boletín del ministerio de justicia

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BOLETÍN DEL
MINISTERIO DE JUSTICIA
Año LXIX
Núm. 2179
Junio de 2015
MONOGRÁFICO
Treinta años de reproducción asistida en España:
una mirada interdisciplinaria a un fenómeno
global y actual
Coordinadoras: Pilar Benavente Moreda y Esther Farnós Amorós
MINISTERIO
DE JUSTICIA
ISSN: 1989-4767
NIPO: 051-15-001-5
www.mjusticia.es/bmj
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BOLETÍN DEL MINISTERIO DE JUSTICIA
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Treinta años de reproducción
asistida en España:
una mirada interdisciplinaria
a un fenómeno global y
actual
Madrid, 2015
Sumario
Págs.
Presentación. Pilar Benavente Moreda. Esther Farnós Amorós....
7-9
I. Implicaciones médico-sanitarias y bioéticas de las técnicas
de reproducción asistida...............................................................
11-64
Nuevas aplicaciones de las técnicas de reproducción asistida: destino
de los preembriones sobrantes, infertilidad social y oncofertilidad.
Onica Armijo Suárez.........................................................................
13-38
¿Es permisible tener un hijo para curar a otro? Pablo de Lora........
39-64
II.Implicaciones jurídicas de las técnicas de reproducción
asistida............................................................................................
65-202
La regulación de la reproducción asistida: evolución y tendencias
actuales en el mundo. Itziar Alkorta Idiakez......................................
67-84
Nuevos dilemas jurídicos de la reproducción asistida en España.
Alma María Rodríguez Guitián..........................................................
85-174
La reproducción asistida ante el Tribunal de Estrasburgo: margen
de apreciación v. necesidad de armonización. Esther Farnós
Amorós..............................................................................................
175-202
III.Implicaciones sociales de las técnicas de reproducción
asistida............................................................................................
203-266
Mujeres y reproducción asistida: ¿autonomía o sujeción? Carlos
Lema Añón........................................................................................
205-238
¿«Industria de la fertilidad» o respuesta a la búsqueda del hijo
biológico? José Jesús López Gálvez y Juan Manuel Moreno García.
239-266
5
IV.“Turismo reproductivo”, límites morales de los mercados
e intereses en conflicto: ¿debe regularse la gestación por
sustitución en España?.................................................................
267-396
Aspectos registrales civiles de la filiación en los supuestos de
gestación por sustitución. Rubén Baz Vicente..................................
269-282
Hacia una regulación de la gestación por sustitución como técnica
de reproducción asistida. Antonio Vila-Coro Vázquez......................
283-300
Dura Lex Sed Lex. O de cómo integrar el interés del menor y la prohibición de la maternidad subrogada. Encarnación Roca Trías..........
301-338
La inscripción de relaciones de filiación constituidas en el extranjero
mediante gestación por sustitución: seis años desperdiciados.
Iván Heredia Cervantes....................................................................
339-396
6
Presentación
El 12 de julio de 1984 nacía en el Institut Dexeus de Barcelona el primer
bebé concebido mediante fecundación in vitro (FIV) en España. En 2014,
treinta años después, quienes escribimos estas líneas consideramos que
tal aniversario constituía una buena ocasión para organizar unas jornadas
–en el marco de los cursos de verano organizados por la Universidad
Autónoma de Madrid–, que invitara a reflexionar sobre los cambios que se
han producido desde entonces y, muy en especial, sobre los dilemas que
las técnicas de reproducción asistida (TRA) siguen planteando.
El auge experimentado por estas técnicas, que en España se concretó
en una primera ley sobre la materia en 1988 y, posteriormente, en la Ley
14/2006, de 26 de mayo, plantea, en un contexto globalizado, más
dilemas que nunca y la reflexión sobre lo éticamente permisible resulta
obligada. El análisis interdisciplinario, que tenga en cuenta sus
implicaciones médico-sanitarias, bioéticas, jurídicas y sociológicas,
resulta especialmente necesario en un momento en que los cambios que
resultan de la mayor movilidad, han dado lugar al mal llamado “turismo
reproductivo”. Este fenómeno es especialmente intenso en España, que
se identifica como uno de los principales “destinos reproductivos” dentro
de Europa (ESHRE), que cuenta con una floreciente “industria de la
fertilidad” y que ve, a la vez, cómo sus ciudadanos viajan al extranjero
para acceder a determinadas TRA.
El interés y actualidad del objeto de este número monográfico se confirma
si recurrimos a los datos. Así, en la actualidad se estima que en los países
desarrollados una de cada cuatro parejas presenta algún problema de
infertilidad (OMS). Además, a la infertilidad en sentido médico se suman
ahora otras causas de infertilidad, como las derivadas del aplazamiento
de la maternidad por factores sociales (infertilidad social), las que resultan
de no formar parte de una relación heterosexual (infertilidad estructural) o
las derivadas del padecimiento de ciertas enfermedades o del
sometimiento a tratamientos médicos agresivos con el fin de combatirlas
(oncofertilidad). Además, desde el nacimiento del primer bebé concebido
mediante FIV, en 1978, en el mundo ya han sido concebidos de esta
7
forma más de cinco millones de niños (ESHRE). En España se estima que
representan un 3% del total, y más del 4,5% en Cataluña (FIVCAT.NET).
Durante 2014 dedicamos nuestro esfuerzo a que el curso de verano “Treinta
años de reproducción asistida en España: una mirada interdisciplinaria a un
fenómeno global y actual” saliera adelante. Y, finalmente, así fue: durante
los días 3, 4 y 5 de septiembre ponentes, organizadores y asistentes
procedentes de áreas tan diversas como el derecho, la biología, la medicina,
la psicología, la ciencia política o la filosofía, nos reunimos en La Cristalera
(Miraflores de la Sierra) para reflexionar, discutir y aprender. El curso se
inició con la lección inaugural de la Dra. Anna Veiga. Quien fuera “madre
científica” del primer bebé concebido en España mediante FIV pronunció la
conferencia “El milagro de la vida: balance de la reproducción asistida en
España después de Victoria Ana”.
Con esta publicación se pretende dejar constancia de aquellas jornadas,
por lo que sigue su misma estructura lógica, que agrupa los trabajos
presentados por los ponentes en función de las distintas implicaciones
que presentan las TRA. Así, en el bloque relativo a sus implicaciones
médico-sanitarias y bioéticas, la doctora Onica Armijo presenta algunas
de las nuevas aplicaciones de las TRA, con especial atención a la
infertilidad social y la oncofertilidad, y el profesor Pablo de Lora plantea si
es permisible tener un hijo para curar a otro. Dentro del bloque sobre las
implicaciones jurídicas de las TRA, la profesora Itziar Alkorta habla de la
necesidad de regular las TRA, con especial énfasis en los problemas que
surgen en los ordenamientos desregulados; la profesora Alma M.
Rodríguez analiza algunos de los dilemas jurídicos que plantean las TRA,
con especial interés en los retos legales derivados de la posibilidad de
acceso a la doble maternidad y en la fecundación post mortem, una
práctica admitida en España pero prohibida en otros ordenamientos
cercanos. Para cerrar este bloque, la profesora Esther Farnós presenta la
aproximación del Tribunal Europeo de Derechos Humanos al acceso a la
reproducción asistida, a partir de una aproximación crítica a casos
recientes en los que dicho Tribunal ha recurrido al margen de apreciación
de los estados miembros. Las implicaciones sociales de las TRA se
discuten en relación con el dilema entre autonomía y sujeción que
representan para las mujeres, a partir de la mirada del profesor Carlos
Lema. También desde el punto de vista de sus implicaciones sociales, los
doctores José Jesús López y Juan Manuel Moreno se preguntan si el
auge de las TRA en España permite hablar de una “industria de la
fertilidad”, o más bien de una respuesta a la búsqueda del hijo biológico.
La publicación concluye con los trabajos que cerraron la mesa redonda
final del curso de verano, que llevaba por título “Turismo reproductivo”,
8
límites morales de los mercados e intereses en conflicto: ¿debe regularse
la gestación por sustitución en España? No es casual que una cuestión
que es objeto de debate actual en la sociedad española cierre el trabajo y
se analice a partir del punto de vista de ponentes con tesis encontradas,
pero siempre fundamentadas, sobre esta cuestión. Así, el Sr. Rubén Baz
presenta las novedades que en materia de inscripción de la filiación
resultante del acceso a la gestación por sustitución en el extranjero
contiene la nueva Ley del Registro Civil, de inminente entrada en vigor; el
Dr. Antonio Vila-Coro se hace eco de la demanda social real de la
gestación por sustitución y se plantea cómo debería abordarse su posible
regulación en España; la profesora Encarnación Roca Trías se pregunta
cómo integrar el interés del menor con dicha práctica; y el profesor Iván
Heredia Cervantes hace balance de los vaivenes jurídicos que han tenido
lugar en los últimos seis años por lo que respecta a la inscripción en
España de la filiación resultante.
No podemos concluir esta presentación sin manifestar nuestro
agradecimiento más sincero a las personas que han hecho posible que
esta publicación, y las jornadas en las que tiene su origen, salieran
adelante. Queremos dar las gracias, en particular, a los ponentes que de
manera entusiasta aceptaron nuestra invitación a participar en las mismas
y a publicar sus resultados. Gracias también a los asistentes al curso, la
mayoría de ellos estudiantes universitarios procedentes de distintos
puntos de la geografía española y, lo que es más relevante, con formación
académica diversa (derecho, biología, medicina, psicología, ciencia
política). Ello nos permitió contar con el mínimo necesario para que el
curso pudiera celebrarse y con el número, composición y estructura
perfectos para que se llevara a cabo en un clima de curiosidad intelectual
y confianza que hizo posible el debate y la sana crítica.
No podemos dejar de reconocer la ayuda económica y logística prestada
por la Fundación de la Universidad Autónoma de Madrid, el Ayuntamiento
de Miraflores de la Sierra, ASISA y la Oficina de Actividades Culturales de la
Universidad Autónoma de Madrid, sin cuyo soporte las jornadas que dieron
lugar a este trabajo no hubieran salido adelante. Finalmente, agradecemos
que desde el Boletín del Ministerio de Justicia se considerara de interés la
publicación de los distintos trabajos en este número monográfico.
Dra. Pilar Benavente Moreda
Dra. Esther Farnós Amorós
Madrid–Barcelona, 28 de mayo de 2015
9
I. Implicaciones médicosanitarias y bioéticas de las
técnicas de reproducción
asistida
Nuevas aplicaciones de las Técnicas
de Reproducción Asistida: destino de
los preembriones sobrantes, infertilidad
social y oncofertilidad
ONICA ARMIJO SUÁREZ
Doctora en Medicina por la Universidad Complutense de Madrid
Facultativo Especialista Adjunto del Servicio de Ginecología y Obstetricia del
Hospital Universitario La Paz. Madrid
Resumen
Las Técnicas de Reproducción Asistida desde que naciera la primera niña
en España hace ya 30 años no han hecho más que incrementarse tanto
en volumen, por la alta demanda de las mismas, como por su diversificación
y renovación constante, apareciendo situaciones nuevas como es el
manejo de los miles de preembriones congelados sobrantes, la
preservación de la fertilidad en las pacientes oncológicas o la preservación
de la fertilidad por motivos sociales debido al retraso de la maternidad.
Abstract
Since the first child was born in Spain 30 years ago, assisted reproductive
technologies have not only increased in volume by their high demand but
also for their diversification and constant renewal which have resulted in
new situations such as the management of thousands of remaining frozen
pre-embryos, preservation of fertility in oncological patients, as well as
fertility preservation for social reasons due to delayed childbearing.
Palabras clave
Reproducción asistida, esterilidad, oncofertilidad, preembriones.
13
Fecha de recepción: 10-3-2015. Fecha de aceptación: 29-05-2015
Onica Armijo Suárez
Key words
Assisted reproduction, infertility, oncofertility, preembryos
Sumario
Introducción
1. Destino de los preembriones sobrantes
1.1 Epidemiología
1.2 Conceptos
1.3 Legislación
1.4 Destino de los preembriones sobrantes: utilización por la mujer o
pareja
1.5 Donación de embriones
1.6 Investigación con embriones
1.7 Legislación en otros países
1.8 Problemas
1.9 Conclusiones
2. Oncofertilidad
2.1 Gonadotoxicidad
2.2 Técnicas
2.2.1 Actitud expectante 2.2.2 Protección médica gonadal
2.2.3 Trasposición ovárica
2.2.4 Criopreservación de corteza/tejido ovárico
2.2.5 Criopreservación de embriones
2.2.6 Criopreservación de ovocitos
2.2.7 Ovodonación
2.2.8 Estrategias de futuro
2.3 Conclusiones
3. Fertilidad Social
3.1 Definición
3.2 Modelos de Familia
3.3 Motivos de preservación de la fertilidad
3.4 Subrogación uterina
3.5 Trasplante uterino
3.6 Modelo “familia con deseo de gestación múltiple”
4. Bibliografía
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Nuevas aplicaciones de las técnicas de reproducción asistida...
INTRODUCCIÓN
Han pasado muchos años desde que naciera, gracias a la fecundación
in vitro la primera niña Louis Joy Brown en 1978 en el Reino Unido y
más de 30 años en España, gracias al Dr. Barri y a la bióloga Anna
Veiga. Las Técnicas de Reproducción Asistida no han hecho más que
incrementarse tanto en volumen, por la alta demanda de las mismas, como
por su diversificación y renovación constante, apareciendo situaciones
nuevas como es el manejo de los miles de preembriones congelados
sobrantes, la preservación de la fertilidad en las pacientes oncológicas o la
preservación de la fertilidad por motivos sociales debido al retraso de la
maternidad.
Es precisamente el objeto del presente trabajo dedicar nuestro análisis a
las diferentes técnicas utilizadas en la práctica ante la aparición de las
nuevas y diversas situaciones al amparo y respaldo de la vigente Ley de
Técnicas de Reproducción Humana Asistida.
1.
DESTINO DE LOS PREEMBRIONES SOBRANTES
En los ciclos de fecundación in vitro generamos en muchas ocasiones
más embriones de los que se van a transferir en fresco es por esta razón
por la cual debemos tener muy claro cuál va ser el destino de los
preembriones sobrantes.
1.1Epidemiología
La esterilidad afecta a una de cada diez parejas, esto quiere decir que
existen 800.000 parejas con problemas de fertilidad en España. En el
mundo se ha logrado que nazcan cinco millones de niños gracias a estas
técnicas y en nuestro país representan aproximadamente el 3% de los
nacimientos1.
El registro de la Sociedad Española de Fertilidad (en adelante, SEF), ha
publicado recientemente que se han realizado 30.000 ciclos de
inseminación, 45.000 ciclos de fecundación in vitro (en adelante, FIV), se
han transferido 50.000 embriones y descongelado más de 41.000
MATORRAS, R., HERNÁNDEZ J., eds. Estudio y tratamiento de la pareja estéril:
recomendaciones de la Sociedad Española de Fertilidad. Madrid: Adalia, 2007.
1
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embriones; se han criopreservado 22.000 ovocitos. Y todavía existen más
de 500.000 embriones congelados 2.
El problema es que se deben generar un número mayor de ovocitos de los
que finalmente se deben transferir a la mujer en un ciclo de FIV debido a
que es necesario fecundar varios óvulos dado que la tasa de nidación y
embarazo es muy baja: solo 1 o 2 de cada 10 ovocitos tiene éxito. Se
considera normal en el último Consenso de la Sociedad Europea de
Reproducción Asistida (en adelante, ESHRE) una respuesta de entre 7-15
ovocitos obtenidos 3 tras la estimulación ovárica previa a la punción folicular.
Y se define como “baja respondedora”, es decir, escasa e insuficiente por
debajo de esta cifra. Por otra parte, se aprovecha esa primera estimulación
para generar embriones sobrantes y criopreservarlos y, de esta manera,
evitar a la paciente tener que someterse a una futura estimulación ovárica
en el caso de querer tener más hijos y no tener que asumir de nuevo los
riesgos anestésicos y quirúrgicos que conlleva la punción folicular.
1.2Conceptos
Para poder entender de qué estamos hablando es importante tener claro
una serie de conceptos:
En primer lugar, tal como se indica en la Exposición de Motivos de la Ley
14/2006, de 26 de mayo, sobre Técnicas de Reproducción Humana
Asistida 4, desde el punto de vista ético, hay una coincidencia general en la
mayoría de los países en establecer el inicio de la individualidad a partir
del día 14 del desarrollo embrionario.
Dentro de los conceptos señalados conviene tener presentes los
siguientes que recoge y menciona la propia ley:
«Embrión»: fase del desarrollo embrionario que abarca desde el momento
en el que el ovocito fecundado se encuentra en el útero de una mujer
hasta que se produce el inicio de la organogénesis, y que finaliza a los 56
Sociedad Española de Fertilidad (SEF) 2012, datos del Registro SEF, accesible en: https://
registrosef.wordpress.com/2014/06/25/datos-registro-sef-2012/
2
FERRARETTI, AP. et al. ESHRE consensus on the definiton of por response to ovarian
stimulation for in vitro fertilization: the Bologna Criteria. Human Reprod. 2011 Jul; 26(7):
1616-24.
3
4
BOE del 27 de mayo de 2006.
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días a partir del momento de la fecundación, exceptuando del cómputo
aquellos días en los que el desarrollo se hubiera podido detener.
«Feto»: embrión con apariencia humana y con sus órganos formados,
que va madurando desde los 57 días a partir del momento de la
fecundación, exceptuando del cómputo aquellos días en los que el
desarrollo se hubiera podido detener, hasta el momento del parto.
La LTRHA también define el concepto de «preembrión»: como el embrión
in vitro, constituido por el grupo de células resultantes de la división
progresiva del ovocito desde que es fecundado hasta 14 días más tarde.
También para poder entender qué es la criopreservación, desarrollaremos
una serie de conceptos: La congelación embrionaria tiene por objeto
conservar los embriones sobrantes de un tratamiento de reproducción
asistida tras la transferencia embrionaria, o bien todos los embriones
obtenidos en el laboratorio en caso de que dicha transferencia no se
pueda llevar a cabo.
Estos embriones se conservan y almacenan congelados en tanques
adecuados que contienen nitrógeno líquido (-196 ºC). Su descongelación
posterior permite la transferencia en un momento distinto del ciclo en el
que se produjeron los embriones.
La legislación española establece la obligatoriedad de criopreservar todos
los embriones viables sobrantes procedentes de un ciclo de reproducción
asistida. Además, se establece que los Centros de Reproducción Asistida
deberán estar dotados de los medios humanos y materiales, así como de
los recursos técnicos adecuados y de un seguro obligatorio para los
bancos de preembriones.
Tanto la congelación de preembriones como los destinos posibles de los
preembriones congelados, están regulados en la ya la citada Ley 14/2006
del 26 de mayo, sobre Técnicas de Reproducción Humana Asistida.
1.3Legislación
Las cuestiones y materia abordada en el presente trabajo han sido objeto
de regulación específica en diferentes textos legales que sirven de
cobertura a los aspectos técnicos mencionados en el mismo. Así, la Ley
35/1988, de 22 de noviembre, sobre Técnicas de Reproducción Asistida;
la Ley 42/1988, de 31 de diciembre, de Donación y Utilización de
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embriones y fetos humanos o de sus células; La Ley 44/2003, de 21 de
noviembre, por la que se modifica la LTRA de 1988.
Actualmente la regulación específica en materia de técnicas de
reproducción humana asistida se encuentra recogida en la Ley 14/2006,
de 26 de mayo, sobre Técnicas de Reproducción Humana Asistida.
Igualmente hemos de referirnos a la Orden Ministerial de 5 de noviembre
de 2014, por la que se modifican los anexos I, II y III del Real Decreto
1030/2006, de 15 de septiembre, por el que se establece la cartera de
servicios comunes del Sistema Nacional de Salud y el procedimiento para
su actualización 5.
1.4 Destino de los preembriones sobrantes: utilización por la
mujer o pareja
Los embriones viables sobrantes de un ciclo de fecundación in vitro se
criopreservarán en nitrógeno líquido, pues no todos los embriones no
transferidos son aptos para la congelación. El destino posterior de los
embriones congelados puede ser diverso:
a) La utilización por la propia mujer o, en su caso, su cónyuge
femenino.
b) La donación con fines reproductivos. En el último Registro
publicado por la Sociedad Española de Fertilidad se ha publicado
que solo en España se han donado 1.300 embriones en el último
año 6.
c) La donación con fines de investigación.
d) El cese de su conservación sin otra utilización.
El consentimiento con respecto a este destino se debe renovar cada 2 años.
Si durante dos renovaciones consecutivas no se obtuviera la firma, el centro
podrá disponer de ellos, para cualquiera de los fines anteriormente citados.
Orden SSI/2065/2014, de 31 de octubre, por la que se modifican los anexos I, II y III del
Real Decreto 1030/2006, de 15 de septiembre, por el que se establece la cartera de servicios
comunes del Sistema Nacional de Salud y el procedimiento para su actualización. Boletín
Oficial del Estado, 6 de noviembre de 2014, núm. 269.
5
Datos del Registro Sociedad Española de Fertilidad 2012, accesible en: https://registrosef.
wordpress.com/2014/06/25/datos-registro-sef-2012/
6
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La utilización por la propia mujer o su cónyuge podrá efectuarse en
cualquier momento mientras la mujer reúna los requisitos clínicamente
adecuados para la realización de la técnica de reproducción asistida (lo
que constituye el plazo máximo de conservación).
Respecto al tiempo que pueden permanecer congelados los embriones
antes de ser transferidos al útero con éxito, en España la Ley 14/2006
establece: “… por un plazo equivalente a la vida fértil de la mujer con el
objeto de que se le puedan transferir en intentos posteriores.” Existen
escasos estudios en los que se evalúe la viabilidad embrionaria tras largos
periodos de criopreservación, ya que la congelación de embriones
humanos se realiza desde hace algo más de veinte años.
Aun así, existe un caso donde se descongelaron unos embriones, después
de llevar 12 años congelados, que produjeron un embarazo gemelar sin
ningún problema ulterior 7.
En caso de pareja separada, si la mujer deseara utilizarlos para su
reproducción personal habría de contar con el consentimiento del
ex-marido para la nueva transferencia que hubiera de realizarse, ya que
los hijos serían de ambos.
También comentar lo que ocurriría en el caso de que falleciera el marido y
existieran embriones criopreservados: solo se considerará filiación cuando
el material reproductor esté en el útero de la mujer o exista consentimiento
para fecundar a la mujer en los 12 meses después de su muerte y debe
existir una constatación escrita además del consentimiento afirmando tal
deseo.
La destrucción de estos embriones criopreservados solo se llevará a
cabo, cuando haya pasado el máximo de conservación establecido por la
ley (acabe el período fértil de la mujer) sin que se haya optado por las
otras tres alternativas.
1.5 Donación de embriones
La donación con fines reproductivos se puede llevar a cabo si la mujer no
superaba los 35 años cuando se realizó la congelación y los embriones
pueden ser donados a mujeres o parejas estériles que los necesiten. La
REVEL, A. et al., Twin deliver following 12 years of human embryo cryopreservation: case
report. Human Reprod 2004 feb; 19(2): 328-9.
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donación es voluntaria, gratuita, anónima y altruista y precisa de un
consentimiento escrito específico previo y actualización de serologías.
Muchos autores apoyan el hecho de que se hable de “adopción” de
embriones más que donación, pues este último término se utiliza para
objetos o cosas, no preembriones 8.
Esta opción permite dar salida a embriones sobrantes, bien porque la
pareja ya no quiera más hijos o bien porque estén huérfanos: porque
hayan fallecido o no aparezca la pareja o no tengan dinero para
transferírselos.
Las receptoras y los hijos nacidos tienen derecho a obtener información
general de los donantes, que no incluya su identidad. En circunstancias
extraordinarias que comporten peligro cierto para la vida o la salud del
nacido, o cuando proceda de acuerdo con las leyes procesales penales,
podrá revelarse la identidad de los donantes, con carácter restringido y sin
que ello modifique nunca la filiación establecida previamente.
Con el contrato de donación de embriones se formaliza la donación de los
citados embriones por parte del Centro a la parte receptora, a la que se
recuerda también el carácter gratuito, secreto y anónimo de la donación
de embriones y su naturaleza de acto voluntario, altruista y desinteresado.
¿Por qué lo eligen las parejas? Existen múltiples motivos: Para poder vivir
la experiencia de un embarazo, o bien, para que exista igualdad en la
pareja en cuanto a aportación de gametos. Esto también permite evitar
años de espera para la adopción. Permite una vinculación emocional
antes que con la adopción. Además la mujer puede controlar el ambiente
prenatal, cosa que no es posible con la adopción.
A su vez, con la donación o recepción de embriones, conocen el origen
del niño: tienen la información médica, social y psicológica de los padres
genéticos. Así mismo, existe privacidad: “no dar explicaciones” al resto de
la sociedad sobre el origen del niño, existe un embarazo y nadie pregunta
más. Y algo por lo que muchas parejas optan por este recurso, es porque
es mucho más barato que un ciclo de FIV con donación de óvulos y de
semen.
D. GARCÍA FERNÁNDEZ. Adopción de embriones humanos en la ley de reproducción
asistida española. Déreito. 2008, vol 17., núm 2 pp. 49-63.
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Nuevas aplicaciones de las técnicas de reproducción asistida...
Los datos de identidad de los donantes son custodiados en el más estricto
secreto y en clave en el banco de datos del Centro y, según prevé la ley,
han de serlo también en el Registro Nacional de Donantes de Gametos y
Embriones con fines de reproducción humana. Este Registro nacional
consiste en un registro único formado por las bases de datos de cada
centro o servicio autorizado por la Comunidad Autónoma respectiva,
mediante su agregación en una Base Central administrada por el Ministerio
de Sanidad y Consumo. En dicho Registro deben ser recogidos, tratados
y custodiados en la más estricta confidencialidad, y de acuerdo con la
normativa y de protección de datos vigente, los datos de los donantes y
receptoras 9.
En el caso de donación de embriones también se debe contemplar, como
en la donación de gametos, que los progenitores hayan sido estudiados
para diversas enfermedades infecciosas transmisibles10 y en el caso de
ser necesaria una segunda prueba de confirmación de alguna de las
pruebas, mantener los embriones congelados en contenedores de
cuarentena hasta su confirmación.
Debe existir este Registro dado que se ha consensuado que de cada
donante no deben nacer más de seis hijos. Y por esto debe existir un
registro Nacional que lo recoja.
Por tanto la donación de embriones tiene sus ventajas11: no requiere de
los trámites oficiales de adopción. Además los progenitores firman un
consentimiento renunciando a cualquier acción que demuestre su
paternidad y aceptando el carácter no lucrativo. Se procura que tanto
donantes como receptores sean residentes en otras comunidades o
países para evitar que en un futuro no coincidan “los hermanos”.
En cambio también tiene desventajas: No se puede elegir el sexo, ni
fenotipo (es decir las características externas, físicas), aunque esto es
común a la adopción. Por otra parte, la recepción de embriones no tiene
Real Decreto 413/1996, del 1 marzo, por el que se establecen los requisitos técnicos y
funcionales precisos para la autorización y homologación de los centros y servicios sanitarios
relacionados con las técnicas de reproducción humana asistida, núm. 72.
9
Real Decreto 412/1996, por el que se establecen los protocolos obligatorios de estudio
de los donantes y usuarios relacionados con las técnicas de reproducción asistida y se regula
la creación y organización del Registro Nacional de Donantes de Gametos y Preembriones
con fines de Reproducción humana de 1 de marzo, núm. 72.
10
GARCÍA FERNÁNDEZ, D., Adopción de embriones humanos en la ley de reproducción
asistida española. Déreito. 2008, vol. 17, núm. 2 pp. 49-63.
11
21
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garantía de éxito del tratamiento, las posibilidades de que la paciente
geste con esta técnica es de un 32% y los costes aproximados de unos
2.000 euros, bastante más económicos que los de una adopción
internacional.
La preparación hormonal de la receptora, necesaria para transferir estos
embriones donados, es un procedimiento muy sencillo: se realiza una
preparación uterina de la receptora con hormonas orales o transdérmicas
tanto aprovechando un ciclo natural como substituido (con hormonas).
1.6 Investigación con embriones
Esto ocurrirá cuando se ceden de forma altruista para proyectos de
investigación biomédica en centros especialmente autorizados y con
proyectos concretos también acreditados. El ejercicio efectivo de esta
opción conllevará la suscripción de un consentimiento adicional y
específico en el que se expliquen los fines que se persigan con la
investigación y sus implicaciones.
Debe ser un proyecto de investigación autorizado por la autoridad estatal
o autonómica competente, previo informe favorable de la Comisión de
Garantías para la Donación y la Utilización de Células y Tejidos Humanos.
Además de obtener el visto bueno de la dirección del centro en el que se
realizará la investigación, así como el informe favorable del Comité de
Ética de la Investigación que le corresponda.
Se prohíbe de forma explícita la producción de preembriones o embriones
humanos para destinarlos a investigación12.
Solo podrán realizarse estas investigaciones con aquellos preembriones
en las que se ha descartado su transferencia, sea a su progenitora o a
otras mujeres y con el consentimiento de los progenitores y con el control
de las investigaciones desarrolladas por parte de la Comisión Nacional y
de comisiones locales de los centros en los que se desarrollen13.
Instrumento de Ratificación del Convenio para la protección de los derechos humanos
y la dignidad del ser humano con respecto a las aplicaciones de la Biología y la Medicina
(Convenio relativo a los derechos humanos y la biomedicina), hecho en Oviedo el 4 de abril
de 1997. BOE núm. 251, de 20 de octubre de 1999, pp. 36825-36830.
12
Ley 14/2007, de 3 de julio, de Investigación biomédica. BOE núm. 159, de 4 de julio de
2007, páginas 28826 a 28848. 13
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Estas investigaciones deben ser de interés científico y carecer de carácter
predominantemente lucrativo. Debe ser imposible su estudio en modelo
animal. Se refiere a embriones in vitro de menos de 14 días desde la
fecundación. Limita la posibilidad de investigación a embriones no viables,
y excluye cualquier otra clase de investigación que no tenga carácter
diagnóstico o terapéutico con embriones viables14.
Pero ¿a qué consideramos preembriones no viables? Cada vez hay más
expertos que opinan que aquellos embriones sobrantes, que han pasado
el plazo legal de utilización y que han sido apartados de cualquier proyecto
parental deben ser considerados como no viables.
1.7
Legislación en otros países
En cuanto a la legislación en otros países es común en casi todos ellos, la
prohibición de clonación reproductiva, la implantación de embriones en un
útero de otra especie, la selección de sexo (con finalidad distinta que la
prevención de enfermedades), comercializar con embriones y transferir
embriones con los que se haya investigado.
En Reunido Unido y EE.UU. se permite crear embriones para investigar
(deben ser destruidos en el plazo de 14 días después de la fecundación)
También se permite utilizar embriones (ya existentes) para generar células
madre en Suecia, así como en Reino Unido15.
1.8Problemas
Desde un punto de vista eminentemente práctico, la LTRHA de 2006
plantea algunos problemas:
Es una legislación disuasoria para investigación, muchos investigadores
afirman que es un “galimatías”, por su gran complejidad a la hora de tratar
de poner en marcha una investigación con estos embriones sobrantes.
Se debería reconsiderar el número de embriones generados pues no hay
un límite legal en cuanto al número de ovocitos y embriones generados (sí
II Informe de la Comisión Nacional de Reproducción Humana Asistida (Abril 2000).
Accesible en http://www.cnb.csic.es/~transimp/IIinformeCNRHA.pdf.
14
GARCÍA FERNÁNDEZ, D. Adopción de embriones humanos en la ley de reproducción
asistida española. Déreito. 2008, vol. 17, núm. 2 pp. 49-63.
15
23
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al número de embriones a transferir: 3). Por todo ello cada vez, se
recomienda más criopreservar ovocitos y no embriones.
Además, las instalaciones de los Centros son costosas para su para
mantenimiento tanto para la pareja como para el Centro: y no son pocas
las parejas que “abandonan sus embriones” por no poder asumir estos
costes.
Por otro lado, existe un problema en cuanto a la edad para ser donantes
de gametos/embriones pues en las mujeres debe ser menor de 35 años y
muchos de estos embriones “sobrantes” son de mujeres de más edad.
Y puede plantearse otros inconvenientes que se plasman en el trabajo de
Asensio y col.16… publicado en el año 2001, en el que se recoge la opinión
de las parejas con respecto al destino de los embriones que todavía tienen
criopreservados entre las opciones legalmente permitidas: Llama la
atención que casi un tercio tiene intención de colocárselos en un futuro,
otro tercio los donaría a otras parejas, pero es que al otro tercio no les
complace ninguna opción de las posibles. Ante la pregunta de por qué no
se los han puesto todavía: casi un 58% está satisfecho con el número de
hijos. Pero es que un 9% de las parejas presenta situaciones médicas que
contraindican un nuevo embarazo (lo que nos hace a la idea, de que
muchas de estas mujeres gestan en edad tardía, donde pueden surgir
complicaciones en la gestación (hipertensión, diabetes,…) que pueden
contraindicar una nueva gestación.
En un 7% de las parejas existe una respuesta discordante, y hasta en un
7% existen dificultades económicas que hacen inviable el ciclo de
criotransferencia.
Otro posible problema surge de la duda de si la congelación puede
deteriorar el embrión una vez descongelado y de si esto puede tener
consecuencias en un futuro. Los resultados que se obtienen después de
transferir los embriones descongelados van a depender de un conjunto de
características; de la calidad de estos embriones, de la técnica utilizada
en la congelación, etc.17
ASENSIO, M. et al. Opinión de las parejas sobre el futuro de sus embriones pasados 5
años de congelación. Prog. Obstet. Ginecol. 2001; 44:199-204.
16
WENNERHOLM, UB. et al. Children born after cryopreservation of embryos or oocytes: a
systematic review of outcome data. Hum Reprod. 2009 Sep; 24(9): 2158-72.
17
24
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Cada vez hay más trabajos que describen mejores resultados que con
embriones en fresco tanto en tasas de gestación, (parece deberse a un
efecto deletéreo sobre el endometrio por la hormonación en la estimulación
en fresco) efecto sobre el endometrio y en cuanto a resultados perinatales
existe una mayor tasa de parto prematuro y de bajo peso con ciclos en
fresco que utilizando congelados.
La congelación embrionaria no parece tener efectos adversos sobre la
tasa de anomalías en el nacimiento alrededor de un 1,8% de los recién
nacidos tras estas técnicas18.
1.9Conclusiones
Para concluir sobre el destino de estos embriones podemos recoger las
conclusiones de la Comisión de Reproducción Asistida19 : “La vida humana
desde la etapa de embrión merece un especial respeto”. Y hay dos
opiniones: las de aquellos que lo consideran como una realidad personal,
y la de otros que opinan que existen diferentes etapas para ser considerado
como ser personal.
La Comisión también rechaza los experimentos no terapéuticos en
embriones de más de dos semanas y afirma que no es deseable la
acumulación de embriones sobrantes. Recomienda, también, la
consideración de criopreservar de ovocitos y no embriones. Afirma que se
debería considerar como primera posibilidad la donación de los embriones,
antes que las otras dos opciones. Y que es preferible su utilización para
investigación antes que su destrucción. Por otro lado, se debería plantear
un plazo final para la congelación de embriones.
Por tanto y para finalizar este bloque podemos concluir que hay miles de
embriones congelados, pero que existen alternativas para darles salida.
Debe existir una legislación que lo facilite, tanto en la medicina pública
como en la privada.
LI, Z., WANG, YA. et al. Clinical outcomes following cryopreservation of blastocysts
by vitrification or slow freezing: a population-based cohort study Hum Reprod. 2014 Dec
29(12): 2794-801.
18
II Informe de la Comisión Nacional de Reproducción Humana Asistida (Abril 2000).
http://www.cnb.csic.es/~transimp/IIinformeCNRHA.pdf
19
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2.ONCOFERTILIDAD
Consiste en la preservación de la fertilidad en los pacientes con cáncer.
Podemos afirmar que uno de cada 715 adultos habría sufrido un cáncer
en la infancia. Pero con las nuevas terapias combinadas se puede llegar a
conseguir una curación de entre 90-95% de los casos20.
Por otro lado, en la actualidad la mujer retrasa la maternidad para concebir
su primer hijo, la edad del primer hijo en la mujer española se ha situado
en los 32 años (datos del Instituto Nacional de Estadística) y por tanto
aumentan las posibilidades de sufrir un proceso oncológico antes de ver
cumplido su deseo reproductivo.
En el varón, se debe proponer criopreservar una muestra de semen,
previa a realizar el tratamiento quimio o radioterápico. Tras la remisión
completa y tras plazo establecido de seguridad procede repetir el
seminograma para comprobar si es válido en fresco. Si no, se podría
utilizar el semen congelado.
2.1Gonadotoxicidad
El tratamiento oncológico produce con mucha frecuencia daño en el tejido
ovárico, es lo que se denomina gonadotoxicidad, pues los ovarios son
muy sensibles a los tratamientos citotóxicos. Esta gonadotoxicidad va a
depender del tipo de agente quimioterápico utilizado –los más agresivos
son los alquilantes–, de la dosis administrada, del número de ciclos de
quimioterapia. También el daño dependerá de la edad de la mujer (en
menores de 40 años, la posibilidad de desarrollar un fallo ovárico es del
40%). Deberemos tener en cuenta la reserva ovárica de base y de si ha
asociado o no radioterapia.
Si se utiliza radioterapia hay que tener en cuenta que los ovarios humanos
son muy sensibles a la radiación: dosis menores de 2Gy pueden ser
suficientes para destruir el 50% de los folículos primordiales. La radiación
pélvica (5-10Gy) necesaria, por ejemplo en cáncer de cérvix, puede
producir fallo ovárico precoz. El mayor riesgo se produce con la
radioterapia externa.
20
THOMSON, AB. et al., Fertility and progeny. Eur J Cancer 2002 Aug; 38(12):1634-44.
26
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La supervivencia no se modifica con un embarazo posterior en las
pacientes con cáncer de mama: No empeora el pronóstico ni existe riesgo
adicional de recidiva, aunque sí parece que aumenta el riesgo de aborto
espontáneo y la incidencia parto prematuro y retraso del crecimiento
intrauterino 21. Además se ha observado que hay que ofertar la preservación
de la fertilidad como parte del tratamiento de estos pacientes pues se
convierte en un aliciente para su recuperación.
Esta decisión debe individualizarse dependiendo de la edad de la paciente,
el tipo de tumor y el grado de infiltración.
2.2Técnicas
Para elegir la técnica más adecuada, debemos tener en cuenta 22 el riesgo
de esterilidad de cada paciente, que dependerá de la edad y de la reserva
ovárica. Así mismo dependerá del pronóstico de la enfermedad, del
estadio en el que se diagnostique y de las tasas de supervivencia.
También es importante tener en consideración si esta técnica de
preservación va a retrasar el inicio de quimioterapia. Además pudiera
existir el riesgo de someter a un tratamiento hormonal a la paciente para
la estimulación ovárica controlada, ya que existen muchos de estos
tumores son hormonosensibles. Otra cuestión que se plantea es el
hipotético riesgo de persistencia de células tumorales en tejido ovárico
congelado.
Previo a la selección de la técnica de preservación deberemos acudir a la
consulta del ginecólogo especialista para la realización de un estudio de
la reserva ovárica: se solicitará una analítica hormonal [FSH (hormona
folículo estimulante), estradiol basal y la Hormona Antimulleriana] y una
ecografía ginecológica para el recuento folículos antrales.
Pero actualmente es imposible predecir cómo se comportará su fertilidad
después del tratamiento 23.
Documento de Consenso Cáncer de Mama y Fertilidad. Sociedad Española de Senología
y Patología Mamaria. SEGO y SEF. 2009.
21
DONNEZ, J.&DOLSMANS, M-M. Fertility preservation in women. Nat. Rev. Endocrinol
2013 Dec;9(12):735-49.
22
LOREN, A. W. et al., Fertility preservation for patients with cancer: American Society of
clinical oncology clinical practice guideline update. J Clin. Oncol. 2013 Jul 1; 31(19):2500-10.
23
27
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Existen varias estrategias de preservación 24:
2.2.1 Actitud Expectante
Se puede no hacer nada, pero dada la efectividad de estas estrategias no
es la opción más recomendable.
2.2.2 Protección médica gonadal
La supresión hormonal con análogos tiene una eficacia controvertida.
Debe administrarse antes y durante toda la quimioterapia.
2.2.3 Trasposición ovárica
Consiste en fijar los ovarios, mediante laparoscopia, fuera del campo teórico
de radiación, para evitar la exposición a la radioterapia pélvica. Está
indicado en mujeres menores de 40 años y en cánceres cervicales en fases
iniciales. Tiene la ventaja de que se podría aprovechar para criopreservar
tejido ovárico. Consigue ser eficaz en el 90% de las pacientes 25.
2.2.4 Criopreservación de corteza/tejido ovárico
Consiste en la extracción y congelación de ovario, entero o su corteza con
el objetivo de reimplantarlo, una vez superada la enfermedad. Es la
técnica de elección cuando se precisa un tratamiento inmediato y cuando
la estimulación está desaconsejada.
Es la técnica de elección en la infancia aunque no existe consenso en cuál
es el límite de edad inferior. Sí que hay más acuerdo en cuanto al límite
superior: 35 años.
¿Qué pasos hay que seguir en este caso? Primero se obtiene el tejido
mediante laparoscopia, resecando toda la corteza o el ovario, se
criopreserva y cuando se vaya a utilizar se descongelará e implantará a la
paciente en su sitio, o fuera de él (se han publicado en varias localizaciones
como la pelvis, antebrazo, ligamento ancho, etc.)
LOBO, RA. Potential options for preservation of fertility in women. N Engl J Med 2005 Jul
7; 353(1): 64-73.
24
BARAHMEH, S. et al. Ovarian transposition before pelvic irradiation: indications and
functional outcome. J Obstet Gynaecol Res. 2013 nov; 39(11): 1533-7.
25
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¿Cuánto tiempo tarda en restaurar la función ovárica? Se ha publicado
que puede tardar en recuperarla entre 16-26 semanas 26.
En la siguiente tabla se resumen las ventajas y desventajas de esta técnica.
VENTAJAS
DESVENTAJAS
No precisa estimulación
Requiere de la realización de
una laparoscopia
Puede realizarse prepúberes/sin
pareja
Poca experiencia
Puede recuperar función ovárica
Posible reintroducción células
tumorales
Permite gestación espontánea
Tabla 1. Ventajas y desventajas de la preservación del tejido ovárico
La duración de la función del implante se sitúa en las publicaciones entre
9 meses y 7 años o aquellas que siguen funcionando.
Por otro lado, la conducta tras la reimplantación del tejido puede ser
expectante o activa, es decir, iniciar una estimulación ovárica, ante el
riesgo de que la funcionalidad del implante sea corta.
Hasta el momento se han publicado 30 nacimientos. Por eso por ahora se
considera una técnica sólo experimental aunque han recuperado la
función ovárica el 93% de las pacientes reimplantadas27.
2.2.5 Criopreservación de embriones
Es la técnica más consolidada ya que la primera gestación tuvo lugar en
1983: y ya se han publicado más 200.000 nacimientos tras esta técnica28.
Los resultados obstétricos son similares en fresco en pacientes no
oncológicas, pues parece que la respuesta de las pacientes oncológicas a
la estimulación es menor.
MEIROW, D. et al. Ovarian tissue cryopreservation and transplantation: a realistic,
effective technology for fertility preservation. Methods Mol Biol 2014; 1154: 455-73.
26
27
DONNEZ, J. et al. Restoration of ovarian activity and pregnancy after transplantation of
cryopreserved ovarian tissue: a review of 60 cases of reimplantation. Fertil Steril 2013 May;
99(6): 1503-13.
OKTAY, K. et al. Efficiency of oocyte cryopresservation: a meta-analysis. Fertil Steril 2006
Jul;86(1): 70-80.
28
29
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En todo caso puede no ser posible su utilización por distintas razones
pues se precisa tener pareja en el momento del diagnóstico o utilizar una
muestra de donante. Además requiere tiempo y la realización de una
estimulación ovárica controlada mediante la administración de hormonas.
Por otro lado no preserva la función ovárica. En cambio, no precisa
laparoscopia, pero sí punción folicular.
Los resultados del uso de esta técnica dependen de la edad de la paciente
(tasa éxito 31% en menores 35 años vs tasa 19% en 41 años), del número
de embriones criopreservados y de su calidad.
Pero ¿cuántos embriones necesitamos para “asegurarnos la gestación”?.
Se considera que se deben generar unos 15 zigotos para tener un 80% de
posibilidades de gestación.
2.2.6 Criopreservación de ovocitos
Consiste en la obtención de ovocitos maduros tras una estimulación
ovárica controlada, para su congelación y posterior fertilización en
laboratorio. Inicialmente planteó dificultades para su congelación. La
primera gestación tuvo lugar en 1999. Tiene similares tasas de gestación
y de recién nacido vivo que embriones congelados y no hay descrita más
tasa de aborto ni de malformaciones 29.
Se estima que se precisan unos 20 ovocitos para tener un 80% de
posibilidades de gestación. Por cada ciclo de estimulación se obtiene una
media de 10 ovocitos. Pero la respuesta es menor en pacientes con
enfermedades malignas. Ha de tenerse en cuenta en todo caso que puede
demorar unos 15 días el comienzo de la quimioterapia. Para evitar los
niveles suprafisiológicos de estrógenos obtenidos con las pautas
habituales de estimulación, especialmente en pacientes con receptores
de estrógenos positivos, se utilizan fármacos (inhibidores de la aromatasa)
para minimizar esa elevación hormonal. La posibilidad de embarazo por
ovocito descongelado es de un 4-6% 30.
Pero esta técnica también presenta desventajas, porque precisa de
estimulación ovárica y de la realización de una punción folicular y además
NOYES, N. et al. Over 900 oocyte cryopreservation babies born with no apparent increase
in congenital anomalies. Reprod Biomed Online 2009 Jun; 18(6): 769-76.
29
NOYES, N. et al. Oocyte cryopreservation as a fertility preservation measure for cancer
patients. Reprod Biomed Online. 2011 Sep; 23(3): 323-33.
30
30
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no hay grandes series de recién nacidos publicadas hasta momento. No
obstante presenta igualmente ventajas: como que no precisa pareja en el
momento de la estimulación, ni requiere de donante de semen . No genera
problemas éticos como sí se pudieran ocasionar cuando lo que se
congelan son ovocitos. No existe riesgo de metástasis ya que no
reintroducimos tejido ni requiere realizar una laparoscopia como cuando
reintroducimos el tejido ovárico criopreservado.
2.2.7 La ovodonación
La ovodonación, que consiste en la utilización de los gametos de otra
paciente, es otra alternativa a tener en cuenta con las connotaciones
éticas que conlleva. Pero es difícil aplicarlo en la Sanidad Pública.
2.2.8 Estrategias de futuro
En un futuro sería ideal poder calcular qué paciente quedará estéril y cuál
no. También se podrían combinar técnicas: criopreservación tejido ovárico
y posterior maduración in vitro de folículos primordiales. Se habla de la
posibilidad de crear un ovario artificial o de la utilización de células madre.
También se está investigando con quimioterapia no gonadotóxica y con la
utilización de fármacos que prevengan de la pérdida folicular, etc.
2.3Conclusiones
Como conclusión podríamos decir que existen muchas pacientes con
cáncer y que tienen riesgo de fallo ovárico a consecuencia del tratamiento.
Este hecho debería ser discutido con las pacientes antes de iniciar la
quimioterapia y ofrecerles la posibilidad, en pacientes seleccionadas, de
preservar su fertilidad ante la alta tasa de curación.
La técnica de primera elección en estas pacientes debería ser la
vitrificación ovocitaria y la criopreservación de tejido ovárico en prepúberes.
3.
FERTILIDAD SOCIAL
3.1 Definición
¿Pero qué es eso de la fertilidad social? Realmente no se sabe bien a qué
se refiere exactamente este término. De forma que lo que les voy a
exponer es cuál es en la actualidad la situación de la sociedad reproductiva.
31
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Lo que está claro es que se está produciendo en la sociedad un retraso en
la maternidad. Según la última publicación de este año del INE la edad en
la que la mujer tiene su primer hijo es a los 31.6 años. El número medio de
hijos es de 1,32. Los motivos que justifican tales tasas son de origen
diverso:
‒ Laborales: la mujer ha entrado en el mercado laboral y busca también
su status en el mismo.
‒ Estabilidad económica: se espera a tener cierta seguridad económica
para la llegada de un hijo.
‒ Existe el pensamiento de que se puede postponer con tranquilidad la
maternidad y por ello cada vez son más las mujeres que buscan
preservar su fertilidad.
La edad límite para catalogar a una mujer de primípara añosa ¿cuál es?:
No existe una definición universal de “edad materna avanzada” o “mujer
añosa”. Hace unos años se situaba en los 35 años pero quizá ahora
estemos hablando de más de los 40 años. Por poner un ejemplo curioso,
la mujer que con mayor edad ha concebido de forma natural ha sido con
57 años y mediante técnicas de reproducción asistida con 70 años.
Por otra parte, ¿por qué desciende la fertilidad en las mujeres conforme
avanza la edad? 31. Porque tienen peor reserva ovárica, lo que se traduce
en unos menores niveles de hormona antimulleriana y un menor recuento
de folículos antrales ecográficamente. Además empeora la calidad
ovocitaria: por lo que aumenta la tasa de aneuploidías en los embriones
de estas mujeres y por lo tanto se incrementa la tasa de abortos. Y ya
durante la gestación también hay más complicaciones como diabetes
gestacional, hipertensión y alteraciones obstétricas como parto pretérmino,
distocias de parto, tasa de cesárea, hemorragias postparto, etc.
3.2 Modelos de familia
Además existen otros modelos de familia en la sociedad actual que
pueden buscar ayuda en la reproducción asistida. Así existen: Las
formadas por parejas heterosexuales, o las segundas parejas en las que
alguno puede tener realizada una vasectomía o ligadura tubárica o todavía
O. ARMIJO. Embarazo en mujer añosa. Capítulo 141. Casos clínicos de Reproducción
Asistida. Ed. Panamericana. 2014. pp. 459-461. ISBN 978-84-9835-817-9.
31
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tenga embriones criopreservados. También hay parejas homosexuales:
tanto femeninas como masculinas.
Las masculinas deben recurrir a la “subrogación uterina o vientre de
alquiler”, cada día más demandado y que en nuestro país es ilegal.
Las parejas homosexuales femeninas podrán optar a varias opciones
disponibles: la inseminación con semen de donante, la fecundación in
vitro con semen de donante, también en ocasiones cuando la reserva
ovárica de ambos miembros está muy afectada se opta por la adopción de
embriones o la doble donación, es decir, reciben óvulos y semen de
donante. Además existe una técnica que se denomina “ROPA” o recepción
de óvulos de la pareja, es decir, una pone los óvulos y otra recibe el
embrión fecundado con semen de donante. Es por tanto, un tipo de
tratamiento que permite que ambas mujeres de la pareja jueguen un papel
activo en la consecución del embarazo.
En cuanto a las mujeres solas tendrán que recurrir a ciclos con donantes
de semen o donación de embriones. Las mujeres viudas podrán utilizar
los embriones criopreservados propios, dentro de los 12 primeros meses
al fallecimiento del cónyuge.
3.3 Motivos de preservación de la fertilidad
Otra cuestión que se plantea cada vez con más frecuencia en la medicina
reproductiva es la preservación de la fertilidad. Existen múltiples motivos
por los que alguien decide preservar su fertilidad: por la presencia de
patología maligna pero también por patología no maligna: y que vaya a
poder disminuir su reserva ovárica, como puede ser en el caso de una
endometriosis severa: por su gran crecimiento o cirugías agresivas.
También se plantea en las pacientes portadoras de mutación BRCA: por
la cirugía profiláctica para evitar la aparición de un cáncer. En los casos de
riesgo prematuro de fallo ovárico precoz (por los antecedentes familiares,
síndrome de Turner, en casos de patología benigna que precise la
administración de quimioterapia; artritis, lupus, etc., o bien por motivos o
razones sociales.
Cada vez hay más mujeres que por su edad, deciden criopreservarse
ovocitos, ya sea porque todavía no han encontrado con quién ser madre y
deciden alcanzada una determinada edad congelar sus ovocitos o bien
porque posponen su maternidad por motivos sociales o económicos:
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buscando la estabilidad o el labrarse una carrera profesional, deciden
postergar su maternidad.
Y para ello se podrán vitrificar embriones, ovocitos (que es lo más
recomendable para evitar conflictos posteriores) y semen en el caso del
varón, aunque la edad en la que declina la fertilidad del varón es más
tardía y no está claramente definida, se habla que en torno a los 45-50
años comienza a declinar la fertilidad en el varón.
Por tanto la preservación fertilidad sin indicación médica ¿En qué
consiste? Es una técnica destinada a conservar gametos femeninos (que
es lo más frecuente) con fines reproductivos, para lo cual deben ser
extraídos del ovario y criopreservados. Estaría indicada en mujeres con
deseo de posponer su proyecto reproductivo sin indicación médica.
Se aconseja cuando todavía existe una adecuada reserva ovocitaria,
antes de los 35-38 años es lo más recomendable. Podría ser necesaria la
realización de varias estimulaciones ováricas para obtener un número de
ovocitos adecuado para “asegurarse” el éxito posterior.
3.4 Subrogación uterina
Con respecto a la subrogación uterina de la que hemos hablado al indicar
que es una forma de ser padres, cada vez más demandada en el colectivo
gay, hay que indicar que no es legal en muchos países. Se debe firmar un
contrato, y es muy caro. Además no es admitida en el mundo islámico,
donde no está aprobado por las autoridades ni éticas ni religiosas.
3.5 Trasplante uterino 32
En la sociedad reproductiva cada vez se está hablando más de esta
técnica novedosa. Está indicado en el factor uterino absoluto: considerado
la última frontera a conquistar en la investigación de la esterilidad. Está en
fase experimental.
El primer trasplante se realizó en el año 2000 y en 2014 se ha tenido
conocimiento del primer nacimiento en Suecia de un niño tras transplante
uterino. Pero esta técnica que debería ser objeto de regulación,
actualmente es un procedimiento que no está aprobado para su aplicación
DEL PRIORE et al., Maturitas. Promise of uterine transplant-Myth or a reality? 2014
Jan;77(1):20-3.
32
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Año LXIX. BMJ núm. 2179. Junio 2015 - ISSN: 1989-4767 - www.mjusticia.es/bmj
Nuevas aplicaciones de las técnicas de reproducción asistida...
clínica en España. Por otra parte se plantea otro inconveniente y es que la
paciente precisa inmunosupresión durante la gestación.
3.6 Modelo “familia con deseo gestación múltiple”
Cambiando de tercio… en nuestra sociedad reproductiva cada vez hay
más parejas que de forma voluntaria buscan el llamado modelo de “familia
con deseo gestación múltiple”. Es decir, que ya que se someten a un ciclo
de FIV, “pues mucho mejor si es de gemelos”, que “así me lo quito de
encima de un solo embarazo”. Pero esto es un error.
Hay más complicaciones durante el embarazo y período neonatal: aborto,
preeclampsia, prematuridad y necesidad de cuidados neonatales y
postnatales: con el gasto que eso supone y las posibles secuelas en el
desarrollo futuro de esos niños.
Y por tanto en parejas de buen pronóstico, jóvenes, se debe optar por la
transferencia selectiva de un embrión.
35
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Onica Armijo Suárez
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Onica Armijo Suárez
ÍNDICE CRONOLÓGICO DE REFERENCIAS NORMATIVAS
‒ Ley 42/1988, de Donación y Utilización de embriones y fetos humanos
o de sus células, tejidos u órganos. Boletín Oficial del Estado, 31 de
diciembre de 1988, núm. 314, pp. 36766-36767.
‒ Real Decreto 412/1996, por el que se establecen los protocolos
obligatorios de estudio de los donantes y usuarios relacionados con
las técnicas de reproducción asistida y se regula la creación y
organización del Registro Nacional de Donantes de Gametos y
Preembriones con fines de Reproducción Humana de 1 de marzo
núm.72, pp.11253-11256.
‒ Real Decreto n.º 413/1996, del 1 de marzo, por el que se establecen
los requisitos técnicos y funcionales precisos para la autorización y
homologación de los centros y servicios sanitarios relacionados con
las técnicas de reproducción humana asistida. núm. 72, pp.1125611260.
‒ Instrumento de Ratificación del Convenio para la protección de los
derechos humanos y la dignidad del ser humano con respecto a las
aplicaciones de la Biología y la Medicina (Convenio relativo a los
derechos humanos y la biomedicina), hecho en Oviedo el 4 de abril de
1997. BOE núm. 251, de 20 de octubre de 1999, pp. 36825-36830.
‒ Ley 45/2003, por la que se modifica la Ley 35/1988, sobre Técnicas de
Reproducción Asistida. Boletín Oficial del Estado, 22 de noviembre de
2003, núm. 280, páginas 41458 a 41463.
‒ Ley 14/2006, sobre técnicas de reproducción humana asistida. Boletín
Oficial del Estado, 26 de mayo de 2006, núm. 126, pp.1-18.
‒ Ley 14/2007, de 3 de julio, de Investigación biomédica . BOE núm.159,
de 4 de julio de 2007, páginas 28826 a 28848. ‒ Orden SSI/2065/2014, de 31 de octubre, por la que se modifican los
anexos I, II y III del Real Decreto 1030/2006, de 15 de septiembre, por
el que se establece la cartera de servicios comunes del Sistema
Nacional de Salud y el procedimiento para su actualización. Boletín
Oficial del Estado, 6 de noviembre de 2014, núm. 269, pp. 9136991382.
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Año LXIX. BMJ núm. 2179. Junio 2015 - ISSN: 1989-4767 - www.mjusticia.es/bmj
¿Es permisible tener un hijo
para curar a otro? *
PABLO DE LORA
Profesor Titular de Filosofía del Derecho
Universidad Autónoma de Madrid
Resumen
El diagnóstico genético preimplantacional, junto con la determinación del
tipaje HLA, es una técnica empleada para generar un individuo que pueda,
mediante el uso de las células madre del cordón umbilical, o eventualmente
de la médula ósea, ayudar a curar a otro. En este trabajo se analiza el
mayor reparo ético que se ha esgrimido frente a esta práctica, la
instrumentalización de la procreación, y se defiende bajo qué condiciones
dicha objeción no es concluyente.
Abstract
Preimplantational genetic diagnosis along with HLA-typing is a technique
employed in order to create an individual who might help his or her sibling
to overcome a genetic illness by means of a stem-cells’ transfusion. In this
paper I assess what I deem as the most robust objection against the
procedure –that it constitutes a form of hideous instrumentalization of
procreation– and I argue that under certain conditions the objection is not
conclusive.
Las ideas desarrolladas en este trabajo fueron incitadas por la amable invitación cursada
por Pilar Benavente y Esther Farnós para participar en el Curso de Verano de la Universidad
Autónoma de Madrid “Treinta años de reproducción humana asistida en España: una mirada
interdisciplinaria a un fenómeno global y actual”, celebrado los días 3 a 5 de septiembre de
2014. Agradezco a las anfitrionas, así como al público que asistió a la charla, sus comentarios
pues me han servido para pensar mejor sobre los temas que elaboro en este ensayo.
*
39
Fecha de recepción: 10-03-2015. Fecha de aceptación: 09-04-2015
Pablo de Lora
Palabras clave
Diagnóstico Genético Preimplantacional, embriones, menores, mejores
intereses, donación de órganos y tejidos, problema de la no-identidad.
Key words
Preimplantation Genetic Diagnosis, Embryos, Minors, Best Interests.,
Organ And Tissue Donation, Non-Identity Problem.
Sumario
1. Introducción: una historia personal.
2. Los «bebés-medicamento»: un breve recorrido sobre su regulación.
3. Las cuestiones éticas suscitadas.
3.1 El argumento basado en el sacrificio de embriones.
3.2 El argumento de la pendiente resbaladiza.
3.3 El argumento de la instrumentalización de la procreación.
4. Principio de no-identidad y «bebés-medicamento».
5. A modo de recapitulación.
6. Bibliografía.
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¿Es permisible tener un hijo para curar a otro?
1.
INTRODUCCIÓN: UNA HISTORIA PERSONAL
A finales del año 2003, fui invitado a participar en una sesión del Comité
de Ética de la Asistencia Sanitaria del Hospital de la Princesa en Madrid.
Se trataba de responder al requerimiento hecho por el Dr. D. José María
López-Terradas Covisa, Presidente del Comité Promotor de Ética de la
Asistencia Sanitaria del Hospital Niño Jesús de Madrid, de disolver las
dudas éticas que suscitaba el posible tratamiento a un paciente infantil
en su hospital. El paciente en cuestión padecía una rara enfermedad –la
adrenoleucodistrofia, una enfermedad hereditaria que impide al individuo
metabolizar ciertas grasas lo cual genera una desmielinización con la
correspondiente degeneración neuromotora– y lo que se planteaba era
realizar un trasplante de células hematopoyéticas de un familiar
histocompatible. De acuerdo con el Dr. Madero, jefe del servicio de
Oncología y Trasplante Hematopoyético del Hospital Infantil Universitario
Niño Jesús, la probabilidad de supervivencia del paciente sería de
alrededor del 60%. Faltaba el familiar-donante, y lo que los padres del
niño enfermo se proponían hacer era someterse a una fecundación in
vitro (FIV) con posterior implantación de él o los embriones, que, libres
de la enfermedad, fueran además histocompatibles con el que sería su
hermano. Llevado a término el embarazo, se usarían las células
hematopoyéticas del cordón umbilical para curarlo.
Con la normativa entonces vigente (fundamentalmente la Ley 35/1988 y
la Ley 42/1988) había dudas sobre la licitud jurídica del procedimiento 1,
pero la cuestión suscitada era fundamentalmente de naturaleza moral. Y
lo era especialmente porque, de acuerdo con lo que se informó al
Comité, en la Fundación Jiménez Díaz, donde se realizaría la FIV y
ATIENZA, Manuel (2008, p. 6) ha sostenido que la legislación no proporcionaba amparo
al DGP con análisis de la histocompatibilidad, pero yo sin embargo estimaba, y estimo, que
sí cabía hacerlo. La razón principal es que tanto la Ley 35/1988, de Técnicas de Reproducción
Humana Asistida como la Ley 42/1988, de Donación y Uilización de Embriones y Fetos
Humanos o de sus Células, Tejidos u Órganos, permitían el diagnóstico genético prenatal
para desaconsejar la transferencia para procrear (en cumplimiento, así, de lo previsto en
los artículos 12.1 de la Ley 35/1988 y 8.2 de la Ley 42/1988) o la selección de sexo por
razones terapéuticas (arts. 20.2.n de la Ley 35/1988 y 8.2.c de la Ley 42/1988). No había (ni
hay) obligación ninguna de implantar ninguno de los embriones obtenidos (art. 2.4 de la
Ley 35/1988), y entonces, como ahora, la legislación española en materia de aborto incluía
una indicación embriopática de acuerdo con la cual a la mujer le estaba permitida la
interrupción voluntaria del embarazo cuando se presuma que el feto habrá de nacer con
graves taras físicas o psíquicas. Dado ese elenco de posibles intervenciones sobre el embrión
que llegan hasta el punto de poder eliminarlo, ¿cómo no iba a estar permitido determinar el
antígeno leucocitario humano que posee?
1
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Pablo de Lora
posterior diagnóstico preimplantacional (DGP), preguntada la madre del
paciente si se implantaría uno de los embriones obtenidos caso de que no
fuera histocompatible, la respuesta fue inicialmente negativa. ¿No
revelaría ello una instrumentalización moralmente injustificable del ser
humano que se pretende crear?
En este trabajo me propongo, fundamentalmente, responder a esa
pregunta. Para ello estructuro el ensayo del siguiente modo. En primer
lugar expondré brevemente la historia del desarrollo de esta técnica,
deteniéndome especialmente en los hitos regulativos y jurisprudenciales
que la han jalonado, fundamentalmente el Reino Unido y los Estados
Unidos. Seguidamente analizaré las tres grandes objeciones que se han
esgrimido frente a su uso, la desprotección del embrión, el argumento de
la pendiente resbaladiza –que en este ámbito en particular da lugar a
diferentes pendientes– y la instrumentalización de la reproducción. Será
sobre este último argumento sobre el que me detendré especialmente, lo
cual me obligará a examinar una cuestión filosófica muy relevante y
directamente conectada con dicho razonamiento: el conocido como
«problema de la no-identidad». Al final del ensayo esbozaré algunas
conclusiones.
2.LOS «BEBÉS-MEDICAMENTO»: UN BREVE RECORRIDO
SOBRE SU REGULACIÓN
La técnica conocida vulgarmente como del «bebé-medicamento» (savior
sibling en la literatura anglosajona 2) fue empleada por primera vez en el
año 2000 por el equipo del Doctor Verlinsky, del Instituto de Genética
Reproductiva de Chicago en colaboración con el Centro de Medicina
Reproductiva de Denver, para procurar un donante compatible con el que
tratar la anemia de Fanconi padecida por la niña Molly Nash, nacida en
1994 (Verlinsky y Rechitsky, 2001). El uso de lo que hoy conocemos como
DGP estaba documentado desde 1990 (Handyside et. al., 1990) 3 pero
nunca antes se había utilizado tal procedimiento en combinación con el
2
GOODWIN (2007, p. 358) utiliza la expresión «reproducción altruista».
El equipo de Handyside logró con ello el nacimiento de una mujer libre de fibrosis
quística. El DGP consiste básicamente en la biopsia realizada en un embrión previa a su
implantación en el útero. El modo de realizar la biopsia difiere, haciendo con ello más o
menos controvertido el procedimiento. Así, la biopsia de cuerpo polar previa a la fecundación
no afecta al futuro desarrollo del embrión, si bien no permite detectar las anomalías que
puedan sucederse tras la fecundación, ni las que derivan del padre. Para ello se necesita
realizar una biopsia de blastómero extrayendo una o dos células en el día 3 o 5 del desarrollo
embrionario aumentando con ello el riesgo de daño en el embrión o en su evolución.
3
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¿Es permisible tener un hijo para curar a otro?
tipaje HLA como una alternativa terapéutica o salvadora de otro individuo 4.
Adam Nash nació en el año 2000 e inmediatamente después un equipo
de la Universidad de Minnesota trasplantó las células del cordón umbilical
a su hermana, que, a día de hoy, vive libre de la amenaza del trastorno
con el que nació 5.
Por esas mismas fechas, una familia británica, los Hashmi, se afanaban
en encontrar un donante compatible para tratar la betatalasemia que
padecía su hijo Zain. A la vista de su imposibilidad para encontrarlo se
propusieron hacer lo mismo que los Nash en Estados Unidos6. En el Reino
Unido, a diferencia de los Estados Unidos, una agencia gubernamental, la
Human Fertilisation and Embryology Authority (HFEA) tiene la competencia
de autorizar la realización del DGP. En 2001, y tras un proceso de consulta
pública, la HFEA había establecido que el DGP, junto con la determinación
de la histocompatibilidad, solo cabía realizarse cuando había un riesgo
significativo de que el embrión fuera a padecer una anomalía genética
seria por ser los padres portadores del gen que la produce7. Bajo esas
condiciones, e insistiendo en que su decisión siempre sería caso por caso,
la HFEA concedió la autorización al centro de reproducción donde la
familia Hashmi llevaría a cabo el procedimiento. Ello provocó una intensa
batalla judicial, iniciada por diversos grupos británicos «pro-vida», que se
saldó finalmente en 2005 con una decisión de la House of Lords a favor
de la HFEA 8.
Poco después de haber concedido autorización a los Hashmi, y en
aplicación de las directrices descritas, la HFEA denegó la solicitud a
Michelle y Jayson Whitaker, padres de Charlie, que sufría el raro trastorno
4
Sobre los detalles del procedimiento véase GITTER (2006, pp. 975-979).
Un testimonio familiar de primera mano puede verse en https://www.youtube.com/
watch?v=xkT0CzcaXmo (última visita el 27 de febrero de 2015) y la muy documentada y
conmovedora historia del caso en Belkin (2001).
5
Los Hashmi habían intentado procrear un hermano compatible por medios «naturales».
En el primero de los intentos, el diagnóstico prenatal confirmó que el feto también padecía la
beta talasemia con lo que la señora Hashmi interrumpió el embarazo. En el segundo intento
nació un hijo sano pero incompatible (Gitter, 2006, pp. 991-992).
6
Además, el propósito debía ser solo el de obtener sangre del cordón umbilical –no otros
tejidos u órganos– con el que trasplantar al hermano y no así a los padres; véase Gitter
(2006, pp. 989-991).
7
Quintavalle v. HFEA [2005] UKHL 28. La decisión está disponible en
http://www.publications.parliament.uk/pa/ld200405/ldjudgmt/jd050428/quint-1.htm
(última visita el 27 de febrero de 2015). Todo el recorrido del pleito está exhaustivamente
narrado por Gitter (2006, pp. 993-1006) y Lisa CHERKASSKY (2015).
8
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Pablo de Lora
sanguíneo conocido como Anemia de Diamond-Blackfan. A diferencia del
caso de los Hashmi, la patología sufrida por Charlie era el resultado de
una mutación genética esporádica y no genéticamente heredada. Los
embriones que resultarían de la fertilización in vitro y que serían
eventualmente «diagnosticados» –con los consiguientes riesgos que ello
conlleva en su futuro desarrollo– no tenían un riesgo significativo de
padecer la enfermedad pues sus padres no eran portadores de mutación
genética alguna9. Esta solución de no autorizar la técnica paga, con todo,
el precio de incrementar el número de embriones que se habrán de
sacrificar en el proceso de encontrar al donante libre de enfermedad
cuando la patología es hereditaria, frente a supuestos, como el de los
Whittaker, en el que a pesar de que el propósito fundamental es más
claramente conseguir el hermano donante, y no un hijo libre de
enfermedad, serán probablemente muchos menos los embriones
descartables.
Un criterio semejante, –el de existir primariamente un propósito
reproductivo 10–, ha sido mantenido tanto por el Comité Nacional de Bioética
de Francia, que abordó la cuestión en el año 2002, como por el Comité
Internacional de Bioética de la Unesco11. El comité francés recomendaba,
La decisión suscitó una enorme controversia y muchas críticas (SHELDON y WILKINSON,
2005; GITTER, 2006, p. 1008). La familia Whitaker decidió acudir al Instituto de Chicago
donde se había llevado a cabo el tratamiento para Molly Nash, con el resultado exitoso del
nacimiento de Jamie, histocompatible con su hermano Charlie, y de quien se extrajeron
células del cordón umbilical y médula ósea con la que se curó a Charlie. Como resultado
de esas críticas la HFEA modificó en 2004 su criterio para permitir la técnica a familias
como los Whitaker siempre que se hayan agotado todas las alternativas terapéuticas y
las búsquedas de un donante vivo compatible. La HFEA ha procedido a una catalogación
de aquellas patologías respecto de las cuales autoriza el DGP, y, dentro de ese elenco,
para aquellas (10) para las que también se permite el DGP+tipaje (alpha talasemia,
anemia aplásica severa, beta talasemia, anemia diamond-blackfan, anemia de Fanconi,
síndrome de Wiscott-Aldrich, entre otras; véase http://guide.hfea.gov.uk/pgd/ (última
visita el 27 de febrero de 2015). Junto a ello, la autoridad británica también da cuenta
de aquellas patologías que, solicitadas por los centros de reproducción humana asistida
como susceptibles de ser diagnosticadas pre-implantacionalmente, están a la espera de
su consideración por el Licence Committee (véase http://www.HFEA.gov.uk/7177.html,
última visita el 27 de febrero de 2015). En el año 2009 se culminó finalmente en el Reino
Unido el primer DGP+tipaje HLA exitoso con el nacimiento de Baby Max de quien se han
trasplantado células a su hermano Megan Matthews aquejado de anemia de Fanconi;
véase p://www.bionews.org.uk/page_84574.asp (última visita el 27 de febrero de 2015).
9
Se trata de una suerte de aplicación de la muy conocida y discutida en otros ámbitos,
doctrina del «doble efecto».
10
En el parágrafo 69 del informe se afirma: “El DGP con el único propósito del tipaje HLA
y la selección de un embrión adecuado para la donación tras el nacimiento se considera
11
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¿Es permisible tener un hijo para curar a otro?
así, que el asesoramiento a los padres incluyera la información de que
ninguno de los embriones pudiera finalmente cumplir los requisitos
anhelados y de que, en todo caso, a estos habría de “asegurárseles un
destino reproductivo” (Abellán y Sánchez Caro, 2009, pp. 77-79). Otros
países, significadamente Italia, Irlanda, Austria, Suiza y Alemania hasta
muy recientemente, han sido absolutamente restrictivos de la técnica
pues, para empezar, han prohibido directamente el DGP 12. En Estados
Unidos, como en tantas otras materias relacionadas con la reproducción
humana asistida, la desregulación es prácticamente absoluta con el
resultado de que la realización de técnicas como la que vengo analizando
queda en manos de los pacientes y los profesionales sanitarios 13.
En España, el procedimiento se permitió expresamente con la reforma de la
Ley de Reproducción Humana Asistida en el año 2006 14 y su empleo está
sometido a la previa autorización de la “autoridad sanitaria correspondiente
previo informe favorable de la Comisión Nacional de Reproducción Humana
Asistida (CNRHA), que deberá evaluar las características clínicas,
terapéuticas y sociales de cada caso” (art. 12.2, de la Ley 14/2006 15).
éticamente incorrecto puesto que se instrumentaliza al embrión para beneficio de otros”
(traducción propia); Report of the IBC on Pre-implantation Genetic Diagnosis and Germline Intervention, 24 de abril de 2003, disponible en la siguiente dirección electrónica:
http://portal.unesco.org/shs/en/files/2397/10554294261ReportfinalPGD_en.pdf/
ReportfinalPGD_en.pdf (último acceso el 27 de febrero de 2015).
Véase SOINI, 2007, pp. 319-321 y WILLIAMS, 2011, pp. 1324-1325. La Ley de protección
del embrión de 1990 fue enmendada por el parlamento alemán en julio de 2011 para
permitir el DGP. La decisión traía causa del fallo del Tribunal Constitucional que en 2010
había admitido el recurso de un ginecólogo condenado por la práctica de un aborto ilegal
al haber realizado un DGP y no haber implantado los embriones que padecían la anomalía
genética (TUFFS, 2011, p. 343).
12
Este estado de cosas es descrito por algunos autores como el «salvaje Oeste»; véase, por
todos, WILLIAMS (2011).
13
En el año 2004 la Comisión Nacional de Reproducción Humana Asistida emitió un
informe en el que se mostraba favorable a la admisión de la práctica, fundamentalmente por
no estar demostrada la posibilidad de quebranto psicológico del menor creado para salvar;
véase ABELLÁN y SÁNCHEZ CARO, 2009, pp. 77-79.
14
Es interesante constatar que en el precepto se alude a la “determinación de los
antígenos de histocompatibilidad… con fines terapéuticos para terceros…”, mientras que en
la exposición de motivos de la Ley se alude a “familiares enfermos”. La cuestión no es baladí,
como revela el hecho de que en Holanda se trató a un individuo con leucemia con las células
del cordón umbilical proporcionadas por la hija (Devolder, 2005, p. 585).
Cuál sea la “autoridad sanitaria correspondiente” no queda determinado en la Ley y habrá
que asumir, de acuerdo con el actual reparto competencial, que recae en las CC. AA. Véase la
crítica perspectiva adoptada por Carlos LESMES en relación con este control (2006, p. 192).
15
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Pablo de Lora
El primer uso exitoso documentado fue el llevado a cabo por la Unidad de
Genética, Reproducción y Medicina Fetal del Hospital Virgen del Rocío de
Sevilla donde, en octubre de 2008, nació Javier cuyo hermano (Andrés)
padecía de betatalasemia y fue tratado con las células del cordón umbilical
del primero. Desde entonces se han dado tres casos más: dos niñas
gemelas que nacieron en 2011 en el IVI de Barcelona, siendo el objetivo el
tratamiento de la adrenoleucodistrofia que padecía un hermano, y otro
también del Virgen de Rocío de Sevilla, en 2012, para el tratamiento de
una aplasia medular severa 16. Desafortunadamente, la Comisión Nacional
de Reproducción Humana Asistida, así como el Comité de Bioética de
España, mantienen sobre esta materia –como sobre otras muchas– una
absoluta falta de transparencia y de información en cuanto a la actividad
desarrollada, datos y estadísticas. Así como en el Reino Unido, la HFEA
pone a disposición de cualquier investigador o ciudadano los criterios que
se siguen y cómo se van autorizando los procedimientos y las
enfermedades que pasan a engrosar la lista de las circunstancias que
permiten la realización de la técnica (vid., supra), en España reina la
opacidad más absoluta. Basta simplemente con echar un vistazo a la
información que proporciona la HFEA en su página web y contrastarla con
lo que proporcionan las webs de las comisiones españolas mencionadas.
3.
LAS CUESTIONES ÉTICAS SUSCITADAS
Manuel Atienza, que durante años fue precisamente miembro de la
Comisión Nacional de Reproducción Humana Asistida, ha señalado que
oponerse al uso del DGP con tipaje HLA con el propósito de curar a un
hermano ya nacido “… resulta, simplemente, irrazonable, por no decir
cruel y absurdo…” (2008, p. 6). A pesar de la rotundidad de su juicio, lo
cierto es, sin embargo, que la utilización de esta técnica suscita genuinos
dilemas éticos y que explorarlos resulta inexcusable17. A ello me dirijo a
continuación.
Me parece que las objeciones más poderosas esgrimidas frente al
procedimiento son esencialmente tres: el sacrificio de embriones, la
La información la proporciona NICOLÁS JOUVE DE LA BARREDA: “Los «bebés-medicamento».
Problemas técnicos y alternativa ética”, disponible en http://www.paginasdigital.es/v_portal/
informacion/informacionver.asp?cod=2767&te=20&idage=5323) y “Bebé medicamento”,
en la siguiente dirección electrónica: http://www.vidacord.es/experto/bebe-medicamento_
(última visita el 30 de agosto de 2014).
16
Una interesante revisión bibliográfica sobre el argumentario, a favor y en contra del
procedimiento, en revistas de bioética y biomedicina, es la que han hecho Pablo Arango
RESTREPO, et al. (Pedro José Sánchez Abad y Luis Miguel Pastor, 2012).
17
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¿Es permisible tener un hijo para curar a otro?
pendiente resbaladiza y la instrumentalización del hecho procreativo18.
Procederé a analizarlas en ese orden.
3.1 El argumento basado en el sacrificio de embriones
Quienes se oponen a la práctica denuncian, en primer lugar, el sacrificio
de los embriones –los que no tienen las características deseadas– que
supone. En puridad, con este argumento lo que se cuestiona es
directamente el DGP, más allá de que se realice o no la determinación de
la histocompatibilidad. Uno de los más caracterizados defensores de esta
posición, Jesús-María Silva Sánchez, ha afirmado que el DGP no es un
procedimiento ni diagnóstico ni terapéutico sino eugenésico y que el
deseo de tener hijos sanos no es un bien jurídico constitucional que pueda
triunfar sobre el bien jurídico de la vida embrionaria19. En lo que sigue no
me detendré en esta primera objeción, que nos obliga, en definitiva, a
entrar en la discusión acerca del estatuto moral del embrión humano, y
que, de resultar atendible, no solo impediría el DGP y el análisis de la
histocompatibilidad del embrión, sino, directamente, la decisión de no
implantar (y por supuesto la interrupción voluntaria del embarazo en
aplicación de la indicación embriopática).
3.2 El argumento de la pendiente resbaladiza
La segunda de las objeciones es una censura muy familiar en el ámbito de
la discusión bioética, tal vez la estrategia argumentativa estrella: la
pendiente resbaladiza. La idea es bien conocida: abierta la espita de la
posibilidad de seleccionar el embrión libre de una enfermedad grave, nos
encaminaremos irremisiblemente a permitir la selección de características
que ya no son la ausencia de determinada patología –ni siquiera su
probabilidad, más o menos alta, de ser padecida– sino aspectos triviales
del ser humano como determinados rasgos físicos, aptitudes, capacidades
o tendencias de carácter 20.
No niego que haya otras, significadamente la elevación del nivel de riesgos para la madre
gestante, pero me parece que su mordiente es mucho menor en la medida en que se trata
de riesgos consentidos que admitimos rutinariamente en embarazos «convencionales».
18
2004, pp. 140-142, 148, 150-151. En la misma línea Collazo Chao (2010, p. 236) y Díaz de
Terán Velasco (2004, pp. 32-40). En ese sentido, el DGP no “beneficia” al niño o niña que nace
libre de una enfermedad haciendo que deje de padecerla, pues no padecerla es, en realidad,
“ser otro”; véase Overall, 2012 e infra la discusión sobre el «principio de no-identidad».
19
A día de hoy la gran mayoría de esas características no son determinables en el embrión,
pero, de acuerdo con el argumento, si fueran a poder ser identificadas se tendrá que permitir
20
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Pablo de Lora
Resulta interesante señalar que en el contexto de la discusión sobre la
reproducción para la salvación de otro, la pendiente resbaladiza se
esgrime también en otro sentido distinto al que acabo de mencionar:
además de que permitiremos bebés-salvadores para tratar patologías
menos graves, ocurrirá que, una vez que hemos creado al bebé-salvador,
la instrumentalización de la procreación salvadora será incesante: no
habrá freno a las intervenciones corporales que sirvan para la curación
del hermano. Habremos autorizado inicialmente el procedimiento con
vistas a la realización de un trasplante –el de células del cordón
umbilical 21– pero eventualmente, y, ante el fracaso de dicho trasplante,
necesitaremos obtener médula ósea e incluso la extracción de un
órgano 22.
De otra parte, la instrumentalización odiosa podría también adelantarse,
es decir, practicarse en estadios más tempranos del desarrollo del
individuo, pues si el objetivo que anida tras la fecundación in vitro con
diagnóstico preimplantacional es exclusivamente disponer de progenitores
hematopoyéticos compatibles: ¿para qué esperar al nacimiento si pudiera
procederse a la obtención de las células, tejidos u órganos que se precisen
en la fase fetal y provocar subsiguientemente un aborto 23?
tal selección y discriminación embrionaria una vez que hemos empezado a rodar por la
pendiente del principio de no-identidad «bebé-medicamento».
Es cierto que la extracción de esas células del cordón umbilical –normalmente
desechado– apenas sí tiene consecuencias físicas para el que nacerá. Así y todo, el
procedimiento aumenta significativamente algunos riesgos para el que se espera sea
donante: en primer lugar la transferencia múltiple de embriones aumenta el riesgo de
embarazo múltiple, la prematuridad, etc. En segundo lugar, por mor de la obtención del
mayor volumen y calidad de la sangre se prolongan los esfuerzos para lograr un parto
vaginal con el consiguiente incremento de riesgo de sufrimiento fetal (así CHERKASSKY,
2015). De hecho así ocurrió en el caso del parto de Adam Nash que se prolongó más de
52 horas aunque finalmente el nacimiento se produjo por cesárea (véase BELKIN, 2001).
El cordón umbilical se “clampa” inmediatamente y se realizan otras maniobras durante el
parto con las que incrementar el volumen de sangre placentaria (GITTER, 2006, p. 1022,
nota 269; WILLIAMS, 2011, pp. 1317-1318). Para la madre todo ello comporta igualmente
riesgos y daños pero son justificados éticamente en la medida en que sean consentidos de
manera informada.
21
En esta escalada reside la fuerza normativa de la novela del autor Jodi Picoult
(My Sister’s Keeper, 2004) que tanta difusión ha dado al procedimiento. El subsiguiente giro
de tuerca en la instrumentalización es la creación de «clones» que sirven como repositorio
de órganos para el clonado. Este es el argumento de la, también aclamada, novela de Kazuo
Ishiguro: Never let me go (2005).
22
El escenario es, solo hasta cierto punto, de ciencia ficción. En el caso de los Nash, y tal
y como relata BELKIN (2001), dada la premura por trasplantar a la hermana enferma, los
médicos se llegaron a plantear abortar a Adam, cuando la gestación se encontraba ya muy
23
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¿Es permisible tener un hijo para curar a otro?
Es necesario recordar, en primer lugar, que el argumento de la pendiente
resbaladiza tiene una versión lógica y otra de carácter empírico. No
estamos ante el primer supuesto en este ámbito, es decir, quienes
esgrimen el argumento no están apelando a una consecuencia lógica
necesaria resultado de haber asumido determinadas premisas. Uno
puede, sin tacha de haber cometido falacia alguna, defender la posibilidad
de crear un hermano salvador para utilizar las células madre del cordón
umbilical y al tiempo considerar impermisible tanto el uso de esa técnica
para tratar patologías menores, cuanto las ulteriores intervenciones
corporales que resultaran mucho más invasivas para el menor. Lo veremos
con mayor detenimiento en el epígrafe 4.
En realidad, la pendiente resbaladiza se esgrime contra la técnica del
DGP+HLA como una conjetura sobre la ocurrencia de determinados
hechos. Es, por tanto, una predicción que, como cualquier otra predicción
con pretensiones de plausibilidad, habrá de estar apoyada en alguna
relación de causalidad, o en tendencias probabilísticas, que permitan
tenerla por algo más que por una mera especulación. Y la realidad es que,
al menos en la literatura especializada sobre esta materia, tales sustentos
no se ofrecen. Las instrumentalizaciones que presagian quienes enarbolan
la pendiente resbaladiza no son consustanciales a la FIV y posterior DGP,
y, obviamente, no resultan jurídicamente «inevitables». Algunas de esas
posibilidades están, de hecho, ya bloqueadas por las normas jurídicas
vigentes o por las interpretaciones jurisprudenciales dominantes, o, al
menos, están fuertemente limitadas.
En efecto, la legislación española, por ejemplo, impide expresamente en el
artículo 8.1.a) del Real Decreto 1723/2012, de 28 de diciembre, la donación
de órganos de vivo por parte de menores24. En cuanto a la médula ósea, en
España su extracción en menores estaba expresamente autorizada en el
artículo 7.2 del Real Decreto 411/1996, donde se establecía que los
menores podían donar: “… para las situaciones en que exista relación
genética entre donante y receptor y siempre con previa autorización de sus
avanzada, y usar las células hepáticas fetales.
Pese a esa previsión categórica, en el año 2007, en un expediente de jurisdicción
voluntaria, la juez del Juzgado número 17 de Primera Instancia de Sevilla autorizó la realización
de un trasplante de segmento hepático de una madre menor de edad en favor de la hija. El
expediente para ello fue la aplicación analógica del procedimiento previsto en la esterilización
de incapaces, que ha de contar con la autorización judicial previa intervención del Ministerio
Fiscal y de peritos; véase el Auto de 18 de octubre de 2007 (número de recurso 984/2007).
24
49
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Pablo de Lora
padres o tutores” 25. Pues bien, este Decreto fue posteriormente derogado
por el Real Decreto 1301/2006, de 10 de noviembre, en cuyo artículo 7.1 se
dispone que: “No podrán obtenerse células y tejidos de personas menores
de edad o de personas que por deficiencias psíquicas, enfermedad mental,
incapacitación legal o cualquier otra causa, no puedan otorgar su
consentimiento, salvo cuando se trate de residuos quirúrgicos o de
progenitores hematopoyéticos u otros tejidos o grupos celulares
reproducibles cuya indicación terapéutica sea o pueda ser vital para el
receptor. En estos casos, el consentimiento será otorgado por quien ostente
la representación legal”. Este Real Decreto, sin embargo, ha sido
recientemente declarado nulo por insuficiencia de rango por el Tribunal
Supremo en Sentencia 2253/2014 de 30 de mayo 26. A la vista de esta
situación, y teniendo en cuenta el efecto anulatorio producido, el artículo
7.2, del Decreto de 1996 debe ser tenido como nuevamente aplicable 27. De
otro lado está en vigor el Convenio de Oviedo en cuyo artículo 20.2 se
dispone que: “De modo excepcional y en las condiciones de protección
previstas por la Ley, la extracción de tejidos regenerables de una persona
que no tenga capacidad para expresar su consentimiento podrá autorizarse
si se cumplen las condiciones siguientes:
i) Si no se dispone de un donante compatible capaz de prestar su
consentimiento.
ii) Si el receptor es hermano o hermana del donante.
iii) Si la donación es para preservar la vida del receptor.
iv) Si se ha dado específicamente y por escrito la autorización prevista en
los apartados 2 y 3 del artículo 6, según la ley y de acuerdo con la
autoridad competente” 28.
Además, señalaba el precepto, el menor debía ser oído de acuerdo con el artículo 9.1.
de la Ley Orgánica 1/1996 de Protección Jurídica del Menor.
25
La cuestión que suscitó el recurso no era esta sino la muy contestada regulación que
se hacía en el Decreto de los bancos privados de sangre de cordón umbilical. El Tribunal
Supremo considera en su sentencia que, en la medida en que el objeto de dicha normativa
afecta esencialmente al derecho a la protección de la salud, el instrumento normativo no
podía ser el Decreto sino la Ley.
26
El artículo 2.2 del Código Civil descarta el efecto llamado de «reviviscencia» de las
normas al establecer que: “Por la simple derogación de una Ley no recobran vigencia las que
esta hubiera derogado”. En este caso, sin embargo, no se ha producido una derogación sino
una anulación de la norma.
27
28
El alcance, con todo, de los preceptos es distinto si tenemos en cuenta los posibles
50
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¿Es permisible tener un hijo para curar a otro?
En Gran Bretaña, sin embargo, y a pesar de que la Human Tissue Act, de
2004, no autoriza expresamente la extracción de médula ósea (sí el
almacenamiento y uso) de menores, el common law sí parece amparar tal
posibilidad (Cherkassky, 2015). La idea, expresada en el caso Re G
(2010) es que los intereses del menor cuya médula va a ser extraída no
se circunscriben a sus mejores intereses médicos, sino que deben ser
tomados de una manera más “holística” para incluir los intereses ajenos,
los del hermano o hermana, pues su salvación va en su propio interés. En
las propias palabras del tribunal: “… el término “intereses” en la proposición
“mejores intereses” no se confina al auto-interés, o, por decirlo de otro
modo, un tribunal podría concluir en un caso concreto que va en los
intereses de P que P actúe altruistamente” 29. Sin embargo, y como ha
señalado Cherkassky, en el caso de que el hermano-salvador sea muy
pequeño y aún no haya tenido ocasión de trabar relación con su hermano,
cuando no es siquiera posible que sea consciente de su potencial pérdida,
una aplicación de esa concepción del test de los mejores intereses resulta
una pura ficción que desplaza directamente del centro de la consideración
prioritaria los intereses del menor afectado para imponer los de los
progenitores o los del hermano mayor. Cabría, si acaso, pensar que los
intereses en ser altruista del menor tienen naturaleza prospectiva, es
decir, cuando los jueces autorizan la extracción bajo el expediente de que
con ello se satisfacen los intereses del menor conjeturan que, en el futuro,
una vez que el donante puede ser consciente de la ayuda que se le ha
forzado a prestar, juzgará que esa extracción lo ha sido en sus mejores
intereses y agradecerá haber sido “sacrificado” 30. Y, finalmente, también
cabría defender que siempre va en los mejores intereses de alguien que
un familiar muy cercano necesitado del trasplante no fallezca, y, en esa
medida, que el sacrificio corporal debe compensar. Es el fundamento de
la icónica sentencia estadounidense Strunk v. Strunk 31 en la que la Corte
de Apelaciones del Estado de Kentucky autoriza, a petición de los padres,
beneficiarios del trasplante. Así como el Decreto del 96 hace referencia a la necesidad de una
“relación genética entre donante y receptor”, el Convenio de Oviedo, de modo más estricto,
alude a los hermanos o hermanas. En la medida en que el Convenio de Oviedo es posterior
(fue ratificado mediante Instrumento de 5 de octubre de 1999, y en BOE de 20 de octubre),
entiendo que debe ser este el criterio que prevalezca. Sobre la historia legislativa reciente del
trasplante en menores véase ASENSIO SÁNCHEZ (2012, pp. 136-147).
La cita la he tomado de CHERKASSKY (2015). De acuerdo con la autora, a partir de
semejante doctrina la extracción de riñón sería igualmente posible.
29
En cualquier caso ya será demasiado tarde para el arrepentimiento, para no brindar la
ayuda de acuerdo con el propio juicio sobre los mejores intereses.
30
31
445 S. W. 2d 145 (Ky. 1969).
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Pablo de Lora
la extracción del riñón de un adulto incompetente para que sea trasplantado
a su hermano enfermo. En supuestos como el de Strunk, sin embargo, se
ha abandonado ya la nave de una concepción «subjetiva» de los mejores
intereses para adentrarnos en su caracterización como intereses
«objetivos». De hecho, Strunk es una instancia clásica de un modelo de
resolución de estos supuestos basado en el “consentimiento por
representación” (substituted judgment) y no así en el criterio de los
«mejores intereses». En contraposición a Strunk, en el caso Curran v.
Bosze 32 la Corte Suprema de Illinois consideró que, para autorizar la
donación requerida de médula del menor, y en aplicación de sus mejores
intereses, tenían que darse simultáneamente las condiciones: a)
consentimiento informado de los padres; b) el apoyo emocional al menor
donante y c) la existencia de una relación cercana entre donante y
receptor. No concurriendo en ese supuesto ni a) ni c) la Corte negó la
autorización.
3.3 El argumento de la instrumentalización de la procreación
El eje en torno al que se articulan los mayores reparos éticos es el de que
el DGP+tipaje HLA supone una instrumentalización de la acción
procreativa. Recordemos que esa era una de las objeciones fundamentales
esgrimidas en el dictamen del Comité Internacional de Bioética de la
Unesco al que aludí anteriormente. Recuérdese también que una manera
de valorar que tal instrumentalización no se da consiste en exigir que la
razón para pretender el uso de la técnica sea, en primer lugar, que el
menor que va a actuar como eventual salvador no padezca una
enfermedad que es muy probable que pueda sufrir.
A primera vista uno puede pensar que, dadas las expectativas, el daño
para el nacido consiste en ser considerado una suerte de promesa
frustrada, un «ser decepcionante» caso de no resultar finalmente exitosa
la estrategia que animó su concepción33. Ese daño es contingente, por
supuesto, y, de hecho, si resultara lo contrario, esto es, que su llegada al
mundo hubiera servido para curar al hermano, al beneficio (presunto) de
haber llegado a existir se añadiría el de haber sido un salvador.
566 N. E. 2d. 1319 (Ill. 1990). En este supuesto se trataba de la petición de un padre para
que el hermanastro, que vivía con la madre, de su hijo de doce años que sufría de leucemia,
fuera testado para comprobar la compatibilidad entre ambos, a lo cual la madre se negaba.
32
En esa línea OVERALL (2012). Ese “daño psicológico” está además ayuno de contrastación
empírica alguna siquiera sea por el hecho de que nos enfrentamos a un proceder muy
novedoso y, en términos cuantitativos, marginal.
33
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¿Es permisible tener un hijo para curar a otro?
El argumento de la instrumentalización, sin embargo, es más radical pues
prescinde de esa contingencia; la idea de que un ser humano ha sido
generado para salvar a otro es, para muchos, una vulneración del
imperativo categórico kantiano. Una de las más conspicuas defensoras de
este argumento, Christine Overall (2012), lo expresa del siguiente modo:
“Uno no comenzaría una relación de ningún tipo con un extraño con la
expectativa –y menos aún la demanda– de que le done sangre o
médula ósea. Y eso es exactamente lo que sucede en el caso de los
«bebés-medicamento». La relación familiar –entre los padres y el
niño, y también entre este y su hermano enfermo– da comienzo con la
exigencia de que el nuevo miembro de la familia sirva al resto. Si esta
exigencia no es aceptable en el desarrollo de una amistad con un
adulto, no veo cómo puede ser aceptable en el desarrollo de una
relación con el recién nacido”.
Lo cierto es que, como se ha señalado reiteradamente, lo que prohíbe la
doctrina kantiana es tratar a otro meramente como un medio, lo cual no
ocurre necesariamente en el caso del uso del DGP+tipaje HLA, aunque la
creación haya venido motivada por la curación del hermano 34. Y es que
toda acción reproductiva es en alguna medida instrumental, es decir,
nadie se reproduce per se sino siempre para algo, como la propia Christine
Overall reconoce. La razón es tan simple como que nadie preexiste a su
propia concepción, con lo cual no se puede afirmar un “interés en nacer” o
en “no nacer” 35.
Pensemos por un momento en la analogía que nos propone Overall entre
la amistad y la procreación. ¿Es acertada? Para empezar se centra sólo
en el supuesto en el que la amistad se forja con el único propósito de
servirse del amigo, es decir, cuando el hermano salvador no ha sido
«elegido» para no padecer enfermedad alguna. Por otro lado, la analogía
olvida que, incluso si la relación paterno-filial se puede asemejar a la
amistad 36, en el ámbito reproductivo los padres generan la relación
creando al tiempo al sujeto con el que mantendrán dicha relación, y este
es un elemento crucial que de hecho hace de esa amistad algo
34
Véase, por todos, LAI (2011, pp. 265-266) y ATIENZA (2008, p. 6).
De ahí el célebre chiste de judíos: “A la vista de lo dura que es la vida, la muerte no es tan
mala. De hecho, pienso a veces que habría sido mejor no haber llegado a nacer”. “Es verdad
–replica el amigo– pero, ¿quién tiene esa suerte? Ni uno entre mil”.
35
Cosa que, por no darse el elemento de la reciprocidad, negarían Adam SWIFT y Harry
BRIGHOUSE (2006, 81-83, 95).
36
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Pablo de Lora
radicalmente instrumental. En ese sentido, pensemos en el conjunto de
motivos que pueden tener los individuos para crear a otro ser humano:
desde la satisfacción de un impulso, que muchos juzgan natural, de ser
padres, hasta brindar al hijo o hija que ya existe un “hermanito o hermanita”
con el que compartir juegos, pasando por la salvación del matrimonio. Si
esto es así: ¿cómo no va a ser legítimo hacerlo con el propósito de curar
a quien será hermano? ¿No es lo que, también apelando a lo “natural”, se
supone que un buen padre o madre siempre haría y habría de hacer por
la vida de su hijo enfermo37?
La respuesta de Overall (2012) ha sido doble. En primer lugar ha señalado
que apelar a que ya existen otras instrumentalizaciones de la reproducción
no es un argumento concluyente: uno podría negar la mayor, es decir,
objetar también a esas otras procreaciones instrumentales. El problema
de esta respuesta es que, como ya he señalado, en un sentido relevante
reproducirse tiene un componente instrumental ineludible cuya única
forma de sortear es abstenerse de reproducirse: en el límite se tienen
hijos para ser padres o madres38.
De otro lado, Overall ha cuestionado que la salvación de la vida de un
menor tenga tanto peso como presuponen implícitamente, o abiertamente
defienden, los defensores de la técnica. ¿Acaso no hay límites a la
procreación salvadora? Si la razón de salvar a otro es tan importante,
¿cabría adoptar a un menor compatible para salvar al que será su hermano
o hermana? ¿Y por qué limitarnos a las acciones salvadoras de los
hermanos? ¿Por qué no a cualquiera que necesitara las células madre del
cordón umbilical, o un trasplante de médula o de un riñón, como
anteriormente se apuntaba? Y es que intuitivamente nos rechinaría una
procreación destinada a acrecentar los bancos de células madre
procedentes del cordón umbilical para ser usados por cualesquiera
pacientes que las precisen, o establecer una obligación general de ser
donantes de riñón.
Las críticas de Christine Overall al procedimiento de los savior-siblings
nos enfrentan, en última instancia, con las vidriosas preguntas de qué
buenas razones podemos tener para tener hijos, si cabe su control y qué
alcance tiene el derecho de reproducirse; cuáles son los criterios de
Véase, en este sentido, el análisis que desarrollan STRONG, KERRIDGE y LITTLE (2014)
a partir de un estudio cualitativo de las actitudes de los profesionales sanitarios, padres y
madres que se han visto involucrados en el procedimiento.
37
Así, BOONIN, 2014, p. 145. Es a DAVID BENATAR (2006) a quien se debe la defensa más
elaborada y sugerente de la tesis de que procrear es siempre un mal.
38
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¿Es permisible tener un hijo para curar a otro?
corrección moral en la relación paterno o materno-filial, y, en última
instancia, cuáles son los límites del derecho a la integridad corporal
cuando está en juego la vida ajena. El siguiente epígrafe está destinado a
tratar de responder, siquiera sea parcialmente, a esos desafíos.
4.
PRINCIPIO DE NO-IDENTIDAD Y «BEBÉS-MEDICAMENTO»
Una visión tendente a dar pábulo a usos muy amplios, prácticamente
ilimitados, de la libertad procreativa para generar «bebés-salvadores»
podría justificarse en el argumento de que de no haber sido por esa
necesidad de curación al hermano, no se habría llegado a nacer, el tipo de
justificación que célebremente puso en circulación Derek Parfit (1982)39.
Repárese en la siguiente tabla donde se muestran las hipotéticas
elecciones a las que se podrían enfrentar los progenitores, un cuadro que
nos servirá de guía para la discusión que sigue:
ANEMIA DE FANCONI
PABLO
PILAR
ESTHER
Sí
No
No
LIMBO
Para empezar hay que distinguir, como hace Parfit, entre aquellas
decisiones procreativas que involucran al mismo número de individuos
(same numbe choices), frente a aquellas que implican crear un número
distinto de individuos (different number choices).
Ese primer supuesto se representa en el cuadro por la decisión de si
implantarse alguno de los tres embriones –Pablo, Pilar o Esther– que ha
logrado generar la pareja y que reúne una de las características más
relevantes a los efectos de nuestro análisis. En general, más allá de la
existencia previa del hermano enfermo, diremos que si se puede escoger
la procreación de un individuo que padecerá anemia de Fanconi frente a
un individuo que no la padecerá debemos hacer lo segundo. Supongamos,
sin embargo, que se decide tener a Pablo40. ¿Qué hay de malo en haberlo
Es el que se conoce en la literatura filosófico-moral como «problema de la no-identidad»
cuyo más exhaustivo e iluminador tratamiento se encuentra en la obra del mismo autor
Reasons and Persons (1984). De la ingente literatura que el problema ha generado, véase por
todos el recientemente trabajo de DAVID BOONIN (2014). Modestamente me he ocupado
de la cuestión en un trabajo anterior (2006) al que me permito remitirme.
39
El ejemplo es, solo hasta cierto punto, de laboratorio: en el año 2002, como es sabido,
la pareja de lesbianas sordas formada por Sharon Duchesneau y Candy McCullough se las
40
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Pablo de Lora
hecho? Imaginemos que Pablo reprocha en el futuro a sus padres esa
decisión. Los padres dispondrían de una respuesta contundente: “haber
decidido de otra forma habría supuesto que no llegaras a nacer, que lo
hicieran Pilar o Esther”, podrían decir. Implícitamente se está asumiendo
que con la elección de Pablo no se ha producido ningún daño, que nadie
se ha visto afectado negativamente por la procreación de Pablo, mucho
menos él que gracias a la decisión de sus padres de implantarle goza del
beneficio de la existencia.
Para mantener la incorrección moral de la decisión caben, a mi juicio, dos
alternativas: o bien entender que una visión más esclarecida de la
situación nos permite ver que sí hay algún perjudicado, o bien considerar
que el carácter moralmente reprochable de la decisión no se circunscribe
a las acciones que afectan intereses. En un supuesto como el de la
procreación de Pablo, lo malo de esa elección radica en que un mundo en
el que existe Pablo es peor que un mundo en el que existen Pilar o
Esther41, incluso si no podemos decir que Pilar o Esther se han visto
“dañadas” (por la sencilla razón de que como embriones o seres
potenciales no tienen intereses). El problema de esta respuesta es que,
de acuerdo con esa lógica (la lógica que implica una concepción
“consecuencialista” o “impersonal” de la ética 42), también habría de ser
peor un mundo en el que no llega a existir una persona –el espacio que he
dejado en blanco en el cuadro, si bien, a efectos de claridad expositiva
denomino “Limbo” a esa decisión– frente a un mundo en el que sí llega a
existir. Es este el supuesto que Parfit denomina de “elección de distinto
número” (different number choices). Afirmar que, en la elección entre
Limbo y Pablo o Esther o Pilar, debemos siempre escoger la procreación
entra en conflicto con nuestra muy arraigada creencia en que reproducirse
no constituye una obligación sino una acción permitida43. La alternativa
para censurar la procreación de Pablo, como antes apuntaba, consistiría
ingenió para concebir un hijo sordo, Gauvin. Véase L. MUNDY: “A world of their own”, The
Washington Post, 31 de marzo de 2002, W22.
Véase, así, STUART RACHELS (1998). En On Liberty, MILL afirmó que era un crimen: “[t]
raer al mundo a un niño sin una perspectiva razonable de ser capaz, no solo de proveer
nutrición para su cuerpo, sino instrucción y entrenamiento para su mente” (1992, p. 174).
41
42
BOONIN, 2014, p. 150.
Si, en cambio, sí pensamos que está prohibido reproducirse caso de que sepamos que
aquel a quien traeremos al mundo va a tener una vida desgraciada, estamos asumiendo
una asimetría consistente en decir que, así como tenemos la obligación de evitar un mal, no
tenemos el deber de producir un beneficio (consistente en traer al mundo seres que serán
básicamente dichosos). Una autorizada defensa de esta tesis es la de Eduardo RIVERA (2009).
43
56
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¿Es permisible tener un hijo para curar a otro?
en señalar que en su caso, siendo afectado por una enfermedad como la
anemia de Fanconi, su vida sí constituye un daño. La inmoralidad de
estas reproducciones, con todo, se circunscribe a aquellos supuestos en
los que quepa decir que el padecimiento es tan grave que habría sido
mejor no haber llegado a nacer44. Qué casos sean estos es, obviamente,
algo que dista de ser pacífico, si bien sí cabría señalar algunas patologías
incurables (Lesch-Nyhan, Tay-Sachs, entre otras).
Una vez trazado el campo de juego de la discusión filosófica en torno al
problema de la no-identidad, volvamos a nuestro ámbito de la procreación
de bebés-salvadores, y para ello enriquezcamos nuestra tabla con el dato
de la histocompatibilidad:
PABLO
PILAR
ESTHER
ANEMIA DE FANCONI
Sí
No
No
HISTOCOMPATIBLE
No
Sí
No
LIMBO
He señalado que implantar a Pablo es siempre moralmente incorrecto,
incluso frente a la alternativa Limbo. Descartado Pablo, la cuestión que se
suscita entonces es si los padres podrían elegir a Esther frente a Pilar.
Ceteris paribus, resulta una opción moralmente implausible, pues en un
supuesto semejante es el hermano que ya está enfermo el que sí podría
reprochar el daño –por omisión de un tratamiento posible– que le ha
supuesto que llegara a nacer Esther y no Pilar. Ahora bien, si esto es así,
la pregunta que se nos plantea es si, entonces, los padres de un niño
enfermo de anemia de Fanconi tienen no ya la posibilidad sino la obligación
de someterse a la técnica DGP+tipaje HLA, es decir, que en la tesitura de
Pilar o Limbo, no puedan escoger Limbo. ¿No supondría ese deber una
intromisión excesiva en el ámbito de su libertad reproductiva, en sus
planes de vida? En la tesis de Christine Overall, y de tantas otras, lejos de
constituir una obligación, estamos ante una decisión moralmente prohibida
por instrumentalizadora: es precisamente Limbo la elección que ha de
hacerse.
Fijémonos, con todo, en una consecuencia aparentemente muy
perturbadora de este planteamiento: sentado que Pilar es preferible a
Esther –que la elección entre ambas no es moralmente irrelevante–, pero
Supuestos que justificarían las conocidas como “reclamaciones por wrongful life” que,
en España, no han sido de momento acogidas por los tribunales; véase sobre este punto
ANDREA MACÍA (2011, 2005).
44
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Pablo de Lora
que Esther y Limbo son moralmente equivalentes –que los padres tienen
permiso pero no la obligación de procurar un hermano-salvador– debería
seguirse, por transitividad, que Pilar es preferible a Limbo, es decir, que
los padres sí tienen tal deber. El dilema es claro: o se renuncia al requisito
lógico de la transitividad, o se restringe muy sustantivamente la libertad
procreativa. En realidad, sin embargo, cabría decir que la transitividad no
se viola cuando se afirma que no cabe elegir a Esther frente a Pilar y sí en
cambio a Limbo frente a Esther, pues el contexto decisional en el primer
caso, y no así en el segundo, tiene un rasgo moralmente distintivo y
crucial: en el primer caso se ha decidido procrear, y, entonces, una vez
que se ha emprendido ese curso de acción, la acción de implantarse a
Esther es moralmente implausible 45.
La decisión de implantarse a Pilar sería, por lo tanto, obligatoria dado ese
contexto. Cuestión distinta es qué tipo de afectaciones a la integridad
corporal quepa hacer en Pilar en el futuro o durante la gestación. En ese
sentido, cuando pensamos en algunos de los ejemplos imaginarios
pergeñados por Derek Parfit, Gregory Kavka (1982) o Thomas Schwartz
(1978) en el contexto de la discusión filosófica sobre el problema de la
no-identidad, no podemos sino simpatizar con la censura de Overall. Son
esos supuestos de “absoluta instrumentalización” de la procreación y del
individuo traído al mundo los que justifican el reproche moral y la
prohibición jurídica46, pero debe insistirse en que no son consecuencia
necesaria de emplear la técnica del DPG+tipaje HLA.
Pensemos en el supuesto más preocupante: la extracción del riñón de
Pilar siendo aún menor. Allí donde hay recursos sanitarios suficientes, la
donación de vivo de riñón no supone un quebranto grave de la salud, y la
intervención, practicada por laparoscopia, no conlleva una afectación
grave para el individuo. ¿Cabría una justificación de tal intervención
basada en que esa fue la condición para la procreación de Pilar? Es, por
cierto, también lo que cabrían esgrimir los potenciales padres adoptivos
de un menor histocompatible para salvar al hijo propio que ya tienen, de
acuerdo con el retador ejemplo de Overall: de la misma manera que llegar
a nacer y tener una vida buena puede compensar la extracción del riñón y
El ejemplo que ha empleado Boonin lo ilustra muy bien: no tengo la obligación de entrar
en un edificio en llamas a salvar a un pez. Tampoco tengo la obligación de hacerlo si pudiera
salvar a un ser humano. Si he decidido entrar en el edificio y jugarme la vida y resulta que
puedo salvar al ser humano o al pez, pero no a ambos, no me está permitido salvar al pez
porque podría en primer lugar haber decidido no entrar; véase BOONIN, 2014, pp. 200-201.
45
Piénsese en el ejemplo al que aludí previamente en el que se practica un aborto tardío
una vez que se han obtenido las células madre del cordón umbilical.
46
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¿Es permisible tener un hijo para curar a otro?
su trasplante al hermano, llegar a ser adoptado por parte de quienes
aportarán un entorno familiar adecuado puede compensar esa misma
operación. Nuestro cuadro de elecciones podría ser ahora el siguiente:
DOS RIÑONES
PABLO
PILAR2
Sí
No
LIMBO
Ceteris paribus, y dada las circunstancias antes descritas sobre la vida
con un solo riñón, unos padres enfrentados a la decisión de si implantarse
a Pablo o a Pilar2 (que tiene solo un riñón) o a Limbo (es decir, no procrear)
pueden decidir tener a Pilar2. ¿Permite ello entonces autorizar la futura
extracción de un riñón de Pilar? La respuesta debe ser negativa, pues una
cosa es que la circunstancia de carecer de un riñón no sea una de esas
condiciones que permitan afirmar que hubiera sido mejor no haber llegado
a nacer, y otra cosa es que se pueda extraer un riñón a quien nació con
dos por aquella razón (que no está prohibido traer al mundo a un niño con
un solo riñón).
Lo que quiero sostener, en el fondo, es que la legitimidad de la extracción
del riñón de Pilar dependerá de una concepción previa de nuestros
«deberes de solidaridad corporal» en general, y no de que se trate de
nuestro hijo, por la sencilla razón de que estamos ante personas con
intereses y derechos. Pilar, si es que finalmente le fuera extraído el riñón,
siempre podría reprochar a sus padres la extracción. Así, piénsese, por
ejemplo, en que ella misma se convierte en madre en el futuro de un hijo
que necesita un riñón y al que le habría podido donar caso de no habérselo
previamente donado –sin haberse tenido en cuenta su expresa voluntad–
a su hermano. A diferencia de Pilar2 ella sí podría haber seguido siendo
Pilar con dos riñones.
Todo lo cual no implica, por supuesto, que nunca esté justificada la
donación de vivo por parte de menores, o que no debamos repensar –en
la provocativa línea seguida por Cécile Fabré– que el alcance de nuestro
derecho a la integridad corporal –que nos permite no tener prácticamente
deberes de rescate para salvar la vida ajena si ello conlleva la más mínima
afectación de nuestro cuerpo– no deba ser revisado y repensado 47. En
esa línea, y volviendo al sugerente y provocador caso planteado por
Overall de la “adopción-salvadora”, podría pensarse que la adopción es
47
Véase el capítulo V de Whose Body is it Anyway? Justice and the Integrity of the Person.
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Pablo de Lora
una muy buena compensación del sacrificio corporal llevado a cabo por el
adoptado. De nuevo, si el cuadro que se dibuja es el de una
instrumentalización burda y cruda del hecho de la adopción, la reacción
intuitiva es obviamente de censura y de que no deben permitirse ese tipo
de adopciones, pero si estamos en un contexto en el que creemos que
hay buenas razones para que los individuos –sean o no menores– hagan
mayores sacrificios corporales de los que actualmente están obligados a
hacer –sacrificios en favor de nuestros hermanos, o de otros familiares o
incluso de extraños– una familia que adoptara a ese menor donante que
con su riñón ha salvado a su hijo y le proporcionara aquellos recursos
materiales y afectivos de los que carece para desarrollarse, no merecería
sino nuestro elogio.
5.
A MODO DE RECAPITULACIÓN
A lo largo de las anteriores páginas he examinado si hay buenas razones
morales para oponerse a la técnica del DGP+tipaje HLA. De los diferentes
argumentos esgrimidos en la literatura me he centrado en el que me
parece más poderoso, el argumento basado en la instrumentalización, y
concretamente en el uso que de él ha hecho Christine Overall. De resultas
de ese análisis creo que cabe concluir, en primer lugar, que la utilización
de dicha técnica no es una obligación moral para los padres que tienen un
hijo que podría beneficiarse del uso de la técnica, y ello en aplicación de
la libertad o derecho a la reproducción de los padres, que incluye, entre
otros, el derecho a no tener más hijos de los deseados.
Esa misma libertad reproductiva ampara el permiso para hacer uso de la
técnica siempre que concurran ciertos requisitos que anulan la posibilidad
de una –injustificable– instrumentalización del hecho reproductivo o del
individuo resultante. Así:
a) La técnica ha de ser empleada para generar un individuo al que en
todo caso se le va a proporcionar un entorno familiar acorde con la
protección de sus intereses como persona.
b) Las ulteriores extracciones de tejidos u órganos que se pudieran
realizar deben quedar justificadas porque los daños causados son
compensados por el beneficio en la forma de la curación del hermano,
o, inclusive de otro familiar48. Esa justificación puede ser en general
¿Cuánto cabe legítimamente extender el círculo de potenciales beneficiarios? A mi
juicio tanto como estemos dispuestos a ampliarlo en general, se trate de individuos cuya
reproducción vino animada por la salvación de un hermano o no.
48
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¿Es permisible tener un hijo para curar a otro?
anticipada para el caso del uso de las células madre de la sangre del
cordón umbilical o de la médula ósea, pero no así, en cambio, si de un
órgano como un riñón se trata. En ese supuesto el test a emplear para
permitir la extracción debe ser el mismo que el usado para cualquier
otra donación de vivo por parte de un menor.
En definitiva, el hecho de haber sido concebido, seleccionado y criado con
la característica de la histocompatibilidad y la expectativa de la salvación,
no debería generar en ningún caso una mayor prelación para la donación.
Si es moralmente plausible que existan «hermanos-salvadores» hasta el
punto de que justifiquemos en todo caso la extracción de uno de sus
riñones, deberá ser porque también lo autorizamos en casos semejantes
de histocompatibilidad. No es ocioso recordar que ser hermano de un
individuo enfermo al que puedo salvar forma parte del ámbito de las
circunstancias, no de las elecciones personales. En esa medida sería
injusto atribuir la obligación de salvar, o la responsabilidad por no hacerlo,
a aquellos a quienes se impuso un punto de partida al ser traídos al
mundo, mientras que, para todos los demás, un sacrificio corporal
semejante sí sigue perteneciendo al reino de la libre elección.
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II. Implicaciones jurídicas de
las técnicas de reproducción
asistida
La regulación de la reproducción
asistida: evolución y tendencias
actuales en el mundo
ITZIAR ALKORTA IDIAKEZ
Profesora Titular de Derecho Civil
Universidad del País Vasco UPV/EHU
Resumen
Desde su irrupción, a finales de los años setenta, las técnicas de reproducción
asistida (TRA) han proporcionado un gran número de titulares, en muchos
casos no exentos de cierto tono sensacionalista. Como consecuencia de
dicho sensacionalismo, el estudio de la regulación de la reproducción asistida
se basa a menudo en casos individuales. La fragmentación de los análisis
resultantes influye en la percepción que podemos tener de la regulación
general del fenómeno. En consecuencia, este trabajo pretende proporcionar
una visión lo más amplia posible del panorama de la regulación de las TRA
en el mundo y sus tendencias más significativas en términos cuantitativos. El
trabajo no entra en cuestiones doctrinales o jurisprudenciales, sino que tan
solo quiere proporcionar tendencias cuantitativas por lo que respecta a la
regulación de un fenómeno muy generalizado en la actualidad. La primera
conclusión que resulta del estudio comparado de la legislación subraya que,
en los pasados cinco años, el número de países que han adoptado algún tipo
de regulación sobre la práctica de las TRA se ha multiplicado por cinco. La
regulación adoptada es variada y no uniforme porque se ha basado en
distintos principios morales, que a menudo contraponen el valor de la vida al
interés del menor. Sin embargo, el estudio cuantitativo de la legislación
comparada apunta a algunas tendencias comunes como, por ejemplo, un
mayor acceso a la reproducción asistida, principalmente por mujeres solas y
parejas de dos hombres; la proliferación de políticas de transferencia de un
solo embrión para reducir el riesgo de embarazos múltiples, y también una
tendencia progresiva hacia la revelación de la identidad del donante.
Abstract
Since the moment that it emerged, at the end of the 1970s, assisted
reproductive technology (ART) has provided numerous breaking news in
the mass media, not exempt from certain sensationalism. As a result of
67
Fecha de recepción: 6-4-2015. Fecha de aceptación: 7-05-2015
Itziar Alkorta Idiakez
this sensationalism, the study of the regulation of assisted reproduction is
often based on individual cases. The fragmentation of the resulting
analysis distorts the perception that we may have of the general regulation
of this phenomenon. Therefore, this paper aims to provide a broad view of
the panorama of the regulation of ART in the world and its most significant
trends in quantitative terms. This paper does not address doctrinal or
jurisprudential issues, but it´s aim is just to provide quantitative trends in
terms of the regulation of this very extended phenomenon.
The first conclusion obtained from the comparative study of the legislation
is that, in the past five years, it doubled the number of countries that have
adopted some form of regulation on the practice of these techniques. The
adopted regulation is diverse and not uniform because it is based on
uneven moral principles, which often oppose the value of life to the welfare
of the child. However, the quantitative study of comparative legislation
points to some common trends, as, for instance, a broader access to
assisted reproduction, mainly for single women and gay couples; single
embryo transfer policies to reduce the risk of multiple pregnancies; and
also a progressive trend towards the disclosure of the identity of the donor.
Palabras clave
Técnicas de reproducción asistida (TRA), anonimato, donación de
gametos, derecho comparado, fertilización in vitro.
Key words
Assisted reproductive technology (ART), anonymity, gamete donation,
comparative law, «in vitro» fertilization.
Sumario
1. Introducción
2. Ampliación de la práctica y del acceso
3. Extensión de la regulación y aumento del control sobre las clínicas
4. Limitación del número de embriones transferidos por ciclo
5. Identificación del donante de gametos
6. «Turismo reproductivo» y extraterritorialidad de las normas
7. Bibliografía
68
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La regulación de la reproducción asistida: evolución y tendencias actuales en el mundo
1.INTRODUCCIÓN
Aproximadamente, uno de cada diez nacidos en Europa y Estados Unidos
ha sido concebido con ayuda de las tecnologías de reproducción artificial1.
Los estudios epidemiológicos más recientes apuntan a que el 10% de las
parejas occidentales padecen algún tipo de infertilidad o subfertilidad. Los
cambios demográficos como el aumento de la edad de procreación, así
como otros factores como la obesidad y las infecciones de transmisión
sexual están contribuyendo a un crecimiento sostenido de la demanda de
tecnologías reproductivas en el mundo. Se estima que a lo largo del
tiempo un 56% de las parejas infértiles solicitan algún tipo de atención
biomédica para procrear2.
A pesar del crecimiento exponencial que ha experimentado la oferta de
servicios de procreación asistida en muchos países del mundo, los datos
de la Organización Mundial de la Salud señalan que, todavía, de los 191
países miembros solo 48 ofrecen este tipo de servicios3. Por ejemplo, la
mayor parte de los residentes en países del Pacífico carecen de acceso a
la fecundación in vitro (FIV), lo cual provoca, como veremos más adelante,
grandes flujos de pacientes hacia los países que ofrecen estas técnicas,
como es el caso de Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos, Tailandia,
India, etc.
Como consecuencia del aumento de la demanda de tratamientos de
fertilidad, el número de clínicas que los ofrecen se ha multiplicado por dos
a lo largo de la última década, generando unos ingresos exteriores
estimados en 80.000 millones de dólares en 2010, con un crecimiento
previsto de 100.000 millones de dólares en 2020. El crecimiento de estos
servicios se ha visto favorecido por el aumento de la oferta privada, el
abaratamiento de los vuelos internacionales y la creciente portabilidad de
los seguros de salud4.
JONES, H.W, COOKE, I., KEMPERS, R., BRINDSEN, P., y SAUNDERS, D. (eds), «International
Federation of Fertility Societies Surveillance 2010», Fertil Steril, 2010, 23.
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2
3
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Shenfield, F. «Implementing a good practice guide for CBRC: perspective from the ESHRE
Cross-Border Reproductive Care Taske Force», Reproductive Biomedicine Online, 2013, 657.
4
69
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Itziar Alkorta Idiakez
El análisis de la normativa comparada sugiere que, a pesar de los
episodios aislados de resistencia de algunos países a proveer servicios
de FIV, como es el caso de Costa Rica, la tendencia general apunta a una
consolidación de estas técnicas y a un aumento exponencial de su oferta,
asociados tanto a una mayor demanda, interna y foránea, así como a un
aumento reconocido de su eficiencia.
Los datos apuntados en este estudio se han obtenido de dos fuentes
principales. Por una parte, el International Federation of Fertility Societies
(IFFS) Surveillance que se publica cada tres años. IFFS es una ONG
vinculada a la Organización Mundial de la Salud en la que participan 60
estados miembros con interés en el seguimiento y monitorización de los
aspectos clínicos y científicos de la procreación asistida y de los
tratamientos de infertilidad. El informe citado ofrece una visión muy
detallada de la regulación y del uso de la fertilización in vitro en el mundo.
Los datos empleados en el presente artículo corresponden al último
informe presentado en 2013, aunque se hacen múltiples referencias a
datos previos de 2010 y de 2007, que nos permiten comparar la evolución
del fenómeno, así como de su regulación en el mundo.
Por otra, los informes periódicos de la Sociedad Europea de Reproducción
Humana y Embriología (European Society of Human Reproduction and
Embryology, ESHRE) cuenta con un Grupo de Trabajo sobre
Transfronterizo «Reproductive Care», cuyo objetivo es reunir datos fiables
sobre el número de pacientes que cruzan las fronteras europeas para
acceder a las tecnologías de reproducción; además, la ESHRE publica
datos estadísticos sobre las clínicas asociadas a su red, que son muy
numerosas5.
Los datos publicados por ambos organismos ponen de relieve la diversidad
y variabilidad de las opciones legislativas que presenta la tecnología
reproductiva en el mundo. La diferencia entre países se atribuye
principalmente a diferencias culturales, religiosas y de valores morales.
Mientras algunos países introducen normas para prevenir los embarazos
múltiples, otros, como Alemania e Italia, han adoptado leyes que aumentan
el riesgo de tener múltiples nacidos vivos.
Si bien se mantienen las diferencias significativas entre países, parece
haber una tendencia al consenso en la prohibición de las aplicaciones
más polémicos como la selección del sexo y la técnica de la clonación
5
ESHRE, http://www.eshre.eu
70
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La regulación de la reproducción asistida: evolución y tendencias actuales en el mundo
reproductiva. Además, las legislaciones vigentes revelan que la
experimentación sobre el embrión se permite en unos pocos países,
manteniéndose la tendencia a la prohibición generalizada.
Por otra parte, la trazabilidad de las series históricas de datos relacionados
con la práctica y la regulación del tratamiento de la infertilidad presentan
algunas consistencias que pueden resumirse en cuatro grandes
tendencias de ámbito general:
a) aumento progresivo de la regulación de las técnicas que incluye la
acreditación de los laboratorios de reproducción asistida así como de
las sanciones de las malas prácticas.
b) ampliación del derecho de acceso a estas técnicas a otros colectivos
distintos a la pareja heterosexual casada.
c) mayor control sobre el número de embriones transferidos.
d) tendencia a la identificabilidad del donante de gametos.
2.
AMPLIACIÓN DE LA PRÁCTICA Y DEL ACCESO
Las técnicas de reproducción asistida han ganado terreno de forma clara
en los últimos diez años. Este hecho se evidencia a través del número
creciente de países que declaran permitir la práctica en su territorio. A su
vez, la tendencia apunta a que se han ampliado las posibilidades de
acceso al uso de estas técnicas a algunos sectores de la población a la
que antes les estaba vedado.
A pesar de la considerable disparidad de las regulaciones en cuanto al
acceso a estas técnicas, parece apuntarse una tendencia general a una
ampliación de la legitimación para acceder a su uso, junto con una mejora
a nivel internacional de las garantías de la calidad de los tratamientos
ofrecidos.
La restricción del uso de la fecundación in vitro a las parejas casadas se
reduce hoy día a los países islámicos y del sudeste asiático.
71
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Itziar Alkorta Idiakez
El 40% de los países encuestados en el Informe del IFFS declaran
autorizar el uso de la FIV a mujeres solas y más del 20% del total admiten
a usuarias lesbianas6.
Esta tendencia a la inclusión de nuevos sectores poblacionales en el
acceso a las tecnologías reproductivas se ha acentuado en relación a la
encuesta correspondiente al período anterior 2007-20107.
3.
EXTENSIÓN DE LA REGULACIÓN Y AUMENTO DEL CONTROL
SOBRE LAS CLÍNICAS
Durante los últimos diez años se ha producido, además, una extensión
notable de la regulación de las técnicas de reproducción asistida a través
de leyes y normas administrativas promulgadas. En el pasado, el interés
de la sociedad y del legislador en la procreación asistida provenía, sobre
todo, de los grupos religiosos que propugnaban la necesidad de proteger
al embrión humano objeto de manipulación extracorpórea; más
recientemente, se observa un cambio en la motivación de la normativa: el
hecho legislativo obedece fundamentalmente a la necesidad de proteger
al paciente frente al riesgo de prácticas abusivas. Las encuestas observan
que en aquellos países en los que la práctica de la tecnología reproductiva
es reciente no hay regulación positiva, o la que existe es de carácter
meramente administrativo; en cambio, la mayor parte de los países en los
que ha transcurrido un tiempo desde la introducción de la técnica, han
desarrollado normas positivas o códigos de buenas prácticas para su
regulación8.
Con todo, la regulación de la práctica no solo ha generado efectos
positivos. De hecho, la promulgación de algunas leyes recientes ha
provocado consecuencias no deseadas, como motivar a los pacientes
nacionales a viajar al extranjero en busca de tratamientos específicos
STEVEN, J., DEVROEY, P., BANKER, M., BRINSDEN, P., BUSTER, J., FIADJOE, M.,
HORTON, M., NYGREN, K., HIRSHIKESH, P., LE ROUX, P., y SULLIVAN, E., (eds.) International
Federation of Fertility Societies Surveillance 2013, https://iffs.site-ym.com/resource/.../iffs_
surveillance_09-19-13.pdf, p. 31.
6
MASCARENHAS, M.N,, FLAXMAN, S.R., BOERMA, T., VANDER POEL, S., y STEVENS, G.A.,
«National, Regional and Global Trends in Infertility Prevalence since 1990: A systematic
Analysis of 277». Helathr Surveys PLoS Med, 2012, 9.
7
ESHRE, Good clinical Treatment in assisted reproduction, https://www.eshre.eu/Eshre/
english/guidelines-Legal/Eshre-position-papers/page.aspx/949/.
8
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La regulación de la reproducción asistida: evolución y tendencias actuales en el mundo
prohibidos por la normativa en cuestión. Una práctica que se ha definido
como «turismo reproductivo» o «atención reproductiva transfronteriza».
En determinados supuestos, se ha producido incluso una discriminación
en el trato en función de la nacionalidad del paciente, a pesar de que
parece claro, sobre todo entornos tan regulados como el europeo, que los
estándares en el tratamiento debieran aplicarse por igual tanto a los
nacionales como a los extranjeros. Es el caso de la normativa belga que
impuso la política de la transferencia de un solo embrión por ciclo (Single
Embryo Transfer, SET)9. Pues bien, la normativa que limitaba el número
de embriones a transferir en función de la edad y del número de
fecundaciones realizadas, se aplicó durante un tiempo solo a los
extranjeros que solicitaban tratamiento en Bélgica, excluyendo a los
nacionales de dicha práctica. Fue necesaria la intervención del ministro
de salud belga para que las clínicas de reproducción asistida asumieran
que se trataba de una medida diseñada para evitar el aumento exponencial
de embarazos múltiples que se estaba produciendo en Bélgica, y que era
aplicable a todos los tratamientos dispensados en el país, tanto a los
extranjeros como a los locales10.
La mayor parte de los países que cuenta con normativa reguladora de la
práctica de procreación asistida declara haber promulgado legislación
positiva además de códigos o estándares administrativos para la
regulación de la práctica clínica (37% de los países encuestados por el
IFFS). Un segundo grupo de países (31%) cuenta con legislación pero no
con reglamentación de desarrollo de la práctica clínica. El 21% de los
estados que cuentan con algún tipo de normativa reguladora se limita a
códigos o estándares administrativos dirigidos a las clínicas de infertilidad
que ofrecen tratamientos de reproducción asistida11.
La mayor parte de los países que cuenta con normativa reguladora ya sea
de nivel legislativo como de rango puramente administrativo incluye reglas
específicas para la acreditación y autorización de laboratorios (70% de los
OMBELET, W., DE SUTTER, P., VAN DER ELST, J., MARTENS, G. «Multiple gestation and
infertility treatment: registration, reflection and reaction--the Belgian project.« Hum Reprod
Update. 2005, 11(1): 3-14
9
PENNINGS, G. International evolution of legislation and guidelines in medically assisted
reproduction, Reproductive Biomedicine online, 2009, vol. 2, 18.
10
Steven J, Devroey P, Banker M, Brinsden P, Buster J, Fiadjoe M, Horton M, Nygren K,
Hirshikesh P, Le Roux P, Sullivan E (eds.) International Federation of Fertility Societies
Surveillance 2013, https://iffs.site-ym.com/resource/.../iffs_surveillance_09-19-13.pdf,
p.15.
11
73
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Itziar Alkorta Idiakez
países encuestados). La acreditación de los sistemas de garantía de la
calidad de dichos establecimientos se hace tanto a través de la normativa
ISO (International Organization for Standarization), como, en el caso
europeo, mediante la implementación de la Directiva Europea de Tejidos.
Un tercio de los países reportan además la existencia de estándares
específicos dictados por asociaciones u organizaciones profesionales del
ramo (es el caso, por ejemplo, de la Sociedad Española de Fertilidad, que
cuenta con estándares voluntarios de calidad para los laboratorios
nacionales)12.
El desarrollo de la normativa de acreditación y autorización de laboratorios
ha favorecido la estandarización de unas exigencias de calidad a nivel
internacional que han supuesto un claro avance en la práctica clínica de la
reproducción asistida.
Como consecuencia del surgimiento de estándares internacionales que
orientan la práctica se ha producido un aumento de las sanciones (que
durante el período 2010-2013 han experimentado un crecimiento del 25%
con respecto al período anterior). Las sanciones comprenden un rango de
medidas administrativas que van desde la suspensión de la licencia hasta
las multas, llegándose en algunos casos al cierre de la actividad13.
El aumento de las sanciones, junto con el crecimiento de la litigiosidad
experimentada por la mayoría de estos países supondrá un avance en la
garantía de la calidad del tratamiento ofrecido por las clínicas siempre que
se mantengan los estándares de vigilancia para que estas cumplan con la
exigencia de transparencia y rendición de cuentas debida y no reaccionen,
como podría suceder dado el caso, ocultando las malas prácticas y los
errores de tratamiento. De hecho, el informe correspondiente al período
2010-2013 reporta que no ha habido un avance significativo en la
publicidad de las sanciones impuestas a las clínicas ni a los laboratorios14.
En cualquier caso, se evidencia el hecho de que las condenas por
responsabilidad civil han supuesto un aumento de la presión sobre los
clínicos y embriólogos que declaran estar ahora más vigilantes en el
12
https://www.registrosef.com/.
STEVEN, J., DEVROEY, P., BANKER, M., BRINSDEN, P., BUSTER, J., FIADJOE, M.,
HORTON, M., NYGREN, K., HIRSHIKESH, P., LE ROUX, P., y SULLIVAN, E., (eds.) International
Federation of Fertility Societies Surveillance 2013, https://iffs.site-ym.com/resource/.../iffs_
surveillance_09-19-13.pdf, p. 16.
13
14
Idem supra, p. 15.
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La regulación de la reproducción asistida: evolución y tendencias actuales en el mundo
cumplimiento de las normas legales y administrativas; máxime, cuando la
mayor parte de la regulación dictada por las sociedades profesionales y
las autoridades sanitarias está dirigida a la protección del profesional
sanitario en un intento de mejorar su práctica y evitar eventuales
reclamaciones por parte de los usuarios.15
4.
LIMITACIÓN DEL NÚMERO DE EMBRIONES TRANSFERIDOS
POR CICLO
Durante los últimos diez años se ha producido, además, un aumento de la
concienciación de los riesgos de los embarazos múltiples provocados por
la transferencia de más de un embrión en procesos de fecundación
asistida. Dichos riesgos han sido cada vez más ampliamente reconocidos
por la literatura científica16, y, consecuentemente, muchos países han
establecido legislación o directrices dirigidas a limitar el número de
embriones que se pueden transferir en cada ciclo de fecundación in vitro.
Estudios realizados en Suecia, Dinamarca, los Países Bajos y Bélgica
han demostrado que la transferencia de un solo embrión (Single Embryo
Transfer, SET), especialmente cuando se combina con la transferencia de
embriones congelados en ciclos posteriores, alcanza tasas de embarazo
y parto equivalentes a la transferencia de dos y hasta de tres embriones,
evitando además las complicaciones que suele llevar aparejadas el parto
gemelar y el de más de dos embriones.17 Son ya numerosos los países y
organismos que han aprobado directrices dirigidas a limitar el número de
embriones a transferir en función de los perfiles de las pacientes, siendo
así que cada vez más clínicas de todo el mundo están restringiendo el
número de embriones transferidos a uno o un máximo de dos.
En el Reino Unido, el organismo regulador de las técnicas de reproducción
asistida (Human Fertilisation and Embryology Authority, HFEA), puso en
marcha esta política restrictiva en 2003, limitando el número de embriones
a transferir a dos en las mujeres menores de 40 años y tres para las
15
Idem supra, p. 15
WENNERHOLM, U.B., BERGH, C. «Obstetric outcome and follow-up of children born
after in vitro fertilization» (IVF) Hum Fertil 2000, 3, 52–64.
16
PEERAER, K., DEBROCK, S., LAENEN A., DE LOECKER, P., SPIESSENS, C., DE NEUBOURG,
D., D’HOOGHE ,T.M.. «The impact of legally restricted embryo transfer and reimbursement
policy on cumulative delivery rate after treatment with assisted reproduction technology»,
Human Reproduction Journal. 2014 Feb; 29(2): 267-75.
17
75
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Itziar Alkorta Idiakez
mujeres mayores.18 Más recientemente la HFEA ha implementado
medidas para garantizar que las tasas de embarazos múltiples que tengan
su origen en una FIV se mantengan por debajo del 10% de todos los
nacimientos producidos mediante esta técnica. La Sociedad Británica de
Fertilidad (British Fertility Society, BFS) recomendaba al respecto que al
menos la mitad del conjunto de ciclos de fecundación in vitro con
transferencia de embriones fueran SET, llegando para ello a elevar la
edad de la usuaria SET hasta los 38 años19.
Bélgica introdujo en 2003 un sistema de reembolso que condicionaba la
financiación de seis ciclos de FIV a la transferencia voluntaria de un solo
embrión (elective SET, eSET) en el primer ciclo por parte de las usuarias
menores de 36 años. El número de embriones transferidos en los
siguientes ciclos depende de la edad de la mujer y de la calidad de los
embriones obtenidos en cada FIV20.
Finlandia, Noruega, Dinamarca y los Países Bajos no tienen regulación
estatal sobre este tema; sin embargo, las clínicas han adoptado
voluntariamente programas tendentes a la aplicación generalizada del
eSET21.
Por último, Alemania, Suiza, Austria e Italia, ya que estos países han
promulgado leyes restrictivas que prohíben el cultivo de más de tres
ovocitos más allá de la etapa de pro-núcleo y exigen, además, la
transferencia de todos los embriones obtenidos sin selección previa por lo
que el eSET resulta inviable en estos países. 22
En el futuro, es previsible que el éxito de la FIV mejore gracias a sistemas
de cultivo más sofisticados y a la suavización de los protocolos de
estimulación ovárica. En dicho supuesto, se acelerará la tendencia actual
HFEA Code of Practice: Guidance Note 7. Multiple births (version 6.0), https://www.hfea.
gov.uk/401.htm
18
CUTTING, R., MORROLL, D., ROBERTS, S.A., PICKERING, S., y RUTHERFORD, A; «BFS and
ACE. Elective single embryo transfer: guidelines for practice British Fertility Society and
Association of Clinical Embryologists». Hum Fertil 2008 Sep; 11(3): 131-46.
19
STEVEN, J., DEVROEY, P., BANKER, M., BRINSDEN, P., BUSTER, J,. FIADJOE, M.,
HORTON, M., NYGREN, K., HIRSHIKESH, P., LE ROUX, P., y SULLIVAN, E., (eds.) International
Federation of Fertility Societies Surveillance 2013, https://iffs.site-ym.com/resource/.../iffs_
surveillance_09-19-13.pdf, p. 35
20
21
Idem supra, p. 36
22
Idem supra, p. 36
76
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La regulación de la reproducción asistida: evolución y tendencias actuales en el mundo
de limitar a uno, o a lo sumo a dos, el número de embriones para la
transferencia. Cada vez más, la tasa de éxito de las clínicas de
reproducción asistida se medirá en función de la tasa de implantación
(posibilidad de que un solo embrión se implante se desarrolle en el útero)
en lugar de por la tasa de embarazo, la cual se encontraba directamente
determinada por el número de embriones transferidos. La recomendación
que se está trasladando desde las administraciones sanitarias y los
organismos reguladores en muchos países es ahora y, lo será cada vez
más en el futuro: «Transfiere tantos embriones como quieras, pero no
más de uno cada vez23».
5.
IDENTIFICACIÓN DEL DONANTE DE GAMETOS
La mayor parte de los países encuestados por el IFFS en 2013 han
informado de que la FIV goza de una creciente aceptación social. En este
sentido, tal como se ha señalado anteriormente, la última encuesta
publicada ha puesto de manifiesto por vez primera una tendencia hacia
una mayor inclusión de colectivos previamente excluidos del acceso a
estas técnicas como las mujeres solas y las lesbianas. Simultáneamente,
los cambios legislativos más recientes apuntan un cambio de tendencia
en la prohibición generalizada de desvelar la identidad del donante de
gametos. Las prácticas actuales en materia de aplicación del anonimato y
del alcance de la divulgación de la información sobre el donante están
evolucionando, de forma que el paradigma se está desplazando desde el
modelo de la donación anónima a otro sistema más flexible y de apertura
a la posibilidad de obtener información por parte de la descendencia y de
los padres sociales.
El 8% de los encuestados reportó la existencia de modificaciones en la
legislación sobre el anonimato, sobre todo en algunos de los países
europeos de referencia en materia de reproducción asistida:
‒ En el Reino Unido, el cambio ha consistido en que los donantes
anónimos que donaron antes del 1 de abril de 2005 pueden ser
contactados y se les ofrece la opción de que su donación se reinscriba
como no anónima24.
23
Expert Group on Multiple Births after IVF, 2006
HFEA, Code of Practice: Donor assisted reproduction, https://www.hfea.gov.uk/3465.
html
24
77
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Itziar Alkorta Idiakez
‒ En Dinamarca, Rusia y Bielorrusia la legislación permite ahora la
donación de gametos no anónima. En el caso de Bielorrusia solo se
permite donación anónima en el caso de donación de embriones
criopreservados durante más de seis meses25.
‒ La nueva ley en Bélgica mantiene el anonimato como regla general,
pero permite revelar la identidad del donante cuando tanto este como
el receptor están de acuerdo.
‒ Más allá de Europa, Hong Kong permite ahora la donación de esperma
tanto anónima como no anónima, aunque la donación de óvulos debe
ser siempre no anónima.
Con todo, a pesar de que se advierte un cambio de tendencia por parte de
algunos países, la revelación de la identidad del donante sigue siendo una
opción minoritaria en el panorama internacional. La información sobre el
donante a la descendencia es forzada por la ley en el 20% de los países
encuestados. Aproximadamente, el 38% de los países con directrices
sobre este tema informaron de que no permiten la identificación del
donante. Si bien, la mayor parte de estos últimos requieren del donante
información sobre sus características generales que puede ser revelada a
la descendencia y a su familia social. Otro 30% de los países declara que
no tienen en cuenta la divulgación en su legislación.
Actualmente, teniendo en cuenta los últimos cambios legislativos
indicados, el estado de la cuestión en materia de regulación del anonimato
del donante en Europa es, a grandes rasgos, el siguiente:
‒ Francia, Dinamarca, Grecia, España, Portugal y Noruega mantienen
legalmente el anonimato, si bien el nacido accede a las características
generales no identificativas del donante.
‒ Islandia y, más recientemente, Bélgica, tienen un sistema de doble vía
que permite la identificación del donante por parte del nacido a la
edad de 18 años si el donante consiente.
‒ Austria, Alemania, Suecia, Suiza, Países Bajos y el Reino Unido solo
aceptan donantes que consientan la revelación de su identidad.
STEVEN, J., DEVROEY, P., BANKER, M., BRINSDEN, P., BUSTER, J., FIADJOE, M.,
HORTON, M., NYGREN, K., HIRSHIKESH, P., LE ROUX, P., y SULLIVAN, E., (eds.) International
Federation of Fertility Societies Surveillance 2013, https://iffs.site-ym.com/resource/.../iffs_
surveillance_09-19-13.pdf, p. 73
25
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La regulación de la reproducción asistida: evolución y tendencias actuales en el mundo
En Australia y Nueva Zelanda, los datos tanto los datos generales como
los identificativos se pueden solicitar a los 18 años, aunque los donantes
tienen que dar su consentimiento para revelar su identidad en el futuro
antes de efectuar la donación.
En los Estados Unidos, generalmente, no se da a la descendencia
información identificativa, pero las directrices recomiendan que se
proporcione la información no identificable. Aunque en varios Estados de
la Unión se respetan las preferencias de los usuarios y los descendientes.
Brasil no permite la identificación del donante aunque recomienda
conservar registros. La Sociedad Argentina de Fertilidad recomienda la
misma práctica. En otros países de América Latina las directrices
nacionales sobre reproducción asistida no abordan la cuestión del
anonimato.
En China solo se puede solicitar la información no identificable de los
donantes de esperma. En Japón, las Directrices de Obstetricia y
Ginecología de la Sociedad recomiendan donación anónima pero sugieren
llevar registros.
En la India, la información puede ser proporcionada solamente por orden
judicial26.
6.
«TURISMO REPRODUCTIVO» Y EXTRATERRITORIALIDAD DE
LAS NORMAS
Hemos visto que la prohibición de algunas prácticas de reproducción
asistida junto con la competitividad de los precios y tasas de éxito más
abultadas motivan a los pacientes nacionales a viajar al extranjero en
busca de tratamientos específicos. Una práctica que se ha definido como
«turismo reproductivo» o «atención reproductiva transfronteriza».
La oferta de servicios y tratamientos de reproducción asistida, en particular,
de gestación subrogada y de donación de óvulos por parte de determinados
países que atraen miles de usuarios ha sido analizada desde múltiples
puntos de vista por parte de la doctrina científica sin que se haya alcanzado
acuerdo sobre la necesidad de regular dichas prácticas, si bien, cada vez
son más numerosas las posturas que reclaman un equilibrio justo entre la
26
SAMA, The Mapping of Assisted Reproductive Technologies in India, 2011, p. 67
79
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Itziar Alkorta Idiakez
autonomía de los individuos y la necesidad de garantizar una adecuada
protección de los donantes y de los usuarios27.
Recientemente, dos países han dado el controvertido paso de promulgar
sanciones legales contra los ciudadanos que soliciten o reciban tratamiento
de reproducción asistida fuera de las fronteras nacionales.
En 2010 Turquía prohibió los viajes transfronterizos para los servicios de
reproducción asistida que impliquen donación de gametos28. La prohibición
se basa en el artículo 231 del Código Penal turco, según el cual es ilegal
«oscurecer la ascendencia de un niño». La pena a la que se expone tanto
el practicante turco que recomiende la asistencia foránea como los
usuarios es de uno a tres años de prisión. El Tribunal Europeo de Derechos
Humanos ha declarado que la regulación no contraviene el Tratado,
declarando la sanción consistente y proporcional a la prohibición
impuesta29.
Una segunda postura rigurosa es la adoptada por dos estados de Australia,
Nueva Gales del Sur y Queensland, que han legislado para prohibir a los
residentes participar en cualquier acuerdo de alquiler de vientres, incluso
en el extranjero, por motivos de coherencia con las leyes estatales que
solo permiten la subrogación altruista. La Ley de Maternidad Subrogada
de 2010 de Nueva Gales del Sur castiga a cualquiera que participe en
intercambios comerciales en materia de subrogación con hasta dos años
de cárcel y una multa de 110.000 dólares. Una enmienda parlamentaria
de última hora30 extendió la aplicación de la versión original del proyecto
de ley a todas las personas «residentes o domiciliadas habitualmente en
el Estado»31.
No está claro cómo tales leyes podrían hacerse cumplir. Las prohibiciones
impuestas pueden simplemente reforzar la discriminación contra
PENNINGS G. «Legal harmonization and reproductive tourism in Europe», Hum. Reprod.
2004, 19; DAVIES, T., «Cross Border Reproductive Care: Quality and safety challenges for
the regulator», Fertil. Steril. 2010, 94. Inhorn, MC Diasporic dreaming; return reproductive
tourism to the Middle Easte, Reproduc. Biomed Online, 2011, 23; Crockin SL. «Legal
perspectives on Cross Border Reproductive Care», Reproduc. Biomed. Online, 2011, 23.
27
GÜRTIN, Z., «Banning reproductive travel? Turkey´s ART legislation and third party
assisted reproduction». Reprod. Biomed Online, 2011, 23.
28
29
Idem supra.
30
NSW Parlamento, el 11 de noviembre de 2010.
31
Subrogation Bill, 2010, clause 11, part 2,
80
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La regulación de la reproducción asistida: evolución y tendencias actuales en el mundo
determinados grupos de pacientes que se ven obligados a solicitar fuera
los tratamientos prohibidos en casa, o pueden incluso forzar que la
subrogación comercial o la donación de gametos transfronteriza pase a la
clandestinidad, convirtiendo a algunos padres o parejas infértiles en
criminales.
La extraterritorialidad de las normas constituye, en cualquier caso, una
estrategia puntual seguida por dos únicos países que difícilmente se
extenderá a otros. El fenómeno del servicio transfronterizo de reproducción
asistida sigue siendo, por tanto, una asignatura pendiente de las técnicas
de fertilidad. Ante la dificultad de armonizar las leyes vigentes en esta
materia, parece que la solución para el tráfico transfronterizo de servicios
de infertilidad debería abordarse mediante el establecimiento de directrices
profesionales y códigos de buenas prácticas emanados por las
asociaciones de pacientes y de profesionales que tienen un papel
importante que desempeñar en el seguimiento de los efectos de la
atención reproductiva transfronteriza aumentando la presión a los
gobiernos para que mejoren la protección de las personas involucradas.
Por ejemplo, la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología
(ESHRE) cuenta con un Grupo de Trabajo sobre Transfronterizo
«Reproductive Care», cuyo objetivo es reunir datos fiables sobre el
número de pacientes que cruzan las fronteras europeas para acceder a
las tecnologías de reproducción asistida y emanar directrices regulatorias
que mejoren al menos las condiciones de acceso y las garantías de
prestación de servicios a dichos pacientes32.
32
ESHRE., Cross-Border Reproductive Care Taskforce, https://www.eshre.eu.
81
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Nuevos dilemas jurídicos de la
reproducción asistida en España: la
reproducción post-mortem y la doble
maternidad
ALMA MARÍA RODRÍGUEZ GUITIÁN
Profesora Titular de Derecho Civil
Universidad Autónoma de Madrid
Resumen
El artículo 7 de la Ley de Técnicas de Reproducción Humana Asistida
contiene una remisión general a las leyes civiles para regular la filiación
de los nacidos fruto de tales técnicas, con la excepción de algunas normas
especiales previstas en la propia LTRHA. Este trabajo tiene por objeto el
análisis de dos de estas especialidades, la reproducción artificial post
mortem y la doble maternidad. Es indudable el interés que reviste su
estudio en la medida en que constituyen realmente dilemas jurídicos.
Abstract
According to article 7 of the Spanish Law 14/2006 of 26th May, on Human
Assisted Reproduction Technics, civil legislation regulates the filiation of those
born through these techniques, except for some special rules contained in the
above-mentioned Law. This contribution focuses on the analysis of two of
these special rules: posthumous reproduction and co-motherhood. They arise
an indubitable interest as they pose real legal dilemmas.
Palabras Clave
Reproducción Asistida, Reproducción post mortem, Doble maternidad.
Key Words
Assisted Procreation, Posthumous Reproduction, Co-Motherhood.
85
Fecha de recepción: 10-3-2015. Fecha de aceptación: 8-5-2015
Alma María Rodríguez Guitián
Sumario
I. Notas introductorias.
II. Primer dilema jurídico. Análisis de la reproducción artificial post
mortem en el artículo 9 LTRHA.
II.1 Ámbito objetivo.
II.2 Ámbito subjetivo.
II.3 Análisis crítico de la aplicación por el legislador del método jurídico
de la ponderación para solucionar el conflicto de intereses planteado.
II.3.1 Inseminación artificial post mortem.
A) Notas previas.
B) Revisión de la aplicación legal del método de la
ponderación en la inseminación post mortem.
II.3.2 Transferencia post mortem de preembriones.
II.4 Análisis de los requisitos legales para la admisión de la
reproducción artificial post mortem.
II.4.1 Respecto a la inseminación artificial post mortem.
A) Consentimiento del fallecido.
B) Plazo temporal para la inseminación.
II.4.2 Respecto a la transferencia post mortem de preembriones.
II.5 Consecuencias jurídicas derivadas de la realización de la
reproducción artificial post mortem.
II.5.1 Problemas de filiación.
II.5.2 Problemas sucesorios.
III. Segundo dilema jurídico. Análisis de la doble maternidad en el artículo
7.3 LTRHA.
III.1 Algunas precisiones sobre la admisión de la doble maternidad en
la LTRHA.
III.1.1 Reflexiones introductorias.
III.1.2 Examen de los límites derivados del artículo 7.3 LTRHA.
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Nuevos dilemas jurídicos de la reproducción asistida en España: la reproducción ...
III.2 Primera premisa. Diferente trato jurídico para el matrimonio
heterosexual y el matrimonio homosexual respecto a la determinación
de la filiación en la LTRHA.
III.2.1 Régimen de acceso a la paternidad en el matrimonio
heterosexual.
III.2.2 Régimen de acceso a la maternidad en el matrimonio de
mujeres.
III.2.3 Regulación prevista en otros ordenamientos.
III.3 Segunda premisa. Matrimonio de mujeres y no ejercicio del
artículo 7.3 LTRHA: límites temporales y formales del precepto.
III.3.1 STS de 5 diciembre de 2013: Primer caso de admisión de
la doble maternidad por vía distinta al artículo 7.3 LTRHA.
III.3.2 Argumentos de la STS de 5 de diciembre de 2013.
III.4 Tercera premisa. Pareja de hecho de mujeres y doble maternidad:
límites subjetivos del artículo 7.3 LTRHA.
III.4.1 Exclusión de las parejas de mujeres de la doble
maternidad.
III.4.2 STS de 15 enero de 2014: Segundo caso de admisión de
la doble maternidad por vía distinta del artículo 7.3 LTRHA.
III.4.3 Argumentos de la STS de 15 de enero de 2014.
IV. Bibliografía.
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Alma María Rodríguez Guitián
I.
NOTAS INTRODUCTORIAS
El artículo 7.1 de la Ley 14/2006, de 26 de mayo, sobre Técnicas de
Reproducción Humana Asistida (en adelante LTRHA 2006) contiene una
remisión a las leyes civiles para regular la materia relativa a la filiación de
los nacidos fruto de las técnicas de reproducción asistida. Con tal remisión
no se ha pretendido que la normativa del Código Civil sobre filiación se
aplique de forma supletoria a las diferentes hipótesis derivadas del uso de
las técnicas de reproducción humana asistida. Más bien al contrario:
tomando como punto de partida tal normativa del Código Civil la propia
LTRHA introduce algunas normas especiales de filiación en ciertas hipótesis
cuyas características singulares justifican tal tratamiento especial 1. Ahora
bien, el problema que ello plantea, a continuación, y que se analizará al hilo
de este trabajo, es si las normas tradicionales del Código Civil encajan bien
en un ámbito tan poco previsible para el legislador del siglo XIX como son
las técnicas de reproducción asistida. Las reglas especiales de filiación
incluidas en la LTRHA, según indica su artículo 7.1, están en los artículos 8,
9 y 10 de la misma 2. Esta última idea no es totalmente correcta ya que en el
artículo 7.3 se recoge otra norma especial de filiación en el supuesto de la
doble maternidad (o comaternidad). El artículo 8 recoge algunas normas
particulares sobre determinación de la filiación en los casos de fecundación
con semen de donante, en el matrimonio y la pareja de hecho heterosexual;
el artículo 9 se refiere a la reproducción post mortem y, por último, el artículo
10 a la denominada gestación por sustitución.
El objeto del presente trabajo es precisamente el estudio de dos de las
normas especiales de filiación introducidas por el legislador,
correspondientes a dos hipótesis muy diferentes entre sí. La primera es el
ya citado artículo 9 LTRHA, que se ocupa de la reproducción artificial post
mortem, y que constituye una de las mayores ampliaciones de la
autonomía personal en la medida en que implica la decisión de una
persona de ser considerado progenitor después de fallecido. No hay la
menor duda de que realmente nos encontramos ante un primer gran
INIESTA DELGADO, J. J., “La filiación derivada de las formas de reproducción humana
asistida”, Tratado de Derecho de la Familia (directores M. Yzquierdo Tolsada y M. Cuena
Casas), Cizur Menor, 2011, p.748, y VERDERA SERVER, R., “Filiación de los hijos nacidos
mediante técnicas de reproducción asistida”, Comentarios a la Ley 14/2006, de 26 de mayo,
sobre Técnicas de Reproducción Humana Asistida (director J. A. Cobacho y coordinador J. J.
Iniesta), Cizur Menor, 2007, pp. 217-218.
2
Artículo 7.1 LTRHA: “La filiación de los nacidos con las técnicas de reproducción asistida
se regulará por las leyes civiles, a salvo de las especificaciones establecidas en los tres
artículos siguientes”.
1
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dilema ético y jurídico, y la decisión del legislador español de admitir dicha
hipótesis no deja de ser controvertida. De hecho muchos de los
ordenamientos de nuestro entorno no han admitido dicha posibilidad. Por
una parte, hay un claro conflicto entre varios intereses (mujer que desea
procrear, varón que decide ser padre después de su muerte, niño que va
a nacer y personas que resultarían afectadas por dicho nacimiento),
intereses a los que, sin duda, se ha de proteger. Y, por otro lado, una vez
admitida en el ordenamiento español la reproducción post mortem, es
preciso también buscar soluciones ante la falta de adecuación de las
normas tradicionales del Código Civil en materia de filiación y de
sucesiones a la nueva realidad que surge con esta hipótesis.
La segunda norma especial de filiación introducida por el legislador que
aquí va a ser objeto de estudio es el artículo 7.3 LTRHA, que regula la
posibilidad de la doble maternidad a través de la declaración de voluntad
de la madre no gestante, manifestada ante el encargado del Registro
Civil, consintiendo la determinación a su favor de la filiación respecto del
hijo de su cónyuge, nacido fruto de las técnicas de reproducción asistida.
Muchas críticas doctrinales ha recibido tal precepto, no solo por su
incorrecta ubicación en el citado artículo 7 y su inadecuada introducción
através de la Ley 3/2007, de 15 de marzo, reguladora de la rectificación
registral de la mención relativa al sexo de las personas, sino sobre todo a
causa de los estrechos márgenes que ha impuesto el legislador para el
acceso a la doble maternidad. Así, se han señalado límites subjetivos
(únicamente para matrimonios de mujeres), temporales (tal declaración
ha de hacerse necesariamente antes del nacimiento del niño) y formales
(ante el encargado del Registro Civil).
Otro tipo de críticas se han dirigido a la misma esencia de la hipótesis de
la doble maternidad, en cuanto se apunta que el precepto está afirmando
un hecho que biológicamente es falso, de modo que la cónyuge que no da
a luz solo podría compartir la maternidad con la cónyuge gestante a través
de otras fórmulas distintas, pero no estaría justificada la atribución legal
de la maternidad. Por último, y probablemente con el objeto de remediar
los límites del precepto antes apuntado, el Tribunal Supremo ha dictado
recientes y polémicos pronunciamientos que han abierto la posibilidad de
admitir la doble maternidad al margen de la hipótesis legal y, en concreto,
al margen de los requisitos previstos por el legislador en el citado artículo
7.3 LTRHA. Así, tal y como se analizará en las páginas que siguen, la
doctrina ha sido bastante crítica también con tales pronunciamientos
judiciales, en cuanto los mismos, aunque han buscado resolver de modo
más o menos justo el acceso a la doble maternidad cuando no se cumplen
los requisitos exigidos por el artículo 7.3 LTRHA, lo han hecho desde una
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gran confusión sobre los conceptos técnicos recogidos por la normativa
de filiación del Código Civil y desde una relajación en la aplicación técnica
de dichas categorías jurídicas3 . Es innegable que del panorama descrito
cabe deducir la calificación de la hipótesis de la doble maternidad como
un gran segundo dilema jurídico presente en el ordenamiento español.
Estamos, desde luego, en los casos de la reproducción artificial post
mortem y de la doble maternidad ante supuestos muy diferentes, de ahí
que ello sin duda exija un análisis separado de ambas hipótesis.
II.
PRIMER DILEMA JURÍDICO: ANÁLISIS DE LA REPRODUCCIÓN
ARTIFICIAL POST MORTEM EN EL ARTÍCULO 9 LTRHA
En el ordenamiento jurídico español se regula la reproducción artificial post
mortem, primero, en el artículo 9 de la Ley 35/1988, de 22 de noviembre,
sobre Técnicas de Reproducción Asistida y, con posterioridad, en el vigente
artículo 9 de la LTRHA 2006 bajo el enunciado “Premoriencia del marido” 4.
De una forma sintética cabe afirmar que la regla general es la prohibición de
tal hipótesis, ya que el párrafo primero solo admite el uso de las técnicas de
reproducción asistida en vida de los cónyuges. Pero excepcionalmente se
enerva tal prohibición en los párrafos 2.º y 3.º, de modo que puede utilizarse
el material genético del varón fallecido si se dan dos requisitos: que exista
Así se ha pronunciado, con toda la razón, BARBER CÁRCAMO, R., “Doble maternidad
legal, filiación y relaciones parentales”, Derecho Privado y Constitución, 2014, número 28,
pp. 94-95.
4
Artículo 9 LTRHA 2006. “Premoriencia del marido”:
“ .
1. No podrá determinarse legalmente la filiación ni reconocerse efecto o relación jurídica
alguna entre el hijo nacido por la aplicación de las técnicas reguladas en esta ley y el marido
fallecido cuando el material reproductor de este no se halle en el útero de la mujer en la
fecha de la muerte del varón.
2.. No obstante lo dispuesto en el apartado anterior, el marido podrá prestar su consentimiento,
en el documento a que se hace referencia en el artículo 6.3, en escritura pública, en testamento
o documento de instrucciones previas, para que su material reproductor pueda ser utilizado
en los doce meses siguientes a su fallecimiento para fecundar a su mujer. Tal generación
producirá los efectos legales que se derivan de la filiación matrimonial. El consentimiento
para la aplicación de las técnicas en dichas circunstancias podrá ser revocado en cualquier
momento anterior a la realización de aquellas.
Se presume otorgado el consentimiento a que se refiere el párrafo anterior cuando el cónyuge
supérstite hubiera estado sometido a un proceso de reproducción asistida ya iniciado para
la transferencia de preembriones constituidos con anterioridad al fallecimiento del marido.
3. El varón no unido por vínculo matrimonial podrá hacer uso de la posibilidad prevista en
el apartado anterior; dicho consentimiento servirá como título para iniciar el expediente del
artículo 49 de la Ley del Registro Civil, sin perjuicio de la acción judicial de reclamación de la
paternidad”.
3
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consentimiento por parte del varón a la reproducción artificial tras el
fallecimiento y que dicha reproducción se produzca dentro de un límite
temporal (doce meses desde el fallecimiento). Pero en realidad aquí la
excepción tiene tal amplitud que en la práctica adquiere rango de ley con el
mismo contenido y efectos que la aludida regla general5 .
Como antes he apuntado, ello pone delante de una de las mayores
ampliaciones del ámbito de la autonomía personal y, por tanto, ante una
ampliación de los instrumentos propios de la autonomía privada sobre los
que puede proyectarse la libertad de decisión del individuo 6. Pero a la vez
nos sitúa ante un delicado problema de carácter ético y jurídico en el que
han de valorarse los intereses de las partes implicadas en él: los intereses
de la persona fallecida, los del futuro recién nacido, el interés de la mujer
que desea ser madre y solicita el tratamiento y, por último, los intereses de
las personas afectadas por el nacimiento del nuevo ser (por ejemplo,
parientes u otros hijos del fallecido) 7.
Desde luego es el desarrollo científico-técnico de ciertas técnicas
reproductivas, como la fecundación in vitro o la crioconservación de esperma
o de embriones humanos, el que ha posibilitado, a mediados del siglo XX, la
reproducción después de la muerte, aunque la inseminación artificial se
viene ejercitando desde el siglo XIX al menos, haciéndose con ello realidad
el cuento fantástico, titulado “Hijo del alma”, de Emilia Pardo Bazán8 .
ALONSO PÉREZ, M., “De las precauciones que deben adoptarse cuando la viuda queda
encinta”, Comentarios al Código Civil y Compilaciones Forales, Tomo XIII, Volumen 2.º,
(directores M. Albaladejo y S. Díaz Alabart), Madrid, 1988, p. 19.
6
En este sentido CAPILLA RONCERO, F., “Autonomía de la voluntad y Derecho de la
Persona; o la autonomía personal en el Derecho privado”, La Ley, 18 de julio de 2011, LA LEY
13920/2011, p. 6 (laleydigital.laley.es).
7
A veces puede incluso haber intereses de otras personas, como abuelos. Muy ilustrativo
es el caso ocurrido en Israel en el año 2007: Rachel Cohen, madre de un soldado muerto cinco
años antes, consigue, tras una larga batalla judicial, autorización para que se conciba un niño
con el esperma de su hijo. Ella decide quién va a ser la madre del niño. Cinco años después
de su muerte el soldado tendrá un hijo con una mujer a la que ni siquiera ha conocido. Véase
en DE LA VÁLGOMA, M., “Padres sin derechos, hijos sin deberes. El laberinto jurídico de la
infancia”, Barcelona, 2003, p. 98.
8
En dicho cuento una mujer narra al Doctor Tarfe que el estado físico de su hijo, de ojos
vidriosos, sin tono ni vigor, sin fuerza ni vida, se debe a que fue engendrado por su marido siendo
ya cadáver. Señala el doctor: “… La buena crianza me impidió soltar la risa o alguna palabra
impertinente; después, un interés humano se alzó en mí; conozco bien las modulaciones de la
voz con que se miente, y aquella mujer, de fijo, se engañaba; pero, de fijo también, no mentía”.
“… Pero yo tuve la caridad de aparentar una fe que científicamente no podía sentir”. Consúltese
PARDO BAZÁN, E., “Hijo del alma”, La Ilustración española y americana, 1901, núm. 7.
5
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En concreto, la primera inseminación con esperma previamente
descongelado que da lugar a un embarazo y a un nacimiento tiene lugar
en EE. UU. en 1952. Y el primer nacimiento mediante la fecundación
extracorpórea con transferencia de embriones se produce en Inglaterra el
25 de julio de 1978 9.
II.1 Ámbito Objetivo
Tal y como se desprende con claridad del vigente artículo 9 LTRHA 2006,
en él se regulan dos hipótesis diferentes; una, la fecundación artificial post
mortem en sentido estricto y, dos, la transferencia post mortem de
preembriones. Por fecundación artificial post mortem se entiende de modo
exclusivo la introducción en los órganos genitales femeninos del semen
del varón fallecido por medio distinto al contacto sexual. El segundo
supuesto hace referencia a la transferencia a la mujer, tras el fallecimiento
del varón, de preembriones de la pareja constituidos mediante fecundación
in vitro con anterioridad a la muerte del marido o del compañero; supuesto
en el que la fecundación no ha sido, por tanto, post mortem.
La diferencia entre ambas hipótesis es clara: En el caso de la inseminación
artificial se fecunda a la viuda o compañera con semen del varón fallecido,
de modo que estaríamos ante un hijo, no póstumo, sino postumísimo,
esto es, procreado después de la muerte del padre. Por el contrario, en la
transferencia de preembriones el hijo es concebido en vida de ambos
padres (in vitro), aunque su implantación, gestación y alumbramiento
ocurran una vez ya fallecido el padre. De ahí que la denominación de
reproducción artificial post mortem me parece más adecuada en cuanto
abarca ambas hipótesis10. El objetivo de este trabajo es demostrar que un
tratamiento riguroso de la materia regulada en este artículo 9 exige
diferenciar el régimen jurídico de los dos supuestos contemplados en él.
II.2 Ámbito Subjetivo
El artículo 9 LTRHA 2006 se refiere, literalmente, a que podrán prestar su
consentimiento al uso de su material reproductor tras su muerte, o a la
transferencia de preembriones ya constituidos antes del fallecimiento,
Toda esta información ampliada en ALKORTA IDIAKEZ, I., “Regulación jurídica de la
Medicina Reproductiva”, Cizur Menor, 2003, pp. 30 ss.
10
Considera más precisa también tal terminología INIESTA DELGADO, J. J., “La filiación”, cit.
p. 835.
9
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tanto el marido como el varón “no unido por vínculo matrimonial”. Llama la
atención, sin duda, que el precepto ni exija la convivencia more uxorio
entre varón y mujer ni mucho menos el requisito de que se esté ante una
pareja estable. Lo más lógico es que se refiera a parejas no casadas que
conviven more uxorio, aunque realmente la vaguedad de la expresión
conduciría a que pudiera caber en ella el consentimiento de cualquier
varón para la reproducción post mortem con cualquier mujer 11.
Puesto que se habla de “fallecimiento del marido” o del “varón no unido
por vínculo matrimonial” ha de descartarse que la ley española contemple
el caso de que quien sobreviva sea el varón y no la mujer, y sea aquel el
que solicite que se implante el preembrión constituido en vida de ambos
en el útero de otra mujer. Se ha subrayado que tal posibilidad no sería
coherente con el artículo 10 LTRHA, que afirma la nulidad de la gestación
por sustitución en su párrafo primero (“Será nulo de pleno derecho el
contrato por el que se convenga la gestación, con o sin precio, a cargo de
una mujer que renuncia a la filiación materna a favor del contratante o de
un tercero”) 12. También por esta misma razón y por la utilización por el
artículo 9 LTRHA del término “cónyuge supérstite”, ha de quedar fuera la
posibilidad de que ambos cónyuges o compañeros de hecho fallezcan y
que el preembrión sea transferido o implantado en el útero de otra mujer 13.
Mucho mayor rigor técnico tiene, a mi juicio, el artículo 235-13 de la Ley 25/2010, de 29
de julio, que aprueba el Libro Segundo del Código Civil de Cataluña, relativo a la Persona y la
Familia, que regula en su párrafo segundo la fecundación asistida después “del fallecimiento
del hombre que convivía con la madre” (BOE 21 agosto 2010, núm. 203, p. 73429, y DOGC
5 agosto 2010, núm. 5686, p. 61162). Aunque explica GETE-ALONSO y CALERA, M. C.,
“Determinación de la filiación en el Código de Familia de Catalunya”, Valencia, 2003, p. 197,
refiriéndose a este mismo requisito del ya derogado Código de Familia de Catalunya, que la
norma ni exige una unión estable de convivencia ni un periodo determinado de duración de
la misma, por lo que en teoría podría ser de breve duración.
12
En este sentido JIMÉNEZ MUÑOZ, F. J., “La reproducción asistida y su régimen jurídico”,
Madrid, 2012, p. 103, y LÓPEZ PELÁEZ, P., “Filiación y reproducción asistida”, Derecho de la
Persona (coordinador I. Ravetllat), Barcelona, 2011, p. 105. Esta última apunta que llama la
atención que el hombre no pueda solicitar la reproducción post mortem tras la muerte de su
mujer o compañera, en la medida en que también el varón tiene derecho al libre desarrollo
de su personalidad y a la paternidad, e igualmente está capacitado para darle al hijo todas
las condiciones para su adecuado desarrollo.
13
Así SERRANO ALONSO, E., “El depósito de esperma o de embriones congelados y los
problemas de la fecundación post mortem”, La filiación a finales del siglo XX. Problemática
planteada por los avances científicos en materia de reproducción humana (II Congreso Vasco
dirigido por el Departamento de Derecho Privado de la Universidad del País Vasco), Madrid,
1988, p. 378. Parece, no obstante, que en el Proyecto de Ley que da lugar a la ya derogada
11
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Pero no son las anteriores las únicas hipótesis que quedan excluidas de la
regulación española de la reproducción artificial post mortem. En primer
lugar, al hacerse alusión expresa en el precepto a que el varón consienta
la utilización de “su material reproductor”, queda fuera la prestación del
consentimiento por parte del difunto para que su mujer o pareja de hecho
se insemine con gametos pertenecientes a un tercero para que le dé un
hijo después de muerto 14. En segundo lugar, y como consecuencia de lo
anterior, suscita dudas la transferencia de un preembrión al útero de la
madre con posterioridad a la muerte del marido o compañero, cuando tal
preembrión, aunque concebido en vida de aquellos, ha sido obtenido por
gametos donados por un tercero. Aunque realmente en la letra de la ley
cabría la admisión de este último supuesto, no es indudable que deba
incluirse si esta posibilidad de donación de gametos ha quedado fuera en
el caso de la fecundación artificial post mortem en sentido estricto, salvo
que se entienda más razonable, como seguramente lo es, la solución de
la inclusión, en cuanto aquí confluyen en una misma dirección el deseo de
procrear de la mujer y la tutela del embrión preexistente. Por el contrario,
admiten la reproducción artificial post mortem en un número de casos
más amplio que la ley española tanto los ordenamientos inglés 15 como
holandés 16.
Ley de Reproducción Asistida de 1988 se admiten dos casos que implican alquiler de úteros:
uso del óvulo de mujer fallecida por el varón y uso de embrión cuando ambos cónyuges o
convivientes han fallecido.
14
De nuevo refiriéndose a la regulación existente en el derogado Código de Familia de
Catalunya, GETE-ALONSO Y CALERA, M. C., “Determinación de la filiación”, cit. pp. 73 y 197,
justifica esta exclusión en el carácter excepcional de la reproducción artificial post mortem:
esta figura carece de sentido y causa cuando se lleva a cabo con gametos de un donante
porque en este último caso faltaría una mínima vinculación con el fallecido que permita
explicar tal situación singular.
15
Ya en 1990 la Human Fertilisation and Embryology Act (HFEA) permite tanto la
inseminación artificial post mortem como la fecundación in vitro y la implantación del embrión
con posterioridad a la muerte del padre. Ahora bien, en estos dos casos no se atribuye el
status filii al hijo nacido como consecuencia de dichas prácticas, fundamentalmente por los
problemas sucesorios que ello podía traer. Esta ley ha sido objeto de varias reformas para
ampliar el ámbito de esta hipótesis y, en concreto, en 2003 se modifica la HFEA 1990 para
que fuera posible el registro del fallecido como padre del niño, a raíz del caso R v. HFEA ex
parte Blood [1996] WLR 1176 (HC), [1997] 2 All ER 687 (CA), [1997] 2 FLR 742. Poco después
de que Mr. and Mrs. Blood hubieran decidido tener hijos, Mr. Blood enferma de gravedad.
Rápidamente cae en coma y Mrs. Blood convence a los médicos para que extraigan y guarden
el esperma para un futuro uso. Mr. Blood nunca consintió el uso de su esperma para después
de su muerte, de modo que según el ordenamiento inglés debía rechazarse la autorización
para que la viuda se inseminara con dicho esperma. El Tribunal de Apelación, sin embargo,
la autoriza a llevarse el esperma a Bélgica y a ser inseminada allí, no en base a la HFEA 1990,
sino por el derecho a obtener servicios médicos en otro Estado miembro dentro de la Unión
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Nuevos dilemas jurídicos de la reproducción asistida en España: la reproducción ...
En segundo lugar, tal y como se desprende del artículo 9 LTRHA, este
solo regula la reproducción artificial post mortem en el caso de un
matrimonio o pareja heterosexual. La literalidad del precepto, entre otras
razones, impide que se extienda tal hipótesis a un matrimonio o pareja de
hecho homosexual, de hombres o mujeres. Si se trata de dos hombres, la
admisión de esta hipótesis chocaría contra la aludida prohibición legal de
Europea. Tras esta decisión judicial la cuestión era si, y cómo, el padre fallecido de un niño
podía ser nombrado en el certificado de nacimiento. De ahí que la HFEA 1990 se modifica
para que el marido fallecido pueda ser inscrito por la madre como padre del niño, dentro
de los cuarenta y dos días siguientes al nacimiento, tanto en caso de que la mujer haya sido
inseminada artificialmente después de la muerte con su esperma como en caso de que se
le haya transferido post mortem un embrión creado con dicho esperma, o con esperma de
donante, antes de la muerte del marido. Tal posibilidad también se extiende a la pareja de
hecho masculina de la mujer. Pero en ambas hipótesis se requiere que el varón fallecido
haya dado su consentimiento por escrito al uso, tras su fallecimiento, de los gametos o a
la implantación del embrión y a ser inscrito como padre del niño fruto de tales técnicas,
además de que no haya retirado su consentimiento antes de su muerte. No obstante, la
inscripción del varón como padre del niño no tiene consecuencias jurídicas en cuanto al
reconocimiento de derechos sustantivos al menor sino que solo posee un efecto simbólico
[consúltese Human Fertilisation and Embryology (Deceased Fathers) Act 2003 [HFEA 1990
s28 (5A) to (5I) and s29]. Con posterioridad, en 2006, el Departamento de Salud británico
hace una serie de propuestas para una nueva revisión de la legislación en esta materia, que
finalmente se hace a través de la Human Fertilisation and Embryology Act de 2008 (c.22), que
entra en vigor en abril de 2009 (http://www.legislation.gov.uk) (fecha de consulta: diciembre
2014). Esta normativa incluye disposiciones similares a las inmediatamente señaladas de
2003 [HFEA 2008 s39: uso de esperma, o transferencia de embrión, después de la muerte
del hombre que ha aportado el esperma; s 40: embrión transferido después de la muerte del
marido o compañero que no ha aportado el esperma]. Y el registro del varón como padre
del niño, siempre y cuando la mujer lo consienta tras el nacimiento, continúa poseyendo
únicamente efectos simbólicos. No existe obligatoriedad de la madre para inscribir al marido
o pareja como padres del niño. Pero la madre, señala PROBERT, R., “Cretney and Probert´s
Family Law”, London, 2009, p. 232, tampoco tiene una absoluta libertad de elección: así,
si existe otra persona que, de acuerdo a las reglas legales, está legitimada para ser tratada
como padre del niño entonces se prioriza tal paternidad y el fallecido no puede ser inscrito
como padre del niño. Y ello en virtud del principio del interés del menor, para que no haya
una “doble paternidad”. Por ejemplo, si otra persona puede ser tratada como padre del niño
en virtud de la institución de la adopción. O si al tiempo de la implantación del embrión la
madre ya está casada con otra persona y para la creación del embrión no se ha utilizado su
esperma, entonces el nuevo cónyuge será considerado como padre del niño a menos que
pruebe que no consintió la implantación. Explica VONK, M., “Children and their parents.
A comparative study of the legal position of children with regard to their intentional and
biological parents in English and Dutch Law”, Antwerpen-Oxford, 2007, pp. 46 y 157 que
si la madre no inscribe al marido o pareja (tanto si es formalizada como si no lo es) como
padre del niño, este último no dispone ya de ningún medio para determinar la paternidad
del hombre, tanto si es el padre biológico como si no lo es. Según el autor este hecho queda
justificado ante los efectos meramente simbólicos del registro, de modo que la no inscripción
de la paternidad no priva al niño de más derechos legales que si estuviese inscrita. Véase
95
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la gestación por sustitución, ya que aquellos siempre necesitarían el útero
de una mujer. Si son dos mujeres esta misma objeción en principio no
existiría. Se ha mantenido que la cuestión debería resolverse por el
artículo 7.3 LTRHA 17 y no por el artículo 9 de esta ley, de modo que si una
mujer, antes del nacimiento del hijo de su cónyuge, da su consentimiento
para que el niño sea considerado hijo suyo y después fallece, quedará
determinada la filiación póstuma, argumentándose que no cabe entender
que los efectos del consentimiento se extingan con su muerte 18. Pero
realmente el artículo 7.3 LTRHA no está pensando en la hipótesis de la
reproducción artificial post mortem, para la que además se necesita dar
un consentimiento específico para el uso, posterior a la muerte, de las
técnicas de reproducción asistida. Por ello cualquier duda relativa a la
reproducción artificial post mortem ha de resolverse en virtud del artículo
más información en HALE, B./PEARL, D./GOKIE, E./ MONK, D., “The family, Law & Society”,
Oxford, 2009, p. 435, y GILMORE, S./GLENNON, L., “Hayes and Williams´Family Law”, Oxford,
2012, p. 367.
16
El artículo 1:207 del Dutch Civil Code (BW), aplicable según la doctrina al uso de las
técnicas de reproducción asistida después de la muerte del marido o pareja de hecho (tanto
la registrada como la no formalizada), con su esperma o mediante la transferencia de un
embrión creado con el esperma de aquellos o con el de un donante, señala que la madre y/o
el niño pueden solicitar, tras el fallecimiento, que se determine judicialmente la paternidad
de un hombre sobre la base, o bien de la paternidad biológica, o bien sobre la base de que
durante el tiempo que convivió con la madre consintió un acto que podría tener como
resultado posible el nacimiento de un niño. Consúltese en http://www.dutchcivillaw.com/
civilcodebook01.htm (fecha de consulta: diciembre 2014). El marido o compañero debe
haber autorizado el uso de su esperma o del embrión tras su fallecimiento, según requiere el
artículo 7 Embryowet 20 juni 2002. Ahora bien, al contrario que en Inglaterra, no es preciso
que den su consentimiento para ser inscritos como padres del niño. En el ordenamiento
holandés, a diferencia del inglés, la determinación judicial de la paternidad puede tener
consecuencias jurídicas, no solo con relación al status de hijo respecto al padre, sino también
respecto a ciertos lazos con la familia paterna, por ejemplo, en cuanto al apellido, nacionalidad
y derechos hereditarios que correspondan al padre en la herencia de los abuelos. Pero la
determinación de la paternidad no posee efectos con referencia a los derechos sucesorios
del hijo en la herencia del padre fallecido, ya que la muerte se ha producido antes de que la
madre quede embarazada. Este hecho impide que pueda aplicarse el artículo 1: 2 BW, según
el cual un niño todavía en el útero de su madre es considerado ya nacido cuando su interés
lo requiere. Consúltese VONK, M., “Children and their parents”, cit. pp. 55-56, 58, 61, 63, 157
y 159.
17
Así, el artículo 7.3 LTRHA 2006 prevé que “Cuando la mujer estuviere casada, y no
separada legalmente o de hecho, con otra mujer, esta última podrá manifestar ante el
Encargado del Registro Civil del domicilio conyugal, que consiente en que cuando nazca el
hijo de su cónyuge, se determine a su favor la filiación respecto del nacido”. Como puede
apreciarse, el tenor literal del artículo excluye de su ámbito a las parejas de hecho de
mujeres. Este precepto es objeto de estudio en la segunda parte de este trabajo.
18
INIESTA DELGADO, J. J., “La filiación”, cit. p. 843.
96
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Nuevos dilemas jurídicos de la reproducción asistida en España: la reproducción ...
9 LTRHA. Y este precepto, como se ha puesto de manifiesto con
anterioridad, no parece permitir la fecundación artificial post mortem en la
que intervenga el semen de un donante seguramente para garantizar la
existencia de una vinculación mínima entre la persona fallecida y el niño.
Y, claro, la intervención de donante es imprescindible en el caso de dos
mujeres (en este último supuesto solo existiría la vinculación mínima
aludida si el preembrión se hubiera constituido con los óvulos de la
fallecida). Cuando en el año 2007 se introduce el artículo 7.3 LTRHA no se
hace ninguna modificación en el artículo 9 de la misma en el sentido de
permitir la reproducción post mortem para matrimonios de mujeres. De
nuevo permiten la extensión desde el punto de vista subjetivo de
reproducción post mortem a matrimonios y parejas de mujeres los
ordenamientos inglés 19 y holandés20 .
La Human Fertilisation and Embryology Act de 2008 (c.22), como gran novedad, extiende
la reproducción post mortem a la partner femenina de la mujer (formen parte o no de una
unión civil registrada) a la que se le va a transferir el embrión constituido antes del fallecimiento
de su pareja con donación de semen de un tercero, de modo que aquella puede tener el status
de progenitora legal de un hijo que no ha conocido por haber fallecido antes del nacimiento
del niño (HFEA s 46). Este artículo no se aplica, en cambio, en los casos en que la inseminación
artificial con esperma de donante se haga después del fallecimiento de la compañera de la
madre biológica. La partner ha de consentir, por escrito, la transferencia del embrión a la madre
después de su fallecimiento y además ser considerada como progenitora del niño. Un último
requisito que se añade a los dos anteriores es que la madre que da a luz ha de manifestar su
opinión favorable, en el plazo de cuarenta y dos días desde el nacimiento del niño, a que su
partner sea tratada como progenitora del niño. Ahora bien, el registro es puramente simbólico
y la persona fallecida no es considerada como progenitora para cualquier otro propósito (por
ejemplo, a efectos hereditarios). Y como ya se ha visto en el caso de la reproducción post
mortem del varón, la madre tampoco tiene una absoluta libertad de elección, en virtud del
interés superior del menor, a la hora de decidir si quiere que su pareja finalmente sea tratada
como progenitora del niño. Véase más información en PROBERT, R., “Cretney and Probert´s
Family Law”, cit. pp. 231-232, y GILMORE, S./GLENNON, L., “Hayes and Williams’Family Law”,
cit. p. 369. Tras la aprobación de la Marriage (Same Sex Couples) Act 2013, que permite
contraer matrimonio a las parejas homosexuales, se ha introducido alguna modificación en
la s. 46 HFEA, de modo que, además de permitirse la reproducción artificial post mortem de
parejas femeninas que forman parte o no de una unión civil registrada, también se admite la de
mujeres que han contraído matrimonio, exactamente con los mismos requisitos que cuando se
introduce tal posibilidad en 2008 para las parejas de hecho.
20
En Holanda, a partir del 1 de abril de 2014, la combinación de dos leyes (Act on Lesbian
Parentage de 25 de noviembre de 2013 y la Act Removing a Number of Differences between
Registered Partnership and Marriage de 27 de noviembre de 2013) permite que la cónyuge
o la pareja registrada de la madre biológica se convierta por imperativo de la ley en madre
legal del niño si ambas presentan una declaración de la Donor Data Foundation en el registro
de nacimiento del niño (que deberá practicarse dentro de los tres días posteriores a dicho
nacimiento). Esta declaración debe afirmar que a la madre biológica se le han aplicado
técnicas de reproducción asistida en una clínica autorizada por la Donor Data Act y que la
identidad del donante de esperma es desconocida para ella. Pero en caso de que la esposa
19
97
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II.3 Análisis crítico de la aplicación por el legislador del método
jurídico de la ponderación para solucionar el conflicto de
intereses planteado
II.3.1 Inseminación artificial post mortem
En este epígrafe solo voy a referirme al primer supuesto regulado en el
artículo 9 LTRHA 2006, esto es, la inseminación de la viuda o compañera
del difunto con gametos de este tras su fallecimiento.
A) Notas previas
Es fácil determinar que en la hipótesis de la inseminación artificial post
mortem existe un conflicto entre el derecho a procrear de la viuda o
compañera de hecho y el interés del hijo a nacer con progenitores que le
presten asistencia de todo orden durante la minoría de edad 21. El
legislador, cuando ha regulado la materia de las técnicas de reproducción
asistida ha aplicado, aunque sea de modo implícito, el método jurídico de
la ponderación para solucionar cuál de los principios (bienes, valores o
intereses) contrapuestos en el caso planteado debe prevalecer. Como
resultado de cada ponderación es posible formular una regla de
prevalencia que exprese las condiciones bajo las cuales un principio tiene
preferencia sobre el contrario 22. En el artículo 9 LTRHA 2006 se ha
o compañera registrada fallezca antes del nacimiento del niño, ella nunca llegará a ser
reconocida como madre legal del niño por esta concreta vía legal, en la medida en que la
ya citada declaración de la Donor Data Foundation tiene que ser presentada en el mismo
momento del registro del nacimiento del niño por las cónyuges o los dos miembros de la
pareja. Pero podría, a petición de la madre biológica y/o del hijo, determinarse judicialmente
la maternidad legal de la fallecida que consintió la concepción del hijo de su cónyuge o
compañera de vida, en virtud del ya analizado artículo 1:207 del Código Civil holandés. Véase
CURRY-SUMNER, I./VONK, M., “Dutch Co-Motherhood in 2014”, The International Survey of
Family Law, Bristol, 2014, pp. 361-363 y 367.
21 Es cierto que en esta hipótesis hay, además, otros intereses en juego; así, los intereses
del fallecido y los intereses de las personas afectadas por el nacimiento del nuevo ser.
Pero el legislador ha dado respuesta a los mismos en el artículo 9 LTRHA 2006 acudiendo
a expedientes distintos. Por un lado, protege los intereses del fallecido exigiendo que este
dé el consentimiento al uso del material genético tras su fallecimiento por unos cauces
determinados. Respecto a los intereses de personas afectadas por el nacimiento del nuevo
ser; sobre todo derechos hereditarios de parientes, estos quedan tutelados mediante la
exigencia legal de que la inseminación artificial post mortem de la viuda o pareja haya de
producirse dentro de un plazo temporal determinado.
22
Así RODRÍGUEZ DE SANTIAGO, J. M., “La ponderación de bienes e intereses en el Derecho
Administrativo”, Madrid-Barcelona, 2000, p. 150.
98
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concluido que ha de prevalecer el derecho a procrear de la viuda o
compañera del fallecido, siempre que exista consentimiento por parte del
fallecido a la utilización post mortem de su esperma –otorgado por
diversos cauces– y que la inseminación de la mujer se produzca en un
determinado plazo de tiempo desde el fallecimiento.
Tal decisión de admitir la fecundación post mortem parece coherente en
principio con el fundamento en que el legislador español ha sustentado
las técnicas de procreación artificial, esto es, en un hipotético derecho a la
procreación y no en el derecho a la salud, entendido este, más allá de la
ausencia de enfermedad, como bienestar físico o psicológico. Así, el
artículo 1 LTRHA 2006 no hace referencia ya, frente a la redacción inicial
de la Ley de Técnicas de Reproducción Asistida de 1988, a que la finalidad
de las técnicas de reproducción humana asistida sea la eliminación de la
esterilidad. En cambio, si un legislador opta por fundamentar tales técnicas
en el derecho a la salud y restringirlas a los casos de existencia de
indicaciones médicas, porque exista una esterilidad irreversible o porque
haya posibilidad de transmitir enfermedades hereditarias a los futuros
hijos, no tiene cabida el acceso a las técnicas de mujeres solteras sin
pareja y de viudas 23. Esta última opción es la elegida en otros
ordenamientos, como el francés, el italiano, el alemán o el portugués 24.
En este sentido ROCA TRÍAS, E., “La incidencia de la inseminación-fecundación artificial
en los derechos fundamentales y su protección jurisdiccional”, La filiación a finales del siglo
XX. Problemática planteada por los avances científicos en materia de reproducción humana
(II Congreso Vasco dirigido por el Departamento de Derecho Privado de la Universidad del
País Vasco), Madrid, 1988, p. 26.
24
En Francia se prohíbe tanto la inseminación como la transferencia de embriones post
mortem. Ello deriva de dos datos: Primero, se exige que los usuarios de tales técnicas deben
estar vivos y, segundo, de modo expreso se señala que la muerte de uno de los miembros
de la pareja impide la inseminación y la transferencia de embriones (así, véase L. 2141-2 del
Code de la Santé Publique, reforzado por el apartado 3 del artículo 311-20 del Código Civil,
que señala que el consentimiento deviene ineficaz en caso de muerte antes de la realización
de la procreación médica asistida) (consúltese en http://www.legifrance.gouv.fr) (fecha de
consulta: diciembre 2014). Sobre el tema véase VOIRIN, P./GOUBEAUX, G., “Droit Civil”,
Tomo 1. París, 2007, p. 167. En segundo lugar, en Portugal se prohíbe de forma expresa la
inseminación con semen del marido fallecido o del compañero, incluso aunque estos hayan
consentido antes de la muerte (artículo 22.º 1 de la Lei n.º 32/2006, de 26 de Julho, Procriação
medicamente assistida) (publicada en Diário da República, 1.ª Série-N.º 143-26 Julho de
2006) (http://www.cnpma.org.pt) (fecha de consulta: diciembre 2014), pero, en cambio, el
párrafo tercero del citado artículo autoriza la transferencia al útero materno de embriones
resultantes de una fecundación in vitro efectuada en vida de su esposo o compañero, si ha
transcurrido un plazo que posibilita una adecuada ponderación de la decisión. Por último, los
ordenamientos italiano y alemán se caracterizan por las dudas existentes acerca del alcance
de la prohibición. En este sentido el artículo 5 de la Ley italiana de 19 febbraio 2004 núm. 40
23
99
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Es, pues, claro que el legislador español ha optado, mediante la aplicación
implícita del método de la ponderación, por hacer prevalecer el derecho
de la mujer a procrear, pareciendo innecesario afirmar que, una vez que el
legislador ha decidido a favor de una de las posibilidades, a tal preferencia
quedan vinculados tanto los órganos judiciales como el poder ejecutivo 25.
Pero ello no significa en ningún caso que el resultado de tal ponderación
no pueda ser objeto de análisis crítico doctrinal, como aquí va a hacerse a
continuación, en la medida en que estimo que caben dudas racionales
acerca de la constitucionalidad de tal decisión. En concreto, estimo que la
admisión por el legislador de la inseminación artificial post mortem puede
vulnerar tanto el párrafo tercero como el cuarto del artículo 39 de la
Constitución Española de 1978 (en adelante CE).
B) Revisión de la aplicación legal del método de la ponderación en la
inseminación post mortem
Con el fin de evitar o mitigar los peligros que el método jurídico de la
ponderación lleva consigo, es preciso seguir tres pasos ordenados en su
sobre Norme in materia di procreazione medicalmente assistita (publicada en Gazzetta Ufficiale
n. 45 del 24 febbraio 2004) (http://www.camera.it/parlam/leggi/04040l.htm) (fecha consulta:
diciembre 2014) establece como requisito subjetivo para acceder a tales técnicas estar vivo. Y
el artículo 12.2 fija una sanción administrativa pecuniaria para quien posibilite el acceso a las
técnicas de procreación asistida, entre otros casos, a parejas cuyos miembros no estén vivos.
Como señala DE VERDA Y BEAMONTE, J. R., “Libertad de procreación y libertad de investigación
(Algunas reflexiones a propósito de las recientes leyes francesa e italiana sobre reproducción
asistida)”, La Ley, 4 enero 2005, número 6161, p. 13 (laleydigital.laley.es), no queda claro cuál
es el objeto de la prohibición legal, si solo se prohíbe la fecundación post mortem, o también
la transferencia de preembriones ya existentes al tiempo del fallecimiento del marido o
conviviente. Critica esta falta de claridad de la normativa italiana IAPICHINO, L., “La procreazione
artificiale”, Il Diritto di Famiglia nei nuovi orientamenti giurisprudenziali, tomo IV (director G.
Cassano), Milano, 2006, p. 175. En Alemania el parágrafo 4 de la Embryonenschutzgesetz vom.
13. Dezember 1990 señala que será castigado hasta con tres años de privación de libertad o
sanción pecuniaria quien, conscientemente y mediante un procedimiento artificial, fecunde
un óvulo con el espermatozoide de un hombre tras la muerte de este; no castigándose en el
precepto a la mujer que se someta al proceso de fecundación artificial (véase en http://www.
gesetze-im-internet.de/eschg/4.html) (fecha consulta: diciembre 2014). Matiza ALKORTA
IDIAKEZ, I., “Regulación jurídica”, cit. p. 365, que la prohibición no se extiende a la implantación
del óvulo fecundado antes de la muerte del varón. Dada la imposibilidad de aplicación analógica
de la normativa penal, la solución más adecuada es permitir que la viuda geste los embriones
obtenidos en el tratamiento de fertilidad anterior al fallecimiento. Sin duda esta solución es
más coherente con la finalidad de la normativa, que trata de proporcionar al embrión una
protección mínima. Sobre el parágrafo 4 consúltese JUNGFLEISCH, F., “Fortpflanzungsmedizin
als Gegenstand des Strafrechts? Eine Untersuchung verschiedenartiger Regelungsansätze aus
rechtsvergleichender und rechtspolitischer Perspektive”, Berlín, 2005, pp. 89-90.
25
LARENZ, K., “Metodología de la Ciencia del Derecho”, Barcelona, 1994, p. 339.
100
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aplicación para que dicho método sea riguroso y disciplinado 26: Así, en primer
lugar, ha de procederse a la identificación de los principios en conflicto. Por
una parte, el derecho de procrear de la mujer. Lo que resulta claro es que un
derecho como tal no aparece recogido de modo explícito en la CE 1978, de
modo que se ha propuesto su reconocimiento implícito en alguno de los
preceptos constitucionales: o bien en el derecho fundamental a la libertad
personal del artículo 17 CE, o bien en el principio del libre desarrollo de la
personalidad del artículo 10.1 CE, o bien en el derecho a la intimidad familiar
del artículo 18.1 CE27 . A mi juicio la perspectiva más correcta es la que
mantiene una conexión clara entre la procreación y el libre desarrollo de la
personalidad del artículo 10.1 CE. Se trata de un principio constitucional, que
significa la autonomía de la persona para elegir, de modo libre y responsable,
entre las diversas opciones de vida, siguiendo sus preferencias. Proyectado
al tema aquí analizado, significa el reconocimiento a toda persona de un
ámbito de decisión en torno a si procrea o no un hijo 28.
No hay tampoco un reconocimiento del derecho autónomo a procrear ni
en las declaraciones internacionales de derechos civiles ni en las
constituciones nacionales de otros países, con contadas excepciones29 .
Pero sí que se recoge en diversas declaraciones internacionales el
derecho a fundar una familia. Así, a título ejemplificativo, en el artículo
16.1 de la Declaración de Derechos Humanos de 1948, en el artículo 12
del Convenio de Roma para la Protección de los Derechos Humanos y de
las Libertades Fundamentales de 4 de noviembre de 1950 o en el artículo
23 (2) del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966.
Cabe preguntarse si debería eliminarse cualquier límite que impida la
voluntad de procrear de la mujer desde el respeto a los derechos de esta
a fundar su propia familia en los términos que establecen los acuerdos y
pactos internacionales, tal y como apunta la Exposición de Motivos de la
derogada Ley 35/1988, de 22 de noviembre, sobre Técnicas de
Señala estos tres pasos RODRÍGUEZ DE SANTIAGO, J. M., “La ponderación de bienes”, cit.
p. 48.
27
Véase más detenidamente en RODRÍGUEZ GUITIÁN, A. M., “Reproducción artificial
post mortem. Análisis del artículo 9 de la Ley 14/2006, de 26 de mayo, sobre Técnicas de
Reproducción Humana Asistida”, Valencia, 2013, pp. 33-37.
28
DE VERDA Y BEAMONTE, J. R., “Libertad de procreación y libertad de investigación”, cit.
pp. 1-2, y MARTÍN-CASALS, M./SOLÉ FELIÚ, J., “Comentario a la STS 29 de mayo de 2003”,
CCJC, 2004, núm. 64, p. 215.
29
En este sentido, FARNÓS AMORÓS, E., “Consentimiento a la reproducción asistida. Crisis
de pareja y disposición de embriones”, Barcelona, 2011, pp. 58-59. Pero, a su juicio, ello no
impide que se tutelen las decisiones relativas a la procreación en ciertas circunstancias, en
cuanto afectan a un derecho fundamental.
26
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Alma María Rodríguez Guitián
Reproducción Asistida. No obstante, la doctrina parece de acuerdo en que
el hecho de contraer matrimonio o el hecho de formar una pareja estable
no otorgan a los cónyuges o convivientes el derecho a tener hijos,
simplemente les atribuye el derecho-deber de realizar los actos sexuales
necesarios para procrear. Por ello, el derecho a procrear, entendido como
el derecho a los hijos, no existe ni de forma implícita ni en términos
absolutos, sino que lo que hay es un derecho a llevar a cabo los actos
naturales propios de la procreación que pueden dar lugar o no, según
cada caso, a la generación de un nuevo ser 30.
En cualquier caso, parece claro que el Estado no podría nunca interferir
en las decisiones de procrear de una persona 31. También existe acuerdo
en que no hay reconocido un derecho general de acceso a la reproducción
asistida en el sentido de que pueda exigirse al Estado que permita tal
acceso a toda persona y en toda circunstancia32 . Diferentes argumentos
permiten apoyar esta última afirmación. Además de que no hay un
instrumento internacional que contemple tal derecho de forma explícita y
con carácter vinculante, se ha sostenido que la reproducción no puede
considerarse una necesidad básica que haga surgir un deber de
satisfacerla, ya que tener hijos no es un requisito imprescindible para
desarrollarse como persona 33. Otro argumento alegado es que los
recursos son limitados y que las elecciones deben adecuarse a la
limitación de dichos recursos, tal y como ha mantenido el Comité Director
de Bioética (CDBI) del Consejo Europeo; aunque a la vez sostiene que no
GÁMIZ SANFELIU, M., “Reflexiones sobre la fecundación post mortem. Cuestiones
interpretativas del artículo 9 de la Ley 14/2006, de 26 de mayo, de Técnicas de Reproducción
Humana Asistida”, Actualidad Civil, 2009, número 10, La Ley 11701/2009, p. 5 (laleydigital.
es).
31
FARNÓS AMORÓS, E., “Consentimiento a la reproducción asistida”, cit. pp. 59 ss. La
autora hace referencia tanto a las sentencias del Tribunal Europeo de Derechos Humanos
como a las del Tribunal Constitucional español, que suelen sostener que el derecho de una
persona a planificar su reproducción por medios naturales forma parte del derecho a la
intimidad familiar.
32
Así lo sostiene para el ordenamiento español PANTALEÓN PRIETO, F., “Procreación
artificial y responsabilidad civil”, La filiación a finales del siglo XX. Problemática planteada
por los avances científicos en materia de reproducción humana (II Congreso Vasco dirigido
por el Departamento de Derecho Privado de la Universidad del País Vasco), Madrid, 1988,
Trivium, p. 275. Parece una cuestión pacífica la inexistencia de un derecho fundamental de
acceso a tales técnicas, incluso, como señala FARNÓS AMORÓS, E., “Consentimiento a la
reproducción”, cit. p. 67, entre los sectores feministas.
33
WARNOCK, M., “Making babies? Is there a right to have children?”, Oxford, 2002, pp.
27-29.
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Nuevos dilemas jurídicos de la reproducción asistida en España: la reproducción ...
debería ignorarse también la solidaridad social en el caso de aquellas
personas que sufren infertilidad 34.
Por otra parte, el segundo principio en conflicto se refiere al menor que va a
nacer. En relación con este, no puede afirmarse que haya, en sentido riguroso,
un derecho del niño a nacer con unos progenitores que derive del artículo
39.3 CE (“Los padres deben prestar asistencia de todo orden a los hijos
habidos dentro o fuera del matrimonio, durante su minoría de edad y en los
demás casos en que legalmente proceda”)35 . Dicho precepto es uno de los
“Principios rectores de la política social y económica” (ubicados en el Capítulo
III del Título I CE). El artículo 53.3 CE establece el régimen general de eficacia
de dichos principios, de modo que este último precepto impone tanto al
legislador como a los órganos de aplicación del derecho el reconocimiento, el
respeto y la protección de los mencionados principios. Estos principios son,
pues, mandatos vinculantes dirigidos al legislador y no poseen como finalidad
el reconocimiento directo de derechos subjetivos de los ciudadanos 36. En
concreto, el artículo 39.3 CE implica un mandato vinculante al legislador para
que garantice la protección de los menores, en especial, la asistencia
adecuada por parte de sus progenitores. Es decir, del precepto no deriva un
derecho del niño, pero sí un interés cierto que ha de ser tutelado. Además, el
mandato de actuación favorable de los poderes del Estado a dichos principios
contiene de modo implícito la prohibición de cualquier actuación estatal que
perjudique a aquellos 37. Por consiguiente, a mi juicio podría declararse
inconstitucional una ley con una regulación que condujera a un resultado
opuesto a lo que el artículo 39.3 CE declara deseable.
STEERING COMMITTEE ON BIOETHICS (CDBI), “The protection of the Human Embryo
in vitro”, Report by the Working Party on Protection of the Human Embryo and Fetus (CGBICO-GT3), Strasbourg, Council of Europe, p. 11 [http://www.coe.int/t/dg3/healthbioethic/
texts_and_documents/CDBI-CO-GT3 (2003)13E.pdf].
35
SINGER, A., “The right of the child to parents”, Family Law and culture in Europe.
Developments, Challenges and Opportunities (ed. K. Boele-Woelki, N. Dethloff, W. Gephart),
Cambridge-Antwerpen-Portland, 2014, pp. 138-139, se plantea a lo largo del trabajo si cabe
hablar de un derecho de los niños a los padres que pueda reconocerse como un derecho
fundamental. Señala que la afirmación de que los niños tienen derecho a los padres habría
de conducir al reconocimiento de un deber correspondiente que asegurara que al niño le son
dados unos padres.
36
CASAS BAAMONDE, M. E., “De los derechos y deberes fundamentales”, Comentarios a
la Constitución Española (directores M. E. Casas Baamonde y M. Rodríguez-Piñero), Madrid,
2008, p. 174.
37
RODRÍGUEZ DE SANTIAGO, J. M., “Comentario al artículo 53.3 CE”, Comentarios a la
Constitución Española (directores M. E. Casas Baamonde y M. Rodríguez-Piñero), Madrid,
2008, pp. 1187-1188.
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Evidentemente, no entiendo que la admisión de la reproducción artificial
post mortem vulnere el artículo 39.3 CE porque tal hipótesis está privando
al menor de un determinado tipo de familia. El artículo 39 CE, y así lo ha
mantenido el Tribunal Constitucional, no está contemplando un modelo
específico de familia identificando la misma con la familia biparental y
matrimonial 38. La razón se halla en que el legislador no garantiza de forma
suficiente al menor que va a nacer este deber de los progenitores de
prestar asistencia de todo orden a los hijos, en cuanto el legislador hace
posible programar la venida al mundo de un niño sin un progenitor que
haya de cumplir frente a él dicho deber fundamental 39. Es cierto que en
esta hipótesis de la reproducción artificial post mortem el niño, frente a la
gestación de mujer sola, sí va a tener un padre conocido; tendrá
determinada, por tanto, la filiación paterna y la relación de parentesco con
la familia del padre 40. Pero, tal y como se ha señalado, la idea de
paternidad contemplada en el artículo 39 CE, y que luego se concreta en
la regulación de la patria potestad del artículo 154 del Código Civil, es la
de paternidad-función. Al menor fruto de la reproducción artificial post
mortem se le está atribuyendo, al nacer sin uno de los progenitores, la
Así claramente lo manifiesta en la STC 116/1999, de 17 de junio (RTC 1999/116), que
resuelve el recurso 376/1989 presentado por diputados del Partido Popular contra la
anterior Ley de Técnicas de Reproducción Asistida de 1988.
39
En este sentido, PANTALEÓN PRIETO, F., “Técnicas de reproducción asistida y
Constitución”, Revista del Centro de Estudios Constitucionales, 1993, núm. 15, pp. 154155; LLEDÓ YAGÜE, F., “Reflexiones personales en torno a la fecundación post mortem y la
maternidad subrogada: el examen de algunos supuestos de la práctica jurídica”, Régimen
jurídico-privado de la reproducción asistida en España (coordinadora A. Díaz Martínez),
Madrid, 2006, pp. 155-156, y CORRAL TALCIANI, H., “La procreación artificial post mortem
ante el Derecho”, Revista General de Legislación y Jurisprudencia, 1988, núm. 1, p. 22.
40
Así, RIVERO HERNÁNDEZ, F., “La procreación artificial post mortem”, RJC, 1987, núm.
3.º, pp. 878-879. En el caso de la gestación de mujer sola todavía continúa siendo polémica
la cuestión de la constitucionalidad del anonimato del donante de esperma. El artículo 5.5
LTRHA 2006 señala que los hijos nacidos tienen derecho por sí o por sus representantes
legales a obtener información general de los donantes, que no incluye su identidad. Solo
se prevé, como excepción, la revelación de la identidad de los donantes cuando existan
circunstancias extraordinarias que impliquen un peligro cierto para la vida o la salud del
hijo, o cuando proceda con arreglo a las leyes procesales penales, y tal revelación sea
indispensable con el fin de evitar el peligro o para la obtención del fin legal señalado. En todo
caso dicha revelación no implicará en ningún caso publicidad de la identidad del donante.
Desde luego pueden estar aquí en juego el derecho de toda persona a conocer quiénes
son sus progenitores y, también, se ha apuntado, el derecho básico de los ciudadanos a
acceder a los archivos y registros administrativos que les conciernen. En este último sentido
ALKORTA IDIAKEZ, I., “Regulación jurídica”, cit. pp. 273-274. Por su parte apunta FARNÓS
AMORÓS, E., “Consentimiento a la reproducción”, cit. pp. 252-255, que el reconocimiento del
derecho a conocer los orígenes no tiene que evolucionar necesariamente hacia un vínculo
38
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relación de filiación de manera formal respecto al fallecido 41. Se ha
hablado de una presencia simbólica del progenitor pero no de una
presencia real 42. Además de que, por supuesto, el deber paterno de
prestar asistencia recogido en la CE y en el Código Civil no queda
restringido a la satisfacción de necesidades materiales del menor.
Se ha alegado, a favor de la procreación artificial post mortem, que
también en el ámbito de la procreación natural se producen casos en que
un niño, o bien tiene que vivir sin el cuidado de sus progenitores (por
ejemplo, es huérfano), o bien desconoce quién es su progenitor (así, la
madre se niega a revelar la identidad del varón con quien tuvo relaciones
sexuales) 43. Pero la diferencia se encuentra en que el nacimiento de un
niño sin uno de los progenitores en el caso de la reproducción artificial
post mortem es un hecho previsible y evitable para el legislador.
La admisión de la fecundación artificial post mortem por parte del legislador
español podría conculcar, además del mencionado párrafo 3.º del artículo
39 CE, el párrafo 4.º de dicho precepto, que establece que los niños
gozarán de la protección prevista en los acuerdos internacionales que
velan por sus derechos. En este sentido interesa especialmente mencionar
el artículo 7 de la Convención de los Derechos del Niño de 20 de noviembre
de 1989, cuyo párrafo primero en su inciso final menciona expresamente
el derecho del niño a conocer a sus padres y a ser cuidado por ellos, en la
medida de lo posible. El legislador español, al considerar admisible el
nacimiento de un niño que desde el inicio no va a contar con la asistencia
y cuidados de uno de los progenitores, está otorgando a los menores una
protección menor a la dispensada por dicho acuerdo internacional. Es
importante la puntualización que hace el precepto con la expresión
jurídico con el progenitor o progenitores. Contrasta la regulación actual de la reproducción
asistida en este aspecto frente a la existente en la adopción, en cuanto el artículo 180.5 del
Código Civil español sí reconoce el derecho de los adoptados a conocer los datos sobre los
orígenes biológicos. Subraya esta misma autora (“La regulación de la reproducción asistida:
Problemas, propuestas y retos”, Derecho y Tecnologías Reproductivas, Madrid, 2014, pp.
119-120) que el diferente alcance del derecho a conocer los orígenes en la filiación adoptiva
y en la resultante del acceso a las técnicas de reproducción asistida no está justificado ni
desde la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos ni desde la tendencia
actual del Derecho Comparado, tendente a eliminar el anonimato del donante.
41
En este sentido se pronuncia ALKORTA IDIAKEZ, I., “Regulación jurídica”, cit. p. 377.
42
GARIBO, A.-P., “Hijos de padre anónimo, ¿una nueva categoría discriminatoria?”,
Biotecnología y Posthumanismo (coordinadores I. Ballesteros y E. Fernández), Cizur Menor,
2007, p. 496.
43
RIVERO HERNÁNDEZ, F., “La procreación artificial”, cit. p. 879.
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“siempre que sea posible”, ya que es obvio que en el ámbito de la
procreación natural el legislador no puede evitar que uno de los
progenitores fallezca, o que uno de los progenitores se marche a vivir al
extranjero tras el divorcio o la separación. Pero en el ámbito de la
procreación artificial sí puede el legislador, como he subrayado ya antes,
prever y evitar que un menor nazca sin la asistencia de uno de los
progenitores.
Una vez identificados los principios que han de estimarse merecedores de
ser incluidos dentro de la ponderación (derecho de la mujer a procrear e
interés del niño a que se le garantice la asistencia de sus progenitores),
ha de procederse a asignar a cada uno de ellos el peso que, en función de
las circunstancias concurrentes, deba corresponderles 44. Se trata en esta
segunda fase de dar argumentos sobre el grado de incumplimiento del
principio que, luego, en una tercera fase, se hará retroceder y sobre la
importancia del cumplimiento del principio al que se otorgará prevalencia.
Para ello hay que hallar datos fácticos y jurídicos relevantes que
fundamenten la corrección argumentativa. A mi juicio ha de prevalecer el
interés del hijo a que no se le prive de nacer con un progenitor que pueda
cumplir frente a él el deber de asistencia de todo orden. Cabe dar tres
argumentos, al menos, a favor de tal decisión; dos de carácter fáctico y
uno jurídico. El primer dato fáctico es que la mujer no ve impedida su
posibilidad de tener hijos si se limita su derecho a ser inseminada
artificialmente con el esperma de su marido o compañero fallecido; nada
impedirá que pueda casarse o mantener relaciones con otras personas
con las que pueda tener descendencia. Habrá, pues, otra manera de
satisfacer el interés, por supuesto digno de atención, de la madre de tener
descendencia. El segundo dato, también de carácter fáctico, es el concreto
sujeto que se encuentra como protagonista en uno de los polos del
conflicto; se trata de un menor de edad, que por su posición de debilidad
necesita una especial protección por parte del ordenamiento jurídico.
Se ha señalado por RODRÍGUEZ DE SANTIAGO, J. M., “Comentario al artículo 53.3 CE”, cit.
p. 1190, que otra importante función que cumple la incorporación de los Principios Rectores
de la Política Social y Económica (artículos 39 a 52 CE) es que permiten justificar limitaciones
de derechos fundamentales u otros bienes constitucionales necesarias para la protección
de estos principios rectores. Según mantiene el Tribunal Constitucional el contenido de los
derechos fundamentales solo puede limitarse en virtud de una ponderación con otros bienes,
derechos o principios que tengan reconocimiento constitucional. Así las SSTC 120/1990, de
27 de junio (RTC 1990/129) (FJ 8.º), y 57/1994, de 28 de febrero (RTC 1994/57) (FJ 6.º). Por
consiguiente, sería posible ponderar el derecho fundamental de procrear de la viuda con el
interés del menor a nacer con un progenitor que cumpla frente a él un deber de asistencia
de todo orden.
44
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Por último, el dato jurídico relevante es la existencia de normas que
apoyan una prevalencia prima facie a favor de uno de los principios en
conflicto, esto es, normas donde se establece que el principio del interés
superior del menor ha de ser objeto de una consideración primordial por
parte del legislador 45. En este sentido es fundamental en el ordenamiento
español tanto el artículo 3.1 de la Convención sobre los Derechos del
Niño de 20 de noviembre de 1989, que señala que el legislador y
aplicadores del derecho deben tener una consideración primordial al
interés superior del menor cuando se tomen medidas relativas a niños,
como la LO 1/1996, de 15 de enero, de Protección Jurídica del Menor,
cuyo artículo 2 establece que en la aplicación de esta ley primará el interés
superior de los menores sobre cualquier otro interés legítimo que pudiera
concurrir. Ello significa que cuando medie un conflicto jurídico entre los
derechos o intereses de un menor y los derechos de las personas de su
entorno habrá que decidir cuál es la solución idónea a la finalidad que
pretende el legislador cuando hace prevalecer el interés superior del niño,
esto es, cuál es la solución más adecuada para la consecución del
desarrollo pleno, sano y digno del niño. A mi juicio es indudable que, en el
caso concreto de la reproducción post mortem, es contrario al interés
superior del menor que este sea privado ab initio de la presencia y
asistencia material y afectiva de un progenitor, pudiendo preverse y
evitarse tal consecuencia perjudicial por el legislador.
En una tercera fase de la ponderación se llega a la decisión de hacer
prevalecer un principio frente al otro, que retrocede. La solución del
conflicto ha de cumplir el criterio, al que se ha llamado “ley de la
ponderación”, de que cuanto mayor sea el grado de perjuicio del principio
que retrocede mayor debe ser la importancia del que prevalece en un
supuesto determinado 46. Así, puede afirmarse, a mi juicio, que en el caso
de la fecundación artificial post mortem, el perjuicio causado al derecho
de procrear de la viuda o compañera de hecho del fallecido, que
indudablemente existe, está justificado por la importancia que en esta
RODRÍGUEZ DE SANTIAGO, J. M., “La ponderación de bienes”, cit. p. 165 señala la
utilidad que puede tener la formulación por el legislador de “prevalencias prima facie”, cuya
función pudiera ser evitar que en un problema de ponderación los bienes o principios en
conflicto entren con una igualdad abstracta de rango, de modo que tal prevalencia prima
facie establecida por el legislador hace entrar a uno de los principios con ventaja sobre el
otro. Es decir, no es que permanezca cerrada la puerta a la ponderación, en la medida en
que no establece una prevalencia absoluta, sino que simplemente se dirige el resultado de la
misma.
46
RODRÍGUEZ DE SANTIAGO, J. M., “La ponderación de bienes”, cit. pp.135-136.
45
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hipótesis hay que atribuir al interés superior del niño de contar, desde su
nacimiento, con unos progenitores que le presten asistencia de todo
orden47. El daño que sufre el derecho a procrear de la viuda o compañera
no es tan grande si se cae en la cuenta, como antes he indicado, de que
en el futuro siempre tiene abierta la posibilidad de tener descendencia con
otras personas.
II.3.2Transferencia post mortem de preembriones
El legislador regula de forma específica la transferencia post mortem de
preembriones ya constituidos en vida del marido fallecido en el párrafo 2.º
del artículo 9 LTRHA 2006. Así como en el caso de la inseminación artificial
post mortem exige que concurra el consentimiento expreso y formal del
marido para dicha inseminación junto con el plazo de tiempo para llevarla
a cabo (párrafo 1.º del artículo 9), en el caso de la transferencia de
preembriones solo alude al consentimiento del fallecido, sin mencionar el
requisito del plazo temporal. Pero, además, en este segundo supuesto
flexibiliza mucho el requisito del consentimiento del fallecido,
presumiéndolo otorgado por este (“Se presume otorgado el consentimiento
al que se refiere el párrafo anterior cuando el cónyuge supérstite hubiera
estado sometido a un proceso de reproducción asistida ya iniciado para la
transferencia de preembriones constituidos con anterioridad al
fallecimiento del marido”).
Cabe preguntarse si está justificada esta disparidad de trato que introduce
el legislador respecto a la inseminación artificial post mortem y la
transferencia post mortem de preembriones, cuando opta por facilitar la
transferencia de preembriones post mortem al presumir el consentimiento
del fallecido. A mi juicio sí lo está, ya que nos encontramos ante supuestos
muy distintos que merecen una consideración diferente. En la transferencia
se está ante un preembrión ya constituido en vida del padre, un concebido
y no nacido, aunque sea in vitro y no en el útero. Aquí sí hablamos de un
hijo póstumo. Hay, pues, un interés digno de proteger, que consiste en
posibilitar el desarrollo de la vida del embrión aún no implantado. La
transferencia al útero de la madre no marca el comienzo de su vida; no
supone un tránsito del no ser al ser, sino una nueva etapa en el desarrollo
ROBERTSON, J. A., “Children of choice. Freedom and the new reproductive technologies”,
New Jersey, 1994, p. 111, considera, por el contrario, que el temor de que el niño tenga un
único padre no es suficiente para anular la libertad procreativa de la viuda. Muchos niños se
desarrollan bien con padres solos, especialmente si tienen recursos y el apoyo para cuidarlos.
47
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Nuevos dilemas jurídicos de la reproducción asistida en España: la reproducción ...
de una vida ya iniciada 48. Por el contrario, en la inseminación artificial post
mortem la situación es distinta, únicamente se tiene el material reproductor
del varón 49.
Se ha señalado por la doctrina50 que caben dos posibles explicaciones a
este tratamiento singular que hace el legislador en la transferencia post
mortem de preembriones cuando flexibiliza el requisito del consentimiento
del varón fallecido: o bien el legislador ha buscado la protección del
preembrión, facilitando su transferencia; o bien el legislador ha decidido
en favor de la viuda, permitiéndole que termine su proyecto de vida
iniciado con su marido o pareja fallecida, al no existir oposición expresa
de este. Teniendo en cuenta, por supuesto, en este último caso que el
material reproductor de la mujer se halla también en el preembrión 51.
En este sentido, DE VERDA Y BEAMONTE, J. R., “Libertad de procreación”, cit. pp. 12 y 20.
Señala Farnós Amorós, E., “Consentimiento a la reproducción”, cit. p. 136, que más allá de la
discusión sobre su naturaleza, el preembrión, el embrión y el feto tienen una potencialidad
que les hace merecedores de un mínimo grado de tutela. Y añade que, a pesar de las
diferencias acerca del status jurídico del embrión in vitro, hay un consenso amplio acerca a
la necesidad de otorgarle una protección.
49
En el caso de la inseminación artificial he profundizado en la aplicación del método de
la ponderación para decidir entre la prevalencia del derecho de la mujer a procrear y el
interés del futuro niño a contar con la asistencia del progenitor desde el inicio de su vida. Sin
embargo, en la transferencia post mortem de preembriones el análisis jurídico se plantea en
otros términos, porque aquí el principio del interés superior del niño justifica que se tutele
ante todo la vida prenatal (el preembrión tiene toda su potencialidad vital para llegar a
convertirse en un ser humano), en cuanto la vida aparece como uno de los valores supremos
del ordenamiento, por encima del interés del menor por recibir asistencia integral de sus
progenitores. Además, a ello ha de añadirse que aquí no habría ningún conflicto jurídico, ya
que tanto la protección del preembrión como la voluntad de procrear de la mujer confluyen
en el mismo resultado.
50
FERNÁNDEZ CAMPOS, J. A., “Comentario al artículo 9 LTRHA”, Comentarios a la Ley
14/2006, de 26 de mayo, sobre Técnicas de Reproducción Humana Asistida (director J. A.
Cobacho y coordinador J. J. Iniesta), Cizur Menor, 2007, p. 331.
51
Claramente favorable a esta segunda opción es la Lei portuguesa n.º 32/2006, de 26
de Julho, Procriação medicamente assistida, cuando en su apartado 3.º del artículo 22.º
considera lícita tal transferencia con el fin de permitir la realización de un proyecto parental
claramente establecido por escrito antes del fallecimiento del padre, si ha transcurrido un
plazo proporcionado a una adecuada ponderación de la decisión. Desde luego la admisión
de la transferencia post mortem de preembriones tanto en las normativas portuguesa como
española es, a mi juicio, mucho más acertada que la de aquellos ordenamientos, como
el francés, que la prohíben. La regulación francesa conduce claramente al problema del
destino que tendrán los preembriones crioconservados si no pueden transferirse al útero
de la madre. Desde luego MALAURIE, P./AYNÉS, L., “Droit Civil. La Famille”, París, 2009, p.
416, son conscientes de la disyuntiva especialmente delicada que se plantea en el caso de la
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En cualquier caso, el legislador de 2006, al facilitar que el preembrión
pueda ser implantado en el útero de la madre, mantiene una cierta
coherencia con la doctrina que puede extraerse hasta el momento, al
menos, del Tribunal Constitucional español, en el sentido de que este
otorga una protección, aunque de menor intensidad, a la vida en las fases
previas al nacimiento 52. Se deduce de las sentencias en las que ha tenido
oportunidad, por un motivo u otro, de enfrentarse al polémico tema de la
protección de la vida prenatal [SSTC 75/1984, de 27 de junio (FJ 6);
53/1985, de 11 de abril (FJ 5); 212/1996, de 19 de diciembre (FJ 5.º), y
116/1999, de 17 de junio (FJ 9.º)53 ], que el embrión y el feto no son titulares
del derecho fundamental a la vida del artículo 15 CE 54.
Ahora bien, también es una afirmación compartida por la doctrina que el
ordenamiento jurídico puede amparar a la persona por vías distintas a las
del reconocimiento de la titularidad de derechos subjetivos 55. Este
segundo paso puede deducirse también de la doctrina constitucional. Los
derechos fundamentales no incluyen solamente derechos subjetivos de
defensa de los ciudadanos frente al Estado. Son, además, la expresión
jurídica de un sistema de valores que ha de informar el conjunto de la
organización jurídica y política, a cuya efectividad el Estado tiene la
obligación positiva de contribuir. Cabe, en esta medida, sostener una
protección objetiva de la vida humana en desarrollo, con base en el
artículo 15 de la Constitución. Sin duda una correcta interpretación de la
doctrina constitucional conduce a afirmar que esta extiende, en sus SSTC
212/1996, de 19 de diciembre, y 116/1999, de 17 de junio, al embrión in
vitro la consideración de bien constitucionalmente protegido en cuanto
transferencia post mortem de preembriones si esta se prohíbe (destrucción o adopción por
otra pareja), pero aprueban la decisión del legislador al prohibirla, ya que a su juicio este ha
tenido en cuenta los riesgos que llevaría consigo la solución contraria.
52
En el momento en que se está haciendo este trabajo todavía el Tribunal Constitucional no
ha resuelto el recurso de inconstitucionalidad que ha presentado el Partido Popular contra la
LO 2/2010, de 3 de marzo, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del
embarazo.
53
RTC 1984/75, RTC 1985/53, RTC 1996/212 y RTC 1999/116.
54
Señala LASARTE ÁLVAREZ, C., “Parte General y Derecho de la Persona. Principios de
Derecho Civil I”, Madrid, 2014, p. 146, que, aunque el momento genético de la vida humana
pueda discutirse desde un punto de vista moral o filosófico, no hay dudas de que en el
ordenamiento jurídico español la personalidad y la genérica capacidad jurídica se adquieren
mediante el nacimiento regular (de acuerdo con los artículos 29 y 30 del Código Civil).
55
BUSTOS PUECHE, J. E., “El derecho civil ante el reto de la nueva genética”, Madrid,
1996, pp. 43-44, y FEMENÍA LÓPEZ, P. J., “Status jurídico del embrión humano, con especial
consideración al concebido in vitro”, Madrid, 1999, pp. 215-217.
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incorpora un germen de vida humana 56. Ahora bien, también sostiene
dicho tribunal que los embriones in vitro no gozan de una protección
equiparable a la de los ya transferidos al útero materno 57. Esta última
afirmación se justificaría en la medida en que el Tribunal parte de un
concepto de la vida humana como un proceso (“sometido por efectos del
tiempo a cambios cualitativos de naturaleza somática y psíquica, que
tienen un reflejo en el status jurídico público y privado del sujeto vital”),
con el nacimiento como un momento sustancial de cambio 58.
II.4 Análisis de los requisitos legales para la admisión de la
reproducción artificial post mortem
II.4.1 Respecto a la inseminación artificial post mortem
El legislador estatal español exige, de forma expresa, para la admisión de
esta primera hipótesis dos requisitos: el consentimiento del varón fallecido
a dicha inseminación con su material reproductor y el plazo de tiempo
establecido para la utilización de tal material 59.
A) Consentimiento del fallecido a la inseminación
Tal y como está regulado el artículo 9 LTRHA 2006, el consentimiento del
marido o compañero fallecido tiene por objeto autorizar el uso de su
material reproductor con el fin de que con él se insemine a la mujer post
mortem. Del tenor literal del precepto se infiere que el consentimiento ha
de tener una serie de características: ha de ser específico para la
En este sentido, TOMÁS Y VALIENTE LANUZA, C., “Comentario al artículo 15 CE”,
Comentarios a la Constitución Española (directores M. E. Casas Baamonde y M. RodríguezPiñero), Madrid, 2008, p. 156.
57
STC 116/1999, de 17 de junio (Fundamento 12.º) (RTC 1999/116).
58
STC 53/1985, de 11 de abril (Fundamento 5.º) (RTC 1985/53).
59
El legislador catalán, junto a los requisitos del consentimiento y del plazo de tiempo,
añade también como tercer requisito que la fecundación post mortem se limite a un solo
caso (comprendido el parto múltiple) [artículos 235-8.2 (para la fecundación asistida de
mujer casada) y 235-13.2 (para la fecundación asistida de mujer no casada)]. Parece que tal
requisito significa que la fecundación tiene que restringirse a una sola ocasión, siempre que
tenga éxito, claro, dado que la técnica en virtud de la procreación posibilita la pluralidad de
embarazos sucesivos. En este sentido GARCÍA VICENTE, J. R., “Comentari al art. 235-8 Codi
Civil de Catalunya”, Comentari al Llibre Segon del Codi Civil de Catalunya. Família i relacions
convivencials d´ajuda mútua (directores J. Egea y J. Ferrer y coordinadora E. Farnós),
Barcelona, 2014, p. 598.
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inseminación después de la muerte, en beneficio de una mujer concreta,
expreso, formal, de carácter personalísimo y revocable. Analizo,
brevemente, cada uno de estos rasgos.
En primer lugar, cabe plantearse si basta con que se haya dado el
consentimiento por el marido o compañero para la utilización del esperma,
sin más, o es preciso que consienta de modo específico que su material
reproductor pueda ser utilizado después de su muerte. Debido a la
trascendencia que tiene dicho consentimiento en esta hipótesis concreta,
por una parte, el nacimiento de un ser humano que no va a poder contar
con la asistencia del padre desde el inicio de su vida; por otra parte, la
incidencia sobre los derechos de otras personas (por ejemplo, parientes
del fallecido); pienso que es necesario que el varón consienta de modo
específico la inseminación de la mujer para después de la muerte 60.
La segunda exigencia, esto es, que ha de consentirse la inseminación de
una mujer en concreto, se desprende de la propia literalidad del artículo 9
de la Ley, que establece en el párrafo 2.º la necesidad de que el marido
preste su consentimiento para que su material reproductor pueda ser
utilizado en los 12 meses siguientes a su fallecimiento para fecundar a “su
mujer”. En caso de matrimonio, la determinación de la viuda no presenta
dificultades. Sin embargo, en el caso de la pareja de hecho hay que
mencionarla de tal manera que su identificación no deje lugar a dudas.
En tercer lugar, el consentimiento ha de ser expreso. La Ley requiere que
el consentimiento se otorgue por escrito; por tanto, ha de ser expreso. No
bastaría un consentimiento tácito, ya que esta clase de consentimiento
puede crear problemas de interpretación. Por consiguiente, del simple
hecho de que una persona haya crioconservado sus gametos no puede
inferirse que haya autorizado la fecundación post mortem. Este problema
no tendrá demasiada relevancia práctica, en la medida en que suele ser
una costumbre habitual de las clínicas dedicadas a la realización de estas
técnicas que requieran que el depositante declare su intención sobre la
disposición del esperma en caso de fallecimiento. La dificultad surge
cuando el depositante no ha hecho ninguna aclaración y, posteriormente
tras su muerte, la viuda, la compañera de hecho y/o los familiares del
difunto desean el uso post mortem de su esperma para la procreación.
MARTÍNEZ DE AGUIRRE, C., “Problemas jurídicos derivados del consentimiento en las
técnicas de reproducción asistida”, El juez civil ante la investigación biomédica (coordinador
X. Abel), Madrid, 2004, p. 298.
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Hay que preguntarse por el significado concreto de que una persona
deposite sus gametos en un centro autorizado. Sin duda este hecho revela
su intención clara de procrear en un futuro próximo y, además, de hacerlo
mediante las técnicas de reproducción asistida, pero desde luego ello no
supone ninguna prueba de la voluntad de procrear bajo cualquier
circunstancia, incluso después de la muerte 61.
En cuarto lugar, el consentimiento ha de ser formal. El vigente artículo 9
LTRHA 2006 amplía los cauces a través de los cuales el fallecido puede
manifestar su consentimiento para la fecundación post mortem. Además
de los ya previstos en el artículo 9 de la derogada Ley de Técnicas de
Reproducción Asistida 1988, esto es, la escritura pública y el testamento,
añade dos documentos privados, el de instrucciones previas y aquel al
que se refiere el artículo 6.3 LTRHA 2006. Empezando por este último, en
el artículo 6.3 se señala que si la mujer está casada se precisa, además,
el consentimiento de su marido, a menos que estuvieran separados
legalmente o de hecho y conste así de manera fehaciente. Por su parte, el
artículo 3.4 LTRHA 2006 subraya que la aceptación de las técnicas de
reproducción asistida por cada mujer receptora de ellas se llevará a cabo
en un formulario de consentimiento informado. Por consiguiente,
interpretando de modo conjunto los anteriores artículos, parece que el
marido podrá consentir en dicho formulario el uso de su material
reproductor para la inseminación post mortem de su mujer.
Cabe también la posibilidad de que el varón pueda prestar su
consentimiento para dicha inseminación a través del documento de
instrucciones previas, que se regula en la Ley 41/2002, de 14 de
noviembre, básica reguladora de la autonomía del paciente y de derechos
y obligaciones en materia de información y documentación clínica. La
pregunta clave es si, de acuerdo con el contenido que prevé en su artículo
11.1 la citada Ley 41/2002, el documento de instrucciones previas se
presenta como el instrumento idóneo para la autorización de la fecundación
artificial post mortem. Dicho documento, según el citado precepto, es
aquel por el que una persona mayor de edad, capaz y libre, manifiesta de
forma anticipada su voluntad, con objeto de que esta se cumpla en el
momento en que llegue a situaciones en cuyas circunstancias no sea
En este sentido se pronuncia REICHMAN SCHIFF, A., “Arising from the Dead: Challenges
of Posthumous Procreation”, North Carolina Law Review, 1996-1997, núm. 75, pp. 948-951.
Sin embargo, lo contrario sostiene la famosa sentencia del Tribunal de Grande Instance
de Créteil de 1 de agosto de 1984, primera que aborda este problema concreto en el
ordenamiento francés. Un comentario a la misma en RUBELLIN-DEVICHI, J., “Insémination
artificielle post mortem”, RTDC, 1984, tomo II, pp. 703 y ss.
61
113
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Alma María Rodríguez Guitián
capaz de expresarla personalmente, sobre los cuidados y el tratamiento
de su salud, o, una vez llegado el fallecimiento, sobre el destino de su
cuerpo o de los órganos del mismo. Desde luego el consentimiento para
la inseminación artificial post mortem de la viuda y compañera no tiene
nada que ver con una decisión relativa a la salud del cónyuge o compañero
varón, además de que tales disposiciones van a surtir efectos solo en vida
de este último. Sin embargo se ha señalado 62 que este documento de
instrucciones previas puede ir dirigido a diferentes finalidades, y que nada
impide que formen parte de su contenido otras previsiones post mortem,
como las relativas a la donación de órganos, disposición del propio
cadáver para fines médicos o biológicos, entierro, incineración, autopsia
clínica… Es dudoso, a mi juicio, que sea equiparable la previsión de la
donación de un órgano del cuerpo con la disposición del esperma, ya que
la naturaleza de un órgano humano y del esperma es radicalmente
diferente, en cuanto el esperma contiene células que pueden dar lugar a
una vida humana.
¿Podría prestarse el consentimiento en otro tipo de documento privado
distinto al previsto en el citado artículo 6.3 y en el documento de
instrucciones previas? Parece que no, ya que el artículo 9 constituye un
numerus clausus y únicamente alude a estas dos clases de documento
privado. Ello resulta patente en el Auto de la Audiencia Provincial de Santa
Cruz de Tenerife de 2 de junio de 2010 63.
Ya en la anterior Ley de Reproducción Asistida de 1988 se hacía referencia
al testamento como instrumento válido para autorizar la inseminación post
mortem, pero sigue sin resolverse con la actual LTRHA 2006 la misma
duda que existía entonces con aquel texto normativo: el tipo de testamento
en que puede consentirse la fecundación. Es decir, si puede hacerse
también en testamento ológrafo, o solo en testamento notarial. Aunque no
es una cuestión pacífica en la doctrina, a mi juicio no es indudable que el
nuevo artículo 9 de la Ley de 2006 permita que el consentimiento se lleve
a cabo en un testamento no notarial. Es cierto que en la Ley de 1988 se
planteaban, como únicas alternativas, o el testamento o la escritura
PÉREZ GALLARDO, L. B., “Inseminación artificial y transferencia de embriones post
mortem: procreación y nacimiento más allá de los límites de la existencia humana”, Revista
General de Legislación y Jurisprudencia, 2007, núm. 4, pp. 614-615.
63
Tal auto deniega la solicitud por parte de la viuda de autorización para la inseminación
con el esperma de su esposo fallecido, porque el consentimiento del difunto se encontraba
recogido en una carta mecanografiada y firmada por él, por su madre y por su hermana.
Consúltese AC 2010/1755.
62
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Nuevos dilemas jurídicos de la reproducción asistida en España: la reproducción ...
pública, y que sin embargo con el nuevo artículo 9 se amplían las
posibilidades de prestar el consentimiento, y se amplían incluso a un
documento privado. Pero no es cualquier documento privado; se
circunscribe al formulario para dar el consentimiento informado que hay
en las clínicas que llevan a cabo tales técnicas de reproducción asistida y
al documento de instrucciones previas. A ello ha de añadirse que, al ser
excepcional la admisión de la fecundación post mortem por las
circunstancias en que va a llevarse a cabo el nacimiento de un futuro ser
(esto es, solo se permite cuando concurren determinados requisitos),
pienso que han de exigirse las mayores garantías a la hora de emitir el
consentimiento.
La quinta nota característica del consentimiento es que ha de ser de
carácter personalísimo, esto es, ha de otorgarlo el propio fallecido y no
puede ser suplido ni por la autoridad judicial ni por tercera persona
(aunque la inseminación la apoyen los parientes del difunto) 64. Por último,
la LTRHA 2006 prevé la posibilidad de que el consentimiento para la
aplicación de las técnicas pueda ser revocado en cualquier momento
anterior a la realización de aquellas. El artículo 9.2 de la Ley no regula la
forma de la revocación, lo que hace suponer la posibilidad de revocación
a través de un medio distinto a aquel en que se expresó la voluntad de
disponer del esperma 65.
B) Plazo temporal para la inseminación
En relación con el segundo requisito exigido por la ley vigente para la
admisión de la inseminación artificial post mortem, el artículo 9 establece
que la mujer ha de ser inseminada en el plazo de doce meses siguientes
al fallecimiento del varón. ¿Cuál es la función de la fijación de dicho plazo
temporal? Sin duda la finalidad es la protección de los derechos
hereditarios de terceros. No se precisa, en cambio, los terceros que
pueden verse perjudicados por el nacimiento del niño; por ello, sean
parientes más próximos o más lejanos del causante, se aplicará el mismo
plazo temporal. Se ha apuntado también que la fijación de un plazo puede
establecerse en beneficio del propio niño que va a nacer, para evitar, por
ejemplo, el denominado “salto generacional”, esto es, la gestación de un
Auto JPI Valencia de 13 de mayo de 2003 (AC 2003, 1887), Auto AP A Coruña de
3 de noviembre de 2000 (AC 2001/183) y SAP Barcelona de 16 de junio de 2004 (JUR
2004/292813).
65
DÍAZ ROMERO, M. R., “Técnicas de reproducción asistida y filiación”, Derecho de Familia
(coordinadora G. Díez-Picazo González), Cizur Menor, 2012, p. 1690.
64
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Alma María Rodríguez Guitián
niño cuyos gametos originales provienen de una persona fallecida varias
generaciones antes 66.
La LTRHA 2006 ha ampliado el plazo en relación con la Ley de 1988. De
un plazo de 6 meses se ha pasado al actual plazo de 1 año. En general la
doctrina ve dicha ampliación de forma favorable, tanto respecto a la tutela
de la viuda como en relación a la protección de los derechos hereditarios
de terceros. Por un lado, el plazo de 6 meses era un tiempo muy breve
para que la viuda tomara la decisión de inseminarse; todavía permanecía
el dolor por el fallecimiento cercano de la persona querida y no estaba en
condiciones adecuadas de adoptar una decisión suficientemente
meditada67. Se ha señalado, además, la brevedad del plazo de 6 meses
para un proceso tan complejo como es la inseminación artificial, no solo
porque el éxito del mismo no depende exclusivamente de la pericia
profesional, sino también del estado físico y psíquico en que se encuentre
la mujer. Muchas veces esta hipótesis de fecundación artificial post
mortem está asociada a largas y penosas enfermedades oncológicas,
donde se deteriora el enfermo, pero también los familiares más cercanos68.
Igualmente, desde la salvaguarda de los derechos de los terceros el plazo
del año parece sensato. No queda excesivamente abierta en el tiempo la
sucesión hereditaria, de modo que no se menoscaban los derechos de los
terceros, sean o no hijos del causante; por otra parte, el futuro niño, una
vez que nazca, puede disfrutar de derechos sucesorios69.
II.4.2 Respecto a la transferencia post mortem de preembriones
Como ya he puesto de relieve antes, así como el artículo 9 LTRHA 2006
permite la inseminación artificial post mortem siempre que concurra el
consentimiento del varón para dicha inseminación junto con el plazo de
tiempo para llevarla a cabo, en la regulación de la transferencia de
CORRAL TALCIANI, H., “Admisibilidad jurídica de las técnicas de procreación artificial”,
Revista Chilena de Derecho, 1992, núm. 19, p. 458.
67
BERCOVITZ RODRÍGUEZ-CANO, R., “Reproducción asistida Post Mortem”, Aranzadi Civil,
2001, núm. 2, pp. 2165-2167.
68
PÉREZ GALLARDO, L. B., “Inseminación artificial”, cit. p. 615.
69
FERNÁNDEZ CAMPOS, J. A., “Comentario al artículo 9 LTRHA”, cit. p. 338, propone
ampliar el plazo legal, desdoblándolo en dos: por una parte, la solicitud de la viuda de querer
la fecundación post mortem, que a su juicio habría de emitirse no antes del mes ni después
de seis meses después del fallecimiento. Por otra parte, la práctica de la fecundación en el
plazo de un año desde que la viuda notifica su decisión.
66
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Nuevos dilemas jurídicos de la reproducción asistida en España: la reproducción ...
preembriones solo se alude al consentimiento del fallecido, sin mencionar
el requisito del plazo temporal. Pero, además, flexibiliza el requisito del
consentimiento del fallecido, presumiéndolo otorgado por este (“Se
presume otorgado el consentimiento a que se refiere el párrafo anterior
cuando el cónyuge supérstite hubiera estado sometido a un proceso de
reproducción asistida ya iniciado para la transferencia de embriones
constituidos con anterioridad al fallecimiento del marido”).
Es preciso detenerse en el tipo de supuestos en los que está pensando el
legislador de 2006 cuando regula de forma expresa la transferencia post
mortem de preembriones, ya que en la anterior Ley de Técnicas de
Reproducción Asistida de 1988 se suscitan dudas sobre si su artículo 9
incluía o no esta hipótesis. Así, el legislador de 2006 piensa en un matrimonio
o en una pareja de hecho que, en vida de ambos, ha iniciado ya un proceso
de procreación asistida y, en concreto, como resultado de la fecundación in
vitro, se han constituido ya preembriones que están, o pendientes de
transferencia, o incluso, crioconservados desde hace tiempo. Por
consiguiente, ya se ha otorgado por ambos el consentimiento necesario
para la utilización de estas técnicas (artículos 6.1 y 6.3 LTRHA 2006, aunque
este último precepto solo lo exige para el marido). Junto a dicho
consentimiento general, han debido autorizar también, con anterioridad a la
generación de los preembriones, el concreto destino de estos, es decir, en
esta hipótesis su uso por la propia mujer y por su cónyuge para la
procreación (artículo 11.5 LTRHA 2006). De repente, el marido o compañero
fallece antes de que haya podido llevarse a cabo la transferencia de los
preembriones al útero de la mujer. Evidentemente él no ha podido prever su
fallecimiento y, por tanto, no ha podido dar su consentimiento específico
para la transferencia post mortem de los preembriones, y mucho menos lo
ha dado a través de uno de los cauces formales establecidos en el artículo
9. Dicho precepto no prescinde del requisito del consentimiento del varón
para la admisión de la transferencia post mortem de preembriones; el
consentimiento existe, ya se dio en el momento de consentir las técnicas de
reproducción asistida y en el momento de decidir el destino de los
preembriones antes de la generación de estos. Es decir, el legislador parte
de la idea de que la implantación post mortem del preembrión no es sino la
culminación del proceso de procreación asistida.
Desde luego, algunas objeciones podrían apuntarse a la actual presunción
legal del consentimiento del difunto. La más grave, a mi juicio, es que en
sentido estricto no hay un consentimiento específico, ad hoc, para la
transferencia de preembriones posterior al fallecimiento del varón. El
hecho de que una persona haya dado su consentimiento para la realización
de la fecundación in vitro, e incluso para la transferencia de embriones a
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su mujer, no implica necesariamente que, de haber sabido que iba a
fallecer, hubiera deseado que un hijo suyo naciera en tales circunstancias
especiales (es decir, sin tener asistencia de un padre desde el principio)70 .
Aun así, creo que la opción que ha tomado el legislador permitiendo la
transferencia del preembrión y facilitándola a través de la presunción del
consentimiento del varón es perfectamente compartible, en cuanto cabe
afirmar, como ya he apuntado antes, que en esta hipótesis nos
encontramos con un preembrión ya constituido en vida del padre, es decir,
con un concebido y no nacido (aunque fuera del útero materno).
Por último, es preciso señalar que, aunque el artículo 9 LTRHA 2006 hace
referencia de forma exclusiva al requisito del consentimiento del varón
para la admisión de la transferencia post mortem de preembriones, a mi
juicio tal transferencia ha de someterse también al requisito del plazo
temporal. Por consiguiente, la transferencia de preembriones ha de
producirse en un año desde el fallecimiento del varón. Ello parece lógico
porque aquí también está presente el mismo interés que trata de
protegerse cuando se exige el plazo temporal limitado en la inseminación
artificial post mortem, esto es, está en juego la tutela de los derechos
sucesorios de otras personas que podrían ser llamadas a la herencia del
difunto 71. La transferencia del preembrión no puede dejarse, sine die, a la
exclusiva voluntad de la viuda o pareja de hecho.
II.5 Consecuencias jurídicas derivadas de la realización de la
reproducción artificial post mortem
Una vez que se cumplen los dos requisitos exigidos por el legislador para
la validez de la reproducción artificial post mortem, esto es, el
consentimiento del varón fallecido y el plazo temporal, se plantean dos
tipos de problemas en relación, sobre todo, con el hijo que va a nacer: los
relativos al Derecho de Filiación y al Derecho de Sucesiones. La LTRHA
2006 solo se refiere de forma expresa al primero de esta clase de
problemas. Nos encontramos aquí ante un gran reto jurídico, en la medida
Se plantea también REICHMANN SCHIFF, A., “Arising from the Dead”, cit. pp. 963964, la dificultad que supone que el difunto no haya manifestado su voluntad a favor
específicamente de la transferencia de preembriones tras el fallecimiento. Pero, a su juicio,
hay un sólido argumento a favor de que pueda producirse la procreación del hijo póstumo:
la existencia cierta de la probabilidad de que el difunto hubiera consentido la transferencia
del preembrión, unido al hecho de la certeza del consentimiento del cónyuge o compañera
supérstite para la procreación.
71
RODRÍGUEZ GUITIÁN, A. M., “Reproducción artificial post mortem”, cit. pp. 85-86.
70
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en que la normativa del Código Civil español en estas materias se presenta
manifiestamente inadecuada para resolver los problemas de filiación y
sucesorios derivados de la reproducción artificial asistida.
II.5.1 Problemas de filiación
El artículo 7.1 LTRHA 2006 señala que la filiación de los hijos nacidos de
las técnicas de reproducción asistida se regulará por las leyes civiles, a
salvo las especificaciones establecidas en los tres artículos siguientes de
dicho texto legal, entre los que se encuentra el artículo 9. Desde luego la
justificación del otorgamiento de una regulación específica para la filiación
en dicho artículo 9 radica en la ya aludida dificultad de aplicar a la
reproducción artificial post mortem las normas del Código Civil sobre
filiación. El tratamiento que se hace en el artículo 9 LTRHA sobre los
problemas de filiación difiere según que el varón fallecido sea el marido o
el compañero de hecho de la mujer.
Si la mujer es inseminada tras el fallecimiento de su marido con esperma de
este, el principal problema no radica tanto en determinar quién es el progenitor
del niño cuanto en la clase de filiación, ya que con la normativa del Código
Civil sería complicado estimar que la filiación del hijo es matrimonial. Esto es,
es muy difícil la aplicación de la presunción de paternidad del artículo 116 del
Código Civil, en cuanto el mismo presume hijos del marido los nacidos
después de la celebración del matrimonio y antes de los trescientos días
siguientes a su disolución o a la separación legal o de hecho de los cónyuges.
En la práctica totalidad de los casos de inseminación artificial tras el
fallecimiento del marido o transferencia post mortem de preembriones, no se
cumplirían tales plazos legales, salvo que la inseminación y la transferencia
se hiciesen casi simultáneamente a la muerte del esposo 72.
Por ello el legislador de 2006 ha optado por introducir en el artículo 9 una
regla especial de filiación, estimando que la filiación es de carácter
Tampoco parece que pueda aplicarse el artículo 118 del Código Civil, que establece
que “Aun faltando la presunción de paternidad del marido por causa de la separación legal
o de hecho de los cónyuges, podrá inscribirse la filiación como matrimonial si concurre el
consentimiento de ambos”. Además de que el precepto solo habla de separación legal o
de hecho y no de disolución –como es el caso de la muerte–, tampoco resulta claro que
únicamente sea la mujer la que dé su consentimiento en el momento de la inscripción,
entendiéndose que el marido lo presta al tiempo de manifestar su consentimiento a la
fecundación post mortem a través de alguno de los medios del artículo 9 LTRHA 2006. En
este sentido RIVERO HERNÁNDEZ, F., “La fecundación artificial post mortem”, cit. p. 892.
72
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matrimonial. De la concurrencia del doble requisito del consentimiento del
marido y del plazo temporal para la fecundación se deriva el reconocimiento
ope legis de la existencia de una relación jurídica entre el hijo nacido de
estas técnicas y el varón fallecido. A mi juicio, es una decisión acertada el
carácter matrimonial de la filiación: el marido aporta el semen y además la
decisión de la fecundación procede de dos personas casadas.
Hay un vacío legal acerca del problema que pudiera plantearse si la viuda
que puede someterse a la reproducción post mortem contrae matrimonio
con otra persona dentro del plazo de un año que tiene para realizar
aquella. A la filiación matrimonial que corresponde al primer marido en
virtud del artículo 9.2 LTRHA se contrapondría la presunción a favor del
segundo marido conforme al artículo 116 del Código Civil 73. Pero el Grupo
de Trabajo de la Dirección General de los Registros y del Notariado,
cuando analiza en 1986 los problemas civiles que plantea la inseminación
artificial y la fecundación in vitro antes de la promulgación de la ya
derogada LTRA 1988, sí se lo plantea, y mantiene que será preciso para
la inscripción como matrimonial en el Registro Civil de esta forma de
filiación la acreditación de que el nacimiento se ha producido en un tiempo
prudencial y que no concurre la presunción de paternidad derivada de un
nuevo matrimonio de la viuda 74.
Pone de manifiesto la existencia de tal laguna legal INIESTA DELGADO, J. J., “La filiación”,
cit. p. 849. En las notas de pie de página 15 y 19 de este trabajo ya se ha explicado cómo en el
ordenamiento inglés en principio es la madre biológica la que decide en última instancia, tras
el nacimiento del niño, si inscribe al cónyuge o pareja de hecho fallecida como progenitor/a
del niño (incluso aunque se haya utilizado su material genético). Pero la madre que da a luz
no tiene una absoluta libertad de decisión en los casos en que otra persona, de acuerdo
con las reglas legales, está legitimada para ser considerada como progenitor/a del niño.
Entonces se prioriza tal paternidad/maternidad en atención al beneficio del menor. Véase
PROBERT, R., “Cretney and Probert’s Family Law”, cit. p. 232. Por su parte en el ordenamiento
portugués, la Lei n.º 32/2006, de 26 de Julho, Procriaçao medicamente assistida se plantea
qué sucede si se incumple por la mujer la prohibición legal de la inseminación post mortem
y finalmente se produce el nacimiento del niño. El artículo 23.º 1 señala que en principio es
considerado como hijo del fallecido, salvo que, según el párrafo segundo de este precepto,
la mujer, en el tiempo de la inseminación, haya contraído matrimonio o tenga una pareja
de hecho de al menos dos años de unión y que el varón haya prestado su consentimiento
a la inseminación con semen del difunto. En este caso el consentimiento funciona como
atribución de la paternidad.
74
MINISTERIO DE JUSTICIA, “Problemas civiles que plantea la inseminación artificial y la
fecundación in vitro”, Resumen de las sesiones celebradas por el Grupo de Trabajo de la
Dirección General de los Registros y del Notariado. Suplemento número 3/1996 al Boletín de
Información del Ministerio de Justicia, 15 de enero de 1986, p. 22.
73
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Si la madre es inseminada con esperma de su compañero more uxorio
fallecido es sencillo determinar la clase de filiación. Se trata de una filiación
extramatrimonial, en cuanto el hijo es procreado post mortem con gametos
procedentes de individuos que no estaban unidos en matrimonio. Esta es
la opción que toma el legislador de 2006 en el párrafo 3.º del artículo 9.
Ahora bien, el consentimiento del compañero fallecido no implica, frente al
caso del marido, de forma automática la determinación de la filiación, sino
que se establece que dicho consentimiento, otorgado en forma y plazo,
sirva como título para iniciar un expediente del artículo 49 conforme a la
Ley de Registro Civil de 8 de junio de 1957, y así poder declarar la filiación
paterna del varón conviviente mediante resolución recaída en dicho
expediente75 . Parece que si parte interesada o el Ministerio Fiscal
manifestare oposición en el expediente, el hijo dispondrá de la acción de
reclamación judicial de paternidad, a la que hace referencia en su parte
final el artículo 9.3 LTRHA 2006 76.
II.5.2 Problemas sucesorios
El artículo 9 LTRHA 2006 no atribuye de modo explícito derechos
sucesorios a los nacidos fruto de estas técnicas, pero sin embargo puede
inferirse la atribución implícita de tales derechos al determinar o facilitar la
determinación de la filiación del hijo respecto al varón fallecido. La
conclusión contraria conduciría a sostener la inconstitucionalidad del
precepto por vulneración del principio de igualdad del artículo 14 CE,
porque se trataría a hijos genéticos del mismo padre y de la misma madre
de forma distinta en lo que se refiere a los derechos sucesorios77 .
A idéntica conclusión llega CAÑIZARES LASO, A., “El reconocimiento testamentario de la
filiación”, Madrid, 1990, p. 154, refiriéndose a la Ley de Técnicas de Reproducción Asistida
de 1988. La equiparación del medio de determinación de la filiación en la reproducción post
mortem en el caso de matrimonios y parejas de hecho está, sin embargo, en los artículos
235-8.2 y 235-13.2 del Libro Segundo del Código Civil de Catalunya.
76
DE VERDA Y BEAMONTE, J. R., “La filiación derivada del uso de las técnicas de
reproducción asistida”, Derecho Civil IV (coordinador J. R. De Verda), Valencia, 2013, p. 299.
77
ROCA TRÍAS, E., “La incidencia de la inseminación”, cit. p. 34. Ya he hecho antes referencia
a que en ciertos ordenamientos jurídicos, como el inglés, la inscripción de la paternidad
del varón fallecido o de la maternidad en caso de mujer fallecida, no supone más que un
reconocimiento simbólico de la filiación, no hay atribución de derechos al menor. Consúltese
VONK, M., “Children”, cit. pp. 45 y 51. De hecho, en España, el informe elaborado con
anterioridad a la Ley de Técnicas de Reproducción Asistida 1988 por la Comisión Especial de
Estudio de la Fecundación In vitro y la Inseminación Artificial Humanas admite la fecundación
artificial post mortem pero priva de derechos sucesorios al hijo del fallecido (Recomendación
11, que reenvía a las Recomendaciones 13 y 61) (informe publicado por el Congreso de los
Diputados en 1987, p. 113).
75
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Ahora bien, es cierto que la atribución de derechos sucesorios no está exenta
de dificultades. Se plantea el problema de la incertidumbre respecto a los
derechos sucesorios de otras personas que resultarían perjudicadas con el
nacimiento del niño y, además, se plantea un problema de inadecuación de
las normas tradicionales del Derecho de Sucesiones del Código Civil, que en
absoluto están pensando en los niños que nacen por técnicas de reproducción
artificial. Empezando por esta segunda dificultad, se apuntan objeciones
relativas a la ausencia de capacidad para suceder por parte de estos. El
problema, a mi juicio, no es tan grave respecto a la capacidad para suceder
de los preembriones. El Código Civil establece en el artículo 745, número 1.º,
que son incapaces para suceder las criaturas abortivas (que son las que
nacen sin cumplir los requisitos del artículo 30: nacer con vida, una vez
producido el entero desprendimiento del seno materno). De ahí se deduce,
en conexión con el artículo 29 del Código Civil 78, que el concebido pero no
nacido tiene capacidad sucesoria, aunque la efectividad de sus derechos
depende de que el llamado llegue a nacer cumpliendo el requisito del
mencionado artículo 30 del Código Civil. Aunque en el momento de su
promulgación el Código Civil solo pensaba en el concebido por medios
naturales, no hay gran objeción para entender aplicable el artículo 29 del
Código Civil al preembrión ya constituido en el momento de la muerte del
causante: el término “concebido” de dicho precepto tiene amplitud suficiente
para incluir en el mismo al embrión concebido in vitro, en virtud del artículo
3.1 del Código Civil, según el cual las normas han de interpretarse de acuerdo
con la realidad social del tiempo en que han de ser aplicadas 79.
Cuestión más complicada son los derechos sucesorios del niño que nace
como consecuencia de una inseminación artificial post mortem de la
mujer. En este caso es claro que estamos ante un concepturus y habría
“El nacimiento determina la personalidad; pero el concebido se tiene por nacido para
todos los efectos que le sean favorables, siempre que nazca con las condiciones que expresa
el artículo siguiente”.
79
FEMENÍA LÓPEZ, P. J., “Status jurídico”, cit. pp. 272 y 283. CABANILLAS SÁNCHEZ, A.,
“Comentario al artículo 29 del Código Civil”, Comentarios al Código Civil y Compilaciones
Forales, tomo I, volumen 3.º, (directores M. Albaladejo y S. Díaz Alabart), Madrid, 1993, pp.
794-795, se plantea, con carácter general, si podría otorgarse al embrión preimplantado la
misma protección que se le da en el artículo 29 del Código Civil al concebido y no nacido. A
su juicio, nada obstaculiza la asimilación del embrión in vitro y el nasciturus. Para este autor
no se está ante realidades diferentes, porque si lo fueran podría llegarse a la conclusión de
que los seres nacidos de mujer tras la fecundación natural o artificial no son equiparables.
Por su parte, MARTÍNEZ DE AGUIRRE, C., “Comentario al artículo 29 del Código Civil”, Código
Civil Comentado, vol. I (directores A. Cañizares Laso et al.), Cizur Menor, 2011, pp. 274-275,
entiende que el artículo 29 del Código Civil no solo permite la extensión de efectos favorables
de carácter patrimonial, sino también de efectos personales.
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que otorgarle, pues, el mismo tratamiento que posee este en el
ordenamiento español. En consonancia con esta afirmación, se habría de
admitir la posibilidad, dentro del ámbito de la sucesión testada, de que el
causante pueda llamar a suceder al niño fruto de estas nuevas técnicas,
como legatario o como heredero, o bien mediante el procedimiento clásico
de la sustitución fideicomisaria, o bien, directamente, considerándose
entonces que la institución queda sometida a la condición suspensiva de
que llegue a nacer 80. Pero siempre suele reconocerse el llamamiento al
concepturus dentro del ámbito de la sucesión testada, no de la intestada 81.
Lo más adecuado, a mi juicio, sería realizar una reforma del articulado del
Código Civil señalando, o bien directamente que el niño que va a nacer
fruto de la fecundación artificial post mortem posee capacidad para suceder
(tal como hace la Ley 10/2008, de 10 de julio, del Libro cuarto del Código
Civil de Cataluña, relativo a las Sucesiones 82), o bien presumiendo que los
hijos nacidos de esta forma se considerarán concebidos al tiempo de la
apertura de la sucesión (tal como dispone el Decreto Legislativo 1/2011, de
22 de marzo, por el que se aprueba, con el título de “Código del Derecho
Foral de Aragón”, el texto refundido de las Leyes civiles aragonesas83 ).
Un estudio completo de los derechos sucesorios del concepturus en DE LA CÁMARA
ÁLVAREZ, M., “Compendio de Derecho Sucesorio”, Madrid, 2011, pp. 57-58. Este autor
señala que la posibilidad de instituir heredero directamente al niño fruto de estas técnicas
está en la propia LTRHA 2006. Efectivamente, el artículo 9 prevé la posibilidad de consentir en
testamento que su material reproductor pueda ser utilizado por la mujer a su fallecimiento,
de modo que, además de consentirse el uso de su esperma, podría disponer en dicho
instrumento que el niño que vaya a nacer sea instituido heredero. En el mismo sentido se
pronuncia NÚÑEZ IGLESIAS, A., “Comentario al artículo 745 del Código Civil”, Código Civil
comentado, vol. II (directores A. Cañizares Laso et al.), Cizur Menor, 2011, p. 587.
81
Una excepción en INIESTA DELGADO, J. J., “Los derechos sucesorios del hijo nacido
de fecundación post mortem”, Revista de Derecho y Genoma Humano, 2008, núm. 29, p.
14. Por supuesto tampoco ve inconveniente este autor en reconocer al hijo fruto de estas
técnicas sus derechos en cuanto legitimario y a que, en su caso, aquel pueda disponer de los
instrumentos que le proporciona el Código Civil para la defensa de su legítima (pp. 14-15).
82
Artículo 412-1: “1. Tienen capacidad para suceder todas las personas que en el momento
de la apertura de la sucesión ya hayan nacido o hayan sido concebidas y que sobrevivan
al causante. 2. Los hijos que nazcan en virtud de una fecundación asistida practicada de
acuerdo con la ley después de la muerte de uno de los progenitores tienen capacidad para
suceder al progenitor premuerto”.
83
Artículo 325. 3: “Si el causante ha expresado en debida forma su voluntad de fecundación
asistida post mortem con su material reproductor, los hijos así nacidos se considerarán
concebidos al tiempo de la apertura de la sucesión siempre que cumplan los requisitos que la
legislación sobre esas técnicas de reproducción establece para determinar la filiación”.
80
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Alma María Rodríguez Guitián
El segundo de los problemas sucesorios que se plantean con la admisión de
la reproducción artificial post mortem es el perjuicio que pueden sufrir terceros
que tendrían derechos sucesorios en la herencia del varón difunto, o bien
porque quedarían disminuidos con el nacimiento de un nuevo hijo (como en
el caso de otros hijos del varón fallecido) o bien porque quedarían privados de
ellos. Ahora bien, a la vez cabe afirmar que tal peligro quedaría atenuado de
forma considerable a través de dos medidas. La primera es la fijación de un
plazo temporal dentro del cual ha de inseminarse a la mujer, o dentro del cual
ha de producirse la transferencia de preembriones. La segunda medida es la
aplicación de la normativa del Código Civil relativa a las precauciones que
han de adoptarse cuando la viuda queda encinta (artículos 959 a 967). La
doctrina desde luego no ve demasiado problema en entender aplicable dicha
normativa en el ámbito de las técnicas de reproducción asistida post mortem
con las matizaciones oportunas 84. Por ejemplo, en relación con el aviso que
la viuda ha de dar a las personas que posean derechos sucesorios en la
herencia del fallecido que deban desaparecer o disminuir con el nacimiento
del hijo, el Código Civil señala que ha de ser doble: la viuda ha de poner en
conocimiento de las citadas personas el hecho del embarazo y la fecha
probable del parto, cuando este se aproxime. En el supuesto específico que
vengo analizando, la obligación de aviso por parte de la viuda o compañera
ha de extenderse también, además de a los dos aspectos citados, a su
intención de proceder a la fecundación post mortem o a la transferencia del
preembrión previamente constituido, dentro del plazo que señala la ley, ya
que los interesados tienen derecho a conocer, no solo el embarazo en sí, sino
también la posibilidad del mismo. Tal obligación de notificación lo será
respecto del momento preciso y del lugar en que se procederá a la fecundación
post mortem o a la transferencia 85..
III. SEGUNDO DILEMA JURÍDICO. ANÁLISIS DE LA DOBLE
MATERNIDAD EN EL ARTÍCULO 7.3 LTRHA
III.1 Algunas precisiones sobre la admisión de la doble maternidad
en la LTRHA
III.1.1 Reflexiones introductorias
El artículo 7.3 LTRHA 2006 posibilita que la mujer casada con otra mujer,
cuando no haya separación legal o de hecho, pueda manifestar ante el
SÁNCHEZ HERNÁNDEZ, C., “Comentario al artículo 959 del Código Civil”, Código Civil
Comentado, volumen II (directores A. Cañizares Laso et alii), Cizur Menor, 2011, p. 1393.
85
FEMENÍA LÓPEZ, P. J., “Status jurídico”, cit. pp. 286-287.
84
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encargado del Registro Civil del domicilio conyugal, que consiente en que,
cuando nazca el hijo de su cónyuge, se determine a su favor la filiación
respecto al nacido. Establece, pues, tal precepto un nuevo criterio de
determinación extrajudicial de la filiación materna, ya que hasta el
momento de la introducción de este precepto en la normativa reguladora
de las técnicas de reproducción asistida solo se reconocía como criterio
de determinación de la filiación materna el parto. Tal mecanismo de
determinación extrajudicial de la maternidad, que se basa en la voluntad
de ser madre, ha de restringirse al ámbito de las técnicas de reproducción
asistida, ya que no se ha reconocido por el legislador de forma general 86.
Y ello a pesar de las dudas que pueda suscitar al respecto, por una parte,
que el artículo 7.3 LTRHA se introduzca a través de una ley que nada
tiene que ver con el ámbito de la reproducción asistida, como es la Ley
3/2007, de 15 de marzo, reguladora de la rectificación registral de la
mención relativa al sexo de las personas, y, por otra parte, que en su tenor
literal el artículo 7.3 no haga ninguna referencia concreta a que el nacido
lo sea por aplicación de las técnicas de reproducción asistida 87.
Es cierto que la introducción de este precepto responde a la consagración
del matrimonio homosexual y a su equiparación, en cuanto a efectos y a
requisitos con el matrimonio heterosexual, en la Ley 13/2005, de 1 de
julio, modificativa del Código Civil en materia de derecho a contraer
matrimonio, hoy declarada constitucional por la STC de 6 de noviembre
de 2012 88, aunque esta posibilidad prevista en el artículo 7.3 LTRHA se ha
limitado al matrimonio de mujeres y no se ha extendido al de hombres 89.
En este sentido QUICIOS MOLINA, S., “¿Cómo puede determinarse la maternidad de
la esposa de la mujer que ha dado a luz un hijo concebido utilizando alguna técnica de
reproducción asistida? Comentario a la Sentencia del Tribunal Supremo de 5 de diciembre
de 2013”, CCJC, 2014, número 95, p. 18 (http://proview.thomsonreuters.com).
87
VERDERA SERVER, R., “Filiación”, cit. p. 286, con buen criterio ha sostenido que la
ubicación del artículo 7.3 en la ley dedicada a las técnicas de reproducción humana asistida
permite sostener de modo lógico que su ámbito de aplicación está ligado a tal circunstancia.
88
Véase el comentario de BENAVENTE MOREDA, P., “Constitucionalidad del matrimonio
entre personas del mismo sexo. Garantías institucionales del matrimonio y el derecho
fundamental a contraerlo. A propósito de la STC de 6 de noviembre de 2012”, RJUAM, 2013,
núm. 27, pp. 327-353.
89
CERDEIRA BRAVO DE MANSILLA, G., “Copaternidad y matrimonio entre hombres: la
derogación tácita y parcial de la proscrita gestación por sustitución, fundada en razones de
igualdad”, RDP, 2014, julio-agosto, p. 21, apunta que, a su juicio, debe permitirse la gestación
por sustitución (hoy prohibida en el artículo 10 LTRHA) a los matrimonios entre hombres
para que no exista discriminación entre estos y los matrimonios tanto heretosexuales como
homosexuales entre mujeres (p. 24). Este mismo argumento es señalado en el fundamento
de derecho 5.º por la RDGRN de 18 de febrero de 2009 (RJ 2009, 1735). Parece, sin embargo,
86
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Pero, no obstante, creo que hay otra razón de mayor peso que ha
posibilitado la admisión de la doble maternidad en el ámbito de las técnicas
de reproducción asistida. Así, es fundamental para tal admisión la finalidad
a la que sirven dichas técnicas. Como ya se ha apuntado en otro momento
en este trabajo, en el ordenamiento español las técnicas de reproducción
asistida se fundamentan en un hipotético derecho a la procreación y no en
el derecho a la salud. De este modo, la LTRHA de 2006 no hace referencia
ya en su artículo 1, frente a la redacción inicial de la anterior LTRA de
1988, a que la finalidad de las técnicas sea la eliminación de la esterilidad.
El fundamento de estas técnicas en la tutela del derecho a la procreación
lleva consigo de modo automático que no haya ninguna imposibilidad
técnica de admitir la doble maternidad de dos mujeres. Por el contrario, en
otros ordenamientos como el francés, que sí consagran en la actualidad el
matrimonio entre personas del mismo sexo (artículo 143 Code Civil), al
recoger entre sus fines para la aplicación de las técnicas de reproducción
asistida el remedio de la infertilidad de la pareja, es lógico que restrinjan
los usuarios de las técnicas a parejas de diferente sexo 90.
En el artículo 7.3 LTRHA se configura la maternidad como una facultad de
la madre no gestante, que se basa en el consentimiento; esto es, en la
voluntad de querer ser madre. El fundamento de este título de atribución de
la maternidad no está evidentemente en la verdad biológica, ya que no hay
posibilidad real de relación biológica fértil entre parejas homosexuales.
Cabe la duda de si se está ante un nuevo criterio de determinación de la
que la STS de 6 de febrero de 2014 (RJ 2014, 736) no considera en su fundamento 4.º
que la aplicación del artículo 10 LTRHA a los matrimonios entre hombres encierre una
discriminación por razón de sexo por dos razones: porque esta norma es aplicable a todas las
uniones, con independencia del sexo de sus componentes y porque la misma se fundamenta
en un hecho objetivo y biológico como es el parto, que resulta imposible en los matrimonios
formados por dos hombres.
90
Así, véase L. 2141-2 del Code de la Santé Publique (consúltese en http://www.legifrance.
gouv.fr). También, en atención al mismo fin de remedio de la esterilidad de la pareja, los
ordenamientos portugués e italiano restringen el uso de las técnicas de reproducción asistida
a las parejas de distinto sexo, respectivamente, en el artículo 6.1 de la Lei n.º 32/2006, de 26
de Julho, Procriação medicamente assistida y en el artículo 5 de la Ley italiana de 19 febbraio
2004, núm. 40, sobre Norme in materia di procreazione medicalmente assistita. Se pregunta
MONÉGER, F., “France: Biological and Social Parentage”, Family Law and Culture in Europe.
Developments, Challenges and Opportunities (ed. K. Boele-Woelki, N. Dethloff, W. Gephart),
Cambridge-Antwerpen-Portland, 2014, p. 183, si el legislador francés va a cambiar la Ley
de Técnicas de Reproducción Asistida para ponerlas a disposición de las mujeres solas. El
tema en la actualidad está sometido a debate. En caso de permitirse tal posibilidad, la mujer
casada con la madre biológica tendría como alternativa la posibilidad de adoptar al hijo de
esta última.
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filiación materna por naturaleza (distinta a la biológica, claro), o ante un
nuevo criterio de determinación de la filiación materna de carácter legal,
que se aproxima a la adopción, aunque con menos complicaciones formales
que esta última 91. En contra de su proximidad a la adopción se ha alegado
que ni hay establecimiento de la filiación por sentencia judicial ni entra en
juego el principio del interés del adoptando. Y que al no recogerse en el
artículo 108 del Código Civil más que la filiación adoptiva y la filiación por
naturaleza, no queda otra posibilidad que encajar la hipótesis de la doble
maternidad del artículo 7.3 LTRHA en la filiación por naturaleza 92.
El ejercicio de esta facultad por la madre no gestante desde luego no
provoca directamente la inscripción de la filiación debido a que la
declaración de voluntad tiene que emitirse antes del nacimiento del niño.
Por consiguiente, el encargado del Registro Civil del domicilio conyugal se
limitará a hacer constar en el Libro Diario tal declaración de la cónyuge.
Ello sirve de prueba tanto del hecho en sí de la existencia del consentimiento
como de la fecha concreta en que ha sido emitido 93.
Hay críticas varias al artículo 7.3 LTRHA esgrimidas por parte de la
doctrina. Por una parte, las que se oponen frontalmente a la admisión de
la figura en él regulada alegando que con ella se está afirmando un hecho
falso desde el punto de vista biológico; exclusivamente cabría hablar,
pues, desde esta perspectiva de una maternidad única basada en el parto,
de modo que la mujer casada cuya cónyuge da a luz solo puede aspirar a
compartir la filiación, pero no a ser madre 94. Por otra parte, las objeciones
INIESTA DELGADO, J. J., “La filiación”, cit. p. 804, se inclina por entender que estamos
ante un criterio de determinación legal próximo a la adopción. La Ley 25/2010, de 29 de
julio, del Libro Segundo del Código Civil de Cataluña, relativo a la Persona y la Familia,
que admite la doble maternidad matrimonial (artículo 235-8.1) y no matrimonial (artículo
235-13.1), señala en su Preámbulo que “Evidentemente, la maternidad derivada del mero
consentimiento para la procreación asistida de su esposa o compañera no es una maternidad
biológica, por naturaleza, sino una relación jurídica puramente legal”.
92
Así se ha pronunciado BARBER CÁRCAMO, R., “Doble maternidad legal”, cit. pp. 102 y
111-112, nota de pie de página 32.
93
JIMÉNEZ MARTÍNEZ, M. V., “Los problemas planteados por la filiación del nacido en los
casos de parejas del mismo sexo”, AC, 2014, números 7-8, p. 5 (http://revistas.laley.es).
94
Esgrime tal crítica ARECHEDERRA, L., “Nadie tiene dos madres, aunque lo diga la ley. La
doble vertiente del principio constitucional de libre investigación de la paternidad”, Estudios
Jurídicos en Homenaje al Profesor José María Miquel, tomo I (coordinador L. Díez-Picazo),
Cizur Menor, 2014, pp. 374-375. Por su parte señala BARBER CÁRCAMO, R., “La filiación en
España: una visión crítica”, Cizur Menor, 2013, p. 136, que el legislador regula un supuesto de
filiación natural matrimonial imposible, desvinculado, no solo de la verdad, sino sobre todo
de la posibilidad biológica.
91
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Alma María Rodríguez Guitián
de autores que, sin mostrarse contrarios a la admisión de la doble
maternidad, consideran que el precepto se mueve dentro de márgenes
muy estrechos, con claros límites de carácter subjetivo, temporal y formal.
A continuación me detengo a analizar dichos límites.
III.1.2 Examen de los límites derivados del artículo 7.3 LTRHA
Desde el punto de vista subjetivo, solo pueden beneficiarse de la facultad
atribuida a la madre no gestante las mujeres homosexuales que hayan
contraído matrimonio (“Cuando la mujer estuviere casada”). Por
consiguiente, está excluyendo de su ámbito a las parejas de hecho
formadas por dos mujeres. Sobre esta exclusión vuelvo más tarde. El
precepto requiere literalmente que la declaración de voluntad se haga por
mujer casada, luego se exige con ello que la misma se lleve a cabo tras la
celebración del matrimonio 95. Sin embargo, hay opiniones a favor de que
se admita, dentro del ámbito de aplicación legal, la hipótesis en que ambas
mujeres no estén casadas cuando se emita la declaración de voluntad de
asunción de la maternidad y, en cambio, hayan contraído matrimonio en el
momento del nacimiento. Se ha justificado esta posibilidad en que, como
he apuntado antes, se está ante una inscripción de filiación cuya práctica
requiere dos actos registrales ubicados en momentos temporales distintos:
el momento de la declaración de voluntad antes del nacimiento (que,
como afecta a un concebido y no nacido no puede inscribirse todavía) y el
momento del nacimiento 96. También entraría dentro del tenor literal del
precepto la hipótesis en que ambas mujeres están casadas en el momento
de la declaración de voluntad ante el encargado del Registro Civil y, por el
contrario, están separadas o divorciadas en el momento del nacimiento 97.
Desde el punto de vista temporal, es claro también que el precepto está
sujeto a un límite, ya que el tenor literal del artículo 7.3 LTRHA no deja
lugar a la menor duda de que la declaración de voluntad de la cónyuge
tiene que producirse antes del nacimiento del niño. Aunque se ha
manifestado por parte de la doctrina que no se comprende bien el motivo
BARBER CÁRCAMO, R., “Doble maternidad legal”, cit. p. 106, con reenvío sobre el
particular a las RDGRN 12.1. 2011 (JUR 2012, 64031) y 28.2.2011 (JUR 2012, 74939). Pero
realmente lo único que afirman estas resoluciones es la exigencia de que las solicitantes
estén casadas antes del nacimiento del niño.
96
QUICIOS MOLINA, S., “¿Cómo puede determinarse la maternidad?”, cit. p. 27.
97
En este sentido Barber Cárcamo, R., “Doble maternidad legal”, cit. p. 107, y QUICIOS
MOLINA, S., “¿Cómo puede determinarse la maternidad?”, cit. p. 27.
95
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que explique la exclusión del consentimiento posterior al nacimiento 98,
parece que ha sido una decisión meditada por parte del legislador, con el fin
de no abrir a las parejas de mujeres la vía del reconocimiento como un
medio de determinación de la filiación 99. Seguramente el legislador desea
que prevalezca la seguridad jurídica y la estabilidad en las relaciones filiales
en aquellos casos en que, como este, no hay correspondencia con la verdad
biológica. A ello ha de añadirse que, de no ponerse un límite temporal, la
filiación quedaría sujeta de forma exclusiva a la voluntad de la madre, sine
die 100. De todas formas se ha mantenido que hubiera sido deseable que el
legislador hubiese previsto, a través de una disposición transitoria, que las
mujeres cuya cónyuge hubiera sido madre gestante por medio de las
técnicas de reproducción asistida antes de la entrada en vigor del artículo
7.3 LTRHA, tuvieran un tiempo para emitir ante el encargado del Registro
Civil el consentimiento de asunción de la maternidad 101.
Este requisito temporal del artículo 7.3 LTRHA, consistente en que la
manifestación del consentimiento ante el encargado del Registro Civil se lleve
a cabo antes del nacimiento se ha aplicado de modo riguroso por la Dirección
General de los Registros y del Notariado a partir de que el nacimiento se ha
producido después de la entrada en vigor del citado precepto. Pero en cambio
hay resoluciones que han admitido un consentimiento posterior al nacimiento
al entender que, en atención a la finalidad del precepto, es posible aplicarlo
cuando aún no estaba el mismo en vigor 102.
INIESTA DELGADO, J. J., “La filiación”, cit. p. 806.
En este sentido, DÍAZ MARTÍNEZ, A., “La doble maternidad legal derivada de la utilización
de técnicas de reproducción humana asistida”, Derecho Privado y Constitución, 2007, núm.
21, p. 86. Esta autora mantiene que probablemente cabe equiparar al reconocimiento de
un concebido y no nacido la declaración ante el encargado del Registro Civil consintiendo
que el hijo que va a nacer sea estimado propio. Se pregunta si era necesario sostener que el
artículo 7.3 LTRHA constituye otro título de determinación de la filiación distinto para excluir
la quiebra de la doctrina que admite la impugnación de los reconocimientos realizados por
varones que no se correspondan a una verdad biológica. Desde luego, en mi opinión, es
evidente que tal y como es configurado por el legislador el reconocimiento de la filiación,
este es un título de determinación extrajudicial de la filiación que presupone la veracidad del
vínculo biológico entre el progenitor y el hijo al que reconoce como tal.
100
BARBER CÁRCAMO, R., “Doble maternidad legal”, cit. p. 109.
101
En este sentido, DÍAZ MARTÍNEZ, A., “La doble maternidad legal”, cit. p. 87.
102
Véase al respecto y las resoluciones allí citadas en BENAVENTE MOREDA, P., “La filiación
de los hijos de parejas, casadas o unidas de hecho, del mismo sexo. La situación legal y
jurisprudencial actual”, ADC, 2011, fascículo I, pp. 99-100, y DÍAZ MARTÍNEZ, A.,”Acción de
reclamación de filiación ejercitada por la mujer que no fue la madre gestante: un nuevo paso
en la doble maternidad derivada de reproducción asistida”, Revista Doctrinal Aranzadi CivilMercantil, núm. 10/2014 (BIB 2014/244), p. 6 (aranzadidigital.es)
98
99
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Entre los límites formales del artículo 7.3 LTRHA se halla la necesidad de
que la declaración de voluntad se haga ante el encargado del Registro
Civil del domicilio conyugal. En primer lugar, llama la atención que este
cambio legislativo admitiendo la doble maternidad no haya ido acompañado
de un cambio en la legislación registral que regule y desarrolle la
posibilidad de inscripción de la doble filiación materna. Así, los artículos
44 y siguientes de la aún no en vigor Ley 20/2011, de 21 de julio, del
Registro Civil, relativos a la inscripción de nacimiento y filiación, continúan
guardando silencio sobre este punto (aunque el futuro de esta reforma
legal es, en el momento actual, realmente incierto)103. En segundo lugar, y
aunque volveré sobre ello con más detalle con posterioridad, es muy
importante caer en la cuenta de que el consentimiento al que se refiere el
artículo 7.3 LTRHA es muy distinto al consentimiento para autorizar el uso
de las técnicas de reproducción asistida, consentimiento este último al
que en ningún momento se refiere el legislador cuando regula la doble
maternidad. El consentimiento al que alude tal precepto se hace para la
determinación de la filiación del nacido a favor de la cónyuge declarante
no gestante.
Es razonable que se escoja por el legislador una forma solemne para
emitir el consentimiento de la madre no gestante, en la medida en que a la
asunción de la filiación materna, como a cualquier otra, van ligadas
importantes consecuencias jurídicas (apellidos, derechos sucesorios,
patria potestad) que requieren una decisión tomada con cierta reflexión104.
Aunque desde luego no sería descabellado que el legislador estatal
hubiera abierto la posibilidad de que la declaración de voluntad pudiera
hacerse en otro instrumento igualmente solemne, como es un documento
público105. De hecho la posibilidad de que tal consentimiento se realice en
esta última clase de documento ha sido prevista por el legislador
autonómico en los artículos 235-8.1 (fecundación asistida de mujer
casada) y 235-13.1 (fecundación asistida de mujer no casada) del Libro
Segundo del Código Civil de Cataluña.
En este sentido se manifiesta FARNÓS AMORÓS, E., “Consentimiento a la reproducción
asistida”, cit. p. 106.
104
Así, QUICIOS MOLINA, S., “¿Cómo puede determinarse la maternidad?”, cit. p. 21.
También encuentra perfectamente justificado tal requisito formal BARBER CÁRCAMO, R.,
“Doble maternidad legal”, cit. p. 110, en la medida en que, entre otras razones, se está ante
un supuesto excepcional y desvinculado de la realidad biológica.
105
QUICIOS MOLINA, S., “¿Cómo puede determinarse la maternidad?”, cit. p. 22.
103
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Nuevos dilemas jurídicos de la reproducción asistida en España: la reproducción ...
Por último, hay un cuarto tipo de límite que no parece desprenderse del tenor
literal del artículo 7.3 LTRHA, pero que la apelación al sentido común y a la
seguridad jurídica legitima su exigencia. La declaración de voluntad
asumiendo la maternidad por parte de la cónyuge no gestante ha de referirse
a un nasciturus concreto. No sería válida, a mi juicio, una declaración única
que valga para un número indeterminado de ciclos reproductivos106.
Junto a estas apreciaciones hechas por parte de la doctrina en torno a los
límites derivados del precepto, este también ha recibido críticas debido a
su ubicación concreta y a la forma de introducirse esta modificación en
nuestro ordenamiento. En cuanto a la ubicación, este precepto se sitúa en
el artículo 7 LTRHA, cuyo párrafo primero remite, para todo lo relativo a la
filiación de los nacidos producto de las técnicas de reproducción asistida,
a las leyes civiles, con la excepción de las especificaciones establecidas
por el legislador en la propia LTRHA en los tres artículos siguientes (esto
es, artículos 8, 9 y 10). Precisamente el artículo 7.3 constituye una de
estas especialidades, al establecer un nuevo medio de determinación de
la filiación. En concreto, es el primer caso (no desde un punto de vista
temporal, claro) de un régimen especial de filiación de la LTRHA. Por ello
su ubicación más correcta hubiera sido el artículo 8 de la citada ley, que
lleva por rúbrica “Determinación legal de la filiación”107.
Respecto a la forma de introducción del precepto en nuestro ordenamiento,
se ha afirmado que, a pesar de que la LTRHA 2006 fue objeto de debate,
discusión y aprobación con posterioridad a la vigencia de la Ley 13/2005,
de 1 de julio, que admite el matrimonio homosexual, no se introduce en
aquella la hipótesis de la doble maternidad, pudiendo y debiéndose ya
hacer en aquel momento108. El artículo 7.3 es introducido más tarde, a
través de una ley posterior a la LTRHA 2006, la Ley 3/2007, de 15 de
marzo, reguladora de la rectificación registral de la mención relativa al sexo
de las personas, ley absolutamente ajena a la institución de la filiación (en
concreto, se incorpora a través de la disposición adicional 1.ª)109.
En fin, lo que se buscó en su momento con la admisión de la doble
maternidad es que los matrimonios de mujeres no tuvieran que recurrir a
la única alternativa legal de que disponían desde la promulgación de la
106
107
108
109
En este sentido, BARBER CÁRCAMO, R., “Doble maternidad legal”, cit. p. 110.
INIESTA DELGADO, J. J., “La filiación”, cit. p. 801.
BENAVENTE MOREDA, P., “La filiación”, cit. p. 85.
BENAVENTE MOREDA, P., “La filiación”, cit. p. 86.
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Ley 13/2005, que era la adopción por la esposa no gestante del hijo de su
cónyuge, nacido fruto de las Técnicas de Reproducción Asistida, en virtud
del artículo 175.4 del Código Civil (en caso de aplicarse, claro, el régimen
común del Código Civil). Tal adopción no exige ni propuesta previa de la
entidad pública ni declaración administrativa de idoneidad (artículo 176.2
del Código Civil), aunque sí requiere asentimiento de la madre (artículo
177.2.2.º del Código Civil) y que se constituya por resolución judicial que
ha de examinar la concurrencia de idoneidad de la adoptante y adecuación
de la adopción al interés del menor (artículo 176.1 del Código Civil)110.
Indudablemente la adopción es un proceso más costoso que el acceso a
la doble maternidad, además de que antes de la constitución de la
adopción la cónyuge de la madre biológica no tiene ningún vínculo con el
niño que va a nacer, con las consecuencias perjudiciales que ello puede
tener en caso de muerte de uno u otro cónyuge. Si fallece la madre
gestante, el niño queda desprotegido, ya que su pareja no tiene ningún
deber hacia aquel. Si muere la cónyuge de la madre gestante, el hijo
carecería de derecho frente a ella (por ejemplo, a efectos sucesorios o a
efectos de indemnización en caso de muerte)111.
A continuación se van a desarrollar tres premisas. La primera premisa
constituye tan solo la constatación de un hecho: en la LTRHA se da un
trato jurídico diferente al matrimonio heterosexual y al matrimonio de
mujeres en cuanto a la determinación de la filiación. Las otras dos
premisas tratan de estudiar cómo ha sido la reacción de la Sala de lo Civil
del Tribunal Supremo cuando se ha enfrentado a casos reales cuyas
circunstancias no entraban dentro de los márgenes de la doble maternidad
del artículo 7.3 LTRHA. En buena medida, es la insatisfacción producida
por los tres límites del artículo 7.3 LTRHA, subjetivos, temporales y
formales, la que probablemente ha conducido a que el Tribunal Supremo
haya dictado unos pronunciamientos judiciales muy discutibles en cuanto,
al establecer soluciones al margen de la ley y abrir la doble maternidad a
otros supuestos no previstos dentro del artículo 7.3 LTRHA, ha causado
una serie de disfunciones dentro del sistema, tanto por el escaso rigor en
la aplicación de los conceptos técnicos de filiación del Código Civil
(pensados para una filiación biológica) como por el trato de desigualdad
que se introduce frente a matrimonios de mujeres que sí han ejercitado,
ciñéndose a los requisitos exigidos, el artículo 7.3 LTRHA.
BARBER CÁRCAMO, R., “Doble maternidad legal”, cit. p 134.
Sobre la cuestión FARNÓS AMORÓS, E. /GARRIGA GORINA, M., “¿Madres? Pueden ser
más de una. Tres casos recientes de la Supreme Court de California”, InDret 4/2005, p. 6
(www.indret.com).
110
111
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Nuevos dilemas jurídicos de la reproducción asistida en España: la reproducción ...
III.2 Primera premisa. Diferente trato jurídico para el matrimonio
heterosexual y el matrimonio homosexual de mujeres respecto
a la determinación de la filiación en la LTRHA
Ya antes de que se introdujera en el año 2007 el artículo 7.3 en la LTRHA
de 2006 podía hablarse de un trato muy diferente entre el matrimonio
heterosexual y el matrimonio de mujeres para el acceso a la paternidad y
a la maternidad, en la medida en que el único recurso para acceder a la
“maternidad” en el segundo caso era, como ya he apuntado antes, según
la normativa estatal, la adopción por la madre no gestante del nacido de
su cónyuge por las técnicas de reproducción asistida. Pero la polémica no
se ha cerrado con el actual artículo 7.3 LTRHA.
Se ha sostenido por un sector doctrinal que la actual LTRHA sigue
estableciendo un régimen de acceso a la doble maternidad en el artículo
7.3 LTRHA distinto al previsto para el acceso a la paternidad en el caso de
un matrimonio heterosexual (artículo 6.3)112. Así, en el caso del matrimonio
de mujeres se exige una declaración de voluntad asumiendo la maternidad
ante el encargado del Registro Civil antes del nacimiento, mientras que en
el caso del matrimonio heterosexual parece que se liga la determinación
de la filiación al consentimiento prestado por el marido al uso de las
técnicas de reproducción asistida. Pero se ha subrayado que hay un cierto
punto en común en el criterio de acceso a la maternidad y a la paternidad
en el régimen previsto por el legislador estatal, tanto para el matrimonio
homosexual como para el homosexual de mujeres, en la medida en que
en ambos casos tal criterio es la voluntad personal de quien quiere asumir
ser progenitor o progenitora del niño nacido fruto de estas técnicas113.
Así, FARNÓS AMORÓS, E., “Consentimiento a la reproducción asistida”, cit. p. 111, califica
de “más gravoso” el régimen de acceso a la doble maternidad en el artículo 7.3 LTRHA. También
en un parecido sentido se habla de trato discriminatorio en cuanto a este extremo entre el
marido en el matrimonio heterosexual y la cónyuge femenina en el matrimonio homosexual
por PADIAL ALBÁS, A., “La discriminación de la cónyuge y de la conviviente homosexual de la
usuaria, en la Ley sobre Técnicas de Reproducción Asistida”, Estudios Jurídicos sobre persona y
familia (coordinadora M. T. Areces Piñol), Granada, 2009, p. 289 y TOMÁS MARTÍNEZ, G., “El
consentimiento en relación con la doble filiación materna matrimonial y la práctica del Registro
Civil”, Actualidad Civil, 2010, núm. 7, p. 9 (laleydigital.es).
113
CALLEJO RODRÍGUEZ, C., “La llamada doble maternidad “por naturaleza”: la prevalencia
de la voluntad de ser progenitora”, LL, 30 de enero de 2014, núm. 8240, La Ley 281/2014, p.
5 (laleydigital.laley.es).
112
133
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Alma María Rodríguez Guitián
III.2.1 Régimen de acceso a la paternidad en el matrimonio heterosexual
En relación con el matrimonio heterosexual, se ha mantenido por el sector
doctrinal antes aludido que el marido puede consentir la determinación de la
paternidad a su favor en el documento sanitario donde presta su consentimiento
al uso de las técnicas de reproducción asistida114. Así, en el artículo 6.3 LTRHA
se establece que “Si la mujer estuviera casada, se precisará, además, el
consentimiento de su marido, a menos que estuviesen separados legalmente
o de hecho y así conste de manera fehaciente”. El consentimiento del cónyuge,
sigue señalando el precepto, que se hace antes del uso de las técnicas de
reproducción asistida, ha de reunir los mismos requisitos que el que ha dado
la usuaria de las técnicas: ha de ser libre, consciente y formal. Como ya he
defendido en otro momento de este trabajo, el artículo 6.3 LTRHA ha de
interpretarse de forma conjunta con el artículo 3.4 de dicha ley, señalando este
último que la aceptación de las técnicas de reproducción asistida por cada
mujer receptora de las mismas ha de realizarse en el formulario de
consentimiento informado. De ahí que el marido podrá consentir en dicho
formulario el uso de su material reproductor o el uso del esperma de un
donante para la fecundación de su mujer. En caso de que el marido no prestara
tal consentimiento, su paternidad quedará determinada por la presunción de la
paternidad recogida en el artículo 116 del Código Civil115.
Es verdad que así como el artículo 235-8.1 del Libro Segundo del Código
Civil de Cataluña, relativo a la Persona y la Familia, es bastante claro en su
expresión al inferirse de la misma que la finalidad concreta del consentimiento
del marido en el documento extendido ante un centro autorizado es la
determinación de la filiación, no lo es, sin embargo, el artículo 6.3 LTRHA.
Este último precepto hace referencia a la necesidad del consentimiento del
marido de la usuaria, pero realmente en ningún momento señala que su fin
sea la atribución de la filiación del nacido a su favor. Por tal razón, desde otro
sector doctrinal se ha afirmado que la LTRHA no ha incluido un criterio
específico de determinación de la filiación matrimonial paterna, de ahí que
entra en juego el artículo 7.1 de esta ley y la remisión que él hace al Código
Civil. Por eso ha de aplicarse directamente la presunción de paternidad
marital del artículo 116 del Código Civil, tanto si la fecundación es homóloga
como heteróloga116.
En este sentido, FARNÓS AMORÓS, E., “Consentimiento a la reproducción asistida”, cit.
p. 111.
115
FARNÓS AMORÓS, E., “Consentimiento a la reproducción asistida”, cit. p. 111.
116
En este sentido, INIESTA DELGADO, J. J., “La filiación”, cit. pp. 757-758 y 762. A mi
juicio más dudas suscita el caso de la reproducción artificial post mortem del marido en
114
134
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Para este último sector doctrinal las dudas que se han suscitado a favor de
que el consentimiento al uso de las técnicas de reproducción asistida sea el
fundamento de la determinación de la filiación paterna tienen su causa en el
artículo 8.1 LTRHA (“Ni la mujer progenitora ni el marido, cuando hayan
prestado su consentimiento formal, previo y expreso a determinada
fecundación con contribución de donante o donantes, podrán impugnar la
filiación matrimonial del hijo nacido como consecuencia de tal fecundación”).
Pero el sentido que ha de otorgarse a tal precepto es que el consentimiento al
uso de las técnicas de reproducción asistida es un refuerzo de la presunción
de paternidad del Código Civil. Tal refuerzo consiste en la imposibilidad de
impugnar por la vía judicial la paternidad por parte del cónyuge que ha
prestado el consentimiento117. Por consiguiente, la falta de consentimiento del
marido no representa un obstáculo para la determinación de la filiación; la
única consecuencia que tal ausencia tendrá será que la filiación se transforma
en una filiación ordinaria y se podrá impugnar judicialmente118.
En cualquier caso, aunque se sostenga la tesis de que el consentimiento al
uso de las técnicas de reproducción asistida no constituye en la LTRHA un
criterio de determinación de la filiación paterna, debiendo aplicarse las normas
generales del Código Civil y, por tanto, la presunción de paternidad marital del
artículo 116, no parece que ello obstaculice en absoluto la consideración de
hecho que se está haciendo en esta primera premisa. Se trata de poner de
manifiesto que la LTRHA prevé un régimen de acceso distinto a la paternidad
en el matrimonio heterosexual que a la maternidad en el matrimonio de
mujeres, y que aunque se aplique como criterio de determinación de la
paternidad la presunción del artículo 116 del Código Civil y no el criterio del
consentimiento dado al uso de las técnicas de reproducción asistida, ello
sigue suponiendo un diferente trato para el matrimonio de mujeres respecto
al matrimonio heterosexual, no existiendo una presunción semejante en el
caso de dos mujeres casadas. Otra cosa distinta es que esté o no justificada
tal diferencia de trato, como se analiza a continuación.
el artículo 9.2 LTRHA, porque aquí basta que el marido dé su consentimiento al uso de su
material reproductor para fecundar a su mujer tras su muerte para que quede determinada
automáticamente la filiación del hijo respecto a él. Pero también es cierto que aquí no
tiene sentido aplicar la presunción de paternidad del artículo 116 del Código Civil, como
ya ha quedado puesto de relieve en la primera parte de este trabajo. En la mayoría de los
supuestos no podrían cumplirse los plazos legales del precepto, salvo que la inseminación y
la transferencia post mortem se hiciesen casi de modo simultáneo a la muerte del marido.
117
Así se pronuncia INIESTA DELGADO, J. J., “La filiación”, cit. p. 758. Señala también
VERDERA SERVER, R., “Filiación de los hijos nacidos”, cit. p. 271, que el artículo 8.1 no
constituye un criterio específico de determinación de la filiación.
118
INIESTA DELGADO, J. J., “La filiación”, cit. p. 758.
135
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III.2.2 Régimen de acceso a la maternidad en el matrimonio de mujeres
Este sector doctrinal al que antes he aludido, que entiende que el
consentimiento dado por el marido al uso de las técnicas en el centro
médico es el fundamento de la atribución de la filiación matrimonial a su
favor, mantiene que en el matrimonio de mujeres, por el contrario, se
exige para el acceso a la maternidad de la cónyuge de la madre gestante
un acto positivo, diferente y más complejo que el requerido al marido119.
La mujer que quiere que su maternidad quede determinada a su favor, en
virtud del artículo 7.3 LTRHA, ha de hacerlo constar mediante una
declaración de voluntad ante el encargado del Registro Civil de su
domicilio conyugal antes del nacimiento del hijo. El tipo de consentimiento
que se exige en uno y otro caso, y al que se liga la determinación de la
filiación, es distinto: en el caso del marido, tal consentimiento consiste en
la autorización previa para el uso de las técnicas (artículo 6.3 LTRHA), y
en el caso de la mujer homosexual, en la asunción de la maternidad del
hijo de su cónyuge, después de la aplicación con éxito de las técnicas de
reproducción asistida. Por otro lado, el consentimiento del marido se
realiza en el mismo centro médico y el consentimiento de la mujer se da
fuera del centro médico (ante el encargado del Registro Civil de su
domicilio conyugal)120.
Otro hecho, desde luego indiscutible, es que la LTRHA no confiere ningún
valor jurídico al consentimiento que da la esposa de la usuaria al uso de
las técnicas de reproducción asistida121. Es más, ni menciona en el
articulado la necesidad de emitir tal consentimiento, a diferencia, como se
ha visto antes, de lo preceptuado para el marido en el caso del matrimonio
heterosexual en el artículo 6.3 de la ley122. Ahora bien, se ha afirmado que
FARNÓS AMORÓS, E., “Consentimiento a la reproducción asistida”, cit. p. 111.
TOMÁS MARTÍNEZ, G., “El consentimiento”, cit. p. 9, no entiende la razón de tal
distinción. A juicio de Sánchez Hernández, A., “La feminización del Derecho Privado y las
técnicas de reproducción asistida”, El levantamiento de velo: las mujeres en el Derecho
Privado (directoras M. P. García Rubio y M. R. Valpuesta Fernández), Valencia, 2011, p.
691, la diferencia en el tratamiento legal del consentimiento del cónyuge hombre y del
cónyuge mujer en la LTRHA marca un evidente distanciamiento de la filosofía presente en
la Exposición de Motivos de la Ley 13/2005, de 1 de julio, que admite el matrimonio entre
personas del mismo sexo otorgándoles los mismos requisitos y efectos que al matrimonio
heterosexual (artículo 44.2 del Código Civil).
121
FARNÓS AMORÓS, E., “Consentimiento a la reproducción asistida”, cit. p. 111.
122
TOMÁS MARTÍNEZ, G., “El consentimiento”, cit. p. 10, no entiende que la LTRHA no haya
ampliado la necesidad de dar el consentimiento autorizando las técnicas también al caso
del matrimonio de mujeres, sobre todo teniendo en cuenta la función que cumple: además
119
120
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Nuevos dilemas jurídicos de la reproducción asistida en España: la reproducción ...
esta ausencia, o esta no referencia legal, no impide que la mujer casada
con otra pueda prestar su consentimiento a la fecundación asistida de su
cónyuge123. De hecho, en la práctica registral se está exigiendo este
consentimiento cuando la cónyuge acude al Registro Civil para declarar
su voluntad de asumir la maternidad del nacido (y las clínicas también
presentan a la cónyuge de la madre gestante el formulario para que lo
firme)124.
Sí que merece la pena detenerse en la razón por la que la LTRHA no
alude a la necesidad de que la mujer casada con otra preste su
consentimiento al uso de las técnicas de reproducción asistida. Parece
que la razón se halla en que en el matrimonio heterosexual, al jugar la
presunción de paternidad del marido respecto al nacido por el juego del
artículo 116 del Código Civil, si aquel da su consentimiento ya no podrá
impugnar la filiación. Al no existir en el matrimonio de mujeres una
presunción análoga de maternidad, no tiene tanta urgencia ya que la
mujer consienta con carácter previo al empleo de las técnicas de
reproducción asistida125.
Ahora bien, sorprende a la doctrina que, a pesar de tratarse de la
determinación de una filiación que posee un claro carácter matrimonial
(aunque el tenor literal del artículo 7.3 LTRHA no lo diga126), no se ha
optado por el legislador por la inclusión de una clase de presunción de
maternidad conyugal. Se añade, además, que nada hubiera impedido que
se estableciera una presunción semejante en caso de que constara el
matrimonio de la madre gestante con otra mujer127. No obstante, a mi
juicio, en el caso del matrimonio de mujeres no podría introducirse una
de servir para impedir la impugnación de la presunción de paternidad en la hipótesis del
matrimonio heterosexual sirve para aceptar al hijo como propio, con los efectos patrimoniales
y personales que a ello va ligado.
123
VERDERA SERVER, R., “Filiación de los hijos nacidos”, cit. p. 288.
124
Tomás Martínez, G., “El consentimiento”, cit. pp. 11 y ss.
125
En este sentido, NANCLARES VALLE, J., “Reproducción asistida y doble maternidad por
naturaleza”, Revista Doctrinal Aranzadi Civil-Mercantil, núm. 7/2008 (BIB 2008/578), p. 13
(aranzadidigital.es). Esta es la razón también por la que, para BARBER CÁRCAMO, R., “La filiación
en España”, cit. p. 157, carecen de justificación las críticas doctrinales hechas calificando la ley
de discriminatoria y vulneradora de los derechos de la personalidad de la mujer casada, al no
exigir consentimiento previo para el uso de las técnicas a su cónyuge mujer.
126
VERDERA SERVER, R., “Filiación de los hijos nacidos”, cit. p. 288, señala que, a pesar de
que el artículo 7.3 LTRHA no se pronuncie, el nacido debe calificarse como hijo matrimonial
en la medida en que quienes son considerados como padres desde el punto de vista jurídico
están casados entre sí.
127
En este sentido se pronuncia VERDERA SERVER, R., “Filiación de los hijos nacidos”, cit. p. 287.
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Alma María Rodríguez Guitián
presunción ex lege de maternidad de la cónyuge de la madre biológica
exactamente igual a la presunción legal de paternidad del artículo 116 del
Código Civil. Este último artículo permite presumir que el hijo nacido de la
esposa es hijo del marido en la medida en que existe la posibilidad de una
relación biológica fértil entre ambos cónyuges, cosa que es absolutamente
imposible en el matrimonio de dos mujeres128. De hecho, la propia
Exposición de Motivos de la Ley 35/2005, de 1 de julio, explicita que los
artículos 116 a 118 del Código Civil no pueden aplicarse a los matrimoniales
homosexuales. En el matrimonio de mujeres, más que presumir ex lege la
maternidad de la esposa de la madre, sería preferible presumir que la
cónyuge que da su consentimiento expreso al uso de las técnicas de
reproducción asistida de la madre biológica manifiesta su deseo de ser
madre129. Otra cosa distinta es qué instrumento formal ha de otorgarse
para dar dicho consentimiento, si basta el formulario en el centro médico
o debe hacerse en un documento público con las garantías que ello
ofrece, dada la trascendencia que posee y lleva consigo tal decisión.
Hay otro aspecto que ha llamado la atención de la doctrina en relación con
esta no mención del consentimiento al uso de las técnicas de reproducción
asistida en el caso del matrimonio de mujeres frente a su exigencia en el
caso del matrimonio heterosexual y que justificaría, desde luego, que tal
requisito se trasladase también al matrimonio de mujeres. Entre otras
razones, la exigencia de consentimiento por parte del marido se explica
porque las características del vínculo matrimonial no son conciliables con
que una decisión tan importante y con tantas consecuencias sea adoptada
solo por uno de los cónyuges, ignorándolo el otro. Es sorprendente desde
luego que el legislador haya regulado la doble maternidad de tal modo
que permita que una mujer casada adopte de modo individual la decisión
de ser madre a través de las técnicas de reproducción asistida sin que
tenga que conocerlo y emitir su consentimiento la otra mujer que integra el
BARBER CÁRCAMO, R., “Doble maternidad legal”, cit. p. 114, señala que “no cabrá
deducir de un hecho indicio (nacimiento de casada) un hecho presunto (maternidad del
cónyuge). Si opera en tal sentido, el legislador establecerá una ficción legal: cerrará los ojos
a la realidad anudando a un hecho una consecuencia jurídica, no otro hecho”.
129
Por su parte señala CERDEIRA BRAVO DE MANSILLA, G., “La ‘comaternidad’: matrimonio
entre mujeres y filiación”, El levantamiento del velo: las mujeres en el Derecho Privado
(directoras M. P. García Rubio y R. Valpuesta Fernández), Valencia, 2011, p. 436, que, aunque
la lógica interna de la Ley 13/2005 debería llevar a la presunción ex lege de la maternidad de
la esposa de la madre (siendo además una presunción iuris tantum y, por tanto, rebatible),
quizá menos forzado sería presumir el consentimiento prestado por la esposa de la usuaria
que se somete a las técnicas de reproducción asistida.
128
138
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Nuevos dilemas jurídicos de la reproducción asistida en España: la reproducción ...
matrimonio. Pero el legislador va más allá, en la medida en que queda a
la libre voluntad de la cónyuge no gestante la asunción de la maternidad
(a través de su potestativa declaración de voluntad ante el encargado del
Registro Civil), a pesar de que luego el hijo va a formar parte de la vida
familiar de dicho matrimonio130.
III.2.3 Regulación prevista en otros ordenamientos131
Hay un primer grupo de ordenamientos que otorgan un trato igualitario y
uniforme en el acceso a la paternidad y a la maternidad tanto a matrimonios
heterosexuales como a matrimonios de mujeres. Además, la determinación
de la filiación materna y paterna se fundamenta en ambos casos en un
consentimiento expreso y formal dado para el uso de las técnicas de
reproducción asistida. El primer ejemplo es el ya aludido artículo 235-8.1
del Libro Segundo del Código Civil de Cataluña, que prevé que es suficiente
para que sea considerado hijo el nacido de la fecundación asistida el
consentimiento del cónyuge (ya sea varón o mujer), expreso y formalizado,
en un documento extendido ante el centro autorizado, aunque también
tiene la misma función el extendido en un documento público132.
El segundo ejemplo son los artículos 562 y 569 del Código Civil y Comercial
de Argentina de 2014133, de modo que en virtud de tales artículos la filiación
quedará determinada, en los casos de reproducción humana asistida, por el
consentimiento previo, informado y libre del hombre o de la mujer, casados
o pareja de hecho de la mujer que dio a luz, debidamente inscrito en el
Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas. En este código hay,
además, en el artículo 566 una presunción de paternidad y de maternidad
En este sentido, DÍAZ MARTÍNEZ, A., “La doble maternidad legal”, cit. pp. 97-98.
No se pretende en absoluto llevar a cabo en este apartado, por razones evidentes de
espacio, un análisis exhaustivo de todos los ordenamientos jurídicos que permiten acceder
al matrimonio y parejas de lesbianas a las técnicas de reproducción asistida. Véase al
respecto una enumeración de tales ordenamientos en Discrimination on grounds of sexual
orientation and gender identity in Europe, Council of Europe, 2011, p. 99 (http://www.coe.
int/t/commissioner/source/LGBT/report/Part6.pdf).
132
GARCÍA VICENTE, J. R., “Comentari al article 235-8 del Codi Civil de Catalunya”, cit. p. 597,
afirma que se entiende por documento extendido en un centro autorizado aquel documento
sanitario o clínico en el que se autoriza la práctica de la fecundación. A su juicio, no resulta
aplicable la presunción de paternidad matrimonial, en la medida en que el consentimiento
es contemplado como el medio exclusivo de determinación de la filiación.
133
Véase Infojus. Sistema argentino de información jurídica (http://www.infojus.gob.ar)
(fecha de consulta: diciembre 2014). El citado Código entra en vigor en agosto de 2014.
130
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del o de la cónyuge, pero se aclara en su párrafo segundo que tal presunción
no se aplica en los casos de reproducción asistida si el o la cónyuge no
prestó su consentimiento previo, informado y libre.
Hay un segundo bloque de ordenamientos en los que, aunque se opta
también por un idéntico sistema de conceder valor jurídico de determinación
de la filiación al consentimiento dado al uso de las técnicas de reproducción
asistida, no obstante la peculiaridad está en que se excluye la necesidad de
dar un consentimiento expreso y se presume el mismo a raíz de la existencia
de ciertas circunstancias en el momento de realización de las técnicas de
reproducción asistida. Considero, sin embargo, que no deberían presumirse
los consentimientos a dicha técnica debido a las características singulares
que tiene este tipo de reproducción, llevada a cabo por medios artificiales y
no naturales, aplicables a casos donde hay una imposibilidad de una
relación biológica fértil entre los miembros de la pareja y sobre todo si a
dicho consentimiento va ligada como consecuencia la determinación de la
filiación. La emisión de un consentimiento expreso y formal garantiza la
seguridad jurídica y la reflexión de la decisión tomada. Este sistema se
instaura en Inglaterra el 6 de abril de 2009, cuando entra en vigor la Human
Fertilisation and Embryology Act de 2008. Su artículo 42 (Woman in a civil
partnership at time of treatment) establece que si en el momento de la
implantación del embrión, de los óvulos o de la inseminación artificial,
ambas mujeres eran civil partners (es decir, forman parte de una unión civil
registrada de acuerdo con la Civil Partnership Act 2004), la mujer no
gestante va a ser tratada automáticamente como progenitora legal del niño,
a menos que pruebe que no consintió la implantación o la inseminación.
Idéntico trato se da a los matrimonios heterosexuales, de modo que el
marido es automáticamente reconocido como padre del niño nacido como
resultado del tratamiento recibido por su esposa, a menos que el marido
acredite que no consintió el tratamiento [s. 35 (1) HFEA 2008]134.
De modo reciente se han introducido algunas modificaciones en el artículo 42
HFEA 2008 a raíz de la aprobación de la Marriage (Same Sex Couples) Act
2013, que permite contraer matrimonio a las parejas homosexuales. El
VONK, M., “Children and their parents”, cit. pp. 165-166, describe los trámites
parlamentarios previos a la aprobación del acceso a la comaternidad en la HFEA 2008. Hay
una segunda vía para acceder a la maternidad legal en el artículo 43 HFEA 2008 (Treatment
provided to woman who agrees that second woman to be parent) cuando ambas mujeres
no forman parte de una unión civil registrada sino de una informal same-sex cohabitation,
que requiere de la compañera de la madre biológica la realización de un conjunto de actos
análogos a los exigidos al hombre no casado con la mujer receptora de las técnicas. Así, la
reproducción ha de efectuarse en un centro autorizado, en vida de la pareja femenina de la
receptora y han de cumplirse las condiciones acordadas de maternidad, que se encuentran
134
140
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Nuevos dilemas jurídicos de la reproducción asistida en España: la reproducción ...
cambio simplemente consiste en añadir, a continuación de la expresión “Civil
Partnership”, el término “Marriage”, según que las dos mujeres hayan optado
por formar parte de una unión civil registrada o contraer matrimonio. Pero, en
todo caso, ya hayan hecho una u otra elección, el medio de acceder a la
doble maternidad es idéntico al que introduce en su día la HFEA 2008.
En términos parecidos se expresan el Código Civil de Quebec y algunos
ordenamientos de países escandinavos, aunque en todos estos textos
legales no es tan explícita la presunción del consentimiento para el uso de
las técnicas de reproducción asistida cuando existen determinadas
circunstancias en el momento de realización de las mismas, sino que
directamente introducen una presunción legal de maternidad a favor de la
cónyuge de la madre gestante. El artículo 538.3 del Código Civil de
Quebec (precepto introducido en el año 2002 y encuadrado entre los
pioneros que permitieron la posibilidad del acceso a la doble maternidad)
mantiene que si un niño nace de un proyecto parental que implica la
procreación asistida entre cónyuges durante el matrimonio o la unión civil,
o dentro de los 300 días siguientes a la disolución o anulación, se presume
que el cónyuge de la mujer que da a luz es progenitora del niño135. Desde
luego la presunción de que ha habido consentimiento al uso de las
técnicas de reproducción asistida pudiera inferirse de la expresión
“proyecto parental que implica la procreación asistida durante el
matrimonio o la unión civil”. De hecho, la cónyuge o compañera que no
desea ser considerada madre del niño deberá probar que no ha existido
un proyecto parental o que la concepción fue por causas ajenas a las
técnicas de reproducción asistida136.
recogidas en el artículo 44 (“The agreed female parenthood conditions”). Así, entre otras
condiciones, la “potencial madre” debe dar un documento escrito a la persona responsable
de la clínica manifestando que consiente en ser tratada como la otra madre del niño nacido de
las técnicas de reproducción asistida, y la madre biológica, a su vez, también debe consentir
por escrito su conformidad con que la otra persona asuma dicho papel. Señala JONES, C.,
“The identification of ‘parents’ and ‘siblings’: New possibilities under the reformed Human
Fertilisation and Embriology Act”, Rights, Gender and Family Law (J. Wallbank, S. Choudhry
and J. Herring ed.), 2010, Routledge, p. 231, que ha sorprendido a la doctrina inglesa que en
las secciones 42 y 43 HFEA 2008 el legislador utiliza el témino “parent” y no el de “mother”.
135
Puede consultarse tal precepto en http://civil.udg.edu/php/index.php?id=526 (fecha de
consulta: 14 de diciembre 2014).
136
PRATTE, M., “La tensión entre la filiation légale, biologique et sociale dans le droit
québécois de la filiation”, Tensions between legal, biological and social conceptions of
parentage (ed. I. Schwenzer), Antwerpen-Oxford, 2007, p. 104, señala, además, que cuando
la concepción procede de un acto sexual con un hombre, este podrá, dentro del año siguiente
al nacimiento, solicitar la determinación de su paternidad, y la cónyuge de la madre biológica
no podrá oponerse invocando la posesión de estado.
141
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También en esta misma línea se encuentran Noruega (desde el año 2009)
e Islandia (desde el año 2010). En ambos ordenamientos se garantiza a la
que es esposa de la madre biológica durante el tratamiento de reproducción
un status parental ex lege como co-madre desde el momento del
nacimiento del niño. Esta solución se ha calificado por la doctrina como
una presunción legal de co-maternidad137. Por último, en Estados Unidos,
algunos estados atribuyen también de modo automático la maternidad a
la pareja lésbica casada o registrada de la madre que da a luz138.
En un tercer bloque de ordenamientos, con un sistema más complejo de
acceso a la doble maternidad, se encuadra el ordenamiento holandés, en el
que desde el 1 de abril de 2014 es posible que las parejas y matrimonios de
lesbianas lleguen a ser madres sin el procedimiento de la adopción. La
combinación de dos leyes (Act on Lesbian Parentage de 25 de noviembre
de 2013 y la Act Removing a Number of Differences between Registered
Partnership and Marriage de 27 de noviembre de 2013) permite que la
cónyuge o la pareja registrada de la madre biológica se convierta por
imperativo de la ley en madre legal del niño si ambas presentan una
declaración de la Donor Data Foundation en el registro del nacimiento del
niño (que deberá practicarse dentro de los tres días posteriores a dicho
nacimiento). Esta declaración debe afirmar que a la madre biológica se le
han aplicado técnicas de reproducción asistida en una clínica permitida por
la Donor Data Act y que la identidad del donante de esperma es desconocida
para ella139. Sin embargo, cuando las cónyuges o parejas registradas hayan
utilizado esperma de un donante conocido no podrán obtener dicha
declaración y, por lo tanto, la cónyuge o pareja registrada de la madre
biológica no podrá acceder a la maternidad por este cauce legal. Lo mismo
En este sentido JÄNTERÄ-JAREBORG, M., “Parenthood for same-sex couples-Scandinavian
Developments”, Legal Recognition of Same-Sex Relationships in Europe. National, CrossBorder and European Perspectives (ed. K., Boele-Woelki/A., Fuchs), Cambridge-AntwerpenPortland, 2012, p. 113. Por el contrario, se otorga un trato distinto en el caso de parejas
no casadas. En Noruega la comaternidad se establece por la confirmación de la madre
biológica o a través de una decisión judicial. Una decisión judicial se requiere también para
la comaternidad de tales parejas en Islandia (consúltese cit. pp. 110-111).
138
Una información detallada al respecto en SCHWENZER, I., “Convergence and divergence
in the Law on Same-Sex Partnerships”, Convergence and Divergence of Family Law in Europe
(M. Antokolskaia ed.), Antwerpen-Oxford, 2007, pp. 149, notas de pie de página 29 y 150.
139
El hecho de que el donante sea desconocido para la madre biológica no significa que la
identidad del donante permanezca desconocida para el niño. El profesional que practica la
técnica de reproducción asistida con esperma de donante tiene la obligación de presentar
una información específica acerca del donante a la Donor Data Foundation, entre la que
se incluye información acerca de su identidad. La Donor Data Foundation conservará la
información y la proporcionará al niño si la solicita. Una vez que el niño alcance la edad
137
142
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Nuevos dilemas jurídicos de la reproducción asistida en España: la reproducción ...
se aplica a las parejas que viajaron al extranjero para el tratamiento médico
con esperma de donante anónimo o compraron semen por internet140.
Pero en este último tipo de supuestos tienen abierta la posibilidad del
reconocimiento del hijo, que le concederá a la madre no biológica la misma
relación jurídica con el menor que la que obtendría por el anterior cauce legal.
Para dicho reconocimiento, la madre no biológica necesita el consentimiento
de la madre biológica si el niño es menor de 16 años, y si el niño tiene entre
12 y 16 años, entonces requerirá además el consentimiento del hijo. Tal
posibilidad de reconocer un hijo no es una novedad, pero se reservaba a los
hombres hasta el 1 de abril de 2014. En caso de que la madre biológica no
quiera consentir el reconocimiento del hijo por la otra madre, esta última
puede solicitar al tribunal la sustitución del consentimiento de la madre
biológica alegando el hecho de que ella es, o fue, la compañera o cónyuge de
la madre biológica en el momento en que consintió el acto que condujo a la
concepción del niño. Así, el tribunal podría sustituir el consentimiento de la
madre biológica si así lo aconseja el mejor interés para el niño141.
III.3 Segunda premisa. Matrimonio de mujeres y no ejercicio del
artículo 7.3 LTRHA: límites temporales y formales del precepto
III.3.1 STS de 5 de diciembre de 2013: Primer caso de admisión de la
doble maternidad por vía distinta al artículo 7.3 LTRHA
Se preguntaba Benavente Moreda142 en el año 2011 qué ocurriría en
aquellos casos en que, una vez en vigor el artículo 7.3 LTRHA, la cónyuge
de la usuaria, o no ejercita la facultad de atribución de la filiación a su
favor, o simplemente lo pretende hacer con posterioridad al nacimiento.
Desde luego, la aplicación rigurosa del tenor literal del artículo 7.3 LTRHA
conduce, como solución, a que la única alternativa posible en estas
situaciones sea la adopción del hijo de su cónyuge nacido por las técnicas
de reproducción asistida (artículos 176.2.2.ª y 178.2.1.º del Código Civil).
de 12 años, tendrá acceso a la información relativa a las características físicas y sociales
del donante. Y cuando llegue a los 16 años, el niño podrá requerir información acerca de
la identidad de aquel. Dicha información se dará al menor, salvo que el donante pueda
acreditar que tiene fuertes razones personales en contra de que su identidad sea revelada.
Consúltese CURRY-SUMNER, I./VONK, M., “Dutch Co-Motherhood in 2014”, cit. p. 362.
140
CURRY-SUMNER, I./VONK, M., “Dutch Co-Motherhood in 2014”, cit. pp. 362-363.
141
CURRY-SUMNER, I./VONK, M., “Dutch Co-Motherhood in 2014”, cit. pp. 363-364.
142
BENAVENTE MOREDA, P., “La filiación”, cit. pp. 100-101.
143
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Ahora bien, parece que la STS de 5 de diciembre de 2013143 ha abierto la
puerta a la doble maternidad en el caso de un matrimonio de mujeres por
otra vía distinta a la prevista en el artículo 7.3 LTRHA. En concreto, a la
posibilidad de determinar judicialmente la filiación por la vía de la posesión
de estado y del consentimiento al uso de las técnicas de reproducción
asistida por una mujer homosexual no gestante, tras la ruptura de su
matrimonio con la mujer gestante, respecto al niño nacido por medio de
las técnicas de reproducción humana asistida durante su relación. Es
decir, el Tribunal Supremo, probablemente con el fin de solventar los
límites temporales y formales a los que está sujeto el artículo 7.3 LTRHA,
aplica, para establecer la doble maternidad, las normas del Código Civil
sobre reclamación de filiación ante la falta de regulación de esta última
materia en la LTRHA. Pero desde luego que el artículo 7.1 LTRHA haga
una remisión a las leyes civiles generales en materia de filiación no
significa que, ante la ausencia de normas especiales en la LTRHA,
aquellas hayan de aplicarse automáticamente, porque tal aplicación
podría, además de ser poco cuidadosa con las categorías jurídicas de la
filiación144, dar lugar a resultados no coherentes con el sistema elegido por
el legislador en la propia legislación de reproducción asistida145.
Para entender bien las implicaciones de lo que aquí se está afirmando es
preciso partir de los hechos del caso. Antes de contraer matrimonio, dos
mujeres (posteriormente demandante y demandada) tienen una hija en
común, fruto de las técnicas de reproducción humana asistida, que nace
el día 4 de marzo de 2005, siendo inscrita en el Registro Civil como hija de
la gestante y siendo adoptada por la otra parte de la pareja con
posterioridad, el día 25 de abril de 2008.
El 16 de marzo de 2007 ambas mujeres dan de nuevo su consentimiento
escrito para la fecundación in vitro de una de ellas. El día 3 de agosto de
2007 se casan y el 14 de diciembre de 2007 nacen dos niñas, que son
inscritas con la sola filiación materna y con los apellidos de la madre
gestante en idéntico orden al que ella lleva. La madre gestante solicita ante
RJ 2013, 7566. Magistrado Ponente: Excmo. Sr. D. José Antonio Seijas Quintana.
Barber Cárcamo, R., “Doble maternidad legal”, cit. p. 95.
145
Benavente Moreda, P., “Orientación sexual e identidad de género y relaciones jurídicoprivadas”, Revista General de Derecho Constitucional, 2013, núm. 17, p. 52, nota de pie 83,
a propósito de sentencias americanas en las que se ejercitaba la acción de reclamación o de
impugnación de la filiación en casos de doble maternidad, aventuraba que casos semejantes
podrían ocurrir también en el ordenamiento español. Y que sin duda se plantearía, ante la
falta de regulación de estas acciones en la LTRHA, la oportunidad y conveniencia de aplicar
las acciones de filiación previstas en el Código Civil y en la LECiv.
143
144
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el Registro Civil expediente de rectificación de error de las inscripciones
registrales practicadas, con el fin de que se corrija el error respecto al estado
civil de la madre gestante (aparece como madre soltera) y de que se
identifique a su cónyuge a los efectos del reconocimiento de la patria
potestad y atribución de apellidos respecto a las menores.
El expediente de rectificación termina con el Auto de 5 de marzo de 2008,
que únicamente rectifica lo relativo al estado civil de la madre gestante. La
madre biológica interpone recurso de apelación contra tal auto, que es
desestimado finalmente por la RDGRN de 26 de noviembre de 2008.
En el mes de junio de 2009 se termina la relación sentimental de ambas
mujeres, formulándose por una de ellas demanda de divorcio.
Como puede apreciarse de los hechos del caso, estamos ante un supuesto
en que pudiendo la mujer no gestante ejercitar la facultad que le otorga el
artículo 7.3 LTRHA para que se atribuya la maternidad a su favor, sin
embargo no lo hace, intentándose después por parte de su cónyuge, madre
biológica de las niñas, sin éxito, a través de la solicitud de rectificación de
error de las inscripciones registrales practicadas. Ambas mujeres firman el
consentimiento para la fecundación in vitro de una de ellas antes de la
entrada en vigor del artículo 7.3 LTRHA, pero en el momento de contraer
matrimonio y antes del nacimiento de las menores ya está en vigor el
mismo. Pudiéramos plantearnos si constituye un impedimento al ejercicio
del citado precepto que el matrimonio de ambas mujeres sea posterior en el
tiempo a la fecundación. A mi juicio la respuesta ha de ser negativa, ya que
para que tenga lugar la atribución de la filiación a favor de la declarante el
tenor literal del artículo 7.3 solo exige que cuando preste el consentimiento
antes del nacimiento del hijo esté ya casada146.
La ex cónyuge no gestante interpone, tras la ruptura del matrimonio, una
demanda de reclamación de la filiación por posesión de estado respecto
de las dos menores en virtud del artículo 131 del Código Civil147. Solicita
BENAVENTE MOREDA, P., “Orientación sexual”, cit. p. 53, nota de pie 84, mantiene que
el tratamiento, por el contrario, difiere para la atribución de la filiación en el caso de los
matrimonios heterosexuales en cuanto que estos, para que la filiación sea matrimonial,
es preciso que presten el consentimiento a la fecundación asistida y, por consiguiente, el
matrimonio ha de ser anterior al momento de la fecundación.
147
Artículo 131 del Código Civil: “Cualquier persona con interés legítimo tiene acción para
que se declare la filiación manifestada por la constante posesión de estado.
Se exceptúa el supuesto en que la filiación que se reclame contradiga otra legalmente
determinada”.
146
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que se declare que las dos menores son hijas suyas también y que se
rectifique la inscripción de nacimiento de las menores con el fin de que
aparezcan como apellidos de ambas los suyos también. Las dos primeras
instancias estiman la acción de reclamación de la filiación, y contra la
sentencia de apelación es interpuesto recurso de casación por la madre
gestante de las menores.
Con la desestimación del recurso de casación, el Tribunal Supremo abre
la puerta a que la cónyuge no gestante pueda acceder a la atribución de
la filiación a su favor respecto de las hijas nacidas de las técnicas de
reproducción asistida al margen del cauce elegido por el legislador, que
no es otro que el del artículo 7.3 LTRHA. Pero a través de qué cauce en
concreto. Por medio de la determinación judicial de la filiación matrimonial
estimando la acción de reclamación de la maternidad de la madre no
gestante fundada en el principio del consentimiento procreacional y en la
posesión de estado de la demandante durante un cierto tiempo.
El interés de la sentencia es claro, como aquí ya se ha afirmado, si se
tiene en cuenta que la LTRHA no incluye ninguna referencia al régimen de
las acciones de filiación en supuestos de doble maternidad148. Por tanto, la
cuestión clave ante la que pone la sentencia del TS es si cabe aplicar la
normativa de las acciones de filiación de reclamación o de impugnación
previstas en el Código Civil, basadas en el respeto a la verdad biológica,
a este tipo de hipótesis, como la doble maternidad, no fundamentadas en
dicha verdad149.
DÍAZ MARTÍNEZ, A., “Acción de reclamación de filiación”, cit. p. 7.
Ya con anterioridad a esta sentencia se había pronunciado parte de la doctrina en contra
de la aplicación del régimen de las acciones de filiación basadas en la verdad biológica
a hipótesis de la LTRHA no fundamentadas en tal verdad: así, BARBER CÁRCAMO, R.,
“La filiación en España”, cit. pp. 136 y 239, e INIESTA DELGADO, J. J., “La filiación”, cit. p.
807. Este último autor señala, entre otras razones, para la no extensión de los medios de
determinación de la filiación del Código Civil a la mujer cónyuge de la madre gestante que, al
estar basados aquellos en el criterio biológico, es muy complicado aplicarlos a casos en que
la única conexión con el nacido es la libre voluntad del cónyuge. Por el contrario, a favor de
tal aplicación VERDERA SERVER, R., “Filiación”, cit. pp. 289-290. Llega a mantener, a mi juicio
en una conclusión muy discutible (carácter discutible que el propio autor apunta), que si es
la mujer no gestante la que ejercita la acción de reclamación de la filiación y no hubiese dado
el consentimiento para el uso de las técnicas de reproducción asistida, el comportamiento
consistente en el ejercicio de dicha acción equivale a tal consentimiento y se le debe imputar
tal maternidad.
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III.3.2 Argumentos de la STS de 5 de diciembre de 2013
Voy a centrarme, a continuación, en los tres argumentos que da la
sentencia del Tribunal Supremo para estimar la acción de reclamación de
la maternidad de la demandante, madre no gestante.
El primer argumento, y que a mi juicio considera más relevante el Tribunal
Supremo, es la aplicación del artículo 131 del Código Civil a los casos de
doble maternidad, que le lleva a sostener que la posesión de estado de la
madre no gestante, por una parte, es una causa para atribuir la filiación a
su favor, aunque no haya nexo biológico y, por otra parte, que constituye
un refuerzo del consentimiento dado al uso de las técnicas de reproducción
asistida como título de atribución de la maternidad.
Además apunta que el artículo 131 del Código Civil, que regula la acción
de reclamación de la filiación tanto matrimonial como extramatrimonial
con base en la posesión de estado, puede ejercitarse por la madre no
gestante, en última instancia, por la remisión que el artículo 7.1 LTRHA
hace a las leyes civiles.
El Tribunal Supremo considera, como hecho probado por las sentencias
de instancia, la posesión de estado: por un lado, hay una relación de
hecho de carácter materno-filial entre la demandante, madre no gestante,
y las menores por un tiempo determinado (las niñas nacen el 14 de
diciembre de 2007 y el matrimonio no se rompe hasta junio de 2009); por
otro lado también se deriva tal posesión de estado de los actos llevados a
cabo por la propia ex cónyuge demandada, que solicita, al nacer las niñas,
que consten en el Registro Civil los datos de su cónyuge relativos a la
filiación150.
Es cierto que el artículo 7.1 LTRHA hace una remisión general a las leyes
civiles en lo relativo a la materia de la filiación; en principio, pues, para lo
no regulado específicamente en la legislación de técnicas de reproducción
La posesión de estado puede definirse como la relación fáctica que hay entre dos
personas en concepto de padre o madre e hijo. De un modo tradicional se ha exigido para
la existencia de la posesión de estado tres requisitos: el nomen, es decir, que el hijo lleve el
apellido del progenitor; el tractatus, esto es, que se mantenga entre los interesados el trato
correspondiente a la relación paterno-filial, y, por último, la fama, consistente en el carácter
público de la relación, que sea conocida en su círculo social. Véase estos tres requisitos
explicados en DE LA IGLESIA MONJE, M. I., “El necesario consentimiento de la mujer casada
en las técnicas de reproducción asistida como título de atribución de la maternidad y la
importancia del interés del menor”, RCDI, 2014, número 744, pp. 1926-1927.
150
147
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asistida se aplicará el Código Civil. Ahora bien, esta afirmación no puede
conducir en ningún caso a sostener una aplicación absoluta, automática e
indiscriminada de las normas del Código Civil sobre filiación a supuestos
no regulados en la LTRHA, prescindiendo de la finalidad y de los
presupuestos de dichas normas de filiación. Aquí se ha constatado que
las acciones de reclamación e impugnación de filiación en la hipótesis de
doble maternidad no están reguladas en la LTRHA, pero ello no significa
que la normativa del Código Civil relativa a dichas acciones pueda
aplicarse sin más a los casos de comaternidad.
Porque, como con acierto se ha argumentado, la normativa del Código
Civil reguladora de las acciones de filiación está fundamentada en la
verdad biológica, de modo que la finalidad última del artículo 131 del
Código Civil no es la declaración de la filiación por la mera posesión de
estado (la posesión de estado no constituye un título para atribuir la
filiación) sino la declaración de la existencia de una filiación por naturaleza.
La posesión de estado no es más que un indicio de la filiación natural que
se reclama, de modo que nunca tendría éxito con carácter general una
acción de reclamación basada en la posesión de estado si las pruebas
biológicas impiden la paternidad del que reclama151. En el caso de la doble
maternidad parece un hecho obvio que la maternidad de la madre no
gestante no puede fundamentarse en la verdad biológica, de modo que
nunca podría alegarse la posesión de estado como único fundamento de
la acción de reclamación de la maternidad152.
En este sentido se pronuncia QUICIOS MOLINA, S., “¿Cómo puede determinarse la
maternidad?”, cit. pp. 11-13. Igualmente señala BARBER CÁRCAMO, R., “Doble maternidad
legal”, cit. p. 128, que la función exclusiva que posee en el actual ordenamiento la posesión
de estado es la de constituir un medio de prueba de la relación biológica del hijo con el
progenitor en los procesos de la reclamación de paternidad.
152
Pudiera plantearse la duda de si esta última afirmación quiebra en un supuesto específico,
en concreto, en el caso del denominado método ROPA (Recepción de óvulos de la pareja),
respecto del cual la Comisión Nacional de Reproducción Asistida informa favorablemente en
su dictamen de 4 de diciembre de 2008. Este método consiste en la donación entre mujeres
casadas del óvulo de una de ellas para ser fecundado en la otra con esperma de donante. Se
ha sostenido que la maternidad de la cónyuge donante del óvulo vendrá determinada por el
consentimiento a la atribución de la filiación del nacido a su favor de acuerdo con el artículo
7.3 LTRHA, pero no por el hecho de haber donado sus óvulos para tal fecundación. Así,
BENAVENTE MOREDA, P., “La filliación”, cit. p. 102. De todas formas el mantenimiento de otra
solución distinta para la determinación de la maternidad en esta hipótesis es muy complicada
salvo que, y sería desde luego lo deseable, se previese explícitamente en la ley, porque con
la actual LTRHA la donación de óvulos y de esperma ha de ser anónima (artículo 5) y por la
151
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El Tribunal Supremo obvia, además, en su argumentación que estamos
ante un caso de cuyos hechos probados se deriva que la madre no
gestante nunca tuvo impedido el acceso a la doble maternidad tal y como
lo permite el artículo 7.3 LTRHA. Probablemente consciente el tribunal de
la debilidad de su argumentación cuando afirma la posesión de estado
(que erróneamente además califica como una causa para atribuir la
filiación jurídica), va más allá, en cuanto mantiene que en la práctica la
posesión de estado queda superada por la prestación del consentimiento
dado para el uso de las técnicas de reproducción asistida, porque implica
“la voluntad libre y manifestada por ambas litigantes del deseo de ser
progenitoras”153. De este modo el Tribunal Supremo hace suyo el
pronunciamiento de la Audiencia Provincial cuando la sentencia recurrida
afirma que dicho consentimiento ha de apreciarse aunque la posesión de
estado hubiera sido escasa, o no se haya probado de forma suficiente.
Sigue diciendo el Tribunal Supremo que “(…) Es evidente que la posesión
de estado integra y refuerza el consentimiento prestado al amparo de esta
norma a partir de la cual se crea un título de atribución de la paternidad”.
Pudiera desprenderse de las palabras del Tribunal que estaría dentro de
lo posible que en el futuro tuviera éxito una acción de reclamación judicial
de la maternidad basada de forma exclusiva en el consentimiento
expresado por la cónyuge no gestante para llevar a cabo la técnica de
reproducción asistida154. El hecho es que el tribunal le está otorgando al
consentimiento dado para el uso de las técnicas de reproducción asistida
exclusión de la existencia de vínculos legales entre el donante y los nacidos por estas técnicas
(artículo 8.3). ARECHEDERRA, L., “Nadie tiene dos madres”, cit. pp. 380-381, afirma que, al
no haber regulación legal del método ROPA (no serían aplicables a su juicio ni el artículo 7.3
ni el 8.2 LTRHA), la mujer que aporte los ovocitos no dispondría de acción para reclamar su
maternidad genética en caso de que la mujer que da a luz no quiera compartir la maternidad
con ella. Como carece de regulación en la LTRHA a este supuesto, a su juicio, habría de
aplicársele la regla de que el parto determina la maternidad legal.
153
DE LA IGLESIA MONJE, M. I.: “El necesario consentimiento de la mujer casada”, cit. p.
1927, llega a idéntica conclusión. Por su parte DE LA FUENTE NÚÑEZ DE CASTRO, M. S.,
“Acción de reclamación de la filiación y doble maternidad legal. A propósito de las SSTS de
5.12.2013 y 15.1.2014”, InDret 1/2015, p. 16 (www.indret.com), señala que, a su juicio, la
razón por la que el Tribunal Supremo concede un valor tan grande al consentimiento radica
en que el criterio de la verdad biológica que rige la normativa del Código Civil reguladora
de la filiación no se corresponde ya con los nuevos modelos de convivencia existentes en la
actualidad.
154
DÍAZ MARTÍNEZ, A., “Acción de reclamación de filiación”, cit. p. 9, se muestra dubitativa
ante tal posibilidad, ya que aquí no está en juego la verdad biológica y porque quizás no sea
una solución que convenga al interés del menor.
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un valor que en absoluto ha querido otorgarle el legislador a este tipo de
hipótesis de matrimonio de dos mujeres en el artículo 7.3 LTRHA. Primero,
porque el legislador ha escogido –aunque sea susceptible de críticas–
que la atribución de la filiación a favor de la madre no gestante se haga
por otro tipo de voluntad distinta al consentimiento dado para el uso de las
técnicas de reproducción asistida en el centro médico, esto es, que haya
de consentir la atribución de la maternidad ante el encargado del Registro
Civil antes del nacimiento. Con el fallo de la sentencia se estaría tratando
de modo distinto al matrimonio de mujeres que ejercita el artículo 7.3
LTRHA, cumpliendo los requisitos legales exigidos, y al matrimonio de
mujeres que no hace uso del precepto pudiendo hacerlo. Segundo, porque
la LTRHA ni siquiera menciona que la madre no gestante tenga que
consentir el uso de las técnicas de reproducción asistida de su cónyuge155.
Por otra parte, tampoco explicita el tribunal si se está refiriendo al
consentimiento informado emitido en el centro médico y si admitiría otros
medios para acreditar el consentimiento procreacional que el dado por
escrito en el formulario pertinente en la clínica médica156. Seguramente en
su sentencia sí se está refiriendo al consentimiento informado a la
fecundación otorgado en el centro médico, ya que de los hechos probados
se deriva que las dos mujeres firman el consentimiento informado en la
clínica para el uso de las técnicas de reproducción asistida. Ahora bien,
estoy totalmente de acuerdo con la doctrina que mantiene que el Tribunal
Supremo debería haber dado una más detallada explicación acerca de en
qué consiste tal voluntad procreacional157.
Como ya he apuntado con anterioridad en otro epígrafe, este consentimiento al uso de
las técnicas de reproducción asistida a otorgar por parte del cónyuge de la mujer gestante
se contempla en el caso del matrimonio heterosexual (artículo 6.3 LTRHA), pero no para el
matrimonio de mujeres. También he afirmado antes que no toda la doctrina está de acuerdo
en que la finalidad de atribuir la filiación sea la que haya que dar ni siquiera al consentimiento
del marido. Véase QUICIOS MOLINA, S., “¿Cómo puede determinarse la maternidad?”, cit. p. 16.
156
DÍAZ MARTÍNEZ, A., “Acción de reclamación de filiación”, cit. p. 9, ha mantenido, que al
no exigir la LTRHA que la cónyuge no gestante preste su consentimiento al uso de las técnicas
de reproducción asistida en un documento escrito en el centro médico, deberían permitirse
otras formas de acreditar la voluntad procreacional de ambas mujeres cuando ejerciten las
acciones de filiación. Ya he subrayado que el artículo 235-8.1 del Libro Segundo del Código
Civil de Catalunya permite que tal consentimiento del o de la cónyuge se realice, además de
en un documento sanitario, en un documento público.
157
QUICIOS MOLINA, S., “¿Cómo puede determinarse la maternidad?”, cit. p. 13, muy
gráfica cuando expresa todos los interrogantes que le suscita el Tribunal: “Pues esta voluntad,
¿debe ser la de tener ese hijo, fruto de un concreto ciclo reproductivo, o la voluntad de tener
descendencia en común con la madre? ¿Y cuándo se puede entender exteriorizada? ¿Cuando
la pareja femenina de una mujer que consiente en someterse a estas técnicas también
consiente el tratamiento en el centro médico? ¿O es necesario que ese consentimiento vaya
155
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El segundo argumento del Tribunal Supremo para desestimar el recurso
de casación interpuesto por la madre gestante hace referencia a los
intereses de las parejas de mujeres, que buscan regularizar su situación
legal como madres. La sentencia en este sentido lleva a cabo una crítica
de la recurrente en cuanto ella se opone con dicho recurso a que la mujer
no gestante pueda llegar a determinar legalmente su maternidad, cuando
precisamente en el momento del nacimiento de las menores la propia
demandada quiso que se regularizara tal situación solicitando la
rectificación de los datos registrales para que pudiera aparecer como
madre también de las menores su cónyuge. Es decir, el tribunal sostiene
que la recurrente parece ir en contra de sus propios actos.
El último argumento utilizado para fundamentar el fallo de la sentencia es
la tutela del interés de las menores. El Tribunal considera que la
determinación legal de la maternidad de la no gestante es una medida
que garantiza el interés de las tres hijas del ex matrimonio, de modo que
es la mejor solución para proteger la unidad y estabilidad entre las tres
hermanas. A mi juicio esta razón sería la que, en todo caso, hubiera de
haber tenido mayor peso para fundamentar la argumentación de la
sentencia favorable a la pretensión de la madre no gestante. Es decir, la
atención a las circunstancias concretas de lo que en este supuesto se
considera interés superior del menor hubiera sido, quizás, la única
justificación válida para forzar –como aquí hace el Tribunal Supremo– la
aplicación del régimen jurídico de las acciones de filiación del Código Civil
y el tenor literal del artículo 7.3 LTRHA con los límites temporales y
formales que impone para el acceso a la doble maternidad158.
La primacía del interés del menor, que ha de presidir cualquier actuación
de los poderes públicos relativa a la materia de los menores de edad,
responde a la consagración de dicho principio tanto en el plano
internacional (Declaración de Derechos del Niño de la Asamblea General
de UN de 20 de noviembre de 1959, Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos de 16 de diciembre de 1966 –ambos referidos a la
protección general del niño– hasta la Convención sobre los Derechos del
acompañado de otros actos que permitan entender constante la voluntad de ser madre (los
actos integrantes de la posesión de estado esgrimida en el caso)? ¿O, por el contrario, cabe
probar –por testigos o documentos– que esa voluntad de ser madre se ha expresado aunque
no conste el consentimiento en un formulario del centro de reproducción asistida? (…)”.
158
Pero esta opción, señala QUICIOS MOLINA, M. S., “Determinación e impugnación
de la filiación”, Navarra, 2014, p. 68, requiere poseer un concepto claro de lo que es más
beneficioso para el menor en relación con su filiación, que, a su juicio, no se tiene.
151
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Niño de 20 de noviembre de 1989, con la proclamación del principio del
interés superior del niño en su artículo 3.1) como en el plano constitucional
(artículo 39 CE) y nacional (Ley 21/1987, de 11 de noviembre, en materia
de adopción y LO 1/1996, de 15 de enero, de Protección Jurídica del
Menor, con el establecimiento en su artículo 2 de que en la aplicación de
esta ley primará el interés superior de los menores sobre cualquier otro
interés legítimo que pudiera concurrir). Como se ha puesto de relieve el
interés superior del menor posee un doble carácter, por una parte inspira
la legislación y, por otra, debe ser aplicado por los órganos judiciales en
todas aquellas situaciones relativas a menores159.
El principio del interés superior del menor ha sido calificado como cláusula
general, de modo que su aplicación abriría en este caso concreto a un
problema más amplio y mucho más complejo, como es la labor de
integración del ordenamiento a través de las cláusulas generales, con
toda la polémica existente hacia esta figura, peligrosa en un Estado de
Derecho y a la vez indispensable para el progreso del Derecho y la
realización de la justicia160.
¿Estaría justificado, en este caso concreto, que el tribunal, en aras del
principio del interés superior del menor, aplicara la normativa del Código Civil
de las acciones de filiación, prescindiendo u obviando el presupuesto del que
parten y la finalidad a la que responden (aquí, en concreto, el artículo 131 del
Código, que está pensando en una posesión de estado fundamentada en la
verdad biológica)? ¿O que el tribunal prescindiera de la elección que ha
hecho el legislador en el artículo 7.3 LTRHA a favor de que el acceso a la
doble maternidad se restrinja a la declaración de voluntad de la mujer no
gestante sujeta a determinados límites formales y temporales? Esta aplicación
de las cláusulas generales para corregir o flexibilizar las normas legales
existentes, muchas veces ante lagunas, requiere ser muy prudente161. En
todo caso no hay que olvidar que la introducción por el legislador de este tipo
En este sentido ROCA TRÍAS, E., “Libertad y familia”, Valencia, 2014, p. 66.
Así MIQUEL GONZÁLEZ, J. M., “Cláusulas generales y desarrollo judicial del derecho”,
Anuario de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid, Madrid, 1997,
pp. 297-298 y 316-322. A su juicio la consideración de que el uso de cláusulas generales por
la jurisprudencia pone en peligro el principio de separación de poderes equivale a olvidar
que las leyes nunca son completas y que requieren de ayudas, complemento y correcciones.
161
DE TORRES PEREA, J. M., ha estudiado con detenimiento la materia de la aplicación de
las cláusulas generales en el derecho de familia. Véase “Aplicación de cláusulas generales
en el Derecho de Familia, ¿una nueva vía para la creación jurisprudencial del Derecho?”,
Estudios Jurídicos en Homenaje al Profesor José María Miquel, Tomo II (coordinador L. DíezPicazo), Cizur Menor, 2014, pp. 3555 ss. Entiende este autor que en numerosas sentencias
159
160
152
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Nuevos dilemas jurídicos de la reproducción asistida en España: la reproducción ...
de conceptos jurídicos indeterminados, como es el interés del menor, no
significa en absoluto que se esté permitiendo una actuación discrecional por
parte del juez, sino que el uso de tales conceptos constituiría la única
posibilidad de ofrecer una solución justa al aplicador jurídico162.
Por todo lo argumentado hasta el momento creo que la pregunta que
habría que hacerse es si, como entiende el Tribunal Supremo, la
determinación de la maternidad por parte de la mujer no gestante, al
margen aquí tanto del régimen de las acciones de filiación del Código Civil
como del artículo 7.3 LTRHA, es la solución mejor para conseguir la
estabilidad y unidad de las menores. Y sobre todo debería tenerse en
cuenta si esta es la única solución justa para la resolución del caso. A mi
juicio si lo que está en juego es únicamente la estabilidad y unidad de las
menores, tales bienes jurídicos hubieran podido conseguirse también a
través del reconocimiento de un régimen amplio de relaciones personales
a la demandante, considerándola allegada en virtud del artículo 160 del
Código Civil. Evidentemente cabría entre mujeres casadas la alternativa
de la adopción, pero en este caso ya no tendría éxito tal medida, porque
están divorciadas y se requeriría para dicha adopción el asentimiento de la
madre biológica (que dadas las circunstancias no es probable que lo diera).
Otra cosa distinta sería plantearse si el interés de las menores en este
caso no se restringe únicamente a la unidad de las hermanas, sino que va
más allá, entendiendo que no otorga los mismos derechos a un menor el
reconocimiento de un vínculo de filiación que el reconocimiento de un
régimen amplio de relaciones personales. Sin duda en este segundo
sentido el interés de las menores parece quedar mejor protegido a través
del Tribunal Supremo, en especial en materia de custodia compartida, se ha considerado
que la cláusula general del interés del menor puede llevar a decidir por encima de la norma
aplicable al caso. Se muestra también favorable a que la insuficiencia del derecho de filiación
sea corregida por dicha cláusula general DE LA FUENTE NÚÑEZ CASTRO, M. S., “Acción
de reclamación”, cit. p. 22. Pero no obstante, la STS de 6 de febrero de 2014, relativa a la
gestación por sustitución, va en contra de la línea anterior, manteniendo que “La cláusula
general de la consideración primordial del interés del menor contenida en la legislación no
permite al juez alcanzar cualquier resultado en la aplicación de la misma” y que “La aplicación
del principio de la consideración primordial del interés superior del menor ha de hacerse para
interpretar y aplicar la ley y colmar sus lagunas, pero no para contrariar lo expresamente
previsto en la misma” (fundamento 5.º). Consúltese el análisis del autor anteriormente
citado sobre la sentencia, bastante crítico, en “Comentario a la STS de 6 de febrero de 2014
sobre maternidad por sustitución desde la perspectiva del interés del menor”, La Ley, 28 de
marzo de 2014, LA LEY 1435/2014, p. 5 (laleydigital.laley.es), y también consúltese HEREDIA
CERVANTES, I., “Inscripción de relación de filiación derivada del recurso a gestación por
sustitución en el extranjero”, CCJC, 2014, número 96, pp. 177-214.
162
ROCA TRÍAS, E., “Libertad y familia”, cit. pp. 64 y 236.
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del reconocimiento de la doble relación de filiación. El reconocimiento de un
vínculo de filiación respecto a la mujer que no gesta el hijo le otorga a este
en principio una posición más sólida con referencia al derecho de alimentos
y a la custodia (en caso de muerte de la madre biológica que convive con él
tras la crisis conyugal), además de los derechos hereditarios que tendría
respecto de la madre no gestante163. Ahora bien, coincido en mis dudas con
la doctrina que sostiene que la alegación del interés del menor no tiene un
adecuado encaje en la determinación de la filiación, siendo más conveniente
su aplicación en la fijación de medidas dirigidas a la protección del menor y
a su guarda y custodia. Y ello porque la determinación de la filiación es una
materia que no cabe plantear en términos de elección, de manera que
quien posee competencia para decidir los títulos en cuya virtud cabe
determinar la filiación es el legislador y no los tribunales164.
III.4Tercera premisa. Pareja de hecho de mujeres y doble
maternidad: límites subjetivos del artículo 7.3 LTRHA
III.4.1 Exclusión de las parejas de mujeres de la doble maternidad
Resulta claro que el artículo 7.3 LTRHA solo se refiere de forma exclusiva a
la doble maternidad en mujeres que están casadas; su tenor literal no deja
lugar a dudas. Excluye de su ámbito, por tanto, a las parejas de hecho
formadas por mujeres. En todo caso parece obvio que el olvido por el
legislador de la hipótesis de la doble maternidad en las parejas de hecho de
mujeres no fue involuntario, aunque también se ha apuntado que los
descuidos del legislador entran dentro de lo posible cuando en los textos
legales se realizan reformas a través de disposiciones adicionales a otras
leyes. Tal y como aquí se ha explicado antes, el artículo 7.3 LTRHA se
introduce por vía de la disposición adicional 1.ª de la Ley 3/2007, de 15 de
marzo, reguladora de la rectificación registral de la mención relativa al sexo
de las personas, que era totalmente ajena a la materia de la filiación165.
Así lo afirma también DÍAZ MARTÍNEZ, A., “La doble maternidad legal”, cit. pp. 122-123.
En este sentido se manifiesta BARBER CÁRCAMO, R., “Doble maternidad legal”, cit. pp.
129-130. Es preciso no olvidar que, aunque no siempre ha sido una cuestión pacífica, la
filiación es un estado civil. Al respecto consúltese GREGORACI FERNÁNDEZ, B., “La filiación”,
Derecho de Familia (coordinadora Díez-Picazo Giménez), Cizur Menor, 2012, pp. 1608-1609.
165
Estas consideraciones en BENAVENTE MOREDA, P., “La filiación”, cit. pp. 86-87. Realiza
las siguientes observaciones sobre la citada exclusión legal (cit. p. 88): “¿(…) debemos
entender que es porque considera que no cabe atribuir por esta vía la filiación en tales casos?
¿debemos entender que la sociedad aún no está madura para admitir tales situaciones o
debemos pensar que aún no se ha producido una reivindicación suficiente para modificar la
ley nuevamente de forma atropellada?”.
163
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Aunque se ha apuntado la posibilidad de la aplicación analógica a las
parejas de hecho de mujeres del trato dado por el legislador a las parejas
de hecho heterosexuales166, no parece que tal posibilidad encaje en el
actual artículo 8.2 LTRHA, que es el precepto que regula la atribución de
la paternidad extramatrimonial en el caso del varón no casado cuando la
fecundación de la mujer se lleva a cabo con contribución de donante (“Se
considera escrito indubitado a los efectos previstos en el artículo 49 de la
Ley de Registro Civil el documento extendido ante el centro o servicio
autorizado en el que se refleje el consentimiento a la fecundación con
contribución de donante prestado por varón no casado con anterioridad a
la utilización de las técnicas. Queda a salvo la reclamación judicial de
paternidad”). Y ello aunque hubo varias enmiendas que en su día se
presentan al Proyecto de Ley de Técnicas de Reproducción Humana
Asistida solicitando que la expresión “varón” del artículo 8.2 LTRHA se
sustituyera por la persona “que comparte la vida con la usuaria”167. En
cualquier caso, el consentimiento a las técnicas de reproducción asistida
no determina de forma automática la filiación para la pareja de hecho
heterosexual, sino que solo sirve a los efectos establecidos en el artículo
49 de la Ley del Registro Civil de 1957, es decir, para iniciar un expediente
gubernativo. Se ha apuntado además que esta diferenciación actual de
trato entre las parejas de hecho heterosexuales y homosexuales en
cuanto a la determinación de la filiación estaría justificada por esta
imposibilidad de relación biológica que existe entre las parejas de mujeres,
que explica que el legislador haya optado en el caso de las parejas de
hecho heterosexuales por la atribución de los títulos de determinación de
la filiación comunes, a partir del consentimiento previo del varón a la
fecundación heteróloga de la mujer168.
La opción, sin embargo, del legislador catalán ha sido la de otorgar un
tratamiento uniforme para la determinación de la filiación extramatrimonial a
las parejas de hecho heterosexuales y a las homosexuales169. Y el mismo
cauce para la atribución de la filiación en el caso de las parejas de hecho lo
ha reconocido a los matrimonios, heterosexuales y homosexuales, aunque
JIMÉNEZ MARTÍNEZ, M. V., “Los problemas planteados por la filiación”, cit. p. 6.
BENAVENTE MOREDA, P., “Orientación sexual”, cit. p. 59.
168
Así BARBER CÁRCAMO, R., “La filiación en España”, cit. p. 138.
169
Así el artículo 235-13.1 del Libro 2.º del Código Civil de Cataluña señala: “Los hijos
nacidos de la fecundación asistida de la madre son hijos del hombre o de la mujer que la
ha consentido expresamente en un documento extendido ante un centro autorizado o en un
documento público”.
166
167
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en otro precepto distinto al de las parejas de hecho170. Tanto en la pareja de
hecho como en el matrimonio la fuente de determinación de la filiación se
basa en el consentimiento a la fecundación asistida, y la consideración de
matrimonial o no matrimonial de la filiación depende de que en el momento
de la emisión del consentimiento los padres estén o no casados171.
Es complicado explicar la exclusión de las parejas de hecho de mujeres de
la posibilidad otorgada por el artículo 7.3 LTRHA, siendo comunes las voces
doctrinales que critican al legislador por la actual disparidad de trato entre el
matrimonio homosexual de mujeres y las parejas de hecho de mujeres en
cuanto al acceso a la doble maternidad172. Se ha propuesto la aplicación por
analogía del citado precepto a las parejas lésbicas173. Ahora bien, hay
argumentos fuertes en contra del mantenimiento de una identidad de razón
que conduzca a la aplicación analógica del precepto. Así, se han sostenido,
entre otros, la estabilidad que caracteriza el matrimonio y la falta de una
norma en el Derecho Común que exija la equiparación entre el matrimonio
y las parejas de hecho con carácter general; de hecho el Tribunal
Constitucional ha confirmado la constitucionalidad de un diferente trato
entre ambas hipótesis, debido a sus objetivas diferencias174.
A mi juicio el problema ha de enfocarse desde otra perspectiva distinta.
Solo cabría plantearse la posible inconstitucionalidad del artículo 7.3
LTRHA en cuanto el precepto, al requerir el matrimonio para la
determinación de la filiación, podría traer consigo una discriminación con
efectos directos sobre el menor175. Desde luego carece de explicación
que, una vez reconocido por el legislador el acceso a la doble maternidad
para el matrimonio de mujeres, no se haya previsto también en el caso de
parejas de hecho (eso sí, con la exigencia de cierta estabilidad en dicha
pareja). No tendría sentido negar a los hijos nacidos de una mujer, unida
Véase el artículo 235-8.1 relativo a la fecundación asistida de la mujer casada.
Consúltese GARCÍA VICENTE, J. R., “Comentari al article 235-8 del Codi Civil de
Catalunya”, cit. p. 597. Considera BENAVENTE MOREDA, P., “La filiación”, cit. p. 60, que la
solución catalana de unificar todas las hipótesis es una solución mucho más coherente y
sencilla que la que realiza el legislador estatal.
172
BENAVENTE MOREDA, P., “La filiación”, cit. p. 87, y NANCLARES VALLE, J., “Reproducción
asistida”, cit. p. 14.
173
PADIAL ALBÁS, A., “La discriminación de la cónyuge”, cit. pp. 286 y 292.
174
En este sentido BARBER CÁRCAMO, R., “La filiación en España”, cit. p. 138.
175
En este sentido también PARRÓN CAMBERO, M. J., “Mater semper certa est?”, La Ley, 15
de abril de 2014, número 8293, LA LEY 1746/2014, p. 5 (laleydigital.laley.es).
170
171
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Nuevos dilemas jurídicos de la reproducción asistida en España: la reproducción ...
en convivencia more uxorio con la gestante, los derechos derivados del
doble vínculo filial, ya que se les estaría discriminando por el hecho de
nacer de una mujer unida a otra por convivencia more uxorio frente a los
nacidos de una mujer unida en matrimonio con otra. Podría haber una
discriminación hacia los niños por razón del nacimiento. En este sentido
es interesante aludir al contenido del Principio 3:5 (“No discriminación del
niño”) de los Principles on Parental Responsibilities: “Los niños no deben
ser discriminados por causa de sexo, raza, color, religión, opinión política
o de otro tipo, origen sexual, discapacidad, patrimonio, nacimiento u otro
estado, tanto si esos motivos se refieren al niño o a los titulares de la
responsabilidad parental”176. En las notas de Derecho Comparado a tal
precepto se señala que el desigual trato de los niños a menudo tiene que
ver con una causa directamente conectada a otra persona próxima al
niño, como puede ser la homosexualidad de esa persona. Y el comentario
al precepto apunta que las diferencias de trato dependen con frecuencia
de si los padres del niño están o no casados entre sí177.
Por consiguiente, las vías que tendrían abiertas en el momento actual las
parejas de hecho de mujeres (por lo menos hasta la STS de 15 de enero
de 2014178, a la que inmediatamente me referiré) son dos. Así, cuando
resulte aplicable el régimen común establecido por el Código Civil la
pareja de hecho del mismo sexo podrá adoptar al hijo por naturaleza de la
conviviente cuando se cumplan los requisitos exigidos por el artículo
178.2.2.º del Código (para ello se requiere que el adoptando, adoptante y
progenitor presten su consentimiento)179. La segunda vía es la solicitud
El texto de tales principios, elaborados por la Commission on European Family Law
(CEFL), puede encontrarse en http://www.ceflonline.net/principles (fecha de consulta:
diciembre 2014).
177
Consúltese al respecto BOELE-WOELKI, K./FERRAND, F./GONZÁLEZ BEILFUSS, C./
JÄNTERÄ-JAREBORG, M./LOWE, N./MARTINY, D./PINTENS, N., “Principles of European
Family Law Regarding Parental Responsibilities”, Antwerpen-Oxford, 2007, pp. 46 y 48. Se ha
señalado por POLIKOFF, N. D., que ni los más arduos oponentes de la paternidad/maternidad
de parejas homosexuales quieren restaurar una nueva categoría de hijos ilegítimos, una vez
superada la discriminación existente durante muchos años entre los hijos matrimoniales
y los no matrimoniales [consúltese “A Mother Should Not Have to Adopt Her Own Child:
Parentage Laws for Children of Lesbian Couples in the Twenty-First Century”, Standford
Journal of Civil Rights & Civil Liberties, 2009, vol. 5, p. 212 (American University, Washington
College of Law Research Paper No. 2010-14) (http://ssrn.com/abstract=1602034)].
178
RJ 2014, 1265. Magistrado Ponente: Excmo. Sr. D. Fancisco Javier Orduña Moreno.
179
Estas observaciones y una referencia a la hipótesis de que la adopción por parte de la
pareja de hecho del mismo sexo quede sometida a alguno de los regímenes autonómicos
en BERIAIN FLORES, I., “La adopción del hijo del cónyuge o de la pareja”, Valencia, 2014, pp.
81-82, 152-154 y 184.
176
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por parte de la pareja de la madre gestante del reconocimiento de un
régimen de relaciones personales con el menor nacido, en cuanto persona
allegada, a la luz del artículo 160.2.º del Código Civil180. Esta segunda vía
se presenta como la más adecuada cuando se ha producido la ruptura de
la relación entre ambas mujeres y no cabe el cumplimiento del requisito
exigido por el Código Civil relativo al consentimiento a la adopción del
progenitor del menor.
III.4.2 STS de 15 de enero de 2014: Segundo caso de admisión de la
doble maternidad por vía distinta del artículo 7.3 LTRHA
La sentencia del Tribunal Supremo de 15 de enero de 2014 se refiere a un
caso de una pareja de hecho de lesbianas que no utiliza la vía del artículo
7.3 LTRHA, por una parte, porque no están casadas y, por otra, más
importante, porque el nacimiento del niño se produce antes de la entrada
en vigor del precepto (en concreto, en el año 2003). Tras la entrada en
vigor del artículo 7.3 LTRHA no llegan nunca a contraer matrimonio. La
mujer no gestante, tras la ruptura de la relación sentimental entre ambas,
interpone la acción de reclamación judicial de la filiación no matrimonial
en relación con el menor nacido fruto de las técnicas de reproducción
asistida durante tal relación, por el cauce del artículo 131 del Código Civil,
alegando la existencia de la posesión de estado.
El Tribunal Supremo aplica a este caso similar argumentación a la ya
utilizada en la STS de 5 de diciembre de 2013; ha lugar al recurso de
casación de la demandante y estima la acción de reclamación de la
maternidad. Con el fallo abre la puerta a la posibilidad de determinar
judicialmente la filiación extramatrimonial de una mujer miembro de una
pareja de hecho homosexual por la vía de la posesión de estado. La
diferencia radica en que la STS de 15 de enero de 2014 no otorga tanto
valor al consentimiento procreacional como el que le da la sentencia de
2013, sino que el peso del fallo recae sobre todo en la posesión de estado.
El motivo seguramente se halla en que, así como en la dictada en 2013 es
Así lo ha reconocido, en virtud del interés del menor, la STS de 12 de mayo de 2011
(RJ 2011, 3280). Véase un comentario a la misma de DÍAZ MARTÍNEZ, A., “Comentario a la
STS de 12 de mayo de 2011”, CCJC, 2012, número 88, pp. 425 ss. Señala esta autora una
cierta incoherencia en esta sentencia, ya que, por un lado, al no reconocer la maternidad de
la ex pareja de hecho de la madre biológica es respetuosa con los títulos de la determinación
de la filiación existentes en nuestro ordenamiento pero, por otro, reconoce a la demandante,
en cuanto allegada, un amplísimo régimen de estancia con la menor, superior incluso al
fijado en muchos casos en relación con el derecho de visitas del progenitor tras la crisis
matrimonial (cit. p. 449).
180
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un hecho probado que las dos mujeres dan su consentimiento al uso de
las técnicas de reproducción asistida en el centro médico, en la sentencia
de 2014 la prueba de que la madre no gestante consiente la fecundación
no es tan indudable.
Probablemente el tribunal dicta su decisión con el fin de paliar la injusticia
que para buena parte de la doctrina implica la limitación subjetiva del acceso
a la doble maternidad del artículo 7.3 LTRHA. Tal fallo permite responder en
sentido afirmativo a algunos de los interrogantes que la doctrina apuntaba,
de cara al futuro, tras dictarse la anterior STS de 5 de diciembre de 2013.
Así, Díaz Martínez se preguntaba si la acción de reclamación de filiación
podría ejercitarse no solo cuando las mujeres estuvieran casadas y no
hubiera sido posible determinar la filiación por la vía del artículo 7.3 LTRHA
(o no hubiera querido hacerse uso de tal precepto). En aquel momento la
citada autora aventuraba que no veía obstáculo alguno para que tal acción
se extendiera a un número mayor de casos, ni por la doctrina ni por los
argumentos apuntados por el Tribunal Supremo en su decisión de 2013. A
su juicio, la solución podría extenderse a las parejas de hecho no casadas
siempre y cuando se den los presupuestos del proyecto reproductivo en
común y de la posesión de estado181.
Paso, a continuación, a estudiar los hechos de la decisión de 2014. La
relación sentimental entre las dos mujeres transcurre desde enero de
1996 hasta junio de 2006, sin que lleguen a contraer matrimonio en ningún
momento. El 13 de noviembre de 2003 nace, fruto de las técnicas de
reproducción asistida con esperma de donante anónimo, el menor. Tras la
ruptura de la relación de pareja en 2006, acompañada al parecer de malos
tratos, la ya mencionada STS de 12 de mayo de 2011 mantiene a favor de
la excompañera de la madre gestante un régimen de relaciones personales
como “allegada” con la menor en virtud del artículo 160.2.º del Código
Civil, atendiendo a la conveniencia para el interés del menor. Con
posterioridad, la mujer no gestante interpone una acción de reclamación
judicial de la maternidad en virtud del artículo 131 del Código Civil, basada
en la posesión de estado.
El Juzgado de Primera Instancia estima la demanda, entendiendo que
queda probada la posesión de estado por varios hechos (el segundo
nombre del menor coincide con el apellido de la reclamante, trato del
menor como hijo, existencia de un proyecto común en su día…) y que
cabe la aplicación retroactiva del artículo 7.3 LTRHA, en cuanto existe una
181
DÍAZ MARTÍNEZ, A., “Acción de reclamación de filiación”, cit. p. 8.
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relación análoga de afecto entre la pareja de hecho y el matrimonio. Por el
contrario, la sentencia de la Audiencia Provincial182 estima el recurso de
apelación de la madre gestante, argumentando que la acción ejercitada
por la demandante no es el 7.3 LTRHA, sino el artículo 131 del Código
Civil. Además, entiende que no es posible aplicar en este caso el artículo
7.3 LTRHA, al no estar prevista la eficacia retroactiva en la propia ley.
Añade que este precepto está pensado exclusivamente para parejas
casadas y no estima probada la posesión de estado por el escaso tiempo
de estabilidad de la pareja desde el nacimiento del menor (en total tres
años), aunque la mujer no gestante se comportara como madre.
El Tribunal Supremo ha lugar al recurso de casación de la mujer no
gestante.
III.4.3 Argumentos de la STS de 15 de enero de 2014
Los argumentos esgrimidos por el Tribunal Supremo para estimar la
acción de reclamación se reducen fundamentalmente a dos:
El primero es la compatibilidad existente entre la regulación de las acciones
de filiación (y, por consiguiente la posesión de estado) y la Ley de Técnicas
de Reproducción Humana Asistida. Basa tal compatibilidad, utilizando una
argumentación un tanto confusa, en los principios que inspiran su regulación
en el marco constitucional de las acciones de filiación: principio de igualdad
de los hijos o de no discriminación por razón de la filiación (artículos 14 y
39.2 CE), de protección de la familia, de los hijos y de las madres con
independencia de su estado civil (artículo 39 CE), de dignidad de la persona
y libre desarrollo de la personalidad (artículo 10 CE).
La compatibilidad de estas dos normativas se refleja, según el tribunal, en
que los consentimientos prestados para el uso de las técnicas de
reproducción asistida integran y refuerzan la posesión de estado de la
mujer homosexual en cuanto a la función legitimadora del ejercicio de la
acción y en cuanto a su función de medio de prueba de la filiación
reclamada. Se muestra disconforme con la interpretación que la sentencia
de apelación realiza sobre los hechos en cuanto la Audiencia Provincial
no considera acreditada la posesión de estado183.
Sentencia de la AP de Toledo de 17 de enero de 2012 (JUR 2012, 96331).
El Tribunal de California ha dado con anterioridad a esta decisión del TS español de
2014 una solución análoga en casos de reclamaciones o impugnaciones de filiación de
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Nuevos dilemas jurídicos de la reproducción asistida en España: la reproducción ...
El segundo argumento pondera la acción de filiación ejercitada con el
interés superior del menor. Según el tribunal el interés del menor ha de
suponer un control para determinar el alcance que ha de darse al
consentimiento prestado por la pareja de la madre biológica. En este caso
concreto concluye que la estimación de la acción de reclamación judicial
de la filiación no va en contra del principio del interés superior del menor.
Como ya he apuntado antes, de nuevo en esta sentencia el Tribunal
Supremo trata de paliar la insatisfacción que ha manifestado la doctrina
ante los estrechos márgenes que tiene el artículo 7.3 LTRHA, en concreto,
ante su limitación subjetiva excluyendo de la doble maternidad a las
parejas homosexuales de mujeres184. Pero, al igual que en la anterior
decisión de 2013, a mi juicio sería más deseable un cambio procedente
del legislador que el Tribunal Supremo, a través de sus fallos, llegue a
resultados que traen consigo incoherencias claras dentro del sistema.
El Tribunal Supremo acude a las normas generales de filiación del Código
Civil y, en concreto, a la acción de reclamación judicial de filiación por
posesión por estado (artículo 131 del Código Civil). Pero el artículo 7.1
LTRHA solo remite a las normas generales del Código Civil cuando no hay
una regla especial de filiación en la propia ley. Aquí la hay, es el artículo
7.3 LTRHA, que conscientemente solo prevé esta facultad de atribuir la
doble maternidad a las parejas casadas. Pero, incluso, aunque
sostuviéramos que hay una laguna legal en este punto y que obvia la
doble maternidad en el caso de convivientes more uxorio, es evidente,
como ya he sostenido en el anterior epígrafe, que no pueden aplicarse de
forma indiscriminada y automática las normas del Código Civil sobre
filiación, pensadas para casos en que hay un vínculo biológico entre los
padres y los hijos, vínculo que no existe en el caso de la pareja o cónyuge
de la madre biológica.
Con esta decisión el Supremo está otorgando de nuevo, esta vez a las
parejas de hecho de mujeres, un sistema de determinación de la filiación
doble maternidad entre parejas de hecho. En el Estado de California, aunque sin normativa
al respecto, se ha admitido la doble maternidad por aplicación analógica de las normas
que rigen la determinación de la filiación para parejas heterosexuales atendiendo a dos
elementos: la voluntad previa a la concepción y la posesión de estado. Véase el examen que
al respecto hacen de estas decisiones judiciales FARNÓS AMORÓS, E./GARRIGA GORINA, M.,
¿Madres?, cit. p. 5.
184
MESSÍA DE LA CERDA BALLESTEROS, “A vueltas con la doble maternidad por naturaleza
y la reclamación de la filiación por posesión de estado”, La Ley Derecho de Familia, 2014,
número 1, La Ley 2237/2014, p. 3 (laleydigital.es).
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al margen del previsto en el artículo 7.3 LTRHA, al conceder un valor
jurídico tanto a la posesión de estado (desvinculada del hecho biológico)
como al consentimiento prestado al uso de las técnicas de reproducción
asistida, que refuerza dicha posesión de estado. Y eso que no está tan
claro, además, que en este caso haya existido realmente voluntad
procreacional por ambas partes (según manifiesta la ya citada STS de 12
de mayo de 2011).
El trato otorgado por el Tribunal Supremo en este caso a las parejas de
hecho de mujeres difiere del tratamiento que reciben por el legislador
tanto los matrimonios de mujeres como las parejas de hecho
heterosexuales cuando llevan a cabo una fecundación artificial heteróloga.
En el caso del matrimonio de mujeres, ya he subrayado que el artículo 7.3
LTRHA no concede ningún valor jurídico al consentimiento dado por la
madre no gestante al uso de las técnicas de reproducción humana
asistida. Y en el caso de la pareja de hecho heterosexual, el artículo 8.2
LTRHA tampoco concede al documento de prestación de consentimiento
al uso de las técnicas extendido por el varón no casado en el centro el
valor de atribuir directamente la paternidad del niño. Solo sirve tal
documento para iniciar un expediente del artículo 49 de la Ley de Registro
Civil que acabará, tras todos los trámites precisos, en la atribución de la
filiación. Sin perjuicio de que, como ya se ha sostenido con anterioridad
en este trabajo, la remisión de este artículo 8.2 LTRHA al artículo 49 de la
Ley de Registro Civil de 1957 quedará vacía de contenido con la entrada
en vigor de la Ley 20/2011, de 21 de julio, del Registro Civil.
En esta decisión del Tribunal Supremo de 2014 se emite un Voto particular
por tres magistrados (don Francisco Marín Castán, don Antonio Salas
Carceller y don Ignacio Sancho Gargallo). En síntesis, los argumentos de
tal Voto particular son dos:
El primero de ellos es que los tres magistrados que emiten el voto
particular se muestran absolutamente disconformes con la idea de que el
fundamento del fallo sea de modo exclusivo la posesión de estado. Si el
ordenamiento es un conjunto sistemático y armónico de normas, un caso
de filiación de un menor nacido fruto de las técnicas de reproducción
asistida no puede solucionarse al margen de la legislación especial que
existe sobre la materia y, en concreto, obviando los artículos 7.1 y 7.3
LTRHA. El artículo 7.1 remite para lo relativo a la filiación al Código Civil,
pero excepciona las especialidades introducidas en la propia LTRHA, y
entre ellas está el 7.3. Este último precepto establece un régimen
específico en materia de filiación y el legislador ha decidido restringirlo al
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matrimonio entre la madre biológica y la no gestante. Hasta aquí
perfectamente de acuerdo con el Voto particular.
Sí que puede discreparse de otra afirmación que realizan los magistrados
en dicho voto para explicar el porqué de esta limitación subjetiva del
artículo 7.3 LTRHA. Según el Voto particular el precepto piensa solo en un
matrimonio de mujeres en virtud del elemento de estabilidad, o de
propósito de estabilidad, que caracteriza el mismo: “Detrás de la exigencia
legal de que la mujer esté casada con la madre biológica, y no separada
legalmente o de hecho, para que pueda determinarse a su favor la
maternidad subyace una opción legal por la estabilidad en la relación que
puede conferir su formalización mediante el matrimonio civil, con vistas a
facilitar, en beneficio del hijo, el ejercicio de la patria potestad”
(razonamiento 6º). Es totalmente cierto que el matrimonio es un lugar en
principio privilegiado para que se dé tal elemento de la estabilidad, pero
ello no debe conducir necesariamente a pensar que una convivencia more
uxorio no puede reunir también ciertas características de estabilidad, y
que la falta de estabilidad es precisamente la causa de que se haya
negado el acceso a la doble maternidad a las parejas de hecho de mujeres
por el legislador en la LTRHA. De hecho, cuando se regula la reproducción
artificial en el caso de las parejas de hecho heterosexuales en la LTRHA
no se alude en ningún momento a la exigencia de estabilidad de dicha
pareja (artículos 8.2 y 9.3), cuando seguramente hubiera sido muy
deseable que lo hiciera; de ahí que no parece que dicha estabilidad haya
sido un factor muy importante para el legislador185.
Un segundo argumento en que se basa el Voto particular hace referencia
a que el fallo de la mayoría (estimar la reclamación de la madre no
gestante y atribuir judicialmente la filiación a la misma) es contrario al
interés superior del menor, al prescindir de las circunstancias traumáticas
de la ruptura de la relación entre las litigantes. De los hechos del caso se
desprende que en el momento de la ruptura hubo malos tratos entre las
dos convivientes y la consiguiente orden de alejamiento. Los magistrados
en el Voto particular entienden que la estimación del recurso de casación
DÍAZ MARTÍNEZ, A., “La doble maternidad legal”, cit. p. 125, sin embargo, señalaba,
antes de que se promulgara el Voto particular de esta decisión judicial de 2014, que quizá sí
sea la estabilidad del matrimonio la razón por la que el legislador se haya limitado a regular
la doble maternidad en este ámbito concreto. A su juicio la estabilidad de la pareja y el
compromiso de asumir la filiación han de constituirse en criterios relevantes para permitir
el acceso a la doble maternidad en las técnicas de reproducción asistida, y no el sexo de los
cónyuges o miembros de la pareja de hecho.
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de la mujer no gestante se limita a satisfacer la aspiración de ser madre
de la exconviviente, pero no el interés del menor. Señalan una serie de
consecuencias indeseables que podrá tener la decisión de la mayoría del
tribunal al haber accedido a la doble maternidad, de modo que ello puede
implicar una situación potencialmente conflictiva en el futuro no beneficiosa
para el menor: la madre no gestante pasa a tener la titularidad de la patria
potestad, adquiere expectativas de derechos sucesorios, podrá reclamar
la guarda y custodia, la madre biológica verá restringida su libertad en lo
relativo al niño.
La conclusión que cabe extraer es que, por muy criticable que sea, el
legislador ha decidido dar un margen muy estrecho al acceso a la doble
maternidad, sometiéndolo a requisitos formales, temporales y subjetivos.
Esta decisión del legislador, a mi juicio, no debería conducir al Tribunal
Supremo a ampliar las hipótesis y las circunstancias en que puede
accederse a la comaternidad forzando la normativa reguladora de la
filiación del Código Civil y creando con ello una serie de disfunciones
dentro del sistema legal, generando tratos desiguales en el acceso a la
paternidad y a la maternidad entre matrimonios y parejas de hecho
(heterosexuales y homosexuales). Ello no excluye, por supuesto, que las
decisiones del Tribunal Supremo no puedan incluir llamadas de atención
al legislador para que reforme la legislación en cuanto tal reforma se
considere necesaria186.
El presente trabajo se enmarca en el Proyecto de Investigación DER 2014-52503-P, “Retos
Actuales de la Autonomía Privada”, cuyos investigadores principales son María Esther Gómez
Calle y José María Miquel González, supeditado a la resolución definitiva de concesión por el
Ministerio de Economía y Competitividad, que en el momento presente ha emitido ya una
propuesta de resolución provisional favorable a su concesión.
186
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La reproducción asistida ante el Tribunal
de Estrasburgo: margen de apreciación
v. necesidad de armonización*
ESTHER FARNÓS AMORÓS
Profesora ayudante Doctora de Derecho Civil Universitat Pompeu Fabra
Resumen
Las diferentes aproximaciones de los estados miembros a cuestiones
tales como el acceso a técnicas de reproducción asistida con gametos
donados o al Diagnóstico Genético Preimplantacional, las condiciones de
acceso a determinados tratamientos, los efectos de los acuerdos
internacionales de gestación por sustitución o el último destino de los
embriones crioconservados evidencian que los valores de los distintos
países europeos en estas materias con frecuencia entran en tensión. La
jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos da buena
cuenta de que en un contexto globalizado el mantenimiento de tales
diferencias fomenta la atención reproductiva transfronteriza. El presente
trabajo analiza dicha jurisprudencia, con el fin de resaltar las consecuencias
de las políticas de los diferentes estados miembros en materia de TRA.
Abstract
The different legal positions among member states concerning questions
such as access to assisted reproductive technologies with donated
gametes or Preimplantation Genetic Diagnosis, conditions for access to
certain treatments, effects of international surrogacy arrangements or the
Agradezco a la Prof. Pilar Benavente Moreda (UAM) su confianza al proponerme
organizar y codirigir el curso de verano «Treinta años de reproducción asistida en España:
una mirada interdisciplinaria a un fenómeno global y actual», durante mi estancia en el Área
de Derecho Civil de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid (octubre
2013 - octubre 2014), en el marco de un contrato postdoctoral convocado por la «Alianza 4
Universidades».
*
175
Fecha de recepción: 10-3-2015. Fecha de aceptación: 9-4-2015
Esther Farnós Amorós
final destiny of frozen embryos highlight the contrasting prevalent values
endorsed by European countries. The European Court of Human Rights
case-law shows that in a globalized context the maintenance of these
divergences promotes «Cross-Border Reproductive Care». In the following
pages, this case-law is under scrutiny, in order to stress the consequences
of the different member states policies on ART.
Palabras clave
Derechos reproductivos, técnicas de reproducción asistida, vida privada y
familiar, atención reproductiva transfronteriza, acuerdos de gestación por
sustitución, Diagnóstico Genético Preimplantacional
Key words
Reproductive rights, assisted reproductive technologies, private and family life,
Cross-Border Reproductive Care, surrogacy arrangements, Preimplantation
Genetic Diagnosis.
Sumario
1. El derecho de familia en Europa: un ámbito de diversidad.
2. Derechos reproductivos y acceso a las técnicas de reproducción
asistida.
3. La reproducción asistida ante Estrasburgo.
3.1 Evans contra Reino Unido: ¿de quién son los embriones?
3.2 Dickson contra Reino Unido: privación de libertad y derecho a
procrear
3.3 S.H. y otros contra Austria: prohibición del acceso a gametos
donados.
3.4 Costa y Pavan contra Italia: sobre los límites del Diagnóstico
Genético Preimplantacional.
3.5 Mennesson y Labassee contra Francia y Paradiso y Campanelli
contra Italia: eficacia de los acuerdos de gestación por sustitución
celebrados en el extranjero.
4. Conclusiones.
5. Bibliografía.
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La reproducción asistida ante el Tribunal de Estrasburgo: margen de apreciación v. ...
1.
EL DERECHO DE FAMILIA EN EUROPA: UN ÁMBITO DE
DIVERSIDAD
Las distintas cuestiones de derecho de familia que se han planteado ante el
Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) evidencian la amplia
diversidad existente en esta materia en el contexto europeo. Sin ir más
lejos, el TEDH ha considerado que se encuentra dentro del margen de
apreciación de cada estado la decisión de permitir la adopción o el
matrimonio a las parejas del mismo sexo1. En Gas y Dubois contra Francia
el TEDH recurrió al margen de apreciación porque no existía diferencia de
trato con base en la orientación sexual entre una pareja no casada de
distinto sexo y una del mismo sexo, puesto que de acuerdo con la legislación
francesa la adopción del hijo de la pareja no se permitía a ninguna de las
dos. En Schalk y Kopf c. Austria, el TEDH consideró que el artículo 8 del
Convenio para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades
Fundamentales, hecho en Roma el 4 de noviembre de 1950 (CEDH) no
impone la obligación, a los estados firmantes, de garantizar a las parejas
del mismo sexo el acceso al matrimonio, en especial cuando los estados ya
disponen de un régimen alternativo para estas y aunque el mismo pueda
variar en aspectos materiales y notablemente en lo que concierne a los
derechos parentales derivados del acceso a la reproducción asistida o a la
adopción, que en el caso concreto no se sometieron a consideración.
En otros casos, en que lo que se discutía era la existencia de un vínculo
de filiación entre padres e hijos, el TEDH también ha sido exquisitamente
respetuoso con el margen de apreciación de los estados. Así lo demuestran
los casos Schneider, Kautzor y Ahrens, en los que el estado demandado
era Alemania y en los que se cuestionaban las limitaciones legales
existentes en dicho estado por lo que respecta al ejercicio de acciones de
filiación por parte del padre biológico2. Estas limitaciones resultan
especialmente visibles cuando es el presunto padre biológico quien
recurre contra la decisión del estado miembro que le impide que quede
constancia legal de su vínculo biológico con un menor o, cuanto menos,
desarrollar con el menor algún tipo de relación derivada de la existencia
de dicho vínculo. Los mayores conflictos en este ámbito se plantean
Gas y Dubois contra Francia , asunto 25951/07, decidido por la Sec. 5.ª, el 15 de marzo de
2012; y Schalk y Kopf contra Austria, asunto 30141/04, decidido por la Sec. 1.ª, el 24 de junio
de 2010.
1
Asuntos 17080/07, 23338/09 y 45071/09, decididos por las Sec. 5.ª, 1.ª y 5.ª el 15 de
septiembre de 2011 (Schneider c. Alemania) y el 22 de marzo de 2012 (Kautzor contra
Alemania y Ahrens contra Alemania).
2
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Esther Farnós Amorós
cuando el menor ya tiene la filiación paterna establecida respecto de otro
hombre y, muy en particular, respecto del marido de la madre. El interés
actual hacia la armonización del derecho de familia en Europa no parece
extenderse a esta cuestión, en que las leyes de los estados no podrían
ser más distintas, lo que explica el amplio margen de apreciación
concedido por el TEDH a los estados en estos casos3. Sin embargo, en
otras cuestiones que también surgen en el ámbito de la filiación el TEDH
se muestra más estricto, como cuando su establecimiento implica una
discriminación basada en el sexo o en la orientación sexual, proscrita por
el artículo 14 CEDH. En esta materia el margen de apreciación de los
estados es más limitado. Así se puso de manifiesto en X y otros contra
Austria, resuelto por la Gran Sala el 19 de febrero de 20134.
La mayoría de casos que se han planteado ante el TEDH en materia de
filiación tenían por objeto la filiación por naturaleza o derivada de
reproducción sexual. Sin embargo, el aumento generalizado del acceso a
las técnicas de reproducción asistida (TRA)5 explica que en los últimos
años el TEDH haya tenido que enfrentarse a varios supuestos que tienen
por objeto la reproducción derivada del recurso a TRA por parte de
Esta circunstancia motiva que algún autor se muestre escéptico en lo que concierne
a la armonización del derecho de familia en materia de filiación: BAINHAM, A., «`Truth
will out´: paternity in Europe», The Cambridge Law Journal, Vol. 66(2), 2007, pp. 278-282.
Vid. también Barber Cárcamo, R., «La jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos
Humanos sobre acciones de filiación: análisis y prospectiva», DPC, núm. 20, 2006, pp.
105-151. Para esta autora, pese al debilitamiento de la presunción de paternidad, el
TEDH considera justificada y razonable la limitación de la acción de paternidad del padre
biológico a los intereses siempre prevalentes del hijo, que pueden no coincidir con la
proclamación de la verdad biológica.
3
Asunto 19010/07. En el caso, la Gran Sala rechazó tomar en consideración la concepción
tradicional de la filiación prevalente en aquel país, al entender discriminatoria la norma que
permitía al conviviente en una pareja de distinto sexo adoptar al hijo del otro conviviente
si se probaba la existencia de vida familiar con el adoptado y, pese a la oposición del otro
progenitor, este no especificaba las razones de tal oposición. La cuestión, por tanto, no era si
las parejas del mismo sexo pueden acceder a esta modalidad de adopción, sino la diferencia
de trato entre parejas no casadas de distinto y del mismo sexo.
4
De acuerdo con datos de la European Society of Human Reproduction and Embriology
(ESHRE), desde el nacimiento del primer bebé concebido mediante fecundación «in vitro»
(FIV), en 1978, ya han nacido en el mundo más de cinco millones de niños concebidos
mediante TRA: http://www.eshre.eu/Guidelines-and-Legal/ART-fact-sheet.aspx
En Cataluña, única comunidad española que cuenta con datos oficiales, se estima que un
4,53% del total de nacidos vivos en 2012 fueron concebidos a partir del recurso a estas
técnicas. Vid. los últimos datos publicados por el FIVCAT.NET del Departamento de Salud
de la Generalitat de Catalunya, actualizados en diciembre de 2014: Estadística de la
Reproducció Humana Assistida a Catalunya, 2012, p. 4.
5
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nacionales de un estado miembro6, lo que ha permitido expandir el
concepto «vida privada» del artículo 8 CEDH. Ello nos sitúa ante la
compleja cuestión de si existe un derecho a tener hijos, para acabar
valorando cuál debe ser el papel de los estados en este contexto.
Pese a que los ordenamientos europeos, a diferencia de otros (como,
marcadamente, los norteamericanos), en su mayoría regulan las TRA7,
ello no reduce la diversidad existente entre los estados miembros por lo
que respecta a cuestiones especialmente sensibles, tales como los
límites bioéticos de las TRA en relación con el acceso al Diagnóstico
Genético Preimplantacional (DGP); la admisión de las técnicas
heterólogas o con gametos donados; la supresión del anonimato del
donante, la decisión sobre quién puede acceder a las TRA y en qué
condiciones; los efectos que deben otorgarse a los acuerdos de
gestación por sustitución o la disposición de los embriones sobrantes de
un ciclo de fecundación «in vitro» (FIV), una vez roto el proyecto parental
o encontrándose estos en depósito necesario8. Esta diversidad explica
que desde 2006 hayan accedido al TEDH ocho casos en los que se
Para un análisis de esta cuestión, vid. también MURPHY, T., CUINN, G.O., «Works in
Progress: New Technologies and the European Court of Human Rights», Human Rights Law
Review, Vol. 10(4), 2010, pp. 601-638; y PENASA, S. «La Corte Europea dei Diritti dell’Uomo
di fronte al fattore scientific: analisi della recente giurisprudenza in materia di procreazioni
medicalmente assistita e interruzione volontaria di gravidanza», Revista Europea de Derechos
Fundamentales (en prensa).
6
ALKORTA, I.: «Regulación jurídica de la medicina reproductiva. Derecho español
y comparado», Thomson-Aranzadi, Cizur Menor, 2003; «Regulación de la medicina
reproductiva en Norteamérica o el Salvaje Oeste de la medicina (Parte I)», Rev Der Gen H
18/2003, pp. 41-89; y «Regulación de la medicina reproductiva en Norteamérica o el Salvaje
Oeste de la medicina (Parte II)», Rev Der Gen H 19/2003, pp. 23-41.
7
Este último supuesto es el que dio lugar a Knecht contra Rumanía (asunto 10048/10),
decidido por la Sec. 3.ª el 2 de octubre de 2012, que no será analizado en este trabajo por
quedar finalmente sin objeto la petición de la recurrente. En el caso, la recurrente alegaba
que la negativa por parte de las autoridades nacionales de trasladar a otro centro sus
embriones sobrantes, que se encontraban crioconservados, vulneraba su derecho a la vida
privada y familiar (art. 8 CEDH). El TEDH consideró que la infracción se encontraba justificada
legalmente, puesto que la decisión de poner los embriones bajo la custodia de una institución
estatal se produjo en el marco de una investigación criminal contra los centros que actuaban
sin licencia, como el centro al que accedió la recurrente; y además, la medida perseguía un
fin legítimo como la prevención del crimen, la protección de la salud y la moral y los derechos
y libertades de terceros, en un campo tan sensible como el de las TRA (§57). Finalmente, el
TEDH tiene en cuenta el remedio que las autoridades nacionales otorgaron a la recurrente
para poder tener sus embriones crioconservados en otro centro, pese a los retrasos del
depositario en entregarlos, lo que le seguía permitiendo usarlos en el futuro.
8
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Esther Farnós Amorós
plantean cuestiones como las descritas 9. Las diferentes respuestas
ofrecidas por parte de los estados dan cuenta de la existencia de
regulaciones más liberales (p.e., Reino Unido y España) y más
restrictivas (p.e., Francia e Italia). Esta gran diversidad ha agudizado el
mal llamado «turismo reproductivo» o, en los términos más neutros de la
European Society of Human Reproduction and Embryology (ESHRE),
«Cross-border reproductive care»10. Dicho fenómeno se manifiesta, por
ejemplo, en el desplazamiento a España de parejas heterosexuales
infértiles italianas, las únicas que tienen permitido el acceso a las
técnicas en aquel país11, puesto que hasta hace poco la donación de
gametos se encontraba prohibida 12. Asimismo, muchas mujeres
Además de Knecht contra Rumanía, citado en la nota anterior y que no será objeto de
análisis en este trabajo, se trata de los casos Evans contra Reino Unido, asunto 6339/05,
decidido por la Sec. 4.ª el 7 de marzo de 2006, y confirmado por la Gran Sala el 10 de abril
de 2007; Dickson contra Reino Unido, asunto 44362/04, decidido por la Sec. 4.ª el 18 de
abril de 2006 y revocado por la Gran Sala el 4 de diciembre de 2007; S.H. y otros contra
Austria, asunto 57813/00, decidido por la Sec. 1.ª el 1 de abril de 2010 y revocado por
la Gran Sala el 3 de noviembre de 2011; Costa y Pavan contra Italia, asunto 54270/10,
decidido por la Sec. 2.ª el 28 de agosto de 2012; Mennesson y Labassee contra Francia,
asuntos 65192/11 y 65941/11, ambos decididos por la Sec. 5.ª el 26 de junio de 2014; y
Paradiso y Campanelli contra Italia, asunto 25358/12, decidido por la Sec. 2.ª el 27 de
enero de 2015. Todos ellos son analizados, en este orden, en el presente trabajo.
9
La ESHRE se muestra especialmente crítica con la terminología «turismo reproductivo»
porque considera que banaliza las razones por qué los individuos acceden a las TRA: SHENFIELD, F.,
DE MOUZON, J., PENNINGS, G., FERRARETTI, A.P., NYBOE ANDERSEN, A, DE WERT, G., GOOSSENS,
V., The ESHRE Taskforce on Cross Border Reproductive Care, «Cross border reproductive care in
six European countries», Human Reproduction, 2010, Vol. 25(6), pp. 1361-1368.
10
Así es de conformidad con el artículo 5 de la Legge 19 febbraio 2004, n. 40, Norme in
materia di procreazione medicalmente assistita (Gazzetta Ufficiale n. 45 del 24 febbraio
2004): «Fermo restando quanto stabilito dall’articolo 4, comma 1, possono accedere alle
tecniche di procreazione medicalmente assistita coppie di maggiorenni di sesso diverso,
coniugate o conviventi, in età potenzialmente fertile, entrambi viventi.».
11
Vid. artículo 4 (Accesso alle tecniche) de la Legge 19 febbraio 2004, n. 40: «3. È vietato il
ricorso a tecniche di procreazione medicalmente assistita di tipo eterologo». La prohibición
fue declarada inconstitucional por la sentencia núm. 162 del Tribunal Constitucional
italiano, de 9 de abril de 2014, accesible desde la página del TC italiano: http://www.
cortecostituzionale.it/default.do
Tras la aplicación de los test de proporcionalidad y razonabilidad, el TC italiano concluyó que,
a la luz de la finalidad de la citada ley, especificado en su artículo 1.1 («favorecer la solución
de los problemas reproductivos derivados de la esterilidad o la infertilidad humana»), la
prohibición absoluta de acceso a las TRA heterólogas introduce un elemento evidente de
irrazonabilidad, puesto que comporta la negativa absoluta del derecho a tener hijos, lo que
incide en el derecho a la salud (FD 13).
A favor de la sentencia y de la necesidad de que dé paso a una nueva ley sobre TRA, vid.
D’AMICO, M., «L’inconstituzionalità del divieto assoluto della c.d. fecondazione eterologa»,
12
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británicas se someten a inseminación artificial en España, dados los
menores costes económicos y las listas de espera menos largas; y son
muchas las parejas nórdicas y centroeuropeas que acceden a las TRA
en España en busca de la garantía del anonimato del donante que sus
respectivas legislaciones no prevén. En otros casos, la menor oferta de
gametos, óvulos y/o esperma en su propio país, explica que sus
ciudadanos se desplacen a otro para acceder a las TRA13.
2.
DERECHOS REPRODUCTIVOS Y ACCESO A LAS TÉCNICAS
DE REPRODUCCIÓN ASISTIDA
La primera cuestión que plantea el acceso a las TRA es la de si existe un
derecho a tener hijos en términos generales, más allá de la reproducción
sexual. Si bien desde mediados del siglo pasado varios textos jurídicos
internacionales han subrayado la importancia de la unidad familiar y de
la reproducción, a partir del derecho a formar una familia y de la opción
reproductiva (art. 16 DUDH y 12 CEDH)14, la fuerza vinculante de tales
declaraciones se encuentra seriamente cuestionada15. No fue hasta
Rivista di BioDiritto, 2/2014, pp. 13-35.
Por lo que respecta a su incidencia práctica, el estudio más reciente de la ESHRE, basado
en 1.230 ciclos de TRA llevados a cabo en seis países europeos tradicionalmente de destino
en el acceso a las TRA, como Bélgica, la República Checa, Dinamarca, Suiza, Eslovenia y
España, evidencia que cada vez son más los ciudadanos que viajan a otro país de la Unión para
someterse a las TRA y evadir así las legislaciones restrictivas de sus países de origen, lo que se
concibe como una nueva modalidad de «desobediencia civil». Las restricciones legales son
las razones más aducidas por los ciudadanos alemanes (80,2%), noruegos (71,6%), italianos
(70,6%) y franceses (64,5%) que viajan al extranjero en busca de tratamiento: SHENFIELD et
al., cit.
La prensa ha dado noticia del papel de España como país receptor de ciudadanos de otros
países que desean acceder a las TRA: «España, el destino preferido por los europeos
para reproducción», El Mundo, 30.7.2012; y «Barcelona exporta nens proveta», Ara.cat,
14.2.2015 (disponibles on-line).
13
De acuerdo con el artículo 16 de la Declaración Universal de Derechos Humanos de
1948 (DUDH), «1. Los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin
restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia,
y disfrutarán de iguales derechos en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en caso
de disolución del matrimonio.» (…); «3. La familia es el elemento natural y fundamental de
la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado».
A nivel europeo, el artículo 12 CEDH declara que «A partir de la edad núbil, el hombre y la
mujer tienen derecho a casarse y a fundar una familia según las leyes nacionales que rijan el
ejercicio de este derecho.».
14
Al respecto, vid. mi monografía «Consentimiento a la reproducción asistida. Crisis de
pareja y disposición de embriones», Atelier, Barcelona, 2011, pp. 45-50.
15
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Esther Farnós Amorós
mediados de los años noventa cuando, a partir de las Conferencias
sobre Población y Desarrollo y sobre la Mujer, celebradas respectivamente
en El Cairo (1994) y Pequín (1995), surgió la noción «derechos
reproductivos» y, con ella, se empezó a cuestionar su alcance.
Desde sus orígenes dicha noción ha sido objeto de controversia, en
especial por lo que respecta a la fuerza vinculante de los textos que la
utilizan, que a menudo la relacionan con el derecho a la salud, puesto que
no es pacífico que la incapacidad para reproducirse sea una enfermedad16
ni los estados pueden garantizar el acceso ilimitado a las TRA17. El
nacimiento de los «derechos reproductivos» vinculado al control de la
población, de entrada los presenta como inidóneos para resolver los
conflictos que pueden plantearse en el contexto de la reproducción.
Asimismo, la mayoría de textos internacionales que contienen derechos
específicos en relación con la opción reproductiva y la salud articulan
objetivos sin establecer obligaciones legales y, por tanto, sin que pueda
existir incumplimiento18. De estas previsiones no se infiere una obligación
de los estados de suministrar a los individuos los medios para gozar de
tales derechos de acuerdo con sus deseos individuales, sino más bien un
deber del estado de no interferir en una libertad individual19.
El contenido esencial de la noción de «derechos reproductivos» es el
derecho a procrear, que está emergiendo en el ámbito internacional como
un derecho humano básico, consustancial al concepto contemporáneo del
individuo libre20. El concepto comprende la toma de decisiones sobre la
propia reproducción de forma libre y, si es el caso, consensuada entre los
dos miembros de la pareja, sin injerencias externas y con la información y
los medios adecuados para su realización. Se trata, por tanto, de un
derecho complejo, formado a partir del derecho a fundar una familia, el
derecho a la vida privada y familiar, el derecho a la planificación familiar,
Vid. WARNOCK, M., «A question of life, The Warnock Report on Human Fertilisation
& Embriology», Oxford (UK) & Cambridge (USA), Blackwell, 1985, p. 10. Vid. también mi
monografía «Consentimiento a la reproducción asistida…», cit., pp. 29-30.
16
PACKER, C., «Defining and Delineating the Right to Reproductive Choice», 67 Nordic
Journal of International Law 77, 1998, p. 82.
17
COOK, R.J., «International Protection of Women’s Reproductive Rights», 24 N.Y.U.J. Int’l
L&Pol., 1992, p. 672.
18
COOK, R., DICKENS, B.M., FATHALLA, M., «Reproductive Health and Human Rights.
Integrating Medicine, Ethics and Law», Clarendon Press, Oxford, 2003, pp. 194 y ss.
19
ALKORTA IDIAKEZ, I., «Nuevos límites del derecho a procrear», DPC, Núm. 20, 2006,
pp. 18-20.
20
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La reproducción asistida ante el Tribunal de Estrasburgo: margen de apreciación v. ...
el derecho a la salud y el derecho a gozar del progreso científico, y resulta
protegible a través de estos derechos. En consecuencia, aunque el
incumplimiento de los derechos reproductivos en sí mismos no genera
ninguna obligación, dada su relación directa con el desarrollo de la
personalidad podrá valorarse si una violación de los derechos reproductivos
puede reconducirse a la vulneración de algún derecho fundamental
reconocido en los tratados internacionales.
Ahora bien, las decisiones procreativas, en relación con las TRA, suponen
un cambio de orientación en un discurso que había surgido en el contexto
de la reproducción sexual y que, hasta los años ochenta, se había
centrado en el control de la natalidad y en la decisión de abortar, esto es,
en lo que vendría a ser un «derecho a no tener hijos». En el momento
actual, cuando aludimos a la libertad procreativa «estamos hablando de
una panoplia de inmunidades frente al Estado relativas a la decisión de si
reproducirse o no (en cuántas ocasiones y con quien) y al tipo de
descendencia que se desea»21. Si bien no existe un acuerdo absoluto
sobre la naturaleza y el ámbito de este derecho, es claro que va más allá
de la reproducción sexual convencional y que se basa en la libertad
reproductiva, la cual engloba el respeto por la autonomía y por los valores
que subrayan la importancia de la procreación y de tener hijos concebidos
en términos amplios, sin la intromisión del estado en estas decisiones
íntimas y personales de los individuos que definen sus vidas22.
Aunque ninguna declaración internacional de derechos reconoce
explícitamente un derecho fundamental a procrear, las decisiones
procreativas que surgen en este contexto han gozado de protección, a
partir de su base constitucional, por su relación con algún derecho
fundamental y, muy en particular, para proteger el derecho a la vida
privada de los individuos23. En la línea iniciada por el case law del Tribunal
Supremo de EE.UU., en relación con la privacy, el TEDH ha recurrido con
frecuencia al derecho a la vida privada y familiar (art. 8 CEDH) para valorar
el alcance de presuntas vulneraciones de decisiones procreativas por
parte de los estados. Se trata, como evidencian los casos que se analizan
a continuación, de un derecho mucho más amplio que el derecho a la
intimidad, puesto que comprende la esfera en que cada uno puede realizar
De LORA, P., «¿Qué hay de malo en tener hijos?», Anuario de la Facultad de Derecho de
la Universidad Autónoma de Madrid, Núm. 10, 2006, p. 46.
21
ALGHRANI, A., HARRIS, J., «Reproductive liberty: should the foundation of families be
regulated?», Child and Family Law Quarterly, Vol. 18(2), 2006, pp. 191-192 y 194.
22
23
Vid. mi monografía «Consentimiento a la reproducción asistida…», cit., pp. 59-60.
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Esther Farnós Amorós
libremente su personalidad, incluido el derecho a desarrollar relaciones
con otras personas y con el mundo exterior. Se trata, además, de un
derecho negativo que, como tal, impide que los terceros (incluido el
estado) interfieran en su ejercicio individual pero no implica que estos
terceros deban necesariamente facilitar su ejercicio a los individuos o
protegerlo dentro de ciertos límites24.
La configuración del derecho a acceder a las TRA como una obligación
negativa por parte de los estados constituye una de las grandes diferencias
entre este derecho y la libertad de procrear inherente a la persona humana,
que resulta del artículo 12 CEDH cuando reconoce el derecho del hombre
y de la mujer a formar una familia25. Esta concepción del derecho en
negativo, unida a la declaración del artículo 16 DUDH, que se pronuncia en
términos de contravención, aleja la procreación de la esfera de los derechos
fundamentales, puesto que no obedece a una necesidad individual básica
sino, a lo sumo, a un deseo26. Ahora bien, esta conclusión no debe privar a
las personas infértiles de acceder a las TRA y, en su caso, las razones del
rechazo deben ser abiertamente especificadas. El hecho de que la
infertilidad no sea un concepto unívoco27 se suma a la compleja cuestión
de cuáles deben ser los límites del acceso a las TRA, lo que justifica que
cada vez más casos de este grupo accedan a los tribunales y, en particular,
que algunos de ellos ya se hayan planteado ante al TEDH. La aproximación
del TEDH a la reproducción derivada del acceso a TRA va a ser analizada
en las páginas que siguen a partir de los distintos casos en los que se ha
planteado la cuestión, subrayando los principales efectos de estos
pronunciamientos.
CASADEVALL, J., El Conveni europeu de drets humans, el Tribunal d’Estrasburg i la seva
jurisprudència, Bosch, Barcelona, 2007, pp. 126 y ss.
24
VIDAL MARTÍNEZ, J. «Acerca de la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
Caso S.H. y Otros contra Austria. TEDH 2010/56 de 1 de abril, en materia de reproducción
humana asistida y su incidencia en el panorama legislativo europeo», Rev Der Gen Hum
34/2011, pp. 185-188.
25
WARNOCK, M., «Making babies. Is there a right to have children?», Oxford, Oxford
University Press, 2002, pp. 17-29, 38-42, 54.
26
Más allá de la infertilidad estricta o en sentido médico, se distingue la infertilidad
estructural (la que experimentan los individuos que no forman parte de una relación
heterosexual) y la cultural (la que resulta de los costes de acceso a las TRA, de la discriminación
o de actitudes sociales y políticas que limitan el acceso a las TRA o su financiación pública
a ciertos colectivos): CAHN, N.R., «Test Tube Families (Why the Fertility Market Needs Legal
Regulation)», New York University Press, New York – London, 2009, pp. 134-135.
27
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3.
LA REPRODUCCIÓN ASISTIDA ANTE ESTRASBURGO
3.1 Evans contra Reino Unido: ¿de quién son los embriones?
Evans contra Reino Unido28 es el primer caso que plantea ante el TEDH
cuál debe ser el alcance del derecho a procrear cuando la procreación
resulta del acceso a las TRA. El caso tiene sus orígenes en un conflicto
entre dos ex convivientes, en relación con el destino de varios embriones
que fueron creados con gametos de ambos durante su relación. Dichos
embriones tuvieron que ser crioconservados porque durante el proceso
de reproducción asistida a la mujer le fueron diagnosticados tumores
cancerígenos en ambos ovarios, lo que hizo necesaria su extirpación con
carácter urgente. Sin embargo, antes de que los embriones pudieran ser
implantados a la mujer, la pareja rompió. Entonces, la mujer solicitó que
los embriones creados con sus últimos óvulos le fueran implantados, con
el argumento de que constituían su «última oportunidad de tener un hijo
genético». El hombre, en cambio, se opuso a la petición de la mujer, con
el argumento de que no podía ser forzado a procrear29.
Ante este conflicto de derechos, el TEDH declara que el caso afecta el
derecho al respeto de la vida privada de la solicitante (art. 8 CEDH), un
concepto amplio que comprende la decisión de ser padre y la de no serlo
(§57). Si ambas decisiones forman parte del derecho al respeto de la vida
privada, ¿cómo resuelve el TEDH un conflicto que ha sido calificado, con
acierto, de «caso difícil»30? En su resolución, el TEDH tiene en cuenta una
aproximación formalista a la cuestión, a partir del análisis de la Human
Fertilisation and Embriology Act (HFEA) británica de 1990, cuyo anexo 3
resultaba aplicable al caso y permitía, en los mismos términos que hoy
prevé la HFEA (2008), que cualquier parte revocara su consentimiento al
tratamiento en cualquier momento previo a la implantación de los
embriones. Consciente de que el uso de la FIV suscita problemas éticos y
Asunto 6339/05, decidido por la Sec. 4.ª el 7 de marzo de 2006, y confirmado por la Gran
Sala el 10 de abril de 2007.
28
Vid. ALKORTA IDIAKEZ, I.: «El caso Evans y el derecho a no ser forzado a procrear», Rev
Der Gen Hum 24/2006, p. 149, y «Nuevos límites…», cit., pp. 55 y 59.
29
Además de los votos particulares de los jueces de la sec. 4.ª del TEDH, Traja y Mijović, que
así lo ponen de manifiesto, vid. BOMHOFF, J., ZUCCA, L., «The tragedy of Ms. Evans: Conflicts
and Inconmesurability of Rights, Evans v. the United Kingdom, Fourth Section Judgement
of 7 March 2006, Application No. 6339/05», European Constitutional Law Review 2/2006,
pp. 424-442; y PRIAULX, N., «Rethinking progenitive conflict: Why reproductive autonomy
matters», Medical Law Review 16/2008, p. 171.
30
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morales y que, por tanto, las cuestiones planteadas en el caso afectan a
áreas sensibles en las que no existe un claro consenso entre los estados
miembros, tales como el estatus del embrión, el TEDH considera que
debe garantizarse a los estados un amplio margen de apreciación en esta
materia (§62). Ahora bien, a pesar de que el TEDH empatiza con la
recurrente y entiende, además, que el Parlamento británico podía haber
llegado a un balance distinto, concluye que el legislador no sobrepasó el
margen de apreciación garantizado por el artículo 8 CEDH (§68). Esta
aproximación no ha estado exenta de críticas, dadas las claras
implicaciones en materia de género que presenta este grupo de casos31.
3.2 Dickson contra Reino Unido: privación de libertad y derecho a
procrear
Dickson contra Reino Unido32 tiene origen en la solicitud, formulada por
una ciudadana británica, de inseminación artificial con esperma de su
marido recluso. La pareja había contraído matrimonio en la cárcel en 2001
y, de forma similar a lo que planteaba la señora Evans en el caso anterior,
la recurrente también consideraba que la técnica en cuestión constituía su
última oportunidad de tener hijos genéticos, puesto que ya tenía 44 años
y su marido todavía debía cumplir condena durante años.
Ante la negativa de las autoridades británicas de acceder a la petición, la
esposa accedió al TEDH, cuya Sec. 4.ª confirmó los pronunciamientos de
las autoridades nacionales, al entender que denegar el acceso a la
inseminación artificial en el caso planteado era coherente con el artículo 8
CEDH, puesto que la solicitud se dirigía a permitir algo (tener hijos
mediante el recurso a TRA) que no existe como un derecho general (§30).
Asimismo, el TEDH consideró la medida justificada en los términos del
artículo 8.2, para proteger el bienestar del menor que pudiera nacer (§34).
A partir de Evans varios autores han destacado las consecuencias especialmente
negativas para las mujeres que tienen las normas que permiten a cualquiera de las partes
del proyecto parental revocar el consentimiento a la FIV antes de la implantación de los
embriones: vid. MURPHY, CUINN, «Works in Progress…», cit., pp. 622-623; LIND, C., «Evans
v. United Kingdom – judgements of Solomon: power, gender and procreation», Child and
Family Law Quarterly, 2006, Vol. 18(4), pp. 576-592; ALGHRANI, A., «Deciding the Fate of
Frozen Embryos», Medical Law Review, Vol. 13, 2005, pp. 252-253; y Sheldon, S.: «Gender
equality and reproductive decision-making», Feminist Legal Studies, 2004, Vol. 12, pp. 314 y
ss., y «Evans v Amicus Healthcare; Hadley v. Midland Fertility Services – Revealing cracks in
the “twin pillars”?», Child and Family Law Quarterly, 2004, Vol. 16(4), pp. 450-452.
31
Asunto 44362/04, decidido por la Sec. 4.ª el 18 de abril de 2006 y revocado por la Gran
Sala el 4 de diciembre de 2007.
32
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La Gran Sala, en cambio, considera que la decisión de las autoridades
británicas vulnera el artículo 8 CEDH, puesto que una vez un estado
permite en general el uso de las TRA la negativa al acceso a la inseminación
artificial afecta la vida privada y familiar de los solicitantes, que incorpora
el derecho al respeto por su decisión de ser padres genéticos (§66). Es
precisamente esta afectación de un derecho humano lo que permite al
TEDH restringir el margen de apreciación garantizado a un estado (§78).
La cuestión que plantea Dickson es la de si su doctrina puede extenderse
a otros casos. Al respecto, debe tenerse en cuenta que se trata de un
caso con unas particularidades muy marcadas, que justifican que el TEDH
acabe resolviendo en el sentido indicado. En consecuencia, la posibilidad
de inferir del mismo una doctrina general es ciertamente cuestionable33.
3.3 S.H. y otros contra Austria: prohibición del acceso a gametos
donados
S.H. y otros contra Austria34 tiene interés porque pone de manifiesto las
consecuencias de las distintas regulaciones de los ordenamientos de los
estados miembros en materia de reproducción asistida. En el caso se
discutía si la Ley 275/1992, la Fortpflanzungsmedizingesetz, que regula
las TRA en Austria e impide el acceso a la donación de esperma para la
práctica de FIV y a la donación de óvulos, era conforme al Convenio35. Se
trataba de las únicas técnicas que permitían a las dos parejas recurrentes
tener hijos genéticamente relacionados, por lo que estas consideraban
que la ley nacional vulneraba sus derechos al respeto a la vida privada
(art. 8 CEDH) y a la igualdad (art. 14 CEDH).
La Sec. 1.ª condenó a Austria, argumentando que «el derecho de una
pareja a concebir un hijo y a hacer uso de las TRA para conseguirlo forma
parte del artículo 8 CEDH, puesto que se trata de una elección que es
claramente una expresión de la vida privada y familiar», por lo que «las
diferentes aproximaciones de los estados contratantes no convierten en
Sobre la dificultad de extraer conclusiones generales de los llamados «casos difíciles» me
remito a las palabras del Juez Rolfe, en la resolución del caso inglés Winterbottom v. Wright
(1842) 10 M&W 109, 116, Eng. Rep. 402, 406, en el cual vino a decir que «los casos difíciles
crean mal derecho»: «(…) Hard cases, it has frequently been observed, are apt to introduce
bad law. (…)».
33
Asunto 57813/00, decidido por la Sec. 1.ª el 1 de abril de 2010 y revocado por la Gran
Sala el 3 de noviembre de 2011.
34
35
Ambas prohibiciones se encuentran en las Sec. 3(1) y 3(2) de la citada Ley.
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aceptable cualquier solución adoptada por el legislador» (§69). La
inclusión, en el artículo 8 CEDH, del derecho de los demandantes a la
utilización de las TRA era un aspecto indiscutido que no implicaba ninguna
obligación a cargo del estado en el sentido de permitir o regular las citadas
TRA. Ahora bien, de optar por la regulación, el estado debía evitar incurrir
en discriminación, por lo que al carecer la prohibición de la ley austriaca
de una justificación objetiva y razonable, el TEDH entendió que en el caso
se había producido una violación del artículo 14 CEDH considerado
conjuntamente con el artículo 8 CEDH (§§74-75, 85 y 96).
En una aproximación distinta a la cuestión, la Gran Sala considera que
debe otorgarse un amplio margen de apreciación a los estados en materia
de donación de gametos, por lo que son admisibles tanto las políticas
restrictivas como las permisivas. A partir de esta aproximación sumamente
respetuosa con el margen de apreciación de los estados, el TEDH acaba
adoptando la perspectiva de quienes conciben el mal llamado «turismo
reproductivo» como una «válvula de seguridad moral»36: «la ley austriaca
no prohíbe ir al extranjero en busca de tratamiento contra la infertilidad
que comprenda técnicas de reproducción asistida no permitidas en
Austria» (§114).
La aproximación a la cuestión por parte de la Gran Sala ha recibido críticas
severas. Así, se argumenta que la prohibición de ciertas técnicas a nivel
interno fomenta la reproducción transfronteriza y, con ello, se convierte en
una respuesta poco sensata a la vista de la realidad social actual37; deja
sin resolver la verdadera cuestión que plantea la prohibición que contiene
la legislación austriaca (la de la interferencia en las vidas privadas de los
recurrentes)38; impone una carga excesiva a los individuos infértiles, que
asume que el «turismo reproductivo» nunca es problemático; y
desconsidera su poder para promover la discriminación elitista dentro de
un país39. Estas críticas se encuadran dentro de las más generales
La expresión original es de PENNINGS, G., «Legal harmonization and reproductive
tourism in Europe», Human Reproduction, 2004, Vol. 19(12), p. 2694: «Reproductive tourism
should be seen as a safety valve that avoids moral conflict, and as such, contributes to a
peaceful coexistence of different ethical and religious views in Europe.».
36
COHEN, I.G., «S.H. and Others v. Austria and circumvention tourism» 25 Reproductive
BioMedicine Online 660, 2012.
37
Van HOOF, W., PENNINGS, G., «Extraterritorial Laws for Cross-Border Reproductive Care:
The Issue of Legal Diversity». 19 European Journal of Health Law 187, 2012, p. 199.
38
JACKSON, E., «S.H. and Others v. Austria», 25 Reproductive Bio Medicine Online 663,
2012.
39
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formuladas contra este fenómeno, en tanto que fomenta la explotación de
ciudadanos de países menos desarrollados por nacionales de países más
ricos40. Asimismo, una vez el TEDH ha dejado claro que los estados no
tienen una obligación, bajo el Convenio, de permitir las TRA en general,
en esta sentencia se ha visto una vulneración de la prohibición de
discriminación (art. 14 CEDH), en cuanto el estado austriaco prohíbe
ciertas formas de FIV pero no otras, sin justificar la diferencia de trato41.
En el fondo de la decisión puede existir una preocupación por los posibles
efectos de una sentencia que condenara a Austria, cuando otros estados
europeos todavía prohíben el recurso a las TRA con gametos donados.
Así, en Alemania, donde la donación de óvulos no está permitida y se
prevé una pena para el facultativo que la lleve a cabo, los principales
argumentos que se invocan para justificar esta opción son la fragmentación
de la maternidad a que conduce y las dificultades que plantea para el
nacido a la hora de conocer sus orígenes, lo que puede afectar seriamente
su desarrollo psicológico42. Sin embargo, también allí la prohibición se
encuentra seriamente cuestionada desde el punto de vista constitucional43.
3.4 Costa y Pavan contra Italia: sobre los límites del Diagnóstico
Genético Preimplantacional
Costa y Pavan contra Italia44 tiene muchos puntos en común con S.H. y
otros c. Austria, con la diferencia de que en el caso que ahora nos ocupa
el TEDH consideró que la prohibición de la técnica implicada sí excedía
del margen de apreciación del estado. El TEDH llegó a esta conclusión
tras emplear un argumento que no había utilizado en ninguno de los casos
descritos con anterioridad.
El caso afectaba a una pareja heterosexual italiana cuyos dos miembros
descubrieron que eran portadores sanos de «mucoviscidosis» (fibrosis
quística) tras el nacimiento de su primer hijo, quien se encontraba afectado
40
STORROW, R.F., «The pluralism problem in cross-border reproductive care», Human
Reproduction, 2010, Vol. 25(12), p. 2941.
41
MURPHY, CUINN, «Works in Progress…», cit., pp. 621-622.
ROMEO CASABONA, CM, PASLACK, R., SIMON, J.W., «Reproductive Medicine and
the Law: Egg Donation in Germany, Spain and other European countries», Rev Der Gen H
38/2013, pp. 15-42.
42
43
ROMEO CASABONA, PASLACK, SIMON, cit., p. 23.
44
Asunto 54270/10, decidido por la Sec. 2.ª el 28 de agosto de 2012.
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por esta enfermedad genética. La única posibilidad de evitar dicha
enfermedad a un segundo hijo era recurrir al DGP. El DGP es una técnica
instrumental que permite modificar los caracteres genéticos del embrión
que, una vez creado mediante FIV y genéticamente seleccionado, es
implantado a la mujer. Esta técnica, que está permitida en algunos estados
miembros si se dirige al diagnóstico de enfermedades genéticas, tales
como la hemofilia, o para la detección de otras alteraciones que puedan
comprometer la viabilidad del embrión45, se encuentra prohibida en Italia a
las parejas que no satisfacen los criterios objetivos de acceso a las TRA
porque no son estériles o infértiles (art. 1 y 4.1 Legge 19 febbraio 2004, n.
40)46. La prohibición del DGP en el resto de casos, la mayoría, determina
que la única posibilidad real de no tener un hijo afectado por la enfermedad
sea practicar un aborto una vez iniciada la concepción de forma natural y
diagnosticado, vía examen prenatal, que el feto es portador de la
enfermedad.
Al juicio de proporcionalidad de la prohibición nacional, el TEDH añade en
este caso un juicio de coherencia externa de la prohibición del DGP en la
ley italiana (§69), que se pone en relación con la norma que consiente, en
paridad de condiciones, la interrupción voluntaria del embarazo. Con ello,
la jurisprudencia del TEDH se mueve un paso adelante, puesto que para
valorar el ejercicio discrecional del legislador nacional utiliza el criterio de
la coherencia externa de la prohibición que contiene la ley italiana en
materia de DGP, y la analiza en términos sistemáticos en relación con la
licitud de la interrupción voluntaria del embarazo en condiciones análogas.
Es el caso de España, de acuerdo con el artículo 12.1 LTRHA: «Los centros debidamente
autorizados podrán practicar técnicas de diagnóstico preimplantacional para: a) La detección
de enfermedades hereditarias graves, de aparición precoz y no susceptibles de tratamiento
curativo posnatal con arreglo a los conocimientos científicos actuales, con objeto de llevar
a cabo la selección embrionaria de los preembriones no afectos para su transferencia; b)
La detección de otras alteraciones que puedan comprometer la viabilidad del preembrión.
(…)».
45
«Art.1 (Finalità). 1. Al fine di favorire la soluzione dei problemi riproduttivi derivanti
dalla sterilità o dalla infertilità umana è consentito il ricorso alla procreazione medicalmente
assistita, alle condizioni e secondo le modalità previste dalla presente legge, che assicura
i diritti di tutti i soggetti coinvolti, compreso il concepito. 2. Il ricorso alla procreazione
medicalmente assistita è consentito qualora non vi siano altri metodi terapeutici efficaci per
rimuovere le cause di sterilità o infertilità.».
«Art. 4 (Accesso alle tecniche). 1. Il ricorso alle tecniche di procreazione medicalmente
assistita è consentito solo quando sia accertata l’impossibilità di rimuovere altrimenti
le cause impeditive della procreazione ed è comunque circoscritto ai casi di sterilità o di
infertilità inspiegate documentate da atto medicononché ai casi di sterilità o di infertilità da
causa accertata e certificata da atto medico.».
46
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Mientras que en S.H. y otros contra Austria el objeto de análisis era la
compatibilidad de la prohibición de donación de gametos con el artículo 8
CEDH, en Costa y Pavan la incompatibilidad se declara en términos de
incoherencia del sistema de la normativa italiana, lo que comporta una
falta de proporcionalidad y, en consecuencia, una interferencia indebida
en la vida privada de los recurrentes47.
Dado que el DGP era la única opción que aseguraba a la pareja recurrente
tener un hijo libre de la enfermedad, el TEDH considera que el
ordenamiento jurídico italiano es incoherente (§57)48 y desproporcionado
(§64)49. Así, negar el acceso al DGP en tales circunstancias afecta el
derecho de los recurrentes a su vida privada y familiar, puesto que existe
un derecho al acceso a las TRA y al DGP «para concebir un hijo que no se
encuentre afectado por una enfermedad genética en particular» (§58). A
pesar de que el TEDH admite que el DGP suscita cuestiones morales y
éticas serias, en este caso considera que la decisión del Gobierno italiano
de prohibirlo en determinadas circunstancias excede del margen de
apreciación del estado y, por tanto, no escapa del control del TEDH (§61).
3.5 Mennesson y Labassee contra Francia y Paradiso y Campanelli
contra Italia: eficacia de los acuerdos de gestación por
sustitución celebrados en el extranjero
Los casos Mennesson y Labassee contra Francia50 resuelven de forma
cumulativa una cuestión de gran actualidad en muchos ordenamientos,
que plantea cuáles deben ser los efectos de los acuerdos de gestación
por sustitución celebrados por ciudadanos europeos, de estados que
Para este análisis, vid. PENASA, S.: «La Corte Europea…», cit. (en prensa), y «The Italian
regulation on Assisted Reproductive Technologies facing the European Court of Human
Rights: the case of Costa and Pavan v. Italy», Rev Der Gen H 37/2012, pp. 155-180; y d’AMICO,
«L’inconstituzionalità…», cit., p. 31.
47
«El tribunal no puede sino hacer notar que la legislación italiana es incoherente en esta
área. Por un lado, prohíbe la implantación de embriones que no estén afectados por la
enfermedad de que los recurrentes son portadores sanos, mientras que por el otro permite
a los recurrentes abortar un feto afectado por esta misma enfermedad»: trad. de la autora,
de la versión en inglés disponible en la base de datos del TEDH (HUDOC).
48
«En consideración a la incoherencia en la legislación italiana, descrita supra, en relación
con el DGP, el tribunal considera que la interferencia con el derecho de los recurrentes a su
vida privada y familiar era desproporcionada. En consecuencia, en este caso ha existido una
violación del artículo 8 del Convenio»: trad. de la autora, de la versión en inglés disponible
en la base de datos del TEDH (HUDOC).
49
50
Asuntos 65192/11 y 65941/11, ambos decididos por la Sec. 5.ª el 26 de junio de 2014.
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Esther Farnós Amorós
prohíben o no reconocen estos acuerdos, en otros países que sí los
reconocen legalmente o de facto51. En ellos se discutía el estatus legal de
tres menores gestadas con fines comerciales por una mujer en los estados
norteamericanos de California y Minnesota, en ambos casos con óvulos
donados y esperma del padre comitente52. Tras su nacimiento en EE.UU.,
En España, la ineficacia de los acuerdos de gestación por sustitución que declara el artículo
10 LTRHA ha sido confirmada por la Sala 1.ª del TS, en sentencia de 6 de febrero de 2014 (RJ
2014\833). El caso, muy controvertido dada la distinta aproximación al mismo por parte de la
Dirección General de los Registros y del Notariado, tiene sus orígenes en la negativa del Registro
Consular español en Los Ángeles (California), a inscribir como hijos matrimoniales de dos
hombres españoles a los gemelos gestados en San Diego por una mujer a la que contactaron
a través de una agencia. En él, los órganos judiciales españoles siguen la línea de las distintas
instancias francesas, al afirmar que estos acuerdos son contrarios al orden público internacional
español. Pese a ello, el TS deja abierta la posibilidad de que el padre biológico, haciendo uso de
la acción que reconoce el artículo 10.3 LTRHA, pueda reclamar su paternidad y el otro hombre
pueda adoptar a los menores. El futuro del caso, que se encuentra pendiente de recurso ante
el TC, puede verse influenciado por la doctrina del TEDH en Mennesson y Labassee contra
Francia. Respecto de los casos similares que puedan plantearse en el futuro debe tenerse en
cuenta la inminente reforma que prevé la Ley 20/2011, de 21 de julio, del Registro Civil, dirigida
a reconocer la filiación resultante de los acuerdos de gestación por sustitución celebrados
en el extranjero; para más información, vid. mi trabajo «Filiación derivada de reproducción
asistida: voluntad y biología», ADC, tomo LXVIII, 2015, fasc. I, pp. 38-41 (en prensa). En último
término, la suerte del caso español ante el TC y, en su caso, ante el TEDH es incierta, puesto
que el Pleno del TS, por auto de 2 de febrero de 2015 (JUR 2015\45930), desestimó el incidente
de nulidad de actuaciones interpuesto contra la sentencia del TS, argumentando que el caso
español se distancia de los dos casos franceses, entre otros aspectos, porque los órganos
judiciales españoles remitieron a la pareja comitente en todo momento a la reclamación de
la paternidad, ex artículo 10.3 LTRHA, respecto del padre biológico, y a la adopción por parte
del otro miembro de la pareja, por lo que los menores no debían quedar necesariamente sin
su filiación determinada. Sin embargo, como argumento en otro trabajo, considero que esta
constituye una solución «de segunda», pues el no reconocimiento de eficacia inmediata a
estos acuerdos y el recurso, en su lugar, a una acción de paternidad seguida de la adopción
comporta que durante un tiempo los menores sigan sin una filiación determinada, con todos
los riesgos que ello implica: «Filiación derivada de reproducción asistida…», cit., pp. 38-41.
Situaciones como las planteadas por los casos franceses y español se han dado también en
otros países europeos, como Bélgica o Alemania: vid. los casos citados en mi trabajo «Surrogacy
arrangements in a global world: the case of Spain», International Family Law, 1/2013, pp. 6872, y el caso resuelto por el TS federal alemán el 10 de diciembre de 2014 (XII ZB 463/13) que,
tras la resolución de los casos Mennesson y Labassee por el TEDH, considera que no vulnera
el orden público alemán reconocer una relación de filiación constituida en California mediante
un acuerdo de gestación por sustitución si al menos uno de los comitentes aportó su material
genético, siempre que la gestante no lo hiciera.
51
La procedencia de los óvulos de mujer distinta de la gestante justifica que nos encontremos
ante un caso de gestación por sustitución parcial, por contraposición a la tradicional, plena
o total, en que la gestante también aporta su material genético, de modo que sus propios
óvulos son fecundados con esperma del padre comitente o de un donante. En estos casos,
minoritarios, en que es la propia gestante quien aporta los gametos femeninos, es suficiente
el recurso a la inseminación artificial: WEISBERG, D.K., APPLETON, S.F., «Modern Family Law.
52
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La reproducción asistida ante el Tribunal de Estrasburgo: margen de apreciación v. ...
las niñas pasaron a residir en Francia con sus padres comitentes, un
hombre y una mujer de ciudadanía francesa que habían recurrido a la
gestación por sustitución en el extranjero porque esta estaba prohibida en
Francia y porque la mujer en ninguno de los dos casos tenía capacidad
para gestar. Los órganos administrativos y judiciales franceses impidieron
la ejecución de los acuerdos apelando al orden público internacional
francés y al principio de indisponibilidad del cuerpo humano.
Sin embargo, el TEDH considera que la negativa del estado francés de
reconocer la filiación de los menores a favor de sus padres comitentes es
contraria al derecho de los menores al respeto por su vida privada (art. 8
CEDH), que vincula a la identidad. La afectación en la identidad de los
menores por parte del estado francés, que se traduce en extremos
aparentemente tan remotos como los sucesorios, es contraria a su interés
superior, al exceder del amplio margen de apreciación de que gozan los
estados en materias tan sensibles y faltas de consenso como esta. Por
ello, la sentencia condena al estado francés al pago de 5.000 euros en
concepto del daño moral causado a cada una de las menores implicadas,
que ya tenían 14 y 13 años cuando el TEDH resolvió el caso53. Quizás el
extremo más controvertido de ambos fallos es que en ellos el TEDH
subraya el vínculo biológico existente entre el padre comitente y las
menores, lo que le permite vincular paternidad biológica con identidad y,
por ende, con vida privada. Al respecto, en el caso Mennesson el TEDH
se pronuncia en los términos siguientes, que reproduce en Labassee: «El
análisis que se ha llevado a cabo tiene un interés especial en un caso
como el presente, en que uno de los padres comitentes también es el
padre biológico. Dada la importancia del elemento biológico como
componente de la identidad (…) no puede considerarse en interés del
menor privarle de una relación legal de esta naturaleza cuando la realidad
biológica de la relación ha sido establecida y padre e hijo pretenden su
pleno reconocimiento. Esta relación no solo no fue reconocida cuando se
solicitó la transcripción de los certificados de nacimiento, sino que tampoco
se llevó a cabo ningún reconocimiento formal por la vía de la declaración
de filiación o de la adopción, (…)» (§100)54. Dadas las consecuencias de
Cases and Materials», Third Ed., Aspen, New York, 2006, pp. 1109-1110.
El fallo ha sido aplaudido por HERRERA, M., LAMM, E., «Un valiente fallo del TEDH
sobre gestación por sustitución. Prohibir, silenciar, regular o fallar», La Ley (Buenos Aires –
Argentina), Núm. 122, 2.7.2014, pp. 1 y 6-8.
53
Trad. de la autora, de la versión en inglés disponible en la base de datos del TEDH
(HUDOC). En el mismo sentido, vid. §§79-80 del caso Labassee.
54
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Esther Farnós Amorós
estas restricciones en la identidad y en el derecho a la vida privada de las
menores, cuyo superior interés debe prevalecer, el TEDH considera que
el estado francés superó el margen de apreciación existente en esta
materia (§§100-101).
El TEDH se ha tenido que volver a pronunciar sobre la cuestión más
recientemente en Paradiso y Campanelli contra Italia55, un caso todavía
no firme y más controvertido (acaso más dramático), con unas
connotaciones especiales que lo alejan de Mennesson y Labasse. El caso
afecta a una pareja casada italiana que, tras someterse sin éxito a varios
procedimientos de FIV en su país, celebró un acuerdo comercial de
gestación por sustitución con una agencia rusa, para acceder a una
gestante a la cual le fueron implantados los embriones creados mediante
gametos donados. Como consecuencia de dicho tratamiento, el 27 de
febrero de 2011 nació un niño. Una vez la pareja regresó a Italia con el
bebé, acreditada la renuncia de la madre gestante al menor y con el
certificado de nacimiento expedido por las autoridades rusas, las
autoridades italianas se negaron a otorgar efectos a dicho certificado, al
considerar que contravenía la prohibición de la fecundación heteróloga
que contenía entonces la legislación italiana, además de la normativa
sobre adopción56. Aunque las autoridades italianas no iniciaron acciones
penales contra la pareja, por alteración de la filiación, lo que hubiera
comportado la imposibilidad de adoptar o acoger a un menor en el futuro,
en octubre de 2011, a los casi ocho meses de su nacimiento, el menor fue
puesto bajo la guarda de los servicios sociales italianos y desde ese
momento se impidió todo contacto entre este y la pareja comitente. En
enero de 2013, y todavía sin su identidad determinada en Italia, el menor
fue acogido por una familia, con el fin de ser adoptado.
El TEDH considera, a la vista de su jurisprudencia, que se ha producido
una vulneración en la vida privada y familiar (art. 8 CEDH), puesto que los
recurrentes pasaron con el menor las primeras etapas importantes de su
vida y actuaron como sus padres (§69). La posición de las autoridades
nacionales, que no dudaron en poner al menor bajo la guarda de los
servicios sociales enfatizando la ausencia de vínculos genéticos entre
este y los dos miembros de la pareja comitente, se considera
55
Asunto 25358/12, decidido por la Sec. 2.ª el 27 de enero de 2015.
En este punto, la decisión de las autoridades italianas parece reprochar a la pareja
recurrente que, pese a haber obtenido la idoneidad para adoptar en 2006, decidiera recurrir
a la gestación por sustitución en el extranjero, por lo que dudaron de su capacidad afectiva y
educativa (§22).
56
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La reproducción asistida ante el Tribunal de Estrasburgo: margen de apreciación v. ...
desproporcionada (§86). En este punto, considero especialmente
relevante, por los efectos que puede tener de cara futuro respecto de
otros estados miembros, la afirmación del tribunal según la cual «(…) la
referencia al orden público no puede convertirse en una carta blanca que
justifique cualquier medida, puesto que la obligación de tomar en
consideración el interés superior del menor incumbe al estado con
independencia de la naturaleza del vínculo parental, genético o de otro
tipo (…)»57. Este pronunciamiento se traduce en una condena a Italia al
pago de 20.000 € por el daño moral causado a la pareja comitente. El
último inciso del fundamento transcrito tiene un interés especial, puesto
que el TEDH parece prescindir de la necesaria conexión genética entre el
nacido y alguno de los miembros de la pareja comitente, que el mismo
Tribunal sí había exigido en los dos casos franceses.
Más allá de la reparación pecuniaria ordenada por el TEDH, en este caso
a favor de la pareja recurrente, las consecuencias de Paradiso y
Campanelli contra Italia son dramáticas en comparación con las de
Mennesson y Labassee contra Francia. Así, a la vista de la edad del
menor (casi cuatro años) cuando el TEDH se pronunció sobre el caso, la
decisión de las autoridades nacionales de ponerlo bajo la guarda de los
servicios sociales a pocos meses de su nacimiento deviene irreversible,
en especial teniendo en cuenta su situación de acogimiento preadoptivo
que concluyó en una adopción en 2013. Pese a que en todos los casos
descritos en este apartado la solución alcanzada por el TEDH respecto de
unos menores que fueron gestados mediante el recurso a una gestante
en el extranjero, es la que más protege el interés superior de los menores,
las distintas circunstancias de cada caso, resultantes de la actuación
previa de las autoridades nacionales, explican su distinto final.
Casos como los analizados en este último apartado plantean, una vez
más, si la decisión más razonable no debería venir por la vía de la
regulación, a nivel interno o internacional, de los acuerdos de gestación
Vid. §80. Fragmento traducido por la autora de la versión en francés disponible en la
base de datos del TEDH (HUDOC).
Esta afirmación contrasta con la conclusión del voto disidente formulado de forma conjunta
por dos de los jueces de la sección, duramente crítica con lo que considera que es una
limitación al margen de apreciación de los estados, puesto que si la mínima existencia de
vida familiar con el menor es suficiente para reconocer un vínculo entre este y la pareja
comitente, la libertad de los Estados de no reconocer efectos jurídicos a los acuerdos de
gestación por sustitución, en la línea iniciada en los casos Mennesson y Labassee, se reduce
a cero (vid. §15 de la opinión disidente).
57
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por sustitución58. A la vista de los efectos que pueden resultar de un
acuerdo de gestación por sustitución celebrado en el extranjero, a raíz del
caso Paradiso y Campanelli contra Italia, la necesidad de legislar se
impone a los efectos de proteger mejor y con carácter «ex ante» los
distintos intereses en juego59.
4.CONCLUSIONES
La variedad que presentan los casos sometidos al escrutinio del TEDH y
que han sido analizados en estas páginas impiden identificar un case-law
coherente en materia de acceso a la reproducción asistida por parte de
los ciudadanos de los estados miembros. En cada uno de ellos el recurso
del TEDH a la doctrina del margen de apreciación no es casual, como
tampoco lo es prescindir de ella. Así, el TEDH recurre a la misma en casos
en los que se plantean restricciones generales en materia de reproducción
asistida susceptibles de afectar a todos los nacionales de un estado
miembro por igual (Evans contra Reino Unido y S.H. y otros contra
Austria). Por el contrario, el TEDH no aplica tal doctrina en casos muy
concretos de los que no puede inferirse un derecho general a procrear
mediante reproducción asistida (Dickson contra Reino Unido y Costa y
Pavan contra Italia) o en los que lo que se discute no es una prohibición
por parte de un estado miembro sino sus efectos en dicho estado, en
especial cuando ya existen unos menores cuyo interés debe quedar
protegido (Mennesson y Labassee contra Francia y Paradiso y Campanelli
contra Italia).
Del análisis de los casos descritos resulta que el margen de apreciación
es más amplio allá donde no existe consenso entre los estados miembros
sobre la relativa importancia del interés en juego o sobre la mejor manera
de protegerlo, en particular cuando el caso plantea cuestiones sensibles
de carácter moral o ético. Ahora bien, las diferencias entre las legislaciones
de los estados miembros no pueden convertir en aceptable cualquier
solución.
La diversidad legal existente entre los ordenamientos europeos en materia
de reproducción asistida, unida al amplio margen de apreciación permitido
por el TEDH, nos sitúa, una vez más, ante un ámbito del derecho de
familia en que los intereses de armonización no casan bien con los
derechos individuales de los estados a la identidad nacional en áreas de
58
A favor, vid. ROCA i TRIAS, E., «Libertad y familia», Tirant lo Blanch, Valencia, 2014, p. 153.
59
Vid. mi trabajo «Filiación derivada de reproducción asistida…», cit., pp. 45-48 (en prensa).
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contrastada moralidad. Las consecuencias de esta falta de armonización,
unidas a la cada vez mayor libertad de movimiento, se han traducido en
un mayor auge del acceso a las TRA en otros países, lo que -más allá de
ser una solución-, plantea riesgos serios de discriminación elitista y de
explotación y baja calidad del tratamiento, en especial cuando son los
ciudadanos de países desarrollados los que acceden al tratamiento en
países menos desarrollados. Dado que en un mundo globalizado la
posibilidad de acceder al tratamiento en otros países ya es una realidad
imparable, se hace imprescindible fijar unas directrices mínimas en
relación con el acceso a las TRA y el consentimiento informado a las
mismas. Estas directrices no deben ser necesariamente legales, puesto
que ningún modelo regulatorio en el contexto de las TRA puede prescindir
de los códigos ético-profesionales, la autorregulación del sector y la
jurisprudencia60. Ello garantizaría a los ciudadanos europeos el acceso a
las TRA en unas mínimas condiciones básicas de salud e igualdad.
Vid. PENASA, S., «Converging by procedures: Assisted reproductive technology
regulation within the European Union», Medical Law International 12(3-4), 2013, pp. 323 y
325. Sobre el particular me remito, además, a los datos aportados por ALKORTA IDIAKEZ, I.,
en este mismo número monográfico: «La regulación de la reproducción asistida: evolución
y tendencias actuales en el mundo». En el apartado 3 su autora apunta a que el 21% de
los estados que cuentan con algún tipo de normativa reguladora se limita a códigos o
estándares administrativos dirigidos a las clínicas de infertilidad que ofrecen tratamientos de
reproducción asistida, y al aumento de las sanciones como consecuencia del surgimiento de
estándares internacionales que orientan la práctica.
60
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201
Año LXIX. BMJ núm. 2179. Junio 2015 - ISSN: 1989-4767 - www.mjusticia.es/bmj
III. Implicaciones sociales de
las técnicas de reproducción
asistida
Mujeres y reproducción asistida:
¿autonomía o sujeción?
CARLOS LEMA AÑÓN
Profesor Titular de Filosofía del Derecho de la Universidad Carlos III de Madrid
Resumen
Las técnicas de reproducción asistida y las prácticas sociales asociadas a
ellas han sido objeto de controversia desde su inicio. Una de las cuestiones
debatidas fue si globalmente suponen una oportunidad para incrementar
la libertad de las mujeres o por el contrario pueden contribuir a mantener,
de una nueva forma, la secular opresión de las mujeres. Aunque no caben
respuestas tajantes y globales, sí que hay determinados ámbitos en los
que la cuestión es relevante. Aquí se examinarán las objeciones vinculadas
con la opresión, mercantilización y explotación que algunas de las
prácticas podrían generar.
Abstract
New Reproductive Technologies and social practices they allow have
been widely discussed since their origins. It has been debated whether
they create an opportunity to promote women’s freedom or, on the contrary,
they can be seen as a new way of keeping women’s oppression. Even if
there are not categorical answers to this debate, it can be identified certain
fields where the question is relevant. Objections of oppression,
commodification and exploitation that some practices could generate are
assessed in this paper.
Palabras clave
Reproducción asistida, feminismo, autonomía, mercantilización,
explotación.
205
Fecha de recepción: 6-4-2015. Fecha de aceptación: 24-4-2015
Carlos Lema Añón
Key Words
Assisted reproduction, feminism, autonomy, commodification, exploitation.
Sumario
1. Introducción: del burdel reproductivo a la liberación femenina
(y viceversa)
2. ¿Puede una tecnología ser liberadora (u opresora)?
3. ¿Opresión, falta de control y violencia simbólica?
3.1 Los discursos femeninos y la reproducción asistida
3.2 Dominación masculina y violencia simbólica
3.3 Familia, roles de género y heteronormatividad
4. ¿Mercantilización y explotación?
4.1 El mercado de los cuerpos
4.2 Explotación
5. Conclusión
6. Bibliografía
206
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Mujeres y reproducción asistida: ¿autonomía o sujeción?
1.
INTRODUCCIÓN: DEL BURDEL REPRODUCTIVO A LA
LIBERACIÓN FEMENINA (Y VICEVERSA)
Las técnicas de reproducción asistida suponen un caso paradójico en la
discusión bioética de nuevos desarrollos científico y técnicos en el ámbito
de las ciencias de la vida y la medicina. Por un lado, no se puede
considerar que las técnicas de reproducción asistida ocupen un lugar de
vanguardia, o que sean expresión de los desarrollos más revolucionarios
en estos campos. En cambio, desde el punto de vista del impacto social
del desarrollo de las ciencias de la vida, difícilmente se les puede negar
esa posición de vanguardia. En efecto, las nuevas tecnologías
reproductivas y las prácticas que posibilitaron, se convirtieron en buena
medida en el primer espacio importante, y –por lo menos temporalmente–
en el más significativo en cuanto a la introducción de las aplicaciones
perceptiblemente novedosas de las ciencias de la vida en el campo social.
Se convirtieron –o así fueron vistas– en las embajadoras de unas
posibilidades sorprendentes y novedosas: simbolizaban al mismo tiempo
las promesas y las amenazas de una rama tecnocientífica emergente.
Se trataba, en su origen, de una especie de anuncio o de un anticipo real
y palpable de la capacidad que las aplicaciones de las ciencias de la vida
iban a tener para cambiar radicalmente aspectos y concepciones que
afectaban incluso a cuestiones próximas, cotidianas o íntimas. Con ellas
se podía ya percibir (y anticipar) posibles modificaciones que las ciencias
de la vida posibilitaban sobre lo humano y sobre los seres humanos. Y ello
a nivel material, al de la incidencia sobre la corporeidad, al abrir camino a
la manipulación e incluso la modificación actuando sobre el propio cuerpo
humano; pero también a nivel simbólico o conceptual, por la incidencia
sobre las formas de representarse los seres humanos, o sobre las
instituciones culturales (incluidas las jurídicas) con que se aprehenden e
institucionalizan las relaciones naturales entre individuos, o de estos con
el medio.
El pensamiento feminista no fue ajeno a estas consideraciones. Tuvo el
mérito de incidir en la necesidad de pensar estas cuestiones desde el
punto de vista de las mujeres, que no dejaban de ser las directamente
afectadas y concernidas por las intervenciones, pero que habían estado
ausentes en la consideración de su desarrollo. Durante la década de los
ochenta se inició en el movimiento feminista una consideración global y
un debate en torno a las nuevas tecnologías de la reproducción y sus
consecuencias para las mujeres. Este debate tuvo significativas
manifestaciones en el ámbito de la reflexión académica, muy especialmente
207
Año LXIX. BMJ núm. 2179. Junio 2015 - ISSN: 1989-4767 - www.mjusticia.es/bmj
Carlos Lema Añón
en el ámbito anglosajón 1. Nota común a todas las aportaciones era
precisamente la consideración de los intereses de las mujeres, lo que tuvo
el mérito de hacerlos visibles y permitir que apareciesen como valores a
tener en cuenta en la discusión pública sobre las implicaciones políticas,
éticas y sociales de estas nuevas posibilidades técnicas y de las prácticas
(e ideologías) que las acompañaban 2. Pero más allá de esta nota común,
las divergencias eran importantes. En general, estas tecnologías y
prácticas eran contempladas como ambivalentes: como virtualmente
capaces de derribar la representación simbólica que asocia
ineluctablemente el sexo femenino y la reproducción, o como capaces de
superponerse eficazmente a las viejas concepciones patriarcales y
apuntalarlas precisamente en un momento en el que eran cuestionadas 3.
Este doble punto de vista estaba muy presente en el debate y según se
enfatizase más un aspecto u otro daba lugar a una pluralidad de
propuestas bastante amplia, tanto al especular sobre lo que estas técnicas
podían potencialmente significar para las mujeres y para la maternidad,
como al analizar lo que de hecho estaban suponiendo en la práctica.
Las especulaciones sobre posibles escenarios futuros alternaban entre
visiones radicalmente opuestas: desde el antiutópico “burdel reproductor”
de Gena Corea 4 hasta la visión de S. Firestone de la reproducción artificial
como el instrumento que habría de liberar a las mujeres de su opresión 5.
Aunque iniciado y especialmente intenso en los Estados Unidos, también tuvo
manifestaciones en España, con libros como TABOADA, L., “La maternidad tecnológica: de la
inseminación artificial a la fertilización in vitro”, Barcelona, 1986, y TUBERT,S., “Mujeres sin
sombra. Maternidad y tecnología”, Madrid, 1991.
1
Este papel es destacado tanto desde el ámbito propiamente feminista (Cf. WARREN, M.
A., “IVF and women’s interests: an analysis of feminist concerns” Bioethics, vol. 2, núm. 1,
1988, pp. 37-57; OVERALL, C., “Human reproduction: principles, practices, policies”, Toronto,
1993; PURDY, L., “Reproducing Persons. Issues in Feminist Bioethics”, Ithaca and London,
1996), como desde fuera de él (CHARLESWORTH, M., “La bioética en una sociedad liberal”,
Cambridge, 1996) y hasta cierto punto se admite desde posiciones abiertamente hostiles
(LAURITZEN, P., “What Price for Parenthood?”, Hastings Center Report, vol. 20, núm. 2, 1990,
pp. 38-46).
2
GAILL, F., “Vous avez dit ‘bébé éprouvette’?” La revue d’en face. n. 13, Hiver, 1983, pp.
5-17.
3
COREA, G., “The reproductive brothel”, Man-Made Women. How new reproductive
technologies affect women, Bloomington and Indianapolis, 1987, pp. 38-52
4
FIRESTONE, S., “The dialectic of sex. The case for Feminist Revolution”, New York, 1970,
p. 11. Para Firestone la forma más importante de opresión sexual deriva de los diferentes
roles de hombres y mujeres en la reproducción, por lo que en esta lógica, la liberación de
“familia biológica” puede venir por la vía de la reproducción asistida.
5
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Mujeres y reproducción asistida: ¿autonomía o sujeción?
En cuanto a los análisis de las consecuencias que de hecho ya se estaban
produciendo, estaban las visiones que ponían el énfasis en la pérdida de
control que las mujeres experimentaban sobre su cuerpo 6, frente al
énfasis en las nuevas posibilidades de acceso a la maternidad para
mujeres estériles 7 o sin pareja masculina 8.
Esta ambivalencia al contemplar estas tecnologías no se percibe tan solo
al examinar el conjunto de las aportaciones del feminismo, sino que se
puede apreciar en autoras concretas que asumen esta ambivalencia. Así
por ejemplo, Jalna Halmer, situada claramente en el feminismo radical
más crítico con las tecnologías, no deja de reconocer posibilidades a las
técnicas de reproducción con la condición de una reapropiación femenina
de su gestión. En los últimos tiempos se está produciendo un debate y a
promover unas prácticas que puede que vayan en esta línea, como
veremos después. En el otro extremo A. M. Warren, si bien no ve estas
tecnologías como intrínsecamente negativas, es bien consciente de sus
problemas, de sus costes y de sus riesgos, proponiendo cambios
profundos en las prácticas sociales para permitir que las mujeres participen
efectivamente en su desarrollo y gestión.
Podemos tener ahora la perspectiva de casi cuatro décadas de práctica
de las técnicas de reproducción asistida derivadas de la fecundación in
vitro (desde el primer nacimiento en 1978). Creo que con esta perspectiva
difícilmente podemos decir que, sin más, las técnicas de reproducción
asistida hayan supuesto un cambio radical en la situación de las mujeres.
Lo cierto es que ni en un sentido ni en el otro. Pero hay que conceder que
en un momento no era inoportuno ni desencaminado plantearse un debate
en estos términos. Al fin y al cabo, la anticoncepción –la anticoncepción
hormonal– años atrás había supuesto un cambio significativo para la
situación de millones de mujeres, que ganaban en independencia,
capacidad de planificar su vida familiar y de tomar decisiones
RAYMOND, J., “Preface” Man-Made Women. How new reproductive technologies affect
women, Bloomington and Indianapolis, 1987.
6
PURDY, L. M., “Reproducing Persons. Issues in Feminist Bioethics”, Ithaca and London,
1996.
7
HALMER, J., “Reproductive Technology: The future for women?”, Machina ex Dea:
Feminist Prespectives on Technology (ed. J. Rothschild), New York, 1983, pp. 183-197; y de la
misma autora “Transforming consciouness: women ant the new reproductive technologies”,
Man-Made Women. How new reproductive technologies affect women, Bloomington and
Indianapolis, 1987, pp. 89-109.
8
209
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reproductivas 9. Si la posibilidad técnica de decidir no tener hijos (o cuándo
no tenerlos) había abierto esto, la posibilidad técnica que parecía inversa,
de decidir tener hijos (o cuándo tenerlos) a la fuerza había de producir
efectos contrarios.
No se puede decir que fuera así. Los cambios sociales producidos no han
sido de tal calibre. No parece que haya producido un enorme cambio en el
control de la propia reproducción, e incluso las posibilidades de reducir el
control masculino de la reproducción, cuando no se han enfrentado a
múltiples obstáculos legales, institucionales y sociales, tampoco parece
que se hayan abierto paso fácilmente (en España se sigue dando vueltas
a la maternidad de la “mujer sola”). Por el otro lado, la antiutopía del
burdel reproductivo, tampoco parece haberse hecho realidad. Si las
técnicas de reproducción asistida han contribuido a un mayor control de la
capacidad reproductiva de las mujeres (un rasgo que algunas autoras
como Federici caracterizan con un movimiento secular de la modernidad
capitalista 10), tampoco parecen haber hasta ahora un rasgo destacado.
Más bien las cosas han estado en términos más moderados. Por eso
precisamente la cuestión es difícil de responder tajantemente. Pero no por
ello es inoportuna o poco pertinente, pues como veremos hay asuntos
que plantean unas cuestiones ciertamente complejas. Pero hay que
situarlas en un contexto en el que las técnicas en general han alcanzado
un grado significativo de aceptabilidad social y han permitido acceder a la
maternidad a muchas mujeres, que de otra manera encontraban
dificultades para hacerlo. Al menos si las comparamos con sus inicios, no
se puede sino constatar su normalización y legitimación tanto a nivel
social, como a nivel jurídico. Por eso, la discusión en torno a las mismas se
suele plantear ya respecto a cómo organizarlas socialmente, a cómo
regularlas, a cómo proteger los derechos e intereses de los sujetos
implicados o a cómo evitar algunos abusos, pero en general no en torno a
su licitud o aceptabilidad global, una vez también que no pueden ser
calificadas de forma unilateral como opresoras o liberadoras. En cierto
Respecto a la píldora y el diu, “Cuando las mujeres utilizan estos métodos, los hombres,
por primera vez en la historia de la humanidad, ya no pueden exponerlas contra su voluntad
al riesgo de embarazo, y su propio deseo de paternidad se vuelve así tributario de la voluntad
de maternidad de sus parejas (…). La reducción de la mortalidad infantil y la ‘revolución
anticonceptiva’ disminuyeron sensiblemente la parte de su vida que las mujeres de Occidente
dedicaban a la gestación”, LEFAUCHEUR, N. “Maternidad, Familia, Estado”, Historia de las
mujeres (Dir. G. Duby y M. Perrot), Madrid, 2000, pp. 490-491.
9
FEDERICI, S., “Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria”, Madrid,
2004.
10
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modo esto otorga la tranquilidad de poder debatir sin que el juicio tenga
que decantarse por una aceptación o crítica completa de las técnicas y las
prácticas sociales en las que se manifiestan. Pero no quita que de acuerdo
con diferentes contextos, políticas o soluciones institucionales,
determinadas prácticas vinculadas a la reproducción asistida puedan
significar opresión o emancipación de las mujeres11.
2.
¿PUEDE UNA TECNOLOGÍA SER LIBERADORA
(U OPRESORA)?
Ahora bien, en el planteamiento de la cuestión, parece que en principio lo
que resulta extraño es que atribuyamos a una tecnología o a una técnica
capacidad para fomentar la autonomía o la sujeción, la liberación o la
opresión de las mujeres. ¿Acaso no es neutra la ciencia y la tecnología?
Lo cierto es que en las últimas décadas hay elementos para problematizar
en parte esta asunción. Es lo que se ha llamado “crisis de la ciencia” 12. La
industrialización organizativa y de las aplicaciones de la ciencia y su
consecuente ligazón con los gobiernos, la industria y la máquina de guerra
ha deteriorado irreversiblemente su imagen y su pretensión de neutralidad.
La progresiva indisolubilidad entre ciencia y técnica, y aun la preeminencia
de esta última ha hecho difícilmente sostenible la pretensión de bondad
intrínseca de una ciencia profilácticamente separable de la ambigüedad o
del mal uso de la técnica. Al mismo tiempo, los nuevos avances y
posibilidades de la tecnociencia –que por su propia naturaleza es
manipuladora y modificadora de su objeto– tienen una doble cara:
proporciona conocimientos y recursos valiosos pero al tiempo peligrosos
por ser en alguna medida impredecibles. El conocimiento de las
consecuencias de determinadas actuaciones tecnocientíficas o de
manipulaciones técnicas científicamente fundamentadas no es ni de lejos
tan rico (ni tan “científico”) como el que permite realizarlas: existe una
asimetría entre la capacidad de actuar y la capacidad de predecir. La
tecnociencia es también, en sí, y ya no sólo por posibles usos desviados,
Esta es también la perspectiva de J. Parks en una revisión del debate sobre opresión o
liberación. Para esta autora el debate feminista sobre si las técnicas de reproducción asistida
tiene un potencial radical u opresivo es equivocado, puesto que estas potencialidades no son
inherentes a las técnicas, y sus consecuencias pueden variar mucho en diferentes contextos
(PARKS, J., “Rethinking Radical Politics in the context of Assisted Reproductive Technologies”,
Bioethics, 27-1, 2009, pp. 20-27).
11
12
SANTOS, B. S., “Introdução a uma ciência pós-moderna”, Porto, 1992, p. 148.
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portadora –junto con beneficios y esperanzas– de peligros y, sobre todo,
de riesgos.
La “crisis de la ciencia” no es tanto –o por lo menos en lo que aquí
interesa– una cuestión teórica o epistemológica13: el saber científico es en
cualquier caso el más rico de que se dispone. La cuestión es su constitutiva
ambigüedad político-moral que conlleva riesgos “probablemente
proporcionales a su calidad epistemológica” 14. Hasta cierto punto, estos
aspectos se han manifestado en una “crisis de legitimación” de la ciencia,
para la que se han buscado vías de solución provenientes del interior o no
de la comunidad científica: de ahí los comités de ética, o las declaraciones
sobre experimentación con seres humanos, limitaciones legales a
determinados experimentos, o en general la actividad de reflexión y de
regulación en torno a la bionomía y bioética.
Ahora bien, incluso si podemos llegar a aislar determinados casos en los
que una tecnología es intrínsecamente peligrosa, es siempre relevante el
contexto social en el que se realizan las prácticas. Haríamos mal en
examinar las prácticas tecnológicas tanto de forma exclusivamente
técnica, como de forma exclusivamente cultural. La consideración de
estas cuestiones únicamente en torno a la idea del “progreso
tecnocientífico” genera una tendencia apologética, su autonomización de
los procesos histórico-sociales y al mismo tiempo la imposibilidad, en
última instancia, de cualquier decisión social o cualquier intervención no
reductible a la propia lógica de la técnica. Pero la perspectiva culturalista
también resulta incompleta: relativizar los factores tecnológicos no solo
puede ser falso sino que también impide considerar que las propias
técnicas pueden ser expresión de nuevos significados sociales.
Por esta razón hay que distinguir siempre entre la técnica y su producto.
Hay que hacer notar que la mirada se dirige, pues, a unas determinadas
técnicas, pero sobre todo a lo que se puede llamar prácticas sociales en que
se manifiestan estas técnicas, lo que incluye también el aspecto técnico; es
decir, considerando no solo –o no centralmente– lo referido al know how,
sino sobre todo a los aspectos sociales, culturales e institucionales que lo
rodean y en los que se manifiesta.
Aunque pueda tener también esas implicaciones; véase SANTOS, B. S., “Towards a new
common sense”, New York, 1996, pp. 17 y ss.
13
14
SACRISTÁN, M., “Pacifismo, ecología y política alternativa”, Barcelona, 1987, p. 109.
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Mujeres y reproducción asistida: ¿autonomía o sujeción?
Como ejemplo de todo ello en el ámbito de los avances técnicos en la
medicina reproductiva, valga el de la ecografía en la India. En principio la
ecografía es un instrumento útil y positivo para el diagnóstico y en general
para el seguimiento del embarazo. Es cierto que B. Duden ha observado
agudamente cómo ha contribuido al mismo tiempo a hacer transparente y
a invisibilizar a las mujeres como sujetos 15. Pero no se puede cuestionar
su utilidad médica. En la India, sin embargo, en los años noventa del siglo
pasado se empezó a usar la ecografía como forma de detectar el sexo y
abortar los fetos femeninos 16. Desde el momento en que estos métodos
se extendieron, las campañas feministas consiguieron trasladar la
preocupación a las autoridades: y ya no solo por lo controvertido del
método en sí, sino por la falta de control de esta actividad y los riesgos
que conllevaba para las mujeres (incluso porque las condiciones en las
que se realizaban podían ser deficientes). Esto llevó a algunos estados a
prohibirlo, y finalmente –en 1994– a que se prohibiera en todo el país.
Efectivamente, se aprobó la ley sobre técnicas de diagnóstico que a pesar
de tratarse de una ley sobre el diagnóstico prenatal y de que en ella se
regulan aspectos generales de estas prácticas médicas, es evidente que
los objetivos de la misma van directamente dirigidos en gran medida a
evitar la detección y selección de sexo por medio de ecografías.
La ley restringe fuertemente y de forma estricta los casos en los que se
puede realizar el diagnóstico prenatal. No se permite más que para
detectar una serie de anomalías (entre las cuales están las enfermedades
genéticas ligadas al sexo), pero además es preciso que se dé alguna
situación especial de riesgo: que la edad de la mujer embarazada sea
superior a 35 años; que la mujer haya sufrido dos o más abortos
espontáneos; que hubiese estado expuesta a agentes teratogénicos, o
que tenga un historial familiar de deficiencias mentales o malformaciones
físicas. Está prohibida la realización de técnicas de diagnóstico prenatal
destinadas a determinar el sexo del feto. Además, tras la realización de
cualquier diagnóstico prenatal está totalmente prohibido informar a la
mujer embarazada o a sus familiares sobre el sexo del mismo.
Otra particularidad de la ley –pues indica otra de las preocupaciones que
están latentes en su aprobación– es el control no sobre las mujeres
embarazadas, sino sobre sus familias y esposos, en la idea de que serán
estos los que las obliguen a someterse al diagnóstico. Hasta el punto de
15
DUDEN, B., “Il corpo della donna come luogo pubblico”, Torino, 1994.
MIES, M., “Nuevas tecnologías de reproducción: sus implicaciones sexistas y racistas”, en
La praxis del ecofeminismo, Barcelona, 1998, pp. 56-57.
16
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que se establece la presunción, salvo que se demuestre lo contrario, de
que la mujer embarazada fue forzada por su marido o su familia a
someterse a las pruebas, por lo que serán responsables de instigación y
castigados según las penas previstas (incluyendo prisión).
Así pues, incluso si no se puede descartar que algunas técnicas puedan
tener un significado autónomo –en el sentido que sea– en términos
político-morales, no parece una buena forma de proceder al análisis
empezar por este nivel de la cuestión. A la hora de hablar, pues, de
autonomía o de sujeción hay que hacerlo por referencia a la práctica
social de la técnica y a su contexto.
Las técnicas de reproducción asistida, si bien no han parecido profundizar
significativamente en la promoción de la autonomía y la liberación de las
mujeres, sí que han permitido beneficiarse a muchas de ellas de poder
tener hijos. Ahora bien, y qué hay de las objeciones que apuntan a que –al
menos en ocasiones– han podido ser vistas como instrumentos de nuevas
formas de opresión o de sujeción de las mujeres. ¿Acaso no han creado
en alguna medida su propia necesidad apuntalando socialmente la
obligación de tener hijos “biológicos” “de la propia sangre” consolidando
así ideas tradicionales de la maternidad normativa y normalizada?
Realizaremos aquí este examen centrándolo en dos cuestiones: las
acusaciones de opresión y las acusaciones de mercantilización y
explotación. En primer lugar, lo que tiene que ver con las que tienen que
ver con la acusación de opresión, sea por el control masculino de la
reproducción, por la reducción de las mujeres al papel de madres o por la
exclusión del punto de vista femenino en la discusión social. En cierto
modo, este tipo de objeciones continúan teniendo un carácter
relativamente general. Sin embargo, no necesariamente –en el caso de
que sean reales– habrían de ser un rasgo intrínseco de las prácticas de
reproducción asistida.
En segundo lugar, nos detendremos en lo que tiene que ver con las
objeciones derivadas de las acusaciones de mercantilización del cuerpo
femenino y de explotación de las mujeres en términos de justicia de
género. En este segundo caso, las objeciones de este tenor no tienen por
qué tener un carácter general y más bien se centran en determinadas
prácticas concretas.
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Mujeres y reproducción asistida: ¿autonomía o sujeción?
3.
¿OPRESIÓN, FALTA DE CONTROL Y VIOLENCIA SIMBÓLICA?
No han faltado aproximaciones que interpretan las prácticas ligadas a
estas tecnologías como “la última expresión de la vieja tentativa de
obtener el control sobre la reproducción, tradicionalmente preservado por
la mujer” en expresión de R. Chatwick 17. Desde este punto de vista, no es
que ineluctablemente las técnicas de reproducción asistida tengan que
ser necesariamente instrumentos de opresión, pero el hecho de que se
hayan integrado sin mayores tensiones en estructuras que sí lo son y
plantea al menos dos preguntas, paralelas a las ya clásicas como hemos
visto en la revisión feminista de las mismas. En primer lugar, en qué
medida estas prácticas se sitúan como sustentadoras de las estructuras
de opresión. En segundo lugar, hasta qué punto estas prácticas pueden o
podrían poner en cuestión este esquema.
Los conceptos de opresión y de dominación han sido centrales en los
discursos de los movimientos sociales desde los años sesenta y setenta
del siglo pasado. Por ese motivo I. M. Young ha propuesto situarlos en el
primer plano de la reflexión sobre la justicia, que había estado
unilateralmente centrada en la noción de redistribución18. Para Young la
opresión consiste en procesos institucionales sistemáticos o procesos
sociales institucionalizados que impiden a las gentes interactuar o
expresarse socialmente, al tiempo que la dominación –y las estructuras
de dominación como opuestas de la democracia social y política– impide
participar en la determinación de las propias acciones o de las condiciones
para las mismas19.
3.1 Los discursos femeninos y la reproducción asistida
En el caso de las tecnologías de la reproducción, el saber médico, el
saber y la actuación sobre los cuerpos y las patologías ha operado no solo
como un mero saber científico-técnico, sino también en un saber político,
o por lo menos no fácilmente delimitable con respecto a aquel. Se
convierte en un saber y una prescripción sobre el comportamiento, sobre
la sociedad, sobre las instituciones y sobre sus patologías. El tratamiento
CHADWICK, R. F., “Having Children”, Ethics, Reproduction and Genetic Control, New York,
1987, p. 26.
17
18
YOUNG, I. M., “La justicia y la política de la diferencia”, Madrid, 2000, pp. 31 y ss.
19
Ibídem, p. 68.
215
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real y discursivo de la infertilidad –indicación por excelencia de la
reproducción médicamente asistida– es un ejemplo muy claro.
Efecto de ello es que la presencia femenina en el imaginario de la
reproducción asistida y en la discusión de los problemas que ésta suscita
es relativamente baja y secundaria, si bien se ha ido paliando con el
tiempo esta ausencia. Pero a través de abstracciones en el tratamiento de
los sujetos implicados se diluye la especial incidencia de estas tecnologías
sobre las mujeres. Como resultado, no afloran sus específicos intereses,
con lo que se tiende a simplificar los problemas y a privilegiar en su
solución los derechos de otros sujetos afectados.
Cuando se examinan los diferentes sujetos afectados para establecer los
intereses y derechos en juego –sea legalmente o en otro tipo de discursos–
es habitual enumerar entre otros al médico, al/a la tercero/a donante de
gametos, al embrión, al futuro niño... A veces la mujer no tiene siquiera
existencia separada: es la pareja, o los “padres” los que se consideran.
Como si no pudiesen tener diferentes intereses, como si el consentimiento
del hombre (al que habitualmente se le concede mucha importancia,
sobre todo para la determinación jurídica de la filiación) pudiese ser igual
y con las mismas consecuencias que el de la mujer, que al fin y al cabo
está consintiendo además intervenciones médicas en su cuerpo, y
probablemente una gestación. Algunas veces, cuando la mujer es
individuada como sujeto, se hace para presentar –y posteriormente
limitar– sus intereses como esencialmente enfrentados a los del embrión
o a los del futuro hijo.
Pero la particular posición de las mujeres con respecto a las nuevas
tecnologías reproductivas es la intervención directa en su cuerpo con unas
determinadas consecuencias y riesgos, impiden que se pueda realizar
convincentemente la reductio ad unum de los intereses de los sujetos
implicados, como si fuesen asexuados. La igualación es falaz: como ha
mencionado C. Overall: “No puede darse por sentado que la libertad
reproductiva masculina –cuya ausencia significaría menos control sobre el
esperma donado o vendido– sea comparable a la libertad reproductiva de
las mujeres, cuya ausencia significa una labor de reproducción forzosa y la
pérdida de integridad corporal...” 20. En esta línea, Luciano Violante al
examinar la sentencia del conocido caso de Baby M., el primero maternidad
subrogada o gestación por sustitución judicializado, subraya que el juez (al
dictar que la mujer puede contratar sobre un objeto de su propiedad como
20
OVERALL, C., “Human reproduction: principles, practices, policies”, Toronto, 1993, p. 86.
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es el útero, y que ha de cumplir el contrato) establece una comparación
entre ceder el útero y ceder esperma. La inadecuación de la comparación
pone de manifiesto la imposibilidad de reducir las participaciones masculina
y femenina a un denominador común a partir del cual establecer
posteriormente derechos e intereses simétricos 21.
Por otro lado, la poca consideración y consiguiente infravaloración de los
intereses de la mujer también se observa a la hora de establecer
prioridades entre los intereses y de contrapesarlos con otros para la
resolución de problemas morales ligados a las nuevas tecnologías
reproductivas. Así por ejemplo el discurso de protección a ultranza y de
personificación del embrión ha contribuido a ello en muy buena medida 22.
Hay varias formas en las que las mujeres, sus decisiones (o incluso la
consciencia de su presencia) son poco tenidas en cuenta con relación a
las nuevas tecnologías reproductivas. Entre ellas se pueden destacar
tres. (a) La ausencia o debilitamiento del control femenino de las prácticas
realizadas sobre sus propios cuerpos; (b) la omisión o desvalorización de
las voces y discursos femeninos como tales, y (c) la desvalorización de
los intereses de las mujeres implicadas con relación al resto de los sujetos
e intereses en juego.
3.2 Dominación masculina y violencia simbólica
El argumento en este sentido no es que las técnicas de reproducción
asistida sean generadoras de opresión o que lo sean de forma privilegiada
respecto a otras prácticas sociales. La cuestión es hasta qué punto estas
prácticas, que se insertan en un contexto más o menos extremo de
dominación y opresión de las mujeres, pueden contribuir a reforzarlo –lo
que ha ocurrido con frecuencia– o podrían eventualmente contribuir a su
cuestionamiento.
Y es que efectivamente, las prácticas sociales de reproducción asistida,
–como por otra parte cualquier otra– se realizan en un contexto de
dominación masculina. Se trata de una dominación que no es puramente
simbólica, aunque lo simbólico tenga gran importancia. En este sentido P.
Bourdieu la caracteriza como la preeminencia universalmente reconocida
VIOLANTE, L., “Bio-jus. I problemi di una normativa giuridica nel campo della biologia
umana”, Bioetica, Roma-Bari, 1989, pp. 264-265.
21
LEMA AÑÓN, C., “Reproducción, Poder y Derecho. Ensayo filosófico-jurídico sobre las
técnicas de reproducción asistida”, Madrid, 1999, cap. IV.
22
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a los hombres que se afirma en la objetividad de las estructuras sociales y
las actividades productivas y reproductivas, basada en una división sexual
del trabajo de producción y de reproducción biológica y social que confiere
al hombre la mejor parte y que está además incluida en los esquemas
inmanentes de todos los hábitos sociales 23.
Pero además, para Bourdieu, la dominación masculina se reproduce en
las sociedades en que vivimos mediante lo que denomina la violencia
simbólica, mediante prácticas microscópicas y cotidianas, repetidas
incesantemente. La violencia simbólica se incorpora en sutiles prácticas
de simbolización (clasificación jerarquizada, prohibiciones y obligaciones
aceptadas como saber común) que naturalizan la dominación y la inscriben
en los cuerpos y en los comportamientos de las personas. El que se
denomine simbólica no significa que sea irreal o que no tenga efectos. Sin
embargo, Bourdieu sostiene que solo se puede percibir esta forma
especial de dominación a condición de superar la alternativa entre
coacción y consentimiento. El efecto de la dominación simbólica (en el
caso del sexo, pero también en el de la etnia, cultura o lengua) es que
produce efectos duraderos sobre las gentes, es decir, unas inclinaciones
espontáneas adaptadas al orden que les impone.
La violencia simbólica es una forma de poder ejercida directamente sobre
los cuerpos al margen de cualquier coacción física. Está sustentada en un
inmenso trabajo previo que ha sido necesario para operar una
transformación duradera de los cuerpos y producir disposiciones
permanentes. Ejerce una acción transformadora invisible a través de la
familiarización insensible con un mundo físico simbólicamente estructurado
y de la experiencia precoz y prolongada de interacciones penetradas por
estructuras de dominación 24. Por eso, desde el derecho y el Estado, que
han sido y en alguna medida siguen siendo instancias de reproducción del
dominio masculino, no se ha podido eliminar, mediante la simple remoción
de la desigualdad de iure, la poderosa discriminación simbólica inscrita en
todos los ámbitos de actividad social e interiorizada por las personas
hasta el punto de haber configurado sus cuerpos y sus mentes.
BOURDIEU, P., “La dominación masculina”, Barcelona, 2000, p. 49. Hay que advertir
que la noción utilizada por Bourdieu, con una intención más descriptiva que normativa, no
coincide con la manejada por Young de la que ya hemos hablado.
23
24
Ibídem, p. 55.
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3.3 Familia, roles de género y heteronormatividad
Probablemente la cuestión de los modelos familiares sea la que mejor
muestre la capacidad de las prácticas vinculadas a las tecnologías
reproductivas para reproducir la opresión femenina o para abrir brechas
en ella. En concreto, en el caso de su utilización fuera de la familia
tradicional matrimonial y heterosexual. Desde el punto de vista técnico,
las tecnologías de reproducción, al descomponer los momentos de la
reproducción hacen transparente la aportación biológica: ya no hay duda
de quién es el padre biológico. Este hecho podría tender a reforzar la idea
naturalista de la correspondencia necesaria entre filiación biológica y
filiación jurídica social. Sin embargo desde que se introduce la idea del
tercero donante más patente se hace que la filiación jurídico-social tiene
un momento atributivo a través de una serie de ficciones y de instituciones
sociales y jurídicas que median, modulan, e incluso modifican la mera
relación biológica. Por eso, si en un principio las tecnologías de la
reproducción parecieran reforzar las ideas y planteamientos biologicistas 25,
un análisis más detallado parecería sugerir precisamente todo lo contrario.
Por este motivo, el caso de la utilización de la reproducción asistida por
parte de mujeres sin pareja masculina representa un caso ejemplar para
plantear esta cuestión. La hostilidad, teórica y en muchas ocasiones
institucional, hacia esa posibilidad manifiesta, de forma abierta, las
limitaciones pero también las posibilidades que abren las técnicas de
reproducción asistida. Esto que se acrecienta en los casos –hasta hace
bien poco innombrables– de parejas formadas por mujeres. Dos han sido
las grandes líneas de oposición a esta posibilidad. En primer lugar la
apelación a los derechos de los hijos y, en segundo lugar, a las prioridades
médico-sanitarias.
La afirmación de que en el juego de derechos e intereses confrontados
han de prevaler los de los hijos goza de tal aceptación que nadie estaría
dispuesto a dejar de aparecer como su valedor; pero es cosa distinta que
de ello se pueda derivar sin más la necesidad de que el derecho haya de
garantizar que las familias estén formadas por un hombre y una mujer
(casados) y su descendencia. Una vez que la Constitución separa
matrimonio de familia, ligando esta última a la existencia de hijos y
Y efectivamente en cierto modo sí que refuerzan las ideas biologicistas. Del resurgir de
este tipo de ideologías, de su contextualización y de su crítica véase SANMARTÍN, J., “Los
nuevos redentores. Reflexiones sobre la ingeniería genética, la sociobiología y el mundo feliz
que nos prometen”, Barcelona, 1992. Y sobre todo LEWONTIN, R. C.; ROSE, S., y KAMIN, L.,
“No está en los genes. Crítica del racismo biológico”, Barcelona, 1996.
25
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Carlos Lema Añón
protegiendo a las madres cualquiera que sea su estado civil, ¿cómo poder
seguir alegando un derecho del hijo a la doble figura parental para negar
la posibilidad del acceso de las mujeres sin pareja masculina? Coexistiendo
los derechos reproductivos 26 y un derecho a la garantía de la protección
integral de los hijos (artículo 39.2 de la Constitución) no está tan claro que
la protección de este último derecho haya de pasar por la limitación del
primero. Incluso si no se admite la existencia de un derecho a la
reproducción también sería difícil –a partir de la Constitución– hablar de
un derecho a nacer en el seno de una familia basada en el matrimonio, o
incluso de una familia biparental. Y pretender que el bienestar de los hijos
solo se puede garantizar en una familia biparental, y nunca en una familia
monoparental, es difícil de mantener apriorísticamente: una familia
biparental puede dejar de serlo (y no se propone limitar a la posibilidad de
divorcio o separación “en interés del bienestar del menor”); y también
puede ser incapaz de mantener el bienestar del menor, cuando no ser
totalmente perjudicial para el mismo.
La otra gran línea de argumentación se basa ya no tanto en la inadecuación
familiar, sino en que el recurso a la reproducción asistida no estaría tan
“justificado” como en el caso de las parejas heterosexuales. En el caso de
los matrimonios heterosexuales sería una necesidad médica derivada de
la esterilidad, mientras que en otro supuesto sería una opción que
simplemente podría ser tolerada. Sería acaso un capricho extravagante,
de un modelo de familia extravagante, que si bien no queda más que
tolerar ha de dejar claro su posición de inferioridad. Aquí la cuestión se
traslada a la negativa a admitir estos tratamientos dentro de los financiados
públicamente.
Para ello se ha recurrido –una vez más– al “discurso de la esterilidad”
como una solución supuestamente coherente e inobjetable al problema del
acceso, postulándose como la posibilidad de ofrecer a un tiempo la
justificación del recurso a las prácticas de reproducción asistida y la
limitación de los supuestos permitidos27. Sólo sería aceptable para quienes
La cuestión del derecho a la reproducción sería en todo caso una construcción doctrinal y
no exenta de problemas y contradicciones. Véase en este sentido IGAREDA, N., “El hipotético
derecho a la reproducción”, Cuadernos Electrónicos de Filosofía del Derecho, núm. 23, 2011,
pp. 252-270.
26
Denomino “discurso de la esterilidad” a un conjunto de propuestas de justificación de las
prácticas de reproducción asistida (de su investigación y desarrollo, de su financiación, etc.)
que busca la legitimación de estas alegando que significarían un “remedio a la esterilidad”.
Este discurso se puede resumir en tres proposiciones: a) existe un número creciente de
personas con problemas de esterilidad que demandan respuesta a la medicina; b) la
27
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han devenido estériles, es decir, a modo de “remedio” o “terapia”, lo que
ofrecería una razón suficiente para excluir otros casos sin que,
supuestamente, con ello se cometiese una discriminación injustificada. En
España, la legislación española vigente hasta 2006 parecía optar por el
discurso de la esterilidad como legitimación-límite, aunque de forma
ambigua. Según los números 2 y 3 del artículo 1.º de la Ley 35/1988 era
posible recurrir a las técnicas de reproducción asistida esencialmente con
dos finalidades: para la actuación médica ante la esterilidad humana y
secundariamente para la prevención y tratamiento de enfermedades de
origen genético. El discurso de la esterilidad está aquí claramente presente
no solo por el hecho de que se asume que esta es su finalidad fundamental,
sino también por la implícita consideración de estas técnicas como terapias
(lo cual dista de estar claro).
En realidad, el criterio de justificación-limitación de la esterilidad, lo que
hace es trasladar la decisión sobre el acceso (que no es una decisión
puramente técnica) a los especialistas, con la presuposición (ficción) de
que la esterilidad es una patología y las técnicas son la terapia más
adecuada. De esta forma se trataría aparentemente de una cuestión
técnica. Pero no es así. En el propio ejemplo que estamos tratando, como
hemos visto, el criterio de la esterilidad excluye (a riesgo de autodisolución)
el acceso de la “mujer sola” (que es como se denominó este caso en los
debates previos a la ley): en el supuesto de la mujer sola que quiera optar
por esta opción porque no hay esterilidad; en el supuesto de la mujer sola
que alegue esterilidad para intentar el acceso, porque es imposible
comprobarlo e incluso indeseable que se establezcan este tipo de
controles. En efecto, es imposible determinar con seguridad si es estéril,
ya que el concepto de esterilidad lejos de remitir directamente a un hecho
natural es una construcción que presupone como mínimo unas
determinadas pautas familiares y de comportamiento sexual. Pautas que
pueden ser útiles para el diagnóstico de casos concretos –probablemente
la mayoría– pero que no agotan el catálogo de pautas y conductas
admisibles y admitidas jurídicamente. La opción de exigir acreditación de
esterilidad en estos casos, además de ser inviable, exigiría un grado de
respuesta médica más adecuada es la reproducción asistida; c) incidentalmente su aplicación
abre perspectivas de interés para la investigación. Por medio de este discurso se pretende
frecuentemente deslizar falazmente la validez científico-médica de los conocimientos
sobre reproducción y las habilidades y técnicas en las que se basan las nuevas tecnologías
reproductivas, hacia la validez de determinados sistemas de acceso basados en este discurso.
Las tres proposiciones, por otra parte, son cuestionables en distinta medida (véase LEMA
AÑÓN, C., “Reproducción, Poder y Derecho. Ensayo filosófico-jurídico sobre las técnicas de
reproducción asistida”, Madrid, 1999, pp. 157 y ss.).
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intervención en la intimidad indeseable, al tiempo que una discriminación
injustificada con respecto a los matrimonios.
Por otra parte, la propia definición de esterilidad en la que se basa esta
construcción es imprecisa y arbitraria. La esterilidad no es un mero dato de
la naturaleza, pues en su propia definición es significativa la voluntad o no
de tener hijos. Por ello, la distinción entre curación de una enfermedad (que
afirma el discurso de la esterilidad) y la satisfacción de una necesidad o
incluso un deseo se desvanece y no resulta tan clara como pudiera parecer.
En general, el discurso de la esterilidad como discurso normativo de
legitimación-limitación con respecto al acceso es altamente cuestionable.
La solución adoptada por la Ley 14/2006 parece, en este sentido, y con los
matices, más acertada. O si se quiere, más consciente de los problemas
que plantea el discurso de la esterilidad como justificación y como límite. En
efecto, en el articulado de esta ley no aparece ni una sola referencia a la
esterilidad. El abandono de toda referencia a la esterilidad en el articulado
de la ley se logra simplemente evitando cualquier indicación respecto a la
finalidad de las técnicas de reproducción asistida. Ello naturalmente puede
tener algunos inconvenientes, pero en todo caso es más preciso que en la
legislación anterior que, por las razones apuntadas, era internamente
incoherente e insostenible 28.
Que este discurso haya sido abandonado incluso a nivel legislativo no es
obstáculo para que siga operando hasta el punto de constituir una
justificación –ahora extralegal– para seguir manteniendo la exclusión de
algunas mujeres, precisamente para intentar apuntalar la ortodoxia de unos
modelos familiares tradicionales. Unos modelos, que en el ámbito de la
reproducción asistida lo que parecen querer mantener es el papel decisivo
del varón en el acceso a la reproducción asistida.
El énfasis de la limitación a las cuestiones relativas a la organización
familiar, aparte de resultar con facilidad excesiva, evita que se susciten
otras cuestiones. Dice J. Costa-Lascoux: “Los peligros de un
neoconservadurismo que acompañan a tal tipo de estructura familiar, a tal
visión de la maternidad o de la feminidad, son tan grandes como aquellos
que anidan en el ingenuo laissez faire de la ley del mercado del cuerpo” 29.
Pero se puede ir más allá. No hay contradicción insalvable entre el “laissez
En cualquier caso, la Ley 14/2006 sí que soluciona de forma tajante y en sentido positivo
el problema del acceso de las mujeres sin pareja masculina a las técnicas de reproducción
asistida (artículo 6.1).
28
COSTA-LASCOUX, J., “Mujer, procreación y bioética”, Historia de las mujeres. (Dir. G. Duby
y M. Perrot), Madrid, 2000, p. 605.
29
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Mujeres y reproducción asistida: ¿autonomía o sujeción?
faire del mercado del cuerpo” y el “neoconservadurismo familiar”, algunos
de cuyos presupuestos pueden ser asumidos y reforzados desde visiones
biologicistas de la filiación. Este último representa en este ámbito una
reacción frente a las inquietudes que despiertan algunas de las prácticas,
expectativas y abusos con relación a las nuevas tecnologías reproductivas,
entre ellos, desde luego, los ligados a la mercantilización de los cuerpos y
de las relaciones familiares. Sin embargo representa una reacción
desenfocada: capilar en cuanto al meollo de tales cuestiones y excesiva
en lo colateral.
Realmente, la no contradictoriedad en lo central (la tendencial
coincidencia), reduce progresivamente el horizonte de la consideración
crítica, y puede dar lugar a una adaptación en la que se conjuguen
elementos de ambas tendencias. Una vez que son superados como
obstáculos de papel a la mercantilización, los elementos neoconservadores
pueden funcionar incluso como garantes del orden social a su acceso y
apropiación, y desactivadores del potencial de cambio, de cuestionamiento
social y de extensión de libertades que estas técnicas también contienen.
4.
¿MERCANTILIZACIÓN Y EXPLOTACIÓN?
En efecto, la cuestión de la mercantilización y la explotación en el ámbito
de las técnicas de reproducción asistida ha sido otro campo de controversia
en el que evaluar su potencial opresor u emancipador. Para ello, aunque
hay otros supuestos en los que el debate se puede plantear (p. e., la
donación de óvulos), la cuestión de la gestación por sustitución es la que
ofrece mejores condiciones para discutir este asunto. El punto de partida
es que si bien esta opción abre la posibilidad de reproducción, puede que
lo haga a costa de mujeres que están situadas en posiciones vulnerables
o subalternas desde el punto de vista social.
En el campo del feminismo la gestación por sustitución ha sido muy
debatida. Por un lado el feminismo liberal asume en general los
presupuestos contractualistas, haciendo incluso hincapié en el hecho de
que la limitación de estas prácticas se puede considerar –por lo menos en
ciertos casos– como una limitación a la libertad reproductiva de las
mujeres 30. Por el contrario, entre el feminismo de inspiración marxista y
PURDY, L., “Reproducing Persons. Issues in Feminist Bioethics”, Ithaca and London,
1996, pp. 182 y ss. Esta autora defiende que aunque el riesgo de explotación es real, y sobre
todo en contextos sexistas, el contrato de maternidad no es necesariamente negativo, e
incluso puede contribuir a mejorar la posición de las mujeres en la sociedad. En un sentido
similar, C. Shalev propone la posibilidad de estos contratos como una forma de ejercicio de la
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socialista se insiste en la coerción económica a que se ven sometidas las
mujeres, y como en este sentido en realidad no entran libremente en los
contratos, cuyas condiciones provocan realmente su explotación. Sobre
todo desde el momento en que –salvo en los casos de subrogación dentro
de la familia– la pareja contratante suele tener una posición social y
económica relativamente alta, mientras que las madres subrogadas
suelen ser pobres, en la mayoría de los casos con más hijos 31.
En todo caso, es mérito de las distintas aportaciones feministas el haber
situado el debate en estos términos 32, rechazando muchas de las razones
que habitualmente se discuten respecto a la gestación por sustitución, y
que no por apelar de pasada a la dignidad de las mujeres implicadas
dejan de ser paternalistas. Así por ejemplo los argumentos
neoconservadores en la protección de las normas de filiación tradicionales;
o aquellas argumentaciones según las cuales, a partir de una
esencialización de las mujeres como portadoras de ciertos instintos,
consideran la maternidad como una función inherente a la condición
femenina, por lo que sería “antinatural” y “antifemenina” la conducta de
quien cediera al fruto de su gestación 33.
autonomía y de posibilidad de que las mujeres tomen plena posesión de su cuerpo y de sus
capacidades (SHALEV, C., “Birth Power. The case of surrogacy”, New Haven, 1989).
JAQUITH, C., “Surrogate motherhood, women’s rights & the working class”, New York,
1988; OLIVIER, K., “Marxism and Surrogacy”, Feminist Perspectives in Medical Ethics, (ed.
H. Holmes y L. Purdy), Bloomington and Indianapolis, 1992, pp. 266-285; OVERALL, C.,
“Human reproduction: principles, practices, policies”, Toronto, 1993. En una línea similar
se sitúa también C. Pateman, que va más allá de la cuestión de la desigualdad de las
partes contractuales, puesto que este tipo de contratos lo que suponen es más bien la
institucionalización de la subordinación, al regular el acceso de los varones al cuerpo de las
mujeres (PATEMAN, C., “El contrato sexual”, Barcelona, 1995, pp. 288 y ss., en lo referente a
la gestación subrogada). Existen otras muchas líneas de argumentación desde el feminismo
que defiende la ilicitud de esta práctica desde otros puntos de vista (p. e. LINDEMANN, H.,
“Cutting Motherhood in Two: Some Suspicions Concerning Surrogacy”, Feminist Perspectives
in Medical Ethics, (ed. H. Holmes y L. Purdy), Bloomington and Indianapolis, 1992, pp. 257265; KETCHUM, S., “Selling Babies and Selling Bodies”, Feminist Perspectives in Medical
Ethics, (ed. H. Holmes y L. Purdy), Bloomington and Indianapolis, 1992, pp. 284-295.);
destaca entre estas la perspectiva del feminismo llamado radical (COREA, G., “The mother
machine. Reproductive Technologies from Artificial Insemination to Artificial Wombs”, New
York, 1996).
31
Una destacada reflexión que contrapone ambos puntos de vista para intentar establecer
puntos de partida para una regulación jurídica respetuosa de la autonomía de las mujeres
en PITCH, T., “Un derecho para dos. La construcción jurídica de género, sexo y sexualidad”,
Madrid, 2003, pp. 25-73.
32
IGAREDA GONZÁLEZ, N., “La inmutabilidad del principio ‘mater semper certa est’ y
los debates actuales sobre la gestación por sustitución en España”, Universitas. Revista de
33
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Mujeres y reproducción asistida: ¿autonomía o sujeción?
De ahí que, despejado el campo de razones poco atendibles frente a la
gestación por sustitución, hayan ido ganando terreno propuestas que
favorecerían la aceptabilidad y necesaria regulación jurídica de la
gestación por sustitución en ciertos supuestos, tales como la gestación
por sustitución altruista, por ejemplo, la realizada entre familiares 34. Este
tipo de propuestas, supondrían una respuesta a las objeciones más
poderosas que se han manejado frente a la gestación por sustitución,
como es la mercantilización y la explotación. Así las cosas, mercantilización
y explotación serían objeciones no frente a toda gestación por sustitución,
sino únicamente frente a las que tuvieran carácter comercial. Corresponde
examinar ahora estas dos objeciones.
4.1 El mercado de los cuerpos
El punto de partida es que las técnicas de reproducción asistida –al igual
que algunos otros avances en el ámbito de las ciencias de la vida y la
medicina– han podido generar o son susceptibles de generar nuevos
mercados vinculados al cuerpo humano o a sus partes 35. Además de los
aspectos puramente éticos y económicos, esta cuestión tiene una
significativa importancia simbólica. El derecho ha tratado de regular el
estatus jurídico en relación con el aspecto económico de partes o
funciones del cuerpo. Pero lo significativo es que estos materiales se
puedan constituir en bienes valiosos, pues como sugiere M. A. Hermitte
en un caso análogo “aquello que es susceptible de crear un mercado
deviene finalmente apropiable” 36. Con ello estaríamos en un proceso de
Filosofía, Derecho y Política, núm. 21, 2015, p. 12.
IGAREDA GONZÁLEZ, N., “La inmutabilidad del principio ‘mater semper certa est’
y los debates actuales sobre la gestación por sustitución en España”, Universitas. Revista
de Filosofía, Derecho y Política, núm 21, 2015, pp. 3-19; PUIGPELAT, F., “La maternidad
por sustitución: ¿una vía para extender los derechos reproductivos de las mujeres?”, La
subrogación uterina: análisis de la situación actual, Barcelona, 2010, pp. 56-71; ALKORTA
IDIAKEZ, I., “La regulación jurídica de la maternidad subrogada”, La subrogación uterina:
análisis de la situación actual, Barcelona, 2010, pp. 73-80. También había sugerido esta
posibilidad ROMEO CASABONA, C., “El derecho y la bioética ante los límites de la vida
humana”, Madrid, 1994, p. 220.
34
RADIN, M. J., “Contested Commodities: The Trouble With Trade in Sex, Body Parts, and
Other Things”, Cambridge, 1996.
35
HERMITTE, M. A., “Les concepts mous de la propriété industrielle: passage du modèle de
la propriété foncière au modèle du marché”, L`Homme, la nature et le droit (ed. B. Edelman
y M. A. Hermitte), París, 1988, p. 86.
36
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Carlos Lema Añón
apropiación y tráfico que se ha llegado a denominar la mercancía final: el
cuerpo humano, sus funciones y sus partes 37.
El derecho en muchas ocasiones se ha limitado a facilitar los tráficos
mercantiles derivados de estas prácticas. Pero no es menos cierto que el
derecho ha sido utilizado con cierto éxito como un instrumento de políticas
de desmercantilización 38, en este o en otros ámbitos. Desde un punto de
vista moral y político creo que resulta imperativo defender que
determinados aspectos de la vida social no se organicen en torno a
relaciones de mercado 39. Probablemente sea imposible una sociedad en
la que el mercado no solo fuera la forma de distribución dominante, sino
también la exclusiva. Pero aun en el caso de que fuera posible, de lo que
no cabe duda es que sería totalmente indeseable.
Tanto para gestación por sustitución comercial, como para el caso de los
gametos humanos y en especial de los óvulos hay toda una tradición
(sobre todo en el ámbito anglosajón) que defiende la conveniencia de su
mercantilización 40, o al menos la ausencia de objeciones morales
significativas a esta opción 41. Buena parte de la la cuestión se centra en el
BERLINGUER, G., y GARRAFA, V., La merce finale. Saggio sulla compravendita di parti del
corpo umano, Milano, 1996.
37
El concepto de “desmercantilización” es introducido por POLANYI, K., “La gran
transformación. Crítica del liberalismo económico” [1944], Madrid, 1989, pp. 389 y ss. Para
la estrategia de desmercantilización como uno de los elementos distintivos de las políticas
públicas del Estado del bienestar véase ESPING-ANDERSEN, G., “Los tres mundos del estado
del bienestar”, Valencia, 1993, pp. 41-42 y 57-80; y OFFE, C., “Contradicciones en el Estado
del Bienestar”, Madrid, 1988, y en especial la introducción de J. KEANE, pp. 19-24.
38
En el ámbito de la filosofía política ha habido un creciente interés por este asunto. Con
carácter general cfr. ARNSPERGER, C., “Crítica de la existencia capitalista”, Buenos Aires,
2008. Centrándose en aspectos más concretos relativos a los límites éticos del mercado
hay valiosas aportaciones actuales al debate: además del citado RADIN, M. J., “Marketinalienability”, Harvard Law Review, 100-8, 1995, pp. 1849-1937. ANDERSON, E., “Value in
Ethics and Economics”, Cambridge-London, 1993 (esp. pp. 141 y ss.); SATZ, D., “Why some
things should not be for sale. The moral limits of markets”, Oxford, 2010, y SANDEL, M.,
“What money can’t buy. The moral limits of Markets”, New York, 2012.
39
Un ejemplo paradigmático es EPSTEIN, R., “Surrogacy: The case for full contractual
enforcement”, Virgina Law Review, núm. 81, 1995, pp. 2035-2341. Para el mercado de óvulos
RESNIK, D. B., “Regulating the Market for Human Egg”, Bioethics, vol. 15, núm. 1, 2001, pp.
1-25. Una destacada consideración crítica de estas posiciones en CAMBRÓN, A., “Los óvulos
en el mercado y los derechos de género”, Libro Homenaje al Profesor Gregorio Peces-Barba,
Madrid, , 2008, pp. 219-264.
40
MAKLIN, R., “What is Wrong With Commodification?”, New Ways of Making Babies: The
Case of Egg Donation (ed. Cohen), Bloomington, 1996, pp. 106-121.
41
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Mujeres y reproducción asistida: ¿autonomía o sujeción?
argumento de que sería una restricción paternalista injustificada a la
autonomía de los vendedores autónomos y libres, sea de gametos, sea
de subrogación. Sin embargo la cuestión está lejos de estar cerrada
siguiendo este razonamiento. En un trabajo centrado en la venta de
riñones, pero sobre una base de discusión relativamente similar, E.
Malmqvist ha mostrado cómo las prohibiciones generales no tienen por
qué ser injustificablemente paternalistas, pues no se trata de restringir la
autonomía de determinados individuos por su propio bien, sino
probablemente de consecuencias inevitables de la protección de
individuos no autónomos frente a daños que no han elegido 42.
Aplicado a la gestación por sustitución (comercial), la objeción de la
mercantilización ha sido manejada de forma destacada por autoras como
E. Anderson, M. J. Radin, C. Overall y C. Pateman, entre otras. Aunque se
ha argumentado que la mercantilización afecta tanto a los nacidos como a
las capacidades reprodutoras de las mujeres, nos vamos a centrar
únicamente en esto último. El argumento destaca que la subrogación
comercial es negativa porque significa la atribución de valor de mercado a
un bien que es inherentemente valioso y por ello reduce al agente humano
al valor monetario de sus partes corporales. De acuerdo con Anderson
cualquier ideal de vida humana incluye una concepción de cómo las
diferentes cosas y personas han de ser valoradas. Las mercancías
constituyen aquellas cosas que son tratadas de forma adecuada según
las normas del mercado; ahora bien, podemos cuestionar la aplicación de
esas normas a determinadas cosas de acuerdo con ideales morales
según los cuales esas cosas deberían ser valoradas de otra forma. Para
esta autora, la subrogación comercial supone una invasión por parte del
mercado de una actividad específicamente femenina como es la de llevar
a cabo la gestación. Y lo hace en una forma en la que se viola la
consideración y respeto de las mujeres de tres formas: en primer lugar
exigiendo que la madre requiera cualquier sentimento que pueda tener
hacia el hijo o hija, haciendo de su trabajo un trabajo alienado; en segundo
lugar negando la posibilidad de variar su perspectiva durante su propio
embarazo; en tercer lugar sacando ventaja de sus motivaciones no
económicas, a las que solo se opone lo que exigen las normas del
intercambio comercial, con lo que se deja abierta la posibilidad de la
explotación 43.
MALMQVIST, E., “Are Bans on Kidney Sales Unjustifiable Paternalistic?”, Bioethics, vol.
28, núm. 3, 2014, pp. 110-118.
42
ANDERSON, E., “Is Women’s Labor a Commodity?”, Philosophy and Public Affairs, vol. 9,
núm. 1, p. 81.
43
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Aun así, suponer que la objeción de la mercantilización por sí sola es una
razón suficiente para prohibir la subrogación comercial se enfrenta a
ciertas dificultades 44. La dificultad principal de este discurso, con todo,
viene de delimitar hasta qué punto otras formas de venta respecto a uno
mismo que son socialmente aceptadas resultan tan diferentes. Uno de los
casos con los que se ha buscado analogía es el de la prostitución 45,
aunque no parece que este asunto, incluso si se acepta la analogía, sea
capaz de arrojar luz sobre el debate. Pero también es posible buscar
analogías con la venta del propio trabajo, o de la propia fuerza de trabajo,
en la que el empleador tiene reservada legalmente no solo la potestad de
dirección, sino la propia potestad disciplinaria respecto al trabajador (si
bien en general no con tanta intensidad ni generalidad como en el caso de
la gestación). No en vano en este tipo de cuestiones se ha discutido qué
es lo que en realidad se está vendiendo: si la capacidad reproductiva, si
una parte del cuerpo (o incluso el fruto de la gestación). Por este motivo, y
dejando abierta esta cuestión, resulta más promisorio examinar la cuestión
a la luz de la objeción de la explotación.
4.2Explotación
Otra de las objeciones que han experimentado ciertas prácticas,
particularmente la gestación por sustitución, es la de la explotación. Como
ya se ha dicho, no toda subrogación necesariamente es susceptible de
esta objeción, pues por ejemplo las subrogaciones altruistas no
comerciales difícilmente pueden considerarse casos de explotación. Esto
ha llevado a que en algunas ocasiones se confunda esta objeción con la
de la mercantilización, pero en realidad son independientes 46. La objeción
de que los contratos de subrogación suponen o pueden suponer
explotación se refiere obviamente a los contratos legales en los que no
media coacción directa o violencia. Si este fuera el caso, no habría duda
Para una crítica de los argumentos de Anderson y de otros argumentos en este sentido
véase ARNESON, R., “Commodification and Commercial Surrogacy”, Philosophy and Public
Affairs, vol. 21, núm. 2, 1992, p. 132-134.
44
IGAREDA GONZÁLEZ, N., “La inmutabilidad del principio ‘mater semper certa est’ y
los debates actuales sobre la gestación por sustitución en España”, Universitas. Revista de
Filosofía, Derecho y Política, núm. 21, 2015, p. 10.
45
O al menos no son coextensivas. Algunas autoras que tratan el tema de la gestación
por sustitución desde la discusión de la desmercantilización tienden a ver la cuestión de la
explotación como una posible consecuencia de la mercantilización y por lo tanto como un
argumento contra ella. Destacadamente RADIN, M. J. (“Market-inalienability”, cit., p. 1930),
e indirectamente en su argumentación ANDERSON, E. (“Is Women’s Labor a Commodity?”,
cit., p. 84).
46
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Mujeres y reproducción asistida: ¿autonomía o sujeción?
de que estamos ante casos ya no solo de explotación, sino incluso de
conductas todavía más reprochables. Desde algunos puntos de vista se
ha sostenido que en general los contratos de subrogación suponen –o al
menos no están libres de suponer– una explotación injusta. Para otras
perspectivas, tratándose de contratos libres, no cabe en ningún caso
pensar en esta objeción. Lo cierto es que un examen de la objeción de
explotación exige ir algo más allá de la mera constatación de la libertad
contractual de las partes: al fin y al cabo el origen de la reflexión sobre la
explotación –en la teoría de Marx– es intentar responder a la pregunta de
por qué si en un contexto capitalista todas las personas son formalmente
libres puede haber dominación de clase 47.
Probablemente los casos en los que más se han visto discutidos son los
que implican a mujeres de países empobrecidos que actúan como
gestantes para personas de países ricos. Si examinamos estos casos
podremos ver si, y en qué circunstancias, se pueden producir casos de
explotación injusta de las mujeres gestantes. Si ni siquiera en estos casos
se pudiese apreciar que exista explotación, entonces tendrían razón
quienes consideran que este es un argumento desencaminado. Si se
puede apreciar explotación en estos casos, la cuestión queda abierta a
precisar en qué condiciones el argumento de la explotación es relevante
como razón contra estas prácticas.
La India se ha convertido en los últimos tiempos en un centro de recepción
de “turismo reproductivo” para la realización de gestación por sustitución 48.
Acuden por un lado quienes viven en países en los que la práctica está
prohibida, pero también quienes no pueden permitirse pagar el precio que
en Estados Unidos (otro de los destinos importantes) puede suponer entre
50.000 y 120.0000 dólares. La ciudad de Anand, en el estado de Guajat,
es uno de los centros más importantes de esta práctica. Esta actividad ha
sido defendida, negando que se produzca una explotación injusta, en
base a tres argumentos: la libertad contractual (para ambas partes); que
supone un ingreso para las mujeres que difícilmente pueden obtenerlo de
otra forma; y, por último, que permite dar hijos a parejas o personas que
no los pueden tener de otra forma.
¿Supone este supuesto una forma de explotación injusta que dé al traste
con estos argumentos? Si tomamos una definición convencional de
47
YOUNG, I. M., “La justicia y la política de la diferencia”, cit., p. 86
PANITCH, V., “Global surrogacy: exploitation to empowerment”, Journal of Global Ethics,
9:3, 2013, pp. 329-343
48
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explotación 49, parece dudoso. La explotación supondría que una parte
saca ventaja de la vulnerabilidad de la otra parte para negarle una parte
del beneficio de la actividad común. En este caso no parece que se esté
negando el beneficio, pues se está pagando el precio acordado, que en
todo caso es significativo para la gestante, dado su contexto social. Si
esto es así, sería un caso en el que ambas partes se benefician, por lo
que podríamos estar ante lo que S. Wilkinson llama “explotación
mutuamente ventajosa” 50. Y una explotación de este tipo sería en principio
válida y aceptable siempre que se respetaran dos tipos de criterios: de
justicia y de consentimiento. Por lo que se refiere al principio de justicia,
éste se cumple en estos casos si la distribución de cargas y beneficios no
es injusta. Por lo que se refiere al principio de consentimiento, este se
cumple si se da un consentimiento válido. Por este motivo Wilkinson
considera que el argumento de la explotación en los contratos de
subrogación no es aceptable.
V. Panitch 51, en cambio ha cuestionado este punto de vista, considerando
que en estos casos puede haber motivos para apreciar que sí hay
explotación injusta. Y ello sin objetar los criterios de valoración propuestos,
es decir, el de justicia y el de consentimiento. Sin embargo, de acuerdo
con su análisis en estos casos no se puede fácilmente dar por sentado
que, a pesar de las apariencias, se cumpla con los criterios de justicia y de
consentimiento de manera aceptable.
Por lo que respecta a la justicia, Panitch propone comparar estos contratos
de subrogación con las condiciones de trabajo que aplican empresas de
países desarrollados en el tercer mundo. En estos casos solemos
considerar y denunciar que en muchas ocasiones se producen situaciones
de explotación. Y sin embargo no es que no les paguen, o que incluso no
les paguen bien para lo que es el entorno en el que viven, lo que hace que
en muchas ocasiones –si bien no siempre– las trabajadoras y trabajadores
opten por esta posibilidad como mejor que otras alternativas o ante la
La propia noción de “explotación” es controvertida y ha sido objeto de tratamientos
sistemáticos de los que no es posible ocuparse aquí, por lo que adoptamos una versión
estándar y poco exigente del concepto, siendo conscientes de su limitación (véase p. e.
ROEMER, J., “Teoría general de la explotación y de las clases”, Madrid, 1989; WERTHEIMER,
A., “Exploitation”, Princeton, 1996; SAMPLE, R. J., “Exploitation. What it is and why it’s
wrong?”, Oxford, 2003).
49
WILKINSON, S., “The Exploitation Argument against Commercial Surrogacy.” Bioethics,
núm. 17, 2003, pp. 169–197. Sigue en este concepto a A. Wertheimer.
50
PANITCH, V., “Global surrogacy: exploitation to empowerment”, Journal of Global Ethics,
9:3, 2013, pp. 329-343.
51
230
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Mujeres y reproducción asistida: ¿autonomía o sujeción?
ausencia de alternativas. Y sin embargo seguimos considerando que es
explotación, porque los trabajadores de los países en desarrollo tienen
muchos menos beneficios que los análogos en el primer mundo, cuando
tienen las mismas cargas. Si esto es así, y sin llevar más lejos la analogía,
lo que quiere decir es que, a la hora de evaluar la justicia de un contrato,
no hay que mirar solo dentro del marco del contrato. Es decir, el contexto
de comparación para ver si hay equilibrio no solo es entre las partes, sino
también en contratos similares.
Panitch propone comparar los contratos de subrogación de la India con
los que ocurren en los Estados Unidos. En los Estados Unidos, distintos
estudios muestran que en general las madres subrogadas suelen tener
estudios secundarios o incluso universitarios. Parece que optan por esta
actividad no por ausencia completa de otras opciones similares, sino
porque al margen de poder ayudar a otros, les permite dedicarse a otras
cosas, incluyendo el cuidado de sus propios hijos. Cuentan con protección
legal y obtienen entre 25.000 y 40.000 dólares. Por el contrario, en la India
todas esas circunstancias son diferentes: se trata de mujeres poco
educadas o analfabetas, ya madres de dos o más hijos y que obtienen
entre 1.500 y 5.000 dólares. Son pobres y no pueden optar a otros
trabajos, no tienen asistencia legal y la decisión es puramente económica.
Si tomamos esto en consideración, es evidente que las condiciones en la
India son mucho peores. Comparativamente, tiene sentido decir que la
situación en la India es de injusticia con respecto a estos contratos. Ello
no implica decir que en los Estados Unidos no haya objeción en este
sentido, es decir, la comparación no muestra que allí los contratos sean
necesariamente justos: la discusión quedaría abierta a discutir qué
criterios de valoración serían los adecuados para esas circunstancias.
Pero en cambio, el criterio comparativo sí que permite decir que son
injustos en la India.
Por lo que respecta al consentimiento, en apariencia es un consentimiento
válido en la medida en que no hay coacción. Ahora bien, se podría
considerar que la incapacidad de pedir mejores condiciones equivale
moralmente a la incapacidad de rechazar. Y el poder de negociación
puede ser extremadamente bajo en las circunstancias de la India. Varias
son las circunstancias que limitan ese poder de negociación, pero no son
menores la propia fungibilidad de las mujeres gestantes, su falta de
alternativas o la urgencia de las necesidades propias o familiares. Ante
estas circunstancias, hay dudas muy serias sobre el requisito del
consentimiento. Entiéndase bien, no significa que esas circunstancias
hagan el consentimiento inválido en el sentido de que las haga incapaces
231
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de prestar consentimiento. Pero lo que sí hace es convertir el
consentimiento en moralmente dudoso en términos de explotación. Hay
que notar que, a estos efectos, resulta indiferente que esas circunstancias
no hayan sido creadas por la otra parte del contrato. El que no sean
“culpables” de esa situación no impide que objetivamente no obtengan
ventajas de ello, tanto en lo que respecta al precio como en lo que respecta
a otras condiciones contractuales.
Si podemos encontrar que hay problemas tanto con el requisito de la
justicia como con el requisito de consentimiento, cabe pensar que sí
estamos ante un supuesto de explotación injusta, incluso si aceptásemos
que se trata de un caso de “explotación mutua”. Cabe mencionar, al hilo
de ello, que esta conclusión no presupone ninguna solución política o
jurídica concreta, como pueda ser la prohibición de estas prácticas. Este
tipo de supuestos presentan un problema que se extiende a muchos otros
casos en los que está en juego un nuevo campo de mercantilización:
como ha observado Maklin, las mayores posibilidades de explotación y
opresión de mujeres en situación vulnerable han de ser contrapesadas
con posibles pasos positivos para su liberación a través de una significativa
ganancia económica que le supone esa actividad 52. Significativamente
Panitch ha destacado que en estos supuestos tendemos a invertir el punto
de vista al considerar que la explotación constituye una violación de
derechos humanos que ha de ser evitada. Pero no es que la explotación
constituya una violación de los derechos humanos (como por ejemplo la
libertad reproductiva), sino que la explotación es posible por la previa
situación de violación de los derechos humanos. Hay una violación previa
de los derechos básicos que permite que se den las peores situaciones de
explotación. Tratándose de una violación que, al menos desde el punto de
vista de la omisión, es atribuible al Estado, que el Estado todo lo que
hiciera sería prohibir esta opción supone únicamente atacar los síntomas
sin ofrecer alternativas 53.
5.CONCLUSIÓN
Por las razones apuntadas, la gestación por sustitución representa un
supuesto excepcional para examinar las posibilidades de las prácticas de
reproducción asistida respecto al incremento de opresión o emancipación
de las mujeres. Si bien no toda forma de gestación por sustitución ha de
52
MAKLIN, R., “Market-inalienability”, cit., p. 1930.
PANITCH, V., “Global surrogacy: exploitation to empowerment”, Journal of Global Ethics,
9:3, 2013, pp. 336.
53
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Mujeres y reproducción asistida: ¿autonomía o sujeción?
suponer la mercantilización inaceptable o la explotación de algunas
mujeres implicadas, no se puede negar que algunas de esas prácticas sí
que lo hacen, de una forma que no han de ser aceptables. Pero en el otro
sentido, es posible imaginar formas en las cuales estas prácticas lejos de
ser opresoras puedan contribuir a que las mujeres implicadas exploren
formas de tomar el control sobre sí mismas y hasta subvertir normas e
instituciones tradicionalmente vinculadas a su opresión.
Algo similar se puede decir de la utilización de la reproducción asistida por
mujeres sin pareja masculina. Este supuesto, recibido con un rechazo
generalizado por más que suponga una evidente posibilidad abierta por
las técnicas de reproducción asistida, muestra cómo las opciones legales
e institucionales que se toman en algunos casos sí son susceptibles de
suponer opciones que no vulneren o incluso aumenten la autonomía de
las mujeres 54. Como ha observado Parks “los contextos políticos, jurídicos
y sociales condicionan las vidas reproductivas de las mujeres, pero las
decisiones y acciones de las mujeres también tienen impacto en ese
contexto. Las mujeres no solo son afectadas por esas condiciones, sino
que también pueden afectarlas” 55.
Al margen de lo positivo que las técnicas de reproducción asistida han
aportado para satisfacer la posibilidad de tener hijos e hijas, abriendo
nuevas posibilidades a quienes tenían dificultades por razones biológicas
o sociales, su potencial para contribuir a la opresión o a la liberación de
las mujeres no es independiente de contextos más globales en el que se
realicen las prácticas. Por ello, en un sentido o en otro, las posibilidades
de contribuir a ello son limitadas si consideramos las prácticas por sí
mismas y sin otras consideraciones. Pero no creo que se pueda decir que
tales prácticas sean completamente neutras o que no quepa considerar
alternativas institucionales en las que la autonomía de las mujeres no se
vea atacada.
T. Pitch llega a considerar que “El acceso de mujeres solteras, fértiles o no, a la procreación
asistida, no solo no debe estar prohibido, sino que debería servir como estándar para la
configuración jurídica de las relaciones que se derivan de tal procreación” (PITCH, T., “Un
derecho para dos. La construcción jurídica de género, sexo y sexualidad”, Madrid, 2003, pp.
69-70).
54
PARKS, J., “Rethinking Radical Politics in the context of Assisted Reproductive
Technologies”, Bioethics, 27-1, 2009, p. 27.
55
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¿«Industria de la fertilidad» o respuesta
a la búsqueda del hijo biológico?
JOSÉ JESÚS LÓPEZ GÁLVEZ
Director de la Unidad de Reproducción Clínica Vistahermosa de Alicante
JUAN MANUEL MORENO GARCÍA
Director del Laboratorio de Embriología,
Unidad de Reproducción Clínica Vistahermosa de Alicante
Resumen
En la actualidad, la frecuencia de infertilidad se sitúa entre el 15% y 20%
de las parejas en edad reproductiva, por lo que el impacto a nivel mundial
es más de 70 millones de parejas con este problema. España, referente
mundial en calidad asistencial sanitaria, es el destino elegido por gran
parte de los pacientes extranjeros que buscan en nuestros tratamientos,
legislación, profesionalidad, experiencia, tecnología e investigación, las
máximas garantías de éxito en la búsqueda de un hijo sano.
Abstract
Nowadays, the frequency of infertility in couples at reproductive age is about
15-20%, that´s why around the world, his problem reaches more than 70
million at couples. Spain which is reference welfare quality health worldwide is
the destination for much of foreign patients which are looking for our treatments,
laws, professionals, experience, technology and research, because we have
the maximum success guarantees in the pursuit of a healthy child.
Palabras clave
Turismo reproductivo, infertilidad, técnicas de reproducción asistida.
Key words
Reproductive tourism, infertility, assisted reproduction techniques.
239
Fecha de recepción: 10-3-2015. Fecha de aceptación: 9-4-2015
José Jesús López Gálvez, Juan Manuel Moreno García
Sumario
1. Problemática actual
2. Técnicas de Reproducción Asistida (TRAs)
3. Evolución histórica
4. Turismo de salud
5. Turismo reproductivo en España
6. Conclusiones
7. Gráficas
8. Bibliografía
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Año LXIX. BMJ núm. 2179. Junio 2015 - ISSN: 1989-4767 - www.mjusticia.es/bmj
¿«Industria de la fertilidad» o respuesta a la búsqueda del hijo biológico?
1.
PROBLEMÁTICA ACTUAL
Para entender este trabajo, sobre todo para aquellas personas que no
estén relacionadas con el mundo sanitario o con los problemas derivados
de la esterilidad, es necesario saber cómo define la OMS la infertilidad. Se
trata de una enfermedad del sistema reproductivo que se caracteriza por
la no consecución de un embarazo clínico tras veinticuatro meses
manteniendo relaciones sexuales de manera habitual sin anticoncepción
(Zegers-Hochschild F, Hum Reprod 2009). Según la Sociedad Europea de
Fertilidad (ESHRE), en 1996, la condiciona a un tiempo menor
considerándola como la incapacidad de conseguir un embarazo tras doce
meses de exposición irregular al coito sin protección.
Si nos fijamos en lo expuesto vemos que son fundamentales dos hechos.
Por un lado, la consideración de enfermedad, que hace que cualquier
persona tenga derecho a tratar este problema y, por otro, el
condicionamiento del tiempo, que quizás en los últimos trabajos
publicados, podemos reducirlo a seis meses cuando la pareja tenga una
edad elevada y no tenga una patología médica asociada.
Para que nos demos cuenta de la importancia que tiene la infertilidad en
la sociedad debemos saber que la frecuencia de esta enfermedad en la
actualidad se sitúa entre el 15% y 20% de las parejas en edad reproductiva,
por lo que el impacto a nivel mundial es más de 70 millones de parejas
con este problema con un 20% de los casos diagnosticados aún sin
resolver (Boivin J, Hum Reprod 2007). En un estudio relativamente
reciente se mostraba como el 60% de las parejas tratadas conseguían
concebir en un plazo de cinco años frente al 6,6% que lo alcanzaban sin
ayuda médica (Pinbourg A, Hum Reprod 2009). Sin embargo,
curiosamente, la mayoría de las parejas infértiles siguen sin tratamiento;
solo el 56% busca ayuda aunque solo el 22% llega a tener asistencia
médica (Hoorens S, Hum Reprod 2007). Estas variaciones en los datos
son debidas a que el acceso a los tratamientos está condicionado por la
calidad de la asistencia sanitaria, economía, política, legislación, religión,
costumbres y medios de vida de cada país: por ejemplo, dos pacientes
por millón de habitantes en Guatemala, 3.688 pacientes por millón de
habitantes en Israel… (Zegers-Hochschild F, Hum Reprod 2009).
Con respecto a la edad, hay que destacar que es fundamental en
reproducción al estar íntimamente relacionada con la calidad de los
gametos. Por poner un ejemplo, entre los 30 y los 35 años las
probabilidades de concebir disminuyen un 9% mientras que entre los 35 y
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José Jesús López Gálvez, Juan Manuel Moreno García
los 40 años bajan un 25%. Si recordamos que en el momento del
nacimiento la mujer tiene alrededor de 3 o 4 millones de folículos
primordiales, que en el momento de la pubertad se reducen a 300.000 o
400.000 y que el gasto mensual para seleccionar un folículo ovulatorio es
de aproximadamente 1.000 al mes, contemplamos que alrededor de los
37 años puede quedar una reserva folicular de entre 27.000 y 28.000
folículos. Si a esta pérdida le añadimos el detrimento en la calidad de los
mismos, es de todos conocido el aumento de abortos y malformaciones.
Por tanto, los datos son concluyentes a la hora de valorar la edad con la
pérdida de fecundidad.
En distintos trabajos realizados en comunidades cerradas como los
«Huteritas», en 1930 se vio que la tasa de embarazo disminuía
drásticamente a partir de los 35-40 años y en un estudio realizado por el
Instituto Nacional de Estadística se vio claramente que a la calidad en el
semen le ocurre algo similar, viendo como disminuía drásticamente la
capacidad fecundante a partir de los 39 años.
Este panorama reproductivo nos produce cierta inquietud debido a que, si
nos atenemos a que la esperanza de vida en España va aumentando
fundamentalmente, a la mejora de la calidad sociosanitaria que
disfrutamos, que el índice de reemplazo en nuestra sociedad se mantiene
prácticamente estable desde los años ochenta y que el índice coyuntural
de natalidad va bajando en los últimos años, nos podemos encontrar con
un grave problema a la hora de tener población activa que trabaje y que
pueda mantener el estado del bienestar social.
Si la tasa de natalidad va en descenso (ver gráfica «tasa bruta de la
natalidad en España»), si la evolución de la natalidad por la edad es cada
vez más alarmante (ver gráfica «evolución de la natalidad por edad») y si
tenemos un declive en la búsqueda de embarazo en edades menores de
30 años, con un ligero repunte a partir de los 32-33 años, actualmente, la
edad media para tener un primer embarazo (ver gráfica «edad media de la
maternidad en España»), con el tiempo, va a generar en España un grave
problema social. Pero este problema no solamente ocurrirá en España
pues si nos fijamos en la gráfica presentada por la OMS vemos que esta
tendencia es un hecho que se presenta en todos los países europeos (ver
gráfica «edad media de la maternidad en Europa»).
Ante esta situación surge la necesidad de utilizar las Técnicas de
Reproducción Asistida con el ánimo de poder equilibrar esta situación,
favoreciendo aquellos casos que por motivos personales, sociales,
médicos… retrasen la maternidad. Por tanto, esta disciplina es habitual
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¿«Industria de la fertilidad» o respuesta a la búsqueda del hijo biológico?
actualmente en la sociedad, sobre todo, en aquellos países más
desarrollados en los que la mujer adopta un papel importante en la vida
laboral al demorar consciente o inconscientemente la gestación.
2.
TÉCNICAS DE REPRODUCCIÓN ASISTIDA (TRAs)
A continuación describiremos cada una de las técnicas que se emplean
habitualmente en los centros de reproducción asistida.
La Inseminación artificial (IA) es una técnica sencilla que a menudo se
lleva a cabo cuando la calidad del semen está afectada. Consiste en
introducir en el interior del útero los espermatozoides, previamente
seleccionados en el laboratorio, en el momento de mayor probabilidad de
que la mujer quede embarazada. La IA puede ser conyugal (IAC), si los
espermatozoides proceden de su pareja, o de donante (IAD), en casos de
mujer sola o con pareja pero con problemas masculinos que así lo
determinen. Todos los donantes de semen son mayores de edad, asumen
el anonimato y están permanentemente estudiados para descartar
problemas congénitos o malformaciones y enfermedades de transmisión
sexual. El semen de donante se selecciona en función del grupo sanguíneo
y las características físicas de la pareja que lo solicita.
La Fecundación in vitro (FIV) es probablemente la más común de las
técnicas de reproducción asistida. Con objeto de que tenga lugar el
embarazo, el ovario debe producir un óvulo maduro y unirse con el
espermatozoide. Esta unión, llamada fecundación, habitualmente tiene
lugar dentro de las trompas de Falopio. Sin embargo, durante el proceso
de FIV, esta unión ocurre en el laboratorio después de haber obtenido
tantos óvulos como el ovario haya sido capaz de desarrollar. Una vez
realizada la fecundación, los embriones obtenidos se depositan en el
útero para que continúen su desarrollo.
La Microinyección espermática (ICSI) es una variante de la FIV que
consiste básicamente en la inyección directa de un solo espermatozoide
en el interior del óvulo. Es la técnica más exitosa en este momento y ha
supuesto la solución a muchos casos de esterilidad masculina que no
tenían solución ni con la FIV.
Habitualmente, con estas dos técnicas, se obtienen más embriones de los
necesarios, por lo que los sobrantes son congelados para permitir realizar
en el futuro nuevos intentos. Se benefician de la Congelación de
embriones tanto las parejas que no han conseguido el embarazo en el
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José Jesús López Gálvez, Juan Manuel Moreno García
primer intento, como aquellas que lo consiguieron y luego desean probar
una segunda gestación.
Existe un cierto grupo de mujeres que presentan algún problema que
impide la producción regular de óvulos y por tanto dificulta su reproducción.
Para ellas, la única posibilidad de conseguir un embarazo es por medio de
la Donación de óvulos de otra mujer. Dichos óvulos se inseminan in vitro
y los embriones obtenidos se depositan en el útero de la receptora. Puede
ser donante cualquier mujer sana, menor de 35 años, con ovarios
normales y que cumpla unos requisitos médico-sanitarios mínimos.
Además, la donación de óvulos también es anónima, por consiguiente la
donante y la receptora no se conocen mutuamente.
Cuando los dos miembros de la pareja están afectados por un problema
de absoluta esterilidad, se puede recurrir a la Donación de embriones.
Generalmente, estos embriones proceden de parejas de FIV o ICSI que
consiguieron el embarazo y, al disponer de embriones sobrantes, autorizan
su donación a otras pacientes o incluso generarse a partir de óvulos y
semen donados.
Y por último, el Diagnóstico genético preimplantacional (DGP) que es
la técnica de reproducción asistida más novedosa actualmente. En
realidad, no es una técnica inicialmente dirigida a parejas infértiles, sino a
aquellas que poseen un riesgo elevado de transmitir a su descendencia
una determinada enfermedad, aunque también se utiliza en casos de
abortos de repetición. El proceso consiste en realizar previamente una
ICSI y, posteriormente, analizar una de las células de cada uno de los
embriones obtenidos. Este estudio permite saber qué embriones llevan la
anomalía en cuestión, y se utilizarán solo aquellos que no la lleven.
3.
EVOLUCIÓN HISTÓRICA
Referiremos a continuación la rápida evolución en el tiempo de estas
técnicas, su aceptación por la sociedad, debida fundamentalmente a la
necesidad de las mismas, y su desarrollo en cada país teniendo en cuenta
la ética médica y la legislación vigente.
En 1978 se produce un hito en la historia de la reproducción al nacer en
Reino Unido Louise Brown, el primer niño probeta de la humanidad.
Posteriormente, en 1984 lo conseguimos en España con el equipo médico
del Doctor Barri, del Instituto Dexeus de Barcelona.
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¿«Industria de la fertilidad» o respuesta a la búsqueda del hijo biológico?
Si nos fijamos en la gráfica «datos relevantes» vemos la evolución en el
tiempo de distintas técnicas que hace que en el 2012 se alcance la cifra
de 4 millones de niños nacidos tras una FIV.
En la gráfica «evolución resultados/procedimientos» vemos cómo van
evolucionando en España las TRAs a medida que se van incorporando en
el tiempo: el nacimiento de la FIV en 1978, la aparición de la ovodonación
en 1985, la técnica del ICSI en 1990 y la aparición con fuerza de la
congelación de gametos mediante la vitrificación a partir del 2010.
El desarrollo de las TRAs está íntimamente relacionado con los cambios
en la sociedad, sobre todo por la incorporación de la mujer al ámbito
laboral, las uniones tardías de las parejas, la competitividad laboral, la
aparición de familias monoparenterales, parejas homosexuales, segundos
matrimonios o parejas... Así mismo, la sensibilización que se hace a la
población de los éxitos en las TRAs hace que las parejas retrasen la
búsqueda de embarazo pensando que se van a quedar embarazadas
fácilmente, y las conciben como una solución que supera todos los límites
para la procreación.
En resumen, podemos asegurar que existe una gran demanda de las
TRAs como solución a un problema social que irá en aumento, pues la
infertilidad está presente actualmente en aproximadamente un 15% de las
parejas en edad reproductiva y en estos momentos solo el 2,9% nacen a
través de ellas.
4.
TURISMO DE SALUD
Actualmente las TRAs se ven inmersas en un proceso de globalización
debido a que los canales de comunicación actuales dan información de
los éxitos de estas técnicas y los lugares donde se realizan; si esto lo
unimos a la facilidad y rapidez en los desplazamientos hace que las
pacientes que necesiten estos tratamientos puedan moverse por todo el
mundo, buscando la solución a sus problemas, naciendo un término
nuevo denominado turismo reproductivo.
Walter Hunziker-Kurt Krapf define el turismo como un conjunto de
relaciones y fenómenos producidos por el desplazamiento y permanencia
de personas fuera de su domicilio, en tanto que dichos desplazamientos y
permanencias no están motivados por una actividad lucrativa. En cuanto
la OMS lo define como viajes y estancias que realizan personas en lugares
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José Jesús López Gálvez, Juan Manuel Moreno García
distintos a su entorno habitual por un periodo superior a un día e inferior a
un año por ocio, negocio u otros motivos.
Haciendo una breve incursión en la historia, ya encontramos documentos
de la edad antigua que hacen referencia a desplazamientos de la población
buscando ocio, tiempo libre, cultura, diversión, religión y deporte. Sin
embargo, durante la edad media hay un retroceso, debido a la mayor
conflictividad social y a la recesión económica, pero surge un tipo de viaje
nuevo, las peregrinaciones religiosas. A finales del siglo XVI aparece la
costumbre de mandar a los jóvenes aristócratas a viajar por Europa al
finalizar sus estudios «el grand tour» con el fin de completar su formación
y adquirir experiencias. De ahí proceden las palabras «turismo» y
«turista». Se ponen de moda las termas y baños no solo como remedio
terapéutico sino también como una forma de diversión y entretenimiento.
En el siglo XIX, como consecuencia de la revolución industrial y el estado
del bienestar, comienzan los desplazamientos de la población con la
intención de encontrar ocio, descanso, cultura, salud, negocios y
relaciones familiares; surge el turismo de salud con la aparición en Europa
de sanatorios y clínicas especializadas en el bienestar y la salud (por
ejemplo en Alicante fue la Casa de Reposo y Salud Nuestra Señora del
Perpetuo Socorro hoy en día reconvertido en un hospital).
El concepto del turismo de salud va surgiendo en la sociedad poco a poco
y podíamos definirlo como el hecho de viajar a una ciudad o país para
recibir algún tipo de atención médica (tratamiento de cirugía,
rehabilitación…) o de bienestar, como procedimientos estéticos,
odontológicos, hidroterapia… El término turismo médico sin embargo no
incluiría estos últimos procedimientos. Por lo que el turismo médico sería
el proceso que permite a una persona tomar la decisión de viajar a un
destino diferente al lugar de residencia para obtener servicios relacionados
con la salud.
Estos hechos no son nuevos en la sociedad; ya en la época de los griegos
se viajaba a Epidauria, en el golfo Sarónico, con el fin de recibir atención
médica en el Santuario de Asclepio. En 1248, en El Cairo, se inaugura el
Hospital de Mansuri, desplazándose gran cantidad de personas hasta allí
para recibir atención médica.
Actualmente, países como Méjico, Tailandia, Singapur, Ecuador, Emiratos
Árabes, Argentina, Canadá, Costa Rica, Turquía, Colombia, son países
que reciben millones de personas cada año siendo sobre todo Colombia
el país de Latinoamérica con mayor potencial de crecimiento en el sector,
considerándolo como joya oculta del turismo de salud.
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¿«Industria de la fertilidad» o respuesta a la búsqueda del hijo biológico?
El turismo de salud en estos momentos mueve en el mundo alrededor de
128.000 millones de dólares (ver gráfica «volumen de mercado mundial»)
procedentes de los más de 9.000.000 de usuarios europeos (datos de
Turespaña) y podría incrementarse en un 90% hasta 2020. De hecho,
según los datos aportados por la Medical Tourism Association, se podrían
conseguir unos ingresos potenciales de 26.900 millones de USD.
Esta tendencia alcista, a pesar de la crisis, vendría potenciada por la
creciente presión sobre los presupuestos destinados a la salud por los
distintos países, por el envejecimiento de la población, por las largas listas
de espera, por la búsqueda de un ahorro en las cirugías, por el aumento
del nivel de vida en la población, por la oferta de los seguros médicos con
primas más económicas a cambio de aceptar viajar a otros países para
algunos tratamientos (ejemplo UK) y el hecho de que la nueva directiva
europea sobre asistencia sanitaria transfronteriza probablemente facilite
los desplazamientos de los futuros pacientes.
El perfil del turista de salud tiene una serie de características que hacen
que el país receptor del mismo se pueda beneficiar. Suelen ser de un
poder adquisitivo medio-alto, de un perfil senior, con una media de gasto
diario tres veces superior al turista tradicional, en un 83% suele viajar
acompañado y en un 90% realiza actividades complementarias, se suele
alojar una media de dos semanas más que el turista vacacional. Todo esto
hace que se produzca una industria que vuela alrededor de la salud.
El turista de salud lo que busca es una calidad asistencial basada en una
mejor tecnología médica, una accesibilidad y disponibilidad evitando listas
de espera, una buena relación coste-calidad y, en algunos casos, sortear
los aspectos legislativos propios de cada país como es el caso de los
tratamientos de reproducción.
Entre los países que ofertan turismo de salud está España con una
presencia aún escasa pero con buenas perspectivas debido a la calidad
asistencial médica, sus buenas comunicaciones y ser país destino
vacacional (ver gráfica «países que ofertan turismo de salud»).
Con ánimo de describir lo que está ocurriendo actualmente, podríamos
referirnos a Oriente Medio que busca sus destinos de salud en Alemania,
USA, Singapur, India, Jordania, debido al alto poder adquisitivo y
tecnología avanzada; Rusia busca destinos de salud en Israel, Alemania,
Turquía, Singapur, Suiza, Francia y países de la Europa oriental para
encontrar una mejor tecnología y un mejor conocimiento del idioma,
siendo personas con un alto poder adquisitivo; Canadá y Europa buscan
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José Jesús López Gálvez, Juan Manuel Moreno García
destinos de salud en Alemania, Bélgica, Francia, India, Singapur y España
con ánimo de evitar listas de espera, mejores costes y problemas
legislativos; y en cuanto a Norteamérica mayoritariamente su destino de
salud está en América latina (Méjico, Costa Rica), Tailandia e India
buscando mejores costes y reducción de listas de espera.
Las especialidades más demandadas en el turismo de salud se centran en la
cirugía estética, problemas dentales, cardiología-cirugía cardiaca,
traumatología, cirugía bariátrica, trasplantes, cirugía ocular, chequeos… y
adquiere también especial relevancia las técnicas de reproducción asistida.
Según la OMS, España ocupa el 7.º lugar en el ranquin de la mejor sanidad
en cuanto a proximidad a los centros, los tratamientos y la confianza en el
personal (ver gráfica ¿Por qué España?). Para la revista Newsweek tenemos
el 3.º mejor sistema sanitario del mundo. Es más, los españoles se encuentran
entre los más saludables del mundo siendo los sextos en esperanza de vida
con 85,4 años para las mujeres y 79,3 años para los hombres.
Los pacientes extranjeros se pueden ahorrar entre un 30-70% en el coste
de los tratamientos. Los postoperatorios se realizan en un entorno excelente
siguiendo dieta mediterránea, una alta calidad de vida y un clima cálido. Así
mismo se presenta una gran oferta turística; según la OMT fue el 4.º país
más visitados del mundo con 57 millones de turistas por lo que puede ser
considerado un punto de destino atractivo para el turismo de salud. En el
2012 llegaron a España alrededor de 21.868 turistas de salud gastándose
unos 12 millones de euros (datos de TourEspaña 2012).
Los países emisores, fundamentalmente, serían Reino Unido con un
sistema sanitario en ocasiones deficiente con lista de espera y con precios
superiores; en Alemania como en Holanda, la política tiende a desincentivar
determinadas cirugías mayores (prótesis, ortopedias, rehabilitación); en
cuanto a Rusia, hay un incremento de desplazamientos turísticos hacia
España; los países árabes buscan terapias no disponibles en sus países
de origen; EEUU busca un mejor precio y, en general, toda la Unión
Europea, demanda la Reproducción asistida en España.
5.
TURISMO REPRODUCTIVO EN ESPAÑA
En primer lugar debemos saber por qué España es un país de referencia
mundial en el marco de la medicina reproductiva. Evidentemente, la calidad
en los procedimientos y los protocolos médicos establecidos junto con la
alta inversión en tecnología nos hace ser un país altamente competitivo
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Año LXIX. BMJ núm. 2179. Junio 2015 - ISSN: 1989-4767 - www.mjusticia.es/bmj
¿«Industria de la fertilidad» o respuesta a la búsqueda del hijo biológico?
pero solo esto no es suficiente; el hecho de tener leyes reproductivas
flexibles y progresistas, buenas comunicaciones con aeropuertos y destinos
internacionales, agradable climatología y amplia oferta hostelera, hacen de
nuestro país un verdadero «paraíso reproductivo».
Para promocionar este tipo de medicina es importante valorar su futuro
por lo que es necesario saber qué tendencias vamos a tener a largo plazo.
Según el estudio DELPHI Horizonte 2020, la prevalencia de la infertilidad
en España aumentará de un 18% a un 25% en el 2020 con un incremento
anual de 18.500 casos (ver gráfica «tendencia de la infertilidad»). Este
aumento estaría inicialmente originado por la necesidad de tener un hijo
en mujeres cada vez con más edad (35-40 años) unido a factores clínicos
tales como enfermedades, obesidad o factores derivados de quimioterapia
o intervenciones quirúrgicas. Con respecto al consumo de alcohol, tabaco
o drogas parece ser que la tendencia es que disminuya, quizás debido a
las campañas de prevención que se siguen en la actualidad (ver gráficas
«factores de riesgo I y II»).
En relación con los indicadores de la demanda asistencial en RA,
actualmente, hay un cierto paralelismo en el número de unidades que
existen en España entre los centros privados y los públicos pero, quizás
debido a la crisis económica o que se había liberalizado en exceso la
gratuidad de los procedimientos, la tendencia de futuro que se prevé será
que existirá un mayor peso asistencial de los centros privados y una
estabilidad con tendencia a la baja de los centros públicos. Esto favorecerá
a la larga las inversiones en tecnología, equipamiento y personal
cualificado (ver gráfica «mejoras en los recursos»).
Con respecto a la demanda potencial de las distintas técnicas, observamos
cómo la estimulación ovárica y la inseminación artificial, tanto conyugal
como de donante, tendería a mantenerse. Con respecto a la FIV
convencional y la microinyección espermática aumentarían ligeramente
pero donde se va ver el verdadero incremento de futuro es en la vitrificación
ovocitaria, con el ánimo de preservar la fertilidad ya sea por indicación
social o por la médica, en el caso de enfermedades crónicas graves o
tratamientos oncológicos por quimioterápia o cirugía. La donación de
ovocitos, a su vez, seguiría aumentando debido al retraso en la búsqueda
de embarazo, segundos matrimonios, cambios sociales, aparición de
nuevos modelos familiares… y en el caso del DGP, que estaba estabilizado,
seguirá aumentando debido fundamentalmente al uso de las nuevas
tecnologías genéticas como los arrays de CGH que permiten en menos
de doce horas el estudio genético de cualquier embrión (ver gráfica
«aplicación de TRAs I, II, III y n.º ciclos/paciente). En definitiva, el uso de
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José Jesús López Gálvez, Juan Manuel Moreno García
las nuevas metodologías de trabajo, estudios genéticos en el embrión,
mejoras en los procesos de vitrificación, modelos de clasificación y
selección embrionaria por tecnología time-lapse, harán que aumenten las
tasas de embarazo aunque disminuya la calidad de los gametos por la
edad de los pacientes. Esta mejora en los resultados nos hará cambiar
nuestra política de actuación al ser capaces de reducir a uno el número de
embriones a transferir puesto que podremos elegir el de mejor capacidad
implantatoria, reducir el número de embarazos múltiples y ser más
exigentes a la hora de seleccionar embriones excedentes para congelar.
Si valoramos el tema económico, los centros de reproducción asistida
necesitarán invertir en tecnología cada vez más costosa que hará
aumentar el gasto y por consiguiente derivará finalmente en un incremento
añadido al precio de los procesos para el paciente (ver gráfica «coste
económico de los TRAs»). Esta situación supondrá una limitación para el
sistema público y hará que aumente el número de centros privados. Como
ejemplo de lo que ocurre en estos momentos, debemos echar un vistazo
a los datos que nos aporta la tabla (ver gráfica «aspectos económicos
sector privado»).
Con respecto a los datos del 2012 referidos a los tratamientos de
reproducción que se realizan en España, según la industria farmacéutica
(ver tabla «ciclos en España 2012»), podemos hacernos una idea de la
dimensión económica de lo que ocurre en reproducción asistida. Por
ejemplo, si nos limitamos a la FIV-ICSI se mueve alrededor de unos 190
millones de euros, en ovodonaciones hablaríamos de 120 millones y en
inseminación 24 millones. Es decir, se manejan cifras de alrededor de
400 millones de euros, esto sin contar con la medicación que se emplea
en estos tratamientos que, si el coste medio de los mismos son 1.200
euros, estaríamos hablando de 81 millones de euros para FIV y 34
millones para inseminación que, junto con otras técnicas, estaríamos
hablando de 120 millones más por lo que el conjunto de las TRAs
supondrían unos 600 millones de euros. Esta cifra hace que la
reproducción asistida en España sea importante en el conjunto de la
industria sanitaria, dando trabajo a múltiples equipos multidisciplinares
con inversiones importantes en personal, equipamiento, tecnología… Si
esto en definitiva es para lograr tener un hijo sano en casa, adquiere
una gran relevancia social.
En nuestra experiencia profesional en Alicante vemos que nuestras
técnicas de reproducción se distribuyen de manera especial: el 40% son
de fertilizaciones in vitro de las cuales el 3% son de pacientes
internacionales; otro 40% son de ovodonación, tanto de ovocitos como de
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¿«Industria de la fertilidad» o respuesta a la búsqueda del hijo biológico?
embriones (en este caso el 80% de las mismas se realizan a pacientes de
otros países) y el 20% restante son para pacientes de inseminación
artificial, siendo el 8% de otros países. Este reparto de procesos se
produce por el hecho de generarse un importante turismo de salud al
tratarse de pacientes que acuden de otros países con el ánimo de hacerse
tratamientos en nuestras unidades.
¿Por qué se produce esta situación de turismo de salud en el campo
reproductivo?
En primer lugar por la gran reputación que tiene España en el campo de la
medicina reproductiva. Esto va en consonancia con el hecho de poseer un
alto nivel tecnológico, unas tasas de éxito elevadas y a unos precios
competitivos. Además, dada la globalización del mundo, hace que la gente se
desplace con facilidad de un país a otro, hasta de los más remotos, gracias a
las mejoras en las comunicaciones y a las nuevas tecnologías, pudiendo
acercar nuestros tratamientos a mucha más gente sin barreras de distancia.
Estos hechos están dinamizados por las distintas situaciones legislativas
y sanitarias de los distintos países, leyes que en ocasiones prohíben
técnicas o no las favorecen, amplias listas de espera para realizarse
tratamientos, coberturas sanitarias insuficientes…
Alicante, en este sentido, tiene una amplia cobertura de servicios con
calidad para el cuidado de la salud (hospitales, centros de salud, clínicas,
farmacias, compañías de seguros…), ocupa el 4.º lugar en el número de
hospitales en España y el 5.º en el número de hospitales privados (ver
«mapa de salud»). Y además, su ubicación estratégica, clima, playas,
clubs náuticos, campos de golf… y la existencia de una de las mayores
poblaciones extranjeras de toda las provincias españolas (más de medio
millón de extranjeros) la hacen ser uno de los destinos preferidos para el
paciente. Si a esto le añadimos que el aeropuerto de Alicante ocupa entre
el 5.º y 6.º lugar en cuanto a número de pasajeros en España, y se
encuentra entre los de mayor tránsito de Europa, hace que sea una zona
diana para el turismo de salud reproductivo.
Esta situación hace que pensemos que la medicina reproductiva en
nuestro país pueda ser un «tractivo» negocio, no solamente de salud, sino
que ayuda a mejorar la riqueza de la zona por el uso de los distintos
servicios como pueden ser hoteles, restaurantes, agencias de viajes,
comercios… generando reinversiones en todos ellos y en el caso de los
centros de reproducción asistida en personal, equipamiento…
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José Jesús López Gálvez, Juan Manuel Moreno García
6.
CONCLUSIONES
Como conclusiones a lo expuesto, podríamos decir que España goza de
una buena posición, referente a la calidad existencial sanitaria y que, en
reproducción asistida la actividad privada es preponderante, tanto en
número de tratamientos como en equipamiento, siendo un motor
fundamental en el desarrollo de nuevas tecnologías e investigación.
Como futuro, nos atrevemos a augurar una mayor demanda de las
técnicas debido a la evolución de la sociedad que posterga la maternidad
incrementando los factores de riesgo. Evidentemente, frente a esto,
tendremos más recursos para seleccionar mejor los embriones a transferir,
será habitual poseer bancos de ovocitos vitrificados para preservar la
fertilidad de nuestras futuras pacientes, seguiremos demandando la
ovodonación, mejoraremos los estándares de calidad y no bajarán los
precios de los tratamientos debido a las mejoras tecnológicas que nos
ayudarán a tener mejores tasas de éxito y evitar los embarazos múltiples.
En resumen, respondiendo al título del artículo ¿industria de la infertilidad
o respuesta a la búsqueda de un hijo biológico?; en efecto, la infertilidad
se ha convertido en una industria sanitaria necesaria para dar respuesta a
la búsqueda de un hijo biológico.
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¿«Industria de la fertilidad» o respuesta a la búsqueda del hijo biológico?
7. GRÁFICAS
Nacimientos por mil habitantes
Tasa bruta de la natalidad en España
Evolución de la natalidad por edad
Fuente: INE
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Nacimientos por mil habitantes
Edad media de la maternidad en España
Edad media de la maternidad en Europa
Fuente: OMS, ESHRE
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¿«Industria de la fertilidad» o respuesta a la búsqueda del hijo biológico?
Datos relevantes
1978
Nace Louise Brown, 1.er niño tras FIV (Reino Unido)
1983
Nace el 1.er niño tras congelación embrionaria (Australia)
1984
1.er niño tras una donación de óvulos (Australia)
1985
1.er parto gemelar tras congelación embrionaria (Australia)
1986
1.er embarazo tras TESA (Australia)
1988
Primeras referencias de embarazos tras GIFT (USA)
1990
1.er embarazo tras DGP (Reino Unido)
1992
1.er embarazo tras ICSI (Bélgica)
Parto de una mujer de 62 años (Italia)
1997
Nacimiento de Dolly, 1er animal clonado (Reino Unido)
2012
Se alcanzan 4 millones de niños nacidos tras FIV/ICSI
Fuente: Elaboración propia
Evolución resultados/procedimientos
Fuente: ESHRE, ASRM
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Volumen de mercado mundial
Fuente: M. Lenhart. Is Medical Tourism Recession-Proof? Study says yes, 2012
Países que ofertan turismo de salud
Fuente: Turismo de Salud en España 2013. http://www.eoi.es
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¿«Industria de la fertilidad» o respuesta a la búsqueda del hijo biológico?
¿Por qué España?
Tendencia de la infertilidad
Fuente: Estudio Delphi
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Factores de riesgo I
Fuente: Estudio Delphi
Factores de riesgo II
Fuente: Estudio Delphi
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¿«Industria de la fertilidad» o respuesta a la búsqueda del hijo biológico?
Mejoras en los recursos
Fuente: Estudio Delphi
Aplicación de TRAs I
Fuente: Estudio Delphi
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José Jesús López Gálvez, Juan Manuel Moreno García
Aplicación de TRAs II
Fuente: Estudio Delphi
Aplicación de TRAs III
Fuente: Estudio Delphi
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¿«Industria de la fertilidad» o respuesta a la búsqueda del hijo biológico?
Nº ciclos/paciente
Fuente: Estudio Delphi
Coste económico de los TRAs
Fuente: Estudio Delphi
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Aspectos económicos sector privado
Sector Privado:
- OVODON6.000-11.000€
- ICSI
3.500-6.000€
- FIV 3.000-4.500€
- IAD
700-1.400€
- IAC
500-1.000€
Sector público:
FIV/ICSI 2.900€
Se limita por edad, baja respuesta, n.º ciclos,
preservación de la fertilidad, según comunidades no
suele contemplarse la donación de óvulos-semen.
Sector público mutualistas:
Concertado con un centro privado
- FIV-ICSI
2.200€
- OVODON
4.300€
- IAC
400€
Fuente: Elaboración propia
Ciclos en España 2012
Datos Empresas farmacéuticas
- Totales FIV-ICSI:
- Totales OVODON: 49.157
19.307
- FIV-ICSI Públicos:
- Privados:
FIV-ICSI (60%)
OVODON (40%)
- IA:
Públicos (49,7%)
Privados (50,3%)
20.197
48.267
57.090
Registro SEF 2011
- FIV-ICSI:
- OVODON:
- IAC-IAD:
36.676
9.162
30.800
Fuente: Empresas farmacéuticas. Elaboración propia.
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¿«Industria de la fertilidad» o respuesta a la búsqueda del hijo biológico?
Mapa de salud
Fuente: Sanidad
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Año LXIX. BMJ núm. 2179. Junio 2015 - ISSN: 1989-4767 - www.mjusticia.es/bmj
José Jesús López Gálvez, Juan Manuel Moreno García
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IV. “Turismo reproductivo”,
límites morales de los
mercados e intereses en
conflicto: ¿debe regularse la
gestación por sustitución en
España?
Aspectos registrales civiles de la
filiación en los supuestos de gestación
por sustitución
RUBÉN BAZ VICENTE
Funcionario del Cuerpo de Gestión de la Administración Civil del Estado
(actualmente en excedencia) y de la Escala Técnica de Gestión de Organismos
Autónomos
Resumen
Los supuestos de gestación por sustitución, también conocidos como de
maternidad subrogada, se han convertido en un fenómeno social que
reclaman una regulación jurídica que pueda satisfacer los intereses en
conflicto. En este sentido, por un lado, se encuentra el interés de los
padres comitentes para conseguir una relación de filiación biológica con
un recién nacido y, por otro, hay que garantizar las previsiones establecidas
en esta materia por las normas españolas que regulan las técnicas de
reproducción humana asistida y el Registro Civil.
Abstract
The situations of substitute motherhood, also referred to as surrogate
motherhood, have become a social phenomenon calling for legal
regulations to satisfy the interests in conflict. In this sense, on the one
hand, there exists the involved parents’ interest to achieve a biological
filiation relationship with a newborn baby and, on the other hand, it is
necessary to ensure compliance with the provisions established on this
matter in the Spanish regulations governing the assisted human
reproduction techniques and the Civil Registry.
269
Fecha de recepción: 10-3-2015. Fecha de aceptación: 9-04-2015
Rubén Baz Vicente
Palabras clave
Gestación por sustitución; Ley de Reproducción Humana Asistida;
Sentencia Tribunal Supremo; Sentencias TEDH; inscripción Registro Civil;
modificación legislativa.
Key words
Substitute Motherhood; Assisted Human Reproduction Act; Supreme
Court Judgement; ECHR Judgements; Civil registration; legislative
amendments.
Sumario
1. Consideraciones iniciales.
2. La Dirección General de los Registros y del Notariado y el régimen
registral de la filiación de los nacidos mediante gestación por sustitución:
inscripción en España de una filiación determinada en el extranjero.
3. La aproximación del Tribunal Supremo a la filiación resultante de una
gestación por sustitución celebrada en el extranjero.
4. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos y la gestación por
sustitución internacional: casos Mennesson y Labassee c. Francia.
5. Solución: la necesidad de una modificación legislativa.
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Aspectos registrales civiles de la filiación en los supuestos de gestación por sustitución
1.
CONSIDERACIONES INICIALES
La Ley española 14/2006, de 26 de mayo, sobre Técnicas de Reproducción
Humana Asistida (en adelante, LTRHA) establece en su artículo 10 1 una
terminante y categórica prohibición de la denominada «gestación de
sustitución», al disponer que «será nulo de pleno derecho el contrato por
el que se convenga la gestación, con o sin precio, a cargo de una mujer
que renuncia a la filiación materna a favor del contratante o de un tercero».
La cuestión que se plantea a partir de dicha prohibición es la de determinar
la filiación materna de los hijos nacidos de la mujer gestante.
A los efectos del ordenamiento jurídico español, la mujer gestante, en
virtud de un contrato de gestación por sustitución que nuestro Derecho no
reconoce como válido, será considerada como madre legal del niño que
nazca por consecuencia de la aplicación a la misma de la correspondiente
técnica de reproducción asistida, considerando como plenamente ineficaz
a efectos civiles la renuncia a la filiación materna a favor del contratante o
de un tercero.
2.
LA DIRECCIÓN GENERAL DE LOS REGISTROS Y DEL NOTARIADO
Y EL RÉGIMEN REGISTRAL DE LA FILIACIÓN DE LOS NACIDOS
MEDIANTE GESTACIÓN POR SUSTITUCIÓN: INSCRIPCIÓN EN
ESPAÑA DE UNA FILIACIÓN DETERMINADA EN EL EXTRANJERO
La Dirección General de los Registros y del Notariado (en adelante,
DGRN) dictó la Instrucción de 5 de octubre de 2010, a través de la cual
–y tomando como referente la garantía de los intereses de la mujer
gestante, del propio menor y la necesidad de evitar que el recurso a las
técnicas de gestación por sustitución encubra supuestos de tráfico
internacional de menores– se clarifican los criterios que determinan las
condiciones de acceso al Registro Civil español de los nacidos en el
extranjero mediante técnicas de gestación por sustitución y,
específicamente, de los títulos extranjeros acreditativos del hecho del
Artículo 10 de la Ley 14/2006, de 26 de mayo, sobre Técnicas de Reproducción Humana
Asistida:
«1. Será nulo de pleno derecho el contrato por el que se convenga la gestación, con o sin
precio, a cargo de una mujer que renuncia a la filiación materna a favor del contratante o de
un tercero.
2. La filiación de los hijos nacidos por gestación de sustitución será determinada por el parto.
3. Queda a salvo la posible acción de reclamación de la paternidad respecto del padre
biológico, conforme a las reglas generales.»
1
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Rubén Baz Vicente
nacimiento. En concreto, se exige como requisito previo para la inscripción
en el Registro español de los nacidos en el extranjero mediante gestación
por sustitución, la presentación ante el encargado del Registro Civil de
una resolución judicial dictada por el órgano jurisdiccional competente.
Con tal exigencia se persigue controlar el cumplimiento de los requisitos
de perfección y contenido del contrato respecto del marco legal del país
donde se ha formalizado, así como la protección de los intereses del
menor y de la mujer gestante.
La exigencia de una resolución judicial como requisito indispensable al
que se somete la inscripción tiene además una consecuencia clara en
aquellos casos en los que se pretenda solicitar la inscripción, no ya de la
resolución judicial en virtud de la cual las autoridades jurisdiccionales
extranjeras atribuyen a los padres comitentes la paternidad sobre el
menor, sino de la certificación del Registro extranjero en el que se haya
procedido a la inscripción de tal hecho. En estos casos, como ha señalado
en distintas ocasiones la DGRN (cfr. Resolución de 23 de septiembre de
2011 y las allí citadas), la mera certificación no sería un título válido para
la inscripción, ya que no hace sino reflejar una previa decisión judicial que
es la que, en realidad, determina el régimen de filiación de los nacidos. Y
esta circunstancia tiene una consecuencia evidente sobre el procedimiento
que seguir para que se pueda proceder a la inscripción en el Registro Civil
de España. Téngase en cuenta que en estos casos no se plantea el mero
control de la eficacia probatoria de los certificados extranjeros de
nacimiento y, por ende, de su acceso al Registro civil español. Tampoco
se solicita la inscripción de una mera realidad jurídica registral extranjera.
Por el contrario, lo que se pretende es dar eficacia en España a una
inscripción extranjera que tiene su origen y fundamento en una previa
decisión judicial que, al margen de convalidar y atribuir efectos a un
contrato de gestación por sustitución, constituye una relación de filiación a
favor de un nacional español y excluye la de la madre gestante y biológica,
lo que supone de facto que es tal decisión judicial la que realmente está
llamada a desplegar efectos en España.
Todo lo anterior lleva a una consecuencia jurídica evidente: puesto que la
inscripción registral basa su existencia en una previa resolución judicial
que se limita a plasmar una determinada realidad jurídica –en concreto,
sendas relaciones de filiación constituidas previamente por una autoridad
judicial– el reconocimiento de la decisión judicial extranjera ha de constituir
un trámite previo e imprescindible para lograr el acceso al registro español
de tales relaciones de filiación, tal y como estipula el artículo 83 del
Reglamento de la Ley del Registro Civil (en adelante, RRC).
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Aspectos registrales civiles de la filiación en los supuestos de gestación por sustitución
Ahora bien, evidentemente, la afirmación anterior no significa que
cualquier resolución judicial extranjera en la que se establezca una
relación de filiación derivada de empleo de técnicas de gestación por
sustitución pueda ser reconocida en España sin restricción alguna sino,
simplemente, que tales límites no deben buscarse en los mencionados
artículos 10.1 y 10.2 de la LTRHA, pero sí al margen de en los requisitos
específicos exigidos por la legislación registral para inscribir títulos
extranjeros, en los requisitos a los que se somete el reconocimiento de
resoluciones judiciales extranjeras. En este sentido, es necesario recordar
que en la Instrucción de 5 de octubre de 2010 se establece que en el
reconocimiento de la resolución judicial extranjera, y ante la ausencia de
un convenio internacional aplicable al presente supuesto, el procedimiento
a seguir es, evidentemente, el recogido en el ordenamiento interno español.
Ello supone, con carácter general, la entrada en juego de los artículos 954
y ss. de la Ley de Enjuiciamiento Civil de 1881 (vid. Resolución de la
DGRN de 23 de mayo de 2007, en relación con el reconocimiento de una
sentencia de Tribunal extranjero recaída en un proceso de filiación),
preceptos que mantuvieron su vigencia tras la entrada en vigor de la Ley
1/2000, de 7 de enero, de Enjuiciamiento Civil, y consecuentemente con
ello, la necesidad de instar el reconocimiento de la decisión ante los
Juzgados de Primera Instancia, tal y como señala el artículo 955 de la Ley
de Enjuiciamiento Civil de 1881, tras la reforma operada por la Ley
62/2003, de 30 de diciembre, de Medidas Fiscales, Administrativas y del
Orden Social.
No obstante, para aquellos casos en los que la resolución derive de un
procedimiento equiparable a un procedimiento español de jurisdicción
voluntaria, el Tribunal Supremo ha proclamado en numerosas ocasiones
que su inscripción no quedaría sometida al requisito de obtener el
reconocimiento a título principal, con lo que el particular podría lograr ante
el encargado del Registro el reconocimiento incidental de la resolución
como requisito previo a su inscripción, sin tener que recurrir al mencionado
régimen de la Ley de Enjuiciamiento Civil de 1881 (vid. per omnia Autos
del TS de 18 de junio de 2000, 29 de septiembre de 1998 y 1 de diciembre
de 1998). Reconocimiento incidental que exige la previa verificación de
los siguientes requisitos previstos en la citada Instrucción de 5 de octubre
de 2010:
a) La regularidad y autenticidad formal de la resolución judicial extranjera
y de cualesquiera otros documentos que se hubieran presentado.
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b) Que el Tribunal de origen hubiera basado su competencia judicial
internacional en criterios equivalentes a los estipulados en la
legislación española.
c) Que se hubiesen garantizado los derechos procesales de las partes,
en particular, de la madre gestante.
d) Que no se ha producido una vulneración del interés superior del menor
y de los derechos de la madre gestante. En especial, deberá verificar
que el consentimiento de esta última se ha obtenido de forma libre y
voluntaria, sin incurrir en error, dolo o violencia y que tiene capacidad
natural suficiente.
e) Que la resolución judicial es firme y que los consentimientos prestados
son irrevocables, o bien, si estuvieran sujetos a un plazo de
revocabilidad conforme a la legislación extranjera aplicable, que este
hubiera transcurrido sin que quien tenga reconocida facultad de
revocación, la hubiera ejercitado.
Una vez superado dicho control y efectuada la inscripción de nacimiento y
de filiación en el Registro Civil español, entrarán en juego los artículos 113
del Código Civil, conforme al cual «la filiación se acredita por la inscripción
en el Registro Civil» y el artículo 108, último párrafo, del mismo cuerpo
legal, según el cual «La filiación matrimonial y la no matrimonial, así como
la adoptiva, surten los mismos efectos, conforme a las disposiciones de
este Código», en concordancia con el artículo 39.2 de la Constitución
española al establecer que: «Los poderes públicos aseguran, asimismo,
la protección integral de los hijos, iguales estos ante la Ley con
independencia de su filiación, y de las madres, cualquiera que sea su
estado civil».
3.
LA APROXIMACIÓN DEL TRIBUNAL SUPREMO A LA FILIACIÓN
RESULTANTE DE UNA GESTACIÓN POR SUSTITUCIÓN
CELEBRADA EN EL EXTRANJERO
Por Resolución de 18 de febrero de 2009, la DGRN determinó el acceso
al Registro Civil español de la filiación de los nacidos mediante gestación
por sustitución, la cual estaba acredita por el correspondiente certificado
del Registro Civil estadounidense. El Registro Civil consular denegó la
inscripción, pero la DGRN al resolver el recurso interpuesto por los
solicitantes de la inscripción, revocó la decisión denegatoria y acordó la
inscripción con base en dichas certificaciones extranjeras y, en
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Aspectos registrales civiles de la filiación en los supuestos de gestación por sustitución
consecuencia, con la filiación de los menores tal y como resultaban de las
mismas.
El Ministerio Fiscal impugnó dicha Resolución de 18 de febrero de 2009
alegando que la solución adoptada por el derecho californiano infringe
directamente el artículo 10 de la LTRHA, que establece la nulidad de
pleno derecho del contrato de gestación por sustitución, y que la filiación
de los hijos nacidos por gestación por sustitución será determinada por el
parto, quedando a salvo la posible acción de reclamación de paternidad
respecto del padre biológico.
En el fundamento de derecho tercero de la Sentencia del TS 835/2013, se
establece que la cuestión objeto del proceso consiste en dilucidar si
procede el reconocimiento por las autoridades del Registro Civil español
de la inscripción del nacimiento de los menores realizada por las
autoridades del Estado norteamericano de California mediante la
aportación de las inscripciones ya practicadas por el organismo de
California equivalente al Registro Civil, en que se fija la filiación a favor de
los hoy recurrentes. Estos solicitaron al encargado del Registro Consular
de Los Ángeles la práctica de la inscripción del nacimiento de los menores
y de la filiación aparejada a tales inscripciones, no mediante la declaración
del nacimiento sino mediante las inscripciones ya practicadas por las
autoridades de California.
El TS entiende que tal y como ha sido planteada la cuestión, la técnica
jurídica a aplicar no es la del conflicto de leyes, sino la del reconocimiento:
hay que dilucidar si la decisión de las autoridades californianas puede ser
reconocida y desplegar sus efectos –en la determinación de la filiación a
favor de los hoy recurrentes– en el sistema jurídico español.
Respecto al reconocimiento, la sentencia del TS señala que la forma de
practicar el reconocimiento es la establecida en los artículos 81 y 85 RRC
(certificación de registro extranjero regular y auténtico, de modo que el
asiento que se certifica, en cuanto a los hechos que da fe, tenga garantías
análogas a las exigidas por la Ley española). Asimismo, se controlará que
no haya duda de la realidad del hecho inscrito y de su legalidad conforme
a la Ley española, de conformidad con el artículo 23 de la Ley del Registro
Civil (en adelante, LRC). Ese control que se realiza en el reconocimiento
no se limita a los aspectos formales, sino que ha de extenderse a las
cuestiones de fondo.
Dado que existe la posibilidad de que ante una misma situación jurídica
los ciudadanos y empresas elijan entre respuestas jurídicas diferentes al
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Rubén Baz Vicente
existir puntos de contacto con diversos ordenamientos jurídicos, el
Derecho Internacional Privado ha de buscar normas de compatibilidad
entre los distintos ordenamientos jurídicos en vez de normas de
supremacía. Ello no obstante, esta posibilidad de elección tiene unos
límites, constituidos por el respeto al orden público entendido como el
sistema de derechos y libertades individuales garantizados en la
Constitución y en los convenios internacionales de derechos humanos
ratificados por España, y los valores y principios que estos encarnan.
En este sentido, el TS precisa que la «legalidad conforme a la Ley
española» de los asientos extendidos por los registros extranjeros no
puede entenderse como absoluta conformidad con todas y cada una de
las exigencias de nuestra legislación, sino como respeto a las normas,
principios y valores que encarnan el orden público internacional español.
Por lo tanto, el control en que consiste el reconocimiento de la certificación
registral extranjera se extiende al respeto del orden público internacional
español.
El TS acepta la afirmación de los recurrentes relativa a que las modernas
regulaciones de las relaciones familiares no establecen como fuente
exclusiva de la filiación el hecho biológico y que existen otros vínculos
como pueden ser los derivados de la adopción o del consentimiento a la
fecundación con contribución de donante, pudiendo resultar que la filiación
también puede quedar legalmente determinada respecto de dos personas
del mismo sexo. En este sentido, cabe afirmar que en la determinación
legal de la filiación tienen incidencia no solo factores biológicos, sino
también otros de naturaleza social y cultural.
Ello no obstante, el TS matiza que nuestro ordenamiento jurídico no
acepta que la generalización de la adopción, incluso internacional, y los
avances en las técnicas de reproducción humana asistida vulneren la
dignidad de la mujer gestante y del niño, mercantilizando la gestación y la
filiación. Como consecuencia de la necesidad de proteger los derechos de
las mujeres gestantes y de los menores se han elaborado instrumentos
legales internacionales que regulan la adopción internacional que
establecen como principios básicos la adopción de medidas adecuadas
que permitan mantener al niño con su familia de origen y prevenir la
sustracción, venta o el tráfico de niños. Dichas medidas se concretan,
entre otros extremos, en que el consentimiento de la madre haya sido
prestado libremente, después del nacimiento del niño y no obtenido
mediante pago o compensación de clase alguna. Fruto de esta
preocupación por los derechos de la madre gestante y de los menores
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Aspectos registrales civiles de la filiación en los supuestos de gestación por sustitución
responden las leyes que en diversos países regulan las técnicas de
reproducción humana, incluyendo la gestación por sustitución.
Considera el TS que, como consecuencia lógica de lo expuesto, las
normas aplicables a la gestación por sustitución, en concreto el artículo 10
de la LTRHA, integran el orden público internacional español. En ese
sentido, el TS estima que la decisión de la autoridad registral de California,
atribuyendo la condición de padres al matrimonio que contrató la gestación
por sustitución, es contraria al orden público internacional español al ser
incompatible con normas que regulan aspectos esenciales de las
relaciones familiares y, en concreto, las que regulan la filiación (inspiradas
en valores constitucionales de dignidad de la persona, respeto a su
integridad moral y protección a la infancia), lo que impide el reconocimiento
de la decisión registral extranjera en lo que respecta, exclusivamente, a la
filiación que en ella se determina pero no al resto de su contenido.
En otro orden de cosas, el TS recuerda que el artículo 3 de la Convención
sobre los Derechos del Niño, adoptada por la Asamblea General de las
Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989 y ratificada por España,
establece: «En todas las medidas concernientes a los niños que tomen
las instituciones públicas o privadas de bienestar social, los tribunales, las
autoridades administrativas o los órganos legislativos, una consideración
primordial a que se atenderá será el interés superior del niño». A este
respecto, el TS subraya que el «interés superior del menor» es un
concepto jurídico indeterminado, y que para concretar dicho interés debe
tomarse en consideración los valores asumidos como propios por la
sociedad, que son los contenidos tanto en las reglas legales como en los
principios que inspiran la legislación nacional y las convenciones
internacionales. Además, se señala que este no es el único principio que
debe tomarse en consideración. En efecto, además de este principio,
concurren otros bienes jurídicos que se han de tomar en consideración
como «el respeto a la dignidad e integridad de la mujer gestante, evitar la
explotación del estado de necesidad en que puedan encontrarse mujeres
jóvenes en situación de pobreza o impedir la mercantilización de la
gestación y de la filiación».
En este sentido, el TS reconoce que el no reconocimiento de la filiación
establecida en la inscripción de California puede suponer un perjuicio
para la posición jurídica de los menores. Asimismo, señala que también
supone un perjuicio para el menor el establecimiento de una filiación que
contradiga los criterios previstos en la ley para su determinación.
Asimismo, el TS considera que «la mercantilización que supone que la
filiación de un menor resulte determinada, a favor de quien realiza el
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encargo, por la celebración de un contrato para su gestación, atenta a la
dignidad del menor al convertirlo en objeto del tráfico mercantil».
A continuación, el TS señala que es necesario realizar una ponderación
de los bienes jurídicos que concurren, de la que resulte la solución que
menos perjudique a los menores, partiendo de las previsiones de las leyes
y los convenios aplicables en España, y de la jurisprudencia que los
interpreta y aplica, tomando en consideración su situación actual.
En este sentido, el TS señala que el Tribunal Europeo de Derechos
Humanos, al interpretar el artículo 8 del Convenio Europeo para la
Protección de los Derechos y de las Libertades Fundamentales, relativo al
derecho al respeto de la vida privada y familiar, ha considerado que allí
donde esté establecida la existencia de una relación de familia con un
niño, el Estado debe actuar con el fin de permitir que este vínculo se
desarrolle y otorgar protección jurídica que haga posible la integración del
niño en su familia. Así, en nuestro ordenamiento jurídico existen diversas
instituciones que lo permiten, como el acogimiento familiar, la adopción o
la posibilidad establecida en el párrafo tercero del artículo 10 de la LTRHA,
que permite la reclamación de la paternidad respecto del padre biológico.
Asimismo, el TS precisa que –a fin de dar cumplimiento a lo previsto en el
artículo 7.1 de la Convención sobre los Derechos del Niño, conforme al
cual el niño será inscrito inmediatamente después de su nacimiento y
tendrá derecho desde que nace a un nombre y a adquirir una nacionalidad–
la denegación del reconocimiento de la certificación registral de California
ha de afectar exclusivamente a la filiación en ella determinada, pero no al
resto de su contenido.
La ponderación de los bienes jurídicos en conflicto debe tomar en
consideración primordial el interés superior de los menores, que no puede
fundarse en la existencia de un contrato de gestación por sustitución y en
la filiación a favor de los padres intencionales como prevé la legislación de
California, sino que habrá de partir, de ser ciertos tales datos, de la ruptura
de todo vínculo de los menores con la mujer que les dio a luz, la existencia
actual de un núcleo familiar formado por los menores y los recurrentes, y
la paternidad biológica de alguno de los recurrentes respecto de los
menores.
Por lo expuesto, el TS falló desestimar el recurso de casación e instó al
Ministerio Fiscal para que ejercite las acciones pertinentes para determinar
en la medida de lo posible la correcta filiación de los menores y para su
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Aspectos registrales civiles de la filiación en los supuestos de gestación por sustitución
protección, tomando en consideración, en su caso, la efectiva integración
de los mismos en un núcleo familiar de facto.
4. EL TRIBUNAL EUROPEO DE DERECHOS HUMANOS Y LA
GESTACIÓN POR SUSTITUCIÓN INTERNACIONAL: CASOS
MENNESSON Y LABASSEE C. FRANCIA
El 26 de junio de 2014, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha
dictado sendas sentencias en los asuntos 65192/11 (Mennesson c.
Francia) y 65941/11 (Labassee c. Francia), en la que declara que viola el
artículo 8 del Convenio Europeo de los Derechos Humanos no reconocer
la relación de filiación entre los niños nacidos mediante gestación por
sustitución y los progenitores que han acudido a este método reproductivo.
El TEDH admite que la cuestión litigiosa afecta a dos de los objetivos
legítimos enunciados por el artículo 8: la «protección de la salud» y la
«protección de los derechos y libertades de los demás». Por lo que se
refiere al respeto de la vida privada de los niños así nacidos, el Tribunal
aprecia que estos se encuentran en una situación de incertidumbre
jurídica: sin ignorar que los niños han sido identificados en el extranjero
como hijos de los recurrentes, Francia les niega, sin embargo, esta
consideración en su ordenamiento jurídico. El Tribunal considera que tal
contradicción atenta al reconocimiento de su identidad en el seno de la
sociedad francesa. Por añadidura, a pesar de que su padre biológico sea
francés, los niños se ven abocados a una inquietante incertidumbre en
cuanto a la posibilidad de ver reconocida su nacionalidad francesa, una
indeterminación susceptible de afectar negativamente la definición de su
propia identidad. El Tribunal aprecia, además, que estos niños no pueden
heredar de los esposos recurrentes sino en tanto que legatarios de los
mismos, de forma que los derechos sucesorios se calculan de forma
menos favorable, evidenciando así otro elemento de la identidad filial de
los que se encuentran privados.
De esta manera, los efectos del no reconocimiento en el derecho francés
de la relación de filiación entre los niños nacidos por gestación por
sustitución en el extranjero y las parejas que han acudido a este método
no se limitan a la situación de estos últimos: afectan también a la de los
propios niños, cuyo derecho al respeto a la vida privada, que implica que
cada uno pueda establecer la sustancia de su identidad, incluida su
filiación, se encuentra significativamente afectada. Con ello se plantea
una grave cuestión de compatibilidad entre esta situación y el interés
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Rubén Baz Vicente
superior de los niños, cuyo respeto ha de guiar cualquier decisión que les
afecte.
Concluyen las citadas sentencias que obstaculizando de esta manera
tanto el reconocimiento como el establecimiento de su vínculo de filiación
respecto de su padre biológico, el Estado francés ha ido más allá de lo
que le permitía su margen discrecional, por lo que el Tribunal concluye
que se ha ignorado el derecho de los niños al respeto a su vida privada,
violando el artículo 8 del Convenio Europeo de Derechos Humanos.
Estas sentencias no pueden ser desconocidas por el ordenamiento
jurídico español, por lo que parece necesario modificar en sintonía con
ella la legislación del Registro Civil para permitir, con las mayores
garantías, la inscripción de los nacidos mediante gestación por sustitución,
teniendo siempre en cuenta el superior interés de estos.
Las sentencias del TEDH, según resulta de la competencia de este, son
primordialmente de naturaleza declarativa: constatan si ha existido o no
una violación del Convenio Europeo de Derechos Humanos por las
autoridades de un Estado. Como consecuencia de esta naturaleza
declarativa, no tienen el efecto de anular o modificar normas
constitucionales, legislativas o administrativas que resulten contrarias al
Convenio, ni anular actos administrativos o casar sentencias judiciales
declarados en oposición al Convenio.
Pero las sentencias del TEDH, incluso cuando España no es demandada,
tienen el efecto interpretativo que deriva del artículo 10.2 de la Constitución,
y que el Tribunal Constitucional viene reconociendo al acatar la doctrina
expuesta en aquellas. La protección de los derechos humanos se
proclama en el preámbulo de la Constitución como voluntad de la nación
española y en el artículo 10.1 de la misma Constitución también se declara
que los derechos inviolables inherentes a la persona humana son uno de
los fundamentos del orden político y de la paz social.
5.
SOLUCIÓN: LA NECESIDAD DE UNA MODIFICACIÓN
LEGISLATIVA
El Ministerio de Justicia ha elaborado una enmienda al «Proyecto de Ley
de medidas de reforma administrativa en el ámbito de la Administración
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Aspectos registrales civiles de la filiación en los supuestos de gestación por sustitución
de Justicia y del Registro Civil», que fue remitido a las Cortes Generales el
13 de junio de 2014 2, y que pretende modificar la Ley 20/2011, de 21 de
julio, del Registro Civil.
En concreto, a salvo del trámite parlamentario en el que dicho proyecto se
encuentra en abril de 2015 3, se incorpora un nuevo apartado séptimo al
artículo 44 de la Ley 20/2011, para dar cumplimiento a la sentencia del TS
y, a la vez, permitir el acceso al Registro Civil de los nacidos mediante
gestación por sustitución, mediante la elevación a rango legal de la
Instrucción de la DGRN de 5 de octubre de 2010, para establecer lo
siguiente:
En los casos de nacimiento fuera de España, cuyo régimen de filiación
esté sujeto a la legislación extranjera, para la inscripción en el Registro
Civil de la filiación del nacido será necesario que haya sido declarada en
una resolución judicial reconocida en España mediante un procedimiento
de exequátur.
No obstante, en el caso de que la resolución judicial extranjera tuviera su
origen en un procedimiento análogo a uno español de jurisdicción
voluntaria, el Encargado del Registro Civil controlará incidentalmente,
como requisito previo a su inscripción, si tal resolución judicial puede ser
reconocida en España. En dicho control incidental deberá constatar:
a) La regularidad y autenticidad formal de la resolución judicial extranjera
y de cualesquiera otros documentos que se hubieran presentado.
b) Que el Tribunal de origen hubiera basado su competencia judicial
internacional en criterios equivalentes a los contemplados en la
legislación española.
c) Que se hubiesen garantizado los derechos procesales de las partes,
en particular, de la mujer gestante.
Publicado en el Boletín Oficial de las Cortes Generales, de 23 de junio de 2014 (http://
www.congreso.es/portal/page/portal/Congreso/PopUpCGI?CMD=VERLST&BASE=pu10
&FMT=PUWTXDTS.fmt&DOCS=1-1&DOCORDER=LIFO&QUERY=%28BOCG-10-A-101-1.
CODI.%29#).
2
En este enlace se puede conocer el estado de la tramitación en las Cortes
Generales:http://www.congreso.es/portal/page/portal/Congreso/Congreso/Iniciativas?_
piref73_2148295_73_1335437_1335437.next_page=/wc/servidorCGI&CMD=VERLST&BA
SE=IW10&FMT=INITXDSS.fmt&DOCS=1-1&DOCORDER=FIFO&OPDEF=ADJ&QUERY=(121%
2F000101*.NDOC.)
3
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Rubén Baz Vicente
d) Que no se ha producido una vulneración del interés superior del menor
y de los derechos de la mujer gestante. En especial, deberá verificar
que el consentimiento de esta última se ha obtenido de forma libre y
voluntaria, sin incurrir en error, dolo o violencia y que tiene capacidad
natural suficiente.
e) Que la resolución judicial es firme y que los consentimientos prestados
son irrevocables, o bien, si estuvieran sujetos a un plazo de
revocabilidad conforme a la legislación extranjera aplicable, que este
hubiera transcurrido, sin que quien tenga reconocida facultad de
revocación, la hubiera ejercitado.
En cualquier otro caso, se consignará la filiación materna correspondiente
a la mujer gestante, siendo necesaria para hacer constar la filiación
paterna no matrimonial la declaración conforme del padre y de la mujer
gestante sobre dicha filiación; si la mujer gestante estuviera casada y la
legislación extranjera lo exigiera, se precisará la conformidad del marido
respecto de tal filiación.
En todo caso, respecto de las adopciones internacionales se aplicará lo
dispuesto en el apartado anterior.
Con esta regulación, garantizando los intereses implicados, tendrían
acceso al Registro Civil los nacidos mediante técnicas de gestación por
sustitución.
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Hacia una regulación de la
Gestación por Sustitución como
Técnica de Reproducción Asistida
ANTONIO VILA-CORO VÁZQUEZ
Presidente de la Asociación Son Nuestros Hijos
Resumen
La Gestación Subrogada es una Técnica de Reproducción Asistida a la
que recurren las familias que no pueden gestar a sus hijos. La LTRHA de
2006 imposibilita llevarla a cabo en España, por lo que muchas familias se
ven obligadas a viajar al extranjero para cumplir su sueño de ser padres y
madres. Tras su vuelta a España, estas familias han empezado a salir del
armario y dar su testimonio. Al visibilizar su realidad, están ayudando a
comprender la diferencia entre la maternidad y el proceso fisiológico de la
gestación. La capacidad para disociar ambos conceptos está en la base
de la reevaluación moral que se está produciendo en la sociedad española.
Cada vez más voces demandan una regulación de la Gestación
Subrogada. Se ha creado un movimiento social que entiende que esta
técnica bien regulada se puede llevar a cabo respetando las libertades y
garantizando el bienestar de las personas que intervienen en ella.
Proponemos una regulación basada en la autonomía de las mujeres para
tomar decisiones libres e informadas sobre su cuerpo.
Abstract
Gestational Surrogacy is an Assisted Reproduction Technique used by
families that cannot carry and deliver their children. Spanish law on
reproductive medicine precludes its use (LTRHA 2006); so many families
need to travel to other countries in order to achieve their dream of becoming
parents. Upon their return to Spain, these families have started to speak
out and take Surrogacy out of the closet. By making their reality visible,
they are communicating the difference between motherhood and the
physiological process of gestation. The capacity to dissociate these
concepts is the basis for the moral reevaluation that is taking place in
Spanish society. There is an increasing demand for a regulation of
283
Fecha de recepción: 26-3-2015. Fecha de aceptación: 24-4-2015
Antonio Vila-Coro Vázquez
Surrogacy. A social movement has emerged with a new moral vision that
understands that there is room for an ethical regulation that guarantees
the rights and well been of everyone involved in the process. We propose
a regulation of surrogacy that is based on the autonomy of women to take
informed and free decisions about their own bodies.
Palabras clave
Gestación Subrogada, Bioética, Técnica de Reproducción Asistida,
Medicina Reproductiva, Fecundación in Vitro, Donación de Gametos,
Investigación Clínica, Voluntarios Sanos, Consentimiento informado,
Autonomía, Derechos de la mujer, Derechos del niño, Origen Biológico,
Maternidad, Paternidad, Familia homoparental, Derechos LGTB, Familia,
Donación, Altruismo, Compensación Económica.
Key words
Surrogacy, Bioethics, Assisted Reproduction Technology, Reproductive
Medicine, in Vitro Fertilization, Gamete Donation, Clinical Research, Healthy
Volunteers, Informed Consent, Autonomy, Women’s Rights, Children’s
Rights, Biological Origin, Maternity, Paternity, Same-sex parenting, LGTB
Rights, Family, Donation, Altruism, Economic Compensation.
Sumario
1. Introducción.
2. Propuesta de Regulación de la Gestación Subrogada en España que:
2.1 Sea accesible a cualquier tipo de familia que no pueda gestar a
sus hijos.
2.2 Respete la autonomía de la gestante para tomar decisiones
informadas.
2.3 Permita la construcción de una relación personal entre la familia y
la gestante y el derecho de los hijos a conocer su origen biológico.
2.4 Contemple la ausencia de relación de parentesco entre la familia
y la gestante.
2.5 Establezca la irreversibilidad del contrato.
2.6 Fomente la motivación altruista y permita la compensación
económica.
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Hacia una regulación de la Gestación por Sustitución como Técnica de Reproducción Asistida
1.INTRODUCCIÓN
La Gestación por Sustitución 1 o Gestación Subrogada (GS) es una
Técnica de Reproducción Asistida (TRA) que permite tener hijos a aquellas
familias que no pueden llevar a término un embarazo. Consiste en
encomendar el proceso fisiológico de la gestación a una mujer ajena a la
familia.
Gracias a esta técnica, una madre que disponga de óvulos propios puede
tener hijos genéticamente suyos aun careciendo de útero funcional.
Recurriendo a una donante, la Gestación Subrogada permite también
tener hijos a aquellas familias que además de no poder gestar, tampoco
pueden producir óvulos. En este último caso, gestante y donante suelen
ser personas diferentes y muchas regulaciones exigen que la técnica se
lleve a cabo de esta manera. Mediante la Gestación Subrogada una mujer
puede gestar un bebé con el que no mantiene ningún vínculo genético,
puede gestar al hijo de otras personas. Se denomina gestante por
subrogación, o simplemente gestante, a esta mujer que dona su capacidad
de gestar.
Hasta que se hicieron posibles las actuales técnicas de Fecundación
In Vitro (FIV), la gestación estaba indisolublemente unida a la maternidad.
Muestra de ello es el principio del derecho romano expresado por la locución
latina mater semper certa est, que establece que la filiación materna viene
determinada por el parto y no es impugnable. Este principio fue heredado
por el derecho de familia español y es el que rige la legislación actual. Sin
embargo, el desarrollo de las modernas Técnicas de Reproducción Asistida
ha dejado obsoleto lo que era obvio en tiempos de la Roma clásica.
Uno de los problemas que plantea la Gestación Subrogada es
precisamente que desafía el concepto tradicional de madre. La maternidad
se ha entendido tradicionalmente como una entidad única, de ahí la
expresión “madre no hay más que una”. Sin embargo, en realidad se
compone de una amalgama de roles que pueden ser divididos y llevados
a cabo por diferentes mujeres 2. Disociar de la maternidad algunos de
estos roles es algo que la sociedad ha entendido sin mayor problema en
muchas ocasiones. Incluso algunas de estas disociaciones están
reguladas por la legislación española:
LAMM, E., Gestación por sustitución. Ni maternidad subrogada ni alquiler de vientres,
2013, Publicacions i Edicions de la Universitat de Barcelona, p. 22.
1
2
VILA-CORO, A., “Madre no hay más que cinco”, El Huffington Post, 27-10-2012.
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Antonio Vila-Coro Vázquez
‒ Al regular la donación de óvulos, la Ley de Técnicas de Reproducción
Humana Asistida de 2006 3 establece las condiciones para que la
maternidad quede disociada de la carga genética. Una mujer puede
aportar un óvulo para engendrar el hijo de otra mujer. De esta manera,
las mujeres que no tienen capacidad de producir óvulos pueden ser
madres gracias a la solidaridad de otras mujeres.
‒ Una mujer puede amamantar al hijo de otra mujer. En épocas no muy
lejanas existían las denominadas nodrizas, o amas de cría 4, mujeres
que cumplían la función de lactancia en sustitución de la madre. Hoy
día los biberones y las fórmulas de leche infantil han solucionado el
problema permitiendo la lactancia artificial. Incluso la leche humana
natural se puede conservar en frío, lo que permite la lactancia sin que
sea necesario el contacto físico con la mujer que aporta su leche. Las
madres que no son capaces de producir leche pueden conseguir que
sus hijos se beneficien de las propiedades de la leche humana gracias
a la solidaridad de otras mujeres.
‒ Una mujer puede cuidar al hijo de otra mujer. La incorporación de la
mujer al mercado laboral ha hecho que delegar la crianza de los hijos
sea más necesario que en otras épocas de la historia. Hoy día las
madres trabajadoras encomiendan el cuidado de sus hijos a terceros,
ya sean personas empleadas del hogar, guarderías, parientes, etc.
‒ Una mujer puede ser responsable del hijo de otra mujer. Las funciones
inherentes a la relación legal de filiación pueden ser delegadas en un
tutor o tutora en aquellos casos en los que la madre legal no pueda
ejercerlas. La maternidad se puede disociar incluso de la
responsabilidad de ser madre.
‒ Por último, una mujer puede gestar al hijo de otra mujer. La Gestación
Subrogada no hace sino ir un paso más allá y disociar la maternidad
del proceso fisiológico de la gestación. Las mujeres que no tienen
capacidad de gestar pueden ser madres gracias a la solidaridad de
otras mujeres.
La donación de óvulos está en realidad regulada desde la Ley 35/1988, de 22 de noviembre,
sobre técnicas de reproducción asistida.
3
FILDES, V. A., Wet-Nursing. A History from Antiquity to the Present, 1988, Blackwell
Publishers.
4
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Hacia una regulación de la Gestación por Sustitución como Técnica de Reproducción Asistida
Gestar no es lo mismo que ser madre. Ser madre es algo que va mucho
más allá de lo fisiológico de la gestación. Ser madre no se subroga, por
tanto es incorrecto hablar de “maternidad subrogada”. Lo que se subroga
o sustituye es la gestación.
Pero el concepto tradicional de madre tiene una gran carga emocional
que condiciona la valoración ética de la Gestación Subrogada. El debate
acalorado entre prohibicionistas y partidarios de su regulación está
servido. Para entender ambas posturas podemos recurrir a la psicología
de la moral. Varios autores establecen modelos que explican los
fundamentos psicológicos de la moral humana y aportan un marco teórico
para analizar el debate en torno a la Gestación Subrogada:
‒ Richard Shweder define tres sistemas éticos basados en la divinidad,
comunidad y autonomía 5. En el extremo de la divinidad el sistema
ético es menos racional y se basa en la idea de pureza. Se establecen
normas morales para no caer en la contaminación ni en la corrupción.
En el extremo de la autonomía las valoraciones éticas son más
racionales, se basan en la justicia y los derechos. Las personas tienen
derechos, y una transgresión moral consiste en una violación de esos
derechos.
‒ Jonathan Haidt, por su parte, establece cinco sistemas psicológicos
que sirven como fundamentos de la moral 6 y que son en realidad
subdivisiones de los sistemas éticos de Shweder. En el extremo
irracional estaría la pureza/santidad y en el otro extremo estaría la
ecuanimidad/reciprocidad. Pero a diferencia de Shweder, Haidt
demuestra que los fundamentos basados en pureza/santidad no son
exclusivos de las sociedades primitivas. Las personas en sociedades
modernas también los aplican cuando son confrontados con ciertas
situaciones (incesto, bestialismo, canibalismo, etc.)
‒ Podemos ir más allá y relacionar estos fundamentos de la moral con
los modelos de relación social de Alan Fiske 7, que van desde el reparto
SHWEDER, R. A. et. al., “The ‘big three’ of morality (autonomy, community, and divinity),
and the ‘big three’ explanations of suffering.”, 1997, en A. M. Brandt & P. Rozin (Eds.),
Morality and health (pp. 119–169). New York: Routledge.
5
HAIDT, J., & GRAHAM, J., “When morality opposes justice: Conservatives have moral
intuitions that liberals may not recognize.”, 2007, Social Justice Research, 20, 98-116.
6
FISKE, A. P., “The four elementary forms of sociality: framework for a unified theory of
social relations.”, 1992, Psychological review.
7
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Antonio Vila-Coro Vázquez
comunitario y la jerarquía de autoridad en los grupos tribales, hasta el
trueque y los instrumentos elaborados para el comercio en las
sociedades modernas.
El concepto tradicional de madre se encuadra en los fundamentos de la
moral basados en la divinidad/pureza/santidad. La cultura popular refleja
este encaje sagrado de la maternidad en múltiples expresiones: “Madre
no hay más que una y a ti te encontré en la calle”, “Todito te lo consiento
menos faltarle a mi madre”… La maternidad es incluso equiparada con la
religión en la célebre y desafortunada metáfora del Papa Francisco:
“Si alguien insulta a mi madre, le espera un puño, ¡es normal!” 8.
Las personas que mantienen posturas contrarias a la Gestación Subrogada no consiguen disociar la gestación de la maternidad. Esto les
lleva a interpretar la GS como una manipulación de la maternidad. Pero la
maternidad es una entidad sagrada que no puede ser manipulada sin que
se corrompa su esencia. Cualquier manipulación supone una corrupción
de su pureza y conlleva una transgresión moral.
Por el contrario, las personas que están a favor de la regulación entienden
que la gestación y la maternidad son cosas diferentes. La gestación es
un simple proceso fisiológico y la maternidad es algo que va mucho más
allá de la fisiología. La diferencia es radical, mientras la maternidad es un
concepto sagrado, el proceso fisiológico de la gestación no, y por tanto
puede ser objeto de manipulación sin objeción moral alguna.
Una vez entendida la diferencia entre gestación y maternidad, la evaluación
moral rápidamente se traslada al marco de la ecuanimidad/reciprocidad.
La Gestación Subrogada supone un acuerdo entre diferentes partes cuyo
bienestar ha de estar garantizado en todo momento. Siempre que se den
estas garantías, será una técnica moralmente aceptable.
Si analizamos el debate, vemos cómo los argumentos de una y otra parte
derivan de fundamentos psicológicos de la moral claramente diferentes:
‒ Las posturas contrarias afirman que la técnica atenta contra la
dignidad de la mujer, fundamentándose claramente en conceptos de
pureza/santidad. No importa que la mujer sea consciente de los
riesgos y molestias de la técnica, que consienta libremente y que
incluso desee fervientemente gestar a un hijo que no es suyo. Da
Metáfora usada para ilustrar que insultar a la religión genera terrorismo (en referencia a
los atentados del 7 de enero de 2015 en París).
8
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Hacia una regulación de la Gestación por Sustitución como Técnica de Reproducción Asistida
igual que se garantice su bienestar y el de todas las partes, para esta
postura se estará corrompiendo la pureza de la maternidad. Los
defensores de esta postura suelen utilizar la palabra “dignidad” para
referirse a esta pureza. Para ellos, padres de intención y gestante no
son quiénes para corromper la dignidad sagrada de la maternidad. La
gestante no tiene capacidad para decidir lo que puede hacer con su
cuerpo, ha de ser tutelada.
‒ En cambio, la mujer gestante por subrogación cree que su “dignidad”
reside en otros sitios. Ella no siente que se esté corrompiendo una
entidad sagrada, sino que está donando su capacidad de llevar a
cabo un proceso fisiológico. Evalúa moralmente la técnica en otros
términos, entiende que las diferentes partes son autónomas para
llegar a un acuerdo en el que todos ganan porque existe reciprocidad.
Gestante y padres de intención no entienden por qué se ve como
moralmente reprobable un acuerdo en el que todas las partes salen
tan beneficiadas. ¿Quiénes son los demás para decidir dónde reside
su dignidad?
Hasta hace no mucho tiempo, existía una valoración moral negativa
generalizada de la Gestación Subrogada en la sociedad española.
Se trataba de una realidad poco accesible de la que solo se hablaba en la
prensa sensacionalista o en las teleseries de sobremesa los fines de
semana. Pero en un mundo cada vez más globalizado surgieron pronto
las primeras familias españolas en acceder a países donde esta técnica
está regulada. Estas familias fueron pioneras en cambiar su visión moral y
en viajar al extranjero para superar sus problemas de fertilidad y cumplir
su sueño de ser padres y madres.
La Gestación Subrogada no es el único caso de TRA que mueve a las
familias a viajar para tener hijos. En Europa se dan muchos movimientos
causados por las diferentes regulaciones entre países que afectan a otras
TRA como FIV, donación de gametos, etc. Esta realidad ha abierto el
debate sobre los aspectos morales del mal llamado “turismo reproductivo”.
Es mejor hablar de Atención Reproductiva Transfronteriza (ARTF)
siguiendo la propuesta de investigadores especializados en esta parte de
la bioética. Uno de ellos, Guido Pennings, hace una afirmación 9 que
encaja muy bien con las primeras familias españolas que recurrieron a
GS: “Permitir la ARTF es una forma de tolerancia que previene el choque
PENNINGS, G., “Reproductive tourism as moral pluralism in motion”, 2002, Journal of
Medical Ethics.
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frontal entre la mayoría que impone su visión moral y la minoría que
reivindica su derecho moral a acceder a un servicio médico”.
Efectivamente, estas familias pioneras tenían una visión moral diferente a
la de su sociedad, y esto fue lo que las empujó a viajar a destinos que
encajaban con su visión moral y que les permitirían ser padres y madres.
Pero no se quedaron ahí, de vuelta en España con sus hijos han sido el
motor de un cambio social del que ha resultado un movimiento ciudadano
que demanda la regulación de la GS en España 10.
Hace ahora seis años comenzaron a visibilizar su realidad. Desde
entonces vienen realizando una intensa labor de comunicación a través
de prensa, radio, televisión y redes sociales. No solo para explicar a la
sociedad española en qué consiste esta técnica, sino también para contar
el lado más humano de sus historias y las de sus gestantes. En este
tiempo se ha conseguido mucho, y quizá la conclusión más importante
que podemos sacar es que lo que más alimenta los prejuicios contra la
GS es el desconocimiento. La mayoría de las personas, independientemente de su ideología y estrato social, hacen una reevaluación moral de
la gestación subrogada cuando adquieren el conocimiento que les permite
disociar la gestación de la maternidad.
Sin embargo, hay dos grupos de pensamiento que son altamente reacios
a esta reevaluación moral: Los católicos ultraconservadores y las
feministas radicales, que entienden el feminismo como una religión.
Ambos grupos tienen un fuerte componente religioso en su ideología que
les impide abandonar fundamentos morales basados en la divinidad/
pureza/santidad. Los católicos ultraconservadores consideran al embrión
humano como una entidad sagrada. En el caso de las feministas radicales,
es el cuerpo de la mujer lo que se considera sagrado. Cualquier
manipulación de una de estas entidades sagradas supone una transgresión
moral.
Es curioso ver cómo en otros temas estos dos grupos están ferozmente
enfrentados. Por ejemplo, cuando se trata de discutir sobre el aborto,
existe un conflicto de intereses entre lo que resulta sagrado para cada uno
de ellos, el entendimiento es imposible. Pero curiosamente, cuando se
trata de gestación subrogada, ambos grupos utilizan el mismo tipo de
argumentos. En ocasiones es muy difícil diferenciar de dónde vienen las
críticas a la GS.
VILA-CORO, A., “Este orgullo celebramos que la gestación subrogada salió del armario”,
El Huffington Post, 29-06-2012.
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Hacia una regulación de la Gestación por Sustitución como Técnica de Reproducción Asistida
Otra de las características de la psicología moral humana son los intentos
de racionalizar los juicios morales que en realidad están basados en
instintos irracionales. Los ultraconservadores católicos, por ejemplo,
buscan desesperadamente estudios que demuestren daños psicológicos
a las mujeres que abortan. Las feministas radicales hacen lo mismo con
estudios que demuestren daño psicológico a la mujer que gesta por
subrogación. Ambos grupos intentan descalificar la GS buscando ejemplos en los que la técnica no está bien regulada o existe mala práctica.
Solo son capaces de imaginar situaciones en las que la mujer no tiene
autonomía para tomar sus propias decisiones y necesita que alguien
tutele su cuerpo para protegerlo de la impureza.
Afortunadamente, la mayoría de la sociedad española es capaz de
desarrollar otros fundamentos psicológicos para su valoración moral.
Gracias a esa capacidad se han conseguido importantes avances
sociales. Si tomamos como ejemplo el matrimonio entre personas del
mismo sexo:
‒ Quien se opone ve en la homosexualidad una corrupción de la pureza
del amor romántico y la rechaza utilizando mecanismos psicológicos
muy relacionados con el sentimiento de asco 11. El fundamento
psicológico contrario al matrimonio igualitario está claramente basado
en la divinidad / pureza / santidad.
‒ Quien está a favor del matrimonio igualitario es capaz de hacer la
transición hacia un esquema autonomía/reciprocidad/ecuanimidad
para su valoración moral. Entiende que las personas somos autónomas
a la hora de decidir con quién establecemos relaciones de pareja, que
en estas relaciones se da el amor recíproco entre ambas partes de la
pareja independientemente de su sexo y que siendo ecuánimes hay
que utilizar las mismas instituciones sociales para regular las mismas
realidades.
‒ De la misma manera que lo hizo para el matrimonio igualitario, la
sociedad española está cada día más preparada para regular la
Gestación Subrogada. Nos estamos moviendo hacia una valoración
moral basada en la autonomía/reciprocidad/ecuanimidad y
demandamos un marco legal que la regule según este esquema. El
desafío ahora está en definir un modelo de regulación que garantice
los derechos y libertades de las partes que intervienen.
ESTES, S. & GRAHAM, J., “Why gay marriage divides the world”, New Scientist, 22 de
mayo de 2012.
11
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Antonio Vila-Coro Vázquez
2.
PROPUESTA DE REGULACIÓN DE LA GESTACIÓN SUBROGADA EN ESPAÑA
Las familias que recurrimos a esta técnica o la necesitan, nos hemos
movilizado a través de organizaciones como Son Nuestros Hijos 12 o la
Asociación por la Gestación Subrogada en España para promover su
regulación. Uno de los proyectos es una Iniciativa Legislativa Popular que
lleve al Congreso de los Diputados una propuesta de ley 13. El modelo de
regulación que proponemos está inspirado en el marco legal de algunos
estados de EEUU como California o Illinois pero mejorado y adaptado a la
realidad española. Sus grandes líneas pueden ser resumidas en 6 puntos:
2.1. Accesible a cualquier tipo de familia que no pueda gestar a
sus hijos
La gestación subrogada como técnica de reproducción asistida tiene que
ser accesible a cualquier modelo de familia, ya sea tradicional,
homoparental o monoparetal. Como no podría ser de otra manera dado el
marco legal español, el acceso ha de estar garantizado en igualdad de
condiciones independientemente del sexo, identidad de género,
orientación sexual o cualquier otra circunstancia personal.
El único requisito para poder recurrir a GS es una incapacidad de gestar
que puede ser debida a diferentes causas. Existen multitud de
enfermedades y circunstancias que impiden a una mujer gestar. La
ausencia de útero está causada por síndromes como el de Asherman,
Rokitanski o como consecuencia de otras enfermedades como el cáncer.
En algunas ocasiones el útero está presente pero no es funcional y en
otras ocasiones es funcional pero la gestación conllevaría riesgos para la
salud de la madre. Tampoco tienen capacidad de gestar las familias
formadas por parejas de hombres, hombres solteros o personas
transexuales, y, por tanto, en todos estos casos se cumplirían los requisitos
para poder recurrir a la GS.
A diferencia de la adopción, no hará falta una evaluación de la idoneidad
para ser padre o madre. Sí que será necesaria una evaluación psicosocial
para determinar la idoneidad de la familia que recurre a GS para afrontar
12
http://www.sonnuestroshijos.com
13
http://www.xn--gestacionsubrogadaenespaa-woc.es/4.html
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Hacia una regulación de la Gestación por Sustitución como Técnica de Reproducción Asistida
el proceso y su capacidad para gestionar la relación que tendrá con la
mujer gestante.
2.2. Respeto a la autonomía de la gestante para tomar decisiones
informadas
La regulación respetará en todo momento la autonomía de la mujer para
decidir sobre su propio cuerpo. Y entre las decisiones que se respetan
estará la de gestar a sus propios hijos o donar su capacidad de gestar a
hijos ajenos.
Sin embargo, el embarazo conlleva unos riesgos que pueden ser mayores
o menores dependiendo de las circunstancias y la salud de la mujer que
gesta. La regulación ha de velar porque la gestante esté informada y sea
plenamente consciente de los riesgos que asume. Para ello, una de las
exigencias de la regulación será que la mujer gestante por subrogación
haya gestado previamente por lo menos a un hijo propio. Esta es la única
manera de que tenga conciencia plena de las implicaciones de un embarazo.
Los riesgos del embarazo serán objeto de evaluación médica, y será el
criterio del ginecólogo/obstetra el que determine la idoneidad de una
mujer para donar su capacidad de gestar. La exigencia de embarazo
previo cumple además la función de validar la ausencia de riesgos en la
gestación. Es decir, podrán donar su capacidad de gestar aquellas
mujeres que tienen buenos embarazos y, por tanto, menores riesgos.
Además del criterio ginecológico, será necesaria una evaluación
psicosocial que determinará la idoneidad de la gestante para afrontar el
proceso y su capacidad para gestionar la relación que tendrá con los
padres de intención.
2.3.Construcción de una relación personal entre la familia y la
gestante, y derecho de los hijos a conocer su origen biológico
La actual LTRA establece el anonimato obligatorio en la donación de
gametos. Y algunos expertos han alzado la voz para sugerir que la
donación de capacidad de gestar debería ser también anónima en caso
de regularse. ¿Qué se pretende conseguir con una regulación que impone
el anonimato? Puede que la intención que hay detrás de tanto ocultismo
sea proteger a los niños de los supuestos daños psicológicos que
supondría conocer su origen, o evitar que las partes en una donación
pretendan saltarse el acuerdo que regula la filiación. Cualquiera que sea
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Antonio Vila-Coro Vázquez
el motivo, no parece que el anonimato sea solución a nada y, además,
entra claramente en conflicto con el derecho de nuestros hijos a conocer
su origen biológico.
Las familias que recurren a TRAs piensan en su mayoría que el anonimato
debería ser una decisión personal y no una imposición. Y en cualquier
caso mantenerse solo si los hijos nacidos mediante esta técnica no
desean conocer su origen biológico.
Pero, además, en el caso de la gestación subrogada, el anonimato entraría
en conflicto con otro derecho, el de la familia y la gestante a establecer
una relación personal. Son varios los beneficios de esta relación, la familia
puede ir viviendo el embarazo a través del contacto con la gestante y su
testimonio directo. Puede acudir con ella a las ecografías, saber cómo se
siente e ir formando un vínculo afectivo con el bebé que va a nacer. Estar
en contacto con la mujer que gesta a tu hijo tranquiliza y reduce el estrés
de la larga espera que supone la gestación. Por su parte, la gestante
puede recibir la compensación emocional a su esfuerzo y dedicación a
través del contacto con los padres de intención.
Diferentes estudios coinciden en la conveniencia de revelar al niño su
origen biológico en edades tempranas14. Cuanto más se retrase más
aumentan las posibilidades de que se sienta engañado y traicionado por
sus padres. En el caso de la gestación subrogada, el origen biológico
tiene además dos componentes, el de la mujer que gestó a nuestros hijos
y el de la mujer que donó el óvulo. Para ambos componentes la regulación
debería evitar imponer anonimatos, pero con más argumentos si cabe en
el caso de la gestación por los motivos anteriormente expuestos.
Se ha argumentado que en las regulaciones en las que no hay anonimato
se reduce el número de donantes. Pero este argumento es cuestionable 15,
y en cualquier caso el modelo que proponemos contempla el anonimato,
como una opción que podrían elegir donantes y padres que así lo deseen.
Existen también alternativas al anonimato como son los acuerdos privados
de confidencialidad, que pueden ir incluso unidos a compromisos de no
contactar con la donante por parte de la familia. En cualquier caso, la
regulación española podría moverse hacia posiciones en las que se
JADVA, V. et al., “The experiences of adolescents and adults conceived by sperm
donation: comparisons by age of disclosure and family type”, 2009 , Human Reproduction
14
MUNDY, L., “Shortage? What shortage? How the sperm donor debate missed its mark”,
The Guardian, 19 de septiembre de 2010
15
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Hacia una regulación de la Gestación por Sustitución como Técnica de Reproducción Asistida
respete más la autonomía de los ciudadanos para tomar decisiones que
afectan a su vida privada.
2.4. Ausencia de relación de parentesco entre la familia y la
gestante
En algunos países existen regulaciones que exigen una relación de
parentesco entre la gestante y la madre de intención 16. El propósito de
esta exigencia no puede ser otro que el de intentar garantizar el altruismo
en la donación de capacidad de gestar. Estas regulaciones asumen que
una mujer sería difícilmente capaz de gestar de manera altruista al hijo de
una extraña. Sin embargo, quizás entienden que gestar al hijo de (por
ejemplo) una hermana no puede tener otro motivo que el altruismo.
Nada más lejos de la realidad, el hecho de que la gestante sea pariente de
la madre no garantiza que sus motivos sean puramente altruistas. Pero,
además, tiene un efecto profundamente perverso, convierte a las parientes
de la madre de intención en las únicas candidatas posibles y las deja a
merced de la presión que supone el chantaje emocional de la familia.
Los motivos que llevan a una mujer a gestar el hijo de otros son muchos y
complejos. Y entre ellos puede estar la aspiración legítima de tener una
compensación emocional que perfectamente puede venir de un extraño.
Quizá lo recomendable sería que la gestante no guardara ninguna relación
con los padres de intención. Esto evitaría que las relaciones se estropearan
tras quedar el debe y el haber emocional descompensados por
incumplimiento de las expectativas puestas en el acto de donación.
La obsesión con el altruismo nos puede llevar a exigencias absurdas en
las regulaciones. ¿Acaso los humanos no somos capaces de tener
comportamientos altruistas con desconocidos?
2.5. Irreversibilidad del contrato
Otra característica que se da en las regulaciones de algunos países como
Reino Unido es la reversibilidad del contrato 17. Esto es, la gestante
dispone de un periodo de tiempo determinado tras el parto para reivindicar
Es el caso de Tailandia desde agosto de 2014: WANGKIAT, P., “Surrogacy law to tackle
parental rights”, Bangkok Post, 13-8-2014
16
Surrogacy Arrangements Act 1985, Chapter 49, F41A, “No surrogacy arrangement is
enforceable by or against any of the persons making it.”
17
295
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Antonio Vila-Coro Vázquez
derechos de filiación sobre el bebé. Para alguien que oye por primera vez
hablar de Gestación Subrogada, este periodo podría sonar razonable.
Pero para quien ha entendido la diferencia entre gestar y ser madre es
algo aberrante e inmoral.
Imaginemos una pareja heterosexual que se ha embarcado en el proyecto
de formar familia. Quieren ser padres juntos, pero no pueden gestar y se
someten a un tratamiento de fertilidad. Ella aporta sus óvulos y él su
esperma para producir embriones que luego transferirán al útero de otra
mujer para que los geste. Esta pareja ve crecer el vínculo emocional con
su hijo a medida que progresa la gestación. Ellos son padres desde el
momento en que se embarcaron en el proyecto, pero han encomendado
la gestación de su hijo a otra persona. Poco a poco se acerca el momento
de cumplir sus ilusiones, y con el parto por fin su sueño se hace realidad,
su hijo ya ha nacido. Sin embargo, algunas legislaciones permiten que
estos padres se queden sin el hijo por el que tanto han luchado. ¿Cómo
se puede permitir algo tan tremendamente injusto e inmoral como quitarle
un hijo a sus padres?
La única explicación es que el legislador haya confundido gestante con
madre, y que además interprete que una mujer no es capaz de tomar de
manera autónoma la decisión de gestar el hijo de otros y asumir las
responsabilidades que esto conlleva. ¿Acaso en estos modelos de
regulación no existe una evaluación psicológica que evalúe la idoneidad
para ser gestante?
Muchos argumentarán que el vínculo afectivo que se forma entre la
gestante y el bebé gestado es el fundamento de derecho para reivindicar
la filiación. Pero existen multitud de personas que establecen vínculos
afectivos con nuestros hijos. ¿Esto les da derecho a reivindicar una
relación de filiación y arrebatárnoslos?
Imaginemos una pareja con una hija de pocos meses; cuando terminan
los permisos de maternidad y paternidad necesitan que alguien la cuide
para reincorporarse a sus puestos de trabajo. Deciden encomendar el
cuidado de su hija a una señora que se ofrece como “madre de día”, cuida
a varios bebés porque sus padres trabajan y no pueden. Pasados los
meses, van un día a recoger a su hija pero la señora se niega a entregarla,
se ha encariñado con ella. Pasa mucho más tiempo con ella que sus
propios padres y ha establecido un vínculo emocional que le da derecho a
reivindicar la filiación. ¿Suena aberrante verdad? ¿Pero qué diferencia
hay entre esta situación y una regulación que establece un periodo para
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Hacia una regulación de la Gestación por Sustitución como Técnica de Reproducción Asistida
que la gestante reivindique la filiación sobre el embrión que se le ha
encomendado?
La inseguridad jurídica que supone un contrato reversible es insostenible.
Sería equivalente a que los donantes de gametos pudieran revertir el
acuerdo de donación. Con esta regulación, una familia podría tener un
hijo gracias a un donante de esperma, y éste aparecer tras el parto
reivindicando derechos de filiación. Marcos legales como el del Reino
Unido contemplan situaciones tan inmorales como esta. Si queremos
buscar referentes para regular la Gestación Subrogada, no los vamos a
encontrar en Europa.
2.6. Sistema altruista con compensación económica
Sin duda el punto que genera más debate es la posibilidad de que la
gestante reciba una compensación por los riesgos y molestias a los que
se somete cuando dona su capacidad de gestar.
Sin embargo, este tipo de compensaciones son habituales en muchos
procedimientos y estudios que se realizan con voluntarios. Por ejemplo,
en un estudio académico se suele compensar a los participantes por el
tiempo perdido y las molestias sufridas al someterse a los rigores del
experimento, aunque solo sea rellenar una encuesta.
Si el estudio es de tipo médico, además de la molestia, se introduce el
factor riesgo para el voluntario sano que dona su cuerpo a favor del
avance científico. La regulación española contempla que estos
participantes en investigación clínica reciban una compensación
económica por los riesgos y las molestias sufridos 18. Establece además
que esta compensación nunca será tan alta como para inducir a participar
en el ensayo por motivos exclusivamente económicos y que será fijada en
función de las características del ensayo. Es decir, a mayor molestia
mayor compensación.
Este es exactamente el mismo razonamiento que se sigue en la
compensación económica que reciben los donantes de gametos 19. Un
donante de semen sufre mucho menos las molestias que una donante de
Artículo 3.8 del Real Decreto 223/2004, de 6 de febrero, por el que se regulan los ensayos
clínicos con medicamentos.
18
Artículo 3.5 de la Ley 14/2006, de 26 de mayo, sobre técnicas de reproducción humana
asistida.
19
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Antonio Vila-Coro Vázquez
óvulos y, por tanto, la compensación económica que recibe es mucho
menor. Para poder donar óvulos hay que someterse a una estimulación
ovárica con un tratamiento hormonal que puede tener efectos secundarios
y a una extracción de folículos con un procedimiento invasivo que también
tiene sus riesgos. Donar semen es mucho menos molesto, y conlleva una
compensación económica, dos órdenes de magnitud menor.
Y este es también el razonamiento que lleva a compensar económicamente
a las gestantes por subrogación en muchas regulaciones. La gestación
conlleva más riesgos, más molestias y dura más que la donación de
óvulos y, por tanto, está compensada con una cantidad mayor.
La investigación clínica somete a sus voluntarios a protocolos que varían
según los objetivos del estudio. Para poder estudiar los riesgos de estos
protocolos clínicos, la regulación establece la creación de comités éticos.
Por el contrario, la donación de gametos sigue unos protocolos
establecidos y sujetos a poca variación, que no necesitan esa supervisión
por parte de comités éticos. Este sería también el caso de la GS, no
necesitaría comités éticos que evalúen cada protocolo porque los
protocolos son siempre los mismos. La evaluación de riesgos corre a
cargo del médico que establece los criterios de inclusión o exclusión como
vimos en el punto 2.
Toda esta regulación sobre compensaciones económicas que ya existe en
España está basada en una moral fundada en autonomía / reciprocidad / ecuanimidad:
‒ Autonomía: El voluntario da su consentimiento informado para
participar en el procedimiento de ensayo.
‒ Reciprocidad: El voluntario se somete a molestias, el promotor del
ensayo le compensa económicamente.
‒ Ecuanimidad: La compensación se establece en función de las
características del ensayo.
Su objetivo es proteger el bienestar de las diferentes partes que participan
en los ensayos. ¿Por qué no podemos aplicar estos mismos principios a
la gestación subrogada?
Existe una gran resistencia a la compensación económica a la gestante
por parte de algunos grupos de pensamiento. Y de nuevo la razón de este
rechazo está en aplicar una valoración moral basada en la
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Hacia una regulación de la Gestación por Sustitución como Técnica de Reproducción Asistida
divinidad / pureza / santidad. El dinero es el peor contaminante para la
pureza inherente al concepto sagrado de maternidad. Cualquier
trasferencia de valor alrededor de la maternidad hace que sea interpretada
como un mercadeo repugnante 20.
Y, como vimos anteriormente, estos grupos se empeñan en racionalizar
su rechazo. Para hacerlo, intentan equiparar compensación económica
con la explotación de la mujer, buscando siempre ejemplos de regulaciones
deficientes y mala práctica. Intentan desesperadamente demostrar que el
dinero corrompe sistemáticamente y lleva inevitablemente al abuso. Tal es
la desesperación y el calor del debate que muchas veces la batalla
dialéctica deriva en una discusión sobre la naturaleza malvada del
capitalismo.
Pero sabemos que podemos regular la Gestación Subrogada con
compensación económica respetando las garantías de las partes y sin
caer en el abuso. Lo hemos hecho ya con la investigación clínica: El
dinero que reciben los voluntarios sanos no les lleva a ser explotados
sistemáticamente como cobayas humanos. Todo lo contrario, la
compensación económica es el sistema más ético una vez que hemos
conseguido liberarnos de prejuicios.
Por supuesto que existen casos de mala práctica en algunos lugares del
mundo. Pero esto no invalida la Gestación Subrogada como TRA.
Siguiendo el mismo razonamiento: Ha habido casos de mala práctica en
adopción en diferentes países, pero esto no invalida la adopción como
mecanismo de protección de la infancia. Ha habido casos de mala práctica
en investigación clínica, pero esto no la invalida como único camino para
el avance de la medicina y la cura de muchas enfermedades.
Legislemos sobre Gestación Subrogada, desarrollemos una regulación
ética y práctica en España, evitaremos abusos y malas prácticas en otras
partes del mundo. Pero, sobre todo, conseguiremos la felicidad para
muchas familias que sueñan con tener hijos. Todos salimos ganando.
ROTH, AE. “Repugnance as a Constraint on Markets”, NBER Working Paper No. 12702,
November 2006.
20
299
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Antonio Vila-Coro Vázquez
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Dura lex sed lex. O de cómo integrar el
interés del menor y la prohibición de la
maternidad subrogada1
ENCARNACIÓN ROCA TRÍAS
Catedrática de Derecho Civil
Magistrada del Tribunal Constitucional
“When a stone begins to roll, it will continue doing so until no legal distinctions are
made” (Maarit Jänterä Jareborg)
Resumen
A raíz del aumento de la utilización de los contratos de maternidad
subrogada por personas que no pueden tener hijos (mujeres estériles,
parejas de personas gay), plantea problemas en toda Europa. La
diversidad de legislaciones en vigor, permitiendo o prohibiendo estos
contratos produce consecuencias importantes en el reconocimiento de la
filiación en los países donde el contrato está prohibido, como ocurre en
España y en Francia, entre otros. En este trabajo se estudian las
decisiones judiciales españolas y del Tribunal Europeo de Derechos
Humanos (TEDH), sobre la base del principio general de protección del
interés del menor. Se concluye que los legisladores deberían reconocer la
voluntad como título de filiación, para proteger el interés del menor.
Abstract
The increase of surrogacy arrangements, which allow the access to
parentage to sterile women and gay couples, creates hard problems
in European countries. The variety of rules of law in force in different
Agradezco a los eficientes servicios de la biblioteca del Tribunal Constitucional el acceso
a muchos de los trabajos que cito y a otros más que no he tenido ocasión de citar, pero
que conservo. Mi especial reconocimiento al letrado Sr. Pomed Sánchez, que se encargó de
coordinar la búsqueda.
1
301
Fecha de recepción: 16-3-2015. Fecha de aceptación: 23-04-2015
Encarnación Roca Trías
legislations, accepting the validity of these arrangements or forbidding
them, produces important consequences, particularly where the surrogacy
arrangements are forbidden, as happens in Spain and France, among
other countries. In this paper I study different Spanish Supreme Court and
European Court of Human Rights (ECtHR) rulings, focused on the best
interest of the child. I conclude that the legislative bodies must recognize
the will of the intended parents as a mean to establish parentage, in order
to protect the best interest of the child.
Palabras clave
Derechos fundamentales. Interés del menor. Maternidad subrogada.
Jurisprudencia TEDH.
Key words
Fundamental rights. Best interest of the child. Surrogacy arrangements.
ECtHR case-law.
Sumario
I. Planteamiento.
II. La jurisprudencia del Tribunal Supremo: ¿el consentimiento como
título de atribución de la filiación?
A) Filiaciones derivadas de la aplicación de la LTRHA: los matrimonios
de mujeres y los criterios de determinación de la filiación.
B) Prohibición de los contratos de maternidad subrogada. ¿Qué
hacemos con los niños?
C) Las dudas que plantea la doctrina de la STS de 16 de febrero de
2014.
III. Mal de muchos. Las lecciones del derecho comparado.
A) El interés del menor en Bélgica y Holanda.
B) El interés del menor c. la defensa del ordenamiento: Francia.
C) El desenlace del conflicto: las SSTEDH Mennesson c. Francia y
Labassée c. Francia, de 26 de junio de 2014.
D) El caso Paradiso et Campanelli c. Italia.
IV. ¿Regular o ignorar? A modo de conclusiones.
Bibliografía
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Dura lex sed lex. O de cómo integrar el interés del menor y la prohibición ...
I.PLANTEAMIENTO
Dice el libro del Génesis (16,1) “Sara, la mujer de Abraham, no tenía hijos.
Pero tenía una esclava egipcia de nombre Agar, y dijo a Abraham: «Mira,
Yavé me ha hecho estéril; entra, pues, a mi esclava, a ver si por ella
puedo tener hijos» […] Entró éste a Agar, que concibió […]. Parió Agar a
Abraham un hijo y le dio Abraham el nombre de Ismael”. Quizá aquí
empieza toda la historia.
La familia posmoderna constituye un laboratorio de experimentación de
técnicas jurídicas y sociales. Los paradigmas que provienen de los inicios
del siglo XIX, que llevarán a una aproximación romántica del matrimonio
y, a la vez, lo despojarían de su carácter religioso, han cedido el paso, de
manera paulatina a partir de la segunda guerra mundial a nuevos
paradigmas. La caída de los viejos ha sido estrepitosa. A mi modo de ver,
tenemos diversas causas de lo que planteo como hipótesis:
1.ª El reconocimiento de los derechos fundamentales a los individuos
como tales destruye en gran parte el concepto de familia como núcleo.
Es cierto que en épocas de crisis, lo que se ha venido en calificar
como “solidaridad familiar” funciona 2 o como dice el filósofo Perron,
los valores éticos que comporta la idea de solidaridad orientan el
derecho de la familia. Pero los derechos se reconocen a las personas
individualmente consideradas, aunque algunas prestaciones vengan
reconocidas por el hecho de pertenecer a un grupo que se denomina
convencionalmente “familia”. En este supuesto se deben incluir las
prestaciones de la Seguridad Social relativas a la viudedad (art. 174
LGSS) y la orfandad (art. 175 LGSS). Algunos autores entienden que
nos encontramos ante un nuevo “individualismo”, de modo que la
característica de la familia postmoderna quedaría lejos del principio de
solidaridad que puede deducirse de lo establecido en el artículo 39
CE. Pero es precisamente esta característica, el individualismo, la que
va a llevar a demanda de hijos, favorecida por los avances en las
técnicas de fecundación asistida.
En julio de 2011, el 14 Congreso de la International Society of Family Law, que tuvo lugar
en Lyon, dedicó sus discusiones a “Les solidarités entre générations”. El trabajo que se cita
en el texto corresponde a la ponencia de PERRON, “Les solidarités entre générations et la
transmission familiale”. Les solidarités entre génerations. Solidarities betwen generations.
Fulchiron, dir. Bruylant. Bruselas, 2013, p. 23.
2
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Encarnación Roca Trías
2.ª El acceso de determinados colectivos al matrimonio 3. No voy a
repetir aquí ideas que ya he tenido ocasión de exponer en otros
trabajos 4; sí vale la pena recoger aquí muy someramente las razones
por las que el Tribunal Constitucional ha entendido incluido en el
artículo 32.1 CE el matrimonio entre personas del mismo sexo. El TC
amplió, en la STC 198/2012, los titulares del mencionado derecho, al
considerar como tales las personas con la misma orientación sexual.
Así, el TC entiende que “la igualdad de los cónyuges, la libre voluntad
de contraer matrimonio con la persona de la propia elección y la
manifestación de esa voluntad son las notas esenciales del matrimonio,
presentes ya en el Código Civil antes de la reforma del año 2005 y que
siguen reconociéndose en la nueva institución diseñada por el
legislador” 5, por lo que “[...] la institución matrimonial se mantiene en
términos perfectamente reconocibles para la imagen que, tras una
evidente evolución, tenemos en la sociedad española actual del
matrimonio, como comunidad de afecto que genera un vínculo, o una
sociedad de ayuda mutua entre dos personas que poseen idéntica
posición en el seno de la institución, y que voluntariamente deciden
unirse en un proyecto de vida familiar común, prestando su
consentimiento respecto de los derechos y deberes que conforman la
institución y manifestándolo expresamente mediante las formalidades
establecidas en el ordenamiento”.
3.ª Al cambio en el concepto de matrimonio, se une el rechazo de
otros colectivos al matrimonio mismo, generalizándose las
convivencias, lo que no excluye, ni mucho menos, la problemática
jurídica. ¿Hay que regular estas convivencias? ¿No constituye ello
una intromisión en la libertad de los convivientes? Y si la respuesta es
afirmativa, ¿en qué sentido debe producirse esta regulación? Ejemplo
de esta perplejidad es la STC 93/2013, en la que se reconoce la
amplia autonomía de los convivientes, al anular la Ley de Navarra
En la decisión 2013-669 DC, de 17 de mayo de 2013, el Conseil Constitutionel francés
confirmó la ley aprobada por la Asamblea Nacional el 23 de abril, relativa a la obertura
del matrimonio a las personas del mismo sexo; la sentencia del Tribunal Supremo de los
Estados Unidos, United States v Windsor (2012) declaró contrario a la enmienda quinta de la
Constitución el texto de la DOMA (Federal Defense of Marriage Act). Antes, la sentencia del
Tribunal constitucional de Portugal, n.º 121/2010 había declarado también de acuerdo con
la Constitución la reforma del Código Civil, que reconoció a las personas del mismo sexo el
derecho a casarse.
3
4
ROCA TRÍAS. “El Dret de família com a dret de llibertat i de llibertats”. R.J.C.
DIEZ PICAZO GIMÉNEZ. Sistema de Derechos fundamentales, 4.ª ed. Thompson-Civitas.
Cizur Menor, 2014, p. 470.
5
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reguladora de las uniones de hecho 6. La sentencia se construye en
torno al concepto de la autonomía de la voluntad de las personas que
constituyen una pareja de hecho, lo que implica que deba protegerse
lo que se denomina “autogobierno”.
Por ello, la STC 93/2013 declara que la ley no puede “[i]mponer una
opción o limitar las posibilidades de elección en virtud de los
condicionamientos que pudieran resultar de las normas de orden
público interno”, porque el libre desarrollo de la personalidad “quedaría
afectado tanto si los poderes públicos trataran de imponer el
establecimiento, contra la voluntad de los componentes de la pareja,
de un determinado tipo de vínculo no asumido de consuno por éstos”.
De modo que la libertad de decisión no solo en la constitución de la
pareja, sino en la fijación de la organización del grupo resultante
depende de la autonomía de la voluntad de los convivientes, y por ello
es incompatible la imposición de normas que la regulen de forma
imperativa. Por ello, “este respeto a la autonomía privada de quienes
han decidido conformar una unión de hecho se traduce en el
reconocimiento de que, en aras a su libertad individual, pueden
desarrollar sus relaciones –antes, durante y al extinguirse la unión–
conforme a los pactos que consideren oportunos, sin más límites que
los impuestos por la moral y el orden público constitucional [...]”.
4.ª Por último, la generalización del divorcio como forma normal de
extinción del matrimonio lleva a la creación de tipos de familia distintos
de los hasta ahora aceptados socialmente y, por ello, jurídicamente.
Las familias reconstituidas o recompuestas, que están formadas por
miembros que provienen de familias anteriores, sean o no
matrimoniales, puesto que la tipología es muy amplia, y las familias
monoparentales, que constituyen núcleos pequeños formados por un
progenitor y sus hijos son algunos de los tipos más generalizados.
Junto a todos ellos y conviviendo con cualquiera de las posibles
formas familiares a las que me he referido, así como cualquiera que
podamos imaginar, en una especie de línea transversal, se añaden las
familias en las que los hijos son producto del empleo de las técnicas
de reproducción asistida humana. Pero ello no sería problemático y en
realidad no lo ha sido hasta ahora si el uso de estas técnicas se
limitara a las parejas tradicionales, casadas o no, por decirlo de alguna
manera comprensible. Pero quien en uso de la autonomía de la
6
Ley 6/2000, de 3 de julio, para la igualdad jurídica de las parejas estables.
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Encarnación Roca Trías
voluntad utiliza cualquier tipo de técnicas de reproducción asistida
para tener un hijo, plantea algunos problemas jurídicos que, en este
momento, no tienen ninguna solución. De esto se va a tratar en este
trabajo, que solo pretende estudiar cuáles son las normas vigentes en
este momento, que permiten al juez decidir los “casos difíciles”, a los
que no puede negar solución, en virtud de lo que dispone el artículo 1.
7 CC, cuando impone a los jueces y tribunales la obligación de decidir
los asuntos de que conozcan, ateniéndose al sistema de fuentes.
Ello lleva a la pregunta de cómo debe el operador jurídico resolver
este conflicto, teniendo en cuenta que el reconocimiento del matrimonio
contraído por personas del mismo sexo adoptado por Ley 13/2005 y la
confirmación de su ajuste constitucional declarado en la STC 198/2012
deja abiertos otros problemas, el más complejo de todos es la
atribución de la filiación cuando no se utiliza el expediente de la
adopción conjunta o de los hijos de uno de los cónyuges por el otro. Y
ello porque:
i)
Aunque la Exposición de motivos de la Ley 13/2005
mantuvo las palabras “marido” y “mujer” en la regulación de las
presunciones de paternidad contenidas en los artículos 116, 117 y
118 CC, mi opinión es que es posible aplicar dicha presunción a
los matrimonios de personas del mismo sexo. La presunción no
está pensada para este tipo de matrimonios, pero tal ficción no
tiene por qué excluirse 7.
ii)
La Ley de Técnicas de Reproducción Humana Asistida
(14/2006, de 26 de mayo) admitió, desde su primera versión, que
la mujer solo pudiera utilizar las técnicas de reproducción asistida
(art. 6). Y ello a pesar de que no todas las recomendaciones y
legislaciones extranjeras aceptaran esta posibilidad. La Ley
13/2005, al admitir la validez del matrimonio contraído por
personas del mismo sexo, propició la modificación del art. 7
LTRHA, que se produjo por Ley 31/2007, que añadió un tercer
párrafo a dicho artículo 7. A partir de entonces establece que
“cuando la mujer estuviere casada, y no separada legalmente o de
Y ello, pesar de que la Exposición de Motivos de la Ley 13/2005 diga que se mantiene la
referencia al marido y la mujer en los artículos 116, 117 y 118 CC, “dado que los supuestos
de hecho a que se refieren estos artículos solo pueden producirse en el caso de matrimonios
heterosexuales”. Se trata de las presunciones de paternidad del hijo nacido dentro del
matrimonio de los padres, que, a mi modo de ver, no siempre será aplicable a los matrimonios
heterosexuales, como afirmé en Libertad y familia, Tirant lo Blanch, Valencia 2014, p. 153.
7
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hecho, con otra mujer, esta última podrá manifestar ante el
Encargado del Registro Civil del domicilio conyugal que consiente
en que cuando nazca el hijo de su cónyuge, se determine a su
favor la filiación del recién nacido” 8.
iii)
Pero no todo son actuaciones en positivo. El artículo 10
LTRHA prohíbe la gestación por sustitución, diciendo que “1. Será
nulo de pleno derecho el contrato por el que se convenga la
gestación, con o sin precio, a cargo de una mujer que renuncia a
la filiación materna a favor del contratante o de un tercero. 2. La
filiación de los hijos nacidos por gestación de sustitución será
determinada por el parto. 3. Queda a salvo la posible acción de
reclamación de la paternidad respecto del padre biológico,
conforme a las reglas generales”. De este modo, a los matrimonios
formados por hombres solo les queda la vía de la adopción.
II.
LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO:
¿EL CONSENTIMIENTO COMO TÍTULO DE ATRIBUCIÓN DE LA
FILIACIÓN?
Empiezan a llegar a casación asuntos que hasta ahora no se habían
producido o, por lo menos, no se habían planteado. Los problemas se
centran en la determinación del estatuto de los menores y los títulos de
paternidad que van a permitir atribuir la filiación con los fines establecidos
en el artículo 39.2 CE.
Se trata de una norma parecida a la que rige en Suecia desde 2005. Si se produce el
nacimiento de un niño después del tratamiento de fertilidad, ambas mujeres casadas serán
consideradas como los progenitores legales del nacido; según Jänterä-Jareborg, esto no
ocurre por aplicación automática de una presunción legal, sino que debe ser establecido en
una concreta orden judicial, después del consentimiento de la otra esposa, cuando la pareja
está casada, consentimiento que puede producirse incluso antes del nacimiento; según esta
autora lo fundamental es el consentimiento para el tratamiento que obliga a la esposa las
relaciones paternas legales con el hijo, con completo estatuto parental y plenos derechos.
JÄNTERA-JAREBORG. “Parenthood for Same-Sexe Couples. Scandinavian Developments”, en
Bœle-Wœlki-Fuchs. Legal Recognition of Same-Sex Relationships in Europe. National, Crossborder and European Perspectives. 2.ª Ed. Intersentia, 2012, p. 109. En Noruega, después de
la aceptación, en 2009, del “gender neutral concepto of marriage”, que admitió también el
acceso a los tratamientos de fecundación asistida, si de resultas del tratamiento nace un hijo,
la esposa que ha consentido recibe ex lege el trato de “co-madre” y ello sucede de forma
similar en Islandia (ob. cit., p. 110).
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A) Filiaciones derivadas de la aplicación de la LTRHA: los matrimonios
de mujeres y los criterios de determinación de la filiación
La primera sentencia a la que voy a referirme es la 740/2013, de 5 de
diciembre. Los hechos son los siguientes: Dos mujeres contrajeron
matrimonio en agosto de 2007; el mes de marzo del mismo año ambas
firmaron el documento de consentimiento informado para la fecundación
in vitro de A; en diciembre del mismo año nacen dos niñas gemelas. La
filiación se determinó únicamente con respecto a la madre biológica A y
fueron inscritas como hijas de madre soltera, cuando en realidad estaba
ya casada, y únicamente con los apellidos de A. A pesar de que se
interpuso el correspondiente recurso para la rectificación, únicamente se
obtuvo el cambio del estado civil de la madre, pero no la rectificación de
los apellidos. En 2009 se rompió la relación entre las dos mujeres y la
esposa de la madre biológica, a quien llamaremos X, formuló una
demanda reclamando la filiación de las dos niñas por constante posesión
de estado.
La demanda se estima en primera instancia y se confirma en apelación.
La sentencia del Tribunal Supremo de 5 de diciembre de 2013 confirma la
sentencia recurrida, con los siguientes argumentos: (i) el relativo a la
equiparación entre verdad biológica y declaración de voluntad. Así la
mencionada sentencia afirma que “En el régimen de filiación en la
aplicación de estas técnicas, el lugar del padre como verdad biológica a
que se refiere el Código Civil, lo sustituye la Ley por la voluntad de quien
desea ser progenitor. Se posibilita, por tanto, la coexistencia de dos
filiaciones a favor de personas del mismo sexo: una filiación materna
biológica y una filiación no basada en la realidad biológica, sino en una
pura ficción legal, ambas con los mismos efectos jurídicos que la filiación
por naturaleza, una vez se hayan cumplimentado los requisitos expuestos,
lo que implica que en orden al ejercicio de una acción de reclamación de
filiación, no sea necesaria la impugnación de la ya determinada, pues no
es contradictoria con la que se establece por ley”; (ii) la equiparación
absoluta entre los diferentes tipos de matrimonio, cuando afirma que
“Resulta indiscutible, pues, que la nueva regulación legal del matrimonio
no solo ha abierto las puertas de esta institución a las parejas del mismo
sexo, sino que, al optar por esta solución normativa de entre las diversas
que estaban a su alcance, ha equiparado de forma absoluta los
matrimonios contraídos entre personas homosexuales y personas
heterosexuales, sin que la reforma resulte contraria a la Constitución (STC
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6 de noviembre 2012)” 9, y (iii) aplica el artículo 131 CC, utilizando la
remisión que el artículo 8 LTRHA efectúa a las leyes civiles para los
procedimientos de determinación de la filiación. La STS que estoy
analizando argumenta que “La remisión a las leyes civiles «salvo de las
especificaciones establecidas en los tres siguientes artículos» que efectúa
la Ley posibilita además el ejercicio de la acción que aquí se ejercita al
amparo del artículo 131 del Código Civil , sobre posesión de estado, que
constituye una causa para otorgar la filiación jurídica, aunque no exista el
nexo biológico, y que en la práctica queda superada por la prestación del
consentimiento para llevar a cabo la técnica de reproducción asistida,
porque «constituye la voluntad libre y manifestada por ambas litigantes
del deseo de ser progenitoras»”.
Estos mismos argumentos fueron utilizados por la posterior STS de 15 de
enero de 2014 que entendió que “Por tanto, la conclusión que debe
extraerse de este contexto valorativo, avanzando en la dirección ya
señalada por la sentencia de esta Sala de 5 de diciembre de 2013 (núm.
740/2013), no es otra que la plena razón de compatibilidad de ambas
normativas en el curso de la acción de filiación no matrimonial, de forma
que los consentimientos prestados con ocasión del empleo de las técnicas
de reproducción asistida, claramente acreditados de los hechos obrantes
y que llevó a la madre biológica a poner como segundo nombre del niño el
primer apellido de su pareja, como antecedente o causa de la filiación
reclamada, integran y refuerzan la posesión de estado de la mujer
homosexual tanto en el plano de su función legitimadora del ejercicio de la
acción, como en su faceta de medio de prueba de la filiación reclamada
(sic)”, ya que ello queda incluido en el concepto de interés legítimo que el
artículo 131 CC exige para legitimar a “cualquier persona” a los efectos
del ejercicio de la acción de reclamación de la filiación por posesión de
estado.
En conclusión, el Tribunal Supremo ha extendido la legitimación para el
ejercicio de las acciones de filiación por la posesión de estado, por medio
de la aplicación analógica de las normas sobre determinación de la
filiación, pensadas evidentemente, para un sistema de filiación muy
Aunque critica la falta de regulación de los aspectos de la filiación cuando la propia
sentencia que estoy examinando dice “Ocurre que esta reforma se hizo sin atender a otros
aspectos que están en íntima relación con el matrimonio, como es régimen legal de la filiación,
en el que las acciones de impugnación y reclamación estaban pensadas exclusivamente para
parejas heterosexuales, sin mencionar las homosexuales en que una de las personas no
interviene en la fecundación”. Ver los comentarios a esta sentencia en FARNÓS, E. “Filiación
derivada de reproducción asistida. Voluntad y biología”. Anuario de Derecho civil. En prensa.
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distinto del que ahora se plantea. No sabemos, sin embargo, cual sería la
solución si uno de los cónyuges hombres ejerciera esta misma acción. En
principio, no debería ser distinta, porque si debe aplicarse el principio del
consentimiento como título de filiación, el principio de igualdad debe llevar
a su aplicación a cualquier tipo de matrimonio. A ello hay que añadir que,
como señala la STS de 5 de diciembre de 2013, el interés que debe
protegerse en estas situaciones es el de las niñas y la estabilidad familiar
de la unidad creada, que no puede quedar al albur de la voluntad de una
de las progenitoras, añado, que después de aceptar unas reglas, pretende
desmantelar la unidad familiar como consecuencia de la ruptura afectiva.
El consentimiento como título de filiación no puede quedar a expensas de
los cambios de voluntad de los implicados, cuando ha producido efectos
en terceras personas.
B) Prohibición de los contratos de maternidad subrogada. ¿Qué
hacemos con los niños?
Este es un problema complejo. La ley prohíbe el contrato de maternidad
subrogada en cuya virtud una mujer accede, por contrato, a ser inseminada
con material genético o bien a que se le implante un óvulo ya fecundado y
a completar un embarazo, a cuyo término, entregará al niño nacido a los
que se denominan “padres de intención”, es decir, los nacidos a partir del
uso de esta tecnología. Estos contratos pueden utilizarse para superar la
esterilidad de mujeres casadas o conviviendo en parejas de hecho o bien
para las parejas formadas por hombres solos, casados o no. Los
matrimonios de mujeres no tienen este problema, al poder utilizar
directamente la fecundación asistida 10.
Es cierto que la maternidad subrogada no puede limitarse a las parejas
del mismo sexo. Como se comprobará más adelante, los asuntos resueltos
por el TEDH tienen como protagonistas a matrimonios heterosexuales.
Pero también es verdad que la utilización de estas técnicas por
matrimonios/parejas del mismo sexo coloca el punto de mira en una
problemática que combina no solo la prohibición de la maternidad
subrogada, sino también en las parejas del mismo sexo, cuyo acceso al
matrimonio aún no se ha reconocido en general.
De todos modos, no todo parece tan sencillo. Jänterä, por ejemplo, se refiere al modelo
danés, en el que la fertilización asistida solo puede atribuir la responsabilidad parental a
través de la adopción, que solo puede tener lugar si existe una relación registrada entre la
mujer y su compañera. (ob. cit., p. 111).
10
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Dura lex sed lex. O de cómo integrar el interés del menor y la prohibición ...
Me voy a referir ahora a la postura del Tribunal Supremo en el caso
resuelto en la STS de 16 de febrero de 2014 y el posterior auto de 2 de
febrero de 2015, resolviendo el incidente de nulidad de actuaciones
planteado por los afectados. A pesar de estas dos decisiones, este asunto
tampoco puede darse por acabado.
El supuesto de hecho es el siguiente:
Dos hombres casados contratan una maternidad de sustitución en
California y nacen dos niños. Después de cumplir con las formalidades
exigidas en el Código de California que les declara padres, intentan
inscribir esta resolución en el Registro consular, sin éxito. Recurrida esta
decisión ante la Dirección General de los Registros, la Resolución de la
Dirección General de 18 de enero de 2009 estima el recurso e inscribe a
los dos niños como hijos de los padres que han encargado el procedimiento
de maternidad por sustitución. A continuación, el Ministerio Fiscal presenta
una demanda contra esta resolución, que es estimada en 1.ª Instancia,
confirmada en apelación y en el Tribunal Supremo, aunque con cuatro
votos particulares.
Voy a omitir el problema del reconocimiento de estos títulos internacionales
en España; no me interesa en este momento 11, porque no quiero analizar
esta cuestión únicamente desde un punto de vista formal, sino desde el
punto de vista material y a los efectos de examinar el interés del menor y
las consecuencias que tiene ante el Tribunal Supremo. Los argumentos
fundamentales en que se basa esta sentencia para desestimar el recurso
de amparo son los que se resumen a continuación:
1.º El primero, ciertamente, se refiere al reconocimiento de una
decisión extranjera en España, pero lo hace a partir de la aplicación
de la excepción de orden público, contenida en el artículo 12.3 CC,
que establece que “en ningún caso tendrá aplicación la ley extranjera
cuando resulte contraria al orden público”. La primera argumentación
del Tribunal Supremo consiste en negar la validez en España de la
QUIÑONES ESCÁMEZ, A. “Doble filiación paterna de gemelos nacidos en el extranjero de
maternidad subrogada”. Indret 3/2009; VELA SÁNCHEZ. “Los hijos nacidos de convenio de
gestación por sustitución ‟pueden” ser inscritos en el registro civil español. A propósito de
las sentencias del Tribunal Europeo de Derechos humanos de 26 de junio de 2014”. Diario
La Ley. N.º 8415, de 6 de noviembre de 2014, p. 9; PARRÓN CAMBERO M.ª J. “Vientre de
alquiler: mater semper certa est, pater semper incertus est”, La Ley n.º 8269, 12 de marzo
de 2014, p. 3; WILLEMS- SOSSON. “Legiférer en matère de gestation pour autrui: quelques
repères en droit comparé et de droit international”, a Schamps-Sosson. La gestation pour
autrui: vers un encadrement? Bruylant, Bruselas, 2013, pp. 268-272.
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decisión del Tribunal de California, porque “la decisión de la autoridad
judicial de California al atribuir la condición de padres al matrimonio
que contrató la gestación por sustitución con una mujer que dio a luz
en dicho estado [California] es contraria al orden público internacional
español por resultar incompatible con normas que regulan aspectos
esenciales de las relaciones familiares, en concreto la filiación,
inspiradas en los valores constitucionales de dignidad de la persona,
respeto a su integridad moral y protección de la infancia”. Y añade que
“no puede admitirse la disociación entre el contrato y la filiación […]” 12.
El voto particular insiste en que la denegación del reconocimiento de
una decisión extranjera en España por razones de orden público “solo
podría producirse cuando se contraría el orden público entendido
desde el punto de vista del interés del menor”.
2.º Más digno de estudio resulta el concepto de interés del menor que
esta sentencia desarrolla. La sentencia entiende que se trata de un
concepto indeterminado, no absoluto, y señala que “la aplicación del
principio de la consideración primordial del interés superior del menor
ha de hacerse para interpretar y aplicar la ley y colmar sus lagunas,
pero no para contrariar lo expresamente previsto en la misma”, puesto
que otra cosa llevaría a la alteración del sistema de fuentes. Debe
realizarse una ponderación con otros bienes constitucionalmente
protegidos, como es este caso, la dignidad de la mujer. En concreto,
se señala que se trata de un “Concepto jurídico indeterminado que en
casos como este tiene la consideración de un «concepto esencialmente
controvertido» al expresar un criterio normativo sobre el que no existe
unanimidad social. La aplicación de la cláusula general de la
consideración primordial del interés superior del menor no permite al
juez alcanzar cualquier resultado. La concreción de dicho interés del
menor debe hacerse tomando en consideración los valores asumidos
por la sociedad como propios, contenidos tanto en las reglas legales
Se reproduce a continuación el argumento completo: “ Infracción de normas destinadas
a evitar que se vulneren la dignidad de la mujer gestante y del niño, mercantilizando
la gestación y la filiación, “cosificando” a la mujer gestante y al niño, permitiendo a
determinados intermediarios realizar negocio con ellos, posibilitando la explotación del
estado de necesidad en que se encuentran mujeres jóvenes en situación de pobreza y
creando una especie de “ciudadanía censitaria” en la que solo quienes disponen de elevados
recursos económicos pueden establecer relaciones paterno-filiales vedadas a la mayoría de
la población. Inexistencia de trato discriminatorio. La razón de la denegación de la inscripción
de la filiación no es que la misma estuviera determinada a favor de un matrimonio de dos
varones, sino que estaba determinada por la celebración de un contrato de gestación por
sustitución”.
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como en los principios que inspiran la legislación nacional y las
convenciones internacionales, no los personales puntos de vista del
juez; sirve para interpretar y aplicar la ley y colmar sus lagunas, pero
no para contrariar lo expresamente previsto en la misma. Debe
ponderarse con los demás bienes jurídicos concurrentes, como son el
respeto a la dignidad e integridad moral de la mujer gestante, evitar la
explotación del estado de necesidad en que pueden encontrarse
mujeres jóvenes en situación de pobreza, o impedir la mercantilización
de la gestación y de la filiación. La protección del interés superior de
los menores no puede fundarse en la existencia de un contrato de
gestación por sustitución y en la filiación a favor de los padres
intencionales que prevé la legislación de California, sino que habrá de
partir, de ser ciertos tales datos, de la ruptura de todo vínculo de los
menores con la mujer que les dio a luz, la existencia actual de un
núcleo familiar formado por los menores y los recurrentes, y la
paternidad biológica de alguno de ellos respecto de tales menores”.
Debo señalar en este punto que resulta extraño el concepto que en
esta sentencia se utiliza para identificar el interés del menor. Otras
SSTS han considerado que este criterio es preferente a cualquier
otro 13, siendo a estos efectos especialmente importante la STS de 20
de noviembre de 2013, que alude a “la extraordinaria importancia que
Ver SSTS de 19 de julio de 2013, 5 y 12 de diciembre de 2013, entre muchas otras
anteriores e incluso posteriores a la STS de 16 de febrero de 2014. La STS de 20 de noviembre
de 2013 dice que la normativa relativa al interés del menor tiene características de orden
público, por lo que debe ser observada necesariamente por los jueces y tribunales en las
decisiones que se tomen en relación a los menores, como se afirma en la STC 141/2000,
de 29 mayo, que lo califica como “estatuto jurídico indisponible de los menores de edad
dentro del territorio nacional”, destacando como relevantes a estos efectos la Convención
de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, de 1989, ratificada por España en
1990, la Carta Europea de los Derechos del Niño del Parlamento Europeo (Resolución A
3-0172/92, de 8 julio) y la Ley Orgánica 1/1996, de Protección Jurídica del Menor (asimismo
SSTC 143/1990, 298/1993, 187/1996 y 114/1997, así como el ATC 28/2001, de 1 febrero)”.
Añadiéndose en el FJ Tercero que “El interés superior real, y no simplemente abstracto de
la niña, no puede ser interpretado solamente desde el punto de vista de la familia biológica,
sino que el eje debe situarse en el propio interés ( STS 13 de junio 2011), y ello exige que no
se haga prevalecer el interés de la madre biológica, simplemente conectado con la acción
de paternidad ejercitada en su día por el recurrente, sino el que resulta de la valoración de
los hechos desde la realidad de la vida familiar y no desde la pura abstracción amparada
no solo por una convicción de paternidad, sino teniendo en cuenta una situación efectiva
que, en estos momentos, resulta indudablemente beneficiosa para la niña, puesto que
protege todos los intereses en juego, incluso los del padre biológico, que no es parte en
el procedimiento, si es que finalmente se consolida la existencia de unos vínculos paterno
filiales asumidos y recíprocamente adaptados por el padre biológico y su hija para merecer
el consiguiente amparo que se le reconoce en derecho, lo que la Sala desconoce en estos
momentos”.
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revisten estos intereses y derechos en juego en este tipo de procesos”.
Aquí se efectúa una ponderación del interés del menor con los
derechos fundamentales, aunque más que nada, sociales de la madre
biológica, lo que no parece sea un parámetro correcto en la
identificación de los derechos fundamentales de ambos, que después
de esta sentencia va a señalar el Tribunal Europeo de Derechos
Humanos.
El voto particular señala de forma clara que el interés del menor queda
gravemente afectado con la solución que adopta la mayoría en la
sentencia que se reseña, porque con dicha cláusula el ordenamiento
jurídico “lo que […] pretende es que los derechos fundamentales del
niño resulten protegidos y que ello suceda de forma prioritaria y
preferente a los de los demás implicados, debido a la falta de
capacidad del menor para actuar defendiendo sus propios intereses”.
3.º La sentencia de 16 de febrero de 2014 utiliza otros argumentos,
pero el tercero más importante se refiere a que una ponderación
adecuada de los intereses en presencia en este caso lleva a considerar
que el interés del niño no puede buscarse a través de un contrato de
sustitución de maternidad. La sentencia analiza la regulación española
de estos contratos, que, contenida inicialmente en el artículo 10 de la
Ley 35/1988, de 22 de noviembre, primera en regular las técnicas de
filiación asistida, se mantuvo sin modificaciones en la Ley 14/2006,
actualmente vigente. La sentencia resume la regulación del siguiente
modo: “Su apartado primero establece la nulidad de pleno derecho del
contrato por el que se convenga la gestación, con o sin precio, a cargo
de una mujer que renuncia a la filiación materna a favor del contratante
o de un tercero. El segundo apartado prevé que la filiación de los hijos
nacidos por gestación de sustitución será determinada por el parto (en
línea con lo recomendado en el informe del Comité Ad Hoc de Expertos
en el Progreso de las Ciencias Biomédicas, CAHBI, del Consejo de
Europa). Y el tercero deja a salvo la posible acción de reclamación de
la paternidad respecto del padre biológico, conforme a las reglas
generales”. De acuerdo con estos criterios, la sentencia entiende que
no puede aceptarse el argumento de los recurrentes que consideran
que la filiación es periférica al contrato de gestación por sustitución; al
contrario, según la sentencia, la Ley no solo declara la nulidad del
contrato de gestación, sino que, además, determina el régimen de la
filiación, porque la materna queda determinada por el parto y la
paterna, mediante la posible acción de reclamación de la paternidad.
Al ser la filiación que se demanda contraria al artículo 10 LTRHA, es
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incompatible con el orden público y ello impide el reconocimiento
registral.
4.º La solución propuesta se mantiene en la argumentación del
incidente de nulidad de actuaciones, presentado por los recurrentes y
resuelto en el ATS de 2 de febrero de 2015, del pleno de la Sala 1.ª del
Tribunal Supremo. La mayor parte de las explicaciones va dirigida a
razonar sobre las diferencias entre el caso español y los casos
decididos hasta aquel momento por el TEDH. Se dice que así como
en los casos franceses, las niñas no estaban jurídicamente integradas
en Francia, porque se hallan en “una situación de incertidumbre
jurídica”, dado que “Francia les niega esa consideración [de hijos de
los recurrentes], porque la gestación por sustitución impide
absolutamente el establecimiento del vínculo de filiación con los
comitentes, sea mediante la inscripción de las actas de nacimiento
expedidas en el extranjero, sea mediante la inscripción del acta de
notoriedad de la relación de filiación por constar que los solicitantes
crían y educan al niño desde su nacimiento, sea mediante la
constatación de la filiación paterna, sea mediante la adopción” (FJ5,
pr. 8). En cambio, se añade, que la sentencia del Tribunal Supremo
español, contra la que se interpone el incidente de nulidad de
actuaciones, no da un rodeo para llegar al mismo punto inicial, sino
que “la cuestión decisiva es que lo que determina la relación de
filiación, esencial para establecer la identidad del menor (sub. Mio)
según las normas de orden público del ordenamiento español
actualmente vigentes, es la filiación biológica (cuyo reconocimiento
como determinante de la filiación tiene una especial importancia para
el interés del menor, como elemento esencial de su identidad, y así es
destacado por las sentencias del Tribunal de Estrasburgo), y el
establecimiento de lazos filiales como consecuencia de la existencia
de un núcleo familiar de facto en el que están integrados los menores,
el progenitor biológico y su cónyuge […]”. Y añade el ATS a que me
estoy refiriendo que la sentencia del TS dictada en febrero de 2014
“[…] permite que la identidad de los menores quede debidamente
asentada mediante el reconocimiento de la filiación biológica y la
formalización de las relaciones existentes si hubiera un núcleo familiar
‟de facto” entre los comitentes y los niños, como parece que existe. Y
no solo lo permite, sino que acuerda instar al Ministerio Fiscal para
que adopte las medidas pertinentes en ese sentido para la protección
de los menores”. El establecimiento de la relación biológica entre el
padre que ha proporcionado el material genético para la procreación
puede proporcionar el estatus definitivo de los menores en lo relativo
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a la fijación de la identidad, según las SSTEDH. Pero también la
adopción o incluso la posesión de estado, que según el ATS “[…]
nuestro ordenamiento jurídico ha considerado idóneos para proteger
el interés del menor (sub. Mio)” 14.
C) Las dudas que plantea la doctrina de la STS de 16 de febrero de
2014
Tan pronto como en 1987, el denominado caso “Baby M.” produjo una
importante literatura jurídica; se trataba del leading case, un caso, además,
difícil en el que había importante implicación de derechos fundamentales 15.
Los principales temas fueron los siguientes: (i) los acuerdos de maternidad
subrogada no proporcionan una adecuada protección para los niños, los
jueces consideraron que los acuerdos de maternidad subrogada deberían
contener cláusulas que previeran la adopción por el padre biológico,
siempre en atención al interés del menor, mientras que el incumplimiento
de estos contratos que dé lugar a litigios debe resolverse siempre en
interés del menor; (ii) el tribunal consideró que los contratos de maternidad
subrogada explotaban menos a las mujeres que las adopciones 16; (iii) no
implica la compra de bebés, porque el pago únicamente pretende
compensar los gastos del proceso; (iv) los contratos de maternidad
subrogada no lesionan el concepto de familia tradicional, y (v) estos
contratos deberían ser admitidos jurídicamente sin tener en cuenta si
existe o no explotación de los pobres por las personas que pueden pagar
este procedimiento.
Este FJ acaba con una pequeña bronca a los recurrentes, cuando el TS afirma que “los
promotores del incidente deben ser conscientes de que la filiación de los menores podía
ya haber sido fijada definitivamente, o estar muy avanzado el proceso para fijarla, si se
hubiera dado cumplimiento a nuestra sentencia”, porque los recurrentes “no solo no han
ejercitado las acciones de reclamación de la filiación biológica paterna, sino que ni siquiera
están prestando su colaboración al Ministerio Fiscal para que la filiación sea fijada del modo
previsto en nuestro derecho y acordada en la sentencia” (FJ 5, pr. 12).
14
COPEN, ROBERT A. “Family Law: Surrogate Parenting”. 1988 Annual Survey of American
Law. Issue 4. 1988, p. 948-950. New York University School of Law.
15
Como se dice en p. 949: “The court viewed private adoption as a situation in which the
mother was usually pregnant before the contemplation of surrendering the child, tha natural
father was uninterested in the child or his whereabouts or identification was unknown, and
the unborn fetus faced potential abortion due to financial or social pressures. In addition,
the trial court stressed than private adoptions often involved illegal payment. By contrast,
surrogacy possessed none of the foregoing problems. Instead, the parties planned and
desired to have a child and the mother had ample time to consider her duties, even before
her impregnation”.
16
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Desde entonces, los problemas no han dejado de crecer debido a la
mejora de las técnicas de reproducción asistida y a la entrada en el que
podría llamarse “mercado” de parejas que no pueden tener hijos, como
ocurre con los matrimonios de personas gay. Sobre todo, si examinamos
la cuestión desde el punto de vista de la protección de los derechos
humanos, surgen problemas de mucho calado, como pone de relieve
Tobin 17, existen algunos problemas complejos: (i) el primero, el artículo 35
de la Convención sobre los derechos del niño, de Nueva York 1989, que
establece que “los Estados parte tomarán todas las medidas de carácter
nacional, bilateral y multilateral que sean necesarias para impedir el
secuestro, la venta o la trata de niños para cualquier fin o en cualquier
forma”; (ii) la maternidad subrogada es moralmente objetable porque
refuerza la desigualdad de género, y (iii) la regulación de este tipo de
contratos no puede proporcionar protección suficiente en contra de la
explotación de las madres gestantes.
Es interesante observar la coincidencia de esta opinión con algunos de
los argumentos expresados en la STS de 16 de febrero de 2014 y en el
incidente. Sin embargo, creo que si bien los casos resueltos por el Tribunal
Supremo español merecen la calificación de “casos difíciles”, no pueden
constituir pretextos para el non licet, porque el juez debe resolver de
acuerdo con el sistema de fuentes previsto (art. 1.7 CC).
III. MAL DE MUCHOS. LAS LECCIONES DEL DERECHO
COMPARADO
No es mi intención hacer aquí un estudio de derecho comparado acerca
de los diversos sistemas que intentan afrontar el problema que, como se
dice al inicio de este trabajo, está empezando a ser una gran bola de
nieve rodando por la pendiente de la legalidad. Dicho sea sin que esto
deba entenderse como una toma de postura.
Son diversas las publicaciones que se han ocupado de aclarar el
panorama comparado relativo a la regulación de los contratos de
maternidad subrogada, por una parte, y los efectos que dichos contratos
producen en las relaciones paterno filiales entre los que se denominan
“padres de intención” o padres que encargan el procedimiento, la madre
TOBIN. “To prohibit or Permit: What is the (Human) Rights Response to the Practice of
International Commercial Surrogacy?”. Melbourne Legal Studies Research Paper. N.º 689,
pp. 2-3. http://ssrn.com. This paper was first published in the International and Comparative
Law Quarterly, Volume 63, Issue 2, 2014.
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subrogada o gestante, su marido, si lo hay, y los hijos nacidos de este
procedimiento. De ahí puede llegarse a una primera conclusión y es que
el problema presenta diversas facetas: (i) la primera y seguramente la
más importante, la constituye el hecho de que no existe unanimidad entre
los diferentes estados para regular de manera uniforme los contratos de
maternidad subrogada, lo que genera lo que ya en 2003 Deech calificaba
como “turismo reproductivo” 18; (ii) la distinción entre la validez o no del
contrato de gestación por sustitución, que debe diferenciarse
absolutamente del estatuto del menor, ya que en este segundo aspecto
deben ponderarse prioritariamente sus derechos fundamentales incluidos
en lo que se denomina “interés del menor”, y (iii) como se va a comprobar
a continuación, el problema no se concentra solamente en las parejas del
mismo sexo, casadas o no; es mucho más complejo.
La STEDH de 26 junio 2014, dictada en el asunto Menesson c. Francia,
realiza un resumen de las diversas posturas mantenidas en los 35 Estados
firmantes del Convenio de Derechos Humanos y distingue aquellos en los
que la maternidad subrogada está absolutamente prohibida; en otros no
se regula; en otros se autoriza, con exigencia de condiciones estrictas o
bien se tolera; en 13 de los 35 estados es posible obtener el reconocimiento
jurídico de la relación de filiación ya sea a través del exequátur, la
transcripción directa del acta de nacimiento extranjera o la adopción, lo
que parece excluirse en otros 11 de los Estados firmantes del CEDH 19.
DEECH, RUTH. “Reproductive tourism in Europe: infertility and human rights”. Global
Governance. Vol. 9, núm. 4, oct. 2003, pp. 2-7, aunque el caso a que se refirió en su
trabajo se refería a la inseminación post mortem. Luego ha sido una expresión recurrente,
como MONÉGER. “Rapport de synthése”. MONÉGER. “Gestation pour autrui: surrogate
Motherhood”. Gestation pour autrui: surrogate Motherhood. XVIII Congrès, Washington
D.C. les 25-31 juillet 2010. Societé de Legislation Comparée, París 2011, p. 20. El informe
de la Conferencia de La Haya señala en la p. 6-7 que el turismo médico en la India tiene un
montante de aproximadamente 400 millones de dólares en 2012. Ver Hague Conference on
Private International Law. Questions de Droit International Privé concernant le Statut des
enfants, notamment celles resultant des accords de maternité de substitution à caractère
international. Doc. N.º 11, marzo 2011.
18
“40. La Cour a procédé à une recherche de droit comparé couvrant trente-cinq États
parties à la Convention autres que la France: Andorre, l’Albanie, l’Allemagne, l’Autriche, la
Belgique, la Bosnie-Herzégovine, l’Espagne, l’Estonie, la Finlande, la Géorgie, la Grèce, la
Hongrie, l’Irlande, l’Islande, l’Italie, la Lettonie, la Lituanie, le Luxembourg, Malte, la Moldova,
Monaco, le Monténégro, les Pays-Bas, le Pologne, la République tchèque, la Roumanie, le
Royaume-Uni, la Russie, Saint-Marin, la Serbie, la Slovénie, la Suède, la Suisse, la Turquie et
l’Ukraine”.
“41.. Il en ressort que la gestation pour autrui est expressément interdite dans quatorze
de ces États: l’Allemagne, l’Autriche, l’Espagne, l’Estonie, la Finlande, l’Islande, l’Italie, la
Moldavie, le Monténégro, la Serbie, la Slovénie, la Suède, la Suisse et la Turquie. Dans dix
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Dura lex sed lex. O de cómo integrar el interés del menor y la prohibición ...
Quiero destacar, sin embargo, un común denominador para la resolución
de los casos planteados ante tribunales que deben decidir muchas veces
en casos de derecho internacional, en los que los interesados aprovechan
estas disparidades para eludir las prohibiciones que existen en sus países
de origen. Se trata de la aplicación del principio del interés del menor.
Voy a examinar los casos de Bélgica y Holanda, donde se han producido
este tipo de casos con bastante frecuencia, para estudiar de forma
independiente y quizá con mayor detenimiento, los casos de Italia y
Francia, dadas las últimas sentencias de la Corte Europea de Derechos
Humanos en asuntos provenientes de estos dos últimos países 20.
autres États, dans lesquels il n’y a pas de réglementation relative à la gestation pour autrui,
soit elle y est interdite en vertu de dispositions générales, soit elle n’y est pas tolérée, soit
la question de sa légalité est incertaine. Il s’agit d’Andorre, de la Bosnie-Herzégovine, de la
Hongrie, de l’Irlande, de la Lettonie, de la Lituanie, de Malte, de Monaco, de la Roumanie et
de Saint-Marin.
La gestation pour autrui est en revanche autorisée dans sept de ces trente-cinq États (sous
réserve de la réunion de conditions strictes): en Albanie, en Géorgie, en Grèce, aux Pays-Bas,
au Royaume-Uni, en Russie et en Ukraine. Il s’agit en principe de la gestation pour autrui
dite altruiste (la mère porteuse peut obtenir le remboursement des frais liés à la grossesse
mais ne peut être rémunérée), mais il semble que la gestation pour autrui peut revêtir un
caractère commercial en Géorgie, en Russie et en Ukraine. Elle paraît en outre être tolérée
dans quatre États où elle ne fait pas l’objet d’une règlementation: en Belgique, en République
tchèque et, éventuellement, au Luxembourg et en Pologne”.
“42. Dans treize de ces trente-cinq États, il est possible pour les parents d’intention d’obtenir
la reconnaissance ou l’établissement juridiques du lien de filiation avec un enfant né d’une
gestation pour autrui régulièrement pratiquée à l’étranger, soit par l’exequatur, soit par
la transcription directe du jugement étranger ou de l’acte de naissance étranger sur les
registres d’état civil, soit par l’adoption. Il s’agit de l’Albanie, de l’Espagne, de l’Estonie, de
la Géorgie, de la Grèce, de la Hongrie, de l’Irlande, des Pays-Bas, de la République tchèque,
du Royaume-Uni, de la Russie, de la Slovénie et de l’Ukraine. Cela semble également possible
dans onze autres États où la gestation pour autrui est interdite ou n’est pas prévue par la loi:
en Autriche, en Belgique, en Finlande, en Islande, en Italie (s’agissant du moins du lien de
filiation paternelle lorsque le père d’intention est le père biologique), à Malte, en Pologne, à
Saint-Marin, en Suède, en Suisse et, éventuellement, au Luxembourg.
Cela semble en revanche exclu dans les onze États suivants: Andorre, l’Allemagne (sauf peutêtre quant au lien de filiation paternelle lorsque le père d’intention est le père biologique),
la Bosnie-Herzégovine, la Lettonie, la Lituanie, la Moldavie, Monaco, le Monténégro, la
Roumanie, la Serbie et la Turquie”.
Más información puede obtenerse en el documento del Parlamento Europeo titulado A
Comparative Study on the Regime of Surrogacy in EU Member States. Directorate General
for International Policies. Policy Department C: Citizen’s Rights and Constitutional Affairs.
European Parliament, 2013.
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A) El interés del menor en Bélgica y Holanda
Bélgica.– Los autores están de acuerdo en afirmar que en Bélgica no hay
una prohibición directa de la maternidad subrogada 21. Sin embargo, a
pesar de la falta de regulación se pone de manifiesto que hay ciertas
prácticas que (i) restringen su utilización a las parejas heterosexuales,
bajo indicaciones médicas, como la esterilidad de la pareja; (ii) solo se
autoriza la práctica altruista, sin compensación económica; (iii) en la
mayoría de los casos los padres de intención son asimismo padres
genéticos; (iv) la maternidad resulta del parto, porque se aplican las reglas
generales reguladoras de la atribución de la filiación 22, por lo que el padre
de intención debe iniciar las acciones legales correspondientes para que
se determine la filiación, si es padre biológico, o bien proceder a la
adopción. En lo que se refiere a la determinación de la filiación respecto a
una pareja formada por personas del mismo sexo, la legislación belga no
permite establecer la doble paternidad, y ello solo puede tener lugar
mediante la doble adopción 23.
En relación a los casos planteados ante los Tribunales belgas, los autores
distinguen entre los que se producen a nivel interno y aquellos en los que
interviene un elemento de extranjería. Los casos internos no resultan
interesantes al objeto de este estudio 24; me voy a detener en los casos en
que concurren elementos de extranjería. Se citan los casos Hanne and
Elke, nacidas de una maternidad de sustitución en Ucrania 25; eran hijas
de madre ucraniana y los padres de intención eran una pareja heterosexual
belga. El certificado de nacimiento les reconoció como padres, pero el
consulado belga se negó a inscribir el certificado de nacimiento; los
tribunales reconocieron el certificado ucraniano como un acto jurídico
auténticamente válido y atribuyeron la paternidad al padre biológico
21
“A Comparative Study”, cit. p. 206 y HENRICOT, C. “Belgique” en Monéger, dir., cit., p. 50.
“A Comparative Study”, cit. p. 211 y Verschelden-Pluym “Chronique de jurisprudence
belge concernant la gestation pour autrui (droit interne)”, en Schamps-Sosson. La gestation
pour autrui cit. p. 202 p. 196 y pp. 203-209 respecto a los casos de derecho interno.
22
23
VERSCHELDEN-PLUYM cit., p. 202.
“A Comparative Study”, cit., pp. 215-218. Se afirma, sin embargo, que en los casos de
derecho interno, el interés del menor sirve como fundamento para comprobar si la decisión
para la adopción está fundada en bases justas (p. 226). VERSCHELDEN-PLUYM, cit., p. 202,
señalan que se han presentado ya diversos procedimientos en los tribunales belgas, después
de demandas de adopción subsiguientes a maternidad subrogada.
24
Civ. Amberes, 19 diciembre de 2008 y Tribunal de Menores de Amberes, 22 abril 2010. A
Comparative Study, p. 218, y HENRICOT, cit., p. 51.
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intencional, pero no la maternidad de la madre de intención. Finalmente
esta adoptó a las niñas. En relación al interés de las niñas, el Tribunal de
Menores de Amberes especificó que considerar contrario al orden público
el procedimiento de adopción iniciado en Bélgica solamente porque la
filiación procedía de un procedimiento tecnológico, penalizaría a las niñas,
que no habían elegido la vía de su nacimiento. Otras consideraciones
relativas a la comercialización de este tipo de operaciones, no importan
en este momento.
El segundo caso belga interesante al objeto de este estudio es el
denominado caso Samuel, también consecuencia de un contrato de
maternidad subrogada celebrado en Ucrania, esta vez entre una mujer de
aquella nacionalidad y una pareja del mismo sexo 26; uno de los miembros
de la pareja era el padre genético, quien interpuso una acción pidiendo
que se reconociese el certificado, como finalmente ocurrió.
El tercer caso citado por los autores belgas es el conocido como Maia y
Maureen, nacidas en USA, de madre sustituta americana y padres de
intención del mismo sexo, de nacionalidad belga 27. Los certificados de
nacimiento se basaban en una sentencia declarativa de paternidad de dos
niñas nacidas como consecuencia de un contrato de maternidad
subrogada y sin parentesco entre los padres legales y las gemelas. De
nuevo, los padres pretendieron el reconocimiento de los certificados de
paternidad americanos. Como en el caso español, los tribunales belgas
rehusaron en primera instancia el reconocimiento de dichos certificados,
aplicando la regla del fraude de ley, aunque fue revocada por el tribunal de
apelación, que consideró que la filiación con el padre de intención quedaba
establecida con el reconocimiento de paternidad efectuado por dicho
padre, concluyendo que la ilegalidad del contrato no podía poner en
peligro el interés del menor, razón por la cual debía reconocerse la
paternidad del padre biológico.
En estos y otros casos que han tenido lugar en Bélgica, el interés del
menor permite “neutralizar” la ilegalidad de los contratos de maternidad
concluidos en el extranjero, porque como afirma Henricot 28, la filiación de
un hijo nacido como consecuencia de un contrato de maternidad de
sustitución, considerada contraria al orden público, debería ser reconocida
26
Civ. Bruselas, 15 de febrero de 2011. A Comparative Study, cit., p. 219.
Lieja. 6 de septiembre de 2010 y Tribunal de Menores de 22 diciembre de 2011. A
Comparative Study, cit., p. 221 y HENRICOT, cit., p. 51.
27
28
HENRICOT. Ob. cit., p. 77.
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en la medida en que la relación jurídica ha sido válidamente creada en un
país que lo admite y conforme a las reglas establecidas en dicho país. Y
todo ello, en base a la protección del interés del menor.
Holanda.– El otro sistema jurídico al que quiero referirme es el holandés.
En Holanda la práctica de la maternidad de sustitución está admitida,
aunque bajo fuertes restricciones. Vonk y Bœle-Wœlki 29 insisten en que a
pesar de los controles de la Sociedad Holandesa de Obstetricia y
Ginecología, que establece las directivas para proceder a este tipo de
operaciones, la sociedad holandesa no ve con buenos ojos los contratos
de este tipo. Debe añadirse que las parejas formadas por hombres no
pueden acceder a los dichos contratos, ya que según estos mismos
autores, aun en el caso que pudieran llegar a contratar, este acuerdo no
es obligatorio, de modo que los jueces no estarían obligados a otorgar un
estatuto civil al menor nacido de estas técnicas. Solo el procedimiento de
adopción permitiría reconocer una relación de filiación, porque la madre
que ha dado a luz es la madre legal y la adopción solo será posible cuando
los padres legales hayan sido privados de la potestad parental 30.
Sin embargo, como en todas partes, el law in practice es infinitamente
más interesante que el law in books. Dejando de lado los casos internos,
como he hecho antes, me centraré en los casos internacionales, en los
que los tribunales holandeses han tenido que resolver por qué los
ciudadanos recurren a una subrogación en el extranjero, a pesar de la
llamémosle “tolerancia”, sometida, sin embargo, al férreo control
profesional de la sociedad médica a la que antes me he referido. Aparte
de algunos casos en los que concurren circunstancias de fraude real,
como el denominado caso Dona 31, la mayoría de los supuestos reproducen
algunas de las características de los ya citados para Bélgica. En algunos
de ellos, los tribunales holandeses han aplicado el artículo 8 del CEDH, es
decir, el derecho al respeto a la vida familiar, como ocurrió en el caso de
2011, en el de una maternidad subrogada realizada en la India por una
pareja heterosexual, mediante una donación de óvulos, fertilizada con
esperma de uno de los miembros de la pareja; en este caso se declaró
que la madre subrogada no era la madre genética, pero las autoridades
holandesas no admitieron la inscripción a favor de la madre de intención
porque no había dado a luz. Como más adelante vendrá a decir el TEDH,
VONK, M- BŒLE-WŒLKI, K. “Surrogacy and Same-Sex Couples in the Netherlands”. En
BŒLE-WŒLKI-FUCHS, Legal Recognition, cit., p. 127
29
30
A Comparative Study, cit., p. 305.
31
A Comparative Study , cit., p. 312-313. VONK, M- BŒLE-WŒLKI, K., cit. p. 134.
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lo que importa es la combinación de los lazos de sangre y las concretas
circunstancias de la vida familiar, de acuerdo con el mencionado artículo 8
del Convenio y, por ello, se admitió establecer la filiación con relación al
padre de intención 32.
La complicación de los casos producidos, como ocurre en todos los
sistemas y en la jurisprudencia que puede consultarse, gira siempre en
torno a tres problemas: (i) si la madre subrogada debe ser declarada o no
madre, a pesar de haber dado a luz; (ii) si puede determinarse la filiación
con relación al padre, en base a elementos biológicos, y (iii) qué ocurre
con el pasaporte de estos niños nacidos en el extranjero cuando sus
padres de intención quieren educarlos y convivir con ellos en el país de
origen de los padres. Estos problemas acaban siendo resueltos teniendo
en cuenta el interés del menor y, por ello, algunas veces la guarda de
estos niños se atribuye a los padres de intención, pero ello encuentra, a
su vez, las limitaciones del cumplimiento de los requisitos de la adopción
internacional en la propia Holanda. El caso Dona constituye un leading
case, en el que se mezclan cuestiones penales, decisiones en interés del
menor y fraudes. Es el “caso difícil” perfecto.
B) El interés del menor c. la defensa del ordenamiento: Francia
El artículo 16-7 del Código Civil francés, tal como aparece redactado por
la Ley 94-653, de 29 de julio de 1994, establece que “toute convention
portant sur la procréation ou la gestation pour le compte d’autroui est
nulle”. A continuación, el artículo 16-9 declara que todas las disposiciones
del capítulo relativo a estos aspectos son de orden público. Esta normativa
no ha evitado los mismos problemas producidos en los demás países y es
más, las decisiones del TEDH han tenido como objeto dos casos ocurridos
en Francia, los casos Mennesson y Labassée, a los que sin duda hay que
referirse a continuación, porque constituyen un punto de no retorno en la
metodología a aplicar para la solución de estos casos.
La doctrina francesa había ya manifestado su preocupación como
consecuencia de la sentencia de la Cour de Cassation de 17 de diciembre
de 2008, primera pronunciada en el asunto Mennesson; en ella, la Cour,
después de explicar los hechos a que luego me referiré, admitió la
legitimación del Ministerio público para impugnar la inscripción de las
actas de nacimiento de las menores nacidas en Estados Unidos, porque
se deducía de los hechos que los enunciados inscritos en las actas del
A Comparative Study, cit., p. 315. Se refiere a la sentencia Rechtbank’s-Gravenhage, de
24 de octubre de 2011.
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Registro Civil no podían resultar más que de un contrato de maternidad
subrogada. Algún autor afirmó que la Cour de Cassation, ante la previa
sentencia de apelación que manifestó una cierta benevolencia para evitar
que los niños resultaran jurídicamente huérfanos, impuso el orden,
aplicando el derecho y sus prohibiciones 33.
La primera sentencia francesa en el asunto Mennesson era, pues, una
sentencia de contenido claramente procesal: se había vulnerado, según la
casación, una disposición de la Ley de Procedimiento Civil, concretamente
el artículo 423. Se explica que teniendo el Ministerio Fiscal la competencia
para actuar defendiendo el orden público y declarada como orden público
la prohibición de contratar una maternidad de sustitución, los acuerdos de
llevarlas adelante son nulos, lo que legitima al Ministerio público 34 para
actuar pidiendo la nulidad. Nos hallamos ante un razonamiento puramente
formal, que finaliza el primer acto del asunto Mennesson y produce el
efecto de anular la sentencia recurrida, devolviéndolo a la apelación para
que vuelva a pronunciarse sobre el problema suscitado, esta vez, entrando
en el fondo.
A partir de aquí se inicia el segundo acto de la obra. El Tribunal de
apelación de París dictó una nueva sentencia el 18 de marzo de 2010 en
la que anuló la inscripción de las actas de nacimiento de las dos niñas. Allí
se enfrenta directamente con los dos problemas con los que también ha
tenido que lidiar nuestro Tribunal supremo, es decir, la cuestión del orden
público internacional 35 y el interés del menor, que es el hilo conductor de
este trabajo. El razonamiento del Tribunal de apelación de París viene a
concluir que no puede alegarse este principio que no permitiría validar a
posteriori un procedimiento ilícito y que la falta de inscripción no priva a
las niñas de su nacionalidad americana. La segunda escena del segundo
acto tiene lugar con la sentencia de la Cour de Cassation, de 6 de abril de
2011, que resolvió el recurso de los padres; aquí sí se discutió sobre si se
podía oponer a un derecho adquirido legalmente en el extranjero. Los
argumentos de la sentencia confirmaron lo dicho en la apelación,
recalcando que la anulación de la inscripción de las actas de nacimiento
BRUNET, L. “Un arrêt trompe-l’œil sur la gestation pour autrui: retour du droit ou recul de
la raison juridique?” Nota a la sentencia de la Cour de cassation de 17 de diciembre de 2008.
Recueil Dalloz 2009, n.º 5, p. 340.
33
34
BRUNET, L. Ob. cit. p. 341.
Que se había escamoteado en la primera sentencia, tal como hizo notar BRUNET, L. Ob.
cit., p. 341, en hablar del “l’étonnant escamotage de la dimensión internationale du litige”.
Asimismo, HENRICOT. Ob. cit, p. 81.
35
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no impedía a las menores vivir en Francia, ni lesionaba el derecho al
respeto a la vida privada y familiar de los niños según el artículo 8 del
CEDH, ni tampoco el interés de los menores, garantizado en el artículo 3
de la Convención de los Derechos del Niño 36. Algunos comentarios de la
sentencia ponen de relieve que es dudoso que la resolución no afecte el
interés superior del menor, especialmente por el mantenimiento del estado
civil americano 37.
El interés del menor siguió sin estar protegido: se prefirió en Francia la
protección del ordenamiento interno, considerando la sanción por fraude
como un castigo, con connotaciones morales (Bollée 38), como ocurrirá
también en el caso italiano que examinaré a continuación.
Pero la historia de las decisiones francesas no acaba aquí. La Cour de
Cassation ha mantenido la prohibición de la inscripción de los certificados
de nacimiento de niños nacidos en la India, como consecuencia de
contratos de maternidad subrogada (sentencia de 13 de septiembre de
2013 39).
C) El desenlace del conflicto: las SSTEDH Mennesson c. Francia y
Labassée c. Francia, de 26 de junio de 2014
Las sentencias del Tribunal Europeo de Derechos Humanos determinan
un punto de no retorno en el tratamiento de los problemas derivados de
los contratos de maternidad subrogada no solo por lo que se refiere a
Francia, sino a la protección de los Derechos Humanos en el ámbito de
los países signatarios del Convenio.
“[…] qu’une telle annulation, qui ne prive pas les enfants de la filiation maternelle et
paternelle que le droit californien leur reconnaît ni ne les empêche de vivre avec les époux
Mennesson en France, ne porte pas atteinte au droit au respect de la vie privée et familiale
de ces enfants au sens de l’article 8 de la Convention (...), non plus qu’à leur intérêt supérieur
garanti par l’article 3 § 1 de la convention internationale des droits de l’enfant (...) ”.
36
DE GEOUFFRE DE LA PRADELLE. “Gestation pour autrui à l’ètranger: annulation de la
transcription des actes de naissance constant une filiation cependant reconnue”. Recueil
Dalloz. 8 juillet 2010, n.º 26, p. 1686
37
BOLLÉE, S. “Conflits de lois. Gestation pour autrui.- Actes d’état civil dressés à l’étranger.”
Comentario a la sentencia de 17 de diciembre de 2008. Revue trimestrielle LexisNexis
JurisClasseur, abril-mai. Juin 2009, p. 582.
38
PETIT, C. “Statut juridique des enfants nés d’une gestation pour autrui réalisée à
l’étranger”. Recueil Dalloz. 17 octobre 2013, n.º 35, p. 2382.
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Los casos Mennesson y Labassée constituyen un ejemplo de cómo puede
aplicarse una metodología correcta que respetando los derechos
fundamentales implicados, pondere la importancia de cada uno de ellos
en la relación jurídica. Ambas decisiones huyen del formalismo que ha
impregnado las decisiones francesas, para fijar los centros de atención en
la protección de los derechos. Voy a utilizar básicamente el asunto
Mennesson, aunque debe entenderse que estoy haciendo también
referencia al caso Labassée.
No es necesario volver a recordar los casos. A partir de la decisión de
2011 del Tribunal de Casación francés, los padres y las hijas recurrieron
ante el TEDH. Sus alegaciones se basaban en la violación del artículo 8
del Convenio, que establece que las personas tienen derecho al respeto
de su vida privada y familiar y que las autoridades públicas no pueden
interferir en este derecho más que por circunstancias previstas en la ley
en la medida en que, en una sociedad democrática, sean necesarias para
la seguridad nacional, el bienestar económico del país, la defensa del
orden y la prevención de infracciones penales, la protección de la salud o
de la moral o la protección de los derechos y libertades. Sobre la base de
la existencia de una familia fundada en la presencia de relaciones de
facto, y dado que los padres de intención viven con las niñas, de manera
que no se distingue de la vida familiar en su concepción habitual, el TEDH
considera admisible la demanda presentada. Señala que en asuntos de
este tipo se produce una relación directa entre la vida privada de los niños
nacidos de una maternidad subrogada y la determinación jurídica de su
filiación (§ 46).
El TEDH distingue entre los efectos que la prohibición de la maternidad de
sustitución produce en los padres de intención y las hijas. Respecto de los
primeros, el TEDH considera que la anulación de las inscripciones de
nacimiento de las niñas no ha impedido a los padres de intención vivir con
ellas en Francia en condiciones comparables a las de las otras familias y
que no existe un riesgo de que las autoridades los separen (§ 92). Por
ello, el TEDH llega a la conclusión que si bien se produce una injerencia
en la vida familiar, ésta tenía como finalidad legal la protección de la salud
y la protección de los derechos y libertades de terceras personas. Por ello
el TEDH entiende que la conclusión de la Cour de Cassation produce un
justo equilibrio entre los intereses del estado demandado, Francia, y los
de los padres de intención demandantes, en relación a lo que se refiere a
la protección de su vida familiar (§ 94).
Sin embargo, aquí no acaba todo. Porque rechazada la demanda de los
padres de intención, resta por responder la de las hijas. La pregunta sigue
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siendo la misma: ¿han respetado las autoridades públicas el derecho a la
dignidad de las menores y su vida privada y familiar? La respuesta es no.
El TEDH recuerda que el respeto a la vida familiar del artículo 8 CEDH
exige establecer los concretos detalles de la identidad de cada uno como
ser humano, entre los que se encuentran: (i) establecer la filiación; (ii)
establecer la nacionalidad que aunque no está incluida en el artículo 8
CEDH, resulta un elemento de la identidad de las personas (§ 97), y (iii)
que como consecuencia de lo anterior, al carecer las niñas de identificación
de acuerdo con el derecho francés, no ostentan derechos sucesorios. Y
todo ello, teniendo en cuenta, además, que uno de los progenitores de
intención era el padre biológico de las menores.
La que podría calificarse como “solución salomónica” se resume
claramente en el §99 de la STEDH 40, donde se señala que los efectos del
no reconocimiento en derecho francés de la relación de filiación entre los
hijos concebidos por esta técnica y los padres de intención no se limitan a
la situación de estos últimos, que solo han elegido una de las modalidades
de procreación que les reprochan las autoridades francesas, sino que
producen efectos sobre los propios hijos, cuyo respeto a la vida privada,
que implica que cada uno pueda establecer la sustancia de su identidad,
incluida la filiación, se encuentra significativamente afectado. Ello genera
una cuestión grave de compatibilidad de esta situación con la protección
de interés superior del hijo, cuyo respeto debe guiar cualquier decisión
que les afecte: “Se pose donc une question grave de compatibilité de cette
situation avec l’intérêt supérieur des enfants, dont le respect doit guider
toute décision les concernant”. En consecuencia y dado el peso que debe
acordarse al interés del menor cuando se ponderan los intereses en
presencia, el TEDH concluye que se ha desconocido el derecho de la vida
privada de las menores: “101. Étant donné aussi le poids qu’il y a lieu
d’accorder à l’intérêt de l’enfant lorsqu’on procède à la balance des intérêts
en présence, la Cour conclut que le droit des troisième et quatrième
requérantes au respect de leur vie privée a été méconnu”.
Las reacciones de la doctrina francesa no se han hecho esperar. Una
parte de la doctrina ha reaccionado señalando que en Francia determinada
la filiación con relación al padre de intención que lo sea biológico, la
99 “Il résulte toutefois de ce qui précède que les effets de la non reconnaissance en
droit français du lien de filiation entre les enfants ainsi conçus et les parents d’intention
ne se limitent pas à la situation de ces derniers, qui seuls ont fait le choix des modalités de
procréation que leur reprochent les autorités françaises: ils portent aussi sur celle des enfants
eux-mêmes, dont le droit au respect de la vie privée, qui implique que chacun puisse établir
la substance de son identité, y compris sa filiation, se trouve significativement affecté”.
40
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esposa, que no podrá ser reconocida como madre, sigue teniendo un
derecho a las relaciones que proviene de lo establecido en el Code
respecto a la posibilidad de que el padre pueda nombrarla como tutora de
sus hijos a su fallecimiento, puede demandar al juez que le reconozcan el
derecho a las relaciones con ellos, así como que se los confíen. Para
algunos, se trata de una instrumentalización de los derechos humanos 41 ;
se critica que en presencia de un conflicto de intereses divergente, en el
que existen planteamientos diversos desde puntos de vista como la moral,
el orden público, etc., el TEDH impone una opinión “personal”, por encima
de las decisiones tomadas por los representantes democráticos del pueblo
francés (Chénedé dixit), imponiendo lo que se denomina “nueva
instrumentalización democrática” de los derechos del hombre, que se
considera inaceptable.
D) El caso Paradiso et Campanelli c. Italia
En este revuelto panorama, se plantea el por ahora último asunto resuelto
en el TEDH, el caso Paradiso et Campanelli c. Italia, de 27 enero de 2015,
que tiene unas connotaciones más complejas aún que los anteriormente
resueltos por el TEDH. Se trataba aquí de una maternidad subrogada
llevada a cabo en Rusia en 2010; según los documentos que constan en
la STEDH, la madre portadora prestó su consentimiento por escrito para
que el niño fuera inscrito como hijo de los demandantes; declaraba que
los padres biológicos eran la pareja italiana Paradiso y Campanelli, que le
habían encargado llevar a cabo el embarazo y el parto y que, de acuerdo
con las reglas del Código de familia vigente en Rusia, daba su
consentimiento para que los padres de intención fueran inscritos como
padres del niño a quien ella había dado a luz. A partir de aquí empieza un
complejo problema entre las autoridades italianas y los padres de
intención, que puede resumirse del modo siguiente: (i) el consulado
italiano comunicó al tribunal de menores italiano que el dossier relativo al
nacimiento del niño contenía datos falsos; (ii) iniciado el procedimiento de
adopción, se nombró un curador para el menor, los padres de intención se
sometieron a una prueba de ADN que dio resultado negativo y el niño fue
ingresado en un centro de acogida; (iii) los tribunales declararon que
había sospechas de graves infracciones y que lo único cierto era que el
niño había sido entregado a la madre de intención mediante el pago de
50.000 euros; (iv) el 26 de enero de 2013 el niño fue colocado en una
familia de acogida; (v) en abril de 2013, el tutor pidió que se otorgara al
CHÉNEDÉ,F. ‟Les arrtes Mennesson et Labassée. Ou l’instrumentalisation des droits de
l’homme”. Recueil Dalloz. N.º 31, 18 setembre 2014, punto 7.
41
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niño una identidad ficticia puesto que carecía de ella y finalmente el
Tribunal acordó la entrega de un acta de nacimiento donde se indicaba
que el niño había nacido en Moscú el 27 de febrero de 2011, de padres
desconocidos y se le atribuía un nombre, y (vi) finalmente, el tribunal de
menores declaró que los padres de intención no estaban legitimados en el
procedimiento de adopción, porque ni eran padres ni parientes del niño.
Los padres de intención interpusieron una demanda ante el TEDH, en
nombre del niño por la imposibilidad de obtener el reconocimiento de la
filiación establecida en el extranjero y por las medidas adoptadas por los
tribunales italianos que, a su parecer, violaban el artículo 8 CEDH, así
como la Convención de los Derechos del Niño.
Después de recordar la doctrina del TEDH sobre las relaciones familiares
de facto, en la sentencia Paradiso se pone de relieve que los demandantes
han pasado seis meses en Italia con el niño, durante los primeros meses
de su vida y aunque se trata de un corto periodo de tiempo, debe concluirse
que sí ha existido vida familiar (§69) y ello, aunque no exista una relación
genética entre los padres de intención y el niño. Por ello, debe aplicarse el
artículo 8 CEDH. En la ponderación de los intereses en juego y a la vista
de los hechos, el TEDH concluye que los tribunales italianos no tomaron
una decisión no razonable (déraisonnable), al no tener en cuenta el
certificado extranjero para atribuir la filiación. Ello no significaba, sin
embargo, que no debiera examinarse el interés del menor, porque para
que el alejamiento del menor del entorno familiar se justifique, debe tener
como finalidad su protección frente a un peligro inmediato. La solución del
TEDH es aquí, si cabe, aún más salomónica. Hay un pasaje muy
significativo en el §84, donde se dice que los recurrentes que habían sido
considerados idóneos para adoptar en general, en esta concreta adopción
han sido considerados incapaces de educar al menor por el único motivo
de que han violado la ley, sin que haya intervenido una nueva valoración
de un experto. En definitiva, se ha vulnerado el interés del menor, porque
no se puede perjudicar a un niño que haya nacido como consecuencia de
un contrato de maternidad subrogada y, por ello, se ha violado el derecho
contenido en el artículo 8 CEDH. Pero como el niño ha desarrollado lazos
de afecto con la familia con la que vive desde principios de 2013, la
constancia de la violación no obliga al Estado a devolver el menor a los
interesados y solo a la compensación por daño moral.
IV. ¿REGULAR O IGNORAR? A MODO DE CONCLUSIONES
El panorama descrito en el anterior apartado nos coloca ante la disyuntiva
de regular o ignorar los contratos de maternidad subrogada. Pero esta
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opción no es jurídica, sino de política jurídica y hay que poner de relieve
que el TEDH no ha declarado que la falta de regulación o incluso la
prohibición de estos contratos deba considerarse contraria al Convenio;
solo ha dicho y es mucho, que la ignorancia de estos contratos y la
aplicación formalista de la legalidad ordinaria no pueden hacerse de
manera que violen los derechos reconocidos en el propio Convenio.
La solución, sin embargo, no es tan simple. De entrada, existen profundas
diferencias entre los supuestos de hecho a regular: (i) la maternidad
subrogada a favor de parejas heterosexuales, con o sin aportación de
material genético de los propios padres de intención; (ii) la denominada
co-maternidad, y (iii) la doble paternidad. Todo ello completado con el
reconocimiento o no de matrimonio entre personas del mismo sexo, que
no necesariamente debe comportar como consecuencia que las personas
que tienen derecho a casarse tengan automáticamente derecho a tener
hijos por procedimientos técnicos como la maternidad subrogada, porque
el conjunto de derechos implicados es muy complejo y deben ponderarse
de manera adecuada.
Pero dicho lo anterior, los problemas que ahora preocupan son los
relativos a la existencia de niños nacidos en estas condiciones, en lugares
donde la maternidad subrogada es admitida o bien, tolerada y que en
base a una serie de disposiciones formales, relativas al reconocimiento de
los certificados de nacimiento expedidos en el extranjero, pretenden
hacerse valer en el país de origen de los padres de intención, casados o
no, del mismo o diferente sexo. Quienes como los franceses, los españoles
y los italianos tienen prohibidos de manera expresa en sus normas los
contratos de maternidad subrogada utilizarán la excepción del orden
público internacional, olvidando que ello se refiere a la validez y
consiguiente exigibilidad de las obligaciones nacidas del contrato
declarado nulo, pero no puede alcanzar al estatuto jurídico del menor, que
nos devuelve a situaciones de desigualdad que parecían ya olvidadas en
virtud de la aplicación del CEDH y de las diversas normas constitucionales
sobre igualdad 42. Es decir, una solución del tipo de la aplicada en estos
países llevaría a declarar la nulidad de todos los efectos derivados de
estos contratos, pero los niños no pueden ser declarados “nulos”. Como
contrapartida, se dirá que una solución como la propugnada en las
sentencias Mennesson y Labassée constituye una cierta forma de
Algunos autores franceses hablan de que no puede volverse al antiguo sistema de
castigar a los hijos por los pecados de sus padres. A tal efecto, CHÉNEDÉ. “….Et demain,
la gestation pour autrui?” Droit de la famille. N.º 7-8, pag. 42. Y el título del dossier de
FULCHIRON-BIDAUD-GARON en Recueil Dalloz, n.º 31, cit. p. 1773.
42
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hipocresía, porque la protección del interés del menor, en la forma
propugnada en ellas, produce indirectamente el mismo resultado buscado
por los padres de intención. En resumen, que la protección del menor
implica el olvido de la conducta ilegal de sus padres que, a la postre, se
encuentran en la misma situación que si el contrato hubiese sido
considerado legal. Ya hace bien el TEDH cuando reconoce que la situación
que se presenta a los jueces en estos casos es muy delicada (STEDH de
27 de enero de 2015, Paradiso §81).
Las preguntas que surgen en la situación actual deben, pues, centrarse
en los criterios para la resolución de estos casos.
1.º El interés del menor como criterio de ponderación. La doctrina
protectora del TEDH sobre la base de la aplicación del interés del menor
intenta ofrecer una línea de solución a los aspectos no regulados, es
decir, los efectos de la violación de las prohibiciones de realizar estos
contratos. Como ya se ha visto, los Tribunales belgas y holandeses, a
falta de norma concreta, han aplicado el principio del interés superior del
menor, que les ha llevado a neutralizar, de alguna manera, la ilegalidad
del contrato de subrogación, como ya se ha visto. A la misma solución
llegará, en un momento posterior, la jurisprudencia del TEDH, en las
sentencias vistas. Sin embargo, hay que matizar también estas
conclusiones, porque antes que nada hay que determinar qué debe
entenderse por interés del menor, puesto que, como afirma Farnós 43, si
se examinan los conceptos que aparecen en las diversas sentencias del
Tribunal supremo, que aquí se han examinado, así como en la del TEDH,
el concepto de interés “es ambivalente”. Pero, ¿es así?
A mi parecer, el TEDH deja muy claro cuál es el contenido del interés del
menor en este caso, dado que de una forma muy clara lo liga con la
dignidad de la persona, que exige poder fijar los detalles de la identidad
de cada ser humano, lo que, según la sentencia Mennesson, incluye la
determinación de la filiación. Pero en los casos Mennesson y Labassée se
produce un nuevo elemento, que podría haber limitado las conclusiones
de dichas sentencias si no se hubiese pronunciado posteriormente la del
caso Paradiso: efectivamente, en ambos casos, existía una prueba
definitiva de paternidad biológica, mientras que en el caso Paradiso no
existe. En realidad, esta cuestión no es considerada como esencial,
porque los argumentos sobre la existencia de una situación familiar de
facto sustituyen la verdad biológica. Lo esencial es el interés del menor
43
FARNÓS. Ob. cit. ADC, en prensa
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entendido como dignidad humana y la consecuencia que el interés
comporta es el reconocimiento legal de una relación de filiación no
necesariamente biológica.
Ello no impide que algunos autores consideren que en estos casos, en los
que se cruzan tres tipos de intereses, “los de la mujer gestante, y los de
los cónyuges «gay» que pretenden su paternidad”, hay que priorizar el de
la parte más débil, es decir, obviamente, el menor, aunque el interés del
menor es inocuo, porque sea cual sea la solución que se adopte, siempre
quedará determinada la filiación 44.
Esta reflexión lleva directamente a otra afirmación: pienso que en la
noción de orden público está incluido el interés del menor, como hace ya
tiempo afirmó Borrás 45. Es decir, que la protección del interés del menor
forma parte de los conceptos de orden público español, dado que España
es parte en el Convenio Internacional de los Derechos del Niño, de 1989
convenio que ha sido introducido directamente en el derecho español al
haberse ratificado por España y haberse introducido en el artículo 2 de
la LO 1/1996, de protección jurídica del menor.
Por tanto y sin entrar a valorar si en la STS de 16 de febrero de 2014 y el
ATS de 2 de febrero de 2015 se descuida o no dicha protección, lo que sí
debe afirmarse es que inevitablemente la aplicación de este principio a
estas situaciones debe llevar a una postura más activa que pasiva, tal
como ha resultado de las sentencias del TEDH. En cualquier caso, los
legisladores deben tenerlo en cuenta.
2.º Los problemas de la inscripción del acto extranjero. Es evidente que el
problema concreto se enfrenta con el reconocimiento de las decisiones
extranjeras válidas en países donde no se admite este tipo de contratos.
Es decir, que entramos de lleno en la excepción del orden público en la
aplicación del derecho extranjero, de acuerdo con el artículo 12.3 CC e
incluso podría entrar en juego la excepción de fraude de ley. El TEDH no
se opone a que cada Estado signatario del Convenio regule en la forma
que crea conveniente la maternidad subrogada, pero a lo que se opone es
CERDEIRA BRAVO DE MANSILLA, G. “Copaternidad y matrimonio entre hombres: la
derogación tácita y parcial de la proscrita gestación por sustitución, fundada en razones de
igualdad”. Revista de Derecho privado, n.º 4 julio-agosto de 2014, p.16.
44
BORRÁS “El «interés del menor» como factor de progreso y unificación del Derecho
internacional privado”. Discurs d’ingrès de l’acadèmic de número Dra. Alegria Borras i
Contestació de l’acadèmic de número Dra. Encarna Roca i Trias. 25 de noviembre de 1993.
Acadèmia de Jurisprudència i Legislació de Catalunya. Barcelona, MCMXCIII, pp. 58 y 59.
45
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a que los efectos de la nulidad del contrato afecten los derechos de las
personas nacidas, colocándolas en una situación cercana a la inexistencia
en el país de donde son oriundos los padres de intención.
La Instrucción del Ministerio de Justicia de 5 de octubre de 2010 intenta
afrontar esta realidad; pero en realidad el problema subsiste, sobre todo,
después de la sentencia de 16 de febrero de 2014 y el auto en el incidente
de nulidad de actuaciones, de 2 de febrero de 2015, ya reseñados.
Aunque no se ha anulado la Instrucción de referencia, puede considerarse
de dudosa legalidad, en tanto que sobrepasa el límite del orden público 46.
Sin embargo, como he dicho antes, no voy a ocuparme de esta delicada
cuestión. A mi modo de ver, no debo ocultar tras argumentos formales un
problema de protección de derechos fundamentales.
Para poder afrontar de una forma racional la solución de un problema de
alcance importante 47 pienso que debe distinguirse claramente entre el
contrato de maternidad subrogada y el interés de los niños nacidos por
este procedimiento. El interés de los menores en la protección de su
dignidad implica el reconocimiento de la filiación, independientemente o
no de la relación biológica con sus padres de intención. En la ponderación
de los derechos fundamentales presentes en los procedimientos, el
TEDH ha dejado claro que es intolerable dejar a los niños a la incierta
suerte de la admisión o no por los tribunales del reconocimiento de la
validez de las sentencias o certificaciones extranjeras, puesto que no
puede impedirse el reconocimiento de su filiación 48. Creo que en el
momento actual no se trata de un problema de ejecución de sentencias
extranjeras, aunque también, sino de protección de los derechos
fundamentales de la parte más afectada en esta relación, que son los
menores.
Y mientras, ¿qué? El Tribunal Supremo había iniciado una línea de
resolución aplicando por analogía las reglas de las acciones de filiación a
otras situaciones, como además ha admitido el mencionado ATS de 2 de
febrero de 2015. El juez tiene en su mano las técnicas adecuadas para
resolver los asuntos de que conozca (art. 1.7 CC), entre las que se
encuentra la analogía (art. 4.1 CC). Pero esta es solo una solución
La propia Sentencia Mennesson recoge la Circular del Ministerio de Justicia, Garde des
Sceaux, de 25 de enero de 2013 (§36).
46
47
Según dice FARNÓS, ob. cit. en prensa.
48
AVOUT, cit., p. 1807
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temporal. Por tanto, propongo unos puntos sobre los que debemos
reflexionar para afrontar la solución de estas situaciones que no dejarán
de producirse en un futuro.
1.º El hecho de que el legislador español no haya afrontado una solución
específica para la filiación que se pueda producir en el seno de matrimonios
de personas del mismo sexo, al admitir la validez de dichos matrimonios 49,
no impide al juez aplicar por analogía las reglas en vigor. Por ello, he
afirmado ya 50 que determinada la filiación con respecto a uno de los
cónyuges, nada impediría ampliar el campo de la presunción de
paternidad/maternidad. No lo impide la alusión que se hace a este
problema en la exposición de motivos de la Ley 13/2005; se trata de una
explicación del porqué no se alteran las reglas de la filiación, pero esto no
impide que un juez pueda aplicarlas cuando sea conveniente para evitar
precisamente la indefensión de un menor ante estas situaciones, como ha
ocurrido ya en la aplicación de la atribución de la maternidad por posesión
de estado, en las sentencias ya referenciadas.
2.º El hecho de que personalmente uno (una) pueda estar a favor o no del
procedimiento de la maternidad subrogada, no debe impedir la búsqueda
de soluciones a una realidad ineludible. Si el legislador considera
conveniente la prohibición dentro de las reglas de la ética que considera
deben imperar en un determinado sistema jurídico, no puede impedir que
los derechos fundamentales de los nacidos de estas técnicas queden
protegidos. Pueden establecerse sanciones que disuadan a los posibles
usuarios de la utilización del método concreto. Pueden establecerse
salvaguardas, comprobaciones y garantías para evitar que el contrato de
maternidad subrogada pueda convertirse en una compraventa de niños y
una mayor explotación de las mujeres, sobre todo, en países del tercer
mundo. Puede reconocerse la validez de determinados tipos de contratos,
como cuando son gratuitos o de pura beneficencia o están controlados
por el juez, como ocurre en determinados países europeos. Pero lo que
no puede producirse es la desprotección de los hijos, porque sería tanto
como hacerles pagar por los pecados de sus padres, concepción
afortunadamente superada.
Me parece mejor esta solución que la de la derogación tácita propugnada por CERDEIRA,
pp. 14-15, por entender que, entre otras razones, se produce la incompatibilidad entre la Ley
que reconoce el derecho a casarse a las personas del mismo sexo y el artículo 10 LTRAH.
49
50
ROCA TRÍAS. Libertad y familia. Cit., pp. 152- 153
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3.º La problemática que genera el contrato de maternidad subrogada
presenta diversas facetas: la primera es la relativa a las parejas
heterosexuales, casadas o no, que por razones de infertilidad, no pueden
tener hijos y acuden a este tipo de métodos. Es de esto de lo que se ha
ocupado hasta el momento el TEDH. Pero el segundo aspecto, que es el
que afecta a las parejas del mismo sexo, es el que ha ocupado al Tribunal
Supremo. Y aquí surgen de nuevo algunas preguntas, que por ahora no
tienen más respuesta que el recurso, por analogía, a la legislación que
regula la filiación tradicional. En consecuencia, cualquier regulación debe
ser consciente, por lo menos, de estos dos aspectos.
4.º El legislador debe afrontar una nueva realidad, que se inició ya a
finales de los 80, cuando empezaron a generalizarse las técnicas de
reproducción asistida humana. Cuando se estableció que en el caso en
que el marido consintiera la inseminación de su esposa con material
genético de donante, no podría ejercer la acción de impugnación de la
filiación, se inició, seguramente de forma inconsciente, un proceso
imparable al reconocimiento de la voluntad como forma de atribución de la
filiación. Después de la reforma, en 2007, del art. 7 LTRAH, que permite
atribuir la maternidad de los hijos de la esposa a su cónyuge del mismo
sexo, se ha consolidado este proceso, sin que pueda, dadas las actuales
circunstancias, producirse una marcha atrás. ¿Por qué no es posible
considerar la voluntad como título de la filiación?
En definitiva, pienso que la rápida evolución social, así como la lentitud
del legislador en establecer unas reglas claras en este tema, lleva a que el
juez se encuentre en una situación imposible que le obliga a optar entre
aplicar “formalmente” el sistema jurídico o bien actuar como legislador. La
peor solución por la inseguridad que produce.
Empezaba esta reflexión con la historia de Abraham, Sara y Agar. Agar
era una esclava. Ahora nos ufanamos en decir que las mujeres que
acceden a la realización de este tipo de contrato son libres. Pero tanto la
mujer como el niño son objeto de comercialización y cosificación 51. Y
siempre las finalidades han sido las mismas.
Como afirma OLAYA GODOY. “Regulación del contrato de subrogación uterina: protección
del bien público e interés privado” en MARÍA J. ROCA, coord. Derecho público y Derecho
privado: diferencias de régimen jurídico y cuestiones actuales de recíproca influencia. Iustel,
Madrid, 2015, p. 233.
51
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sustitución «pueden» ser inscritos en el registro civil español. A propósito de
las sentencias del Tribunal Europeo de Derechos humanos de 26 de junio
de 2014”. Diario La Ley. N.º 8415, de 6 de noviembre de 2014, pp. 1-12.
VERSCHELDEN-PLUYM. “Chronique de jurisprudence belge concernant
la gestation pour autrui (droit interne)”, en Schamps-Sosson. La gestation
pour autrui: vers un encadrement? Bruylant, Bruselas, 2013, pp. 195-212.
VONK, M- BŒLE-WŒLKI, K. “Surrogacy and Same-Sex Couples in the
Netherlands”. En Bœle-Wœlki-Fuchs, Legal Recognition, cit.
338
Año LXIX. BMJ núm. 2179. Junio 2015 - ISSN: 1989-4767 - www.mjusticia.es/bmj
La inscripción de relaciones de filiación
constituidas en el extranjero mediante
gestación por sustitución: seis años
desperdiciados
IVÁN HEREDIA CERVANTES
Profesor Titular de Derecho Internacional Privado (UAM)
Resumen
El acceso al Registro Civil español de los nacimientos de niños nacidos en
el extranjero a través del recurso a la gestación por sustitución es una
cuestión especialmente controvertida como consecuencia del tenor literal
el artículo 10.1 de la Ley 14/2006 sobre Técnicas de Reproducción
Humana Asistida. La Dirección General de los Registros y del Notariado
(DGRN), un órgano administrativo dependiente del Ministerio de Justicia,
y diversas resoluciones judiciales se mostraban favorables a esta
posibilidad. Sin embargo, el Tribunal Supremo, en una sentencia muy
discutible, cerró la puerta a esta posibilidad al considerar que plantea una
vulneración del orden público español. Seis años después de la primera
resolución de la Dirección General de los Registros y del Notariado sobre
esta materia, su tratamiento en el ordenamiento español resulta más
incierto que nunca.
Abstract
Access to the Spanish Civil Registry of children born abroad through the
technique of assisted reproduction is a very controversial topic because of
the wording of Article 10.1 of the Spanish Act 14/2006 on Assisted
Reproduction Techniques, which states the nullity of surrogacy agreements.
The Directorate General of Registries and Notaries (DGRN), an
administrative body of the Ministry of Justice, and several judicial decisions
were in favour of the registration of affiliation in these cases. However, a
very debatable judgment of the Spanish Supreme Court objected to this
solution alleging that it implied an infringement of the Spanish public policy.
339
Fecha de recepción: 12-5-2015. Fecha de aceptación: 29-05-2015
Iván Heredia Cervantes
Six years after the first decision of the DGRN on this topic, the Spanish
regulation on foreign surrogacy is more uncertain than ever.
Palabras clave
Gestación por sustitución internacional,reconocimiento,orden público,
interés superior del menor.
Key words
Foreign surrogacy, recognition, public police, best interest of the child.
Sumario
1. Introducción y precisiones previas: ¿a qué cuestiones se han
enfrentado nuestras autoridades hasta la fecha?
2. ¿Qué sucedió hasta la STS de 6 de febrero de 2014?
2.1 El comienzo de todo: la Resolución de la DGRN de 18 de febrero
de 2009.
2.2 La Instrucción de 5 de octubre de 2010 y su aplicación por la
DGRN.
2.3 La posición de la jurisprudencia.
3. La STS de 6 de febrero de 2014.
3.1 Los argumentos del Tribunal Supremo.
3.2 Valoración crítica de la Sentencia.
3.2.1 La supuesta irrelevancia de la naturaleza del título inscribible.
3.2.2 La incorrecta configuración de la cláusula de orden público.
4. El ATS de 2 de febrero de 2015 y la interpretación de la jurisprudencia
del TEDH.
4.1 Las Sentencias del TEDH Menesson y Labassee.
4.2 Los argumentos del Auto del Tribunal Supremo de 2 de febrero de
2015.
4.3 La valoración del Auto.
5. La Ley del Registro Civil de 2011 y la gestación por sustitución.
6. Conclusiones
7. Bibliografía.
340
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La inscripción de relaciones de filiación constituidas en el extranjero mediante gestación por ...
1.
INTRODUCCIÓN Y PRECISIONES PREVIAS: ¿A QUÉ CUESTIONES
SE HAN ENFRENTADO NUESTRAS AUTORIDADES HASTA LA
FECHA?
1. Cuando el 6 de febrero de 2014 el Tribunal Supremo dictó su primera
resolución sobre la inscripción de relaciones de filiación declaradas en el
extranjero a través del recurso a la gestación por sustitución, cualquier
persona mínimamente conocedora de la materia podía intuir que, lejos de
poner punto y final a una de las cuestiones más controvertidas a las que
se han enfrentado nuestros tribunales en los últimos años, nos
encontrábamos ante una resolución que iba a suponer, tanto por la
solución que alcanza como por la argumentación que emplea, un aumento
exponencial de la polémica que rodea esta materia. A fecha de hoy,
transcurridos más de seis años desde la primera resolución de la DGRN
sobre esta materia (18 de febrero de 2009), no creo que resulte exagerado
afirmar que las dudas que plantea esta cuestión en nuestro país, no solo
han desaparecido sino que han aumentado sustancialmente.
2. Pese a todo, es justo reconocer en descargo de nuestras autoridades
que su tarea no resulta en absoluto sencilla. España no es el único país
en el que la figura de la gestación por sustitución y, más en concreto, el
reconocimiento de supuestos de gestación por sustitución constituidos en
el extranjero, resulta una cuestión conflictiva y las heterogéneas posturas
mantenidas por nuestra doctrina y nuestras autoridades judiciales y
extrajudiciales, dan clara muestra de ello. Posiblemente pocas figuras
susciten hoy en día mayor polémica que la gestación por sustitución, es
decir, la renuncia de una mujer (la madre gestante), antes o después del
parto, a la maternidad del niño o niños que dé a luz a favor de otra u otras
personas (los comitentes). La controversia que rodea a esta figura se
aprecia también en la división existente en el Derecho comparado a la
hora de afrontar su regulación. En un gran número de Estados, o bien se
encuentra prohibida o bien se declara la nulidad de los contratos en los
que se estipula la renuncia a la filiación de la madre gestante (y en su
caso del cónyuge) a favor del padre o los padres comitentes. Es más, en
ciertos sistemas legales se establecen sanciones penales para los sujetos
que participen o puedan mediar en su celebración. Entre estos Estados se
incluye Alemania, un estado en el que dicha prohibición no ha impedido
sin embargo la inscripción de relaciones de filiación constituidas en el
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Iván Heredia Cervantes
extranjero a partir de esta técnica por parte del Bundesgerichtshof (BGH)1.
Sobre esta resolución nos centraremos con detalle a lo largo del trabajo.
Finalmente en otros ordenamientos la gestación por sustitución está
admitida, generalmente bajo la condición de que no tenga fines
comerciales y simplemente se compense a la madre gestante por los
perjuicios o molestias que pudiera suponerle el embarazo 2.
En cuanto a España, la regulación de la gestación por sustitución se limita
a los tres apartados del artículo 10 de la Ley 14/2006, de 26 de mayo
sobre Técnicas de Reproducción Humana Asistida. El artículo 10.1, es
una norma de contenido similar al artículo 16-7 del Código Civil francés,
cuyo tenor literal simplemente declara la nulidad de pleno derecho de los
Sentencia del BGH de 10 de diciembre de 2014 (la resolución puede consultarse en la
siguiente dirección: http://juris.bundesgerichtshof.de/cgi-bin/rechtsprechung/document.
py?Gericht=bgh&Art=pm&Datum=2014&Sort=3&anz=193&pos=1&nr=69759&linked=bes
&Blank=1&file=dokument.pdf
1
Con relación al tratamiento de la gestación por sustitución en el Derecho comparado
pueden consultarse los trabajos de: ÁLVAREZ DE TOLEDO QUINTANA, L. «El futuro de la
maternidad subrogada en España: entre el fraude de ley y el correctivo del orden público
internacional»; Cuadernos de Derecho Transnacional (Octubre 2014), Vol. 6, N.º 2, pp. 5-49,
pp. 40-42 (http://e-revistas.uc3m.es/index.php/CDT); LAMM, E., «Gestación por sustitución»,
InDret, 3/2012, pp. 11-17; MONÉGER, F., «La gestation pour autrui», Revue Internationale
de Droit Comparé, n.º 2, 2010, pp. 233-244; TRIMMINGS, K.; BEAUMONT, P., «International
surrogacy arrangements: An urgent need for legal regulation at the international level»,
en Journal of Private International Law, n.º 7, 2011, págs. 627-647; de los mismos autores,
«General Report on Surrogacy», International Surrogacy Arrangements: Legal Regulations
at the International Level, Oxford, 2013, pp.. 439-550; OREJUDO, P., «Reconocimiento en
España de la filiación creada en el extranjero a través de la gestación por sustitución», en
NAVAS NAVARRO, S. (Dir.), Iguales y diferentes ante el Derecho privado, Valencia, 2012, pp.
465-516, pp. 471-472, y la bibliografía allí citada; QUIÑONES, A., «Doble filiación paterna de
gemelos nacidos en el extranjero mediante maternidad subrogada. En torno a la Resolución
de la Dirección General de los Registros y del Notariado de 18 de febrero de 2009», InDret,
3/2009, pp. 9-12; SCOTTI, L.B., «El reconocimiento extraterritorial de la‟maternidad
subrogada”: una realidad colmada de Interrogantes sin respuestas jurídicas», Pensar en
Derecho, pp. 267-289, esp. pp. 280-283, http://www.derecho.uba.ar/publicaciones/pensaren-derecho/revistas/1/el-reconocimiento-extraterritorial-de-la-maternidad-subrogadauna-realidad-colmada-de-interrogantes-sin-respuestas-juridicas.pdf; Struycken, A.V.M.,
«Surrogacy, a new way to be a mother? A new Pil Issue?» Convergence and divergence in
Private International Late, Liber Amicorum Kurt Siehr, La Haya y Zurich, 2010, pp. 357-372.
En cuanto a la regulación contemplada en los diferentes Estados de EE.UU. y, en especial,
en California, puede consultarse FARNÓS AMORÓS, E., «Inscripción en España de la filiación
derivada del acceso a la maternidad subrogada en California: Cuestiones que plantea la
Resolución de la DGRN de 18 de febrero de 2009», InDret, 1/2010, pp. 7-12. Junto a los
trabajos señalados, resulta esencial la consulta del Informe Preliminar de la Conferencia de
La Haya de Derecho Internacional Privado sobre las cuestiones derivadas de los acuerdos de
gestación por sustitución, de 10 de marzo de 2012.
2
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La inscripción de relaciones de filiación constituidas en el extranjero mediante gestación por ...
contratos de gestación por sustitución, si bien, existe una diferencia de
especial relevancia entre ambas, ya que al contrario de lo que acontece
con la norma española, el artículo 16.7 es considerado expresamente
como una norma de orden público (artículo 16.9 Code Civil) 3. El artículo
10.2 de la Ley 14/2006 es una regla de atribución de la maternidad a la
madre gestante. Y finalmente el artículo 10.3 parece disociar los aspectos
contractuales de los relativos a la filiación y deja a salvo la posibilidad de
ejercer la acción de paternidad respecto del padre biológico conforme a
las reglas generales.
3. Las grandes diferencias existentes a la hora de regular la gestación por
sustitución han supuesto un sustancial incentivo para el desarrollo del
llamado «turismo reproductivo», al animar a nacionales de los países en
los que esta figura se encuentra prohibida o sometida a grandes
restricciones a acudir a Estados que la admiten y a contratar los servicios
de mujeres nacionales o residentes en estos Estados con el objetivo de
que, una vez nacido el niño y declarada la relación de filiación por las
autoridades extranjeras, esta pueda ser reconocida en el Estado de la
nacionalidad o la residencia de los padres comitentes.
Entre los «destinos» preferidos en el mundo se encuentra California y,
precisamente, en el supuesto que dio origen a la STS de 6 de febrero de
2014 los padres comitentes optaron por desplazarse a este Estado de
EE.UU. Los motivos que subyacen tras el «éxito» de California como polo
de atracción de sujetos que desean recurrir a la gestación por sustitución
posiblemente no sólo residan en el amplio marco de seguridad jurídica de
que goza esta figura, y en la existencia de una desarrollada «industria»
dedicada a la promoción de esta práctica, sino también en el hecho de
que, a diferencia de otros Estados que también admiten la gestación por
sustitución y que exigen la residencia habitual o el domicilio del padre o
los padres comitentes en su territorio, la legislación californiana únicamente
requiere que sea la madre gestante quien resida en dicho Estado.
En la mencionada sentencia de 6 de febrero de 2014 el TS desestimó el
recurso de casación interpuesto contra la Sentencia de la Audiencia
Provincial de Valencia de 23 de noviembre de 2011, que a su vez
desestimaba el recurso de apelación interpuesto contra la sentencia del
Juzgado de Instrucción n.º 15 de Valencia, de 15 de septiembre de 2010.
El supuesto tenía su origen en la impugnación por parte del Ministerio
Esta diferencia entre el ordenamiento español y el francés resulta por cierto de especial
importancia y, como se verá a continuación, debería haber sido tenida en cuenta por nuestro
Tribunal Supremo en su auto de 2 de febrero de 2015.
3
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Fiscal de la Resolución de la DGRN de 18 de febrero de 2009 en la que se
acordó, en contra de la decisión del Encargado del Registro Consular, la
inscripción del nacimiento de unos menores mediante la aportación de las
certificaciones de las inscripciones ya practicadas por la autoridad registral
californiana, y donde constaban como padres de los menores los
recurrentes.
Tanto la Sentencia de 6 de febrero de 2014, como el posterior auto de 2
de febrero de 2015 en el que el propio Tribunal Supremo resuelve en
sentido negativo el incidente de nulidad de actuaciones promovido por los
recurrentes en casación, cuentan con sendos votos particulares firmados
por cuatro magistrados, lo que da prueba del grado de división existente
en el seno del Tribunal. Por mi parte, adelanto desde ahora mi desacuerdo
con gran parte de los postulados empleados por el TS en ambas
resoluciones, en particular en la sentencia. A mi juicio, no ha estado
acertado el TS en sus planteamientos, alejados, por cierto, de los
empleados tanto por la jurisdicción social, como por algunas resoluciones
de la propia jurisdicción civil. Todo lo contrario hay que decir de los votos
particulares que acompañan a ambas decisiones, cuya «fineza jurídica»,
especialmente en el caso de la Sentencia, debo señalar respetuosamente
que a mi juicio resulta superior al parecer mayoritario de los magistrados.
4. Para concluir esta introducción, ha de quedar claro que el trabajo que
ahora comienza no pretende hacer ni una valoración moral de la gestación
por sustitución 4, ni un estudio general de lege lata o de lege ferenda sobre
la regulación de esta figura en España. Ni siquiera se tiene intención de
A tal efecto, y sin ánimo de exhaustividad, pueden consultarse: BAUGHMAN, M. H.,
«In Search of Common Ground: One Pragmatist Perspective on the Debate Over Contract
Surrogacy», Columbia Journal of Gender and Law, 2001, pp. 263 y ss; BROWNE-BARBOUR, V.
S., «Bartering for babies: are preconception agreements in the best interests of children?»,
Whittier Law Review, 2004, pp. 429-486; DRABIAK, K., WEGNER, C. FREDLAND, V, HELFT, P.
R., «Ethics, Law and Commercial Surrogacy: A Call for Uniformity», Journal of Law, Medicine
& Ethics, 2007, pp. 300-309; IGAREDA GONZÁLEZ, N., «La gestación por sustitución necesita
un cambio legislativo en España. A propósito de la sentencia del Tribunal Supremo español
n.º 835/2013 sobre la gestación por sustitución», Revista de Derecho del Genoma Humano,
n.º 40, 2014, pp. 171-191; LANDAU, R. , «Israel: Every Person has the Right to Have Children»,
en BLYTH, E., LANDAU, R., (Ed.), Third Party Assisted Conception Across Cultures. Social, Legal
and Ethical Perspectives, Londres, Nueva York, 2004, pp. 129-147; RADIN, M., «MarketInalienability», Harvard Law Review, 1987, pp. 1849 y ss.; vid. también, de la misma autora,
«Reflections on objectification (Symposium on biomedical technology and health care: social
and conceptual transformations», Southern California Law Review, 1991, p. 341 y ss; SHALEV,
C., GOOLDIN, S., «The uses and misuses of in vitro fertilization in Israel: some sociological and
ethical considerations», Nashim: A Journal of Jewish Women’s Studies and Gender Issues,
2006, pp. 151-176: http://muse.jhu.edu/journals/nashim/v012/12.1shalev.html.
4
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La inscripción de relaciones de filiación constituidas en el extranjero mediante gestación por ...
analizar con carácter global la problemática que para nuestro ordenamiento
plantean los supuestos de gestación por sustitución vinculados con más
de un Estado, una tarea que, por cierto, ha sido ya ampliamente acometida
por nuestra doctrina 5. Por el contario, lo único que se pretende es analizar
los principales problemas que plantea el reconocimiento en España de
relaciones de filiación constituidas en el extranjero mediante el recurso a
las técnicas de gestación por sustitución a través del estudio crítico de la
posición que han mantenido nuestras autoridades judiciales y
extrajudiciales hasta la fecha sobre esa cuestión.
La acotación del tema del trabajo dentro de estos límites responde a un
motivo muy sencillo: hasta la fecha las autoridades españolas no han
tenido que enfrentarse a supuestos en los que los padres comitentes o
intencionales ejercitasen ante ellas una acción de filiación o acudieran
ante nuestras autoridades registrales para solicitar la inscripción del
nacimiento del menor por declaración. Tampoco se ha planteado ninguna
cuestión relativa al propio acuerdo de gestación por sustitución (v.gr., la
exigencia del cumplimiento de las obligaciones contempladas en el
acuerdo). Por el contrario, nuestras autoridades únicamente han debido
Al margen de los ya señalados, pueden consultarse, entre otros: ÁLVAREZ GONZÁLEZ,
S., «Efectos en España de la gestación por sustitución llevada a cabo en el extranjero»,
Anuario Español de Derecho internacional privado, 2010, pp. 339-377; ÁLVAREZ RODRÍGUEZ,
A. CARRIZO AGUADO, D., Tratamiento legal del contrato de gestación por sustitución en el
Derecho Internacional Privado española la luz de la STS de 6 de febrero de 2014. Dime niño,
¿de quién eres...?, La Notaría, núm. 2, 2014, pp. 59-75; CALVO CARAVACA, A., CARRASCOSA
GONZÁLEZ, J., «Gestación por sustitución y Derecho internacional privado. Consideraciones
en torno a la Resolución de la Dirección General de los Registros y del Notariado de 18 de
febrero de 2009»; GUZMÁN ZAPATER, M., «Gestación por sustitución y nacimiento en el
extranjero. Hacia un modelo de regulación (sobre la Instrucción de la DGRN de 5 de octubre
de 2010)»; de la misma autora, «Instrucción de la DGRN de 5 de octubre de 2011: «El acceso
al Registro español de los nacidos en el extranjero mediante gestación por sustitución, El
Notario del Siglo XXI, núm. 34, pp. 51-55; HEREDIA CERVANTES, «La Dirección General de los
Registros y del Notariado ante la Gestación por sustitución», ADC, T.LXVI, 2013, fasc. 2, pp.
687-715, pp. 693-695; MUÑOZ DE DIOS SÁEZ, L.M., «La gestación por sustitución: un fraude
a la adopción (tras la sentencia del Tribunal Supremo de 6 de febrero de 2014)», Anuario de
la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid, 2014, pp. 289-329.
Asimismo, fuera de la doctrina española, un exhaustivo estudio sobre los principales
problemas que plantean las nuevas técnicas de reproducción asistida a las soluciones
«clásicas» del Derecho internacional privado puede encontrarse en GREEN, S. B., «Interstate
Intercourse: How modern assisted reproductive Technologies challenge the traditional realm
of conflicto of laws» (disponible en http://works.bepress.com/sonia_green/1); TONNOLO,
S., La trascrizione degli atti di nascita derivanti da maternità surrogata: ordine pubblico e
interesse del minore, Rivista di diritto internazionale privato e processuale, Vol. 50, N.º 1,
2014, pp. 81-104; TRIMMINGS, K., BEAUMONT, P., «International surrogacy agreements: and
urgent need for legal regulation at the international level», Journal of Private International
Law, 7. 2011, pp. 627-647.
5
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Iván Heredia Cervantes
enfrentarse a situaciones en las que se pretendía el reconocimiento en
España de las relaciones de filiación derivadas del empleo de técnicas de
gestación por sustitución establecidas previamente ante una autoridad
extranjera, bien para obtener algún tipo de beneficio social, bien, tal y
como acontecía en el supuesto que dio origen a la resolución de la DGRN
posteriormente anulada por el TS, para lograr su inscripción registral.
5. Esta precisión resulta especialmente importante ya que, sin que
proceda ahora detenerse en glosar las diferencias entre el método
conflictual y el método del reconocimiento a la hora de dar efecto en un
Estado a las situaciones establecidas previamente en otro 6, es necesario
tener presente que en todos aquellos casos en los que se pretenda la
inscripción en España de relaciones de filiación derivadas del empleo de
técnicas de gestación por sustitución establecidas ya ante una autoridad
extranjera, las autoridades del Estado de origen previamente habrán
aplicado un determinado ordenamiento jurídico para constatar si realmente
se verificaron en su momento todas las condiciones necesarias para
atribuir la paternidad a los comitentes. Ello supone que «lo único» que
deberán hacer nuestras autoridades registrales es determinar si se
permite que esta despliegue o no efectos en España, es decir, reconocerla
u oponerse a su reconocimiento mediante la aplicación de las normas que
regulan la eficacia registral de dichos títulos en nuestro país, contenidas
básicamente en el artículo 23 de la vigente Ley del Registro Civil de 1957
(en adelante, LRC 1957) y en los artículos 81 y 83-85 de su Reglamento
(en adelante, RRC)7. Por el contrario, el recurso a la normativa conflictual
solo debe ser posible cuando lo que se persiga de nuestras autoridades
registrales no sea la obtención de una «tutela por reconocimiento» sino
una «tutela declarativa» y se pretenda la inscripción del nacimiento
mediante declaración, a través del ejercicio de la acción de filiación o
mediante la notoriedad de la posesión de Estado. En tales casos, al
contrario que en los anteriores, no se trata de decidir si se permite la
Para tal cometido puede consultarse: MAYER, P., «Les méthodes de la reconnaissance
en droit international privé», Le Droit international privé: esprit et méthodes. Mélanges en
l’honneur de P. Lagarde, Dalloz, París, 2005, pp. 547-573; PAMBOUKIS, Ch., «La renaissancemétamorphose de la méthode de reconnaisance», Rev. crit. dr. int. priv., 2008, pp. 513-560.
6
Vid. en este sentido: ÁLVAREZ GONZÁLEZ S., Efectos en España de la gestación por
sustitución llevada a cabo en el extranjero», Anuario Español de Derecho internacional
privado, 2010, pp. 339-377, pp. 366-367; CALVO CARAVACA, A., CARRASCOSA GONZÁLEZ,
J., «Gestación por sustitución …, op. cit., pp. 299-307; CUNIBERTI, G., «Nota a la Sentencia
de la Corte de Apelación de París de 25 de octubre de 2007, JDI Clunet, 2008, pp. 145153; GUZMÁN ZAPATER, M., Gestación por sustitución …, op. cit., pp. 734-735; HEREDIA
CERVANTES, «La Dirección General …» op. cit., pp. 693-695; OREJUDO PRIETO DE LOS
MOZOS, P., «Reconocimiento …», op.cit., pp. 476-480.
7
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La inscripción de relaciones de filiación constituidas en el extranjero mediante gestación por ...
continuidad en España de una relación de filiación establecida en el
extranjero sino de determinar si realmente existe tal relación, por lo que el
Encargado del Registro Civil sí deberá acudir a un determinado
ordenamiento nacional, previo paso por la norma de conflicto, para
constatar tal circunstancia. Cuestión distinta, como se verá a continuación,
es que el artículo 10.1 de la Ley 14/2006 de Técnicas de Reproducción
Humana Asistida pueda ser invocado de forma indirecta al aplicar las
reglas sobre reconocimiento e inscripción de documentos extranjeros por
considerar que es una norma que junto a otras integra el contenido del
orden público español en este ámbito.
En el caso concreto de la inscripción a partir de certificaciones registrales
extranjeras, que es el supuesto que se planteó ante el TS, las normas a
tener en cuenta se contemplan todavía hoy, debido a la polémica
ampliación de la vacatio legis de la nueva Ley del Registro Civil de 2011
(desde ahora, LRC 2011), en el artículo 23 de la LRC 1957 y en los
artículos 81 y 85 RRC. Como consecuencia del juego combinado de
ambos preceptos, la inscripción en España de estos títulos se somete a
un triple requisito: a) que exista total certeza sobre la realidad del hecho
inscrito; b) que este sea regular y auténtico, de modo que el asiento de
que se certifica, en cuanto a los hechos de que da fe, tenga garantías
análogas a las exigidas para la inscripción por la Ley española; y c) que
no exista duda de la legalidad del hecho inscrito conforme a la ley
española. Este último imperativo además, y esto también lo señala de
forma acertada el TS en su Sentencia de 6 de febrero de 2014, no puede
entenderse como una absoluta conformidad con todas y cada una de las
exigencias de nuestra legislación sino como una ausencia de contradicción
con el orden público internacional español.
2.
¿QUÉ SUCEDIÓ HASTA LA STS DE 6 DE FEBRERO DE 2014?
2.1 El comienzo de todo: la Resolución de la DGRN de 18 de
febrero de 2009
6. La resolución de la DGRN de 18 de febrero de 2009 que posteriormente
anuló el TS tiene su origen en el recurso planteado por una pareja de dos
hombres de nacionalidad española ante el Registro Consular de Los
Ángeles. El encargado del Registro denegó la inscripción de los
certificados de nacimiento estadounidenses en los que constaba la
paternidad a favor de los recurrentes de dos niños mellizos nacidos de
una madre subrogada en California a partir de material genético de uno de
los recurrentes y de óvulos de donante anónima. El principal argumento
347
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Iván Heredia Cervantes
en el que se fundamentó la denegación fue el ya mencionado artículo 10
de la Ley 14/2006 de Técnicas de Reproducción Humana Asistida y, más
en concreto, su apartado 1.º, en el que se declara la nulidad de los
acuerdos de gestación por sustitución.
La DGRN, sin embargo, estimó el recurso interpuesto frente a la resolución
del Encargado del Registro consular y procedió a la inscripción del
certificado de nacimiento. La argumentación del Centro Directivo partía de
un presupuesto al que se acaba de hacer referencia: la inscripción de un
título extranjero que acredite una relación de filiación derivada de una
gestación por sustitución no plantea un problema de determinación del
Derecho aplicable a la filiación (por lo que la aplicación del artículo 10 de
la Ley 14/2006 por remisión del artículo 10.4 CC debería ser descartada),
sino un problema de «validez extraterritorial de decisiones». Asumida esta
idea, la DGRN identificó el título extranjero cuya inscripción se pretendía
–una certificación registral californiana– y tras considerar que constituía
título suficiente para el acceso al Registro español y que con su inscripción
no se produciría una vulneración del orden público español, admitió su
inscripción.
7. La Resolución de 18 de febrero de 2009 se enfrentó a un rechazo
prácticamente unánime de la doctrina8, a salvo de una única y apasionada
excepción 9. Y lo cierto es que existían motivos para oponerse a sus
postulados, aunque, tal y como veremos a continuación, dichos motivos
no son los que empleó el Tribunal Supremo. El principal, sobre el que ya
me he centrado con profusión en otro lugar 10, exige una breve descripción
de la regulación californiana sobre gestación por sustitución, una
regulación que se encuentra diseminada a lo largo de diversas
disposiciones del Código de Familia de este Estado («California Family
Code»), que ha sido recientemente actualizada mediante una reforma que
Vid entre otros muchos: ÁLVAREZ GONZÁLEZ, S., «Efectos…», op. cit., pp. 347-354;
BERCOVITZ RODRÍGUEZ CANO, R., «Hijos made in California», AC, núm. 3, 2009, Westlaw
Aranzadi, BIB 2009/411; ESPINAR VICENTE, J. M.ª, «Nuevas reflexiones en torno a la
heterodoxa doctrina de la Dirección General de los Registros y del Notariado. La gestación
por sustitución y el amparo a los actos en fraude de ley», en Nuevas fronteras al Derecho
de la Unión Europea, Liber Amicorum José Luis Iglesias Buhigues, Valencia, 2012, pp. 589604, esp., pp. 589-599; OREJUDO PRIETO DE LOS MOZOS, P., «Reconocimiento …», op. cit.,
passim. e id., «Nota a la Resolución de la DGRN de 18 de febrero de 2009», REDI, vol. LXI,
2009, pp. 215-217.
8
CALVO CARAVACA, A., CARRASCOSA GONZÁLEZ, J., Gestación por sustitución …, op.cit.
passim.
9
10
HEREDIA CERVANTES, I., «La Dirección General …,», op. cit., pp. 703-705
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La inscripción de relaciones de filiación constituidas en el extranjero mediante gestación por ...
entró en vigor el 1 de enero de 2013, y que inicialmente fue impulsada de
forma decisiva por la jurisprudencia. El procedimiento para obtener la
paternidad de un niño a través de un contrato de gestación por sustitución
encuentra su pasa necesariamente por la obtención de una decisión
judicial, previa al nacimiento, que tiene su origen en un procedimiento
destinado a destruir la presunción de maternidad de la madre gestante.
En dicho procedimiento se homologa el contrato de maternidad subrogada
previamente preparado por un tercero, tercero que generalmente será
una agencia privada que pondrá a disposición de los padres solicitantes
los medios jurídicos y médicos que resulten necesarios para ejecutar el
acuerdo de gestación por sustitución, y se constata el libre consentimiento
de la madre gestante y el perfecto conocimiento por parte de esta del
alcance de sus actos. El procedimiento judicial concluye con una decisión
por medio de la cual se declaran extintos los derechos de la madre
gestante y, en su caso, de su marido, y se atribuye la paternidad al padre
o a los padres intencionales («pre-birth judgment», art. 7633 del «California
Family Code»). Asimismo, es esta decisión judicial la que ordena la
expedición del certificado de nacimiento, donde ya no consta referencia
alguna a la madre gestante, y la que impone que en el acta de nacimiento
del hospital no se haga mención alguna a esta y sí al padre o padres
intencionales.
Como puede comprobarse, cuando la Resolución de 18 de febrero de
2009 admitió la inscripción a partir de la certificación californiana, ignoró
por completo que es la resolución judicial la que convalida y atribuye
efectos al contrato de gestación por sustitución, la que establece la
relación de filiación a favor de los nacionales españoles y excluye la de la
madre gestante (y en su caso, la de su cónyuge) y la que acredita que
esta emitió libremente su consentimiento y era plenamente consciente de
las consecuencias de sus actos. Y se ignoró también que la certificación
constituye un mero reflejo distorsionado de la decisión judicial, ya que el
Derecho de California impide que en ella se recoja referencia alguna ni a
la previa celebración de un contrato de gestación por sustitución ni a la
identidad de la madre gestante o biológica. De hecho, la única información
que se contiene en la certificación es la filiación a favor de los padres
comitentes. Como puede comprobarse, resulta difícil acomodar esta
circunstancia al requisito de que no existan dudas sobre la realidad de los
datos y circunstancias recogidos en la certificación registral extranjera o al
control del orden público que exige la regulación registral 11.
Una cuestión que podía plantear ciertas dudas es la posible incompetencia del Registro
Consular de Los Ángeles para proceder a la inscripción de los mellizos a la luz de lo señalado
en el artículo 68.2 RRC, precepto según el cual, «Cuando sea competente un Registro
11
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Iván Heredia Cervantes
2.2 La Instrucción de 5 de octubre de 2010 y su aplicación por la
DGRN
8. Pocos días después de la anulación de la Resolución de 18 de febrero de
2009 por la Sentencia del Juzgado de primera instancia n.º 15 de Valencia de
15 de septiembre de 2010, la DGRN modificó su posición inicial a través de la
Instrucción de 5 de octubre de 2010 sobre régimen registral de la filiación de
los nacidos mediante gestación por sustitución (BOE de 7 de octubre de
2010), una Instrucción que, pese a su título omnicomprensivo, limita su
ámbito de aplicación únicamente a aquellos supuestos en los que se pretenda
la inscripción en España de una relación de filiación derivada de gestación
por sustitución previamente establecida por una autoridad extranjera.
Consular, si el promotor estuviere domiciliado en España, deberá practicar antes la inscripción
en el Registro Civil Central y después, por traslado, en el Consular correspondiente» 34. En
el supuesto que dio origen a la Resolución de 18 de febrero de 2009, los padres comitentes
estaban domiciliados en España, motivo por el cual podría sostenerse la necesidad de realizar
la inscripción inicialmente en el Registro Civil Central 35. Sin embargo, tal y como ha señalado
la propia DGRN con relación a la inscripción de adopciones internacionales constituidas ante
autoridad extranjera –un supuesto que presenta evidentes analogías con el problema que
estamos analizando–, a la hora de interpretar la regla contenida en el párrafo segundo del
artículo 68 del Reglamento del Registro Civil es necesario partir de un concepto amplio de la
figura del promotor de la inscripción que va más allá del padre o de la madre comitente.
Es cierto que en los casos de adopciones internacionales constituidas por adoptante/s
español/es a favor de menores extranjeros y ante autoridades extranjeras se había
entendido tradicionalmente que el promotor de la inscripción no es el adoptando sino los
padres adoptantes, que generalmente estarán domiciliados en España, lo que en aplicación
del párrafo segundo del artículo 68 del Reglamento del Registro Civil podría dar a entender
que la competencia corresponde al Registro Civil Central, y no al Consular. Sin embargo, el
Centro Directivo, a partir del concepto amplio y flexible de «promotor» por el que apuesta
el artículo 24 de la Ley del Registro Civil y que incluye en el mismo no solo a las personas
especialmente designadas por la Ley en cada caso como obligados a promover la inscripción
(en el caso del nacimiento todos los mencionados en el art. 43 LRC), sino también a «aquellos
a quienes se refiere el hecho inscribible» (n.º 2), esto es, en el caso del nacimiento y de la
adopción, el nacido y el adoptando– ha afirmado en la respuesta a la Consulta de 29 de abril
de 1999 que el promotor, al solicitar las inscripciones de nacimiento y de adopción actúa no
tanto en su nombre propio, sino como representante legal del adoptado. Ello supone que, en
realidad, el adoptando no deja de ser promotor de las inscripciones, aunque por su menor
edad no pueda actuar por sí mismo. A la luz de esta argumentación la DGRN consideró que
no se infringe el párrafo 2.º del artículo 68 del Reglamento del Registro Civil cuando estando
el adoptando domiciliado en el extranjero se practican las inscripciones de nacimiento y de
adopción en el Registro Consular correspondiente. Este criterio hermenéutico fue confirmado
por la Resolución-Circular de 15 de julio de 2006 (sobre reconocimiento e inscripción en el
Registro Civil español de las adopciones internacionales), y no debe existir problema alguno
para extenderlo a la gestación por sustitución.
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La inscripción de relaciones de filiación constituidas en el extranjero mediante gestación por ...
La DGRN estableció en primer lugar, como requisito previo para la
inscripción de los nacidos mediante gestación por sustitución en el
extranjero, la presentación ante el Encargado del Registro Civil de una
resolución judicial dictada por un tribunal competente de acuerdo a
criterios equivalentes a los contemplados en nuestras reglas de
competencia judicial internacional, en la que se determinase la filiación
del recién nacido12.
9. La posición adoptada por la DGRN suscitó una serie de críticas
doctrinales al entender que la Instrucción vulneraría normas de rango
superior como los artículos 23 LRC y 81 y 85 RRC. Se entendía que, dado
que estos preceptos permiten la inscripción de los nacimientos acaecidos
en el extranjero a través de la presentación de una certificación registral
extranjera, si la DGRN mediante una instrucción impidiese tal posibilidad
estaría modificando de facto dichos preceptos sin, lógicamente, tener
competencia para ello13.
En contra de este requisito se ha señalado que con él «se pretende imponer al resto
del mundo los criterios de competencia de los tribunales españoles» y que «arranca del
presupuesto falso y equivocado, de que todos los tribunales de todos los Estados del mundo
deben comportarse como los tribunales españoles y que deben aplicar, para declararse
competentes, en los casos internacionales, la legislación española» (CALVO CARAVACA,
A., CARRASCOSA GONZÁLEZ, J., «Notas …», op. cit., pp. 254-256). La crítica resulta, no
obstante, cuando menos desconcertante. La Instrucción únicamente refleja la posición
unánimemente seguida por nuestra jurisprudencia (vid., por todos, ATS de 25 de marzo
de 2003) y la doctrina más autorizada (VIRGÓS SORIANO, M., GARCIMARTÍN ALFÉREZ, F.J.,
Derecho procesal civil internacional, 2.ª Ed. Madrid, 2007, pp. 620-621), que incluso ha sido
recogida en la redacción del artículo 96.2 de la nueva Ley del Registro Civil. Evidentemente
no se trata de imponer al Estado de origen que base su competencia en foros idénticos a los
españoles. Por el contrario, lo que señala la Instrucción es que el tribunal de origen hubiera
basado su competencia en reglas equivalentes a las nuestras. Lo único que se pretende
con este requisito es garantizar que, dado que en nuestro ordenamiento los foros de
competencia judicial internacional responden al principio de proximidad razonable –único
modo de garantizar en sede de reconocimiento el respeto al art. 24 de la CE– la atribución de
competencia realizada en el Estado de origen responda al mismo presupuesto, evitando de
este modo el reconocimiento de resoluciones extranjeras dictadas bajo la cobertura de foros
exorbitantes o, incluso, la vulneración de nuestros foros exclusivos (vid. para este ámbito
ÁLVAREZ GONZÁLEZ S., «Gestación …», op. cit., p. 363; OREJUDO PRIETO DE LOS MOZOS, P.,
Reconocimiento …», op. cit., núm. 17). De hecho la crítica se entiende todavía menos cuando
estos mismos autores en el mismo trabajo reconocen que la DGRN al utilizar la expresión
«criterios equivalentes, no estaría exigiendo que los criterios de competencia utilizados por
la autoridad extranjera fueran idénticos a los españoles sino simplemente que se basen en el
principio de proximidad razonable (p. 256).
12
ÁLVAREZ GONZÁLEZ, S., «Efectos…», op. cit., p. 358-359; CALVO CARAVACA, A.,
CARRASCOSA GONZÁLEZ, J., «Notas críticas en torno a la Instrucción de la Dirección General
de los Registros y del Notariado de 5 de octubre de 2010 sobre régimen registral de la filiación
de los nacidos mediante gestación por sustitución», Cuadernos de Derecho Transnacional,
13
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Iván Heredia Cervantes
10. Tales críticas, sin embargo, parecen difícilmente aceptables. Basta
con recordar que lo que establece en realidad el juego combinado de los
artículos 23 LRC y 81 y 85 RRC es que las certificaciones registrales
extranjeras son un título válido para practicar una inscripción en el Registro
Civil español, no que todas las certificaciones registrales extranjeras sean
título válido para practicar la inscripción. Como se acaba de ver, nuestro
ordenamiento somete la inscripción en virtud de certificaciones extranjeras
a un elenco de requisitos, requisitos que la DGRN, dentro de las
competencias de ordenación y dirección que ostenta en virtud del artículo 9
LRC 1956 y 41 RRC, estaba perfectamente legitimada para identificar a
través de una instrucción y siempre en interpretación de la realidad vigente
y con vistas únicamente a establecer las pautas de actuación de los
Encargados del Registro Civil en esta materia, en qué supuestos concretos
no procedía considerar como título inscribible una certificación extranjera14.
Y realmente existían motivos de peso para que la DGRN considerase que
en los supuestos en los que no existiese una previa resolución judicial, la
filiación establecida ante autoridades extranjeras y que derivase del
recurso a la gestación por sustitución no debería tener acceso a nuestro
Registro. Por lo pronto no debe olvidarse que una de las condiciones a las
que someten la inscripción de una certificación registral extranjera tanto
los artículos 23 LRC 1956 y 85 RRC en la actualidad como los artículos
30.2 y 98.3 de la LRC 2011 cuando entre en vigor la nueva Ley, someten
la inscripción de una certificación registral extranjera es que no existan
dudas sobre la realidad de los datos y circunstancias recogidos en ella.
Sin embargo, lo cierto es que en las certificaciones registrales extranjeras
presentadas hasta la fecha ante la DGRN y emitidas tanto en Estados en
los que existe una previa resolución judicial –el caso ya mencionado de
California es el mejor ejemplo de ello–, como en los que tal resolución no
existe, p.ej. Rusia, India, Ucrania, ni siquiera dan cuenta del hecho de que
la relación de filiación tenga su origen en un supuesto de gestación por
núm. 1, 2011, pp. 247-262, esp. pp. 251-252; FERNÁNDEZ-SANCHO TAHOCES, A.: «Eficacia
jurídico registral del contrato de gestación subrogada», en Revista Aranzadi Doctrinal n.º
6/2011, 9 de septiembre., pp. 15-15; JIMÉNEZ MARTÍNEZ, Mº. V. «La inscripción de la filiación
derivada de gestación por sustitución», Anuario de la Facultad de Derecho de la Universidad
de Alcalá, V (2012), pp. 365-368, p. 376-377; LASARTE ÁLVAREZ, C.: «La reproducción asistida
y la prohibición legal de maternidad subrogada admitida de hecho por vía reglamentaria»,
en Diario La Ley, (Sección Doctrina), n.º 7777, enero de 2012 (La Ley 22179/2011), p. 12 VELA
SÁNCHEZ, A.J.: «De nuevo sobre la regulación del convenio de gestación por sustitución o de
maternidad subrogada en España». A propósito de la sentencia de la Audiencia Provincial de
Valencia de 23 de noviembre de 2011. en Diario La ley (Sección Doctrina), n.º 7815, marzo
de 2012 (La Ley 2208/2012), p. 1.
14
En similares términos, GUZMÁN ZAPATER, M., «Gestación …», op. cit., pp. 740-741.
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La inscripción de relaciones de filiación constituidas en el extranjero mediante gestación por ...
sustitución, algo que, además, constituye un serio menoscabo del derecho
de los hijos a conocer su origen biológico (artículo 39.2 CE)15 y que impide
constatar si realmente se respetaron los derechos de la madre gestante
(p.ej., si su maternidad realmente respondió a una decisión libremente
aceptada) o, incluso, si los consentimientos prestados son revocables. De
hecho, la única información que se contiene en la certificación es la
filiación a favor de los padres comitentes. Parece evidente que a la luz de
este panorama cualquier atisbo de realidad de los datos recogidos en la
certificación registral extranjera resulta una mera entelequia16.
Por supuesto, la realidad es muy variada y siempre se podrá decir que en
el futuro podría encontrarse un modelo de certificación registral adoptado
en uno de los países que hoy en día admiten la gestación por sustitución
que cumpla todos los requisitos antes apuntados. Ahora bien, no creo que
ello sirviera para deslegitimar la solución seguida por la DGRN, en
especial si se tiene en cuenta la peculiar naturaleza jurídica de una
instrucción interna como la que estamos analizando. Al margen de que se
trata de una mera regla de servicio de contenido general que el superior
jerárquico dicta dentro del marco de su potestad organizativa con efectos
ad intra y que, por tanto, ni posee eficacia constitutiva directa sobre los
Vid.: QUESADA GONZÁLEZ, M.C., «El derecho (¿constitucional?) a conocer el propio
origen biológico» Anuario de Derecho Civil, 1994, Vol. II, pp. 237-304; GARRIGA GORINA,
M., «El conocimiento de los orígenes genéticos en la filiación por reproducción asistida con
gametos donados por un tercero», Derecho privado y Constitución, 2007, núm. 21, pp.167228.
15
Además, de la inexistencia de dudas sobre la realidad del hecho inscrito, el artículo 23 LRC
exige que tampoco haya dudas sobre su legalidad conforme al Derecho español. Nuestros
tribunales han concebido este precepto como una remisión al ordenamiento material
español y ello les ha llevado a negar la posibilidad de inscribir una certificación registral
extranjera que acredite una relación de filiación derivada de gestación por sustitución al
entender que el artículo 10.1 de la Ley 14/2006 prohíbe esta práctica en España (vid. las
ya citadas sentencias del JPI núm. 15 de Valencia, de 15 de septiembre de 2010 y de la
AP de Valencia, de 23 de noviembre de 2011, que confirma la anterior). En principio esta
interpretación constituiría un nuevo argumento a favor de la postura seguida por la DGRN
en la Instrucción, es decir a favor de excluir la certificación registral como título inscribible.
Sin embargo, y para ser sincero, el razonamiento seguido tanto por el Juzgado de Primera
Instancia como por la Audiencia Provincial me parecen muy discutibles. Al margen de que
la remisión del artículo 23 LRC debe entenderse, no como una remisión al ordenamiento
sustantivo español sino a todo nuestro ordenamiento, incluyendo la normativa conflictual, el
mencionado precepto no es en realidad una norma prohibitiva sino una regla de contenido
meramente obligacional que se limita a señalar la nulidad de los contratos de gestación por
sustitución (vid. con más detalle infra núm. 19). En realidad, la única consecuencia que se
atribuye a la gestación por sustitución en el artículo 10 (apartado 2.º) es que la filiación de
los hijos nacidos será determinada por el parto (en similares términos, ÁLVAREZ GONZÁLEZ,
S., «Efectos …», op. cit., p. 356).
16
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terceros (no obligan ni son oponibles a terceros), ni es habilitante (no crea
potestades que incidan sobre la esfera jurídica de los terceros), el único
objetivo de una instrucción consiste en condicionar la actividad de los
dependientes jerárquicos aportando criterios generales claros y precisos
de acuerdo a los cuales interpretar una determinada norma o afrontar una
determinada cuestión a la luz de la problemática existente en el momento
de dictar la Instrucción.
Es cierto que esa vocación de generalidad y esa «actualidad» que subyace
bajo una instrucción de alguna manera la «petrifica», de suerte que podría
suceder que en el futuro llegaran a suscitarse situaciones específicas a
las que la Instrucción no otorgase una respuesta adecuada. Ahora bien,
en el improbable caso de que se presentara ante nuestras autoridades
registrales una certificación registral extranjera dictada en un determinado
Estado en la que la información en ella recogida reflejara la existencia
previa de un supuesto de gestación por sustitución, la identidad de la
madre biológica, la ausencia de coacción en el consentimiento, la
irrevocabilidad de los consentimientos, etc., el sistema es lo suficientemente
flexible como para posibilitar finalmente la inscripción (p.ej., a través de
las consultas que el Encargado del Registro pudiera dirigir a la DGRN
sobre el supuesto particular, mediante una modificación de la Instrucción
que permitiera inscribir las certificaciones provenientes de ese Estado
concreto o, en último extremo, mediante el recurso ante la propia DGRN17).
11. La Instrucción perseguía dos objetivos esenciales. El primero era
lograr la plena protección jurídica del interés superior del menor, y para
ello recurrió a tres instrumentos. De un lado, se pretendió habilitar los
medios necesarios para que la filiación tuviera acceso al Registro Civil
español cuando uno de los progenitores fuera de nacionalidad española,
como vía de reconocimiento a efectos registrales de su nacimiento. En
segundo lugar se intentaba evitar que con la inscripción registral se dotase
de apariencia de legalidad a supuestos de tráfico internacional de
menores. Finalmente, se trataba de garantizar el derecho del menor a
conocer su origen biológico, tal y como contempla el artículo 7, número 1,
de la Convención sobre los Derechos del Niño de 20 de noviembre de 1989,
A menos que prospere la ya mencionada reforma de los registros públicos contemplada
en el Anteproyecto de Ley de Reforma Integral de los Registros Públicos, que excluye de forma
absolutamente injustificada cualquier tipo de recurso administrativo frente a las decisiones
del Encargado del Registro Civil (también frente a las calificaciones de los registradores de
la propiedad, mercantiles y de bienes inmuebles) y obliga a acudir directamente a la vía
judicial.
17
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La inscripción de relaciones de filiación constituidas en el extranjero mediante gestación por ...
artículo 12 de la Ley 54/2007, de 28 de diciembre, de Adopción Internacional
y la Sentencia del Tribunal Supremo de 21 de septiembre de 1999.
Junto al «interés superior del menor», el segundo objetivo que perseguía
la Instrucción era asegurar la protección de las mujeres que se prestan a
dicha técnica de reproducción y renuncian a sus derechos como madres,
garantizando, tal y como se verá a continuación, que otorgaron su
consentimiento con total libertad y que tras el supuesto no se encubre
ningún caso de explotación de mujeres (Vid. Exposición de Motivos).
12. La DGRN, coherentemente con la postura seguida hasta la fecha por
nuestro TS, diferenció además en atención a la naturaleza del
procedimiento que hubiera dado lugar a la resolución judicial extranjera.
En el caso de que esta tuviera su origen en un procedimiento de naturaleza
contenciosa debería acudirse al reconocimiento a título principal de la
resolución extranjera, mientras que si el procedimiento extranjero fuera
equiparable a uno español de jurisdicción voluntaria, la inscripción no
quedaría sometida a dicho requisito, bastando a tales efectos con el
reconocimiento incidental de la resolución como requisito previo a su
inscripción, tal y como ha proclamado el Tribunal Supremo en numerosas
ocasiones. La Instrucción, no obstante, se separa de la posición tradicional
del TS18, una posición fuertemente criticada por la doctrina19, y en lugar de
exigir que el Encargado del Registro realice un reconocimiento conflictual
de la resolución extranjera de jurisdicción voluntaria 20, apuesta por un
reconocimiento de naturaleza procesal, independiente de las normas de
conflicto, tal y como sucede con el resto de resoluciones judiciales 21.
A la hora de realizar este reconocimiento incidental, y ante la inexistencia
de norma expresa al respecto, la DGRN consideró que la solución más
razonable consistía en aplicar analógicamente, dentro de las limitaciones
Vid., entre otras, AATS (Sala de lo Civil) de 30 de noviembre de 1999 (RJ 9912), 18 de julio
de 2000 (RJ 7140), 4 de septiembre de 2002 (RJ 238646) y 31 de julio de 2003 (RJ 6266).
18
Vid. v.gr. VIRGÓS SORIANO, M., GARCIMARTÍN ALFÉREZ, F.J., Derecho procesal civil
internacional, 2.ª Ed. Madrid, 2007, pp. 712-713.
19
La apuesta por un reconocimiento conflictual significa que solo se van a reconocer las
resoluciones extranjeras que hubieran sido dictadas por el Estado cuya ley fuese aplicable
por nuestras normas de conflicto (siempre que, además, se verifiquen los requisitos
contemplados en el art. 323 LEC). Con más detalle, vid. VIRGÓS SORIANO, M., GARCIMARTÍN
ALFÉREZ, F.J., Derecho , op. cit, pp. 542-544.
20
Parecen mostrarse favorable a esta opción, DE MIGUEL ASENSIO, P., «La Instrucción
de la DGRN de 10 de octubre de 2011» (http://pedrodemiguelasensio.blogspot.com.es) y
ÁLVAREZ GONZÁLEZ, S., «Efectos …», op. cit., pp. 360-361.
21
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del procedimiento registral, las condiciones a las que se somete el
reconocimiento a título principal contempladas en la LEC 1881, ajustando
tales condiciones a la naturaleza de este tipo de resoluciones. Ello supuso
el control de cuatro circunstancias: autenticidad de la resolución, eficacia
y carácter definitivo de esta, competencia judicial internacional de la
autoridad de origen y, finalmente, no contrariedad con el orden público
español. La DGRN hizo suyos estos imperativos y señaló que solo cabrá
el reconocimiento incidental de la resolución extranjera como exigencia
previa a la inscripción cuando el Encargado del Registro constate: a) la
regularidad y autenticidad formal de la resolución judicial extranjera y de
cualesquiera otros documentos que se hubieran presentado; b) que la
resolución judicial es firme y que los consentimientos prestados son
irrevocables, o bien, si estuvieran sujetos a un plazo de revocabilidad
conforme a la legislación extranjera aplicable, que este hubiera
transcurrido, sin que quien tenga reconocida facultad de revocación, la
hubiera ejercitado; c) que el Tribunal de origen basó su competencia
judicial internacional en criterios equivalentes a los contemplados en la
legislación española.
13. En cuanto al cuarto requisito al que nuestra normativa interna somete
el reconocimiento de resoluciones judiciales extranjeras: la ausencia de
contradicción con el orden público español, la DGRN lo adaptó al ámbito
de la gestación por sustitución. O, para ser más exactos, identificó los
elementos esenciales que integrarían la cláusula de orden público en este
ámbito, a fin de que los Encargados del Registro los tuvieran presentes en
su tarea y los valorasen in casu ante cada supuesto que pudiera
planteárseles. La Instrucción concretó en primer lugar el orden público
procesal al exigir que se constate el respeto a los derechos procesales de
los sujetos involucrados y, en particular, de la madre gestante, y a
continuación enumeró los elementos esenciales que integran el orden
público material en este ámbito, al demandar del Encargado del Registro
que constate que no se haya producido una vulneración del interés
superior del menor –fundamentalmente mediante la comprobación de que
la resolución judicial es firme y que los consentimientos prestados no son
revocables– y de los derechos de la madre gestante, lo que pasa
necesariamente por verificar que tenía capacidad natural suficiente y que
su consentimiento se obtuvo de forma libre y voluntaria, sin incurrir en
error, dolo o violencia.
Tras la aprobación de la Instrucción de 5 de octubre de 2010 y hasta que
el TS dictó su primera sentencia sobre esta materia, se han inscrito
multitud de resoluciones judiciales extranjeras y la DGRN ha resuelto un
elevado número de recursos frente a la negativa del Encargado del
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La inscripción de relaciones de filiación constituidas en el extranjero mediante gestación por ...
Registro Consular o incluso del Registro Civil Central aplicando las
directrices contempladas en la propia Instrucción. La mayor parte de los
recursos fueron estimados y todos tienen su origen en supuestos de
gestación por sustitución provenientes de EE.UU y en su mayoría de California.
Por el contrario, la DGRN también ha desestimado algunos recursos frente a
resoluciones denegatorias en supuestos de gestación por sustitución llevados
a cabo en otros Estados como la India, basándose en la inexistencia de una
resolución judicial previa en la que se acredite la homologación por parte de un
juez del contrato de gestación por sustitución y se determine la filiación a favor
del padre o padres comitentes, así como la ruptura de cualquier vínculo con la
madre gestante y, en su caso, con su cónyuge.
2.3 La posición de la Jurisprudencia
14. Hasta la STS de 6 de febrero de 2014 nuestros tribunales habían
mostrado, con carácter general, una posición favorable hacia las
relaciones de filiación constituidas en el extranjero a partir del recurso a la
gestación por sustitución.
En el caso concreto de la jurisdicción laboral, los órganos jurisdiccionales
españoles están reconociendo beneficios sociales a los padres comitentes
al amparo del artículo 133 bis de la Ley General de la Seguridad Social.
De este modo, el TSJ de Asturias ha reconocido un permiso de maternidad
para la madre intencional22, y el TSJ de Madrid ha concedido una pensión
de maternidad a uno de los cónyuges de un matrimonio homosexual que
previamente habían inscrito en nuestro Registro Civil la filiación de un
menor tras recurrir a una madre subrogada en California23. Para conceder
dicha prestación el TSJ de Madrid consideró que el supuesto era
parangonable a uno de acogimiento familiar o de adopción. Similar criterio
ha acogido también el TSJ de Cataluña 24.
Nuestras autoridades judiciales también se han enfrentado a supuestos
en los que se solicitaba, no ya la inscripción de una certificación registral
como sucedió en el supuesto resuelto por el TS, sino el reconocimiento a
título principal de resoluciones judiciales extranjeras en las que se
Vid. STSJ de Asturias, de 20 de septiembre de 2012, Diario La Ley, núm 7963, Sección La
Sentencia del día, 13 Nov. 2012, que confirma a su vez la Sentencia del Juzgado de lo Social
núm. 2 de Oviedo, de 9 de abril de 2012.
22
23
STSJ de Madrid, Sala de lo Social, Secc. 4.ª, de 18 de octubre de 2012.
STSJC Cataluña, Sala de lo Social, Sección 1.ª, en su sentencia de 23 de noviembre de
2012.
24
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constituía una relación de filiación a favor de los padres comitentes. En
este caso las decisiones llegan a conclusiones diferentes, si bien coinciden
en su endeble armazón argumental. Por un lado, a través de un auto
cuyos fundamentos se limitan en realidad a reproducir literalmente la
Instrucción de la DGRN de 5 de octubre de 2010, el Juzgado de 1.ª
Instancia e Instrucción de Pozuelo de Alarcón (Madrid) en un Auto de 25
de junio de 2012, ha concedido el reconocimiento a una resolución judicial
californiana por la que se declaraba la maternidad de una mujer española
que recurrió a la gestación por sustitución en California. Más decepcionante
todavía es otro auto de 3 de diciembre de 2012, en este caso de la A.P. de
Madrid, en el que se desestima el recurso interpuesto frente al juzgador
de instancia, que a su vez había denegado el reconocimiento de la
resolución estadounidense. En este caso, el único argumento que se
invoca para justificar la denegación es la prohibición de los contratos de
gestación por sustitución por el artículo 10 LTRHA y la afirmación en
términos absolutamente genéricos de la supuesta vulneración del orden
público español que ello supondría.
3.
LA STS DE 6 DE FEBRERO DE 2014
3.1 Los argumentos del Tribunal Supremo
15. Como ya se ha avanzado, no comulgo ni con la mayor parte de los
argumentos ni con el resultado alcanzado por el TS en su sentencia de 6
de febrero de 2014. No obstante, debe reconocerse que esta resolución
tiene el gran mérito de identificar perfectamente el problema al que se
enfrentaba y asumir –al contrario que la Audiencia Provincial de Valencia–
y de algún sector doctrinal que analizó en su momento la Resolución de la
DGRN impugnada25, que en este caso el juego de la normativa conflictual
y con ello la aplicación «directa» del artículo 10 de la Ley 14/2006 debía
quedar descartada. La Sentencia deja esto claro desde el principio al
señalar, por un lado que «no estamos ante un ‘hecho’ que haya de ser
objeto por primera vez de una decisión de autoridad en España (…) y que
deba ser resuelto conforme a la ley sustantiva a la que remita la norma de
Vid. v. gr.: CAMARERO GONZÁLEZ, G. J., «Notas sobre la resolución de la Dirección
General de los Registros y del Notariado de 18 de febrero de 2009, en un caso de gestación
por sustitución», Diario La Ley, n.º 7910, Sección Tribuna; LASARTE ÁLVAREZ, C., «La
reproducción asistida y la prohibición legal de maternidad subrogada admitida de hecho
por vía reglamentaria», Diario La Ley núm. 7777, Sección Doctrina, 17 de enero de 2012;
SALVADOR GUTIÉRREZ, S., «Reconocimiento registral de la determinación en el extranjero de
doble filiación paterna mediante técnicas de gestación por sustitución», El Derecho, Boletín
de Derecho de Familia, 1 de septiembre de 2012.
25
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La inscripción de relaciones de filiación constituidas en el extranjero mediante gestación por ...
conflicto», y por otro, que «La técnica aplicada no es la del conflicto de
leyes sino la del reconocimiento. Existe ya una decisión de autoridad, la
adoptada por la autoridad administrativa del Registro Civil de California al
inscribir el nacimiento de los niños y determinar una filiación acorde con
las leyes californianas».
16. Una vez aislado el ámbito en el que debe ser resuelto el supuesto, el
TS identifica la normativa a la que debe acudirse cuando se pretenda la
inscripción en España de certificaciones registrales extranjeras: los
artículos 81 y 85 del Reglamento del Registro Civil y el artículo 23 de la
vigente Ley del Registro Civil, el precepto que ignoró la resolución
impugnada. De entre todos estos requisitos es en el orden público donde
la sentencia centra toda su batería de argumentos para oponerse a la
inscripción de la certificación estadounidense. Para el TS, como no podía
ser de otro modo, el orden público debe entenderse, básicamente, como
«el sistema de derechos y libertades individuales garantizados en la
Constitución y en los convenios internacionales de derechos humanos
ratificados por España, y los valores y principios que estos encarnan».
Cita de este modo la STC de 23 de febrero de 1989 26, así como diversos
preceptos constitucionales que regularían los aspectos esenciales del
Derecho de familia como el derecho al libre desarrollo de la personalidad
(artículo 10.1), el derecho a contraer matrimonio (artículo 32), el derecho
a la intimidad familiar (artículo 18.1), el derecho a la integridad física y
moral de las personas (artículo 15) y a su dignidad, así como la obligación
de los poderes públicos de garantizar la protección de la familia, la
protección integral de los hijos, la igualdad de estos con independencia de
su filiación y de las madres cualquiera que sea su estado civil (artículo 39)
y la protección de la infancia de acuerdo a los convenios internacionales
en vigor en España.
17. Tras exponer el amplio elenco normativo en el que se cimentaría el
orden público español, el TS da un paso más y considera que «las normas
aplicables a la gestación por sustitución o maternidad subrogada, en
concreto el artículo 10 de la Ley de Técnicas de Reproducción Humana
Asistida, integran el orden público internacional español». En la sentencia
se utiliza la palabra «integra», pero lo cierto es que de la lectura de la
sentencia parece claro que para el Tribunal el artículo 10 LTRHA no es un
elemento integrador más de la cláusula de orden público sino el único
elemento integrador. Dicho de otro modo, el artículo 10 LTRHA sería el
precepto en el que cristalizaría el elenco de derechos fundamentales y
26
STC 54/89.
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principios que se proyectan sobre este ámbito y el que realizaría la
ponderación correcta entre todos ellos. La Sentencia deja clara esta
circunstancia al señalar que «La filiación cuyo acceso al Registro Civil se
pretende es frontalmente contraria a la prevista en el artículo 10 de la Ley
de Técnicas de Reproducción Humana Asistida, y como tal, contraria al
orden público, lo que impide el reconocimiento de la decisión registral
extranjera en lo que respecta a la filiación que en ella se determina»27.
El TS, no obstante, acepta que en algunos casos pueda realizarse una
atenuación del orden público español pero sin embargo considera que en
el supuesto objeto del recurso, además de existir una estrechísima
vinculación con España (el domicilio de los padres comitentes), las
conexiones con EE.UU. eran absolutamente artificiales, motivo por el cual
no resultaría posible aceptar dicha atenuación.
18. Los recurrentes consideraban que era posible establecer una
disociación entre los aspectos meramente obligacionales y los relativos a
la filiación, tal y como solicitaban los recurrentes, de tal modo que las
consecuencias derivadas de la aplicación del artículo 10.1 LTRHA solo se
proyectarían sobre los primeros pero no sobre los segundos. Ello
supondría que, incluso asumiendo que el mencionado artículo 10 integra
(o monopoliza) el juego de la cláusula de orden público en este ámbito,
este solo se proyectaría sobre los aspectos contractuales, pero no sobre
la inscripción de la certificación extranjera en el Registro. Sin embargo el
TS rechazó este argumento al entender que lo que pretenden precisamente
los recurrentes es la consecuencia del contrato de gestación por
sustitución, por lo que rechazan la posible disociación.
19. En cuanto a uno de los argumentos de más peso esgrimido por los
padres comitentes: el atentado contra el interés superior de los menores
que supondría privar a estos del acceso al Registro de su filiación, el TS
enumera diversos textos en los que aparece recogido este principio (el
artículo 3 de la Convención sobre los Derechos del Niño, el artículo 24.2
de la Carta de Derechos Fundamentales de la UE, el artículo 39.2 de la
Constitución española y un amplio elenco de sentencias tanto del Tribunal
Constitucional como del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. No
obstante, para el Tribunal, el interés superior del menor debe ser
ponderado en pie de igualdad con otros bienes jurídicos como el respeto
a la dignidad e integridad moral de la mujer gestante o la prohibición de la
mercantilización de la gestación y la filiación. Y considera además que la
27
Fto. Tercero 11.
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La inscripción de relaciones de filiación constituidas en el extranjero mediante gestación por ...
aplicación de este principio ha de hacerse «para aplicar e interpretar la ley
y colmar sus lagunas, pero no para contrariar lo expresamente previsto en
la misma». Añade el Tribunal que «No hacerlo así podría llevar a la
desvinculación del juez respecto del sistema de fuentes, que es contraria
al principio de sujeción al imperio de la ley que establece el artículo 117.1
de la Constitución. Hay cambios en el ordenamiento jurídico que, de ser
precedentes, debe realizar el parlamento como depositario de la soberanía
nacional, con un adecuado debate legal y legislativo, sin que el juez pueda
ni deba suplirlo».
Es más, la Sentencia identifica el contenido que un concepto jurídico
indeterminado como este debería tener en este tipo de supuestos. De
este modo aunque reconoce que la privación de la filiación a los menores
podría suponerles inconvenientes, entiende que por encima de los
perjuicios que estos pudieran sufrir 28, se encuentra su dignidad, que se
vería menoscabada si se convirtiera en objeto del tráfico mercantil 29.
20. El Tribunal Supremo, no obstante, parece atenuar sus postulados en los
últimos párrafos de la sentencia y además de limitar la denegación de la
inscripción de la certificación registral extranjera «a la filiación en ella
determinada, pero no al resto de su contenido» (sic), considera además
que en el caso de que uno de los padres comitentes sea tambien el padre
biológico, podrá reclamar la paternidad en aplicación del artículo 10 LTRHA,
al margen de la posibilidad de acudir al acogimiento familiar o a la adopción
para formalizar la integración real de los niños en el núcleo familiar 30. Es
más, insta al Ministerio Fiscal a que «ejercite las acciones pertinentes para
determinar en la medida de lo posible la correcta filiación de los menores y
para su protección, tomando en consideración, en su caso, la efectiva
integración de los mismos en un núcleo familiar de facto.
3.2 Valoración crítica de la Sentencia
3.2.1 La supuesta irrelevancia de la naturaleza del título inscribible
21. Se ha señalado que la STS de 6 de febrero de 2014 resulta
tremendamente discutible por muy diversos motivos, tal y como ya
28
Fto. Quinto 11.
29
Fto. Quinto 8.
30
Fto. Sexto 11.
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señalado en trabajos anteriores 31. En primer lugar, no es posible compartir
una de sus afirmaciones iniciales 32, según la cual, resulta irrelevante para
resolver el supuesto si el título extranjero que debe ser inscrito es la
certificación registral o la resolución judicial previamente dictada que
homologó el contrato de gestación por sustitución y de la que deriva la
propia certificación. Al realizar esta afirmación el Alto Tribunal parece
ignorar que es la resolución judicial la que convalida y atribuye efectos al
contrato de gestación por sustitución, la que establece la relación de
filiación a favor de los nacionales españoles y excluye la de la madre
gestante (y en su caso, la de su cónyuge) y la que acredita que esta emitió
libremente su consentimiento y era plenamente consciente de las
consecuencias de sus actos. Y se ignora también, y esto resulta
especialmente grave, que la certificación constituye un mero reflejo
distorsionado de la decisión judicial, ya que el Derecho de California
impide que en ella se recoja referencia alguna ni a la previa celebración
de un contrato de gestación por sustitución ni a la identidad de la madre
gestante o biológica. De hecho, la única información que se contiene en la
certificación es la filiación a favor de los padres comitentes.
Sorprende, por tanto, que el TS no ponga ningún reparo a la posibilidad
de que este tipo de certificaciones registrales puedan acceder al Registro
Civil español. De hecho, el argumento más evidente –y seguramente
también el único– para denegar la inscripción de la certificación registral
extranjera es la imposibilidad de considerar la certificación extranjera
como un título inscribible válido en los supuestos de gestación por
sustitución, tal y como consideró la DGRN en la Instrucción de 5 de
octubre de 2010.
Al proclamar la irrelevancia de que el título que se pretenda inscribir sea la
certificación registral extranjera o la resolución de la que esta trae causa,
se ignora que es la resolución judicial la que convalida y atribuye efectos
al contrato de gestación por sustitución, la que establece la relación de
filiación a favor de los nacionales españoles y excluye la de la madre
gestante (y en su caso, la de su cónyuge) y la que acredita que esta emitió
libremente su consentimiento y era plenamente consciente de las
consecuencias de sus actos. Y se ignora también, y esto resulta
«Inscripción de relación de filiación derivada del recurso a gestación por sustitución
en el extranjero», Cuadernos Civitas de jurisprudencia civil, n.º 96, 2014, pp. 177-214; «El
Tribunal Supremo y la gestación por sustitución: crónica de un desencuentro (a propósito de
la STS de 6 de febrero de 2014)», Notario del Siglo XXI, n.º 54.
31
32
Fto. Tercero 2.
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La inscripción de relaciones de filiación constituidas en el extranjero mediante gestación por ...
especialmente grave, que tal y como ya se ha indicado, la certificación
constituye un mero reflejo distorsionado de la decisión judicial, ya que el
Derecho de California impide que en ella se recoja referencia alguna ni a
la previa celebración de un contrato de gestación por sustitución ni a la
identidad de la madre gestante o biológica 33. De hecho, la única
información que se contiene en la certificación es la filiación a favor de los
padres comitentes. Como puede comprobarse, resulta difícil acomodar
esta circunstancia al requisito de que no existan dudas sobre la realidad
de los datos y circunstancias recogidos en la certificación registral
extranjera.
En definitiva, para rechazar la inscripción de la certificación extranjera al
TS le habría bastado con alegar la exigencia que se deriva de los artículos
23 LRC y 85 RRC de que dicha certificación dé prueba de la realidad del
hecho inscrito para haber tenido un argumento decisivo (y correcto) en
contra de la denegación de la inscripción).
3.2.2 La incorrecta configuración de la cláusula de orden público
22. Con independencia de las críticas que ello merezca, lo cierto es que el
TS asumió (o ni siquiera se planteó) que la certificación registral extranjera
no ofrecía dudas sobre la realidad del hecho inscrito, y centró sus
esfuerzos en demostrar que la certificación no cumplía la otra exigencia
contemplada en el artículo 23 de la vigente Ley del Registro Civil: la
legalidad conforme al derecho español del hecho inscrito, un requisito
que, como ya se ha apuntado, lo que impone en realidad es el control de
que la inscripción de la certificación extranjera no suponga una violación
del orden público español.
23. A la hora de valorar la postura de nuestro TS sobre esta cuestión
resultará de especial importancia tener presente la ya mencionada
sentencia del BGH alemán de 10 de diciembre de 2014, en la que dio la
razón a una pareja registrada homosexual de dos nacionales alemanes y
permitió el reconocimiento y subsiguiente inscripción en el Registro Civil,
no de una certificación extranjera, como acontecía en el supuesto
Así lo entendió la Sentencia de la Corte di Appello de Bari, en su sentencia de 13 de
febrero de 2009 (citada en Campiglio, C., «Lo stato di figlio nato da contratto internazionale
di maternità», Riv. dir. int. priv. proc., 2009, pp. 589-604, p. 594). En similares términos
OREJUDO PRIETO DE LOS MOZOS, P., «Reconocimiento …», p. 485-486; QUIÑONES ESCÁMEZ,
A., «Doble filiación …», op. cit., pp. 14-15. Esta solución se recoge también de forma expresa
en el artículo 98.2 de la nueva Ley del Registro Civil (vid. infra nota núm. 38). Una opinión
contraria sostiene, no obstante, G. CUNIBERTI, «Nota …», op. cit., p. 150.
33
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planteado ante el TS, sino de una resolución judicial californiana en la que
se convalidaba un contrato de gestación por sustitución 34. Lo más
destacado de esta resolución es que el BGH no entendió que la inscripción
de la resolución californiana fuera contraria al orden público alemán pese
a que, como ya se ha señalado, en este Estado se establecen sanciones
penales, no para los padres comitentes o la madre gestante, pero sí para
cualquier tercero que intervenga o medie la celebración del contrato de
gestación por sustitución o promueva la celebración de estos contratos
mediante la puesta en contacto con posibles madres gestantes. Además
el §1591 del Código Civil (BGB) considera también a la madre gestante
como la única madre del niño, excluyendo la de cualquier otra mujer
aunque sea la madre genética.
Junto a la postura del BGG alemán, también resultará especialmente útil
conocer los postulados adoptados por el Tribunal Constitucional austriaco
(VfGH) en sendas resoluciones de 14 de diciembre de 2011 y 11 de
octubre de 2012. Las sentencias austríacas tienen su origen en el
nacimiento de tres niños a través del recurso a la gestación por sustitución,
dos en el Estado de Georgia (EE.UU.) y uno en Ucrania. En ambos casos
los padres comitentes eran matrimonios heterosexuales y habían aportado
el material genético. El VfGH declaró en el primer supuesto que el niño
era el hijo de los padres comitentes y no de la madre gestante, mientras
que en el segundo admitió la inscripción en Austria de la certificación
ucraniana de nacimiento de los gemelos, sin entender que con ello se
vulnerara el orden público austriaco. Las sentencias tienen también
especial interés para nosotros porque pese a que la Ley sobre
Reproducción Médica Asistida austriaca («Fortplanzungsmedizingesetz»)
no prohíbe expresamente la gestación por sustitución, exige que los
óvulos solo sean implantados en el cuerpo de aquella mujer de la que
fueron extraídos, con lo que de facto la excluye. Además, al igual que
acontece en nuestro país, según el §137 b) del Código Civil austríaco, la
maternidad siempre se atribuye a la madre gestante, aunque no sea la
madre biológica35. Los pronunciamientos del VfGH han supuesto también
una reforma de la normativa austriaca sobre adquisición de la nacionalidad.
Con relación a esta resolución, vid. los comentarios de: Helms, FamRZ, n.º 3, 2015,
pp.245 y ss y Zwißler, NZFam, nº 3, 2015, pp. 118 y ss.
34
Sobre estas sentencias puede consultarse Lurger, B, «Das österreichische IPR bei
Leihmutterschaft im Ausland – das Kindeswohl zwischen Anerkennung, europäischen
Grundrechten und inländischem Leihmutterschaftsverbot, IPRax, vol .3, 2013, pp. 282-288.
35
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La inscripción de relaciones de filiación constituidas en el extranjero mediante gestación por ...
a) La necesidad de adaptar la cláusula de orden público al caso
concreto.
24. La primera gran crítica que cabe hacer al TS al concretar la cláusula de
orden público es que olvida, al contrario que el voto particular (Fundamento
Segundo) o que el BHG alemán y el VfGH austríaco, que el control del
orden público, tal y como el propio TS ha proclamado en otras ocasiones36,
no se realiza respecto de una determinada institución (en este caso, la
gestación por sustitución), sino respecto de los efectos que supondrá la
inscripción del documento extranjero (en este caso la certificación
californiana) en España. La Sentencia señala en alguna ocasión que el
objeto del test de orden público debe ser la propia inscripción de la
certificación extranjera, pero una lectura medianamente atenta de la
resolución pone de manifiesto que dichas afirmaciones son en realidad
hueras declaraciones de intenciones en absoluto ejecutadas, y que lo que
se hace en realidad es un juicio general a la gestación por sustitución.
El control del orden público cuando se trata de determinar si se da o no
eficacia a documentos públicos extranjeros no consiste en hacer un juicio
en abstracto de la compatibilidad de una determinada figura o institución
con nuestro orden público sino en determinar si en cada caso concreto,
permitir que dicho documento despliegue o no efectos en nuestro Estado
supone una violación flagrante de principios, derechos y valores esenciales
de nuestro ordenamiento. Y es precisamente esta tarea la que no realizó
el TS. En la sentencia de 6 de febrero de 2014 se citan numerosas normas
constitucionales y convencionales que sustentarían el juego de la cláusula
de orden público en este ámbito e incluso, con mayor o menor acierto, se
intentan identificar los intereses concretos que se verían afectados en los
supuestos de gestación. Sin embargo, tras estas grandilocuentes
afirmaciones, el TS olvida descender al supuesto objeto del recurso y
determinar por qué a la luz de las circunstancias específicas que se
verifican en ese caso concreto la inscripción supondría una vulneración
de nuestro orden público. Como se señala con especial acierto en el voto
particular, la Sentencia «tutela la excepción del orden público de una
forma preventiva, más allá de lo que resulta del supuesto sometido a la
consideración de la Sala mediante el recurso de casación».
Es cierto que el TS cita como uno de los elementos configuradores de la
cláusula de orden público en estos supuestos el respeto a la integridad
física y moral de las personas y a su dignidad. Ahora bien, con eso no
36
Vid. v.gr., ATS de 21 de abril de 1998, RJ 3563.
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basta. Hay que identificar tanto quiénes son esas personas como el modo
en que podría verse afectada su integridad física y moral como consecuencia
de la inscripción. El TS cumple el primer requisito e identifica dichos sujetos:
la mujer gestante y los menores. Ahora bien, no se puede decir lo mismo del
segundo porque el Alto Tribunal se limita a realizar un «juicio sumarísimo» a
la gestación por sustitución con afirmaciones como que con ella se vulnera
la dignidad de la madre gestante y del menor «mercantilizando la gestación
y la filiación, ‘cosificando’ a la mujer gestante y al niño, permitiendo a
determinados intermediarios realizar negocios con ellos, posibilitando la
explotación del estado de necesidad en que se encuentran mujeres jóvenes
en situación de pobreza y creando una especie de ‘ciudadanía censitaria’
en la que solo quienes disponen de elevados recursos económicos pueden
establecer relaciones paterno-filiales vedadas a la mayoría».
La última afirmación cae por su propio peso. Ciertamente recurrir a la
gestación por sustitución no es barato, especialmente en ciertos Estados
que suelen ser los que más garantías ofrecen, ahora bien, si el TS utiliza
este argumento debería tener en cuenta que también resulta extrapolable,
por ejemplo, a la adopción internacional. Adoptar fuera de España también
sale caro y no está al alcance de todo el mundo, ahora bien, no por ello
parece que alguien tenga en mente empezar a denegar el reconocimiento
de adopciones constituidas en el extranjero por este motivo.
25. En cuanto al resto de aseveraciones, resulta difícil no compartirlas.
Sin embargo, al TS se le escapa un pequeño detalle: no explica por qué la
inscripción en este caso concreto podría suponer una aceptación del
estado de necesidad y de la «cosificación» de una mujer en estado de
pobreza (y si sobre todo, por qué considera que realmente hubo tal estado
de necesidad o que la madre estaba en situación de pobreza). Tampoco
justifica el motivo de que considere que en el supuesto que tuvo que
resolver se había producido una mercantilización de la madre gestante o
un atentado contra su dignidad, cuando ni siquiera se planteó si la mujer
recibió una retribución o simplemente una compensación por los perjuicios
sufridos como consecuencia el embarazo y el parto o si fue coaccionada
para quedarse embarazada37. Ahora bien, para ser sinceros, este proceder
En contraste con los postulados del TS, el BGH consideró que la gestación por
sustitución no constituye una violación de la dignidad de la madre gestante, siempre que
el procedimiento seguido en el Estado de origen garantice que prestó su consentimiento
voluntariamente. Asimismo, el BGH señaló que, dado que la madre gestante renunció ante
las autoridades judiciales a asumir cualquier tipo de responsabilidad parental respecto
del menor, su situación resultaría equiparable a la de las madres que entregan su hijo en
adopción.
37
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La inscripción de relaciones de filiación constituidas en el extranjero mediante gestación por ...
hasta cierto punto resulta lógico si se tiene en cuenta, una vez más hay
que decirlo, que el TS no tiene en sus manos la resolución judicial
californiana sino una mera certificación registral cuyo único contenido,
como ya sabemos, es la afirmación de que los menores son hijos de los
padres comitentes. Difícilmente podrá controlar el TS el respeto por parte
de las autoridades estadounidenses del amplio espectro de valores que
enuncia, a la luz de la información contemplada en el título extranjero que
debe valorar.
26. Una vez más, el voto particular pone de manifiesto con especial nitidez
y acierto las carencias de la sentencia. Sirvan como ejemplo las siguientes
líneas contempladas en su Fundamento 3, que subscribo en su totalidad:
«Finalmente, la vulneración del orden público internacional solo puede
comprobarse caso por caso. Son los tribunales españoles los que deben
decidir la cuestión de si los efectos que produce una resolución extranjera
en España contrarían los principios constitucionales, no los que emanan de
una ley que anula el contrato, pero que no elimina sus consecuencias una
vez producidas, y es evidente que más allá de una afirmación genérica
sobre esta cuestión, nada se concreta: a) no se indica cómo queda afectada
la dignidad de quien solicita libre y voluntariamente esta forma de
procreación, como tampoco de la mujer que acepta esa petición, en el seno
de un procedimiento judicial regulado en la sección 7630 del California
Family Code dirigido a determinar la filiación conforme a la voluntad de las
partes expresada en el acuerdo; b) tampoco se colige de qué forma se
ve afectada la dignidad de los nacidos a los que se les procura una
familia; c) no ha sido objeto de contradicción ni prueba el hecho de que
puedan existir beneficios económicos indebidos o la participación de
posibles intermediarios, y d) es la propia DGRN la que valora especialmente
en resoluciones como la impugnada ‟que se ha respetado el interés superior
de la menor, de acuerdo a lo exigido por el artículo 3 de la Convención de
20 de noviembre de 1989 sobre los derechos del niño” y que ‟la ruptura
absoluta del vínculo de la menor con la madre gestante, quien en adelante
no ostentará la patria potestad, garantizan el derecho del menor a disponer
de una filiación única, válida para todos los países” (RDGRN 30 de
noviembre; 22 de diciembre de 2011, entre otras)».
b) La incorrecta delimitación del orden público y del papel del artículo
10 LTRHA.
27. Otro de los aspectos más discutibles de la Sentencia es el modo en
que el TS interpreta el contenido del artículo 10 LTRHA. O, por ser más
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precisos, el modo en que traslada el contenido de este artículo a la
cláusula de orden público.
28. Por lo pronto, resulta muy discutible inferir de su apartado 1.º que la
práctica de la gestación por sustitución deba ser considerada como una
conducta prohibida en España y esta circunstancia debería haber sido
tenida en cuenta necesariamente por el TS antes de utilizarla como
frontispicio de la cláusula de orden público. El hecho de que una norma
establezca la nulidad de los contratos de gestación por sustitución no
equivale necesariamente a que la celebración de tales contratos constituya
una práctica prohibida. Para que la gestación por sustitución realmente
estuviera prohibida en nuestro ordenamiento sería necesario que
contáramos (dentro de la Ley 14/2006 o en otro lugar) con una norma que
la calificase de forma categórica como una conducta prohibida, ilícita o
que al menos estableciera algún tipo de sanción para este tipo de
prácticas38, algo que, a diferencia de otros ordenamientos como el
alemán39 o el suizo40, no se contempla no ya en el artículo 26 de la propia
Ley, precepto en el que se recogen los comportamientos sancionables,
sino en ninguna otra norma de nuestro Derecho41. De hecho, en la
Vid. con más detalle: ÁLVARÉZ GONZÁLEZ, S., «Surrogacy: balance de cuatro años de
práctica judicial y administrativa», en PELLISÉ, C., La unificación convencional y regional del
Derecho internacional privado, Madrid, 2014, pp. 61-74, pp. 64-65; ATIENZA RODRÍGUEZ, M.,
«Sobre la nueva Ley de Reproducción Humana Asistida», Revista de Bioética y Derecho, núm.
14, 2008, pp. 4-9, p. 6 (del mismo autor y en similares términos, vid. asimismo «De nuevo
sobre las madres de alquiler», Notario del Siglo XXI, núm. 27, septiembre-octubre. 2009, pp.
52-56, pp. 55-56; DELGADO ECHEVARRÍA, J., «El concepto de validez de los actos jurídicos
de Derecho privado, Notas de teoría y de dogmática», ADC, 2005, pp. 9-74, p. 55; FARNÓS
AMORÓS, E., «Inscripción …», op. cit., nota núm. 22. Similar opinión mantiene con relación
al art. 10 de la antigua Ley 35/1988, de 22 de noviembre sobre técnicas de reproducción
asistida, cuyo contenido era idéntico al actual; HEREDIA CERVANTES, I., «La Dirección …»,
op.cit., pp. 708-712)
38
§ 1(1) No. 7 Embryonenschutzgesetz, EschG) y § 14b Gesetz über die Vermittlung
der Annahme als Kind und über das Verbot der Vermittlung von Ersatzmüttern
(Adoptionsvermittlungsgesetz – AdVermiG). Las sanciones están limitadas a los actos
cometidos dentro del territorio alemán en aplicación del §7 del Código Penal alemán
(Strafgesetzbuch, StGB).
39
Art. 119.2 letra d) de la Constitución Federal y art. 4 de la Ley Federal sobre procreación
medicamente asistida de 1998, reformada en 2006.
40
De hecho, la lectura de las Recomendaciones de la Comisión Palacios (Informe de la
Comisión Especial de Estudio de la Fecundación in Vitro y la Inseminación Artificial Humana,
aprobado en el Pleno del Congreso de los Diputados en su sesión del día 10 de abril de
1986), una comisión cuya opinión el propio TS afirma haber tenido como referente directo,
pone de manifiesto que las reticencias de dicha Comisión a la gestación por sustitución no
se sustentaban tanto en motivos morales sino en las dificultades legales que supondría la
41
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La inscripción de relaciones de filiación constituidas en el extranjero mediante gestación por ...
Disposición Adicional segunda de la Proposición de Ley que dio origen a
la primera Ley de Reproducción Asistida (Ley 35/1998, de 22 de
noviembre) y cuyo artículo 10 era idéntico al actual artículo 10 de la Ley
14/2006, sí se contenía una prohibición formal de la figura y se hacía una
llamada al establecimiento de sanciones que posteriormente fue eliminada
de la redacción definitiva.
29. Hay que recordar además que la propia Ley 14/2006 en su artículo
10.3 contempla la posibilidad de que se ejerciten por o frente al padre
biológico las acciones de reclamación de la paternidad contempladas en
nuestro ordenamiento y de hecho el propio TS anima a los padres
comitentes a acudir a esta vía en el caso de que uno de ellos sea el padre
biológico. Dado que existen muchas posibilidades de que el padre
biológico sea también el comitente, es decir, quien contrató con la madre
gestante, resultaría ciertamente extraño que el partícipe en un
comportamiento prohibido pudiera recibir el «premio» de ver reconocida
su relación de paternidad. Basta para darse cuenta de la paradoja con
acudir al ordenamiento francés en donde, como se ha señalado, la
prohibición de los contratos de gestación por sustitución y su expresa
consideración como contrarios al orden público francés tiene como
sanción la negación de la filiación a los padres comitentes, incluidos los
biológicos. Y por si todo ello no fuera suficiente, debe tenerse presente
que las entidades que prestan sus servicios en este ámbito publicitan sus
servicios, realizan reuniones y captan clientes en España sin ningún tipo
de cortapisa. En definitiva, si la gestación por sustitución está prohibida en
España, lo cierto es que se trata de una prohibición cuando menos
peculiar.
De hecho, incluso si se asume la tesis del TS y se acepta una supuesta
prohibición de la gestación por sustitución en nuestro país, deducir que de
tal prohibición podría derivarse la contrariedad de esta figura con nuestro
orden público se antoja un salto demasiado grande. Citando a M. Atienza42,
la gestación por sustitución no parece contradecir los grandes principios
que inspiran la bioética y que nuestra Constitución recoge (principio de
dignidad y de daño, es decir, no causar un daño injustificado, de autonomía
y de igualdad). De hecho, no parece contradecir el orden público de
ninguno de los ordenamientos pertenecientes al constitucionalismo
regulación de los contratos entre los comitentes y la madre gestante y de los eventuales
conflictos de intereses que pudieran producirse entre la madre subrogada y la pareja
comitente.
42
ATIENZA RODRIGUEZ, M., «De nuevo …», op.cit., p. 56.
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contemporáneo y prueba de ello es que diversos países de nuestro
entorno, con un elenco de valores y principios compartidos con el nuestro,
reconocen esta figura. Y como prueba de lo señalado basta recordar la
situación de un país como Alemania que contempla sanciones penales
para los intermediarios o promotores de esta práctica, pero en el que sin
embargo el BGH no considera que la inscripción de relaciones de filiación
constituidas en California mediante gestación por sustitución suponga una
vulneración de su orden público43.
30. También resulta criticable el hecho de que el TS considere el artículo
10 LTRHA como la norma que refleja de modo exclusivo el contenido del
orden público en el ámbito del reconocimiento en nuestro país de
relaciones de filiación constituidas en el extranjero mediante gestación por
sustitución, es decir, como una suerte de crisol en el que aparecerían
reflejados «los valores constitucionales de dignidad de la persona, respeto
a la integridad moral y protección de la infancia» vigentes en este ámbito.
Por mucho que se empeñe el TS, el mencionado precepto es una mera
norma sustantiva –por cierto, una norma «que anula el contrato, pero que
no elimina sus consecuencias una vez producidas», por utilizar las
palabras del voto particular– y que solo debe ser aplicada por nuestras
autoridades cuando se enfrenten a un supuesto en el que deban realizar
una tutela por declaración de una cuestión relacionada con la gestación
por sustitución. Sin embargo, cuando nuestras autoridades se enfrentan a
un supuesto de tutela por reconocimiento, es decir, cuando está en juego
dar eficacia en España a una relación de filiación constituida en el
extranjero y tengan que decidir si aplican o no la cláusula de orden público,
lo que deben realizar es una adecuada ponderación de los principios y
derechos de rango convencional y constitucional que resultan aplicables
al supuesto. Ciertamente cabe entender que el artículo 10 refleja algunos
de estos principios y derechos, pero desde luego eso no significa que
sean los únicos que entren en juego en un supuesto en el que lo que se
pretende es el reconocimiento de una relación de filiación ya constituida
en otro Estado, ni que la ponderación que se realice entre ellos sea la
adecuada para estos supuestos. Por decirlo en otros términos, en la
medida en que se trata de determinar si se inscribe en el registro español
una relación de filiación constituida fuera de España que es válida para la
ley del Estado de origen, y que tiene su origen en una práctica que además
no está prohibida en España, la mera alegación del tenor literal del artículo
En las sentencias del VfGH austriaco sobre esta cuestión, se consideró que las normas
contempladas en la Ley sobre reproducción médica asistida austriaca ni integran el orden
público austriaco ni protegen derechos fundamentales ni poseen rango constitucional.
43
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La inscripción de relaciones de filiación constituidas en el extranjero mediante gestación por ...
10 de la Ley 14/2006 no es suficiente para justificar una presunta
vulneración de nuestro orden público.
El BHG alemán puso de manifiesto en su sentencia de 10 de diciembre de
2014 las ideas que se acaban de apuntar. Para el BGH no era posible
aplicar sin matiz alguno las diversas normas que prohíben en el Derecho
alemán la gestación por sustitución o las normas sobre filiación del BGB
porque dichas normas desempeñan una finalidad «preventiva», mientras
que en el caso al que se tuvieron que enfrentar las autoridades alemanas
tenían que dar respuesta a una relación de filiación que ya fue válidamente
constituida en otro Estado y, por tanto, resultaba necesario tener presentes
otras circunstancias, como por ejemplo, el bienestar del niño como sujeto
con plenos derechos. Es más, el BGH dejó claro que el niño de ningún
modo puede ser responsable de las circunstancias de su concepción y
por tanto no podía sufrir las consecuencias derivadas de la prohibición en
Alemania de la gestación por sustitución.
Un ejemplo claro del proceder del BGH lo encontramos en el modo en que
trata de acomodar a los imperativos del Derecho alemán la atribución de
la filiación a los padres comitentes mediante la resolución californiana que
convalida el contrato de gestación por sustitución. En el supuesto quedó
acreditado que uno de los padres comitentes era el padre biológico y el
BGH diferenció entre uno y otro. En el caso del padre biológico consideró
que, dado que la madre gestante era soltera y que el padre biológico
había reconocido su paternidad ante un juez estadounidense, el
ordenamiento sustantivo alemán [(§§1592 No. 2, 1594(2)] también le
atribuiría la paternidad, por lo que era imposible considerar que el
reconocimiento de dicha filiación pudiera producir una violación del orden
público de este Estado. En cuanto a la pareja del padre biológico, el
Tribunal consideró que, si bien es cierto que en aplicación del ordenamiento
alemán no se habría establecido frente a él la filiación del menor, ello no
suponía que su inscripción supusiera una violación del orden público
alemán desde el momento en que el otro padre era el padre biológico del
menor. En apoyo de esta interpretación el BGH invoca además la
jurisprudencia del Tribunal Constitucional sobre las «adopciones
sucesivas», en virtud de la cual se permite a uno de los miembros de una
pareja registrada del mismo sexo adoptar a un niño previamente adoptado
por su compañero.
31. Como puede constatarse, existen sustanciales diferencias entre el
modo de obrar de los dos tribunales. El TS, al igual que el BGH, admite
que en el caso de que uno de los padres de los menores fuera el padre
biológico podría reclamar la paternidad en aplicación del artículo 10.3
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LTRHA. Es más, permite que el otro padre comitente pueda recurrir a la
adopción. Sin embargo, en lugar de adoptar una postura flexible y
reconocer directamente la filiación como hace el BGH, obliga tanto a los
padres comitentes como a los menores a someterse a nuevos trámites y
dilaciones.
Evidentemente, el hecho de que per se la inscripción de relaciones de
filiación constituidas en el extranjero mediante el recurso a la gestación
por sustitución no suponga una vulneración nuestro orden público no
impide que en determinados casos sí pueda darse tal vulneración. Baste
con pensar en supuestos en los que se hubiera empleado violencia contra
la mujer o cualquier otro medio para forzar su voluntad. Tal y como se ha
señalado desde nuestra doctrina 44, la clave de la defensa de los intereses
en juego en los supuestos de gestación por sustitución está en establecer
una regulación que impida su conculcación. Y esta era precisamente la
finalidad de los requisitos contemplados en la Instrucción de la DGRN de
5 de octubre de 2010.
c) La ponderación del interés superior del menor.
32. Tanto los recurrentes como el TS acuden al «interés superior del
menor» en apoyo de sus posiciones con interpretaciones de este concepto
diametralmente opuestas, algo que no puede sorprender si se tiene en
cuenta que pocos conceptos son más socorridos y a la vez difíciles de
acotar que este. No obstante, y asumiendo esta circunstancia, el modo en
que la Sentencia de 6 de febrero de 2014 lo utiliza, resulta, cuando menos,
sorprendente.
33. En primer lugar el TS trata el principio del interés superior del menor
como un elemento ajeno a la cláusula de orden público y que incluso
parecería entrar en conflicto con aquel. Como se acaba de señalar, para
el TS el artículo 10 LTRHA es el único elemento que conforma el orden
público en este ámbito y ni siquiera el respeto al interés superior del menor
(que tal y como parece dar a conocer el tribunal, sería ajeno a este
precepto) sería suficiente para excluir o atenuar su aplicación. El TS lo
deja bien claro, por un lado, cuando analiza el juego de la cláusula de
orden público y el contenido del interés superior del menor en fundamentos
jurídicos diferentes (Tercero y Quinto, respectivamente); y por otro, al
señalar que «La aplicación del principio de la consideración primordial del
interés superior del menor ha de hacerse para interpretar y aplicar la ley y
44
ÁLVAREZ GONZÁLEZ, S. «Efectos …», op. cit., pp. 361-362.
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La inscripción de relaciones de filiación constituidas en el extranjero mediante gestación por ...
colmar sus lagunas, pero no para contrariar lo expresamente previsto en
la misma. No hacerlo así podría llevar a la desvinculación del juez respecto
del sistema de fuentes, que es contraria al principio de sujeción al imperio
de la ley que establece el artículo 117.1 de la Constitución. Hay cambios
en el ordenamiento jurídico que, de ser procedentes, debe realizar el
Parlamento como depositario de la soberanía nacional, con un adecuado
debate social y legislativo, sin que el juez pueda ni deba suplirlo».
Pues bien, al contrario de lo que parece dar a entender el TS, el interés
superior necesariamente debe ser un elemento integrador del orden
público en este ámbito. Más aún, tal y como acertadamente señala el
BGH alemán o el VfGH austriaco, el interés superior del menor es
precisamente eso: superior y no puede ser interpretado ni ponderado en
el mismo plano que el resto de valores o derechos que concurran en el
supuesto. El artículo 3.1 de la Convención de Naciones Unidas sobre
derechos del niño lo deja claro al estipular que «En todas las medidas
concernientes a los niños que tomen las instituciones públicas o privadas
de bienestar social, los tribunales, las autoridades administrativas o los
órganos legislativos, una consideración primordial a que se atenderá será
el interés superior del niño». Y en similares términos se expresa el artículo
24.2 de la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea, según
el cual, «En todos los actos relativos a los menores llevados a cabo por
autoridades públicas o instituciones privadas, el interés superior del menor
constituirá una consideración primordial». Como una vez más señala con
acierto el voto particular a la sentencia del TS, retomando una cita ajena,
«no hay orden público si en el caso se contraría el interés de un niño, una
persona de carne y huesos perfectamente individualizada». En definitiva,
al contrario de lo que señala el TS, no es que la defensa del interés
superior del menor no pueda contrariar lo señalado en el artículo 10
LTRHA, sino precisamente lo contrario: la invocación del artículo 19 de
ningún modo puede significar la vulneración de dicho principio.
34. No menos pintoresco resulta el modo en que la Sentencia concreta el
contenido del principio del interés superior del menor. Y es que, pese a
que el TS reconoce que la privación de la filiación a los menores podría
suponerles inconvenientes, entiende que por encima de los perjuicios que
estos pudieran sufrir, debe garantizarse el respeto a su dignidad, dignidad
que se vería menoscabada si se convirtiera en objeto del tráfico mercantil.
Es decir, el Tribunal antepone «la dignidad del menor» (sin que nos
explique en qué consiste realmente dicha dignidad) al reconocimiento de
su filiación por parte de nuestras autoridades registrales y, por tanto, a su
posible desamparo. Resulta difícil negar la sorpresa ante esta forma de
defender los intereses del menor, máxime cuando, tal y como ha señalado
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con acierto S. Álvarez González45, «la dignidad del nacido no se ve ni
puede verse afectada por el hecho de haber sido concebido para ser
querido y educado por quien no lo gestó y, en supuestos ordinarios, no le
causa ningún daño».
35. Y también resulta muy discutible la manera en que el TS dio carpetazo
a los postulados del TEDH, en el Asunto Wagner y J.M.W.L. c. Luxemburgo,
al interpretar el 8 de la CEDH. En la mencionada Sentencia, cuyo origen se
encuentra en el no reconocimiento en Luxemburgo de una adopción plena
constituida en Perú y cuyos postulados fueron mantenidos posteriormente
en la sentencia Negrepontis-Giannisis c. Grecia, el TEDH realizó una serie
de afirmaciones, perfectamente extrapolables a este supuesto. En concreto
proclamó que existe una obligación de dar continuidad a las relaciones de
filiación constituidas en el extranjero, obligación que perfectamente podría
ser también afirmada cuando esa filiación se hubiera establecido a través
de una maternidad de sustitución. Por otro lado el TEDH también señaló
que los jueces luxemburgueses no podían dejar de reconocer un estatuto
jurídico creado en el extranjero, en la medida en que se corresponde con la
vida familiar que protege el artículo 8 CEDH, porque el interés superior del
niño debe prevalecer. Y finalmente se señaló que la invocación del orden
público internacional luxemburgués no resultaba «suficiente» para justificar
la injerencia en la vida familiar y privada que, a juicio del TEDH, supuso la
negativa al reconocimiento de la adopción. Como puede comprobarse, se
trata de afirmaciones que parecen chocar frontalmente contra los postulados
del TS y que merecían, cuando menos, una mínima atención por parte de la
sentencia, máxime cuando, tal y como se verá a continuación, el propio
TEDH ha recurrido también al artículo 8 CEDH en diferentes recientes
sentencias sobre esta materia.
4.
EL ATS DE 2 DE FEBRERO DE 2015 Y LA INTERPRETACIÓN
DE LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL EUROPEO DE
DERECHOS HUMANOS
36. Los padres comitentes interpusieron recurso de nulidad de actuaciones
contra la STS de 6 de febrero de 2014. Alegaban en concreto la violación
de tres derechos fundamentales: en primer lugar, del derecho fundamental
a la tutela judicial efectiva del artículo 24 de la Constitución, al considerar
que el TS habría resuelto el recurso a partir de una serie de hechos y
circunstancias cuya existencia no está probada, y habría desviado el
debate desde una cuestión registral civil a otra distinta, sobre las
45
«Efectos …», op. cit., p. 362.
374
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La inscripción de relaciones de filiación constituidas en el extranjero mediante gestación por ...
consecuencias de la ilicitud en España de la gestación por sustitución. En
segundo lugar se alegaba la vulneración del derecho a la igualdad sin
discriminación, tanto de los menores, en cuanto a la no discriminación por
razón de nacimiento, como de los padres, en cuanto a la no discriminación
por razón de su orientación sexual. Por último, los recurrentes justificaban
el recurso en la supuesta vulneración del derecho a la intimidad familiar,
en cuanto al derecho de la pareja a la procreación médicamente asistida.
Los argumentos empleados por los recurrentes fueron rechazados uno a
uno por el TS. Sin embargo, durante la resolución del recurso, en concreto
el 26 de junio de 2014, el TEDH dictó dos sentencias (Sentencias
MENNESSON c FRANCE46, y LABASSEE c FRANCE47) en las que se
condenó a Francia por la denegación de la inscripción en el Registro Civil
de sendas certificaciones registrales estadounidenses –en concreto, una
de California y otra de Minessota–, con la alegación de que dicha
inscripción suponía vulneración del orden público francés. Ante la similitud
de los hechos planteados en ambas resoluciones con los que dieron
origen a la STS de 6 de febrero de 2014, el propio TS acordó dar traslado
a las partes para que alegaran lo que considerasen oportuno en relación
con los pronunciamientos de las referidas sentencias. Merece la pena
dedicar por tanto unas líneas a recordar el contenido de estas resoluciones.
4.1 Las Sentencias del TEDH Mennesson y Labassee
37. Como se acaba de señalar, en los asuntos Mennesson y Labassee el
TEDH tuvo que determinar si la denegación por parte de las autoridades
francesas de la inscripción de la filiación de unos menores nacidos en
EE.UU. mediante gestación por sustitución a partir de la supuesta
vulneración del ya mencionado artículo 16-7 del Code Civil francés y con
ello, del orden público de este Estado (recuérdese que el artículo 16-9 del
Code Civil declara este precepto como de orden público), constituye una
vulneración del artículo 8 del Convenio Europeo de Derechos Humanos,
en el que se proclama el derecho al respeto a la vida privada y familiar 48.
46
Recurso 65192/11.
47
Recurso 65941/11.
Art. 8: Derecho al respeto a la vida privada y familiar:
1. Toda persona tiene derecho al respeto de su vida privada y familiar, de su domicilio y de
su correspondencia.
2. No podrá haber injerencia de la autoridad pública en el ejercicio de este derecho sino
en tanto en cuanto esta injerencia esté prevista por la ley y constituya una medida que, en
una sociedad democrática, sea necesaria para la seguridad nacional, la seguridad pública, el
48
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38. El TEDH aplicó a ambos supuestos el test habitual. De este modo, tras
considerar, al igual que las partes enfrentadas, que el comportamiento de
las autoridades francesas supuso una injerencia en la vida privada y
familiar de los recurrentes, entró a valorar si se cumplen los requisitos que
justificarían dicha injerencia, esto es: a) que esté prevista por la ley; b) que
persiga alguno de los fines legítimos contemplados en el apartado 2.º del
artículo 8 y c), que resulte necesaria en una sociedad democrática.
Para el TEDH, los dos primeros requisitos se verificarían. Por un lado, el
ordenamiento francés, a través del juego conjunto de los artículos 16-7 y
16-9 del Código Civil francés, no solo proclama la nulidad de los contratos
de gestación por sustitución sino también que dicha prohibición forma
parte del orden público francés. Por otro lado, entiende que se trata de
una injerencia que responde a fines contemplados en el artículo 8.2. En
concreto considera que lo que pretenden las autoridades francesas es
desincentivar a sus nacionales a recurrir a técnicas de reproducción
admitidas en otros Estados pero prohibidas en Francia, lo que supondría
que la injerencia que en el derecho a la vida privada y familiar perseguiría
dos fines legítimos amparados por el artículo 8.2: la «protección de la
salud» y la protección de los «derechos y libertades de los otros».
Finalmente, el TEDH se planteó el cumplimiento del tercer requisito: si la
denegación de la inscripción de las certificaciones estadounidenses
supuso una injerencia «necesaria en una sociedad democrática», es
decir, si responde a una exigencia social imperiosa y si es proporcional
con relación a los fines legítimos perseguidos. El Tribunal señala además
que aunque en principio los Estados disponen de un amplio margen de
apreciación para determinar qué es «necesario» «en una sociedad
democrática», en especial en aquellos supuestos en los que el asunto
plantea cuestiones morales o éticas delicadas, dicho margen queda
sustancialmente reducido cuando está en juego, tal y como acontecía en
los asuntos Mennesson y Labassee, la existencia o la identidad de un
individuo. El TEDH indicó asimismo que, al margen de la mayor o menor
amplitud del margen de apreciación de los Estados, este siempre puede
ser controlado por el propio Tribunal para revisar los argumentos
empleados por las autoridades nacionales y determinar si existe un justo
equilibrio entre los intereses estatales y los de los individuos directamente
bienestar económico del país, la defensa del orden y la prevención de las infracciones penales,
la protección de la salud o de la moral, o la protección de los derechos y las libertades de los
demás.
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La inscripción de relaciones de filiación constituidas en el extranjero mediante gestación por ...
afectados 49. Y además el Tribunal deja claro, en línea con lo señalado en
decisiones anteriores como WAGNER Y J.M.W.L C. LUXEMBURGO 50,
que sea cual sea la amplitud del margen de apreciación de las autoridades
nacionales, este siempre queda sometido a un imperativo: la necesidad
de primar el interés superior de los menores cuando estos puedan verse
afectados por la injerencia estatal.
39. A la hora de determinar si la actuación de las autoridades francesas
responde a una necesidad social imperiosa y su carácter proporcional, el
TEDH diferencia entre las dos vertientes del artículo 8: el derecho a la
vida familiar y el derecho a la vida privada. En el caso del primero, el
Tribunal entiende que ambos requisitos se cumplieron al considerar que
los obstáculos a los que se debieron enfrentar los recurrentes no eran
insalvables y que la falta de determinación de la filiación de los menores
no había privado a estos y a los padres comitentes de disfrutar del derecho
a la vida familiar. El Tribunal estima, en concreto, que todos ellos se han
podido establecer en Francia y viven en una situación equiparable a la de
otras familias, y además no existe el riesgo de que las autoridades decidan
separarlas como consecuencia de su situación con respecto al
ordenamiento francés.
40. Por el contrario, en el caso del derecho al respeto a la vida privada de
los menores, las sentencias Mennesson y Labassee llegan al resultado
contrario. Para el TEDH este derecho exige que cada individuo pueda
establecer los detalles de su identidad, entre los que evidentemente se
incluye su filiación. Pues bien, las autoridades francesas pese a ser
conocedoras de que para el ordenamiento californiano o de Minnessota
los menores son considerados como hijos de los padres comitentes, les
niega sin embargo esta circunstancia en su ordenamiento jurídico. Esta
incertidumbre, según el TEDH, puede atentar contra su identidad en el
seno de la sociedad francesa. A ello hay que añadir que aunque el artículo
8 del CEDH no garantiza el derecho a adquirir una nacionalidad
determinada, no es menos cierto que la nacionalidad constituye un
elemento de identidad de las personas, por lo que las dudas sobre la
nacionalidad de que podrían ostentar los menores para el ordenamiento
francés también podría afectar negativamente la definición de la identidad
de los menores. Por otro lado, considera el Tribunal que las dudas sobre
la filiación de los hijos pueden afectar también a sus derechos sucesorios
ya que, si se niega la existencia de una relación de filiación, a efectos
49
Fto. 81 del Asunto Mennesson y 60 del Asunto Labassee.
50
Sentencia del TEDH de 28 de junio de 2007 (Recurso 76240/01).
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sucesorios los menores serían tratados como terceros y por tanto, tendrían
una situación peor que si se reconociera su carácter de hijos.
Según el TEDH, puede ser aceptable que Francia pretenda desanimar a
sus nacionales para que recurran a técnicas de gestación por sustitución
en el extranjero. Sin embargo, los efectos que se derivan de la actuación
de las autoridades francesas no se limitan a los padres sino que por el
contrario afectan también a los menores, cuyo derecho al respeto de la
vida privada, que supone, entre otras manifestaciones, el derecho a que
cada uno pueda establecer la naturaleza de su propia identidad, incluyendo
su filiación, queda sustancialmente afectada 51. Ello implica un serio riesgo
de incompatibilidad de esta situación con el interés superior del menor
que, una vez más hay que recordarlo, debe guiar cualquier tipo de
actuación en este ámbito.
El TEDH pone de manifiesto además que el análisis expuesto adquiere
una especial dimensión en aquellos casos en los que, tal y como acontecía
en los asuntos Mennesson y Labassse, los menores eran hijos biológicos
de uno de los padres comitentes. A la luz de la importancia que el propio
TEDH ha atribuido a la filiación biológica a lo largo de su jurisprudencia,
considera que no se respeta el interés superior del menor cuando las
autoridades francesas privan a los menores de una relación de filiación de
esta naturaleza desconociendo que las autoridades estadounidenses han
establecido previamente la existencia de la realidad biológica. El TEDH
pone además de manifiesto que no se trata solo de que no se reconozca
en Francia la relación de filiación declarada en EE.UU. sino que además
el propio ordenamiento francés se opone al establecimiento de dicha
filiación mediante cualquier vía (reconocimiento de la paternidad, adopción
o posesión de estado). Por tanto, y a la luz de todas las circunstancias
apuntadas, el TEDH llega a la conclusión en ambos supuestos de que el
hecho de prohibir tanto la inscripción de la certificación californiana como
el establecimiento de la relación de filiación de los menores en Francia
rebasó los límites tolerables de su margen de apreciación a la hora de
apreciar el carácter «necesario» en «una sociedad democrática» de la
injerencia en el derecho al respeto de la vida privada de los menores 52.
51
Fto. 99 del Asunto Mennesson y 79 del Asunto Labassee.
Recientemente el TEDH ha dictado una nueva sentencia en un supuesto relativo a una
gestación por sustitución. Se trata de la Sentencia Paradiso and Campanelli v. Italy, de 27 de
enero de 2015, cuyo origen se encuentra en la denegación de la inscripción en el Registro
Civil italiano de una certificación de nacimiento rusa en el que se establecía la filiación del
menor a favor de los padres comitentes. Sin embargo, el recurso ante el TEDH no tiene
su origen en la denegación de la inscripción sino en el comportamiento posterior de las
52
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La inscripción de relaciones de filiación constituidas en el extranjero mediante gestación por ...
4.2 Los argumentos del Auto del Tribunal Supremo de 2 de febrero
de 2015
41. El TS entendió en el Auto de 2 de febrero de 2015 que los supuestos
que dieron origen a las Sentencias Mennesson y Labassee presentaban
sustanciales diferencias con el que tuvo que resolver en la Sentencia de 6
de febrero y desestimó el recurso de nulidad frente a esta resolución. Para
el TS los motivos que llevaron al TEDH a considerar que las soluciones
alcanzadas por la Corte de Casación francesa vulneraban el artículo 8 del
CEDH no podían apreciarse en el asunto resuelto en su sentencia.
42. La línea argumental que siguió el TS se centró casi de forma exclusiva
en el supuesto peor trato que atribuye el ordenamiento francés a los
menores, al cerrar por completo cualquier posibilidad de reconocer o
establecer la relación de filiación y permitir el juego de los derechos
asociados a esta. Recuerda el TS que aunque el TEDH considera que la
injerencia en el derecho a la vida privada de los menores por parte de las
autoridades francesas está prevista en la ley francesa y responde a una
finalidad legítima, en cambio no supera la exigencia de ser necesaria en
una sociedad democrática, debido a las consecuencias extremadamente
graves que supone el hecho de que los menores hayan nacido a través
del recurso a la gestación por sustitución. En concreto, se niega cualquier
posibilidad de establecer lazos paterno filiales entre los comitentes y los
niños y por tanto se rechaza también la posibilidad de que los menores
adquieran la nacionalidad francesa o tengan derechos sucesorios en
calidad de hijos, motivos todos ellos que implican un desequilibrio
injustificado entre los fines legítimos buscados por el Estado y el respeto
a la identidad de los menores53.
A diferencia de lo que acontece en el Derecho francés, el TS recuerda que
el ordenamiento español «prevé que respecto del padre biológico sea
posible la determinación de la filiación paterna, y, en todo caso, si los
comitentes y los niños efectivamente forman un núcleo familiar de facto».
A ello añade el TS que mientras que en Francia los menores no podrían
autoridades italianas, de poner al menor bajo la custodia de una entidad pública italiana con
el argumento de que no existía una relación genética entre el menor y los padres comitentes
y de que estos habían violado la normativa italiana que prohíbe la gestación por sustitución.
Por otro lado, aunque el TEDH consideró que las autoridades habían violado el artículo 8
del CEDH, a diferencia de lo que acontece en Mennesson y Labasse, la vertiente de este
precepto que se considera vulnerada no es el derecho al respeto a la vida privada sino el
derecho al respeto a la vida familiar.
53
Fto. 11.
379
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adquirir la nacionalidad francesa ni heredar a los comitentes en calidad de
hijos, en España el propio TS únicamente acordó en la sentencia recurrida
que se anulara la mención a la filiación de los menores hasta que se
determinara la filiación biológica paterna y también, en su caso, la filiación
que fuera acorde con la situación familiar de facto (por ejemplo, mediante
la adopción), de modo que una vez quede determinada la filiación biológica
respecto del padre biológico y la filiación por criterios no biológicos respecto
del otro cónyuge (o respecto de ambos, si ninguno fuera el padre biológico),
tendrán la nacionalidad española y podrán heredar como hijos».
En esta misma línea argumental el Alto Tribunal indica que mientras que
la Corte de Casación francesa consideró que ante la existencia de fraude
no cabía invocar el interés superior del menor ni el derecho a la vida
privada del mismo, en la Sentencia de 6 de febrero de 2014 se afirma que
«debe tenerse en cuenta el interés superior del menor, tal y como es
protegido en el ordenamiento jurídico español (artículo 10 de la Ley de
Técnicas de Reproducción Asistida».
El TS insiste además en las bondades de su solución y recuerda que, a
diferencia de lo que acontecía en los supuestos resueltos por la Corte de
Casación francesa, donde los padres comitentes habían acreditado que
los matrimonios demandantes y los menores formaban sendos núcleos
familiares de facto, en el litigio que dio origen a la sentencia de 6 de
febrero de 2014 no se acreditó dicha circunstancia y, pese a ello, «para
proteger el interés superior del menor, y dado que era probable que alguno
de los recurrentes fuera padre biológico de los niños y que estos estuvieran
integrados en un núcleo familiar de facto con los recurrentes, se instó al
Ministerio Fiscal a proteger a los menores y a procurar su integración en
ese núcleo familiar, en el caso de que efectivamente existiera, puesto que
los menores no pueden cargar con las consecuencias negativas derivadas
de que los recurrentes hayan acudido al contrato de gestación por
sustitución, considerado radicalmente nulo por el ordenamiento español».
43. Asumidas las diferencias entre los supuestos planteados ante la Corte
de Casación francesa y el resuelto en su Sentencia de 6 de febrero de
2014, el TS pone de manifiesto que el TEDH en las sentencias Labassee
y Menesson no consideró que la negativa a que constara en el Registro
Civil francés la relación de filiación entre los menores y los padres
comitentes supusiera per se una vulneración del derecho al respeto de la
vida privada de los menores. Por el contrario, según el TS, lo que afirmó el
TEDH en esas resoluciones fue la necesidad de reconocer a los menores
«un estatus definido, una identidad cierta en el país en el que normalmente
van a vivir». Pues bien, según el TS, ese estatus debe ser fijado conforme
380
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La inscripción de relaciones de filiación constituidas en el extranjero mediante gestación por ...
a las normas esenciales del orden público de aquel Estado en el que se
pretenda la inscripción, lo que implica, en el caso de ordenamiento
español, que dicho estatus podría proceder del reconocimiento o
establecimiento de la filiación biológica, de la adopción o incluso de la
posesión de estado civil, dado que estos serían los criterios de
determinación de la filiación que nuestro ordenamiento consideraría
idóneos para proteger el interés del menor.
El TS vuelve a reconocer, al igual que hizo en la Sentencia de 6 de febrero
de 2015, que la necesidad de que los padres comitentes recurran a alguna
de estas posibilidades puede suponerles molestias e inconvenientes a
ellos e incluso a los menores (aunque entiende que estos, por su corta
edad, apenas serían conscientes de ello), pero considera que, dada su
baja entidad, no son suficientes para entender que puedan producir una
vulneración de su derecho al respeto de la vida privada 54. Es más,
considera que los recurrentes, pese a que realizan una invocación en
abstracto del derecho a la vida privada de los menores, no alegaron el
obstáculo concreto que supondría para el goce de dicho derecho el
cumplimiento de las medidas que el propio Tribunal identificó para su
protección en la sentencia recurrida (es decir, el ejercicio de las acciones
de filiación, la adopción o el reconocimiento de la posesión de estado).
4.3 La valoración del Auto
44. Es de agradecer que el TS haya integrado en su Auto de 2 de febrero
de 2015 la valoración de la posición del TEDH en las sentencias
Mennesson y Labassee, pese a que ambas resoluciones se dictaron con
posterioridad a que se promoviera el incidente de nulidad de actuaciones.
Ciertamente la relevancia de estas resoluciones y su innegable relación
con el supuesto resuelto por la STS de 6 de febrero de 2015 obligaban a
tenerlas presentes en la resolución del recurso.
Cuestión distinta es el modo en que el TS interpreta estas sentencias y las
consecuencias que asocia a las (indiscutibles) diferencias entre las
sentencias de la Corte de Casación que dieron origen a las sentencias del
TEDH y su Sentencia de 6 de febrero de 2014. En contra de lo señalado
por el TS, y al margen de las críticas generales a la sentencia que ya han
sido apuntadas, lo cierto es que sí que parece que existan argumentos de
peso para considerar contraria dicha resolución al artículo 8 CEDH.
54
Fto. 11.
381
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a) ¿Injerencia prevista por la ley?
45. En primer lugar, y asumiendo como asume el TS que la denegación de
la inscripción de las certificaciones de nacimiento californianas en el
Registro Civil español supone una injerencia en la vida privada de los
menores, es ciertamente dudoso que se trate de una injerencia «prevista
por la ley», tal y como demanda el propio artículo 8. Como señaló el
propio TEDH en las sentencias Mennesson y Labasse citando argumentos
ya expuestos en anteriores resoluciones, solo se puede considerar como
«ley» en el sentido del artículo 8 del CEDH una norma expresada con la
precisión suficiente para que el ciudadano pueda acomodar a ella su
conducta; y pueda ser capaz, en su caso, recabando asesoramientos
autorizados, de prever, en la razonable medida que permitan las
circunstancias, las consecuencias que pueda producir un acto determinado.
46. En los asuntos Mennesson y Labassee, el TEDH consideró que se
cumplía este requisito por dos motivos fundamentales. Por un lado, el
ordenamiento francés no solo considera nulos los contratos de maternidad
subrogada en el artículo 16-7 del Code Civil, sino que además, el artículo
16-9 expresamente considera esta prohibición como de orden público.
Por otro lado, existía ya jurisprudencia de la propia Corte de Casación
(Sentencias de 31 de mayo de 1991 y 29 de junio de 1994), en la que se
declaraba que el principio de inalienabilidad del cuerpo humano y del
estado civil eran también materias de orden público. Es cierto que se
trataba de sentencias que abordaban supuestos no exactamente iguales
a los que dieron origen a la Sentencia del TEHD porque en realidad,
negaban la validez de adopciones realizadas tras recurrir los padres
adoptantes a técnicas de gestación por sustitución en el extranjero, pero
lo relevante es que en ellas claramente se señalaba que los acuerdos de
este tipo contravenían el orden público francés incluso en la «versión
atenuada» del orden público internacional. A partir de ambas circunstancias
el TEDH consideró que, aunque no existiera una norma en la que
expresamente se denegara la inscripción de relaciones de filiación
constituidas en el extranjero al amparo de las técnicas de gestación por
sustitución, los padres comitentes no podían ignorar el carácter de norma
de orden público que poseía, incluso en el ámbito internacional, la
prohibición de los contratos de gestación por sustitución y, por tanto, el
serio riesgo de que los certificados de nacimiento estadounidenses de los
menores no pudieran acceder al Registro de Nacimiento y Defunciones
francés.
47. ¿Cabe extender esta argumentación al ordenamiento español? A mi
juicio no. En primer lugar, tal y como ya se ha indicado, a diferencia de lo
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La inscripción de relaciones de filiación constituidas en el extranjero mediante gestación por ...
que acontece en Francia, en nuestro Derecho no hay ninguna norma en la
que expresamente se declare el carácter de orden público del artículo
10.1 de la Ley de Técnicas de Reproducción Humana Asistida. Es más, se
señaló también, no solo que no es posible considerar que la celebración
de estos contratos constituya una conducta prohibida en España, sino
también las dudas que planteó la tramitación parlamentaria del artículo 10
y el modo en que tales dudas se reflejaron en su redacción final.
Por otro lado, también al contrario de lo que acontecía en Francia, en
España tampoco existía jurisprudencia que declarase, no ya el carácter
de norma de orden público internacional del artículo 10.1, sino ni siquiera
de norma de orden público meramente interno. Es más, como también se
ha tenido oportunidad de constatar, muchos de los pronunciamientos
jurisprudenciales dictados hasta la fecha tanto en la jurisdicción civil y la
laboral, así como la doctrina de la DGRN rechazan –a diferencia del TS–
que per se la inscripción de relaciones de filiación constituidas en el
extranjero mediante el recurso a la gestación por sustitución suponga una
violación del orden público español.
Y desde luego, el TS en absoluto acredita en la sentencia de 6 de febrero
de 2014 que el reconocimiento en España de relaciones de gestación por
sustitución constituidas en el extranjero vulnera el orden público español.
Por el contrario se limita a señalar simplemente que la ley española
estipula que «en el reconocimiento de decisiones extranjeras se respete
el orden público internacional». Al margen de que el TS hace referencia
incorrectamente al «reconocimiento de decisiones extranjeras» pese a
que en el asunto que tuvo que resolver lo que estaba en juego era el
acceso al registro de una certificación extranjera, parece evidente que
cuando la injerencia en el derecho al respeto a la vida privada de los
menores se basa en exclusiva en la conculcación de una cláusula general
de un contenido tan abierto y ajustado al caso concreto, no basta para
considerar cumplido el requisito que estamos analizando con señalar en
términos genéricos que el ordenamiento español exige el respeto a
nuestro orden público.
En definitiva, el elevadísimo nivel de incertidumbre existente en nuestro
ordenamiento tanto sobre la naturaleza y contenido del artículo 10 de la
LTRHA como sobre el tratamiento registral que debe darse a la inscripción
de las relaciones de filiación constituidas en el extranjero mediante
gestación por sustitución impiden considerar que la denegación de la
inscripción sea una solución «accesible» y «previsible» para las personas
afectadas.
383
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Iván Heredia Cervantes
b) ¿Injerencia justificada?
48. En cuanto a la cuestión esencial sobre la que se centra el auto, la
posible justificación de la injerencia en el derecho a la vida privada de los
menores, el TS pasa de puntillas sobre una afirmación realizada por el
TEDH en las sentencias Mennesson55 y Labbasse56, según la cual, la
invocación del orden público solo resultaría una injerencia tolerable para
el artículo 8 CEDH cuando los órganos jurisdiccionales nacionales que
invoquen esta cláusula general realicen una justa ponderación entre los
intereses generales, garantizando que sus miembros respetan las
decisiones adoptadas democráticamente en su seno, y el interés de los
recurrentes, teniendo siempre presente el interés de los menores de
disfrutar plenamente de su derecho al respeto a la vida privada y familiar.
Con ello el TEDH deja claro a los jueces nacionales que no tienen total
libertad para construir la cláusula de orden público sino que, por el
contrario, a la hora de construir dicha cláusula deben respetarse
determinados requisitos y además el propio TEDH puede controlar su
cumplimiento.
49. En el caso concreto de las sentencias Mennesson y Labbasse lo que
se exige al juez nacional es que integre en la cláusula de orden público, y
además como elemento absolutamente esencial, la defensa del interés
superior del menor. Dicho en otros términos, no se trata de que el interés
superior del menor pueda ser invocado para atenuar o modificar el juego
de la cláusula de orden público. Lo que en realidad nos viene a decir el
TEDH es que en estos supuestos el interés superior del menor es un
elemento que forma parte de la propia cláusula de orden público, y
además no es un elemento más, sino el de mayor relevancia.
Sin embargo, si se analiza la Sentencia del TS de 6 de febrero de 2014
resulta evidente que el TS apunta en una dirección contraria y, no solo no
integra el interés superior del menor en la cláusula de orden público como
elemento esencial, sino que de facto lo considera como un elemento
ajeno, que incluso parece entrar en conflicto con aquel. Como se señaló
en páginas anteriores, para el TS el artículo 10 LTRHA parece ser
prácticamente el único elemento que conforma el orden público en este
ámbito y ni siquiera el respeto al interés superior del menor sería suficiente
para atenuar su aplicación. El TS lo deja bien claro, por un lado, cuando
analiza el juego de la cláusula de orden público y el contenido del interés
55
Fto. 84.
56
Fto. 64
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La inscripción de relaciones de filiación constituidas en el extranjero mediante gestación por ...
superior del menor en fundamentos jurídicos diferentes (Tercero y Quinto,
respectivamente) y por otro, al señalar que «La aplicación del principio de
la consideración primordial del interés superior del menor ha de hacerse
para interpretar y aplicar la ley y colmar sus lagunas, pero no para
contrariar lo expresamente previsto en la misma. No hacerlo así podría
llevar a la desvinculación del juez respecto del sistema de fuentes, que es
contraria al principio de sujeción al imperio de la ley que establece el
artículo 117.1 de la Constitución. Hay cambios en el ordenamiento jurídico
que, de ser procedentes, debe realizar el parlamento como depositario de
la soberanía nacional, con un adecuado debate social y legislativo, sin
que el juez pueda ni deba suplirlo».
5.
LA LEY DEL REGISTRO CIVIL DE 2011 Y LA GESTACIÓN POR
SUSTITUCIÓN
50. Antes de finalizar el trabajo, resulta necesario conocer qué aporta la
LRC 2011 al problema que estamos analizando. La mencionada Ley, cuya
fecha de entrada en vigor continúa siendo un enigma, incorpora en el
Título X y en diversas normas dispersas a lo largo de todo su articulado,
un amplio elenco de reglas que resultan aplicables a los supuestos
internacionales57. En el caso concreto del acceso al registro de títulos
extranjeros, la regulación esencial se contempla en los artículos 96
Dentro del Título X se contienen reglas sobre acceso al Registro Civil español de los
diversos títulos extranjeros (resoluciones judiciales, documentos públicos extrajudiciales,
certificaciones registrales), así como de los hechos y actos que afecten al estado civil y que
accedan al Registro mediante declaración de conocimiento o voluntad (artículo 99). A ello
hay que unir la introducción de una regla específica sobre el régimen del Derecho extranjero
en el ámbito del Registro Civil (artículo 100) y otra en la que se recogen los requisitos formales
(traducción y legalización) que han de reunir los documentos extranjeros en sede registral
(artículo 95).
Fuera del Título X, otros preceptos que inciden en la actividad internacional del Registro Civil
son: el artículo 9, en el que se contemplan las reglas sobre competencia registral internacional;
los artículos 21 y 23, preceptos que regulan la competencia objetiva para la inscripción de
documentos públicos extranjeros; el artículo 27 que proclama el carácter inscribible de los
documentos públicos (judiciales y extrajudiciales) extranjeros; el artículo 28, que somete la
inscripción sin expediente, en virtud de certificación de Registro extranjero al cumplimiento
de los requisitos establecidos en la normativa aplicable para que tenga eficacia en España, el
artículo 56, que regula el régimen de los apellidos con elemento extranjero y, finalmente, los
apartados 4.º y 5.º del artículo 40.3, que regulan la anotación de los hechos o actos relativos
a españoles o acaecidos en España que afecte a su estado civil según la ley extranjera y de
las resoluciones judiciales extranjeras que no hubieran obtenido el reconocimiento a título
principal o que no hubieran sido reconocidas de forma incidental por los encargados del
Registro Civil. El artículo 21.4 designa además a la Oficina Central del Registro Civil como
autoridad en materia de cooperación internacional sobre Registro Civil.
57
385
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(resoluciones judiciales), 97 (documentos públicos extrajudiciales) y 98
(certificaciones registrales), preceptos a los que debe añadirse el artículo
95, en donde se contemplan con carácter general los requisitos formales
a los que se somete la inscripción de documentos provenientes de otro
Estado.
51. En principio, ni en estas normas ni en ninguna otra de la LRC 2011 es
posible encontrar regla alguna que se ocupe expresamente de la
inscripción de relaciones de filiación constituidas en el extranjero a partir
del recurso a la gestación por sustitución, y en principio esto parece
razonable en una ley de naturaleza generalista. Ahora bien, pese a ello, la
tramitación de la LRC 2011 coincidió con la polémica relativa a la
inscripción de relaciones de filiación constituidas en el extranjero derivadas
del recurso a las técnicas de gestación por sustitución, por lo que el
legislador –o al menos el pre-legislador–, en contra de lo señalado por
algún autor 58, tuvo en cuenta la problemática asociada a estos supuestos,
y elevó a rango de ley una de las soluciones contempladas en la Instrucción
de la DGRN de 5 de octubre de 2010 sobre régimen registral de la filiación
de los nacidos mediante gestación por sustitución. En concreto, el artículo
98.2 estipula que «En el caso de que la certificación constituya mero
reflejo registral de una resolución judicial previa, será esta el título que
tenga acceso al Registro. Con tal fin, deberá reconocerse la resolución
judicial de acuerdo a alguno de los procedimientos contemplados en el
artículo 96 de la presente Ley».
52. El problema se planteará, evidentemente, con aquellos Estados en los
que se emita una certificación sin que haya una previa intervención
judicial. No obstante, la nueva LRC, al igual que la regulación vigente,
convierte en prácticamente imposible la inscripción de relaciones de
filiación constituidas en el extranjero mediante gestación por sustitución
en estos casos. La sumisión de la Ley al principio de exactitud procesal
(artículo 16) exige al Encargado del Registro velar por la concordancia
entre los datos inscritos y la realidad extra-registral, algo que, como ya se
ha indicado, difícilmente acontece con estas certificaciones. Es cierto, no
obstante, que la nueva Ley contempla un mecanismo para atenuar los
efectos del artículo 89.2, que de facto ha venido siendo utilizado por la
DGRN en algunos de los expedientes tramitados hasta la fecha de
inscripción de relaciones de filiación constituidas en el extranjero mediante
gestación por sustitución. En concreto, el artículo 89.3 estipula que «Se
Vid. ALBERT MÁRQUEZ, M., «Los contratos de gestación por sustitución celebrados en
el extranjero y la nueva Ley del Registro Civil», Diario La Ley, N.º 7863, Sección Doctrina, 22
Mayo. 2012, núm. V.
58
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La inscripción de relaciones de filiación constituidas en el extranjero mediante gestación por ...
completarán por los medios legales o convencionales oportunos los datos
y circunstancias que no puedan obtenerse directamente de la certificación
extranjera, por no contenerlos o por defectos formales que afecten a la
autenticidad o a la realidad de los hechos que incorporan». El supuesto
típico es aquel en el que se ofrezca a los sujetos que insten la inscripción
de la certificación registral basada en una previa resolución judicial la
oportunidad de presentar esta ante el Encargado del Registro (aunque
inicialmente no lo hubiera hecho).
Sea como fuere, es necesario recordar que, al margen de los requisitos
generales sobre traducción y legalización exigidos por el artículo 95 para
todo título extranjero, las normas específicas sobre inscripción a partir de
certificaciones extranjeras se contemplan en el artículo 98, precepto que
somete la inscripción a cuatro requisitos: a) Que la autoridad extranjera
que expide el certificado sea competente de acuerdo a la legislación de su
Estado: b) Que el Registro extranjero ofrezca, en cuanto a los hechos de
que da fe, garantías análogas a las exigidas para la inscripción por nuestro
ordenamiento; c) La validez del hecho o acto contenido en la certificación
registral extranjera conforme al ordenamiento designado por nuestras
normas de conflicto; d) Que la inscripción de la certificación no resulta
manifiestamente contraria al orden público español.
53. En el caso de que se pretenda inscribir la filiación mediante la
presentación de una resolución judicial extranjera59, ya se ha señalado
que el TS tradicionalmente se ha mostrado proclive al reconocimiento
incidental por parte del Encargado (i.e. sin necesidad de obtener un
reconocimiento a título principal) ante una autoridad judicial, si bien había
apostado, por el reconocimiento conflictual y no por el reconocimiento
procesal de este tipo de resoluciones60. La LRC 2011 admite también en
su artículo 96.1 el reconocimiento registral de resoluciones extranjeras de
jurisdicción voluntaria definitivas por parte del Encargado del Registro,
igual que la Instrucción de 5 de octubre de 201161. Ahora bien, la LRC
Con relación a las reglas de la LRC 2011 sobre inscripción a partir de resoluciones
judiciales extranjeras, vid. HEREDIA CERVANTES, I., «La Ley de Registro Civil de 2011 y la
inscripción de las resoluciones judiciales extranjeras», en FONT i MAS M (Dir) El documento
público extranjero en España y en la Unión Europea: Estudios sobre las características y
efectos del documento público Barcelona, 2014, pp. 301-332.
59
60
Vid. DE MIGUEL ASENSIO P., Eficacia …, op. cit., nota 24, pp. 243-244).
No obstante, aunque la LRC 2011 no lo señale de forma expresa, cabe entender que
dentro de este precepto solo se incluyen las resoluciones de jurisdicción voluntaria en las que
la actividad del juez competente tenga realmente un valor «decisorio» y suponga la creación,
modificación o extinción de estados o situaciones jurídicas (adopción, declaración de
61
387
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2011 va más allá que la Instrucción al permitir el reconocimiento registral,
no solo de las resoluciones de jurisdicción voluntaria, sino también de las
resoluciones derivadas de un procedimiento contencioso siempre que
sean firmes62.63 La Instrucción no podía incorporar el reconocimiento
registral de estas resoluciones porque, al contrario de lo estipulado en los
instrumentos europeos y en numerosos textos convencionales vigentes
en España, nuestra regulación registral ha sometido hasta la fecha la
inscripción de una resolución judicial extranjera en un registro público a su
previo reconocimiento a título principal (artículos 38.1 4.ª LRC 1957 y 83
RRC 1958 a sensu contrario y artículo 4 LH) 64. A expensas del futuro del
Proyecto de Ley de Cooperación Jurídica Internaciona l65, los únicos casos
en los que no se exigía hasta la fecha tal requisito en nuestro ordenamiento
interno eran los de inscripción de adopciones constituidas por una
autoridad extranjera (artículo 27 Ley de Adopción Internacional) y de
resoluciones concursales extranjeras diferentes a las de apertura (artículo
222 Ley Concursal). El artículo 96 LRC 2011 da por tanto un giro radical a
este panorama normativo, haciéndose eco de una demanda tradicional de
nuestra doctrina 66. La consagración por parte del artículo 96.1 de un
acogimiento familiar, de adopción o de tutela, de ausencia o fallecimiento, nombramientos,
etc.). Las decisiones que pongan fin a un procedimiento destinado a la mera documentación,
homologación o constatación de situaciones (p.ej., las declaraciones de herederos ab
intestato o los actos judiciales en los que se recojan las informaciones para perpetua
memoria practicadas, y en los que simplemente se documenten declaraciones de testigos
sobre ciertos hechos que interesen al solicitante) quedarían incluidas en el artículo 97 LRC
2011, el precepto que regula la inscripción de los documentos extrajudiciales extranjeros.
Si la resolución extranjera carece de firmeza o, en el caso de las de jurisdicción voluntaria,
no es definitiva, el artículo 40.3.º 5 LRC 2011 únicamente admite su anotación con valor
meramente informativo.
62
Con relación al reconocimiento registral puede consultarse in extenso el trabajo de DE
MIGUEL ASENSIO, P.A., «La expansión del reconocimiento automático y su impacto sobre la
actividad registral», Derecho registral internacional (Homenaje a la memoria de R. ARROYO
MONTERO), Madrid, Iprolex, 2003, pp. 23-42.
63
Según el artículo 38 de la LRC 1957, hasta que se verifique tal requisito la resolución
extranjera solo podrá ser objeto de una anotación informativa. Se excluyen de esta
exigencia tanto las resoluciones extranjeras que simplemente se invoquen para determinar
o complementar la capacidad para un acto inscribible (art. 84 RRC) como, tal y como ya
se ha señalado, las resoluciones equiparables a una española de jurisdicción voluntaria,
que hasta ahora podían ser reconocidas incidentalmente por el registrador mediante un
reconocimiento conflictual.
64
65
BOCG-Congreso, Serie A, núm. 149-1, de 30.4.2015.
Vid.: ÁLVAREZ RODRÍGUEZ, A., «Inscripción en el Registro Civil de las sentencias alemanas
de divorcio sin necesidad de exequátur. Comentario a la Resolución de la DGRN de 29 de
noviembre de 1990», Poder Judicial, n.º 22, 1991, pp. 193-204; LABRADOR ENCINAS, J.,
66
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La inscripción de relaciones de filiación constituidas en el extranjero mediante gestación por ...
régimen único para las resoluciones judiciales extranjeras, con
independencia de que tengan su origen en un procedimiento contencioso
o de jurisdicción voluntaria, tiene además la virtud de evitar los serios
problemas de calificación a los que en ocasiones se enfrentaban nuestras
autoridades ante determinados tipos de resoluciones cuya naturaleza es
difícil de precisar y entre los que se encuentran, precisamente, los de
gestación por sustitución.
En cuanto a los requisitos a los que se somete la inscripción en el
Registro Civil a partir de resoluciones judiciales extranjeras, son los
siguientes: a) La regularidad y autenticidad formal de los documentos
presentados; b) Que el Tribunal de origen hubiera basado su competencia
judicial internacional en criterios equivalentes a los contemplados en la
legislación española; c) Que todas las partes fueron debidamente
notificadas y con tiempo suficiente para preparar el procedimiento y, d)
Que la inscripción de la resolución no resulta manifiestamente incompatible
con el orden público español. En definitiva, requisitos muy similares a los
contemplados en los instrumentos europeos.
54. El problema que se plantea, como puede observarse, es que tanto la
inscripción a partir de resoluciones como de certificaciones extranjeras
quedan sometidas en la LRC 2011 a la falta de contrariedad manifiesta
con el orden público español, por lo que, a menos que varíe la posición
del TS sobre esta cuestión o se introduzcan cambios específicos en
nuestra normativa interna (en la LRC 2011, en la LTRHA, etc.), que
excluyan la contrariedad con el orden público por el mero hecho de que la
relación de filiación constituida en el extranjero tenga su origen en un
procedimiento de gestación por sustitución67, la inscripción en estos casos
se antoja en la actualidad prácticamente imposible68.
«Comentario a la Resolución de la DGRN de 2 de julio de 1990. REDI, Vol. XLIII, 1991, pp. 215219; RODRÍGUEZ GAYÁN, E., Derecho registral civil internacional, Madrid, Eurolex, 1995, p. 64.
Esto no significaría, por supuesto, que ningún supuesto de inscripción de relaciones
de filiación extranjeras derivadas de gestación por sustitución supusiera una vulneración
de nuestro orden público. Ya se ha apuntado, y la propia Instrucción de la DGRN lo pone
de manifiesto el enumerar los motivos de denegación de la inscripción, que en la medida
en que, por ejemplo, el consentimiento de la madre no sea libre o se haya producido un
supuesto de tráfico internacional de menores o se negase al menor la posibilidad de conocer
su origen biológico, deberá denegarse la inscripción.
67
Uno de los propósitos del Proyecto de Ley de Medidas de Reforma Administrativa en el
ámbito de la Administración de Justicia y el Registro Civil parecía ser, precisamente, elevar a
rango legal la Instrucción de 5 de octubre de la DGRN. Sin embargo, en la fecha de cierre de este
trabajo, tanto el contenido final de este texto como su propia suerte resultan muy inciertos.
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6.CONCLUSIONES
La inscripción en España de relaciones de filiación constituidas en el
extranjero mediante el recurso a la gestación por sustitución se encuentra
en la actualidad en una situación de absoluta incertidumbre. El periodo de
estabilidad y seguridad propiciado por la Instrucción de la DGRN de 5 de
octubre de 2010 finalizó abruptamente con la Sentencia del TS de 6 de
febrero de 2014 en la que, entre otras afirmaciones, el TS parece dar a
entender que la inscripción en estos supuestos siempre sería contraria al
orden público español.
Como se ha tenido oportunidad de constatar a lo largo del trabajo, la
sentencia de 6 de febrero de 2014 es una resolución tremendamente
discutible, que realiza una incorrecta construcción de la cláusula de orden
público y del principio del interés superior del menor y que se aparta del
camino que se ha seguido en países como Alemania o Austria. Existen
además argumentos que permiten considerar que dicha sentencia se
opone a la jurisprudencia del TEDH, pese a que el propio TS, en su auto
de 2 de febrero de 2015 haya negado esta posibilidad. La posición del TS
choca además con la seguida por la jurisprudencia de otros Estados como
Alemania o Austria, cuyo ordenamiento se opone a esta técnica (en el
caso alemán, incluso está sometida a sanciones penales), y que pese a
ello, no han apreciado una contrariedad con su orden público.
La entrada en vigor de la nueva LRC 2011 no serviría para cambiar este
panorama ya que la inscripción tanto de certificaciones como de
resoluciones judiciales extranjeras se somete al requisito de que ello no
suponga una manifiesta vulneración del orden público español. Ello
supone que únicamente un cambio en la posición del TS o una actuación
de legislador que pusiera de manifiesto que el mero hecho de que la
filiación constituida en el extranjero tenga su origen en un supuesto de
gestación por sustitución no implica una manifiesta vulneración del orden
público español, evitarían el cierre absoluto del Registro Civil español.
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Maquetación:
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