Fecha: 15 de Junio de 2012 Nombre: Dra. Llanos Belmonte Andújar

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Fecha: 15 de Junio de 2012
Nombre: Dra. Llanos Belmonte Andújar
R-4
Tipo de Sesión: Seminario
HISTOLOGÍA DEL APARATO GENITAL FEMENINO
1. VAGINA.
La vagina es un canal fibromuscular que consta de un epitelio escamoso
estratificado, una capa de músculo liso y una capa externa adventicial. En estado
de relajación, la pared de la vagina se colapsa para obliterar la luz y el epitelio se
pliega.
La densa lámina propia contiene muchas fibras elásticas, un rico plexo vascular de
pequeñas venas y no posee glándulas. El moco cervical, procedente de la abundante
red vascular de la lámina propia, lubrica la vagina junto al secretado por las glándulas
de los labios menores de la vulva. Los haces de músculo liso de la capa muscular se
disponen en una capa circular interna y una longitudinal externa mal definidas. La capa
adventicial de la vagina no está recubierta por mesotelio, sino que se fusiona con las
capas adventiciales de la vejiga por delante y del recto por detrás.
La combinación de una capa muscular y una lámina propia muy elástica permite la
gran distensión que se produce durante el parto. A la inversa, tras el coito, la
contracción involuntaria de la capa de músculo liso asegura que una cantidad de
semen permanezca en la región del cuello. Las gruesas fibras elásticas de la capa
adventicial externa contribuyen también a estas funciones.
Durante el ciclo menstrual, el epitelio escamoso estratificado de la vagina sufre
cambios cíclicos de sus concentraciones de glucógeno. Durante todo el ciclo, las
células superficiales producen glucógeno, que es metabolizado de forma anaeróbica
por las bacterias comensales de la vagina para formar ácido láctico e inhibir así el
crecimiento de los microorganismos patógenos.
2. ÚTERO
El útero es un órgano con forma de pera aplanada que mide alrededor de 7 cm de
longitud en estado de reposo. Su revestimiento mucoso, el endometrio, proporciona el
entorno adecuado para el desarrollo del feto; la gruesa pared de músculo liso, el
miometrio, se expande enormemente durante el embarazo, proporcionando
protección al feto y un mecanismo para su expulsión en el momento del parto.
ENDOMETRIO
El revestimiento endometrial de la cavidad uterina consiste en un epitelio cilíndrico
seudoestratificado ciliado sostenido por un estroma celular que aloja las numerosas
glándulas tubulares simples. Bajo la influencia de los estrógenos y la progesterona
secretados por los folículos durante el ciclo ovárico, el endometrio sufre cambios
cíclicos regulares destinados a ofrecer un entorno adecuado para la implantación del
óvulo fertilizado. Para que la implantación tenga éxito, el óvulo fecundado necesita de
un tejido fácilmente penetrable y muy vascularizado, con un suministro abundante de
glucógeno para su nutrición hasta que puedan establecerse conexiones vasculares
con el medio ambiente materno.
El ciclo de los cambios endometriales consta de dos fases distintas, proliferación y
secreción; estos cambios afectan tanto al epitelio como al estroma de sostén.
•
Fase proliferativa: el estroma endometrial prolifera, haciéndose más
grueso y ricamente vascularizado. Las glándulas tubulares simples (G)
proliferan y forman numerosas glándulas de aspecto contorneado al
final de esta fase, que comienzan a secretar coincidiendo con la
ovulación. La fase proliferativa se inicia y mantiene hasta la ovulación
gracias a la creciente producción de estrógenos por los folículos
ováricos en desarrollo.
•
Fase secretora: la liberación se progesterona por el cuerpo amarillo
después de la ovulación estimula la producción de una copiosa
secreción rica en glucógeno en las glándulas endometriales
(vacuolicación) (V).
A menos que se produzca la implantación del óvulo fecundado, la producción continua
de progesterona resulta inhibida por la hipófisis anterior gracias a un mecanismo de
retroalimentación negativa, con supresión de la liberación de LH y consiguiente
involución del cuerpo amarillo. En ausencia de progesterona, el endometrio no puede
mantenerse, y durante el periodo de hemorragia conocido como menstruación, se
descama en su mayor parte. La reactivación de la secreción de FSH inicia un nuevo
ciclo de desarrollo folicular y de secreción de estrógenos; a su vez, ello inicia un nuevo
ciclo de proliferación del endometrio a partir de los restos que quedan del ciclo
anterior. Aunque el proceso de la menstruación representa el punto y final del ciclo de
cambios endometriales, el primer día de ella también marca el comienzo de una nueva
fase de proliferación. Además, como momento más fácilmente identificlable suele ser
el que se toma para señalar el primer día del ciclo menstrual de 28 días. La duración
media de la menstruación es de 5 días; la fase proliferativa continúa hasta el día 14,
momento en el que se produce la ovulación y se inicia la fase secretora. Esta última
culmina al comienzo de la menstruación, es decir, hacia el día 28.
El endometrio se divide en tres capas histológica y funcionalmente distintas. La más
profunda o basal, el estrato basal (B) adyacente al miometrio, apenas sufre cambios
durante el ciclo menstrual y no se descama con la menstruación. La ancha capa
intermedia se caracteriza por un estroma de aspecto esponjoso, por lo que se llama
estrato esponjoso (E). La capa superficial, la más delgada, tiene un estroma de
aspecto compacto, por lo que se conoce como estrato compacto (C). Las capas
esponjosa y compacta son las que muestran los cambios más espectaculares durante
el ciclo y las dos se descaman con la menstruación, por lo que en conjunto, también se
llama estrato funcional.
La organización de la irrigación arterial del endometrio influye de manera importante
en el ciclo menstrual. Las remas de las arterias uterinas llegan a través del miometrio y
se dividen inmediatamente en dos tipos distintos de arterias, las arterias rectas y las
arterias espirales. Las primeras son cortas y penetran muy poco en el endometrio
antes de bifurcarse para formar un plexo que irriga el estrato basal. Las arterias
espirales son largas, contorneadas y de pared gruesa, y alcanzan la superficie del
endometrio donde originan numerosas ramas que forman un plexo capilar alrededor
de las glándulas y en el estrato compacto. A diferencia de las arterias rectas, las
espirales responden a los cambios hormonales del ciclo menstrual, de forma que la
interrupción de la secreción de progesterona al final del ciclo hace que se contraigan,
provocando una fase isquémica que precede inmediatamente a la menstruación.
MIOMETRIO.
La mayor parte de la masa del útero consiste en músculo liso, formado por haces
entrelazados de fibras largas y finas dispuestas en capas mal definidas. El músculo
posee una rica red de arterias y venas sostenidas por un denso tejido colágeno.
Durante el embarazo, el tamaño del miometrio aumenta mucho, especialmente por el
incremento del tamaño celular (hipertrofia), aunque también por un cierto aumento del
número de células (hiperplasia), ya que los miocitos pueden dividirse.
CUELLO DEL ÚTERO.
El canal endocervical (CE) está revestido por una sola capa de células cilíndricas
altas productoras de moco. El revestimiento epitelial secretor de moco del canal
endocervical forma profundos pliegues y túneles que adoptan el aspecto de glándulas
tubulares ramificadas, de donde procede el nombre inexacto de glándulas
endocervicales. Durante el ciclo menstrual, la actividad secretora de estas glándulas
sufre cambios cíclicos. En la fase proliferativa, los niveles crecientes de estrógenos
estimulan la secreción de un moco acuoso y fluido que permite el paso de los
espermatozoides hacia el útero durante el período de la ovulación. Una vez pasada
ésta, el moco cervical se hace muy viscoso y forma un tapón que impide la entrada de
microorganismos y espermatozoides desde la vagina.
En la parte del cuello expuesto al ambiente hostil de la vagina, el exocérvix, su
revestimiento es un grueso epitelio escamoso estratificado, similar al del resto de la
vagina. Las células del exocervix suelen tener citoplasmas claros debidos a su elevado
contenido en glucógeno. La unión (U) entre el epitelio vaginal y el endocervical es
muy brusca y normalmente se encuentra situada en el OCE, punto en el que el canal
cervical se abre en la vagina (V).
La mayor parte de la masa del cuello está formada por un fuerte tejido colágeno con
una proporción relativamente escasa de músculo liso. Por debajo de la unión
escamocilíndrica, el estroma cervical suele estar infiltrado por leucocitos que forman
parte de las defensas contra la penetración de microorganismos.
3. TROMPAS DE FALOPIO.
La trompas de Falopio (también llamadas trompas uterinas u oviductos) conducen
los óvulos desde la superficie de los ovarios a la cavidad uterina y son también el
lugar donde se produce la fertilización del óvulo por el espermatozoide. La forma de
las trompas de Falopio es la de un embudo alargado que, anatómicamente, puede
dividirse en cuatro partes (istmo, ampolla, infundíbulo y fimbrias). Las trompas tienen
una estructura básica compuesta por una pared de músculo liso (M), un
revestimiento mucoso interior y una capa externa de tejido de sostén laxo. El
músculo liso a su vez está formado por dos capas, una de musculo liso longitudinal y
otra de musculo liso circular. El movimiento peristáltico de ambas, facilita el
movimiento del óvulo en su interior; a ello ayuda también una corriente de líquido
impulsada por la acción del epitelio ciliado que reviste la trompa. La fertilización suele
producirse en la ampolla.
El revestimiento mucoso de la trompa se dispone de un laberinto de ramificaciones y
pliegues longitudinales que proporcionan un medio ambiente adecuado para la
fertilización. Esta característica alcanza su máxima expresión en la porción ampular.
Las células cilíndricas de epitelio (E) son de tres tipos: ciliadas, secretoras no
ciliadas y células intercalares. Las células no ciliadas producen una secreción que
es impulsada hacia el útero por el movimiento en forma de ondas de los cilios de las
células ciliadas, lo que ayuda al transporte del óvulo. Las células intercalares podrían
ser una variación morfológica de las células secretoras. La proporción entre células
ciliadas y no ciliadas y la altura de todas ellas sufren variaciones cíclicas debida a la
influencia de las hormonas ováricas. En general las células ciliadas son más cortas
que las secretoras, lo que hace que la superficie del epitelio sea algo irregular.
4. OVARIO.
Los ovarios que en una mujer miden unos 3 a 5 cm de longitud, tienen forma oval
aplanada. El cuerpo del ovario consiste en células fusiformes, finas fibras de colágeno
y sustancia fundamental que, en conjunto, constituyen el estroma ovárico. Las
células del estroma son parecidas a los fibroblastos, aunque algunas contienen gotitas
de lípidos. También existen algunos haces de fibras musculares dispersos. En la zona
periférica del estroma, conocida como corteza, se encuentran numerosos folículos
(F) que contienen los gametos femeninos en distintos estadios de desarrollo. Además,
también pueden identificarse folículos postovulatorios de varios tipos, en especial
cuerpos amarillos (CA)(responsables de la producción de estrógenos y
progesterona), antiguos cuerpos amarillos degenerados (D)(corpora albicantes) y
folículos degenerados (atrésicos).
La corteza superficial es más fibrosa que la corteza profunda y suele recibir el nombre
de túnica albugínea (TA). Sin embargo, a diferencia del testículo, en el ovario no
existe una cápsula anatómicamente separada. Sobre la superficie del órgano hay una
cobertura epitelial, a la que erróneamente se le ha llamado epitelio germinal, que se
continúa con el peritoneo.
La zona central del estroma ovárico, la médula (M), está muy vascularizada y contiene
células hiliares morfológicamente similares a las células de Leydig del testículo. La
arteria ovárica (una rama de la aorta) y las ramas ováricas de la arteria uterina forman
anastomosis en el mesoovario y en el ligamento ancho. Desde este plexo arterial,
alrededor de 10 arterias contorneadas, las arterias helicoidales (H) penetran en el
hilio ovárico. Otras ramas aún más pequeñas forman un plexo en la unión
corticomedular, dando origen a las arteriolas corticales rectas que se irradian hacia la
corteza. Allí se ramifican y anastomosan para formar arcos vasculares de los que
surge una rica red de capilares que se disponen alrededor de los folículos. El drenaje
venoso sigue el mismo trayecto que el sistema arterial, siendo las venas medulares
especialmente grandes y tortuosas. Los linfáticos nacen en el estroma perifolicular y
drenan en vasos de mayor calibre que se enrollan alrededor de las venas medulares.
La inervación del ovario se hace a través de las fibras simpáticas que no sólo inervan
a los vasos sanguíneos, sino también las células musculares lisas del estroma que
rodea a los folículos, por lo que es posible que intervengan de alguna manera en la
maduración del folículo y en la ovulación.
En el ovario maduro, los folículos no desarrollados aparecen como folículos
primordiales (FP), formados por un oocito primario rodeado de una sola capa de
células foliculares aplanadas. El oocito primario tiene un núcleo grande con cromatina
granular finamente dispersa, un nucléolo prominente y escaso citolplasma.
En el ángulo inferior derecho de la imagen aparece un folículo estimulado que ha
aumentado mucho de tamaño hasta formar un folículo primario; su oocito (O1) es
mucho más grande y las células foliculares (F) se han multiplicado por mitosis y han
adquirido una forma cúbica; ahora se las conoce como células de la granulosa. Entre
el oocito y las células foliculares se desarrolla una gruesa capa homogénea de
glucoproteínas y proteoglucanos ácidos, la zona pelúcida (ZP) a cuya formación
contribuyen ambos tipos de células.
En una fase más avanzada (ángulo inferior izquierdo de la imágen) del desarrollo
folicular se observan un folículo de gran tamaño, en el que las células del estroma que
lo rodean comienzan a producir una capa organizada alrededor del folículo, la llamada
teca del folículo (TF), separada de las células de la granulosa por una membrana
basal. Las células de la teca derivan de las células de tipo fibroblástico de estroma
ovárico. El folículo primario continúa aumentando de tamaño y las células de la
granulosa siguen proliferando hasta constituir una capa de varias células de grosor
denominada zona granulosa (ZG).
Los folículos primarios continúan desarrollándose hasta formar los folículos
secundarios, en ese momento suelen encontrarse en una parte más profunda de la
corteza ovárica.
La zona de la granulosa (ZG) sigue proliferando y en ella aparecen pequeños espacios
llenos de líquido que se fusionan para formar en antro folicular AF, en que se
acumula el líquido folicular. En esta fase el oocito (O1) casi ha alcanzado su mayor
tamaño y se adopta una posición excéntrica, en una zona engrosada de la granulosa
denominada cúmulo ovígero (CO).
En la periferia del folículo, la teca ha formado dos capas, la teca interna (TI), que
consta de varias capas de células redondeadas, y la peor definida teca externa (TE),
formada por células fusiformes que se confunden con el estroma adyacente.
Las células de la teca interna muestran las características de las células secretoras de
esteroides típicas y secretan precursores de los estrógenos y, en la fase preovulatoria,
progesterona. En el ovario, suele decirse que estas células están luteinizadas. Las
hormonas del folículo estimulas la proliferación del endometrio preparándolo para la
implantación del óvulo fertilizado. La teca externa está formada por células del estroma
aplanadas y no tiene funciones endocrinas. Las células de la granulosa también
producen hormonas a partir del estadio de la formación del antro; elaboran estrógenos
a partir de los precursores secretados por la teca interna y además producen
pequeñas cantidades de FSH interfolicular y (en el momento de la ovulación) un
inhibidor de la FSH, la inhibina F.
Al acercarse el momento de la maduración, cesa el crecimiento del oocito y se
completa la primera división meiótica inmediatamente antes de la ovulación. En este
estadio el oocito se conoce como oocito secundario (folículo de Graaf) y comienza
la segunda división meiótica. El primer cuerpo polar, que tiene un citoplasma muy
escaso, permanece anodino en la zona pelúcida. El antro folicular aumenta mucho de
tamaño y la zona de la granulosa forma una capa incluso más gruesa en torno a la
periferia del folículo. El cúmulo ovígero disminuye, dejando al oocito (O2) rodeado por
una capa de varias células de grosor, la corona radiada (CR), que permanece unida a
la zona de la granulosa mediante unos puentes celulares. Antes de la ovulación, estos
puentes se rompen y el oocito, en el seno de la corona radiada, flota libremente en el
interior del folículo. En esta fase, el folículo mide entre 1,5 y 2,5 cm y protruye bajo la
superficie del ovario. Las células epiteliales superficiales se aplanan y atrofian y el fino
estroma interpuesto degenera y pierde los vasos.
En el momento de la ovulación, el folículo maduro se rompe y el óvulo, formado por el
huevo secundario, la zona pelúcida y la corona radiada, es expulsado a la cavidad
abdominal cerca de la trompa de Falopio. La segunda división meiótica del oocito sólo
se completa después de que un espermatozoide haya penetrado en el óvulo.
Tras la ovulación, el folículo roto se colapsa y queda ocupado por un coágulo
hemático, formándose el cuerpo amarillo de la menstruación, con una breve carrera
como órgano endocrino. El tamaño de ese cuerpo amarillo es casi igual al de un
folículo ovulatorio previo, es decir, 1,5 a 2,5 cm. Bajo la influencia de la hormona
luteinizante (LH) secretada por el lóbulo anterior de la hipófisis, las células de la
granulosa aumentan mucho de tamaño y comienzan a secretar progesterona. Su
amplio citoplasma contiene gran cantidad de retículo endoplásmico liso, abundantes
mitocondrias, gotitas de lípidos y cierta cantidad de lipofuscina, lo que en conjunto
proporciona el color amarillo que lo caracteriza macroscópicamente. En ese momento,
las células de la granulosa se conocen como células luteínicas de la granulosa. La
progesterona estimula la secreción de las glándulas del endometrio que, para
entonces han proliferado mucho gracias a la influencia de los estrógenos secretados
por el folículo antes de la ovulación. Se logra así un ambiente propicio para la
implantación de un óvulo fertilizado.
Las células de la teca interna también aumentan algo de tamaño y adquieren unas
características citoplasmáticas similares a las de las células de la granulosa
luteinizadas. Aunque interrumpidas por la ovulación, estas células continúan
secretando estrógenos, que son necesarios para mantener el grosor de la mucosa
uterina. Estas células se llaman ahora células luteínicas de la teca.
La producción de progesterona por el cuerpo amarillo depende de la LH secretada por
la hipófisis anterior, pero la elevación de los niveles de progesterona inhibe la
producción de LH. Sin el estímulo continuo de la LH, el cuerpo amarillo no puede
mantenerse pasados 12ª 14 días de la ovulación y, por tanto, involuciona para dar
lugar a un cuerpo albicans no funcionante. Cuando el cuerpo amarillo regresa, se
interrumpe la secreción tanto de estrógenos como de progesterona. Sin estas
hormonas el revestimiento endometrial se colapsa y comienza la menstruación.
Sin embargo la implantación de un óvulo fertilizado en la pared uterina interrumpe los
ciclos ovárico y endometrial integrados. Tras la implantación, la placenta en desarrollo
comienza a secretar hacia la circulación materna la hormona HCG, de función análoga
a la LH, por lo que mantiene la función del cuerpo amarillo en lo que se refiere a la
secreción de estrógenos y progesterona hasta la semana 12. A partir de ese momento
el cuerpo amarillo del embarazo comienza a regresar lentamente hasta formar un
cuerpo albicans no funcionante, en tanto que la placenta se convierte en el lugar
principal de secreción de estrógenos y progesterona hasta el momento del parto.
5. MAMA.
Las mamas (glándulas mamarias) son glándulas sudoríparas apocrinas muy
modificadas que en el embrión se desarrollan a lo largo de dos líneas, las líneas de la
leche, que van desde las axilas a las ingles. En el hombre sólo se desarrolla una
glándula a cada lado del tórax, aunque en cualquier lugar de la línea de la leche puede
encontrarse tejido mamario accesorio.
Este diagrama, muy esquemático, muestra la organización general de la mama. Cada
una de ellas consta de 15 a 25 unidades glandulares independientes llamados lóbulos
mamarios, constituidos por una glándula túbulo-acrinar compuesta. Los lóbulos están
inmersos en una masa de tejido adiposo subdividido por tabiques colágenos. Hay
tabiques fibrosos más robustos que separan el territorio de cada lóbulo.
Los lóbulos se disponen de manera radial a distintas profundidades alrededor del
pezón y un conducto grande y único llamado conducto galactóforo, drena a cada
lóbulo a través de un orificio separado que se abre en la superficie del pezón.
Inmediatamente antes de su apertura en la superficie, el conducto forma una dilatación
llamado seno galactóforo. El pezón contiene bandas de músculo liso orientadas en
paralelo con los conductos galactóforos y circulares cerca de la base; la contracción de
ese músculo provoca la erección del pezón.
En el interior de cada lóbulo mamario, el conducto principal se ramifica repetidamente
para formar varios conductos terminales, cada uno de los cuales da lugar a un
lobulillo compuesto por múltiples ácinos (revestidos por dos capas celulares, una
capa luminal de células epiteliales y una capa basal de células mioepiteliales
aplanadas). Cada conducto terminal y su lobulillo asociado recibe el nombre de
unidad ducto-lobulillar terminal. Los lobulillos están separados por tejido
interlobulillar colágeno de densidad moderada, mientras que el tejido de sostén
intralobulillar que rodea a los conductos de cada lobulillo tiene menos colágeno y está
más vascularizado. La piel que rodea al pezón, la areola, esta pigmentada y contiene
glándulas sebáceas no asociadas a folículos pilosos.
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