SL5525-2016 - Corte Suprema de Justicia

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República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
CLARA CECILIA DUEÑAS QUEVEDO
Magistrada ponente
SL5525-2016
Radicación n.° 47695
Acta 12
Bogotá, D. C., trece (13) de abril de dos mil dieciséis
(2016).
Decide la Corte el recurso de casación interpuesto por
la parte demandante, contra la sentencia proferida por la
Sala Laboral de Descongestión del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Bogotá, el 31 de mayo de 2010, en el
proceso seguido por CLAUDIA PAOLA GUEVARA CORREA
contra la E.S.E. LUIS CARLOS GALÁN SARMIENTO –EN
LIQUIDACIÓN-.
I.
ANTECEDENTES
La citada accionante demandó a fin de que, mediante
sentencia judicial, se declarara que entre ella y la E.S.E.
Luis Carlos Galán Sarmiento existió un contrato de trabajo
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Radicación n.° 47695
desde el 1º de julio de 2003 hasta el 28 de febrero de 2007.
Corolario de lo anterior, solicitó el pago de las prestaciones
sociales legales y convencionales, vacaciones, horas extras,
trabajo en dominicales y festivos, indemnización moratoria,
reajustes salariales, aportes a salud y pensión, entre otros
derechos
que
considera
la
entidad
le
adeuda
como
consecuencia del contrato de trabajo que sostuvo.
En respaldo a sus pretensiones, refirió que desde el 1º
de julio de 2003 hasta el 28 de febrero de 2007, fue
vinculada mediante contrato de prestación de servicios «en
la modalidad de contratos periódicos renovables sin solución de
continuidad»; que desempeñó el cargo de «TECONOLOGO (sic)
DE
SERVICIOS
ASISTENCIALES
INSTRUMENTADOR
QUIRURGICO (sic)»; que las labores asignadas a este cargo,
fueron desarrolladas también por personal de planta; que
estuvo subordinada a las órdenes de sus jefes inmediatos,
cumplió un horario de trabajo, debía pedir autorización
para ausentarse de su lugar de trabajo y utilizó los
materiales de trabajo de la demandada, por lo que «se
estructuró y existió el contrato de trabajo» . Por último, indicó
que agotó la vía gubernativa (fls. 157-164; 170).
La accionada al dar respuesta a la demanda, se opuso
a las pretensiones. En cuanto a los hechos, aceptó el cargo
que desempeñaba la actora y que para su labor utilizó las
herramientas de trabajo de la E.S.E.; los demás los negó.
En su defensa señaló, en síntesis, que la vinculación de la
demandante se dio mediante la figura de contratos de
prestación de servicios, conforme lo permite el num. 3º del
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art. 32 de la L. 80/1993. Formuló como excepciones de
fondo, pago, inexistencia del derecho y de la obligación,
ausencia del vínculo de carácter laboral, cobro de lo no
debido, prescripción y/o caducidad, imposibilidad jurídica
para cumplir con las obligaciones pretendidas, falta de
jurisdicción y/o competencia, buena fe y declaratoria de
otras excepciones (fls. 173-224).
II.
SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA
El Juzgado Octavo Laboral del Circuito de Bogotá,
mediante fallo de 3 de julio de 2009, declaró «no probada la
existencia
de
un
consecuentemente,
contrato
de
absolvió
a
naturaleza
la
laboral»
accionada
de
y,
las
pretensiones incoadas (fls. 374-383).
III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA
Por apelación de la demandante, la Sala Laboral de
Descongestión del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Bogotá, mediante la sentencia recurrida en casación,
confirmó la de primer grado.
En sustento de su decisión, el Tribunal empezó por
señalar que el problema jurídico que debía resolver
estribaba en «determinar la naturaleza jurídica de la relación
laboral que vinculó a la demandante con la ESE LUIS CARLOS
GALÁN SARMIENTO, en el entendido que solo en el evento de que
se establezca la calidad de empleada oficial de la demandante, le
permite a la jurisdicción laboral dirimir la controversia».
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Radicación n.° 47695
A continuación, y con fundamento en el art. 195 de la
L. 100/1993, en armonía con el art. 26 de la L. 10/1990,
consideró que la actora «detentó la calidad de empleada
pública», toda vez que desempeñó en la E.S.E. el cargo de
tecnólogo servicios asistenciales instrumentadora quirúrgica , el
cual no estaba destinado al mantenimiento de la planta
física hospitalaria, o de servicios generales de la institución.
Indicó que lo precedente, impedía «el análisis de las
reclamaciones laborales peticionadas en [la] demanda, en el
entendido que de acuerdo con lo normado por el artículo 2 del
CPL, la jurisdicción ordinaria conoce en su especialidad laboral de
los conflictos jurídicos que se originen directa o indirectamente en
el contrato de trabajo».
Por último, aclaró que si bien la competencia del art.
2º del C.P.T. y S.S. se determina con la afirmación de la
existencia de un contrato de trabajo, ello debe ser entendido
«sin perjuicio de la obligación positiva del juez de absolver de las
peticiones que tengan tal apoyo, cuando no se establezca esa
clase de relación laboral» (fls. 11-21).
IV.
RECURSO DE CASACIÓN
Interpuesto por la parte demandante, concedido por el
Tribunal y admitido por la Corte, se procede a resolver.
V.
ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN
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Radicación n.° 47695
Pretende el recurrente que la Corte case la sentencia
recurrida, para que, en sede de instancia, condene a la
accionada al pago de las acreencias reclamadas en la
demanda inicial.
Con tal propósito formula dos cargos, por la causal
primera de casación, que fueron replicados.
VI.
CARGO PRIMERO
Le atribuye a la sentencia impugnada la violación «de la
ley sustancial por interpretación errónea del num. 1º del art. 2º de la L.
712/2001, en concordancia con el art. 24 del C.S.T., 768 del Código
Civil y demás concordantes».
En desarrollo de su acusación, sostiene que de
acuerdo con el num. 1º del art. 2º de la L. 712/2001 la
jurisdicción ordinaria en su especialidad laboral tiene
competencia, para conocer de los conflictos jurídicos
originados directa o indirectamente en el contrato de
trabajo; que, en tal sentido, el Tribunal gozaba de
competencia, porque se sometió a su consideración una
controversia relacionada con la declaración de existencia de
una relación laboral de carácter contractual.
Asegura que el factor relevante para establecer la
jurisdicción, «surge de la afirmación que de la existencia del
vínculo laboral hace la parte demandante, puesto que la
competencia ha de determinarse por factores presentes al
iniciarse el litigio y no aquellos que establezcan contra derecho los
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juzgadores de instancia al momento de dictar sus respectivas
sentencias».
Insiste en que en este asunto se reclamaron derechos
que tiene su origen en una relación contractual-laboral,
aspecto que se encuentra excluido de la jurisdicción
contenciosa administrativa. En cuanto a la categoría laboral
que le atribuyó el Tribunal, señala que es errada, pues
ignora «los requisitos legales que deben concurrir para que una
persona adquiera la calidad de empleado público de una empresa
social del Estado como la que aquí se demanda que son aquellas
que la ley exige como indispensables consistentes en el acto
administrativo o acto condición de nombramiento expedido por la
autoridad competente nominadora, la aceptación de la persona
nombrada y la posesión de la misma acreditada mediante acta
respectiva […]».
VII. CARGO SEGUNDO
La censura le imputa a la sentencia impugnada los
siguientes errores de hecho:
1.
Haber dado por demostrado sin estarlo que la demandante
tenía la calidad de empleada pública cuando quiera que nunca
fue nombrada para desempeñar un cargo en la entidad
demandada por lo mismo nunca expresó su aceptación de ningún
cargo y por lo mismo nunca se posesionó para el ejercicio de
ningún cargo en dicha institución.
2.
No haber dado por demostrado, estándolo que bajo el
principio de la primacía de la realidad existió un contrato laboral
que vinculó a las partes desde el 01 de Julio de 2003 hasta el 28
de Febrero de 2008.
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Radicación n.° 47695
Aduce
que
la
comisión
de
los
yerros
fácticos
enunciados es consecuencia «de la errónea interpretación de
las normas que aquí han sido invocadas».
Afirma que, de conformidad con el num. 1º del art. 2º
de la L. 712/2001, la jurisdicción laboral es competente
para
conocer
del
presente
asunto,
puesto
que
la
controversia recae sobre un contrato de trabajo. Asegura
que por oposición la jurisdicción contenciosa administrativa
conoce de los procesos de nulidad y restablecimiento del
derecho de carácter laboral que no provengan de un
contrato de trabajo, y en los que se discuta la validez de
actos administrativos.
Sostiene que el juez de apelaciones no aplicó ni
interpretó los principios fundamentales previstos en la
Constitución Política tales como el derecho a la igualdad,
debido
proceso,
primacía
de
la
realidad
y
derechos
adquiridos.
VIII. RÉPLICA
Al oponerse a la prosperidad del primer cargo, refiere
que el recurrente incurre en la deficiencia técnica de no
precisar la vía en que se originó la violación de la ley
sustancial; también de incorporar en una misma acusación
aspectos jurídicos y fácticos.
En cuanto al segundo, señala que es impropio aludir a
la interpretación errónea en tratándose de una acusación
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Radicación n.° 47695
encaminada por la vía indirecta. Agrega que el Tribunal
valoró el material probatorio y a partir de este análisis
concluyó que la demandante tenía la calidad de empleada
pública.
IX.
CONSIDERACIONES
1º) De entrada advierte la Sala que la segunda
acusación no satisface los requisitos formales previstos en
los arts. 87 y 90 del C.P.T. y S.S., al punto que se
imposibilita su estudio de fondo.
En primer lugar, los errores de hecho se estructuran
sobre la apreciación errada o falta de valoración de las
pruebas, motivo por el cual, es equivocado sostener que
éstos fueron consecuencia «de la errónea interpretación de las
normas que aquí han sido invocadas».
En segundo término, es imperativo citar y singularizar
las pruebas calificadas cuya valoración o falta de análisis
ocasionó
el
error
de
hecho
imputado,
aspecto
que
notoriamente no incluyó el recurrente.
En tercer lugar, tiene asentado la jurisprudencia de
esta Corporación que no es viable, por la vía indirecta,
esgrimir la interpretación errónea como submotivo de
violación, habida cuenta que éste concepto tiene lugar
cuando se ha interpretado en abstracto o en sí mismo un
texto normativo, con presidencia de cualquier cuestión
fáctica o probatoria. Por esto, no era posible, desde una
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perspectiva
técnica,
plasmar
en
el
cargo
reflexiones
jurídicas de carácter interpretativo.
En consecuencia, el cargo segundo se rechaza.
2º)
Por su parte, y contrario a lo afirmado por el
opositor, el cargo primero sí cumple con los requerimientos
formales para ser estudiado de fondo, pues aun cuando en
él la censura no explícita la vía a la cual adscribe su ataque,
es factible entender que se encaminó por la senda directa,
ya que, por un lado, se acude a la interpretación errónea
como concepto de violación y, por otro, la argumentación
expuesta es estrictamente jurídica.
Con esta precisión, procede la Sala entonces a analizar
del problema de derecho que suscita el cargo primero.
En resumidas cuentas, estima el recurrente que el
Tribunal se equivocó al considerar que la jurisdicción
ordinaria en su especialidad laboral, carece de competencia
para conocer de su caso. Tal consideración, la soporta en
que, a la luz del num. 1º del art. 2º del C.P.T. y S.S., la
justicia ordinaria del trabajo adquiere competencia desde el
momento en que se plantea una controversia relativa a un
contrato de trabajo.
De cara a este cuestionamiento, importar resaltar que,
en rigor, el juez de alzada no se declaró sin jurisdicción y
competencia para conocer del asunto. Antes bien, señaló
que «la competencia de que trata el artículo 2 de CPTS,
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modificado por la ley 712 de 2001, artículo 2, se determina por la
afirmación de la existencia de un contrato de trabajo propuesta
por la parte actora al inicio del juicio, sin perjuicio de la obligación
positiva del juez de absolver de las peticiones que tengan tal
apoyo, cuando no se establezca esa clase de relación laboral». Lo
cual, además, es consecuente con la decisión de confirmar
la sentencia de primer grado, que, a su vez, declaró la
inexistencia de un contrato de trabajo y correlativamente
absolvió a la accionada de las pretensiones de la demanda.
Estas reflexiones, para la Sala, no ameritan ninguna
observación jurídica, pues cuando un demandante le pide a
la justicia laboral que declare la existencia de un contrato
de trabajo, ello provoca un genuino conflicto originado
«directa o indirectamente en el contrato de trabajo» (num. 1º, art. 2º
C.P.T. y S.S.). De modo que, un asunto presentado en estos
términos, es una materia que, a no dudarlo, le pertenece a
la jurisdicción ordinaria laboral.
En sentencia CSJ SL10610-2014, reiterada en CSJ
SL17470-2014, la Corte señaló que en eventos como el que
acá se estudia, «la competencia de la jurisdicción ordinaria
laboral viene dada desde que el promotor del proceso en la
demanda inicial afirma que tiene una relación laboral regida por
un contrato de trabajo (ficto-presunto o expreso) con una entidad u
organismo de la administración pública», de manera que es el
demandante quien provoca o activa la competencia de esta
jurisdicción al asegurar que su relación está regida por un
contrato de trabajo.
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Es necesario aclarar, que esta competencia que
adquiere el juez laboral en virtud de la naturaleza del
conflicto, no lo obliga a decretar indefectiblemente la
existencia de un contrato de trabajo, como al parecer lo
entiende el recurrente. Perfectamente el juzgador puede, al
final del proceso, determinar que en realidad no se
configuró un contrato de trabajo y, consecuencialmente,
desestimar las pretensiones de la demanda.
Dicho de otro modo: la jurisdicción y competencia que
adquiere el juez laboral en virtud de la naturaleza del
conflicto, no es una camisa de fuerza ni lo vincula a
decretar la existencia de un contrato de trabajo. Pues, en
efecto,
basado
en
el
análisis
de
las
pruebas
y
la
interpretación de las disposiciones vigentes, puede llegar a
la conclusión que en realidad, el vínculo no estuvo regido
por un contrato de trabajo, bien sea por tratarse de una
relación autónoma e independiente, o por consistir en un
nexo jurídico que, de llegar a ser dependiente, de todas
formas no podría estar regido por un contrato de trabajo,
como acontece con los empleados públicos.
Ahora bien, no desconoce la Sala que en algunos
apartes de la sentencia el Tribunal vaciló en torno a la tesis
que sostuvo, cuando expresó que «solo en el evento de que se
establezca la calidad de empleada oficial de la demandante, le
permite a la jurisdicción laboral dirimir la controversia» o cuando
dijo que no podía analizar «las reclamaciones laborales
peticionadas en demanda, en el entendido que de acuerdo con lo
normado por el artículo 2 del CPL, la jurisdicción ordinaria conoce
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en su especialidad laboral de los conflictos jurídicos que se
originen directa o indirectamente en el contrato de trabajo»,
puesto que, en estrictez, desde un principio y hasta el final,
conservó plenas atribuciones para pronunciarse de fondo o
de mérito sobre la controversia, por así permitírselo el
Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social.
Sin embargo, estas inconsistencias argumentativas no
alcanzaron a afectar la esencia o la razón fundamental de
su decisión, según la cual la actora era empleada pública,
en tanto que las funciones que desempeñó en la E.S.E. eran
ajenas al mantenimiento de la planta física hospitalaria o
los servicios generales.
Por lo demás, dicha afirmación, que implica o tiene
como correlato la negación de la existencia de un contrato
de trabajo, no se empaña por la no presencia de situaciones
relativas
al
empleo
público,
como
lo
son
el
acto
administrativo de nombramiento y la posesión, dado que la
ley es la encargada de definir los criterios generales y
especiales de clasificación y categorización de los servidores
del Estado. Es decir, la presencia de actos externos de las
partes y consecuenciales al hecho legal de ser empleado
público o trabajador oficial, como lo son el nombramiento,
la posesión, la suscripción de un contrato de trabajo o la
percepción de beneficios convencionales, no constituyen
parámetros válidos o relevantes a la hora de establecer la
naturaleza
del
vínculo
de
los
servidores
de
la
administración pública.
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Radicación n.° 47695
Precisamente sobre esta materia, la Sala, en sentencia
CSJ SL, 8 nov. 2006, rad. 28490, reiterada en CSJ
SL10610-2014, indicó que «la ubicación del servidor público
como trabajador oficial ora como empleado público, no se define
por
acuerdos
voluntarios,
por
normas
convencionales,
por
resoluciones o decretos administrativos sino exclusivamente por la
Ley».
Corolario de lo expuesto, el recurso extraordinario no
prospera.
Costas en el recurso extraordinario a cargo de la parte
recurrente. Se fijan como agencias en derecho $3´250.000.oo.
X.
DECISIÓN
En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de
Justicia, Sala de Casación Laboral, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de la ley, NO
CASA la sentencia dictada el 31 de mayo de 2010 por la
Sala Laboral de Descongestión del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Bogotá, dentro del proceso ordinario
laboral seguido por CLAUDIA PAOLA GUEVARA CORREA
contra la E.S.E. LUIS CARLOS GALÁN SARMIENTO –EN
LIQUIDACIÓN-.
Costas como se indicó en la parte motiva.
Cópiese,
notifíquese,
publíquese
y
devuélvase
el
expediente al tribunal de origen.
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Radicación n.° 47695
LUIS GABRIEL MIRANDA BUELVAS
Presidente de Sala
GERARDO BOTERO ZULUAGA
JORGE MAURICIO BURGOS RUIZ
FERNANDO CASTILLO CADENA
CLARA CECILIA DUEÑAS QUEVEDO
RIGOBERTO ECHEVERRI BUENO
JORGE LUIS QUIROZ ALEMÁN
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