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Ciencia
don de la legislacion que la produce (I).
Estas ideas se combinan perfectamente
con las que dependen de todo mi sistema lezislativo, pues no son sino consecuencias sencillas y naturales de él. Mas para destruir las
dudas que se pueden excitar, es necesario antes determinar la construccion de las demás
partes de este vasto edificio, y aun hacer alguna cosa mas. Concluida la obra debemos
ponerla en un punto de vista, desde el qual
se puedan ver todas las relaciones y concebir
toda su union. En habiendo dado este último
paso, harémos de nuevo presente á mis lectores estas consecuencias, y esperarémos su
juicio sin inquietud y sin apelacion.
Continuémos entre tanto la construccion
del edificio. La parte que debe contener las leyes religiosas, y que tiene tanta relacion con la
que hemos terminado , reclamará de nuevo
nuestros cuidados. Este será el santuario del
templo que levanto á la felicidad y á la virtud.
Si la impostura lo ha profanado antes de verlo
construido, espero que la verdad vengará y justificará á los ojos de los hombres los designios
del arquitecto, conocidos de Dios que lée en los
corazones, y condena los juicios temerarios.
(r) Véase lo que poco antes hemos dicho en
el capítulo de la libertad de la imprenta.
Fin del tomo ir2C
CIENCIA
DE LA LEGISLACION
ESCRITA EN ITALIANO
POR EL CABALLERO
NO .FILA NGIER.I,
CATE TATO
Y TRADUCIDA AL CASTELLANO
POR
DON YAINIE RUBIO,
abogado de los reales consejos.
TERCERA EDICION
corregida y añadida con discursos analíticos
en cada libro.
TO
MO L
MADRID
IMPRENTA DE •NUÑEZ
x822.
9-1XXXX3EXY,
p Ji
(III)
CHX1(1XXXXXXXXXXXXXX1
DISCURSO PRELIMINAR
DEL TRADUCTOR
SOBRE
Ovz
zprroy St Y111,0i woxti mowl
71,b;res.
Nihil est civitati pnestantius vana leget
reate positw. Eurip. in Sup.
%a necesidad y la influencia de la religion para la conservacion y perfeccion de la ,sociedad civil.
L a prudencia humana no es capaz de
conservar mucho tiempo un Estado sí
solo se sirve de los medios naturales que
sus luces y sagacidad le pueden sugerir
para dirigir las acciones de los hombres, y
al. fin que se propusieron en la formacion
de las sociedades. Sin la virtud es imposible que se conserve el Estado. ¿Cómo
hará virtuosos á los ciudadanos? ¿Se servirá acaso del amor propio 5 que es el
resorte principal de todos los movimientos de nuestro corazon para que observen
la ley, bacindoles ver que su felicidad
y su desgracia están unidas con Las del
a 2 ,
(IV)
Estado y son inseparable de ella ? Pero
qu é conseguirá con esto?
Quizás de este modo llegará á introducir en el Estado una sombra de virtud,
acostumbrando los ciudadanos á conformar su 'voluntad con las reglas de la moral deducidas de la naturaleza del hombre , y persuadiéndoles que lo justo y honesto es mas conforme y conveniente á su
estado, que lo injusto y torpe; pues no se
puede dudar que el bien intelectual y el
órden tienen un dulce atractivo para el corazon del hombre y que el amor propio
halla su interés y mucha satisfaccion en
vencer las pasiones, reconociendo por esta
victoria y este triunfo la excelencia de
sus fuerzas, su superioridad su libertad
y su independencia. El Orden lo pone en
un estado tranquilo y de perfeccion 5 que
es lo que naturalmente desea ; y el desórden, introduciendo la discordia en su
corazon, hace entrar consigo el disgusto,
la amargura y el tormento. ¡Deplorable
estado que los poetas nos representaron
con el emblema de las furias de ()restes!
Pero se podrá dirigir el amor propio tan
1
(V)
bien en la sociedad civil con solos los
medios naturales que se le obligue á seguir la virtud , y se aparte del vicio?
7\;o nos engañemos con estas ideas abs-:_,
tractas 5 ni nos dejemos seducir de unos
raciocinios que estando fundados en prinTeipios ciertos que son indudablemente sólidos , y nos convencen mirados en general; pero guando considerainos al hombre
en la sociedad , 6 . solo entre el bien sensible que se presenta á su pasion estimulada con el amor propio y el intelectual que
es el del órden presentado á las débiles luc,s de su entendimiento . todos .los. bellos
discursos, los principios luminosos.del Orden, de felicidad, de tranquilidad y quie.tud se desvanecen como el humo , el
hombre se halla sin fuerzas, el bien intelectual le parece menos interesante que
el sensible y. se inclina á éste dejando
aquél. Porque en la práctica siempre se
decide por lo que juzga que es de su mayor interés, y casi todos obran constantemente de esta manera.
Las luces del entendimiento son muy
débiles y obscuras ; mas por el contrario
(VI)
las sensaciones y la imaginacíon son muy
vivas por el comercio que el espíritu tiene
de continuo con los objetos materiales.
Los apetitos siempre son proporcionados
á la mayor ó menor viveza de las ideas.
En consecuencia de esto, es evidente que
siendo las sensibles mas vivas que las intelectuales, el hombre se inclinará al objeto de las pasiones , en las quales verá
con mas claridad y sin ningun esfuerzo
la relacion inmediata que tienen el bien
y el mal con su felicidad , y pon su propio interés. Mas para conocer la utilidad de la virtud y los perjuicios del vicio , necesita hacer muchas reflexiones,
-recurrir á los principios, y combinar con
ellos las acciones.
¿Serán capaces la mayor parte de los
hombres de una teoría tan complicada, y
tendrán la fuerza necesaria para dejar las
cosas sensibles y aplicar su atencion
solas las intelectuales, con el fin de aumentar la luz de la razon , y apreciar
como se debe el valor de . ellas? Sumergidos en la materia, incapaces de una atencion sostenida, sin saber analizar las ideas
(VII)
abstractas, teniendo nociones confusas y
groseras del vicio y de la virtud y una
luz inconstante que no despide sino como
unos resplandores pasageros á manera de
relámpagos que en un momento desaparecen, qué harán? Por otra parte, el apetito sensitivo excitado con la necesidad
que tiene el cuerpo de los bienes sensibles, siempre es mas fuerte que el racional que solo tiene por objeto los bienes
espirituales , los quales hacen una impresion muy débil. , porque se siente menos
la necesidad de estos bienes; y así no es
de extrañar que el amor propio halle mayor interés en aquéllos que en éstos.
Aquí solo hablamos del estado social
ideas
religiosas, en el qual el hombre
sin
no mira sino el bien ó el mal presente de
la virtud y del vicio, y no el futuro. La
virtud le presenta un bello quadro del
órden y de la felicidad que le encanta;
pero los sentidos hacen desvanecer esta hermosa perspectiva corno si fuera un sueño.
El remordimiento que sigue y acompaña
siempre las acciones malas, tiene tambien
muy poca fuerza sin las ideas religiosas;
(VIII)
porque dependiendo del conocimiento del
mal, es evidente que siendo éste muy débil lo ha de ser tambien aquél , y aun
guando fuera muy fuerte pierde poco á
poco su fuerza hasta hacerse insensible.
El amor propio, que es el que hace
que el hombre se juzgue inocente .ó culpable , rara vez deja de corromper ó de
alterar la regla de sus juicios 5 y busca
siempre pretexto para justificarse en su
debilidad , en el ejemplo de los otros
la excesiva severidad de la regla , en la
violencia de las pasiones, ó en otras cau,
sas que nunca faltan á su genio artificioso.
En este caso cesan los remordimientos; y
así en el estado social, sin ideas religiosas,
el resorte del amor propio tan fuerte, pa,
rece que es de ningun uso para el gobierno
de los hombres. Los pobres, reducidos á
buscar el alimento necesario con el trabas,
jo de sus manos, no dejan por la belleza de
la virtud ni por el horror del vicio de servirse del engaño, de la injusticia, del robo,
y de todos los medios injustos para satisfacer las necesidades que. de continuo les
atormentan. Los ricos no dejl/rán de armar
(IX)
s
al
tálamo
ageno, oprimir á los
asechanz a
inferiores , conservar ódios , discordias,
y cometer mil usurpaciones. El cortesano,
lleno de zmbicion 5 quitará á las pasiones
su grosería, las refinará., pero no por eso
dejarán de ser mas vivas y mas fuertes; y
siendo mas culto y mas ilustrad que los
demás , despreciará los bienes honestos é
intelectuales , y se abandonará á. los sensibles. En qualquier estado que se halle el
hombre siempre está con sus mismas pasiones , y el amor propio sigue un mismo modo de obrar; y así la moral, abandonada á solas las manos de los hombres tlutica tendrá nada de fijo y constante 5 siempre será el juguete de sus pasiones, y tomando las formas que él mismo le quiera dar , en vez de arreglarlas,
-no hará sino aumentar su desórden, auto
rizando y confirmando sus excesos.
Las leyes civiles no son capaces sin
las ideas religiosas de dirigir el amor
propio al bien de la sociedad. Porque
(11-11 son estas leyes ? z Son por ventura
algunos impulsos dados á la voluntad,
para . que busque y abrace el verdadero
(X)
bien, y Huya del mal? No, sino unas luces ó instrucciones con las quales se hace
conocer al ent endimiento las obligaciones
del ciudadano, y es necesario que el legislador apénas las haya publicado ,
y
aun antes , busque los medios para hacerlas observar 5 sin lo qual serian inútiles. Mas si no pueden mover directamente á la voluntad, pueden á
lo menos darle un impulso indirecto , haciendo ver á
los ciudadanos que el bien público que se
intenta conseguir por ellas está íntimamente unido con el de los demás. Es verdad ; pero para esto sería necesario que
cada ley estuviera acompañada de razones
que demostrasen con toda evidencia que la
utilidad particular estaba unida íntimamente con la obligacion , lo que haria las leyes
inútiles y expuestas á eternas disputas, queriendo todo el mundo examinar y juzgar
del valor de las razones. Yo creo que uno
de los grandes vicios de la legislacion
moderna consiste en que los legisladores
en cada ley que publican , hablan no con
la autoridad de un superior que manda,
sino de un filósofo que intenta persuadir
(XI)
lo que propone. Es, pues, cosa cierta que
las leyes civiles no tienen fuerza para hacerse obedecer del amor propio.
Además de esto tienen las leyes civiles otro defecto muy substancial que es
imposible corregir, y que dejará siempre
á la sociedad civil en su may:,r imperfeccion , el qual consiste en que estas leyes no pueden prescribir sino las acciones
exteriores sin que tengan ningún influjo en las interiores. Que el ciudadano
piense, medite, quiera, y resuelva los delitos mas exécrables contra el Estado
.contra los particulares, si no los manifiesta exteriormente , está libre de su severidad y de su fuerza porque no puede probarse. No se puede negar que éste es un
defecto muy substancial, pues las operaciones externas que no son sino el término,
el resultado, ó la expresion de las internas, no pueden arreglarse bien si aquéilas
no lo están. La utilidad que de ellas resulta á la sociedad, depende enteramente
de las operaciones internas. Así el legislador con- solos los medios humanos y natu_rales, sin las ideas religiosas, no puede de
(XII)
ninguna manera conseguir el fin de ella.
Mas hay otro defecto muy grave en
estas leyes , sobre el qual se hace muy
poca refiexion , siendo así que manifiesta
evidentemente su insuficiencia,. y es que
no puede extender su influencia sobre las
acciones externas ; buenas ó malas que son
de poca consideracion ; quiero decir, que
no manifiestan un ánimo muy maligno, ni
son muy perjudiciales á los demás eludadanos„-ni las circunstancias que las acornpvlan las hacen muy graves. Porque los
grados de la malignidad de las acciones
son casi infinitos, y ninguna ley civil los
puede determinar con precision ; y aun
guando pudiera no convendria á la libertad de los ciudadanos prohibirlos, por no
comprender en esta pro hibicion mil cosas
buenas é inocentes, que solo son malas
porque el delincuente y el malvade se
sirven de ellas come de medios para conseguir los fines malos que se proponen.
Este es el motivo por que los legisladores
no hacen caso de los males pequeños , y
solo procuran evitar con sus leyes los que
son graves. Esto no obstante es cosa ave-
riguada que los males pequeños no dejan
de turbar la tranquilidad pública , y hacerse grandes y muy perniciosos para el
Estado. Nadie es málvado de repente: el
mal como el bien tiene su principio, sus
progresos y su perfeccion , con esta diferencia que los progresos del mal son
muy rápidos , y no se hacen con la lentitud que los de la virtud, porque dentro
de nosotros hay una fuerte inclinacion
para el vicio , y es necesario hacer esfuerzos continuos para no ser arrastrados
de ella.
De todo lo que dejamos dicho se deduce que las leyes civiles no pueden precaver el mal, y solo tienen la funesta satisfaccion de usar de todo el aparato de
la severidad para castigarle despues que
se ha cometido y causado el dallo á la
sociedad y á los particulares , que es el
defecto mas esencial de estas leyes.
Otro inconveniente inevitable de ellas
es que pueden en algun modo apartar el
mal de los ciudadanos, pero no pueden
hacerles bien, El legislador dice con auadutetoridad no miquis , no robeis
(XIV)
reis ; pero no dirá, con la misma: ayudad
á vuestros conciudadanos con vuestros bienes y acciones, conservadles la vida &c.
pues esto es necesario dejarlo al arbitrio de cada uno que sabe quándo , cómo , y hasta qué término pueda distribuir estos auxilios , y en qué grado de
necesidad se halla el que los pide. Todos
estos conocimientos son superiores á la
prudencia humana que no puede fijar un
término, y establecer sobre esto reglas
constantes é inmutables, dependiendo todo
de infinitas circunstancias que varían á
cada momento. Este defecto deja gemir
infinitos ciudadanos bajo el peso de la
miseria y de la infelicidad, y expuesto el
Estado á infinitos males que suelen nacer
de la indigencia y de la necesidad.
¿Podrémos decir que el bien de la sociedad, y los derechos del hombre depositados en ella 5 estarán bien asegurados
con un apoyo tan débil como son las leyes? ¿Serán éstas un freno bastante fuerte
contra las pasiones ? Podrán dirigir el
amor propio, de manera que solo busque
su bien en el bien comun ó particular de
(XV)
los otros ciudadanos ? Además 5 2 dónde
tendrán la fuerza para contener las pasiones del Soberano, que son infinitamente
mas perniciosas al Estado que las de los
particulares? Las leyes tienen poca fuerza
para el Príncipe que las forma para los
que las interpretan, y para los que las hacen observar, dejando siempre el Estado
expuesto por esta parte á mil peligros,
tanto mas perniciosos é inevitables, quanto están encubiertos con el velo de la justicia y de la felicidad pública.
Mas ¿qué dirémos de la sancion penal 1 Armadas estas leyes con la fuerza
pública, ¿no podrán contener las pasiones
y el amor propio con la severidad de las
p
penas No
puede dudar que éste es
uno de los medios mas poderosos para
hacer comprender á cada ciudadano que
su mal y su desgracia está en la desgracia de los demás; y que si en lo humano hay alguna cosa capaz de contener
las pasiones , ciertamente es la idea del
mal y del daño, que seguramente se ha
de juntar con el hecho que la pasion
produce que es propiamente en lo que
(XVI)
consiste la pena , y lo qué excita el
mor en el ánimo del hombre: Pero es ne:cesario considerar que esta pasion como
todas las otras tiene sus grados es
yor ó menor á proporcion de la gravedad
del mal , y de la mayor ó menor viveza
de la idea que lo representa. Quanto
yor es el mal tanto mayor temor causa;
pero si se considera coma imposible ó
como súmamente dificil de incurrir, ap::nas causa ningun temor; si se mira corrió
cierto é inevitable causa desespetaciod.
La mayor ó menor probabilidad de
cu.rrislo aumenta ú disminuye el temor.
Los mas estúpidos temen menos y los
mas reflexivos mas, porque éstos Eelculaí
hasta las cosas mas mínimas capaces de
dar peso á la probabilidad,. y la idea de
la pena por medio de la reflexion se hace
mas viva y mas clara los que no miran
sino lo presente como las bestias, no temen sino guando vén levantado el brazo
que vá á descargar sobre ellos el golpe.
,
de la ley.
La idea de la pena, para producir
.
este efecto, debe considerarse como muy
(XVII)
próxima ó á poca distancia, de manera
que la atencion no se distraiga del mal.
Siendo tan ingrata é incómoda son muy
pocos los que quieran fijar en ella la atencion; y el amor propio que busca con el
mayor ímpetu el placer y huye del dolor,
contribuye para esto con toda su fuerza.
Para que las leyes civiles puedan enfrenar
con el temor de la pena las pasiones nocivas á. la sociedad y hacer servir para
este fin el amor propio, es necesario que
presenten á la imaginacion de los ciudadanos un mal grave, próximo, inevitable,
representado con mas viveza que el bien
que excita y enciende las pasiones que
turban el órden social.
Pero son pocos los delincuentes que
se persuadan con certeza ni aun con una
gran probalidad, ántes de cometer el delito, que han de sufrir la pena que la ley
señala , porque siempre procuran cometerlo en secreto, toman las medidas mas
co nvenientes para no ser descubiertos, y
se sirven de las circunstancias del lugar
y tiempo que los puedan librar de toda
so specha. Y aun cuando hubiera algun
Tomo X.
(XVIII)
indicio contra ellos, saben muy bien que
por indicios á nadie se puede condenar á
la pena sino por pruebas del todo evidentes y plenas esto es , con todos los
requisitos de la ley. Es evidente ,
que no hay delincuente á quien no parezca mas probable y casi cierto que evitará la pena de la ley, que no el que la
haya de sufrir. Y esta persuasion la hace
mucho mas fuerte el amor propio que.
interesándose por el objeto presente pro cura apartar de los ojos todos los pelagros para que el temor no turbe el deleite
de gozarlo.
Pero supongamos que los delincuentes
lleguen á persuadirse que indefectible¡neme serán descubiertos a tendrá mucha
fuerza sobre su corazon el temor para
contenerlos ? No ; porque esperan evitar
la pena, ó por la proteccion de Asan
poderoso, ó por la debilidad del juez, que
mas sensible á su interés que á sus obligaciones vende torpemente la justicia, 6
por la infidelidad de algun escribano que,
mudando en 'el proceso alguna declaraclon, alguna circunstancia, ó alguna pa~
(XIX)
labra, se desfigura enteramente el hecho;
de manera, que lo que era un delito deja
de serlo , y así se elude la pena de la
ley. Y aun cuando todo esto fuera falso,
basta que así lo juzguen los delincuentes,
para que el temor no tenga sobre ellos
alguna fuerza , pues es cosa sabida que
las pasiones dependen de nuestros rjnicios,
y no de la realidad de las cosas. Así las
pasiones nocivas á fria sociedad tienen.. mucha mayor probabilidad de conseguir los
objetos que el amor propio les propone
sin exponerse al ;peligro sino muy remoto
y casi ninguno de sufrir la pena de la
ley, y por consiguiente el temor no tiene
sobre ellos ninguna fuerza.
La idea de la pena tampoco se les
presenta con viveza y con claridad, Porque. ó la pasion les asalta de improviso;
y en este caso no se presenta á su espía:.
rito sino el objeto de ella ; ó si se les
ofrece la idea de la pena es muy rá pidareente, y no se hace caso de ella. En una
riña, encendida la ira con el deseo de la
venganza, se mira con la mayor indife-a
reacia la muerte que esta en la punta.
b
(XX)
una espada „ en la boca de un fusil 6 de
una pistola. Si el malvado comete el delito con reflexion, antes de cometerlo busca
todos los medios, como hemos dicho,
para evitar la pena; y así ésta, que se vé
de muy léjos y con tanta incertidumbre,
no excita sino levísimamente el temor
guando el bien de la pasion que está presente hace de continuo una impresion
fuerte en sus sentidos , y su imaginacion,
se aumenta por grados á todos momentos 5 y hace disminuir sin cesar la idea
del temor hasta quitarle toda su fuerza.
De todo esto se deduce que el temor de
la pena , de que se sirven las leyes para
impedir los delitos 5 tiene poca ó ninguna
fuerza para contener ó refrenar las pasiones nocivas á la sociedad.
Lo que tambien hace casi inútiles las
penas es la aplicacion que se debe hacer
proporcionada á las circunstancias de los
delincuentes, que es el sistema que deberia seguirse en todo gobierno sabio , si
fuera posible, con preferencia al de proporcionarlas á la gravedad sola de los
delitos, pues es mas útil á la sociedad.
(XXI)
Qualquiera de estos dos sistemas que se
siga, y de qualquier modo que se haga la
aplicacion, tiene muy poca fuerza para excitar el temor. Este, como arriba hemos
dicho, nace de la idea de un mal futuro,
el qua), es siempre relativo á las circunstancias de la persona; y así sucede que lo
que es capáz de excitar el temor en unos,
se mira por otros con la mayor indiferencia 6 desprecio , por cuya razon deberian variarse las penas , y aplicarse segun el estado de los ciudadanos para que
tuvieran la fuerza de excitar el temor,
Pero si esto se hiciese así quedarían sin
castigo infinitos delincuentes , porque los
jueces estarian perpétuamente ocupados
en averiguar y saber el temperamento, el
modo de pensar 5 la sensibilidad , y otras
circunstancias de los delincuentes para
poder aplicarlas de una manera que causasen el efecto que la ley desea. Y llegarían jamás los jueces á conocer el verdadero estado de los delincuentes 5 despues de infinitos trabajos y diligencia
que hubieran puesto en esto ? No ciertamente, y por esta razon se baria imposi-
(XXII)
ble el castigo de los delitos. Por esta
causa los legisladores en la sancion penal
no han atendido sino á la gravedad de
los delitos , porque aunque el otro modo
de aplicar las penas sería mas útil á la
sociedad , sería del todo inasequible.
Las penas que las leyes civiles determinan contra los delitos son la cárcel, azotes destierro, tormento, galeras , trabajo
en obras públicas, multas pecuniarias y,
la muerte ,. las quales no tienen la misma
fuerza para todos los ciudadanos ; porque
la cárcel para las personas vulgares que
viven en el oprobio y la obscuridad es
una pena muy leve , pues están en ella
en (planto á la comida, la compailía , y la
diversion, como en su propia casa. Es verdad que están privados de la libertad;
pero ésta siente el hombre perderla por
los placeres que con ella se gozan. Estas
personas, empleando su libertad en trabajar de continuo para poder pasar una
vida miserable, no pueden sentir la pérdida de su libertad que por otra parte
está bien recompensada con el reposo que
gozan. Los azotes para las mismas per-
(XXIII)
sonas que no tienen sentimientos de honor , y que tienen sus cuerpos endurecidos , son penas poco sensibles. El destierro les hace mudar de patria pero no
de estado, porque no teniendo ni casa ni
bienes , en qualquiera parte están en su
patria y se hallan bien. Si se saca alguna utilidad de la patria se ama y se estima, y si no el patriotismo es una quimera. Las galeras y obras públicas para
muchas de estas personas son medios de
ganar, y así no es extraño que algunos despues que han salido de ellas cometan nuevos delitos para volver. La tortura es
cierto que es un mal muy grave y bárbaro,
ora se le considere como prueba, ora como castigo , pero es de poca duracion 5 y
así se mira con desprecio.
Las multas pecuniarias no se imponen á los que no pueden pagarlas porque serían inútiles , y los que las pueden
pagar saben que con ellas compran la libertad de saciar sus pasiones. La pena
de muerte es la mas terrible , su idea
estremece al hombre, hace helar la sangre en sus venas, y refrena las pasiones
(XXIV)
mas vehementes y mas atroces ; pero por
la misma razon se impone á muy pocos
delitos, es á saber, á los mas graves y
se usa rara vez de ella , lo que contribuye á conservarla en su fuerza y vigor.
Porque si se usára con frecuencia Ilegaria
á despreciarse 5 y yá no habria ningun
medio para contener á los malvados. El
extraordinario expectáculo de este suplicio , con todo el triste aparato que le
acompaña , despierta la atencion de los
expectadores, y les hace formar mil reflexiones que los llenan de terror. Si estas
escenas horribles so presentasen á los ojos
de los ciudadanos con frecuencia, se baria tan poco caso de ellas como de la
muerte de las bestias en el matadero. El
hombre se acostumbra á todo , y á divertirse con todo, mirando con gusto y
alegría hasta las cosas mas horribles. Pero
supongamos que pudieran contener á los
súbditos, es cierto que no producirían el
mismo efecto con el Soberano que no esta
sujeto á ellas; y como puede causar gravísimos daños á la sociedad, abusando de
la facultad legislativa por la fuerza que
(XXV)
tiene en su mano , puede destruirla. El.
amor propio en todos los hombres siempre
aspira á extender su poder y llegar á la
independencia absoluta. En qualquiera mano que esté la fuerza pública en la sociedad civil, nunca se puede evitar este inconveniente , porque entre todos los medios que la prudencia humana ha inventado para precaver este delito, no hay ninguno que sea suficiente ni lo puede haber.
Si se dá al Príncipe esta fuerza pública,
el amor propio le hará oprimir al pueblo;
si éste se queda con ella destruirá el principado ; si se divide esta fuerza nacerán
disensiones por la misma causa entre los
que están revestidos de ella , se vendrá á
una guerra civil y á una anarquía mil
veces mas funesta para el Estado que no
el que uno solo tenga en su mano todo el
poder , aunque alguna vez abuse de él;
por donde se vé que el uso de las penas
no es un medio suficiente para refrenar
las pa sione.s nocivas á la sociedad.
Que clirémos de los premios para encen der la voluntad
á que obre conforme
á
la ley?
Los hay suficientes en la so-
(XXVI)
ciedad civil ? No ciertamente 5 y por esta
razon los legisladores en sus leyes han
omitido este medio tan poderoso para mover las voluntades de los ciudadanos.
Tres especies de bienes podrian servir de
premios , es á saber ; los que pertenecen
á la gloria , mas éstos dependen de la
opinion pública y no del arbitrio del legislador ; los bienes de comodidad y utilidad 5 como son privilegios , intereses,
riquezas. Los privilegios en siendo comunes dejan yá de serlo , pierden todo su
mérito y estimacion , y son la ruina de la
sociedad. Pues si con ellos se premiasen
las acciones conforme á las leyes, de necesidad hablan de ser en la sociedad civil infinitos los privilegiados, y se recaeria en todos los inconvenientes que hemos dicho. Se vé pues que es imposible
premiar con privilegios. Tampoco se puede premiar con dinero ni con bienes ra i
-ces,porqulEstadomricelmundo no los tiene suficientes para esto , aun
guando sus minas sean las mas ricas y las
mas abundantes. Los impuestos y contri buciones apénas dán para las cargas Pre-
(XXVII)
cisas del Estado; y guamo mas se aumenten los tributos menos se han de aumentar las rentas , porque se disminuirá la
poblacion, caerán las artes, las manufacturas y la agricultura. Los empleos es
evidente que no pueden servir de recompensa , porque son muy pocos respecto de
los que merecen los premios ; y llegaria
el caso en qualquiera sociedad si se premiase con los cargos y empleos, que todos
sus individuos estarian empleados , todos
tendrian mandos, todos serían superiores,
no habria ningun súbdito , ni nadie que
obedeciese. Además que nadie debe ponerse en ningun cargo sino el que tenga
la capacidad y las disposiciones necesarias para desempe5arlo bien ; y hacer lo
contrario es trastornar el órden natural
de las cosas, y violar el derecho natural.
Todo lo cual manifiesta con la mayor
ev idencia que los cargos ó empleos no
pueden servir de premios , y que con los
demás bienes que hemos dicho no se puede premiar. Es claro pues que le falta
este medio tan esencial á la sociedad para
su cons ervación y perfeccion , y hacer
(XXVIII)
observar á los ciudadanos con exáctined
las leyes.
Por otra parte ¿qué se premiaria? ¿la
observancia de las leyes prohibitivas ó de
las positivas ? Si de aquéllas cada momento habría infinitas gentes que merecedan premio , si de éstas digo lo mismo.
Esto manifiesta que es imposible establecer un sistema de premios análogo al de
las penas para hacer observar las leyes.
Así no puede haber otro premio que la
misma observancia de la ley, puesto que
ésta hace la felicidad del Estado ; pero
este premio, como no tiene nada de singular y sensible lo conocen muy pocos,
y no tiene influencia alguna para hacerlas observar. Quán cierto es que los legisladores humanos pueden castigar, pero
no premiar; hacer mal, pero no bien; hacer infelices, pero no felices. Reducidos
á esta imposibilidad ofrecen unos premios
miserabilísimos á las acciones mas brillantes y mas heróicas.
Mas aun guando por las leyes civiles
pudiera establecerse un sistema de premios
proporcionado á las acciones conformes
(XXIX)
las leyes, no podría ponerse en ejecucion. En los delitos todo delincuente para
evitar la pena , ó niega el delito ó lo
hace dudoso 5 ó disminuye su gravedad;
mas querido se trata de conseguir un premio, el que no tiene mérito lo finge, y el
que tiene alguno por ténue que sea lo
engrandece sobre manera para sorprender
el ánimo y la voluntad del que distribuye los premios. Y así los hombres mas
ineptos 5 los mas incapaces , y los de menos mérito , son los premiados, y los que
ocupan los cargos y empleos causando
males incalculables al Estado. i En qué
consiste todo esto 1 En que el hombre de
mérito es modesto 5 y el que no lo tiene
es desvergonzado y atrevido. El que distribuye los premios se deja fácilmente engañar, porque la complacencia y el deseo
de dar no deja exáminar con la reflexion
y cuidado correspondiente la calidad de
las pruebas y el valor del mérito.
Por esta razon se vé en la historia de
casi todas las naciones recaer los premios
sobre
la hi pocresía la ficcion la mentira , el engaño y la adulacion sobre
(XXX)
hombres llenos muchas veces de delitos
que merecen las penas mas rigorosas y no
los premios. Los ciudadanos , que conocen bien el mérito y saben pesarlo en las
balanzas de la justicia 5 se indignan viendo que se distribuyen los premios tan injustamente ; los malos se hacen con estos
mas malos y los buenos dejan de serlo,
6 no quieren hacer nada á favor de la
patria guando no se les presenta por otra
parte una utilidad evidente que los anime.
El vulgo vé que por mas que sude, trabaje , se exponga á los peligros , no por
eso mudará de condicion 9 y por esta razon se queda en la inaccion con grave
perjuicio del Estado: ¡ tantos males acarrea á la sociedad la mala distribucion de
los premios ! Y así se vé que los legisladores aun guando pudieran establecer un
sistema proporcionado de premios , éstos
nunca serían medios eficaces para promover la observancia de las leyes.
La opinion pública que se tiene de
los magistrados contribuye no poco para
hacer observar las leyes. Todos nacemos
en la sociedad nos criamos en la de-
(XXXI)
pendencia y subordinacion , y de este modo
se forma en nosotros el respeto y sun-iision
que tenemos á los que nos gobiernan , y
con el tiempo y la costumbre se aumenta
y se fortifica ; respeto que está fundado
no en una opinion falsa sino verdadera,
que nace de la relacion de superioridad
é inferioridad que por su naturaleza constituye una verdadera obligacion. Lo que
hay de pura opinion en las potestades es
la grandeza desmesurada que los súbditos
se figuran en los que les mandan; y esta
opinion que no está fundada sino en la
vanidad y en la inclinacion natural que
tienen á engrandecer siempre el poder
que les domina, contribuye infinito á refrenar el mal, y excitar los ciudadanos á
la observancia de las leyes.
Mas ,de dónde nace esta opinion de
la grandeza de las potestades que nos
mandan ? Del amor propio, que exaltándolo crée exaltarse asimismo, hace vanidad de ello, y se complace interiormente.
Conoce que en la sociedad civil ha de
estar dependiente, por consiguiente sujeto
y humillado ; quiere a pues, engrandecer-
(XXXII)
se ensalzando la potestad. Esta es la razon porque todo criado ensalza á su amo
sobre todos los otros , y todo estudiante
á su maestro sobre los demás. Así la vanidad y el orgullo 5 que' es tan perjudicial al hombre 5 causa un gran bien á la
sociedad. Por esta razon los legisladores para sostener y aumentar esta opinion
con el fin de poner mayor intervalo entre el que manda y los que obedecen, al
paso que han dado la fuerza á los que
están revestidos de la autoridad pública,
los han distinguido con muchas prerogativas, títulos , vestidos singulares , y un
ceremonial de formalidad. El vulgo se
gobierna mas por los sentidos que por la
razon ; y aún el filósofo que en su gavinete juzga de los hombres por lo que
son en sí , en público sigue las ideas del
pueblo. Todas las naciones del mundo se
han servido de estos medios exteriores
para aumentar la autoridad y el respeto
que se debe á los que mandan, porque los
han reputado no solamente como útiles,
sino aun como necesarios para el bien de
la sociedad,
(XXXIII)
Es necesario confesar que estos medios exteriores concilian el respeto y la
veneracion á los que están revestidos de
la autoridad pública guando se ven en
ellos las qualidades correspondientes para
desempeñar sus destinos, pues no siendo
así el pueblo los deprime hasta convertir
el respeto en irrision y desprecio. Éste
es uno de los principales motivos por
que los gobiernos deberian poner el mayor cuidado en la éleccion de sugetos beneméritos para los empleos públicos. Se
vé que la opinion pública es muy peligrosa, puede engendrar respeto y degenerar en desprecio , puede fomentar la
subordinacion y encender la discordia,
puede sostener el edificio del Estado , y
lo puede destruir. Y así este medio que
parece tan poderoso para la conservacion
de las leyes y del buen órden, es absolut amente por sí solo insuficiente.
Si la opinion que tenemos de los que
e stán revestidos de la autoridad pública
puede c ontribuir mucho en algunas ocasiones para hacer obrar
á los ciudadanos
c onforme
forme
á las ley-es , no contribuye
Torno
(XXXIV)
nos para este efecto la opinion que los
otros tienen de nosotros , porque todo el
mundo quiere tener buena opinion en el
público, que todos piensen y juzguen bien
de sí, se alegra y se complace de esto, y
se entristece de lo contrario. Porque la
opinion del pueblo es como un testimonio
público de nuestra buena ó mala conducta de nuestro mérito ó desmérito de
nuestras buenas ó malas qualidades; y
aunque conozcamos que se engaña no
por eso dejamos de complacernos, y creemos fácilmente que tenernos el mérito
y las perfecciones que el pueblo nos atribuye, y con esto las pasiones de la vanidad y del orgullo quedan satisfechas
contentas.
La opinion contraria del pueblo nos
aflige , porque lleva consigo una especie
de infamia y de deshonra. Esta opinion,
que siempre está acompañada ó del honor
y de la gloria , ó de la deshonra y de la
infamia , no se puede negar que tiene un
influjo muy poderoso sobre el corazon del
hombre. Pdrque es constante que las mas
heróicas acciones que la historia nos pre-
(XXXV)
senta se deben al amor de la gloria ; el
punto de honor en las gentes de educacion es un resorte muy poderoso para hacerles obrar maravillas ; el temor de la
infamia y del desprecio público les reprime 5 les contiene y les impide cometer
mil acciones viles proferir palabras descorteses, y hace á todo el mundo guardar
un ayre de decencia y de moderacion.
Esta opinion sobre la moralidad de
las acciones puede ser falsa y en este
caso corromperá el corazon de los ciudadanos con grave perjuicio de la sociedad. Las ideas morales fundadas en la
naturaleza de las cosas son invariables;
pero no lo es la opinion pública. De aquí
se infiere que destruyéndose en el pueblo
la idea verdadera de la gloria y de la fama, colocándola no en acciones justas,
h onestas y útiles, sino en acciones perniciosas, torpes é injustas; y arreglando la
opinion pública así el honor la gloria,
la infamia y deshonra, en un tiempo se
reputará por una accion gloriosa y de honor lo que en otro tiempo ó en otra nacion se tendrá por vil é infame. La his--
(XXXVI)
toria de todas las naciones nos presenta infinitos egemplos que confirman esta
verdad.
,Pero es posible que la opinion pública sufra tales variaciones, especialmente guando está fundada en la razon
y es conforme á les leyes y al interés público? Sí: es constante que no hay opinion
mas expuesta á mudarse que la que acabamos de decir, porque siendo por la misma razon contraria al interés de los particulares y á sus pasiones, todos hacen esfuerzos para mudarla, y con el tiempo
lo consiguen. El amor propio es muy artificioso, y tiene mucha fuerza para producir estas operaciones ; sabe engañar a
la razon, deslumbrarla y seducirla, y hacerle creer muchas veces que lo que es
justo es injusto. Por este motivo los hombres han llegado á aprobar tantas cosas
contrarias á la ley natural.
Si las leyes civiles han padecido menos variaciones en la opinion pública, es
porque están escritas, y no dependen de
la voluntad inconstante del pueblo, sino
de la razon soberana del Príncipe que las
(XXXVII)
forma, las interpreta., las muda, las corrige y las hace observar. Si las leyes
dependiesen del capricho del pueblo,
cada año tendríamos un código nuevo
acomodado á la opinion dominante del
tiempo.
Esta es la que tiene la mayor influencia en el corazon de los ciudadanos, y
rara vez es conforme la razon sino á los
intereses de las pasiones. Así el amor propio que es el que introduce la opinion
pública y la hace servir de regla para dirigir las acciones públicas, se sirve de ella
como de un código, que opone al de la
razon, y de las leyes naturales y civiles,
para aprobar- lo que éstas condenan. El
de la razon y de las leyes es un código
muerto, justo, digno de los mayores elogios; pero el vivo, el que se sigue en la
pr áctica, es la opinion dominante. Con éste se compone el amor propio y está tranquilo, porque contenta todas las pasiones-,
hace libremente lo que le acomoda, y muchas veces deja á la razon dictar sus leY e s por severas que sean; y como no las
h a de observar le importa poco que se
(XXXVIII)
conserven y subsistan. Se vé pues que la
opinion pública que puede variar con tanta facilidad sobre las ideas morales del
honor y de la gloria, de la infamia y de
la deshonra, puede hacer la felicidad y
la desgracia de los Estados.
Las causas que suelen hacer variar la
opinion pública son muchas, las principales son las siguientes. El trato con gentes que tienen leyes y costumbres diferentes de las nuestras, á las quales procuramos imitar, nos cansarnos de lo que hace
mucho tiempo que vemos y practicamos
y así poco á poco se muda en el pueblo
la opinion. Los progresos que se hacen
en las artes y las ciencias, hacen tambien
mudar el modo de pensar por la diversidad de objetos que presentan á los ojos
del público. Esta es una de las causas
mas eficaces de la mutacion de las costumbres y de la opinion pública de las
naciones. La música, la pintura, la es
-cultraypoesíincla opin
pública al deleyte y á la suavidad; la filosofía guando es lo que debe ser corrige
las inclinaciones y pone gravedad á las
(XXXIX)
costumbres. La mayor cultura y la mayor grosería en una nacion producen los
mismos efectos. Roma en las guerras civiles, y París al principio de su revolucion, son una prueba constante de esta verdad. Pocas ciudades ha habido en el mundo mas cultas .que éstas , y ninguna que
haya excedido á, sus ciudadanos en crueldad y ferocidad. Tambien suele mudar
/a opinion pública algun suceso extraordinario que haya hecho una impresion
fuerte sobre el pueblo. La revolucien francesa ha mudado en casi toda la Europa
la opinion sobre la libertad civil. Un hombre extraordinario que el pueblo mira con
respeto, tambien es capaz de mudar el modo coman de pensar sobre alguna materia,
como nos ofrece de esto muchos egemplos,
la historia.
Quando se le quitan de la vista al
pueblo los objetos que conservaban y excitaban la opinion general , y se substituyen otros opuestos, esta variedad en poco tiempo muda la opinion pública. Todos los políticos antiguos y modernos han
conocidó la eficacia de este medio, para
(XL)
introducir y sostener las novedades que
han querido hacer en los que conservan
aún aficion al sistema antiguo. Esta opinion pública es una espada de dos filos
que sirve para todo , para el bien y para
el mal de la sociedad. Si el gobierno pudiera dirigirla á su gusto, impidiendo que
las causas que hemos dicho la pudiesen
alterar variar ó mudar, tendria en su
mano uno de los medios mas eficaces para
poder gobernar los hombres.
Quando las pasiones particulares están en oposicion con la opinion pública,
la vencen y la destruyen porque solo se
sostiene por el interés, y en faltando éste
se desvanece. Por esta razon la opinion
de la gloria, del honor y de la fama,
de la infamia y de la deshonra en el vulgo, que es la mayor parte de los ciudadanos, tiene tan poca fuerza. Acostumbrados
desde su niñez á la miseria y al interés
personal, no hacen caso de lo que piensen
ni digan de sus acciones y conducta los
demás.
El desprecio no hace impresion sobre ellos porque siempre han vivido en
(XLI)
abatimiento,
y
muchas
veces ponen una
el
especie de gloria en insultar públicamente
al honor, creyendo que así se vengan del
abatimiento en que han estado. Las necesidades reales en que se halla el pueblo
destruyen de este modo la opinion de la
gloria, de la fama y del honor; y lo mismo hacen en los ciudadanos mas acomodados las facticias, las quales en esta clase de personas no encienden ni excitan
con menor fuerza las pasiones. Así la opinion pública solo sirve de freno, y se mira con respeto guando se necesita de ella
para satisfacer la pasion, y cumplir sus
deseos.
Por otra parte, la opinion pública jamás hará muchos ciudadanos buenos, sino
los corromperá y los hará inútiles para
la sociedad. Porque el hombre que es alabado y celebrado se envanece, se llena de
orgullo, y se crée de un mérito muy superi or al que realmente tiene. Quisiera que
todo el mundo tuviera siempre los ojos
p uestos sobre sí, y que con un microscopio o bservára hasta las cosas mas pequeña s, teniendo siempre la trompeta en la
(XLII)
boca para anunciarlas á todo el mun.
do. Esto es imposible; por esta razon se
entristece, porque se cree ó despreciado,
6 injuriado , y de aquí nace la indiferencia por las cosas del Estado , de ésta
se pasa al ódio, y de éste á la venganza. i Quántos egemplos tristes de
esta verdad vemos en la historia! Quántas desgracias y calamidades públicas,
que parece que vienen de otras causas , realmente no tienen otro orígen
que éste. El hombre celebrado por . la opinion pública cree haber recibido un testimonio del pueblo, 6 de la nacion, que es
superior á los demás; y así se promete la
veneracion, el respeto y la sumision de
todos, sin que pueda sufrir ni los elogios
de los demás, ni la igualdad, y mucho
menos la superioridad; y como esto es
imposible se irrita, se hace insoportable,
envidioso , calumniador, detractor , y de
tan mal humor, que nadie le puede ver
ni sufrir ; en fin es un noble que ha caldo
en la pobreza, en el qual no se vé sino
un orgullo que lo hace insoportable á los
demás y á sí mismo. ¿Podrá esperar m u -
(XLIII)
cho el Estado de esta clase de gentes?
podremos decir que la opinion pública contribuye para la felicidad de los
pueblos?
La infamia produce efectos aún mas
funestos, porque perdido el honor, los
hombres caen en la indolencia, ó se entregan enteramente á los vicios; y así se
hacen no solamente inútiles sino perjudiciales al Estado. 1Quién dispensa el honor y la infamia ? El pueblo es el que
juzga del mérito de las acciones, notándolas á unas con la infamia, y honrando.
las á otras con las alabanzas ó elogios.
l y procede siempre con las luces y la
rectitud necesaria en este juicio? No hay
mas que consultar las historias de las repúblicas mas famosas de la autigüedad
para conocer hasta qué excesos se deja
llevar por' esta parte. En la historia de
las repúblicas de Atenas y de Lacedemonia, de Roma y de Cartago, hallaremos
los hombres mas virtuosos y mas justos
d esterrados, infamados, y condenados á
muerte; y los ciudadanos mas malvados,
m as viciosos, mas indignos, y mas incapa-
(XLIV)
ces de gobernar las repúblicas, honrados,
elogiados y colocados en los destinos mas
altos. ¿En qué consiste esto ? En que el
pueblo es mal juez. No tiene luces ni conocimiento, se deja llevar de sus pasiones, juzga por ímpetu, y es muy inconstante, siendo siempre el juguete de los
mas viles aduladores , y un instrumento
ciego en manos de los mas intrigantes y
ambiciosos. Por lo que dejamos dicho del
honor, de la fama , de la deshonra, y de
la infamia, que nacen de la opinion pública, se vé la utilidad que puede resultar
de ella al Estado.
De todos los medios que la prudencia
humana puede usar para la conservacion
del Estado, no hay ninguno tan útil ni
tan eficáz como una buena educacion por
la qual se forma al hombre, y al ciudadano; se le inspira cierto gusto y modo
de pensar y sentir y una inclinacion
mas fuerte por unas cosas que por otras;
y se forma un habite que dura toda la
vida, y suele determinarle en la eleccion
de ciertos objetos que se presentan en las
diferentes circunstancias de la vida á su
(XLV)
pensamiento ó á su apetito, porque es necesario confesar que el hombre obra mas
por hábito que por reflexion; y guando reflexiona, siempre se determina por los principios que le son mas familiares y á que
está mas acostumbrado. Por la educacion,
que es una escuela práctica se forma en nosotros este hábito, se nos hacen familiares
ciertos principios, y se nos presentan guando lo necesitamos con mayor claridad, y
convencido el entendimiento halla cierta
satisfaccion en ellos. El apetito se acostumbra á seguirlos, y halla tambien una
especie de complacencia en los mismos
objetos que tantas veces ha abrazado.
Este hábito tiene la misma fuerza para
el bien que para el mal No ciertamente,
porque la inclinacion al mal nace con
nosotros y es mucho mas fuerte. Y así
desde los mas tiernos años ya se descubren
en los niños las semillas de los vicios, y
los estímulos de las p asiones mas funestas.
Por donde se vé que el hábito del mal
se forma en nosotros por sí mismo con la
m ayor facilidad; y por el contrario el hápara el bien encuentra sin cesar una
(XLVII)
(XLVI)
muy
grande, no puede forresistencia
marse sino con muchos esfuerzos, y jamás
puede asegurarse. Por poco descuido que
haya, el hábito contrario adquiere fuerzas superiores , y destruye fácilmente los
hábitos de virtud.
Por lo dicho se vé que una buena
educacion es utilísima al Estado y que
el gobierno deberia considerarla como el
objeto principal y el mas interesante de
la política , haciendo que por ella se
acostumbrase á los niños á respetar las
leyes, á vivir subordinados á las potestades , á ser pacientes, activos y laboriosos,
á mirarse todos como hermanos á hallar gusto en hacer el bien , y disgusto
en hacer el mal, &c. Esta educacion no
es tan dificil como algunos se imaginan,
ni tampoco tan fácil corno otros quieren. Los padres solos en general es evidente que no la pueden dar , porque
muchos de ellos viven en la mayor estupiden y sin ninguna instruccion ; y así
aun guando el gobierno formara un catecismo donde se pusieran bien claras las
obligaciones del hombre y del ciudadano,
no se podria conseguir generalmente en
toda la nacion, porque la mayor parte de
los padres no saben leer ni tienen las luces necesarias para entender y explicar á
sus hijos estas obligaciones. Estableciéndose escuelas públicas en todos los pueblos que tengan un número proporcionado de vecinos para pagar un maestro estaba remediado en gran parte este mal,
celando el ayuntamiento y el cura párroco de que cumpliera con su obligacion, enseriando á los niños precisamente por los
libros que el gobierno hubiese establecido. Pero la mejor educacion está expuesta á trastornarse muy pronto , y el mundo nos presenta todos los dias egemplos
de jóvenes muy bien educados á quienes
han pervertido en muy poco tiempo las
conversaciones que muchas veces no es
fácil evitar, los egemplos que á cada paso se ofrecen á nuestros ojos, las ideas
de corrupcion que por todas partes se
nos presentan, y otros tantos objetos capaces de encender nuestras pasiones.
En fin, la educacion y todos los dem ás medios de que hemos hablado para
(XLVIII)
conservar y' establecer las sociedades sino están apoyados en la religion, que es
el dique mas fuerte para contener el torrente de 1-as pasiones, jamás llegarán á
producir el efecto que se desea. Todos
ellos no están fundados ni proponen sino
motivos puramente temporales, que si por
una parte apagan algunas pasiones, encienden otras que convierten á los hombres en bestias feroces. La belleza de la
virtud, el bien público y el honor, son
nombres de que se hace vanidad de usar
en las conversaciones, sin que las ideas que
representan hagan la menor impresion en
el corazon.
Todas las naciones así antiguas como
modernas han conocido que sin el apoyo
de la religion se derrocaria fácilmente todo el edificio de la sociedad civil; y así,
sea en los gobiernos monárquicos, y sea
en los republicanos, por mas mutaciones y
alteraciones que hayan padecido , siempre se ha puesto por fundamento de todas
sus leyes la religion; tan necesaria la han
uzgado para establecerse y conservarse
j
la sociedad civil. La existencia de un Sér
(XLIX)
Supremo infinitamente perfecto, que
ne una providencia particular del mundo,
y vela sobre las acciones de los hombres;
la espiritualidad del alma, su inmortalidad , su libre alvedrío, y una vida futura donde el hombre es destinado á la felicidad ó condenado á la miseria en premio ó pena de sus acciones y de su vida
buena ó mala; estas verdades se nos presentan digo yo, con tanta frecuencia á
nuestro espíritu, que el interés y el amor
propio nos hace reflexionar sobre ellas:
Y esta es la razon por que todas las naciones del mundo , aun las mas bárbaras y salvages las han conocido, y sobre
estas ideas mas ó menos claras han fundado su religion.
Los ateistas que niegan ab solutamente la existencia de Dios; los panteísta,s
que no reconocen otro Dios que el universo, con lo qual destruyen e nteramente la idea de Dios, y no se diferencian
,sino en el nombre de los primeros; los
ma terialistas que no reconocen mas que
la materia, y por consiguiente son tam.bien ateistas; los fatalistas que destruyen
Tomo X,
(L
toda libertad, y críen que todo sucede
en el mundo por una necesidad irresistible; todos estos no reconocen ni pueden
reconocer ninguna religion. Y los filósofos que en nuestros días han tenido la loca vanidad de adoptar semejantes delirios, se persuaden que la sociedad civil
no necesita para establecerse y conservarse de las ideas religiosas. Pero no han
podido persuadir hasta ahora á ni ngun
pueblo su desatinada hipótesi ; y en todo el mundo siempre se ha mirado á estos mónstruos como los mayores enemigos
de los hombres y del Estado. Y así los
gobiernos no deben tolerar á semejantes
hombres. por los dalos irreparables que
causan á toda la sociedad y á cada uno
de sus individuos, violando sus derechos
naturales, é impidiendo su felicidad natural que es el fin por que han entrado
en la sociedad civil. El politeísmo que
consiste en adorar muchos dioses, es evidente que no puede servir para perfeccionar la sociedad civil, puesto que léjos de
dar autoridad á las leyes, y promover su
observancia, induce a los ciudadanos á ser
(LI)
malos proponiéndoles los egemplos de sus
1
1
dioses para cometer las acciones mas absurdas y mas contrarias á las leyes, lo
que el autor ha demostrado con toda evidencia en su libro 5.°
Los deistas que gobernándose por las
luces de la razon sin admitir ninguna revelacion, protestan no recibir otras verdades ni reconocer otro culto sino el que
ésta nos enseña, profesan una ley natural
como emanada de Dios que lo vé todo,
lo juzga y lo pesa en las balanzas eternas de la justicia, y les dá el premio ó
la pena en la vida futura. Esta secta, que
en el dia es la mas extensa y que profesan una gran parte de los políticos que
se llaman filósofos, es indudable que puede dar mucha fuerza y consistencia á los
medios naturales de que hemos hablado
poco antes para el gobierno de las sociedades.
Los medios de que quieren servirse
los deistas para la formacion de su república y conservacion de ella son bellos;
pero jamás podrán realizarlos en la práctica, y por c onsiguiente deberán desecharda,
(LIT)
se cómo inútiles. Unas breves reflexiones
que voy á hacer sobre esto nos convencerán de esta verdad. Para que una doctrina
tenga un influjo real y eficaz sobre el espíritu de los hombres, es necesario que tenga
las condiciones siguientes : z a. que tenga
una estrecha relacion con las acciones morales del hombre; esta condicion no falta á la
doctrina de los deistas, pues establecen
una ley natural y un Dios que por ella
juzga á los hombres: 2á que proponga al
hombre un interés superior á los que puedan apartarlo de la observancia de la ley;
tampoco en esta parte se puede mover
cuestion á los deistas, pues proponen á los
hombres los castigos y los premios de la
otra vida : 3 a. La precision y claridad de
la doctrina que se propone; pues .no teniendo precision y claridad la doctrina
de las costumbres no hace impresion en
la voluntad.
Esta condicion falta á. la doctrina de
los deistas porque en órden á la ley natural caen , en mil absurdos, justificando
unos las acciones que otros condenan co• mo contrarias á ella; esto prueba que la
(LIT.
ley natural no es tan clara, y precisa que
todos la conozcan y entiendan. Y lo que es mas, los deistas hasta ahora no han
podido convenirse en dar una definicion
exácta de la ley natural. ¿Por qué acciones incurrimos en la indignacion de
Dios, y merecemos ser infelices para siempre, y por qué otras no? ¿Podemos despues que hemos incurrido en la indignacion del Ser Supremo aplacarle ó nó? Y
en caso de que podamos, ¿de qué medio
nos servirémos? Nada de esto nos enseña
la razon con claridad y precision. ¿De.
qué sirve, pues, decir á los hombres con,
entusiasmo: sed virtuosos, huid el vicio,.
la virtud es un gran bien, y el vicio un
gran mal? No indicándoles con precision
qué acciones en particular son buenas ó malas, qué grado de malicia tienen, quánto
ofenden á la Magestad divina, por qué medios se le puede aplacar, todo quanto les
digais es inútil y estéril. Esto no se puede
hacer por medio de la razon sola; y así
por mas bella que parezca la idea y las
p romesas del deismo, es preciso confesar
que le falta la precision por esta parte:,
(LIV)
En 6rden al conocimiento de los atributos de Dios tampoco tiene esta precision. Quando se trata de la libertad, de
la presencia de Dios , de su poder, de
su justicia, de su bondad, y de su providencia, la razon se confunde, se halla
en una obscuridad, y envuelta en tantas
dificultades, que no halla medio de disolverlas. La prueba la tenemos en los filósofos antiguos y en los modernos impíos , que sin embargo de haber inventado tantos sistemas opuestos para conciliarlas, hasta ahora no han hallado uno
que sea del gusto de todos. Y . por esta
razon unos caen en el ateismo, otros en
el fanatismo, otros adoptan un Dios autor del mal y otro del bien 'como los
Maniqueos, otros en fin niegan la- providencia y ponen á Dios en lo alto de los
cielos sin tener ningun cuidado de las co=
sas humanas.
Los premios y las penas de la otra
vida tampoco las propone el deismo con
claridad y precision. No nos dá de ellas
sino ideas generales y vagas que hacen
muy poca impresion sobre el corazon¡:-Y
(LV)
ninguna sobre la imaginacion del hombre
para hacerle obrar bien. Porque el amor
propio se conmueve mas ó menos á proporcion de la grandeza del mal que nos
amenaza, ó del bien que se nos promete. Este no se puede conocer sino se nos
manifiesta con toda claridad y precision
su naturaleza, su qualidad , y su duracion,
lo que es imposible que haga por sí sola
la razon. ¿Qué deista hasta ahora ha admitido la eternidad de las penas? A todos
les parece contraria á la razon, á la justicia y á la bondad de Dios , siendo así
que no ponen dificultad en admitir la eternidad de los premios que tanto lisonjea al
amor propio; pues quitada la eternidad de
las. peras se quia el freno á las pasiones;
y el amor propio no hace caso de la idea
de la pena, como el hombre en el estado
civil se burlaria de la pena de muerte si
tuviera muchas vidas y supiera que no se
le podia privar para siempre de ella.
Por lo qual no puede gloriarse el
deismo de haber hallado el secreto de contener las pasiones de los hombres, de purgar la sociedad de los delitos que la
F
raile;.,-• h _
(LV1)
afean, y de hacer buenos á 1os dudada,.
nos. Si los deistas modernos han dicho sobre los atributos de Dios, la inmortalidad del alma, y las reglas de la moral
cosas mas sublimes, mas grandes, mas
ras y mas nobles que los antiguos, todo
debe atribuirse á las luces que•han bebido en las fuentes de la religion cristiana, y los que las han despreciado luego
han caido en absurdos- aun mayores que
los de los filósofos antiguos. Lasanas bellas máximas que se hallan en sus libros
son del Evangelio; y desde que han declarado la guerra á la revelacion, no queriendo reconocer por fundamento de estas
máximas sino la débil razon, les han
tado toda la claridad y la precision. Tarn-.
bien le falta la certeza á la religion. de los
deistas, no que sus dogmas no sean ciertos
é indudables, quiero decir, la existencia de
Dios y sus atributos, la espirirualidad del
alma, la inmortalidad, y la libertad y
moralidad que se deduce de estos principios, si no que no tienen medios . para
cer ciertos á los hombres de estas verdades.
Cada uno de estos doctores sigue un sis-
(LVII)
tema opuesto al de los demás para estable•
cerlas y probarlas, de manera que sus disensiones y disputas son eternas sin que
jamás puedan convenirse en ninguna cosa.
l'inguno de ellos dá la misma idea de la
ley natural, de la obligacion, del principiode la moralidad de las acciones, y del
derecho; de manera que entre estos doctores no. hay ni uniformidad de doctri,
na, ni unidad de creencia. Todos se hacen una guerra cruel, cada uno procura
destruir el sistema contrario. Así es imposible que ninguno de estos doctores se
persuada la certeza de su doctrina por
la evidencia, sino por la preocupacion,
por el capricho ó por el interés particular que el amor propio halla en el sistema que ha abrazado, porque si no, todos
conocerían la evidencia de ella, y todos
estluian ciertos como lo están de las proposiciones de Euclides. Los filósofos antiguos, que en estos puntos cultivaron mas
la razon que los impíos modernos, desesperaron de llegar á la certeza, y algunos
con
fesaron ingénuamente que esto excedía las fuerzas de la, razon. Sus sistemas
eran tan opuestos entre sí, corno los de
los modernos ; tenian las mismas disputas,
y ni los maestros ni los discípulos pudieron convenirse jamás.
No teniencid, pues, certeza los maestros que escriben para instruir á los
más , cómo podrán comunicarla á los
otros? Nadie puede comunicar la certeza de la doctrina que enseña sino por la
autoridad ó por el raciocinio, y por ninguno de estos medios puede el deista dar
certeza á sus instrucciones.
La via de la autoridad es la mas fácil , la mas breve , la menos laboriosa,
por consiguiente la mas acomodada á la
multitud de las gentes que ni tiene tiempo, ni talento, ni luces para hacer largas
y penosas investigaciones, y quiere ser
guiada mas por la autoridad que por el
raciocinio. El deista desprecia altamente
este medio como snmamente injurioso á la
razon, y que abre camino á mil imposturas;
y que el Criador le ha dado al hombre la
razon para que haga uso de ella, y que es
una evidente injusticia querer que no raciocine. Estas son las razones por que se
(LIX)
apartan de la revelacion é impugnan con
tanto descaro la religion cristiana que nos
inculca las verdades que nos enseIla por
medio de la 1; y así parece que los deistas, si son consiguientes á sus principios,
no deben admitir la via de la autoridad.
Mas ellos nos dicen: el pueblo es incapaz de llegar á la certeza, y así sobre
nuestra palabra nos debe creer; pero esta fá no debe ser ciega , porque no impedimos á nadie que examine nuestra doctrina. Pero es necesario confesar lo primero, que si cada uno ha de creer segun
le dicte su propia razon, se acabó la autoridad; lo segundo, que es la mayor ridiculéz y el mayor absurdo permitir al
pueblo incapaz como dicen los mismos
deistas, de llegar por la razon á la certeza, y que examine y juzgue por sus mismas luces. Esto es trasformar la via
la autoridad en via de raciocinio. Para
conservarle su naturaleza es necesario que
-no se examine, sino que se crea sencillamente, yeste es el medio sencillo, fácil,
b
y muy proporcionado á 3.a. pozas
luces y capacidad del pueblo.
(LX)
Los deistas que no pueden sufrir esto
en la iglesia católica exigen de sus discípulos y del pueblo que se les crea ciegamente sobre su palabra. ¿Mas con qué
autoridad nos hablan para que se les tenga tanto respeto y tanta deferencia? Ciertamente no será con , autoridad divina,
como enviados ó embajadores de Dios, ó
intérpretes de su voluntad; pues para esto
era necesario que nos dieran pruebas claras y evidentes del poder extraordinario que hablan recibido , y hasta ahora,
ni las han dado ni las darán. Pero no
nos detengamos en esto, porque ellos no
pretenden obrar ni enseñar con esta autoridad sino solamente por los principios
de la razon, y así su autoridad es puramente humana. Pues qué i esta autoridad
la tienen los deistas con preferencia al
• atheo , al materialista , al judío, al cristiano y al mahometaneo? ¡ A quién cree,
ra el pueblo ! A nosotros, dicen los deistas, porque seguirnos la razon y poseemos
la verdad. Mas todos dicen lo mismo ; y
así es necesario que el pueblo se haga
Juez; que exámine- las razones de unos y
(LXI)
otros, y que decida ; y así la via de la
autoridad se desvanece y se hace inútil.
Mas aun guando sin ningun exámen
se quisiera adoptar y seguir el deismo
creyendo ciegamente á los deistas, como
éstos están divididos entre sí y forman diferentes sectas, para no errar, siempre sería necesario venir á un exámen particular,
y la autoridad se desvanecia y se hacia del
todo inútil, pues siempre venia á recaer
el pueblo en la via del raciocinio, del
exámen, y de la discusion. Concluyamos
pues que los deistas no tienen autoridad
ni ningun derecho para ensebar y se:
creidos sobre su palabra, ni hay tal principio natural del qual puedan deducir este
derecho, y en los demás la obligacion de
respetarles y creerles.
Todos tenemos por derecho natural
nuestros sentidos para conocer las necesidades del cuerpo , y nuestra razon para
conocer las del espíritu; y así como nadie por derecho natural puede pretender
que renunciando á mis sentidos vea, oiga,
Y en fin sienta y arregle mis gustos por
1°I suyos , así tampoco puede exigir de
(LXII)
mí que me despoje de la razon que Dios
me ha dado para que me someta á la
suya, y me determine, juzgue, y delibere por la suya en las cosas que me con-All
vienen, pues este es uno de los derechos '
naturales que Dios ha dado á cada hombre. Esto no obstante se ve generalmente en
todos los -hombres una disposicion general para dejarse gobernar por la autoridad 5 lo que en las materias puramente
especulativas, y en las ciencias, es causa
de infinitos errores que son muy perjudiciales para el adelantamiento de las ciencias, y para el bien de los particulares y
del Estado.
En las materias morales el abuso
de la autoridad es aun mucho mas perjudicial si se adoptan ciegamente aquellas
opiniones que son conformes á nuestras
preocupaciones y pasiones porque nos
obstinamos mas en nuestros vicios, y m i
-ramoscnidfercaóondesprci,
y muchas veces con ódio, la autoridad de
aquéllos que nos enserian una doctrina
contraria. 'Estos abusos son nocivos,
podrán reprehender y declamar CODU1
1
(LXIII)
corno
contrarios
y opuestos á la raellos
zon; ¿pero tendremos derecho para decirle en particular al que sigue la autoridad
de un maestro pernicioso , tú vas errado 5 sígueme á mí , que yo te enseriaré
la verdad? No, este derecho no ha existido nunca ni existirá ; el que pretende
por autoridad particular dominar sobre
el entendimiento humano, cornete una injusticia, una opresion, una violencia, una
tiranía filosófica.
¿Qué debemos concluir de todo lo
que dejarnos dicho? Que los deistas no
pueden dirigir á los hombres por la via
de la autoridad ni divina ni humana, y
que de este modo no pueden dar certeza
á su doctrina.
Veamos ahora si se la podrán dar por
la via del raciocinio, que es la única que
tienen en su mano los filósofos. Para esto
es necesario, como hemos dicho, constituir juez al pueblo de los raciocinios, disc ursos, y controversias sobre las reglas de
la moral y de los atributos de Dios, som eterse á los decretos de los ignorantes
en las materias en que no se puede con-
(LXIV)
cordar la luz , la capacidad y los conocimientos de los que pretenden ser mas
sabios y maestros del género humano.
.1Puede darse absurdo mayor, ni deliriO4
mas extravagante? Rousseau en vista de
esta gran dificultad ha confesado ingénuamente que los deistas ni tienen certeza
de estas controversias, ni la pueden dar
al comun del pueblo. Estas son sus palabras en el prefacio del discurso sobre la
desigualdad de los hombres: "Cada filósofo moderno define la ley natural á su
modo, y todos la fundan sobre principios
tan metáfisicos, que muy pocos aun entre
nosotros los podemos comprehender,, ni aun
hallarlos por nosotros mismos. De man e
-raquetodslaifncoesd thombres doctos , que en lo demás están entre
sí en una perpetua contradiccion , solamente se concuerdan en esto, es á, saber , que
es imposible entender la ley natural y por
consiguiente obedecerla, sin estar muy ejercitado en el arte de raciocinar , y ser un
profundísimo rnetáfisico." 1 Se puede esperar esto 'del comun de los hombres que
no saben meditar , reflexionar 2 combinar
(LXV)
las ideas formar rociocinios conocer
los defectos que tienen, y entender en fin
que no saben ni aun -leer'ni- escribir?
Ocupados perpétuaménte desde la ni.en.aprendeu las artes ú oficios, ó
en .el.egereicio de ellos para ganar su vida, - 1cOrno han de e j ercitar su _razon?
Icómcvse han de aplicar al estudio y á
lás ciencias? Las abstrkeiones, las refiexiones.:Ymeditaciones'sobre las ideas universales; el Combinar y analizar las ideas
no es propio del . pueblo ni de las mugeres, ni de los militares., ni de los grandes,. ni de la gente' que goza. de comodidades,. porque por lizeoniun toda esta
clase no levanta --su _pensamiento de los
-objetos .sensibles ; sus espíritus están su- mergidos en la materia ,.- y - en ,-, presetitándose alguna idea un poco depurada
de la materia se les hace: absolutamedie
in inteligible; y a.si_ninguno de ellos es eapa'4 de llegar á la certeza de los objetos
so bredichos por medio del raciocinio. De
donde se deduce con toda evidencia, que
el deismo es absolutamente inútil para el
com un . de- -las gentes.
Tomo X.
e
(LXVI)
Pero lo que todavía es mas, ni aun
los mismos doctores que quieren propagarlo pueden llegar á. ella por el raciocinio. Porque la certeza no se consigue,
sino por medio de la evidencia que excluye todas las dudas y todas las dificultades. ¿Quin de estos doctores puede gloriarse que no halla ninguna dificultad en
el sistema que sigue , guando todos losdemás lo impugnan con tan sólidas razones y hallan en sus principios y en las
consecuencias tan poco órden 5 tantas inconnexiones , y tantos absurdos ? Esto
manifiesta que ni los principios ni las
consecuencias son evidentes, y por consiguiente que no hay certeza. Los mayores
- ingenios, los mas acostumbrados al raciocinio en las materias de pura expec n
-lacion,esqualnotie muchoinflujo para seducir el entendimiento, las
pasiones y las preocupaciones están inciertos, irresolutos, y sin saber qué p ar
-tidomareindoabrzelon
lugar de la verdad. ¿Qué sucederá pues,
en las materias morales y de la práctica,
en las :duales las pasiones tienen tanto irr
(LXVIO
terés en seducirnos, y llenando de tinieblas nuestro entendimiento nos hacen caer
tan frecuentemente en el error?
Los filósofos del dia disputan con
tanto calor como los antiguos sobre estos
puntos, sin que hasta ahora se hayan podido convenir ni disipar todas las tinieblas ni disolver todas las dificultades
para llegar á la evidencia. Todo es dudo- so y problemático entre éstos como entre aquéllos; se han inventado nuevos Métodos, nuevos términos, y se ha dado nuevo órden á las ideas para darles mayor
luz y claridad ; pero siempre se hallan
en la misma obscuridad y envueltos en
las mismas tinieblas.
Los deistas modernos no han llegado á convencer con sus razones
á
ningun ateista á ningun materialista
,
á ningun fatalista , ni han hecho adoptar ge neralmente sus reglas de- moral
por mas que hayan' trabajado en redu cirlas á
un sistema geométrico. Es
preciosa pues, que renuncien al empeño
de p
doc ersuadir al pueblo la certeza de su
trina y aun de poder llegar ellas
e 2,
(LXVIII)
mismos la evidencia con solas las fuerzas de su razon; y por mas egercitados
que estén en el raciocinio, y en las meditaciones .metafisicaS , es preciso que se
pierdan .en los vastos desiertos del scepticismo. Baile que conocia bien el genio
de .1a razon humana, y el carácter y naturaleza del deismo, sin embargo de que
.era enemigo de la revelacion-, decía en
su carta 16 sobre la historia del calvide
nismo: si llega á dominar la filosofa
manera que nadie admita sino las ideas
claras de la razon, y no quiera hacer sino
lo qué ésta prescriba, puede asegurarse cbmo...coSa cierta que el género'humano. se
destruirá muy pronto..
Para que las ideas sean útiles en la
práctica , deben ser constantemente predominantes en el espíritu del hoinbre alas que sugieren las pasiones contra la
leyes naturales y civiles. El d.eismo no
•
puede dar á las ideas religiosas este prey
dominio, porque no dándoles precision
certeza como hemos demostrado es p ro
-cisoque anmuysperficals,yquehagan una impresion muy débil sobre el es-
(L XIX)
píritu de los hombres, y así solo se conservarán mientras otras ideas no vengan
á borrarlas.
Alas qué ¿ no se podrán conservar
siempre vivas con la predicacion , con el
culto externo 5 y con el egemplo, que son
los medios de que se sirven todas las religiones para conservar su doctrina ? No,
los deistas por estos tres medios no pueden dar predominio á sus ideas religiosas.
Empecemos por el primero. Es constante que por medio de la predicacion las
verdades se imprimen poco á poco en el
espíritu; que éste se vá separando de los
bienes sensibles , y poniendo la atencion
en los bienes y- males de la otra vida, no
puede menos de reconocer el grande interés de los mismos 5 y la vanidad de las
cosas del mundo ; las pasiones ván cediendo á la razon ; la voz de la reiigion
es respetada 5 y las ideas religiosas adquieren mayor predominio. Tal es regula rmente el fruto de la predicacion que
no pueden conseguir los deistas ; porque
la ab orrecen, detestan, y miran con desprecio é irrision á los misioneros y pre-
(Lxx)
dicadores del cristianismo. Para extender su doctrina y hacer prosélitos se
sirven de intrigas y medios secretos, sin
perdonar promesas , dinero , el poder y
favor de los grandes y poderosos, el ministerio de las mugercillas y las imposturas de los charlatanes ; y esto disimulando y fingiendo profesar exteriormente
el cristianismo, haciendo correr clandestinamente y con la mayor reserva libritos
llenos de imposturas, de falsedades, de
sofismas y artificios para engallar y sorprehender á los simples y a los ignorantes. De este modo hacen la guerra al
cristianismo los deistas que se precian de
enseñar la verdad. Su moral es tan poco delicada que aprueba los medios que
la razon condena.
Pero aun guando quisieran predicar,
qué enseilarian á los pueblos no estando
ellos ciertos y seguros de su doctrina, ni
.aun en los puntos mas principales como
los atributos de Dios , la libertad del
hombre , los premios y penas de la otra
insvida, la ley natural, &c.? Todas sus
trucciones se reducirian á ciertas máxi
(LXXI)
mas generales, probadas con razones abstractas é inteligibles para el pueblo. 1Y
quién predicaria pues en su secta si nadie
tiene derecho para ello ? así el artesano,
el rústico labrador, el comerciante, y las
mugercillas se pondrian á publicar sus
locuras y extravagancias con el mismo derecho que el filósofo sus sutilezas metafisicas. Es preciso pues confesar que los
deistas no tienen el medio de la predicacion para tener siempre vivas y presentes las ideas religiosas en los pueblos.
El culto exterior es tambien un medio muy eficaz para conservar las ideas
religiosas en el espíritu de los pueblos,
porque las representa de un modo sensible y magestuoso al mismo tiempo que
las oraciones que se cantan con mucha
gravedad por los ministros comprehenden
en compendio los principales artículos de.
la doctrina. Todas las naciones del mundo aun las mas salvages se han servido
s
iempre de este medio, y han aumentado
hasta el exceso las ceremonias 5 los ritos,
los s
acrificios, los templos , los altares y
los m
inistros. No habia entre los Griegos,
(LXXII)
los Romanos , y los Eaipcios, accion ni
privada ni pública que no estuviese precedida, acompañada y seguida de ceremonias y ritos religiosos. La institucion
era buena ; pero como estaba fundada sobre una religion falsa y mala producia
malísimos efectos. • • Los deistas • carecen de este medio
porque no tienen culto externo , y por
sistema lo desprecian , y se. persuaden
que es opuesto á la • divinidad. Porque el
culto exterior, dicen consiste en actos'
externos y materiales-:que son superfluos,
pues Dios no necesita de ellos para conocer lo interior del hombre ; é indiferentes, porque no tienen ninguna qualidad
moral sino por los actos interiores; que.
para Dios es indiferente que se le adore
de pie ó de rodillas , en un templo público, ó en una habitacion privada. Por
estas .causas reprueban el culto externo
como pueril, supersticioso, capaz de es
-tablecrn-iteblogrs eantopmorfisimo , 'diciéndonos. con grande énfasis: que Dios debe ser adorada en esplrit4, y en verdad, porque es ,espirito' y
(LXXIII)
que el culto que le corresponde son los
actos interiores de amor, reconocimiento,
temor y resignacion á su voluntad, practicar la virtud y huir del vicio; y que
solamente exige de los hombres este culto.
Los deistas ciertamente no han considerado bien las relaciones que el hombre tiene con Dios y con sus semejantes,
las quales manifiestan con toda evidencia
la necesidad del culto exterior. Solamente voy á hacer una sencilla refiexion,
fundada en los principios del derecho natural, reconocidos y confesados por los
mismos deistas, para manifestar la necesidad del culto externo.
La felicidad del hombre consiste en
poseer y gozar de Dios, que es el sumo
bien y su último fin; para esto es necesario conocerle , amarle, temerle, adorarle,
re spetarle , y hacerle oraciones y todos
a quellos actos que exige la naturaleza
d ivina, los quales son absolutamente nece sarios para conseguir la bienaventuranz a como lo confiesan todos los deistas.
Por la misma naturaleza estamos obli-galos á cooperar al bien temporal y mu-
(LXXV)
(LXXIV)
cho mas al espiritual de los demás hombres. Este tambien es un principio generalmente admitido en este sistema, luego
es preciso que yo persuada á los hombres
que creo en Dios, que le adoro, y que
estoy en todas aquellas disposiciones necesarias para conseguir la bienaventuranza,
para que ellos se dirijan al mismo fin por
los mismos medios, y cooperar de este ni°a
do á su bien principal que es el espiritual.
Mas estos sentimientos no se los puedo
comunicar sino por señales exteriores,
materiales y sensibles , que son las que
constituyen el culto externo; luego si por
ley natural estoy obligado á buscar mi
felicidad por los actos internos que he dicho, y la misma me obliga á cooperar
para que los otros la consigan por los
mismos medios, manifestándoselos, es necesario confesar que hay en cada hombre
por ley natural una obligacion formal
expresa de producir delante de los hombres actos exteriores que sean señales sensibles de los actos interiores de la adoracion y respeto que tiene á Dios en su Corazon. Luego la ley natural me prescribe
á
un culto exterior, y éste está funda -do precisamente en los principios que
los mismos deistas confiesan , aprueban
y defienden ; pero estos doctores orgullosos y vanos por una inconsecuencia
inconcebible no quieren culto exterior,
y queriendo hacer á los hombres del
todo espirituales , los hacen carnales,
groseros é impíos , porque no estando.
sostenidas en el espíritu las ideas religiosas por los signos exteriores, sensibles y materiales, se conservan muy poco
tiempo , se abandona enteramente el espíritu á los objetos sensibles, se sumerge en
la materia, y los hombres se hacen groseros, y caen en la impiedad.
El egemplo que es tan eficaz para
imprimir la verdad y el error en los espíritus, y tan elocuente para persuadir la
virtud ó el vicio ; este medio tan poderoso falta tambien á los deistas para tener
siempre vivas las ideas religiosas en el espíritu de los pueblos. Qué egemplos les
pr opondrán para que les sirvan de modelos de virtud y de piedad ? Sin duda alguna serán los principales maestros del
(1_, XXVI)
cleismo corno un Freret, Bulangé., Marsé,
Bolimbroc, Rousseau, Alambert, y algunos otros. 2 Qué egemplos de virtud y de
santidad nos han dejado éstos ? En toda
su vida han hecho un estudio particular
de no dar la menor señal de piedad ; sus
escritos están llenos de irreligion y de inmoralidad , y son los mas á propósito
para corromper el corazon y el espíritu
de los hombres.
Los deistas modernos que hacen vanidad de conocer mejor que los antiguos la
ley natural, llevan una ventaja á aquéllos
principalmente en una cosa , es á saber,
en que por mil artificios y maneras
mas seductivas procuran irritar y encender en el corazon de los hombres la
pasion mas eficaz para corromperlos que
es el amor , la que .causa los 'efectos
mas funestos en las familias y en los reynos, en fin la que pone el desórden y
la confusion en el mundo. De donde se
infiere que los deistas no pueden conservar en el espíritu de los pueblos vivas Y,
Predominantes las ideas religiosas; y as'
todas sus promesas son vanas é iniSti-
(LX XVII)
Por
otra
parte
viendo que el hombre
les.
es tan débil para cumplir los preceptos de
la ley natural que les proponen, quitan de
ella todo lo que es dificil de practicar, y
dejan solamente lo que juzgan mas fácil
y menos opuesto á sus pasiones mas fuertes, pretendiendo que el hombre tal como
está desordenado salió asi de las manos
del Criador; y de este modo estos maestros ciegos y corrompidos léjos de buscar
remedios para curar al hombre y elevarle
al nivel. de la ley, deprimen ésta, la alteriaá 5. la corrompen, y la acomodan á la
•rrupcion del corazon corrompiendo y
destruyendo la moral:
No teniendo,: firmeza ni consistencia
las ideas _religiosas', cür.ao. hemos demostrado hasta ahora ; porque les falta- la
precision, la certeza, y todos aquellos medios que suelen imprimirlas fuertemente
en los espíritus, y conservarlas siempre
vivas, es preciso' que así el pueblo como
los doctores del deismo estén perpétuamente en la duda de si será éste el medio
m as pr opio para llegar á conseguir la felic idaci. liste estado de vida es muy inc6-
(LXXVIII)
modo para el espíritu humano, y así abandonando estas ideas religiosas se entregará á los objetos materiales y sin ningun
remordimiento buscando en ellos solos un
estado de quietud, de gozo y de felicidad. Su espíritu se hará grosero y material , y caerá en la impiedad y en el
ateísmo. Por donde se vá que el deismo
necesariamente lleva al ateismo; que es
sumamente perjudicial á la sociedad civil
.y á todos los ciudadanos ; y que los gobiernos deben propirar con todos los medios excluirlos del Estado para. 'defender
-á los ciudadanos:;. .y poner en seguridad
los derechos naturales que han puesto bajo
la, salvaguardia de la . sociedad.
Si la prudencia...humana mas consumada y la razon mas ilustrada no pueden
hallar medios bastante eficaces para contener los desórdenes de las pasiones que
turban la tranquilidad de los ciudadanos,
y son capaces de destruir el estado social,
es necesario recurrir á los medios sobre
-naturles,yánautoridspeor'qu
-pueda contener no solamente los -delitos
manifiestos, sino Cambien los ,mas-..secr e-
(LXXIX)
tos , y prescribir aquellas virtudes que
solo están fundadas en el amor y la caridad; lo que ninguna autoridad humana
puede hacer, porque no extiende su imperio sobre el corazon de los hombres.
La autoridad superior á la de los hombres es la de Dios, que nos habla por medio de la religion cristiana, que está fundada sobre la revelacion.
Desde Adan hasta J. C. Dios ha hablado muchas veces á los hombres, y nos
ha enseñado verdades muy importantes
que era imposible saber de otra manera.
J. C. hijo de Dios es el objeto principal
y el fin de toda religion, y por esta razon le damos la denominacion de religion
cristiana así á la religion antigua como
á la nueva; y toda ella está fundada y
reconoce por regla de su creencia la revelacion. La religion se. propone santificar al hombre , y hacerle vivir constant emente en la virtud durante su vida, y
d espues hacerle lleo-ar á
la bienaventuranb
za eterna que consiste en ver y gozar de
Dios que es nuestro sumo bien.
Nos hace reconocer como base y fun-
(LXXX)
damento de todo el sistema revelado
awnistísimo misterio de la Santísima Triniciad, que consiste en la unidad de la na-turaleza y trinidad de las divinas personas. Este misterio no debe considerarse
como, estéril y puramente especulativo,
pues en Dios todo es vida y accion, y las
tres personas divinas concurren de un modo particular á- la santificacion del hombre poniándóie en un órden sebrenantral , .y dándole un principio del mismo
órden , que es la caridad, para que obre
de .unamanera digna del fin sobrenatural
á qué está destin:-:do, y cumpla con las
obligaciones que la ley natural le prescribe, que aunque fundada en la misma
naturaleza del hombre, la- religion sobrenatural la ha incorporado cit.-su sistema,
y, la ha ennoblecido haciendo, sobrenat upráctica con el principio de la gra
-ciaelst.
'A dan fué criado en el estado de justicia; de santiclad, y de amor divino, por
el .qual hacia .frutos sobrenaturales que
eran muy'agradables á Dios y dignos de
la .bienaventuranza eterna; cumplia con
(LXXXI)
las obligaciones naturales á que estaba su.jeto corno hombre, y con las que tenia
con relacion al Verbo Eterno y al Espíritu Santo en virtud del estado so' g renatural en que estaba colocado y con él
toda la naturaleza humana , y por esta
razon estaba obligado á la fé.
Para probar su obediencia y surnision , Dios le puso un precepto positi- •
vo muy fácil de observar ; pero- lo quebrantó cometiendo un pecado gravísimo
de soberbia, de ingratitud y de ambición,
comiendo de la fruta prohibida para hacerse semejante á Dios perdiendo por
esta causa la gracia santificante, y el derecho á la vida eterna. Este pecado pasa
á toda su posteridad, como nos enseña la
re velacion, que nos dice, que todos nac emos hijos de ira y esclavos del pecad o; y así las tinieblas y obscuridad de
nuestro entendimiento, y la debilidad de
n uestra voluntad son efectos funestos
de él.
Para conseguir la bienaventuranza
terna en el estado de la inocencia, el
hombre -necesitaba de la gracia porque
Tomo X.
e
(LXXXII)
no se puede llegar á un fin sobrenatural
sino por un principio sobrenatural. Despues del pecado _ la necesita mucho mas
por la desgracia en que está toda la naturaleza humana, y por el estado de enfermedad y de debilidad en que se halla;
y así esta gracia debe ser mucho mas fuerte, mas robusta y mas eficaz.
Solo Dios podia sacar á los hombres
de este estado infeliz, y volverlos á poner en su gracia; y así queriendo usar de
misericordia prometió á Adan que libraría al género humano de su esclavitud,
y le abriria de nuevo las puertas del cielo.
Esta promesa la confirmó despues muchas veces por los Patriarcas y Profetas
hasta la Encarnacion del Verbo:
Despues del pecado casi todos los
hombres se abandonaron á los deseos co r
-rompidseucoraznyátdosl
horrores de la idolatría. Dios eligió erftre todas las naciones una que fuera depositaria de las promesas 1 de la revelacion , y de los libros santos de la religion ; y á fuerza de milagros la estable-,
ció en la Palestina separándola entera-
(LXXXIII)
mente de los gentiles, para que con su
ejemplo no se contaminase y conservase
mejor el depósito de las escrituras , en las
quales se contenia la voluntad expresa de
Dios que se habia manifes ado á los hombres de un modo particular. Mandó á
á esta nacion escogida que no se confundieran jamás las tribus y las familias que
en ella se hablan establecido para que á
su tiempo se conociera clara y distintamente aquélla , de la qual segun los Profetas debla nacer el Mesías.
Hácia el año quatro rnil del mundo
se encarnó el Verbo Eterno en el vientre
virginal de María Santísima, tiempo destinado por los decretos eternos para esta
grande obra , y nació en Belén como los
Profetas lo habian expresamente anunciado muchos siglos ántes. Luego empezó
este hombre Dios á trabajar en la obra
de la redencion que , aunque la pudiera
haber hecho de otro modo , así lo habla
de
cretado Dios, y debemos creer que este
medio era el mas conveniente á las necesidades de los hombres y á la gloria de
Dios.
f2
(LX XXIV)
Los hombres se habian entregado á
los mas groseros errores , y por esta ra
zon la Sabiduría encarnada se revistió
de nuestra carne , vivió y conversó con
los hombres , les instruyó de viva voz en
las verdades mas altas y sublimes , enseñándoles una doctrina celestial y divina,
y dándoles en su persona el modelo perfecto que debian seguir é imitar ; y despues de haberse cumplido todas las profecías murió en una cruz satisfaciendo
con su sangre á la Justicia divina por
sus pecados y mereciéndoles el perdon,
la gracia y la bienaventuranza eterna.
Habiendo satisfecho y pagado las
deudas de los hombres , y merecido la
gracia con su sangre, podia determinar a
su arbitrio los medios de comunicarla.
Instituyó los siete Sacramentos para este
fin: el Bautismo para perdonar el pecado
original , y todos los actuales que se bu:biesen cometido antes de recibirlo: la Pe"
nitencia para perdonar los pecados com e
-tidosepudlBatismo;yldemás
para conferir por medio de ellos la grada que corresponde al fin para que se
1
(LXXXV)
han` instituido. Para recibirlos dignamente, y cumplir con las obligaciones de
cristiano, se necesita la gracia de nuestro
Señor Jesucristo que la da , no segun nuestros méritos, sino segun su voluntad; pero
jamás la niega á los que se la piden como
se debe , pues ha empeñado su palabra
diciéndonos: Pedid y recibireis.
Jesucristo salió del sepulcro despues
de tres dias triunfante y glorioso como
en vida lo habla prometido : se manifestó
muchas veces á sus discípulos , y se detuvo en la tierra quarenta dias hablándoles en este tiempo del reyno de Dios,
esto es ,. de su Iglesia , de la qual habia
echado yá los fundamentos dándoles poder para gobernarla, y hacer las leyes
c onvenientes para este fin. Constituye el
primero de los Apóstoles á S. Pedro,
para que sea el centro de la unidad católica con autoridad de velar inmediatamente sobre la conducta de los demás
A póstoles, y por medio de éstos de todos
l os fieles, para que así se conserve el Orden que la Sabiduría divina ha establecido en la Iglesia.
(LXXXV1)
pespues de haber dado á los Apóstoles las instrucciones que tuvo por convenientes para el gobierno de su Iglesia, se
subió á los ciclos á la vista de muchas
personas ; y despues envió el Espíritu
Santo para renovarlos , santificarlos , y
darles la fuerza necesaria para trabajar
en la conversion de las gentes. Desde este
momento cesaron los ritos de Moysés como inútiles porque ya estaba cumplido
todo lo que figuraban , se disolvió la nacion hebréa , se confundieron sus tribus,
y las familias que siempre se habian conservado distintas y separadas en medio
de la larga cautividad, y las grandes revoluciones que esta nácion habia sufrido,
porque ya no era esto necesario habiéndose cumplido todas las profecías.
Jesucristo vino para redimir á todos
los hombres y abrió su Iglesia á todos,
-envió sus Apóstoles á predicar su doc,trina por todo el mundo, estableciendo
p e r pétuarnente un- cuerpo de Sacerdotes
destinados solo para el ministerio eclesiástico Y conservar el depósito de la
doctrina que habia revelado , contenida
4
(LXXXVII)
libros
divinos,
ó:sin escrituras, en
en los
la tradicion constante, universal y perpe
tua de todas ó casi todas las Iglesias, que
habiéndola recibido :de los Apóstoles ó
de sus discípulos, siempre la han mirado
como una doctrina que aquéllos habían
recibido del mismo Jesucristo.
Estableció en este cuerpo sacerdotal
unaserarquía :y órden invariable para
evitarla confusion:ty conservar la suborclinacion tan necesaria para. el buen : gobierno de la Iglesia, sometiendo los Diáconos á. los Presbíteros , éstos á los Chis,
pos, y éstos al sucesor de Pedro, á quien
Babia dado la primacía con autoridad y
jurisdiccion sobre • toda: la Iglesia. Los
Obispos,- depositarios de.la doctrina de
Jesucristo. contenida -en los libros divinos
y en. la tradición 5 tienen-la facultad de
i nterpretar los libros divinos y la autori-da d para decidir las controversias que
pertenecen á la fe'' 'y buenas costumbres;
Y guando se levantan en la Iglesia -disPtas de esta naturaleza se juntan para
de cidirlas , y dicen corno los Apóstoles
co ngregados en Jerusalén en :el primer
(LX
concilio que ha servido de norma para
todos los demás: Visum est Spiritui
to , et nobis ; y así sus decisiones, hechas
en nombre y con la autoridad de Dios,
son infalibles.
Los preceptos que prometemos observar guando se nos admite en la Iglesia
por medio del Bautismo son : la ley natural autorizada, renovada y confirmada
por la religion :ales de la fé , esperanza
y caridad : el ejercicio y la práctica de
las buenas obras , y todos los que la Iglesia
nos impone usando de la autoridad que
Jesucristo le ha dado. Prometemos despojarnos del hombre viejo y revestirnos del
nuevo , resistir á la concupiscencia que
mientras vivirnos combate siempre en puestro corazon contra -el espíritu, y vencerla
cora la gracia poderosa -de nuestro Se-fi'«
jesucristo. Lste es un brevisimo compendio de la religion cristiana, la única verdadera -que desde el principio del mundo
ha subsistido. La fé del Salvador .y la
esperanza en él han sido absolutamente
necesarias , en todos tiempos para salvarse
los hombres. Los buenos _israelitas creían
(LXXXIX)
y esperaban en el que Dios habla de en.
viar para salvar al mundo, mas con aP..
.guna obscuridad , porque vivian en las
sombras y las figuras que no eran mas
que el crepúsculo de la religion ; pero
despues que se han disipado las figuras,
las sombras , y la obscuridad con la venida del Sol de justicia ; despues que el
Hijo de Dios se ha manifestado en carne,
nosotros creemos esperamos y amamos á
este mismo Hijo de Dios que se ha hecho hombre por nosotros para redimirnos
y salvarnos, ha, vivido entre nosotros, ha
padecido y muerto por nosotros en uná.
cruz. Tal es la historia de nuestra relit
gion que el mismo Dios ha dietado. Tcv,
dos los hechos que contiene están probados con las pruebas mas claras , mas sólidas y mas convincentes ; de manera que
aunque los enemigos de la religion han
e mpleado todos los artificios y sofismas
d e que es capaz la mala fé , y la incr edulidad mas ciega y obstinada no
han podido jamás obscurecerlos ni destruirlos.
La religion cristiana _que Jesucristo
(Mar)
ciones de sus cargos , empleos á destinos;
á los que prefieren el bien público al particular; á los que contribuyen en quanto
les es cosible á la felicidad de sus con,
ciudadanos y de todos los hombres. ¿Puede
-llegar la política humana á un grado tan
alto de perfeccion 1 Ciertamente que no:
-Pues esta perfeccion que la política humana no puede dar al Estado, la religion
cristiana la proporciona por los medios
3.tia.s eficaces; y si no lo consigue en todo
por la depravacion de los hombres, no se
puede dudar que lo consigue en gran
parte ; y el legislador debe estar seguro
que si el pueblo observara exactamente
,e1 Evangelio , no necesitaría .ni de leyes,
ni de tribunales ni de magistrados , ni
de penas , ni de tributos , ni de soldados,
.pues siendo necesario todos volarian á la
defensa de la patria por obligacion , Y
muriendo por ella creerian hacer un acto
heroico y meritorio, no de los premios
temporales , sino de la vida eterna. 1Se
podrá negar despues de esto que la religion cri s tiana es el mas firme apoyo de
los Estados 5 y la que puede contribuir
mas eficazmente á la felicidad temporal
de los ciudadanos
La religion cristiana dá á las ideas
religiosas los tres caracteres necesarios
para que sean útiles , es á saber precision , certeza y viveza constantemente
predominante. Que se abra el Evangelio
y los escritos de los Apóstoles , no hallarémos en ellos como en los de los filósofos declamaciones vagas y estériles , teorías generales, disertaciones ni discursos
fundados solamente sobre principios universales , sin determinar nada sobre las
acciones particulares. Jesucristo y los
Apóstoles nos hablan del modo de arreglar las acciones particulares , que son
muy comunes, y de su moralidad con toda
la precision y exactitud ; no la prueban
con raciocinios obscuros , sino con parábolas, símiles y proverbios. Los mas groseros y la gente mas rústica e.ntendia
fá cilmente y veía con toda precision lo
que en tales circunstancias debe hacerse
no h acerse. El pueblo seguia á Jesucristo
en cantado de su doctrina, le oía con adrniracion entendía fácilmente todo lo
aáawhiae&t:1
(XCIV)
que le enseñaba ; de manera , que hasta
ahora ningun filosofo ha sabido dar una
precision tan exáeta á las ideas morales,
ni tanta claridad á sus instrucciones.
En habiendo alguna duda sobre la
moralidad de alguna accion, se puede resolver con mucha facilidad con la luz de
la Escritura y de la tradicion ; y en el
caso que la Escritura no estuviese clara,
la Iglesia que ha recibido del mismo Jesucristo la autoridad de interpretarla sin
peligro de error , nos manifiesta por sus
decisiones el verdadero sentido de ella.
Por la misma Escritura , por los cánones
de los Concilios y los Padres podemos
con la mayor claridad y precision distinguir los pecados mortales de los veniales,
y los grados de gravedad ó de malicia
que unos y otros tienen. La misma Escritura nos enseña los medios de .-reconc i
-liarnoscDipormuchsqean
nuestros pecados, y por grande que sea
su malicia ; porque nos ha revelado , que
no quiere la muerte del pecador , sino que
se convierta y viva; que se arrepienta sinceramente de sus pecados con un firme
(XCV)
propósito de no volverlos á cometer ; y
que al mismo tiempo haga una penitencia proporcionada á sus culpas.
De la misma manera nos enseña la
revelacion con toda claridad lo que nos
debemos á nosotros mismos lo que debemos á Dios, y lo que debemos á los otros,
y nos manifiesta los atributos divinos. En
fin, nos propone los misterios impenetrables é incomprensibles que exceden las
fuerzas de la razon, la qual se somete fácilmente despues que la Iglesia le asegura
que Dios ha hablado. La providencia de
Dios se halla impresa en todas las páginas
del antiguo testamento: se vé á Dios pre
parando y disponiendo todos los sucesos
asi naturales como morales y políticos. La
historia del Evangelio nos presenta las acciones y la doctrina de Jesucristo; nos en.seña la moral mas sublime, mas celestial,
mas divina; nos hace conocer mas claram ente al Padre, al Hijo y al Espíritu
Santo que no habian hecho los Profetas;
nos
. enseña tambien el último fin , la felici dad é infelicidad eterna, los premios y
las penas de la otra vida con suma clari-
(XC VI)
dad y precision. Se deduce de todo lo dit.
cho que el cristianismo dá á las ideas reli-á
giosas toda la claridad y precision necesa«
rias para que sean útiles para el gobierno
de los hombres y de la sociedad civil.
Á la precision de las ideas religiosas
añade una suma certeza por medio de la
fé queriendo que se crea y que no se
exámine, para querer llegar por medio de
la demostracion á la evidencia y á la
certeza ; que se preste el asenso á la doctrina precisamente por la autoridad de
Dios, en cuyo nombre se nos propone.
Pues siendo la suma verdad la suma sabiduría , y la suma bondad , es imposible
de toda imposibilidad ni que se engañe,
ni que nos pueda engañar ; y así toda
criatura , en hablando Dios debe rendirle el homenage de la fé. La razon pue"
de raciocinar y discurrir para aVeriguar
Si DIOS ha hablado ; pero en llegand o á
conocer que Dios ha hablado, ella misma
conoce con la mayor evidencia que lo que
debe ha.eer es cerrar los ojos , y crea
todo lo que nos enserian los libros santos
y las verdades cue la Iglesia nos propo oe
(XLVII)
como emanadas da Dios aunque no escritas,
pues están fundadas sobre la revelacion,
y por consiguiente sobre la autoridad divina ; de donde se deduce que para el
cristiano todas estas verdades son infinitamente mas ciertas que si estuviesen apoyadas en los principios mas evidentes de.
la razon. La autoridad divina imprime el
carácter de una suma certeza á la doctrina que ha revelado , y éste es el medio mas proporcionado á la capacidad
de todos.
La religion cristiana conserva siempre en sus principios vivas ias ideas religiosas y predominantes sobre la impresion de los objetos sensibles que son capaces de encender el fuego de las pasiones , y esto por la predicacion ; porque
los Ministros de la religion están autor izados por Dios para predicar las verdades de la religion, son unos enviados
de Dios , y en nombre de Dios hablan y
pr oponen su doctrina. Jesucristo vino á
la
tierra para hacer la alianza de Dios
c on los hombres ; instituyó un cuerpo de
Mi
nistros ó Sacerdotes, á quienes dió deTomo
8
(XCVIII)
recho para que la predicaran por todo el
mundo hasta el fin de los siglos como
Vicarios y Ministros suyos ; y así dijo á
los Apóstoles, y en su persona á todos sus
sucesores : Como el Padre celestial me ha
enviado 5 así os envio yo: id y predicad el
Evangelio á todas las criaturas. Así todos
los Obispos , y los que predican por co.
mision suya, tienen la misma facultad de
predicar que el mismo Jesucristo, y todos
tienen obligacion de oirlos; y por esta razon Jesucristo dijo: Que el que no creyere,
se condenará ; y en otra parte : El que á
vosotros os desprecia, á mí me desprecia.
La obligacion de predicar en los Obispos es tan esencial, que no pueden faltar
á ella sin incurrir en la indignacion divina; ni el peligro de perder los bienes,.
ni el destierro , ni la muerte ., ni la ida-.
mía ni otras ocupaciones por graves que.
sean los pueden dispensar de esta
gaeion, que es la primera y la mas pririt
cipal de su ministerio. La salud de 1
almas, por las quales Jesucristo ha pa'.
decido tanto , derramando su sangre Y
muriendo en una cruz , les está confiada'',
(XCIX)
y es necesario que rueguen que repren-
dan y que corrijan con toda paciencia y
doctrina. Su predicacion llegará á producir su efecto , porque vá acompañada
de la fuerza y de la virtud divina; vencerá el inundo como el mismo Jesucristo
se lo aseguró diciéndoles : Sereis perseguidos de todos modos ; pero vencereis„
no lo dudeis: yo os enviaré el Espíritu
Santo él os enseñará, toda verdad 5 él os
sugerirá lo que debereis decir 5 y él hará
tomar raices en el corazon de los hombres
con , su gracia á la semilla de la divina
palabra. Esta profecía de Jesucristo se
cumplió exáctísimatnente , habiéndose comunicado rápidamente esta doctrina celestial por todas partes en muy poco
ti empo, á pesar de los obstáculos que hallaba en las potestades de la tierra
los filósofos 5 en los sacerdotes del paganismo , y en la corrupcion general de las
cost umbres. Unos pocos hombres sin apoy o , sin elocuencia , sin medios humanos,
con sola la fuerza de la palabra de Dios,
de struyeron
el paganismo, desarraigaron
lo s vicios, encendieron el amor de la virE
2
(C)
tud , é hicieron renacer en la tierra la
inocencia, la justicia, la modestia, el ór-;-den , la. regularidad y la disciplina. La
predicacion se continúa en la Iglesia, y
la doctrina de Jesucristo resuena desde el
un polo al otro. Por todas partes los Ministros del Señor no cesan de predicar la
palabra de Dios con mucho celo y de
este modo se conservan siempre con la
mayor viveza las ideas religiosas, triunfando de los objetos sensibles que nos excitan al mal , y encienden las pasiones
que causan tantos desórdenes en la socie.dad civil.
Esta misma viveza la conserva por el
culto exterior que, comprende todas aque.
llas prácticas que son esenciales, inmutables é indispensables , porque fueron instituidas por Jesucristo , como son los sacramentos , los sacrificios 5 el ayuno la
oracion ; y así se vén desde el principio
de la Iglesia observadas generalmente,
constantemente y sin ninguna interru p
s -donhastueri,yloánha
e -taelfindosg.Tmbeprtn
s que-cenalutosriymna
(CI)
acompañan á las primeras pues la Iglesia las ha establecido y determinado para
la mayor solemnidad del culto, para hacer mas respetables los misterios á los
ojos de los fieles, y para la instruccion
mas viva de los mismos ; pero éstas han
variado segun que los Obispos que tienen del mismo Jesucristo la autoridad
correspondiente • para el gobierno de la
Iglesia lo han juzgado conveniente. La
pompa y la. solemnidad con que se celebran los sagrados misterios; el canto rnagestuoso , grave , y toda la liturgia que,,,
no es mas que una alusion continua á los dogmas y á la moral de la religion, acompafiada de oraciones., himnos y cánticos
para su explicacion, excitan ideas grandes y nobles de la religion en los ánimos
de los fieles , é imprimen el temor y el
r espeto de la magestad de Dios en sus
corazones.
El culto y las fiestas que se celebran
n honor de los Santos y de la Virgen
Santísima,
como amigos de Dios,, es para
re
cordar a los fieles las grandes virtudes
que les h
icieron tan recomendables mien-
e
(CU)
* tras vivieron , y despues han merecido
ocupar un lugar •tan
ta distinguido en el
cielo , con el fin de que esta memoria les
excite y les anime á salir del vicio y á
imitar sus virtudes. Respirando , pues,
todo el culto exterior virtud y santidad
para encenderla en el ánimo de los expectadores , y sostenerla contra los objetos sensibles que encienden las pasiones,
¿podrémos clej.tr de conocer que es súmamente útil á los particulares porque los
hace virtuosos, al Estado porque lo pre-','
serva de infinitos desórdenes, y hace mas
cultos, mas hurra ws, y mas fáciles de gobernar á los ciudadanos 1
¿, Qué diré de los ejemplos de virtud
que siempre se ofrecen á los ojos de los
fieles en la iglesia católica ? , Qué cosa
mas capaz de avivar mas y mas las ideas
religiosas, de disipar las tinieblas de la
infidelidad , y apartar á los hombres del
vicio? ¿ En qué parte se hallan ni mayor
número de gentes virtuosas , ni las virtudes llevadas á mas alto grado de perfecclon que en la Iglesia católica? Jesucr is
á su Iglesia el Espíritu Santo,-toenvió
1
(CHI)
que es el autor de toda santidad, el que*
purifica los corazones 5 reside constantemente en la Iglesia y difunde en ella con
toda abundancia sus dones, enciende con
el fuego del amor el corazon de todos los
fieles, los llena de una fuerza celestial que
los hace superiores á las impresiones de
los objetos sensibles y capaces de practicar
las virtudes mas grandes. Por esta razon
es precio que en la Iglesia haya siempre
muchos hombres virtuosos, y grandes santos, como los ha habido siempre; y especialmente en los primeros siglos en que el
Espíritu Santo obraba prodigios de santidad entodas las clases de personas, en
todos los sexós, y todas las edades, para
establecer 'y dilatar la fe que acababa de
nacer', confundir el gentilismo, llenar de
a dtniracion á los paganos , y atraerlos á.
la Iglesia. Mas despues que la religion se
dilató, fueron menos copiosos los ejemplos
de las heróicas virtudes porque yá no
eran tan necesarios , aunque en los siglos
de corrupcion la Providencia divina nó
ha dejado de presentar á los ojos de los
fieles grandes Santos para confundir á
(CIV)
los malos y dispertarlos del letargo de
los vicios.
Quanto influjo tenga el ejemplo de los
Santos para refrenar las pasiones y hacer
amable la virtud lo saben todos, y la ex,periencia misma nos lo manifiesta todos
dias. En presentándose un hombre venerable por su virtud en alguna compañía de
jóvenes disolutos, todo el mundo se llena
de respeto, aun guando no hable una palabra ; se avergiíenzan, se confunden, y
sienten no serle semejantes. Si el pueblo se
tumultúa , en presentándose un hombre
que por su virtud y santidad goce de la
veneracion y del respeto del' público, al
instante se sosiega y calma la; sedicion.
Los Santos hacen cesar los ¿dios mas inveterados, las enemistades mas obstinadas,
restituyen el Orden en las familias. ; ejercen todos los oficios de humanidad sin
ningun interés y con la mayor alegría; Y
así es evidente que la Iglesia católica conse.rva por este medio siempre vivas las
ideas religiosas en el corazon. y. el esp i
-ritudelosf ,éimpdelsórn
de las pasiones que tanto turban la Aran-
(CV)
quilidad de los ciudanos , y causan males
tan graves en la sociedad.
Sin embargo de todos estos medios
poderosos, para tener siempre vivas en los
hombres las ideas de la religion , es tal
su flaqueza y ceguedad , que nunca llegará á observar los preceptos de la ley
sino tiene un auxilio sobrenatural que le
dé nuevas fuerzas , haciéndole conocer
por medio de una luz superior que su
verdadera felicidad está en observar puntualmente la ley de Dios , y derraman
do en. su corazon . un- deleyte celestial superior, -.al que pueden inspirar todos los
bienes, sensibles , le haga amar con preferencia á todas las cosas la observancia de - la ley. Esta es la gracia medicinal .que Jesucristo nos ha merecido -y que
nunca niega á los que se la piden como deben, y la concede infinitas veces á los que
est án- mas léjos de Dios y menos piensan
en ella, y alguna vez aun á los que la despr ecian y le hacen una guerra declarada.
La muta.cion de costumbres que se
ha visto desde los principios del cristiani smo en infinitas personas que antes eran
(CVI)
viciosísimas , es una prueba evidente que
Dios confiere la gracia, que élla es la que
produce estos efectos tan admirables, pues
no es posible atribuirlos á ninguna causa
natural. Por otra parte, i de qué serviria
que el hijo de Dios se hubiera encarnado
y muerto , si habla de dejar á la na
turaleza humana sumergida en el abismo
de los vicios y sin fuerza para salir de
ellos? La religion en este caso no sería
mas que un bello sistema que nos llenaría de admiracion por la estrecha
union de sus partes para formar un todo,
que no puede ser obra sino de la sabiduría mas consumada ; pero que no pro:duciría los efectos que de ella se esperaban. Las teorías estériles son obra de
los hombres pobres , débiles é impotentes,
y no de Dios , que es infinitamente rico,
fuerte y poderoso. Debemos pies creer
que Dios da' á los hombres la gracia , es
i -tafuerzsobnlqamed
da -cinapzdeurtoslnfm
-desmarbldesyotinads;eprtar los vicios de sus corazones, y plantar
en ellos las virtudes mas grandes y mas
(CVII)
sublimes ; y que esta verdad es tan sen
sible, que se puede ver con los ojos y tocar con las manos. For la misma .razon
supuesto que el cristianismo no deja al
hombre en su impotencia , sino que atyn
menta sus fuerzas para hacerle cumplir
la ley, debemos decir que es utilísimo
para la sociedad civil.
La moral debe tener un fundamento
firme y estable, porque de otro modo las
reglas que dirigen las costumbres serian
el juguete de las pasiones, y escarian
puestas al capricho de los (.. ..oberanos que
las harian servir para sus proyectos ava;ros y ambiciosos, y transformarían quan
do les acomodase la virtud en vicio y
este en virtud, como. sucedia en todas las
naciones antes de anunciarse el Evangelio, fuera del pueblo judío que tenia fundada su moral en la revelacion. La razon
del hombre está depravada y obscurecida
por las pasiones que la llenan de
bias; y por esta causa la IT oral fundada solamente en la razon, se mudará
Y variará segun el interés de las pasiones 9 lo que es tan perjudicial á la socie-
dad , que este 'defecto aunque no hubiera.
otro sería capaz de destruirla.
En sola la religion cristiana las reglas de la moral son fijas y estables , de
manera que es imposible que padezcan la
mas 'mínima alteracion. Se hallan en los
libros divinos autorizadas y selladas con
el augusto sello de. la revelacion. La ra:zon humana con sus sofismas y sutilezas
las puede corromper 5 porque no se
pueden interpretar por espíritu privado',
sino que Dios ha establecido un tribunal
público para interpretar estos sagrados
bros guando su sentido es dudoso , y este
juicio por lo que respecta á la fé y á-las
costumbres es infalible. Este tribunal es
la Iglesia, quiero decir, el cuerpo de
los Pastores gobernado siempre por el
píritu divino para preservarlos de error;
y así quando la Iglesia que conserva este
depósito sagrado propone y declara, come lo hace en nombre y con la autori-dad que Dios le ha dado , se puede asegurar, y se debe creer, que Lios es el que
lo conserva , lo propone y lo explica. 1)e
esto se.deduce que las reglas de la. moral
(CU)
son tan fijas y estables en la Iglesia cató-.
lica , que es imposible alterarlas. Habrá
vicios en los fieles hasta la consurnacion
de los siglos ; pero no se mudará un ápice en el Evangelio , ni las reglas de la
moral padecerán la mas leve alteracion.
Los Papas y los Obispos siempre han conservado puro el depósito de la moral , y
han resistido constantemente á las pretensiones injustas de las potencias del siglo,
prefiriendo sufrir el destierro y la muerte
antes que hacer traicion á la causa de
Dios. Es evidente pues por todo lo que
hasta aquí hemos dicho , que el espíritu
humano no puede está- con quietud y
reposo y en un estado de consistencia y
tranquilidad sobre su salvacion , sino en
el cristianismo porque no siendo suficiente para salvar á los hombres la razon
s ola, es necesaria la revelacion. Tenemos
pruebas evidentes de que ésta existe , y
que • solo se halla en la Iglesia católica;
l uego en sola ella puede hallar el espíritu
humano un estado de consistencia , de
/quietud 5 y de tranquilidad.
La doctrina del cristianismo contri-
(CX)
huye mas que ninguna otra cosa al bien
del estado y á la felicidad de los ciudadanos. Detengámonos un momento sobre
los principales artículos de ella para convencernos de esta verdad. El Bautismo por
el qual entramos en la Iglesia de Jesucristo
y nos hacemos miembros de esta sociedad ; el Bautismo que borra todos los pecados que se hallan en el que lo recibe,
le infunde la gracia y las virtudes sobrenaturales , y lo reintegra en los derechos
de la vida eterna ; el Bautismo que para
recibirlo en otro tiempo eran necesarias
tantas pruebas de virtud en el adulto que
lo pedia , tanta instruccion en la religion,
así en las verdades del dogma como de
la moral ; el Bautismo en fin, que antes
de darlo la Iglesia hacia pasar por diferentes grados á los catecúmenos, los ejercitaba en obras de penitencia para ase
de su conversion , y de lá sinceridad de sus deseos ; para hacerles abandonar poco á poco los hábitos viciosos,
y adquirir , las virtudes para ser fieles en
cumplir las promesas solemnes que debian hacer antes de recibirlo , de renun-
(CXI)
ciar al mundo y á todas sus pompas ; de
renunciar á satanás , y vivir conforme al
espíritu de Jesucristo ; el Bautismo, digo,
contribuye infinito para conservar la
tud y la inocencia de las costumbres,
aunque no se considere sino como una
obra puramente natural.
Los cristianos de los tres primeros
siglos son una prueba constante de esta
verdad. La mayor parte eran Santos , y
su virtud tan firme, que despreciaban el
destierro , la pérdida de los bienes , los
tormentos y la misma muerte. Si en el
día no se sigue la misma disciplina en la
administracion del Bautismo , porque se
confiere á los niños para sacarlos quanto
antes de la esclavitud del demonio y del
peligro de perderse para siempre , el espíritu de la Iglesia es el mismo ; y no
pu diéndose mudar la substancia del Sacr amento , siempre pide las mismas dispos
iciones en los que son capaces de tenerlas. vemos que la institucion y el fin
del B
autismo es para hacer inocentes á
1 °s que lo reciben , para que perseveren
Coas tanLes en la práctica de la virtud
(CXII)
sin declinar ni volver jamás á los vicios,
á los quales tan solemnemente han renunciado. i No es este el fin de las instituciones sociales ? i No procuran todos los legisladores hacer que florezca la
inocencia y la virtud entre los ciudadanos ?
La Confirmacion produce los mismos
efectos, pues se renuevan en él las promesas hechas en el Bautismo ; y para
cumplirlas mas fácilmente se nos dá por
este Sacramento un aumento de gracia,
se pone un cuidado particular sobre la
educacion de los niilos , los Pastores se
informan en este tiempo de sus inclinaciones y no dejan de dar á los padres
6 á los que están encargados de la educacion los consejos y advertencias convenientes, lo que no contribuye poco para
la felicidad del Estado.
Por la Penitencia se perdonan los pecados que se han cometido despees del
Bautismo 5 y nos reconciliamos otra vez
con Dios. El ?Ministro del Señor que ha
recibido de Dios la facultad de atar Y
desatar, rompe los lazos del p ecado, y os
vuelve á poner en gracia y guando lo
hace segun las reglas que la Iglesia tiene
prescritas , Dios confirma en el cielo esta
sentencia que su Ministro pronuncia en la
tierra, con tal que el pecador esté verdaderamente contrito y arrepentido de sus
pecados.
Para recibir por este Sacramento el
perdon de los pecados, exige el mismo Jesucristo un sincero arrepentimiento , un
propósito firme de no volverlos á cometer,
la confesion de ellos al Sacerdote y la
satisfaccion á la divina Justicia. La Iglesia tenia en los primeros siglos establecidas ciertas reglas para dirigir la penitencia así pública como privada. Hacia pa. sar á los penitentes que deseaban volver
á adquirir la gracia y la amistad de Dios
por diferentes grados y clases , ejercitándolos en cada una de ellas en diversas
obras de penitencia proporcionadas á la
g ravedad de los pecados que habían cometido.
Excluidos de asistir al incruento sac rificio del altar estaban en la puerta
de la Iglesia vestidos de saco y cubiertos
Tomo X,
(CXIV)
de ceniza , postrados 5 humillados y entregados al ayuno y á la mortificacion:
suplicaban á los fieles con muchas lágrimas y gemidos que oráran por ellos , y
pedian á los confesores que estaban para
consumar el martirio recomendaciones para que los Obispos tuvieran misericordia
de ellos ; y abreviando el tiempo de la
penitencia que los cánones prescribian, les
concedieran indulgencia , y admitieran á
la comunion y participacion de los santos misterios.
La Iglesia , dirigida siempre por el
Espíritu divino , exigia de los pecadores
en este Sacramento mayores pruebas y
los trataba con mas rigor que en el Bautismo , porque en éste ha querido el Redentor aplicar sus méritos al hombre con
mayor plenitud , y le ha -dispensado en-teramente de la obligacion de satisfac er á
la divina justicia , lo que no ha querido
hacer en aquél. Por otra parte la Iglesia
sospechaba con bastante fundamento, que
el que habia caido en el pecado después
del Bautilmo, no se habia arrepentido de
veras de sus pecados y que el -amor de
(CXV)
las criaturas aún dominaba en su corazon. Por esta razon , para asegurarse de
la contricion, del odio del pecado , y del
amor de Dios hacia pasar á los penitentes por unos ejercicios tan rigOrosos, procurando con experiencias tan largas arraigar mas las virtudes en su corazon.
De este modo las conversiones en
aquellos felices tiempos eran mas sinceras, mas firmes y mas duraderas; porque
viendo los pecadores quánto trabajo les
habia costado el conseguir la reconciliacion , era preciso que aborreciesen con todo su corazon el pecado, y lo evitasen con
el mayor cuidado. El rigor de la disciplina ha cesado ya , los cánones penitenciales no se observan , pero el espíritu de
la Iglesia es el mismo. Lo mismo piensa
h oy que en los primeros siglos sobre la
co ntricion, el propósito, y la satisfaccion
que debe ser proporcionada á la gravedad de los pecados. Estas tres cosas son
t an necesarias para el valor del Sacramento , que la Iglesia no puede dispensar á
ningun penitente ; puede usar de alguna
indulgencia remitiéndoles una parte del
h2
(C XVI)
rigor de la pena , pero siempre es =esa.
rio que tengan una sincera voluntad de
hacerla segun sus fuerzas , y sin esta disposicion interior la indulgencia es inútil.
La confesion de los pecados al Sacerdote que debe absolver al reo, es absolutamente necesaria , habiéndose instituido
este Sacramento por Jesucristo en forma
de juicio 5 porque de otra manera i cómo
podria el Sacerdote distinguir entre la lepra , y la lepra 1 á Cómo podria poner la
pena proporcionada á los pecados ? á Cómo podria absolver con conocimiento y
con discrecion ? Para esto es necesario conocerlos con distincion y claridad , su naturaleza 5 su número 5 su gravedad ; y es'
te conocimiento no lo puede tener si el
mismo penitente no se lo manifiesta con
toda sinceridad. á, Se puede dudar que este sea un medio poderosísimo para la enmienda de las costumbres para desarr ai
-garlosvic,parencyfrals
pasiones, para fomentar y sostener las
virtudes ,,para hacer cesar las discordias,
los odios, las venganzas, y para restabl e
s Y-cerlapzyondisfaml
(CXVII)
entre los ciudadanos ? Tales son las utilidades que resultan de este Sacramento, las
quales contribuyen infinito para la felicidad del Estado.
La Eucaristía en la qual creemos que
Jesucristo está real y verdaderamente presente convirtiéndose el pan y el vino por
las palabras de la consagracion en cuerpo
y sangre de nuestro Señor Jesucristo, es
el mas augusto Sacramento de nuestra religion. Ofrecemos sobre el altar en sacrificio el cuerpo y sangre de nuestro Señor
jesucristo , y estamos ciertos que esta víctima de un precio infinito no puede menos de ser muy agradable á Dios 5 de aplacar su ira, y conseguirnos infinitas gracias.
.Debemos asistir al sacrificio y comulgar
con el Sacerdote ó corporalmente ó espir itualmente quiero decir 5 que ó debe- tnos comer el cuerpo de Jesucristo , ó á
l o menos desear con ansia comerlo , y ten ernos por infelices de no poder particip ar de él por nuestras indisposiciones,
que nos hacen indignos de tan gran beneficio . Quando comemos el cuerpo de Je-:su cristo nos unimos mas íntimamente con
(CXVIII)
la divinidad , y Jesucristo derrama sobré
nuestro espíritu y nuestro corazon con to-,
da largueza sus dones inefables. Nos
na de luces , de dulzura de inspiraciones y de fuerza para vencer las tentaciones, hacer progresos en la virtud, y per-H
serverar constantemente en la observancia
de la. ley divina.
Los primeros cristianos persuadidos de
esta verdad, no solamente recibian la Eucaristía en la Iglesia , sino que la , tenian
en su casa , la llevaban consigo en los
viages , y en los mayores peligros ponían
en ella toda su confianza. San Ambrosio
nos dice que su hermano Satyro se salvó
de un naufragio por la Eucaristía que llevaba consigo. Es evidente que la fé viva
de este Sacramento, aparta al hombre de
los delitos , purifica su corazon , le hace
enfrenar sus pasiones, y ejercitarse en toda especie de virtudes.
El sacramento del Orden lo instituyó
Jesucristo para perpetuar en la iglesia el
cuerpo de los Sacerdotes que habían de
ejercer el ministerio eclesiástico, ofrecierr
do el augusto sacriiicio adrninistranoo
(CXIX)
los demás Sacramentos , y predicando la
divina palabra hasta el fin de los siglos.
Es evidente que no podia perpetuarse este
cuerpo sino de dos maneras, ó por la generacion temporal como se hacia entre
los Judíos habiendo Eios destinado ciertas familias para este ministerio , ó por
via de eleccion y de llamamiento. La Sabiduría divina quiso elegir esta última é
instituyó el sacramento del árden para
conferir á los elegidos ó llamados el poder y la autoridad necesaria para desempeñar su ministerio.
Para poder ser elegidos para el ministerio sacerdotal, se requiere mucha instruccion de la religion , mucha providad,
. y un testimonio público de su buena conducta ; y el Obispo no debe pasar á ordenarlos sino despues de estar bien asegurado de todas estas qualidades. San Pab lo explica con mucha claridad en sus
cartas á Timoteo y á Tito las qualidades
necesarias en los que deben ser elegidos,
31 las obligaciones rigorosas de los Obispos que deben ordenarlos. Además de- la
c iencia de la religion y de las buenas cos-
(CXX)
tumbres , se necesita un celo ardiente por
la salud de las almas. Al eclesiástico que
no hace mas que rezar el oficio y decir
la misa los cánones lo han mirado como
un hombre inútil é indigno de ocupar el
lugar que tiene en la Iglesia. Si esto es
un simple presbítero que vive de este
modo , i qué será el Obispo que no instruye en la religion y que quizás en
su vida se ha puesto á leer y meditar los
libros divinos y las obras admirables de
los Padres ; que vive de una manera mas
propia de un gobernador de provincia,
que de un sucesor de los Apóstoles ; que
disipa el patrimonio de los pobres teniendo una mesa opípara , una multitud de
criados muebles preciosos , un coche soberbio ; en fin , que todo respira en su
casa la vanidad de un potentado del siglo, y no la modestia, la pobreza y la humildad , no digo yo de un sucesor de los
Apóstoles , sino de un simple cristiano ?
Si estos Obispos comparasen su vida con
la de los Atanasios , Gregorios , Basilios,
Agustinos Crisóstomos , y otros héroes
del cristianismo, ó con la de S. Francisco
(CXXI)
de Sales 5 de Fr. Bartolomé de los Mártires , y de otros muchos de estos últimos siglos ; si la examinasen no digo yo
con la severidad de los cánones antiguos,
sino con los santos decretos del Concilio
de Trento , no podrían menos de llenarse
de confusion y de vergüenza viéndose tan
distantes de aquellos modelos, y tan poco
conformes á aquellas santas y venerables
reglas.
En fin , si los eclesiásticos fueran lo
que deben ser el estado sería feliz los
crímenes cesarian , las virtudes florecedan , la paz y concordia se verian reynar
por todas partes. Doce Pescadores convirtieron el mondo haciendo prodigiosas reformas en las costumbres ; sus sucesores y
discípulos hicieron florecer la virtud por
todas partes ; y tantos Sacerdotes como
hoy hay revestidos del mismo poder, producen tan pocas mutaciones en las costumbres, en qué consiste esto ? En que aquéllos estaban llenos de virtudes y de un
celo verdaderamente apostólico y divino;
e staban muertos para el mundo, y solo se
v elan en ellos las virtudes mas sublime
pl
(CXXII)
una humildad profunda , una paciencia
inalterable, un desinterés sumo , un deseo
ardiente de los bienes del cielo ; y en una
gran parte de los del dia no se vé sino
vanidad , orgullo , ambicion avaricia,
frialdad é indiferencia suma por las cosas de la religion y del cielo. Si los Sacerdotes fueran lo que deben ser , lo que
la iglesia desea que sean y lo que Jesucristo pide en el Evangelio se verian mutaciones extraordinarias en los pueblos, y
los estados se llenarian de santos.
El matrimonio siendo un contrato natural y civil , y un Sacramento , está arreglado por las leyes naturales , civiles,
divinas y eclesiásticas. La sátiedad civil
depende de él , pues es el medio para
multiplicar los hombres , formar las familias , los pueblos las ciudades y los reynos. Por la misma razon es de la mayor
importancia y Jesucristo lo ha querido
hacer mas augusto y elevarlo á la dignidad de Sacramento , arreglándolo por las
leyes divinas de la manera mas conveniente á su fin, y mas útil para la sociedad civil, Para evitar los desórdenes que habian
(CXXIII)
de ser tan funestos á la tranquilidad pública, lo hace indisoluble, como desde el
principio lo fué y lo exige la naturaleza
misma del contrato.
Si los esposos pudieran separarse á su
arbitrio , todos los días veríamos matrimonios disueltos mugeres é hijos abandonados desórden y una turbacion
general en las familias y en los pueblos.
Cumplidos y satisfechos los primeros deseos , no tarda mucho en entrar el disgusto , el enfado, y el deseo de la novedad. i Y cómo se refirmaria el amor que
es el que estrecha los lazos del matrimonio estando con el temor de poderse romper por el mas leve enfado , ó por solo el
capricho y la arbitrariedad de alguno de
los consortes ? Y el que no sabe vivir en
la sociedad tan sencilla y tan necesaria,
en la qual hay tantos motivos para hacerla firme y Lloradera , Icómo vivirá en la
grande sociedad donde hay tantos motiv os que la hacen tan desagradable ? Qué
afecto se tendria á los hijos qué educa-.
clon se les daria temiendo que iban á caer
en otras manos `I 1 Qué respeto, obedien-
(CXXIV)
cia y amor tendrían los hijos ni á sus propios padres 5 ni aquellos en cuyo poder
caerian? La desunion y la insubordinacion
reynaria en las familias y en el Estado.
Se encenderian las pasiones mas violentas
y mas crueles. Las infidelidades mas escandalosas se cómeterian solo por el temor de poderse separar , y quedar abandonada la mugen. Terribles desórdenes
contrarios á la naturaleza del contrato, al
bien de las familias , y del Estado ! Por
esta razon Jesucristo le declara indisoluble, como lo habla sido desde el principio. El que quiera permitir el divorcio, se
opone ciertamente á la doctrina de Jesucristo; y por mas restricciones que las leyes civiles le quieran poner, siempre se
recaerá en los desórdenes que acabarnos
de decir.
La. poligamia no es menos perjudicial á las familias que al Estado. Encien
de el odio 5 la division y los celos en las
familias ; oprime al marido con la rnultitud de pensamientos, le enerva, y le hace
estúpido ; divide su corazon, y no le d ej .
gozar de aquella dulce satisfaccion que'
(C XXV)
une solos dos corazones. Así la poligamia destruye la paz , y la union de las
familias,
Por lo que respecta al Estado léjos de
aumentar la poblacion 5 la experiencia manifiesta con toda evidencia en los paises
en donde es permitida , que la disminuye.
En quanto al uso del matrimonio la religion y la Iglesia prescriben las leyes mas
santas y mas sublimes , las mas sabias y
mas útiles para el bien espiritual y temporal de los fieles ; de manera 5 que se
puede asegurar con toda certeza que quanto la religion y la Iglesia prescriben, todo contribuye infinito para la felicidad
del Estado.
El sacramento de la Extremauncion
que ayuda á los enfermos para sufrir con
paciencia los dolores de la muerte 5 para
vencer las tentaciones del enemigo , y separar los afectos de la tierra y ponerlos
en el cielo , purificarlos de sus pecados y
d isponerlos para entrar en la felicidad
e terna , tiene poca influencia sobre el bien
clei Estado, y por esta razon no es necesario hablar de él con mas extension. Si
(C X XVI)
los Sacramentos contribuyen tan eficazmente para la felicidad del Estado , no
tienen menor influencia las reglas morales que la religion prescribe.
La correccion fraterna que el Evangelio nos manda , la qual está fundada
en el amor arreglado por la caridad, es
uno de los medios mas eficaces para impedir infinitos delitos, y corregir por la persuasion á muchos pecadores ; lo que no
pueden hacer las leyes civiles, que solo
castigan el mal guando ya está hecho.
Esta correccion, debiendo fundarse en
la caridad , es evidente que no debe ser
ni soberbia ni violenta , ni indiscreta ni
interesada 5 pues debe tener todos lbs caracteres de esta virtud divina, y seguir el
órden que Jesucristo ha prescrito en el
Evangelio.
La censura Romana conservó mucho
tiempo las costumbres en la república,
mas como no procedia por medio de la
persuasion, sino con el imperio y la severidad de , un juez, por esta razon se hizo
tiránica y perjudicial á la sociedad ; mas
la censura episcopal y la de los pastores
(CX XVII)
subalternos 5 que se hace con la caridad
y la suavidad de un padre , y no de un
juez, conserva la disciplina cristiana en
su vigor , corrije é impide los escándalos
con amonestaciones , instrucciones y súplicas ; aparta las ocasiones que fomentan
el pecado ; en fin procede como un padre
con un hijo que ha caido en algun desórden 7 y no se vale de la severidad , ni
obra el Obispo como juez sino guando todos los demás medios son inútiles. Y en
este caso, no puede proceder á su arbitrio,
sino con arreglo á los cánones.
La Iglesia ha recibido de Jesucristo
la autoridad y la jurisdiccion competente para dirigir , gobernar y castigar siendo necesario á los súbditos. Porque siendo una sociedad visible , es necesario que
la jurisdiccion lo sea tambien para poder
c astigar los delitos exteriores cometidos
en ella por los fieles quebrantando las leyes divinas, 6 las establecidas por los
O bispos para . c1 buen gobierno de la Iglesi a. Estas penas consisten en la . privacion de la Eucaristía ó de la absolucion,
Sujetando al delincuente á la penitencia
(CXXVIII)
pública 6 privada segun la calidad del
delito ; ó en no admitir la oblacion del
pecador en el altar en privarle de la
parte ó porcion de la limosna que en otro
tiempo se distribuía á los pobres ó en
negarle la sepultura eclesiástica y los sufragios , pero esta pena solo se aplica á
los que han muerto impenitentes ; ó finalmente , escomulgarle , arrojándole de la
sociedad como un miembro corrompido y
muerto , considerándole todos como si fuera un gentil y mirándole con el mayor
horror sin tener ni trato ni cornunicacion
con él ; en fin la Iglesia lo abandona enteramente al juicio de Dios. i Quanta utilidad no resulta á la sociedad civil de sola esta censura si se ejerce con arreglo
á los cánones!
La caridad , que es el espíritu del
Evangelio , que es el fin de toda la ley,
que eleva el hombre á una manera de
obrar pura y santa , que ennoblece y da
un mérito excelente á todas las acciones por Nquei-ias que sean ; esta divina virtud perfecciona todas las reglas
de la moral en la religion cristiana, pues
(CXXIX)
Jesucristo quiere que todo lo hagamos por
el amor de Dios y del prógimo , que amemos á Dios con preferencia á todas las
cosas, y que nos amemos mútuamente todos en Dios y por Dios, como el mismo
Jesucristo nos ha amado ; y este precepto nos lo dá como nuevo : "Pr‘ecepttenz
novum do vovis , ut diligatis invicem,
sicut dilixi vox." Este precepto nos obliga á amar á todos los hombres sin distincion de nacion , de lengua , de religion de usos . y costumbres. El amor
que la religion nos prescribe , no está
fundado en el amor propio que nace
precisamente del interés personal, el qual
no puede combinarse con el universal,
y así es imposible que el que ama por
interés ame á todos los hombres. La rna.
nera natural de amar en el hombre es
cierto que es por interés, y así por sus
fuerzas naturales nunca llegará al amor
un iversal; mas la caridad que es pura
Y desinteresada, la caridad que el Evangelio nos manda en todas sus páginas,
Y que Jesucristo nos ha enseriado con su
eje mplo , es sobrenatural, se difunde en
Tomo
t
(CXXX)
nuestros corazones por el Espíritu Santo
que se nos dá, y éste es el que nos hace
amar á todos los hombres. Así esta caridad cristiana es el mas firme apoyo
que pueda tener la sociedad civil.
Por ésta nos interesamos por él bien
del prOgimo, le ayudarnos en sus necesidades , y esto se nos manda en la religion con un precepto riguroso, que no
cumpliéndolo incurrimos en la indignadon del Dios de misericordia, y nos hacemos reos de muerte eterna. ¿De VI
serviria el amor del prágimo si no estuviéramos obligados á hacerle bien ? Los
quatro Evangelios, y las cartas de los
Apóstoles, todas nos inculcan esta obligaclon muy particular, y determinan menudamente los egercicios prácticos en que
debemos emplearnos, diciéndonos con mucha sencillez s "rarísimos , honrad las
viudas , cuidad de los pupilos , consolad
los afligidos , y servid con vuestras ma"
nos á los enfermos." Quán precios a es
esta doctrina para la sociedad dond e se
hallan tantos pobres y- miserables; donde
se cometen tantos delitos que muchas ve'
(C XXXI
ces no tienen otro origen que la miseria
y la necesidad ; donde los legisladores
que tienen humanidad y desean hacer
felices á los hombres la vén con dolor
y no la pueden remediar!
Qué nos enseña sobre la guerra el
Evangelio? sobre este azote del géneró
humano , que no se puede nombrar sin
estremecerse y sin derrairiat'.uri torrente
de lágrimas , pues lleva Consigo la
sola.cion,--el hambre, la -peste, -el temor
y todos los males que tanto afligen á la
naturaleza humana ? La :. 'firOSOfiá pagana
tenia á la guerra , quando:Se haci*-1pára
extender los límites da izmp
tiesta y digna de los - mayWes
e ncendía el entusiasmo -de los dudadanos para aumentar con la miseria de las
na ciones el poder, las riquezas y la glor ia de la patria, dando el nombre de héroes á estos fieros conquistadores, y emp
leando toda la fuerza de la el'Oeuen-.
cia 5 y los encantos de la poesiár en cel ebrar las
e spediciones y cantar las
ba
nzas
de
tales
ladrones y asesinos. MaS la
r eligion
cristiana condena como injustas
i2
(C X X XII)
ilícitas las guerras que se hacen solo con el fin de conquistar , porque la
fuerza jamás puede ser un título para, adquirir ni darnos algun derecho,
el qual siempre está fundado en : la razon 9 y no en la fuerza. Nos enseña
que los hombres que forman las naciones tienen derecho de poseer lo que tienen , y disponer de ello para su felicidad : y que no se les puede turbar en
sus derechos sin cometer una enorme injusticia,
Tales son las leyes que la religion
cristiana prescribe ; y para hacer temblar
al amor propio ., añade la sancion penal
de que el que :las quebrante, el Dios
nipotente castigará este delito con pe
-nasetr.•Destmodrpiela
soberbia apaga la sed de la ambicion, Y
encadena los : brazos de aquellos genios
maléficos que todo lo quieren invad ir Y
emprender. ¿De quántas calamidades, es''
tragos y desgracias no libra la religion
de Jesucristo á la humanidad con esta
doctrina pura y santa ? La religion cristiana no respira sino paz, cardad y res''
é
(CXXXITI)
peto por la vida de los hombres prehibiendo hacerles el mas leve daño , caractéres singulares que manifiestan á los
ojos de la razon la excelencia, y la nobleza de una moral tan sublime.
Pues qué, i la religion prohibe la guerra? No•: pues la guerra guando hay motivos justos para hacerla, la ley natural
la aprueba , y el Evangelio la ha dejado
en todo su vigor. El mismo Dios, que es
autor del Evangelio , lo es tambien de
la ley natural ; y no puede condenar por
aquél lo que por ésta permite sin ser
contrario á sí mismo. Por otra parte, el
Bautista dió reglas para su conducta á
los soldados; pero no les mandó que dejasen las armas y abandonasen su profesion. Jesucristo recomendó altamente la
fe de un Centurion y hizo en su favor'
un milagro, y no le mandó tampoco que
dejase la milicia. San Pedro administró
a otro el bautismo, y no le prohibió tampoco que militase. Los primeros cristianos no dejaban de entrar en los ejércitos
Ron, a nos para defender la patria, lo que
segur amente no hubieran hecho y si la
(CXXXIV)
profesion de las armas hubiera sido contraria al Evangelio. Así la guerra es lí
cita guando el único recurso que nos
queda para defender nuestros derechos es
la fuerza , habiendo sido inútiles todos
los medios pacíficos de que nos habíamos
servido para evitarla. La religion quiere
tambien que no nos excedamos en el modo, prohiéndonos el ódio, la mala fé, y
el hacer al enemigo mas darlo del que es
necesario para nuestra seguridad.
La razon no permite matar al vencido
ni al enemigo despues que ha rendido las
armas porque deja de ser enemigo , pero
la moral de los gentiles era contraria á
estos principios. Creían que podian matar
á todos los vencidos solo por haber tenido
la desgracia de caer en poder del vencedor; y porque de matarlos no se les seguia
ninguna utilidad, quisieron mas reservarlos para esclavos y emplearlos en su servicio. El hombre estaba degradado y
re
-ducioálased btias:lohj
de ios esclavos seguian la misma suerte desgraciacia, 'y las leyes mismas autorizaban
esta degradacion humillante del hombre.
(CXXXV)
Por todas las naciones estaba establecida la esclavitud guando la religion de
Jesucristo se predicaba , y ésta procuró
suavizar las penas y las amarguras de
los que gemían en este infeliz estado ; de
manera que donde quiera que se recibieron las máximas cristianas, la esclavitud
se hizo mas tolerable. Quando los bárbaros del Norte destruyeron el imperio Romano 5 y establecieron diferentes monarquías, introdujeron el sistema feudal que
precipitó en el abismo de la miseria á
los orgullosos súbditos de Roma. Los
Obispos que habian sido hechos esclavos
por los bárbaros, les hicieron adoptar las
máximas del cristianismo y suavizaron la
ferocidad de sus ánimos, y la esclavitud
se hizo menos dura y en muchas partes
fW del todo abolida.
Las nuevas monarquías se componían de tres clases de gentes que por sus
representantes formaban las juntas generales de la nacion, es á saber, de los "Barones que constituían la primera clase por
ser descendientes de los conquistadores;
la del alta clerecía que eran los °bis-
(CXXXVI)
pos; y la del pueblo, que era la tercera
y la ínfima clase , futc la última que recibió la libertad y por gracia especial
se le concedió asistir á
las juntas del
Estado , pero de manera que por su número de representantes nunca pudiera tener la p r eponderancia en las
d eliberaciones. Estos eran los tres famosos estados
en que estaba dividido todo el pueblo de
las nuevas monarquías. El primer estado ha conservado siempre aquella especie de superioridad y de orgullo que tuvieron los primeros c onquistadores. Los
Obispos que formaban el seguudo estado
querido asistian á las
juntas nacionales
para tratar los negocios públicos, parece •
que daban muestras de no haberse olvidado que habían sido esclavos de los primeros; y el pueblo m anifestaba siempre
en su abatimiento el carácter de esclavitud con que fueron marcados sus pro-genitores.
La religion cristiana no reprueba la•
esclavitud voluntaria, ni
la que está fun
éstas-daentíulosj,p n
contrarias á la ley natural : se compade
(CXXXVIO
ce de la suerte de los esclavos, inspira
la dulzura y la suavidad á los señores,
haciéndoles ver en ellos unos hermanos
suyos descendientes de un mismo padre,
redimidos por el mismo hijo de Dios, y
llamados á la misma herencia celestial;.
y de este modo procura excitar en su corazon el amor para hacer mas soportable su suerte. Los verdaderos cristianos
se acuerdan siempre de aquellas palabras tiernas de Jesucristo : Jam non dicana vos servos , sed an2icos. Si un Dios
llama á sus criaturas que son sus siervos
amigos ¿qué no debe hacer el hombre
con otro hombre que es su igual y de la
misma naturaleza ? Los debe mirar como
sus propios hijos ó hermanos , y tratarlos
con tanto amor y ternura que tengan por
cosa dulce servir.
El poder de los padres sobre los hijos
era ilimitado, porque tenian una potestad
absoluta para poderlos vender ó matar.
La razon corrompida habla llegado á persu adirse que éste era un derecho legítimo,
sie ndo así que es contrario á la ley na_ rura l
, que no concede á los padres sino
(CXXXVIII)
una potestad directiva para criar y educar á sus hijos, y en llegando á la edad
competente para poderse alimentar por
sí mismos y teniendo las luces necesarias y el uso de la razon , ya no hay
motivo alguno para que subsistan bajo
la dependencia de los padres. La religion cristiana que tanto favorece la libertad y la igualdad, ha limitado mucho
el poder que tenían los padres en el gentilismo ; porque ni pueden exponer á sus
hijos por defectuosos que sean, ni los pueden matar ni echar de . casa , ni desheredarlos sin causa ni impedir sus matrimonios por su propia autoridad, &c. bien
que por la misma religion se manda á
los hijos que aunque estén fuera de la
dependencia de sus padres , deben siempre honrarlos , respetarlos 5 y siendo ne
-cesario els;ytaobligcnes
de tal condicion que no se acaba sino
con la vida.
• La potestad de los maridos que en.
el gentilismo era tiránica mirando á la
muger como esclava, tambien la ha limitado la religion hacimndola considerar
(CXX XIX)
como compañera, é igualando los derechos de los dos consortes, fuera de la
superioridad natural que por su sexó debe tener el marido sobre la muger, y la
sujecion que en pena del pecado de la
primera se impuso á todas las demás;
pero esta superioridad de los maridos la
religion no quiere que sea tiránica, sino
racional y de amor, como la de un padre sobre sus hijos. En todos estos puntos que tanto interesan á la sociedad, la
religion ha confirmado las reglas que
una razon recta enseña, y las ha sellado
con el sello de la divina revelacion haciéndolas mas respetables con la autoridad divina. Es evidente pues que sobre
estas materias tan interesantes para el Estado, no se puede hallar un medio tan
eficaz para hacerlas respetar y cumplir
como la religion cristiana.
La paciencia y la resignacion á la
v oluntad de Dios en los males y desgracías que son tan comunes en esta vida
miserable
, se nos propone en el Evang elio. tina
como
obligacion indispensable,
_ la qual no se puede quebrantar sin ex-
(CXL)
ponerse á sufrir castigos eternos. De qua>.
quiera parte que vengan los males, siempre debe decir el afligido sin alterarse,
hágase tu voluntad así en la tierra como
en el cielo. Si la injuria la ha recibido de
los hombres, debe perdonarles con toda la
sinceridad de su corazon, hacerles bien,
y orar por ellos 5 imitando así el ejemTalo que Jesucristo nos ha dado. /\;i la
ira, ni la venganza , ni la soberbia deben
entrar en su corazon á turbar la tranquilidad del espíritu, sino que debe conservar siempre la misma igualdad, estando apoyado en la voluntad de Dios que
gobierna todas las cosas del modo mas
sabio y mas conveniente para nuestro
bien. Así para animarnos á sufrir con
paciencia toda especie de males, la religion nos propone la caridad que nos
obliga á amar á todos los hombres, la vo-,
!untad de Dios que así lo tiene determinado para nuestro bien, la bienaventuranza, eterna que se nos propone por pr e
-mio,ylsejmpodJesucrito,d
Santísima madre, y de todos los santos.
a naturaleza es débil, pero la gracia
(CXLI)
del Señor nos dá fuerzas para sufrirlo
todo.
La paciencia cristiana no nos pone en
la apatía 5 ni en la indiferencia por todo
lo que suceda, como la de los estóicos tan
celebrada por Séneca. i Qué utilidad resultaría á la sociedad de semejantes hombres 5 caso que realmente los hubiera ? Las
virtudes que la religion propone fundadas
en la caridad , todas son activas , útiles
al prógimo, y á la sociedad. Mas no se
debe creer que porque la religion nos
Manda sufrir con paciencia los males y
las injurias, nos prive por esto de nuestros derechos pues nos permite litigar,
acudir á los jueces, quejarnos de los agravios, y pedir nuestro derecho en justicia;
pero todo esto lo debemos hacer sin perder la caridad.
En ciertos casos la razon misma nos
enseña que es ..mejor ceder , callar y disimular por evitar otros inconvenientes ma}7óres. Si por la mas leve injuria nos quej áramos, y quisiéramos acudir 21 juez, ¡qué
in felicidad sería la nuestra! ¡Qué males
no te ndriarnos que sufrir ! 1 Qué desórden
(CXLII)
y turbacion no habria por todas partes!
Quántas veces hallaríamos nuestra ruina
buscando nuestra satisfaccion ! La sociedad misma habia de resentirse de esta desunion , y últimamente toda la máquina
del Estado se arruinada. Así estas virtudes son absolutamente necesarias para la
conservacion de los particulares y de to:da la sociedad.
Jesucristo nos manda que oremos para conseguir los auxilios que necesitamos
para cumplir con nuestras obligaciones
Las verdades de la religion quedan de es::
te modo mas fuertemente impresas y mas
vivas en nuestro espíritu , y los objetos
sensibles que excitan las pasiones tan per-'
judiciales á los particulares y á la so;
ciedad tienen menos fuerza ; así podemos
considerar la oracion como el. grande apo-'
yo de la virtud. Nos recomienda la pobreza, mas no nos prohibe por esto poseer
las riquezas , sino que nos manda que no
pongamos el corazon en ellas: Beati pag
De este modo corta la co--pers.Situ
dicia que es la raiz de tantos desórdenes,
y tantos males que hacen infelices á los
(CXLIII)
individuos 1 arruinan las familias, y turban la tranquilidad pública. Pero qué
¿de dónde nacen los fraudes 5 los hurtos,
las rapiñas las traiciones , los homicidios , las calumnias ; las discordias 5 los
pleytos y las guerras sino de la codicia?
Esta peste ataca generalmente á toda clase de gentes. Son muy pocos los que se
libran de élla. El ecIsiástico , el secular,
el pobre y el rico 5 el hombre y la muger,
el magistrado y el comerciante , todos suelen ser víctimas de este vicio. El avaro
al paso que es infeliz es el mayor enemigo de la sociedad 5 porque es un egoista que mira con la mayor indiferencia
los males agenos. Mas por el contrario la
compasion que el Evangelio pos manda
tan rigorosam. ente , nos hace sensibles á la
rnieseria agena y nos estimula á socorrerla. El amor propio halla en esto una gran
sa tisfaccion, y el corazon se llena de gozo
Y de alegría de haber contribuido á librar
de la miseria á 59 -semejante. Tal es la
u tilidad que r5sta á la sociedad y á los
par ticulares del espíritu de pobreza que
Evauraelio nos manda..
(CXLIV)
La mortificacion tan altamente recomendada en el Evangelio para humillar
el orgullo que nos domina , domar el cuerpo, y obligarle á la obediencia del espíri
tu , no es virtud propia solamente de los
claustros, sino coman á todos los hombres
que quieran seguir la virtud y observar
la ley natural. Todos los delitos nacen
del desórden de las pasiones 9 y éstas reciben su fuerza de la del cuerpo ; luego
el medio de apagar su fuego y de precaver los delitos es quitar las fuerzas al
cuerpo. Se sigue pues de todo lo dicho,
que la mortificacion es necesaria al estado
social , y que los que la quieren abolir y
desterrar á los claustros, le quitan á la sociedad uno de los medios mas poderosos
para refrenar las pasiones , promover la
virtud de los ciudadanos , y conservar el
órden y la tranquilidad pública.
La religion de Jesucristo no nos man".
da que renunciemos á las posesiones y
riquezas, sino que conservemos la pobreprincip
rinc ió
za, en medio de ellas. Desde el p
de la Igl esia ha habido pobres y ricos,
y á. todo el mundo manda la religio
(CXLV)
que aplique su industria y trabajo para
tener que comer. Lo que se dijo á todos
los hombres en la persona de Adan, que
con el sudor de su rostro comerían el pan,.
S, Pablo nos lo ha confirmado con aquella sentencia general , que el que no trabaje que no coma .; para que todo el mundo entienda que debe aplicarse al trabajo;
sin que jamás sea lícito vivir en la ociosidad. El enviarnos la Escritura á la hormiga , es para que trabajemos á su ejemplo sin cesar , y extendamos la prevision
al tiempo futuro. La obligacion que nos
impone Jesucristo de pagar el tributo al
Príncipe 5 incluye la de adquirir lo superfluo para poder cumplir con ella. El
precepto de dar limosna de lo que nos
sobra , supone que podemos adquirir mas
de lo necesario , y que aun debemos, para
poder socorrer á los pobres , que ni lo
tienen ni lo pueden tener y la caridad
misma que es la reyna de todas las virtudes nos inspira estos nobles sentimientos.
Regar la tierra con su propio sudor
para hacer producir cosechas abundantes;
c ultivar los montes y plantar en ellos árZnie X.
(CXLVI)
boles frutales y frondosas vides que todos
los años se carguen de frutos deliciosos y
suaves ; abrir canales establecer manufacturas surcar los mares con un frágil
leño para transportar los frutos propios
á otras naciones y volver cargado de riquezas es un espectáculo que arrebata,
utilísimo á los particulares y al Estado;
pero para juzgar del mérito del que obra
así , es necesario saber el motivo que le
hace obrar. Si lo hace por amor propio,
no busca sino su interés y su satistaccion
particular , y no la utilidad del. prógimo
y del Estado. Quiere aumentar sus riquezas , y no lo puede hacer sino con engaños é injusticias, no se detendrá en servirse de estos medios. Entónces parece que
solo trabaja para hacer felices á los demás proveyéndoles de las cosas necesarias
y útiles, y solo se afana por satisfacer sus
depravados deseos, Mas el que está animado de la caridad aplica su trabajo
industria , sus vigilias , y sus plan es Y
proyectos solo para socorrer al prógiin?,
librarlo de la miseria y hacerlo feliz. ¿Se
puede pensar en esto sin derramar lágri-
(C XLVII)
mas de ternura ? 2 Quién ha cultivado tantos paises estériles é inútiles ? i Quién ha
poblado tantas soledades? ,No ha sido la
caridad cristiana ? Los monges redujeron
á cultivo tantas tierras incultas obligando
con su sudor y la fuerza de sus brazos á
la dura naturaleza á darles el alimento
necesario para no ser gravosos á nadie y
poder socorrer á infinitas familias que sin
estos auxilios hubieran perecido. Los misioneros que se han derramado por todas
las partes del mundo al mismo tiempo que han extendido la doctrina de Jesucristo, han civilizado á los fieros salvages , los han hecho salir de sus cuevas , y
bajar de los montes para formar pueblos,
y comerciar con todas las naciones.
La religion cristiana ha reunido los
hombres de diferentes paises y ha introducido en ellos una correspondencia mútua ; las comunicaciones se han hecho
mas frecuentes y el comercio ha recibido un aumento que ha hecho mudar la faz
de la tierra. De este modo la religion cristiana. promueve los intereses temporales
de las naciones .' protege el comercio sos-
k
(CXLVIII)
tiene la buena fé. , lo hace florecer en beneficio de la humanidad , lo rectifica con
la pureza de su moral y la severidad de
sus amenazas. No permite medio ninguno
de enriquecerse con perjuicio de otro;
prohibe los monopolios , los fraudes , la
usura, y muchos contratos que la avaricia
con sus sutilezas y artificios quiere hacer
pasar por lícitos y honestos; y en fin, todo lo que es contrario á las reglas de la
justicia y de la caridad está condenado
por la religion , y con las amenazas ciertas de las penas futuras asegura á cada
uno lo que es suyo , obligando á los que
han usurpado lo ageno á restituirlo.
Todas las artes y las ciencias hallan
su mas firme apoyo en la religion que
al paso que fomenta el comercio no p ue
-demnos xtedrsuinfljobre
ellas , de las quales éste depende. La v er
el espíritu de la-daerciqus
religion nos obliga á derramar lo super
-fluoens daquelospbrnecsitados, que sin embargo de su aplicacion al
trabajo no . pueden conseguir lo bastante
para mantener sus familias. Estos son mas
.(C XLIX)
acreedores á la limosna, que aquellos vagos enemigos del trabajo 5 y holgazanes
que han reducido á arte el pedirla y mantenerse á costa agena. Pues enseñándonos
la religion que el que no trabaja no debe
comer , es mucho mas justo y mas conforme á sus máximas que se empléen las limosnas en aquellos pobres artesanos , que
con un trabajo continuo no alcanzan á
poder mantener sus familias. De este modo se mantienen unos ciudadanos laboriosos , quietos y pacíficos , que emplean sus
brazos y su industria para aumentar la
masa de los bienes de la nacion, y contribuyen á la circulacion de los géneros , al
aumento de ellos , y á la subsistencia de
. muchas otras personas.
Establecer fábricas manufacturas , y
casas de educacion de las rentas sobrantes de los eclesiásticos , y de lo superfluo
de los seculares , sería una de las obras
mas útiles y mas nobles de la caridad
c ristiana. Tampoco sería indigno de ella,
ni menos útil al Estado , si se levantasen
mo numentos magníficos y soberbios dond e se pusieran con órden las mas bellas
(C L)
obras de los artistas antiguos y modernos para que sirvieran de modelo para
perfeccionar las artes , y serían al mismo
tiempo una fuente inagotable de riquezas
y de gloria para la nacion , y no monumentos de vanidad y de lujo como algunos ignorantes los llaman.
La magnificencia de los templos de
las estatuas , y pinturas de los santos tod o debiera ser lo mas excelente y perfecto que fuera posible en nuestra santa religion , para que el hombre material y
grosero por la grandeza de lo que vé formara ideas grandes y nobles de lo que ella
nos enseña. Pues el hombre se acostumbra
á formar ideas de las cosas invisibles por
las cosas que vé ; y así si se le presentan
ideas pequeñas y miserables de las cosas divinas , tambien se formará ideas pequeñas de ellas. Se vé pues que la religion
cristiana es utilísima para las artes, Y
aun podemos asegurar que si la arqu i
sa lie-tecura.,ls ypintura
de la obscuridad en los tiempos de-ron
la barbarie y hicieron tales progresos
que casi llegaron á la p erfeccion que ña'
(CLI)
bian tenido entre los Griegos y Romanos,
esto se debió á la religion católica. i Qué
diremos de la música 5 que sin embargo
que encanta el corazon del hombre, hubiera perecido enteramente 5 huyendo de
la ferocidad de los conquistadores del
Norte , sino hubiera encontrado un asilo
en las Iglesias ? Las ciencias tambien se
han sostenido en la Iglesia en los siglos
bárbaros y en ella han salido de la obscuridad y de la grosería que habian contraido, cultivándolas hombres doctos y de
talento para defender las verdades que la
religion nos enseña. A la religion , pues,
se deben los progresos que en ellas se han
hecho despues, y los grados de perfeccion
á que han llegado. El cristianismo promueve todas las ciencias profanas, no solamente porque necesita de sus luces para
defender y explicar mejor los puntos de
su doctrina , sino tambien por la grande
utilidad que ha de resultar á los ciudadanos y al Estado.
No hay nada que una mas estrechamente los hombres entre sí como la religion cristiana que toda ella respira
(CIJO
amor, lo enciende mas y mas en el corazon de los cristianos , y todos sus preceptos tienen por fin la ley del amor
que es el espíritu y el alma de la religion. Se puede pues asegurar con toda
certeza, que nada contribuye mas ni fomenta mas la sociabilidad, que es la in.
clinacion que tienen los hombres á reunirse; nada la estrecha con vínculos mas
fuertes mas naturales , y mas conformes
á la naturaleza del corazon del hombre,
que la religion cristiana.
Nadie es mas sociable que el que
ama mas desinteresadamente á los hombres y está mas dispuesto á hacerles bien,
y aun guando se halla en la dura necedad de causarles algun mal , procura
siempre que sea el menos que sea posible , el que es mas paciente en sufrir los
males y mas resignado á la voluntad de
Dios. Los cristianos, si viven conform e á
los preceptos de la religion , son de esta
condicion ; y así es evidente que son
los
mas sociables de los hombres. Si la re' ligion cristiana no tolera los
hereges pi los infieles es porque éstas
siembran la discordia , y son los primeros en turbar la union que debe reinar
entre los hermanos. Intentan corromper el
depósito de la fé que Jesucristo ha dejado á su Iglesia y es preciso conservarlo
con el mayor cuidado 9 porque de él depende no solamente nuestra salvacion sino
tambien la felicidad del Estado. Los primeros que insultan, que acometen, y que
turban la tranquilidad de la Iglesia y del
Estado son los hereges y los infieles y
ellos son los que deben llamarse propiamente intolerantes. El cristianismo nos hace aborrecer sus vicios y defectos, pero no
sus personas. El vicio donde quiera que se
halle es aborrecible, porque es malo; pero este ódio que tenemos contra el vicio,
no nos impide que amemos á las personas, y que deseemos verlas corregidas.
La intolerancia nace de la sociabiad5 para
y
lidad,
conservar la union es preciso ser intolerante. Quando se descub re la peste en algun pueblo , inmediat amente se separa á los apestados del
resto de los demás para tenerlos á éstos
un idos ; guando hay
IC1 n se
ay
alguna
'`)
(CLIV)
procura separar los amotinados de los
demás para conservar la union del pueblo. Por donde se vé, que para conser-i
var la union y estrecharla mas , muchas
veces es preciso excluir, separar, y desunir á aquellas personas que intentan
destruirla; y así es evidente que la intolerancia nace de la sociabilidad. Si esto
se hace guando hay peligro de perder solamente los bienes temporales, ¿qué no
deberá hacerse guando los hereges y los
infieles ponen en peligro la vida espiritual de los fieles y la doctrina que la Iglesia ha recibido de Jesucristo?
á Qué familia, qué cuerpo, qué sociedad- puede subsistir sin la intoleran
cia ? Que se permita á cada uno que
haga lo que quiera, ya no hay union de
voluntades , ya no hay familia, ni cuerpo , ni sociedad. Las leves que imponen
cierto modo de obrar á los ciudadanos
son intolerantes ; las cárceles que deti e
-neálosdincuetsoinlerats;
y ¿ todo esto con qué fin ? con el de
conservar la union social entre los hombres.
(CLV)
¿Por que no se ha de hacer lo mismo en la sociedad de la Iglesia, que tiene interés en estar unida para conservar
por este medio la sociedad del Estado?
Pero se dirá que los delitos son una depravacion del corazon digna de castigo;
mas la heregía y la infidelidad son efecto del error y de la ignorancia y falta
de luces del espíritu , y que por esta
causa merecen indulgencia. Por esta razon deberian tolerarse en la sociedad todas las extravagancias que qualquier loco
é insensato quisiera introducir en la religion , se deberla tolerar el mahometismo , el paganismo , el ateísmo , el fatalismo , &c. Y con todo , los deistls no
• quieren tolerar á ninguna de estas sectas.
Fuera de que en la Iglesia no se castiga
el error y la ignorancia del espíritu, sino el delito de dogmatizar y sembrar
mala doctrina, lo que pone en peligro la
salud espiritual de los fieles, y turba la
Paz y la tranquilidad de la iglesia y
de l Estado. Este es un delito voluntario
Y libre. El que tenga ideas contrarias á
l a religion del pais, que calle y estará
(CLVI)
libre del rigor de las leyes, corno le sucede al que tiene ideas contrarias al gobierno; si calla, nadie le dirá nada ni
se meterán con él; mas si las publica y
son capaces de turbar la tranquilidad
pública , se le castigará como sedicioso.
Lo mismo se hace con los que publican
doctrinas contrarias á la religion , por-t,
que turban el órden público estableciddz
por las leyes de la Iglesia y del Estado.
Es evidente, pues, que la intolerancia de
que tanto se quejan los hereges, y los incrédulos, es absolutamente necesaria para
la conservacion de la Iglesia y del Estado.
•
Hemos visto hasta aquí que la moral sublime del Evangelio y toda la doctrina que la religion cristiana nos enserie,
léjos de ser opuesta á los intereses de
las sociedades civiles los promueve con
los medios mas eficaces ; no resta sino
hacer algunas reflexiones sobre el influjo que pueden tener sobre el poder de
los Príncipes , porque ha habido algunos impíos que han tenido la insolencia
de acusarla injustamante que favorecía
(CLVII)
el despotismo. Mas el que conozca bien
los principios del cristianismo, verá que
son absolutamente incompatibles con los
del despotismo ; que prohiben expresamente el abuso del poder, presentando
á los Príncipes los motivos mas poderosos para persuadirles á. que usen rectamente de la autoridad que tienen en las
2113.110S.
No se puede dudar que las leyes divinas obligan igualmente á todos los hombres de qualquier estado y condicion que
sean , y conforme á ellas deben arreglar
sus acciones bajo la pena de ser tratados
con la severidad de la justicia divina; luego los Príncipes en el gobierno del Esta. do deben conformarse con estas leyes y
no haciéndolo serán castigados con las penas eternas con que amenaza á todos los
que no las observan; luego el Príncipe no
puede gobernar á su arbitrio y por conse guiente si obra conforme á los principios del cristianismo no puede ser déspota , pues se sabe que el despotismo consiste es encialmente en no reconocer mas ley
que su propia voluntad y capricho el
(CLVII)
que gobierna. La voluntad del Príncipe
déspota es la regla, y el principio de la
moralidad de las acciones, de la bondad
ó malicia de ellas , de lo justo ó injusto,
honesto ó torpe. ¿Qué cosa mas opuesta á
la razon„ que lo que es tan variable, tan
inconstante, tan sujeto á las nia5. torpes
y abominables pasiones , como es la voluntad del hombre, haya de ser la regla
que dirija las- acciones de los ciudadanos?
En el despotismo , lo mas vil , mas infame y mas iniquo, si lo autoriza y aprueba la voluntad del déspota, pasará
por justo, por honesto, y por bueno. En
el cristianismo no se reconoce por regia
de la bondad de las acciones sino la voluntad de Dios, que es invariable y constante , y no puede jamás aprobar sino lo
que es justo, santo y bueno.
En el despotismo nadie es dudo de
sus bienes, ni de su honra, ni de su vi"
da. El déspota puede á su arbitrio disponer de todas estas cosas, apoderarse
de los bienes de los ciudadanos guando
dole acomode , quitarles el honor hacién
les morir en un suplicio guando quiera,
(CLIX)
sin que nadie de los que viven bajo su
imperio tenga motivo para quejarse de
la injusticia , puesto que la regla de la
justicia es sola su voluntad. En el cristianismo Dios solo es dueño absoluto de
todos los bienes y de la vida de los
hombres; y les ha concedido el uso y la
propiedad de ellos, prohibiendo á todos
especialmente á los Príncipes y á los
que tienen autoridad sobre los demás
hombres 5 de castigar con penas severísimas aun en este mundo á los que se
atrevan á quitárselos injustamente. Pues
los preceptos del decálogo
no matarás
hurtarás , obligan al Príncipe como
á los demás sin excepcion ninguna. Estos
:p receptos los ha renovado Jesucristo en
la nueva ley. Es evidente, pues, que los
pr incipios del cristianismo son enteram ente opuestos á los del despotismo. Por
Ot ra parte, len qué se funda el despotismo , y cómo se sostiene? con el terror, la
fuerza y la violencia porque es un esta do contrario á la naturaleza los súbd itos son esclavos , y el Príncipe es el
Señor coronado ; mas la religion cristia-
(CLX)
na está fundada en la caridad, y segu
ella el Soberano es el padre y los súbdi-,`
tos sus hijos. á Qué comparacion puede;
hallarse entre hijos y esclavos ? entre el,
temor y el amor? Así se vé que el cris
tianismo y el despotismo son absolutameme incompatibles. Por la misma razon
prohibe todo abuso de la autoridad, puesto que este abuso siempre es un deseol
tisrno.
1.11
Las leyes del Evangelio , y la doctrP
na revelada 5 prohiben al Príncipe que use
de la autoridad que tiene para su propia utilidad; y así si no la dirige para el
bien del pueblo , que es el objeto y fin
de su institucion peca contra la ley de
Dios. Si en lugar de aplicarse á saber las
necesidades del pueblo y los medios de
remediarlas , se ocupa en diversiones , en
el ócio y la molicie , á se podrá decir que
busca el bien del pueblo, y la felicidad
de los ciudadanos ó la suya propia ? Si
forma proyectos de conquista por engrandecer sus, dominios ; si oprime á los ciudadanos con un peso enorme de contr i
segu -buciones,parml n
(CLXI)
ridad y tranquilidad pública sino en
sus necesidades particulares ó en sus caprichos ; si emprende guerras no para
defender los derechos del pueblo, sino para vengar agravios particulares, á, dirémos
que reyna para el bien del pueblo ? Si no
administra con exáctitud la justicia si
no dá oidos á la verdad si no distingue
el mérito del demérito , si deja consumirse en la miseria los que necesitan de
una proteccion particular , si no corrige
los abusos, si deja sin castigo los delitos,
Ipodrémos decir que procura la flqicidad
del pueblo ? Estos abusos los prohibe expresamente la ley divina. Los vicios de la
soberbia, de la avaricia, de la dureza, de.
la obstinacion , y de' la impaciencia los
condena en todos los hombres y especi almente en los Príncipes, porque producen efectos mas perniciosos. Que se lean
los libros de los Reyes, y los de los Profet as, y en ellos se verá con qué rigor cast iga Dios aun en este mundo los vicios de
l os Soberanos, y el abuso que hacen de la
aut oridad que Dios les ha confiado para
hacer felices á los pueblos. Tan rigorosa
TOMA
1
(CLXII)
es la ley divina con los Soberanos. Más
en esto no hace mas que confirmar el
derecho natural que les impone las mismas obligaciones y manifiesta con toda
evidencia que los Soberanos han sido instituidos para los pueblos y no los pueblos para los Soberanos.
Supuesto que la religion ha determinado con tanta precision las obligaciones
del Soberano , y el uso que debe hacer
de su poder por unas leyes emanadas de
la autoridad suprema de Dios, 1de qué
medios se sirve para hacerlas observar y
reprimir las pasiones de los Reyes?
La religion se sirve de los mismos.
medios para hacerse obedecer de los Reyes y de los súbditos. Á todos los iguala en esta parte , porque para Dios no
hay ni esclavo , ni libre, ni súbdito, ni
Rey. Todos son criaturas esencialmente
dependientes de su imperio , todos deben
obedecer sus órdenes, con esta diferencia
sin embargo, que los que tienen aignri
poder sobre los hombres, y quebrantan
las leyes, deben ser castigados con 54'
yor rigor. La caridad cristiana deb e di'
(CLXIII)
rigir y animar las acciones del Príncipe
como las de los súbditos ; y el que tenga mayor caridad tendrá mayor mérito,
sin atender al nacimiento al poder, ni
á la dignidad, ni á otras qualidades que
tanto se estiman en el mundo. La misma bienaventuranza se propone por premio al Príncipe que al hombre mas infeliz ; con las mismas penas se amenaza
á unos y á otros; por el mismo Evangelio
ha de ser juzgado el Rey que los demás;.
en fin la religion á todos nos iguala sin
distincion.
Los Soberanos en las cosas espirituales están sujetos á la potestad sacerdotal
como los demás hombres, y obligados á
.cumplir las leyes de la Iglesia que tienen
por objeto las cosas espirituales 9 lo qual
es un remedio „muy eficaz para contener
el abuso de la autoridad suprema. En el
antiguo testamento Dios se servia algunas veces de los Profetas para reprender
Y amenazar á los Soberanos que abusaban de su autoridad. Envia á Samuél
para reprehender á Saúl; á I\7atan para
h acer conocer • su pecado á David, y al
12
(CL XIV)
Precursor para decir á Herodes = lo que
haces no te es lícito= non licet tibi. En
la Iglesia de Dios muchos santos Obispos llenos de celo por la gloria del Señor , y por la salud de las almas , han
sabido decir á los Reyes con una intrepidez admirable guando han abusado de
su autoridad contra la ley divina=.non
tibi licet, como lo hizo San Juan Crisóstomo con la Emperatriz Eudoxia, y San
Ambrosio con el Emperador Teodosio.
Un Obispo que habla en nombre de
Dios, no debe temer la cárcel ni el destierro, ni la . muerte ; puede ser muerto
pero no vencido. Siempre resultará de
este celo un gran beneficio al pueblo ,
muchas veces al mismo Soberano qve r e
y se;enmendará. Por.-conerásufalt,
todo lo i
dejamos dicho, se vé que el
cristianismo-Íes enemigo del despotismo,
y sus máximas todas se dirigen á estrechar mas la: union de los Soberanos coa
sus súbditos ,--impedir el abuso de la potestad suprema, y contener el principado
dentro de los mismos límites de su in5"..
titucion natural conformándose con las
_c de
(CLXV)
regias que se derivan de su naturaleza,
que son las leyes naturales confirmadas
y autorizadas por la revelacion.
La religión no solamente ha confirmado el derecho natural por esta parre,
sino que nos dá una idea mucho mas
sublime del principado, y le pone un fundamento mas sólido para que pueda resistir siempre á. los violentos ataques que
las pasiones de los súbditos le dán de
continuo para recobrar su libertad y su
independencia. Por la revelacion divina
sabemos que el hombre tal como actualmente está, no salió de las manos del
Criador; que Lios le crió en la inocencia le dió la caridad que dominaba en
•su corazón , estando todas las pasiones
perfectamente sujetas al imperio de la
razon. Si los hombres hubieran perseverado en este estado, todos se hubieran
amado, todos hubieran formado una familia en la val hubiera reinado una
perfecta concordia; nadie hubiera temido
n, ingu.n mal, ni hubiera estado espuesto
a ningun peligro ni de parte de los hombres ni de las bestias porque éstas buy
(CLXVI)
bieran estado perfectamente sometidas á
los hombres. En este estado no hubiera
habido ni subordinacion ni dependencia, ni
hubiera silo necesaria la soberanía estando todos en una perfecta igualdad y libertad, sin excederse jamás de los limites de
la razon; no hubieran tenido necesidad de
regar la tierra con el sudor de su rostro,
porque ella misma hubiera producido con
abundancia los frutos convenientes para las
necesidades y deleyte de los hombres.
En este estado vivieron Adán y Eva,
pero fué muy poco tiempo, porque quebrantaron muy pronto el precepto del
Señor, y Dios les quitó las gracias que
les habia dado y en pena de su pecado se levantaron las pasiones contra la
razon. La concupiscencia adquirió tal
predominio que la razon por sí sola no
tiene fuerzas bastantes para resistir al
torrente impetuoso que la arrastra al
mal. Este pecado pasa á toda su p05,"
teridad , y ésta se halla envuelta en la
misma corrupcion, en el mismo desórden,
y en la misma esclavitud. Perdida la caridad, el amor propio ha quedado d ue-
(CLXVII)
o del corazon de los hombres, y este
es el autor de los engaños, maquinaciones , injusticias, robos, asesinatos, y de
todos los males que afligen a la humanidad. Este es el que guando lo juzga necesario para su satisfaccion , sacrifica los bienes, el honor y la vida de los
demás hombres. De todo lo qual se deduce que el pecado que expone los hombres á tantos males y peligros hace necesaria la sociedad civil y la soberanía
para su seguridad y tranquilidad , la
qual no se puede conseguir sino viviendo en la subordinacion y la dependencia.
La religion nos hace considerar el
principado como un remedio que Dios ha
. establecido para contener el furor de las
pasiones de los hombres, si no en su corazon á lo menos en lo exterior para
precaver sus efectos y defenderlos de los
funestos desórdenes que causan. Siendo
pues la soberanía un remedio contra el pecado, no solamente influye en el bien temporal , sino tambien en el espiritual. De
este modo la religion nos presenta la
idea del principado que tiene el ejercicio
(CLXVIII) 41.
del poder supremo de un modo mas excelente, mas noble, y mas sublime ; pero
sin destruir las leyes fundamentales de las
naciones, por las quales se arregla el «so
y ejercicio que deben hacer de la autori
dad suprema. Porque imprime en los Príncipes un carácter sagrado haciéndonos ver
á los Soberanos como ministros y vicarios
de Dios en la tierra , que mandan en nombre de Dios y con una autoridad divina; y.
por medio de la voluntad de los hombres
colocados en el trono para ejecutar las
órdenes de su divina voluntad respecto
del bien temporal del Estado y la salud
espiritual de sus súbdidos. Así desaparece
sl los ojos del cristiano la voluntad de
-los hombres que elige á los soberanos,
y no vé sino la voluntad de Dios que
aprueba todo lo que es conforme al Orden y á la razon ; y está íntimame n
-teprsuadioquelasobrnavie d.
Dios por aquella sentencia que nos dice:
toda potestad viene de Dios. El filósofo
que solo consulta la razon, no busca sino las causas inmediatas , y se detiene
solamente en la voluntad de los hombres
(CLXIX)
de donde la vé nacer sin pasar mas adelante; y por este principio arregla toda
su política en el gobierno de los Estados.
De esta noble idea que la relii-)n nos
dá del principado, se sigue que la sobe
ranía de los Reyes está colocada sobre fundamentos mas sólidos y se hace mucho
mas respetable á los súbditos que por solas
las bases donde la razon y el derecho natural la colocan. El ciudadano no puede
mirar con indiferencia al Príncipe, que la
religion le enseña haber sido colocado sobre el trono por la providencia de Dios
para protegerlo y defenderlo de todos los
que quieran insultarle y oprimirle con desprecio de las leyes naturales y divinas.
1Qué amor, qué respeto y reconocimiento no debe excitar esto en su corazon?
Que se abran los libros santos, y en
ellos se verá frecuentemente mandada y
r ecomendada la subordinacion de los súbditos á su Soberano , de serle fiel , servirle con puntualidad, no defraudarle ninguna cosa, pagar con la mayor escrupulosidad los tributos , y no censurar jamás
s us operaciones y conducta. o se puede
(CLXX)
;altar á ninguna de estas obligaciones
sin quebrantar la ley del Señor, y hacerse reo de pecado; y por esta razon decia
el Apóstol San Pablo:
Suba'iti estote non
solum propter iram , sed etiam propter
conscientiarn. Esta subordinacion que debemos por conciencia á nuestros Soberanos legítimos, no solamente nos la impone la religion guando son buenos y ejercen su autoridad conforme al fin de su
institucion, sino tambien guando son malos y abusan evidentemente de su poder
en p erjuicio de los particulares, como el
Apóstol San Pedro nos lo ha enseñado
en términos formales diciéndonos • obede-•
ced á los superiores aunque sean díscolos,
porque aun así son ministros de Dios y eje'
catores de su voluntad. El cristiano guando se vé perseguido por un Príncipe inusto, adora la mano de Dios que en su
ira dá á los pueblos Príncipes malos para
castigarlos por medio de ellos como ministros de su justicia. La religion , en una palabra, y sus ministros, se sirven de lo que
tiene de mas augusto y mas sagrado para
inspirar en el espíritu y en el corazon de
j
los cristianos la subordinacion, el respete
to, el amor y la fidelidad de los súbditos
á sus Soberanos, haciéndoles entender al
mismo tiempo que de esto depende el &den y la tranquilidad del Estado.
Los cristianos de los primeros si los
bien instruidos en las máximas de religion nos dieron el ejemplo de la obediencia que se debe á los Soberanos, y de
la paciencia con que deben sufrirse las
injurias y las injusticias de los Príncipes
que abusan de su poder. Perseguidos
cruelmente, desterrados, arrojados en las
cárceles, atormentados con la mayor inhumanidad, y muertos en los suplicios
mas infames y crueles, no se les vió jamás resistir con la fuerza, siendo así que
eran tantos que ocupaban las ciudades,
los pueblos, los ejércitos, y se hallaban
por todas partes menos en sus templos;
y si se hubieran reunido para hacer res istencia no hubiera habido fuerza para
c ontenerlos, Jamás se les halló en ninguna sedicion ni alboroto ni levantamiento contra los Emperadores, sin embargo
- de que eran muy frecuentes en los tres
(CLXXIT)
primeros siglos de la iglesia. Los Emperadores eran crueles, injustos, indignos
de ocupar el trono, y el objeto del ódio
y de la exécracion pública por sus vicios y acciones infames ; pero los cristianos instruidos en la escuela de Jesu•
cristo sufrian con una paciencia ilimitada sin murmurar, porque la ley les decia : obedeced aunque sean díscolos, y aunque sean malos, injustos y perversos.
No hay sino una excepcion para no
obedecer á las órdenes del Soberano, que
es guando nos manda cosas contrarias á
la ley de Dios. En este caso el Apóstol
San Pedro nos ha enseñado lo que debemos hacer diciéndonos: melius est °hedí-re Deo, guara hominibus: mas vale obedecer á Dios que á los hombres. Quando
el Sanhedrim prohibió á los Apóstoles
predicar el Evangelio, respondieron que
no podian dejar de hacerlo, porque antes
debe obedecerse á Dios que á los ho m
a Y-bres,niádopuct
por sus palabras lo que debernos hacer
en semejantes ocasiones. Así solo en los
casos Que no se les «Quede obedecer sin
(CLXXIII)
quebrantar la ley de Dios se puede dear de cumplir sus órdenes. Tan pacífij
cos son les sentimientos que la religion
inspira á los fieles, tal la subordinacion á
sus Soberanos , el amor á todos los hombres, y la union íntima con todos los ciudadanos, que se puede asegurar con certeza que el mayor apoyo que la sociedad civil tiene para su felicidad, su conservacion , y perfeccion es la religion
cristiana.
Si tanto contribuye para la felicidad
de las naciones la religion católica, t en
qué consiste que muchos pueblos que la
profesan y se precian de muy católicos
están en los mismos desórdenes , en los
. mismos vicios, y en la misma infelicidad
y miseria que los que no la profesan?
t De dónde nace esta calamidad ? i Quál
es la causa de tantos males ? Es acaso
la falta de vigor y fuerzas en la religion,
6 que este medio no es tan eficaz como
h emos demostrado ? No, no deben atribuirse á la falta de vigor en la religion,
Sino á que no se observa como debe.
ET
este mismo hecho es la prueba mas
(CLXXIV)
convincente de esta verdad. Vemos que
los estados civiles siempre han ido en
decadencia y de mal en peor ; y al paso que la religion se ha ido obscureciendo,
se han perdido las buenas costumbres, se
rompen los vínculos de la union social,
la anarquía y el despotismo se disputan
el imperio casi por todas las naciones, y
toda la máquina social está desordenada
y próxima á disolverse. Donde se ha extinguido del todo la antorcha de la religion, las cosas temporales están en peor
estado ; donde solamente hay una sombra de ella el cuerpo y no el espíritu,
á qué efectos saludables pueden esperarse ? En este estado se hallan la mayor
parte de las naciones que hacen profesion
del cristianismo.
La fc está muy apagada 5 y por esta
razon las verdades mas terribles hacen
muy poca impresion en el corazon, Y no
tienen fuerza para reprimir las pasiones
que causan tanto desórden en la sociedad. No puede haber cosa mas terrible,
que un fuego que nunca se ha de acabar
para castigar á los malos, un jue z orn-
(CLXXV)
nipotente que todo lo vé, y no puede
engañarse ni ser engañado, el qual nos ha
de juzgar con todo el rigor de su justicia.
1 Qué impresiones hacen estas verdades
sobre el corazon de los hombres malos?
Ninguna. á En qué consiste esto? En que
fija
no se consideran como ciertas, se
poco la consideracion en ellas , como si
no fueran interesantes.
Los falsos filósofos que pretenden
trastornar todo el sistema social , hacen
tambien los mayores esfuerzos para destruir la revelacion, persuadiendo á los
cristianos que los hechos que nos refiere
son falsos, y que la religion no es mas
que una novela bien compuesta para engallar al género humano. Tales son las
b lasfemias que estos hombres vanos y orgullosos publican, con las quales empiezan á corromper el corazon para apagar
d espues la luz de la fé en el espíritu.
Desde el principio de la Iglesia hasta estos últimos tiempos los hereges atac aban uno ú otro artículo de la fé, preten diendo que la Iglesia se Babia apa.r"ade de la doc t rina revelada - -,-ro su-
(CLXXVI)
poniendo siempre corno cosa del todo
cierta la revelacion y las grandes y terribles verdades que nos enseña. Esta creencia estaba tan radicada universalmente,
que por poco que hubieran querido impugnarla no hubieran hecho ningun prosélito; mas en estos infelices tiempos los
filósofos han empleado sus esfuerzos, sirviéndose de todos los medios capaces de
seducir para destruir toda revelacion
obscurecer las verdades mas claras que la
razon nos enseña; soltando de este modo
todos los diques al torrente de las pasiones para ponerlo todo en desórden y Confusion. ¿Como podrán, pues, conservarse
los derechos del hombre que están depo-,
sitados en la sociedad? ¿Dónde hallara
esta fuerza para refrenar las pasiones, y
contener á los ciudadanos en la obediencia de las leyes ? Esta es pues la primera causa del desórden que se vé en la república cristiana, y de los males que allí°
gen á los hombres en el estado social.
La segunda causa, y acaso la mas
universal de todos los desórdenes qu e Se
vén en el 1..stadQ, es le. hipocresía, q ue s°
(CLXXVII)
ha introducido entre muchos de los que
profesan una religion tan santa y pura.
Se pone el mayor cuidado en el culto
exterior y ninguno en el interior. Con
tal que las fiestas se celebren con la mayor pompa y magnificencia, y que haya
un gran número de luces guando se celebran los sagrados misterios, que los ministros del Señor estén revestidos de las
vestiduras mas ricas , que los vasos sagrados sean de los metales mas preciosos,
que el número de cantores hagan resonar con sus voces las bóvedas de los
templos, que la música con su armonía
melodiosa tenga encantados y divertidos
á los asistentes ya se crée haber cumplido con un acto de religion muy agradable á Dios de toda santidad y pureza.,
De manera que la religion de una gran
parte de los cristianos , toda consiste en
este culto exterior y en las acciones sentii aesd ,copm
sbdl
olea de los fariseos, que creían
orgu
ser mas justos que los demás judíos y
haber llegado á la perfeccion de la sancumplian con mas exáctitud
que los demás los actos exteriores que
1omo X.
(CLX
fa. ley prescribía, sin cuidar en reprimir
las pasiones viciosas y los deseos camales que dominaban en su corazon para
adquirir la pureza interior que es el espiritu de la ley.
Los Doctores de la ley, los Fariseos,
y casi todo el pueblo judío, no atendian
sino á la letra de ella sin examinar la
íntencion del legislador. Preferian la ley
de las ceremonias á la de las costuínn
lores, y en lugar de arreglar aquéllas por
éstas haciendo que los actos citeriores
sean la expresion sincéra del espíritu
interior y de la justicia del corazon,
reducian toda la ley y la justicia á las
prácticas exteriores. Por .esta razon nuestro Señor Jesucristo condena su hipocresía y su falsa religion 6 por mejor decir devocion, que les hacia ser escrupulosos hasta el estremo en observar
segun la letra hasta las mas mínimas casas de la ley, y despreciaban lo mas ¡al'
portante de ella. Tenian por un crimen
muy grande no limpiar y lavar bien las
copas, y sentarse en la mesa sin lavar
antes sus manos, y no hacian esoriSPul9
(CLXXIX)
de aborrecer de muerte a su . prógirno,
de mirar con indiferencia su miseria, de.
abandonar á la viuda y al pupilo. Se
ahogaban con un mosquito y tragaban,
con facilidad. un camello. Por esta razoit
Jesucristo los llamaba sepulcros blanqueados, que por defuera parecen. muy. .hernio---.
ros, y por dentro están : llenos de huesos y:
co•rupcion.
La verdadera piedad no consiste sino
en honrar á Dios como - es digno de serhonrado, ó como dice Jesucristo hablan
do á la Samaritana, en adorarle en. es,::
píritu y verdad; esto es, con una volun4:
tad recta que ama á, Dios con un ambr
puro y desinteresado, porque el espíritu
. como se explica San Pablo, es la voluntad reformada, ,corregida y renovada por la gracia y por la caridad y
se Ie adora en verdad guando se adoró
al Dios verdadero , y de la manera y
modo que quiere ser adorado: En estas
dos cosas consiste la verdadera piedad;
Y la impiedad y falsa devocion consist e en adorar á la criatura en lugar del
C riador, como hacen los idólatras, ó en
:u 2
(CLXXX)
adorar al verdadero Dios de una inaney a grosera , carnal é • indigna de su magestad suprema como hacian los judíos
en la ley antigua, y muchos de los cristianos en la nueva.
Los Fariseos de la nueva ley ponen
toda su devocion en el cumplimiento
exacto de unas devociones que . se han
formado segun su capricho, ó en las que
la-Iglesia nos prescribe, deteniéndose en
las..seriales exteriores y poniendo en ellas
solamente la justicia cristiana, sin procu-,
rar limpiar su corazon de los deseos carnales por la mortificacion , lar penitencia, y la caridad. Así todos los anatemas
que vemos en el Evangelio contra los
Fariseos, recaen contra estos falsos devotos capaces-de cometer delitos tan atroces como aquéllos; y despues de haber
hecho sentir los terribles efectos del odio
y de la venganza á sus enemigos , están
tan tranquilos como aquellos despues que
hicieron morir á Jesucristo y creen h a
s , Y-berhcounagdbleáDio
estar en un grado de santidad y de per'
feccion muy eminente; porque son inuY
(CLXXXI)
exáctos en el cumplimiento de sus devociones.
¿, Es estrafio pues que no observando
el espíritu de esta ley tan santa , se vean
tantos desórdenes en la sociedad ? Las
pasiones no tienen ningun freno, dorninan en el corazon de los que profesan
esta santa religion , y causan los mismos efectos perniciosos que sino la profesáran.
La tercera causa es la relajacion del
clero secular y regular; y acaso esta tiene tanta fuerza como ninguna otra para la corrupcion de las costumbres , y
hacer inútil la influencia de la religion
en la sociedad. El hombre tiene una inclinacion natural á imitar y hace vanidad de seguir el ejemplo de aquéllos que
por su estado deben servirle de norma. Lo
que estas personas hacen , eI pueblo lo
tiene por lícito y honesto, y se crée bastante autorizado con su ejemplo para
practicarlo.
Los ministros del Señor estando destinados á santificar á los pecadores con
su ejemplo y doctrina, el pueblo no
(CLXXXII)
debería ver en ellos sino ejemplos de
edificacion y modelos acabados de todas
las virtudes de manera que toda su
conducta fuera una instruccion viva de
las virtudes sublimes que el .Evangelio
nos predica, y una reprehension muda,
pero eficaz de todos los vicios. ¿Y es
esto lo que se vé en muchas personas del
clero secular y regular? Lejos de amar
el retiro se presentan en medio del mundo , en las conversaciones del siglo , en
los juegos, en las diversiones, en los expectáculos ; pero sin guardar aquel res-pecto, gravedad, y decencia que es propia de su estado. Los eclesiásticos son
los que entran en todos los negocios y
las agitaciones del siglo, los que arreglan los intereses temporales de las fa-.
rnilias , los que forman las intrigas, encienden la animosidad de los partidos, y
se hacen ministros de las pasiones de
los mundanos. Abandonan los intereses
eternos que están.á su cargo , teniendo
por una bajeza ocuparse en ellos y haciendo vanidad de arreglar los temporal e s; y así está bien léjos de ellos el es-
(CLXXXIII)
de
recogimiento
, de retiro y de
píritú
oracion que es propio .de su estado.
La humildad y la paciencia ,- que
•
son el fundamento de las demás virtu
des apenas se conocen en muchos eclesiásticos, pues á la menor injuria se ensre
garr al mayor resentimiento , y no -medatan sino proyectos de venganza. Su ambicion es intolerable, pues se les vé hacer
esftleszos extraordinarios, y.- servirse muchas veces de. los: medios mas iniquos y
vergonzosos para - -elevarse y • . oeupar las
primeras dignidades, no cowel fin de sufrir.el hambre, la sed, los trabajos, la
solicitud y los cuidados, las persecuciones,
la ignominia, los disgustos yffin.-.1&-Imisma
muerte siendo t ecesario. pot la :sálu^í de
las almas, sino- por tener.unl vida regaí-:
lada_ - cómoda , estar - libres de - penas
Y _cuidados, y ser adorados y respetados
Como ídolos, y entregarse á la molicie y á
. las:indolencia .dejando en manos mercenarias el gobierno de la Iglesia de . Dios que
se les ha confiado.
En fin se vé en algunas personas del
Clero secular y regular dominar la ava-
(CLXXXIV)
vicia sórdida que tanto degrada al 'hm,
bre , adquiriendo los bienes con la mayor ansia y acumulándolos con el mayor .cuidado para enriquecer á sus pa-;
rientes con el patrimonio de los pobres,
6 para gastarlos en cosas profanas, y hacer de ellos quizás un uso tan escandaloso que sería intolerable en las gentes mas
desarregladas del siglo. Exigen los derechos y las rentas que se les deben,
con el mayor rigor y dureza, y los tribunales seculares no pocas veces se oyen'
resonar con las quejas de unos hombres;
que estando consagrados á Dios debian
manifestar el mayor desinterés. El honor
de la religion, la gloria de la Iglesia, y
su propio interés, debian.lacerles renunciar á una: parte de sus bienes para no
hacerse . la fábula del pueblo, y e•Pbjet°
de la burla y de la irrision de los libertinos.
Aunque estos vicios sean bastante co,
munes en el clero, no deja de haber .en
el estado secular y regular muchísimos
hombres muy virtuosos y llenos de celo
por la salud de las almas, que viven en
(CLXXXV)
el retiro consagrados á la mortificacion
y á la penitenzia,- muertos al mundo , y
presentando por su conducta un ejemplo
vivo de las virtudes mas sublimes que el
Evangelio nos enseña.. Su piedad es sólida , su humildad profunda , su fd viva, y no manifiestan ni en .sus acciones
ni ensus palabras mas interés. que el de
su salvacion y la de los fieles.
Procuran corregir los vicios y las pasiones de los mundanos, éinspirarles los
verdaderos sentimientos - de la - religion.
Aunque no producen todo -el .. efecto que
desean, no se puede dudar que su ejemplo no sea útil para :contener las pasiones é impedir los grandes males que éstas
causarían á la sociedad. Su conducta hace
tanto honor á su carácter como á la. religion, y es una prueba evidente del influJO que ésta tiene para reformar las cos7
tu rnbres , reunir á los hombres por los vínc ulos del amor, y hacer que trabajen en
SU. propia felicidad y la de los otros,
cont ribuyendc de este modo con la ma-,
Ver eficacia. al -bien del Estado.
Sabios legisladores ; que teneis en vues
(CL XXXVI)
tras manos la suerte de las naciones, inrroducid en vuestros Estados esta religiondivina, y haced que vuestros pueblos la
reciban y la abracen como el medio único• que Dios. les ha enviado del cielo para hacerlos felices. Consultadla para for-.
mar vuestras leyes , y estad seguros que
ella os .dará las luces necesarias para
dirigirlas al mayor bien del Estado y de
todos los ciudadanos. Ella les dará el
vigor que no pueden recibir de ninguna
autoridad humana , estrechará los lazo-1
que unen á:los ciudadanos entre si, hará
el trono mas augusto y mas venerable,
haciendo considerar al que está sentado
en él,. como la imagen. de Dios y su ministro que revestido dé gloria y de msgestad le ha puesto el cetro en las manos,
y le ha llenado de luz y de sabiduría
rara gobernar los pueblos. Esta religion
celestial enemiga del ocio inspirará
actividad y el amor al trabajo á todos
los ciudadanos., y todas. .las artes, lás
ciencias y el comercio recibirán un n ue
r, y llegarán.- muy en breve -voig
su Pereeccion. En fin por_ éste medio go-
:zarán vuestros Estados de toda la tranquilidad y seguridad que son necesarias
para aumentar la poblador, las riquezas5
la gloria y la felicidad.
Frar3e-ic.....
(CLXXXIX)
(CLXXXVIII)
INDICE
de los capítulos contenidos en
este tomo X.
Páginas
Libro quinto. De las leyes relativas á la
religion. Cap. I. Introduccion
11.
Cap. II. Idea general de los bienes que el
legislador debe buscar en la religion 9
Cap. III. Idea general de los males que el
I2
legislador debe evitar en la religion Cap. IV. Del politeismo
Cap. V. Apéndice al capítulo precedente. 103
Cap. VI. De las relaciones universales del
politeísmo con los indicados bienes
y
males 130
Cap. VIL Cómo se debe mudar esta religion Cap.V111.Caractéres de la nueva religion
x58
que deberia substituirse á la antigua., 182
Extracto del elogio del caballero Cayetano Filangieri que escribió el Sr. Do.186
nata Tommasi , abogado napolitano CIENCIA
DE LA LEGISLACION.
LIBRO QUINTO.
De las leyes relativas á la religion,
CAPiTU L O I,
litzge~
Introduccion.
L a religion que precede, prepara, obra,
acompaña, y sigue el origen, progresos y
perfeccion de la sociedad civil; la religion que en el salvage tímido es un culto que dá á la causa desconocida de su
terror y espanto para impedir ó apartar su funesta accion; que en las sociedades bárbaras es el principio de aquella autoridad, que no pudi é ndose tolerar
aun en las manos de los hombres, se poA
Tomo X,
Ciencia
2
ne voluntariamente en las de los dioses;
y que bajo los auspicios de la teocracia
dispone, prepara y obra por grados el
paso dificil progresivo y lento de la
independencia natural á la servidumbre
civil (s) ; que en la sociedad en que
esto se ha verificado , quiero decir , en
la que ha llegado á su perfeccion, puede servir de apoyo á la autoridad pública para extender la sancion de las leyes , conseguir lo que éstas no pueden
prescribir, y evitar lo que no se podria
siempre impedir (2); la religion final(t) Véase el ella. 3$ . del lib. 3. de esta obra,
donde manifestando la perfeccion que reciben á
un mismo tiempo el sistema penal y el de la sociedad civil, he demostrado claramente lo que no
hago mas que insinuar aquí.
(a) N. D. T. La religion nos hace ver siempre presente un Dios que observa todos nuestros
pensamientos, deseos y acciones por ocultas que
sean, las juzga y condena guando no son conformes á la ley , lo que no puede hacer la autoridad
pública; y así dá mayor fuerza y energía á la
sancion penal, extendiéndola hasta el espiritu, y
haciendo que éste se someta á ella , pues la obediencia que solo está fundada en el cuerpo es muy
frágil, y poco capaz de conservar los Estados.
de la legislacion.
3
mente, que pudiendo producir todos estos bienes puede degenerar en una cauLos ciudadanos que obedecen al gobierno, per-
suadidos que esta obediencia no es una obligacion
de conciencia que Díos les impone, no son buenos
ciudadanos, ni el Estado puede contar con ellos
para nada; pues si tienen interés en dejar de cumplir las obligaciones mas sagradas que la ley les
impone, se burlarán de ellas si lo pueden hacer
impunemente. Así un Estado no puede subsistir
sin la religion, la qual persuade á los ciudadanos
la obediencia á las leyes como una obligacion
que Dios les impone. Y esto es verdad aun en las
religiones falsas, como nos lo manifiesta con evidencia la historia de todas las naciones así antiguas corno modernas. No hay nacion por salvage
que sea que no tenga su religion, su culto y sus
dioses á quienes teme , y por cuyo temor se abstiene de cometer muchos crímenes que trastornan
el órden de la sociedad. Por donde se vé que ninguna sociedad puede subsistir sin religion. Las leyes velan y castigan los delitos públicos, la
religion se extiende hasta los secretos , y ella
es el freno mas poderoso para contener á los ciudadanos, y conservar la tranquilidad en el Estado. Y así decia el célebre Platon, que la ignorancia del verdadero Dios es la peste mas peligrosa de las repúblicas, y que el que desecha la
religion destruye los fundamentos de la sociedad
Romana. Feri Dei ignorantia est sumara Rer umpublicarum pestis; Hoque omnis humana' societatis fundamentum convellit. De leg. lib. X.
A2
4
Ciencia
sa fecundísima de los males mas funestos,
como los que tantas veces se han visto y
Ciceron habla de la misma manera en su tratado
de las Leyes; que se empiece ante todas cosas á
persuadir á los ciudadanos que los dioses son los
señores de todas las cosas y los que las gobiernan, y que todo lo que sucede se hace por su poder, su imperio y su direccion ; que son los bienhechores del género humano; que conocen lo que
es cada hombre en particular, qué hace, qué
piensa, con qué intencion practica los actos de
reiigion, y que tiene una razon exacta de los hombres piadosos é impíos: Sit hoc á principio persuasuni civibas, dominas esse omnium rerum, et
moderatores Deos, eadem que geruntun,eontim
gen: vi, ditione et nutnine;eos denique optime de
genere humano meneri et qualis quisque sit:
quid agat , quid in re admitas, qua mente, pietate qua colat neligionem intueri, piaran, et impiaran habere rationem.Tullius de legibus.
Horacio no duda atribuir las desgracias del
imperio al desprecio que se hacia de la religion:
Romanos, les decía este célebre poeta, vosotros
sufrireis la pena que vuestros padres merecieron hasta que reedifiqueis los templos y las casas de los dinses que amenazan ruina , y repaseis las escácuas afeadas con el negro humo. Si
mandais al mundo es porque os someteis á los
dioses. Esta sumidion ha sido el principio de vuestra grandeza , y á ella debeis atribuir el suceso
de vuestras empresas. Despues que los dioses han
de la legislacion.
se vén todavía nacer de las ideas perniciosas de ella y del fanatismo (1); la
religion, digo, tan inherente á la naturaleza del hombre, tan necesaria para la
formacion, perfeccion y conservacion de
la sociedad, y tan terrible en su degeneracion, Ipodria por ventura no considerarse por uno de los objetos mas importantes de la ciencia legislativa?
Mas si esta ciencia pertenece á todos
los pueblos y á todos los tiempos, ¿no de
berá acaso comprender en esta parte de sus
principios todas las religiones y todos los
sido despreciados, han afligido á la infeliz Italia
con infinitas desgracias.
Delicta majaran immeritus lues,
Romune , donec templa refeceris
4;desque labentes deorum, et
Fxda nig9. o simulacra fumo.
Diis te minoren quod geris imperas
Hinc omne principian ,huc refer
Dii multa neglecti dedenunt
Hesperia mala luctuosa. Od. VIII. Lib. g.
Por donde se vé que los Romanos que eran
unos políticos tan sabios ponian por base y fundamento de las sociedades la religion, y que sin
ésta no podian subsistir aquéllas.
(a) N. D. T. No hay cosa mas funesta para
Un Estado, que las ideas falsas de la religion y
6
Ciencia
cultos? El autor de esta ciencia, nacido y
criado en el seno de la verdadera religion,
podria por este motivo olvidar las falsas?
En los pueblos donde éstas están en vigor, á no es acaso necesaria mayor arte
en el legislador, y mayor sabiduría en la
legislacion para aprovecharse de las menores ventajas que ellas ofrecen para reparar, precaver y obviar mayores males á
que están expuestos los pueblos, que no
aquellos donde está establecida la verdadera religion ? Por tanto, la ciencia que
dirige el legislador y la legislacion, no
el fanatismo, porque estos vicios causan infinitos
males y hacen correr ríos de sangre en las sociedades, degollándose los ciudadanos con el ma•
yor furor encendido con el pretexto de la religion. Las pasiones guando se cubren con este augusto manto se exlItan hasta un grado inconcebible , porque se hallan sin freno que las detenga,
y quanto son mayores los excesos que cometen,
tanto mayor obsequio créen que hacen á Dios.
Alas la religion verdadera produce efectos del
todo contrarios, porque su celo está siempre
acompañado fie luz y de caridad. Y así si los que
la profesan hán causado algunos males en la sociedad, no deben atribuirse estos desórdenes á la
religion, sino á la corrupcion y á los vicios de
los que la profesan.
de la legislacion. 7
puede desentenderse de las falsas religiones ; y nadie debe pronunciar anatema
contra su autor. El idólatra y el pagano,
el discípulo de Mahomet y el de Cristo,
hallan igualmente en esta obra los principios, con que pueden dirigir sus leyes
relativas á la religion y á los diversos
cultos. Hijos del mismo padre , individuos de la misma familia podria olvidar una porcion tan considerable de mis
hermanos, porque no han tenido la suerte
de participar de la parte mas bella de la
herencia_ paterna I á podria yo olvidar la
obligacion que he contraido con toda la
humanidad, para evitar los insanos juicios
de la miserable ignorancia y de la supersticion calumniosa? El amor, el respeto y
la veneracion que tengo á la sublime religion que profeso, á no es acaso justo que
aumenten mi valor en vez de disminuirlo?
Estoy persuadido que esta parte de
mi obra ofenderá á los que conocen mal
la verdad, á los que la hacen servir á
sus intereses, y á los que la niegan; mas
YO hago poco caso de los gritos de los
ignorantes, de las calumnias de los hipó-
8
ciencia
critas, y de los sarcasmos de aquella 'da.se de hombres tan despreciables , como
incapaces de pensar por si mismos que
siendo dominados y conducidos por la
opinion de su siglo , profesan la irreligion por moda , como hubieran promovido las cruzadas si hubieran nacido siete
siglos antes. Léjos de temer á los hombres de esta clase, sigamos los consejos
del sabio. No nos avergonzémos de parecer hipócritas á los ojos de los impíos, é
impíos á los ojos del fanático. Si nos dejan
solos en nuestro partido , nos consolarémos con el testimonio de nuestra contien,
cía, y no necesitaremos el de los hombres.
Como escritores hemos contraido la obligacion de esta magistratura pública. De-,
hemos buscar, sostener y difundir la verdad; y si ésta se halla fuera de los partidos opuestos, debemos apartarnos igualmente de ellos. Unos harán burla de nosotros., otros nos calumniarán, 2 qué importa? Lo que interesa verdaderamente al
hombre es cumplir con su obligacion,
pues al paso que se olvida de sí mismo
trabaja mas por si mismo.
de la legislacion. 9
CAPÍTULO II.
Idea general de los bienes que el legislador
debe buscar en la religion.
uáles son los bienes que el legislador debe buscar en la religion? g Quáles
son los socorros que ésta puede darle?
.Qué parte puede tener esta fuerza en
aquella composicion de fuerzas, y este
medio en aquella combinación de medios,
de que debe servirse el legislador, y dirigir para conseguir y perpetuar el grande
efecto de la virtud y de la prosperidad
del pueblo? Esta es la primera cuestión
que conviene resolver para dar á esta parte de nuestros principios legislativos el
orden precision , y la universalidad
que les conviene.
En el capitulo 3 5. . del libro 3. de esta obra, que poco antes hemos citado,
tuvimos ocasion oportuna para hablar de
los socorros que la iegislacion puede hallar en la religion, como con efecto los han
10
Ciencia
hallado todos los pueblos en diversos periodos de su estado de barbarie, para producir el lento y progresivo paso de la
independencia natural á la servidumbre
civil , á á la total dependencia que se
debe considerar como la integracion de la
sociedad civil.
Por lo que toca á la série considerable de socorros que la religion suministra á la legislacion en el espacio intermedio entre la independencia salvage
y la servidumbre civil, nos remitimos á
lo que sólidamente establecimos en el expresado lugar con la guía de una luminosa y eterna experiencia que se extiende á
todos los tiempos sobre el origen de todos los pueblos. Nuestro objeto en este
lugar no es sino resolver la cuestion propuesta solamente por aquella parte que es
relativa á la sociedad civil ya integrada,
quiero decir , que ha llegado al término
de su perfeccion, en que la fuerza pública
ha triunfado plenamente de las fuerzas
individuas , y tiene libre y manifiesta su
accion. Estando la .piedad en este estado,
¿qué puede y qué debe hacer la religion?
de la Tegislacion.
1Y
Las leyes prescriben, prohiben, castigan y premian; pero no pueden prescribir todo lo que se quiere conseguir , ni
prohibir lo que se quiere evitar , ni pueden siempre castigar ó premiar lo que
merece premio ó castigo. Las leyes no
pueden prescribir sino el cumplimiento de
aquellas obligaciones que se llaman obligaciones perfectas; mas no por esto deben
dejar de conseguir el de las que se llaman obligaciones imperfectas. La ley no
puede prohibir sino el delito, pero no por
esto debe dejar de evitar igualmente el
vicio; no castiga al vicioso sino al delincuente, ni puede castigar á éste quandoel
delito está oculto. La ley finalmente no
puede descubrir todos los vicios, ni premiar todas las virtudes. Mas la habilidad
del legislador consiste en conseguir mas
de lo que prescribe ; de evitar mas de lo
que prohibe de hacerse temer aun guando no puede castigar , y de animar aun
c uando no puede premiar. Quando ha hallado las leyes que deben arreglar la educ acion; guando ha escogitado las que deb en introducir establecer, difundir, y dar
Ciencia
vigor al imperio de las pasiones de que
hemos hablado en el libro precedente,
¡en qué otra fuerza puede hallar nuevos
socorros para llevar á efecto sus profundos designios ? La religion es esta fuerza,
y estos bienes son los que el legislador
debe buscar en ella. Mas A quáles son los
males que podria encontrar 1
12
CAPÍTULO III.
Idea general de los males que el legislador
debe evitar en la religion.
E
l dogma de que hay otra vida, y
un juez que todo lo vé, y que premia y
castiga; este dogma que es el fundamento
de los bienes indicados puede ser inútil y
aun pernicioso. Puede ser inútil , guando
las ideas del bien que este juez premia, 6
del mal que este juez castiga, no tienen
alguna relacion con el bien y con el mal
de la sociedad ; puede ser pernicioso,
quando no solamente estas ideas no tienen
relacion alguna sino que le son contrarias,
de manera que la religion manda ó pa"
13
de la legislacion.
rece mandar lo que el legislador debe prohibir, ó prohibe ó parece prohibir lo que
el legislador debe prescribir. Estos son
los primeros males que el legislador debe
evitar en la religion.
2. Si las ideas del bien y del mal religioso concurren con las del verdadero
bien y del mal moral y civil hay aún
un caso que puede hacer inútil el dogma
de que hablamos, y esto sucede guando
los principios falsos ó mal entendidos
de la expiacion destruyen la influencia
útil de la sagrada sancion. Este es otro
mal que el legislador debe evitar en la
religion.
3. Hemos recordado :á nuestros lectores el lugar de esta obra (i ), donde manifestamos quáles y quán importantes eran
l os socorros que la religion suministra á
la legislacion en los varios períodos de
b arbarie, asi para reparar una parte de
los males de la independencia natural
e xistente aun casi enteramente en la infancia de la sociedad, como para disponer
.
( i ) El capitulo 35. del libro 3. que poco árites
he mos citado.
Ciencia
1 4
y obrar la diminucion lenta y progresiva,
hasta llevarla á aquel estado de aniquilacion que pide la integracion de la sociedad
civil.
Vimos que á falta de una fuerza p.0,litica fué necesario recurrir á una fuerza teocrática; considerar como delitos religiosos los que eran delitos públicos;
que en lugar de castigar á los reos de
estos delitos como delincuentes , fué necesario inmolarlos á la divinidad como
sacrílegos. Vimos que para contener la
venganza en los ofendidos , para dar lugar á las composiciones , y preparar de
este modo los hombres á encomendar á la
fuerza pública, , así la guarda de sus derechos como la venganza de sus agravios , fué necesario introducir los asilos,
las inmunidades sagradas , y las treguas
religiosas. Vimos que los legisladores para
dar á sus leyes aquella fuerza que no podian esperar de otra parte, fué necesario
que la hicieran descender de los cielos,
suponiendo que los dioses lo habian así
ordenado ; que se retirasen en las cuevas
donde se creía que residia ó hablaba la
de la legislacion. I
divinidad, de la qual no hacian mas que publicar los oráculos ( ). Vimos, finaluente,
que para conseguir todas estas cosas fué necesario dar al cuerpo que administraba la
religion la influencia principal en los negocios que en otro estado de la sociedad perrenecerian y deberian pertenecer enteramente al cuerpo que administra el gobierno. Así todo lo que se ha hecho y se debla
hacer para llevar la sociedad á su integradon, es manifiestamente contrario á lo que
se debe hacer guando se ha llegado á este
término. Pero se conservan infelizmente
muchos restos de estas antiguas instituciones , en unas partes mas , y en otras
menos ; aun guando no solamente no son
ya útiles porque no sirven para el uso que
s e introdujeron, sino que se hacen perniciosas á la sociedad, de la qual debieran
haber sido enteramente proscritas. Esta es
la tercera série de males que el legislador
debe evitar en la religion.
4. A estos males que son los restos de las
an tiguas instituciones del Estado bárbaro
(x) Véase el capitulo 7. del libro primero, y
el 9. del libro 3.
ciencia
16
de la sociedad, se añade otro que tambien
lo es de este estado anterior; pero depende ántes de la manera de pensar de los
bárbaros, y de la influencia que ésta tiene sobre su religion, que de las instituciones políticas y religiosas de aquel
tiempo.
El bárbaro en quien la idea del 'órden , de donde nace la de la justicia, 6
no existe, ó es muy obscura , que no desea, no aprecia, no respeta y no honra
sino la fuerza; el bárbaro para quien las
sedales que manifiestan la opinion de la
superioridad de la fuerza son las que únicamente lisonjean la vanidad del mas
fuerte, y por consiguiente el mayor mérito del mas débil para con el mas fuerte, la cosa que mas estima consiste en las
señales exteriores de obsequio y de homenage; el bárbaro, digo yo, reconociendo en la divinidad un sér mas fuerte, y
suponiendo en ella el mismo modo de pensar, comunica á la religion el mismo esp í
-ritu,yponelcxrtdoe
mérito de la piedad. Pues este error, que
mudándose con el estado de la sociedad
de la legislacion. 17
el modo de pensar de los hombres, deberia tambien desaparecer con las causas que
lo han producido, sobrevive muchas veces
á los tiempos y á las circunstancias que lo
han causado , y sus perniciosos restos se
conservan en unas partes mas , en otras
menos; y se transmiten aún á las socieda
dades civilizadas por la naturaleza misma de la religion, ó por la ignorancia,
por el interés de los sacerdotes, ó por las
tres causas juntas. Este es otro mal que
debe evitarse.
. Toda religion está amenazada de
dos especies de males opuestos entre sí,
6 del espíritu de irreligion que priva á la
sociedad de su útil influencia, ó del . espíritu de fanatismo que la hace instrumento de las calamidades valblicas y privadas , y de los delitos. Estas son las dos
últimas especies de males, y quizás las
mas considerables, de las quales la legislacion debe preservar á la religion; y de
este modo hemos generalizado con la abst raccion y brevedad mayor que nos ha
sido posible los bienes que el legislador
debe buscar en la religion , y los males
2101110 X,
E
Ciencia
18
que debe evitar. Demos ahora otro paso, y procuremos ver quáles sean las relaciones que las diversas religiones tienen
ó pueden tener con estos bienes, y quáles
son las que tienen , ó pueden tener con
estos males. Este examen es necesario para ver por qué medios el legislador debe
conseguir estos bienes, y evitar estos males en las diversas religiones, Mas para
proceder con acierto es necesario determinar antes la naturaleza de las religiones, y no debemos omitirlo por la dificultad de la empresa. Es cosa agradable evitar los obstáculos; pero el arte consiste
en vencerlos , y la perfeccion supone esta victoria. Empezémos pues por lo mas
dificil 5 quiero decir , por las falsas religiones, y despues de haber explicado plenamente lo que es relativo á ellas, pasarémos á hablar de la verdadera con el mismo órden,
de la legislacio%
19
CAPÍTULO IV.
Del politeísmo.
P ara generalizar los principios legislativos relativos á esta religion ; para encontrar en medio de las diferencias de
que es susceptible y lo será siempre,
las relaciones universales que todos los
particulares politeismos aunque tan diferentes entre sí , deben tener por su esencia y naturaleza con los indicados bienes y males; para partir finalmente • de
estos datos á la investigacion de las operaciones legislativas que deben depender,
6 que como tales podrán por consecuencia estar fundadas sobre los principios de
una oportunidad universal y eterna ; para
conseguir todo esto, digo yo, es necesario generalizar el objeto mismo de nuestras investigaciones ; es necesario formar
de todos los politeismos que han existido,
existen y pueden existir , un politeismo
a bstracto que sea como la especie que coma2
2o
Ciencia
prebenda todos estos individuos ; es necesario penetrar en este caos de objetos, en
los quales son tan ocultas las semejanzas
y tan visibles las diferencias con aquella
penetracion profunda y colectiva que hace descubrir al filósofo la uniformidad
en aquellas cosas en las quales el vulgo
no vé, y no encuentra sino desemejanza;
es necesario descubrir la naturaleza y el
origen de este culto, y hallarla en la naturaleza invariable del hombre y en las
circunstancias universales del género humano.
Supongamos al hombre abandonado á
sí mismo, quiero decir, el hombre que se
ha apartado de la tradicion original y
no ha recibido la luz de la revelacion,
privado de conocimientos y de luces, rodeado de las tinieblas de la ignorancia que
preceden y acompañan origen y la
fancia de la sociedad; volvámoslo á po,ner en el estado por el qual todos los
pueblos han debido pasar , y en el que
aun . hoy- se palla una considerable porcion del género humano; combinemos las.
ellexiones sobre los efectos de esta po si-
de la legisTacion.,
clon unilersal con • la..que nos dán las propiedades -universales de la naturaleza bumana; y de esta posición combinada con
aquellas-propiedades,.deduzcainos los pri,
meros anillos- de aquella cadena teológica en torno . -de la qual gira :el politeísmo de todos los ._ pueblos. y: detodos
los tiempos._
15.!
1-iay. ...en .la naturaleza humana un
constraste de finito •_de "infinitos que observado profundamente por el filósofo,
le ofrece la razon de muchos. fenómenos
morales,- y le hace desctibrir el ;origen--de
muchos hechos. Si observamos_ nuestras
fuerzas.. y nuestras potencias, , hallamos
nuestra naturaleza finita _y terminada;
pero si reflexionamos sobre nuestras concepciones y apetitos , vemos esta misma
naturaleza participar del infinito , pudiendo ella, concebir en alguna manera el ser
infinitovy apetecer también un bien infinito, y infinito número de cosas. El hombre ignorante no ha podido seguramente
raciocinar como nosotros sobre este contraste inexplicable ; no lo ha descubierto
corno nosotros , pero lo ha sentido como
22
Ciencia
nosotros.- Los sentimientos- opuestal
esta participacion de finito é infinitónie la
naturaleza humana debe dispertar, necesariamente han debido : obrar-sobre él como obran sobre nosotros; y sirio7han- excitado su reilelion, por Io mismo han influido con mayor fuerzá sobre sus opiniones, puesto que á medida que son menos
extensas_ las luces de Su razon, es mas inmediata y Más fuerte la influencia de los
sentimientos. --e- Deteniéndonos. un poco sobre esta reflexion , y_ buscando lo que únicamente
interesa á nuestro argumento, hallarémoá
fácilmente la -causa universal , 'origen y
naturaleza del •oliteismo. Hallaremos el
sentimiento de la propia debilidad conde=
cir el hombre á la primera idea de la divinidad, y elzsentfiniento opuesto de perfeccion envolver.e-sta idea en . -los errores,
sobre los qualls4w ,. .orgullosa- igribranciá
de los hombres ha levantado irionstruoso edificio esta insana religión, que
por mas diversa que sea en sus modificaciones que en los diversos lugares y tiempos ha sufrido, siempre se hallará que es
23
de la legislacion. una, y laJuisma en su origen y en su naturaleza.
El hombre afectado del sentimiento
de su debilidad, penetrado del temor que
dispertaban en él los terribles fenómenos
de la naturaleza, oprimido del sentimien
to de la impotencia de sus facultades pa=
ra alejarlos , ha debido fijar sus refletit
nes sobre estos fenómenos ; suponer una
fuerza y una. potencia qUe los causaba;
reconocer su superioridad , y en el- desconsuelo en que le precipitaba el sentimiento de su debilidad. guando • esta fuerza amenazaba su ruina , le ha sido preciso invocada, no teniendo contra ella
otro refugio.
Este es -el primer paso que el espíritu humano abandonado á si mismo , y
en la situacion universal., en la que bernos supuesto que estaba , ha debido dar
bácia la religion ; y en efecto , es el primero que ha dado. Este es el reyno de
uranos llamado cielo por los latinos ,
la época en la que la fuerza desconocida
que agitaba la naturaleza y alteraba á
los hombres, era el objeto único de los vo-
2 4
CienCia
tos y del culto de los mortales atemorizados (i).
Este primer paso hubiera podido ser
el único, puesto que como veremos despues , en las naciones donde fueron los
mismos los iniciados, que participaban y
que eran escogidos entre los mas sabios del
pueblo , despues de largos errores y en
medio de las luces de la mas extensa civilizacion, vollrjeron á aquel punto donde
-4/1Jprimeros padres naturalmente habian
-llegado ; mas era mas fácil .que los hombres r etrocedieseo, que no , que se parasen
y se detuviesen. El espíritu humano afectado de dos sentiniientos opuestos que proceden de aquel contraste de lo: irrito y de
lo infinito que se observa en da natura- leza humana debia resentirse pronto en
sus opiniones religiosas del sentimiento
opuesto al que lo habia dispertado desde el principio. Si= el sentimiento de la
propia debilidad le condujo á invocar y
adorar Id fuerza ó potencia desconocida"
que agitaba la naturaleza , amenaza-
(0 N. D. T. Esta verdad la hallamos con-
25
de la legislacion.
ba su ruina , y excitaba sus temores ; el
sentimiento opuesto de la propia perfeccion combinado con la ignorancia en la
qual se hallaba, y en que lo hemos supuesto, debió hacerle como le hizo en efecarmada en los escritores mas antiguos. Hesiédo
nos dice en su teogonía que en la religion antiquisirna de la Grecia que nos representa con el
velo de una fábula , solo se invocaba la fuerza
desconocida que agitaba la naturaleza , bajo el
nombre ó la idea de Urano: á Cieio , sin que
ninguna otra deidad participase de este culto,
por consiguiente en esta. época era desconocido
el politeismo. Porfirio . confirma esta misma ver
dad , asegurándonos que al principio la re liginn
estaba reducida á prácticas muy sencillas y puras , y á ideas muy diferentes de las que en su
tiempo reynalian; que no se adoraban figuras sensibles, ni se habian sacrificios sangrientos , ni se
. as de dioses,
habian imaginado tantas genealog L
.sino que se rendian homenages puros al primer
principio de todas las cosas, se le dirigían fervorosas oraciones , se imploraba su socorro , y de
este modo se reconocia . su soberano dominio. Herodoto hablando de los primeros habitantes de
Greda nos asegura que adoraban confusamente
muchos dioses , que no distinguian ni les daban
n ombre particular, que es lo mismo que decirrios q!.e adoraban tinicinente la fuerza tlesco no
Ea los demás pueblos, si hemos de juzgar-eio'a,
Por los monumentos que nos han quedado , se
26
Ciencia
to muy pronto poiiteista y antropornoifita.
1\'o teniendo los hombres en este estado de
cosas conocimiento alguno de las leyes
naturales , y mucho menos de aquélla,
que es la última que se adquiere y que
supone el último grado de los conocimientos humanos, es á saber, el conocer
y - cOncebir, que nosotros no rodemos, ni
podremos jamás conocer y concebirlo to-
véa las mismas ideas religiosas. En el fragmento de Sanconiaton que Eusebio nos ha conservado, hallarnos que los primeros habitantes de la
Fenicia solamente adoraban á Belzemen , que
quiere decir,,Ser7or del cielo, á él solo le dirigian
sus votos y le hacian sus oraciones. Apolodoro,
que escribió la historia de los Caldeos, nos dice
hablando de los dioses , que Celo fué el primero
que reynó sobre todo el universo, y que al principio esta nacion no reconoció ni dió culto á
otra divinidad. El mismo Her000to nos asegura
que los primeros Persas expresaron la divinidad
desconocida y antigua con la fórmula de la vasta extension de los cielos. Estrabon nos confirma Cambien esta verdad , y dice que llamaban luyeron al supremo Dios que adoraban.
El dios jarro , 6 dios de los dioses que los primeros habitantes del Lacio adoraban , era la
fuerza desconocida, como se colige de Macrobio
en sus saturnales, de los poemas antiguos de los
sábios, y de la etimología que nos dá Cornificio
fundándose en la autoridad de Ciceron. Los amiouismos libros de los Chinos , de los quales aun
se conservan tinco que ellos llaman los Ifink,
nos manifiestan claramente que el culto primero de esta nacion se reducia á la adoracion
CaYcle aquella fuerza • dl:sconoci d a , nue los Griegos
llamaron Uranos ó Cielo, los Fenicios Belzemen ó
SelOr de los Cielos , los Pers7s la 'vasta é'xteno, ó ed
sion de los cielos, los antiguos latinos ja •
universo d el cielo', y' que ellos llamaron . C7rállIi
d'Tiéri, que en sn4erigua significa la misma cosa,
es á saber, el cielo ó la fuerza que domina en •el
cie; 16: 1Despues que estos pueblos cayeron en el
politeismo, siempre conservaron un nombre particular á su primitiva divinidad , que manifestaba quál !labia sido su primitiva religion y su
MaS I Ontiguo culto ; y este nombre asi en las naciones cultas como en las •salvages no significa
otra cosa sino alto señor ó simplemente seflor, lo que manifiesta con evidencia que ro
significaba al prinéipio sino un soló objeto, pero
confuso é indeterminado , que ro podio ser otro
Sin6 la fuerza desconocida de la qual hablarnos. Es verosímil que el Tuiston que era la primitiva deidad de los Germanos, y el Esos de los
Galos, significaban la misma cosa, pues esta div;nidad en medio del politeismo no la representaban estas naciones • con figuras , imágenes , ni
con ningun emblema, ni tenian templos, ni aras.
Los sagrados ritos , los sacrificios v votos Y "
fin todo el culto se hacia en les tos. qties y al pie
de una encina. Y así el Dios supremo en muchos
de 7a legislacion. 27
Ciencia
de la legislacion.
do ; privados de aquellos socorros , y-de
aquellas circunspecciones que en la .aye7
riguacion de las causas y de los fenómenos naturales suministran-las ciencias y
la experiencia de los errores humanos;
penetrados tambien de aquella orgullosa
manía de querer y poder explicar todo
lo que inspira el sentimiento de la propia
perfeccion combinada con la ignorancia;
viendo la guerra aparente que se hacen
las diversas potencias de la naturaleza, y
no pudiendo explicarla de otra manera
que con las ideas de inteligencias diversas que dirigiesen estas distintas fuerzas
y diversas potencias; y no pudiendo finalmente por el mismo sentimiento de la propía perfeccion suponer en estas inteligencias una naturaleza distinta de sí mismos,
personilicaron estas fuerzas y estas potencias, les dieron su sentido y vida , las invocaron y adoraron como mas fuertes
que ellos , les dieron como dice Aristóteles no solamente las formas humanas ,
sino cambien sus maneras de vivir y sus
afectos; y si les dieron una cabeza, y hubo entre ellos un m'nen superior distinto;
si conservaron una prerrogativa al númen
antiguo , como á aquel que creían que
presidia al órden sucesivo de las cosas,
le mudaron frecuentemente hasta el nom-
28
pueblos no tenia ningun nombre, como el que
adoraban los Asturianos, los Cántabros, los Celtíberos , y muchos otros pueblos adoraban un
Dios desconocido como nos lo asegura Estrabon.
Los indios del Brasil imploraban el Dios supremo
que no tiene templos, ni altares, ni nombre. Los
Megicanos en medio de la multitud de los dioses que adoraban, reconocian un Dios supremo,
y lo indicaban mirando al cielo con veneracion.
Lo que prueba que estos pueblos no conocian
al principio otro dios que la fuerza desconocida
á la qua' imploraban y honraban sin darle .nombre particular , porque era obscuro ó indeterminado el objeto de su culto, y porque no necesitaba de ser distinguido de ningun otro por ser
único; y á éste lo han puesto á la frente de todos los deint's , como el mas antiguo, despues que
las naciones han caido en el politeismo. La mis
tina voz dios que significa fuerza, confirma tara.bien esta opinion. Por lo qual los primeros pasos
que han dado los hombres ácia la religion en
tantos pueblos, paises y tiempos tan diversos
tan distantes, siendo tan uniformes, confirman las
ideas que nuestro autor acaba de expresar sobra
]a teogonia gederal de la mayor parte del género
humano , que es muy conforme á la teog0M3
particular de cada nacion.
29
Ciencia
30
bre, porque concibieron nueva idea limitada, circunscrita, superior , pero no desemejante de aquélla que se habia.n formado de los otros dioses.
_Este fué y será siempre el origen del
politeísmo combinado con el toitropomorfitismo; éstos fueron, son y serán siempre
los primeros anillos de aquella cadena
teológica , en torno de la qual ha dado
vueltas en todos tiempos el politeísmo de
todos los pueblos; y éste es el reyno de
Saturno y de los Titanes que destruyeron el reyno anterior , y mutilaron al
gran padre, esto es , la época de este segundo culto en la qual ya no dirigieron
solamente sus votos y rindieron sus homenages los orgullosos mortales á la filerza desconocida y universal , sino que la
dividieron en muchas y particulares potencias de la misma naturaleza 9 en la
qual el gran padre fué mutilado, esto es,
la idea de la fuerza desconocida y universal fué limitada, porque yá no fué considerada como la única y universal reguladora de la 'naturaleza, sino solamente se
le atribuyó la funcion principal de ella,
de la legislacion. 31
qual era la que se manifestaba en el giro
de los astros, en el retorno de las estaciones , en la sucesion de las cosas ; y
que por esta razon ya no la expresaron
con el nombre de Uranos ó Cielo , quiero decir, de aquello que la abraza y contiene todo ; mas con el noml y e de Cronos ó Saturno , que no significa sino lo
que se revuelve y gira, esto es , el tiempo que mide las revoluciones celestes; que
sucedió al reyno anterior , porque fué
adorado , no ya con la idea y nombre
antiguo, sino con la idea y nombre nuevo (i); que es depositario, y ministro de
(i) N. D. T. Del mismo Hesiódo se colige
que el númen que al principio fué adorado con
el nombre y la idea de Uranos ó Cielo, despees
lo fué con la idea y el nombre de Cronos ó Saturno. Los mismos dioses en este poeta son hijos de Saturno y de Rea , del cielo y de la tierra; á la tierra bajo de este nombre la hace muger del cielo y madre de Saturno , y bajo el nombre de Reo la hace hija del cielo y muger de
S aturno. El mismo dios con diversos nombres y
d iversas ideas tenia la misma muger con diversos
n ombres y diferentes ideas. tronos es lo mismo
q ue Uranos; pero tiene una idea mas limitada.
.Rea es lo mismo que tierra ; pero con idea mas
li mitada, porque tierra significa todo el planeta
32
Ciencia
los decretos del fato ó de aquella primera ley que 'labia prefijado el Orden sucesivo y perenne de las cosas, y á la qual
los dioses mismos estaban sujetos; porque
produce en su Orden de sucesion las mutaciones prefijadas (r) , las revoluciones,
todos los sucesos insertados en la gran
cadena del fato, que tiene dos semblantes para representar lo futuro y lo pasado; y que devora sus propios hijos, por
lo que llamamos globo terráqueo, y Rea solan3enre lo que propiamente se llama tierra. Tales son
las ideas de este poeta en su teogonfa.
(i) El mismo poeta nos dice que CrOlIOS
recibe de su padre Urano: los secretos del destino sobre las revoluciones futuras , y que sus esfuerzos para suhstraerse de sus decretos son
inutiles. Los antiguos creían que el faro era una
ley que el supremo numen habla establecido,
desde el principio de las cosas, á la qual él mismo estaba sujeto despues de haberla establecido,
y él mismo era el depositario de esta ley , llamándose al principio Tiranos ó Cielo, despues
conos ó Soturno, y ultimamente yove ó 7úpiter. Estas ideas tan vastas y tan extensas del
fato no se formaron en un momento en el estado
en que los hombres se hallaron guando dieron
este segundo paso en el culto religioso, sino pro•
gresivamente y por grados. El primer paso de
la religion le dieron los hombres ántes de formar-
de la legislacion. 33.
que consume, y destruye sus obras (1).
Hay una progresion en los errores,
como en las verdades. Unas y otras proceden del entendimiento humano, el que
siendo reflexivo con dificultad se detiene
en los primeros pasos que dá en estas regiones opuestas.
Esta verdad confirmada por la razon.
y por la experiencia nos suministra el
progreso natural del politeismo
delse las sociedades. Este segundo acompañó la infancia de ellas. El rcyno de Saturno se 11..rnó siglo de oro , sin duda porque los hombres aun gozaban de la independencia natural , de la qual
Ovidio nos hace en sus metamórfosis una pintura tan hermosa, y los Romanos la representaban
todos los años en las fiestas saturnales. Los hombres en este estado podidn adquirir algunas
ideas confusas sobre el órden sucesivo de las cosas que se manifestaban á sus sentidos, por la
r elacion periódica de los astros y el , retorno de
las estaciones, y atribuir al numen primero el
origen y la presidencia de este órden ; pero no
e xtender y perfeccionar estas ideas para poder
formar la indicada teoría del fato de los Toetas,
Y de la ley del órden de los filósofos, porque esto supone una sociedad mas perfecta y una cult ura mas extensa.
(1) N. D. T. Casi todos los pueblos se han
Tomo X.
Ciencia
34
qual hemos ya fijado el origen y mostrado los primeros elementos.
Personificada y deificada ya una parte de las potencias físicas de la naturaleza, no era necesario hacer muchos esfuerzos para personificar las demás ; y dividido el gobierno del mundo físico entre
varias inteligencias distintas, suponer la
misma cosa en el mundo moral. Los ímpetus de las pasiones, muchas veces opuesasemejado en los primeros elementos del politeismo y en la restriccion súbita de la primera idea
de aquella fuerza desconocida que era el primero
y uuico objeto de su culto. Es indudable que
las primeras fuerzas particulares de la naturaleza,
que causan efectos mas grandes, mas prontos, y
mas sensibles, excitaron tarnbien mas la refle)(ton de los hombres , les causaron mayor admiracion , y fueron el objeto de su culto y por
consiguiente los elementos del poli teisrno en todos los pueblos. Y así los primeros dioses fueron
el sol , la luna , la tierra, el agua , el fuego, los
vientos , &c. En todos los pueblos despues de la
primera época de su culto ,quiero decir, del que
daban á la fuerza desconocida, ya se ven monumentos que nos manifiestan que pasaron inmediatamente á dar culto á estas fuerzas ó potencias particulares erigiéndolas en dioses. Desde
la India hasta las Gallias, desde la Etiopia y el
de la legislacion 35
tas entre sí, presentaban un fenómeno semejante al de las guerras que se veían entre las fuerzas naturales ; y era cosa natural explicar por una causa semejante
efectos iguales. Las fuerzas morales debieron pues tener particulares y distia:tas inteligencias , que las agitasen , la
uniesen, separasen y dirigiesen.
Egipto hasta las naciones hiperbóreas , así en
el antiguo corno en el nuevo Continente, se halla
confirmada esta verdad por la historia de todos
los pueblos. Que se consulte á Hesiódo, Estrabon,
Diodoro , los libros que los Chinos llaman sagrados que contienen su religion antiquísima,
á Máximo Tyrio, á César, y á Tácito, y lo que
nos refieren los viageros modernos sobre la religion de tantos pueblos nuevamente descubiertos,
y se verá la uniformidad del género humano en
este segundo paso dado en la religion y primero
en el politeismo. La misma uniformidad se halla
en la restriccion de la fuerza desconocida, que
fué la única que al principio se adoraba. La
misma idea del tiempo en todos los pueblos, la
misma division de la fuerza desconocida que agitaba la naturaleza en diferentes fuerzas particulares, que presiden á la revolucion de uno de
los dos astros, y determinan los dias, los meses y los arios el sol y la luna se convierten
en dioses de los pueblos, restringiéndose la idea
del dios antiguo, esto es, de la fuerza desconoC2
36
Ciencia
Por lo qual , los afectos y pasiones debieron ser personificadas y deificadas como los elementos y los astros ; y
los hombres para alejar de sí y hacer
caer sobre los otros la tristeza y el temor , debieron tambien erigir templos y
ciclo, en una fuerza é inteligencia particular que
preside á la sucesion de los tiempos y de las
cosas, y á la revoluaioa de uno de estos astros.
El sol era el dios que adoraban y reconocian
muchas naciones asi antiguas corno modernas
bajo diferentes nombres é ideas , que aunque
al principio se dieron únicamente á la fuerza
desconocida , despues se aplicaron al sol 6 á la
inteligencia que presidia á las revoluciones de
este astro. La luna participó de los mismos honores, y fué adorada como la suprema divinidad
por muchos y diversos pueblos en distintos lugares y tiempos. En cl antiguo Lacio, el dios 3a.
no era el dios del tiempo; y partió despues su
reyno con. Saturno , que era el Crunos de los
Griegos. El nombre . de Bifronte que tenia fano,
los dos rostros que tenian sus estátuas antiguas,
y el número de los dias del afeo que indicaban
sus dos riLinos , la opinion que este dios presidia las calendas de todos los meses; todos estos
hechos nos persuaden" que habiendo considerado estos pueblos á jallo como el universo , 6
el cielo ó el ET. 'anos de los Griegos, despues
le ad-oraron como su Croáos ó el dios del tiempo.
cíe la legislacion.
37
Atares al dios de la tristeza 5 y al miedo ( t).
Los errores de los sentidos debieron
venir al mismo tiempo al socorro de los
falsos raciocinios del entendirnienlo para
suministrarles su parte á esta prodigiosa
multiplicacion de dioses. Sabemos que la
noche que impide juzgar de la distancia
y recOnocer la forma de las cosas por la
obscuridad expone al hombre todos los
instantes á los juicios errados que hace de los objetos . que se le presentan. Reducido á juzgar de un objeto por solo
(r) N. D. T. Ilesiúclo nos manifiesta claramente esta progresion , diciendo en la invoca-.
clon á las musas: Ellas cantan en sus eternos
conciertos. Los dioses que nacieron al principio
del cielo y 'de la tierra , y los que descendieron
de éstos, que son los que distribuyen diversos
bienes. Los dioses que nacieron del cielo y de
la siervo fueron los Manos que mutilaron al
gran padre, esto es, las fuerzas y las potencias
de la naturaleza , que fueron adoradas las
pr imeras quano de la adoracicn de la fuerza
ú nica desconocida se dió el primer paso en el
p oliteismo. Los que de estos se derivaron
fueron las demás fuerzas y potencias que los
Poetas divinizaron con sus fábulas y ficciones,
Y con diversos nombres é ideas. Estas fuerzas
Ciencia
3 S
la grandeza del ángulo , esto es, por sola
la imágen que forma en sus ojos, necesariamente debe suceder que estos objetos
desconocidos se alargarán y dilatarán
prodigiosamente al paso que se acerca
á ellos. Teniendo la extension de pocos
pies, guando estaba léjos muchos pasos,
la tendrá de muchas toesas guando diste
pocos pies. Si llega á tocar ó á reconocer
este objeto, Juego se acabará la ilusion, y
en el mismo instante el objeto que le parecia gigantesco y monstruoso, ya no se
le presentará sino en su grandeza real y
no solo fueron las fisicas , sino Cambien las morales, corno los afectos y las pasiones. Tal es
el di froditis ó L'enus , esto es, el amor, las Furias, que son el furor , el Odio, el Desprecio, la
L'enganza y la Envidia que los Griegos y Romanos divinizaron, la Enndacion , la Tristeza, el
Tentar y el Espanto. Estas dos deidades tenían
un templo en Esparta y otro en Roma. Vemos en
la tragedia de YEschiles intitulada de los ríete
delante tle Thebas , que estos siete capitanes juran por Marte, por Belona , y por el dios del
miedo en medio de los sacrificios, teniendo las
manos sumergidas en la sangre de las victimas.
Véanse á Hesiódo , Hornero y Ovídio , que nos
hacen unas pinturas muy vivas de todas esas divinidades.
de la iegiSiaCiOn.
verdadera. Pero si huye, y no se atreve
á acercarse, es cierto que no tendrá otra
idea de este objeto que la imágen que ha
formado en sus ojos, y que realmente habrá visto una figura gigantesca y extraordinaria por su grandeza y por su. forma ( a).
Esta reflexion al mismo tiempo que
nos manifiesta que la preocupacion de los
espectros ó fantasmas , que es tan comun
en la plebe de nuestros dias, está fundada en la naturaleza , y no depende únicamente como se crée de la imaginacion.
Al mismo tiempo nos hace descubrir el
origen desconocido y universal de una
parte considerable de los elementos que
componen el politeismo de todos los pueblos y de todos los tiempos. Las sombras
modernas , los fantasmas , los espectros,
debieron ser considerados como otras tantas divinidades por los hombres que habian ya dado el primer paso en el poli(1) Véase lo que sobre esto discurre el célebre
Buirou en la h i storia natural del hombre guando
trata del sentido de la vista , tomo segundo parte primera.
40Ciencia
teismo , que tenían la imaginacion llena
de fenómenos explicados todos teológicamente , y viviendo en un suelo mas sal-vage que el que nosotros habitamos, les
suministraba mas materiales á. estas ilusiones , especialmente siendo mucho mas
ignorantes que nuestra plebe moderna.
Los bosques, los rios, los lagos y el mar
se poblaron de divinidades nacidas de
estos errores ; la habitacion de cada familia estaba tambien cercada de ellas; las
cuevas y las cavernas obscuras de los montes las tenían en abundancia ; los hombres debian hallarlas por la noche y en
las tinieblas por todas partes especialmente en los lugares obscuros ; y éste
debió ser el origen de las ninfas que iban
errantes por la tierra con el nombre de
(r), que Hesiódo sirviéndose de
de una bella imagen hace nacer de las gotas de sangre ca idas del cielo á la tierra
despues de la fatal mutilacion , esto es,
(i) N D. T. Las Ninfas no tenian morada
sino que discurrían segun Hesiódo por la inmensidad de la tierra ; y asi se veían y se haliaban por todas partes. Los accidentes que las
de la legislacion. 41
poco despues de haberse introducido el
politeismo. Este debió ser tambien el origen de tantas otras ninfas (1) que hahabían hecho encontrar, quiero decir , que habían
producido la ilusion , dependiendo de meches
combinaciones, era imposible que fletan ajos y
permanentes, y asi tampoco lo podian ser lis ninfas. El nombre mismo de Ninfa parece que confirma maravillosamente la idea del autor, por
que quiere decir encubierta, oculta; y así se daba tambien este mismo nombre a las nuevas esposas, porque andaban veladas y cubiertas. Todo
lo que se vé en la obscuridad, se k é tan confuvsaemenre que parece que está cubierto con un
velo.
(e) N. D. T. Hesiódo hace mencion de las
ninfas marinas hijas de Nereo y de Doris , de
otras tres mil hij-s del Océano, y de Teris, que
dispersadas acá y acullá , unas veces habitan
sobre la tierra , y Otras debajo del agua. Esta
anfibiedad de las Ninfas nos manifiesta bien
qu e en su primitivo origen fueron las ilusiones.
La ninfa que se habla hallado por la noche , ó
cerca de un rio , ó de una fuente , ó de un lago , de dia no se la veía , y ni aun quizás se
l a volvía á ver por la noche , porque no concurrían las mismas causas que habian produc ido la primera ilusion, y asi se decia con muc ha seguridad , que había desaparecido y se habia
su mergido e:1 el agua. A esto !,aten alusion los
. res versos de Hornero que refiere Pausanias, en
'Os gustes dice: 7 vosotras ninfas retiraras á
Ciencia
42
bitaban los montes cubiertos de árboles y
matorrales , los bosques, los lugares maritimos , los lagos , los ríos , las fuentes,
vuestras profundas cavernas , un viejo dichoso
os espera debajo de las aguas, idos 6 verlo, y
á brillar en su corte. No habla lugares mas
oportunos para favorecer la ilusion y el error
que los montes sombrios, los bosques, las fuentes, las lagunas, y las cavernas marítimas donde
residian las ninfas. La ilusion desaparece en
acercándose el objeto, pero estos objetos eran
inaccesibles por los obstáculos que la misma naturaleza del lugar oponia, y por la alteracion
que causan en la imaginacion el horror y el temor que estos lugares obscuros y solitarios son
capaces de excitar. Estas deidades han sido tatnbien recibidas en paises y tiempos muy diferentes como en el Lacio, Mucho antes de tener relacion con los Griegos , como nos lo asegura
Virgilio en su Eneida lib. 3. naciones megicanas creían lo mismo que los Griegos, que
Jos ríos, fuentes, bosques y cavernas eran habitadas de estas deidades. Los de Corea y los Chinos tenian la misma creencia. En los Scitas,
Germanos, y Galos , reynaba la misma opinion.
En Ids antiguas leyes de la Noruega se hallan
algunas que prohiben adora!' los genios de 105
ríos, de los lagos , y de los sepulcros, lo que
nos manifiesta, que los antiguos habitantes de
este pais tenian la misma creencia. ¿Y de clóne.
de puede nacer tanta uniformidad de ideas en
pueblos y paises tan distantes , y en tiempos tan
de la legislarían.
43
mar
y
las
cavernas marítimas , el de
la
los dioses Penates y de los Lares domáticos (1) que protegian la familia y
guardaban las casas porque se habian
visto alrededor de ellas ; éste tambien
diferentes? Es necesario que haya una causa del
todo semejante para producir los mismos efectos,
y ésta no puede ser sino la que el autor nos manifiesta.
(1) N. D. T. Los dioses Lares, tambien estaban escondidos en la obscuridad de la noche,
y liacian guardia al rededor de las habitaciones para defenderlas, y para que con tales centinelas estuvieran seguros sus habitantes ; y
así se les consideraba como fantasmas, expectros, y sombras nocturnas , porque esto significa
larva, de donde se derivó el de Lares. De aquí
podemos inferir , que el origen de estas divinidades domésticas fueron las ilusiones y los errores de los sentidos , que la época de este origen,
sin duda alguna , corresponde á la que nuestro
autor les asigna en su sistema , pues entonces
los hombres aun estaban sepultados en las mas
densas tinieblas de su barbarie. Esta ignorancia
l es hacia mecho mas crédulos que á nuestros
pueblos, en los quales sin embargo de las luces
que por todas partes les rodean , la ilusion de
una pobre mugercilla que les asegure con buena
fe que ha visto un espirito, un fantasma , un espectro , ó un duende, es bastante para acreditar
su existencia en todo el vulgo de una ciudad.
Ciencia
el de los demonios llamados Lenivres (x),
que los antiguos consideraban como deidades nocturnas porque se dejaban ver
solamente por la noche ; y éste el de los
dioses Manes (2) que tenian cuidado de los
44
(t) N. D. T. Los Lemures son dioses que
deben tainbien su origen al . ternor y al espanto.
Esta es la idea que Nonio nos ha dado de ellos
diciendo : Lemures sunt larva nocturno?: et terrificationes imaginum et bestiarum. El rito con
el qual procuraban expeler de casa por las noches huéspedes tan poco agradables , nos manifiesta bien qué origen tuvieron. En la fiesta que
se celebraba por espacio de tres noches consecutivas, en honor de estas deidades segun refiere
Varron , el padre de familia se levantaba á media noche de su cama , se llenaba de un sagrado espanto, hacía un cierto ruido con los dedos
de la mano, y dando unos golpes sobre un vaso
de bronce corno para alejar de sí estas deidades malhechoras , y que no habla de volver los
ojos atrás guando arrojaba las habas por la espalda ; todo lo qual manifiesta evidentemente que
semejantes deidades no debian su origen sino á
las ilusiones que se habian excitado en la imaginacion como efectos del terror , y que su antigüedad corresponde á la época que nuestro autor les asigna en su sistema.
(a) N. D. T. Los poetas Griegos y latinos
distinguian tres cosas en el hombre , es á saber,
el cuerpo, el alma y su sombra ó fantasma. 140-
de la legislacion.
45
sepulcros y de las sombras, que por la noche andaban errantes en torno de ellos,
porque se hablan encontrado cercada de emero y Virgilio nos manifiestan esta doctrina
expresamente en varias partes de sus admirables
poemas; pero Lucrecio lo hace mas claramante
en los versos siguientes:
Esse Archerusia templa,Quo llegue permaneant anima , pique corpera
nostra.
Sed quedan: Simulacro modis palentia mivis.
Lucret. Lib. 1.°
Los Egipcios con poca diferencia tenian
las mismas ideas. Pítágoras habla ensefiado la
misma doctrina , y en casi todos los pueblos se
vé derramada la misma opinion en los tiempos heróicos que corresponden á la época religiosa de que hablamos. Estas sombras y estos
c uerpos sutiles que envolvian el alma , en muriendo el hombre se separaban de ella y se
ll amaban manes; y despues se dió este nombre á los dioses que protegian estas sombras y
lo s sepulcros al rededor de los quales estaban
e rrando por la noche, por cuyo motivo se les reco mendaban los muertos como se vé por las inc ripciones sepulcrales de los antiguos: D. M.
De is manibus. Es fácil conocer por lo que dejaos dicho , que estas deidades nocturnas amigas
d e la obscuridad de las tinieblas, deben su orig en á las ilusiones del temor. La constante
46Ciencia
de la legislacion.
47
los y en medio de éstas; y finalmente , éste debió ser el origen universal de aquellos
monstruos deificados llamados Gigantes(1)
que habitaban en lo interior de los montes,
de los quales hallamos llena la mitologia
de todos los pueblos en todos los tiempos.
nion de los antiguos que las sombras no podiar•
andar errantes por la tierra y manifestarse á Jos
hombres sino por la noche, y que acercándose
la luz del din debian restituirse á los infiernos,
como Virgilio y Propercio nos lo dicen claramente, especialmente este ultimo en aquellos
versos de la elegia 7. del lib. 4.
una fuerza incalculable, que saben arrojar cien
rocas de una vez. En el mismo Hesiódo Tifeo que
significa humo del fuego, y vapores inflamados,
tiene cien cabezas semejantes á la del dragon,
sus lenguas negras , sus ojos arrojan llamas, saliendo de todas las cabezas un terrible fuego,
sus voces ininteligibles y diversas, sus gritos penetran hasta los cielos , y resuenan hasta en
las montañas mas remotas; y en la guerra que
tiene con Júpiter se sienten terremotos, huracanes, tempestades , erupciones, volcanes, incendios y combustiones. Las mismas ideas se vén
en •iidio y otros poetas é historiadores antiguos. Los gigantes arrancan de raiz los montes, y los lanzan contra los dioses, los amontonan unos sobre otros, transportan el Ossa sobre el Pelion. Tifeo es aplastado con el peso
de Sicilia , y sostiene con su cabeza el monte
Etna. Los esfuerzos que hace para librarse de
este peso causan los terremotos , y su respiracion
inflamada causa las erupciones de este volean.
Diocloro llama las inmediaciones de Cuma el
pais de les gigantes; los campos flegreos eran su
atorada, y en el asalto dado contra los dioses
arrojan encinas , árboles , y rocas inflamadas.
Pausanias pone el pais de los gigantes en Pallena de Macedonia , y en en lugar de Arcadia
qu e está arrojando vapores inflamados. En las
tr adiciones antiguas de los Egipcios, Tifon es un
Nocte vago ferimur , vox clausas libera:
umbras.
Luce jubent leges Letielea ad :tagua reverEsta opinion , digo yo, que no solamente era
propia de los antiguos Griegos y Romanos, sino
que hoy mismo lo es de muchas naciones salvages , segun nos lo refieren los viageros mas ilustrados, prueba con evidencia que no deben su
origen sino a la ignorancia , al error , y á las
ilusiones que el temor ocasiona en los hombres
bárbaros.
(1) N. D. T. En todos los pueblos, y en
tonos los tiempos, vemos pintados á los gigantes
como séres toostruosos de una altura prodigiosa,
de una fuerza extraordinaria , y de una audacia
que los hace venir á las manos con los dioses.
Viven en lás entrañas del mar, 6 de la tierra.
Hesiódo nos pinta á Coto, Briareo, y á Gige cada uno con cincuenta cabezas y cien brazos, de
ciencia
Mas sigamos el curso del espíritu humano en este laberinto de errores , y sin
exponernos á perdernos , los hallarémos
de la legislacion.
49
dependientes unos de otros , y con aquel
órden de progresion que al punto se pierde si este hilo se rompe ó se abandona.
monstruo con muchas cabezas y manos ; sus
brazos se estienden hasta los confines del mundo , y su cabeza se esconde en las nubes; salía
fuego vivo de su boca , y abrasaba inmensos espacios; su nacimiento había sido violento, pues
habia rasgado el vientre de su madre para
salir; un totbeilino de fuego lo había sumido,
y est daa acuito en las riberas del lago Sarbonido. Otras descripciones iguales á esta se hallan en las demás tradiciones antiguas de los
Egipcios, y estas espantosas figuras se hallaban
pintadas en los atrios de los templos. El pueblo que asistia á los sacrificios , mientras se
cantaban las alabanzas de Osirídes, heria y llenaba de imprecaciones estas figuras por los males que cret: que hablan causado en el mundo;
pero no por esto, estas odiosas deidades dejab.:n de recibir sus hornenages, pues el mismo
Plutarco , que nos refiere ésto , nos dice que hacian sacrificios á Tifon. En la mitologia de la
Scandinavia se habla largamente de los gigantes
y de sus guerras con los dioses; y aunque se
representan con imágenes horribles y grandiosas , no hay la mas mínima señal para poder
juzgar que se trataba de hombres gigantescos.
Estos gigantes están encadenados en las cuevas
profundas de ,la tierra : sus esfuerzos para romper las cadenas hacen temblar los montes, y
causan los terremotos. Pallan dia negarán á roer
par estas cadenas, saldrán de sus cuevas obscuras para derribar del trono á los dioses, pasarán
á las bóvedas celestes por el arco del cielo , y
entonces el género humano sufrirá todo género
de calamidades. La historia del Ja pon en las
primeras edades del mundo no refiere sino los
combates de los dioses contra los gigantes, describiendo estos monstruos de la misma manera
que los poetas Griegos y Romanos, contando de
ellos las mismas proezas. En las tradiciones antiquisimas del Indostan, se conservan las mismas ideas de los gigantes y de la gigantomaquia ; que habian combatido contra los dioses,
y hablan sido vencidos ; que uno habla abierto horribles simas, otro habia herido al sol y
á la luna, otro habla preparado abismos en los
quales se habria sepultado la tierra; finalmente
Otros habían sido aplastados por las montañas
que hablan arrojado contra los dioses, y que estos se las habian vuelto con mayor ímpetu.
En la América se vé en todas partes la misma
c reencia y las mismas ideas sobre esta mater ia. En el mundo nuevo, asi como en el antiguo,
s e halla la tradicion de los gigantes y de su
guerra contra los dioses que habitan las montañas que causan los terremotos, por cuyo motivo creyendo que en estas ocasiones los espíritu s quieren apoderarse de su pais, estos salvages tornan las armas, y arrojan dardos y piedras
48
Tomo X,
50Ciencia
Hemos visto como de la deificacion de
algunas fuerzas de la naturaleza, se debe
pasar á la deíticacion de las otras; y co.
contra las mismas montañas creyendo que de
este modo Jos repelen. Se vé que estas ideas
son las mismas en todas las naciones del mundo : ¿quál puede ser pues h causa de este error
tan comun y tan universal Es muy regular que
en las catástrofes de la tie ra , las montañas habrán Ilainacio la atencion y excitado el temor ea
los míseros mortales mas que todas las demás
cos,:s; los terremotos que han despedazado las
rocas, abierto los montes, los han transportado de una á otra parte, y algunas veces los han
puesto unos sobre otros; las espantosas erupciones volcánicas , los horribles incendios que
han abr,sado inmensos espacios, y producido
alteraciones considerables en los mares vecinos;
todos estos fenómenos extraordinarios hacen impresiones tan fuertes sobre el espíritu de los
mortaks , que su idea podrá alterarse pero no
borraPse. Supongamos, pues, que estos sucesos
extraordinarios hayan precedido 6 acompañado
la época religiosa en que se estableció el politeistuo, y que en esta catástrofe por un error
ce los sentidos , por una ilusion en virtud de
una combinación de causas, se haya visto un
grande fantasma 6 espectro cerca de alguna montaáa ó sobre ella misma. Este espectro ciertamente será la inteligencia que habita esta montaña, el gigante de una figura monstruosa que
causa todos aquellos movimientos, el que lanza
de la legislarion.
5
mo de la deificacion de las fuerzas fisicas , se debe pasar á la deificacion de las
fuerzas morales , esto es , á los afectos y
pasiones del ánimo. Hemos visto como de
los errores de la vista debió proceder
otra numerosa legion de deidades, cuya
inspeccion y funciones han podido observar los lectores. No son menester muchos esfuerzos para conocer que el espíritu humano, como hemos dicho, siendo
progresivo y consiguiente, no podia detenerse en este punto de su camino. Así
en el error como en la verdad, las consecuencias mas inmediatas del primer error se hacen principios de otros errores;
y de la combinacion y extension de estos
las rocas, el que está encadenado y hace esfuerzos para romper sus cadenas, el que arroja fuego contra el cielo, y el que hace la guerra contra los dioses. Las mismas ilusiones, los mismos
errores de los sentidos que han hecho nacer las
otras ridiculas divinidades, son causa bastante
eficaz para introducir las ideas extravagantes y
fantásticas de los gigantes , como las leemos
en los poetas y en las tradiciones fabulosas de
casi todas las naciones, en la infancia de las sociedacies, y en la época de su barbarie y
grosería.
D2
ciencia
resultados erróneos , pero remotos recibe nuevos incrementos la cadena de los
errores, en la qual si la relacion de los
ulteriores anillos con el primero desaparece , guando se quiere encontrar enderechura „ de ninguna manera se hallará,
sino volviendo los ojos á los anillos intermedios que la forman. Esto es lo que
se observa en el progreso universal del
politeismo.
Si los afectos y las pasiones de los
hombres tenian distintas inteligencias que
disponian de estas fuerzas morales ¿por
qué no debian tenerlas las virtudes y los
talentos ? (t)
Si las pasiones viciosas podian consi-ii
(1) N. D. T. Las virtudes y los talentos
tuvieron cambien sus dioses protectores. Del
dios del honor y de la buena té nos hablan
Plutarco y Ciceron como de dos divinidades
que los Griegos y Romanos adoraban: las de la
justicia y de la equidad invocadas con los nombres de Temis, Astrea, y Dioe por los Griegos,
y de Sidic por los, fenicios; las de la misericordia y de la piedad , que se adoraban en el célebre templo de Roma llamado por antonomasia ./Isilo; la de la prudencia llamarla Metis
ante Hesiódo dice que fué la primera esposa de
de la legislacion•
53
dorarse bajo el dominio de alguna dei-,
dad, ¿por qué los mismos vicios no hayúpiter ; de la verdad llamada Aletéa , que
unos la hacen hija de jr;piter y otros del tiempo; la que presidia á la observancia de los juramentos llamada Stige ; la del pudor y de
la pudicicia que tuvo dos templos en Roma,
porque 1.1s. matronas Romanas tenian á menos
sacrificar á esta diosa juntamente con el pueblo.
El del silencio y de la discrecion llamado
.drpc(crates , que los latinos invocaban bajo el
nombre de diosa Angenora, á la qual a..ociaron
el dios Aiur Locutius, ó el dios que hace hablar oportunamente; la diosa de la memoria llamada Mnernosime; y las nueve musas hijas suyas y de Júpiter ; la diosa Armenia , y las tres
gracias .dgalia, Talia , Eufrosine, hijas de Júpiter y de la bella Eurinoma, que eran las
que dispensaban cl dón de agradar , y las que
inspiraban la virtud del reconocimiento; y asi
los habitantes del Chersoneso, agradecidos á los
Socorros que hablan recibido de los Athenienses,
levantaron un altar non aquella inscripcion tan
aplaudida de Demóstenes: A la gracia que preside al reconocimiento. El Prometen de los Griegos era el dios de la industria; la diosa Pito
de los Griegos, y la Suadela y ,Suada de los
Latinos era la diosa de la persuasion, el Thoth
d e los Egipcios , el Taaut de los Fenicios, el
Ermetes de los Griegos , el Teutates de los Gal os, el Erminsul , ó Erminso, de los Germanos,
Y el Mercurio de los Latinos, eran los dioses de
54
Ciencia
bian de pertenecer tambien á otras dei.
dades 1)
la elocuencia y de la sabiduría; y aun en algunos de estos pueblos, del hurto y de la rapiña,
lo que en la infancia de las sociedades se tenia
como muy honorífico y glorioso, como nos lo
dice Thucidides en el libro primero de su historia. Los Griegos con el nombre de Atena
Pallas, y los Latinos con el de Minerva, nombraban á la diosa que presidia á las artes, á las
ciencias y á la industria. La caza tenia tambien en todos los pueblos su particular divinidad;
y en fin, no ha habido arte buena ó mala, industria, habilidad y talento , que no haya tenido su divinidad en estos tiempos salvages; vicios y virtudes, todo se poma bajo la proteccion de los dioses, y la imaginacion del hombre era prodigiosamente fecunda para inventarlos.
(a) N. D. T. Los vicios tambien tenian sus
dioses particulares, la mentira, la calumnia, la
venganza , los fraudes, los robos, los amores ilícitos; en fin, no habia vicio por infame que fuera que no tuviera algun dios protector á quien los
viciosos dirigian sus votos, incensaban sus aras,
le hacian oraciones, y le invocaban para que les
fuera propicio para cumplir sus deseos. La diosa Laverna, protectora de los ladrones y de los
hurtos , en el Latío tenia altares y bosques consagrados en lkoma; y los ladrones tenían buen
cuidado de ofrecerle una rarte de sus robos
para que les fuera propicia; y á los ladrones les
de la legislacion.
55
Y si las pasiones las virtudes los
vicios y los talentos reconocían igualmente la distinta influencia de las deidades particulares., por qué no debía extenderse tambien la misma opinion sobre
diversos bienes y diversos males? (r)
Si los ímpetus de las diversas pasiollamaban por esta causa Laverniones. En Planto tenemos la comedia titulada Cornicularia, y
en ella un ladron hace esta oracion á Laverna:
Mai Laverna in furtis celtrasis ,nunus : ó La.
versa , haz mis manos ligeras en los hurtos.
Los vendedores que querian defraudar á los
compradores, tambien la miraban como su protectora ; y en el discurso del tiempo extendió su
imperio sobre los hipócritas y toda especie de
impostores, como se colige de aquellos versos
de Oracio.
Pulcra Laverna
La n:ihi fallere; da justo sanctoque videri.
Noctem peccatis, et fraudihus objice nuvem.
Lib. i.° od. x6.
(I) N. D. T. En la religion de los Griegos
!labia deidades de diversos bienes y de diversos males. Dioses del ardor impetuoso y de la
v ictoria; del vigor y de la fuerza ; de la esperanza y de la fortuna ; del consuelo, de la celebridad , de la ocasion, de la oracion, de la
seguridad , y deidades opuestas á todas estas
de todos los males y calamidades que afligen al
5 6Ciencia
de la legislacion. 57
ponian del pensamiento y de los remordimientos? ( r
Si el sentimiento de la propia perfeccion
debia sugerir el de la inmortalidad del alma , como con efecto lo ha sugerido en
todos los pueblos mas ignorantes, ? . por quá
despues de la muerte no babria deidades
destinadas á premiar y á castigar como la
labia en el tiempo de la vida ? (2)
nes se atribuían á deidades diversas que
disponian de estas pasiones, ¿qué maravilla que la impotencia de alejar de nosotros un pensamiento que nos turba, y la
accion de los re mordimientos que persiguen
al cupable contra su voluntad , haya dispertado la idea de otras deidades que disgénero hamano, y todas eran parientas segun
Hesi6.1o. Los Latinos adoptaron una gran parte de estas deidades, y crearon otras muchas,
personificando y deificando todos los delirios de
una i maginacion exáltada ó abatida , levantándoles aras y o fr
eciéndoles votos y oraciones, y
dándoles un culto regular y muchas veces extravagante; y así Ciceron considerando estas
extravagancias clecia.z.-._.los hombres estuvieron
tan sumerzidos en el error, que no solamente
dieron el nombre de dioses eí lar cosas perniciosas, sino que les establecieron un culto religioso. Remar un templo de la Fiebre sobre el
monte Palatino , otro de Orbona (que
era la
diosa que presidía en la muerte de los hijos), y
un altar d la mala fortuna sobro e! monte Esquilino.=-De la naturaleza de los dioses lib. 3.La
guerra cambien , aunque azote del género humano,
ha tenido en todas las naciones su deidad particular. En fin no hay pueblo ni antiguo ni moderno , que no baya tenido sus dioses benéficos
y maléficos á quienes han rendido sus hornenages, 6 para que les hicieran bien, ó para que no
¿es hicieran mal.
(i) N. D. T. Entre los Romanos la deidad
que presidía á los pensamientos se llamaba
)tiente. Los Griegos atribuían este ministerio al
demonio particular de cada uno, y entre los salvages modernos se halla establecida esta misma
creencia, segun las relaciones de los , viageros.
Honran á estos genios 6 demonios, les dán un
culto particular, y en China de tiempo inmefurias se samorial les ofrecen sacrificios.
be que eran las deidades que excitaban los remordimientos en las almas malvadas. ()restes,
agitado de los remordimientos por el parricidio
de Clitemnestra su madre, se consideraba coD O atormentado de las furias.
(a) N. D. T. No hay pueblo ni antiguo ni
moderno que no haya creido que el alma sobrevive al cuerpo, y no perece con el. La historia antigua nos presenta mil documentos par a )manifestarnos las ideas de los pueblos sobre
l a inmortalidad du alma y sobre la vida futura y los viageros nos aseguran que en tue
13
Las
3.
I
5 8Ciencia
Si las potencias positivas de la naturaleza habian sido deificadas , ¿ por qué
no lo deberian ser tambien las negativas,
como son la noche , las tinieblas , la
muerte y el sueño que manifiestan igual
das las naciones modernas que se han descubierto, se halla establecida con monumentos irrefragables esta misma creencia. Supuesta esta verdad, luego se fingieron divinidades que cuidasen
de las ánimas separadas de los cuerpos, que las
recompensaban é castigaban segun sus méritos 6
desméritos. Los Griegos y los Latinos atribuían
este ministerio á Pluton y á la diosa Neniesis,
que Hesiddo llama la deidad mas funesta para
los mortales , porque era una potencia invisible
que desde la eternidad escondida é inaccesible
observaba todo el mal que se hacia sobre la tierra para castigarlo. En todos los pueblos se han
conocido estas deidades, y en todas las naciones modernas que se han descubierto se halla establecida esta misma creencia que las almas separadas de los cuerpos son inmediatamente juzgadas por unir divinidad que tiene este
cargo, y reciben el premio ó la pena que merecen. Algunos pueblos de la América consideraban esta deidad como inexórable sentada sobre un puente por donde debian pasar las almas de los nmertos, y que en él ejercia el juicio tremendo de sus acciones, dándoles el premio á la pena que merecían.
de la legislacion. 59
dominio sobre los débiles mortales? (I)
Si habia un dios del sueño, ¿por qué
no lo habia de haber de los ensueños? (2)
Si la tutela de los bosques, de los
lagos, ríos y selvas se habia atribuido
á las divinas inteligencias, I por qué guando se cultivaron los terrenos en el progreso de la sociedad no se debió de atri(a) N. D. T. El sueño, la muerte, las tinieblas y la noche tambien fueron personificadas y deificadas por los antiguos ; les hicieron
votos y oraciones, y les dieron culto porque
creían que eran unas potencias activas que
obraban en la obcuridad y las tinieblas : que la
muerte , pongo por ejemplo, se ocupaba en
cortar el hilo de la vida de los hombres, y lo
mismo se debe decir de la deidad que enviaba el sueño, las tinieblas y la noche. Los poetas
nos lo manifiestan claramente en las descripciones vivas y sensibles que nos hacen de estas
deidades.
(2.) Los suelos tambien tenian sus deidades
que los enviaban y los dirigian. Hornero y
Virgilio nos hacen descripciones hermosisimas
de esta verdad , y nos hablan de las dos diversas puertas por donde salian los sueños engañosos y los verdaderos.
Sunt gemin(e somni portee.
Habla muchos dioses que tenian la intenden.
6o
Ciencia
huir á otras inteligencias el cuidado de
las vías ó de los campos? (i)
Si las familias particulares, y sus casas, tenian particulares divinidades que
las protegian y guardaban, ¿por qué no
debieran tenerlas el pueblo, que se componia de estas familias, y las ciudades
donde vivan? (2)
cia de los sueños. Ovidio hace mencion de tres
que eran los que cuidaban de los sueños de los
Reyes y de los Grandes, es á saber , Morfeo,
Fobetor y Fantasio ; mes las deidades que cuidaban de los sueños del pueblo eran innumerables.
(r) N. D. T. Quando la sociedad hizo progresos y empezó á perfeccionarse, luego se empezaron á cultivar las tierras , y se inventaron nuevas deidades que cuidasen de ellas. Ceves y Proseypina entre los Griegos fueron de
esta clase. Todos los objetos de la agricultura,
sus ocupaciones, sus trabajos , sus producciones,
tuvieron sus dioses y sus diosas particulares,
como la diosa Rurina, el dios Ocrator, el /7erajae! 0:- , la diosa Fructusca , Pomona , y Terensa , &c.
(2) N. D. T. [-labia deidades que tenían cuidado de todo el pueblo y de cada ciudad en particular, y velaban sobre su conservacion; y estos dioses se llamaban Dii
Dii
tes Dii prces-tites , &c. Los Romanos, quando
estaban para dar el asalto á alguna ciudad, au-
de la legislacion.
6r
Si la fecundidad, el nacimiento y
la vejetacion de las plantas, exigian la
inspeccion de deidades particulares, por
qué no habla de haberla exigido la fetes de egecutarlo dirigian sus votos y sus oraciones, y hacían sacrificios á los dioses tutelares
de ella pidiéndoles que la abandonasen. Estos sacrificios y evocaciones se bacian siempre con ciertos ritos y ceremonias prescriptas particularmente en el ritual de los Pontífices. Macrovio
nos ha conservado esta fórmula en el lib. $.
de las cosas secretas de Sommonico Seveno. Los
Romanos para conservar con mas seguridad su
ciudad, ocultaron el verdadero nombre de ella
como un secreto de estado y un arcano de religion; y no se conocia , ni el dios ni el simulacro que la tenian bajo su tutela, para que no
pudiera ser evocada la deidad y robado el simulacro que era la esperarza de su salud. El
templo de Vesta era el que conservaba la fatal prenda del imperio, donde no se podía penetrar para satisfacer su curiosidad sin cometer
un horrible sacrilegio y un delito de Estado , que
era irremisiblemente castigado con pena de la
vida. Persuadidos de esta opinion, algunos pueblos encadenaban á los dioses tutelares para
que no se les escapasen, é no los robasen, como
Lacedemcnios á su dios tutelar Enialo ,
'r Y rio S á su .dpoto, y los Atenienses tenian su
vi ctoria desalada para que no pudiera volar,
con Cuyas señales exteriores manifestaban la con-
ciencia
6z
cundidad y el parto de las mugeres, la
prosperidad del niño , y la salud del
hombre? (r)
En pocas palabras, si el curso del
de la legislacion.
63
espíritu humano no se interrumpe por circunstancias particulares, dado el primer
paso en el politeismo, ¿no es preciso ya
que se llegue al dios Crepito y al dios
Esterfutio?
fianza que tenian en su dios tutelar, y el miedo de perderlo. Con estas ideas deificaron muchas ciudades como Roma, á quien levantaron
templos y altares y ofrecieron sacrificios hasta
en los paises mas remotos; mas estos templos y
altares estaban dedicados al genio tutelar de
la ciudad que tomaba su nombre. Causa compasion ciertamente el ver caer á los hombres
en unos errores tan groseros que tanto los envilecen y degradan.
(i) N. D. T. Despues de haber inventado
dioses particulares para las producciones del
campo , era consiguiente imaginar otra nueva
clase de divinidades que se ocupasen en la fecundidad y parto de las mugeres, la prosperidad de los niños, y la salud de los hombres; y
asi los Griegos destinaron á Himeneo para que
cuidase de los matrimonios , y á Latona le encargaron la fecundidad de las mugeres; á Lucina la de los partos; á Ecatea el cuidado de
los niños dándoles por compañeros los dioses
Genitilidos ó Genaidos. Las diosas Igea ó Igia,
aso y Panacea, se empleaban en conservar á
restituir la salud á los hombres; la diosa Lleva
tenia cuidado de los jóvenes; el dios Ogena
de los viejos , además del demonio ú inteligencia particular que cada hombre tenia. Los Ro-
r
A la frente de este inmenso número
de dioses es verdad que habrá un Rey.
La confusa memoria del Sér desconocido,
que fuj el objeto del primer culto, no se
habrá olvidado del todo. Mas el mismo
nombre con que se significaba este sér,
ó dispersará una idea muy inferior, ó se
manos aumentaron muchísimo esta clase de dioses porque eran fecundisimos en tales invenciones. Hacian los matrimonios bajo los auspicios
del dios Talasio, el dios Domidico acompañaba
la esposa á casa de su esposo, el yugatino unía
los esposos, la diosa Egeria cuidaba de las
preñadas, la Natia presidia al nacimiento de
los niños, el I'aticano ó Yagitono á los primeros vagidos del niño ; en fin , para cada
funcion de la madre desde el principio de su
preñez, y del niño desde que salia de su vientre, hasta que entraba en el sepulcro, tenia á
su dios ó diosa que velase sobre ellos; y en varios pueblos antiguos y modernos se daba culto
á deidades que tenian los mismos cargos, aunque
con nombres diferentes.
(i) N. D. T. El entendimiento humano, en
Ciencia
64
mudará de nuevo. La idea de su poder
será infinitamente diversa. No será ya el
monarca absoluto de la naturaleza, como
en la primera edad; ni tampoco la cabeza de una pequeña oligarquía sino el
príncipe de un inmenso y tumultuoso senado , cuyos miembros , frecuentemente
en guerra por su cabeza, ejercen por sí
mismos diversas y particulares funciones,
en las quales no tienen otro freno sino
el que depende del hado , esto es, de
aquella ley anterior emanada del antiguo
rey que él mismo guarda en depósito,
estando tambien sujeto á ella. (r)
Este es el progreso natural que debe tener y ha tenido con efecto el poliapartándose de la verdad , se precipita de error
en error hasta caer en el abismo. Parece increíble que hombres racionales hayan podido imaginar dioses y diosas para presidir á las cosas mas
extravagantes, vergonzns•ls y sucias. Los Griegos sacrificaban al dios Myode ó Miagnon para
que les librase de la incomodidad de las moscas.
(r) Eadem necesitas, dice Séneca, et deos
alljgat , irrevocabilis divina, pariter, et humana cursas . velar: ille ipse omnium conditur,, el rector scripsit quiclem jata, red seraitur semei scripsit, semper paret.
de la legislacion. 65
teismo. Esta es la tercera edad de Hesiódo, en la qual se fija la prodigiosa multiplicacion de dioses. Este es el reyno de
Júpiter y de los nuevos dioses, que sucedió al reyno de Saturno y de los Tiranos, procediendo del primer paso que se
dió al politeismo; y esta es la razon de
la figura incomprensible que Júpiter representa en la fábula, en la qual Hesiódo
despees de haberlo considerado corvó hijo de Cronos 6 Saturno, que lo fuel de
CTrancs ó del Cielo 7 lo llama padre de
todos los dioses, con el fin preciso de
significarnos que Uranos Cronos y .1-típiten eran con diversos nombres, con diversas facultades, y en edades diferentes
el mismo sér (r) ; y por esta razon No(1) N. D. T. La idea del Sér Supremo se
limitaba mucho multiplicando los dieses, porque cada nueva divinidad que se creaba se le
quitaba al Sér Supremo una parte, disminuyendo siempre mas y mas la idea de la divinidad
mas antigua, primera y única , y limitando su
poder. Esta idea sencillísima se halla confirmada por los mismos hechos, pues Hesi6do, Romero, y los demás poetas nos dicen , que 7úpiter,
Saturno y Cielo eran el mismo Sé.- Supremo; y
lo mismo debe decirse de los otros dioses, que
Torno X.
E
66
Ciencia
mero al mismo tiempo que nos pinta á
Júpiter con la balanza del hado en la
mano, pesando los dos hados de la muerte de Héctor y de Aquiles (1), al mismo
no eran mas que una progresiva modificacion del
Sér Supremo y de su poder. En la primera edad
la idea de la fuerza desconocida que se llamaba
Urano: ci Cielo lo abrazaba todo, lo contenia todo. En la segunda edad esta misma fuerza é inteligencia que se llama Cronos ó Saturno, presidía solamente al tiempo, al movimiento de los
astros, y á la variacion de las estaciones, y bajo el nombre de yiititer disponia de los meteoros,
de las tempestades, de los truenos, de los relámpagos y rayos, de la serenidad y de la ia,&c.
¿Qué inmensa restriccion de ideas? ¿Qué diminucion de poder? En la tercera época religiosa
el Ser y supremo poder se limitó á las cosas nias
pequeñas, de manera que con tantas divisiones
habla llegado á un grado de pequefiez casi imperceptible. Los hechos religiosos que la historia de todas las naciones, así antiguas como
modernas nos refieren, nos prueban claramente
que el Sér Supremo no ha sufrido la misma mutacion en el nombre, pero sí la misma restriccion
en las ideas, la qual como depende de la opinion
de su poder, era preciso que éste se disminuyese
á proporcion que se multiplicaban los que participaban de él; y así habiendo abrazado casi todas
el politeismo,,en todas se observa la misma diininucion progresiva en las ideas religiosas.
(1) N. D. T. Hornero en el lib. a3 de la Liad;
de la lezislacion.
67
tiempo que nos manifiesta la impotencia
de sus esfuerzos para librar de los decretos del hado á su hijo Sarpedon 1 nos
hace ver con una imagen divina esta cadena del hado toda de oro que llega hasta la tierra sostenida por Júpiter , para
manifestarnos que al principio fucí autor
de esta ley inalterable del Orden aunque yá no era sino el súbdito y el depositario (1).
Finalmente así como en todos los
pueblos el politeismo ha debido nacer y
aumentarse antes de su civilizacion, es
N. D. T. Limitado ya el Sér Supremo
y s u- poder , y reducida á los términos que hemos
dicho la idea de jripiter,, su superioridad no
consistia sino en ser padre de los dioses y de
los hombres, el primero de los dioses, y el depositario de aquella cadena inalterable, ó vinculo necesario de las cosas indisolublemente ligadas entre sí, que los latinos llamaban liado (S
Jato ; depósito que debla conservar siempre el
primero de los dioses y su primer autor, al qual
sin embargo él mismo estaba sujeto. Aunque
los poetas atribuyen el hado unas veces á las
musas, y otras á las parcas, si se observa con
alguna atencion la relacion que tienen las musas con Jove, y éste con las parcas, y si se reE2
63
Ciencict
cosa natural encontrar en aquel periodo
de la barbarie , en que el gobierno se
puede decir que es enteramente teocrático, el origen universal de aquella colonia de dioses que no se componia sino de
hombres deificados.
El sacerdocio que cn este estado de la
sociedad tenia todo el poder en su mano,
y disponia de la opinion pública á su ar.-bitrio, protegía con el mayor empello la
autoridad real , como dice Aristóteles,
era cabeza de este poderoso cuerpo. El
sacerdocio, digo yo, no ha debido hacer
muchos esfuerzos para dar á este rey
fiexiona sobre lo que los poetas mas antiguos nos
han dicho sobre este objeto; veremos que el depósito del hado estaba en poder de Júpiter, y
que las musas y las pareas no eran mas que lo-s.
ministros que egecutaban sus órdenes, pues unas
y otras son hijas de este dios, á quien deben lo
que son, lo que saben y lo que pueden, estando
siempre bajo de su dependencia, y teniendo sus
simulacros en sus aras y sus altares al lado de
Júpiter corno nos lo dice Pausanias. Si se considera con atencion la mítologia griega y latina,
se hallará sienspre á Júpiter como el dios mas
.antiguo y el 'depositario .del hado, y que en estas dos qualidades se manifiesta siempre la superioridad, que tiene sobre los otros, dioses.
69
de la legislacion.
un orígen celestial, ó para ocultar de este modo las amorosas aventuras de sus
individuos, ó de sus adherentes, y preparar al mismo tiempo la suerte futura de los
frutos de sus clandestinos placeres, substituyendo á.. los verdaderos padres y á las
verdaderas madres los dioses y las diosas
de los quales eran ellos los sacerdotes.
El tiempo que altera todas las tradiciones ha debido exagerar á la posteridad los hechos de estos héroes nacidos
de los amores de los inmortales con los
mortales, y la adiniracion junta con el.
reconocimiento finalmente los ha deificado.
Yo no sabría hallar un origen roas
natural de esta última clase de dioses que
Hesiódo tija con razon en la quarta edad (1), y con la qual tambien se puede
descubrir el orígen universal de todas
aquellas fábulas que nos hablan de los
raptos, de los estupros, en una palabra,
de los galanteos entre los habitantes del
cielo y los de la tierra ; y de la meta(t) N. D. T. Hesiódo en su teogonía.
7c,
Ciencia
márfosis, con cuyo auspicio se hacia creer
muchas veces que esto sucedia. (1)
Los poetas hallan la religion en este
estado de incremento y de extension. Los
que primero han manejado la sagrada historia de su nacion están siempre mas vecinos á la época en que la religion ha
recibido la última mano para poder ignorar enteramente sus progresos sucesivos.
Una confusa tradicion, sostenida con los
himnos, con los cánticos y los poetas anteriores, ritos y oraciones de los sacerdotes con las solemnidades y fiestas conmemorativas, ha debido transmitir una historia confusa, y al mismo tiempo perpetuar la memoria de algunos sucesos memorables. Así como estos sucesos relativos al Orden físico ó moral, siempre debian ser O efectos de las potencias físicas de la naturaleza ó de las morales,
tambien es claro que por la misma razon debian hacer una parte esencial de
la historia religiosa de aquellos tiempos, como que dependian de los dioses
(r) N. D. T. Toda la historia nos presenta
de la legislacion.
71
directores del mundo fisico á moral.
Si un suceso no estaba reducido á
una region pequeña y particular, si se
Babia extendido sobre toda la tierra ó
sobre una parte considerable de ellas;
una multitud de hombres deificados, que componen una colonia de dioses que Hesiódo fija en la
quarta edad, que corresponden á la época religiosa de nuestro autor. En la infancia de los gobiernos la cabeza de ellos es muy débil, y para
adquirir y conservar la autoridad necesita recurrir y fomentar la opinion de un origen celestial,
porque no pudiendo sostenerse con la fuerza públi•
ca , es preciso recurrir á la teocracia, como medio mas eficaz para conservar y dar el poder á
un solo individuo para encubrir y ocultar sus
amorosas aventuras, é impedir sus terribles consecuencias; y siendo este medio fácil, necesario
y eficaz, es muy natural que se hayan servido
de él ; y así vernos en la historia que las cabezas de los gobiernos heróycos, ó son hijos ó descendientes de los dioses como Telernon , Hércules, Teséo, Jason, Orfeo, Castor y Polux , y
los demás héroes de la espedicion del vellocino
de oro; Adrasto, Teoclo, Polinice y los
demás pastores de los pueblos que se hallaron en
la guerra de Tebas; Agamenon, Menelao, Aquiles, Diomedes, Ulises, Ayas:, Priamo, Héctor,
1Eneas, y los otros príncipes de la guerra de
Troya, y de los gobiernos de la Grecia, todos
eran hijos 6 descendientes de dioses. En Italia,
72
Ciencia
si un número considerable de las potencias fricas de la naturaleza habia tenido parte , este suceso de.bia transmitirse
como una guerra que los dioses se haSvría, Egipto, y Etiopia, y en las naciones salvages que en los tietupcs modernos se han descubierto, se han hall do las mismas ideas y la Mis.ma creencia sobre sus primeros reyes. En todas
partes y en todos tiempos los ambiciosos se han
servido de los mismos medios para engt.fiar á los
hombres bárbaros, en quienes las ideas de la inciepedencia natural están aun muy vivas para re•
ducirlos á la servidumbre civil. Tan poderoso es
en los hombres el deseo de sujetar á sus semejantes. Quando no hay fuerzas naturales para este
fin se recurre á las del cielo, que siempre son poderosas, especialmente con los hombres rústicos
y groseros que no han salido de las tinieblas de
ignorincia. Tiimbien se sirvieron de este medio
en estos•ti?.mpos bárbaros para ocultar los estupros, incestos, raptos y adulterios, y para evitar
las terribles venganzas que por estas injurias se tomaban. Se hacia creer al pueblo ignorante que
los dioses tenían comercio cou los mortales, y
de este modo ponla!) á cubierto el honor de los
amistes, y aseguraban la suerte futura del fruto
de sus clandestinos placeres. Muchos hechos de
/a historia rolad vos á este objeto nos confilman
esta verd . d. Las ii_!quezas de las rnugeres- casadas
en ausencia de sus ! p aridos, y las de las donco-
de la lel,rislacion. 73
bian hecho entre si. Tal es el origen universal de la gigantomaquia, de estas guerras divinas de las quales hablan las historias de todos los pueblos, de los quales ni
aun puede sospecharse que hayan tenido
entre si la mas mínima relacion.
Si algunos otros sucesos habian favorecido ó des ruido á un hombre solo ó á
una familia, á 13 n pueblo ó pequeña region, se consideraban como premios de
piedad , ó como castigos •con los quales los dioses habian vengado las ofensas
que habian recibido del hombre sacrillas que dejaban burlada la vigilancia de sus pa-
dres, se atribuían á algun dios pala cohonestarlas, y los frutos de estos amores eran honrados coa
le titulo de hijos de dioses; todos estos se presentan en la historia cota° héroes, haciendo hazafias memorables y aun prodigiosas; y despues
de su muerte los que en vida no eran sino hombres, hijos ó descendientes de dioses, eran colocados despues de su muerte en la clase de dioses, y formaron una colonia de divinidades diferente de los déspotas que se deifican en la decr e
-pitezycorundlseputico,rque éstos solamente lo son en las medallas y en
la opinion de los
las inscripciones, pero no en .
hombres, que siempre es libre, aunque ellos es-
Ciencia
lego , 6 de la familia , ó del pueblo, 6
de los sacrílegos habitantes de aquella
region.
Si se referian á los fenómenos asombrosos de la naturaleza, se transmitian como empresas 6 efectos de la divinidad
invisible 5 que disponia de las fuerzas
naturales que se habian empleado para
este fin.
Finalmente si se referian á guerras
de un pueblo contra otro, estas eran gue-1
rras preparadas en el cielo , agitadas por
los dioses , y sostenidas por los mismos,
74
tén oprimidos con el peso de las cadenas. Los
hombres llegaron á tal vileza que colocaron al
lado de sus dioses en los templos, á hombres
malvados que en su corazon miraban con el mayor desprecio ; instituían en su honor fiestas,
juegos, ritos y ceremonias; les levantaban templos y estátuas, y les ofrecian sacrificios. Los
orgullosos Romanos que no podian sufrir estas
bajezas en los viles esclavos de los déspotas del
Asia, las toleraban y las veían practicar con gusto en las ciudades sujetas á su dominio en honor de sus magistrados. Y así no deben confundirse los dioses hechos por la servidumbre con
lo que hacia la opinion, pues solos éstos y no
aquéllos podian entrar en el sistema universal del
politeis mo.
de la legislacion. 75
divididos en los dos partidos opuestos.
Sobre estas antiguas y confusas tradiciones han debido levantar los poetas
sus mitológicos edificios. Han hallado la
confusa tradicion de las mutaciones y de
los incrementos que ha sufrido progresivamente la religion, y han hallado el
antropomorfitismo combinado' con el politeismo, y transmitida teológicamen te la
memoria de los sucesos universales y particulares , físicos y morales.
Exágerada la tradicion de las acciones de aquellos héroes que la impostura
hizo creer nacidos del comercio de los inmortales á quienes la ignorancia, la admiracion y el reconocimiento habian deificado posteriormente , tambien habrán
hallado probablemente algunas noticias
religiosas de alguno de los otros pueblos,
que en este período de la sociedad habrán
introducido confusamente la guerra , ó
el comercio, ó algun otro accidente. Finalmente habrán hallado todas las tradiciones religiosas de su patria transmitidas en un lenguage, que siendo el de la
naturaleza y de la infancia de la socie-
7 6Ciencia
dad, debía tener aquella propiedad universal de expresar muchas ideas con una misma voz, propiedad que depende de aquel
hecho universal de los hombres que primero adquieren las ideas, y despues hallan las palabras que deben expresarlas;
de manera que con el progreso lento de
estas sociedades nacientes, multiplicándose las ideas, no se multiplican al mismo
tiempo las palabras que deben expresarlas, pero se adaptan por mucho tiempo
á las palabras que están en uso ; de donde nace que los que vienen despues, y
en tiempo de mayor cultura., pueden dar
varios sentidos á una misma expresion
antigua.
Esto es lo que los primeros poetas de quienes hablamos encontraron por
todas partes. 1(2tiá aáadieron ellos? todo
lo que la poesía aprovechándose de estas
disposiciones podía levantar sobre estos
fundamentos.
En vez por ejemplo de decir que la
oculta fuerza que agitaba la naturaleza
y espantaba á los hombres, fuj al principio con el nombre de Uranos ó Cielo el
de la legislacion. 77
objeto único de los votos, y del culto de
los primeros mortales atemorizados, Hesiódo nos dice: Uranos reynó solo desde el
principio, tenia los hijos que habian nacido de él y de la tierra (esto es, las po-
tencias particulares que la naturaleza
manifiesta en el cielo y en la tierra)
escondidos en las entra g as de la madre,
esto es, excluidos de los honores divinos,
que los hombres no daban entonces sino
á él solo (t).
En vez de decir que despues de algun tiempo los hombres dirigieron sus
votos á muchas fuerzas particulares de la"
naturaleza llamadas . Titanes, y que restringiendo la idea de lá fuerza primera
y universal, que hablan llamado Uranos
ó Cielo, en la de una potencia que se limitaba á arreglar el curso de los astros
y el retorno de las estaciones, &c. coa
un nombre conveniente para expresar est,
idea restringida de aquella primera pottencia, no ya entera, sino mutilada, la
(1) N. D. T. Véase la teogonía de Hesiódo
verses '5.1 y 154.
ciencia
78
llamaron Cronos ó Saturno, dice: que la
tierra irritada contra la crueldad del cielo,
que tenia escondidos sus hijos en el Tártaro, buscó medios para vengarse, sacó de sus
entraIas el hierro y los metales, y fabricó una guadaña trinchante, comunicó á
sus hijos el gran proyecto, excitándolos á
la rebelion y á la venganza: y por quan-to Saturno, mas astuto que los otros, tuvo valor de aceptar el terrible encargo,
ella lo escondió', le consignó la guadaña, y
le instrvó del uso que debía hacer de ella:
por la tarde el cielo derramó sobre la tierra las tinieblas de la noche guando se disponia á dormir con su esposa: Saturno con
una mano atrevida mutiló á su padre, y arrojó lejos de sí lo que le habia cortado. (
En vez de decir, que apénas dividido el culto en muchas y particulares potencias deificadas, el número de los dioses empezó progresivamente á crecer, y
los hombres descubrieron por todas partes nuevas deidades, dice: que ninguna,
gota de la sangre del cielo cuida sobre la
de la legislacion. 79
tierra despues de la fatal mutilacion
fue infecunda; que cada una de ellas engendró una diversa divinidad ; que nacieron despues de algunos aros las terribles furias, las ninfas que habitan en la
tierra bajo el nombre de Mellas, y los
gigantes armados y ejercitados en el arte
de la guerra (i).
En vez de decir, que los hombree
despues- de haber adorado las potencias
físicas de la naturaleza, adoraron también
las fuerzas morales, esto es, los afectos
y las pasiones que agitan y afectan al
hombre, dice: que Saturno habiendo arrojado á las olas agitadas de la mar lo
que habla cortado á su padre, esta porcion
de un cuerpo inmortal nadó mucho tiempo
sobre las aguas, y de la espuma que se
formó nació una nueva divinidad que
abordó al principio en la isla de Culera, y
despues pasó á Chipre. Por do quiera que
la bella diosa se presentaba, nacían las
flores debajo de sus pies, y esta diosa se
l lamó Afrodita ó Venus.... El Amor y el
Véase el mismo verso i6o y
(i) N. D. T. El mismo verso 183 y 189.
(i) N. D.
t 8 z.
Ciencia
8o
hermoso Cupido la seguian por todas partes,
y la acompalaban á la junta de los dioses.
La risa, la juventud, los dichos graciosos,
las demasías del amor , los placeres, las caricias, los deleytes formaban su cortejo (r).
Con igual ficcion poética hace nacer de
la noche la tristeza devoradora (2), y la
envidia (3) ; y del comercio de Marte
con Venus, el temor y el espanto, &c. (4)
Asocio á la antigua tradicion de la
terrible guerra de los dioses, que sin duda alguna tuvo origen de alguna gran
catástrofe, la otra tradicion de la muta-don ulterior de la idea del Sér supremo
y de la ulterior extension del politeísmo,
y con una ficcion poética los congresos
de los hijos de Saturno, ó de los nuevos dioses con los antiguos ; el banquete , en el que Jópiter para aumentar el valor de sus comilitones los emN. D. T. Véase la teogonía de Hesiódo
188 y 206.
(2) Véase el mismo verso 214.
(3) Véase al mismo, en el poema de las obras y de les,dias verso 11 y 26.
(4) Véase al mismo ea su teogonía verso
33 0 y 333.
(1)
Ve
¿e la legislacion. 81
briagó con nectar y ambrosía ; el discur
50 que les hizo y otras varias circunstancias de la misma naturaleza , que acompañaron y sucedieron á esta guerra (i).
En pocas palabras en toda esta fábula,
los rayos , los terremotos , las erupciones
de los volcanes, las tempestades, las inundaciones , el desórden en todas las diversas potencias de la naturaleza son el
fondo de la verdad ; la interpretacion dada á estos sucesos como una guerra entre los dioses , y la antigua tradicion
transmitida y todo lo demás , no es sino
asociacion y creacion poética.
Haciendo el mismo uso los poetas de
las memorias antiguas de aquellos asombrosos fenómenos de la naturaleza, que observados en un tiempo en que todo se creía
milagroso, y debia transmitirse como tal,
no hicieron sino adornar y enriquecer estas
tradiciones antiguas con las imágenes y
ficciones de la poesía para formar la fábula semejante á la de la victoria de Apolo
sobre la serpiente Pitan del valle de Tem(r) Véase
Tomo X,
el mismo verso 629 y S63.
Ciencia
82
pá abierto por Neptuno con un golpe de
su tridente; de las arpías con sus incursiones y saqueos; de los amores de Júpiter
con la ninfa , y de tantas otras de esta
misma especie , que nos hacen perder de
vista enteramente la -verdad tan distante
que está alterada y escondida , y nos la
hacen olvidar como las otras de las quales hemos hablado (1).
(i) N. D. T. Platon explica la victoria que
Apolo consigiuó de la serpiente Piton de una manera muy conforme á las ideas del autor. Segun
este flósofo, esta fábula nos representa los estan•
ques y pantanos pestiferos que se formaron despues de un diluvio, ó una inundacion , los quales exhalan miasmas venenosos y mortales; y el
sol despues de algun tiempo de serenidad, llega
á desecar estas aguas pestilentes Este es el sentido que dá á esta fábula este célebre filósofo en su
libro 2. 0 de la República. Es verosimil que la
tradicion habrá transmitido á la posteridad este
hecho sencillo como un beneficio singular que
Apolo h bía hecho á la humanidad. Los poetas
con sus ficciones y adornos han desfigurado esta raIrracion. Los estanques pestiferos se han
convertido en una serpiente nacida del lodo del
diluvio, la de'secacion de estos estanques en la
muerte de esta erpiente horrible cerca del zéfiro, esto es, del mismo rio que inundó la Focida
83
de la legislacion.
De la misma manera estos primeros
poetas y los antiguos trágicos en la tray la Beoda, los rayos del sol se han convertido
en dardos, y por esto dicen, que para matar este mónstruo, Apolo agoró su aljava, porque habla
sido necesario mucho tiempo de serenidad para
desecar estas aguas.
Hunc Deur areitenens , &c.
Mine graven: telis exhausta pene faretra.
Perdidit,efuso per vulnera nigra 'veneno.
Ovid. Met. lib. 1.°
La fábula del valle de Terupá puede tener una
interpretacion semejante: un terremoto abre este
valle, y así abierto corren las aguas del Peneo
que inudaban la Tesalia hasta la mar. Este es el
hecho sencillo, mas la tradicion lo atribuye á
Neptuno, como un prodigio; los poetas adornándolo como tienen de costumbre, afiaclieron que
Neptuno, lo levantó con su tridente, y eón grande ímpetu lo echó sobre los montes vecinos, &c.
Lo mismo sucede con la fábula de las arpías. Una
nube de langostas cayó en la Bitinia y en la PaBagonía , devoró el pais, y causó una hambre espantosa. No bastando todos los esfuerzos para des.
truirlas ó arrojarlas del país, un viento favorable
las echó al mar de Jonia. Este fenómeno se transmite á la posteridad como un prodigio. Júpiter
er.via las arpias. Estas inteligencias vengadoras
debieron ser vomitadas por el Tártaro, los esfuerzos de Finéo y de su pueblo son impotentes con-
F2
Ciencia
de la legislacion.
dicion antiquísima de los hombres, de las
familias de los pueblos , de las regio-
nes particulares sobre las quales habia descargado la ira y la venganza de los dioses , imaginaron todo lo que la poesía
podía levantar de nuevo sobre estos an-
84
era él; solamente Boreas el dios de los vientos
ha podido arrojarlas y precipitarlas en el mar
Jónio. Los poetas manejando á su modo esta tradicion nos pintan de tal manera las arpías, que se
obscurece enteramente la idea original; las hacen nacer del gigante Tiféo hijo del Tártaro, y
con poder sobre los vientos perniciosos que la,
habian arrojado en aquella region; que arrebatan
los platos de la mesa de Finéo; que á medida
que las arrojaban del pais, volvian, y que eran
invulnerables que los dos Argonautas hijos de
Boreas las arrojaron. Llaman á estas arpías ocipeto, que quiere decir el que vuela, celen° que
quiere decir tinieblas y obscuridad, y aello que
que quiere decir tempestad, porque efectivamente vuelan, obscurecen el ayre, y ocasionan mayor ruina que las mayores tempestades.
La fábula de los amores de Júpiter con la
ninfa tiene el mismo origen. Jtipiter enviaba las
inundaciones y la sequedad porque presidia á
/os meteoros, los rayos y las tempestades; como
tal debia tener una relacion muy íntima con las
ninfas diosas de las fuentes, y con Juno que lo
era del ayre. Los fenómenos mas principales que
se observaron en esta parle de la naturaleza, se
transmitieron á la posteridad como efectos de la
divinidad que dispoaia de las fuerzas naturales
que producian estos fenómenos. Los poetas manejando á su modo estas tradiciones formaron la escandolosa historia de estos amores de jiipiter
ri
85
con esta ninfa, y de los celos de Juno que tantas veces dispertaron estos amores. La fábula de
la diosa Iris se puede deducir con facilidad de
los mismos principios. La aparicion de este arco
en el cielo debió atribuirse á la divinidad que presidia á este fenómeno de la naturaleza , que por
medio de él les anunciaban alguna cosa , y á esta divinidad le dieron el nombre de Iris. Si sucedia despues que se habla visto el arco en el
cielo, alguna muerte de algun Príncipe, ó se encendia alguna guerra, ó alguna sedicion en algua
pueblo, este pueblo ignorante y bárbaro creía
que la diosa Iris se los habia anunciado. Los
poetas con estas noticias fingieron que la diosa
Iris era una jóven vestida de diversos colores,
sentada cerca del trono de Juno, y pronta siempre á egecutar sus órdenes. La hacen hablar,
obrar, correr con velocidad, cortar el cabello
fatal á las mugeres que habian de morir, y en
fin los poetas que vinieron despues, la hicieron
sierva de Juno, que le dá el brazo guando está
cansada segun Calimaco, que cuida do un quar50 , y le hace la cama , segun Teocrito , de
manera que con estas ficciones está la verdad
tan obscurecida, que no se puede discernir ni conocer. Quántas fábulas, que solo deben su origen
á la ignorancia y á la supetsticion de aquellos
86
Ciencia
tiquísimos fundamentos ; y lo que suministró á Aristófanes los materiales para
hacer reir á costa de los dioses al pueblo
de Atenas (1).
tiempos bárbaros, si se las despojase de todo lo
que la imaginacion de los poetas les ha añadido,
si se examinase con las luces de la filosofía, podría explicarse con mucha facilidad, y no se vería en ellas sino unos efectos regulares de las
causas naturales, que no pudiendo entenderlos
por su ignorancia en aquellos tiempos bárbaros,
se atribulan siempre á alguna divinidad.
(1) N. D. T. Muchas veces, dice Hesiódo
en su poema de las obras y de los dias, una ciudad entera es castigada por el pecado de uno
solo. Perece el pueblo, las mugeres se hacen estériles, se disminuyen las familias, se destruyen
los ejércitos, vienen al suelo los muros, las naves se sumerjen en pena de una tal maldad. Los
antiguos creían que la ira de los dioses se provocaba contra los hombres, las familias y los pueblos por los sacrilegios y ofensas cometidas contra alguna divinidad. Tebas perece por la epidemia y la esterilidad; el oraculo responde que el
cielo castiga la muerte de Layo; el ejército
Griego parece por la peste delante de Troya; el
adivino Calcas responde que Apolo vengaba á su
Sacerdote Crisis que habla sido uitrajado; el
Epiro es desolado con las guerras civiles, la esterilidad y el hambre es que Diana se venga,
porque su asilo ha sido violado con el asesinato
87
de la legislacion.
Del mismo modo Hornero sobre la tradicion antigua de los intereses opuestos
de los Griegos y Troyanos , que dividieron á los dioses en dos partidos , llenó su
poema de tantos episodios teológicos, que
la mayor parte desacreditan tanto á los
dioses quanto honran al poeta (1).
de Laodamia sobre sus aras; Ayax hace naufragio y se ahoga á la vuelta de Troya , y padece
esta desgracia porque ha profanado el templo de
Minerva. En fin no hay desgracia ni publica ni
particular que los escritores de aquellos tiempos no atribuyesen á la ira y á la indignacion
de alguna divinidad que habia sido ultrajada y
ofendida. Los poetas, los oradores y los historiadores encontraron estas tradiciones en los
pueblos , y los poetas las adornaron con mil ficciones que su imaginacion les suge.ria , para
presentarlas de un modo mas agradable á los
pueblos.
(1) N. D. T. Las antiguas tradiciones suponian que los dioses excitaban las guerras entre
los pueblos , y que tomaban parte en ellas,
poniéndose unos á favor de un p.rtido y otros
á favor de otro ; los poetas vistieron estas tradiciones de mil episodios graciosisirnos. Juno y
Minerva tienen tal ódio contra los Troyanos,
que no se plede leer el quarto libro de la Yliada
sin horrorizarse. Convienen los Griegos y Troyanos que Páris y Menelao decidan sus pretec-
sa
Ciencia
Finalmente para no omitir nada de lo
que interesa nuestro argumento en la exagerada tradicion de los hechos de aquellos héroes deificados que habian formado la última colonia de los dioses , no
solamente añadieron los adornos, las alegorías y las ficciones de la poseía ; mas
siones en un combate singular con pacto expreso
gue Elena será del vencedor y se pondrá fin á la
guerra; de este modo vienen á las manos estos
dos capitanes. Páris queda vencido, y la Princesa debia volver á su legitimo esposo. Léjos de
proteger Juno la justicia de la causa, que la
suerte de las armas ha decidido, persuade á los
Troyanos que no entreguen á Elena violando las
promesas y los juramentos, y por qué se lo
i
persuade? para que Troya sea destruida. Minerva no obra con menos escándalo en este poema,
porque unas veces roba á Venus y otrps hiere á
Marte con una piedra, y socorre á Diómedes
para que hiriera á estas dos divinidades. Unas
veces torna la figura de Deifobo hermano de Héctor con el pretexto de socorrerle, y otras con
Juno no quiere socorrer al piadoso Eneas, porque han jurado no socorrer j,más á ningun Troyano, aunque la ciudad estuviese incendiada y
los Griegos lo llevasen todo á sangre y fuego.
En fin todo dl poema está lleno de episodios
fundados sobre la tradicion antigua, con los quales hace muy poco honor á los dioses, y altere
de la legislacion. 89
siguiendo aquel espíritu poético , que observado profundamente se reduce á concretar los abstractos , esto es , á formar
de una especie entera un individuo imaginario , asociaron todo lo que las tradiciones de los pueblos, que conocian, referian de los hechos igualmente exagerados de los otros héroes semejantes , y
uniendo de este modo estas diversas historias de estos héroes semejantes , formaron las particulares de sus héroes, en las
quales á cada paso se encuentra , no solamente lo maravilloso, sino lo inverosímil y lo imposible (I).
Hicieron el mismo uso de las otras
las ideas morales de los hombres, por cuya razon decía Pitágoras que Hornero era atormentado en los infiernos por estos episodios. Platon
proscribe á este poeta de su república, y Ciceron
dice : Nec multo absurdiora sunt , qua" pok*tarUrn vocibus fusa ipso suavitate nocuerunt , qui
et iru inflan:aros et libidine furentes induxerunt
Leas ,feceruntque , ut eorum bella, pugnas ,prelia vulnera videremus , odia pra • terea ,
discordias , ortus , interitus, querellas ,e'c.
?I nt. Deor. lib. 1.
(1) N. D. T. Hércules, que es el pe.rsonage
m as famoso de la n-litologia , es la prueba mas
90Ciencia
noticias religiosas extrangeras , que hallaron , añadiéndolas á las propias y
de la legislacion.
91
mezclándolas con sus tradiciones de manera que parecian nacidas de la mis-
convincente de lo que dice nuestro autor ; pues
no es mas que un compuesto de los diferentes
hércules, esto es , hombres fuertes que habian
existido en otras naciones. Los Griegos recogieron todas 1,,s maravillas que la tradicion contaba de ellos , y formaron de este agregado su héroe. Los Romanos le añadieron las maravillas,
que se decian en las naciones que conocian , y con
esto salió algo mas maravilloso que el de los
Griegos. Con este principio es fácil explicar la
diversidad que se halla en los escritores antiguos
sobre este famoso héroe. En su historia se hallan
por esta razon mil cosas inverosímiles y aun imposibles, trabajos y viages que en aquellos tiempos bárbaros no eran capaces muchísimos hombres de ejecutarlos. La historia nos lo represanta
tomando las ciudades, castigando los tiranos,
destruyendo y domando los monstruos, restableciendo en su reyno á los reyes ó cabez,s de los
pueblos herdicos , combatiendo , y matando á los
hombres fieros y salvages , ejecutando rapifi-s con
violencia , venciendo á los mas fuertes en la lucha y la carrera ; fabricando nuevas ciudades,
apartando los ríos de su cauce, ó volviéndolos á
él ; abriendo caminos por los lugares inaccesibles,
desecando lagunas , &c. Estos hechos , que referia la tradicion de los pueblos, pasando por
Ja imaginacion de los poetas , tomaron una
nueva forma y un nuevo colorido , exIgeránciolos , y añadiéndoles maravillas sobre maravillas.
Asi los poetas le hacen viajar y sufrir trabajos
inmensos en Creta , en Egipto , en la costa occidental del Africa, en España , en Sicilia y en
lo interior de la Scitia. Despues de Homero y
Hesiódo se le atribuyen nuevos trabajos y nuevos
viages , porque teniendo los Griegos nuevas relaciones de los héroes de los otros pueblos , fueron
agregando sus acciones heroicas á su Hércules,
que sabiendo que habia hecho tantos viages , y
habia sufrido tantos trabajos, no les fué muy dificil persuadirse que los que de nuevo le atribuían los poetas fuesen verdaderos. Herodoto nos
habla de tres Hércules , del Egipcio que es el
mas antiguo , del Théhano y del Olímpico. Pausanias y Diodoro Siculo hablan de los mismos
tres Hércules , atribuyendo la institucion de los
uegos Olunpicos al Cretense, que por eso le
llaman Olímpico. Ciceron cuenta seis de diversos lugares ; y los Griegos mitólogos posteriores
cuentan hasta quarenta. Esto consiste en que se
hallaron en diferentes pueblos memorias de otros
héroes semejantes al Hércules de los Griegos que
los poetas de su nacion celebraban ; y como conocieron que un mismo hombre no porfia haber
corrido tantos paises, ni ejecutado tantas empresas que pedian mucho mas tiempo que la vida de
un hombre solo , de aqui concluyeron que habia
habido muchos Hércules. Lo mismo que acabarnos de observar de Hércules puede decirse de
Baco y de Orféo. Los poetas han formado cada
j
Ciencia
9 2
ma fuente, y en el mismo lugar (i). Finalmente se aprovecharon de los diversos
uno de estos héroes de otros semejantes que habia en otros paises, atribuyéndole las acciones
heroicas y maravillosas de aquéllos , haciéndoles viajar por muchos paises , enseriando á los
hombres á hacer el vino, y con este medio excitarlos á varias empresas ; y así por esta razon
los escritores antiguos tambien distinguen varios
Bacos , reconociendo unos mas y otros menos,
como hemos dicho de Hércules ; y ast si de estos
héroes se quitase lo que la imaginacion acalorada de los poetas les ha afiadido , lo que ha extgerado la rradicion de los pueblos ignorantes y
supersticiosos, la historia de estos héroes se reducirla á unos hechos verosímiles, ciertos, y que
necesariamente hablan de suceder atendidas las
circunstancias en que se hallaban. La bajada de
Orféa á los infiernos no era sino la evocacion de
la sombra de algun muerto , que era muy coman
en el tiempo de aquellos héroes , y análoga á
las opiniones que en aquellas circunstancias debían reynar. Llamando Orféo á su querida Eurídice , que con su muerte le habia dejado penetrado de dolor, no era extraño que lleno de estas ideas creyera que la sentia y la veía ; pero
esta ilusion imaginaria no porfia durar mucho
tiempo, y era preciso que fuera disipada por la
realidad. Este es el hecho que dió lugar á la fábula que los poetas inventaron de su bajada á los
infiernos.
(e) N . D. T. Las pocas noticias religiosas
de la legislado%
93
sentidos que por causa de la pobreza de
la lengua antigua se podian dar á las
antiguas expresiones con que se hablan
extrangeras que encontraron los poetas , aunque
peco interesantes para ellos porque no lisonjeaban la vanidad nacional , no por eso las despreciaron, sino que se las apropiaron , se sirvieron
de ellas , las incorporaron con las suyas para hacerlas mas augustas , mas maravillosas y mas venerables. Hornero y Hesiódo son una prueba evidente de esta verdad. Hesiódo en la numeracion
que hace de los ríos hijos de Tetis y del Océano,
cuenta el Nilo que era muy venerable entre los
Egipcios, el Meandro que se adoraba en el Asia
menor, y algunos pretenden que tambien ha hablado del Danubio y del Pó. Diodoro pretende
que lo que estos dos poetas han dicho sobre et infierno y los campos Elisios , no son sino los ritos
y ceremonias fúnebres de los Egipcios, que habiendo pasado por la imaginacion fecunda de estos
poetas, recibieron una nueva forma y un nuevo
s ér. Todo lo que ofrecía á su imaginacion un caínPo mas abundante y mas extenso, y materiales
mas copiosos , es verosímil que no lo despreciaaian y as: estas noticias religiosas extrangeras
la s mezclaban con las opiniones teológicas de su
pais, y su imaginacion viva les daba un nuevo
br illo y realce. De estos hechos que son ciertos
ha nacido un error en la mayor parte de los mitol ogistas, porque han deducido que la fuente
dé la fábula y de la religion siempre debe busc arse cn 1.1 ideas teológicas de los pueblos mas
Ciencia
94
transmitido las tradiciones , para dar á
los hechos que éstas contenian las alteraciones mas extrañas y extravagantes que
antiguos , puesto que de ellos se han tomado
las ideas religiosas, y se han mezclado con las
de éstos. Pero debian observar que antes de recibir estas ideas religiosas , los pueblos mas
modernos tenian su religion y sus opiniones; y
los poetas no han hecho mas que enriquecer
y adornar su edificio mitológico con estos nuevos
materiales. Causas semejantes siempre producen
efectos semejantes. El politeísmo ha nacido y se
ha extendido en un pueblo por las mismas causas
que ha nacido y se ha extendido en otro ; y asl
no es necesario persuadirse que los pueblos hayan recibido unos de otros sus dioses , sus fábulas y sus ideas religiosas, ni afanarse en buscar
y averiguar quál es el pueblo mas antiguo para
reconocerlo como el origen, la fuente, y el autor
del politeismo y de las tánulas de todos los otros
pueblos. Se encuentra al mismo dios adorado en
diferentes pueblos aunque con diferentes nombres,
y luego concluyen que unos habian recibido de
otros esta deidad. Mas z por qué no ha conservado
el mismo nombre que tenia en el otro pueblo de
quien la han recibido? ¿ Por qué las deidades que
recibieron de otros pueblos, siempre conservaron
el mismo nombre y los mismos simbolos y culto,
y las otras no? Es evidente que los que tenias
nombres diferentes no los habian recibido de nadie, sino que habian nacido en su imaginacion
por las mismas causas que en otros pueblos.
de la leg,islacion.
95
la imaginacion poética podia idear (1).
En pocas palabras , estos primeros
(a) N. D. T. Pocos ejemplos serán bastantes
para convencernos que la pobreza de las lenguas
primitivas, y el grande abuso que los poetas hicieron de ellas, han contribuido infinito para
desfigurar enteramente las tradiciones religiosas
de los pueblos. La fábula del caballo que Neptuno hizo salir de la tierra está fundada sobre un
suceso sencillísimo , pero alterado por los poetas
abusando de la pobreza de la lengua. Sale de repente una fuente : este fenómeno fisico en aquellos tiempos de ignorancia se mira como prodigioso, y como tal pasa y se transmite á la
posteridad que Neptuno dios de las aguas ha hecho salir de la tierra una fuente; pero la voz de
que se servía para significar el agua la lengua
antigua , significa dos cosas, es á saber, el agua
y el caballo. Los poetas que siempre buscan lo
mas maravilloso se aprovechan de esta ambigüedad de la voz , y aseguran que Neptuno ha hecho
salir de la tierra un caballo ; y por la misma ambigüedad Neptuno que se llamaba antiguamente
a quático , se llama despues caballero , y como tal
fue invocado ; y por la misma razon se le consagró el hippopótamo ó caballo marino. Entre las
fá bulas antiguas de Grecia se contaba la de hab erse convertido en caballos los dos pequeiíos
r'ios llamados Erifa y Parténia. Una tradicion
a ntigua referia que habiendo desecado Júpiter
las aguas del diluvio, dió á Deucalion un puebl o, esto es, que aquella region se pobló de nue-
Ciencia
poetas aprovechándose de la tradicion cono
fusa que hallaron en las mutaciones y
vo ; mas la palabra Laos de la lengua antigua
significaba una piedra y un pueblo. Los poetas
abusando de esta equivocacion dijeron que Júpiter le habla dado á Deucalion hombres de piedra. Por la misma pobreza de la lengua , la voz
KIpty;ct significaba la icundacion de un rio, y los
Cuernos y la voz rziTos . o Tointos significaba
segun Suidas un toro y un rio. En Sófocles la
misma voz significa un rio , y el rio Ylico tambien se llamaba Taurus ; quizás los antiguos en
medio de su barbarie observaron alguna semejanza aunque muy remota entre un toro irritado
y un rio , y por esta razon acomodaron esta voz
á dos objetos tan poco semejantes. Con esta len°
gua tan grosera se halla transmitida una tradiclon antigua de que Hércules habia truncado un
cuerno , es á saber , una rama del toro Achéloo,
esto es, del rio Achéloo. Los poetas sirviéndose de
su arre pintaron el caso con los colores de su limaginacion exaltada, diciendo que el rio Achéloo
se habla convertido en toro , y que Hércules le
habla quebrado un cuerno. Por lo que dejamos
dicho es fácil explicar, porque Neptuno se llamase Taureus y Taurices, por qué Euripides en su
Eugenia dice que Nestor llevaba por insignia en
su bajel el rin Alféo á los pies del toro, y por
qué los antiguos escultores solian representar los
ríos bajo la 'figura de los toros. Todas las lenguas han tenido al principio este vicio, los
hombres gcoseros no han podido darles aquella
de la legislacion.
97
progresos que la religion habia sufrido;
aprovechándose igualmente de la memoria confusa de los sucesos memorables , universales y particulares 5 fisicos
morales transmitidos teológicamente, especialmente del antropomorfitismo , que
como hemos dicho debia tener con el
politeismo un origen contemporáneo, y de
las tradiciones exageradas de los hechos
de los semidioses ó de los héroes patrios
deificados, y del interés que la vanidad
nacional tomaba en ello como tambien
de las noticias religiosas de los extrangeros que hallaron establecidas en cada
pais , y de la facilidad de incorporarlas
con las propias ; y finalmente de los socorros que suministraba á su imaginacion la
pobreza de la lengua antigua , con la qual
se habian transmitido las tradiciones reliexáctitud que despues han tenido, guando las luces y los conocimientos se han extendido y perfeccionado; y quizás este fué uno de los motivos
Por que la historia antigua de casi todos los pueblos está llena de fábulas absurdas y contradictorias. Los hechos sencillos se escribieron en unas
lenguas pobres, y por esta razon llenas de yoces que significaban cosas enteramente opuestas,
Tomo X.
98
Ciencia
giosas de su patria. Sirviéndose digo yo.
de estos fundamentos y de estas disposiciones, expresaron con las ideas posteriores de las mutaciones políticas la historia anterior de la vicisitud de las opiniones religiosas , dieron una genealogía
fisica á los dioses que no eran susceptibles sino de una generacion metafisica
porque todos habian nacido en el entendimiento humano (i).
Enriquecieron con invenciones poéticas las tradiciones de los sucesos antiguos , que se habian transmitido teológicamente, aumentaron las tradiciones exageradas de los hechos de sus semidioses,
no solamente con las ficciones de la poesía , sino con las tradiciones igualmente
exageradas de otros semejantes héroes extrangeros deificados que los confundieron
(I) N. D. T. No es menester mas que ver la
genealogía de los dioses para conocer que son
enteramente obra de la imaginacion de los poetas,
lo que no sucede en la generacion de los héroes
*deificados, porque ésta dependia del comercio que
los mortales hablan tenido con las inmortales, 6
los inmortales cen las mortales, segun constaba
por la tradicion de los pueblos. Herodoto decía
de la leislacion•
99
con los suyas; mezclaron de la misma manera las otras noticias religiosas exóticas
que la teogonía griega , 6 la generacion de los
dioses, no era mas antigua que Hesiódo y Hornero. La poca uniformidad que se halla en los
poetas sobre esta genealogía, es una prueba convincente que ni se transmitieron con las otras
tradiciones religiosas , ni las inventaron los que
formaron el politeismo. Hornero y Hesiódo no
convienen entre sí , ni con los demás poetas , y
muchas veces sucede que un mismo poeta en sus
diferentes obras pone diversas genealogías, y aun
en una misma obra se hallan contradicciones. Vemis segun Hesiódo es formada de la espuma de
la mar producida por los genitales de Celo que
Saturno habia cortado ; y Hornero nos dice que
esta diosa es hija de Júpiter y de Dionéa.
En Hesiódo Juno engendra á Vuicano sin el
socorro de Júpiter; y Hornero hace á este dios
hijo de Júpiter y de Juno. Hesiódo hace á Tiléo
hijo del Tártaro y de la tierra; y en los himnos que corren en nombre de Hornero , este
gigante nace de los vapores que Juno irritada
contra Júpiter hace salir de la tierra. Hesiódo
hace á las gracias hijas de Júpiter y de la bella
hurinorna , y en uno de los himnos del supuesto
°n'e° son hijas de Eunornia , muy diferente de
aquélla ; otros poetas las hacen hijas de Júpiter y
d e Juno , y otros de Venus. Todos los poetas
d icen que son vírgenes, y Hondero afirma que la
una es esposa del sueño, y la otra de Volean°.
Hesiódo hace nacer á las furias de la sangre
G2
roo
ciencia
con las propias, formando de todas ellas
un solo cuerpo, y dieron á las expresiones
de Celo, que cayó á la tierra despues de su fatal
rnutilacion Licofron y iEschiles las hacen hijas de la noche y de Achéronte ; Sofocles las hace salir de la tierra y de las tinieblas: Epimenides de Saturno y de Eurinoma ; y otro poeta de
Pluton y de Proserpina. El mismo Hesiódo en otro
poema suyo hace nacer á las furias de la discordia, La misma variacion se halla en este poeta
y en el poema sobre el origen de las parcas. Esta
variedad prodigiosa, y esta arbitrariedad de los
poetas en formar las genealogías de los dioses,
nos manifiesta claramente que se han servido de
estas alegorías para ocultar ó descubrir las verdades que las circunstancias del tiempo les perinician por lo respectivo á las tradiciones antiguas
religiosas , y la extension progresiva de los objetos del culto politeistico. Tambien manifestaban
de este modo la relacion que una 6 muchas deidades tenian con otras. Estas genealogías que servían para estos usos , no era extraño que fueran
variadas por otros poetas 5 por él mismo , quan•
do quería significar otras ideas ó encubrirlas bajo la misma alegoría. En Hoernro y Hesiádo se vén
algunas de estas variaciones en las genealogías,
porque por estos símbolos se proponen manifestar diferentes verdades. Este uso hicieron los poetas de las genealogías de los dioses , y estos los
motivos por que las variaban á su arbitrio, hadeudo de esta especie de alegoría el mismo uso
que de las demás. Si el hecho ó el objeto que se
de la legislacion. o r
antiguas , con las cuales se habian transmitido las tradiciones religiosas patrias,
los sentidos mas estravagantes y las interpretaciones mas pojticas. De este modo
hicieron desaparecer los vestigios de este culto , y multiplicaron los absurdos y
los vicios cle esta religion que era ya
absurda y viciosa.
Los poetas que vinieron despues, siguiendo los mismos pasos y el mismo camino, dieron mayor apoyo y extension al
mal; y en este estado de confusion, de abpresentaba á sn imaginacion tenia alguna relacion aunque remota con la alegoría , lo ocultaban con ella. Los primeros poetas dieron el ejemplo , los posteriores les siguieron continuando y
extendiendo mas el abuso de las alegorías. Pausanias nos refiere que estos poetas dieron muchas cabezas á la hidra Lernea , y un ojo solo y
un solo diente á las tres hibs primogénitas de
Forco. Los cabellos retorcidos de la Gorgona
su hermana los convirtió su imaginacion en serpientes, y con la actividad mortífera de sus ojos
hicieron petrificar á los que ellas miraban, y pusieron en las manos de Perseo la cabeza de Medusa para desolar la isla de Serifo petrificando
á los habitantes y al -rey presentándoles esta
cabeza fatal. Qué necesidad hay de traer mas
ejemplos. Los primeros poetas y los posteriores
Ciencia
sordos y de vicios , se debió hallar como
en efecto se ha hallado por todas partes
el politeismo guando el pueblo ha salido de la barbarie. Veamos pues todas
las relaciones que este politeismo universal debe tener en este estado de la sociedad con los bienes y con los males
indicados ; mas para hacerlo con aquella
exactitud que conviene , es necesario hacer un examen muy particular de esta
materia en el siguiente apéndice.
102
echaron con estas alegorías un velo sobre toda la
historia de las o p iniones religiosas de su patria,
y asi multiplicaron y extendieron los absurdos y
Jos vicios de esta religion extravagante.
Lo mismo sucedió á los Romanos, y sucede
á todas las naciones , si algunas circunstancias
extraordinarias no detienen ó alteran el curso
ordinario del progreso de las opiniones
giosIs. Los poetas son los primeros que han manejado y manejan las opiniones religiosas de
su patria , y con estos materiales levantan semejantes edificios; luego es preciso que de estas
cau;as tan semejantes resulten siempre efectos semejantes. Los sucesos que hemos presentado en
estas notas , y las observaciones que sobre ellos
hemos hecho, son argumentos bastante fuerces
para convencer á los lectores de esta verdad.
de la legislado%
103
CAPÍTULO V.
Apéndice al capitulo precedente.
D espues de haber expuesto la generacion del politeismo , y haberle seguido
hasta el punto en que debe encontrarse
(piando la sociedad ha salido ya de la
'oarbárie , es necesario examinar ahora su
culto que debió acompañar estas ideas
religiosas, y observarlo en los mismos períodos , seguirlo por los mismos espacios,
y conducirlo al mismo término para llegar á ver de este modo el compuesto de
las opiniones y de las prácticas, ó todo
el agregado de esta religion, sin cuyo total
conocimiento las ulteriores investigaciones, á las quales éstas sirven de fundamento, quedarian necesariamente mal fun7
dadas é imperfectas.
No es necesaria mucha penetracion
para conocer quál debió ser el primer
culto de aquellos mortales atemorizados
que recurrieron á la fuerza desconocida
de que hemos hablado. Sencillo é indeter-
T 04
Ciencia
minado como el objeto á que se dirigía,
arbitrario y vagante como el salvage que
lo practicaba dictado por el espanto y
por consiguiente inopinado é interrumpido como las causas que lo dispertaban,
no podia tener ni lugar fijo ni ceremonias estables, ni tiempos prescriptos ni invocaciones uniformes; debia tener pocos
sacrificios y muchas oraciones ser menos
ostentoso pero mas intenso (I).
Esta sencillez del culto primitivo,
análoga á la de las primeras ideas religiosas , no podía conservarse mas tiempo
que las ideas mismas á las quales se referia. Quando de la opinion de la fuerza
desconocida pasaron á la deificacion de
muchas fuerzas y potencias distintas, guando reconocieron muchos dioses y éstos
semejantes á los hombres, en pocas palabras guando se dió el primer paso en
el politeismo, y por consiguiente en el
antropornorfitismo , que como hemos visto debió tener con él un origen simultáneo; el culto debió resentirse de esta mula) Par esta razón la tradición antiltifsirria de
de la Zegislacion. Tos
tacion de ideas religiosas ; sus prácticas
debieron empezar á tener aquellas determinaciones y distinciones que tenian
sus objetos ; sus ejercicios debieron empezar á ser mas frecuentes ; fué necesario procurar conseguir el perdon y el auxilio de los dioses como el de los hombres ; recurrir á los dones y homenajes;
introducir sacrificios y postraciones. Mas
en todas estas mutaciones é introducciones
debió resentirse universalmente la influencia de las circunstancias en las quales se
hallaban , y necesariamente deberán hallarse siempre los hombres en este segundo período del progreso de su religion.
Aun independientes y vagos, pobres y
la Grecia referida por Herodoto en el lib..2. cap.
52. nos cosería que la esencia del culto de los
Pelasgos , que eran los primeros salvages habitantes de la Grecia , cor.sistia en las oraciones;
y por esto en vrrios salvages posteriortnente conocidos , los viageros no están acordes entre sí,
afirmando unos que ellos tenian alguna idea de
religion , y negándolo otros, porque los prime ros los habrán sorprenhendido en algun momento
de terror , y por consiguiente de oracion ; y los
otros no habiéndolos hallado en semejantes circunstancias , 110 han podido descubrir en elles
107
Ciencia
de la legislacion. dispersos, menos aislados , mas vecinos,
pero aun separados y divididos 5 no podían tener ni comunion de ritos, ni sacerdocio distinto, ni templos construidos,
ni aras fijas, ni un culto comun, ni podían abandonar en sus sacrificios la sencillez de su estado. En sus casas ó en el
campo, ó sobre unos terrones amontonados, se colocaba un simulacro grosero, se
hacia una libacion , se quemaba una haz
de yerbas escogidas y olorosas, y este
era el sacrificio que cada familia ofrecia
separadamente á aquella deidad que imploraba por el ministerio de la cabeza, que
era al mismo tiempo el padre y el pontífice (1).
La razon de los augurios y auspicios
debió tener principio desde este tiempo,
y hacer una parte esencial del culto.
Acostumbrados los hombres á explicar
por las ideas teológicas los fenómenos
naturales , y observando en las diversas
partes de la naturaleza varias señales
precursoras de sucesos diferentes ; viendo
por ejemplo en la aparente palidez
en el extraordinario ardor del sol, ó brillantez de la luna un presagio constante
de una mutacion en el tiempo ; en las
apariciones ó desapariciones de algunas
aves; en el vuelo, ó en el canto de algunas otras, &c. semejantes predicciones ( );
y creyendo por consiguiente segun los
principios que hemos explicado que todo
Io6
ningun vestigio de religion y de culto. Respecto
de los Pelasgos acordémonos de lo que hemos dicho de ellos en otra parte , es á saber , que eran
adoradores de la ji4es-za desconocida.
(e) Thura nec Eufrutes , neo miserot india
costurn.
Nec fuerant sufrí cognita fila croci.
.dra dabas fumas herbis contenta sabinis.
Et non exiguo lacres adusta foco.
Ovid. Fast. lib. s. 34o.
Platou nos coni:rma en csta misma idea en dos
lugares de sus obras en el lib. 6. de las leyes, y en
el Epinemo , como tambien Porfirio , que refiere
sobre este objeto la autoridad de Teofrasto; véase su libro de .4bstinencia en Eusebio Prep.
.P:vang. lib. a. cap. 6. Las relaciones de los viageros que han visitado los pueblos clt la América,
nos hacen ver que en los lugares donde los hombres vivian , aun en el estado de que hablamos
aquí, se ha hallado la misma sencillez de cultos.
(s) Véase á Hesiódo en su Poema de las obras
á V i rg
.
y de los dios , verso 446. 449. 488.
Gl eorg.
lib. e. verso 35I. .
y
36t. y siguientes.
, uientes
Toa
Ciencia
lo que sucedia en la naturaleza estaba
destinado y dirigido para bien del hombre , explicaron teológicamente estos fenómenos, los consideraron como el lenguage con que los dioses les anunciaban
los sucesos futuros, de donde concluyeron que los dioses ponian mucho cuidado en dirigir sus empresas, y pasando de
un error á otro dedujeron que se les debia consultar antes de emprenderlas. Los
astros las aves, el canto de los pollos,
el silbido de las serpientes, &c. todo llamó su atencion, todo podia ser un aviso
de los dioses , todo se interpretaba como
tal despues del éxito de las cosas, y corriendo tras de aquella lógica de la ignorancia universal y constante , que deduce de cada hecho particular una regla
general, el suceso bueno ó malo que se
habia seguido á tal señal, bastó para determinarlo como presagio feliz ó funesto
en semejantes acaecimientos.
Este es el fundamento y el origen de
la razon de, los augurios y de los auspicios, razon universal de los pueblos bárbaros , la qual si debe al interés y al
de la legislacion. To9
fraude sus progresos y su extension;
seguramente no debe su origen y su principicio sino á la ignorancia y al error.
Es fácil conocer que mientras duró el
estado indicado de separacion, estas señales , estos augurios , estos auspicios y
el modo de tomarlos é interpretarlos,
debieron ser particulares y diversos como
lo eran el culto y los ritos de cada familia , y que la cabeza de ella que era
el padre y el pontífice tambien debió ser
el augur.
Introducido el politeismo al paso que
se extendia, debió producir necesariamente una progresiva extension en el culto.
A medida que los objetos de la esperanza y del temor de los hombres les obligaban á reconocer mayor número de distribuidores, era cosa natural que su culto
interesado exigiera mayor níniero de
prácticas y de ejercicios distintos. Pero
así como en el tiempo mismo que se
multiplicaba el número de los dioses, el
estado de los hombres recIbia aquellas
modificaciones y corria aquellos espacios
por los duales se pasa por grados pro-
10
Ciencia
gresivos y casi insensibles de la indepenciencia salvage á la servidumbre civil (i);
así era igualmente necesario que el culto que por una parte debia recibir alteraciones sucesivas de la multiplicacion
progresiva de los dioses los recibiera
tazubien por otra parte de la progresiva
perfeccion de la sociedad.
En este órden constante y universal
de cosas la comunicacion de los ritos
privados debió ser la primera modificacion que el culto recibió del primer vínculo social que se formó.
Quando empezó á haber una union,
un senado de padres compuesto de esta
familia que se habia reunido y engran-•
decido ; guando empezó á haber un rey
y una . cabeza que presidia á este senado,
y conducia los padres con sus adherentes
á la guerra; guando en este senado fué
necesario convenir para algunos negocios
(s) Entiendo por servidumbre civil el estado
en que la fuerza pública, esto es, la de la ley,
ha triunfado de todas las fuerzas individuales; y
este es el verdadero estado en el quai se puede
decir que la sociedad ha llegado al término de
su perfeccion.
de la le.gislacion. I í
relativos á la salud publica (1), á cómo
podia hacerse esto en medio de las opiniones religiosas de estos hombres, enmedio de la comun creencia que los dioses
lo obraban todo 7 sin implorar todos juntos su voluntad? Fué necesario pues construir templos sagrados y públicas aras,
formar un rito público de los padres
de familia , acordar los sacrificios que
debian ofrecerse, y el modo de ofrecerlos; finalmente fué necesario empezar fijando la -razon comun de los augurios y
de los auspicios, y deducirla, componiendo y conciliando juntamente las observaciones particulares y hereditarias de los
padres sobre las diversas seriales con las
quales solian los dioses anunciar en sus
familias -su voluntad y los eventos futuros de las cosas (2).
En este primer principio del culto
público era muy natural que los padres
(I) Véase sobre este estado de la sociedad lo
tqaueobhreamos.dicho en el cap. 35. del lib. 3. de es(1) Este hecho universal no se oculté á la
penetracion profunda de Pllton, pues en el lib.
3. de las leyes dice: qua la comlinicacion . dé lós
CienCi a
I 12
que eran solos los sacerdotes, y los augures en su familia, continuasen en serlo
en la ciudad; y que el rey que era la cabeza de estos padres en el senado y en
la guerra, lo fuese tal-tibien en los sacrifi,
dos y en los augurios.
Patres sacra ,magistratusque soli per•
aé,..-unto ineuntoque
Sacra patres custodiunto.
Sacrorum omnium potestas sub regíLex Regia
bus esto...
Rex idem, et regi Turno gratis simes Augur (1).
Introducido el culto público el nútuero de los dioses que todos los dias se
aumentaba, la multitud de los sacrificios
que debia extenderse á medida que se
multiplicaban los dioses y las ocasiones
de recurrir á ellos; finalmente la frecuenritos privados aconipaíi'd el principio de la sociedad.
(1) Virgíl, hEneia'. lib. 9. y Dionis. de Alifib. a. y lo que hemos dicarti.
cho en el cap. 35. del lib. 3. de esta obra.
de la legíslacion. 113
cia de las guerras y las sediciones interiores que debian ser continuas en la infancia de esta sociedad , en que aun se
conservaba en casi toda su extension anterior la independencia privada de los
padres (I), les obligaron pronto á hacer dimisión del ministerio del culto,
y á elegir de su mismo cuerpo un cierto
número de individuos para consagrarlos
únicamente á las sagradas funciones. Y
así el sacerdocio formó un órclen distinto que pertenecía al de los patricios por
origen y parentela, y á su cabeza ó rey
por la qualidad que éste tenia y que universalmente conservó de cabeza ó rey de
los sacrificadores , y de supremo director
de las cosas sagradas (2).
Instituido el órclen de.-los sacerdotes,
depositado el sagrado ministerio en un
(a) Véase lo que hemos dicho sobre esto en
el Cap. 25. del lib. 3.
(2) Este hecho lo hemos probado en las nol as anteriores. Solamente diremos aqui que en
los islefíos del hemisferio austral que se han
¿e scubierto á fines del siglo pasado, tanibien se
tia hallado el sacerdocio universalmente compues t o de individuos del cuerpo de los patricios,
Toma
Ciencia
IT 4
cuerpo poderoso por su condicion, y venerable por su incumbencia, el culto público necesariamente debió prosperar en
circunstancias tan favorables. Los templos debieron ser mas augustos, multiplicarse los altares, y ser mas grandes y mas
frecuentes los sacrificios. Varias fiestas
conmemorativas de las calamidades recientes y antiguas que se habian evitado, y de
antiguos y recientes beneficios que se habian conseguido debian instituirse en esta
época. Todo lo que podia sostener el
culto en los devotos mortales todo lo
que podia aumentar su reconocimiento
el temor de los dioses , seguramente no
debia omitirse (t). El lenguaje con que
los hombres debian hablar á los dioses
sobre la misma necesidad dirigido por
el mismo &den, debió adquirir aquella
y que el Rey de estos heróicos gobiernos es la
cabeza del sacerdocio como el primer sacrificador. Vé se el tercer viage del capita? ' Cook.
(1) Todas las fiestas mis antiguas de los
pueblos en efecto nos indican estas conmemoraciones. Las fiestas antiquísinas que se celebraban sobre la montgfia de la isla de Snrnotracia,
y las de los Arcades sobre el monte Liceo.; las
de la legislacion.
-Tzs
dignidad y aquellos caracteres que antes
no tenia. Los himnos, los cánticos forde los Rodianos de las quales habla Pindaro; las
que todos los nueve años se celebraban en Delfos por la victoria de Apolo contra la serpiente
Piton 5 la que se llamaba en Roma populi fugium,
de la qual hablan Dionisio de Alicarnasia y
Plutarco 5 las que de tiempo inmemorial se celebraban en el japon , y en la costa de Malabar; y
las que se hallaron en varias naciones de América, y que hoy se observan en las islas recientemente descubiertas del mar del Sur, no indicaban ni indican otra cosa sino estas conmemoraciones. Seldeno ha probado que los Persas llamaban memoriales á sus fiestas antiguas. Los que conocen los ritos que se practicaban en la Cronia en
la fiesta de las lámparas, en la de Céres de Proserpina, y en la fiesta llamada antistería ó Boedrouria por los Griegos, no podrán dejar de conocer las conmemoraciones que tenian por objeto. Véase á Meursio sobre estos respectivos títulos en su Tratado de Gra. c. Fest.
En todas estas fiestas, y en todos los misterios que nacieron de ellas , como luego veremos si el fin presenta el expectáculo del júbilo y alegría, se vé constantemente ésta precedida del temor y de la tristeza. En muchas
se vén la huida , las quejas , los gemidos, los
alaridos, los ayunos, las vigilias de ceremonia; en otras la invesrigacion de alguna deidad,
de alguna potencia fisica deificada como el
sol, la luna, &c. que recordaban su antigua oculH2
Ciencia
I t6
!tactos por los sacerdotes, debieron ser
znas magestuosos y mas augustos que los
tacion en los desórdenes fisicos; en otras se véa
presentar bellotas, ralees, árboles silvestres ó
frutas secas, en pocas palabras, todo lo que
puede recordar el pasage del terror ó de la miseria á la seguridad ó á la abundancia.
En las apolonias que se celebraban en Sicion
siete jóvenes y siete virgenes buscaban á Apolo y
á Diana, es á saber, al sol y á la luna para indicar su ocultación en alguna catástrofe. Por la
misma razon se buscaba en Egipto á Osiris lamentándose, y se celebraban en Delfos la llegada
de Apolo, y por los Sirios la muerte y renacimiento de Adonis, el qual como sabemos, era
el sol de los Sirios, como el Osiris lo era de los
Egipcios, y Apolo de los Griegos.
Una conmemoracion semejante es celebrada
todos los años por los Americanos de la Florida, y por los Apalacos y los Caraibos de la isla de santo Domingo, por los pueblos del Perú,
y los habitantes de las islas Marianas en el
tiempo de las fases de la luna. Arenéo habla de
tan bayle antiguo que se llamaba Incendio del
arando lib. 14. cap. 7. Véase á Meursio lib. r.
Pintare° de iside et osiride. Luciano de dea siria §. 55. Ceremonias religiosas tom. Hist.
Gen. de lor T.siages , tom. XII. Conquista del
Perú, tom. a. Laffitau, Cost. de los salvages,
Sor». 1. Cartas edif. tom. XFIll.
Las bellotas, las coronas de encina, las yerbas salvages, las raíces, algunas frutas ó legura.'
de la legislacion. 117
que anteriormente se cantaban por los padres con sus familias; sus enfáticas espresiones debieron alterar extraordinariamente y exágerar los hechos que indicaban;
y sus esquisitas voces para distinguirse
del lenguage comun, debieron muy pronto hacerlos obscuros y arcanos (r). El
misterio finalmente tan apropósito para
bree; vigilias, vestidos groseros, y otras conmemoraciones de la anterior miseria del estado salvage de los hombres, de los descubrimientos de
la agricultura, y de los beneficios de la sociedad,
formaban una parte de los ritos de las fi-stas de
Céres , de las fiestas de las estaciones en Atenas,
de las de Pesinunta , y de otras fiestas de los
Egipcios, de los Persas, de los Japoneses, ea
los quales aun hoy se celebran. Diod. Sic. lib r.
Dion. de Alic. r. cap. 18. y lib. 2. cap. 8.
La 5.a ovacion del Emp. yulitmo en honor de la
madre de los dioses. Virg. Georg. lib. 5 . 349.
Varron en S. Agustin de Civit. Dei lib. 7. cap.
Cit. de leg. lib. n. Plut. de iside et osiride
Ueinser. lib. 3. cap. 6
En las fiestas nupciales de la Grecia un niño
coronado de espinas y de ramos de encina, lleva ba en la mano una criba llena de panes pron unciando estas palabras : he huido el mal y he
e ncontrado lo mejor. Véase á Esichioy á Suidas
en esta voz.
(1) Cook, Forster y sus compañeros, que ha
ti3 .
Ciencia
excitar la veneracion de los mortales debió venir al socorro de todos los otros
medios que se habian empleado para extenderla. En la celebracion de los ritos
mas augustos de las grandes solemnidades relativas á las indicadas conmemoraciones, solos los patricios debian ser admitidos, los demás del pueblo formado
de la clientela y de la servidumbre del
estado anterior de familia (r), debió ser
excluido; la inaccesibilidad aumentando la
veneracion de los excluidos debió al mismo tiempo extender la de los admitidos,
y el culto religioso ganaba de este modo
igualmente en la opinion de todas las órdenes de la sociedad. Esto es lo que debla suceder y en efecto ha sucedido universalmente, y ha sido lo que en todos
bian hecho muchos progresos en la lengua de los
Taytanos y de varios otros isleños del hemisferio austral, y que comprendian muy bien su lenguage familiar, j.más pudieron comprender su
lenguage sagrado; véase á Renaldo Forster en su
viage port. 4. cap.
(1) Véase lo que he dicho sobre esto en el
indicado capitulo 35. del lib. 3 de esta obra.
T T9
de la legislacion.
pueblos
ha
dado
el
primer
origen
á
los
los misterios (1).
Establecida y fortificada por tantas
causas la dependencia religiosa de los
mortales, sus progresos eran necesarios y
su extension inmensa , descubriendo muy
pronto la ainbicion el instrumento omnipotente de que porfia servirse para
(i) El capitán Cook, que en su tercer viage se halló presente á la celebracion de algunas
fi,stas de varios pueblos de las islas del mar del
Sur, dice: que solo las cabezas o- patricios, con
los sacerdotes y con el Rey, palian participar
de los mas solemnes ritos de ellas, y que el resto del pw-blo no era admitido. 1,1 descripcion
que nos dá de estas fiestas no nos permite dudar
que sean de la misma naturaleza que las fiestas
conmemorativas, de las qulles hemos hablado,
y que se han hallado en todos los pueblos de la
mas remota antigüedad. Que se combine con la
tradicion griega antiquísima referida por Estrabon , la qua! ensefia que los Dattilios Idenses,
los Curetos, los Cabiros, y los Coribantos, fueron los ministros antiguos y los primeros participantes de los misterios, y que se reflexione
con aquel espiritu filosófico que deb2 dirigir estas investigaciones sobre la figura que estos personages hacen en la fábula. Que se alada á estas
r eflexiones la que nos suministra la noticia que
t enemos del sacerdocio de varios misterios de la
Ciencia
sus designios. La cabeza de la sociedad vid,
que para hacer recibir y respetar sus leyes,
era necesario que se creyeran bajadas del
cielo, dictadas por una deidad, y sostenidas
por algun níímen que presidia al objeto
relativo á su disposicion ; que para hacer detestables á los violadores se debian representar corno sacrílegos ; y que
para castigarlos se debian inmolar á la
12 I
de la legislacion.
divinidad que habian ofendido y que se
debia aplacar (1).
El sacerdocio vió que para extender
su poder se debian multiplicar las prácticas del culto , inculcar las expiaciones
que solamente debian practicarse por medio de el los (2), y especialmente era necesario añadir á los signos convenidos
que cornponian la razon de los augurios
antigüedad ejercido por un derecho inmemorial
y hereditario de algunas antiquisimas é ilustres
familias exclusivamente; y se añade tambien lo
que universalmente se practicaba en estos misterios, como lo que se practica en las fiestas indicadas de los isleños del mar del Sur, esto es,
que habla además de los ritos secretos otros públicos, es á saber, aquellos en los quales todo
el pueblo intervenia; y se hallará, que lo que
hoy se practica por estos isleños, se practicaba
igualmente en los correspondientes períodos de
la sociedad en los pueblos de la mas remota antigüedad.
Véase á Estrabon lib. ro. y la tradicion da
(r) Todo delito público se tenia por religiuso , y se consideraba corno una ofensa cometida contra alguna deidad que cuidaba de.
aquel objeto del bien publico. Era necesario
aplacar esta deidad ; la pena era la oracion pública, suppliciurn; y la victirna el delincuente,
sacer esto. Hemos hablado de todo esto en el
cap. 35. del lib. 3. de esta cbra. Las pruebas
que allí dimos , hoy están confirmadas con las
.Relaciones del capitan Cook, el qual ha hallado
el mismo uso de inmolar á los dioses los delincuentes en los pueblos que habitan las islas de
la sociedad, como se puede ver en la Relacion de
SUS ViOgeS , y en la de Renaldo Forster parte 4.
cap. lo.
(a) Leemos en Plutarco que Orfeo adquirió
una grande influencia instituyendo nuevas práchcas religiosas , y persuadiendo que habla encontrado el medio de expiar los delitos, de purific ar los culpables , y Je aplacar el furor de los
-I•
ta 0SCI. Plut. Boetic. cap. 30. Pues los tiempos da
120
los Thébanos referida por Pausanias sobre los
Cabiros in Beot. cap. 35. Séneca c-pist. 9 5. donde nos habla de esta distincion entre los mas
augustos ritos que eran secretos en los misterios y los que eran públicos en los quales el pues
blo tenia parte. Véanse finalmente las Relacio-
nes indicadas de los adoses del capital; Cook.
Ciencia
y de los auspicios, otros medios y otros
indicios de los quales pudiese disponer á
su arbitrio (c).
El general rió que para animar á los
soldados en la guerra, era necesario hacerla por órd.en de los dioses, intimarla con un rito sagrado en nombre de los
mismos, hacer nacer-de la exécracion del
cielo el odio del pueblo contra quien se
T22
Ga rfeo corresponden perfectamente al período de
la sociedad de que hablamos, y es muy conocido su sacerdocio.
(i) Tales fueron los Aruspices y los oráculos,
los quales donde quiera que está el politeismo
se han hallado y se hallan, y que el capitan
Coolc ha encontrado en aquellos pueblos que parece que la naturaleza ha arrojado en el inmenso
mar del Sur sobre islas separadas del Continente
por espacios inmensos. Los T .yranos y otros isleños de la sociedad Cambien tienen sus oráculos , que se tornan del sicerclote en el tnorai preguntando en voz baja al elooa , 4 deidad que se
créen se halla en aquel tal lugar. El mimen
responde igualmente en voz baja , de manera que
nadie fuera da sacerdote puede oirá entender la
respuesta. 13.te pronuncia despu.s el oráculo
que ha reci .b, ido del etoo4 y lo comunica á loa
presentes. Véase 1, Relacion de los viages del
capitan Coa: , y á Renaldo Forster en su viage
parte 4. cap. [O.
de la legislacion. 123
iba á pelear (I), ó de la evocacion de los
dioses que protegian la ciudad, la seguridad de vencerlo (2). El magistrado vió
que para hacer respetar sus decretos era
necesario abandonar á los religiosos experimentos las pruebas de la acusacion:,
que se debia hacer depender del juicio
de los dioses el de los hombres ( 3 ); que
para disminuir los males de las guerras
privadas, para hacer resfriar el odio y,
la venganza entre los ofendidos para dar
lugar á las composiciones, era necesario
extender la. santidad de los asilos é introducir las treguas religiosas; vió en
cas palabras que-- én la debilidad de -la*
fuerza pública era necesario aprovechar
(a) De este modo se derivó la costumbre de
los Egipcios que refiere Herodoto, los quales
sacrificando una víctima pedian á los dioses quehiciese caer sobre su cabeza todos los males que
amenazaban á su patria, y despues vendian á
los extrangeros la exlcrable cabeza para que la„
ira del cielo cayese sobre ellos. Herodoto
(a) Véase lo que sobre este objeto hemos
dicho en las notas.
(3) Véase el capitulo ir. del lib. 3. de esta
obra, donde hemos hablado de los juicios de
Dios de los tiempos bárbaros.
124
Ciencia
se de los socorros que se podían recibir
del poder teocrático (1). Todas estas especulaciones debieron introducir infinitas
novedades en el culto, infinitas ceremonias en el ritual , infinitos errores en el
pueblo.
Una práctica quanto mas universal
es, tanto mas torpe y mas funesta se hace
para la humanidad despees de algun tiempo que nació del estado indicado de las
cosas. Habituados los hombres á ver sobre
las aras de los dioses la sangre y las cenizas de los reos sacrílegos , no debian
dar sino un pequeñísimo paso en el error para creer que los dioses, que se aplacaban con semejante sacrificio , aceptarian con mas gusto la de un inocente.
En los grandes peligros, ó guando media-.
ba un interés sumo, era mas importante el
perdon é el socorro de los dioses, y se
juzgó que la oferta debia ser mas preciosa;
y el sacerdocio, que al paso que se hacian mas ilimitados los efectos de la supersticion humana era mas vigoroso
(3 ) Véase el capítulo 31. del mismo lib. 3'
de esta obra.
de la legislacion.
12$
su imperio, debia favorecer estas abominaciones , y prescribirlas frecuentemente en nombre de los dioses. En algunos
pueblos se prefirió el prisionero al ciudadano; en otros se recurrió á los niños, á
los jóvenes ó á las vírgenes; y en otros
los hijos y las hijas de los reyes mismos
no estuvieron exéntas de esta suerte desgraciada (1). No faltaba á estos prodigiosos progresos de la supersticion humana
sino añadirles el último exceso. Era ne(i) Los Scitas , los pueblos de la Tauride,
los Galos y los Lusitanos , prefirieron los prisioneros á los ciudadanos ; y la voz hostica de los
latinos parece derivarse de hostis , esto es, del
enemigo que se inmolaba. Herodoto lib. 5. cap.
sr. Diod. Sic. lib. 3. Lucano Phar. lib. 4. y $.
Estrabon lib. 6.
Los Moabitas, los Ammonitas , los Cartagineses, los pueblos de la Acaya , los habitantes de
Tenusa, los pueblos de la Florida que están vecinos á la Virginia, los Mejicanos y muchos otros
pueblos de la América , y los Isleños de los quales habla el P. Dualde , sacrificaban los niños,
l os jóvenes y las virgenes. Véase el cap. te. del
Pausanias Diod. Sic. lib. so. Plut. en
el I • atado de da sfrperst. Gemello Carreri toro.
1. y la RelaciQn del seffor Le Moan de Morgues.
.Estrabon, Tácito 2 ZiQdQg o de Alicarnaso,
126
Ciencia
cesario ver al hombre postrado delante
del ara de otro hombre conducirlo á
ofrecer víctimas, y á dirigir votos á su semejante. La deificacion de los héroes hijos de los dioses , obrada , como hemos
demostrado por el sacerdocio 5 dió este
otro objeto al culto y abatió á este nuevo
envilecimiento la humanidad degradada.
Los sepulcros se convirtieron en templos,
los túmulos en aras , y en todos los lugares se llegó á honrar con víctimas
Porfirio , Macrobio, san Atanasio , Procopío, y
las relaciones de los viageros , nos muestran la
universalidad de estas abominaciones sobre la
tierra. Véase Estrabon lib. s. Tacit. in .dgrippa
cap. Macrob. Saturno lib. a. cap. so. y lib. $.
cap. 1 9 . S. Atan. orla. cont.Gent. Procopio donde habla de la entrada de los Francos en Italia,
y Fleuri eta la hist. ecles. del sig. 8. donde manifiesta que estos sacrificios aun se usaban por
los Frisones en este siglo.
Finalmente por lo que hemos dicho de los hijos é hijas de los Reyes , es bien sabido el sacrificio de Aristodemo que entró con su misma mano el cuchillo sagrado en el corazon de su hija
para salar á Messena , y el de las hijas de Ne,
feto que el mismo oráculo habla ordenado, :y el
de Ifienia. hija Agamenon que Calcláshabia
prescrito en nombre de. los dioses.
de la legislacion.
127
humanas estas deidades mortales (1).
Acia esta misma época aquellos ritos reservados que celebraban solos los
patricios en aquellas grandes fiestas conmemorativas , de las quales hemos hablado,
adquirieron aquella forma que despues ha
caracterizado los misterios de todos los
pueblos. Instituidos como hemos visto en
las primeras edades heróicas de los pueblos no es extraíio que las clases dominadas en la infancia de la sociedad, compuestas de la clientela y de la servidumbre del estado anterior de familia que ea
aquel tiempo debian estar en el envilecimiento y depresion , tolerasen en paz la
exclusion, y viesen con tímida venerador,
admitidos solos los patricios, como que
tenian sobre ellos una autoridad ilimitada que recientemente habian abandonado el promiscuo misterio del culto, y de
los cuales inmediatamente emanaba el sacerdocio. Mas quando con el progreso de
estas sociedades heróicas se disminuyó
por grados la ignominiosa diferencia;
(a) Se sabe que los habitantes de Pella inmoLban una victima humana á Peleo, y que to-
128
Ciencia
guando los órdenes inferiores de la sociedad empezaron por su número ó por
la intrepidez de algun individuo suyo á
adquirir algun grado de consideracion
que antes no tenian; guando fué necesario empezar á esconder la ignominiosa
desigualdad disminuyendo las apariencias, la parte mas preciosa del culto debió necesariamente resentirse de la atencion política que pedia este importante
objeto.
Admitir todos los individuos á estos
ritos arcanos , era lo mismo que destruir
la veneracion , continuar escluyendo los
órdenes inferiores de la sociedad, era una
distincion que el nuevo estado de cosas
no podia ya tolerar , fué necesario pues
modificar la inaccesibilidad sin destruirla,
conceder á todas las clases la accesibilidad
sin concederla á todos sus individuos. El
respeto que el pueblo habia concedido para estas celebracionas arcanas, permitió á
aquéllos que se hallaban en el egetcicio
actual de la sagrada prerrogativa de no
dos los años se inmolaba otra á Diomedes en
la isla de Chipre. Porfirio de Abstinentia lib. a'
de la legislarlo%
t29
admitir entre los aspirantes de todos los
órdenes , sino á los que ellos mismos
juzgarian dignos de esta distincion.
El medio era -único, y las circunstancias
lo indicaron con tanta evidencia , que no
debemos admirarnos si fué hallado por
todos los pueblos. Se introdujo pues por
todas partes la iniciacion, y se prohibió á
los iniciados divulgar los misterios que
veían ó practicaban. Ningun secreto se
escondia, ni podia esconderse en sus ce3.ebraciones (1); mas la indivalgabilidad
y la dificil iniciacion prescrita por otros
motivos muy diferentes debian muy pronto hacer creer que lo habia. Despues de algun tiempo se creyó con efecto que aquellos ritos y aquellas ceremonias contenían algun gran secreto, y con esta prevencion no fué dificil descubrirlo. Los
mas perspicaces adeptos hicieron conje(s) Basta reflexionar en qué período se introd ujeron, como poco antes hemos dicho, para conve ncerse de esta verdad. ¿ Unos hombres poco
intaes que salvages podían ser depositarios de
a lgunos principios desconocidos , y de algunas
ve rdades ignoradas? ¿Podian tomar tanto cuida-
romo X.
ciencia
Curas, y estas fueron despues el grande
arcano.
Así fueron instituidos los misterios de
todos los pueblos, sobre los quales se ha
discurrido y escrito tanto, y ha habido
tanta variedad de opiniones, porque no se
ha querido indagar el curso universal y
constante de las cosas humanas (x).
De todo lo que hemos dicho se puede inferir en qué estado deba hallarse el
culto de estos pueblos guando habrán salido de la barbarie. Si exceptuamos los
sacrificios humanos , y algunas de aquellas prácticas que únicamente se introdujeron para suplir el defecto de la fuerza pública, se irán abandonando á medida que ésta se acercará á su integridad. En todo lo demás una extension mayor producida por el tiempo y por las
circunstancias accidentales , será la única diferencia que se hallará en el culto
130
de la legislacion. 13
de estos pueblos, que han llegado á este periodo de la sociedad. Muchos ritos públicos y arcanos , inmensos sacrificios, continuas prácticas religiosas, frecuentes expiaciones, auspicios, oráculos,
templos mas ricos, aras mas numerosas,
simulacros mas perfectos, fiestas mas augustas y mas frecuentes sacerdocio mas
numeroso, misterios celebrados con mayor solemnidad y con mayor secreto 5 y
algun nuevo rito adoptado de los vecinos, formarán el restimen del culto en este estado de la sociedad.
Supuesto este examen , las relaciones universales que este politeismo universal compuesto de aquellas opiniones
y de estas prácticas debe tener en este
estado de la sociedad con los bienes y
males indicados , se manifestarán á nuestros ojos sin obscuridad y sin incertidumbre.
do pa-a ocultarlas y transmitirlas bajo símbolos
y ceremonias tan exquisitas?
(i) Luego volverémos á hablar de este objetu , y se conocerá mejor la verdad de ailanto hemos dicho.
I .a
vg2
Ciencia
CAPÍTULO VI
De las relaciones universales del politeis•
mo con los indicados bienes
y goles.
una sociedad que ha salido ya
Sdeilaenbarbarie
la religion admite la
pluralidad de los dioses, entonces habrá
tres religiones en el Estado , es á saber,
la de la plebe , la del gobierno , y la
de los sabios. La religion de la muchedumbre comprenderá la teología originada de la explicacion universal de las opiniones politeísticas combinada con las
circunstancias particulares, fisicas y morales que precedieron y acompañaron el
nacimiento y la infancia de aquella sociedad , alterada adornada y enriquecida despues por la imaginacion de los
poetas 5 que como hemos visto son los
primeros teólogos de las naciones, y comprehenderá las obligaciones religiosas que
dependen de este sistema teológico. La
religion del gobierno tendrá por objeto
dela legislacion. 133
los augurios , los auspicios , los oráculos , las fiestas, los sacrificios, los ritos,
y los diversos modos solemnes de consultar , honrar , ó aplacar las deidades que se adoran. La religion de los sabios será una reforma de la vulgar (i).
Este pueblo tendrá una teogonía, que
necesariamente estará llena de las ideas
antropomorfiticas con las quales trabajando la imaginacion de los poetas sobre
las antiguas tradiciones se hallará trasmitida y explicada la historia de la generacion de estos dioses y de su relacion
mútua de superioridad y dependencia, de
fuerza ó debilidad , de odio ó de amistad, de celos y de amor, de patrocinio
de venganza, de fidelidad y de constancia , de estupros , raptos, incestos ,
(1) Varron distingue estas tres religiones
ton los nombres de fabulosa, civil, física 6 filosófica. La primera segun él se habia formado de
la teología de los poetas, y era la religion del
v lz;go ; la segunda era la del gobierno, y no teni a por objeto sino el culto exterior; y la tercera era la de !os filósofos, que Varron no desap robaba, sino que decia que no haba de salir de
las escuelas, porque se disputaba t au 'micha bi-
Ciencia
Y 34
fraudes , traiciones , rebeliones, guerras,
alianzas, derrotas y triunfos (r).
- En la historia de los dioses corno en
la de los hombres, se hablará de la virtud,
del vicio y de los delitos; y el ciego politeista no podrá menos de imaginar dioses
semejantes al que adora. En medio de
estas fábulas la religion prometerá otra
vida, y hablará de los premios de los buenos y de las penas de los malos. Pero
¿ cómo se puede esperar en un sistema
teológico de esta especie que las ideas
del bien y del mal religioso correspondan perfectamente con las del verdadero bien y del verdadero mal moral
y civil? Así esta religion tendrá algunas
relaciones con los indicados bienes en
unas parles mas , en otras ménos ; pero
Herrad sobre la naturaleza de los dioses. Vélse
el lugar de Varron en S. Agustin de Civitate
Dei lib. r. cap. S.
(i) Denique, decia Varron, in 11,c omnia
Diis atribuuntur , qua non modo in hominem , sed
etiam in contemtisimum hominem cadere
possunt. \12.1r apud sancti A ugustinum de Civitate Dei. Véase tambien á Cje. de natura
Deorum.
de la legislacion.
135
éstas serán mucho mayores é indelebles
con el primero de los indicados males.
Si entre el inmenso número de los
dioses que componen el politeismo, habrá como hemos visto deidades que presiden las pasiones y disponen de ¿las,
que son invocadas igualmente para aparearlas y para excitarlas ¿de qué podrá
servir el dogma de la otra vida para refrenar estas pasiones y precaver sus efectos? Lo que se ha creido obra de un Dios,
¿ podrá considerarse jamás imputable al
hombre? ¿No vemos efectivamente en los
antiguos trágicos acusados de continuo
los dioses por los desórdenes de los mortales?
Si en este sistema absurdo de religion, los vicios mismos como hemos visto están bajo la proteccion de algunas
deidades, ¿cómo se puede esperar que las
amenazas religiosas aparten á los hombres
de a quellos vicios que se créen protegidos
en el cielo? El ladren religioso invocando al dios Caridota en los Samios , y á..
Erinetes en la Grecia, y á la diosa Lave:rlla en Roma, ¿podía temer las penas fu-
136
Ciencia
turas de otra vida por una accion que
cometia bajo el patrocinio de una deidad ?
Si en medio de las ideas antropomorfiticas nacidas juntamente con el politeismo, extendidas con él, y llevadas por
los poetas hasta el último grado; la doctrina de las expiaciones tan inculcada por
los sacerdotes y tan lisonjera para el
hombre, debe haber hecho entre el vulgo
los mas considerables progresos, ¿de qué
servirá la sancion religiosa, guando las
prácticas expiadoras eludirán los efectos?
guando el orgulloso mortal, dice Hornero,
Ita caido infelizmente en el delito, no sabe
que los dioses se aplacan con el incienso,
las oraciones y las víctimas? (t). En consecuencia de estos errores perniciosos, y
necesarios del politeísmo, lavándose en
el agua del rio ó del mar se purgará el
homicidio en un lugar (2), en otro será
necesario lavarse las manos en la sangre
(1) Hornero Iliad. lii). 9 . y. 495.
( 2) Entre los Griegos, los Troyanos y otros
muchos p ueblos de la antigüedad. Véase á Ate-
de la legislacion. 137
de las víctimas (t); en otro un monstruo
cargado de delitos se purificará poniendo en una balanza una cantidad de oblaciones equivalentes al peso de su cuerpo
para aplacar los dioses (2), y en otro el
marido vender á la muger , el padre los
hijos, y los dioses quedarán satisfechos,
porque la décima se pagará con fidelidad
al Pontífice ( 3 ). Es verdad que en la cuP,
tura de la sociedad los filosófos se reirían
de estos errores ; pero la muchedumbre
neo lib. a. cap. 6. donde habla del modo qua
_Aquiles se expió por el homicidio de Strambelo
Rey de los Lelegos. Virg. JEneid. lib. 2. y Ov3.—
dio Fast. lib. a.
(t) Asi hace expiar Apolonio á Jason y á
3.Viedea por Circe del asesinato cometido contra
la persona de Absinte hermano de Medea. Véase
Apolon. 4rgonaut. lib. 4. donde describe todos
los ritos de esta expiacion, á la qual siguió un
banquete que indicaba el término de los remordimientos. Véase tambien sobre esto á Apolo —
y á Diodoro lib. 4.
doro lib. 2. cap.
(I) Ea Tinagogo nacion numerosa y rica.
Véase la Relacion de Pinto en la hisi. gen. de
los viajes , ton,. 9.
(3) En el reyno del Congo, de Angola, y
las Relaciones de °gil-•
de illatambola ; véanse
de
Filgfiinage
de Purch&s.
bis de Eigafeta y
r33
Ciencia
los conservará no obstante con religiosa
obstinacion, y todo el mundo sabe que
en los bellos dial de la Grecia y de RoP-1,1 no dejaron de formar una parte esencial de la religion pública. Y así además
de las muchas relaciones que en este estado de la sociedad tiene el politeismo y
debe tener con el primero de los indicados males, se unirán tambien los que tiene y debe tener con el segundo.
Pasando de estas reflexiones que deben explicarse principalmente al pueblo
á las que son relativas á la religion del
gobierno , hallarémos las relaciones particulares del politeismo con la tercera
serie de males de los quales hemos hablado.
La religion del gobierno, como hemos
dicho, no tiene por objeto sino las fiestas,
los sacrificios, los ritos , augurios , auspicios y oráculos, y los modos solemnes
de honrar, aplacar y consultar á las deidades adoradas. Esta religion debe estar
unida con la de la muchedumbre , y por
consiguiente resentirse en sus prácticas
de todos los principios y errores de
de la legislacion. 39
aquélla ; podria no tener varias relaciones intrínsecas con aquellas prácticas
anteriores que las circunstancias políticas de la sociedad hicieron necesarias
6 útiles en algun modo en el estado de
barbarie en que nacieron, mas son perniciosas luego que las mismas circunstancias dejan de existir guando la socidacl
ha llegado al estado civil.
Con efecto, si un pueblo politeista y
en el estado de la sociedad del que hablamos,•los asilos y las treguas religiosas
y las inmunidades sagradas no se sostendrán ya por un fin político, mas sin embargo se conservarán por un respeto religioso. 1 Cómo no se ha de creer un sacrilegio sacar del lugar sagrado ó del templo al delincuente que está en él, en una
religion en que el atributo de la fuerza
se ostenta mas que el de la justicia, y
los dioses se suponen susceptibles de los
mismos caprichos é inconsecuencias de los
hombres ( ) ?
(I) Vemos en efecto que en los tiempos
mismos de Sila, !a vergonzosa eaferm2dad con
Ciencia
Si en este pueblo y en este estado de
la sociedad no se hallasen corno en el
precedente de barbarie los sacrificios humanos violentos , se hallarán las consagraciones voluntarias , sea para merecer y asegurar los premios futuros, 6
para aplacar en las graves urgencias y en
las calamidades públicas la ira de los
dioses que se créen deseosos de sangre y
de ruina, porque se suponen susceptibles
de odio y de furor. Sino se verá conducir á viva fuerza á las aras de los dioses al delincuente ó al nido, al prisionero ó á la virgen ; se verán los devotos
del Cochin correr voluntariamente á la
capital del imperio para hacerse devorar
de los cocodrilos sagrados que se crian
en ella ; se verán los fanáticos del reyno de Martemban extenderse á millares sobre el camino por donde todos los
años se conduce en gran pompa el ídolo
para hacerse aplastar bajo las ruedas del
inmenso carro que lo trasporta ; se verá
1 4 0
que terminó sus dias fué atribuida por los Ito
manos á la violador' de los asilos que habia co-
de la legislacion. 141
en Madagascar exponer las madres á las
fieras, 6 ahogar con sus propias manos á
los hijos que han nacido en dias ú horas
infaustas; se verá en el Japon y otros
pueblos de las regiones orientales arrojarse á las llamas donde se hace quemar
el cadáver del marido la infeliz muger
que ha tenido la desgracia de sobrevivirle (1); finalmente en la misma Roma
así en el tiempo del patriotismo y de la
libertad como en el de la vileza y esclavitud, se verá á Curcio precipitarse en
una sima , y á los tres Decios arrojarse
con un rito sagrado en medio de las trometido; y vemos que en Esparta en medio de la
perfeccion de sus leyes fué necesario tolc,rar que
el templo de Palas fuera un asilo inviolable para
los mismos reos que habían sido condenados á
muerte. En otros pueblos de la Grecia, no solamente en la época de la perfeccion social, sino
tarabien en la de su mayor cultura , se conserva el.
mismo respeto por los asilos, las inmunidades;
Y las treguas religiosas. Véase á PoluK lib. 4.
Pausanias in Cor. Ciceron in ffer • em lib. 4
(r) Véase la relacion del japon en La coler.cion de los viajes que han servido para el establecimiento de la cornpstIla de las Indias, y las
rnernozias de Forbin.
142
Ciencia
pas enemigas por la salud de la patria (r);
se verán en el imperio de Caligula y en
el de Adriano practicar semejantes consagraciones por la salud de los tiranos (2) sosteniéndose en su mayor vigor los errores antiguos de la supersticion en medio de los prodigios del patriotismo y de la libertad y en los excesos de la adulacion y de la servidumbre.
Si no se hará hablar á los dioses
guando se trata de dar leyes y mandar , se continuará sin embargo en pedir sus consejos guando se trata de deliberar; finalmente si los sacerdotes no
tendrán la antigua influencia como confidentes de los dioses conservarán una
muy principal como intérpretes de su
lenguage. La ciencia de los augures, de
(1) Livio lib. s. cap. 32. lib. 7. cap. 6. lib.
S. cap. lo. lib. 1 o. cap. 9. C i c. Tuse. lib.:. V a r—
ron de Liy. lib. 4. La fórmula que debia
pronunciirle el Pontífice en estas consagraciones,
y repetir el que se inmolaba, la hewes puesta
en el cap. del'4. lib. de esta obra.
(2) Véase á Suetonio en la vida de Cal..
11111.1, y á Esparciano en la de Adrian°.
de la legislacion. 143
la qual se burla el filósofo, seguirá sin
embargo en ser venerada por el pueblo , y por consiguiente respetada por
el gobierno. Inseparable de la naturaleza de esta religion , su influencia durará mientras ésta subsista. En medio de
la mayor cultura 9 el sacerdote divulgará en la Caldea que una señal aparecida en el cielo amenaza al Soberano, y el
pueblo se sublevará (s). Los sacerdotes de
Meroe expedirán un correo al Rey para
anunciarle el decreto de muerte que se
ha visto en los cielos, y el Rey morirá (2). El Augur dirá á Inicias que los
auspicios tomados no aprueban su retirada, y este general se quedará en Sicilia
con su ejército y será dorrotado (3). En
Roma el Pretor destinará el dia para ter(i) Véase á Diodoro de Sicilia lib. z. La ir.—
lluencia que el sacerdocio tenia por este mismo
r espeto en el Egipto en los tiempos de su mayor cultura, no era inferior á la del sacerdocio
de los Caldeos. Véase al mismo Diodoro lib. 1.
Herodoto lib. 2. Estrabon lib. 17.
() Diodoro donde habla de este antiguo pueEtiopia.
r>lu
(3) El mismo Diodoro y véase cambien el
Ciencia
144-
minar el juicio, y sus medidas serán inútiles porque el Pontífice le hará saber que
ese dia es nefasto; los patricios estarán
ya juntos en el senado y el pueblo en los
comicios , y la junta se disolverá porque
el augur ha observado algun funesto presagio en el cielo ; el general estará ya
pronto para partir los pollos sagrados
no quieren comer, y el arúspice impedirá la partida; un magistrado habrá sido
elegido, y la virtud habrá triunfado de un
poderoso partido ; mas el augur dirá que
la eleccion se ha hecho con malos auspicios, y el magistrado será depuesto (i).
Estas son las otras universales relaciones del politeismo con la tercera série
de males de los quales hemos hablado.
No son menores ni menos interesantes á
Tratado de economía de Xenofonte , donde manifiesta la observancia de estas prácticas augurales en los tiempos de la mayor cultura de la Grecia, en los bellos dias de Sócrates y de Platon,
(a) Véase á Ciceron Orat. pro Murena y de
divinatione lib. s. Livio, decaa'. hl lib. 9. Aulo
Galio lib. 6. cap. 9 Macrobio lih. t. cap. 6. Véa.:
se tambien á Livio donde habla de la partida de
Vosthumio Albino, y de Fábio Pictor otra, irn-
de la legislacion,
145
- su naturaleza las que tiene con los otros
males que hemos colocado en el guano
-lugar.
Una religion que exige poco de
parte de la moral, y que por consiguien--u necesita que exija mucho de parte del
culto ; una religion que no puede sostenerse con los dogmas que contiene, y que
-por consiguiente necesita que se sostenga
con los espectáculos que ofrece; una religion finalmente que hace temer á los cijoses mas por la fuerza que por su justicia,
que los hace estimar mas por los beneficios
que distribuyen 6 por los males con que
amenazan y castigan que por los bienes
que prescriben, necesariamente debe tener
relaciones mas fuertes y mas intrínsecas
que las demás con el indicado error de
poner en el culto exterior todo el mérito de la piedad. El inmenso número de
las fiestas de los Griegos y de los Ro
pedidos por estos motivos. Cluciio Pulcher hizo
arrojar á la mar los pollos sagrados que no ha, bias querido comer diciendo =si/in quieren cor1)er nue beban , y sus desgracias se atribuyeron
4 este desprecio de los Auspicios.
Tomo X,
Ciencia
146
manos (t); la multitud y naturaleza de ai.
guisos sacrificios; el hecatombe en el qual
se inmolaban cien toros, y á los quales alguna vez se juntaban cien leones y cien
águilas (a); los sacrificios de Agrotero en
los quales se inmolaban en Aténas cincuenta cabras de una vez (3); la primavera sagrada en la quai todos los animales nacidos durante aquella estacion se arrancaban de las manos de los hombres para
Meursio en su Tratado de Grceco(1)
rum feriis , Portero en su iircheologia grata,
a• idio en sus Fastos , y Rosino en sus Antigüedades Romanas , nos dán una idea suficiente del gran número de fiestas de estos dos
pueblos.
(2) Este sacrificio que ordinariamente consistia en cien toros, y algunas veces en cien carneros,, guando era imperial , se debian juntar con
aquellos cien leones y cien águilas. Tal fué segun
refiere Capitolino el hecatombe que ofreció el
Emperador 13.1bino despues de la derrota do
Maximo. Véase Capit ín Ralbo.
(3) Xenofonte atribuye el origen de este sacrificio al voto que los Atenienses hicieron de sacrificar á Di na Agrotera tantas cabras quantos
Persas hubi,ran muerto; mas habiendo matado
tantos que no pudiendo cumplir esto de una vez,
se rstablrció permutarlo en este anuo sacrificio
de Goo cabras por sola una vez.
1
de la legislacion.
147
-Inmolarlos en las aras de los dioses (1);
-la creacion de un dictador se hizo muchas veces en Roma solamente para
aplacar los dioses (2); la multitud de
ritos , la importancia que se daba á la
exácta observancia del ritual, y las funestas consecuencias que se atribuían á
Zas mas pequeñas omisiones en esta materia ( 3 ); las libaciones, las purificacio(i) Livio refiere el indicado sacrificio llamado ver sucrum practicado en Roma el año
558 de su fundacion, con ocasion de la derrota
que el ejército Romano padeció por los Ca,
neses , y de la muerte del cónsul Cayo FL.minio
en aquella batalla.
(a) En el afio 390 de la fundación de Roma, con ocasion de la peste que desolaba esta
ciudad, se recurrió á esto por la segunda vez,
puesto que la época de la primera creacion de
un Dictador destinado para esto es desconocida.
En el año 410 se recurrió otra vez á este medio con el motivo de h-ler llovido piedras que
tanto espantaron á los Romanos, y se recurrió
otra vez con ocasion del veneno que algunas sefloras Romanas coligadas entre si componihn , y
causaban la muerte de muchas personas en el año
422. Véase á Livio lib. t. 0 dec. r. y lib. 7.
(3) En la celebracion de las feries latinas
q ue se solemnizaban en el monte Albano en el
s acrificio de una de tantas victimas que se iL11110
TT
Ciencia
ries continuas, las expiaciones que se practicaban igualmente para aplacar á los dioses despues de un delito, que por hacerse
dignos de honrarle despues de una involuntaria y quimérica. contaminacion (r);
las religiosas prácticas que debian preceder, acompañar, 6 seguir todas las acciones de los hombres, y de las vales He148
hilan , el magistrado de Lavinio omitió orar por
el pueblo Romano. A la vuelta de esta fiesta el
cónsul Cn. Cornello es atacado de una paralisís
y muere; y luego se atribuye la causa á la indicada ornision. Se exárnina el negocio en el senado, y se remite la decision al colegio de los Pontífices, los quales dicen que se vuelvan á empezar
de nuevo las ferias á expensas de solo el pueblo
de Lavinio. Véase á Livio lib. lo. decad. I. La
numerosa familia Pericia se extingue, y este de-.
sastre se atribuye á haberse servido de sus siervos en un .sacrificio privado hecho á Hércules.
Liv. lib. g. der. La derrota del ejército Romano y la muerte del Cónsul Flaniinio, por la
qual se instituyó el ver sacrum de que hemos
hablado, se atribuyó á su precipitada partida antes de la cel,bracion de las fiestas latinas, y de la
emision de los votos acostumbrados que se debiao
hacer en el Capitolio. Livio en el lugar citado.
(i) El encuentro de un cadáver exigia una espiado°, corno el homicidio, &c. Véase á Lueiano de Dad §. 52. y 53.
de la legislacion. 149
siódo inculca con tanta escrupulosidad
la observancia á Perseo en el acto mismo
que le aconseja de volverle doble mal al
amigo que solo le habia causado uno (1)3
finalmente la experiencia de todos los pueblos donde ha reinado el politeismo, nos
dá las pruebas mas convincentes de esta
verdad.
A este mal se añade otro. El carácter y las funciones de alguna deidad, las
relaciones poéticas de las acciones de algunos dioses, deben tarde 6 temprano pro.
ducir necesariamente alguna especie de
culto que ofende las costumbres, y pue-•
de corromperlas si la vigilancia de las
leyes no precave las asechanzas de la religion. Por una consecuencia de estas causas, las mugeres de Biblos que no asistían á las fiestas de Adonis debian pros-.
tituirse en cierto dia para emplear en el
culto de aquel dios la utilidad de su religiosa disolucion (2). La Grecia se llenó de templos levantados á Venus la
(s) Hesirido en el Poema de las obras 9de las
(llar vevso 70 .5 y 758.
( a)
Luciano de Dea Syvia.
150
Ciencia
prostituta, y las ceremonias que se practicaban seguramente no podian desmentir el carácter de la deidad que en ellos
se honraba (1). Por la misma razon en
las Afrodisias que se celebraban en honor de la misma diosa, los iniciandos debian presentarle una moneda de plata semejante á aquella con la qual se compraban los favores de una beldad venal,
y recibian en recompensa dones dignos de
la diosa que lo exigía (2). Por igual motivo Amatunta, Citera , Pafo, Gnido y
Idalia , fueron los asilos de la disolucion
y los sepulcros del pudor ; y entre los
sagrados ritos que se practicaban en Lesbos, había algunas fiestas llamadas callistias porque las mugeres se disputaban el premio de la hermosura, y debian
por consiguiente exponerse al examen que
este concurso exigía (3). Por las mismas
causas muchas estatuas y otros monumentos colocados en los templos representaban objetos tan infames y tan monstruo
(I) Ateneo , 'De,rp. lib. r 3.
(z) Meursio de Grec feriis.
(3) Idem 16.
de la legislacion. 751
sos, que parece imposible 'con-cebir cómo
pudiese entrar en los templos el pudor y
levantar los ojos al cielo (i). Por una
consecuencia de las mismas causas, las sacerdotisas de la isla Formosa hacen las
acciones mas obscenas en el ejercicio de
su culto; exigen de los dos sexós una perfecta desnudez por espacio de tres meses del año, y destruyen de este modo el
pudor con el rito (2). Por una consecuencia finalmente de las mismas causas,
el Senado debió prohibir en Roma los
bacanales, condenar el culto de Cibeles con las ceremonias frigias , y proscribir fuera de los muros de la ciudad los templos de Venus, por evitar,
dice Vitrubio, que los ritos que se practicaban río fuesen una ocasion de corrup(I) Varron en S. Agustin de la Ciudad de Dios
lib . 7. cap. z r. Clem. Alex. cohortatio ad gentes.
Es conocido el Lingam de los indianos del Ind ostan , que es ti representacion de las partes pud endas de los dos sexós juntadas, y que las mugeIe s devotas del dios Ischurern llevan colgadas al
cuello.
, (-I) Viajes para el establecimiento de los
holande
ses en las indias.
T 5 2
Ciencia
eion pa7a las jóvenes y las sePloras (t).
Las relaciones del politeismo con todos estos males son evidentes , indisputables , é intrínsecas á su naturaleza.
Las que tiene con los dos últimos males de que hemos hablado, no lo son
menos.
El fanatismo y la religion, estos dos
extremos de los quales el uno ordinariamente es el precursor del otro, y que por
su nposicion parece que no pueden ser
á un mismo tiempo funestos á los pueblos,
«hallan sin embargo en el politeismo un medio como poder desenvolver y combinar
sus fuerzas opuestas. La razon es evidente. !'psi como no hay religion menos unida,
mas separada, y que menos satisfaga á la
de la legjsZacion. 153
razon un poco cultivada, y así no hay
ninguna religion ni la puede haber mas
fácil de desacreditarse á sí misma que ésta. Mas tiene una gran ventaja, y es que
lisonjea mucho al hombre , le divierte
con el culto, y no le molesta con la moral ; amenaza con las penas , pero suministra remedios para eludirlas; le preserva de los remordimientos, sin apartarlo de las pasiones; exige las expiaciones , y no el arrepentimiento ; el sacrificio y no la correccion. Para que la
sangre baile siempre las aras, y los templos no queden desiertos , sus dioses no
se ofenden por la falta de la virtud.
Por lo qual esta religion que alimenta el instinto religioso del hombre sin
(r) Véase á Livio lib. 9. decida T. el discurso que hizo al senado el cónsul Sp. Posthumio,
con ocasion de la reforma de los Baci;naks sucedida en el allo de la fundacion de Roma 566,
que contiene las siguientes txpresiones: Priman;
igitur midieras» magna pars est, et his,fons
hujusce fuit: deinde fxminis mares,
stutwati , et con.strapatores , famttici viriles.,
V..?O, strepitibus, dant. oribtaque nocturnis atta-
,Quidquid his atinis libidine, quidquid f;
. ande, quidquid sclere peccatara est ex lelo
ano sacrario scitore ortum esse, &c. ec. Véase el
mismo Livio lib. 39. cap. ts. y 16. Vé?se tarrbi en á Ciceron de legibus lib. a. dende dice: que
2Diago,zdahabin tan: bien prohibido en Thebas es? a,r infaastas fiestas. de Barca. Véase finalmente
Vitrubio lib. cap. a. donde habla de los terriPJ,Ds que se debian construir fuera de los muros
d e la ciudad.
r 54
Ciencia
combatir sus inclinaciones; al mismo tiemt'o que es la mas expuesta á ser desacreditada , es tambien la mas apropósito para ser sostenida con furor.
La tendencia pues del politeismo es
de combinar los males de la religion con
los del fanatismo. Aristófanes hará reir
á costa de los dioses al pueblo de Atenas (t), y Sócrates será condenado á
muerte. Eurípides hará resonar con aplauso los teatros de la Grecia con las invec
tivas mas ignominiosas contra los clioses(2),
y Anaxágoras será cargado de cadenas.
Aristóteles acusado y precisado á huir, y
finalmente reducido á tomar veneno por
(t) Véanse sus dos famosas comedias Ta una
intuulada Pluton y la otr'i las Aves. En estas
dos comedias se hallan las mas am ras burlas
óe los dioses, de donde S. Agustin tomó ocasion
de decir: Necilli Dii ridentur ift teatris , guata
qui adorantur in templis, nec alüs ludos exhibetis , quam quibus víctimas immolati.s. De Clvit.
Dei lib. 6. cap. 6.
(e) En la tragedia intitulada y on , dice este
personage á Apolo : ¿Para qué seducir bellezas
mortales, y abandonar sus hijos d la muerte?
Pensad que siendo dioses deberíais darnos ejem-
de la legislacion. 155
haber atacado la deidad del Sol ( );
el poeta llenará sus sátiras de los mas irreligiosos sarcasmos contra los dioses.
..esquiles hará comparecer sobre la escena un semidios embriagado (a) , y Eraclito será oprimido de desgracias. Stilipíos de virtud. Si os dejais llevar de las iniquar
pasiones, ya no se debe acusar 6 los hombres, sino atribuiros 6 vosotros la culpa. Ellos no son
sino imitadores dc vuestros vicios, vosotros sois
sus maestros. Véase el acto r.
En la Iphigenia in tauride con ocasion de un
suefio, dice lphigenia : ¡vosotros génios llamados
ndbior,, vuestra ciencia no es menos vana que los
sueííos. To lo veo , el error es el patrimonio de
los dioses como el de los hombres. Euripides tragedia Iphigenia in tauride acto 3. En la Orestes
hace atribuir á Apolo el parricidio que aquel héroe habia cometido: Obedeciéndole, dice, maté
ó mi madre, prendedle á él que se ha marchado,
":0tadfe , él peco y yo no. En los antiguos trágic os' se hallan frecuentemente semer.ntes expresiones.
(i) Todo el mundo sabe que el delito de
An axágoras fué haber ensebado que el sol no est aba animado, y que no era sino una lámina de
ac ero tan grande como el Peloponeso ; y el de
A ' is'ó eles fué el haber dicho que el sol era muy
diferente de Apolo sobre la quádriga.
( a ) Véase el fragmento de su tragedia de los
156
ciencia.
ton será desterrado por haber dicho que..
la Minerva de Phidias no era una deidad (r). En Roma los mismos niños se.
reirán de los placeres de los elisios y de
:os tormentos de los infiernos (2). LuciIio 5 Pacubio, Lucrecio y Juvenal, agradarán igualmente por su mordacidad contra los hombres corno por la que manifiestan contra los dioses. El Anfirrion de Plauto hará reir como el P luto de Aristófanes.
El Eunuco de Terencio no será menos injcrioso para los dioses, y no por eso será
menos repetido sobre el teatro (3). Entretanto la sangre de los mártires correrá
por todas partes, y los simulacros de la
divinidad satirizada verán perecer entre
Cabitos en Ateneo lib. lo. Lo mismo hace Eurípides presentando á Hércules unas veces furioso
(in Hércule furente ) otras embriagado (en 41cesto), haciéndole proferir dichos absurdos é innos.
(s) Sranlei, Hist. PAilosophorurn.
(2) Nec pueri credunt , nisi qua 11011df1111 aire
1,9v .ntur. Juvenal S.tyra
(3) Este , poeta se sirve del ejemplo de los
dioses para animar á cometer el deliro: Ellos lo
'han hecho, y yo miseraHe mortal no lo haré: Ego
;:emuncio hoc
J'acere,» , acto 3. escena ;•
de Ta feiVslacion.
T 57
los tormentos aquellos valerosos mortales
Que no quisieron honrarles.
En medio de las intrínsecas relaciones del politeismo con todos los males
indicados , i qué socorro podrá prometerse el legislador de la religion de su
-pueblo; ó antes bien, quáles, y quántos
obstáculos deberá hallar para adquirir y
conservar la virtud y la prosperidad del
-pueblo que la profesa Esta fuerza en
vez de concurrir con la otra, ¿no impedirá antes su accion y vendrá á luchar
con aquélla? Impotente para producir los
bienes que se deben buscar en la religion combinada con todos los males
que se deben evitar en ella, lqué otro
expediente podrá pues proponer la ciencia legislativa al legislador de un pueblo
politeísta sino el de mudar la religion de
su pueblo para substituir á la fuerza que
se opone, la que debe concurrir, que es
tan necesaria para consegir y perpetuar
zl grande efecto, que no hemos atribuido á una sola causa , á una sola fuerza,
sino á la combinacion de muchas causas
de muchas fuerzas, que todas rigorosa-
Ciencia
153
mente concurran al mismo fin, y todas
mútuamente se socorran y restauren en su
accion? Segun esto el politeismo debe ser
destruido y substituido por una nueva religion que sea á propósito para suministrar los bienes indicados y escluir los males indicados. Las premisas hacen indudable esta consecuencia. Solamente podrá
reducirse la duda á la posibilidad de esta empresa, y á los desórdenes que podrian acompañarla. El siguiente capítulo
espero que bastará para explicarla.
CAPÍTULO VIL
Cómo se debe mudar esta religion.
Volvamos sobre nuestros pasos, y procuremos deducir de lo que universalmente ha sucedido, lo que se podria universalmente conseguir; veamos qué socorros
podria suministrar á esta operacion el
progreso constante del espíritu humano en
la tormacion de la sociedad civil; veamos quantos otros podria suministrar es-
de la legislacion. r59
ze mismo medio sirviéndose de él la legislacion, dirigiéndolo y dándole vigor;
veamos qué disposiciones legislativas deberian acompañarla, y de este modo conocerémos la posibilidad de esta operacion necesaria que solamente la ignorancia de los medios que deben producirla,
ha podido hasta este momento hacer creer
<á peligrosa ó inasequible.
Acordémonos de lo que hemos dicho sobre los misterios. Nacidos en la
primera edad heróica de los pueblos, hemos visto que al principio no fueron sino religiosas solemnidades ó ritos conmemorativos de beneficios conseguidos, <5
de calamidades evitadas antiguas ó recientes, que combinados con el órden político de aquel estado de sociedad, la parte mas augusta y mas sagrada de estos
ritos no se practicaba desde el principio sino por los patricios ; que lo detnás del pueblo compuesto de la clientela
y de la servidumbre del estado anterior
de familia estaba excluido; que esta religiosa desigualdad , haciéndose despues
incompazible con la diminucion de la des-
Ciencia
16o,
igualdad política, se convirtió en un temperamento
peramento que modificaba la antigua inaccesibilidad sin destruirla; que fué necesario admitir á la participacion de estos
ritos arcanos todas las clases de la sacie'
-dad, mas no á todos sus individuos; que
fué necesario introducir la iniciacion, y
prohibir á los iniciados divulgar los misterios que veían ó practicaban. Vemos
que ningun hecho desconocido , ni público , ni secreto 7 se ocultaba ni podía ocultarse en estas celebraciones arcanas , mas la indivulgabilidad combinada
con la dificil iniciacion hizo bien pronto creer que lo 'labia; que finalmente por
una consecuencia de esta inevitable prevencion, los mas perspicaces adeptos hicieron conjeturas, las quales despues fueron el grande arcano. Estas conjeturas,
pues , ó este grande arcano producidó
por la preocupacion y perspicacia en
la aurora de la cultura de los pueblos,
ahora nos conviene exáminar quál por
fin haya sido. En medio de la escasez de
noticias que tenernos de los misterios de
los pueblos antiguos, espero que los que
de la legislacion.
16r
se nos han transmitido , bastarán
hacernos conocer este objeto á lo In,. ':-)s
por la . parte relativa al uso que del ,ys
hacer. Pocos hechos pondrán al le-s:te
estado de juzgar.
Todos los escritores Griegos nos que han hablado de los mis:el-los de
Isis del Egypto, y de los de Mitra :' la
Persia, convienen que la unidad de
y la inmortalidad del alma, las penas y
los premios despees de la muerte con diversos principios de la comun creencia,
se anunciaban en estas celebraciones miste'',
riosas. .Nos hablan de los iniciados en los.
misterios , como de hombres religiosos
que detestaban los errores del pueblo, y
despreciaban altamente su ceguedad.
La oracion que hallamos en Apuleyo,
guando Lucio fue iniciado en los mistesrios de Isis es la siguiente: Las potencias
celestiales te sirven, los infiernos te están
sometidos, el universo gira bajo tu mano,
tus pies pisan el tártaro, dos astros responden
á tu voz, las estaciones retornan segun tus
órdenes, los elementos te obedecen (i).
(i) Apuleyo Metam. lib .
Tomo X.
No se puede
Ciencia
Pitágoras reconocia haber aprendido
en los misterios orficios que se celebra-.
ban en Tracia, la unidad de la primera
causa universal. Decia que en estos misterios habia entendido la idea de la substancia eterna, del número, principio inteligente del universo , de los cielos , de la
tierra, y de los seres mixtos (1).
Un lugar de Varron nos hace ver las
primeras semillas de la doctrina de Platon sobre la divinidad, tomadas de los
misterios de Samotracia. En ellos se enseriaba que el cielo, la tierra, y los egempiares de las cosas, eran diferentes de lo
que Platon llama ideas. Que el cielo y la
tierra eran aquello de que se hacen las
cosas, los egemplares, los modelos, segun
los quales se forman; y que de Júpiter,
Juno y Minerva, dioses antiguos, se servian para expresar las ideas de este triple concepto (2).
162
dudar que el poeta se ha servido de la fórmula
que efectivamente se proferia en esta ocasion.
( t )
mbl ico de vita Pitagora.
(a) Quién no reconoce el uno y trino de Platon en esta doctrina. Varro apud sanct. 4o-
de 7a legislacion.
z 63
En los misterios de Céres que se celebraban en Eleusis el Gerofanta que
comparecía bajo la figura del Criador
despees de haber abierto los misterios y
cantado la teologia de los dioses, confundia él mismo todo lo que habia dicho,
y substituia la verdad introduciéndose del
siguiente modo: Debo manifestar un secreto á los iniciados; que se cierre la puerta á los profanos. O tú, Museo, descendiente de la brillante Selene, está atento -á
mis acentos, yo te anunciaré verdades importantes. No sufras que las preocupaciones y afecciones anteriores te quiten la felicidad que tú deseas de llegar al conocimiento de las verdades misteriosas. Considera la naturaleza divina, contémplala de
continuo, arregla tu espíritu y tu corazon,
y camina seguro. Admira el Sector (mico
gust. de Civitate Dei, lib. 7. cap. '2 S.. Quizás
alude á esto mismo aquel lugar de Ciceron, donde pone en boca de uno de los interlocutores
estas palabras: Preterea Satnotraciam, ea que (luce
Lemni nocturno aditu oculta colurntur silvestribus se pibas densa quibus explicatis , ad rati onemque revocatis, reruni magis natura cog2
L
Ciencia
164
de todo el universo. Hay uno, él existe
por sí mismo, á él solo deben todos los
otros seres su existencia, él obra en todo
y por todos, invisible á los ojos de los mortales vé todas las cosas (i).
Plutarco nos dice que el jóven Alcibiades, despues de haber asistido á los
misterios de Céres, insultó con la mayor
osadía la estatua de Mercurio, por cuyo
motivo el pueblo pidió con furor su condenacion (2).
Crisippo, uno de los mejores ornamentos de la secta estoica, creía que el
mayor beneficio de las iniciaciones consista en las ideas justas que se adquirian
de la divinidad (3).
Stacio nos indica tambien el principio de la unidad de Dios, que era un
noscitur , pon Deortun. Cícero de natura Deoron: lib. a..
(i) Estose contenia en el himno cantado por
el Gerofanta. Véase á Ateneo lib. II. cap. '3Clem. Alex.'Coliortat. ad Gentes cap. 7 . y Meursio Eleusina.
ejtts vita.
(2) Plutarco
(3) Apud Etim. Mag. en la misma palabra.
de la legislacion
T65
secreto de los misterios, diciendo en aquellos versos:
Et triplicas mundi SUMMUM quena scire ne
est fastum.
Illum sed tuteo (r).
Lo mismo parece que indica Platon,
guando dice (2), que es cosa irreligiosa
exdminar la naturaleza del Ser Supremo;
y guando recomienda á los que rabian
tenido la felicidad de conocer al Padre
y árbitro soberano del universo que
persuadan al pueblo esta verdad. En su
carta á Dionisio recordándole lo que
le habia dicho debajo del plátano sobre el uno y trino, arcade: que una sagrada oisligacion le impedia de exponer
por escrito esta idea (3); y el consejo que
se dió al Emperador Juliano empeñado
en oponer la doctrina platónica á la del
(t) Stat. Theb. lib. 4. verso 5,16.
(a) Plato de leg. lib. I.
(3) Que se combine este hecho con el que
poco antes hemos referido sobre los misterios
de Samotracia.
Ciencia
cristianismo, de dirigirse al Gerofanta de,
Eleusis para recibir luces sobre sus principios (1), son otros dos argumentos de
la analogía de las ideas de este filósofo
sobre la divinidad, con las que se enseñaban en los misterios.
Respecto al dogma de la otra vida, el
mismo Platon nos enseña: que todos los
66
misterios tenian relacion con la vida futura y con el estado del alma despues de la
muerte. Lo que en ellos se representa,
dice el incógnito que hace hablar, no es
sino la sombrh; ésta es una débil imagen
de todas las bellezas, cuya contemplacion
está reservada para todos aquellos que en
vida han sido virtuosos (2). En otro lu-
gar manifiesta este mismo principio inculcado en los misterios de Baco (3). En su
tratado de Isis y Osiris dice lo mismo de
los misterios egipcios.
Ciceron habia dicho antes de él, que
los misterios de Céres habian enseñado á
los iniciados no solamente á vivir feliz(r) Ennopio in Maxim.
(a) Plutarco de Oraculis.
(3) Plutarco Consol. ad uxor.
167
de la legislacion,
sino tambien á morir con la esperanza de una vida mas feliz (1).
Isócrates dice tambien que los iniciados estaban tranquilos con las dulces esperanzas, en el momento de su muerte,
S
de ser felices por toda la eternidad (2).
En Sófocles, en Euripides (3 , en
Aristófanes ( 4), en iEschines (y), en Luciano (6), y en Estrabon ( 7), se manifiesta,
tambien la misma doctrina.
Celoso, dice de los cristianos: vosotros
:rente,
os gloriais de creer las penas eternas,y todos los ministros de los misterios no lo
anuncian á los iniciados (8). Sabemos que
en las tragedias representadas en las ceremonias nocturnas de los misterios de
Céres, se manifestaba la felicidad de los
justos y las penas de los malos (o), y
Cicero de Legibus.
Isócrates i n Panegirie.
Véase Plut. de lect. Poet.
Aristófanes in Ranis.
sive de ~IEschino el filósofo
Luciano en el didlogo de la barca.
Estrabon lib. vo.
Celso apta] ovig. lib. 8.
Dleursii Eleusina.
168
Ciencia
que algunos misterios se llamaban Aehé,
rónticos (i) para indicar que se explicaba en ellos el dogma de la otra vida.
- Lo que dice Platon en el Fedon derrama mucha luz sobre esta materia, es á
saber, que en los misterios se aprendia á
conocer la vida- como un lugar de paso, y
un puesto que no es permitido abandonar
sin la voluntad de Dios. Añade en otro
lugar del mismo dialogo: que en los himnos que se cantaban en los misterios, se
hablaba de las recompensas y de los placeres de los buenos en el cielo, y de los
suplicios que sufran los malos en el infierno. 1i5ade finalmente, que la verdad que,
anunciaba esta doctrina era muy maravillosa para el vulgo , y dificil de entender (1).
Por lo qual este dogma se enseñaba
en los misterios de muy diversa manera
que se profesaba en la religion vulgar.
Recogiendo finalmente los otros lugares de los escritores antiguos relativos á
de la legisiacion. I69
este objeto, ¿no hallamos por todas partes
los vestigios de una mutacion de la religion vulgar hecha el arcano de los misterios?.
Diodoro dice, que la iniciacion hacia.
al hombre mas religioso y mas justo de lo
que era antes. Los mayores hombres de
la antigüedad, Platon, Ciceron, &c. hacen los elogios de estos misterios. Porfirio dice, que el estado del alma debe hallarse en 14 muerte, como durante los misterios, esto es, purgada de todas las pasiones violentas de envidia, ira y odio (-1).
En otro lugar, dice, que no hay sino los
que han dirigido toda su conducta y todas
las acciones de su vida á la perfeccion del
ánimo, que puedan ser iniciados en los misterios secretos de la religion (2).
Nadie puede negar, dice Proclo, que
los misterios aparten el ánimo de esta vida
material y morral, y que limpien las manchas de la ignorancia, iluminando nues0 Tram. del Stix. ap. Stob.
x.
en.usebio de la Preparacion
4
Pliob.rfir.iocap
,se. lib.
(1) Sacra Achlrontia,
(z) Placa in e/ledo».
170
Ciencia
tras esp!;-itus, y disipando las tinieblas
en los adeptos con el esplendor de la divinidad
De la fórmula que se pronunciaba
-por el Araldo en la apertura de los misterios de Céres, se deduce, que las. personas que se presentaban para ser admitidas, debian tener las manos puras, y estar exéntas de todo delito; haber dado
p ruebas de ser reservados en los discursos, y justos en su conducta (2). El que
no habla hecho todos los esfuerzos para
calmar una conjuracion ó el que la habia fomentado; el ciudadano que se habia
dejado corromper ó habla hecho traicion
á la patria; el traidor que habia abandonado una fortaleza ó una nave á los enemigos estaban excluidos (3 ). En los tiempos posteriores los que eran de la secta
de Epicuro, ó se babian dado á la má(T) En el cap. $. de este libro, y particu larmente en la nota que está al pie.
(2) Proclo ad Plat. Polit. Véase tatnbien
á lamblic. de' Myst. cap. rr. tont. i. Julian.
orar. $.
(3)
Orig. contra Cels. lib. 3.
de la legislacion.
17z
gia particularmente á la Goetia , no podían ser admitidos. Apolonio Tyaneo
excluido por esta razon (a), y :Neron por
el parricidio de su madre (2).
Finalmente sabemos que el Gerofanta vivía en el celibato, que se ungía el
cuerpo con la cicuta para ser mas casto, y
que la junta se despedia inculcando á los
iniciados de velar y ser puros (3).
Quizás de esta: mutacion de la religion vulgar, de esta reforma de los dogmas y de la moral religiosa , que era el
arcano de los misterios, se derivó la opinion que reinaba entre los iniciados, la
qual se manifiesta en los escritores antiguos, es á saber, que ellos solos podian
participar de la futura felicidad. En Aristófanes se vé que los que participaban de
los misterios llevaban una vida inocente,
santa y tranquila, que morían con la esperanza de una condicion feliz, que se
Ranis.
(1) Aristófanes
Net-on cap. 34.
in
vita
z)
Suer.
(
(3) Philos. in Tila polon. lib. 4. cap. 18.
Rusebio contra Hierocl.
12
Ciencia
les prometía la luz de los campos felices,
y que los otros hombres no debian esperar sino las tinieblas eternas (r). Sófocies habia publicado la misma doctrina.
Segun este poeta solamente los iniciados
podían gozar de los placeres de los Elíseos, y el Tártaro estaba reservado para
los demás hombres (a). Feliz, dice Euripides, aquel que habiendo sido digno che
recibir la revelacion de- los misterios, vive
despues santamente (3). Diógenes decla-
mando contra esta opinion, nos demuestra
tambien su existencia (4).
Combínense ali9ra juntos estos hechos,
y compárense con las ceremonias y con
los ritos que se practicaban en estos misterios; y se verá claramente que todas estas misteriosas doctrinas, todos estos dogmas arcanos, todos estos nuevos principio:. no teuian otra relacion con las antiguas conmemoraciones que fueron el ver1) Aristdfanes in Rani.r.
) Plutarcus de lectione Pcetarum.
(3) ídem ibídem.
(4) ídem ibidem. Véase tambien á Platol
in Phoedon. Diógenes Lvrcio lib. L . cap. a. §. 6•
de la legislacion.
173
dadero objeto de estos misterios, sino la
que la sagacidad de los adeptos, las contemplaciones de los epoptos , en pocas palabras, las conjeturas de aquellos que buscaron en ellos un secreto que no habia, y
supieron fingido al principio de la cultura del pueblo.
En efecto, lqué podía tener de co-.
tnun la doctrina de la unidad de la primera causa universal, la exposicion del
dogma de la otra vida, las principios de
una moral religiosa mas sensata con los
gemidos, los lamentos, los gritos, los
ayunos, la huida de ceremonia, con la triste investigacion de alguna deidad, con las
ofertas de bellotas, raices, yerbas agrestes
6 frutas salvages, de dormideras, de miel,
aceyte y trigo, con aquel constante pasage de la tristeza al júbilo, en pocas palabras, con todos aquellos ritos y ceremonias que ni eran ni podian ser otra cosa
como se ha visto (i ), sino conmemoraciones de antiguas y recientes calamidades
(t) En el cap. 5. de este libro > y particulartr,ente en la no-::a.
Ciencia
174
evitadas, de antiguos y recientes beneficios conseguidos instituidos en la primera edad heróica de los pueblos, y por
consiguiente en la época de su mayor ignorancia? ¿Quién no vé en las doctrinas
especulativas que se han indicado los vestigios de una época muy posterior, y de
un estado de sociedad mucho mas perfecto que aquel en que como hemos visto
nacieron los misterios de todos los pueblos? ¿Quién no vé estos caractéres en la
oracion que se proferia en los misterios
de Isis, en los principios que se enseñaban,
en los misterios de Tracia, y en los de
Samotracia, y en el himno que cantaba
el Gerofanta en los de Eleusis? Pues qué,
¿no se ha demostrado que este himno no
es del supuesto Orféo, que vivia en una
época muy diversa de la del verdadero á quien se atribuye (i)? La lec-
de la legislacion. 175
clon sola de lo que Plutarco (i), y otros
escritores antiguos, nos han transmitido
sobre la doctrina secreta de los iniciados
del Egipto , deberia ser suficiente para
que los doctos descubrieran la obra de
las congeturas de los adeptos ya cultos y
civilizados en las doctrinas, que se pretendia estaban escondidas en estos misterios. La figura humana con la cabeza de
gavilan que representaba á Osiris, era para los iniciados la inteligencia demiúrgica, de la qual Cnef, 6 la suprema inteligencia, se Babia servido para la construccion del universo. Una muger con su
cabeza adornada con la de un buey 6
con las hojas de Loto con un niño en el
seno que representaba á isis, que criaba
á su hijo Oro, era para ellos la materia
primera, el principio pasivo de las gener aciones con el mundo, fruto de la union
Basta leer en el primer volúmen de la
Biblioteca Griega de Fabricio todas las autoridades que presenta para demostrar que no nos
ha quedado ninguna poesía del verdadero Orlo , y que las que en el dia corren en su nombre son obras del supuesto Orféo que algunos
créen ser Onomácrito, contemporáneo de Pisícrates ; y otros de algun poeta desconocido que se
sirvió del nombre de Orféo para _persuadirse que
e l himno indicado que lleva su nombre es de
un a época muy posterior á la que vivia este
héroe.
(o) Ea su tratado de 1,ride ,y Osiride.
(I)
Ciencia.
176
de los dos principios. Segun ellos la parte mas ligera de la materia era el aire, la
de el aire el espíritu, la de éste el pensamiento ó la inteligencia; finalmente la
de la inteligencia el mismo Dios (i) multiforme y Usi arca es á saber, cabeza de
la substancia material pneumatizada y deificada (2), &c. &c. Ideas semejantes, ¿podian jamás ocurrirles á aquellos ignorantes y bárbaros que primero instituyeron
los misterios?
Por tanto, solamente la preocupacion
de que hemos hablado pudo hacer creer á
los iniciados que los misterios contenían
verdades religiosas desconocidas al pueblo; esta preocupacion combinada con la
cultura que nacia, hizo inventar los principios teológicos que hemos indicado; y
estos principios, frutos de las especulaciones de los adeptos ya cultos y civilizados, convirtieron despues efectivamente
los misterios en una escuela y en un templo donde se enseriaba y profesaba una
(i) Mercurio trissneg. Prentatid. in princiPi°•
( .2) Apuleyo
de la legislacion 177
religion diversa de la del vulgo profano.
Todo esto sucedió sin obra del gobierno,
y sin influencia de la legislacion.
Fijémonos en este punto , y veamos el uso que debemos hacer de estos
hechos.
Hemos visto que la institucion de los
Misterios ha sido universal en todos los
pueblos; que éstos han tenido las modificaciones que hemos insinuado, y que los
iniciados se han formado una religion diversa de la del pueblo; y hemos manifestado que esta mutacion se ha hecho sin
que el gobierno haya tenido parte, y sin
la influencia de la legislacion.
Supongamos ahora que el legislador
de un pueblo politeista instruido de estos hechos, y persuadido de la evidencia
de las razones que hemos presentado sobre la necesidad de mudar la religion de
su pueblo, quisiese arreglar sus medidas
con la guía de una luminosa experiencia.
Supongamos que viendo lo que ha sucedido en los misterios de los pueblos antiguos, quisiese recurrir á este medio para
C onseguir la mutacion que se propone; la
Tomo X.
M p. •
rn.22.11Sett
Ciencia
178
experiencia le baria vér en estos misterios
un medio que ha producido por sí mismo
este efecto en una parte del pueblo. ¿Qué
no deberia esperarse, si el legislador lo
usase, si las leyes le diesen vigor, y la
legislacion lo dirigiese ?
Sus primeros cuidados deberian ser
convenir con los principales ministros y
adeptos en los misterios de la nueva religion, que se rabia de substituir á la
antigua, ocultando este convenio de manera que ni el pueblo lo supiera, ni los
mismos iniciados conocieran la mano del
legislador que lo dirigia. La generacion
del politeismo de todos los pueblos, la
de sus fábulas y de su culto , del modo
que la hemos descubierto y explicado,
ofreceria el medio mas seguro á los iniciados para desacreditar la religion del
pueblo. Esta deberia ser la primera instruccion , y- la primera luz que se les habria de presentar, haciendo seguir á ella
los principios de la nueva religion procediendo por grados. Todo anuncio de nuevas verdades deberia ser precedido de explicaciones y de ritos. Los que antes se
de la legislacion. 179
hablan practicado en los misterios deberian acomodarse al nuevo objeto, y preferirse á todos los otros. Esta precaucion
sería mucho mas importante de lo que á
primera vista parece, y no deberia ser
omitida, puesto que los hombres que se
acomodan á todo sin advertirlo, siempre
son esclavos de sus usos, ó están tan adictos á ellos, que será siempre mas fácil de
mudar los motivos y los objetos de los
ritos, que alterarlos ó quitarlos. Finalmente entre las obligaciones arcanas que
deberian inculcarse á los iniciados, deberia ser la principal difundir la luz
con los egemplos y las instrucciones arregladas por la mano oculta del legislador, prescritas por los ministros de los
misterios, dictadas con la paciencia mas
juiciosa, y 'por esta razon reducida á
aquel método y á aquellos términos que
los iniciados nunca deberian ni alterar
ni traspasar.
El legislador daeria acomodar . á estas disposiciones ocultas las públicas y
m anifiestas, dirigiéndolas principalmente
a fomentar, extender y dar vigor al res2
180
Ciencia
peto que el pueblo debe tener á los misterios, á hacer las iniciaciones el voto
comun de todos los individuos del Estado, y al iniciado el modelo de sus conciudadanos, á arreglar de manera la admision, que las qualidades que el hombre
no puede adquirir, no tuviesen ninguna
parte; sino que las que dependen del carácter moral del hombre, de la virtud, y
de la probidad, fuesen requisitos indispensables para arreglar aquella parte de la
educacion pública relativa á las instrucciones religiosas, de manera que sin advertirlo dispusiese los ánimos y los preparase á la gran mutacion , encargándolas por esta causa á solos los .iniciados;
en disminuir por grados y bajo varios
prerestos el número como la influencia
y el poder de los ministros del culto profano; en pocas palabras, en destruir con
una manó á medida que se edificaría con
la otra.
Finalmente, guando el nuevo edificio
levantado en el silencio de los misterios
hubiese adquirido bastante extension y suficiente solide4z, y el antiguo estaria de-
de la legisTacion.
18 r
balitado y limitado á proporcion; guando la parte mas autorizada de la sociedad habria adoptado el nuevo culto y la
nueva religion, estando la otra ya dispuesta para esto, entonces deberla rasgarse el velo misterioso, y el legislador publicar la nueva religion, declarándola por la del Estado . y del gobierno.
o seria necesario en este caso proscribir
la antigua para destruirla. El tiempo,
las instrucciones, y los egemplos, basta-.
rian para abatir el monstruo bacilante que
ya no podría. sostenerse. Mas no se deberla usar de coaccion y de violencia,
porque esta medida retardaria la perfeccion de la obra en vez de -acelerarla, y
desacreditaría la mano del legislador que
debe determinar y dirigir la voluntad y
no combatirla.
Con estos medios se mudada la religion antigua: l mas quá religion nueva
se le debería substituir? Véamoslo.
182
Ciencia
CAPÍTULO VIII.
Caractéres de la nueva religion que de-
beria substituirse á la antigua.
IJ
espues de .tOclo lo que hemos dicho,
no es necesarict4iacer muchos esfuerzos
para determinar quáles deberian ser los
caract e res de la nueva religion que debería substituirse á la antigua. Elegida
por el legislador, convidada por el gobierno, destinada por las leyes á concurrir con las otras fuerzas empleadas para
producir y perpetuar la virtud y lá felicidad- del pueblo, deberia tener las mas
fuertes relaciones con los bienes indicados, y ninguna esencial é intrínseca con
-l'Os indicados males.
Las obligaciones que prescribe, los
bienes que- inculca, los males que condena, -los de oponerse á las ideas del
verdadero bien, ó mal moral y civil, deberian fomentarle, extenderle y darle vigor. El bien que ella prescribe, no sola
de la legislacion. 183
mente deberia ser el bien que la ley ordena, sino tambien el que el legislador
se propone conseguir sin poderlo prescribir; prohibir no solamente el mal que
es condenado por la ley , sino tambien
el que el legislador debe evitar sin poderlo condenar.
Los dogmas de su fá no .deberian
oponerse á los preceptos de su moral,
sino ser un medio constante entre lo que
se debe creer, y lo que se ha de obrar.
La idea de la divinidad que comprende
los archetipos de todas las perfecciones,
deberia apoyar la de su ley que contiene todas las obligaciones.
Sus sanciones deberian partir del doglila de la otra vida , sin contener éste.
ninguno de los principios que pueden
eludir sus preciosos efectos. No deberia excluirse la expiacion, pues no se
ha de quitar la esperanza al que ha
pecado, sino apoyarla en aquellos medios que suponen la voluntad íntima de
reparar el mal, y la entera reforma del
'corazon.
Su culto digno de la divinidad á quien
Ciencia•
T84
se dirige, no deberia admitir ningún rito
que pudiese envilecer su augusta idea,
ninguna práctica que pudiese ofender las
costumbres, ninguna obligacion que pu=
diese .dispensar de las otras.
Arreglada por el legislador en el
tiempo que el cuerpo civil ha llegado ya
á Su. 'integridad, no deberia resentirse de
ninguna de aquellas disposiciones, que son
el-apéndice de la :.necesidad qu.e ha habido en la infancia de los pueblos de fortificar la debilidad de la fuerza pública
con los socorros tomados de la teocracia?,
Sus templos deberian ser el refugio de
los necesitados, y no el asilo de los malvados:; sus solemnidades y sus -fiestas
preservar á los hombres de. los delitos,
y á los . delincuentes de las penas; el
sacerdoio debe formar una de las partes
frias'noblesIdel cuerpo social, y no un cuer-;
po sagrado:; ser el .modelo dedos ciudadanos, yf)illo ;el objeto de los privilegios;
seriar -á!los demás á llevar en paz las cargas públicas,,-v: no ser inmunes de ellas;
inculcar la subc,rdinacion á la autoridad
legitima „ y no 'substraerse de ella.
de la legislacion.
185
Finalmente, es claro que esta religion con estos daractéres no llegaría á
tener ninguna relacion intrínseca con
los dos extremos igualmente perniciosos , es á saber, el fanatismo y la irreligion; y que ella deberia degenerar de
su nativa institucion para tropezar con el
uno ó con el otro; y esta degeneracion
no podría derivarse, sino 6 del descuido
del gobierno, 6 de algun vicio de la legislacion, ambas causas prevenidas y excluidas por las varias fuerzas combinadas del sistema legislativo que hemos
propuesto.
1Mas quál es la religion en la que
considerada su nativa institucion se hallan todos estoscaractéres? Este será el
objeto del capítulo siguiente (a).
(a) La muerte que sorprendió al auto', gua n
-doestabríjndoclamyorfican
Para a;41- fin á este libro, nos ha privado de todos. los domds puntos precisos que se habia proPuesto tratar en é/.
EXTRACTO (`)
DEL ELOGIO DEL CABALLERO
CAYETA NO FILANGIERI,
QUE ESCRIBIÓ
EL SEÑOR DONATO TOMMASI,
ABOGADO NAPOLITANO.
Qnidquid ex eo amavialus quidquid mirati
sumus , manet masurumque est in animis
hominum , ir. ‘eternitate temporum, fama
rerum.
Tacit. de vid. Cn. Agrie.
N
ació Cayetano Filangieri en Nápoles
á 18 de Agosto de 1 7 52, de César prín(*) Habiendo llegado á manos de D. Jayme
Rubio el Elogio del caballero Cayetano Filangieri , que escribió su amigo el Señor Donato
Tommasi , formó el presente extracto que es
un compendio exActo de la vida del autor,
con el fin de hacer conocer este grande hombre á sus lectores , y por la misma razon hemos querido ponerlo en el último tomo de esta nueva edicion.
de la legislar/en.
187
cipe de Arianello y de Mariana Monta lde los Duques de Fragnito (1). Fué
el tercero de sus hermanos; y sus padres
desde los mas tiernos a is los le destinaron
al servicio del Estado en la carrera de
las armas, y aunque • no empezó á servir
hasta el ario 1 7 66, en el de T 59 se hallaba condecorado con el grado de Alferez en el regimiento de Sannio.
Empezaron desde los primeros años
á darle la instruccion, que segun costumbre parecia la mas acomodada á su edad
y circunstancias; pero tomó muy poco'
(e) La familia Filangieri es una de las mas
antiguas del Reyno de Nápoles. Tuecel fué uno
de aquellos quarenra famosos campeones y compañeros que á los principiosdel siglo once vinieron
de la Normandía la primera vez á estas regiones.
Angerio, su hijo, fué compañero del Conde
Ruggiero en todas sus gloriosas conquistas, quien
despues le concedió la investidura de muchos
feudos. Los descendientes de Angerin se distinguieron con el nombre de Filii Allí:Mi para recordar la gloria de este ilustre guerrero, y de
aqui nació el linage Filangieri.
Llegó esta casa al mayor grado de explenLleg
dor y
riqueza bajb los gloriosos reinados
de los Suevos y otros posteriores , como lo
Prueban varios diplomas que existen en el ar-
183
Ciencia
gusto, y aun manifestó suma aversion á
las letras, guando solo le presentaron el
desabrido cúmulo de rudimentos gramaticales de la lengua latina, que regularmente sirven para detener los primeros pasos de los mejores talentos. Creyeron por
este fastidio que mostraba que .en Filangieri no habia ingenio para las ciencias;
pero bien presto les manifestó un accidente que se engañaban, y quán fértil era
el terreno que tenían por estéril.
Uno de sus hermanos mayores tepe-.
tia al maestro la demostracion de una de
chivo de la Trinidad de la Cava, y tambien
en el mon::sterio de S. S baatian, y la célebre
Crónica de Ricardo de S in G,rm.iti y los registros
de Federico; pero una ky de la reyna Ju,na TE,
que es la Pragmática primera de feu./. , dicha
comunffiente Fil /. ingiera, alterando el órden de
la sucesion feudal , y prefiriendo la humana del
difunto vasallo á su tio paterno , pasó la mayor
parte de los feudos de esta familia á la del famoso Sergianni Caraccialo , quedando la familia Filangieri con un solo feudo , que aun posée en el dia ; pero siempre se vieron en ella
los vestigios mal claros de su antigua grandeza, y continuó en ser contada entre los guarro
primeros &rones del reyno.
de la legislacion.
r o9
las proposiciones del lib. i. de Euclides ; y habiéndose perdido, Cayetano, que
se hallaba presente y oía atentamente las lecciones sin embargo de que
aun no era admitido á aquellos estudios, le advirtió su error y le volvió al camino; entonces conocieron de dónde nacia
la aversion de Cayetano á las letras y
concibiendo grandes esperanzas mudaron
de método en su enseñanza.
Pero no me detendrá en seguir el
curso de ésta, pues en las almas extraordinarias y en los grandes talentos solamente merece y debe considerarse aquella instruccion que por sí mismos adquieren, y que regularmente se fabrica y levanta sobre las ruinas de la primera.
Enardecido Cayetano á la edad de los
17 años con un grande amor á.las ciencias, quiso dejar el servicio militar para dedicarse enteramente á las letras y á
la filosofia. Entonces empezó su verdadera y sólida instruccion , y los rápidos
p rogresos de su espíritu manifestaron que
Babia llegado á seregrande sin pasar por
l os grados intermedios que la naturaleza
190
Ciencia
ha señalado para los ingenios vulgares.
Conoció luego que las ciencias se dan
mútuamente la mano, y que cada una tiene su parte en ampliar los conocimientos,
y multiplicar las relaciones; en formar
el entendimiento humano, perfeccionarlo,'
y dar vigor á sus fuerzas; y que era un
error el detenerse en solo una despreciando las otras. El filósofo debe verlo todo
y abrazarlo todo.
Empezó, pues, á correr el dilatado campo de la sabiduría humana. Hizo
suya la lengua de Hornero y de Demóstenes, de Virgilio y de Oracio
Empezó desde entonces á meditar sobre
los ilustres monumentos que nos han quedado de la literatura Griega y Romana.
La historia le condujo á un grande conocimiento de los pueblos y de las naciones, le enseñó á juzgar rectamente de los
hombres, de sus acciones, de sus adelaw(I) Una elegante traducion en italiano del
dos oralib. r. de Tácito , y otra en larin de
ciones de DetiZtenes , que hizo en aquel tiem
po, manifiestan la inteligencia que habla adquirido ea el uso de una y otra lengua.
de legislacion.
191
tamientos, y del estado de sus luces, de
sus descubrimientos, y de las relaciones
intrínsecas y necesarias, facticias y accidentales de las sociedades. Las matemáticas puras y mixtas fecundaron su ingenio; la metafísica pura y sublime.... en
una palabra, todas las facultades y las
ciencias fueron el objeto de los estudios
del jóven Filangieri.
En la edad de las pasiones y de los
deseos, léjos del tumulto y de la disipacion de los placeres, el amor á la verdad
era su única pasion ; y añadiendo sus reflexiones á las de los otros, se entregó á
las mas profundas meditaciones, arte bien
necesaria al filósofo y desconocida de los
espíritus vulgares, sobre quienes tiene el
mayor imperio la autoridad y la larga
c ostumbre de una ciega y servil dependencia.
La mayor parte de sus meditaciones
Y de sus estudios eran la moral, la política y la legislacion, en suma la ciencia
del derecho tomada en el sentido mas extenso y mas verdadero. Filangieri era llevado por la fuerza de su ingenio á aquellas
19
ciencut
partes de la filosofia que mas directamente miran á la felicidad del hombre,
le consideraba independiente de las leyes positivas, y de su misma naturaleza
deducía los principios de lo justo y de
lo injusto. Comparaba entre sí las leyes de
las naciones antiguas y modernas, estudiando aquellos códigos que la multitud
gradúa de obras maestras de la ciencia civil;
y conociendo la imperfeccion y lo poco
oportuno de las leyes que dirigen la mayor parte de las naciones de Europa,
empezaba á formar el vasto designio de
hacer felices á los hombres y mejorarlos,
preparando de este modo, sin advertirlo,
los materiales que algun dia le habian de
servir para levantar el gran templo de la
felicidad humana.
Á Ultimos del afilo 1 7 7 , y á los 19
de su edad, meditó el plan de una obra
misobre la educadon publica y privada,
rándola como la piedra fundamental de
las buenas cosiumbres y de la legislacion. Uno de los literatos mas célebres del
orte , Juan Jacobo Bjoernstaehl, que estuvo por aquel tiempo en Nápoles, j u a-
de la legislacion. 193
ramente con otros sabios compatriotas suyos , y conoció y admiró á Filangieri,
hace mencion honorífica de él en las cartas de su viage (r), y añade que estaba trabajando entonces en la insinuada
obra.
Mas no llegó á concluirla , ni otra
que tenia por título la moral de los
.p ríncipes fundada en la naturaleza y el
¿rden. Es de presumir que las profundas meditaciones que baria sobre estos argumentos le servirían para la grande obra de la Ciencia de la Legislacion, y podemos graduar estas tentativas como unos escalones por donde Filangieri sabia al templo de la sabiduría.
En el año 1 774 fué interrumpida
la tranquilidad de sus estudios. Porque
sus parientes quisieron que aspirase á la
magistratura y á los honores políticos, y
le hicieron pasar al foro y al ejercicio de
la abogacía. Ya no se hallaban nuestros
tr ibunales entonces en el estado de barba(i) Véanse las cartas de guau Bautista
Bj oernstaehl , Profesor de filosofia en lispal es.
a ftas al Sr. aio7vJ/1, Bibiiotecario regio ea
romo X.
N
Ciencia
194
rie y de ignorancia de los tiempos pasados ; la sabiduría forense no se formaba, como antes, de decisiones, consejos
y resoluciones. Por los esfuerzos y trabajos del elocuente Francisco de Andrea y
sus discípulos las luces habian penetrado
hasta el foro; la erudicion y las gracias de
la elocuencia formaban el patrimonio de
muchos abogados de aquel tiempo; pero
todavía faltaba á esta sabiduría forense el
espíritu filosófico, y sus conocimientos no
eran profundos ni universales. Se contentaban con la pericia de las lenguas, con los
descubrimientos de la historia, y con el conocimiento de las costumbres.antiguas para
interpretar los fragmentos de la jurisprudencia romana á la qual tributaban una
ciega veneracion ; y si alguna vez querian
levantar el 'vuelo para discurrir filosóficamente de las leyes no pasaban de las
obras de Grocio , de Seldeno y de Puffendorff, autores que nos hacen gemir
bajo el yugo de una pesada erudicion, y
Stolcolmo, que se hallan en sus viages varangeros. Can, 8.
de la legislacion.
195
pocas veces han esparcido las luces saludables de la razon.
Este era el estado del foro guando
entró en él Filangieri, y pocos dias despues se publicó por nuestro Soberano la
célebre ley sobre la administracion de justicia. La inmensa multitud de nuestras
leyes , y la obscuridad que reina en la
mayor parte de ellas, habian dado motivo para que se introdujese en nuestros
tribunales el arbitrio judicial.. Muchas veces se preferia á la ley la autoridad de
/os 'doctores y un espíritu pernicioso de
equidad mal entendida se abrogaba el derecho de corregir los excesos de la ley
y templar su rigor.
Hacia tiempo que el Marques de
Tanucci, digno y sabio Ministro de Cárlos de Borbon, y de su glorioso sucesor,
deseaba reparar los vicios introducidos en
el seguimiento de las causas , y corregir
-todos los defectos de nuestra legislacion.
Intentó formar la recopilacion de un nuevo código Carolina, que con precision y
claridad incluyese nuestras leyes „,.quitase
_roda duda, conciliase las tontradiccion%
Na
196
Ciencia
y desterrase toda superfluidad. Pero sea
qual fuese la causa, estos grandes designios quedaron sin efecto. No obstante el
Marques no dejaba de proponer al Soberano los mas oportunos remedios contra los mayores males, y los desórdenes
mas conocidos que advertía en la administracion de justicia.
Conoció que el arbitrio de los Magistrados que hacia mucho tiempo que
tenia establecido su trono en nuestros
tribunales y echado las mas profundas
raices, era el manantial mas fecundo de
los mayores males y desórdenes. Y así
procuró desterrarle con la insinuada pragmática. de 1 774 , quitando al Magistrado
todas las facultades que le hacian superior á la ley. Este saludable remedio mereció la aprobacion y el aplauso de los
filósofos ; pero la turba forense lo graduó y tuvo por una novedad perjudicial.
Tino de nuestros supremos tribunalas representó varias dudas que suponian encontrarse en Ja misma ley. Pero el Soberano sin atender á ellas mandó que se observase exáctamente, y que todos los tri-
de Ta
197
bunales se sometiesen á su autoridad soberana.
Mientras que duraba este estrépito
forense, y se hablaba tanto de la ley
que pocos entendian, levantó su voz Filangieri, y publicó un librito intitulado: Reflexiones políticas sobre la tltima ley del Soberano que arregla la administracion de justicia (i). Esta obrita
trabajada en pocos dias hizo oir la primera vez el lenguage de la verdadera filosofia en el foro, y mereció la aprobacion y los aplausos de todos los literatos del pais. El Marques de Tanucci á
quien la dedicó , miró con sorpresa tanta sabiduría en una edad tan juvenil,
é hizo á su patria los mas favorables
pronósticos por la posesion de un talento tan raro y extraordinario.
Pero las discordias y contenciones
del foro no se hermanaban con su espíritu filosófico y tranquilo. Destinado
por la Providencia para ser el intérprete
de la verdad y de la razon 5 y el mi(1) Esta obrita se ha puesto en esta edicion
fin del tomo e,.
198
Ciencia
nistro de la felicidad de las naciones;
deja el estrépito forense que apaga los
mejores talentos, y se entrega nuevamente á las penosas tareas de la meditacion
y del estudio , estando bien •persuadido
de que los medios verdaderos para servir á la sociedad son adquirir toda la
perfeccion de que es capaz nuestro espíritu, empleándola despues en beneficio de
nuestros semejantes. pudieron apartarle
de su constante resolucion los placeres, las
flaquezas, y los errores, que regularmente
acompañan á la juventud, ni le movieron
los malos ejemplos de otros muchos nobles contemporáneos suyos.
Desde este momento continúa sus serios estudios con una indecible constancia
haciendo observaciones sobre todas las partes de la jurisprudencia, con muchafuerza
en el raciocinio, y un valor filosófico, que
apartándole de los errores de la opinion
y de las preocupaciones autorizadas por
el transcurso de muchos años, le enseñaron nuevas verdades, y le dictaron una
doctrina mas sublime.
La sensibilidad de su corazon y la
de la legislacion. r99
grandeza de su alma le inclinaban al
estudio de los derechos y de las obligaciones de los hombres y de las sociedades, y éste era el objeto de sus tareas literarias y de sus especulaciones filosóficas.
Su vasta lectura y meditacion le habian hecho conocer que la legislacion
de la Europa en lugar de ser una luz
clara y resplandeciente á los ojos del ciudadano, que asegurase su conservacion
y tranquilidad, apoyase sus derechos y
guiase sus acciones , solamente presentaba un edificio informe , un conjunto de
ruinas que el tiempo y la casualidad `habian amontonado, y un obscuro laberinto en que á cada paso se perdian los
hombres. La historia de las naciones le
hizo ver á la inocencia y á la virtud calumniadas y oprimidas por la injusticia y
por el delito. Últimamente los males de
la humanidad y de la patria le hicieron derrainar un torrente de lagrimal,
y desde este precioso momento formó la
grande_ empresa de restablecer los derechos deJ.la naturaleza que la ferocidad
Ciencia
200
de las antiguas costumbres y la consecuencia de las modernas instituciones habían por tanto tiempo obscurecido y arruinado.
Para llegar á este fin tan glorioso determina formar una Ciencia de la Legislacion , dándole el órden y la unidad correspondiente; y despues resuelve escribir para
todos los paises, para todos los pueblos, y
para todos los tiempos. La brillante luz
del ingenio le enseña el camino, y el constante amor á la humanidad sostiene su valor en esta empresa tan grande. Nada le
acobarda ; pero mi pluma no se atreve á penetrar aquellas tinieblas sagradas que rodean á este grande hombre en el camino que
sigue su espíritu para llegar á descubrir
la verdad. Unas veces le vemos ocupado
en recoger con la mayor diligencia los tesoros esparcidos de la sabiduría de los legisladores de todas las gentes, de los jurisconsultos y de los filósofos de todas
las naciones; y luego despues sumergido
en el estudio de las inmortales obras políticas de Platon y de Aristóteles.
Mientras que estaba ocupado en estas
de la legislacion. 20 E
tareas, su tio el señor Serafin Filangieri,
despues de haberse distingido en el gobierno del arzobispado de Palermo, fuá trasladado al de Nápoles. Este hombre respetable, digno por todos títulos de la estimacion y afecto del caballero Cayetano,
fué el que le animó á que cumpliese con
una de sus principales obligaciones, y que
emprendiese nuevamente el servicio de la
Corte. En el año 1 77 2 fué recibido en
él Filangieri en calidad de mayordomo
de semana de S. M. y gentil-hombre de
cámara, y casi al mismo tiempo fué declarado oficial del real cuerpo de voluntarios de Marina, donde entraron todos los nobles destinados para asistir de
mas cerca y con mayor frecuencia á la
persona sagrada del Príncipe. Atendia
cumplir exáctamente con sus obligaciones,
empleando el tiempo que le sobraba en
sus trabajos literarios, y en concluir los dos
primeros tornos de la grande obra que estaba trabajando. En medio de la Corte
conservó una conducta rígida y austera
de inocentes y virtuosas costumbres, sin
i nterrumpir el comercio que tenia con la
Ciencia
202
sublime filosofia, cosa rara, siendo ésta
enemiga del. tumulto y amante de la tranquilidad y del silencio.
Mas ya nos hallamos en la época en
que Filangieri empieza á publicar su
Ciencia de la Legislacion. 1 Qué estado te
nian las ciencias morales y políticas guando esta obra inmortal salió á la luz pública? Examinémoslo, y de este modo conocerémos la línea de donde partió nuestro Filangieri y hasta dónde llegó.
Quando se empezaron á desterrar las
sombras de la barbarie y de la ignorancia, que por tantos siglos habian cubierto la .Europa, y una luz nueva dispertó
á los ingenios de su antiguo letargo, los
italianos fueron los primeros que se seíialaron en el mundo literario. La erudicion
y las bellas artes, el reyno digámoslo
así de la memoria y de la imaginacion,
precedió al de la filosofia.
Luego se levantaron las doctrinas de
Platon sobre las vanas sutilezas del escolasticismo, k estas siguieron los nuevos .sistemas de Campanela„Tales, Cardano,-Votros
grandes ingenios dé aquella edad, que do-
ale ici legislador!. 203
rulos de un grande talento abrieron la
entrada á la verdadera filosofia; pero solo
se ilustró y promovió la parte metafísica
y moral con la doctrina de Platon, olvidando la política: así los conocimientos
sublimes de los citados filósofos, no se
extendieron á las cosas civiles. La esclavitud universal de los ingenios hija de
la supersticion que entonces reynaba, los
restos que existian de una anarquía que
aun no se habia destruido, y otras circunstancias -:políticas bien conocidas, oponían á esta ciencia una barrera que
parada insuperable. Solo uno se atrevió á
vencerla; y aunque sus conocimientos no
fueron universales, hubiera merecido un
lugar distinguido si sus doctrinas no fuesen impías y abominables.
Esparcidas desde la Italia por toda
Europa las luces de la belleza y de la
verdad, la politica y la moral fueron ilustradas sucesivamente en Inglaterra por él
Canciller Bacon, gran maestro de la filosofia civil, y mayor aún por las lecciones que dió á los hombres sobre los
adelantamientos de la ciencia universal;
ciencia
que
despues
de haber analizado
Lc€e,
por
el entendimiento humano analizó tambien
la complicada máquina de la sociedad
civil, y por Shafterbury que ensalzó demasiado la naturaleza del hombre, suponiendo en ella la inclinacion á la virtud,
despues que en Holanda Hobbes la habia
sumamente degradado, suponiendo en ella la inclinacion al vicio. En Francia
Montagne habla penetrado con su aguda
vista el fondo del corazon del hombre y
descubierto sus mas extrañas disposiciones, pintándolas con un estilo original y
vigoroso.
Despues otros filósofos examinaron el
corazon del hombre , y le fueron siguiendo
desde los primeros pasos de su vida, dando reglas para su educacion. Pero antes
Montesquieu había intentado determinar
la naturaleza y la diferencia de todas las
leyes dadas hasta el dia por las relaciones que tienen con el carácter de los hombres, con la naturaleza de los diferentes
climas, y ,con las diversas constituciones
de los gobiernos; pero lo poco exacto de
la mayor parte de sus ideas, la irregula.-
de la legiskcion. tos
ridacl de las partes admirables en sí mismas muchas veces sin construir un solo
todo, el espíritu de sistema por el qua'
pretendió reducir la multitud de los efectos morales y civiles á causas físicas y
necesarias; todo esto fijé causa que el Espíritu de las Leyes dejase un vacío considerable, aun en aquel ramo de doctrina
política que pretendió ilustrar.
En la Italia, vencidos algunos obstáculos, desde el principio de este siglo
Juan Bautista Vico vió los primeros resplandores de la nueva Ciencia del origen
y progresos de la sociedad, y condujo á
un grado muy sublime aquella parre metafísica de las cosas civiles, que dá á conocer en los hechos particulares de los
hombres un desenlace constante conforme
á ciertas verdades abstractas. Despues esparcieron muchas luces en varios ramos
de la doctrina civil Juan Vicente Gravina, y Paulo Matías Doria, y mas cercano á nuestros dias el Abate Genovesi, que
difundiendo las verdades elementales mas
útiles en la filosofia moral y económica,
y comunicando á los ingenios napolita-
Ciencia
2o6
nos en general un movimiento filosófico,
contribuyó mas que otro alguno á establecer entre nosotros la libertad de pensar y hacer nuestra instruccion mas universal y extensa.
Entretanto el Marques de Becca •ia se
habla entrado con la luz de la razon en
los obscuros y torcidos caminos de la parte de la legislacion, relativa á los delitos
y á las penas; y una multitud de escritores en casi todas las naciones se afanaban en demostrar los vicios y los defectos de los códigos que gobiernan la
mayor parte de la Europa, y clamaban
sobre la necesidad de su reforma.
Con la ayuda de todos estos filósofos
el curso de las ideas morales y de las
opiniones saludables y útiles se !labia hecho mas rápido. La razon había recobrado sus derechos. Se habian desterrado de
la mayor parte de los hombres las preocupaciones y los errores que por largo tiempo los hablan tiranizado y envilecido, y el , pueblo estaba bastante dispuesto para recibir y sostener una nueva luz.
de la legislacion. 207
Esta oportuna preparacion hacia que
la Europa presentase por todas partes la
época necesaria de la rnaduréz de los
pueblos que se requiere segun Baccon (I), para dar una nueva legislacion.
Los mismos Príncipes oían con gusto
la voz libre de los filósofos, y parece
nos anunciaban el feliz instante en que
la legislacion llegaria á ser lo que debe ser.
Pero la sabiduría del siglo parece que
consistia mas en saber destruir que edificar. Las críticas contra las leyes que nos
gobiernan eran excelentes, pero los planes de reforma eran impracticables ó defectuosos, porque las reformas parciales
que se proponían hallaban el obstáculo
insuperable de la desproporcion entre la
parte reformada, y las otras que se dejaban y quedaban con sus antiguos defectos y vicios.
Era , pues, 'necesario que entre la
multitud de los filósofos se levantase un
ingenio superior que abrazase en toda su
(I) Bacon. Novum orgaoum par:, Ahpor. 36.
ciencia
208
extension el dilatado campo de la reforma de las leyes, y que llegase á trazar el
plan entero de una reforma general, colocándola en todos sus puntos con propor-.ciones oportunas para formar un todo simétrico, en el qual cada una de las partes
sostuviese y fuese sostenida mútuamente
de las otras, hallándose en él acordes los
tres códigos bajo cuyo imperio vive el
hombre, el código penal , el código religioso, y el código civil.
Pero para tan grande empresa, lqué
sublimidad de talento, qué fuerza de ingenio no se requiere? Esta fuerza de ingenio, este sublime talento se hallaba en
el caballero Filangieri. Llegó precisamente á la sazon en que las verdades particulares, acercándose súmamente las unas
á las otras, abrian el campo á los principios generales. Formó, pues, su grande y
universal sistema, y la Ciencia de la Legislacion apareció improvisamente corno
un astro luminosa y benéfico, que desde
nuestro horizonte Babia de alumbrar bien
presto á las otras naciones. A principios
del año i 7 80 publicó en Nápoles Filan-
de la legislacion. 209
gieri el primero y segundo tomo. Aunque
labia formado el plan entero, y preparado la mayor parte de los materiales para
toda su obra, solamente habia trabajado
estos dos volúmenes que comprenden el
libro primero y segundo de los siete en
que se divide aquélla. En el primero propone los principios generales de la ciencia legislativa, y en el segundo trata de
las leyes políticas y económicas. Acompañando una suma claridad á esta obra, y siendo un exacto análisis de ella
el plan colocado al principio del torno primero, me parece ocioso formarle
de nuevo.
Las grandes verdades anunciadas en
esta obra con una vigorosa y clara elocuencia, que despierta y hiere hasta los
espíritus menos atentos, al modo que la
luz del dia hiere hasta los ojos de aquellos que no se vuelven á mirarla; las ideas
animadas con las imágenes y con la fuerza de los sentimientos , y la • moral pura y benéfica que respiran estos dos volúmenes, fueron recibidas y escuchadas
con admiracion y aplauso del público.
7.'cinzo X.
O
210
Ciencia
Todos quedaron sorprendidos del ingenio
grande y original del jóven escritor. Parecia que al leer estos dos libros una luz
nueva se esparcia al rededor del lector
que le trasportaba y le embelesaba. La
gloria, que para otros es el fruto de muchos años de trabajo y el tributo que les
paga la posteridad, vino a ser en un instante compañera inseparable del caballero Filangieri. Los mas acreditados diarios italianos y extrangeros al anunciar
esta obra la colmaron de justos elogios;
los personages mas célebres por su fama,
ó por su literatura, le dieron testimonios
sinceros de la grande estimacion que hacian de ella por medio de cartas, ó en
sus escritos.
En vista de tan universal aplauso se
desvanecieron enteramente las voces de
algunos que animados de una vil y negra
envidia, ó del espíritu odioso de partido,
levantaron un grito ronco y desagradable
luego que apareció la Ciencia de la Legislacion. Pero por fortuna de la humanidad, la libertad filosófica que respland e
-censtaobr eniaqutmer;ps
che la
2t
• .nuestro ilustrado gobierno, permitiendo su
publicacion , hizo ver á la Europa que
en lápoles gozábamos las preciosas ven-tajas que Tácito (1) publicaba de los felices tiempos de Trajano; mostró que se
escuchaba con gusto la doctrina de un
...filósofo lleno de libertad que sabiamente nos descubre los errores mas auto. rizados.
Despues de la publicacion de estos
dos volúmenes, y en el mismo -ario 'de
1780, nuestro glorioso monarca empezó
con mano liberal á colmar de beneficios
al caballero Filangieri, confiriéndole la
encomienda de la Real órden Constantiniana llamada de S. Antonio de Gaeta.
Animado aquél con la favorable acogida que merecieron los dos primeros libros, se dispuso con mas gusto á escribir el libro tercero relativo á la , Legislacion criminal. Aunque se hallaba en
-medio del tumulto de la corte, y obligado á servir al Rey para cumplir con
el servicio militar y de mayordomo ; sin
(1) Lib. z.
§. x.
O
9.
Ciencia
embargo ni un solo dia dejó de continuar en su trabajo. Desde muy jóven se
habia acostumbrado á. meditar ; y asi
en todas partes , aun en el mismo cuerpo de guardia formaba muchas veces
su estudio : allí volvia á la memoria
sus ideas, y retirado dentro de sí mismo meditó y escribió una gran parte de aquella profunda y sublime doc- trina , que parece dictada en el mas
profundo recogimiento de una soledad.
Por este tiempo y á fines del año I78z
pasó á mejor vida su tio el arzobispo,
-con quien ademas del vínculo de sangre,
estaba estrechamente unido el caballero
Filangieri con el mas tierno cariño. Entonces nuestro Soberano le dió nuevas
-pruebas de su Real benevolencia confi-riéndole el priorato de S. Antonio de Sar-nO, encomienda tambien de la Real árdea
Constantiniana, que disfrutaba el difunto
arzobispo. Los vivos sentimientos de gratitud para con su Soberano, y los deseos
de librar á la, humanidad de tantos males como nacen de la viciosa legislacion
criminal , animaron á Filangieri para
212
de la Zegislacion. 213
abreviar y concluir los tomos tercero y
quarto que publicó en 1783.
¡Pero quién podrá explicar la nueva
admiracion de los doctos , y los nuevos
aplausos de la Europa que siguieron á
su publicacion! Todos confesaron al leer
estos libros, que Filangieri habia desempeñado su vasta empresa; y desde este
punto le consideraron como uno de los
hombres extraordinarios en el imperio de
las ciencias, y nuestro siglo le tributó
la justa veneracion que podia esperar de
la mas remota posteridad.
Pero las ideas que en el torno tercero
habia expuesto contra las jurisdicciones
de los Barones, y contra los vicios del
sistema feudal, irritaron la clase numerosa de aquéllos que llenos todavía del
absurdo espíritu de distinciones vergonzosas, y que abaten la naturaleza humana,
adoran como deidades la perpetuidad y la
superioridad de las familias. Estos hallándose aun resentidos de que Filangieri hubiese propuesto en el lib. 2. la enagenacion de los feudos y la destruccion de los
mayorazgos y fideicomisos, le miraron
Ciencia
‘-1 Y 4
desde este momento como un enemigo
implacable que intentaba su entera destruccion y ruina. ¡ Infelices, que no conocen sus verdaderos intereses, y quieren tener los ojos cerrados para no ver la luz!
Ya habia publicado en el año 178z
Don José: Gripa, muy versado en las
ciencias matemáticas, público profesor de
ellas en la Universidad de Salem°, una
carta dirigida al caballero Filangieri, en
la qual se propuso demostrar que eran
errores muy graves en una buena politica
la destruccion de mayorazgos y fideicomisos, y la abolicion de la prohibicion
fiscal de no poder enagenar los feudos,
segun lo habia propuesto en el tomo segundo , porque tiraban directamente á arruinar todo el sistema feudal y las baronias , efectos súmarnente perjudiciales para
la constitucioti de una monarquía. Esta
carta del Sr. Gripa, en la qual se habia
adelantado tambien á censurar otras ideas
económicas del caballero Filangieri, 'labia muerto en el instante mismo de su nacimiento, suerte coman de las censuras
contra las obras originales y grandes; pe-
de la legislacion. 215.
ro despues fué bastante afortunada, pues
mereció que le respondiese don José Constranzo, docto abogado Catares. Este lleno de un laudable celo publicó en 1785
una disertacion política en respuesta á la
carta del Sr. José Gripa , en la qual valiéndose de los principios del Filangieri,
y añadiendo otras reflexiones dignas de
su talento, demostró que el explendor de
la verdadera nobleza no consistia en reunir
en sus manos muchas riquezas, sino en la
adquisicion de los mas útiles y sublimes
conocimientos, y que poseyendo éstos la
clase intermedia no padecerla alteracion
alguna el estado monárquico.
Pero el señor Gripa sin desanimarse
por la mala acogida que habia merecido
del público su carta, deseoso de añadir
á la fama de matemático la de político,
reprodujo la misma en el ario 174 incluyéndola en el tomo primero de otra obra,
á la qual dió el pomposo título de Ciencia
de la legislacion sindicada,ó reflexiones criticas sobre la Ciencia de la legislados: del
caballero Filangieri: prometió dar otros
tomos, pero solamente se publicó éste,
216
Ciencia.
que además de la expresada carta contiene dos pliegos de reflexiones críticas. En
ellas, mostrándose nuevamente defensor
de la baronia, emprendió la censura de
las ideas de Filangieri relativas á la juriscliccion feudal y al nuevo plan de distribucion de las funciones de los jueces
en las causas criminales, que se' hallan
en los capítulos 17, 18 y 19 de la part.
i. del lib. 3. de la Ciencia de la Legislacion.
El autor despreciando esta carta, y
la injusta censura que hacia de su obra,
guardó un noble silencio; ¿pero qué respuesta mas convincente contra qualquiera crítica que las varias ediciones que de
su obra se habian hecho en muchas ciudades de Italia, y las traducciones que ya
se hablan empezado á publicar en Francia, Alemania, Inglaterra y Espafia?
¿Qué respuesta mas convincente que
las justas alabanzas y el noble elogio de
la sociedad económica de Berna? Esta
Sociedad que tanto ha contribuido ea
este siglo ál adelantamiento de las
ciencias económicas , y á la felicidad
cie la legislacicn. 217
de los hombres movida de la fama de
esta obra , la examinó, y segun su costumbre en una asamblea general formó
este juicio: La obra de la Ciencia de la
Legistacion,ea visa del examen hecho por
el profesor ischarnet , merece ser colocada
en la clase de las primeras producciones
políticas modernas. Este elogio se registró
en los archivos de la sociedad que quiso además dar al autor un testimonio público de su estimacion declarándole socio honorario, y le remitió el diploma con
fecha de 1 4 de Abril de 1784. Este vino acompañado de una carta del secretario de la sociedad el se5or F. Frendemrych, en la que decia: " Que la obra de
Legislacion era ya tan célebre, y ha,,bia merecido tan favorable acogida en la
»Europa, que una so(.iedad literaria dán” dole testimonios públicos de su estima” cion y admiracion solamente era el eco
7,de la voz pública."Contimía manifestando los mas fervorosos deseos de que
la patria conozca la felicidad de que gozaba en la posesion de un ciudadano tan
capaz de perfeccionar su gobierno.
8
Ciencia
Pero no le valió á la obra la celebridad que habia adquirido para librarse de una secreta é infame conjuracion
que se formó en Nápoles por algunos
intrigantes calumniadores que procuraron manchar la obra con un feo borran;
sin embargo no pudieron conseguir que
dejase de ser universalmente aprobada por
los sabios, y Filangieri en aquel suceso
solo tuvo el disgusto de ver á la frente
de estos obscuros y atrevidos partidarios
á cierto eclesiástico á quien habia hecho
tos mayores beneficios.
En el año de 1 7 83 casó Filangieri
con doiía Carolina Frendel, noble Ungara, y directora de la Infanta hija segunda
de S. M., que para este fin habia enviado á esta corte en 1 7 8o la Emperatriz María Teresa. La pureza de costumbres, el amok de la virtud, y la semejanza de sus inclinaciones, unieron y estrecharon los corazones de estos dos tiernos
esposos por un breve tiempo pero feliz.
Entonces fué guando pudo llevar á
efecto la resolucion que hacia tiempo habia formado de abandonar la corte y re2t
de la legislacion. 2T9
tirarse por algunos años á la campiña,
para poder sin distrcccion alguna concluir su obra. Su espíritu lleno de vastas ideas, y largamente habituado á una
continua série de raciocinios dirigido ácia
el grande objeto que le animaba que era
la felicidad de los hombres, parece que
se veía obligado por cierta necesidad á
librarse del peso de esta obra, para emprender otros trabajos literarios que le
proponian la extension y la sublimidad
de su ingenio ; y como el tumulto de las.
grandes ciudades en algun modo debilita
la fuerza de los grandes talentos que en
la soledad se conserva, acrecienta y reune manifestando todo su vigor, deseaba
retirarse á ella Filangieri, y como filósofo ver á la naturaleza en su primiti
va grandeza y en su belleza original, no
encubierta en aquellas pequeñas formas que
el ocio frívolo y voluptuoso de las glandes ciudades nos ofrece á cada instante.
Pidió , pues, y obtuvo Filangieri de
su Monarca el permiso para retirarse del
servicio militar y de la corte. Bien manifestó que su corazon no estaba poseido
220
de interés alguno personal , y que solo estaba animado de un ardiente deseo de la
felicidad de los hombres , renunciando
todas las esperanzas de los honores y de
la grandeza que podia fácilmente conseguir manteniéndose al lado de su Sobera no.
Pero guiado de los vivos deseos de
establecer sobre la tierra la felicidad y la
virtud con sus escritos, se retiró á una
campiña de la ciudad de Cava , cerca de
2 5. millas distante de Nápoles, á donde
pasó juntamente con su esposa el verano
de 1 7 83. Allí en el mas profundo recogimiento , atendiendo únicamente á sus
estudios y á concluir la obra, pudo publicar á fines del aiio 1 7 85 tres tomos que
comprenden el-libro quarto, que tratan de
eciticacion pública y p"ivada.
Pero Fernando IV no pudiendo sufrir que estuviese mas tiempo sepultado
este hombre célebre en la soledad, y destinándole para los mas altos empleos, le
confirió en 1 7 8 7 una plaza de Consejero
en el Supremo de Hacienda, y de este
modo le obligó á 1,-olver á la corte. Las
de ¡a regi,-,racion. 221
esperanzas que se condujeron de este ministro fueron grandes, y los principios felices; ¡pero qué dolor no esperimentarian
la patria y el orbe literario guando conocieron que la muerte trabajaba para
privarles de uno de sus mejores ornamentos! Desde el año 1 7 8i empezó á sentir
dolores de estómago, ataques de nervios,
y una hipocondria exáltada, enfermedades
que son muy comunes en las personas estudiosas y de un genio vivo. Con ellas se
suele desconcertar poco á poco la máquina del cuerpo humano, y se destruye la
oculta armonía que es el principio de
nuestra vida. Filangicri arrebatado del
deseo intensísimo de promover la felicidad humana con sus luces, no quiso sujetarse á un método curativo constante y
seguido, ni abstenerse del estudio y de la
meditacion, sin lo qual era imposible curarse de sus males, Y así éstos se aumentaron en tanto grado, que le acometian
con frecuencia cólicos terribles que alteraron en gran manera su salud, y dos
veces le pusieron á la orilla del sepulcro
e; el año 1787. Las vivas instancias de
ciencia
222
-su muger, y las de sus amigos, le obligaron á interrumpir sus estudios por a
gun tiempo; pero luego volvió con mayor
ardor á ellos. El año siguiente se trasladó
con toda su familia á Pico Equense para
respirar un ayre mas puro, y aliviarse de
-sus males que empezaban á darle cuidado, y la debilidad de fuerzas que sentía.
le hacia temer que su fin se acercaba. De
improviso fué acometido de una afeccion
Iliaca , á la qual se siguió una calentura
pútrida y maligna, y unas accesiones violentas hicieron inútiles todos los socorros
del arte. El 16 de Julio cayó en un letargo que le privó del uso de sus facultades intelectuales, y dejó pocas esperanzas
de su vida. El 19 se serenó un poco, y
recibió los sacramentos con la mas tierna
devocion, y * despues de algunos momentos
en que su alma parece que estaba inundada de gozo y de alegría, atacado. de re'-,
pente de convulsiones horribles, recayó
en un letargo mas- profundo que el anterior, y sin dar ninguna señal de vida murió el 21 de Julio de 1 7 88 á los treinta
y. seis .años de su edad. no cumplidos, de-
de la legislacion. 223
jando á su muger, sus parientes, sus amigos, á los sábios y á toda la Italia cubierta de luto. Dejó dos hijos y una hija, sobre quienes el Sr. D. Fernando IV derramó los rasgos de su Real beneficencia,
como monumentos y pruebas manifiestas
de la estimacion que le merecía su ilustre
y virtuoso padre.
En los pocos manuscritos suyos ha
quedado parte de su grande espíritu,
siendo el mas importante el tomo octavo
de la Ciencia de la Legislacion que está concluido, y contiene la primera parte del libro quinto, y en él trata de las
leyes pertenecientes á la religion. Del tomo nono solamente queda un bosquejo, y
en él quería manifestar las grandes ventajas de la religion cristiana. Se propuso
tambien escribir otras dos obras muy profundas y útiles, de las que nos dejó una
idea muy imperfecta. Tenia por título la
primera: Nueza ciencia de las ciencias, y
pensaba reducir en ella todas las ciencias
á sus principios generales, de los Talles
nacen como de una fuente las verdades que
en ella se enseñan „ el enlace y conexion
224
Ciencia
que tienen entre sí y con las demás cien.»
cías, reduciendo todas las verdades particulares al principio mas general , y hacer
de este modo una sola ciencia universal,
guiando el entendimiento humano para
conseguir el mayor grado de perfeccion
de que es susceptible; pero de esta obra
no se ha encontrado mas que el plan
general, y una nota de los libros que
'labia de consultar para escribirla.
La otra se intitulaba: Historia civil,
teniversal y perenne. En ella se proponia
manifestar por las historias particulares
de las naciones la historia general y constante del hombre, de sus facultades, de
sus inclinaciones, y de su desarrollo sucesivo; de la prodigiosa variedad de las constituciones civiles y políticas que han resultado; de su influjo en la condicion general de la especie humana, y en la felicidad ó infelicidad de los individuos;
del progreso de sus ideas morales y científicas, de sus opiniones, de sus sistemas
religiosos, de su civilizacion, de los diversos períodos de la sociabilidad, de la
perfeccion y cultura del hombre. Tampo-
de la•legislacion. 225
--to se -11a-hallado de esta obra sino una
-aptintation de. los libros-que se habían de
--consultar para la seriede. : los hechos , que
debian servir de base á sus discursos
y á su sistema. Jamas emprendía ningn.--na obra .sin haber antes formado el plan
:de ella-meditandó mucho tiempo las ideas
-que debia colocar y la extensiones-que
les habia de dar, y .despues_de esto pasaba á trabajar con toda la fuerza de su
espíritu.
El caballero Filangieri.-no era ',menos
recomendable-por sus virtudeS :que por sus
talentos. Se veía ea él un candor admira*
ble, una beneficencia universal, un amor
ardiente- -de la humanidad Y de la patria,
un. cumplimiento exácto de sus obligaciones, una -justicia inflexible, una paciencia
inalterable, una religion'pura y sublime,
y una'amistad sincera; buen hijo, buen
padre, buen esposo, buen - ciudadano, buen
amigo; y en fin,. unllombre en quien la
piedad y la religion sobresalia á todas las
demás virtudes: En la conversacion era
jovial , ameno, sociable, indulgente con
todos; y guando se trataba de cosas
Tomo X.
ciencia
,226
sérias y graves, salia de su boca un torrente de sabiduría, y derramaba una luz
tan copiosa, que ilustraba con la mayor facilidad las cuestiones mas árduas y complicadas dejando admirados á todos los
oyentes. Jamás hacia -vanidad de sus col
-„nacimetos.Ldylamercion
estaba pintada en sus palabras, el amor de
la verdad le llenaba algunas veces de entusiasmo, y entonces hablaba con la mayor
energía deseando disipar los errores, é imprimir con mas facilidad en el espirítu y
el corazon de sus oyentes lo que creía ser
sumamente necesario para la felicidad de
los hombres.
Esta bella alma estaba unida á un
cuerpo no menos hermoso. Su estatura era
mas .que mediana; acompañada de mucha
dignidad, su andar era ágil y ayroso, su
figura elegante, sus facciones regulares y
graciosas, su :mirar dulce, y su salud robusta. Lra de unucarácter un poco serio
y pensativo, porque. su alma regularmente
estaba a.-upada en las ideas de los objetos
que dominaba en su corazon. Tales fueron las grandes virtudes que distinguie-
de la legislaciotz. 227
ron al caballero Filangieri, y le grangearon la estimacion y los elogios de sus
conciudadanos, y de todos los sabios de
la Europa.
Fin del Torno X.
228
Pág. Lic.
-Tr,- r---
ERRATA S.
Dice.
26.- 32... Celo
Titanos
45... 7... esse Areherusia
4 8... 11... Lago Sarbonido
Id... 17... Osirides
52... 23 Dioe
‘5.3 ...3 ... Aletea
Id... 6... Stige
Id... is... Isdnemosime
55... 20... da justo Sanctoque
.58... 12... desméritos
64... 26... cursos velut
12... r5... exhalan
Id... 28... del zefiro
podria
136...
112... X2... gratis simus
15... 6... populi fugium
Id... 7... Alicarnasia
ir6... 4... árboles silvestres
120... 19... y se ailade
326... 16— Saturno
330... 23... exquisitas
342... 23... pronunciarle
344... 27.- y de Fabio Pictor otra,
impedidos
346... 19... se doblan juntar
148... 17... Livinia
152...
153... 39... sclere
Id... 20... scitore
Nec i11i
154...
20,.. marchado
LISTA
Léase.
Ciclo
Titanes • •
esse Achartssia
Lago Sarbonis
Osiris
Dice.
aletcla
Estigia
Ainemasine
da ifirstiret Sanctlanquo
demérito:
Cnr,rut valle
exhalaban
podrían
gratissirnos
populifugiunt
Halicarnaeo
yerbas silvestres
y afiádare
Saturnal
estudiada:
pronunciar
y la de Eabio Pictor
pedida:
se debian añadir
Lavinio
sedera
scitote
Nec alii
manchado
de los sefiores suscriptores.
Sr. D. Diego Perea , Abogado del colegio de
• Madrid. •
Sr. D. Pascual Carcelen , juez de primera instancia de Velmonre.
Sra. Doña Francisca de la Torre.
Sr. D. Eugenio Fernandez Soto, Oficial de la
Secretaría de Gracia y justicia.
Sr. D. Benigno . janu _Boteri.
Exmo. Sr. D. justo. María lbar Navarro.
Sr. D. José Abajo y Manzano.
Sr. D. Manuel Antonio riel Campillo y Castafias , Vicario y Visitador de Ciudad Real.
Sr. D. Mariano Lagasca , Diputado á cortes.
Sr. D. Dámaso de Rueda y Tejada.
Sr, D. Manuel Martinez. de Muro.
Sr. D. Patricio Cerda, Abogado del colegio de
Madrid.
Sr. D. Ramon de la Rua.
Sr. D. Bernardo Gonzalez Alvarez.
Sr. D. Inocencio Mateo Rodriguez, Empleado
en Leen.
Sr. D. Fernando Pantoja.
Sr. D. José María de Aldama , Secretario de,
la diputacion provincial . de Alava.
Sr. D. Alejo Sagarvínaga, Abogado en Bilbao.
Sr. D. Benito Garviras.
Sr. D. Anacleto Vicente García.
Sr. D. Antonio Dominguez.
Sr. D. Ce , áreo de Frias y Barios.
Sr. D. Benito Anton Pisador , Regidor de
Madrid.
Sr. D. José Escolar y Noriega , vecino de
Cuenca.
Sr. D. José Zuaznabar,, Magistrado de la audiencia de Pamplona.
Sr. D. Pablo Arribas.
Sr. D. Gaspar Cataumber.
Sr. D. Jorge Rubiera, Presbítero.
Sr. D. Felipe Tieso.
Sr. D. Joaquin Beladiez , vecino de Guadalajara.
Sr. D. Manuel Fernandez Florez , Superintendente de las fábricas nacionales de cobre de Jubia en Galicia.
Sr. D. Tomás García de García Salazar,, Abogado del colegio de esta corte.
Sr. D. Casimiro V igodet.
Sr. D. Mariano Marton.
Sr. D. Pascual Forastero.
Sr. D. M. F. C.
Sr. D. Ramon Cascos Arango , Presbítero.
Sr. D. Alfonso Martínez Villaoslada.
Sr. D. Antonio Pardo, Abogado en Granada.
Sr. D. Juan Crespo García, del comercio de
Badajoz.
Sr. D. Julian Asensio.
Sr. D. Juan Antonio García, Capellan de las
monjas de Calatrava.
Sr. D. Antonio Hernandez García.
Sr. D. Antonio Lopez.
Sr. D. Francisco Romeral.
Sr. D. Fernando Ayala y Varea.
Sr. D. Pedro Mendo, Canónigo doctoral de
Badajoz.
Sr. D. Francisco de Paula Perez.
Sr. D. Julian García Rodrigo, Párroco de la
villa de Valverde.
Sr. D. Claudio Gonzalez.
Ilmo. Sr. D. Miguel Antonio de Zumalacarregui , Magistrado del supremo tribunal
de justicia.
Sr. D. Joaquin Sistemas.
Sr. D. Manuel García de Villanueva y Parra.
Sr. D. Joaquín
Sr. D. Antonio Villasante.
Sr. D. Rafael de la Vega Campuzano, de la
diputacion provincial de Sevilla.
Sr. D. Juan Antonio Llona.
Sr. D. Francisco Blas Garoz.
Sr. D. Manuel Martinez Pardo.
Sr, D. Joaquín Manían y Torquemada, Inter>
dente de egército, Ex-Diputado á corte«.
Sr. D. Tomás Mateos„
Fr. Julian Illera.
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tal
Sr. D. Joaquin Gotnez dé Liafío, Intendente
general.
Sr. D. Gerónimo Patron.
Sr. D. Andres Gonzalez,Pola.
Sr. D. Ramon Melgarejo.
El EN MO. Sr. D. José Joaquin Ortiz Consejero de Estado.
Sr. D. José Pla y Puig.
Sr. D. Francisco Javier de Lara.
Sr. D. Cipriano Casielles Meana.
Sr. D. Manuel Garrido , Juez de primera inatancia de Infantes.
Sr. D. Joaquin Roselló, 3 egemplares.
Sr. D. Rafael Cevallos.
Sres. Hidalgo y Compañía ; 4 egzinplares.
El Coronel D. Luis de Sosa.
Sr. D. Francisco Antonio dé-Pando.
Sr. D. José Lopez de azar , magistrado de
la Audiencia de Granada.
Sr. D. Felipe Tilbe , gefe de Subdivision de
la contaduría general de distribucion.
Sr. D. Dionisio Calleja.
Sr. D. Francisco Rey Romero, a Templares.
Sr. D. Sebastian Andres
Sr. D. Pascual Moreno de Mora.
Sr. D. Clemente Carnicero.
Sr. D. José Antonio Coll.
Pi-atascó becta
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