, en todo evento, la legitimidad
del despido de un trabajador pasa por la comunicación escrita, debida
y oportunamente efectuada, del motivo legal en que se apoya, con
expresión detallada de los hechos que lo configuran, al punto que si
el exonerado reclama judicialmente de ello, lo primero que en la
audiencia de rigor la judicatura ha de obrar, es la receptación de la
prueba ofrecida por quien tomó la iniciativa exoneratoria, que no
podrá recaer sobre hechos y circunstancia de esa índole que no
hayan
sido
expresamente
incluidos
en
tal
comunicación,
prohibiéndose presentar evidencias que apunten a dicha justificación,
durante el curso del señalado procedimiento;
20°.- Entiende esta Corte que se quiera ver una suerte de
atenuación de semejante rigor, en la figura especial que se produce
cuando, como en la especie, se tiene establecido que la empleada
tuvo conocimiento previo y conciencia plena de su comportamiento
irregular y que fue justamente ése el que se alzó como causa final de
su destitución.
Con todo, es su parecer que ese escenario no tiene la virtud
suficiente como para derribar el imperio de los principios aquí
reivindicados.
Si la razón de ser de la realidad que describe la letra a) del N°
1° del artículo 160 del Código del Trabajo, que es la que COANIQUEM
esgrimió para despedir a Ortega, no es otra que la de entender que
un dependiente que ha faltado gravemente a la probidad en el
desempeño de sus funciones, de manera debidamente comprobada,
queda en situación de incompatibilidad con el ambiente de armonía y
transparencia que es debido a toda organización humana, aunque
más no sea por respeto a tal condición de todos quienes la
conforman, salta a la vista que la conducta de quien tutela el interés
de la organización dañada por tan grave atentado, debe publicitarlo,
como una manera de establecer los límites de permisividad que se
está dispuesto a tolerar, lo que hace incomprensible, en el ámbito
normativo, su acallamiento.
Todo ello, sin atender a lo que con mayor frecuencia se
argumenta en defensa de la postura del requirente, como lo es que
sin la descripción de los hechos que dan lugar al despido, se deja al
afectado en la indefensión a la hora de querer alzarse judicialmente
contra la situación que lo embarga, al menos desde un prisma
formal;
21°.- En fin, por ello y por mucho más la Corte se siente en el
deber de unificar la jurisprudencia en el señalado sentido, procurando
que en lo sucesivo se respete cabalmente la ritualidad del momento
excepcional en que una de las partes pone término a un contrato de
trabajo, so pena de recibir como sanción, entre otras, la del artículo
454 tantas veces comentado, a saber, el no poder defender su
conducta en el procedimiento a que ello diere lugar.
Consideraciones sobre la base de las cuales se hace lugar a la
solicitud de unificación de jurisprudencia, incoada por el abogado
Javier Orlando Indo Gallegos, actuando en representación de Teresa
Ester Ortega Guzmán, a raíz de la sentencia dictada el treinta de
mayo de dos mil catorce por la Corte de Apelaciones de Santiago, la
que queda nula por haberse configurado la causal del artículo 477 , al
vulnerarse el artículo 454 N° 1° inciso segundo, en relación con el
162 inciso primero, todos del Código del Trabajo, procediéndose a
dictar a continuación y sin nueva vista, la de reemplazo que ordena la
ley.
Se previene que el abogado integrante señor Correa no
comparte las consideraciones del motivo vigésimo, pues en su opinión
el deber de comunicación al trabajador que el artículo 162 del Código
del Trabajo impone al empleador es distinto de un deber de
publicidad a la generalidad de los trabajadores. Para concurrir con la
decisión de la Corte tiene especialmente presente que los artículos
162 y 454 N° 1 inciso segundo del citado código establecen una
garantía de carácter formal. Esta garantía formal impide a los
tribunales considerar hechos justificativos del despido distintos de
aquellos que hubieran sido comunicados por escrito al trabajador. Por
tratarse
de
una
garantía
formal
absoluta,
no
está
sujeta
a
ponderación, por justificado que pueda haber sido el despido.
Redacción del ministro Cerda y de la prevención, su autor.
Regístrese.
N°19.352-2.014.Pronunciado por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los
Ministros señor Ricardo Blanco H., señora Andrea Muñoz S., señor
Carlos
Cerda
F.,
y
los
Abogados
Integrantes
señores
Álvaro
Quintanilla P., y Rodrigo Correa G. No firma la Ministra señora Muñoz
y el Abogado Integrante señor Correa, no obstante haber concurrido
a la vista y al acuerdo de la causa, por estar en comisión de servicios
la primera y por estar ausente el segundo. Santiago, nueve de junio
de dos mil quince.
Autoriza la Ministra de Fe de la Excma. Corte Suprema.
En Santiago, a nueve de junio de dos mil quince, notifiqué en
Secretaria por el Estado Diario la resolución precedente.
Santiago, nueve de junio de dos mil quince.
En cumplimiento a lo precedentemente ordenado y lo que
dispone el artículo 483-C inciso segundo del Código del Trabajo, se
dicta
la
siguiente
sentencia
de
reemplazo,
en
unificación
de
jurisprudencia.
VISTOS:
Lo expuesto en los considerandos primero y segundo de la
sentencia dictada por el Primer Juzgado de Letras del Trabajo de
Santiago el treinta de noviembre de dos mil trece; lo razonado en el
motivo primero del fallo invalidado, emitido el treinta de mayo de dos
mil catorce por la Corte de Apelaciones de la capital; y lo expuesto en
los
argumentos
decimotercero,
noveno,
décimo,
decimocuarto,
undécimo,
decimoquinto,
duodécimo,
decimosexto,
decimoséptimo, decimoctavo, decimonoveno y vigésimo.
Y TENIENDO, ADEMAS, PRESENTE QUE:
1°.- La sola circunstancia de carecer la causal de ley que se ha
invocado como único fundamento del despido de la demandante
Teresa Ester Ortega Guzmán, esto es, la del artículo 160 N° 1° a) del
código laboral, troca en indebido ese acto proveniente del empleador,
la Fundación Corporación de Ayuda al Niño Quemado, COANIQUEM,
precisamente por cuanto de acuerdo a lo ya desarrollado en las
fundamentaciones que sirven de antecedente a este dictamen, tal
exoneración, huérfana de apoyatura, se aparta de la ritualidad con
que el Título V del Libro I de ese cuerpo legal rodea el momento
excepcional del término de un contrato de trabajo por voluntad
unilateral de la parte patronal;
2°.- La consecuencia de ello -en lo que convoca- es que se
activan las indemnizaciones que contemplan los artículos 162 inciso
cuarto y 163 inciso segundo del Código del Trabajo, en las que
precisamente Ortega se viene afanando.
Para los efectos del cálculo del monto de una y otra, debe
tenerse en cuenta que la demandada no reclamó el monto de la
última remuneración percibida por la ex secretaria, lo que hace que
deba aceptarse el que ella señaló en el libelo de demanda,
ascendente a seiscientos noventa y seis mil ochocientos cuarenta y
tres pesos ($ 696.843).
Sigue que por concepto de indemnización substitutiva por falta
de oportuno aviso de exoneración, debe reconocerse el derecho de la
actora a una vez dicha cifra.
Al tiempo que, por no haberse controvertido que el vínculo se
inició el ocho de mayo de mil novecientos noventa y seis, habiendo
transcurrido once años completos entre esa data y el tres de agosto
de dos mil trece -en que la pretendiente fue separada de su cargo- le
asiste derecho a once veces la última remuneración ($ 696.843), lo
que arroja siete millones seiscientos sesenta y cinco mil doscientos
setenta y tres pesos ($ 7.665.273). Este monto debe aumentarse en
un ochenta por ciento, por aplicación del artículo 168 inciso primero
letra c) de la recopilación foral, habida cuenta la indebida aplicación
de la causal de su artículo 160 N° 1° a), obteniéndose de esa manera
una suma total por concepto de indemnización por años servidos, con
dicho aumento y el límite de trescientos treinta días que fija el
artículo 163 inciso segundo del estatuto en referencia, de trece
millones setecientos noventa y siete mil cuatrocientos noventa y un
pesos ($ 13.797.491);
3°.- En el libelo que conduce el recurso de nulidad se solicita
que en la anhelada sentencia de reemplazo se acoja la demanda en
todas sus partes, en la que también se ha demandado el feriado
proporcional del artículo 73 de la ley referente y la remuneración de
los días uno y dos de agosto de dos mil trece, por cuanto fueron
servidos por Ortega, rubros que no merecieron controversia de
contraria y que, por lo tanto, autorizan aplicar la regla del artículo
453 N° 1° inciso séptimo del código, para estimarlos sobre la base de
las equivalencias pecuniarias indicadas en el libelo de demanda, esto
es, ciento cuarenta y seis mil doscientos setenta y un pesos por
concepto de feriado proporcional ($ 146.271) y cuarenta y seis mil
cuatrocientos cincuenta y seis pesos
($ 46.456) correspondiente a
los dos días de remuneraciones impagas;
4°.-
Las sumas anteriormente precisadas han de actualizarse
de conformidad con lo que preceptúan los artículos 63 y
173 del
código;
5°.- Al resultar enteramente perdidosa, la demandada ha de
soportar la carga de las costas en que incurrió su persecutora.
Argumentos en virtud de los cuales se acoge en todas sus
partes la demanda
interpuesta por Teresa Ester Ortega Guzmán
contra la Fundación Corporación de Ayuda al Niño Quemado,
COANIQUEM, declarándose que el despido de que ésta la hizo objeto
el tres de agosto de dos mil trece fue indebido, debiendo solucionarle
las indemnizaciones consecuentes y las prestaciones singularizadas,
por los montos que pasa a detallarse:
A. $ 696.843 por concepto de indemnización por ausencia de
oportuno aviso de exoneración.
B. $ 13.797.491 por concepto de años de servicio, con el recargo del
artículo 168 inciso primero c) y el límite del artículo 163 inciso
segundo del código laboral, ambos ya incluidos.
C. $ 146.271 por concepto de feriado proporcional.
D. $ 46.456 por concepto de remuneración de los días 1 y 2 de
agosto de dos mil trece.
E. Las actualizaciones del artículo 173 respecto de los rubros A. y B. y
del 63 tocante a los acápites C. y D.
F. Las costas de la causa.
Redacción del ministro Cerda.
Regístrese y devuélvanse.
N° 19.352-2.014.-
Pronunciado por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los
Ministros señor Ricardo Blanco H., señora Andrea Muñoz S., señor
Carlos
Cerda
F.,
y
los
Abogados
Integrantes
señores
Álvaro
Quintanilla P., y Rodrigo Correa G. No firma la Ministra señora Muñoz
y el Abogado Integrante señor Correa, no obstante haber concurrido
a la vista y al acuerdo de la causa, por estar en comisión de servicios
la primera y por estar ausente el segundo. Santiago, nueve de junio
de dos mil quince.
Autoriza la Ministra de Fe de la Excma. Corte Suprema.
En Santiago, a nueve de junio de dos mil quince, notifiqué en
Secretaria por el Estado Diario la resolución precedente.
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