Enfermedades de base genética - Servicio de Información sobre

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Enfermedades de base genética
Genetically based diseases
D. González­Lamuño, M. García Fuentes
RESUMEN
La genética constituye uno de los mayores avances
científicos del siglo XX, que comienza con el redescu­
brimiento de las leyes de Mendel y termina con la ela­
boración del primer “borrador” de la secuencia com­
pleta del genoma humano. La genética utiliza diferentes
estrategias de investigación, como los estudios de
gemelos y de adopción, que investigan la influencia de
los factores genéticos y ambientales, y las estrategias
para identificar genes específicos (genética molecular).
Además del importante grado de discapacidad que
generan, el impacto social de las enfermedades heredi­
tarias es enorme, por su carácter potencialmente recu­
rrente en una misma familia y por el elevado coste
socio­sanitario derivado de la enorme carga de cuida­
dos que requiere. El diagnóstico de las enfermedades
hereditarias presenta características diferenciadoras
muy significativas ya que el resultado de un diagnósti­
co genético tiene no sólo efectos sobre el paciente sino
también sobre todos los individuos emparentados. Por
tanto, la unidad de estudio en el diagnóstico genético
es la familia y todo proceso de diagnóstico implica una
investigación familiar. También conviene tener en cuen­
ta que los protocolos de diagnóstico se desarrollan de
forma paralela a la investigación básica y generalmente
están poco estandarizados. Los resultados obtenidos
en los estudios genéticos y el tipo de información que
se facilita al paciente y a su familia deben ser matizados
dentro del proceso del “consejo genético”.
Palabras clave. Enfermedades raras. Genética
molecular. Bases de datos genéticos. Estudios genéti­
cos. Investigación genética. Consejo genético.
ABSTRACT
Genetics is one of the greatest scientific advances
of the XX century, which begins with the rediscovery of
Mendel’s laws and culminates in the elaboration of the
first “draft” of the complete sequence of the human
genome. Genetics employs different research
strategies, such as the study of twins and adoption,
investigating the influence of genetic and
environmental factors, and strategies for identifying
specific genes (molecular genetics). Besides the
significant degree of disability they generate, the social
impact of hereditary diseases is enormous, due to their
potentially recurrent character in the same family and
the high socio­health cost deriving from the enormous
care burden they require. The diagnosis of hereditary
diseases presents very significant differentiating
characteristics since the result of a genetic diagnosis
has effects not only on the patient but also on related
individuals. Thus the unit of study in genetic diagnosis
is the family and the whole process of diagnosis
involves family research. It is also useful to bear in
mind that the protocols of diagnosis are developed in
parallel with the basic research and in general are
hardly standardised. The results obtained in genetic
studies and the type of information provided to the
patient and his family must be qualified within the
process of “genetic counselling”.
An. Sist. Sanit. Navar. 2008; 31 (Supl. 2): 105­126.
Servicio de Pediatría. Hospital Universitario
Marqués de Valdecilla­Universidad de Canta­
bria. Santander.
An. Sist. Sanit. Navar. 2008 Vol. 31, Suplemento 2
Correspondencia:
Domingo González­Lamuño Leguina
Facultad de Medicina
Universidad de Cantabria­Hospital Universitario
Marqués de Valdecilla
Cardenal Herrera Oria s/n
39011 Santander
E­mail [email protected]
105
D. González­Lamuño y otros
INTRODUCCIÓN
Las enfermedades de base genética
constituyen un grupo de patologías muy
importante, no sólo por su incidencia rela­
tivamente elevada, alrededor de un 1 por
ciento de los bebés nacen con algún tipo
de anormalidad genética, sino por el tipo
de problemas que producen. Desde el
punto de vista clínico estas enfermedades
se caracterizan por comprometer la cali­
dad de vida de los afectos, causando una
grave discapacidad intelectual o física. Así
mismo, es frecuente que estas enfermeda­
des tengan un carácter progresivo y condi­
cionen una mortalidad precoz. En determi­
nadas enfermedades genéticas que causan
un deterioro progresivo e inexorable, un
diagnóstico puede además suponer virtual­
mente una sentencia de muerte precoz1.
Un elevado porcentaje de las denomina­
das enfermedades raras tienen un origen
genético, de ahí la gran importancia que
tiene para este conjunto de enfermedades la
genética como ciencia y como aproximación
diagnóstica, para entender aspectos funda­
mentales de estas enfermedades y para el
adecuado manejo clínico de las mismas.
Este conocimiento es también el fundamen­
to de los servicios clínicos que se ofrecen a
los pacientes y familiares, desde el diagnós­
tico y asesoramiento genético hasta la inves­
tigación de las bases moleculares y celulares
que explican los mecanismos de producción
y la fisiopatología de las enfermedades,
abriendo un campo de enormes posibilida­
des para definir dianas moleculares que
sean la base de nuevas terapias2.
Hablar de genética en las enfermedades
raras es referirse al conjunto amplio de
enfermedades monogénicas, síndromes
cromosómicos y malformaciones congéni­
tas. Las enfermedades monogénicas son
trastornos debidos a mutaciones que pue­
den afectar bien a alguno de los aproxima­
damente 25.000 genes del genoma nuclear
que codifican proteínas y se transmiten
según las leyes de la herencia de Mendel
(de ahí que también se conozcan como
enfermedades mendelianas), o en el peque­
ño genoma ubicado en la matriz de las
mitocondrias con un patrón de transmi­
sión específico conocido como herencia
mitocondrial. Las aberraciones cromosó­
106
micas son el sustrato etiopatogénico de
síndromes clásicos debidos a alteraciones
numéricas de los cromosomas (síndrome
de Down, síndrome de Turner, síndrome de
Klinefelter), deleciones parciales, ejemplos
de las cuales son el síndrome del maullido
del gato, el síndrome de Williams y el sín­
drome de microdeleción 22q11, o a altera­
ciones estructurales de los cromosomas1.
La enfermedad de Huntington y la fenil­
cetonuria son respectivamente ejemplos de
enfermedades hereditarias dominantes y
recesivas que siguen las reglas básicas de la
herencia descrita por Mendel hace más de
un siglo. Un gen puede existir en dos o más
formas diferentes (alelos) y uno de los ale­
los puede dominar la expresión del otro.
Los dos alelos, uno de cada progenitor, se
separan (segregan) durante la formación de
los gametos. Esta circunstancia fundamenta
la primera ley de Mendel, la ley de la segre­
gación. La ley explica muchas característi­
cas de la herencia: el hecho de que el 50%
de los descendientes de una persona con la
enfermedad de Huntington desarrollan final­
mente la enfermedad; la persistencia de que
este gen letal persista en la población; el
hecho de que los niños con fenilcetonuria
no tengan, por lo general, padres con esa
enfermedad y por qué la fenilcetonuria apa­
rece con mayor probabilidad cuando los
padres están emparentados.
La segunda ley de Mendel es la ley de la
combinación independiente: la herencia de
un gen no se ve afectada por la herencia de
otro gen. Sin embargo, los genes que están
muy próximos en el mismo cromosoma,
“ligados”, pueden transmitirse juntos
incumpliendo la ley mendeliana de la com­
binación independiente. Tales excepciones
hacen posible la elaboración de mapas uti­
lizando el análisis del ligamiento y de esta
forma ya se han identificado los genes res­
ponsables de la enfermedad de Huntington
y de la fenilcetonuria.
Las leyes de la herencia de Mendel no
explican todos los fenómenos genéticos.
Por ejemplo, los genes situados en el cro­
mosoma X, tales como el gen que determina
la ceguera para los colores, necesitan una
extensión de las leyes mendelianas. Otras
excepciones de las leyes incluyen mutacio­
nes nuevas, cambios en los cromosomas,
como la no disyunción que produce el sín­
An. Sist. Sanit. Navar. 2008 Vol. 31, Suplemento 2
ENFERMEDADES DE BASE GENÉTICA
drome Down, la expansión de tripletes repe­
tidos que originan la enfermedad de Hun­
tington y la deficiencia mental por X frágil y
el fenómeno de la impronta genómica.
La mayoría de los aspectos y trastor­
nos psicológicos de los individuos mues­
tran patrones de herencia más complejos
que las alteraciones monogénicas como la
enfermedad de Huntington, la fenilcetonu­
ria o la ceguera para los colores. Trastor­
nos complejos como la esquizofrenia, o
caracteres con distribución continua como
la habilidad cognitiva general, probable­
mente se hallen influidos por muchos
genes así como por factores ambientales.
La genética cuantitativa aplica las reglas de
la herencia monogénica a los sistemas poli­
génicos. El fundamento de esta disciplina
es que los caracteres complejos pueden
estar influidos por muchos genes, pero
cada gen se transmite según las leyes de
Mendel. Los métodos que se emplean,
especialmente los estudios de gemelos y
los hijos adoptados, permiten detectar la
influencia genética que reciben estos
caracteres complejos3.
Muchas de estas enfermedades afectan
al sistema nervioso con lo que adquieren
una importancia singular, porque atañen a
aquello que caracteriza de modo más espe­
cífico a los seres humanos: el comporta­
miento cognitivo, la memoria, la conducta
emocional, etc. Como corresponde a un
órgano tan complejo, existen múltiples
patologías genéticas capaces de producir
una disfunción del sistema nervioso, cuya
repercusión sobre el desarrollo del indivi­
duo en ocasiones es poco predecible, ya
que puede ser modificada por cambios en
el flujo sanguíneo cerebral, respuestas
inmunitarias, infecciones, agresiones por
factores ambientales, etc.
Además del problema individual de
estas enfermedades debido al importante
grado de discapacidad que generan, el
impacto social de las enfermedades here­
ditarias es enorme por su carácter poten­
cialmente recurrente en una misma familia
y por su elevado coste socio­sanitario. En
términos de utilización de recursos sanita­
rios, sin contar el número de consultas, se
calcula que la patología genética es direc­
tamente responsables de uno de cada diez
ingresos hospitalarios infantiles e indirec­
tamente responsables de la mitad de
dichos ingresos. Adicionalmente hay que
tener en cuenta la enorme carga de cuida­
dos que representa para otros miembros
de la familia y para la sociedad en general.
Sin embargo, no podemos considerar
que todas las enfermedades genéticas care­
cen de tratamientos específicos. Quizá el
mejor ejemplo sean algunos graves trastor­
nos metabólicos como la fenilcetonuriaa,
cuya prevención es sencilla: los niños diag­
nosticados de fenilcetonuria que desde el
nacimiento llevan una dieta baja en fenilala­
nina se desarrollan normalmente. En esta
enfermedad por lo tanto, la nutrición por sí
misma determina el que se produzca un
desarrollo cerebral normal o una discapaci­
dad profunda. Queda claro que después del
nacimiento conviene saber lo antes posible
cuál es la situación respecto a la fenilceto­
nuria, y lógicamente de muchas otras enfer­
medades cuyo tratamiento precoz será
capaz de modificar su curso4.
Las mejoras en la comprensión y el
diagnóstico de muchas de estas enferme­
dades se deben a los avances en el conoci­
miento de sus bases moleculares y a la
capacidad tecnológica de aislar y clonar
genes relacionados directamente con ellas.
Tras el diagnóstico molecular emerge la
posibilidad de prevenir el nacimiento de
niños con enfermedades genéticas y la teó­
rica posibilidad de alterar genéticamente
las células de los individuos enfermos para
mejorar su pronóstico. La realidad es que a
pesar de los avances que se han producido
en el diagnóstico y la comprensión patogé­
nica de muchas enfermedades genéticas,
en la mayor parte de los casos aún esta­
mos lejos de disponer de soluciones tera­
péuticas definitivas. En un futuro es previ­
sible que muchos individuos se beneficien
de algunos aspectos de la investigación
basada en la terapia génica o de células
a. Debido a la falta de funcionalidad del enzima que convierte la fenilalanina en tirosina, los niños afectados acu­
mulan ese aminoácido en la sangre, lo que impide el normal desarrollo del cerebro y acaba por originar una grave defi­
ciencia mental.
An. Sist. Sanit. Navar. 2008 Vol. 31, Suplemento 2
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D. González­Lamuño y otros
germinales, pero es poco probable que los
avances en estas técnicas vayan a suponer
algún tipo de mejora en el tratamiento de
aquellas personas con una enfermedad
genética que en la actualidad presentan
discapacidad intelectual o física. A corto
plazo, es previsible que únicamente se
beneficien de este tipo de tratamientos los
pacientes afectos de enzimopatías o deter­
minados errores congénitos del metabolis­
mo5. Existen sin embargo, muchos caminos
de aproximación al estudio de las enferme­
dades de base genética que sí pueden
suponer un beneficio inmediato para los
pacientes o sus familiares y que pasan por
un mejor conocimiento de los problemas
últimos que condicionan la discapacidad.
Diseccionando desde el punto de vista
genético los síndromes debidos a extensos
defectos genéticos, o valorando las inter­
venciones que se llevan a cabo en estos
pacientes desde el punto de vista de res­
puesta biológica, podemos conseguir cam­
bios significativos en el pronóstico de las
enfermedades de base genética. Deben
tenerse muy en cuenta además todos los
aspectos de prevención y de consejo gené­
tico, así como la individualización de trata­
mientos médicos de acuerdo a las caracte­
rísticas propias de los individuos.
De forma paralela a estos avances en
biomedicina, durante estos años hemos
experimentado un enorme desarrollo en las
técnicas de comunicación y en el acceso a la
información. Grandes proyectos impulsores
del desarrollo de la era molecular, como es
el proyecto Genoma Humano, han generado
una ingente cantidad de información que
llega rápidamente tanto a profesionales
como a la población general, abriéndose de
este modo nuevas esperanzas terapéuticas
para las enfermedades de base genética, al
tiempo que se generan una serie de conflic­
tos éticos y de adecuación de los recursos
sanitarios disponibles6.
PECULIARIDADES DEL
DIAGNÓSTICO GENÉTICO
Si bien el objetivo final del diagnóstico
genético, como el de todo diagnóstico
médico, esencialmente consisten en identi­
ficar la causa de una enfermedad, el diag­
nóstico de las enfermedades hereditarias
108
presenta características diferenciadoras
muy significativas. A este respecto es de
destacar que el resultado de un diagnósti­
co genético tiene no sólo efectos sobre el
paciente sino también sobre todos los indi­
viduos emparentados con él mismo. Por lo
tanto, la unidad de estudio en el diagnósti­
co genético es la familia y todo proceso de
diagnóstico implica un estudio familiar.
También conviene tener en cuenta que
los protocolos de diagnóstico se desarro­
llan de forma paralela a la investigación
básica y generalmente están poco estanda­
rizados. Los laboratorios de diagnóstico
genético tienen por lo general un carácter
híbrido al desarrollar actividades de inves­
tigación básica conjuntamente con la apli­
cación de dicha investigación al ámbito clí­
nico. Frecuentemente el desarrollo de una
estrategia diagnóstica es en sí misma una
línea de investigación básica en la cual está
implicada la caracterización de un gen y el
espectro de mutaciones que causan la
patología en estudio.
Otro aspecto que singulariza el diag­
nóstico genético es que con frecuencia
debe dar respuesta a necesidades clínicas
urgentes con una dimensión ético­social
importante. En aquellos casos en que el
diagnóstico se realiza durante los períodos
prenatal y neonatal se requiere una res­
puesta rápida y precisa. En el primer caso
para dar a los padres una información com­
pleta y fiable que les permita la toma de
decisiones durante las primeras semanas
de gestación y en el segundo caso para
poder dar una rápida respuesta terapéuti­
ca en relación al recién nacido.
Por último, debemos tener en cuenta
que no siempre la conclusión que se obtie­
ne en el diagnóstico genético es determi­
nante. Salvo en el caso de la detección
directa de la mutación responsable de la
patología, el resto de conclusiones diag­
nósticas tienen un mayor o menor compo­
nente probabilístico. Por ello, los resulta­
dos obtenidos y el tipo de información que
se facilita al paciente y a su familia deben
ser matizados en este sentido1.
ACCESIBILIDAD
DE LAS PRUEBAS GENÉTICAS
An. Sist. Sanit. Navar. 2008 Vol. 31, Suplemento 2
ENFERMEDADES DE BASE GENÉTICA
Actualmente pueden diagnosticarse
muchas enfermedades raras mediante aná­
lisis biológicos, que suele ser genético.
Estos análisis son un elemento importante
en la atención a estos pacientes, ya que
permiten un diagnóstico precoz, y even­
tualmente un cribado en cascada familiar o
una prueba prenatal. Dado el gran número
de pruebas y la necesidad de diseñar y vali­
dar un conjunto específico de análisis de
diagnóstico para cada una de ellas, ningún
centro puede ser autosuficiente en este
terreno. Es preciso intercambiar material
de pacientes y pruebas más allá de las fron­
teras nacionales, consiguiéndose de esta
forma paliar una carencia significativa en
materia de disponibilidad de análisis para
enfermedades raras. Es necesario facilitar
este intercambio de muestras biológicas y
resultados mediante normas y procedi­
mientos claros, transparentes y consen­
suados a escala de la Unión Europea. Se
requiere reducir las diferencias reglamen­
tarias entre países en materia de confiden­
cialidad, reembolso, transporte, almacena­
miento de muestras y certificación de labo­
ratorios.
Conviene instar a los laboratorios a que
participen en pruebas de aptitud, prestan­
do especial atención a sus resultados en
materia de notificación. Hay que velar por
que exista consejo genético previo y ulte­
rior a los análisis. Esto requiere un apoyo
apropiado (según el número de análisis
por año) a los laboratorios de referencia.
En los dos últimos años, instituciones inte­
resadas en el marco de la Comisión Euro­
pea, el Consejo de Europa y en particular la
OCDE, han trabajado a favor de una políti­
ca de refuerzo de la calidad de los labora­
torios2.
IMPLICACIONES DE LOS
RESULTADOS DE LAS PRUEBAS
GENÉTICAS
El conocimiento genético en ocasiones
puede crear dilemas éticos. La amniocen­
tesis, por ejemplo, es capaz de detectar
otros problemas además de la trisomía del
21 que pueden exceder la información soli­
citada por el obstetra o la paciente, evitán­
dose esta circunstancia con la utilización
de técnicas de hibridación in situ que sólo
An. Sist. Sanit. Navar. 2008 Vol. 31, Suplemento 2
revelan el número de cromosomas 21 pre­
sentes. Al ser cada vez más sofisticadas,
los resultados de determinadas pruebas
genéticas tienen consecuencias que llegan
más allá de las razones por las que se soli­
citaron, afectando a veces a las vidas de
individuos que no se las han hecho. Donde
esto se hace más evidente es en las fami­
lias con historiales de alguna enfermedad
hereditaria debida a defectos en un único
gen. En estos casos, el diagnóstico no lo
hace un citogenetista sino un biólogo mole­
cular, que analiza fragmentos específicos
de ADN en lugar de enormes cromosomas.
El ADN se extrae de una muestra de tejido,
obtenida en el caso del feto por amniocen­
tesis, o, en el caso de un niño o de un adul­
to, mediante una muestra de sangre o de
células de la mucosa oral. Hoy en día, la
prueba consiste normalmente en amplifi­
car con PCR la región crítica de la muestra
de ADN –el gen sospechoso–, que poste­
riormente se secuencia para determinar si
tiene o no la mutación. Los resultados de
un individuo pueden informar de la situa­
ción genética de sus familiares. “Lo que yo
puedo llegar a conocer sobre mis genes
implica a mis parientes biológicos, les preo­
cupe a ellos saberlo o no”7.
Para ilustrar la diferencia entre el diag­
nóstico genético y cualquier diagnóstico
de otro tipo podemos tomar como ejemplo
la indicación para realizar una prueba para
detectar la enfermedad de Huntington,
enfermedad neurológica fatal muy discapa­
citante una vez comienzan a aparecer los
síntomas, a partir de la cuarta o quinta
década de la vida. Un varón joven cuyo
abuelo paterno haya muerto de esta enfer­
medad, puede solicitar que le hagan una
prueba para detectar la enfermedad, mien­
tras que su padre, pudo haber decidido no
hacerse la prueba, prefiriendo vivir con
esa incertidumbre del 50 por ciento antes
que conocer su situación con certeza.
Como el Huntington se manifiesta relativa­
mente tarde en la vida, es posible que el
padre sea portador de la mutación aunque
todavía los síntomas no hayan aparecido.
El joven sabe que su probabilidad de tener
la mutación –y por lo tanto de desarrollar
la enfermedad en el futuro– es a priori de
una entre cuatro, pero puede querer cono­
cer con seguridad su situación genética
109
D. González­Lamuño y otros
para esta enfermedad. El problema que se
plantea es el siguiente: si él realmente tiene
la mutación, inevitablemente tiene que
haberla recibido de su padre, lo que signi­
fica que el padre también desarrollará la
enfermedad. La pregunta del hijo sobre su
situación genética contraviene directamen­
te el deseo del padre de evitar conocerla.
Su deseo de saber entra en conflicto con el
deseo de su padre que evita conocer lo que
puede ser una sentencia de muerte devas­
tadora8.
A veces las implicaciones pueden no
tener importancia para las generaciones
actuales, pero sí para las futuras. El síndro­
me del cromosoma X frágil es una de las
causas de deficiencia mental más comúnb.
Además de un cociente intelectual bajo, los
síntomas clásicos incluyen un fenotipo dis­
tintivo y un temperamento hiperactivo,
ocasionalmente irritable. Se trata de una
enfermedad ligada al sexo (el gen respon­
sable se encuentra en el cromosoma X),
pero la padecen tanto las mujeres como los
hombres. Es evidente que una copia nor­
mal del gen no es suficiente para que el
efecto del gen mutado sea inapreciable.
Con todo, las mujeres tienden a padecer
menos síntomas y la incidencia de la enfer­
medad entre ellas es menor de 1 entre
5.000 comparada con 1 entre 2.500 en los
varones. El síndrome del cromosoma X frá­
gil está causado por una mutación que con­
siste en la presencia de tripletes CGG en
una determinada región del ADN, que se
repite una y otra vez. Los individuos nor­
males tienen unas treinta repeticiones,
mientras que los portadores del síndrome
del cromosoma X frágil tienen por lo
menos cincuenta y a veces hasta noventa.
Por razones no suficientemente compren­
didas, el número de repeticiones tiende a
aumentar en cada generación y, una vez
que hay alrededor de doscientos treinta
tripletes CGG, el gen no puede producir
ARN mensajero y por lo tanto deja de fun­
cionar. La enfermedad toma su nombre de
una debilidad estructural visible en el cro­
mosoma X mediante el cariotipo, causada
por todas esas repeticiones. A la vez que el
número de repeticiones va en aumento de
una generación a la siguiente, la gravedad
de la enfermedad también aumenta. Los
últimos descendientes de un pedigrí con
síndrome del cromosoma X frágil tienen un
número mayor de repeticiones, y la enfer­
medad aparece en ellos en una forma más
grave que en aquellos de quienes la han
heredado. Los genetistas pueden entonces
identificar a individuos que son portadores
de una “premutación”, lo que significaría
tener pocas repeticiones para causar pro­
blemas de momento, pero sí las suficientes
como para desembocar en un síndrome del
cromosoma X frágil en generaciones poste­
riores, teniendo en cuenta el aumento que
se producirá en la generación siguiente. No
sabemos todavía con exactitud la función
de la proteína codificada por el gen afecta­
do, pero parece que se une a las moléculas
del ARN mensajero en las sinapsis o cone­
xiones entre las células nerviosas9.
CRIBADO POBLACIONAL
Muchas mujeres, especialmente aque­
llas con hijos afectos de alguna enferme­
dad genética pueden hacerse la pregunta
de por qué cuando estaban embarazadas
no hicieron las pruebas para detectar
determinadas enfermedades genéticas dis­
capacitantes. La respuesta a esta cuestión
es que en el momento actual vivimos los
inicios de una revolución genética que ha
transformado la tecnología médica, pero se
mantiene una enorme distancia entre el
progreso científico y la atención a los
pacientes. En realidad, lo cierto es que a
muchas mujeres sencillamente no se les
informa de sus opciones, y que las pruebas
de las que disponemos en la actualidad
están notablemente infrautilizadas. En el
mejor de los casos, las pruebas para detec­
tar algunas enfermedades genéticas cono­
cidas se realizan normalmente sólo en
aquellas familias que ya tienen un miembro
afectado. El razonamiento para establecer
dicha limitación es que estos trastornos
son raros y las pruebas muy costosas,
argumento de carácter social que puede
ser discutible en muchos casos. En otras
b. El síndrome de Down es más frecuente, pero, como ocurre de forma espontánea, normalmente no es here­
ditario.
110
An. Sist. Sanit. Navar. 2008 Vol. 31, Suplemento 2
ENFERMEDADES DE BASE GENÉTICA
ocasiones, las dificultades técnicas de la
prueba tienen que ver con la variabilidad
del defecto subyacente, habiéndose descri­
to para muchas enfermedades miles de
mutaciones diferentes responsables, lo
cual tiene importantes repercusiones en el
diseño de un programa de cribado de la
población. En estas situaciones, ante un
test negativo difícilmente se podría afirmar
con total seguridad que una pareja no
corre el riesgo de engendrar hijos con una
enfermedad concreta.
Otras reticencias hacia el examen gene­
ralizado se basan en razones menos mate­
riales. Hay quienes consideran la criba
como la admisión del fracaso, como una
solución errónea. Los grupos de apoyo tra­
tan de conseguir que las personas que
padecen una enfermedad genética se sien­
tan parte de la comunidad y sean valora­
das por la sociedad. ¿Cómo se puede
reconciliar ese objetivo con el examen
generalizado que en definitiva lo que pro­
mueve es el aborto de los fetos afectados?
A pesar de su indiscutible utilidad, en el
momento actual los exámenes genéticos
suponen una fuente de polémica de carác­
ter tanto individual como social. Aunque
idealmente podría indicarse la realización
de pruebas genéticas indiscriminadas para
tratar de detectar precozmente un gran
número de enfermedades de base genética,
tanto monogénicas como poligénicas, real­
mente en el momento actual carecemos de
mecanismos adecuados para manejar los
resultados de estas pruebas.
El incesante incremento del esfuerzo
por facilitar una atención sanitaria al alcan­
ce de toda la población debería, por sí
solo, constituir un argumento sólido para
que todas las madres tuviesen la oportuni­
dad de hacerse pruebas genéticas prenata­
les, siempre y cuando dispongan de la
información adecuada. El destino de los
embarazos con defectos genéticos graves
deberían decidirlo las propias embaraza­
das. Idealmente, una sociedad libre no
debería exigir a una mujer que impida el
desarrollo de un feto con una enfermedad
genética, ni tampoco obligarla a que lo
lleve a término; ni todas las mujeres son
capaces de criar a un niño discapacitado,
ni todas lo son de interrumpir un embara­
zo en función de la previsible calidad de
An. Sist. Sanit. Navar. 2008 Vol. 31, Suplemento 2
vida del niño. Cualquiera que sea la deci­
sión individual, el hecho sigue siendo que
la criba reduce la aflicción constituyendo
un bien social teórico, pero realmente no
se dispone de recursos suficientes para
manejar adecuadamente toda la informa­
ción de posibilidades preventivas, terapéu­
ticas o reproductivas.
A pesar del frustrante rechazo a apro­
vechar las ventajas de un examen genético
a gran escala y la corta historia de esa
práctica, existen numerosos estudios pilo­
to realizados en poblaciones definidas,
cuyo grado de repercusión socio­sanitaria
es variable, así como la polémica que gene­
ran. En este sentido, algunos programas de
diagnóstico de determinadas enfermeda­
des genéticas en poblaciones de alto riesgo
han sido considerados un éxito incluso en
sociedades muy conservadoras. La enfer­
medad de TaySachs o idiocia amaurótica
familiar, es una dolencia terrible, cien
veces más habitual entre los judíos asque­
nazíes que en los grupos no judíos, que
probablemente se deba a la presencia
casual de una mutación desgraciada en las
pequeñas poblaciones fundadoras. Los
bebés con TaySachs nacen con apariencia
normal, pero su desarrollo se va haciendo
gradualmente más lento y pronto empie­
zan a quedarse ciegos. A los dos años de
edad, sufren crisis neurológicas, hipotonía
y un deterioro progresivo hasta que falle­
cen a los cuatro años ciegos y con una clí­
nica de parálisis cerebral.
A partir de 1985, año en que se codificó
el gen y se identificó la mutación causante
de la enfermedad de TaySachs, se dispuso
de la capacidad para desarrollar un test
prenatal infalible en una población bien
definida: unas condiciones hechas a medi­
da para la ejecución con éxito de un pro­
grama de detección. Pero el examen prena­
tal ofrece un único remedio en caso de un
diagnóstico positivo: el aborto, que por lo
menos entre el segmento más ortodoxo de
los asquenazíes está prohibido. Afortuna­
damente, también es posible examinar a
los padres potenciales, y de esta manera se
pudo encontrar una solución moralmente
aceptable consistente en un programa diri­
gido a las parejas. En 1985, se estableció un
programa para realizar la prueba para
detectar la enfermedad de TaySachs en la
111
D. González­Lamuño y otros
comunidad judía ortodoxa local, animando
a los jóvenes a que la realicen durante la
época del instituto y de la universidad, por­
que durante esos años se pueden hacer la
prueba gratuitamente. Un aspecto poco
común de este programa es su extrema
confidencialidad, ya que ni siquiera a los
que se han hecho la prueba se les informa
de si son portadores. A cada uno se le asig­
na un código y más tarde, cuando dos per­
sonas piensan contraer matrimonio, se
cruzan los códigos y únicamente si los dos
son portadores se revela la situación de
ambos junto con la posibilidad de consejo.
Esta revelación basada sólo en la necesi­
dad intenta evitar la estigmatización de los
portadores a la vez que se procura comba­
tir la amenaza de la enfermedad de Tay­
Sachs10.
Gracias a este programa se ha reducido
la incidencia de la enfermedad y debería ser
considerado como un éxito incuestionable,
pero hay quienes dentro de la comunidad
judía le encuentran faltas al programa, con­
siderándola intimidatoria e incluso “eugené­
sica”. Sin embargo, el programa disfruta de
un gran apoyo por parte de la comunidad a
la que sirve, demostrando que un programa
de diagnóstico puede ser a la vez efectivo y
culturalmente sensible, y que funciona
incluso en una situación en la que en princi­
pio parecería que las tradiciones sociales y
los preceptos religiosos podrían ir en con­
tra de las pruebas genéticas.
DETECCIÓN NEONATAL: RELACIÓN
COSTE / BENEFICIO
Las nuevas tecnologías obligan a plan­
tearse la posibilidad de ampliar los progra­
mas de cribado neonatal en curso para tra­
tar de identificar situaciones clínicas que
pudieran modificarse mediante tratamien­
tos específicos, y desarrollar líneas de
investigación en la prevención de enferme­
dades genéticas que se manifiestan clínica­
mente con retrasos de desarrollo, formas
de autismo, epilepsia intratable, muerte
súbita, o determinadas enfermedades psi­
quiátricas.
La capacidad tecnológica para empren­
der la detección sistemática neonatal de
más enfermedades plantea una serie de
interrogantes. Un programa de este tipo
112
siempre genera algún tipo de beneficio
para los pacientes y las familias afectadas
y contribuye decididamente a aumentar
los conocimientos de la enfermedad y de
su epidemiología. Pero es necesario que la
relación coste / beneficio sanitario sea muy
claramente positiva, ya que desde un
punto de vista pediátrico y social siempre
estará latente la cuestión de si los fondos
destinados a enfermedades genéticas rela­
tivamente raras no tendrían un mayor
impacto sobre la salud si se dirigieran a
problemas más frecuentes. Existe asimis­
mo el problema de la detección de porta­
dores de defectos genéticos de enfermeda­
des recesivas, y que por tanto no van desa­
rrollar ninguna enfermedad, en los que la
identificación del estado de portador va a
generar una serie de problemas psicológi­
cos que tienen un costo social y sobre los
que es obligado intervenir para evitar una
iatrogenia debida al programa de detec­
ción masivo.
Otros importantes factores a tener en
cuenta son las direcciones y objetivos en
materia de salud que plantee la sociedad y
el impacto psicosocial, ya que para algunas
enfermedades han sido las propias asocia­
ciones de padres de niños afectados las
que han impulsado programas cuya indica­
ción objetiva es muy discutible. En cual­
quier caso, y una vez tomada la decisión,
es necesario elaborar modelos que con­
templen globalmente las diferentes formas
de lucha contra enfermedades implicadas,
en función de la estructura de salud en la
cual se han de integrar.
ESTRATEGIAS EN EL DIAGNÓSTICO
MOLECULAR
El análisis de numerosas patologías
genéticas es hoy técnicamente posible,
debiéndose insistir en que el punto de par­
tida de toda estrategia de diagnóstico
molecular es el razonamiento clínico. Todo
proceso de diagnóstico genético conlleva
una precisa caracterización clínica del
caso índice o propósitus, que constituye la
clave de los resultados que se pueden
esperar de un diagnóstico molecular.
Exceptuando algunas cromosomopatías,
en la mayoría de las enfermedades de base
genética es poco probable que el diagnós­
An. Sist. Sanit. Navar. 2008 Vol. 31, Suplemento 2
ENFERMEDADES DE BASE GENÉTICA
tico molecular vaya a ser de utilidad si no
se realiza previamente una adecuada orien­
tación clínica. En muchas ocasiones, el
diagnóstico genético es un elemento más
de un diagnóstico diferencial en el que se
pretende confirmar o contrastar, frente a
distintas opciones, la causa de una deter­
minada patología previamente caracteriza­
da clínicamente. En este sentido, es
imprescindible la colaboración entre el
personal clínico y el genetista en la elabo­
ración del historial médico del paciente.
Para el diagnóstico, frecuentemente nece­
sitamos determinadas exploraciones com­
plementarias. Éstas incluyen, cariotipo en
sangre y otros tejidos, análisis bioquímicos
de sangre y orina, cultivos celulares, estu­
dios radiológicos, estudios moleculares,
etc.
Son muchas las estrategias para el diag­
nóstico genético, y en ocasiones es posible
obtener resultados similares con aproxi­
maciones diferentes. Dichas estrategias
podrían ser clasificadas como directas o
indirectas. Las estrategias directas son
aquellas en las que realizamos el diagnósti­
co identificando las diferentes mutaciones
del gen en cuestión. Aunque a priori parece
una estrategia sencilla, no lo es tanto si
tenemos en cuenta que el número de enfer­
medades producidas por más de un tipo de
mutación en un mismo o diferentes genes,
supera a aquellas que son consecuencia de
una única mutación. Las estrategias de
diagnóstico indirecto no implican el cono­
cimiento del gen responsable, y se funda­
mentan en el estudio de la herencia con­
junta de marcadores anónimos y el locus
de la enfermedad estudiada. Para este fin,
es necesario que el marcador utilizado pre­
sente un fuerte ligamento con el locus de
interés, además de otras características
que lo harán más o menos adecuado para
el diagnóstico. Esta estrategia es útil a la
hora de identificar rasgos heredados en
una familia con una enfermedad genética
determinada11.
En cuanto a las técnicas a realizar, si se
sospecha que la enfermedad está asociada
a una alteración cromosómica conocida,
deberemos iniciar la investigación con un
estudio citogenético. Un número importan­
te de patologías genéticas están causadas
por alteraciones cromosómicas, sobre
An. Sist. Sanit. Navar. 2008 Vol. 31, Suplemento 2
todo aquellas que se manifiestan de forma
sindrómica. Si nuestra patología pertenece
a este grupo, la estrategia diagnóstica más
adecuada será la caracterización cromosó­
mica del propósitus y de su familia. Dicha
caracterización consistirá básicamente en
la elaboración del cariotipo para el estudio
de posibles alteraciones estructurales o
numéricas. La realización de un cariotipo
de bandeo cromosómico estándar (300­500
bandas) o de alta resolución (más de 800
bandas), va a depender, respectivamente,
de la sospecha de anomalías numéricas o
estructurales y del tamaño esperado de la
alteración. Ante un niño con defectos con­
génitos, hay que realizar siempre un cario­
tipo con bandas de alta resolución.
Otra técnica de la que se dispone
actualmente es la hibridación in situ (FISH),
que combina el estudio citogenético con
aplicaciones de la biología molecular.
Mediante esta técnica una sonda marcada
correspondiente a un fragmento de DNA
específico se híbrida con los cromosomas
correspondientes en metafase, profase o
interfase. Posteriormente se puede identifi­
car la sonda mediante un microscopio para
inmunofluorescencia. Esta técnica de cito­
genética molecular nos permite reconocer
microdeleciones cromosómicas que no se
pueden detectar con las técnicas de ban­
deo de alta resolución1.
Si nuestro caso no pertenece al grupo de
enfermedades debidas a una alteración cro­
mosómica, se sospecha que presenta un
patrón de herencia mendeliano y no se trata
de una enfermedad en la que está estanda­
rizado el estudio molecular, es necesario
recurrir a las diferentes bases de datos
genéticas para conocer si se ha localizado el
locus, si se ha identificado el gen causante,
el número de mutaciones y la prevalencia
de cada una de ellas. Las alteraciones cog­
nitivas afectan al 5­7 por ciento de la pobla­
ción, habiéndose descrito múltiples enfer­
medades genéticas capaces de alterar
mecanismos implicados en memoria y
aprendizaje, condicionando defectos cogni­
tivos similares. En las bases de datos de
enfermedades debidas a defectos en un
único gen, son múltiples las alteraciones de
aprendizaje aisladas o asociadas a diferen­
tes fenotipos clínicos –en el año 2008 en
OMIM (Online Medelian Inherited in Men) se
113
D. González­Lamuño y otros
registran más de 1.000 entradas diferentes
que condicionan retraso mental–. Además
de las alteraciones cognitivas relacionadas
con alteraciones cromosómicas, metabóli­
cas o asociadas a algún tipo de neuropatía,
existen otras presumiblemente ligadas a
problemas del desarrollo y en muchas oca­
siones sin causa conocida12.
Únicamente podremos iniciar un estudio
molecular dirigido cuando se sospeche una
mutación determinada, bien por su preva­
lencia o bien por los datos de la semiología
del paciente cuando existe una adecuada
correlación genotipo­fenotipo. Cuando el
número de mutaciones descritas es muy
abundante, en ocasiones puede recurrirse al
estudio indirecto de marcadores. Si el locus
implicado ha sido localizado, pero el gen no
ha sido caracterizado únicamente podemos
realizar esta estrategia de diagnóstico indi­
recto basada en la utilización de marcadores
polimórficos próximos al locus. Esta infor­
mación tiene una alta calidad informativa a
pesar de que se trata de una estrategia pro­
babilística. En todo caso, una vez realizado
el estudio genético, trataremos de identifi­
car el patrón de segregación familiar, que
aportará criterios de riesgo de ocurrencia o
recurrencia en esa familia. Si el patrón de
herencia identificado es autosómico recesi­
vo, la existencia de un hijo afectado nos indi­
ca que los padres son heterocigotos y por lo
tanto la probabilidad de que cada nuevo
descendiente esté afectado será de un 25%.
Si el patrón de herencia es autosómico domi­
nante, la probabilidad de que un feto esté
afectado será de un 50%. Finalmente si pre­
senta una herencia ligada al cromosoma X y
el padre esta afectado, todas sus hijas serán
heterocigotas y todos sus hijos serán nor­
males; si la madre es portadora, sus hijas
tendrán una probabilidad del 50% de ser
normales o portadoras y sus hijos una pro­
babilidad del 50% de ser normales o afecta­
dos.
Estas estrategias podrán ser aplicadas
en la detección y caracterización de una
enfermedad hereditaria en distintas etapas
del desarrollo o bien a distintos colectivos
de enfermos, definiéndose los distintos
tipos de diagnóstico genético. Así por
ejemplo, en función de la etapa del desa­
rrollo del individuo analizado tendremos
un diagnóstico preimplantacional, cuando
114
se analiza el genotipo en las primeras eta­
pas embrionarias con el objeto de detectar
una determinada alteración genética; reali­
zaremos un diagnóstico prenatal cuando el
genotipo es analizado durante las primeras
semanas de desarrollo fetal; un diagnósti­
co postnatal cuando el genotipo se deter­
mina después del nacimiento, normalmen­
te durante los primeros días después del
parto (neonatal) o en períodos posteriores
de la infancia o de adulto.
PATOLOGÍA PRENATAL
Cada vez existe mayor interés por los
factores que pueden afectar al embrión y al
feto, ya que los problemas del crecimiento
y desarrollo del nuevo ser, desde el
momento de la concepción hasta el naci­
miento, tienen una gran trascendencia en
la vida futura del niño y del adulto. Aunque
la medicina prenatal es un campo de inves­
tigación que interesa a distintas áreas de la
medicina (genetistas, embriólogos, patólo­
gos, obstetras, etc.), son los pediatras los
más interesados en el tema desde el punto
de vista práctico, pues deberán cuidar y
atender las anomalías que durante este
periodo se presenten o al menos tratar de
conocer los mecanismos que las producen
para evitar el anormal desarrollo del
embrión y del feto.
El término patología prenatal es extra­
ordinariamente amplio, ya que en él queda
englobada toda la patología que va desde
el momento de la concepción hasta el naci­
miento. Durante este periodo pueden
actuar en sentido patológico tanto factores
genéticos como ambientales. Esta patolo­
gía tiene una enorme importancia en pedia­
tría ya que, como hemos comentado, son
una causa importante de mortalidad infan­
til y a menudo producen discapacidad en
el niño que los padece.
El conocimiento que se va teniendo
sobre el origen y los mecanismos de pro­
ducción de las anomalías prenatales ha
inducido a procurar un diagnóstico prena­
tal en muchas de ellas, con afanes preven­
tivos unas veces a través del aborto, o con
ideas de aplicación precoz de una terapéu­
tica en otros. Aunque se ha progresado
bastante en este terreno, debe tenerse pre­
sente que aún no es posible, ni mucho
An. Sist. Sanit. Navar. 2008 Vol. 31, Suplemento 2
ENFERMEDADES DE BASE GENÉTICA
menos, detectar la mayoría de las anomalí­
as conocidas.
CITOGENÉTICA Y DIAGNÓSTICO
PRENATAL
Los años cincuenta fueron testigo del
desarrollo de la citogenética, el estudio de
los cromosomas al microscopio. Su uso
diagnóstico pronto reveló que las anorma­
lidades en el número de cromosomas
–generalmente uno de más o uno de
menos– causaban invariablemente una dis­
función profunda. Los problemas se deri­
van de un desequilibrio en el número de
genes, una desviación de la norma que es
tener dos ejemplares de cada cromosoma.
Estas enfermedades no se repiten en una
misma familia como ocurre en las enferme­
dades por defectos en un único gen como
la fenilcetonuria, pero también tienen
mucho de genéticas: se producen de mane­
ra espontánea por accidentes en la divi­
sión celular que da origen a los espermato­
zoides y a los óvulos. La más conocida de
estas enfermedades es el síndrome de
Down, enfermedad que en el lenguaje gené­
tico se conoce como trisomía del cromoso­
ma 21, cuya incidencia aumenta con la
edad de la madre. A los veinte años la pro­
babilidad de engendrar un bebé con el sín­
drome de Down es 1 entre 1.700; pero a los
treinta y cinco salta a 1 entre 400 y a los
cuarenta y cinco se dispara a 1 entre 30.
Por esta razón, muchas embarazadas tardí­
as optan por el diagnóstico prenatal del
feto para determinar si tiene triplicado el
cromosoma 21. La prueba se hizo por pri­
mera vez en el año 1968 y hoy es un proce­
dimiento diagnóstico de rutina para todas
las embarazadas mayores de 35 años. Dado
que el feto tiene que ser lo suficientemente
grande como para que la extracción de la
muestra de tejido sea segura, esta prueba
diagnóstica no debe realizarse en los pri­
meros momentos del embarazo. Normal­
mente se lleva a cabo entre la semana quin­
ce y la dieciocho mediante amniocentesis,
un procedimiento de extracción de líquido
amniótico que contiene de forma natural
células del feto. Existe una prueba alterna­
tiva, pero menos fiable, que se puede hacer
desde la décima semana de embarazo y
que consiste en tomar células del corion, la
parte de la placenta que se sitúa junto a la
pared del útero. Como los dos procedi­
mientos tienen un cierto riesgoc, se suele
aconsejar a las mujeres jóvenes que no se
sometan a estos procedimientos pues la
probabilidad de que sus fetos tengan un
defecto genético es mucho menor que la
de que resulten dañados por el propio pro­
cedimiento. Hace años, antes de procesar­
las para hacer el análisis cromosómico las
células fetales extraídas tenían que ser cul­
tivadas en el laboratorio. Hoy día, se puede
hacer un diagnóstico más rápido con la
hibridación fluorescente in situ. Este méto­
do consiste en ligar una pequeña molécula
fluorescente a un fragmento de ADN espe­
cífico del cromosoma 21 que posterior­
mente se introduce en la muestra, donde
se unirá al cromosoma 21 del feto. Si apa­
recen dos manchas fluorescentes en el
núcleo de la célula el feto es normal; si hay
tres el feto tiene el síndrome de Down13.
En nuestro entorno, se detecta el 30 por
ciento de los embarazos con síndrome de
Down mediante la realización rutinaria de
la prueba a las mujeres embarazadas de
más edad –un cinco por ciento del total–.
Muchos estudios han demostrado que este
método es claramente eficaz en términos
de detecciones por cada euro invertido,
pero el 70 por ciento de los casos de Down
no se detectan. El síndrome de Down es
menos frecuente en los bebés de las
madres jóvenes, pero esas mujeres son las
que tienen el mayor número de embarazos,
y en ellas las pruebas diagnósticas de ruti­
na no compensan estadísticamente el ries­
go concomitante que provocan, por lo que
se ha intentado encontrar indicadores
alternativos que no sean invasivos y a este
respecto se ha observado que existen sus­
tancias detectables en la sangre de la
madre que pueden proporcionar informa­
ción útil. Unos niveles bajos de alfa­feto­
proteína y elevados de gonadotropina
coriónica presentan una correlación signi­
ficativa con el síndrome de Down, aunque
c. La amniocentesis es causa de aborto en un 1 por ciento de los casos y la toma de células del corion un 2 por
ciento.
An. Sist. Sanit. Navar. 2008 Vol. 31, Suplemento 2
115
D. González­Lamuño y otros
de ningún modo son indicadores definiti­
vos de la trisomía. En la actualidad es prác­
tica habitual ofrecer el test sanguíneo a las
embarazadas jóvenes, y, si éste sugiere la
posibilidad de un Down, se les aconseja
que se sometan a una amniocentesis o a la
toma de una muestra de células del corion
para obtener un diagnóstico definitivo.
En nuestro entorno las mujeres que
conocen que tienen un feto con Down deci­
den interrumpir el embarazo hasta en el 90
por ciento de los casos. Lo habitual es que
únicamente las mujeres que están dispues­
tas a abortar se sometan al diagnóstico
prenatal (no tiene sentido exponer al feto a
los riesgos asociados con el procedimien­
to, si la madre tiene intención de llevar su
embarazo a término sea cual sea el resulta­
do), por lo tanto es lógico que esta cifra
sea elevada. El resultado es que en los paí­
ses en los que se lleva a cabo un cribado
prenatal de rutina, la incidencia de nacidos
con síndrome de Down desciende hasta en
un 40 por ciento. La determinación del
impacto de esta prueba sobre la incidencia
de esta alteración cromosómica es difícil
de obtener debido a la tendencia a pospo­
ner la maternidad, lo cual incrementa el
número de mujeres con riesgo de tener un
embarazo con síndrome de Down. Por eso
en los países más desarrollados, la eficacia
de los programas de cribado se mide en
relación con el número esperado de bebés
con Down, teniendo en cuenta la edad de
las mujeres que tienen hijos en un año
determinado 14.
Las trisomías pueden ocurrir también
en otros cromosomas, pero provocan unas
alteraciones tan graves que esos embara­
zos terminan en abortos espontáneos en
todos los casos excepto en las trisomías de
los cromosomas 13 y 18: los niños con tri­
somía del 13 rara vez viven más de unas
pocas semanas y los que presentan la tri­
somía del 18 generalmente mueren antes
de cumplir un año. Las anormalidades cro­
mosómicas, incluidas las trisomías, son
seguramente muy comunes, y mientras
que algunas son letales –la estimación
actual es de que hasta el 20 por ciento de
las concepciones terminan en abortos
espontáneos y que en más o menos la
mitad de ellas existe algún tipo de aberra­
ción cromosómica–, otras tienen poco o
116
ningún efecto. Las alteraciones pueden ser
menos drásticas que la pérdida o ganancia
de un cromosoma completo y pueden
implicar reordenamientos de segmentos
dentro de un cromosoma o la transferencia
de una parte de un cromosoma a otro. Si ha
habido una pérdida o ganancia neta de
material genético, entonces, como en el
caso de un cromosoma completo extra, el
desequilibrio resultante será probablemen­
te dañino. Por desgracia, los análisis cito­
lógicos normales de los cromosomas feta­
les pueden detectar solamente grandes
desequilibrios, y sin embargo, incluso los
más pequeños pueden tener efectos devas­
tadores.
DIAGNÓSTICO PRE­IMPLANTACIÓN
El diagnóstico preimplantatorio permi­
te una intervención antes del reconoci­
miento clínico del embarazo y evitar por lo
tanto la interrupción clínica del mismo.
Esto lo convierte en una opción atractiva
para las parejas que no pueden resolver su
conflicto ético con el aborto o que tienen
un riesgo excepcionalmente alto para un
trastorno genético. Combinando dos tec­
nologías vanguardistas –la fertilización in
vitro (FIV) y el diagnóstico del ADN basado
en la PCR– es posible analizar la situación
genética de un embrión antes de ser
implantado en el útero de una mujer y
empezar su desarrollo. Después de la ferti­
lización in vitro, los productos de la con­
cepción se cultivan en el laboratorio hasta
que cada óvulo fertilizado se ha dividido
tres o cuatro veces produciendo un con­
junto de ocho a dieciséis células. Se toman
una o dos células de cada uno para extraer
ADN y se utiliza la PCR para amplificar las
secuencias relevantes, todo ello con objeto
de determinar en cada caso si hay o no
alguna mutación. La capacidad que tiene la
PCR de amplificar cantidades mínimas del
ADN que se intenta localizar es la que hace
que sea posible este método de diagnósti­
co precoz. Los padres tienen entonces la
libertad de implantar sólo los embriones
que son negativos para la enfermedad
genética.
Las primeras pruebas diagnósticas
preimplantacionales se realizaron en 1989
para examinar el sexo del feto, una infor­
mación muy importante cuando el riesgo
An. Sist. Sanit. Navar. 2008 Vol. 31, Suplemento 2
ENFERMEDADES DE BASE GENÉTICA
es padecer una enfermedad ligada al sexo.
Una madre portadora puede seleccionar
exclusivamente embriones femeninos par­
tiendo de la base de que no padecerán la
enfermedad, aunque puedan ser portado­
ras. El diagnóstico preimplantacional
puede ampliarse más allá de la simple
determinación del sexo, con el objetivo de
llegar a detectar mutaciones específicas.
En nuestra cultura, la biología repro­
ductiva humana parece ser una fuente ina­
cabable de polémica, y es seguro que cual­
quier procedimiento que implique manipu­
lación de embriones humanos con cual­
quier propósito se convertirá en foco de
controversia. El diagnóstico preimplanta­
cional no ha sido una excepción. Dejando a
un lado las consideraciones éticas, el pro­
cedimiento sigue teniendo hoy por hoy dos
inconvenientes principales: exige un alto
grado de compromiso de la pareja a la que
se le realiza y, como todas las variantes de
la fertilización in vitro es muy caro. El diag­
nóstico preimplantacional tiene el poten­
cial de convertirse en un arma importante
en la batalla contra la enfermedad genética
y la discapacidad en familias con historia
previa de una enfermedad hereditaria
determinada.
¿ES POSIBLE UN TRATAMIENTO?
Muchas de las enfermedades genéticas
aparecen con una desconsoladora frustra­
ción: sabemos lo suficiente como para
diagnosticarla, quizá para eludirla, pero no
para tratarla. Afortunadamente, existen
algunos casos en los que el conocimiento
genético nos ha hecho avanzar en el cami­
no, aportando terapias que curan. Pero,
por desgracia, pocos remedios resultan
sencillos y efectivos como el de la fenilce­
tonuria, enfermedad en la que los afecta­
dos pueden recobrar una vida normal con
unas pocas restricciones en la dieta.
Demasiado a menudo los trastornos
genéticos diezman las células de un tejido
concreto: los músculos en la enfermedad
de Duchenne, las células nerviosas en el
Huntington y el Alzheimer, no existiendo
una solución fácil para este tipo de dete­
rioro insidioso. Existe una posibilidad real
de que en un futuro seamos capaces de tra­
tar ese tipo de enfermedades usando célu­
An. Sist. Sanit. Navar. 2008 Vol. 31, Suplemento 2
las madre. Muchas de las células del cuer­
po sólo son capaces de reproducirse a sí
mismas –una célula hepática, por ejemplo,
sólo produce células hepáticas–; pero las
células madre pueden generar una varie­
dad de tipos especializados de células. En
el caso más sencillo, un óvulo recién fecun­
dado –la célula madre con el máximo
potencial–, originará en último extremo
cada uno de los doscientos dieciséis tipos
de células humanas reconocidas. La mane­
ra más natural de encontrar células madre
es en los embriones; también se pueden
encontrar en los adultos, pero esas células
suelen carecer de la habilidad embrionaria
para diferenciarse en cualquier tipo de
célula. Comenzamos ahora a entender
cómo inducir a las células madre para que
produzcan un tipo de célula específico y
algún día será posible compensar con célu­
las nuevas las pérdidas de células en el
cerebro de las personas con Huntington o
Alzheimer, pero queda mucho camino por
recorrer. Pasarán unos diez años antes de
que nos encontremos en situación de apli­
car adecuadamente el posible valor tera­
péutico de las células madre. Actualmente
la restrictiva legislación a nivel mundial
está obstaculizando los esfuerzos para
desarrollar esta tecnología potencialmente
valiosa, debiéndose reconocer, por otra
parte, la necesidad de poner ciertos límites
a la manipulación genética.
En el momento actual no es posible
reemplazar en una enfermedad genética el
total de las células alteradas mediante la
terapia con células madre, pero sí que
puede reemplazarse una proteína ausente.
El tratamiento de muchas enfermedades
no combate la raíz genética de la enferme­
dad, pero minimiza el efecto de la muta­
ción aportando al paciente la proteína vital
que el gen alterado no puede aportar. Evi­
dentemente es posible y eficaz enderezar
la anomalía genética a través de recurso
bioquímico, pero incluso considerando la
notable eficacia de los métodos recombi­
nantes, los tratamientos son caros y supo­
nen una gran dependencia del sistema
sanitario. Por eso hace tiempo que los
genetistas sueñan con una forma práctica
de resolver el problema más que de com­
pensar sus efectos. El tratamiento ideal de
una enfermedad genética sería hacer algún
117
D. González­Lamuño y otros
tipo de modificación genética que permi­
tiera corregir los genes que causan el pro­
blema y que esa corrección durara de por
vida. Hay dos procedimientos, al menos en
principio: terapia génica en células somáti­
cas, mediante la cual se modificarían los
genes de las células del cuerpo del pacien­
te; y terapia génica en línea germinal,
mediante la que se modificarían los genes
de los espermatozoides o de los óvulos del
paciente, evitando la transmisión de la
mutación dañina a la generación siguiente.
implantación (diagnóstico pre­implantato­
rio), e incluso es posible obtener informa­
ción antes de su concepción (biopsia del
primer cuerpo polar) y no sólo eso, sino
que se puede obtener material genético
fetal sin procedimientos invasivos para el
feto (células fetales en sangre materna,
mucus transcervical). Merece la pena, por
tanto, repasar aunque sea brevemente
estos avances y su posible repercusión en
relación a las enfermedades que causan
grave discapacidad.
Este tipo de soluciones teóricas a los
estragos causados por los defectos genéti­
cos puede parecer obvio, pero la idea de la
terapia génica no ha sido recibida con
demasiado entusiasmo ni por los profesio­
nales ni por la población. La reacción no es
del todo sorprendente: una cultura preocu­
pada por la modificación de una planta de
maíz es de esperar que esté en contra de
personas transgénicas –o de seres huma­
nos modificados genéticamente, si se pre­
fiere– a pesar de los potenciales beneficios.
En la terapia génica somática, el efecto de
ese daño puede ser limitado; pero en la
terapia génica germinal existe la posibili­
dad de producir de forma accidental indi­
viduos deficientes. Incluso sus defensores
no sugerirían que este tipo de procedi­
miento se lleve a cabo hasta que nuestras
técnicas no sean lo suficientemente bue­
nas como para confiar en que no se causa­
rá ningún daño inadvertidamente. No obs­
tante, la controversia es por ahora pura­
mente académica, pues la terapia génica
germinal está muy por encima de nuestras
posibilidades técnicas, y hasta que no esté
a nuestro alcance, deberíamos concentrar­
nos en conseguir que la terapia génica
somática se convierta en una herramienta
poderosa por sí misma 15.
La tecnología para el diagnóstico avan­
za más velozmente que las posibilidades
terapéuticas, pero esto no significa que la
terapia in útero no sea objetivo para la
medicina. La terapia génica fetal cierta­
mente está en fase experimental en mode­
los animales pero desde el punto de vista
teórico tiene características interesantes:
posibilidad de dirigirla a células madre en
expansión y a órganos o sistemas celulares
que serán inaccesibles más adelante, con­
ferir una expresión estable del gen y evitar
la sensibilización inmunitaria frente al pro­
ducto transgénico. La investigación en
modelos animales dará lugar además a
nuevas aproximaciones al conocimiento de
la biología del desarrollo.
EL DIAGNÓSTICO PRENATAL COMO
CAMINO PARA NUEVAS OPCIONES
TERAPÉUTICAS
Los procedimientos para detectar tras­
tornos genéticos en reproducción humana
son cada vez más variados y más precoces
y el feto es cada vez más accesible, no sólo
para el diagnóstico precoz sino también
para el tratamiento. De hecho puede acce­
derse al embrión incluso antes de su
118
Aún así, el diagnóstico genético pre­
implantatorio elimina embriones, puesto
que los diagnosticados afectados no son
implantados. La única manera de evitarlo
sería establecer el diagnóstico en gametos
(oocitos y espermatozoides) antes de la
fertilización, es decir, hacer un diagnóstico
preconcepcional, con lo cual se eliminan
los gametos con el defecto genético.
EXPECTATIVAS EN LA PREVENCIÓN
Y TRATAMIENTO
Existen pocas medidas de prevención
de las enfermedades genéticas, fuera del
consejo genético para evitar embarazos de
alto riesgo o la detección antenatal de los
individuos afectados. Los controles de
salud durante el embarazo y el acceso a las
técnicas de diagnóstico prenatal son las
únicas medidas eficaces. El diagnóstico
precoz del caso índice, además de condu­
cir al inicio de programas de atención opti­
mizados y el acceso a posibles medidas
terapéuticas, conlleva siempre la posibili­
An. Sist. Sanit. Navar. 2008 Vol. 31, Suplemento 2
ENFERMEDADES DE BASE GENÉTICA
dad de establecer opciones preventivas
para la familia, en primer lugar mediante el
consejo genético, que suele hacerse exten­
sivo, previo consentimiento de los padres,
a otros miembros de la familia, de manera
que cada caso suele desencadenar lo que
se denomina un cribado en cascada, empe­
zando por la búsqueda de los pacientes
todavía asintomáticos (si van a beneficiar­
se con ello de una mejora en su calidad de
vida) y la de heterocigotos, que es muy
relevante, especialmente en las enfermeda­
des ligadas al cromosoma X. El consejo
genético contemplará asimismo la informa­
ción sobre las opciones reproductivas,
incluyendo las posibilidades de la técnica
de reproducción asistida a las que nos
hemos referido.
No cabe duda de que en el futuro el tra­
tamiento genético será el tratamiento de
elección en un número cada vez mayor de
casos de problemas genéticos, pero por el
momento las dificultades técnicas deriva­
das de la necesidad de encontrar mejores y
más seguros vectores han retrasado el
ritmo de incorporación de estas opciones
terapéuticas más de lo previsto. La terapia
génica somática mediante administración
del gen deficiente ya sea con técnicas in
vivo, administrando el ácido nucleico tera­
péutico mediante un vector de empaqueta­
miento, o ex vivo, administrando mediante
células del propio paciente previamente
extraídas y manipuladas, está particular­
mente indicado en los casos de deficiencia
de un enzima catalítico, donde una peque­
ña recuperación de la actividad enzimática
puede restaurar la normalidad terapéutica.
La manipulación de la expresión genética y
la inhibición de la síntesis del DNA anormal
representan estrategias alternativas que
seguramente mejorarán el pronóstico de
muchas enfermedades, pero en la actuali­
dad no pueden ser tenidas en cuenta como
tratamiento de los pacientes con enferme­
dades genéticas complejas.
Ambos, la prevención y el tratamiento
eficaz, forman parte de los principales
objetivos médicos de cualquier enferme­
dad, y por tanto afectan a las enfermeda­
des de base genética, teniendo en cuenta
las limitaciones que la terapia génica tiene
hasta la fecha. Señalamos de nuevo la nece­
sidad de profundizar en los mecanismos
An. Sist. Sanit. Navar. 2008 Vol. 31, Suplemento 2
últimos que condicionan la discapacidad
intelectual de personas con enfermedades
genéticas complejas, en las que están afec­
tados de forma simultánea y permanente
diferentes genes o regiones genéticas regu­
ladoras del desarrollo o de las respuestas
del individuo ante situaciones ambientales
determinadas, y sobre las que podían
implementarse medidas más realistas que
las basadas en el intercambio de genes.
Resulta asimismo necesario que los médi­
cos responsables de los pacientes con
enfermedades de base genética posean los
conocimientos y habilidades suficientes
para poder establecer las medidas tera­
péuticas generales, que permitan la super­
vivencia de los pacientes sospechosos de
padecer una enfermedad mejorable desde
el punto de vista médico, como son los
errores congénitos del metabolismo; orga­
nizar el tratamiento sindrómico más ade­
cuado en función del perfil clínico y bio­
químico del niño, conocer las posibilida­
des terapéuticas de los enfermos de cuyo
cuidado general es responsable y ser capaz
de prevenir, y detectar en su caso, las
situaciones de riesgo para cada enferme­
dad. Todo ello, con el objetivo de lograr
que el enfermo puede llevar una vida lo
más normal posible, debidamente integra­
do en su medio familiar, escolar o laboral.
DISECCIÓN DE LOS SÍNDROMES
GENÉTICOS
Muchas de las enfermedades a las que
nos hemos referido son “simples” desde el
punto de vista genético: están causadas
por una mutación en un único gen y el
entorno no influye en si padecerá o no la
enfermedad. La situación es mucho más
complicada en el caso de la mayoría de las
enfermedades ligadas al desarrollo condi­
cionantes de discapacidad intelectual, las
cuales pueden ser desencadenadas por
una combinación de factores hereditarios
y ambientales, fundamentalmente factores
prenatales. Pero incluso en las enfermeda­
des complejas, hay unos cuantos genes
específicos como los factores de regula­
ción transcripcional, que, con independen­
cia del ambiente, tienen un efecto decisivo
y sobre las que es necesario investigar.
119
D. González­Lamuño y otros
Analizaremos a continuación alguno de
los aspectos que consideramos relevante
desde el punto de vista que hemos deno­
minado de “disección de la lesión genéti­
ca”. La pérdida de una región cromosómica
condiciona que un individuo tenga una
única copia de una porción del genoma,
con la consiguiente hemicigosidad o
haploinsuficiencia para uno o varios locus
genéticos. Las consecuencias clínicas
dependen del tamaño de la zona perdida y
del número y función de los genes conteni­
dos en ella. Las pérdidas de información
genética pueden ser nuevas (de novo) o
pueden ser hereditarias como consecuen­
cia de una mala segregación de una traslo­
cación balanceada en sus progenitores.
Además de las pérdidas de material genéti­
co (deleciones) que son fácilmente detec­
tables mediante estudios citogenéticos, las
nuevas técnicas de cariotipado de alta
resolución y técnicas de citogenética per­
miten identificar mínimas pérdidas de
material en un porcentaje significativo de
pacientes con síndromes únicamente reco­
nocibles desde el punto de vista clínico
hasta hace pocos años, al presentar pérdi­
das submicroscópicas de material genéti­
co. Asimismo, en muchas enfermedades
metabólicas el desarrollo de las técnicas
de análisis genético ha permitido mejorar
el diagnóstico, especialmente el diagnósti­
co prenatal y de portadores, al poder
determinar con rapidez, precisión y fiabili­
dad si un individuo porta un alelo mutante.
El análisis genético también puede aplicar­
se en la predicción de la evolución clínica y
en la orientación del tratamiento, ya que,
en algunos casos, se ha podido relacionar
la mutación con el grado de severidad de la
enfermedad.
La pérdida de la región cromosómica o
defecto cromosómico asociado con cada
síndrome, aunque sea submicroscópica,
contiene múltiples genes y es esperable
que las manifestaciones clínicas que clási­
camente definen el síndrome sean el resul­
tado de la pérdida de los diferentes genes
situados en la misma región cromosómica.
Clínicamente, estas enfermedades se
caracterizan por anomalías de múltiples
sistemas y cada uno de ellos se ha podido
asociar a defectos citogenéticos o molecu­
lares en un elevado porcentaje de pacien­
120
tes. No es probable que todos y cada uno
de los genes afectados por el defecto gené­
tico juegue un papel importante en las
manifestaciones mayores de cada fenotipo
clínico o síndrome, por tanto, sería más
apropiado definir cada uno de estos sín­
dromes como una condición en la cual
numerosos genes contiguos pueden tener
un efecto dependiente de dosis, entre los
que un mínimo número contribuye a las
características propias del fenotipo. Algu­
na de estas enfermedades pueden final­
mente ser definidas por un defecto en
único gen cuando se analicen todos los
genes en la región afectada, abriendo nue­
vas perspectivas terapéuticas11.
Hay estudio del perfil metabólico
Para iniciar la investigación diagnósti­
ca, el nivel genético es útil como punto de
partida para enfermedades con caracterís­
ticas clínicas muy bien definidas y lo bas­
tante específicas como para obtener el
diagnóstico. Debemos, sin embargo, tratar
de avanzar y aproximarnos al diagnóstico
metabólico o de la función de los déficits
genéticos. El diagnóstico molecular de las
enfermedades hereditarias puede ser abor­
dado desde un nivel genético, analizando
el producto génico o proteína alterados,
pero también desde las vías metabólicas
afectadas a través de la determinación de
metabolitos relevantes. Una vez considera­
do que la terapia génica a día de hoy no es
una opción terapéutica al alcance de los
pacientes que sufren una enfermedad de
base genética, debemos establecer estrate­
gias de investigación en busca de nuevas
opciones terapéuticas. Cuando carecemos
de recursos de tratamiento específicos o el
cuadro clínico que motiva una investiga­
ción molecular es poco específico, convie­
ne alejarse del gen, siendo a menudo la
mejor aproximación a nivel metabólica con
el fin de obtener información acerca del
funcionamiento de muchos genes a la vez.
La identificación de un perfil metabólico en
un paciente concreto y en una situación
determinada permitirá además reconocer
los cambios biológicos que aparecen tras
los tratamientos establecidos, tanto farma­
cológicos como psicoeducativos. Es de
suponer que un cambio conductual como
resultado de un programa de intervención
An. Sist. Sanit. Navar. 2008 Vol. 31, Suplemento 2
ENFERMEDADES DE BASE GENÉTICA
se acompañe de cambios biológicos que
pudieran objetivarse de algún modo
mediante la monitorización de perfiles
metabólicos determinados. La importancia
de la detección precoz de muchos de estos
déficit radica en que el diagnóstico y trata­
miento adecuado en periodos críticos del
desarrollo modifica la historia natural de
las mismas evitando afectación severa de
los individuos que las padecen 16.
GENÉTICA DEL COMPORTAMIENTO
Algunos de los descubrimientos más
importantes y recientes sobre comporta­
miento están relacionados con la genética.
Así, por ejemplo, el autismo es un trastor­
no raro pero grave en la infancia. Los niños
autistas se retraen socialmente, no tienen
contacto físico o visual, con un marcado
déficit de comunicación y un comporta­
miento estereotipado. Hasta la década de
los ochenta, se pensaba que el autismo
tenía una causa ambiental o infecciosa, un
rechazo de los padres o una lesión cere­
bral. Estudios genéticos realizados compa­
rando el riesgo de gemelos idénticos
(monocigóticos), los cuales son genética­
mente iguales (como clones), y gemelos
dicigóticos mellizos, que sólo tienen la
mitad de su dotación genética en común,
han señalado una notable influencia gené­
tica. Si un miembro de la pareja de gemelos
monocigóticos (MZ) es autista, el riesgo de
que el otro gemelo sea autista es del 60%.
En el caso de los mellizos o gemelos dici­
góticos (DZ), el riesgo es del 10%. Se ha
emprendido una serie de estudios de gené­
tica molecular con el fin de identificar
genes individuales que contribuyan a la
susceptibilidad genética de padecer autis­
mo.
La investigación genética del comporta­
miento no sólo demuestra la importancia
de la genética en este campo, sino que va
mas allá y nos permite plantear cuestiones
acerca de cómo los genes influyen en el
comportamiento. En este sentido, ¿varía la
influencia genética durante el desarrollo?;
consideremos la habilidad cognitiva por
ejemplo. Se podría pensar que las diferen­
cias ambientales irían aumentando a lo
largo de nuestra vida mientras que las dife­
rencias genéticas podrían ser menos
importantes. No obstante, la investigación
An. Sist. Sanit. Navar. 2008 Vol. 31, Suplemento 2
genética demuestra justo lo contrario; la
influencia genética en la habilidad cogniti­
va crece a lo largo de la vida de un indivi­
duo, alcanzando niveles en las últimas eta­
pas de la vida tan importantes como la
influencia que tienen los factores genéticos
en la estatura. Este descubrimiento consti­
tuye un ejemplo del análisis genético del
desarrollo.
El éxito escolar y los resultados de las
pruebas que se realizan en la escuela están
influidos casi en igual manera por la gené­
tica como lo están los resultados de los
tests de capacidades cognitivas tales como
los tests de inteligencia (CI). Aún más inte­
resante, el considerable solapamiento que
se produce entre dicho éxito escolar y la
capacidad de realizar bien los exámenes es
casi todo de origen genético y éste sería un
ejemplo de lo que se denomina análisis
genético multivariante.
La investigación genética también está
cambiando el modo de pensar acerca del
ambiente. Por ejemplo, se suele pensar
que el crecer en el seno de una misma fami­
lia hace que los hermanos y hermanas sean
psicológicamente parecidos. Sin embargo,
en la mayoría de los aspectos y trastornos
del comportamiento, es la genética la que
explica la similitud entre hermanos. Aun
cuando el entorno es importante, las
influencias ambientales hacen que los her­
manos que crecen dentro de la misma fami­
lia sean diferentes, y no iguales. Este tipo
de investigaciones ha desencadenado una
explosión de estudios del ambiente que
buscan las razones ambientales por las
cuales los hermanos de una misma familia
son tan diferentes.
AVANCES MOLECULARES Y
FARMACOGENÉTICA
El desarrollo espectacular de la Biolo­
gía Molecular durante los últimos años ha
conducido, no sólo al conocimiento a esca­
la molecular del funcionamiento normal de
los procesos que mantienen la vida, sino
también al entendimiento del origen de
ciertas enfermedades cuya etiología no
sería posible conocer de otro modo. Es
cierto que la Bioquímica, mediante el estu­
dio del metabolismo y de las enzimas que
lo regulan, ha abierto el camino, acuñando,
121
D. González­Lamuño y otros
incluso, términos tales como “enzimopatí­
as” o “errores del metabolismo”, sobre los
que hoy se sostiene la Patología Molecular.
Sin embargo, han sido las técnicas de bio­
logía molecular las que han dado el impul­
so definitivo para el desarrollo de la Pato­
logía Molecular, que ha permitido acercar­
se directamente al genoma para buscar
con detalle el origen molecular de las
enfermedades. Así, las técnicas de biología
molecular permitieron, primero, localizar
las enfermedades en sus respectivos cro­
mosomas y, más tarde, la descripción for­
mal de las mutaciones implicadas.
La identificación de la etiología molecu­
lar de las enfermedades está lejos de tener
un interés puramente académico. El cono­
cimiento de las mutaciones individuales ha
dado paso a nuevas a disciplinas como la
“farmacogenética” que intenta diseñar fár­
macos específicos a la idiosincrasia genéti­
ca de cada enfermo. Este diseño “a medi­
da” de los fármacos requiere un conoci­
miento profundo de los genes implicados
en la enfermedad, así como de sus posibles
polimorfismos o variantes genéticas que
condicionan un fenotipo individual para
cada enfermedad. Por consiguiente, es
necesario desarrollar al máximo la Patolo­
gía Molecular con objeto de llevar a cabo,
no sólo el diagnóstico preciso de la enfer­
medad, sino también el diseño de la estra­
tegia de su posible curación basada en el
conocimiento íntimo de los genes implica­
dos, ya sean genes afectados o “sanos”. En
el futuro, pues, la Patología Molecular no
se limitará al mero estudio del gen o los
genes responsables de la enfermedad, sino
que necesitará la localización de los poli­
morfismos de otros genes de cuya interac­
ción con el gen o genes afectados depende
el grado de morbilidad de la enfermedad17.
PERSPECTIVAS FUTURAS EN EL
ANÁLISIS MOLECULAR
Es virtualmente imposible el conoci­
miento de todos los síndromes y enferme­
dades genéticas, pero como hemos señala­
do, es necesario aproximarse a los posi­
bles defectos genéticos que condicionan
una enfermedad para diseñar estrategias
preventivas y terapéuticas. En este senti­
do, el manejo de diversos catálogos y
122
bases de datos facilita la búsqueda de
genes responsables de enfermedades y
pueden ser la clave para definir diversas
entidades patológicas.
En la actualidad, aunque disponemos
de importantes fuentes bibliográficas para
la búsqueda de genes responsables de
enfermedades y se conoce la metodología
adecuada para identificar en muchos casos
dichos genes, en la práctica resulta com­
plejo y muy costoso obtener el diagnóstico
molecular de la mayoría de las enfermeda­
des genéticas. Habitualmente deberemos
recurrir a laboratorios de referencia para
este fin y puede ser muy difícil obtener un
diagnóstico molecular en aquellas enfer­
medades en las que el procedimiento no
esté estandarizado. No obstante, en el
momento actual asistimos al desarrollo
tecnológico de las denominadas microma­
trices de ADN, que significarán en un pró­
ximo futuro una excelente herramienta
para obtener diagnósticos más rápidos y
exactos de muchas enfermedades, así
como para facilitar la individualización de
los tratamientos clínicos. Las micromatri­
ces o microchips de investigación genotípi­
ca, capaces de identificar simultáneamente
miles de rasgos moleculares, pueden tener
aplicaciones muy diversas que van desde
la comparación de genes de organismos
diferentes (por ejemplo, en la búsqueda de
claves sobre la historia de la evolución de
los organismos, o la comparación de genes
en modelos animales de disfunción cogniti­
va) hasta la comparación de los genes de
candidatos a participar en los procesos
cognitivos de individuos “normales” y
“deficientes”, en busca de sutiles diferen­
cias de composición o número de genes, e
incluso permitir identificar defectos cogni­
tivos a nivel molecular.
Como comentario final, podemos aña­
dir que, aunque para la mayoría de los ciu­
dadanos en general, y los médicos en par­
ticular, ni la genética molecular ni la biolo­
gía molecular o celular han intervenido ni
intervienen en la práctica clínica del día a
día, a medida que mejore nuestra com­
prensión de las células y del organismo
entero gracias a los avances en el conoci­
miento y el desarrollo tecnológico, los
médicos podrán diagnosticar con mayor
precisión, indicar terapias más depuradas
An. Sist. Sanit. Navar. 2008 Vol. 31, Suplemento 2
ENFERMEDADES DE BASE GENÉTICA
(incluidas probablemente las genéticas) y
ajustar sus tratamientos a las característi­
cas constitucionales y al estado fisiológico
real de cada paciente. Esta explosión de
conocimiento e información ha sido desen­
cadenada por una serie de avances tecno­
lógicos y avivada por el progreso del Pro­
yecto Genoma Humano. La conjunción del
arte de la medicina y de la precisión de la
ciencia ha modelado una nueva disciplina
–medicina molecular– que vislumbra el
control de muchos aspectos de las enfer­
medades de base genética, siendo la Biolo­
gía Molecular el paradigma de la práctica y
de la enseñanza médicas. Sería una magní­
fica herencia para la medicina del futuro
que hacia el año 2020, las instituciones
sanitarias dispusieran de múltiples mode­
los del estado molecular de sus pacientes y
simulaciones virtuales que podrían actuali­
zarse constantemente, que aporten nuevos
niveles de comprensión en el campo de la
biología molecular y celular, y de este
modo poder prevenir aquellas enfermeda­
des discapacitantes de base genética
mediante la anticipación en el caso de
padres portadores de mutaciones determi­
nadas, identificación temprana de los indi­
viduos con riesgo o mediante el diseño de
estrategias terapéuticas específicas aplica­
das de manera precoz. La medicina mole­
cular introducirá en el contrato clínico una
forma sin precedentes de pronóstico; jui­
cio que jugará un papel protagonista en
numerosas situaciones como es la identifi­
cación posible de alteraciones genéticas
en las primeras etapas del desarrollo
embrionario y que se vislumbra, en pocos
años, como un estudio de rutina.
Nos enfrentaremos a la difícil definición
del estado creado por la presencia de tales
genes “defectuosos” que identifica un esta­
do que podríamos denominar de suscepti­
bilidad, predisposición, propensión, procli­
vidad, riesgo potencial o probabilidad. Inde­
pendientemente del término elegido para
designar una situación concreta en cada
individuo, la información genética implica la
toma de decisiones que pueden afectar la
viabilidad de un embrión con un gen deleté­
reo para su futuro como adulto, o cómo
manejar la información que afecta a un
paciente o a sus familiares, respecto al ries­
go de sufrir una enfermedad discapacitante
An. Sist. Sanit. Navar. 2008 Vol. 31, Suplemento 2
–más o menos grave, en un momento u otro
de su vida–, con alguna probabilidad en
algunos casos y en otros casos con certeza.
CONSEJO GENÉTICO
La meta final de la detección de un sín­
drome hereditario y de la determinación
de un test genético es la realización de un
adecuado consejo genético, en el caso que
esto sea posible. Pero, ¿qué es realmente el
consejo genético? Una definición posible
sería la de “proceso por el cual se informa
a los pacientes, y familiares del mismo, de
la posibilidad de padecer una enfermedad
hereditaria, de la posibilidad de transmitir­
lo a las siguientes generaciones, de las
medidas preventivas y terapéuticas que se
pueden realizar así como de la posibilidad
de realizar un test genético”. Efectivamen­
te, el consejo genético no engloba obliga­
toriamente la realización de un test genéti­
co (de hecho, en muy pocos casos podre­
mos realizarlo y, en menos casos todavía,
la información será lo suficientemente
clara como para que podamos tomar algu­
na decisión en función del resultado).
La función de la consulta de consejo
genético18 es la valoración del riesgo que
existe en una determinada familia con cri­
terios de padecer una enfermedad heredi­
taria de que cada individuo de la misma
pueda padecer un determinado tipo de
enfermedad. Los avances moleculares de
los últimos años nos van a permitir realizar
estudios de mutaciones en alguno de estos
síndromes pero en otros casos no; en esta
segunda situación podremos hacer una
valoración aproximada del riesgo en fun­
ción de la historia familiar y los factores
exógenos a los que cada individuo de esta
familia se ve sometido.
Cuando ya se ha valorado este riesgo y
se comprueba que está por encima del asu­
mido por la población general se le deben
comentar a cada sujeto los beneficios y
perjuicios de conocer esta información,
tanto desde el punto de vista médico como
psicológico y social, así como las posibili­
dades de manejo de esta situación hacien­
do hincapié en las limitaciones de las mis­
mas. En el caso de que exista un test gené­
tico adecuado a ese caso en concreto,
deberemos explicar a la persona que con­
123
D. González­Lamuño y otros
sulta las posibilidades que existen de que
el resultado sea positivo, negativo o no
informativo, así como las implicaciones
que tendría cada una de ellas.
Si tras esta información el sujeto sigue
interesado en recibir consejo genético pro­
cederemos a realizar un test que suele con­
sistir en una extracción de sangre de
donde extraeremos el ADN linfocitario para
el estudio de mutaciones en el gen o genes
probablemente afectos. Previo a esta
extracción el paciente ha debido firmar un
consentimiento informado donde se reco­
gen varios puntos que van desde la infor­
mación específica sobre el test que se va a
realizar; las implicaciones del tipo de resul­
tado que se obtenga; las posibilidades de
que el test sea negativo, positivo o no infor­
mativo; las opciones de valorar el riesgo sin
necesidad de acudir a este tipo de pruebas;
la posibilidad de transmisión a la descen­
dencia; la fiabilidad técnica de la prueba; los
riesgos de distrés emocional; el riesgo de
implicaciones laborales o de seguros así
como de las limitaciones que presenta el
manejo médico de las mismas. Tras la firma
de dicho consentimiento se realiza la
extracción sanguínea y, tras un tiempo de
espera hasta obtener el resultado (en algu­
nos casos pueden ser varios meses), debe­
remos proceder a la comunicación del
mismo a las personas implicadas.
La comunicación de los resultados debe
ser un proceso al cual las personas que se
sometieron al test acudan voluntariamente;
se les explica a los sujetos que si realizan el
estudio son ellos los que nos tienen que lla­
mar para saber si el resultado ya está dis­
ponible y concertar una nueva cita para
comentar el mismo; esto es así porque en
algunos casos concretos, personas que se
habían realizado la prueba convencidas de
lo que hacían, valoran la situación de otra
manera con el paso de esos meses y deci­
den que no desean saberlo. Esta situación
es totalmente aceptable ya que ante todo
debe primar el principio de autonomía de
cada persona a conocer o no el resultado
sobre su información genética y, sobre
todo, porque la utilidad de estos tests en
algunos casos no está demostrada así
como que las medidas que podamos tomar
tampoco tienen una eficacia demostrada.
124
En cuanto a la forma de comunicar a las
personas que se han realizado los estudios
lo deseable es realizarlo con una entrevista
personalizada que bien se puede producir
con cada miembro de la familia por sepa­
rado o con todos en conjunto. Cada una de
las situaciones tiene sus pros y sus con­
tras; la información por separado conlleva
una discreción máxima sobre el resultado
de una persona en concreto y favorece el
que el sujeto nos manifieste todas sus pre­
ocupaciones o dudas. En cambio, cuando
informamos a toda la familia en grupo, pro­
bablemente esta facilidad para preguntar
se pierde pero ganamos el que todas las
personas reciben la misma información y
en el mismo momento, evitando errores de
interpretación que puedan conllevar
malentendidos en el seno familiar.
Un punto de máxima importancia a lo
largo de todo el proceso del consejo genéti­
co es la confidencialidad a la hora de reco­
ger los datos en la historia clínica, en el
lugar donde se guarda esta información, en
el manejo por parte del personal que traba­
ja con esta información, en la comunicación
de resultados y en las personas que tienen
acceso a los mismos. Este interés en guar­
dar la confidencialidad de toda la informa­
ción genética que manejamos implica que a
cada persona se le haga conocedor del
resultado de su estudio, y nada más que de
su estudio, aunque esto pueda implicar el
manejo de otras personas.
Las repercusiones psicológicas que el
acto del consejo genético puede tener es
un punto fundamental en este tipo de con­
sultas y, en algunos casos, va a requerir la
intervención de psicólogos especializados
en este campo. En este aspecto la valora­
ción psicológica no se debe ofrecer sólo a
las personas a las que no conseguimos
controlar su distrés ante la situación sino
que lo recomendable sería que toda perso­
na que se valora en una Unidad de Consejo
Genético tenga una valoración por parte de
un profesional en este campo a lo largo de
todo el proceso del consejo genético, así
como en el seguimiento a largo plazo19,20.
Un punto de interés es el del consejo
genético en síndromes oncológicos que
afectan a niños (retinoblastoma, poliposis
colónicas, etc.). Salvo en estos síndromes
en los que el conocimiento de la situación
An. Sist. Sanit. Navar. 2008 Vol. 31, Suplemento 2
ENFERMEDADES DE BASE GENÉTICA
Tabla 1. Entradas en la base OMIM con fecha junio de 2008.
Autosómicos
* Gen con secuencia
conocida
Ligados al
Ligados al
Mitocondriales
cromosoma X cromosoma Y
Total
11.706
539
48
37
12.330
357
30
0
0
387
# Descripción fenotípica,
base molecular conocida
2.109
197
2
26
2.332
% Locus o fenotipo
mendeliano, base
molecular desconocida
1.479
137
5
0
1.621
Otros, fenotipos con
sospecha de base
mendeliana
1.942
140
2
0
2.084
Total
17.593
1.043
57
63
18.756
+ Gen con secuencia y
fenotipo conocidos
de portador va a conllevar unas medidas
preventivas que, en algunos casos, pueden
salvar la vida de ese niño, no se debe reali­
zar ningún test genético a los menores de
edad. El hecho de que no se conoce muy
bien hasta que punto las medidas que
podamos tomar son eficaces así como que
en la mayoría de los casos no se va a plan­
tear el inicio de medidas preventivas hasta
los 20­25 años así como el trastorno psico­
lógico que puede conllevar este tipo de
pruebas, apoya el no realizar estos tests
hasta que la persona no sea mayor de edad.
El final de todo consejo genético, entre
otras cosas, es el poder ofertar a los suje­
tos en estudio una serie de medidas pre­
ventivas que permitan reducir el riesgo de
aparición de una enfermedad genética can­
cerosa o, en el peor de los casos, su detec­
ción precoz.
BASES DE DATOS GENÉTICAS
La base de datos Mendelian Inheriance
in Man (MIM y su versión electrónica Onli­
ne Mendelian Inheriance in Man, OMIM) es
un registro de conocimiento sobre genes
humanos
y
trastornos
genéticos.
MIM/OMIM nació hace 41 años como un
catálogo de fenotipos clínicos mendelianos
(1.486 entradas en su primera edición) que
ha evolucionado hacia un catálogo de
genes mutantes humanos y enfermedades
genéticas. Constituye un punto de cone­
xión entre la unidad de expresión clínica y
An. Sist. Sanit. Navar. 2008 Vol. 31, Suplemento 2
la unidad genética. Esta conexión es parti­
cularmente importante para la genética
médica porque la definición de la lesión
molecular o mutación permite un diagnós­
tico específico del fenotipo. Este catálogo
ha ido en progresión y con fecha de junio
de 2008 incluye 18.756 entradas, de las cua­
les 2.332 se corresponden con fenotipos
bien descritos y bases moleculares conoci­
das (Tabla 1). Estos fenotipos se asocian
en su gran mayoría a enfermedades raras.
Podemos decir que a lo largo de los últi­
mos 40 o 50 años se ha ido definiendo la
biología de la enfermedad y de los modos
de enfermar sin precedente en la historia
de la medicina y de la humanidad12.
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126
DIRECCIONES ELECTRÓNICAS
1. GeneReviews; http://www.geneclinics.
org/: recurso de información pública
sobre genética médica (fenotipo, clasifi­
cación y genes de enfermedades genéti­
cas).
2. Human Genome Variation Society;
http://www.hgvs.org/mutnomen: portal
sobre la nomenclatura de las variacio­
nes de la secuencia del genoma.
3. Nacional Center for Biotechnology Infor­
mation, http://www.ncbi.nlm.nih.gov/:
portal de información en biología mole­
cular; NCBI crea bases de datos públi­
cas y desarrolla herramientas de análi­
sis de datos genómicos. Difunde infor­
mación biomédica e incluye un número
amplio de bases de datos como Pub­
Med relativo a bibliografía biomédica,
genes, mapas genéticos, proteínas,
estructuras moleculares, etc.
4. Online Mendelian Inheritance in Me ;
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/omim:
catálogo sobre genes humanos y enfer­
medades genéticas desarrollado por
Victor McKusick en la Universidad
Johns Hopkins en Baltimore, EE.UU.
desde 1967.
5. The Human Gene Mutation Database
HGMD’O, http://www.hgmd.cf.ac.uk/:
base de datos y registro de mutaciones
génicas humanas gestionada en Cardiff,
Reino Unido.
6. The Internacional HapMap Projec ,
http://www.hapmap.org/: soporte elec­
trónico del The International HapMap
Project; Mapa de polimorfismos SNPs y
haplotipos en cuatro poblaciones
humanas, caucasiana de origen euro­
peo, africana y oriental (china y japone­
sa). Ayuda a los investigadores a encon­
trar genes asociados a enfermedades
humanas y respuesta a fármacos.
7. Portales informativos sobre enfermeda­
des raras y asociaciones de enfermos y
familiares, Federación Española de
Enfermedades Raras: http://www. enfer­
medades­raras.org/, European Organi­
sation of Rare Diseases http://www.
eurordis.org/, Oficina Norteamaricana
de los National Health Institutes
http://rarediseases.info.nih.gov/.
An. Sist. Sanit. Navar. 2008 Vol. 31, Suplemento 2
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