Teoría Sintética

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Hacia la Teoría Sintética de la Evolución
Pero faltaba un paso más. Faltaba comprender los mecanismos de la herencia;
de la selección sexual que supone (como Darwin lo había visto) la selección
natural.
Este paso lo dio Mendel. Sus hoy célebres “leyes de la herencia” explican
como los caracteres hereditario (que hoy llamamos genes) se transmiten de
generación en generación.
GREGOR MENDEL (1822 – 1844)
Monje austríaco, que con sus hibridaciones de guisantes estableció las bases
de la genética.
Propuso –por primera vez- la existencia de genes responsables de las
características heredadas.
Cada individuo recibe al nacer dos juegos genéticos: uno del padre y otro de
la madre.
Con la fecundación se produce una recombinación genética que garantiza a la
descendencia su carácter único y diferente respecto a sus progenitores.
De esta manera el sexo produce la diversidad y la diversidad es productora de
evolución.
Pero como mecanismo compensatorio de la variación que produce el
acoplamiento de los genes en la reproducción sexual, está su permanencia,
tanto en el individuo como en las generaciones.
Fue con el nacimiento y desarrollo de una nueva ciencia, la Genética, que se
pudieron diferenciar dos tipos de variaciones en los organismos: unas,
debidas a la influencia directa del medio o al ejercicio de ciertas funciones
que no se trasmiten por herencia; otras –denominadas mutaciones- que son
pequeñas modificaciones genéticas que se trasmiten hereditariamente.
Los genetistas aseguraban que eran sólo las mutaciones las responsables de la
evolución.
Pero entonces, ¿cómo actúa el mecanismo de selección natural que postularon
Darwin y Wallace?
Una explicación más amplia de todos los factores que intervienen en la
evolución la propone, hoy, la denominada Teoría Sintética de la Evolución.
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Esta es el resultado de los actuales avances de ciencias tales como
bioquímica, biología molecular, genética de poblaciones, etc.
Según la Teoría Sintética de la Evolución, los individuos de una población
están expuestos a una serie de mutaciones que se producen al azar y que se
recombinan también al azar gracias al flujo genético promovido por la
sexualidad.
En algunos casos estos cambios aleatorios capacitarán a los individuos para
aprovechar el ambiente de mejor forma que sus antepasados y dado que
quien se desarrolla y sobrevive no es el “aparato genético” sino el individuo
concreto, inserto en un medio, las condiciones del medio obrarán
seleccionando a quienes se “ajusten mejor” a él.
De este modo, algunos organismos verán privilegiados sus posibilidades de
supervivencia y procreación, mientras que en otros, estas posibilidades
disminuyen y acaban por extinguirse.
A su ves, el “aparato genético” por intermedio de las mutaciones y la
recombinación de los genes que se produce con cada recién nacido (el sexo es
el gran promotor de la diversidad de que se nutre la evolución) reobra sobre
el ambiente, conservando y reproduciendo los logros de la selección.
En síntesis, para la teoría Sintética de la Evolución, la Selección Natural es la
que dirige y orienta el proceso evolutivo.
Atenúa o acentúa los efectos del AZAR, y sobre la base de la riquísima
variabilidad genética individual, hace que poblaciones enteras se modifiquen
originando en su seno el nacimiento continuo de nuevas especies.
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