COMENTARIOS ACERCA DEL CASO CLINICO

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COMENTARIOS ACERCA DEL CASO CLINICO
Rita Pousa•
Los cuentos y la imaginación en la vida de Laura
uando Mary Lennox despertó esa mañana, encontró que había quedado
sola en el mundo. Una epidemia de cólera diezmó la villa hindú en
donde nació, matando a sus padres y al “ayah”, la niñera. No obstante,
la soledad no era algo desconocido para la niña, su madre no tenía mucho
tiempo, llevaba una intensa vida social, mientras que el padre estaba muy
enfermo y ocupado como para criarla.
Así llegó a la enorme y misteriosa casa de su tío lord Craven. Poco tiempo
después descubrió un jardín tapiado, abandonado y en ruinas. Pronto conoció
a Dickon el hermano de Marta, la mucama. El era un muchacho robusto,
campesino, nutrido no solo por el amor de su madre sino también por la
naturaleza que lo rodeaba. También encontró a Colin, su primo, un verdadero
tirano, cuya madre murió cuando él nació. Tan afectado estaba el Sr. Craven
por la repentina muerte de su amada esposa que abandonó al niño y enterró
las llaves del jardín que ella adoraba. Su hijo creció autodenigrándose, era
hipocondríaco, y sus rabietas atemorizaban a los sirvientes.
El exuberante jardín fue invadido por la vegetación, y estaba prohibido entrar
en él. Nadie podía recordar dónde estaba la puerta, hasta que un petirrojo
condujo a Mary al escondite de las llaves. Es en el jardín secreto, con la
ayuda de Dickon, donde Mary y Colin encuentran la salud física y espiritual.
Mientras exploran y cuidan el jardín, hallan en su imaginación, a la cual
Colin denomina “la magia”, el poder de transformar sus vidas.
Este es uno de los cuentos preferidos por Laura, “El jardín secreto”, cuya
autora Francis Hodgson Burnett hizo coincidir las estaciones del año, con
el crecimiento espiritual de los personajes. Mary llega a la casa en invierno,
descubre el jardín y comienza a cultivarlo. En primavera, los narcisos y el
azafrán florecen, como su cuerpo. Colin mejora notablemente y se cura. En
otoño los niños cosechan los frutos del esfuerzo; la salud y la felicidad.
• Psicoanalista. Profesora adjunta de “Psicología Adolescencia”, Carrera de Psicología
UCES; Supervisora en la Carrera de Especialización en Psicoanálisis con Niños UCES (en
convenio con APBA).
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CUESTIONES DE INFANCIA
Preparándose para salir
La pubertad siempre fue considerada por la medicina y algunas psicologías
como un hecho eminentemente biológico hormonal y secundariamente como
un desorden pasajero. En otros casos como un déficit o un padecimiento.
Para el psicoanálisis, el fenómeno adolescente, en toda su extensión no es
sino social, discursivo y estructurante de la subjetividad, le ocurre a gente
que habla cuyos cuerpos son bañados por el lenguaje.
En el Seminario VI “Subversión del sujeto y dialéctica de su deseo”, J. Lacan
afirma que en la infancia el primer despertar sexual deja un cheque en
blanco en el cual se inscribe aquello que puede ser dado más tarde, y que
el adolescente podrá utilizar en su salida exogámica. En la pubertad, por lo
tanto, se actualizan las marcas de la infancia.
¿Qué marcas recorre Laura a los 11 años?, ¿a qué recursos apelará ahora que
se ha enterado de que aquel quien creía era su padre no lo es? Ahora que su
cuerpo se transforma y su alma se conmueve con interrogantes acerca del
origen y el destino.
En sus aventuras los niños (personajes televisivos) mejicanos se preguntaban:
“¿Quién podrá salvarnos ahora (de la Bruja del 71 o de la “madre suficientemente buena” y protectora de Quico)?”, respondían con la magia y el juego
de un personaje heroico, el Chapulín Colorado. Laura es más reflexiva que
otros niños, está triste, la figura idealizada de los padres de la infancia está
siendo cuestionada y el proceso de duelo intenta abrirse paso.
De la soledad de la casa queda claro, disfruta de las lecturas acerca de lo
mágico, misterioso, de lo romántico del amor y de la cuestión religiosa. Ella
juega con la fantasía. Consideremos ahora las diferencias y similitudes entre
el jugar y el fantasear que se expresan en los cuentos y películas. También
es menester relacionar el juego y el trabajo, tanto por sus características así
como por sus funciones y el sentido que adquieren en la singularidad de este
caso. “La ocupación preferida y más intensa de un niño es el juego... Todo
niño que juega se comporta como un poeta, pues se crea un mundo propio
o, mejor dicho, inserta las cosas de su mundo en un nuevo orden que le
agrada”, de este fragmento de “El creador literario y el fantaseo (Freud, S.;
1908 [1907]) resalta el carácter placentero del juego que también se halla
presente en la creación poética y en la actividad del fantaseo. El adulto que
deja de jugar permuta el placer que obtenía por el placer de fantasear, puede
soñar despierto. Estos “ensueños diurnos” se diferencian del juego por no
estar apuntalados en objetos reales y, del mismo modo que los sueños nocturnos permiten la realización por vía de la desfiguración, de unos deseos que
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fueron reprimidos, las fantasías son cumplimiento de dichos deseos insatisfechos. En general, el contenido gira en torno de deseos ambiciosos, eróticos y
egoístas, cuyas raíces se encuentran en tendencias aún más inadmisibles para
el sujeto y universales, como son el incesto y el parricidio.
El placer estético que Laura encuentra en las creaciones artísticas “proviene de
la liberación de las tensiones del alma... el poeta nos habilita para gozar en
lo sucesivo sin vergüenza de nuestras propias fantasías”, Freud (1908 [1907]).
Ahora bien, los adultos a diferencia de los niños, suelen ocultar su actividad fantaseadora de la cual se avergüenzan y consideran como algo no permitido, no
solo por los deseos que afloran sutilmente en ellas, sino también porque se espera de ellos que actúen en el mundo real. Por lo tanto, las mociones que alientan
en los fantasmas se abrirán paso en el trabajo conjugándose con los mandatos
de la autoconservación y, si fuera posible, se permutará el antiguo placer infantil
que se ganaba en el juego y el fantaseo por el obtenido al trabajar.
La vida en la casa
La vida en la casa se torna para Laura en una fuente de placer. Para Estela
también, siempre vivió con sus padres y ahora la niña completa esa felicidad,
prefiere la paz del hogar antes bien que los avatares del trabajo y el encuentro
con otros. Además, está Pedro, su pareja actual, que llega solo de noche,
como para que su padre no se entere demasiado.
A Laura no se la priva de nada y menos de la presencia de su madre, al igual
que la mamá de Harry Potter, otorga “la máxima protección” constituyéndose,
en garante de su existencia. Son solo ellas dos Laura y Estela espejadas y
hermanadas en el seno del hogar protector.
Sin embargo, la angustia quiebra de pronto la armonía. El motivo de consulta
intentará devolver las cosas al estado idealizado anterior, la obtención de
“un certificado que corrobore el diagnóstico” evitaría la angustia de la salida,
pero nuevos motivos no permiten recobrar “la tranquilidad”. En realidad,
la necesidad de refugiarse en la casa comenzó mucho antes cuando Laura
tenía nueve años y Estela cuarenta y pico.
En el Proyecto de una psicología para neurólogos (1895) y en la “Metamorfosis
de la pubertad” (1905) S. Freud ubica en los ocho años el momento del surgimiento de una tensión inaugural de la segunda oleada de la sexualidad, apuntalada en modificaciones drásticas de la fuente pulsional. Laura como todo
púber, queda frente a una situación inasimilable cuyo sentido se le presentará
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con posterioridad, mientras que Estela tendrá que dar cuenta del paso del
tiempo, entre otras cosas. La niña está creciendo y ella declinando.
Se ha producido una diferencia inquietante entre las dos. La aparición
de Pedro comienza a mellar la díada “fraterna” y a poner en cuestión las
relaciones endogámico-incestuosas de la familia. Los sentimientos de
vergüenza se presentan con consecuencias inhibitorias, en la niña y en su
madre, como efecto del funcionamiento de los diques establecidos.
La lógica del clan familiar no admite la aparición de lo nuevo diferente,
creándose espacios de exterioridad vividos como peligrosos, prohibidos e
interiores amigables y posibles, lo cual impide a Estela y a Laura el establecimiento de lazos sociales duraderos y tiernos. En cuanto a la aceptación
de un límite a los goces familiares, la palabra de Pedro es escuchada como
“agresión emocional”, y desacreditada tanto por Estela como por sus padres.
Ese también es el destino de la palabra institucional. La escuela, el hospital,
el trabajo maltratan, son fuente de malestar y displacer.
Es en este contexto donde el “cheque en blanco” debe ser utilizado por Laura.
Aparece, entonces, cierta organización de la angustia a partir de las fantasías
que responden a los enigmas inseparables e insoportables de la sexualidad
y la muerte. Freud define a las fantasías como antepórticos defensivos. En la
adolescencia sirven como preparación para la acción. Una impresión actual
se liga en el presente a una circunstancia, que puede despertar vivencias
del pasado infantil en las que se cumplía un deseo, creando una situación
referida al futuro en la cual se cumpliría ese deseo. Los sueños también son
cumplimiento de deseos y guardianes del dormir.
Las fantasías de los relatos que Laura lee son útiles para comenzar a hacer
algo con la angustia, permitiéndole establecer cierto grado de anticipación.
Ellos muestran la hostilidad direccionada hacia los padres, mueren ya sea
por una epidemia, o asesinados por un vil poder. La aceptación de la falta
en la madre ubicada ahora en la serie de las mujeres sexuadas es una fuente
constante de angustia. La pareja parental se la supone en un goce al cual ella
no tiene acceso, quizá por eso permanece despierta por las noches cuando
su mamá recibe las visitas de Pedro, está atenta, ha descubierto que “los
papas no son ningunos santitos”. Los personajes están divididos en buenos
y malos de manera tajante, el diablo no existe sin Cristo, su deseo puede ser
castigado y toda su familia, porque “se casan entre ellos y todo eso”. Por otro
lado, siente que la cercanía a su madre corre peligro, por la intervención de
la educación ahora encarnada en la maestra domiciliaria, la aparición de su
padre biológico, de Pedro, por fin del analista.
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En el cuento y en los sueños puede imaginariamente matar a los padres de la
infancia, al mismo tiempo es notorio el esfuerzo por producir un padre que
regule, pero al reconocer al abuelo materno como padre, queda nuevamente
del lado de la endogamia y el incesto. Durante el sueño se presenta la misma
idea, produce un padre cruel que la quiere matar, casi hordálico. Esto hace
perder al sueño, su función de guardián del dormir y transformarse en
pesadilla que garantiza el alerta y el despertar.
A la luz de los comentarios acerca de la rica vida de fantasía y los recursos
simbólicos de Laura, quedan cuestionados nombres como “autismo borderline” o “fobia social” ya que tener en cuenta a la pubertad y a la adolescencia
como momento de reposicionamiento subjetivo habilita a pensar los diversos caminos que se abren para la joven frente a la angustia y establecer una
nueva perspectiva en la dirección de la cura.
Es necesario conocer que frecuentemente los púberes pasan por momentos de
seria inhibición o de actuación a fin de sostener el narcisismo infantil, frente
a las renuncias que se le imponen, ahora ya sea desde la instancia parental
o desde los deseos renovados junto a las nuevas posibilidades del cuerpo.
En este caso singular la vía simbólica está presente pero la operación de la
desmentida intenta inhabilitarla hallando soporte en la familia que favorece
las tendencias narcisistas incestuosas. Por otro lado, la proliferación de las
fantasías acompañadas de un monto de placer que las torne “hiperpotentes”
puede permitirle a Laura refugiarse en los síntomas de la neurosis o crearse
las condiciones para sufrimientos mayores. Por el contrario la aceptación
de las pérdidas en el narcisismo infantil podrían hacer lugar a relevos y
sustituciones, sirviéndose entonces de ciertos rasgos familiares ligados a la
creación artística.
La analista queda así posicionada ya no frente a la nominación diagnóstica,
que obtura la angustia, sino frente a la que se abre ante la posibilidad de ser, la
verdadera angustia subjetiva, que conocimos en nuestra propia adolescencia
y que hay que poder soportar junto a nuestros pacientes. Como la señora
Dickon no sabe demasiado acerca de las ciencias médicas para curar a los
niños, pero sí sabe acompañar al jardín para cultivar y ayudar a Laura a salir
y entrar del jardín secreto de sus sueños.
La señora Dickon ha sido amada, respeta las leyes del hogar en el que sirve,
no se apresura, escucha los deseos de los niños y sus fantasías, espera el
tiempo adecuado para la cosecha de los frutos, sabe cuándo llamarlos para
que desayunen o cuándo y cómo llevarlos para que tomen sus clases con el
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maestro. Ella, antes bien que obligarlos a su gusto, sabe que las medicinas
amargas se toman mejor con una cucharada de azúcar.
Primera Versión: 07/10/07
Aprobado: 14/11/07
Bibliografía
Freud, S.: (1897), “Manuscrito L [Mayo 2, 1897]”. En: Obras Completas,
Buenos Aires, Amorrortu Editores, Vol. 1.
Freud, S.: (1905d), “Tres ensayos de teoría sexual”. En: Obras Completas,
Buenos Aires, Amorrortu Editores, Vol. 7.
Freud, S.: (1908e [1907]), “El creador literario y el fantaseo”. En: Obras
Completas, Buenos Aires, Amorrortu Editores, Vol. 9.
Freud, S.: (1950a [1892-1899]), “Fragmentos de la correspondencia con
Fliess”. En: Obras Completas, Buenos Aires, Amorrortu Editores, Vol.1.
Hodgson Burnett, Francis: (1990), The secret Garden, HarperCollins.
Lacan, J.: (1958), Seminario VI. El deseo y su interpretación, Buenos Aires,
Paidós.
Moreira, D.: (1997), La pubertad y sus transmudaciones, Buenos Aires, FAU
Editores.
Pousa Camba, R.: (2003), “Expresividad y sueños de niños y adolescentes
con patologías graves”, Revista Cuestiones de Infancia Nº 7, Buenos Aires,
UCES.
Resumen
En este trabajo solo se consideran algunos aspectos del material clínico.
En primer término, se establece el punto de vista médico-psicológico
acerca del fenómeno de la pubertad y la adolescencia, como alteración
fundamentalmente biológico-hormonal, determinante de cambios en la
conducta, en el sentido de un déficit, padecimiento o desarreglo pasajero.
Por el contrario, el psicoanálisis piensa la adolescencia como inherente a la
subjetividad del ser hablante, cuya sexualidad se presenta en dos tiempos.
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El primer despertar sexual deja marcas que el adolescente podrá utilizar en
su salida exogámica. En el caso de Laura, se puntualiza el valor anticipatorio
y de preparación para la acción, de las fantasías, producciones comunes a
todos los jóvenes; así como las formas, los contenidos de estos ensueños
diurnos, su relación con los sueños nocturnos, con el juego, el trabajo y
las posibilidades simbólicas. Se destaca la importancia que tiene la manera
de pensar la adolescencia y la angustia tanto en el diagnóstico como en la
dirección de la cura.
Palabras clave: sexualidad en dos tiempos; salida exogámica; fantasías; valor
anticipatorio; angustia.
Summary
This paper is a commentary on some aspects of a clinical case. Medical and
psychological points of view about puberty and adolescence which consider
it as a biological-hormonal alteration, cause of momentary changes in
conduct, deficit or suffering are established. On the contrary, psychoanalysis
thinks adolescence as inherent to the subjectivity of a speaking being, whose
sexuality appears in two phases. A first sexual awakening leaves in the
young, marks that may be useful in the exogamic exit. In Laura’s case, the
anticipatory value of phantasies is emphasized, as well as the forms, contents
of these daydreams, its connection with playing, work and its symbolic
possibilities. Finally, the way of conceiving both adolescence and anguish
and their importance for diagnosis and cure are herein considered.
Key words: two phased sexuality; anticipatory value; phantasies; symbolic
possibilities; anguish.
Résumé
Dans le présent travail ne sont considérés que certains aspects du matériel
clinique. En premier lieu, on établit le point de vue médico-psychologique à
propos du phénomène de la puberté et l’adolescence, en tant qu’altération
fondamentalement biologique-hormonale productrice de changements dans
la conduite, dans le sens d’un déficit, une souffrance ou un dérangement
passager. En revanche, la psychanalyse conçoit l’adolescence comme étant
inhérente à la subjectivité de l’être parlant, dont la sexualité se présente
à deux moments distincts. Le premier éveil sexuel laisse des traces que
l’adolescent pourra utiliser lors de sa sortie exogamique. Dans le cas de
Laura, on remarque une valeur d’anticipation et de préparation des fantaisies
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pour l’action, productions communes à tous les jeunes gens. Il est à signaler
l’importance des formes, des contenus de ces rêveries diurnes, et leur rapport
avec les rêves nocturnes, le jeu, le travail et leurs possibilités symboliques.
Mots clés: puberté; sexualité; fantaisie; rêveries diurnes.
María Rita Pousa Camba
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Tel.: 4862-7063
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